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Auto Supremo 1148-2019

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Estado Plurinacional de Bolivia

Organo Judicial

AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA CIVIL

Auto Supremo: 1148/2019

Fecha: 22 de octubre de 2019

Expediente: LP-99-19-S.

Partes: Asociación de Productores Agropecuarios Pasto de Lobos c/ Máximo Callisaya Cortes, Cristóbal Saavedra

Salazar, Agustina Callisaya Calle y los herederos de Guillermo Eloy Calisaya Marca.

Proceso: Resolución de contrato.

Distrito: La Paz.

VISTOS: Los recursos de casación interpuestos por Cristóbal Saavedra Salazar de fs. 890 a 899 y Agustina Callisaya

Calle de fs. 903 a 911, contra el Auto de Vista N° 316/2018 de 15 de noviembre de fs. 885 a 888, pronunciado por la

Sala Civil y Comercial Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, dentro el proceso ordinario de

resolución de contrato, seguido por la Asociación de Productores Agropecuarios Pasto de Lobos (APAP) contra los

recurrentes; la contestación a fs. 901 y 913; el Auto interlocutorio de concesión de recurso de 09 de agosto de 2019 a

fs. 928; el Auto Supremo de Admisión Nº 877/2019-RA de 02 de septiembre de fs. 933 a 934); los antecedentes del

proceso; y:

CONSIDERANDO I:

ANTECEDENTES DEL PROCESO.

1. Leonor Perez Nina, en representación de la Asociación de Productores Agropecuarios Pasto de Lobos (APAP),

planteó demanda de Resolución de Contrato de fs. 359 a 361 y 363, bajo los siguientes argumentos:

Máximo Callisaya Cortez, firmó el Contrato de Obra N° 003/2009 de 14 de febrero, para realizar la construcción de 23

SILOS de 4 m2 por 6 m2, de paredes de ladrillo y cemento, revoque de paredes, techado con calamina, cielo raso, piso

de cemento, con puertas según muestra, en un plazo de entrega de 120 días a partir de la suscripción del contrato; el

precio total acordado era de Bs. 194.120.00, cancelándose como primer pago Bs. 58.23600, para la compra de ladrillo

y cemento, y como segunda y tercera cuota Bs. 25.000.00, el 19 de marzo del 2009 y Bs. 50.000.00, el 20 de mayo del

mismo año, haciendo un total desembolsado de Bs. 133.236.00, dinero que fue sonsacado a título de pagar materiales

y otras obligaciones que el final fue una burla.

Ante esa situación, se firmó un adendum de complementación de contrato, interviniendo Cristóbal Saavedra Salazar,

Guillermo Eloy Marca Calisaya y Agustina Callisaya Calle como garantes solidarios y mancomunados con todos sus

bienes habidos y por haber; en este documento, se amplió el cumplimiento de contrato hasta el 30 de agosto de 2009,

con la aclaración de que sólo se construyó 9 silos en obra gruesa de los 23 encargados; empero, solo se hizo el

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vaciado de 18 Silos después de pagar un adelanto de Bs. 50.0.00, dándose a la fuga posteriormente Máximo Callisaya

Cortez.

Cristóbal Saavedra Salazar, se apersona y opone excepciones de oscuridad, contradicción e imprecisión en la

demanda de fs. 595 a 596.

Agustina Callisaya Calle y Máximo Callisaya Cortez, son declarados rebeldes por el Auto de 02 de abril de 2014 a fs.

605.

Los herederos de Guillermo Eloy Marca Calisaya, se apersonan con Defensor de Oficio a cargo de la abogada Pacesa

Mendoza Cáceres a fs. 642, designada por Auto de 18 de septiembre de 2014 a fs. 628 vta.

2. Asumida la competencia por el Juez Sexto de Partido en lo Civil y Comercial, pronunció la Sentencia N° 120/2015 de

12 de octubre, que declaró PROBADA la demanda de fs. 795 a 798 y dispuso la resolución del Contrato de Obra N°

003/2009 de 14 de febrero, así como el adendum de 23 de junio de 2009, debiendo en consecuencia Máximo Callisaya

Cortez, Cristóbal Saavedra Salazar, Agustina Callisaya Calle y los herederos de Guillermo Eloy Marca Calisaya, pagar

al demandante la suma de Bs. 434.366 que corresponde a la multa acordada y devolver la suma de Bs. 58.236, que es

la diferencia entre el monto total entregado al contratante, Bs. 133.236 menos Bs. 75.000 determinados en el peritaje

como inversión máxima efectuada por los demandados, bajo los siguientes fundamentos:

a)El contrato de 14 de febrero de 2009, suscrito entre Leonor Pérez Nina y Salomón Pérez Pérez como contratantes y

Máximo Callisaya Cortez como contratista, determina que este último se obligó en un plazo de entrega de 120 días, a

construir 23 silos y en retribución recibiría el pago de Bs. 194.120,00.

b)El documento de 23 de junio de 2009 reprograma la fecha de entrega de la obra hasta el 30 de agosto de 2009;

establece, que el contratista recibió la suma total de Bs. 133.236 en tres pagos diferentes; y, Cristóbal Saavedra

Salazar, Guillermo Eloy Marca Callisaya y Agustina Callisaya Calle se constituyen en garantes solidarios y

mancomunados.

c)Según la declaración de los testigos de cargo y el Acta de inspección ocular, las obras que debía realizar Máximo

Callisaya Cortez, no están concluidas al año 2010, siendo 17 silos construidos a medias, además, las obras son

diferentes, ya que no fueron elaboradas por el demandado sino de otros contratados.

d)El peritaje técnico de construcción de silos, se hizo en la misma oportunidad en la que el juez comisionado efectuó la

inspección de visu, lo que demuestra que fue una inspección con apoyo técnico especializado en la materia.

e)El informe pericial establece, que de acuerdo al primer documento, éste fue abandonado con un avance del 25%;

asimismo, de acuerdo al documento de adendum este fue cumplido en un 10%, encontrándose la obra en su totalidad

con un avance del 35%, lo que demuestra que el contratista y sus garantes incumplieron con las obligaciones asumidas

en ambos documentos.

f)El peritaje arroja la suma de Bs. 75.000 como inversión máxima total invertida en la construcción de los silos

considerando material y mano de obra, y que la inversión total posterior para la conclusión considerando material y

mano de obra es de Bs. 124.500.

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g)Conforme dispone el art. 568 del CC, el sólo hecho de que una de las partes contratantes incumpla con la obligación

asumida, hace aplicable esta norma sustantiva y puede ser pedida la resolución del contrato, más el resarcimiento del

daño.

h)La cláusula séptima del contrato refiere a una multa diaria por incumplimiento que corresponde a 1 por cada mil,

sobre el monto total del contrato, lo que quiere decir, que si el contrato es por el monto total de Bs. 194.120,

corresponde Bs. 194 por día de retraso, y no Bs. 1.941,20 como se demanda, monto que debe ser calculado desde el

30 de agosto de 2009 hasta la fecha de la sentencia, y transcurriendo 2239, se hace un total de Bs. 434.366 que los

demandados deben cancelar a la actora por concepto de la multa acordada.

i)De acuerdo con la cláusula segunda del adendum, el contratista recibió Bs. 133.236, y toda vez que el cálculo pericial

establece que la inversión máxima, considerando materiales de construcción y mano de obra del 35% de avance de la

obra ejecutada asciende a Bs. 75.000, la parte demandada está obligada a devolver el saldo restante, que asciende a

Bs. 58.236.

j)Con referencia a los daños, no demostró otro tipo de daño o perjuicio además del ya determinado en los puntos

referidos, por lo que no corresponde analizar más al respecto.

3. Impugnada la resolución de primera instancia, la Sala Civil y Comercial Tercera del Tribunal Departamental de

Justicia de La Paz, pronunció el Auto de Vista Nº 316/2018 de 15 de noviembre, que CONFIRMÓ el Auto de 08 de junio

de 2015 y la Sentencia N° 120/2015 de 12 de octubre, con la única modificación de que se establece como pena

contractual la suma de Bs. 194.120, manteniéndose las demás determinaciones incólumes fs. 885-888), bajo los

siguientes fundamentos:

a)Sobre los agravios contra el Auto a fs. 770 y vta., concedido en el efecto diferido.

Los recurrentes–Cristóbal Saavedra Salazar y Mamerto Máximo Callisaya Cortez–, observan que el juez carece de

competencia y jurisdicción para conocer y tramitar la presente causa, por cuanto los hechos y derechos demandados

por las partes pertenecen a la localidad de Challapata del distrito de Oruro; al respecto, el reclamo no tiene sustento

jurídico, por cuanto los recurrentes no reclamaron en su debida oportunidad lo que ahora se trae a colación, por ende,

convalidaron el defecto que impugnan.

b)Sobre el recurso interpuesto contra la sentencia por Cristóbal Saavedra Salazar y Mamerto Máximo Callisaya Cortez.

- Observan que la parte actora hubiere interpuesto una demanda de rescisión de contrato convirtiéndola el juez en una

demanda de resolución de contrato.

Al respecto, si bien es cierto y evidente que la parte actora planteó, de forma errada varias pretensiones entre las que

se encontraba la de rescisión de contrato, la misma fue modificada por memorial a fs. 378, ampliada a fs. 380 y

subsanada a fs. 384, escritos en los que refiere que la pretensión es sobre resolución de contrato por incumplimiento,

siendo admitida por decreto a fs. 525.

- Reclaman que el plazo probatorio tenía como límite el 25 de febrero de 2015, sin embargo, ese plazo de 40 días fue

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prolongado hasta el 08 de abril de 2015, sin que exista un solo decreto que disponga su prórroga lo que significa que la

parte actora produjo la mayor parte de su prueba.

Los recurrentes, no efectuaron su reclamo en su debida oportunidad, consecuentemente, al haber efectuado otros

actuados procesales, los recurrentes convalidaron el acto que ahora se reclama, por ende, no corresponde acoger el

reclamo.

- Denuncian, que la prueba testifical de cargo es invalida por sí sola, pues la testigo Susana Valeriana de Carrasco,

manifestó que tiene interés en el pleito y que la misma es socia de la entidad demandante; asimismo, los testigos que

declararon son empleados dependientes de la parte demandante, extremos que fueron observados oportunamente.

Al respecto, los recurrentes no observaron a los testigos de cargo, pues a los mismos se puso en conocimiento la

nómina de testigos por diligencia de fs. 664 a 665, por lo cual mal puede afirmar que se reclamó oportunamente; por

otro lado, la base de la sentencia no se asienta en las declaraciones testificales, pues de inicio se tiene la confesión de

los recurrentes de haber incumplido con la obligación establecida en el Contrato de Obra Nº 03/2009 y su Adendum de

23 de junio de 2009.

- Refieren, que no se les notificó con el Auto a fs. 628, por el cual se anula obrados hasta fs. 609; sobre el punto, se

tiene que por diligencia a fs. 640 y vta., se procede a la notificación a todas las partes procesales con el Auto de fs.

628, por lo cual el reclamo no tiene sustento para ser acogido.

c)Sobre el recurso de apelación interpuesto por Agustina Callisaya Calle, contra la sentencia.

- La recurrente, refiere: 1) que se admitió una demanda de resolución de contrato por incumplimiento, sin haberse

considerado los diferentes procesos planteados hasta su admisión; 2) la demandante les hizo firmar el contrato sin

siquiera haber leído el mismo, aprovechando su ignorancia y humildad, empero no se consideró que la persona que no

cumplió el contrato es la señora Pérez, quien pidió la devolución del cuarto desembolso de Bs. 40.939; y, 3) por falta de

recursos no pudo tomar los servicios de un profesional abogado, por lo cual se le declaró rebelde y le asignaron un

defensor de oficio, que lógicamente no fue bien representada.

- Al respecto, el hecho de que se hubiera presentado varias subsanaciones a la demanda, no implica que deba

rechazarse la pretensión; asimismo, sobre el supuesto de haberse firmado el contrato por ignorancia y humildad, no

fueron aspectos discutidos en la causa, por ende, no corresponde pronunciarse sobre ello.

Con relación al pago de la multa, el Contrato de Obra Nº 03/2009 y su Adendum de 23 de junio de 2009, determinaron

una cláusula penal, donde se establece una obligación accesoria a la principal, con el fin de asegurar o compensar el

retardo que ocasione el incumplimiento; por otra parte, la pena no puede exceder la obligación principal, y en el caso de

autos, la obligación principal es de Bs. 194.120 y la pena es de Bs. 434.366, siendo de aplicación el contenido del art.

535 del CC, por lo que se disminuye equitativamente la pena, fijando la pena en el monto total de la obligación, en la

suma de Bs. 194.120.

Sobre los argumentos referidos a la defensa de la recurrente, este aspecto no fue reclamado al juez de instancia, por

ende, no se tiene un pronunciamiento del cual verificar su justicia o injusticia, razón por la cual no corresponde acoger

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el mismo.

CONSIDERANDO II:

DEL CONTENIDO DE LOS RECURSOS DE CASACIÓN

Cristóbal Saavedra Salazar y Agustina Callisaya Calle, interponen recurso de casación de forma separada de fs. 890 a

899 y 903 a 911), empero, los argumentos expuestos son similares, en consecuencia, ambos contenidos serán

extraídos en un solo punto.

Ambos recurrentes, solicitan se CASE el Auto de Vista y deliberando en el fondo, se declare haber lugar solo al pago

de daños y perjuicios conforme estipula el contrato, a calcularse en ejecución de sentencia y no así al pago de la multa

establecida por Bs 194.120; ante ello, plantean los siguientes argumentos.

1.Error de hecho en la apreciación de la prueba principal: Contrato de Obra N° 003/2009 de 14 de febrero de 2009.

a)Citando el Auto Supremo (AS) Nº 293/2013 de 07 de junio, acusa error de hecho en la apreciación de la prueba,

pues las autoridades de instancia habrían errado en la apreciación del contrato de obra y el ademdum, en la parte que

tiene que ver con los daños y perjuicios y la multa impuesta por día de retraso; aclara que estos documentos,

establecieron que el contratista Máximo Callisaya Cortez debía realizar la construcción de 23 silos a entregarse en el

plazo de 120 días a partir de la firma del contrato, percibiendo el contratista la suma de Bs. 194.120,00 que se pagarían

en tres pagos; asimismo, se habría establecido que en caso de que el contratista no cumpla con el plazo o

técnicamente con lo establecido, se impondría la multa de uno por mil por cada día de retraso, inclusive autorizándose

descontar esta multa del pago final, a ello resalta la última parte de la cláusula séptima del Contrato de Obra N°

003/2009 que cita: “…Al efecto el contratista autoriza a el contratante descontar el monto que resultare por concepto de

multas del pago final”.

Refiere que esta cláusula, se aplica solo y únicamente en caso de que se incumpla plazos o los términos de la

propuesta, pero siempre tomando en cuenta que se termine de realizar la obra; en otras palabras, la multa podía

aplicarse solo y cuando se terminara el trabajo y se cumpliera el contrato de obra, pues el incumplimiento iría dirigido a

los plazos de entrega y aspectos técnicos.

b)Señala, para el caso en que no existiera retraso sino incumplimiento que diera lugar a resolución de las cláusulas o

el contrato, la cláusula décima establecería que el efecto de la resolución, era el pago de daños y perjuicios, en ese

entendido subraya la última parte de la citada cláusula: “…el contratista devolverá a el contratante los montos recibidos

más daños y perjuicios”.

Así, se habría establecido que el incumplimiento al contrato, da lugar a la resolución del mismo más los respectivos

daños y perjuicios.

Entonces, la cláusula séptima se habría establecido: 1) para el caso de incumplimiento en el plazo o en lo técnico una

multa, tomando en cuenta que el contrato se cumpliría; y 2) para el caso de incumplimiento total, se devolvería los

montos entregados y el pago de daños y perjuicios.

c)Manifiesta, que el demandante no planteó el cumplimiento del contrato, sino la resolución del mismo más el pago de

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daños y perjuicios, pronunciándose la Sentencia N° 120/2015 de 12 de octubre, que resolvió el contrato y el adendum,

ejecutando la multa y negando los daños y perjuicios.

Añade, que el juez de instancia, apreció de manera errada la prueba, pues estableció la devolución de Bs. 58.000

entregados por el contratante y, el pago de Bs. 434.366 por multa ante el incumplimiento; emergiendo aquí el error de

hecho en la apreciación de la prueba, pues no podía aplicarse la multa ya que el contrato se estaba resolviendo y no

así cumpliendo, por lo que debió aplicarse la cláusula décima del contrato. Añade, que el Tribunal de apelación habría

incurrido en el mismo error, pues al evidenciar que el monto de la multa violaba el art. 534 del CC, reduciendo la multa

a Bs. 194.120, apreciaron este error ya que hablaron de retraso en el cumplimento, aplicando de todas formas la multa

establecida para el retraso a la resolución del contrato, olvidando la cláusula décima que habla de las consecuencias

en caso de resolución del contrato.

Definiendo retraso y resolución e invocando los arts. 510 y 514 del CC además del AS N°247/2017 de 09 de marzo,

señala que las autoridades deberían indagar cual es la voluntad de las partes, analizando el contrato cláusula por

cláusula, una por medio de la otra.

Haciendo una diferencia entre las cláusulas séptima y décima y citando los AASS Nros. 431/2013 de 30 de agosto y

649/2013 de 11 de diciembre, señala que se demandó la resolución por incumplimiento y la sentencia resolvió el

contrato debiendo aplicarse la cláusula décima y no así la séptima; añade, que jamás se planteó una cláusula penal

compensatoria en el contrato, sino para el caso de retraso, se estableció expresamente en la cláusula décima, que para

el caso de resolución del contrato por incumplimiento se procedería a la devolución del capital más pago de daños y

perjuicios.

2.Violación de la ley como consecuencia de los errores de apreciación reclamados.

a)El Auto de Vista viola el art. 519 del CC, a causa del error de hecho en la apreciación del contrato, puesto que se

resuelve el mismo y se aplica la multa establecida en la cláusula séptima, cuando por voluntad de las partes, se habría

establecido en la cláusula décima que en caso de resolución se devolvería los montos entregados más el pago de

daños y perjuicios y no así la aplicación de la multa establecida en la cláusula séptima que es para el caso de retraso o

mora en la ejecución del trabajo.

Añade, que en cumplimiento de los arts. 519 y 454 del CC, las autoridades de instancia debieron cumplir la voluntad de

las partes y ejecutar la cláusula décima, disponiendo la devolución de dinero entregado más daños y perjuicios que

tendrían que ser calculados en ejecución de sentencia.

b)También se habrían violado los arts. 510 y 514 del CC, ya que las autoridades de instancia, interpretaron el contrato

solo con base en la cláusula séptima olvidando la cláusula décima que expresamente señala las consecuencias de la

resolución del contrato; añade, que no se buscó la verdad material y la verdadera intención de las partes, dando por

hecho que las partes en caso de resolución, impusieron una multa cuando de la lectura del contrato se revela lo

contrario.

Manifiesta, que de existir una correcta interpretación, se habría determinado que la cláusula séptima es una cláusula

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penal moratoria, establecida únicamente para el caso de retraso o incumplimiento de aspectos técnicos, por lo que se

establece una sanción por día de retraso en el cumplimiento e inclusive se autoriza el descuento de la multa del pago

final; en cambio, para el caso de resolución del contrato por incumplimiento, establecieron en la cláusula décima que en

caso de resolverse, se devolvería los montos entregados más el pago de daños y perjuicios y no se estableció ninguna

cláusula penal compensatoria.

DEL CONTENIDO DE LA RESPUESTA A LOS RECURSOS DE CASACIÓN

Leonor Pérez Nina, representante de la Asociación de Productores Agropecuarios “Pasto de Lobos”, solicita se declare

INFUNDADO el recurso de casación y, se confirme el Auto de Vista, disponiendo su ejecutoria, con el siguiente

argumento:

Rechazando los argumentos de los recurrentes, refiere que ahora culpan a la autoridad jurisdiccional de sus propios

errores, cuando el Auto de Vista se encuentra fundamentado, pese a reducir el monto de la multa de Bs. 434.366,00 a

Bs. 194.120,00.

Los recurrentes, rebuscando Autos Supremos en el fondo irrelevantes, refiere que no dependía de los demandados el

plantear un tipo de demanda en particular, cuando era de su conocimiento de los mismos, que los silos eran necesarios

para la cosecha de la quinua de esa época, pues habiendo incumplido la entrega en la fecha determinada se prolongó

para otra, existieron de por medio rogativas para el cumplimiento del contrato, por todo esto se planteó la Resolución

del Contrato, ya que no podíamos esperar el cumplimiento del acuerdo.

Respecto a los arts. 510 y 514, no tienen relevancia, pues el art. 519 del CC, es el trascendental.

CONSIDERANDO III:

DOCTRINA APLICABLE AL CASO

III.1. Sobre la interpretación de los contratos.

Según Carlos Morales Guillen, en su obra Código Civil Concordado y Anotado, Cuarta Edición, Tomo I, respecto de la

interpretación de los contratos nos señala que; interpretar un contrato, es fijar su sentido y alcance, determinar en qué

términos y hasta qué grado se obligaron las partes, no se discute la necesidad de interpretación para el normal

funcionamiento del derecho, es consecuencia lógica de que toda la vida de relación esta moldeada por el derecho.

Se ha dado en la materia dos corrientes opuestas: la teoría subjetiva o de la voluntad interna, que dice relación directa

con el consentimiento o concurso de voluntades, que forma el contrato y que traduce más que la voluntad declarada, la

verdadera intención de las partes (R. Villegas). La teoría objetiva o de la voluntad declarada, fundada por Saleilles (cit.

de R. Villegas), según la cual la interpretación del contrato debe considerar exclusivamente la forma en que se

exteriorizó la voluntad, porque si bien el consentimiento es el alma del contrato, lo es entre tanto se manifiesta la

voluntad y no para ocultar reservas mentales.

En nuestra legislación el art. 510 del Código Civil, preceptúa que debe averiguarse la intención de las partes

apreciando el comportamiento de estas y las circunstancias del contrato. Indudablemente se advierte que se ha

preferido la corriente de la teoría subjetiva. Pues investigar la intención es ralamente una operación inductiva. De esta

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regla resulta que el estudio de un contrato debe ser apreciado, para su interpretación, en su existencia, en su verdad,

en su naturaleza, en su intención y en su forma.

La investigación fundamental del intérprete, desde luego, ha de consistir en precisar la naturaleza jurídica efectiva del

contrato, para determinar la aplicabilidad de la norma o de las normas que le correspondan, ya que puede resultar que

no siempre es decisivo aun el nomen juris que las partes han empleado para calificar el contrato. Así la interpretación

se hace necesaria para reconstruir el significado efectivo o verdadero, tanto en el caso mencionado como en los

diversos supuestos de las normas del capítulo que reglamentan la interpretación.

El principio fundamental de la interpretación el “a tanto se obliga el hombre a cuanto quiso obligarse”. En ese a cuanto

quiso esta toda la clave: la necesidad de la interpretación y la subjetividad de la misma.

La primera regla de la interpretación, no inserta el Código, pero que surge inequívoca de todo ordenamiento jurídico, es

que si los términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre la intención de los contratantes debe estarse al

sentido literal de sus cláusulas.

Si la construcción gramatical de las cláusulas del contrato, es ambigua o anfibológica y provoca en su inteligencia

direcciones distintas, es decir, como dicen las reglas, hace al contrato todo, o a una o varias de sus cláusulas, o a

alguna de sus palabras, susceptibles de diversos sentido o acepciones, deberá entenderse el más adecuado, que

produzca efecto conforme a la materia y naturaleza del contrato.

Siendo el contrato una asociación de pensamientos encaminados al logro del fin buscado por la voluntad, asociación en

la que las cláusulas son sus componentes, forzosamente la interpretación ha de ser integral y sistemática,

resolviéndose la oscuridad o ambigüedad de una cláusula, por el sentido que resulta del conjunto de ellas.

III.2. Sobre la buena fe contractual.

Se entiende, que quienes conviven en sociedad deben poder creer que sus semejantes actúan con lealtad y buena fe,

por ello es que se confía y admite que el contrato obliga; “la obligatoriedad del contrato se funda en la vigencia de

principios éticos que ingresan al orden jurídico por la aplicación del principio de la buena fe, en base al cual no es

posible defraudar la confianza y legitima expectativa que en otro puede generar nuestra promesa ”; la buena fe en un

contrato, supone el respeto de normas éticas como la lealtad, la honestidad, la probidad y otras.

Guillermo Borda, siguiendo la terminología usual señalaba, que debe distinguirse entre la buena fe-creencia y la buena

fe-lealtad, la primera, como “un estado de ánimo que confía en la apariencia de un título” y la segunda, como “el deber

de obrar en las relaciones contractuales con probidad, como lo haría una persona honorable y correcta obrando con

cuidado y previsión” ; la buena fe obliga a los contratantes, a ser claros en sus tratativas contractuales, a abstenerse de

todo acto que implique terminar intempestivamente las relaciones contractuales, a no reclamar el cumplimiento de la

otra parte si previamente no se han cumplido las propias obligaciones.

El art. 520 del Código Civil, sostiene que el contrato debe ser ejecutado de buena fe, este precepto “dispone que los

efectos de los contratos, no solo alcanzan a las cosas o hechos expresados en ellos como objeto determinado o

determinable, sino también respecto de todo lo que por imperio de la ley, de los usos o de la equidad corresponda a la

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naturaleza del contrato ”; por ello, al determinar la función social de los contratos, debemos reflexionar en el respeto de

la buena fe, ya que en la actualidad, surgieron manifestaciones de un nuevo espíritu contractual que no se puede

vacilar en reducir al principio de sociabilidad, dicho principio constituye el correctivo a una concepción excesivamente

individualista y a una disciplina en ella inspirada, teniendo como principal aspecto la preeminencia de los intereses

generales sobre los intereses particulares .

Conforme a la nueva realidad axiológica contractual, los contratos debe ser instrumentos al servicio de la armonización

de los intereses sociales, donde la tutela de la buena fe surge como un valor esencial que se presenta en la regulación

normativa directa y como un principio general y fundamental del derecho. De igual manera, y de forma objetiva, la

buena fe cumple un rol de integración del contrato, donde no solo se obliga a lo expresamente previsto en el acto, sino

también, a todo aquello a que conforme con la naturaleza misma del contrato y al tenor de la buena fe, deba derivarse .

III.3. Sobre la resolución del contrato y análisis del sinalagma funcional.

Nuestro ordenamiento sustantivo civil en su art. 568 refiere que: “(Resolución por incumplimiento).- I. En los contratos

con prestaciones recíprocas cuando una de las partes incumple por su voluntad la obligación, la parte que ha cumplido

puede pedir judicialmente el cumplimiento o la resolución del contrato, más el resarcimiento del daño; o también puede

pedir sólo el cumplimiento dentro de un plazo razonable que fijará el juez, y no haciéndose efectiva la prestación dentro

de ese plazo quedará resuelto el contrato, sin perjuicio, en todo caso, de resarcir el daño. II. Si se hubiera demandado

solamente la resolución, no podrá ya pedirse el cumplimiento del contrato; y el demandado, a su vez, ya no podrá

cumplir su obligación desde el día de su notificación con la demanda” (El resaltado nos pertenece); de lo expuesto se

deduce que la parte contratante que cumplió con su prestación, ante el cumplimiento de la otra parte, puede demandar

la resolución o exigir el cumplimiento de la prestación debida del otro contratante.

Ahondando en la resolución de contrato, corresponde citar el aporte doctrinario del tratadista Guillermo A. Borda, quien

en su obra de “Tratado de Derecho Civil”, refiere: “La resolución no es el resultado de un nuevo contrato (como ocurre

en la recisión bilateral) sino que supone la extinción del contrato por un hecho posterior a la celebración; hecho que a

veces es incalculable a la otra parte (como es por ejemplo el incumplimiento) o que puede ser extraño a la voluntad de

ambas (como ocurre en ciertos supuestos de condiciones resolutorias), la resolución del contrato puede operar ipso

iure, (como sucede en la condición resolutoria) o bien puede requerir la manifestación de voluntad de la parte

interesada en ella (como ocurre en la que se funda en el arrepentimiento o en el incumplimiento de la contraria)”.

En este mismo entendido la extinta Corte Suprema de Justicia, con la cual este Tribunal Supremo de Justicia comparte

criterio, emitió el Auto Supremo Nº 61/2010, donde de manera amplia y completa orientó que: “Celebrado el contrato,

es lógico suponer que el mismo se extinguirá por el cumplimiento de las prestaciones convenidas por las partes al

momento de su celebración, por ello el cumplimiento constituye el modo normal en que concluye un contrato. Empero,

es posible que determinadas situaciones, pongan fin al contrato cuando aún no se han satisfecho las prestaciones

acordadas. Como se ha señalado, el contrato puede sufrir la influencia de circunstancias o de hechos sobrevivientes o

de un comportamiento de la contraparte posterior a la formación del mismo, que alteren la relación entre los

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contratantes, o bien perturben el normal desenvolvimiento del contrato, de modo que éste no puede continuar

vinculando a las partes en el modo originario en que lo pactaron. Por ello como señala Messineo, se ha preparado el

remedio de la resolución a demanda y en beneficio de aquella de las partes respecto de la cual el contrato - a causa del

comportamiento de la contraparte o por otra razón objetiva- viene a ser un motivo de sacrificio patrimonial soportarlo sin

retribución o bien sin retribución adecuada en lugar de ser el instrumento para la consecución del fin que la parte se

había propuesto. La resolución de contrato, puede tener lugar como consecuencia de: 1) el incumplimiento voluntario

(en las modalidades de la resolución judicial o extrajudicial); 2) el incumplimiento involuntario por imposibilidad

sobreviniente de la prestación; 3) el incumplimiento involuntario por excesiva onerosidad de la prestación. Cada una de

esas causales de resolución, tiene su propia concepción, causas y sus propios efectos, por ello su regulación también

es distinta. La resolución del contrato por incumplimiento, presupone la existencia de un contrato bilateral, con

prestaciones recíprocas. El fundamento para que proceda es precisamente el incumplimiento de la prestación debida

por una de las partes, en virtud a ello, la parte que ha cumplido su prestación tiene el derecho de liberarse del contrato,

sin perjuicio del resarcimiento del daño que el incumplimiento le hubiera ocasionado, por ello, la parte que incumple su

obligación no puede pedir la resolución del contrato por esta causal…”. (Las negrillas nos pertenecen)

Continuando con el análisis de la resolución de contrato, corresponde citar el aporte de Carlos Miguel Ibáñez que en su

obra “La Resolución del Contrato” pág. 39, respecto al sinalagma funcional señala: “Una variedad de la teoría de la

causa recíproca es el teoría del sinalagma funcional, que a efectos de salvar las objeciones formuladas a aquélla,

distingue entre el sinalagma genético y el funcional (…) esa reciprocidad debe subsistir también en el momento o etapa

de cumplimiento de contrato, lo que se denomina “sinalagma funcional”, que exige que la reciprocidad de las

prestaciones se mantenga durante la vida y ejecución del contrato (…) No basta que en el contrato bilateral surjan

obligaciones recíprocas (sinalagma genético), sino que es preciso que dicha reciprocidad se configure también en su

cumplimiento, que éste sea recíproco (sinalagma funcional). Así como son recíprocas las obligaciones emergentes,

también debe ser recíproco el cumplimiento”.

De esta manera se deduce que el sinalagma funcional radica precisamente en que estas prestaciones, sean

efectivizadas en la ejecución del contrato, cuyas prestaciones deben ser efectuadas en forma secuencial, como ha sido

pactado en el contrato.

Por su parte, el doctrinario nacional Walter Kaune Arteaga en su obra de Contratos Vol.I 2011, pág. 295 al referirse a la

resolución de contrato señala: “La resolución es un medio de invalidez, por causas sobrevinientes, de los contratos

sinalagmáticos o bilaterales, que generan obligaciones recíprocas e interdependientes y que surgen en forma coetánea

o contemporánea con la formación del contrato, debido al incumplimiento culpable, a la imposibilidad sobreviniente o a

la excesiva onerosidad de una de las prestaciones, que deja sin efecto, con carácter retroactivo, una relación jurídica

contractual y consiguientemente un contrato que ha nacido plenamente a la vida del derecho”, postura doctrinaria que

se acomoda a la interdependencia de las prestaciones.

III.4. Sobre los efectos de la resolución del contrato.

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La doctrina de manera general establece que la resolución del contrato es una de las formas de extinción del mismo,

que generalmente opera por la violación en la prestación comprometida, supone la extinción del contrato en virtud de

un hecho posterior a su celebración, hecho que es imputable a una de las partes como consecuencia del:

incumplimiento voluntario de la contraparte, el incumplimiento involuntario, por sobrevenida imposibilidad de la

prestación y finalmente el incumplimiento por excesiva onerosidad; reglas estas que rigen la resolución de los

contratos.

Al aplicarse o determinarse la resolución del contrato, ésta causa tiene tres efectos, retroactivo, reintegrativo y

resarcitorio, en el primero, sus efectos se operan retroactivamente, por lo que las partes que han quedado

desvinculadas deben restituirse recíprocamente todo lo que hubieran recibido con motivo del contrato resuelto; la

segunda, el efecto reintegrativo cobra vitalidad cuando ha existido entre las partes un comienzo de ejecución del

contrato del cumplimiento unilateral o el intercambio de prestaciones. Si el obligado a restituir es quien ha dado lugar a

la resolución, debe ser tratado como poseedor de mala fe, por tal razón, si la cosa se ha destruido o deteriorado,

aunque sea por caso fortuito, el deudor está obligado a la reparación. Finalmente se encuentra el efecto resarcitorio, en

la cual, la resolución declarada, impone al responsable la reparación del daño ocasionado en lo que corresponde a la

pérdida sufrida (daño emergente) y a la pérdida de la ganancia (lucro cesante).

Al respecto Carlos Morales Guillen en su obra “Código Civil Concordado y Anotado” en la pág. 681 establece con

referencia a lo normado en el art. 568 del sustantivo civil: “Si se pronuncia la resolución, el juez puede hacer lugar a

una condena adicional de daños compensatorios, cuando la sola resolución no sea suficiente para reparar el perjuicio

causado por el incumplimiento”.

Por otro lado, el art. 585.III del Código Civil establece: “Cuando se resuelve el contrato por incumplimiento del

comprador, el vendedor debe restituir las cuotas recibidas, pero tiene derecho a una compensación equitativa por el

uso de la cosa, más el resarcimiento del daño…”.

Asimismo, se tiene el criterio del autor Carlos Miguel Ibañez que en su obra “Resolución por incumplimiento” Editorial

Astrea. 2006 Pag. 36, señala: “…en los contratos sinalagmáticos la obligación de cada una de las partes es la causa de

obligación asumida por la otra, por el que en caso de incumplimiento de una de ellas la otra obligación cesa de tener

causa. La desaparición de la causa justifica la exceptio non adimpleti contractus y la resolución de los contratos por

incumplimiento”.

Según esa teoría, la resolución se explica por la sobrevenida desaparición de la causa por el incumplimiento de la

obligación recíproca, la causa, que es necesaria para la formación del contrato, subsiste en la fase de ejecución; de

manera que si se frustra el fin causal de una parte su obligación correlativa se queda sin causa y puede ser resuelta.

El principal expositor de esa teoría ha sido Capitant, quien ha expresado que “… lo que quiere el que contrata es

alcanzar la prestación que se le prometió. A partir del momento en que esta prestación no se efectúa voluntariamente,

es de temer que le falte el fin a que aspiraba”.

III.5. Sobre la pena convencional.

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Las partes en el marco de la libertad contractual pueden establecer, sanciones civiles o penalidades convencionales

por el retraso en el cumplimiento de las obligaciones o por el incumplimiento de las obligaciones, tal como señala el art.

532 del Código Civil, cuando describe el resarcimiento convencional: “Si se ha estipulado una cláusula penal para el

caso de incumplimiento o de retraso en la ejecución de un contrato, la pena convencional sustituye al resarcimiento

judicial del daño que hubiera causado la inejecución o el retraso de la obligación principal”.

El autor Carlos Morales Guillen en su obra Código Civil, Concordado y Anotado, cuarta edición, tomo I, editorial Gisbert,

La Paz-Bolivia 1994, pág. 759 y 764, al realizar el comentario de citado artículo, refiere que: “La cláusula penal, en

cambio, es una promesa accesoria, que obliga al deudor a efectuar una determinada prestación a título de pena para el

supuesto incumplimiento injustificado o de demora en el cumplimiento de la obligación que nace del contrato y que

tiene la función de resarcir al acreedor de los daños que la verificación de tales supuestos le ocasione, en la medida

determinada convencionalmente, para ahorrar al acreedor, en el proceso correspondiente, la carga de la prueba del

daño y la fijación de la cuantificación del mismo”, asimismo sobre el art. 535 del mismo sustantivo civil manifiesta que:

“…se utiliza la cláusula penal para eludir las prohibiciones relativas a la usura, la regla del mencionado artículo permite

al juez la reducción de la cláusula penal manifiestamente excesiva. También puede el juez (nótese que la regla dice

puede y no debe), reducir la pena convencional cuando ha habido un cumplimiento parcial…”.

Sobre el particular, el Auto Supremo Nº 649/2013 de 11 de diciembre, sobre la pena convencional razonó lo siguiente:

“Al respecto la doctrina señala que la pena convencional se encuentra diferenciada en dos categorías: una

compensatoria y otra moratoria. La cláusula penal compensatoria es aquella fijada para reparar las consecuencias del

incumplimiento absoluto y definitivo de la prestación debida, se trata de una liquidación anticipada de los daños y

perjuicios derivados de este incumplimiento, por lo que no cabría acumulación entre el importe de la pena y el objeto

debido. La cláusula penal moratoria es aquella constituida para subsanar las consecuencias del incumplimiento relativo

de la prestación, ya sea por mora, cumplimiento defectuoso o parcial de la prestación, por lo que la pena se acumula a

la prestación principal, esta categoría resulta ser aplicable al caso por cuanto se trata del retraso en el cumplimiento de

la prestación por parte del comprador, a tal efecto se dirá que la pena convencional sustituye a los daños y perjuicios

moratorios”.

CONSIDERANDO IV:

FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN

Tal como señalamos líneas arriba, al ser los recursos de Cristóbal Saavedra Salazar y Agustina Callisaya Calle,

similares en su exposición, vamos a resolver los mismos de forma conjunta; de igual manera los agravios relacionados

con la multa impuesta.

1.Los recurrentes acusan error de hecho en la apreciación del contrato y el adendum, pues estos documentos

establecen que Máximo Callisaya Cortez debía realizar la construcción de 23 silos, a entregarse en el plazo de 120

días a partir de la firma del contrato, percibiendo el contratista a cambio la suma de Bs. 194.120,00, pagaderos en tres

partes; en caso de incumplimiento en el plazo, la cláusula séptima impone una multa de uno por mil por cada día de

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retraso; ambos recurrentes consideran, que esta cláusula se aplica solo y únicamente en caso de que se incumpla

plazos o los términos de la propuesta, pero siempre tomando en cuenta que se termine de realizar la obra; en

consecuencia, la multa podía aplicarse solo y cuando se terminara el trabajo y se cumpliera el contrato de obra. Por

otra parte, para el caso en que no existiera retraso sino incumplimiento que diera lugar a resolución del contrato, la

cláusula décima establecería que el efecto de la resolución, es el pago de daños y perjuicios; concluyendo los

recurrentes, que en cumplimiento de los arts. 519 y 454 del CC, las autoridades de instancia debieron cumplir la

voluntad de las partes y ejecutar la cláusula décima, disponiendo la devolución del dinero entregado más daños y

perjuicios que tendrían que ser calculados en ejecución de sentencia.

Ahora bien, conforme a la Doctrina Aplicable citada en los acápites III.3., III.4. y III.5., la resolución de contrato, tiene

lugar como consecuencia de 1) el incumplimiento voluntario (en las modalidades de la resolución judicial o

extrajudicial); 2) el incumplimiento involuntario por imposibilidad sobreviniente de la prestación; y 3) el incumplimiento

involuntario por excesiva onerosidad de la prestación. Asimismo, tiene tres efectos, retroactivo, por el cual las partes

que han quedado desvinculadas deben restituirse recíprocamente todo lo que hubieran recibido; reintegrativo, donde, si

el obligado a restituir es quien ha dado lugar a la resolución, debe ser tratado como poseedor de mala fe, por tal razón,

si la cosa se ha destruido o deteriorado, aunque sea por caso fortuito, el deudor está obligado a la reparación; y

resarcitorio, pues una vez declarada la resolución, impone al responsable la reparación del daño ocasionado en lo que

corresponde a la pérdida sufrida (daño emergente) y a la pérdida de la ganancia (lucro cesante). Y por último, que la

cláusula penal es una promesa accesoria, que obliga al deudor a efectuar una determinada prestación a título de pena

para el supuesto incumplimiento injustificado o de demora en el cumplimiento de la obligación que nace del contrato y

que tiene la función de resarcir al acreedor de los daños que la verificación de tales supuestos le ocasione, en la

medida determinada convencionalmente, para ahorrar al acreedor, en el proceso correspondiente, la carga de la

prueba del daño y la fijación de la cuantificación del mismo.

Entonces, planteada la demanda de declaratoria de resolución de contrato y aceptada la misma por la parte

demandada, emergen los efectos: retroactivo, reintegrativo y resarcitorio; en ese entendido, la cláusula penal séptima

inmersa en el Contrato de Obra N° 003/2009 de 14 de febrero, donde establece que en el caso de que Máximo

Callisaya Cortez, incumpla con los términos de su propuesta técnica o con el plazo establecido en la cláusula sexta de

120 días corridos a partir de la firma del contrato, se aplicaría la multa del uno (1) por cada mil, sobre el monto total del

contrato por cada día de retraso, autorizando el contratista el descuento del monto que resultare por concepto de

multas del pago final; sin embargo, conforme precisamos en el párrafo anterior, la cláusula penal es una cuestión

accesoria al contrato principal y no puede subsistir después de haberse extinguido o declarado ineficaz la obligación

principal, toda vez que por efecto de la retroactividad que genera la resolución de contrato, las cosas deben volver al

mismo estado en que se encontraban antes de celebrarse el mismo, por lo que no resulta coherente que, después de

haberse declarado ineficaz el contrato, se disponga simultáneamente el pago de la pena o multa estipulada en la

cláusula penal, ya que dicho extremo también se tiene por no celebrado; por ende, si la obligación principal desaparece

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como consecuencia de la declaratoria de resolución de contrato, la pena convencional estipulada en la cláusula

séptima, se extingue con la resolución.

2.En suma, de fs. 359 a 361 y 363, Leonor Perez Nina, en representación de la Asociación de Productores

Agropecuarios Pasto de Lobos, planteó demanda de resolución de contrato contra Máximo Callisaya Cortez, con quien

firmó el Contrato de Obra N° 003/2009 de 14 de febrero, para la construcción de 23 SILOS por el precio total de Bs.

194.120.00, realizando tres pagos a su favor, de Bs. 58.236.00, Bs. 25.000.00 y Bs. 50.000.00, sumando un total de Bs.

133.236.00, dinero que fue sonsacado a título de pagar materiales y otras obligaciones que al final no fueron

destinados a la obra; posteriormente, firmaron un adendum de complementación, interviniendo Cristóbal Saavedra

Salazar, Guillermo Eloy Marca Calisaya y Agustina Callisaya Calle como garantes solidarios y mancomunados con

todos sus bienes habidos y por haber; ampliando el cumplimiento del contrato hasta el 30 de agosto de 2009, con la

aclaración de que sólo se construyó 9 silos en obra gruesa de los 23.

El Juez Sexto de Partido en lo Civil y Comercial, pronunció la Sentencia N° 120/2015 de 12 de octubre, que declaró:

PROBADA la demanda y dispuso la resolución del contrato de obra y el adendum complementario, debiendo Máximo

Callisaya Cortez, Cristóbal Saavedra Salazar, Agustina Callisaya Calle y los herederos de Guillermo Eloy Marca

Calisaya, pagar a la Asociación de Productores Agropecuarios Pasto de Lobos la suma de Bs. 434.366 por la multa

acordada y devolver la suma de Bs. 58.236, determinados en el peritaje como inversión máxima efectuada por los

demandados; asimismo, establece que tampoco se demostró los daños o perjuicios. Impugnado el fallo por los

garantes, el Tribunal de apelación resuelve CONFIRMAR la Sentencia N° 120/2015 de 12 de octubre, disminuyendo la

multa por incumplimiento contractual a Bs. 194.120, al amparo del art. 535 del CC, manteniéndose firmes las demás

determinaciones.

Con todo, y por los efectos retroactivo, restitutivo y resarcitorio que genera la resolución de contrato, Máximo Callisaya

Cortez como contratista, Cristóbal Saavedra Salazar, Agustina Callisaya Calle y los herederos de Guillermo Eloy Marca

Calisaya como garantes solidarios, deben devolver la suma de Bs. 58.236 a la Asociación de Productores

Agropecuarios Pasto de Lobos, debiendo además en el marco de lo dispuesto por el art. 347 del CC, resarcir con el

pago de los intereses legales por el retraso en el cumplimiento de la obligación a computarse desde el día de la

notificación con la demanda de resolución de contrato, pues estos constituyen los daños y perjuicios de una obligación

pecuniaria.

3.Leonor Pérez Nina–representante de la Asociación de Productores Agropecuarios Pasto de Lobos, en su respuesta

al recurso de casación, refiere que el Auto de Vista se encuentra fundamentado, pese a reducir el monto de la multa de

Bs. 434.366,00 a Bs. 194.120,00, asimismo, observan el tipo de demanda en particular, cuando era de su conocimiento

que los silos eran necesarios para la cosecha de la quinua de esa época, pues habiendo incumplido la entrega en la

fecha determinada se prolongó para otra, existieron de por medio rogativas para el cumplimiento del contrato, por todo

esto se planteó la resolución del contrato, ya que no podíamos esperar el cumplimiento del mismo.

Tal como señalamos líneas arriba, si la obligación principal desaparece como consecuencia de la declaratoria de

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resolución de contrato, la pena convencional estipulada en la cláusula séptima, se extingue con la resolución, en

consecuencia, la multa por incumplimiento contractual de Bs. 194.120, también perece. Por otra parte, si bien la

recurrente hizo referencia al tipo de proceso iniciado, este argumento es parte del recurso interpuesto, dado que el

tema central de los argumentos de la recurrente, se enfocan en observar la multa asignada por las autoridades de

instancia.

CONCLUSIONES

En conclusión, corresponde a este Tribunal emitir fallo en la forma prevista por el art. 220.IV del Código Procesal Civil.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad

conferida por el art. 42.I num. 1) de la Ley del Órgano Judicial de 24 de junio de 2010, y en aplicación del art. 220.IV del

Código Procesal Civil, CASA PARCIALMENTE el Auto de Vista N° 316/2018 de 15 de noviembre, pronunciado por la

Sala Civil y Comercial Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, y deliberando en el fondo, se dispone

que en ejecución de sentencia: Máximo Callisaya Cortez, Cristóbal Saavedra Salazar, Agustina Callisaya Calle y los

herederos de Guillermo Eloy Marca Calisaya, devuelvan la suma de Bs. 58.236 a la Asociación de Productores

Agropecuarios Pasto de Lobos, debiendo además pagar el interés del 6% anual del monto adeudado computable

desde la notificación con la demanda de resolución de contrato.

Sin costas y costos por la casación parcial.

Sin responsabilidad por ser excusable.

Regístrese, comuníquese y devuélvase.

Relator: Mgdo. Juan Carlos Berrios Albizu.

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