TP Hepático
TP Hepático
TP Hepático
TRATMIENTO INMUNOSUPRESOR !
EN EL TRASPLANTE HEPATICO!
El trasplante hepático constituye, en la actualidad y desde hace muchos años, el tratamiento ideal para la
enfermedad hepática avanzada, tanto aguda como crónica, en presencia o no de hepatocarcinoma.
Es uno de los trasplantes más frecuentes en el mundo.
Es imprescindible seleccionar bien a los candidatos, siendo estos evaluados por un equipo médico
multidisciplinar.
Es muy importante empezar por valorar el órgano del donante y las zonas vecinas, pues podemos
encontrar neoplasias, las cuales contraindican totalmente la cirugía.
Si el órgano está “saludable”, se empieza el proceso del trasplante y la preparación del paciente receptor.
El hígado donante se preserva mediante frío: hielo externo y líquido frío interno que sustituye a la sangre
desde la aorta. Se le lava la vía biliar y lo extraemos del donante con mucho tejido libre alrededor.
Al paciente receptor se le realiza una hepatectomía para extraer su hígado enfermo y, cuando el hígado
donante y saludable esté preparado, lo colocamos en el paciente, uniendo vaso a vaso (venas cavas, vena
porta y artéria hepática).
Al día siguiente del trasplante es necesario realizar una ECO-DOPPLER para comprobar la viabilidad del
ujo sanguíneo en en “nuevo hígado”.
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TRAS EN TRASPLANTE…!
El mismo día del trasplante, empiezan a tomarse medicamentos para inhibir la actividad del sistema
inmunitario (inmunosupresores), incluyendo corticosteroides.
Estos fármacos pueden ayudar a reducir el riesgo de que el receptor rechace el hígado trasplantado.
Aunque, en comparación con el trasplante de otros órganos, el trasplante de hígado requiera las dosis más
bajas de inmunosupresión, sigue presente la limitación de que estos fármacos producen efectos
secundarios, los cuales aumentan la morbimortalidad de los pacientes.
• El tacrolimus actúa inhibiendo la activación de los linfocitos T al unirse a la proteína intracelular FKB12,
formando un complejo que inhibe la calcineurina. Inhibe la formación de linfocitos citotóxicos, que son
los principales responsables del rechazo del órgano trasplantado.
La mejoría del estado del paciente después del trasplante puede afectar la farmacocinética del fármaco,
siendo posible haber ajustes necesarios de dosis.
El el periodo postrasplante, la dosis puede reducirse, y en algunos casos es hasta posible retirar el
tratamiento inmunosupresor concomitante, conduciendo a una monoterapia basada solamente en
tacrolimus.
- Rechazo celular agudo: es necesario hacer biopsia por punción para evaluar la gravedad. La biopsia
nos permite decidir si se está produciendo un rechazo o si es necesario ajustar la dosis del tratamiento
inmunosupresor.
- Complicaciones vasculares: pueden formarse coágulos de sangre que bloqueen los vasos sanguíneos
que entran o salen del hígado.
- Complicaciones biliares: la bilis puede ltrarse desde los conductos biliares, o puede formarse tejido
cicatricial y el estrechamiento de los conductos biliares, pudiendo provocar ictericia, orina oscura, heces
de color claro y picazón en todo el cuerpo.
- Infecciones precoces:
< 1 mes postrasplante: causadas principalmente por Gram negativos; infecciones abdominales,
vasculares, respiratorias o urinarias.
2-6 meses postrasplante: causadas principalmente por bacterias oportunistas o por reactivaciones, ya
que este es el período de mayor inmunosupresión.
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• Complicaciones tardías, >1año:
- Recidivas: por VHB, VHC, hepatitis autoinmune, colangitis esclerosante primaria, carcinoma
hepatocelular o por consumo de alcohol.
En los casos de hepatitis, los fármacos antivíricos son efectivos en pacientes receptores de trasplante de
hígado.
- Insu ciencia renal crónica: causada por el desarrollo de necrosis tubular aguda y la producción de
nefrotoxicidad secundaria a fármacos, fundamentalmente por inmunosupresores inhibidores de la
calcineurina (ICN), como es el tracrolimus.
El daño renal agudo se produce fundamentalmente por cambios hemodinámicos: los ICN producen una
vasoconstricción tanto de la arteriola aferente como de la eferente, reduciendo la tasa de ltración
glomerular.
Estas lesiones se han relacionado tanto con niveles altos como bajos de ICN y parece que la lesión inicial
es la arterial, y que la isquemia secundaria sería la responsable del daño tubular e intersticial.
Existen fármacos inmunosupresores que no presentan signos de nefrotoxicidad: inhibidores de la síntesis
de las purinas como la azatioprina, el micofenolato y inhibidores mTOR como el sirolimus y el everolimus.
Cuando se quiere proteger la función renal del paciente trasplantado hepático desde el inicio del periodo
postoperatorio, se puede empezar el tratamiento inmunosupresor con dosis más bajas de ICN e introducir
un tercer fármaco. Un ejemplo sería iniciar con tacrolimus a dosis bajas junto con micofenolato y
corticoides.
- Neoplasias de novo: estos pacientes presentan un riesgo 2-3x mayor de desarrollar tumores, que la
población general. Es muy importante hacer un despistaje a todos los niveles: dermatología,
mamogra as, citologías, PSA, colonoscopias, ORL…
Cuánto más años postrasplante transcurran, mayor la probabilidad; son tumores más agresivos debido a la
inmunosupresión.
Los tumores de piel no melanocíticos aumentan 20x su incidencia.
- Rechazo crónico.
- Enfermedades metabólicas: DM, dislipemias, sobrepeso y HTA.
- Infecciones tardías, >6 meses postrasplante: similares a la población general: neumonías, gripes,
VHB, VHC o varicela.
• Protección solar: evitar la exposición innecesaria o prolongada a la luz solar real o arti cial (camas de
bronceado, lámparas solares) y terapia con luz, y usar también ropa protectora, gafas de sol y protector
solar (con un SPF de 30 o más); esto ayudará a reducir su riesgo de desarrollar cáncer de piel.