Lectura - Sociedades Anonimas
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Si fueran
varios los socios que quisieran adquirir estas participaciones, se
distribuirán entre todos a prorrata de sus respectivas partes sociales.
(Art. 290).
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2.2.1 Origen y evolución histórica
En algunas fórmulas societarias antiguas y de la Edad Media se pueden
encontrar ciertos rasgos de la sociedad anónima contemporánea.
En la época de las denominadas “sociedades de publicanos” (que
arrendaban los impuestos del Estado y gozaban de personalidad
jurídica, estando dividido su capital en partes que podían ser materia
de cesión) y en la Edad Media las llamadas maone (que obtenían del
estado la concesión referida a una expedición colonial y el monopolio
de artículos coloniales) y monti (que eran agrupaciones acreedoras
del Estado con capital representado por partes cesibles) han sido
consideradas como las que dieron origen a la concepción de la
sociedad anónima propiamente dicha. Lo cierto es que se trata de
antecedentes con cierto parecido que no ejercieron mayor influencia
en el origen de la sociedad anónima.
El verdadero origen de la sociedad por acciones lo podemos encontrar
en las grandes sociedades coloniales de los siglos XVII y XVIII (como
las denominadas Compañías de las Indias, la Compañía Holandesa de
las Indias Orientales y la Compañía Inglesa de las Indias Orientales).
En los países europeos estas compañías se formaron al margen del
contrato clásico de sociedades. Eran, en realidad, más que sociedades,
instituciones de derecho público que fueron creadas a través de una
concesión especial del rey. Esta concesión era la que constituía la
compañía y regulaba sus funciones, sin que hubiera leyes generales de
aplicación a tales asociaciones.
En Inglaterra se formaron estas compañías a base de la noción de
corporation (equivalente más o menos a la idea actual de persona
jurídica como entidad diferente de los miembros que la conforman) y
mediante un acto de la Corona, que concedía una charter especial para
cada compañía, sin que tampoco existieran leyes que contemplaran el
régimen en conjunto de dichas corporaciones.
Estas compañías se caracterizaban por:
a) La dependencia del Estado, que las concebía como entidades de
derecho público;
b) La organización democrática de la organización en Inglaterra y
oligárquica en el resto de Europa;
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c) La división del capital en partes de libre transmisión;
d) La limitación de la responsabilidad de sus integrantes al valor de
las partes adquiridas.
Todos estos caracteres no surgieron simultáneamente en todas las
compañías de los distintos países, ni todos ellos se mantuvieron para
pasar a ser principios de la sociedad anónima actual.
La sociedad anónima se originó así en las compañías coloniales del
siglo XVII, sin embargo su forma moderna se reglamentó con carácter
general en el Código francés de 1807 y en las demás codificaciones de
otros Estados, así como en las leyes generales inglesas y de los Estados
Unidos (Osorio Ruíz, 63. 1998)
2.2.2 Definición
La sociedad anónima, llamada también sociedad por acciones, es
una persona jurídica formada por sujetos que realizan aportes que
constituyen el capital social de aquélla, el mismo que está representado
por acciones de libre transmisibilidad, a cuyo importe se restringe la
responsabilidad de los socios. Se estructura tal persona jurídica a base
de una organización que distingue y reglamenta con funciones propias
el conjunto de los socios y la administración (Osorio Ruíz, 63. 1998)
Gran parte de la doctrina concibe a la sociedad anónima como una
forma de sociedad de capitales, con un capital propio que se divide
en acciones, que tiene una denominación y un objeto social y que,
encontrándose sujeta a un régimen de responsabilidad limitada de
los socios que la integran, está orientada a la explotación de una
actividad económica o mercantil, por lo general de gran magnitud,
que hace posible la concentración y circulación de capitales.
Por ser la sociedad anónima una sociedad de capitales su organización,
así como el ejercicio de los derechos de los accionistas en relación a
la gestión y utilidades de la sociedad, se ajusta prácticamente a la
cuantía del aporte del accionista al capital social, sin importar la
condición personal del socio sino más bien el porcentaje de propiedad
accionaría que pueda tener.
Los principios generales en los que se funda toda definición que se
haga de la sociedad anónima son los siguientes:
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a) Responsabilidad limitada de los accionistas al importe de su
aportación a la sociedad
Este principio diferencia a la sociedad anónima de las sociedades
personales. Es un principio básico sin el cual la sociedad anónima
dejaría de constituir lo que es y podría asimilarse, en este aspecto, a
la sociedad colectiva, por lo que no cumpliría la función que le está
encomendada en la vida económica.
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2.2.3 La sociedad anónima es regulada en la nueva ley en el Libro
II de la siguiente manera:
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2.3 La sociedad anónima en el perú
2.3.1 Evolución
La importancia y difusión actual de la sociedad anónima proviene
directamente de los caracteres esenciales y particulares de esta forma
societaria. La sociedad anónima es una sociedad de capitales, con
responsabilidad limitada, en la que el capital social se encuentra
representado por títulos negociables y que posee un mecanismo
jurídico propio y dinámico, orientado a separar la propiedad de la
administración de la sociedad.
Los caracteres aludidos fueron desarrollándose a lo largo de siglos,
para agruparse en lo que hoy día entendemos como sociedad
anónima. Indagar sobre los orígenes de esta institución no nos
permite encontrarla en un estado puro, sino retroceder a evaluar el
desarrollo histórico de instituciones y procedimientos – bajo sistemas
económicos ni siquiera comparables a los vigentes hoy en día – que
unidos al paso del tiempo y otras nuevas instituciones cristalizaron
en la estructura actual de la sociedad anónima.
Se cita como antecedentes relevantes para el desarrollo de la
sociedad anónima las instituciones creadas en el siglo XVII para la
realización de empresas riesgosas que requerían de la acumulación
de grandes capitales. Estas empresas se encontraban ligadas a las
actividades comerciales y de aventura, fomentadas por la apertura
que experimentó el mundo europeo en la época de los grandes
descubrimientos.
En esta clase de empresas se comienzan a configurar algunos
caracteres esenciales de la sociedad anónima: la preponderancia del
elemento capital sobre el elemento personal, la división del capital
en títulos negociables que representaban partes alícuotas del mismo,
la separación entre la propiedad de la empresa y su administración
y el surgimiento de rasgos que se traducirían más adelante en la
responsabilidad limitada.
Estas empresas, sin embargo, tenían signos particulares que no
permiten asimilarlas al concepto actual de sociedad anónima. El más
importante es la injerencia estatal en su formación y administración.
Estas entidades eran creadas sobre la base de privilegios y disposiciones
de carácter particular que los gobernantes concedían (Elias Laroza, 26).
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2.3.2 Ordenamiento jurídico
Ya en 1906 se presentó un proyecto sobre sociedades anónimas.
Proyectos sobre sociedades mercantiles fueron elaborados en 1914 y
en 1928. En 1939 fue creada una comisión reformadora del Código de
Comercio. En 1961 el Dr. Jaime Rey de Castro elaboró un proyecto
completo de la “Ley General de sociedades Anónimas”. En cuanto
a estudios sobre la materia, he de mencionar el interesante y bien
documentado trabajo del Dr. Hernando de Lavalle Vargas sobre “La
emisión de obligaciones por las sociedades anónimas” publicado
en 1953. En 1955 el Dr. Luis Echecopar García, cuya prematura
desaparición ha sido tan lamentada, dio a publicación su “Contrato
de las sociedades anónimas en la legislación de Chile, España,
Suiza y Perú”. El Dr. Ulises Montoya, preparó en 1956 un trabajo
titulado “Sociedades anónimas, consideraciones para una ley” que
posteriormente amplió y publicó en 1961 bajo el título de “Sociedades
anónimas”. Ninguna de las iniciativas citadas culminó en acción
legislativa que haya puesto al día nuestra antigua ley sobre sociedades
mercantiles. (CADE’65, 12)
El D.S. Nro. 003-85-JUS, del 14 de enero de 1985, contempló a la
Sociedad Anónima en la Sección Tercera de su Libro Primero, arts.
70 al 260. El art. 70 de la L.G.S., hoy derogada, no pretendía definirla
sino simplemente señalar sus principales caracteres que deben ser
integrados por el resto del sistema. El artículo expresa: “En la S.A.
el capital está representado por acciones y se integra por aportes
de los socios quienes no responden personalmente, de las deudas
sociales”. Del tenor del artículo 70 podemos señalar las siguientes
características de la S.A.:
a) Capital divido en acciones.
b) Capital integrado por las aportaciones de los socios.
C) Los socios no responderán personalmente de las deudas sociales.
De las normas subsiguientes podemos señalar otras
características más:
d) Se constituyen de dos maneras: en forma simultánea y por
suscripción pública o sucesiva.
e) El número de fundadores debe ser mínimo de 3 D.N.N. y/o J.
f) Los aportes sólo pueden ser de capital y no industrial..
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g) En el contrato de la S.A. las relaciones jurídicas se establecen
entre los accionistas.
h) La persona del socio es irrelevante para la sociedad como
persona jurídica, y
i) Funcionan bajo una denominación (Chanduví, 16).
La sociedad anónima ha adquirido indiscutiblemente una marcha
preponderante frente a las otras formas societarias. Se puede constatar
fácilmente que la mayoría de las sociedades que se constituyen en
nuestro país lo hacen bajo la forma de sociedad anónima. Este no
es, sin duda, un fenómeno actual ni exclusivamente local. La gran
importancia de este tipo de sociedad se había reflejado claramente en
la antigua Ley de Sociedades Mercantiles de 1966, que contempló un
tratamiento normativo extenso y más completo que el de cualquier
otra forma societaria. Esta preponderancia es un fenómeno mundial
de múltiples repercusiones. Según Georges Ripert:
“Esta aplastante superioridad de las sociedades anónimas es el rasgo
característico del mundo moderno. Es mediante esta institución
jurídica que quedó asegurado el régimen capitalista”.
La constatación de la gran difusión de este tipo de sociedades
en nuestro país determinó que era necesario que la nueva L.G.S.
persistiese en un tratamiento exhaustivo de la sociedad anónima,
perfeccionando la institución a la luz de la experiencia acumulada
durante la vigencia de la L.G.S. anterior y de los aportes que brinda el
derecho comparado.
Esta tendencia llevó también a cuestionar la conveniencia de mantener
todas las formas societarias que la anterior L.G.S. contemplaba. Sin
embargo, esta posición fue descartada y se mantuvieron las distintas
sociedades reguladas en la antigua Ley, debido a que un tratamiento
legislativo del tema debía ofrecer diferentes posibilidades para el
desarrollo de las actividades económicas. La innegable difusión de la
sociedad anónima como forma societaria no debía llevar a cerrar otras
opciones a las que se puede recurrir si un determinado empresario,
bajo circunstancias concretas, las considera convenientes.
Legislar en materia de derecho societario es crear distintos
instrumentos para que las personas puedan llevar a cabo actividades
económicas con seguridad y celeridad, favoreciendo así el tráfico
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económico. Es finalmente la persona que realiza tales actividades
la llamada a evaluar las posibilidades que el ordenamiento legal le
otorga y decidir la más conveniente para sus intereses.
De esta forma el proyecto de L.G.S. preparado por la comisión
reformadora mantuvo las formas societarias contempladas por
la antigua L.G.S., con excepción de la sociedad comercial de
responsabilidad limitada (Elias Laroza, 26).
A) Constitución simultánea
Es la más usual y común a las demás clases de sociedades y consiste
en que dos o más personas naturales y/o jurídicas acuerdan fundarla
y otorgar de inmediato el contrato social, conforme a los artículos 53
y siguientes de la Ley General de Sociedades (Ley 26887); es decir,
suscribir la minuta y otorgar la escritura pública que contiene el pacto
social y el estatuto. Si Sólo se suscribe la minuta y escritura pública,
pero no se inscribe aún no existe sociedad; por lo contrario, si la
sociedad funciona sin estar inscrita, se convierte en sociedad irregular,
siendo las responsabilidades de los socios ilimitadas y solidarias.
A los primeros accionistas se les conoce como fundadores y son los
únicos que se obligan a aportar el capital íntegramente, sin mayor
trámite.
La ley distingue entre pacto social (Art. 54) y el estatuto (Art. 55)
mencionando los datos que debe contener cada uno.
Según señala Angel Velasco Alonso en su obra “La Ley de Sociedades
Anónimas” (p. 83), el convenio de fundación tiene el siguiente
contenido:
a) Declaración de voluntad de constituir una sociedad anónima.
b) Formulación de los estatutos por los que ha de regirse
c) Asunción y adjudicación de acciones a los fundadores.
d) Desembolso total o parcial de las mismas, y
e) Nombramiento de administradores.
En la fundación simultánea todos los fundadores son accionistas y su
número no podrá ser inferior a dos.
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B) Constitución por oferta a terceros
Este tipo de constitución se utiliza en los casos que es necesario poner
en movimiento grandes capitales para poder llevar adelante empresas
de envergadura, siendo necesario invitar a quienes deseen invertir y
reunir capitales considerables.
Consiste en que los fundadores de la sociedad preparan o confeccionan
un programa al que se le da publicidad y que debe contener un
resumen de las estipulaciones del contrato, invitándose al público a
suscribir acciones. Cuando la oferta a terceros tiene la condición legal
de oferta pública, le es aplicable la legislación especial (Mercado de
Valores, D. Leg. 861)
Promotores -hoy fundadores (Art. 70)- son las personas que redactan
el programa fundacional (art. 57). Es decir, los fundadores son las
personas que firman el programa de fundación (art. 58). La figura del
promotor o fundador se ha considerado de una manera muy diversa:
como gestor de negocios, como parte de un contrato que contiene
estipulaciones a favor de terceros, como intermediarios, como
órganos de la futura sociedad. Lo que caracteriza al promotor es el
desarrollo de una actividad preparatoria de la futura sociedad. Le
ley no señala número mínimo de promotores (Ver artículos 56 al 73).
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que se ha establecido en el pacto social. Siendo la sociedad anónima
por definición una sociedad capitalista, se permite en la práctica la
constitución de sociedades con capitales irrisorios, desnaturalizando
su esencia de sociedad de capital destinada a la gestión de grandes
actividades económicas, ya que la ley ha previsto para las pequeñas y
medianas actividades económicas la figura societaria de la sociedad de
responsabilidad limitada.
Un capital pequeño es insuficiente para garantizar el endeudamiento
de la sociedad, si a la libertad por parte de los socios para determinar el
importe del capital se une el número de dos personas para constituir la
pluralidad social, habrá que convenir en la deformación del concepto
de sociedad anónima.
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Las acciones representan además un título valor, por lo que su
naturaleza es circulatoria, ha nacido para rotar económicamente
en el comercio, aunque no se trata en estricto de un título valor
con todas las características del resto o de los demás títulos valores.
Por ello se les denomina como especiales, llevan incorporados no
sólo derechos patrimoniales sino también políticas. Otra acepción
es que las acciones son una opción de estatus frente a la sociedad,
pues la acción es nominativa y ello implica que su propietaria
no sólo podrá transferirlas porque que ella representa una parte
alícuota del capital de una sociedad, sino también y como lo hemos
señalado precedentemente se trata de que estas recurran una serie
de otros derechos al titular de los mismos, tales como el derecho a
participar en las decisiones que van a regir el destino de la sociedad
a través de la participación en las juntas generales de accionistas,
derecho a separarse de la sociedad en caso de acuerdos que lesionen
sus intereses u otras más. Por estas razones la acción es más que un
simple certificado o un título valor.
Líneas arriba hemos hecho mención al carácter nominativo de las
acciones.
Pareciera contradictorio mencionar dicha característica en la
actualidad, sin embargo aparece consignado en la nueva Ley, como se
hacía en la antigua, la prohibición de emitir acciones al portador. Esta
prohibición se hacía necesaria por la existencia de normas tributarias
que la fortalecían.
Las acciones deben ser nominativas y se debe establecer la facultad
de emitir acciones sin derecho a voto o títulos representativos de
obligaciones convertibles, las que ya han sido reguladas para las
sociedades anónimas abiertas en el Título IX de la Ley de mercado
de Valores, Capitulo III. Artículos del 260 al 268 referentes a la
protección de los inversionistas. (Ver artículos 82 al 110).
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A. Junta general ordinaria. Hoy junta obligatoria anual (Art. 114)
debe realizarse cuando lo disponga el estatuto y, por lo menos, una
vez al año dentro de los 3 meses siguientes al ejercicio social.
Compete a esta junta: (Art. 114)
- Pronunciarse sobre la gestión social y los resultados económicos
expresados en los estados financieros del ejercicio anterior.
- Disponer sobre la aplicación de utilidades, si las hubiese.
- Elegir y fijar las remuneraciones del directorio, cuando
corresponda.
- Designar o delegar en el directorio la designación de los auditores
externos cuando corresponda; y
- Resolver sobre los demás asuntos que le son propios conforme al
estatuto y sobre cualquier otro consignado en la convocatoria.
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siguientes al ejercicio anual o si no trato los asuntos que son de
su competencia (Art. 119).
En primera convocatoria, en las juntas generales reguladas por el art.
114, el 50% de las acciones suscritas con derecho a voto.
En segunda convocatoria, bastará la concurrencia de cualquier
número de acciones suscritas con derecho a voto.
Los acuerdos se tomarán con el voto favorable de la mayoría absoluta
de las acciones suscritas con derecho a voto.
El estatuto puede establecer quórum y mayorías superiores a los
señalados en el art. 127, 125 y 126, pero nunca inferiores (art. 127).
Cuando se trate del aumento o disminución de capital, emisión de
obligaciones, transformación, fusión, escisión o disolución de la
sociedad y, en general de cualquier modificación de estatuto, se
requiere en primera convocatoria la asistencia de dos tercios de las
acciones suscritas con derecho a voto.
En segunda convocatoria bastará la concurrencia de al menos tres
quintas partes de las acciones suscritas con derecho a voto.
Para la validez de los acuerdos se requiere en ambos casos la mayoría
absoluta de las acciones suscritas con derecho a voto.
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Consideramos importante que la nueva ley haya establecido
taxativamente en el artículo 160 que el cargo de director recae sólo
en personas naturales, habiendo solucionado la incertidumbre de la
derogada ley a falta de norma expresa.
La nueva ley, igual que la ley derogada, establece que el estatuto debe
señalar la duración del directorio, que no puede ser menor de un año
ni mayor de tres, asignándole a este órgano las facultades de gestión y
representación de la sociedad, salvo los asuntos que la ley o el estatuto
atribuyan a la junta general.
2.6.3 La gerencia
La Gerencia es el órgano ejecutivo de la Sociedad, la cual puede
estar integrado por personas naturales o jurídicas, a diferencia del
Directorio que solo pueden ser personas naturales y son designados
por el Directorio, salvo que el estatuto reserve esa facultad a la junta
general.
La duración del cargo de gerente es por tiempo indefinido, salvo
disposición en contrario del estatuto o que la designación se haga por
un plazo determinado. Siendo el cargo de confianza.
La ley le designa las siguientes Atribuciones.
1. Celebrar y ejecutar los actos y contratos ordinarios
correspondientes al objeto social;
2. Representar a la sociedad, con las facultades generales y
especiales previstas en el Código Procesal Civil;
3. Asistir, con voz, pero sin voto, a las sesiones del directorio, salvo
que éste acuerde sesionar de manera reservada;
4. Asistir, con voz, pero sin voto, a las sesiones de la junta general,
salvo que ésta decida en contrario;
5. Expedir constancias y certificaciones respecto del contenido de
los libros y registros de la sociedad; y,
6. Actuar como secretario de las juntas de accionistas y del
directorio.
Es importante señalar que le son aplicables al gerente, en cuanto
hubiere lugar, las disposiciones sobre impedimentos y acciones de
responsabilidad de los directores.
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Por tal motivo el gerente responde ante la sociedad, los accionistas y
terceros, por los daños y perjuicios que ocasione por el incumplimiento
de sus obligaciones, dolo, abuso de facultades y negligencia grave.
Siendo particularmente responsable por:
1. La existencia, regularidad y veracidad de los sistemas de
contabilidad, los libros que la ley ordena llevar a la sociedad
y los demás libros y registros que debe llevar un ordenado
comerciante;
2. El establecimiento y mantenimiento de una estructura de
control interno diseñada para proveer una seguridad razonable
de que los activos de la sociedad estén protegidos contra uso
no autorizado y que todas las operaciones son efectuadas de
acuerdo con autorizaciones establecidas y son registradas
apropiadamente;
3. La veracidad de las informaciones que proporcione al directorio
y la junta general;
4. El ocultamiento de las irregularidades que observe en las
actividades de la sociedad;
5. La conservación de los fondos sociales a nombre de la sociedad;
6. El empleo de los recursos sociales en negocios distintos del
objeto de la sociedad;
7. La veracidad de las constancias y certificaciones que expida
respecto del contenido de los libros y registros de la sociedad;
8. Dar cumplimiento en la forma y oportunidades que señala la ley
a lo dispuesto en los artículos 130 y 224; y,
9. El cumplimiento de la ley, el estatuto y los acuerdos de la junta
general y del directorio.
Cuando se designe gerente a una persona jurídica ésta debe nombrar
a una persona natural que la represente al efecto, la que estará sujeta
a las responsabilidades señaladas en este Capítulo, sin perjuicio de las
que correspondan a los directores y gerentes de la entidad gerente y
a ésta.
La responsabilidad civil de la gerente caduca a los dos años del acto
realizado u omitido por éste, sin perjuicio de la responsabilidad penal.
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2.6.4 Derecho de impugnación
El derecho de impugnación es un mecanismo de protección y de control
encaminado a proteger a los Asociados, cuando la Junta General de
Socios se extralimita en sus facultades y es además el medio ideal para
ejercer el control de la legalidad de las decisiones sociales.
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