Estudio Suplementario Principios Del Uso de La Fuerza y Estandares Internacionales Af23
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ESTANDARES INTERNACIONALES”
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INTRODUCCION
Nadie ni nada que no sea el Estado, entonces, puede irrogárselo y lo ejerce a través
de sus instituciones tutelares que en el caso del Perú lo detentan las Fuerzas
Armadas y la Policía Nacional.
Como titular del "ius imperium" o poder estatal, el Estado usa la fuerza
soberanamente.
El objeto central para usar la fuerza es el mantenimiento del orden social; fuera de
ello, se vuelve arbitrario.
Así, el uso de la fuerza debe ir pegado, por ejemplo, al respeto del derecho
internacional humanitario que minimiza el uso de la fuerza para proteger a los que
no combaten y están en medio de la guerra.
Sucede también cuando las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional del Perú repelen
un ataque terrorista. No son asesinos, sino en cambio, agentes defensores del
mantenimiento de la paz que es una categoría jurídica reconocida por el derecho
internacional.
De allí que cuando las fuerzas del orden ejecutan operaciones armadas, sus
consecuencias estarán legitimadas siempre que lo hagan contra combatientes en
fase activa, independientemente de la edad del enemigo.
En el caso de los menores de edad – sucede con los adolescentes que son
adoctrinados por terroristas - si por su condición de combatientes en fase activa
pudieran acabar con la vida de un militar o un policía, éstos podrán reducirlos o
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hasta acabarlos no queriéndolo ante la inminencia del ataque que haga peligrar sus
vidas, porque incluso habiendo cumplido con to- dos los protocolos de la guerra, el
derecho los ampara en el universal principio de la legítima defensa.
Por tanto, el poder arbitrario devenido de la usurpación del poder por medio de la
fuerza o del atropello del derecho – por ejemplo las dictaduras o los regímenes
totalitarios -, nunca será un poder reconocido ni avalado porque no goza de la
aquiescencia o permisividad social que corresponde únicamente al soberano que
es el pueblo.
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INDICE
4. DIVERSOS
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1. DERECHOS HUMANOS, SEGURIDAD Y EMPLEO DE ARMAS DE FUEGO
POR AGENTES ESTATALES
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Así, por ejemplo, en el ámbito interamericano, la disposición contenida en
el artículo 32 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH) señala que:
“Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de
los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del
bien común, en una sociedad democrática”.
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bajo ningún supuesto, estas suspensiones pueden constituirse en “medio
para enfrentar la criminalidad común”.
Estos son los criterios que habremos de tomar en cuenta para determinar
si la afectación a la seguridad de un Estado es de la magnitud suficiente
como para permitirle a este suspender los derechos de las personas:
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restricciones” a lo que agrega que “la permisibilidad de las restricciones
es independiente de la cuestión de la suspensión”.
En efecto, la suspensión a la que acabamos de aludir responde a una
situación excepcional (emergencia) y alcanza a las personas dentro un
ámbito espacial y temporal delimitado.
Está más allá de toda duda que el Estado tiene el derecho y el deber de
garantizar su propia seguridad.
Tampoco puede discutirse que toda sociedad padece por las infracciones
a su orden jurídico.
Pero, por graves que puedan ser ciertas acciones y por culpables que
puedan ser los reos de determinados delitos, no cabe admitir que el poder
pueda ejercerse sin límite alguno o que el Estado pueda valerse de
cualquier procedimiento para alcanzar sus objetivos, sin sujeción al
derecho o a la moral.
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Ninguna actividad del Estado puede fundarse sobre el desprecio a la
dignidad humana.
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El CDH, agrega que “los Estados Parte no sólo deben tomar medidas
para evitar y castigar los actos criminales que entrañen la privación de la
vida, sino también evitar que sus propias fuerzas de seguridad maten de
forma arbitraria”.
Una lectura detallada del citado artículo nos permite arribar a ciertas
conclusiones que resultan de mucha relevancia al momento de
analizar el comportamiento de los FEHCL en relación con el
empleo del arma de fuego:
(a) Los medios con los que se amenace la vida son irrelevantes
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Existen innumerables ejemplos en la realidad nacional e
internacional en los que la vida de las personas ha sido segada o
puesta en inminente riesgo a través de armas blancas, objetos
punzocortantes, contundentes e incluso a través de la sola fuerza
física superior.
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ataque de manera inmediata. El disparo de arma de fuego en
estas circunstancias puede resultar letal, entre otras, por las
características del arma utilizada (o tipo de munición), por la
región del cuerpo en la que éste impacta o por la capacidad de
resistencia física de la persona afectada. Esto quiere decir que la
letalidad no es necesariamente consecuencia de una intención
deliberada del/de la Policía.
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permiten las penas privativas de libertad, que muy probablemente pueden
causar sufrimiento psíquico y moral y, a veces, también físico, hay que
saber qué circunstancias transforman una privación de libertad en una
violación
Dos son los elementos que distinguen las conductas estatales prohibidas
de las permitidas en lo que a la integridad personal se refiere:
Si se acredita que esta se utilizó contra una persona con un claro objetivo
ilegítimo —como puede ser el amedrentamiento, la coacción o la
amenaza— y el sufrimiento físico causado fue intenso, entonces la
situación puede llegar a calificar como tortura y, en tal sentido, como
conducta absolutamente prohibida.
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Esta tendencia no es reciente y, más bien, hasta los orígenes mismos de
las repúblicas latinoamericanas, donde, lejos de romper con el esquema
colonial de estratificación social y política, sus promotores buscaron
mantener, mediante la fuerza militar, el Statu Quo.
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mayor abundamiento, siempre desde la perspectiva internacional, la
propia Corte IDH admite la posibilidad de que los Estados acudan a sus
fuerzas armadas en situaciones específicas de seguridad interna.
Entre otras medidas, que las FFAA se comporten bajo parámetros del
DIDH y no del DIH.
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2. PRINCIPIOS Y CRITERIOS INTERNACIONALES DEL EMPLEO DE LA
FUERZA PÚBLICA
Lograr este punto medio entre derechos humanos y orden interno es delicado
y exige una seria voluntad y compromiso del estado para lograr que las medidas
legales, judiciales y administrativas generen las condiciones necesarias para
que los FEHCL cumplan adecuadamente con este doble mandato.
Resulta clave comprender que el proceso del recurso a la fuerza abarca mucho
más que el acto mismo de su utilización
- Las operaciones, por más básicas que puedan ser, respondan a una previa
planificación basada en el análisis fáctico, técnico y jurídico de la situación
a afrontar.
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Principios y criterios Internacionales del Empleo de la Fuerza Pública
(1) Legalidad
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Solo cuando el Estado anticipa —con la claridad, publicidad y certeza
de una norma legal— las atribuciones que ostenta en relación con la
fuerza pública, así como la forma de ejercerla respecto de los
ciudadanos, limita la arbitrariedad de sus decisiones y garantiza el cabal
ejercicio de los derechos individuales involucrados.
En lo que respecta específicamente al empleo del arma de fuego, la
Corte IDH también ha recalcado la necesidad de que este empleo
cuente con un previo sustento legal: “En un mayor grado de
excepcionalidad se ubica el uso de la fuerza letal y las armas de fuego
[...]
Debe tenerse muy en cuenta que puede ocurrir en la práctica del FEHCL
que se verifiquen solo algunas de las vertientes del principio de legalidad
y no todas en conjunto, lo cual supone la infracción de este.
Ello puede ocurrir, por ejemplo, cuando se recurre a medios legales para
alcanzar un objetivo ilegal (como puede ser el caso del empleo del
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bastón policial para obtener información de un detenido infringiéndole
graves sufrimientos físicos - tortura).
(2) Necesidad
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Cuando lo que sustenta este principio es la vocación del Estado de
limitar sus facultades coercitivas a un mínimo indispensable que le
permita alcanzar sus fines sacrificando lo menos posible los derechos
de las personas.
Ello, debido a que, de por sí, emplear la fuerza contra las personas
implica ya una excepción al mandato estatal básico de velar por la
defensa de todo ser humano y por el respeto de su dignidad.
La Corte IDH lo ha establecido de la siguiente manera:
[E]s preciso que el Estado actúe dentro de los límites y conforme a
los procedimientos que permiten preservar tanto la seguridad
pública como los derechos fundamentales de la persona humana.
En este sentido, el Tribunal estima que sólo podrá hacerse uso de
la fuerza o de instrumentos de coerción en casos excepcionales,
cuando se hayan agotado y hayan fracasado todos los demás
medios de control.
(3) Proporcionalidad
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que más se ajusta al nivel de amenaza o resistencia percibida en función
del objetivo legal que se persigue.
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b. El criterio de la razonabilidad subjetiva (“Honesta creencia”)
Que una acción del agente de la ley sea razonable significa que “debe
juzgarse desde el punto de vista de un oficial razonable en la escena, y no
con una visión retrospectiva 20/20”.
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mucho más sencillo para el juzgador —administrativo o penal— determinar
cuál debió ser la mejor forma de proceder del FEHCL; sin embargo, ese
modo de evaluar los hechos —prolongado, reflexivo y bien informado— no
puede resultar, como veremos más adelante, exigible a un FEHCL, quien
debe tomar decisiones inmediatas, con escasa información y en contextos
usualmente tensos, violentos o riesgosos.
El empleo del arma de fuego es el más elevado nivel de fuerza del que
dispone un FEHCL; se trata de una medida absolutamente excepcional cuya
justificación debe encontrarse claramente delimitada por ley.
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3. ANALISIS DEL EMPLEO DEL ARMA DE FUEGO EN SITUACIONES TIPO
REALES
a. Disparos de advertencia
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Sería una última oportunidad brindada al presunto infractor para
deponer su actitud siempre que tal advertencia no pusiera en evidente y
real riesgo al FEHCL o a terceros.
No existe nada más certero que un disparo para impulsar a todos los
involucrados a la acción. Si los participantes en el incidente creían que
existía un riesgo inminente de daños serios, el disparo los convencerá
inmediatamente de que tal riesgo se ha convertido repentinamente en
un ataque real. Los ímpetus que genera una balacera pueden derivar en
resultados no previstos, no deseados y no intencionales.
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Los disparos de advertencia pueden clasificarse según se dirijan al aire
o contra superficies sólidas. Analizaremos sus riesgos y consecuencias
según esta clasificación.
● El disparo al aire
El empleo de disparos al aire, más allá del hecho fortuito de que las
balas impacten o no en una persona, debe considerarse incompatible
con los estándares internacionales de empleo de la fuerza y
atentatorio de los derechos humanos a la vida y a la integridad física
de las personas.
La CEDH ha establecido:
[L]a responsabilidad del Estado no se limita a los casos en
que existe evidencia significativa de que el fuego mal dirigido
por agentes del Estado ha matado a un civil. También puede
ser comprometida cuando no toman todas las precauciones
factibles en la elección de los medios y métodos de un
operativo de seguridad montado [...] con el fin de evitar y, en
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cualquier caso, minimizar, la pérdida accidental de vidas
civiles.
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b. Disparos a personas que se dan a la fuga
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Por ejemplo, Osse señala que si bien puede haber sectores de una
manifestación deseosos de provocar actos de violencia, la conducta de los
FEHCL debe procurar mantener el derecho de los manifestantes pacíficos
protegido aislando oportunamente a quienes pretendan alimentar la
violencia.
Si ello resultara difícil, Osse añade que los FEHCL deberían procurar
dispersar la concentración y rebajar la tensión de forma que se evite recurrir
a la fuerza.
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4. DIVERSOS
(3) El empleo del arma de fuego, por ser la expresión coercitiva más
extrema del Estado, debe restringirse al máximo reduciendo al mínimo
indispensable el margen de discrecionalidad en tal recurso.
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arbitrariedad son los principios de legalidad, necesidad y
proporcionalidad.
(3) Los Estados pueden válidamente recurrir a las fuerzas armadas para
apoyar labores de seguridad interna. Nada en el DIDH obsta para ello.
Sin embargo, en la medida que el entrenamiento, equipamiento y
tácticas militares están destinados al combate y a la derrota de un
enemigo, los Estados deben asegurar que el personal de las fuerzas
armadas que apoya estas labores adecúe su equipamiento y protocolos
a los PPBB y el CC
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(4) Los disparos de advertencia son incompatibles con el precepto
normativo y jurisprudencial que dispone que el arma de fuego se emplea
contra quien representa una amenaza inminente contra la vida o la
integridad. Además de ello, la incertidumbre del destino final del disparo,
la imposibilidad de controlar sus consecuencias, los riesgos del rebote,
el incremento de la espiral violenta y el deber general de protección que
guía los actos de los FEHCL hacen aconsejable suprimir esta práctica.
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