BLQ 1 Sociología
BLQ 1 Sociología
BLQ 1 Sociología
Y EL OCIO
1.1. Sobre los conceptos de turismo y de ocio desde la perspectiva del turismo
y desde la perspectiva sociológica: una introducción
Para muchos de estos investigadores, el turismo es una actividad que produce el espacio; es decir, no ocurre ninguna
transformación por la intermediación de la actividad turística en el lugar o espacio donde ésta aparece (Leme y Neves -
2007- “Dos ecos do turismo aos ecos da paisagem”. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, 5 -2-).
Sin embargo, otros autores desde esta perspectiva presentan el turismo como una actividad humana intencional que
implica desplazamientos temporales a otras regiones o países, buscando la satisfacción de otras necesidades diferentes
a las remuneradas y creando relaciones sociales (Ribeiro y Higuchi -2008- “Percepçoes sobre turismo, lazer e
conservaçao ambiental”. Turismo em Análise 19 -3-)
En este último sentido, otros académicos sostienen que el turismo es un fenómeno humano y una posibilidad de ocio
caracterizado por el reconocimiento de un lugar extra-ordinario, en el que se establecen las más variadas relaciones
(sociales, económicas, históricas, políticas, ambientales, culturales…) en un específico tiempo y espacio (Gomes, Ramos
y Serejo-2010- “Cohecimientos sobre o lazer nos cursos de graduaçao em turismo en Minas Gerais”. Turismo em
Análise 21 -2-).
Por tanto, según ésta y la anterior referencia, y aunque nos referimos a la perspectiva del turismo, éste concepto
supone una apropiación del espacio en el cual se producen impactos o consecuencias si consideramos la intención y
demandas del turista.
Significa, además, la posibilidad de intercambios proporcionados por los desplazamientos espaciales (geográficos) de
las personas, y un fenómeno humano en el cual se establecen muy variadas relaciones. Esta idea se acerca a la
concepción del turismo como fenómeno sociocultural, dotado de valor simbólico y caracterizado por la movilidad de las
personas y la motivación que las instiga (Panosso Netto, -2005- Filosofía del turismo: teoría y epistemología. Sao Paulo:
Aleph).
También, desde esta perspectiva, el turismo puede ser considerado como una forma de establecer una relación entre
individuos y/o sujetos sociales y el desplazamiento espacial; una experiencia vivida en un momento determinado.
En relación a ello y como muy bien señalan Gastal y Moesch ( -2007- Turismo, políticas públicas y ciudadanía. Sao Paulo:
Aleph), la experiencia turística está marcada por procesos de movilización subjetiva que llevan al individuo a parar,
mirar con más agudeza, repensar, reevaluar y resignificar no sólo la situación, el ambiente, las prácticas vividas en ese
momento y lugar, sino también sus vivencias pasadas.
Así, toma forma la concepción del turismo como noción muy próxima al concepto de ocio, al entenderlo como
experiencia. La noción de turismo como experiencia ha sido presentada por autores como Lacerda (2007) o Souza
(2011), para quienes puede darse la posibilidad de que se practique incluso sin que se produzcan grandes
desplazamientos; algo que puede ocurrir, incluso, dentro del propio espacio de residencia del sujeto.
Finalmente, además de estas orientaciones sociales y psicológicas del turismo acerca del concepto que nos ocupa,
también podemos encontrar la relevancia de su dimensión económica. En este sentido, el turismo es comprendido
como industria, sector del área de servicios o sector de la economía.
La visión del turismo como industria es comúnmente utilizada para justificar y fundamentar propuestas de actuación e
intervención por parte del poder público y de la iniciativa privada. Aunque algunos autores como Lemos (2004,
Turismo: ¿qué negocio es ese? Un análisis de la economía del turismo. Papirus) establecen que le turismo va más allá,
generando otras actividades indirectas, que, en cadena, alcanzan a otros sectores económicos.
Respecto al ocio, desde la perspectiva de las investigaciones en turismo, encontramos, en primer lugar, comprensiones
restringidas y puntuales. A modo de sinónimo de tiempo libre; como un conjunto de actividades de libre elección
asociadas a la compensación o fuga de lo cotidiano. Tal es el caso de autores como de Dumazedier ( -1968- en Román -
2006- “El tiempo libre y ocio reivindicado por los trabajadores. Pasos. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural 4 -3-).
No obstante, y en segundo lugar, estas visiones fueron criticadas, dentro de esta perspectiva, por sus limitaciones. Así,
el ocio es visto como un fenómeno humano, localizado histórica y socioculturalmente (Marcellino -2008- N.C. Ocio y
Sociedad: múltiples relaciones. Campinas-SP: Alínea).
En esta línea, también encontramos aquellas investigaciones que, intentando superar las definiciones limitadas y
restringidas, definen el ocio como un fenómeno sociocultural relacionado con diversas prácticas culturales, las cuales
son colectivamente producidas en realidades histórico-sociales específicas (Gomes, Ramos y Serejo, -2010-
“Cohecimientos sobre o lazer nos cursos de graduaçao em turismo en Minas Gerais”. Turismo em Análise 21 -2-).
Por ello, y en base a estas dos últimas referencias (Marcellino -2008- / Gomes, Ramos y Serejo -2010-), el ocio pasa a
comprender no sólo la vivencia (pasiva) de diversas manifestaciones culturales, sino también la producción de cultura.
El ocio es el reflejo de la realidad culturalmente establecida, con la propiedad de reiteración, cuestionamiento o
resignificación de los valores vigentes.
Por tanto, éste puede ser entendido como sinónimo de tiempo libre o conjunto de actividades de la libre elección del
individuo practicadas en el tiempo lúdico o liberado de las obligaciones. Esta idea se remonta a las primeras
investigaciones sistematizadas al respecto en torno a la segunda mitad del siglo XIX. Será sólo a partir de 1930 cuando
se incorpora esta dimensión al significado del ocio: la experiencia no perteneciente al mundo del trabajo (Gomes y
Melo -2003- “Lazer no Brasil: trajetória de estudos, possibilidades de pesquisa” Revista Movimento 9 -1-).
Aunque en la actualidad, el trabajo como valor central en las diversas sociedades sea cuestionado por algunos autores
(Maffesoli, 2007, En el crisol de las apariencias. Madrid: Siglo XXI), autores como Marinho y Pimentel (2010) establecen
que ocio y trabajo se relacionan dialécticamente y forman parte de la misma dinámica social.
En este sentido, autores como Gomes (2011) también sostienen que esta disociación entre ocio y trabajo terminan
minimizando o excluyendo las posibilidades de comprensión del ocio a partir de otros parámetros.
En suma, el ocio y el turismo deben ser comprendidos como procesos dinámicos y relacionados con otras esferas de la
vida, siendo productos de diversos contextos y estructuras.
Para ello, es necesario incorporar no sólo variables como la cultura, tal y como hemos visto, sino todas aquellas que den
cuenta del sentido multidimensional de la sociedad en la que aparecen y se desarrollan. Por esto, se hace necesario un
acercamiento sociológico a dichos conceptos.
C. Sobre los conceptos de turismo y ocio desde la perspectiva sociológica.
En primer lugar, ¿por qué debe la sociología ocuparse o preocuparse por el turismo y por el ocio? Porque el turismo y el
ocio son hechos sociales, tal y como los definía el sociólogo francés Émile Durkheim (uno de los padres fundadores de la
sociología -1895-Las reglas del método sociológico).
Pero también y parafraseando a Marcel Mauss (-1979- Sociología y Antropología. Madrid: Tecnos) el turismo y el ocio
son hechos sociales totales, porque aún como fenómenos parciales, las repercusiones de sus procesos interfieren en
toda la sociedad resonando en todos los sectores y actividades, sobre todo, desde su internacionalización y masificación
a partir de la 2nda posguerra mundial
• Así, los fenómenos del turismo y del ocio, desde la perspectiva sociológica, pueden ser entendidos como externos o
externalidades de un proceso de cambio social, pero también y simultáneamente, variables capaces de motorizar dicho
proceso.
• Pero al mismo tiempo, el turismo y el ocio son productos de la sociedad urbana e industrial, como bien sostiene Eric
Hobsbawm: “el capitalismo industrial dio origen a dos modalidades de viaje de placer: el turismo y las vacaciones de
verano para la burguesía…” (-1977-La era del capitalismo, 3º parte. Barcelona: Guadarrama). Hablamos, por tanto, de
unos fenómenos que empezaron a delinearse a mediados del siglo XIX, pero cobraron masividad y estado internacional
a mediados del siglo XX con el auge del modelo de acumulación de posguerra, basado en ideas de modernización y
desarrollo.
• De esta forma, en poco más de un siglo y medio el turismo y el ocio se convirtieron en unas de las actividades
socioeconómicas más importantes del mundo y para casi todos los países, en temas relevantes de su agenda política.
• Desde la Ciencias Sociales, la investigación sistemática del turismo y el ocio se produce en Europa (primera región que
experimentó el impacto del turismo masivo), siendo H.J. Knebel (1960) quien publicó el 1er trabajo desde la sociología.
Ahora bien, entre los estudios sociológicamente pioneros sobre turismo y ocio fue Leopold Von Wise quien en 1930,
partiendo de los trabajos de George Simmel, desarrolló un análisis del viajero extranjero, teniendo en cuenta no sólo
los aspectos políticos, sino tratando de encontrar explicaciones a sus consecuencias económicas y culturales.
• Así mismo, como pioneros en el estudio y definición del turismo y del ocio encontramos los trabajos de Ogilvie (-1930-
The tourist movement an economic study. London: Staples) y de Norval (-1936-The tourist industry a national and
international Surrey. London: Pitman).
• No obstante, será a partir de la masificación del turismo y del ocio cuando proliferarán las investigaciones y
conceptualizaciones al respecto. Dos hechos fundamentales en este sentido: la creación en 1988 de la Asamblea
Internacional para el Estudio del Turismo; y la inclusión de una Sociología del Turismo en el XXI Congreso de la
Asociación Internacional de Sociología celebrado en Madrid en julio de 1990.
• Desde la perspectiva sociológica para con el concepto de turismo, se despliega una multiplicidad de relaciones entre los
elementos que lo conforman, y en una sociedad cuyos factores de cambio en los valores y estilos de vida están
determinados por las sociedades industriales, posindustriales y las tecnologías avanzadas y de la información.
• En las investigaciones de Valdés (-1996-” El turismo rural en España” en Introducción a la economía del turismo en
España. Madrid: Cívitas), se señalan como elementos que intervienen en la conceptualización del término, el
incremento de las economías occidentales; el tiempo disponible para el ocio; la generalización de la educación; la
reducción de la edad de jubilación; la renta disponible; el cambio en las tendencias de valores que favorecen los viajes
de placer; y el fraccionamiento del periodo de vacaciones.
• Por su parte y también en relación a los factores que explican la noción de turismo, tanto Poo (-1993-, Tourism,
tecnology and competitive strategies. Oxford: CAB) como Fayos-Solá (-1994- “Competitividad y calidad en la nueva era
del turismo”. Estudios Turísticos, 123: 5-10), destacaron la importancia de la productividad y los grandes beneficios.
• En este hecho son determinantes la transformación de elementos como los nuevos consumidores, nuevas tecnologías,
nuevas formas de producción y gestión más flexibles, la diversidad de los mercados, la consideración del entorno, la
cultura local, y las nuevas tecnologías de la información y comunicación.
• Por ello, en la definición sociológica de la noción de turismo encontraremos la observación de las relaciones, los roles y
motivaciones de la actividad turística, además de las instituciones pertinentes y los impactos que supone dicha
actividad en las sociedades de destino.
• El turismo, a su vez, podría entenderse como aquella realidad socioeconómica cuyos efectos son la base para elaborar
planificaciones para el desarrollo local (Martínez, -2006-Ocio y turismo en la sociedad actual. Los viajes, el tiempo libre
y el entretenimiento en el mundo globalizado. Madrid: MacGraw-Hill).
• En cuanto a la noción de ocio, autores como Kraus (-1978- Recreation and Leisure in Modern Society. California:
Goodyear Publishing) y Neulinger (-1981-To leisure: An Introduction. Boston: Allyn and Bacon) lo conceptualizan en
función de sus características sociológicas y psicológicas.
• En este sentido, y desarrollando la idea, será la estructura de la sociedad y su forma específica de producción
socioeconómica y formación de culturas, la que determinará de qué manera se van a distribuir las distintas tareas en el
tiempo de vida disponible.
• Es decir, qué tiempo conviene descansar; qué número de horas se deben trabajar; cuántas horas necesitamos para
desplazarnos; relacionarnos con la gente; estar con la familia; estar solos y, en resumidas cuentas, qué tiempo
requieren las necesidades básicas, las familiares-afectivas, las laborales, las recreativas y la de entretenimiento en
general, y los valores sociales y morales que se les otorga a dichas tareas.
• Por tanto, una sociología en torno al concepto de ocio se encarga de analizarlo bajo la relevancia de unas actividades de
tiempo libre, a modo de realidad socioeconómica cuyos efectos son las bases, también, para la elaboración políticas
específicas en tal sentido (Martínez, -2006-Ocio y turismo en la sociedad actual. Los viajes, el tiempo libre y el
entretenimiento en el mundo globalizado. Madrid: MacGraw-Hill).
• A tenor de esta introducción a los conceptos que estamos viendo, desde una perspectiva sociológica, vemos que las
nociones de turismo y de ocio de relacionan íntimamente en el tiempo libre de descanso y personal, fuera de las
obligaciones sociolaborales, que discurre tanto en los viajes, como en las vacaciones y en los tiempos lúdicos y de
recreación.
• De aquí surge la noción de ocioturismo, a modo de nueva categoría analítica en la perspectiva sociológica, que da
cuenta del punto de unión y de todos los posibles vínculos entre el turismo y el ocio en la complejidad de la sociedad
posmoderna.
• Finalmente, cabe destacar que, desde las investigaciones sociológicas sobre el turismo y el ocio a nivel global (mundial),
son tres las posturas fundamentalmente adoptadas en su tratamiento: -la conceptualización de nuestros conceptos en
base a sus consecuencias en la sociedad; su conceptualización relacionada con las nociones de desarrollo y progreso; -
su conceptualización y teorización en la formación o constitución de la realidad social.
• Estas tres posturas pueden ser abordadas desde una perspectiva macro-sociológica o micro-sociológica. Pero de ello, ya
hablaremos detenidamente en su momento.
1.2 El turismo en diferentes campos de estudio y evolución-perspectivas
teóricas en sociología el turismo
A. El turismo en diferentes campos de estudio
El turismo para la Economía. El estudio económico del turismo comienza poco antes de la 1ª GM, cuando los
economistas se dan cuenta de que este fenómeno tenía relevantes repercusiones en la balanza de pagos de ciertos
países.
Ya en 1911, Schullern Zu Schattenhofen publicó la obra” Turismo y Economía nacional” en la que se teoriza el turismo
como todos aquellos procesos , especialmente económicos, que se manifiestan en la afluencia, permanencia y regreso
del turista hacía , en y fuera de un determinado municipio, país o estado. A partir de entonces, han sido muchos los
intentos por teorizar y definir el turismo desde una perspectiva económica para su aceptación universal, pero no con
mucho éxito.
El turismo para la Economía (continuación): No obstante, cabe destacar que, al reconocer esta dificultad, la Secretaría
de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) expresó al respecto que no podía
elaborarse una conceptualización formal del sector turístico, pero sí concebirlo como el conjunto de las actividades
industriales y comerciales que producen bienes y servicios consumidos total o parcialmente por visitantes extranjeros o
por turistas nacionales.
Esta teorización del turismo por parte de la UNCTAD continúa prevaleciendo, aunque para algunos autores (Acerenza -
2006- “conceptualización, origen y evolución del turismo. México: Trillas) la misma, no da cuenta de la complejidad del
fenómeno ni de sus implicaciones para el desarrollo económico, social, cultural y político de los pueblos
El turismo para la Geografía. Al respecto, los estudios teóricos del turismo por parte de los geógrafos comienzan a
desarrollarse después de la 2ª GM. El enfoque de dichos estudios se orientó más hacia la comprensión de las relaciones
entre el espacio y las actividades turísticas y a las repercusiones que estas relaciones tienen en el territorio, que a la
formulación de una teoría que explicara el fenómeno turístico desde la óptica de esta disciplina.
Ya en 1991, Callizo Soneiro (“Aproximación a la geografía del turismo”. Madrid: Síntesis) indica que, a pesar de algunos
relevantes esfuerzos de conceptualización y teorización, no puede concebirse todavía una geografía del turismo cuyo
objeto sea exclusivamente esta actividad.
El turismo para la Geografía (continuación): Siguiendo este último argumento, algunos autores (Lozato-Giotart -1990
“Geografía del Turismo”. Barcelona: Masson) señalaron que la mayor parte de las conceptualizaciones y teorizaciones
en relación al turismo desde la geografía, han supuesto un intento de síntesis, agrupando en torno al desplazamiento y
a la estancia, las motivaciones básicas y sus repercusiones económicas. Es decir, no se trata de un estudio del turismo,
formulado desde el punto de vista de la geografía, sino de un intento de hacer más precisas las conceptualizaciones
aceptadas por la Organización Mundial del Turismo (OMT).
De cualquier manera, es necesario reconocer que las investigaciones geográficas del turismo han permitido conocer
otros aspectos relevantes de éste, más allá de lo puramente económico; sobre todo su dimensión espacial y el
conocimiento de las incidencias de las actividades turísticas en el territorio y la planificación de políticas de desarrollo
espacial en tal sentido
El turismo para la Psicología: El turismo es una actividad que, también, resulta de las motivaciones de los individuos, por
lo que su estudio, al igual que los factores que influyen en dichas motivaciones, corresponde a la psicología. Cuando la
suma de las conductas individuales en un conjunto de personas se interfiere e influyen, hasta convertirse en una
conducta colectiva, en otras palabras, en una “conducta social”, pasa a ser interés de la Sociología (a lo que
atenderemos más adelante).
De momento, desde la perspectiva Psicológica, cabe decir que el turismo es una manifestación social de la conducta
humana cuyo estudio requiere de un enfoque, al menos, psicológico-social. Es de hecho, un fenómeno psicosocial, y el
estudio concreto de los fenómenos psicosociales (como señaló Munné -1980-” Psicosociología del tiempo libre”.
México: Trillas) es propio de la Psicología Social.
El turismo para la Psicología (continuación): Ahora bien, la Psicología no ha definido y conceptualizado (teorizado) el
turismo como tal; aunque ha contribuido de forma importante para poder explicar los factores psicológicos individuales
y sociales que influyen en las motivaciones y decisiones de los viajes, así como el comportamiento de los turistas.
Aunque existen trabajos anteriores, será a principios de los años ochenta del siglo XX que comienzan a surgir los
estudios que más han aportado al conocimiento de los aspectos psicológicos del turismo, es especial en cuanto a las
motivaciones y comportamiento de los turistas. Muchos autores han contribuido al respecto, entre ellos: Mayor y
Jarvis (-1981-” The Psychology of leisure travel”. Boston: CBI) y Pearce (-1982- “The Social Psychology of tourism
behaviour. Oxford: Pergamon Press ).
El turismo para la Sociología: Aunque se considera que las primeras obras que tratan el turismo desde el punto de vista
sociológico son los libros de Ogilvie en 1933 y de Normal en 1936 (referencia de Méndez Muela -2003-” La Sociología
del turismo como disciplina. Barcelona: Ariel), el estudio sistematizado y generalizado del turismo por los sociólogos se
sitúa, también, después de la 2ªGM, y se consolida en los años setenta del pasado siglo XX.
Así, el primer estudio sociológico globalmente reconocido sobre el turismo es el realizado por Knebel en 1960
(referencia de Méndez Muela -2003-” La Sociología del turismo como disciplina. Barcelona: Ariel), en el cual se
relaciona el turismo con el cambio social (que es una de las especializaciones de la Sociología).
El turismo para la Sociología (continuación): A esta investigación, le siguen en los años setenta, el estudio sociológico
del turismo desde la dimensión de sus tipologías (Cohen -1972-” Toward a Sociology of international tourism”. Social
Research, Vol. 29) y desde la dimensión de su síntesis teórica (MacCannell -1973- “Staged authenticity: arrangements of
social space in tourist setting”. American Journal of Sociology, 79: 589-603).
Entre los estudios pioneros y verdaderamente relevantes, también debe mencionarse el trabajo (de carácter más bien
descriptivo) de Foster (-1964-) relacionado con las consecuencias sociológicas del turismo en las poblaciones de algunas
islas del Pacífico (Fidji, Hawai y Samoa). A partir de aquí, esto es, de los años setenta del pasado siglo XX, lo cierto es
que los sociólogos mostrarán gran interés por el turismo y surge un gran número de investigaciones al respecto
El turismo para la Sociología (continuación): Destacan, entre otros, los trabajos de Cohen (1978, 1984 y 1988); Young
(1973); Gaviria (1974); Turner y Ash (1976); Dann (1977); De Kart (1979); Lanfant (1980); Bach y Dann (1981); Pearce
(1982); Machlis y Burch (1983); Krippendorf (1989); Graburn (1989); Urry (1990); Dann y Cohen (1991) (referencias en
Méndez Muela -2003-”La Sociología del turismo como disciplina. Barcelona: Ariel).
Todos estos trabajos abordan aspectos sociológicos del turismo: tipologías de turistas; interacciones entre turistas y sus
anfitriones; impactos del turismo en la sociedad y su relación con las teorías de la alienación; inautenticidad de la vida
real que se presenta a los turistas…Ello, además, referido, tanto a casos y situaciones que se dan en ciertos lugares y
determinados grupos poblacionales, como al comportamiento del turístico de la sociedad general.
El turismo para la Sociología (continuación): Aunque según Cohen (-1984-” The Sociology of tourism: Approaches,
issues and findings”, Annual Review of Sociology, 373-392) en el pasado algunas de estas teorías no aguantaban una
evaluación empírica y adolecían de una orientación teórica que contribuyeran a una construcción teórica completa de
la disciplina…
En los tiempos actuales la sociología cuenta con aportaciones propias muy relevantes para el conocimiento del turismo.
No sólo ha permitido tomar conocimiento de muchos aspectos sociológicos relacionados con esta actividad, también ha
contribuido a la comprensión de tiempo libre y del ocio, en cuyos marcos tiene lugar el turismo. En este sentido
destacan el trabajo empírico de Dumazedier (1974, Sociología empírica del ocio. Crítica y contracrítica de la civilización
del Ocio. París: Du Seuil).
Las teorías sociológicas del turismo pueden clasificarse dentro de los siguientes enfoques:
Desde la perspectiva de la Microsociología; esto es, el nivel de análisis o enfoque de la Sociología, centrada en la
naturaleza de las interacciones y la acción social humana cotidiana a pequeña escala (el cara a cara). Este enfoque
concierne a individuos, familias y otros aspectos constitutivos de una sociedad, pero siempre en relación con un
sistema social más amplio del que forman parte.
Desde la perspectiva de la Macrosociología, esto es, el nivel de análisis o enfoque de la Sociología, que enfatiza el
análisis de los sistema sociales y poblacionales a gran escala. Se dirige al nivel de la estructura social, y, por tanto, Este
enfoque también concierne a individuos, familias y otros aspectos constitutivos de una sociedad, pero siempre en
relación con un sistema social más amplio del que forman parte.
Pero, en tercer lugar, podemos encontrar aquella propuesta que intenta integrar los anteriores paradigmas en lo que se
denomina la perspectiva de la Acción-Estructura, esto es, el análisis tanto de las estructuras sociales como de los
agentes involucrados, sin dar prioridad a ninguno de ellos.
Dicho esto, de los enfoques indicados veremos el microsociológico y el de la acción-estructura, pues integra el micro y
el macro.
Desde la perspectiva de la Microsociología, en primer lugar, encontramos el turismo teorizado a partir del
Interaccionismo Simbólico. Si bien el interaccionismo simbólico tiene su origen en George H. Mead (-1934- Mind, Self
and Society), será a partir de los trabajos de Herbert Blumer (1969) cuando toma forma definitiva y se oriente desde la
perspectiva microsociológica. Para el interaccionismo, lo relevante es el estudio de la sociedad a partir de las
interacciones entre las personas.
Además, su planteamiento fundamental es que el individuo crea la sociedad a partir del hecho de que se relaciona e
interactúa con sus semejantes. La interacción es posible gracias a la existencia de elementos simbólicos como el
lenguaje, que permiten, favorecen o limitan la interacción. Así, las pautas entretejidas de acción e interacción
constituyen los grupos y las sociedades (se opone al estudio de las macroestructuras de la sociedad o Macrosociología
De esta forma, desde el interaccionismo simbólico en tanto en cuanto teoría para estudiar el turismo, el interés
fundamental sería la acción conjunta, específicamente lo que sucede en los espacios turísticos, entre turistas y
anfitriones, y en particular los significados y los símbolos utilizados para efectuar la interacción, la forma en que son
asumidos y/o modificados por los participantes y cómo son transformados ellos mismos a partir de la interacción
recíproca.
Encontramos aquí, por ejemplo, los trabajos de Turner (1973): se estudia el turismo como una forma de peregrinación;
Turner y Ash (1975): ven el viaje turístico a modo de comunión con el “otro”; Graburn (1989): distingue entre lo
profano/sagrado en relación al tiempo del turismo, esto es, entre lo ordinario o cotidiano/no ordinario; Dann (1990):
examina las formas en las el hedonismo espontáneo es resaltado por el sector turístico a través de su lenguaje de
control social (folletos, publicidad, guías, mensajes…); Frow (1997): estudia la literatura promocional del turismo como
forma de controlar la interacciones entre turistas y el staff de hoteles y locales; Mazón (2001): para quién comprar un
servicio turístico supone comprar una experiencia social sociológica.
A su vez, dentro de la Microsociología, también encontramos el abordaje del turismo desde la Fenomenología. La
fenomenología filosófica de Edmund Husserl encontró en Alfred Schutz una aplicación específica en la sociológica (con
la publicación en 1932 de La fenomenología del mundo social), aunque su impacto se dejó sentir ya en los años setenta.
Desde la fenomenología, se intenta captar de qué forma los individuos entienden y dan sentido al mundo social que les
rodea.
Al mismo tiempo, hay ciertos rasgos característicos de las prácticas que utilizan las personas para dar sentido a sus
actividades cotidianas que resaltan al yuxtaponerse a la forma científica de darle sentido al mudo. Así, frente a la
racionalidad científica en la que la propia biografía se reduce al mínimo, la racionalidad del sentido común se percibe
desde una perspectiva individual especial, vinculada a un tiempo y espacio concretos.
Dicho esto, por tanto, el turismo desde la fenomenología puede observarse en dos vertientes: la primera como el
mundo de la vida cotidiana de los trabajadores de empresas turísticas, incluso de los habitantes de sitios de destino
turístico, y la segunda como el mundo de la vida no cotidiana, en el caso de los turistas cuando se encuentran de viaje
visitando sitios en los que no residen. En ambos casos, suceden conjuntos de tipificaciones que se van sedimentando a
modo de acervos de conocimiento social, tanto en los sitios de destino turístico como en los de origen, que establecen
lo que supone ser “turista” y ser “anfitrión.
Aquí encontramos los trabajos del propio Schutz (1976): estudia los tipos sociales del forastero y del que vuelve al
hogar; Cohen (1979): elabora una fenomenología de la experiencia turística que abarca cinco modos, desde la
recreacional hasta la existencial; Knebel (1984): analiza los roles que desempeñan los turistas en relación directa o
indirecta con la realidad social, desde los que buscan lo familiar hasta los que buscan lo extraño y novedoso.
También, dentro de la Microsociología, aparece la investigación del turismo desde la Etnometodología. Este término
fue acuñado por Harold Garfinkel (1967, Studies in Ethnometodolgy), quién fundó una escuela sociológica bajo esta
denominación en la Universidad de California. Su principal campo de interés es cómo se atribuye sentido al mundo
social en las prácticas de las personas y por ello, los individuos ejercen su capacidad de acción y no son meros
productos de factores sociales o biológicos.
El fundamento se encuentra ene l conocimiento tácito que las personas emplean para darle sentido a la realidad y, por
tanto, para influir en ella. La etnometodología alude literalmente a los métodos y procedimientos con los que los
miembros comunes de la sociedad dan sentido a su vida cotidiana o actúan en ella. Así, el orden social depende de los
continuos actos interpretativos de los individuos implicados.
Para el turismo, la etnometodología resulta esclarecedora en el nivel cotidiano de las interacciones entre turistas y
anfitriones en las que se construye significado, especialmente en aquellas en las que el idioma, los referentes culturales
o la historia individual son muy distintos y a pesar de ello, logran atribuirle significado a las acciones recíprocas y llegar a
acuerdos. Así mismo, es una herramienta interesante para indagar lo que sucede cuando no se dan los acuerdos,
cuando se presenta incomprensión, entre otras posibilidades.
Aquí podemos encontrar, por ejemplo, los trabajos de McHugh, Raffel, Foss y Blum (1974): quienes estudiaron de los
presupuestos no declarados y que forman parte de la acción y el discurso en los estereotipos y clichés turísticos, tanto
de turistas como del sector turismo; Kyle y Chick (2004): se explora las propiedades de involucrarse en actividades de
ocio duraderas, desde la perspectiva de campistas en un sitio agroturístico y ferial en EEUU.
Finalmente, desde la perspectiva de la Microsociología, encontramos la teorización del turismo mediante Las
representaciones sociales o Enfoque Dramatúrgico. Este paradigma será creado por Erving Goffman, a modo de
vertiente particular del interaccionismo simbólico, en 1969 con la publicación de su obra Presentación de la persona en
la vida cotidiana.
Este enfoque se interesa por las representaciones que hacen las personas para mantener una imagen estable de sí
mismas; las personas están permanentemente regulando su acción, enmascarando parte de sí mismas y acentuando
otras en una suerte de representación. De este modo, se subraya el carácter reflexivo del ser humano, capaz de regular
sus acciones y en consecuencia manipular lo que le rodea para presentarse a sí mismo
Los conceptos de Goffman, en el caso de las interacciones en el turismo, pueden favorecer el descubrimiento de
aspectos originales, ya sea en los momentos de interacción entre turista y anfitrión o como los que se dan entre los
turistas o entre los propios anfitriones en un sitio turístico.
Aquí podemos encontrar los trabajos de Boorstin (1964) o MacCannell (1973): se retrata al turista como emblemático
de los individuos modernos que buscan la autenticidad en tiempos y lugares distintos a los propios (una forma de
peregrinación secular en busca de anhelos); Cary (2003): explora el momento turístico desde el punto de vista del
turista, en el que de forma espontánea, el momento produce y al mismo tiempo difumina al turista como sujeto (en el
momento que se toma consciencia de te auto-presentas como turista, dejas de serlo); Bell y Lyall (2005): donde se
ofrece un retrato de los hoteles y la experiencia relatada por los visitantes.
Una vez vistas las diferentes teorías dentro de la microsociología, pasamos a ver el turismo desde las propuestas de la
Acción-Estructura.
En este sentido, en primer lugar, está la Teoría de la Estructuración. Presentada por el sociólogo británico Anthony
Giddens en 1989, donde vincula deliberadamente actos individuales y estructuras sociales. Para ello nos habla de
actores y agentes sociales, pero también de estructuras y sistemas sociales. Si bien el autor pretende elaborar una
teoría amplia y general que aborde los diversos aspectos del mundo social, en todo momento se ocupará de las
cuestiones de loa vida cotidiana.
De la combinación de estos elementos surge su concepto central de “estructuración” como el grado de influencia que
tienen las prácticas sociales en la producción y reproducción de clases o categorías sociales generales.
Por tanto, para esta teoría, la estructura no es una abarrera para la acción, sino algo que participa esencialmente en su
producción. En este sentido, para la existencia del turismo hay estructuras que se producen y reproducen en el nivel de
interacción entre turistas y anfitriones, interacciones que dependen de la estructura tanto para mantenerse, por
ejemplo, el turismo de sol y playa, como para transformarse, por ejemplo el ecoturismo.
Dentro de esta teoría encontramos los trabajos de Dann y Cohen (1991): hacen una recopilación de los trabajos en
turismo desde esta perspectiva, ya sea tratando la anomia, lo sagrado o las representaciones colectivas; Frow (1997):
realiza un estudio del turismo como semiótica de la nostalgia, en la que los objetos y la cultura comercializada se
transforman en referentes de la autenticidad o inautenticidad en la búsqueda del turista (así el tiempo turístico en un
orden social mediante la nostalgia); Rojas (2005): analiza festivales bajo dos elementos, esto es, las estructuras en las
prácticas sociales definidas a través de reglas y recursos, y la acción social que supone motivaciones y pensamientos
que carga al actor social para realizar la práctica festiva como práctica social.
A su vez, dentro del paradigma Acción-Estructura, encontramos el turismo abordado desde el enfoque del Habitus y
Campo del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1990). Para este autor, el habitus en un esquema generador de
disposiciones, adquiridas tácitamente durante la infancia y duraderas, que generan prácticas y actitudes que, en
sentido práctico, desarrollan estrategias para afrontar situaciones en la vida (por ello, el habitus depende de los
condicionantes socioeconómicos).
Todo ello, se produce en áreas de la vida social (campo); áreas, además, donde se producen las luchas relacionadas con
bienes y recursos valiosos. Este concepto se basa en metáforas económicas, como el término “capital”, es decir, bienes
y recursos que están en juego, pudiendo ser éste, económico, sociocultural o simbólico.
Desde este enfoque, el turismo tiene una relevancia evidente. Así, la práctica turística forma parte de un habitus de
determinadas clases sociales en determinados países desarrollados. Este interés por la práctica turística de parte, por
ejemplo, de las clases medias, colabora con la legitimidad de la superioridad de la realización de este tipo de prácticas.
Y a su vez, el turismo es visto como un campo en el que se lucha por recursos valiosos, entre diferentes participantes.
Aquí, encontramos los trabajos de Zepeda (1996): realiza un estudio sobre la visita a los museos de una ciudad, e
identifica cómo el habitus de los visitantes hace evidente su pertenencia a determinados grupos sociales y cómo éstos
detentan el capital cultural hegemónico; Pavón (1999): a partir del capital cultural de cada turista en una ciudad, se
evidencian gustos y preferencias por ciertos bienes y servicios; Flores (2005): investiga sobre el gusto y su papel en la
producción y reproducción social en relación con las preferencias de restaurantes
Finalmente, y para terminar con el paradigma de Acción y estructura, encontramos la Teoría Constructivista, a partir
del trabajo de los sociólogos Berger y Luckmann (-1968-La construcción social de la realidad). Para ellos, la realidad
logra su establecimiento en la sociedad y en los individuos, como consecuencia de un proceso entre un elemento
objetivo que incluye las relaciones sociales, los hábitos y las estructuras sociales, y un elemento subjetivo que integra
las interpretaciones simbólicas, la asunción de roles y la formación de identidades. Así es cómo se construye la realidad
social y, cómo no, la realidad social del turismo.
Aquí encontramos los trabajos de Hiernaux (2000): donde se analiza la vida cotidiana del turismo a la encuentra
efímera, pero capaz por sí misma de producir cambios sociales.