El Consumismo
El Consumismo
El Consumismo
“El consumismo se transformó en una seña de identidad de una época en donde todos perdiendo
la cabeza... Y muchos perdieron hasta la camisa”
Parece que hablamos de ayer por la mañana en Europa, pero no: hablamos de los años veinte en
Estados Unidos. Era todo un poco escandaloso. Las mujeres podían votar en todo el país desde
agosto de 1920, y muchas trabajaban fuera de casa desde que los hombres habían sido movilizados
en 1917 por la Primera Guerra Mundial. Adicionalmente, la clase media podía comprarse una
vivienda y disfrutar de mejores condiciones laborales. Y, por fin, los negros podían ser artistas
extraordinarios.
Las grandes ciudades burbujeaban como calderos multiculturales llenos de inmigrantes europeos y
muchachos que huían de los campos y códigos de vida de Ohio o Indiana. Nadie sabía muy bien qué
era eso de ser americano. Tampoco tendrían tiempo para pensarlo mucho: los asediaría
inmediatamente el follón descomunal de los coches, la iluminación de los edificios y el estruendo de
la música que inundaba las calles (y, con la radio, también las casas) en plena Era del Jazz. En un
contexto como este, tenían que florecer, sin duda, los pecados capitales, desde el alcohol de
contrabando hasta la terrible especulación financiera.
Los excesos y la inconsciencia de la Gran Euforia llevarían, con exactitud bíblica, al justo castigo de la
caída, el hundimiento y la Gran Depresión de la versión moderna de Sodoma y Gomorra. El
consumismo se transformó en una de las señas de identidad de una época en la que todos perdieron
la cabeza y muchos perdieron hasta la camisa. Era el precio del frenesí y de abandonarse a las llamas
del placer.
Así es como los años veinte americanos emergieron como la zona cero de esa especie de pandemia
consumista. Ayudó, naturalmente, que aquella época pasase a la historia (popular) como un paraíso
de especulación financiera y sociedad sin ley capitaneado a medias por Wall Street y Al Capone. El
cine alimentó esa imagen y también, como decíamos, la literatura.
Sin embargo, la realidad, como era previsible en este caso, resulta muchísimo más interesante y
divertida que la ficción y sus parábolas. Para empezar, el consumismo de los años veinte en Estados
Unidos no solo se caracterizó por la ostentación, la inconsciencia y los excesos, sino también por la
feliz incorporación de una parte importante de la población al disfrute de unos bienes que hoy
consideraríamos básicos.
Mas, la historia no estaría en manos de la fortuna por mucho tiempo. La ideología y el movimiento
del consumismo, se torció, convirtiendo lo idóneo en lo catastrófico, arrastrando hasta a
generaciones actuales a pagar por un sistema que ya quedo, a lo sumo, corrupto y mal organizado.
En Paraguay, la información contenida deberá estar redactada en español o guaraní, sin importar el
origen del producto o de que país provenga.
Los consumidores encuentran una importante ayuda en los sellos y certificados de calidad que
poseen algunos productos y servicios, los cuales garantizan la calidad o el cumplimento de las
normas. Los citados, son solicitados de manera voluntario por agricultores, fabricantes, productores,
prestadores de servicios, etcétera. Posteriormente, si se cumplen con las normas preestablecidas, un
tercero imparcial emite la certificación o autoriza el uso del sello por un tiempo limitado.
2. Bibliografía
Así surgió la sociedad de consumo: Hijos de los años veinte. (2020, 16 marzo). La Vanguardia de
Toca Rey Gonzaloo. https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/
20200316/474107753690/asi-surgio-la-sociedad-del-consumo.html