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Letra C

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ANTOLOGÍA

POÉTICA
DEL MUNDO

Selección: Javier A. Bosch Fossi

Desnudo tumbado sobre el lado izquierdo. Amedeo Modigliani

LETRA C

Cúcuta, Colombia
L
a poesía es acontecimiento. En la
fuerza de este hecho se tiene aquí
una breve y esencial antología de
poemas para la existencia y el
sentido. Años atrás concurrían a las manos
una veintena de selectos textos poéticos de
diferentes autores y en ese entonces, surgió
el imperativo de difundirlos impresos para
que llegaran uno a uno diariamente a otras
manos y otros ojos. Y en la medida que uno a
uno –sin medios electrónicos de hoy- se
publicaban, era el perfilarse de un reto:
continuar cada día en prensa escrita
difundiendo y gozando un nuevo y oportuno
poema, poemas así en Verso Libre, en cada
ocasión de un nuevo autor. Hoy, soles
después de esa justa tarea autoimpuesta,
agrupada y mejorada en la presente antología
fruto de la recopilación por distintos
caminos de recientes, conocidos, afortunados
textos de matices multicolores, dígase
gracias a papeles al vuelo, regalos de
humanidades lejanas y próximas, hallazgos
inexplicables o -caminos de vida-, un nuevo
encuentro de más amplios horizontes se
adelanta con el hecho poético.

Sírvase entonces el festejo, el


extravío o entre palabras, el asombro.

Javier A. Bosch F.
LA LECCION DE POESIA

1. Toda la mañana consumida


como un sol inmóvil
ante la hoja en blanco:
principio del mundo, luna nueva.

Ya no podías dibujar
siquiera una línea:
un nombre, ni siquiera una flor
se desabotonaba en el verano de la mesa

ni en el mediodía iluminado,
cada día comprado
del papel, que puede aceptar,
no obstante, cualquier mundo.

2. La noche entera el poeta


en su mesa, intentando
salvar de la muerte los monstruos
germinados de su tintero.

Monstruos, animales, fantasmas


de palabras, circulando,
orinando sobre el papel,
ensuciándolo con su carbón.

Carbón de lápiz, carbón


de la idea fija, carbón
de la emoción extinta, carbón
consumido en los sueños.
3. La lucha blanca sobre el papel
que el poeta evita,
lucha blanca donde corre la sangre
de sus venas de agua salada.

JOAO CABRAL DE MELO NETO


(Brasil)

LA MUERTE DE VENUS

Como una gaviota solitaria


tu pie
no caracoles.
Como una venada al ojo de agua
tu cuerpo
no colinas.
Como una ternera bajo la luna
tu frente
no cañadas.
Como un águila en la lejanía
tu boca
no el cielo.
Como una gata en la noche
tus ojos
no luciérnagas.
Como cascada dorada por la tarde
tu cabellera
no el sol.
Como una yegua frente al mar
tu andar
no la costa, las olas, la espuma
más tu pie el primero
en mi reino de amor
tus pies como dos gaviotas solitarias
tras la estela blanca borrándose
tu espalda lejana tus senos lejanos
volviendo desde tu largo nacimiento
a la diestra del centro de Neptuno
y demás comparsas sirenas y tritones.

JULIO CABRALES
(Nicaragua)

LA AGENDA

En ella uno anota todo. Día tras día, lo


que va a hacer. No anota uno si un día va a hacer
el amor. Por ejemplo. Ni si de pronto ese día uno
se olvida de consultarla. Y uno hace otra cosa. Y
esa otra cuestión, no la resuelves.
Uno se acuerda de pronto que hace tiempo
que no la mira. La abro y veo que he dejado de
hacerlo todo. Empiezo otra vez a intentarlo. Pero
la vida se te atraviesa.

O lo hago todo al detalle. Voy colocando


ladrillos de cuentos. Historias que escribo.
Podría hasta inventar un bello café romántico en
medio de una Madrid de los 90. Colocar allí
personas, intrigas, enredos. Decir: Motor, acción.

Porque es todo posible si lo escribes en la


agenda. Luego pasan los años y te tropiezas una
tarde con una. Y la abres.

Empiezas a descubrir nombres antiguos de


personajes olvidados. Tu remoto ardor hacia otras
calles en otras ciudades. Citas en cafés ya
derruidos. Con otro nombre todo. En la superficie
del olvido.

Madrid, 8 de julio de 1990

LUZ CABRALES
(Colombia)
MEMORIAL

Todas las hojas


aspiran a reunirse
un día
en el árbol

II

Las hojas secas


se arremolinan a mis pies
veo espíritus sin pies ni cabeza
bailando en éxtasis

III

Devastación del otoño


Unas hojas transforman
en movimiento
todo lo que va diciendo el día

IV

Una hoja retorna


al árbol
por el envés
del viento

Las hojas
no se han levantado
del banco del parque
Todo indica
que el viajar cansa

JORGE CADAVID
(Colombia, Norte de Santander)

A SU CANTO LEJANO

A su canto lejano que tanto desconozco


voy a hacerle un poema de noche silenciosa
como cuando le miro las pupilas y callo
y me vuelvo más niña estando junto a usted.

A su canto lejano... Desterrado... Ligero


a su místico aroma mágico... Solitario
a los bosques que cubren la luz de su figura
al silencio que ocupa su mirada en la noche
yo le canto un poema perdido e invisible
para que se lo aprendan los astros y las sombras.

A su canto lejano que me vela en la ausencia


a su risa de llama que me incendia la cara
a sus ojos que abrasan la voz de mi mirada
voy a hacerle un poema como cuando le río
sin que sepa, y le digo que le quiero querer.

A su canto lejano... A su ritmo cadente


que desviste mis sueños y me roba la sangre
yo le digo mis versos a su canto lejano
de tierras y bosques.

A los grillos que cantan en su pelo tan amplio,


a su dulce leyenda de bosques... A sus manos
a su idioma indomable de canciones y fieras
gigantescas, yo vengo para hacerle un poema
como cuando le miro... Como cuando le sueño
¡con su canto lejano!

LILIANA CADAVID
(Colombia)

FRACASO
Cuanto he tomado por victoria es sólo humo.
Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio
más exigente, difícil de entreleer es tu letra.

Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé


en el mensaje que traías, más precioso que todos
los triunfos.
Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe
que era para salvarme.
Por mi bien me has relegado a los rincones, me
negaste fáciles éxitos, me has quitado salidas.
Era a mí a quien querías defender no otorgándome
brillo.
De puro amor por mí has manejado el vacío que
tantas noches me ha hecho hablar afiebrado a una
ausente.
Por protegerme cediste el paso a otros, has hecho
que una mujer prefiera a alguien más resuelto, me
desplazaste de oficios suicidas.

Tú siempre has venido al quite.

Sí, tu cuerpo llagado, escupido, odioso, me ha


recibido en mi más pura forma para entregarme a la
nitidez del desierto.
Por locura te maldije, te he maltratado, blasfemé
contra ti.

Tú no existes.
Has sido inventado por la delirante soberbia.
¡Cuánto te debo!
Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una
esponja áspera, lanzándome a mi verdadero campo de
batalla, cediéndome las armas que el triunfo
abandona.

Me has conducido de la mano a la única agua que me


refleja,
Por ti yo no conozco la angustia de representar un
papel, mantenerme a la fuerza en un escalón,
trepar con esfuerzos propios, reñir por
jerarquías, inflarme hasta reventar.

Me has hecho humilde, silencioso y rebelde.


Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no
me has dejado ser. Por no darme otra vida, Por
haberme ceñido.

Me has brindado sólo desnudez.


Cierto que me enseñaste con dureza ¡y tú mismo
traías el cauterio! Pero también me diste la
alegría de no temerte.
Gracias por quitarme espesor a cambio de una letra
gruesa.

Gracias a ti que me has privado de hinchazones.


Gracias por la riqueza a que me has obligado.
Gracias por construir con barro mi morada.
Gracias por apartarme.
Gracias.
RAFAEL CADENAS
(Venezuela)

Me pregunté por algunas líneas


que componen nuestra geometría cotidiana
y me di a la tarea de abordarlas

Caminé por la línea de mayor tránsito


y la abandoné por desgastada

recorrí la más corta entre dos puntos


y me asombró su falta de proyección

por carencia en su continuidad


decidí alejarme de las líneas alternas

repudié las que daban vueltas y revueltas


por su manifiesta incapacidad de decisión

Impugné por extremistas


las líneas duras y blandas

y por último
me propuse expulsar la idea de guardar la línea
por su ostensible actitud represiva
SANTIAGO CALAMO
(Colombia)

CAMINANDIO SOBRE EL FUEGO

El fuego y yo
somos lo mismo
Me abro
No temo el próximo dolor
Me entrego
Que el fuego me penetre
y purifique mi espíritu
Plantas de mis pies arriba
todo es lo mismo
Me entrego
soy brasa
soy flama
y combustión
Y el fuego
se hace piel
y me cobija
Se hace yo
LUZ ANGELA CALDAS
(Colombia)

NAVEGANTE TERRESTRE

Este silencio se pierde por tu rostro


miro tu vida igual a este pez rojo
que salta ante mis ojos y que vence la muerte.
El deseo que rodeas me abre los sentidos,
es el dulce comienzo de un mar entre paredes
que invita a eternidades de apenas un instante:
voy a las costas de tus muslos,
me roza el fuego de tu sol oscuro
y siento el mar que pasa por tu boca, ese otro
caracol,
cuántas veces he ido a ese campo de trigo
que es tu vientre desnudo, navegante terrestre.

JAIME CALDERON ROJAS


(Colombia, Norte de Santander)
Uno se pone a pensar
la vida es una carambola a diez bandas
un arfil poniendo en jaque los instintos
un gusano atrapado por la suerte irremediable
del anzuelo o el pez
un dado que se detiene en un número que no existe
una sombra chinesca
todas esas cosas inútiles que se nos cruzan al
pasar de una calle a otra
y uno dice que todo va a cambiar
que esto no es cierto
que son muchas realidades
que esto será siempre igual
que es sólo una realidad y sus aristas
y que esto
esto es una mirada
un pan
un buen partido de fútbol
una canción para rumiar como un chicle
uno se miente todo lo que puede
cuando ya no ve más allá de su silencio
de su risa de animal furioso
de su secreto miedo
y se palpa las manos
los bolsillos
el ruido del hambre
los pedazos de vida que cuelgan de la ropa
y uno se da cuenta
la vida es un juego de cartas
un solitario
NORWELL CALDERON ROJAS
(Colombia, Norte de Santander)

ARBOL

Mantenedor tranquilo de esa extensidad


luminosa por todos lados;
árbol que sobre ti mismo asciendes
como una plegaria, amontonando arriba las hojas y
los misterios
visibles y verdes de la tierra;
árbol que te expandes y te cierras
como una alegría inmensa,
y que cual dulce jaula dejas
colar la luz incorruptible
plena de todos sus silenciosos poderes;
árbol que giras en un mismo sitio de amor y sombra
y más tangible a los goces perfectos del alma
que una pintura inefablemente hermosa;
árbol cogido sobre tu movimiento limpio
y hermano de la luz y de los cielos.
Ahora el viento sinuoso a tu cabellera vuelve
y te mece junto con todos los pájaros
que cantan sobre la rama.
Oh balada antigua y bella. Vegetal orquesta
de pie hasta disolver sus encantos multicolores
en el misterio infinito de los cielos.

JUAN CALZADILLA
(Venezuela)

AJEDREZ

Porque éramos amigos y, a ratos,


nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.

Pusimos un tablero enfrente de nosotros


equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.
Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.

Henos aquí un siglo, sentados,


meditando encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.
ROSARIO CASTELLANOS
(México)

HOMBRE SOLO EN EL DESIERTO

Van con él su mujer desnuda,


los hijos que vendrán,
una incierta tarde de su aldea,
un bastón de caña
y, como un sortilegio,
la sonrisa de su madre muerta.

Se detiene. Mira en derredor:


hasta el confín,
arenas.
No hay dentro ni fuera en esa inmensidad.

El desierto es él
y va a matarlo.

LEOPOLDO CASTILLA
(Argentina)
ACONTECE ASI, ENAMORADOS

Los enamorados
que ahora se besan,
todavía no saben
que tendrán
que separarse muy pronto.

Los enamorados
que aún no se han encontrado,
ignoran
que pronto creerán
haberse hallado
para todos los tiempos.

Pobres
los que ya se encontraron,
ahora tendrán que separarse.

Pobres
los que aún no se han hallado,
ahora tendrán
que continuar esperando.

OTTO RENE CASTILLO


(Guatemala)
LAPIDA

Pasad y decid que a la tierra


fui fiel, y viví la experiencia
de la tierra. Que a la tierra ahora
vuelvo, pero que aun bajo tierra
entre polvo, cenizas y humo,
oiré a la luna,
a la luz, el sol en alto grito,
ramaje de muchachas quebrándose
como árboles, flores como frutos,
la poesía que cae en el cántaro,
y alzo y bebo, y frescura. Y vi tanto,
oh Dios, vi tanto.

MARCO ANTONIO CAMPOS


(México)

PARA VELAR TU NOMBRE

Nadie vendrá a cuidar tu nombre por las noches


porque de tanto vigilarte el rostro
acechando el despertar de un gesto primero
se me fue poco a poco fatigando la esperanza
y de este lado de la orilla
se empezaron a sentir vientos de prisa
cuando el sonido lejano de trompetas
vino a recordar el fin cercano de la estación de
entonces
y el galopar de los caballos
ahogado todavía por el enorme espacio
que no anulaba sin embargo
la irremediable certidumbre del transcurso en sí
cancelador
(ay nombre que te acuné con ilusiones)
aunque con fuerza resistiera yo el cansancio
y con la ceguera voluntaria la advertencia
aunque de pie estuviera agitando los brazos
para alejar las aves de rapiña
aunque en secreta rabia el corazón negara la
evidencia
(ay nombre que no bastara mi regazo)
no habría de ser jamás posible
introducir un cambio en el correr del río
o detener su curso
porque de boca rota hubimos de llegar al mar
y allá en el agua profunda sin sabores para
siempre
tuvo que disolverse el ala de la nave
y la ventura
y arrastrado hacia el fondo entre las algas
debió perderse el nombre tuyo
en el momento mismo de la cruz callada
y del dormir tranquilo
hacia el inevitable final de la vigilia
(ay nombre qué duelo es este si ya no termina)

MARTHA L. CANFIELD
(Uruguay)

APOCALIPSIS

Y HE AQUÍ
que vi un ángel
(todas sus células eras ojos electrónicos)
y oí una voz supersónica
que me dijo: Abre tu máquina de escribir y escribe
y vi como un proyectil plateado que volaba
y de Europa a América llegó en 20 minutos
y el nombre del proyectil era Bomba H
(y el infierno lo acompañaba)
y vi como un platillo volador que caía del cielo
y los sismógrafos registraron como un gran
terremoto
y cayeron sobre la tierra todos los planetas
artificiales
y el Presidente del Consejo Nacional de
Radiación
el Director de la Comisión de Energía Atómica
el Secretario de Defensa
todos estaban metidos en sus cuevas
y el primer ángel tocó la sirena de alarma
y llovió del cielo Estroncio 90
Cesio 137
Carbono 14
y el segundo ángel tocó la sirena
y se rompieron todos los tímpanos de los oídos en
una área de 300 millas
por el ruido de la explosión
y se quemaron todas las retinas que vieron la luz
de la explosión
en un área de 300 millas
y el calor del centro era semejante al del sol
y el acero el hierro el vidrio el concreto se
evaporaron
y cayeron convertidos en lluvia radiactiva
y se desató un viento huracanado con la fuerza del
Huracán Flora
y 3 millones de automóviles y camiones volaron por
los aires
y se estrellaron contra los edificios explotando
como cócteles molotov
y el tercer ángel tocó la sirena de alarma
y vi sobre Nueva York un hongo
y sobre Moscú un hongo
y sobre Londres un hongo
y sobre Pekín un hongo
(y la suerte de Hiroshima fue envidiada)
Y todas las tiendas y todos los museos y las
bibliotecas
y todas las bellezas de la tierra
se evaporaron
y pasaron a tomar parte de la nube de partículas
radioactivas
que flotaba sobre el planeta envenenándolo
y la lluvia radiactiva a unos daba leucemia
y a otros cáncer en el pulmón
y cáncer en los huesos
y cáncer en los ovarios
y los niños nacían con cataratas en los ojos
y quedaron dañados los genes por 22 generaciones
-Y esa fue llamada la Guerra de 45 Minutos-
7 ángeles
llevaban unas copas de humo en las manos
(y era un humo como en forma de hongo)
y vi primero levantada sobre Hiroshima la gran
copa
(como una copa de crema o ice-cream envenenado)
y sobrevino una ulcera maligna
y el segundo derramó su copa sobre el mar
y todo el mar quedó radiactivo
y todos los peces murieron
y el tercero derramó una copa neutrónica
y fuele dado abrasar a los hombres con un fuego
como el del sol
y el cuarto derramó su copa que era de Cobalto
y fuele dado a Babilonia beber el cáliz del vino
de la cólera
y gritó la voz: ¡Dadle el doble de megatones que
ella dio!
Y el ángel que tenía el botón de esa bomba
apretó el botón
Y me dijeron: Eso que aún no has visto la Bomba de
Tifu
y la Fiebre Q
Seguía yo mirando en la visión nocturna
y vi en mi visión como en una televisión
que salía de las masas
una Máquina
terrible y espantable sobremanera
y era semejante a un oso o a un águila o a un león
con alas de avión y
muchas hélices y estaba toda llena de antenas y
sus ojos eran radares
y su cerebro era un computador que calculaba el
número de la Bestia
y rugía por medio de muchos micrófonos
y daba órdenes a los hombres
y todos los hombres temían a la Máquina
Asimismo vi en la visión los aviones
eran aviones más veloces que el sonido con bombas
de 50 megatones
y ningún piloto los dirigía y sólo la Máquina los
controlaba
y volaron en dirección a todas las ciudades de la
tierra
y todos ellos hicieron blanco
Y dijo el ángel: ¿Reconoces dónde estuvo Columbus
Circle?
¿Y dónde estuvo el edificio de las Naciones
Unidas?
Y donde estuvo Columbus Circle
yo sólo vi un hoyo en que cabía un edificio de 50
pisos
y donde estuvo el edificio de las Naciones Unidas
yo sólo vi un acantilado gris cubierto de musgo y
cagadas de patos
y más allá las rocas rodeadas de espuma y las
gaviotas gritando
Y en el cielo vi una gran luz
como la explosión de un millón de megatones
y oí una voz que me dijo: prende ese radio
y prendí el radio y oí: CAYÓ BABILONIA
CAYÓ LA GRAN BABILONIA
y todos los radios del mundo daban la misma
noticia
Y el ángel me dio un cheque del National City Bank
y me dijo: Cambia este cheque
y en ningún banco lo pude cambiar porque todos los
bancos habían quebrado
Los rascacielos eran como si nunca hubieran
existido
Se iniciaron a la vez un millón de incendios y no
había un bombero
y no había un teléfono para llamar una ambulancia
y no había ambulancias
y para los heridos de una sola ciudad no había en
todo el mundo suficiente plasma
y oí otra voz del cielo que decía:
Sal de ella pueblo mío
para que no te contamine la radiactividad
y para que no te alcancen los Microbios
la Bomba de Ántrax
la Bomba de Cólera
la Bomba de Difteria
la Bomba de Tularemia
Mirarán en la televisión el gran desastre
porque a Babilonia ya le cayó la Bomba
y dirán: Ay AY Ay Ay la Ciudad Amada
los pilotos desde sus aviones la mirarán y temerán
acercarse
los trasatlánticos quedarán anclados a distancia
temerosos de que caiga sobre ellos la lepra
atómica
Y en todas las ondas sonoras se oía una voz que
decía:
ALELUYA
Y el ángel me llevó al desierto
y el desierto estaba florecido de laboratorios
y allí el Demonio hacía sus pruebas atómicas
y vi a la Gran Prostituta sentada sobre la Bestia
(la Bestia era una Bestia tecnológica toda
cubierta de Slogans)
y la Prostituta empuñaba toda clase de cheques y
de bonos y de acciones
y de documentos comerciales
y estaba borracha y cantaba con su voz de puta
como en un night-club
y en la mano izquierda tenía una copa de sangre
y se emborrachaba con la sangre de todos los que
ella había purgado
y de todos los torturados y los condenados en
Consejos de Guerra
y todos los mártires de Jesús
y reía con sus dientes de oro
y el lipstick de sus labios era sangre
y el ángel me dijo: Esas cabezas que le ves a la
Bestia son dictadores
y sus cuernos son líderes revolucionaros que aún
no son dictadores
pero lo serán después
y lucharán contra el Cordero
y el Cordero los vencerá
Me dijo: las naciones del mundo están divididas en
2 bloques
-Gog y Magog-
pero los dos bloques son en realidad un solo
bloque
(que están contra del Cordero)
y caerá fuego del cielo y los devorará
Y vi en la biología de la Tierra una nueva
Evolución
Era como si hubiese surgido en el espacio un
Planeta Nuevo
La muerte y el infierno fueron arrojados en el mar
de fuego nuclear
las clases ya no existían más
y vi una especie nueva que había producido la
Evolución
la especie no estaba compuesta de individuos
sino que era un solo organismo
compuesto de hombres en vez de células
y todos los biólogos estaban asombrados
Pero los hombres eran libres y esa unión de
hombres era una persona
-y no una Máquina-
y los sociólogos estaban pasmados
Y los hombres que no formaron parte de esta
especie
quedaron hechos fósiles
y el Organismo recubría toda la redondez del
planeta
y era redondo como una célula (pero sus
dimensiones eran planetarias)
y la Célula estaba engalanada como una Esposa
esperando al Esposo
y la Tierra estaba de fiesta
(como cuando celebró la primera célula su Fiesta
de Bodas)
y había un Cántico Nuevo
y todos los demás planetas habitados oyeron cantar
a la Tierra
y era un canto de amor

ERNESTO CARDENAL
(Nicaragua)

SOLO EL AZAR Y LA TRISTEZA


En la desconcertada extensión que nos oculta
he descubierto la exacta ruta
a tu destino incierto
he escalado valerosa tus silencios
y políglota y sagrado
del otro lado de tu nombre
ya me nombras

Sólo el azar y la tristeza nos convocan

MARIA TERESA CARO


(Colombia)

KASIDA CON LA HUELLA DE UNOS DIENTES

Venías soñando hacia mis palabras.


Pronunciabas tus ojos, tus rodillas de oro,
cuando crucé la puerta de tu voz, de tu sangre.
Se derrumbó la luz sobre mi vida
como una brasa sideral.
Al peso del amor mi alma se hundió
como un tejado se hunde bajo el peso del cielo.
Lo supe todo instantáneamente:
del antes esperado y el después recordado.
(¡Qué amargo es el recuerdo de los años
que pasé sin conocerte!
¡Todo nos llega tarde hasta la vida!)
Luego juntos hicimos unos cuantos recuerdos:
con ellos viviré, rumiante, hasta el final.
Tú fuiste mi "ración de Paraíso",
y mi parte de Ensueño,
mi sorbo de delirio y piel dorada.
Yo le puse tu nombre
a mi esperanza y a mi Sed de Dios.
Para mí sólo existe una vida legítima:
la que he usado en amarte.
De todos los que fui no quedará
sino aquel que te amó perdidamente.

Ahora escribo una herida:


Brilla en mi corazón la huella de tus dientes.

EDUARDO CARRANZA
(Colombia)

ORACION

No más amaneceres ni costumbres,


no más luz, no más oficios, no más instantes.
Sólo tierra, tierra en los ojos,
entre la boca y los oídos;
tierra sobre los pechos aplastados;
tierra entre el vientre seco;
tierra apretada a la espalda;
a lo largo de las piernas entreabiertas, tierra;
tierra entre las manos ahí dejadas.
Tierra y olvido.

MARIA MERCEDES CARRANZA


(Colombia)

I PRIMAVERA EN BANGLADESH

Puedes imaginar pocas situaciones tan extrañas


como regresar a Bangladesh
Y ver que las cocas no se han movido del lugar en
que las dejaste:
las mismas calles

(pero vacías)

Los hechos transcurren a su modo, no sé cómo


describirlo
Hay flores abriéndose y cerrándose a velocidades
imperceptibles, también hay pájaros
Para quien regresa a Bangladesh la realidad
deviene casi un síntoma de otro asunto
menos relevante
algo así como un dejarse ir en el aire

Andar en el tiempo es estarse quieto

Estas avenidas viajaron también, a su manera (no


sabes cómo describirlo)
Ahora que se supone has vuelto
y las recorres, agradablemente confundido
juegas a adivinar en cuál de ellas habrá una
emboscada para ti

El viento te peina las pestañas: ten calma


forastero

pues es primavera en Bangladesh


y hay sobre todas las cosas una suerte de rocío de
algo que no
alcanza a ser incertidumbre, o que lo fue tal vez
en otra época,
ya o tiene importancia:

un dejarse estar en el aire

un dejarse ir en el tiempo
JULIO CARRASCO RUIZ
(Chile)

HESPERIDES

Afuera, sin embargo, oye voces.


Otra vez otra voz,
la misma,
sus vocecitas: “Acércate”,
y él escucha.

… lo que en lo invisible, parece,


como en los frutos,
en las palabras más simples,
inexistentes,
madura…

En lo más simple de las palabras también,


una sombra sube para decir:
“será preciso que tomes esas manos”.
O: “la mano ya no estará entre tus manos”.
¿Es todo lo que Ella murmura?
“Aléjate” parece decir al aceptar lo que no
escucha.

El mito no sabe qué es,


tampoco se lo preguntó nunca.
Lo que ellos llaman “mito”
parece un apabullante escamoteo
de la sensación.

Como una ley, las Parcas no


quieren alejarse de la incertidumbre.
Permanecen de continuo allí,
en su señorío claro,
en la sístole-diástole de la emoción.

Pero están como un siseo que se lleva en el oído,


como un tacto de telaraña al salir de la casa,
al anochecer, en la cara.
En la estación…

Y en el solo gesto de apartarse,


real e imaginariamente, ponen en evidencia
un tiempo final de la naturaleza;

nos advierten que nunca se apartará


de la Tierra el ritmo.

ARTURO CARRERA
(Argentina)
ORACION DE NOVIEMBRE

Ayudadme Fuerzas a ser lo que vosotros decretáis.


Ayudadme en esta noche con que noviembre abre su
azul
llaga sobre la tierra en lujuria y deseo, al grito
rojo
y verde, verde y rojo de la savia y la sangre
crecientes.

Está bien el desamor que el hambre de amor crea;


los elementos
en jauría rondando la felicidad y la desdicha;
esta gana
desganada de morirse joven y suicida; esta
nocturna soledad
displicentemente inclinada al vacío y al silencio.

Está bien el está bien que la luz dice a las


sombras;
está bien el está bien que las sombras dicen a la
luz;
está bien reír desde las voraces fauces del tiempo
y llorar, ridículamente, por una nostalgia
recuperada.
Está bien el está bien que intercambian vida y
muerte;
el del geométrico orden de los minerales al
desorden;
el de la ecuyére encerrada en su fanal de
equilibrio;
el del árbol que no quiso obedecer a la primavera.

Ayudadme Fuerzas a cumplir vuestras sentencias


inapelables.
Ayudadme Fuerzas en esta llaga-noche de noviembre
a ser lo que
vosotras decretáis en sangre, savia y salvajes
elementos;
lo que vosotras destruís y construís en alucinados
ciclos.

EMMA DE CARTOSIO
(Argentina)

CUESTIONAMIENTO

¿Por qué los poetas cuando aman desean


desfigurar sus bocas en los besos?
¿Acaso desean saber si esos labios son
inmortales como sus poemas?

ANDRES RICARDO CARVAJAL CASTRO


(Colombia, Norte de Santander)
Desde los orígenes,
el movimiento
reina sobre todas las cosas.
Ora veloz
ora más veloz
en el minúsculo núcleo
del átomo,
ora
majestuoso
en la danza de los astros.

Pero ante todo


es (el movimiento)
fruto maduro
en el pensamiento
dado.

OSWALDO CARVAJALINO DUQUE


(Colombia, Norte de Santander)
SIN LLAVES Y A OSCURAS

Era uno de esos días en que todo sale bien.


Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.

Entonces salí al pasillo para tirar la basura


y detrás mío, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano.

FABIAN CASAS
(Argentina)

ELOGIO DE LA LOCURA

Los locos esos amorosos personajes conocieron


siempre las bondades de la lluvia
en el asfalto la claridad en la botella
el brillo extraordinario de los ojos
los locos echaron a andar alguna vez el universo
se detuvieron raramente para observar los
progresos alcanzados
fueron amistosos y rebeldes como nadie
amaron a pesar a mansalva y a destiempo
fueron impresionantes enormes o mínimos los locos
fueron pacíficos pero libraron guerras y
conflictos parciales
liberando finalmente al hombre del hombre (su
enemigo de siempre)
los grandes locos conocieron los misterios de la
música
la pasión de los poetas comprendieron
a los hombres que manchaban lienzos hasta el alba
los locos a través de miles de milenos salieron de
las cuevas
habitaron las casas y ahora fabrican edificios y
vuelan en dirección a los astros a veces
los locos mueren impresionantemente ante fusiles
enemigos
dando gritos que sin duda vivirán más que ellos
los locos estos -fabulosos-
que prenden fuego en los cuatro costados del
planeta
los grandes locos buenos locos
estos amorosos personajes
conocieron siempre las bondades de la lluvia
VICTOR CASAUS
(Cuba)

CANCION

Podéis cerrar vuestra ventana


a mi canción de finas alas.
Todos un día estaréis muertos.
Y, mucho tiempo, mucho tiempo
después, aún ha de sonar
mi tenue flauta de cristal.
Podéis cerrarle vuestra puerta
a mi canción, ¡ah! qué me importa:
Si amé los árboles con viento
y las nubes de vago sueño,
y los ríos entre la luz
y amé el azul y amé el azul
y las bocas entredormidas,
las cabelleras desceñidas
y las largas piernas doradas
y los senos de las muchachas.

ANDRE CASTAGNOU
(Francia)
HAY ALGO DE ATERRADOR EN UN HOMBRE DURMIENDO

Hay algo de aterrador en un hombre durmiendo


su respiración corta
su cabeza inerte
su boca seca

Si es de los que duerme boca arriba


el terror aumenta
sus ojos girando
gritando en silencio
muriendo sin luz

Y su miembro volátil
Ensayando la cópula
Lleno de sangre
Lleno de vacía emoción

Hay algo de aterrador en un hombre durmiendo

JOHN ALEXANDER CASTAÑEDA


(Colombia)
TU HOMBRE SE DESPIDE, AMOR MIO

Me voy,
pero no te preocupes
si antes del otoño
no he vuelto todavía.
Es lejos mi país
y sufre tanto,
que uno es incapaz
de ser feliz,
lejos de sus torres.

Aquí lo tengo todo.


Nada me falta,
ni siquiera mi soledad.
De todos los guatemaltecos
pobres, yo soy quizá
una excepción ahora.
Y como mi vida entera
luché contra toda excepción,
porque quiero siempre
que la misma sea la regla,
tengo que irme, así de común,
barato de egoísmos.

Me voy,
pero no te preocupes
si tardo un poco en el regreso.
Un día en otoño me verás llegar.
De lejos, con polvo aún en los cabellos.
Y muchos golpes recibidos, mucha hambre.
Por ese simple día, amor mío,
habré luchado muchos años.

Por ese simple día, amor mío,


habré esperado muchos días.
En lo alto de mis ojos
verás que aún persigo
una estrella lejana
y que no he podido volver
sobre mis pasos,
porque la luz del alba
me sigue seduciendo.
Amor mío,
tu hombre se va de nuevo
a los combates por la dicha.

OTTO RENE CASTILLO


(Guatemala)

EXTERNOS

A su alrededor notaba un remusgo de odio pues él


no era el marido ni el hijo ni el hermano de nadie
Graham Greene
Como cuando no tenemos una casa
ni un pocillo
un cajón
o cualquier otra prenda
como cuando nunca hemos tenido una casa
y así vagamos por pasillos solitarios
o bebemos nuestro seco licor
recostados a la columna más sorda más lejana
mientras una voz llama insistentemente a alguien
cuyo nombre no es el nuestro

Como cuando nuestros amigos nos invitan a sus


casas
y cantamos y bailamos y reímos con ellos
tal y como si estuviéramos en nuestra propia casa
para después de todo
sorprendernos de nuevo en la calle
perdidos
como en una casa

Como cuando al atardecer


luego de haber recorrido de un lado a otro la
ciudad
necesitamos una silla
un vaso de agua
o el ir y venir de alguien que
tras preparar la mesa
está a punto de llamarnos

Como cuando no tenemos una casa


como cuando no hemos tenido nunca
una casa...

RAFAEL DEL CASTILLO MATAMOROS


(Colombia)

SABANA

Cuentan los sabios campesinos


que para ordeñar una vaca es menester
cantarle, acariciar dulcemente,
pero con firmeza,
su costado henchido
y deslizar las manos
apretar y extraer
leche fresca para la vida.
Yo digo que ordeñar un hombre
es igual:
hay que ser cauto,
entonar una canción desconocida,
improvisada,
acariciar suavemente su costado
para obtener leche fresca,
la viscosidad del origen de la vida,
blancos soldaditos dejándose caer
hacia el campo de batalla equivocado,
amargas semillas de la soledad
sembradas en tierra infértil.

ALEJANDRO CASTRO
(Venezuela)

Sentir el peso cálido.


Girar
previsora la vista, y saber
que no hay nadie.
Agacharse. Enrollar
el vestido, dejar en las rodillas
la mínima blancura
de la tela, su felpa
y el fruncido que abraza
la cintura y las inglés.

Mojar
con el chorro dorado,
tibio y dulce la tierra
tan reseca de agosto, el desamparo
sutil de las hormigas en la hollada
palidez de los henos.
Mezclar
su fragancia espumosa con el verde
vapor denso de mayo, sus alados
murmullos, la espantada
carrera de los grillos.

Y en invierno. Elevar
un aliento de nube
caldeada, aspirando el helor
de hoja fría del aire.

Orinar
era un rito pequeño
de dulzura
en el campo.

JUANA CASTRO
(España)

INSTANTE

Frente a los grandes árboles solitarios


de la llanura
a escuchar me detengo, la música libre de los
espacios;
y siento el gran viento sonoro
que levantan las tempestades,
el coro
de luz, la carrera del astro
y el silencio de mis fuertes soledades.

Y suspira mi anhelo:
Gracia de las colinas:
profunda llama del cielo:
levántate, corazón, anegado en tinieblas
corazón de grave signo mortal:
copa nocturna
del encendido vino celeste
y de la sombra taciturna.
Sobre la angustia del polvo,
tuya es la melodía,
tuya la danza final!

MANUEL DE CASTRO
(Uruguay)

LA CIUDAD

Te dices: Me marcharé
a otra tierra, a otro mar,
a una ciudad mucho más bella de lo que ésta pudo
ser o anhelar...
esta ciudad donde cada paso aprieta el nudo
corredizo,
un corazón en un cuerpo enterrado y polvoriento.
¿Cuánto tiempo tendré que quedarme,
confinado en estos tristes arrabales
del pensamiento más vulgar? Dondequiera que mire
se alzan las negras ruinas de mi vida.
Cuántos años pasados aquí
he derrochado, perdido sin beneficio alguno...
No hay tierra nueva, amigo mío, ni mar nuevo,
pues la ciudad te seguirá,
los mismos suburbios mentales van de la juventud a
la vejez,
y en la misma casa acabarás lleno de canas...
la ciudad es una jaula.
No hay otro lugar, siempre el mismo
puerto terreno, y no hay barco
que te arranque a ti mismo. ¡Ah! ¿No comprendes
que al arruinar tu vida entera en este sitio,
la has malogrado
en cualquier parte de este mundo?

CONSTANTINO CAVAFY
(Egipto)
INTERROGATORIO

¿Qué piensas, qué te gusta,


quiénes son tus amigos,
a qué hora te ocupas de tus cosas,
desde cuándo dejaste de oír misa,
hasta dónde, por qué,
eres aún,
no eres
vienes
vas,
te detienes?

Pregunte usted,
invénteme los días que me faltan,
las piezas esenciales,
los ojos que tragaron
rostros,
árboles,
sombras,
alfileres.
No he previsto palabras. Tiene
que comprenderme.
Mi madre, mi padre,
mis mayores,
a veces comenzaban:
¿Quién regó este tintero?
¿Por qué fue necesario decir esa mentira?
Mi abuela continuaba:
¿En qué piensas? Esas cosas
son malas.
Terminaba el maestro inverosímil:
¿Cuál es la capital
de cualquier parte?

¿Cuál, quién, cómo, de dónde?

Pregunte usted más alto.


Y, por favor, señor,
no me saque las uñas,
no lo haga...

FERNANDO CAZON VERA


(Ecuador)

MOMENTOS FELICES

Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo


tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente


-el pitillo en los labios, el alma disponible-
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
Mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican la alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que se siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,


pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, parcebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro -sé que todo es fiado-,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizás burlando así la muerte,
¿no es la felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido


con el balcón abierto. Ya amanece: las aves
trinan sus algarabía pagana lindamente;
y debo levantarme pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del
miedo?
¿No es la felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores


y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: El día ha terminado.


Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,


me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
"Estaba justamente pensando en ir a verte."
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;


pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

GABRIEL CELAYA
(España)

NO DECIA PALABRAS

No decía palabras,
Acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
Porque ignoraba que el deseo es una pregunta
Cuya respuesta no existe,
Una hoja cuya rama no existe,
Un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso ante los huesos,
Remonta por las venas
Hasta abrirse en la piel,
Surtidores de sueño
Hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
Una mirada fugaz entre las sombras,
Bastan para que el cuerpo se abra en dos,
Ávido de recibir en sí mismo
Otro cuerpo que sueñe;
Mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
Iguales en figura, iguales en amor, iguales en
deseo.

Aunque sólo sea una esperanza,


Porque el deseo es una pregunta cuya respuesta
nadie sabe.

LUIS CERNUDA
(España)

EL CICLON

El tiempo en que
el senador se dio cuenta de que el ciclón
estaba
sentado
en su asiento
y el ciclón estaba en el aire forrajeante de
Kansas City
El tiempo en que
el pastor avistó el ciclón en el ojo azul
de la mujer del sheriff
y el ciclón salió afuera mostrándoles a todos su
cara enorme
apestando como diez mil negros amontonados en un
tren
tiempo para el ciclón de reírse a mandíbula
batiente
y el ciclón hizo sobre todos una linda imposición
de manos de
sus bellas manos blancas de eclesiástico
El tiempo para Dios de darse cuenta
de que había bebido demás cien vasos de
sangre de verdugo
y la ciudad fue una fraternidad de manchas blancas
y negras
esparcidas en cadáveres sobre la piel de un
caballo abatido en pleno galope
y el ciclón habiendo padecido las provincias de la
memoria
rica escombrera
escupido por un cielo engangrenado de sentencias
tembló
todo
por segunda vez el acero torcido fue retorcido
y el ciclón que había tragado como a un vuelo de
ranas
su manada de techos y de chimeneas exhaló
ruidosamente un
pensamiento que los profetas nunca habrían sabido
adivinar

AIME CESAIRE
(Martinica)

FUNDAMENTO DE LA REDUCCION

Cuando regresaba de las más altas riberas de la


soledad ya no era la misma mujer de antes. Yo la
recibía probablemente con amor entusiasta y
alborozado, pero también con orgullo, pues a su
lado afrontaba el miedo, el sufrimiento y las
torturas que me convertían en un nuevo ser. (El
verdadero pecado hubiera sido no atentar contra
Dios). Fue así como conocí el auténtico nombre de
los demonios y sus conjuros más secretos, con los
cuales juntos entrábamos en las tinieblas para
recoger los frutos del silencio. La abrazaba
fuertemente, quizás para contrarrestar los enormes
cielos que nos rodeaban, aunque sospechaba que
todo aquel horrible vacío no era más que
pensamiento y que debajo de nosotros se debatían
extensas praderas presas de un mal extraño. Cavaba
entonces un gran foso y dejándola resbalar hasta
el lugar más hondo, la cubría con fragantes y
crujientes ramas de plantas sagradas. Pero su
cuerpo se duplicaba, se centuplicaba y a la vez la
tenía por detrás, por arriba y por debajo. Era la
señal.

JUAN JOSE CESALLI


(Argentina)

CANTO XXXV

Me he sentado en el centro del bosque a respirar.


He respirado al lado del mar fuego de luz.
Lento respira el mundo en mi respiración.
En la noche respiro la noche de la noche.
Respira el labio en labio de aire enamorado.
Boca puesta en la boca cerrada de secretos,
respiro con la savia de los troncos talados,
y como roca voy respirando el silencio,
y como las raíces negras respiro azul
arriba, en los ramajes de verdor rumoroso.
Me he sentado a sentir cómo pasa en el cauce
sombrío de mis venas toda la luz del mundo.
Y, al fin, yo era gran sol de luz que respiraba.
Pulmón el firmamento contenido en mi pecho
que inspirando la luz va espirando la sombra,
que renueva los días y desprende la noche,
que inspirando la vida va espirando la muerte.
Inspirar, espirar, respirar: la fusión
de contrarios, el círculo de perfecta consciencia.
Ebriedad de sentirse invadido por algo
sin color ni sustancia, y verse derrotado
en un mundo visible por esencia invisible.
Me he sentado en el centro del bosque a respirar.
Me he sentado en el centro del mundo a respirar.
Dormía sin soñar, mas soñaba profundo
y, al despertar, mis labios musitaban despacio
en la luz del aroma: “Aquel que lo conoce
se ha callado y, quien habla, ya no lo ha
conocido”.

ANTONIO COLINAS
(España)

TERCER MOVIMIENTO (AFFECTUOSSO)

Para hacer el amor


debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de
la muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante
se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos
amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es recoso
ni cerca de las
aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran
pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los
amantes
podrán holgarse en todos los caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo
como un techo
y entonces
la muchacha no verá el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil el amor pero se aprende.

ANTONIO CISNEROS
(Perú)
AMOR HOY

¡Qué búsqueda de labios!


¡Qué fugaz certidumbre!
Qué precisa, la piel sobre la piel,
siente la vida.
Qué justo el hueco de los brazos tuyos
para permanecer,
para quedarme,
para ser árbol de una raíz tuya.
Y qué amorosa huella del momento,
ahora nuestro,
quizá mañana olvido.
Hoy, límite de un tiempo que es, amando;
y un esplendor de siglos que en nosotros
repite, amor,
como un prodigio nuevo.
Mutuos márgenes ciegos de lo vivo,
tu voz, mi voz
irían lejos, lejos, a las altas montañas,
como pájaros raudos de los espacios lentos,
como lenguas de mar altamente dispersas,
para llenar en ecos los vientos y las piedras,
para gritar que amor es lo más hondo.
ESPERANZA CLAVERA PIZARRO
(España)

ALFONSINA

Ayer,
cuando la torpe boca de la gente
decía
(me dijeron),
cuando el brillo
torpe de sus miradas,
ayer,
cuando Alfonsina desapareció
hubiera acariciado
con mis labios
el mar.
Torpemente recuerdo,
torpe mano
y torpe recorrido de los ojos:
poemas
entre besos y mar
(entre la angustia, amor)
y como lecho
final
el agua azul y lenta
del océano.
JESUS COBO
(España)

Nada me da más miedo que la calma engañosa


de un semblante dormido;
tu sueño es un Egipto donde tú eres la momia
con su máscara de oro.

¿Qué mira tu mirada bajo el rico atavío


de una reina que muere,
deshecha y repintada por la noche de amor,
negra embalsamadora?

Abandona, oh mi reina, oh mi pato salvaje,


los siglos y los mares;
vuelve a flotar aquí, reconquista tu rostro
que se hunde hacia adentro.

JEAN COCTEAU
(Francia)
PERSONA DESAPARECIDA

¿Me puede dar una descripción precisa?,


dijo el policía. Sus labios, le repliqué,
eran suaves. ¿Puede sugerirme, dijo, lápiz
en mano, una comparación? Suaves
como una boca abierta. ¿Otras
particularidades? Su pelo caía
Pesadamente. ¿De un tinte o color
notable? Puedo recordar
muy poco, pero su aroma
tan peculiar.. ¿Qué quiere decir
tan peculiar? Tenía
olor de cabello femenino. ¿En dónde
estaba usted? Más cerca
que de cualquiera en este momento, al nivel
de sus ojos, de su boca. ¿Sus ojos?
¿Qué acerca de sus ojos? Eran dos, dije,
y ambos negros. Se ha establecido, dijo,
que los ojos fuera del uso común
No pueden ser negros. ¿Está usted implicando
que hubo violencia? Únicamente
el gentil martilleo de los besos, el olor
de su aliento el… Basta, dijo el agente,
incorporándose, lo siento
pero no conocemos
a nadie que responda a esas señas.
BARRY COLE
(Inglaterra)

¡TUYA!

En silencio la calle
donde tu puerta gime;
llegaré en la penumbra
de una noche sin luna.

Y vibrará los ecos


fantasmales del polen
acunado en mis horas
taciturnas y solas.

Me detendrán tus sauces


o tus corceles briosos;
me detendrá la brisa
o cantará la cuna;
mas transpondré ansiosa
la tenebrosa puerta,
y contra todo y todos,
¡seré tuya!
ANGELA FRANCISCA COLOMBO
(Argentina)

PRIMERA Y ÚLTIMA NOTICIA DE NAZIM HIKMET

Nazim Hikmet murió con la espalda apoyada contra


la puerta.
Supo vivir en todas las calles de su pueblo,
le conocieron como campesino, pescador, padre.
Le conocieron por no tener miedo a la esperanza,
por haber grabado el nombre de una mujer en la
cárcel de Ankara,
por haber sido capaz de escribir canario mío,
temblar duramente en el alba,
y en el alba buscar por Estambúl,
por Moscú, Sofía, Port-Said, Praga,
en la noche buscar por el mundo
el hilo de voz de un pájaro.
La voz como un amigo quebrando el corazón,
la roja esperanza del hombre.
¡Oh soles, y mares, y abejas!

Le alegraban todas las cosas humanas;


la pelusilla del melocotón en el hueco del cesto;
los libros con finales felices;
la lluvia que transporta la mirada.
Para él nunca cesaría de llover:
el exilio, la cárcel, el garrote del alguacil
eran duros pasajes del camino,
pero nunca cesaría de llover y de soñar en
Turquía.

Lo real era la lluvia era Salónica,


era Mamet, su compañera, su violín,
lo real era el canario y la mañana,
el camino y su Partido.
Lo real era el sentir de la inmensa humanidad.

Una noche, Nazim


tomó el violín contra su corazón,
su violín que era un niño de madera y carne,
su violín era el mismo Memet
y su angina de pecho.
Tocó aquella sencillez canario mío...
canario mío, tu delgada presencia es mi latido;
canario mío, imposible morir.

Al amanecer, inmóvil,
de par en par los huesos de su cuerpo,
de par en par el aliento,
de par en par los cinco sentidos,
de par en par su cuerpo...

NORBERTO CODINA
(Venezuela)
MANUAL DEL GUERRERO DE LA LUZ

Desde el momento en que comienza a andar,


un guerrero de la luz reconoce el Camino.
Cada piedra, cada curva, le da la
bienvenida. Él se identifica con las montañas y
los arroyos, ve un poco de su alma en las plantas,
en los animales y en las aves del campo.
Entonces, aceptando la ayuda de lo divino y
de las señales de lo divino, deja que su Historia
Personal lo guíe a las tareas que la vida le
reserva.
Algunas noches no tiene dónde dormir, otras
sufre por no poseer el sueño. "Esto forma parte
del juego -piensa el guerrero-. Fui yo quien
decidió seguir por aquí".
En esta frase está todo su poder: él
escogió la senda por donde camina ahora, y no
tiene motivo para protestar.

PAULO COELHO
(Brasil)
PRIMER AMOR

¡Que sorpresa tu cuerpo, qué inefable vehemencia!


Ser todo esto tuyo, poder gozar de todo
Sin haberlo soñado, sin que nunca
Un ligero esperar prometiera la dicha,
Esta dicha de fuego que vacía tu testa.
Que te empuja de espaldas,
Te derriba a un abismo
Que no tiene medida ni fondo.
¿Abismo y sólo abismo
De ti hasta la muerte!
¡Tus brazos!
Son tus brazos los mismos de otros días,
Y tiemblan y se cierran en torno de tu cuerpo.
Tu pecho, el que suspira, ajeno, estremecido
De cosas que tú ignoras,
De mundos que lo mueven…
¡Oh pecho de tu cuerpo, tan firme y tan sensible
Que un vaho lo pone turbio
Y un beso lo traspasa!
¡Si nunca nadie dijo que así se amaba tanto!
¿Podías, tú esperar que ardieran tus cabellos,
Que toda cuanta eres cayeras como lumbre
En un grito sin cifra,
Desde una cordillera gritada por la aurora?

¿Ceniza tú algún día? ¿Ceniza esta locura


Que estrenas con la vida recién brotada al mundo?
¡Tú no te acabas nunca, tú no te apagas nunca!
Aquí tenéis la lumbre, la que lo coge todo
Para quemar el cielo subiéndole la tierra.

CARMEN CONDE
(España)

ROPAS NEGRAS

¿Por qué de ropas enlutadas estoy vestido?


Luto es por las familias que tuve
por la locura que jamás tuve
pero que ahora me permito
por el amor que se ha perdido en el mundo
por los destinos de mis padres
por el amor completo que tuve
y destruí.
Sobre todo mi luto
es por mi propia muerte
por esa muerte que vivo tenazmente.
Y de luto estoy vestido porque ha muerto
el amor en el mundo.
Y porque no distinguen entre amor y muerte
estoy de duelo porque no distinguen pero también
porque distinguen demasiado
mi duelo es porque no soy capaz
de atravesar todas las diferenciaciones en el
mundo
y así del cosmos hacer una sola actividad
de duelo estoy por la aparente distancia
de estrellas y de galaxias porque no puedo
encontrarlas
unidas todas en un lugar que es mi corazón
que es el corazón del mundo.
Estoy de luto porque los años de luz que hay entre
nosotros y Andrómeda son un mito que
la gente cree. Porque Andrómeda está en nosotros y
nosotros en ella.
De luto estoy porque no hay violencia
verdadera que nos libere asesinando
a la muerte, una violencia que amorosamente ponga
una bomba
en el corazón de la muerte.
Pero sobre todo estoy de luto por mi propia muerte
pero quizá también sea mentira
quizá esté sólo de luto
quizá sólo esté
quizá pudiera ser un ser que puede ser
pero tal vez es sólo que estoy de luto.

DAVID COOPER
(Inglaterra)
NOCHE CIEGA

Dos en una cama


que miran cada uno hacia el punto
donde la mirada rebota.
Da vueltas la pupila en una tómbola sin suerte.
Se persigue el sueño, se persigue
como a un gato que cruza un segundo de silencio
y su paso es ya un recuerdo, un pudo ser.
Pasa el trineo del diablo.
La soberbia de dos que en una cama
aprenden el cuidado de no rozarse,
de no tropezar en el camino
con un trozo de pelo, con un hueso,
con otro aliento entre los labios.
Hay mucho cuidado en el camino de las sábanas.
Es preferible no dormir
pues los brazos ciegos traicionan,
buscan su lazarillo y olvidan no abrazar.
Esa costumbre de viajar en las noches
atándose piernas y brazos extraños,
esa incapacidad de querer un poco menos,
de no poder atrapar al gato que huye
con sólo cerrar los ojos.
El miedo a despertar gritando,
a pedir amparo, a no encontrarlo.
Ese pecado único, imperdonable, de dos en una cama
que ya no pueden decir nada, como no sea el
rencor.
Y mañana amanecen de espaldas, con sangre en las
manos,
entre ellos el amor
como un hijo muerto.

LUZ HELENA CORDERO


(Colombia)

CRONICA PARA CESAR

Y levantarás una gran ciudad


Y los puentes de la gran ciudad alcanzarán a otras
ciudades
como la peste de las ratas cae sobre otras ratas y
otros hombres

Todo lo que en tu ciudad esté vivo proclamará tu


nombre
y te verás honrado
alabado y honrado
y tú mismo dirás tu nombre como si te miraras al
espejo
porque ya no distinguirás entre los adoradores y
el ídolo
Probablemente serás feliz
como todo hombre con mujer como todo hombre con
ciudad
probablemente serás hermoso
como todo ídolo con piedra en la frente
como todo león con su aro de fuego corriendo por
la arena

y levantarás una torre


y protegerás un circo
y darás nombre al séptimo hijo de las familias
trabajadoras
No importa que en la sombra crezcan los hongos
rosados
si el humo de las fábricas escribe tus iniciales
en lo alto

El círculo de tiza se cerrará


y en las cavernas de la noche acabarán de pintar
las imágenes protectoras

De hoy en adelante serás el sumo sacerdote


de mañana en mañana el oficiante de ti mismo

Y levantarás una gran ciudad


como las hormigas diligentes exaltan sus pequeños
montículos
y harás venir la semilla de Rumania y el papel de
Canadá
Habrá una loca alegría en las efemérides
y en el retorno de los equipos victoriosos
Todo esto no pasará de los límites de tu cuarto
pero levantarás una gran ciudad
de mediodía a medianoche
una ciudad corazón una ciudad memoria una ciudad
infamia
La ciudad del hombre crecerá en el hombre de la
ciudad

y se protegerán los unos de los otros


las sombras de las sombras
los perros de los perros
los niños de los niños
aunque las mujeres sigan tendidas contra los
hombres
y clamen los pacifistas en las esquinas

Creo que morirás creyendo


que has levantado una ciudad

Creo que has levantado una ciudad

Creo en ti
en la ciudad

Entonces sí
ahora que creo
entonces sé que has levantado una ciudad

Ave César
JULIO CORTAZAR
(Argentina)

TIEMPO EN EL DOLOR

Una mujer invade con tiempo.


Se apropia de dos o tres recuerdos
imprime su sonrisa en alguna
esquina que se camina todos los días
toma de las manos, besa...

Esa mujer se tiende a contraluz en la ventana


charla frases que se quedan
permite alguna locura, libera la posibilidad
de una idea
genial
hace cierto cada intento.

La mujer se hace memoria


desaparece hoy y va a estar mañana y
pasado
sonreirá muchas veces infinitas
y al cabo será la lágrima o el vacío.
Una mujer sale de este espacio
aunque su hueco siga aún.

Una mujer, a veces todas...

JAVIER CORTES
(Colombia, Norte de Santander)

CELEBRACION FRENTE AL ESPEJO

Partamos de la imagen de la mujer frente al


espejo.
Recordá a Picasso y sus colores quebrados
en la superficie de lo soportable,
los dos cuerpos diferentes, nunca el reflejo
el uno del otro.

Dejálo ahí.
Pensá en el poeta inventariando el cuerpo poseído.
Templo de los Abandonos, en el que atisba
desde la semiluz y semisombra
al onírico cuerpo femenino
paseándose por habitaciones clandestinas
ofreciéndose hermosamente irregular
en la superficie frágil del cristal, seguro.

Dejálo también.
Te ofrezco el recuerdo de mis propios pasos
estremeciendo el suelo
bailando frente al espejo
dispuesta a salvar la distancia.

Desechálo.
Quedáte con tu imagen dibujada en la última
soledad, la íntima, la que devuelve el marco
oscuro y salvaje del pelo después del sueño.
Ralampagueo de párpados, suspiro de ausente.
El cuerpo frágil, sin dueño. La no entrega.
Grabálo.

MARIANELA CORRIOLS
(Nicaragua)

DESIERTO

La tierra que jamás quiso tocar el agua


es el desierto que al Norte está creciendo como un
estrago de luz.
Pero los hombres que han visto el despoblado
-su amplitud sin sobresaltos-
saben que no es cierto que la tierra está reseca
por capricho,
o sin ninguna bondad,
es nada más su manera de mostrar
lo que transcurre bellamente en nosotros.

Es para el dios de los deshabitados


que se alzan templos invisibles
en la borrasca del desierto.
Es para él
que los árboles enanos inclinan en la arena
sus ramas humildes,
fervorosas.
Es para que no te aferres
que existe un dios de la ausencia,
un señor del desierto
que sabe
que como la sombra
hay cosas que existen
por la fuerza de una luz
que las abandona.

ANDREA COTE
(Colombia)
SONATA DEL ANGEL

Al extranjero no se le reconoce únicamente


por su soledad. Apartado y oblicuo
observa cómo el tiempo es en otros tiranía,
lumbre discutible. Aunque mucho se demore
en otro país que no es el suyo
y pierda sus giros indelebles y el lenguaje
que no le bastaba para cubrir su timidez
ahora le resulte en cierto modo familiar,
intenta descubrirle cerca de sus hombros,
bajo su única camisa amarilla,
los vacíos orificios de sus alas.

RAMON COTE BARAIBAR


(Colombia, Norte de Santander)

LA PALABRA IMPOSIBLE

Hemos de darle nombre a muchas cosas


y decir: "esto que cae no es nieve,
es la esperanza
porque tiene color de trigo joven".
Pero no puedo sembrar ríos
y preguntarles
cómo se dice "Amor", cómo se dice "Amada".
He querido sacar a flote una palabra
para entregártela en el sitio
donde los robles, mensajeros de savia,
llevan latidos de tierra a las estrellas,
y para que las subas a tus labios.

EDUARDO COTE LAMUS


(Colombia, Norte de Santander)

Mi perro sólo le ladraba a los ángeles

Se ha ido
detrás de algo remoto
algo que volaba

En su mirada nada era cuerpo


Y la inmensidad se hallaba próxima y quieta

Ya no volverá
Ahora anda ausente por la casa
y a nosotros nos muestra los dientes el sueño
y nos desconoce la ternura
la peligrosa ternura

LUIS ALBERTO CRESPO


(Venezuela)

ESCRITO JUNTO A UNA FLOR AZUL

“Temo trazar el ala del gorrión


Porque el pincel no dañe
Su pequeña libertad”

Anote
el poderoso esta ley del maestro
Cuando legisle para el débil.

Escuche
este adagio del alfarero la muchacha
cuando mis labios se acerquen.

PABLO ANTONIO CUADRA


(Nicaragua)
ENMA ES TODA UNA MUJER

Enma es toda una mujer:


sabe cocinar y también lavar,
planchar y preparar
platos sabrosos
además de que se sabe al dedillo
los días de la Iglesia
(y que ella los guarda)
y que respeta a las personas
y muchas personas no la respetan a ella
porque tuvo la desgracia
de llegar a Tipitapa
donde hay muy pocas mujeres como Enma
(si es que las hay)
porque Enma es sólo ella:

(la irrespetada)
(la provocativa)
(la sabia)
(la saludable)
(la cocinera)
(la hermosa sólo Enma)

la que vive con Alfredo


y la que vivió con Pedro (el chofer)
Y Mario (el coimero)
Y Sergio (el cobrador de seguros)
Enmma.

ROBERTO CUADRA
(Nicaragua)

A pesar de todo
lo que respira y se mueve, pues el Destino
(con blancas y larguísimas manos
lavando cada pliegue)
ha de borrar del todo nuestra memoria
-antes de abandonar mi cuarto
me vuelvo y (parado
en mitad de la mañana) beso
esa almohada, amor mío,
donde nuestras cabezas vivieron y fueron.

EDWARD ESTILIN CUMMINGS


(Estados Unidos)
PLAZA DE LA SANTA CROCE. FLORENCIA

Recuerdo claramente los detalles de una vida


anterior que no viví.
Me rememoro andando por Florencia a la luz de las
últimas antorchas
que prendieron los güelfos mandados por Donati.
Después vino el exilio.
Las ciudades de otros. El pan de los amigos. El
duro azar de la supervivencia.
Y algunos libros ríspidos y amargos acerca del
poder y la justicia.
Nunca volví a cruzar los puentes sobre el Arno. Me
enterraron en Rávena.
Luego fui reencarnado en muchos hombres que
admiraron mis versos
o el violento latín de mi prosa política (o
poética).
Somos un gran ejército que sabe cuán poco importan
reyes, militares y obispos
cuando se tiene el don de adulterar el tiempo, los
sitios, las historias,
y uno renace en Londres, en Madrid, en La Habana,
en Nueva York,
diciendo una verdad sencilla y mínima: una sabia
mujer nos lleva al paraíso.
Sabiduría, Beatriz, la Muerte, La Poesía, son sólo
nombres, leves coyunturas
tras cuyos velos se emboza la Belleza, todo lo
femenino que hay en Dios.
Hoy he vuelto a Florencia y veo la estatua al
fondo de la plaza,
Yo, que he sido Dante, William, John, Miguel,
Francisco, Arthur, Walt, Edgar, Charles,
José, Rubén, Vicente, Jorge, Luisa, César,
Pablo, Octavio,
no puedo menos que alabar mis hembras y dejarme
guiar,
rebelde y dulce, hacia esa nueva vida que vendrá
en la esperanza de poder, un día, alzarme a las
estrellas.

JESUS DAVID CURBELO


(Cuba)
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poetico.javier@gmail.com

Espere... la Letra D

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