Interpretacion Iconografica
Interpretacion Iconografica
Interpretacion Iconografica
INTERPRETACIÓN
ICONOGRÁFICA DE IMÁGENES BIZANTINAS DEL NACIMIENTO
DE MARÍA A LA LUZ DE UNA HOMILÍA DE SAN JUAN DAMASCENO
Introducción
Debido a que el Nuevo Testamento menciona muy escasos episodios y brinda muy
pocos detalles de la vida real de la Virgen María, entre las comunidades del Oriente
cristiano, especialmente en Siria, surgieron durante los primeros siglos varias leyendas
apócrifas, que trataron por todos los medios de suplir tan hermético silencio en torno al
nacimiento, infancia, juventud, adultez y muerte de la Madre de Jesús.
Esos relatos legendarios fueron luego asumidos e interpretados por numerosos Padres
de la Iglesia y teólogos latinos y greco-orientales. Las reflexiones de esos influyentes
pensadores cristianos de Oriente y Occidente constituyeron un sólido cuerpo doctrinal del
que se derivarían poco después diversas devociones y fiestas litúrgicas marianas de
extraordinaria importancia.
Hito primordial en esa fabulada vida de María es su sobrenatural nacimiento, tras su
milagrosa concepción en el seno de su anciana y estéril madre Ana. Como fruto natural de
esas heterogéneas e interrelacionadas fuentes apócrifas y teológicas, el arte medieval
europeo, y de modo muy especial el bizantino, abordó con cierta frecuencia desde los
siglos X-XI el asunto iconográfico del Nacimiento de la Virgen como uno de los episodios
más significativos de la vida de la Madre del Hijo de Dios.
Este trabajo se propone un triple objetivo complementario: ante todo, después de
precisar los detalles narrativos imaginados por las leyendas apócrifas sobre el nacimiento
de María, poner en luz ciertas exégesis que San Juan Damasceno expresa en una homilía
sobre este suceso mariano; además, analizar algunas imágenes bizantinas del Nacimiento
de la Virgen, para determinar hasta qué punto los relatos apócrifos y las exégesis del
Damasceno se reflejan en los personajes, situaciones, actitudes, accesorios y elementos
escenográficos representados en dichas pinturas; en tercer lugar, tratar de justificar algunas
interpretaciones personales sobre los posibles nexos simbólicos y conceptuales entre las
exégesis del santo mariólogo de Damasco y ciertos pormenores narrativos en algunas de
las pinturas bizantinas analizadas en este trabajo.
Aun cuando no reviste tanta relevancia doctrinal ni fue representada artísticamente
con tanta frecuencia como la Natividad de Jesús, el Nacimiento de María constituye un
tema muy apreciado en la devoción popular y en la iconografía cristiana durante la Edad
Media. Como bien se sabe, tras el Concilio de Éfeso, en el año 431, el culto a la Virgen
JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
1
Sacerdote y monje incardinado en el monasterio de San Sabas en Jerusalén, brillante orador, encendido
panegirista y sobresaliente teólogo, respetado como uno de los últimos Padres de la Iglesia griega, San
Juan Damasceno (ca. 675-ca. 749) fue el primer y más ferviente defensor del culto de las imágenes
durante la represión iconoclasta, promovida en Bizancio por los emperadores León III y Constantino V.
2
DAMASCENO, San Juan, Homilia I in Nativitatem B.V. Mariae, en: MIGNE, Jacques-Paul (ed.),
Patrologiae Cursus Completus, Series Graeca, Garnier, Paris 1857-1867, vol. 96, col. 661-680. El
volumen 96 de esta colección de patrística griega está citado en las subsiguientes notas de este escrito
con la abreviatura PG 96. De igual modo, esta homilía de San Juan Damasceno será citada, cuando
corresponda, con la abreviatura Hom. I in Nativ. Mariae).
3
ANÓNIMO, Protoevangelio de Santiago (texto bilingüe griego/castellano), en: SANTOS OTERO,
Aurelio de, Los Evangelios Apócrifos, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 13ª impresión, 2006,
pp. 130-170. En las subsiguientes notas de la presente comunicación citaremos este apócrifo con las
siglas PES.
4
ANÓNIMO, Evangelio del Pseudo Mateo (texto bilingüe latín/castellano), en: SANTOS OTERO,
op.cit., pp. 173-236. En las subsiguientes notas de la presente Comunicación citaremos este apócrifo con
las siglas EPM.
5
ANÓNIMO, Libro de la Natividad de María (texto bilingüe latín/castellano), en: SANTOS OTERO,
op.cit., p. 238-252. En las subsiguientes notas de la presente Comunicación citaremos este apócrifo con
las siglas LNM.
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JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
Pese a ser descrito en términos tan fantasiosos por las leyendas apócrifas, el
alumbramiento de María suscitó desde temprano innumerables glosas exegéticas por parte
de los Padres de la Iglesia y los teólogos cristianos. Este breve ensayo pretende focalizarse
exclusivamente en diversas aserciones de San Juan Damasceno en su primera homilía para
el festejo litúrgico del nacimiento de la Virgen16.
El pensador de Damasco formuló en esta pieza oratoria un nutrido florilegio de
disquisiciones dogmáticas y catequéticas, de sugestivo sabor poético y marcado sesgo
simbólico. Tales afirmaciones podrían resumirse en siete sentencias teológicas, esencial e
indisolublemente interrelacionadas: el Nacimiento de María significa la epifanía de lo
sobrenatural, la promesa y certificación de su virginidad perpetua, el preludio de su
maternidad divina, la proclamación profética de la doble naturaleza de Cristo, el signo de
la regeneración de la humanidad, la ratificación de una Nueva Alianza, y el anuncio
visionario de la Redención.
Haciendo caso omiso de los inverosímiles pormenores imaginados por los apócrifos y
las leyendas populares, el Damasceno destaca, de entrada, dos signos genuinos de la
intervención milagrosa de Dios en el alumbramiento de la Virgen. Un primer milagro
divino es que la esterilidad congénita de Ana -con la que Dios inhibió en ella la naturaleza,
impidiéndole ser fértil antes de concebir a María- haya resultado fecunda precisamente en
su ancianidad, cuando Dios le concedió engendrar prodigiosamente a la futura madre del
Redentor.
Un segundo prodigio, aún más sobrenatural, es el hecho de que la estéril y provecta
Ana dé a luz una niña inmaculada, primogénita y unigénita, destinada a ser, a su vez,
madre de otro Primogénito y Unigénito de Dios. Así lo apunta el sabio sirio: “La
naturaleza ha cedido ante la gracia y se ha detenido temblorosa, no queriendo proseguir
hasta el fin. Y puesto que, como la Virgen Madre de Dios nacería de Ana, la naturaleza no
se atrevió a prevenir el fruto de la gracia, sino que permaneció sin fruto hasta que la
gracia produjese el fruto. Era necesario que naciera primogénita aquella de la que
nacería el primogénito de toda la creación, en el que todas las cosas subsisten”17.
Surge aquí de inmediato el controvertido problema de la forma en que María fue
concebida, problema que tantos y tan agudos debates suscitaría a lo largo de los siglos
entre los pensadores cristianos, sin excluir a algunos santos de ferviente devoción mariana,
como San Agustín de Hipona, San Bernardo de Claraval y Santo Tomás de Aquino.
16
Véase nuestra precedente Nota 2.
17
“Natura enim gratiae cedit, statque tremula, pergere non sustinens. Quoniam itaque futurum erat, ut
Dei Genitrix Virgo ex Anna nasceretur, natura gratiae germen antevertere non ausa est: sed mansit
fructus expers, dum gratia fructum ederet. Nasci siquidem primogenitam oportebat, ex qua nasciturus
esset omnis creaturae primogenitus, in quo omnia constant” (Hom. I in Nativ. Mariae. PG 96, 663).
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En ese orden de ideas, las tres fuentes apócrifas citadas parecen defender la creencia
de que la Virgen fue engendrada por intervención divina, sin ningún aporte masculino,
vale decir, conforme a una concepción virginal. Aun cuando ninguno de los tres apócrifos
precisa con claridad si Joaquín intervino o no en la concepción de María, no dejan, sin
embargo, de subrayar que, en sintonía con el anuncio del ángel, Ana ya estaba segura de
haber concebido incluso antes de reencontrarse con su esposo ante la Puerta Dorada.
El Protoevangelio de Santiago, por ejemplo, señala sin sombra de duda: “Y al llegar
Joaquín con sus rebaños, estaba Ana a la puerta. Esta, al verlo venir, echó a correr y se
abalanzó sobre su cuello, diciendo: «Ahora veo que Dios me ha bendecido copiosamente,
pues, siendo viuda, dejo de serlo, y, siendo estéril, voy a concebir en mi seno»”18. Aun
mucho más explícito resulta el Evangelio del Pseudo Mateo, cuando precisa: “Mas [Ana]
estaba ya cansada y aun aburrida de tanto esperar [el regreso de su esposo], cuando de
pronto elevó sus ojos y vio a Joaquín que venía con sus rebaños. Y en seguida salió
corriendo a su encuentro, se abalanzó sobre su cuello y dio gracias a Dios diciendo:
«Poco ha era viuda, y ya no lo soy; no hace mucho era estéril, y he aquí que he concebido
en mis entrañas». Esto hizo que todos los vecinos y conocidos se llenaran de gozo, hasta
el punto de que toda la tierra de Israel se alegró por tan grata nueva”19.
Ajeno a tan optimista presunción de los apócrifos, San Juan Damasceno muestra
mayor cautela a la hora de asumir sin reserva la concepción virginal de María, e incluso en
algunos pasajes parece descartarla. A primera vista, su postura al respecto resulta un tanto
ambigua, si bien, a la postre, parece defender la concepción natural de María, según el
mismo proceso biológico necesario para el engendramiento de cualquier humano. Así, en
un pasaje de la homilía en estudio, exclama: “¡Oh felicísimas entrañas de Joaquín, de las
que provino una semilla limpísima! ¡Oh preclaro vientre de Ana, en el que se desarrolló y
se formó silenciosamente un feto santísimo!”20
Con esta enfática frase el Damasceno parece afirmar al mismo tiempo el natural
concurso paterno (las “felicísimas entrañas de Joaquín”) y la generación sobrenatural de
su hija (“una semilla limpísima”). Sin embargo, en otro párrafo posterior el teólogo de
Damasco suscribe sin ninguna duda la génesis perfectamente natural (conforme a las leyes
de la naturaleza humana) de la Virgen, por intervención física de los dos padres, aun
habiendo sido precedida ésta por una larga vida de castidad por parte de ambos.
Así lo confirma sin ambages el autor sirio, al enunciar que, gracias a su castidad de
por vida, Joaquín y Ana merecieron del Todopoderoso un regalo que sobrepasa a la
18
PES, IV,4.
19
“Et cum diutius exspectaret et longa exspectatione deficeret, elevans oculos suos vidit Ioachim
venientem cum pecoribus suis, occurrensque Anna suspendit se in collo eius, gratias agens Deo et
dicens: ‘Vidua eram, et ecce iam son sum; sterilis eram, et ecce iam concepi’. Et factum est gaudium
magnum vicinis omnibus et notis eius, ita ut universa terra Israel de ista fama gratularetur” (EPM,
III,5).
20
“O lumbos Joachim beatissimos, ex quibus mundissimum semen jactum est! O praeclaram Annae
vulvam, in qua tacitis accrementis ex ea auctus atque formatus fuit fetus sanctissimus!” (Hom. I in
Nativ. Mariae, PG 96, 663)
JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
La máxima de que María, concebida ella misma inmaculada, concibió, a su vez, y dio
a luz a su hijo Jesús, permaneciendo virgen antes, durante y después del parto resulta ser la
tesis más taxativa y reiteradamente defendida por el Damasceno, en plena concordancia
con la firme y casi unánime opinión de los demás Padres de la Iglesia que le precedieron.
Así lo atestigua sin rodeos el panegirista sirio: “Pues habiendo vosotros [Joaquín y
Ana] mantenido una relación casta y santa, habéis producido la joya de la virginidad, la
cual permanecerá virgen antes del parto, virgen en el parto y virgen después del parto; la
única que conservará siempre la virginidad tanto en el alma como en el cuerpo”23.
El autor subraya la conveniencia de que aquella excepcional virginidad surgida de la
castidad (la Virgen María nacida de los castos Joaquín y Ana) llegase en el futuro a
generar corporalmente la Luz única y unigénita (Jesucristo), gracias a aquel Ser (Dios
Padre) que lo engendró incorpóreo (Dios Hijo), hasta llegar a convertirlo en el ser
sempiterna y necesariamente engendrado, aunque no engendrador.24
21
“O castissimum rationalium turturum par Joachim et Anna! Vos castitatem, quam per naturae lex
praescribit, conservantes, ea quae naturam superant, divinitus estis consecuti: mundo quippe Dei
Matrem viri nesciam peperistis. Vos pie et sancte in humana natura vitam agentes, filiam angelis
superiorem, nuncque angelorum Dominam, edidistis” (Ibíd., PG 96, 670).
22
“O Joachim et Annae sacratissima filia, quae principatibus et potestatibus, igneisque maligni telis
latuisti: quae in Spiritus thalamo versata es, et sine macula custodita, ut sponsa Dei, naturaque Dei
mater esses.” (Ibíd., PG 96, 671).
23
“Casta enim et sancta conversatione vestra virginitatis monile protulistis, eam, quae ante partum
virgo foret, atque in partu virgo, nec non virgo post partum; illam, inquam, quae sola semper, tum
mente, tum animo, tum etiam corpore virginitatem cultura esset” (Ibíd., PG 96, 667).
24
“Par siquidem erat, ut germinans illic ex castitate virginitas, solum illum unigenitum lumen corporali
ratione produceret, ejus benigna voluntate, qui incorporali modo ipsum genuisset; lumen utique non
quod gignit, sed quod semper gignitur, ac cui gigni personalis sola proprietas est” (Ibíd.).
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Tras sostener que María fue concebida de modo virginal y sin la mancha primigenia,
el Damasceno declara que, por obra y gracia del Todopoderoso, ella permanecerá siempre
virgen, antes, durante y después de concebir, sin intervención masculina, a su hijo Jesús,
por cuanto Éste ya tiene un Padre eterno y divino, y no requiere de padre temporal y
humano.25
Sumándose luego a la ya larga tradición exegética de incontables Padres de la Iglesia
Griega y Latina que interpretaron en clave mariológica y cristológica la visión del profeta
Ezequiel sobre la puerta oriental cerrada del templo que debía reconstruirse en Jerusalén,
San Juan Damasceno figura también esa virginidad perpetua de María mediante la poética
metáfora de esa porta clausa de Ezequiel.
En tal sentido, reitera la ya extendida interpretación de que María es una puerta
siempre cerrada (idea similar a la del hortus conclusus), que, aun estando y permaneciendo
siempre hermética, permitirá la entrada (la concepción virginal) y la salida (el nacimiento
virginal) de Cristo, quien, a su vez, se constituye en la “puerta de oriente”, a través de la
cual los hombres tienen acceso a Dios.26
Por tal motivo, María -a quien el exégeta define como “¡Puerta de Dios siempre
virginal!”,27 y como “Corazón puro y sin mancha, contempladora del Dios carente de
toda mancha e inflamada por el deseo de tenerlo!”28- se erige a los ojos de todos los
humanos en prototipo de decoro, en gloria de los sacerdotes y en paradigma de la
virginidad, digna de toda alabanza29.
25
“O filia semper virgo, cui nulla ad concipiendum necessaria viri opera est! Quem enim utero gestasti,
hic sempiternum Patrem habet. O filia terrigena, quae Dei genitricibus ulnis Creatorem gerebas!”
(Ibíd., PG 96, 671).
26
“Hodie porta illa ad orientem posita, exstructa est, per quam Christus ingredietur et egredietur: et
erit clausa porta, in qua Christum ostium ovium, cujus nomen Oriens: per quem accessum ad Patrem
luminis principium habuimus” (Ibíd., PG 96, 666).
27
“Hodie sterilitatis portae aperiuntur, divinaque porta virginalis procedit, ex qua et per quam qui est
super omnia Deus, in orbem terrae corporali modo est ingressurus” (Ibíd., PG 96, 663).
28
“Cor purum et labis expers, Deum videns omni labe carentem, ejusque cupiditate flagrans” (Ibíd., PG
96, 675).
29
“Merito te beatam praedicant omnes generationes, ut eximium humani generis decus. Tu sacerdotum
gloria, Christianorum spes, virginitatis uberrima planta” (Ibíd., PG 96, 679).
JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
(Jesucristo), a quien le proporciona una carne y una sangre similares a las de los demás
hombres30.
Por otra parte, la parcial diferencia entre el alumbramiento de María y el de Jesús se
aprecia en que, mientras ella es la unigénita de dos padres (Joaquín y Ana), el privilegio de
la unigenitura absoluta se reserva sólo a Jesucristo, por ser Hijo único de un único Padre
(Dios), e hijo único de una madre sola (María), que no necesitó concurso varonil para
engendrarlo.
Así lo expresa el Padre de la Iglesia oriental en alusión a María: “Él [Dios] no te hizo
[a Cristo] nacer de un Padre solo, ni solo de una madre sola, para que al único Unigénito
[Cristo] se le reservase de manera perfecta y absoluta el privilegio de unigénito. Pues solo
él es el mismo unigénito de un Padre [Dios] solo, y unigénito de una madre sola
[María]”31.
En otro pasaje el santo enuncia en líricos circunloquios esa misma tesis de la
maternidad divina de María, al apuntar: “Su vientre es domicilio para Aquel a quien
ningún lugar puede contener. Sus pechos alimentaron con su leche a Dios, es decir al niño
Jesús. Puerta de Dios, resplandeciente por la virginidad perpetua. Tus manos y tus
rodillas, como un trono aún más sublime que los Querubines, sostuvieron a Dios”32.
Contra las heréticas tesis de los monofisitas y los nestorianos, nuestro santo defiende
que Jesucristo -a quien define como luz eterna, inmaterial e incorpórea (Dios Hijo),
surgida desde la eternidad de la luz eterna (Dios Padre)-, posee dos naturalezas, divina y
humana, en una única e indivisa persona, pues, al recibir cuerpo humano de María, se
convierte en hombre sin dejar de ser Dios.
En palabras del doctor de Damasco: “[Cristo tiene] dos naturalezas, pese a la locura
de los Acéfalos; y una sola persona, sea cual sea la cólera de los Nestorianos. Pues aquel
ser eterno, que tiene la existencia de la Luz eterna anterior a todos los siglos, aquella luz
eterna, inmaterial e incorpórea, toma un cuerpo de esta mujer [María], y como un esposo
se adelanta desde la cámara nupcial, siendo Dios, y convertido luego en hijo de la raza
terrenal”33.
30
“Sanctus fortis, Dei Filius ac Deus, unigenitus, qui et primogenitam hodie ex sterili produxit, ut
unigenitus ipse ex Patre, et promogenitus omnis creaturae, unigenitus nasceretur ex te Virgine matre,
primogenitus in multis fratribus simili nobis, ratione carnis et sanguinis, quae ex te assumpsit, particeps
factus” (Ibíd., PG 96, 678).
31
“Atqui te non ex solo Patre, et solus ex sola Matre, ut soli Unigenito unigeniti proprietas modis
omnibus absoluta servaretur. Solus enim ipse unigenitus est ex solo Patre, et solus ex sola Matre”
(Ibíd., PG 96, 678).
32
“Venter ejus domicilium, quem nullus locus capit. Lactis ubera, quae Deum aluerunt, nempe puellum
Jesum. Dei porta, perpetua virginitate nitens. Manus Deum gestantes ac genua, thronus Cherubim
sublimior” (Ibíd., PG 96, 675).
33
“Duae naturae, furant licet Acephali; una persona, quamlibet rumpantur Nestoriani. Aeternum enim
illud quod ex aeterno lumine antiquiorem saeculis existentiam habet; lumen, inquam, illud materia
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Por ello, en otro pasaje el entusiasta mariólogo sirio no duda en ensalzar la milagrosa
unión indisoluble de divinidad y humanidad que, por obra de Dios, la recién nacida María
concebirá más tarde en su vientre virginal: “¡Oh, de qué modo esta niña se ha convertido
en sede de cuantos milagros y de qué excelentes alianzas! Hija de la esterilidad,
virginidad que da a luz, [que engendrará la] mezcla de divinidad y humanidad, de
sufrimiento e impasibilidad, de vida y muerte, para que en todos los hombres lo peor sea
vencido por lo mejor”34.
vacans et incorporeum, ex ipsa corporatur, et tamquam sponsus de thalamo procedit, qui cum Deus sit,
subinde factus terrigena” (Ibíd., PG 96, 663-666).
34
“O quot puella haec miraculorum, et qualium foederum officina facta est! Sterilitatis germen,
virginitas pariens, Deitatis humanitatisque mistio, passionis et impassibilitatis, vitae et mortis, ut in
omnibus quod deterius erat, a potiori vinceretur” (Ibíd., PG 96, 667).
35
“O digna Deo filia, humanae venustas naturae, primigenae parentis Evae emmendatio! Tuo namque
partu, quae ceciderat, erecta est. O sacrosancta filia, feminarum gloria! Quamvis enim prima Eva
praevaricationis rea exstiterit, ac per eam mors, dum illa serpenti adversus primum parentem inserviret,
ingressa sit: attamen Maria divinae obsequens voluntati, deceptorem anguem ipsa decepit, ac mundo
immortalitatem invexit” (Ibíd., PG 96, 671).
36
Contraponiendo a Eva y María, expresa el Damasceno: “Illa [Eva] namque divinae sententiae decreto
audivit; In moereribus paries: haec [María], Ave, gratia plena. Illa, Ad virum erit conversio tua. Haec,
Dominus tecum” (Ibíd., PG 96, 662).
37
“O digna Deo filia, humanae venustas naturae, primigenae parentis Evae emmendatio!” (I, 671).
JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
Para ciertos Padres de la Iglesia, teólogos y escritores sacros, sobre todo, en el ámbito
greco-oriental, el nacimiento de María marca el inicio de la Nueva Alianza, que sella Dios
con la Humanidad, tras agotarse la interinidad conferida al Antiguo Testamento.
La precedente ley mosaica, a beneficio exclusivo del “pueblo elegido”, es sustituida
por el nuevo mandamiento cristiano del amor universal, a beneficio de toda la Humanidad.
Por tal motivo, San Juan Damasceno sentencia que el antiguo Templo vetero-
testamentario, construido por el Salomón carnal con piedras y oro, es sustituido ahora por
otro nuevo templo espiritual (María), construido y habitado por el nuevo Salomón
espiritual (Dios Padre), para alojar a su divino Hijo tras el fecundante resplandor del
Espíritu Santo39.
Luego de sostener que con María se produce la sustitución de la Antigua Alianza por
la Nueva -“Por medio de ti se cumplió «el cambio de Ley», y se reveló el espíritu
escondido bajo la letra”40-, el panegirista alude una vez más a la Nueva Alianza que Dios
pacta con todos los hombres tras el advenimiento de la indisoluble pareja María/Jesús, al
destacar el papel protagónico ejercido por la Virgen, como una nueva Mujer liberada. A su
entender, en efecto, contrariamente a las demás mujeres, sometidas al varón, la Virgen
María tiene como único señor a Dios Padre, quien estatuye una nueva alianza con los
hombres, enviando a su Hijo, el Verbo, por medio del Espíritu Santo. Es precisamente esta
última Persona divina la que, a modo de semilla divina y espiritual, fecunda a María, sin
necesidad de comercio carnal con varón, para que ella haga posible la encarnación del
Verbo de Dios.41
38
“omnis creatura una festive oblectetur, ac sacratissimum sacrae Annae laudet puerperium. Illa
quippe mundo bonorum peperit thesaurum, quem vis nulla auferre possit. Per eum siquidem Creator
naturam universam media humanitate in melius commutavit. Cum enim homo media inter mentem et
materiam sede constitutus, rerum omnium conditarum, tum visibilium, tum invisibilium, nodus
vinculumque sit, profecto rerum artifex Deus Verbum humanae naturae copulatum, ejus beneficio
creaturae universae unitum fuit” (Ibíd., PG 96, 662-663).
39
En ese orden de ideas el Damasceno apunta: “O Virgo divinis gratiis affluens, templum Dei sanctum,
quod spiritualis Salomon, ille princeps pacis abs se constructum inhabitavit: templum, inquam, non
auro et inanimis lapidibus decoratum, sed auri loco Spiritu fulgens: pro lapidibus pretiosis,
pulcherrimam margaritam habens Christum” (Ibíd., PG 96, 678).
40
“Per te legis facta translatio est, patefactisque spiritus, qui sub lege delitescebat” (Ibíd., PG 96, 670).
41
Así lo expresa el santo en referencia a María: “Omnis namque mulieris caput est vir: hujus autem, cum
virum non habeat, Deus et Pater caput fuit, qui Spiritus sancti opera conjugii veluti foedus paciscens,
tamquam divinum quoddam semen, Filium suum ac Verbum, omnipotentem illam virtutem emisit. Benigna
quippe voluntate Patris, non ex naturali congressu, sed ex Spiritu sancto et ex Maria Virgine supra naturae
leges nulla mutatione Verbum caro factum est, et habitavit in nobis” (Ibíd., PG 96, 666).
HODIE MUNDI SALUS INCHOATA EST. INTERPRETACIÓN ICONOGRÁFICA DE IMÁGENES BIZANTINAS…
42
Cf. nuestra nota 35 (Ibíd., PG 96, 671).
43
“Quapropter humanae sterilitatis depulsionem celebremus, qua bonum impedimentum solutum est”
(Ibíd., PG 96, 664-664).
44
“Adeste omnes gentes, omne nominum genus, lingua omnis, et aetas omnis, omnisque dignitas; orbis
universi laetitiae natalem diem laetis gaudiis celebremus” (Ibíd., PG 96, 662).
45
“Si enim gentiles daemonum per commentitias fabulas clanculum animis illudentium, ac veritatem
obscurantium, regum item natalitios dies omni honoris genere prosequebantur, ac pro sua quisque
facultate oblatis muneribus litabant, cum alioqui humana, illi vitam infestarent: quanto nos potiori jure
Dei Genitricis natalem operae pretium est honorare, per quam universum mortalium genus
redintegratum est; per quam primigeniae matris Evae luctus in gaudium est commutatus?” (Ibíd.).
46
“Hodie mundi salus inchoata est. Jubilate Deo, omnis terra, cantate, exultate et psallite. Exaltate
vocem vestram, exaltate, nolite timere. Nobis enim in sancta Probatica, seu pecuaria domo nata est Dei
mater, ex qua Agnus Dei qui tollit peccatum mundi, nasci voluit” (Ibíd., PG 96, 670).
JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
Con el propósito de ver si las imágenes bizantinas que representan el tema del
alumbramiento de la Virgen recogen en alguna medida los pensamientos de San Juan
Damasceno en la citada homilía, analizaremos ahora las siguientes representaciones
pictóricas bizantinas del Nacimiento de María: la miniatura del Menologio de Basilio II (c.
985),47 el mosaico en el monasterio griego de Dafni (2ª mitad del siglo XI),48 los frescos en
las iglesias de Hagia Sofia en Kiev, Ucrania (mediados del siglo XI), 49 de San Panteleimón
en Nerezi, República de Macedonia (1164),50 de Sopoçani, en Serbia (ca. 1265), de la
Panagia Peribleptos en Ohrid, República de Macedonia (1295),51 de la iglesia del rey en el
monasterio de Studenica, Serbia (1313-1314),52 de la iglesia de Gradac en Dalmacia,
Croacia,53 y el mosaico del monasterio de San Salvador de Chora (Kariye Djami) en
Estambul (1320-1321).54
Como los tres escritos apócrifos de referencia no proporcionan datos precisos sobre el
alumbramiento de María, salvo la breve mención que el Protoevangelio de Santiago hace
de una comadrona y una cuna55, durante la Edad Media los artistas y los diseñadores de los
programas iconográficos interesados en este episodio mariano añadieron por su cuenta
anécdotas fabulosas y pormenores de gran emotividad.
Combinados los distintos detalles narrativos propuestos en ese tema iconográfico por
los artistas bizantinos, las distintas representaciones de la Natividad de María suelen tener
en común ciertos elementos esenciales, referentes a personajes, actitudes, acciones,
situaciones, escenografía y accesorios.
Respecto a los cuatro primeros elementos, los artistas coinciden, por lo general, en las
siguientes pautas. Ocupando el sector principal del cuadro, vestida por completo con
amplios ropajes, Ana permanece sentada o yacente sobre un lecho, para significar el parto
recién producido o aún en proceso.
47
El Nacimiento de la Virgen María, miniatura del Menologio de Basilio II, h. 985. Biblioteca
Vaticana, Roma.
48
El Nacimiento de la Virgen María, mosaico, 2ª mitad del s. XI. Monasterio de Dafni, Grecia.
49
El Nacimiento de la Virgen María, fresco (mediados del s. XI), iglesia de Hagia Sofia, Kiev, Ucrania.
50
El Nacimiento de la Virgen María, fresco, 1164. Iglesia de San Panteleimón, Nerezi, República de
Macedonia,
51
El Nacimiento de la Virgen María, fresco, 1295. Iglesia de la Panagia Peribleptos (hoy San
Clemente), Ohrid, República de Macedonia.
52
El Nacimiento de la Virgen María, fresco, 1313-1314. Iglesia del Rey, Monasterio de Studenica,
Serbia.
53
El Nacimiento de la Virgen María, fresco (sin fecha). Iglesia de Gradac, Dalmacia, Croacia.
54
El Nacimiento de la Virgen María, mosaico, 1320-1321. Monasterio de San Salvador de Chora
(Kariye Djami), Estambul.
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“Y se le cumplió a Ana su tiempo, y el mes noveno alumbró. Y preguntó a la comadrona: ‘¿Qué es lo
que he dado a luz?’ Y la comadrona respondió: ‘Una niña’. Entonces Ana exclamó: ‘Mi alma ha sido
hoy enaltecida’. Y reclinó a la niña en la cuna” (PES, V,2).
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Esta -más bien rara- situación de cercanía materno-filial quizá pueda relacionarse con aquella
admirativa exclamación del Damasceno en honor de Ana: “O filia Adami et Dei mater! Beati lumbi et
venter, ex quibus prodiisti! Beatae ulnae, quae te gestaverunt: labia item, quibus castis osculis frui
concessa est, parentum nempe dumtaxat tuorum, et in omnibus semper virginitatem coleres” (Hom. I in
Nativ. Mariae, PG 96: 670).
57
“O uterum, in quo animatum coelum, coelorum latitudine latius conceptus fuit! […]. O ubera, ejus
lactantia nutricem, a quo mundus alitur! O miraculorum miracula, et rerum admirabilium res maxime
mirabiles!” (Ibíd., PG 96, 663).
JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
Episodio casi siempre presente, y sin apreciables variantes en sus detalles, en esos
cuadros (salvo en el de Ohrid), es el de la ablución o baño de la neonata, que realizan en
una pila o cubeta una o dos parteras y una criada. Rara vez la recién nacida está ya inmersa
en la pila (Dafni, Nerezi), pues con mayor frecuencia aparece en brazos de una comadrona
instantes antes del baño, mientras ésta u otra partera introduce su mano en la pila para
confirmar la suficiente tibieza del agua, que una criada vierte con un jarra (Menologio de
Basilio II, Kariye Djami, Studenica, Sopoçani).
Como excepción curiosa, el fresco de Ohrid omite, como ya acotamos, el
convencional incidente de la ablución de la neonata, omisión que podría tal vez
interpretarse como una simbólica alusión al inmaculado engendramiento de María y a su
exención del pecado original.
Quién sabe si el diseñador del programa iconográfico de Ohrid haya sentido en su
interior resonar el eco de aquellas palabras del Damasceno: “He aquí por qué ahora una
Virgen viene al mundo, adversaria de la ancestral fornicación; ella es dada como esposa
a Dios en persona, y ella da a luz a la misericordia de Dios. […] De ella, en efecto, nace
el Hijo bienamado de Dios, en quien él puso sus complacencias”58.
Por otra parte, contrariando la costumbre de omitir a Joaquín en las imágenes
bizantinas del nacimiento de la Virgen, el fresco de Studenica y el mosaico de Kariye
Djami conceden al padre de la criatura cierto discreto protagonismo, situándolo en primer
plano como solícito protector de su niña, dormida en su cuna, mientras una criada la
abanica (Studenica), o haciéndolo aparecer casi a hurtadillas por una puerta lateral (Kariye
Djami).
Resulta evidente que los programadores de la iconografía de ambos murales buscaron
realzar el co-protagonismo paterno, teniendo quizás en mente aquellas frases del
Damasceno: “Alégrate, Joaquín: de tu hija «un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido
dado», «y se le dará este nombre: Ángel del gran consejo» -es decir, de la salvación del
universo-, « Dios fuerte»”59. O tal vez rememoraron aquellas otras alabanzas que el
panegirista sirio dedica a Joaquín y Ana, por considerar que su santidad como pareja casta
era digna de la santísima niña que les nacía60.
Como ya indicamos en diversos contextos, todas las pinturas bizantinas bajo
escrutinio escenifican un variopinto accionar de comadronas y sirvientas, aquéllas lavando
a la neonata (y, a veces, ayudando a la parturienta), éstas brindando a la recién parida
alimentos y bebidas, e incluso ventilándola con un abanico (Dafni, Ohrid, Studenica,
Kariye Djami).
58
“Eam ob causam Virgo nunc antiquae majorum suorum scortationis adversaria nascitur, ipsique Deo
sponsa jungitur, ac Dei misericordiam parit, ut efficiatur Dei populous […]. Ex ea quippe nascitur
Filius Dei dilectissimus, in quo Pater bene sibi complacuit” (Ibíd., PG 96, 674).
59
“Exulta, Joachim, quoniam ex filia tua puer natus est nobis, et filius datus est nobis, et vocabitur
nomen ejus magni consilii, salutis universi mundi, Angelus, Deus fortis” (Ibíd., PG 96, 667).
60
“O beatum par Joachim et Ann, immaculatissimum prorsus! […]. Uti Deo gratum erat, atque ea
dignum quae ex vobis orta est, vitae vestrae rationes instituistis” (Ibíd., PG 96, 667).
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“O par beatum Joachim et Anna! Vobis omnis creatura estricta est. Per vos enim donum omnium
donorum praestantissimum Creatori obtulit, nempe castam matrem, quae sola Creatori digna erat”
(Ibid., PG 96, 663).
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“O sacratissima filia, quae in maternis ulnis cerneris, apostaticisque virtutibus formidabilis es! O
sacratíssima filia, quae matris uberibus lactaris, atque ab angelis undique cingeris!” (Ibíd., PG 96,
671).
63
Así, por ejemplo, lo interpreta PASSARELLI, Gaetano, Iconos. Festividades bizantinas, LIBSA,
Madrid 1999, p. 45.
JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
adelanta: a partir de ella, mediante ella, el Dios que está más allá de todos los seres, debe
‘venir al mundo corporalmente’ [...]. Hoy de la raíz de Jesé ha brotado un tallo, del que se
elevará por el mundo una flor substancialmente unida a la divinidad”64.
Cabe destacar que la simbología subyacente en esos huevos ofrecidos a la recién
parida no metaforizan solo la vida humana a la que accede en ese instante la recién nacida
María, sino la Vida eterna que su futuro hijo Jesús garantizará a lo largo de los siglos a la
Humanidad, tras redimirla del pecado con su muerte en el Calvario.
No en vano San Juan Damasceno exclama, al celebrar esta fiesta mariana: “«Una viña
de hermosos sarmientos» ha germinado del seno de Ana, y ha producido un racimo lleno
de dulzura, fuente de néctar que brota para los habitantes de la tierra en vida eterna.
Joaquín y Ana se hicieron «semillas de justicia» y recogieron «un fruto de vida»” 65.
Reforzando, si cabe, la plausibilidad de la interpretación de esos huevos como
sugerente metáfora de la Vida eterna que aseguraría Jesús a la Humanidad podríamos
aportar estas afirmaciones del doctor de Damasco: “Mantente alegre, feliz Ana, por haber
dado a luz una mujer. Pues esta mujer será Madre de Dios, puerta de la luz, manantial de
vida”66.
Plenos de simbolismo resultan asimismo la pila o cubeta en la que lavan a la neonata
y el acto mismo de la ablución. No pocos comentaristas, en efecto, ven en tales elementos
un símbolo del bautismo, como sacramento purificador del pecado original, razón por la
cual la mayoría de esas cubetas o bañeras tienen en los cuadros analizados forma de pila
bautismal (Menologio de Basilio II, Dafni, Kiev, Nerezi, Sopoçani, Karije Djami).
Asimismo -y esta otra interpretación no anula la anterior, sino que la completa y
perfecciona- otros expertos interpretan la pila con su agua purificadora como una analogía
de Cristo, quien se autodefinió como el agua viva capaz de saciar de modo definitivo la
sed del sediento, o incluso como un símbolo de la propia Virgen María, asumida como
Fons Vitae, como el manantial puro y virginal del que brota el Agua de Vida (Jesucristo).
Quizá eran esas mismas ideas las que el Damasceno intuía al comparar a la Virgen
María con el “Pórtico de las Ovejas”, es decir, la Puerta adyacente a la Piscina Probática
en Jerusalén, donde se lavaban las ovejas antes de ser sacrificadas en el Templo de
Salomón: según el apologista sirio, aquella fuente probática, contrariando lo que sucedía
antaño cuando el ángel agitaba sus aguas una sola vez al año y curaba a un solo paralítico,
se convierte ahora, tras el nacimiento de María, en una fuente de curación universal para
todas las ovejas que conforman el rebaño espiritual de Cristo67.
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“Hodie sterilitatis portae aperiuntur, divinaque porta virginalis procedit, ex qua et per quam qui est
super omnia Deus, in orbem terrae corporali modo est ingressurus […]. Hodie virga de radice Jesse
orta est, ex qua mundo flos divinae subsistens ascendet” (Hom. I in Nativ. Mariae, PG 96, 663).
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“Vitis uberrima ex Anna pullulavit, uvaque suavissima effloruit, potum nectaris terrigenis fundens in
vitam aeternam. Joachim et Anna ad justitiam sibi ipsi seminarunt, ac vitae fructum messuerunt” (Ibíd.,
PG 96, 674).
66
“Laetare, beata Anna, quod feminam pepereris. Haec enim femina Dei mater futura est, porta lucis,
fons vitae, et feminarum crimen abolebit”(Ibíd., PG 96, 674).
67
Así lo expresa poéticamente el Damasceno: “Salvesis, probatica, Dei Matris sacratissimum
delabrum. Salvesis, probatica, avitum reginae domicilium. Salvesis, probatica Joachim, pecorum
HODIE MUNDI SALUS INCHOATA EST. INTERPRETACIÓN ICONOGRÁFICA DE IMÁGENES BIZANTINAS…
Conclusiones
quondam caula, nunc autem rationalis Christi ovilis Ecclesia coelum reprasentans; quae olim quidem
quotannis semel Angelum Dei excipiebas turbantem aquam, unumque valetudini restituentem, nunc
autem coelestium virtutum copiossissimum agmen habes Dei genitricem laudentium nobiscum; illam
miraculorum abyssum, mundi universalis curationis fontem” (Ibíd., PG 96, 678).
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JOSÉ MARÍA SALVADOR GONZÁLEZ
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El Nacimiento de la Virgen María, fresco, mediados del s. XI, Iglesia de Hagia Sofía, Kiev, Ucrania
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El Nacimiento de la Virgen María, miniatura de Menologio de Basilio II, h. 985. Detalle del baño
El Nacimiento de la Virgen María, fresco, c. 1265. Monasterio de Sopoçani, Serbia. Detalle del baño
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REGINA MATER MISERICORDIAE
ESTUDIOS HISTÓRICOS, ARTÍSTICOS Y ANTROPOLÓGICOS DE ADVOCACIONES MARIANAS
JUAN ARANDA DONCEL
RAMÓN DE LA CAMPA CARMONA
COORDINADORES
CÓRDOBA, 2016
Portada: Símbolo mariano del frontal del altar mayor del antiguo templo de los
agustinos recoletos de Luque (Córdoba). (Foto Sánchez Moreno)
ISBN: 978-84-946378-0-3
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