Fight With Me - Kristen Proby
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02 Fight With Me
Kristen Proby
El presente documento tiene como finalidad impulsar la lectura hacia
aquellas regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las
publicaciones, cabe destacar que dicho documento fue elaborado sin fines
de lucro, así que se le agradece a todas las colaboradoras que aportaron su
esfuerzo, dedicación y admiración para con el libro original para sacar
adelante este proyecto.
Staff
Moderadora de Traducción:
Edel
Grupo de Traducción:
Blanca20011893
Edel
Lizels
Sttefanye
Vecina
Moderadora de Corrección:
Leluli
Grupo de Corrección:
Francatemartu
Vickyra
Lsgab38
Leluli
Kelly frost
Pilar wesc
Angeles Rangel
Revisión Final:
Ivi04
Diseño:
Edel
Índice:
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Epilogo
Próximo Libro
Sobre la Autora
Sinopsis
Traducido por Edel
Jules Montgomery está muy ocupada y contenta con su vida como para
preocuparse con un hombre, especialmente uno como Nate McKenna.
Crecer con cuatro hermanos le enseño algunas cosas, ella sabe que debe
mantenerse alejada de hombres sexys con tatuajes y motocicletas. Eso vale
el doble si él es tu jefe. Durante una noche increíble que compartieron, el
violo la política de confraternización en el trabajo… entre otras cosas, y eso
no va a pasar nuevamente. Jules no va a arriesgar su carrera por causa de un
sexo alucinante, no importa lo mucho que su cuerpo y su maldito corazón
quieran discutirlo.
Verano
Mi espalda golpea la pared con un ruido sordo, el rostro de Nate se entierra
en mi garganta, las manos en mi trasero, subiendo hasta mi cintura,
empujándome contra él, para que pueda empalar su erección, todavía
cubierta, en el centro de mis muslos. Saco el elástico, que agarra su espeso
cabello negro, pasando mis manos a través de los mechones, sosteniéndolo
firme. Nunca vi su cabello suelto antes, siempre lo usa amarrado a la altura
del cuello, y es muy sexy. Su cabello cae hasta un poco encima de los
hombros, enmarcando el rostro increíblemente hermoso, que me hace
retorcer por dentro y secar la boca cada vez que me mira. Pero él nunca me
miró de la manera que me está mirando ahora, en el pasillo a media luz, en
el medio de su apartamento, del lado de afuera de su cuarto. Sus ojos grises
queman, mientras frota su erección contra mi pelvis.
¡Santa mierda! Está todo tonificado, su piel es caliente y suave y... guau.
—Oh, estás tan mojada. Y apretada para follar. Jesús, ¿hace cuánto tiempo
no lo haces, cariño?
—Porque... —Oh Dios, sí, bien ahí. Mis caderas están girando, y aprieto
mis manos en su trasero. Su duro, musculoso, y oh sexy trasero.
—¿Qué estabas diciendo? —susurra mordiendo mi cuello.
—Nate, te deseo.
—Lo sé.
—Ahora, joder.
Tiene un piercing de metal, con dos bolas pequeñas, una en la parte superior
y una en la parte inferior, al final de su pene, y estoy completamente
sorprendida. ¿Nate, mi jefe que usa traje, resistente y conservador, excepto
por la cuestión del cabello largo, tiene una peroración en el pene?
—¿Una A... qué? —Mis dedos siguen el objeto, y entonces paso mi dedo
índice alrededor de la punta y contiene la respiración a través de sus
dientes.
—Joder, amo que estés tan apretada. —Sus palabras me hacen apretar mis
piernas alrededor de sus caderas, con las manos en su glorioso cabello.
Comienza a mover sus caderas, deslizándose hacia dentro y hacia afuera, y
la sensación es diferente de cualquier otra que conocí. Siento el metal, su
impresionante pene, y su boca está haciendo locuras en la mía, siento mi
cuerpo acelerarse, mientras una fina capa de sudor me cubre el cuerpo.
Toma el ritmo, y gira las caderas, solo lo suficiente para hacerme perder
completamente mi cabeza.
—¡Joder!
*****
No.
—Sí.
—¿Necesitas algo? —Pasa los dedos por mi rostro, y yo que deseaba que
las luces estuvieran encendidas, agradezco ahora que no lo estén, porque me
siento tímida, y yo nunca me siento de esa manera. Su voz es distante, como
si ahora no supiera que hacer conmigo, y para ser honesta, yo tampoco no
sé qué hacer conmigo misma.
—No, gracias.
Oh, Dios, ¿qué hice? Solo acabo de tener el sexo más fantástico y
alucinante de mi vida, con el único hombre en el mundo que jamás podré
tener. Cuando me pidió acompañarlo por una bebida en su casa, después de
la cena con los colegas del trabajo, debería haber dicho no, pero no pude.
Quise poner mis manos en él desde el primer día, pero nuestra empresa
tiene una muy estricta política de no confraternizar, y tengo mi propia
política hace mucho tiempo: no tener sexo con colegas del trabajo. Y, sin
embargo, aquí estoy, feliz y satisfecha, y solo un poco avergonzada, en la
cama de mi sexy jefe, en su lujoso apartamento del piso 30.
Mierda.
Tiene una cara de poker muy convincente. Nate besa mi frente y jala las
sábanas sobre nosotros, entonces me arrima junto a él.
Enciendo la luz del pasillo, reúno rápidamente mis ropas y me visto, agarro
mi cartera, y salgo del hermoso apartamento de Nate.
Llamo un taxi, y espero en el imponente lobby del prestigioso condominio,
en el centro de Seattle, y hago mi viaje de vuelta hasta el garaje de nuestro
dormitorio, para poder tomar mi auto.
—¿Natalie?
—¡En la cocina!
—Sí —responde.
No, gracias.
Realmente no necesito que Nate deletree todas las razones por que nuestra
noche fue solo una indiscreción. Sin duda no creo que pueda lidiar con la
molestia de la mañana siguiente. Es mejor fingir que nunca pasó, y volver a
los negocios como de costumbre. Saco una braguita rosa y una camiseta
blanca, y tomo el teléfono de mi cartera, mientras camino hasta la cama.
Finales de Primavera
Amo mi trabajo. Amo mi trabajo. Dios, a veces, odio mi trabajo. He leído el
mensaje conciso de mi jefe, Nathan McKenna más de una vez y trago en
seco.
Julianne:
Nate.
¡Joder! Por ocho largos meses, conseguí estar lejos de mi jefe, y sé que tuve
mucha suerte de no haber necesitado trabajar a solas con él después del
horario de oficina, pero recientemente perdimos a otro empleado de nuestro
departamento, lo que nos deja solo a Nate y a mí.
¡Mierda!
Me siento en la silla y miro el reloj. 17:30hs. Arranco mis gafas y las tiro en
mi escritorio, sujetando mi cabeza con las manos. Así, descarto mi fin de
semana con un litro de helado y un buen libro.
Puedo hacer esto. Fuerza, Montgomery. Ya posé desnuda para una revista.
Tuve una cena con varios millonarios y fui al cine con una gran estrella.
Tengo cuatro hermanos mayores que me provocan incesantemente, y me
enseñaron como patear un trasero.
Puedo lidiar con el hombre más sexy que he visto en mi vida por unas
horas, sin rasgar mis ropas y arrojarme sobre él.
Creo.
Probablemente.
Estoy feliz con lo que veo en el espejo. Mi largo cabello rubio brilla y
todavía tengo los rizos sueltos que me hice esta mañana. Mi maquillaje es
sutil y profesional, destacando mis ojos azules. Me paso una capa de brillo
en los labios, enderezo mi sencillo vestido rojo y echo un vistazo a mi
delgada figura.
—Sin problemas.
El escritorio de Nate es amplio, con grandes muebles oscuros. El conjunto
de sillas frente a su escritorio son de cuero negro. Tiene estantes del suelo al
techo, con cientos de libros y archivos, ordenados meticulosamente, sin
duda, por la eficiente Sra. Glover. Detrás de su gran escritorio, las ventanas
tienen vista hacia el Space Needle y la Ensenada. Es hermoso. No estoy
segura de que Nate todavía le preste atención a esa vista. Me siento en el
borde de una de las sillas negras y apoyo los archivos sobre el escritorio de
Nate, esperando que vaya directo al grano.
Suficiente.
¿Cuál es su juego?
—No tengo ni idea, sólo quería cenar contigo, y esa fue la única manera
que pensé de convencerte.
Santa mierda.
Paro de masticar, mis ojos abiertos de par en par, y solo miro hacia su rostro
perfectamente sincero.
—¿Disculpa?
—Me escuchaste.
—No.
—No entiendo.
Nate baja el plato, limpia la boca con una servilleta y se sienta recto en su
silla, mirándome con cuidado.
—¿Por qué?
—¿Y?
—De alguna manera, no creo que estemos teniendo una conversación con
un contexto de jefe-empleado. —Niego con la cabeza y miro al hombre
delante de mí—. ¿Qué es esto? ¿Por qué ahora?
—Come.
—Probablemente.
—Bueno, comí. Gracias por la cena. Ten un buen fin de semana. —Me
levanto para salir por la puerta, pero Nate se levanta y me sujeta.
Lame los labios, y mete las manos en los bolsillos y se mece sobre los
talones.
—Las cámaras.
—¿Qué cámaras?
¿Qué diablos voy a decir? Los ojos grises de Nate están fijos en los míos y
veo una pizca de nerviosismo que nunca antes había visto en su rostro. Él es
siempre tan auto-suficiente, tan confiado. Es una de las cosas que más me
atrae de él. Me sentí atraída por él desde el primer día y no solo físicamente,
aunque es algo innegable. También es también el hombre más inteligente
que conocí, y hay algo entre nosotros, que no puedo negar.
Pero… siempre hay algo más… él es mi jefe. Y la última vez que estuve
con él en su casa, acabó en un desastre.
—No quiero poner las cosas difíciles para nosotros aquí —digo
quejándome.
—Las cosas ya están difíciles. Estamos luchando hace ocho meses para
fingir que no hay nada entre nosotros, y los dos sabemos que eso es una
mentira.
Se aleja de mí y lleva las manos para los bolsillos traseros, y sé que me está
dando un poco de espacio, dejándome decidir. Muevo la cabeza y miro mis
zapatos, plantando las manos en mis caderas.
Levanto mi cabeza por el tono frío de su voz y encuentro sus ojos clavados
en mi rostro, mirando.
—No pienses tanto… —él susurra. Natalie tiene razón, el susurro es sexy
como el infierno—. Vamos a pasar dos días juntos, para conocernos mejor.
Si decidimos que no hay química, todo bien, seguimos como si nada, sin
resentimientos.
Respiro hondo y me giro. Él está allí, con las manos aun en los bolsillos,
con aquella mirada sexy como el pecado, su rostro completamente
impasible, sus ojos buscando los míos, y yo sé que no me puedo resistir a lo
que él me está ofreciendo.
—Puedo buscarte.
—No voy a odiarte, Julianne, pero si tú lo quieres hacer de esa manera, así
será. Pero tengo una condición.
—No vas a huir de mí esta vez. Si decides que quieres marcharte, va a ser
después de discutir eso conmigo, no quiero despertarme nuevamente con
esa sorpresa.
Oh.
Antes que pueda responder, camina hasta su mesa y agarra sus llaves,
billetera y las sobras de la comida para arrojar a la basura fuera de su sala,
bloquea el escritorio y coge un maletín.
—Vamos.
*****
Me quedo mirando los números arriba de la puerta del ascensor, hasta parar
en el trigésimo piso y, a cada paso, la expectativa y el nerviosismo
presionan mi pecho. No estoy convencida que esto sea una buena idea. Sin
embargo, aquí estoy. Respiro hondo y toco el timbre.
—Tenía miedo que cambiaras de idea —murmura y sonríe para mí con sus
tibios ojos grises.
—Gracias —murmura.
—¿Por qué?
—Estoy feliz de oír eso. —Él retrocede y enlaza mis dedos a los suyos.
Esta cocina puede hacer que una chica tenga una erección. En verdad.
Una cocina a gas natural con seis bocas, horno con parrilla, dos lavabos,
una encimera de granito gigante, mucha luz natural y un refrigerador
enorme.
—Ok.
Y yo no sé qué hay sobre un hombre sexy, descalzo con jeans, pero puta
madre.
¿Estamos realmente yendo hacia la cama? Nada sobre: Hey, ¿deseas beber
algo? O: ¿te gustaría mirar una película?
Es para morir, porque todo lo que yo pensaba sobre él, la mayor parte de
este último año, era ver su bello cuerpo desnudo, con la luz encendida esta
vez, para poder verlo, pero ahora él quiere darme un tiempo.
Camina de nuevo hacia mí, esos hermosos ojos grises en los míos, y corre
la punta del dedo por mi rostro.
—Eres tan linda, Julianne. Amo tu cabello rubio y tus ojos azules. Y puedo
disfrutar de tu inteligente boca.
¡Puta mierda!
—Si tú no quieres tener sexo conmigo, ¿por qué debo quedarme aquí
durante la noche? Nos podríamos ver simplemente durante el día.
Su bella mirada gris se torna glacial y sé que dije alguna cosa errada.
—Yo no he dicho que no quiero tener sexo contigo. Dije que depende de ti.
Y te quiero aquí, 48 horas. No quiero que huyas de mí esta vez.
Ok.
Porque quiero saber. Los ojos de Nate se abren y luego quedan molestos.
Él sube sus mangas hasta los antebrazos y pasa las manos por su cabello
con frustración, y mis ojos se clavan en sus brazos.
—¿Qué es eso? —me acerco a él y no consigo evitar pasar mis dedos por su
brazo.
—Si.
—Ah, creo que aun lo soy un poco. —Él está sonriendo, una amplia sonrisa
que me quita el aliento.
—¿Yo no sonrío?
—Definitivamente.
Nate aún está sonriendo y tiene un mordaz brillo de chico malo en sus sexys
ojos grises. Levanta sus lindos pies sobre el sillón frente a él, cruzándolos
sobre el tobillo.
—Porque se rompieron.
—¡Oh Dios! ¿Has tenido un accidente? —¿Qué diablos sucedió con él?
—Estoy confundida. —Y frunzo mi frente para él. ¿De qué diablos está
hablando?
—¿Ahora?
Nate estrecha los ojos hacia mí, con la boca formando una dura línea.
—Julianne, tu bonito rostro sirve para acompañar todo lo que está dentro
tuyo.
¿Qué mierda es esa? Nadie, ningún hombre, jamás, dijo nada sobre eso que
hay dentro de mí. A menos que estuviera refiriéndose a su polla.
Suspiro. Es por eso que me siento atraída por él. Él me deja completamente
fuera de mí.
—Si.
—Excelente.
—No.
—Combina contigo.
—Es mi favorito.
—Lo sé.
—¿Cómo lo sabes?
Corta la torta y saca dos platos blancos de un muy bonito armario caoba
oscura. Se une a mí y comenzamos a comer.
—Oh, Jesús, está tan delicioso. —Lamo mi tenedor y cierro los ojos. Hundo
el tenedor de nuevo para una segunda mordida y noto que Nate no se
mueve.
—Eres tan sexy. —Sus ojos están ardiendo de deseo y mi cuerpo comienza
a ceder bajo su caliente mirada.
—Estoy feliz de que estés aquí —murmura, mirando su plato, luego se gira
con esa ardiente mirada gris hacia mí.
—Esa es una promesa que puedo cumplir, cariño. No quiero que huyas
como la última vez. —Frunce la frente y cruza los brazos sobre su pecho—.
Hablando de eso, ¿por qué lo hiciste?
Mis ojos encuentran los suyos y me sujeto con mis manos en la lisa
encimera.
—¿No?
Nate sonríe y luego pasa las manos por su cabello, lleno de frustración.
Miro sus ojos sinceros, mis ojos azules contra los grises de él, y paso mis
dedos por sus largos y suaves cabellos negros. Por primera vez, en ocho
meses, me siento bien. Quiero ver donde termina esto. Lo quiero a él. Me
inclino y paso suavemente mis labios por los suyos, mordisqueando el
contorno de su boca. Me inclino más para enterrar mi nariz en su cuello e
inhalar su aroma, y en contra de mi mejor juicio de mujer con una carrera
profesional, susurro:
Sus labios son cálidos en los míos, y yo rizo mis dedos en su glorioso pelo,
mientras él me lleva a través de su departamento a su dormitorio.
Es tan Nate.
Se mete en la cama conmigo aún en sus brazos. Me encanta lo fuerte que es.
Yo descanso mis manos en sus brazos, disfrutando de la forma en que sus
músculos se flexionan y se mueven, mientras él me recuesta en las frescas
sabanas. Está inclinado sobre mí, sus manos apoyadas a ambos lados de los
hombros, sus caderas sobre las mías, y se inclina y mueve su boca
increíblemente talentosa sobre la mía.
Ahora.
—Confía en mí, me verás, pero ahora estoy en búsqueda del tesoro. Esto es
mucho más divertido con las luces encendidas. —Sigo el hermoso dibujo
con mi dedo. Él me besa rápida y castamente, entonces se levanta y tira de
sus pantalones y calzoncillos, y él es el mejor ejemplar que he tenido
delante de mí.
—Jesús, Julianne, eres tan hermosa —su voz es áspera por la emoción. He
oído esas palabras cientos de veces, otros hombres, fotógrafos, amigos, pero
nunca me hicieron sentir lo qué sus palabras provocan en mi. Con este
hombre.
—Eres muy exigente, ¿no? Voy a tener que hacer algo al respecto. —Sonríe
y se mete en la cama, escalando con las manos y las rodillas hasta parar
sobre mí, como antes, empieza a besarme más lento, de manera más suave.
No se trata sólo de besarme, le hace el amor a mí boca con su boca. Y, oh,
Dios mío, envía electricidad a través de mí.
—Oh, Dios, Nate... —digo en voz baja, pasando mis uñas en su espalda.
—Bebé, puedo sentir lo mojada que estas a través de tus bragas. —Él está
besando mi barbilla, el cuello y chupa suavemente mi oreja.
—Ese es el punto. Córrete para mí, hermosa. —Frota las caderas de nuevo,
y sus labios se cierran sobre mi otro pezón, y simplemente me desmorono
debajo de él, gritando, mientras mi cuerpo se estremece.
Cuando mi respiración se calma, y soy capaz de abrir los ojos de nuevo, veo
a Nate inclinado sobre mí, con los codos apoyados en la cama, al lado de mi
cabeza.
—Sí... —susurro.
—Yo tampoco.
—Maldita sea, estás tan apretada. —Nate aprieta la mandíbula, sus manos
aprietan mi culo, me inclino y beso y descanso suavemente la frente en la
de él, que me sostiene en sus hombros.
—Hmmm.
—¿Eso es un sí?
—Hmmm.
—Me cago de miedo con las agujas. Natalie tuvo que emborracharme por
completo en la universidad, sólo para perforar mis orejas. Así que si
prefieres chicas con arte por todo el cuerpo, no soy tu chica.
*****
No puedo dormir. Son las dos de la mañana y estoy despierta. Nate está
durmiendo tranquilamente a mi lado, frente a mí. La luz sigue encendida, y
no puedo dejar de admirarlo. Su rostro está relajado, sus oscuras pestañas
apoyadas en sus mejillas. Él es tan lindo.
Y estoy inquieta.
Chocolate.
—No, todo fue muy rápido. ¿Estás emocionada por el baby shower del
próximo fin de semana? —pregunto.
Ruedo los ojos. Nunca voy a ganar esta pelea con ella. Me vuelve loca
—Estoy bien. Pero tengo una confesión para hacer. —Tengo que decírselo.
Ella es mi mejor amiga.
—¿Qué?
—¿Qué? —grita.
—¿Nat?
—Estoy bien, mi amor, no puedo dormir. Jules, te voy a llamar este fin de
semana. Luke está despierto.
Capítulo 5
Traducido por Sttefanye
Santa mierda.
Siento sus labios que se mueven contra mi cabello, creo que lo escucho
susurrar:
—No tienes idea, ¿no? —Pero cuando me inclino hacia atrás para mirar sus
ojos grises, su rostro está calmado—. ¿Estás bien? —pregunta.
Mis manos están corriendo hacia arriba y hacia abajo en sus brazos fuerte,
calmándolo.
—Porque tengo que estar allí cuando el bebé nazca. Alguien tiene que
mantener a Luke calmado. Pobre. —Brinco un poco y aplaudo, sonriendo
—. No puedo esperar.
—Entonces, este es un aviso oficial, de trabajo, tal vez tenga que pedir
licencia en cualquier momento, por si recibes mi petitorio.
—No hay problema, si no estoy disponible, solo avisa a Jenny, que ella me
pasa el mensaje.
—No necesariamente, pero mi cama estaba fría cuando desperté sin ti. —Él
está pasando los dedos por mi cabello. Humm…
—Está bien, gracias. —Se inclina y toma mi rostro con sus grandes manos
y estrella los labios en los míos, suavemente, cariñosamente. Lame mis
labios antes de profundizar el beso, como si su vida dependiera de eso,
como si nunca fuera a hacerlo de nuevo.
*****
Este no es mi cuarto.
Se está moviendo por su cocina con gracia, con una confianza tranquila.
No recuerdo la última vez que alguien cocinó para mí, además de mi madre
cuando era una niña, o Luke, cuando él y Nat me invitaron a cenar el mes
pasado. Pero eso no cuenta. Ellos son familia.
—Buen día, chico caliente. —Le sonrío, y corro mis dedos por su rostro.
—¿Café? —pregunta.
—Dios, sí. Por favor. —Ríe y me sirve una taza, añadiendo la cantidad
correcta de crema y azúcar, y mis cejas se levantan hasta la línea de mi
cabello.
—Está casi listo. ¿Tortilla de huevo está bien para ti? —pregunta.
—Perfecto. Vas a perder todo ese tocino en el gimnasio, cuando patee tu
trasero hoy. —Pongo mi mejor sonrisa petulante en el rostro y me recuesto
en el balcón, bebiendo mi café.
—Creo que sí. Ella tiene hermoso cabello rubio, los ojos más azules que he
visto, y un cuerpo para matar. —Sus ojos se suavizan en los míos y
continúa—: Y es tan inteligente, agradecida como el infierno, y es una
amiga muy leal. Ah, y su ética de trabajo es irritantemente firme.
Guau. ¿Qué demonios quiere decir con esto? Le guiño y abro mi boca,
cerrándola nuevamente. Cruzo los brazos sobre el pecho y miro hacia abajo.
—Mírame —susurra, y levanto mis ojos hacia él—. Creas o no, Julianne,
eres una mujer muy especial, y estoy agradecido de que estés aquí.
*****
—No —respondo.
—Vamos a tener que comprar una. —El ascensor se detiene y salimos. ¿Por
qué? Estoy usando calzas negras, un top deportivo y camiseta negra, y una
chaqueta de jeans, porque todavía es primavera y está fresco en Seattle.
Nate está con pantalones de chándal, una camiseta negra sin mangas y una
chaqueta de cuero negra. Tiene una bandana negra alrededor de su cabeza,
manteniendo el cabello fuera del rostro. Veo su Mercedes negro brillante y
mi pequeño Lexus rojo.
—Oh, aquí. —Abre una bolsa del lado y deslizo mi bolso ahí, entonces,
subo detrás de él. El asiento es sorprendentemente cómodo. Me pasa un
casco negro y me ayuda a colocarlo, antes de colocarse el suyo.
Santa mierda, él es sexy. Todos estos nuevos aspectos suyos que estoy
conociendo son tan divertidos. ¡Es tan inesperado!
Santa mierda, esto no parece como ningún gimnasio que conocí. Es una sala
enorme, con un loft arriba. Hay cintas de correr y elípticos en el loft.
Alrededor del salón principal hay sacos de arena suspendidos del techo,
colchonetas para abdominales y flexiones, pesas, pelotas para ejercicios y
también hay barras de metal suspendidas en el techo para ejercicios de
brazos.
—¿Cuántas veces?
—Llámame Rich, todo el mundo me llama así. —Me guiña el ojo y veo de
inmediato el parecido entre ellos.
—Por favor, llámame Jules. Todo el mundo me llama así, a excepción del
terco de su hijo.
Una mirada pasa entre los dos, no lo entiendo, pero Rich rápidamente
recupera su sonrisa para su hijo.
—Voy a patearle el culo —respondo antes de que Nate pueda hablar, y que
ambos se miran, me miran sorprendidos, y luego ríen de nuevo.
—Buena suerte con eso. —Rich me hace un guiño, y luego se vuelve hacia
al ring, gritando órdenes a los combatientes.
—Mira, lo siento. Quería venir aquí contigo hoy. Será divertido. Mi padre
es el dueño del lugar, fue mi entrenador y mi manager cuando peleé, por lo
que aquí es donde me entreno. —Se encoge de hombros y mira alrededor
del gimnasio.
—Ok, vamos a entrar en calor con las cuerdas, y ver lo que puedes hacer.
Definitivamente no.
—¿Siguiente? —digo
—Las damas primero. —Me hace señas para que empiece. Me froto las
manos en los pantalones, y luego salto, sosteniendo la barra. Encuentro el
espacio ideal entre mis manos, y me pongo a hacer la flexión, con un estilo
que él me enseñó y aprendí en el Crossfit. Cuando desciendo, voy a una
cierta distancia de la barra, luego giro hacia arriba, tirando de la barra
debajo de mi barbilla.
—Tu turno. —Planto mis manos en mis caderas y miro a Nate, que me está
mirando con una gran sonrisa plasmada en su hermoso rostro.
—Sí
—Tienes fuerza para hacerlo, chica. —Rich me sonríe y puedo ver las
preguntas mudas que atraviesan su hermosa cabeza.
—Mi hermano juega para los Seahawks. Me hizo entrenar con él. —Le
sonrío mientras me envuelve cintas blancas en las manos.
—No lo sabes todo, As. ¿Te vas a quedar ahí con la boca abierta todo el día,
o luchas como un hombre y asumes cuando te patee el culo?
—Buena suerte, hijo. Haz que me sienta orgulloso. —Rich se ríe y se aleja
del ring, inclinado sobre la plataforma, listo para ver el espectáculo.
—Una buena.
Los siguientes minutos fueron iguales, uso todos los trucos que mis
hermanos y maestros me enseñaron y me defiendo de él. No nos damos
golpes, estamos luchando, es muy sexy y divertido.
Salto fuera del ring y Rich me encuentra una vez más para ayudarme a salir
y cortar la cinta de mis manos.
—Claro.
*****
El viaje de regreso a la casa no es menos emocionante que el viaje al
gimnasio. Mi cuerpo aún está sensible de nuestro riguroso entrenamiento y
el zumbido de la motocicleta entre mis muslos hace cosas deliciosas en mi
interior. Me hundo en Nate, mis pezones presionando contra su cuerpo, y
aprieto los muslos contra él.
Me bajo y tiro de mi casco, por lo que antes de que pueda bajar de la moto,
me subo al revés, sentada en su regazo.
—¿Aquí? —pregunta.
—A la mierda, sí.
—Oh, Dios, sí. —Me inclino hacia atrás y tomo con mis manos el manillar,
envolviendo mis piernas alrededor de su cintura, y me él guía a su pene, sus
manos sosteniendo mi culo.
—Maldita sea, nena. —Sus dientes se aprietan. Pone una mano en mi
clítoris, presionando con el dedo pulgar, y exploto, y él encuentra su propia
liberación, gritando mi nombre. Oigo los gritos resonando en el garaje, y
sonrío con suficiencia, en busca de sus cálidos ojos grises.
—Yo tampoco —se ríe contra mis labios, alejándose y subiendo sus
pantalones. Yo estoy al lado de la moto y me pongo su chaqueta alrededor
de mis caderas, atada alrededor de mi cintura. Eso debería mantenerse hasta
subir.
—Voy a tener que ir de compras esta semana. Has rasgado toda mi ropa. —
Sonrío mientras caminamos hacia el ascensor y Nate me tira en sus brazos,
ciñéndome fuerte.
—Me gustaría salir contigo esta noche —lleva su mano arriba y abajo por
mi espalda y siento mi cuerpo ronronear.
—Ok.
—Me parece bien. —Me besa, barriendo sus labios en los míos, y luego
pone su frente en la mía.
—Vamos.
****
—Yo tampoco.
No hay otra opción. Si damos alguna pista que estamos juntos en el trabajo,
vamos a ser despedidos. Si decidimos no vernos de nuevo, estaré devastada
y triste. Ninguna de las opciones es atractiva.
—Lo soy.
—No es algo que me avergüence. Fue hace mucho tiempo. —Me encojo de
hombros y veo que su expresión no cambia.
—¿Por qué lo hiciste? —pregunta.
Nat flexiona sus manos en un puño sobre la mesa y levanto mis ojos hacia
él.
—Decidí que las pocas veces que había posado para la revista fueron
suficientes. Es algo que siempre voy a tener, pero no es algo que necesito.
Me sorprende que este chico me haya reconocido. —Niego con la cabeza y
cierro los ojos, deseando que Nate me dé una pista de lo que estaba
pensando.
—Por favor, di algo —susurro, cuando pasan unos minutos sin una palabra
de él.
¿Qué? alzo mi cabeza, mis ojos buscan los suyos. Mi boca abierta en shock.
—¿Qué?
—Mírame —su voz es más suave, silencioso y le miro—. Eres una mujer
brillante y encantadora, Julianne. Tuviste tu momento de rebeldía en la
universidad. Esto es algo que puedo entender. —Levanta una ceja y una
sonrisa sube en la comisura de sus labios—. El problema que tengo —
continúa— es saber que otros hombres vieron tu hermoso cuerpo.
—No era virgen cuando te conocí —le recuerdo.
Oh, no sé por qué eso me toca, y me da vergüenza sentir arder las lágrimas
en mis ojos. Parpadeo rápido y trato de encontrar mi equilibrio. Nunca deja
de sorprenderme.
—Así que —trago y agarro su mano en la mía— así que, ¿aún quieres
verme?
¡Todavía me quiere!
—¿No? —susurra y pasa los dedos por mi mejilla. Sacudo la cabeza y cojo
la bolsa que contiene el postre de su mano. Camino a la nevera, mis zapatos
de color rosa haciendo click en la madera, y mi vestido gris flotando sobre
mis muslos, poniendo mi piel de gallina. Guardo el envase y regreso, solo
para encontrar a Nate de pie detrás de mí.
—¿Se debe?
Paso mis manos por su espalda y saco la camisa fuera del pantalón,
deslizando mis manos por su suave y cálida piel.
—Hmmm. —Oh, eso se siente bien. Empuja sus manos bajo el dobladillo
de mi vestido y sube por mis muslos desnudas, hacia mis caderas.
—¿No llevas bragas? —Sus ojos se agrandan, mientras mira los míos y
sonríe lobunamente.
¡Wow!
—No, no, bebé. —Sube la falda hasta mis caderas y mis muslos abiertos—.
Jesús es un placer verte.
Y con eso se agacha y pasa la lengua por los labios y el clítoris, luego de
regreso a mi centro, hundiendo su lengua profundamente, con aquellos
labios talentosos y volviendo a mis labios, más cerca, su lengua trabaja
dentro y fuera, a un ritmo perfecto. Agarro firmemente su pelo con mis
dedos y echo hacia atrás la cabeza, disfrutando de la forma en que su boca
trabaja.
¡Dios, eche en falta que me hiciera eso, y sólo lo había hecho una vez
antes!
Él chupa mis labios con la boca, aprieta mi clítoris más duro, y me deshago
por completo. Da besos suaves en mis muslos, y de repente está de pie
delante de mí, con los pantalones abajo y la polla muy dura y lista para mí.
Me levanto y muevo mi dedo en la cabeza de su pene y en las bolas de plata
a las que empecé a tomarles mucho cariño.
—Oh, Dios, Jules, no es necesario que hagas esto. —Miro hacia arriba a su
expresión ardiente.
—Joder.
¡A la mierda!
—Por el amor de Dios, Jules, para. —Me tira en sus brazos y me besa
vorazmente. Puedo saborearme a mí y a él y en nuestros labios, suelto un
gemido.
—Oh, Dios, amor. —Su cara está enterrada en mi cuello y envuelve sus
brazos alrededor de mis hombros.
—Sí... —susurro.
—Wow —respondo.
—Jesús, tienes una boca increíble. —Todavía esta jadeando, y yo paso los
dedos por su pelo y le ofrezco una sonrisa de gato satisfecho.
—¿Estás segura que tienes que irte a tu casa? —pregunta Nate, apoyado en
la puerta del cuarto de huéspedes, mirando mi maleta. Envuelvo mis
Louboutins rosa en una prenda mientras los guardo en la maleta.
Hombre, yo también.
—En casi 12 horas. —Sonrío, mientras meto las últimas cosas en mi maleta
y la cierro.
—Tengo una reunión de negocios hasta tarde mañana. —Pasa la mano por
su cabello con una mueca—. ¿Tienes planes para tu cumpleaños?
Mi mirada sorprendida regresa a él.
—Amo tu risa.
—No vengas con esa conversación para distraerme. —Coloco mis manos
en las caderas y trato de mostrar mi mejor mirada severa. Nate se aleja de la
puerta y camina en mi dirección. Sostiene mi rostro en sus grandes manos y
tiernamente besa mi frente.
Oh.
—No.
—Si eso es lo que quieres, nena, está bien para mí, llevo la cena.
Le sonrío.
—Ok.
—¿Estás segura que tienes que irte? —pregunta de nuevo al pasar sus dedos
por mi cabello desordenado.
Arruga la frente y mira mis labios, enseguida, regresa a mis ojos. Me falta
el aire y veo la vulnerabilidad en el acto.
—¿Qué pasa?
Me acerco más a él, pasando mis brazos alrededor del pecho y descansando
mi barriga contra su pelvis. Inclino la cabeza, mirando su rostro serio.
Continúa pasando aquella increíble mano por mi cabello, sus dedos
empujando los mechones. Mira mis ojos por un largo tiempo, una amplia
gama de emociones pasando por su rostro, y estoy fascinada con él.
—Lo haré. —Me alejo y me inclino para recoger mi maleta, pero Nate me
aleja y la coge del suelo. Sostiene mi mano con la suya, mientras en la otra
lleva mi maleta, caminamos por todo el apartamento y vamos hasta mi auto.
Coloca la maleta en el asiento trasero y me besa castamente.
—Está bien. Hasta mañana. —Le guiño y sonrío, enciendo el auto, y con un
movimiento de mano me alejo.
El tráfico es tranquilo, por ser domingo por la noche, por eso no tardo
mucho en llegar a casa. Abro la maleta y coloco la ropa sucia en la
lavadora, después busco mi teléfono en mi bolso.
Sonrío y respondo.
*Yo también.
*¿Estás en casa?
*Trabajas mucho.
Sonrío.
Las amas de casa ya no están gritándose la una con la otra, entonces apago
el TV. Mi teléfono suena de nuevo.
Realmente no quiero dormir sin él, con o sin sexo, pero necesito un poco de
distancia. Esto es tan nuevo. No quiero que se canse de mí. Y tengo que
colocar mi cabeza en su lugar, para trabajar mañana.
Pero no consigo dormir. Doy vueltas toda la noche, deseando estar con
Nate.
*****
Voy hasta mi ordenador, y mientras se enciende, voy por café para ver si
consigo despertarme un poco. Entro en la sala de directivos, de pie enfrente
de la cafetera, sirviéndose una taza, no es otro si no Nate. Fuego corre por
mí, y es un choque verlo de traje, con el cabello recogido.
—Julianne.
Ok, eso dolió. Sé que tengo que acostúmbrame a esto. Nada puede cambiar
entre nosotros aquí adentro. Pero, viendo la frialdad en sus ojos, sabiendo
que no puedo tocarlo… Es una mierda.
Voy a Internet para iniciar el trabajo que me pidió Nate cuando suena mi
teléfono.
*No.
Oh.
Busco lo que me pidió, y me doy cuenta que pasaron diez minutos desde mi
último mensaje. Arrugo la frente, preguntándome si va a responder, cuando
mi teléfono suena de nuevo con un mensaje.
*Solo tengo treinta minutos libres, a las 12:30. Le dije a Jenny que
necesito tener una reunión en el almuerzo contigo.
Mi teléfono suena.
*****
¿Podría existir una mañana más lenta que el carajo? Cada minuto es
insoportable, mientras me quedabosentada, mirando el reloj, deseando que
el tiempo pase.
—Entonces… —responde.
—Ok.
—Julianne…
—Shu. —Presiono mi dedo contra sus labios para silenciarlo—. Solo tienes
que sentarte y disfrutar, bebé. Nada como una mamada para iluminar un
lunes.
—Bien, parece que tenemos todavía diez minutos para terminar nuestra
reunión, Sr. McKenna. —Camino de regreso hasta la oficina y lo encuentro
en la ventana, de brazos cruzados, mirando la Ensenada y Space Needle.
Camino por detrás de él y lo abrazo, dándole un beso en la espalda.
Él cubre mis manos con las suyas, y nos quedamos allí por un largo
momento, hasta que finalmente pregunto.
—Si continúas sexy como hoy, te voy a hacer una sorpresa agradable todos
los días. —Le guiño, y me sonríe.
—Largo. ¿Y el tuyo?
—Ok.
—Ven a mi casa después del trabajo. Te puedes quedar conmigo esta noche.
—Esta acariciando mi espalda y yo quiero ronronear.
—Estaré allí.
Capítulo 9
Hoy es mi cumpleaños.
—Entre.
La Sra. Glover entra toda eficiencia, cargando un gran ramo de flores
coloridas.
No lo son.
“Feliz cumpleaños, hermanita. Que tengas un buen día. Con amor, Will.”
Es tan dulce. Tal vez por ser el más próximo a mi edad. Cojo mi teléfono y
le envió un mensaje para agradecerle las flores, y después regreso al
trabajo.
Una hora más tarde, hay otro golpe en la puerta y la Sra. Glover entra en la
sala, cargando un enorme ramo de flores rosadas.
—Creo que debería dejar la puerta abierta hoy, Srta. Montgomery —su tono
de voz es seco, mas sus ojos están llenos de humor y rio.
—Buena idea.
Leo la tarjetita, sabiendo que estas son de Natalie. Ella siempre me envía
flores rosadas.
Oh, eso me hace llorar. También los amo. Inhalo las lindas flores, y apoyo
el ramo en la esquina de la ventana detrás de mí.
Ninguna de Nate.
Tal vez me lleva algo esta noche. Encojo los hombros. Apenas nos hemos
visto desde hace cuatro días. No está obligado a darme nada.
Son las 12:30 cuando Nate entra por mi puerta, miro cada centímetro del
hombre de negocios bien hecho, con su traje negro y corbata roja.
Mantengo mi sonrisa, cuando lo miro y él hace lo mismo.
—Sí, mis hermanos, mis padres y Nat son mis mayores fans. —Sonrío para
él, y sus ojos están serios, mientras pasa la punta de su pulgar por mi labio
inferior.
—¿Por qué?
—Porque es tu cumpleaños, Julianne. —Me mira como si fuese estúpida y
me derrito de placer.
—Gracias.
—No lo abriste todavía. —Me pasa el sobre y lo abro. Hay una nota escrita
a mano dentro, con su letra, y le sonrío.
Julianne:
Tuyo,
Nate.
Wow.
Oh. Maldito.
Puta mierda, entonces fue así como se sintió Natalie, cuando Luke nos dio
aquel día de compras para su cumpleaños. No, Natalie lo odió.
*****
Pero me controlé. Cambie la braga rota, y compre una extra, porque son tan
sexys que probablemente van a tener el mismo destino que las que use
cuando pase el fin de semana con él. Compre dos lindos y sexys camisones,
y también una chaqueta negra de cuero, zapatos y bolsos.
Me rio mientras saco las cosas de las bolsas, y las guardo en mi armario. La
bolsa más pequeña tiene una pequeña caja, atada con un lazo rojo, y yo
abrazo el regalo, animada por entregárselo a Nate.
—Hola. —Sonrío al ver su bonito rostro. Tiene el cabello suelto. Yumy. Está
sosteniendo un gran ramo de rosas rojas en una mano y en la otra una bolsa
blanca de plástico con comida.
Doy un paso para atrás y lo llevo hasta la cocina para poder colocar mis
lindas rosas en agua.
Organizo mis flores y las coloco sobre el balcón del desayuno, donde puedo
admirarlas.
—Ah, ya sabes… lencería, zapatos, bolsos… cosas que las chicas aman. —
Sonrío y tomo un trago de mi vino.
—Tengo algo para ti. —Limpio nuestros platos y los llevo para la cocina,
enseguida, coloco la pequeña caja sobre la isla de la cocina.
—¿Ah?
—Ni siempre tiene que ser una ocasión especial para comprar un regalo. —
Ruedo los ojos—. Quería darte un regalo.
—Ábrela.
—Está bien. —Tira del lazo y rompe el papel de regalo. Dentro tiene una
pequeña caja de joyas negra. La abre, y alineados en el satén crema, hay dos
gemelos de platino, con sus iniciales grabadas.
—Me dejaste preocupada por un segundo. —Paso mis dedos por su cabello
y me hundo en sus brazos.
¡Puta Mierda!
Es muy caro. No debería aceptarlos. Pero cuando miro en sus ojos grises,
veo miedo, y sé que no puedo rechazar su regalo.
—¿Hey, que está mal, cariño? —Limpia mis lágrimas con sus pulgares.
—Estoy tan… —Trago en eso, y lo miro con mis ojos llenos de lagrimas, sé
que estoy completamente enamorada de él. No por causa de sus regalos
caros, sino porque es gentil y generoso, por no mencionar lo sexy como el
pecado o que es el hombre más inteligente que conocí.
Capítulo 10
Traducido por Sttefanye
Voy hasta abajo, rápidamente, con las medias negras y abro el cierre de la
chaqueta, y veo a Nate limpiando los platos. Está de espaldas a mí; se quitó
la chaqueta, y enrolló las mangas de su camisa blanca. Yum, ese tatuaje, y
su trasero está fantástico en esos jeans negros.
No puedo hablar. No me puedo mover. Solo puedo mirar esos ojos llenos de
lujuria, mi sangre corre hasta mi núcleo, parando entre mis muslos. Muerdo
mi labio inferior y me acerco, apretando su camisa en mi puño, mis ojos
todavía en los suyos, a un centímetro de su pecho. Sus manos todavía se
encuentran al lado del cuerpo, cerradas en puños, nuestros labios están a un
centímetro del otro, y no puedo para de mirar sus ojos.
—Nate… —susurro.
Sus labios se curvan en una media sonrisa y exhala, sus ojos moviéndose
hasta mis labios, entonces, vuelven a mis ojos. Sus dedos pasan levemente
por mi rostro, la punta de su pulgar en mi labio inferior, y muerdo mi labio,
sujetando su pulso en mi mano, y entonces, delicadamente comienzo a
chuparlo, balanceando mi lengua contra la suya. Sus ojos se cierran y los
dientes me muerden, y la próxima cosa que sé, es que él me está besando
como un loco y empujándome de vuelta hacia la sala de estar.
—Jesús, eres tan caliente. —Su rostro está en mi cuello, lamiendo y
mordiendo, y envía deliciosos escalofríos por mi espalda. Abre
completamente la parte delantera de mi chaqueta, exponiendo mis senos y
acaricia uno, rozando el pulgar hacia arriba y hacia atrás sobre mi pezón,
dejándolo erecto. Nate me coloca en el sofá, y cubre mi cuerpo con el suyo,
enrollando mi pierna derecha alrededor de su cadera y frota su erección
todavía cubierta contra mi centro.
—Nate.
Santa mierda.
—¿Te lastimé?
No puedo parar más. El orgasmo llega con tal intensidad que no puedo
sentir mis dientes. Agarro su trasero en mis manos, y grita cuando golpea
una última vez y siento su erupción dentro de mí.
Santa mierda.
*****
Pero las mujeres son una raza diferente. ¿Qué hay con las mujeres y el
drama?
No estoy aquí para hacer amigos, ya tengo amigos, pero es preferible tener
una relación amigable con mis colegas del trabajo. Esto no había sido un
desafío para mí, en la mayoría de las veces.
Hasta Carly Lennox.
Es bastante ridícula la adicción del uno por el otro. Pero es tan bueno.
Quiero arrancar sus ojos de mierda hacia afuera. La mirada de Nate oscila
al verme entrar en la sala, y por un breve momento tiene una mirada de
sorpresa, tal vez de arrepentimiento, entonces vuelve a tener una expresión
calma y profesional.
La Sra. Glover se desliza en la sala, justo detrás de mí.
—Un momento, por favor. —Se gira hacia Audrey y dice con firmeza—:
La respuesta es no. Como siempre no vuelvas.
Ella exhala con frustración, y parece una niña mimada a la que no le gusta
escuchar un no como respuesta.
—Está bien.
¡Que se joda!
—¿Qué paso?
—No quiero hablar sobre eso. —Cierro la puerta detrás de mí, y ella
mantiene los brazos abiertos.
—Donde hay voluntad, hay un camino, cree en mí. —Me abraza fuerte y
con su mano acaricia mi cabello—. ¿Qué está pasando, cariño?
—Vas a estar bien. Luke y yo vamos a estar allí. Voy a patearle el trasero al
médico, si alguna cosa le pasa a cualquiera de las dos.
—Es por eso que tengo a ti. Eres mi arma secreta en esta operación.
Nos reímos, y la acompaño desde la gran sala, hasta la cocina. Mirándola
por detrás, nunca se diría que está embarazada. Casi no gano peso,
principalmente debido a los horribles vómitos que tuvo. Natalie es la mujer
más linda que vi, y ya vi muchas mujeres bonitas. Ella tiene un cabello
castaño largo, ojos verdes, y su cuerpo está absolutamente lleno de curvas.
—¿Qué pasa, Jules? No pareces estar bien. —Se inclina sobre la encimera y
cruza los brazos, arrugando la frente.
Encojo los hombros, y miro hacia la gran sala, llena de cosas para el bebé.
—Es casado.
—¿Qué paso? —pregunta Luke en voz baja, y sé que está en modo súper
hermano protector. Estoy rodeada de exceso de protección masculina.
—Entré en el despacho esta tarde, y ella estaba allí, toda delgada, sexy y
perfecta, sentada en su mesa, con la mano en su rostro. —Tiemblo y aprieto
los ojos, con el recuerdo.
—Estoy aquí, ¿saben? Jules, deberías apenas escuchar lo que tiene que
decir. Antes que le rompa la cara y él no pueda hablar.
—¿Estás segura que ella dijo que era su esposa? —pregunta Natalie, su
mente trabajando.
—Lo sé, no tiene sentido. Confía en mí, ninguna mujer vive allí. Es un
lugar completamente masculino. —Muevo los hombros nuevamente y
balanceo la cabeza. No lo entiendo.
—¿Tal vez están separados? —Nat hace una mueca, y acaricia su barriga
nuevamente.
—Hum, Nate llamó poco antes de que salieras del despacho y preguntó si
estabas aquí, pensé haber escuchado tu voz, entonces le dije que sí, pero no
sabía lo que estaba pasando, Jules.
Lo miro.
El timbre suena de nuevo, dos veces sin parar. Luke camina hasta la puerta
y abre. Murmura alguna cosa para Nate, y no puedo escuchar lo que están
diciendo.
Oh.
—¿Realmente crees que iba a buscar tener una relación contigo, si estuviese
casado con otra mujer? ¿Realmente piensas tan mal de mí? Jesús, me
conoces mejor que eso.
—No la corregiste.
—¡No me diste una oportunidad para hacerlo! —Se aleja con rabia de mí y
camina por la sala, frotándose la frente. Se quita la chaqueta, la lanza en una
silla, y continúa caminando.
—Estamos divorciados hace siete años. Estuvimos casados por apenas dos.
—Coloca las manos en los bolsillos y hace una mueca hacia mí.
—¡Claro que no! —Balancea la cabeza, y miro para abajo, después regresa
a mí—. Estaba luchando en aquella época, y ella es lo que llamamos María
del Ring.
Bilis sube por mi garganta.
—No, no más.
—La ayude por un tiempo. —Arruga la frente y mira para bajo de nuevo,
claramente incomodo.
—Hasta que te conocí. —Sus ojos encuentran los míos nuevamente, y ellos
se suavizan, allí está en el hombre que conozco y amo.
Joder.
—Bebé, corte todos los lazos con ella cuando te conocí. Te lo dije, eres la
única mujer con la que estoy interesado en tener una relación.
Nate ríe.
—Podías intentarlo.
—Tengo un trabajo exigente, Nat. Tiene que estar perfecto, entonces sí,
contrate a alguien. —Le sonrío y le hago un baile animado—. ¡Estoy
eufórica!
—Creo que puedo tener algún trabajo que hacer mañana. —Los ojos de
Luke están asustados, y el pasa la mano sobre el cabello.
—Es el padre. —Coloco mis manos sobre mis caderas y mi mirada brilla
para esos hombres tercos, mientras Natalie ríe—. Tiene que ir. Además de
eso, mis hermanos y nuestros padres estarán allí, junto con toda la familia,
entonces es una fiesta con todos los hombres.
—El bebé es una niña, claro que habrá rosa. —Le miro, como si estuviese
siendo ridículo.
Oh, no. Mis ojos en pánico van hasta Natalie, y ella me ofrece una pequeña
sonrisa.
—No sé si eso sea una buena idea… —Miro alrededor y después a Nate, y
me está arrugando la frente.
—¿Por qué?
—No sé qué voy decir cuando te presente. —Muevo los hombros y me giro
y entonces, me tira contra él, su mano en mi cabello, y la otra en mi
espalda, presionándome contra él, y su boca ¡oh, aquella boca! esta sobre la
mía, besándome con urgencia. Entonces, tan rápido como comenzó, me
libera y se aleja.
—Estate allí a las dos —dice Luke, con una sonrisa satisfecha en su rostro.
Capítulo 12
Traducido por Edel
Mientras Nate mira la película, limpio nuestros platos y guardo las sobras
en el refrigerador.
—Sí, lo hiciste. ¿Pero por qué más vas a tener que pedir disculpas y
explicarte, Nate? ¿Qué otros pequeños y sucios secretos estás escondiendo?
Nate nos lleva hasta la pared y, cuando mi espalda está contra la fría
superficie, él me levanta un poco más, y descansa la cabeza de su pene
contra mi abertura.
—Hmm —respondo.
—¿Estas bien?
—Estoy bien.
—Bueno, porque aún no terminé. —Él todavía está dentro mi, y me muestra
lo fuerte que es. Mis ojos se abren y aprieto mis brazos y piernas alrededor
de él, mientras nos empuja fuera de la pared y comienza a subir las
escaleras, sus manos en mi trasero.
—Dios, eres fuerte. —Corro mis manos por su cabello, amándolo por
llevarme tan fácilmente.
—Eres pequeña, bebé.
Sus labios me están volviendo loca, mordiendo los lados de mi boca, mis
orejas, y enviando chispas por mi espalda.
—Oh, Nate.
—Sí, cariño.
Este ritmo lento me está matando. Aprieto mis músculos internos alrededor
de él, y aprieta los ojos. En cada golpe, aprieto más, lo más duro posible,
hasta que finalmente él comienza a acelerar.
*****
¿Es por eso que no me deja ni un poco asustada? Doy los toques finales en
mi maquillaje y apruebo mis pantalones grises, blusa blanca de botones y
un ancho cinturón negro, marcando mi cintura. Estoy usando mis Jimmy
Choos negros, y mi cabello está recogido en un moño suelto y el maquillaje
es simple. Los aretes de diamante que recibí en mi cumpleaños brillando en
mis orejas.
Salgo hacia la tienda, que es ahora una extensión de la casa y estoy sin
aliento. Oh, está todo tan lindo.
—Eres linda.
Me volteo y lo miro, pasando mis dedos por su suave cabello negro. Está
usando una camiseta gris y pantalones negros.
—No estás tan mal, sabes. —Sonrío y beso sus labios rápidamente—. Ellos
estarán aquí un breve. ¿Estás listo para esto?
—Sí.
—Porque eres un hombre y tus manos están sobre mí, y ellos me aman. Y
creo que tiene algo que ver con que tienes pene. Hace a los hombres
mostrar una actitud dura. Estoy pensando en hacer una búsqueda sobre el
asunto. —Encojo los hombros, tratando de parecer indiferente, pero estoy
realmente nerviosa.
Realmente. Nerviosa.
—Julianne, yo…
Gail Montgomery es una mujer rubia pequeña, con un corazón grande y una
risa deliciosa. Ella está siempre feliz, y yo quiero ser igual a ella cuando
envejezca.
—Tu papá y yo llegamos al mismo tiempo que Will y Matt. Ellos vienen
atrás. —Ella balancea la cabeza y mira a Nate con una gran sonrisa.
—Mamá, este es Nate. —Le doy una sonrisa tranquilizadora a Nate, pero él
ya esta besando la mano de mi mamá dejándola encantada.
¿Por qué estoy sorprendida? Este hombre encanta personas con millones de
dólares todos los días. Él va a estar bien con mi familia.
—¿Eh?
—Te explico más tarde. Ahora te quiero presentar una persona, y quiero que
seas bueno con él.
Él ríe y nos lleva adentro para que pueda colocar un poco de música. Will
está comiendo un plato de espinacas, hundiendo los chips de maíz y
conversando con nuestro hermano, Matt. Él es el más tranquilo de mis
hermanos, sé que va a ser educado con Nate. Matt le hace un gesto a Nate
para que se una a ellos, y doy un suspiro de alivio, mientras enciendo mi
Ipod en el sistema de sonido, y abro la lista que prepare para hoy.
—Lo sé. Obra de Alecia, mi nueva mejor amiga es brillante. Espera hasta
que veas fuera. —Miro a Nate, para estar segura de que nadie lo mato y
escondió el cuerpo, pero él esta bromeando y comiendo con Matt y Will, mi
papá y Luke se unieron a ellos, y mi papá parece relajado y tranquilo. Tal
vez esto no sea tan malo, al final.
—Oh —dice.
Si. Oh.
—No estoy triste, son las hormonas, lloro durante la publicidad de doritos.
—Ella respira hondo y se limpia las lágrimas de sus mejillas—. Esto está
realmente maravillo. También estoy amando a Alecia ahora.
—¡Hey, Nate! —lo llamo del otro lado de la sala, él se disculpa con los
chicos y se acerca a mí, colocando una mano en mi espalda.
Isaac hace una mueca, y mira a Nate de arriba abajo, y ruedo los ojos.
Oh Dios.
—Esta es la primera vez que hace eso. Soph está pasando por una fase que
se asusta con las personas extrañas. Ella no está acostumbrada a ir con
alguien que no conozca.
—Soy bueno con los niños. —Nate encoje los hombros y sonríe a Sophie
—. Hey, Linda. —Sophie se ríe y le toca la mejilla.
Isaac no habla nada, él apenas mira a Nate con su hija, finalmente me mira
y me da un pequeño movimiento de cabeza. Nate pasó la prueba con mis
tres hermanos y mi papá.
Los padres de Luke llegaron junto con su hermana Sam. Su hermano menor
Mark, está de viaje de pesca por el norte, entonces no se unirá con nosotros.
Hago las presentaciones, mientras Natalie se une a los chicos cerca de la
comida para conversar y comer algo.
Nate mantiene un control firme sobre Sophie, y ella ya colocó su pequeña y
dulce cabeza rubia en su hombro, mientras él aprieta la mano de todos.
—Buena idea.
—Vamos a llevar algunos platos para la tienda, por favor, caminen para allá.
Esta caliente y hay suficientes lugares para sentarnos.
La mesa de los regalos está llena de cajas, bolsas y lazos, y Natalie me hace
una mueca. Apenas sonrío dulcemente y miro a lo lejos.
—Julianne — dice Will con una voz sarcástica y medio cantando—: ¿Me
puedes pasar una servilleta? —Él me guiña y quiero lanzarlo por la
cubierta. Nate está sentando cerca de mí, no se inmuta con la provocación
de mi hermano.
Excepto Nate.
—¡Hora de abrir los regalos! —Salto para arriba y abajo en mi silla y bato
palmas.
—Jules. —Nat hace una mueca y trago en seco—. ¿Puedo apenas agradecer
a todos y abrir los regalos en casa?
—No me importa que ella los abra en su casa — dice Stacy y algunas
personas están de acuerdo alrededor de la mesa.
—Bien, infierno —murmuro—: ¿Ok, pero puedes abrir el mío? Quiero ver
tu cara cuando lo veas.
—Está bien. —Natalie sonríe y bato las palmas de nuevo. Mi regalo no está
en la mesa con los otros, es muy grande.
—Ya vengo.
Corro por la casa y voy hasta el garaje, y gracias a Dios que tengo fuerza en
los brazos, como Nate menciono el último fin de semana, porque este
regalo es pesado.
—Ya lo conseguí.
—Jesús, Julianne, te vas a hacer daño. Dame eso. —Nate lucha para
arrancar la gran madera de mis manos, y noto las sonrisas delicadas en los
rostros de mi familia, mientras caminamos alrededor de la mesa, hasta
Natalie y Luke.
—Ok, gírala.
Natalie suspira, y su mano vuela a su boca, mientras ella lee las palabras
que pinté sobre la áspera madera. Sé que ella tiene una cosa con puertas
viejas de graneros, las cotas, así que decidí darle exactamente eso. Conseguí
una puerta antigua, la limé y pinté las palabras en gris oscuro y rosa, los
colores que Natalie eligió para el cuarto de su hija.
—Lee —murmuro.
—Sí, puedo ser realmente una experta cuando lo necesito. —Miro a Natalie
y sonrío.
—¿Te gusta?
Ella comienza a llorar de nuevo, y espero que sea una buena señal.
—Gracias.
¡Mierda! Estaba con miedo de esto. De todos mis hermanos, Caleb siempre
fue el más protector. Él es un SEAL de la Marina, puede matar a alguien y
hacer parecer que fue por causas naturales, y creo que si se busca en el
diccionario “testosterona” se encontrara una foto de su bonito rostro, en vez
de la definición. Él es de la misma altura que Nate, y tiene
aproximadamente el mismo cuerpo.
Él da miedo.
Y me ama.
—Con placer.
—¡PAREN! — grito y los dos hombres paran y se vuelven hacia mí—. Esto
no es de tu incumbencia, Caleb. Deja de actuar como un imbécil. —Él
arruga la frente y comienza a gritarme, pero yo camino rápidamente hasta
él, y le beso le rostro, susurrando en su oído—: Para. Yo lo amo. Es un buen
hombre. Si él me hace daño, lo puedes matar.
—Está bien. —Él mira hacia Nate, enseguida, hacia nuestros hermanos, que
parecen enviarle algún tipo de extraño mensaje subliminal, que nunca
conseguí entender, y después extiende la mano para Nate—. Caleb.
—Un placer.
Caleb ríe.
—Oh. —Natalie me mira y luego lo mira. Sé que ella se preocupa con todos
nosotros. Después de perder a sus padres de forma tan inesperada, hace
algunos años, ella siempre se preocupa—. Por favor, ten cuidado.
—Joder, no voy a ser capaz de ser localizado en por lo menos tres meses,
entonces me tienen que contar.
—¡Esa boca! —grita grita, y Caleb rueda los ojos para ella.
Él va a conseguir descubrirlo.
—Es una sorpresa. —Caleb hace una mueca para Nat, y todos reímos.
*****
Tiemblo por dentro. Está claro que esa pregunta iba a surgir.
Natalie y yo compartimos una mirada, antes que me gire hacia Nate, que
sonríe a mi papá.
—Sí — responde Nate sin dudar, sus ojos no dejan los de mi papá.
La sala está toda calma ahora, y todo el mundo está escuchando el cambio
de palabras entre Nate y mi papá. Todos sabemos que esta es la inquisición
oficial.
Nate une sus dedos con los míos y los aprieta suavemente,
tranquilizándome.
Wow.
—Joder —murmura Matt, y miro alrededor de la sala para ver a las chicas
sonriendo y a los chicos mirando a Nate con respeto y siento una gran
sonrisa formándose en mis labios. Mi papá continúa mirando a Nate,
estudiando su rostro, y, finalmente, balancea la cabeza y toma su cerveza.
—Bien, entonces.
—¿Hum?
—Pero no entregamos los regalos, niña, y eso es algo que se hace cuando
alguien cumple años — dice Will, mientras entra en la sala, cargado de
regalos.
Puta mierda.
—Esta es la fiesta de Nat y Luke —respondo con firmeza, y balanceo la
cabeza.
—Claro.
—Ábrelos, niña.
Hago una mueca y miro los regalos, miro a mi familia de nuevo, para
encontrar a todos mirándome. Finamente Nate ríe y me entrega una bolsa.
—Ábrelos, bebé.
—Un día entero en el spa, para ti y Natalie, después de que el bebé nazca
—dice Luke con una sonrisa.
—Julianne, todos te están dando regalos hoy. ¿Creías que vendría de manos
vacías?
—Pero…
Miro a sus ojos por un momento, entonces miro el lindo regalo dorado.
Dentro, hay una caja roja de Cartier.
—Nate…
—Gracias—susurro.
*****
Todos los invitados salieron, solo quedaban tres autos para ayudar a llevar
los regalos de Olivia hasta la casa de Natalie y Luke, que se acaban de ir.
Dios la bendiga.
—Bueno, lo siento mucho por Caleb. —Oh, Dios, adoro cuando me besa el
cuello así.
—No. —Paso mis manos por su pecho y regreso hasta sus hombros,
amando como se sienten sus músculos en mis manos—. Estaba nerviosa.
Estoy feliz que conocieras a mi familia.
—¿En serio? —Él sonríe alegremente y se inclina para atrás, para mirarme
—. Creo que me gusta cómo suena eso.
Los ojos de Nate están en llamas, con los brazos cruzados sobre el pecho, él
está tocándose el labio inferior con el pulgar y el índice, mientras me
observa desvestirme. Desabotono mi camisa, pero la dejo abierta en frente,
mostrando mi sujetador y las altísimas sandalias.
Camino hasta él y deja sus brazos caer para los lados, no me toca, y está
bien.
Le jalo la camisa fuera de los pantalones y abro los botones, dejándola caer
por sus hombros hasta el suelo. Sigo con mis dedos el tatuaje en su brazo
derecho hasta el hombro, me inclino para besar la tinta oscura en su pecho,
sonriendo cuando él inhala rápidamente, cerrando los dientes.
Puta mierda.
Doy un paso atrás y hago una fiesta interna, mirando aquel bonito cuerpo.
Su cabello esta suelto, sus ojos grises de acero en los míos. Su respiración
acelerada, y sus manos están en puños de cada lado de su cuerpo, y puedo
ver que está tomando todo su auto control para no atacarme.
Una sonrisa suave toca sus labios, mientras camina hasta mí. Para
frente a mí y sostiene mi mejilla en la palma de su mano, llevando mis ojos
hasta los suyos, y después acaricia mi labio inferior con el pulgar.
—¿Cómo quieres que me acueste? —pregunta, su voz ronca por la lujuria.
—¿Te gusta?
—Hmmm.
—¡Oh, Dios! —Me jala contra él, sus labios encuentran mis pezones,
mientras me sostiene con sus brazos alrededor de mi cintura, empujando
fuerte dentro de mí, cada vez más.
—¡Joder, si! —grita y golpea una vez más dentro de mí, corriéndose
furiosamente.
*****
—¡Ay!
—¿Tal vez?
—Probablemente no.
Cocinar con Nate durante el fin de semana fue muy divertido. Normalmente
nos distraíamos y nos olvidábamos de la comida en el fuego, una noche
dejamos quemar una carne de cerdo, después de distraernos en la ducha,
pero es emocionante ser creativa con él en la cocina. Hasta esta noche,
siempre cocinamos juntos, pero hoy quiero cocinar para él.
Y lo hago.
Britney Spears. Lady Gaga. Comienzo con Carly Rae. Carly comienza a
cantar “Call me Maybe” por los altavoces escondidos por toda la sala, y
comienzo a mover mi trasero, mientras separo lo que voy a necesitar para la
cena.
Hmm… ¿Me pregunto si Nate haría lo mismo con sus jeans rasgados?
Puedo imaginar la escena.
Me sirvo una copa de vino blanco, tomo un trago y hago un nudo con mi
cabello. Todavía estoy usando calzas grises y un top negro desde nuestra ida
al gimnasio hoy. Dios, adoro ver a Nate trabajar. A los treinta años, su
cuerpo es increíble. Qué infierno, su cuerpo debía ser increíble desde los
veinte años.
Sonrío mientras corto las batatas para asar, dejándolas en agua fría, hasta
que el horno está caliente. El pollo que voy asar con limón y albahaca
también está esperando por el horno. Cuando suena la alarma, confirmo que
está lo suficientemente caliente y los coloco a cocinar. Voy a completar la
comida con espárragos asados con ajo.
—No, jodas, ellos nunca van a aceptar esa oferta —dice, pero sus ojos se
suavizan cuando me ve en la puerta.
—La cena demorará un poco en estar lista. Voy a tomar un baño —susurro.
Mmm… Es una pena que Nate tenga tanto trabajo hoy. Podría hacer un
buen uso de su presencia aquí. Él es muy creativo en el baño.
—¿Quieres mi ayuda?
—Vamos, bebé, córrete para mí —susurra contra mis labios, y sus palabras
son mi perdición.
Me sostiene contra la pared por un largo minuto, los dos faltos de aire,
mirándonos el uno al otro. Paso mis dedos por su cabello y él coloca sus
labios suavemente sobre los míos, besándome dulcemente.
—Hey, yo amo esa canción. —Le pego en el trasero, mientras paso al lado
de él para buscar la ropa en mi maleta.
—Tu gusto musical es una mierda, bebé. —Él se pone una camiseta negra
por encima de la cabeza, y después unos jeans desgarrados. Sin ropa
interior.
—El rock es alegre. —Él coloca las manos en su cadera, mientras saco de
mi maleta un jean y una blusa azul…
—Esto también —encojo los hombros y paso por él hasta el baño, para
secar mi cabello y amarrarlo en una cola de caballo.
—¿Necesitas ayuda? —Me siento culpable. Estoy segura que hay alguna
cosa que pueda hacer para ayudarlo. Él es mi jefe, por el amor de Dios.
—¿Qué es extraño?
—Nosotros, trabajando juntos, prácticamente viviendo juntos. —Mierda.
Ahora va a pensar que quiero vivir con él—. Quiero decir, nosotros
realmente no vivimos juntos, pero estamos juntos todo el tiempo.
—El trabajo no es extraño para mí. Solo nos encontramos algunas veces
durante el día. —Se aleja de la puerta y camina en mi dirección, colocando
las manos sobre mi cadera, sus ojos en el mismo nivel que los míos—.
Quiero quedarme contigo, tanto como es posible, fuera del trabajo. ¿Eso es
extraño para ti?
—No sé. —Encojo los hombros y miro su pecho, pero él captura mi barbilla
con los dedos y me hace encontrar su mirada.
—Sé que tienes que confiar en mí, Julianne. Tengo que confiar en ti
también. Esto funciona para los dos lados, lo sabes.
Acaricio su rostro con la punta de los dedos y él cierra los ojos por un
instante, entonces me mira nuevamente con aquellos bellos ojos grises.
*****
—Tengo que ir a Nueva York. Parker cree que necesito presentar este
negocio personalmente. —Se junta conmigo en la mesa, sus manos cerradas
en puños.
—No quiero hacer ese viaje. —Lo miro, y está arrugando la frente para su
plato.
—Hey —llevo mi mano hasta la suya, y aprieto sus dedos—. Eso es parte
del trabajo. No podrías tener una novia que entienda mejor eso, Nate. Sé
que es parte de nuestro trabajo.
Descubrí que el trabajo es más fácil sin Nate por aquí. Estoy apenas en la
mitad del día de trabajo y ya estoy más cómoda. No tengo que preocuparme
con que alguien se dé cuenta de la diferencia entre nosotros, una mirada o
una sonrisa. Le agradezco a Dios que nadie puede leer mi mente, porque si
no estaría siendo acompañada hasta la calle, con todas mis cosas en una
caja, en un abrir y cerrar de ojos.
Nate me envió una lista de cosas para hacer y devolverle de regreso por
email y fax para su presentación en Nueva York mañana. Va a estar en las
oficinas de Nueva York preparándose para la reunión durante todo el día.
Dormir sola en las próximas noches va a ser terrible. Tuve suerte con Nate,
no ronca o se agarra toda la cama, es tan lindo dormir abrazada.
*Llegue bien, bebé. Quería que estuvieras aquí. Vamos a hacer un viaje
pronto. Te lo prometo.
Su respuesta es un simple:
*Besos.
—Hola, Jules.
—Bien, quería pedirte ayuda con una cuenta hoy. Estoy tratando de
terminar mi trabajo temprano, porque no quiero trabajar hasta tarde. Tengo
una cita, y pensé, que nosotras, como chicas, tenemos que estar unidas. —
Sonríe dulcemente, mas sus ojos son afilados.
No confío en esta mujer, pero estoy curiosa por saber cuál es su juego. Ella
me odia. Entonces decido entrar en su juego.
—¿Tienes una cita? Qué bueno. ¿Alguien que yo conozca? —Coloco una
sonrisa en mi rostro, una que utilizo cuando las personas me conocen de la
revista: audaz y completamente falso.
No me decepciona.
¿Sera que le mandó el mensaje a ella porque sabe que tengo que estar aquí,
en el caso de que Natalie entre en trabajo de parto?
¿Y qué diablos está pasando con Carly para querer que yo sepa que está
saliendo con Nate? No hay ninguna manera que ella pueda saber que nos
hemos estado viendo todos los días, desde hace una semana y media. Ella
conoce la política de no confraternización de aquí, eso es repetido
arduamente en la orientación. ¿Porque me lo contaría, a la única persona
que odia aquí adentro, que está saliendo con un compañero de trabajo,
cuando sabe que podría hacer que la despidan con esa información?
—Hola, Luke.
¡OH.DIOS.MIO!
—¡Fue eso lo que dije, Jules! ¡Su bolsa se rompió! —Él está frenético.
Pobre, pobre Luke. Tomo mi cartera de la mesa y cierro la gaveta, recojo mi
chaqueta y recorro el camino fuera de la oficina. Voy a llamar a la Sra.
Glover desde el auto.
—Está bien. Ok. ¿Estás bien, querida? —puedo escuchar la respuesta calma
de Natalie en el fondo.
—Luke —hablo con la voz más suave que consigo—. Ella está bien. Y yo
voy a encontrarlos en el hospital.
Respira profundo, y su voz es normal cuando responde: —
*****
—Solo respira. —Estoy del lado de Natalie, que está sosteniendo mi mano
con una fuerza que no sabía que tenía. ¿Jesús, ella trabaja en la construcción
o algo así?
Ella tiembla, mientras respira con dolor. Las contracciones están llegando
más y más rápido, finalmente. Estamos aquí hace unas siete horas, y su
trabajo de parto se detuvo después de dos horas.
—Estas yendo muy bien —digo de la manera más tranquila que consigo.
Me estoy muriendo de miedo.
—Esta mierda duele, Jules. No hagas esto contigo. En serio.
—Va a valer la pena cuando Olivia este aquí. —Peino su cabello oscuro,
limpiando su frente con un paño húmedo frio. Su bello rostro se transforma
con una gran sonrisa, al mencionar el nombre de su hija.
—Vamos a resistir, hasta que ella llegue. —Las dos volteamos la cabeza en
dirección al monitor que está controlando las contracciones de Nat. La línea
comienza a subir nuevamente y Natalie aprieta mi mano de nuevo y
comienza a respirar.
—Vas a hiperventilar.
—Ok.
—Generalmente antes preciso que alguien me pague la cena para que pueda
hacer eso conmigo —comento, tratando de mantener a Natalie relajada.
—¿Cierto?
—Bien, estas cerca de siete centímetros de dilatación, si continuas en ese
ritmo, no debe tardar mucho. Creo que estas pronta para la epidural. —
Ashlynn sonríe y da una golpecito en la pierna de Nat—. Voy a informarle a
la doctora, y llamar a un anestesiólogo.
—Querida, debes saber qué es lo mejor para ti. Esas contracciones son muy
fuertes, y mi mano no va a sobrevivir si vienen más de ellas. ¿Qué piensa
Luke sobre esto?
—Suena como un plan para mí. —Limpio mi frente con una toalla
nuevamente, cuando un hombre con un delantal blanco entra por la puerta.
—Escuché decir que esta pronta para algunos medicamentos, Sra. Williams.
—Es un hombre viejo, con ojos bondadosos. Y aguja en mano.
—No hay problema. —Encojo mis hombros como si no fuese gran cosa, y
tomo una respiración profunda.
—Gracias.
*¿Estás bien?
*Estoy preocupado. Jenny dice que saliste corriendo del escritorio esta
mañana por causa de una emergencia familia, y no hablo más contigo.
No consigo hablar contigo por el celular o el teléfono de casa. Por favor,
serias tan amable de llamarme para saber que estas bien. No puedo hacer
las maletas e ir para casa esta noche para ver si está todo bien contigo.
Llámame.
—¿Qué está mal? ¿Estás lastimada? —su voz de repente está en pánico y
me siento una mierda.
—Sí, ella está yendo bien. Luke también, sorprendentemente. Ella no debe
demorar mucho más.
—Ya me disculpé.
—Cuando estoy solo y dependo de ti, necesito que seas capaz de hacer tu
trabajo en la oficina, Julianne.
—No estás solo. Pídele a Carly corregir el maldito documento, Nate. Ella
debe recibir su salario, mientras este contigo.
—¿Por qué haría eso? —Su voz esta aumentado y tomo una respiración
profunda.
—Obviamente.
—Si esa es la manera en que lo quieres, está bien, pero sé porque dijiste
todo esto, bebé, estas protegida por el teléfono, y yo estoy a cinco mil
malditos kilómetros de distancia y no puedo estar contigo ahora.
—Envíame un mensaje más tarde, para avisarme como están las cosas por
allí. Hablamos mañana en la noche.
—Ella está a punto de tener al bebé —dice Luke, sus ojos desesperados con
preocupación y miedo.
Bien, ella está usando un sujetador negro, entonces apenas la mitad inferior
esta desnuda.
Doy zoom en sus pies y en sus pequeños dedos y tomo más fotos, antes de
que envuelvan a Olivia en el cobertor del hospital.
Luke está a mi lado mirando a su hija de cabellos oscuros, con amor en sus
ojos, cuando el bebé nació y fue colocada en la barriga de Natalie, él y
Natalie estaban llorando mucho, y honestamente yo también.
Luke atraviesa la sala y coloca el bebé en los brazos de Nat y besa sus
labios. Él acaricia la mejilla del bebé con el dedo y mira amorosamente los
ojos de Nat.
—Gracias, cariño.
—Sí, me voy a quedar con nuestras chicas hasta que vuelvas, entonces me
voy para darte un tiempo a solas con ellas.
—Es para eso que yo estoy aquí. —Coloco un mechón de cabello detrás de
la oreja de Nat y sonrió para el bebé.
—Ella es tan bonita, Nat, quiero decir, no tan bonita como los papás
babosos creen, pero absolutamente linda.
—No.
—Probablemente.
—Todo bien —ya hablamos suficiente del tatuaje—. ¿Puedo abrazarle por
un minuto antes de irme?
Sonríe satisfecha.
—No seas boba, acabo de salir de un parto, puedo pedir lo que yo quiera.
******
Luke regresa con nuestros padres, mientras los hermanos aún están
esperando en la sala de espera para una vista rápida y yo decido que es un
buen momento para huir. Sé que mi mamá va a garantizar que todos se
queden el menor tiempo posible para que Luke y Nat consigan disfrutar
algún tiempo a solas con su hija y así Nat pueda descansar. Voy hasta la
pequeña sala vacía que encontré para Nat más temprano, y de repente me
inunda la emoción, no puedo parar las lágrimas que caen por mi rostro y
estoy llorando tanto que mis rodillas flaquean, me desplomo sobre una silla
y mantengo mis manos en el rostro, mis codos sobre mis rodillas y dejo
salir el flujo de lágrimas.
—¡Ey, que hay de malo frijol! —Suspiro y miro hacia arriba y veo a mi
hermano Matt en la puerta. Él me llamaba frijol cuando éramos niños.
No puedo hablar con él, ver su rostro calmado me hace llorar más y antes
que me diera cuenta, estaba arrodillado delante de mí, empujándome para
un gran abrazo, acariciando mi espalda.
No soy de llorar, pero parece que eso es todo lo que he hecho en los últimos
días. No sé qué hacer con todas esas nuevas emociones que me atraviesan.
Finalmente, las lágrimas paran y Matt me entrega una caja de servilletas
que estaban en una mesa.
—¿Qué fue eso? —me pregunta tan pronto como limpio mi nariz, él se
sienta en la silla a mi lado.
—Me quede muy preocupada con Natalie y el bebé durante todo el día,
estoy exhausta, tuve una pésima conversación con Nate por teléfono, amo
mucho al bebé y odio llorar.
—Ey, todo está bien, tener bebés es agotador, aun para quienes ayudan. Nat
y Olivia están bien, Nate va a superar eso y tú necesitas dormir.
—Sí, tienes razón. —Me repongo y miro hacia mi bello hermano. De todos
nosotros él es único con cabello oscuro, pero es tan alto como los demás y
así como ellos es muy fuerte. Es un policía de Seattle, y jode pero de una
forma calmada y controlada, él no es temperamental como Caleb ni tiene la
arrogancia de Will. Es tranquilo, pero te jode si es necesario.
—Estoy bien ahora, gracias, voy a casa a dormir y a intentar mejorar este
humor extraño.
*****
¿Debo llamar a Nate y pedir disculpas por haber sido una imbécil, o envío
un mensaje y hablo con él mañana?
*Ok.
¿Ok? ¿Solo eso? Arrugo la frente. Este no es el Nate que conozco y del que
me enamore, pero pensando directamente la forma como lo traté, no lo
culpo. Al final de cuentas él solo estaba preocupado por mí. Decido
llamarlo para pedirle disculpas, él responde en el segundo repique.
—Hola —murmuro.
—Hola.
—¿Me extrañas?
—Sí.
Silencio.
—No sé. —Siento las lágrimas amenazando con caer de nuevo. Intento
mantenerlas lejos de mi voz—. Solo quiero que no estés molesto conmigo.
—No quería herirte, Nate. Hoy fue difícil y no sabía cómo lidiar con eso.
—¿Por qué?
—Porque eres muy buena intentando esconder lo que estas sintiendo, atrás
de una postura agresiva, pero tus ojos no mienten.
Puta Mierda.
—No estoy mintiéndote, Nate. Te extraño y siento mucho haber sido una
puta hoy.
—No
—Si tienes.
¿Ah?
—¿Tengo?
—Oh.
—Buenas noches.
Este día está siendo un infierno, llegue atrasada al trabajo porque no pude
dormir y me desperté asustada con la alarma. La Sra. Glover no estaba feliz
al verme en la mañana, pero cuando le explique lo que sucedió y le mostré
las fotos del bebé en mi celular, se calmó un poco y dijo que entendía.
Gracias a Dios.
Así que llegue a mi escritorio esta mañana, abrí el documento que le pedí a
Jenny enviase a Nate por e-mail ayer, y quede sorprendida al ver que tenía
razón. Estaba mal hecho y lleno de errores. No fue la versión que yo
terminé para enviar, así que anexo el e-mail con la versión correcta y se lo
envío.
No sé qué diablos sucedió, pero espero que el trabajo extra que hice esta
mañana ayude a arreglar el problemón.
Me siento mal por haberle hecho creer a Nate que nuestra relación no es
importante para mí. Está claro que lo es, pero hay momentos en que él es
tan...mandón. Yo sé que él es un hombre fuerte, inteligente y que quiere
protegerme y cuidar de mí, pero yo siempre fui tan ferozmente
independiente, que a veces olvido que ya no es más “yo” sino “nosotros”
Asunto: Saliendo
Nate.
Es aun tan frio conmigo, aunque yo sé que en un mail del trabajo él no tiene
otra opción, pero pudo haberme enviado un mensaje por el móvil con algo
más personal y el hecho de que no haya hecho eso, me deja muy nerviosa.
Nate,
Julianne.
Pero él no va a escapar de esa tan fácil, agarro mi celular y le envió un
mensaje.
*Por favor, vente con cuidado, estoy emocionada por verte esta noche.
Mierda.
******
Llego a la casa de Nate más tarde de lo que realmente pretendía. Tuve que
parar en el hospital para ver a Natalie, a Luke y a Olivia, y no pude ir con
las manos vacías, entonces paré a comprar un regalo en el camino. Terminé
llegando allá con una jirafa enorme y súper suave y un body con un
pequeño corazón rosado en el pecho que decía: “Nací, Buen trabajo mami.”
No tengo idea si Nate ya llegó a casa porque no oí ni pio de él. Creo que eso
lo voy a saber solo cuando llegue allá.
En base con las cosas que acontecieron en las últimas veinticuatro horas,
estoy inclinada a creer que las cosas pueden realmente haberse acabado
entre nosotros, este pensamiento me duele como nunca antes dolió.
¿Será que debo cocinar para él? Me pregunto si comió, estoy de pie en el
medio de la cocina pensando lo que debo hacer cuando la puerta se abre y él
camina hacia dentro empujando su pequeña maleta negra atrás de él. Él está
usando un traje oscuro y corbata, su cabello esta peinado para atrás.
Tal vez debería sacarlo de esta situación desagradable yendo ahora mismo.
Sé que él está molesto y no estaba esperando la escena de un filme, donde
corremos en dirección al otro en cámara lenta y nos besamos
desesperadamente. Nos vimos ayer en la mañana por el amor de Dios, pero
yo estaba esperando algo un poco más ardiente que esto.
Mis tacones hacen eco sobre la madera, mientras voy al sofá y tomo mi
cartera y chaqueta y después camino hasta la puerta del frente, mi mano
está sobre el picaporte cuando oigo su dura voz haciendo eco por toda la
sala.
—Si pasas por esa puerta, que Dios me ayude, Julianne, voy amarrarte en
mi cama.
Bajo la cabeza y suspiro. Estoy tan confusa. ¿Él quiere que me quede?
Me volteo y lo encaro. Él cambio su ropa y ahora está con una camiseta gris
suave, jean negro y su cabello esta suelto. Se quitó su ropa profesional y es
apenas un hombre delante de mí.
—A mi casa.
—¿Por qué?
—No pareces muy feliz de verme —estoy orgullosa de mantener mi voz
firme a pesar de las lágrimas que me queman mis ojos.
—Está bien, Nate. Entendí. Me voy. —Volteo hacia la puerta y antes de que
sepa lo que está pasando, Nate me voltea y aprieta mis hombros con sus
manos grandes y fuertes, teniéndome segura enfrente de él, su mirada feroz
fija en mí, está jadeando, muy, muy, enojado.
Él chasquea los dientes y cierra los ojos, enseguida me mira con tal
intensidad que mis rodillas tiemblan.
—No sé cómo lidiar con lo que siento por ti. Estaba hecho un nudo ayer
cuando no podía encontrarte. Nadie en la oficina sabía dónde estabas y no
me respondías, cuando finalmente me llamas, me dices que soy un ridículo
y que nuestra relación es una porquería.
—Pero eso fue lo que dijiste —me interrumpe y me aprieta más—. Nadie
nunca me hiere Julianne, nadie. No me importa una mierda lo que la gente
piense de mí. Eso es lo que me hace luchar y me llevó a donde estoy en la
vida. Y entonces entraste en mi vida y me sorprendes. Estoy tan
jodidamente atado a ti que no consigo ver lo que es, y aun así vienes a
decirme que soy un hombre de las cavernas por querer protegerte y que
nuestra relación es una porquería.
—No sé cómo lidiar con esto tampoco, Nate. —Tomo su rostro en mis
manos—. Estaba tan segura que estabas terminando conmigo, que la mierda
que hice fue tan terrible que no tendría un chance ni siquiera de intentar
arreglarlo. No quise decir que nuestra relación era una porquería, realmente
no. —Insisto en ello y miro sus ojos impasibles, él me está observando,
escuchando, así que continúo —. Todo pasó tan rápido ayer. Estaba
completamente atrapada y nunca estoy así. Tú viajaste, Carly entro en mi
sala para presumir que estaba teniendo relaciones sexuales contigo y te iba
a encontrar en Nueva York. —Nate, palidece pero yo sigo hablando antes
de que me interrumpa—. Y entonces me llama Luke enloquecido porque
Nat rompió fuentes, entonces salí y fui para el hospital olvidando todo lo
demás. —Respiro profundo y limpio con mis dedos las lágrimas que
continúan cayendo por mi rostro—. Cuando Natalie accedió a tomar los
remedios, fui a revisar mi teléfono y vi que estabas tratando de hablar
conmigo y tenía tantas cosas en mi cabeza que dije algo equivocado y me
disculpo nuevamente.
—Jules, estoy seguro de que también podría tratar mejor con las cosas, así
que... —Él traga y me mira, escogiendo cuidadosamente sus palabras—.
Odio el hecho de tener esta necesidad primordial de protegerte. Nunca antes
sentí esto con nadie, y tú no me necesitas. Estoy orgulloso de que seas esta
mujer independiente, segura e inteligente, pero tú no me necesitas, y yo
quiero cuidar de ti, más de lo que te puedes imaginar.
Él libera mis hombros y pasa sus manos por mis brazos uniendo su mano
con la mía. Está equivocado, yo lo necesito.
Respiro profundo y me preparo para las palabras que estoy a punto de decir.
Aprieto sus dedos con los míos. Me doy cuenta que todavía estoy de pie en
la puerta, no quiero romper ese momento sugiriendo ir a sentarnos, entonces
miro en sus ojos otra vez y limpio mi alma.
Sus ojos se abren con sorpresa y mi estómago se calma porque sé que esta
es la más pura verdad.
—Te necesito. Odio estar lejos de ti. Quería volver a casa ayer por la noche
y decirte todo sobre el bebé y lo que paso. Necesito tu fuerza, sí, soy fuerte,
pero hay momentos en que necesito que alguien me abrace, y no lo sabía
hasta que te encontré, hasta que hiciste que fuera sincera, lo que significa
que encontré a mi compañero.
—Julianne —su voz suena ronca por la emoción, inclina su frente contra la
mía, envolviendo sus brazos alrededor de mí y me abraza con fuerza—. Di
eso de nuevo.
—Te necesito.
—Te amo.
Toma mi sencillo vestido negro, dejando que se deslice por mis brazos y
caiga al suelo, mi sujetador y bragas siguen el mismo camino, él se retira
disfrutando de la vista.
Oh, solo de que hable así, tengo mis bragas todas mojadas, solo quiero
lamerlo entero.
Me besa suavemente, pasando sus labios por los míos, haciendo que me
derrita. Levanto mis piernas y las envuelvo alrededor de sus caderas.
Cuando hago eso, siento su piercing rozar mi clítoris y suspiro.
—Dios, sí.
—Si no te gusta, me lo quito. —Mis ojos se ensanchan y agarro su rostro en
mis manos.
—Me haces muy feliz. Mantén el piercing, me gusta —sonrío e inclino mis
caderas frotándome contra él mientras gimo nuevamente—. Me gusta
mucho.
Nate ríe y comienza a balancear sus caderas un poco más rápido, frotando
la pequeña esfera de metal contra mi clítoris en cada embestida.
—Sí, cariño, déjate ir. —Él golpea mi clítoris dos veces más, dando leves
mordidas a mi labio inferior. Deja caer su mano entre nosotros, guiándose
dentro de mí, estirando poco a poco mis músculos todavía sensibles,
apretando su polla.
—No, esto va hacer lento y constate, cariño. —Su boca encuentra la mía, y
una vez más su lengua me provoca lentamente, haciendo el amor conmigo
con su polla, con su lengua en mi boca, amándome entera, oh, tan
lentamente.
—Solo viene una vez por semana mientras estoy en el trabajo. No necesito
de alguien todos los días. —Pongo mi pie en su regazo y él comienza a
masajear.
Oh, lo amo.
—Entonces, cuéntame sobre ayer.
—El bebé es increíble. Fue un trabajo bastante rápido, para ser el primer
bebé, y Nat estuvo maravillosa. Luke casi se desmayó cuando apareció la
cabeza de Olivia, pero se las arregló para mantener el ritmo.
—Natalie estuvo increíble. Fue tan fuerte. Nunca vi a alguien tan tranquila
con el primer parto. Pero voy a duplicar mis pastillas a partir de ahora. No
me importa si me convierto en una mutante por el exceso de hormonas.
—Querida, eres tan fuerte, el parto sería muy tranquilo para ti.
—No lo sé. —Hago una mueca y miro hacia abajo, a su mano fuerte en mi
pie—. Nunca pensé sobre eso.
—Está bien.
Él lleva su mano hacia arriba y hacia abajo en mi pierna desnuda, sus ojos
acompañan el movimiento de sus manos.
—No tenía idea, pero lo vi con mis propios ojos. Está exactamente aquí. —
Apunto hacia abajo, a mis pelos recién depilados, cubiertos por mi braga.
—No sé si necesitaba saber eso. Si Luke supiera algo así sobre ti, le
patearía su trasero.
—Le tengo que contar eso a alguien, y eres el único al que le puedo decir.
—Río y entrelazo mis dedos en los de él.
—Eran unas palabras en una lengua extranjera. Todos sus tatuajes son así.
No va a decirme lo que significa. —Me encojo de hombros.
—No fue nada, de verdad. Sé que está llena de mierda. —Tiro mis pies de
su regazo, pero él agarra mi pierna y me mantiene en el lugar.
Suspiro.
—Ya me dijo eso dos veces, que está enamorada de ti. Una vez fue ese día
en que tu ex estaba en tu oficina, y ayer nuevamente. Sé que es mentira,
encogí mis hombros la primera vez, pero ayer fue como si hubiera salido de
su camino, solo para contarme sobre ustedes dos, y hasta me pidió trabajar
en sus cuentas, para que pudiera salir temprano, porque tenía una reunión
pautada contigo.
—Adelante.
—¿Qué quieres decir con que ha sido una bruja? —pregunta Nate, su voz
engañosamente calmada.
Sonrío tristemente.
—Cariño, claro que es así en público. Es cuando estamos solas que sus
garras escapan.
Sus ojos están abiertos de par en par y sujeta mi barbilla con la palma de su
mano.
—No veo el por qué. —Beso su mano y recuesto mi rostro contra ella—.
No sabe sobre nosotros, obviamente, y hace el mismo trabajo que el mío.
—Julianne, si ella dice algo así de nuevo, tienes que decirme. Si esparce ese
rumor por la empresa, eso significaría una investigación encima de mí, y
aun sabiendo que ellos no irían a encontrar cualquier falta de mi parte, es un
drama innecesario.
—Quiero patear ese trasero flaco.
—Ahora, eso es algo que me gustaría ver. —Nate suelta una carcajada y
palmeo su hombro.
—Eres un pervertido.
—No dije eso. Dije que quería verte patear su trasero. ¿Si quieres hacer eso
desnuda, quién soy yo para reclamar?
Él agarra y tira mis pezones con sus labios y sus dedos, y me estoy
meneando debajo de él. Paso mis dedos por su cabello y lo sujeto firme,
cuando se mueve más al sur, mordiendo levemente mi ombligo, y abre mis
piernas más lejos con sus hombros. Rasga mi braga y la tira en el suelo.
—Oh, Dios, Nate. —Todavía estoy sujetando su cabello con mis dedos. Él
mueve su boca hasta mi clítoris y frota levemente su lengua contra él,
mientras mete dos dedos dentro de mí, empujando suavemente.
Lo siento reír contra mí, y estoy completamente perdida con las sensaciones
entre mis piernas. Una fina capa de sudor cubre mi piel y convulsiono
cuando el orgasmo me alcanza, dejándome destruida.
—Cabálgame, bebé.
Me muevo hacia arriba y hacia abajo, mis caderas acompañando sus
movimientos. Me froto contra él, cuando estoy abrumada con mi clímax
intenso, y grita, convulsionando, cuando encuentra su propia liberación.
—Lo siento, estaba preso en el momento. Sé que soy fuerte. Podía haberte
lastimado.
—¿Sí?
—¿De verdad?
—Sí, por favor. —Muerdo mis labios y le sonrío, amando la manera como
él está corriendo sus manos hacia arriba y hacia abajo en mi espalda.
—Sí. —Me encojo de hombros como si no fuera gran cosa, pero no puedo
mantener la enorme sonrisa en mi rostro, cuando miro hacia los pequeños
zapatos rojos con estampado de leopardo.
—Sí, como por una semana. Jules, estos zapatos son muy caros para que los
use por poco tiempo.
—Solo no luches contra eso, hombre —le murmura Nate de vuelta y estoy
distraída, con estos dos hombres increíblemente sexy, moviéndose sin
esfuerzo por la cocina.
—Nunca. Las chicas tenemos que estar unidas, ¿no es así, Livie? Oh mía,
eres tan hermosa.
—Sí.
Camino con ella por la sala, vagando cerca de las ventanas, balanceándome
levemente hacia adelante y hacia tras, con esta dulce y amorosa bebé en mis
brazos.
—La cena está lista —murmura Nate detrás de mí. Por el tono de su voz, sé
que me escuchó, pero no dice nada, me sonríe y mira al bebé, su rostro
suavizándose un poco.
—Sí.
—Tenemos.
—Sí, te gusta.
Bien, me encantan.
—De ti.
—¿Por qué?
—No sé si vamos a poder esta vez —dice Luke incierto, y mira a Olivia
durmiendo profundamente en su lugar.
—Ah, ella va a estar bien. Vamos a llevarla con nosotros. Va a dormir toda
la película —digo y Natalie asiente.
—Quiero ver una película para chicas. —Hago pucheros—. Algo con Zac
Efron. ¿Lo has visto últimamente? —Miro a Nate y él me está mirando mal
—. ¿Cuál es el problema de preguntar? —Miro a Natalie—. ¿Lo has visto
últimamente?
—Él estaba hermoso en The Lucky One[8] —suspira y asiente. Vimos esa
película juntas en mi casa, el mes pasado.
Santa mierda.
Natalie estrecha los ojos hacia Nate, pero le niego con la cabeza,
silenciosamente diciéndole que realmente está todo bien.
—No me gusta ver a mi mejor amigo haciendo toda esa mierda romántica.
Es asqueroso. —Señalo alrededor de la sala con las manos—. No es solo la
película. Me gusta ver a Zac Efron, Channing Tatum, y una serie de otros
actores calientes en esas, como dices, mierdas románticas. Tengo una
vagina.
—Voy a ver lo que puedo hacer. —Luke sonríe y bebe su vino, y Natalie me
guiña. Olivia hace un ruido estridente y automáticamente me inclino para
llevar de vuelta su chupete en su pequeña boca.
—¿Qué pasa?
—Ningún bebé, ¿eh? —murmura ella y los tres me miran, los ojos de Nate
están oscuros.
*****
—Sí. Siempre me divierto con ellos. ¿Y tú? —Cuando las puertas del
ascensor se cierran, me toma en sus brazos, y sujeta mi rostro en sus manos,
llevando sus labios hasta los míos.
—Siempre me divierto también, pero estoy muy feliz de tenerte solo para
mí.
Santa mierda.
—Sé que estás sexy para follarte y no puedo tener lo suficiente de ti. Sé que
amo como eres de inteligente y sé que nunca voy a imaginarme lo que va a
salir de esa boca jodidamente deliciosa. —Cierra y tranca la puerta
delantera y deja mi maleta en el suelo, empujándome por la sala hasta el
cuarto.
Llega hasta mi trasero, y masajea mis nalgas, entonces, coloca una mano en
mi centro.
Nate envuelve sus brazos alrededor de mis hombros y me atrae con fuerza
contra él, nuestra carne desnuda presionada junta, y me besa suavemente.
Sus labios son suaves, solo tocando levemente los míos, y entonces
profundiza más el beso, provocando mi lengua con la suya. Envuelvo mis
brazos alrededor de su cintura y lo sujeto fuerte, disfrutando de su calor, y
excitada con su erección empujando duro contra mi estómago.
—Hmmm —asiento.
—Es fácil cargarte con solo una mano, eres tan pequeña —murmura.
Antes de que pueda hacer la pregunta, Nate amarra una de las extremidades
de la cinta alrededor de mi muñeca, lo suficiente apretado para que no
pueda tirar mi mano, pero lo suficiente flojo para que me pueda mover. Tira
la cinta por la madera de la cabecera de la cama y amarra mi otra muñeca
de la misma manera, garantizando que no pueda tirar mis manos hacia
abajo, pasándolas por encima de mi cabeza.
—Dios, eres tan hermosa —murmura y se sienta en los talones entre mis
piernas. Me siento completamente expuesta, y un poco vulnerable. Esto es
todo nuevo para mí, y no estoy segura sobre el hecho de no ser capaz de
mover mis manos, pero la mirada caliente en los ojos de Nate me mantiene
donde estoy.
—Pensé que era eso lo que estábamos haciendo —respondo con una
sonrisa.
Se inclina, una mano en cada lado de mi cuerpo, sin tocarme con su pecho,
tomando impulso para chupar mis pezones. Sus hombros y brazos se
flexionan con el movimiento, y miro fascinada su increíble cuerpo. Se
mantiene ahí, sin esfuerzo, besando y chupando mis senos, haciéndome
erguir fuera de la cama, intentando llegar más cerca de su pecho, pero él se
aleja y niega con la cabeza.
—Ahora no.
—No hasta que tenga me haya hartado de ti, así que quédate ahí.
Dios, me encanta cuando él tiene el control. No tenía idea que esto podría
ser tan sexy. Honestamente, no creo que nadie más pudiera hacerlo sexy.
Solo él.
—Necesito de ti.
—Me tienes, cariño. —Sus manos están masajeando mis muslos, sus labios
están haciendo cosas increíbles en el interior de mi pierna derecha, por
arriba de mi rodilla —¡Joder, es un punto sensible que no conocía!— y
hacia abajo en mi pie. Se sienta sobre los talones y dobla la rodilla de mi
pierna, jalando mi pie hasta sus labios. Besa la almohadilla de cada dedo del
pie, de mi arco y talón, y entonces comienza todo el proceso nuevamente,
empezando con el pie, en mi otra pierna, mordiendo y besando y
masajeando su camino de vuelta hasta el ápice de mis muslos, colocando
besos húmedos alrededor de mi centro, dejándome loca.
—No, cariño, todavía no terminé. —Me voltea cruzando la tela por encima
de mi cabeza, sujetando mis piernas, para sujetarme en el lugar. Estoy
completamente a su merced.
Sí, amo lo fuerte que es. Amo que me pueda mover para donde quiera. Es
muy excitante.
—Dios, eres tan bueno con las manos —mi voz es ronca y mi piel está
hormigueando debajo de sus manos profesionales.
Como hizo antes, pellizca y besa hacia abajo cada pierna, dándole especial
atención a la parte de atrás de mis rodillas, haciéndome gemir de placer.
Los empujes de Nate están llegando más y más rápido, y siento mi clímax
comenzar. Levanto las caderas, cerrando los puños y cada músculo de mi
cuerpo se flexiona, cuando lo escucho decir:
—Hmm… —respondo.
*****
—¿Me vas a decir para donde estamos yendo? —pregunto, mis manos en
las caderas.
—No.
Yum.
—¿Ves? Eso no fue tan difícil. —Toco su mejilla jugando, mientras paso
por él hasta el baño para juntar mis productos de higiene personal.
Nate toma su maleta, que es más pequeña y pesa mucho menos que la mía,
y después agarra la manija de mi maleta, llevando las dos con la mano,
mientras la otra mano toma la mía, mientras me lleva fuera del apartamento.
—Vamos.
Capítulo 21
Traducido por Sttefanye
—Tengo que ir un segundo allí y hablar con mi padre. ¿Me puedes esperar
aquí?
—Bueno.
—Sí, solo necesitaba verificar una cosa con mi padre por un minuto. —Me
sonríe, mientras arranca fuera del estacionamiento, y entra a la autopista.
—Bien, entonces, ¿me vas a decir para donde vamos? —Tomo su mano en
mi regazo y entrelazo nuestros dedos.
—A la playa.
—Me gusta tu padre. —Realmente me gusta. Rich ha sido nada además que
dulce conmigo, desde la primera vez que Nate me llevó hasta su gimnasio.
—Lo sé. —Eso me hace sonreír—. Pero me gusta que me llames Julianne.
—¿Te pones todo meloso por mí, As? —pregunto, tratando de aliviar el
humor.
—Eres mi hombre.
—Y solamente tuyo, bebé.
*****
—¡Esto es increíble! —Salgo del auto y estoy de frente hacia la bella casa
azul claro, de dos pisos, con muchas ventanas grandes y un balcón que
rodea toda la casa. Hay pinos altos alrededor, y puedo oír las olas
rompiendo en la playa del otro lado—. Estaba esperando una pequeña
cabaña en la playa. —Me vuelvo hacia Nate y sonrío mientras él toma
nuestros bolsos en la puerta del la maletero del Mercedes.
—Siéntete en tu casa.
Hay tres cuartos de buen tamaño, con un baño en cada cuarto, en el desván
hay una mesa de billar, la suite principal me encantó inmediatamente.
—Oh, esto es espectacular. —Voy directo hasta las puertas francesas que
van hacia el balcón cubierto y salgo, respirando el aire salado y mirando
hacia el agua. Hay una vista de 180 grados—. Esta es mi parte favorita.
—Esto fue lo que me hizo comprar la casa. Había un cristal para cerrar este
espacio, pero me gusta oír el agua y sentir la brisa.
—También te amo.
Nate me besa, moviendo los labios suavemente sobre los míos, y mordiendo
las esquinas de mi boca. Finalmente se aleja y besa mi nariz y mi frente.
—¿Qué dijiste cuando entraste aquí? —Su rostro es serio, y los brazos están
cruzados.
—Antes de eso.
—No dijiste nada malo. —Traga en seco, y envuelve sus brazos alrededor
de mí, atrayéndome contra él, mientras se recuesta en la pared.
—¿Qué pasa?
—Vive conmigo.
—¿Aquí? —Mi voz es estridente con el choque, y sé que mis ojos están
amplios.
Es demasiado pronto.
—Detén eso —mi voz es dura, sorprendiéndonos—. No dije que no, Nate.
Dije, vamos a hablar un poco más sobre esto. Quiero estar contigo.
Apreciemos esta hermosa casa y relajémonos, solo nosotros, con más nada
de qué preocuparnos, por las próximas treinta y seis horas.
—Está bien.
—Guau. —El balcón, que realmente circula toda la casa, es más ancho en la
parte trasera, llevando directamente hasta la arena de abajo. Hay un área
gourmet al aire libre, y muebles tapizados en el espacio cubierto. La
barandilla está hecha de troncos gruesos y bien rústicos, y hay una larga
escalera que lleva hasta la playa.
En la mitad del camino que baja hasta la playa, las escaleras dan acceso a
un gran mirador, con muebles más lujosos y una chimenea. Sería un gran
lugar para sentarse en la noche, con una copa de vino, asando algunos
malvaviscos y viendo la puesta de sol.
Se ríe de mí.
—Si quieres correr delante de mí, está bien —digo, rompiendo el silencio
—. Sé que tu piernas son más largas que las mías.
—Estoy bien.
—Cuidado.
—Gracias.
—Me encanta estar aquí. —Los ojos de Nate están fijos en las olas que
rompen delante de nosotros—. Parece que cuando estoy aquí, nada más
importa.
Nate está pasando los dedos por mi cabello. Estamos descansando en el sofá
de felpa verde en la sala de estar. Él encendió fuego en la chimenea de
piedra, y esta cálido y confortable. Después de nuestra carrera en la playa,
tomé un baño mientras él preparaba el almuerzo, luego se reunió conmigo.
—Te gusta cuando duermo contigo —Hmm…él todavía está jugando con
mi cabello, y el fuego deja la sala calentita—. No recuerdo la última vez
que estuve tan relajada. Tenemos que venir aquí muchas veces.
—Podemos venir aquí cuantas veces quieras, bebé.
Abro los ojos y miro a su rostro. ¿Cómo es que tengo tanta suerte?
Saco el elástico fuera de su cabello y paso mis dedos por las hebras gruesas,
pero suaves.
—Nunca lo cortes.
—Está bien —Sus brazos están alrededor de mí, y sus ojos están viajando
por mi rostro, observándome pacientemente, mientras toco su cabello, su
rostro, sus hombros.
—Ya era hora, As. —Rápidamente muevo mis piernas, y me siento sobre él,
mi ingle contra su centro—. Esta mañana, parece que fueran días.
Nata ríe para mí, mientras sostiene mi trasero con sus manos y me tira más
cerca.
—Siempre tengo buenas ideas, ¿no? —pregunto con una sonrisa petulante y
él sonríe alegremente hacia mí, sus ojos grises brillando de felicidad.
—Oh, bebé, las tienes. —Pasa los dientes a lo largo de mi barbilla, con las
manos en mi cabello, sosteniéndome y me devora con un beso que me deja
tonta. Mis manos se deslizan por abajo a la cintura de sus pantalones y sus
bóxer, y tomo su pene, apretándolo suavemente en mis manos.
—Sí, linda.
Él se aleja para atrás para mirarme, sus ojos ardientes, combinándose con
los míos, y agarro sus pantalones. Mis dedos están agitados, y necesito de
algún tanteo, hasta que finalmente conseguir bajar su cremallera, y empujar
sus pantalones y bóxer lo suficiente, para sostener su pene, ya duro, y pasar
mi pulgar sobre la punta, y atrás sobre su longitud.
Suelto una carcajada y sostengo mi cuerpo con mis manos para mirarlo a su
rostro.
—No por eso, tonto. Gracias por este fin de semana. Necesitábamos de un
momento así.
—Sí, lo necesitábamos.
*****
—¿Hola?
—Sí.
—No hay problema, ¿Qué pasa? —Frunzo el ceño y camino por la sala,
mientras hablo. ¿Qué podrían querer ellos?
¡Mierda!
—Está bien, me encantaría que enviaras por email algunas para mí.
—Fuimos autorizados a ofrecer eso para las chicas veteranas, para esta
edición especial.
—No lo sé, Marie. Esa parte de mi vida pasó hace mucho tiempo, no estoy
segura si el corazón de mi padre sobrevivirá conmigo posando desnuda de
nuevo —digo, con una risa, y oigo la risa de Marie, al otro lado.
Mierda.
Me giro con la voz enojada de Nate y lo veo de pie al lado del sofá,
inclinando sus caderas contra él, con los brazos cruzados sobre el pecho.
—¿Lo oíste?
—Pero tampoco dijiste que no. —Su mirada es glacial, su quijada cerrada, y
está muy enojado.
—Ella me ofreció 50 mil. Eso es el doble de lo que pagan por las páginas
centrales. Esto no es por el dinero. No necesito de eso. ¡Pero es un estimulo
para mi ego, saber que ellos todavía me quieren!
—Julianne…
—Para. —Levanto mi mano y aprieto mi cabeza—. No soy tu hija, ni soy tu
mujer. Esta es una decisión mía, Nate.
—Nate…
—No puedo soportar la idea de eso, Julianne. Ningún otro hombre nunca va
a verte desnuda nuevamente, ¿me entiendes? —su voz es salvaje, sus ojos
fijos en los míos, y mi cerebro simplemente para.
Mierda.
—Nate… —ruego y quita las manos de mi, pero su rostro esta duro, sus
ojos suplicando, y respiro profundamente y envuelvo mis brazos alrededor
de su cintura, presionando mi rostro contra su pecho y aferrándome.
—Para, cariño.
—Por dos razones: primero, porque la oferta era muy buena, y segundo,
porque irónicamente, no había hablado sobre eso contigo. Sabes que no
estoy interesada. Pero es muy halagador que ellos piensen en mí, con tantas
chicas que podrían escoger. —Me encojo de hombros y miro para su pecho
—. Esperaba que estuvieras orgulloso de mí.
—Lo sé, pero mierda, eso me irritó. No vas a hacerlo, ¿cierto? —pregunta,
inclinando mi cabeza hacia atrás con sus dedos en mi barbilla,
sosteniéndome con su mirada gris.
—No. —Paso mis dedos por su suave rostro—. Además de eso, mis
hermanos y mi padre enloquecerían.
—Ellos no están solos. —Besa mi frente otra vez y suelta mis brazos,
tomando mi mano y llevándome hasta la cocina—. Ven, tengo algo para ti.
—Me gusta sorprenderte. Vamos para afuera. —Miro mis pies descalzos.
—Sorpresa.
Capítulo 23
Traducido por Lizels
—Guau —murmuro.
Nate me gira, entonces estoy frente a él, sus hermosos ojos grises bailando
con humor.
—¿Qué crees?
—Ok —dice Nate, señalando cada plato—. Tenemos chorizo relleno con
champiñones, con ensalada Caprese y Crostine —me sonríe— lo que
significa queso, tomate y albahaca en pan tostado, bolos de champiñones y
filetes con tocino.
—Gracias —susurro.
—¿En serio, cuando? Esto no estaba aquí cuando llegamos esta mañana.
—Estoy feliz de que te guste —Él besa mi cabello y envuelve sus brazos
alrededor de mis hombros, abrazándome contra él.
—Debemos intentar venir por lo menos una vez al mes. Y traer a Nat y
Luke y el bebé. A ellos les encantaría esto también.
—Eso suena bien para mí. —Él besa mi cabello de nuevo y sonrío. Él es tan
amable, y adoro que les guste a mis amigos.
Nate ríe, mientras se levanta y camina hasta la mesa, y regresa con dos
porciones individuales de cheesecakes de chocolate.
—Claro. Es tu favorito.
—Tengo algo para ti. Estuve intentando dártelo durante todo el día, pero
siempre me distraías. —Él me sonríe con tristeza y mete la mano en el
bolsillo de sus jeans.
—No tienes que darme nada, Nate. Este fin de semana fue increíble.
—Bien, esto es especial para mí, y quiero que lo tengas. Es por eso que nos
paramos donde mi padre esta mañana. —Él saca la mano del bolsillo, pero
sostiene lo que quiere que sea en su puño.
—Ya te dije que mi madre falleció cuando era muy joven. No me acuerdo
mucho de ella, me acuerdo principalmente lo que mi padre me dijo, que era
muy bonita, y muy cariñosa.
—Estoy segura que era linda, Nate. Un vistazo hacia ti, y nadie podrá
dudarlo.
—El año que mi madre falleció, le di esto en su cumpleaños, que sería hoy.
—Él abre el puño, y en el interior hay un collar de plata, con un bonito
colgante de plata en forma de corazón.
Siento mi quijada caer, y veo cuando él lleva el corazón en sus dedos con
una mano, y abre la mía con la otra, colocando el cálido metal en mi palma.
—Nate…
Mis ojos están buscando los suyos, y estoy muy emocionada. Él está
dándome algo de su madre. Si eso no grita compromiso, no sé que es.
—Hey, bebé, está todo bien. —Sus manos se están moviendo de arriba
abajo por mi espalda, calmándolo.
—Si, por favor. —Le ofrezco una sonrisa mojada, levantando mi cabello de
mi cuello, y espero pacientemente que cierre el collar. Cae pocos
centímetros debajo de mi clavícula, y brilla en la suave luz del fuego.
—De nada.
—Bien, tanto como quería hacer el amor contigo aquí, mirando cómo está
el tiempo, creo que tendré que usar mi plan B. —Nate se levanta y extiende
su mano, para ayudarme a levantar. Me entrega nuestras copas de
champagne y la botella, luego me coge en brazos y sube la escalera.
Mierda.
—Oh.
Saca el control remoto del bolsillo de atrás. ¡No sabía que él tenía eso! Y
enciende el sistema de sonido, y la música de Jason Mraz, canta otra vez
por los altavoces.
*****
—Nunca he tenido una clase de baile. Pienso que las artes marciales me
enseñaran el ritmo. —Sus manos se deslizan debajo de la línea del agua y
frota mi parte inferior en círculos lentos y relajantes.
—Mmm…amo la manera en cómo te estás moviendo —murmuro.
—Mmm hmm…podría verte mover todos los días. —Él besa mi cuello y
me tira de vuelta contra él nuevamente, sus manos moviéndose por mis
senos.
Acaricia mis pezones con sus pulgares, poniéndolos duros, y llevo mis
manos hasta sus muslos, y arqueo mi espalda, empujando mis senos en sus
manos.
—Dios, cariño.
Llevo mi mano entre nosotros y envuelvo con ella su pene, tirando de arriba
hacia abajo, enseguida, lo llevo hasta mis pliegues, descendiendo sobre él.
—Mierda, eres tan pequeña —gruñe, él.
Él agarra mis caderas y me tira contra él, frotándose en mí, sus salvajes ojos
grises en los míos, y gruñe:
—Córrete.
Y me corro.
Capítulo 24
Traducido por lizels
Pienso si debería avisar a Nate que voy a salir, pero él esta tan cansado, que
decido dejarlo dormir y hacer nuestro café de la mañana cuando regrese.
Camino hasta el borde del agua y quedo parada, esperando al agua para que
vuelva hacia el frente y trague mis pies y tobillos. ¡Oh Dios mío, está tan
fría! Río y bailo un poco en el agua, golpeando mis pies, intentando
acostumbrarme al frío, mirando hacia mis dedos.
Necesito de una pedicura. Tal vez llame a Nat y vea si quiere venir
conmigo, después del trabajo de esta semana. Trabajar. No estoy lista para
volver.
—Ahí estas.
Oigo a Nate llamarme y me giro para sonreírle. Esta con unos pantalones
jeans y una camiseta, pero no está sonriendo. Está molesto.
Mierda.
—Uh, estabas durmiendo, Nate. Sólo vine a la playa. ¿A dónde más iría?
—Está bien. Voy a recordarlo la próxima vez. —Me suelto de sus brazos,
pero entrelazo mis dedos con los suyos—. Tira los zapatos. Sólo quería
disfrutar un poco del agua.
—Esta fría. —Él frunce el ceño hacia mí—. No quiero que te resfríes.
Nate remueve sus zapatos, enrolla sus pantalones hasta las rodillas y camina
por el agua.
—No estoy lista para irme—murmuro y respiro profundamente el aire
salado.
—No tenemos que regresar hasta la noche, si quieres. —Él besa mis dedos
y sonríe.
—Lo sé. Creo que no estaré lista para regresar al trabajo mañana tampoco.
—Encojo mis hombros—. Probablemente no es algo que debería admitir
ante mi jefe, lo sé, pero es así.
—No, no lo necesitas.
Oh, te amo.
—Oh no —le sonrío y sacudo la cabeza—. Eso fue una cosa única. Fue
divertido, pero no soy artista.
—Tú. Trabajo. Familia. —Me encojo de hombros—. Eso es todo por ahora.
*****
*¡Perfecto! No puedo esperar para verlas a las dos. Te llamo cuando este
en camino para buscarlas.
Sonrío, y tomo mi café, mientras reúno las cosas que necesito para la
reunión. Estoy tan emocionada de ver a Nat y su bebé. Es exactamente lo
que necesito.
Ben es muy bien parecido. Es de mi edad, no mucho más alto que yo,
delgado y usa gafas. Es apuesto y muy inteligente. Él no quiere ser grosero,
simplemente nos relacionamos sólo en los negocios, lo que respeto y hasta
incluso admiro.
No se la devuelvo.
Miro casualmente hacia Nate, y él está viendo nuestro intercambio,
pasándose el dedo sobre el labio inferior, pensando.
Es un poco extraño.
Él nos pasa algunos de los informes que preparé esta mañana, para cada uno
de nosotros.
Huh.
Gané.
*****
—Oye, antes de que se me olvide, hice planes con Natalie para después del
trabajo. Vamos a la pedicura. Entonces no voy a estar en tu casa cuando
llegues.
—Creo que voy a regresar a casa, Nate. Tengo un montón de ropa que lavar,
y no pude estar allá las últimas semanas. Una noche solos no nos va a
matar, lo sabes.
—No tienes…
Oh. Okay.
—Ok, voy a encontrarte en mi casa, entonces. Necesito hacer una llave para
ti.
*****
—Lo sé —Nat sonríe hacia nosotras—. Aquí, dame el teléfono, voy a sacar
una foto.
—¡Ah, buena idea! —Le entrego mi teléfono y sonrío, mientras ella toma
nuestra foto, y después me regresa el teléfono—. Oh, mira a las dos, Livie.
Estamos hermosas —sin vacilar, le envío la foto por mensaje de texto a
Nate.
—Adorable.
—Lo sé. Puede parecer tosco, con su moto, por haber sido luchador, y
también con sus tatuajes. No tenía idea. Pero en el trabajo, es exactamente
lo contrario, todo un hombre profesional de negocios y rico. —Beso la
cabeza de Olivia y siento el olor a bebé—. Y este fin de semana él fue
increíblemente romántico y dulce.
—Entonces, alguien está enamorada —Natalie me sonríe.
—Es fácil para ti decirlo. No eres la única que quiere lamerlo entero, cada
vez que lo ves.
—Bien, no, Luke podría tener problemas con eso. —Nos reímos, y después
ella se pone seria de nuevo—. Basta ser quien eres, Jules. Aprovecha. El
resto va a suceder naturalmente.
*Hey bebé, voy a estar aquí hasta tarde hoy en la noche. Teleconferencia
inesperada.
*Estaré allá.
—Suena bien para mí. Te aviso, sin embargo, que voy a mandar mensajes a
Lucy toda la noche para saber cómo están las cosas.
*****
Una música para bailar sexy esta retumbando por los altavoces del sistema
de sonido, no puedo evitar mover mi cuerpo junto con ella.
—Bien —el disparador hace clic y cierro los ojos, imaginando que Nate
está mirándome, que él es la persona detrás de la cámara, y comienzo a
moverme. Natalie viene cerca de la cama, tomando fotos en diferente
ángulos, entonces giro con el estomago hacia arriba, y coqueteo con la
cámara un poco más.
—Tira del sostén ahora, pero vuelve enseguida, y mantén el tronco recto
contra la cama.
—Sí, señora —Las sabanas están frescas y suaves contra mis senos y siento
mis pezones endurecerse.
—Vamos.
Me siento al lado de la cama y retiro las medias, el liguero, las bragas,
Natalie tomando fotos todo el tiempo. Sé que, cuando ella edite las fotos, va
a hacerme parecer increíblemente seductora. Una mujer que tiró su ropa
para su hombre.
—Nate está aquí, es mejor entrar para que no descubra lo que hicimos.
Natalie sonríe.
—Lo sé, lo extrañe. La Playboy me llamó este fin de semana. Quieren que
pose para una edición de cumpleaños.
—Les dije que iba a pensar en el asunto, pero después llamé esta mañana y
lo rechacé. —Nate entra en la sala, claramente en mi busca, y sonríe
ampliamente hacia mí, antes de jalarme a sus brazos, besándome
profundamente.
—Bien, hola cosa caliente.
—Luke vino y la tomo, para que Natalie y yo pudiéramos hacer cosas sólo
de chicas —sonrío dulcemente hacia él, y bato mis pestañas, pero siento sus
ojos ver a través de mi.
—Bien, hablando de Liv, es mejor que me vaya. Los veo el viernes. —Ella
señala para los dos y enseguida, desaparece.
—¿Por qué? —Él besa mi mejilla y después mi oreja, y me inclino hacia él,
con un suspiro.
—Ella está creciendo mucho —Nate comenta y saca dos filetes para
colocarlos sobre la palillera— la foto que me enviaste estaba hermosa.
Nate ríe.
—¿Qué he dicho?
—Vaya, estoy tan feliz de oír eso —murmura él secamente, haciéndome reír
nuevamente.
—No, idiota. Pero me envió la más linda foto de Liv y Sam durmiendo en
el sofá. —Ella me muestra y las dos soltamos varios ooh y ahh sobre la
dulce foto.
—Necesito una cerveza —dice Luke—. Nate, ¿puedo comprar una cerveza
para ti?
—Si, por favor. También la necesito.
—Mantén tus manos para ti mismo, amigo, y vamos a estar bien. Jesús,
¿por qué salí con ustedes?
Me gustan los lugares concurridos, Oasis, el bar que estamos yendo hoy en
la noche, es bastante concurrido, débilmente iluminado, y toca rock a todo
volumen. La banda de covers[12] está tocando en este momento música de
Maroon5, y está haciendo un buen trabajo, lo que es una buena señal para
nosotros, ya que Natalie y yo somos fans de Maroon5. Encontramos una
mesa vacía y nos sentamos.
—Eso es tan divertido —digo, mientras miro alrededor del concurrido bar.
La pista de baile es de buen tamaño y está llena de bailarines en varios
estados de intoxicación.
Una camarera en una camisa blanca apretada y una falda negra corta con
delantal negro, se aproxima a nuestra mesa para tomar nuestros pedidos.
Luke pide cerveza para él y Nate y margarita para Natalie y para mí. Ellos
saben que nos gusta.
—¡La música es buena! —digo, mientras Natalie y yo hacemos unos
movimientos de baile, y después sonrío tímidamente hacia Nate.
—Estás hermosa esta noche con ese vestido rojo —murmura él en mi oído.
Nosotros siempre nos vestimos formal en las noches de estreno. Es
tradición.
Llevo un vestido rojo de gasa al frente, que fluye hasta mis rodillas. La
parte de atrás expone mis hombros, pero es discreto. Mi cabello está
recogido, usé un maquillaje un poco más dramático para el evento nocturno
y estoy usando tacones negros Louboutin.
—Mierda.
Río, mientras la camarera regresa trayendo nuestras bebidas, y comenzamos
a discutir sobre la película.
—Ok, entonces ya vimos que Hugh es sexy —Nate estrecha sus ojos hacia
mí y sonrío inocentemente, tomando un trago de mi bebida—. ¿Pero qué
piensas de la película?
—Bésame el culo.
—¿Estás diciendo que no soy sexy? —me pregunta Luke con una ceja
levantada—. Si bien recuerdo, tu opinión fue muy diferente la primera vez
que me conociste.
—Bien, pero ahora que ya tuviste tus manos, y otras cosas que no quiero
decir porque me hacen vomitar, en mi mejor amiga, nunca vas a ser sexy
para mi nuevamente. Además de eso, eras la estrella de la película Luke.
Ahora solo eres Luke, mi hermoso y serio cuñado.
—Esa es la cosa más dulce que me has dicho. —Él limpia una lágrima
imaginaria de la esquina de su ojo y le lanzo un cubito de hielo.
La camarera regresa con nuestras bebidas, y Luke cambia de asunto.
—Entonces, escuché decir que tienes una bella casa en la playa, Nate.
—La tengo. —Nate entrelaza sus dedos con los míos, y besa mis dedos,
descansando seguidamente nuestras manos sobre su pierna—. A Julianne y
a mí nos encantaría que ustedes tres se unieran a nosotros, al final del
próximo mes.
—Tranquila. —Le sonrío—. Tal vez debamos pactar una fecha contigo en
el estudio.
—¿Le has dicho a Nate el tipo de fotos que hago, Jules? —pregunta Nat
despreocupadamente, dando un trago a su bebida, sin dar ninguna
indicación de lo que estábamos haciendo en el estudio esta semana.
—Claro. —Ella encoge sus hombros y sonríe hacia Luke, mientras saco mi
Iphone y busco por las fotos, hasta llegar a las fotos que capturé, colgadas
en su estudio, específicamente las escenas de las parejas desnudas, en varias
posiciones sexuales, y le muestro a Nate.
Sus ojos se estrechan, y luego el pasa con su pulgar cada una de ellas, y
después me devuelve el móvil.
Todos nosotros nos morimos de la risa, Luke más alto que todos, y Natalie
levemente ruborizada.
—No es tan bonito cuando otro lo hace, ¿eh amiga? Ok, entonces, sin fotos
de sexo. Pero me vendría bien un poco de tiempo en el estudio.
—¿Qué?
—¿Vamos?
Los chicos se levantan para dejarnos salir de la mesa, y tomo a Natalie por
la mano, mientras caminamos hasta la pista de baile. Nos unimos al mar de
cuerpos y comenzamos a movernos. El cuerpo de Natalie es lindo,
curvilíneo, naturalmente elegante, y baila fácilmente con sus tacones.
Quedo agradecida por los varios años en las clases de artes marciales, que
me dieron equilibrio y un ritmo natural, y balanceo mis caderas y brazos
con la música. Cierro los ojos y giro en un círculo apretado, perdiéndome
en la música.
Cuando abro mis ojos nuevamente, los chicos se han unido a nosotras, Luke
abraza a Natalie y se mueve contra ella, bailando de forma sexy y natural, y
de repente, Nate está presionando mi espalda, con las manos sobre mis
caderas, su rostro en mi cuello.
—Muy calientes —concuerdo y doy una carcajada—. Estoy tan feliz que
hayamos conseguido salir hoy. Te he echado de menos.
—Yo también. ¿Quién diría un año atrás, que nuestras vidas serian tan
diferentes?
—¿Verdad? Sé que todo esto fue maravilloso, y estoy tan feliz, pero siento
tu falta.
Miro hacia la mesa de billar y encuentro los ojos de Nate en mí. Le sonrío,
y la esquina de su boca sube en una sonrisa perezosa, y siento el calor ir
directo hasta mi centro.
Giro la cabeza y veo a DJ, un hombre con el que estuve brevemente hace
dos años atrás, de pie en nuestra mesa. Estaba tan distraída con Nate, que ni
siquiera lo noté.
—¿Entonces, como estas, Jules? —pregunta él, con una sonrisa arrogante
en su lindo rostro. DJ es apuesto; alto, musculoso y de cabello oscuro. Él
trabaja en la academia en la que yo entrenaba antes, y fue mi entrenador por
un tiempo.
—Estoy feliz de oír eso. Y me agrada ver que continúas manteniendo ese
cuerpo espectacular. —Él me guiña y mi estomago se revuelve. Es un
idiota. Sólo quiero que se vaya ahora, y rezo para que Nate esté muy
ocupado con su juego para percibir su presencia en la mesa—. Gracias por
venir a vernos, pero Natalie y yo estamos aprovechando nuestras bebidas,
DJ. Ten una buena noche.
—Ah, vamos, no seas así. —Él pasa los dedos por mi rostro, y agarro su
muñeca con mi mano y lo alejo de mi.
¡Mierda!
Miro y Nate y Luke están de pie detrás de DJ, Luke mirando con los brazos
cruzados sobre el pecho, y Nate mirando detrás de la cabeza del DJ, sus
duros ojos grises y entrecerrados.
—Hey, bebé, ¿lo extrañaste? —toma su pene a través de sus jeans y ríe de
su propia broma.
Nate dio un paso hacia atrás, liberando a DJ, giró de espaldas hacia él, y sé
cuál es su estrategia; dejar que DJ dé el primer golpe. Nate no queda
decepcionado.
¡Puta mierda! Sabía que Nate era fuerte, pero verlo en acción, como ahora,
es simplemente increíble. No solo podría lastimar a alguien, podría matar a
alguien.
—Si sabes lo que es bueno para ti, te quedaras en el suelo, hijo de puta.
—Debí darte una paliza, cuando tuve la oportunidad. No eres nada, solo una
puta de mierda. —Nate da un paso hacia atrás, para golpear la cara de DJ,
pero yo grito.
—¡No!
—¿Qué?
Sacudo la cabeza y voy en dirección a DJ, caminado elegantemente. Doy
una dulce, y falsa sonrisa, y me agacho en mis talones, estoy delante de él.
—Puta, perra.
*****
—Bien, una cosa que puedo decir de nuestras noches, es que nunca son
aburridas —dice Natalie, mirando desde el asiento del pasajero del
Mercedes.
—Está bien. Adiós. Nate, hoy golpeaste un trasero. —Ella le guiña un ojo,
Luke se despide de ambos, y ellos arrancan con el auto.
—Está bien —Doy un paso hacia atrás, y doblo mis brazos sobre mi pecho.
—No sé qué decir. No sé qué es lo que está mal.
Nate baja la cabeza, coloca sus manos en las caderas y toma una profunda
respiración.
—Estoy jodidamente molesto, Jules. Mucho más allá que molesto. Quería
seguir golpeándolo, más y más, hasta que fuera una pasta de sangre. Tengo
mucha adrenalina y rabia pasando por mí ahora mismo, como para confiar
en mí mismo en no lastimarte. Nunca te lastimaría intencionalmente, pero
no me estoy sintiendo gentil. —Lleva los dedos por los cabellos y se aleja
unos pasos frustrado.
Quedamos parados, para mí por largos minutos, pero podían ser solo
algunos segundos.
—Sí, lo que es nuevo para mí. Nunca antes tuve que pedir permiso para
proteger a alguien.
—¿Sabes lo que eso significa para mi, el cuidado que tuviste conmigo,
antes de tirarte encima de él? —él frunce el ceño hacia mí y yo sigo
hablando—. Tú nunca me lastimarías, bebé—. Respiro hondo antes de
continuar—: Además de eso, estuve cara a cara con la mujer que todavía
tiene tu apellido, Nate. Quería arrancarle el corazón por el trasero, pero
mantuve la compostura. No sé si conseguiría mantener la calma si eso
sucediera de nuevo.
—Tienes un punto.
—Sí, me voy a quedar, bebé. —Besa mi cabello más de una vez, y lo abrazo
de vuelta.
—Eres mía.
—Igualmente.
—¿Sabes lo que haces conmigo? —pregunta, con voz baja y áspera, sus
ojos estrechándose y sus manos en puños a los lados.
—Me haces querer cosas que nunca antes quise. Me haces quererte. Me
haces poner malditamente duro.
—Para.
—Tócame —susurro.
Sus ojos viajan por mi cabello, mi rostro; desde mi vestido hasta mis
sandalias, y de vuelta a mi rostro de nuevo.
—Siéntate.
Capítulo 27
Traducido por Lizels
Los ojos de Nate se dilatan, y toma una profunda respiración. Sus ojos se
estrechan en mi vagina, y él dobla sus puños, abriendo y cerrando las
manos, y sé que se está muriendo de ganas por tocarme.
Sus ojos grises están estrechos cuando encuentran los míos, y lleva una
mano hasta mi cabello, metiendo un mechón detrás de mi oreja,
causándome escalofríos.
—¡Tócame! —susurro alto y él cierra sus ojos por un latido del corazón, y
mira mi cuerpo de nuevo—. Nate—. Desvió su atención con la fuerza de mi
voz—. No me vas a herir, mi amor.
Él gruñe y planta sus puños sobre mis caderas, aproximándose rápidamente
y besándome, deslizando su lengua en mi boca. Ese beso es urgente y
necesitado. Envuelvo su cabello en mis dedos para asegurarlo cerca de mí,
pero él se aleja, sin aliento, con los ojos en llamas, y dice:
—Oh.
—¡Puta mierda! —Mi cabeza cae para atrás cuando mis caderas se irguen
en las escaleras.
—Oh, Dios, amor, voy… —No puedo terminar la frase. Él mueve su lengua
a lo largo de mis labios, presionando mi clítoris y empujando dos dedos
dentro de mí, presionando fuerte, y disfruto, mis músculos pulsando
mientras sus dedos me toman, mi clítoris pulsando contra su lengua.
Envuelve sus labios alrededor del pezón, mientras sus dedos juegan con el
otro. Llevo una mano hasta su cabello, y él me mira.
Mierda.
—Te necesito —gruñe, y lo oigo bajar sus pantalones hasta sus caderas—.
Ahora.
—Jesús, cariño, estas tan mojada y apretada. —Se mueve hacia fuera y,
entra duro de nuevo, suelto un gemido.
—Si —susurro.
—Bien —respondo.
—Me avisas si es mucho.
—¿Te lastimé?
—¿En serio?
Sacudo mi cabeza.
—Buena idea.
*****
—No.
—¿Quieres salir? —agarra mi mano con más fuerza y besa mi cabeza.
—No.
—No puedo creer que estoy haciendo esto. —Cierro mis ojos e inclino mi
cabeza de vuelta al sillón para hacerme el tatuaje. El tatuador inclina la silla
para atrás, así que estoy completamente inclinada.
—Espere. —Él se detiene con las cejas levantadas. Paso la lengua por mis
labios—. ¿Cuántos tatuajes has hecho?
—Miles —contesta.
Oh.
—Esta bien —Él se sienta, sus codos sobre las rodillas, y me mira a los ojos
—. Vengo haciendo esto desde hace casi veinte años. Me formé en arte en
la Universidad, por lo que soy muy bueno. Nunca tuve un cliente
insatisfecho. Viste mi portafolio más temprano.
Asiento y tomo una profunda respiración. Más allá de eso, él tiene razón, el
que escogí es súper pequeño.
—Esta bien —desbotono mis jeans y me sacudo hasta que está a la altura de
mi cadera izquierda, con el hueso expuesto. Apunto en donde quiero—.
Aquí.
—Mírame —dice Nate, su voz llena de humor. Miro para sus suaves ojos
grises y aprieto su mano más firme, cuando siento al tatuador colocar la
mano en mi cadera.
—Estas siendo maravillosa —susurra en mis labios y abro mis ojos para
mirarlo—. Ya casi ha terminado, Jules.
Él sonríe y me besa otra vez, con más fervor, hasta que, finalmente, oigo a
alguien aclarándose la garganta.
—Creo que ya acabó —susurro contra los labios de Nate y él sonríe para
mí.
Miro para arriba y encuentro a Nate mirando para mi cadera, con los ojos
dilatados, su respiración es irregular y mi respiración queda sin aliento.
Jesús, él parece tan…primitivo.
—Todo bien.
—¿No te gustó?
Mierda, no le gusto.
Quería algo que me recordara a Nate, sin tener realmente su nombre tatuado
en mi cuerpo. El as de copas tenía sentido, lo llamo as todo el tiempo, y él
tiene mi corazón, así como uso su corazón alrededor de mi cuello todos los
días.
—Jules, yo…
—Lo amé. Es sexy como la mierda, y adoro ver una parte de mí en ti. Solo
estoy sorprendido de que lo escogieras. —Él me mira con el ceño fruncido,
pareciendo un poco confuso, y mi estomago se anuda. Tal vez lo encuentra
presuntuoso de mi parte, hacer un tatuaje especial para él, ¿con nuestra
relación tan reciente?
—Debería haber hablado contigo sobre eso primero. —Cierro mis ojos y
bajo la cabeza—. Parecía lo correcto a hacer. —Me encojo de hombros y
sonrío—. Y lo adoro. Creo que es sexy. Natalie va a enloquecer cuando vea
eso.
Mierda.
Él levanta mi barbilla con los dedos, haciéndome mirar sus ojos y me calmo
con su expresión amorosa y feliz. Tiene razón. Hice un tatuaje en mi
cuerpo, para acordarme siempre de él. ¿Por qué estoy luchando con la idea
de vivir con él?
—¿En serio? —Él todavía sigue mirando mis ojos, una expresión de
esperanza y amor en su rostro, nunca estuve tan segura de nada en mi vida.
—¡Infiernos, si!
Los dos estamos riendo, cuando me coloca de vuelta sobre mis pies. Acuna
mi rostro en sus manos y me besa suavemente, profundamente, y me derrito
contra él.
—Gracias —murmura—. Vámonos, vamos a dar ese paseo. —Él me
entrega el casco y arrugo la frente hacia él.
—¿Por qué?
Me encojo de hombros
Capítulo 28
Traducido por Sttefanye
No me estoy quejando.
—Sí.
—Creo que tengo algunas llamadas por hacer, algunas maletas por embalar,
y tú y yo necesitamos conversar sobre la logística.
—Estoy listo para tener tus cosas mezcladas con las mías. Tu ropa en mi
armario, y tú, en nuestra casa, todos los días.
—Así como yo. Esto es nuevo para mí. —Corro mis dedos por su cabello
negro, increíblemente suave y suspiro—. Parece que vamos tan rápido.
—No te estoy pidiendo que me dejes ir. No quiero que me dejes ir. —Beso
su barbilla otra vez—. Te quiero muchísimo. Parece muy rápido, pero me
estoy sintiendo bien con esto. Yo también quiero todo esto.
*****
Está delicioso con sus jeans descoloridos, y una camisa blanca de manga
larga, con las mangas enrolladas hasta sus antebrazos. El clima finalmente
está mejorando, con la temprana llegada del sol de verano, y disfrutaremos
del día.
—Suena delicioso.
—Vamos allí primero. —La mano de Nate aprieta la mía, mientras bajamos
la colina empinada que va hasta el mercado.
—Estoy tan feliz de que hayas sugerido esto. —Le sonrío a mi hombre—.
No vengo aquí hace años, me encanta este lugar.
Con las manos llenas con las langostas y el café, le llevo un pedazo de dona
a su boca, y continuamos caminando por el mercado, serpenteando a través
de un mar de personas. Es imposible hacer compras en el mercado Pike con
apuro. Hay muchas personas, especialmente en un fin de semana.
¡Mierda!
Aguanto la respiración, solo esperando que diga algo, pero ella no dice
nada. Sin cambiar la expresión del rostro, nos mira como si fuéramos
extraños. Agarra sus bolsas de compras y camina en dirección opuesta
nosotros, sin mirar atrás.
—¿Papá?
—Oye, amigo. —Nate coloca la langosta en el suelo y se arrodilla a los pies
del niño, que está obviamente perdido—. ¿Estás buscando a tu papá?
—¿Cuál es tu nombre?
—Brian.
—¿Brian?
Asiente nuevamente.
—¡Brian! ¡No puedes alejarte de mí! —Tira del niño en sus brazos, besa su
rostro, y le sonríe tristemente a Nate—. Gracias. Te juro, le di la espalda por
un segundo…
—No hay problema. —Nate le sonríe de vuelta—. Estoy feliz por haberlo
encontrado.
Miro toda la escena con un poco de temor. Nate es tan bueno con los niños.
Ellos parecen confiar en él. Y por primera vez en mi vida, el pensamiento
de tener hijos no asusta la mierda fuera de mí. Nate nos amaría, nos
protegería, y sería solo…
Nate.
¿Podría ser una esposa y madre a tiempo completo, sin ser consumida con
este trabajo?
Tal vez.
Nate se voltea y sonríe, toma la caja de langosta de mi mano, y entrelaza
nuestros dedos con su mano libre.
Sí. Definitivamente podría tener una familia con este hombre. Y esto me
deja muda.
—Nate —susurro.
—Sí, cariño. —Él lame y pellizca cada una de mis mejillas y desliza la
mano por el centro de mi muslo, encontrándome mojada y esperando por él
—. Mierda, Julianne, estas tan mojada.
Envuelvo mis piernas alrededor de sus caderas, las plantas de mis pies
descansando en sus muslos y llevo mis dedos hasta su cabello.
Él se aleja un poco, para poder ver mi rostro, sus brillantes ojos grises
buscando en los míos.
Envuelvo mis brazos alrededor de él, paso mis manos arriba y debajo de su
espalda, de su trasero, en su cabello largo y grueso y nuevamente para
abajo, mientras froto sus muslos con las plantas de los pies. No consigo
parar de tocarlo, frotándome contra él.
—Déjame hacer el amor contigo, nena. —Él muerde mis labios, a lo largo
de mi barbilla, acompañando la línea hasta la oreja izquierda. Inclino mi
cabeza, dándole acceso más fácil a ese punto sensible, y él lame abajo del
oído, donde sabe que quedo loca—. Adoro la forma en cómo hueles,
Julianne. Tan suave, limpia y dulce.
—Nate… —susurro.
—Shh, nena, no llores. —Él aplasta sus labios en los míos nuevamente,
acariciándome y besándome dulcemente, suavemente—. Córrete para mi,
cariño.
Sus ojos grises están ardiendo, mirándome con tanto amor, y siento más
lágrimas descender por mis ojos.
—Tus ojos son el azul más brillante que he visto, y se ponen más azules
cuando estoy dentro de ti. Adoro cuando me ves así.
Paso los dedos por su rostro y atrapo sus mejillas en mis manos, mirándolo
directamente a los ojos, ignorando las lágrimas que descienden de mi rostro.
—Eres mi mundo.
Él gruñe suavemente y me besa desesperadamente, sus caderas comenzando
a moverse, empujando lentamente dentro y fuera de mí. Agarro su trasero
en mis manos de nuevo y siento el orgasmo construyéndose en mí una vez
más. Él debió sentir eso también, porque se mueve más rápido, y empuja un
poco más duro a cada impulso.
—Hey. —Él levanta la cabeza con mi voz. Beso su mejilla—. Te amo, Nate.
*****
Entonces, estuve en mi oficina la mayor parte del día, trabajando con algún
informe que necesitaba rehacer, y haciendo alguna búsqueda sobre un
cliente que sé que Nate quería discutir más adelante.
—¿Ellos?
¡Joder!
Nate y el Sr. Luis están sentados del mismo lado de la larga mesa de
conferencia, del otro lado de la mesa, esta nuestro director ejecutivo, el Sr.
Vincent, y una mujer en un traje negro, presumiblemente de Recursos
Humanos.
—Srta. Montgomery, por favor, siéntese. —La señora del RH señala hacia
la silla en frente de la mesa.
Mierda.
Me siento en mi lugar y coloco el iPad en la mesa delante de mí, entonces
enlazo mis manos en mi regazo, mirando a cada persona delante de mí. Sus
rostros están completamente impasibles, no dando cualquier indicación del
porque fui llamada aquí, pero yo lo sé.
—Srta Montgomery. —El Sr. Vincent comienza. Solo lo vi una vez antes,
pero él parece ser un buen hombre. Es más viejo, de cabello gris y ojos
amables. Sus ojos todavía están amables cuando me mira, con las manos
cruzadas sobre la mesa, inclinándose en mi dirección—. Tengo una
pregunta para ti.
—En todo ese tiempo, ¿ha recibido informaciones sobre nuestras políticas y
procedimientos? —preguntó.
—Claro.
—Muy bien. —Él sacude la cabeza y mira a los papeles dispersos delante
de él—. Entonces, eres consciente de que esta empresa tiene una política de
no confraternización.
—En verdad, no. ¿Por qué supuso que fue ella? —preguntó.
—No, señor.
—Gracias, señor.
Él para de hablar, y todas las miradas se fijan en mí. La única persona que
habló, desde que entre a la sala fue el Sr. Vincent. Todos ellos están
impasibles, calmos. Fríos.
Especialmente Nate.
¿En serio? Mis ojos no dejaron los ojos de Nate mientras ella hablaba. Me
levanto y giro para irme, pero la voz del Sr. Vincent me detiene, y giro
hacia la mesa.
—Gracias.
Camino con las piernas dormidas hasta mi sala, y cierro la puerta. Puta
mierda. ¿Qué fue eso que acaba de suceder?, ¿acabo de ser despedida y mi
novio no hace nada?, ¿solo quedó allá, mirándome, como si fuera una
extraña?
Y eso es todo lo que necesito para traer las lágrimas a mis ojos. No
respondo, solo camino en línea recta hasta los ascensores, y empujo mi
mano hasta el botón de llamada. Carly aparece a mi lado.
Ella tenía que estar detrás de esto, ella le contó a RH lo que vio,
probablemente a primera hora de la mañana, mientras Nate estaba
haciéndome el amor.
No la miro. Solo miro a los números encima de las puertas del ascensor.
Siento los ojos de Nate en mi espalda.
Que se joda.
—Jódete.
Capítulo 30
Traducido por Lizels
—¿Hola?
—Will, es Jules. —Me aclaro la garganta y giro en la flecha, haciendo el
camino hasta mi casa.
Silencio.
—¿Qué está pasando? —la voz feliz e irreverente, habitual en Will, bajó, y
sé que él está dispuesto a golpear algún trasero por mí.
—Sí, creo que todavía estoy en shock. Voy a colapsar cuando llegue a tu
casa.
—También te amo.
Cuelgo y llamo a Natalie. Necesito hacer estas llamadas ahora, antes de que
las lágrimas comiencen. Porque una vez que comiencen, no sé si voy a ser
capaz de detenerlas.
—Fui despedida.
—Pareces calmada.
—Estoy enojada como el infierno, especialmente con Nate. Él no renuncio
y cuando estuve enfrente de él y los otros miembros del pelotón de
fusilamiento, él no hizo nada para defenderme.
—Ven para aquí —ofrece Natalie, pero sé que esta no es una opción.
—Gracias, Nat. —Siento las lágrimas arder por descender, pero me las
trago y me concentro en poner mis ropas en mi gran maleta. Estoy llevando
todo, porque no se cuanto tiempo estaré afuera.
—¡Jódete! Nate, supe que eso podía suceder desde que puse el pie en tu
apartamento por primera vez. Sabía en qué me estaba metiendo. ¿Y sabes
qué? Te elegí. ¡TE ELEGÍ A TI! —Golpeo mi dedo en su pecho y camino
alrededor de la habitación. Estoy ardiendo de ira—. Si esas personas me
hubieran preguntado, les hubiera dicho que te amaba y que podían besar mi
trasero si no les gustaba. No mentí cuando él me pregunto sobre nuestra
relación. ¡Pero tú te sentaste a seis metros de distancia de mí, y ni siquiera
mostraste cualquier maldita emoción!
—Jules…
—Oh, no sé, tal vez algo como: “¿se necesita dos para bailar el tango?” O
“¿si la despiden, yo también estoy fuera?”. —Lanzo mis bragas y zapatos
en mi bolsa, sin tener cuidado de ver cuáles son exactamente y cierro las
maletas.
—Si te calmas, te voy a contar lo que sucedió antes de que entraras a esa
sala de mierda, Julianne.
—Tengo un lugar donde necesito ir. —Saco las asas de mis maletas,
empujándolas detrás de mí.
—No me voy a olvidar de ti. —Sus ojos estaban salvajes, con el rostro
tenso de dolor, y me duele mirarlo. Me duele todo. Cierro mis ojos y siento
una lágrima escapar por mi mejilla—. Bebé, no llores.
—Julianne, espera.
—¡Mierda, espera!
—Mírame.
Levanto mis ojos llenos de lágrimas a los suyos, y trago en seco. Su mirada
se detiene sobre mi rostro, sus ojos tan tristes, y comienza a decir algo, pero
se calla. Finalmente, besa suavemente mi frente y susurra.
—Te amo.
*****
—Habitación.
—Por aquí. —Él me lleva a través de su bonita casa en Seattle, pero
realmente no presto atención a los ambientes. Él camina al frente. Lo sigo
hasta una puerta, él la abre y dice:
—Voy a buscarlas.
—No creo que hubiera pasado por esto. —Toco con mis dedos mis labios y
me acuerdo de mi beso de adiós con Nate hace quince minutos, y las
lágrimas comienzan a salir. Acuno mi cabeza en mis manos y el dolor me
aplasta. Comienzo a balancearme para adelante y atrás, los sollozos
escapando fuertemente por mi cuerpo. Nunca lloré tan fuerte. Nunca estuve
tan devastada.
—¿Puedes hablar?
Sacudo mi cabeza, negando de nuevo, entonces pienso dos veces sobre eso
y me encojo de hombros. Una sonrisa se asoma en las esquinas de los labios
de Will.
Dios, amo a este hombre. Estoy tan contenta por haber venido para aquí.
—No le cuentes a nadie, solo a la familia que estoy aquí. Si Nate llama, no
me viste.
—Sí, lo jodió.
—¿Otra mujer?
—¿Arruiné algún plan que tenías para hoy? —pregunto a través de mis
lágrimas.
—No, pero sabes que cambiaría cualquier plan que tuviera por ti, chica.
—Ven aquí.
Estoy herida.
*****
—Despierta, Jules.
—Vete.
Me quejo y giro para el otro lado. Mi cuerpo esta adolorido por estrés y la
tristeza. Mis ojos están hinchados de tanto llorar, y mi cabeza esta
matándome.
—No, lo harás.
—No te vas a enterrar en la cama por días, Jules. Eres más fuerte que eso.
Sacar la mierda para fuera es algo que suena muy bien. Tomo las pastillas
que él me está sosteniendo y me levanto lentamente de la cama.
¯¿Qué dijo?
¯Me dijo que me calmara, que me contaría lo que sucedió antes de que ellos
me llamaran para la sala.
¯¿Qué?
¯Tal vez…
¯Tal vez, no, Will. ¡Cállate! ¯Lo miro feo, acabando la conversación y él
rueda los ojos hacia mí.
¯Está bien, mocosa. Eres muy testaruda. Pero si quieres que lo mate, estoy
seguro que conozco a alguien, que conoce a alguien ¯me sonríe y me veo
sonriendo de vuelta.
¯Voy a tenerlo en mente. Pero por el resto del día, sólo quiero sacar eso de
mi cabeza.
Después de cambiar mis ropas por el traje de baño, salgo para el área de la
piscina.
¯Oye, Williams, ¿quién es esta dulzura? ¯Un hombre muy alto, muy
musculoso, con la piel color chocolate y largas trenzas se acerca a nosotros,
mirándome de arriba abajo en mi bikini.
¯Es mi hermana, tío. ¯Will hace una mueca hacia él y doy una carcajada.
¯Soy Jules.
Maldito Nate.
Es desagradable.
Finalmente, Will sale del agua y se sienta a mi lado y nos quedamos allí por
un tiempo, balanceando los pies, mientras Will recupera el aliento.
¯El sábado.
¯Mierda ¯susurro.
¯Lo siento mucho, chica. Toma algunos días y cálmate. Tal vez le des algún
chance para explicar las cosas. Si no te gusta lo que tiene para decir, que se
joda. Tal vez sea capaz de darte algunas explicaciones. ¯Will encoge los
hombros y mira sus pies¯. Probablemente no debería decirte esto…
¯¿Qué es? ¯Mis ojos parpadean hasta los suyos y él frunce el ceño,
sacudiendo la cabeza.
¯No.
¯Jules ¯Will ríe y me mira con humor¯. Eres tan jodidamente obstinada.
¯Aprendí eso contigo, mi querido hermano mayor.
¯No.
¯Sólo déjame decir esto, chica. Y está viniendo de mí, tu gran hermano, que
mataría por ti. Toma los días necesarios para curar tus heridas y estar
enojada. Tienes derecho a ellos. Pero, entonces, dale una oportunidad para
explicarse.
¯Jules…
¯Te oí. Pensare sobre eso. ¯Beso su mejilla y me alejo¯. Estoy hambrienta.
¯Entonces vamos.
*****
¯No estuve aquí en años. ¯Miro alrededor del restaurante y de vuelta a Will
y sonrío, cuando lo veo empujar su gorra de béisbol más para abajo en su
rostro¯. ¿Realmente crees que eso sirve como un disfraz? Amigo, mides
como un metro noventa, todo construido, y tu cara fea está en una valla
publicitaria en el centro de Seattle. La gente va a reconocerte.
¯Will, esta es Megan McBride, una amiga mía de la facultad. Meg, este es
mi hermano, Will.
¯Uh, no. ¯Ella sacude la cabeza y se ruboriza, mirando para la mesa¯. No,
desde la facultad.
¯Gracias, pero sabes cómo es la vida, nos ocupa con otras cosas y acabamos
dejando algunas de lado.
Ella encoge los hombros y sonríe nuevamente. Will me llama la atención y
levanta una ceja.
¯¿Discúlpame?
*****
Es miércoles, pero la familia entera está en la casa de mis padres para cenar,
a pesar de ser mitad de semana. Y sé que es porque quieren estar seguros de
que estoy bien, y eso me hace sentir amada y segura, sabiendo que a ellos
les importo lo suficiente, para querer confirmarlo personalmente.
Pero mi corazón no está aquí. Ya pasaron dos días, desde que vi a Nate por
última vez y eso me está matando.
¯No, no está todo bien ¯lloro y lloro cada vez más, sosteniéndome en su
camisa con mis puños.
Asiento.
¯¿Qué?
¯Dame al bebé.
¯Gracias.
*****
¯Entonces, ¿por qué tengo que llamar a Will para hablar contigo? ¯pregunta
Natalie desde la cama a mi lado. Nos decidimos a gastar mi regalo de
aniversario, un día de spa. Nuestras cabezas están envueltas en toallas
blancas, nuestros cuerpos envueltos en cálidas sábanas blancas, y las dos
estamos con mascarillas de barro en nuestro rostro, con pepinos sobre
nuestros parpados.
Estoy en el cielo.
¯Está bien. ¯No parece estar segura, pero se calla y las dos nos quedamos
calladas, disfrutando de nuestros deliciosos tratamientos faciales.
¯Agradece a Luke por mí. Es tan bueno tener un cuñado tan obscenamente
rico, que ama mimar a su hermosa mujer y, por consecuencia, también a la
mejor amiga de ella.
¯Le diré ¯Natalie ríe y me lleva por la calle, hasta nuestro café favorito para
almorzar. Miro a mi amiga y sonrío. Esta hermosa, con el rostro tratado y
sus cabellos castaños para atrás, en una cola de caballo flojo.
¯Entonces, creo que debes revisar tu teléfono, amiga ¯dice Natalie con una
ceja levantada. Saca su bufanda verde y la coloca sobre la silla al lado de
ella.
¯Te desafío. ¯Los labios de ella suben en una suave sonrisa y yo la enfrento.
Mierda.
¯¿Es en serio que ese pedazo de mierda tarda tanto tiempo en conectarse?
¯pregunto.
¯Si ¯ella ríe hacia mí y continúa observando la pantalla¯. Parece que tienes
diez correos de voz y veintidós mensajes.
¯Ok, dámelo.
Ella escucha ávidamente, sus bellos ojos verdes en los míos. Sus ojos
también están con lágrimas cuando me entrega el teléfono.
¯Wow, Jules.
¯Maldito ¯murmuro.
¯Jesús, él está llamando a todos ustedes. Will dijo que lo llamó y mi madre
dijo que ayer en la noche la llamó.
¯Bien.
¯Mi mejor amiga me dio una vez un buen consejo, cuando estaba enojada
con mi marido. Ella dijo: No juegues con él. ¯Natalie hace una mueca hacia
mí y yo me retuerzo.
¯Habla con él, Jules. Odio verte herida cuando no necesitas estarlo.
¯Sólo… ¯Sacudo la cabeza y miro para abajo, sacando las lágrimas de mis
ojos¯. Sólo continuo viéndome sentada en la silla, con él mirándome
impasible, mientras ellos me sacaban de mi trabajo. Un trabajo en donde era
buena y que me dedique por conseguir. Y Nate lo sabía, Natalie. Él sabía
cuánto amaba mi trabajo.
¯Lo sé, pero mientras ellos tomaron tan a la ligera mi trabajo, el hombre
que amo y declaraba amarme de la misma forma, se quedó sentado en su
silla, sólo mirándome como si no me conociera. No había emoción en su
rostro. Sus ojos. Estaban solo…en blanco. Y eso fue lo que más me lastimó.
¯Estabas allí el viernes en la noche, Nat. Viste lo que él hizo con DJ. Sabes
cómo es de protector conmigo, pero estoy diciendo que ese hombre no
estaba sentado en la sala de conferencia el lunes. Y eso rompió mi corazón.
Natalie hace una mueca y mira hacia el plato y después de vuelta a mí.
Parece querer decir alguna cosa, pero no lo consigue.
¯¿Qué? ¯pregunto.
Ella sacude la cabeza lentamente y mira hacia fuera por la ventana, mirando
los autos que pasaban.
¯Honestamente, no sé nada sobre esa reunión. Nate no dijo nada sobre eso.
Pero lo que estás describiendo… es sólo… ¯Ella frunce el ceño nuevamente
y me mira¯. Cariño, no creo que él tuviera elección.
—Buena suerte, nena —me sonríe, pero sus ojos todavía están preocupados.
—Lo sé. —Meto mis últimas cosas en la maleta y la cierro—. Gracias Will,
en serio.
—He tenido mis momentos, sabes. Sólo no dejes que los periodistas lo
descubran. —Me guiña y camino hacia él y él abre sus brazos para darme
un fuerte abrazo.
*****
No había vuelto a casa por cuatro días y es bueno estar aquí. Tomo una
botella agua del refrigerador y desempaco mis cosas, sabiendo que lo estoy
posponiendo. Quiero llamar a Nate. Quiero oír su voz sexy. Pero no sé qué
decir. Finalmente, cuando las ropas ya están lavadas, no tengo más nada
que hacer, tomo mi iPhone y me siento en el sofá, buscándole.
Voy hasta el número de Nate en marcación rápida con el pulgar encima del
botón verde, pero después decido en contra y dejo el teléfono.
Bueno.
Camino en dirección a los cuartos, las voces se escuchan más altas. Ellas
vienen del escritorio de Nate. Me paro, fuera de su vista y escucho.
—No quiero que lo uses más. Voy a preparar los papeles; sólo tienes que
firmarlos.
Y… es eso.
Doy un paso más adentro, para poder mirar algo en la sala y soy
transportada al escritorio de Nate el mes pasado. Audrey está sentada en su
mesa, él la está mirando molesto y ella está a punto de pasar su mano
perfectamente cuidada por su rostro.
—Tócalo, y vas a ver lo rápido que te lanzo al suelo —le advierto en voz
baja.
Ambos giran sus cabezas en mi dirección, sorpresa estampada en el rostro
de Nate, y después registro esperanza, shock y, enseguida, cautela, cuando
percibe que yo he hablado.
Audrey sonríe y permite que la palma de su mano haga contacto con la cara
de Nate.
—Joder, Audrey…
—Deberías tenerlo.
Deslizo mis ojos a Nate y él pone sus manos en dos puños cerrados, sus
ojos grises estrechándose en mí y lo sé.
Me vuelvo sobre mis talones antes de que pueda terminar la frase y camino
rápidamente hasta la sala de estar.
Él me grita:
—Entiendo —le digo a ella con calma— yo entiendo lo fácil que es amarlo,
Audrey.
—¡Sal ahora Audrey! —grita Nate y ella salta. Agarra su bolsa y chaqueta y
camina melancólicamente hacia la puerta, batiéndola detrás de ella.
—¿Por qué?
¿Por qué?
El cuerpo entero de Nate se relaja cuando suspira y cierra los ojos. Coloca
la mano en su bolsillo y tira del collar.
Todavía no.
Eso es bueno, porque una vez que él empiece, no voy a dejarlo parar y
pienso escuchar qué paso en la reunión.
—Vamos a sentarnos.
Me lleva al sofá y nos sentamos. Me quito los zapatos y apoyo las piernas
debajo de mí y me doy la vuelta para encararlo. Él cruza una pierna por
encima de la almohada y me enfrenta también. Nos quedamos así por un
minuto, sólo mirándonos el uno al otro, hasta que siento las lágrimas
agruparse en mis ojos.
—Estoy escuchando.
—Lo sé, cariño —su voz se suaviza y levanta una mano para pasarla por mi
rostro, pero me aparto de su alcance y él se retira—. Jules.
—¿No me vas a dejar tocarte? ¿Eso significa que sólo quieres una
explicación, para que puedas continuar con tu vida?
Trago en seco y miro sus bonitas manos y niego lentamente, pero no puedo
hablar. Todavía no.
—El lunes fue un día infernalmente jodido, Julianne. —Pasa su mano por
su rostro y de repente parece muy cansado—. Fui llamado a la oficina de
Vincent, en el momento que llegué al trabajar. Me dijo que había recibido
una llamada anónima, diciendo que yo estaba teniendo una relación
contigo. Me dijo que no tenía cualquier prueba, al principio lo negué.
Suspiro.
—Está bien.
—No tenía ningún motivo para mentir. Sabía lo que estaba haciendo cuando
empezamos la relación, Nate.
—Lo sé. Los dos lo sabíamos. Pero tú no te tienes que preocuparte por eso.
—Quiero decir, no los precisamos más —sonríe para mí, una sonrisa larga y
bonita como si él tuviese un regalo para mí—. Después que saliste del
edificio, hice algunas llamadas más y después corrí detrás de ti. Tú sabes
que paso después.
—Sí —susurro.
—Sí, yo lo pedí, Jules. Pero aquí está la mejor parte. Tú sabes que yo
siempre trabajé bien en este negocio. Fui inteligente. Soy un hombre muy,
muy rico, querida.
—Claro que nosotros. Vamos a tener un año bien ocupado por delante, pero
sé que tú no le temesun poco de trabajo duro.
Oh, mi Dios.
—No, mi amor, te estoy ofreciendo ser mi socia. Esta será nuestra empresa.
—Puta mierda.
—Haría cualquier cosa por ti, bebé. ¿Cuándo es que vas a entender eso? —
Su rostro está tan serio, tan firme.
—Oh, Nate. —Me lanzo en sus brazos y él me estrecha, enterrando su
rostro en mi pelo y manteniéndome firme.
Corro los dedos por los pelos de sus brazos y me aparto de su calor.
—Estoy aquí.
—¿Nate?
—Sí, cariño.
Llevo mis dedos por su rostro, tan apasionada por este dulce hombre.
—Sí señor, está todo listo. —Jenny me guiña y le sonrío de vuelta. Traerla a
ella y a Julianne a la nueva compañía, fue una de las mejores decisiones que
tomé.
—Gracias, Jenny.
Dios, la amo.
—Oh, no. Está todo bien. Ten un buen fin de semana. —Le sonríe a Jenny y
entonces, camina para recibirme, una sonrisa en sus labios—. Creo que
estoy lista para dejar el día, así como el Sr. McKenna.
—Me leíste la mente, bebé. —La sujeto en mis brazos y descanso mis
labios en su frente suave, respirando profundo. Siempre huele a sol y
vainilla—. Tengo una sorpresa para ti.
Frunce los labios y sus ojos se amplían en una pequeña sorpresa y entonces
dice:
—¿Vamos a pasar por la casa primero? —pregunta. Amo cuando ella habla
así de la casa. Es nuestra casa ahora y ha sido así desde hace dos meses,
pero todavía suena nuevo cuando sale de esa dulce lengua.
—A la casa de la playa.
—¡Ah qué bueno! No vamos para allá hace algún tiempo. —Me sonríe y le
sonrío de vuelta.
*****
Jules toma su bolsa y tomo la gran maleta del asiento de atrás, que contiene
nuestras ropas para el fin de semana, después me acerco a ella en el balcón,
abro la puerta, y voy con ella hacia adentro. La empresa que contrato para
cuidar de la casa en nuestra ausencia ya estuvo aquí, como pedí, y doy una
rápida mirada alrededor. El fuego está ardiendo en la chimenea, los troncos
quemándose demasiado bajos, diciéndome que salieron de aquí
recientemente.
Perfecto.
La mesa del comedor está lista para sentarnos y hay Rechauds sobre el
mesón, manteniendo la comida caliente.
Jules suelta la bolsa en el sofá y se voltea para mirarme, sus hermosos ojos
amplios y su boca abierta.
Sonrío por su tonto apodo para mí, entonces beso su suave cuello.
Nos servimos de la deliciosa pasta con salsa blanca, ensalada y pan y abro
una botella de su champagne favorito.
—Adivinaste —respondo.
Joder, estoy nervioso. Estoy agradecido de que mis manos están firmes,
mientras sirvo el champagne rosa en las copas y nos sentamos en la mesa a
comer.
Sale por la puerta del frente con las llaves en la mano, y vuelve en menos de
treinta segundos después con una gran caja negra en sus brazos.
—¿Qué diablos es eso? —pregunto.
Sólo por favor no digas no. Ese es el único regalo que necesito.
—Uh, tonto. Hoy es tu cumpleaños. Es obvio que tengo un regalo para ti.
—Aleja nuestros platos de la cena y coloca la caja sobre la mesa delante de
mí.
—Ábrelo.
Levanto la tapa y alejo el papel plateado, para encontrar una foto enmarcada
descansando en un álbum de fotos.
—Abre el álbum.
Hay páginas y páginas de ella, con las lencerías más sexy que he visto
en la vida, envuelta en una sábana, completamente desnuda, todas en poses
diferentes. Todas calientes como el infierno.
Cierro el álbum y alejo la silla hacia atrás y tiro de ella hacia mis brazos, su
trasero descansando en mi regazo y la beso como un loco. Paso mis dedos
por su rostro, y sobre su pecho, sintiendo el pezón endurecerse, mientras
juego con ellos entre mis dedos. Con un suave gemido se levanta, se recoge
la falda hasta sus caderas y se sienta sobre mí nuevamente.
—En este momento, lo quiero rápido y duro, As. —Sus ojos azules están en
llamas con la lujuria, ¿y quién diablos soy yo para decir no? Ella es mi
fantasía completa. Rasgo su braga en dos pedazos y la lanzo al suelo,
mientras sonríe.
—Sí, lo harás.
Baja mis jeans hasta los muslos y de repente está de rodillas, mi polla en
sus dulces manos y su boca color rosa alrededor de él, chupando fuerte.
—Oh, Nate, sí. —Tira la cabeza hacia atrás y beso su cuello, mientras me
monta, empujándose en su mojada suavidad.
—Córrete para mí, mi amor —le susurro y miro con admiración cuando ella
muerde el labio inferior, aprieta los ojos y jala mi cabello, cuando explota
conmigo dentro, frotándose con tanta fuerza en mí que casi duele y siento
mi propio clímax llegar y continuo empujando dentro de su calor y
finalmente me vengo dentro de ella.
Cae encima de mí, sus brazos alrededor de mis hombros, su rostro enterrado
en mi cuello, respirando con dificultad.
—Pienso que te gustaron las fotos —se inclina hacia atrás y me sonríe.
—Hum, sí, eso suena como un buen plan. —Acaricio su cabello y tomo su
rostro, para otro beso—. Tengo una cosa para ti —susurro contra sus labios.
—¿Sí?
—Gracias.
—Siempre.
Lágrimas comienzan a bajar por las esquinas de sus ojos y me acerco más
para tomarlas con mis dedos.
—Claro que sí, As. —Ríe y limpia las lágrimas, mientras deslizo el anillo
en su pequeño dedo. Lo tiene y lo admira—. Escogiste bien, bebé.
Fin
Próximo Libro
Serie With Me In Seattle
3 - Play With Me
Will Montgomery es un jugador de futbol profesional con éxito y
aparentemente, tiene todo en la vida. Él no está acostumbrado a escuchar un
no, y ciertamente no aceptara un no como respuesta. Entonces, cuando
lanza todos su encantos en la sensual amiga de su hermana, Meg, una
muchacha de espíritu libre, que no apenas rechaza sus avanzos, más lo
recibe con una hostilidad abierta, que despierta su curiosidad y deseo. Él
está determinando a mostrarle que no es el atleta arrogante que ella piensa,
y la llevara a su cama.
Sobre la Autora
Kristen es autora de la Amazonia y EE.UU. Hoy tiene superventas en la
serie Seattle. Ella tiene una pasión por una buena historia de amor y
personajes fuertes que aman el humor y tienen un fuerte sentido de la
lealtad y la familia. Sus hombres son del tipo alfa, ferozmente protector y
un poco mandón, y sus damas son divertidas, fuertes, y no tienen miedo de
ponerse de pie por sí mismas.
Kristen pasa sus días con su musa en el noroeste del Pacífico. A ella le
gusta el café, el chocolate y el sol. Y las siestas.
Traducido, corregido y diseñado en...
http://thefallenangels.activoforo.com/forum
[4] Daughtry, es una banda que fue formada por el finalista de la quinta
temporada de American Idol, en Estados Unidos, Chris Daughtry.
[5] Neiman Marcus es una lujosa tienda por departamentos, operada por
Neiman Marcus Group en los Estados Unidos.
[9] Cantautor estadounidense cuyo estilo está influido por el reggae, el pop,
el rock, el folk, el jazz y el hip hop.
[10] Tipo de sofá alargado usado para tumbarse o sentarse. Parecido a los
que usan los árabes o turcos.