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Revista Cambios y Permanencias

Grupo de Investigación Historia, Archivística y Redes de Investigación


Vol.11, Núm. 2, pp. 262-297 - ISSN 2027-5528

La relación objetivismo-subjetivismo como complementariedad


en una comprensión del mundo social
Combination of ethnology and statistics to overcome objectivism-subjectivism
opposition and better understand the social world, according to Bourdieu

Patricia Carvajal Olaya René Guevara Ramírez


Universidad Pedagógica Nacional Universidad Pedagógica Nacional
orcid.org/0000-0002-6136-4364 orcid.org/0000-0002-1635-4407

Recibido: 04 de septiembre de 2020 Aceptado: 13 de octubre de 2020


Ajustado: 27 de octubre de 2020

Universidad Industrial de Santander / cambiosypermanencias@uis.edu.co


La relación objetivismo-subjetivismo como complementariedad
en una comprensión del mundo social1

Patricia Carvajal Olaya Magister en Investigación de operaciones y Estadística.


Universidad Pedagógica Nacional Docente Universidad Tecnológica de Pereira.
Estudiante del Doctorado Interinstitucional en Educación
DIE UPN.

Correo electrónico: pacarva@utp.edu.co

ORCID-ID: https://orcid.org/0000-0002-6136-4364

René Guevara Ramírez Doctor en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de


Universidad Pedagógica Nacional México.
Docente Universidad Pedagógica Nacional.

Correo electrónico: rguevara@pedagogica.edu.co

ORCID-ID: https://orcid.org/0000-0002-1635-4407

Resumen
Comprender científicamente las prácticas sociales ha llevado al surgimiento de una
dicotomía entre dos maneras de adquirir conocimiento, el objetivismo y el subjetivismo y
esto se ha convertido en una de las divisiones más profundas de las ciencias sociales
contemporáneas. Frente a ella varios teóricos2 exponen sus fundamentos para lograr

1
El presente artículo es parte del segundo capítulo de tesis doctoral, en desarrollo, la cual se ha titulado “¿En
qué condiciones sociales algunos estudiantes universitarios clasificados en alto riesgo de deserción continúan
sus estudios? En este se aplican complementariamente la investigación cualitativa y cuantitativa.
2
Científicos sociales reconocidos por sus importantes aportes, tales como, Merleau-Ponty, Antonio Gramsci,
Anthony Giddens y Pierre Bourdieu han invitado a superar la dicotomía objetivismo-subjetivismo en bien del
desarrollo de la sociología.

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superarla. En el presente artículo se abordará la propuesta teórica, epistemológica y
metodológica construida por Pierre Bourdieu bajo el nombre estructuralismo-constructivista,
en ella se propone el uso complementario de ambos paradigmas, concretando el
intrincamiento mediante la aplicación conjunta de la investigación cualitativa y la
cuantitativa, sin inclinarse por una sola, evitando vacíos en el análisis de la realidad social.
Su argumento obedece a que lo social existe de doble manera: en las estructuras físicas y en
las mentales, lo cual, amerita una lectura que permita reconocerlas ambas involucrando tanto
la mirada objetivista como la subjetivista. Aquí se abordarán las diferentes posturas,
argumentaciones, propiedades, implicaciones epistemológicas y metodológicas, apuestas por
la superación, explicaciones desde la comprensión de su propuesta y desde los conceptos
usados por él, en los dos paradigmas de investigación.

Palabras clave: objetivismo, subjetivismo, estructuralismo constructivista, prácticas


sociales, habitus, campo.

Combination of ethnology and statistics to overcome objectivism-subjectivism


opposition and better understand the social world, according to Bourdieu

Abstract
Understanding scientifically social practices has led to the emergence of a dichotomy
between two ways of acquiring knowledge, objectivism and subjectivism; this has become
one of the deepest divisions of contemporary social sciences. In front of this several theorists
[1] set out their foundations for overcoming it. under the name structuralism-constructivist,
which put forward the complementary use of both paradigms, specifying intricateness
through the joint application of qualitative and quantitative research, without inclination to
use only one of them, avoiding gaps in the analysis of social reality. His argument is that the
social exists in a twofold way: in physical and mental structures, which warrants a reading
that allows them both to be recognized involving both the objectivist and the subjective gaze.

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Here we will address the different positions, arguments, properties, epistemological and
methodological implications, betting on overcoming, and explanations from the
understanding of his approach and from the concepts used by him, in the two paradigms
research.

Keywords: objectivism, subjectivism, constructivist structuralism, social practices, habitus,


field.

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Introducción
La corriente filosófica denominada objetivismo afirma que la realidad es independiente
del sujeto y que el conocimiento tiene su fundamento en el objeto, por lo tanto, los hechos
son hechos y la tarea de la conciencia del hombre es entender esa realidad objetivamente con
el uso de la razón (Peikoff, 1993). Para Bourdieu el objetivismo pretende explicar el mundo
social, a través de “fijar regularidades objetivas (estructuras, leyes, sistemas de relaciones,
etc.) independientes de las conciencias y de las voluntades individuales, que son capaces de
constreñir sus prácticas y representaciones” (Bourdieu, 1980, p.44). En esta afirmación es
explícito el peso de las estructuras en la explicación de los hechos que ocurren en la realidad
social y, por supuesto, la anulación de las batallas tanto individuales como colectivas que
libran los sujetos diariamente, bien sea para conservar o para transformar dichas estructuras.
En el objetivismo, las prácticas individuales se reducen a simples ejecuciones y por tanto de
la estructura se eliminan “el hacer, la fabricación, y todo lo que se determina en el momento
práctico, con referencia a fines prácticos, es decir, el estilo, la manera y, en definitiva, los
agentes” (Bourdieu, 1991, p.55).
Por su parte, el subjetivismo tiene raíces en los sofistas del siglo V a. de C. Fue
Protágoras quien afirmó que “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en
tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son” (Marías, 1941, p.36), es decir, las
cosas son según cada cual piensa que son y la fuente de todo conocimiento y de cualquier
verdad depende de cada individuo. De aquí puede deducirse que existirán tantas verdades
como individuos existan, y que el único criterio epistemológico válido es la percepción. Sin
embargo, al existir tantas verdades, no es posible crear una verdad universal para todos los
individuos. Este pensamiento continúa vigente en las teorías sociológicas por cuanto la
realidad es interpretada por el investigador social desde su experiencia e historia propias, en
tanto que individuo.
De esta manera, para los subjetivistas, como los denominó Gramsci (1986), el
individuo no es simple observador del mundo, sino el creador de mundos y realidades que
surgen del modo como interpreta sus propias vivencias, en una combinación entre la
experiencia externa y la reflexión interna. Ellos también consideran que el individuo no está
limitado por los condicionantes de la estructura, al contrario, actúa libremente sobre ella.

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“Hoy día esta posición subjetivista está representada por la antropología simbólica, la
sociología fenomenológica y hermenéutica, el interaccionismo y la etnometodología”
(Bourdieu, 2000, p.79). En una postura más radical, los subjetivistas plantean que los hechos
no existen por fuera del espíritu o la conciencia del investigador, de esta manera la ciencia es
reducida a simples actos de fe sobre lo que los científicos se encargan de afirmar, en resumen,
la ciencia no existe (Gramsci, 1986).
Como se mencionó antes, estas dos maneras de adquirir el conocimiento se han puesto
en oposición a lo largo de la historia de la sociología. No obstante, científicos como Gramsci,
Merleau-Ponty y Pierre Bourdieu han presentado sus argumentos frente a la necesidad de
superar estas diferencias, a través de su complementación, en procura de fortalecer la
investigación social. En particular, nos detendremos en Bourdieu, quien ha recogido
elementos planteados por Lévi-Strauss, Durkheim, Sartre, entre otros, para plantear sus
propias teorías, agregando en sus abordajes algunos hallazgos de Gramsci y Merleau-Ponty,
particularmente en sus libros Esbozo de una teoría de la práctica (1972) y El sentido práctico
(2007). En estos realiza un análisis crítico de los argumentos de unos y otros, identificando
la fenomenología social con el subjetivismo y la física social con el objetivismo. En el
segundo controvierte con más empeño la fenomenología existencial a la cual denomina “la
antropología imaginaria de Sartre” (2007, p.69), así como también el objetivismo
representado en la antropología estructuralista de Claude-Lévi-Strauss que tiende a enfatizar
las estructuras objetivas que orientan y coaccionan la práctica social (Bourdieu, 2000). En
los siguientes apartados se abordarán las propiedades de la oposición objetivismo-
subjetivismo, así como el rastreo de los diversos autores con sus respectivas posturas frente
a uno u otro modo de adquirir conocimiento, de manera que se pueda comprender la
propuesta teórica de Bourdieu respecto a conjugarlas para potenciar la investigación de las
prácticas sociales a través de su complementariedad.

1. Propiedades de la oposición objetivismo-subjetivismo


La oposición fundamental entre estos dos modos de adquirir conocimiento en las
ciencias sociales se centra en el papel del individuo. Los subjetivistas lo definen como
creador o transformador de la realidad y los objetivistas como simple objeto carente de

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decisión, al vaivén de la estructura. Los subjetivistas, entre ellos Sartre, desconocen la
existencia de cualquier tipo de estructura que limite las acciones del individuo. Ellos
consideran que el individuo va por la vida creando el mundo en cada acción que ejecuta. Para
Bourdieu esta postura subjetivista es finalista por cuanto sustituye la explicación de las causas
por los fines de la acción intencional (Bourdieu, 2007), acercándose de esta manera a la teoría
de acción racional3.
El objetivismo (estructuralismo) con Lévi-Strauss a la cabeza niega el rol central del
individuo para explicar los hechos sociales y ubica el objeto de estudio en la estructura,
entendiéndola como el conjunto de relaciones (parentesco, totemismo, trueque, incesto, etc.)
que se dan en la realidad social de un grupo de individuos, y que debe operar como un sistema
tal que al aplicar transformaciones en uno de sus componentes, se afecte a la totalidad del
sistema, esto propiciaría la elaboración de modelos que permitan predecir el impacto de las
modificaciones en la generalidad (Lévi-Strauss, 1987). Lévi-Strauss agradece a Durkheim la
configuración de estas, quien escribió en su primera regla metodológica: “los hechos sociales
deben ser considerados como cosas”, en tanto todo objeto de la ciencia es una cosa. Agrega
que estos hechos o fenómenos se producen en la sociedad, residen y son por la sociedad
misma y no por los individuos que la conforman, por tanto, son exteriores a las conciencias
individuales y los individuos son seres obligados a actuar guiados por los condicionamientos
sociales, en otras palabras, por el peso de la estructura (Durkheim, 1895).
En el objetivismo se insiste en que “la existencia, es lo primero. Las cosas son lo que
son independientemente de la consciencia, de las percepciones, imágenes, ideas o emociones
de alguien” (Peikoff, 1993, p.90). Cuando se surte el proceso de objetivación, puede decirse
que se expulsa de la estructura tanto el sentido vivido como la historia del individuo. Por ello,
al utilizar instrumentos de objetivación se busca que los datos hablen por sí solos,
minimizando las posibilidades de interpretación que el investigador pueda elaborar desde su

3
TAR: Teoría que considera las acciones del individuo ligadas a la búsqueda de unos fines objetivos en el
marco del economicismo finalista, del cual espera obtener un máximo de beneficios invirtiendo el menor costo
posible, además de atribuírsele al individuo la capacidad de conocer de manera perfecta toda la información
disponible, incluida aquella que está contenida en las mentes de sus potenciales competidores (Bourdieu, 1987).

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pensamiento y sus teorías acerca de cuáles serían las razones que mueven a los individuos a
hacer lo que hacen y lo que dejan de hacer ante una determinada situación.
Con la objetivación se evita que las prácticas de los individuos terminen siendo,
exclusivamente, interpretaciones de la realidad. No obstante, hay un riesgo en el objetivismo
cuando este se encuentra permeado de intelectualismo4, y exclusivamente se sostiene una
relación en la que hay preponderancia de la razón en la manera de adquirir conocimiento
sobre el objeto de estudio, puesto que, tras la ausencia de un acercamiento a la práctica del
individuo en la vivencia, el investigador se ocupa de recrear modelos de acuerdo a sus
prenociones y termina ajustando, a conveniencia, su modelo a la realidad que observa; en
otras palabras, ajusta el modelo de la realidad a la realidad del modelo.
Frente a estas posturas Merleau-Ponty (1964, p.142) señala que “Los hechos sociales
no son ni cosas, ni ideas, son estructuras” y la sociedad debe considerarse hecha de sistemas
de parentesco, filiales, de intercambio lingüístico, de intercambio económico, del arte, del
mito, del ritual… la sociedad misma es la totalidad de esos sistemas en interacción, el resaltó
la construcción de lo social desde las acciones y relaciones entre los individuos,
parafraseando a Merleau-Ponty quien retoma a Marcel Mauss al decir que es necesario entrar
al hecho o fenómeno social por el pensamiento para descifrar los modos de intercambio, las
conexiones, las relaciones que se dan en el interior, pero sin considerar el hecho social como
una realidad masiva, sino como una red de valores simbólicos que se inserta en lo individual,
lo regula pero no lo suprime.
Por su parte Giddens, en una actitud conciliadora entre las posturas objetivista-
subjetivista señala que, por un lado, “las estructuras no deben conceptualizarse simplemente
como imponiendo coerciones a la actividad humana” y por otro, que “el dominio de la
actividad humana es limitado [porque] los hombres hacen la sociedad, pero como actores

4
Intelectualismo: Corriente filosófica que media entre racionalismo y empirismo, fundada por Aristóteles 350
a.C. en la que planteó que a través de los sentidos es como se adquiere el conocimiento y luego con el intelecto
(la razón) se abstraen las características inteligibles de los objetos de conocimiento. Cuando Bourdieu habla de
intelectualistas, se está refiriendo a aquellos científicos sociales que toman posición de observadores externos
sobre los universos en estudio, sin involucrarse, manteniendo distancia con ellos, y al momento de realizar
análisis sobre estos, lo hacen desde sus propias prenociones, sin conocer realmente de fondo cuál es la relación
practica que los agentes tienen con sus prácticas (Bourdieu y Wacquant, 2005).

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situados históricamente”. Entonces, la idea es que la investigación de la estructuración de las
estructuras desde la ejecución de las prácticas sociales se oriente a explicar cómo se
constituyeron las estructuras mediante la acción, pero también cómo la acción fue constituida
estructuralmente (1987, p.164).

2. Implicaciones epistemológicas de la oposición objetivismo-subjetivismo


En este apartado se resituarán los autores y planteamientos que contribuyen y anteceden
a la construcción de las posturas teóricas en oposición, que fueron el punto de partida desde
el que Bourdieu elaboró su propuesta de trabajo en aras de superar la dicotomía objetivismo-
subjetivismo. Se recorrerán las dos perspectivas en su interior, por supuesto, enfatizando
siempre en las posturas de cada autor y los argumentos que Bourdieu presentó frente a ellas,
lo cual que se constituye en la base que soporta su obra tanto en lo epistemológico, como en
lo metodológico y teórico.

2.1 Perspectiva subjetivista y postura de Bourdieu frente a ella


Entre los subjetivistas más reconocidos y frente a quienes Bourdieu toma postura, en
contra o a favor, se encuentran: Jean Paul Sartre, Erving Goffman, Alfred Schütz, Peter
Berger, Thomas Luckman y Harold Garfinkel. A continuación, se abordarán algunos sus
planteamientos
Jean Paul Sartre (1905-1980), como representante máximo del pensamiento intelectual
existencialista y humanista de su época, planteó que el hombre es arrojado al mundo para ser
libre, y apenas llega al mundo, encuentra “todo hecho”, inclusive una lengua que termina
imponiéndosele gracias a la necesidad de comunicarse, y aunque todo parece indicar que va
a perder su libertad, aún conserva la posibilidad de hacer sus elecciones; el pasado será
inmodificable para él, pero no el futuro. Por ello puede cambiar la historia que viene. De
manera que, si al comienzo la historia hace al hombre este, a su vez, hace la historia. Debe
entenderse, entonces, que el hombre no es una cosa, no es un “en sí”. Es un “para sí”, que en
su acto humano va a atravesar el medio social y lo va a transformar sobre la base de unas
condiciones dadas (Sartre, 1960). “El hombre se caracteriza ante todo por la superación de

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una situación, por lo que logra hacer con lo que han hecho con él” (Sartre, 1960, p.84). En
este orden de ideas, Sartre propone la primacía del individuo sobre la estructura.
Estas posturas teóricas de Sartre son leídas por Bourdieu como propias de un
“imaginario ultra subjetivista” que está en línea con la teoría de acción racional, y entiende
que “para quien no respira más que en el universo puro de la conciencia o la ‘praxis’” será
difícil aceptar el mundo social como una relación entre el sentido vuelto cosa (campo) y las
disposiciones o el sentido hecho cuerpo (habitus). Ello le hubiera implicado a Sartre escapar
de su propio habitus, enmarcado en el subjetivismo (Bourdieu, 1980).
Otro sociólogo subjetivista que representa el denominado interaccionismo simbólico5
es Erving Goffman (1920, 1980), quien propuso que el mundo social puede ser comprendido
a través de la observación de la comunicación que surge entre los individuos, porque es de
esta manera como los individuos se constituyen a sí mismos en la interacción con otros. Es
decir, la formación del yo social autoconsciente, al igual que los grupos y la sociedad, se da
sobre la base de las interacciones simbólicas entre individuos. Para Bourdieu, Goffman fue
el “descubridor de lo infinitamente pequeño”6 y le reconoce que, a partir de la observación
minuciosa de detalles en las interacciones sociales haya captado la lógica del trabajo de
representación; es decir, el conjunto de las estrategias utilizadas por los sujetos sociales para
construir su identidad junto con la imagen que quieren proyectar en los distintos grupos
sociales a los que le interesa pertenecer. Para Goffman (2003) la sociedad está organizada
sobre el fundamento de que todo individuo posee ciertas características sociales y como tal
tiene derecho a ser tratado de manera apropiada. Por tal razón el individuo se presenta ante
los otros controlando siempre la impresión que quiere proyectar. Esta relación entre

5
El interaccionismo simbólico (1938) es una corriente teórica que surge en la sociología. Acuñada por Herbert
Blumer, estudia la interacción y los símbolos como elementos clave para comprender tanto de la identidad
individual como la organización social. Interacción se entiende como la influencia recíproca de un individuo
sobre las acciones de otro cuando se encuentran en presencia física inmediata (Goffman, 2003).
6
Bourdieu profesaba gran admiración por el trabajo (micro) sociológico de Erving Goffman. Así que cuando
dirigió Le Sens commun (Éditions de Minuit), varias obras de Goffman fueron traducidas al francés. Y a la
muerte de Goffman en 1982, el periódico francés Le Monde (4 diciembre de 1982) publicó un artículo firmado
por Pierre Bourdieu ("Goffman, le découvreur de l'infiniment petit") en el que expresa los aportes sociológicos
de este explorador de lo cotidiano a quien nombra como "el descubridor de lo infinitamente
pequeño".recuperado de https://sociologiac.net/2012/01/20/inedito-la-muerte-del-sociologo-erving-goffman-
por-pierre-bourdieu

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individuos, es la que se denomina interacción y su objetivo es alcanzar estilos sociales
idealizados. A diferencia de Goffman, para Bourdieu la constitución de la realidad social no
se hace a través de interacciones entre agentes o lazos intersubjetivos entre individuos sino a
través de relaciones objetivas que se dan entre las posiciones que ocupan los individuos,
independientemente de la conciencia y la voluntad individuales (Bourdieu y Wacquant,
2005).
Alfred Schütz (1899, 1959), ponente de la fenomenología social, sostiene que el
significado dado por cada individuo a la realidad social depende de sus propias
interpretaciones y reflexiones producto de sus vivencias cotidianas; y que el lugar ocupado
por cada individuo en el mundo está determinado por su biografía propia y la de los otros con
quienes interactúa. En esta coexistencia el individuo se configura a sí mismo desde la
intersubjetividad. Este individuo de Schütz tiene tal capacidad de agencia que se anticipa y
conoce de antemano los fines de su acción: “El análisis de la acción muestra que siempre se
la realiza de acuerdo con un plan más o menos implícitamente preconcebido” (Schütz, 1993,
p.89). Para Bourdieu, al anticiparse, los individuos actuarían en alguna medida bajo el
esquema de la teoría de acción racional. Esto se confirma cuando Schütz propone la
construcción del mundo de la experiencia a partir de la constitución del objeto externo, o lo
que también denomina la cosa del mundo externo, que se constituye a partir de la secuencia
de apariencias que el individuo hace en su conciencia, luego las organiza y dota de
significado (Schütz, 1993). En Bourdieu estos individuos son agentes que ocupan posiciones
dentro del espacio social y, de acuerdo con una durabilidad en ellas, adquieren disposiciones
que luego usan para tomar decisiones que los llevan a otras posiciones. Vale aclarar que en
su teoría las relaciones se dan entre las posiciones y no entre los individuos que las ocupan,
solo de esta manera se puede comprender el funcionamiento del mundo social.
Otros representantes del enfoque subjetivista son Peter Berger y Thomas Luckman,
discípulos de Schütz, quienes elaboraron una propuesta sobre la relación entre individuos y
sociedad, que puede considerarse circular por cuanto los individuos crean la sociedad y esta,
a su vez, se convierte en una realidad objetiva que crea al individuo. También expresan que
la sociedad existe como realidad objetiva y a la vez subjetiva. Berger y Luckman proponen
comprender el mundo social como un proceso dialéctico conformado por tres momentos no

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lineales: internalización, externalización y objetivación. Por internalización se refiere al
proceso de maduración que el individuo alcanza en su socialización, y desde la que puede
comprender a sus semejantes, así como el mundo en el que vive con estos. Externalización,
es la habitualización de las actividades humanas hasta que estas se institucionalizan
Objetivación es el proceso mediante el cual los individuos intervienen con acciones
significativas en la configuración de su realidad social. El mundo institucional es actividad
humana objetivada. En resumen: “La sociedad es un producto humano […] y el humano es
un producto social” (Berger y Luckman, 2001). Esta combinación de elementos garantiza la
transmisión histórica de la realidad objetiva a las generaciones siguientes dentro de un marco
de institucionalización y legitimación que contribuye a la continuidad del mundo social.
Las propuestas teóricas de Berger y Luckman (1968) son más cercanas a las ideas de
Schütz que a las de Bourdieu, puesto que Bourdieu pondera las relaciones entre posiciones
por encima de las relaciones que se dan entre individuos. Para Bourdieu los individuos actúan
desde las posiciones que ocupan en el mundo social, y esas posiciones parecen tener mayor
relevancia que los mismos individuos que las ocupan, el individuo puede cambiar de
posición, pero esta permanece. Es decir, para explicar el mundo social se deben buscar, no
las interacciones subjetivas entre los agentes, sí las relaciones objetivas entre las posiciones,
independientes de las conciencias individuales (Bourdieu, 2002).
Otro de los subjetivistas que Bourdieu controvierte teóricamente es Harold Garfinkel
(1917, 2011), reconocido representante de la tradición fenomenológica en la sociología
estadounidense, creador de la etnometodología como instrumento de investigación
sociológica cualitativa que, mediante la observación detallada de la acción social, la
intersubjetividad y la comunicación lingüística, busca entender el porqué de las estrategias
usadas por los individuos para llevar a cabo sus tareas cotidianas, dentro de los diferentes
contextos en los que interactúan. Para Garfinkel, el individuo como miembro de la sociedad
no es un idiota “cultural” o “psicológico” que actúa sin juicio, por el contrario, está en
capacidad de procesar información para actuar según lo requieran las circunstancias y las
situaciones sociales en las que esté implicado en su cotidianidad. Además, Garfinkel
considera que los hechos sociales no son objetos sino realizaciones prácticas de los
individuos en su día a día, en la aplicación de conocimientos que son del sentido común

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(Garfinkel, 1967). Bourdieu difiere de Garfinkel y de la etnometodología por cuanto
considera que este se detiene en la experiencia primaria de lo social, en la doxa. Al mismo
tiempo, mantiene un sesgo intelectualista que no le permite involucrarse en el universo donde
están ocurriendo las prácticas de los individuos en tanto agentes y esto le imposibilita en el
rol de investigador llevar a cabo el proceso de objetivación necesario para visualizar las
relaciones jerárquicas de poder, tácitas en las interacciones entre individuos (Bourdieu y
Wacquant, 2005).

2.2 Perspectiva objetivista y postura de Bourdieu frente a ella


Entre los Objetivistas más reconocidos y frente a los cuales Bourdieu toma postura en
contra, o a favor, se encuentran los siguientes: Emile Durkheim, Claude Lévi-Strauss, Louis
Althusser. A continuación, se describirán, de manera breve sus propuestas teóricas.
Para Emile Durkheim (1858, 1917) todo está determinado socialmente, la sociedad
sobrevive a los individuos, es anterior y posterior a ellos; y consecuente con ello propone los
hechos sociales como objeto de estudio de la sociología; con esta objetivación hizo una
exigencia metodológica que, a la vez, acompañó su ruptura epistemológica, distanciándose
de los métodos de investigación cualitativos que utilizaban el sentido común como única
manera de adquirir conocimiento en sociología. Por lo anterior, Bourdieu señaló, la
sociología durkheimiana como la resurrección de la “filosofía sin sujeto” (Bourdieu y
Wacquant, p.256). La propuesta teórico-epistemológica de Durkheim está plasmada en su
libro “División del trabajo social” (1893), donde sustenta que la existencia de un orden social
se debe a que cada quien hace una tarea específica o desempeña una profesión y, sin embargo,
se mantiene la interdependencia entre individuos y grupos operando de manera cooperativa,
en lo que denominó solidaridad orgánica. Adicionalmente, en su propuesta metodológica7,
apunta a que los hechos sociales sean tratados como cosas, por cuanto todo objeto de la
ciencia es una cosa inexplorada y su estudio debe partir de que ignoramos por completo lo
que es, pero puede ser observada para comprenderla buscando las regularidades implícitas
en ella (Durkheim, 1895, p.16). Se deduce que para entender la realidad social, hay que

7
Las reglas del método sociológico (1895),

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estudiar los hechos y no los individuos, ni siquiera los hechos individuales, sino los hechos
colectivos, ya que estos son realidad fuera del individuo, tienen existencia propia, y el
individuo termina ajustándose a ella porque, individualmente, no tiene posibilidad de agencia
para producir transformaciones en el mundo social. Aquí se presenta una distancia con el
concepto de agente de Bourdieu, por cuanto para este, el agente es un individuo en una
posición en el espacio social, que le ha correspondido ocupar según sus capitales acumulados,
y desde esta posición ha interiorizado las estructuras que lo coaccionan y rigen su forma de
pensar y hacer, dejando una ventana libre para elegir entre sus posibilidades objetivas.
Entre las diferencias de postura, que tienen Bourdieu y Durkheim, frente al papel de
individuo en la construcción de realidad, surgieron puntos comunes, tales como: el interés en
buscar explicaciones sobre el cómo opera el orden social, del comportamiento de los
individuos y de las formas de adquirir conocimiento. En este orden de ideas, Durkheim
propuso que las formas de clasificación en categorías usadas por los individuos no son
producto de su creatividad sino de construcciones sociales establecidas y necesarias para
reconocer, aprehender y reproducir el mundo social, tal como estaba creado antes que los
individuos hicieran parte de él. Medio siglo después, Bourdieu llegaba a la misma conclusión
y lo dio a conocer en dos de sus trabajos: en El oficio de sociólogo presentó sus
preocupaciones epistemológicas8 tal como lo hiciera Durkheim en Las reglas del método
sociológico, y luego en La distinción explicó los comportamientos de las agrupaciones
humanas organizados en categorías o clases sociales, utilizando en su estudio etnográfico
“hombres modernos” y no poblaciones primitivas como lo hizo Durkheim. Concluyó que
estos presentan una unidad en el gusto dependiendo de la clase social a la que se sienten
adscritos en cuanto a “preferencias alimenticias, vestimentarias, cosméticas, [culturales]”
(Bourdieu, 1988, p. 205). Estas clasificaciones también se utilizan para crear divisiones en el
mundo social, al incluir en ellas a quienes poseen las características requeridas para
pertenecer y excluir a los que no. De alguna manera las categorías sociales ya existen cuando
el individuo llega al mundo social, y este con los acumulados que tiene simplemente es
clasificado en ellas, y en la medida en que vive y comparte con sus semejantes dentro de la

8
Tales como la construcción del objeto de investigación, la vigilancia epistemológica, la ruptura
epistemológica.

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que le corresponde, asimila sus características y las va reproduciendo, manteniendo vigente
la clasificación y por ende la perpetuidad de las categorías del mundo social.
Como se mencionó, Claude Lévi-Strauss (1958) concentró su interés investigativo en
encontrar la lógica inconsciente que orienta la conducta de los individuos en las diversas
formas de vida social. Al igual que Durkheim, estudió los hechos sociales privilegiando las
estructuras sociales y considerándolas objetivas e independientes de las conciencias
humanas, pero identificando que ejercen control sobre ellas. Escribió el libro El pensamiento
salvaje (1962) y en el capítulo denominado “historia y dialéctica” critica las tesis sartreanas
sobre totalización histórica y la superioridad de la diacronía sobre la sincronía para la
reflexividad social. Inicialmente, Bourdieu se acogió el estructuralismo de Lévi-Strauss y
confesó admiración por su trabajo, por cuanto gracias al enfoque estructuralista la ciencia
social se había impuesto como una disciplina respetable y hasta dominante (Bourdieu, 1987).
Fue precisamente Lévi-Strauss quien introdujo en las ciencias sociales el modo de pensar
relacional que terminó rompiendo con el sustancialismo realista de los individuos y fue la
inspiración para que Bourdieu construyera el concepto de espacio social. Después rompió
con algunos presupuestos fundamentales del estructuralismo. Para Bourdieu las categorías
en que se divide el mundo social son esquemas de percepción, apreciación y acción que han
sido construidas históricamente de manera que los individuos se orienten en el mundo y
ocupen las posiciones correspondientes a sus capitales; cuando se objetiva, el individuo que
percibe se margina (Martínez, 2007). Bourdieu justamente se distancia del estructuralismo
de Lévi-Strauss porque en su propuesta teórica es importante introducir el concepto de agente
o individuo con capacidad de agenciamiento, de anticipación y acción, y el estructuralismo
dentro de sus presupuestos fundamentales piensa el mundo social como espacio de relaciones
objetivas trascendentes en relación con los agentes e irreductible a las interacciones entre
individuos.
Por su parte, Louis Althusser (1918-1990), quien fue un reconocido filósofo marxista
francés, se preocupó porque a la obra de Marx se le diera una lectura científica y realizó
interpretaciones que le permitieron debatir con la postura economicista del marxismo, que
explicaba la realidad social exclusivamente desde el enfoque económico, dejando de lado
otras instancias determinantes en la configuración de las relaciones sociales, como, por

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ejemplo, los componentes de la superestructura. También utilizó el estructuralismo como
método de investigación y dio primacía a la estructura; una de sus tesis es que “la historia es
un proceso sin sujetos ni fines, cuyo motor son las fuerzas productivas” (Althusser, 1973,
p.35). Su pensamiento defiende que el Estado utiliza aparatos ideológicos (Iglesia, escuela y
medios de comunicación) para mantener la ideología dominante, aboliendo la capacidad de
maniobra del sujeto, convirtiéndolo en simple epifenómeno de la estructura (Bourdieu,
1987). Estas inquietudes lo llevaron a reflexionar sobre las formas de reproducción de la
sociedad capitalista en La reproducción de las relaciones de producción (1969) donde
explica cómo se reproduce la sociedad en el modo de producción capitalista apoyado en el
sistema escolar: en el que al obrero se le paga por su fuerza de trabajo y con este salario,
escasamente, adquiere lo necesario para sobrevivir, lo que le obliga a volver cotidianamente
al trabajo. De esta manera la ideología dominante garantiza la reproducción de las
condiciones sociales, por cuanto construye sujetos que permanecen sujetados a sus
circunstancias.
Un año después, en 1970, Bourdieu publicó La reproducción, libro en el que incluye
sus hallazgos tanto de la organización del aparato escolar como de la estructura ideológica
que lo fundamenta y pone al descubierto los mecanismos de actuación del sistema escolar
mostrando que la aparente igualdad entraña una gran dosis de “violencia simbólica”, por
cuanto el sistema escolar es reconocido por algunos teóricos como un instrumento que
participa en la legitimación de las jerarquías sociales, hecho que logra a través de las
titulaciones que se convierten en traducciones del valor intrínseco de los individuos
(Bourdieu, 1970). Estas posturas tienen puntos comunes con Althusser y Bourdieu: 1) el
papel importante de la escuela en la formación del individuo, según los requerimientos del
medio social a fin de mantener el statu quo; 2) la preponderancia que Marx le da al
economicismo como elemento explicativo de la configuración de la realidad social. No
obstante, el distanciamiento entre Bourdieu y Althusser está marcado por la concepción que
este último tiene sobre el sujeto y la historia: “la historia es un proceso sin sujetos ni fines”
(Althusser, 1973, p.36), mientras para Bourdieu el sujeto es un agente social, no un autómata
regulado por leyes mecánicas. Este agente social de Bourdieu tiene capacidad de gestionarse,
tiene una historia construida en el curso de su trayectoria de vida. Ha configurado un habitus

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o conjunto de disposiciones “adquiridas por la experiencia” que puede aplicar según lo
requieran sus circunstancias, sin que esté conscientemente orientado a fines. No es el actor
del cálculo racional, ni la marioneta social cuyos hilos son manejados por las estructuras,
según Althusser. Con la introducción del agente social y su habitus, Bourdieu escapa al
estructuralismo sin sujeto y a la filosofía del sujeto (Bourdieu, 1987).

3. Implicaciones metodológicas de la oposición subjetivismo-objetivismo


Se mencionó antes, que usar, exclusivamente, el objetivismo como modo de adquirir
conocimiento es desconocer al individuo, su práctica individual y su capacidad de pensar y
de anticipar la acción. Es desconocer, también, la relación entre la lengua y el habla para
producir el discurso —siendo estas los elementos fundamentales en la comunicación de las
ideas—, además de la historia, y negar que las estructuras sociales son producto del desarrollo
histórico, de luchas que se dan en el interior del espacio social, que al final terminan
contribuyendo a la naturalización de dichas estructuras. Es dejar, exclusivamente, en manos
del científico la posibilidad de interpretación de la realidad, so pena de cometer errores de
lectura, por cuanto el sociólogo actúa como un observador distante de la realidad, y cuya
posición sería la del dios leibniziano9 que descifra en el acto el sentido objetivo de las
prácticas sin que sea necesario introducirse en su objeto de investigación, en actitud distante.
En este mismo orden de ideas, Gramsci señaló que pensar en estructuras objetivas por
fuera de los procesos históricos y sociales, despojadas de sujetos, equivale a pensar una
historia sin hombres (1986, p.291), y esto sería una forma de misticismo, absurda por demás,
si se tiene en cuenta que la ciencia es una superestructura, una ideología (p.308) que solo
puede existir en la mente de los hombres y que tiene una génesis específica que merece ser
descifrada por cuanto ella misma es una herencia inscrita en el juego de las estructuras
sociales.
Bourdieu siguió el mismo razonamiento, le preocupaba que el investigador perdiera la
oportunidad de conectarse con su objeto de investigación y adentrarse en él para conocer las

9
El dios de Leibniz es un ser personal, inteligente, libre, creador y conservador que obra por causas finales y
ejerce su providencia paternal sobre todas sus creaturas (Discour, 34-35).

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verdaderas razones de sus prácticas, entendidas como ejercicios cotidianos de la actividad
humana.
En contraste, reducir el mundo social a las meras representaciones que los agentes se
hacen de él, daría dando paso a visiones espontáneas del mundo social y los científicos
sociales terminarían, exclusivamente, elaborando un resumen de interpretaciones o un
“informe de informes” (Bourdieu, 1987, p.128), producto de la observación del hacer de los
agentes sociales. Se registrarían los objetos de pensamiento construidos por el sentido común
de los hombres que viven su vida cotidianamente en el mundo social. Es decir que las
construcciones de conocimiento hechas por las ciencias sociales se reducirían a
construcciones de segundo grado hechas por los propios actores sobre la escena social
(Bourdieu, 1987). Así se olvidaría totalmente que las estructuras mentales usadas por los
individuos para comprender el mundo social se han configurado gracias a la interiorización
de las estructuras de ese mismo mundo. De lo que se trata es de: “escapar a la vez a la filosofía
del sujeto, pero sin sacrificar el agente, y a la filosofía de la estructura, pero sin renunciar a
tomar en cuenta los efectos que ella ejerce sobre el sujeto y a través de él” (Bourdieu, 2000,
p.13).
En un caso u otro esta oposición de dos modelos de adquisición de conocimiento, a los
que Bourdieu califica como dos versiones paralelas de intelectualismo etnocéntrico y dos
maneras de sutiles de racismo de la inteligencia10 (Martínez, 2007), descartan la posibilidad
de tener una mirada completa sobre la realidad del mundo social. No debe ser la una sin la
otra.

10
Racismo propio de una clase dominante cuya reproducción depende, en parte, de la transmisión del capital
cultural, capital heredado que tiene la propiedad de ser un capital incorporado y, por tanto, aparentemente
natural, innato. El racismo de la inteligencia es lo que utilizan los dominantes con el fin de producir una
«teodicea de su propio privilegio», como dice Weber, es decir, una justificación del orden social que dominan.
Es lo que hace que los dominantes se sientan justificados de existir como dominantes, que se sientan de una
esencia superior. Todo racismo es un esencialismo y el racismo de la inteligencia es la forma de sociodicea
característica de una clase dominante cuyo poder se basa en parte en la posesión de títulos que, como los títulos
escolares, se consideran garantía de inteligencia y que han suplantado en muchas sociedades, incluso para el
acceso a las posiciones de poder económico, a los antiguos títulos, tales como los títulos de propiedad o los
títulos nobiliarios (Intervención en el Coloquio del MRAP en mayo de 1978, publicada en Cahiers Droit et
liberté “Races, sociétés et aptitudes: apports et limites de la science”, núm. 382, pp.67-71.)

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4. Apuesta por la superación de la oposición subjetivismo/objetivismo
Antes de profundizar en la construcción epistemológica y metodológica que Bourdieu
propone para hacer de la sociología un instrumento de vigilancia epistemológica, de lo que
hay en y dentro de la configuración de lo social, es importante mencionar que él rechazó
drásticamente el encasillamiento del pensamiento social, por esta razón se declaraba anti
intelectualista (Bourdieu y Wacquant, 2005), aunque también puede reconocerse como:
antiesencialista, anti-sustancialista, anti-positivista y anti-existencialista. Sin embargo,
reconoció que los cimientos del espacio teórico de su trabajo no hubieran sido posibles de no
“tomar la riqueza allí donde se la encuentra” (Bourdieu, 1987, p.39). Esta reflexión es muy
valiosa, porque confiere reconocimiento al papel de las propuestas de Durkheim, Weber y
Marx, a quienes consideró autores canónicos y con los cuales estuvo de acuerdo, pero
también discutió cuando fue necesario. En suma, la posición científica de dichos autores,
junto con la de Bachelard, constituyó un apoyo significativo en el desarrollo de la propuesta
científica de Bourdieu (Bourdieu,1987)
Con Durkheim compartió, principalmente, la preocupación sobre lo que pasa con el
orden social, aunque aquel buscara desde el positivismo y el estructuralismo las leyes
regulatorias del mundo social teniendo como objeto de estudio los hechos sociales. De Marx
le interesó el materialismo histórico y la idea de construcción de clases sociales, aunque no
concordaba con la idea de que dicha construcción obedeciera, exclusivamente, al factor
económico como criterio de clasificación. De allí derivó la idea de campos como elementos
constitutivos del espacio social.
De Weber y su sociología comprensiva le son importantes, entre otros, la teoría de la
acción social y sus tipos ideales para avanzar en la configuración del concepto de habitus.
De Bachelard le fueron de gran ayuda propuestas sobre la formación del espíritu científico
como: toda teoría es una práctica; todo estudio epistemológico debe ser histórico o la
necesidad de dar cuenta de la evolución de los fenómenos en el tiempo; y sobre todo, el rigor
científico para producir nuevo conocimiento11, que requiere una ruptura con lo que Bachelard

11
“Llega un momento en que el espíritu prefiere lo que confirma su saber a lo que lo contradice, en el que opta
por las respuestas en vez de preguntas, entonces el espíritu conservativo domina y el crecimiento intelectual se
detiene” (Bachelard, 1988).

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denominó obstáculos epistemológicos (1972, p.15) para referirse a tres elementos principales
que deben ser controlados en el proceso de investigación para producir aportes a la ciencia:
1) las percepciones de sentido común que son propias del investigador gracias a las
prenociones e ideas configuradas a través de las experiencias culturales, sociales y de su
trayectoria investigativa, en otras palabras, eso que ya se sabe del mundo puede evitar que lo
veamos de otra manera; 2) el uso del lenguaje común que trae de fondo una “filosofía
petrificada de lo social siempre dispuesta a resurgir” (Bourdieu, 1968, p.37) en una especie
de camuflaje científico, dicho de otra manera, es la reaparición constante de las prenociones
en la voz del investigador; y 3) las nociones teóricas comunes. Bachelard explicaba que “se
conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos”
(Bachelard, 1972, p.15).
Para vencer los obstáculos epistemológicos a favor de adquisición de nuevo
conocimiento, Bourdieu propuso la vigilancia epistemológica, refiriéndose a las actitudes
críticas y autocríticas que debe mantener el científico durante todo el proceso de
investigación: la autocrítica se refiere al desarrollo de la habilidad para diferenciar entre el
conocimiento producto del sentido común y el conocimiento netamente científico. La crítica,
por una parte, al uso meticuloso del lenguaje para elaborar discursos teóricos alejados de la
informalidad que aporta el sentido común, por otra, al manejo de técnicas rigurosas de
objetivación como las herramientas estadísticas, que impiden caer en la sociología
espontánea (Bourdieu, 1968).
Con este cúmulo de conceptos abordados hasta aquí y otros que se van agregando,
puede notarse que las preocupaciones teórico-metodológicas de Bourdieu se centraron en
superar diferentes antinomias que atravesaban la historia epistemológica y metodológica de
la sociología, entre ellas, la que ocupó gran parte de su producción intelectual y a la que nos
hemos referido a lo largo de este escrito: objetivismo/subjetivismo. A ella se dedicó
intensamente, mostrando que podía ser superada si se lograba una combinación adecuada de
trabajo estadístico con investigación etnográfica, labor que tituló “objetivar la relación
objetivante”, es decir, realizar una ruptura epistemológica y social en aras de rescatar la
relación entre el sentido vivido y el sentido objetivo a fin de develar el sentido del juego
social (Bourdieu, 1980, p.45).

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Al principio de su trayectoria teórica habló del estructuralismo genético, refiriéndose
a la necesidad de analizar la génesis de las estructuras objetivas —las de los diferentes
campos— paralelamente al análisis de la génesis de las estructuras mentales de los individuos
biológicos, puesto que estas últimas son producto de la incorporación de las primeras, pero a
su vez también las estructuras mentales en acción realimentan las estructuras sociales. Todo
esto ocurre dentro del espacio social en el cual los individuos y los grupos se distribuyen y
ocupan las posiciones que les corresponden de acuerdo con lo obtenido en las luchas que
históricamente se dan para configurar dicho espacio (Bourdieu, 1987).
En 1987, Bourdieu pasó a llamar su trabajo como estructuralismo constructivista,
madurando la búsqueda de la génesis de la estructura social en relación con la génesis de la
estructuración de la personalidad de los individuos. Por una parte, reconoció y comprendió
el estructuralismo como las estructuras objetivas, fuera de la conciencia y voluntad de los
individuos, capaces de orientar o coaccionar sus prácticas y representaciones. Por otra,
explicó que el constructivismo es la génesis social de una parte de los esquemas pensamiento
y acción que constituyen el habitus, y de las estructuras que denomina campos. En adelante,
la complicidad ontológica entre los conceptos habitus y campo serían la base de su propuesta
epistemológica.
Para avanzar en la consolidación de su teoría de la práctica era necesario superar
algunas de las dicotomías heredadas de la historia de la sociología: estructura-agente,
individuo-sociedad, colectivo-individuo. Ante ellas, Bourdieu propone la primacía de las
relaciones, esto significa que los individuos en tanto agentes ocupan ciertas posiciones en el
espacio social, y esas posiciones parecen tener un peso mayor sobre la realidad, que los
individuos que las ocupan. Dicho de otra manera, lo que cuenta son las relaciones entre
posiciones y no las interacciones entre individuos; estas relaciones entre posiciones son
objetivas y sobreviven a los individuos. Esta postura teórica fue denominada Relacionalismo
metodológico e indica que el mundo social está conformado principalmente por relaciones
dinámicas y en desarrollo, siendo el campo “una red, o configuración, de relaciones objetivas
entre posiciones” (Bourdieu y Wacquant, 1992, p.64). Así lo resaltó en el marco de la
conferencia pronunciada en la Universidad de San Diego en 1986: “El aporte principal de la
revolución estructuralista consistió en aplicar al mundo social el modo de pensamiento

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relacional de las ciencias naturales y que identifica lo real [,] no con sustancias sino con
relaciones” (1987, p.129).
En la sociología reflexiva, entendida como un llamado a transformar la manera de hacer
sociología en la que el sociólogo no sea un observador absoluto que contempla su objeto
desde arriba —sin interesarse en acercarse y establecer una comunicación con él—, la
reflexividad es la capacidad del investigador para volverse hacia sí mismo y hacia sus propias
condiciones de origen, a la posición social que ocupa, a fin de controlar su práctica intelectual
de manera que pueda forjar una auténtica teoría crítica de la sociedad. Por su parte, en 1979,
Giddens señalaba: “El monitoreo reflexivo de la acción se basa en “conocimiento tácito” que,
sin embargo, sólo puede ser parcial e imperfectamente expresado en el discurso. Tal
conocimiento, que es sobre todo práctico y de carácter contextual, no es inconsciente en
ninguno de los sentidos” (p.40).
Con ello se refería a la habilidad de introspección que les es inherente al ser humano
para comprender y controlar su conducta a la vez que entiende la de los otros. Desde estas
reflexiones puede concluirse que Giddens, al igual que Bourdieu, identificó dos caras de la
reflexividad: la que el investigador debe mantener sobre sí cuando actúa como observador
social (objetivándose a sí mismo) y la de los agentes (actores) cuya conducta se pretende
analizar (objetivación del mundo social). Entendiendo que en estos últimos se trata de una
característica rutinaria que permanece en ellos de manera inconsciente (Giddens, 1979).

5. Ejercicio de superación del dualismo subjetivismo/objetivismo


Si bien sociólogos como Durkheim lograron realizar trabajo de campo en sus
investigaciones etnográficas a la par que elaboraban sus construcciones teóricas, Bourdieu
tuvo la posibilidad de adelantar dicho trabajo no solo en comunidades ajenas (como las
argelinas) sino también en su propia tierra natal, el Béarn francés. Estos ejercicios le dieron
otra perspectiva de lo que debería ser la investigación social para comprender las acciones
humanas. Procuró una mixtura entre la sociología estructural y la fenomenología del cuerpo
socializado, o, dicho de otra manera, entre el agente social y el mundo, en una relación de
“complicidad ontológica” entre sus conceptos, habitus y campo, donde el habitus se entiende
como “sistema de disposiciones duraderas, estructuras estructuradas predispuestas a

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funcionar como estructuras estructurantes, listas a activarse para controlar las prácticas y
regular las estrategias en las prácticas cotidianas” (Bourdieu, 1972, p.17) y el campo
“Universo sociales relativamente autónomos donde unos profesionales de la producción
simbólica se enfrentan, en unas luchas cuya apuesta es la imposición de los principios
legítimos de visión y de división del mundo natural y del mundo social” (Bourdieu, 1994,
p.84), en la que el agente pondría por delante su “sentido práctico”, su propia lógica
irreductible a la lógica del conocimiento teórico para moverse y actuar dentro del espacio
social, siendo no consciente de estar coaccionado por las estructuras (Estado, familia, iglesia,
cuerpo jurídico, etc.). Ese sentido práctico es el que pone el sobre aviso entre lo que podemos
y no podemos hacer, lo que elegimos y lo que descartamos, en términos culturales, sociales
y económicos, de acuerdo con nuestra posición dentro de un campo y dentro de todo el
espacio social al que pertenecemos.
Desde estas claridades conceptuales, y en consecuencia con ellas, Bourdieu plantea la
necesidad de hacer un trabajo de socio-análisis12 en el que se ejecuten análisis etnológicos de
las estructuras objetivas y de las formas cognitivas de las sociedades históricas concretas
(Bourdieu, 1998, p.17), teniendo el cuidado de objetivar las relaciones subyacentes que se
dan en el interior de las estructuras. Esto lo lleva a la idea de implementar una combinación
entre etnología y estadística, la cual trae implícita la construcción del objeto de investigación
en función de una problemática teórica específica. Durante los años sesenta, Bourdieu trabajó
con los técnicos estadísticos del INSEE13 con el fin de “apropiar todo el utillaje técnico,
análisis multivariado o clases sociales latentes” (Bourdieu, 2004, p.103) que luego aplicó en
su propuesta metodológica, en la que sugirió ejecutar dos pasos o momentos para superar la
dicotomía objetivista/subjetivista: usar la estadística para objetivar las hipótesis, dando peso
a las cifras y luego recoger la subjetividad a través de las técnicas de reconstrucción de

12
El socio-análisis es una metodología de investigación que se apoya en una mezcla entre sociología,
antropología, psicología, semiótica y etnografía con el fin de estudiar procesos de cultivo social en comunidades
e instituciones, el cultivo de los mundos de la vida o cultivo social se refiere a construcción objetiva de formas
colectivas de apropiación de los diferentes recursos y ambientes humanos. Toda sociedad humana asienta su
supervivencia en la acción transformadora que ejercita sobre su ambiente, y en la producción de los recursos
para su supervivencia (Vizer y Caravalho, 2009).
13
INSEE: Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos de Francia.

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trayectorias de vida para recuperar la historia del individuo en tanto agente, en una apuesta
por comprender las razones detrás de sus prácticas sociales.

5.1. El momento objetivista: La construcción teórica del espacio social


Se trata de descubrir las características del espacio social, de manera tal que se puedan
identificar las relaciones objetivas existentes entre las diferentes posiciones relativas
pertenecientes a dicho espacio. Ahora bien, si se efectúa un paralelismo entre espacio social
y espacio geográfico, lo que Bourdieu propone es convertir la sociología en una topología14
social que logre representar el mundo social en un plano bidimensional donde se puedan
observar las relaciones entre posiciones o categorías de múltiples variables cualitativas,
obtenidas de la observación realizada sobre los diferentes individuos que conforman la
población de interés en un estudio específico. Características acopiadas a través de encuestas.
Con respecto a la validez del método de objetivación utilizado por Bourdieu, puede
decirse que radica en que la intervención del investigador, en este primer momento, se limita
tanto a la formulación del cuerpo de hipótesis que responden a determinados supuestos
teóricos y cumplen la función principal de ayudar a controlar sus prenociones, como a la
selección de las variables y las categorías o modalidades asociadas a ellas que serán las
posiciones distribuidas dentro del espacio social, alrededor de las cuales se agruparán los
individuos15. Por supuesto ellas son fundamentales en la construcción del objeto de
investigación, en tanto guardan relación con la problemática teórica. Una vez acopiados los
datos requeridos para dar respuesta a los interrogantes de la investigación, se aplica el método
estadístico de reducción de dimensiones —acción transcendental de la objetivación—
conocida como Análisis de Correspondencias Múltiples (en adelante ACM), método que
Bourdieu usó desde 1976 en sus análisis de encuestas para reconstruir e investigar los

14
Topología viene (del griego τόπος, 'lugar', y λόγος, 'estudio'). Aparece en el siglo XVII con el nombre de
Análisis Situs o análisis de la posición. Es una versión de la geometría que se ocupa de estudiar los cuerpos que
mantienen intactas sus propiedades a pesar de ser sometidos a transformaciones, Euler decía que “esta otra
geometría fue llamada por Leibniz “Geometría de la posición” y que Leibniz determinó que esta parte se tenía
que ocupar de la sola posición y de las propiedades provenientes de la posición en todo lo cual no se ha de tener
en cuenta las cantidades …” (Stadler, 2002).
15
Los individuos se constituyen en las unidades de análisis que harán parte de la muestra para este estudio. Si
la muestra se elige al azar, el investigador no interviene en su elección.

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espacios sociales. En esa ocasión publicó el artículo “Anatomie du Goút”16 en el que daba
cuenta del estudio preliminar del estilo de vida en la sociedad francesa, derivado del análisis
de una encuesta por cuestionario realizada, primero en 1963 y luego en 1968, sobre una
muestra de 1217 personas, entre parisinos y provincianos, a las que se observó e interrogó
para recabar información de 35 variables. El ejercicio de investigación consolidado se
publicó en 1979 bajo el título La Distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Se resalta
que las categorías de las variables (preguntas u observaciones del cuestionario) fueron
asignadas, unas de acuerdo con las necesidades de las preguntas de investigación y otras
acogidas de la clasificación realizada por el INSEE (Bourdieu, 1979). Puede verse el plano
perceptual resultante del ACM (Ver en la Distinción, p.345) que no se incluyeron todas las
variables. De hecho, el conjunto de variables a incluir se dividió en dos grupos: ocho activas
y cuatro ilustrativas. Las activas17 fueron: Decoración del hogar (12), amigos (12), platos que
sirven a los amigos (6), estilos de muebles (6), cantantes preferidos (12), obras de música
clásica (15), visita a museos (4) y pintura (5). Las ilustrativas18 fueron: Edad del encuestado,
profesión del padre, nivel de instrucción e ingresos. Para Bourdieu (1979) la decisión sobre
las variables y categorías a incluir, así como sobre los instrumentos a utilizar en el análisis
de datos, constituye una postura epistemológica trascendental dada su importancia en el
conocimiento científico del objeto de investigación.
Bourdieu elige el Análisis de Correspondencias como un método único, por encima de
otras herramientas de objetivación que hubiera podido utilizar, así lo dejó consignado en
Respuestas por una antropología reflexiva:
Si recurro mucho el Análisis de Correspondencias —más, que, por ejemplo, al análisis
de regresión múltiple— es porque se trata de una técnica relacional de análisis de datos
cuya filosofía corresponde exactamente a lo que es, en mi opinión, la realidad del mundo

16
Anatomie du gout [article]. Pierre Bourdieu y Monique De Saint-Martin. Actes de la Recherche en Sciences
Sociales (Année, pp.2-81).
17
Son aquellas variables que irán directamente a los procesamientos de cálculo del ACM, por ser las que
hipotéticamente aportarían más en la construcción del espacio social. Los números entre paréntesis
corresponden a la cantidad de categorías en que se divide la variable, dichas categorías son las posiciones en el
plano perceptual y por tanto las posiciones en el espacio social.
18
Este tipo de variables también llamadas suplementarias no participan en la conformación de los ejes
factoriales, pero pueden enriquecer su interpretación y contribuir en el análisis de las variables activas (Díaz,
2012).

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social. Es una técnica que “piensa” en términos de relaciones, que es precisamente lo
que intento hacer con la noción de campo (Bourdieu, 1992, p.64).
La participación de la estadística, el álgebra matricial y la geometría en la configuración
de los agrupamientos le da solidez teórica y respaldo científico al ejercicio y la tranquilidad
de la presencia de control de prenociones del investigador, anulando su intervención en la
organización de las posiciones dentro de los planos perceptuales para no permear “las
prácticas y las propiedades de las cosas clasificadas” (Bourdieu, 1984). Igualmente, a pesar
de la complejidad en los cálculos realizados, la interpretación puede hacerse en el terreno de
la realidad en tanto que los resultados se expresan en unidades de medida coherentes con el
objeto de estudio (Moscoloni, 2011).
Lo anterior ha sido fundamental para acercar las técnicas de análisis de datos a la
sociología, así como también la labor de algunos sociólogos que se han inclinado hacia el
uso de las mismas, particularmente Baudelot19, quien en su posición de profesor en la Escuela
Nacional de Estadística y Administración Económica (ENSAE) de 1968 a 1989 contribuyó
en la difusión de la sociología de la cultura a los investigadores sociológicos estadísticos del
INSEE con el fin de fomentar un enfoque reflexivo en los fundamentos teóricos de la
producción de estadísticas en Francia. Baudelot realza la importancia de los métodos
estadísticos para el tratamiento de problemas multivariados de variable categórica,
desarrollados por Benzécri:
Con sus gráficos de análisis factorial, Benzécri ha devuelto los individuos a la
estadística: durante mucho tiempo ignorados a fuerza de ser confundidos en vastos
agregados o pulverizados en las fórmulas inferenciales, que se interesan en primer lugar
por las relaciones entre magnitudes abstractas (ingreso vs consumo, salario vs
escolaridad), los individuos hacen su ingreso en la escena estadística bajo la forma de
una nube de puntos. Las posiciones respectivas que ellos ocupan en el seno de esa nube
demuestran en primer lugar que ellos se diferencian unos de otros. Las distancias y las
proximidades que ellos mantienen con las [categorías] de las variables consideradas

19
Autor de una relevante obra en el campo de la sociología de la educación (en parte escrita con su colega
Roger Establet) en la que han aportado un conjunto de investigaciones significativas sobre las desigualdades
sociales que los sistemas escolares tienden a reforzar y a reproducir (al igual que de Pierre Bourdieu y Jean-
Claude Passeron en Los herederos, 1964 y la Reproducción, 1970). Baudelot es profesor emérito de Sociología
en el Departamento de Ciencias Sociales de la École Normale Supérieure de París e investigador en el Centro
Maurice Halbwachs (CNRS/EHESS/ENS). Agregado en Letras clásicas y doctor en sociología, en la primera
parte de su carrera fue próximo a la filosofía de Althusser. Su trabajo forma parte del paisaje intelectual marxista
de los años sesenta y setenta (Diker, 2013).

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permiten a continuación comprender en qué difiere cada uno del otro; por sus gustos,
sus opiniones políticas, su edad, su sexo, la marca de su vehículo, la profesión de su
padre … pero la estadística es todavía una historia sin palabra. Una de las contribuciones
mayores de la estadística es precisamente animar todos estos gráficos dando la palabra
a cada uno de estos individuos. Gracias a Lebart y Salem, los famosos puntos-individuos
no son ya mudos, ellos hablan. Vuela entonces en pedazos la tradicional pero artificial
distinción entre lo cuantitativo y lo cualitativo. Los métodos [propuestos] permiten
poner en relación las propiedades sociales o personales de los individuos tal como los
captura la encuesta estadística, con los textos por los cuales estos mismos individuos
responden a las preguntas (Lebart L., y Salem A. citado en Moscolini, 2011).

5.2. El momento subjetivista y su integración con el objetivista


Se mencionó que para superar la oposición objetivismo-subjetivismo es indispensable
integrarle a la teoría objetivista la experiencia inmediata y vivida de los agentes, es decir
agregar la representación que estos se hacen del mundo social y la manera como están
contribuyendo a la construcción de ese mundo (Bourdieu, 1984, p.210), reconociéndole al
individuo su capacidad de agencia. Bourdieu se apoya en lo propuesto por Merleau-Ponty,
para señalar que la estructura20 tiene por dentro un principio organizador que lo dota de
sentido y que es producido desde las vivencias de los individuos cuando ejecutan sus
prácticas en su diario vivir. De esta manera, la tarea del investigador es acercarse a los
espacios donde el individuo ejecuta sus lógicas prácticas, en un esfuerzo por enlazar el
análisis objetivo con el vivido, utilizando mecanismos adecuados para reconstruir y
comprender la constitución de los habitus, observando al individuo en movimiento en su
propio entorno, atento a sus experiencias sociales tanto presentes como pasadas. Así como a
la forma de “establece[r] sus relaciones en las prácticas cotidianas y según sus condiciones
de vida concreta” (Bertaux, 1983). También lo proponía Giddens: “El Estudio de una vida
cotidiana es parte esencial del análisis de la reproducción de prácticas institucionalizadas”
(1995, p.307). En palabras de Bourdieu, hay que “reintroducir la experiencia inmediata y
vivida de los agentes con el fin de explicar las categorías de percepción y apreciación
(disposiciones) que estructuran su acción desde el interior” (Bourdieu y Wacquant, 2005,
p.35). Por supuesto, manteniendo siempre presente que las estructuras mentales de los

20
“No es exclusivamente la estructura la causante de que haya unos hombres, una sociedad, una historia”
(Merleau-Ponty, p.144).

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agentes están en correspondencia con las estructuras sociales, las segundas encarnan en las
primeras, en el punto más profundo del cuerpo: el habitus.

5.2.1 El habitus: el enlace entre lo objetivo y lo subjetivo


La conexión se logra cuando se ha llegado al producto resultante del procesamiento de
los algoritmos estadísticos, cuando se han obtenido las regularidades, las tendencias, la
organización de los datos alrededor de observaciones promedio, generándose así diferentes
grupos (categorías o clases) consolidados gracias a la homología de comportamientos,
estrategias, gustos, actitudes de los individuos que los constituyen; pero que a su vez son
diferentes a las de otros grupos. Es el cierre del momento de objetivación y con base en lo
que este ha arrojado se debe pasar al momento subjetivo, para lo cual es necesario elegir
agentes “tipo” o con perfil representativo de los grupos o categorías sociales y explorar cuáles
elecciones históricas, sociales, económicas y culturales fueron tomadas, de manera que ellos
hayan terminado ubicados en una categoría y no en otra.
Este ejercicio corresponde al trabajo de campo, en él se realiza un acercamiento a los
individuos en sus entornos, para examinar sus habitus y así comprender por qué ocupan
ciertas posiciones en el espacio social y no otras. Cómo se configuró su habitus en principio,
cómo ha transmutado, en caso de haberlo hecho, puesto que cabe la posibilidad de que las
trayectorias individuales hayan contribuido a la transformación de sus habitus primarios. Si
bien el habitus tiende a reproducir las condiciones objetivas que lo generaron, es posible que
nuevos contextos o condiciones históricas diferentes terminen reorganizando disposiciones
adquiridas y produciendo prácticas transformadoras (Bourdieu, 1984). Todos estos
elementos son susceptibles de ser explorados en la inmersión21 que el investigador realice en
la vida de los individuos objeto de estudio, sólo de esta manera podrá comprender cómo se
ha construido su historia y podrá generar las descripciones más precisas de estos hechos.

21
“Inmersión en una forma de vida es el medio único y necesario por el cual un observador puede generar tales
caracterizaciones. (…) inmersión como relación con una cultura ajena, sin convertirse en miembro cabal de la
comunidad, ser capaz de orientarse en ella para conocer con profundidad y luego poder elaborar un discurso
científico-social más preciso” (Giddens, 1987, p.165),

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Según lo anterior, el concepto de habitus propuesto por Bourdieu conecta lo objetivo y
lo subjetivo, pues en el momento objetivo vimos como los habitus similares se agrupan en
torno a una categoría social y se alejan de otras categorías conformadas por habitus
completamente distintos. Ahora en el momento subjetivo vuelve a ser importante explorar
dichos habitus para conocer su configuración primaria y su consolidación a lo largo de la
historia de los individuos, lo cual está enmarcado dentro de las condiciones socioculturales
del entorno en que esto ocurre y en la medida en que el individuo crece biológicamente el
habitus es el encargado de interiorizar lo social y producir la correspondencia entre las
estructuras objetivas y las estructuras subjetivas. Entender el habitus individual permitirá
comprender la posición que ocupa el agente en su mundo. Entender el habitus colectivo
permitirá comprender la distribución de las diferentes categorías en el espacio social.
Habitus, es, por tanto, un concepto central de la teoría bourdiana y por ello a lo largo
de toda su obra lo fue robusteciendo. Dejó escritas múltiples maneras de lo que debería
entenderse por él y su relación inseparable con los conceptos campo y capital, todos
productos de construcciones históricas. En particular, el habitus es producto de la
incorporación de las estructuras objetivas del espacio social. Es una forma de construir visión
de mundo, pero bajo coacciones estructurales. Responde por la correlación entre
probabilidades objetivas y esperanzas subjetivas. Es un conjunto de disposiciones duraderas
y transportables conformado por exposición a las situaciones sociales. Es el que preforma las
prácticas futuras orientándolas a la reproducción de la misma estructura en una tendencia a
perpetuarse, es el reflejo de que el cuerpo es socializado.
Ahora bien, dada la importancia tanto del habitus del individuo como del habitus de la
clase dentro del juego social, se debe buscar la manera de explorarlos para analizar y
comprender fenómenos sociales. Esta exploración puede hacerse a través de acercamientos
con los individuos utilizando herramientas metodológicas de investigación cualitativa como
los relatos de vida y las trayectorias vitales.

5.2.2 Relato de vida y trayectoria vital: miradas a la configuración del habitus


La recuperación del rol activo del agente social, dentro de los límites de sus condiciones
objetivas, debe llevarse a cabo en su propia ubicación y en las diversas posiciones que ocupa

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en los diferentes campos del espacio social. Se hace necesario establecer cuáles fueron sus
estrategias, tanto para llegar a dichas posiciones como para mantenerse en ellas, por ello la
combinación de estas metodologías facilita el acercamiento a los individuos que son quienes
viven las relaciones estructurales en sus prácticas cotidianas, en sus condiciones concretas de
vida. De esta manera, se rescatará la perspectiva de los agentes involucrados, comprendiendo
su cotidianidad y rastreando sus capitales de origen, así como la configuración de los mismos;
sin perder de vista que cada agente pertenece a una categoría social específica y puede aportar
desde su perspectiva, su experiencia directa, a que se vaya conformando una mirada más
completa del fenómeno colectivo de estudio.
Bertaux (1983) propone usar los relatos de vida para estudiar las relaciones y los
procesos sociales estructurales, focalizando la mirada en las prácticas recurrentes ejecutadas
de la misma manera por diferentes agentes que estén clasificados dentro de una misma
“categoría de situación” (desempleados, madres solteras, padres divorciados, desertores
escolares, etc.), o las que en la teoría bourdiana reciben el nombre de “posiciones” o
“categorías sociales” dentro del espacio social, también denominados habitus de clase
(Bourdieu, 1984, p.207) para referirse a lógicas de acción individuales que se forman a partir
de esquemas de percepción colectivos. Sin embargo, se debe conservar un equilibrio justo
entre la percepción colectiva y la individual, manteniendo la mirada sobre la conformación
de ciertas trayectorias vitales que puedan ser representativas de determinadas categorías y a
través de ellas develar los mecanismos utilizados por los individuos que han terminado
llevándolos a encontrarse en una situación específica y la manera como terminan adaptándose
a ella. Esto es posible de lograr si se describe la estructura diacrónica del recorrido vital de
cada individuo (agente) que haya sido considerado como parte de la muestra objeto de
investigación, buscando la forma de ir desde los relatos de vida individuales a los relatos de
prácticas en situación. Esto quiere decir que las respuestas se buscan, no en las
representaciones de los individuos, sino en sus hechos y en sus prácticas. Así, se evita caer
en lo que Bourdieu (1994) denominó la ilusión biográfica o la narración de hechos ficticios,
cronológicamente ordenados, que no dan cuenta de la verdadera realidad histórica que ha
vivido el investigado.

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En la reconstrucción de trayectorias vitales o elaboración de relatos de vida es
importante tener en cuenta varios elementos que contribuyen al uso adecuado de estas
metodologías a fin de mantener un control sobre los aportes que ellas hacen en la
comprensión del mundo social, ambas apoyadas históricamente en el uso de la entrevista.
Asimismo, el análisis de trayectorias permite dar sentido al proceso transformador que
ocurre en las lógicas de los agentes y por tanto en sus comportamientos de acción colectiva,
revelando las diferentes tomas de posición que se puedan presentar entre la socialización
primaria y la secundaria. Si se realiza un seguimiento a las posturas del agente desde lo que
fue su socialización primaria al momento actual, pueden encontrarse tres posibilidades:
continuidad, distanciamiento o ruptura. Adicionalmente, puede considerarse la
reconstrucción de trayectorias de diversos agentes que estén dentro de la misma categoría y
encontrar que leen la realidad de manera diferente, y sus trayectorias son muy distintas a
pesar de haber partido de características de entorno similares que hipotéticamente preveían
líneas de vida iguales. La explicación a estos resultados distintos puede encontrarse en las
tomas de posición de cada individuo frente a las circunstancias que se van presentando en su
vida.

Reflexiones finales
En general, la propuesta teórica de Bourdieu gira en torno a lo que él denominó teoría
de la práctica que, además de buscar trascender dicotomías presentes en las ciencias sociales,
en especial la de estructura-agencia, retirando el foco del agenciamiento tanto del individuo
como de la estructura y ubicándolo en el análisis de la dinámica de las prácticas, con el interés
de mostrar que la investigación sociológica llevada a cabo hasta ese momento dejó a un lado
la lógica que hay detrás de la práctica. Aquella que mueve a los individuos a actuar de una u
otra manera frente a las situaciones de la cotidianidad, y se reemplazó por la lógica del
investigador o por la interpretación que el investigador hacía de ella, razón por la cual los
análisis realizados y las conclusiones obtenidas no explicaron lo que movía a los individuos
a actuar como actuaban y más bien terminaban revelando las prenociones del investigador.
De acuerdo con el recorrido realizado aquí por la obra de Pierre Bourdieu, puede
decirse que, su visión contribuye a comprender la realidad social a través de dos lecturas que

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deben ser complementarias. En tanto que, lo social existe de doble manera, en las estructuras
físicas y en las estructuras mentales. Por lo anterior, planteó la superación del debate
objetivismo-subjetivismo, a través de su propuesta teórica estructural-constructivista,
logrando hacer evidente la posibilidad de estudiar la realidad social enlazando los paradigmas
de investigación cuantitativo y cualitativo a favor de una comprensión plena de los
fenómenos sociales.
Con respecto a las estructuras físicas se refiere a “la distribución de los recursos
materiales y los modos de apropiación y acumulación de los mismos bajo el concepto de
capitales” y cuando habla de estructuras mentales hace alusión a los esquemas mentales y
corporales que actúan como matriz simbólica que orienta las maneras de pensar, sentir y
hacer en las actividades cotidianas. En términos metodológicos, la invitación de Bourdieu es
a realizar los estudios de lo social en dos momentos, en el primero, utilizar herramientas
cuantitativas adecuadas (De preferencia el ACM) para verificar cómo están construidas las
estructuras objetivas, dicho de otra manera, cómo se agrupan los agentes alrededor de una
categoría específica que los pone a distancia de otros, que se agrupan en una categoría
diferente, evidenciando las diferencias en sus tomas de posición. Este primer momento es
clave para ver homogeneidades, pero también heterogeneidades en las relaciones entre
posiciones. En el segundo, con base en las agrupaciones identificadas, se seleccionan agentes
que representen los diferentes grupos y a través del uso de herramientas cualitativas acercarse
a ellos para reconstruir sus trayectorias de vida, con preguntas específicas, que den cuenta de
lo que subyace a sus prácticas. Esto implica un acercamiento estrecho a la historia de vida de
cada agente, para acopiar la información suficiente que permita reconstruir a que se deben
sus disposiciones y tomas de posición para pensar y hacer, comprendiendo que estas
disposiciones y tomas de posición se corresponden al habitus que se ha configurado gracias
a las posiciones ocupadas por los individuos y que fueron detectadas en el primer momento.
Este es un ejercicio profundo que involucra la investigación cuantitativa pero también
la investigación cualitativa, en la que ambas pesan igual y contribuyen de la misma manera,
para lograr una comprensión más completa de los hechos sociales. Por tanto, la propuesta
teórico-práctica de Bourdieu, además de estar muy bien soportada, es una contribución
importante a las ciencias sociales, que debe ser valorada en su justa dimensión y por supuesto

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en su aplicación, dada su pertinencia, en estos tiempos donde cada vez es más fácil, por una
parte, acceder a grandes volúmenes de datos para la objetivación y por otra, identificar y
rastrear individuos (agentes) a través de las redes sociales para lograr acercamientos a sus
historias, trayectos y relatos de vida.
En adelante, se reafirma el planteamiento que sugiere abordar estudios de corte social
no centrados, exclusivamente, en el individuo como creador único y omnipresente de las
estructuras sociales o, por el contrario, asumir que el individuo es un ente cooptado por las
estructuras, incapaz de actuar por fuera de ellas. Si se obvia uno de los dos, se estaría cortando
la posibilidad de comprender a plenitud los fenómenos sociales en todas sus dimensiones,
ofreciendo solo miradas parciales de la realidad.

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