La Medalla Milagrosa
La Medalla Milagrosa
La Medalla Milagrosa
2. La humildad
La Virgen María nos enseña a reconocer nuestra pequeñez en la presencia de Dios; nos
invita a moderar el apetito desordenado de la propia excelencia, a remover la soberbia y
la vanagloria que obstaculizan la gracia, con el objetivo de hacer fructificar los talentos
que el Señor nos ha concedido (Mt 25,14).
4. Obediencia generosa
Por orgullo y amor propio, los hombres experimentamos una cierta repugnancia en
obedecer a otros. Pero la Madre bendita de Jesús nos ha dado muestras de que la
obediencia nos proporciona ventajas inestimables: a) impide los malos efectos del amor
propio; y nos aleja de las dudas y perplejidades a que uno está siempre expuesto cuando
quiere conducirse por sí mismo.
5. Caridad solícita
Muchos creen que tener caridad con el prójimo es no desearle mal alguno; pero esa es
una caridad defectuosa; pues, para que la caridad sea perfecta no basta el no desear el
mal a nuestros hermanos; es necesario que nos sacrifiquemos por ellos.
María estuvo pronta a servir con generosidad como lo vemos en el relato de la visita a
su prima Isabel, cuando acude presurosa a prestar su caridad, porque en sus entrañas
Jesús era la caridad misma que la impulsaba a realizar un servicio (Lc 1,39-45).
6. Sabiduría reflexiva
Uno de los grandes valores que el mundo de hoy ha perdido es el amor al silencio y a la
reflexión profunda. El espíritu de retiro que admiramos en María es necesario en todo
cristiano, según su estado, para conservar el precioso tesoro de la gracia. Procuremos,
pues, amar el silencio, huir del contagio del mundo, ya que en el silencio es donde Dios
penetrará hasta nuestro corazón y nos hará oír sus palabras de vida eterna.
7. Piedad de María
La oración y la lectura de los libros santos formaban las delicias de María. Ella siempre
estuvo pronta al cumplimiento de sus deberes religiosos (Lc 2,21-22): adoraba al Señor
en espíritu y verdad, le alababa y glorificaba con los sentimientos del más profundo
respeto… Por eso, así como María, hemos de conservar y aumentar el espíritu de piedad
para unirnos con Dios.
La Virgen María prometió a Catalina que aquellos que usaran la medalla con fe y
devoción recibirían muchas gracias y bendiciones de Dios. Desde entonces, la Medalla
Milagrosa se ha convertido en uno de los objetos de devoción más populares en todo el
mundo.
Oh Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, hoy acudimos a ti con la
esperanza de que intercedas por nosotros ante tu Hijo. Te pedimos que nos concedas la
Gracia de tener una fe inquebrantable, para que podamos enfrentar con valentía todos
los desafíos de la vida.
Que tu Medalla Milagrosa sea para nosotros una fuente de esperanza y protección en
momentos de necesidad. Que nos sintamos siempre abrazados por tu amor maternal y
que nunca perdamos la confianza en tu poderosa intercesión. Que tu ejemplo de amor,
humildad y servicio nos inspire para ser cada día mejores personas y para llevar tu
mensaje de amor y paz al mundo entero.
Oh Virgen María, que siempre nos escuchas y nos acompañas en nuestro camino, haz
que siempre encontremos tu presencia amorosa en nuestras vidas y que, en todo
momento, te demos gracias por los innumerables milagros que has obrado en favor de
tus hijos e hijas.