Moisés recuerda el viaje de Israel por el desierto durante 38 años y sus encuentros con las naciones vecinas de Edom, Moab y Amón, a las cuales Dios ordenó a Israel no atacar ni tomar su tierra. Israel luego enfrentó a Sehón, rey de los amorreos, quien se negó a dejarlos pasar por su territorio, por lo que Dios entregó a Sehón y su pueblo en manos de Israel para que conquistaran su tierra, destruyendo completamente todas sus ciudades.
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Moisés recuerda el viaje de Israel por el desierto durante 38 años y sus encuentros con las naciones vecinas de Edom, Moab y Amón, a las cuales Dios ordenó a Israel no atacar ni tomar su tierra. Israel luego enfrentó a Sehón, rey de los amorreos, quien se negó a dejarlos pasar por su territorio, por lo que Dios entregó a Sehón y su pueblo en manos de Israel para que conquistaran su tierra, destruyendo completamente todas sus ciudades.
Título original
Deuteronomio 2 – Moisés Recuerda Los Años Del Desierto y La Marcha Hacia Canaán
Moisés recuerda el viaje de Israel por el desierto durante 38 años y sus encuentros con las naciones vecinas de Edom, Moab y Amón, a las cuales Dios ordenó a Israel no atacar ni tomar su tierra. Israel luego enfrentó a Sehón, rey de los amorreos, quien se negó a dejarlos pasar por su territorio, por lo que Dios entregó a Sehón y su pueblo en manos de Israel para que conquistaran su tierra, destruyendo completamente todas sus ciudades.
Moisés recuerda el viaje de Israel por el desierto durante 38 años y sus encuentros con las naciones vecinas de Edom, Moab y Amón, a las cuales Dios ordenó a Israel no atacar ni tomar su tierra. Israel luego enfrentó a Sehón, rey de los amorreos, quien se negó a dejarlos pasar por su territorio, por lo que Dios entregó a Sehón y su pueblo en manos de Israel para que conquistaran su tierra, destruyendo completamente todas sus ciudades.
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DEUTERONOMIO 2 – MOISÉS RECUERDA LOS AÑOS DEL
DESIERTO Y LA MARCHA HACIA CANAÁN
A. Moisés recuerda los años en el desierto. 1. (1-7) Moisés recuerda el viaje por la tierra de Edom. Luego volvimos y salimos al desierto, camino del Mar Rojo, como Jehová me había dicho; y rodeamos el monte de Seirpor mucho tiempo. Y Jehová me habló, diciendo: Bastante habéis rodeado este monte; volveos al norte. Y manda al pueblo, diciendo: Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seir, ellos tendrán miedo de vosotros; mas vosotros guardaos mucho. No os metáis con ellos, porque no os daré de su tierra ni aun lo que cubre la planta de un pie; porque yo he dado por heredad a Esaú el monte de Seir. Compraréis de ellos por dinero los alimentos, y comeréis; y también compraréis de ellos el agua, y beberéis; pues Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; él sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado. a. Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esaú: Los hijos de Esaú eran parientes lejanos del pueblo de Israel (400 años antes, el hermano de Jacob fue Esaú). Dios no quería que Israel tomara la tierra que le dio a Esaú y sus descendientes, los edomitas (Edom era un apodo para Esaú). i. Quizás el edomita más famoso del Nuevo Testamento fue Herodes el Grande. Los judíos lo odiaron porque era edomita, pero quería ser recibido y respetado como judío. b. No os metáis con ellos, porque no os daré de su tierra: Israel no fue solo un ejército conquistador, que buscaba cualquier tierra que pudiera tomar. Probablemente era lo suficientemente fuerte como para simplemente tomar la tierra de Edom, pero Israel solo recibió lo que Dios les había prometido. c. Compraréis de ellos por dinero los alimentos… y también compraréis de ellos el agua: Dios ordenó a Israel que tratara a los edomitas con respeto, aunque podrían haberlos dominado como nación más fuerte. i. La forma en que tratamos a los más débiles que nosotros es siempre una buena medida del carácter. Cuando tenemos la capacidad de dominar o abusar de otros y no lo hacemos, muestra que tenemos buen carácter. Por algunas de estas razones, Dios ordenó a Israel que tratara bien a la nación de Edom que era más débil. 2. (8-15) Moisés recuerda el viaje a través de Moab. Y nos alejamos del territorio de nuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitaban en Seir, por el camino del Arabá desde Elat y Ezión-geber; y volvimos, y tomamos el camino del desierto de Moab. Y Jehová me dijo: No molestes a Moab, ni te empeñes con ellos en guerra, porque no te daré posesión de su tierra; porque yo he dado a Ar por heredad a los hijos de Lot. (Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas. Y en Seir habitaron antes los horeos, a los cuales echaron los hijos de Esaú; y los arrojaron de su presencia, y habitaron en lugar de ellos, como hizo Israel en la tierra que les dio Jehová por posesión.) Levantaos ahora, y pasad el arroyo de Zered. Y pasamos el arroyo de Zered. Y los días que anduvimos de Cades- barnea hasta cuando pasamos el arroyo de Zered fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de guerra de en medio del campamento, como Jehová les había jurado. Y también la mano de Jehová vino sobre ellos para destruirlos de en medio del campamento, hasta acabarlos. a. Tomamos el camino del desierto de Moab: Los moabitas también eran parientes lejanos de Israel; descendían de Lot, que era sobrino de Abraham. Y al igual que con Edom, Dios no quería que Israel molestara a Moab, ni se empeñara con ellos en guerra – su tierra no era la tierra que Dios tenía para Israel. i. Una de las moabitas más famosas de la biblia fue Rut. Ella era una mujer moabita que se casó con un israelita llamado Booz y se convirtió en abuela del rey David y en uno de los antepasados del Mesías. b. Los emitas habitaron en ella antes: Los moabitas eran notables porque derrotaron a un pueblo cananeo conocido como los emitas, que eran una raza grande y temible como lo eran los hijos de Anac. i. El término traducido como gigantes aquí es en realidad la palabra hebrea rephaim. El término rephaim a menudo se traduce como “gigantes”, pero en realidad significa “temibles”. ii. Los rephaim fueron un grupo de gente numerosa y guerrera que poblaron Canaán antes que los israelitas. En el área al este del río Jordán, eran conocidos por muchos nombres: los moabitas los llamaban emitas, los amonitas los llamaban Zomzomeos (Deuteronomio 2:20). c. Treinta y ocho años: En estos breves versículos, Moisés cubrió los treinta y ocho años del peregrinaje de Israel en el desierto. Este fue un período en el que simplemente perdieron tiempo, esperando que la generación de incrédulos muriera para que la generación de fe pudiera tomar la Tierra Prometida. B. Moisés recuerda las naciones que encontró en su camino a Canaán. 1. (16-23) Cuando atravesaron la tierra de los amonitas. Y aconteció que después que murieron todos los hombres de guerra de entre el pueblo, Jehová me habló, diciendo: Tú pasarás hoy el territorio de Moab, a Ar. Y cuando te acerques a los hijos de Amón, no los molestes, ni contiendas con ellos; porque no te daré posesión de la tierra de los hijos de Amón, pues a los hijos de Lot la he dado por heredad. (Por tierra de gigantes fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos; pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehová destruyó delante de los amonitas. Estos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su lugar, como hizo Jehová con los hijos de Esaú que habitaban en Seir, delante de los cuales destruyó a los horeos; y ellos sucedieron a éstos, y habitaron en su lugar hasta hoy. Y a los aveos que habitaban en aldeas hasta Gaza, los caftoreos que salieron de Caftor los destruyeron, y habitaron en su lugar.) a. No te daré posesión de la tierra de los hijos de Amón: Al igual que con los edomitas y los moabitas, la tierra de los amonitas tampoco era para el pueblo de Israel. 2. (24-37) Moisés recuerda la conquista de Sehón, rey de los amorreos. Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquí he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con él. Hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de ti. Y envié mensajeros desde el desierto de Cademot a Sehón rey de Hesbón con palabras de paz, diciendo: Pasaré por tu tierra por el camino; por el camino iré, sin apartarme ni a diestra ni a siniestra. La comida me venderás por dinero, y comeré; el agua también me darás por dinero, y beberé; solamente pasaré a pie, como lo hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitaban en Seir, y los moabitas que habitaban en Ar; hasta que cruce el Jordán a la tierra que nos da Jehová nuestro Dios. Mas Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hasta hoy. Y me dijo Jehová: He aquí yo he comenzado a entregar delante de ti a Sehón y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella para que la heredes. Y nos salió Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza. Mas Jehová nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno. Solamente tomamos para nosotros los ganados, y los despojos de las ciudades que habíamos tomado. Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros; todas las entregó Jehová nuestro Dios en nuestro poder. Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegamos; ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová nuestro Dios había prohibido. a. Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo: Debido a esta negativa, Israel peleó una batalla registrada en Números 21. Ellos simplemente pidieron un paso seguro a través de la tierra de los amorreos, pero fueron rechazados. b. Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano: Dios obró entre bastidores para endurecer el corazón de Sehón, rey de los amorreos. i. Fue correcto que Dios hiciera esto porque el Creador tiene el derecho de hacer lo que le plazca con sus criaturas. Pero también fue correcto por la forma en que Dios lo hizo. Dios no persuadió a un Sehón reacio a actuar contra Israel; Dios simplemente permitió que el corazón de Sehón tomara el mal camino que quería tomar. Dios no cambió el corazón de Sehón de bueno a malo, sino que lo endureció en su malicia hacia Israel. c. Para entregarlo en tu mano: Esto explica por qué Dios endureció el corazón de Sehón. Dios condujo a Sehón al curso destructivo que su corazón deseaba para que la tierra de los amorreos se convirtiera en posesión y herencia de Israel. d. Destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno: La guerra contra los amorreos fue una de las únicas guerras de juicio que Dios le dijo a Israel que peleara. En ella, Israel no solo debía derrotar a los amorreos en el campo de batalla, sino traer juicio contra toda su sociedad. e. No hubo ciudad que escapase de nosotros: Treinta y ocho años antes, Israel se negó a entrar en la Tierra Prometida porque sentían que estaban militarmente superados. Aquí, cuando comenzaron a entrar en la tierra por fe, Dios les mostró cómo podría haber sido 38 años antes – si tan solo le hubieran creído. i. No hubo ciudad que escapase de nosotros es en realidad, “no había una ciudad demasiado alta para nosotros”. Los altos muros de las ciudades cananeas habían intimidado a Israel 38 años antes (ver Deuteronomio 1:28). Pero andando en fe, ya no eran nada delante de Jehová.