2332 2541 PB
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2332 2541 PB
• Sasha Frere-Jones
• Theodore W. Cohen
ENSAYOS
• Mónica Velázquez Sandoval.
La hacienda y sus oficios. Trabajar para el campo en la Nueva España
durante la segunda mitad del siglo xviii
• John Mraz
Fotohistorias de la Revolución Mexicana
RESEÑAS
• Rodrigo Martínez Baracs, La Utopía de Tomás Moro traducida
por Vasco de Quiroga
• Salvador Rueda Smithers, La benemérita labor de hacer archivos
• Luise Margarete Enkerlin Pauwells, Manuscritos mexicanos
perdidos y recuperados
• Rebeca Monroy Nasr, Las revoluciones de la mujer
www.estudioshistoricos.inah.gob.mx/revistaHistorias/
Revista de la Dirección de Estudios Históricos
DIRECCIÓN DE LA REVISTA
Rebeca Monroy Nasr
107
Revista de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia
ENTRADA LIBRE
Sasha Frere-Jones 2
Theodore W. Cohen 9
ENSAYOS
Mónica Velázquez Sandoval
La hacienda y sus oficios. Trabajar para el campo en la Nueva España durante
la segunda mitad del siglo xviii 20
John Mraz
Fotohistorias de la Revolución Mexicana 66
RESEÑAS
Rodrigo Martínez Baracs, La Utopía de Tomás Moro traducida por Vasco de Quiroga 126
Salvador Rueda Smithers, La benemérita labor de hacer archivos 129
Luise Margarete Enkerlin Pauwells, Manuscritos mexicanos perdidos y recuperados 133
Rebeca Monroy Nasr, Las revoluciones de la mujer 136
Entrada Libre
Sasha Frere-Jones
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Entrada libre
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4
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ca enfrentó el reclamo de objetividad del campo al señalar que En sus entradas, Leiris cuestionó
el etnógrafo muchas veces sólo lleva un registro de sí mismo. la validez del pensamiento colonial
También apareció otro desafío en la explícita crítica política francés y más específicamente
del libro. En sus entradas, Leiris cuestionó la validez del pen- de las implicaciones morales de
samiento colonial francés y más específicamente de las impli- reunir tal butin (botín) para
caciones morales de reunir tal butin (botín) para los museos los museos franceses.
franceses. (Algo del butin descrito por Leiris lo está pensando
devolver Macron.) Luego de que el libro saliera, en 1934, vino
el rompimiento entre Griaule y Leiris. Cinco años después, en
carta no enviada a Bataille, Leiris seguía advirtiendo contra
la “imposición a los hechos de enfoques propios de nuestra
mentalidad europea” de la etnografía. “Por más intensamente
que imaginemos vivir la experiencia del indígena”, escribió,
“no podemos entrar en su piel y seguimos viviendo nuestra
experiencia”.
La mayoría de los lectores estadounidenses se toparon con
un Leiris que poco tenía que ver con la etnografía. En 1939
Leiris publicó Manhood, una memoria que había empezado
a escribir antes de su viaje con Griaule. Más de dos décadas
después, Susan Sontag reseñó la traducción al inglés de Ri-
chard Howard para The New York Review of Books. El inicio
tan citado de la reseña dice: “Descontado desde la traducción
en el año de 1963, la brillante y repelente narración autobio-
gráfica de Leiris L’Age d’homme, en principio resulta bastan-
te intrigante”. (El ensayo se transformó en la introducción
de una edición posterior del libro, sin la palabra “repelente”.)
Sontag lee la honestidad de Leiris como “un ejemplo espe-
cialmente poderoso de la venerable preocupación con la sin-
ceridad peculiar a las letras francesas”. Esta interpretación
lleva a mencionar a Montaigne, un movimiento común en la
crítica de Leiris, aunque por lo general Montaigne estaba
más preocupado por salir bien librado. Leiris no tanto, quien
abre Manhood con una lenta y disgustada radiografía de sí
mismo. “Detesto verme a mí mismo inesperadamente en un
espejo, pues a menos de haberme preparado para semejante
confrontación, me parezco humillantemente feo cada vez”,
escribe.
Para Leiris, aun la autoestima es sospechosa, otra trampa
entre uno y la experiencia. En 1946, en un epílogo a Manhood,
Leiris escribió que el libro era la “negación de una novela”.
“En él”, escribió, “me propuse condensar, casi crudo, un con-
junto de imágenes y hechos que me rehusé a explotar permi-
tiéndole a mi imaginación trabajar en ellos”. Aun si la
respuesta de Sontag fue parcialmente desdeñosa —“el libro
5
Entrada libre
Davis, quien tradujo mucho carece de movimiento o de rumbo”, escribió, y “no ofrece con-
de The Rules of the Game, sumación o clímax”—, sí alcanzó a ver con claridad el proyec-
me contó que le “encantaba to más amplio de Leiris. “Manhood es otro de esos libros muy
reconstruir lacompleja sintaxis” modernos que son completamente inteligibles sólo como una
de tales frases, y que el parte del proyecto de una vida”, escribió ella. “Un libro”, en
“estilo de Leiris, si algo es, es más otras palabras, “es una acción que da pie a otras acciones”.
enredado o complejo que Manhood era absolutamente parte de ese proyecto, pero
el de Proust”. bien pudo no ser la manera más feliz de presentar a Leiris a
los lectores anglófonos. La “franqueza vehemente” que Leiris
buscaba se ve embrollada por una concentración atípica en las
heridas narcisistas de sus primeros años. Pero vendría más.
A la mitad de sus treintas, Leiris empezó el estudio autobio-
gráfico que se convirtió en The Rules of the Game, y que le lle-
vó décadas. El primer tomo, Scratches, salió en 1948. Como
Manhood, el libro fue una “acción”, sólo que Leiris parecía ha-
ber modificado su relación con el lenguaje. Según la introduc-
ción de Davis, Leiris decía que él “a duras penas alcanzaba a
ver el uso literario del habla más que como un medio para
aguzar la propia conciencia con el fin de estar más —y de me-
nor manera— vivo”. Sus frases habían florecido en una va-
riante nueva, la cual acercaba más al lector y empujaba al
tiempo a un segundo plano. Leiris había encontrado la música
de su conciencia, y obedecía a un tempo lento, minucioso.
Scratches da inicio con los primeros recuerdos de Leiris, con
patrones de colchas y soldados de plomo y abecedarios. Em-
pareja la lógica asociativa de Documents con la manera de
Proust, y al fijar una idea en otra y en otra, las deja correr al
pulso de la memoria. Este ritmo ascendente, bola de hule que
recorre los sentidos, significa que el recuerdo del fonógrafo
de su padre da inicio en la voz “Perséfone”, y emplea decenas de
páginas para explayarse. “Perséfone” lleva a “gramófono” y
luego a “diagrama”, que conduce a un examen de la “cualidad
ligeramente grasa” del ruido superficial que se escucha cuan-
do una aguja recorre los surcos de un cilindro de cera y se am-
plifican por medio de un cuerno de metal, creando una
“tempestad en una taza de té (o incluso en una taza para mez-
clar acuarelas), un temblor sísmico que recorre el grosor de
una lente de cristal”. Davis, quien tradujo mucho de The Ru-
les of the Game, me contó que le “encantaba reconstruir la
compleja sintaxis” de tales frases, y que el “estilo de Leiris, si
algo es, es más enredado o complejo que el de Proust”. Davis
describió tanto a Leiris como a Proust en el uso de una “es-
tructura hipotáctica”, con muchas cláusulas subordinadas, y
el poeta Jean Laude llamó “fugal” al método de Leiris, en con-
6
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La aventura mexicana de
Katherine Dunham
Theodore W. Cohen
9
Entrada libre
2
Joyce Aschenbrenner, Katherine Dunham: Dancing A Life, Urbana,
University of Illinois Press, 2002, pp. 173-174, y Vèvè A. Clark, “Performing
the Memory of Difference in Afro-Caribbean Dance: Katherine Dunham’s
Choreography. 1938-87”, en History and Memory in African-American
Culture, editado por Geneviève Fabre y Robert O’Meally, Nueva York,
Oxford University Press, 1994, pp. 188-204.
3
Para la biografía de Dunham, véase Aschenbrenner, Katherine
Dunham...
10
Entrada libre
las danzas originarias de África en América. Llegó por prime- Dunham se interesaba
ra vez en el verano de 1947, cuando se programó que su com- en un “estudio comparativo
pañía de baile se presentara por toda la Ciudad de México. de la danza primitiva”,
Poco sabía ella que habría de encontrar una nueva inspiración en particular la de los “indios
musical, la música del estado costero de Veracruz, la cual pa- americanos y los grupos primitivos
ra 1948 se convertiría en parte de su oeuvre. de los negros en América”.
Antes de llegar a México, Katherine Dunham ya era conscien-
te de la presencia de África en América Latina y el Caribe. El 8
de marzo de 1932 le escribió a Melville Herskovits, sin haber
realizado antes ninguna investigación etnográfica. El interés de
Dunham en la danza era bastante claro, pero su proyecto etno-
gráfico de resucitar culturas de la diáspora africana en América
aún estaba verde. Se presentó diciendo que Fay Cooper-Cole,
antropóloga de la Universidad de Chicago, la había animado pa-
ra que le escribiera. Dunham se interesaba en un “estudio com-
parativo de la danza primitiva”, en particular la de los “indios
americanos y los grupos primitivos de los negros en América”.4
Tres años después, y con cartas de presentación de Herskovits,
Dunham viajó a las islas caribeñas de Jamaica, Martinica y Tri-
nidad para iniciar su investigación etnográfica.
Al escribirle a Herskovits desde Martinica, en septiembre de
1935, Dunham expresaba las frustraciones típicas de los antro-
pólogos novicios movidos por el deseo de engendrar una mejora
social. En pleito con las minucias de la observación objetiva de
la comunidad, se lamentaba: “Éste es un país muy difícil. Es
pequeño y la gente está muy amalgamada. Tal vez me repita,
pero aquí hay más que hacer en términos psicológicos que ar-
tísticos o antropológicos. El país está en lenta decadencia, y la
gente con él”.5 Las observaciones en Martinica inspiraron el
primer ballet de Dunham, L’Ag‘Ya, el cual muestra el duelo de
dos hombres por una mujer.6 Después, en 1936, visitó Haití,
embarcándose en la investigación que presentó como “Dances
of Haiti” para obtener la maestría en antropología en 1938.
El proyecto etnográfico y artístico de Dunham continuó
hasta los novecientos cuarenta. En 1939 hizo la coreografía
y estrenó Bahiana, inspirada en la música y danzas del pue-
blo de Bahía, Brasil, una de las regiones más africanas en el
4
Carta de Katherine Dunham a Melville J. Herskovits, fechada el 9 de
marzo de 1932, carpeta 12 (Dunham Katherine 1932-1942), caja 7, en
Melville J. Herskovits Papers, Northwestern University Library Archives,
Evanston, Illinois (en adelante mjhp-nula).
5
Carta de Katherine Dunham a Melville J. Herskovits, sin fecha, ca. 10
de septiembre de 1935, carpeta 12 (Dunham Katherine 1932-1942), caja 7,
mjhp-nula.
6
Aschenbrenner, Katherine Dunham…, pp. 63-64.
11
Entrada libre
Su fascinación con la danza Hemisferio Occidental. Cinco años después estrenó Choros,
de origen africano en la cual empleó la cuadrille brasileña, una danza decimo-
le siguió remitiendo al Caribe, nónica por parejas originaria de Europa occidental. Su fasci-
su fuente más frecuente nación con la danza de origen africano le siguió remitiendo al
de inspiración. Dunham quiso Caribe, su fuente más frecuente de inspiración. Dunham qui-
entender las danzas originarias so entender las danzas originarias de África en el Caribe como
de África en el Caribe como una sola entidad cultural. Tropical Revue, iniciada en 1943,
una sola entidad cultural. le dio vida a esta iniciativa etnográfica. Aunque las obras in-
cluidas en la revue cambiaron con el tiempo, ciertas piezas fi-
jas, como L’Ag‘Ya, casi siempre estaban en la lista.7
Para febrero de 1945, Dunham empezaba a buscar nuevas
inspiraciones culturales para incorporarlas en su segunda re-
vue. El 6 de febrero, Gerald Goode le escribió para decirle:
“Muchas veces he dicho que la Tropical Revue ya se agotó”.8
Para el 24 de febrero ella ya le había hecho caso. En carta di-
rigida jocosamente a “Tropical Revue / Amigos, camaradas y
conciudadanos”, Dunham anotó:
7
Vèvè A. Clark, “Katherine Dunham’s Tropical Revue”, Black American
Literature Forum, vol. 16, núm. 4, 1982, pp. 147-52.
8
Carta de Gerald Goode a la Sra. Dunham, fechada el 6 de febrero de
1945, carpeta 5/5: Correspondencia 1945, febrero, caja 5: correspondencia
1944, noviembre 1945, abril, Fondo Katherine Dunham, 1906-2006, Special
Collections Research Center, Southern Illinois University Carbondale,
Carbondale, Illinois (en adelante kdp-scrc-siuc).
9
Carta de Katherine Dunham a Tropical Revue / Friends, comrades &
countrymen, fechada el 24 de febrero de 1945, carpeta 5/5: Correspondencia 1945,
febrero, caja 5: correspondencia 1944, noviembre 1945, abril, kdp-scrc-siuc.
10
“Prospectus for Bal Negre”, carpeta 9/6: correspondencia [ca. 1946], ca-
ja 9: correspondencia, 1946, septiembre 1947, marzo, kdp-scrc-siuc.
11
Carta de Fernando González M. a la Srita. Katherine Dunham, fecha-
da el 29 de enero de 1946, carpeta 7/4: correspondencia, 1946, enero 21-31,
caja 7: correspondencia 1945, diciembre 1946, marzo 15, kdp-scrc-siuc.
12
Entrada libre
12
Katherine Dunham a Organisaçao ARTS Limitada, fechada el 27 de
mayo de 1946, carpeta 8/5: correspondencia, 1946, mayo 16-31, caja 8: 1946,
marzo 16-agosto, kdp-scrc-siuc.
13
Carta de Tim [¿Durant?] a Katherine Dunham, fechada el 7 de agosto
de 1946, carpeta 8/8: correspondencia, 1946, agosto, caja 8: 1946, marzo
16-agosto, kdp-scrc-siuc.
14
Carta de Katherine Dunham a la Srita. Uldarica Manas, fechada el 6
de mayo de 1947, carpeta 10/2: correspondencia, 1947, mayo, caja 10: corres-
pondencia, 1947, abril-noviembre, kdp-scrc-siuc.
15
Carta de Katherine Dunham al Sr. Smith Davis, 8 de mayo de 1947,
carpeta 10/2: correspondencia, 1947, mayo, caja 10: correspondencia, 1947,
abril-noviembre, kdp-scrc-siuc.
13
Entrada libre
16
Gran Teatro Esperanza Iris, mayo 10-17, carpeta 12: Playbills, Pro-
grammes, Flyers, Tickets, 1947, caja 85: Dunham Performance Playbills,
Programmes, Flyers, 1929-1952, kdp-scrc-siuc.
17
“Ritmos primitivos. Katherine Dunham, Artista y mujer de estudio”,
Mexico al Dia, 1 de junio de 1947, carpeta 15: clippings, 1947, caja 86: Dun-
ham Performance Playbills, Programmes, Flyers, 1953-1973, sin fechas, kdp-
scrc-siuc.
18
Jaime Luna, “Bal Negre”, carpeta 15: clippings, 1947, caja 102: Media
reviews and news clippings about Dunham and her company performances,
1934-1949, kdp-scrc-siuc.
14
Entrada libre
Katherine Dunham concluyó ayer una temporada de cuatro se- Acaso ilustra mejor la mutua
manas muy exitosas con su compañía”. Sus interpretaciones, admiración que se tenían,
señalaba la nota, fueron vistas por los glitterati artísticos de Mé- el que Covarrubias le hiciera
xico: “Por cierto que durante su temporada en el Iris, artistas una caricatura y Dunham
tan importantes como [Diego] Rivera, [José Clemente] Orozco, le diera una foto dedicada a él.
[Miguel] Covarrubias y [Carlos] Mérida realizaron bocetos en el
teatro para un libro que se ha de publicar en México. La Kate-
rina parece haber triunfado en grande al sur de la frontera”.19
Covarrubias ya conocía Dunham. Al igual que ella, Cova-
rrubias pasó sus años formativos en el New Negro Movement.
Al tiempo que ella bailaba en Chicago, él dibujaba lo que se
veía y oía en Harlem. Sus bocetos de la sociedad afroamerica-
na engalanaron las páginas de Vanity Fair e incontables libros
como The New Negro (1925) de Alain Locke, The Weary Blues
(1926) de Langston Hughes y Blues: An Anthology (1926) de
W. C. Handy, el cual incluía la famosa canción de Handy, “St.
Louis Blues”. Como era natural, sus caminos se cruzaron cuando
Dunham visitó México y cuando Covarrubias viajó a Estados
Unidos.20 Documentados por diarios y revistas mexicanos,
Dunham y Covarrubias asistieron a las mismas cenas sociales
así como a comidas más íntimas en las casas de la élite cultu-
ral mexicana. Acaso ilustra mejor la mutua admiración que
se tenían, el que Covarrubias le hiciera una caricatura y Dun-
ham le diera una foto dedicada a él.
En mayo de 1947, Dunham ofreció una conferencia en el
Palacio de Bellas Artes y Covarrubias fue su traductor. Un
artículo en El Universal, “El arte negro visto por fiel intérpre-
te”, cubrió el acontecimiento. Dunham habló de sus estudios
en Chicago, de su investigación en el Caribe y de sus interpre-
taciones de danzas originarias de África. “Al preguntársele la
razón de por qué no había incorporado aún danzas mexicanas
en su programa —aun cuando uno de los números en su es-
pectáculo tenía el título “Mexicana”— contestó que necesitaría
permanecer con nosotros por varios años para conocer la psi-
cología del pueblo, ya que no sólo le interesaban los aspectos
externos de las danzas que ella ejecutaba”.21 México no estaba
en sus planes. Nadie, ni siquiera Dunham, podía haber anti-
19
New York Times, 19 de mayo de 1947, carpeta 15: clippings, 1947, caja
102: Media reviews and news clippings about Dunham and her company
performances, 1934-1949, kdp-scrc-siuc.
20
Adriana Williams, Covarrubias, Doris Ober (ed.), Austin, University of
Texas Press, 1994, p. 178.
21
“El arte negro visto por fiel intérprete”, El Universal, 9 de mayo de
1947, RP-MF 18351, mayo 1947, expedientes, Archivo Gerónimo Baqueiro
Foster, Fondos Especiales, Biblioteca de las Artes-Cenart, Ciudad de Méxi-
co, México.
15
Entrada libre
La música de Veracruz, cipado que en cuestión de meses, ella habría de atar la músi-
el huapango en particular acababa ca del estado mexicano de Veracruz al proceso de
de entrar al canon musical de la rejuvenecimiento de la estética de la diáspora africana.
nación. Desde 1934, el compositor La música de Veracruz, el huapango en particular acababa
Gerónimo Baqueiro Foster estudió de entrar al canon musical de la nación. Desde 1934, el com-
los elementos históricos, culturales positor Gerónimo Baqueiro Foster estudió los elementos his-
y musicológicos del género. tóricos, culturales y musicológicos del género. En la entrada de
abril de 1942 de la Revista Musical Mexicana ató el huapango
a la historia de la esclavitud africana en México. Concluía: “La
Bamba y La Palomita, por ejemplo, eran descendientes de los
cantos de los esclavos negros de los conquistadores españoles.
No sería difícil reconocer estos ancestros negros en los elemen-
tos armónicos, melódicos y rítmicos de La Bamba”.22 Asimismo
arregló varios huapangos, incluida “La Bamba”, para una serie
de conciertos en 1940 en el Museum of Modern Art de Man-
hattan. Su composición de tres minutos, Huapangos, fue la
primera vez que la música negra del estado fue reconocida e
interpretada dentro de la narrativa nacionalista. Covarrubias
también abrazó las raíces africanas de la música. Mexico South:
The Isthmus of Tehuantepec, su libro de 1946, explicó que la
música de los habitantes de la costa de Veracruz “es descen-
diente directa de la antigua música andaluz transplantada la
selva por sus intérpretes mitad indios, mitad negros”.23
En algún momento, tras la conferencia en el Palacio de Be-
llas Artes, Dunham decidió aprender más sobre la música de
la entidad. Presumiblemente, Covarrubias la habría ayudado
a encontrar el camino. El 22 de julio le escribió a su amigo y co-
laborador artístico, William Archibald, de Trinidad, sobre sus
proyectos actuales y futuros, incluido su interés en Veracruz:
Querido Bill,
No creas que paré las negociaciones sobre la Canción del Ca-
ribe. Anoche tuve una discusión con otro productor (el primero
resultó incapaz de cerrar el trato) y está muy interesado. Se
llama Julio Bracho y en este momento trabaja en una película
con [Dolores] del Río. Hemos estado discutiendo si se debería
realizar en Veracruz, que cuenta con un escenario mexicano-
negro, o si se debe hacer en Trinidad. Él sugirió que para aho-
rrar dinero tratemos en Jamaica.
No ve manera de llevarlo a cabo antes del primero del año
y ahora se va llevar las cosas con sus socios. Tal vez tenga más
22
Gerónimo Baqueiro Foster, “El Huapango,” Revista Musical Mexicana,
núm. 8, abril 21 de 1942, p. 183.
23
Miguel Covarrubias, Mexico South: The Isthmus of Tehuantepec, Nue-
va York, Alfred A. Knopf, 1946, pp. 11, 18.
16
Entrada libre
24
Carta de Katherine Dunham al Sr. William Archibald, 22 de julio de
1947, carpeta 10/4: correspondencia 1947, julio, caja 10: correspondencia,
1947, abril-noviembre, kdp-scrc-siuc.
25
Contrato entre Katherine Dunham y Gerónimo Baqueiro Foster, 25 de
septiembre de 1947, Carpeta 10/5: correspondencia, 1947, agosto, caja 10:
correspondencia, 1947, abril-noviembre, kdp-scrc-siuc.
17
Entrada libre
26
Carpetas 1, 2, y 3, caja 113: Sheet Music: Veracruzana (Vocal Opening)
to Windy City—Where do We Go From Here, kdp-scrc-siuc.
27
Katherine Dunham, “The Dances of Haiti…”, pp. 67, 70.
28
Teatro Lírico Newspaper Clipping, carpeta: “Mexico 1955 and misc.
clippings,” serie e, caja 8: Press Books Ger. and S. A. 1950s; Gr. Brit and
France, Mexico 1955, and Misc., Katherine Dunham Papers, Library and
Research Center, Missouri History Society, St. Louis, Missouri.
29
“Notes for Television Programme at 291 Amsterdam, Mexico—15th Ju-
ne, 1955”, carpeta 18/7: correspondencia, 1955, junio 1-20, caja 18: corres-
pondencia, 1955, febrero-junio, kdp-scrc-siuc.
18
Entrada libre
Dunham inició su carrera interesada en lo que ella llamó Dunham inició su carrera
culturas primitivas, sin saber que su interés en la danza y en interesada en lo que ella llamó
la revitalización de la cultura de la diáspora africana la lleva- culturas primitivas, sin saber
ría a México o de que eventualmente interpretaría música que su interés en la danza y en
mexicana en Broadway y alrededor del mundo. Así como ella la revitalización de la cultura
llegó a amar la música de Veracruz, los mexicanos encontra- de la diáspora africana la llevaría
ron elocuentes su ojo etnográfico y sus precisas coreografías. a México o de que eventualmente
Políticamente, Dunham y los mexicanos que comentaron sus interpretaría música mexicana en
interpretaciones rechazaban las políticas segregacionistas de Broadway y alrededor del mundo.
Estados Unidos que denunciaba la estética negra. Una entre-
vista con Peter Waddington, publicada en forma de artículo
en Opera and Concert en junio de 1948, describe mejor el im-
pacto que México tuvo en la condena al racismo estadouniden-
se en Dunham y su más amplia perspectiva artística.
Citándola in extenso, Waddington escribió:
30
Peter Waddington, “Katherine Dunham Raises Primitive Dance Art to
New Heights of Sophistication”, en Kaiso!: Writings by and about Katherine
Dunham, Vèvè A. Clark y Sara E. Johnson (eds.), Madison, University of
Wisconsin Press, 2005, p. 303.
19
Ensayos
Resumen: Este artículo analiza la vida laboral en el campo a través de los oficios que se realizaban
en las haciendas de la Nueva España. Se describe el proceso mediante el cual los trabajadores se
formaban como especialistas, a su vez se propone que existía una jerarquía laboral que era respe-
tada por los individuos y sustentada en los usos y costumbres de la época. Al no existir una institu-
ción formal que emitiera certificados que respaldaran el conocimiento de los trabajadores de campo,
ellos mismos eran quienes validaban la destreza y experiencia alcanzada, reconocimiento que tam-
bién se reflejaba en los salarios registrados en los libros de cuentas de las haciendas.
Palabras clave: trabajadores, oficios, haciendas, vida cotidiana, cultura rural.
Abstract: This article analyzes working life in the countryside, through the trades that were carried
out in the haciendas of New Spain. The process by which the farm workers were trained as special-
ists is described, in turn it is proposed that there was a labor hierarchy that was respected by indi-
viduals and supported by the uses and customs of the time. In the absence of a formal institution
that issued certificates that endorsed the knowledge of individuals in field work, the farm workers
themselves were the ones who validated the skill and experience of the worker, recognition that
was also reflected in the wages recorded in the books of accounts of the haciendas.
Keywords: Workers, trades, farms, daily life, rural culture.
Hasta ahora, el estudio del trabajo en con- trabajadores.1 Sin embargo, el estudio del tra-
textos rurales novohispanos ha sido descuida- bajo como actividad estructurada, organizada e
do por la historiografía, la cual ha enfatizado incluso como forma de vida cultural en el uni-
el análisis de las relaciones laborales y sus ca- verso rural, no se ha considerado. Lo cierto es
racterísticas, entendiéndose dicha postura a que, al interior de la hacienda, el trabajo y los
partir del fuerte impulso que tuvo el estudio oficios practicados se ajustaban a la cotidianei-
de la propiedad en México, y particularmente dad rural del virreinato, predominando, en la
el de la hacienda, después de la Revolución
Mexicana. El análisis de las relaciones labora- 1
Sobre las relaciones laborales se cuenta con diversas
les ha tenido que ver con el reclutamiento de obras como las escritas por Silvio Zavala, las cuales son
la mano de obra: peonaje, trabajo asalariado, referencias históricas de gran importancia para comprender
libre o forzado, deudas y condición social de los el trabajo y las relaciones labores en la Nueva España. Al
respecto, pueden consultarse de Silvio Zavala, Fuentes para
la historia del trabajo en Nueva España, México, fce, 1939;
así como Estudios acerca de la historia del trabajo en
* Posgrado en historia, unam. México: homenaje del Centro de Estudios Históricos a Silvio
20
Ensayos
Zavala, edición preparada por Elías Trabulse, México, El En el ámbito rural existía un orden para todo
Colegio de México, 2009, entre otros. Asimismo, Herbert J.
Nickel y María Eugenia Ponce Alcocer (comps.), Hacendados
lo cotidiano, el cual otorgaba jerarquías susten-
y trabajadores agrícolas ante las autoridades: conflictos tadas en el reconocimiento social. Ninguna ins-
laborales a finales de la época colonial documentados en el titución hispana se encontraba detrás de la
Archivo General de Indias, México, uia, 1996, o Herbert J. cualificación de los maestros de lo rural, de los
Nickel, Relaciones de trabajo en las haciendas de Puebla y
Tlaxcala (1740-1914): cuatro análisis sobre reclutamiento, administradores, los rancheros, los vaqueros,
peonaje y remuneración, México, uia, 1987; así como El los arrieros, los pastores, los constructores, los
peonaje en las haciendas mexicanas. Interpretaciones, jicareros o los curanderos. Todo el entramado
fuentes, hallazgo, México, uia, 1997, también Peonaje e laboral se sustentó en el reconocimiento mutuo
inmovilidad de los trabajadores agrícolas en México: la
situación de los peones acasillados en las haciendas de de las habilidades adquiridas, siendo el medio de
Puebla-Tlaxcala, Bayreuth, Lehrstühle Geowissenschaften, transmisión de estos saberes la oralidad, aun-
1980, entre otras. En la misma línea, la obra de Jan que también es probable que se aprendiera a
Bazant, Cinco haciendas mexicanas. Tres siglos de vida través de la práctica y de la observación. En es-
rural en San Luis Potosí (1600-1910), México, El Colegio de
México, 1995, pp. 110-115. te sentido, es posible afirmar que, sin importar
2
La hacienda de Arroyozarco se localizaba en las la región, la actividad o las circunstancias, la
inmediaciones del pueblo de Aculco, jurisdicción de la ruralidad siempre estuvo estructurada en torno
Provincia de Jilotepec. Se encontraba justo a la vera del
camino de Tierra Adentro; de hecho, contaba con una
a los usos y costumbres, que definieron las cua-
venta que era paso obligado hacia la Ciudad de México y, lidades que debía poseer el experto, en cual-
en sentido opuesto, formaba parte del itinerario hacía el quier arte u oficio.
Bajío y el septentrión. Estas jerarquías laborales, autoimpuestas,
3
Respecto a las llamadas anexas de San Pedro Ibarra,
se trataba de dos haciendas ubicadas en San Luis Potosí
iban de la mano con el estatus social: a medida
que fueron propiedades pertenecientes al Fondo Piadoso que un “muchacho” comenzaba a dominar su
de las Californias; véase el estudio de María del Carmen oficio ascendía en la escala social y laboral. Ini-
Velázquez, El Fondo Piadoso de las Misiones de las ciaba desempeñando actividades simples como
Californias: notas y documentos, México, sre, 1985. Sobre
el desarrollo económico de las haciendas del Fondo
Piadoso, se encuentra el trabajo de Miguel Ángel Solís 5
Una aproximación a la cotidianeidad de aquellos indi-
Esquivel, “Haciendas del Fondo Piadoso de las Californias: viduos dedicados a la cría de ganado menor la podemos
integración comercial y redes de influencia”, tesis para observar en la obra de Danièle Dehouve, Roberto Cervan-
obtener el grado de doctor en historia, unam, México, 2016. tes Delgado y Ulrik Hvilshoj, La vida volante. Pastoreo
4
Herbert J. Nickel, Morfología social de la hacienda trashumante en la Sierra Madre del Sur, ayer y hoy,
mexicana, México, fce, 1986, pp. 67-68. México, Universidad Autónoma de Guerrero, 2004.
21
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Aquella simple designación verbal asentada primus inter pares era muy importante tanto
en obligaciones simples, es decir, los cuadernos en lo rural como en lo urbano. La principal di-
de raya, validaba el dominio de una actividad, ferencia entre el trabajo en el campo y en las
otorgaba mayores prerrogativas salariales y fa- urbes tenía que ver con aspectos sociocultura-
cultaba para mandar a ciertos dependientes de les, como la identidad. La mano de obra rural
la hacienda. tenía un arraigo por el terruño, en otras pala-
De este modo, la articulación de la autoridad, bras “la querencia”, que se identificaba con la
en lo rural, iba de lo formal a lo informal, si- geografía y con los espacios culturalmente cons-
tuándose lo formal en la cúspide de la jerarquía, truidos como el pueblo, la hacienda, la región,
representada por el administrador, mientras todo lo cual era partícipe de una identidad que
que lo informal se constituía a partir del domi- le diferenciaba de la urbana, que asumían sus
nio del oficio y del reconocimiento social del es- contrapartes radicados en las ciudades.8
pecialista. Respecto del concepto oficio, en el En el contexto rural, la práctica de los sabe-
ámbito rural éste se entenderá como el trabajo res y de las destrezas transmitidas en los nú-
especializado; es decir, el oficio constituía el do- cleos familiares, o en las mismas haciendas,
minio de una actividad que, además, se encon- permitían el desarrollo de la vida cotidiana,
traba jerarquizada, pero no regulada por nin- pues la supervivencia resultaba imposible sin
guna corporación o institución. la acumulación de habilidades. A diferencia de
Lo anterior no debe hacer pensar que el tra- los espacios urbanos en los que el dominio de un
bajo en el mundo rural tendía a la especializa- oficio podría bastar para sustentar la vida.
ción de todos los individuos. Si bien existían La hacienda, como parte de las estructuras
verdaderos expertos en distintas materias, el agrarias novohispanas, se erigía como elemen-
habitante de estos espacios normalmente debía to del paisaje rural que proveía de insumos a
ser diestro en varias actividades, por lo que era las ciudades y los centros mineros. El trabaja-
capaz de sembrar, cosechar, alimentar y cuidar dor rural se encontraba en la base de la cadena
animales, hilar, herrar, domar o construir vi- productiva, era responsable de materias pri-
viendas. De todas las labores desempeñadas mas como cueros,9 carne, sebo, granos, lana,
podía darse el caso de que una de ellas se con- harinas, maderas, entre otros productos de-
virtiera en una verdadera especialización, y de- mandados por oficios como los de zapateros,
rivar en el dominio del oficio, como lo podría ser
la curtiduría, el pastoreo, la trasquila, la gana-
dería, la arriería o la construcción. 8
Aunado a esta diferenciación, Pilar Gonzalbo refiere
Este cúmulo de saberes se encontraba cir- que los contrastes entre lo urbano y lo rural fueron tan no-
tables durante el periodo colonial que requieren de distin-
cunscrito a las estructuras agrarias, ranchos, tas “fuentes y presupuestos básicos de investigación”. Pilar
pueblos y haciendas, aunque no debe pasarse Gonzalbo Aizpuru, Vivir en Nueva España. Orden y desor-
por alto el hecho de que el mundo rural se hacía den en la vida cotidiana, México, El Colegio de México,
presente en todos los espacios novohispanos 2009, pp. 164-174. También señala que el paisaje era dis-
tinto en el campo que en la ciudad. “El paisaje de los pue-
(puertos, presidios, ciudades, misiones o minas) blos se componía por cultivos y por casas de adobe con
ya fuera en forma de mulas, caballos, cueros, techos de palma, las cuales también existían alrededor de
sebo, carretas, ganado mayor, ganado menor, las haciendas”; además, “casi todos los moradores se cono-
aves de corral, granos, entre otros bienes mate- cían y no pocos eran parientes”. Pilar Gonzalbo Aizpuru,
“La vida en la Nueva España”, en Pablo Escalante Gonzalbo
riales y de consumo. et al., Historia mínima de la vida cotidiana en México, Mé-
Los oficios en el campo y en la ciudad llega- xico, El Colegio de México, 2010, pp. 49-118.
ban a tener puntos de encuentro en lo referente 9
Por ejemplo, el cuero descrito como la primera materia
a la organización del trabajo, es decir, se encon- para un gran número de manufacturas y utilizada para
realizar diversos productos de uso común como zapatos y
traba jerarquizado y, en buena medida, no ins- botas. Felipe Castro Gutiérrez, La extinción de la artesanía
titucionalizado, por lo que el reconocimiento gremial, México, unam, 1986, pp. 49-50.
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planos y títulos,14 acudir a los juzgados y, si en perspectiva un ingreso de mil pesos considé-
fuera necesario, tratar con autoridades civiles rese que labradores o vaqueros promediaban
y religiosas o con propietarios de diferentes salarios de cuatro pesos mensuales (sin contar
haciendas. También debía organizar la edifi- sus raciones de maíz), es decir, cuarenta y ocho
cación de todo tipo de infraestructura como pesos anuales en caso de trabajar los doce me-
presas,15 pozos de agua, bardas, techumbres o ses del año corridos. Los sirvientes de las ha-
“fábricas de matanza”. Al mismo tiempo, tenía ciendas no siempre trabajaban todo año, por lo
que dirigir las labores del trabajo en el campo: que su salario se ajustaba a los días, semanas
coordinar las faenas, capacidad para organizar o meses trabajados.
la cría y el cuidado de los diferentes tipos de ga- Inmediatamente después del administrador,
nado, conocer el calendario agrícola, entre otras y como se puede observar en el esquema, apa-
actividades. recían los mayordomos o ayudantes. Se trata-
A la luz de las responsabilidades adquiridas ba de aquellos personajes cuya labor consistía
por un administrador de haciendas, es conve- en auxiliar directamente al administrador en
niente señalar que el salario de quienes desem- todo lo necesario. Por lo regular radicaban en el
peñaban dicho oficio mediaba los mil pesos casco de la hacienda; sin embargo, comúnmen-
anuales, además de las correspondientes racio- te recorrían toda la propiedad verificando las
nes de maíz y beneficios diversos.16 Para poner condiciones y ejecución de los trabajos, además
de hacerse cargo de la finca ante la ausencia del
14
En agosto de 1789, Juan Antonio Cuevas, adminis- administrador, sin que resultara extraño que,
trador de la hacienda San Ignacio del Buey, solicitaba a con el paso de los años, algunos llegaran a con-
sus superiores copias de los títulos de propiedad de la ha- vertirse en administradores de alguna propie-
cienda con la finalidad de defender los linderos de “unos
vecinos colindantes que llaman los Sánchez”. agn, México,
dad, por lo que podría decirse que el ayudante
Californias, vol. 3, 1ª parte, exp. 1, fs. 1-1v. o mayordomo era un administrador en ciernes.
15
Correspondencia del administrador de Arroyozarco, El 22 de enero de 1785, Francisco de Sales Ca-
Alonso Ramón de Barturen, informando los avances, cos- rrillo, director del Fondo Piadoso, informaba de
tos y la necesidad de operarios para la construcción de la
presa de la hacienda. Año 1787. agn, México, Indiferente
la muerte de Valerio de Aisa, solicitando el nom-
Virreinal, sección intendencias, exp. 46, fs. 1 a 27. bramiento no de uno, sino de dos administradores
16
agn, México, Californias, vol. 81, f. 16. para San Pedro Ibarra, en atención a la comple-
25
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jidad que representaba la administración de res como una responsabilidad moral, no legal.20
aquella hacienda.17 Con la muerte de Aisa se Es probable que este aparente “paternalismo”
abrió el camino para el ascenso de dos de sus se encontraba íntimamente relacionado con los
subordinados, Juan Antonio Cuevas y José Fons fundamentos políticos de la época, toda vez que
y Cerda. El primero se desempeñaba entonces la Corona española sostenía el cuidado del “des-
como mayordomo de la hacienda del Buey,18 ubi- protegido” y la obligación de aquellos “favoreci-
cada al norte de la Villa de Valles en la Huas- dos” en protegerlos.
teca potosina, en tanto que el segundo llevaba Respecto de los mayordomos, se trataba de
años como ayudante del difunto Aisa. una categoría que debe relacionarse con la per-
Es importante mencionar que los administra- sona encargada de una estancia o de una por-
dores solían asumir el papel de “padre de fami- ción de territorio de hacienda, pero también
lias”. Justamente José Fons, en 1787, advirtió al podía ser el personaje a cargo de una recua de
director del Fondo Piadoso sobre la conducta in- mulas, el jefe de una cuadrilla o el encarga-
apropiada de su compañero Juan Antonio Cue- do de coordinar la trasquila de los rebaños de
vas, a quien acusó de maltratar excesivamente ovejas.
a los sirvientes, comportamiento que no conside- En este sentido, cabría hacer la diferencia-
raba “ser conforme al cargo de padre de familias ción entre los mayordomos-ayudantes (de asis-
en que estamos constituidos”. Señalaba el caso tencia) y los mayordomos de campo. Los prime-
de un arriero que por enfermedad dejó el atajo y ros eran aquellos que se encontraban a cargo
regresó a la hacienda; al enterarse de ello Cue- de una unidad territorial (hacienda, estancia
vas lo mando llamar. Imposibilitado por los pa- o rancho), o bien, que colaboraban como ayu-
decimientos, el enfermo no acudió al llamado, dantes de la administración; en tanto, los se-
por lo que Cuevas ordenó al caporal de la caba- gundos eran personajes responsables de coor-
llada que lo llevase a su presencia. Efectuado lo dinar o dirigir todo tipo de actividades. En
anterior, el arriero refirió “estar verdaderamen- cuanto a los salarios, éstos iban en función del
te malo y que si no lo creía lo mandara recono- trabajo desempeñado.
cer”. La exposición del arriero molestó a Cuevas Los mayordomos de campo, que no eran otra
y tirándolo al suelo, “lo pateo a su gusto” y lo cosa que empleados especializados en diversas
mandó al cepo de pie, por toda la noche. Al día materias, podrían ser los de engordas, trasqui-
siguiente y a las horas de haberse soltado al ladores o de recua (también llamados de los ata-
arriero, este falleció sin recibir los sacramentos.19 jos), sin que se descarte la existencia de otros
Resulta interesante el señalamiento de Fons, debido a que, el empleo de expertos en determi-
sobre la obligación de “padre de familias”. Al nados oficios, respondía a las necesidades de
emplearse como administrador, de manera in- cada hacienda. Sin embargo, cabe resaltar que,
trínseca se asumía el cuidado de los trabajado- sin importar la actividad desempeñada, el per-
sonaje designado como mayordomo de alguna
actividad (de campo) se encontraba posicionado,
en la jerarquía, justo detrás del mayordomo de
17
agn, México,Californias, vol. 3, 2ª parte, exp. 1, fs 1-2. asistencia.
18
Respecto de esta hacienda, puede verse el trabajo de Un caso que permite acércanos a una de las
Ivonne Neusete Argáez Tenorio, “Origen, consolidación y actividades del mayordomo de campo tuvo lugar
fraccionamiento de San Agustín de los Amoles y San Igna-
cio del Buey, San Luis Potosí”, en Antonio Escobar Ohm-
stede y José Alfredo Rangel Silva (coords.), Haciendas, ne-
gocios y política en San Luis Potosí, siglos xviii al xx, Mé- 20
Éste podría ser el antecedente del “paternalismo” ob-
xico, El Colegio de San Luis, 2011. servado por Nickel entre hacendados y peones acasillados
19
Correspondencia del administrador José Fons, 23 de en la hacienda porfirista y posrevolucionaria. Herbert J.
octubre de 1787. agn, México, Indiferente Virreinal, caja Nickel (ed.), Paternalismo y economía moral en las hacien-
5325, exp. 69, sin número de fojas. das mexicanas del porfiriato, México, uia, 1989, pp. 23-29.
26
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que usualmente eran solicitadas: sombreros, salarios iba en función de la labor desempeña-
frazadas, calzones, añil, telas como la sabanilla, da; así, en 1787 el maestro freidor, que partici-
jerga, lana, jabón, dulce, cotones, y animales pó en la matanza realizada en la hacienda de
como toros, mulas, caballos, vacas, lana, ade- Ibarra, cobró 25 pesos por los 23 días en que es-
más de reales en efectivo, así como el impor- tuvo ocupado en su oficio, ocurriendo algo simi-
te por sacramentos: bautizos, matrimonios o lar con el maestro sillero, quien terminó el mis-
entierros. mo año de 1787 con una deuda de 138 pesos, 4
Por otra parte, el libro de cuentas de la ha- reales, los cuales se comprometió a desquitar
cienda San Pedro Ibarra consignó, en 1792, con el “aderezo de sillas”; sin embargo, y a dife-
haberse pagado a los maestros herreros “103 rencia del maestro freidor, el sillero no radicaba
pesos, 6 reales por la hechura de rejas, hachas, en la hacienda, sino en la villa de León.29
azadones, chapas, cerrojos, oses, calce de todo, Tanto los mayordomos de campo como los
el apero que lo ha necesitado, hechura de la re- maestros de diversos oficios se encontraban
ja para la ventana que cae al campo y demás bajo la supervisión directa del administrador
que ha ocurrido en el tiempo que comprende es- de la hacienda y de sus ayudantes o mayordo-
ta cuenta general”. En ocasiones, como en este mos de asistencia. A su vez, los mayordomos
caso, existía más de un herrero al servicio de la de campo y los maestros de oficios tenían a su
hacienda; sin embargo, y desafortunadamente, cargo a una gran cantidad de trabajadores,
no se especificó el salario de cada uno de ellos, que se desempeñaban como sus ayudantes.
sino únicamente el general.26 Estos individuos podían ostentar títulos como
Los carpinteros, por su parte, se ocupaban los de caballerango, caporal o capitanes de
precisamente de la ejecución de obras “propias cuadrillas; se distinguían por la habilidad para
de su oficio”: reparación o confección de carre- las labores y poseían cierta autoridad sobre el
tas o carretones, puertas, ventanas, o bien, de resto de la mano de obra no especializada, pero
implementos que formaban parte de estructu- no necesariamente tenían personal a su cargo,
ras, como los trapiches.27 Las herramientas con sino que podían ser responsables de actividades
las que los maestros desempeñaban sus oficios específicas.
pertenecían a la hacienda, siendo común que en La cuenta general de la hacienda San Pedro
todo tipo de inventarios se diera cuenta de los Ibarra de 1783 registró a Juan Arias como ca-
implementos a cargo de los maestros; así, en pitán de la labor, con un salario de 8 pesos
1776 se especificó tener el carpintero a “su car- mensuales. Por su parte, Bernardo Aguinaga,
go cuatro hachas, dos azuelas de mano, una que se desempeñaba como caporal, tenía asig-
grande de pico, tres escoplos grandes, dos chi- nados 7 pesos mensuales. Ambos personajes
cos, cinco barrenas, dos sierras y un caladon son ejemplo de mano de obra especializada y
[sic]”.28 reconocida como tal por la hacienda; por ello,
Los albañiles, freidores y otros maestros co- obtenían salarios un tanto más altos que el de
mo los silleros, a diferencia de los herreros o aquellos trabajadores hábiles, es decir, la am-
carpinteros, por lo regular, se contrataban por
obra, es decir, únicamente trabajaban por el 29
Francisco de la Cruz, albañil, trabajó en San Pedro
tiempo en el que se desempeñaba la actividad Ibarra por dos periodos durante 1787. El primero abarcó
para la cual eran requeridos. El monto de sus 5 meses y 4 días, por 4 pesos el mes, mientras que el se-
gundo consistió en 47 días a 3 reales la jornada. Por su
parte, Juan Silvestre, también albañil, trabajó las mismas
26
Idem. dos ocasiones en 1787, durante 2 meses y 17 días, se con-
27
Libro de cuentas de la hacienda de San Agustín de trató por 4 pesos mensuales, en tanto que, en la segunda
los Amoles, año de 1793. agn, México, Californias, vol. 5, ocasión, se contrató por 3 reales diarios durante 49 días.
exp. 4, fs. 290-311. Libro de cuentas de la hacienda de San Pedro Ibarra,
28
Inventario de entrega de la hacienda Arroyozarco, año de 1787. agn, México, Californias, vol. 75, fs. 330v,
1776. agn, México, Provincias Internas, vol. 7, exp. 29, f. 320. 333v y 354v.
28
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plia masa de peones o sirvientes que se encon- hacienda, entre los miembros de la cuadrilla,
traban preparados para desempeñar todas con la finalidad de asegurar la mano de obra
las actividades propias de la agricultura y de para el tiempo o momento pactado.
la cría de animales, como los vaqueros, los la- En 1777, Diego Hernández fue requerido por
bradores o pastores. las autoridades al haber faltado al compromiso
Cabe mencionar que al igual que ocurría con que adquirió como capitán de cuadrilla con
los mayordomos, existían dos tipos de “capita- Arroyozarco; para entonces, el fiador de Her-
nes” vinculados laboralmente con las haciendas. nández se había ya fugado “en fecha 11 de no-
El capitán radicado permanentemente en la viembre de 1774, y con plazo de un año cumpli-
unidad productiva era un trabajador especiali- do ya, en igual de 1775, se le ministraron a Die-
zado ocupado en las labores agrícolas o ganade- go Hernández para sí, y otros 52 individuos de
ras de la hacienda y dedicado a verificar las la- quienes se constituyó cabeza con el acostumbra-
bores de varios sirvientes. El otro a que se hace do nombre de capitán: 20 bueyes a 9 pesos, 7
referencia en la documentación y que puede mulas a 18 pesos y 112 arrobas de lana a 3 pe-
ubicarse en la misma posición jerárquica que sos, todo de la hacienda Arroyozarco”.31
los trabajadores especializados, es el llamado La responsabilidad de los capitanes de cua-
capitán de cuadrillas. drilla al comandar trabajadores temporales te-
Las haciendas, por lo regular, contrataban nía que ver tanto con la distribución de mercan-
mano de obra para desempeñar tareas especí- cías como con la correcta ejecución de las acti-
ficas por tiempo determinado, llamados común- vidades encomendadas. Por otra parte, cuando
mente temporales. Su contratación se hacía de los capitanes comandaban sirvientes o trabaja-
forma grupal, a través de las cuadrillas, las cua- dores fijos de la hacienda no tenían responsabi-
les estaban, por lo regular, compuestas por in- lidad sobre el reparto de bienes, sólo eran en-
dios de pueblos cercanos a las haciendas, mis- cargados de la correcta ejecución de las obras o
mas que eran dirigidas por un capitán con el de la mano de obra a su cargo, quienes debían
que el administrador de la hacienda podía hacer ser individuos capaces de desempeñar las tras-
todo tipo de acuerdos, por ejemplo, especificar quilas, sembrar, cosechar, trillar, pastorear, he-
las tareas para las que se contrataba a la cua- rrar o sacrificar animales.
drilla. Los capitanes de cuadrilla podían exigir Todos aquellos con habilidad para desempe-
que se les ocupara sólo en los trabajos acorda- ñar las distintas labores en la hacienda, pero
dos: “por lo que respecta a el indio Juan Martín sin responsabilidad sobre las tareas de terceros,
capitán de trasquila [sic], me aseguró que iba a constituían el grueso de los trabajadores, reci-
presentarse con usted para representarle que biendo un apelativo de acuerdo con la actividad
el dinero que tenía recibido él y los demás in- a la que se les destinaba, como podían ser tras-
dios, había sido con calidad de desquitarlo en la quileros, vacieros, pastores, ayudantes, arrie-
trasquila y no en la labor, y siendo este recurso ros, boyeros, entre otros. Se trataba de la base
legal no pude negárselo. Esto, no obstante, ha- fundamental de la fuerza de trabajo: personas
ré que los susodichos sean de los primeros que hábiles en el manejo de ganados o cultivos, ca-
vayan a devengar sus respectivos créditos”.30 paces de seguir las indicaciones dadas, por la
Asimismo, el capitán, quien debía contar con gente de mayor experiencia, y constituida como
un fiador, era responsable de distribuir las mer- especialistas en diversos oficios, respaldados
cancías o “adelantos” otorgados, por parte de la por nombramientos verbales y por sus pares.
30
Correspondencia de José Gabriel Bravo, 18 de enero
de 1798, justicia de San Felipe Guanajuato, para el direc- 31
Expediente promovido en contra del indio tributario
tor general del Fondo Piadoso. agn, México, Californias, del pueblo de San Felipe, jurisdicción de Ixtlahuaca, Diego
vol. 11, exp. 2, f. 58. Hernández. agn, Provincias Internas, vol. 7, exp. 24, f. 268.
29
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Respecto de los salarios en esta capa laboral, bien, no eran registradas en las listas de raya
pueden englobarse en un margen que iba desde por no tener salarios mensuales, formaban par-
los 12 reales (1 peso, 4 reales) hasta los 10 pe- te de la población y de la fuerza de trabajo de la
sos mensuales, dependiendo de la habilidad per- hacienda, siendo su labor remunerada, frecuen-
sonal para la labor desempeñada, además de temente, por obra, es decir, por tarea realizada.
las raciones semanales de maíz. El papel de la mujer en el trabajo rural es aún
Los trabajadores adscritos directamente a la un tema por estudiarse.
hacienda y sus estancias eran esencialmente
agricultores y encargados de procesar carne,
sebo; de realizar las matanzas, transportar pro- La vida en el campo y vivir del oficio
ductos a la hacienda y desde la hacienda. Mien-
tras que los ocupados en manejar los grandes Los mecanismos sociales con que contaban las
rebaños de ganado menor trashumante debían haciendas, en lo relacionado a los trabajadores
trasladarse, junto con el ganado, por los dife- del campo, fungían a modo de pilares o soportes
rentes espacios de pastoreo.32 Otros, denomi- de una compleja estructura laboral, la cual per-
nados sirvientes de casa eran los que laboraban mitía el constante adiestramiento de individuos.
directamente en el casco de la hacienda: coci- Con ello, las necesidades laborales de todo tipo
neras, molenderas, ayudantes de diferentes ti- eran cubiertas de manera efectiva.
pos y los llamados muchachos, jóvenes menores Es necesario observar la cotidianeidad de
de quince años que asistían en cualquier acti- aquel entorno; para ello resulta ilustrativo lo
vidad, incluyendo aquellas que se desempeña- descrito por los administradores, quienes indi-
ban en el campo. caban cómo era el “aviar” a los sirvientes, es de-
Entre los trabajadores que se ubicaban en la cir, repartir mercancías a cuenta de sus sala-
hacienda estaban las mujeres, quienes no que- rios. En 1814, el director general del Fondo Pia-
daban rezagadas o como último eslabón de la doso, José Ildefonso Gonzáles señaló que “[…]
fuerza laboral (mismo que les correspondería a el modo con que por precisión se hacían los
los muchachos): su papel era amplio, pues se avíos, los alegatos, injustas pretensiones de los
encontraban diseminadas en todos los espacios aviados, su rusticidad y ridículos chiguas [sic],
y aspectos de la hacienda. Los documentos las calentaban la cabeza más firme y fresca” y re-
muestran colaborando en la trilla de granos, en mataba diciendo que él, personalmente, estuvo
las moliendas, cocinando, asistiendo en las la- presente en varias ocasiones en que se llevó a
bores del campo, participando en la matanza de cabo el “avío”, admirándose de que no se come-
animales y en las trasquilas.33 Las mujeres, si tieran mil equívocos “porque el sirviente pide
cuanto se le antoja sin consideración alguna a
32
La temporada de inmigración de los pastores que esta- su haber [salario], de lo que recibe derecha y
ban al frente de un rancho de ovejas comenzaba en septiem- trueca lo que le da la gana, alega mil majade-
bre para arribar a los agostaderos en noviembre y permanecer rías para que se le adelante cuanto imagina y
en el lugar hasta mayo, cuando ya se habían recogido las co-
sechas, y se debía volver al lugar de origen para la trasquila,
nunca queda contento. El administrador estaba
venta y matanza de ganado. El calendario de entradas y sali- solo, daba los efectos, hacía los apuntes en pa-
das debía respetarse para que los animales no dañaran los peles sueltos, borraba y añadía, según las va-
cultivos que pudiera haber a su paso. Ana Gabriela Arreola riaciones a que le obligaba el sirviente”.34
Meneses, “Caminos, poblamiento y ganado entre la Nueva
España y el Nuevo Reino de León: siglos xvii y xviii”, Historia
Los conflictos, como en todo espacio humano,
2.0, Conocimiento en Clave Digital, núm. 11, Universidad In- no eran ajenos: discusiones, peleas, desacuerdos
dustrial de Santander, Colombia, 2016, recuperado de:
<https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5589887>,
consultada el 15 de agosto de 2018. ral de la Hacienda de San Agustín de los Amoles en el año
33
“Pago a las cocineras que les dieron de comer a los in- 1792. agn, México, Californias, vol. 81, exp. 4, fs. 66 y 69.
dios durante la trasquila”, que duró 21 días. Cuenta Gene- 34
agn, México, Provincias Internas, vol. 219, fs. 12-12v.
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Ensayos
e incluso asesinatos formaban parte del día a actividades durante la noche, pues el ganado
día del mundo laboral rural. Las circunstancias, debía ser cuidado. Asimismo, es posible señalar
el modo y el perfil tomado por los acontecimien- la convivencia de individuos de diversas calida-
tos dejan ver las peculiaridades de una realidad des, puesto que Leandro Reyes declaró ser mu-
estructurada en torno al trabajo. Así ocurrió con lato en tanto que Ignacio Vital y su viuda dijeron
el caso del asesinato de Ignacio Vital en 1818, ser indios. Puede apreciarse que los trabajado-
cuyo cuerpo fue encontrado por un “muchacho” res se encontraban en compañía de sus familias.
que asistía en la hacienda de Amoladeras, San Cada uno de los involucrados en el asunto se
Luis Potosí. La mañana del 9 de julio, Agustín refiere indistintamente al otro, por su nombre o
Zeferino dio aviso al sobresaliente35 de la ha- por su cargo, de ahí la posibilidad de establecer
cienda, Leandro Reyes, de haber hallado un que los cargos desempeñados o asignados poseían
cuerpo “cerca de un puertecito”. un significado social, es decir, no sólo se diferen-
El difunto en cuestión era Ignacio Vital, ciaba perfectamente entre el vaciero, el pastor o
quien se desempeñaba como pastor para la re- el sobresaliente, sino que se otorgaba un valor
ferida hacienda; su viuda, Florentina de Jesús social a la labor desempeñada por cada individuo.
trasladó el cuerpo a la misión de la Palma, e Este reconocimiento social iba incluso más
imputó el asesinato al sobresaliente Reyes. En allá de la hacienda, pues con base en los hechos
su declaración, Reyes señaló que el occiso había documentados, en un caso distinto de homicidio,
estado bebiendo aquel día y no estaba en condi- es posible apreciar que las distinciones o reco-
ciones de cuidar a las borregas, por ello “solici- nocimientos del “otro” superaban el marco de lo
tó el que habla, como sobresaliente, a otro hom- institucional. La historiografía ha marcado,
bre […] para que en la noche cuidara el ganado”, perfectamente, los límites entre pueblos y ha-
tras lo cual se retiró a acostarse, pero después ciendas; los hemos visto en múltiples estudios
de un rato escuchó “que las borregas se habían enfrentándose por tierras y aguas; sin embargo,
alborotado”, por lo que se levantó para investi- se ha reparado poco en la forma en que las po-
gar. Creyendo que el pastor se habría descuida- blaciones de uno y otro espacio interactuaban.
do o dormido y algún ladrón querría robar las Un ejemplo de lo que probablemente era co-
borregas “comenzó a gritar a los pastores”, pero mún se describe en el asesinato de Rafael Uribe
no respondieron “los creyó dormidos”, decidió ocurrido el 24 de agosto de 1817 en el pueblo de
buscar al ladrón y se encontró con dos hombres Tlaxcalilla, jurisdicción de Huichapan, cuyo caso
“se dirigió al primero […] y dándole un cintara- contiene indicios de la identidad asumida por los
zo lo tiró al suelo”,36 mientras que el otro escapó. habitantes de uno y otro espacio. En la celebra-
La acusación de Florentina de Jesús se susten- ción de la fiesta del Santo Patrono de Tlaxcalilla,
taba en lo dicho por Remigio Castro, “vaciero” San Bartolomé, como era tradición se llevó a ca-
de la hacienda, quien declaró haber sido el que bo una “función” donde los naturales del pueblo,
recibió el cintarazo del sobresaliente, de lo que vestidos de moros, realizaron algunas “ejecucio-
se desprendió que el occiso fue el otro que corrió. nes” como parte de las celebraciones. Según de-
El expediente no deja ver si Leandro Reyes clararon varios testigos, todo estuvo en calma
fue encontrado culpable o no; lo cierto es que los hasta las tres de la tarde cuando comenzó un tu-
pastores y demás trabajadores, encargados del multo que derivó en la persecución del alcalde
ganado, llegaban a consumir bebidas embria- de Tlaxcalilla por parte de vaqueros y caporales,
gantes durante sus jornadas laborales, quedan- de al menos tres haciendas de la región.
do también evidencia de la continuidad de las Declararon el alcalde y varios naturales de
Tlaxcalilla que previniendo desórdenes a causa
de la ingesta de bebidas alcohólicas, comenza-
35
Encargado de un grupo de trabajadores.
36
Juicio de segunda instancia por el asesinato de Ignacio ron a retirar a las vinateras y pulqueras, lo que,
Vital. agn, México, Criminal, caja 1384, exp. 8, fs. 5-5v. percibido por Manuel Banderas, caporal de la
31
Ensayos
hacienda de la Llave, se unió con José María Ro- Por otra parte, todos los vaqueros y caporales
sales, vaquero de Santa Rosa, “y hechos a una”, declararon ser españoles, mestizos o mulatos,
le dio el primero al segundo un machete para tal como en su momento lo señaló Chevalier;39
que diera sobre el declarante, “lo que verificó co- sin embargo, es de resaltar la ausencia de per-
menzando a insultarlo con varias razones y des- sonajes con oficios de pastor, bueyero, herrero,
vergüenzas” y observó que “dicho Banderas y carpintero u otros propios de las haciendas. Lo
Rosales reunían la gente de a caballo que estaba anterior podría indicar una segmentación al in-
allí” y se “disponían a formar un tumulto”.37 terior de la gran propiedad, en el sentido de que,
Tal como lo declararon el alcalde y los natura- si bien la convivencia entre labradores, bueye-
les de Tlaxcalilla, los vaqueros se reunieron en ros y vaqueros era cotidiana, el oficio generaba
torno al caporal Manuel Banderas y el vaquero integración social entre los individuos que lo
José María Rosales, estableciéndose una asocia- compartían, y junto con ello, una posible rela-
ción entre “gente de a caballo” que persiguió al ción entre sus familias.
alcalde, en tanto que su república y naturales El oficio incidía, incluso, en las creencias o
presentes se dispersaron por temor a ser agredi- supersticiones. Mientras la gente que trabajaba
dos, quedando evidenciado, de este modo, la exis- con el ganado buscaba hacerse de habilidades
tencia de dos bandos: por un lado los naturales relacionadas con la fuerza o la destreza, a efecto
de Tlaxcalilla y, por el otro, individuos que com- de destacar en sus actividades, aquéllos ocupa-
partían un oficio, vaqueros y caporales de diver- dos en labores agrícolas tendían a buscar el so-
sas haciendas, identificados en las declaraciones corro de lo sobrenatural para beneficiar o salvar
no sólo por sus nombres, sino también por el tra- las cosechas. En los documentos encontramos
bajo desempeñado, indicativo del significado y de referencias a rezos auspiciados por las mismas
la identidad proporcionada por uno u otro oficio. haciendas con la finalidad de lograr siembras,
Los vaqueros declararon que estaban reuni- aunque también es posible rastrear ceremonias
dos en Tlaxcalilla por la celebración de San Bar- de otra connotación, pero con la misma inten-
tolomé y por ser domingo, día en que iban a es- ción, la de promover el bienestar de las cosechas.
cuchar misa y a “comprar su recaudo junto con Las haciendas recurrían a las prácticas reco-
sus esposas”, y que, efectivamente, se encontra- nocidas por el clero para atraer el favor de los
ban bebiendo en la plaza principal, lo mismo santos, especialmente el de los patrones de cada
que varios naturales, y como a eso de las tres propiedad. En 1783, el cura de Aculco, población
de la tarde vieron a unos naturales desconoci- cercana a Arroyozarco, emitió el correspondiente
dos que venían tirando de hondazos a todos “los recibo por 175 pesos al administrador, los cuales
de a caballo”,38 de lo cual se derivó el referido amparaban 66 misas celebradas en la capilla de
tumulto y las agresiones al alcalde. la hacienda, 8 pesos por una limosna de misa can-
Los involucrados en los hechos procedían de tada, 16 pesos por la misa cantada a la patrona
tres haciendas (Santa Rosa, la Llave y Cazadero), de la hacienda “y los $25 pesos restantes, por el
pero tenían en común el oficio del ganado, lo que conjuro de granizos en el tiempo de la cosecha de
probablemente le proporcionó cohesión e identi- trigos”;40 entiéndase por conjuro evitar la caída
dad frente al otro, y no sólo eso, el caporal, traba- de granizo tan perjudicial para los cultivos.
jador especializado en el oficio, al parecer, man- Un caso más fue el del Señor de la Veracruz
tenía su autoridad incluso fuera de la hacienda. o de los labradores, registrado en 1790. Se tra-
39
François Chevalier, La formación de los latifundios
37
Causa criminal contra los que hicieron armas contra en México. Haciendas y sociedad en los siglos xvi, xvii y
el alcalde del pueblo de Tlaxcalilla. agn, México, Criminal, xviii, México, fce, 1975, pp. 356-357.
vol. 183, exp. 6, f. 193. 40
Libro de cuentas de la hacienda Arroyozarco, 1783.
38
agn, México, Criminal, vol. 183, exp. 6, f. 206v. agn, México, Provincias Internas, vol. 9, exp. 21, f. 317.
32
Ensayos
41
agn, México, Inquisición, vol. 1365, exp. 16, fs. 172-174. 43
En cuanto a la vivienda sabemos que, en el caso del
42
Causa de 1774, en contra de unos arrieros denunciados trabajador indígena, dependiendo de los recursos locales,
por no echar las cruces en sus lazos y emplear en su lugar una las casas podían ser de piedra, adobe, madera o carrizos
yerba. agn, México, Inquisición, vol. 1100, exp. 16, fs. 347-348. con techos de tejamanil o paja y pisos de tierra. El jacal o
33
Ensayos
El mundo rural, contrario a lo que pudiera pare- jeros. El sacrificio de animales iba en el mismo
cer a simple vista, constituía un organismo so- sentido: el esfuerzo requerido para procesar 10
cial altamente dinámico, en donde las labores o 20 000 cabezas de ganado menor era enorme;
dominaban por completo la vida del ser huma- se debían obtener cueros, cortar carne, limpiar
no. Desde el amanecer hasta el anochecer la ac- viseras, preparar sebo, salar carne, en fin, una
tividad era constante, comenzando las labores, ardua tarea enmarcada en los grandes volúme-
en muchas ocasiones, antes de la salida del sol.44 nes manejados.
El lugar preponderante que el trabajo ocupa- Los oficios en el mundo rural eran los que
ba en el entorno de la hacienda puede quedarnos permitían la supervivencia de la unidad produc-
más claro si consideramos dos elementos: la tec- tiva; de hecho, una hacienda no era otra cosa
nología y el volumen de las labores. La construcción que un centro de trabajo en sí misma, donde los
de infraestructura y, en general, el desempeño de operarios construyeron su identidad. Colocados
todas las actividades, demandaban enormes es- de manera estratégica en una jerarquía infor-
fuerzos pues todos los componentes materiales mal, estos especialistas dirigían las labores de
de la hacienda requerían constante manteni- cientos de trabajadores que, acompañados de sus
miento, mismo que era dado prácticamente de familias, llevaban a cabo su vida con base en los
manera artesanal. Bastaba con no limpiar los ciclos de riego, de cultivo, de limpia, de repro-
canales de riego un año para tener problemas ducción y de traslado. Este calendario laboral
con las cosechas, o bien, pocos años sin atención se encontraba intercalado con las festividades
a las bardas de potreros, serían suficientes para religiosas, misas dominicales, santos patronos,
que estas terminaran destruidas. cuaresma, entre otras.
El bajo nivel tecnológico se combinaba con los Como resultado de esta interacción de las ac-
grandes volúmenes de trabajo: trasquilar 15 o tividades productivas y religiosas se configuró un
20 000 ovejas empleando tijeras requería de paisaje laboral y cultural que tenía que ver con
tiempo y esfuerzo, ello sin mencionar el poste- formas de pensar y de entender la vida, con rela-
rior procesamiento de la lana, lavarla y limpiar- ciones sociales y con sentidos de pertenencia a la
la, empacarla y remitirla a los centros obra- propiedad, al “amo” (paternalismo) y a la tierra.
34
Ensayos
Resumen: Las expresiones artísticas han evolucionado a lo largo del tiempo: surgen, permean, son
interpretadas, y sobreviven o desaparecen con los años, pero si caen en el olvido podemos apreciar
las obras que permanecieron; sin embargo, las que no lo hicieron pueden ser conocidas, estudiadas
y comprendidas por los testimonios escritos o por las imágenes que dan certeza de su existencia.
Precisamente, en este breve artículo se aborda una fotografía que informa sobre un arco de triunfo
que fue levantado en la ciudad de Guanajuato, en 1903, para agradar al presidente Porfirio Díaz y,
sobre todo, a su esposa Carmen Romero Rubio; así, en estas páginas se contextualiza e interpreta
iconológicamente dicho monumento.
Palabras clave: arte efímero, arco de triunfo, porfiriato.
Abstract: Artistic expressions have evolved over time, arise, permeate, are interpreted, and survive
or disappear over the years, but if they fall into oblivion we can appreciate the works that remained,
however, those that disappeared can be known, studied and understood by written testimonies or
by the images that give us certainty of their existence. Precisely, in this short article we study a
photograph that tells us about a triumphal arch that was made in the city of Guanajuato, in 1903,
to please President Porfirio Díaz and, above all, his wife Carmen Romero Rubio; thus, in these pag-
es the monument of the photo in question is contextualized and interpreted iconologically.
Keywords: ephemeral art, triumphal arch, Porfiriato.
35
Ensayos
dor concreto y/o puntual de lo que fue. El mate- Entendemos por arte efímero a toda aquella
rial fotográfico nos señala un objeto o un aconte- expresión humana estética, ya de acción corporal,
cimiento, lo cual puede tomarse como informa- sonora o lingüística o creación plástica, momen-
ción que no siempre encontramos en los docu- tánea, pensada y elaborada, respectivamente,
mentos escritos; es un “infra-saber”, es decir, da- para ejecutarse por un instante, o para degradarse
tos que ayudan en la construcción y comprensión o desmontarse al cumplirse su objetivo ornamen-
del pasado.2 De esta manera son una fuente útil, tal, simbólico y referencial. El principal rasgo de
“testimonios directos de la realidad tangible”.3 estas obras plásticas es lo perecedero de los ma-
Quizá las imágenes capturadas no pueden teriales que intervienen en su construcción, lo
transformar su discurso, pero sí es posible leer- que no permite una larga perdurabilidad.5
las e interpretarlas. Bajo las ideas anteriormen- Si lo anterior se constata en las diferentes
te mencionadas es que en las páginas de este expresiones artísticas, entonces también ha
artículo nos proponemos revisar una fotografía existido a lo largo del tiempo una arquitectura
tomada en Guanajuato, en 1903, con motivo de efímera encargada de “diseñar, emplazar y
la visita que Porfirio Díaz hizo para inaugurar construir edificaciones”,6 pero con una natura-
algunas obras públicas, pues da testimonio de leza poco duradera. Aunque pareciera que no
un arco efímero que en la actualidad ya no exis- guarda relación alguna, pero cuando Martha
te, pero llama nuestra atención por las caracte- Foncerrada de Molina nos habla de los atavíos
rísticas que presenta la construcción y por el guerreros de los mexicas, nos dice que lo efíme-
momento que registra. Pretendemos observar ro no responde meramente a la duración de la
los detalles de la foto, describirla y resaltar su pieza, sino a “lo perecedero o lo semiperecedero
importancia como fuente histórica, con lo cual en cuanto al material utilizado”,7 y eso mismo
definiremos la temática de la imagen y explica- sucede con la arquitectura efímera, que basa su
remos los elementos que la componen. tiempo de vida en lo fugaz de los materiales.
Para entrar en materia debemos decir que
una de las expresiones arquitectónicas más po-
Los arcos triunfales y efímeros pulares en la cultura romana fue el arco de triun-
en el tiempo fo, triunfal u honorífico, que era parte de los pro-
gramas iconográficos de carácter oficial que
El arte efímero es un concepto moderno de Gus- asentaban la figura del emperador o de algún
tav Metzger que refiere a toda aquella obra que personaje destacado. Se trataba de una creación
intencionalmente se crea “para su autodestruc arquitectónica original que también conmemo-
ción”.4 Aunque esta definición apunta a las raba los sucesos históricos, como las victorias
creaciones artísticas del siglo xx, ya existían militares, tema este último que estaba muy re-
piezas de antaño de características pasajeras, lacionado con el arco, pues exaltaba el triunfo
que no han sobrevivido, pero de las cuales hay como máxima aspiración, y por ello en muchas
referencias de su elaboración en el tiempo. ocasiones se adornaba con la victoria alada.8
2
Ibidem, pp. 32-33, 68, 70. 5
Idem.
3
Rebeca Monroy Nasr, “Siluetas sobre la lectura foto- 6
José Ramón Paniagua, Vocabulario básico de arqui-
gráfica”, en Mario Camarena Ocampo y Lourdes Villafuer- tectura, 9ª ed., Madrid, Cátedra (Cuadernos Arte, 4), 1998,
te García (coords.), Los andamios del historiador, México, p. 58.
agn / inah, 2001, p. 317. 7
Martha Foncerrada de Molina, “El atavío del guerrero
4
Ian Chilvers, Diccionario de arte, adaptación para la en la época mexica”, en El arte efímero en el mundo hispá-
edición española de Adolfo Gómez Cedillo, Elena Luxán y nico, México, iie-unam (Estudios de Arte y Estética, 17),
María Ángeles Toajas Roger, traducción de Alberto Adell, 1983, p. 8.
Bernardo Moreno Carillo, María Ángeles Toajas Roger y 8
Isaac Sastre de Diego, “Pervivencias iconográficas clá-
Federico Zaragoza, Madrid, Alianza Editorial (Sección Arte), sicas en el medievo cristiano y musulmán. La ideología de
1995, p. 315. las puertas y arcos triunfales”, en Urbano Espinosa (dir.),
36
Ensayos
De esta manera, el arco de triunfo estaba li- al lenguaje simbólico y alegórico de la tradición
gado al poder y era una obra pública para que grecolatina.11
toda la sociedad la contemplara: se trataba de Antonio Bonet Correa apunta que, durante
una muestra triunfal de poder. El arco emulaba el Renacimiento, este tipo de monumento se eri-
la forma de una portada y se elaboraba con ma- gió para eventos públicos y colectivos, pero de
teriales perecederos, como vegetales, pero la re- manera temporal, pues se construían con mate-
levancia de las victorias hizo que se construye- riales y diseño provisorio, como “maderas, cañas,
ran de manera permanente con mármol.9 estopa, telas, cartón, papeles, cal y escayola”,
Así, los arcos de triunfo romanos eran colo- con el objetivo de que estuvieran en pie menos
cados en alguna plaza o delante de edificios im- de una semana o mientras durara la celebra-
portantes para crear una puerta emblemática ción, fiesta o solemnidad, para sorprender y ad-
del lugar al que se iba a acceder. Una vez que mirar al espectador y como símbolos de poder y
los ejércitos regresaban de la batalla, mancha- esplendor.12
dos de sangre enemiga, pasaban victoriosos por Estas obras se popularizaron y extendieron
el arco para obtener una purificación simbólica; por varias centurias y culturas, como en el ba-
así, se realizaba una entrada triunfal. Con los rroco; así, la investigadora Lucía M. Villasuso
años también se emplearon para conmemorar Hernández advierte que, con la visita del rey de
algún hecho, como un matrimonio o unas exe- España en turno a alguna zona de su reino, se
quias, pero también para festejar la llegada de levantaban edificaciones arquitectónicas, como
algún personaje importante, quien era recibido arcos de triunfo, justamente con materiales que
en la entrada de la ciudad y conducido al centro se degradaban una vez que terminaba el even-
de ésta o hasta el punto donde se ubicaba el mo- to, teniendo un carácter efímero, con el propó-
numento en su honor.10 sito de impresionar al observador engañosa y
Precisamente, Juan Chiva Beltrán es categó- momentáneamente.13
rico al señalar que el arco de triunfo fue un re- Miguel Hermoso Cuesta especifica que hubo
curso relevante no sólo en las entradas triunfa- arcos de triunfo españoles del siglo xvii que du-
les romanas, también se adaptó durante la raban hasta un mes y medio expuestos para
Edad Media y el Renacimiento para los recibi- luego desmontarse. Muchos estaban ornados
mientos, los rituales y las procesiones, recu- con esculturas o pinturas que se reutilizaban
rriendo a elementos arquitectónicos al igual que una vez que eran retirados del lugar, algunos
más se destinaban para formar parte de colec-
Iberia. Revista de la Antigüedad, núm. 7, La Rioja, Univer- ciones prestigiosas. Incluso, el material podía
sidad de la Rioja, 2004, pp. 105, 108, 112, recuperado de: ser aprovechado para la construcción de obras
<https://publicaciones.unirioja.es/ojs/index.php/iberia/arti-
cle/view/293/275>, consultada el 29 de abril de 2018.
diversas.14
9
Juan Chiva Beltrán, “Arcos efímeros mexicanos. De la
herencia hispana al nacionalismo artístico”, semata. Cien-
cias Sociais e Humanidades, vol. 24, España, Universidad 11
Juan Chiva Beltrán, op. cit., p. 194.
de Santiago de Compostela, 2012, pp. 193-194, recupe- 12
Antonio Bonet Correa “La arquitectura efímera del
rado de: <file:///C:/Users/Marte/Downloads/1090-Texto%20 barroco español”, en Fernando Checa Cremades (coord.),
del%20art%C3%ADculo-2908-1-10-20130319.pdf>, consul- Arte barroco e ideal clásicos. Aspectos del arte cortesano de
tada el 20 de enero de 2021. la segunda mitad del siglo XVII. Ciclo de conferencias.
10
Lucía M. Villasuso Fernández, “Arcos de triunfo efí- Roma, mayo-junio de 2003, España, Sociedad Estatal para
meros erigidos en la ciudad de A Coruña para los monarcas la Acción Cultural Exterior, 2004, p. 23, recuperado de:
que la visitaron en la segunda mitad del siglo xix”, Espa- <https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/107477.pdf>,
cio, Tiempo y Forma, serie VII: Historia del Arte, núm. 20- consultada el 12 de enero de 2019.
21, Antonio Urquízar Herrera (dir.), Madrid, Departamen- 13
Lucía M. Villasuso Fernández, op. cit., p. 268.
to de Historia del Arte-Facultad de Geografía e Historia- 14
Miguel Hermoso Cuesta, “Apuntes sobre Luca Giordano
uned, 2007-2008, p. 268, recuperado de: <http://revistas. y el arte efímero”, Artigrama. Revista del Departamento de
uned.es/index.php/ETFVII/article/view/1469/1351>, con- Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, núm. 19,
sultada el 29 de abril de 2018. España, Departamento de Historia del Arte-Universidad de
37
Ensayos
Estas creaciones se levantaban tanto para La práctica del arco de triunfo efímero se
eventos reales o políticos, como para actos mili- trasladó de España a la Nueva España y cuan-
tares y religiosos, y eran hechos primordialmente do se exigía la jura a algún rey o se efectuaba
por pintores, aunque también los hacían arqui- la entrada solemne de algún personaje o comi-
tectos y escultores.15 Ricardo Fernández Gracia tiva importante, como la de los virreyes, los do-
puntualiza que los maestros que dibujaban o pro- cumentos registran que se erigían grandes ar-
yectaban obras de todo tipo, incluidos los monu- cos de triunfo en cada ciudad o poblado por el
mentos efímeros, eran llamados “tracistas”.16 que transitaba el séquito. Unos eran exentos,
La condición temporal de este tipo de obras algunos otros eran de una sola cara y adosados
permitió a los creadores ofrecer piezas fáciles a fachadas de edificios importantes, constitui-
de financiar, es decir, eran baratas, por lo que dos por dos o tres cuerpos y tres calles, además
pudieron experimentar con materiales, formas de complejos programas iconográficos.19
y diseños. Además de los bajos costos tenían Eran fabricados con bastidores de tela y ma-
una calidad que ayudó a los artistas a promo- dera20 o “de madera, con estuco, cartón piedra
cionar su oficio, pues era conocido por todos, ya y otros materiales perecederos”, y se pintaban
que el arte efímero era meramente público y para generar la apariencia de piedra fina o me-
acreditaba el poder religioso o político al que tal, además de estar ornados con grandes pin-
estaba dirigido.17 turas, esculturas, emblemas, motes, poemas e
En relación con la idea anterior, Ester Alba impresos explicativos. Así, pues, este tipo de
Pagán comenta que la producción de arte efíme- monumentos servía para comunicar un mensa-
ro que se creaba en las fiestas barrocas españo- je enaltecedor y era creado no sólo en lo práctico
las, incluidos los arcos triunfales, se mantuvo por artesanos, sino también eran sustenta-
durante el siglo xix en conmemoraciones religio- dos, de manera intelectual, por letrados y eru-
sas y cívicas, pero con una tendencia hacia lo ditos para justificar determinados ornamentos
político-patriótico, en la que se exaltaba a la Ma- y símbolos.21 Por esta razón, Roberto Moreno los
dre Patria y se expresaba una ideología vigente. llama arcos triunfales alegóricos.22
Estas manifestaciones provisionales poco a poco
se alejaron de la profusión ornamental en el di-
seño, y eran parcas y más racionales debido al
pensamiento ilustrado que reinaba en la época.18 revistas/cai/16/cai-16-7.pdf>, consultada el 22 de enero de
2019.
19
Juan Chiva Beltrán, op. cit., pp. 196-198.
Zaragoza, 2004, pp. 140-141, recuperado de: <http://www. 20
Alicia Mayer, “La reconfiguración de la monarquía
unizar.es/artigrama/pdf/19/2monografico/04.pdf>, consultada católica en Indias: tratados de príncipes en Carlos de
el 9 de marzo de 2019. Sigüenza y Góngora y sor Juana Inés de la Cruz”, Libros
15
Antonio Bonet Correa, op. cit., pp. 23-24. de la Corte.es, Jesús Gómez (dir.), año 8, núm. monográfico
16
Ricardo Fernández Gracia, “En torno a la 4, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid-Instituto
arquitectura: consideraciones y testimonios de maestros Universitario La Corte en Europa (iulce), 2016, p. 9,
del barroco navarro”, Príncipe de Viana, año 62, núm. 222, recuperado de: <https://revistas.uam.es/librosdelacorte/
España, Gobierno de Navarra, 2001, pp. 7-8, recuperado article/view/6847/7162>, consultada el 1 de junio de 2018.
de: <https://www.academia.edu/16397765/_En_torno_a_ 21
Sagrario López-Poza, “La erudición de Sor Juana Inés
la_arquitectura_consideraciones_y_testimonios_de_ de la Cruz en su ‘Neptuno alegórico’”, La Perinola. Revista
maestros_del_barroco_navarro_Pr%C3%ADncipe_de_ de Investigación Quevediana, núm. 7, s/e, 2003, pp. 242,
Viana_2001_p%C3%A1gs._7-23>, consultada el 23 de 246-248, 254, recuperado de: <file:///C:/Users/Marte/
enero de 2019. Downloads/la-erudicin-de-sor-juana-ins-de-la-cruz-en-su-
17
Miguel Hermoso Cuesta, op. cit., pp. 139-140. neptuno-alegrico-0%20.pdf>, consultada el 1 de junio de
18
Ester Alba Pagán, “El arte efímero y los artistas 2018.
valencianos en la primera mitad del siglo xix: de la fiesta 22
Roberto Moreno, “Introducción”, en Joaquín
barroca a la fiesta político-patriótica (1802-1833). (I)”, Velázquez de León, Arcos de triunfo, 2ª ed. facsimilar de
Cuadernos de Arte e Iconografía, t. 8, núm. 16, España, las de 1761, 1771 y 1784, México, unam, suplemento del
Fundación Universitaria Española, 1999, pp. 494, 498-499, Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas,
517 y 521, recuperado de: <http://www.fuesp.com/pdfs_ núm. 5, 1978, p. 7.
38
Ensayos
Roberto Moreno señala que existen algunas en 1903, o los de la Exposición Hispano-Fran-
descripciones de arcos barrocos de los siglos xvii cesa de 1908.26
y xviii, así como del xix, a los que llama arcos Aunque García Barragán es tajante al decir
ilustrados,23 por sus formas neoclásicas, lo que que la exaltación del gobernante a través de los
confirma que en etapas posteriores a la época arcos efímeros termina con el siglo xix, debemos
virreinal se continuó reproduciendo este tipo de tomar en cuenta que, aunque de manera tardía,
obras provisionales, pero bajo estilos que refle- las modas artísticas llegaron a México para im-
jaban el gusto y pensamiento de la entonces jo- plantarse o adaptarse al contexto nacional. Así
ven nación. Un ejemplo de arco ilustrado es el como en España se mantuvo la tradición de los
que se levantó para la entrada del Ejército monumentos efímeros en el siglo xx, lo mismo
Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de sep- pasó en el territorio mexicano, aunque respon-
tiembre de 1821, que era neoclásico, austero, con diendo a circunstancias únicas y a realidades
emblemas nacionales.24 locales.
Justamente, Elisa García Barragán estable- Una idea que debemos rescatar de los párra-
ce que el arco de triunfo continuó en el siglo xix fos anteriores es que hasta nuestros días han
mexicano por todo el territorio con el objetivo llegado descripciones minuciosas, dibujos, gra-
de adular y exaltar extremadamente la vani- bados o pinturas que nos dan a conocer la apa-
dad de los gobernantes, pero dejando de lado las riencia de estos arcos triunfales. Esas referencias
composiciones poéticas del virreinato para dar constituyen la memoria de la humanidad que
paso a la arquitectura, la pintura y la escultura queda para la posteridad, que perdura, y que se
que exageraban las características y logros del eterniza.27 Así, la fotografía que nos atañe se con-
personaje halagado, pero seguían conservando vierte en testimonio de lo que se erigió, y nos
un sentido alegórico. Dice la autora que esta ar- ayuda a indagar las razones de su construcción.
quitectura también se caracterizaba por el
eclecticismo en sus diseños, tal como la arqui-
tectura permanente, y que la erección de arcos Datos breves sobre arte efímero
triunfales termina con el siglo xix.25 en la ciudad de Guanajuato
A pesar de la declaración anterior, Ascensión
Hernández Martínez y María Pilar Poblador Antes de pasar a la revisión de la pieza fotográ-
Muga informan que, en España, a comienzos fica que nos ocupa, debemos mencionar algunos
del siglo xx aún se levantaban arcos de triunfo datos sobre monumentos efímeros que fueron
ligeros y provisionales, de madera, adobe o la- erigidos en la ciudad de Guanajuato, desde el
drillo “enlucido y policromado”, con aplicaciones siglo xix hasta el siglo xx, pues nos da una idea
de yeso o cemento e incluso luz eléctrica, por
arquitectos e ingenieros destacados que proyec-
taban formas modernas o que reinterpretaban 26
Ascensión Hernández Martínez y María Pilar Pobla-
las de la antigüedad. Comentan las autoras que dor Muga, “Arquitectura efímera y fiesta en la Zaragoza
de la transición del siglo xix al xx”, Artigrama. Revista del
destacaban tres de estos monumentos con mo- Departamento de Historia del Arte de la Universidad de
tivo de la visita del rey Alfonso XIII a Zaragoza, Zaragoza, núm. 19, España, Departamento de Historia del
Arte-Universidad de Zaragoza, 2004, pp. 173-175, 178,
187-189, 193, recuperado de: <http://www.unizar.es/arti-
grama/pdf/19/2monografico/05.pdf>, consultada el 10 de
23
Ibidem, p. 14. marzo de 2019.
24
Juan Chiva Beltrán, op. cit., pp. 203-204. 27
Isabel Cruz de Amenábar, “Arte festivo barroco: un
25
Elisa García Barragán, “La exaltación efímera de la legado duradero”, Laboratorio de Arte. Revista del Depar-
vanidad”, en El arte efímero en el mundo hispánico, comen- tamento de Historia del Arte, núm. 10, España, Departa-
tarios de Fausto Ramírez Rojas y Sonia Lombardo de Ruiz mento de Historia del Arte-Universidad de Sevilla, 1997,
México, iie-unam (Estudios de Arte y Estética, 17), 1983, pp. 218-219, recuperado de: <https://idus.us.es/xmlui/
pp. 279-281, 290-291. handle/11441/53870>, consultada el 11 de marzo.
39
Ensayos
de las soluciones ornamentales que implemen- lidad. Un tercer arco se elaboró en la calle de
taron los guanajuatenses en los eventos espe- San Francisco, financiado por el Batallón de Se-
ciales, públicos, y oficiales que tenían que ver guridad Pública, adornado con banderas, los re-
con alguna autoridad real o política. tratos de los emperadores y poesías en las que
Una de las noticias que tenemos sobre el ar- se declaraba la obediencia y fidelidad del bata-
te provisional guanajuatense es sobre el recibi- llón a Maximiliano.30
miento del virrey José de Iturrigaray, pues el Los arcos de triunfo efímeros dedicados a
ayuntamiento de Guanajuato ordenó, el 11 de Maximiliano de Habsburgo y a la emperatriz
junio de 1803, a los regidores Martín Coronel y Carlota no sólo se erigieron en Guanajuato, si-
a Joaquín Peláez que erigieran “un arco triun- no también en San Luis Potosí, Zacatecas, Tlax-
fal […] sobre el puente de Ntra. Señora de Gua- cala, Ciudad de México; en todos los rincones
najuato; [con] iluminación en él”,28 que segura- que recorrió el nuevo emperador se construye-
mente se logró con algunas velas, veladoras, ron arcos perecederos en su honor.31
candiles o lámparas dispuestas en el cuerpo del Las últimas noticias que existen sobre los ar-
monumento. cos guanajuatenses nos revelan la creación de
También había un tipo más de expresiones varios ejemplares. El 20 de octubre de 1915, la
con los que se rendía obediencia. Para la llega- presidencia municipal de Guanajuato incitó a
da de Maximiliano de Habsburgo a México, en la población a que adornaran las fachadas de
1864, Guanajuato comenzó los festejos del suceso las casas para la visita de Venustiano Carran-
y dentro de éstos, en el jardín de San Diego, se za, invitado por el gobernador José Siurob. Cris-
levantó un obelisco en el que se le declaraba pín Espinoza refiere que para el 8 de febrero de
“obediencia y fidelidad” al nuevo mandatario,29 1916, cuando llegó el Varón de Cuatro Ciénegas,
aunque este tampoco existe en la actualidad. se habían levantado siete arcos, uno en el patio
A pesar de que vemos noticias de otras di- de la Estación de Ferrocarril de Tepetapa; un
versas construcciones, prevaleció el uso de los segundo en la Plaza de Tepetapa; el tercero en
arcos; incluso, a la llegada de Maximiliano a la Calzada de Guadalupe; el cuarto en la calle
Guanajuato, el 18 de septiembre de 1864, justo de Belén, elaborado por los comerciantes del
en la entrada de la plaza mayor de la ciudad se Mercado Hidalgo; uno más en el puente de San
levantó un arco cubierto de flores en el que se Ignacio; el sexto en la Plaza Mayor, de estilo gó-
asentaba la dedicación al emperador con un mo- tico, mandado hacer por los comerciantes ex-
nograma y la frase “Equidad en la justicia”, ade- tranjeros que radicaban en la ciudad, y un sép-
más de banderitas mexicanas. Pero éste no fue timo en el Jardín de la Unión, y se distinguía
el único: en la entrada del jardín de San Diego por ser todo de color rojo, con estatuas e ilumi-
se levantó uno con trazo de estilo romano, pero nación eléctrica.32
lo interesante es que en el basamento había dos Algunos de estos arcos fueron elaborados de
inscripciones o composiciones que exaltaban la rama, de “viga, tejamanil y manta pintada”,
figura de Maximiliano y lo nombraban “protec- de madera, de flores naturales y artificiales,
tor de la minería”. Este arco estaba muy bien o de heno, incluso uno imitaba el acabado de lo-
elaborado porque se adornaba con estatuas de sa. Muchos estaban adornados con banderas
mármol blanco y también con la frase del arco nacionales, escudos, estatuas, palmas, coronas,
de la plaza mayor, además de pinturas que re- figuras emblemáticas e iluminación eléctrica.
presentaban la Fama, la Justicia y la Inmorta-
30
Ibidem, pp. 162-165.
31
Juan Chiva Beltrán, op. cit., pp. 205-206.
28
Lucio Marmolejo, Efemérides guanajuatenses o datos 32
Crispín Espinosa, Efemérides guanajuatenses o sean
para formar la historia de la ciudad de Guanajuato, t. III, nuevos datos para contribuir a la formación de la historia
Guanajuato, Universidad de Guanajuato, 1973, pp. 9-10. de la ciudad de Guanajuato, t. III, Guanajuato, Imprenta
29
Ibidem, t. IV, 1973, pp. 151-152. Económica, 1926, pp. 326-328.
40
Ensayos
Varios contaban con las iniciales presidenciales Precisamente, el Archivo Histórico del Archi-
y con dedicatorias.33 vo General del Poder Ejecutivo de Guanajuato
Después de estos datos no encontramos más cuenta con una fototeca muy diversa, y en una
noticias sobre arcos efímeros en la ciudad de de sus colecciones existe una fotografía de la
Guanajuato, lo que sí podemos observar es que que se desconoce la autoría y procedencia, sólo
están ligados meramente al ámbito civil y no al se sabe que fue capturada en Guanajuato, en
religioso, como en décadas anteriores. Con base 1903, y presenta un monumento de gran for-
en las referencias vemos que siempre están pre- mato, llamativo, e inserto en la traza urbana de
sentes en actos oficiales de carácter político, y la ciudad, pero que hoy en día ya no permanece
su trazo y estilo es sencillo. También nos damos en pie.
cuenta de que la mayoría era financiado por el Para la época en la que fue tomada la imagen
gobierno, aunque también los particulares po- que nos interesa abordar, México vivía, según
dían rendir pleitesía con estos monumentos. Elisa Speckman Guerra, una segunda etapa del
Los materiales con los que se construían nos porfiriato (1888-1908), caracterizada por un go-
revelan la practicidad de los pobladores para bierno centralista, personalista y autoritario,
crear estas construcciones, pero también nos no sólo en el ámbito federal, sino también por
indican que podían hacer obras presentables, parte “de los gobernadores de los estados”, lo
pero a bajo costo. que provocó una permanencia prolongada en el
poder de algunos mandatarios, que se acrecen-
taran las diferencias sociales, étnicas y de clase,
Un arco para Carmen Romero Rubio y que aumentara la represión contra los oposi-
tores. A pesar de ello no todo fue negativo, pues
Juan Chiva Beltrán nos dice que en repositorios se crearon o consolidaron instituciones políti-
documentales mexicanos existen fotografías de cas, económicas, sociales y culturales, además
arcos triunfales efímeros correspondientes a la de que se atrajo inversión extranjera en diver-
República Restaurada (1867-1876) y al porfiria- sos sectores. De igual manera se desarrolló la
to (1876-1911), que nos muestran el tipo, estilo industria, despuntó el intercambio comercial, y
y tamaño. En ellas podemos observar, por ejem- se aplicó la idea de modernidad a través de
plo, los arcos perecederos con elementos prehis- obras públicas.36
pánicos que se erigieron en la Ciudad de México Isauro Rionda Arreguín considera que en el
para el 15 de septiembre de 1899; los de estilo momento en que Porfirio Díaz nombró al gene-
clásico levantados en Tabasco y Chiapas para ral Francisco Z. Mena, en 1877, gobernador de
la misma conmemoración; el de Durango, ecléc- Guanajuato, comenzó el “porfirismo” en la ciu-
tico e historicista, o el de Yucatán y Oaxaca, con dad y en todo el estado. Así, bajo el cobijo de
claros ornamentos prehispánicos regionales; to- Díaz poco a poco se modernizó la región, debido
dos con intenciones nacionalistas.34 También a lo cual se extendió la instrucción pública, la
por fotografía se conoce el arco neomaya erigido salud y se logró una mejor comunicación gracias
en Mérida, Yucatán, para la visita de Porfirio el ferrocarril.37
Diaz en 1906,35 uno más de los que se seguían
realizando en todo el territorio nacional.
36
Elisa Speckman Guerra, “El porfiriato”, en Gerardo
Jaramillo Herrera (coord. ed.), Nueva historia mínima de
33
Ibidem, pp. 299-300, 326-328. México ilustrada, México, Secretaría de Educación del
34
Juan Chiva Beltrán, op. cit., pp. 209-211. Gobierno del Distrito Federal / El Colegio de México, 2008,
35
Jorge Victoria Ojeda, De la imagen, el poder y la pp. 351-381.
vanidad. Porfirio Díaz en la tierra de los mayas (1906), 37
Isauro Rionda Arreguín, “La ciudad de Guanajuato
México, Instituto de Cultura de Yucatán / Conaculta durante el porfiriato”, en Luis Rionda Arreguín, El porfi-
(Ensayos), 2010, p. 28. riato en Guanajuato (ideas, sociedad y cultura), México,
41
Ensayos
La conexión ferroviaria de Guanajuato,38 des- sidente forjó una relación de afecto y complici-
de finales del siglo xix, con la Ciudad de Méxi- dad, aunque fuera en los últimos años del
co, Guadalajara o el norte del país, permitió un porfiriato,41 justo cuando se capturó la fotogra-
mayor crecimiento económico. Por lo menos, la fía que nos atañe.
parte abajeña del estado vivió un fuerte dina- Asentado, de modo muy general, el contexto
mismo en las actividades laborales; despuntó el por el que atravesaba el territorio mexicano ba-
número de fábricas, talleres, manufacturas, así jo el mando de Porfirio Díaz, pasemos ahora al
como el comercio, todo ello conviviendo con la escrutinio de la pieza fotográfica. Al reverso de
próspera producción agrícola y con la poca ex- la foto se lee: “Paseo de la Presa. Arco dedicado
tracción de mineral. Por este caldo de circuns- a la Sra. Carmen Romero Rubio de Díaz”; es sus-
tancias es que varias poblaciones se convirtieron tancial tomar en cuenta esta leyenda porque
en ciudades, lo que nos habla de la importancia aporta la ubicación de la escena. El Paseo de la
que adquirieron municipios como León, San Presa actualmente es una zona habitacional y
Francisco del Rincón o Valle de Santiago.39 turística de la capital guanajuatense, pero en su
Sin embargo, con el objetivo de construir, pa- momento comenzó a poblarse en 1846, ubicán-
cificar y unificar las fuerzas políticas y regiona- dose casas de campo de algunos pobladores pri-
les, debemos recordar que el porfiriato también vilegiados y, con el tiempo y nuevas residencias,
se caracterizó por aplicar prácticas impositivas, se formó una calle que se unió a la ciudad.42 Ese
haciendo que Díaz muchas veces nombrara a rumbo tomó su nombre de la Presa de la Olla,
hombres leales como gobernadores, que tam- pues estaba próximo a ésta, la cual fue construi-
bién estuvieran apoyados por los grupos locales. da desde 1741 y terminada hasta 1749.43
El presidente les daba la garantía de la no in- La imagen nos muestra una calle o avenida
tervención política, con lo que tenían libertad de tierra compacta y uniforme, en cuyos extre-
para gobernar y enriquecerse, a cambio de man- mos se aprecian casas o edificaciones que deli-
tener la paz en los estados de la república,40 lo mitan el espacio central, que adornan sus fa-
que funcionó muy bien en Guanajuato. chadas con una serie de árboles que fungen co-
Como vemos, en los inicios del siglo xx, la en- mo trazo de las aceras. También se encuentra,
tidad estaba inmersa en la política porfirista, del lado derecho, un poste que sostiene cables
aunque César Federico Macías Cervantes acla- eléctricos, mientras que del lado izquierdo co-
ra que, en un principio, Díaz era controlador y rren unas vías ferroviarias (figura 1).
distante con la élite política y económica gua- El detalle del poste y de las vías nos revelan
najuatense. Fue con el gobernador Joaquín los proyectos de modernización que se imple-
Obregón González (1893-1911) con quien el pre- mentaron en Guanajuato en los últimos años
del siglo xix. Al respecto, desde el 17 de agosto
de 1884 ya estaban establecidos y en funciones
Centro de Investigaciones Humanísticas-Universidad de todos los faros eléctricos de la ciudad,44 y el 1 de
Guanajuato, 1994, pp. 64, 66-68.
38
Gracias al ferrocarril de los tiempos de don Porfirio,
las personas podían visitar estados y ciudades que ofrecían 41
César Federico Macías Cervantes, “Semblanza gene-
gran variedad de fiestas, religiosas o cívicas. Guanajuato ral del estado de Guanajuato entre 1876 y 1940”, en César
era visitado, sobre todo, para los tiempos de Semana San- Federico Macías Cervantes (coord.), Del porfiriato al car-
ta. Moisés González Navarro, Historia moderna de México, denismo. Aspectos de la historia moderna de Guanajuato,
vol. 4: El porfiriato. La vida social, 5ª ed., México, Hermes, México, Gobierno del Estado de Guanajuato / Universidad
1990, pp. 708-710. de Guanajuato (Participación), 2009, p. 24.
39
Patricia Arias, “Guanajuato, una historiografía regio- 42
Lucio Marmolejo, op. cit., 1973, t. III, p. 285.
nal en claroscuro”, Boletín del Archivo General del Gobier- 43
Lucio Marmolejo, Efemérides guanajuatenses o datos
no del Estado de Guanajuato, nueva época, núm. 9, México, para formar la historia de la ciudad de Guanajuato, t. II,
Gobierno del Estado de Guanajuato, marzo-julio, 1996, Guanajuato, Universidad de Guanajuato, 1971, pp. 44-45,
pp. 10-13. 70.
40
Elisa Speckman Guerra, op. cit., pp. 340, 342, 346. 44
Lucio Marmolejo, op. cit., 1973, t. IV, p. 413.
42
Ensayos
noviembre del mismo año había entrado el pri- Continuando con la fotografía, el arco conta-
mer tranvía al centro de la capital.45 ba con una altura considerable, lo que se puede
Ese tranvía o ferrocarril urbano, según el percibir con las proporciones de las personas
plan original, recorría un trayecto de Marfil a cercanas. En el reverso también se especifica,
la Presa de la Olla, atravesaba toda la capital además de la ubicación, el año de 1903. Este
y hacía diferentes pausas en varias estaciones, dato es relevante porque el 26 de octubre del
como la de la alameda del Cantador,46 la de la año referido llegó a la ciudad de Guanajuato el
calle de los Arcos, por la arteria de Alonso, y entonces presidente de México, Porfirio Díaz,
la del Jardín de la Unión, por mencionar algu- con su esposa Carmen Romero Rubio. El motivo
nas. Por las vías que vemos en la imagen corrió, principal de la visita era que el mandatario de-
desde el 24 de junio de 1892, el tranvía que lle- bía inaugurar el Teatro Juárez, el Palacio del
gaba “hasta el bordo de la Presa de la Olla”,47 Congreso y diversas mejoras materiales.49
la última terminal y con ella se cumplía la ruta Alfonso Alcocer declara que esta construcción
del proyecto inicial. fue levantada, en octubre de 1903, por estudian-
La figura central o elemento principal de la tes de la “Escuela de Minas del Colegio del Es-
fotografía es el arco, pues es clara la intención tado, con la dirección de los ingenieros Ponciano
de enfoque hacia el punto referido, y a todo lo Aguilar y Manuel Balarezo”, para celebrar la
que se encuentra alrededor no se le da la impor- visita de Díaz y de su esposa a la ciudad de
tancia ni el protagonismo que sí presenta el mo- Guanajuato, aunque Alcocer no especifica la
numento. Lo anterior se constata con las dife- procedencia de la información. Su diseño estuvo
rentes personas que aparecen cerca de la cons- inspirado en el monumento ordenado por Na-
trucción, pues, a pesar de que se ven las vesti- poleón Bonaparte para conmemorar la victoria
mentas de moda, como sombreros o gabanes, los sobre rusos y austriacos en la batalla de Aus-
rostros carecen de nitidez. No obstante se logra terlitz, conocido como Arco de Triunfo de la Es-
identificar a un gendarme que debió custodiar trella (1806-1836) de París, Francia, de estilo
la pieza o que casualmente hacía su ronda por neoclásico,50 pero sin las mismas proporciones
la zona (véase la figura 1). ni la calidad en la factura, además de la omisión
Cabe destacar que en la actualidad ya no de los grandes relieves.
existe el arco, pero lo interesante de la fotogra- Es necesario señalar que durante el porfiria-
fía es que nos revela un momento específico de to se prefirió adoptar y adaptar la cultura fran-
la historia de Guanajuato, que se puede con- cesa, ya en las ideas, en el idioma, las costum-
trastar con información documental, lo cual de- bres, los atuendos, la gastronomía, el entrete-
fine a la toma que nos interesa, y a muchas más, nimiento, o el arte en sus diferentes manifesta-
como una verdadera fuente para realizar ejer- ciones, pues era sinónimo de excelencia, de van-
cicios de interpretación histórica. Es “un instru-
mento de apoyo a la investigación, [un] medio
de conocimiento visual de la escena pasada”.48 vestigaciones en Estudios Culturales, Educativos y Comu-
nicacionales-Facultad de Humanidades y Ciencias-Univer-
sidad Nacional del Litoral, 2014, p. 90, recuperado de:
45
Crispín Espinosa, Efemérides guanajuatenses o sean <http://bibliotecavirtual.unl.edu.ar/publicaciones/index.
nuevos datos para contribuir a la formación de la historia php/Culturas/article/view/4779/7285>, consultada el 27 de
de la ciudad de Guanajuato, t. I, Guanajuato, Imprenta de mayo de 2018.
“El Comercio”, 1917, p. 56. 49
Crispín Espinosa, Efemérides guanajuatenses o sean
46
Lucio Marmolejo, op. cit., t. IV, 1973, pp. 358, 364. nuevos datos para contribuir a la formación de la historia
47
Crispín Espinosa, op. cit., t. I, 1917, pp. 56, 104. de la ciudad de Guanajuato, t. II, Guanajuato, Imprenta
48
Rosa del Valle Ferrer y Carolina del Valle Olivares, de Luis Moreno, 1919, p. 37.
“La fotografía como fuente histórica en la construcción de 50
Alfonso Alcocer, La arquitectura de la ciudad de Gua-
las historias locales”, en Mariné Nicola y Mónica Marinone najuato en el siglo xix, México, Departamento de Investiga-
(directoras), Culturas. Debates y Perspectivas en un Mun- ciones Arquitectónicas-Facultad de Arquitectura-Univer-
do de Cambio, núm. 8, Santa Fe, Argentina, Centro de In- sidad de Guanajuato, 1988, p. 45.
43
Ensayos
Figura 1. Paseo de la Presa Arco dedicado a la Sra. Carmen Romero Rubio de Díaz. Fotografía sobre
papel, Archivo Histórico del Archivo General del Poder Ejecutivo de Guanajuato (ahagpeg), Colección
Isauro Rionda Arreguín, 1903, ubicación FOTIRAIB24 20046, recuperada de: <http://archivohistorico.
guanajuato.gob.mx/bibliotecadigital/buscador/#0> (en el buscador institucional se agrega la palabra arco).
guardia, aunque con frecuencia sólo se utilizó podemos olvidar el comercio con ese país, que
para aparentar que se era una sociedad culta y era la capital de la cultura, y el empeño de las
educada; por ello se optó, en arquitectura, por élites para reproducir o imitar los modelos fran-
el estilo neoclásico o el romántico, predominan- ceses de la “belle époque” e italianos.53
temente.51 Empero, esa imitación obedece al Agustín Piña Dreinhofer señala que durante el
proyecto de nación porfiriana. porfiriato sí se creó una arquitectura neoclásica,
El gusto por lo francés también se debió a que
México tuvo intensas relaciones con Francia,
desde el proceso de intervención, que derivó en la Escuela de Bellas Artes de París, enseñaba a sus alum-
nos bajo la formación francesa. Juan Urquiaga Blanco,
el Imperio de Maximiliano, con lo que se adop- “Prólogo”, en Agustín Piña Dreinhofer, Siglo xix: arquitec-
tó el academicismo, hasta la preparación de los tura porfirista, México, Departamento Humanidades-
estudiantes que iban a Europa para asimilar Dirección General del Difusión Cultural-unam (Las Artes
las modas y luego aplicarlas a su regreso.52 No en México, 6), s/a, p. 6.
53
Agustín Piña Dreinhofer, Siglo xix: Arquitectura por-
firista, prólogo de Juan Urquiaga Blanco, México, Depar-
51
César Federico Macías Cervantes, Ramón Alcázar. tamento Humanidades-Dirección General de Difusión Cul-
Una aproximación a las élites del porfiriato, México, Ins- tural-unam (Las Artes en México, 6), s/a, pp. 11, 25, 27.
tituto Estatal de la Cultura de Guanajuato (Nuestra Cul- Justamente, numerosas obras arquitectónicas construidas
tura), 1999, pp. 92, 94. en el porfiriato fueron encargadas a arquitectos franceses
52
Ejemplo de ello es que a finales del porfiriato, el ar- o italianos, o fueron proyectadas en París, pero con la in-
quitecto Antonio Rivas Mercado, quien era director de la tervención de arquitectos mexicanos. Juan Urquiaga Blan-
Escuela Nacional de Bellas Artes, y había sido alumno de co, op. cit., p. 6.
44
Ensayos
pero que había un amplio gusto por las formas y metafísica, es decir, el fanatismo religioso y la
raras y exóticas empleadas en los edificios, impor- libertad abstracta para alcanzar el “orden, paz
tándose para ello una “arquitectura ecléctica”.54 y progreso”, a través de la ciencia y la razón.58
En este tenor, Juan Urquiaga Blanco dice que ese Retomando la revisión de la imagen, el arco
eclecticismo hizo que se pasara del neoclásico al guanajuatense dibujaba su estructura gracias a
“neoprehispánico, al neoislámico, el neobizantino, dos grandes soportes unidos en la parte superior,
al neorrománico y el neogótico en todas sus mo- con lo que se formaba la curvatura; cada uno de
dalidades”. Paralelamente, se desarrollaron las estos apoyos contaba con pasajes, también con
artes decorativas bajo el estilo Art Nouveau.55 forma de arco de medio punto, que atravesaban
Por su parte, Arnaldo Moya Gutiérrez pun- su cuerpo horizontalmente, lo que daba mayor
tualiza que la apuesta del gobierno porfirista por funcionalidad y dinamismo al monumento, pues
una historia mexicana integradora y conciliado- facilitaban el tránsito de las personas. Cada ver-
ra y por la realización de proyectos con resulta- tical se adornaba con pilastras adosadas de poca
dos tangibles, provocó que se buscara y creara, profundidad, además de molduras de color blan-
entre otras cosas, una arquitectura nacional que co que delimitaban la obra, sin omitir que su su-
diera identidad y legitimidad al régimen y al perficie presumía un acabado de jaspe.
país. Ésta, por lo general, se caracterizó por ser Con el afán de reproducir el aspecto del mo-
de estilo neoclásico, como referencia de univer- numento francés, los diseñadores guanajuaten-
salidad, de historicismo, de orden, de racionalidad, ses dispusieron en cada vista de los grandes
de paz, y de la República; además, era pública, soportes, a la altura del arco central, bajorrelie-
monumental y emblemática, pues reflejaba el ves rectangulares de color blanco con alguna
contexto a través de un canon, en la que se con- escena o escritura, delineados con molduras os-
jugaba historia, arte y poder, y que pudiera pro- curas, aunque en la imagen no se perciben con
vocar un bienestar visual, al mismo tiempo que claridad. La falta de tomas fotográficas de estos
mostrara la modernidad y la pujanza económica detalles y la ausencia de descripciones de la pie-
por la que atravesaba el país. Por ello, las ciu- za imposibilitan el conocimiento del aspecto
dades de provincia reprodujeron e interpretaron real y total, además de que complican la inter-
los diseños de moda de la Ciudad de México,56 pretación de la obra.
aunque con limitaciones57 en los materiales, la La curvatura del arco francés cuenta con dos
calidad y en las proporciones, cosa que vemos en relieves que representan figuras aladas feme-
el arco que nos atañe. ninas, conocidas como victorias. En el caso
No podemos dejar de mencionar la doctrina guanajuatense se apreciaba un par de figuras
imperante en la época, pues también explica los infantiles, probablemente aladas, a la manera
motivos por los que se eligió la moda francesa y de amorcillos, entre nubes, envueltas en res-
neoclásica. Durante el porfiriato estaba en boga plandores y sosteniendo algunos objetos con sus
el evolucionismo, el darwinismo social y el posi- manos. Con base en la toma, consideramos que
tivismo, que buscaba superar la etapa teológica estos elementos no fueron ejecutados en relieve,
sino que se optó por pintarlos (figura 2). Quizá
fueron colocados en el arco para asentar su ca-
54
Agustín Piña Dreinhofer, op. cit., pp. 12, 28. rácter triunfal a la manera del monumento
55
Juan Urquiaga Blanco, op. cit., p. 5. francés.
56
Arnaldo Moya Gutiérrez, “Historia, arquitectura y
nación bajo el régimen de Porfirio Díaz. Ciudad de México La falta de nitidez imposibilita identificar los
1876-1910”, Revista de Ciencias Sociales, núm. 117-118, objetos con certeza, pero es probable que el
Costa Rica, Universidad de Costa Rica, 2007, pp. 160, 171- “amorcillo” del lado izquierdo sostuviera una
173, 177, recuperado de: <https://revistas.ucr.ac.cr/index.
php/sociales/article/viewFile/11023/10401>, consultada el
3 de enero de 2019. 58
Enrique Krauze y Fausto Zerón-Medina, Porfirio, t. IV:
57
Agustín Piña Dreinhofer, op. cit., pp. 25. El poder (1884-1900), Singapur, Clío, 1993, pp. 30-33.
45
Ensayos
46
Ensayos
Figura 2. Detalle del arco guanajuatense de 1903. Se destacan los bajorrelieves blanquecinos,
los infantes en la curvatura del arco, la dedicatoria y el patrón de flores del remate. ahagpeg,
Colección Isauro Rionda Arreguín, 1903, ubicación FOTIRAIB24 20046, recuperado de:
<http://archivohistorico.guanajuato.gob.mx/bibliotecadigital/buscador/#0> (en el buscador
institucional se agrega la palabra arco).
pero ésta se potencia, dice, si a la vez se tiene también se dice que las mujeres son aficionadas
modestia; así, la mujer de la época no solo debía a las flores pues son “el sentimiento de lo bello”.
ser hermosa como una flor, sino que tenía que Este autor también dice de la mujer que es la
encerrar “Dulce perfume”.66 compañera del hombre “que Dios crió para él,
El texto de José Rosas también nos da luz el ángel, al cual debe única y eternamente
para entender la presencia de las figuras aladas amar”. Pero no sólo es un ser angélico en la
en el arco. Dicho autor aconseja que la niña te- juventud y en la plenitud de la edad, “después
nía la misión, entre otras, de ser “Angel de san- del matrimonio de sus hijos, se convierte en un
ta bondad” y conducir a todos por el lado del ángel tutelar de su nueva familia”. Louis-Aimé
deber, pero es más específico al tratar el tema también argumenta que el amor “es un ángel”
de la caridad, ya que dice: “Angel de amor en la que activa y facilita la vida.68
vida debes ser, niña querida”, y advierte tender Si tomamos en cuenta la lógica de Martin,
la mano amorosa a todo aquél necesitado, inclu- entonces la mujer es un sinónimo de amor. Es-
so, el autor puntualiza: “Cumple, niña, en este to explicaría la presencia de los pequeños amor-
suelo de caridad el deber si te quieres parecer cillos, haciendo que los ornamentos visibles, que
a los ángeles del cielo”.67
En Educación de las madres de familia, ó De
la civilización del linage humano por medio de
68
Louis-Aimé Martin, Educación de las madres de fa-
milia, ó De la civilización del linage humano por medio de
las mugeres, escrito por Louis-Aimé Martin, las mugeres, 2ª ed. revisada, corregida y aumentada de 12
capítulos, traducida por M. O. y C. L., Barcelona, Impren-
ta de Joaquín Verdaguer, 1842, pp. 35, 81, 330, 343-344.
66
José Rosas Moreno, Libro de oro de las niñas. Nuevas Véase Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacio-
lecciones de moral en verso, México, Antigua Imprenta de nal de España, recuperado de: <http://bdh-rd.bne.es/
E. Murguía, 1900, pp. 8, 31, 54-55. viewer.vm?id=0000038093&page=1>, consultada el 24 de
67
Ibidem, pp. 20, 22-23. marzo de 2019.
47
Ensayos
son los infantes alados y las flores, asienten Espinoza da noticia de la existencia de un ar-
muy bien la idea del amor femenino. Estas re- co descrito como majestuoso, levantado días
ferencias debieron hacer sentido en los estratos previos a la visita del presidente. Éste se ubi-
sociales medios y altos que estaban familiariza- caba al exterior del salón o tienda de La Parra,71
dos con este tipo de educación, que construyeron, propiedad de Amado Delgado; sin embargo,
ofrecieron y/o contemplaron el arco a la familia Díaz y su comitiva no pudieron verlo porque se
más poderosa de México de aquel momento. incendió momentos antes de que transitara por
Justamente, Carmen Romero Rubio debió guar- ahí.72 Debido a la falta de fuentes documenta-
dar en su personalidad las cualidades descritas, les, no sabemos si el arco abrasado era alguno
no sólo por la clase social a la que pertenecía, de los que representaba a la minería o a la agri-
sino también por ser la compañera sentimental cultura, o si se trataba de un monumento cons-
de Porfirio Díaz. truido por la Comisión de Adorno, incluso, cabe
Por la fecha de su construcción, es seguro que la posibilidad de que la iniciativa de su erección
el arco se mandó erigir para la visita del man- se debiera al dueño de la tienda.
datario, haciendo que los datos que proporciona En la visita presidencial de 1903 a Guana-
Alfonso Alcocer sean coincidentes. Sin embargo, juato, el general Díaz y su esposa fueron recibi-
es extraño que Crispín Espinoza, al escribir el dos en el Jardín del Cantador, que era una de
itinerario que siguió Díaz en su estancia en Gua- las estaciones del tranvía, por el gobernador del
najuato, en el que se incluía asistir al Parque de estado, Joaquín Obregón González, y destaca-
las Acacias que se había plantado en la Presa das personalidades de la ciudad.73 Aunque las
de la Olla para inaugurar un monumento dedi- fuentes no registran el encuentro del presiden-
cado al cura Miguel Hidalgo y Costilla, no men- te y su conyugue con el arco, es probable que sí
ciona el arco de la fotografía, lo único que dice se haya efectuado tal suceso, pues era una ma-
es que, para la ocasión, las casas del Paseo de la nera de darles la bienvenida y celebrar su es-
Presa tenían adornos “deslumbradores”.69 tancia, de exaltar la figura de Carmen Romero
El arco que revisamos no fue el único desti- Rubio y de obtener el beneplácito del mandata-
nado a conmemorar la estancia de la pareja pre- rio, pues uno de los objetivos de este tipo de
sidencial, ya que los periódicos de la época construcciones era la adulación de quien osten-
asientan que para las fiestas de inauguración taba el poder.74
de 1903 había una Comisión de Adorno que or- Debemos puntualizar que si la información de
ganizaba los trabajos de decoración, la cual Alfonso Alcocer es cierta, a pesar de que quienes
pretendía lanzar una convocatoria a los estu- construyeron el arco en cuestión fueron ingenie-
diantes de ingeniería del Colegio del Estado pa- ros, tuvieron muy poco tiempo para levantarlo,
ra que presentaran un proyecto de dos grandes pues se erigió en el mismo mes en que se llevó a
arcos, “uno representando a la Minería y el otro cabo la visita del mandatario, lo que refuerza la
[a] la Agricultura”, y el mejor ganaría un pre- idea de que sí se trató de una obra provisional y
mio.70 Aunque los datos son interesantes, no que pudo haber sido construido con materiales que
hemos encontrado en la prensa de la época si el no permitieron su permanencia y por ello ya no
concurso se llevó a cabo, tampoco si se dio se- lo encontramos en la actualidad. Si no pereció
guimiento a tales arcos alegóricos, y mucho me-
nos se hace referencia al de la fotografía. 71
Este negocio era la tienda de cigarros de la fábrica La
Parra y se inauguró el 27 de abril de 1901. Se ubicaba en
69
Crispín Espinosa, op. cit., 1919, t. II, p. 41. la Hacienda del Patrocinio, cerca de donde hoy se encuen-
70
Braulio Acosta (ed. propietario), “Las fiestas de inau- tra la Plazuela de los Ángeles. Crispín Espinosa, op. cit.,
guración. Proyecto”, El Hijo del Pueblo. Periódico Sema- 1917, t. I, p. 6.
nario, año II, núm. 67, Guanajuato, México, 30 de agosto 72
Crispín Espinosa, op. cit., 1919, t. II, p. 40.
de 1903, p. 3. Véase en la hemeroteca del Archivo Históri- 73
Ibidem, t. II, p. 39.
co del Archivo General del Poder Ejecutivo de Guanajuato. 74
Roberto Moreno, op. cit., p. 14.
48
Ensayos
por la naturaleza de sus materiales, bien pudo relieves, que representa el triunfo militar y la
haber sido por el colapso social y económico que lucha del pueblo francés, el arco guanajuatense
dio paso al movimiento revolucionario de 1910. se construyó más pequeño, no contaba con los
relieves de las pilastras y no aludía a un triun-
fo marcial, sino que sirvió para exaltar la figura
Conclusión femenina privilegiada, como lo era la de Car-
men Romero Rubio.
Podemos decir que el monumento dedicado a la Roberto Moreno puntualiza que este tipo de
esposa del presidente Díaz se definiría como un arcos, además de representar para la gente una
arco de triunfo efímero, que recurría a algunos figura de autoridad, tenían un carácter popular,
elementos ornamentales y simbólicos que pro- pues también eran un referente de diversión,75
yectaban un mensaje específico, que creaban la ya que cada vez que se construían, las personas
alegoría de la condición femenina. acudían al evento y festejaban junto al indivi-
A pesar de que no todos los ornamentos de la duo encumbrado.
fotografía son legibles, los que hemos podido Justamente, un detalle que no debemos dejar
identificar, como son las flores, hacen referencia de mencionar es la presencia humana en torno
al amor, a la abundancia, a la prosperidad y a al arco de la fotografía: la mayoría de los perso-
la belleza. Estos símbolos, sumados al nombre najes son hombres que portaban sombreros y
de Carmen Romero Rubio de Díaz, se conjuga- gabanes, lo que ya nos indica una condición so-
ron para crear una obra uniforme, específica, cial, pero hay un gendarme como figura de au-
que exaltaba las cualidades de la esposa del pre- toridad que, como ya lo habíamos señalado, pro-
sidente, como una mujer amorosa y a su vez bablemente hacía su ronda por el lugar o custo-
amada, próspera y bella; era un monumento que diaba la obra.
reunía o compilaba halagos hacia una figura fe- En este punto, nos inclinamos a pensar en la
menina que personificaba un modelo de virtud. segunda opción porque justifica con mayor peso
Aunque efímero, el arco es un gran ejemplo su presencia en el lugar. Aunque había pocas
del tipo de arquitectura que se construyó en la personas, se hacen presentes, se reúnen en
ciudad de Guanajuato, que nos muestra el co- torno al arco, como curiosos o partícipes de la
nocimiento, la creatividad, la destreza y la ha- visita presidencial. Si era un arco efímero, es
bilidad de los ingenieros que lo diseñaron y eri- lógico pensar que el guardia estaría ahí para
gieron. También es un indicador de las perma- cuidarlo previo al evento y no después de éste,
nencias constructivas a lo largo de la historia, porque una vez terminado el acto oficial, el mo-
así como de las asimilaciones e interpretaciones numento se degradaba hasta desaparecer. Así,
culturales que hicieron los guanajuatenses de es muy probable que la fotografía haya sido
los primeros años del siglo xx. capturada antes de la visita del presidente, un
Precisamente, a diferencia del arco francés testimonio de lo que había construido el pueblo
que tiene grandes proporciones, que cuenta con guanajuatense.
75
Idem.
49
Ensayos
Abstract: This article narrates moments of revolutionary novelty of the 1917 operatic season, the
participation of the organizers in the planning of performance and the hiring of prominent singers,
who had a great international artistic career. This article also focuses on the heterogeneous public
that atended the opera at the Arbeu theater and at El Toreo bullring to provide joy to the artists
who were amazed by Mexico.
Keywords: Opera, Mexican Revolution, music, middle class, fun.
Dentro de los diversos ángulos que se pueden de los focos rebeldes villista, zapatista y otros
más, inercias del movimiento armado. Al ho-
estudiar de la temporada de ópera de 1917, me
he fijado en la capacidad de un público hetero- jear El Universal Ilustrado y Revista de Revis-
géneo de disfrutarla, al grado de haber habido tas se tiene la sensación de que para los edito-
la necesidad de organizar funciones en la Plaza res había regresado la paz de los tiempos de don
de Toros El Toreo, con capacidad de quince mil Porfirio, tal vez reflejo del pensamiento del
espectadores, lo cual era “revolucionario” como sector civil de los habitantes de la Ciudad de
la época que se vivía. México; por fin habían retornado la paz, el orden
1917 se caracterizó por la promulgación de la y el progreso; al hablar de música y pintura
Constitución el 5 de febrero y por la toma de establecen un puente con aquellos años, sosla-
posesión de Venustiano Carranza el 1 de ma- yando los inestables años intermedios. Una de
yo, después de una elección que se llevó a cabo las manifestaciones de la esperanzadora es-
en marzo, sin violencia, sin candidato opositor tabilidad fue la importación de cantantes ita-
y sin levantamiento militar armado, a pesar lianos de ópera, como antaño, aunque todavía
vinieron en 1912.
* Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Pero lo cierto es que la inestabilidad de los
Estéticas, unam. últimos tiempos no fue obstáculo para inte-
50
Ensayos
rrumpir las temporadas de ópera; 1917 abrió Un insigne músico decíame ayer [habla
con el epílogo de la temporada del año anterior Carlos González Peña]: “Créame usted:
con intérpretes nacionales. La Revolución inte- México tiene algo de villorrio. La venida
rrumpió, eso sí, el arribo de cantantes italianos de la ‘Ópera’ nos ha producido el mismo
durante tres o cuatro años; su llegada era una efecto que en los pueblos la farándula de
novedad. saltimbancos que se acerca por los cami-
Ante el anuncio del empresario Miguel Sigal- nos polvosos y anuncia la primera función
di, en julio de 1917, de su esfuerzo, junto con el con el ‘convite’ abigarrado y entusiasta.
de varios amantes de la ópera, por haber con- ¡No hablamos de otra cosa!”
tratado destacados cantantes en Estados Uni- La observación es irónica y acaso injus-
dos, Revista de Revistas comentó: “tiempo era ta. Razón hay para discurrir largo y ten-
ya que, saliendo del letargo en que nos sumió dido acerca de la temporada lírica. Manjar
[…] la revolución, despertáramos a los impulsos se antoja no probado en mucho tiempo. De
del verdadero arte”.1 La temporada tenía doble discursos cívicos, de desfiles marciales, de ar-
significación, agregó, por ser no sólo una “gran tículos políticos en los periódicos, está-
manifestación de arte, como no se cuenta otra bamos ya hasta la coronilla […] A partir
en la historia de nuestros teatros, sino que se de 1910, año en que Ruggero Ruggeri —de
lleva a cabo […] después de las tremendas sa- feliz recuerdo— y su gentil compañera en
cudidas y agudísimas crisis […] y cuando ape- lides de arte [Lyda Borelli] nos regalaron
nas acabamos de entrar al orden constitucional”.2 con las elegancias del Marqués de Priola
“Los escépticos no creen aún tal maravilla, los […] fueron un paréntesis azul en la gris
incrédulos dudan de que un núcleo tan grande monotonía.5
de artistas pueda venir a México.” Pero llega-
ron. Era una compañía lírica contratada en Es- Organizar la temporada no fue fácil: Juan
tados Unidos, en su mayor parte de la Ópera de B. Valero, gerente de la empresa, narró las di-
Chicago, “que, a decir verdad, es la más emi- ficultades que tuvo para integrar el cuadro de
nente que ha venido a México, desde que nues- cantantes; mientras Sigaldi, el director artísti-
tra edad hubo de capacitarnos para gustar más co, cerraba contratos en Nueva York, la naciente
que para entender de estas cosas, merece toda empresa estudiaba en la Ciudad de México lo
clase de elogios”, comentó el cronista del diario concerniente a la temporada, a pesar de que la
El Pueblo,3 quien añadió: gran mayoría de los accionistas no entregaban
su participación; aquello olía a fracaso; uno solo
Para los que pretendemos alcanzar el su- asumió el compromiso con la condición de que
premo don de un temperamento amoldado Valero se responsabilizara de la gerencia. Se for-
a la percepción de las más exquisitas sen- mó nueva sociedad, con la colocación de algunas
saciones artísticas, la temporada [tiene] la acciones y con el resto en poder de dicho empre-
doble significación de un acontecimiento sario se emprendió la organización de la Compa-
gratísimo, tanto como un suceso que, por ñía de Espectáculos Cultos, S. A.6 A lo anterior
insólito en estos tiempos de estancamiento se sumó el retraso de la llegada del vestuario, el
cultural, se nos antoja más un sueño que robo de tres mantones de manila y el escepticis-
una realidad visible.4 mo del público:
1
“La temporada de ópera”, Revista de Revistas, 15 de
julio de 1917, p. 25.
2
Idem. 5
Carlos González Peña, “Al margen de la semana”, El
3
“Teatros y artistas”, El Pueblo, viernes 31 de agosto Universal Ilustrado, 1 de septiembre de 1917, s.p.
de 1917, p. 7. 6
“Xavier de Bradomín”, “Crónicas teatrales”, Revista
4
Idem. de Revistas, 11 de noviembre de 1917, p. 19.
51
Ensayos
Venido de no sé dónde, de la maledicen- de 1830 cuando la ópera italiana llegó por esos
cia, del malsano interés, de la pasión mez- años con obras de Rossini, Bellini, Donizetti,
quina, de la suficiencia que siempre cree como la compañía de José García en 1827, pa-
mirar más lejos que los otros, de la disco- dre de María Malibrán, quien permaneció en
lería recalcitrante, o la costumbre de pro- Nueva York disgustada con su padre,9 lo que
fetizar siempre lo malo […] el rumor, tan privó a los mexicanos de escuchar su voz. Abrió
persistente como vano de que la tempora- temporada con El barbero de Sevilla de Rossini,
da de ópera no llegaría a llevarse a efecto, cantada en su idioma original por primera vez
propalándose a todas horas y en todos los en México. La ópera se apoderó del público y se
lugares […] No han faltado […] para fun- estableció la costumbre a lo largo del siglo xix
damentar la especie, las comprobaciones de iniciar las temporadas con Norma de Bellini,
de visu, y quién vio cartas en las que se intento de los galos de independizarse de Roma,
asegura que no se ha celebrado contrato situación similar a la de México ante la amena-
con artista alguno; quién sabe de buena za de España de reconquistar sus territorios
fuente, de un ultimátum perentorio, para perdidos, de Francia por la Guerra de los Pas-
las exigidas garantías; el que no pudo ser teles; incluso se representó en 1847 durante la
cumplido en tiempo favorable; quién, en ocupación de la Ciudad de México por el ejérci-
fin, protestaba que los telegramas recibi- to norteamericano; vino después la intervención
dos de última hora, anunciando la salida tripartida, Francia, Inglaterra y España, en
de Nueva York de la compañía y su feliz 1862, con la subsecuente ocupación francesa
viaje y hasta su cruzamiento de las fron- hasta el fusilamiento de Maximiliano; ante tan-
teras mexicanas, eran enormes y desver- ta amenaza de perder la independencia, no era
gonzadas falsedades echadas al viento por extraña la representación de un canto a la li-
desconocidos fines, todo lo que hoy se ha bertad. Hubo temporada de cincuenta óperas,
desvanecido, como una nube de humo, an- lo cual habla de la profunda penetración de ese
te el laconismo de una noticia que ya ha arte en la sociedad.
corrido de boca en boca, condensada en es- Cuenta Carlos Díaz DuPond, amante y eru-
ta corta, pero aplastante frase: “la Compa- dito de la ópera, haber nacido en Celaya, Gua-
ñía de Ópera ha llegado a la metrópoli”.7 najuato, en 1917; al sumir la Revolución en la
penuria a su familia (ahí, en 1915, se enfrenta-
El viernes 24 de agosto, numeroso público, ron los ejércitos de Álvaro Obregón y Francisco
“en cuyos rostros se pintaba la expectación, la Villa), se trasladó a la Ciudad de México. No
curiosidad, el contento y en algunos, la persis- recordaba cuándo se inició su gusto por la ópe-
tente duda”, le dio la bienvenida en la estación ra, posiblemente cuando su madre tocaba muy
Colonia de ferrocarril, “éstos descendieron de bien en el piano las transcripciones musicales
los carros, confundiéndose entre la multitud muy en boga desde antes del porfirismo, o por-
que aplaudía sin descanso”.8 que en casa de su amigo Juan Ignacio de Alba
En las tres temporadas de ópera de ese año, escuchó discos de la Tetrazzini, de Caruso, de
el epílogo de la temporada de 1916, la de la com- la Galli-Curci. Creía que era una herencia fa-
pañía italiana y la de fin de año, se percibe con- miliar; su madre le contó que ella y su papá en
tinuidad en el gusto por el melodrama román- su luna de miel en Querétaro escucharon a la
tico, secuela del romanticismo desde la década Tetrazzini en Lucía y su abuela a la Peralta.
7
“Por fin la ópera está aquí”, El Pueblo, domingo 26 de 9
Enrique de Olavarría y Ferrari, Reseña histórica del
agosto de 1917, p. 7 teatro en México. 1538-1911, México, Porrúa, 1961, vol. 1,
8
Idem. p. 231. (3ª ed., 6 vols.)
52
Ensayos
“También me contó que mi abuelito hacía mu- Puccini, con la que hizo una prolongada tournée
cho coraje cuando leía que en la capital la gente en varias ciudades; en 1912 dirigió en la Metro-
empeñaba los colchones para escuchar a la Pat- politan Opera House de New York, donde de
ti y a Tamagno.”10 1915 a 1917 se convirtió en el titular y como tal
La primera temporada de 1917, epílogo de la vino a México.11 Sustituiría años después a Ar-
temporada de 1916, se llevó a cabo al inicio del turo Toscanini en la Scala de Milán. Era un ele-
año con la representación de Rigoletto, Otelo y mento de primer orden cuando vino a México,
Aída de Giuseppe Verdi y Tosca de Giacomo con una carrera ya consolidada.12 Estuvo en el
Puccini; la primera interpretada por Consuelo país catorce años antes con Luisa Tetrazzini.
Medina, Josefina Llaca, Eduardo Lejarazu, Rosa Raisa, soprano dramática nacida en
Adalberto López y Luis G. Saldaña. 1893 en Bialystok, imperio ruso, hoy Polonia;
Miguel Sigaldi contrató al barítono Ricardo su familia huyó a Italia de la persecución con-
Stracciari; a Rosa Raisa, soprano dramática; a tra los judíos. Se inició en los coros escolares;
Giovanni Zenatello, tenor dramático; a Magie una amiga la acompañaba con el violín en sus
Feyte, soprano lírica; a Giacomo Rimini, barí- composiciones. Afirmó que Máximo Gorki la
tono; a Baristi Brunetti, Millo Picco, y Leone estimuló para seguir en el canto, y haber cono-
Zinovieff, tenor dramático; a Vicente Baristin, cido a Tolstoi y Dostoievsky.13 Estudió en el
Virgilio Lazzari, Anna Fitziu, Hipólito Lázaro, Conservatorio de Nápoles. Debutó el 6 de sep-
tenor español, y a algunos más dirigidos por tiembre de 1913 en el teatro Reggio de Parma;
Giorgio Polacco; anunció la representación de cantó en la Scala de Milán, en Roma, Londres
Falstaff, última ópera de Verdi, y de Tristán e y París; en Chicago por primera vez en 1916
Isolda de Wagner, lo que estremeció “a los aires para la Compañía de Ópera de la Chicago-Fi-
mexicanos”. Había dos novedades para el públi- ladelfia, con la cual hizo giras en ciudades de
co mexicano: Isabeau con libreto de Luigi Illica Estados Unidos, como Baltimore y Filadelfia.
y La africana de Giacomo Meyerbeer. De Verdi Se convirtió en una de las grandes cantantes
Otelo, Aída, Trovador, Rigoletto, Traviata, Bai- de ópera de la primera mitad del siglo xx;14 en
le de máscaras, además de Carmen de Georges 1924, Toscanini la dirigió en el estreno mundial
Bizet, El barbero de Sevilla de Gioachino Ros- de Nerone de Arrigo Boito; en 1926 estrenó Tu-
sini, Tosca y Madame Butterfly de Giacomo randot de Puccini en la Scala de Milán. Visitó
Puccini, Manon Lescaut de Massenet. Había México al despuntar su carrera, y con el tiempo
expectativa por la presentación de la cantante se convirtió en una celebridad internacional;
japonesa Tamaki Miura en la Butterfly. en 1954 inauguró el Lyric Opera of Chicago,
Giorgio Polacco, véneto de nacimiento, del 12 donde era la gran estrella; coloratura dramáti-
de abril de 1875, estudió música en el conser- ca, inmediata antecesora de María Callas. Fa-
vatorio de su ciudad natal y en el de San Peters- lleció en 1963.
burgo; en 1891 se inició como asistente de di-
rector musical; el éxito de Orfeo y Eurídice de 11
Véase la página Web de AllMusica, recuperado de:
Gluck lo llevó a dirigir durante once años en Río <https://www.allmusic.com/artist/giorgio-polacco-mn000
de Janeiro, con eventuales temporadas en Bue- 2181723/biography>, consultada el 17 de julio de 2019.
nos Aires; al regresar a Italia trabajó durante 12
“El maestro Polacco”, El Universal Ilustrado, 5 de oc-
tres años en la Scala de Milán; en Roma, su di- tubre de 1917, s.p.
13
Rafael Pérez Taylor, Hipólito Seijas, “Impresiones
rección de Pelleas y Melisande de Claudio De- de Rosa Raisa sobre México”, El Universal, jueves 6 de
bussy le valió una invitación para trabajar en septiembre de 1917, p. 5.
Estados Unidos con La fanciulla del west de 14
Véase la página Web de Mujeres que hacen historia.
Breves biografías, recuperado de: <https://mujeresqueha-
cenlahistoria.blogspot.com/2019/07/siglo-xx-rosa-raisa.html>
10
Carlos Díaz DuPond, Cincuenta años de ópera en Mé- y Wikipedia, recuperado de: <https://es.wikipedia.org/wiki/
xico, México, unam, 1978, pp.19-20. Rosa_Raisa>, consultadas el 17 de julio de 2019.
53
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ralmente tenidos por alto […] El Arbeu ofrecía tantes, al director Polacco y al éxito de Rosa
[…] un esplendoroso y desusado aspecto”.18 Raisa, en su debut aclamada unánimemente
Otello de Verdi abrió la temporada; el primer por el público y la crítica: “la soprano dramática
acto empezó bien y terminó mal porque Zena- más grande que hayamos visto en México en los
tello estuvo nervioso. últimos quince años. Todo lo reúne: voz, arte,
figura […] La actriz y la cantante se suman […]
Cantó muy nasal y sufrió una desafinación de tal suerte que el ‘Ritorna vincitor’ y la céle-
de mal gusto, que enfurruñó al monstruo. bre aria del Nilo, y los grandes dúos, no son si-
Al caer el telón los aplausos de algunos no los supremos eslabones de una cadena de
quedaron prontamente acallados por enér- oro”. 21
gicos siseos de los que no quedaron satis-
fechos […] Olía a fracaso. Se respiraba en La Raisa, desde la entrada mostró su se-
el ambiente un hálito de desencanto y de ñoría de la escena. / Y cuando su voz se
enojo […] Y llegó el segundo acto; la se- elevó sobre todas, y se hacía oír entre las
veridad del público hubo de dulcificarse masas corales y la voz del concertante, y la
grandemente, hasta el grado de terminar terrible potencia de la orquesta reforzada
casi amistosamente [En el tercer acto] el por las largas trompetas de los heraldos,
público se dio por completo, dominado y el concertante en su primera parte fue in-
convencido por el genial Zenatello, que terrumpido por gritos de aplauso, los bra-
aquí probó suficientemente sus legítimos vos no concluían, la ovación prolongábase
derechos a llamarse verdadera celebridad interminablemente.22
mundial.
Salimos del teatro confortados: los vien- De acuerdo con los viejos dilettanti, desde los
tos de fronda del primer entreacto se ha- tiempos de Ángela Peralta no se había presen-
bían trocado en entusiastas y unánimes tado “una realización musical más completa que
satisfacciones.19 la que ahora nos brinda el Arbeu”.23 La soprano
se destacará como la artista más elogiada de la
Metáfora de la temporada porque el éxito fue temporada. “¡Estoy entusiasmada con el públi-
de más a más para terminar en óptimo, aunque co inteligente de este país!”, afirmó a un perio-
en la segunda obra, Bohemia de Puccini, escaseó dista, “es muy sincero. Yo he viajado por todo el
el público por asistir al informe del presidente mundo y jamás he visto al público tan febrici-
Venustiano Carranza al Congreso, al que acu- tante como la noche del martes. En Estados
dieron funcionarios, el cuerpo diplomático, su Unidos, por ejemplo, los concurrentes son fríos,
familia e invitados especiales, “es decir, público apacibles, casi nunca se emocionan, pero los de
de ópera todo él”.20 Y el debut de María Conesa, México ¡son latinos! ¡son latinos!”24
la popularísima artista del género chico. La crónica cotidiana y “el rumor callejero” es-
La temporada se consolidó con Aída, tercera parcieron “los ecos triunfales de la memorable
representación, “nos dejó la impresión de algo velada en la cual el dilettantismo mexicano, sa-
perfecto”, escribió el cronista musical de El Uni- liendo de su reserva dio plena satisfacción a sus
versal Ilustrado, “lo visto superó con mucho a
lo presentido” gracias a la conjunción de los can- 21
“Rudel”, “Las veladas de la ópera”, El Universal
Ilustrado, septiembre 7 de 1917, s.p.
18
“Las veladas de la ópera”, El Universal Ilustrado, 7 22
Fradique, “El estreno de Aída”, El Universal,
de septiembre de 1917, s.p. miércoles 5 de septiembre de 1917, p. 2.
19
“Teatros y artistas”, El Pueblo, 2 de septiembre de 23
“Rudel”, op. cit.
1917, p. 11. 24
Rafael Pérez Taylor, Hipólito Seijas, “Una entrevista
20
Ricardo Cabrera, Solfa, “La Bohème de Puccini”, El con la gran cantante”, El Universal, jueves 6 de septiembre
Pueblo, lunes 3 de septiembre de 1917, p. 5. de 1917, p. 5.
55
Ensayos
entusiasmos y a su emoción” al hacer aparecer consagró después del tercer acto, con la
a Rosa Raisa diez veces en escena para tribu- ovación más grande y entusiasta que ha-
tarle aplausos; consecuencia: en casi todas las ya resonado en el recinto del Arbeu en la
sucesivas representaciones el teatro estuvo lle- actual temporada; ovación en la que par-
no “a reventar”, como en la función inaugural; ticiparon las manos femeninas, también
sin embargo, dos problemas no se resolvieron: contagiadas de la gratísima emoción y que
la puntualidad; el público terminaba de llegar así demostraban su admiración por el co-
iniciada la obra a pesar de los reiterados llama- loso, libres de prejuicios que no tienen por
dos en la prensa, con molestia de los puntuales cierto, razón de ser.
y de los cantantes; y los prolongados entreactos El público, en esta parte, supo estar a
de veinte minutos causa de que la función ter- la altura de su necesaria cultura y aplau-
minara a la 1:30 de la madrugada al haber ini- dió unánimemente a la cantante [a pesar
ciado a las 8:45. de haber fallado el mi bemol de “Caro no-
A partir de Aída, paulatinamente el hetero- me”] como premio a su exquisitez anterior,
géneo público comenzó a ocupar un primer pla- no importó el lamentable incidente final.
no y a determinar las funciones. Ricardo Cabre- Y llegó el último acto, y Mejía, Carlos Me-
ra percibió al “monstruo”, jía, nuestro querido compatriota [falló al
cantar “La dona è mobile” por la ronque-
[…] que puede tener una cultura todavía ra…] Y aquí el público, parte de él, me-
mediana […] posee, en cambio, una intui- jor dicho, que tuvo la gentileza y el acierto
ción natural y un buen gusto innegables. de excusar a la señorita Mason el tropiezo
Si no todos por propia suficiencia, fruto de que sufriera, flageló injusta y cruelmente
observación y de estudio, sabemos en Mé- al compatriota, cuyo primer pecado proba-
xico alcanzar los méritos justos de cuan- blemente sea el de ser mexicano […].
tos artistas nos visitan. Y si al momento […] Otro incidente fue el del maestro
protestamos al sentirnos defraudados en Polacco. Stracciari deseaba repetir el fi-
nuestras esperanzas, sabemos también en- nal del tercer acto, y el maestro Polacco se
tusiasmarnos hasta la locura al confirmar negó a ello. El público, al aparecer nueva-
los méritos de las eminencias del arte.25 mente en la sala, le hizo demostración de
desagrado, en forma tan “culta” y decen-
Se creía que ninguna representación supera- te como el silbido de plaza de toros. Po-
ría a la más reciente. A juicio de Ricardo Cabre- lacco explicó: en ningún teatro importante
ra, crítico del diario El Pueblo, no habría nada del mundo se acostumbran los “bis” y tie-
mejor que la puesta en escena de Rigoletto por ne compromiso con los artistas del Arbeu,
haber llegado a la “cúspide del entusiasmo y del de no repetir nunca. La bestia —póngan-
más legítimo contento, ya satisfechos y seguros se el saco los aludidos— calló, y seguimos
de la suerte privilegiada que nos permite vivir adelante.26
este extraordinario momento histórico de nues-
tra vida nacional”. Quizá la expectación que había por escuchar
a Tamaki Miura, quedara satisfecha al escuchar-
El público alcanzó a comprender […] la la en el papel de Suzuki en Madame Butterfly de
valiosísima categoría de aquella eminen- Puccini. Nacida el 24 de febrero de 1884 en Kyo-
cia del ‘bel canto’ [Ricardo Stracciari] y le bashi, Tokio, a los 16 años ingresó a la Academia
25
Ricardo Cabrera, Solfa, “Dos figuras de la ópera. 26
Ricardo Cabrera, Solfa, “Rigoletto. La significación
Anna Fitzhugh, Ricardo Stracciari”, El Popular, jueves 13 del barítono Stracciari”, El Pueblo, viernes 21 de
de septiembre de 1917, p. 7. septiembre de 1917, p. 7.
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Ensayos
Imperial de Música en la misma ciudad; se gra- en la actriz que se esbozaba con fuertes to-
duó en 1903 con Orfeo y Eurídice de Gluck, pri- ques de imperativa seriedad y justeza…
mera ópera occidental representada por japone- ¿Qué pasaba? Y es que no podíamos aún
ses; debutó en 1914 en la Ópera Imperial de To- dejar por completo el atrevido prejuicio y
kio como la Santuzza de Caballería rusticana; dudábamos aún de convencernos de que
ese año se trasladó a Alemania; emigró a Lon- lo que veíamos, era una actriz tan peque-
dres por la Primera Guerra Mundial; ahí, en ma- ña como grande de alma… Y así llegamos
yo de 1915, interpretó el papel de la heroína de al segundo acto, ya serios e interesados en
Puccini que la haría famosa;27 contratada por afirmar nuestras sospechas, y al final de la
Boston Grand Opera emigró a los Estados Uni- prueba, cuando en dos o tres ocasiones los
dos en un momento oportuno por el bombardeo nervios mandaran para decirnos de arte,
alemán sobre Londres y París; con dicha compa- de positivo y de verdadero arte en esa mu-
ñía realizó una gira por Nueva York, Filadelfia, ñeca de alma enorme, echamos a un lado la
San Francisco, Chicago;28 como Rosa Raisa, visi- reserva y nos entregamos completamente
tó México cuando su carrera iba en ascenso. Fa- a la delicia de la más completa asimilación
lleció el 26 de mayo de 1946, a un mes de su úl- de ideas y de emociones […] Deliciosa But-
tima grabación en Tokio y a un año después del terfly […] que en conjunto y en sus nimios
final de la Segunda Guerra Mundial. detalles alcanzó el máximo de la sorpresa
Posiblemente Ricardo Cabrera, Solfa, expre- para nuestro mal preparado espíritu.29
só mejor que nadie el escepticismo hacia la
cantante: llegó al teatro contagiado de infantil Al final, el nutrido aplauso la hizo salir va-
curiosidad; del prejuicio de ver “un delicioso rias veces al escenario; quedó encantada del pú-
aunque frágil juguete de bisquit”, que no toma- blico mexicano, “vehemente y exaltado”.30
ba en serio, obligado más por la curiosidad que Al no haber boleto en varias funciones, a pe-
por el deber, “y pensábamos verla pasar con el sar de llegar al teatro con media hora de anti-
interés de un juego de niños” para que “no le cipación, hubo funciones extraordinarias de Aí-
contaran” de una cantante oriental, que se an- da, Tosca, Rigoletto, El barbero de Sevilla; y
tojaba “un exotismo.” populares promovidas por dos de las demarca-
ciones de policía de la Ciudad de México de Aí-
En el primer acto, cuando apareció la di- da, Rigoletto y Trovador. Al no atenuar la
minuta mujercita, ricamente ataviada con afluencia del público la empresa ideó funciones
pintoresco traje de su país, oímos una voz al aire libre en la Plaza de Toros El Toreo; in-
afinada y grata, muy pequeña, y vimos a vertiría veinte mil pesos en construir una con-
una delicada figura que se movía en la es- cha acústica; para la representación de Aída
cena, con atrevimientos que nos hicieran contrataría a 600 comparsas, tres bandas mu-
temer su conservación. Al final nos estira- sicales y 150 músicos. La primera función se
mos en el asiento, un poco sorprendidos de llevó a cabo el 21 de octubre, a más de mes y
ciertos detalles que nos hicieron apartar la medio del inicio de la temporada. La expecta-
imaginación de lo que tomáramos por jue- ción era enorme. Sería la despedida de Rosa
go de niños, para fijarnos poco a poco más Raisa, cuyo éxito sobrepasó al de todos los de-
más cantantes; función para la cual pospuso su
27
Véase la página Web LosEcosdeAsia, recuperado de:
<http://revistacultural.ecosdeasia.com/tamaki-miura-la- 29
Ricardo Cabrera, Solfa, “La notable Tamaki
butterfly-que-cautivo-a-puccini/>, consultada el 22 de julio Miura…”, El Pueblo, domingo 23 de septiembre de 1917,
de 2019. p. 5.
28
Ricardo Cabrera, Solfa, “Tamaki Miura, exótica 30
Rafael Pérez Taylor, Hipólito Seijas, “Tamaki Miura
soprano japonesa”, El Pueblo, jueves 26 de septiembre de ensalza a la mujer mexicana,” El Universal, jueves 20 de
1917, p. 7. septiembre de 1917, p. 5.
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letras: “Respetuosamente se suplica al público rrecta de las noches de gran gala teatral”.35 La
guarde silencio durante la representación, por sugerencia parece haber tenido eco. El cronista
el mejor éxito del espectáculo”.34 de El Nacional comentó haber habido “mucha
Éxito rotundo, brillantísima despedida de Ro- gente, mucha animación, muchas mantillas en-
sa Raisa con manos enrojecidas del público de volviendo airosos bustos, muchas flores ador-
tanto aplaudir, dianas, aclamaciones, palomas nando cabezas adorables y pechos turgentes.”36
mensajeras, confeti, serpentinas. Después vinieron Payasos y Caballería rus-
Para la siguiente representación en El Toreo, ticana y Baile de máscaras; y el estreno de
Carmen, María Gay, esposa de Zenatello, que Fausto de Charles Gounod, La favorita y Puri-
había tenido enorme éxito en dicha ópera en to- tanos al sustituir la plaza de toros al Teatro Ar-
dos los teatros que la cantó, incluido el Arbeu, beu. En Baile de máscaras, la ovación a Ricardo
acudió a la redacción de los periódicos para su- Stracciari después del aria “´Eri tu che ni achia-
gerir que ese día las mujeres lucieran el vestido vi quel anima´ […] fue tan clamorosa, tan ca-
español de ondas, encajes; peinetas y mantillas; liente, tan prolongada, que la repetición se hizo
que vistieran de “manolas” con flores y abanicos, natural, lógica, a pesar de todos los pesares” de
“madroños y raso” como si fuesen a una corrida Polacco, el director de la orquesta, de ceder a la
de toros; agregó que le agradaría que la empre- presión del público por primera y única vez.37
sa sustituyera a los vendedores de gaseosas y
chicle por vendedoras de naranjas y manzanas,
“que desapareciera por una vez, la tiesura co-
35
“La señora María Gay en nuestra redacción”, El
Pueblo, viernes 26 de octubre de 1917, p. 1.
36
E.H.G, “La Carmen en El Toreo”, El Nacional, lunes
11 de octubre de 1917, p. 4.
E.H.G, “La primera función de ópera al aire libre”, El
34 37
E.G.H, “Baile de máscaras en El Toreo”, El Nacional,
Nacional, lunes 22 de octubre de 1917, p. 5. martes 12 de noviembre de 1917, p. 4.
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39
Carlos González Peña, “Al margen de la semana. La
juvenil ancianidad de Verdi”, El Universal Ilustrado,
septiembre 28 de 1917, s.p.
38
“La semana teatral”, Revista de Revistas, noviembre 40
“Fin de temporada”, Revista de Revistas, noviembre
18 de 1920, p. 20. 18 de 1917, p. 9.
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63
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El Universal Ilustrado, portada, año 1, número 24, El Universal Ilustrado, portada, año 1, número 32,
col. Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, shcp. col. Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, shcp.
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Méndez Hermanos, Señorita no identificada disfrazada como la música, Col. Gustavo Amézaga
Heiras.
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John Mraz*
Resumen: En este artículo se examinan los libros publicados en relación con la celebración del Cen-
tenario de la Revolución Mexicana, entre 2008 y 2016. Se hace un repaso de los álbumes fotográfi-
cos producidos durante la Revolución así como las historias gráficas que fueron publicados después.
Se analiza también el desarrollo de investigaciones académicas desde 1980 y se culmina en las fo-
tohistorias publicadas alrededor del Centenario, en las cuales se consideran los logros más impor-
tantes y se identifican las nuevas áreas de investigación para desarrollar.
Palabras clave: Revolución Mexicana, fotohistorias, fotografía documental, fotoperiodismo, fotogra-
fía revolucionaria.
Abstract: This article examines the books published in relation to the celebration of the Centennial
of the Mexican Revolution (2010), during the period 2008-2016. It begins by considering the photo-
graphic albums produced during the Revolution, and the picture histories that came out afterwards.
It then analyzes the development of scholarly research in this media since 1980, culminating in the
photohistories published around the Centennial, in which the most important advances are consid-
ered, and new areas of research are identified.
Keywords: Mexican Revolution, photohistories, documentary photography, photojournalism, revo-
lutionary photography.
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genes suelen ser poco informativas, erróneas se producen el mayor número de investigacio-
o ambas.2 nes sobre fotografía.5 Cuando, por invitación de
Ernesto Peñaloza, emprendí la tarea de propor-
cionar una visión general de las obras publica-
El centenario de la Revolución Mexicana das en torno al Centenario, ¡descubrí que los
libros apilados llegaban a un metro de alto!
Si quedaban dudas sobre la primacía del aporte Mi intención con este ensayo es determinar
mexicano a la imaginería de las revoluciones, cuál fue el punto de partida previo al Centena-
las actividades del Centenario de 2010 las disi- rio y cómo la investigación generada por esta
paron. Durante la década que va aproximada- celebración desarrolló nuestro conocimiento de
mente de 2008 a 2018 se comisionó y publicó la imaginería producida en torno a la Revolu-
gran cantidad de libros y artículos, se organiza- ción y cómo hizo avanzar el estudio de la foto-
ron congresos, se montaron exposiciones foto- grafía en general. Además, espero identificar
gráficas y se establecieron páginas de Internet algunas áreas en las que sería fructífero seguir
sobre la lucha armada. Este torrente de activi- expandiendo la fotohistoria mexicana.
dades nos presenta lo que podríamos llamar
una “socio-economía visual”, un microcosmos
del modo como las instituciones mexicanas es- Historias gráficas
timulan el estudio de la fotografía, permitiendo
la publicación de obras la mayoría de ellas, Un aspecto que las investigaciones estimuladas
montando exposiciones y financiando congre- por el Centenario sacaron a la luz son los álbu-
sos.3 El ambiente creado por estas oportunida- mes fotográficos que se publicaron durante el
des llevó a muchos y muchas investigadoras, movimiento armado mismo. El fotohistoriador
autoras y curadoras a concentrar sus esfuerzos de la revolución sureña, Samuel Villela, ha
en este evento, pues sabían que su obra encon- identificado Revolución evolucionista de México
traría audiencia. En un artículo publicado en como “el primer álbum histórico-gráfico
2015, la fotohistoriadora Rebeca Monroy afirmó de la Revolución Mexicana”.6 Samuel afirma
que, durante los últimos años, más de 25 inves- que la idea de publicar esa obra partió de Wi-
tigadores habían producido cerca de 150 libros lliam MacCann Hudson, un estadounidense
y tesis.4 Las obras escritas desde 2015 solidifi- que dirigía una empresa de importaciones de-
can la posición que México ha ocupado por mu- dicada, entre otras cosas, a la producción y ven-
chos años como el país latinoamericano donde ta de postales. El crédito de las postales se le
confiere a Emilia Billings, una asociada de
2
He examinado la bibliografía sobre la fotografía de las
Hudson, pero probablemente eran obra de los
revoluciones en la Unión Soviética, China, Vietnam y fotógrafos José Pintos y John Curd, que se ha-
Nicaragua en Fotografiar la Revolución Mexicana: bían establecido en Acapulco, junto con varios
compromisos e íconos, México, inah, 2010, p. 11.
3
Me estoy apropiando de un término útil, “economía
visual”, que Deborah Poole introdujo en Vision, Race, and 5
Véase José Antonio Navarrete, Fotografiando en Amé-
Modernity: A Visual Economy of the Andean Image World, rica Latina, Montevideo, Centro de Fotografía, 2017. Ahí
Princeton, Princeton University Press, 1997. He añadido se incluye un artículo de 2003 donde se afirma que “Méxi-
el prefijo “socio-” porque, en México, los contactos sociales co se sitúa a la cabecera” de libros sobre fotografía (p. 208).
tienen gran importancia para ser invitado y para obtener 6
Samuel Villela, “Los álbumes fotográficos de la Revo-
oportunidades de curar exposiciones y publicar libros. lución Mexicana”, Dimensión Antropológica, año 24, vol.
4
Rebeca Monroy Nasr, “Los quehaceres de los fotohis- 69, 2017, p. 153. Véase el análisis de Villela sobre Revolu-
toriadores mexicanos: ¿eurocentristas, americanistas o na- ción evolucionista de México en ese artículo, así como cua-
cionalistas?” y “Fotografía, cultura y sociedad en América tro fotografías (incluyendo la de los “descamisados”
Latina en el siglo xx. Nuevas perspectivas”, L’Ordinaire mencionada en el texto). Baso mis opiniones de este libro
des Amériques, número especial 219, 2015, recuperado de: en un ejemplar que me suministró Samuel, a quien agra-
<https://orda.revues.org/2287>. dezco su acostumbrada generosidad.
67
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otros autores de postales del puerto. Si bien el rarse una posición política antimarxista puede
número de estudios fotográficos indica la im- hallarse en el inmensamente popular libro de
portancia que este negocio habría de adquirir circulación internacional de 1907, Evolución
cuando el puerto se convirtió en una atracción creativa, del filósofo francés Henri Bergson. Ahí
turística, la existencia de los propios creadores se afirma que “lo nuevo está siempre ascendien-
de imágenes debe haber sido precaria, pues la do”, como si las transformaciones sociales fue-
hija de Hudson describió a Curd como “un ame- ran obra del “élan vital” de la naturaleza y no
ricano residente en Acapulco […] Ocasional- del conflicto de clase.10 Es casi seguro que Re-
mente atendía a una reducida clientela para volución evolucionista fue el primer libro en evi-
servicios tan sencillos como sacar muelas, pero denciar un proceso que marcó la fotografía de
era fotógrafo de profesión y tenía un estudio en la Revolución Mexicana: la mutación de los fo-
su casa”.7 tógrafos de estudio en fotógrafos callejeros y, en
La firma Theiner & Janowitzer de Hambur- algunos casos, en fotoperiodistas. También es
go imprimió el álbum Revolución evolucionista un testimonio de la importancia que tuvieron
editado por Hudson y Billings. Las fotografías los fotógrafos regionales en la documentación
del libro presentan a los dos bandos contendien- de la guerra civil.
tes mayormente a través de las imágenes de sus Un libro publicado el mismo año, con una
líderes. Por ejemplo, la primera página con imá- buena cantidad de fotografías, es el de un pe-
genes muestra al general Ambrosio Figueroa, riodista español, Gonzalo G. Rivero, Hacia la
jefe de las tropas maderistas, y al coronel Emi- verdad.11 Se trata esencialmente de una crónica
lio Gallardo, comandante militar del puerto de ilustrada del periodo inmediatamente posterior
Acapulco. Aunque la obra critica al “sátrapa oa- de la derrota de las fuerzas porfiristas hasta la
xaqueño”, lo hace sin mencionar el nombre de llegada de Madero a la Ciudad de México. Con-
Porfirio Díaz. En una de las pocas fotografías tiene 111 fotografías, sin otorgar crédito a sus
de interés, las fuerzas rebeldes aparecen repre- autores, aunque parece que la mayoría fue to-
sentadas por los “descamisados”, que posan sin mada por Samuel Tinoco, según Miguel Ángel
camisa y con carabinas 30-30. Sin embargo, la Berumen.12 Rivero menciona a Tinoco sólo una
obra parece buscar un punto medio entre los re- vez en el texto del libro, pero celebra a Jimmy
beldes y las tropas porfiristas; por ejemplo, afir- Hare, “uno de los más acreditados profesionales
ma que “todos los oficiales [federales tenían] del género en todo el mundo”.13 Las imágenes
ideas muy democráticas y estaban de acuerdo son de los líderes políticos y militares, masas en
con las reformas que proclama la revolución”.8 la calle, soldados de los dos lados, escenas de la
Dado que el título mismo del libro refiere a la destrucción en Ciudad Juárez y reuniones polí-
“revolución evolucionista”, estoy tentado a ver
su ambivalencia política en términos del “pen-
samiento en boga en cuanto a la definición de tín Víctor Casasola de producir un álbum de la Revolución
ciertos movimientos sociales [para] matizar las llevaba por título “Evolución nacional. Álbum histórico
gráfico”. Miguel Ángel Berumen (coord.), México: fotogra-
connotaciones violentas del término ‘revolu- fía y revolución, México, Fundación Televisa y Lunwerg,
ción’”.9 Una expresión de lo que puede conside- 2009, p. 297.
10
Henri Bergson, Creative Evolution, Arthur Mitchell
(trad.), Nueva York, Henry Holt, 1911, p. 180. Esta posi-
7
Concha Hudson Batani, citado en Samuel Villela, ción está en línea con la rebelión maderista, como puede
manuscrito inédito, “Revolución evolucionista de México”, verse en el apoyo que le brindó el Partido Popular Evolu-
p. 26. cionista.
8
William MacCann Hudson, Revolución evolucionista 11
Gonzalo G. Rivero, Hacia la verdad: episodios de la
de México, Hamburgo, Theiner & Janowitzer, 1911. Revolución, México, Compañía Editora Nacional, 1911.
9
Samuel Villela, “Los álbumes fotográficos de la Revo- 12
Ibidem, p. 60. Miguel Ángel Berumen (coord.), Méxi-
lución Mexicana…”, op. cit., 2017, p. 153. Miguel Ángel co: fotografía y revolución, op. cit., 2009, p. 386.
Berumen señaló que, en 1918, el primer proyecto de Agus- 13
Ibidem, 15.
68
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ticas. Un comentario de interés es el que iden- veces no estaba presente durante la acción mi-
tifica a Madero como “Enemigo declarado de la litar, sino que llegaba después, con su equipo,
fotografía y, sobre todo, de la pose”.14 El libro para dar testimonio del momento posterior al
sirve a los y las fotohistoriadoras principalmen- combate”.18
te para poder fechar fotos del Archivo Casasola Sin embargo, en una investigación posterior
y, en mi caso particular, para darme cuenta de sobre Ramos, el fotohistoriador Alfonso Morales
los peligros de la especulación descontextuali- descubrió en la biblioteca de la Southern Method-
zada. En Fotografiar la Revolución Mexicana ist University un álbum de 43 tomas que este
identifiqué la foto de unas tropas maderistas fotógrafo evidentemente planeaba publicar ba-
como “Villistas y tren, ca. 1915” (figura 1). El jo el título “A Fire in Mexico City” (“Incendio en
hecho de que el hombre en el primer plano die- la Ciudad de México”).19 Villela argumenta que
ra su espalda al fotógrafo lo relacioné con lo que la relativamente amplia cobertura de Ramos
describí como “un cambio fundamental en la “hace evidente la ubicuidad del fotógrafo, ya que
imaginería de la Revolución”: el de abandonar sus tempranas fotos fueron tomadas apenas
la foto posada por la espontánea.15 Así, una vez unas horas después de haber iniciado el conflic-
más vemos que nuestra tarea fotohistórica es, to, un domingo por la madrugada”.20 Pese a que
en una primera instancia, la de contextualizar Ramos era un guadalupano devoto, ese domin-
las imágenes. go lo pasó cubriendo la batalla que tenía lugar,
La Decena Trágica (9-18 de febrero de 1913) tal como evidentemente haría durante los si-
fue el suceso de la Revolución más capturado guientes nueve días para construir una narra-
en imágenes por mexicanos.16 Todo tipo de fotó- tiva para el álbum que tenía proyectado.
grafos, desde los fotoperiodistas experimenta- Es aún poco lo que sabemos de Sabino Osuna,
dos y los productores de postales, hasta los afi- pero una cosa es clara: planeaba publicar un ál-
cionados, documentaron extensamente esos bum con fotografías de la Decena Trágica, para
diez días. Entre los proyectos de producir álbu- lo cual hizo al menos dos portadas. Una de ellas
mes sobre el sangriento golpe de Estado se lleva el título “La eterna vencedora” y está com-
cuentan el de Manuel Ramos y el de Sabino puesta por un fotomontaje que presenta por fon-
Osuna.17 Ramos era uno de los fotoperiodistas do un dibujo de un esqueleto fantasmagórico a
más establecidos y conservadores; en 2005, Aca- caballo, que viste una túnica y lleva una gua-
cia Maldonado sostuvo que se mantenía lejos de daña, mientras en primer plano los soldados fo-
los combates, afirmando que: “Sus fotografías tografiados manejan un cañón.21 La segunda
no fueron tomadas al momento de los hechos, portada también es un fotomontaje: un caballo
sino cuando la acción ya había acaecido, captan- sin jinete galopa enloquecido huyendo de Pala-
do únicamente el panorama desolador de lo que cio Nacional y de los cadáveres que hay frente
quedó después del combate. Esto podría llevar- a él (figura 2). El caballo podría ser una alusión
nos a pensar que el reportero gráfico muchas al que montaba Bernardo Reyes, quien cayó
14
Ibidem, 22. 18
Acacia Ligia Maldonado Valera, “Manuel Ramos en
15
John Mraz, Fotografiar la Revolución Mexicana: la prensa ilustrada capitalina de principios de siglo, 1897-
compromisos e íconos, op. cit., 2010, pp. 164-165. 1913”, tesis de licenciatura en historia, unam, México, 2005,
16
Véase Rebeca Monroy Nasr y Samuel Villela (coords.), pp. 194-195.
La imagen cruenta: centenario de la Decena Trágica, 19
Alfonso Morales Carrillo, Manuel Ramos: fervores y
México, Secretaría de Cultura / inah, 2017. epifanías en el México moderno, México, Conaculta / Pla-
17
Un proyecto que aún no ha sido estudiado es el que neta, 2012, p. 72.
se titula “Decena Trágica. Álbum”, que está compuesto de 20
Samuel Villela, “Los álbumes fotográficos de la
16 fotos, algunas de ellas firmadas por Heliodoro J. Gu- Revolución Mexicana”…, op. cit., 2017, p. 157.
tiérrez. Véase Daniel Escorza Rodríguez, Agustín Víctor 21
Ronald H. Chilcote (ed.), Mexico at the Hour of Com-
Casasola. El fotógrafo y su agencia, México, inah, 2014, bat: Sabino Osuna’s Photographs of the Mexican Revolu-
p. 151. tion, Laguna Beach, Laguna Wilderness Press, 2012, p. 28.
69
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Figura 1. ¿Samuel Tinoco? Tropas maderistas junto a un tren. Ciudad Juárez, mayo de 1911.
© Inv. # 32579, Fondo Casasola, Sinafo-Fototeca Nacional del inah, Secretaría de Cultura.
70
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Figura 2. Sabino Osuna. Sin título. Fotomontaje para un probable álbum sobre la Decena Trágica. Archivo General
de la Nación, Osuna, Decena Trágica, Inv. 274.
muerto cuando dirigía la carga sobre el Palacio destrozados; captó a los soldados tirando y des-
Nacional. Reyes había intentado lanzarse con- cansando, y finalmente, retrató a los jefes del
tra el general Lauro Villar en su cabalgadura, cuartelazo después de su victoria.
lo que desató una profusión de disparos, en la Hemos empezado a reunir datos sobre Osuna.
que Reyes cayó acribillado. Parecería que Osuna El estudioso estadounidense Ronald Chilcote
empezó a documentar la Decena Trágica desde afirma que era un retratista de estudio de la
la marcha del presidente para retomar Palacio Ciudad de México, que atendía en una tienda de
Nacional la mañana del 9 de febrero; luego fo- cámaras llamada “La Violeta”, cerca de la Cate-
tografió tanto a los sublevados dentro de la Ciu- dral y de Palacio Nacional.22 Es probable que
dadela como a los soldados leales; sacó fotos de trabajara con una cámara View de gran formato,
la calle llena de cadáveres, tanto de humanos co-
mo de animales, y en el interior de los edificios 22
Ibidem, 8.
71
Ensayos
muy popular entre su gremio, aunque para cu- primieron definidamente en un espectro amplio
brir escenas callejeras también pudo haber usa- de tonos blanco y negro”.27
do una más portátil Graflex de un lente réflex Creo que el estudio de los álbumes fotográfi-
(single lens réflex, SLR). La fotohistoriadora Re- cos que se produjeron durante la Revolución
beca Monroy afirma que este fotógrafo de estu- puede ser útil para determinar la importancia
dio y productor de postales “fue uno de los fotó- que las diferentes fuerzas atribuían a esas publi-
grafos que cubrió con mayor amplitud los he- caciones —por ejemplo, no hemos visto carpetas
chos. Realizó cerca de trescientas placas […] En de ese tipo entre los villistas ni los zapatistas—
todas sus imágenes se hace evidente la expe- así como para identificar a los fotógrafos que
riencia de Osuna, y es aún más notoria en los participaron en la lucha. Las obras de Miguel
retratos de soldados y jefes de división rebeldes, Ángel Berumen, Samuel Villela y Daniel Escor-
por las actitudes posadas —influencia de la foto- za han aportado investigaciones útiles, aunque
grafía de gabinete— que estos personajes presen- ninguno incluyó el financiado por el Ejército
tan ante la cámara”.23 Miguel Ángel Berumen Constitucionalista y editado por Manuel F. No-
alaba la “extraordinaria calidad técnica” de velo, subjefe de la Oficina de Información de
Osuna, quien “legó quizá algunos de los mejores Cuerpo de Ejército de Oriente, con el título Ál-
testimonios gráficos de la revolución”.24 El foto- bum conmemorativo de la visita del Sr. General
historiador Ignacio Gutiérrez ofrece una idea de División D. Pablo González, a la Ciudad de
provocadora al afirmar que Sabino Osuna “estu- Toluca...28 Éste abre con un retrato de Venus-
vo en las tropas de Francisco Villa y, posteriormen- tiano Carranza, lo que no es sorprendente, con-
te, con el ejército constitucionalista”.25 El curador siderando lo que Martín Luis Guzmán llamó “la
Tyler Stallings señala lo que describe como el afición de don Venustiano a retratarse”, debido
“triángulo de la composición neoclásica” en nume- a su “¡Tierno narcisismo de sesenta años!”.29 Pa-
rosas imágenes de Osuna, entre ellas la de la en- blo González aparece en la mayoría de las imá-
fermera que le da de beber a un herido en la calle, genes, ya sea solo o rodeado de su estado mayor,
que según él es una “clásica imagen de la Pietá”, platicando con el “pueblo”, supervisando la dis-
que emplea un contraste tajante del blanco y tribución de pan y dinero entre la población y
negro para representar a la enfermera como en el centro de una velada de música y discur-
“una especie de intermediaria entre las fuerzas sos organizada en su honor en el Teatro Princi-
de la luz y las de la oscuridad”.26 El conserva- pal y a la que asistió un “selecto público”. Esto
cionista fotográfico Peter Briscoe afirma que tampoco es sorprendente pues, según Berumen,
“las fotos de Osuna son de grano fino y se im- fue el más fotografiado de todos los caudillos re-
volucionarios.30 Aunque Berumen ha identifica-
do a José Mora como el fotógrafo oficial de Pablo
González, el álbum no menciona el nombre de
23
Rebeca Monroy Nasr, “El tripié y la cámara como ga-
lardón”, en La Ciudadela de Fuego: a ochenta años de la
Decena Trágica, México, Conaculta / agn / inah / inehrm,
1993, p. 48. Parece que el análisis de Monroy está basado 27
Ibidem, pp. 93-94.
en las 70 u 80 fotos firmadas por Osuna que se encuentran 28
Manuel F. Novelo, Álbum conmemorativo de la visita
en el Archivo General de la Nación. del Sr. General de División D. Pablo González, a la Ciudad
24
Miguel Ángel Berumen (coord.), México: fotografía y de Toluca, con motivo de la toma de posesión del gobierno
revolución, op. cit., 2009, p. 384. de dicho estado por el Gral. Lic. Pascual Morales y Molina,
25
Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, Prensa y fotografía du- 18 a 23 de octubre de 1915, Toluca, La Helvetia, 1916.
rante la Revolución Mexicana, México, Biblioteca Miguel 29
Martín Luis Guzmán, El águila y la serpiente, México,
Lerdo de Tejada, 2010, p. 17. Colección Málaga, 1978 [1929], p. 337.
26
Ronald H. Chilcote (ed.), Mexico at the Hour of Com- 30
Anasella Acosta, “Miguel Ángel Berumen: Villa sabía
bat: Sabino Osuna’s Photographs of the Mexican Revolu- que el poder militar no lo es todo”, Cuartoscuro, núm. 98,
tion, op. cit., 2016, p. 58. 2009, p. 47.
72
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ningún fotógrafo.31 Pero, en general, el texto Rebeca Monroy sin duda tiene razón al seña-
truena contra la “hidra reaccionaria” personifi- lar que “Desde 1978 se inauguró de manera for-
cada por Victoriano Huerta, quien había dejado mal el estudio de la fotohistoria en nuestro
el país en julio de 1914, más de un año antes de país”.35 Sin embargo, creo que la influencia de
los sucesos documentados. No se menciona a los los álbumes que se produjeron durante la Revo-
villistas ni a los zapatistas, los que entonces re- lución y las historias gráficas que siguieron sus
presentaban la oposición a los constitucionalis- pasos durante el resto del siglo xx dieron a los
tas. Sin embargo, están personificados como estudios mexicanos sobre fotografía una orienta-
inmaduros e infantiles en la única fotografía de ción distinta de los que se produjeron en distin-
verdadero interés del álbum, en la cual aparece tos países latinoamericanos. Tengo la sensación
la rendición de un sargento convencionista an- de que en el resto de Latinoamérica, los libros
te un miembro del estado mayor de Pablo Gon- sobre fotografía tienden a enfatizar los paisajes
zález (figura 3). urbanos y rurales así como a autores particula-
Las historias ilustradas que se publicaron res, como el brasileño Marc Ferrez. José Anto-
después de la Revolución dieron forma tanto a nio Navarrete identifica dos fuentes generales
la identidad nacional como al estudio de la foto- del estudio sobre fotografía: una guiada por el
grafía en México. El libro que Daniel Escorza enfoque de historia del arte promovido por Beau-
publicó en 2014 sobre Agustín Víctor Casasola mont Newhall, y una segunda inspirada en la
hizo una contribución extraordinaria a la inves- Escuela de Frankfurt, como se ve en las obras
tigación de este protagonista del fotoperiodismo de Walter Benjamin, Siegfried Kracauer y
mexicano y del retrato visual de la historia, de Gisèle Freund, que escribió la primera tesis doc-
quien no se había hecho ninguna investigación toral sobre fotografía, así como el importante
importante, pero del que circulaban diversas estudio La fotografía como documento social.36
ideas equivocadas.32 Una de las más difundidas Cabe preguntarse si las historias gráficas mexi-
era la que he llamado “El mito de los Casasola”, canas fueron claves para permitirnos orientar
título de un capítulo en que impliqué que Agus- nuestros estudios hacia cuestiones históricas
tín Víctor fue quien originó la idea de que él mis- más que hacia el arte.
mo era “el fotógrafo por antonomasia de la
Revolución”.33 Aunque al no identificar a los dis-
tintos fotógrafos cuyas imágenes aparecían en
V. Casasola e hijos” indica que los Casasola tomaron algu-
su serie Álbum histórico gráfico se hizo sospe- nas de las fotos. Escorza desarrolló un importante análisis
choso de este crimen, en cambio sí identificó cla- de la serie, Álbum histórico gráfico, pp. 152-179.
ramente su propio papel como “compilador” y 35
Rebeca Monroy Nasr, “Los quehaceres de los fotohis-
toriadores mexicanos: ¿eurocentristas, americanistas o na-
como fotógrafo. Como afirma correctamente Es- cionalistas?” y “Fotografía, cultura y sociedad en América
corza, “En ningún momento Agustín Casasola Latina en el siglo xx. Nuevas perspectivas”, op. cit., 2015.
se arrogó el derecho a ser el autor de [todas] las Es claro que ya hemos aceptado el concepto de “fotohisto-
fotografías”.34 ria” entre los y las fotohistoriadoras mexicanas; véase John
Mraz, Historiar fotografías, Oaxaca, Universidad Autónoma
Benito Juárez de Oaxaca, 2018.
31
Miguel Ángel Berumen (coord.), México: fotografía y 36
Cf. el capítulo de José Antonio Navarrete, “La histo-
revolución, op. cit., 2009, p. 384. ria de una historia o de cómo se inventa una disciplina”,
32
Daniel Escorza Rodríguez, Agustín Víctor Casasola. en Fotografiando en América Latina, op. cit., pp. 187-210.
El fotógrafo y su agencia, op. cit., 2014, p. 155. La tesis de Gisèle Freund de 1936 de sociología y arte se
33
John Mraz, Fotografiar la Revolución Mexicana: com- titula “La Photographie en France au XIXe siècle : Essai
promisos e íconos, op. cit., 2010, pp. 49-56; Marion Gautreau, de sociologie et d’esthétique”, tesis de doctorado, la Sorbon-
“La Ilustración Semanal y el Archivo Casasola”, Cuicuilco, ne, París. Fue traducida al español como La fotografía y
vol. 14, núm. 41, septiembre-diciembre de 2007, p. 115. las clases medias en Francia durante el siglo xix, Losada,
34
Daniel Escorza Rodríguez, Agustín Víctor Casasola. Buenos Aires, 1946. Su innovador libro La fotografía como
El fotógrafo y su agencia, op. cit., 2014, p. 155. En la por- documento social, Barcelona, Gustavo Gili, 1993, se publi-
tada, la afirmación “Fotografías y recopilación por Agustín có originalmente en francés en 1974.
73
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74
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75
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de que Agustín era un compilador: el artículo de merón con el zapatismo deja atrás el mito de la
1996 de Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, “A Fresh objetividad que tanto promovieron las publica-
Look at the Casasola Archive” (“Una nueva mi- ciones de Casasola, así como la idea de que las
rada al Archivo Casasola”), que apareció en un imágenes de la Revolución sólo pueden buscar-
número especial de History of Photography de- se en el Archivo Casasola.48 Finalmente, la obra
dicado a la imaginería mexicana.43 Ahí Gutié- de Jiménez y Villela presenta la importancia de
rrez sostiene que el Archivo Casasola contiene los fotógrafos de estudio de fuera de la Ciudad de
la obra de al menos 483 fotógrafos, lo que en su México, una idea que ofrece lo que podría con-
momento fue una revelación que en adelante siderarse la dirección más fructífera para la in-
llevó a todos los estudios de la Revolución a reeva- vestigación futura de este tema.
luar la cuestión de la autoría.44 El fotohistoriador Miguel Ángel Berumen nos
El parteaguas siguiente fue totalmente ines- dio varias obras que hicieron avanzar enorme-
perado. En 1998, Blanca Jiménez y Samuel Vi- mente el estudio de la fotografía realizada duran-
llela publicaron un libro sobre la familia de fo- te la Revolución. La primera de ellas, 1911: la
tógrafos Salmerón, libro que redefiniría la foto- batalla de Ciudad Juárez, publicada en 2003, do-
grafía de la Revolución en tres aspectos.45 En cumenta la importancia de los fotógrafos extran-
primer lugar, estableció que Amando Salmerón jeros en la cobertura de la rebelión maderista.
fue el fotógrafo de Emiliano Zapata al publicar Ahí señala que “Para junio de 1911 [las revistas
la carta que el caudillo dirigió a Amando en mar- estadounidenses] ya habían publicado cerca de
zo de 1914, dándole instrucciones de trasladar- cien fotografías de la Revolución Mexicana, sien-
se a Chilpancingo “trayendo consigo su cámara do Jimmy Hare autor de la mayoría de ellas”.49
y demás útiles necesarios para que tome usted Hare era un afamado fotógrafo de combate
las vistas de la ciudad de Chilpancingo, de los que ya había cubierto la Guerra de Cuba de
puntos principales considerados en el combate 1898 entre Estados Unidos y España, y la Gue-
y de los jefes, oficiales y soldados del mal Go- rra Ruso-Japonesa de 1905. Creo que fue el pri-
bierno, que cayeron prisioneros”.46 Esta misiva, mer fotoperiodista moderno del mundo. Éste fue
una de las pocas comunicaciones descubiertas un descubrimiento importante para los estudio-
entre un líder revolucionario y un fotógrafo, do- sos de la fotografía de prensa, pues en general
cumenta el compromiso de Salmerón con las se pensaba que el fotoperiodismo moderno em-
fuerzas de Zapata y, al mismo tiempo, refuta la pezó con la Guerra Civil Española de 1936-1939
extendida noción de que los zapatistas no esta- y con fotógrafos como Robert Capa, Gerda Taro
ban conscientes de la importancia de los medios
de comunicación modernos.47 La alianza de Sal-
doc. 1; y De Obregón a Abitia, 17 de septiembre de 1917,
Fideicomiso Archivo Calles-Torreblanca, Fondo Álvaro
43
Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, “Mexican Photography. Obregón, serie 20200, exp. 2, inv. 147, leg. 1, doc. 2. Aunque
A Fresh Look at the Casasola Archive”, History of Photog- Miquel se ha dedicado básicamente al cine, también pro-
raphy, vol. 20, núm. esp. 3, 1996, pp. 191-195. dujo un artículo útil sobre el modo en que Abitia documen-
44
Unos años después, John Womack me dijo en una con- tó las campañas constitucionalistas. Véase Ángel Miquel,
versación que estas noticias no lo sorprendían, pues mucha “El registro de Jesús H. Abitia de las campañas constitu-
gente con la que había hablado le había dicho lo mismo. Sin cionalistas”, en Ángel Miquel, Zuzana Pick y Eduardo de
embargo, es claro que el hecho no quedó firmemente asen- la Vega, Fotografía, cine y literatura de la Revolución
tado sino con la publicación de Gutiérrez Ruvalcaba. Mexicana, Cuernavaca, Universidad Autónoma del Estado
45
Blanca Jiménez y Samuel Villela, Los Salmerón: un de Morelos, 2004, pp. 7-30. Le agradezco a Ángel el que
siglo de fotografía en Guerrero, México, inah, 1998. haya compartido esta información conmigo.
46
Ibidem, p. 42. 48
Véase mi crítica a la “objetividad” de Casasola en John
47
Uno de los principales historiadores del cine mexicano, Mraz, Fotografiar la Revolución Mexicana: compromisos e
Ángel Miquel, ha descubierto dos cartas entre el fotógrafo íconos, op. cit., 2010, p. 54.
Jesús H. Abitia y Álvaro Obregón: de Abitia a Obregón, 27 49
Miguel Ángel Berumen, 1911: la batalla de Ciudad
de agosto de 1917, Fideicomiso Archivo Calles-Torreblanca, Juárez, II: Las imágenes, Ciudad Juárez, CuadroXCuadro,
Fondo Álvaro Obregón, serie 20200, exp. 2, inv. 147, leg. 1, 2003, p. 56.
76
Ensayos
y los Hermanos Mayo. Para mí, lo que define al En 1911: la batalla de Ciudad Juárez, Berumen
fotoperiodismo moderno es una estrategia esté- también nos presenta el estudio fotográfico de
tica compuesta de varios elementos: las fotogra- Homer Scott y Otis Aultman, cuyo archivo con-
fías son espontáneas y no posadas; se captan en tiene más de dos mil negativos de la Revolución.53
plena acción, con cámaras pequeñas que permi- En 2005, Berumen publicó el libro Pancho
ten al fotógrafo acercarse a la situación sin que- Villa: la construcción del mito para contrarres-
dar expuesto al fuego enemigo; y la imaginería tar la noción que varias investigaciones habían
suele incluir movimiento dentro del encuadre, creado al enfocarse en las apariciones cinema-
ya sea porque éste realmente ocurrió o porque tográficas internacionales del Centauro del
el fotógrafo movió la cámara ligeramente o de- Norte. Por ejemplo, la revista Reel Life promo-
jó el diafragma abierto más tiempo del necesa- vió el documental de la Mutual Film Corpora-
rio. Hare se refirió a esta espontaneidad con que tion afirmando que “Se estaba publicando tres
su imaginería registraba la acción en su prólogo veces más sobre Pancho Villa que sobre cual-
a la biografía que le hizo Cecil Carnes. Dice quier hombre vivo”.54 Berumen reorienta la
Jimmy Hare: “Quiero enfatizar que lo que hice discusión hacia lo que estaba pasando en Mé-
fue tratar de obtener imágenes de acción en los xico, sosteniendo que ahí “la influencia de los
primeros tiempos de la fotografía de guerra, y medios masivos en el mito fue muy pequeña”.55
no sólo escenas estáticas de grupos”.50 En 2009, Berumen coordinó la primera investi-
La capacidad de Hare de capturar el movi- gación a profundidad sobre la fotografía de la
miento en el encuadre puede verse en sus imáge- Revolución Mexicana, México: fotografía y revo-
nes de los maderistas combatiendo en Ciudad lución. Fundación Televisa le encargó la produc-
Juárez (figura 4). Si pudo trabajar en medio de ción de un libro para regalarlo a final de año a
la batalla fue debido a su gran valentía y a la ayu- personajes de los negocios y de la política, pero
da de una tecnología que él mismo había desa- Berumen dirigió importantes ensayos escritos
rrollado: una cámara chica, que hacía juego con por historiadores e historiadoras de la fotogra-
su propia estatura pequeña. Su padre, George, fía y el arte de primer nivel: Mauricio Tenorio
fabricaba cámaras que “le mandaban pedir de to- Trillo, Laura González, Claudia Canales, Ma-
do el mundo”, pues las hacía con gran habilidad rion Gautreau y Berumen mismo.56 El resulta-
y atención al detalle.51 Jimmy empezó como do fijó un estándar muy alto y en adelante las
aprendiz en el taller de su padre, pero con el tiem-
po lo abandonó para hacer sus propias cámaras Mellon Foundation Research Fellowship Endowment,
pequeñas. Aunque ya en 1898 incorporaba movi- Harry Ransom Center, University of Texas, 2013).
miento en el encuadre, su estilo se hizo más no- 53
Miguel Ángel Berumen, 1911: La batalla de Ciudad
Juárez, II: Las imágenes, op. cit., 2003, p. 4.
table en sus fotos de la frontera norte mexicana.52 54
Miguel Ángel Berumen, Pancho Villa: la construcción
del mito, México / Ciudad Juárez, Océano / CuadroXCuadro,
2005, p. 29. Reel Life pertenecía a la Mutual Film
50
Jimmy Hare, Jimmy Hare: News Photographer; Half Corporation, así que su artículo fue básicamente publicidad
a Century with a Camera, prefacio de Cecil Carnes, Nueva para la película. La Mutual le había vendido los derechos
York, Macmillan, 1940, p. viii. de distribución del documental en Estados Unidos a una
51
Ibidem, p. 5. Véase en esta página el prefacio de Cecil compañía llamada “Mexican War Pictures”. Agradezco a
Carnes. Miguel Ángel por esta información.
52
Lewis L. Gould y Richard Greffe reprodujeron las fo- 55
Ibidem, p. 51.
tos de 1898 en Photojournalist: The Career of Jimmy 56
Las oficinas de gobierno y los bancos mexicanos pro-
Hare, Austin, University of Texas Press, 1977, pp. 24, 26- ducen libros suntuosos para regalar al final de cada año,
27. Véase el movimiento en las imágenes mexicanas en la pero rara vez contienen la calidad de investigación y el va-
Colección James H. Hare del Harry Ransom Research lor perdurable de esta obra. Aunque Berumen coordinó la
Center, University of Texas, núms. 1343 y 1310. Agradez- investigación, editó el libro junto con Claudia Canales.
co al Harry Ransom Center por concederme una beca de Una versión más pequeña de este enorme tomo se publicó
investigación para estudiar a Jimmy Hare (David Douglas el mismo año en una coedición de Lunwerg con Fundación
Duncan Endowment for Photojournalism / Andrew W. Televisa.
77
Ensayos
Figura 4. Jimmy Hare. Maderistas en combate, Ciudad Juárez, mayo de 1911. James H. Hare Collection, Inv. 1343.
Harry Ransom Research Center, University of Texas.
publicaciones sobre la fotografía de la Revolu- ilustrados. El pionero de este enfoque fue Ariel
ción tuvieron que tomar en cuenta tanto la ca- Arnal con su tesis de maestría sobre la repre-
lidad como la cantidad de la información que sentación de Zapata, que completó en 2002 y
contenía esa obra. Sé que mi propia investigación que finalmente publicó como libro en 2010 gra-
sobre esa imaginería no hubiera podido escribir- cias al financiamiento de las celebraciones del
se si no me hubiera parado sobre los hombros Centenario.57 Para entonces, el texto ya llevaba
de Miguel Ángel. años circulando como referencia obligatoria
57
Ariel Edgardo Arnal Lorenzo, “La fotografía del za-
El Centenario y la prensa ilustrada patismo en la prensa de la Ciudad de México 1910-1915”,
tesis de maestría en historia, México, uia, 2002; Ariel Ar-
nal, Atila de tinta y plata: fotografía del zapatismo en la
Varios fotohistoriadores y fotohistoriadoras prensa de la Ciudad de México entre 1910 y 1915, México,
mexicanas pasaron al análisis de los medios inah, 2010.
78
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entre los y las investigadoras de la fotografía en pistas que no podían ofrecer quienes vienen de
México en forma de páginas mal fotocopiadas y disciplinas ajenas a la historia. Un ejemplo es
borrosas, a veces engargoladas, y a menudo in- su cuidadosamente investigado y bien argu-
completas. Era tanta la necesidad de ver cómo mentado análisis de la ausencia de fotografías
manejaba Ariel Arnal sus indagaciones insóli- en los periódicos metropolitanos mostrando a
tas que eso era mejor que nada, y llegó a ser un los zapatistas con sus acostumbrados estandar-
texto mítico y casi clandestino. ¿Cómo se expli- tes de la Virgen de Guadalupe, elemento fun-
ca que alcanzara ese estatus? Creo que su acep- damental de la mexicanidad. Arnal sostiene
tación se explica por la audacia del autor en tajantemente que “los zapatistas —definidos
seguir la senda menos transitada y más difícil, previamente como no mexicanos por no mere-
cosa que hace, en palabras del poeta Robert cerlo— no pueden reflejar de ninguna manera
Frost, “toda la diferencia”. ni siquiera un esbozo de religiosidad”.60
La Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, que se
Two roads diverged in a wood, and I— especializa en ciencias sociales y que junto con
I took the one less traveled by, la Hemeroteca Nacional ofrece a los investi-
And that has made all the difference. gadores las mejores posibilidades de acceder a
(Dos caminos divergían en el bosque, y yo— periódicos y revistas del pasado, encargó una in-
Tomé el menos transitado, vestigación general de la Prensa y fotografía
Y eso ha hecho toda la diferencia).58 durante la Revolución Mexicana.61 Ignacio Gu-
tiérrez Ruvalcaba fue invitado a curar la exposi-
Hubiera sido fácil reconstruir la imagen del ción y a escribir un breve texto para este delgado
zapatismo en las revistas ilustradas —medio volumen de bien investigadas y cuidadosamente
que hoy podría parecer marginal pero en el pe- impresas reproducciones de revistas y periódicos
riodo de 1910 a 1915 era una de las contadas publicados durante la Revolución, que la Secre-
maneras en las que circulaban las noticias y sus taría de Hacienda y Crédito Público distribuyó
imágenes— basándose sobre todo en lo que di- gratuitamente. En su breve pero reflexivo ensa-
cen los pies y los encabezados de las fotos. Pero yo, Gutiérrez Ruvalcaba afirma que la mayoría
Ariel eligió una tarea mucho más ardua al en- de las fotografías de la Revolución que se conser-
focarse esencialmente en las imágenes mismas. van son obra de fotoperiodistas de la Ciudad de
Así desarrolló un nuevo método para interrogar México, y ahí mismo señala las limitaciones que
las fotos, que son mudas, pero que pueden res- enfrentaban: “La fotografía de prensa publicada
ponder preguntas si éstas están bien formula- durante los años de la Revolución de manera ca-
das. Puede ser que algunos lectores encontraran si exclusiva sucedió en el marco de empresas pe-
demasiado atrevidas algunas de sus afirmacio- riodísticas cuyos dueños o fueron parte medular
nes —por ejemplo, que Zapata de algún modo de los beneficiados del largo gobierno de Porfirio
imitaba los uniformes y las poses de los oficiales Díaz o, en otro de los casos, se identificaban más
rurales—; yo sigo creyendo en la hipótesis de que nada con el sector social urbano, elitista y
François Chevalier de que Zapata “Vestía habi- reacio a toda transformación social de carácter
tualmente el traje de charro: pantalón ajustado,
grandes espuelas, chaquetilla corta y gran som-
brero galoneado”.59 Sin embargo, Arnal descubrió levantamiento de Zapata (1911-1919)”, Cuadernos Ameri-
canos, vol. 63, núm. 6, 1960, p. 177.
60
Ariel Arnal, “La devoción del salvaje. Religiosidad za-
patista y silencio gráfico” y “Fotografía, cultura y sociedad
58
Véase Robert Frost: Poetry & Prose, Edward Connery en América Latina en el siglo xx. Nuevas perspectivas”,
Lathen y Lawrance Thompson (eds.), Nueva York, Henry L’Ordinaire des Amériques, núm. esp. 219, 2015, recupe-
Holt, 1972, p. 51. rado de: <https://orda.revues.org/2287>.
59
Ariel Arnal, op. cit., 2010, p. 79; Francois Chevalier, 61
Ignacio Gutiérrez Ruvalcaba, Prensa y fotografía
“Un factor decisivo de la revolución agraria de México: el durante la Revolución Mexicana, op. cit., 2010.
79
Ensayos
radical”.62 Concluye que la imaginería procede soldados rasos se les identifica genéricamente
casi exclusivamente de las fuerzas en el poder, como “juanes” y rara vez aparecen.66
ya fueran las de Porfirio Díaz, Francisco León Gautreau también descubrió que “muy pocas
de la Barra, Francisco I. Madero o Victoriano imágenes dan cuenta de la vida cotidiana de los
Huerta. Con la caída de este último numerosos mexicanos durante la guerra”, y que fue Revis-
medios dejaron de publicarse, mientras que “la ta de Revistas la que publicó la mayor parte
mayoría de aquellas nacientes empresas perio- de esas fotos.67 Ella examina brevemente uno de
dísticas se identificaron con el reformismo de la los asuntos cruciales que deben investigarse: el
revolución de Venustiano Carranza”.63 Aunque papel de los fotógrafos de estudio de provincia:
yo había asumido que Heliodoro J. Gutiérrez era “Las redacciones tejen redes de corresponsales y
esencialmente un fotógrafo de postales, esta obra crean lazos con fotógrafos y agencias de provin-
lo identifica como “un reconocido fotorreportero”; cia, con lo que logran obtener imágenes del inte-
en cambio, Ignacio Gutiérrez sí confirmó mi hi- rior de la república con relativa celeridad”.68
pótesis de que “su vínculo con el movimiento ma- También aborda el problema de identificar a los
derista fue total y sin cortapisas desde el inicio autores de la imaginería, afirmando que sólo se
de la conflagración”.64 les da crédito en 20% de los casos. Según Gau-
El libro de Marion Gautreau, De la crónica al treau, en 36 páginas de estas publicaciones apa-
ícono, es una investigación excelente y detallada recen mujeres, ya sea siguiendo a sus maridos,
de la imaginería que publicaron cinco revistas y sirviendo de cocineras y lavanderas, o luchan-
ilustradas: El Mundo Ilustrado, La Semana Ilus- do lado a lado con los hombres. En ambos casos
trada, La Ilustración Semanal, Revista de Revis- se les identifica como “soldaderas”.
tas y El Universal Ilustrado.65 Esta obra se ori- Gautreau señala las limitaciones tecnológi-
ginó como una tesis doctoral que se presentó an- cas que enfrentaban los fotógrafos y afirma que
te la Universidad de París en 2007, pero el que “las numerosas y profundas transformaciones
el inah la haya publicado como libro tuvo que ver en la práctica de los fotógrafos de prensa […] no
con las celebraciones del Centenario. Gautreau se deben a modernizaciones técnicas específicas
comienza su libro con una meticulosa disección sino más bien a la irrupción de nuevos temas”,
de las revistas, una herramienta extraordinaria- una posición con la que no coincido del todo y,
mente útil para los y las estudiosas de ese perio- en mi opinión, la transformación tecnológica es
do. Ya hace mucho que los y las historiadoras un área que requiere más investigación.69 Fi-
saben que no se puede citar periódicos como si la nalmente, aunque es ciertamente la publicación
imagen que aportan de los sucesos descritos fue- más importante sobre las revistas ilustradas
ra objetiva. Gautreau señala que los retratos de del periodo, su argumento de que “Zapata, por
los líderes “llenan las páginas de las revistas ca- lo general, no parece cómodo ante las cámaras”
pitalinas” en el siguiente orden: Madero, Ca- parece nutrirse del extendido prejuicio de que
rranza, Huerta, Obregón, Orozco, Villa, Pablo los zapatistas tenían poca conciencia de la im-
González, Félix Díaz, Emiliano Zapata, Manuel portancia de los medios de comunicación mo-
Mondragón, Lucio Blanco y Felipe Ángeles; a los dernos.70 Considerando la gran cantidad de veces
en que el Caudillo del Sur posó voluntariamen-
te para su propio fotógrafo, Amando Salmerón,
62
Ibidem, p. 13. 66
Ibidem, pp. 80, 114.
63
Ibidem, p. 14. 67
Ibidem, p. 80.
64
Ibidem, p. 16. 68
Ibidem, p. 84.
65
Marion Gautreau, De la crónica al ícono: la fotografía 69
Ibidem, pp. 57, 130-131. Su referencia al análisis de
de la Revolución Mexicana en la prensa ilustrada capita- Olivier Debroise, que hoy se ve tan viejo, es poco convin-
lina (1910-1940), México, Secretaría de Cultura / inah, cente.
2016. 70
Ibidem, p. 108.
80
Ensayos
así como su búsqueda de otros retratistas, creo muchos otros fotógrafos de estudio urbanos y
que la autora debió haber matizado su argu- empezó a cubrir sucesos para las revistas ilus-
mento señalando que quizá la incomodidad que tradas. Monroy ubica a Carrasco junto a Samuel
percibe —que como toda lectura psicológica re- Tinoco, Antonio Garduño, Manuel Ramos, José
sulta una empresa arriesgada al historiar la fo- María Lupercio, Abraham Lupercio, Isaak Mo-
tografía— tenía más que ver con quién era el reno, Gerónimo Hernández, Víctor León, Rodolfo
que tomaba el retrato que con la relación de Za- Toquero, Ezequiel Álvarez Tostado y Eduardo
pata con los medios modernos en general.71 Melhado, como retratistas que se convirtieron
en fotoperiodistas.75
Si bien Carrasco pudo haber compartido la
Los fotoperiodistas función de sus colegas, su participación en la De-
cena Trágica fue de lo más singular. Durante
Durante las celebraciones del Centenario, la fo- aquellos diez terribles días colaboró con el céle-
tohistoriadora Rebeca Monroy Nasr nos presen- bre poeta y periodista José Juan Tablada en la
tó al fotoperiodista metropolitano Ezequiel producción de una crónica diaria de los hechos,
Carrasco con un libro sobre él.72 Hasta la apa- que llegó a ser tan popular que Revista de Revis-
rición de esa obra nadie había oído hablar de tas vendió más de cuarenta mil ejemplares, en
Carrasco, que trabajaba en Revista de Revistas, una ciudad con medio millón de habitantes. Es
la única publicación ilustrada que no dejó de decir, cerca de uno de cada diez residentes com-
aparecer durante los diez años que duró la gue- pró un ejemplar, una cifra astronómica para
rra civil.73 Originalmente, Monroy había escrito una sociedad que aún era mayormente analfa-
el texto para competir en el concurso bienal del beta.76 Parece que Carrasco trabajaba con una
Centro de la Imagen, que publica las obras ga- pesada cámara View que utilizaba negativos
nadoras en la Colección Ensayos sobre Fotogra- de placa de vidrio y que debía montarse en un
fía. Sin embargo, como el manuscrito no resultó tripié. Cuando la guerra se aproximaba a su fi-
elegido, “en lugar de deprimirme”, se dirigió al nal en 1917, Carrasco abandonó la fotografía
Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo) que, para dedicarse al cine, tanto documental como
en el contexto del Centenario, rápidamente re- de ficción.
tomó el texto y lo publicó como parte de una se- El fotohistoriador Daniel Escorza Rodríguez
rie más importante, Testimonios del Archivo.74 llevó a cabo la investigación rigurosa que tanto
En 1907, Carrasco, originario de Michoacán, necesitaba la obra de Agustín Víctor Casasola.77
puso en la Ciudad de México un estudio dedica- Escorza Rodríguez es un investigador de la Fo-
do al retrato que contó entre sus modelos con toteca Nacional, lo que le permitió conducir una
actrices como Mimí Derba y María Conesa. Sin investigación de muchos años. El resultado apa-
embargo, al ver que su clientela menguaba du- reció originalmente como su tesis doctoral. Sin
rante la Revolución, decidió seguir los pasos de embargo, el que el inah la publicara inmediata-
mente como libro en 2014 puede considerarse
71
Véase por ejemplo la obra de Blanca Jiménez y Samuel
parte del proyecto del Centenario. Entre la in-
Villela, Los Salmerón: un siglo de fotografía en Guerrero, formación vital de esta obra observamos la re-
op. cit. Yo también abordé este tema en John Mraz, Foto- orientación que Escorza llevó a cabo respecto del
grafiar la Revolución Mexicana, op. cit., 2010, pp. 93-95 y
179-182.
72
Rebeca Monroy Nasr, Ezequiel Carrasco: entre los 75
Rebeca Monroy Nasr, Ezequiel Carrasco: entre los ni-
nitratos de plata y las balas de bronce, México, Conaculta- tratos de plata y las balas de bronce, op. cit., 2011, p. 27.
inah-Sinafo, 2011. 76
Ibidem, p. 97. En vez de correr los riesgos que enfren-
73
Ibidem, p. 38; Marion Gautreau, De la crónica al taban los fotoperiodistas, Tablada enviaba sus textos por
ícono: La fotografía de la Revolución Mexicana en la prensa teléfono.
ilustrada capitalina (1910-1940), op. cit., 2016, p. 34. 77
Daniel Escorza Rodríguez, Agustín Víctor Casasola.
74
Rebeca Monroy, comunicación personal, enero de 2017. El fotógrafo y su agencia, op. cit., 2014.
81
Ensayos
papel ejercido por Casasola como fotógrafo. A embargo, la imagen del veterano revolucionario
diferencia de los creadores de imagen mencio- con su prótesis improvisada es una denuncia
nados en uno de los párrafos anteriores, que pa- conmovedora de la situación de las víctimas de
saron del estudio a la calle, Agustín Víctor entró la larga guerra civil (figura 5).
al medio como periodista, para luego volverse En un artículo publicado en 2009, Escorza
fotoperiodista. Sin embargo, como argumenta Rodríguez ofrece una ventana a los peligros que
Escorza, “Si bien tenía su agencia-estudio, vivía los fotoperiodistas enfrentaban durante la Re-
del trabajo cotidiano del retrato individual y co- volución.82 Gerónimo Hernández trabajaba en
lectivo”, así como de hacer fotografías de cere- el periódico maderista Nueva Era, donde se pu-
monias religiosas y bodas.78 Escorza redefine lo blicó una fotografía suya que se convertiría en
que equivocadamente se consideraba una agen- uno de los íconos clave de la Revolución. Su ima-
cia noticiosa moderna, afirmando por el contra- gen de una mujer sujetando los barandales de
rio que, “Lo que se pensaba era la gran ‘Agencia un vagón de tren e inclinándose hacia delante
Casasola’, proveedora de imágenes a todos los para mirar intensamente la vía ha sido usada
medios impresos de la Ciudad de México, en rea- para personificar a la soldadera de la Revolu-
lidad funcionaba como un pequeño estudio, don- ción Mexicana, y hoy ha adquirido el nombre de
de también se enmarcaban fotografías, se ven- “Adelita”. Los colegas de Hernández lo recono-
dían postales y se hacían retratos con el nombre cían como un fotoperiodista audaz y experimen-
de ‘Casasola fots.’ o ‘Casasola e Hijos’”.79 tal. Para atribuirle poder al simpatizante ma-
Escorza desmiente la idea de que Agustín derista Rafael Martínez de Escobar, Hernández
Víctor borró los nombres de los fotógrafos para lo fotografió desde un ángulo en contrapicado
sustituirlos con el suyo, y en cambio sostiene mientras hablaba a una multitud en la calle, en
que fueron algunos miembros de su familia una imagen no posada que, según Escorza, “tie-
quienes durante los años veinte y treinta fueron ne resonancias visuales con el movimiento y la
colocando los textos que identifican las fotogra- actividad en las calles, más propias del fotope-
fías de la Revolución como obra suya. Finalmen- riodismo moderno de la década de 1930”83 (figu-
te, Escorza presenta un argumento interesante ra 6). La lealtad maderista de Hernández era
contra la idea de que Casasola era el fotoperio- tal que el 9 de febrero de 1913 acompañó al pre-
dista conservador que imaginábamos, y mucho sidente cuando éste dejó el Castillo de Chapulte-
menos el “fotógrafo oficial de Porfirio Díaz” que pec para ir a enfrentar a los golpistas a Palacio
presenta Olivier Debroise.80 Por el contrario, Nacional.
sostiene que “en el acervo de Casasola hay múl- Tras la caída de Madero en la Decena Trági-
tiples registros de la miseria, de víctimas del al- ca, Hernández abandonó el fotoperiodismo e
coholismo, de los estragos de la guerra y del intentó ocultar su participación en ese oficio.
hambre y, en fin, de los llamados bajos fondos Como comenta Escorza, “Hernández desistió de
de la sociedad entre 1911 y 1921”.81 Desde lue- seguir tomando fotografías y ni siquiera a sus
go, como admite el autor, no sabemos cuál era hijos les contó, ni mucho menos enseñó, los se-
el propósito de estas imágenes y bien pudo ha- cretos de la fotografía de prensa y su paso por
ber sido el de aportar escenas costumbristas como este oficio”.84 Le proporcionó a Agustín Víctor
un eco de los “Tipos mexicanos” que aparecen Casasola las 1 500 imágenes que componían su
en las tarjetas de visita de Cruces y Campa. Sin archivo y nunca volvió a mencionar su papel en
78
Ibidem, p. 140.
79
Ibidem, pp. 80-81. 82
Daniel Escorza Rodríguez, “Gerónimo Hernández, un
80
Olivier Debroise, Fuga mexicana: un recorrido por la fotógrafo enigmático”, Dimensión Antropológico, año 16,
fotografía en México, México, Conaculta, 1994, p. 155. vol. 7, marzo de 2009, pp. 143-168.
81
Daniel Escorza Rodríguez, Agustín Víctor Casasola. 83
Ibidem, p. 147.
El fotógrafo y su agencia, op. cit., 2014, p. 146. 84
Ibidem, p. 143.
82
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83
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84
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cala para dar a conocer la revolución maderista, nario fueron resultado de una iniciativa que to-
a sus hombres, y su triunfo”.91 mó en su centro de trabajo. Según relata, ella
Guevara también aclara el misterio que ro- “había reingresado al inah con una plaza en el
dea a una mujer que aparece en varias fotogra- Museo Nacional de Historia en 2009. Escribien-
fías emblemáticas de la Revolución: Herlinda do otras cosas y revisando materiales en el mu-
Perry (figura 7). El relato que hace Guevara de seo, me di cuenta de que había una rica veta
la que llama “la Adelita burguesa del norte del sobre Madero. Propuse la exposición y como es-
país” es mucho más interesante que su identi- tábamos en épocas de centenarios, me lo acep-
ficación generalizada como soldadera, que apare- taron tanto en el museo como en la Secretaría
ce por ejemplo en el libro de Elena Poniatowska.92 Técnica del inah”.95 Ella fue la curadora de la
Su verdadero nombre era Sun Far Herlinda, y Exposición “Francisco I. Madero: entre imagen
era hija de chino y mexicana, por lo que su ape- pública y acción política” y coordinó el bellamen-
llido precede a su nombre de pila. Estaba casa- te ilustrado libro del mismo título que contiene
da con un inmigrante chino y junto con él en- ensayos de una amplia variedad de estudiosos
frentó el problema de las matanzas de chinos y estudiosas visuales.96 En su breve texto, “Prác-
en México, así como la prohibición de que mi- ticas y estrategias de la información gráfica en
graran a Estados Unidos. Guevara piensa que el maderismo”, Casanova enumera las dificul-
pudo haber tomado el apellido Perry para prote- tades que se enfrentan al identificar a los dife-
ger su identidad, y como una alusión al comodo- rentes fotoperiodistas, dado que “los editores
ro Matthew Perry, que abrió Japón al comercio recurrieron a encuadres y montajes”.97
internacional en la década de 1850. Con 16 ó 17 Creo que las muchas investigaciones que se
años de edad, Herlinda probablemente tuvo po- realizaron en torno a los fotoperiodistas metro-
co que ver con la rebelión maderista, y las ca- politanos durante el Centenario ya nos permi-
nanas cruzadas eran un tropo performativo con ten plantearnos varias preguntas. ¿Hemos ido
el que jugaba a la guerra, con su sombrero ele- más allá de la concepción que prevalecía en
gante.93 Sin embargo, sí participó activamente 1984, año en el que el artista Felipe Ehrenberg
en el rescate de los chinos durante la batalla de se refirió a las imágenes de Casasola como “El
Ciudad Juárez, “atravesó la línea divisoria car- estilo del archivo”, y Flora Lara Klahr lo descri-
gando a dos niños en los brazos mientras vola- bió como “un estilo que no es privativo de él
ban los balazos” y luego negoció con los funcio- [Agustín Víctor Casasola] sino que comparte
narios estadounidenses que les dejaran quedar- con los demás fotógrafos-periodistas”?98 ¿Pode-
se hasta que terminara la batalla.94 Posterior- mos ya distinguir realmente el estilo de los dis-
mente se volvería una figura dirigente en la tintos fotoperiodistas e investigar la relación
lucha contra la discriminación que sufrían los entre sus respectivas formas fotográficas y sus
inmigrantes chinos y las mujeres mexicanas posiciones políticas? Una pregunta más que exi-
que se casaban con ellos. ge ser planteada es: ¿hasta qué punto los foto-
Para la fotohistoriadora Rosa Casanova, di-
rectora de la Sinafo entre 1998 y 2006, la expo- 95
Comunicación personal, Rosa Casanova, enero de
sición y el libro que produjo durante el Cente- 2018.
96
Rosa Casanova (coord.), Francisco I. Madero: entre
imagen pública y acción política, México, inah, 2012.
91
Ibidem, p. 43. 97
Ibidem, p. 186.
92
Ibidem, 145; Elena Poniatowska, Las soldaderas, 98
Felipe Ehrenberg, “El estilo del archivo, un estilo del
México, Era / Conaculta-inah, 1999, p. 62. arte”, en The World of Agustín Víctor Casasola. Mexico:
93
Analizo ese tropo en John Mraz, Photographing the 1900-1938, Washington D.C., The Fondo del Sol Visual
Mexican Revolution: Commitments, Testimonies, Icons, op. Arts and Media Center, 1984, p. 14; Flora Lara Klahr,
cit., 2012, pp. 68-70. “Agustín Casasola y Cía: México a través de sus fotogra-
94
Arturo Guevara Escobar, Aurelio Escobar, fotógrafo. fías”, La Cultura en México, suplemento de Siempre!, 21
La H.J. Gutiérrez Foto y Francisco I. Madero, op. cit., p. 43. de noviembre de 1984, p. 40.
85
Ensayos
Figura 7. Aurelio Escobar Castellanos. Sin título. Herlinda Perry, Ciudad Juárez,
mayo de 1911. © Inv. # 373880, Fondo Casasola, Sinafo-Fototeca Nacional del
inah Secretaría de Cultura.
86
Ensayos
periodistas de la Ciudad de México dejaron la go, ya se habían ido del país durante la Revolu-
capital para cubrir los sucesos? Es decir: ¿con ción o no tomaron fotografías de ese periodo que
cuánta frecuencia reportaron visualmente his- se hayan descubierto.
torias fuera de las zonas urbanas, y qué tanto El caso de Sandoval es diferente. Se ubica en
se alejaron de ellas? Y una última pregunta so- la división de entre “un pasado evanescente” y
bre las fotografías de la prensa: ¿quiénes exac- “un futuro amenazante”: “Conforme avanza el
tamente eran los “corresponsales” a los que se archivo, los temas amables de retratos familia-
refieren las revistas ilustradas? res, vistas y celebraciones van desapareciendo
y, poco a poco, van surgiendo las señas del con-
flicto: primero, como indicios sutiles y, posterior-
Fotógrafos aficionados mente, como señas claras del deterioro físico y
la degradación social”.103 Sandoval trabajaba
Rosa Casanova también plantea una cuestión mayormente con un aparato estereoscópico de
sugerente cuando afirma que “se recurrió a con- peso medio que le permitía circular libremente
vocar a los aficionados para cubrir las deficien- por la ciudad captando una gran variedad de
cias en la información gráfica”. 99 Dada la escenas. Además, la velocidad de la cámara era
invención de las cámaras Kodak en 1888 y de tal que en algunas de sus imágenes puede ver-
la proximidad de México con Estados Unidos, se el movimiento dentro del encuadre, si bien
creo que investigar la fotografía realizada por en esa época eso se consideraba un error. Tam-
aficionados durante la Revolución, tanto en la bién cambiaba de exposiciones rápidamente, lo
Ciudad de México como en el exterior, puede que le permitía fotografiar secuencias. Como
abrir toda una nueva veta de información. Afor- dice Laura González, “Cabe señalar que ningún
tunadamente, Laura González exploró esa po- fotógrafo de prensa de la época hubiera podido
sibilidad en su investigación de un creador de captar estos momentos en secuencia con una
imágenes cuya identidad aún no puede estable- cámara profesional por muy ligera que ésta hu-
cerse firmemente más allá de la hipótesis de biera sido”.104 Captar los detalles del movimien-
que su nombre era Ángel Sandoval.100 Lo que sí to detenido aporta un modo de ver mucho más
sabemos de él es que, a pesar de que probable- moderno que el de los fotoperiodistas de enton-
mente no formaba parte de la burguesía porfi- ces, cuyas imágenes eran mayormente posadas
rista, parece que “utiliza la cámara heredada o u orquestadas.
regalada como medio para entrar y circular en- Miguel Ángel Berumen participó en ese libro
tre las altas clases sociales de finales del escribiendo sobre las fotos que Ángel Sandoval
porfiriato”.101 Algunos miembros de la clase tomó de la entrada de Pancho Villa y Emiliano
dominante mostraban mucho interés en la fo- Zapata a la Ciudad de México. Ahí señala que
tografía, como fue el caso de Juan Antonio los siete negativos en placas de vidrio que cap-
Azurmendi y José Luis Requena.102 Sin embar- taron ese suceso “equivalen a la misma cantidad
de fotografías con las mismas escenas que se
99
Rosa Casanova (coord.), Francisco I. Madero: entre
imagen pública y acción política, op. cit., p. 192.
100
Laura González Flores, Otra revolución: fotografías
de la Ciudad de México, 1910-1918, México, unam, 2010,
p. 218. (Testimonios del Archivo, 3), 2009. Requena era un “miem-
101
Idem. bro de la elite porfiriana modernizadora […] y presidente
102
Sobre Azurmendi véase a Patricia Massé Zendejas, de la Sociedad Fotográfica Mexicana”; Véase a Rosa Casa-
“Juan Antonio Azurmendi: historiar una colección fotográ- nova (coord.), Francisco I. Madero: entre imagen pública y
fica y construir a un autor”, tesis de doctorado, Instituto acción política, op. cit., p. 28.
de Ciencias Sociales y Humanidades-buap, Puebla, 2013 103
Laura González Flores, Otra revolución: fotografías
y Juan Antonio Azurmendi. Arquitectura doméstica y sim- de la Ciudad de México, 1910-1918, op. cit., p. 21.
bología en sus fotografías (1896-1900), México, inah-Sinafo 104
Ibidem, pp. 24-25.
87
Ensayos
han publicado de manera regular desde 1914”.105 rojo”.106 Sin embargo, él mismo hizo a un lado
A diferencia de la mayoría de los fotoperiodistas esa objeción afirmando que “un gringo marxis-
que esperaban la llegada en el Zócalo en medio ta es un mexicano liberal”. Luego me preguntó
de apretadas multitudes, Sandoval se situó es- por qué mi exposición de 1996, “La mirada in-
tratégicamente en el Paseo de la Reforma, lo quieta: nuevo fotoperiodismo mexicano, 1976-
que le permitió una mayor visibilidad, así como 1996”, había producido tanta polémica en la
varias oportunidades de acercarse más a los prensa.107 Como no estaba interesado en res-
caudillos. Berumen lleva a cabo un análisis pa- ponder con toda la complejidad que merecía,
so-a-paso de dónde se hallaba Sandoval en el contesté sencillamente “por gringo”. Alfonso se
momento de cada toma, cómo se desplazó de preguntó en voz alta si eso no significaría un
una ubicación a otra y cuál de las dos cámaras problema si yo curara la exposición nacional,
que llevaba utilizó. Es una lectura extraordina- pero le aseguré que había solicitado la ciudadanía
ria de cómo un fotógrafo cubrió un suceso. El mexicana.
libro fijó un estándar muy alto para las futuras El proyecto del Centenario fue una experien-
investigaciones de la fotografía amateur, tanto cia importante para entender las limitaciones
por sus penetrantes análisis como por la mane- que enfrentan los y las historiadoras al fungir
ra cuidadosa, casi hasta lo compulsivo, en que como curadoras y desde el principio del proyec-
Sandoval anotaba cada imagen en cuadernillos. to sobre la Revolución decidí producir un libro
basado en la investigación más que un catálogo
de fotos con una introducción. El libro tendría
Mi experiencia de historiar que irse a la imprenta en febrero de 2010 y la
la fotografía de la Revolución exposición nacional tenía que estar lista para
noviembre de ese año. Así, funcioné más como
Participé en las celebraciones del Centenario curador que como historiador, en un proyecto
cuando, a principios de 2008, Alfonso de María que hubiera merecido una investigación de unos
y Campos, director del inah, y su secretario ad- diez años. Esa situación tuvo sus ventajas y sus
ministrativo, Luis Ignacio Sainz, me invitaron desventajas: pude entrar en archivos inexplo-
a hacer la curaduría de la Exposición Nacional rados, pero tuve que trabajar dentro de un
del Centenario de la Revolución Mexicana, que marco temporal incómodo para un historiador.
terminó llamándose “Testimonios de una gue- También es importante señalar que las expe-
rra. Fotografías de la Revolución Mexicana”, y riencias de curar la exposición y escribir el libro
se expuso en treinta sitios a lo largo de México, fueron muy distintas. Acepté curar la exposi-
así como en algunos espacios fuera del país en ción en el entendido de que yo tendría pleno
2010. En nuestra primera reunión el director control. Evidentemente, no es así en el inah. En
expuso dos reservas que tenía sobre encargar- la exposición intenté construir una narrativa
me esta tarea. La primera tenía que ver con mi enfocada en las crueles realidades de la vida co-
posición política, señalando que en la comuni- tidiana que implícitamente enfrentaba a la his-
dad fotográfica era yo conocido como un “gringo
106
En 1994, el Centro inah Nayarit me invitó a dar la
105
Miguel Ángel Berumen, “Las fotos que el tiempo pu- conferencia “La historia del fotoperiodismo en México”. Fui
so en su lugar: la entrada de Villa y Zapata a la Ciudad de nombrado “visitante distinguido” de Tepic, la capital del
México”, en Laura González Flores, Otra revolución: foto- estado, y el entonces gobernador, Rigoberto Ochoa Zarago-
grafías de la Ciudad de México, 1910-1918, op. cit., p. 177. za, asistió a la ceremonia. Él me llamó irónicamente “pro-
La manera nítida de Berumen de diseccionar las fotos de fesor Marx”, en una alusión obvia a mi posición política,
Sandoval me hace recordar la obra clásica de William A. para hacer reír a su séquito.
Frassanito sobre la fotografía de la Batalla de Gettysburg 107
Véase la descripción de las polémicas en torno a “La
en 1863, Gettysburg: A Journey in Time, Gettysburg, Tho- mirada inquieta…” en John Mraz, México en sus imágenes,
mas Publications, 1975. op. cit., 2014, pp. 345-347.
88
Ensayos
toria oficial. Sea porque he leído con cierta pro- Alejandra Ruano a los créditos por haber “co-
fundidad sobre la historia de la Revolución o por rregido” la exposición.
el momento en que vivimos de mucha inseguri- Antes de que me invitaran, el director de la
dad, de militarización y de reproducción diaria de Fototeca del inah, Juan Carlos Valdez, había in-
imágenes espeluznantes, me centré no tanto en dicado a los investigadores Patricia Massé y Da-
los revolucionarios como en “los revolucionados”.108 niel Escorza que curaran una exposición para
No creo que la Revolución haya sido una épica el Centenario. Sin embargo, tanto Valdez como el
tanto como una tragedia, en la cual murió uno equipo de Massé y Escorza me dieron generosa-
de cada siete mexicanos y muchos más sufrie- mente acceso al material de su exposición, y
ron violaciones, hambre, sed, enfermedades, he- Juan Carlos me envió fotocopias de todas las fo-
ridas, atracos y el dolor de ver a sus seres que- tografías tomadas durante la guerra civil que
ridos sufrir. Así pasa cuando un pueblo se en- existían en la fototeca. Revisar este cuerpo de
cuentra ante la imposibilidad de exigir un des- unas 3 000 imágenes fue el primer paso necesa-
agravio políticamente y con una situación mar- rio para conocer la fotografía que se hizo duran-
cada por profundas diferencias de clase. te la Revolución, pues muchas de las imágenes
Para quienes montaron la exposición, esa que se hallan en archivos de provincia o en di-
perspectiva fue demasiado fuerte y no respeta- versos archivos de la Ciudad de México son co-
ron mi visión. Conforme se acercaba el momen- pias de las de la Fototeca Nacional. Me enviaron
to de montar la exposición enfrenté el autorita- las fotocopias porque se me dificultaba mucho
rismo de las burócratas del inah. Ellas transfor- cruzar la Ciudad de México para ir a Pachuca,
maron mi visión en una mezcolanza tan confusa aunque la exposición y el libro probablemente se
que Blanca González Rosas declaró en su reseña hubieran beneficiado si hubiera podido consultar
de Proceso, “El contenido del libro de Mraz no a Heladio Vera, el trabajador de la fototeca que
coincide con la exposición […] Organizada por probablemente conoce mejor las colecciones.
la Coordinación Nacional de Museos y Exposi- Tener todas las copias de las fotos revolucio-
ciones del inah, la muestra, convencional en su narias también me permitió entender cómo
narrativa, incompleta en su contenido y pésima había forjado su archivo Agustín Víctor Casa-
en su museografía, delata una mediocre e insti- sola. Yo creía que él había obtenido las imágenes
tucional necesidad por mantener los mitos captadas por los otros 480 fotógrafos comprán-
revolucionarios”.109 Cuando intenté resistir la dolas —como el archivo de El Imparcial—, como
interferencia de estas burócratas, Gabriela Eu- donación —como en el caso de Gerónimo Her-
genia López me envió una carta amenazándome nández— o porque los fotógrafos trabajaban pa-
de que, si no aceptaba sus cambios, “los créditos ra su agencia; pero encontré hasta cinco copias
curatoriales serán asumidos por esta Coordina- de la misma fotografía y descubrí que muchas
ción, por ser el área encargada de enriquecer la habían sido reprografiadas de revistas ilustra-
propuesta con otros materiales fotográficos y das. Por ejemplo, una versión de una de las imá-
ampliar sus contenidos históricos y visuales, genes más poderosas de la Revolución, la de los
amén de realizar el ajuste de índole expositivo”.110 niños aterrorizados llorando junto al cadáver
Cuando llegué a la inauguración vi que habían de su padre, un zapatista ejecutado, incluye
echado sal a la herida: habían incorporado a parte del texto de la revista de la que fue recor-
tada (figura 8). Otras fotos muestran la cinta
adhesiva y las tachuelas que se usaron para su-
108
Véase a Luis González, “La Revolución Mexicana jetarlas firmemente a la pared para ser repro-
desde el punto de vista de los revolucionados”, Historias, grafiadas (figura 9).
núm. 8-9, enero-junio de 1985, pp. 5-13. Me pareció que mi investigación para el libro
109
Blanca González Rosas, “La fotografía revolucionaria
de México”, Proceso, núm. 1787, 30 de enero de 2011, p. 67. giraba en torno a dos tareas interrelacionadas.
110
Gabriela Eugenia López, carta de 3 de julio de 2010. La primera era someter a crítica el mito de que
89
Ensayos
90
Ensayos
Agustín Víctor Casasola fue “El fotógrafo de la de ella la primera protagonista fotográfica re-
Revolución”, como lo resumió Ignacio Gutiérrez volucionaria; Gerónimo Hernández fue el fotó-
en 1997: “hasta la fecha se afirma genéricamen- grafo de Madero durante su presidencia trun-
te que ‘los Casasola son los fotógrafos de la Re- cada; el fotógrafo más involucrado en la rebelión
volución Mexicana’”.111 Mi segundo deber era orozquista parece haber sido “El gran lente”
descubrir quiénes y con qué intenciones capta- (Ignacio Medrano Chávez); Amando Salmerón
ron esas imágenes, y para quiénes las tomaron. fue el fotógrafo de Emiliano Zapata, pero hubo
Concluí que la firma en las fotografías, especial- varios de ellos conectados con ese movimiento,
mente en el caso de las postales, no era prueba entre ellos Cruz Sánchez; un Hernández parece
definitiva de autoría. El plagio de imágenes haber sido el fotógrafo de Domingo Arenas,
—borrar el nombre que llevaban y luego firmar- agrarista de la región de Puebla; los hermanos
las— fue constante durante la Revolución Mexi- Cachú, Antonio y Juan, eran los fotógrafos más
cana (y en el mundo más amplio de la fotografía próximos a Pancho Villa; y los constitucionalis-
internacional). Intenté superar este problema tas tenían un buen número de fotógrafos, aun-
con una metodología de referencias cruzadas que Jesús H. Abitia ha sido considerado “El fo-
entre fotografías de archivo, imágenes impresas tógrafo constitucionalista”. Los fotoperiodistas
en revistas ilustradas e historias gráficas, en- metropolitanos trabajaban para revistas ilus-
trevistas publicadas con los fotógrafos, artículos tradas cuyos dueños y editores eran, por lo
escritos durante la Revolución y, finalmente, general, conservadores, e incluso porfiristas.
investigaciones llevadas a cabo posteriormente Algunos, como Eduardo Melhado, podían haber
ya fuera como historias de la fotografía o del hecho reconstrucciones gráficas de la Decena
movimiento armado. En el curso de mi investi- Trágica y, por lo tanto, podrían considerarse
gación me di cuenta de que fueron numerosos huertistas. Sin embargo, las publicaciones eran
los fotógrafos que cubrieron la larga guerra ci- camaleónicas y cambiaban de línea para adap-
vil. Algunos estaban ligados a ciertos grupos y tarse a la turbulenta situación.
descubrí un patrón de compromiso que había No se confirmó mi supuesto de que el grueso
sido poco comentado en estudios anteriores. de las imágenes revolucionarias se debía a
Lo que fue verdaderamente novedoso de la fotoperiodistas, aunque sin duda los reporteros
fotografía mexicana durante la lucha armada gráficos de la Ciudad de México hicieron una
fue el hecho de que los fotógrafos estuvieran contribución importante; por ejemplo, cerca de
comprometidos con bandos revolucionarios en- la mitad de las imágenes de mi libro se deben a
frentados mutuamente en una guerra. Para los fotógrafos de la metrópoli. Sin embargo, parece
que tenían conciencia política, la Revolución de- que no abandonaban la ciudad con frecuencia,
bió representar una oportunidad única. Tomar y la suposición generalizada de que sus medios
fotos es una ocupación apasionante y, aunque los enviaban a cubrir la guerra no es correcta.
la evidencia de compromiso es a veces circuns- En general, las revistas ilustradas obtenían sus
tancial, creo que se puede vincular a fotógrafos imágenes de fuera de la Ciudad de México de
específicos con las fuerzas contendientes, a fotógrafos a los que llamaban “corresponsales”,
grandes rasgos —y con un alto margen de pero que probablemente eran dueños de estudios
error— del siguiente modo: Manuel Ramos fue en sus regiones. Creo que podría argumentarse
el principal fotoperiodista del porfiriato; la que los fotógrafos regionales, probablemente
agencia de Heliodoro J. Gutiérrez estuvo ligada con sus estudios (pero también aquellos que
al movimiento maderista tanto en la frontera vendían sus imágenes a publicaciones locales y
norte como en la Ciudad de México, lo que hizo nacionales cuando podían), fueron el grupo que
realmente capturó imágenes de la Revolución,
111
Ignacio Gutiérrez Ruvalcava, “Los Casasola durante particularmente cuando se ligaban a una u otra
la posrevolución”, Alquimia, núm. 1, 1997, p. 37. facción. Al final, la investigación sobre la foto-
91
Ensayos
grafía de la Revolución fue importante para re- investigación rigurosa de un archivo fotográfico
definir el papel de los Casasola, determinar los en particular, dándole a los investigadores las
verdaderos autores de las fotografías, refutar la herramientas metodológicas para diseccionar
idea de que las firmas son prueba suficiente de estas colecciones en su capítulo “Las claves do-
autoría y establecer la participación de los fotó- cumentales de una colección fotográfica”.114 La
grafos de estudio regionales. significación de este libro reside también en
que identifica a los hermanos José y Pedro
Mendoza como fotógrafos constitucionalistas:
Nuevas posibilidades de historiar “Documentan la recepción de Carranza en las
la fotohistoria de la Revolución distintas plazas del norte y el centro de México
con encuadres profesionales muy logrados que
La cuestión quizá más importante es la de es- construyen cierta estética documental de la Re-
tablecer autorías. Los nombres de los fotógrafos volución con acercamientos interesantes a las
tienen una importancia crucial, no debido a un multitudes; en ocasiones también proyectan en-
modelo derivado de la historia del arte, sino pa- cuadres orientados a enaltecer la figura política
ra saber por qué y para quienes tomaron sus del ‘Primer Jefe’”.115
fotos, cómo expresaron visualmente sus compro- Aunque es claro que las investigaciones em-
misos políticos, cuáles fueron sus estrategias es- prendidas durante los festejos del Centenario,
téticas para tomar partido y qué identidades se o como resultado de ese evento, nos han llevado
generaron.112 Alberto del Castillo comenzó su mucho más lejos de lo que sabíamos hasta en-
participación en las celebraciones del Centena- tonces, hay que recordar que cada punto de lle-
rio de esta manera: “A mí me contrató el Centro gada es asimismo un punto de partida. Dos
Cultural Isidro Fabela para hacer un libro so- áreas que recibieron alguna atención durante
bre el archivo fotográfico de Isidro Fabela con dicha celebración pero que podrían beneficiarse
el tema de la Revolución Mexicana. El financia- de una investigación más sistemática son las
miento del libro corrió a cargo de dicho Centro tarjetas postales y la tecnología. Rosa Casanova
y también del Instituto Mexiquense de sostiene que las postales fueron el formato “pre-
Cultura”.113 La obra de Alberto sobre las imá- valeciente” en el que circularon las fotos de la
genes halladas en la Fototeca del Centro Cul- Revolución.116 Aunque casi todos los y las auto-
tural Isidro Fabela es importante al menos por ras mencionan las postales, este campo podría
dos razones. La primera es que llevó a cabo una beneficiarse de una investigación más metódica.
Por ejemplo, las imágenes de Hugo Brehme de-
bieron haber circulado mayormente en forma
112
Así, la estudiosa de cultura visual, Andrea Noble,
hizo la crítica irrelevante de que Photographing the Mexi-
de postales, y durante las fiestas del Centenario
can Revolution demostró una ignorancia de los “teórica- se publicó un libro con su obra y un ensayo im-
mente-orientados comentadores”, quienes habían criticado portante pero breve de Mayra Mendoza.117 Un
que “los estudiosos de fotografía han intentado negociar el
estatus del medio como legítimo objeto de estudio al pedir
prestado a los principales autores de la historia de arte”, 114
Alberto del Castillo Troncoso, Isidro Fabela, una mi-
reseña de Photographing the Mexican Revolution: Com- rada en torno a la Revolución Mexicana, México, Banco de
mitments, Testimonies, Icons, Caa.reviews, 22 de febrero México, 2010, p. 27.
de 2013, recuperado de: <http://www.caareviews.org/re- 115
Ibidem, p. 30.
viewers/1672>, consultada el 25 de septiembre de 2016. 116
Rosa Casanova (coord.), Francisco I. Madero: entre
Véanse mis comentarios extensos sobre la teoría posmo- imagen pública y acción política, op. cit., p. 29.
derna que domina el estudio de fotografía en Estados Uni- 117
Mayra Mendoza Avilés, “Hugo Brehme: una historia
dos e Inglaterra en John Mraz, History and Modern Media: por contar”, en Claudia Cabrera Luna, Mayra Mendoza
A Personal Journey, Nashville, Vanderbilt University Avilés, Friedhelm Schimdt-Welle y Arnold Spitta (eds.),
Press, en prensa. Hugo Brehme y la Revolución Mexicana, Berlín / México,
113
Alberto del Castillo Troncoso, comunicación Sinafo-inah, 2010, pp. 10-16. Mayra sigue trabajando a
personal, 15 de enero de 2017. Brehme, y esperamos su “historia por contar”.
92
Ensayos
factor que hace falta es el desarrollo de la tec- bién fotografiaba a los que iban a ser ejecutados
nología fotográfica durante la Revolución. Si las y sus ejecuciones. No se han encontrado sus fo-
armas, los uniformes y las municiones fluían tos publicadas en la prensa ilustrada.
desde la frontera estadounidense, debemos Un fotógrafo de estudio de Zacatecas, Eulalio
asumir que lo mismo pasaba con las cámaras Robles, era uno de esos “corresponsales” que las
y los materiales fotográficos. Daniel Escorza y revistas ilustradas publicaban y mencionaban
Heladio Vera produjeron una significativa in- a veces.120 En su importante y reflexiva obra,
vestigación sobre las cámaras Graflex en 1912 Jaime Robledo lleva a cabo un análisis riguroso
y Laura González también hizo una contribu- de la fotografía en Zacatecas y su difusión. Ha-
ción importante al análisis de la tecnología.118 biendo estudiado detenidamente las fuentes
Sin embargo, sería útil contar con una investi- primarias accesibles, nos proporciona una breve
gación tecnológica sólida en la cual basar los bibliografía sobre Robles y un fotógrafo zacate-
estudios futuros sobre la fotografía durante la cano más, José María Aguilar, además de men-
Revolución. cionar a muchos otros. Robles publicaba sus fo-
Quizá la dirección más prometedora en que tos en diversas revistas pero, de manera más
debe avanzar la investigación en este campo es importante, en la Revista de Zacatecas; además,
hacia el descubrimiento y el análisis de los fo- “llegó a exhibir su trabajo sobre la Revolución en
tógrafos de estudio de provincia. Sabemos que el Portal de Rosales, para que lo viera la mayor
los creadores de imágenes que parecen más co- cantidad de gente y le compararan postales”.121
nectados a las fuerzas revolucionarias proce- Esta información nos lleva a preguntarnos qué
dían de esa situación: Jesús Abitia era “el fotó- otros fotógrafos de provincia participaron en ac-
grafo constitucionalista”; los Hermanos Cachú tividades como esa.
eran villistas; Amando Salmerón y Cruz Sán- La afirmación de Robledo de que Robles par-
chez eran zapatistas; Hernández era Arenista; ticipó desde el principio en la lucha contra el
e Ignacio Chávez Medrano era orozquista. ancien regime poniendo anuncios en el periódi-
Samuel Villela publicó una obra muy importan- co local para la venta de “artísticos botones de
te sobre la única mujer que fotografió extensa- Francisco I. Madero”, tiene una gran significa-
mente la revolución, Sara Castrejón.119 Aunque ción.122 En una investigación sobre la Batalla
yo originalmente creía que estaba ligada al mo- de Zacatecas, un autor afirma que Robles fungió
vimiento zapatista, hoy pienso que ofrece un como “espía de los revolucionarios”, y Robledo
ejemplo perfecto de las actividades de una fotó- abre todo un nuevo capítulo sobre esta cuestión
grafa de estudio durante el movimiento arma- al preguntarse si “es posible que sus imágenes
do: conforme las distintas facciones ocupaban sobre el ejército federal en Zacatecas, su distri-
Teloloapan, Guerrero, ella las retrataba tanto bución geográfica, su condición, la ubicación de
en escenarios de estudio como en la calle, y tam- la artillería y sus características, hayan influen-
ciado la estrategia para el ataque a la ciudad
por los rebeldes”.123 Robledo subraya varias ve-
118
Daniel Escorza Rodríguez y Heladio Vera Trejo, “La
cámara Graflex, en la campaña federal maderista contra
ces que “Eulalio Robles fue un fotógrafo revolu-
Pascual Orozco, 1912”, 20/10. Memoria de las Revolucio- cionario que documentó la guerra de Revolución
nes en México, núm. 10, 2010, pp. 254-265; Laura González
Flores, Otra revolución: fotografías de la Ciudad de Méxi-
co, 1910-1918, op. cit. 120
Jaime Robledo Martínez, Episodios fotográficos
119
Samuel Villela, Sara Castrejón: fotógrafa de la Re- de la toma de Zacatecas, 1913-1914, Zacatecas, Fototeca de
volución, México, inah, 2010. Véase también John Mraz, Zacatecas Pedro Valtierra, 2014.
“Sara Castrejón: Photographing Revolution, Representing 121
Ibidem, p. 25.
Women”, en Revolution and Ritual: The Photographs of 122
Ibidem, p. 102.
Sara Castrejón, Graciela Iturbide, and Tatiana Parcero, 123
Ibidem, pp. 107-108. Robledo cita una investigación
Mary Davis MacNaughton (ed.), Claremont, Scripps Col- de 1998 a cargo de Samuel Salinas López, “La Batalla de
lege, 2017, pp. 22-77. Zacatecas”.
93
Ensayos
en Zacatecas con una visión muy favorable a los vidades en sus centros de trabajo y otros más
rebeldes”.124 Por ejemplo, respecto de una foto aprovecharon la celebración del Centenario pa-
que Robles tituló Ysabel Rodríguez, notable ra producir obras, ya fuera en forma de libros y
tirador revolucionario, Robledo escribe: “La vi- artículos o en Internet, sabiendo que encontra-
sión favorable hacia el combatiente revolucio- rían audiencia. Los álbumes fotográficos publi-
nario por parte del fotógrafo queda fuera de cados durante la Revolución salieron a la luz, y
duda”.125 En una nota adicional se nos presenta las historias gráficas posrevolucionarias se vie-
nuevamente la imagen de uno de esos estudios ron sometidas a importantes revisiones por
fotográficos que ofrecían también toda una va- parte de los y las fotohistoriadoras. Fueron des-
riedad de bienes y servicios: Robledo cita un cubiertos varios fotoperiodistas metropolitanos
anuncio de periódico de 1908 de Aguilar que desconocidos hasta entonces, muchos de los cua-
“promovía ‘amplificaciones’, ‘botones’, ‘tarjetas les dejaron sus estudios para captar imágenes
postales’, y ‘un gran surtido de vistas planas y en la calle. Su obra ha sido objeto de importan-
estereoscópicas […] así como la venta de cáma- tes análisis, al igual que las imágenes publica-
ras Kodak a $2.50, y la facilidad del pago en das en la prensa ilustrada. Por primera vez, la
abonos”.126 fotografía amateur entró en la representación de
la Revolución, abriendo un campo crucial para
los estudios futuros. Se estableció el patrón de
Conclusión compromiso de los fotógrafos con las distintas
fuerzas. Varias investigaciones remarcaron el
En resumen, los proyectos que se llevaron a ca- papel que tuvieron las postales en la circulación
bo durante los años en torno al Centenario die- de imágenes de la Revolución, aunque esta área
ron a los y las investigadoras, tanto mexicanas aún podría beneficiarse de un análisis más sis-
como extranjeras, un caudal de información so- temático. Lo mismo puede decirse de la tecnología
bre cómo estudiar la fotografía de las revolucio- que se usó para capturar las imágenes, aunque sí
nes y representan un avance significativo hubo algunas investigaciones dedicadas esta cues-
respecto al estado anterior del conocimiento. La tión. Finalmente, se identificó a los y las fotógra-
socio-economía visual de este proceso demues- fas de estudio regionales como los más ligados a
tra el papel de las instituciones gubernamenta- las fuerzas revolucionarias. Si bien algunas
les y de las empresas privadas en el fomento de obras han estudiado a estos personajes en algu-
estos estudios. Algunos investigadores fueron na profundidad, es probable que esta área resul-
directamente invitados a curar exposiciones y te el campo más fértil para las investigaciones
escribir libros, algunos propusieron estas acti- futuras.
124
Ibidem, p. 107.
125
Ibidem, p. 57.
126
Ibidem, p. 94.
94
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1
Véase Guadalupe de la Torre, Los muros de agua: el resguardo de la Ciu-
dad de México siglo xviii, México, unam, 1999.
2
Elsa Cristina Hernández Pons, “La Acequia Real: historia de un canal de
navegación”, tesis de doctorado en estudios mesoamericanos, ffyl-unam,
México, 2002.
3
Expresión que empleó el subdelegado de Chalco en el documento 6. Véase
también, Tomás Jalpa Flores, La sociedad indígena en la región de Chalco du-
rante los siglos xvi y xvii, México, inah, 2009; y Alejandro Tortolero, De la coa
a la máquina de vapor: actividad agrícola e innovación tecnológica en las ha-
ciendas mexicanas: 1880-1914, México, Siglo XXI / El Colegio Mexiquense, 1995.
95
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4
Véase Guadalupe de la Torre, “El resguardo de la ciudad de México en el
siglo xviii”, Historias. Revista de la Dirección de Estudios Históricos, núm. 27,
inah, octubre de 1991-marzo de 1992, pp. 69-78.
5
agn, Ríos y Acequias, vol. 3, exp. 6, ff. 56r-101v.
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[77r] [78r]
[Documento 13] [Documento 14]
[Al alcalde ordinario del 2º voto de [Al alcalde ordinario menos antiguo]
esta noble ciudad] Con fecha de 4 de octubre último
Los bienes del difunto don Francisco reparó por esta superioridad al
Antonio Pesquera y cuyos autos de alcalde ordinario inmediato antecesor
concurso corren por el juzgado de de vuestra merced la orden que sigue.
vuestra merced son responsables a 8 Los bienes del difunto a y respecto
mil pesos que bajo de escritura de a que no se ha recibido la contestación
fianza otorgada en 4 de febrero del que debió dar dicho alcalde traslado a
año de [17]82 se entregaron a vuestra merced la referida orden para
réditos a doña María Ramírez de que hecho cargo de la gravedad de la
Arellano albacea y heredera de don materia evacue e informe a la más
Francisco Pérez de Aguilar y cuyo posible brevedad según se lo prevengo
concurso a sus bienes hay noticia de como subdelegado del excelentísimo
que pueden también correr por el señor virrey.
juzgado del señor alcalde ordinario Abril 10 / [1]807 [rúbrica]
del 1º voto.
Atestiguando vuestra merced la [79r]
certidumbre del hecho, supuesto que [Documento 15]
por lo que respecta a Pesquera no Un cuartillo
admite duda, me informará vuestra [SELLO CUARTO,
merced inmediatamente al estado UN CUARTILLO, AÑOS DE MIL
que tengan ambos concursos, cuanto OCHOCIENTOS CUATRO, Y
es el motivo de sus bienes, a que OCHOCIENTOS CINCO]
cantidad ascienden las deudas, si hay [Sello] [CAROLUS IV D.G.
algunos acreedores escriturarios de HISPANIARUM REX]
fecha anterior [77v] de la expedida Un cuartillo
del año de [17]82 y finalmente [Sello] [CAROLUS IIII. D. G. M.
suscrita presente en dichos autos en AÑOS D. 1806-1807]
inteligencia de lo que los citados 8 Señor Alcalde de ordinario de
mil pesos es neto de la cantidad que segundo voto don Juan Cervantes y
produjo la pensión que en aquel Padilla=
tiempo pagaban las canoas de la Es muy difícil y aun imposible
carrera de Chalco con el fin de tener desempeñar en todas sus partes con
limpia y expedita la Acequia Real. la claridad debida la contestación del
Octubre 4 de 1806 oficio que antecede del excelentísimo
[rúbrica] señor virrey, y tanto como averiguar
112
Cartones y cosas vistas
cuanto es el fondo del caudal que dejó Valdez, de don Justo Santos del
el contador don Francisco de Valle, de don Ramon Goicochea, y
Pesquera a lo que ascienden sus doña María Ignacia; y todo el resto
deudas, y si hay alguna hasta la cantidad única es de deudas
responsabilidad escriturada, anterior particulares, que no consta si son
al año de ochenta y dos, que son los buenas, dudosas o perdidas= La
objetos a que principalmente se misma o mayor incertidumbre se
contrae dicho oficio= Pero para nota en las dependencias pasivas del
llenarla en la parte que se pueda; por comercio porque solo han podido
lo que hace al punto [79v] primero deducirse de los apuntes de
podrá usted decir a su excelencia que Pesquera, sin que haya llegado el
las existencias del caudal se reducen tiempo de que los acreedores, [80v]
a dos mil pesos depositados en las instruyan y documenten sus acciones
Real Casa de Moneda: una Finca en la forma debida. Por esta causa no
urbana en el valle de San Francisco corren en autos presentadas las
avaluada en un mil cuatrocientos escrituras que otorgó el deudor
diez y ocho pesos: otra ubicada en la común, y apenas se encuentra razón
villa de Chihuahua; cuyo valor puede de que en ninguna se obligó como
solo deducirse de la postura que tiene principal sino como fiador de doña
hecha de mil y cuatrocientos pesos María Ignacia Ramírez, por la
don Andrés Manuel Martínez, y unos cantidad de cuarenta y nueve mil
costos y bienes que han quedado pesos en compañía del prenotado
invendidos por despreciables= Las Goicochea, en fin del año de ochenta
dependencias activas, son las que y dos, por los ocho mil pesos del
forman verdaderamente el caudal de embarcadero de Chalco, y otros cinco
Pesquera como que su total asciende mil de la cofradía de hacenderos de
a ciento cincuenta y siete mil nuestra Señora de Guadalupe; de don
trecientos siete pesos, pero con la Justo Santos del Valle a favor del
desgracia que las partidas más Colegio del San Gregorio por
interesantes [80r] son cantidad de doce mil pesos, y a favor
responsabilidades de otros concursos, del licenciado don Juan [81r] José
de los que unos se sabe no cubrirán a Garro por la de diez mil pesos y del
los acreedores, y de otros se ignora el citado Goicochea por sesenta y cuatro
estado que tengan= Muy cerca de mil pesos de obras pías= A más de
noventa mil pesos pertenecientes a estas escrituras hay otra de treinta
Pesquera, están repartidos en los mil cuatrocientos siete pesos cuatro
concursos de don Juan Antonio reales otorgada por el señor don
Cayón, de don Francisco Menéndez Pedro Alonzo de Ayes, en unión de
113
Cartones y cosas vistas
Pesquera, [y] como fiadores de don tome el concurso otro aspecto menos
Juan Antonio Cayón quien sacó esta miserable que el que ha tenido hasta
cantidad del juzgado de capellanías y llegar a la graduación
es la única de que pueden asegurarse correspondiente en que se tendrá
tiene más antigüedad que la del presente la escritura de que habla el
embarcadero de Chalco por ser su oficio de su excelencia, y el
fecha de 22 de marzo del año de recomendable objeto de la obligación
[17]79. De las demás solo consta lo que contiene= Con trasladar a su
que va referido, y no hay por donde excelencia este dictamen y decirle en
deducir el tiempo en que se oficio separado que por lo que toca a
celebraron, y mucho menos si es las nociones que se desean en el
llegado el caso de que por [81v] concurso de doña María Ignacia
defecto de los deudores principales Ramírez se libró oficio al alcalde
baste el concurso de Pesquera las ordinario [82v] de primera elección
obligaciones subsidiarias que que es el juez ante quien se formó me
contrajo= La mala disposición y poco parece se cumple con la contestación
arreglo en que este dejó sus en los términos menos obscuros que
negociaciones habrá bastado envolver puede ser y practicar estas
su concurso en las deudas que van diligencias, podrán volver los autos al
insinuada; pero también cooperó la síndico para los efectos que se le
competencia suscitada por el entregaron= Otro sí, se servirá usted
Tribunal del Consulado, en cuyo mandar que del dinero depositado se
tiempo que fue muy considerable no den sesenta pesos que son los que
pudo el juzgado de la segunda vara reguló tener ya devengados, y no
obrar nada en beneficio de los habiendo cantidad competente en el
acreedores. Cuando ha quedado oficio se ponga libramiento por la de
expedita su jurisdicción ha fomentado doscientos para los costos que se
el plan de decidir en juntas las vayan lastando. México diciembre
ocurrencias que hubiere. En ellas ha veinte y tres de mil ochocientos seis=
acordado varias providencias Licenciado Carlos Camargo--------
benéficas al concurso, y sobre todo Auto como parece al asesor
tiene nombrado un letrado de licenciado [83 r] don Carlos Camargo,
reconocida [82r] habilidad para que y hágase en todo como pide en el otro
en calidad de apoderado recaude las si de su dictamen. Lo proveyó así el
dependencias del concurso, promueva caballero don Juan de Cervantes y
sus acciones, y forme un estado de Padilla alcalde ordinario por su
sus responsabilidades activas y majestad de segundo voto de esta
pasivas, esperando de su eficacia Nobilísima Ciudad de México en
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Reseñas
Víctor Lillo Castañ, “Vasco de Qui- miento y descubrimientos, y porque como un documento complementa-
roga y la ‘Utopía’ de Tomás Moro en está bien investigada y realizada, rio de su Información en derecho
Nueva España. Estudio y edición tanto en el estudio como en la edi- de 1535, para impulsar su proyecto
del manuscrito II/1087 de la Real ción del documento que trabaja. de fundar más pueblos-hospitales
Biblioteca del Palacio Real de Ma- En cuanto a lo primero, Lillo Cas- semejantes a los que había creado
drid”, tesis doctoral, María José Ve- tañ hizo un descubrimiento de pri- al norte de la Ciudad de México en
ga (dtora.), Doctorado de Filología mera importancia: que la casi 1532 y junto a la laguna de Mi-
Española-Departamento de Filolo- olvidada traducción al castellano choacán en 1533, basados en la
gía Española-Universidad Autóno- de la Utopía de Tomás Moro que se Utopía (Lovaina, 1516) de Moro,
ma de Barcelona, 2020, 406 pp. encuentra en la Real Biblioteca del como lo mostró en 1937 Silvio Za-
Palacio Real de Madrid la realizó vala, quien en 1941 remató su des-
nada menos que el licenciado Vas- cubrimiento al encontrar en la
co de Quiroga, oidor de la Real Au- Biblioteca de la Universidad de
126
Reseñas
las primeras ediciones de la Utopía descubrimientos felices que le han jó a ca. 1480, y Lillo Castañ regre-
de Moro y de sus paratextos, con- tocado a la historiografía michoaca- só a ca. 1470. De particular interés
firmó que Quiroga tuvo en las ma- na, como el realizado por J. Bene- es el énfasis en la figura del podero-
nos la edición de Basilea de dict Warren, de que el franciscano so e influyente arzobispo Juan Par-
noviembre de 1518, que le prestó fray Jerónimo de Alcalá es el autor do de Tavera, determinante en el
Zumárraga, pero que basó su tra- de la Relación de Michoacán (1541); nombramiento de Quiroga como oi-
ducción en la de Florencia de 1519, el del padre Francisco Miranda Go- dor de la Real Audiencia de México
que debió conseguir poco después. dínez de la Relación del jesuita en 1530, y que junto con el conseje-
Que Quiroga lograra agenciarse un Francisco Ramírez que sustituye en ro de Indias, doctor Juan Bernal
segundo ejemplar de la Utopía en parte la primera parte perdida, so- Díaz de Luco, el obispo fray Juan de
la Ciudad de México hacia 1532 bre religión, de la Relación de Mi- Zumárraga y Vasco de Quiroga, for-
habla de la vitalidad de su circula- choacán (ojalá apareciera…); o el maba un círculo intelectual de in-
ción en el mundo hispánico. Este de Carlos Herrejón Peredo, que fluencia, sobre el que cabría seguir
segundo ejemplar de la Utopía, de mostró que fue producto de una indagando.
Florencia, 1519, que tuvo en sus falsificación la idea comúnmente En el capítulo tercero, Lillo Cas-
manos Vasco de Quiroga, y que tal admitida de que la actual ciudad tañ repasa los documentos relativos
vez podría encontrarse, es uno más de Morelia fue fundada en 1541 a la Utopía mexicana de Quiroga
de los hallazgos de Lillo Castañ. con el nombre de Valladolid, nom- entre 1531 y 1535, aprovechando
De modo que, aunque quedaron bre que adquirió sólo hacia 1578. los materiales ya conocidos y sacan-
divididos en dos archivos, la Infor- La tesis de Víctor Lillo Castañ do buen provecho de la reciente pu-
mación en derecho de 1535 y la tra- también es valiosa por lo bien que blicación, por Armando Mauricio
ducción de la Utopía, junto con está investigada, con pleno domi- Escobar Olmedo, del Juicio de Resi-
varios documentos de raigambre nio de documentos y de libros anti- dencia de Quiroga y de la Segunda
lascasiana (fragmentos del breve guos y estudios modernos, y Audiencia. Entre otros asuntos de
Inter caetera y del Testamento de expuesta, con lógica, rigor, ampli- interés resalta el reciente descubri-
Isabel la Católica), a manera de pa- tud de miras, amenidad; es produc- miento del verdadero De debellan-
ratextos, forman parte de un con- to de un trabajo largo e intenso, en dis indis (Sobre la guerra a los
junto de papeles enviados por el que se entrecruzan la historia y indios), de Quiroga, pues el manus-
Vasco de Quiroga a Bernal Díaz de la filología, que lo lleva a realizar crito que publicó René Acuña no es
Luco, consejero de Indias y secreta- varios aportes en los sucesivos ca- de Quiroga, como lo mostró Silvio
rio del arzobispo Juan Pardo de Ta- pítulos. El primero estudia el ma- Zavala y lo han confirmado los es-
vera, presidente del Consejo de Su nuscrito de la traducción al español tudiosos. Se impone una compara-
Majestad, con la intención de que de la Utopía de Moro en la Real Bi- ción del Quiroga de la Información
llegue a conocimiento del Consejo blioteca del Palacio Real, propone en derecho, de 1535, con el Quiroga
de Indias para obtener la libertad una datación, hacia 1532-1535, del De debellandis indis, en el mar-
de los indios (la prohibición de su identifica la actividad de dos copis- co del paso del Quiroga del huma-
esclavitud por “rescate” o “justa tas incultos y de un corrector, ana- nismo a la contrarreforma que
guerra”) y la fundación de pueblos- liza la traducción misma y propone advirtió J. Benedict Warren, con un
hospitales de Santa Fe semejantes la hipótesis de que Vasco de Quiro- distanciamiento creciente con res-
a los fundados en México y Michoa- ga es el autor de la traducción. pecto al pensamiento lascasiano,
cán. Supongo que, además, el licen- En el capítulo segundo, Lillo enemigo de principio de cualquier
ciado Quiroga tradujo la Utopía Castañ centra su atención en Qui- forma de guerra contra los indios y
con la ilusión de publicarla. roga y su contexto hasta 1535, y de su esclavización.
El feliz descubrimiento de Víc- aporta documentos y detalles que El capítulo cuarto trata de la
tor Lillo Castañ de la traducción lo llevan a volver a atrasar su fe- presencia de la Utopía de Moro en
hecha por Quiroga de la Utopía a cha de nacimiento, que se creía que los pueblos-hospitales de Santa Fe
de Moro se suma a varios otros era de ca. 1470, que Warren empu- de México y de Michoacán, que en-
127
Reseñas
riquece lo avanzado por Silvio Za- blos-hospitales de Santa Fe de católica, que lo llevó finalmente a
vala y J. Benedict Warren gracias 1532 y 1533, sino también sobre la su beatificación en 1886 y a su ca-
a la referencia de la descubierta fundación de la Puebla de los Án- nonización en 1935.
traducción de Quiroga, afín en su geles en 1531-1532 y de la ciudad La tesis doctoral se enriquece
lenguaje a la Información en dere- de Mechuacan en 1533-1534. Y con la edición, en apéndice, de
cho de 1535. Con todo, es necesario acaso hasta influyó en la misma varios documentos desconocidos
tomar en cuenta varias influencias Utopía de Moro, de ese mismo año relativos a Vasco de Quiroga, y fi-
más, como las del comunismo pri- de 1516. nalmente, con la edición crítica de
mitivo cristiano, de las comunida- El último capítulo, sobre Tomás la traducción de Quiroga de la Uto-
des monásticas, y particularmente Moro en la España del siglo xvi, se pía de Moro. Tal vez valdría la
del proyecto comunitario de los aleja de México y exhibe la exten- pena, también, hacer una edición
frailes dominicos de las islas y el sión de la erudición de Lillo Cas- ligeramente modernizada de la
padre (todavía no fray) Bartolomé tañ, y muestra que el interés por traducción, que merece ser leída
de las Casas en 1516, del que supo Moro en España en las décadas de por todos. Y ojalá se publique pron-
el licenciado Quiroga en 1530 du- 1530 y 1540 estaba relacionado to la tesis, que será felizmente re-
rante su paso rumbo a México por por su amistad con Erasmo y con cibida por los historiadores, que
Santo Domingo, cuando pudo con- el ambiente humanista europeo, por lo pronto pueden leer algunos
versar con fray Bartolomé y con el sin que la Utopía de Moro suscita- de los hallazgos de Víctor Lillo
licenciado Alonso de Zuazo, oidor se interés; y a fines del siglo xvi, el Castañ en dos publicaciones en lí-
de la Real Audiencia de Santo Do- interés hispánico por Moro se nea.1 La historia de México, dentro
mingo. El proyecto comunitario de orientó hacia su oposición al rom- y fuera del país, vive sin duda un
1516 influyó no sólo sobre los pue- pimiento anglicano con la Iglesia momento de gran vitalidad.
1
Víctor Lillo Castañ, “Una traduc-
ción castellana inédita del siglo xvi de la
Utopía de Tomás Moro: estudio del ma-
nuscrito II/1087 de la Real Biblioteca de
Palacio”, Moreana, vol. 55, núm. 2, di-
ciembre 2018, pp. 184-210; y “El Manus-
crito II/1087 de la Real Biblioteca: la
primera traducción castellana de la Uto-
pía de Tomás Moro”, Avisos. Noticias de
la Real Biblioteca, vol. 24, núm. 86, sep-
tiembre-diciembre de 2018, 5 pp. Están
por publicarse, a su vez, algunos otros
estudios sobre el tema en las revistas Le-
tras Libres e Historia Mexicana.
128
Reseñas
Cuauhtémoc Velasco Ávila (coord.), pacidad de recordar, el subsuelo de ponsable editorial, el doctor Cuauh
Sujetos históricos, archivo y memo- la historia —y de la felicidad e infe- témoc Velasco Ávila. Y lo hace con
ria, México, Secretaría de Cultura licidad humanas, si apelamos a la misma elección de Paz, pero con
/ inah, 2020, Primera edición elec- Nietzsche o a Freud. la prudente aproximación —pero
trónica, 347 pp. El subsuelo de la historia, el co- también con la audacia— de quien
nocimiento del hombre en el pasa- ya tiene larga y versátil trayecto-
do. Como fuente de investigación, la ria intelectual.
memoria tiene lugares propios, si- Libro que trata de una triada
Q
tios de custodia de las marcas del que ha flotado en los imaginarios
uisiera comenzar con una frase pasado; y sus funciones han sido de historiadores y antropólogos,
de Octavio Paz: “Más allá de mi sal- por igual generosas que atroces: tan espectral que no siempre mira-
vación o de mi pérdida ultraterre- esos lugares son los archivos (y pue- mos de frente. Es como si su guiño
na, declaro que al escribir aposté do sugerir que también los museos) distrajera la seriedad académica
por la más frágil y preciosa facultad y sirven para acercarse a la verdad positivista, porque pone en duda el
humana: la memoria”. Lo manifes- tanto como para ejercer el poder fundamento mismo de nuestro co-
tó en La casa de la presencia, que es como herramienta de la razón de nocimiento de los hechos históri-
una suerte de invitación a su archi- Estado. Los archivos y la utilización cos que buscamos explicar. No
vo íntimo, a la fuente de su autobio- de recuerdos e informes en la cons- oímos las voces de los muertos, y
grafía. Se trata de la afirmación de trucción del Estado, pero también no entendemos que tal vez en ellas
principio: la fuente de la escritura como formas de resistencia contra esté la verdadera fuerza de la his-
descansa en ese ente invisible e in- la pérdida de las identidades es el toria. Son ellos, para usar la frase
evitable: la memoria. Es ella, la ca- centro del conjunto de dieciocho es- de Alberto Manguel: los ladrillos
tudios que ahora se nos ofrece. de Babel.
* Museo Nacional de Historia, Castillo Pues no otro es el propósito de Cinco apartados que entrelazan
de Chapultepec, inah. este libro, del que es autor y res- a los sujetos históricos, los vesti-
129
Reseñas
gios de su paso por el mundo y la puesta de Velasco. Desfilan los debates en torno a la construcción
fragilidad de la memoria. Y lo ha- textos de Diego Pulido en torno a de la memoria en torno al conflicto
cen desde ubicaciones que son los expedientes judiciales en las y sus sujetos históricos en la Gua-
como rosa de los vientos: el primer primeras cuatro décadas del siglo temala de la segunda mitad del si-
rumbo lo marcan cinco ensayos en xx; María Magdalena Pérez Alfaro glo xx; Roxana Gutiérrez y Aníbal
torno al ejercicio del poder y los ar- con la correspondencia insoluta del Carmen Salas abren la no me-
chivos como sus instrumentos pri- del rebelde morelense Rubén Jara- nos dolorosa recuperación de la
vilegiados. El segundo, el peso de millo resguardada en el archivo de memoria histórica entre los presos
la memoria y el testimonio perso- su destinatario, el presidente Ló- y perseguidos políticos en la pro-
nal en la construcción de los suje- pez Mateos; Delia Salazar y Laura vincia argentina de Catamarca en
tos históricos —en el caso de los Beatriz Moreno descubren a los vi- la década de 1970; María Isabel
tres ensayos que lo componen— en gilados por la policía política mexi- Estrada recupera las experiencias
el México moderno. La tercera fle- cana en los archivos abiertos al en una suerte de microhistoria de
cha apunta al archivo como sede, comenzar el siglo xxi; Fernando la memoria sobre un tema vital
guardián y protagonista de la his- Pérez Celis descubre las relacio- pero puntual: la falta de agua a fi-
toria pensada como recuperación, nes de poder a través de documen- nales del siglo xix en el norte de la
y otra vez los testimonios que re- tos del siglo xviii, guardados en el capital del país; y Ricardo Jarillo
gresan a la proporción humana la acervo notarial de la capital del vi- relata su propio trabajo de recupe-
marea de los hechos. El cuarto rreinato; Armando Alvarado, en el ración de los archivos comunitarios
rumbo, los ejemplos de las memo- otro extremo del abanico, las ti- de la Sierra Gorda queretana.
rias como dibujo de la dignidad de rantes relaciones de poder que se Velasco amarra las distintas ex-
los individuos frente al ejercicio entre miran en los tonos de las periencias de los historiadores
extremoso —salvaje, hay que decir- memorias parlamentarias; Alma frente a sus archivos y a la cons-
lo— del poder político y de la fuer- Dorantes lleva al lector a conocer trucción de los sujetos históricos
za física y moral como antítesis del a un comerciante jalisciense y sus en una suerte de plano geográfico
diálogo; los casos pueden ser infi- afanes cotidianos por los márge- de la memoria. Pero su instrumen-
nitos en el tiempo del mundo, pero nes de un valioso escrito testimo- tal rosa de los vientos resultaría
se seleccionó como ejemplos la me- nial; Cristina Alvizo reinterpreta inservible sin la carta de navega-
moria de la sorda guerra contra las lecturas de los trabajadores ción que es el primer texto, de la
los civiles de Guatemala y las cica- tranviarios a través de los artícu- autoría del coordinador, titulado
trices de los detenidos en la pro- los publicados en dos revistas Memoria, Olvido y Archivo, que co-
vincia argentina de Catamarca. El obreras militantes también en el mienza con el dibujo de una consig-
último rumbo se orienta a la inme- occidente del país; Julia Preciado na personal que Milan Kundera
diatez geográfica de los sujetos dibuja el enérgico perfil del contro- pone en la espalda de uno de los
históricos, esto es, la del espacio vertido jerarca católico Francisco personajes en los que el escritor
de la vida común, el hábitat coti- Orozco y Jiménez; Martha Rodrí- mira y se mira. No hay inocencia
diano, que llegó a ser no menos guez, Gloria Carreño Alvarado, Fa- en el punto de partida de Velasco:
ruda que aquella que el positivis- biola Monroy Valverde, Guadalupe “existe una paradoja entre el que-
mo habría seleccionado para ser Zárate y María Teresa Fernández rer ser de los historiadores-preser-
relatada, esa que no sin ironía se- Aceves desvelan los disímiles repo- vadores de la memoria y el hecho
ñaló Fernand Braudel como “la sitorios de la memoria, desde los de que tanto las instituciones como
historia noble”, la de los grandes papeles de familia recopilados en los distintos sujetos sociales ejer-
nombres, las de cabezas corona- la región noreste de México, los ar- cen su derecho a recordar, olvidar
das, hombros entorchados o cue- chivos privados, las fuentes devo- u omitir cierta información: el po-
llos blancos y mentes diplomáticas. cionales queretanas, hasta la der controla el recuerdo, lo modela,
El recuento de autores da fe de benemérita labor de hacer archi- pero otros sujetos, como poderes
la riqueza y diversidad de la pro- vos; Anelí Villa ofrece al lector los alternos, protopoderes o incluso los
130
Reseñas
poderes en ámbitos tan reducidos vivencias singulares simplemente Steiner de que, finalmente, el mun-
como la familia, tienden también a diferenciadas, como los seres huma- do es una construcción verbal. El
seleccionar y acomodar la informa- nos no son la suma de individuos mundo… y su historia, vale agre-
ción. Es inevitable” (p. 14), conclu- aislados. De hecho, las historias me- gar. La materia de los ladrillos de
ye sin apelación Velasco Ávila. moradas que han resguardado los Babel es de palabras, como lo son
Pero, ¿podría ser de otra mane- archivos testimoniales —orales, do- las vigilias, los debates políticos,
ra? La memoria humana está he- cumentales, gráficos— muestran su la escritura o los sueños.
cha de imágenes y palabras, pero validez como construcciones socia- Por supuesto, la acumulación de
también de elaboraciones y reela- les: son memorias colectivas, explica recuerdos es imposible… y sería
boraciones, en las que cada persona Velasco. La distinción radica en la ineficaz para la vida. El olvido en-
recuerda y ajusta su papel en la función biológica como mecanismo tonces entra en juego: “…es todo
historia imaginada —“semántica y de una, y la cultural en la otra. aquello de lo que se debe prescindir
episódica”—, y siempre siguiendo “Esa ‘memoria colectiva’ o ‘social’ —escribe Velasco—, en el entendi-
la regla todavía enigmática de la no lo es en la misma forma que la do de que no podría formarse el
construcción del Yo —y también memoria personal, porque ésta conjunto de impulsos visuales, au-
del “otro”— a través del ordena- ocurre en el interior de nuestro ditivos y sensoriales —que llama-
miento de las experiencias persona- sistema nervioso y la otra se refie- mos recuerdos— sin esa cuidadosa
les. “Somos las historias que re a la relación entre personas” (p. discriminación. En segundo lugar,
contamos”. En esta particular cara 17). Sólo que los recuerdos, sin un en el curso de la misma idea, debe
del prisma se asienta la autobio- soporte documental —o digital— tomarse en cuenta que el continente
grafía. Escribió Velasco que “el re- se convierten en fantasmas. Y su del olvido es enorme en comparación
cuerdo expuesto con frecuencia a recuperación se ha hecho indispen- con lo que forma parte de la memo-
los interlocutores es un elemento sable. Casi podría aplicarse al sen- ria conservada y el recuerdo evoca-
definitivo para construir una tido de este estudio de Velasco la ble” (p. 19). Memoria y olvido son
identidad propia. La memoria es idea de Robert Darnton (traducida partes de la misma ecuación.
el almacén de nuestra personali- por Antonio Saborit) en El beso de Es posible que este mecanismo
dad y al exponer sus elementos es- Lamourette: reflexiones sobre histo- sea tan antiguo como el mismo ser
tamos construyendo una imagen ria cultural: “Exponerse al pasado humano, como sus funciones mne-
de ella que nos identifica al dife- altera la noción de lo que se puede mónicas y el lenguaje estructurado
renciarnos de otros o asociarnos a conocer. Uno se enfrenta todo el y pronunciado. Las diferencias de
un lugar, un medio o ciertos com- tiempo con misterios: no simple- esta mecánica serían culturales.
portamientos” (p. 16). mente con la ignorancia —un fenó- Entonces apareció un elemento de
Por supuesto, el alcance de este meno familiar—, sino con la quiebre: la escritura, tanto para
infinito universo de historias, siem- impredecible extrañeza de la vida narrar como para administrar. Y
pre diferentes y siempre con pun- entre los muertos” (p. 14). con ella, no sabemos cuándo pero
tos de coincidencias, tiene el límite La naturaleza de la memoria igualmente primordial, el archivo.
temporal de las vidas de cada per- evocable tiene una premisa: el len- En sus cimientos podemos intuir el
sona. Su herencia, en el mejor de guaje. Es la palabra la que da sen- ejercicio de la autoridad —natura-
los casos, sería la de algunas hue- tidos a lo que se recuerda —y es leza que esencialmente no ha cam-
llas que dan una o dos vueltas en la legítimo, explica Velasco, el uso de biado, aunque los rasgos históricos
ronda de las generaciones hasta la hermenéutica para descifrar sus se hubieran desdoblado en infini-
que el olvido las devora. Diría Jor- interlineados—. No quiero adelan- dad de complejidades discursivas e
ge Luis Borges que el riesgo aun en tar al posible lector el tejido que se instituciones que han nacido y
los personajes sobresalientes es propone con las reglas que dibujó muerto, sustituidas o reconverti-
quedar amonedados en anécdotas. Paul Ricoeur en su “imitación del das en otras por las corrientes de
Pero no son historias inservi- mundo”, pero es inevitable pensar la cultura y el destino de las civili-
bles. Y es que no son sólo suma de en aquello que afirmara George zaciones.
131
Reseñas
Es en su apartado de “Coleccio- nas a nosotros, nos explicaban a los repositorios judiciales o en las
nes de recuerdos” en los que se en- Cuauhtémoc Velasco y a los histo- memorias sin distinción: aparece
tra en la materia prima de los riadores de la Dirección de Estu- en ellas el corazón de las tinieblas
historiadores: el ejercicio del poder dios Históricos, las historiadoras que es causante de las que Cuauh-
y la estructura de los Estados se- Alicia Olivera, Dolores Pla y Lau- témoc Velasco llamó “identidades
ría imposible sin los instrumentos ra Espejel, quienes apostaron por dañadas”, lo mismo que mirar de
del dominio. Las instituciones y su los archivos testimoniales de his- cerca la voluntad de vivir y sentir
relación con las identidades —para toria oral. La cita dice: “[…] huella el aliento fresco de la dignidad hu-
promover, consignar o castigar— en bruto de vidas que de ningún mana, no importa si se mira a Ber-
son el aparato fundamental de la modo pedían expresarse así, que nal Díaz del Castillo o Primo Levi,
autoridad: conocer y regular a los están obligadas a hacerlo porque la correspondencia silenciada de
conglomerados sociales. De ahí, por un día se vieron enfrentadas a las Rubén Jaramillo o los oscuros só-
ejemplo y creo no equivocarme, de- realidades de la policía y de la re- tanos morales de la policía política
vendría el malestar en la cultura, presión. […] Expresan lo que nun- y las formas de la lucha contra el
intuido y explicado por Freud en un ca hubiese sido pronunciado de no poder —que está en el centro del
momento histórico de autoritarismo haberse producido un aconteci- interés del coordinador editorial
extremo, el del nazismo —asunto miento social perturbador. […] El Velasco.
que toca por instantes las cinco pun- archivo es una desgarradura en el Este libro ofrece más de un
tas de la rosa de los vientos de este tejido de los días, el bosquejo reali- ejemplo del papel polivalente de
libro—. Los archivos —como los zado de un acontecimiento inespe- esos entes que quieren ser omnis-
museos— son herramientas, exten- rado”, escribió Arlette Farge en La cientes: los archivos, que buscan
siones de nuestro cerebro, para ro- atracción del archivo. Pues tal es la saberlo todo, aunque tal vez, como
bar la idea a Roger Bartra. secreta atracción de los archivos: escribió Borges, no hayan sido “un
Quisiera terminar con una cita descubrir las voces que no tenían espejo del mundo, sino una cosa
ajena, de una investigadora que se la voluntad de dejar su impronta; más agregada al mundo”. Con jus-
hundió en los fondos documentales el ejercicio del poder, la adminis- teza, la lectura de los ensayos de
de aquellos seres marginales del tración de la justicia y el endureci- este libro ayuda a trazar el compli-
siglo de las Luces francés. Arlette miento de los márgenes de la ley cado plano de la casa de la presen-
Farge. Y debo decir que no escribió les obligó. Historias duras, como cia y de sus habitantes: la memoria,
muy distinto a lo que, más cerca- todas; contadas por los papeles de el olvido, el poder y la historia.
132
Reseñas
Clementina Battcock, Rodrigo Mar- recuperación de éstos, el 18 de agos- completo es Domingo de San Antón
tínez Baracs y Salvador Rueda to de 2014, gracias a las gestiones Muñón Chimalpahin Cuauhtle-
Smithers (comps.), Manuscritos que llevó a cabo la Secretaría de huanitzin. A dicha designación se
mexicanos perdidos y recuperados, Educación Pública a través del Ins- opone el principal traductor de la
México, Secretaría de Cultura- tituto Nacional de Antropología e obra de Chimalpahin, el Dr. Rafael
inah (Historia, serie Memorias), Historia. Actualmente se encuen- Tena, como se lee en su participa-
2019, 272 pp. tran resguardados en la bóveda de ción. El Dr. Tena menciona que no
la Biblioteca del Museo Nacional de se trata de un códice, pues carece
Antropología. Estos tres volúmenes de las pictografías de tradición in-
reúnen documentos en español, ná- dígena y lo prefiere llamar “ma-
M
huatl y purépecha. Fueron compila- nuscrito”. Tampoco está de acuerdo
anuscritos mexicanos perdidos dos y encuadernados en pergamino con que se le llame Chimalpahin
y recuperados es un libro coordinado por el sabio criollo don Carlos de Si- porque reúnen algunas importan-
y compilado por Clementina Batt- güenza y Góngora durante la se- tes plumas más.
cock, Rodrigo Martínez Baracs y gunda mitad del siglo xvii. A Manuscritos mexicanos perdi-
Salvador Rueda Smithers; su título Una vez en México, el 17 de sep- dos y recuperados lo articulan tres
lo describe. El libro en cuestión tie- tiembre de 2014 se presentaron en ejes temáticos. En primer lugar,
ne como finalidad narrar una histo- público; inauguraron la importan- están aquellos trabajos, cuatro,
ria peculiar: el origen de una serie te Exposición “Códices de México: que se avocan a reconstruir los ca-
de manuscritos de los siglos xvi y memorias y saberes” en el Museo minos que siguieron los diferentes
xvii, su importancia historiográfica, Nacional de Antropología. manuscritos hasta terminar en el
la de sus autores, su peregrinaje Los manuscritos fueron bauti- acervo de don Carlos de Sigüenza
por algunas bibliotecas novohispa- zados por Arthur J. O. Anderson y y Góngora y posteriormente en la
nas, su viaje a la Gran Bretaña y la Susan Schroeder como Códice Chi- biblioteca de la British and For
malpahin. Esto se debe a que el eign Bible Society, donde formaron
grueso de documentos los escribió parte de su acervo hasta 1982, año
* Centro inah Michoacán. dicho cronista chalca cuyo nombre en que fueron trasladados en cali-
133
Reseñas
dad de préstamo a la biblioteca de su obra Clementina Battcock, Sal- genas de dar cuerpo a su nuevo uni-
la Universidad de Cambridge, don- vador Rueda Smithers, José Rubén verso a partir de los viejos relatos
de permanecieron hasta su regreso Romero Galván, Víctor M. Castillo que escucharon plasmados todavía
a casa, antes de ser subastados. Farreras, el recién desaparecido en códices. Consciente Chimal-
En la segunda sección del libro historiador y sabio nahuatlato don pahin de que el mundo de sus abue-
se examinan aspectos de la obra de Miguel León Portilla y su amigo los se transformaba y se perdía, se
Domingo Chimalpahin, su tiempo, cercano Rodrigo Martínez Baracs. dedicó febrilmente a recuperar el
sus manuscritos, su importancia Hace 50 años apenas se adivina- devenir histórico de los pueblos
histórica y literaria. Siete son los ba la importancia de Domingo Chi- asentados en el Valle de México.
autores que se procuran dicha ta- malpahin. Mucho se ha avanzado al Nos dejó así la mayor obra historio-
rea. El tercer y último eje es una respecto en estas últimas décadas. gráfica escrita por un indio de su
miscelánea. Reúne los textos de Estos adelantos se basan en las pasado prehispánico. Parte de los
seis estudiosos que abordan las transcripciones y las traducciones textos perdieron con el tiempo su ló-
obras de Fernando de Alva Ixtlil- que los diferentes autores han hecho gica interna y en el siglo xix se les
xóchitl, de Fernando Alvarado Te- de su obra. A partir de tan ardua y acomodó y compuso en ocho “rela-
zozómoc, del mestizo Diego Muñoz concienzuda tarea reconstruyen va- ciones” a las que llamaron Différen-
Camargo, un breve documento de rios de los extraordinarios episodios tes Histoires Originales.
Melchor Caltzin, y finaliza con una que consignó el cronista chalca. Por El texto de Víctor Manuel Cas-
semblanza de don Carlos de Si- ejemplo, tradujeron y publicaron el tillo Farreras se ocupa del análisis
güenza y Góngora. Diario y las Relaciones. Este se- minucioso de la caligrafía, así como
Algunos de los trabajos aquí pu- gundo apartado, por tanto, conden- de los nexos temáticos, cronológi-
blicados fueron reimpresos con la sa todos los esfuerzos y avances cos y estructurales entre los folios,
finalidad de presentarle al lector plasmados en viejas y nuevas publi- permitiendo distinguir las secuen-
un libro completo, una obra que re- caciones. Nos invita a continuar la cias, alteraciones, pérdidas e in-
úne los ensayos más importantes labor de comprender mejor el proce- congruencias en el desarrollo de la
de los principales conocedores de la so de construcción de un mundo no- obra. Esto lo hace comparando los
historiografía indígena. vohispano desde la cosmovisión manuscritos del mal llamado Códi-
El libro inicia así con cuatro indígena, la cual se encontraba en ce Chimalpahin a decir de Tena,
grandes plumas: Wayne Ruwet, un proceso de inmensos retos, ajus- con una de las copias que se en-
Baltazar Brito, Rafael Tena y Ro- tando el mundo de sus abuelos a cuentran en París.
drigo Martínez Baracas. Estos cua- una sociedad y pensamiento cristia- Fue un acierto de los compilado-
tro gigantes se enfocan en descifrar nos. Coinciden los diferentes ensa- res del libro haber incluido dos co-
los caminos que siguieron los dife- yos que no solamente Chimalpahin, laboraciones de un gran conocedor
rentes manuscritos hasta llegar a sino la mayoría de los cronistas in- de la historiografía indígena como
la biblioteca de la British and For dígenas reelaboraron un discurso lo es el Dr. José Rubén Romero Gal-
eign Bible Society. que los justificara como aliados de ván. En la primera de ellas, el autor
Como ya mencionamos, la se- los conquistadores. Para ello revin- se enfocó en la idea de que sobre la
gunda parte de Manuscritos mexi- dican como verdadera la nueva re- historia construye Chimalpahin y
canos perdidos y recuperados está ligión cristiana, cuya evangelización en un segundo ensayo desmenuza
dedicada al sabio chalca Domingo en el centro de México se encontra- la obra de Tezozómoc. Sobre este úl-
Chimalpahin. Dicho apartado tiene ba ya muy avanzada. Buscaron en- timo nos dice que es de cuna noble,
como finalidad reunir, y poner al cuadrar en los antiguos valores y por ello, busca construir nuevos
alcance del lector, importantes tra- indígenas un nuevo marco teleoló- significados y referentes históricos
bajos monográficos sobre este noble gico a efecto de explicar su historia, con el fin de rescatar el viejo presti-
indígena, algunos de ellos de difícil las costumbres y las relaciones de gio del linaje al que pertenece. Ro-
consulta por haber salido a la luz poder. Los investigadores destacan mero Galván subraya que nos
en revistas especializadas. Honran la necesidad imperiosa de los indí- encontramos ante una generación
134
Reseñas
de cronistas indígenas que conocie- ocupa la Crónica Mexicáyotl del pregunta sobre la estructura y el
ron la historia prehispánica sólo a historiador mestizo tenochca don origen de esta importante fuente
través de relatos y de antiguos códi- Fernando Alvarado Tezozómoc (ca. cuyo original se encuentra en di-
ces y que, a la par, se encuentran 1525-ca. 1612), cuyo original está chos manuscritos.
sumergidos en la literatura y la fe perdido. Lo que conocemos es la co- Esta vez escrito en tarasco, en-
cristiana. El resultado son relatos pia que hace el sabio chalca. Por contramos un breve documento
con una gran riqueza de datos; his- tanto, el que dicho cronista no se cuyo análisis desde la historia y la
torias complejas, resultado del cote- haya circunscrito sólo a su altépetl, lingüística está a cargo de Hans
jo de fuentes de diversa índole. se agradece, ya que transcribe tan- Roskamp, Benedict Warren y Cris-
Quedé maravillada con las apor- to fuentes de procedencia chalca o tina Monzón. Dicho peculiar ma-
taciones de don Miguel León Porti- mexica, como también de Tetzcoco nuscrito del siglo xvi trata sobre la
lla y de Rodrigo Martínez Baracs y otros altepeme. lectura de un códice —actualmente
acerca de una expedición de japo- El Códice Chimalpahin también perdido—. Narra un acontecimien-
neses a la Ciudad de México que alberga la obra de otro gran cronis- to peculiar: la conquista de Tzint-
Chimalpahin registra en su Diario ta, don Fernando de Alva Ixtlilxó- zuntzan por el linaje dominante, los
los años de 1610 y 1614. Miguel chitl. Por ello, los compiladores de uacúsecha, y la destacada partici-
León Portilla, además de ofrecer- Manuscritos mexicanos perdidos y pación de 20 mercaderes nahuas.
nos la traducción del náhuatl al es- recuperados incluyeron, en la ter- Los autores subrayan que se trata
pañol de dicho episodio, lo enmarca cera parte del libro, una “introduc- del manuscrito más antiguo que se
en el contexto social y político de la ción” escrita por don Edmundo ha encontrado en dicha lengua.
capital del virreinato de principios O’Gorman, publicada en 1972, en el La cereza en el pastel la ponen
del siglo xvii. Martínez Baracs re- libro Nezahualcóyotl Acolmiztli Clementina Battcock y Patricia
gistra, además, la belleza y la ex- (1402-1472) del propio Alva Ixtlilxó- Escandón con una semblanza del
presividad de la prosa en náhuatl. chitl. Tuvo como finalidad la de ha- sacerdote don Carlos de Sigüenza
Como conocedor de dicha lengua, cernos llegar un texto que no ha sido y Góngora, compilador del Códice
apunta que la prosa de dicho noble superado hasta el momento, y que Chimalpahin.
chalca sólo se compara con el Ni- además es difícil de conseguir. Con Por tanto, al cumplirse ya 500
can mopohua. la misma erudición de O’Gorman, años de la llegada de Cortés a Mé-
Este segundo apartado, el más Pablo García Loaeza colaboró con xico-Tenochtitlan, Manuscritos
extenso, finaliza con las contribu- un artículo crítico que titula Los mexicanos perdidos y recuperados
ciones de dos estudiosos que se han manuscritos de Don Fernando de coloca sobre la mesa, una vez más,
dedicado a analizar las tres Cróni- Alva Ixtlilxóchitl. En él aborda la la importancia de visibilizar aque-
cas mexicanas. Nos referimos a construcción del discurso del texco- llos historiadores indígenas y mes-
nuestros colegas Rodrigo Martínez cano, su impronta en la historia tizos gracias a los cuales conocemos
Baracs y Salvador Rueda Smithers. del patriotismo criollo y en la pos- muchas de nuestras raíces prehis-
Tales crónicas se encuentran en el terior historiografía nacional. pánicas. Sus narrativas sentaron
tercer volumen de los manuscritos En la tercera parte del libro te- las bases de la historiografía mexi-
en cuestión. Traducidas al español nemos el artículo de una de las cana. Por ello, ante la magnitud de
por Rafael Tena, fueron publicadas grandes conocedoras de la obra de lo que se ha perdido a través de los
por éste como Tres crónicas mexica- don Diego Muñoz Camargo. An- siglos, agradecemos en primer lu-
nas. Textos recopilados por Domin- drea Martínez Baracs analiza La gar al Instituto Nacional de Antro-
go Chimalpahin.1 Cabe aclarar que suma y epíloga de toda la descrip- pología e Historia por su costosa
la parte central de dicha obra la ción de Tlaxcala. En su trabajo se labor al rescatar y salvaguardar los
manuscritos referidos, además de
1
Rafael Tena, paleografía y traduc- copilados por Domingo Chimalpahin, financiar la edición de este magní-
ción, Tres crónicas mexicanas. Textos re- México, Conaculta (Cien de México), 2012. fico libro, que los honra.
135
Reseñas
Fernanda Núñez Becerra y Rina intolerancia masculina y de la ex- también fueron sustanciales en el
Ortiz (coords.), La osadía se viste trema violencia que se vive día a quehacer revolucionario, lo cual es
de mujer. En el centenario de un día, ahí están ellas entre desapa- indudable cuando las vemos en di-
año crucial, 1917, México, Secreta- recidas, mutiladas y asesinadas versos documentos visuales gra-
ría de Cultura / inah, 2020, 292 pp. arteramente. En este momento en cias a las cámaras de los reporteros
que las manifestaciones de incon- gráficos de la época. Porque hay
formidad son cada vez más eviden- que volverse viajero del tiempo
tes es que aparece este libro, que para entender de dónde venimos y
E
hace un profundo recuento de las cómo hemos llegado a este momen-
n pleno siglo , cuando la
xxi mujeres que vinieron a revolucio- to, en pleno sigo xxi, pues las lu-
participación de la mujer en la vi- nar la revuelta armada mexicana. chas, los esfuerzos y las contiendas
da política, social, económica y cul- Se trata de un libro coordinado ideológicas, políticas, sociales, eco-
tural es mayor día a día, pero por Fernanda Núñez Becerra y nómicas y culturales han rendido
sobre todo cuando no han cejado Rina Ortiz Peralta, dos destacadas frutos, pero todavía falta mucho
las mujeres y sus familias en rea- estudiosas que reunieron las plu- más por hacer.
lizar un claro esfuerzo por termi- mas de 10 autoras, quienes mues- La historiadora Margarita Car-
nar con la violencia contra la tran cómo se han ido dando las bó comentaba en ocasión de una
mujer; con las agresiones verbales, luchas de las mujeres desde diver- obra de largo aliento sobre mujeres
psicológicas y/o físicas; con las desa sos frentes, quienes narran desde veteranas de la Revolución, escrito
pariciones cada día más terribles la perspectiva de investigadoras so- por Martha Rocha, que las condi-
que llegan a culminar en feminici- ciales, la presencia de las mujeres ciones materiales, económicas y po-
dios, como máxima muestra de la que participaron hace más de cien líticas cambiaron a la par de la
años justo en la contienda armada, lucha armada. Por su parte, los
* Dirección de Estudios Históricos, de cuando las “Adelitas” iban al nuevos acuerdos sociales hacia la
inah. lado de sus “Juanes”, mujeres que mujer no llegaron con la misma ve-
136
Reseñas
locidad con y en la posrevolución; milia, de esposo e hijos, y que en nas que dieron una fuerte lucha,
los cambios en las actitudes que los este caso las vemos con sus armas, con una gran presencia y que sus
varones tenían hacia ellas, desde el que consistían en una presencia fí- voces han permanecido calladas o
aspecto ideológico hasta el de la sica, intelectual y conceptual en sólo se conoce en un sector de la
vida cotidiana, no mutaron acorde diferentes foros y espacios, desde población. Es por ello por lo que
con las necesidades de ellas y de la prensa, la escritura, la política merecen, cada una de ellas, poner-
sus cambios radicales en las esfe- y las redes sociales del momento. se en la tinta de las letras y de las
ras privada y pública. Tal condición Aquellas combatientes de la plu- imágenes, y dejar huella del cami-
podemos constatarla con este libro ma y la palabra, de acciones con- no que surcaron en tiempos más
que muestra las luchas de estas juntas que le procuraron a la que difíciles desde la Revolución y
mujeres para y por ellas, y que nos mujer de hace un siglo un mejor después de ella.
refiere las grandes tareas que aún lugar en la esfera política, social y Cada uno de los capítulos com-
tenemos enfrente por realizar, con cultural de esta nación. puestos tiene un manejo de fuen-
la conciencia clara de que estamos Las autoras de este libro, que tes originales de primera mano,
a más de cien años de distancia. suman diez, nos dejan ver la ma- con características subyacentes
Es una lucha tan profunda y de nera como enfrentaron nuestras que permiten comprender a los
tan largo aliento que por años se ancestras a los escollos sociales, personajes desde el género episto-
ha invisibilizado en el mapa histó- familiares y de parejas; a las con- lar, o bien, desde la hemerografía,
rico y social. Se ha dejado de lado tiendas políticas e ideológicas, en- o el uso de las fuentes policiales y
el esfuerzo, el vapuleo y el sacrifi- tre muchos otros, en esos años, y de espionaje de la Dirección Gene-
cio que realizaron en lo que se re- quedaban etiquetadas, lacradas o ral de Investigaciones Políticas y
fiere a sus vidas personales, al marginadas, pero no por ello deja- Sociales (dgips), que le dan un va-
buscar garantizar una mejor for- ron de insistir e intentar alcanzar lor historiográfico, pero además
ma de vida para obtener igualdad mejores condiciones de vida y de también hay ricas fuentes de in-
de derechos laborales, espacios de trabajo para las mujeres de distin- formación poco conocidas, como las
trabajo, salarios y jornadas igua- tos estratos sociales y culturales. que proceden de la ex URSS, muy
les, aunado a las necesidades ma- Este libro, con sus capítulos nos novedosas y también muy revela-
terno-infantiles que requerían permite entender y valorar el es- doras. Materiales que ayudan a
resolver por parte de los diferentes fuerzo individual de estas mujeres conocer a las mujeres que compo-
gobiernos revolucionarios y de los para el colectivo de una nación en nen los ensayos del libro, que son
posteriores a ellos. la que se creía profundamente y mujeres pioneras por excelencia
Son mujeres que llevaron a cabo que se estaba gestando; con los en el trabajo sobre feminismo y en
grandes luchas y que se adhirieron nuevos convenios, el hacerle un lu- torno a las luchas de la mujer en
durante y después de la Revolu- gar a la mujer era prioritario. Por México. Me parece que es un libro
ción a la causa, y a las que hemos ello, los ensayos permiten com- que aporta nuevas vetas de estu-
ido conociendo poco a poco gracias prender de manera clara de dónde dio, que recupera el género de la
a los estudios de esas investigado- venimos y cuáles han sido los mo- biografía con gran fuerza y que
ras, gracias a que se han dedicado mentos más duros en la(s) lucha(s) deja entrever las redes sociales
a su rescate. Muchas veces son de la mujer —porque han sido mu- que generó México en diversas
historias olvidadas y traspapela- chas—, a pesar de una Revolución, partes del mundo a partir de su in-
das desgraciadamente, pero por de una agenda comunista o de un ternacionalización. Además, recu-
medio de los estudios de género y estado progresista como lo fue al pera una historia regional, esa
de la mujer tenemos noticia ahora parecer Veracruz o Yucatán, en microhistoria “matria” que ha su-
de su presencia. Son mujeres que ciertos momentos de nuestra his- brayado Luis González y Gonzá-
decidieron, muchas de ellas, re- toria. Como veremos es revelador lez, y que a su vez el investigador
nunciar a una vida “común”, de fa- el caso de las mujeres veracruza- Carlos Martínez Assad ha resalta-
137
Reseñas
do en sus estudios, la cual aporta da muy claro el trabajo desarrolla- con gran ahínco y fortaleza a pesar
a la historia general de las muje- do por esta feminista que tuvo que de los difíciles momentos que vi-
res de nuestro país. enfrentar un patriarcado sólido vió. El texto de Rosa María Spino-
Para empezar, el prólogo de las durante y después de la Revolución so también ilustra de manera
historiadoras Fernanda Núñez Be- Mexicana. Es un texto muy alusivo clara los apoyos que Venustiano
cerra y Rina Ortiz Peralta me pa- a las luchas feministas del siglo xx, Carranza les proporcionaba a las
rece muy adecuado, claro y nacionales e internacionales, ejem- mujeres para que escribieran en
contundente en lo que se refiere a plificando claramente los escollos los diarios constitucionalistas que
la historiografía sobre las obras que sobrellevaron estas mujeres se generaron en Veracruz, en los
escritas dentro del término género durante varias décadas. que pudieron mostrar sus virtudes
y de feminismo, así como de la his- Es Rosa María Spinoso Arcocha, literarias al tener un foro de escri-
toria de la lucha de las mujeres en historiadora especialista en histo- tura que les diese validez a sus
el siglo xx. Presenta de manera ria social, quien aborda el tema: planteamientos frente a la Revolu-
clara sus propuestas, metas, obje- “Las trasgresoras: Hermila Galin- ción Mexicana, por lo que se con-
tivos del libro y permite que el/la do y Salomé Carranza”, en donde vierte en un texto muy revelador
lector(a) comprenda el tipo de lec- la autora rescata, a la par de los sobre cómo funcionaba la prensa y
tura que va a hacer, pero sobre trabajos, vocaciones y textos de sus intenciones didáctico-pedagó-
todo atrae la atención al mismo, Hermila Galindo —de quien se tie- gicas, con un fuerte tinte de clara
pues incita de manera innegable a ne mayor noticia en la historia de propaganda política. Todo ello su-
su lectura. las mujeres—, a Salomé Carranza, braya la investigación en torno a
El libro está dividido en tres como una aportación historiográfi- personajes tan especiales por la
partes: la primera, “Pioneras”, va ca, poniéndolas en un espejo de si- calidad académica que se eviden-
a poner en la palestra de la histo- militudes y diferencias, producto cia en el texto presentado.
ria a las mujeres que iniciaron y de los textos de ambas en la revis- “Conexiones feministas trasna-
gestaron los movimientos en favor ta Mujer Moderna. Hermila Galin- cionales. Juliet Barrett Rublee”,
de sus derechos, desde la revuelta do, conocida en su época por ser de Elissa Rashkin, investigadora
armada y posterior a ella. “una mujer que piensa con cerebro del Centro de Estudios de la Cul-
El primer ensayo corre por cuen- de varón” (p. 51) —no sé si le ha- tura y la Comunicación de la Uni-
ta de la propia Fernanda Núñez, es- cían un favor o todo lo contrario—, versidad Veracruzana, es un texto
pecialista en historia de las pero esta frase parece apreciarla que aborda la presencia de muje-
mujeres, con: “Los márgenes del por su varonil forma de pensar, res extranjeras que trabajaron en
pudor: moral sexual en tiempos de que en realidad era “su” forma de México y dejaron una huella im-
la mujer moderna”, texto que pro- dilucidar y actuar, pero comparada portante sobre los problemas en
porciona un marco teórico, meto- con otras actividades “femeninas”, torno a la natalidad y la anticon-
dológico e histórico que permite ésta parecía estar ligada solamen- cepción.
comprender a los personajes feme- te a los hombres, lo cual es un fallo El personaje Barrett Rublee es
ninos y a sus diversas luchas en el desde su concepción. el de una de las mujeres más im-
siglo xx. Es un capítulo que mues- Por su parte, Salomé era consi- portantes dentro del contexto in-
tra claramente los tabús, la religio- derada portadora de un “feminis- ternacional, que al venir a México
sidad, la desigualdad entre géneros, mo moderno” (p. 54), una mujer le dio un fuerte impulso al movi-
y las formas diversas en momentos poco conocida en los anales de la miento feminista, además de dar
diferentes en las que trabajaron las historia de género y del feminis- validez a la necesidad de avanzar
mujeres que lucharon por los dere- mo; me parece que es un gran ha- en términos de la anticoncepción,
chos cívicos, políticos, sexuales y re- llazgo, una virtud del material y con ello, el texto deja en claro los
ligiosos, entre otros. Y con la que, además, se le suma el ser una lazos, las redes, la fortaleza del
presencia de Refugio Galindo que- mujer veracruzana que trabajó movimiento feminista no sólo local,
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Reseñas
sino internacional. Aunado a ello, ron caminos impensables para las tes en sus aportaciones: tanto
la revisión de la película Flame of mujeres en México. Su liderazgo in- Aurora Reyes, sobrina de Alfonso
Mexico, que ella produjo, ofrece telectual fue muy importante y ello Reyes, como Enriqueta Ochoa, son
una luz muy importante sobre los lo resalta este artículo, que presen- personajes que muestran una his-
estudios de historia cultural que ta varias facetas de la feminista toria de suyo muy atractiva y con-
utilizan este tipo de fuentes. Su Vera Córdoba, así como la descrip- tundente en la vida cultural del
análisis y descripción es muy ción de los diferentes feminismos país. Importante su rescate.
atractiva y contundente dada la in- de la época, como el conservador y El tratamiento del tema: “Agen-
formación que se extrae y la confi- el relacional, lo que enriquece los te por azar. Amalia Mendoza Díaz
guración del discurso histórico que estudios de género, de la mujer y y sus informes” corre por cuenta de
parte de una película simbólica en del feminismo en México de mane- la historiadora e investigadora de la
el imaginario nacional. Es por ello ra muy clara y contundente. Dirección de Estudios Históricos,
que este tipo de estudios son im- La investigadora Esther Her- del inah, actualmente su directo-
portantes de publicar en un libro nández Palacios, especialista en ra: Delia Salazar. El relato es una
de esta magnitud, aunado a que se letras modernas y poesía mexica- historia absolutamente apasio-
develan las redes y las relaciones na, aborda a tres mujeres funda- nante y muy destacada porque po-
entre los diferentes grupos y pos- mentales en esta historia de cas veces se ha dado a conocer el
turas del feminismo en esos años. género: “Concha Michel, Aurora trabajo de espionaje realizado por
La segunda parte del libro está Reyes y Enriqueta Ochoa: la re- una mujer. Es un material muy
compuesta por: “Las transforma- presentación de un femenino sa- rico en su presentación, en su de-
doras”, y la abre el ensayo de la grado”. En este ensayo se analiza sarrollo y en la frescura del perso-
historiadora y profesora de la Uni- la participación de tres mujeres en naje y de su historia. Porque
versidad Veracruzana, especiali- la vida cultural y social en México. justamente le da un giro a la his-
zada en educación femenina y Aunque se argumenta que a Con- toria de las mujeres militantes, fe-
feminismo en México, Ana María cha Michel se le conoce más como ministas y luchadoras sociales, y
García, quien nos presenta su en- militante que como escritora, en nos presenta a un personaje que
sayo bajo el título: “Luz Vera de algunos medios es más conocida por la necesidad de mantener a su
Córdoba. Una profesora en las ba- como cantante, pues una de sus hija y por detentar su libertad se
tallas por las causas sociales”. Es más conocidas actividades fue el coludió con el Estado para ser su
justamente Luz Vera una más de acompañar a Tina Modotti en la informante. Además de que pro-
las personalidades que han sonado inauguración de su exposición en viene de los archivos ocultos de la
por años en el bastión del feminis- la Biblioteca Nacional en diciem- dgips, y con ello se da a conocer
mo, de la que se conocen algunos bre de 1929, de lo cual sí hay foto- material de suyo muy importante
de sus rasgos y de sus trabajos, grafías en el Archivo General de la para la historia. Es Amalia Men-
aunque en esta ocasión lo que se Nación, en el Fondo Díaz, Delgado doza una de esas figuras que jus-
presenta es un texto muy termina- y García, una de las cuales ha sido tamente se requiere conocer y
do de la profesora veracruzana, publicada en diversas ocasiones. revelar en la historiografía, por-
que profundiza en su capacidad in- Mujer que además lidereó el movi- que desmitifica también la partici-
telectual, en sus luchas, en sus miento de las mujeres campesinas. pación de la mujer en la política,
convicciones y en sus formas de La investigación nos enriquece de como informante y espía de alto
tratamiento hacia la presencia de la cultura local, también, pues la nivel. Es un texto bien redactado y
sus colegas hombres y mujeres historia de este personaje descrito con un estilo muy ameno en su re-
dentro de su trabajo como militan- en el texto es fascinante y revela- lato, y único, porque justo presen-
te. Es una de las intelectuales que dora. Asimismo, las dos mujeres ta materiales poco visitados por la
merecen un espacio en el libro por- restantes que se presentan son su- historiografía de género, de la mu-
que aportaron, trabajaron y abrie- jetas muy atractivas e importan- jer y del espionaje.
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Reseñas
La tercera parte del libro lo con- diario y otras obras que provienen un elemento que destaca sobre
forma “El ideal” con tres autoras. de la pluma de Kollontai, entre todo, por lo importancia que reves-
La primera de ellas es la investi- ella El amor de las abejas…, nos tía en aquel momento, fue el im-
gadora del Centro inah Veracruz, va mostrando las propuestas alta- pulso que procuraron en pos del
Rina Ortiz, antigua compañera de mente vanguardistas de la época, voto para la mujer en los años
la Dirección de Estudios Históri- que son punta de lanza para las treinta, el cual no fue otorgado por
cos del Instituto, conocida por sus militancias feministas en el mun- el presidente Cárdenas, pero que
trabajos de historia social y políti- do entero. García y Uranga no cejaron en su
ca y su consulta de los archivos de La autora de “Feminismo tras- intento por llevarlo a cabo. Sin
la ex URSS. En esta ocasión pre- gresor. El fupdm y la crítica contes- embargo, se puede observar, bajo
senta: “Del ensayo socio-político al tataria de Cuca García y Consuelo el análisis puntual que brinda el
relato literario. La cuestión feme- Uranga en el VI Congreso del Par- material, cómo ni los compañeros
nina en los trabajos de Alexandra tido Comunista, enero de 1937”,1 del partido se pronunciaron en fa-
Kollontai (1908-1923)”, uno más es Verónica Oikón Solano, histo- vor de ello. Es un texto que subraya
de los textos muy reveladores de riadora de El Colegio de Michoa- la carencia de interés y de solidari-
un personaje de la historia soviéti- cán. En este texto, la investigadora dad con las luchas feministas de las
ca que tuvo una profunda presen- nos presenta a dos personajes muy mujeres, que muestra cómo los com-
cia en México. El relato es importantes que desarrollaron tra- pañeros no participaban ni estaban
atractivo, muy revelador, consis- bajo de base bajo el impulso femi- convencidos de estas luchas, y al
tente y acude a fuentes que provie- nista dentro del Partido Comunista contrario, mantenían el statu quo
nen del mismo archivo de la Mexicano (pcm). En particular en que les permitía mantener el pa-
Comitern, o bien, de textos en ruso las tareas y el discurso ejercido pel patriarcal y dominante dentro
que sólo los conocedores saben o en el VI Congreso del partido, y en de la misma estructura del pcm, lo
pueden leer y traducir —lo que ello podemos constatar una serie de cual les significó, a García y Uran-
hace de maravilla la autora—, lo elementos que se han distinguido ga, una larga lucha, que me parece
cual da un realce particular al tex- en la vida de los militantes de iz- aún tiene mucho trabajo por reali-
to, porque son materiales que se quierda, que es dar prioridad a la zar en los sectores de las izquier-
conocen poco en nuestro país. El lucha de clases, con el gran descui- das mexicanas. En ello estriba el
desarrollo de los escritos rescata- do de parte del pcm ante la lucha gran valor del artículo.
dos es muy importante porque va de la mujer, lo cual en muchas oca- Cierra este libro la investigado-
describiendo la manera en que Ko- siones se trataba como si fuese ra Rosa Casanova, especialista en
llontai enfrentó al poder en su país una demanda “burguesa” y no en fotografía e imagen, quien labora
y la lucha vanguardista que dio su justa proporción de equidad de también en la Dirección de Estu-
desde los años veinte del siglo pa- género. En este sentido es muy im- dios Históricos del inah, y nos
sado, incluso desde su propia vida. portante el hecho que enfatiza el hace llegar el texto: “Frente a la
Además de mostrar toda la labor texto sobre la estrategia de los cámara: fotografía y propaganda
que realizó en diferentes partes frentes populares y la defensa de en el trabajo de Tina Modotti”, en
del mundo, y de su constancia y los derechos de las mujeres. Así donde encontramos un análisis
esfuerzo continuo por la lucha de observamos cómo debieron llevar muy puntual del trabajo desarro-
las mujeres, no al margen de la lu- a cabo tareas intensas para lograr llado por la fotógrafa italiana, una
cha de clases, sino como parte de la aprobación y el apoyo de los com- vez que permaneció en el país tra-
ello. Las aportaciones de la mili- pañeros del partido tanto Cuca bajando con las causas de la iz-
tante y sus diferentes obras escri- García como Consuelo Uranga. Y quierda comunista, en particular
tas, que aparecen en el texto y con las del pcm y su periódico El
enriquecen la lectura desde la 1
Las siglas fupdm representan al Machete. Un análisis que no se ha
perspectiva feminista, como con el Frente Único Pro Derechos de la Mujer. realizado en ninguna de las abun-
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Reseñas
dantes y profundas biografías de queda por una mejor postura para hasta después de ella. Sus faenas,
la fotógrafa, y que reviste impor- la mujer. Una posibilidad de mejo- afanes, necesidades, tareas, postu-
tancia sustancial porque remite a rar sus condiciones laborales, eco- ras, presencias o borramientos vi-
un quehacer de la imagen como nómicas y de representatividad suales —como la espía— se ven
forma de militancia visual. Es im- social. Es Tina Modotti una de las reflejados en los diez artículos pre-
portante porque destaca la faceta más destacadas representantes de sentados, y abren un panorama
no solamente de la artista, sino de la figura femenina, capaz de reven- claro de las luchas que han librado
cómo Modotti empezó a trabajar la tar los cartabones de la época, lo las mujeres para obtener un lugar
cámara para las causas partidis- cual la llevó a ser juzgada por su semejante y distinto a los de los
tas, y cómo el periódico trabajaba, actitud “libertina” y ser expulsada hombres. Por lo menos igualdad
insertaba y destinaba un espacio del país en 1930. La anotación que política con el voto; igualdad so-
particular a la imagen fotográfica. hace la autora sobre cómo se adhie- cial con los contratos, los trabajos
Lo cual es importante en el contex- re al programa del pcm, aunado a y los salarios; igualdad ideológica
to en el que se desarrollaba. Auna- su nuevo compañero de amores y con la presencia en la prensa, en
do a ello, se relata la historia de de la vida militante, el comandante el ámbito político; igualdad artís-
un México postulado bajo el nacio- Carlos J. Contreras, lo cual, ade- tica y creativa en las esferas de la
nalismo que se concretó con los más, implicó el abandono de la cá- vida pública más allá de lo priva-
muralistas como de Diego Rivera, mara y de la posibilidad de una do. Con la igualdad en el trato co-
aunado a su amistad con Tina Mo- expresividad plástica y estética. tidiano, como entes pensantes,
dotti, y en ello se puede inferir las Todo ello respondía a la convicción trabajadores, creativos, literarios,
mutuas influencias visuales y cul- de Tina de ceñirse a la militancia y políticos, sociales, en su vida dia-
turales en las obras de ambos ar- de entregarse al trabajo político sin ria. Incluso al realizar tareas de
tistas. Asimismo, es clara la red de cuestionar mayormente su papel espionaje o de intromisión en dife-
amistades de la vida artística y creativo o fotodocumental, pues su rentes círculos.
cultural que estableció la fotógra- labor en la Guerra Civil española Porque todas ellas realizaron
fa, que la llevaron a encontrarse como enfermera bajo el nombre de una tarea de intromisión e irrup-
con diversos espacios editoriales María formó parte de sus labores ción, intentos de desmontar lo arti-
como Mexican Folkways, y su edi- en el Socorro Rojo Internacional y culado por los hombres, quebrantar
tora Frances Toor, o incluso, con la la definieron en los últimos años de la visión heteropatriarcal imperan-
escritora y editora Anita Brenner. su vida. Regresó de nuevo a México te por siglos, meter una cuña, un
Y me parece que ese texto se toca para morir una noche fría del 5 al pie, el cuerpo entero para dar un
con algunos anteriores del libro, 6 de enero de 1942, en el momento paso más en la búsqueda de la
como con Concha Michel y con de subirse a un taxi, y dejó ahí sus igualdad y de la diferencia. Es por
Cuca García. Tal vez sería bueno sueños, deseos y necesidades, au- ello por lo que este libro viene a sal-
mencionarlo en el pie de página de nado a una estela de misterio, du- dar una cuenta con el pasado, con
este texto, remitir al lector a los das y especulaciones sobre su estas mujeres que negaron la ma-
artículos mencionados. Por su par- muerte. Como señala Rosa Casa- ternidad, la vida convencional de ca-
te, cierra de manera clara cómo el nova: “[…] un México aún profun- sadas, que como María Teresa de
arte al servicio del nacionalismo damente machista cobijó sus Landa rompió, al ser autoviuda, un
también tenía un vínculo claro con restos”. Es sin duda un texto muy cartabón de “aguantar” y “resistir”.
la izquierda mexicana y soviética, atractivo y aleccionador. Ella no lo hizo ante la infame biga-
cuando aparece el nombre de Car- Todas y cada una de las autoras mia y engaño de su supuesto espo-
los Contreras o Vittorio Vidali. Es de este libro presentan un ángulo so, y lo asesinó, salió liberta y afuera
así como podemos observar que en poco usual de las mujeres que hi- tendría mucho más que aportarle
esos años veinte y treinta se acen- cieron cambios notables en la vida al mundo. Al igual que Esperanza
túa, en diversos frentes, la bús- de México, desde la Revolución Velázquez Bringas, otra feminista,
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Reseñas
abogada, periodista de cuerpo com- saria capacidad de romper las ma- nota claramente cada momento
pleto que merece un lugar en este reas de la inercia. histórico en que les correspondió
cosmos de mujeres rutilantes por El libro es claro y conciso; uno y dar la pelea a pesar de significar-
su dedicación, sus afanes y su capa- otro ensayo se convierten en los les dureza y escarnio social, labo-
cidad de enfrentarse a cualquier eslabones que permiten compren- ral, político, cultural e ideológico.
circunstancia. Nacionales y extran- der de manera transparente y pro- Es por ello que su lugar en la his-
jeras nos dejan una clara lección de funda la presencia de esas mujeres toriografía es fundamental, hacien-
un camino que ha sido abierto a que tuvieron la osadía no sólo de ser do de éste un material que resulta
golpe tendido, con las ideas, con las sino de mostrar su capacidad e im- una gran aportación a los estudios
actitudes, con sus obras y su nece- pulso con y en su trabajo; se de- de género y de la mujer.
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Instrucciones para los colaboradores de la revista
• John Mraz
Fotohistorias de la Revolución Mexicana
RESEÑAS
• Rodrigo Martínez Baracs, La Utopía de Tomás Moro traducida
por Vasco de Quiroga
• Salvador Rueda Smithers, La benemérita labor de hacer archivos
• Luise Margarete Enkerlin Pauwells, Manuscritos mexicanos
perdidos y recuperados
• Rebeca Monroy Nasr, Las revoluciones de la mujer
www.estudioshistoricos.inah.gob.mx/revistaHistorias/