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62-361-PB Diario Campo 12

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EXPEDIENTE

Terreno hostil. La ciudad de México


a través de los ojos decadentes 4
PORTAFOLIO

La zona central de la ciudad de México (zccm)


José A. Rojas Loa Ojeda 66
DIARIO DE CAMPO 13
N U E V A É P O C A / J U L I O - SEPTIEMBRE 2013 ISSN: 2007-6851
José Mariano Leyva
NOVEDADES INAH
Salvador Novo 9
José Joaquín Blanco Alquimia, núm. 47: “Los álbumes fotográficos del Fideicomiso Archi-
vos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca”, 2013 90
Fotografía y modernidad en México.
De precoces y rufianes 14 Franco Savarino Roggero y Joao Fábio Bertonha (coords.), El fascismo
Rebeca Monroy Nasr
en Brasil y América Latina. Ecos europeos y desarrollos autóctonos,
México, inah-Conaculta (Memorias, Historia), 2013 90
Cultura urbana
Catálogo del Fondo Revolución Mexicana. Entrevistas
de historia oral del Archivo de la Palabra 20
Edith Yesenia Peña Sánchez y Lilia Hernández Albarrán (coords.), Di-
versidad sexual, religión y salud. La emergencia de las voces denun-
en el siglo xx
Laura Espejel ciantes, México, inah-Conaculta (Memorias, Interdisciplina), 2013 90
Buscando/saboteando los premios internacionales. Florence Rosemberg Seifer, Antropología de la violencia en la ciudad La zona central
Nazarín vs. La cucaracha en el XII Festival de Cannes 26 de México: familia, poder, género y emociones, México, inah-Conacul-
Julia Tuñón ta (Logos, Interdisciplinaria), 2013 90 en la ciudad de México
Tongolele y las “exóticas” en Magazine de Policía y vea 32 David Doillon, El magonismo y la Revolución mexicana en la prensa
ácrata y radical francófona, México, inah-Conaculta (Génesis, Histo-
José Antonio Rojas Loa
Gabriela Pulido Llano
ria), 2013 91
Águeda Pía Fernández Martínez. Una mujer en vilo 37

DIARIO DE CAMPO NUEVA ÉPOCA


José Íñigo Aguilar Medina, Ser viejo. La cultura de la senectud, México,
Beatriz Lucía Cano Sánchez
inah-Conaculta (Testimonios, Etnología y Antropología Social), 2013 91

Hacer la comunidad. Mujeres estadounidenses Enrique Montalvo Ortega, Neoliberalismo: la dictadura (realmente)
en la ciudad de México 40 perfecta, México, inah-Conaculta/Paidós/Ariel, 2013 91
Mónica Palma Mora
Marcela Dávalos (coord.), De márgenes, barrios y suburbios en la ciudad
La república de las mujeres. Creación de un sujeto de México, siglos xvi-xxi, México, inah-Conaculta (Logos, Historia), 2013 92
político en San Pedro Mártir 45
Mario Camarena Ocampo

La correspondencia de don Sergio 51


Francisco Pérez Arce Ibarra

Instantes de autonomía intelectual. Eduardo Suárez,


reformista del gobierno de Don Dinero 55
Carlos San Juan Victoria

Música, regiones e ideologías. Argentina, 1920-1960 61


Carlos M. Tur Donatti

13 COORDINACIÓN NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA / INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA


Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Diario de Campo Te invitamos a consultar los números anteriores de la revista DIARIO DE CAMPO, nueva época,
Rafael Tovar y de Teresa Nueva época, año 3, núm. 13, julio-septiembre 2013 en la siguiente dirección electrónica: www.antropologia.inah.gob.mx
Presidente
Director
Instituto Nacional de Antropología e Historia Diego Prieto Hernández NÚMERO 1 NÚMERO 7
María Teresa Franco Coordinación editorial
Directora General José Luis Martínez Comida para todos: Patrimonio, diversidad cultural
Coordinación de contenidos alimentación y cultura y políticas públicas
César Moheno Gabriela Pulido Maya Lorena Pérez Ruiz
Secretario Técnico Mario Camarena Diablos de la Baja Tarahumara
Ernesto Lehn Figuraciones y configuraciones: los carteles
Asistentes de edición
culturales de Gustavo Amézaga Heiras
José Francisco Lujano Torres Óscar de Pablo
Secretario Administrativo Sergio Ramírez Caloca NÚMERO 2 NÚMERO 8
Diseño y cuidado editorial
Diego Prieto Hernández Raccorta Antropología y literatura En memoria de Perla Valle
Coordinador Nacional de Antropología Administración
Sandra Zamudio Niños y niñas jornaleros de México El pulque y sus bienquerientes
Leticia Perlasca Núñez Investigación iconográfica Valentina Glockner Fagetti Fondo Casasola-inah
Coordinadora Nacional de Difusión Paola Ascencio Nacho López
Apoyo secretarial Marco Antonio Cruz
Héctor Toledano Alejandra Turcio
NÚMERO 3 NÚMERO 9
Director de Publicaciones, CND Envío zona metropolitana y estados
Marco A. Campos, Fidencio Castro, Juan Cabrera,
Lingüística misionera Treinta años de refugio
Benigno Casas Concepción Corona, Omar González, Graciela Moncada
guatemalteco en México
Subdirector de Publicaciones Periódicas, CND y Gilberto Pérez, personal de la Coordinación Nacional
Carnaval popular dominicano
de Antropología La mirada fotográfica, Ricardo Sánchez Arriola
Mariano Hernández
Agradecimientos El paisaje mexicanista, Hugo Brehme
A José Antonio Rojas Loa por permitirnos reproducir, Imagen de portada
en la sección de Portafolio, parte del material fotográfico José Antonio Rojas Loa, Calle de Santo Tomás, entre República
del proyecto “Memoria de una ciudad. Zona central de El Salvador y Ramón Corona. Esta fotografía forma parte del NÚMERO 4 NÚMERO 10
ciudad de México 1923” de la Dirección de Etnohistoria. proyecto “Zona central de la ciudad de México, 1923-2011”.
En memoria de Carlos Monsiváis Periplos alrededor del cuerpo
Las imágenes que acompañan a este número son fotografías
tomadas por José Luis Martínez Maldonado. Boxeadores, púgiles o gladiadores Martín Chambi: el fotógrafo
Fondo Casasola, Sinafo-inah orgánico de los Andes Centrales
Pedro Valtierra, Cuartoscuro

NÚMERO 5 NÚMERO 11

Patrimonio musical de México Antropología reciente


de Chihuahua
Música y fandango
Antonio Castro Tras los catrachos que no regresaron
Juan Atilano Barbara Beltramello

Diario de Campo, nueva época, año 3, núm. 13, julio-septiembre de 2013, es una publicación trimestral editada por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia, Córdoba 45, Col. Roma, C.P. 06700, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F. NÚMERO 6 NÚMERO 12
Editor responsable: Héctor Toledano O’Farril. Reservas de derechos al uso exclusivo núm.: 04-2011-121612195900-
102; ISSN: 2007-6851, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de título: en trámite; li- Etnohistoria y patrimonio Cosmovisión indígena:
citud de contenido: en trámite, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas la mirada de Weitlaner
de la Secretaría de Gobernación. Domicilio de la publicación: Insurgentes Sur 421, séptimo piso, Col. Hipódromo, C.P. Haití: los espíritus de la Tierra
06100, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F. Imprenta: Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Luis Alcalá del Olmo Entre los tetelcingas:
Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxxxx. Distribuidor: Coordinación Nacional de Difusión del inah, Insurgen- fotografías de Alejandra Álvarez Juárez
tes Sur 421, séptimo piso, Col. Hipódromo, C.P. 06100, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F. Este número se terminó de
imprimir el XX de XXXXX de 2013, con un tiraje de 2  000 ejemplares.
Índice

Presentación 3 Instantes de autonomía intelectual. Eduardo Suárez,


reformista del gobierno de Don Dinero 55
EXPEDIENTE Carlos San Juan Victoria

Terreno hostil. La ciudad de México Música, regiones e ideologías. Argentina, 1920-1960 61


a través de los ojos decadentes 4 Carlos M. Tur Donatti
José Mariano Leyva
PORTAFOLIO
Salvador Novo 9
José Joaquín Blanco La zona central de la ciudad de México (zccm)
José A. Rojas Loa Ojeda 66
Fotografía y modernidad en México.
De precoces y rufianes 14 NOVEDADES INAH
Rebeca Monroy Nasr
Alquimia, núm. 47: “Los álbumes fotográficos del Fideicomiso Archi-
Catálogo del Fondo Revolución Mexicana. Entrevistas vos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca”, 2013 90
de historia oral del Archivo de la Palabra 20
Franco Savarino Roggero y Joao Fábio Bertonha (coords.), El fascismo
Laura Espejel
en Brasil y América Latina. Ecos europeos y desarrollos autóctonos,
Buscando/saboteando los premios internacionales. México, inah-Conaculta (Memorias, Historia), 2013 90
Nazarín vs. La cucaracha en el XII Festival de Cannes 26 Edith Yesenia Peña Sánchez y Lilia Hernández Albarrán (coords.), Di-
Julia Tuñón versidad sexual, religión y salud. La emergencia de las voces denun-
ciantes, México, inah-Conaculta (Memorias, Interdisciplina), 2013 90
Tongolele y las “exóticas” en Magazine de Policía y vea 32
Gabriela Pulido Llano Florence Rosemberg Seifer, Antropología de la violencia en la ciudad
de México: familia, poder, género y emociones, México, inah-Conacul-
Águeda Pía Fernández Martínez. Una mujer en vilo 37 ta (Logos, Interdisciplinaria), 2013 90
Beatriz Lucía Cano Sánchez
David Doillon, El magonismo y la Revolución mexicana en la prensa
Hacer la comunidad. Mujeres estadounidenses ácrata y radical francófona, México, inah-Conaculta (Génesis, Histo-
en la ciudad de México 40 ria), 2013 91
Mónica Palma Mora
José Íñigo Aguilar Medina, Ser viejo. La cultura de la senectud, México,
La república de las mujeres. Creación de un sujeto inah-conaculta (Testimonios, Etnología y Antropología Social), 2013 91

político en San Pedro Mártir 45 Enrique Montalvo Ortega, Neoliberalismo: la dictadura (realmente)
Mario Camarena Ocampo perfecta, México, inah-Conaculta/Paidós/Ariel, 2013 91
La correspondencia de don Sergio 51 Marcela Dávalos (coord.), De márgenes, barrios y suburbios en la ciudad
Francisco Pérez Arce Ibarra de México, siglos xvi-xxi, México, inah-Conaculta (Logos, Historia), 2013 92
2 DIARIO DE CAMPO
Presentación

L os artículos que componen el presente número de DIARIO DE CAMPO, titulado Cultura ur-
bana del siglo xx, tienen en común su exploración de las ideas y prácticas que durante el
siglo pasado confluyeron para producir nuestra cultura actual. Su concepción de la histo-
riografía es dinámica: aquí la acción de los sujetos sociales se ve como parte de un proceso
continuo que no se detiene ante el pasado inmediato ni descarta las fuentes de la llamada
cultura popular, incluyendo la observación, la oralidad, la prensa, la fotografía, la arquitec-
tura, el cine, la literatura y el grafiti.
En las páginas de esta entrega de la revista el lector presenciará la interacción entre
protagonistas anónimos y célebres, colectivos e individuales. Así, el poeta Salvador Novo,
el cineasta Luis Buñuel, el obispo Méndez Arceo, la escritora Águeda Pía Fernández y el
estadista Eduardo Suárez conviven lado a lado con las militantes comunitarias de San
Pedro Mártir, las emigrantes estadounidenses en la ciudad de México y los habitantes de
su Centro Histórico.
La mayoría de las investigaciones que aquí presentamos formó parte del coloquio “His-
toria contemporánea de México en construcción”, organizado en marzo de 2012 por el área
de Historia Contemporánea de la Dirección de Estudios Históricos y coordinado por los his-
toriadores Mario Camarena y Gabriela Pulido, quienes también compilaron los artículos que
sirven de columna vertebral al presente número.
A este conjunto, enfocado en exclusiva en el terreno mexicano, hemos añadido el artículo
“Música, regiones e ideologías. Argentina, 1920-1960”, de Carlos Tur, que ubica a la cultura
urbana en una perspectiva regional más amplia.
El número se completa con las fotografías de José Antonio Rojas Loa, cuya mirada del
aspecto físico de la ciudad constituye en sí misma un documento histórico que además
aporta un escenario y contexto material para los documentos escritos.
Esperamos que en este número de DIARIO DE CAMPO el lector encuentre una puerta de
entrada a la historia del México urbano del siglo xx.

Consejo Editorial

3
EXPEDIENTE

Terreno hostil. La ciudad


de México a través de
los ojos decadentes
José Mariano Leyva*

B eauty is in the eye of the beholder: “la belleza está en el ojo de quien la mira”. El dicho anglo-
sajón pocas veces resulta tan exacto como cuando un literato describe a su urbe. Las novelas
que plasman a la ciudad de México, en sus diferentes etapas históricas, son incapaces de des-
embarazarse de las apreciaciones personales. En La ciudad de México en la novela, Antonio
Acevedo Escobedo (1973: 7) nos dice de José Joaquín Fernández de Lizardi, de aquel iniciador
de la novela como género en México: “Afina con nitidez la imagen del habla, las costumbres y
el modo de ser legítimos, aunque [su obra El periquillo sarniento, de 1816] está entreverada con
una prédica moralista, a veces trascendida a la pesadez del plomo”.
La descripción de la ciudad realizada por Fernández de Lizardi, (tal vez) moralina, llevaba
un propósito: crear un corpus que instruyera, a partir de una ética, para asistir en la construc-
ción de la novísima nación independiente. Su novela encadena episodios que se apropian de
un espacio para reflejar moraleja y enseñanza. Queda claro que si deseáramos a un guía his-
tórico, objetivo, de la ciudad de México en alguno de sus episodios históricos, los más errados
(por su visión imparcial, incluso egocéntrica) serían los escritores. Sin embargo, en las visitas
urbanas que cada uno de estos literatos iba efectuando no sólo es posible obtener la visión de
la ciudad (con todo y sus parcialidades), sino otra panorámica más: la que un ciudadano con
intereses particulares tiene de esa metrópoli (y que se obtiene gracias a aquellas parcialidades);
los intereses que empañan la visión del entorno para, al final, darnos información tanto de la
ciudad como de la persona que la observa.
En el cambio del siglo xix al xx ocurrió una combinación sugestiva en este sentido. Los
escritores denominados “decadentes”, aquéllos agrupados alrededor de la Revista Moderna
(1902-1911), tomaron por asalto a la metrópoli y la colocaron como un personaje más de su
literatura. Se trataba de una ciudad de México animada y que parecía pujante. Con Porfirio Díaz
la urbe comenzó a experimentar tantos cambios como nunca antes en el siglo xix. Ampliacio-
nes urbanas, nuevos edificios, el remozamiento de otros. Por su lado, los escritores decadentes
experimentaban con la vanguardia literaria del momento. La modernidad era el denominador
común de los decadentes y de aquella ciudad de México. Pero esa modernidad también estaba
llena de grietas. La coincidencia en el origen del entusiasmo de unos y de la corriente literaria
de otros era Francia.
En este sentido parecería que los decadentes no diferían mucho de otras élites mexicanas
que asimismo buscaban un parecido con aquel país europeo. Sin embargo, nuestro grupo de es-

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (acido_2000@yahoo.com).

4 DIARIO DE CAMPO
critores, más que importar la pujanza civilizatoria francesa temprano año de 1852. En el Manual del viajero mexica-
(urbana o ideológica), adquirieron el gusto por cuestionar no Marcos Arróniz declara, desde las páginas iniciales,
con rabia justo tanta certeza moderna. la clara intención de su trabajo: demostrar que la nación
Las metrópolis de Europa o América aparecen como un mexicana no se estancó a partir de la Independencia y que
personaje más en la literatura modernista. La ciudad era se seguía avanzando.
uno de los resultados palpables de la civilización, un termó- De manera paradójica, esa sensación de avance la
metro que mediría a dónde se dirigían las ideas prácticas: otorgaba el número de elementos mexicanos que más se
validación ideológica o fulgor de los desaciertos, según el parecían a los europeos: arquitectura, organizaciones cul-
tono y la ética del escritor. Las crónicas modernas des- turales, incluso similitudes históricas. No transcurre más de
cribían con alguna exactitud la vida desarrollada en una una página de su estudio cuando Arróniz (1996 [1852]: 5)
ciudad (en sus teatros, parques, cafés, casinos, carruajes y señala, con cierta esperanza: “La fundación de Tenuchtitlan
en las novísimas avenidas). La urbe se volvía un espacio lo (hoy ciudad de México) no deja de tener semejanza de al-
suficientemente atractivo como para convertirlo en univer- guna manera con la de Roma”. Otro recurso consistió en
so sin salir de su perímetro. En México, Manuel Gutiérrez elevar la virtudes de Tenochtitlán hasta volverlas limítrofes
Nájera, sin duda el mayor exponente del modernismo, desa- con el quijotismo. En el primer capítulo de su obra Arróniz
rrolló la gran mayoría de sus letras alrededor de la capital de reconstruye la vida cotidiana de aquella ciudad prehispáni-
México y sus personajes. Si se espulgan con detenimiento ca. La descripción es un compendio de armonía y belleza:
algunos de sus textos, incluso es posible encontrar feroces la higiene, los jardines, los palacios de Moctezuma, los
diatribas hacia aquellos que debían corregir, enmendar o mercados, los servicios que era posible encontrar, como si
alinear la modernidad mexicana: quisiera demostrar que el territorio americano, previo a la
conquista, podría haber competido con las más refinadas
Afortunadamente, la estadística es un mito entre noso- metrópolis europeas. El final del primer capítulo cierra de
tros. Los geógrafos han hecho a México a su imagen y la siguiente manera, también respecto a Tenochtitlán: “La
semejanza. La República se parece a García Cubas. Sa- ciudad era inexpugnable, y bien se vio cuando los españoles
bemos aproximadamente cuántas leguas median entre la conquistaron, que para combatirla y tomarla fue necesa-
el Sol y la Tierra; cuántos fueron los hijos de Noé y en rio, no sólo un gran número de hombres, sino también la
cuántas provincias se dividieron los Países Bajos. Lo que superioridad de las armas, y los recursos que la civilización
no sabemos es cuántos habitantes tiene la República, prestaba a los invasores” (ibidem: 35-36).
cuántos de éstos saben leer y en qué proporción están En su obra México considerado como nación independiente
los nacimientos con las defunciones. La estadística es y libre, de 1832, Tadeo Ortiz se suma a la línea de orgu-
una bella desconocida, como la libertad que cantaba llo nacional de Arróniz. La diatriba establece al menos dos
Musset. Y eso que en pocos países habrá tantas estadís- frentes claros: el ataque a los vestigios europeos en México
ticas como en México (Gutiérrez, 1996 [1883]: 16). y algunas de las construcciones que, ya erigidas en el Méxi-
co independiente, le parecen de mejor manufactura que las
La ironía se disfraza de crítica certera en Gutiérrez Nájera. europeas. Así, salvo la Catedral metropolitana, el resto de
Y la obsesión por “parecer” un país civilizado fue uno de los edificios coloniales valen poco para Ortiz (1952 [1832]:
sus blancos favoritos. Tal vez por ello se convirtió en un 143-144). De la misma manera asesta líneas como ésta: “A
baluarte para los decadentes. Si la modernidad se sinteti- pesar de su actividad y continuo movimiento de carruajes
zaba en la ciudad y los decadentes estaban en contra de y gentes [en Europa] generalmente mucho mejor vestidas
varios preceptos modernos, entonces su síntesis urbana y decentes, no se pueden comparar con las calles anchas y
también sufriría las consecuencias. Sin embargo, la crítica rectas de México” (ibidem: 152).
que éstos construyeron llevaba un tono diferente al elabo- La modernidad era, en boca de los nacionalistas, y a
rado por Gutiérrez Nájera. diferencia de Gutiérrez Nájera, el salvoconducto que nos dis-
Durante buena parte del siglo xix ciudades como Pa- tinguiría, que nos haría sobresalir en el México indepen-
rís y Londres se convirtieron en el norte arquitectónico. diente. Existían entonces al menos dos posturas contrarias
La necesidad de equiparar a la ciudad de México con re- respecto a Europa y sus ciudades: buscar la modernidad
conocidas metrópolis de la vieja Europa se nota ya en el nacional o copiar la modernidad existente en otras latitu-

EXPEDIENTE 5
de Lecumberri y al nuevo lago de Chapultepec, la esta-
ción de sismología, el nuevo edificio de la Secretaría de
Relaciones Exteriores, la Escuela Normal para Maestros,
el Palacio de Cristal (museo del Chopo) y sobre todo la
columna de la Independencia, el Hemiciclo a Juárez, en
la Alameda, el nuevo Palacio Municipal: puso la primera
piedra del Palacio Legislativo (quién iba a decirle que se
convertiría en monumento a la Revolución) y como gran
finale abrió la Universidad Nacional (Benítez, 1982: 321).

A pesar de ser modernistas, los decadentes no comulgaban


con el optimismo porfiriano. Los proyectos de modernidad
no los satisfacían. El idealismo, de hecho, era una imagen
que buscaron echar abajo mediante una literatura carga-
da de paradojas. Nada menos idealista y más alejado del
des. Así, Tadeo Ortiz tenía claras algunas sugerencias para cliché que las vírgenes maléficas, los asesinos de buen co-
que el perfil de la capital mexicana simbolizara la ideolo- razón, los infantes crueles o las prostitutas inocentes que
gía nacionalista, libre e independiente. Sus indicaciones cruzaban la literatura decadente. En un extenso artículo de
urbanísticas incluían la instauración en calles y plazas de Santiago Argüello H., de nombre “Viaje al país de la deca-
ornamentos “estrictamente patrióticos” (ibidem: 168). En dencia”, vertido en formato de teatro y publicado durante
el mismo sentido se quejaba de las iglesias y conventos, varios números por la Revista Moderna en 1902, se vislum-
y sugería que su culto debía ser menos público, más in- bra un poco la idea de los decadentes respecto al país galo.
trospectivo, con un menor sabor a tertulia (ibidem: 166). La La modernidad europea, que con tanta rabia querían emular
intención tal vez incluyera decretar una fe católica más mo- en México algunos círculos, aparece bastante mal parada
derna, menos española. desde la óptica decadente. En la entrega correspondiente
El nacionalismo hallaba una afortunada coincidencia a la “La Francia clásica”, Argüello (1987 [1902]: 152) nos
moderna. Era como establecer un salto histórico del mun- describe un país confiado en los pilares de la civilización ra-
do prehispánico al México independiente, al intentar obviar cionalista al más puro estilo positivista, de ese positivismo
los siglos de influencia española. Y fue con el porfiriato, en que el porfiriato adoptó de buena gana y usó para cimentar
el entorno y tiempo de los decadentes, cuando varios de los su propia modernización:
proyectos de modernización (de un México independiente
desde hacía tiempo) al fin se cumplieron. Para angustia de Non plus ultra! ¡La censura en la ruta y en el vuelo! El
los nacionalistas e independentistas, antes de los proyectos Arte-rey caído, Prometeo en la roca–debe doblar su cue-
urbanos de Díaz la ciudad de México casi no difería de la llo ilota, en servil postura de vencido, y en presencia de
infraestructura urbana creada durante el virreinato. Manuel la Regla emperatriz, cuando el ujier Boileau promulga el
Orozco y Berra (1998 [1856]: 246-341), por ejemplo, se abo- decreto soberano.
có a la tarea de enumerar los edificios emblemáticos que La Razón manda: apartar lo vario y seguir la ley
la urbe poseía entre 1853 y 1856. Salvo un par de fábricas, única.
otro tanto de edificios civiles y algunos establecimientos Ordena: buscar lo sano, lo natural, el equilibrio;
dedicados al ocio, el abrumante resto tenía su origen en evitar lo inesperado. La sorpresa considera que es an-
la colonia. tiestética. Para no encontrarla hay caminos trazados
Con Porfirio Díaz eso cambio. Las mejoras urbanas en- magistralmente […]
orgullecieron a los liberales decimonónicos, y no era para La Razón dice: la intensidad ofusca: nada de intensi-
menos: dades. Hay que arreglar las causas de modo a producir
efectos convenientes. Atenuación del color, sencillez de
En su transcurso, Porfirio Díaz inauguró el manicomio la línea, suavidad de nota, orden, armonía, el compás y
de La Castañeda, las ampliaciones a la moderna cárcel la regla, el ángulo recto de la escuadra…

6 DIARIO DE CAMPO
Las metrópolis que representaban en sus calles este ángulo
recto (más allá de los masones), esa ofuscación de intensi-
dades y sorpresas, esa necesidad por el orden y la estricta
razón, eran repudiadas por los decadentes. Para ellos tan-
to orden impuesto asimismo era sinónimo de carencia de
arte. Tanta virtud científica escondía rasgos humanos. Ol-
vidaba el humanismo en pos del orden y la rectitud. Y la
modernidad a que pertenecían soñaba mucho con ello. Y
las ciudades modernas, ya se consideraran copias u origi-
nales, también. Por ello su entusiasmo no estaba con esa
geografía ni esa temporalidad.
De una reseña publicada por aquella misma revista (1987
[1902]: 105), respecto a un libro decadente editado en Mon-
tevideo que buscaba retratar algunos pasajes parisienses
cercanos a la bohemia, es posible extraer los elementos de
una urbe que sí interesaban a los decadentes: “Los bouleva- México, en 1916 publicó, entre otros, Caro Victrix (1916) y
res, la nieve, la foule que se agita bajo la luz caliente de los Salamandra (1919).
mecheros, las grandes vidrieras iluminadas, el Sena, los árbo- Es probable que “el enemigo” sea Gabriel, un mucha-
les escuetos, el Moulin Rouge, las mujeres de ojeras hondas y cho que cree albergar sólo sentimientos honestos, pero que
labios ajados, el absinthe y los viejos bohemios, eternos pro- comienza a vivir la sedición del enamoramiento. Clara Me-
tagonistas de novelas sentimentales…” drano, otra adolescente que pertenece a una familia igual
La contradicción y la paradoja. Personajes periféricos de virtuosa, es el objeto del deseo. En la novela se libra una
que dan vida al fondo ordenado y radiante de la ciudad. Se- batalla entre esas dos oposiciones: el deseo voluptuoso que
res marginales que se vuelven el alma de un cascarón que intenta emerger y rasgar todo decoro, y la interpretación re-
desea ser cada vez más rectilíneo. Los personajes sorpresi- ligiosa y racional de aquel que provoca tales sentimientos.
vos que ponen en jaque a la ciudad moderna y la convierten Conforme la historia avanza, Gabriel logra un acercamiento
en singularidad. con Clara, aunque de peculiar manera: le regala vestimen-
En la novela El enemigo, escrita justo en el cambio de tas de religiosa, la imagina como una virgen pura, para
siglo (es decir, en 1900), de Efrén Rebolledo, se localizan intentar huir de la pasión terrena. Pero todos sus esfuer-
brillantes dentelladas de la crítica simbólica. A Rebolledo zos son inútiles, incluso contraproducentes. Conforme la
no le interesan las novísimas construcciones porfirianas. Su joven se acerca más a una imagen católica, más despierta
deleite va hacia un lado muy concreto y que para los libe- el sentimiento impuro en Gabriel, hasta el punto de cerrar
rales, los positivistas o los nacionalistas sonaría retrógrada: la historia con una suerte de violación con mucho de arre-
el pasado colonial cargado de catolicismo. Sin embargo, la bato místico.
diatriba elaborada por Rebolledo en su novela sólo cumplía Durante los reiterados momentos en que Gabriel intenta
con un giro decadente más: elevar al pasado como un re- evitar a Clara, realiza prolongados paseos por la ciudad de
fugio frente al modernista (y considerado vulgar) presente. México y se fija en exclusiva en los edificios religiosos. La
Rebolledo terminó de escribir El enemigo cuando tenía fe católica, como detonante de pasiones sin trabas hipócri-
23 años. Para ese momento ya había viajado de su oriundo tas, toma en esos paseos una nueva dimensión. El pasado
Actopan, Hidalgo, a la ciudad de México. Había estudia- arremete de nuevo contra el vulgar tedio de la civilización.
do leyes y formaba parte del grupo que crearía la Revista La crítica instaurada con la predilección de lo antiguo so-
Moderna. En 1902 su libro Cuarzos vio luz en Guatemala. bre lo moderno señalaba la repugnancia que sentía por la
En 1907 apareció Joyeles, volumen compuesto de dos obra modernidad pujante, por la tecnología que había destruido
poéticas: “Hilo de corales” y “Cuarzos”, editado en París. todo espiritualismo, por la ciencia que deshumanizaba en
En ese mismo año nuestro autor se fue a Tokio, donde dos forma rasera, por un estilo de vida aséptico que, con el po-
años después publicaría Rimas japonesas y luego, en 1910, sitivismo instaurado en México, se volvía el modo correcto
Nikko, además de la novela Hojas de bambú. De regreso en de pensar y sentir.

EXPEDIENTE 7
En medio de un juego sensual-sacro que arranca des- lugar de comercio; los muros de la iglesia pintorreados al
de el nombre, Gabriel observa a su amada en la iglesia del exterior con anuncios de casas mercantiles; nada de lo que
mismo nombre: Santa Clara. Clara, a la que busca convertir fue antes” (Rebolledo, 1968 [1900]: 149).
en santa para alejarla del deseo carnal que le produce y con Frente al repudio de una flamante era, Rebolledo ela-
la que ocurre lo contrario. La liturgia olvidada por el mun- bora una redención entre exquisita e histórica. El arte
do moderno se va convirtiendo en deseo. Gabriel relaciona parsimonioso, cargado de enigmas, constituía un buen re-
su pasión con el edificio religioso. Reclama la desidia que fugio frente a la modernidad deseosa de resolverlo todo. El
aquellos espacios religiosos, otrora excelsos, han sufrido en misterio pasional también era cercano a la reconstrucción
ese cambio de siglo: que los decadentes hacían de las arcaicas religiones. Espa-
cios donde el bien y el mal convivían en constante pugna.
Aquel templo, hoy tan abandonado y profanado, había Donde la contradicción no era olvidada por el idealismo
sido en otro tiempo un jardín místico que respiraba arte positivista. Arte y adoración enarbolados contra la moder-
y recogimiento, y también un claustro dentro de cuyos nidad pragmática.
macizos y pesados muros resplandecían en la sombra
flores exquisitas de hermosura y de castidad. Bibliografía

Miraba la esbelta nave, los altares estucados de


blanco y oro, las dos puertas mirando hacia el Norte, Acevedo Escobedo, Antonio, La ciudad de México en la novela, Méxi-
co, ddf, 1973.
la hermosa arquitectura, obra de un artista apellidado
Argüello H., Santiago, “Viaje al país de la decadencia”, en Revista Mo-
con razón el maestro de los maestros; e imaginábase
derna. Arte y Ciencia, ed. facsimilar, 6 vols., México, Dirección de
el convento con los cuadros que adornaban los muros
Literatura-Coordinación de Difusión Cultural-unam, 1987 [1902].
de sus corredores; el célebre López1 había producido
Arróniz, Marcos, Manual del viajero mexicano, ed. facsimilar, México,
sus mejores lienzos para engalanarlo, y las telas dentro
Instituto de Investigaciones José María Luis Mora, 1996 [1852].
de sus marcos de doradas molduras, resaltando en la
Benítez, Fernando, La ciudad de México, 1325-1982, México, Salvat,
limpieza de las paredes, hablaban a las religiosas que vol. 2, 1982.
por allí discurrían, de belleza y adoración. Gutiérrez Nájera, Manuel, Los imprescindibles, México, Cal y Arena,
Cuánta paz respiraría aquel convento habitado por 1996 [1883].
sencillas y castas vírgenes, cuya vida era la delectación Orozco y Berra, Manuel y José María Lafragua, La ciudad de México,
del Esposo. Todas habrían sido graves y muy bellas; pá- México, Porrúa (Sepan cuántos…), 1998 [1856].

lidas y marchitas, como las azucenas que florecen a la Ortiz, Tadeo, México considerado como nación independiente y libre, Gua-

sombra; cumpliendo las reglas con estricta observancia; dalajara, Instituto Tecnológico de Guadalajara, vol. 2, 1952 [1832].

recogidas en su celda, o reunidas en la tribuna asistiendo Rebolledo, Efrén, Obras completas, México, Bellas Artes, 1968.
Revista Moderna. Arte y Ciencia, ed. facsimilar, 6 vols., México, Dirección
a las ceremonias del culto, o marchando por los corre-
de Literatura-Coordinación de Difusión Cultural-unam, 1987 [1902].
dores en silenciosa procesión, llenas de amor y bondad,
dejando despedir de sí su aroma de místicas violetas.

La nostalgia del pasado como sentimiento contra la uti-


lidad del presente. Y luego el lamento del olvido en aras
del progreso: “Hoy ya no existe el convento como tampoco
una capillita en forma de pequeña rotonda dedicada a la
Concepción, según el decir de un bajo-relieve; lo que antes
era claustro había sido convertido en casa de vecindad y
las monjas expulsadas de sus celdas; la capilla trocada en

1
Se refiere a Andrés López, pintor de la segunda mitad del siglo xviii, dis-
cípulo de Miguel Cabrera, de quien destacan murales decorativos como
La Virgen del Apocalipsis y La Asunción, ambos de 1779. Su obra cumbre,
realizada junto con su hermano Cristóbal, es Vía crucis, ubicada en la
iglesia del Encino, Aguascalientes.

8 DIARIO DE CAMPO
Salvador Novo
José Joaquín Blanco*

E n sus últimos años, Salvador Novo reunió en un volumen sus libros “y me miro en ellos”,
decía, “más que como un espejo apagado, como en los retratos que en un álbum conserva-
ran, irónicos, un rostro que ha ido gradualmente deformándose”.
El propio Novo señalaba las virtudes de aquel retrato original, tanto mejor cuanto más jo-
ven, que representa el estilo de sus Ensayos (1925):

Tenía prisa de plantarse en la vida; por acompañar de poemas su emancipación, su acto


de presencia […] este desparpajo, esta adjetivación sorpresiva, este juego con las palabras
y las imágenes, aptos a romper los moldes secos y quebrantados de un cascarón grama-
tical ortodoxo […] un narcisismo autobiográfico no carente de desolación; una premiosa
voluntad de ruina (“si yo hubiera tenido fuerzas a tiempo” exclama en Return Ticket el per-
sonaje cuando aún lo era de tenerlas), una inclinación avestrúcica a cancelar el mundo
hostil o difícil, por el medio expedito y elemental y pasivo de hundir el cráneo en la erudi-
ción o en su semblanza.

Tal era el “Joven” Novo, más de nuestra época que de la suya. Actualmente sus libros acep-
tarían de inmediato la inclusión académica, cuando el éxito de la semiología nos permite
considerar “serios” y de “buen gusto” los ensayos sobre la moda y los medios masivos de co-
municación, cuando hay tesis doctorales sobre el lenguaje de la ropa, de los gritos histéricos
del público en un recital de rock o en un campeonato boxístico.
La novedad de Novo (“novocablos, novo amor”) resultó tan abrumadora, incluso para él
mismo, que de pronto vio que su espontánea juventud ardía y lo expulsaba, nueva mujer de
Lot, sin poder siquiera voltearse a mirarla. Empezar desde tan alto casi implica el despeña-
dero. El ideal romántico que ensalza la juventud conlleva el requisito de morir joven, como
López Velarde, para no sufrir la vergüenza del regreso y de la decadencia.
Se diría que los grandes libros de verso y prosa de Novo confiaban en que se cumpliría ese
requisito trágico: están escritos con tal despilfarro de energía, con tales ganas de decirlo todo
hasta el último centavo; construyen sus atolladeros a cada renglón, a cada párrafo: obstácu-
los cada vez más difíciles como si deseara quedar abolido en alguno de ellos. El futuro no le
importaba a Novo: no hay ahorro intelectual, no hay madurez, no hay planeación. Todo aho-

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (blancoj2@gmail.com).

EXPEDIENTE 9
ra, de una buena vez, en una sola carta. Esta firmeza de por fin, con la Revolución, ese nuevo tipo de hombre que
personalidad y estilo da la impresionante solidez de sus hallaba en el Ford un instrumento construido a su escala.
libros, que no prometen ni anuncian nada, sino casi con- Y éste sería el principio de una carrera desenfrenada que
cluyen, logran: dejan finiquitado con todos sus puntos y dura todavía.
comas un estilo que es, de inmediato y sin concesiones, Es obvio que a Novo (y a Villaurrutia también) se le ha-
una personalidad. cía tarde por que acabara el país rural y revolucionario
Todos los ensayos son ostentosamente autobiográ- y la ciudad de México se adecuara a aquellas atmósfe-
ficos. La primera persona, la misma primera persona ras citadinas que sus novelas estadounidenses y europeas,
siempre: irónica, inteligente, libresca, desdeñosa, dandi, las películas novedosas, su propia imaginación le hacían
frívola, va recorriendo, como si fueran textos, las cosas envidiables. Así, conforme pasaron las décadas, hasta lle-
de la realidad o de la imaginación que la emocionan, aun- gar al periodo presidencial de Manuel Ávila Camacho, que
que el lector descubra que lo que le importa no es la cosa reseñó felizmente en sus columnas periodísticas, fue lo-
emocionante sino la persona emocionada, pues a Novo le grando esa ciudad de México, del Tout-Mexique que en
entusiasmaba más autorretratarse que describir el obje- ese sexenio parecía florecer, aún transparente y meridia-
to criticado. En defensa de lo usado (1938) sigue la misma na como una urbe pequeña y sin contaminación, antes de
técnica, y también los libros de viajes y memorias: Return desbordarse, ensuciarse, complicarse en ese monstruo en
Ticket (1928), Jalisco-Michoacán (1933), Continente vacío el cual el Novo viejo ya no se reconoció, que ya ni siquie-
(1935) y Éste y otros viajes (1951). Por ello quizá la obra ra conoció.
maestra de Novo fue su personaje, un personaje obvia- Porque la ciudad de México o la ciudad del Tout-Mexi-
mente superior, en eficacia y variedad de recursos, a los que (diría luego, en referencia a la ciudad de Manuel
de sus compañeros: personaje homosexual y agresivísi- Gutiérrez Nájera, a por qué éste excluyó las zonas de mi-
mo, escandaloso y edificante, culto y vulgar, marginal y seria y a los trabajadores de sus crónicas), que es el tema,
high society. Tan fuerte era ese personaje que los otros por demás autobiográfico, de su primer libro, iría avanzan-
contemporáneos no querían verse contaminados por él y do con él por toneladas de colaboraciones periodísticas; le
prefirieron excluirlo de las apariciones públicas del grupo, daría el título del libro más conocido y celebrado de toda
aunque Novo terminó siendo su representante ejemplar. su obra, Nueva grandeza mexicana (1946), y el título oficial
Novo se identificaba con el siglo xx que amanecía: el que lo configuraría como cronista de la ciudad de Méxi-
radio, la publicidad, el tenis, el boxeo, los box-spring, el di- co y lo vería envejecer en una pantalla de tv durante el
vorcio, el idioma chino, “el buen té y la poesía de Vachel sexenio de Díaz Ordaz, así como celebrar al ejército y al
Lindsay”, el cine, los edificios altos, New York, el buen gus- presidente de 1968. Entonces, como la propia ciudad, No-
to de la banalidad (como escribir un poema “a la primera vo seguía viviendo de la identidad, relativamente idílica,
cana”), anteojos contra el sol, mujeres prácticas y tem- de décadas atrás, que ahora le servía de consuelo ante la
peramentales, los generales tras chicas sin medias, lady realidad cotidiana.
Godiva, el chicle, el té Lipton y el perfume Coty, la máquina Como se ve, Novo era el que se consideraba escritor
y la técnica, epigramas sonoros como “los mexicanos las o crítico cultural en el sentido más amplio, menos litera-
prefieren gordas” fueron configurando a ese poeta y pro- turizado del término; el que hacía literatura con temas y
sista cuyo primer proyecto literario (un relato-crónica de procedimientos y mitos no-literarios. En sus mejores años
su vida en la ciudad de México) se llamaba, precisamente, hablar de literatura le habría parecido un pleonasmo. La
El joven: “En 1900”, escribe Villaurrutia, “vivíamos nuestra literatura se hace con lo que no es literatura. Soy tan li-
Edad Media del tránsito, oscura y delicada. En los ferroca- terario yo mismo, habría respondido, que no tendría caso
rriles, en los conductores de tranvías, encuentra el Joven hacer literatura con algo que lo sea sin mi colaboración.
de Salvador Novo los precursores del Mesías-Chofer”. Por el contrario, Novo gustaba del reto, de hacer literatura
La bicicleta no fue sino un animal de transición, un or- de lo más antiliterario, de lo más arriesgado. Malbarataba
nitorrinco que duró el tiempo que duran las rosas. Se oía su talento, lo echaba por la ventana: cine, radio, publi-
el taf-taf de los Renault y aparecían sobre ellos los pri- cidad, periódicos, tertulia, cartas, chistes, epigramas,
meros chauffeurs, lentos y torpes como sus máquinas. El autobiografía, miles de artículos periodísticos. A finales
chofer no había llegado aún, aunque no tardaría. Nacía, del periodo de Ávila Camacho, sin embargo, cuando go-

10 DIARIO DE CAMPO
zaba ya del poder oficial y de un buen capital, se retiró a fuerte de Novo no era la crítica social… salvo para burlarse
un descanso académico y a una canonjía: el Departamen- con saña del socialismo. ¿Cómo se atrevía a hablar tan bo-
to de Teatro del inba. nito de la horrenda ciudad?
Ahora no quiero hablar de la literatura de Novo, sino Sin embargo, releída ahora, a 50 años de su escritura,
del paso del tiempo, en especial respecto a la Nueva gran- Nueva grandeza mexicana puede sorprendernos desde otro
deza mexicana, su mejor crónica de la ciudad. flanco. El de combatir la obsesión tremendista sobre la ciu-
La leí por primera vez hace 40 años. La fama televisiva dad en que nos hemos enfangado desde hace tres décadas.
de su autor me hizo comprarlo con sentimientos encon- Más allá de todo ribete propagandístico, que los tiene, sur-
trados. Los muchachos con pretensiones culturales suelen gió de una genuina actitud amorosa y de hartas ganas de
ser moralistas y, en efecto, me molestaba el papel corte- vivir con alegría en la ciudad de México. Y eso se nos ha
sano, conformista, adulador del poder y de la riqueza que olvidado en la enorme cantidad de crónicas y novelas ur-
jugaba el cronista de la ciudad. ¡Qué diferente de León Fe- banas contemporáneas. Y en la conversación. Hasta en los
lipe, por entonces mi poeta favorito! pensamientos.
El volumen, sin embargo, me fascinó. Su conocimiento No se trata de negar la catástrofe de su desigualdad
pleno de la ciudad, su variedad (de la fachada del Sagra- social, su explosión demográfica, su especulación inmobi-
rio al futbol, los sándwiches y el danzón), su sentido del liaria, su crecimiento truhán y desordenado, su desgobierno,
humor, su atrevida manera de permitirse inmoralidades e su miseria, su violencia. Desde luego todo ello abunda, en
insolencias de la manera más elegante. Y su amable na- proporciones ciertamente espantables. Pero la vida sigue.
turalidad expresiva. No nos esperará hasta que se nos pase la muina. Y una cul-
Novo tuvo en este libro una inspiración feliz. Lo escri- tura urbana que se estanca en la obsesión de la amargura
bió en unos cuantos días, para ganar un concurso oficial. no es camino de supervivencia. Efraín Huerta nos enseñó
En lugar de ponerse académico o de erigirse en museo, o los cantos de odio a la ciudad. Magnífico… aunque ya los
de urdir revoluciones y experimentos literarios, encontró hemos repetido, cada vez con mayor histeria, durante tres
la solución perfecta: imitar una guía de turistas. o cuatro décadas. ¿No sería hora de asomarnos también a
Tomó el truco de dos libros coloniales: México en 1554, los cantos de amor, de relajo, de buenos ratos, que escri-
de Francisco Cervantes de Salazar (un habitante de la ciu- bió Novo?
dad guía a un amigo forastero por los sitios principales, y Nueva grandeza mexicana, aunque celebra glorias ofi-
conversan) y la Grandeza mexicana de Bernardo de Bal- ciales (¡oh, el imss nuevecito de 1946!), apenas lo hace de
buena (un catálogo encomiástico de asuntos capitalinos). pasada. Celebra más bien los mercados, las fondas y res-
Así, con el pretexto de pasear a un amigo regiomontano, taurantes, las calles, los parques, las viviendas, los cines,
Novo conversa sobre su manera de vivir en la ciudad de los teatros, las cantinas, los edificios, las costumbres, el
México durante unas 80 o 100 páginas. lenguaje regional, los barrios; cómo la gente se come una
El conversador era inmejorable. Pero de nuevo yo torta en Chapultepec o se va de parranda a un cine atibo-
refunfuñaba: ¡cuánta autocomplacencia, cuánto triunfa- rrado o a un cabaret de bailadores entusiastas; cómo se
lismo, cuánta propaganda gubernamental! Aunque fue echa novio o una festejada; cómo la gente soporta la ciu-
escrito y publicado en 1946, antes de Uruchurtu, leído en dad, ya difícil, y le saca a todo el mejor disfrute que puede.
1966 parecía un himno uruchurtiano. Y ya entonces la Una actitud del todo diversa de la mientamadres que
ciudad resultaba invivible: todos los servicios estaban so- solemos tener las 24 horas de los 365 días hacia nuestra
bresaturados; escaseaban el agua, el empleo, la vivienda; ciudad. Novo, así, quien parecía el colmo del conformismo,
el tráfico era infernal; todo se hallaba archirreglamenta- nos invitaba ahora a un cambio mental, emocional. Volvía
do, cuando no prohibido: hasta en el corte del pelo y el a ser, como en su temprana juventud, casi revolucionario.
tipo de ropa nos andaba vigilando, regañando, amenazan- Un aspecto colateral de la escritura de Novo, del que
do el gobierno. no suele hablarse a menudo, es su relación con la cocina.
Es probable que desde la década de 1940, desde siempre, ¿Algún día los melómanos dejarán de desgarrarse las ves-
la ciudad tuviera estos infiernos; a final de cuentas, la mis- tiduras por la traición de Rossini, quien de plano abandonó
ma ciudad que cantaba Novo con tal entusiasmo es la que la ópera por la cocina? ¿Frivolidad, dandismo, contracultu-
Buñuel encontró tan insufrible en Los olvidados, de 1950. El ralismo avant-la-lettre?

EXPEDIENTE 11
Bueno: la cocina ya estaba en Rossini, como en sus tan do”, del Berliner Ensemble de Brecht! ¡Que el teatro culto
gustadas arias jocosas: grandes pasteles melódicos sobre y moderno no fuera a molestar a doña María Izaguirre de
nada (Una voce poco fa), sus ensaladas locas con todo el Ruiz Cortines!
coro (aderezadas con la densa especie de los bajos), que Durante varios años, con enorme dificultad, aun apo-
exageran esa burla de la música dentro de la propia músi- yado por banqueros, secretarios de Estado, millonarios y
ca, iniciada por Mozart con Papageno (La flauta mágica) y el mismísimo regente Uruchurtu, trató de sacar adelante
Leporello (Don Giovanni). En las óperas de Rossini siempre su experimento teatral. No pudo.
está el gordo y feliz cocinero cantando en broma sobre su Debemos convenir en que, si bien no desapareció el
cacerola; digo, cuando no se mete de plano a la cava del talento del humorista en ellas, sus obras de teatro cons-
palacio, como en La Ceneretola. tituyeron lo menos afortunado de Novo (La culta dama,
Salvador Novo no sólo abandonó la literatura, sino Yocasta o casi, A ocho columnas, La guerra de las gordas,
la política, por la cocina. ¿La estufa de gas, los hornos Diálogos, El espejo encantado, El sofá, etcétera). Compar-
y los refrigeradores tienen razones que no comprende la tió con Villaurrutia y con Revueltas este no correspondido
filosofía de los seriesotes? Ciertamente, la cocina ya es- amor por las tablas.
taba en él, en la prodigiosa confección de sus ensayos Como director, aunque llegó a poner de manera tem-
más tempranos, de sus sátiras, de sus anécdotas. Había prana en escena Esperando a Godot, de Beckett, quedó
en Novo, como él mismo lo confiesa, “una voluntad de más como precursor que como fundador de nuestro tea-
ruina” temprana. A cada rato lo abandonaba todo para tro moderno, que prefiere reconocer su arranque definitivo
dedicarse, ahora sí, a la Gran Obra que nunca escribió (su en Poesía en voz alta. (De cualquier manera, “nuestro tea-
magnífica obra dispersa se fue escribiendo, casi en forma tro moderno” no vale gran cosa.) Pero la experiencia de La
involuntaria, en su periodismo, en sus versos satíricos o Capilla no fue vana, porque lo llevó a donde en forma real
sentimentales). En 1946 se hizo construir un estudio en su pero involuntaria quería: a la cocina.
nueva casa de Coyoacán para dedicarse a sus memorias Novo siempre fue un espléndido cocinero, amigo de
(La estatua de sal), que dejó inéditas y probablemente in- cocineros y restauranteros, coleccionista de recetarios y
conclusas. Muchos años antes, añoró escribir una novela de memorias de gourmets. Era su hobby. Y hay hobbies
sobre su juventud, o sobre un día de su juventud en la ciu- tremendos, más apremiantes que las pasiones. Cuando
dad de México. quedó más que claro que, pese a los donativos y a las altas
En 1952, al concluir su tormentosa gestión como direc- influencias, su pequeño teatro resultaba siempre deficita-
tor de teatro de Bellas Artes, que lo enemistó con algunos rio, urdió adosarle un restorán de lujo que lo financiara,
de sus viejos compañeros de los contemporáneos, soñó con también en La Capilla. Ese restorán, más que el teatro, se
independizarse del presupuesto, lanzarse en serio como asentó como un centro famoso de la vida social capitalina
empresario-director teatral independiente y como drama- en la década de 1950.
turgo, y poner un petit thêatre para ricos, La Capilla. Curioso Dejemos las anécdotas. La literatura misma lo confie-
proyecto: un teatro de vanguardia para los banqueros y sus sa. Muy pronto, en los artículos que escribía para la revista
esposas, para los secretarios de Estado y sus esposas, y des- Mañana, que se han editado en el primer tomo, prologa-
de luego para la esposa de Ruiz Cortines y sus filantrópicas do por Antonio Saborit, de La vida en México en el periodo
amigas. (Acaso no sabía entonces que la corte ruizcortinis- presidencial de Adolfo Ruiz Cortines, la cocina empezó a ga-
ta-uruchurtista pasaría a la historia como la más mojigata narle al teatro.
del siglo.) Mientras que las referencias a las puestas en escena,
¿Fue el crítico o el cómplice de La culta dama? En algún a las grillas de los actores y de los sindicatos de utileros
momento nos sobresalta al confesar que la principal carac- y acomodadores, a los espectadores ilustres que asistían
terística de su teatro vanguardista de La Capilla consistía en de incógnito o con gran cortejo a su maternal promoción
no “fastidiar” a las señoronas del establishment con escenas (tan exagerada) de Emilio Carballido y de Sergio Magaña,
“morbosas”. Ah, cuando los caminos de la vanguardia y la etcétera, se volvían reiterativas e insípidas, las páginas de
cultura independiente desembocan en la alta sociedad… ¡Y bravura cocinera se apoderaban del prosista.
esto en la época de Jean-Paul Sartre, de Albert Camus, de Novo sabía escribir magníficamente de cualquier cosa.
Jean Genet, de Tennessee Williams, del “teatro del absur- En La vida en México en el periodo presidencial de Lázaro

12 DIARIO DE CAMPO
Cárdenas tenemos a un analista político de primera mag- Parecía que ya se hubieran servido. Era imposible co-
nitud. En otros tomos admiramos al cronista urbano, al ronar la obra de arte con los pimientos morrones y con
ensayista filológico, al poeta de la modernidad. su espolvoreo de perejil. De un Velasco, aquello se ha-
En este primer tomo de la época ruizcortinista Novo bía convertido en un Orozco.
demostró que podía escribir (¡y cómo se divertía al presen-
tar a las musas con delantal, entre las sartenes y las ollas!) Más adelante (10 de enero de 1953) Novo confía a sus lec-
sobre la cocina: una obra mucho mejor y más variada que tores la verdadera receta del pavo asado. Impartidas las
la que más tarde nos daría en un tomo que prometía mu- instrucciones (limpiarlo, secarlo, rellenarlo y untarlo con
cho y resultó un mero álbum apresurado de recetas y una pasta de mantequilla, harina, sal y pimienta, “co-
pasajes ajenos: la Historia gastronómica de México o Coci- mo cuando las señoras se untan su crema en la noche”,
na mexicana. y ponerlo en el horno precalentado a 450 grados por 10
Exploremos este idilio-con-apocalipsis a que dio lugar minutos), no sólo le gana la musa lírica, sino también la
una paella que preparó para Carmen Toscano, en la casa erótica: tras dejarlo sobre una parrilla en el horno a 350
de Las Lomas, que estaba prevista para el rancho de Oco- grados (una hora por cada dos kilos de peso bruto), “usted
yotepec, si bien aquel día no hubo agua (27 de diciembre retira del horno una delicia dorada, cubierta por un tenue
de 1952): velo de campechana crujiente, y cuando a la mesa lo zaja,
se ve escurrir de lo más íntimo del agradecido animal la más
Se necesitan dos horas y media de trabajo para una deleitosa esencia, el jugo más rico y natural, que ha impreg-
paella, de modo que yo pasé por Concha Sada –que nado su carne y la ha conservado tierna, húmeda y sápida,
fungiría de pinche– a su casa, y nos presentamos a las como no se obtiene por el erróneo procedimiento de ex-
doce en la de los Moreno Sánchez. Que ya nos tenían traerlo por capilaridad cuando por la ambición de conseguir
todo relativamente listo: el aceite, las carnes, los ma- una salsa insípida y sucia, se chorrea con caldo el asado du-
riscos, las verduras, el azafrán, el arroz; y la leña y la rante el proceso”.
paila. Manuel, que evidenciaba un formidable catarro, Los versos tampoco se alejaron de la estufa. Novo
daba órdenes a sus mozos, y sus chicos y chicas “se pretendía haber leído un soneto “anónimo” en favor del
acomedían” a allegar al jardín lo que yo iba pidiendo. menudo en un restorán sonorense de la avenida Álvaro
El primer aceite se nos volvió un incendio, tanto por- Obregón, cerca del cine México.
que los mozos arrimaron demasiada leña, cuanto Me sospecho que el anónimo poeta era el propio Sal-
porque yo suponía que ya estarían listas las costillas vador Novo:
de cerdo cuando vertí el aceite –y apenas iban a des-
congelarlas–. Hubo algún otro y menor tropiezo porque ¡Oh sabroso menudo, te saludo
en la cocina habían amanecido sin gas, y era necesa- en esta alegre y refrescante aurora
rio improvisar braseros y fogatas por otros lados para en que reclamo alimentos, pues es hora
contar con agua caliente y para tostar el azafrán. Pe- en que tú estás cocido y yo estoy crudo!
ro a partir de entonces, todo fue sobre ruedas, como
conviene a los tranvías [Moreno Sánchez había sido di- Manjar tan delicioso, jamás pudo
rector de los tranvías] hasta el momento en que, fiado colocar en su mesa una señora,
en que todo lo que quedaba por hacer era aguardar a con más razón si es dama de Sonora,
que el arroz se cociera en paz y lentitud, asentándose la tierra favorita del menudo.
por sí mismo entre los jugos de las carnes y alcacho-
fas, me trasladé a la cocina a batir la vinagreta para Por eso te distingo y te respeto,
la ensalada. Fue entonces cuando Concha aprovechó por eso te dedico este soneto
mi momentánea ausencia para intervenir en la paella. de tu grato sabor en alabanza.
Juzgó que convenía meter la cuchara en aquella ebu-
llición, y con el lego auxilio de Manuel, revolvió las Canten mis versos frescos y elocuentes
carnes y los mariscos, alteró el orden apacible, estable- en honor de tus cinco componentes:
ció el caos. Cuando volví, el espectáculo era desolador. caldo, pata, maíz, tripas y panza.

EXPEDIENTE 13
Fotografía y modernidad
en México. De precoces y rufianes
Rebeca Monroy Nasr*

Para Anna Ribera y Gaby Pulido, con gratitud.

U na provocación argüida por John Mraz generó una serie de discusiones que hoy es necesario
revisar. Mraz, como investigador y especialista en fotoperiodismo mexicano, y dado el caudal de
publicaciones sobre fotografía surgido como producto de la revisión y replanteamiento del cen-
tenario de la Revolución mexicana, lanzó esta pregunta: “¿Es que acaso la fotografía moderna o
modernizadora (modern photography) se inició en México?” Y a cuenta de qué podemos pensar
nosotros que nuestro país sería el eje rector o fundador de imágenes innovadoras o vanguardis-
tas del siglo xx. Éste es uno de los temas a discutir y argumentar desde la trinchera de la imagen
fotográfica y su análisis puntual.1
El término moderno nos remite a una era de la historia del mundo occidental que para algunos
estudiosos comenzó en el siglo xv, con la caída del feudalismo y el medioevo, y para otros surgió
en el siglo xviii, con el periodo conocido como la Ilustración, que derivó en la explicación del in-
dividuo, la razón, “así como la idea de progreso continuo”. Explica Ignacio Marván (2010: 11-14)
que, sin embargo, la idea de modernización, que viene más al caso con el tema que pretendemos
desarrollar en la fotografía mexicana de la Revolución, “como categoría de análisis histórico de
los procesos de cambio, nos ubica de inmediato en un momento y en un lugar determinado, y está
vinculada a la noción de poner al día o actualizar un determinado estado de cosas con respecto
a cambios o tendencias de reforma que están sucediendo o están presentes en el mundo”. Por su
parte, Luis Villoro (1992: 7-8) considera que la

[…] modernidad tiene muchos sentidos. En todos los tiempos se ha usado para distinguir la
novedad, que irrumpe en la sociedad establecida y anuncia un cambio de la reiteración de las
formas de vida que continúan en el pasado. En ese sentido, las “vanguardias”, las propuestas de
pensamiento suelen calificarse de “modernas” […] cualquiera que sea su contenido. Pero
en otro uso del término por “moderna” entendemos una época de la historia de Occidente
que sucede a la Edad Media, como la forma de vida y de pensamiento propios de esa época.

En el caso que nos ocupa, en cuanto a si la fotografía en México tuvo su propio ritmo de moder-
nización, me atrevo a decir que sí y procuraré mostrarlo en este trabajo; incluso me propongo
*
Dirección de Estudios Históricos, inah (remona@mac.com).
1
Este ensayo surgió como producto de una presentación y discusión realizada en la Universidad de Princeton en
noviembre de 2011, junto con otros especialistas estadounidenses, bajo el nombre Did Modern Photography Begin
in Mexico?, y es el primer acercamiento a un ensayo mayor que se está trabajando y del cual habrá que profundizar
con mayor puntualidad ante lo delicado y audaz del tema.

14 DIARIO DE CAMPO
Fotografía 1 Fotógrafos de prensa en la clausura de la primera Exposición del arte fotográfico Imagen La Semana Ilustrada, diciembre de 1911, Biblioteca
Manuel Orozco y Berra, deh-inah

mostrar que se llegó a modernizar bajo la mirada de los una fuente testimonial para los fotógrafos. Los hubo quienes
fotógrafos de nuestra Revolución. Por ello menciono que abandonaron o se trasladaron de su gabinete fotográfico a la
utilizaré el término general de “modernismo” siguiendo la calle, como fue el caso de Antonio A. Garduño; otros deriva-
idea de que se trata de cambios visuales, iconográficos, con- ron de su experiencia anterior, como Víctor O. León, Agustín
ceptuales y de matriz o factura los que hemos de encontrar, Víctor Casasola, Miguel Casasola y Luis Santamaría.
y que irrumpen como propuestas de renovación desde el La búsqueda en las fuentes hemerográficas originales, así
pensamiento, las formas y el estilo de representación. Ade- como en los archivos y acervos nacionales, ha dado gran-
más, me enfocaré en el ámbito del fotoperiodismo como des frutos para la comprensión de las formas y estilos de
la herramienta de ese cambio y propuesta modernizadora fotografiar en ese periplo mexicano. A su vez, en el marco
del discurso fotográfico en la primera década del siglo xx.2 del centenario de la Revolución mexicana surgieron libros de
Es importante señalar una tesis que he sostenido por valiosa labor que permiten comprender el antes y el después
años, referente a que en el caso de los fotógrafos documen- de la fotografía documental y de prensa de la época.4 Estos
tales (aquellos que fotografían el evento sin una certeza clara textos, aunados a los acervos e imágenes originales, nos han
de la venta o publicación de su material) y los fotoperiodis- permitido asomarnos de manera intertextual a los matices
tas (aquellos con la certeza de publicación, que incluso son de esa historia que por muchos años pareció ser patente de
enviados por la fuente editorial a cubrir el evento), duran- 3
la familia Casasola y que ahora se desvela de otra manera,
te la Revolución mexicana y sus alrededores representaron
2
El retrato, en ese quiebre del siglo y en esos primeros años, no expe- fotoperiodismo. La primera se resguarda en el acervo particular; la se-
rimentó cambios drásticos en su manera de realización, sino fuera del gunda, por lo general, pasa a formar parte del archivo de los periódicos
contexto de los gabinetes o estudios fotográficos, es decir, en el entorno o revistas que los financiaron. La conciencia histórica es capaz de mover
del fotodocumentalismo y fotoperiodismo generado a consecuencia de a ambos intereses en común. Es el resultado inmediato el que lo define.
la propia revuelta armada de 1910. 4
Entre ellos destacan los de John Mraz, Ariel Arnal, Miguel Ángel Beru-
3
En ambos casos la definición se da por el uso social de la imagen, por men, Claudia Canales, Laura González, Alberto del Castillo y Samuel
el concepto original con que fue captada y el uso social primigenio de la Villela, así como ensayos presentados por Daniel Escorza e Ignacio Gu-
imagen, que en un primer momento determina si es fotodocumental o tiérrez en revistas especializadas.

EXPEDIENTE 15
donde podemos descubrir las múltiples facetas de los fotó- ticos, que anunciaba la que sería una de las vetas más sólidas
grafos reporters, sus fuentes de trabajo, así como abrevar en del fotoperiodismo desde ese año y a lo largo del siglo xx. Al
las nuevas actividades que se abrazaron durante esos años. final encontramos otras imágenes que denotan un poco más
Uno de los momentos sintomáticos de esa incipiente mo- de modernidad por su puesta en escena: la primera es una
dernización fue la exposición del Arte fotográfico, realizada de la cámara de Agustín Víctor Casasola, que muestra a un
en 1911, donde por las fotografías que entraron en exhibición caballo en pleno vuelo, al saltar un obstáculo, y en la que se
se percibe que el género fotoperiodístico no mostró su mejor comprende la intención de captar la instantaneidad pese a
rostro (fotografía 1). Allí se asomaron más bien las fotogra- que la fotosensibilidad y la velocidad del obturador en esos
fías de género paisajístico, arquitectónicas, de retratos de años aún se veía muy comprometida. Esta imagen denota
niños disfrazados de mestizos, de saltos de agua, si bien hu- ya el interés por la aprehensión de una realidad cambiante,
bo unas pocas que dejaban ver el otro lado de la moneda, el instantánea y del momento preciso.
cual empezaría a privar en las formas y estilos de fotografiar. El segundo ejemplo es una imagen de las cabezas recor-
Manuel Ramos incluyó el retrato del rural que se asoma tadas de unos caballos, presentada por uno de los fotógrafos
a la ventana, publicado por Revista de Revistas en 1911. Este más tradicionalistas y de cepa clásica, un pintor que en ese
rural presenta signos de otro modo de ver el retrato in situ y momento era el profesor y fotógrafo de la Academia de San
contextualizado; sea posado o no, el encuadre presenta a un Carlos: Antonio A. Garduño mostró esa fotografía que anun-
hombre que mira a la ventana en un primer plano y deja en ciaba ya la estética del fragmento que se concretaría en la
eco visual el segundo plano, con lo que muestra la fuerza de década de 1920 por parte de las vanguardias fotográficas en
los rurales o de la policía federal en plena Revolución. Tam- México, con la presencia de Tina Modotti y Edward Weston
bién se asoma por ahí una imagen de Madero dialogando (1924-1929), pero que en ese momento asomaba un dejo de
con Bernardo Reyes, uno de los pocos retratos de tintes polí- modernidad en ciernes que ningún otro fotógrafo se atrevió
a presentar.
Justamente el fotógrafo Antonio A. Garduño, en la déca-
da de 1930 (es decir, 20 años después), fue el peor detractor
de la fotografía de vanguardia modottiana y westoniana, y
uno de los que con mayor ahínco atacó esas propuestas mo-
dernizadoras, las cuales fueron objeto de sendos premios a
Manuel Álvarez Bravo, Agustín Jiménez y Dolores Álvarez
Bravo (fotografía 2).
Éstos eran los primeros visos de lo que estaba por pre-
sentarse ante la cámara de aquellos fotorreporteros. Una
fuente importante de trabajo consistió en cubrir la presencia
de Madero en plena campaña en 1911, y una de las cobertu-
ras en los diferentes frentes de batalla fue la de su presencia
en Ciudad Juárez. Por ahí, en La Semana Ilustrada, aparece
una fotografía del entonces irredento líder, acostado cerca
de los durmientes del tren, envuelto en un sarape de Saltillo
(fotografía 3).
Se trata de imágenes documentales que empezaron a
aparecer en las revistas ilustradas, algunas al son del porfi-
riato, pero que con los cambios constantes en la contienda
armada fueron dotando de imágenes sobre las diferentes
fuerzas rebeldes, líderes, alzamientos, enfrentamientos,
vencidos y vencedores. Tal es el caso, por ejemplo, de la fo-
tografía de la Decena Trágica, donde observamos el tránsito
Fotografía 2 Tina Modotti retomó los temas populares al igual que su
de la fotografía del gabinete o estudio a la del reportaje o
maestro Edward Weston, como los títeres callejeros. Ya la Revolución
había anunciado algunos de estos temas Imagen Sinafo-inah fotodocumentalismo acendrado.

16 DIARIO DE CAMPO
nacional que se llevaría hasta la posrevolución, y me atrevo
a decir que hasta la fecha, pues hoy en día se sigue haciendo
este evento civilizatorio en todas las escuelas del país. Allí
está la presencia de los jóvenes y niños que, en un acto de
adoración impregnado de nacionalismo, y mostrado bajo el
sino del huertismo, tuvo un seguimiento y control por parte
del Estado nacional en los años posrevolucionarios, que aún
se sigue practicando (fotografía 5).
No obstante, en estas imágenes lo que se asoma es el
tratamiento de la vida cotidiana por parte de los fotógrafos,
editores y reporteros en su andar diario. Así, por ejemplo,
se encuentran las fotografías de “Todo México es soldado”,
donde los niños hijos de los periodistas, de los trabajado-

Fotografía 3 Los antecedentes de la fotografía live europea desarrollada res bancarios, de los del comercio, entre otros, marchan
en la década de 1920 se dio en México desde la revuelta armada. En en domingo como parte del ritual obligatorio impuesto por
esta imagen se ve a Madero envuelto en un sarape de Saltillo, mientras
Victoriano Huerta, al concederles ese día como jornada de des-
descansa cerca de los durmientes del tren Imagen La Semana Ilustrada,
marzo de 1911, Biblioteca Manuel Orozco y Berra, deh-inah canso obligatorio, pero también para marchar (fotografía 6).

Las imágenes de los heridos, de los opositores a Madero,


de los detractores, de los infieles políticos, dieron paso a un
rico mosaico de imágenes que dotaron de ese tránsito ico-
nográfico a la prensa ilustrada de la época. Así apreciamos
desde el retrato hierático, copia de la imagen del estudio en
el contexto propio, como las captadas por Eduardo Melha-
do de las tropas felicistas, de los soldados federales; retratos
magistrales que no obstante conservan el sabor de antaño:
poses rígidas, estereotipadas, con objetos en la mano que
denotan la actividad o el trabajo del personaje, tal cual lo
establecía el ritmo de la fotografía de gabinete.
Una de las imágenes más icónicas al respecto es la de los
detractores de Madero en el interior de La Ciudadela, donde
vemos al general Mondragón y al sobrino de Porfirio Díaz
posando para la posteridad, con la estrategia bélica para el
día siguiente, publicada en una revista de la época, en la que
al parecer Madero hizo caso omiso de ese aviso fiel de la
fotografía emplazada como símbolo de guerra. En ello, en
ese descrédito o incredulidad, llevó su penitencia y murió a
manos de sus detractores (fotografía 4).
Justo en el periodo que le siguió se establecieron una es-
pecie de prolegómenos de lo que se vería con mayor fuerza
durante la posrevolución: la presencia de la vida militarizada
por el presidente y usurpador Victoriano Huerta, bajo cuyo
mando se mostrarían varias improntas de la vida nacio-
nal. Una de ellas fue el uso de la militarización en todos los
sectores sociales, desde las escuelas infantiles hasta la pre-
Fotografía 4 Una fotografía que anunciaba los tiros del día siguiente,
paratoria y algunas escuelas universitarias. Así, la presencia
captada por Eduardo Melhado en el interior de La Ciudadela. Una clara ad-
del juramento a la bandera se convertiría en un emblema vertencia que el presidente Madero no tomó en cuenta Imagen sinafo-inah

EXPEDIENTE 17
Por su parte, la vida de los teatros sufrió su empuje militar:
las actrices se disfrazaron, mudaron sus trajes, y se impuso el
uniforme diseñado por el sastre de Victoriano Huerta, salido
de las filas francesas para convertirse en el traje de moda, ven-
dido incluso por uno de los almacenes de mayor prestigio en
la ciudad de México: El Palacio de Hierro, que se encargó de
llevar a cabo la venta a propios y extraños (desde ese momen-
to todos fueron, ahora sí, “totalmente Palacio” [fotografía 7]).
La vida cotidiana invadió las páginas de las más importantes
revistas hebdomadarias de la época, algo que después se mos-
traría en la fotografía europea de la década de 1920, con las
cámaras de 35 mm, como la de Erich Salomon, mejor conoci-
do como Herr Doktor, que en 1923 usó su Ermanox.
Por otro lado, la presencia de la fotografía que todo lo
documentaba dejó constancia clara de esos momentos en
que la población parecía disfrutar del elogio al dictador. Las
revistas ilustradas mostraban los avances en materia de
tecnología, así como las carreras de coches, las llantas, la
publicidad, las cantantes, a modo de estadio intermedio en-
tre el retrato de estudio, que tuvo continuidad hasta entrado
el siglo xx, pero también de la vida cotidiana en la guerra,
en la mujeres zapatistas, en la cárcel, en los hospitales, al
tiempo que surgían ambos géneros, así como los intentos por

Fotografía 6 Bajo la mirada del dictador Victoriano Huerta, se convirtió


a “Todo México [en] soldado”. Niños, jóvenes y hombres mayores, todos
marcharon al unísono Imagen La Semana Ilustrada, 1913, Biblioteca Ma-
nuel Orozco y Berra, deh-inah

hacer fotos de movimiento en “toros y deportes” y la vida de


los chicos en la calistenia. No obstante, las imágenes estaban
creadas. El imaginario de los fotógrafos que continuaban ace-
chando esa vida cotidiana, la cual iba más allá de los rufianes
o líderes natos, el gusto por el testimonio claro, nítido, sin am-
bages, con encuadres cada vez más atrevidos, con temas poco
usuales en la fotografía de esos años, los llevó, a pesar de que
no contaban con los instrumentos adecuados, a buscar cada
vez más lo espontáneo, lo cotidiano. A la manera de un efecto
catalizador, el testimonio visual era un documento irredento y
presente en la vida cotidiana de la población.
En esa época surgió el uso de los elementos de repe-
tición como textura visual: los sombreros, los rifles, los
trajes campesinos que imprimían su tono de blancura y
contraste con su piel morena, los caballos, el polvo de los

Fotografía 5 La jura de bandera, un evento ejercido desde el porfiriato pueblos, fueron mostrados como texturas que le daban un
como referente de un nacionalismo recalcitrante, se retomó en la vida del sentido rítmico y estético a la imagen.5
huertismo y sobrevivió y se insertó en los procesos de la posrevolución
Imagen La Semana Ilustrada, 1913, Biblioteca Manuel Orozco y Berra, 5
A pesar de la crisis que sufrió la fotografía en 1915 por la escasez de pa-
deh-inah pel y materiales fotográficos, el semillero de imágenes creadas desde el

18 DIARIO DE CAMPO
propio curso a partir de una realidad impuesta ante la lente de
las cámaras, nutriendo el imaginario nacional e internacional
(fotografía 8). El cambio tecnológico en el equipo y los mate-
riales fotográficos producto de la gran guerra se acompañó del
mejoramiento de la tecnología de impresión editorial, lo cual
abrió nuevos derroteros iconográficos para los fotógrafos, que
se decantarían con mayor claridad para la década de 1920.

Bibliografía

La Semana Ilustrada, México, 1911.


Marván Laborde, Ignacio, “Introducción. Revolución mexicana y mo-
dernización: 1908-1932”, en I. Marván Laborde y Clara García
Ayluardo (coords.), La Revolución mexicana, 1908-1932, México,
fce, 2010, pp. 11-14.
Villoro, Luis, El pensamiento moderno. Filosofía del Renacimiento,
México, El Colegio Nacional/fce, 1992, apud Anna Ribera Car-
bó, “Campesinos y obreros en la Revolución mexicana. Entre la
tradición y los afanes modernizadores”, en I. Marván y C. García
Ayluardo (coords.), La Revolución mexicana, 1908-1932, México,
fce, 2010, pp. 15-16.

Fotografía 7 El uniforme militar arrasó la vida civil en sus más recónditos


lugares. Incluso el teatro “militarizó” sus argumentos y obras. Aquí, Tere-
sita Calvó posa caracterizada como teniente coronel Imagen La Semana
Ilustrada, 1913, Biblioteca Manuel Orozco y Berra, deh-inah

Una imagen que constituyó el antecedente visual de lo


que traería la modernidad posrevolucionaria fue la de un
puesto de sombreros: la queja del pie de foto resultaba clara
en cuanto a que mencionaba, primero, que se trataba de una
foto que había circulado en el extranjero, lo cual había dado
pie a pensar que todo México era “sombrerudo”. Así, el ob-
jetivo consistía en defender los signos de urbanidad social.
Sin embargo, también resulta claro que la imagen aludida
fue más bien denotativa de una visión documental que captó
la textura visual, con ritmos marcados por las líneas para-
lelas y circulares que generan los sombreros, en una toma
amplia, para mostrar una imagen acotada por algo cotidiano
en el país, lejos de las lecturas denigrantes o exaltadoras de
nuestra nación y su gente. Lo cierto es que para finales de la
década de 1910 la fotografía mexicana había transformado su

ámbito modernista, de rompimiento de los esquemas más tradiciona- Fotografía 8 Esta imagen recorrió el mundo: en ella atisbamos lo que más
les, de esencias pictorialistas, empezaba a quedar atrás. Las fotografías tarde verían Weston y Modotti como ejemplo de una fotografía estetizante
captadas para los años de 1918, 1919 y posteriores dan cuenta de la de los elementos de arte popular Imagen La Semana Ilustrada, 1913, Bi-
intención de una nueva generación de fotógrafos. blioteca Manuel Orozco y Berra, deh-inah

EXPEDIENTE 19
Catálogo del Fondo Revolución
Mexicana. Entrevistas de historia
oral del Archivo de la Palabra
Laura Espejel*

De esto, de vida –de vidas–,


es de lo que trata este libro.
dolores pla

Entre los proyectos de la Dirección de Estudios Históricos del inah para conmemorar el bi-
centenario de la Independencia y el centenario de la Revolución mexicana presentamos el
proyecto titulado “Catálogo del Fondo Revolución Mexicana: entrevistas de historia oral del
Archivo de la Palabra”. La iniciativa fue de María Esther Jasso, subdirectora de la biblioteca
Manuel Orozco y Berra, que propuso integrar el trabajo almacenado de las historiadoras emé-
ritas y pioneras de la historia oral mexicana Alicia Olivera y Eugenia Meyer. La primera había
publicado, en 1975 y 1976, dos catálogos en los que dio a conocer el material reunido en 75
entrevistas titulado Programa de Historia Oral. Catálogo, mientras que en 1977 Meyer presentó
el Catálogo del Archivo de la Palabra, donde aparecen 140 entrevistas de revolucionarios, rea-
lizadas y trabajadas hasta esa época.
Estas publicaciones no abarcaban el universo de los 328 testimonios grabados entre 1959
y 1976, aproximadamente, con los que se formó este acervo. Cabe señalar que el fondo se
enriqueció con testimonios de investigadores que participaron de manera temporal en el pro-
yecto, como Carmen Nava, o bien profesoras que donaron algunas de sus grabaciones, como
Anita Aguilar y Rosalind Rosoff, por mencionar algunos nombres.
Mientras que las entrevistas de los investigadores del inah anotan los datos del informante,
grado y profesión o trabajo, así como el lugar, la fecha y una clasificación, el proyecto Revo-
lución se clasificó con las siguientes claves: pho/1/(número progresivo de grabación), o bien
pho-z/1/(número progresivo), o bien pho-z/crmg/(número progresivo). Este último número
se usó para las entrevistas realizadas por Carlos Barreto en los centros inah de Morelos y
Guerrero.
En el caso de los entrevistadores que donaron sus trabajos al proyecto, se trata de graba-
ciones libres, en las que a veces no encontramos una entrada con el nombre del informante, el
lugar de la entrevista o la fecha en que se realizó. En la medida de lo posible se tuvo cuidado
para aclarar esta información.
Para conocer el origen del archivo nos remontamos al maestro Wigberto Jiménez Moreno,
quien en 1959 se propuso la creación del Archivo Sonoro de la Revolución Mexicana con un
grupo de estudiantes de antropología que realizaron algunas entrevistas. Por las notas que
escribió Daniel Cazés (1973: 9) en su libro Los revolucionarios, nuestras cosas (1973), encon-
tramos referencias al proyecto:

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (lespejel.deh@inah.gob.mx).

20 DIARIO DE CAMPO
En 1960, el Instituto Nacional de Antropología e His- oficializadas desde hace quién sabe cuánto tiempo les
toria, a través de su Departamento de Investigaciones bastaban para ambas cosas.
Históricas, se propuso crear un Archivo Sonoro de la
Revolución Mexicana que sería una especie de monu- Me resultan interesantes las afirmaciones de Cazés, aun-
mento más o menos vivo al movimiento que dio vida a que no comparto del todo sus interpretaciones. Es más
esa institución. El acervo comenzó a integrarse sobre objetivo, considero, y de mayor relevancia el trabajo del
la base de un cuestionario elaborado por un grupo de historiador Salvador Rueda, en relación con el significado
estudiantes (principalmente por el fallecido Walter Ho- y valor de estas narraciones, donde se muestran los valo-
pe) bajo la dirección del maestro W. Jiménez Moreno. res y sentimientos reflejados en la memoria, el olvido, la
Dicho cuestionario pretendía seguir las líneas de una selección, la construcción, el silencio, el llanto, el trasfon-
teoría hasta ahora, y hasta donde yo sé, no muy bien do político que todos tomaron y procesaron en los años
definida sobre los ciclos en la vida del individuo; se posrevolucionarios, con lo que crearon un discurso de sus
hablaba entonces de algo semejante a una hipótesis de vidas y participación, así como al explicar en la guerra la
trabajo que iba a permitir ubicar acontecimientos cla- construcción de la vida cotidiana (Rueda, 1985). Para el
ves en edades claves de individuos claves, quizá para tema del ejército villista, una muestra es la investigación
llegar a interpretar hechos históricos claves. de Pedro Salmerón (2006) y la importancia que encuentra
en estos testimonios como fuente.
Los tres entrevistadores eran Daniel Cazés, quien reali- En algunos casos las entrevistas son diálogos entre
zó 14; Jaime Alexis Arroyo, que completó 29, y Manuel el entrevistado y el entrevistador. En otros, monólogos del
Arellano Zavaleta, con cuatro testimonios. Se trata de entrevistador, porque resultaba difícil obtener la confian-
entrevistas dirigidas que en ocasiones dan la impresión za del narrador. La intención de este texto es presentar
de que se proporcionaba un temario o cuestionario libre e invitar a la consulta de esta versión del catálogo, don-
previo a la grabación, de modo que cada entrevistado lo de presentamos, por medio de 328 resúmenes, las voces de
ajustaba a sus deseos e interpretación personal de su par- los protagonistas, su narración, algunas expresiones
ticipación y las convicciones que fue adquiriendo en su y valores que daban a su relato, e índices (onomástico,
vida posterior. geográfico y glosario), así como algunas imágenes de los
Las grabaciones se realizaron entre 1959 y 1961. En narradores (la información se encuentra reunida y mostra-
su mayoría, los testimonios se recabaron entre oficiales y da en una plataforma contenida en un disco).
personajes que ocuparon cargos políticos, o que escribie- Se trata de un reflejo de lo que ha significado el trabajo
ron algún libro sobre el tema. Por eso, de las afirmaciones colectivo, desde 1968, de ambas historiadoras, Alicia Oli-
de Cazés (ibidem: 10) en las seis entrevistas que seleccionó vera y Eugenia Meyer, pioneras en formar el Archivo de la
y editó para integrar su libro tomamos estas reflexiones: Palabra. La asesoría del doctor Friedrich Katz, sus intere-
santes preguntas y sugerencias, resultaron fundamentales
[…] a quienes entrevisté (unos veinte, provenientes de y apuntalaron las enseñanzas que recibimos de ellas.
diferentes estratos, niveles jerárquicos y tendencias), Las dos investigadoras le dieron un giro de 180 grados
nunca se prestaron a responder a las preguntas concretas a la búsqueda de informantes interesadas en dar también
del cuestionario, pues lo que deseaban era aprovechar la la oportunidad de expresarse, al enfocarse en los ejérci-
ocasión de verse ante un micrófono y una grabadora para tos populares, el villista y zapatista fundamentalmente, y
relatar los hechos que ellos consideraban los más impor- buscar a la “tropa”: a los soldados, a los adolescentes, a
tantes de sus vidas como ellos los veían, y para dar cauce a los jóvenes y niños de esa época; hombres y mujeres que
sus pasiones faccionales en monólogos polémicos. Otro con sus experiencias de vida se forjaron en una Revolución
obstáculo, quizás el más importante para hallar lo que de la cual resultaron más bien perdedores que ganadores,
personalmente buscaba yo en ese entonces, fue la inca- en el sentido de que abandonaron a sus familias y pueblos
pacidad casi unánime de los veteranos para definir la calidad de origen, esperanzados y en busca de un cambio social,
revolucionaria de los movimientos en que participaron, así político y económico, si bien en ocasiones regresaron al
como para expresar con claridad qué fue lo que los llevó mismo sendero. Las redes establecidas para la localización
a hacer una revolución; las frases hechas más o menos de los entrevistados fueron la Unificación Nacional de Vete-

EXPEDIENTE 21
ranos, el Frente Zapatista y la Confederación de Veteranos. El parteaguas fue la Decena Trágica, que desembo-
En realidad, la recomendación y el acercamiento a través có en los asesinatos de los hermanos Madero y de Pino
de ellos mismos o bien de familiares y vecinos de la misma Suárez, así como del capitán Adolfo Bassó y cientos de
localidad constituyeron la mejor oportunidad para conver- civiles, hombres y mujeres, niños y ancianos, alcanzados
sar con ellos. por balas perdidas al salir de Catedral o en el centro de la
Aunque el objetivo era obtener testimonios de los ejér- ciudad, además de otros actores del pueblo, como los cu-
citos populares, estos combatientes no son exclusividad riosos. El malestar se desarrolló con más fuerza y eso llevó
del fondo, pues encontramos también las voces de solda- a integrarse a miles de jóvenes. Un motivo fue el drama
dos, oficiales y generales del ejército federal, carrancista y vivido en el Zócalo de la ciudad; otro, la temida leva. Las
arenista, así como de las mujeres trabajadoras que fueron circunstancias personales y colectivas marcaron sus vi-
militantes de la Casa del Obrero Mundial, y también de uno das. En un mismo individuo encontramos cómo ingresó al
que otro cantero, guiados por la lucha de aquella institu- ejército zapatista y pasó por el arenismo; después, la leva
ción y de los actores que los representaban, cuyo objetivo se lo llevó con los carrancistas, para enviarlo al norte a pe-
era la justicia social. Hay asimismo un pequeño eco de las lear contra los villistas, y en el campo de batalla el azar lo
mujeres conocidas como “pacíficas”, quienes apoyaron y condujo a defeccionar y unirse al villismo (pho-z/1/37). No
aportaron alimentos, representaron el sostén de la familia escaparon en estos ejércitos los voluntarios del ejército fe-
y de los hombres en armas, y en algunos casos se convir- deral o carrancista, hombres en conflicto con sus vecinos
tieron en esposas de los revolucionarios. Ellas hablan de la de los pueblos aledaños que decidieron convertirse en la
lucha día tras día por sobrevivir, de su mirada respecto al avanzada de aquellas fuerzas como conocedores del terre-
movimiento, el ejército popular y sus maridos, cuyos balan- no. También hay una muestra pequeña y significativa de
ces resultan valiosos. los trabajadores del real de la hacienda, los hijos de esta
Los “pacíficos” pueden ser hombres o mujeres cuya institución, protegidos por ella y denominados popular-
rebeldía no se expresaba con un fusil, sino mediante la sal- mente como “realengos”, quienes sufrieron y atestiguaron
vación de la familia y la comunidad al refugiarse en cuevas la Revolución.
y barrancas. Otro grupo era el los ferrocarrileros, quienes de
igual modo tuvieron presencia en las diferentes facciones Recuerdo que…
que se formaron. De este gremio encontramos vivencias
muy ricas. En alguno de ellos las historias de vida se an- En algunos casos encontramos, en las charlas de los ve-
tojan las de aventureros, en particular la del ferrocarrilero teranos, un abanico, arcoíris o polifonía respecto a los
Manuel Sosa Pavón. motivos de incorporación. En su mayoría, la decisión de
Cabe señalar cómo se destaca en los resúmenes la unirse a tal o cual grupo y defender una causa revolu-
existencia de individuos que fueron tomando y forjando cionaria se debió a una carga variopinta de agravios: por
su participación como maderistas, para luego incorporar- parte de las autoridades civiles, militares, del clero, de los
se al zapatismo o a alguna otra facción revolucionaria o hacendados y sus administradores o capataces, de em-
conservadora. Se percibe un arcoíris de posiciones y parti- presarios o jefes. Despojos y maltrato fueron el común
cipaciones en la Revolución. El descontento social, aunado denominador y el motor para sentir simpatía por la guerra.
a la temida leva, fortalecida por Victoriano Huerta y sus También está presente la defensa de los bienes familia-
oficiales, así como la quema de hogares campesinos, ali- res, como un caballo y el ganado, entre otros. No escapan
mentaron el ambiente en busca de identidad. Así, el 28 de los casos de aquellos que siguieron al amigo, al paisano,
noviembre de 1911 se firmaba el Plan de Ayala, que consti- o que sintieron que la bola era una fiesta. Aunque no se
tuyó el plan fundacional del zapatismo. En los testimonios tenga muy clara la idea sobre el motivo de incorporación
orales y algunas crónicas se hablaba ya fuera a través del en la guerra, esto se va entendiendo hasta llegar a motivos
rumor, el chisme o la confidencia sobre el malestar colecti- más íntimos, como la familia, el maltrato y el abandono
vo hacia la política de Madero, quien no había dado gusto a por los padres o tutores. Muchos fueron hijos o muchachos
nadie, por lo que se vivía un ambiente cada vez más cerca- en estado de orfandad que con el grupo de rebeldes de la
no al estilo de Crónica de una muerte anunciada de Gabriel misma edad encontraron la protección o el cobijo del com-
García Márquez. pañerismo, o bien, algún jefe reconocía el talento y el valor

22 DIARIO DE CAMPO
de tal o cual joven alzado en armas. La defensa de un plan atendiendo a la experiencia y las líneas de trabajo del ar-
revolucionario o ideología fue para muchos la alusión a un chivo asentadas por las fundadoras del archivo.
concepto, a algo abstracto, sin que con esto se menospre- También se consignaron los nombres de jefes y sol-
cie a tan aguerridos rebeldes. dados no mencionados en los libros ni en los catálogos,
Encontramos asimismo a individuos con una clara idea así como los apodos, desde el Nácar hasta Fierritos (no el
sobre la ideología que tanto se buscaba en la década de jefe villista), o bien el Oso y el Comeburros, además de los
1970, en libros clásicos como el de Arnaldo Córdoba (La que respondían a algún detalle físico, actitud, hecho o al
ideología de la Revolución Mexicana), o bien en textos que encargo de una comisión. Por ejemplo, el general Rubio
analizaban a la Revolución con enfoques marxistas (donde Navarrete le encomendó al capitán primero Rafael Romero
se encuadraría el texto de Cazés), los cuales polemizaban López recoger los fusiles Rexel: de ahí que se le quedara
mucho acerca de la lucha de clases, si bien en algunos ca- el sobrenombre del Rexel. O bien, la expresión de una de
sos los académicos no entendieron el lenguaje ni el sentir las esposas del general Eufemio Zapata, la Princesa Her-
de un campesino o un obrero. mosa, denotaba una concepción de la vida que había que
En aquellos años hubo un temario que guiaba y pro- rescatar.
porcionaba un hilo conductor a la entrevista, con temas Al revisar los índices, caímos en la cuenta de que
que giraban alrededor de la vida del individuo; éste era faltaba integrar a los resúmenes y a los índices algunos
libre, acorde con la pericia y el dominio del periodo estu- temas, giros idiomáticos, localismos. Después de traba-
diado y la sensibilidad para establecer un diálogo, a modo jar con Marcela Cobos, tomamos la decisión de revisar y
de acercarse con oído de escucha por parte de los entre- cotejar los resúmenes de los tres catálogos publicados y
vistadores, así como la empatía que se despertara en los la necesidad de elaborar nuevos resúmenes para unifor-
narradores. No se trataba de ir a la caza de informantes mar los contenidos, ya que con esta última experiencia
“académicos” ni de establecer un duelo con ellos acerca de pensábamos que debíamos hacer un esfuerzo colectivo
quién conocía más sobre los caudillos, las batallas en que con los jóvenes transcriptores y analistas para escuchar
habían tomado parte o qué tantos planes políticos cono- a los narradores, al liberarlos del temario, cuestionario o
cían o si su conciencia histórica se hallaba impregnada de las preguntas, para en cambio aguzar el oído y sentir lo
una ideología que los hubiera llevado a tomar el máuser, que intentaban decir abiertamente o a veces tratando de
sus treinta-treinta, el machete o el caballo. En estos tes- defender una posición. En otras intentamos recuperar lo
timonios se privilegió a la historia personal ligada con la dicho en susurros, que el entrevistado confesaba en voz
historia de la Revolución. baja al entrevistador con temor y vergüenza. Por ejemplo,
Cabe señalar que en la primera etapa del proyecto la el capitán segundo Enrique Nava, originario del Ajusco,
mayor parte de los informantes eran políticos o generales campesino y obrero en la construcción del ferrocarril, al
revolucionarios de alto rango, lo cual en esos años aún conversar con Alicia Olivera sobre las actitudes de cruel-
los llevó a externar opiniones oficiales, muy acartonadas, dad de los ejércitos federal o carrancista hacia los pueblos
si bien en sus experiencias se lee entre líneas el sentir de y los rebeldes habló con soltura, pero en el momento en
un pasado glorioso. que le vino a la mente una escena personal de violencia
del zapatismo, farfulló entre dientes su confesión:
Atisbos al fondo
Yo no me quería… Este… A que, a que me anotaran
En esta última etapa del proyecto, en la que se trató de o a ver que… Porque un día, a las cinco de la… A las
organizar y se digitalizaron las entrevistas (se pasaron del cinco, a las cuatro de la mañana, les dimos un asalto
formato de cinta de carrete a otra plataforma), además de allí, en el cerro ése, que le dicen el cerro del Molinillo.
que se transcribieron las entrevistas de los testimonios za- Aguantamos todos los… Creo eran como 30 hombres,
patistas, nos propusimos, junto con María Esther, elaborar 30 soldados, con sus señoras, acostados, durmiendo;
el catálogo integrador de esta experiencia de trabajo con ‘taba el centinela; el centinela no nos sirvió pa’ nada,
el objetivo de dejar una herramienta de difusión para la y los rodeamos, los sitiamos donde estaban ellos, y ¡ay
consulta y el trabajo de investigadores u otros usuarios. carambas, hasta me dio lástima! Los avanzamos todos,
Al principio se trató de respetar los resúmenes publicados, los 30 hombres. Les digo: “A ver, fórmense ái”. ¡Aah!,

EXPEDIENTE 23
y nosotros traíamos la ametralladora, yo y mi compa- En 1912 otra acción de Madero que incomodó al ejército y,
ñero, mi jefe, Benito Eslava. Que les den la forma. “Tra en particular, a oficiales como el capitán Romero consis-
tra tra tra tra”, dice Valentín [Reyes]: “¡Fórmense!” Y tió en que ascendió a los derrotados del general González
dice una señora: “Ay, señor, no nos mate, nos vamos Salas, mientras que a los oficiales que recuperaron el es-
a ir con ustedes”. Dice: “No necesitamos”, decía Julián tado de Chihuahua no se les dio este reconocimiento. Tal
Gallegos, el general, “no necesitamos, fórmense”. Y ahí actitud de Madero causó malestar, lo cual se sumaría a la
van las señoras muy buenas, gua-guapas las señoras; lista de inconformidades. La relevancia de este testimonio
las formábamos así, a un lado: “Fórmense ái, señoras”. se debe a que el protagonista pertenecía al ejército federal,
Sí, lloraban las señoras que no les mataran a sus mari- y si bien asume que como oficiales nutrieron y organizaron
dos. Pues dice mi jefe: “Póngale la ametralladora”. Puse el golpe de Estado (la conspiración contra Madero) junto a
las patas de la ametralladora. “Tra tra tra tra tra tra”: los generales Mondragón y Félix Díaz, se deslindó respecto
todos los matamos ahí, como a 30 hombres. ¡Ay, ca- a la ambición de Victoriano Huerta y Aureliano Blanquet.
ramba! (pho-z/1/83). Habló de la idea que él y sus compañeros tenían de ini-
ciar el llamado Cuartelazo el 5 de febrero, aprovechando la
Entre 1972 y 1976, en el ejército de viejos revolucionarios las ceremonia en el Hemiciclo a Juárez. Su voz hace eco con
edades eran de entre 65 y 100 años. Pocos tenían 80. Para el otro personaje que destacó por el cargo oficial del padre,
caso de los zapatistas, en su mayoría se trataba de analfabe- el general de división Manuel M. Velázquez, subsecretario
tas, que en algunos casos aprendieron a dibujar su nombre de Guerra.
para plasmarlo en algún escrito. Otros, que llegaron a ser Este personaje fue Víctor Velázquez, capitán de caba-
jefes, o sus secretarios que sí conocieron la escritura, les llería y abogado, vinculado más al grupo de élite militar
enseñaron las letras, de modo que pudieran escribir al jefe cercano (por su padre) al general Porfirio Díaz y al sobrino
Zapata o al cuartel general. Respecto a los villistas, a quie- del mandatario, Félix Díaz, así como a Manuel Mondragón,
nes de primera impresión, por la lectura de sus resúmenes, Bernardo Reyes y los políticos del momento. Víctor recibió
identifico como de una posición social media o trabajado- una formación en el extranjero que le permitió moverse en
res, algunos sí fueron a la escuela. Muy pocos describen su un ambiente diferente al de sus compañeros del colegio;
nivel escolar, la fortuna de contar con una biblioteca de sus al igual que su padre y los generales y oficiales conspira-
padres y de haberse acercado a la lectura de escritores mexi- dores, en su versión reflexiona que no esperaban llegar
canos, franceses o rusos. al sitio estratégico del Cuartelazo, lo que Antonio Saborit
En el fondo hay un grupo de revolucionarios muy inte- y Rebeca Monroy analizaron en el libro La Ciudadela de
resante del ejército federal, los cuales sintieron lealtad y Fuego. A ochenta años. Algunas imágenes que conocemos
orgullo por su pertenecía e identidad, como fue el caso del de esos sucesos son del fotógrafo Gerónimo Hernández.
general Rafael Romero, que estudió en el Colegio Militar En esta polifonía de voces hombres y mujeres reflexio-
y narró: nan y valoran sobre su vivencia personal, que confrontan
con las de otros. En los zapatistas encontramos ecos y
En la campaña contra Orozco, Emilio Madero se hizo lugares comunes en cuanto a mitos como el de la muerte
amigo mío e iba a mi tienda de campaña o a mi carro de Zapata y el despojo de las tierras al padre de Zapata
de ferrocarril a charlar conmigo y me decía: “Yo vengo a por parte del hacendado del hospital; también hacen re-
visitarlo a usted porque es uno de los pocos que no me ferencias sobre el origen de los empleados, trabajadores,
adula” […] Le dije: “Mire, ahora estamos en campaña, su capitanes, guardacañas o capataces, que eran españoles
hermano no pierde oportunidad de insultarnos, diciendo (gachupines, en el lenguaje popular), al igual que el hacen-
de nosotros, del ejército federal: ‘¡Detesto a las bayone- dado; hay asimismo un reconocimiento colectivo al papel
tas que apoyaron al pasado régimen’ casi en todos sus de las mujeres como revolucionarias y guerrilleras: se da
discursos . Ahorita, como le digo, estando en campaña, valor a sus actos y no al mito de la mujer revolucionaria
no vamos a dar cuenta de ello, pero cuando esto termi- del norte. Lo valioso de todos ellos no es la historia for-
ne, cuando derrotemos a Orozco, nosotros nada más mal que narran sobre la Revolución, sino la riqueza de
vamos a quitar esas bayonetas que detesta y automáti- las vidas personales, colectivas, con que se construyó la
camente caen” (pho/1/59: 35). narración.

24 DIARIO DE CAMPO
La valentía de los hombres, lo aguerrido en los combates Por último, y si el recuerdo está amasado con olvidos
y en la captura de los enemigos, fue lo que los avaló para y silencios y se mueve por los senderos de un instan-
gozar del reconocimiento colectivo y el grado militar. te detenido a perpetuidad, la memoria oral sólo sería
En los resúmenes del catálogo se reflejarán las cam- parte de un entramado mayor, el del juego imprevisi-
pañas relevantes tanto de un bando como del otro; en la ble entre la constancia y el azar, el del ir y venir entre
escucha de las narraciones encontramos que lo más impor- la premeditación y lo inesperado. La trascripción, la
tante no fue sólo el parte militar o la recreación de la guerra edición, pero sobre todo el análisis de la ruptura que
y las campañas. Se habla de ellas, pero es sólo una parte presuponen los testimonios enfrentados a otras fuentes
de la narración. vendría a ser el sentido de una historia que como tal no
En la revista Historias 75. Historia de las conmemoracio- es solamente un relato (o una simple “secuencia tex-
nes, resulta revelador el texto de François Xavier Guerra, tual”, como muchos creen), ni una escritura ni mucho
titulado “Memorias en proceso, América Latina, siglos xvi menos una conmemoración, sino más bien el encuen-
al xx”. Me interesaron algunos párrafos por ser significa- tro entre lo social y el tiempo, la convicción de que la
tivos para este ensayo. Pienso que los conceptos en que historia lo que intenta mostrar es la transformación de
reflexiona y problematiza Guerra pueden tener un referente las sociedades: precisamente esos desencuentros en-
en nuestro catálogo de la Revolución. tre el hoy y el ayer que sazonan las buenas historias,
Por ejemplo, en cuanto al significado de la memoria, que son las mejor narradas sin dejar de ser las más
la naturaleza de esta fuente resulta distinta al enfoque de complejas.
Daniel Cazés:
Bibliografía
En efecto, los recuerdos personales –la memoria pro-
piamente dicha– nunca son completos ni neutros. Son Catálogo del Archivo de la Palabra, núm. 1, México, inah-sep, 1977.
siempre fragmentos del pasado, el resultado no sólo de Cazés, Daniel, Los revolucionarios, nuestras cosas, México, Grijal-
la limitación física de la memoria humana, sino tam- bo, 1973.
bién de las elecciones conscientes o inconscientes, Meyer, Eugenia y Alicia Olivera de Bonfil, “La historia oral. Origen,
efectuadas en función de lo que consideramos parti- metodología, historia y perspectivas”, en Historia Mexicana,
cularmente significativo para nuestra vida, para la de vol. XXI, núm. 82, octubre-diciembre de 1971, pp. 372-387.
nuestros prójimos o la del grupo o los grupos de los Pla, Dolores, El aroma del recuerdo. Narraciones de españoles re-
que formamos parte. publicanos refugiados en México, México, Plaza y Valdés/
Hablar de la elección y de significación implica que la inah-Conaculta, 2003.
memoria personal, la más personal de las memorias, ya Programa de Historia Oral. Catálogo 1, México, Museo Nacional de
es una reconstrucción del pasado que es a la vez indivi- Historia-inah, 1975.
dual y social. Individual, en lo que tiene de más íntima, Programa de Historia Oral. Catálogo 1974-1975, México, Museo Na-
pero siempre social, no sólo porque se refiere en buena cional de Historia-inah, 1976.
parte a nuestras relaciones con los otros y los grupos Rueda Smithers, Salvador, “Oposición y subversión: testimonios
a los que pertenecemos, sino también porque depende zapatistas”, en Historias, núm. 3, enero-marzo de 1983, pp.
de los códigos y de las referencias culturales de esos 3-32.
grupos: de sus valores, de sus imaginarios, de lo que _____, “La dinámica interna del zapatismo. Consideraciones para
piensan que es su identidad y su pasado. el estudio de la cotidianidad campesina en el área zapatista”,
en Horacio Crespo (coord.), Morelos, cinco siglos de historia re-
Termino reparando en el esfuerzo colectivo del equipo del gional, México, Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en
que he hablado, que ha trabajado de manera ardua para México-Universidad Autónoma del Estado de Morelos, 1985,
dar a conocer la totalidad del archivo como fuente, al mos- pp. 225-249.
trar el rico material que contienen algunos expedientes: Saborit, Antonio y Rebeca Monroy, La Ciudadela de fuego. A ochen-
documentos personales, fotografías, poemas, corridos. ta años de la Decena Trágica, México, Conaculta, 2003.
Concluyo, pues, con una reflexión de otro profesor en Salmerón, Pedro, La División del Norte. La tierra de los hombres y la
la materia, Antonio García de León: historia de un ejército del pueblo, México, Planeta, 2006.

EXPEDIENTE 25
Buscando/saboteando
los premios internacionales.
Nazarín vs. La cucaracha
en el XII Festival de Cannes
Julia Tuñón*

E l campo de la cultura es siempre de tensiones entre ideas de diverso orden, que contienden por
el dominio o la hegemonía. En las discusiones se ventilan proyectos para los seres humanos y
se construye una mirada sobre el mundo. En la controversia suscitada entre los grupos que ma-
nejaban el cine en México y el premio al que éstos deseaban acceder en Francia, a mediados de
siglo xx, vemos los conceptos de dos conjuntos de mandones, pero de sociedades diferentes, y
en el debate se expresa lo que se pretendía de la cultura y del cine como una de sus manifesta-
ciones medulares. En la anécdota calibramos el pensamiento de quienes toman las decisiones
respecto al séptimo arte en México, el cual discrepa de manera sustancial del de las élites del
pensamiento fílmico tanto en México como en Europa.
El asunto de este trabajo gira en torno a la elección del filme que representaría a México
en el XII Festival Internacional de Cine en Cannes, en 1959, cuyos protagonistas fueron los
miembros de la industria fílmica, consolidada en México en un grupo cerrado, frente a aqué-
llos pertenecientes a las vanguardias, tanto en México como entre los organizadores franceses
de ese festival, perfilado desde entonces como un mediador para construir el sentido del cine
culto a escala mundial.
En el XII Festival Internacional de Cine de Cannes, en 1959, por parte de México se pre-
sentaron a concurso Nazarín1 y La cucaracha.2 La inclusión de la primera fue saboteada desde
México y sólo se proyectó gracias a los manejos oblicuos de los protagonistas y a la decisión de
los organizadores, tomada fuera de la norma respecto a que la selección de filmes a concurso
se realizaba en el país de origen.
Ese año el jurado se conformó por personalidades de gran envergadura, cuyas decisiones
serían, por lo tanto, de especial relevancia. La Palma de Oro se otorgó a Orfeo negro (dirigida
por Marcel Camus, Francia, 1959). El Premio Especial del Jurado fue para el búlgaro Konrad
Wolf por La estrella de David, el Premio a la Mise en Scène correspondió a François Truffaut
por Los cuatrocientos golpes, y el Prix International lo recibió Nazarín, con la nota de que,

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (jtunon.deh@inah.gob.mx).
1
Director Luis Buñuel, productor Manuel Barbachano Ponce, argumento basado en la novela de Benito Pérez Gal-
dós, adaptación de Julio Alejandro y Luis Buñuel, fotografía de Gabriel Figueroa, escenografía de Edward Fitzgerald,
edición de Carlos Savage, con las actuaciones de Francisco Rabal, Marga López, Rita Macedo, Ignacio López Tarso
y Ofelia Guilmain, México, 1959. (García Riera, 1992-1997: vol. X, p. 246).
2
Director Ismael Rodríguez, productor Películas Rodríguez, productor ejecutivo José Bolaños, argumento de José Bo-
laños e Ismael Rodríguez, fotografía de Gabriel Figueroa, música de Raúl Lavista, escenografía de Edward Fitzgerald,
vestuario de Armando Valdés Peza, con las actuaciones de María Félix, Dolores del Río, Emilio Fernández, Pedro
Armendáriz e Ignacio López Tarso, México, 1958 (ibidem: p. 286).

26 DIARIO DE CAMPO
“en accordant ce prix, le Jury rend hommage à son auteur, la cuestionaba, se le calificaba de “denigrante”. El recurso
Luis Buñuel pour l’ensemble d’une oeuvre où il n’a cessé del cine institucional mexicano consistió en presentar ta-
d’affirmer l’audace et la puissance de son inspiration”. Sin 3
les problemas (algo necesario para lograr la identificación
embargo, lo que resulta relevante para nuestro propósito de las audiencias) de manera oblicua, al acompañar la tra-
ocurrió de manera esencial en los meses previos, durante ma más que sostenerla, y al azucararla con las lágrimas
la discusión, a ratos soterrada y a ratos vociferada, susci- moralizadoras del melodrama. De esta manera taimada se
tada ante la selección del filme a concurso. aceptaba lo inaceptable.4
Desde el premio recibido por María Candelaria en Can-
La anécdota nes, la industria mexicana atendía, aparte de los diversos
públicos de cine de género, a otro tipo de audiencia. Así se
A mediados de la centuria pasada la industria fílmica mexi- empezaron a realizar películas que podríamos denominar
cana buscó el acceso a las pantallas del mundo por la puerta de “cine culto”, el cual resultaba susceptible de mostrar-
grande de los premios en los festivales internacionales, en se en los festivales para ganar premios.5 Sin embargo,
particular el Festival Internacional de Cine de Cannes, que incluso el cine “de calidad” había optado por la política
era el más famoso. El prestigio que éste otorgaba ya había cosmética en que la pobreza muestra su encanto, con lo
sido experimentado con María Candelaria (dirigida por Emi- que se cumplía una función de exotismo para el extranje-
lio Fernández, México, 1944) en la ocasión de su reapertura ro, probada con eficiencia desde que Serguéi M. Eisenstein
en 1946, tras la Segunda Guerra Mundial (Tuñón, 2009: 81- se deslumbró con México y construyó una hermosa ima-
97). Los premios y las coproducciones se habían convertido gen de país, al bandear entre la ferocidad y la inocencia.6
en puertas de salida para la endémica crisis de la industria, Emilio Fernández fue su seguidor más emblemático.
si bien no existía una conciencia clara respecto a cómo ob- Cuando Luis Buñuel realizó Los olvidados (1950), la
tenerlos. El tema se relacionaba con la cultura fílmica al película se convirtió en el detonador de una conciencia
uso, que no dialogaba con la que se estaba conformando, incómoda: la de que, parafraseándolo, “no vivimos en el
dictada en gran medida por la crítica y los teóricos france- mejor de los mundos” (Fuentes, 1976: 25-26). De manera
ses, aunque fue también vivida en México, pues ciertamente simultánea al escándalo, este director aragonés abrió la
existía un grupo informado que intentaba cambiar el orden puerta anhelada a una cultura fílmica europea que él sí supo
de las cosas respecto al cine. entender y que marchaba por rutas incógnitas para quienes
La industria fílmica mexicana era muy rígida, con las dirigían la fábrica de sueños en México.7
puertas cerradas para los nuevos directores, y al mismo La crisis del cine mexicano en esos años era ya un lu-
tiempo aspiraba a obtener premios internacionales que, gar común. La televisión la había incrementado, y el uso
según se pensaba, conducirían al éxito comercial de sus del color no solucionaba las cosas como se esperaba. De
películas. Pese a esta intención, insistieron en no renovar ahí que la idea de ganar premios resultara primordial, pues
a profundidad los temas y conceptos de un cine que tan- abría los mercados mundiales. ¿Pero cómo obtenerlos? La
to éxito económico les había procurado, así como en las imagen fílmica para el exterior, inspirada en Eisenstein, ya
formas de solución de los conflictos, que solían partir de no impresionaba a los extranjeros y ahora se exploraban
la suposición de que toda sociedad era corrupta y todo el
4
Entiendo por cine institucional a aquel con una forma de representa-
mundo, sobornable.
ción y narrativa propia, que cuenta con códigos y convenciones tanto
Uno de los problemas medulares del cine mexicano era en las formas como en los contenidos, los cuales construyen un estilo
fílmico dominante, entendido y aceptado por los espectadores.
el disimulo de la pobreza y las injusticias sociales, además 5
No se confunda con “cine de culto”. El cine culto se construye con
de sus consecuencias y la negación de problemas humanos los parangones de calidad y una estética dictados por los festivales in-
que transgredirían el orden ético dominante, que se quería ternacionales, con base en la crítica especializada, y no en modelos
comerciales ni derivados de las propias industrias nacionales, que cons-
establecido a perpetuidad. Esta característica resultaba ha- truye el gusto particular de una minoría. Implica un concepto del cine
bitual en la política cultural de esos años. Si alguna película como un campo autónomo del arte que sólo es juzgable a partir de los
códigos de comprensión diseñados por esta misma disciplina.
6
Con el intento de ¡Que viva México!, realizado entre 1930 y 1932.
3
Biblioteque du Film-Cinemateque Francaise (Bi Fi), París, fondo fif-a 7
Los olvidados recibió en Cannes el premio de la Mise en Scène (direc-
(Festival International du Film de Cannes- Administration), núm. 581, ción) y Buñuel, el de fipresci, por el conjunto de su obra. En México, tras
caja 100, carpeta 3/3. 23/09/1958-08/06/1959 (en adelante se simplifi- una exhibición de pocos días, rodeada del escándalo, recibió 11 de los
carán las citas tomadas de este acervo como fif-a). 18 Arieles que se repartieron en 1952.

EXPEDIENTE 27
minante para elaborar un juicio, de manera que el carácter
comercial o de entretenimiento quedaba fuera del código
de visibilidad.
De ahí que el Festival de Cannes fuera exigente con la
calidad de los filmes presentados a concurso. Por supuesto
que este proyecto fílmico no era el único del cine francés,
pero sí se convertía en forma acelerada en el hegemónico
para los grupos que se querían cultos. El Festival de Cannes
era ya su jurado simbólico, que dictaba los parangones de
calidad desde las modalidades internas del cine, con su pro-
pio lenguaje, y no a partir de las culturas específicas cuyas
historias se contaban en imágenes. Como mediador cultural
éste determinaba el valor artístico del cine.
En la prensa mexicana las noticias empezaron pron-
to, y la manipulación también. Participaron casi todos los
vetas más alegres y coloridas, con mayor movimiento y ac- medios: Cine Mexicano, Cinema Reporter, El Universal, Ex-
ción, tomadas del modelo hollywoodense y aprovechando célsior, Esto, y de manera excepcional Cine Mundial. Un
las bellezas naturales del país, a fin de secundar los inten- Diario Diferente, dirigido por Octavio Alba, tomó un papel
tos gubernamentales de atraer turismo al país. ¿Sería ésa la beligerante y defensor de Nazarín, a todas luces relevante
llave del éxito? y digno de atención. Por su parte, Cine Mundial destacó
Por otro lado, en Francia el tema del cine era ya una en esta controversia como una revista de vanguardia que
prioridad, pues la calidad peculiar de gran parte de su intentaba construir una crítica fílmica “culta”.
producción era una seña de su identidad, parte de la cons- La cucaracha fue una película armada desde y con un
trucción imaginaria de su vida cultural, en particular durante propósito comercial, filmada a colores y con las estrellas
la posguerra, cuando resultó necesario superar la sospecha más destacadas del cine mexicano, mientras que Nazarín,
de colaboracionismo con el fascismo alemán. A modo de basada en una novela de Benito Pérez Galdós, cuenta la his-
conjuro se exaltaban los valores considerados como “esen- toria de un sacerdote peculiar muy ligado a los valores del
ciales” de su cultura: la defensa de los derechos humanos, cristianismo primitivo. A esta última se le consideró como
la democracia y la libertad; la cultura como un bien social; una de las mejores películas de Luis Buñuel, su director, en
la laicicidad; la tolerancia; la propuesta del Estado de bien- la que se expresaban muchas de sus obsesiones, nada fá-
estar y el bienestar de todos como una aspiración. ciles para el aspecto comercial. Como explica Octavio Alba
En cuanto al arte, en Francia existía ya, montado en su (19 de marzo de 1959: 1), “no hay glamour, ni besos largos,
larga tradición, un concepto de tolerancia que lo considera- ni suspiros románticos, ni trajes de Valdés Peza, ni ‘happy
ba un campo propio de la cultura, con sus propias normas end’ […] Hay andrajos, miserias. Hambre […] Hay un escri-
y valores, y que sólo aceptaba los juicios derivados de ése, tor: Galdós. Hay un director: Buñuel. Y un fotógrafo cuyos
su carácter. Destacaba más la significación de una obra que grandes triunfos fueron en blanco y negro: Figueroa”.
la belleza y se requería de un conocimiento específico para Desde principios de marzo la Asociación de Productores
el análisis. El arte debía romper las certezas para abrir el y Distribuidores de la República Mexicana (Antonio Ma-
pensamiento y, por ende, era transgresor, al permitírsele touk, Armando Orive Alba, Jesús Grovas y Gonzalo Elvira)
el cuestionamiento a la ética al uso, así fuera recurriendo a debatieron sobre cuál de los filmes del año se enviaría a
rasgos de crueldad o de escándalo. El artista tenía en este Cannes, y el 12 de marzo se anunció que sería La cucara-
campo personal el derecho y la necesidad de expresarse sin cha (Trujillo, 2 de marzo de 1959: 12). La organización de
la coacción de ningún orden.8 En el cine privaba ya la idea la industria durante esos años otorgaba un enorme poder
del cine de autor, y el cine culto obligaba a considerar las a los productores más importantes, los cuales controlaban
características meramente fílmicas como el aspecto deter- la distribución y los apoyos económicos del gubernamen-
tal Banco Cinematográfico, y que muchas veces no se
8
Nathalie Heinich (2010) ha analizado las diferencias entre Francia y
Estados Unidos para el arte contemporáneo. recuperaban.

28 DIARIO DE CAMPO
La elección no constituyó una sorpresa para los organi-
zadores franceses del festival. Paul de Charnisay, gerente
de Cimex France, le contaba a Robert Favre le Bret, se-
cretario general del Festival de Cannes, que La cucaracha
sería la elegida, y así se lo confirmó en cuanto se decidió
(carta de De Charnisay a Favre le Bret, París, 9 de marzo
de 1951, fif-a).

En México, Cine Mundial tomó de inmediato una postura


definida al considerar que la elección no respetaba un cri-
terio de formalidad: “Lo malo es que no se buscó más que
determinado interés comercial, en detrimento, claro es, del
interés puramente cinematográfico […] ¿Es lógico?, es ra-
cional, es patriótico, discriminar cintas, cuando los filmes
que envía a la Costa Azul México no representarán a cuatro
productores sino a la totalidad de la Nación mexicana?” La
respuesta de la productora de La cucaracha no se hizo espe- dirigirse en persona a Buñuel y a Manuel Barbachano Ponce
rar. Aureliano Pareja Yevenes, su gerente, refutó a la sección (carta de Sirol a Favre le Bret, México, 5 de marzo de 1959,
“Puntos suspensivos” porque, decía, el señor Alba no había fif-a), el productor de Nazarín, y se arregló que la película
visto La cucaracha mientras que elogiaba “la mexicanidad y le fuera enviada. Favre le Bret recibió noticias de que la
experiencia de la comisión que la seleccionó”, en contraste cinta de Buñuel era una obra maestra “que impresionará al
con la “personalidad española” de Alba (Cine Mundial, 14 de público europeo” (carta de Sirol a Favre le Bret, México, 17
marzo de 1959: 13). El tema de la xenofobia se apuntaba ya de marzo de 1959, fif-a). Cabe destacar este comentario (“el
con nitidez en este comentario y se mantendría a lo largo público europeo”), pues implicaba la atención de un nicho
del debate. Para Alba, de Cine Mundial, “se mezclan gritos particular de mercado, el del “cine culto”, muy distinto del
seudopatrióticos, de nacionalidades, escupiendo así al arte cine comercial o sólo de entretenimiento.
en plena frente” (25 de marzo de 1959: 4). Parecía participar El rumor es como la humedad, por lo que estos trámi-
así de un concepto del arte diferente al de los productores. tes se filtraron hasta México, dónde comenzó una insidiosa
Se desató una campaña beligerante por diversos flancos campaña, nutrida de los conceptos nacionalistas más ele-
y con diverso carácter. Cine Mundial habló de “cucarachis- mentales, de la que también se enteraron en París. Sirol le
mo” frente a “nazarinismo” y exageraba la nota, como escribió a Favre le Bret que, como ya le había advertido por
cuando contó que María Félix usaba dentadura postiza (Ci- teléfono, Nazarín no sería considerada como typiquement
nema Reporter, 1959: 7-41). Sin embargo, también destacó mexicain (idem) y anexó notas de prensa en las que se de-
una información oportuna y muy informada, de primera ducía que no era mexicana, porque la hacían extranjeros.
mano: una explicación sobre cine del propio Buñuel y una Incluso se dijo que Barbachano, el productor, era yucateco.
postura ética respecto a lo que el cine debía ser. Su con- Por su parte, La cucaracha estaba hecha por mexicanos, y
trincante fueron las otras revistas y periódicos de cine, así Matouk declaró que se eligió por su alegría, su música y fol-
como el aparato industrial cinematográfico; sus socios, los clore, mientras que Nazarín tiene “aspectos deprimentes y
organizadores del festival en París. que denigran a nuestro país”, como había hecho ya Buñuel
De manera paralela al pleito mexicano, en Francia se en Los olvidados (Esto, 1959: 5B). El recurso de defender el
realizaron los trámites de rigor y se comenzó a apuntar la prestigio del país se planteó de nuevo, con lo que se de-
preocupación de Favre le Bret por el material que le sería mostraba lo poco que se había aprendido de aquella otra
enviado. Éste le escribió a Jean Sirol, delegado de Unifran- controversia, en 1951.
ce Film Mexico, para pedirle que por una vez nuestro país Hay mucha tinta vertida y muy sucia que no detallo aquí
enviara algo de calidad, ya que se deseaba que tuviera una (lo haré en otros ensayos en preparación), si bien pronto
participación brillante (carta de Favre le Bret a Sirol, París, apareció en escena el tema del complot, que asociado con
26 de febrero de 1959, fif-a). En esa tesitura, informado co- la xenofobia resulta tan común en México para defender
mo estaba del pleito en México, el equipo francés empezó a posturas diversas. Incluso antes del concurso comenzaron

EXPEDIENTE 29
los rumores de que había existido soborno (“el león cree hay fiestas, pero que “esta vez será la primera que nuestro
que todos son de su condición”) y de que la participación de celuloide parta plaza en ese sentido” (Pericás, 1959: 14).
Nazarín representaba una conspiración contra el verdadero La prensa explicó que el traslado y los gastos de la de-
México. legación mexicana en Cannes ascenderían a cerca de 20
Se dijo que Benito Alazraki había informado en forma mil dólares (unos 250 mil pesos de entonces); “sin embar-
oportuna de “que los directores de cine se iban a enfren- go, tal suma es baja en relación con los beneficios que
tar a una mafia de extranjeros que estaban realizando una se esperan obtener”. La estratosférica cantidad fue cedida
campaña contra el cine mexicano” para introducir el cine por las tres distribuidoras oficiales (Películas Nacionales,
español en el país (Gutiérrez, 1959). El ataque olvidó el de- Películas Mexicanas y Cimex), que desembolsaron par-
talle de que los españoles involucrados en este asunto eran tes iguales, así como por la Asociación de Productores y
refugiados en México a consecuencia de su derrota en la Distribuidores de Películas Mexicanas y el Banco Cinema-
Guerra Civil española y que, por lo tanto, no estaban en tográfico (“El ministro…”, 1959).
tratos con el cine franquista. Sin embargo, una vez que se reveló que Nazarín partici-
Nazarín fue aceptada incluso antes de que los mando- paría en el festival, el enorme grupo organizado para ir se
nes de Cannes la vieran. Por reglamento, sólo podía haber fue reduciendo. Al final, la menguada delegación se confor-
un largo y un cortometraje por país, pero aquí se hizo una mó por Sonia Furió y Ana Luisa Peluffo, quienes después
excepción a la invitación particular hecha a Buñuel. Fue de ser largamente entrevistadas en traje de baño, se fue-
ésa la única manera que encontraron para vencer la ac- ron a pasear a París antes de la exhibición de Nazarín; por
titud mexicana y de mantener el carácter de calidad del Raúl de Anda, presidente de la Asociación de Productores
Festival de Cannes. Parecían más preocupados que los Mexicanos, que se fue a Italia una vez que se proyectó La
propios mexicanos en asegurar a nuestro cine nacional un Cucaracha y antes de la exhibición del filme de Buñuel. Sólo
papel digno. se quedaron a disfrutar de un gozo que, según transmiten
De manera simultánea a este proceso, Miguel Alemán las fotografías, resultó exultante, Emilio Fernández, vestido
Jr., presidente de la delegación mexicana, había iniciado de charro y con gran sombrero, Lorena Velázquez, Ariadna
un proceso de peticiones desorbitadas, empezando con Welter, Miguel Alemán y, por supuesto, Manuel Barbachano
la demanda precisa de los días de exhibición, lo cual se Ponce y Rita Macedo, actriz del filme.
le concedió (carta a Favre le Bret de Francisco Navarro En México se dio la noticia de que los negocios fluyeron,
Carranza, de la embajada de México, Chargé d’Affaires de tal y como se había pronosticado. Cine Mundial,, que había
Mexique, París, 18 de abril 1959, fif-a). Éste buscó conseguir escrito que con La cucaracha los productores darían el gol-
en Cannes fuegos artificiales para encender desde un yate, pe de taquilla, “pero el golpe económico, que es distinto al
en el que se haría la gran fiesta de la delegación el día de la cantar de Cannes” (Alba, 25 de marzo de 1959: 4). En efecto,
proyección de La cucaracha (carta de Sirol a De Rochefort, los negocios fluyeron, si bien Nazarín fue la que recibió un
México, 14 de abril de 1959, fif-a). premio mayor, con lo que un grupo en México comprendió
Los preparativos resultaban desorbitados: se haría una que otro tipo de cine también era posible.
exhibición del vestuario de la Doña en La cucaracha: sus
pantalones de charro, las botas mineras hasta la rodilla, Para concluir
la blusa de calicot y las cananas (Pericás, 1959: 14); se
llevarían trajes típicos de charros y chinas para todos los En la anécdota de la que nos hemos ocupado se ventilan
participantes y regalos, como pulseras de plata con moti- varias cuestiones de fondo: la primera fue la marca con
vos mexicanos, que recibirían los funcionarios del festival, que el nacionalismo de antiguo cuño limitó el desarrollo
como la señorita Rochefort, secretaria de la oficina de Favre de la cultura y las artes, derivado de una imagen precon-
le Bret (Durán, 1959: 4). cebida de México asociada con la xenofobia. Observamos
El estilo de argumentación del “antiguo régimen” se evi- la preeminencia de una idea de país como expresión de
dencia en estos gestos. Para la “noche mexicana”, un avión una esencia nacional, así como de la estereotipación de las
llevaría expresamente muchos kilos de barbacoa, carnitas, características que se le suponen. Eisenstein y Emilio Fer-
antojitos, pulque y tequila, en tanto que los fuegos artificia- nández habían construido una imagen fílmica de México y
les serían en tonos de azul. Alemán explicaba que siempre lo mexicano de un enorme lirismo, aunque también con un

30 DIARIO DE CAMPO
trágico destino, si bien el mapa del gusto y las necesidades Bibliografía

culturales no se detuvieron allí, pues ya eran otras.


Desde una perspectiva meramente comercial, se quiso Alba, Octavio, Cine Mundial, núm. 2196, 19 de marzo de 1959, p. 1.
_____, Cine Mundial, núm. 2201, 25 de marzo de 1959, p. 4.
participar en un festival de culto con una película llena de
Bourdieu, Pierre, Les règles de l’art: Genèse et structure du champ
colores y musicales, en la que se proponía un México alegre
litteraire, París, Du Seuil, 1992.
y folclórico que, de paso, fomentara el turismo. El “estilo
Díaz Arciniega, Víctor, Querella por la cultura revolucionaria (1925),
mexicano” de carácter varonil y bravío, analizado por Víc-
México, fce, 1989.
tor Díaz Arciniega a partir de los conceptos de Henríquez
Durán, I. J., “Vísperas del certamen de Cannes. El embajador francés
Ureña que entronizaron a Los de abajo (1916), la novela de confía en el éxito de México”, en Cine Mundial, núm. 2230, 25
Mariano Azuela, como modelo narrativo del nuevo orden de abril de 1959, p. 4.
revolucionario, se quería ahora en el cine con el colorido Fuentes, Carlos, “Prólogo”, en Fernando Césarman, El ojo de Buñuel.
estridente de un país exótico para los turistas. Psicoanálisis desde una butaca, Barcelona, Anagrama, 1976.
La burbuja en que se había encerrado a la industria García Riera, Emilio, Historia documental del cine mexicano, México,
nacional impedía mirar para afuera, aunque mucho se de- UdeG/Secretaría de Cultura-Gobierno del Estado de Jalisco/Im-

seara abrir los candados que la enclaustraban. Atascados cine/Conaculta, 1992-1997.

en una imagen estereotipada de lo que el cine debía hacer “El gerente de Películas Rodríguez defiende film de Películas Rodrí-
guez”, en Cine Mundial, núm. 2191, 14 de marzo de 1959, p. 13.
por el nacionalismo, ni siquiera pudieron aceptar con gusto
Gutiérrez, Enrique, “Cine-Noticias”, en Últimas Noticias, México, 16
lo que Buñuel proponía y ejercía. Es cierto que el talento del
de marzo de 1959.
aragonés no era cosa de imitarse, pero lo importante del ca-
Heinich, Nathalie, Guerre culturelle et art contemporain. Une compa-
so consistía en permitirse ver otras opciones del cine y del
raison franco-américaine, París, Hermann, 2010.
arte.
“El ministro de Francia, Jacques Soustelle, recibirá en París al Lic. Miguel
En segundo lugar, el tema plantea la importancia de
Alemán, Jr.”, en Cine Mundial, núm. 2230, 25 de abril de 1959, p. 4.
la prensa especializada en el debate de las ideas fílmicas. “Notas de la semana”, en Cinema Reporter, núm 1087, pp. 7-41.
Cabe destacar el papel determinante de Cine Mundial y de “Para Antonio Matouk: una Cucaracha alegre y Nazarín denigrante”,
Octavio Alba como su director. Si la cultura se construye en en Esto, 8 de marzo de 1959, p. 5B.
la constante tensión entre campos interrelacionados, aun- Pericás, Jaime, “Pequeñeces”, en Cine Mundial, núm. 2193, 16 de
que con reglas específicas, como lo quiere Pierre Bourdieu, marzo de 1959, p. 14.

aquí cabe analizar el papel de esta prensa que abrió un lu- _____, “Pequeñeces”, en Cine Mundial, núm. 2230, 25 de abril de

gar a las vanguardias. 1959, p. 14.

Un tercer interés de este asunto es el que discute el pa- Trujillo, J. H., “La Cucaracha enviarán al festival de Cannes”, en Cine
Mundial, México, núm. 2177, 2 de marzo de 1959, p. 12.
pel del cine en la sociedad. ¿Debe ser un arte o un negocio?
Tuñón, Julia, “Descubrimiento del ‘otro’ y reafirmación nacionalista
¿Tales características son acaso excluyentes? Es verdad que
con María Candelaria (Fernández, 1943) en Cannes”, en Histo-
las respuestas que se le dan a esto condicionan las políti-
rias, núm. 74, septiembre-diciembre de 2009, pp. 81-97.
cas culturales del Estado para el cine, la legislación que lo
rige, el papel de la exhibición y la importancia dada a los
festivales, pero también implica otro aspecto: el de la ética,
ausencia de ética o de una ética particular para el cine, lo
cual afecta la libertad de expresión, la creatividad, el tema
de la censura y otras cuestiones importantes.
Tras el debate por Nazarín o La Cucaracha cambiaron
algunas situaciones en el mundo del cine en México. Se
cobró conciencia de la necesidad de un cambio, aunque,
muy de acuerdo con un estilo nacional, se constriñó esta
posibilidad a un campo cerrado, un nicho de mercado “cul-
to” que no afectaba la industria al uso, dirigida a las grandes
audiencias nacionales sin pretensiones de calidad, aunque
sí de recuperación económica.

EXPEDIENTE 31
Tongolele y las “exóticas”
en Magazine de Policía y vea
Gabriela Pulido Llano*

D esde 1920 las puestas en escena en los grandes teatros metropolitanos que derivaron en
“entretenimiento exclusivo para hombres”, así como sus comparsas en las carpas, donde se
escenificaron representaciones “subidas de tono”, sumadas a los espectáculos en centros noc-
turnos de primera y tercera categorías, fincarían los parámetros con que se interpretó, midió y
sujetó los valores sociales de la ciudad de México. El espectáculo sicalíptico, representado en
teatros, salones de baile y centros nocturnos de las décadas de 1940 y 1950 se relacionó con el
espectáculo nocturno caracterizado dos décadas atrás.
En torno a estos espacios se construían puntos de vista que hallaron formas de expresión
características en medios como la prensa y, más adelante, el celuloide. Con el tiempo, de las
vedettes que imitaban a las bailarinas de cancán, lo cual se consideraba indecente aunque muy
europeo, así como su adecuación a los tópicos nacionalistas, los escenarios cedieron el espacio
a las bailarinas exóticas, las tongoleles y kalantanes que agitaron de manera categórica a la opi-
nión pública metropolitana. La temática del desnudo femenino –a medias y total– expuso una
galería de opiniones en que el centro del debate fue también, como en muchos otros aconteci-
mientos durante aquellas décadas, la modernidad. Los diarios y las revistas culturales brindaron
el espacio a plumas diversas para las que el objeto, el pretexto, la excusa de la diatriba entre lo
moral y lo inmoral fue la vida nocturna. Ricardo Pérez Montfort, por ejemplo, nos cuenta acerca
de la Legión Mexicana de la Decencia, una de las muchas organizaciones que pelearon contra
el vicio, la pornografía y la prostitución durante el sexenio cardenista
Las puestas en escena posrevolucionarias, el teatro frívolo y los espectáculos, entre muchas
otras cosas, generaron conceptos del cuerpo femenino que a “los guardianes de las buenas cos-
tumbres” les provocaron graves escozores en… la conciencia. Las molestias de estos sujetos no
sólo se tradujeron en quejas y pesadumbre, sino en campañas de “profilaxis moral” rastreables
en los medios y que evidencian a una sociedad en permanente estado de confusión acerca de
cuáles debían ser los valores como la honradez, la decencia, la probidad, la virtud, la dignidad,
así como los comportamientos de mujeres y hombres. En esos años los medios de comunicación
fueron riquísimos en cuanto a tales expresiones. Personajes como las rumberas y Tongolele, en
la década de 1940, e Isela Vega en la de 1960, permiten analizar el discurso y la trascendencia
de las propuestas “atrevidas” o “subversivas” en el espectáculo y su manifestación como deto-
nantes de declaraciones acerca de la moral social. De estas respuestas se han obtenido algunos

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (gpulido.deh@inah.gob.mx).

32 DIARIO DE CAMPO
ingredientes importantes para el análisis de la doble moral índole a una suerte de recipiente donde cabría todo aque-
de la sociedad mexicana. llo desprovisto de valores morales, con lo cual los medios
Desde sus primeras representaciones en la escena na- pretendieron neutralizar una debacle social. En algunos
cional, la figura de Yolanda Montez, Tongolele, significó escritores el antagonismo entre ambas figuras, Tongolele
una ruptura en los paradigmas del comportamiento so- y Kalantán, significó el detonante de un discurso que colo-
cial, una suerte de revolución escénica y sexual que hace caría el enfoque moralista por encima de otras lógicas para
falta desentrañar con mayor detenimiento. En los años describir al cuerpo y rastrear la huella de la “indecencia” en
posteriores al shock que esta artista provocó en la cultura la metrópoli mexicana.
popular mexicana se inventó en los medios una polémica Por todo esto se debe conocer a la ciudad de México
entre el tongolelismo y la decencia. El tono de esta contro- de la década de 1940, las pretensiones moralistas de la
versia derivó en argumentos moralistas de todo tipo, incluso sociedad capitalina, la vigilancia y la censura, es decir, la in-
en aquellos escritores que pretendieron ejemplificar, al ha- tromisión activa –activista– de los intereses del catolicismo
blar de las representaciones de la bailarina, el ingreso de la mexicano, el conflicto del cuerpo femenino al desnudo, el
ciudad de México a lo moderno y las posibilidades de com- espectáculo como constructor de la cultura popular y de és-
petir con las capitales del espectáculo en el mundo. ta como su abrevadero, los paradigmas sexuales, el morbo,
Periódicos como Excélsior y El Universal, y revistas co- la pornografía, los medios inventores de categorías sociales
mo Cinema Reporter, Revista de Revistas, vea y Magazine de y los medios metidos en todo esto.1
Policía de 1948 hablaron mucho de Tongolele. Durante ese
año y hasta mediados de la década siguiente los periodistas Las exóticas
intentaron comprender dónde y cómo se construyó la “sica-
lipsis” que de manera tan escandalosa sintetizaba aquella Un sector vería en las exóticas a las promotoras del nudis-
bailarina del mechón blanco y caderas inasibles. Más de mo. En la revista vea del 3 de diciembre de 1948, el poeta de
uno de estos eventos editoriales constituyó el pretexto para seudónimo Chantecler (1948) aludiría a esto en su poema
hablar del cuerpo, su desnudez y su construcción en objeto “Arriba el desnudismo”:
público. En tales espacios letrados se propuso casi una cla-
sificación en torno al desnudo femenino, al que le calificaba El nudismo con su hechizo
según si era un desnudo a medias o total. Ya anémico, ya rollizo,
Carlos Monsiváis (1998: 12) señaló que en aquel pa- Se impone, claro que sí,
radigmático año de la tongolelitis “el debate es moral y Si triunfó en el Paraíso,
también, cabe decirlo, es teológico. Un acto donde tiene ¿Cómo no triunfar aquí…?
lugar la acción abominable de ‘las encueratrices’, la cópula
es un solo cuerpo, es una síntesis del mal, no el mal que es […]
la negación de Dios sino el mal que es la afirmación gozo-
sa del pecado”. Las circunstancias del espectáculo parecían Que el desnudo es inmoral
proponer un cambio de mentalidad, aunque para hacerlo se Ya lo declaró el taimado
apelara de manera casi automática y nostálgica a los valo- Departamento Central;
res familiares, los comportamientos vigilados de mujeres y Pero ninguna ha logrado
hombres, la supremacía de la madre, forjadora de conduc- Ponerle coto a este “mal”.
tas impermeables a la inmoralidad. Vienen trajes exquisitos
Tongolele fue, de acuerdo con los medios impresos, sólo De los modistos de Europa
el preludio de expresiones cada vez más subversivas. En
1
Resulta difícil hablar de estos temas sin mencionar los derroteros pro-
el Magazine de Policía, por poner un ejemplo, se propuso puestos por Carlos Monsiváis para su estudio. Algunos de los temas
una rivalidad entre ella y la bailarina Kalantán, quien hacía recurrentes y, por qué no decirlo, favoritos de Monsiváis fueron la vida
nocturna metropolitana, el espectáculo y las muchas aristas que esta te-
ruidos de animales salvajes mientras ejecutaba sus baila- mática ofrecía para penetrar hondo en la mentalidad mexicana. Desde su
bles casi desnuda. El desnudo en la escena, asociado con el libro Amor perdido, y en escritos como “Tongolele y el enriquecimiento
de las buenas costumbres”, por mencionar dos ejemplos entre docenas de
salvajismo y lo exótico, impuso una categoría femenina, la
escritos a lo largo de tres décadas, bosquejó un par de itinerarios que sin
exótica, bajo la cual se encerraron las expresiones de esta duda han sido puntas de lanza para cronistas e historiadores de la cultura.

EXPEDIENTE 33
se encontraban el Fóllies y el Tívoli para ver a Kalantán
y a Tongolele. Para llegar debió sortear toda suerte de
malos olores, de carnitas, tacos de birria, de fritangas; es-
cuchar vocabulario soez, esquivar el vaho de las cantinas
y piqueras, y también a las mujeres y “mujeres” que se le
aproximaban, amenazantes. El escritor buscaba de una vez
por toda salir de la duda y formarse una opinión propia
acerca de estos espectáculos, ante la vorágine de razona-
mientos vertidos en la prensa capitalina, de todo tipo de
tendencia. Aquellos sucios antros, el Fóllies y el Tívoli, que
albergaban estas nuevas propuestas escénicas, a decir del
autor, “daban pena de entrada”. Lo que vio en ellos no era
“ni cosa de arrepentirse, ni despreciable el espectáculo que
en ellos se ofrece”:

Que no saben, ¡pobrecitos! Ambos espectáculos me han parecido ingenuamente


Que aquí los cuerpos bonitos bellos. Y muy adecuados a los precios un poquitín altos
Gustan mucho más sin ropa. que se nos hace pagar. ¡La Tongolele! ¡La Kalantán! Y
Y así triunfa el “bataclán”, vaya si han agitado el medio social, aunque en verdad la
Aunque a la moral le duele, sociedad que vio y admiró y se metió en su seno aquel
Y la esbelta Kalantán Bataclán de París, hace ya lueñes tiempos, no tiene mu-
Y la gentil Tongolele cho por qué admirarse. Éste no es sino la continuación
Cerca del Olimpo están– del progreso indefectible de todos los hechos humanos.
Aquello que era hasta cierto punto inmóvil, se ha mo-
Y hasta jurarles me atrevo vilizado un tanto cuanto; aquellas intenciones que no
Que no pierde la moral traspasaban los límites de ciertos muros, hoy los han
Si no les halla el relevo sobrepasado. Eso es todo. Y eso es lo que se refiere a la
A las Evas de este nuevo moral, a la moral media ciudadana. Porque en punto al
Paraíso Terrenal. arte, en punto a la belleza, que es desnuda y casta, ni
aquellos nos desplació nunca, ni esto hiere fibra algu-
[…] na en nuestro sensorio. ¡Hemos admirado primero a la
Tongolele y luego a la Kalantán, sin lamentar el orden
No importa que haya rencillas en que nos tocó considerar sus respectivas actuaciones!
Por morales desatinos Tenemos la impresión de que se trata de dos muchachas
Desfogados en hablillas muy intuitivas, y dirigidas con inteligencia. Reproducen,
Y adoremos de rodillas en solitaria frialdad, los movimientos voluptuosos que
Esos cuerpos venusinos… siempre se tuvieron como vedados a la exhibición (Gó-
mez Palacio, 1948: 8).
Vulgaridad o arte, las nuevas tendencias en el espectáculo
nocturno impuestas por las exóticas provocaron la curio- Para hacer justicia a su posición moderada, el escritor de
sidad de más de un disimulado periodista. A la entrada de Revista de Revistas concluyó con su visita que el espectáculo
los teatros frívolos llegaron hasta los medios más modera- de estas dos bailarinas simplemente reproducía movimien-
dos a “investigar” de qué se trataba este fenómeno social tos sancionados por tradición, “al son de ritmos de música
que, hasta 1948, habían ignorado al centrarse en asuntos exótica, exentos de pecaminosidad”.
de mayor envergadura. Por ejemplo, Martín Gómez Pala- Sin embargo, esta apreciación fue más bien una ex-
cio, articulista de Revista de Revistas, emprendió el camino cepción. El Magazine de Policía reprodujo en sus páginas
“tortuoso” por las nocturnas e indeseables calles en que aquella visión moralista que veía en estas representacio-

34 DIARIO DE CAMPO
nes la tendencia de la ciudad a convertirse en centro de
vicio y perdición. La escritora Celia Ferrer de Aguilar publi-
có allí el artículo titulado “México, la ciudad del pecado”,
con un discurso que pretendía “aprisionar la sibarítica vida
nocturna de la capital mexicana, que debía estar provo-
cando la envidia de la vieja París”, “ciudad del amor y el
placer”; si estaban a punto de denominarla como “la se-
gunda Sodoma, desatada la furia de las legiones de los
avernos, refugiándose hasta en los hogares más humildes,
que antaño se caracterizaban por su vida honesta y moral
ejemplar”.
El mejor ejemplo de este desatino fueron las exhibicio-
nes pornográficas, que despertaban “la lujuria en ancianos
concupiscentes y los bestiales instintos de una juventud
inexperta” que concurría a los antros. Por lucro, “las ar-
tistas se exhibían con escaso material vestible sobre sus Key, Yara, Isora, que se hace llamar la diosa blanca, Ka-
lubricosos cuerpos”. Desde antes, con los bailes electri- lantán, Tongolele” y otros, aunque procedan de los más
zantes y escandalosos de la cubana María Antonieta Pons, apartados arrabales de México, pregonan en su publici-
se veía la tolerancia de las autoridades hacia las exhibi- dad que son oriundas de tierras lejanas. Los antros de
ciones inmorales, incluso en el celuloide. Por ello, “los vicio han aumentado considerablemente sus ingresos
carteles que anunciaban las representaciones de Tongo- desde que exhiben en sus salones las obscenas danzas,
lele y en los que aparecía completamente desnuda, eran ejecutadas con el solo fin de fomentar la morbosidad a
una ofensa a la castidad de la mujer mexicana”. Ferrer de que naturalmente está inclinada la raza latina y que lle-
Aguilar, autora de este desconcierto, se preguntaba: “¿Es nan de público los espectáculos frívolos. Y mientras por
que una madre de familia no puede ir ya por esas calles de una parte se lucha por la desanalfabetización de nuestro
Dios llevando de la mano a sus pequeños hijitos? ¿Debe pueblo, por otra se da absoluta libertad a los explotado-
prohibirse salir de sus casas a los niños que van a las es- res del vicio, dando con esto pábulo a la degradación
cuelas y deben pasar precisamente por las calles en cuyas espiritual del mismo pueblo al que se pretende elevar en
paredes se han fijado tan obscenos carteles?” (idem). cuanto a su nivel moral (Ferrer, 1948: 9).
Lo que llamaron en muchos medios “la epidemia de nu-
dismo” se evidenciaba con la gran cantidad de bailarinas Como consecuencia de lo que se consideró una decadencia
que invadió los teatros capitalinos, los cabarets de todas ca- del género teatral, en otros números del Magazine de Policía
tegorías y hasta las carpas arrabaleras, “en las que, por un se preguntaban:
miserable sueldo, enseñan sus flacas desnudeces chiquillas
que deberían estar en sus hogares dedicadas a provechosos ¿Qué acaso sería difícil o tarea de romanos la creación
estudios, o prácticas domésticas, y no contribuyendo a en- de un supervisor de libretos, no para coartar la libertad de
cenagar más aún un arte que, desde inmemoriales tiempos, expresión, y sí para exigir originalidad y evitar los pla-
ha sido sagrado por su belleza y calidad de su expresión: la gios descarados de sketchs que vieron hasta nuestros
danza”. No se trataba de una danza que “combinara la ma- tatarabuelos? […] Y, mientras que se toma una decisión
terialidad de lo sexual con el excelso baile clásico, sino” el precisa, tendremos que soportar los grititos histéricos de
procaz movimiento de cintura, propiciado por la tongolelitis, A. Leene Dupré, que castellanizado quiere decir Kalan-
despojando al cuerpo de su cobertura: tán, o el cinturismo de Turanda, de Tongolele, de Kyra,
Yara, Lupita Torrentera, Talahula, etc. Los nombres son
Día con día aumenta el número de bailarinas de ese lo de menos, lo esencial es tener un ombligo en con-
género, que en denodada lucha compiten por una diciones de ser exhibido y unos muslos que puedan
celebridad que cada vez las obliga a mostrar más y presentarse en público sin que la dueña se apene con el
adoptando nombres exóticos y pegajosos, como Su-Mu alarde (Sandrini, 1949: 7-8).

EXPEDIENTE 35
Acerca de Tongolele, al dedicar un número donde aparecía acentúan la danza extraña de esta mujer, la cual, sólo
una foto suya en portada, escribieron: con el lenguaje de su cuerpo, establece una inmediata y
avasalladora comunicación con la multitud. Hombres y
Cuando Yolanda Montez hizo su presentación en los sa- mujeres la miran hipnotizados. Los ritmos callan un ins-
lones de baile de esta capital, nadie suponía que con el tante, y entra el silencio, en el momento justo. Tongolele
tiempo llegaría a ser una innovadora en nuestro ambien- se detiene en el centro del escenario, de espaldas al pú-
te teatral: en justicia deba reconocerse que esa categoría blico, iniciando, ahora sí, el ritual mágico y sagrado que
merece. “Tongolele” con los pies desnudos y dando palme- electriza. El giro de su cadera, lento, aterciopelado, ele-
tadas suaves al entarimado encerado de las salas en gante, de armonía cósmica, cambia de pronto, y es fuerte,
donde las “niñas de quinto patio” son embaucadas por vigoroso, otra cópula maravillosa y perfecta con el ritmo
tarzanes y tratantes de blancas consiguió que se “fija- de los tambores, y de un golpe nos levanta y nos aloja en
ran” en ella los empresarios, y así fue como consiguió su cuerpo, en su sombra, en su grito primitivo, ronco de
que Américo Mancini la lanzara a la circulación en el placer y dolor, hasta el fin de la tierra, hasta el comien-
Tívoli. Yolanda triunfó rápidamente, porque así son los zo del mar. Y luego nos desliza sobre los líquidos tibios
valores y su éxito no se hizo esperar. Se le vio paseán- de agridulces oleajes en un juego fantástico, sin fin, que
dose con un astro de cine, que tiene como especialidad retoma y renueva y termina y comienza mil veces más.
perseguir a las estrellas de moda, por cierto que ahora Sin darnos cuenta, ya Tongolele se fue. El público no se
está en turno la rubia Regina Bulova. Con “Tongolele”, mueve, apenas recupera el aliento. Nadie tuvo tiempo de
la artista de los ojos glaucos y el gracioso lunar platina- aplaudir, nadie lo pensó, como nadie piensa en aplaudir
do que luce en su cabellera de azabache, nació en las un rito sagrado. Nos deja la sensación de haber estado
galerías de México el afán de gritar inmoderadamente; con nosotros unos segundos solamente. Hundido en la
víctimas del paroxismo, las gentes, con los movimientos fascinación, el público sale en silencio. El aire fresco de
rápidos de la cintura de la danzarina venida de Tahití, la noche lo despierta poco a poco del embrujo. Camina
¿qué así se llama cierto lugar de Estados Unidos? Yolan- entre las luces coloridas de los anuncios de gas neón,
da ni sabía ni sabe bailar. Se mueve frenéticamente, mas con la piel sensible, redescubriendo milagrosamente su
no lleva ritmo en sus movimientos y desde entonces el propio erotismo, escondido quién sabe por qué y durante
teatro nuestro se ha inundado de “cinturitas”: jovencitas cuánto tiempo, el que resurge ahora libre, salvaje, ca-
o viejecitas ya pasadas de moda que, para triunfar, no chondo, lleno de alegría por el amor, el sexo y la vida.
tienen otra cosa que ejecutar danzas lúbricas: poner los
ojos en blanco y esperar que el populacho las eleve al Bibliografía

primer lugar de la fama (Fernández, 1948: 5-6).


Chantecler, “Arriba el desnudismo”, en vea, 3 de diciembre de 1948.

Aparte de estas imágenes por escrito, sobre Tongolele y las Fernández, Sergio, “Los alcances del tongolelismo”, en Magazine de
Policía, 18 de octubre de 1948, pp. 5-6.
exóticas contamos también con los recuerdos de Margo Su
Ferrer de Aguilar, Celia, “México, la ciudad del pecado”, en Magazine
(1990: 47-48), como éste, un espléndido retrato (ya lo dirá el
de Policía, 10 de junio de 1948, p. 9.
lector) de ese acto electrizante que fue su baile:
Gómez Palacio, Martín, “Los extremos de la danza”, en Revista de
Revistas. El Semanario Nacional, 8 de agosto de 1948, p. 8.
La cortina se abre y ahí está Tongolele. Los ojos verdes,
Monsiváis, Carlos, Amor perdido, 2a ed., México, Era, 1978.
enormes y rasgados. Una cascada de pelo negrísimo
_____, “Tongolele y el enriquecimiento de las buenas costumbres”
enmarca los pómulos pronunciados, y la boca carnosa,
(pról.), en Arturo García Hernández, No han matado a Tongolele,
sensual, sin sonrisa. Descalza, vestida con apenas dos
México, La Jornada Ediciones, 1998, pp. 11-19.
tiritas de seda caídas suavemente al piso desde su ca- Pérez Montfort, Ricardo, Juntos pero no revueltos. La ciudad de
dera, sin abigarramiento de holanes, maracas o moños de México durante el sexenio del general Cárdenas y otros ensayos,
rumbera, exhibe limpiamente un bello torso en líneas México, ¡Uníos! (Sábado Distrito Federal), 2000.
perfectas que se desliza con dulces ondulaciones por el Sandrini, Flavio, “El vodevil barato estafa al público”, en Magazine
escenario. La orquesta se detiene y solamente permane- de Policía, 13 de enero de 1949, pp. 7-8.
cen los golpes secos y calientes del bongó y las tumbas Su, Margo, Alta frivolidad, México, Cal y Arena, 1990.

36 DIARIO DE CAMPO
Águeda Pía Fernández Martínez.
Una mujer en vilo
Beatriz Lucía Cano Sánchez*

El recuerdo es vida vivida.


El pasado no se borra, cuenta siempre.

Á gueda Pía Fernández:


Detrás de tu actitud dubitativa y tu silencio, la palabra rompe el cerco y te revela. Eres como
una niña “que escoge juguetes de una caja llena de ellos y los coloca en cierto orden para
crear una escena o contar una historia” (Beristáin y Ramírez, 2009: 21). En cada palabra, cada
frase, Águeda nos dice algo propio de su persona y de su vida, una vida que fue un constante
devenir. Águeda Pía Fernández, una mujer en vilo que vivió en lo alto…
La mirada fija en un punto distante se pierde en el laberinto de la memoria. La actitud du-
bitativa de la persona en el retrato nos lleva a hacernos la pregunta. ¿En qué piensas, Águeda
Pía Fernández? Acaso el pasado te envuelve para que nos cuentes tus experiencias. Primeros
recuerdos, tu pueblo natal, Pasajes Ancho (Guipúzcoa, España), pueblo pesquero que te vio
nacer y crecer, acogida en el seno de una familia amorosa. Una familia que giraba en torno al
hombre de la casa. El recuerdo de tu padre es firme en tu pensamiento, un hombre que influyó
de manera notable en tu vida. Tu padre fue un escritor que debió abandonar su vocación para
buscar un medio más adecuado para sostener a su familia. Es a él a quien debes tu pasión por
la literatura. Además de admirarlo como padre, lo admirabas como un hombre de ideas libe-
rales. Recuerdas, Águeda, que tu padre decía que la mujer debía tener un lugar preferente en
la sociedad. Se le deben proporcionar los medios para que se sienta un ser pensante y tenga la
dignidad que le corresponde a toda persona de mente universal. Tú quisiste ser esa mujer que
tu padre anhelaba.
Los recuerdos de tu infancia y primera juventud en España siempre te acompañaron. Naciste en
un matrimonio de amor y siempre estuviste rodeada de ese amor. Los días de colegio y las espe-
radas vacaciones en la quinta Villa Americana, en casa de tus abuelos o los tíos, dichosos tiempos
aquéllos. Desde chica la presencia del mar te envolvió. Una educación sólida permitió reforzar las
ideas que tu padre te inculcó. Fue en la ciudad de San Sebastián, con escasos 16 años, en medio del
mar y tus lecturas, donde decidiste cómo deberías ser siempre. Desde tu juventud participaste en
conversaciones políticas, musicales y pictóricas. Comprobaste que la mujer dotada de educación
podía constituirse en un ser de mente universal. Tus aficiones lo demuestran: escribir, apreciar la
pintura y escuchar música abrían tus sentidos para interpretar el mundo de manera diferente; por
eso percibes con mayor ímpetu el campo y el mar, tu querido mar. Pero también está la España

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (bcano.deh@inah.gob.mx).

EXPEDIENTE 37
¿Águeda, recuerdas que tu salida de España fue muy
triste? En uno de esos ires y venires por el territorio espa-
ñol perdiste los pocos objetos que representan tu pasado.
¡Perdiste tu pasado, pero dejarás la memoria donde ardía!
Resultó doloroso abandonar tu patria tras un largo pere-
grinar, de Levante a Barcelona, de Barcelona a Chevreuse,
Francia. Y por fin llegaste a tierras americanas. Arribaste
al puerto de Veracruz. Te costó trabajo bajar del barco. No
querías hacerlo. Fue allí cuando te diste cuenta de tu situa-
ción de exiliada, pero también “aquí, en el valle de México,
donde vuelvo a recobrarme, a sentirme ‘uno’ en la huma-
nidad más plena”. Tu tristeza debía quedar atrás. Ahora te
enfrentabas a un nuevo reto: abrirte paso en un país del
todo nuevo para ti, sin ningún lazo afectivo y social. Ya en la
ciudad de México, y gracias a la recomendación de José de
desgarrada por la guerra. La idea del triunfo por parte del Jesús Núñez y Domínguez, quien fungía como director del
bando republicano te daba esperanzas de que tus sueños se Museo Nacional, Alfonso Reyes te ofreció que trabajaras con
cumplirían. Sin embargo, la realidad es cruel: el año de 1936 él como su asistente. Habías entrado por la puerta grande a
alteró tu futuro y el de España. A partir de ese momento te la vida intelectual de este país: “Día a día en mi trabajo, en
convertirías en una mujer que participó de manera activa en el trato con mi superior, en la relación con las personas que
las filas republicanas, desde la tribuna de diferentes medios don Alfonso atendía, iba yo a conocer lo más selecto en el
impresos. El Altavoz del Frente de Madrid fue un testigo del pensamiento de hombres y mujeres de México y lo mejor de
fervor que imprimiste para defender la causa republicana. Es- la intelectualidad trasterrada española”. Existía una frater-
tabas totalmente entregada a un deseo, el de colaborar para nidad entre los pensadores mexicanos y los españoles. El
que la juventud de España, y entre ésta las mujeres, partici- intercambio de ideas y de conocimientos fue un beneficio
para de una forma digna en el devenir de su patria. para ambos grupos.
El avance de los franquistas obligó a tu padre a tomar De trabajo y aprendizaje fueron los cinco años que es-
una decisión difícil: separar a la familia. Él y sus hijos ma- tuviste bajo las órdenes de Alfonso Reyes. Además, llevaste
yores se quedarían en Madrid, mientras que el resto saldría una intensa vida cultural: los conciertos, las conferencias,
hacia Levante. En Valencia te integraste a Films Popular la visita a museos y a zonas arqueológicas llenaban tus ho-
y, poco después, al diario La Hora, como parte del equi- ras libres. Así fuiste conociendo y amando a la nueva tierra
po de periodistas jóvenes. Con la caída de Madrid debiste a donde habías venido a vivir para siempre. Un episodio
trasladarte a Barcelona, ciudad donde colaboraste en la re- que recuerdas con gran cariño fue cuando don Alfonso te
vista Trincheras. La vida en Barcelona era peligrosa por los dijo: “Águeda, usted tiene una mente universal”. Se había
constantes bombardeos que sufría por mar y tierra. Por tu cumplido el deseo de tu padre. En esa época conociste a
participación en la revista abandonaste la capital catalana diversas personalidades, y con algunas de ellas entablas-
cuando era inminente su caída ante las tropas franquistas. te amistad; por mencionar algunas: Daniel Cosío Villegas,
Decidiste ir a Francia. En Figueras encontraste por casua- Leopoldo Zea, Manuel Cabrera, José Luis Martínez, Jaime
lidad a tu madre y a tus hermanos pequeños. Con ellos te García Terrés, Margarita Mendoza López. Nunca abando-
dirigiste a Chevreuse, punto donde se hallaban numerosos naste tu oficio de escritora. A la par de tu trabajo con don
refugiados españoles. Allí colaboraste como instructora de Alfonso escribías colaboraciones para algunas publicacio-
cultura general para los niños; por tus antecedentes de es- nes y notas de arte para la revista Rueca. Gracias a esta
tudio y trabajo se te presentó la oportunidad de salir hacia actividad apreciaste la obra de varios artistas plásticos.
dos países: México y la Unión Soviética. Ante las alternati- Por ejemplo, Valetta Swann, Uxío Souto, Ricardo Martínez,
vas, optaste por el primero. “Al final me libré de ir a prisión María Izquierdo y Frida Kahlo. Textos que se encuentran
con el destierro voluntario. Tomé el camino de la libertad recogidos en tu libro En lo alto. Estampas de México y Eu-
de pensamiento” (Fernández, 2001: 21). ropa (1939-1975). En el año de 1942 obtuviste tu carta de

38 DIARIO DE CAMPO
naturalización. Abrazaste a este país como algo muy tuyo.
Durante la primavera del mismo año, en Acapulco, un epi-
sodio de lo más singular determinó la elección del tipo de
hombre que buscabas como compañero: “Pensé: el hombre
debe ser un artista”. No había ninguna duda de que tus “si-
nos” en la vida habían sido el mar y la pintura.
Las reacciones que desató tu interés hacia el pintor Raúl
Anguiano y posterior matrimonio con él fueron de des-
aprobación total. El pintor Roberto Montenegro dijo: “Es
un malagradecido”. Daniel Cosío: “Ya metió la pata hasta
lo hondo”. Y las menos: “Me gusta, pero creo que es un
brillante en bruto”. “Tiene tipo de torero. Me agrada.” En
septiembre de 1944 te casaste con Anguiano, un hombre
que sólo se dedicaba a la pintura y al que no le interesaba
nada más. Iniciabas una nueva etapa en tu vida. Trabajarías
para el beneficio de Anguiano y para tu propio bien. Tú la No quiero ver cosas rotas, ni tocarlas.
veías como una labor en conjunto, en equipo. Ayudabas en No quiero que me maltraten ni con el gesto ni con la
cuanto fuera necesario: lavabas sus pinceles, molías los co- palabra.
lores, lo acompañabas en sus viajes; correctora de textos y La vida siempre es bella.
de pruebas, estabas atenta a las exposiciones y realizabas La naturaleza renace cada día.
los contratos; en algunos casos incluso le indicabas el lugar Los niños son la savia que la hace vibrar.
para pintar. Todo ello te daba derecho a decir “hemos traba- Los adolescentes la quieren transformar.
jado”, al considerar que había tenido una participación en el Los adultos la quieren ordenar.
desarrollo y ejecución de la obra. Colaboración incondicio- La vida seguirá su marcha infinita.
nal, de tiempo completo: “Me aparté totalmente del Colegio Es algo matemático.
de México y también de los medios españoles”. Nací frente al mar. Me casé rodeada de mar.
¿Cuál es el recuerdo que tienes de Raúl Anguiano? Una ¿Será el mar el que me lleve a la tierra?
vida llena de trabajo; mañana y tarde con modelos en su ¿Dejaré, algún día, de ser una mujer en vilo?
estudio, y por el atardecer su clase en la escuela de pintura
y escultura La Esmeralda del inba, viajes, exposiciones. Au- En cada palabra, en cada frase, Águeda Fernández nos dice
sencia total en la vida familiar. algo propio de su persona y de su vida: una vida que fue un
Un hombre dominante que modificó tus hábitos. Dejas- constante andar. Un testimonio fehaciente de lo que sig-
te de ver a la gente de frente. Variaste tu forma de vestir. nificó la incertidumbre ante la guerra y la tenacidad para
Reprimiste tu sonrisa y tuviste que bajar el tono de tu voz. sobrevivir ante situaciones difíciles. Sufriste el desgarra-
“Este cambio, mejor dicho, esta represión fue en detrimen- miento de ver a tu familia separada, pero ello no fue un
to de mi carácter risueño que tuve que refrenar.” Debiste obstáculo para que salieras adelante. Los amargos momen-
ir modificando tu personalidad para complacer al hombre tos y las grandes satisfacciones forman parte de la vida de
que amabas. una mujer en vilo, como lo eres tú.
Tal vez tu matrimonio se resumiría como un cuadro de
claroscuros. La luz: los primeros años de tu matrimonio y Bibliografía
el nacimiento de tus dos hijos; los oscuros: la indiferencia,
los insultos, el sometimiento, la falta de amor. Una relación Beristáin, Helena y Gerardo Ramírez Vidal (comps.),Crisis de la his-
en plena zozobra. La ruptura era inminente. El proceso toria. Condena de la política y desafíos sociales, México, unam,

del divorcio constituyó un trago amargo: humillaciones, 2009.


falsos testimonios, encarcelamiento y despojo. Y al final: Fernández, Pía Águeda, En lo alto. Estampas de México y Europa
“Quedé con la mente clara y el corazón solitario, limpio de (1939-1975), México, El Ermitaño (Minimalia), 2001.
mancha”. _____, Una mujer en vilo, México, El Ermitaño (Minimalia), 1999.

EXPEDIENTE 39
Hacer la comunidad. Mujeres
estadounidenses en la ciudad
de México
Mónica Palma Mora*

E ste trabajo tiene como propósito reseñar algunos aspectos de la participación femenina en la
historia de la inmigración estadounidense durante el siglo xx.1 Se trata de un breve recuento del
papel desempeñado por las mujeres en la formación de la comunidad establecida en la capital
del país. El entusiasmo y empeño que muchas de ellas dedicaron a la organización interna de su
grupo de origen ha quedado registrado en el Bulletin mensual de la American Society of Mexi-
co (AmSoc), una de las organizaciones de estadounidenses que desde su fundación, en agosto
de 1942, ha fungido como un medio de comunicación y enlace de la comunidad. Sin embargo,
la experiencia femenina no ha generado estudios particulares2 y su contribución se ha inscrito
en la historia de su propio grupo. Algunas cobraron notoriedad por escribir acerca de su vida en
México; otras, sobre las que no abundaré aquí, han sido mucho más visibles porque se incorpo-
raron al campo de la producción cultural y contribuyeron a la difusión de la cultura mexicana en
el extranjero; por tanto, han sido tema de varios estudios. Aparte de estos ejemplos, como ya se
dijo, la inmigración de ese país desde la experiencia de las mujeres ha sido muy poco explorada.

La formación de asociaciones

La inmigración estadounidense en México empezó a cobrar notoriedad numérica durante el


porfiriato; su concurrencia, como la de otros extranjeros de distintos orígenes nacionales, se
vinculó en términos muy generales con las políticas de apertura a la inversión extranjera para
financiar el crecimiento económico, así como de colonización del territorio con inmigrantes
de otros países. Desde ese periodo tendieron a concentrarse en los estados de la frontera nor-
te, si bien la ciudad de México constituyó de igual forma un importante sitio de asentamiento
del grupo.
Muchos estadounidenses se establecieron con sus familias; por ejemplo, hombres de nego-
cios, empleados (tanto de las compañías como del servicio diplomático) y algunos profesionistas.
Por ello el número de mujeres estadounidenses no fue tan menor; al contrario, desde entonces
hasta la fecha su presencia en México ha resultado, en término cuantitativos, muy significativa.

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (mpalma.deh@inah.gob.mx).
1
Este escrito forma parte de una investigación más amplia sobre la inmigración estadounidense en México durante
la posguerra.
2
Se sabe de una investigación realizada en la década de 1970 en el entonces Centro de Investigaciones Superiores
del inah (en la actualidad ciesas) sobre las nuevas residentes (newcomers), pero desafortunadamente no se publicó.

40 DIARIO DE CAMPO
A iniciativa de los hombres de negocios, se inició la partidarias de la corriente reformadora de ese tiempo fun-
fundación de diversas asociaciones (sociales, recreativas, daron The Woman’s Club of Mexico City, en 1893. Esta
educativas) que, además de reunirlos e identificarlos como asociación, de carácter social y recreativo, agrupó a 30 mu-
grupo, tenían como objetivo ayudarlos a resolver las dificul- jeres; sin embargo, diferencias de clase y opinión redujeron
tades que entrañaba la adaptación a la nueva sociedad de su número a 12, cuya única actividad consistía en tomar
residencia. En ese terreno las mujeres participaron en forma clases de español. Para 1898 el club incluía entre sus acti-
activa. En particular, las esposas de los hombres de negocios vidades charlas sobre artesanías, costumbres e historia de
promovieron la inauguración de organizaciones destinadas México, si bien las estadounidenses encontraron las clases
a la educación de los niños y adolescentes. Así, por ejemplo, poco atractivas y aburridas y el club pronto desapareció.
una entusiasta periodista y reformadora social, la señorita Otras más, esposas de hombres de negocios, como las
Maude A. Dennie, quien se desempeñaba como maestra de señoras Hudson y Cook,5 colaboraron con damas mexica-
los hijos de varias damas de la burguesía estadounidense en nas en los comités de ciertas organizaciones destinadas a
México, consideró que la educación en el hogar era insufi- corregir “la falta de educación y de disciplina moral” entre
ciente para una “colonia amplia con familias numerosas” las clases populares.6 Por ejemplo, en el comité de la Escuela
(Schell, 2001: 70). En 1894 la señora Dennie inauguró una para Señoritas Florence Crittenton, destinada a la capacita-
escuela cuyo programa incluía clases de inglés, español, ción e instrucción moral de las servidoras domésticas; en el
francés, matemáticas, música, deportes y clases de baile. de la Sociedad Mexicana para Prevenir la Crueldad contra
Dennie enfrentó diversas dificultades para mantener la es- los Animales (mspca’s), cuyo objetivo era abolir las corridas
cuela abierta (el conserje, un apostador, huyó con los fondos de toros, y en la Unión de Mujeres Cristianas Pro Abstinencia
de la escuela y su esposo murió); sin embargo, su empeño y Alcohólica (wctu). En esta última destacó Addie Northam
el apoyo de varias madres de familia y personajes prominen- Fields, una reformadora que emprendió toda una cruzada
tes, como el empresario Oscar Braniff, interesados en que por el país a fin de inscribir niños a la escuela y formar so-
sus hijos recibieran instrucción en inglés, impidieron que la ciedades locales contra la embriaguez.
escuela cerrara. Cabe señalar que la señora Dennie también El proceso revolucionario que estalló en noviembre de
contó con el apoyo de varias damas mexicanas destacadas 1910 ocasionó la emigración de numerosas familias es-
de la sociedad porfiriana; por ejemplo, de la propia esposa del tadounidenses radicadas en el país y en su capital, sobre
presidente de la República y de María Cano de Limantour. todo a partir de los trágicos sucesos de febrero de 1913.
Otra estadounidense entusiasta de la formación educati- Por consiguiente, la mayoría de las instituciones y asocia-
va de niños y jóvenes fue la señora B. M. Files, que en 1888 ciones del grupo cerraron sus puertas y otras simplemente
se mudó a México para radicar en compañía de su hija, es- desaparecieron.
posa de un magnate del petróleo,3 y de sus nietos. La señora Se sabe muy poco acerca de la vida del grupo y de la
Files era también profesora de jardín de niños. Alentada por manera como se reconstituyeron las asociaciones en las
otras damas estadounidenses, entre ellas la propia señora décadas de 1920 y 1930. En este lapso fue mucho más vi-
Dennie, en 1894 fundó The Mexico City Grammar School, sible la presencia de otras mujeres estadounidenses, entre
con una matrícula inicial de 90 niños, entre estadouniden- periodistas, escritoras, artistas plásticas y antropólogas,
ses, británicos, franceses, suizos, alemanes y mexicanos, muy diferentes a sus compatriotas ya establecidas. Ellas
muchos de estos últimos hijos de familias de la burguesía formaron parte de una corriente de extranjeros, en su ma-
porfiriana. Tanto la escuela fundada por la señora Dennie yoría estadounidenses y británicos, llegados a México por
como la inaugurada por la señora B. M. Files constituyeron el interés, entusiasmo o curiosidad que les despertaron las
el antecedente de la actual American School Foundation. expectativas de reivindicación social y política de la Re-
Además de su interés por la creación de instituciones volución, así como por la política educativa y cultural de
educativas y de su participación en otras asociaciones del índole nacionalista impulsada en la década de 1920 por Jo-
grupo, como The American Benevolent Society, algunas 4
sé Vasconcelos.

3
Propietario de la Water Oil Pierce Company, 5
Paul Hudson, dueño del Mexican and Herald and Modern Mexico; George
4
Organización dedicada a apoyar a los compatriotas que enfrentaban W. Cook, importante comerciante.
dificultades de salud o falta de recursos, y uno de los centros de reunión 6
La burguesía porfiriana consideraba a las clases populares como anal-
de los residentes estadounidenses durante el porfiriato. fabetas, inclinadas al vicio y sin disciplina moral.

EXPEDIENTE 41
Tabla 1
Estadounidenses en la ciudad de México, 1895-2000 (números absolutos y relativos)

AÑO TOTAL EN EL PAÍS CIUDAD DE MÉXICO PORCENTAJE

1895 12 108 1 413 12.33


1900 15 267 2 117 13.86
1910 20 639 3 045 14.76
1921 21 744 2 873 13.21
1930 36 308 3 905 10.75
1940 * * *
1950 83 391 12 036 14.43
1960 97 902 15 033 15.35
1970 97246 12 496 12.84
1980 157 117 12 554 7.99
1990 197 619 8 624 4.43
2000 343 591 10 869 3.16
2010 738 103 16 798 2.27

* El censo de 1940 no desglosa el país de nacimiento de los extranjeros


Fuentes Entre 1950 y 1980, cálculos elaborados con base en Salazar (1996: 267-269); para 1990, XI Censo… (1990: 266);
para 2000, XII Censo… (2000), y para 2010, XIII Censo… (2010).

Estas estadounidenses, que no llegaron a México co- diplomáticos, hombres de negocios y antiguas residentes,
mo esposas ni hijas, sino como personas independientes, tuvieron y han tenido una destacada participación. De he-
creativas, desafiantes del rol tradicional asignado a la mu- cho, ellas formaron la membresía de varias asociaciones y
jer, tras participar un tiempo en la renovación de la vida fueron las más entusiastas. Por ejemplo, como parte de la
artística y cultural mexicana de las décadas de 1920 y 1930, American Society se constituyó el Social Service Commit-
retornaron a Estados Unidos o viajaron a otros países. Más tee (ssc of AmSoc) integrado casi en exclusiva por mujeres,
tarde algunas de ellas regresaron a México, donde radica- dedicadas a confeccionar prendas de vestir y vendas para
ron hasta su muerte.7 los soldados que combatían en el frente, a semejanza de sus
compatriotas en Estados Unidos.
La Segunda Guerra Mundial y las estadounidenses Una vez que la guerra terminó, las actividades del ssc se
volcaron hacia la comunidad. En mayo de 1947 reunía a 116
En el caso de las mujeres de la comunidad establecida en mujeres, y al finalizar la década de 1940 se encargaba de dis-
la ciudad de México, la década de 1940 marcó su incorpo- tribuir alimentos y ropa a las familias necesitadas durante la
ración definitiva a la vida organizativa de la comunidad. Navidad, confeccionaba prendas de vestir para varias orga-
La participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra nizaciones de caridad, así como sábanas y almohadas para
Mundial fortaleció los sentimientos patrióticos de sus ciu- el Hospital abc. En agosto de 1973 la organización hacía un
dadanos radicados en la capital mexicana. Por este motivo llamado a la comunidad, en particular a las mujeres, para
fundaron diversas asociaciones encaminadas a apoyar los que se incorporaran como voluntarias o directivas del ssc,

esfuerzos bélicos de su país. Una de ellas fue la American pues, según se advertía, algunas de las antiguas voluntarias
Society of Mexico. En la inauguración y actividades de esta estaban retornando a Estados Unidos, otras se habían mu-
organización y de otras más, creadas en años posteriores, dado a diversos países sudamericanos, ya que sus esposos
las mujeres de la comunidad, en especial las esposas de los habían sido trasladados por las empresas transnacionales
que los empleaban, y algunas más ahora formaban parte
7
Anita Brenner, Ethel Duffy Turner, Alma Reed. Las dos últimas fueron
condecoradas por el gobierno mexicano con el Águila Azteca. de las directivas de otras organizaciones. A principios de la

42 DIARIO DE CAMPO
Tabla 2
Estadounidenses en México según sexo, 1895-2000 (porcentajes)

AÑO HOMBRES MUJERES TOTAL

1895 61.3 38.7 100


1900 64.0 36.0 100
1910 63.0 37.0 100
1921 55.7 44.3 100
1930 50.9 49.1 100
1950 46.4 53.6 100
1960 48.1 51.9 100
1970 47.4 52.6 100
1980 48.2 51.8 100
1990 49.0 51.0 100
2000 50.6 49.2 100
2010 50.8 49.2 100

Fuentes Entre 1950 y 1980, cálculos elaborados con base en Salazar, (1996: 269); para 1990, XI Censo… (1990); para
2000, XII Censo… (2000), y para 2010, XIII Censo… (2010).

década de 1980 el ssc se integraba por mujeres de diversas y porque no hablaban español. Por este motivo ambas coinci-
nacionalidades, en su gran mayoría estadounidenses, y era dieron en establecer una organización que hiciera más gratos
una organización destinada a asistir a instituciones de salud los primeros días de estancia de las newcomers y ayudara a su
y de beneficencia, de preferencia mexicanas, sin que faltara pronta adaptación al estilo de vida de la sociedad receptora.
el apoyo a las de la propia comunidad.8 Así nació el Greeters Committee. Las señoras Washburn y
La adaptación a la sociedad receptora ha sido, desde la Castillo estaban convencidas de que mucha de la falta de
década de 1940, otro foco de interés de las mujeres de la co- entendimiento y de las fricciones entre estadounidenses
munidad estadounidense en la ciudad de México. Por ello y mexicanos se debía al desconocimiento de las costumbres y
han procurado fundar espacios que les sirvan tanto para re- del estilo de vida entre ambos países. Por ello incorporaron
lacionarse con personas de su misma nacionalidad como con a mujeres mexicanas a la organización. Mediante la citada
otras de nacionalidad mexicana. En esa década las señoras asociación, las fundadoras también apoyaron la política de
Ruth Washburn y Ruth Castillo, esta última casada con un buena vecindad de su gobierno. Éste fue el mismo propósito
mexicano, fundaron una asociación destinada a promover la de otras asociaciones de mujeres en esos años, no nece-
amistad entre las mujeres de la misma comunidad, que a la vez sariamente formadas por estadounidenses, pero en las que
facilitara la adaptación de las nuevas residentes. A ambas les éstas participaban, como The International Women’s Club.
había sido muy difícil entablar amistad con personas de su
misma nacionalidad y con mexicanos durante sus primeros Epílogo
meses de estancia: en el interior de su comunidad por ser
recién llegadas, y en el ámbito mexicano por ser extranjeras La afluencia de estadounidenses a México no sólo continuó
al término de la Segunda Guerra Mundial, sino que aumen-
8
Confeccionaba ropa para el Hogar de Niños del Ejército de Salvación, tó y se convirtió, desde entonces, en la primera población
el Orfelinato Nuestros Pequeños Hermanos del Padre Wasson, el Hogar extranjera radicada en el país. Más estadounidenses arri-
para Niñas Abandonadas de Sister Keller’s Home For Abandoned Girls,
la Sociedad Americana de Benevolencia, el Hospital de la Mujer y la Casa
baron a la ciudad de México, mas no todos se acercaron
Álvaro Obregón. En 1981 elaboró 1 107 vestidos individuales para estas ni involucraron con su comunidad de origen, aunque va-
asociaciones. En 1973 el número de instituciones a las que ayudaba era
rios de ellos recurrían a las asociaciones, en particular a
mayor. El comité se sostenía con recursos del Fondo Unido de la Comu-
nidad, fundado en 1956. la American Society, para informarse sobre los trámites

EXPEDIENTE 43
migratorios que debían cumplir o respecto a la forma de tanto las interesadas en la cohesión y la conservación de la
vida mexicana. identidad del grupo, las ocupadas y preocupadas en tareas
Durante la segunda mitad del siglo xx esta inmigración de asistencia social y de beneficencia, como las que poco o
continuó caracterizándose por ser más familiar que indivi- nada se han acercado a su grupo de origen y han preferido
dual, con un predominio numérico, entre 1950 y 1990, del filtrarse e involucrarse más en la sociedad mexicana, han
género femenino (tabla 2). En lo que corresponde a la comu- cumplido un papel nada desdeñable: por el contrario, muy
nidad establecida en la ciudad de México, a principios de la participativo y notorio en la historia de la inmigración esta-
década de 1990 se agrupaba en más de 60 organizaciones de dounidense en el país.
muy diversa índole, en la mayoría de las cuales participa-
ban mujeres. Una buena parte de las que colaboraban con su Bibliografía

comunidad tenían estudios universitarios, estaban casadas


con ejecutivos o diplomáticos, habían vivido en la ciudad por “American Colony Drive to Begin Easter”, en American Society of
Mexico. Bulletin, vol. VII, núm. 3, marzo de 1949, p. 12.
lo menos cuatro o cinco años, hablaban español (y algunas
American Society of Mexico. Bulletin, 1945-1982.
otros idiomas), presidían varias asociaciones y participaban
Brown, Jane, “You Are Needed”, en American Society of Mexico. Bu-
en los comités de otras más. Su presencia no sólo era visible,
lletin, vol. XXXVII, núm. 8, agosto de 1973, pp. 14-18.
sino central en la organización interna del grupo. En cambio,
_____, “History of The American Society of Mexico”, en Amistad, vol.
en el ámbito mexicano la participación de las estadouniden-
8, núm.3, febrero de 1982, p. 10.
ses era mucho más discreta, dirigida en lo fundamental a XIII Censo General de Población y Vivienda, tabulados básicos,
ayudar a instituciones de salud y de beneficencia. En cierta México, inegi, 2010.
medida esta labor las acercaba un poco a la sociedad mayor, XII Censo General de Población y Vivienda, México, inegi, 2000.
al enterarse o percatarse de la situación que enfrentan cier- XI Censo General de Población y Vivienda, resumen general, tabu-
tos grupos de mexicanos: los menos afortunados, los más lados complementarios, México, inegi, 1990.
vulnerables. No obstante, estas estadounidenses suelen vivir Davis, Clara Ethelyn, “The American Colony in Mexico City”, tesis

en su propio espacio identitario, alejadas de lo que acontece en de doctorado en filosofía, Misuri, Universidad de Misuri, 1942.

la sociedad mayor. Denman Kathy y Karen Kovacs, “Mujeres norteamericanas en Méxi-


co. El caso del Newcomers Club”, inédito, México, Centro de
Es posible que su entusiasta participación en la vida or-
Investigaciones Superiores del inah, 1978.
ganizativa de su grupo de origen se deba a su propio estatus
Díaz de Kuri, Martha, “Británicos y estadounidenses. Vínculos y co-
social: esposas de ejecutivos, diplomáticos, empleados de
munidades de intereses”, en Carlos Martínez Assad (coord.) La
alto rango, los cuales suelen representar los intereses de su
ciudad cosmopolita de los inmigrantes, t. 1, México, Gobierno del
gobierno y de la propia comunidad ante las autoridades
Distrito Federal, 2010, pp. 365-389.
mexicanas. Quizá a ello respondan también las tareas de “Fondo Unido”, en Amistad, vol. 8, núm. 6, mayo de 1982, p. 25.
beneficencia respecto a la sociedad mayor, interés que no Gutiérrez Suárez, Emma E. de, “Welcoming Newcomers”, en Ameri-
deja de ser auténtico, como sucede con otras comunidades can Society Bulletin, octubre de 1948, pp. 22-23.
extranjeras, si bien en la estadounidense la participación Knight, Mabel F., “The International Woman”, en Pemex Travel Bulle-
femenina ha sido más recurrente y mucho más visible. tin, vol. X, núm. 204, febrero de 1950, pp. 2-3.

Por otro lado, en la ciudad de México y en el país han Palma Mora, Mónica, De tierras extrañas. Un estudio sobre la inmi-

radicado muchas otras mujeres estadounidenses a las que gración en México, 1950-1990, México, inah-Instituto Nacional
de Migración-dge (Migración), 2006.
no les ha interesado ni atraído acercarse a su comunidad
“The Pan American Round Table of Mexico”, en American Society of
de origen, como sucedió con aquéllas, hoy célebres, llega-
Mexico. Bulletin, vol. II, núm. 7, abril de 1944, pp. 5-6.
das en las primeras décadas posrevolucionarias: muchas de
Salazar Anaya, Delia, La población extranjera en México (1895-1990).
ellas se han desempeñado en la sociedad mayor como
Un recuento con base en los censos generales de población, Méxi-
académicas, investigadoras, profesionistas, artistas de es-
co, inah, 1996.
pectáculos, escritoras, periodistas, enfermeras, empleadas; Schell, William Jr., Integral Outsiders, The American Colony in Mexico
algunas han contraído matrimonio con mexicanos o sus City, 1876-1911, Wilmington, Delaware, A Scholary Resources,
hijos han nacido en México. Precisamente, por ser las que 2001.
más se han filtrado en la sociedad nativa, han resultado, Stewart, Frances, “My Heart Lies South”, en Pemex Travel Bulletin,
según me parece, menos visibles. Todas ellas, sin embargo, vol. XIV, núm. 257-A, junio de 1954, pp. 8-9.

44 DIARIO DE CAMPO
La república de las mujeres.
Creación de un sujeto político
en San Pedro Mártir
Mario Camarena Ocampo*

E l Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur es una organización de personas que
viven en un territorio que abarca tres pueblos, Chimalcoyoc, San Pedro Mártir y San Andrés
Totoltepec, así como varias colonias, María Esther Zuno, Plan de Ayala, Ejidos de San Pedro,
Tlalcoligia, Mirador, Zacatienda, Tehuiztitlán, Kilómetro 21, la Tienda y Arboledas, en las faldas
del Ajusco. En la actualidad, estas localidades se encuentran entre la carretera federal y la au-
topista México-Cuernavaca, en el sur del Distrito Federal.
Desde la década de 1960 esta franja se pobló debido a una constante migración proveniente
de varios estados de la República y de la capital mexicana. La geografía política nos dice que
este territorio pertenece a la delegación Tlalpan, si bien sus habitantes se identifican como
parte de la iglesia de San Pedro Mártir de Verona, debido a que esta parroquia se ha constituido
en un símbolo de justicia y dignidad en ese espacio.
Durante la primera mitad del siglo xx una parte de la zona de que hablamos tenía un carácter
agrícola. También había un área boscosa donde se desarrollaban labores de cacería y de obten-
ción de leña. A partir de la década de 1960 se inició un proceso inexorable de urbanización, el
cual se aceleró en las últimas décadas de esa centuria.
La historia de despojos que ha sufrido esa demarcación se resume así:

En 1949, mediante una compra-venta engañosa, se despojó al pueblo de San Pedro Mártir
de 65 hectáreas con la promesa de que allí se construiría un parque recreativo popular, pero
en realidad allí se construyó el exclusivo “Club de Golf México”, cuyo accionista principal fue
el entonces presidente Miguel Alemán; en 1950 se expropiaron aproximadamente 10 hec-
táreas para la construcción de la autopista México-Cuernavaca; en 1972 se ven afectadas
83 hectáreas por una nueva expropiación para la Secretaría de Salubridad y Asistencia en
cuyos terrenos se construyó el Instituto Nacional de Cardiología, el Deportivo del Sindicato
de los Trabajadores de esa Secretaría y las instalaciones del Instituto Federal Electoral; en
1974 se expropian 420 hectáreas para la construcción del Colegio Militar. Con esto, el pue-
blo de San Pedro Mártir es despojado prácticamente de su área o espacio rural.

Para defenderse de los constantes despojos, los habitantes, identificados con la parroquia
de San Pedro, comenzaron a organizarse, en 1973, como Campesinos Unidos; en 1976, co-

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (mcamarenaa@yahoo.com.mx).

EXPEDIENTE 45
mo Lucha Popular, y en 1980, como Movimiento Popular que aporta uno o varios miembros de la familia; la tercera
de Pueblos y Colonias del Sur, denominación con la que función es educar y socializar a los miembros del grupo fa-
permanecen hasta nuestros días. En esta organización re- miliar para hacerlos partícipes de la cultura compartida por
sulta muy visible el trabajo de las mujeres. La historia de la comunidad, y la cuarta radica en ser depositarias y trans-
las diversas luchas que han librado es larga y combativa, misoras de la memoria familiar. Las dos últimas funciones
pues además de la defensa de la tierra, han pugnado por logran la reproducción de la cultura y hacen de la mujer el
la obtención de los servicios en sus comunidades. Al mis- agente cultural por excelencia.
mo tiempo que ellas combatían para lograr sus objetivos Estas mujeres encontraron en la parroquia de San Pedro
en cuanto a la tierra y a los servicios, libraban otra batalla Mártir un espacio donde eran escuchadas, comprendidas y
contra toda una tradición cultural, al tomar conciencia de acompañadas, pues la iglesia se constituyó como un espacio
que podían y tenían derecho a ser sujetos políticos; es decir, de motivación, organización, planeación y acompañamien-
ganaron el derecho a tomar sus decisiones y a ser tomadas to para sus luchas. Al mismo tiempo encontraban que esa
en cuenta en los espacios políticos del pueblo. compañía también justificaba sus lides desde el punto de
Para ninguno de los miembros de la pareja resultó fácil vista cristiano, bajo los conceptos de justicia, dignidad e
el cambio, pues la educación tradicional asignaba ciertas igualdad. Así, participaron en forma activa en las luchas del
funciones para cada miembro: al hombre le correspondía pueblo durante la décadas de 1960 y 1970. Este fenómeno
ser proveedor, representar a su familia en la comunidad sentó las bases para que las mujeres se asumieran como
social y encabezar a la familia; a las mujeres les tocaba el sujeto político. Así, la participación activa de las mujeres
gobierno de la casa: mantenerla limpia y en condiciones de generó la formación de una nueva condición de las mismas
funcionar, administrar lo proveído por el marido al realizar dentro de los pueblos y las colonias, así como en su rela-
economías, conseguir crédito y conservar los alimentos. ción con las autoridades civiles y eclesiales, al transformar
Además, ellas son importantes agentes culturales, pues una añeja mentalidad en que las personas se asumían como
educan a todos en su casa, además de ser poseedoras y clientes de los poderosos para avanzar en dirección a una
transmisoras de la memoria familiar. En otras palabras, el mayor conciencia como ciudadanos. De tal manera, lo que
hombre en el espacio de lo público y la mujer en la esfera antes se veía como un favor ahora constituía un derecho, el
de lo privado. trato otrora humillante se comenzó a enfrentar con digni-
Según la tradición, las necesidades de la vida doméstica dad y las luchas se asumieron como búsqueda de la justicia.
debían resolverlas las mujeres, de manera que el agua para El involucramiento de las mujeres en los asuntos de
lavar la ropa, cocinar y asearse era un asunto doméstico. los pueblos y colonias pasó de ser un movimiento por los
La casa necesitaba luz eléctrica para el uso cada vez más servicios a una lucha por los derechos ciudadanos. La trans-
generalizado de los aparatos electrodomésticos, que hacían formación de la posición de las mujeres en las demandas
más eficiente el hogar: otro asunto doméstico. Tener un te- de los pueblos y colonias condujo a una nueva forma de
cho para la familia era muy importante y la seguridad de la hacer política. Las mujeres no sólo conquistaron un espacio
tenencia de los terrenos resultaba fundamental, pero como político dentro de los pueblos sino, como diría Paulo Freire,
los hombres debían trabajar todo el día para proveer a la alteraron las relaciones de género en su entorno; es decir,
familia, quienes contaban con “tiempo libre” para hacer las cambiaron las formas de relación entre hombres y mujeres, y
gestiones eran las mujeres. La educación iba ganando terre- dieron un paso cultural de la mayor importancia, al trasmitir
no entre los aspectos apreciados por las personas; por ello, a sus hijos valores sociales de derechos, dignidad y una idea
la consecución de un plantel escolar para los hijos fue una de pueblo incluyente.
lucha librada, en su mayor parte, por mujeres. La pregunta que guía este artículo es ¿cómo las mujeres
Para resumir, desde mi punto de vista existen cuatro que participan en el mppcs se construyeron en sujetos políti-
funciones fundamentales de la mujer-madre de familia: la cos durante las décadas de 1970 y 1980?1
primera consiste en aglutinar a los miembros de una familia
alrededor del hogar (es decir, la casa adquiere un valor sim- 1
Entrevistas colectivas a Concepción Sandoval, Beatriz Hernández,
bólico como el lugar donde residen la seguridad, el cariño y Ismael, María de Jesús, José Guadalupe, Ramón Crisantos, Evaristo y
Francisca, realizadas por Mario Camarena Ocampo, Cinthya Luarte y
el arraigo: de ahí la importancia del terreno para la misma);
Rocío Martínez entre febrero y mayo de 2011. En adelante nos referire-
la segunda se enfoca en organizar y optimizar los recursos mos a ellas como “entrevistas colectivas a los habitantes de Pedregalito”.

46 DIARIO DE CAMPO
El escenario de la mayoría de las narraciones es la zona presente en las organizaciones gremiales y campesinas, don-
rural de Tlalpan en su proceso de transformación a la vida ur- de la cnop ocupó un lugar preponderante.
bana. Durante esa época se dio una fuerte migración hacia la Con la construcción de los caminos y otras obras llega-
demarcación desde el campo o desde las ciudades medianas ron campesinos de diversos estados de la República y otras
y pequeñas de otros estados del país, así como una migración delegaciones. En las décadas de 1960 y 1970 este grupo llegó
constante desde otras zonas de la propia capital. a vivir a los terrenos que les habían vendido los ejidatarios o
Por otra parte, durante las décadas de 1970 y 1980 ocurrió comuneros en las afueras de los pueblos de San Andrés
un avance importante en la urbanización de las zonas rurales Totoltepec y San Pedro Mártir. Entonces eran matrimonios
del sur del Distrito Federal debido a varios factores: los campe- jóvenes con hijos pequeños en busca de un espacio donde
sinos que recibieron tierras durante varios procesos de reparto arraigarse. Los hombres se desempeñaban en oficios tem-
agrario vendieron terrenos a especuladores inmobiliarios y a porales como obreros, albañiles, carpinteros, así como en
particulares. En la década de 1940 los comuneros y ejidata- labores de intendencia en diversas empresas e instituciones,
rios que poseían estas tierras ya se hallaban en un proceso mientras que otros encontraron trabajo como ferrocarrile-
acelerado de desarraigo de la tierra y de las labores agrícolas, ros y en la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, así como
lo cual se generó, en parte, por la propia reforma agraria, empleados eventuales. Sin embargo, muchos habitantes es-
pues las exiguas extensiones de tierra que les habían otor- taban desocupados (ibidem: 26).
gado resultaban insuficientes para vivir. Así, desde la Las mujeres se dedicaban a las labores del hogar y a
década de 1950 los poseedores de tierras de labor de Tlal- actividades productivas para apoyar el precario ingreso del
pan decidieron lotificar sus terrenos y venderlos, con lo que esposo, por lo que luchaban de manera cotidiana por la su-
se colocaron fuera de la normatividad, ya que los ejidos y pervivencia. Los habitantes de Pedregalito se caracterizaban
bienes comunales no eran enajenables. por sus bajos ingresos, la ausencia de ahorro y de reservas
Por otra parte, la ciudad de México requería de una alimentarias en la casa, así como la realización de compras
infraestructura que la comunicara con Cuernavaca y Aca- frecuentes durante el día ante la poca disponibilidad de dine-
pulco. La primera ciudad se convirtió en forma paulatina ro; también acostumbraban pedir recursos a los prestamistas
en el lugar de descanso de las élites y de la clase media de locales con altas tasas de interés, organizaban tandas como
la ciudad, mientras que el puerto guerrerense fue el gran sistema de crédito y utilizaban el “fiado” de las tiendas de
proyecto turístico de las décadas de 1950 y 1960. A partir de abarrotes para el consumo de alimentos (Lewis, 1965: XVIII;
la de 1970 se aceleró el proceso de urbanización iniciado Camarena, 2012; Galindo, 1901).
desde la de 1950, con la construcción de grandes avenidas: Los terrenos adquiridos por las entrevistadas para cons-
Insurgentes, Anillo Periférico, Viaducto Tlalpan y, más tar- truir sus casas fueron parte de las tierras de San Andrés
de, la carretera panorámica Picacho-Ajusco, lo cual no sólo Totoltepec y San Pedro Mártir que los comuneros o ejidata-
incidió en la transformación del paisaje, sino en la dinámica rios les vendieron a precios accesibles por encontrarse en
sociocultural y económica de los poblados aledaños. situación de irregularidad. Esta incertidumbre en la tenen-
Ante la escasez y los altos precios de espacios para cia de la tierra resultó el factor fundamental para su bajo
vivienda popular en la ciudad, las grandes extensiones costo; al mismo tiempo, las personas pobres tenían una
de tierras ejidales y comunales de Tlalpan se convirtieron gran necesidad de asentarse en algún lugar para gozar de
en un espacio codiciado por fraccionadores, así como en la seguridad de un techo. Ante esto, la falta de servicios, las
un lugar donde la gente de escasos recursos aspiraba a dificultades de acceso y la irregularidad pasaron a segundo
comprar un terreno para edificar una vivienda (Camarena, término, de modo que invirtieron todos sus ahorros en la
2012: 30-31). compra, sin importar que compraban la posesión de los te-
Otras personas invadieron las tierras para edificar vi- rrenos y no la propiedad2 (Camarena, 2012: 30).
viendas. Los grupos empobrecidos de la capital invadieron Los recién llegados fueron víctimas de fuertes discrimi-
terrenos para iniciar asentamientos irregulares arropados por nación, pues los nativos de los pueblos, que se llamaban
las organizaciones clientelares del pri y sus líderes. Proteger y a sí mismos “originarios”, no les permitían participar en
alentar a estas organizaciones de invasores daba a ese par-
2
La posesión se refiere a que ellos tenían derecho a vivir allí, pe-
tido un número creciente de votantes cautivos, a la vez que
ro no existía una regularización territorial que los reconociera como
fortalecía toda una cultura de la influencia, la cual ya estaba propietarios.

EXPEDIENTE 47
les de la zona hacia su comunidad, entre otros ejemplos.
Sólo de esta manera lograron cierta atención y reconoci-
miento de las autoridades y de los habitantes del pueblo.
Estas movilizaciones adquirieron incluso un carácter de tu-
multo comunitario, acción en la que las mujeres fueron las
principales instigadoras y, en muchos casos, las principales
ejecutoras. En estas luchas, equiparables al motín, encontra-
mos una protesta social cuyo objetivo es el reconocimiento
de sus derechos ciudadanos a fin de proteger a su familia.
La participación en esta lucha resultaba desgastante,
pues antes de salir o al regresar de sus reuniones y reco-
rridos las mujeres debían realizar las labores domésticas,
a fin de no ser señaladas por conocidos y familiares como
desobligadas que desatendían a su esposo, su casa y sus
hijos. Así, organizaron comisiones entre ellas para recoger
a los niños en edad escolar mientras las demás negociaban
con las autoridades
las estructuras de decisión del pueblo; por ejemplo, en la Las luchas devinieron en la adhesión de las mujeres
asamblea general ni en las festividades locales, que son un al Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur. Al
elemento cultural importante, ni de los servicios básicos, unirse a este añejo grupo, accedieron a un espacio para
como el agua y la escuela. Se llegó al extremo de que al- organizar mejor sus demandas y aprender a justificar la le-
gunos comerciantes se negaban a venderles productos tan gitimidad de las mismas desde el punto de vista legal. En
necesarios como las tortillas. A diario se vivían enfrenta- fin, para desarrollarse como sujetos políticos. Tales luchas
mientos entre los nativos y los “fuereños” por la segregación se ubicaron en un contexto machista mediante el que se les
en que los tenían. desprestigiaba con el calificativo de “revoltosas” o “chismo-
Esta confrontación se cristalizaba de manera cotidiana, sas” (entrevistas colectivas a los habitantes de Pedregalito).
en especial en la relación entre las mujeres de la localidad. Debido a sus actividades políticas, comenzaron a experi-
Mientras los hombres salían a trabajar a diversos rumbos mentar problemas con sus vecinas, quienes las señalaban
del Distrito Federal, ellas se quedaban en casa haciendo con tales apelativos y las censuraban por no dedicarse a su
sus quehaceres y cuidando a los hijos. Sin embargo, este hogar. Los problemas con sus maridos se volvieron más
“quedarse en casa” era muy relativo, pues al carecer de los frecuentes y los reclamos eran principalmente porque “no
servicios básicos de agua, luz, gas, escuela para los hijos y paraban en casa”. A esto se sumaron los problemas con las
otras urgencias, se veían obligadas a salir a resolver tales autoridades, quienes las cuestionaban porque sus esposos
necesidades. Además tuvieron conflictos debido a que no no pedían los servicios. Si bien ellas emprendieron la lucha,
las dejaban lavar ni les permitían formarse en las tortillas a la postre resultó necesaria la figura de un hombre, pues
o en la lechería del poblado. Es decir, eran ellas quienes en ese contexto machista el marido no sólo era la figura
debían resolver las necesidades domésticas en un medio pública, sino que representaba una forma de seguridad (Ca-
donde sufrían discriminación. marena, 2012: 51-52).
Las mujeres comenzaron a organizarse para luchar por Con el tiempo, las mujeres ganaron confianza en sí
lo que consideraban justo y a lo que tenían derecho legítimo, mismas, y conforme alcanzaron logros concretos en sus de-
entre ellos los servicios que se les negaban. Así, acudieron mandas, dejaron de necesitar de la presencia de los hombres
ante las autoridades (el subdelegado, el delegado, el director en sus gestiones ante las autoridades. En sus casas se operó
del servicio de agua, entre otros) en demanda de sus de- también un cambio importante, pues conquistaron la con-
rechos ciudadanos a estos servicios, pero al encontrar en fianza y el reconocimiento a su activismo. Su asistencia a
las autoridades una actitud displicente y manipuladora, pa- reuniones, manifestaciones y otras actividades políticas dejó
saron a acciones más directas: concentraciones, mítines, de ser motivo de conflicto con su pareja. Bety nos platica que
cierre de las carreteras, canalización del agua de los hote- en una ocasión, tras participar en una comisión, llegó en la

48 DIARIO DE CAMPO
madrugada; al ver que no llegaba, su esposo le cerró la puer-
ta de la casa y tuvo que dormir en el patio. La señora Virginia
contó que cuando llegaba su esposo con sus amigos, éstos le
decían: “Ya controla a tu vieja, nunca está en su casa”; con
el tiempo este mismo personaje contestó a tales amigos que él
estaba de acuerdo con cuanto hacía su mujer: ése fue el mo-
mento en que cambiaron las relaciones de pareja.

Las Comunidades Eclesiales de Base

La participación política en las décadas de 1960 y 1970 era


prácticamente inexistente y se realizaba bajo la forma del
clientelazgo. El Partido Revolucionario Institucional (pri)
convocaba a sus huestes a concentraciones de apoyo al
“señor presidente” y a otras personas, y las mujeres sólo
acudían para “hacer bola” y gritar las porras al candidato, al
líder o al político en turno. Ésa era la tradición priista.
Durante esas décadas muchas de ellas se incorporaron el cambio. Bajo el cobijo de estas ideas surgió el movimiento
a las Comunidades Eclesiales de Base (ceb), organizacio- por la defensa de la tierra y, más tarde, por el agua. Estas
nes laicales que constituyen una de las manifestaciones luchas fueron la coyuntura que les permitió “actuar para
del movimiento renovador surgido del Concilio Vaticano cambiar”. La parroquia de San Pedro Mártir se convirtió en
II (1962-1965) y de la experiencia eclesial en América La- el centro de la insubordinación y de la resistencia social, así
tina. Desde finales de la década de 1960 se fomentaron como su primer lugar de reunión (Necoechea, 2006: 27-60).
estas células de organización cristiana como el nivel más En las ceb las personas conocieron a sus vecinos, los
básico. Estas comunidades han sido grupos de vecinos con problemas del pueblo y de las colonias que se estaban
una relación fraterna, solidaria, que respetan sus diferen- formando; constituyeron un espacio de socialización y de
cias y reflexionan sobre los problemas de la vida cotidiana toma de conciencia. No era sorprendente que desde allí
con base en el Evangelio. se llamara a las manifestaciones ni que, tras acudir a una
La discusión en las ceb condujo a las mujeres sobre las reunión interparroquial en busca de apoyo, éste llegara
que tratamos en este artículo hacia una crítica del mundo desde otras parroquias de la delegación y de la ciudad. De
en que vivían, con lo cual vieron con claridad las injusticias esta forma las mujeres de Pedregalito, Volcanes, Ejidos
que había a su alrededor: pobreza, marginación, desigual- de San Pedro Mártir, Chimalcoyoc y San Andrés conocie-
dad, falta de educación y de trabajo, entre otras. A la luz de ron otras realidades, lo cual implicó enfrentar problemas
las reflexiones en las ceb, tomaron conciencia de que sus un tanto diferentes y un tanto similares. Las personas se
luchas no sólo eran para adquirir servicios, sino demandas solidarizaron e incorporaron a sus luchas otras demandas
de justicia y de respeto a su dignidad. para exigir a las autoridades el abasto de servicios: la pri-
Tras platicar con las personas, creemos entender su con- mera demanda fue por el agua y por parte de las mujeres,
cepción de justicia social, la cual abarca varios elementos: pues como ellas refieren: “Ellos piden la ropa pero no sa-
el derecho a la tenencia de propiedades y a que no se les ben cómo o con qué la lavamos” (entrevistas colectivas a
expropien en forma injustificada; el derecho a la vivienda, los habitantes de Pedregalito).
la eliminación de la pobreza y la inseguridad económica; la Las ceb dieron lugar a nuevos sujetos sociales, pues se
afirmación de la solidaridad humana, es decir, entre iguales, constituyeron en la base de la organización de los pueblos
en busca de un bien común; la autovaloración y la digni- de la zona de San Pedro Mártir y contribuyeron a una praxis
dad como conceptos que abonan contra la exclusión y la liberadora. A partir de una educación crítica, los habitantes
marginación. de los pueblos se concibieron como sujetos con derechos
Llegar a la conciencia de la injusticia por medio del Evan- ciudadanos, que debían luchar por la justicia, la dignidad y
gelio fue un primer paso. El siguiente consistió en actuar para un mundo mejor para toda la comunidad.

EXPEDIENTE 49
La actitud crítica, participativa y honesta de los habitantes implicó culminar su maduración, lograda durante la lucha,
se inspiró en valores como el respeto, la honestidad, el diálogo sino también cristalizar una experiencia vivida como per-
y, sobre todo, la dignidad, los cuales marcaron una nueva forma sonas marginadas en la sociedad y entre su propia familia.
de hacer política; es decir, de participar en los asuntos públi- Para concluir retomaré dos problemas que guiaron este
cos desde el punto de vista de los derechos ciudadanos. Bajo trabajo. Primero, vemos la importancia de la mujer para el
este concepto, las tradicionales relaciones clientelares cuya movimiento; el segundo, la importancia de las ceb para la
base es la cultura de la influencia3 cambiaron para convertir- formación de la conciencia política y de género en las muje-
se en una cultura del derecho ciudadano. res. Se experimentó un cambio en la forma de relacionarse
En la primera mitad del siglo xx resultaba común que las entre sí: mientras que antes hacían gestiones de manera
organizaciones agrarias y sociales de los pueblos se susten- individual, a partir de entonces las hicieron en grupo y con
taran en las relaciones entre el influyente y el cliente, en las un sustento jurídico. Ahora son capaces de organizar y ope-
cuales se buscaba la resolución de los problemas y donde rar democráticamente sus juntas de trabajo, antepuestas a
el influyente agilizaba la solución a cambio de la lealtad del aquella jerarquía social en la cual les tocó nacer y donde
cliente, objetivada en el voto corporativo. A principios de la no podían hablar ni actuar. Ahora externan sus ideas y al
década de 1970 esta situación comenzó a cambiar debido mismo tiempo aprendieron a escuchar, a modo de formar
a nuevas formas de interpretar los preceptos religiosos. Los una organización horizontal.
habitantes de los poblados de la zona de San Pedro Mártir se
reconocieron como sujetos de derecho gracias a su partici- Bibliografía

pación en las ceb. Esta nueva religiosidad construyó nuevos


valores que guiaron su participación política y justificaron a Camarena Ocampo, Mario, “Memoria y comunidad”, en Graciela de

plenitud su modo de actuar desde una posición teológica. Garay, Cuéntame tu vida. Historia oral, historia de vida, México,
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora/Conacyt,
Con base en estas nuevas posiciones las mujeres de las
1992.
comunidades cristianas sostuvieron que sus organizacio-
_____, Rocío Martínez Guzmán y Cinthya Luarte Magdaleno (co-
nes, y no la intervención de las autoridades, resolvían los
ords.), Pedregalito: de la exclusión a la construcción de una
problemas. En sus opiniones también se incluían la “au-
comunidad, Toluca, Universidad Autónoma del Estado de Méxi-
tovaloración” y la dignidad como elementos importantes
co/Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur, 2012.
en sus formas de lucha. Para todas ellas proponer y ha-
Galindo, Jesús, La educación de la mujer mexicana a través del siglo
cer constituyeron las claves para cobrar conciencia de su xix, México, Imp. del Gobierno Federal, 1901.
importancia en el pueblo como sujeto político. Sus expe- Greele, Ronald, “La historia y sus lenguajes en la entrevista de his-
riencias fueron muy diversas, pese a lo cual hallaron un toria oral: quién contesta a las preguntas de quién y por qué”,
interés común: trabajar por la justicia social. en Historia y Fuente Oral. El Peso de la Historia, núm. 5, 1989.
A través de estas mujeres percibimos un proceso que Lewis, Oscar, Los hijos de Sánchez, México, fce, 1965.
las llevó a cambiar sus relaciones cotidianas. Su actividad Necoechea Gracia, Gerardo, Después de vivir un siglo. Ensayos de

política no se ciñó a conquistar servicios y satisfacer necesi- historia oral, México, inah, 2005.

dades inmediatas, sino que les preocupaba el mejoramiento _____, “ ’Mi mamá me platicó’: un punto de vista. Clase y género
en los relatos de mujeres”, Taller. Revista de Sociedad, Cultura y
de las condiciones físicas del pueblo y la ampliación de las
Política, 2006.
oportunidades educativas para sus hijos. Otras metas muy
Portelli, Alessandro, “¿Historia oral? Historia y memoria: la muerte
importantes, desde el punto de vista cultural, eran cambiar
de Luigi Trastulli”, en Historia y fuente oral, 1989.
la actitud machista de los hombres y de las mujeres, hablar
Sarlo, Beatriz, Tiempo pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo.
en forma abierta de los problemas de salud propios de las
Una decisión, México, Siglo XXI, 2005.
mujeres, además de relacionarse con grupos de mujeres en
Thompson, E. P., “Folclore, antropología e historia social”, en E. P.
otros pueblos y colonias, con lo cual de hecho fomentaron Thompson, Historia social y antropología, México, Instituto de
una conciencia de género. Crear una organización no sólo Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1997.
3
Por “cultura de la influencia” entendemos la tendencia general de las Villafuerte García, Lourdes y Mario Camarena Ocampo, “Algunas
personas a buscar o aceptar la intervención de un sujeto percibido como reflexiones sobre la historia de la familia”, en Marcela Dávalos
poderoso para lograr la obtención de un bien o el acceso a una posición en
et al. (coords.), Una mirada al fondo de la historia. Reflexiones
situación ventajosa, sin utilizar los cauces legítimos o institucionales, lo
cual establece lazos de lealtad entre el supuesto poderoso y el favorecido. sobre la historia en la actualidad, México, Yeuetlatolli, 2003.

50 DIARIO DE CAMPO
La correspondencia de don Sergio
Francisco Pérez Arce Ibarra*

S ergio Méndez Arceo, séptimo obispo de Cuernavaca, vivió los años más intensos de la re-
forma de la Iglesia católica. Consagrado como obispo en 1952 por el papa Pío XII, don Sergio,
como lo llamaba todo mundo, nació en Tlalpan, Distrito Federal, proveniente de una familia
católica de Michoacán. Era portador de un pensamiento conservador y asimismo un intelec-
tual, estudioso de la teología y crítico de las formas litúrgicas imperantes. En ese tema fue un
reformador, y de una manera osada.
Su primera acción como obispo, que desató una polémica apasionada y cosechó un airado
rechazo, pero también elogios sorprendidos, fue la remodelación de la catedral de Cuernavaca.
Se trataba de un templo conventual del siglo xvi que había sufrido alteraciones y superposi-
ciones arquitectónicas en distintas épocas, así como pinturas encima de los frescos originales.
El proyecto arquitectónico, obra original de fray Gabriel Chávez de la Mora, representaba una
transformación mayor. La propuesta iba en el sentido contrario de la religiosidad popular y
reivindicaba la centralidad de Cristo, siempre presente en el discurso eclesial, pero negado a
menudo con la presencia excesiva de imágenes de la Virgen y los santos.
La audacia de la remodelación hizo de Méndez Arceo un obispo conocido, admirado y cri-
ticado en el país y fuera de él. La adaptación litúrgica atrajo el rechazo de muchos fervientes
defensores del culto a la Virgen María, que interpretaron los cambios como una ofensa. En la
iglesia original, en la parte superior del altar mayor se ubicaba una imagen de la Virgen de
la Asunción. En la catedral reformada, arriba del moderno altar principal sólo hay una cruz. La
Virgen de la Asunción ocupó un lugar lateral. Desaparecieron los altares laterales de estructuras
neoclásicas. La mayoría de los santos ocuparon su lugar en la bodega. El obispo definió tres cri-
terios para conservar estructuras y pinturas: valor estético, valor histórico y orientación litúrgica
moderna. En sus palabras:

En este reacondicionamiento nos guiaron los siguientes principios: 1) restaurar todo lo que
tuviese valor artístico o histórico y 2) hacer funcional la disposición interior para la asamblea
cristiana reunida para: a) celebrar la palabra de Dios, b) hacer la Eucaristía, c) participar en
los demás sacramentos y d) elogiar la acción santificadora del Espíritu en el recuerdo de los
santos; expresar simbólicamente esas acciones con la disposición, forma y decoración de
los elementos interiores.

*
Dirección de Estudios Históricos, inah (fperez.deh@inah.gob.mx).

EXPEDIENTE 51
cuya labor, durante los siguientes tres años, ejerció una gran
influencia en varias áreas, sobre todo en teoría pedagógica.
En 1966 el Cidoc quedó proscrito por la Congregación de la
Doctrina de la Fe. Iván Ilich salió de la Iglesia.
En 1958 Juan XXIII sustituyó a Pío XII. Muy al principio
de su reinado anunció que convocaría un concilio ecumé-
nico. En 1963 se inauguró el Concilio Vaticano II. Durante
los dos siguientes años el concilio revisó la situación de la
Iglesia en el mundo y se reformó a profundidad. La inten-
ción era reestablecer una relación cercana con el pueblo
católico. Una de las reformas más significativas fue la del
uso de las lenguas vernáculas en los oficios religiosos y
prácticamente el abandono del latín. Tras esa medida, que
obviamente buscaba la cercanía y comprensión del pueblo,
se desenvolvió una concepción distinta de la función misio-
En 1959 Gregorio Lemercier fue nombrado prior del conven- nera y evangelizadora, sobre todo por parte de los obispos
to de Santa María de la Resurrección. Pocos años después africanos. En el documento Ad Gentes se modificó en for-
se convertiría en foco de atención y polémica del mundo ma sustancial el sentido catequizador, al cambiar la idea
católico. Con el apoyo de su obispo incorporó la práctica de “llevar la palabra de Dios” a las otras culturas por la de
del psicoanálisis entre los monjes. Mientras no se llevó a “buscar la palabra de Dios” en las otras culturas.
la consideración de la jerarquía romana, el experimento de En el concilio participó de manera destacada el obispo de
Lemercier cosechó miradas de interés y debates más o me- Cuernavaca. Conocido ya como reformador por la obra reali-
nos álgidos. Contaba con la protección de don Sergio. Sin zada en la catedral, ratificó su talante al abordar temas como
embargo, en 1964, el segundo año del Concilio Vaticano II, el de la castidad entre los ministros de la Iglesia. Además
el prior llevó a Roma la experiencia del psicoanálisis desa- del concilio, que significó una reforma litúrgica, la encíclica
rrollada en su convento. Y Roma no es fácil de convencer, ni Populorum Progressio (1967) comprometía a la Iglesia a una
siquiera en medio de un concilio reformador. El asunto, le di- actividad pastoral más cercana a las necesidades del pueblo.
jeron, sería examinado con rigor. Dos años después, en 1966, Cita la encíclica un documento del concilio: “Dios ha desti-
llegó la condena oficial: no sólo se prohibió el psicoanálisis, nado la tierra y todo lo que en ella se contiene, para uso de
sino que Lemercier quedó fuera de la Iglesia. todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que los
En 1961 se fundó el Centro Intercultural de Formación bienes creados deben llegar a todos de manera justa, según
(cif), cuyo objetivo era formar a sacerdotes y laicos pro- la regla de la justicia, inseparable de la caridad”.
venientes de Estados Unidos que realizarían su misión en Don Sergio, que poseía un pensamiento conservador en
América Latina. Se trataba del proyecto “Voluntarios del Pa- lo social y lo político (no en lo religioso), se encontró en la dé-
pa”, concebido para acompañar a la Alianza para el Progreso. cada de 1960 en medio de un ambiente reformista que todo
La Iglesia encargó la dirección del cif a Iván Ilich, sacer- lo abarcaba. En Cuernavaca él había cobijado la novedad
dote vienés, de madre austriaca y padre croata católico. Para del convento de Santa María y su prior Gregorio Lemercier;
sus objetivos no podía haber elegido a un peor director, no había recibido y apoyado los trabajos de Iván Ilich, primero
por falta de capacidad de Ilich, que era muy competente y en el cif y sobre todo en el Cidoc; había sobrevivido a la crí-
poseía una gran formación teológica y filosófica, sino porque tica feroz contra su renovación litúrgica y arquitectónica de
se convirtió en un crítico acérrimo de la vida capitalista y del la catedral; había recibido los mensajes renovadores de las
concepto dominante de la educación. Más que preparar a los encíclicas de Juan XXIII Mater et Magistra y Pace in Terris, así
misioneros estadounidenses para su misión colonizadora, como de Paolo VI, Populorum Progressio. Esta última, sobre
los envió de regreso a sus casas, convencidos de otra cosa: el todo, había encausado su actividad pastoral a una cercanía
centro se convirtió en un sitio muy avanzado de reflexión ca- cada vez mayor con los problemas del pueblo, sus preca-
tólica, interesado en la realidad latinoamericana. En 1966 se rias condiciones de vida y las injusticias que sufría en forma
convirtió en Centro Intercultural de Documentación (Cidoc), cotidiana.

52 DIARIO DE CAMPO
En 1968 se abrió una ventana más, quizá la decisiva, pa-
ra el surgimiento de una nueva corriente en la Iglesia: la de
la Conferencia de Obispos de América Latina, celebrada en
Medellín, Colombia. Obispos de otras partes de México y de
otros países habían experimentado una conversión parecida
a la de don Sergio. Allí nació el pensamiento muy influyen-
te de la teología de la liberación. Se acuñó y expandió la
elocuente frase de “la opción preferencial de los pobres”.
Quizá sólo entonces se habló en verdad de una Iglesia lati-
noamericana. Por su historia reciente y la personalidad ya
muy reconocida de su obispo, Cuernavaca fue una da las
capitales de ese movimiento. En 1969 don Sergio y otros
obispos mexicanos, entre ellos el de Chiapas, Samuel Ruiz,
caminaban hacia una conversión más radical. En Cuerna-
vaca se recibían influencias teóricas de latinoamericanistas
tanto del interior como del exterior del país. Unos años des- por su comité y hostilidad. Tengo una carta abierta que
pués, tras el golpe de Estado en Chile, llegarían sacerdotes me dirigieron unos obreros porque dos obreros textiles
que vivieron el corto gobierno socialista de Allende y em- están presos. Los acusó su comité de fraude. Me repro-
prendieron trabajos pastorales muy cercanos al socialismo. chan porque yo les recomendé en general un abogado
En 1972 se celebró en Chile la reunión Cristianos para el honrado y sagaz. Me dicen que estoy defendiendo a es-
Socialismo, a la que asistieron religiosos de muchos países, tos ladrones. A mí no me consta que lo sean, pero sé que
pero un solo obispo, el de Cuernavaca. De la experiencia están siendo perseguidos no, como dice la carta, por las
chilena nacería en Cuernavaca el movimiento de las Comu- bases, sino por los que están manipulando las bases, en
nidades Eclesiales de Base, que después se desarrolló en lo cual no es ajena la empresa. Yo quiero señalar esa fal-
todo México. Se trataba de comunidades cristianas orga- ta de solidaridad, de conciencia de clase en los mismos
nizadas en el Evangelio, pero dispuestas a participar en la obreros (23 de mayo de 1976).
vida social y económica. En el caso de Chiapas se desarrolló
el movimiento catequista, propio de la pastoral indígena. Hermanos, yo voy a leer una denuncia: lo que sea de
El obispo de Cuernavaca vivió la opción por los pobres, la agresión contra obreros de guardia ante su fábrica
el compromiso de la Iglesia con el progreso del pueblo, en lo deben sustanciar ellos mismos ante las autoridades
su relación con los obreros y, de manera específica, con el judiciales objetivamente, sin rencor, porque se trata de
movimiento sindical. Allí fue donde enfrentó los mayores hermanos de clase engañados.
ataques desde el poder. En la década de 1970, durante sus Ya saben ustedes que aquí, en Cuernavaca, a los
homilías dominicales, a menudo aparecieron referencias a obreros de iacsa los fueron a asaltar obreros engaña-
huelgas y protesta obreras. En sus palabras: dos, esquiroles acarreados en autobuses. Yo me refiero
brevemente a las calumnias contra mí y contra el pres-
Levantamos nuestra voz para llamar la atención sobre biterio de Cuernavaca. Y así como muy concretamente
los intentos de varias empresas, de varias industrias, para es El Heraldo, precisamente. En ese periódico, que es el
reprimir y desorientar a los obreros libres (independientes signo como más perfecto de la reacción en México.
o no de la ctm). Dos empresas intentan vencer a los obre- Allí precisamente la ctm se dice [que] dizque allí firma-
ros en huelga con su poder económico por medio de la ron los diferentes sindicatos de Morelos; no todos tuvieron
prolongación de las mismas huelgas por medio de publi- el pudor de no poner a muchos que hubieran dicho que
caciones insidiosas, así como fomentando la división y la es falso, pusieron a muchos de esos pequeños inflados.
desconfianza contra los líderes […] (2 de mayo de 1976).
Entonces publicaron un desplegado de media página
Hermanos: vemos con dolor la prolongación de la huel- donde todos los males se los adjudican al obispo y a los
ga de Nobilis Lees. Los 200 obreros están abandonados sacerdotes; por eso sucede todo lo malo en el campo de la

EXPEDIENTE 53
industria. Se pretende desorientar a los obreros mismos y cho, esperan los cristianos de sus pastores en momentos
a todo el pueblo cristiano, y aun a los no creyentes con la de confusión.
falsedad, entre otras, de que retribuíamos a activistas des- México, DF, 9 de marzo de 1978.
orientadores; más aún, se buscan los obreros mismos con José Cardenal Salazar (presidente de la cem)
engaños y ofrecerles dinero en mi nombre para la compra Ernesto Corripio Ahumada (arzobispo primado de Méxi-
de armas contra las posibles agresiones. Personalmente co, vocal)
y a nombre del presbiterio denuncio tales calumnias […] Alfredo Torres Romero (secretario general de la cem)
Jesús Esaul Robles H. (vicepresidente de la cem)
Que los obreros tienen razón está demostrado […] al ha- Rafael Ávila Ayala (tesorero de la cem)
cer desconocer al comité de esquiroles, reconocidos por Adolfo Suárez Rivera (obispo de Tepiz, vocal)
la Junta de Conciliación y Arbitraje, en connivencia con
la empresa. Se había apoyado por unos 70, contra 800 o La correspondencia de don Sergio, que se encuentra en su
900. Hizo también declarar existente la huelga desde el archivo personal, guardado en 20 cajas y que abarca prác-
28 de septiembre […] ticamente toda su vida como sacerdote (la mayor parte se
concentra en sus años de obispo), permite apreciar la in-
A finales de la década de 1970 don Sergio recibió el embate tensa lucha dentro y fuera de la Iglesia por mantener su
más fuerte de industriales, sindicatos oficiales, prensa y go- idea pastoral. Documenta su trayecto, desde sus primeros
bierno, pero también, y con gran furia, de la propia Iglesia. años, en los que expresa un pensamiento conservador, has-
Habían pasado los mejores momentos de la izquierda de ta los años álgidos de la teología de la liberación, los años
la Iglesia. Los conservadores recuperaron el dominio bajo de resistencia ante los embates de la derecha asentada en
el mando del papa Juan Pablo II. Los ataques dentro de la la jerarquía del periodo de Juan Pablo II.
propia Iglesia mexicana eran furibundos. Transcribo un do-
cumento de la Conferencia del Episcopado Mexicano (cem) Bibliografía

de marzo de 1978:
Concha Malo, Miguel et al., La participación de los cristianos en el
proceso popular de liberación en México, México, Siglo XXI/iis-
Declaración:
unam, 1986.
marxismo y fe cristiana incompatibles
Fazio, Carlos, Samuel Ruiz, el caminante, México, Espasa Calpe,
El consejo de presidencia de la Conferencia del Episco-
1994.
pado Mexicano.
_____, No quiero ser perro mudo. Don Sergio Méndez Arceo, México,
1. Manifiesta que se ha acentuado su preocupación por
Equipo Celebrando a Don Sergio, 1998.
los más recientes pronunciamientos del Sr. Obispo de González, Fernando M., Crisis de fe. Psicoanálisis en el monasterio de
Cuernavaca –Excélsior, 20 de febrero; Proceso, 13 de fe- Santa María de la Resurrección, 1961-1968, México, Tusquets,
brero de 1978– donde abiertamente afirma la necesidad 2011.
de acudir al pensamiento marxista para la realización Gutiérrez Quintanilla, Lya, Los volcanes de Cuernavaca. Sergio Mén-
del Reino de Dios en nuestros días. dez Arceo, Gregorio Lemercier, Iván Ilich, Cuernavaca, La Jornada

2. Siente el deber pastoral de dirigirse a los cristianos de Morelos, 2010.

México para declarar una vez más: Leñero, Vicente, Pueblo rechazado, Cuernavaca, Instituto Cultural
Morelos, 2010.
A) Que la vida cristiana nace se nutre y sostiene de
Macín, Raúl, Méndez Arceo, ¿político o cristiano? (una revolución de la
la buena nueva proclamada por nuestro señor Jesu-
Iglesia), México, Posada, 1972.
cristo, y de los sacramentos.
Méndez Arceo, Sergio, archivo personal, Ocotepec.
B) Que el Evangelio del Señor no está ligado con nin-
Reyes, Arturo y Miguel Ángel Zebadúa, Samuel Ruiz, su lucha por la
guna ideología o sistema socioeconómico.
paz en Chiapas, México, Milenio, 1995.
C) Más aún, que hay sistemas, como el marxismo, Robles Becerril et al., 40 años de lucha libertaria. Frente Auténtico del
que tienen una visión del hombre, de la historia y de Trabajo, México, El Atajo, 2000.
la sociedad incompatibles con la fe cristiana. Rosa, Martín de la, “La Iglesia católica en México, del Vaticano II a
3. Lo que intenta con esta declaración es únicamente la celam iii (1965-1979)”, en Cuadernos Políticos, núm. 19, enero-
decir aquella palabra de orientación que, con todo dere- marzo de 1979, pp. 35-52.

54 DIARIO DE CAMPO
Instantes de autonomía intelectual.
Eduardo Suárez, reformista
del gobierno de Don Dinero
Carlos San Juan Victoria*

Traigo a cuento una historia pequeña, pero sustantiva: la de un personaje casi olvidado: Eduar-
do Suárez Aránzolo (1894 -1976). Suárez participó en el esfuerzo de la “década sonorense” (la de
1920) por construir el nuevo Estado posrevolucionario y, cuando ocurrió un cambio “de época”
con el cardenismo, convirtió al gasto público en el motor capaz de remontar las crisis e impulsar
el crecimiento de una economía de mercado, pero regulada, con derechos sociales y orientada
al fortalecimiento de la nación.

Las marcas del tiempo

Por edad y escuela, Eduardo Suárez Aránzolo fue parte de la generación donde brillaron los
Siete Sabios y el grupo más amplio cohesionado en la Sociedad de Conferencias y Conciertos,
y que a raíz de la publicación del pequeño libro 1915, de Manuel Gómez Morín (1927), sería
conocida como la Generación de 1915. Bajo la sombra de la Generación del Ateneo, en parti-
cular de José Vasconcelos y Alfonso Reyes, quienes vivieron el desgarramiento revolucionario
y simbolizaron el nuevo ímpetu cultural revolucionario, los jóvenes del ‘15 no participaron en
forma activa, sino en la recreación de los vínculos entre cultura y nuevo poder que empezó a
cultivar don Venustiano Carranza con sus “embajadores poetas”, y luego la troika De la Huer-
ta, Obregón y Calles, en cuyos periodos estos jóvenes tuvieron acceso a la burocracia (Gómez
Mont, 2008: 91).
Entre ellos destacaban Luis Montes de Oca (ministro de Hacienda entre 1927 y 1932),
Miguel Palacios Macedo (asesor en Hacienda y en el Banco de México), Narciso Bassols (mi-
nistro de Educación Pública y de Hacienda), y sobre todo Manuel Gómez Morín (Hacienda y
Banco de México), entre muchos otros. “Retoños del carrancismo”, los llamó un iracundo Vas-
concelos en 1927 (carta de José Vasconcelos a Manuel Gómez Morín, 2 de febrero de 1927),
pues se mantuvieron fieles al constitucionalismo y, sobre todo, al grupo Sonora (ibidem: 91).
Además, los nombrados fueron abogados convertidos en economistas por la fuerza de las
circunstancias y ayudaron a restablecer el vínculo del Estado con el “gobierno del dinero”; es
decir, con la cantidad y calidad de moneda en circulación y los precios de los créditos, tanto para
los privados como para los gobiernos. Esa regulación del dinero fue y es uno de los elementos
constitutivos del Estado capitalista moderno:

*
Seminario de México Contemporáneo, Dirección de Estudios Históricos, inah (paisdenubes@gmail.com).

EXPEDIENTE 55
En Maquiavelo se habla de consentimiento y coerción, interno (cerveza, textiles, haciendas asociadas con bancos y
el liderazgo moral y el uso de la fuerza […] Entre esta redes comerciales), y atender a los muy diversos mercados
bipolaridad hay un área gris (fraude, corrupción, control regionales. Los propósitos eran definidos: asegurar que la
mediante el dinero y la finanzas) que genera también moneda tuviese un valor seguro y estable, y propiciar crédi-
poder y, por tanto, capacidad para dirigir un sistema de tos a buen precio. Las reglas resultaban muy precisas: crear
Estados. Pero sin el liderazgo moral, sin la fundamenta- instituciones como el Banco de Inglaterra (The Old Lady) que
ción moral y política, sus intereses serán “privados”, no dieran certidumbre monetaria; revisaran que los billetes tu-
“universales” (Arrighi, 1999: 44). vieran respaldo en metálico por los emisores; garantizaran
un tipo de cambio fijo que evitara pérdidas inflacionarias o
¿Cómo restablecer ese vínculo construido por los Científicos por diferencias graves en los precios internos y externos;
y Limantour a la cabeza durante el porfiriato, el cual trataba que aumentara o redujera el circulante y los créditos según
de conciliar las necesidades de los grandes inversionistas de creciera o se deprimiera el comercio externo. Ese banco no
las exportaciones e importaciones y a los grandes conglo- era privado, sino un Banco Central que debía contar con la
merados nacionales de bancos, industrias y haciendas, en suficiente autoridad y autonomía sobre los gobiernos para
la primera experiencia exitosa de expansión capitalista y contener sus ansias de gasto y revisar sus cuentas (Smith,
del Estado fuerte? ¿Cómo hacerlo con las promesas de la en línea).
Constitución de 1917, respecto a lograr la independencia Eduardo Suárez y los miembros de la generación del ‘15
económica nacional y atender los derechos sociales, asunto aprendieron esta “ortodoxia” por la experiencia, el autodi-
este último nunca tocado en las experiencias estatales del dactismo y, de manera muy marginal, por estudios formales.
siglo xix, tanto mexicanas como del mundo? En efecto, en la Sin embargo, la Primera Guerra Mundial y la posterior crisis
cristalización conservadora impulsada al final por Plutarco mundial de 1929 transformarían esta concepción, donde la
Elías Calles, el problema sólo tenía un lado: lograr mayores prioridad era la estabilidad de precios y se empezaron a fa-
recursos para invertir en los nuevos grupos privilegiados y vorecer el crecimiento y a reconocer los derechos sociales.
un “goteo” hacia las demandas sociales y los grupos subal- Fueron modificaciones que ocurrieron de manera simul-
ternos. Pero el desafío originario de la Constitución de 1917 tánea en varias regiones del mundo: a veces con cabeza
resurgió en su totalidad con el cardenismo, cuando un golpe marxista (las varias islas del socialismo realmente existente);
de timón en la cúpula del Estado y oleadas de movilización en otras con cabeza keynesiana (Inglaterra) y en unas más
social lo colocaron otra vez en el centro de atención. con cabeza pragmática y acosada por las urgencias del
momento, las cuales se iban creando sobre la marcha, en
Mundo y nación en tránsito México como en muchos otros países, orientados por la
intervención de los gobiernos para sustituir o regular a un
Nacido en 1895, hijo de un notario hidalguense que llegó capitalismo en crisis.
a residir a Texcoco (Suárez, 1977: LXI), Eduardo Suárez se La nación también era un flujo de transformaciones.
formó en las mejores escuelas de ese periodo: la primaria en Desde Madero, Huerta y el carrancismo (1911- 1915) se hi-
el Colegio Williams, donde estudiaría años después Octavio zo manifiesto que ya no se podría gobernar sin atender la
Paz; la preparatoria en la Nacional, orgullo del positivismo, “cuestión social”, la cual a veces afloraba como rebelión
y la licenciatura en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.1 popular y en otras como una diversidad de agrupamien-
En esa convergencia global y nacional que fueron el tos políticos insólitos: convergencias de militares, notables
porfiriato y la belle époque, el “gobierno del dinero” de- regionales, líderes obreros, milicias campesinas, ligas agra-
bía favorecer los flujos de intercambios entre el mercado rias, movimientos inquilinarios. Además, se debía atender
mundial y el modelo exportador (minero, petrolero y de tanto a los poderosos empresarios internacionales del sec-
productos agrícolas), así como los requerimientos de mo- tor exportador, a las familias oligárquicas mexicanas, como
neda estable y suficiente, aparte de los créditos accesibles a una gran masa de productores industriales y agrarios
demandados por los grandes conglomerados del mercado orientados al mercado interno. Para gobernar se reque-
ría atender a esa coalición social más extensa que la del
1
Justo en el último resplandor de la globalización inglesa (1815-1915),
porfiriato tanto en propietarios como en productores y tra-
que educó a las naciones (ex colonias del xix) en los gobiernos mínimos
y de libre cambio. bajadores rurales y urbanos.

56 DIARIO DE CAMPO
La década de 1920 y parte de la de 1930 vivieron esa do, alimentada por el grupo medio de los técnicos que no se
paradoja de una nación en vilo, atrapada por su desper- podían sustituir, “altamente competentes y con espíritu de
tar revolucionario, el miedo a las “clases peligrosas” y las cuerpo” (Suárez, 1977: 103). Otra vertiente, ya en los pues-
cristalizaciones conservadoras que intentaban depurar a tos de mando, se nutría con los jóvenes de la generación del
la coalición social extensa, como la vivida con el último ‘15 y con un personaje puente, más grande que ellos, que
Calles. Uno de los varios síntomas de esa contradicción vivió la Revolución armada, eficiente, pragmático y gran re-
fue la siguiente: afloraban los muchos Méxicos y a la vez formador: el ingeniero Alberto J. Pani.
se fortalecía su espacio centenario, la gran ciudad de Erradicada la alta burocracia porfirista y con De la
México, donde vivían un millón y medio de los 16 millones Huerta como presidente interino, se nombró secretario de
de mexicanos de entonces. Allí se criaron esas genera- Hacienda a un norteño revolucionario, Salvador Alvarado,
ciones de clases medias que se formaban en las escuelas identificado con el ala izquierda del constitucionalismo,
“de élite” del momento. En la década de 1920 se vivían promotor de una reforma agraria y laboral radical en Yu-
ambientes radicales que convirtieron al Jockey Club en la catán, quien tomó como su secretario particular, con base
Casa del Obrero Mundial, pero también una especie de en una recomendación, a Manuel Gómez Morín, la lum-
restauración social donde las incursiones de campesinos brera de la generación del ‘15. De igual forma ocurrió con
armados y con Vírgenes de Guadalupe cosidas en los som- el gobierno del Distrito Federal, donde Celestino Gasca,
breros dieron paso al regreso de las buenas familias del nombrado secretario de Gobierno, reclutó al grueso de
“Todo México”. La avenida Madero se convertía otra vez esa generación (Gómez Mont, 2008: 91). Los vacíos en los
en el punto de encuentro de burócratas de alto nivel, gene- puestos de mando se empezaron a llenar con estos jó-
rales, intelectuales, periodistas, migrantes europeos y de venes de la generación del ‘15, que una década después
Oriente Medio. El Globo, el Lady Baltimore, La Esmeralda, estarían al mando de las instituciones monetarias y de la
el Cine Palacio, volvían a ser el centro de reunión de la hacienda pública.
pequeña pero intensa vida pública. Este relevo generacional no significaba otro modo de
Cuando esa generación del ‘15 terminó sus estudios e “gobernar al dinero”. Su referente central era que la moneda
inició por muchas vías su ascenso a los gobiernos, tuvo co- debía ser un valor cierto y estable. Aún no llegaba la revolu-
mo referente de “México” a esa pequeña urbe con su tráfico ción intelectual, que implicó considerarlo también como un
de coches, con una prensa que giraba en torno a los apoyos medio para la creación de riqueza. Con esos instrumentos
o críticas a los gobernantes en turno, la transformación “es- el constitucionalismo realizó, sin embargo, tareas en apa-
tadounidense” de la vida cotidiana y el regreso de una belle riencia sólo económicas pero que restablecían la soberanía
époque encerrada en unas cuantas cuadras del centro. Un del nuevo poder. En un tránsito complicado se fueron supri-
espíritu burlón decía así de aquel tiempo: “Era la época de miendo los 21 tipos de billetes surgidos durante el periodo
los ministros gourmets, comodines, festivales” (Novo, 1964: armado de la Revolución, además de las monedas de oro
36). Revolución y restauración se mezclaban. y plata, hasta llegar al papel moneda único expedido por
el Banco Central en un proceso que duró años, de 1925 a
Volver a gobernar a Don Dinero 1932. Se depuró a la banca comercial y se estableció el ci-
tado Banco Central, encargado de gobernar la cantidad de
La complejidad de esa realidad híbrida se asomaba también dinero en circulación, vigilar el funcionamiento de la banca
en los diversos aparatos de gobierno. En el ejército federal privada y regular el crédito bancario (Tello, 2007: 101). No se
había un corte entre la milicia profesional de Díaz y las fuer- suspendió el cobro de impuestos a las grandes empresas del
zas populares, luego convertidas en Ministerio de Guerra, “modelo exportador” que financiaban al constitucionalismo
donde la tropa y los niveles de mando se nutrían en forma desde Carranza, y se iniciaron las inversiones públicas en
extensa con los recién llegados. La flamante Secretaría de infraestructuras para la economía de mercado con un sesgo
Educación Pública avanzaba en un sistema de atención ma- a favor del norte del país, de los medianos y grandes pro-
siva con nuevos contenidos y métodos que penetraban en pietarios. En una dura batalla para defender los endebles
ciudades y regiones rurales. En las instituciones dedicadas ingresos fiscales, las reservas internacionales afectadas por
al “gobierno del dinero” (Hacienda y más tarde el nuevo las crisis del mercado mundial y el ejercicio de los prime-
Banco de México) afloraba cierta continuidad con el pasa- ros gastos en infraestructuras de riego y caminos, se fue

EXPEDIENTE 57
de cambio. Se redujo la acuñación de plata y la emisión de
billetes, la “nivelación presupuestal” arrojó un superávit de
30 millones de pesos (Cárdenas, 2008: 255) y se generó una
situación de escasez extrema de moneda, al grado de que
regresó el trueque (ibidem: 249).
A partir de 1932, y en coincidencia con una reactivación
del sector externo (plata y petróleo), se inició un periodo de
crecimiento ayudado por el cambio de política. Entre 1932 y
1940 el producto interno bruto (pib) creció a una tasa anual
de 5.6% (Moreno, 2010: 122). El regreso de Pani a Hacien-
da, en 1932, inauguró el crecimiento de la moneda y de los
billetes respaldados por la plata, que para 1935 continuó el
ministro Suárez, durante el gobierno de Cárdenas. También
se abrió un periodo en que, en lugar de sostener el tipo
de cambio, se introdujeron flotaciones que lo devaluaron y
crearon un “proteccionismo cambiario”, el cual contribuyó
a la industrialización del país. Entre 1929 y 1939 las impor-
reconstruyendo la hacienda pública (Cárdenas, 1994: 33- taciones se encarecieron 91%. En el periodo de 1932 a 1940
42). Era una tarea de soberanía contar con la autoridad y la la industria, de manera especial la textil, creció a una tasa
fuerza para cobrar impuestos, gastar los dineros públicos y de 8.1% anual (ibidem: 119).
hacer circular una sola moneda.
La mano pesada de Eduardo Suárez
Reformar al gobierno del dinero
La orientación explícita del cardenismo, ya reflejada en el
Para atender los reclamos de la coalición social extensa, Plan Sexenal, de iniciar grandes inversiones económicas
orientados hacia un desarrollo nacional autónomo, era y sociales, encontró en Eduardo Suárez a un arquitecto
imprescindible reformar las funciones de dos instituciones financiero que por primera vez reorientó la acción insti-
centrales, el Banco de México, concebido como guardián tucional de Hacienda y, de manera muy inteligente, del
de la estabilidad, y una hacienda orientada a lograr “pre- reticente Banco de México en manos de sus compañeros
supuestos nivelados”. El gran aporte de la generación del de generación, para convertirlo en el proveedor de re-
‘15 fue que reconstruyó y creó esas instituciones, si bien su cursos para un país con una base gravable endeble y sin
limitación extrema se reveló en el modo de afrontar la crisis acceso a los mercados de capitales externos, pero también
de 1929 y, luego, en su incapacidad para entender y atender en los instrumentos para ejercer un gasto que respondie-
las exigencias de esa coalición social extensa para lograr ra a las exigencias productivas, sociales y expropiatorias
el desarrollo. Es decir, el crecimiento y la redistribución a necesarias para lograr la autonomía nacional. Entre 1934
la vez. Tanto por el aprendizaje de la ortodoxia financiera y 1940 el gasto público casi se triplicó, al pasar de 265
del patrón oro como por la experiencia de hiperinflación, millones de pesos a 604 millones, aunque sin aumentar
por el exceso de billetes de diversos emisores, vivida en los impuestos ni generar más deuda que los bonos de tesore-
años revolucionarios, Luis Montes de Oca, Manuel Gómez ría pagados en su totalidad a lo largo de 1941 (Cárdenas,
Morín y Palacios Macedo afrontaron de manera equivoca- 2008: 254).
da la depresión económica que desde 1927 se empezaba ¿Cómo se logró esto? Suárez maximizó los impuestos ya
a manifestar y que arreció en aquel 1929. Ante la brutal existentes, en particular los de las empresas exportadoras
reducción de la economía de mercado (cayeron las exporta- extranjeras. Fue de hecho un ejercicio de soberanía donde
ciones, las reservas internacionales del Banco de México y se acordó otro modo de calcular sus ingresos (en refe-
la oferta monetaria en el país) el entonces ministro Montes rencia con los precios mundiales de sus productos y no
de Oca y sus asesores crearon el “Plan Calles”, que consistía con los registros de compraventa realizados a sus filiales
en un shock de contracción monetaria para sostener el tipo y, por tanto, reducidos), lo cual significó un incremento

58 DIARIO DE CAMPO
sustantivo de la renta pública. Continuó con la política de
crear bonos gubernamentales que colocaban los bancos
ante sus clientes, a modo de financiar la obra pública en
caminos, generación de electricidad, irrigación, construc-
ción de presas y canales y vías férreas (Suárez, 1977: 79).
Asimismo utilizó los sobrantes que una muy buena admi-
nistración presupuestal le permitió generar desde el primer
año de su gestión. Con el primer año de gobierno Cárde-
nas contó con un superávit de treinta y tantos millones de
pesos, entre un presupuesto de cerca de 400 millones.
De inmediato el primer mandatario ordenó invertirlo en
obra pública (ibidem: 106-107). Con esta inversión pro-
ductiva se aumentaba el capital del país, el empleo y, por
el efecto multiplicador de la misma, la demanda interna.
La convicción era que el gasto en inversiones producti-
vas (infraestructuras económicas y sociales) multiplicaría
los ingresos de todo esfuerzo privado asociado con ello y
que, por tanto, aumentaría la recaudación de impuestos: expropiaciones agrarias de La Laguna y de Yucatán, en
“El gobierno ha considerado que, por el fenómeno de la demanda de apoyos crediticios a ejidatarios, para abrirse
inversión, el dinero, sin dejar de ser signo de cambio, es camino hacia un nuevo acuerdo con el banco central.
un vigoroso agente para la creación del capital”, dijo an- De ahí que, en el año de 1937, el gasto público se exce-
te unos asombrados banqueros reunidos en convención diera 90 millones, lo que sobrepasó los 40 millones “legales”
(ibidem: CIII). correspondientes a un presupuesto de 400 millones. Esto
Tal vez su tarea mas ardua y de amplias consecuencias afectaba a 20% del presupuesto, pero sólo representaba
estratégicas para financiar al Estado a largo plazo haya 1.3% del pib (Suárez, 1977: lxxx), lo cual dio origen a una
consistido en superar la “pasividad” crediticia del Banco fuerte fricción con el cuerpo directivo del Banco de México.
de México y hacer que acompañara el paso reformista de Sin embargo, Suárez no podía parar. La crisis de 1937 resul-
Cárdenas, asunto que lo enfrentó con los miembros ha- tó casi tan intensa como la de 1929 y se combinó, en 1938,
cendarios de su antigua generación del ‘15. Los años clave con crecientes fugas de capitales. Era la guerra económica
fueron 1937 y 1938, cuando el crecimiento desatado desde por la nacionalización petrolera, la cual afectó a las reser-
1932 fue amenazado por una nueva crisis de la economía vas internacionales de divisas. Suárez abrió negociaciones
estadounidense, sumada a oleadas de luchas agrarias y con el Banco de México, que en diciembre de 1938 acep-
sindicales que acentuaron las reformas sociales y, al año tó otro modo de proceder ante el déficit del gobierno. Un
siguiente, por su empalme con la conmoción de la na- modo “activo” donde se comprometía a cubrir los “sobregi-
cionalización petrolera, la fuga de capitales y el boicot ros” a cambio de la emisión gubernamental de los llamados
de las empresas petroleras y de sectores del gobierno de “bonos de tesorería” que se empezaron a emitir a partir de
Roosevelt. 1939. Así, el Estado reformista rompió el cerco monetario
Ante un cardenismo expansivo, en 1936, en un alar- conservador, sin que por ello se diera un incremento ex-
de de autonomía, Palacios Macedo y su grupo reformaron ponencial de su deuda. Al contrario, en 1941 se liquidaron
la Ley Orgánica del Banco de México, a fin de reforzar todos lo bonos de tesorería del gobierno cardenista (Cárde-
su función “pasiva” ante el circulante, el crédito y el fi- nas, 2008: 253).
nanciamiento al gobierno, pues temían que el circulante La otra gran innovación de Eduardo Suárez fue la aplica-
se recalentara por el incremento del gasto. Sin embargo, ción de una política muy diferente a las empleadas por sus
hicieron la concesión de duplicar el crédito al gobierno colegas de generación ante la crisis. En 1937 y 1938, ya con
federal, de 5 a 10%, con la intención de cubrir los “so- la crisis encima, incrementó el gasto público y sobrepasó
bregiros” del gasto (Cárdenas, 2008: 252). Eduardo Suárez 13% el presupuesto original; tampoco se aferró a mantener
aprovechó la presión social desatada por las grandes la estabilidad del tipo de cambio, al costo de entregar las

EXPEDIENTE 59
reservas a las especulaciones y las fugas. Puso el peso en contra el desempleo, y en Estados Unidos, que en 1933
flotación, como ya lo había hecho en 1932 Alberto J. Pani. estrenaba un nuevecito Nuevo Trato (New Deal). Tal vez
En 1938 la moneda se devaluó de 3.6% a 4.5 y llegó a 5.2 por ese detalle ahora no se le recuerda, mientras que el
pesos por dólar en 1939. A cambio, el crecimiento de la eco- itam, entre otras instituciones conservadoras de nuestro
nomía no cayó, el pib creció 1.6%, mientras que la industria presente, celebra las discrepancias y razones de sus cole-
lo hizo 4%. Entre 1929 y 1932 los decrementos fueron bruta- gas conservadores.
les, de 6.3%. Gracias a ese periodo continuo de crecimiento,
de 1932 a 1940 se vivió una transformación sustantiva de la Bibliografía

economía de mercado, que desde el porfiriato tenía como


sector líder al exportador. Durante ese periodo la industria Arrighi, Giovanni, El largo siglo xx: dinero y poder en los orígenes de
nuestra época, Madrid, Akal, 1999.
y el mercado interno pasaron a ser el eje del crecimiento
Cárdenas, Enrique, La hacienda pública y la política económica, 1929-
(Haber, 1992: 213).
1958, México, fce, 1994.
Éste constituyó un aspecto decisivo en la actuación
_____, “El mito del gasto público deficitario en México”, en María Eu-
de Eduardo Suárez, quien distinguía con claridad dos as-
genia Romero (coord.), Algunos debates sobre política económica
pectos del gasto expansivo: por un lado, su capacidad de
en México, siglos xix y xx, México, unam, 2008.
remontar las crisis, y por el otra, la necesidad ineludible,
Gómez Mont, María Teresa, Manuel Gómez Morín 1915-1938: la raíz
para un país subdesarrollado como México, de estimular y simiente de un proyecto nacional, México, fce, 2008.
las capacidades productivas y lanzar procesos largos de Gómez Morín, Manuel, 1915, México, Cultura (Cuadernos Mexica-
desarrollo. Al predicar con la acción, Suárez rehabilitó a nos, 1), 1927.
Nacional Financiera hasta convertirla en una fuente abun- Haber, Stephen, Industria y subdesarrollo, la industrialización de
dante de recursos para la inversión productiva e intervino México, 1890-1940, México, Alianza, 1992.

en la creación de empresas clave como Altos Hornos, Moreno Bird, Juan Carlos y Jaime Ros, Desarrollo y crecimiento en la

Atenquique, Guanos y Fertilizantes, Cobre de México, economía mexicana, una perspectiva histórica, México, fce, 2010.

Ingenio de Zacatepec, entre otros. En esos años la orienta- Novo, Salvador, La vida en México en el periodo presidencial de Láza-
ro Cárdenas, México, Empresas Editoriales, 1964.
ción productiva cambió la composición del gasto público.
Smith Vera, El desarrollo de la banca central en Inglaterra y el siste-
Si se comparan dos periodos, el de 1929 a 1934 y el de
ma escocés, en línea [http://www.eumed.net/cursecon/textos/
1935 a 1940, el gasto militar y administrativo, que era el
Vera_Smith-banca.pdf].
mayoritario, pasó de 60 a 44%, mientras que el gasto social
Suárez Aránzolo, Eduardo, Comentarios y recuerdos (1926-1946),
subió de 15 a 18% y el económico se incrementó aún más,
México, Porrúa, 1977.
de 25 a 38%. Tello, Carlos, Estado y desarrollo económico: México 1920-2006,
Desde una inteligencia pragmática, sin más ideología México, unam, 2007.
que las exigencias del momento liberadas por las reformas
cardenistas, Eduardo Suárez, un lector tardío de Keynes,
“inventó” en colaboración con varios de sus colegas y so-
bre la marcha una diversidad de soluciones que llevarían
a fundar el Estado intervencionista, promotor del desarro-
llo y constructor del Estado de bienestar, “a la mexicana”.
Un momento de autonomía intelectual y creativa. ¡Qué
paradoja! Mientras que las lumbreras de su generación
quedaban atrapados en una modernidad que moría, aten-
tos a las lecciones de los asesores anglosajones, llamados
en la época los Money Doctors, el pragmático y flexible
señor Suárez, el eterno fumador de Luckys, enamorado
crónico de la belleza femenina, la buena comida y los me-
jores vinos, creó la respuesta mexicana a una situación
global que ya estaba generando otra modernidad, incluso
en la propia Inglaterra que, desde 1910, ensayó el seguro

60 DIARIO DE CAMPO
Música, regiones e ideologías.
Argentina, 1920-1960*
Carlos M. Tur Donatti**

E n cuanto a música popular, Argentina se identifica como el país del tango. Sin embargo, en las
cuatro décadas de surgimiento, auge y declinación del consenso nacionalista en el campo cul-
tural (Tur, 2006: 69-96), años en los que la creación-consumo tanguero sufrió notorios altibajos,
emergieron en el ámbito nacional tres corrientes musicales de las diferentes regiones argentinas
que compitieron con el tango en el favor popular y expresaron distintas percepciones emocio-
nales, estéticas e ideológicas de sus peculiares realidades. En este texto las denominaremos la
música de raíz folclórica, el chamamé correntino y la música cosmopolita de la Pampa Gringa.
Como música y coreografía, el tango es una creación rioplatense producto de un rico mes-
tizaje simbólico en el que se combinaron aportes criollos y europeos, afro y latinoamericanos.
Fue surgiendo de manera espontánea en la próspera red de prostíbulos de Buenos Aires, capital
política, principal puerto del comercio exterior y punto de convergencia de las empresas ferro-
viarias (Matamoros, 1972: 5-27).
La primera etapa de la historia tanguera coincide con la creación del país liberal, agropecua-
rio y exportador que lideraron los terratenientes porteños y los inversionistas ingleses. La época
de la Guardia Vieja tanguera, de 1880 a 1920 (Ferrer, 1999: 48-51), coincidió con la gran inmigra-
ción de italianos y españoles atraídos por la posibilidad de acceder a la propiedad de la tierra en
la extensa y fértil región de la pampa húmeda. Esta posibilidad en general se frustró por el mo-
nopolio latifundista criollo, y los inmigrantes jóvenes en alta proporción terminaron asentados
en las ciudades-puertos, en especial Buenos Aires y Rosario. Esta población se integró en par-
te a la red prostibularia como pupilas, clientes y músicos, un peculiar ambiente del que surgió
el tango. Las primeras letras resultaban crudamente pornográficas, cuyos músicos espontáneos
eran trabajadores y artesanos. Al principio su coreografía, en las esquinas barriales, eran inter-
pretadas por hombres, pues ninguna mujer convencional se arriesgaba a este baile.
En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) el tango triunfó en París (Matallana,
2008: 45-46), radiante capital del mundo frívolo y de la cultura artística e intelectual para las éli-
tes latinoamericanas, y en Argentina a partir de 1916, cuando los radicales democratizadores
accedieron al poder nacional con el apoyo entusiasta de sectores medios y populares. Los pri-
meros años radicales fueron de fervorosas movilizaciones obreras y, por presión de la oposición
oligárquica, de sangrientas represiones estatales.

*
Con la colaboración de Sandra Oseguera Sotomayor.
**
Dirección de Etnología y Antropología Social, inah.

EXPEDIENTE 61
un reconocido poeta modernista, el cordobés Leopoldo Lu-
gones, no era más que “una sierpe del lupanar”, en tanto que
el salteño Carlos Ibarguren le negaba su identidad argentina
(Salas, 1996: 11).
Este tipo de juicios condenatorios, moralistas y xenó-
fobos comenzaba a prefigurar un nacionalismo defensivo
y aristocrático que repudiaba a los inmigrantes europeos y
a la democracia radical, además de que se refugiaba en las
certezas dogmáticas del catolicismo y en la reivindicación
de la tradición hispano-colonial. Este incipiente clima ideo-
lógico-político explica la primera actuación en Buenos Aires
del conjunto folclórico de Andrés Chazarreta, llegado desde
la provincia de Santiago del Estero, ubicada en el centro-
norte de la geografía argentina. Su arte de tradicionales
Las repercusiones de la Gran Guerra y la Revolución ru- raíces criollas-coloniales sí era expresión de lo argentino
sa, la inquietud social y la política de masas en Argentina auténtico, muy lejos de la capital corrupta y burocrática y de
preocupaban a algunos intelectuales hijos de familias crio- su dudoso arte popular (Buchrucker, 1987: 51-52).
llas provincianas que debieron percibir al tango como una Sin embargo, si los inmigrantes y sus hijos contribuye-
provocación intolerable. Por ejemplo, en el tango “Se viene ron a crear el complejo cultural tanguero en Buenos Aires,
la maroma sovietista”, escrito en 1917 por Manuel Romero, a finales de la década de 1920, en plena Pampa Gringa, en
un porteño hijo de inmigrantes andaluces, el autor interpe- la pequeña ciudad santafesina de Rafaela, entre cuyos habi-
la a un paradigmático “cachorro de bacán”, al que advierte tantes predominaban los piamonteses, comenzó la carrera
que los ricos “están al borde del sartén” y que los de abajo de Feliciano Brunelli, el Rey del Acordeón, el más creativo y
se encuentran cansados de comer salame y pan, y aspiran exitoso intérprete de la música cosmopolita.
a las ostras y el champán… Amenaza al “cachorro” con la ¿Quién era Feliciano y por qué surgió en la Pampa Grin-
pérdida del auto y la mansión, y culmina su propuesta “so- ga? Hacia 1910, cuando era un niño, Feliciano arribó al país
vietista” con la exigencia de entregar a su hermana “para la con sus padres italianos. En Rafaela, donde se instalaron,
comunidad” (Romero, 1978: 44-45). existía una tradición de músicos chacareros que continua-
Este peculiar emplazamiento “sovietista” resultó una ex- ban con la rica cultura musical y dancística de sus países
cepción en las letras tangueras que, para la década de 1920, de origen. En este ámbito rural, creado por la colonización
habían delineado su mundo temático. En aquellos años europea (en el centro de la provincia de Santa Fe había agri-
inaugurales de la nueva generación, ahora profesional e in- cultores de orígenes suizos, franceses e italianos), Feliciano
novadora en la que Julio de Caro inició una línea abierta y se formó y comenzó a actuar.
creativa, el tango congelaba su visión de la realidad, que Habría que agregar que esta zona del centro santa-
oponía a la madre y el barrio, idealizados al centro tentador fesino tenía una capa de agricultores propietarios de sus
y pecaminoso, y en particular condenaba a las jóvenes per- tierras (caso excepcional en la pampa húmeda, domina-
didas por la ambición y el cabaret. Se trataba entonces de da por las grandes estancias ganaderas de familias criollas
una utopía conservadora, urbana y sentimental. tradicionales) que, al proveer de seguridad y estabilidad a
En la próspera década de 1920, la última del país liberal los productores, facilitaba la creación de una variada vi-
y exportador, el nuevo tango conquistó los cabarets del cen- da cultural. Escuelas, bibliotecas, periódicos, academias de
tro, frecuentados por la clase alta porteña, en cuyas pistas música y una activa vida política municipal distinguía a es-
se bailaba una danza más sofisticada e instrumental, pero ta zona, además de su prosperidad y diversidad productiva:
con una coreografía notoriamente empobrecida, digamos era la Pampa Gringa, que además había apoyado desde sus
adecentada. Sin embargo, para reconocidos intelectuales pro- orígenes al radicalismo democratizador (Gallo, 1983).
venientes de familias criollas de las provincias interiores, el Feliciano Brunelli popularizó un tipo de orquesta
tango se hallaba manchado por los orígenes prostibularios conocido como “Característica”, y durante casi cuatro dé-
y su relación con las masas de inmigrantes europeos. Según cadas creó o interpretó ritmos europeos, estadounidenses

62 DIARIO DE CAMPO
y latinoamericanos, entre ellos boleros y corridos mexi-
canos. Aprovechando las innovaciones tecnológicas de la
década de 1920, grabó un disco tras otro, los cuales se po-
pularizaron por las recientes radiodifusoras, que ganaban
audiencias cada vez más amplias (Saavedra, 2008: 7-8). Su
impacto masivo se vio acrecentado por sus permanentes
giras por las provincias argentinas y los países limítrofes.
¿Cuál era su público en estas décadas (1930-1960) de
consenso nacionalista y qué significaba su éxito para la
cultura popular? Resulta evidente que los inmigrantes eu-
ropeos y su descendencia, tanto en ámbitos rurales como
urbanos, constituían la mayoría de la masa consumidora:
“Era la música de los abuelos”, se solía decir. Las orquestas
características (la de Brunelli era la más popular, pero no
la única) en los grandes bailes populares compartían el es- reste. Es más, algunas canciones del Noroeste se cantaban
cenario con otras típicas, es decir, tangueras (ibidem: 8-9). en quichua y en guaraní el chamamé, en su versión elegan-
La larga y creativa actuación de Brunelli se inició a fina- te, llamada “caté”.
les de la década de 1920, en vísperas de la crisis que cerró Sin embargo, estos ritmos provincianos de raíces tra-
el ciclo histórico del país liberal y exportador. En las dos dicionales, al colonizar el imaginario simbólico de las
décadas siguientes la inmigración desde Europa decayó en grandes ciudades pampeanas, tendieron a ser adopta-
forma drástica y comenzó a ser reemplazada por las mi- dos por diferentes sectores sociales, que se sumaron a los
graciones internas, las cuales proveyeron de trabajadores nostálgicos provincianos desarraigados. El folclore del No-
urbanos para la industrialización sustitutiva en Buenos Ai- roeste exhibía una impronta criolla con fuerte influencia de
res, Rosario y, posteriormente, Córdoba. la señorial ciudad de Salta, cuyo principal instrumento era la
Si la música y danzas de raíces folclóricas de las regio- guitarra española y su creación coreográfica más represen-
nes Cuyana y Noroeste ocuparon cada vez más espacios de tativa, la elegante y aristocrática zamba. El chamamé, al
difusión y consumo en la década 1930, no fueron las únicas contrario, con una coreografía abierta y letras de acentuado
que surgieron de las provincias interiores. Desde la provin- sabor rural-popular, animaba las fiestas más humildes de los
cia de Corrientes, en el noreste de la geografía argentina, en obreros y jornaleros en los suburbios de las ciudades pam-
un área de fuerte tradición indígena guaraní, en esa misma peanas. A partir de 1946 los barrios de estos suburbios se
década comenzó a descender el chamamé por las pobla- convertirían en bastiones electorales del peronismo. En las dé-
ciones ribereñas de los ríos Paraná y Uruguay, los cuales cadas y ciudades citadas, en cambio, eran sectores medios
confluyen en el poderoso río de La Plata. de inclinaciones nacionalistas los consumidores del folclore
Las raíces del chamamé se remontan a la música de los más refinado y distinguido del Noroeste.
guaraníes, población originaria que durante la época colo- Ante esas expresiones musicales y dancísticas de las
nial encuadraron en grandes misiones los sacerdotes de la diferentes regiones del país, el tango rioplatense recupe-
Compañía de Jesús. Este primer mestizaje se vio enriqueci- ró creatividad desde mediados de la década de 1930. Había
do en el siglo xix por dos invenciones de origen germánico: superado los años anteriores de dura crisis y desesperanza,
el acordeón y el bandoneón (“chamamé”). Este chamamé, la de las letras de Enrique Santos Discépolo, quien definió al
ejecutado con acordeón, fue el que propagaron los co- tango como “un pensamiento triste que se baila”.
rrentinos al emigrar a las ciudades portuarias de la región En 1935 se produjo una tragedia para el mundo de la fa-
pampeana, es decir, Santa Fe, Paraná, Rosario y Buenos Ai- rándula tanguera: la inesperada muerte de Carlos Gardel,
res (idem). Es de notar que tanto la región Noroeste como que por sus circunstancias dramáticas lo convirtieron en
la Noreste tuvieron poca incidencia de la inmigración eu- un ícono popular de la cultura latinoamericana. También
ropea entre 1880 y 1930, y que el grueso de la población en 1935, como expresión de cierto renacimiento tanguero,
popular era mestiza de antigua ascendencia, al punto que comenzó a actuar la orquesta de Juan D’Arienzo; dos años
aún hoy se habla quichua en el Noroeste y guaraní en el No- más tarde debutó la de Aníbal Troilo. D’Arienzo acentúó un

EXPEDIENTE 63
ritmo rápido y muy bailable, pero volcado hacia los esque- no mediante una política de pleno empleo y altos salarios.
mas de la Guardia Vieja, mientras que Troilo se adhirió a las Promovió de hecho una democratización social que le ganó
líneas innovadoras de Julio de Caro, el maestro vanguardis- una adhesión masiva a su liderazgo carismático y autorita-
ta de la década de 1920 (Salas, 1996: 272-273). rio. En la política cultural, sin embargo, el peronismo mostró
Estas nuevas propuestas tangueras y su expansiva diver- su flanco más conservador, al entregar las publicaciones e
sificación en la década de 1940 expresaban a la emergencia instituciones oficiales a intelectuales provenientes del nacio-
de un nuevo país constituido con las migraciones internas nalismo criollo, católico e hispanófilo (Ford, 1971: 99).
y el proceso de industrialización, el cual ofrecía puestos de La heterogeneidad del personal político y cultural que
trabajo y salarios crecientes. En torno al crecimiento eco- confluyó en el naciente justicialismo se comprueba en la
nómico y demográfico de Buenos Aires se desenvolvió una identificación de prominentes tangueros con el gobierno
década de notable creatividad y consumo de masas del de Perón. Homero Manzi, Cátulo Castillo y, en particular,
complejo cultural tanguero. Las orquestas de Aníbal Troilo Enrique Santos Discépolo, mostraron su identificación pe-
y Osvaldo Pugliese, junto con la poética de Homero Manzi, ronista. No fueron los únicos de la farándula tanguera que
Cátulo Castilio y Homero Espósito, interpretadas por Edmun- se adhirieron al movimiento justicialista, aunque en mu-
do Rivero y Roberto Goyeneche, animaron los bailes masivos chos casos había diferentes dosis de oportunismo laboral.
organizados en los nuevos clubes de barrio y las tradiciona- La década de 1940 y en particular los primeros años del
les asociaciones de las comunidades europeas (Carretero, peronismo fueron de prosperidad popular y democratización
1999: 108-111). social. En este contexto inédito artistas e intelectuales nacio-
Los ensayistas e historiadores de la música popular ar- nalistas conservadores y populistas tangueros divergieron en
gentina consideran que las décadas de 1920 y 1940 fueron cuanto al lenguaje, la creación artística e, implícitamente, su
las épocas áureas del tango, de extendido gozo y consumo concepción del país y de la cultura. En este sentido resultó
bailable. Sin embargo, la competencia de la música cosmo- paradigmática la resolución ministerial de Gustavo Martínez
polita y del chamamé correntino, y aun de la más elitista Zuviría, integrante del gabinete militar surgido del golpe de
música folclórica del Noroeste, fueron ganando espacios y Estado de 1943, en cuanto a obligar a los poetas tangueros
audiencias, al punto que en las fiestas suburbanas más hu- a “adecentar” sus letras, con la amenaza de prohibir su difu-
mildes se contrataba a una orquesta típica-característica y sión radiofónica (Santos, 1977: 91).
guaraní. Si además el repertorio característico-cosmopolita
1
Esta medida represiva sobre el lenguaje popular cons-
incluía una variedad de ritmos del Caribe y brasileños, otra tituyó la punta de lanza de un intento tradicionalista de
competencia para el tango mayoritario en las grandes ciu- controlar no sólo el lenguaje, sino también el cuerpo y la
dades la constituía el bolero mexicano, que había llegado fiesta que amplios sectores populares gozaban en aquellos
al río de La Plata en la voz de Alfonso Ortiz Tirado a princi- años. A pesar de una política cultural ambiciosa, con expre-
pios de la década de 1930 (Ferrer, 1980: 471). siones en literatura, pintura, arquitectura y en la promoción
Si el golpe de Estado de 1930 había clausurado la expe- de las danzas y canciones folclóricas del Noroeste y Cuyo
riencia democratizadora del radicalismo y reinstaurado a (Tur, 2006: 91-96), la creatividad tanguera y su consumo
las fuerzas conservadoras en el poder nacional mediante el masivo experimentaron una época áurea que no pudo ser
fraude y la represión, en 1943 concluyó la llamada Década contenida por la sensibilidad elitista y arcaizante encarama-
Infame de los gobiernos ilegítimos y se inició una etapa de da en el poder nacional.
nacionalismo militar que se extendería con variantes hasta Sin embargo, aun la música folclórica tuvo sus crea-
1955. Entre estas dos fechas que marcan sendos golpes de dores disidentes e intérpretes de inclinación populista.
Estado castrenses se desarrolló el proyecto nacional-popu- Eduardo Falú y César Perdiguero, en la misma ciudad crio-
lista y luego precursoramente desarrollista del peronismo, lla y aristocrática de Salta, compusieron en 1943 la zamba
el cual gobernó entre 1946 y 1955. Tabacalera, que dice:
Juan Domingo Perón se apoyó en las fuerzas armadas, la
Iglesia católica y el sindicalismo obrero para profundizar en Amarga como el sabor
la industrialización sustitutiva y ampliar el mercado inter- De la planta del tabaco,
Así es mi vida, patrón,
1
Testimonio del autor, de finales de la década de 1940 y la de 1950, en
bailes muy humildes en los barrios de la ciudad de Santa Fe. Pero la endulza mi canto (ibidem: 95).

64 DIARIO DE CAMPO
Eduardo Falú tendría una larga y exitosa carrera que culminó tos al comenzar la década de 1950, y la competencia de los
en la década de 1960, si bien durante los años peronistas fue ritmos estadounidenses y otros latinoamericanos, como el
otro intérprete folclórico el que mereció la descalificación mencionado bolero mexicano, importados por las grandes
y la persecución oficiales: Atahualpa Yupanqui, seudónimo disqueras internacionales, acentuarían su presencia en el
de Héctor Roberto Chavero, hijo de la provincia de Buenos mercado argentino después del derrocamiento del gobier-
Aires y cultor de la música rural pampeana en sus comien- no peronista, en 1955.
zos, más tarde recorrería las distintas regiones del país y Para concluir, en ese mismo año de 1955 Feliciano Bru-
enriquecería su arte cribado por una sensibilidad critica y nelli presentó un baión de buena recepción popular, como
disidente. habían sido “En un bosque de la China” y “Tengo una vaca
La respuesta oficial en los primeros años peronistas fue lechera”, aunque en este caso no se trataba de bosques chi-
contundente: acusado de vago y comunista, “le prohibie- nos ni de vacas lecheras, sino de exóticos gorilas africanos.
ron actuar en público y no se podía cantar ni grabar sus La letra recalcaba: “Deben ser los gorilas, deben ser…”, y por
canciones” (Rodríguez, 2009: 21). una curiosa coincidencia histórica, el ingenio popular bauti-
Años más tarde Atahualpa, decepcionado del comu- zó así a los militares que dieron el golpe de Estado de 1955
nismo, fue aceptado por el oficialismo peronista, y en las (Saavedra, 2008: 16). Estos agresivos gorilas resultarían más
décadas posteriores se convirtió en el exponente más exi- inquietantes para la gente de a pie en América Latina que los
toso en el ámbito internacional de la música folclórica evocados por la ingenua imaginación de Feliciano Brunelli.
argentina. Los nacionalistas aristocratizantes, sin embar-
go, nunca lo aceptaron. En su época disidente había escrito Bibliografía

en “La preguntita”:
Buchrucker, Christian, Nacionalismo y peronismo. La Argentina en
la crisis ideológica mundial, 1927-1955, Buenos Aires, Sudame-
Un día le pregunté
ricana, 1987.
¿Tata qué sabe de Dios?
Carretero, Andrés M., Tango, testigo social, Buenos Aires, Peña Li-
Mi Tata se puso triste
llo/Continente, 1999.
y nada me respondió.
“Chamamé”, en Wikipedia, la enciclopedia libre, en línea [http://
Hay una cosa en la vida
es.wikipedia.org/wiki/Chamamé], consultado el 10 de mayo
más importante que Dios:
de 2013.
Que ninguno sufra hambre Ferrer, Horacio, El tango. Su historia y evolución, Buenos Aires, Peña
Para que otros vivan mejor. Lillo/Continente, 1999.
_____, El libro del tango. Arte popular de Buenos Aires, Buenos Aires,
Hubo también en los años peronistas una variante del fol- Antonio Tersol, 1980.
clore alegre y plebeya en la voz de Antonio Tormo, el Cantor Ford, Aníbal, Homero Manzi, Buenos Aires, Centro Editor de Amé-
de las Cosas Nuestras, llamado así a pesar de que sus pa- rica Latina, 1971.

dres eran inmigrantes valencianos. Tormo había nacido en Gallo, Ezequiel, La Pampa Gringa, Buenos Aires, Edhasa, 1983.

la provincia de Mendoza, en el centro-oeste de la geografía Matallana, Andrea, Qué saben los pitucos. La experiencia del tango

argentina, y cantaba cuecas de origen chileno, chispean- entre 1910 y 1940, Buenos Aires, Prometeo, 2008.
Matamoros, Blas, Historia del tango, Buenos Aires, Centro Editor de
tes y desenfadadas, además de algunos chamamés de éxito
América Latina, 1972.
en aquellos años. Practicaba una variante del folclore dis-
Rodríguez Villar, Antonio, “Una vida atravesada por el folclore”, en
tinta a la salteña, con un amplio público al que llegaba por
Todo es Historia, núm. 500, marzo de 2009.
las radios oficiales y una notable aceptación en varios paí-
Romero, Manuel, Cancionero, Buenos Aires, Torres Agüero, 1978.
ses latinoamericanos. Su extensa popularidad no era del
Saavedra, Néstor, “Feliciano Brunelli, el mago del acordeón”, en To-
gusto de los militares golpistas de 1955 y lo vetaron en for-
do es Historia, núm. 492, julio de 2008.
ma drástica. Salas, Horacio, El tango, Buenos Aires, Planeta, 1996.
Si bien los últimos años peronistas fueron de cierta es- Santos Discépolo, Enrique, Cancionero, Buenos Aires, Torres Agüe-
trechez económica para los asalariados, el tango, la música ro, 1977.
cosmopolita y el chamamé siguieron gozando la adhesión Tur Donatti, Carlos Mariano, La utopía del regreso. La cultura del na-
de las masas. El tango había pasado sus mejores momen- cionalismo hispanista en América Latina; México, inah, 2006.

EXPEDIENTE 65
PORTAFOLIO

La zona central de la ciudad


de México (zccm)
José A. Rojas Loa Ojeda

E l producto de la investigación “Zona central de la ciudad de México” ( zccm) es el resultado de


una iniciativa que maduró en el marco del Seminario de Historia Urbana (shu), coordinado desde
su inicio por la doctora Alejandra Moreno Toscano en el antiguo Departamento de Investigacio-
nes Históricas del inah.
El arduo trabajo de los compañeros del shu, iniciado en el año de 1972, consistió en un primer
momento en registrar por medios electrónicos el censo (padrón) de población del año de 1811 de
la ciudad de México. A la par de la recopilación de las más de 80 características definidas para su
estudio dentro del propio censo, se iniciaron estudios y análisis individuales sobre un buen número
de interrogantes que salían a la luz de la lectura y ordenamiento de los miles de datos aportados por
el referido censo. Éste daba cuenta del número de personas por vivienda, al indicar si se trataba de
una accesoria, un jacal, una vivienda principal u otras. Hacía referencia al uso del suelo en cuanto
a si era taller o carbonería, mesón u hospital. Definía la actividad en que se desempeñaba el habi-
tante: comerciante, sirviente, artesano, monja, etcétera. Especificaba su lugar de origen, además
de muchos otros datos que permitían ubicarlos en los ámbitos social y espacial dentro de la ciudad.
Un elemento fundamental para conocer la urbe que se estaba estudiando fue la elaboración de
una serie de mapas base que permitieran mostrar, en una misma escala, su área urbana en cuatro
momentos distintos: 1785, 1811, 1853 y 1882. Acompañados de sus respectivos directorios con el
nombre de calles y sus cambios a través del tiempo, estos mapas permitieron ubicar la información
proveniente de los censos. Así, según la información de 1811, se dividió a la ciudad en 90 “bloques”
que contenían 370 manzanas. Estos “bloques” tenían como característica que, independiente-
mente de la apertura de calles o la transformaciones en su espacio, mantenían su unidad original.
Se tenía la información estadística necesaria para elaborar una nueva concepción basada en
mejores y modernas herramientas que dieran cuenta de la historia urbana de la ciudad de México,
aunque en buena medida se ignoraba la diferencia físico-arquitectónica entre las diferentes voces
con que se nombraban los inmuebles en los censos de población o en las crónicas históricas.
Así, nos dimos a la tarea de inventariar fotográficamente todos los inmuebles dentro del pe-
rímetro de la ciudad de 1811, con base en criterios arquitectónicos que permitieran su datación
como edificios construidos durante el largo periodo colonial. Al empezar este inventario caímos
en la cuenta de que resultaba factible registrar y censar edificios cuya probable época de cons-
trucción había sido el primer cuarto del siglo xx. De este hecho, así como de su puesta en práctica,
derivó el primer nombre del proyecto: “Banco de datos fotográficos de construcciones anteriores
a 1925 en la zona central de la ciudad de México, deh-inah”.

66 DIARIO DE CAMPO
Se trasplantó a los mapas base del seminario la información catastral por manzana, con lo
que tales mapas se modernizaron al ubicar a los inmuebles por su predio y número real del catas-
tro del entonces Departamento del Distrito Federal. De este modo se obtuvo la superficie real de
los predios, a modo de identificarlos por época de construcción, tamaño, estilo o uso. Para llevar
a cabo esta primera etapa de la investigación se utilizaron tres cámaras fotográficas y 185 rollos
de película en blanco y negro de 35 mm, que dieron como resultado más de 5 500 fotografías,
correspondientes a 2 411 inmuebles, donde se incluían edificios religiosos (sólo fotografiados
por mí parcialmente, dado el trabajo anterior realizado por grandes maestros de la fotografía),
públicos y, sobre todo, los distintos tipos de inmuebles habitacionales, talleres, bodegas, etcétera
que permitieran la identificación de los distintos usos del espacio en la ciudad de México, con el
objetivo de generar las herramientas de identificación necesarias para comprender físicamente
a la metrópoli. Al caminar con cámara en mano se fue afinando la metodología, se ampliaron
los lineamientos de la investigación y se incrementó la confianza con los habitantes: no había
puerta que viéramos abierta por la que no se pudiera entrar para conocer y fotografiar los reco-
vecos de los edificios, escuchar a los vecinos, preguntar sobre el uso de suelo, las funciones de
los patios, la condición de las rentas, las viviendas y su número. De esa manera, poco a poco
la investigación me llevó a descubrir ya no la ciudad censada de 1811, sino la vida del Centro
Histórico de la década de 1970.
Esta investigación nos permitió calcular que, para esa década, 57.4% de las construcciones co-
rrespondía a edificios que bien se pueden identificar como del siglo xix; 34.7% databan de la época
colonial y el restante 7.8% se hallaba representado por inmuebles del primer cuarto del siglo xx.

De los 2 411 inmuebles catalogados, 20.5% correspondía a edificios dentro de la categoría de in-
muebles plurifamiliares, con usos comunes conocidos en la ciudad de México como “vecindades”,
los cuales contaban con baños, lavaderos y un espacio central utilizado para todo y por todos sus
habitantes. Asimismo se registró que en casi la mitad de estas vecindades se mantenía vigente, a
pesar de las autoridades y los propietarios, el régimen de rentas congeladas, el cual generaba una
organización sui generis entre los pobladores del centro de la ciudad, que llevaban por lo menos 40
años de permanencia y resistencia. Otro resultado arrojado por esta investigación fue que del total
de las edificaciones construidas antes de 1925, para 1976 sólo representaban 49% de la superficie
comprendida por el censo de 1811, el cual constituyó la base de nuestro estudio.
Todas estas fotografías se revelaron e imprimieron en los talleres del Archivo Fotográfico
del inah, localizado en el antiguo convento de Culhuacán, en el Distrito Federal. Los negativos
se quedaron en resguardo de ese archivo, y en el taller se imprimieron tres copias en tamaño
de 5 x 7 pulgadas. Cada una de las copias se encuentra sellada con las iniciales del autor y su
adscripción al seminario, debidamente organizadas, a manera de cuadernos de consulta. Un
juego se quedó en el Archivo Fotográfico, otro en la Biblioteca Orozco y Berra de la Dirección de
Estudios Históricos y un tercero fue para el autor.
En 2003 Georgina Rodríguez, responsable de la Fototeca de la Coordinación Nacional de
Monumentos Históricos (cnmh) del inah, propuso digitalizar las fotografías del zccm, así como
las del hoy reconocido fotógrafo Manuel Ramos, que también se encontraban resguardadas en
el Archivo Fotográfico del inah en Culhuacán, las cuales habían sido captadas entre los años de
1923 y 1934 durante la función de Ramos como perito y fotógrafo de la Dirección de Monumen-
tos Históricos, con la intención de elaborar un catálogo fotográfico de los perímetros conocidos
como A y B de la zona centro de la ciudad de México.
Gracias al trabajo desempeñado por Martha Miranda en la fototeca, al identificar los cerca
de 1 500 negativos de Ramos que tenían como escenario el centro de la ciudad que yo había
fotografiado décadas después, se vio la posibilidad de crear un catálogo digital con las dos co-

PORTAFOLIO 67
lecciones. La digitalización de las más de 7 500 fotografías corrió a cargo de Alejandro Martínez,
bajo la coordinación de Georgina Rodríguez al frente de la fototeca.
La digitalización de las fotografías de Ramos y las del zccm permitió estudiar el espacio urbano
del Centro Histórico de la ciudad desde los puntos de vista tanto arquitectónico como antropoló-
gico, el cual constituyó mi principal objetivo al asumir la tarea de recorrer la ciudad, descubrirla
y fotografiarla. Aunado a esto, integrar en un mismo lugar los dos proyectos fotográficos, ela-
borados con 50 años de distancia, permitió en primera instancia trazar un esquema edilicio que
documentaba fotográficamente esta zona de la ciudad. Con la integración de las fotografías nos
dimos cuenta de la alteración, permanencia o desaparición de numerosos edificios que el maestro
Ramos había fotografiado, donde se aprecia un balance perfecto entre el registro de los elementos
arquitectónicos, la especialidad de los inmuebles y el ambiente social de la época, sumados a una
alta calidad estética. A los 2 411 inmuebles fotografiados en los inicios de 1970 se sumaron 363
inmuebles fotografiados por Ramos, los cuales ya no existían cuando se inició el registro en 1973,
para obtener un total de 2 774 inmuebles inventariados en fotografías. Finalmente es importante
señalar que de los inmuebles captados por Manuel Ramos durante los 10 años en que trabajó para
la Dirección de Monumentos Históricos, para 2005, año en que se terminó la digitalización de las
dos colecciones, éstos habían desaparecido en 40%.
Como resultado de la digitalización de las fotografías de Ramos y del zccm, en 2005 se
elaboró una base de datos donde se ordenaron las fotografías de ambos autores por bloque,
manzana y calle, con lo que se generó una estructura que permitía la ubicación precisa de las
fotografías. Con base en ésta se hizo una serie de presentaciones en instituciones académicas
mexicanas, como el Instituto Mora, la unam y el inah, así como en las universidades de Génova
y Turín, en Italia.
En 2010 se consolidó una nueva etapa del proyecto, que incluye la base de datos ya mencio-
nada y un segundo mapeo, realizado a partir de las fotografías tomadas inmueble por inmueble
por Google Earth-Maps, lo cual nos ha permitido destacar el uso histórico y valor arquitectónico
de los inmuebles y además nos ha permitido visualizar la vida cotidiana de la zona estudiada
a lo largo de casi un siglo de imágenes: las de Ramos, tomadas entre 1923 y 1934, las de José
Antonio Rojas Loa, entre 1973 y 1976, y las de Google Maps, entre 2010 y 2011.
El proyecto consiste en un catálogo digital que estará accesible en línea, ordenado con base
en planos catastrales subdivididos en regiones, bloques y manzanas, lo cual permite apreciar de
manera gráfica los predios sin importar los cambios que han experimentado a través del tiempo.
A cada predio le corresponde una serie de imágenes que en conjunto nos brindan un registro his-
tórico confiable del esquema edilicio de la ciudad de México. Esta serie de imágenes se conforma
por una fotografía panorámica, la toma respectiva del inmueble y, en los casos de “puerta abierta”,
de su interior; se añaden además las fotografías existentes de Manuel Ramos del mismo inmueble
y una fotografía del edificio tomada por Google Earth-Maps entre 2010 y 2011. Aunado a esto se
han añadido planos cartográficos del Centro Histórico según los informes recabados en la década
de 1970; por ejemplo, superficie por metros cuadrados y número de viviendas por manzana, un
plano que señala los inmuebles catalogados por la Coordinación Nacional de Monumentos His-
tóricos (1 277) y otro que señala los edificios catalogados por el proyecto zccm (2 411). Asimismo
se ha integrado una base de datos que permite identificar el edificio en el catálogo de la cnmh, su
dirección con calle y número, aparte de proporcionar datos sobre el número de pisos, viviendas y
accesorias. Para facilitar el acceso al catálogo digital se ha configurado un buscador por bloque,
calle y número. La programación de este catálogo digital fue elaborada desde el inicio por Juan
Ortega Bonillo y José Antonio Rojas Loa, con el apoyo de la Dirección de Estudios Históricos del
inah, la Fototeca de la cnmh y el Fideicomiso del Centro Histórico de la ciudad de México.

68 DIARIO DE CAMPO
Beneficios del proyecto

Dada la importancia histórica y simbólica del Centro Histórico de la ciudad de México, la con-
formación de este catálogo razonado y automatizado constituye un proyecto académicamente
sólido y de gran utilidad que brinda nuevas aportaciones a la investigación y la catalogación
fotográfica en los siguientes aspectos:
a) Potencia el uso de la fotografía como fuente documental de primera mano, al trascender
sus usos como simple ilustración.
b) Constituye un modelo de catalogación que será de utilidad a otras colecciones y acervos
similares que traten sobre la ciudad de México u otros centros urbanos.
c) Facilita la opción de navegar por la información a distintos niveles, tanto la requerida por
el trabajo académico como por el público en general.
d) La propuesta novedosa del proyecto zccm radica en la creación de una herramienta de sis-
tematización, ordenamiento y comprensión de las distintas miradas y representaciones gráficas
de la zona central de la ciudad de México, en la que destacan sus inmuebles históricos y la vida
cotidiana que gira a su alrededor.
Por último, como método de catalogación fotográfica, nuestra propuesta se extiende a cada
uno de los centros históricos del país y otras latitudes que cuenten con registros similares.

Bibliografía

Miranda Santos, Martha R., “Lo permanente de lo efímero. La colección Manuel Ramos de la Fototeca de la
Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del inah”, tesis de licenciatura, México, Facultad de
Filosofía y Letras-unam, 2005.
Moreno Toscano, Alejandra (coord.), Ciudad de México: ensayo de construcción de una historia, México, inah

(Científica, Historia, 61), 1978.

Interior, calle República de Argentina núm. 99 Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 69
Casimiro Castro, Litografía de la ciudad de México

Comparativo, calle Roldán Fotografía Archivo fotográfico Manuel Ramos

70 DIARIO DE CAMPO
Fotografía Archivo fotográfico Manuel Ramos

Comparativo, calle República de Brasil esquina con República de Venezuela Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 71
Fotografía Archivo fotográfico Manuel Ramos

72 DIARIO DE CAMPO
Comparativo, fachada del templo de San Felipe Neri, calle República de El Salvador Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 73
Calle República de El Salvador núm. 47 Fotografía jarlo, 1970-1974

74 DIARIO DE CAMPO
Calle Fray Bartolomé de las Casas núm. 15 esquina con Tenochtitlán Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 75
Interior, calle San Antonio Tomatlán, núm. 10 Fotografía jarlo, 1970-1974

76 DIARIO DE CAMPO
Interior, callejón Lecheras Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 77
Calle Luis Moya núm. 53 Fotografía jarlo, 1970-1974

78 DIARIO DE CAMPO
Calle Jesús Carranza núm. 24 Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 79
Interior, calle Carretones núm. 11 Fotografía jarlo, 1970-1974

80 DIARIO DE CAMPO
Calle Soledad núm. 65 Fotografía Archivo fotográfico Manuel Ramos

PORTAFOLIO 81
Interior, calle República de Bolivia núm. 58 Fotografía jarlo, 1970-1974

82 DIARIO DE CAMPO
Fachada, calle República de Bolivia núm. 58 Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 83
Interior, calle Artículo 123 Fotografía jarlo, 1970-1974

84 DIARIO DE CAMPO
Interior, calle República de Colombia núm. 46 Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 85
Interior, calle República de Ecuador núm. 103 Fotografía jarlo, 1970-1974

86 DIARIO DE CAMPO
Interior, calle Jesús Carranza núm. 24 Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 87
Calle Soledad esquina con Jesús María Fotografía jarlo, 1970-1974

88 DIARIO DE CAMPO
Fotografía Archivo fotográfico Manuel Ramos

Interior comparativo, calle República de Uruguay núm. 183 Fotografía jarlo, 1970-1974

PORTAFOLIO 89
NOVEDADES INAH

Alquimia, núm. 47: “Los álbumes fotográficos E ste libro busca explicar el fenómeno po-
del Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles lítico fascista en América Latina, donde no
y Fernando Torreblanca”, 2013. surgieron líderes de la clase media que se
convirtieran en hombres venerados ni exis-
Los archivos fotográficos crecen minuto tieron movimientos capaces de atraer a las
a minuto. Esconden y muestran historias grandes masas. La comparación con otras
de personas, familias, regiones, ciudades; regiones del mundo sitúa la experiencia
muestran actitudes, formas de vestir, mira- fascista latinoamericana en un contexto
das. La revista Alquimia, órgano de difusión mucho más amplio. Existe la percepción
del Sistema Nacional de Fototecas, ha rea- generalizada del fascismo como un régimen
lizado una labor minuciosa por más de 15 autoritario, conservador, ultranacionalista y
años, durante los cuales ha mostrado la me- anticomunista, aunque se trata de un fenó-
moria colectiva, archivos y la investigación meno que requiere una mayor atención.
iconográfica de muchos artistas y reporteros,
aficionados y aventureros. Se han abordado
muchos temas, si bien falta mucho por in-
vestigar y difundir de las historias fotográfi-
cas a lo largo del tiempo y el territorio.

moral que impera en la ciudad de Monte-


rrey de la actualidad, hasta el activismo ci-
bernético y los problemas generados por la
misoginia y la homofobia. Al mismo tiem-
po analiza la incomprensión de la bisexua-
lidad, la diferencia entre género y sexo, la
violencia y la discriminación ocasionadas
tanto por ignorancia como por el machis-
mo, entre otros temas relacionados con la
comprensión de la diversidad cultural en
nuestro país.

•••

Florence Rosemberg Seifer, Antropología de la


•••
violencia en la ciudad de México: familia, poder,
género y emociones, México, inah-Conaculta
Edith Yesenia Peña Sánchez y Lilia Hernández
(Logos, Interdisciplinaria), 2013.
Albarrán (coords.), Diversidad sexual, religión y
salud. La emergencia de las voces denunciantes, Con base en una metodología transdisci-
México, inah-Conaculta (Memorias, Interdisci- plinaria, la cual conjunta la antropología
••• plina), 2013. y la terapéutica familiar, el presente libro
ofrece una amplia mirada a ese comple-
Franco Savarino Roggero y Joao Fábio Berton- Con el lema “Hacia el cambio de hábitos jo fenómeno humano que es la violencia
ha (coords.), El fascismo en Brasil y América sociales por una convivencia libre de vio- estructural. En sus páginas se presentan
Latina. Ecos europeos y desarrollos autóc- lencia”, este volumen reúne 17 ensayos que distintos casos de la violencia expresada y
tonos, México, inah -Conaculta (Memorias, abarcan desde el abuso sexual en el hospital vivida en pleno siglo xxi en la colonia Pe-
Historia), 2013. de Los Hipólitos durante el siglo xvi y la doble ralvillo de la ciudad de México, como una

90 DIARIO DE CAMPO
muestra de la realidad nacional, a la par revolucionario mundial, principalmente el permite mirar la vejez desde varios puntos
que se exponen dos casos de violencia con francés. Esta antología da cuenta del cau- de vista: por una parte el del cine, mediante
trascendencia internacional: la tortura y la ce y los avatares de la relación, solidaria la síntesis de películas que abordan el tema
clitoridectomía. y conflictiva a la par, establecida entre los de la ancianidad, y por otra, el de los adul-
militantes de ambos continentes. Asimismo tos mayores que, entrevistados por el autor,
ofrece al lector la oportunidad de atisbar en relatan anécdotas de sus tiempos y cuentan
la percepción extranjera sobre México y su cómo viven en esta etapa sus relaciones fa-
devenir durante esta época convulsa y ple- miliares, cómo se encuentra su salud y la
na de cambios. idea que se han formado acerca de la an-
cianidad a lo largo de los años.

•••

David Doillon, El magonismo y la Revolución


mexicana en la prensa ácrata y radical fran-
cófona, México, inah -Conaculta (Génesis,
Historia), 2013.
•••
A mediados de la década de 1900, Ricar-
do Flores Magón y sus compañeros, férreos José Íñigo Aguilar Medina, Ser viejo. La cultura •••
opositores al régimen de Porfirio Díaz, ini- de la senectud, México, inah-conaculta (Testi-
ciaron un proceso de radicalización ideoló- monios, Etnología y Antropología Social), 2013. Enrique Montalvo Ortega, Neoliberalismo: la
gica hacia posiciones anarquistas que los dictadura (realmente) perfecta, México, inah-

llevaron a pugnar por derrocar la dictadu- E n la medida que la población aumenta en Conaculta/Paidós/Ariel, 2013.
ra porfirista por medio de la Revolución. México, también se van transformando los
Conscientes de que una lucha armada sólo paradigmas culturales de ser viejo. Si bien En este libro, Enrique Montalvo Ortega
existe en la medida en que se habla de ella los cambios de mentalidad en nuestra so- documenta la transformación del Estado
y recibe apoyo exterior, los rebeldes desa- ciedad consideran, al menos en teoría, al nacional populista en Estado neoliberal:
rrollaron una estrategia de comunicación anciano como una persona en plenitud de ese Estado que se encuentra comprome-
internacional con el objetivo de desacre- derechos, subsisten los estereotipos en que tido con la economía de mercado y su-
ditar al viejo dictador, sensibilizar a la opi- se encasilla a los viejos como personas en bordinado al capital financiero. Asimismo
nión pública sobre la situación de México y, estado de decrepitud, menguadas en sus demuestra que, lejos de avanzar hacia la
sobre todo, atraer el apoyo del movimiento capacidades físicas y mentales. Este libro transformación de fondo de la estructura

NOVEDADES INAH 91
de poder mexicana, el juego electoral en- ••• novedosa, germen de esta investigación:
gaña y encubre un sistema de privilegios al la fisonomía de la megalópolis que habi-
servicio de la élite del poder y a costa del Marcela Dávalos (coord.), De márgenes, barrios tamos no es casualidad, pues de un casco
empobrecimiento de la población. y suburbios en la ciudad de México, siglos xvi-xxi, español ubicado en el centro y dos parcia-
México, inah-Conaculta (Logos, Historia), 2013. lidades indígenas alrededor –San Juan y
Tlatelolco– se derivó cuanto conocemos.
Decía Italo Calvino que las ciudades no
cuentan su pasado, sino que lo contienen
como las líneas de una mano: la ciudad de
México no es la excepción. Escrito en la
disposición de sus barrios, grandes ave-
nidas, plazas, jardines, calles y callejones
de su pasado, vinculado con el momento de
su fundación, se repite al infinito median-
te un complejo y rico recorrido historio-
gráfico por la génesis de la ciudad, poco
más de nueve kilómetros cuadrados que
durante siglos contuvieron el casco y sus
barrios primigenios. Este libro indaga so-
bre el vínculo entre la fundación de la urbe
mexicana, su existencia virreinal y su pos-
terior crecimiento. Más allá de explorar la
continuidad urbana y sus múltiples reinter-
pretaciones, el recorrido ofrece una idea

92 DIARIO DE CAMPO
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Diario de Campo Te invitamos a consultar los números anteriores de la revista DIARIO DE CAMPO, nueva época,
Rafael Tovar y de Teresa Nueva época, año 3, núm. 13, julio-septiembre 2013 en la siguiente dirección electrónica: www.antropologia.inah.gob.mx
Presidente
Director
Instituto Nacional de Antropología e Historia Diego Prieto Hernández NÚMERO 1 NÚMERO 7
María Teresa Franco Coordinación editorial
Directora General José Luis Martínez Comida para todos: Patrimonio, diversidad cultural
Coordinación de contenidos alimentación y cultura y políticas públicas
César Moheno Gabriela Pulido Maya Lorena Pérez Ruiz
Secretario Técnico Mario Camarena Diablos de la Baja Tarahumara
Ernesto Lehn Figuraciones y configuraciones: los carteles
Asistentes de edición
culturales de Gustavo Amézaga Heiras
José Francisco Lujano Torres Óscar de Pablo
Secretario Administrativo Sergio Ramírez Caloca NÚMERO 2 NÚMERO 8
Diseño y cuidado editorial
Diego Prieto Hernández Raccorta Antropología y literatura En memoria de Perla Valle
Coordinador Nacional de Antropología Administración
Sandra Zamudio Niños y niñas jornaleros de México El pulque y sus bienquerientes
Leticia Perlasca Núñez Investigación iconográfica Valentina Glockner Fagetti Fondo Casasola-inah
Coordinadora Nacional de Difusión Paola Ascencio Nacho López
Apoyo secretarial Marco Antonio Cruz
Héctor Toledano Alejandra Turcio
NÚMERO 3 NÚMERO 9
Director de Publicaciones, CND Envío zona metropolitana y estados
Marco A. Campos, Fidencio Castro, Juan Cabrera,
Lingüística misionera Treinta años de refugio
Benigno Casas Concepción Corona, Omar González, Graciela Moncada
guatemalteco en México
Subdirector de Publicaciones Periódicas, CND y Gilberto Pérez, personal de la Coordinación Nacional
Carnaval popular dominicano
de Antropología La mirada fotográfica, Ricardo Sánchez Arriola
Mariano Hernández
Agradecimientos El paisaje mexicanista, Hugo Brehme
A José Antonio Rojas Loa por permitirnos reproducir, Imagen de portada
en la sección de Portafolio, parte del material fotográfico José Antonio Rojas Loa, Calle de Santo Tomás, entre República
del proyecto “Memoria de una ciudad. Zona central de El Salvador y Ramón Corona. Esta fotografía forma parte del NÚMERO 4 NÚMERO 10
ciudad de México 1923” de la Dirección de Etnohistoria. proyecto “Zona central de la ciudad de México, 1923-2011”.
En memoria de Carlos Monsiváis Periplos alrededor del cuerpo
Las imágenes que acompañan a este número son fotografías
tomadas por José Luis Martínez Maldonado. Boxeadores, púgiles o gladiadores Martín Chambi: el fotógrafo
Fondo Casasola, Sinafo-inah orgánico de los Andes Centrales
Pedro Valtierra, Cuartoscuro

NÚMERO 5 NÚMERO 11

Patrimonio musical de México Antropología reciente


de Chihuahua
Música y fandango
Antonio Castro Tras los catrachos que no regresaron
Juan Atilano Barbara Beltramello

Diario de Campo, nueva época, año 3, núm. 13, julio-septiembre de 2013, es una publicación trimestral editada por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia, Córdoba 45, Col. Roma, C.P. 06700, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F. NÚMERO 6 NÚMERO 12
Editor responsable: Héctor Toledano O’Farril. Reservas de derechos al uso exclusivo núm.: 04-2011-121612195900-
102; ISSN: 2007-6851, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Licitud de título: en trámite; li- Etnohistoria y patrimonio Cosmovisión indígena:
citud de contenido: en trámite, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas la mirada de Weitlaner
de la Secretaría de Gobernación. Domicilio de la publicación: Insurgentes Sur 421, séptimo piso, Col. Hipódromo, C.P. Haití: los espíritus de la Tierra
06100, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F. Imprenta: Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Luis Alcalá del Olmo Entre los tetelcingas:
Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxx Xxxxxxxx. Distribuidor: Coordinación Nacional de Difusión del inah, Insurgen- fotografías de Alejandra Álvarez Juárez
tes Sur 421, séptimo piso, Col. Hipódromo, C.P. 06100, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F. Este número se terminó de
imprimir el XX de XXXXX de 2013, con un tiraje de 2  000 ejemplares.
EXPEDIENTE

Terreno hostil. La ciudad de México


a través de los ojos decadentes 4
PORTAFOLIO

La zona central de la ciudad de México (zccm)


José A. Rojas Loa Ojeda 66
DIARIO DE CAMPO 13
N U E V A É P O C A / J U L I O - SEPTIEMBRE 2013 ISSN: 2007-6851
José Mariano Leyva
NOVEDADES INAH
Salvador Novo 9
José Joaquín Blanco Alquimia, núm. 47: “Los álbumes fotográficos del Fideicomiso Archi-
vos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca”, 2013 90
Fotografía y modernidad en México.
De precoces y rufianes 14 Franco Savarino Roggero y Joao Fábio Bertonha (coords.), El fascismo
Rebeca Monroy Nasr
en Brasil y América Latina. Ecos europeos y desarrollos autóctonos,
México, inah-Conaculta (Memorias, Historia), 2013 90
Cultura urbana
Catálogo del Fondo Revolución Mexicana. Entrevistas
de historia oral del Archivo de la Palabra 20
Edith Yesenia Peña Sánchez y Lilia Hernández Albarrán (coords.), Di-
versidad sexual, religión y salud. La emergencia de las voces denun-
en el siglo xx
Laura Espejel ciantes, México, inah-Conaculta (Memorias, Interdisciplina), 2013 90
Buscando/saboteando los premios internacionales. Florence Rosemberg Seifer, Antropología de la violencia en la ciudad La zona central
Nazarín vs. La cucaracha en el XII Festival de Cannes 26 de México: familia, poder, género y emociones, México, inah-Conacul-
Julia Tuñón ta (Logos, Interdisciplinaria), 2013 90 en la ciudad de México
Tongolele y las “exóticas” en Magazine de Policía y vea 32 David Doillon, El magonismo y la Revolución mexicana en la prensa
ácrata y radical francófona, México, inah-Conaculta (Génesis, Histo-
José Antonio Rojas Loa
Gabriela Pulido Llano
ria), 2013 91
Águeda Pía Fernández Martínez. Una mujer en vilo 37

DIARIO DE CAMPO NUEVA ÉPOCA


José Íñigo Aguilar Medina, Ser viejo. La cultura de la senectud, México,
Beatriz Lucía Cano Sánchez
inah-Conaculta (Testimonios, Etnología y Antropología Social), 2013 91

Hacer la comunidad. Mujeres estadounidenses Enrique Montalvo Ortega, Neoliberalismo: la dictadura (realmente)
en la ciudad de México 40 perfecta, México, inah-Conaculta/Paidós/Ariel, 2013 91
Mónica Palma Mora
Marcela Dávalos (coord.), De márgenes, barrios y suburbios en la ciudad
La república de las mujeres. Creación de un sujeto de México, siglos xvi-xxi, México, inah-Conaculta (Logos, Historia), 2013 92
político en San Pedro Mártir 45
Mario Camarena Ocampo

La correspondencia de don Sergio 51


Francisco Pérez Arce Ibarra

Instantes de autonomía intelectual. Eduardo Suárez,


reformista del gobierno de Don Dinero 55
Carlos San Juan Victoria

Música, regiones e ideologías. Argentina, 1920-1960 61


Carlos M. Tur Donatti

13 COORDINACIÓN NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA / INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

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