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Los Años 60 Teoria 1

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UN PERÍODO DE REBELIÓN GLOBAL.

LOS AÑOS
‘60.CUESTIONAMIENTO AL SISTEMA
Los años 60, en el plano internacional, están marcados por una sucesión de hechos que tuvieron como
resultado la aparición de varios movimientos contraculturales. La inminencia de una guerra entre
Estados Unidos y la Unión Soviética, en el momento más crucial de la guerra fría, la guerra de Vietnam y
la muerte del presidente norteamericano Kennedy generaron un cambio de paradigma en la comunidad.
Proliferaron los grupos de liberación femenina, sexual, civil y una conciencia ecológica como nunca antes
había existido. Surgió el hippismo, la vida en comunidad, el rock de la mano de bandas y músicos
emblemáticos. Y los reclamos de amor y paz. Además, en los 60 murió Marilyn Monroe y se produjo el
llamado boom literario latinoamericano. En el campo científico, tuvo lugar el primer trasplante de
corazón en la historia y se sintetizó la insulina, entre otros acontecimientos que hicieron de esta década
una de las más decisivas del siglo XX.

Desde principios de la década del 60 y los primeros años de la siguiente, diversas situaciones de
injusticia sin resolver resquebrajaron el modo de pensamiento de las “sociedades desarrolladas”.
Poco a poco, en las sociedades que se consideraban democráticas una revolución “del
pensamiento” desafió al poder y a la autoridad establecida. Comenzaron a levantarse voces que
cuestionaban la opresión y el sometimiento de distintas minorías (negros, indígenas, mujeres,
pueblos colonizados). Un verdadero cambio en el modo de ver y pensar la realidad se había
gestado.
Fue el momento en que las tendencias rebeldes se condensaron en episodios notorios e
impactantes ( que serán recordados por muchos años) protagonizados, en buena medida, por
jóvenes. Se suceden diferentes movimientos sociales que se ponen de manifiesto mediante
protestas y actuaciones que tienen por objeto común la crítica al orden social, la objeción a la
autoridad y la legitimidad política del momento.
Nada quedó fuera del cuestionamiento: la concepción de la familia, la educación, el manejo de
los medios de información, la democracia formal, la religión, la vida sexual, el trabajo, el
sindicalismo, la vida sexual.
Rebeldía, participación directa, lucha, incorformismo, espíritu crítico, libertad sexual, actitudes
contestatarias, movimientos contraculturales…. Todas estas nuevas formas de manifestar el
descontento fueron sintetizadas por los estudiantes franceses y protagonistas del movimiento de
Mayo del 68 “la imaginación al poder”.

En Estados Unidos, la prosperidad económica no evitó el surgimiento de conflictos sociales,


políticos y culturales en la población. La discriminación racial fue abiertamente cuestionada por
un movimiento de afroamericanos encabezado por intelectuales, legisladores y sacerdotes. En
paralelo, los pacifistas se manifestaron contra la guerra de Vietnam, y las mujeres, contra los
prejuicios y desigualdades que pesaban sobre su genero.
Veamos los movimientos contraculturales y sociales más importantes

PACIFISMO Y FLOWER POWER


El movimiento pacifista surgió para protestar contra la intervención militar estadounidense en Vietnam.
El conflicto despertó rechazo por cuestiones como la conscripción, que afectaba, sobre todo, a varones
de clase baja y media que carecían de los recursos para eludir el servicio militar. La cobertura mediática
de la contienda, en la cual la televisión cumplió por primera vez un rol importante, puso a la población
estadounidense en contacto con los horrores del combate y polarizó a la opinión pública. Además, el
crecimiento exponencial del estudiantado universitario hizo que aparecieran más personas con visiones
criticas y contestatarias. Muchos jóvenes consideraban que el peligro del comunismo era una excusa
para justificar la ocupación con fines imperialistas de un país extranjero.
La oposición a la guerra fue heterogénea, solapándose con el movimiento por los derechos civiles y las
feministas. Entre sus filas había artistas, intelectuales, periodistas, estudiantes, veteranos de guerra y
políticos. Sus manifestaciones crecieron rápidamente en número, y llegaron a juntar a más de cien mil
personas en Washington DC para 1967.
Si bien la guerra de Vietnam se prolongó hasta 1973, el pacifismo se volvió un actor central en la
discusión que la sociedad estadounidense llevó a cabo sobre esta cuestión.
Dentro del movimiento contra la guerra tuvieron importancia los movimientos contraculturales, como
el hippismo, que cuestionaban los valores burgueses

MOVIMIENTO HIPPIE:
El movimiento hippie fue un movimiento contracultural, libertario y pacifista que surgió en la década del
60 que cuestionó al sistema capitalista y a sus sociedades de consumo, promoviendo la vuelta a la vida
en comunidad. Sus fuentes filosóficas se encuentran en el existencialismo de Sartre y se nutre también
de la cultura del naciente Rock and Roll, pregonando la revolución sexual y el amor libre. Un punto en
común que exhibían estos grupos juveniles era la objeción a la autoridad, podría tratarse de la de los
profesores en la universidad de masas o la del padre en el hogar; y la crítica al orden social.
Además de consignas como “amor y paz”, fue lema de este movimiento el Flower Power (“El poder de
la flor”), ya que los hippies se identificaban como la generación de la flor por su condena a la violencia y
a la guerra). Entre sus principales características estuvieron las acciones no violentas, como la entrega de
flores y golosinas o la realización de obras teatrales. Este Flower Power buscaba quitar dramatismo y
demostrar de manera práctica las virtudes del pacifismo.
¿Cuál fue el destino del movimiento hippie? La fuerte reacción del establishment obstaculizó su difusión
y supervivencia, No obstante, fue la propia sociedad de consumo con la que ellos habían soñado acabar,
la que le dio el golpe de gracia: a medida que pasaban los años, muchos de los líderes y seguidores del
movimiento comenzaron a aceptar las características de la sociedad capitalista contra la cual se habían
rebelado años antes. Lo que distinguía a los hippies (su música, su vestimenta, sus creaciones
artesanales) se convirtió en una moda, que se podía adquirir masivamente, separada de los principios
que la habían originado.

SEGUNDA OLA DEL FEMINISMO


El feminismo ganó impulso en estos años. Mientras la primera ola de principios de siglo se había
manifestado a favor de la obtención de derechos electorales y la ciudadanía política, la segunda ola se
concentró en las diferencias sociales, económicas y culturales basadas en el género.
Libros como “El segundo sexo” (1949), de la francesa Simone de Beauvoir, y “La mistica de la feminidad”
(1963), de la estadounidense Betty Friedan, mostraban una sociedad en la cual la mujer ocupaba un rol
subalterno como madre y esposa. El vinculo de la mujer con el hogar las privaba de muchas
oportunidades profesionales y personales, lo cual era motivo de gran frustración y ansiedad.
Los trabajos de estas intelectuales alimentaron el surgimiento de una mayor conciencia sobre las
desigualdades que experimentaban a diario las mujeres y, en consecuencia, estimularon la aparición de
diversas organizaciones que actuaron en la esfera pública.
A partir de la realización de marchas, la participación en congresos, la presión sobre las autoridades y la
publicación de artículos en diarios y revistas, estos grupos feministas lograron algunos avances
sustantivos. Entre otros, consiguieron una mayor presencia de las mujeres en puestos directivos en
empresas, el gobierno, la academia y el medio artístico; la sanción de legislación contraria a la
discriminación basada en el género, y el establecimiento de una red de entidades para contener y asistir
a mujeres en situación de vulnerabilidad.
De todas maneras, la inequidad persistió en cuestiones como la remuneración, mientras que los
estereotipos sexistas perduraron en la cultura popular. Esta segunda ola" llegó a su fin en los ochenta,
con la emergencia de nuevas discusiones, aunque había logrado avances considerables.
LA LUCHA POR LOS DERECHO CIVILES
El movimiento por los derechos civiles fue un elemento central de la sociedad y la política
estadounidenses durante los años sesenta. Este fenómeno hundió sus raíces en la segregación de los
afroamericanos, la cual había persistido tras la abolición de la esclavitud. Esto incluía algunas normas
(como las leyes Jim Crow, que sancionaban la segregación racial en varios estados del sur) y prácticas
informales (como el denegar empleo o vivienda). Así, la vida de los afroamericanos se caracterizaba por
salarios más bajos, peores trabajos y la obligación de viajar y comprar en espacios reservados a ellos. En
los peores casos, quienes eran considerados culpables de un crimen o una ofensa podían ser linchados.
Las críticas al racismo, que habían comenzado a finales del siglo XIX, adquirieron mayor fuerza a partir
de los años cincuenta. Las universidades sureñas empezaron a recibir demandas judiciales para que
admitieran a estudiantes afroamericanos. Algunos grupos se manifestaron realizando sentadas en
negocios segregados. También se lanzaron campañas para registrar a los votantes afroamericanos
usualmente relegados por trampas legales. Asimismo, la opinión pública se vio conmocionada por las
historias de ataques de organizaciones racistas, como el Ku Klux Klan, y represalias violentas contra los
activistas afroamericanos.
Este movimiento era extremadamente variado, con organizaciones como el Comité Coordinador
Estudiantil No Violento (SNCC), la Conferencia Sureña de Liderazgo Cristiano (SCLC) y la Asociación
Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP). No había un solo líder, sino que se destacaban
figuras como el sacerdote Martin Luther King Jr. y Malcolm X. Cada uno representaba
una orientación particular: King abogaba por la resistencia no violenta, aplicando métodos pacíficos
contra una autoridad cuya legitimidad se cuestionaba. Malcolm X rechazaba esta estrategia y llamaba a
la autodefensa de la comunidad afroamericana frente a las injusticias a las que se veía sometida,
apelando a la fuerza de ser necesario. Estas dos visiones coexistierom en tensión a lo largo de los años.
Las tensiones raciales se incrementaron a partir de 1963, con disturbios en barrios afroamericanos de
Nueva York y Filadelfia. En 1964, el presidente Johnson logro la aprobación de una nueva ley de
derechos civiles que declaraba ilegal la discriminación en lugares públicos, espacios de trabajo y
prácticas laborales. Un año después, una reforma electoral eliminó muchos de los obstáculos que habían
sufrido los afroamericanos.
A pesar de los avances, las tensiones continuaron, ya que la vida de los afroamericanos pobres, tanto en
el norte como en el sur, cambió poco. Muchos optaron por la violencia, participando en enfrentamientos
con la policía en las grandes ciudades o uniéndose a organizaciones extremas, como las Panteras Negras.
El asesinato de Malcolm X, en 1965, y el de King, en 1968, alimentaron los reclamos de sectores que
tenían una concepción extrema del poder negro y que veían a la violencia como la única forma de liberar
a los afroamericanos de una sociedad opresora y racista. Así, al finalizar los sesenta, la lucha estaba lejos
de haber terminado.

Los movimientos sociales de 1968


La lucha de los nuevos movimientos sociales, el aumento de la población universitaria y la difusión de
ideologías contestatarias desembocaron en una serie de revueltas alrededor del mundo en 1968. En
países tan diversos como Francia y México, estudiantes y trabajadores protagonizaron
manifestaciones contra los gobiernos, que en ocasiones terminaron en violencia.

Un período de rebelión global


Durante el año 1968, en distintas partes del mundo, se produjeron revueltas protagonizadas por
estudiantes y jóvenes trabajadores. Estas revueltas marcaron el ingreso de los jóvenes nacidos luego de
la Segunda Guerra Mundial al espacio público. No compartían los valores de sus padres, ni encontraban
su lugar en una sociedad que percibían como conservadora y que querían cambiar.
El ciclo de rebeliones juveniles se habría iniciado en Checoslovaquia, con la Primavera de Praga, un
proceso de reformas que buscó liberalizar la política y la economía, y que contó con amplio apoyo de la
juventud. La Unión Soviética consideró que ese proceso era un cuestionamiento a su hegemonía, invadió
Checoslovaquia y anuló las reformas. Sin embargo, el proceso de rebelión juvenil se extendió por el
mundo. Durante el mes de mayo de 1968, encontró su epicentro en Francia, pero en otras regiones
duró hasta 1969. México, el Japón, los Estados Unidos, la Argentina entre otros países, también fueron
escenarios de movimientos juveniles.

Mayo Francés
Luego de la Segunda Guerra, Francia experimentó una expansión económica sin precedentes. Sin
embargo, a fines de los años sesenta, empezaron a notarse algunos problemas. El crecimiento
económico disminuyó, lo que provocó un aumento del desempleo, el presidente francés, Charles de
Gaulle quien cumplía una década en el poder en 1968, comenzó a perder el apoyo de la población. La
influencia de las ideologías de izquierda, las nuevas ideas sobre la sexualidad y el impacto de la guerra de
Vietnam, así como la evidencia de que el sistema instalado después de la guerra no garantizaba las viejas
promesas de transformación, crearon un terreno fértil para la rebeldía.
En mayo de 1968, se produjo una gran revuelta, conocida como el Mayo Francés. Un movimiento de
protesta estudiantil iniciado en la Universidad de Nanterre, en las afueras de Paris, se extendió a otras
instituciones educativas. La protesta comenzó en contra de reglamentos universitarios, aunque pronto
adoptó consignas más generales, como la critica del imperialismo, el autoritarismo y el capitalismo. La
noche del 10 de mayo, los estudiantes construyeron barricadas en las calles parisinas y se enfrentaron
con las fuerzas de seguridad. Los jóvenes tendieron puentes con los trabajadores industriales, cuyo
malestar condujo a una huelga general que duró una semana.
El presidente francés Charles De Gaulle pactó con los dirigentes sindicales, disolvió la Asamblea Nacional
y llamó a elecciones legislativas. Estos anuncios fueron acompañados por movilizaciones de partidarios
del presidente, mientras los sindicatos se dedicaron a levantar las huelgas. En las elecciones de junio, el
partido oficialista se impuso, y el gobierno procedió a desalojar al resto de los militantes por la fuerza. El
Mayo Francés fue considerado una "revolución fallida” o "abortada", aunque su influencia ideológica y
simbólica se hizo sentir en las décadas siguientes.
Durante la revuelta estudiantil, un eficaz medio para la difusión de las ideas fueron las paredes de la
ciudad. Los grafitis que aparecieron durante el Mayo Francés expresaron el espíritu de la revuelta y se
conocieron en todo el mundo, y algunas de las frases las conocemos hasta hoy. Veamos algunos
graffitis:
"Gracias a los exámenes y a los profesores el arribismo comienza a los seis años."
"Prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición."
"Cambiar la vida. Transformar la sociedad."
"La imaginación toma el poder."
"En los exámenes, responda con preguntas."
"No puede volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos."
"Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar."
"Desabrochen el cerebro tan a menudo como la bragueta."
"No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre se compensa por la garantía de
morir de aburrimiento."
"Seamos realistas: pidamos lo imposible"
“Profesores: nos hacéis envejecer”. “El educador deber ser educado”.
“No vamos a reivindicar nada, no vamos a pedir nada. Tomaremos, ocuparemos”.
“La barricada cierra la calle, pero abre la vida”. “No negocien con los patrones. Suprimanlos”.

Rebelión estudiantil mexicana


Los sucesos de Francia resonaron en diversas partes del mundo, donde el anhelo de cambio coincidía
con problemas preexistentes. Uno de esos lugares fue México, escenario de una protesta que también
estuvo protagonizada por estudiantes, quienes, junto con obreros, intelectuales y
y docentes, formaron el Comité Nacional de Huelga. Sus exigencias se centraban en la asistencia de los
sectores pobres del país, la solución de la crisis económica, mayores libertades y la renuncia del
gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), considerado autoritario.
El gobierno respondió reprimiendo con brutalidad las manifestaciones de estudiantes secundarios y
universitarios, desplegando la policía y el ejército. Incluso se creó una organización paramilitar, el
Batallón Olimpia, para garantizar la celebración de los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México ese
mismo año. La violencia alcanzó su punto más alto en la Masacre de Tlatelolco, cuando francotiradores
del ejército, la Policía Secreta y fuerzas paramilitares dispararon contra los manifestantes desde los
edificios que rodeaban a la plaza. El gobierno intentó ocultar la información, hizo desaparecer los
cadáveres y persiguió a los cronistas que cubrieron los hechos.
El Comité Nacional de Huelga continuó sus actividades durante los meses siguientes, pero el acoso
estatal y la oposición mediática hicieron que el movimiento perdiera fuerza al finalizar el año. A pesar de
su triunfo, el gobierno fue visto con una actitud cada vez más escéptica por la sociedad mexicana.

Balance de una época


La mayoría de los historiadores coinciden que las revueltas de 1968 se produjeron en un periodo
marcado por el fin de la edad de oro del capitalismo y el surgimiento de una nueva etapa de la
economía mundial. Esa nueva etapa se fundamentaba en el libre mercado y una intervención menor del
Estado en la economía y la asistencia social. Sin embargo, no logran ponerse de acuerdo sobre el
significado de estas revueltas. Para algunos, las rebeliones de 1968 habrían expresado los reclamos de
grupos relativamente privilegiados (estudiantes universitarios, clases medias y obreros calificados) que
se resistían a los cambios y buscaban mantener sus posición económica y social en tiempos de crisis.
Para otros, en cambio, 1968 sería el comienzo de una nueva época de protesta y construcción de poder,
en una sociedad donde el Estado cambiaría notablemente su papel social. De ahí se derivarían las
críticas a las instituciones políticas de las sociedades occidentales (partidos, sindicatos) y la búsqueda de
nuevas formas de participación política que se vieron en las ciudades de todo el mundo.

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