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Unidad 4

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UNIDAD 4.

LA CRIMINOLOGÍA CONTEMPORANEA

REALISMO DE DERECHAS: No niega las acusas del crimen, antes bien, se declara casi determinista por la cantidad de causas que
podrían reunirse al redor del mismo.
Cuanto mayor sea la proposición de las recompensas (materiales y no materiales) del no delinquir, la recompensa (material o no
material) debilitará la tendencia a delinquir. El remordimiento de conciencias, la aprobación de los compañeros y cualquier sentido de
desigualdad incrementará la importancia de delinquir. Son importantes, pues, la socialización de la persona y las posibles
recompensas y castigos asociados con el delito.
Es muy poco lo que se puede hacer para combatir el delito. Los factores constitucionales son difíciles de modificar (y la era de la
ingeniería biológica apenas inicia); la proporción de hombres jóvenes en la población es un elemento permanente con el que la
sociedad tiene que aprender a vivir; la eficiencia de la crianza de niños-particularmente la incidencia de madres y padres solteros-no es
una situación que pueda cambiarse de la noche a la mañana.
El trabajo del policía según esta corriente, está en la preservación del orden, pues el desorden asusta a las personas, y engendra más
desórdenes y más crímenes.
Esta ideología pretende replantear el derecho penal como forma de prevención del delito y no como forma de represión.
La solución en las condiciones sociales está en tratar de aprender más de lo que funciona y, en el proceso, abandonar nuestras propias
percepciones ideológicas acerca de lo que debería funcionar.

CRIMINOLOGÍA ADMINISTRATIVA: Sugieren que las causas del delito resultan ya sea irrelevantes o políticamente imposibles de
contener. No hay necesidad de explicar el incremento en la criminalidad: lo evidente es que dicho incremento existe. Más bien, se
deben encontrar formas de paralizar sus efectos.
Su fundamento teórico se encuentra en la prevención situacional y en la del albedrío racional. La primera hace referencia a evitar o
quitar la oportunidad en la comisión del delito y la segunda menciona que los procesos de toma de decisiones reflejan las evidentes
limitaciones de la población para adquirir y procesar información, las personas tienden a economizar esta escasa capacidad adoptando
reglas empíricas o decisiones permanentes.
La teoría convencional señala que la prevención del delito ha de basarse en un conocimiento minucioso de las causas del delito, la
criminología administrativa menciona que se debe disminuir las ocasiones de delinquir, es decir reducir o suprimir el impulso a
transgredir. Se consideran más importantes entonces las medidas de tipo social (La revitalización comunitaria, la generación de
empleos para la juventud desempleada, la provisión de medios para practicar deportes y cultivar el tiempo libre) ya que estas se
dirigen a eliminar las causas que motivan el delito. El delito es causado por las condiciones sociales. En realidad en la mayoría de los
casos el delito no es causado por condiciones anteriores; por el contrario, es oportunista, pues se comete en situaciones que permiten la
posibilidad de delinquir. Por ello es necesario por ejemplo instalar alarmas en los autos, cerraduras de seguridad, mayor vigilancia,
vigías vecinales.
La labor del criminólogo está en eliminar de la población o al menos mitigar el temor excesivo al delito y la ideas distorsionadas y
exageradas acerca de los niveles, tendencias y riesgos de la criminalidad, pues el temor al delito es mayor que la realidad, pues estas
imágenes se ven instigadas por políticos, medios de comunicación y hasta la policía.
Resulta indispensable entonces la cooperación entre policía y población. La sociedad puede prevenir el delito de manera más directa y
eficiente que la propia policía mediante la protección adecuada de sus casas.
Según esta ideología el contrato social está refutado o disuelto.
Invierte la pregunta usual de ¿por qué se comete el delito? Para interrogarse ¿Por qué las personas no delinquen?
Tiene una profunda obsesión por el lenguaje políticamente correcto y el reetiquetamiento de la desviación; así los ciegos son llamados
visualmente impedidos, o los discapacitados como personas con capacidades diferentes.

CRIMINOLOGÍA ACTUARIAL : Algunos de estos modos están constituidos por la criminología actuarial, la cual es calculadora y
evaluadora del riesgo que supone la ubicación de cada persona en una graduatoria social, cuyos extremos diseñan mundos agudamente
segregados, sea el de los hiper-ricos o el de las clases subalternas.
Este tipo de criminología se preocupa más por la minimización del daño que por la justicia, mientras para ella las causas del delito no
son vistas como una pista clave para la solución del problema del crimen.
La actitud actuarial refleja el hecho que el riesgo, tanto para los individuos como para las colectividades, ha aumentado mientras el
delito se ha convertido en una parte normalizada de la vida cotidiana, de forma que el delincuente está aparentemente en cualquier
lado, tanto en la calle como en un despacho importante.
La justicia actuarial no piensa en términos de culpabilidad sino de riesgo. Por este motivo, se persigue más la pertenencia de un
individuo a un determinado grupo social, previamente clasificado como riesgoso, que conductas o hechos concretos constitutivos de
delito.
La criminalización es simplemente una táctica para tratar con los grupos que constituyen riesgos u obstrucciones. Esto se refleja en el
aumento de la delincuencia administrativa que tiene como finalidad desalentar la comisión de delitos o conductas riesgosas mediante
el establecimiento de sanciones en el ámbito del derecho administrativo. El derecho administrativo se torna así, un medio más eficaz y
más eficiente que el derecho penal para lograr el manejo de poblaciones riesgosas. La consecuencia es la existencia de quasi-
delincuentes o quasi-delitos como resultado híbrido de infracciones y sanciones administrativas y/o penales.
No sólo el hecho de ser inmigrante, joven o pobre, sino cualquier indicador que se encuentre en los grupos considerados portadores de
riesgo va a considerarse un fundamento del delito e inmediatamente productor de peligro. Así, la raza, la clase social, el género, la
nacionalidad, etc, constituyen predictivos del comportamiento riesgoso.
Los pobres son concebidos como la nueva clase peligrosa generadora de riesgos.El derecho y el sistema penal adoptan las formas de
violencia estatal legitimada para descargarla sobre las manifestaciones de la nueva pobreza y la exclusión. El capitalismo necesita
manejar de alguna forma a los pobres, ya sea a través de la represión, de la contención o la exclusión. La nueva penología, como se le
llama a esta corriente, no pretende reeducar o rehabilitar al delincuente, ni tan sólo eliminar la delincuencia, sino simplemente hacerla
tratable o tolerable minimizando el daño que pueda causar en la sociedad.
Como la percepción del riesgo nunca es objetiva, sino que es un concepto social y culturalmente construido, el papel de los medios de
comunicación para crear una opinión pública temerosa de la delincuencia es de vital importancia en el desarrollo de un sistema de
justicia penal basado en principios actuariales. Los medios parecen tener interés en presentar el delito como si de una amenaza social
se tratara. La manipulación que se lleva a cabo a través de los medios de comunicación respecto a los riesgos de ser víctima de un
delito explicaría como la ciudadanía, incluso las clases más humildes, reclaman muchas veces más represión y más sistema penal.

ABOLICIONISMO PENAL: La resocialización es un mito.


a) Abolicionismo radical: Cree en la eliminación total del sistema penal pero al mismo tiempo propone medios alternativos de
solución de conflictos.
b) Abolicionismo moderado: el sistema penal solo deberá existir para aquellos delitos que causen una verdadera afectación, para
los demás se deberá utilizar el control informal.

REALISMO DE IZQUIERDAS: Se pronuncia abiertamente en favor de la abolición de las prisiones.


Desde este enfoque se dice que la juventud es impelida a delinquir por el hecho mismo de recibir el calificativo de delincuente.
El mundo real es a todas luces injusto, desigual, racial y clasisista. Las estadísticas muestran una mayor tasa de delincuencia entre los
pobres y las minorías étnicas manifiestan los prejuicios de la policía y el poder judicial contra estos grupos.
La policía, los tribunales y el sistema de impartición de justicia son necesarios para mantener bajo control a una población
intransigente. El crimen es utilizado como un pretexto para favorecer la expansión policiaca y el ensanchamiento de la red del control
social.
El delito es una consecuencia e inevitable de la lucha por la vida. La prisión, lejos de ser un fracaso representa una necesidad
funcional en la perpetuación del capitalismo.
El trabajo de la policía no es tanto el control del delito sino la preservación del orden. La solución según esta postura se necesita crean
una policía próxima, comunitaria y para ello se debe comenzar por recuperar la confianza en las instituciones públicas.
Al concentrarse en el delincuente como persona, el sistema penal desvía la atención de las irracionalidades e injusticias de nuestras
instituciones sociales y económicas; al concentrarse en los delincuentes pobres, el sistema penal desvía la atención de los ricos y
poderosos, quienes son los que más se benefician de nuestras instituciones sociales y económicas. Las prisiones no están ahí para
promover la rehabilitación sino para segregar, clasificar y estigmatizar de manera irrevocable. En este sentido la elevada tasa de
reincidencia representa un éxito.
Según esta ideología la población son sujetos pasivos de la actividad policiaca y no formuladores de demandas a la policía. Sin
embargo para esta forma de criminología los contrabandistas, vendedores callejeros, cazadores furtivos y traficantes de alcohol se
convertían en centro de atención, no lo ladrones, violadores y asesinos.
El delito surge por una privación relativa (tengo lo necesario pero quiero más) no por la absoluta (no tener nada). El delito es
intraclase o interclase, el delito es intraraza (Los ricos le roban a los ricos, los pobres a los pobres).

CONCLUSIONES: Resolver el problema del crimen requiere soluciones políticas. No es que la protección de casas mediante chapas
de seguridad contribuye a combatir el delito, por ello la Criminología Administrativa es eficiente, pero solo hasta cierto punto, pues
persisten los problemas de desplazamientos delictivos, además la protección de las viviendas tiene costes estéticos y personales
(restricciones en el estilo de vida); nada puede lograrse fuera del cambio político radical.
Si se desean modificar profundamente las tasas de criminalidad, entonces hay que modificar profundamente a la sociedad. El delito
implica a la política pues es la que crea las condiciones sociales que generan al delito, y la definición de lo que ha de considerarse
como delito.
Se deberá trabajar también en tranquilizar a la población.
Una política realista debe admitir la existencia de varios métodos que si son debidamente experimentados, seguidos y fiinanciados,
pueden contribuir a reducir la criminalidad. Sin embargo cualquier método, por muy efectivo que resulte, tendrá rendimientos
marginales bajos si se lleva demasiado lejos y se implanta de forma exclusiva. En efecto se ha dedicado a reducir las ocasiones de
delinquir, no a investigar y eliminar sus causas; dicho de otro modo, se concentra exclusivamente en uno de los elementos olvidando
las causas.
Para detener los aumentos en la criminalidad, las intervenciones tienen que realizarse en los niveles familiar, laboral, juvenil,
habitacional, policiaco, etc. Con la participación de las autoridades locales, la policía, los grupos voluntarios, las autoridades
educativas y otros. Tal cooperación debe poseer naturaleza democrática, así como la voluntad de corregir la distribución de recursos
económicos y las decisiones judiciales.
Las fuentes del delito sólo podrán suprimirse en una sociedad donde imperen la justicia y la legalidad.

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