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FCB Universitas - Temporada Esportiva

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Programación del

Entrenamiento y Perfil
Fisiológico en Deportes
de Equipo
Temporada deportiva

1
2.1 Momentos de la temporada
2.1.1 Calendario deportivo
El calendario deportivo está determinado por las competencias, es decir, todos
aquellos torneos en los cuales va a participar el equipo durante esa temporada.
Lo primero que debe realizar un equipo cuando conoce el calendario es plantear
prioridades en función de los recursos con los que cuenta:
1) Prioridades:
 Jerarquización de las competencias, determinando a cuáles de ellas se
le dará mayor o menor importancia.

2) Recursos humanos:
 cantidad de jugadores con los que cuenta el plantel;
 jugadores que se pueden sumar;
 con cuántos jugadores por puesto se cuenta;
 integrantes del cuerpo técnico.

3) Recursos materiales:
 instalaciones deportivas;
 medios de recuperación posteriores al juego y al entrenamiento;
 sistema de alimentación y suplementación para los jugadores;
 medios de transporte;
 alojamiento para los partidos de visita.

En función de la disponibilidad de todos estos recursos es que se plantearán los


objetivos y metas a perseguir durante la temporada, en cada una de las
competencias.

En función de la evolución o transformación de los calendarios deportivos año a


año, se ven afectadas las metodologías de entrenamiento. No es lo mismo
preparar a un equipo para una competencia de un partido por semana, que para
una de tres. No es casual que los conceptos o términos utilizados en las teorías de
entrenamiento más antiguas estén relacionados al crecimiento de la forma física,
producto del aumento de las cargas (incluso en las metodologías de cargas
ondulantes) mediante el incremento del estímulo o de la carga externa, y que por
otro lado, las metodologías de entrenamiento de la actualidad estén
prácticamente dominadas por los conceptos de recuperación, descanso,
transición. Además, varias de las sesiones de entrenamiento apuntan a que el
jugador se recupere desde los aspectos fisiológico y mental del partido previo,
analizando y preparando el próximo partido. Se podría decir que el modo de

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entrenamiento o de mantenimiento de la forma física es la misma competencia
en determinados momentos del calendario deportivo.

En 2013, Paco Seirul-lo en equipo con Carlos Lago Peñas (2011) y otros
colaboradores, escribieron un artículo acerca de las causas objetivas de la
planificación en deportes de equipo.

Aquí proponen una serie de perspectivas desde las cuales debemos encarar el
entrenamiento en los que ellos denominan deportes sociomotores de equipo.
Como primera medida, se plantea la errónea mirada sobre estos deportes a la hora
de planificar el entrenamiento, separando lo físico (bioenergético) de lo técnico
táctico (informacional) y haciendo un abordaje de este desde los deportes
individuales o de tiempo y marca. Esto es analizado de la siguiente manera:

 conceptualización y utilización de términos devenidos de deportes


individuales;
 utilización de métodos y hasta ejercicios de entrenamiento provenientes de
deportes individuales;
 imposibilidad de cuantificar el valor de la carga;
 no contemplación del calendario de competencias a la hora de pensar el
período de entrenamiento.

Con base en esto, los autores proponen lo siguiente:

“La construcción del conocimiento teórico a partir de la práctica en cada deporte


de rendimiento será la base de la metodología de rendimiento en esa especialidad
deportiva. Así aumentará la eficiencia en la práctica y el conocimiento sobre la
misma”

Esto plantea indefectiblemente la inclusión del calendario de competición dentro


de la planificación del entrenamiento.

Aquí se define al calendario de competiciones, haciendo una adaptación de la


definición de Matveev (1985) acerca de a periodización del entrenamiento
deportivo como la organización cronológica de las competiciones, dentro de un
Sistema en el que se determinan los momentos, el número, el orden y las fechas
de las mismas en un plazo determinado de tiempo.

Se debe tener presente el tipo y duración de la competencia para poder desarrollar


un programa de entrenamiento más efectivo, adaptando la carga de trabajo a las
fluctuaciones de este.

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Se parte de la base de que el partido es el momento de mayor carga psicobiológica
específica, que se da en cada microciclo de entrenamiento hasta dos veces
inclusive. Este tiene una influencia directa sobre el estado de forma específico que
se busca alcanzar en los deportistas para la mayor parte de la temporada. Esto se
explica de manera precisa en la siguiente frase obtenida del trabajo analizado en
cuestión: Las acciones específicas, ejecutadas con los ajustes continuos y a la
velocidad específica, son causa y efecto de la integración sinérgica de las mejoras
parciales de los subsistemas implicados. Así, la competición se vuelve el mejor
modo de evaluar de manera sincrónica el estado de forma de los jugadores. En la
actualidad, los equipos que cuentan con recursos para poder llevarlo a cabo, se
valen de sistemas de monitorización capaces de determinar de manera muy
precisa la prestación física y algunas conductas tácticas de los jugadores durante
el juego, como para poder llevar un control no solo del rendimiento en relación al
resultado, sino también de la carga que significa la competencia para cada jugador.
Esto permite que el proceso de entrenamiento sea constantemente influenciado
por los datos obtenidos en la competencia y viceversa.

Por otra parte, pero dentro del mismo trabajo de Carlos Lago Peñas (2011) se llevó
a cabo un análisis de las características de cada calendario de competición.

Desde un punto de vista general, se considera al calendario deportivo en términos


de instancias de competencia, como una herramienta de gran importancia. Por un
lado, para el estadio formativo y de iniciación es clave en la generación de hábitos
de autoconocimiento y superación en la competición. Por otro lado, para las
etapas de especialización y de rendimiento, el partido o la competencia,
considerados tanto un objetivo como un contenido de la metodología de
entrenamiento, se consideran un excelente medio para el análisis del rendimiento
y el estado de forma de los jugadores, con el fin de retroalimentar el proceso.
Siempre con el fin principal de aumentar el estado de forma específico tanto
individual como colectivo como camino hacia el éxito a nivel de resultados (lo cual
no lo asegura).

Hasta aquí, un análisis sobre la influencia del calendario deportivo sobre la


metodología de entrenamiento. Habría que lograr de alguna manera que en el
futuro, los calendarios deportivos contemplen y estén desarrollados con base en
las leyes y principios metodológicos de entrenamiento. Esto ayudará a mejorar el
rendimiento y a alcanzar de manera más eficaz el estado de forma específico tanto
para un calendario en particular, como para el largo plazo tanto a nivel de
jugadores como de equipos y clubes.

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2.1.2 Período pre-competitivo
También conocido como pretemporada, es el momento en el que el equipo
comienza a preparar la temporada deportiva, posterior al período de transición o
postemporada. Aquí el plantel comienza a entrenar por primera vez como tal,
teniendo en cuenta que durante los recesos entre temporadas los equipos suelen
hacer modificaciones en sus plantillas. Además, durante ese receso los jugadores
generalmente llevan a cabo programas de entrenamiento individualizado,
cuestión que desarrollaremos posteriormente.

Así como con el correr del tiempo las teorías y las metodologías de la
programación o planificación del entrenamiento han ido evolucionando, con ellas
lo han hecho los paradigmas acerca del significado y la utilidad de estas.

Hay dos ideas que han marcado la existencia de la pretemporada durante un largo
período de tiempo. Estas son, por un lado, la premisa de que un buen estado de
forma específico debe ser sustentado por un buen estado de forma general. Con
respecto a esto, consideramos que la condición física lograda por medio del
entrenamiento y la preparación, será el sustento del rendimiento deportivo de los
deportistas. Por lo tanto, este último será un fiel reflejo de la manera en la que se
ha entrenado. Suena hasta ilógico esperar que una preparación general, que se
caracteriza por grandes volúmenes, patrones de movimientos inespecíficos, poca
inclusión de contenidos técnicos y tácticos, y más importante aún, velocidades e
intensidades inferiores a las alcanzadas en el juego, pueda ser la base que sustente
el rendimiento deportivo del equipo durante la competencia. Esto hace referencia,
como vemos, no solo a contenidos físicos o condicionales, sino también a factores
que influyen en el desempeño técnico táctico de los jugadores y el equipo. Y este
es uno de los puntos clave que desarrollaremos en este ítem, ya que consideramos
como objetivo primordial durante este período la adaptación y coadaptación de
los integrantes del plantel, al modelo de juego.

Por otro lado, existe la premisa de que el estado de forma logrado durante la
pretemporada sienta las bases y es suficiente para participar de manera
productiva durante el resto de la temporada. Sin embargo, las bases fisiológicas
indican que las adaptaciones generadas durante el entrenamiento, no pueden
mantenerse durante un período tal, y deben ser estimuladas periódicamente (Pol,
2011)

Históricamente, la pretemporada comenzaba con altos volúmenes de


entrenamiento, entendiendo esto como el tiempo total de trabajo por ejercicio y
sesión, y por las distancias recorridas. Luego, con el correr de los días y las semanas
se iban disminuyendo estos volúmenes y aumentando las intensidades, que se

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miden en función de la frecuencia cardíaca promedio de los entrenamientos y por
las velocidades alcanzadas en los ejercicios. Así mismo, los entrenadores tenían
poco contacto con el equipo, ya que todo el trabajo se llevaba a cabo por el
preparador físico, con el pretexto de tener que igualar a los jugadores del equipo
para que estén en condiciones de poder afrontar los entrenamientos con
contenido táctico propiamente dicho.

Al Vermeil fue preparador físico de los Chicago Bulls durante los 6 títulos de NBA
obtenidos de la mano de Michael Jordan y Phill Jackson, único preparador físico
en ganar títulos nacionales en Estados Unidos de NBA, NFL y MLB. Él propone que
con la llegada de los jugadores para el inicio de la pretemporada, el primer objetivo
es aumentar la capacidad de carga de los jugadores, definiéndola como la
capacidad de poder soportar el esfuerzo realizado durante el entrenamiento con
la premisa de que soportarlo también significa poder realizar los entrenamientos
que le siguen. Por lo tanto, se buscará preparar a los jugadores para poder realizar
los entrenamientos cada vez con mayor intensidad y mayor frecuencia.

Esta definición de capacidad de carga, así como la propuesta de trabajo que


haremos para el período precompetitivo, están íntimamente relacionadas con la
idea que proponemos sobre la resistencia en los deportes de equipo, que
desarrollaremos en la segunda unidad del módulo.

2.1.3 Período competitivo


En los deportes de equipo, el período competitivo está comprendido por el tiempo
que dura la competencia, o en la mayoría de los casos, la suma de estas
competencias, ya que al participar de diferentes torneos con el mismo plantel o
equipo, estas tienen que ser contemplados dentro de este período a la hora de
preparar el proceso de entrenamiento. Este proceso estará completamente
determinado por la frecuencia de las competencias. Por este motivo, las nuevas
metodologías de entrenamiento toman como base temporal la semana o micro
ciclo en la preparación de este, debido a que las principales competencias tienen
un partido por semana, y que las competencias alternativas de las que participan
generalmente los equipos suelen poner partidos dentro de la semana, lo más
alejado posible de los otros partidos.

Es decir, un equipo que participa de una competencia local, tendrá un partido por
semana, que puede ser los fines de semana. Si ese equipo participa de un torneo
internacional, los encuentros de esta competencia se llevarán a cabo un día de la
semana alejado de los partidos previo y posterior, el suficiente tiempo para
propiciar una óptima recuperación en los jugadores, con el objetivo de evitar
lesiones por fatiga o sobreuso.

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Históricamente, el entrenamiento en deportes de equipo estuvo determinado por
objetivos relacionados a los deportes individuales, o de tiempo y marca, en donde
el desarrollo de los componentes que hacen al rendimiento deportivo se proponía
de manera separada y con objetivos y cargas de entrenamiento aisladas.

En la actualidad, este paradigma ha mutado hacia un estado en donde el


entrenamiento se piensa y planifica en función del calendario deportivo y por lo
tanto del rendimiento tanto colectivo como individual en lo que hace a cada
deporte o disciplina en particular.

Por lo tanto, y volviendo a lo planteado respecto a la estructura de tiempo óptima


para desarrollar el proceso de entrenamiento, el microciclo o semana es la base
de las nuevas metodologías de entrenamiento. En este, encontraremos diferentes
componentes en función de los objetivos que se persiguen, que veremos a
continuación:

 recuperación respecto del partido previo, tanto en lo físico como en lo


mental;
 enfoque en el rendimiento con base en el modelo de juego;
 posibilidad de desarrollo de nuevos principios o subprincipios, tanto en
ataque como en defensa;
 fortalecimiento de puntos débiles y corrección de errores detectados en
partidos anteriores;
 control de la carga para llegar en óptimas condiciones al próximo juego;
 planteo de prioridades en función de cómo se encuentra el equipo en el
torneo, del rival, de otras competencias.

Rafael Pol (2011)hace referencia a esto en su libro La preparación ¿física? en el


fútbol, en donde citando a Seirul-lo, habla de los microciclos o CES (ciclos de
entrenamiento semanales) como unidad de tiempo óptima para lograr un efectivo
control de la carga, argumentando que lograr controlar la carga en unidades de
tiempo mayores a esta, carece de sentido.

La base fundamental de esta propuesta es, en primera medida, la cantidad de


variables que se deben tener en cuenta a la hora de programar el entrenamiento
y por lo tanto, la carga, como los son, el jugador, el equipo, el modelo de juego, el
partido previo y todo lo que a estos conceptos rodea. Por otro lado, sabemos que
cada fin de semana durante el período competitivo tenemos un juego, entonces
el objetivo del proceso de entrenamiento de esa semana estará apuntado a ganar
el próximo partido.

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Se hace difícil programar un partido si estamos contemplando la carga desde una
perspectiva del mes o el semestre de trabajo, lo que no quita que no se pueda
llevar la cuenta de las cantidades e intensidades utilizadas hasta el momento en
períodos de tiempo prolongados. De hecho, consideramos que esta es una
herramienta muy útil para tomar conciencia de cómo va fluctuando el
rendimiento, tanto individual como colectivo, para tomar decisiones al respecto
del proceso de entrenamiento. Pero volvemos a lo mismo, esas decisiones deben
estar comprendidas dentro del marco del microciclo de entrenamiento.

2.1.4 Período de transición


Solé (2008) plantea como objetivo de esta fase la pérdida de forma específica y un
mantenimiento de la genérica, diferenciando dos momentos dentro del período
de transición al que denomina Fase Regenerativa:

 Interrupción completa de la dinámica de cargas. Podemos denominarle


período vacacional, el cual dependerá de las características de la
temporada anterior y la siguiente, a lo cual agregamos que también
dependerá de la duración de la misma fase de transición o regenerativa.
 Dinámica creciente de cargas con predominio del volumen sobre la
intensidad. Los porcentajes de los componentes de carga irán aumentando
para acercarse a los estipulados para el primer microciclo de la
pretemporada próxima. De este modo se evitaran las sobrecargas
musculares en las primeras semanas de entrenamiento.

Para cerrar esta unidad mostraremos en la siguiente figura, cómo se distribuye la


dinámica de las cargas durante los tres momentos de la temporada en un deporte
de equipo como el fútbol.

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Figura 1

Fuente: Tomado de: (Roca, s.f.) El proceso de entrenamiento en el fútbol. Metodología de trabajo en un
equipo profesional.

La fase de transición representa la unión entre dos temporadas. Su mayor objetivo


es el descanso psicológico, la relajación, la regeneración a nivel fisiológico, y la
mantención de un aceptable estado de forma física. Vale destacar que conlleva
menos esfuerzo mantener un porcentaje del estado de forma, y que tener que
desarrollarlo nuevamente por completo (Bompa, 2016).

Podría decirse que este es uno de los momentos favoritos de la temporada para
los preparadores físicos. Esto es debido a que es un período en el cual no hay
competencia, por lo tanto los tiempos no apremian desde ese punto de vista. El
control de la carga va de la mano con la necesidad de poder cumplir con los
entrenamientos programados para este momento, sin contemplar la necesidad de
disminuir las intensidades o los volúmenes de entrenamiento para poder llegar al
partido del fin de semana.

Aquí debemos hacer una observación. Será determinante la metodología bajo la


cual trabaje el equipo o el deportista durante esta etapa de transición. Con esto
hacemos referencia a la posibilidad de desarrollarse bajo una tendencia biológica
o bien holística, como vimos en la primera unidad. Se hace difícil no plantearse la
posibilidad de desglosar el rendimiento deportivo para así trabajar solo algunos
componentes del mismo, o al menos por separado, sin integrarlos al deporte en
cuestión.

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En este período, los deportistas generalmente trabajan en pos de corregir puntos
débiles como también potenciar virtudes. En el caso del fútbol, los períodos de
transición o postemporadas suelen ser más cortas que en el baloncesto, por
ejemplo. Por lo tanto destinan este tiempo a la recuperación de lesiones, dolores,
problemas que puedan haber acarreado durante la competencia, etc. También,
entrenan para no disminuir su capacidad física de trabajo, en el afán de llegar en
óptimas condiciones al inicio de la pretemporada. Acerca de esto, Solé (2008)
propone que durante este período se produce una disminución del consumo
máximo de oxígeno en los deportistas, explicado a través de la disminución del
volumen cardíaco, producto de la disminución del volumen sistólico. Coyle (1984)
indicó que esto se debe a una disminución de la actividad enzimática aeróbica y
del volumen sanguíneo. Teniendo en cuenta que el estado de capilarización en los
deportistas se mantiene elevado, podríamos orientar esta pérdida de los niveles
de VO2 máx. a la disminución del volumen cardíaco y enzimático. Con esa
finalidad, Green et al. Detectaron que los niveles cardíacos pueden recuperarse
luego de algunas pocas intervenciones a intensidades elevadas del VO2 máx.,
debido al rápido aumento del volumen sanguíneo producto del incremento del
volumen plasmático. Los niveles enzimáticos aeróbicos demoran un tiempo un
tanto más prolongado en recuperarse, pero siempre en términos de actividades
que representen altas intensidades respecto de la capacidad de consumo de
oxígeno de los deportistas.

Durante el período de transición, hay una evidente e inevitable disminución de la


carga. Los beneficios que da la fuerza al rendimiento físico serán tales mientras el
sistema neuromuscular mantenga las adaptaciones celulares inducidas por el
entrenamiento. Cuando el entrenamiento de la fuerza se detiene, estas cualidades
disminuyen mientras las capacidades contráctiles del músculo se van perdiendo.
La consecuencia es el desentrenamiento, o una visible disminución del efecto de
la fuerza sobre el rendimiento deportivo (Bompa, 1999). Según este autor, el
proceso de Desentrenamiento consiste en la pérdida de las adaptaciones logradas
por el ejercicio. Este efecto ocurre más rápido que las mejoras del rendimiento
físico producidas por el entrenamiento. A esto agregamos que la disminución de
los niveles de fuerza en sus distintas expresiones, será específica al tipo de
entrenamiento que se le suprima al deportista. Por lo tanto recomendamos no
erradicar por completo el entrenamiento de fuerza general, ni específico durante
este momento de la temporada. Por el contrario, recomendamos un especial
enfoque en el entrenamiento de la misma.

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2.2 Desarrollo de capacidades y
cualidades físicas
2.2.1 Resistencia en el deporte de equipo
Teniendo en cuenta que el término resistencia está íntimamente relacionado con
el tiempo, la duración, las grandes distancias, el sostener un esfuerzo, soportar
fatiga; veremos ahora algunas definiciones de resistencia que nos ponen en la
perspectiva de la relación que existe entre esta y el rendimiento deportivo en los
deportes de equipo. Para esto, veremos algunas definiciones tomadas por Solé
(2003) en los apuntes de “Entrenamiento de la resistencia en deportes de equipo
del máster profesional de alto rendimiento en deportes de equipo”

 Bompa (1983): “Es el límite de tiempo sobre el cual se puede realizar un


trabajo a una intensidad determinada.”
 Harre (1987): “Capacidad del deportista de resistir la fatiga”
 Weineck (1992): “Capacidad Física y Psíquica de resistir la fatiga.”
 Manno (1991): “Capacidad de resistir la fatiga en trabajos de prolongada
duración”
 Martín y Col (2001): “Capacidad para sostener un determinado
rendimiento durante el mayor tiempo posible”
 Platonov (2001): “Capacidad para realizar un ejercicio de manera eficaz
superando la fatiga que se produce”
 Bompa (2003): “Se refiere al tiempo durante el cual un sujeto puede
realizar un trabajo a una cierta intensidad”

Estas son todas definiciones que hacen referencia a los deportes individuales, en
donde el esfuerzo es constante. Pero en los deportes de equipo hay un contenido
de intermitencia alto, en donde el jugador debe comenzar y detener sus gestos
motrices, carreras, esfuerzos, constantemente. Es por eso que la definición de
Massafret (1999) es la que Solé (2003) considera más acertada o más relacionada
a la hora de conceptualizar el término de Resistencia en los deportes de equipo.

“La capacidad para poder soportar las exigencias físicas, técnicas y tácticas
establecidas por un determinado sistema de juego en el encuentro y la
competición.”(Massafret, 1999)

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Aquí la resistencia no tiene un objetivo en sí misma, si no el de colaborar con otras
cualidades físicas para poder expresarse de manera efectiva la mayor cantidad de
veces o la mayor cantidad de tiempo posible.

En los deportes de equipo hay un requerimiento constante de combinar acciones


lentas con acciones explosivas o de máxima velocidad, y de esto nacen miles de
combinaciones. De hecho, por eso es que se los denomina deportes de situación.
Así es que el sistema glucolítico, tanto aeróbico como anaeróbico, se encentra en
constante funcionamiento y con alternancia de predominancia entre uno y otro.
El vaciamiento del glucógeno, sustrato que provee a este sistema de energía,
traerá aparejado situaciones de fatiga que pueden provocar, en primer lugar, una
disminución del rendimiento físico, sobre todo en la capacidad de mantener la
calidad y cantidad de movimientos rápidos necesarios para poder participar del
juego. Y en segundo lugar, posibles lesiones producto de la incapacidad del
sistema de poder brindar combustible al musculo, justamente por su vaciamiento
(Solé, 2003)

Desarrollo de la resistencia

El objetivo del desarrollo de la resistencia desde el punto de vista general es el


siguiente:

 mantener una determinada intensidad de trabajo;


 aumentar la capacidad de soportar las cargas propias del entrenamiento y la
competición;
 favorecer la recuperación rápida después de los esfuerzos;
 estabilizar la técnica deportiva y la capacidad de concentración. Pero yendo
a los deportes de equipo, podríamos determinar los siguientes objetivos:
 soportar el cansancio tanto físico como psíquico durante la acción de juego,
el partido y a lo largo de la temporada;
 acelerar el proceso de recuperación entre las bajadas de ritmo, las micro- y
macropausas del juego, y entre los entrenamientos y el partido.
 mantener el nivel óptimo de rendimiento del jugador, en la ejecución del
gesto técnico y en la toma de decisiones.

En cuanto al entrenamiento de la resistencia en deportes de equipo, mostraremos


en primer lugar una recopilación realizada por Raya (2003) con base en las
propuestas del entrenamiento de la resistencia en el fútbol de diferentes autores.

 Bangsbo hace referencia a tres maneras de entrenar la resistencia. Estas son


las siguientes:

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o Entrenamiento de recuperación: este se lleva a cabo luego de un
partido o un entrenamiento de alta demanda energética, con el objetivo
de restaurar capacidades tanto psicológicas como físicas. Carreras
suaves y juegos de intensidad moderada son las herramientas más
comunes utilizadas en este tipo de entrenamiento.
La intensidad será del 65 % de la FCmáx., y los trabajos intermitentes
deberán superar los 5 minutos por la baja intensidad de los ejercicios.
o Entrenamiento aeróbico de baja intensidad: permite la realización de
esfuerzos de larga duración, como así también la recuperación después
de acciones intensas. Con este tipo de entrenamiento, se pretende
preparar al deportista para afrontar las demandas de la competencia en
cuestión de volúmenes y distancias recorridas. El entrenamiento será de
una intensidad de alrededor del 80 % de la FCmáx. Si los ejercicios son
intermitentes, también deberán superar los 5 minutos.
o Entrenamiento aeróbico de alta intensidad: intenta lograr que el
deportista mantenga altas intensidades de prestación física durante el
mayor tiempo posible. También sirve para mejorar la recuperación
entre actividades intensas. La intensidad de los ejercicios aquí será del
90 % de la FCmáx. En este tipo de entrenamientos es importante lograr
mantener al deportista por debajo del umbral anaeróbico para no
perder intensidad durante los tiempos prolongados de trabajo.

 Weinek por otro lado, nos dice que el futbolista debe estar preparado para
una resistencia general y otra específica. La primera, tiene más relación con
el trabajo, por lo tanto su metodología estará determinada sobre todo por
el volumen y no tanto por las altas intensidades de carga. Esta precede a la
resistencia específica y es la base sobre la cual la misma se desarrolla
posteriormente. Este autor plantea que los niveles de entrenamiento
aeróbico no deben superponerse con el resto de las capacidades
condicionales, es decir, el exceso de entrenamiento de resistencia con bajos
niveles de intensidad puede llegar a resultar en una disminución de la
capacidad del sujeto de expresar de manera eficaz la fuerza explosiva.
 Benítez y Ayestrán marcan el desarrollo de la resistencia como determinado
por dos grandes ramas, la resistencia aeróbica y la potencia aeróbica.

Aquí haremos referencia a la propuesta metodológica de desarrollo de la


resistencia de Joan Solé (2003)

 Entrenamiento de la resistencia general:


Hace referencia a los trabajos de resistencia que no tienen relación con el
deporte a entrenar, desde un punto de vista tanto técnico como táctico. En
estos podemos diferenciar los trabajos de primer nivel, en donde

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encontramos actividades que ni siquiera presentan el gesto técnico madre
del deporte en cuestión, como puede ser nadar o pedalear para un jugador
de hándbol. Por otro lado, los trabajos de segundo nivel, que se acercan un
poco más a la actividad principal del deportista solo a nivel técnico, pero en
donde todavía no se incluyen situaciones de toma de decisión ni de
procesamiento de la información con el objetivo de manejo de elemento,
que es una constante en todos los deportes de equipo. Aquí nos referimos
al gesto de la carrera en un deportista de campo, ya sea grande o pequeño,
o a nadar en caso de un jugador de wáter polo.
Tradicionalmente, se le ha dado mucha importancia en función del tiempo
que se dedica a esta etapa del entrenamiento de la resistencia en deportes
de equipo. Pero con el ajuste de los calendarios deportivos y las
consecuentes adaptaciones de las metodologías de entrenamiento, esto se
ha ido perdiendo.

Causas fundamentales del entrenamiento de la resistencia general

o crear la base para el amplio entrenamiento, tanto técnico como táctico;


o aumentar la capacidad de soportar durante más tiempo el ritmo de
juego que se necesita para participar de un partido a altas intensidades;
o mejorar la capacidad de recuperación, tanto dentro del partido como
entre partidos y entrenamientos;
o reducir riesgo de lesiones por fatiga o por falta de respuesta rápida ante
situaciones repentinas;
o mejorar la capacidad mental para soportar un esfuerzo prolongado;
disminuir la perdida de rendimiento técnico y táctico por fatiga;
o tener mayor capacidad de recuperación entre los esfuerzos máximos;
o mejorar la salud.

 Entrenamiento de la resistencia específica:


Aquí es donde nos aseguramos que el jugador no solo desarrolle la
capacidad de soportar las cargas físicas del entrenamiento o la
competencia, si no también que sea capaz de acompañarla con la mayor
calidad técnica y táctica. Es por esto que para el desarrollo de la resistencia
específica, el autor se centra en tres puntos clave:

o Entrenamiento de la resistencia en la técnica: aquí se busca mejorar las


ejecuciones técnicas pero no de manera aislada, sino contemplando
permanentemente la necesidad de que esto suceda bajo situaciones de
juego reales.
o Entrenamiento de la resistencia en la toma de decisiones: los niveles
de concentración y atención son factores determinantes en la calidad

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de toma de decisiones que el jugador lleva a cabo durante los partidos
y entrenamiento. Por lo tanto, el objetivo del entrenamiento de la
resistencia desde este este aspecto tendrá que ver con lograr que las
diferentes intensidades bajo las que transcurren las situaciones de
juego no disminuyan en desempeño táctico del jugador ni del equipo.
o Entrenamiento de la resistencia de juego: por medio de un método
competitivo de entrenamiento se intenta acoplar lo desarrollado en los
dos apartados anteriores en situaciones reales de juego. Esto pone al
partido propiamente dicho como una instancia más del entrenamiento
de este tipo de resistencia. En el caso de los entrenamientos, siempre
con un formato competitivo o de oposición, se intentará modificar la
dificultad y la intensidad mediante el cambio de reglas del juego,
espacios, cantidad de jugadores. El objetivo de esto es aumentar o
disminuir la intensidad y dificultad del entrenamiento y así poder influir
sobre la capacidad del jugador para participar en el juego propiamente
dicho.

Optimización del entrenamiento de la resistencia específica:

La propuesta de entrenamiento de la resistencia específica está basada en


métodos iterativos e interválicos. Una buena manera de aumentar la especificidad
del entrenamiento es reemplazar las pausas por recuperaciones activas, con el
objetivo de simular lo que sucede durante el juego. Para esto, deberemos analizar
cuáles son los rangos, intensidades y frecuencias de actividades, tanto de máxima
intensidad como de intensidad moderada durante los partidos de la competencia
a la cual pertenece nuestro equipo, y así utilizarlos como parámetros a la hora del
desarrollo de las actividades.

Vale destacar que durante el período de optimización de la resistencia, en donde


la intensidad de los ejercicios primará sobre el volumen, no se presentan
disminuciones a nivel fisiológico general. Cuando el autor se refiere a intensidad,
debemos recordar que hace referencia no solo a aspectos fisiológicos del juego
como pueden ser la frecuencia cardiaca media o las velocidades de
desplazamiento utilizadas en el ejercicio, sino también a cantidad y dificultad de
elementos técnicos y de toma de decisión que se presentan en las actividades.
En función de lo planteado anteriormente, pasaremos a explicar el método
iterativo de entrenamiento de la resistencia, que podrí calificarse como el más
apropiado respecto de las demandas de la resistencia específica de los deportes
de equipo.

Haciendo una breve reseña a la clasificación tradicional entre los métodos de


entrenamiento de la resistencia, nos encontramos con dos grandes ramas, que son
el método continuo y el método fraccionado. Partiremos de la base de que en la

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actualidad ha desaparecido prácticamente la utilización de entrenamientos de
tipo continuo para deportistas de equipo. Esta modalidad difiere de lo que sucede
en el juego, no solo desde aspectos fisiológicos como la intensidad, sino también
desde la no existencia de componentes técnicos o tácticos que se utilizan en el
juego. Incluso las modalidades de entrenamiento continuo variado, en las que
encontramos aumentos de la velocidad o intensidad, difieren en gran medida de
lo que sucede en el campo a la hora de practicar un deporte de equipo.

Método fraccionado: con el objetivo de utilizar mayores intensidades y


velocidades de trabajo durante el entrenamiento de la resistencia, es inevitable la
utilización de pausas durante el entrenamiento. Es así que los métodos que
corresponden a la rama de los fraccionados, de una u otra manera utilizan pausas.
Estas serán del tipo y tiempo que la actividad demande en función del objetivo del
ejercicio y si este requiere que sean completas o incompletas. La nomenclatura
hace referencia a método interválico si las pausas son incompletas y método de
repeticiones si estas son completas. Esto hace referencia a los niveles de
recuperación que alcanza el deportista durante las pausas y la posibilidad de seguir
trabajando a la misma intensidad y durante el mismo tiempo en que lo venía
haciendo previo a esa pausa.

Dentro de los métodos fraccionados encontramos el método iterativo, que se


podría definir como un estadio evolutivo superior del método fraccionado en el
entrenamiento de los deportes de situación. Este se caracteriza principalmente
por la variación de las intensidades y velocidades utilizadas dentro del mismo
trabajo y serie inclusive, y por supuesto, la variación de las pausas tanto en tipo
(activa o pasiva) como en tiempo. Por lo tanto, el jugador se encontrará con una
aleatoriedad en el ejercicio que le impedirá establecer un ritmo preciso de trabajo
y pausa.

Es de vital importancia que, para la utilización de este método, el entrenador tenga


en claro cuáles son los tiempos más frecuentes de trabajo y pausa en las distintas
intensidades que se dan en el deporte sobre el cual se está trabajando.

Este método contempla la utilización de elementos tanto técnicos como de toma


de decisión del deporte, ya que está basado en la teoría de los sistemas dinámicos
y, por lo tanto, contempla al juego como un todo que no se puede lograr
desarrollar separando sus componentes, como lo físico y lo cognitivo.

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2.2.2 Nuevas metodologías de entrenamiento en el
desarrollo de la fuerza
Sin negar la importancia de la resistencia específica, la fuerza es sin dudas la
capacidad dominante en la mayoría de los deportes de equipo. Por lo tanto, para
evitar la pérdida de fuerza y potencia de nuestros deportistas, debemos planificar
un programa de mantenimiento de la misma para el período competitivo (Bompa,
1999). El autor también destaca la importancia de supeditar la intensidad y el
volumen de los trabajos de fuerza, a la carga de entrenamiento y competencia.
Con el entrenamiento de la fuerza sucede algo similar a lo del resto de las áreas
de la preparación física en su inclusión al proceso de entrenamiento en los
deportes de equipo. Históricamente, la lógica de pensamiento fue: si quiero que
mi deportista mejore la velocidad, le aplico el entrenamiento de un velocista; si
quiero que mejore su resistencia, utilizo el entrenamiento de un corredor de
grandes distancias, y así con todas las áreas condicionales.

En el caso de la inclusión del entrenamiento de fuerza en los programas de


entrenamiento en los deportes de equipo, en un principio los trabajos de fuerza
se realizaban solamente en la sala de musculación, mediante el uso de pesos libres
o máquinas. Es largo el camino que esta área condicional ha recorrido desde el
comienzo. Gracias a la ciencia y la investigación se han podido adaptar los métodos
de entrenamiento de fuerza a las necesidades reales del deporte de cada deporte,
tanto de equipo como individuales. Esto ha significado no solo enfocarse en las
cargas utilizadas o las velocidades de ejecución de los ejercicios de fuerza, sino
también en los patrones de movimiento generales y específicos de cada deporte,
las duraciones y características de los gestos motrices que demandan altos niveles
de fuerza explosiva y potencia. Por ejemplo, no podemos pretender, si realizamos
4 repeticiones máximas (RM) de sentadillas profundas, obtener los mismos
resultados en el afán de mejorar tanto el remate de vóley como un tacle en el
rugby.

Tal vez el cambio se ha producido a nivel filosófico, en el paso de entrenar el


músculo o grupos musculares como unidades de producción de fuerza a entrenar
gestos deportivos característicos de un determinado deporte.

Por lo tanto debemos recordar que estos gestos deportivos deben involucrarse de
alguna manera en un espacio y un tiempo adecuado para tener éxito en su
ejecución durante el juego, y este es un elemento que también ha influenciado la
filosofía y la metodología del entrenamiento de fuerza.

En el caso de los deportes de campo compartido como lo son el básquet y el fútbol,


tenemos el componente de la disputa por el espacio, lo cual demanda momentos

17
de fuerza contra oposición. Eso es algo que el entrenamiento de fuerza en estos
deportes debe contemplar y poner en juego dentro de la metodología. Sería
inapropiado asegurarle a un deportista que por solo entrenar para mejorar su
capacidad de fuerza de manera aislada, eso va a producir una mejora en su
rendimiento dentro del campo a la hora de competir o entrenar.

Bosch (2015) plantea una diferencia entre un abordaje reduccionista del


entrenamiento de la fuerza, en contrapartida con uno basado en la teoría de los
sistemas complejos.

El abordaje reduccionista intenta comprender o explicar situaciones mediante el


análisis de la suma de sus partes. Esto expresa claramente lo mencionado acerca
de cómo algunos métodos de entrenamiento desglosan el desarrollo de los
deportistas en cada una de sus capacidades condicionales.

Paco Seirul-lo Vargas (1993) , habla de una preparación física globalizadora, en


referencia a que una determinada capacidad condicional, coordinativa o cognitiva
se puede mejorar más si se la entrena en relación a otras capacidades, en lugar
de trabajarla de manera aislada.

Volviendo la teoría de sistemas complejos, Bosch (2015) sostiene que no hay una
habilidad universal tal como la fuerza o la potencia, esto es debido a que estas
cualidades, dependen para su expresión en situaciones de juego del aspecto
coordinativo del deportista, y por lo tanto alguien puede ser fuerte o potente en
determinadas áreas y en otras no.

Así aparece el concepto de Transferencia, tan nombrado y utilizado en el


entrenamiento de la fuerza en deportes de equipo y sobre el cual depende la
optimización de la fuerza entrenada en la sala para la aplicación en situaciones
reales de juego.

Aquí debemos aclarar que el proceso de Transferencia no está únicamente


relacionado con la velocidad de aplicación de la fuerza, sino también con los
patrones de movimiento específicos de ese deporte. Esto determinará cuales son
las necesidades de transferencia en función de cada disciplina, no solo debido a
cuestiones meramente mecánicas, si no también contemplando al sistema
sensomotor. Ya que los gestos y las acciones se aprenden debido a la obtención
de un resultado mediante ese movimiento y por lo tanto dándole una significancia,
y no por el simple hecho de ejecutar un patrón de movimiento determinado.

Uno de los métodos de entrenamiento más utilizados en los deportes de equipo


para el desarrollo de la fuerza y la potencia son los derivados del levantamiento
de pesas (DLP). CHRISTOPHER J. SIMENZ (2005) entrevistó a los entrenadores de

18
fuerza de diferentes equipos de la NBA. Una de las preguntas era si utilizaban los
DLP como parte del desarrollo de la fuerza en sus jugadores, a lo cual 19 de 20
entrenadores respondieron que si los utilizaban. Poniéndolos además en primer
lugar la mayoría de ellos, junto con la Sentadilla y sus variantes a la hora de elegir
ejercicios para armar sus programas de entrenamiento. Finalmente es importante
destacar que todos los entrenadores entrevistados en este estudio utilizan
evaluaciones de fuerza para identificar necesidades tanto colectivas como
individuales y así poder poner objetivos a los programas de entrenamiento.

2.2.3 Entrenamiento de la capacidad de repetir sprints


El concepto repeated sprint ability (capacidad de repetir sprint) como su nombre
lo indica, explica básicamente la capacidad de un deportista para mantener el
rendimiento la repetición de gestos explosivos o con demanda de altos niveles de
potencia, mayormente carreras cortas (por debajo de los 10”) de máxima
velocidad en diferentes direcciones y en sus múltiples variantes. Combinados con
breves períodos de tiempo de pausas mayormente activas, que son básicamente
los desplazamientos de baja intensidad que se producen entre un sprint y otro.

Durante un partido de fútbol de elite, la distancia promedio de carreras de


velocidad sonde entre 10 y 20 metros y duran entre 2 y 3 segundos. Esto sucede
con un total de entre 20 y 60 carreras máximas para una distancia de entre 700 y
1000 metros. La evidencia ha demostrado que la habilidad para mantener el
rendimiento en estos tipos de acciones durante un período de tiempo con grandes
niveles de potencia y velocidad, puede ser un buen predictor para diferenciar
deportistas de distintos niveles. (Hoffmann, 2014).

Esta habilidad es determinante en los deportes de situación, ya que estará


íntimamente relacionada con los niveles de resistencia del deportista. Esto se debe
a que la resistencia en los deportes de equipo o individuales, como el tenis, está
determinada por la capacidad del sujeto de prolongar durante el tiempo que
demanda la competencia, tanto el partido como el campeonato, la calidad de los
gestos deportivos que conllevan al éxito, que siempre tienen que ver con la
potencia, fuerza explosiva, agilidad y velocidad.

Con respecto a la fisiología de las carreras máximas repetidas podemos decir que
la participación de la glucogenolisis es acotada, en parte debido al incremento del
metabolismo aeróbico durante las mismas. Podemos agregar que la duración de
los sprints puede alterar de manera significativa las contribuciones relativas de
uno u otro sistema energético. El ratio de degradación y resíntesis de
Fosfocreatina (PCr) tendrá una gran influencia sobre la performance en los sprints
subsiguientes. Esto es debido a que a mayor degradación, mayor tiempo necesario

19
para la repleción (Bishop, 2005). En resumen, un individuo que con un mejor nivel
de resíntesis de PCr durante las recuperaciones entre sprints, o con mejor potencia
aeróbica, tendrá una mejor RSA.

Es así que mediante el uso de programas de ejercicios con carreras máximas


repetidas se puede mejorar la habilidad de repetir sprints de un sujeto. Sin
embargo, la naturaleza impredecible de los deportes de equipo, hace que sea
difícil encontrar una prescripción universal, válida para el común de estos
deportes.

Ahora bien, si consideramos lo expuesto anteriormente debemos comprender la


importancia del entrenamiento de aspectos técnico de sprints cortos y cambios de
dirección, como también de la potencia por medio del entrenamiento de fuerza. Y
que las mejoras producidas por estos tipos de trabajos llevarán al deportista a
realizar sus gestos deportivos máximos con un menor esfuerzo y con un
consecuente ahorro de energía. Esto de manera indirecta aumentará la RSA del
sujeto. El entrenamiento de estos aspectos mencionados puede por lo tanto no
solo mejorar la capacidad de un sujeto de realizar sprints máximos, si no de
mejorar su capacidad de que el promedio de las velocidades alcanzadas en los
mismos durante un juego sea elevado.

Independientemente de esto, no debemos olvidar que son los niveles de potencia


aeróbica los que permitirán al sujeto tener una determinada capacidad para
repetir sprints. Por lo tanto no es conveniente prescribir protocolos de RSA para
aumentar la potencia aeróbica del deportista, sino al revés. Debemos asegurar un
aumento en los niveles de resistencia del sujeto para asegurar que su ejecución de
los trabajos de repetir carreras máximas sea exitosa y esto logre un aumento en
su capacidad de mantener la potencia de cada una de las carreras.

No debemos dejar de mencionar a los Juegos Reducidos (small sided games o SSG),
ya que los mismos son una herramienta utilizada por los entrenadores de deportes
de equipo, debido a su similitud con las condiciones normales de competencia,
alcanzando niveles de frecuencia cardíaca y efectos metabólicos similares a los del
entrenamiento intermitente de alta intensidad por ejemplo. Por lo tanto, si
además de los efectos que producen los juegos a nivel condicional, entendemos
que también tienen un aporte desde la táctica, la técnica y la estrategia, en
realidad deberíamos preguntarnos : ¿Por qué NO utilizarlos? Ahora, debemos
asegurarnos que si utilizamos juegos reducidos en combinación con otros
entrenamientos condicionales como puede ser el entrenamiento de la fuerza,
podemos comprometer el desarrollo de la fuerza y la potencia de nuestros atletas,
al mismo tiempo que podemos producir altos niveles de fatiga. Por lo tanto será
de suma importancia la estrategia de control de las cargas de entrenamiento y

20
competición que tengamos, a la hora de promover el rendimiento de nuestro
equipo.

Por lo visto hasta el momento, la RSA estará íntimamente relacionada con la fatiga
y la capacidad del deportista de reponerse de ella o tolerarla (factor directamente
dependiente del estado de forma del sujeto) tanto durante como después del
esfuerzo. Sobre todo en deportes en donde el calendario es ajustado y puede
haber hasta tres o cuatro competiciones por semana, como sucede en el básquet.
Por lo tanto, otro concepto importante para lograr altos niveles de rendimiento
en estos deportes es la recuperación y la tolerancia a la fatiga.

En el básquet, se llevan a cabo aproximadamente mil acciones de entre dos y cinco


segundos por partido. Por lo tanto, está claro que la mayor capacidad de repetir
este tipo de acciones con la mayor eficacia posible y manteniendo la calidad de las
mismas determinará un mayor rendimiento deportivo.

Los principales mecanismos por los que aparece la fatiga son los siguientes:

 depleción de sustratos;
 acumulación de metabolitos;
 aumento de la temperatura central;
 daño muscular inducido por el ejercicio;
 alteraciones hidroelectrolíticas;
 modificaciones en los aminoácidos ramificados;
 radicales libres;
 depresión del sistema inmune (Terrados, 2010)

2.2.4 La fatiga como componente clave en el desarrollo del


programa de entrenamiento

Un tema que nos preocupa a todos durante el período competitivo es la fatiga.


Esta es considerada una de las principales causas de la baja del rendimiento y de
las lesiones.

Jones (2016) Indicó que el estrés de entrenamiento y competencia resulta en una


disminución en el rendimiento físico como también en niveles significativos de
fatiga post ejercicio. Definiendo a la fatiga como la disminución del nivel básico
de las funciones físicas y psicológicas del atleta previas a la competición. Así mismo
la acumulación de fatiga puede acarrear consigo un estado de
sobreentrenamiento, el cual tiene un impacto significativamente negativo sobre

21
el rendimiento. Esta idea propone nociones acerca del estado de fatiga general
de un deportista. Veamos ahora un concepto más biológico acerca de la fatiga
durante el ejercicio: Dificultad para mantener los niveles de fuerza requeridos o
esperados (Edwards, 1983). Por esto es que las cargas de entrenamiento deben
ser ajustadas frecuentemente durante el ciclo de entrenamiento para aumentar o
disminuir el efecto de fatiga en los deportistas, dependiendo de la fase de
entrenamiento en que se encuentran. De ser así, esto nos asegura lograr las
adaptaciones y la performance en las competencias sean las esperadas.

Pensando en la particularidad de los deportes de equipo, en los cuales el atleta


pone en práctica infinitas combinaciones de ejercicios y gestos que demandan un
estado de forma física adaptado a esto, se hace difícil pensar en potenciar por
separado cada una de sus capacidades condicionales para luego combinarlas al
momento del juego. Es así que Gabbett (2006) propone que las tareas basadas en
las habilidades propias del deporte, o los también llamados juegos reducidos,
utilizados con el fin de mejorar al mismo tiempo la técnica-táctica y el rendimiento
físico, permiten aumentar la tolerancia a la fatiga por medio de la utilización de
patrones de movimiento propios del deporte de equipo en un ambiente de
competición. Esto implica desarrollar el rendimiento deportivo, sin dividir la forma
física del comportamiento táctico ni de las ejecuciones técnicas. Por lo tanto la
carga del estímulo de entrenamiento se asemeja a la del partido. En este mismo
estudio el autor encontró que los atletas que participaron de entrenamientos
basados en juegos reducidos, en comparación con aquellos que participaron de
entrenamientos tradicionales de trabajo de capacidades condicionales,
obtuvieron por un lado cambios similares en su potencia aeróbica máxima y en la
agilidad, pero mayores ganancias en velocidad y potencia muscular. Lo que
demuestra que los métodos de entrenamiento basados en juegos reducidos
producen mejoras a nivel de capacidades condicionadas cuando se las evalúa por
separado. Basándonos en lo expuesto previamente uno podría pensar que al
entrenar en condiciones similares a las de juego, los atletas podrían desarrollar
una mayor tolerancia a la fatiga, o al menos más efectiva a la hora de evaluar el
efecto de la misma sobre su rendimiento en competición.

Sin embargo, parece ser que el rendimiento tiene un alto componente psicológico,
el cual tendría una gran influencia sobre el aumento y las disminuciones de las
prestaciones físicas de los deportistas durante situaciones de juego. Carlos Lago
Peñas (2011) en colaboración de Paco Seirul-lo, entre otros, intentaron
determinar la relación de la fatiga con el rendimiento en deportes de equipo. Se
partió de premisas como el hecho de que en el fútbol en el segundo tiempo
disminuye la frecuencia, distancia media parcial y volumen total de los
desplazamientos a alta intensidad y los sprints. Teniendo en cuenta que las
situaciones que determinan tanto el éxito como el fracaso en este deporte, como
en todos los de situación, involucran altas intensidades y velocidades tanto de

22
ejecución técnica como de desplazamiento, podemos inferir que su disminución
estaría ligada a una disminución del rendimiento deportivo. Lo que debería
establecerse ahora si esa disminución está ligada pura y exclusivamente a una
fatiga fisiológica, o si deberíamos también tener en cuenta las variables
contextuales, como los factores tácticos, estratégicos, marcador parcial,
localización del partido, calidad del rival, etcétera. En este trabajo se argumenta
que el descenso del rendimiento deportivo no se debe únicamente debido a la
fatiga fisiológica. Por ejemplo, O’Donoghue y Tenga (2001) establecieron que los
jugadores del equipo que va ganando reducen la intensidad, permitiendo que el
equipo que va perdiendo tome la iniciativa en el juego. Carlos Lago Peñas (2011)
insinúan que el rendimiento físico de los jugadores de fútbol de elite está
condicionado por las variables contextuales del juego y, por lo tanto, el descenso
en la distancia recorrida a velocidades máximas y submáximas no necesariamente
está relacionado al aumento de la fatiga fisiológica.

Por otro lado, este estudio intentó determinar si la densidad de la competencia,


es decir la frecuencia con la que un equipo juega durante el período competitivo,
tiene o no influencia sobre el rendimiento, estableciendo como posible factor de
producción de fatiga la acumulación de partidos jugados en un corto período de
tiempo. Ekstrand, en 2004 encontró que los jugadores que rindieron por debajo
de los niveles esperados durante el mundial de fútbol 2002, habían jugado una
media de 12 partidos en las 10 semanas anteriores, a diferencia de los nueve
partidos de media que habían jugado aquellos deportistas que estuvieron por
encima del rendimiento esperado durante ese torneo. Alrededor del 65 % de los
jugadores que habían jugado más de un partido en las 10 semanas anteriores al
mundial, sufrieron lesiones o bajaron el rendimiento durante este. Carlos Lago
Peñas (2011) y colaboradores concluyeron en un estudio realizado sobre 172
futbolistas sobre 27 partidos de la liga española, que el rendimiento físico de los
jugadores no estuvo influenciado por el corto tiempo de recuperación entre
partidos cuando tenían un partido de otra competencia el día martes o miércoles
de esa semana. A esto pudieron agregar que las intensidades a las cuales se
recorrieron las distancias durante los encuentros estuvieron influenciadas por las
variables contextuales. Por último, respecto de esta temática, Lago en 2006,
concluyó que los equipos que disputaron encuentros de liga de campeones
durante la semana no sufrieron una influencia estadísticamente significativa sobre
el resultado alcanzado. Al hacerse referencia a los rendimientos de los jugadores
durante los partidos y no necesariamente al rendimiento colectivo, y demostrarse
que los rendimientos no recibieron influencia negativa por la participación en
partidos entre semana, se llega a la conclusión de que no es una causa necesaria
como para apelar a la rotación de jugadores el hecho de participar en
competencias paralelas. Siempre y cuando, por supuesto, se adapte el proceso de
entrenamiento a ello.

23
Claramente existe una extensa relación entre la carga de trabajo que recibe el
deportista y su estado de fatiga. Tradicionalmente la carga externa ha sido el foco
principal a la hora de hablar de control de la carga, y en la creación de la mayoría
de los sistemas de monitorización de la misma. Que es básicamente el trabajo que
realiza el atleta durante un determinado período de tiempo, siendo esta
totalmente independiente de las condiciones del sujeto durante ese lapso. Estas
condiciones expresan el estrés metabólico, fisiológico y psicológico que el trabajo
realizado genera en el deportista. Este fenómeno, denominado Carga Interna, será
también clave a la hora de determinar la carga total de trabajo. De hecho, la
combinación entre la carga externa y la interna será la que determine el estado de
fatiga del sujeto. (Halson, 2014).

La medición de la carga externa tanto de entrenamiento como de competencia


mediante sistemas de monitorización del ejercicio, es crucial para poder hacer una
comparación y establecer si las cargas de entrenamiento realmente cubren de
manera específica las demandas de competición. Esta herramienta es también
validad para detectar por ejemplo, qué jugadores recorren mayor cantidad de
metros durante un período de tiempo y cuáles alcanzan mayores intensidades.
(Fox, 2017) Este autor se refiere a las cargas externa e interna como dos conceptos
que no pueden considerarse de manera independiente, o que al menos por
separado no otorgan demasiada información a los fines del análisis. Entonces, a
pesar de que las respuestas fisiológicas nos darán un indicio del costo energético
producido por el entrenamiento, las mismas no pueden ser manipuladas o
modificadas de manera independiente. Para alterar las respuestas fisiológicas de
los atletas, el estímulo propiamente dicho deberá ser modificado.

Gabbett (2016) explica que las características individuales del deportista, como
son la edad, el historial de entrenamiento y de lesiones y la capacidad física,
combinadas con la carga externa aplicada y las respuestas fisiológicas a esa
actividad, determinarán el “resultado” del entrenamiento. Para dar un ejemplo de
esto, si aplicamos cargas de entrenamiento idénticas a dos sujetos con grandes
diferencias en sus características individuales, obtendremos respuestas
fisiológicas totalmente diferentes. Entonces, un estímulo de entrenamiento puede
ser apropiado para un atleta, pero insuficiente o sobrecargado para otros.

Para el caso de la carga interna, en el estudio previamente nombrado de Gabbett


(2016) se propone una calificación de la sesión de entrenamiento en función de la
percepción del esfuerzo (session-rating of perceived exertion o RPE). La misma
consiste en que cada jugador le debe dar un valor de 1-10 a la sesión de
entrenamiento en función de la intensidad de la misma según su percepción del
esfuerzo. El valor expresado por el jugador se debe multiplicar por la cantidad de
minutos que duró la sesión, y así tendremos el valor de RPE para cada uno de los
sujetos que participaron en el entrenamiento. El autor expresa que para el caso

24
del futbol, estas “unidades arbitrarias”, cuando van de 300 a 500 corresponden a
entrenamientos de “baja intensidad” y las que van de 700 a 1000 corresponden a
aquellos de “alta intensidad”.

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