Acta Celume
Acta Celume
Acta Celume
2.- Quórum de aprobación en cada Cámara: Según el art. 127 de la CPR, el proyecto de
reforma necesitará para ser aprobado en cada Cámara el voto conforme de las tres quintas
partes de los diputados y senadores en ejercicio. Sin embargo, si la reforma recayere sobre
los capítulos I, III, VIII, XI, XII o XV, necesitará, en cada cámara, la aprobación de las dos
terceras partes de los diputados y senadores en ejercicio.
Libertad de información.
Consiste en el derecho a dar a conocer un hecho o dato razonablemente veraz, o sea, que el
emisor cree o tiene una presunción de la existencia de una determinada circunstancia. La
libertad de información no protege la “transmisión de hechos falsos, insidias, calumnias o
injurias, ya que la Constitución no contempla ni protege ningún derecho a la
desinformación ni al insulto” (Nogueira), por lo mismo la presunción de veracidad opera
como un verdadero “límite interno” del derecho (“presunción de veracidad”: convicción
que tiene aquél que dice algo, consistente en que esto es probablemente verídico).
La libertad “de información” no debe confundirse con el derecho “a la información”, que se
aplica al derecho de acceder a los datos relevantes, especialmente provenientes de los
órganos públicos. No obstante lo anterior, el ordenamiento internacional, ha entendido que
debe entenderse dentro del derecho a la libertad de expresión también debe incorporarse
“el derecho a la información” o sea, el derecho a ser informado, a conocer lo que ocurre en
el mundo y a que dicha información sea verídica o real. De alguna manera, el derecho a la
información, en lo relativo a los actos estatales, se expresa a la luz de lo dispuesto en el
inciso segundo del artículo 8°, al consagrarse el principio de Publicidad y Transparencia.
Normas constitucionales sobre los medios de comunicación social: Por último, la Carta
Fundamental establece una serie de normas de primera relevancia referente a los medios
de comunicación social, dentro de los cuales destacamos:
(a) La ley en ningún caso podrá establecer monopolio estatal sobre los medios de
comunicación social. Esta norma no prohíbe que el Estado sea dueño o administrador de
un medio de comunicación (así ocurre por ejemplo con Televisión Nacional, o La Nación)
para lo cual se deberá contar con una ley de quórum calificado (art. 19 Nº 21, inciso
segundo CPR), sino que lo que se prohíbe es que la ley establezca un monopolio sobre
estos medios.
(b) Derecho de aclaración y réplica. Toda persona ofendida o injustamente aludida por algún
medio de comunicación social, tendrá derecho a que su declaración o rectificación sea
difundida por el mismo medio. Esta declaración tendrá dos características: (1) deberá ser
gratuita; y (2) se ajustará a las condiciones que determine la ley.
(c) Libertad de Prensa. Toda persona natural o jurídica tiene el derecho de fundar, editar y
mantener diarios, revistas y periódicos, en las condiciones que determine la ley.
(d) Consejo Nacional de Televisión. Es un órgano autónomo y con personalidad jurídica
(descentralizado), y que tiene por función velar por el correcto funcionamiento de este
medio de comunicación. Será regulado por una ley de quórum calificado (Ley 18.838 de
1989, y sus modificaciones posteriores).
(e) Calificación Cinematográfica. La ley regulará un sistema de calificación para la exhibición
de la producción cinematográfica. Esta calificación en ningún caso puede constituir
censura previa. No debemos olvidar que el texto original del inciso final de este numeral
decía: ”la ley establecerá un sistema de censura para la exhibición y publicidad de la
producción cinematográfica y fijará las normas generales que regirán la expresión pública
de otras actividades artísticas” El año 2001, luego de la condena a Chile por el caso de “La
Última Tentación de Cristo”, impuesta por la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
nuestro país debió reformar dicha norma, en los términos actuales (ley de reforma
constitucional Nº 19.742). Aun así, tal como vimos, la Convención Americana de
Derechos Humanos, tolera que ciertos espectáculos públicos estén sometidos por ley a
censura previa, con el objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la
infancia y la adolescencia (art. 13.4)
A su vez, se trata de un dominio legal máximo, toda vez que sólo los asuntos
contemplados en el art. 63 deberán ser regulados por una ley, generando la más amplia
libertad para que el ejecutivo regule el resto de los asuntos, mediante el empleo de la
potestad reglamentaria, especialmente autónoma.
Sin perjuicio de esto, no debe perderse de vista el Número 20 del artículo citado, el
cual, por su amplia redacción, entrega vastas facultades en beneficio del legislador, lo
cual puede llegar a relativizar el concepto de dominio legal máximo ya explicado.
Entre los 20 numerales del artículo 63 CPR, según don Jorge Tapia Valdés, se pueden agrupar
en tres categorías:
1.- Aquellos que se refieren a la regulación de hechos “puntuales y precisos”, pero que
deben ser regulados por una ley, como los indicados por el artículo 63, números 5º
al 13º, 15º al 17º y 19º.
2.- Situaciones más abstractas y que comprenden diversos hechos que deben ser
regulados por ley, remitiéndose a mandatos expresos de la Constitución. De esta
manera se da por disposición de otras normas constitucionales que dichas
situaciones deberán ser reguladas por ley. Artículo 63 Nºs 1º, 2º y 14º.
3.- Materias que deben ser reguladas por ley, pero que por la redacción del numerales
consideran un vasto campo de situaciones que deben ser regladas por la ley.
Artículo 63, Nº 3º, 18º y 20º
La palabra proviene del latín Super amus, que significa señor supremo. Jean
Bodín la definió como “El poder absoluto y perpetuo de una República” y como tal, suele
identificársele con uno de los elementos intrínsecos del Estado, el poder. 47
El inciso segundo del artículo 5º de la CPR, se encuentra compuesto, a su vez, por dos
oraciones, gramaticalmente separadas por un “punto seguido”:
a. El primer deber del Estado consiste en respetar “tales derechos” (debemos entender
“los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana”). El deber de
respeto debe ser entendido como un deber de carácter negativo, vale decir como
una prohibición. O sea, los órganos del Estado tienen prohibido violar, atentar o
amenazar estos derechos.
Este artículo nos abre el camino para dos conceptos que se encuentran íntimamente relacionados:
“El bloque de constitucionalidad” y el “Control de Convencionalidad”.
En el caso latinoamericano, para autores como Humberto Nogueira está construido por
los atributos y las garantías de los derechos esenciales o fundamentales, asegurados por la
Constitución o las normas de reenvío como el artículo 5, inciso 2 de la Constitución y
tiene como común fundamento la dignidad humana. Esta noción permite asumir el hecho
de que el catálogo de derechos es mucho
más amplia que el texto formal, puesto que existen otros que no se encuentran en ella pero que les
reconoce su calidad por ser derechos que emanan de la naturaleza humana.
✓ Formalidad que prescribe la ley: Se refiere al procedimiento en virtud del cual los
órganos del estado actúan, por lo tanto, los actos estatales son siempre solemnes, ya que al
menos deben constar por escrito y firmados por quienes los expiden.
(a) El término “responsabilidad” debe entenderse como “asumir las consecuencias jurídicas
de un acto”, las disposiciones constitucionales citadas hacen referencia a todo tipo de
responsabilidad. En otras palabras, la infracción a la Constitución o a las leyes podrá dar
lugar a responsabilidades civiles, penales, administrativas o políticas, según lo que
establezca el propio ordenamiento jurídico.
(b) El inciso final del artículo 7º, desde ya, consagra una de las consecuencias jurídicas más
importantes que se generan a partir de una actuación contraria a las condiciones de validez
señaladas anteriormente, como es la “nulidad de derecho público”. Vale decir, un acto que
ha emanado de quien no ha sido investido regularmente, o de quien ha actuado fuera de su
competencia o sin dar cumplimiento a las formalidades legales, “es nulo”.
(c) Esta clase de nulidad, por otra parte, presentaría ciertas características propias que la
diferenciaría de la nulidad establecida en el campo del derecho privado. Así, la Nulidad de
Derecho Público, es única, ya que no distingue como en el derecho civil entre nulidades
absolutas y relativas.
También, es insubsanable e imprescriptible, toda vez que ni otro acto ni el transcurso del
tiempo puede otorgarle validez. Por último, para algunos autores, se trataría de una nulidad
que operaría de pleno de derecho (por lo tanto, no requeriría de declaración formal de
nulidad) y con efectos retroactivos (ex - tunc); sin embargo, estas dos últimas características
no son totalmente acogidas por la doctrina constitucional chilena. ➢ División o separación
de poderes: Es una de las bases para evitar una extralimitación en las funciones y ejercicio
de las potestades públicas, con el objeto de tutelar y proteger los derechos fundamentales de
las personas.
Nulidad de Derecho Público: Es una sanción de ineficacia jurídica que afecta a aquellos
actos de los órganos del Estado, cuando faltare alguno de los requisitos que el ordenamiento
jurídico establece para la existencia y validez, conforme a los dispuesto en el artículo 6 y 7
de la Constitución. Será nulo todo acto dictado por un órgano incompetente, carezca de
previa investidura regular o dictado con infracción a lo prescrito por la Constitución o la
Ley.
La primera tesis la formuló don Eduardo Soto Kloss, quien señaló que opera ipso iure, es
insaneable e imprescriptible, sin embargo, fue resistida por varios autores que criticaban su
formulación llegando a la conclusión que debe ser declarada judicialmente, por lo tanto no
opera de pleno derecho, no es necesariamente insaneable, puesto que algunos vicios no
acarrean nulidad y además porque ésta no es la única insaneable y tercero, señalan que si
prescribe, sobre todo cuando la causa a pedir es pecuniaria y no meramente declarativa.
Supremacía constitucional.
➢ El Principio de la Supremacía Constitucional y la Fuerza Normativa de la Constitución:
Es una regla de validez para todos los actos públicos, en virtud de la cual las normas
infraconstitucionales deben ajustarse, en su generación, a las normas procedimentales que
fija la Constitución y conformar su contenido a ella, con particular énfasis en los derechos
fundamentales.
Se dice que es una manifestación formal, porque la Constitución establece los
procedimientos y competencias para producir derecho válido y vigente en la sociedad,
regulando las fuentes y generando la unidad del sistema jurídico, de manera que no hay
otras formas y material, porque la Constitución condiciona sustancialmente la dirección
política de la organización del poder democrático y vincula esta organización al
cumplimiento, concretización y desarrollo de la carta de derechos fundamentales que ella
contiene.
Si bien no está establecido en forma explicita podemos encontrarlo en el artículo 6 inciso 1
y 2 y no debe confundirse con el rol del Tribunal Constitucional de interprete de la
Constitución puesto que tal concepción no es excluyente de las atribuciones de otros
órganos constitucionales
Defensa de la Constitución: Función que tienen todos los órganos del Estado de someter su
acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y garantizarse el orden
institucional de la República.
Su consagración se encuentra en el artículo 6 inciso 2 de la Carta Fundamental.
Históricamente dicha función se le había entregado a las Fuerzas Armadas y de Orden y de
hecho, fue uno de los argumentos constitucionales que se invocaron cuando se produjeron
los golpes de Estado de 1924 y 1973.
En nuestra carta fue reformado recién en el año 2005. Con independencia de su
denominación, su alcance importa reconocer que el desarrollo de un orden jurídico está
sostenido, además de normas, en prácticas que sean coherentes con los valores y principios
de una sociedad democrática.
La defensa de la Constitución se ejerce en dos planos: primero, al ejercer potestades
públicas conforme a la Constitución y en las normas dictadas conforme a ella. Es un
corolario del principio de juridicidad y, segundo, al fiscalizar y controlar las infracciones a
la Constitución y a las leyes en que puedan incurrir otros órganos del Estado. Esta segunda
dimensión, requiere del respeto de la primera, es decir, los pesos y contrapesos de funciones
estatales que se ejerzan dentro de la esfera de su competencia.
Examen de admisibilidad
CONTROL DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS
2 situaciones: Deberá publicarse en forma y plazo que señala el art
40 LOC TC, sin embargo, con su sola dictación el
Articulo 93 n°9 CPR decreto quedará sin efecto de pleno derecho.
Sin perjuicio de esto, no debe perderse de vista el Número 20 del artículo citado,
el cual, por su amplia redacción, entrega vastas facultades en beneficio del legislador, lo
cual puede llegar a relativizar el concepto de dominio legal máximo ya explicado.
Concepto de Familia.
Siguiendo la definición otorgada por la doctrina (Alejandro Silva Bascuñán) y el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la familia como “Grupo
de personas emparentadas entre sí que viven juntas bajo la autoridad de una de ellas”.
Sobre el asunto hay dos grandes tesis que se denominan clásicas y moderna, la primera, se basa en
un el modelo sociológico de familia difundido por Levi- Strauss, es decir, que es una institución
natural, por tanto, siempre presente en la historia y la identifica con el matrimonio entre dos
personas y los lazos biológicos que unen a los integrantes; según este concepto, tiene dos
funciones básicas: permitir el nacimiento de nuevas personas y promueve un contexto de
desarrollo de éstas e integración en la sociedad, por ello sus
funciones vitales es absolutamente esencial para el desarrollo social.
Grupos Intermedios.
Los grupos intermedios son mencionados en el art. 1°, inciso 3 de la Carta Fundamental, por
cuanto ella establece tres deberes fundamentales del Estado en relación con ellos:
✓ En primer lugar, el Estado “reconoce” a los grupos intermedios. Que las reconozca significa
que acepta su existencia y les asigna validez. Esta norma se vincula con lo prescrito en el
artículo 23 de la Constitución respecto de las sanciones que se debe aplicar a los partidos
políticos que interfieran en el funcionamiento de los grupos intermedios, los gremios.
También, los Tribunales Electorales Regionales se encuentra la calificación de las
elecciones de algunos de ellos que la ley señale (art. 96)
✓ En segundo lugar, los “ampara” Que los ampare significa que los protege, adquiriendo una
suerte de compromiso de no afectarlos.
La idea de estos grupos intermedios es la contribución al bien común, pero dentro de sus
propios fines. Además, se le ha vinculado con la concepción de la dignidad humana ya que
la persona, en su calidad de imperfecto, necesita de sus pares para cubrir sus necesidades
y, por ello, los diferentes grupos actúan paralelamente, de acuerdo a sus intereses y así
satisfacer las distintas necesidades de cada uno y depositar en estos colectivos parte de la
defensa de sus derechos humanos.
Principio de Subsidiariedad.
Como señalamos precedentemente, el Estado no sólo reconoce y ampara, sino que además
“garantiza la adecuada autonomía” de los grupos intermedios. Que el Estado garantice la
debida autonomía de los grupos intermedios, significa que no podrá realizar aquellas
actividades que de acuerdo a su naturaleza deben quedar entregadas a la actividad de los
grupos intermedios. No podrá interferir ni obstaculizar la acción, respetando los espacios de
creación y movimiento que le cabe a estas instituciones sociales.
Vale decir, si bien el Estado debe cumplir con determinados objetivos y fines, en ningún
caso ello puede significar una obstrucción o limitación de los grupos intermedios. Esto es lo
que se conoce como “principio de subsidiariedad”, el que básicamente tiene una doble
expresión:
✓ El Estado deberá desarrollar todas aquellas actividades y funciones que por su naturaleza
no puedan realizar ni cumplir los grupos intermedios (“subsidiariedad positiva“).
La Constitución chilena se encuentra inspirada en ambas dimensiones de la subsidiariedad,
tanto en la negativa como en la positiva. Sin embargo, debemos dejar constancia que la
norma del art. 1° inciso tercero, parece consagrar sólo la subsidiariedad negativa, más no la
positiva.
- Art. 32 Nº 19: “Declarar la guerra, previa autorización por ley, debiendo dejar
constancia de haber oído al Consejo de Seguridad Nacional”.
4.- Atribuciones gubernamentales de naturaleza financiera
Art. 32 Nº 20: Este numeral involucra también diferentes atribuciones específicas:
Cuidar de la recaudación de las rentas públicas; Decretar su inversión con arreglo
a la ley (principio de “la legalidad del gasto”, también presente en lo dispuesto en
el artículo 100 CPR); Dictar “Decretos Constitucionales de Emergencia
Económica”, en casos urgentes establecidos en esta misma norma, por el cual se
puede girar una suma no superior al 2% del monto de los gastos que autorice la
Ley de Presupuestos.
Atribuciones Administrativas del Presidente de la República
A través de ellas, según VERDUGO Y PFEFFER, permiten satisfacer los intereses
del público, proveer a las necesidades corrientes y desarrollar coordinada y
eficientemente los programas y políticas gubernamentales. Si bien no lo señalan
expresamente estos autores, y sólo para fines didácticos, podemos subclasificar
estas atribuciones en: ejercicio de la potestad reglamentaria, potestad de
nombramiento y remoción, y potestad de vigilancia.
1.- Atribuciones administrativas relacionadas con el ejercicio de la potestad reglamentaria
- Art. 32 Nº 6: “Ejercer la Potestad Reglamentaria en todas aquellas
materias que no sean propias del dominio legal, sin perjuicio de la facultad de
dictar los demás reglamentos, decretos e instrucciones que crea convenientes
para la ejecución de las leyes”.
- En términos amplios, la Potestad Reglamentaria es la facultad del
Presidente de la República “para dictar decretos, reglamentos e instrucciones
para proveer al gobierno y administración del Estado” (HUMBERTO
NOGUEIRA).
Los Decretos son mandatos u órdenes dictadas por una autoridad dentro
de su competencia.
Pueden clasificarse en “Decretos Supremos” (orden escrita dictada por el Presidente
de la República o un ministro “por orden del Presidente de la República”), y
“Simples Decretos o Resoluciones” (actos de análoga naturaleza dictada por
autoridad administrativa dotadas de poder de decisión). Ver Art. 3º ley 19.880.
Respecto de los Decretos Supremos o DS (que son los que nos interesan
en este capítulo), ellos deben cumplir con requisitos de fondo y forma.
Los requisitos de fondo de los DS son: (1) el Presidente debe actuar dentro
de su competencia; y (2) debe acatarse la Constitución y las leyes. Ambas
circunstancias son revisadas previa a la entrada en vigencia de los mismos, por la
Contraloría General de la República mediante el trámite denominado “Toma de
Razón”: si el Decreto Supremo está en orden, se tomará de razón de ellos; en caso
contrario, la Contraloría “lo representará”.
Los requisitos de forma de los DS son: (1) deben constar por escrito; y (2)
debe estar firmado por el Presidente de la República y el Ministro respectivo (art.
35 CPR).
Los Decretos, y dentro de ellos también los Supremos, constituyen normas
de carácter particular, y se agotan por su sola aplicación.
Los Reglamentos (también denominados “Decretos Reglamentarios”) son
normas dictadas por el Presidente de la República, de carácter general e
impersonal, y cuyos efectos normativos no se agotan con su sola
aplicación.
Los reglamentos serán, a su vez, reglamentos de ejecución o autónomos,
según si se limitan a aplicar las leyes o a normar materias que no sean de dominio
legal, respectivamente.
Las Instrucciones, finalmente, son órdenes que emite el Presidente de la
República, un Ministro u otra autoridad para el mejor desempeño de la
función administrativa, las que van dirigidas especialmente a los
subordinados jerárquicos.
Las instrucciones, por su parte, pueden ser facultativas o imperativas. Son
facultativas aquellas que son meras recomendaciones del superior; en cambio, son
imperativas cuando se
2.- Atribuciones administrativas relacionadas con el ejercicio de la potestad de
nombramiento
- Art. 32 Nº 7: “Nombrar y remover a su voluntad a los ministros de Estado,
subsecretarios, intendentes y gobernadores”.
Cada una de estas autoridades es de confianza exclusiva del Presidente de la
República y se mantendrán en sus puestos mientras cuenten con ella (art. 32 Nº 8,
frase final, concordado art. 49, inciso 4º LOC de Bases de la Administración).
Art. 32 Nº 8: “Designar a los embajadores y ministros diplomáticos, y
los
representantes ante organismos internacionales”.
Art. 32 Nº 10: “Nombrar y remover a los funcionarios que la ley denomina como de
su exclusiva confianza y proveer los demás empleos civiles en conformidad a la ley”.
La misma norma agrega que la remoción de los demás funcionarios, se hará de
acuerdo a las disposiciones que la ley establezca.
- Art. 32 Nº 12: Nombramiento de determinadas autoridades judiciales y del
Ministerio Público, en la forma establecida por la Constitución: nombramiento de
magistrados y fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones, a proposición de
la Corte Suprema; nombramiento de los jueces letrados, a proposición de las
Cortes de Apelaciones; y nombramiento de los ministros y fiscales judiciales de
la Corte Suprema y del Fiscal Nacional del Ministerio Público, a proposición de
la Corte Suprema, y con acuerdo del Senado.
3.- Atribuciones administrativas relacionadas con el ejercicio de la potestad de
vigilancia
- Art. 32 Nº 13: “Velar por la conducta ministerial de los jueces y demás
empleados del Poder Judicial y requerir, con tal objeto, a la Corte Suprema para
que, si procede, declare su mal comportamiento, o al ministerio público, para que
reclame medidas disciplinarias del tribunal competente, o para que, si hubiere
mérito bastante, entable la correspondiente acusación”.
A diferencia de los funcionarios de exclusiva confianza del Presidente de la
República, los jueces y empleados del Poder Judicial no pueden ser removidos
por el Jefe de Estado. Por el contrario, lo único que éste puede realizar es velar
por el buen comportamiento de estas personas, de manera de poder requerir de
quien corresponda, las acciones correspondientes.
- Art. 32 Nº 14: “Otorgar indultos particulares en los casos y formas que determine
la ley”.
El Indulto es un beneficio que tiene por objeto eximir a una persona del
cumplimiento de la pena, ya sea en forma total (no cumple pena alguna) o parcial
(se rebaja o se conmuta por otra pena).
Es importante aclarar que la atribución del Presidente de la República se refiere
sólo a Indultos Particulares, y no a Indultos Generales ni a Amnistías. Los
Indultos Generales se conceden no para persona determinada, sino que en forma
amplia para todos quienes se encuentren en determinada hipótesis; mientras que
las Amnistías tienen por objeto hacer desaparecer no sólo la pena o castigo, sino
que la ley presume que jamás hubo responsabilidad penal. Los indultos generales
y las amnistías, sólo se podrán establecer en virtud de una ley (art. 63 Nº 16)
También es necesario indicar que en determinados casos, no procede el indulto
particular: cuando aún no se haya dictado sentencia ejecutoriada en el caso
particular (art. 32 Nº 14); cuando se trate de funcionarios acusados por la Cámara
de Diputados y condenados por el Senado, quienes sólo podrán ser indultados
por el Congreso (art. 32 Nº 14); y cuando la persona haya sido condenada por
delito terrorista (art. 9º inciso final); salvo que se trate de delitos cometidos antes
del 11 de marzo de 1990 (disposición séptima transitoria de la Constitución).
Una segunda, se refiere al derecho que tendrían las personas a alcanzar una
plenitud física y psíquica, y a recuperar dicha plenitud cuando se hubiere dañado o
perdido.
Nos parece que la primera es la opción correcta, ya que permite diferenciarla del
derecho a la vida y a la integridad física y psíquica, además de remarcar el sentido
de derecho social, que es su origen y naturaleza.
De esta manera, nos parece que la persona que agrede a otra y afecta su salud,
vulnera el derecho a la integridad física y no su derecho a la protección de la salud. Sin
embargo, quien impida a otro a asistir a controles regulares con su médico, afecta el
derecho a la protección de la salud, aun cuando quizás no necesariamente esté afectando
su integridad física o psíquica.
El inciso quinto del art. 19 N° 9 garantiza a todas las personas el derecho a elegir
el sistema de salud al que desee acogerse, sea éste estatal o privado (inciso quinto).
- Proteger el acceso a la salud: “el Estado protege el libre acceso a las acciones de
promoción, protección y recuperación de la salud y de rehabilitación del
individuo” (inciso segundo); donde la “promoción” se refiere al impulso o
fomento de la salud, la “protección” alude a la atención o cuidado de la salud, la
“recuperación” se vincula con las acciones que tiendan a restituir la salud que ha
sido dañada producto por ejemplo de una enfermedad, la “rehabilitación” que se
refiere a la reinserción del individuo con todas sus capacidades y aptitudes
íntegramente recuperadas;
- Garantías Judiciales
Esto, porque se trata de un derecho “prestacional” de difícil cobertura por parte del Estado.
En especial, la Seguridad Social tiene por objeto cubrir las prestaciones básicas
de quienes, por razones de salud, edad u otro motivo, no pueden trabajar o su salario se
vuelve insuficiente para ello.
Estas prestaciones, a su vez, se refieren a proteger a las personas de determinadas
“contingencias sociales” que pueden afectar la existencia misma o la subsistencia digna
de las personas.
(a) los seguros sociales, los cuales tienen por objeto otorgar prestaciones médicas y
pecuniarias a los beneficiarios;
(c) las prestaciones familiares; consistentes en los beneficios que se otorgan como
protección al grupo familiar, como la institución de la “asignación familiar”.
(a) regular este derecho, para lo cual sus leyes deberán ser de quórum calificado;
(b) garantizar el acceso de todos los habitantes al goce de prestaciones básicas uniformes,
sea que se otorguen a través de instituciones públicas o privadas. Al igual que en el caso
de la salud, la ley también podrá establecer cotizaciones obligatorias;
(c) supervigilar el adecuado ejercicio de la Seguridad Social.
El Estado de Chile es Unitario: Según su forma, los Estados pueden ser Unitarios o bien,
Compuestos, dentro de los cuales, por cierto que destacan los Estados Federales. El Estado
es unitario cuando “el poder conserva una unidad en cuanto a su estructura, no poseyendo
más que un solo centro de impulsión política fundamental” (CUMPLIDO - NOGUEIRA).
Se trata de un “Estado simple”, ya que no se divide en zonas o sectores que cuenten con
poderes políticos independientes y que también merezcan el nombre de Estados
(HARIOU).
Por lo mismo, el centro de decisión política es uno solo, sin existir diferentes niveles
diferentes de acción política estatal. Por lo mismo, desde un punto de vista orgánico, o sea,
de los órganos del Estado, el Estado Unitario se caracteriza por que cuenta con un solo
gobierno, un solo congreso, una sola Corte Suprema, etc.
A su vez, desde un punto de vista normativo, los Estados Unitarios se caracterizan por que
posee una sola Constitución, un solo ordenamiento jurídico.
En tanto, el Estado Compuesto o Federal se distinguen por contar con un poder central y
una Constitución Política única, pero que reconoce ámbitos intensos de autonomía en
beneficio de los diferentes Estados miembros que la conforman.
Decimos que es “Compuesto” por cuanto coexisten dos niveles estatales: el nivel del Estado
Federal que se conforma por la unión de voluntades de sus miembros, y el nivel Estadual
que corresponde a las células administrativas y políticas que lo conforman y que cuentan
con sus propios órganos ejecutivos, legislativos y judiciales.
De esta forma, los Estados Federales desde una perspectiva orgánica contarán con un
gobierno central y un gobierno en cada Estado miembro, un parlamento central y un
parlamento en cada Estado miembro, una Corte Suprema central, y una Corte Suprema en
cada Estado miembro. Por su parte, normativamente, los Estados Federales tienen una
Constitución central, y una constitución por cada Estado miembro; así como un
ordenamiento jurídico nacional, y ordenamientos jurídicos locales.
En el caso chileno, nuestra Constitución optó por el sistema unitario, lo que significa que
contamos con un centro político único, expresado por la existencia de una única autoridad
ejecutiva, legislativa y judicial. Además, en el Estado chileno existe un solo ordenamiento
jurídico positivo, obligatorio para todos sus habitantes, y creado por los organismos
centrales competentes.
El ejercicio del poder en un Estado Unitario, sin embargo, deberá organizarse de manera tal
que su acción sea efectiva y eficaz, por lo que se hace necesario que su Administración se
organice de una manera apta. De allí nacen los criterios de descentralización y
desconcentración.
Descentralización y desconcentración
Una vez consagrado el carácter unitario del Estado de Chile, el inciso 2º del art. 3º establece
la descentralización y desconcentración de la administración, pero debe ser siempre de
carácter administrativo y nunca política, ya que, si eso sucediere, estaríamos en presencia
de un Estado Federado.
De esta manera, de acuerdo con el Profesor Cea Egaña, para estar frente a un órgano
descentralizado, debe contar con los siguientes requisitos copulativos:
✓ Integrantes elegidos, por regla general, mediante sufragio universal y votación directa.
Esta regla se convierte en excepcional en los órganos descentralizados de nuestro país.
✓ Finalmente, el sistema de control propio, sin perjuicio de la revisión, en los términos que
fije la ley de ciertos actos.
Una vez consagrado el carácter unitario del Estado de Chile, el inciso 2º del art. 3º establece
la descentralización y desconcentración de la administración, pero debe ser siempre de
carácter administrativo y nunca política, ya que, si eso sucediere, estaríamos en presencia
de un Estado Federado.
De esta manera, de acuerdo con el Profesor Cea Egaña, para estar frente a un órgano
descentralizado, debe contar con los siguientes requisitos copulativos:
✓ Integrantes elegidos, por regla general, mediante sufragio universal y votación directa.
Esta regla se convierte en excepcional en los órganos descentralizados de nuestro país.
✓ Finalmente, el sistema de control propio, sin perjuicio de la revisión, en los términos que
fije la ley de ciertos actos.
2) Además, es una acción protectora de derechos, vale decir, una garantía judicial de los
derechos, puesto que se constituye como un mecanismo de protección apto para el debido
ejercicio de ciertos derechos fundamentales.
3) Sin embargo, adicionalmente a ello, debemos indicar que de acuerdo al artículo 25.1
de la Convención Americana de Derechos Humanos, la acción de protección debe ser
considerada en sí misma como un derecho fundamental (el derecho a la protección
judicial de los derechos o a la tutela efectiva de los derechos). Por este motivo, debemos
aplicar las normas generales en materia de derecho fundamentales, así como sus
especiales reglas de interpretación. Como Derecho Fundamental, aun con mayor énfasis,
el Recurso o Acción de Protección constituye un límite al ejercicio de la Soberanía
Nacional, según el artículo 5º de la Constitución Política. También le es aplicable otros
principios tales como el de progresividad de los derechos (conforme al cual, no es posible
imponer más limitaciones que las que actualmente tuviere, sino que por el contrario, debe
propenderse a su fortalecimiento gradual); y el de irreversibilidad de los derechos (que
consiste en que una vez reconocidos, no pueden ser eliminados del ordenamiento
positivo).
4) Por último, es un Derecho que tiene Configuración Legal, toda vez que la regulación
Constitucional es meramente enunciativa y requiere de desarrollo en la Ley. Esto será
necesario recordarlo a la hora de fijar la constitucionalidad o inconstitucionalidad del
auto acordado que le regula.
(b) La acción de protección “no da origen técnicamente a un juicio, ya que no hay partes
ni contienda” (Nogueira), y por lo mismo, jurídicamente, no constituye un Proceso
(entendido éste como un método de solución de conflictos).
(c) Por lo mismo, las normas procesales a ser aplicadas deben ser siempre interpretadas
pro-recurrente, como derivación del principio “pro-homine” o “favor libertatis”.
(d) Debe adoptarse el principio pro-actione, conforme al cual, cuando se exista una duda
razonable respecto de si el Recurso de Protección debe declararse concluido, la Corte
debe optar por su continuación. Por lo mismo, ante la duda, siempre será preferible,
declararlo admisible que inadmisible; declarar que ha sido interpuesto dentro de plazo
que fuera de él; etc.
(e) Debe adoptarse un criterio de elasticidad, o sea, las normas procesales siempre
deberán adaptarse en pos de una debida defensa del recurrido.
(f) En el caso que el recurrente no cuente con recursos suficientes para obtener resultado
favorable en la defensa de sus derechos, éstos deberán ser proveídos por el Estado.
(g) No podrán rechazarse las acciones dirigidas contra sujetos indeterminados, como en
el caso de amenazas de muerte anónimas, ya que, como lo indicamos, en esta acción no
existen necesariamente partes.
(h) Debe permitirse al recurrente, el acceso a toda la información que fuere necesaria
para su debida protección.
3.- Fuentes Formales
La acción de protección cuenta con una triple regulación: una constitucional, una
internacional y una administrativa.
(a) Fuente Constitucional de la acción de Protección:
“Artículo 20: El que por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales sufra privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los derechos y garantías establecidos
en el artículo 19, números 1°, 2°, 3° inciso cuarto, 4°, 5°, 6°, 9° inciso final, 11°, 12°,
13°, 15°, 16° en lo relativo a la libertad de trabajo y al derecho a su libre elección y libre
contratación, y a lo establecido en el inciso cuarto, 19°, 21°, 22°, 23°, 24° y 25° podrá
ocurrir por sí o por cualquier a su nombre, a la Corte de Apelaciones respectiva, la que
adoptará de inmediato las providencias que juzgue necesarias para restablecer el imperio
del derecho y asegurar la debida protección del afectado, sin perjuicio de los demás
derechos que pueda hacer valer ante la autoridad a los tribunales correspondientes.
Procederá, también, el recurso de protección en el caso del N° 8° del artículo 19, cuando
el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un acto
u omisión ilegal imputable a una autoridad o persona determinada”.
Opciones doctrinarias
Existe un arduo debate en relación con la jerarquía que tendrían los tratados
internacionales dentro del ordenamiento jurídico chileno. Este tema no es baladí, puesto
que su incidencia puede ser importante. Por ejemplo, si se sostiene que los tratados tienen
rango supraconstitucional, entonces operan como límite al poder constituyente y, por lo
mismo, si la Constitución los vulnerara, sería una Constitución ilegítima. Si decimos que
tienen rango constitucional en tanto, no operan como límite a la constitución, pero sí
podrían modificar libremente a la misma: un tratado que sea incompatible con la
Constitución, como tiene su mismo nivel jerárquico la estaría reformando tácitamente. Si
tiene rango legal, un tratado no podría modificar a la Constitución, sino que debe
someterse a ella, pero sí podría modificar una ley, así como la ley podría reformar al
tratado. Si tiene jerarquía intermedia (entre la Constitución y la ley), queda sometido a la
Constitución, puede modificar a una ley, pero no podría ser modificado por una ley.
Para cierto grupo de autores, los tratados internacionales no podrían tener rango o
jerarquía constitucional, ya que ello implicaría que un tratado pudiese modificar la
Constitución. Pero al decir que no tienen jerarquía constitucional, tampoco se quiere decir
que valen o pesan lo mismo que una ley. Tienen una jerarquía superior, toda vez que el
legislador queda sometido a lo que establezca el respectivo tratado. De no ser así, el
legislador podría modificar cuando quisiera el tratado internacional, lo cual viola el
derecho internacional, y además atenta en contra de lo dispuesto en el art. 54 N° 1 inciso
quinto de la Constitución según el cual, “las disposiciones de un tratado sólo podrán ser
derogadas, modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios tratados o de
acuerdo a las normas generales del derecho internacional”.
Esta ha sido la tesis seguida por el Tribunal Constitucional, para quien los
tratados internacionales caen dentro de la figura de los “preceptos legales” del art. 93 N°6
de la Constitución. Esta calidad provendría de la circunstancia de que los tratados, una
vez firmados por el Presidente de la República, deben ser aprobados también por el
Congreso, aprobación que se tramitará de acuerdo al mismo procedimiento para crear una
ley (art. 54 N° 1 inciso primero de la CPR). Esto lleva a concluir que si los tratados se
tramitan igual que una ley, entonces son equivalentes a una ley y tienen su misma
jerarquía.
De esta forma, si se aprueba un tratado que sea contrario a una ley primará éste
sobre aquella, ya que tienen el mismo rango y es posterior que la ley. Lo mismo operará
al revés: si se aprueba una ley que entra en conflicto con el tratado internacional,
debemos preferir la ley a la norma internacional, ya que es posterior.
Para esta posición, los tratados sobre derechos humanos tienen una mayor
jerarquía, ya que son un límite al ejercicio de la soberanía nacional. Se entiende que los
tratados sobre derechos humanos se refieren a materias de la mayor importancia para la
comunidad nacional, y por eso debe dársele un tratamiento distinto. Sobre este punto, sin
embargo, existen diversas alternativas: los que sostienen que los tratados sobre derechos
humanos, tienen rango supraconstitucional, y los demás, rango constitucional; los que
aseveran que los tratados sobre derechos humanos tienen rango constitucional, y los
demás, legal; y los que defienden que los tratados sobre derechos humanos tienen un
rango constitucional, y los demás intermedio; etc.
(b) En el caso que el Estado desarrolle una actividad empresarial, estará sometido a la
legislación común, salvo que una ley de quórum calificado, y por motivos calificados
establezca excepciones
La libertad de trabajo
Como una primera mención, debemos aclarar que lo que protege expresamente
nuestra Constitución es el derecho “a la libertad de trabajo” y no “el derecho al trabajo”.
En las próximas páginas abordaremos este tópico.
El inciso cuarto de este mismo numeral fija las limitaciones a este mismo
derecho, cuando establece que: “Ninguna clase de trabajo puede ser prohibida, salvo que
se oponga a la moral, a la seguridad o a la salubridad públicas, o que lo exija el interés
nacional y una ley lo declare así”.
Los derechos asociados a la libertad de trabajo, dentro del Derecho Individual del Trabajo
2) El derecho a una justa retribución. Como vimos, toda persona tendrá derecho a una
retribución por el trabajo que desarrolle, ya que en caso contrario habrá trabajo forzoso.
Pero además, esta retribución ha de ser “justa”. La concepción de “retribución justa”
tiene varias aproximaciones. La primera es que el mandato constitucional impone al
legislador el deber de tener que determinar el monto anual del sueldo mínimo sobre
criterios de justicia. La segunda se refiere a que la retribución ha de ser equivalente entre
dos personas que desarrollan un trabajo similar (el art. 62 bis dispone, luego de la ley
20.384 de 2009 dispone que: “El empleador deberá dar cumplimiento al principio de
igualdad de remuneraciones entre hombres y mujeres que presten un mismo trabajo, no
siendo consideradas arbitrarias las diferencias objetivas en las remuneraciones que se
funden, entre otras razones, en las capacidades, calificaciones, idoneidad, responsabilidad
o productividad”).
3) El derecho a la no discriminación en materia laboral. El art. 19 Nº 16, en lo pertinente
señala: “Se prohíbe cualquiera discriminación que no se base en la capacidad o idoneidad
personal, sin perjuicio de que la ley pueda exigir la nacionalidad chilena o límites de edad
para determinados casos”. Esta norma deriva del derecho a la igualdad ante la ley del art.
19 Nº 2, pero además plantea una limitación a este derecho que consiste en que “la ley
pueda exigir la nacionalidad chilena o límites de edad para determinados casos”. El art.
19 del Código del Trabajo establece, por ejemplo que “el ochenta y cinco por ciento, a lo
menos, de los trabajadores que sirvan a un mismo empleador será de nacionalidad
chilena”. El art. 13 y siguientes del mismo Código, regulan, en tanto, la capacidad en
materia laboral y las edades mínimas que se exigen para que una persona pueda ser
contratada laboralmente. Finalmente, el art. 2º, incisos terceros y cuarto del Código
laboral establece que: “Son contrarios a los principios de las leyes laborales los actos de
discriminación. Los actos de discriminación son las distinciones, exclusiones o
preferencias basadas en motivos de raza, color, sexo, edad, estado civil, sindicación,
religión, opinión política, nacionalidad, ascendencia nacional u origen social, que tengan
por objeto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la
ocupación”.
4) Exigencia de grados o títulos universitarios. “La ley determinará las profesiones que
requieren grado o título universitario y las condiciones que deben cumplirse para
ejercerlas”.
Los derechos asociados a la libertad de trabajo, dentro del Derecho Colectivo del Trabajo
Las normas del reglamento deben encuadrarse dentro de la pauta fijada por la norma legal y en
caso alguno pueden contrariar sus preceptos, modificarlos, restringirlos o ampliarlos. El
Reglamento de Ejecución, es siervo de la ley, que detalla, como quiera que su razón de ser
es desenvolver las reglas generales, explicar las consecuencias de los principios que ellas
contienen, determinando la manera de cumplirlas, según las circunstancias que pueden
presentarse. En la jerarquía de las normas jurídicas, el Reglamento de Ejecución, está
debajo de las leyes, en especial de aquella ley cuya aplicación tiende a llevar a cabo. En
consecuencia, este reglamento no puede, sin caer en la tacha de ilegalidad, contrariar
preceptos de la ley y menos de la Constitución Política. Ejemplos de Reglamentos de
Ejecución son:
• El Reglamento del Registro de Prendas sin Desplazamiento de la Ley Nº 20.190 (Decreto
Supremo Nº 722 de fecha 8 de septiembre de 2010, que se publicó en el Diario Oficial de
fecha 23 de octubre de 2010);
• El Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces (aunque para algunos tendría
rango de Decreto con Fuerza de Ley, conforme al articulo 695 del Código Civil);
• El Reglamento del Decreto con Fuerza de Ley N° 164, concerniente a concesión a privados
de Obras Públicas (Decreto Supremo Nº 956, publicado en el Diario Oficial de fecha 6 de
octubre de 1997);
• El Reglamento de la Ley Nº 18.046, de Sociedades Anónimas (Decreto Supremo Nº 702,
publicado en el Diario Oficial de fecha 6 de julio de 2012).
Los REGLAMENTOS AUTONOMOS, son los que no se relacionan con una ley determinada
y reglan materias que no están normadas por una ley ni declaradas de la exclusiva
incumbencia de una ley por la Constitución. Estos Reglamentos, se dictan por la autoridad
administrativa en ejercicio de sus propias atribuciones o de los poderes discrecionales que
se le reconocen.
a) Las que se dirigen a todos los ciudadanos: por ejemplo, las que dicta el Superintendente de
Bancos e Instituciones Financieras, o los dictámenes emanados de la Dirección del
Trabajo, o las circulares dictadas por el Director del Servicio de Impuestos Internos, etc.
b) Las que se dirigen a los funcionarios del respectivo servicio: son comunicaciones que los
funcionarios públicos superiores dirigen a sus subordinados indicándoles la manera de
aplicar una ley, un reglamento u otra disposición jurídica o las medidas que deben tomar
para un mejor funcionamiento de un servicio público. Tienen por objeto, ilustrar el criterio
del funcionario, para el más conveniente ejercicio de las funciones que le corresponden o
el desarrollo de la actividad pública que se le ha encomendado. Las instrucciones del
Presidente de la República, son enviadas por los Ministros respectivos. Cuando las
Instrucciones van dirigidas a un gran número de funcionarios se envían por medio de
CIRCULARES y si se expiden a un número reducido de funcionarios se denominan
OFICIOS.
LAS ORDENANZAS, Hay dos clases de disposiciones que reciben el nombre de Ordenanzas:
unas son dictadas por las Municipalidades y otras son dictadas por el Presidente de la
República.
i.- DICTADAS POR LAS MUNICIPALIDADES, son reglas de aplicación general, dictadas
por estos órganos, relativas a la autoridad comunal y ante cuya inobservancia se impone la
pena de MULTA. La obligatoriedad de las Ordenanzas Municipales es local, circunscrita
al territorio jurisdiccional de la Municipalidad que las dicta.
DECRETOS CON FUERZA DE LEY. son aquellos Decretos, que por expresa autorización
del Congreso a través de una ley, dicta el Presidente de la República, sobre materias que
según la Constitución Política, son propias de ley. El nombre se explica, porque una vez
dictadas adquieren fuerza de ley.
Constitucionalidad: en la Doctrina, en general, se ha discutido la constitucionalidad de los
Decretos con Fuerza de Ley. Estiman algunos, que ellos vulneran el principio de la
división de poderes públicos ya que, mediante su dictación, el ejecutivo agrega a sus
funciones, otras inherentes a los del Poder Legislativo. Por otra parte se dice que el
Congreso tiene un poder por delegación del pueblo y no puede en consecuencia delegarlo,
de acuerdo con el principio universalmente aceptado, acerca que, “la potestad delegada no
se puede delegar a su vez”.
Los Decretos con Fuerza de Ley en nuestro ordenamiento jurídico: aparecen recién
consagrados con la reforma, que la Ley N° 17.284 del 23 de enero de 1970 introdujo a la
Constitución de 1925, sin perjuicio de su existencia fáctica en los años precedentes. La
Constitución de 1980 regula la materia en su artículo 64. Tal precepto declara que una Ley
puede autorizar al Presidente de la República, para dictar Decretos con Fuerza de Ley,
sobre determinadas materias, durante un plazo no superior a un año. En consecuencia,
tienen dos limitaciones:
ii.- En cuanto al plazo dentro del cual el Presidente de la República debe dictar el decreto con
fuerza de ley.
LOS DECRETOS LEYES: son aquellos Decretos, que, sin autorización alguna del Congreso,
dicta el Poder Ejecutivo, sobre materias que según la Constitución Política son propias de
ley, en situaciones de emergencia o grave crisis institucional.
De entre los miembros, deberá elegirse al Presidente del Tribunal por la mayoría simple de
sus integrantes, el cual durará en su cargo por dos años, y solo podrá ser reelegido por el
período siguiente.
Además, cada tres años, el Presidente de la República, con acuerdo del Senado elegirá dos
Ministros suplentes, sobre la base de una nómina de siete nombres propuestos por el propio
Tribunal Constitucional.
Los suplentes subrogarán a los titulares cuando éstos no puedan integrar sala o comisión;
pero sólo cuando en caso que no alcance el quórum suficiente para sesionar.
Duración y posibilidad de reelección: Los miembros del Tribunal durarán nueve años en
sus cargos, se renovarán por parcialidades cada tres, y no podrán ser reelegidos salvo los
que hayan asumido como reemplazantes y que hubieren ejercido el cargo por un período
menor a cinco años.
Incapacidades:
- incapacidades que existen respecto de los senadores y diputados
- no podrán ejercer la profesión de abogado, incluyendo la judicatura.
- por sí o por interpósita persona, celebrar o caucionar contratos con el Estado, ni actuar
como abogado o mandatario en cualquier clase de juicio contra el Fisco, o como
procurador o agente en gestiones particulares de carácter administrativo, en la provisión
de empleos públicos, consejerías, funciones o comisiones de similar naturaleza.
- No podrán aceptar ser director de banco o sociedad anónima, ni ejercer cargos de
similar importancia en estas actividades (art. 60 inciso segundo y tercero del art. 60, por
aplicación del inciso tercero del art. 92 CPR).
La Constitución indica las materias que necesariamente deberán ser conocidas por el pleno
(art. 92 inciso 5º de la CPR). Las demás funciones las desarrollará en pleno o en sala, según
lo determina la LOC del Tribunal Constitucional (arts. 25 C Y 25 D de la LOC del TC). En
general, la regla que se puede advertir, interpretando armónicamente las normas
constitucionales y legales, es que todas las resoluciones de fondo son conocidas por el
Pleno, salvo las contiendas de competencia. Las resoluciones de mera tramitación, como las
admisibilidades que no correspondan al pleno, las suspensiones del procedimiento, y todas
las demás de similar naturaleza, serán conocidas por las Salas.