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Fire in The Darkness - Stacey Marie Brown

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AGRADECIMIENTOS

Moderadora de Traducción Moderadora de Corrección


Evarg7 Mew Rincone

Staff Staff
Evarg7 AriannysG
Krispipe Eni
3lik@ Dayi Cullen
Mew Rincone Talita
Eni Strawberry!
Angyy Karlix
Pili Morin
Emi_93 Mew Rincone

Recopilación & revisión


Mew Rincone

diseño
MariieL.
ÍNDICE
Agradecimientos Capítulo 15
Índice Capítulo 16
Glosario Capítulo 17
Sinopsis Capítulo 18
Capítulo 1 Capítulo 19
Capítulo 2 Capítulo 20
Capítulo 3 Capítulo 21
Capítulo 4 Capítulo 22
Capítulo 5 Capítulo 23
Capítulo 6 Capítulo 24
Capítulo 7 Capítulo 25
Capítulo 8 Capítulo 26
Capítulo 9 Capítulo 27
Capítulo 10 Capítulo 28
Capítulo 11 Capítulo 29
Capítulo 12 Próximo libro
Capítulo 13 Info R.&R
Capítulo 14 Créditos.
GLOSARIO
Traducido por Evarg7

A GHRA: En gaélico “mi amor".

BITSEACH: En gaélico “zorra”.

BROWNIES: Pequeños Faeries trabajadores que habitan en casa o


almacenes. Son raramente vistos y podrían hacer la limpieza y las cosas de la
casa a la noche.

CIACH ORT: En irlandés “maldición” o “maldita/o seas”.

CINAED: En irlandés significa “nacido/a del fuego”.

DAE: Seres con sangre de hada pura y de demonio. Sus poderes y


características físicas representan a los dos linajes. Los hijos de hadas y
demonios son extremadamente poderosos. Son temidos y considerados
abominaciones, fueron asesinados al nacer por la Reina Seelie durante
siglos.

DAMNÚ ORT: En irlandés “maldito/a seas”.

MORADOR OSCURO: Mercenario autónomo del Otro Mundo. El único


grupo del Otro Mundo que no está ni bajo el mandato de la Reina Seelie ni
del Rey Unseelie. Fueron exiliados a la Tierra por la Reina.

DEMONIO: Un grupo extenso de seres poderosos y, usualmente,


malévolos. Viven de las fuerzas vitales de los humanos, ganadas por el sexo,
el libertinaje, la corrupción, la codicia, los sueños, la energía y la muerte.
Viven en la Tierra, haciéndose pasar por animales o humanos; siendo su
revestimiento exterior su mejor arma para seducir u obtener su presa.

DRAOIDH: Otro término para “Druida”.

DROCHRATH AIR: En gaélico “Maldición” o “Maldito/a seas”.


DRUIDA: Importantes figuras en la Antigua Cultura Celta. Tenían
puestos de consejeros, jueces y profesores. Tanto de género femenino como
masculino, y son magos y videntes que tienen la capacidad de manipular el
tiempo, el espacio y la materia. Son los únicos seres humanos capaces de
vivir en el Otro Mundo y puede vivir durante siglos.

FAE: un amplio grupo de seres mágicos que se originó en el reino de la


Tierra y emigró al Otro Mundo cuando las guerras humanas comenzaron a
tomar sus tierras. Pueden ser tanto dulces y juguetones como escalofriantes
y peligrosos. Todos ellos poseen el don del glamour (poder de la ilusión) y
algunos tienen la capacidad de cambiar de forma.

HADA (Fay): un selecto grupo de élite de los fae. Las hadas de la nobleza
de sangre pura se erigen como la corte judicial conocida como el Seelie de
Tuatha de Danann. Tienen tamaño humano podrían ser confundidos por
humanos si no fuera por su belleza antinatural. Una de sus debilidades es el
hierro, ya que es venenoso para los fey/fae y puede matarlos si hay
demasiado en sus sistema. Vea también “Fae”.

GABH SUAS ORT FHÉIN: En gaélico “Vete a la mierda”.

GLAMOUR: Ilusión creada por los Fae para camuflarse, distraer o


cambiar la apariencia.

GNOMO: Pequeñas criaturas parecidas a los humanos que viven bajo


tierra. Hay diferentes tipos: gnomos del bosque, gnomos de jardín y gnomos
de casa. Son territoriales y traviesos y nos les gustan los humanos
particularmente.

DUENDES: Criaturas bajas y feas. Pueden ser muy malhumorados y


gruñones. Son codiciosos y se sienten atraídos por monedas y objetos
brillantes. Se llevarán cualquier cosa que dejes en el suelo.

INCUBUS: Macho. Seduce humanos, absorbiendo su fuerza vital a través


del sexo.

CONJURO: Un conjuro o un encantamiento es un encanto o hechizo


creado usando palabras.

KELPIE: Un espíritu del agua del folklore escocés que, por lo general,
toma la forma de un caballo. Tiene la reputación de deleitarse con el
ahogamiento de los viajeros.
MAC AN DONAIS: En gaélico “maldición”, literalmente significa “hijo de
la recesión”.

MO CHROI: En gaélico “mi amor”.

MO CHUISLE: En gaélico “mi latido”.

MO CHUISLE MO CHROI: Frase cariñosa en irlandés que significa


“latido de mi corazón”. También puede significar “mi amor” o “cariño”.

MO SHIORGHRA: En gaélico “amor eterno”.

NI CEART GO CUR LE CHEILE: En gaélico “No hay fuerza sin unidad”.

NINJUITSU, PANKRATION O BATAIREACHT: Formas de artes


marciales. Bataireacht es pelear con palos irlandeses.

OTRO MUNDO: Otro reino fuera del reino de la tierra donde habitan los
Fae.

PÁISTE GRÉINE: En gaélico “hijo nacido fuera del matrimonio”.

PIXIE: Estas hadas de quince centímetros son criaturas traviesas que


disfrutan con la práctica de bromas. Son violentas y leales y tienen una alta
“alergia” al zumo de enebro.

POOKA/PHOOKA/PHOUKA: Duende en irlandés. Son cambiantes de


forma que, usualmente, toman la apariencia de una cabra.

PIROQUINESIS: Capacidad de prender fuego a objetos o personas a


través de la concentración de la energía psíquica.

SEELIE: El tribunal “de Luz” de los Tuatha De Danaan, que significa


bendecido”. Este tribunal se compone de todos/as los/as hadas y fae nobles
(puros). Tienen poderes que pueden usarse para el bien o para el mal, pero
son considerados como más honrados que los Unseelie. Sin embargo, “luz”
no significa necesariamente “bueno”.

SHEFRO: Un tipo de hada macho.

SHURIKEN: Armas tradicionales japonesas sostenidas con las manos,


ocultas, que son generalmente lanzadas.

SIDHE: Otro nombre para la gente fae de Tuatha De Danann.

STRIAPACH: En gaélico “puta”.


STRIGOI: “Caníbal” del mundo de los Fae. Consume la carne de los otros
Fae para ganar sus poderes. A veces comerá humanos, pero prefiere Fae.

TECNOQUINESIS: La capacidad de mover un objeto con el poder de los


pensamientos de uno mismo.

TÉIGH TRASNA ORT FÉIN: Palabrota en gaélico con el significado


aproximado de “Que te jodan”.

TELEQUINESIS: El poder de mover algo con la mente y sin utilizar la


fuerza física.

TUATHA DE DANANN (o DANAAN): Raza de gente en la mitología


irlandesa. Son los primeros Fae/Hadas.

UNSEELIE: Los Fae “oscuros” de Tuatha De Danaan. Éstos son


considerados los impuros o los rebeldes del Otro Mundo y no siguen los
caminos de los Seelie. Son de hábitos nocturnos y tienen poderes con
intensiones más inmorales. También pueden utilizar su revestimiento para
seducir o ganar a sus presas; sin embargo, “oscuro” no significa
necesariamente “malo”.

WARDS: Un hechizo mágico y poderoso fundamentalmente usado para


defender una zona y se supone que impide a los enemigos pasar a través.
SINOPSIS
Ya han pasado cuatro semanas desde que presenció
lo que sus poderes son capaces de hacer. Lo que llaman Tormenta de
Corriente Eléctrica (TCE). Ha convertido a todo el estado de Washington
en un país del tercer mundo y Ember es la que lo causó. Algo con lo que
tendrá que vivir todos los días.

Aquellas personas que no pudieron escapar o se convirtieron


rápidamente en bandas o viven en refugios. Ember, por otro lado, no
puede hacer ninguna de las dos. Con un precio por su cabeza y un
Morador Oscuro pisándole los talones, ella está constantemente en
movimiento.

Tanto los Fae como los demonios están a la caza de ella —cada uno con
su propio objetivo—para usarla como un arma o un peón en la guerra
entre el Rey Unseelie de la Oscuridad y la Reina Seelie de la Luz.

Em necesita ayuda, pero no sabe en quién confiar: ¿En Torin, el


Caballero Personal de la Reina Seelie, que ha jurado mantener a Em
segura? ¿O en Eli, uno de los Moradores Oscuros, con quien tiene una
innegable e intensa conexión?

No importa lo que elija, probablemente va a perder,


su vida o todo y a todos los que ama.
Para mis fans. Ustedes han
hecho esto posible.
CAPÍTULO 1
Traducido por Evarg7
Corregido por Mew Rincone

El ácido aroma a café barato procesado y de habichuelas quemadas se


filtraba por debajo de la fila hacía la comida, asaltando mi nariz. Los fuertes
olores hicieron poco para cubrir el doloroso hedor a orina y a sudor corporal
que se cernía a mi alrededor. Habían pasado cuatro días desde que tuve
acceso a una ducha por última vez. No dudaba que yo contribuía al hedor.

Aunque se sentía como una vida entera, sólo había pasado un mes desde
que tuve un techo sobre mi cabeza, una ducha caliente cuando quería y una
comida caliente cada noche. Ahora entendía lo que era estar tan hambrienta
que el demoledor dolor del vacio consumía cada pensamiento y acción.
Tener tanto frío que tus huesos daban la impresión de estallar.

Otro olorcillo a habichuelas se filtró por mi nariz y mi estómago rugió en


respuesta. Inhalé profundamente y saboreé el ligero sabor que agració a mis
papilas gustativas. La comida había sido escasa para mí, y había tomado lo
que podía cuando podía. Asomándome, le eché un vistazo a las docenas de
personas que se alineaban frente a mí. Rostros cansados y abatidos mirando
hacia delante, hambrientamente anticipando la comida que pronto sería
servida en sus platos.

La comida y el agua era la mayor de las preocupaciones de todos. Otras


necesidades, como las medicinas y los suministros, eran usados como
moneda de cambio o para controlar la ciudad; una ducha caliente o comida
caliente eran un lujo. Todo aquello que había dado por sentado, ahora
luchaba cada día por ello: agua potable limpia, un lugar para dormir, ropa,
comida. Algunos días tenía una buena racha, pero la mayoría no. Mi cena
usual eran las barras de caramelo que robaba de las tiendas. La Cruz Roja
había puesto centros de refugio y auxilio alrededor de Seattle, pero sólo las
usaba cuando era absolutamente necesario. Cuatro días de no comer ni
dormir apropiadamente me habían hecho buscar protección esta noche.
La cola se movía con una lentitud glacial y mi estómago protestaba por
la carencia de progreso con cada pequeño paso. Acababa de hacer un
monumental acercamiento al primer montón de bandejas cuando dos
hombres entraron en la tienda de comida. Vestidos con ropa poco refinada,
parecían casi humanos. Pero algo estaba ligeramente fuera de lugar y su
intento de camuflarse no disfrazó lo que eran realmente. No para mí. Hace
unas semanas, habría pensado que eran personas normales. Ahora tenía más
conocimiento. Su apariencia deslumbrante, casi impecable, su complexión y
helados ojos azules me decían que eran soldados de la Reina.

Fay.

Fairies. Fae. Seelie. Ellos eran Otromundantes, no importa la descripción


que usaras. Como yo era nueva en el ámbito de los Fae, no sabía mucho, pero
sabía lo suficiente como para saber que F-a-e era un término general para
todas las criaturas del Otro Mundo. F-a-y era un diminutivo para Fairy, que
eran la parte superior de la cadena alimenticia de allí. La Reina Seelie era
una Fay de sangre pura.

No importaba si un montón de duendes bailarines habían entrado a la


tienda. Esos hombres estaban aquí por mí. Tenía que evitar ser atrapada
mientras estaba en las calles. No iba a romper mi racha ahora. Agachando mi
cabeza, levanté la capucha de mi sudadera “prestada”.

De acuerdo, algunas personas lo llamarían robar. Cuando había huido de


la Reina, sólo tenía mi ropa interior puesta, la camiseta harapienta de Eli y
una capa. Todo lo que había adquirido en las últimas semanas era robado.
Las tiendas que habían sido robadas y tenían sus ventanas rotas, lo habían
facilitado un poco a la hora de robar ropa y un par de zapatos. Con todo
sumido en el caos y la Reina del Otro Mundo peinando cada centímetro para
buscarme, mi mejor oportunidad de supervivencia era perderme en lo
profundo de la ciudad. Seattle estaba en una completa confusión y
esconderse entre los humanos era lo único que me había mantenido con
vida las últimas cuatro semanas.

Parecía que mi suerte se había acabado.

Encorvándome detrás de la persona delante de mí, observé a los dos


Fays evaluando la sala. Si yo echara a correr, sólo atraería su atención hacia
mí. Esperar que mirasen alrededor sin verme, y se fueran a la siguiente
tienda era, probablemente, pedir demasiado. Los dos hombres miraron
fijamente hacia el final de la cola, estudiando a cada persona con un aprecio
insolente. Los humanos son raros—ignoran su instinto natural porque
temen parecer maleducados con los otros. Podía ver sus miradas nerviosas e
inquietas cuando los hombres se les acercaban, sabiendo que algo no estaba
bien. Pero se alejaban, ignorando su instinto natural.

Si sólo confiasen en sus entrañas.

Cuando los hombres se acercaron a mí, mi nariz picó por el olor a magia.
Como tenía sangre de Moradores Oscuros corriendo por mis venas, mi
sentido del olfato había incrementado. Mi vista y oído también habían
mejorado. Normalmente, los Fays no podían oler la magia pero yo podía
ahora. La cosquillosa sensación dulce de como inhalar una copa de
champagne había salvado mi trasero en más de una ocasión las últimas
semanas. Había aprendido a prestar atención a las más mínimas
indicaciones que me decían que un Fae estaba cerca.

Desde mi huida, la Reina me había buscado incansablemente. Con el


tiempo, estoy segura de que también el Rey Unseelie lanzaría su sombrero
en el ring por mí. Evidentemente, ser una Dae—medio Fay, medio
Demonio—era una mercancía de moda para la Luz y la Oscuridad. Ellos
tenían diferentes agendas, pero ambos querían usarme como un arma para
destruir al otro.

Cada paso acercaba a mis perseguidores. Necesitaba un plan. Ahora. Me


acerqué lentamente al montón de bandejas, en busca de la mejor ruta de
escape posible.

Ni siquiera pienses en correr susurró una voz en mi oreja. Unas


manos agarraron mis brazos cuando su compañero me rodeó por el otro
lado, bloqueando mi escapada.

¡Mierda! Piensa rápido en algo, Ember.

Los hombres se acercaron más, sujetando mis brazos a mis lados.

No pelees. No puedes huir de nosotros. Todo lo que conseguirás será


alarmar y molestar a esos humanos al atraer la atención hacia ti. Eso sólo
causará que hagamos más daño. Tú no quieres eso. Su voz era tranquila,
deslizándose como terciopelo sobre mi piel. En mis oídos.

Y una mierda.

Sabía lo que tenía que hacer. Grité:


¡Ayuda! ¡Estos hombres están tratando de secuestrarme! Como
esperé, todas las cabezas se giraron hacia nosotros. La gente estaba
demasiado cansada para saltar y ayudar, pero, al menos, eso me dio el más
breve de los momentos sorpresa para huir de mis secuestradores. Con toda
mi fuerza, saqué de un tirón mis brazos de sus agarres. El ímpetu me
impulsó hacia delante, chocando con el montón de bandejas de plástico. El
choque hizo eco por la tienda con un estrépito ensordecedor. La gente
estaba en shock, asimilando la escena. Trastabillando para levantarme, me
deslicé y patiné sobre el grupo de bandejas. Uno de los Fays dio un salto para
agarrarme. Su pie se resbaló y se cayó. Cuando cayó, su cabeza golpeó el
cemento. El otro hombre estaba justo detrás de él, viniendo a por mí.

Agarrando una bandeja, la balanceé. Su rostro colisionó con mi elección


de arma con un audible golpe fuerte. Ésta era mi única oportunidad. Fui
hacia la salida, intentando maniobrar y esquivar a la gente que estaba allí,
anonadada. Mi error fue mirar por si los hombres estaban persiguiéndome.
Cuando me volví a girar, era demasiado tarde. Un alto carrito de panadería
estaba en mi camino. Chocarse con él dolió como la mierda. Las afiladas y
planas bandejas de metal de panadería se metieron en mis costillas, cara y
brazos mientras me caía sobre ellas. Apretando los dientes, esperé a que ello
terminase, ya sintiendo la sangre derramándose por los cortes de mis manos
y brazos. Los soldados Fay estuvieron sobre mí en un destello.

Hey oí a un hombre gritar cuando la gente empezaba a


responder . ¡Detengan a esos tipos!

Mierda, ya era hora.

Una mano grande se cerró alrededor de mi cuello y me puso de pie.

No volverás a huir de nosotros Apretó su agarre, cortando el paso


de aire. El pánico retumbó en lo profundo de mi corazón, y ahí fue cuando
sentí la oscuridad dentro de mí surgir, elevarse.

Yo había estado usando mis poderes mínimamente desde el día que


causé que Seattle se quemase hasta los cimientos. Cada vez que había
intentado usarlos, causaban más daño. Había herido a tanta gente. Hubo un
chico, de unos diez años, que estaba buscando comida en una tienda de licor,
igual que yo. Él me sobresaltó e hice caer un estante entero de soda sobre él.
Me había asegurado de que estaba bien antes de salir corriendo. También
había hecho explotar un coche porque alguien me estaba persiguiendo por
una lata de maíz. Mis poderes eran volátiles e impredecibles desde el día en
que la Reina los forzó a salir a la superficie. La energía me asustaba.
Desafortunadamente, el miedo los hacía aflorar incluso más.

Un carrito grande salió disparado del suelo, golpeando ciegamente a


gente inocente de la cola, arrollando a todo lo que había en su camino,
incluyendo a los niños. ¡Oh, Dios, no! Estaba volviendo a pasar. Ambas, la
ansiedad de la situación y la mano apretándose alrededor de mi garganta,
dirigieron la energía hacia los calefactores y luces. Un zumbido fuerte crujió
a través de la tienda. La gente se cubría sus oídos, encorvándose en busca de
protección. Cálmate, Ember. Esto era más fácil decirlo que hacerlo cuando las
chispas salían de los calefactores, explotando y crujiendo mientras la energía
pulsaba a través de ellos.

Detén eso ordenó el soldado Fay, apretando más mi cuello. Mi


pánico aumentó causando que una docena de bandejas de cocina a volara
por los aires hacia él y hacia todo el que estuviera cerca. Las afiladas puntas
de metal se metieron en su cabeza y espalda. Instantáneamente, su agarre se
aflojó y soltó cuello mientras se derrumbaba en el suelo en agonía. Él no era
el único que había sido atacado por las bandejas de cocina. El otro soldado y
dos hombres que estaban tratando de ayudarme yacían en el suelo, con la
sangre supurando de cortes en sus frentes y brazos. La culpa se enraizó en
mis entrañas. Sólo estaban tratando de ayudarme y ahora mira lo que les
había hecho.

Cientos de ojos me miraron fijamente con terror. Los niños lloraban,


algunos con cortes y narices sangrantes por el carrito que había caído sobre
ellos. Ahogué la culpa, me giré y corrí hacia donde estaría a salvo de los Fay,
y la gente estaría a salvo de mí.
CAPÍTULO 2
Traducido por Evarg7
Corregido por Mew Rincone

El sol se deslizaba rápidamente por debajo del horizonte. El aire se


aferraba al último momento de calidez, dando a entender el cambio de
estación. Eso no detuvo la piel de gallina que se extendió por mi piel, y la
sudadera que tenía puesta hacía poco para mantener mi calor corporal. El
frío pronto se convirtió en transpiración mientras corría a través de la
ciudad, esquivando, acachándome, escalando las paredes, yendo a través de
túneles y bajando por callejones.

Siempre había odiado correr y había bromeado con mi padrastro, Mark,


porque él disfrutaba al correr maratones por diversión. Pero, últimamente,
se había hecho más fácil porque me lo tomaba en serio. Podía correr más
rápido y más lejos de lo que imaginé posible. Graciosas son las cosas que uno
es capaz de hacer cuando te juegas la vida. A mis pantorrillas todavía no les
importaba todo el ejercicio que estaban haciendo ahora. Lorcan, el hermano
de Eli, las había hecho jirones hace un mes. Lorcan también fue el que me
vendió a la Reina. Mis piernas continuaban doliendo, principalmente en la
noche, cuando intentaba dormir. Tenía suerte de siquiera caminar, pero los
dolorosos calambres de piernas mantenían la noche de mi ataque en mi
mente.

Manteniéndome en las sombras, me escabullí por una calle por la que


habían pasado vándalos hacia unos almacenes abandonados. El crepúsculo
lo envolvía todo en su paso. Sin electricidad, era más difícil ver, pero
también era más difícil ser vista. Me había vuelto más familiar a los
transportes de los puertos. Por más doloroso que fuera, había un montón de
hierro allí que acobardarían a los Fay que estuvieran viniendo a por mí.
Aquella zona me daba muchos lugares donde esconderme de mis
perseguidores: Fae o humanos.
Seattle se había convertido en un pequeño campo de batalla para las
bandas y para esos individuos que usaban la catástrofe como una excusa
para comportarse mal. Durante las últimas semanas, había aprendido a no
subestimar a los humanos. Podían ser tan escalofriantes y peligrosos como
los monstruos que se escondían en la oscuridad, especialmente cuando se
apostaban en una esquina. Una chica sola en las calles era pedir problemas y,
usualmente, me encontraban. Pero no tenía otra opción. Estaba varada en
Seattle, sin medios para salir. El aeropuerto, los autobuses y los trenes no
estaban funcionando. Sin electricidad, era poco el transporte, excepto que se
haga a pie.

Incluso si llegar a casa fuera fácil, no habría vuelto. Aparte de que


Olympia estaba a 96 km de distancia, Mark no estaba y mi hogar era
posiblemente el primer lugar en el que la Reina había puesto a observar a
sus subordinados. Eso también pondría en peligro a mis amigos.

Torin, quien hasta recientemente pensaba que era un producto de mi


imaginación, era un hermoso Fay que había venido a mí generalmente en
sueños. Había intentado mantenerme informada tanto como podía sobre lo
que estaba pasando en el Otro Mundo. Pero había sabido poco de él en las
últimas semanas. Él había dicho que era extremadamente peligroso
contactarme porque la Reina estaba constantemente con él. Ella estaba
obsesionada con encontrarme.

Ahora yo estaba sola.

Los pasos repiquendo desde el otro lado de la ventana rota del almacén
abandonado donde me escondía, trayéndome de vuelta al presente.

Déjate ver, muchachita. Sabemos que estás aquí arrulló un hombre.


Él no podía disfrazar el siniestro tono . Te vimos venir por aquí. ¿Huyendo
de algo? ¿Quién más está detrás de ti, pequeña Dae? su voz era rasposa y
dura.

Dos campanas de advertencia sonaron en mi cabeza. Primero, me había


escondido aquí porque los Fay, como los soldados de la Reina, no podían
estar rodeados de hierro. Eso nos ponía enfermos, aunque en las últimas
semanas, me había vuelto un poco más tolerante. Apenas. Segundo, la voz
del hombre no era Fay. Los Fay tienen voces como seda. Podrías perderte a ti
mismo con sólo escucharlos. Esto significaba que tenía a más de un grupo
detrás de mí esta noche.
Oh, Señor.

No puedes defenderte de nosotros. Podrías salir ahora dijo otra voz


cavernosa. Así que había al menos dos de ellos.

Mordiéndome el labio, me presioné con más fuerza en la esquina. Mis


poderes no funcionarían bien con tanto hierro alrededor. No era que quería
que lo hicieran. Ya había herido a suficientes personas, y esta noche sólo
confirmó que debería quedarme tan lejos de los humanos como fuera
posible. Mis poderes no sólo eran peligrosos, sino también erráticos.
Descubrí que el mejor lugar para esconderme estaba dentro de un astillero
lleno de hierro. El hierro era la kriptonita de los Fay. Ser sólo mitad Fay no
me facilitaba estar rodeada de hierro. Era una tortura, pero cuando tu vida
estaba en juego, te obligas a aceptarlo. O la Reina había entendido mi truco y
envió a Faes que no pudieran ser desalentados por el hierro, o había un
grupo totalmente diferente detrás de mí ahora. La probabilidad de que sean
los hombres del Rey Unseelie era bastante alta. Probablemente, él me quería
tan desesperadamente como la Reina. Cualquier opción no parecía
especialmente buena para mi bienestar.

Solamente te estás hiriendo a ti misma con todo este hierro alrededor.


Nosotros no te haremos daño… sólo queremos hablar.

Sí. Y yo me creo eso.

Hubo un suave sonido de correteos. Mis ojos fueron hasta el ruido. Una
rata grande trotaba a través de la pared, apresurándose hacia mí. Retrocedí
rápidamente hasta la pared de ladrillo y mi mano voló hacia mi boca,
bloqueando el grito que arañaba mi garganta. Casi me había acostumbrado a
las ratas en el pasado mes. Dormía con ellas prácticamente cada noche. Pero
ésta no era una rata ordinaria. La fachada de la rata rápidamente cambió
frente a mí. Una criatura pequeña, con la piel de colores y parecida a un
duende olisqueó el dobladillo de mis jeans.

Oh, mierda croé. ¿Por qué siempre se disfrazan de ratas?

La pequeñita criatura con apariencia de extraterrestre, con sus orejas de


murciélago y largas garras, levantó la vista hacia mí. Un ruido vibrante salió
de su garganta mientras me evaluaba.

¿Acabas de ronronear? la criaturita resopló con enojo y luego escaló


por la pared y salió por la ventana rota.
Pareció sólo unos segundos después de la partida de la criatura cuando
sentí un tirón familiar. Oh, no. ¡Ahora no, Torin! Grité en mi cabeza. O no oyó
mi súplica o la ignoró, porque el tirón en mi cabeza y entrañas se reforzó.
¡No-no-no-no! Peleé contra ello, intentando mantenerme despierta, pero era
inútil. Mi mente cedió a la presión y mi cabeza cayó hacia atrás, contra la
pared.

¡TORIN! grité en voz alta en el momento en que mis ojos se abrieron.


Estábamos en nuestro lugar usual: un bosque en algún lugar del Otro Mundo.
Parecía ser su lugar preferido. El brillante rocío abrillantaban los árboles con
un halo refulgente. Los colores eran tan vívidos y brillantes que mis párpados
aletearon varias veces para ajustarse. Un vapor turquesa intenso chorreaba a
través del césped verde. Un zorro se posó en exactamente el mismo lugar que
lo había hecho en una escena onírica anterior con Torin.

Devuélveme ahora mismo. Tengo a dos Fay y algún otro Fae


desconocido detrás de mí ahora mismo. Me estoy agachando mientras estoy
durmiendo.

De eso quería advertirte. Envié a un diablillo para encontrarte antes de


que intentaras contactar contigo dio un paso delante de mí.

¿Diablillo? ¿la pequeñita criatura duende-rata?

Sí, ése me debía un favor. Mis recursos tienen que estar fuera del radar
de la Reina.

Mis ojos finalmente se concentraron en Torin. Él podía dejarme sin


respiración. No había duda en que era un Fay precioso –casi dolorosamente
hermoso. Su cabello oscuro estaba atado eficientemente, mostrando sus altos
pómulos y sus cristalinos ojos azules. Su usual atuendo de pantalones de cuero
y camiseta negra y apretada de colgaban de todas sus musculosas curvas.

La Reina se enfureció hoy. Envió a dos de los soldados más ociosos para
ir tras de ti, pensando en que probablemente huirías de ellos. Pero sabe que te
estás escondiendo cerca del hierro. El hecho de que parece que puedes llevarlo
bien cuando sus mejores soldados no, la hacen extremadamente infeliz. Ha
prometido una recompensa para aquellos Fae oscuros que te traigan de
regreso.
Ellos ya están aquí. Por eso tengo que irme. Pueden encontrarme en
cualquier momento.

Un quejidito desde detrás de Torin llamó mi atención. Sentí que intentaba


comunicarse conmigo mientras paseaba de acá para allá.

Hey, muchachito tomé un paso hacia ello. Era un animal hermoso. Los
zorros rojos siempre me recordaban a mi madre. Ella tenía una debilidad por
ellos y había pasado mucho tiempo estudiándolos. Ahora sabía que ella había
venido de este reino y había crecido con animales así.

No él agarró mi brazo, haciendo que no me acerque más . No.

Volví a mirar al animalito. Su mirada encontró la mía y luego a la de Torin


antes de girarse y desaparecer entre los arbustos. Algo en mi instinto dio un
tirón, quería correr tras él.

Ember su voz sacó mi atención del lugar vacío y volvió a su rostro .


Necesito que seas cuidadosa. La Reina está determinada a capturarte. Tienes
que encontrar a Lars pronto. Él te protegerá.

¿Quién es Lars?

Las manos de Torin se movieron hasta mis brazos, acercándome.

No se me permite contártelo. La Reina me ha obligado y ha limitado lo


que puedo decir. Pero estoy intentando de todas las formas que puedo hacerte
saber lo que está pasando. Por favor, confía en mí apoyó su frente contra la
mí; sus labios estaban a meros centímetros de los míos.

Tengo que volver dije con suavidad, pero no me alejé de él. Cuanto
más tiempo pasaba con Torin, más natural se sentía estar con él. No podía
negar que él me hacía sentir segura y protegida.

Incluso en su limitada manera, sabía que él haría cualquier cosa por mí.
Había arriesgado su vida ayudándome a escapar de la Reina hacía unas
semanas. Sólo viéndome ahora lo ponía en riesgo. Él era el único en el que yo
podía apoyarme.

Eli ya no era alguien en el que podía confiar. Lorcan había confirmado que
Eli había estado planeando todo el tiempo usarme como moneda de cambio
con el Rey Unseelie. Tenía que seguir recordándome a mí misma que Eli estaba
entre mis enemigos. Tenía que huir de él como de todos los demás que conocía.
Lo sé murmuró Torin. Él tampoco parecía inclinado a moverse. Esto
era estúpido. Mi cuerpo estaba completamente desprotegido en ese almacén,
pero no parecía poder obligarme a irme. Su cabeza se movió lentamente hacia
la mía. Sus labios rozaron los míos…

Mis párpados se abrieron y me encontré a mí misma mirando fijamente


al techo del viejo y sucio almacén. Era un metal sólido con unas puertas
grandes plegables. La única luz que venía de las ventanas estaba muy arriba.
Al menos había tres plantas arriba.

Maldición, Torin poniéndome de pie, rápidamente evalué todo a mí


alrededor. No había ni un Fae oscuro supervisándome, así que no me habían
encontrado todavía, lo que siempre era algo bueno. Pero, ¿cuánto tiempo
había estado inconsciente? El tiempo era diferente en el Otro Mundo.
¿Habían pasado horas aquí o sólo segundos?

Abandonar mi escondite no era la idea más brillante, pero necesitaba


saber si los hombres se habían ido o si todavía estaban fuera, esperándome.
Subir al techo me daría una idea mejor y ventaja. Con la decisión hecha, me
escabullí, quedándome cerca de la pared, dirigiéndome a las escaleras.

A sólo unos pasos de las escaleras, me detuve por un chirrido. Una


pistola había sido cargada.

¿A dónde te crees que vas, jovencita? Un hombre se acercó a mí


desde detrás y presionó un cañón en mi nuca . Valdrás unas buenas
monedas. Su compañero me rodeó. Él era alto y desgarbado; su rostro era
largo y estrecho con un mechón de cabello cubriendo su barbilla. Cuando le
eché un vistazo en todo en lo que podía pensar era en que él lucía como una
cabra. No una cabra que podías encontrarte en el zoológico, sino la clase que
encontrarías en la Cordillera de los Andes –ruda y saltando de roca en roca.
Parecido a una cabra o no, él tenía una pistola apuntándome.

Intenté tragar mi pánico. La desventaja de esconderse en edificios de


hierro estaba volviendo para darme una patada en el trasero. Había
demasiado para que mis poderes fueran lo suficientemente fuertes como
para pelear contra ellos dos. Mi magia podía destruir una ciudad entera,
matando a cientos. Pero aquí estaba yo, indefensa y oficialmente jodida por
un Fae oscuro con una pistola.
Muévete El hombre presionó la pistola con más fuerza contra mi
cabeza, animándome a caminar hacia delante. Su compañero de crímenes
sacó unas ataduras de su bolsillo. Sin duda de hierro, dándoles más
seguridad de que llevarían a su prisionera al punto de entrega para que les
pagaran.

No creo que quieras hacer eso declaró una voz profunda y conocida
desde el umbral, su gran silueta se apoyaba apáticamente contra la puerta.

Mierda.

Y mi noche sólo sigue mejorando y mejorando murmuré, molesta


conmigo misma por no hacerle caso a mi sistema interno de alarma que me
alertaba cuando mi mayor amenaza estaba cerca.

Oí una pequeña risa.

Bueno, ¿así es como tratas a tu salvador? ¿A tu liberador, tu


rescatador, tu redentor?

Fue mi turno para reírme.

Oh, demonios. ¿Tú o tu ego han terminado de pavonearse?

¿Entonces el caballero de brillante armadura?

Por favor. El chico-cabra de aquí tiene más probabilidades que tú de


ser mi caballero de brillante armadura apunté al chico con las esposas.

Ouch la voz de Eli se mantuvo nivelada. Ni siquiera fingió que


aquello había herido . Ahora sólo estás tratando de ser grosera.

Ni siquiera me has visto todavía acercarme a ser ofensiva me crucé


de brazos.

¿Amenaza o promesa?

Eso es una pro…

¿Qué mierda está pasando? el hombre detrás de mí me cortó. Di un


salto. Eli tenía una manera de hacerme olvidar que allí había alguien más en
la sala, aparte de nosotros . ¿Quién demonios eres tú?

Alguien que tu mami te dijo que no molestaras dijo Eli con calma. Su
frialdad me asustó. Conocía este tono y no significaba nada bueno. Una
sombre cayó, cruzando mi visión desde arriba. Levantando la mirada vi a
Cole y a un chico rubio que no conocía entrar por las ventanas de arriba.

La luz de la Luna, brillando a través de las ventanas, era la única luz.


Pero cuando Eli salió de las sombras, no pude evitar el jadeo al volver a
verlo. Mi traicionero corazón martilleó contra mis costillas.

El oscuro Fae junto a mí se puso a la defensiva.

Ésta es nuestra captura. Piérdete claramente no sabía con quién


estaba lidiando.

No lo creo. Tienes algo que me pertenece, y me gustaría tenerlo de


vuelta ahora.

Me enfurecí por sus palabras. Yo sólo era una pieza de propiedad que Eli
podía vender al Rey Unseelie. No habían sido solamente los subordinados de
la Reina que me habían perseguido las últimas semanas. La sangre de Eli,
que corría por mis venas, me había mantenido contantemente en
movimiento. Su sangre me permitía sentir cuándo él estaba cerca. Se había
convertido en un sistema de advertencia, pero también en su faro –nunca me
dejaba alejarme mucho ni a él acercarse demasiado. Se había convertido en
un agotador juego del escondite.

La huida había sido inútil. No había ni un lugar en la Tierra donde él no


pudiera perseguirme. Así que, ¿por qué seguir haciéndolo? Porque lo único
que me quedaba era el pequeño trozo de independencia falsa. Y ahora
parecía que incluso eso se terminaría.

Lo siento, nosotros la encontramos primero. Vale una gran


recompensa y nosotros seremos los que la cobren el hombre detrás de mí
se movió, apuntando con su pistola a Eli.

¿Realmente piensas que eso me detendrá? Eli asintió hacia la


pistola.

Dolerá como el demonio y te ralentizará lo suficiente.

Los ojos de Eli ardían, las pupilas se convirtieron en rajaduras verticales.

No más que un pinchazo.

Cole y su compañero caminaron por el techo en silencio, posicionándose


sobre nuestras cabezas. Esta pelea terminaría antes de empezar. Yo tenía
una buena oportunidad de escape limitada. Sorprendentemente, no parecía
importar cuántas cosas estaban en mí contra, mi propia preservación no se
derrumbaría sin una pelea.

Por entre las sombras oscuras, vi el cuerpo de Eli empezar a moverse,


bajándose hacia el suelo, sus ojos ahora dejando de ser verdes brillantes
para ser de un rojo ardiente.

¡Madre mía! Eres un Morador Oscuro gritó el hombre . La Reina


nos hizo creer que estaban todos muertos.

Lamento la decepción gruñó la voz de Eli, sus palabras


confundiéndose mientras su forma cambiaba. La pistola disparó. La bala
golpeó el cemento a los pies de Eli, dejándome sorda. Sintiendo el
movimiento de arriba, sentí el aire zumbar cuando Cole y su compañero se
dejaron caer en silencio. Como un plan brillantemente ejecutado, el
momento en que sus pies llegaron al suelo, me dejé caer de rodillas, saliendo
del camino de la bala y de los hombres.

Mis pies temblaron debajo de mí cuando me apresuré hacia la salida. La


pelea detrás de mí era ensordecedora con disparos, huesos rompiéndose y
profundos gruñidos escalofriantes. Mirando por encima de mi hombro, pude
ver el contorno de ellos peleando. Los Moradores Oscuros chocaban contra
grandes cabras y con cuernos puntiagudos.

¡Maldición! Ellos eran realmente cabras.

Corrí hacia la puerta –su dinero de recompensa estaba fugándose por la


puerta. Esprinté fuera de la entrada y giré en la esquina, hacia la libertad.
Con un penetrante estallido, el vidrio salió por la ventana justo al lado de mi
cabeza, haciendo llover esquirlas sobre mí. Un cuerpo se arrojó a través de la
ventana, tirándome al suelo. Luché contra la constante fuerza de mi
asaltante.

Deja de pelear conmigo gruñó una voz profunda.

Levanté la mirada hacia su rostro mientras feroces ojos verdes se


encontraron con los míos. Todavía eran verticales, en su estado de Morador
Oscuro, pero su cuerpo era todo hombre y estaba presionado contra mí. Mi
corazón instantáneamente tropezó consigo mismo, mientras mi mente
intentaba no mirarlo como más que otro enemigo.

Un enemigo excesivamente expuesto. Eli estaba desnudo… y sobre mí.


Me retorcí contra su agarre.

Suéltame.

Vuelve a intentarlo.

Quita de encima.

Nop, eso tampoco replicó con mucha frialdad.

¿La tienes, Eli? el rubio metió su cabeza desde la esquina. Había algo
en él que yo reconocía. ¿Lo había conocido antes?

Eli suspiró profundamente contra mí.

Sí.

Oh, madre mía. Podía sentir cada centímetro de su cuerpo moviéndose


contra mí.

El rubio sonrió con suficiencia, negando con la cabeza.

Síp, yo diría que definitivamente la tienes.

¡Sal. De. Encima. De. Mí. Ahora! la vergüenza y la ira quemaban


profundamente. Eli se había convertido en la desgracia de mi existencia
(cuando no quería besarlo, lo que era más a menudo de lo que admitía).
Esperaba que estuviera curada de esto ahora porque había averiguado que
él sólo había estado fingiendo una atracción hacia mí. Él quería acercarse
para averiguar más sobre mí y mis capacidades antes de entregarme al Rey
Unseelie.

Los ojos de Eli se entrecerraron, su agarre sólo se reforzó cuando se


levantó, levantándome con él. Ahora no había barrera entre toda la gloria de
Eli y yo. Y, guau, ahí había gloria. Mis ojos se movieron rápidamente a un
lado, apartando la mirada de su cuerpo sin vestir.

Estás desnudo.

Y tú eres observadora él me llevó alrededor de la esquina, donde un


Cadillac Escalade Hybrid negro estaba esperando . Ahora entra.

¿Estás bromeando? Tiré para zafarme de su agarre . ¿Crees que


voy a meterme en el coche? No iré a ningún lugar contigo.

No es una elección.
Cole vino desde detrás, estirando unos jeans.

Tenemos que irnos Eli, antes de que esos imbéciles Phooka vengan.

¿Esos qué?

Un Phooka. Un duende irlandés que se convierte en cabra. Tiende a la


violencia, al robo y a las bromas viciosas. No son chicos amables.

Miré a mí alrededor. Todos los otros Moradores Oscuros estaban


moviéndose hacia el coche. Por la leve luz de la Luna podía vislumbrarlos.
Todos estaban desnudos.

Maldición…

Eli agarró mi brazo y me arrastró en el asiento trasero del todoterreno.

No tenemos tiempo para esto.

Ten cuidado protesté cuando caí dentro. Me empujó, deslizándose


junto a mí.

El magnífico espécimen rubio que, gracias a Dios, se había puesto jeans


en la mitad inferior de su cuerpo divino, entró y se puso a mi otro lado,
enjaulándome.

Cooper asintió.

Su nombre confirmaba que él era el tipo hermoso parecido a un surfero


a quien yo había escuchado a escondidas hablar después de ser atacada por
Lorcan hacía un mes. En ese entonces había pensado que fue un sueño.
Cooper había dicho cosas esa vez que yo no entendía. Ahora sí. “Ella casi
murió. Ahora, qué tan útil hubiera sido para nosotros muerta, ¿eh? Lorcan casi
mata a nuestra única forma de salir de aquí”. La voz de Cooper todavía hacía
eco en mis orejas. Como su billete de vuelta al Otro Mundo, ellos harían
cualquier cosa para mantenerme bajo su vigilancia.

Los enormes ojos marrón claro de Cooper me miraron. Él era


definitivamente sexy, aunque no me dejaba sin respiración como Eli. Aún así,
él sí que me hizo gimotear de irritación. ¿Cada uno de estos tipos tenía que
ser súper sexy? Era ridículo lo extraordinariamente caliente que era este
grupo. Si seguían apareciendo más así, estaba segura de que sería víctima de
combustión espontánea por el exceso de calor.
Un chico de unos dieciséis años abrió la escotilla de atrás y entró de un
salto.

Hey, soy Jared su voz emocionada era, probablemente, como la del


resto de los tipos en el coche. Asentí, estirando mi cuello para verlo mejor.
Quería reírme, pero no debía haberme sorprendido a estas alturas. Él era
sólo otro atlético joven caliente. Obviamente, ellos no permitirían entrar a
nadie en su grupo que no fuera también modelo para alguna revista para
hombres, resistente y que le gustase estar en el campo.

Jared tenía el cabello oscuro, entre marrón y rojo, ojos almendrados y


pecas distribuidas por sus mejillas y nariz. Parecía dulce y adorable al lado
de la brusquedad de Eli. Al menos Jared estaba completamente vestido.
Tampoco dudaba con que él estuviera vinculado a Cole y Owen. Parecía una
versión más joven de ellos dos.

Cole, jefe de los Moradores Oscuros, tenía la misma mirada dura de chico
malo que Eli. También había poca duda en cuanto a su relación con Owen.
Tenían la misma tez, ojos y nariz. La diferencia era que Owen era lo opuesto
en todo lo demás: cabello corto, limpio y pulcro, y cara recientemente
afeitada. Era el médico del grupo y me había operado, salvado mi vida
después de que Lorcan me atacase. Cole entró de un salto al asiento del
conductor, arrancando del puerto, apenas brindándole tiempo a Owen para
meterse en el asiento del copiloto.

Eso fue asombroso exclamó Jared desde atrás.

Buen trabajo en el puesto de vigilancia, J-man Cooper se dio la


vuelta, elogiando a Jared.

Oh, aquí tienes, E Jared le lanzó un par de jeans sobre el asiento.

Gracias, hombre Eli los agarró y empezó a ponerse los jeans en el


pequeño espacio entre la puerta del coche y yo, sus codos me golpearon
cuando se movió. Tratando de evitar mirarlo directamente, no pude evitar
echarle unas miraditas de vez en cuando. No pude evitarlo –cada centímetro
de él estaba a la vista, invitándome a mirar. Particularmente cuando empujó
hacia arriba sus caderas, poniendo los jeans sobre ellas, poniéndolo a él
demasiado cerca de mi línea de visión. Intenté concentrarme en el reloj
digital parpadeando rítmicamente sobre el panel de instrumentos enfrente
de mí.
El surrealismo de mi vida llegaba a la cima en ese momento, una risilla
estalló en mí. Todos en el coche se giraron para mirarme fijamente. Me
aclaré la garganta, dejando que la tranquilidad y la tensión del coche
volvieran a llenar el espacio. Nadie habló mientras íbamos a nuestro destino.

Desde la “Tormenta de Corriente Eléctrica”, ahora conocida


simplemente como la TE (la E debe ser por Ember), yo había pasado las
últimas cuatro semanas derritiéndome con culpa y disgusto. Tantas vidas
habían sido perdidas. Tantos muertos, asesinados por mí. La vergüenza y la
culpa que me dejaba inválida y me alejaban de quedarme en los refugios la
mayoría de las noches. La primera vez que lo intenté, había estado
hambrienta y con frío, pero cuando vi a todos los asustados niños sin hogar y
oí a la gente llorar durante la noche, era demasiado para soportar. Me fui y
pasé la noche en una estación de servicio abandonada. El hambre me volvió
a llevar de vez en cuando, pero intenté evitar a la gente a toda costa,
especialmente siendo un objetivo del mundo Fae. Hubiera preferido salir y
entrar al bosque y quedarme lejos de la gente, pero entonces también le
habría facilitado a la Reina el atraparme. La ciudad y los humanos eran mis
escudos, y necesitaba estar cerca de ellos.

Mientras conducíamos a través del pueblo, asimilé todo. Seattle se había


llevado lo peor de la devastación, pero los pueblos dentro de cien millas de
radio también fueron afectados, incluyendo Olympia, mi pueblo natal. La
gente estaba desorientada en cuanto a lo que realmente pasó y en cómo fue
posible. Ni por un momento pensaron que podría ser «Otromundante». Los
científicos salieron diciendo que había sido una rara súper tormenta de
rayos. Las teorías de conspiración tenían la certeza de que habían sido
extraterrestres. Gracioso, ellos estaban más cerca de la verdad que los
científicos.

El aeropuerto de Seattle y los muelles habían sido afectados, paralizando


el comercio. Leí en el periódico que se habían trasladado a los puertos de
Vancouver y San Francisco, saturándolos. Todo esto influyó a la tecnología y
a la electrónica de todo el mundo. La zona de Seattle no tenía luz, televisores,
refrigeradores ni calor. Todo lo que iba por satélites, como Internet y los
teléfonos móviles, funcionaban, pero sólo si tenías electricidad o
generadores para mantener las baterías cargadas. Ninguno de nosotros se
dio cuenta de lo mucho que nos apoyábamos en la electricidad hasta que se
había ido. Las estaciones de servicio también cerraron. La gente lo sacaba
con sifones de los surtidores, rápidamente dejándolos secos. Si no lo habías
llenado antes… estabas subiendo por el arrollo sin remos.
La mayoría de la gente que podía salir lo hizo, sabiendo que no tardaría
mucho antes de que todo se fuera al garete. Todos los demás o se quedaron
en sus casas y cerraron las puertas con llave o fueron a uno de los refugios.
El pánico llevó al saqueo, y los maleantes habían establecido rápidamente la
dominación, tomando lo que sea que quisieran, cuando quisieran y haciendo
que la ciudad entrara en el caos.

El Presidente entró, declarando la zona de Seattle un Desastre Natural.


La Guardia Nacional colocó un perímetro alrededor de la ciudad, pero no
pudieron controlar el agarre que los maleantes ya tenían en la ciudad.
Tenías que aprender rápido para sobrevivir. Era matar o morir. Te quedabas
alejado de zonas particulares y nunca te aventurabas fuera a la noche, no si
podías evitarlo. Yo, por otra parte, no podía seguir siempre esa regla. Con un
precio por mi cabeza y un Morador Oscuro sobre mis talones, tenía que estar
en constante movimiento.

Una parte de mí ahora estaba aliviada de que Eli finalmente me hubiera


atrapado. Mi orgullo nunca me hubiera dejado ir a él de todos modos.
Aunque mi cerebro estaba concentrado en estar bien sin él, mi corazón
nunca había sucumbido completamente a esa mentalidad por más que
quisiera. Me senté junto a él otra vez y me sentí tranquila y contenta de una
forma en que no podía explicar. Eso me cabreaba más que nada. Por qué la
lógica y la razón se iban volando por la ventana en lo que a él se refería.
CAPÍTULO 3
Traducido por Evarg7
Corregido por Mew Rincone

Cuanto más lejos íbamos de Seattle, menos daño había. Ésta era la
primera vez en cuatro semanas que me había aventurado fuera de la
matanza inmediata. Me estaban llevando de vuelta a Olympia, y me sentía
enferma con la perspectiva. Acercarme a mi hogar hacía todo muy real
repentinamente. En mi interior quería creer que Mark estaba allí y que la
vida estaba siguiendo para él y mis amigos. Conducir por las conocidas calles
de Olympia causó que la verdad colapsara con fuerza contra mí. Mark se
había ido. Yo no podría volver a mi vieja vida ni a mis amigos. Echaba de
menos a Kennedy y a Ryan tan desesperadamente que dejaba un dolor
pudriéndose en mis huesos. Y pensar en Mark esta como el ácido siendo
derramado en mis pulmones. Él me había ayudado a pasar cada día. No
podía rendirme a esta culpa paralizante cuando él me necesitaba. La Reina lo
estaba manteniendo prisionero en el Otro Mundo –el perfecto anzuelo para
atraparme. Ella sabía sin dudas que iría a por él. Ella tenía razón. Lo haría,
pero tenía que ser inteligente en ello.

Aventurándonos en las profundidades del bosque rural e inhabitado de


Olympia, doblamos por un camino de tierra oscura y escalofriante.
Rebotábamos por el carril de gravilla por, al menos, quince minutos antes de
que viera el parpadeo de las luces de una casa entre los árboles. Al toparme
con una casa cara y del estilo de un rancho con varias cabañas diseminadas,
la reconocí inmediatamente. Hace no mucho tiempo, yo había saltado por la
ventana del baño de una de esas cabañas intentando escapar.

¿Tienen electricidad? Me incliné hacia delante para ver mejor.

Siempre hemos generado nuestra propia electricidad para mantener


las instalaciones autosuficientes. Lo que la explosión eléctrica hizo nos
alcanzó, pero no nos afectó tanto los ojos de Cole me miraron por el espejo
retrovisor.
Cuando llegamos a una de las cabañas diseminadas, las luces del coche
aterrizaron en una chica apoyándose en un poste. Su expresión facial,
incluso desde donde yo estaba sentada, estaba manchada con la ira.

Mierda Cooper suspiró y apartó la mirada de la chica.

¿No se lo dijiste a Gabby? Eli miró a Cooper con las cejas


levantadas . Mierda, hombre.

Todos los chicos, incluyendo a Cole, parecían nerviosos, lo que hizo que
mi nivel de sangre se elevase. La chica era llamativa, incluso más porque no
estaba maquillada en absoluto. Su cabello azul y negro estaba cortado con
estilo pixie. La mayoría de las chicas no podrían llevarlo así, pero ella tenía
esos pómulos altos, una cara ovalada en perfecta proporción, una nariz
pequeña e intensos ojos marrones. El único adorno en su cara era un
piercing en su ceja. Como los chicos, ella podría haber modelado para una
revista.

Oh, hombre, ella te pateará el trasero la cabeza de Jared apareció


por encima del asiento junto a mi cabeza y se rió por lo bajo.

Y luego ella pateará el tuyo cuando termine conmigo contraatacó


Cooper, sacando la sonrisa del rostro de Jared.

¿Quién es ella? ¿Otra novia o algo? No pude encubrir la capa de


terror intenso en mi voz. Otra vez no. Ya no podía soportar a más amoríos
pasados o presentes de Eli.

No, peor replicó Cooper . Es mi gemela.

Y a ella no le gusta ser apartada de las cosas… y quiero decir que


realmente no le gusta Eli soltó la respiración pesadamente.

Mi cabeza se giró hacia la chica. Aparte del hecho de que obviamente se


había teñido el pelo, todo lo demás en ella era similar a Cooper: la estructura
facial, los ojos, los labios. Era más bajita que Cooper y unos siete centímetros
más baja que yo. Era algo delgada, pero podías ver los músculos cortando su
esbelta figura debajo de su camiseta punk rock y sus apretados jeans negros
y rotos. Los tatuajes se veían por los rotos de su ropa.

El momento en el que Cole abrió la puerta y todos salieron en tropel,


maldiciones fueron elanzadas desde su boca.
No puedo creerlo, chicos. Son unos imbéciles sexistas. ¿Dejar a la frágil
e indefensa chica en casa?

Gabbs, no hay nada de indefenso o frágil en ti se rió Eli cuando salió


del coche.

Eso es verdad. Recuerda que sólo porque has crecido y eres del
tamaño de Pie Grande no significa que no pueda patearte el trasero.

¿Pie Grande? Oh, Dios, no me digas que son reales. Miré con preocupación
a Eli, quien negó con la cabeza.

Al menos no de la forma que crees que es un Pie Grande, sus ojos


traspasaron los míos. No dijo nada personal, pero la comunicación silenciosa
entre nosotros abofeteó a mis sentidos. El hecho de que pudiéramos hacer
esto era algo que todavía me confundía. Casi desde el momento en que nos
conocimos, teníamos la habilidad de interactuar con nuestros ojos, de saber
lo que el otro estaba pensando sin decir ni una palabra. Después de tanto
tiempo sin verlo, se sintió muy íntimo y molesto.

Lo siento, Gabbs, todo pasó tan rápido que lo olvidé Cooper se


encogió de hombros.

Gabby fue hacia Cooper pisando fuerte y le dio un golpe en su brazo.

Eso es por olvidar contactar conmigo dijo ella y luego lo golpeó otra
vez . Y eso es porque me perdí la diversión.

Eli me agarró del brazo y me sacó del coche, manteniendo su agarre


firme, casi haciéndome caer por la puerta.

La atención de Gabby vino rápidamente hacia mí.

¿Así que ésta es la infame páiste gréine1? Gabby ladeó su cabeza,


acercándose a mí, mirándome de arriba a abajo.

Gabby dijo Eli en forma de advertencia.

¿Asumo que no dijo nada adulador? mis cejas se fruncieron.

Ella sonrió en respuesta y luego añadió:

La bitseach2 es más inteligente de lo que parece.

1 Páiste Gréine: en irlandés significa “la niña solar”.


Eli, nosotros pondremos a Ember en la enfermería por ahora la
poderosa voz de Cole rompió la tensión entre Gabby y yo . Estaré allí en un
minuto.

Eli asintió, agarró mi brazo y tiró de mí hacia la cabaña en la que había


estado antes.

Sabes que no me cansa ni nada ser empujada, arrastrada y


zarandeada.

Y a mí tampoco me cansa tener de empujarte, arrastrarte y


zarandearte resopló, su mano agarrando con más fuerza mi bíceps cuando
me empujó a la salita, encendiendo la luz. La sala estaba organizada y limpia
como si nunca hubiera sido usada . Y mantenerte fuera de los problemas
ha sido como unas vacaciones.

Me salí de su agarre.

¿A qué te refieres con mantenerme fuera de los problemas?

¿Crees que llegaste tan lejos sin ayuda? ladeó su cabeza . Yo


siempre estuve allí, Ember, incluso cuando no me veías ni me dejabas llegar
demasiado cerca. Había más cosas detrás de ti de las que nunca sabrás.
Había una embestida de ellos a diario, y yo resistí contra la mayoría de ellos
golpeó su pecho . ¿Sabes que enorme grano en el culo has sido durante
estas cuatro semanas?

Pero no te sentí allí todo el tiempo.

Después de un tiempo aprendí a estar lo suficientemente lejos como


para que no pudieras sentirme y huir. Me cansé mucho de ti huyendo y
poniéndote en más peligro. No podía mantenerlos a todos lejos de ti, pero
fue más fácil cuando no te moviste.

Mi mandíbula colgó ligeramente. Aquí estaba yo, palmeándome en la


espalda por escapar de los Fae que habían estado cazándome, y sólo había
lidiado con un pequeño porcentaje de ellos. Gratitud, confusión e ira
vinieron en ola a mi pecho.

Eres mi héroe, Eli. ¿Eso es lo que querías oír? oh, sí, excepto por la
parte donde sólo lo hiciste para que pudieras usarme como una bonita

2 Bitseach: en gaélico significa “zorra”.


moneda de cambio con el Rey Unseelie si estaba conmocionado por mis
palabras, no lo mostró . ¿Qué sacan con el plan ustedes de todas formas?

Un aliado.

Así que es verdad. Me usaste. Fingiste que te importaba. ¿Para qué?


¿Simplemente para acercarte a mí? lo miré con firmeza . ¿Por qué
molestarse con pasar por todo ello?

Tenía que saber con certeza quién y qué eras.

La bilis subió desde mi estómago.

Eres asqueroso. Te hubiera respetado más si simplemente me


hubieras secuestrado como Lorcan lo hizo. Puede que sea un psicótico, pero
fue directo y honesto en su intento. No tuvo que fingir seducirme sólo para
que pudiera saber de mí. ¿Era meter tu lengua por mi garganta la única
forma en que podías averiguarlo? Qué gracioso, no recuerdo tener ningún
poder en mis amígdalas.

Los ojos de Eli se entrecerraron convirtiéndosen en rendijas y se acercó


a mí –un gato salvaje acechando a su presa.

Soy minucioso estuvo repentinamente a centímetros de mí,


haciéndome trastabillar hasta la pared.

Sí, te tomas tu trabajo demasiado en serio. Deberías conseguir un


aumento.

Consigo montones de esos me miró directo a los ojos mientras me


hacía retroceder más contra la pared.

¿De verdad? Debe ser contante y sonante entonces.

Su mano golpeó la pared, junto a mi cabeza; su otra mano la siguió en el


otro lado, enjaulándome. ¿De verdad quieres volver a jugar a esto conmigo?
No disparaste muy bien la última vez, trasmitía su mirada. Sostuve en alto mi
barbilla, asegurándome de no encogerme mientras lo miraba.

Disfrutas jugando con fuego, ¿cierto? El poder es adictivo… lo ansías


la verdad de sus palabras fluyeron hacia mí. Apreté mis dientes incluso
más. Él se inclinó; sus labios muy cerca de los míos, el calor de ellos le
hacían cosquillas a los míos. Presioné mi cabeza contra la pared para
sujetarme.
¿Crees que eres tan irresistible? ¿Crees que esta mierda me humedece
las bragas como a todas las otras chicas? Recuerda que no soy humana. Así
que, ¿por qué no vas a jugar a algo que puedas manejar?

Nos miramos el uno al otro en un agarre de muerte antes de que yo


alejase de un empujón su brazo, lanzándome hacia la puerta sólo a unos
metros de distancia. Cuando agarré el tirador, él me presionó contra ella. Mi
mejilla mordió la madera, quemándola mientras se deslizaba por la puerta.
Su cuerpo presionaba mi espalda. Un pequeño gemido se me escapó. No era
de miedo. No, eran mis malditas hormonas estúpidas desobedeciéndome
otra vez tan ardientemente.

¿Y tú creíste que eras más que un trabajo para mí? Era mi deber.
Costase lo que costase su respiración era intensa en mi cuello.

Cerrando mis ojos, la ira, el asco y el deseo peleaban a través de mí,


haciendo difícil el respirar. Todas mis emociones evocaban pasión, lo que
era lo último que quería cuando estaba cerca de él. Se presionó con más
fuerza. Mordí mi labio.

Suéltame.

¿Ves? Otra vez sé que no es eso lo que quieres realmente. Te siento,


Ember; mi sangre está en tus venas ahora. No puedes mentirme dijo en mi
oído.

Por favor, déjame sola intenté mantener la súplica fuera de mi voz.

Ésa ya no es una opción. No desde que la Reina está detrás de ti.

Sí, y tu propio hermano es el que me llevó hacia ella.

Algo que debí haber previsto. Estábamos tan preocupados porque


Lorcan viniera a por ti que no nos dimos cuenta de que ya estaba aquí.
Esperando. Lorcan es impulsivo y tiene restricción del campo visual. Nunca
ha visto más allá Eli me dio la vuelta, empujándome otra vez contra la
puerta. No dolió. Podía soportar mucho más que la gente ordinaria, pero la
fiereza con la cual lo hizo, me hizo jadear en busca de aire . Para cuando
llegué al escondite de Lorcan, ya te habías ido.

Él había venido por mí aquella noche fatídica y podía sentir la mezcla de


tristeza y traición emanando de él. No pude detener las palabras
formándose.
Lo siento.

Una expresión exaltada manchó sus rasgos.

¿Tú lo sientes?

Sí repliqué . Tu hermano te traicionó. Sé lo que se siente cuando la


familia te miente y te engaña.

No sientas pena de mí. No necesito tu lástima.

La ira volvió a elevarse y eché humo.

Bien. Sin problema. Sal de mi camino.

No se movió. Golpeé con mi puño su barriga. Sin siquiera encogerse,


finalmente retrocedió, dejándome ir. Abrí la puerta de un tirón, casi
sacándola de sus bisagras, y salí como alma que lleva el diablo. Mi cuerpo
colisionó contra una pared de carne. Los ojos verde-avellana de Cole y su
sexy cara me miraron con ligera sorpresa. Inmediatamente retrocedí de un
salto.

Eli afirmó Cole, pareciendo saber a quién culpar por mi retirada .


Sé bueno.

Lo estaba haciendo retrucó Eli y caminó más hacia atrás en la sala.

Cole cargaba ropa cuando me hizo señas para que volviera a entrar en la
sala. Le hice caso, pero a regañadientes.

Te conseguiremos otra ropa que vestir, pero hasta entonces, toma esa
del viejo armario de Samantha. Imagino que querrás limpiarte y ponerte
alguna ropa más abrigada.

Samantha era otra Moradora Oscura que había seguido a Lorcan. Su


obsesión con Eli la había hecho odiarme más allá del normal disgusto por los
Dae. Incluso cuando su interés por mí había sido una mentira, ella quería
seguir cualquier camino para destruirme. Lorcan se lo proveyó.

¿Son de Samantha? No fruncí el ceño, inmediatamente negando con


mi cabeza. Me resistía a la idea de vestir algo que le perteneciera a ella. En
realidad no tenía razón para quejarme, porque todo lo que tenía era una
camiseta harapienta, una sudadera y unos jeans apelmazados por semanas
de tierra y mugre. Pero me sentía más cómoda con ropa sucia que con algo
de ella.
Úsalas hasta que te consigamos otra ropa Cole me las lanzó . Creo
que recuerdas dónde está localizada la ducha. Estaremos aquí fuera cuando
termines su nariz se apretó. Obviamente olía muy mal. Asentí, sujetando la
bola de ropa con más fuerza contra mí mientras me dirigía al baño.

Por cierto, la ventana del baño se abre desde fuera ahora. La arreglé
sólo para ti el tono divertido de Eli me ponía de los nervios. Apretando los
dientes, cerré de un portazo a la puerta del baño y puse la ropa sobre el
mostrador: sujetador deportivo, camiseta sin mangas blanca, pantalones de
yoga blancos y una sudadera ajustada. El estilo de Sam era simple y clásico.
No había duda, pero su olor, mezclado con el jabón, me agitó. Tienes mayores
problemas de los que preocuparte, me recordé a mí misma.

Mirando a mi reflejo horrible en el espejo, mi mandíbula cayó. ¡Santo


cielo! ¿Cómo es que la gente no gritaba de horror al mirarme? Lucía peor de lo
que me sentía. Me alejé de mi doble y me metí en la ducha. El agua sucia se
arremolinó hasta el desagüe.
CAPÍTULO 4
Traducido por Evarg7
Corregido por AriannysG

Quince minutos después, estaba limpia, vestida y de vuelta con Eli y


Cole. Había entrado pisando fuerte a la sala, haciendo girar la atención de
Cole y Eli hacia mí.

—Ya está, ¿ahora qué?

—¿Podrías ser más específica? —Eli se apoyó contra la pared,


cruzándose de brazos.

La frustración ardió en mí.

—Me tienen. ¿No es eso lo que querían desde el principio? Ahora


pueden volver al Otro Mundo. Bien por ustedes. —Ni Cole ni Eli
reaccionaron a mi declaración. La histeria rompió mi voz—. Me usaron. Me
mintieron en todo.

—No te mentimos, Ember —declaró Cole.

—Ocultaron. Es lo mismo. —Toda mi vida había sido una completa


mentira. Saber esto había sido una dura realidad, y la única persona que
realmente podía contarme todo lo que necesitaba saber, estaba muerta. Por
más que tuviera o no sentido, estaba enfadada con mi madre por no decirme
la verdad. Su traición me llegó a lo profundo de mis huesos. Pero ni siquiera
se acercaba al dolor de perderla. Su muerte había hecho un agujero en mi
corazón. Ahora que sabía lo que era, me hacía echarla más de menos. Mi
miedo y soledad sólo se habían amplificado con vivir en la calle. Hubiera
dado cualquier cosa por su confianza en que todo iba a estar bien.

—Me ocultaron el hecho de que soy parte Demonio, que soy una Dae,
detestada y cazada por el Otro Mundo. ¿Y qué hay del pequeño chisme de
que ustedes quieren darme al Rey Unseelie como una prueba de buena
voluntad? Yo sólo era una forma de que ustedes salieran de aquí. Un peón. —
Durante semanas había estado bloqueando el dolor que sentía, la
profundidad del dolor que mi corazón mantenía dentro. Eli me había hecho
otro agujero en el corazón.

—Hice lo que pensé que era mejor en ese momento. —Cole suspiró—.
Acababas de averiguar que el Otro Mundo existía. No creí que contarte que
eras una de las especies más temidas y más odiadas del Otro Mundo
ayudaría a tu estado mental en ese momento en concreto. ¿Decirle a alguien
que es parte Demonio? ¿Cómo crees que hubieras reaccionado?

Todavía estaba tratando de comprenderlo todo. La palabra Demonio


tenía tantas definiciones y había tanto folklore sobre ellos… ninguno de ellos
bueno. Los Demonios no eran dulces criaturas de peluche, pero ahora
entendía que no eran realmente engendros del diablo ni totalmente
malvados. Ni tenían nada que ver con la religión ni se manifestaban ni
poseían gente. Yo era medio Demonio, pero todavía tenía que poseer o
atormentar a cualquier alma. Quizá sólo tenía que darle tiempo. Pasar un
poco más de tiempo con Eli lo lograría.

Me giré hacia Cole.

—No tiene nada que ver con mi estado mental, sino con lo conveniente
que era para ti. No finjas que hiciste algo de esto por mí. ¿Simular que te
importo? Eso es incluso más asqueroso que si hubieras sido brutalmente
honesto conmigo desde el principio.

—No me voy a disculpar. Hice lo que hice por mi familia —gruñó Eli.

—Qué gracioso, Lorcan dijo lo mismo.

—Sí, pero él obviamente no estaba dispuesto a ir tan lejos como yo.

La necesidad de lanzarme a través de la sala y abofetearlo fue casi


demasiada para soportar. Eli y yo, con las mandíbulas apretadas, las pistolas
cargadas, nos fulminamos con la mirada el uno al otro.

—Que ustedes dos vayan a la yugular del otro no resolverá nada. —Cole
se puso entre nosotros, bloqueándome de Eli—. Eli, si no puedes ser amable,
te pediré que te vayas. —Eli sólo apartó la mirada. No se comprometió de
ninguna manera, pero sabiamente se calló. Cole se giró hacia mí, con su cara
luciendo seria—. Me impresiona que durases tú sola tanto como lo hiciste.
Incluso cuando estuvimos allí ayudando, te enfrentaste a muchos cazadores
entrenados profesionalmente. Eres inteligente, pero sepas que nunca lo
hubieras logrado sin nosotros. Estás más segura aquí.
—¿Lo estoy? —Me crucé de brazos—. ¿Con un puñado de Moradores
Oscuros que hacen que incluso los Fae más peligrosos se lo hagan encima?

Cole caminó sin prisa a la cama y se apoyó contra el marco de metal de la


misma.

—Exacto. Nadie intentará siquiera venir a por ti aquí. Está en nuestro


interés mantener viva.

—Oh, me siento claramente mucho mejor —repliqué con frialdad. Sabía


que Cole tenía razón. Estaba más segura con ellos, pero no tenía que estar
feliz por ello.

—Aneira quiere usarte para destruir a los humanos y reclamar la Tierra,


pero te matará después de que lo haga. El Rey Unseelie no quiere dañar la
Tierra ni a los humanos… humanos como tus amigos y tu padre. La lucha del
Rey es sólo con Aneira.

Era la primera vez que llamaban a la Reina por su nombre de pila. Oírlo
de repente le dio más presencia. La hizo más que una zorra maldita que
encontrarías en un cuento para antes de dormir. Ella tenía un nombre, una
familia, una historia. Los cuentos de hadas siempre mostraban a la Reina
Seelie/Hada como una criatura buena, pura, angélica y hermosa.
Ciertamente, ella tenía una belleza etérea e intocable, pero no era buena. Era
cruel y estaba hambrienta de poder. Pero ninguna historia que hubiera leído
representaba al Rey Unseelie como una mejor opción. Típico de mí vivir en
un cuento de hadas retorcido y jodido.

—Aneira —repetí su nombre en voz alta, necesitaba decirlo, sentir su


nombre rodar por mi lengua.

—Los humanos y los Fae solían compartir la Tierra, las leyendas e


historias eran cercanas a la verdad en ese entonces. Más tarde se hizo
peligroso para los Fae quedarse porque los humanos descubrieron que nos
perseguían. Los Fae tuvieron que desaparecer en el Otro Mundo. —Se frotó
su barbilla—. Mucho de la monarquía inglesa está, en realidad, basado en la
estructura del reino Seelie. Pero nosotros no correteábamos con el vestuario
de la época como la mayoría piensa que hicimos. Los humanos tienen la idea
de que los Fae están anclados en los días del Rey Arturo y que no hemos
progresado con el paso del tiempo. No estoy diciendo que no haya castillos,
caballos ni fosos, pero los Fae son verdaderos pensadores adelantados. Sí
que tenemos tecnología, pero tratamos a nuestro reino con respeto,
trabajando con él en vez de destruirlo.
Incluso si ya no vivían allí, era obvio que los chicos todavía lo
consideraban su hogar. Pude sentir el deseo apabullante por volver allí
saliendo de ambos hombres. Sacrificarme sería simple.

—¿Así que Aneira gobierna todo el Otro Mundo?

—Los Unseelie sólo tienen una pequeña porción del norte. La Reina
controla la mayoría del reino. Algunos señores y damas nobles Seelie
supervisan varios pueblos y áreas en el dominio de la Reina. Como dije, es
similar a la vieja monarquía inglesa, pero, a diferencia del soberano de hoy
en día, la Reina no es puramente una figura de líder. Ella tiene la máxima
autoridad y no le gusta la democracia.

—Sí, entendí un poco de eso —frunciendo el ceño, puse mi largo pelo


mojado en una cola de caballo. —¿Dónde encajan ustedes en la sociedad
Fae?

Eli se pasó la mano por su cara y por su cabello, un hábito que tenía
cuando estaba irritado o frustrado.

—No lo hacemos.

Ladeando mi cabeza, lo miré fijamente.

Él suspiró.

—Seríamos considerados Fae oscuros, pero éramos unos de los pocos


Fae que no seguían las reglas de nadie. Unseelie o Seelie. La Reina nos
desterró del Otro Mundo hace un tiempo. —Lorcan me había confesado esto
cuando me tuvo prisionera. Sólo que yo no sabía por qué—. Puede que no
siguiéramos sus reglas, pero tenía la habilidad para desterrarnos. Hubo un
malentendido y algo pasó que no debió haber pasado. Fuimos obligados a
salir de nuestros hogares y fuimos exiliados. Nos instalamos aquí.

—Así que han estado buscando alguna forma de volver y “ta-chán” aquí
está. —Hice señas hacia mí misma.

—Lo siento, Ember —dijo Cole.

—No, no lo sientes.

—En realidad, sí. No eres en absoluto lo que imaginé que sería un Dae.
De hecho, encuentro que me gustas… eres dura y puedes mantenerte a ti
misma. Ojalá las cosas pudieran ser diferentes.
Había sinceridad en sus palabras. Aunque no ayudó a mi resultado.

—¿Cuántos de los demás siguieron a Lorcan?

—Había cuatro más. —Un destello de ira y dolor pasó por los ojos de
Cole—. Aparte de Lorcan, estaba Sam, West, Dax y Dominic.

Yo había oído hablar de todos, excepto de Dominic. La deserción de West


había hecho daño. Me gustó cuando nos conocimos en el bar de Mike hace
meses. Su huida con Lorcan se había sentido equivocada para mí.

—¿Todos ellos creyeron que no “estabas haciendo el trabajo”?

—Sí. —La mirada Eli estuvo a nivel, su resentimiento lanzándose hacia


mí—. Por alguna razón, todos ellos pensaron que me distraje un poco… que
había perdido el enfoque.

—¿Lo perdiste? —pregunté.

Eli se quedó sin expresión. Un silencio incómodo colgó entre nosotros.


Podía sentir la mirada de Cole asimilando cada tonalidad entre Eli y yo. Las
implicaciones de su silencio retorcieron todo dentro de mí. La emoción fluyó
a través de mí mientras nos mirábamos el uno al otro; muchos sentimientos,
que había mantenido guardados, flotaron a la superficie. Las lamparitas
encima de nosotros empezaron a parpadear. Suaves explosiones de energía
surgieron de ellas, oscureciendo e iluminando la habitación
alternativamente.

—Eli, agarra el brazalete —ordenó Cole, sacando la atención de Eli de


mí.

De repente, sintiendo una amenaza, mis defensas aumentaron. Las


campanas de advertencia se apagaron en mi cabeza, pero dudé un segundo
demasiado largo. Eli me agarró. Sacó un objeto de su bolsillo y murmuró
algo que no pude oír. Un pinchazo se escabulló por mi piel. Estaba lista para
apartarlo de un empujón, pero su mano sólo fue a mi muñeca, cerrando con
un chasquido algo. La reacción fue instantánea. La energía fue arrancada de
mi cuerpo como si alguien hubiera cortado una arteria, mis poderes se
derramaba fuera de mí como sangre. Dejé escapar un grito reprimido y bajé
la mirada para ver un brazalete de metal envuelto en mi muñeca. Eli lo había
puesto, aunque ahora que lo miraba no pude ver un clip ni un pestillo.
Abrazaba mi muñeca como si fuera parte de mi piel, y no parecía haber
forma de sacarlo. Le tomó un momento a mi cuerpo asimilar el shock y
empezar a compensarse.

—¿Qué es esto? —Levanté la mirada a Eli con confusión, sintiéndome


débil y desamparada.

—El brazalete está hecho de hierro —replicó.

—Eso ya lo sé —temblorosamente agarré el aro de la cama para


equilibrarme—. Me refiero a qué es esto —apunté al objeto aparentemente
delicado que envolvía mi muñeca.

—Tenemos que ser capaces de controlarte. No podemos tenerte usando


tus habilidades en nosotros —declaró Cole sin demostrar emoción.

—¿Así que este brazalete es básicamente un collar de perro? —Bajé la


mirada a la banda aparentemente inofensiva. En realidad, era hermosa, si no
fuera por el mal efecto que tenía sobre mí. Pequeños símbolos celtas estaban
grabados alrededor de la banda, ondeándose en hermosos diseños
circulares.

—Básicamente. —Ah, Eli. Nunca endulzaba nada para mí—. O, si lo


prefieres, puedo encadenarte en el sótano. Podría ser divertido.

Mis ojos se contrajeron para fulminarlo con la mirada. El aire entraba y


salía de mis pulmones, el shock inicial del hierro estaba empezado a irse,
lentamente convirtiéndose en más manejable.

—Los duendes lo hicieron, y no serás capaz de romperlo ni de sacártelo


porque está mágicamente unido a tu muñeca. Pero sé que lo intentarás de
cualquier forma, así que diviértete con eso. —Una leve sonrisa astuta
apareció en la boca de Eli.

—¿Mágicamente unido? ¿Nunca se saldrá? ¿NUNCA? —El pánico llenó


mi pecho.

—Sólo si sabes la palabra mágica —replicó Cole.

—Así que di por fis. —Eli sonrió con suficiencia—. Por favorcito.

—Te diré por dónde puedes metert…

—Cállense los dos. Ambos me están volviendo loco. —Cole se frotó su


frente—. Lo que quería decir era que sólo puede ser liberado de tu muñeca
por una palabra hablada en la lengua de los duendes, y sólo tres personas
conocemos esa palabra. Es como una combinación para una cerradura.

—Déjame adivinar. ¿Él es una de esas tres personas? —Asentí hacia Eli,
lo que sólo lo hizo sonreír, confirmando que tenía razón—. Oh, sí, esto será
divertido.

—Pero ahora con tu collar puesto, puedo sacarte a pasear.

Automáticamente di un paso hacia Eli. La furia quemaba dentro de mí,


pero mis poderes se quedaron tranquilos y enrollados en lo profundo de mi
interior.

Cole agarró mi brazo, se giró hacia Eli.

—Fuera. —Apuntó hacia la puerta.

Los ojos de Eli se entrecerraron sobre mí como si hubiera sido mi culpa


que lo echara. Salió de la sala pisando fuerte. Cole clavó la mirada en Eli, con
una expresión contemplativa en su cara. Negó con la cabeza y me enfrentó.

—De verdad, ustedes dos van a hacer que pierda la cabeza.

—Pero es su cul…

—Ember —advirtió, callándome. Nos quedamos allí por un tiempo en


silencio.

—¿Qué va a pasar? —pregunté, sintiendo el peso del mundo


desmoronándose sobre mí, todo a la vez.

—Ojalá pudiera decirte algo bueno. —Cole juntó sus manos y se encogió
de hombros—. Estás a salvo aquí mientras que te quedes en nuestra
propiedad. Eres libre de caminar por aquí. Sólo quédate dentro de nuestros
límites… no creo que seas tan temeraria como para intentar escapar ahora.
Tu libertad y vida nunca será lo que una vez fue. ¿Entiendes eso? —Mis
hombros se hundieron más bajo la realidad de sus palabras—. Ember, dime
que comprendes eso. No puedes contactar con tus amigos ni volver a tu vieja
vida otra vez.

Asentí, mi garganta se cerró por sí misma. Mis amigos eran vulnerables


por sólo conocerme, pero ellos no podían estar enterados de dónde estaba ni
tener contacto conmigo. Lo entendí en etapas tempranas, cuando estaba
siendo perseguida por Fae diferentes, que era mejor si pensaban que estaba
muerta o que me había ido. El conocimiento sólo haría que los matasen.
Desde el momento en que me había despertado en el hospital
improvisado de los Moradores Oscuros hace un mes, mi vida había
cambiado. Nunca podría volver a la forma en que la vida solía ser. Perdí a
Mark, a mis amigos, mi hogar, mi libertad, mi vida, y era la responsable de la
muerte de miles de personas. No podía asimilar lo mucho que había estado
guardando dentro las últimas semanas. Había estado destrozándome. Mis
piernas ahora cedieron y colapsé en el suelo, llorando. Mis codos puestos en
mi regazo, y mis manos cubriendo mi rostro mientras mi corazón se rompía.
No supe por cuánto tiempo me senté ahí ni cuándo se fue Cole, pero, al final,
las lágrimas se aquietaron, dejándome incluso más drenada y sin vida.

El pensamiento de escapar otra vez sí que cruzó mi cerebro, pero


rápidamente lo hice desaparecer. Sería estúpido. No había ningún lugar al
que ir… ningún lugar seguro. Además, Eli podía rastrearme. Por más patético
que fuera, él y los Moradores Oscuros era mi mejor opción ahora mismo. Al
menos, ellos me protegerían de los Fae que estaban cazándome. Mi vida era
segura hasta que averiguasen qué hacer conmigo. Usaría mi tiempo para
aprender todo lo que podía sobre el Otro Mundo y sobre mí misma, mientras
que averiguaba quién era Lars.
CAPÍTULO 5
Traducido por Evarg7
Corregido por AriannysG

Salí después de un tiempo, el aire hacía que mi cara escociera. Era una
de esas noches raras y despejadas del Pacífico Noroeste y la Luna brillaba
mucho.

Entré a la casa principal. Cole había dicho que mientras no abandonase


su propiedad, tenía carta blanca. Bueno, no dijo eso exactamente, pero así
era como yo iba a actuar. No iba a comportarme como una prisionera, no
hasta que realmente me encadenasen en el sótano. La desgarbada casa de un
solo piso, al estilo rancho, no era lujosa para nada, pero tenía un aire
desgastado y querido en ella. Estaba limpia, pero definitivamente tenía un
sentido de la decoración de chicos. Sofás de cuero marrones estaban
esparcidos por la habitación y restos de árbol eran usados como mesa de
café y mesas laterales. Una TV enorme de pantalla plana estaba montada en
la pared.

Mis pies dejaron de moverse cuando vi la televisión. Las imágenes de


casas destruidas y de gente cubierta de sangre estaban en la pantalla. Mi
estómago tocó fondo.

—Oh, Dios. —Mi mano fue hacia mi boca. Había visto artículos del
periódico, pero no había visto la tele en un mes. Las imágenes vívidas
destellaron frente a mí. Un reportero caminaba entre los escombros donde
la gente ahora estaba recolectando, intentando encontrar cualquier
pertenencia que había dejado.

—Cuatro semanas han pasado desde que la tragedia llegó a nuestra


zona. Hoy, finalmente se le ha permitido a la gente entrar a sus casas. Miles
han quedado sin hogar y todo lo que tenían ahora se ha ido. Muchos están
agradecidos sólo por poder haber salido con vida, ya que tantos no pudieron.
Tanta devastación, tanto perdido. Es duro siquiera comprenderlo. La
necesidad es muy grande aquí. Para aquellos que quieran presentarse
voluntarios, por favor, contacten con este canal o con la Cruz Roja. —El
reportero apartó la mirada, negando con la cabeza con tristeza. El vómito
subió disparado por mi garganta, apenar dejándome volver a salir antes de
que saliera.

Una mano tocó mi hombro.

—¿Estás bien? —preguntó Cooper.

La culpa era tan opresiva que no podía hablar, ni respirar, ni siquiera


llorar. Negando con la cabeza, un llanto torturado salió de mis labios.

Sin una palabra, Cooper esperó a que me calmase antes de ayudarme a


ponerme de pie.

—No creo que pueda vivir con esto —susurré, más para mí misma.

El brazo de Cooper me sujetó con fuerza contra él, manteniéndome


estable.

—Sí, puedes.

—¿Cómo? —Levanté la mirada hacia él. Se metió su cabello rubio casi


blanco detrás de la oreja.

—Porque si no lo hubiera hecho, la Reina hubiera encontrado otra


manera de hacerlo. Sé que es duro, pero no dejes que esa perra gane. No
dejes que la muerte de todas esas personas sean en vano. Hónralos peleando
por ellos. No con esa autocompasión.

Sus palabras fueron como un regalo para mi espíritu roto. Desaté mi


miseria egoísta y lo vi desde otro punto de vista. Un río de fuerza puso mis
piernas en firme sobre el suelo. Me enderecé.

—Tienes razón. —Cooper me liberó. Cuando se estaba girando para irse,


toqué su brazo—. Gracias, Cooper. —Me miró sobre su hombro. Con un
asentimiento se dio la vuelta, continuando su camino hacia la casa.

El reloj del hospital me dijo que era medianoche. Intenté dormir, pero
las imágenes de las noticias no me dejaron. Las palabras de Cooper
ayudaron, pero todavía me sentía cazada por los muertos. Esos
pensamientos nunca se irían, pero tenía que aprender a vivir con ellos y
hacer algo para que esto nunca más volviera a pasar. El miedo de ser
capturada por ella mantuvo mis párpados muy abiertos. Owen me había
traído un poco de sopa para la cena, temiendo que mi estómago no pudiera
soportar comida verdadera todavía. Mi estómago pensaba diferente, así que
fui a la cocina. Voces detuvieron mi búsqueda de comida. La puerta a lo que
parecía una oficina junto a la cocina estaba parcialmente abierta. Espiando a
través de una rendija, pude ver lo que quedaba de un grupo sentado en
varios lugares de la sala. Cole era el foco de atención, apoyado contra su
escritorio. En silencio, me presioné contra la pared junto a la puerta.

—Incluso con las protecciones alrededor de nuestra propiedad, todavía


tenemos que ser diligentes con nuestra seguridad. Ellos saldrán de la nada
en busca de ella, Oscuridad y Luz. Incesantemente. Tenemos nuestras
invocaciones en lugar, pero no quiero que dependamos de ellas y nos
descuidemos. Por ahora, los phookas ciertamente le han dicho a la Reina
quién la tiene. Así que debemos tener cuidado y estar con la guardia alta
constantemente. La Reina intentará encontrarla de cualquier manera que
pueda. Tenemos que estar preparados. —Cole le dio voz a sus
preocupaciones—. También tenemos que estar atentos con ella. Es
increíblemente poderosa para ser tan joven y está desentrenada. Eli fue
capaz de ponerle una esposa, así que, al menos, por ahora tenemos sus
habilidades contenidas de alguna manera.

—Hay incluso menos duda en lo referente a quiénes fueron sus


verdaderos padres. —Oí decir a la voz de Cooper.

—Creo que lo hemos sabido desde hace un tiempo —replicó Cole.

—Sí, algunos de nosotros hace más tiempo que otros. —Supe que el
golpe de Cooper era para Eli—. Maldición. De verdad tenemos problemas en
nuestras manos.

—Estoy intentando localizar al Rey Unseelie, pero nada hasta ahora. —


La voz de Eli habló a continuación.

Mi cuerpo inmediatamente se tensó y mi corazón se apretó en mi pecho.


Oírlo hablar tan cruelmente sobre librarse de mí, dolía. Maldito sea mi
estúpido corazón.

—Espera. No entiendo. ¿Por qué no podemos encontrar a este tipo? Él es


el Rey Unseelie. No debería ser tan difícil de encontrar. —El tono
adolescente de Jared sonó en desacuerdo con el resto del grupo.

—El Rey Unseelie no es encontrado a menos que quiera serlo —


respondió Eli—. Además, la maldición nos lo pone más difícil para ir a través
de los canales del Otro Mundo para encontrarlo.
—La maldición… claro… —Por la voz de Jared, estaba claro que había
olvidado lo que era la maldición.

—En serio, Jared, voy a empezar a hacerte exámenes. Sé que no naciste


en el Otro Mundo, pero de verdad que tienes que saber nuestra propia
historia. —Pude sentir a Eli negando con la cabeza con exasperación—.
Resumen rápido: la Reina nos echó a la Tierra y puso una maldición Draoidh
para bloquearnos de todas las entradas al Otro Mundo, atrapándonos aquí.

—Oh, sí, lo recuerdo —dijo Jared, mintiendo claramente.

—Claro. Una cosa que probablemente no sabes, es que las maldiciones


Draoidh sólo pueden ser deshechas por un Druida. Deshacer el hechizo nos
permitirá volver a casa.

—Qué mal que la Reina erradicase toda la dinastía Druida —resopló


Cooper.

Hubo una larga pausa, luego Gabby habló, con la especulación en su


tono.

—Te conozco, Eli. Reconozco esa mirada. ¿Qué sabes?

—¿Qué si no tuviéramos que usara a Ember? ¿Qué si les dijera que


podría conocer a un Druida con vida?

—¿QUÉ? —todos reaccionaron al unísono a su declaración.

—Eso no es posible. La Reina se aseguró de que hasta el último Druida


fuera asesinado —dijo Cole cuando todos se tranquilizaron otra vez.

—Eso es lo que pensé yo también, pero creo que uno se escapó a


escondidas. —Eli se dirigió a la sala—. No estaba seguro al principio, pero
ahora tengo la certeza de que un Druida de alta estirpe está viviendo entre
nosotros. Ella es, por supuesto, completamente ignorante a lo que es. —Las
palabras de Eli se filtraron hacia mi oído y cayeron en mi estómago con
pesadez, retorciéndolo y picándolo con intuición. Ya parecía saber de quién
estaba hablando él—. Ella fue criada por humanos ordinarios. Sus padres
druidas deben haberla sacado a escondidas tratando de protegerla y
mantenerla a salvo de la Reina. He estado observándola desde el momento
en que se cruzó por mi camino, y puedo sentir la poderosa magia en ella.

—¿Por qué no nos lo contaste? —Owen habló por primera vez.


—Quería estar seguro. No quería desilusionarlos a todos si no era
verdad.

—¡Carajo! ¿Cuáles son las probabilidades de que encontrásemos una


Dae y una Druida? —exclamó Gabby.

Eli exhaló.

—Sólo tenemos una oportunidad para hacer esto bien, y quiero estar
seguro de que todo está a nuestro favor. No podemos simplemente
secuestrarla. Sólo llamaría más la atención sobre ella y sobre nosotros. No
queremos que la Reina se dé cuenta de lo que es. Si eso pasa… fin del juego.
Sé que a esta chica se le tiene que contar. Tiene sangre de una Druida, pero
no ha sido entrenada, y deshacer la maldición no es un proceso fácil. Tiene
que descubrir su magia antes.

—Pero podría llevar siglos. Los Druidas no son conocidos por su rapidez
—exclamó Gabby—. Vamos a atraparla. Tienen que haber algunas Notas de
Resumen o Magia Druida para Tontos, para que ella pueda aprender muy
rápido. Oh, demonios, no quiero esperar más. Usemos a Ember. Si eso falla,
todavía tenemos la opción de la Druida.

—Mac an donais, Gabby. —Pude oír a Eli levantarse de un salto de su


silla—. Esto no es un juego.

—Ya lo sé. —gritó en respuesta—. Lo siento si tu noviecita sale herida


en esto, pero tenemos que dejar de hacer el tonto y empezar a hacer algo.

Hubo unos segundos de silencio e, incluso sin ver a Eli, podía sentir la ira
quemando dentro él.

—Siempre los he puesto a ustedes primero. No vuelvas a dudar de mí. Ni


ceart go cur le cheile —dijo Eli, con su voz tan tranquila que me dio
escalofríos.

—Eli —Cole sólo dijo su nombre, pero sentí la clama en su voz y lo


encontré tranquilizante.

Cooper habló.

—¿Cómo supones que hagamos eso, Eli? ¿Crees que esta chica
simplemente va a aceptar que es de un antiguo linaje de Druidas que fueron
exterminados porque la Reina les temía? ¿Qué tiene talento mágico y que
debería ayudarnos sólo por la bondad de su corazón?
—Eso es precisamente lo que creo que hará —respondió él—. Si su
buena amiga está en peligro o amenazada… hará cualquier cosa para
salvarla.

Entrando en la habitación, mi cuerpo reaccionó antes que mi cerebro.

—No me usarás como anzuelo para conseguir a Kennedy. ¡No la harás


entrar en esto! Úsame a mí… pero mantente lejos como el infierno de ella.

Toda la sala de dio la vuelta y me miró fijamente. La expresión arrogante


de Eli detuvo mi ira. Maldito sea. Por supuesto que sabía que yo estaba allí
todo el tiempo; me había sentido cerca.

—¿Quién es Kennedy? —Cooper me miraba a mí y luego a Eli y luego


otra vez a mí.

La mirada fija de Eli quemaba la mía.

—Nunca dije su nombre.

Él no tenía que hacerlo. Desde el momento en que conocí a Kennedy,


había reconocido que ella era diferente.

Como yo.

Quizá en mis adentros yo había sabido todo el tiempo que estábamos


unidas o fuimos atraídas la una a la otra porque había una conexión más allá
de este mundo.

—Kennedy es la Druida, ¿cierto?

—Sí —coincidió Eli—. No pareces muy sorprendida.

—No lo estoy. Sé que debería, pero no lo estoy —declaré. Había


esperado que el shock y la incredulidad me encontrasen. No lo hicieron.
Kennedy siempre había sido escalofriantemente intuitiva, viendo más que
cualquier otro. Yo no sabía mucho sobre los atributos de los Druidas, pero si
ser tan perspicaz que eras casi clarividente era uno de ellos, ella lo tenía a
montones. Kennedy siendo una Druida tenías sentido, era raro decirlo, pero
lo tenía. Era otra pieza del rompecabezas que encajaba en su lugar.

Cole, todavía apoyado contra el escritorio, se dirigió a Eli.

—¿Cómo quieres manejar esto?

—Tenemos que contárselo. Ella tiene que saberlo —grité.


—No. —Negó con la cabeza con furia—. Eso es lo último que haremos.
No hasta que estemos listos para traerla aquí.

Trozos de la anterior conversación volvieron a mí.

—¿Por qué? ¿Qué le pasará?

—Como sé que no hay otra forma en que dejarás pasar esto, podrías
sentarte. —Cuando me rehusé, Eli se encogió de hombros y continuó—: La
historia esencial que tienes que saber es que la Reina llegó a temer a los
Druidas. Como son humanos y contienen su propia magia, no tiene control
sobre ellos. Su magia es algo que la Reina no puede disputar ni vencer. Ellos
usaron un hechizo para esconder algo de ella, algo que quería
desesperadamente. Cuando la tortura no funcionó, pensó que aniquilar la
línea druida rompería el maleficio. Así que destruyó por completo a la
población druida, pero el hechizo todavía se mantuvo. Esto fue más o menos
en el mismo tiempo en que puso una maldición sobre nosotros. Como un
Druida es el único que puede deshacer esta maldición Draoidh, pensamos
que la opción estaba perdida para siempre para nosotros.

—Así que, si Aneira sabe que Kennedy es una Druida, la torturará y la


matará y ella no podrá ayudarlos a ustedes.

—Sí.

La bilis se enroscó en mi estómago, saltando a mi garganta. Esto no era


muy diferente a lo que la Reina quería hacer conmigo, pero se sentía muy
diferente oír que le haría esto a Kennedy, a la dulce, compasiva a amable
Kennedy. Todo lo que quería hacer era correr hacia ella y protegerla de todo
lo malo. Ella no podría soportar este mundo ni la oscuridad que hay en él
como yo. Kennedy había sido adoptada por una adorable pareja que protegía
a sus hijas de lo malo del mundo. Ella se había hecho menos ingenua
alrededor de Ryan y de mí, pero tenía un corazón muy puro. No podía dejar
que nada le pasara.

—¿Entonces qué hacemos? —El pánico se enrolló alrededor de mis


cuerdas vocales.

—Hasta que estemos listos para traerla, ella tiene que quedar ignorante
de todo. Tus amigos están siendo observados, esperando a que contactes con
ellos. Si algo cambia, incluso en lo más mínimo, ellos lo notarán. No podemos
llamar a atención hacia ella.
—¿Por qué Aneira no ha sentido ni oído hablar de Kennedy antes? —Mis
manos estaban húmedas de transpiración cuando las retorcí una con otra.

—Kennedy ha estado bien protegida y su ignorancia a lo que es, ayuda.


Sólo sientes magia si la estás buscando realmente y cerca de alguien que la
tiene. La magia no tiene un GPS. Además, su magia está tan dormida que
nadie la notaría desde lejos. Yo sólo lo noté porque olí algo diferente en ella.
Los Fay no tienen sentido del olfato; los Moradores Oscuros sí. También,
sentí algo la primera vez que la vi en el coche, cuando tus amigos vinieron a
recogerte a Silverwood.

Recordaba esa tarde también. Kennedy había entrado en un estado


parecido al trance cuando puso sus ojos por primera vez en Eli. Yo lo había
ignorado por lo caliente que era él. Eli había sentido algo en ella, pero ella
también había sentido que él era diferente.

—Desde el momento en que ella sea consciente de lo que es y empiece a


usar su magia, será reconocida como una Druida por la Reina —añadió Cole.

Mi cabeza y estómago dolieron; todo lo que quería hacer era enroscarme


en una bola. ¿Cuándo dejarían de venir estos horrores?

—¿Y qué los detiene de tenerla? Ahora tienen otra forma de salir de
aquí. Como ustedes creen que la Tierra es un gran agujero del infierno, me
sorprende que no estén aprovechando la oportunidad.

Los ojos de Eli se entrecerraron.

—La vida de tu amiga, como ella la conoce, se acabaría. Tendría que


cortar toda conexión con su familia y amigos y abandonar todo y a todos los
que ha conocido en su vida. Tendría que venir a esconderse aquí. ¿Es eso lo
que quieres?

La indignación salió volando de mí, arrollándome de ira.

—Por supuesto que no. Sólo me sorprende que tú no lo quieras. ¿De


repente te creció un alma o una consciencia? —Eli estuvo delante de mí
antes de que yo pudiera siquiera parpadear. Un profundo gruñido salió
vibrando de él. Quedándome en mi lugar, sosteniéndole su penetrante ceño
fruncido.

—Eli. —Cole se puso de pie, listo para ponerse entre nosotros—.


Retrocede.
Le tomó otro minuto a Eli antes de que realmente tomase un paso lejos
de mí. Todavía temblaba por la irritación y parecía que verdaderamente
quería abatirme. Y no estaba segura de si era de una forma buena o mala.

—Ember, hablaremos de esto más tarde. Creo que es mejor que te vayas.
Todos podemos tomarnos un descanso. —La mano de Cole me arreó hacia la
puerta.

Cediendo ante su petición, salí pisando fuerte de la sala. Mi


impetuosidad se disolvió con cada paso que tomaba hacia la cabaña
hospitalaria, ahora sirviendo como mi habitación. Kennedy. Mi estómago se
apretó en una bola. La seguridad de Kennedy era todo en lo que podía
pensar. El deseo de llamar o ir hacia ella era difícil de ignorar. No podía, pero
la idea todavía era dominante. Kennedy era una Druida. Mierda. Por mi
limitada lectura en la mitología celta, recordaba que eran humanos. Pero
podían vivir cientos de años y cruzar al Otro Mundo tan fácilmente como los
Fae. Originalmente, Fae y Druidas trabajaron juntos en armonía.
Obviamente, la Reina había cambiado esa relación. ¿Era Kennedy la última
Druida sobreviviente? Los pensamientos se lanzaban en mi cabeza como
ropa al secador. Cansada física y mentalmente, me enrollé en mi cama.
Algunos días eras la zorra y algunos días eras la mierda que salía del caniche
de la zorra. Hoy era uno de esos días en que yo era lo último.

Mis párpados empezaron a caerse cuando sentí una mano deslizarse


suavemente por mi pelo. Sentí a Eli detrás de mí, pero no estaba lista para
que él supiera que estaba despierta. Se quedó allí un par de minutos más, sus
dedos trepando con suavidad por mi pelo. Luego se inclinó, con sus labios en
mi oreja:

—Si alguna vez nos vuelves a escuchar a escondidas o me desafías, te


encadenaré personalmente a esta cama.

Cuando me di la vuelta, él se había ido. Me tomó horas volver a


dormirme finalmente.
La fría niebla del agua descendente rodeaba el aire, formando nubes
colgando desesperadamente de los árboles y rocas. El ruido de la cascada era
tenue y no tan enérgico como sabía que era en persona, pero casi podía
pasarlo por realidad. Casi. El lugar era muy familiar, pero no era el lugar
donde Torin se encontraba conmigo usualmente. Éste no era el bosque
encantado del Otro Mundo, sino la cascada donde Eli y yo pasamos tiempo
juntos. Donde le conté sobre mi madre. Donde él me había llevado después de
sacarme de la cárcel. Donde “casi” nos habíamos besado. ¿Por qué Torin me
traía aquí?

—¿Ember? —Una voz vino desde detrás de mí. Me di la vuelta. Torin


estaba delante mí.

Se acercó a mí, sus ojos se moviéndose por mi cuerpo.

—He estado muy preocupado. Me alivia mucho que lograras escapar de


los Fae oscuros. Temía demasiado hacer una escena onírica en caso de que
estuviera huyendo de ellos. Tenía la esperanza de que, al final, contactases
conmigo. ¿Estás bien?

—Estoy bien. —Asentí, sin querer contarle quién me había salvado. Sabía
que la animosidad de Torin hacia los Moradores Oscuros, específicamente
hacia Eli, era fuerte—. ¿Cómo está mi papá? ¿Está bien?

—Él está bien. La Reina no le hará daño hasta que le venga bien.

—Eso no es reconfortante. Tengo que sacarlo de allí.

—Em, no tienes la habilidad ni el talento para enfrentar a la Reina


todavía. Lars puede entrenarte. —Él estiró su mano para agarrar la mía,
deteniéndose en la baratija envuelta en mi muñeca—. ¿Qué es esto?

—Mi correa de perro.

La cabeza de Torin se elevó, mirando alrededor.

—¿Dónde estás ahora mismo? ¿Quién te tiene?

Mordiéndome mi labio, bajé la mirada. Él iba a ponerse loco.

—Eli me encontró. En realidad, ellos me salvaron de esos Fae oscuros.


Estoy en su recinto.

Se puso furioso.
—Vete. Vete ahora mismo.

—No puedo. —Tiré de mi brazo, lejos de él.

—Ember, ese no es un lugar seguro para ti. No sabes lo peligrosos que son
esos chicos.

—¿Entonces a dónde debería ir? Tengo unas opciones realmente


grandiosas —exclamé. Estaba harta de que todos tuvieran un opinión sobre
con quién debería asociarme. Todos tenían un plan secreto en lo que a mí se
refería.

—Son asesinos, Ember, y sólo te usarán en su propio beneficio.

Me crucé de brazos, dando un paso atrás.

—Verdad, pero eso no es un secreto. ¿Cuál es tu trato, Torin? ¿Qué quieres


conmigo?

Él se quedó quieto.

—No me importa lo que eres ni lo que puedes hacer. Sólo te deseo a ti. —
Volvió a conquistar el espacio que yo había puesto entre nosotros, sus manos
ahuecando mi cara. La sinceridad en su tono era difícil de negar—. Sólo a ti…
como se supone que sea. —Torin se inclinó.

—Espero no estar interrumpiendo ningún momento romántico aquí —La


voz de Eli salió de la oscuridad. Di un salto hacia atrás, en shock—. Y todos
estos años, T, te había imagina del tipo Shefro. —Eli se alejó de los árboles, su
cara y su cuerpo estaban rígidos por la ira. Por más que intentase parecer
perplejo, yo podía sentir la confusión saliendo de él.

—Los Shefro son pequeños hadas macho —retrucó Torin.

—Exactamente.

—Guau… esperen, ¿ustedes se conocen? —Consciente de que ellos se


conocían, no me había dado cuenta de que, en realidad, eran conocidos. Miré a
los dos hombres. Ambos me quitaban el aliento, pero eran muy diferentes.
Torin era hermoso, casi de apariencia irreal. Estaba limpio, casi hasta la
exageración, pantalones de cuero y una camisa ajustada negra. Éste parecía
ser su constante uniforme de fuera del trabajo. Estaba bien afeitado y su pelo
oscuro estaba recogido con una banda. No podía negar que era sexy como el
demonio. Eli era lo opuesto, físicamente. Su cabello estaba suelto, cayendo en
sus hombros de una forma que lo hacía lucir feroz y salvaje. Una barba
permanente de un par de días que sólo enfatizaba su fuerte mandíbula.
Rezumaba energía sexual. Era sexo desinhibido, primal, rudo, puro y
resistente.

Ambos eran un problema.

—Sí, hace tiempo. ¿Verdad, T? —dijo Eli, pero su voz era tensa y
amenazante.

—¿Cómo es que estás aquí? —demandó Torin—. Esto no debería ser


posible.

—¿Cómo estoy en una escena onírica contigo? —Una sonrisa lenta se


extendió por su cara—. Quizá deberías preguntarle a ella.

Los ojos de Torin se volvieron hacia mí e, inmediatamente, levanté mis


manos.

—No estoy haciendo nada. No tengo idea de cómo está él aquí.

—Hmmm… —Eli se encogió de hombros—. Entonces debí haber girado en


la esquina incorrecta. Pensé que éste era el camino hacia el sueño Las Hadas
Se Ponen Salvajes. Sabes lo locas que se pueden poner esas hadas del agua —
suspiro con alegría—. Los buenos tiempos —Luego, con una negación con su
cabeza, se giró hacia nosotros—. Tengo el presentimiento de que de ahora en
adelante, tortolitos, tendrán un chaperón. Ella necesita a alguien que se
asegure de que sus pretendientes tienen las mejores intenciones. ¿Entiendes?
No querríamos mancillar la reputación de Ember.

—No tengo negocios contigo, Elighan. —La cara de Torin estaba tirante y
pude ver que le tomaba todo su autocontrol permanecer calmado—. Estoy
aquí por Ember. Para mantenerla a salvo.

—Oh, eso es valioso de tu parte. —Bajo la superficie, pude ver que Eli
estaba echando fuego—. ¿Por qué no le cuentas a Ember cuál es tu título
completo? ¿Lo mucho que la Reina controla el arnés dentro y fuera del
dormitorio? Creo que estará muriendo por saber ese pequeño chisme.

El cuerpo de Torin se puso rígido junto al mío.

—¿Qué? —Un recuerdo de la Reina tocando a Torin de una forma que


parecía posesiva e íntima destelló en mi cabeza.

—Ember, no es lo que piensas. —Torin me enfrentó—. Esto no cambia mis


sentimientos por ti. —Sus palabras apenas computaron en mi cerebro.
—¿De qué está hablando él, Torin? ¿Qué eres tú para ella?

—Soy el Primer Caballero de la Reina.

—Oh, vamos, T. eso ya lo sabe. Creo que puedes hacerlo mejor. —Eli
levantó su ceja—. Como, por ejemplo, que eres el consorte de la Reina. —La
atención de Eli se giró hacia mí—. Él asiste a las necesidades de la Reina… y sí,
quiero decir en todos los sentidos.

Tomé unos pasos más atrás, mirando a Torin. ¿Era el amante de la Reina?
¿Este hombre que me había sostenido, besado, hecho sentir protegida?

—Pero me ayudaste a escapar. ¿Por qué?

—Ember, por favor, déjame explicarlo. Me fuiste arrebatada, pero tú y yo


estamos destinados a estar juntos. No hay nada que no haría para encontrarte,
incluso si significase convertirme en el Primer Caballero. No es así con ella. No
la amo.

—¿No es como qué, Torin? ¿Duermes con ella?

La mandíbula de Torin se apretó.

—Eso es lo que pensé. Es exactamente así —espeté—. ¿Tú tuviste la


audacia de quedarte allí, bajo sus órdenes, en su cama, diciéndome quién era
peligroso y en quién no confiar? —grité. La ira y el dolor llenaron mis
palabas—. Cuando era de ti de quién necesitaba protegerme todo el tiempo.

—Ember, por favor, eso no… —Estiró su brazo hacia mí, pero me alejé
rápidamente fuera de su alcance.

—No. No quiero oírlo. Estoy hasta de escuchar a todos los demás


diciéndome en quién no confiar, a dónde ir, qué hacer. He tenido suficiente. —
Negué con la cabeza—. ¿Tú e Eli invirtieron en el mismo manual, el que decía
como seducir y retorcer la mente de una chica tantísimo para que ella hiciera
lo que sea que quisieran?

—¿Hay un manual? Maldición. Bueno, eso hubiera sido de ayuda —


bromeó Eli.

El pecho de Torin se elevó, inflándose por la ofensa.

—Mis sentimientos por ti son reales; no son en absoluto como los de


Elighan.
—Tú no sabes nada de mí. Nunca lo has sabido —dijo Eli entre dientes
cuando se lanzó hacia delante.

Brincando delante de Eli, intenté bloquear su ataque a Torin.

—¡Detente!

Las pupilas de Eli se movieron verticalmente, su ira lo consumía. De forma


instintiva, agarré su mano. La piel era áspera y pude sentir las garras como
cuchillos empezando a meterse en mi piel. La moví sobre mi corazón. Ambas,
mi sangre y la de él, bombeaban en él. Tomando un par de respiraciones
profundas, sentí su cuerpo reaccionar al mío, sus latidos se ralentizaron.

—Respira, Eli.

Sólo le tomó unos segundos más antes de volver a ser él mismo. Dejando
caer su mano, me giré para estar frente a Torin, que nos estaba observando
intensamente con una expresión herida y perpleja.

—Torin, creo que deberías irte ahora. —Mi voz estaba herida después de
su falsedad.

—Em…

—¿Creo que me vas a entregar a ella? No. Pero ¿cómo sé que ella no te lo
ordenará? —pedí— Estás durmiendo con la Reina. Ya no tienes el derecho de
juzgar con quién me asocio. Puede que Eli no sea la mejor opción, pero prefiero
quedarme con el enemigo que conozco.

—Ember, yo…

Me giré, rápidamente alejándome, forzándome a mí misma a despertarme.

—¡EMBER! —La voz de Torin me destrozó.

—DESPIERTA, DESPIERTATE AHORA —grité en mi cabeza.


Mis ojos se abrieron. Sólo un minuto después, la puerta se abrió de golpe
y Eli entró como un torbellino. En tres pasos gigantes, él había cruzado la
habitación, cerniéndose sobre mí.

Me senté, apoyándome contra la pared.

—Parece un poco pronto para el desayuno en la cama, pero como te


estás ofreciendo, tomaré huevos revueltos.

—¿Qué te parece si te revuelvo yo a ti? —refunfuñó él—. Habla.

Estaba a punto de decir algo de sabelotodo, pero por la forma en que el


rojo destellaba en sus ojos, decidí no hacerlo. Sí que tenía un poco de sentido
de autopreservación.

—¿Estás hablando de Torin? Tú también estabas allí. —Como dije, sólo


tenía un poco de autopreservación.

—¿Cuánto tiempo ha estado pasando esta cosa entre tú y Torin? —La


furia goteaba de cada palabra mientras continuaba—. Tú y él, ¿eh? Nunca vi
venir esa, lo admito. Creo que es divertido que estuvieras criticándome
como loca porque yo fuera un mujeriego, cuando tú estabas de zorra con
nosotros dos a la vez. Qué buena actuación has hecho. Probablemente
podrías darme indicaciones.

—¡Jódete! —Salté fuera de la cama y me puse frente a él—. Cómo te


atreves. No sabes nada de mí ni de lo que estaba pasando entre Torin y yo.
No tienes derecho a estar cabreado. De todos modos, ¿qué te importa? Tus
sentimientos por mí no son reales.

Algo oscuro se movió por su cara. Retrocedió.

—Tienes razón. No me importa. —El dolor vino rápido y veloz,


reflejándose en mi cara antes de que pudiera contener mi expresión
herida—. ¿Y cuánto tiempo ha estado entrando en tus sueños Torin de esa
forma? ¿Cómo te encontró?

Negué con la cabeza.

—No sé cómo me encontró. Nunca pregunté porque, hasta


recientemente, pensé que él era otra alucinación mía. La primera vez que se
me apareció totalmente fue antes de que fuera a Silverwood.

—No sé cuál es su juego, pero tienes que bloquearlo de tu mente. Él es el


Caballero de la Reina.
—¿Bloquearlo? No voy a bloquearlo —declaré—. Además, no tengo la
habilidad de hacer eso.

—Ésos son tus sueños. Tienes la habilidad de regularlos.

—¿Entonces te puedo bloquear a ti? ¿Cómo entraste de todas formas?

Sus ojos se apartaron por un breve segundo, y luego se encogió de


hombros.

—Quizá tu subconsciente estaba pensando en mí.

—Entonces me habría tenido a mí pateándote el culo para hacerte


mierda.

Eli se rió. La risa era intensa y profunda.

—No podrías patearme el culo incluso si no tuvieras el hierro alrededor


de tu muñeca.

—Puedo pelear.

Sus ojos pasaron por mi cuerpo y, de repente, estaba demasiado


consciente de mi top muy revelador y ropa interior. Él se acercó a mí.

—No creas que tu luchita con Sam en Silverwood era pelear. Ella no
estaba ni siquiera intentándolo; ella sabía que los humanos la estaban
mirando. Nunca podrías haberte defendido si verdaderamente hubiera
querido matarte.

Sentí mis cabellos de la nuca erizarse.

—La lancé al parabrisas.

—Como tú, ella no esperaba tus habilidades. Nunca volverá a juzgarte


mal. Así que no la subestimes a ella ni al resto de nosotros. Tú eres poderosa,
pero nosotros somos letales.

Me estremecí por sus palabras. ¿Sólo había ganado la pelea con Sam
hace unas semanas porque tenía el elemento sorpresa? El Demonio en mí
estaba feliz por pelear, pero ¿qué si no podía defenderme de lo que estaba
allí fuera, o peor, si decidía tomarse el día libre?

—De acuerdo, entonces enséñame a pelear.

Eli se burló.
—¿En serio? ¿Quieres que yo te enseñe técnicas que usarás en mi
contra?

—¿Ya estás asustado de que la estudiante aventaje al maestro?

—Oh, ésa es buena, niñita. ¿Crees que provocarme funcionará?

Caminé hacia él, con mis manos en mis caderas.

—Sí.

Eli asintió y se giró.

—Encuentra algún pantalón y encuéntrame en el garaje.

El garaje había sido convertido en un gimnasio con bolsas de boxeo, un


ring y pesas.

—De acuerdo, quieres aprender a pelear. —Eli caminó hacia una bolsa
pesada en la sala de entrenamiento—. Así que te enseñaré. —Me quedé ahí
por un momento, mirándolo a él y luego a la bolsa, y luego a él—. Vamos,
Brycin, veamos lo que tienes.

Negando, me acerqué. No entendía a Eli. A veces me trataba como a un


objeto que sería tirado después de usarse. Luego, otras veces, como ésta, me
ayudaba a protegerme de exactamente de lo que necesitaba protegerme: él.

—No sé cómo ayudarte con tus poderes. Pero a patearle el trasero a


alguien como en la vieja escuela… bueno, eso es algo que sí puedo hacer. Es
útil la mayoría del tiempo. —Él esbozó una arrogante sonrisa de chico malo,
que me hizo derretirme por dentro—. Golpéalo.

Moví mi brazo hacia atrás y le di a la bolsa un golpe con el puño cerrado.


La bolsa apenas se movió.

—Patético. —miró con desprecio y agarró mi mano con la suya—.


Lección uno: tienes que mantener tú pulgar fuera del puño. —Dobló mis
dedos, envolviendo mi pulgar sobre ellos—. Lección dos: la mayoría de las
películas lo hacen mal y les enseñan a la gente a golpear con su brazo recto.
Eso será más doloroso para tu mano que para tu objetivo; apunta tu golpe
con los dos primeros nudillos. —Eli inclinó mi muñeca hacia abajo,
demostrando cómo poner mis nudillos frente a mi mano y golpeó
suavemente su mano con ella—. Mantén tu brazo doblado, pero tus muñecas
rectas mientras golpees. Inténtalo otra vez. —Esta vez cuando golpeé, la
bolsa se salió del agarre de Eli—. Bien. —Parecía ligeramente impresionado.
Otra vez golpeé la bolsa varias veces más.

—Esto también se trata de protegerte, no sólo aprender las habilidades


del club de la lucha. Quieres incapacitar a tu atacante tan rápido y
eficientemente como sea posible, para que puedas salir como alma que lleva
el diablo. Otra vez, las películas siempre muestran a la gente golpeando a la
cara del otro, lo que, en realidad, es el peor lugar al que apuntar.
Probablemente fallarías o te harías daño en la mano. También es difícil, y
extremadamente afortunado, dejar a alguien inconsciente de un solo golpe.
—Sus dedos se envolvieron alrededor de mi puño. ¡Maldición! El simple acto
de su piel sobre la mía hizo que mis latidos se acelerasen—. Apunta a su
garganta o al costado de su cuello, donde está la arteria carótida. —Mientras
hablaba, hacía que mi puño tocase los lugares de su cuello que
mencionaba—. Esto hará que retrocedan de inmediato. Afecta a su
respiración y hará que entren en pánico. Buen momento para correr. Pero, si
no puedes golpear allí, entonces ve a por su esternón o sus riñones. Por
supuesto, si estás luchando contra un macho, la rodilla en la entrepierna va a
derribarlos siempre.

Absorbí cada palabra que dijo mientras ibamos por diferentes tipos de
golpes. Él me tuvo usando mis dos manos y practicando movimientos
defensivos hasta que la transpiración se derramaba por mi cara.

—De acuerdo, vamos a las colchonetas para que puedas probar algunos
conmigo —dijo Eli. Se sacó su sudadera por la cabeza y su pecho bronceado
y desgarrado era más que distrayente. Intenté no responder a eso ni a lo
bajos que colgaban sus jeans de sus caderas.

Nop, no estaba prestándole atención a ello en absoluto… no, ni un poquito.

Él pareció saber dónde estaba mi mente y ojos porque respondió:

—Duermo denudo. Tienes suerte de que haya podido encontrar lo que


encontré.

Sí, en realidad no considero que el hecho de que él haya encontrado ropa


sea tener “suerte”. Aparté mi mirada, riñéndome a mí misma, mientras lo
seguía a las colchonetas. Necesitaba mantener a raya a mis hormonas. Estar
atraída por un chico que sólo fingía que le gustabas para que pudiera usarte
como tarjeta de intercambio con el Rey Unseelie no era exactamente
saludable.

—De acuerdo, nada excepto golpes… sin rodillas en la entrepierna.

Dejé que mis ojos se agrandaran con fingida inocencia.

—¿Yo? ¿Haría yo algo así?

—Sí, lo harías. Probablemente has estado soñando con golpearme desde


el día que nos conocimos.

—Tu entrepierna no es con la que sueño por la noche. —Sonreí con


suficiencia. Sí, a veces tampoco soy agradable, ahora que sé que mis sueños y
encuentros con Torin le molestaban.

Funcionó como un hechizo. Sus ojos se estrecharon y estuvo frente a mí


en menos de un parpadeo con la rapidez que ningún humano poseía. Estiré
mi brazo antes de poder pensar. Esquivando y girándome, salí de su alcance.
Girando su cuerpo, tomé la oportunidad de golpear, teniendo por objetivos
sus riñones. Mi puño llegó a su costado. Diana. Nos dimos la vuelta para
estar de frente. Sus cejas estaban muy elevadas en su frente, sus ojos
abiertos.

—¡Infiernos! ¿Cómo hice eso? —La sorpresa sonaba desde mi garganta.

—¿Alguna vez te moviste tan rápido antes?

—No. —Negué—. Nunca así.

Algo pasó por la expresión de Eli. Bajé la mirada al metal envuelto en mi


muñeca, manteniendo a raya mis poderes Fay. Si estaban tan bien
encerrados, ¿cómo había hecho eso?

—Otra vez —ordenó Eli. Su cara volvió a su usual expresión de piedra.

Adelante. Sonreí, queriendo romper esa piedra.

Ten cuidado con lo que pides.

Eli era un depredador. Podía sentirlo estudiándome, midiendo por


dónde iría yo, calculando mis movimientos. Mi cerebro estaba haciendo lo
mismo, intentando contrarrestar los suyos. La sangre en mis venas corrió
más rápido. Mi cabeza se aclaró, mi cuerpo estaba más consciente de cada
matiz suyo. Él se lanzó hacia mí. Retrocedí rápidamente y me giré a un lado,
sus manos rozaron algunos mechones de mi cola de caballo. Me alcé,
silenciosamente aterrizando sobre una mesa junto a la colchoneta, saliendo
de su alcance. Rápidamente ajustó su dirección. Más rápido de lo que pensé
posible, él tenía mi pierna agarrada, intentando bajarme de la mesa. De
forma simultánea, salté y provoqué que ambos nos cayéramos en la
colchoneta. Mi espalda se estampó en el suelo, su cuerpo cayó sobre el mío.
Nuestras respiraciones eran irregulares mientras yacíamos allí. Mi top era lo
suficientemente fino para que pudiera sentir cada músculo de su torso.

—Impresionante —dijo, con su voz profunda y ronca.

La tensión llegó el espacio entre nosotros mientras él me miraba. Mi


respiración se hizo más laboriosa mientras sus ojos se hacían más y más
primarios. Sexo gritaban ellos, primitivo, salvaje, bruto y, sin duda, increíble.
Eso me aterrorizaba, me excitaba, mientras el calor abarcaba mi cuerpo. El
deseo paralizaba el aire tratando de llegar a mis pulmones. Su cabeza se
inclinó más, sus párpados se bajaron con deseo profundo. De forma abrupta,
él apartó la mirada de la mía mientras se alejaba, rodando para salir de
encima de mí.

¡No-o-o!

Mi cuerpo protestó por la repentina pérdida. No podía moverme. Todo


en mí llamaba a gritos su cuerpo, para que yaciera sobre mí otra vez, para
que terminase con esta tortura atroz. Ya estábamos transpirados,
estimulados y casi desnudos. ¿Por qué detenerse cuando ya estábamos a
mitad de camino?

Eli se puso de pie, repentinamente luciendo irritable; él estiró su mano y


le levantó.

¿Qué pasó? ¿Por qué se encendía y se apagaba tan rápido? Quería llorar,
golpearlo. También quería, más que nada, que me besara, que me empujase
contra la colchoneta y me hiciera cosas que no me atrevía a dejarme
imaginar.

—La lección se acabó por hoy —dijo fríamente, luego se dio la vuelta y
se había ido antes de que siquiera pudiera responder.

Gemí. De acuerdo, hora de una ducha dolorosamente fría.


CAPÍTULO 6
Traducido por Evarg7
Corregido por Eni

Me gustaría ir a conseguir un poco de mi propia ropa dije mientras


entraba a la cocina, donde Cole estaba haciendo el desayuno. Se me había
ocurrido después de una larga ducha fría, que sólo tenía la misma ropa para
volver a ponerme. Si iba a vestir la ropa de la zorra, prefería que fuera
mía . Me gustaría mucho tener mis propias cosas si voy a ser una “invitada”
por un tiempo.

La ceja de Cole se elevó. Con el cuchillo en su mano, apuntó a la


banqueta del mostrador.

Toma asiento. Debes estar hambrienta. Me quedé allí por un


momento, preguntándome cómo responder . No estoy ignorando tu
petición. Creo que puedes tomarte un momento para comer mientras
discutimos esto. ¿Café? preguntó.

Oh, Dios, sí.

Cole sonrió por mi respuesta dramática.

Sírvete tú misma. Las tazas están en el armario de la derecha, junto al


fregadero. Él picaba un trozo de carne cruda.

Encontrando las tazas, me serví una taza de café.

Café real. Qué rico. Mis ojos rodaron hacia atrás con éxtasis después
del primer sorbo . ¿Quieres uno?

Sí, gracias. Negro.

Le llevé una raza y me apoyé en la isla.

¿Es el desayuno? Mi nariz se arrugó mientras miraba al jugo de


sangre juntándose alrededor de la carne. Cuanto más miraba eso, con
mejores ojos lo empezaba a mirar. ¿Qué demonios? ¿La carne cruda luce bien?
—Comemos y disfrutamos de comida muy variada, pero nuestra comida
preferida es la carne cruda. Aunque mientras hemos estado aquí, la
necesidad se ha aflojado un poco replicó Cole.

De animales, ¿cierto? Sentí una ligera ola de náuseas . Por favor, di


que es de animales.

Cole me miró en silencio.

Oh, mier… Me agarré al mostrador.

Estoy bromeando, Ember. Cole se rió.

Una risa nerviosa escapó de mí. Me fui a la silla.

Entonces antes de que vinieran a la Tierra, ¿qué comían? ¿Hay Bambis


Fae o algo así? El agarre de Cole en el cuchillo se apretó . Lo siento. Sé
que se supone que no tengo que preguntar nada sobre ustedes.

Negó con la cabeza.

El silencio es una respuesta automática cuando alguien hace una


pregunta sobre nosotros suspiró profundamente, pero sus hombros
todavía estaban llenos de tensión . Nuestras necesidades en el Otro Mundo
eran diferentes. Éramos diferentes. Había algo que no me estaba diciendo.
Tenía el presentimiento de que estaba mejor sin saberlo, lo que no me hacía
no querer saberlo. Me retorcí por el repentino e incómodo silencio.

¿Cuánto tiempo han estado por aquí? ¿Cuántos años tienes?

Cole se frotó la cabeza con su mano cuando dejó de picar la carne.


Exhaló antes de responder : Se me considera joven en mi especie. He
estado por aquí durante varios siglos.

¿Siglos? ¿Varios? Caray, no me extraña que cuando le pregunté a Eli


cuántos años tenía, se le trabara la lengua por la pregunta. Me dijo que tenía
24. Creo que olvidó un cero. Aún así, esto era más de lo que esperaba
obtener.

¿Y cuánto tiempo han estado en la Tierra?

Hemos estado aquí por poco más de dieciocho años ahora.

Hmmm… eso es raro. Así que supongo que vinieron aproximadamente


al mismo tiempo que mi madre me trajo de contrabando.
Algo en la expresión de Cole cambió, se oscureció y causó un brillo de
alarma.

Sí respondió rápidamente . ¿Qué te gustaría desayunar, ya que la


carne cruda no parece ser apetecible para ti? No quería confesar que un
poco sí que me apetecía. La carne roja nunca había sido mi favorita, pero,
ahora mirándola, incluso cruda, mi boca se hacía agua.

Obviamente, él quería cambiar de tema, lo que sólo me hizo estar más


interesada. Si el dicho “La curiosidad mató al gato” era cierto, yo debería
empezar a maullar. Seguí:

Es evidente que todos te miran a ti como al líder, pero Eli parece


mirarte a ti como a un padre también. ¿Qué les pasó a sus padres?

Otra vez, Cole se quedó callado, con la venas presionando contra la piel
de su frente.

Todo lo que voy a contarte es que fueron asesinados. He criado a Eli


desde que era pequeño. Apretó sus labios con fuerza . Hay mucho de
nosotros que no sabes y nunca podrás saber. Nuestro pasado no es algo que
tengas que saber. Sólo te traerá problemas. Dejó claro que el tema se
había acabado y, esta vez, no presioné . También tenemos cereal o huevos.
Cole apuntó al refrigerador mientras se limpiaba sus manos sangrientas
con un paño.

El pensar en huevos, incluso los reales, me hizo dar arcadas. Eso me


recordaba a las muchas mañanas que había robado huevos revueltos de un
plato desechado junto a los albergues.

¿Tienen mantequilla de maní? pregunté, con esperanza . Es uno


de mis grupos de alimentación. Lo he estado ansiando durante semanas. A
todas las tiendas a las que fui, ya se lo habían robado todo.

Una sonrisa sexy se adueñó de la expresión oscura que había sido


grabada en la cara de Cole.

Oh, cielos. Tú y Eli de verdad van a causarme mucho dolor. Se rió, lo


que sólo incrementó su atractivo. Pude sentir un sonrojo subir a mis
mejillas. Malditos sean estos chicos…

Está en el armario de arriba emitió una voz profunda detrás de mí.


Me giré para ver a Eli apoyado contra la pared, con su pelo mojado por una
ducha , pero si comes toda mi mantequilla de maní, no tendré ningún
escrúpulo en realmente encadenarte en el sótano.

La sonrisa de Cole se agrandó.

Eli tienes los mismos ideales de grupo de alimentación que tú, una vez
que lo descubrió aquí. No hay mantequilla de maní en el Otro Mundo.

Supongo que me iré allí entonces. Ése es un motivo para romper el


trato para mí. Fui al armario, saqué el frasco de mantequilla de maní .
Extra crujiente. Leí en la etiqueta con alegría desinhibida.

Velozmente, Eli vino junto a mí.

Como si hubiera de otra clase. Abrió un cajón de un tirón y sacó dos


cucharas. Nuestros ojos se encontraron cuando tomé una cuchada de él,
luego aparté la mirada y me concentré en desenroscar la tapa. Él fue a por
ello tan pronto como la tapa estuvo fuera, tomando un enorme montón.

!Oye! Hundí mi cuchara después que él y saqué la cuchara llena a


reventar, metiendo la delicia crema con trozos en mi boca. Había pasado
tanto tiempo desde que había comido verdaderamente. Si había un cielo, era
este frasquito de felicidad. Cerré los ojos con dicha. Cuando los volví a abrir,
encontré a Eli mirándome fijamente, con sus ojos brillaban mientras
pasaban por cada detalle de mi cara . Está tan rico murmuré.

Una sonrisa sugerente y delgada levantó su comisura mientras me


miraba. Sentí mi cuerpo calentarse con un cálido sonrojo atacando mis
mejillas, mi respiración atorada en la garganta. Volviendo a poner mi
concentración en el frasco, metí mi cuchara otra vez.

No lo creo La cuchara de Eli chocó con la mía . ¿Qué dije sobre


comerse toda mi mantequilla de maní?

Alejé el frasco de él.

Valdrá la pena. Tomé otro mordisco enorme, con una sonrisa


endiablada en mis labios.

Oh, no. Estiró la mano para alcanzar el recipiente. Antes de que


pudiera tomarlo, me giré, poniéndolo fuera de su alcance.

Oh, esto está taaaaaaan rico. Tomé otro mordisco de forma


dramática mientras me alejaba de él caminando hacia atrás.
Lo estás pidiendo a gritos. No te metas con la mantequilla de maní de
un hombre.

Sonreí.

Qué bueno que no seas un hombre entonces. Sabía que estaba


suplicando problemas, y estaba bastante segura de que quería lo que sea que
estaba viniendo hacia mí.

Cole se rió por lo bajo cuando Eli ladeó su cabeza, con una sonrisa de
suficiencia profundizando sus rasgos que decía que, probablemente, debería
correr, que fue exactamente lo que hice. Fingí ir por un lugar, luego giré
hacia otro, pero sólo para llegar al umbral de la puerta antes de que me
atrapara. Su brazo se envolvió en mi cintura, me levantó y me lanzó sobre su
hombro.

¿Qué demonios, hombre de las cavernas? le dijo Cooper a Eli


cuando entró . Nunca creí que tú necesitarías derribarlas.

Bueno… ésta es un poco más malhumorada que el resto. Palmeó mi


trasero . Debo enseñarle a Em su sitio.

Oye. Bájame. Intenté zafarme de su agarre sin ningún logro . Bien.


Comeré el resto de tu mantequilla de maní. Con el frasco todavía en la
mano, levanté otra mordida y tatareé de gozo mientras saboreaba.

¿Lo ves? replicó Eli. Levantando la mirada, ambos, Cooper y Cole, se


reían, divertidos por la escena delante de ellos.

¿Sabes?, él no tenía que derribar a las chicas antes… Apunté con mi


cuchara a Cole y a Cooper mientras hablaba . Porque, ¿qué necesidad hay
de hacerlo si ya tienen el cerebro muerto?

Oh, hombre aulló Cooper con risa . Creo que este trabajo está
hecho a tu medida. Me dio un ¡choca esos cinco!

¿Y crees que no lo sé? Eli me bajó al suelo y me sacó el frasco de


mantequilla de maní de las manos . Se te acabó.

Fruncí el ceño.

Cole bajó el cuchillo y puso su atención en Eli.

A Ember le gustaría tener algunos artículos personales de su casa.


Eli se puso serio.

¿Crees que es una buena idea? Pensé que dijiste…

Será un buen momento para echarle un vistazo a las cosas. Cole lo


miró inalterable. Un mensaje que sólo Eli entendió pasó entre ellos .
Revisar la casa. Mirar si alguien ha estado allí.

Cierto, sí. Es una buena idea. Eli asintió. La forma en la que


hablaban prendió mi interés. Algo estaba pasando, pero como me estaba
saliendo con la mía, decidí ignorarlo.

Yo iré. Puedo llevar a Gabbs y a Jared dijo Cooper.

Jared tiene que salir más. Puedes ponerlo como un ejercicio de


entrenamiento para él. Todavía está un poco demasiado hiperactivo para ser
saludable. Cole puso sus ojos en blanco, pero pude ver el amor absoluto
que sentía por su sobrino.

Genial, iré a traer a J y a Gabbs. Cooper se levantó de la banqueta y


se fue de la cocina.

Jesús, simplemente quería ropa interior y un par de jeans. ¿Cómo se


convirtió esto en un desfile completo? Miré nerviosamente a Cole.

No pretendía que esto fuera un gran problema. Sólo quería algunas de


mis cosas.

Lo entiendo, pero nos gusta estar preparados para cualquier


situación. Además, quiero que Jared haga más trabajo de campo. Ser un
Morador Oscuro no es tan natural para él como lo es para el resto de
nosotros.

Trataban a Jared con guantes de seda. Ahora que sabía que habían
venido aquí hace más de dieciocho años y que Jared tenía dieciséis, tenía
curiosidad.

¿Jared nació aquí?

La expresión de Cole se hizo sombría otra vez.

Sí. Su madre era humana. No es totalmente como nosotros.

Jared era medio humano y medio Morador Oscuro. Interesante. De


verdad que quería saber más… tenía curiosidad por la mujer humana que
Owen había dejado entrar. ¿La había amado? ¿O la usó para tener un hijo?
¿Qué le pasó a ella? Las teorías se construyeron en mi cerebro. Mi boca se
abrió para preguntar, pero Cole me dio la espalda, ocupándose de
empaquetar la carne cruda. Su semblante me convenció para terminar con el
tema y no preguntar más.

Me tomé de un trago mi café tibio. Necesitaba mi dosis de cafeína, pero


ahora deseaba que el café tuviera un poco de whiskey. Todo iba a ir bien,
¿cierto? Así que, ¿por qué tenía un intenso presentimiento en la boca del
estómago?
CAPÍTULO 7
Traducido por Evarg7

Poco tiempo después, subimos al enorme todoterreno de Cole y fuimos


por la carretera. Gabby, Cooper y Jared discutían en la parte de atrás sobre
quién iba a llevar el cuchillo más grande. Cole se había asegurado de que
todos iban armados, incluso cuando no necesitaban estarlo porque eran
armas andantes. Él no me había dado nada a mí, probablemente estaba
todavía inseguro si la usaría contra ellos.

Eli no parecía tener la misma preocupación.

Ata esto a tu pierna una mano estaba en el volante mientras me


tendía un cuchillo enfundado . Como tienes el brazalete puesto, no quiero
que estés sin protección. Pero recuerda que acuchillas para matar. No seas
amable porque ellos no lo serán, y no serán detenidos por mucho tiempo. Te
vas cuando puedas y corres.

¿Pero si los mato no los detendré?

No los matarás.

Caramba, gracias espeté. No estaba entrenada de forma experta,


pero podía matar. Sí, si caminaban hacia el cuchillo y se caían sobre él. Mis
inseguridades se burlaban de mí.

Relájate. Probablemente entraremos y saldremos en segundos.

Algo de lo que probablemente sabes mucho murmuré cuando miré


por la ventanilla. Pude verlo girarse hacia mí en el reflejo. Levantó una ceja
antes de volver a girarse hacia la carretera, negando con la cabeza.

Mientras íbamos, me di cuenta de que no recordaba nada sobre las


carreteras que habíamos tomado y cómo volver. Yo era excepcionalmente
buena con las direcciones, siempre lo había sido, como si tuviera una brújula
interior. Pero ahora mi brújula se sentía como si hubiera sido derrotada. Me
restregué la cabeza, intentando aclararla.
Tenemos un artilugio para desviar la atención y un hechizo protector
en nuestra tierra. Nadie puede encontrarnos, y todo el que se acerque
decidirá repentinamente ir por otro lado Eli me miró.

¿Entonces cómo vuelven ustedes?

Cuando ejecutamos el hechizo la primera vez, dimos nuestros


nombres y una muestra de nuestra sangre para que nos reconozca. Nosotros
somos los únicos que conocen el camino. La única forma que un extraño
puede encontrarlo es si nosotros los guiamos.

Entonces es por eso que quieren mantenerme allí.

No es tanto que “queramos”, es más que “tenemos” que hacerlo


gritó la voz de Gabby desde el asiento trasero.

Gabby gruñó Eli.

¿Qué? Ninguno de nosotros la quiere aquí.

A mí no me importa Jared se encogió de hombros.

Oh, cierra el pico le espetó Gabby . El hecho de que siquiera


vayamos a este pequeño viaje de campo es ridículo. ¿La pobre y pequeña
bitseach3 no puede vivir sin su mantita por la noche?

¿Qué pasa con las chicas de tu grupo? miré a Eli. Todos sus
comentarios, incluso cuando no sabía que yo estaba escuchando, me
pasaban factura . ¿Todas son tan perras malintencionadas?

Eli explotó de risa.

Antes de que Gabby pudiera atacarme verbal o físicamente, me giré para


mirarla.

Mira, lo entiendo, no te gusto. Bien. Sea cual sea tu problema conmigo,


supéralo porque no te he hecho nada. Esto no me gusta más que a ti. Quiero
irme a casa. Quiero a mi papá de vuelta y ver a mis amigos. En lugar de eso,
consigo ser tratada como ganado Fae, con mi propio collar de perro
personal, ser perseguida constantemente para ser vendida al mejor postor.
He perdido todo... mi madre, Mark, mis amigos, mi vida. Así que lo siento si
quiero mi propia ropa interior o mi camiseta favorita para pasar por esto.

3
Bitseach: significa “zorra” en irlandés.
Puedes seguir odiándome. No me importa. Todo lo que te pido es que
retrocedas cinco minutos.

Gabby presionó sus labios con fuerza. Mi corazón martilleó durante


varios latidos mientras ella consideraba mi petición. Luego, con un brusco
asentimiento, ella se sentó hacia atrás, con mi petición aceptada. El coche se
llenó de un silencio incómodo. Me sentí avergonzada por mi estallido, pero
también estaba orgullosa por defenderme y ganar.

Bueno, chicos, estamos aquí Eli subió al camino de entrada .


Ember y yo entraremos a la casa. Cooper, te quiero en la parte trasera. Gabb,
tú y Jared cuiden el frente. Esto será un rápido entrar y salir.

Saliendo del coche, miré al frente de la casa. Se sentía tan familiar y tan
extraña al mismo tiempo. Ya no era la chica que solía vivir en esa casa.
Diablos, ya no era humana. Todo era diferente, aunque el mismo escalón
todavía crujía cuando lo pisamos. Nada aquí había cambiado, pero todo se
sentía raro para mí.

Eli sacó mis llaves de su bolsillo y abrió la puerta, poniéndose a un lado


para dejarme entrar.

¿Cómo es que tienes mis llaves?

Las he tenido desde la noche en el bosque. Estaban en el bolsillo de tu


chaqueta, la que terminó hecha jirones me hizo señas para que entrase a
la casa.

La familiaridad del lugar me golpeó, apuñalándome el alma como una


daga. Hogar. Mark. Vi una de sus chaquetas colgando del perchero y sus
zapatillas de correr en la puerta, esperando a que él volviera. ¿Volveríamos a
ser capaces de volver aquí? Conteniendo las lágrimas, fui directa por el
pasillo. Si me dejaba tener esos pensamientos, terminaría recostada en el
sofá y desmoronándome. Girándose para ir por el pasillo, el brazo de Eli
subió, bloqueando cualquier movimiento mío.

¿Qué? bajé la mirada a su brazo y luego a su cara . ¿Qué pasa?

No lo sé, pero algo no huele bien.

¿No huele bien?

Conozco tu olor; conozco el olor de la casa…


¿Estás diciendo que nosotros apestamos?

Todos tienen una esencia. No es malo. El tuyo es una mezcla de tierra,


canela y fuego de campamento.

¿Fuego de campamento? ¿Huelo como un camping?

No, a fuego intenso, ardiente y rico bajó la mirada hacia mí . Me


hace querer tener sexo en un bosque junto a una fogata ardiente.

Tragué tan notablemente que su comisura se elevó.

Irónico, ¿eh? Ember, que empieza explosiones eléctricas y afecta al


fuego, huele parecido y le ponen el nombre del fuego siempre supe que mi
nombe era diferente, pero hasta recientemente, nunca había entendido que
era una llave a quien era realmente.

Eli me dijo que me quedara ahí mientras él iba delante de mí. Merodeó
por el oscuro pasillo, su cuerpo se agachó cerca del suelo, patrullando,
recordándome a un jaguar. Desapareció dentro de mi habitación.

¿Eli? susurré con voz ronca.

Todo despejado gritó en respuesta.

Entré a mi habitación. Por supuesto, todo estaba como lo dejé. Los tres
tops diferentes que me había probado antes de la fiesta estaban todavía
arrojados en mi cama y en el suelo. Mis libros y trabajos estaban en un
desorden caótico sobre mi escritorio, junto a mi portátil. Una foto
enmarcada de Ryan, Kennedy y mía estaba puesta torpemente en mi
escritorio. Estiré mi mano hacia la foto y la sostuve en mi pecho. Qué
diferentes eran ahora las cosas. Miré a nuestras expresiones tontas. En ese
entonces, habíamos sido tan despreocupados, tranquilos e ignorantes
respecto al mundo Fae, donde Kennedy y yo éramos consideradas, en
realidad, chicas “normales”. Por más que nos sintiésemos diferentes,
verdaderamente no teníamos idea de lo muy diferentes que éramos. Ella
todavía no lo sabía. Kennedy y Ryan siempre estaban en mi mente, pero más
últimamente, en especial Kennedy. Me sentía enferma al pensar en que algo
le pasase.

Agarra lo que necesites mientras reviso el resto de la casa dijo Eli,


rompiendo mi ensoñación. Salió de mi habitación.
Sin dudarlo, agarré mi bolso de viaje, metiendo ropa, zapatillas y cosas
de necesidad básica. Me forcé a no pensar en el hecho de que ésta podría ser
la última vez que esté en mi habitación. En mi escritorio, agarré mi bloc de
notas y me detuve. Una sensación pasó por mi piel. Mi alarma interna sonó.
No estaba sola. Con sutileza, mis ojos fueron a la deriva, inspeccionando cada
recoveco de mi habitación.

¿Eli? grité. Silencio.

Confié en mi advertencia interna. Me había mantenido con vida mientras


estaba en las calles, huyendo diariamente de los Fae y de los humanos.
Dejando caer el bloc de notas, me di la vuelta, mis pies lanzándose hacia la
puerta. De debajo de mi cama, dedos largos, blancos y escamosos se
apresuraron a salir, se envolvieron con fuerza alrededor de mi tobillo,
tirándome hacia atrás. Un grito ahogado apareció en mi garganta mientras
caía al suelo. Tirando contra la mano huesuda, que me atrapó, me detuve
cuando una forma salió de mi closet, cerrando la puerta de la habitación,
encerrándome dentro.

Eché un vistazo por encima al individuo frente a mí. No debí. Realmente


no debí haberlo hecho.

Mi corazón estalló contra mis costillas. La mera visión de la criatura casi


me hizo perder el control de mi vejiga. Era alto y delgado con piel blanca y
pálida y la cabeza era calva e irregular. Venas y cicatrices estaban agrupadas
debajo y por su piel. Orejas puntiagudas y afiladas salían de su cabeza con
ojos rojos y saltones y una nariz gorda. Delineando su boca estaba lo que
parecían cientos de agujas esculpidas dentro de unos dientes largos y
delgados. Vegetariano, no era.

¡La gran puta!

Te ves tan jugosa como esperaba el monstruo se lamió los labios,


voz era nasal y rara.

Lo es habló la voz de debajo de mi cama. Una criatura similar salió


arrastrándose, soltando mi tobillo.

¡Oh, mierda!

Ambos me recordaban a los Orcos del Señor de los Anillos. Orcos


delgados con la boca llena de agujas. Excepto que ambos estaban vestidos
con mi ropa de pies a cabeza. La mía. Era inquietante y estaba mal. Ver mi
gorro de repartidor favorito en la criatura que estaba bloqueando la puerta
me hacía sentir sucia. Él también tenía una bufanda, pantalones de yoga y un
suéter. El de debajo de la cama tenía un par de mis pantalones de gimnasia
con el vestido que me puse en mi último baile de colegio envuelto en su
cuello. Me hacía sentir enferma.

La criatura junto a la puerta hizo volar mi bufanda sobre su hombro. Sus


afilados dientes se curvaron hacia arriba en una sonrisa desconcertante.

Nuestros olores están disfrazados por estar envueltos en el tuyo.

Me puse más lejos de los dos seres y me mantuve lista para pelear por
mi vida. La anticipación colgaba en el aire, todos esperando al otro para
actuar. Sus músculos tensos y listos para golpear justo cuando la puerta de
mi dormitorio se abrió de golpe, golpeando a uno contra la pared. Eli pasó
sin esfuerzo, inmediatamente poniéndose delante de mí.

Bueno, bueno, bueno… mira quién vive aquí el que estaba junto a la
puerta se levantó y entró más a la habitación . Elighan, eres la última
persona que esperaba ver aquí. Ha pasado mucho tiempo. Pensé que ustedes
estaban muertos.

Tenía las mismas altas esperanzas de que tú también lo estuvieras,


Drauk dijo Eli con rigidez . ¿Qué te trae hasta aquí?

Parece que lo mismo que a ti Drauk miró con desagrado cuando sus
ojos me inspeccionaban como un animal hambriento. Me hizo dar un paso
atrás. Eli me puso junto a su cuerpo apretadamente.

Drauk empezó a reírse.

Miren, el pobre ciervito piensa que está más segura contigo. Oh, si ella
supiera.

Bueno, nosotros sabemos la verdad. Así que por qué no hacer lo


correcto y te retiras. Sabes que no quieres luchar contra mí el tono de Eli
era frío y cruel.

Pelearé contra ti en este caso. ¿Sabes lo que es ella? ¿El poder que
puedo sacarle? Yo estaba aquí primero. Ésta es mía, Elighan Drauk se
acercó incluso más mientras el otro sacaba un cuchillo.

Estás cometiendo un error advirtió Eli . ¿Realmente crees que tú y


el estúpido de allí pueden ganarme?
Y tú eres estúpido si crees que no venimos equipados. Huelo que otro
Fae ha estado aquí antes. Estábamos preparados. Mientras hablamos, mis
amigos se están presentando a los tuyos.

Eli se tensó, pero no se movió de su sitio. Eso no me detuvo de notar su


repentino miedo por Jared antes de que encerrase sus emociones.

Mis hombres y yo la tendremos. Con sus capacidades, seremos


capaces de pelear contra la Reina. No me digas que no es algo que tú
también quieres. Todos ganamos. Venganza por su clase y por la Reina
parecía estar salivando la idea . No quiero pelear contra ti, Elighan, pero
para ganar sus poderes, lo haré.

Es mía Eli gruñó tan profundamente que apenas pude oír lo que
dijo . No la vas a tocar.

Mierda, la estás protegiendo Drauk se quedó en shock,


ausentemente frotando la bufanda alrededor de su cuello . Guau, tu tiempo
aquí en la Tierra te ha amariconado. ¿Has olvidado de lo que es capaz su
clase? ¿Lo que te han hecho? Nunca hubiera pensado que te suavizarías. En
una época, no éramos tan diferentes tú y yo. ¿Pero ahora? No eres lo que
solías ser.

De repente, sentí crecer las garras de Eli rompiendo la tela de mi


sudadera.

Corre hacia el coche y sal pitando de aquí metió las llaves del coche
en mi bolsillo antes de empujarme a un lado. Su cara ya estaba medio
cambiada cuando se lanzó sobre Drauk. No podía moverme, estaba absorta
mirando el cuerpo de Eli transformarse en un Morador Oscuro. Eli había
cambiado sólo parcialmente delante de mí antes y en la oscuridad. No había
sido capaz de verlo cambiar cuando peleó contra el phooka, así que nunca
había visto la transformación completa. Era desconcertante, fascinante y, de
alguna manera, hermosa, todo al mismo tiempo.

Hipnotizada, observé su ropa rasgarse. Su cuerpo se curvó y se retorció,


cambiando de forma. Una criatura negra y brillante, de alrededor del tamaño
de una gran pantera, emergió. Su presencia hizo que todo se sintiera enano
en comparación. Cada músculo se movía firmemente debajo de su pelaje del
color de la medianoche. Su mandíbula era más larga que la de un gato
salvaje, con dientes muy afilados. Su espina dorsal estaba delineada con
pequeños cuernos puntiagudos como clavos. Cualquiera que se acercase o
cayera sobre ellos, no sería más que una brochette. También había algo en él
que me recordaba a un lobo. Pero ni una pantera ni un lobo parecían
definirlo. Sus movimientos eran gráciles y sigilosos. Un rugido profundo y
vibrante sacudió la habitación. Uñas, curvadas como hoces, rasgaron las
tablas del suelo cuando se movió más cerca de Drauk. Sus ojos se pusieron
rojos.

Atrápala, Vek le chilló Drauk sobre su hombro al otro, apuntándome


a mí. Esto rompió finalmente mi trance en Eli. En una respiración, Vek saltó
hacia mí con sus manos forcejeando conmigo mientras yo salía rápidamente
de su camino. Me giré y salí corriendo por la puerta, haciendo un sprint por
el pasillo hasta la puerta principal. Lidiando con la pared, patiné por la
esquina, y mis pies se resbalaron por el liso suelo de madera. Golpeé el suelo
con un ruido sordo. Vek estuvo sobre mí en el momento en que aterricé,
sentándose a horcajadas sobre mi espalda. Mis pulsaciones latían
audiblemente en mis oídos, mi cuerpo reaccionando con alarma al extraño
cuerpo masculino sobre mí. El pánico estalló en mi pecho, paralizándome.
Recordé lo que había tenido lugar la última vez que había estado en un
aprieto así –lo que los hombres en el Bar de Mike habían tratado de
hacerme. Esto no era exactamente lo mismo, pero mi mente tenía problemas
al comprender las diferencias. Mi cuerpo entró en modo defensivo.

Vek me agarró del cabello y tiró de mi cabeza hacia atrás, haciéndome


gimotear de dolor. Sacudió mi cabeza con brusquedad hacia un lado para
que pudiera ver su cara. Su labio se elevó y sus puntiagudos dientes me
recordaron a la boca de un tiburón.

Voy a disfrutar de esto. Debería hacerte saber ahora que soy un


comedor voráz su boca descendió sujetando mi garganta expuesta, sus
dientes se abrieron camino como un serrucho en mi piel. Un grito que helaba
la sangre salió de mis entrañas y mi cuerpo se revolvió contra él. La sangre
se derramaba por mi cuello, encharcándose en el suelo. Una rara sensación
tirante jaló de mis adentros –la de mi esencia siendo extraída de mi cuerpo
cuando volvió a morderme.

Mis poderes se agitaron en la caja de hierro en la que estaban


encerrados. Podía sentirlos empujar y lanzarse contra la barrera invisible.
Un poco se escapó, pero no lo suficiente como para realmente ayudarme.
¿Ésta era la forma en que iba a morir? ¿Un buffet para un Fae oscuro?

Sonando como un animal herido, me oí a mí misma gritar. Pequeños


puntos destellaban en mi visión. Oh, Jesús, voy a morir. Un frenesí acelerado
se arremolinó dentro de mí al darme cuenta de aquello. De forma abrupta,
un profundo gruñido salió de mí. Mi visión se entrecerró. En un abrir y
cerrar de ojos, ya no estaba asustada.

Estaba enfadada.

Por mi ruido, Vek quitó sus dientes de mi garganta a tiempo para ver mi
puño golpeando su cara, rompiendo su nariz en su cráneo. Un grito muy
agudo hizo eco en la sala cuando salió de encima de mí. Trepé hasta
ponerme de pie sintiendo mi sangre gotear de mi cuello y mojar mi ropa.

Vek me gritó en alguna lengua extraña, pero entendí el quid de la


cuestión: su versión de “zorra”. Todo lo que necesitaba era un palo de billar
y estaría de vuelta en el bar con Pock. Pero, a diferencia de Pock, que no se
había levantado, Vek se levantó de un salto, lanzándose hacia mí otra vez.
Retrocedí, escapando de sus largos dedos. Mientras él continuaba en mi
busca, me giré, dándole la espalda y poniendo mi brazo alrededor de su
cuello. Con un brusco tirón hacia abajo, él pasó sobre mi cabeza y cayó de
espaldas. Instantáneamente dando tumbos, mis pies golpearon su pecho
cuando me bajé para estar sobre él, golpeando como un gato. Sin pensarlo,
saqué el cuchillo de la funda sobre mi pierna, deslizándola por debajo de su
yugular. La energía zumbaba a través de mí. Matar presa. Mi presa. Mi caza.
Esto se repetía en mi mente. Tuve la urgencia repentina de dejarlo ir, así
podía rastrearlo y jugar con él antes de que lo matase. Eso sonaba
divertido… cazarlo y dejarlo gritar como el cerdo que era antes de anularlo.
El deseo estaba tan profundo en mi alma que supe que lo haría.

Vamos a intentar esto otra vez, ¿sí? Mi voz era juguetonamente


siniestra . Cuando te diga que corras, corres, y esta vez veremos quién
agarra al otro primero.

¿Brycin? la voz de Eli sonó detrás de mí. Estaba tan concentrada en


mi presa que me fue difícil quitarle los ojos de encima. Una repetición de mi
nombre me forzó a darme la vuelta y reconocer a Eli, que estaba detrás,
sobre sus dos piernas en nada más que un par de pantalones hechos trizas.
Cuando mis ojos encontraron los suyos, su cabeza se sacudió hacia atrás e
inspiró aire en un siseo. Se quedó allí con sangre por todo su cuerpo,
mirándome fijo. Nunca antes lo había visto tan visiblemente sorprendido, y
algo en ello me hizo sentir insegura y asustada.

Ember, quítate de encima de él.


Mío mi boca pronunció antes de que siquiera me diera cuenta de
que había hablado.

Ahora, Brycin. Es una orden.

Quería protestar, declarar mis derechos sobre la caza. Eso me había


atacado. Tenía el derecho. Pero mis objeciones nunca salieron al sentir el
peso de su autoridad. Una vez más, bajé la mirada hacia Vek. El anhelo de
destruirlo era fuerte, pero la demanda de Eli lo era mucho más. Con
amargura, salí de encima de él y me puse de pie, enfadada de que Eli se
estuviera llevando mi caza. Él caminó hacia Vek, sacando el cuchillo de su
funda, y se inclinó sobre el cuerpo de Vek. Vek lo observó con nerviosismo;
la confianza que tenía antes se había desvanecido.

Le di a Drauk el mismo mensaje. Olvida todo lo que sabes sobre ella. Si


veo o incluso siento un indicio de ustedes alrededor, se convertirá en mi
misión cazarlos a cada uno de ustedes. Encontraré una forma de asegurar
que tu muerte sea tan dolorosa y lenta como sea posible sin fanfarria, Eli
metió el cuchillo en las entrañas de Vek, empujando tan fuerte que el
cuchillo se clavó en el suelo de madera debajo de él. Vek gritó de dolor antes
de que su cuerpo temblase y quedara flácido. El estado lamentable de esta
escena hizo que algo dentro de mí se rompiera. La calma y la violencia
indiferente que pasaba frente a mí, crearon una sensación enferma en mi
estómago. Qué frías y calculadas parecían repentinamente las acciones de
Eli, cuando momentos antes, yo había querido hacer lo mismo. Jadeé en
busca de aire, las náuseas me traspasaban. Mi cuerpo empezó a temblar con
violencia.

Mierda, ¿qué pasa conmigo? Había querido cazar a esta criatura y


destriparlo como a un cerdo.

Eli se giró hacia mí y apuntó hacia Vek.

Tenemos que movernos. El cuchillo sólo lo pospondrá por unas horas,


Drauk se despertará incluso en menos.

¿Eh? no entendía. Sus palabras parecían confusas en mi cabeza. ¿A


qué se refería con posponer?

Entonces la mirada de Eli se posó en mí verdaderamente.


¡Drochrath air4! Eli corrió hacia mí, su mano fue a mi cuello.
Poniendo su palma en él intentando detener el sangrado. Mi sangre se
filtraba por entre sus dedos, manchando su mano. Mi cuerpo estaba
temblando muchísimo; su mano se agitaba contra las heridas, untando de mi
sangre mi pecho.

¡ELI! el grito gutural de Gabby desde fuera nos congeló . ¡Sal aquí
fuera ahora mismo! Eli se alejó de mí y salió corriendo hacia la puerta. Me
tomó varios segundos más reaccionar y, para cuando llegué a la puerta, él ya
estaba fuera arrodillado en el camino de entrada a mi casa, frente a Gabby.
Un cuerpo yacía entre ellos.

¡Jared!

Podía oír a Gabby parloteando.

Lo dejé un minuto se mordió sus uñas . Él va a estar bien, ¿cierto?

Mis pies bajaron trastabillando los peldaños frontales, moviéndome


rápidamente hacia donde estaban agachados Eli y Gabby. El vómito
quemaba en mi garganta cuando miré sobre el hombro de Eli. El torso de
Jared hecho trizas, la sangre y los huesos rezumaban a través de las tiras que
quedaban de su camiseta.

Oh, Dios mío mi mano voló hacia mi boca.

¡Entren al coche ahora! ordenó Eli sobre su hombro, recogiendo a


Jared en sus brazos. Me quedé allí, congelada, incapaz de moverme cuando
mis ojos deambulaban por la silueta de Jared. Mi estómago dio un salto.

Ember, muévete ahora gritó él.

Forcé a mis piernas a moverse y corrí al coche, abriendo la puerta


trasera para que Eli pudiera poner a Jared en el asiento. Simplemente esa
pequeña acción me mareó y me aferré al coche. Sintiéndome débil, la
pérdida de sangre estaba tomando su peaje. Mi adrenalina se esfumó.

Cooper corrió, rodeando la esquina.

Se han ido, pero volverán pronto con refuerzos gritó . ¿Cómo está
J?

4 Drochrath air: En gaélico significa “Maldición” o “Maldito/a seas”.


Tenemos que llevárselo a Owen Eli puso la forma flácida de Jared en
el asiento trasero. Luego se giró hacia mí . A ti también Eli le hizo señas a
Gabby para que le diera su sudadera. Por una vez, ella no dudó ni discutió y
se la lanzó a Eli. Él la hizo una bola y la presionó sobre mi cuello . Sujétalo
ahí. Con fuerza.

Vamos, tenemos que salir de aquí urgió Cooper.

Agarra la bolsa de la casa mientras enciendo el coche Eli asintió


hacia la casa. Cooper se fue corriendo tan rápido por las escaleras que mis
ojos apenas pudieron seguirlo. Volvió igual de rápido con mi bolsa de viaje
sobre su hombro . De acuerdo, vámonos.

Nos apilamos en el coche: Cooper en la parte de atrás, Gabby con la


cabeza de Jared sobre su regazo en el asiento trasero y Eli y yo, delante. El
todoterreno nos lanzó fuera del camino de entrada, viró en la carretera
principal a plena velocidad.

¡Sabíamos que alguien estaría vigilando la casa! ¿Por qué mierda


vinimos? demandó Gabby, quitando el pelo de Jared de su frente.

Porque Eli le lanzó una mirada inalterable por el retrovisor. Su


presencia de Alfa llenó el coche.

Yo también tenía curiosidad, pero su autoridad también me mandaba a


callar. Apoyando mi cabeza en el reposacabezas, intenté un ángulo diferente.

¿Están trabajando para la Reina?

No Eli negó con la cabeza . Trabajan para ellos mismos.

¿Cómo la encontró el Strigoi? demandó Cooper desde atrás.

No lo sé.

¿Qué demonios es un Strigoi? pregunté.

Los Strigois son parásitos, un cruce entre un tipo de ghoul y vampiro.


Son Fae oscuros que se alimentan de los poderes de otros Fae. También
comen humanos, pero no consiguen mucho de ellos. Prefieren a los Fae Eli
me miró . Cuando te consumen, consumen tu fuerza y potencia.

¿Vampiro?
No en la forma en la que piensas. Son comedores de energía. No son
para nada lo que en la cultura pop los convirtió. Esos tipos no beben
simplemente tu sangre; te comen para poseer tu fuerza vital. Y me refiero a
que comen cada parte de ti.

Como canibalismo… de acuerdo, guau así que, Vek rompiéndome la


garganta y la charla de Drauk sobre “tenerme”, era literal, como si fuera a
necesitar hilo dental después. Los Strigoi querían comerme para tener mis
poderes.

Los Dae son extra sabrosos, ¿eh? intenté bromear.

No. Extra poderosos Eli me miró rápidamente . Sólo hay unas


especies seleccionadas que no pueden ser controladas por la Reina y
también tienen tanto poder. Cuando los Strigois te consumen, toman esos
mismos poderes. Los poderes no duran, pero incluso si son de corta
duración, valen la pena para ellos.

Me encogí al pensarlo, pero estaba tratando de no cerrar mis ojos. Se


hacía difícil estar despierta. El dolor palpitaba por mi cuerpo. Había mucho
que quería saber, mucho que necesitaba entender, pero mis párpados se
caían más y más. Me rendí, dejando que el sueño viniera.

Una vez más, me encontré estando junto a la cascada. No me gustaba que


Torin me trajera aquí. Se sentía intrusivo hacia algo que había compartido con
Eli, justo como no me gustaba que Eli apareciera en el bosque donde Torin y yo
nos encontrábamos habitualmente.

¿Torin? no pude esconder mi molestia.

¿Sí, mo chuisle5? su voz se propagó por el aire y mi piel hormigueó


cuando salió de las sombras.

No me llames así me alejé, todavía disgustada y molesta con él.

¿Qué debería llamarte entonces? se acercó, su mirada aterrizó en mi


cuello . Estás herida otra vez.

¿Es tan sorprendente? repliqué.

5 Mo chuisle: en gaélico significa “Mi latido”.


No, en realidad no.

¿Y qué necesitas? Estoy en medio de algo ahora mismo mis palabras


eran entrecortadas.

Iba a preguntarte eso. No soy yo el intruso.

¿A qué te refieres? me detuve y miré alrededor . Espera… ¿estás


diciendo que yo estoy haciendo esto?

Sí.

¿Cómo? estaba perpleja. ¿Yo sabía cómo hacer una escena onírica?

La habilidad es parte de tu naturaleza; es lo que eres. Hablas como si


aceptases lo que eres, pero tu mente no lo ha hecho. Deja de luchar en contra y
averiguarás que muchas cosas más vendrán a ti de forma natural.

Esto era probablemente cierto. ¿Pero alguien sería capaz de aceptar que
no era humano tan fácilmente? Toda mi vida había vivido como una humana
entre humanos. Verdad que nunca había sentido que encajaba, pero nunca
imaginé que no fuera humana.

¿Así que soy yo la que hace esto? repetí.

Si, tú me estás introduciendo aquí. También me trajiste la última vez.


Ésta es tu escena onírica, Ember, no la mía hizo señas alrededor. ¿Lo traje a
la cascada? La desazón me llegó a la cara. Ahora entendía por qué el lugar era
diferente. ¿Éste era el lugar que había elegido para una escena onírica? No me
gustaban las implicaciones.

En realidad, estaba en medio del entrenamiento continuó él,


mirándome intensamente . Eres más poderosa de lo que pensé. La última
noche lo demostró.

¿A qué te refieres?

Al hecho de que también trajeras a Elighan a la escena onírica


frunció el ceño . No tiene sentido. No deberías ser capaz de hacer eso. Tus
ataduras con él son demasiado fuertes.

¿Por qué no deberías ser capaz?

Tú y yo somos Fay. Tenemos este don para que sea más fácil hacer
entrar al otro, pero Elighan no es Fay. Ni siquiera un Demonio. No deberías
tener ninguna conexión con él. Nunca ha sido posible que especies diferentes
conecten así. Piénsalo de esta manera. Tú y yo tenemos la misma frecuencia.
En el reino humano, dirías que están en el mismo canal. La clase de Elighan no
son sólo un canal diferente, sino un sistema completamente distinto. No
entiendo cómo eres capaz de traerlo a tu escena onírica.

Decidí no contarle sobre la sangre, que los vínculos entre Eli y yo eran más
que sentimientos. La sangre nos había vinculado de una forma con la que no
estaba terriblemente cómoda. Me froté la cara, sintiendo la presión de todo.
¿Por qué era capaz de cosas que los otros encontraban raras? Cosas que ni
siquiera había intentado hacer.

Estás sangrando muchísimo Torin se acercó incluso más a mí, sus


manos ahuecaban mi cuello. Supe que no estaba sangrando aquí en el sueño,
pero él era capaz de ver a través de la realidad . Déjame ayudarte. Puedo
curarte más rápido.

Me aparté con brusquedad de su agarre.

Estoy bien.

No, no lo estás negó con la cabeza . Por favor, Ember, confía en mí.
Puedo ayudarte.

La especulación no abandonó mi cara cuando él se estiró otra vez. Las


manos de Torin subieron por mi barbilla e inclinaron hacia atrás mi cabeza.
Sus labios cubrieron los míos, inhalándome mientras me llevaba a un profundo
beso que hace curvar los pies. Mis entrañas se sintieron repentinamente llenas
de luz y calidez. Un estremecimiento subió por mi espina dorsal y por mi cuello.

Suerte la mía. Aterricé en el canal porno esta vez. Pero creo que he visto
este episodio antes cuando me alejé de Torin, vi a Eli apoyado contra un
árbol a unas yardas de distancia.

Torin resopló con irritación por la interrupción. Sus manos abandonaron


mi cara y fueron a mis caderas, posesivamente, manteniéndome cerca. Era un
reclamo no explícito… su territorio.

¿A qué debemos el honor, Elighan?

Eli miró fija y directamente a las manos de Torin. Me alejé de Torin,


manteniendo a ambos chicos en mi campo visual.
Dímelo tú. Estaba llevándonos de vuelta al rancho cuando sentí este
tremendo tirón lanzó una mirada acusadora hacia mí . Fue todo lo que
pude hacer para mantenerme despierto. Gabby estaba tratando de no dejarme
dormir, pero, al final, fue demasiado.

¿Qué? ¿Te dormiste conduciendo? miré alrededor. ¿Qué podía pasar si


chocaba? ¿Lo sentiría? ¿Nos despertaríamos?

No, Cooper está conduciendo ahora. Fui a la parte de atrás. Piensan que
me pasa algo, que el Strigoi drenó mi energía de alguna manera. No saben que
eres tú queriendo un trío en una escena onírica.

Mis ojos se entrecerraron.

No sabía que lo estaba haciendo. No sé cómo manejarlos. No quiero a


ninguno de los dos aquí.

¿En serio? Eli le lanzó una mirada a Torin y luego a mí . Pudiste


haberme engañado Eli se cruzó de brazos, una sonrisa jugaba en sus
labios . Sí encuentro divertido que mientras lo besas estés pensando en mí.

No estaba pensando en ti.

¿Ves?, ahí estás equivocada, Brycin. Es la única forma en que puedo


venir a estas escenas oníricas. Tu subconsciente estaba pensando en mí, me
deseaba. No es que te culpe… miró a Torin y frunció el ceño.

La ira y la vergüenza me llenaron.

No tienes ni idea de lo que yo o mi subconsciente queremos. No sé cómo


entraste aquí, pero puedo asegurarte que tú no estabas en mis pensamientos
mientras lo estaba besando a él.

Eli sólo resopló, lo que me enfureció más. Mi deseo de sacar esa sonrisa
petulante de su cara se aferró a mí. Me moví rápidamente hacia él, como un
toro viendo rojo. Eli dejó de apoyarse en el árbol, preparándose para lo que sea
que mi ira iba a tirarle.

Tú, hijo de…

Hey, bueno Torin me envolvió en sus brazos y me alejó a rastras de


Eli . Cálmate, mo chroi6 me frotó el brazo, tratando de tranquilizarme.

6 Mo chroi: en gaélico “mi amor”.


Me calmaré cuando él se vaya.

Entonces hazlo, Brycin. Éste es tu sueño dijo Eli con un filo en su voz
mientras me desafiaba . No estoy aquí porque yo quiera.

Ouch. De acuerdo, sentí la chispa golpear mi corazón. Poniendo mi


mandíbula en una línea más desafiante, fulminé con la mirada a Eli.

Mo shiorghra7, debo irme. Puedo sentir a la Reina cerca Torin me dio


la vuelta para estar frente a mí y, lentamente, presionó sus labios en mi sien .
Hasta la próxima vez.

Oí un ruido bajo y bramante de Eli, pero detuve a mis ojos de mirarlo. De


acuerdo, hora de despertar, Ember.

Despierta ordené en mi cabeza, apretando mis ojos con fuerza. Lo


repetí una y otra y otra vez . Despierta, despierta, despierta…

7 Mo shiorghra: en gaélico “amor eterno”.


CAPÍTULO 8
Traducido por krispipe
Corregido por Mew Rincone

—Despierta, Ember —Alguien me sacudió. Mis ojos se abrieron a Owen


cerniéndose sobre la cama hacia el compuesto Morador Oscuro.

Algo se agitó en la cama junto a la mía. Vi a Eli acostado allí,


parpadeando mientras salía de un sueño profundo. Le tomó sólo unos
segundos antes de que disparar. —¿Dónde está Jared?

—Está justo aquí, Eli —la suave voz de Cole se filtró a través del cuarto.
Me senté y vi a Jared en una cama de hospital al otro lado de la mía. Cole se
sentó en la silla a su lado. Eli se levantó y se precipitó de nuevo. —Él va a
estar bien. Lo único que necesita es descansar. —Cole palmeó el brazo de
Jared.

El alivio irradió de Owen mientras miraba por encima de su hombro


hacia su hijo. Estos asesinos despiadados tenían un amor y protección los
unos por los otros, algo que no muchos, si alguno, les permitía ver a otros.
De alguna manera, en el camino me había puesto al tanto de su
funcionamiento interno.

—Tranquila. —Owen se dio la vuelta, ayudándome a conseguir una


posición más vertical—. Has perdido mucha sangre hoy. Conseguiste un mal
corte en el cuello y te tomará unos días sanar totalmente.

—Créeme, ella está toda curada ahora —dijo Eli, su voz como ácido.
Acercó una silla al otro lado de la cama de Jared.

Llegué a mi cuello, sentí el vendaje que cubría mi herida y rasqué una


esquina.

—¿Qué estás haciendo? —Owen trató de detener mis manos, pero lo


quité antes de que pudiera detenerme.

—Qué…—La boca de Owen se abrió.


Mis dedos rozaron la suave piel de mi cuello. —¿La herida está
curada?—Mis ojos se abrieron como platos—. ¿Cómo hice para sanar ya?—
Eli resopló desde el otro lado de la habitación. Owen sacudió la cabeza, sus
ojos muy abiertos con el mismo asombro que yo sentía.

—¿Eli?—Cole se levantó de su silla y le envió otro mensaje no verbal.

Eli apenas se había levantado de su silla cuando trepé fuera de la cama.


—Oh, no —Sacudí la cabeza, poniéndome sobre mis pies—. No me vas a
dejar aquí. Sé que esto es sobre mí. Voy a ser parte de esa discusión te guste
o no. Tengo derecho a saber lo que está pasando.

Cole se detuvo en la puerta y luego poco a poco se dio la vuelta y asintió.


—Tienes razón, Ember. Debes escuchar esto también.

—Gracias.

Eli resopló de nuevo, en voz alta.

—¿Cuál es tu problema?—Desafié.

—¿Mi problema? —Se giró, sus ojos se estrecharon en ranuras verdes—.


Mi problema eres tú. Casi mataste a Jared.

—¿Qué? ¿Yo? ¿Cómo qué casi mato a Jared?

—Eli, eso no fue culpa de Ember —dijo Cole.

—No, no estoy hablando de lo que ocurrió en la casa. Estoy hablando de


lo que ocurrió en el auto.

Todas las cabezas se volvieron hacia mí.

Gabby se revolvió en la cabina. —Espera. Tengo que estar aquí para esto.
—Evidentemente, ella había estado escuchando en el otro lado de la puerta.
Cooper la siguió justo detrás. Ella se movió a un asiento desocupado al lado
de Jared, estableciéndose—. Está bien. Procede.

La miré boquiabierta y luego a los cuatro chicos. Todos los ojos clavados
en mí— Yo-yo-yo no sé de qué están hablando.

—¿De qué estás hablando, Eli?—Cole miró hacia él, consiguiendo


claramente impacientarse con mi falta de explicación.

—Sí hombre, ¿qué pasó en el coche? Eso fue extraño —Cooper dirigió a
Eli esto también. Pronto todos los ojos se volvieron hacia él.
—Ember me llevó a un sueño.

—¿Qué? —Gritaron todos al mismo tiempo.

—Eso no es posible —Cole sacudió la cabeza, su pelo rozando sus


hombros—. Debes haberlo imaginado.

—No. No lo imaginé. Sé que no debería ser posible —dijo Eli—, pero me


ha empujado a dos.

Siguió un silencio de asombro. Owen rompió la tregua confundido. —


Esto podría ser una consecuencia.

—¿Es eso posible? —preguntó Cole.

—Esto no tiene precedentes. Es difícil saberlo, pero, en mi opinión


personal, creo que es posible.

—¿Es por la sangre de Eli, verdad?—Solté, molesta por cómo hablaban a


mi alrededor—. ¿Puedo llevarlo porque tengo su sangre?

Owen presionó sus labios juntos y asintió. —Esa es la única explicación.


De lo contrario, no deberías ser capaz de hacer eso con él. —La voz de Owen
estaba en calma. Todavía tenía que verlo irritado por algo, y era siempre tan
firme y suave. Era difícil pensar en él como un asesino, pero, ¿no lo hacía
esto el candidato ideal?

—Torin dijo algo así —respondí sin pensar.

—¿Torin? ¿Como el caballero personal de la Reina?—Exclamó Cole


mirándome y luego a Eli por confirmación.

¡Mierda! Estúpida, Ember. ¿Por qué dijiste eso? Me encogí, lista para la
explosión.

—Sí, supongo que ha estado visitando los sueños de Ember desde hace
varios meses —respondió Eli bruscamente.

—¿QUÉ?—Gritó Cole—. ¿Y apenas me lo cuentas ahora?

—Mira, no lo supe hasta anoche. Estaba pensando en decirte, pero las


cosas han estado un poco locas por aquí.

—Eli, esto no es algo que se olvide de decirnos —gritó Cole—. Se trata


de Torin. Él es la mano derecha de la Reina y ha tenido acceso a Ember todos
estos meses. —Los ojos de Cole se volvieron de un rojo ardiente. Había
pasado suficiente tiempo con los Moradores Oscuros para conocer sus
estados de ánimo básicos. Había visto a Cole enfadado antes, pero esto iba
más allá de eso. Él siempre había tenido problemas para mantener el control
y no cambiar.

—Lo sé desde hace apenas un día —espetó Eli en la cara de Cole—. Y no,
no tienes que recordármelo. Soy plenamente consciente de la amenaza que
representa.

—Perderemos nuestra única oportunidad —dijo Cole en voz baja a Eli,


probablemente pensando que yo no podía oírle. Ambos permanecieron
mudos por un momento, mirándose el uno al otro, antes de que Cole se diera
la vuelta y me acusara directamente. Tropecé uno pocos pasos atrás en
alarma, pero me obligué a parar, sosteniendo mi lugar—. Tienes que
bloquearlo, Ember —agarró mi hombro—. No puedes dejarle entrar. Él es
peligroso.

—Él dice lo mismo de ti.

—Esto no es una broma.

—Nunca dije que lo fuera —contraataqué—. Y no es como si supiera


cómo regularlas.

—Aprende —respondió Cole, su agarre como el acero—. No sabes de lo


que él es capaz de hacer.

—¿Están leyendo la misma hoja?—Saqué las manos de Cole—. Él no me


lastimará y no me entregara a ella.

—No sé si quiero golpearte porque eres ingenua o simplemente


estúpida —dijo Eli, la irritación absorbiendo sus palabras.

—Me tocas y pierdes a tu más querida novia de ahí —Señalé hacia su


mano.

Eli se burló. —Entonces entrenaré la tuya.

—Me gustaría verte intentarlo.

—¡BASTA! ¡Ambos! —bramó Cole—. Tenemos asuntos más importantes


de los que preocuparnos en este momento. No sólo tenemos a la Reina
viniendo a por ti, sino que tenemos que hacer frente a los Strigois. Puedes
creer que Torin no te entregará a ella, pero no comparto esa misma creencia.
—Bueno, no estoy particularmente segura de que tengas mi mejor
interés en mente, tampoco. Oh, cierto, no lo haces —le grité—. ¿Qué estás
esperando de todos modos? Entrégame al maldito Rey Unseelie ya.

—No me tientes —gruñó Eli.

—Adelante. Estoy harta de tus juegos mentales. Estoy harta de ser tu


prisionera. Sólo quiero alejarme de aquí y buscar a mi padre. —Mi corazón
se sentía atado a mis músculos. Apenas capaz de estar de pie bajo el dolor
que esto sostenía. Haber estado hoy de regreso en casa había traido a Mark
tan vívidamente de vuelta en mi mente. Había estado tratando de no pensar
en él porque dolía mucho. Pero, oliendo la casa hoy, viendo sus zapatos de
correr en la esquina hizo añicos mi corazón.

—Lo creas o no, estamos tratando de mantenerte a salvo —Cole apretó


los dientes—. No hay lugar al que puedas huir que sea más seguro para ti.
Creo que sabes eso.

Desprecié la verdad en sus palabras. Pero hoy me había mostrado la


facilidad con la que podía ser encontrada. Estaban vigilando mi casa,
probablemente vigilando a mis amigos. Mi seguridad se había visto
comprometida instantáneamente en el momento en el que me escapé de la
Reina, pero mis amigos no se verían comprometidos. No si podía evitarlo.

—¿Qué más hay ahí fuera cazándome?

—Hay un montón de diferentes seres que podrían ser —espetó Eli.

—¿Cómo qué?

—¿Quieres que vaya por el directorio Fae?—La voz de Eli se levantó.

—Bueno, discúlpame si quiero saber más. No se me dio el lujo de saber


estas cosas en toda mi vida. He estado al tanto de este mundo durante cinco
semanas. Así que, ¿por qué no me das un pequeño descanso?

Cole dio un paso obstruyendo a Eli. —Strigoi, sin otras habilidades de


Fae, son más ruido que nueces, y no del todo brillantes. Aún así, son
peligrosos. Trabajan en manadas. Consumiendo las fuerzas de otros Fae,
pueden llegar a ser letales, especialmente las de los Fae más poderosos. Los
poderes sólo duran en su sistema por un corto tiempo antes de que
desaparezcan. Por lo tanto, irán a buscar a la siguiente víctima. El ciclo
continúa.
»Si se alimentaran de ti, sería catastrófico. Incluso después de que tu
clase fuera prohibida, vimos una ola de matanzas de Daes para obtener sus
poderes. Puedes imaginar la destrucción y el terror que esto causó. Los Daes
no pueden ser controlados o encantados, así que cuando los Strigoi comían
uno de tu tipo, este tomaba esos rasgos. La Reina casi perdió el mando del
reino. Fue una época oscura y los Daes fueron culpados por ello.

—No es que los Daes no se merecieran parte de la culpa —agregó Eli.

—Eli —Cole advirtió de nuevo.

—¿Cuál es tu problema con los Daes? ¿Por qué nos odias tanto? Porque
lo haces, ¿verdad? No es algo que yo me esté imaginando.

El rostro de Eli se apretó. —Sí, odio a los Daes.

—¿Por qué?

—Esto es una pérdida de tiempo. Puedes aprender estas cosas más


tarde. Ahora tenemos que concentrarnos en cómo manejar la situación. —El
aire alrededor de nosotros se tensó y espesó. Nuestras miradas se
encontraron con firmeza una con la otra, y pude sentirlo sellar sus
emociones y pensamientos lejos de mí a propósito. No pude leer sus ojos a
excepción de la ira deslumbrando de ellos. Se dio la vuelta.

—Quiero saber todo esto para poder entender qué está pasando —
exclamé—. Si no te gusta, vete. Nadie te está obligando a quedarte aquí.

—Voy a romper esto para ti entonces. Un Demonio, una Reina tiránica, y


un Strigoi caníbal…

—¿Qué? —Lo interrumpí—. ¿Entran en un bar?

El rostro de Eli se puso rojo mientras la sangre hervía bajo su piel. Su


mirada estaba llena de cada mala palabra. Sólo mi orgullo me impidió
deslizarme debajo de la cama para esconderme.

—Relájate, Eli —Cole tocó su hombro.

—No. Ella no lo entiende —gritó Eli—. Esto no es fingido, Ember. Estos


chicos no van a dejar de cazarte. Este mundo ya no es el mismo. El noroeste
del Pacífico está en ruinas y plagado de Fae de Oscuridad y Fae de Luz. La
mayoría están aquí buscándote. No creo que alguien como Drauk vaya a
parar de buscar. Se darán cuenta de quiénes son tus amigos e irán tras ellos.
Los Strigoi los despedazarán, mientras que los líderes estarán cenándote.
¿Lo entiendes, Ember?

La intensidad con la que me estaba gritando hizo que lágrimas ardieran


en mis ojos. Mi respuesta automática fue gritar de vuelta. —¿No crees que ya
entendí eso? —grité—. ¿Que no me he dado cuenta que lo he perdido todo?
¿Que he destruido y matado a gente? Mis poderes han incendiado casas,
matado hombres, mujeres y niños. He convertido esta zona del país en una
versión del Salvaje Oeste con pistolas automáticas. Las personas se están
matando entre sí por latas de comida —Volé hacia él, con las manos
empujando su pecho—. Todo lo que me ha sido arrebatado. ¡Mi padre está
siendo torturado en algún lugar del Otro Mundo! Así que no me digas que no
lo entiendo. Lo entiendo. Siento el peso de lo que he hecho todos y cada
segundo de cada día. —Mis dedos se curvaron en el pecho de Eli. Él se acercó
más a mí, sus brazos aún clavados en sus costados. Sus manos se apretaron
en puños junto a sus piernas—. ¡He destruido vidas! —Continué
golpeándole.

Cooper se acercó a mí y envolvió sus brazos a mí alrededor, tirando de


mí hacia atrás. Continué marchando hacia Eli, mis brazos y manos golpeando
contra él. —Cálmate —dijo Cooper. Luché contra su agarre, hasta que su voz
murmurando penetró mi oído, haciéndome derrumbarme. Cooper me
agarró fuerte y me levantó. Inclinándome contra él, manchas húmedas
empaparon su camiseta. Ni siquiera había sabido que estaba llorando—.
Shhhh, está bien —murmuró.

Dejé que los sollozos salieran de mí, mi cuerpo falló y caí al suelo.
Cooper me recogió como un bebé. Una ligera energía recorrió mi tatuaje
mientras él me sostenía, pero no fue algo en lo que mis pensamientos
permanecieran. Mi cerebro estaba empezando a dejar de funcionar,
cerrándose al dolor y la agonía. Cooper me puso en la cama, metiendo las
sábanas a mí alrededor.

—Eli, creo que deberías irte —la voz calmada de Cole fue firme.

—No.

—Eli — la voz de Cole contenía una advertencia.

—No —rugió Eli.


—¡VETE AHORA! —Era la primera vez que había oído la voz de Cole
elevarse con ira contra Eli. Envió ondas de choque a través de la pequeña
cabaña, haciéndome temblar bajo su fuerza.

Eli dejó escapar un ruido ahogado, se volvió rígidamente hacia la puerta


y salió, cerrando la puerta tan fuerte que sacudió la pequeña cabaña.

Cole suspiró profundamente y se dio la vuelta, luego se acercó a la cama.


—La última vez que me causó este gran dolor de cabeza fue durante lo que
los humanos llaman los años de pubertad. ¿Qué le estás haciendo a mi
Segundo, Ember? —Sabía que la pregunta era retórica, así que continué
observándolo en silencio mientras ponía una silla junto a mi cama—. Creo
que necesitas descansar, pero te prometo que mañana te explicaré cualquier
cosa que quieras saber.

—¿Cualquier cosa? —pregunté, mis cejas elevándose.

—Cualquier cosa menos sobre nosotros.

Maldita sea…él sabía lo que yo estaba intentando pescar.

—Eventualmente, me vas a contar algunas cosas, ¿sabes?

Cole se limitó a sacudir la cabeza mientras se levantaba. —Eres


realmente implacable.

—Es parte de mi encanto.

Cole se burló, pero su sonrisa no podía ocultarse. Se limitó a sacudir la


cabeza de nuevo y salió de la cabaña.

Owen comprobó a Jared una última vez antes de indicar a Cooper y


Gabby que lo siguieran.

—Gabbs, ¿vienes?—Cooper se volvió mirando a su hermana.

—Dame un minuto —respondió ella. Estaba sentada en la silla como si


hubiera estado viendo la televisión todo este tiempo. De manera que había
estado observándonos—cuando lloramos, gritamos y luchamos. Era como
un malo reality show.

Cooper parecía un poco preocupado, mirando entre Gabby y yo.


Finalmente le dio un guiño y se fue. Gabby se mudó a la silla más cercana a
mí. Yo no tenía la fuerza suficiente para hacer mucho, pero me tensé
mientras se acercaba a mí. Sacó un paquete de cigarrillos de su abrigo,
inclinó el paquete, ofreciéndome uno. Sacudí la cabeza profusamente en
negativa.

—Sé que es un hábito repugnante…bla, bla —se lo encendió y dio una


calada. Apoyó los pies en la cama—. El tabaquismo es uno de los rasgos
humanos que he recogido mientras he vivido aquí, y ya que no voy a morir
jamás a causa de enfermedades humanas como el cáncer de pulmón… digo,
al demonio.

—Puedes no morir, pero aún te hace apestar, amarillea tus dientes, y te


da un aliento horrible —repliqué.

La cabeza de Gabby cayó hacia atrás y se rió. —Sí, tienes razón. Pero los
chicos con los que salgo no parecen preocuparse. Ellos fuman como
chimeneas, también.

Sonriendo escasamente hacia ella me pregunté por qué estaba aquí. A


ella ni siquiera le gusto. ¿Qué quiere?

El silencio entre nosotras se hizo más denso antes de que ella hablara. —
Pues, aquello fue todo un espectáculo.

—Estoy segura de que puedes tener una repetición mañana por la


noche—si no lo mato primero.

Gabby dejó escapar un pegote de humo con una risita.

—Oh, solo una chica más que dice que quiere matarlo cuando sé que
realmente lo que quiere es follarlo —Las contundentes palabras de Gabby
me hicieron inhalar.

—¿Qué? No, realmente quiero matarlo. No follarlo. Puramente matar.

—De acuerdo —Se burló mientras se acomodaba más en la silla—. He


conocido a Eli por un tiempo muy, muy largo. Él es como un hermano para
mí y en cualquier reino que sea, cualquier especie… siempre es lo mismo. Él
tiene un increíble y crudo magnetismo sexual. Puede volver a la mayoría de
las mujeres locas. Y lo digo en todos los sentidos de la palabra —Sonrió—.
También lo conozco lo suficiente como para saber que nunca lo he visto
perder su indiferencia así sobre una chica. Él nunca es irracional. Puedo
contar con una mano las veces que haya explotado completamente y en
todas fue comprensible. En todos los años, nunca lo había visto así.
Ella dio otra calada a su cigarrillo. —¿Es indignante? Sí. ¿Dominante?
Por supuesto. También testarudo, peligroso, temible como el infierno, y a
veces cruel. Pero, a un grupo selecto, es también fieramente leal, honesto, y
los protegerá con su vida.

—A ustedes, chicos, quizá.

—A quién considera familia —dijo—. Tal vez no seamos un montón de


cosas buenas, pero somos ferozmente leales los unos a los otros. Tenemos
que serlo para nuestra supervivencia. Pero Eli siempre ha tomado esto más
en serio que la mayoría. Fue considerado diferente por nuestro clan, no
poseyendo los rasgos dominantes habituales de nuestra especie. Cole es de
la misma manera. Esto les hizo los perfectos Primero y Segundo a pesar de
que el Segundo técnicamente debería haber sido Lorcan, que es más viejo.
Eli ganó la pelea. Un líder natural. No creo que Lorcan alguna vez lo haya
perdonado o dejado ir. Lorcan es un Morador Oscuro hasta la médula. Pero
con Cole y Eli a cargo, la mayoría de nosotros hemos visto que hay más de
nosotros—más que simplemente ser asesinos —Gabby miró a lo lejos, su
mente a millones de millas de allí, probablemente en un reino diferente. No
me moví, no queriendo ni siquiera respirar. Esta era la mayor información
que me habían dado sobre ellos, sobre Eli, y no quería que se detuviera.

Se volvió hacia mí con una pequeña sonrisa. —¿Sabías que Cole nos crió
a Eli, Lorcan, Cooper y a mí? En realidad no era mucho mayor que nosotros,
pero nos acogió como suyos. Tenía que cuidar de cuatro adolescentes en un
nuevo reino. Habla sobre un loco bastardo —Se rió. El profundo amor y
respeto que sentía por Cole era evidente. Miró hacia abajo, aclarándose la
garganta

—Crees que no tenemos compasión por tu situación y quizá eso parece,


pero todos somos huérfanos, también. Sabemos cómo se siente perder a
alguien que amas por lo que eres —Su mirada se cruzó con la mía—. Hemos
perdido todo—nuestras familias, nuestros hogares. ¿Qué harías para
conseguir a Mark de regreso?

Sabía la respuesta a eso—cualquier cosa.

—Puede que no seamos capaces de tener nuestras familias de vuelta,


pero hay esperanza de que podamos conseguir nuestra vuelta a casa.

—¿Por qué me cuentas esto?


—Porque eres diferente a los demás —hizo una pausa—. Nosotros
tenemos una mentalidad de manada—como los lobos. Y me guste o no,
puedo sentir a Eli reclamándote. Te está haciendo parte del clan.

—¿Q-qué? —Me senté más erguida.

Ella me miró y movió la cabeza. —No importa. Estoy parloteando. Me


voy a ir —Se puso de pie abruptamente y se dirigió a la puerta—. Olvida
todo lo que dije, ¿de acuerdo?

No esperó mi respuesta, simplemente salió de la habitación, cerrando la


puerta detrás de ella.
CAPÍTULO 9
Traducido SOS por Evarg7
Corregido por Eni

El sueño no llegó. En lugar de eso, había imágenes atormentantes de los


Strigoi destrozando mi piel, observándolos desgarrar a mis amigos,
sorbiendo sus intestinos como espaguetis. Mi mente y cuerpo se distendían
bajo todo el estrés. Mi rugiente estómago finalmente me hizo levantarme en
busca de comida, aunque no creía que pudiera comer espaguetis en ningún
momento cercano. Caminando con las puntas de los pies para entrar a la
casa principal, me dirigí directamente a la cocina. Cuando llegué al frasco de
la mantequilla de maní amada por Eli, el que estaba determinada a terminar
por el extremo placer de cabrearlo, los murmullos flotaron hacia mí desde la
oficina, congelándome en mi camino.

¿Fuiste capaz de encontrar algo? La voz calmada de Cole fue


instantáneamente reconocible.

No. No tuve mucho tiempo para mirar realmente. La profunda voz


de Eli retumbó. Mi naturaleza inquisidora me sobrepasó y me acerqué a la
puerta de la oficina.

Estoy seguro de que ella lo encontró. Sólo tendría sentido que ella
hubiera revelado su localización a Lily o escondido algo con Ember. La
frustración sazonaba el tono de Cole . Estaba seguro de que habría algo en
la casa.

¿Lily? Estaban hablando de mi mamá. Así que su disposición para


dejarme tener mis cosas no tenía nada que ver conmigo. Querían algo…

Bueno, si lo había, ella lo ocultó bien. No pude sentir ningún hechizo


mágico ni maleficio. ¿Podría estar en su antigua casa?

No. Se hubiera asegurado, si algo le pasaba a ella, eso iría con Ember.

¿Qué iría conmigo? ¿De qué están hablando? Mi mamá no me dejó nada,
sólo recuerdos, algunos álbumes de fotos y un certificado de nacimiento
falso. ¿Había algo que había pasado por alto? ¿Pudo ella haber escondido
algo importante entre mis libros de bebé? ¿Qué pudo haberme dejado que
ellos quisieran?

Puedo mirar otra vez. No podemos rendirnos.

No, seguiremos buscando. Cole exhaló. Pasó un momento antes de


que volviera a hablar . Todavía quiero discutir las escenas oníricas contigo.

Cole, te he dicho que acababa de averiguarlo también. Créeme, no


estoy feliz con esto. Quiero que pare más que tú.

Herida, mis sentimientos magullados apretaron incómodamente mi


estómago. No pretendía hacerlo entrar. Simplemente pasó. La vergüenza
chapoteó en mi pecho.

Tenemos que hacer que lo pare dijo Cole , pero tienes razón,
hablaremos de ellos mañana. Duerme un poco. Haré el primer turno ahora
mismo y revisaré dos veces para que todo esté sólido y ningún hechizo haya
sido falsificado. Tengo el presentimiento de que nuestros días sólo se harán
más largos desde ahora en adelante. El movimiento de sillas me señaló
que debía irme detrás de la isla de la cocina.

Creo que tienes razón coincidió Eli . Supongo que estaré en el


turno de la mañana. Iré un poco más lejos. Veré si puedo oler o sentir algo.

Buena idea replicó Cole , pero, si me despiertas a las 4 de la


mañana cuando te vayas, te mataré. Eli se rió por lo bajo en respuesta y
dijeron sus buenas noches.

Me apreté más haciéndome una bola, bloqueando todos los


pensamientos y sentimientos de Eli. Sería inútil esconderse si él pudiera
sentirme. Afortunadamente, otras cosas estaban reinando su mente, así que
pasó por la cocina y bajó por la entrada sin siquiera detenerse. Soltando un
suspiro de alivio, hice mi escapada también y estaba contenta por llegar a la
seguridad de mi habitación en la enfermería.

No sabía exactamente de qué habían estado hablando, pero estaba claro


que me estaban ocultando cosas. Más mentiras. Más verdades sin revelar.
Este desarrollo desentonaba con la información que Gabby me había
confiado recientemente. Antes, tuve un ligero movimiento en mi ira,
creyendo que podía empezar a confiar en Eli… o al menos que iba a empezar
a entenderlo mejor a él y a algunas de sus acciones. ¿Estaba equivocada?
Entre mis pensamientos y Jared retorciéndose, girándose y
murmurando en su sueño, tuve un sueño superficial. Ellos habían decidido
mantenerlo en la cama de la enfermería en lugar de ponerlo en su
habitación, y mi compañero de habitación no era un durmiente tranquilo. El
momento en el que el sol ascendió, caí rendida. Naturalmente, en ese
momento la puerta se abrió de par en par y Eli entró en la habitación.

Encuéntrate conmigo en la sala de ejercicio en diez minutos espetó


y se fue.

B-bien… alguien está cascarrabias hoy.

No me apresuré, me tomé mí tiempo mientras me cambiaba y me ponía


mis pantalones de gimnasia, mi top y zapatillas, deleitándome en la felicidad
de ponerme mi propia ropa. No había tenido este lujo en más de un mes.
Veinte minutos pasaron cuando finalmente me dirigí a la sala de ejercicio,
sintiendo sólo un poco de culpa cuando también vi a Cole y a Owen
esperándome. Era raro que estuvieran ahí, pero decidí ignorarlos y
concentrarme en patear el trasero de Eli.

De acuerdo, empecemos por donde lo dejamos ayer por la mañana.


Eli entró a la colchoneta.

¿Entonces debería recostarme sobre mi espalda? Mis ojos se burlaron de


él. Estaba de ánimos para provocarlo después de lo que oí anoche. Era
demasiado pronto en la mañana para ser agradable.

Eli intentó mantener alta la barrera entre nosotros, pero vi que sus ojos
brillaron con rojo. Debió haberlo tenido difícil para no demostrarme esas
cosas antes. Ahora que sabía que no era humano, estaba dejando a un lado la
simulación.

No te preocupes, tendrás tu espalda abajo bastante pronto, provocó él.

Es bueno soñar.

Eli sonrió con suficiencia y se agazapó, preparándose para pelear.

Rápidamente, intenté pensar en lo que me había enseñado el día


anterior. No me dio margen. Nos rodeamos lentamente el uno al otro, ambos
descifrando los movimientos del otro. Llegué lo suficientemente cerca como
para tratar de acertar en su garganta. Él se inclinó hacia atrás, evitándolo
con facilidad.
Torpe. Presta atención criticó él.

La irritación frunció mi cara cuando fijé mis pensamientos más en él y


en la pelea. Se agachó; su puño salió hacia arriba, golpeando mi costado. Me
hizo caer sobre mi trasero y jadeé en busca de aire. Él siguió viniendo por
mí. Usando mi posición, di una voltereta hacia atrás, saltando
inmediatamente en una flexión defensiva.

Él no estaba jugando. Sus movimientos eran intensos y amenazantes.


Estaba tratando seriamente de atacarme y mi cuerpo reaccionó a la
amenaza. Con los ojos entrecerrados, giré los engranajes. Voló hacia mí.
Dándome la vuelta, salté a un lado, saliendo de su camino. Su brazo
sobresalió, golpeándome. La fuerza me lanzó hacia la colchoneta.

Velozmente dándome la vuelta, asegurándome de que lo mantenía en mi


línea de visión, fui hacia él. Su puño vino hacia mí, golpeando el hueso de mi
cadera. Dolió como loco, pero no me detuvo. Empezamos a rodearnos otra
vez; nuestros ojos clavados en el otro. Sus pupilas se hicieron rendijas de
fuego; la primera pista de que el Morador Oscuro estaba saliendo. Respondí
a su carga con una de mi propia cosecha. Todos los pensamientos recularon
a las lejanas profundidades de mi mente y el instinto hizo efecto.

Me abalancé sobre Eli, llevándonos a ambos al suelo. Mientras caíamos,


agarró mis brazos. Usando el impulso, me pasó por encima de su cabeza y
me puso sobre mi espalda cuando llegamos al suelo. Sólo me llevó una
respiración antes de que me pusiera de pie.

Sin verlo levantarse ni moverse, Eli estaba repentinamente frente a mí.


Caí al suelo, apenas evitando el puñetazo de sus protuberantes garras.
¡Mierda! Esto no era broma. Me tenía entre ceja y ceja. Retrocedí, golpeándolo
en el esternón. Ni siquiera gruñó. Mi golpe no le hizo impacto. Me empujó
por mis hombros con fuerza, desequilibrándome. Caí hacia atrás sobre la
colchoneta.

Te dije que te tendría sobre tu espalda al final. Estaba sobre mí.

Quería sacar esa sonrisa petulante de su cara. Mis piernas subieron y


embestí fuertemente con mis pies en su entrepierna, haciéndolo caer de
culo.

Chúpate esa tosí, mis pulmones dolían cuando intentaban inhalar


aire. El sonido sostenido de aplausos llamó mi atención sobre mi hombro.
Cole caminó hacia nosotros. En realidad, me había olvidado de ellos.
Muy impresionante, Ember, y sin entrenamiento. Eli nos dijo que
peleaste contra Vek ayer.

Me encogí de hombros como si no fuera un gran problema. Aunque sí lo


era. Ayer algo me había pasado. Mi temperamento había tenido lo mejor de
mí a veces. Había estado en unas riñas en mi vida, pero nada como el día
anterior. Sin haber entrenado nunca, no debería haber sido capaz de
competir con Vek de esa forma. Usualmente, apenas podía entrar en una
habitación sin chocar con una pared o tropezarme. No debería ser buena. No
tan así. Especialmente con mis poderes restringidos. Lo que sea que estuviera
asumiendo el control, no eran mis poderes. Se sentía diferente. Parecía venir
de algún lugar dentro de mí, pero no sabía de dónde.

Eli se levantó, dándome una sólida mirada fulminante antes de girarse


hacia Cole.

¿Ves?

Tienes razón. Owen negó con la cabeza, perplejo . Todo esto es tan
extraordinario, completamente sin precedentes. Tengo que tomarle otra
muestra de sangre para compararla. Ver si ha cambiado.

¿Razón acerca de qué? pregunté. Nadie me respondió . ¿Qué está


pasando? Los hombres siguieron hablando y mirándome fijo como si fuera
un espécimen, como si olvidaran que podía oír y responderles. Me levanté
del suelo . Esperen un minuto. Ustedes tienen que parar de hacer esto. Soy
una parte de esto, así que inclúyanme en lo que sea de lo que estén
hablando. Especialmente cuando es sobre mí. Ahora, díganme, ¿qué está
pasando?

Owen parpadeó y finalmente pareció salir de su pensamiento.

Ember, necesito que me mantengas informado de cualquier cambio


que sientas o notes, incluso si es la cosa más pequeña y más benigna.

De repente entendí. La extraña experiencia que tuve con Vek. La rapidez,


la agilidad, la fuerza. Lo que había sentido y cómo había respondido a Vek. El
deseo instintivo de cazarlo y matarlo. Me había sentido posesiva con él; él
había sido mi caza. El sentimiento era puramente bestial. Pero mis poderes
Dae surgían del fuego y de la tierra. Mi cuerpo estaba hecho de su magia,
como una corriente de energía en mi cuerpo. Esto se sintió más profundo e
instintivo, como una reacción innata y profunda. Sólo había una cosa que
pudiera haber causado que me sintiera así: la sangre de Eli. Estaba
cambiándome, y Eli había observado el cambio y planeado esto. Esto era una
prueba para demostrarles a Cole y a Owen lo que él había visto el día
anterior. Me había amenazado lo suficiente hoy para que esta nueva
característica saliera a la luz y se lo mostrara a los otros.

¿Te refieres a si quiero cazar y matar? ¿Como cuando competí con un


Strigoi sin ninguna clase de entrenamiento y podría haberlo matado si Eli no
me hubiera detenido? ¿Cosas como ésa? La ira estalló. Mi cuerpo ya no era
mío; era un experimento científico.

Sí, cosas como ésa respondió Owen . Entiendo tu frustración y


ansiedad. Pero, para ayudarte, necesito saber cada pequeño cambio que
sientas.

¿Cómo sé qué es diferente si no sé lo que era antes? Nada en mí es lo


mismo. Tenía poco entendimiento sobre en lo que me estaba convirtiendo.

Owen presionó con fuerza sus labios.

Esto debe ser perturbador para ti. Con un ladeo de mi cabeza le di


una expresión exasperada . ¿Me permitirás que te extraiga más sangre?
Owen sacó una jeringa de su bolsillo. Había venido preparado. Mi tozudez
quería decir que no, pero sabía que también necesitaba saber lo que me
estaba pasando.

Asentí a regañadientes. Cambiando mi mirada hacia fuera, sentí el


pinchazo de la aguja entrando en mi vena. Owen fue eficiente y rápido
llenando el vial con mi sangre. Se fue tan rápido como la tuvo,
probablemente entusiasmado para probar y examinar los cambios.

Eli, ven a la oficina cuando hayas terminado aquí. Tenemos algunos


problemas de seguridad que discutir. Cole miró sobre su hombro cuando
se fue de la habitación. Eli asintió.

Cuando la puerta se cerró detrás de Cole, me di la vuelta, fulminando con


la mirada a Eli. La furia se expandió en mi pecho. Una vez más, sentí que era
un objeto para él. Todos ellos habían hecho un buen trabajo al fingir
tratarme como a una persona cuando sólo me querían para ayudarlos a
volver a donde pertenecían. Como Gabby, mi subconsciente lanzó en mi
cabeza. Qué zorrita falsa. Ohhh… ella es buena.

La noche anterior repentinamente pareció un ardid, una forma de jugar


con mi cabeza. Quizá incluso la forma en la que se había ido, haciéndolo
parecer que se le escapaba y me decía algo que no debería, era parte del
plan. Me había engañado, usado mi vulnerabilidad por mis amigos, por Mark
y, mayoritariamente, mi debilidad por Eli, en mi contra. Ella me manipuló
para que pensara que nuestras historias nos hacían alguna clase de espíritus
afines. Tirar de mis fibras sensibles había sido realmente un intento para
volver al Otro Mundo.

Maldije en voz baja por mi propia estupidez inocente. Debí haber sabido
que algo pasaba. ¿Por qué se abriría y me hablaría a mí, a menos que hubiera
algo para ella? Miré a Eli, pero su cara de piedra no tenía emoción mientras
me miraba. Era una idiota. Él no era diferente de Lorcan. Ser un Morador
Oscuro era su naturaleza. Frío, calculador y cruel. Y yo no era diferente para
él; era el medio para un fin.

¿Así que esto era una prueba? ¿Entrenarme para que puedan
estudiarme más? ¿Aprender cómo usar mis poderes para beneficiar sus
necesidades, como si fuera alguna rata de laboratorio? Mis ojos se
entrecerraron . Supongo que debí haberlo sabido. No haces nada más que
por tus propias razones egoístas.

¿Egoísta?

Sólo eres bueno conmigo o me ayudas para conseguir algo con ello. No
te importa si mientes, engañas o me usas para conseguirlo. Lo miré con
furia . ¿Por qué no eres honesto? ¿Por qué coqueteas y actúas como si
hubiera algo entre nosotros? Puedes dejar de actuar ahora. Todos ustedes
pueden.

¿Actuar?

Sí, todo el acto de estar interesado y de seducir. Puedo ver a través de


tu sandeces desde una milla de distancia ahora.

¿De verdad? ¿Eso crees? Él dio un paso adelante hacia mí, haciendo que
mi respiración se apretara inmediatamente en mi garganta.

Sí. Argumenté, dando un paso hacia él, las puntas de nuestros pies se
tocaron.

¿Crees que finjo estar atraído por ti? Sus ojos se movieron lentamente
por mi cuerpo.
Sin gustarme la intimidad de la conexión de nuestros ojos, hablé en voz
alta:

Incluso si lo estás, no es la única razón por la que lo estás haciendo.


Tienes algún placer enfermizo por esto. El poder. El control. Pero ya no caeré
en eso.

¿Así que no crees que todavía pueda seducirte si quiero? Su ceja se


elevó, su tono era magnético. Esto no era un juego que debiera jugar. Él
podía seducirme simplemente respirando, y la parte de la respiración era,
con toda probabilidad, una exageración. Siempre pudo, pero últimamente
parecía incluso más fácil. Su sangre hervía en mis venas, llevándome a él.
Sentía sus ojos en mí cuando no podía verlo, lo sentía en el en el aire a mi
alrededor cuando no estaba cerca. Obtenía un zumbido cuando estaba cerca
de mí, y lo odiaba. Odiaba que fuera tan débil cuando sabía que todo era un
juego para él.

¿En verdad pensaste que me sedujiste la primera vez? ¿Qué me


pasaba? ¿Por qué siempre tenía que desafiarlo? Mi orgullo hablaba antes de
que mi sentido común hiciera acto de presencia, incluso cuando mi orgullo
sabía que era una batalla perdida.

Una sonrisa retorció sus labios cuando me hizo retroceder contra la


pared.

¿Eso es un desafío?

No respiré temblorosamente . Sólo fue un descuido de tu parte.


Tenía que concentrarme extremadamente duro en cada palabra,
asegurándome de que no había indicio que él pudiera conseguir de mí.

Qué raro, así no es como lo recuerdo susurró en mi oreja, su


respiración era caliente en mi cuello. Luego bajó su cabeza, sus labios sobre
los míos. Todo en mi cuerpo gritaba para que me tomara allí mismo, pero no
me moví . Sé que estabas escuchando anoche. No hay lugar al que puedas ir
y yo no pueda sentirte. Las puntas de su pelo hicieron cosquillas en mi
mejilla cuando se inclinó y sus labios rozaron ligeramente la curva de mi
cuello. No besó mi cuello ni hizo nada más, pero sólo haciendo eso, ya sentía
mis piernas convirtiéndose en mantequilla. Su boca y su barba incipiente
iban subiendo por mi cuello, la cálida respiración hacía cosquillas en el
punto sensible detrás de mi oreja. Bloqueando mis piernas, las forcé a no
rendirse. Ambos estábamos respirando más erráticamente, el deseo y la
pasión llenaban el espacio entre nosotros como el fuego . ¿Ésta eres tú no
siendo seducida? susurró en mi oreja.

Giré mi cabeza para mirarlo, agarré sus bíceps y nos di la vuelta,


lanzando su espalda contra la pared. Me acerqué, mis labios rozando su
oreja y garganta. Mis manos subieron por su cuerpo, mis uñas trazaban su
pecho, pasando por su cuello y por su pelo, haciendo que un pequeño
gruñido vibrara en su pecho. Esto no era un acto; sabía que me deseaba.

Parece que tenías razón. Llevé mis labios ligeramente sobre los
suyos, mi voz sonaba sin respiración y necesitada.

¿De verdad? Sus labios se curvaron en una sonrisa sobre la mía.

Mi rodilla subió, golpeando con fuerza en su destino. Eli se dobló de


dolor, deslizándose por la pared hasta el suelo.

He estado soñando con hacer esto desde que te conocí. Me giré y


salí caminando con fuerza hacia la puerta. Tendría que pagar al infierno y
tomar una ducha fría, pero no me importaba. Valía clarísimamente la pena .
También puedo jugar a este juego.
CAPÍTULO 10
Traducido por Eni
Corregido por Dayi Cullen

Antes de que tuviera una oportunidad de pensar en lo que estaba


haciendo, entré pisando fuerte a la casa y me dirigí por el pasillo, abriendo
de un tirón la puerta de la habitación de Gabby. La decoración encajaba con
su personalidad; era una vista de los años 1970 de la era punk inglesa. En
una de las paredes colgaba un cuadro gigante a blanco y negro de la Reina de
Inglaterra. El cual tenía escrito, a través de sus ojos, “Dios Salve a la Reina”.
Sobre su boca se deletreaba “Sex Pistols”8. No conocía del todo bien a Gabby,
pero parecía como del tipo que podría colgar un cartel como ese, debido al
puro humor retorcido que encontraba en esa declaración. Su colcha era
negra con almohadas de color rojo difuso. Levantó la vista desde su cama
donde estaba leyendo.

—Eres una perra manipuladora, ¿lo sabes?

Sus cejas se levantaron, pero no respondió otra cosa.

—Entonces, ¿estabas intentando una nueva estrategia conmigo?


Haciendo que me compadezca de ti para así lograr que te ayude de forma
voluntaria en vez de verme obligada a hacerlo.

Di unos pasos más adentro de la habitación.

—Las cosas serían mucho más fáciles. —Ella rodó poniéndose sobre su
estómago, sentándose.

Un grito amenazó con escaparse. Estaba tan cansada de ser utilizada, y


su confirmación indiferente me enojó incluso más.

8
Banda de punk rock formada en Londres en 1975, considerada la responsable de
haber iniciado el movimiento punk en el Reino Unido.
—Así que admites que eres una mentirosa, una perra engañosa y que
todo lo que dijiste fue simplemente para tenerme “de tu lado”

—Ni una sola palabra fue mentira. —Cerró su libro, poniéndolo a su


lado.

—TODO fue una mentira.

—Eso depende de tu punto de vista. —Gabby se levantó y se acercó a


mí—. Eli esta posponiendo esto. Así que, sí, admitiré que estaba esperando
convencerte de que nos ayudaras. Si tenía que manipular, que así sea. Pero
no te mentí.

—Entonces, ¿qué quisiste decir cuando dijiste que podías sentir a Eli
“reclamándome”?

Los ojos de Gabby se lanzaron nerviosamente por encima de mi hombro,


lejos de mí. Era evidente que no quería tocar el tema. Tal vez realmente no
tenía la intención de decirme todo.

—Sí, Gabb, ¿qué quisiste decir?

Una voz profunda y ronca habló detrás de mí. Eli estaba en la puerta, su
alta figura llenaba todo el marco.

Miré de nuevo a Gabby. Tragó con nerviosismo y luego se rió. —Fue una
manera de conseguir que nos ayudara.

—Eres una perra.

Entrecerré los ojos en delgadas hendiduras. La vergüenza sacudió mis


emociones; hubiera querido que sus palabras fueran verdaderas.

Escaneando a ambos, dejé salir una risa enloquecida.

—Todos ustedes están tan obsesionados con la idea de volver al Otro


Mundo que ni siquiera les importa la forma de llegar allí. Manipulando,
engañando, dañando, matando… lo que sea que haga falta, ¿cierto? ¿Pero
saben que es lo gracioso? No sé si ustedes ya saben por qué quieren volver.
Nunca he oído a alguno de ustedes decir qué echan de menos de su casa o
qué habría allí para ustedes si vuelven. ¿Por lo menos ya lo saben?

Empujé a Eli contra la pared, pasé junto a él, y salí corriendo de la


habitación.
Furiosa conmigo misma y todo lo relacionado con el Otro Mundo, salí
corriendo hacia el bosque, necesitando estar alejada de todos. Caminé un
poco antes de dejarme caer bajo un árbol, donde corría el aire fresco. Los
aromas terrosos llenando mis fosas nasales cuando inhalaba,
inmediatamente me relajaron. Una fuerza zumbante pasó a través de mí.
Fue tan pequeña que estaba segura de que lo había imaginado. Bajé la
mirada hacia el brazalete hechizado por los duendes en mi muñeca. No
pesaba casi nada, pero su significado hacía peso sobre mí. Permanecí bajo
los árboles durante mucho tiempo antes de que la abundante niebla se
aferrara a mí, sin distinguir la diferencia entre los árboles y yo.

Cuando mi sangre comenzó a burbujear en mis venas, me quejé.

—Vete, Eli. Déjame sola.

—No es posible o probable. —Una gran masa oscura emergió de la


niebla.

Froté mi frente, tratando de evitar romperme en mil pedazos.

—¿Por qué? ¿Por qué no puedes dejarme en paz?

Se movió más cerca, una sonrisa tiró de la comisura de su boca.

—Porque realmente no quieres que lo haga.

El recuerdo de él diciéndome algo similar en el bosque meses atrás,


antes de que primero me besara, produjo calor, el cual picó en mis mejillas y
mi cuerpo.

Mis ojos se dispararon hacia él. —Oh, lo quiero. Realmente lo quiero.

Ignorando mis palabras, Eli se sentó a mi lado. Su hombro rozó el mío


cuando se acomodó más cerca contra el árbol.

—Probablemente merecía que me dieras con la rodilla en la ingle.

Mi sonrisita le dijo que estaba de acuerdo con él.

—¿Te sientes mejor ahora? —Su tono contenía una ligera diversión.

Con mi cabeza en mis brazos, la incliné para mirarlo.

—Lo hice en ese momento.


Nos sentamos en silencio por un momento, observando la niebla
serpentear sobre el suelo y las plantas.

Eli dejó escapar un suspiro. —Sabes Brycin, ¿lo fácil que sería si no
estuviera atraído por ti? Quiero más que nada no preocuparme por ti.

Sus palabras solamente invocaron el resentimiento y aumentaron mi ira.

—Vaya, lo siento mucho. Estoy segura de que lo superarás.

—Em… —jadeó.

—¿Qué Eli? ¿Se supone que eso me halague? ¿Me haga sentir mejor?

—No pretendía hacer eso tampoco.

—Además, es probablemente la sangre. Algo que vas a superar con el


tiempo.

—Em…. —trató de interrumpirme, pero seguí por encima de él.

—Me refiero a que ¿siquiera te gusto? ¿Como persona? ¿O esto es


completamente superficial porque tengo tu sangre?

—Sí…

—¿Sí? —lo interrumpí otra vez—. ¿Estás bromeando? —El fuego


quemaba profundamente dentro de mí. Me levanté con brusquedad—. ¿Por
qué debería estar sorprendida? Desde el primer día que me conociste, me
miraste como si fuera un bicho raro bajo tu zapato. Estar atraído por una
Dae repulsiva debe hacerte enfermar. ¿Cómo lo soportas, Eli?

—No lo hago —Eli estuvo de repente a unos centímetros de mi rostro—.


No tienes ni idea de lo difícil que es luchar contra esto, contra ti. Estos
sentimientos son mi propio infierno personal.

Mis palmas se encontraron con su pecho, medio golpeándolo, medio


empujándolo.

—¡Vete a la mierda!

—Ese es el problema. —Levantó sus manos—. Eso es exactamente lo


que quiero hacer. Lucho contra las ganas de quererte a cada minuto del día.
Y no debería. Debería estar asqueado de ti, de la mera idea de besarte. Pero
no lo estoy. Me gustas, como persona. Me haces reír. Constantemente me
retas. Me gusta cuando estás alrededor y odio eso. Estás en todas partes y en
todo —me disparó.

—Entonces intercámbiame. Entrégame al Rey Unseelie. Problema


resuelto. Todos ellos.

—Ojalá todo fuera así de fácil.

—Eres el que me dio tu sangre. No quiero esta conexión tampoco.

Un gruñido surgió de Eli, sus manos tirando de su cabello hacia atrás.


Una señal de que estaba golpeando altos niveles de frustración.

—Esto no tiene nada que ver con mi maldita sangre.

—Entonces ¿con qué tiene que ver? —grité de vuelta.

—No sé.

—¿Tiene que ver con tu odio hacia los Daes? Dime lo que pasó, qué
ocurrió para crearte tanta repugnancia hacia ellos.

Se volteó, su mandíbula apretada.

—No entiendes —su voz era baja y fría.

—No, no entiendo. Así que dime.

Sus ojos se movieron hacia los míos. No puedo.

¿No puedes o no quieres?

Eli contuvo el aire, su atención se centró en la copa de los árboles.

—Los Daes masacraron mi clan. Me quitaron a mi familia y a todos a los


que amaba.

Mi mandíbula se aflojó. —¿Qué?

—No pienses ni por un momento que tu clase es una especie indefensa e


incomprendida. No lo son. No somos los únicos monstruos sin alma allí
afuera.

—Dios mío, Eli. Lo siento. ¿Qué pasó?

Su mirada se apartó de la mía. Podía sentir el cambio en su cuerpo. Se


estaba encerrando en sí mismo de nuevo.
—No quiero hablar de eso. En realidad vine aquí para entregarte esto.

Regresó de nuevo a donde estábamos sentados en el suelo y agarró un


objeto. No lo había notado la primera vez que se acercó.

Se dio la vuelta, entregándomelo. Le tomó un momento a mi cerebro


comprender lo que me había dado. Cuando lo hizo, las emociones intensas se
incrementaron.

—Mi cuaderno de dibujo.

—Es uno nuevo. No fui capaz de coger el tuyo de tu casa. Sé lo mucho


que disfrutas dibujar y pensé que te gustaría tener uno aquí.

Me quedé mirando el nuevo cuaderno de dibujo.

—¿Saliste y me compraste un cuaderno de dibujo? —Mi cabeza se


sacudió con confusión. Eli se encogió de hombros, manteniendo sus ojos en
los árboles—. A veces no te entiendo, Eli.

—Yo tampoco, Brycin.

Me sentía tan desorientada. Hacía un momento estábamos peleando y


después me estaba dando un regalo. Un regalo muy considerado. Fue todo el
camino hacia una tienda de arte para comprarme algo que sabía que me
gustaba. Mi corazón reaccionó antes que mi cerebro pudiera intervenir. Me
acerqué a él, poniendo mi mano libre suavemente en su mejilla. Mis labios
encontraron los suyos en un suave beso. Sus labios no vacilaron en
reaccionar ante los míos. Inmediatamente, el calor se cargó entre nosotros.
Rápidamente me alejé. Sin decir una palabra me di la vuelta y corrí fuera del
bosque.

Cuando regresé a la enfermería, mi habitación por ahora, Jared estaba


sentado, mostrando mínimas señales de sus lesiones. Él sonrió. Su
personalidad alegre estaba de vuelta en abundancia.

—Oye, ¿te sientes mejor? —pregunté.

—Sí, papá dice que estoy sanando con rapidez; no tan rápido como ellos,
pero estaré mejor pronto.

—Bueno. —Me senté en la silla junto a su cama—. Lo siento… esto no


debió haberte pasado. Fue mi culpa. No debí pedirles a los chicos que fueran
allí.
—¿Estás bromeando? —espetó—. En realidad tuve que luchar y no con
un saco de arena o con uno de los chicos fáciles. No voy a mentir y decir que
no dolió, pero fue la primera vez que en realidad tuve que luchar con algo de
verdad.

Una risa de alivio estalló de mí.

—¿No estás enojado?

—No, en absoluto. Fue impresionante —replicó él—. Sé que estos chicos


me protegen porque no soy un buen Morador Oscuro. Tienen miedo de que
mi parte humana muera. Soy mucho más vulnerable que ellos, pero olvidan
que aún soy duro de matar y ya no soy un bebé. Voy a tener diecisiete años
en ocho meses. Pero debido a que no tengo siglos de antigüedad como ellos,
me tratan como un niño.

—Sí, pero ellos lo hacen porque te quieren.

—Lo sé, pero ahora estoy creciendo. Quiero que empiecen a tratarme
como lo que soy, parte del clan. ¿Sabes que es tener todos esos chicos
tratándote como si fueras un niño, actuando como padres, madres,
hermanos mayores, hermanas, y tíos? ¿Diciéndote que hacer, sin dejar que
realmente hagas algo, siempre tratando de mantenerte en una burbuja de
seguridad? Me siento como en una prisión y me está volviendo loco.

Sonreí.

—Sabes, yo también.
CAPÍTULO 11
Traducido SOS por Evarg7
Corregido por Eni

Un poco después, Owen entró y sonrió al encontrar a sus dos pacientes


en un lugar. Ser supervisada como una rata de laboratorio se estaba
convirtiendo en una segunda naturaleza para mí.

Ambos están curándose bien. Un día más en cama, Jared, y estarás


como nuevo. Owen ignoró su resoplido molesto. Jared estaba tan lleno de
vitalidad que hacer que se sentara doce horas necesitaría de un milagro.
Owen se movió hacia mi cama . Ember, tengo los resultados de la sangre
que tomé antes… Su voz se fue apagando, lo que me hizo tragar. Cuando la
voz de un doctor se apaga, nunca era bueno.

¿Qué? pregunté . ¿Está mal? ¿Qué me pasa?

No hay nada mal en ti pero… Se sentó en la silla junto a mi cama, su


cara se tornó seria . Sigues cambiando. La combinación de tu sangre con la
de Eli ha vuelto a cambiar tu ADN.

¿Qué significa eso? Un sentimiento raro me inundó. Mi sangre picó.


Era una sensación rara, como si estuviera siendo observada, pero no por
Jared ni por Owen. Frotándome los brazos, dejé que mis ojos le echaron un
vistazo a la habitación. Nada, estaba siendo tonta; mis emociones sólo
estaban desbocadas.

Te dije antes que mezclar sangre entre diferentes especies de Fae


nunca se ha hecho. A los humanos, si se les da el tipo de sangre equivocado,
probablemente morirían. Sus sistemas inmunes atacarían las células rojas de
su sangre en la sangre del donante, si las sangres son incompatibles. Los Fae
sólo pueden tomar sangre de la misma especie o podemos morir. Éste
siempre ha sido el caso, hasta ti. No sé si es una rareza Dae lo que permite
esto, o si sólo eres diferente. Pero, asombrosamente, tu propia sangre no
sólo ha aceptado la de Eli, sino que la ha tomado como propia, creando otro
filamento en tu ADN.
»Como no moriste por la sangre de Eli, supuse que tu sangre diluiría la
suya hasta que se acoplara a la tuya. Y quizá, sólo al principio, mostrarías
algunos síntomas o características como las suyas antes de volver a la
normalidad. No solamente estás adoptando nuestras características, sino
que tus habilidades y las nuestras se fusionan en su propia categoría.
Todavía eres Dae, pero ahora tienes un filamento de Dae y Morador Oscuro
junto con tu ADN Dae.

La alarma se estaba colando por mi exterior tranquilo.

De acuerdo, tus labios se mueven, pero todo lo que oigo es bla, bla, bla.
Explícalo sin tecnicismos.

La boca de Owen se estiró en una sonrisa.

No necesitas nada sin tecnicismos, Ember, pero lo haré. Se sentó


hacia delante, juntando sus manos . Creciste familiarizada con la anatomía
humana, así que empezaré por ahí. En pocas palabras, los humanos tienen
ADN en cada célula. Cada hélice de ADN está constituida por dos filamentos
enrollados con 23 pares de cromosomas. Bueno, la anatomía Fae tiene una
estructura celular similar, pero la nuestra está hecha de ocho filamentos,
más o menos, dependiendo del tipo de Fae que seas. Ha habido
descubrimientos de algunos humanos que tienen tres, a veces cuatro
filamentos, y estudios que han demostrado que los humanos que tienen más
de dos filamentos tienen “habilidades especiales”. Son vistos como
maravillas médicas. Esos humanos probablemente tienen herencia Fae en
algún lugar de su historial. Hubo un tiempo en que los Fae se mezclaban con
humanos insospechados mucho más libremente. Owen miró sobre su
hombro a Jared. Jared parecía aburrido e inquieto, hojeando una revista de
aparatos de computación . Jared, por ejemplo, porque él es parte humano,
tiene seis filamentos.

Seguía escuchando que Jared era medio humano, pero nunca oí hablar
de la madre de Jared. Sabía que había una historia allí. La curiosidad ganó.

¿La madre de Jared sabía lo que ustedes eran?

Owen se enfureció. Su mandíbula se juntó mientras que sus ojos


brillaron, sus pupilas se agradaron. Era la primera vez que realmente veía la
parte de Morador Oscuro en él. Era más inquietante que verlo en cualquiera
de los otros. Con Owen casi podías olvidar lo que era; con los otros ése
nunca era el caso. Obviamente, Owen había trabajado mucho para esconder
su naturaleza depredadora. Su reacción solidificó que había más en la
historia y más en Owen que lo que se veía a simple vista. ¿Cuál era su
historia? ¿Qué hizo que reaccionara tan fuera de sí? Mis entrañas me dijeron
que no era una historia feliz.

No. No tenía idea de lo que somos. El tono de Owen era claro: No


presiones.

Aclarándome la garganta, volví al tema original.

De acuerdo, entiendo todo hasta ahora. Humanos dos, Fae ocho. ¿Y


qué tengo de raro en mí?

Nuestro ADN puede copiarse a sí mismo, pero usualmente no forma


nuevas moléculas de ADN. Aquí es dónde tú difieres. Cuando primero
examiné tu sangre, tenías diez filamentos por hélice, lo que parecía alto, pero
puede ser normal para un Dae. Ya no tienes diez.

¿Cuántas tengo?

Tienes trece.

Aturdida, me senté con los ojos y la boca abiertos de par en par. Oí sus
palabras y las entendía, pero mi cerebro lo estaba pasando mal al
comprender la información.

¿Trece filamentos en mi ADN? Supongo que ya no podía jugar mi carta de


humana.

También son diferentes. Has construido nuevas moléculas de ADN.

¿Qué significa eso para mí?

Todo esto es nuevo para mí, así que no estoy seguro. Pero los
resultados de tu prueba demuestran que eres extremadamente saludable y
fuerte. Ahora más aún. Abrió sus manos hacia arriba en demostración de
perplejidad.

Apenas me había acostumbrado a la idea de que era una Dae, ¿ahora era
algo distinto?

Sintiendo mi miedo, rápidamente añadió:

No te preocupes. Todavía eres Dae. Piensa en ello como que eres Dae
con Morador Oscuro por un lado.
¿Así que soy una mezcla Fay-Demonio-Morador Oscuro? ¿Soy un
chucho en el mundo Fae? chillé . ¿Me estás tomando el pelo?

Me temo que no replicó Owen.

Asombroso… dijo Jared desde el otro lado de la sala . Ember, el


maravilloso chucho del Otro Mundo.

Ambos, Owen y yo, lo fulminamos con la mirada. Su sonrisa se hizo más


grande.

No ayudas, Jared Owen negó con la cabeza.

¿Por qué? Eso es muy genial. Eres incluso más poderosa.


Probablemente podrías patearle el trasero a alguien ahora que tienes
algunas de nuestras capacidades.

Jared. El tono de Owen advirtió. Jared se volvió a sentar,


enfurruñado, pero silencioso.

Lo que yo había hecho en mi casa cuando me puse toda loca-


depredadora con Vek no era una habilidad Dae. Algo más lo desencadenó.
¿Mi nuevo gen de Morador Oscuro? Pero había sentido una celeridad en mis
fuerzas Dae allí. Las sentí tratando de pasar por encima de la barrera del
brazalete. Todavía podía sentirlas empujar contra el agarre de hierro y
fortaleciéndose.

¿Ser parte Morador Oscuro contrarresta alguna de mis habilidades de


Fay o Demonio?

¿Contrarrestar? Owen me miró con curiosidad . No lo creo… ¿por


qué preguntas?

Bueno, no es algo que realmente haya pensado hasta hora. Asumí que
era una cualidad Dae o quizá todos las Fay al final se harían inmunes
después de un tiempo… pero he notado que los efectos del hierro se han
estado difuminando. Golpea duro al principio, pero día tras día siento mi
energía volver. Mis poderes están tratando de pasar por encima.

Los ojos de Owen se abrieron mucho.

Los Fay nunca se hacen inmunes al hierro. Se detuvo, pensando en


lo que le había dicho . No tengo experiencia médica con Daes, así que no
puede decirlo con seguridad, pero, por lo que sé, ellos tampoco. Ser sólo
medio Fay no aparta la alergia al hierro. Si esto te está pasando, entonces es
algo que tengo que investigar. Posiblemente sea el ADN de Morador Oscuro
que te haga resistente al hierro, lo que tendría sentido.

¿Significa…?

Después de que Lorcan te atacara, no sólo estabas muriendo por


pérdida de sangre, sino por las toxinas en tu sangre le asentí para que
siguiese . Los Moradores Oscuros tenemos toxinas altamente venenosas en
nuestras garras. Un pequeño rasguño te dejaría extremadamente enferma y
Lorcan hizo mucho más daño. Pero no fue hasta que tuviste la sangre de Eli
que tu fiebre bajó.

Mientras crecía, nunca me enfermé, ni siquiera un resfriado. No sabía


que era porque era Fae. Así que las dos veces que me había enfermado, lo
había encontrado raro. Ahora lo entendía. Cada vez había sido justo después
de un rasguño de un Morador Oscuro: primero de Eli, luego de Samantha.

¿Cuándo empezaste a notar tu inmunidad al hierro? preguntó


Owen.

Intentando recordar mis experiencias pasadas con el hierro, me apoyé


contra la almohada. Siempre pensé que era una alergia mientras crecía, así
que evité el contacto con ello tanto como me fue posible. Yendo hacia atrás
en los recuerdos, no podía recordar un tiempo en que era indiferente o
podía funcionar alrededor de eso hasta que Lorcan me puso en una prisión
con barras de hierro. También me había acostumbrado a las esposas que me
había puesto la Reina. Bajé la mirada a la baratija de duendes envuelta en mi
muñeca. Todas esas veces ocurrieron después de que Eli me diera su sangre;
era la sangre de Morador Oscuro, lo que creaba una resistencia a ello con el
tiempo.

Le dije a Owen lo que recordaba y esto sólo pareció confirmas su teoría.


Yo había cambiado; era un hecho. Eli había alterado más que mi ADN. Me
había cambiado a mí. No podía negar que él era genuinamente una parte de
mí, enraizada a mi ADN y sangre. No estaba claro si era algo bueno o malo.

También sospecho que es así como eres capaz de traerlo a tus escenas
oníricas.

Pero dijiste que sólo los Fay pueden estar en esas escenas. Él no es
Fay, y yo tengo su sangre, no él la mía.
Eso es verdad. Pero a veces las cosas no son blancas y negras.
Ciertamente, la magia no lo es. Tu conexión con Eli va más allá que la sangre
o el ADN.

¿A qué te refieres?

Lógicamente, si eres parte Morador Oscuro ahora, debería ser capaz


de sentirte o incluso comunicarme contigo en mi cabeza. No puedo. Los
Moradores Oscuros son similares a los lobos porque trabajamos como
manada. Podemos comunicarnos y sentir a los otros desde distancias vastas.
Debería ser capaz de sentir la sangre de Eli en ti, pero es como si tus
habilidades Dae la estuvieran enmascarando.

Archivé esta nueva información en mi “Archivo Fae” constantemente


actualizada.

La habitación estaba en silencio. Miré a Jared; había estado silencioso


mucho más tiempo del normal. Su cabeza estaba oscilando mientras se
quedaba dormido. Una sonrisita jugó en mis labios. Él era como un cachorro,
todo saltos y luego quedándose dormido a mitad de la frase. Ojalá pudiera
hacer lo mismo, pero mi mente no me dejaría descansar.

Me confunde el porqué no puedo sentirte. ¿Eres consciente de mi


presencia? Owen me trajo de vuelta hacia él. Sonaba raro porque estaba
sentado junto a mí, pero sabía a lo que se refería. Cerré mis ojos y me
concentré en cualquier cosa que sintiera o reconociera la sangre de él. No
sentí nada. No, espera, sí que sentía algo.

Eli. Incluso cuando no podía precisar su localización exacta, podía sentir


que estaba cerca… justo como sabía que se estaba acercando a mí cuando
estaba en las calles.

Él es el único que sientes, ¿cierto? No era realmente una


pregunta . ¿Hay algo más que no me hayas dicho todavía?

Había una cosa más que me venía a la mente. Algo que siempre había
estado ahí, pero no lo había cuestionado mucho anteriormente.

Casi desde el momento en que conocí a Eli, hemos sido capaces de


“entendernos” Bajé la mirada a mis doblados dedos, sintiéndome de
repente vulnerable . No escucho su voz en mi cabeza ni nada, y tengo que
mirarlo. Pero, a veces, puedo entender lo que sus ojos me están diciendo.
Nos podemos comunicar sin hablar.
Owen se sentó más recto en su asiento.

¿Ninguno de ustedes pensó en decirme esto?

No. En ese entonces no quería pensar en lo que realmente significaba


ni en cómo era posible; luego se hizo natural.

Eli nunca puso mi atención en esto tampoco. Owen presionó sus


labios . ¿Estás diciendo que esto empezó antes de que te diera su sangre?

Sí, mucho antes… cuando lo conocí por primera vez.

Owen se apoyó en el respaldo de su silla.

Éste es otro suceso que debería ser imposible. No deberías ser capaz
de comunicarte con él así, en absoluto, especialmente si fue antes de que
recibieras su sangre. Ambos nos sentamos en silencio. La mente de Owen
parecía estar trabajando a un millón de kilómetros por segundo. Sólo los
suaves ronquidos de Jared rompían el silencio. Al final, Owen negó con la
cabeza . Como dije, tú y Eli tienen una conexión que va más allá del ADN y
la sangre. Algunas cosas no pueden ser explicadas por la lógica ni la ciencia.
Ustedes tienen algo que nadie puede definir. Entiendo su lucha ahora.

Mucho después de que Owen se fuera, sus palabras me pegaban en el


costado como una espina. Había tantas cosas que deberían preocuparme,
pero un detalle se seguía repitiendo en mi mente. Era lo que había dicho
sobre Eli y yo teniendo una conexión que iba más allá de la sangre y el ADN.
Siempre me sentí atraída por él. Últimamente, pensé que podía ser por su
sangre, pero era más que eso. Incluso antes de que hubiéramos estado
conectados. No podía explicarlo, describirlo ni razonarlo. Estaba ahí y
dudaba que alguna vez se fuera, lo que me aterrorizaba. No dejaba que la
gente me conociera y no me gustaba depender ni necesitar a la gente.
Incluso con mis amigos siempre mantuve una ligera barrera. Me mantenía a
salvo. Pero Eli no se quedaría detrás de las barreras que levanté. Como un
fantasma, había traspasado mis gruesos muros, dejándome con el deseo
sobrecogedor por él. Con sólo una imagen podía recordar con exactitud
cómo sus labios se sentían sobre los míos, cómo sus manos se sentían en mi
cuerpo.

Espero que esos pensamientos que te están haciendo sonreír así sean
sobre mí estando desnudo en la ducha y que me estés enjabonando.
Mi cabeza se levantó para ver a Eli en el umbral, mirándome. La
humillación fluyó a mis mejillas con un intenso tono rosa. Una sonrisa
satisfecha llegó a sus labios. Sabía que me había atrapado. No estaba tan
lejos de lo que había estado representando en mi mente.

Vamos Inclinó su cabeza a la salida . Vamos a probar tus


habilidades de Morador Oscuro.

Obviamente, Owen le había contado a Eli, y probablemente a Cole, sobre


sus últimos descubrimientos.

¿Puedo ir yo? dijo Jared de forma somnolienta, sus ojos sólo estaban
entrecerrados.

No. Tienes que seguir descansando, pero te sacaré tan pronto como
estés listo.

Estoy listo ahora Jared se sentó, frotándose los ojos.

De acuerdo, lo que quería decir era: tan pronto como tu papá dé el


visto bueno. Eli fue hacia Jared y despeinó su cabello.

Jesús… estoy tan harto de ser tratado como un niño refunfuñó


Jared, pero se sentó en sus almohadas. Pudo haber estado irritado, pero
respetaba la autoridad de su Alfa.

Agarrando mi chaqueta y zapatillas, seguí a Eli y salí por la puerta.


CAPÍTULO 12
Traducido por krispipe
Corregido por Talita

—¿Eli?

—Puedes hacerlo—Saltó sobre la roca—. Salta.

—Sí, claro. Está negro como la boca del lobo aquí fuera. No soy mitad
gato, sabes.

—Yo tampoco.

¿Seguro? Por lo que yo había experimentado, los Moradores Oscuros


tenían una gran cantidad de cualidades de los jaguares, excepto que eran un
millón de veces más aterradores.

—Vamos…—Había un desafío en su voz.

Nunca doy marcha atrás ante un desafío. Di un paso hacia adelante y di


un salto. Mis manos agarraron la roca mientras mis pies resbalaban y
vacilaban sobre la lisa superficie. Justo cuando mis dedos se estaban
escapando de su agarre, las manos de Eli se envolvieron alrededor de mis
muñecas y me jaló sobre la cima. Tropecé con él. No nos movimos, pero su
mano había ido desde mis muñecas hacia mi cintura para atraparme.
Inconscientemente, o no tan inconsciente, lamí mis labios nerviosamente.
Aclarando la garganta dio un paso lejos de mí.

—Así que, pensé que podíamos hacer algo de entrenamiento aquí arriba.

—¿Aquí arriba? Es de noche. ¿qué tipo de entrenamiento estabas


pensando?—Giré alrededor asimilando los pocos elementos que me deja ver
la luz de la luna. Los árboles crecían dentro y fuera del cementerio de roca.
Grupos de roca de diferentes tamaños y formas salían de la tierra.

—Estaba pensando en que podría poner a prueba tu equilibrio y tú


agilidad.
—D-de acuerdo —Mi ceja se levantó—. ¿O es que deseas verme plantar
mi cara en una roca, el cual es el escenario más probable?

—No estoy diciendo que eso no iluminaría mi día. Pero estoy seguro de
que estarás más vertical de lo que piensas.

—Me alegro de que alguien me tenga confianza—contesté—. De


acuerdo, Maestro Yoda, muéstrame qué trucos quieres que haga.

Él sonrió como un lobo.

—La mente fuera de la cuneta, por favor.

—Oh, como la tuya está siempre sobre el suelo.

—Cierto —Sonreí con un leve encogimiento de hombros—. Pero vamos


a centrarnos en la razón por la que me has hecho saltar piedras en medio de
la noche.

Sin previo aviso, Eli echó a correr a través de la cima y saltó en la


oscuridad. Se movió tan silenciosa y rápidamente que la única razón por la
que sabía dónde iba era porque lo había estado observando. —Espero que
no quieras que haga eso.

—Lo hago —su voz vino desde detrás de mí, susurrando en mi oído.

—¡Santa mierda! —Salté, girando hacia él—. ¿Cómo demonios has


llegado detrás de mí tan rápido?

Él sonrió. —Quiero que dejes de lado todo lo que crees que deberías ser,
y seas quién realmente eres. —Dio un paso más cerca de mí, mirándome con
ojos de depredador. Sus pupilas habían cambiado a forma de diamante.

Él era todo masculino y viril, aterrador y peligroso.

Su mano se cerró sobre mi cadera, presionándome más cerca de su


cuerpo. La lujuria nubló mis pensamientos. Sintiéndome un poco mareada,
mis ojos se cerraron. Necesidad y deseo se apoderaron de mí. Mi cuerpo se
inclinó hacia él, mi cabeza ladeándose hacia arriba, preparándome para
sentir su boca cerrarse sobre la mía.

Cuando no me besó, abrí los ojos para verlo mirándome con aire de
suficiencia. El calor sumergió mi cara en vergüenza. —Si quieres que te bese,
te lo tienes que ganar —En un rápido movimiento, Eli me giró alrededor,
golpeándome con fuerza en el trasero—. Tu turno.
—Tan presumido—Me quejé, pero me centré en la oscuridad en la que
él había saltado.

—Puede que no seas capaz de ver en la oscuridad como yo, pero


deberías ser capaz de sentir lo que está a tu alrededor. Siéntelo. Tienes
poderes de la tierra y estás conectada a ella y ahora tienes rasgos de
Morador Oscuro. Debes sentir la tierra y verla aquí —Eli dio un golpecito en
mi sien—, incluso si no puedes realmente verla. Cierra los ojos.

Con los ojos cerrados, respiré profundamente, dejando a todo irse


menos mi conexión con las rocas y el bosque a mí alrededor. Tardó un poco,
pero eventualmente empecé a absorber mi entorno. Estaba vivo y
hablándome—no con palabras, sino con impresiones. Podía sentir la vida a
mí alrededor, alcanzándome, creando un mapa tridimensional del paisaje en
mi cabeza.

—Creo que lo tienes —Eli respiró en mi oído. Mis párpados se


levantaron lentamente y luego se abrieron. Los árboles se inclinaban hacia
mí; zarcillos de plantas se habían deslizado hacia la roca. Sus miembros
frondosos acariciaban mis zapatos—. Te reconocen y saben que eres parte
de ellos. Deja que te guíen —Eli presionó su mano contra mi espalda,
empujándome hacia adelante.

Cerré los ojos, dejando que la tierra me guiara. Despegué y me precipité


en un negro vacío. En silencio, mis pies se plantaron en el suelo, mi cuerpo se
agachó listo para su próximo movimiento. Era simple, como si mi cuerpo
supiera que hacer. Algo dentro de mí se agitaba. Esto era diferente a lo que
normalmente sentía cuando mis rasgos Dae salían. Esto era más que mis
músculos y reflejos. Sentía que podría saltar o abalanzarme sobre cualquier
cosa. Eli había declarado firmemente que los Moradores Oscuros no eran
nada como los gatos, pero no podía negar el sigilo felino que sentí en mis
movimientos.

Eli aterrizó silenciosamente a mi lado. —Creo que supe por un tiempo


que algo en ti había cambiado. Pero el momento en que te vi con Vek ayer,
tus ojos me lo dijeron con certeza.

—¿Mis ojos?

—Sí. Normalmente tus ojos se vuelven negros cuando tus poderes salen
a flote. Fue la razón por la que te arrastré lejos en la Aventura de
Rehabilitación al Aire Libre en Siverwood hace unos meses. Tu amigo, Josh,
los vio cambiar. No podía dejar que confirmara lo que vio, así que te alejé —
dijo Eli. Pensando de nuevo, la reacción de Josh tenía sentido para mí ahora.
Así como la de Eli—. Cuando te vi con Vek, tus ojos se habían vuelto negros
pero esta vez también cambiaron de forma. Tus pupilas se volvieron
verticales.

—Como hacen las tuyas… —Me había convertido en tal monstruo,


incluso para el Otro Mundo, lo que estaba diciendome algo.

—Querías matar a Vek. Pude ver al Morador Oscuro hacerse cargo.

—No sólo quería matarlo. Quería darle caza y despedazarlo en trozos


muy pequeños. —La sed de sangre, y el deseo de darle caza y matarlo habían
hecho su camino a través de mí, crispando mis músculos.

—Me hizo marear; quería hacerlo, de verdad lo quería. ¿Es eso lo que
ustedes sienten, verdad?

Él sonrió, pero no había ningún sentimiento detrás.

—Jesús, Eli. ¿Entonces soy una asesina ahora?

—Tendrás que aprender a controlarlo, yo te ayudaré a hacerlo.

—O tendrás que ordenarme parar todo el tiempo —Miré hacia abajo a


mis pies—. Lo habría matado si no me hubieras detenido. Así que… ¿puedes
controlarme?

—Ojalá —resopló—. Parece que sólo puedo ordenarte cuando entras en


estado de Morador Oscuro, quien escucha a su Alfa. En cualquier otro
momento, parece que no puedo influenciarte en absoluto.

El pánico corrió a través de mí. La idea de alguien controlándome de


alguna manera me hizo sentir ansiosa e incómoda. El poder estaba en sus
manos, y no me gustaba ni un poco. Quería confiar en que él no lo usaría
para su propio bien, pero no tenía certeza de eso. No había nadie en el Otro
Mundo en el que pudiera verdaderamente confiar, alguien que no quisiera
usarme para algo. Excepto Torin. Él parecía ser la única persona que sólo
quería protegerme. Pudo haberme puesto sobre la Reina decenas de veces,
pero incluso había ido en contra de ella para mantenerme a salvo. Pero que
él fuera su amante hacía que mi etómago girara. Se sentía mal a muchos
niveles.

Sin embargo, Eli no me había entregado al Rey Unseelie. ¿Era sólo


cuestión de tiempo? Necesitando escapar de mis pensamientos y del pánico
corriendo por mi garganta, me lancé a la carrera, saltando, brincando,
arrojándome a través del obstáculo de roca con gran velocidad, gracia y
agilidad. Todas cualidades que nunca supe que tenía.

Eli arrancó su sudadera y vino desgarrando detrás de mí. —¿No crees


que necesitas unas cuantas lecciones primero sobre cómo ser un Morador
Oscuro?

—No —Sonreí y salté a la siguiente roca. El instinto estaba en mí,


enseñándome lo necesario para hacer algo mejor que nada.

Durante la siguiente hora acotamos y saltamos a través del terreno hasta


que mi exceso de confianza vino y me mordió en el trasero, o en este caso, en
la mano.

—¿Estas bien? —Eli arqueó una ceja. Mirándolo, sacudí las piedras fuera
de mi mano—. Déjame ver —La sangre goteó sobre su palma, mientras
tomaba mi mano.

—No es más que un corte, estaré bien —Hice una mueca. El dolor
atravesó mi mano mientras Eli la tocaba. Era más que un corte porque había
mucha sangre brotando de mi herida. Mi orgullo hizo que mantuviera mis
dientes apretados.

—El corte es bastante profundo. Iremos para que Owen lo mire. No


quiero que se infecte —Se quitó la camiseta, mostrando su musculoso torso
que brillaba por el sudor bajo la luz de la luna. Desgarró la camiseta
arrancando tiras y las envolvió alrededor de mi mano en un apretado
vendaje. Este chico había perdido una gran cantidad de camisetas por mi
culpa. O tal vez quería una excusa para quitarselas. De cualquier manera, no
me quejaba.

—Parece que has hecho esto antes —mi respiración se detuvo,


endureciendo mis palabras, mientras él anudaba el vendaje. Aparté mis ojos
de su cercano pecho desnudo y los puse sobre cualquier cosa que no me
hiciera pensar en sexo. Estar cerca de él siempre me hacía sentir expuesta y
despojada.

—Owen nos enseñó lo básico, así cuando él no estuviera cerca,


podríamos seguir adelante. Es muy útil.

—Sí, apuesto a que lo es. —Nuestros ojos se encontraron. Pude sentir


como subía la tensión entre nosotros, sacándome el aire de los pulmones.
Sus ojos se hicieron más intensos, ambos apoyándonos en el otro. Sus ojos,
por un segundo, se habían vuelto como los de un gato, antes de girar su
cabeza hacia atrás alejándose de mí. Cuando me miró de nuevo, habían
vuelto a la normalidad.

Necesitaba una distracción, cualquier distracción. —¿Owen siempre ha


sido el médico de su clan? ¿O fue en lo que se convirtió en el reino de la
Tierra?

—Owen siempre ha sido nuestro médico, tanto aquí como en el Otro


Mundo. Pero estar aquí lo obligó a aprender sobre la medicina humana. Es
un analítico, un sanador en vez de un asesino, prefiriendo curarnos que ir a
un trabajo. Nunca ha estado muy a gusto con lo que somos nosotros. —Eli
cogió su sudadera con capucha de la tierra y se la puso de nuevo.

Maldición.

Cambié mi pierna sobre la otra pierna. —¿Qué pasó con la madre de


Jared?

El rostro de Eli se puso serio. —La madre de Jared era humana. Ella
nunca supo lo que era Owen o lo que sería su bebé. No estábamos mintiendo
cuando dijimos que nadie sabe sobre nosotros.

—¿Fue asesinada? —El horror llenó mi pecho. Ellos eran capaces de


asesinar, pero esto se sentía diferente. ¿Matar a una mujer inocente porque
la dejaste embarazada y tienes que guardar un secreto?

Eli miró hacia abajo. —Owen conoció a Rebecca cuando empezó la


escuela de medicina en Seattle. Ella era su compañera de estudios y se
enamoraron instantáneamente. Un año después de conocerse, Rebecca
quedó embarazada. Murió en el parto… —Hizo una pausa, recordando—.
Murió sin saber sobre nosotros o sobre el hecho de que llevaba a uno de
nosotros en su vientre. Su muerte casi destruyó a Owen. Fue capaz de salvar
a su bebé, pero no a Rebecca. Nuestra especie nunca se había emparejado o
reproducido con humanos antes. Pero conocíamos rumores. Los humanos,
generalmente, no lo hacen bien dando a luz a un Otromundante. Incluso
ahora Owen se culpa a sí mismo por su muerte. Después de que ella murió, él
dejó el hospital y regresó a vivir con nosotros. Todos ayudamos a criar a
Jared.
—Oh, Dios, que horror para Owen, salvar a su hijo sólo para ver a la
mujer que ama morir por esto. —Mi corazón se retorció por Owen, pero no
podía negar el alivio que sentí al saber que ellos no le habían hecho nada.

—Jared es de nuestra familia, pero es diferente. Es medio humano, lo


que lo hace vulnerable. Intentamos mantenerlo a salvo, pero él cree que lo
tratamos como a un bebé. Probablemente tiene razón, pero ninguno de
nosotros podría soportar si algo le pasara. Es un gran chico, increíblemente
inteligente, un genio de las computadoras. Estoy diciendo que este chico
probablemente podría entrar en los ordenadores de la NASA si quisiera. Y es
es tan fácil de llevar y es tan feliz, nada como nosotros.

—Suenas como un tío orgulloso.

Eli sorbió. —Sí, pero me temo que Cooper y yo somos muy malas
influencias para él.

—Sí, el chico no tiene esperanza —sonreí.

—Haría cualquier cosa por mi familia. Son todo lo que tengo —declaró
Eli. Sabía que se refería a sus planes para mí. No pude encontrar la voluntad
de estar enojada con él por ello; lo entendía en parte. No había nada que yo
no hiciera por traer a Mark de vuelta.

—¿Por qué no me han entregado todavía? —Bajé las pestañas


levemente antes de fijarme en él. Su enfoque se inclinó lejos del mío, y su
mano voló hasta su pelo. Medio movimiento y mi mano atrapó la suya,
obligándole a mirarme.

—Tenemos que volver —indicó.

—No, Eli. Vas a decirmelo, ¿por qué no me han entregado al Rey


Unseelie todavía? —Bajó la cabeza, mirando al suelo—. ¿Eli?

Un pequeño gruñido se disparó fuera de su pecho. —Porque… —esperé


a que continuara, mientras mi silencio parecía sólo agravarlo. No se apartó
de mi alcance, pero dejé mis dedos envueltos alrededor de su brazo—. No
podría hacerlo —murmuró en voz tan baja que apenas pude oírlo. Entonces,
se alejó de mi agarre y caminó hacia la casa.
CAPÍTULO 13
Traducido por MewHiine
Corregido por Talita

Mientras caminábamos de regreso en silencio, me arrastré un poco


detrás. Él necesitaba espacio, así como yo. Mi cerebro estaba tratando de
entenderle.

Apenas habíamos llegado al porche cuando oímos el ruido de las motos


y los distintos clics de armas. Me quedé inmóvil de terror, pero el instinto de
Eli se hizo cargo mientras me empujaba hacia abajo. Mi cabeza golpeó
dolorosamente contra la madera del porche cuando el peso de Eli cayó sobre
mí, cubriendo mi cuerpo con el suyo.

En ese instante, una ráfaga de balas atravesó el aire a nuestro alrededor,


golpeando la casa. Vidrio y astillas de madera llovieron sobre nosotros.

—Cuando diga corre, te arrastrarás hacia la pila de madera detrás de


nosotros y te ocultarás allí —dijo Eli en mi oído. Giré un poco mi cabeza para
ver el contorno de la pila de madera a pocos metros de distancia.

—¿Qué vas a hacer?

—Voy a estar justo detrás. Ahora ¡CORRE!—. Eli salió de encima de mí.
Me apresuré a través del porche mientras me agachaba tanto como podía. Él
se movió junto a mí, cubriéndome de otra ronda de balas. Bordeando los
troncos, caí al suelo detrás de la pila de madera. Eli se arrastró detrás. Su
cara se veía desdeña. En la oscuridad me tomó un momento notar las
manchas de líquido oscuro que se filtran a través de su sudadera.

—Eli, te han disparado —grité, manoseando los agujeros en su sudadera


ahora empapadas de sangre.

—No te preocupes por eso.

—¿ELI? —La voz de Cooper gritó desde el interior de la casa.


—Sí, estamos bien, —gritó Eli de vuelta, pero hizo una mueca de dolor
mientras lo hacía.

—Jesús, Eli, estás sangrando mucho —el pánico resonó en mi voz.

Hubo una pausa en el tiroteo antes de que los chicos salieran de la casa,
blandiendo sus armas. Cuando dejaron de disparar, todo lo que pude oír era
el rugido de las motocicletas de los asaltantes con exceso de velocidad en la
distancia.

—Cooper, tú y Gabby cubran el perímetro, pero mira a Jared primero.


Vayan —Cole ordenó. Los dos salieron hacia la enfermería.

Miré a Eli, sus ojos estaban cerrados, su cara era de dolor —Cole —grité,
rodando hacia adelante sobre mis rodillas, colgando sobre Eli. Unos pasos
golpearon hacia nosotros cuando Cole dobló la pila de madera.

—¡Mac an donais! 9—Cole juró y se agachó.

—No te compliques, mamá. Voy a estar bien —la voz de Eli era tensa a
medida que hablaba.

—¿Cuántos disparos tienes? —Cole estaba molesto, pero nada como el


estado frenético en el que yo estaba.

—¿Hola? Él va a sangrar hasta la muerte si no hacemos algo.

—Em, cálmate. Eli sanará. Como ya sabes, los Otromundantes sanan


rápidamente, a pesar de que va a dolerle como el infierno por un tiempo. Su
cuerpo tiene que expulsar las balas. —Él sonrió, pero luego su voz se volvió
suave—. Haré que Owen lo mire y le de un poco de sangre después.

—En serio, dejen de complicarse. —Eli se empujó a sí mismo en una


posición sentada—. Voy a estar bien. Ahora vayan a rastrear a quién haya
esto. Por su terrible olor y el sonido de las motos, no hay duda de que eran
los HdlG10.

—Represalias, —respondió Cole—. Supongo que es mejor que la otra


razón. Pero, ¿cómo nos encontraron? No debería ser posible.

—¿Represalias por qué? —Una sensación de caída cayó en mí estómago.

—Por ti —Eli tosió y echó la cabeza hacia atrás, con un jadeo.

9 Mac an donais: En gaélico “maldición”, literalmente significa “hijo de la recesión”.


10 Hijos de la Gloria.
—Bueno, eso no es del todo cierto —Cole frunció el ceño ante Eli—.
¿Recuerdas esos tipos que West y tú atacaron hace un rato?

—¿Los Ángeles del Infierno? —Por supuesto que los recordaba. Terminé
en la cárcel esa noche porque el Sheriff Weiss estaba muriendo por una
razón que me pusiera allí, incluso si simplemente me había estado
defendiendo. Pock y McNamm habían intentado luchar con West por mí,
convirtiéndose rápidamente en una completa pelea de bar. La noche terminó
conmigo rompiendo un palo encima de la cabeza de Pock y dejándolo
inconsciente. Tanto McNamm como Pock me habían asaltado y habían
querido hacer más. Los recuerdos, incluso ahora, producían náuseas través
de mi intestino, pero la reacción de Eli a aquello habían sido escalofriante.
Nunca me contó la historia y yo no quería saberla, pero los dos hombres
estaban ahora muertos y sabía que Eli tenía algo que ver con eso. No lo
sentía porque ellos se hubiera ido, pero probablemente eso debía hacer que
tuviera más miedo a los Moradores Oscuros. Eran asesinos despiadados, y
ahora yo era uno de ellos.

—Bueno, esos tipos están en una sección de Los Ángeles del Infierno
llamados los Hijos de la Gloria, una pequeña sección que ha designado esta
zona como su territorio. —aclaró Cole.

—Ellos están vengando la muerte de McNamm y Pock —murmuré—. Así


que esto tiene que ver conmigo.

—Sí, pero no de la manera que habíamos pensado. Este es un acto de


represalia puramente humano, por uno de los suyos. Es la ley de las
pandillas. No puedo entender cómo nos encontraron. Nuestra propiedad
tiene un hechizo sobre ella para evitar que los humanos la encuentren. —
Cole negó con la cabeza mientras se levantaba—. Ahora, si me disculpan,
Owen y yo debemos ir corresponder con nuestras propias leyes —Asintió
con un adiós hacia Eli y a mí.

—No quiero saber, ¿verdad?

—No —Las emociones de Elí eran lo suficientemente fuertes. Podía


sentir que estaba intentado levantarse y seguir a Cole.

Era su trabajo defender y luchar por su familia. Odiaba estar al margen.

—Ni siquiera pienses en salir —Negué con la cabeza. Fruncí el ceño y


volví a sentarme en mi trasero—. Chicos, ustedes me asustan.
—Pero éste es tu sitio.

—Sí. ¿Y eso por qué? —le exigí—. ¿Es porque soy un demonio? ¿Por qué
no me importa que esos dos hombres estén muertos? ¿No tengo conciencia o
alma o algo así?

Eli se echó a reír, pero de inmediato se encogió, congelándose hasta que


las punzadas de dolor se calmaron un poco. —Em, tienes más conciencia y
más alma que cualquier persona que haya conocido, pero no eres justa o
crítica. No ves las cosas en blanco o en negro. Entiendes que las personas
viven en zonas de sombras y hacen elecciones difíciles, no porque sean
malos, sino por las circunstancias. Y sabes que tú también puedes —Respiró
hondo—. Cualquiera puede. Coge la persona menos violenta y si alguien está
haciendo daño su hijo o ser querido, también puede llegar a matar.

Asentí con la cabeza. Estaba en lo cierto Yo sería capaz de matar. Si


alguna vez me encontraba a la persona que había asesinado a mi madre o si
alguien estaba haciendo daño Mark o mis amigos, sí, yo podría matar. —
Realmente debería tenerte miedo y odiarte.

—Sí, pero eso sería por otras razones —Cerró los ojos de nuevo, su
fuerza se estaba drenando.

Verlo con tanto dolor desgarraba mi alma. Tenía que hacer algo. —
Después de que Vek me atacó y abrió ese agujero en mí garganta, debió
haberme tomado un tiempo sanar. Cuando estuve en la escena onírica, Torin
dijo que podía ayudarme a sanar más rápido y luego me besó. —Me detuve
brevemente, midiendo la respuesta de Eli. Sus ojos se abrieron y una línea
profunda arrugó su frente—. Como sabes, mis heridas se habían curado
cuando me desperté.

—¿El punto de esta historia, Brycin? —Volvía a llamarme por mi


apellido—. No es necesario recordar el pasado entre tú y tu novio.

—No seas un idiota. Él fue capaz de curarme, ¿no es cierto? ¿Por


besarme?

—Me gustaría poder decir que no, pero los Fay tienen poderes curativos.
Como dijo Cole, los Otromundantes sanan rápidamente, pero los Fay
también pueden usar sus fuerzas terrestres. Tirando de la energía de la
tierra para sanar más rápido. La fuerza que atraen se puede transferir a otro.
Se puede hacer de varias maneras, pero el beso es probablemente uno de los
mejores. Se invoca más emoción y la energía pasa a la persona más rápido.
—Por lo tanto, yo también puedo hacer eso, ¿verdad? —Él asintió en
respuesta —. No me dijiste que podía hacer eso.

—Lo siento, olvidé mi manual Fay en casa.

Eli. . . Mis ojos le dispararon una advertencia. Él simplemente resopló, lo


que le hizo hacer una mueca de dolor mientras miraba hacia otro lado. Me
mordí el labio, con miedo a lo que iba a decir. —Yo puedo ayudarte.

—Voy a sanar.

—¿Antes de que te desangres?

Ya estaba empezando a palidecer de tanta pérdida de sangre y por


mucho que intentaba ocultar el dolor de mí, yo podía sentirlo en él. Era
insoportable.

—Deja que te ayude —Me acerqué más.

Volvió la cabeza y me miró. —¿Estás buscando una excusa para


montártelo conmigo, Brycin?

No hagas que me arrepienta de ser amable contigo. Mis ojos sostuvieron


los suyos.

Se dio la vuelta lejos, con emociones en conflicto que se mostraron en su


rostro antes de que él murmurara:

—Está bien.

—Caramba, no suenas muy agradecido ni nada, —corté— ¿Sabes qué?


Olvídalo. Desángrate, ya no me importa. —Estaba a punto de levantarme y
marcharme cuando me agarró del brazo, tirando de mí hacia atrás.

—Hey... —murmuró. Sus ardientes ojos verdes parecían atraerme hacia


él.

Tragué saliva nerviosamente y moví las piernas poniéndome a


horcajadas sobre él. ¿Qué estaba haciendo? ¿Quería que él estuviera de
acuerdo o deseaba que dijera que no? Mariposas giraron en mi estómago.
Mis sentimientos golpeaban tanto por felicidad como por el puro miedo. No
podría decir lo que realmente estaba esperando. Pero ahora me había
comprometido a mí misma.

—Bueno, realmente no sé lo que estoy haciendo. . . —Me callé.


—Creo que lo resolverás. —Su sonrisa descarada se retorció de dolor,
sus ojos estaban cada vez más distantes.

—Probablemente tienes razón —Me reí con nerviosismo—. Es


probablemente el instinto o como andar en bicicleta o...

—Brycin, cállate y bésame —Me atrajo hacia él, nuestros labios se


unieron con fuerza. La sensación de sus labios sobre los míos envió fuego
por mis venas. Mi lengua encontró rápidamente la suya, mientras el beso se
hacía más profundo. Sus manos se trasladaron a la parte posterior de mi
cabeza, acercándome más a él. Todavía no se sentía lo suficientemente cerca.
Todo en mí quemó a la vida, y me tomó un tiempo recordar que tenía que
estar haciendo algo. La concentración en energía zumbaba en mis venas, la
luz burbujeó y bailó alrededor de mí, haciéndome sentir viva. Me concentré
en ella. Mentalmente empujándola hacia él, traté de dársela toda a Eli.

Su cuerpo se sacudió y tembló, agarrándome fuertemente. Mi piel se


estremeció cuando sus manos se movieron bajo mi camiseta y por mi
espalda. Podía sentir ocurriendo el cambio, las balas se desplazaban fuera de
las heridas, cayendo al suelo manchadas de sangre. Su dolor iba
disminuyendo, siendo reemplazado por fuerza. Seguí besándolo con
abandono incluso cuando sentí que mi propia vitalidad se agotaba. Tendría
que aprender a manejar esto. Con la práctica. Montones y montones de
práctica.

El brazalete de hierro unido a mi muñeca estaba limitando la fuerza que


necesitaba sacar de la tierra. El hecho de que fuera capaz de sacar algo en
absoluto era increíble. La sangre de Eli me hacía inmune contra la cosa que
ellos querían usar para controlarme. Cada día me sentía mejor, un poco más
fuerte, fortaleciendo mi sistema inmunológico.

Cuando su cuerpo ya no necesitaba mi energía, lo sentí. Él podía sentirlo


también. Pero ninguno de los dos se detuvo. Una vez más, no había duda de
lo que quería. Yo no tenía reservas. Fue lo más segura que me he sentido de
nada. Él era lo que siempre quise, calor, pasión y deseo. Sus brazos rodearon
mi espalda mientras me levantaba, poniéndome sobre mi espalda. Su cuerpo
se movía sobre el mío. Los dedos de Eli comenzaron a tirar de mi camiseta,
mientras mis manos tiraban el botón superior de sus pantalones vaqueros.

Una voz vino desde fuera, dentro de la oscuridad, una voz que yo
conocía.
—Así que, hermanito, veo que sigues disfrutando de las ventajas de tu
trabajo. —Eli y yo nos congelamos. A través de las sombras oscuras apenas
pude distinguir la silueta de Lorcan.

Jadeando, Eli se apartó de mí, causando un agujero a través de la


conexión que habíamos creado, dejándome coja y agotada.

—Siempre fuiste grande en beneficios.

Eli me puso de pie y delante de mí. —Lorcan, ¿qué estás haciendo aquí?

—Vaya, hermano, podía sentir el amor todo el camino desde aquí. Me


extrañabas, ¿no es así?

—¿Por qué estás aquí?

—¿Tenemos un poco de mal humor? Lo siento, debo haber interrumpido


demasiado pronto. ¿Ella no es capaz de levantártela? No te preocupes. He
oído que les sucede a algunos chicos.

—Dime qué es lo que quieres, ¡ahora! —respondió Eli en advertencia.

—Whoa —Lorcan levantó los brazos en señal de rendición—. No he


venido a pelear con contigo o a lastimar a la pequeña Emmy aquí. Sólo
quiero hablar. —Su fría sonrisa me hizo extender la mano y abrazar el
agarre de Eli.

—Entonces habla.

—Modales, hermanito —Él negó con la cabeza—. Vine aquí para que
dejar saber a Ember que tiene una opción, otra que estar atrapada aquí con
tu pene flácido. Ella puede venir conmigo y salvar la vida de su padre
humano.

—¿Qué? —exclamé. Con mis piernas todavía tambaleantes, me sostuve


del brazo de Eli con firmeza.

Em, él está tratando de provocarte. Eli me advirtió.

—Te estoy dejando saber que puedes hacer bien las cosas. ¿No quieres
salvar a tu padre? ¿O es que quieres dejar que lo torturen y maten porque
eres demasiado débil para tomar su lugar?

Cuando empecé a correr hacia adelante, el brazo de Eli azotó mi pecho,


deteniéndome.
—Mírate. Todo erizado, —Lorcan abucheó, cruzando los brazos sobre el
pecho.

—¿Qué es lo que realmente quieres, Lorcan? ¿Crees que puedes irte con
Ember para dejarla en la puerta de la Reina como un mono entrenado? —Eli
se detuvo y una risa enloquecida brotó de su boca—. Yo debería haberlo
sabido. —Hizo un gesto a la casa tiroteada detrás de nosotros—. Estabas
detrás de esto. ¿De qué otra forma habrían sabido dónde estamos?

—¿Demasiado obvio? —Lorcan se burló—. Necesitaba una distracción.


Se suponía que te irías con Cole; no me imaginé que estarías aquí y que
recibirías un disparo. Fallo mío.

—E-eres un hijo de... —me lancé hacia delante de nuevo, pero Eli seguía
bloqueándome.

—¿Necesita ayuda para dominar a tu striapach?

Esta vez Eli cargó. Apenas agarrando su brazo a tiempo, le di un tirón


hacia atrás. —Eli, no. Tienes razón, eso es lo que quiere. Él ya ha tratado de
deshacerse de ti hoy, así podría arrebatarme sin luchar. Pero eso no sucedió,
así que no lo dejes ahora.

Eli se detuvo, apretando mi mano y dando un paso atrás.

Lorcan se rompió en una carcajada estruendosa. —¿Me estás tomando el


pelo? Mi hermano está en serio dominado por un pedazo de culo Dae. ¿Cómo
de irónicamente patético es eso? Y bien, francamente, un poco desagradable.
¿Qué pensarían nuestros padres sobre esto?

Eli apartó la vista de mí y me soltó la mano. Eso picó, pero estaba


agradecida de que me hubiera escuchando y no tratara de acercarse y
golpear a Lorcan, no importa lo mucho que él se lo buscara.

—¿Eli? —La voz de Cooper gritó desde la casa—. ¿Dónde demonios


estás, hombre? ¡Nunca vas a creer el olor de quien recogimos! —Vino
corriendo por la esquina, parándose en seco cuando vio a Lorcan. Gabby y
Jared casi se estrellaron contra su espalda, ya que llegaron corriendo por
detrás—. Hablando del diablo.

—¿Qué estás haciendo aquí, Lorcan? —Gabby se movió alrededor de


Cooper y se paseó, poniéndose junto a Eli. El resto de ellos siguió su ejemplo.
Ninguno parecía asustado de Lorcan, sencillamente curiosos y tal vez un
poco recelosos.
—Tú también me has echado de menos, Gabb. Vamos, sabes que lo has
hecho.

Ella cruzó los brazos en respuesta, mirándolo. —¿Dónde están los


demás? —Gabby asintió hacia el bosque—. ¿Ocultos detrás de un árbol?

—Ellos están aquí. . . bueno, todos excepto West.

—¿Dónde está West? —preguntó Gabby.

— West ha sido relevado.

El nudo en mi pecho se apretó. La forma en que lo dijo me revolvió el


estómago. Si lo hubieran matado o incluso hecho daño… Mi piel se volvió fría
y húmeda, cuando un escalofrío recorrió mí cuerpo.

—¿Qué significa eso? —exigió Gabby.

—Todo lo que siempre he tratado de hacer es ayudar a mi familia, pero


ellos siguen tomando las decisiones equivocadas y que sólo nos hace daño.
—Lorcan dirigió su respuesta a Eli.

Eli cruzó los brazos, manteniendo su tono de voz. —¿Así que esto es lo
que quieres, una pelea entre nosotros? ¿Cómo es que eso va ayudar a la
familia?

—No es lo que quiero, pero voy a pelear contigo si tengo que hacerlo.
Parece que soy el único que no ha olvidado lo que significa esta chica para
nosotros. —Lorcan miró fijamente a Eli—. Yo no soy la razón por la que
estamos aquí, por lo que todo nos ha sido arrebatado. Lo eres tú. Pero sin
embargo, ¿ellos te aligen a ti como su líder?

La acusación hizo girar mi cabeza hacia Eli. ¿Él era la razón de que
fueran exiliados? ¿Cómo? ¿Por qué?

—¿Qué significa eso? —La voz de Jared rompió el silencio lleno de


tensión.

Sin mover su mirada fuera de Eli, Lorcan se dirigió a Jared. —J, ¿por qué
no vuelves a casa? Déjanos manejar esto.

El pecho de Jared se hinchó —No. Yo me quedo aquí. Soy parte de este


grupo también. ¿Cómo pudiste hacernos esto, Lorcan? Pensé que éramos
familia.
—Las cosas han cambiado, muchacho —respondió Lorcan— Tú líder
aquí ha elegido una Dae sobre su familia.

—Jared, vuelve a la casa —instruyó Eli.

—No. Yo no me voy. No soy un niño. Soy parte de este clan tanto como
cualquiera.

—Jared. Ahora. —ordenó Eli. El Alfa de Jared había hablado. Juró dio
patadas en el suelo, pero se dio la vuelta y se dirigió hacia la casa.

—Lorcan, no seas tonto. No lo hagas. —Cooper se acercó a Eli.

—¿Hacer qué? Hice esto por ustedes. Yo soy el único que es un


verdadero líder aquí. Me he sacrificado por ustedes, ¿y este es el
agradecimiento que recibo?

—¿Sacrificado? —soltó Eli —. Tienes una versión distorsionada de lo


que es un verdadero sacrificio, por lo que nunca serías un buen líder.

Un profundo gruñido vibró en el pecho de Lorcan. —Tú eres el que tiene


sus prioridades jodidas. —Dio unos pasos hacia adelante. Esto iba a
convertirse en una pelea.

Di un paso entre ellos. —Si me voy contigo, ¿dejarán ir a mi padre?

—No acaba de funcionar así. Retener a tu papá es la mejor manera de


mantenerte cooperativa.

—Ella no va contigo, Lorcan. —Eli me agarró del brazo y tiró de mí hacia


atrás.

—Creo que eso realmente debería decidirlo Ember —dijo Lorcan,


volviéndose hacia mí—. Y, yo no me apresuraría demasiado en decir que no.
Es más que la libertad de tu padre lo que está en juego ahora.

—¿De qué estás hablando?

—Ya deberías conocerme, mi mascota. Siempre vengo con garantías.

El sonido de personas caminando sobre follaje atrajo nuestra atención


sobre el hombro de Lorcan. Mis ojos se habían acostumbrado a la oscuridad,
pero me tomó un momento identificar qué se movía detrás de él. Mi
estomago se hundió. Samantha, Dax, y otro chico que no conocía, salieron de
detrás de los árboles, cada uno acompañado por otro cuerpo. Dax tenía dos.
—Mira a quién encontré hoy temprano poniendo carteles de personas
desaparecidas de ti en la ciudad. —Lorcan asintió con la cabeza hacia los
cuatro rehenes. El mundo se deslizó debajo de mis pies.

Oh Dios, no.
CAPÍTULO 14
Traducido por Angyyy
Corregido por Talita

Allí de pie, atados y amordazados, estaban Kennedy, Ian, Ryan y Josh. Mi


cerebro no podía comprender la escena delante de mí. ¿Y por qué estaba
Josh entre ellos? Él era un amigo de Silverwood y ni siquiera conocía a los
otros tres. Mi pesadilla se había hecho realidad. Mis amigos estaban siendo
utilizados en mi contra.

A través de sus mordazas podía oír sus conmocionadas y ahogadas


exclamaciones al verme. Estaban mirándome con la misma confusa mirada
asustada que Mark había mostrado un par de semanas antes. Sus mentes
eran incapaces de reflexionar lo que estaba pasando o lo que yo tenía que
ver con eso. Hacía más de un mes desde la última vez que me vieron en una
fiesta, en la que desaparecí, para nunca ser vista o escuchada de nuevo.
Ahora aquí estaba yo, con alguien que pensaban que era de alguna peligrosa
banda de motoristas. Todo lo que sabían era que se habían convertido en la
ventaja en un negocio de drogas o de armas. En cierto modo, esa era la
verdad. Ellos simplemente no sabían que el arma era yo.

—Nooooo —grité cuando mi cerebro comenzó a captar la escena que se


desarrollaba ante mí. Kennedy automáticamente dio un paso hacia mí, pero
Dax mantuvo una mano firme alrededor de su garganta. Su cuerpo se puso
rígido mientras él mantenía apretado su delicado cuello. Ian estaba atado a
Kennedy por lo que tampoco podía escapar de Dax.

Un magnífico hombre, de aspecto brasileño, sostenía un cuchillo


apretado contra el costado de Ryan, amenazando con hundirlo más
profundamente en cualquier segundo. Por proceso de eliminación, supe que
era el hombre al que llamaban Dominic. Samantha retenía a Josh y tenía una
felicidad vertiginosa en su rostro mientras observaba la escena a su
alrededor.

—Por favor, Lorcan, que se vayan. ¡No tienen nada que ver con esto!
—Ellos tienen todo que ver con esto. Tienen que ver contigo. —Lorcan
frotó sus manos—.Te lo dije. Soy un hombre al que le gusta conseguir lo que
quiere. Sin importar el coste.

El cuerpo de Eli se puso rígido junto a mí. —Lorcan, no sabes con lo que
estas tratando aquí.

—Eres tú el que no sabe con lo que está tratando. Nunca lo has sabido.

—No, Lorcan. Tú no entiendes —la atención de Eli estaba dirigida hacia


Kennedy. Su temor sólo aumentaba el mío. Temía por todos mis amigos,
pero Kennedy estaba completamente en otro plano. Si Lorcan averiguaba lo
que ella era, sería un “juego finalizado”.11

—No vas a meterte en mi camino, Eli, aunque tenga que matarte.

La escena era una espiral rápidamente fuera de control, y yo era la única


que podía detenerlo. No podía permitir que tomaran a mis amigos como
habían hecho con Mark. El miedo floreció en mi estómago como una mala
hierba, retorciéndose y enroscándose alrededor de mis órganos internos.
Kennedy. ¿Si él descubría que ella era una Druida, se lo diría a la Reina? No
podía dejar que Aneira lo descubra. Nunca. —Voy a ir. Por favor, no los
lastimen. —Di un paso adelante y repetí la decisión—. Voy a ir contigo,
Lorcan.

—No —Eli agarró mi muñeca.

No tenemos elección, Eli. Mi mirada se disparó hacia él.

Tú NO te vas con él. No seas estúpida.

—¿Por qué? ¿Sería diferente si me quedara aquí contigo?—expresé,


volviendo mi ira contra él—. Todo esto ha sucedido debido a mí. —Agité mi
mano a mis amigos y luego a la casa acribillada a balazos—. No puedo
sentarme y dejar que él tome a la gente que quiero. Ellos son mi familia. No
hay nada que no haría por ellos. —¿Y qué hay de Kennedy? ¿Estás dispuesto a
dejar que la Reina descubra lo que es? Demandó mi mirada. La tensión de
nuestras palabras no dichas creció.

Eli miró profundamente a mis ojos, apretando su agarre alrededor de mi


muñeca. No, pero entregándote no ayuda tampoco. Esto no va a beneficiar a

11
Game Over.
Mark o a tus amigos. En el momento que te tengan, te van a torturar o a
matar. Sólo les traerá más dolor si vas.

Mi instinto sabía que tenía razón, pero mi corazón se sentía mal dejando
que todo esto sucediera y por no haber ido ya tras Mark. ¿Cómo podría
dejarlo a él o a mis amigos encerrados en algún calabozo en el Otro Mundo
siendo torturados mientras yo continuaba sentada aquí?

No podía.

—No te puedes ir —susurró Eli, su mano moviéndose hacia un lado de


mi cara.

—Lo siento. Tengo que hacerlo —me alejé, pero mis ojos se declararon
con él. Rescata a Kennedy, al resto de ellos y mantenlos a salvo por mí.

Él asintió ligeramente. Agarró mi brazo de nuevo y susurró algo extraño


en mi oído. La palabra se retorció y se enroscó alrededor de mi lóbulo.
Cuando sus labios terminaron de hablar, hubo un cosquilleo por mi piel y el
brazalete de hierro, el que había sido envuelto alrededor de mi muñeca,
silenciosamente cayó en la alta hierba. Lo miré sorprendida. Sabía lo que él
estaba haciendo, lo que me estaba devolviendo. Mis latentes fuerzas se
desenrollaron, volviendo a la vida. Sentía todo de nuevo.

Vamos a estar justo detrás de ti, vamos a rodearlos y atacar de frente. No


dejaré que te haga daño. Los ojos de Eli se comunicaron con los míos. Le
toqué la cara con suavidad antes de volverme hacia Lorcan de nuevo.

Esta vez fue Sam quien se movió hacia delante, con los ojos brillantes de
odio. El odio que sentía por mí estaba escrito por todo su rostro.

Tomando un paso firme, asentí hacia mis amigos.— Ya me tienes, así que
por favor dejarlos ir.

—Oh mascota, no soy estúpido —una sonrisa se deslizó sobre las


características de Lorcan—. Ellos son mi seguro de que harás lo que yo
quiero. Ellos se vienen con nosotros —Lorcan reaccionó al movimiento
detrás de mí—. Ni siquiera pienses en ello, Eli. Voy a destripar a sus amigos
justo aquí. Puede que a ti no te preocupe eso, pero sabes que a Ember sí.

—Pero me tienes ahora. No los necesitas —mi mirada revoloteó sobre


los rostros aterrorizados de mis amigos mientras miraban entre mí y Lorcan.
La sangre se congeló en mis venas al ver lo asustados y confundidos que
estaban. El hecho de que ahora tenía mis plenos poderes de vuelta, a pesar
de que no siempre eran consistentes, debía tener a toda esta gente
acurrucándose por temor a mí. Me consumía de rabia. Pero no podía hacer
nada hasta que supiera que mis amigos estaban a salvo. La inconsistencia de
mis poderes en realidad podría herirlos o matarlos. No podía correr ese
riesgo.

Tragué saliva y volví a mirar a Eli, su rostro era como de piedra. Mi


atención se filtró sobre Cooper y Gabby. Todos se quedaron allí con la misma
mirada dura, en blanco que no me daba consuelo, ningún consuelo.

—Vamos, mascota —Lorcan susurró en mi oído, causando que un


temblor frío corriera por mi cuerpo.

Me agarró del brazo y tiró de mí hacia él mientras sacaba algo del


bolsillo. Inmediatamente, crudo hierro rodeó mis muñecas. Mis rodillas se
doblaron y Lorcan agarró mi brazo tirando de mí hacia arriba, fijándome a
su lado— Nunca me subestimes. No soy un tonto como mi hermano. Siempre
estaré varios pasos por delante de ti.

»Ha sido un placer hacer negocios contigo, —replicó Lorcan, mirando


directamente a Eli. Comenzó amoverse, pero se detuvo y se giró— Ah, y no
te preocupes hermano, voy a cuidar bien de Ember. Recibirá de mí el mismo
servició que recibió de ti…

El pánico se apoderó de todas las fibras de mí ser con las implicaciones


de sus palabras. Eli se lanzó hacia delante, pero Cooper lo bloqueó
rápidamente. Lorcan rió encantado, feliz de provocar a su hermano.

¿Estaba simplemente provocando a Eli o podría realmente seguir


adelante y asaltarme físicamente, sabiendo que sería la máxima falta de
respeto y venganza?

Lorcan nos llevó a través de la maleza, más profundo en el bosque


oscuro. Los otros Moradores Oscuros desaparecieron de la vista. Con cada
paso, mi poca energía avanzaba lentamente de nuevo a través de mis
músculos. Estábamos sólo a unos minutos en nuestro camino cuando alguien
se puso delante de mí, bloqueando mi camino. Mirando hacia arriba vi la
feroz mirada de Samantha clavada en mí.

—Así que, tenemos que llevar a casa a la repulsiva putita —Sam me


miró con disgusto—. Estoy deseando mucho que llegue el día en que te
rompas en pedacitos.
La furia casi me derribó—. Oh maldita sea, y yo que pensaba que esta
noche tendría una fiesta de pijamas de chicas: peleas de almohadas, cada
una haciendo las uñas de la otra, y hablando de cómo Eli prefiere tocar una
abominación que tocarte a tí —¿Fue bajo y rencoroso? Definitivamente. Y se
sentía bien, pero no estaba preparada para su rabia. Su puño se estrelló
contra mi cara golpeándome con fuerza contra el suelo. Con mis manos
atadas, podía hacer muy poco contra sus ataques. Levanté mis brazos hacia
arriba, el metal cortando su barbilla.

—Maldita perra —me gritó.

Dax tiró a Samantha hacia atrás, alejándola de mí. Lorcan más o menos
me agarró, arrastrándome por mis pies. El momento en que su mano se
aferró a mi espalda, un punzante dolor al rojo vivo corrió por las líneas de mi
tatuaje, un dolor insoportable. Di un grito ahogado, cayendo al suelo.

Lorcan gritó a mi lado, cayendo de rodillas. Estaba claro que mi tatuaje


había provocado un dolor similar en él. Todo el mundo estaba parado a
nuestro alrededor, aturdidos en silencio, sin saber lo que había sucedido o
qué hacer. Lorcan se inclinó en cuatro patas y escupió, antes de sentarse
sobre sus talones—¿Qué demonios? —Su voz era rasposa, mientras me
miraba con una expresión de asombro y furia.

El toque de Eli nunca me había causado dolor, sólo una intensa


sensación de calor y esta iba disminuyendo con el tiempo. Cooper y West me
habían tocado, pero había sido apenas un zumbido. El toque de Lorcan era
como cuchillos diminutos siendo clavados en mi carne. ¿Por qué sentía el
toque de Lorcan con tanta violencia y no el de los demás? ¿Y por qué se
estaba desvaneciendo el toque de Eli? Hacía menos de veinte minutos sus
manos estaban sobre mi camisa tocando mi tatuaje, pero ni siquiera podía
recordar si se había calentado o no. Él no retrocedió o actuó como si le
hubiera hecho daño. Pero, para ser honesta, un relámpago podría habernos
golpeado y probablemente no nos habríamos dado cuenta.

Lorcan se levantó, agarrando el cuello de mi camisa— ¿Qué demonios


fue eso?

—Yo-yo no lo sé.

Sus ojos se estrecharon sobre los míos—. Mientes —agarrando la parte


posterior de mi camiseta, tiró de ella hacia arriba, exponiendo mi tatuaje.
Luché contra él, pero Dominic agarró mis brazos, sosteniéndome en el lugar.
Lorcan se acercó, rozando las líneas de mi tatuaje. Al mismo tiempo, un grito
estalló de nuestros labios. El dolor llenó mis ojos.

—Mierda —tiró de su mano—. Toca su tatuaje —ordenó, señalando a


Dominic que aún sujetaba mis brazos. El rostro de Dominic se quedó estoico,
pero podía ver la duda en su movimiento. Sus dedos llegaron lentamente a lo
largo de mi hombro. Cuando se puso en contacto con mi piel, una pequeña
calidez se disparó sobre mi tatuaje. Fue muy mínimo en comparación con el
de Lorcan, casi me lo perdí.

—Hmmm… interesante —dijo Lorcan, mientras dejaba caer mi remera


en su lugar.

—¿Qué es, Lorc? —preguntó Samantha.

—Nada de lo que tengas que preocuparte —le restó importancia—.


Ember, te estás volviendo cada vez más fascinante para mí por momentos.

—Es una lástima que no pueda decir lo mismo de ti —espeté. Mi mirada


se movió una vez más a las expresiones asustadas de mis amigos—. Por
favor, Lorcan, que se vayan.

Él negó con la cabeza.

—Prométeme que no les harás daño —le supliqué. Aunque sabía que sus
promesas eran vacías, estaba desesperada por cualquier esperanza de que
estuvieran bien.

—Siempre y cuando hagas lo que yo diga, no voy a hacerle daño a tus


amiguitos. —Miró por encima de su hombro hacia ellos—. Pero parece
haber demasiados de ellos. No los necesitamos a todos para que cooperes.

Un pequeño alivio me llenó incluso si uno de ellos se escapaba y estaba a


salvo.

—Así que ¿a cuál vas elegir, Emmy? ¿Cuál significa menos para ti?

El alivio se evaporó— ¿Qué quieres decir?

—¿Cuál elijes para matarlo?

—¿Q-q-qué? Me prometiste que no les harías daño —exclamé.

Una sonrisa diabólica se formó en la boca de Lorcan—. Te prometí que


no haría daño a tus amigos. No dije nada acerca de ellos. —Él asintió con la
cabeza en dirección a su grupo de Moradores Oscuros.
Terror ciego bloqueaba mi pecho—. No, por favor no… Haré lo que sea.

—Sé que lo harás, pero creo que lo necesitas para ver como son de
verdad los Moradores Oscuros. Somos despiadados y matamos. A veces
solamente para disfrutar de ello. Eli se ha olvidado de lo que es ser un
Morador Oscuro. Tú deberías temernos, no querer jugar a las casitas. En el
fondo, crees que él nunca te entregaría o te lastimaría. Eli es un insulto a
nuestra especie, a los recuerdos de nuestros padres. Todos ellos lo son.

Eli, grité en mi cabeza. ¿Dónde diablos estaba? Él dijo que iba a


rodearnos para atacar de frente. Probablemente tenían que ir lejos para que
Lorcan y el resto de ellos no los sintieran. Pero su llegada sería buena ahora.
Por favor, Eli. Te necesito.

—¿Samantha? —Lorcan señaló con dos dedos a Samantha para que se


apresurara, trayendo a Ian con ella.

El cuchillo que sostenía en su garganta brilló bajo la luz de la luna. Un


miedo tan insondable resonó en mis huesos, meciéndome hacia delante,
tropezando con un paso. Él no estaba alardeando y había elegido por mí.

Un grito escapó de mi garganta. —¡NOOOOOO! —El apretado agarre que


Dominic tenía sobre mi me impidió avanzar.

—Oh, esto va a ser divertido —Samantha sonrió.

Sentí mareos y el mundo emborronarse a mí alrededor. Todo lo que


podía ver eran los ojos aterrorizados de Ian. La agonía era demasiada.
Aparté la vista.— Por favor… no hagas esto —me atraganté. Consumiendo
todo el horror sonaban mis poderes, que se encontraban bajo la cortina de
hierro. A pesar de que no podía hacer nada, eso no me impidió tratar de tirar
de mis poderes a través de un pequeño hueco en la pared.

Lorcan negó con la cabeza—. No Ember. Si percibo que cualquiera de tus


poderes sale, incluso un poco, voy a matar a dos de tus amigos.

Me tensé. Él no alardea, nunca. Miré a Ryan, y el terror absoluto


mientras miraba a su primo me hizo gemir. Ian y yo no éramos tan cercanos
como Ryan y Kennedy lo eran para mí, pero se había convertido en un buen
amigo en los últimos años. Él era la familia de Ryan, lo que lo hacía especial.
Había estado allí con ellos, buscándome, pegando carteles. Ian no tenía idea
del mundo en que se había involucrado con simplemente ser mi amigo. No
había manera de que fuera a dejar su lado o no tratar con cada fibra de mi
ser sacarlo de esto. A todos ellos. Estábamos luchando en mi mundo ahora,
no el de ellos.

—Pobre Ember —el tono condescendiente de Samantha crepitaba por


mi columna vertebral—. Todo vale en el amor y la guerra, pequeña Dae.
Tomaste algo de mí, y creo que es justo que tome algo de ti. —Los ojos
verdes de Samantha brillaban a través de la noche, mirándome con
suficiencia.

—¿De qué estás hablando? Yo no tome nada de ti —le grité.

—Eli era mío y tú me lo quitaste. Todo lo que solíamos ser y tener, tu


especie lo tomó denosotros.

Oh Dios. . . ella está seriamente loca.

—No sé de qué me estás hablando. No te quite a Eli. Por favor,


Samantha, baja el cuchillo —le rogué.

—¿Crees que soy ciega y no veo la forma en que te mira? ¿Has hecho
algo con él, cualquiera que sea lo qué tu clase hace? ¿Pusiste un hechizo
mágico sobre él, lo embrujaste? Porque no hay otra razón por la que estaría
contigo. Para desearte tanto. Odia todo sobre tu especie —dijo hirviendo de
rabia y en tono acusador—. Pero por alguna razón tienes a todos cayendo a
tus pies. West lo hizo, también. Al final te eligió a ti y mira lo que pasó con él.

—¿Qué pasó con él? —susurré.

Haciendo caso omiso de mi pregunta, Samantha parloteaba. —No voy a


sentarme y dejar que esto suceda. No puedo tocarte… se me ha prohibido.
Pero, si no puedo hacerte daño, entonces voy a lastimar las cosas que más
amas.

—Por favor, no lo hagas...

—Lo siento, demasiado tarde —Sam crujió con risa. Su brazo se sacudió
en un movimiento fluido, el cuchillo cortó a través de la garganta desnuda de
Ian y la sangre roció mi cara mientras sus ojos sobresalían sorprendidos con
miedo. Su cuerpo cayó al suelo en un ruido sordo.

Un aullido de angustia atravesó mi cuerpo. Mi mente inmediatamente se


apagó, abrumado por la agonía. Era como si una losa delgada de cristal
hubiera caído, separándome del mundo a mí alrededor. Mis acciones y
movimientos se sentían como de otra persona. En mi periferia, vi a Ryan
caer al suelo, llorando. Con sus brazos atados, cojeaba sobre sus rodillas a
través de la tierra para estar más cerca de su primo. Le oí gritando y
gritando el nombre de Ian, pero sabía que él ya no estaba allí. Los ojos de Ian
todavía estaban abiertos en estado de shock, pero no había alma en ellos,
nunca más, no había luz. La sangre se filtraba en el suelo, mezclándose con la
noche, la tierra absorbiendo rápidamente la esencia de la vida de Ian.
CAPÍTULO 15
Traducido SOS por Evarg7
Corregido por Talita

Mi sangre sintió el momento en que Eli estuvo allí, pero la agonía me


mantuvo a cuatro patas, vomitando. Sintiendo la actividad pasando a mí
alrededor que parecía estar a un mundo de distancia. Me arrastré por el
suelo hacia el cuerpo de Ian. Ryan estaba lamentándose, meciéndose hacia
delante y hacia atrás sobre el cuerpo sin vida. Puse la cabeza de Ian sobre mi
regazo, cerrando sus párpados. El entumecimiento se aferró a todos mis
pensamientos y acciones.

De repente, una mano bajó y me agarró, poniéndome de pie. Eli me puso


detrás de él y rasgó mis esposas. Sin tiempo para sacarlas completamente las
rompió por la mitad, liberando mis manos de estar pegadas juntas. Cooper
fue directo por Kennedy. Él estaba a punto de alcanzarla cuando Dominic
salió disparado hacia él, lanzándolo al suelo. Todavía mareada, tenía
problemas para tomar partido en la pelea que estaba a mí alrededor.
Morador Oscuro contra Morador Oscuro. Cuatro contra tres. Pero Eli luchaba
como tres chicos en uno. Era asombroso mirarlo. Todos ellos estaban
luchando con fiereza, pero no estaban en formación de Morador Oscuro, lo
que significa que no estaban tratando de matarse seriamente. Eso sólo me
enfureció más. Quería a Lorcan y a Samantha muertos.

La atmósfera llamó a mi lado Morador Oscuro, la parte de mí sobre la


que el hierro no tenía efecto. Quería unirme. El cambio fue sutil, pero supe
que mis ojos habían probablemente cambiado, poniéndose en la forma de un
diamante. Vislumbré cabello rojo cuando Samantha se disparó en el aire
hacia Gabby. Me centré en mi presa.

Pasando más allá de Eli y Lorcan, fui con dureza sobre la espalda de
Samantha. Al no esperarme, perdió el equilibrio y cayó hacia delante.
Girándose a media caída, ella me enfrentó. La agarré por el cuello. Estar
encima me daba un poco más de ventaja. Con toda mi fuerza, golpeé su
cabeza contra el suelo. La tierra húmeda no hizo más que hacer que su
cabeza rebotase. Samantha gruñó profundamente, con sus ojos como llamas.
Se levantó moviéndose y el contacto me hizo chocar contra un árbol. Gabby
volvió a entrar en la pelea, agarrando a Sam con una llave al cuello desde
atrás. ¡Caray! Sam es fuerte. Eli tenía razón. Ella sólo había jugado conmigo
antes, cuando me había atacado en Silverwood. Mi cabeza estaba mareada,
pero rápidamente se aclaró. No dolía tanto como me cabreaba.

Levantándome, un quejido devolvió mi atención a mis amigos. Los tres


estaban atados y amordazados, sentados en el suelo en una piña junto a Ian.
De repente, Samantha era lo último que me importaba. Corriendo hacia allí,
me puse de rodillas ante ellos.

Los sacaré de esto. Lo prometo dije, sacándoles las mordazas y


rompiendo la cuerda que los unía.

¿Qué demonios está pasando, Em? No sabíamos lo que te había


pasado. Teníamos tanto miedo de que estuvieras muerta dijo
salvajemente Kennedy. Ryan no pareció notar que lo estaba ayudando. Josh
sólo me miraba fijamente, con sus ojos enormes.

No tengo tiempo de explicar todo ahora mismo. Necesito que salgan


de aquí. ¿Están bien? ¿Pueden correr?

No puedo dejar a Ian aquí aulló Ryan.

¿Qué eres? preguntó Josh. Su cara no tenía miedo, sólo asombro y


entusiasmo.

Josh, tu vida está en juego. No tenemos tiempo para explicaciones.


Necesito que corran. Ahora Estaba desesperada por llevarlos lo más lejos
posible de mí y de los Moradores Oscuros. En el fondo, entendía que sería
inútil, pero tenía que intentarlo. Ellos habían sido identificados y ahora eran
mi responsabilidad.

Eres una cambia formas o algo, ¿no? No eres humana, ¿cierto? Josh
estaba zumbando con entusiasmo . Lo sabía. Sabía que había algo diferente
en ti.

No soy una cambia formas lo agarré de los hombros . Josh, tienes


que concentrarte. Por favor, tienen que salir de aquí nada pareció
despertarlo. Me volví hacia Kennedy, la única que demostró algún
pensamiento racional . Ken, sácalos de aquí le supliqué.

¿Qué hay de ti? preguntó.


No te preocupes por mí. No me harán daño. Me necesitan demasiado
repliqué . Váyanse ahora La pelea continuaba cerca mientras Kennedy
levantaba a Ryan y tiraba del abrigo de Josh. Finalmente, Josh pareció notar
sus súplicas desesperadas y se giró para ir con ella. Ellos corrieron y el alivio
fluyó a través de mí. Los necesitaba lejos del presente peligro.

¡Lorc! gritó Dax y asintió hacia los presos en fuga.

¡Atrápalos! gritó en respuesta Lorcan.

¡Gabby! llamó Eli. Gabby salió corriendo detrás de ellos. Era una
carrera para conseguir el primer premio. Siete Moradores Oscuros corrieron
hacia los cautivos, empujándose unos a otros para liderar la caza. Había sido
una idiota. Mis amigos no tenían oportunidad. Me uní a la persecución, lista
para ponerme entre ellos y sus perseguidores.

Dax fue el primero en alcanzar a Kennedy. Ella gritó cuando la rodeó con
los brazos. Dominic llegó hasta los otros dos antes que Eli o Cooper pudieran
llegar allí. Ellos sacaron sus cuchillos, amenazando con cortarles la garganta
a mis amigos, lo que nos detuvo a todos nosotros.

Un paso más y Ember tendrá otro amigo muerto.

Dominicl uchó por mantener a Ryan de pie. Ryan no estaba en estado


para pelear contra nada, y Josh no se resistió mucho. Puede que fuera
delgado y joven, pero los años de abuso lo habían dejado con un
temperamento rápido y con trucos de pelea. Si no lo conociera mejor,
hubiera jurado que Josh quería ser atrapado.

Eso fue estúpido, Ember Lorcan se giró para mirarme . Tus


amigos estuvieron malditos desde el día en que te conocieron sonrió de
forma altiva , pero en realidad nos dejaste cerca de nuestra salida. Gracias
por eso luego murmuró una palabra en voz baja. Un cosquilleo de magia
pasó por mi piel. Olas de aire nocturno se doblaron y se curvaron en el vacío
espacio entre dos árboles.

Un jadeo vino desde Gabby.

¿Una puerta? ¿Cómo? No entiendo…

Soy capaz de mucho más de lo que podrías imaginar. O de lo que me


han dado crédito. Elegiste al hermano equivocado. Lorcan chasqueó sus
dedos y Dax, Dominic y Samantha se movieron hacia la onda con sus tesoros.
Todo en mí se rompió.

¡NO! grité, lanzándome hacia ellos. El brazo de Eli se curvó


alrededor de mi cintura, tirándome hacia atrás. Luché contra él, pero él tenía
un agarre sobre mí.

No, Ember mis dedos se extendieron y rozaron los de Kennedy


cuando ambas nos estiramos hacia la otra. Dax tiró de ella hacia atrás y pasó
a través de la apertura. Cooper saltó hacia la apretura y golpeó contra ella
con un golpe seco, rebotando y cayendo al suelo. De la nada, una forma
apareció en el espacio, pasando corriendo junto a mí, lanzándose y
agarrando a Kennedy. Su cuerpo golpeó el espacio brillante y pasó a través,
desapareciendo.

¡Jared! gruñó Cooper.

Lorcan y el resto de su pandilla, junto con mis amigos, se disolvieron en


el espacio. Cooper volvió a esprintar hacia la apertura una vez más, para
nada.

Detente, Coop. No hay razón para ello. No podemos entrar Eli le


vociferó.

¿P-pero y Jared?

Con un sonido extraño de aspiración, el agujero en el aire se hundió


hasta que ya no era nada.

No… me estiré, pero sólo sentí vacío.

Se han ido. Jared se ha ido dijo Gabby en shock.

¿Qué demonios ha pasado? ¿Qué fue eso? miré salvajemente


alrededor del bosque, tratando de encontrar la apertura.

La Puerta al Otro Mundo respondió Eli . Hay velos entre los reinos
desde los que puedes salir y entrar.

¿Hay más por ahí? ¿Por qué no los hemos visto antes? demandé,
dándome la vuelta rápidamente para enfrentar a Eli.

No son fáciles de ver. Él acaba de convocar uno.

¡Tienen a Jared, Eli! gritó Gabby, rompiendo su estupor.


¿Cómo demonios pudieron atravesarlo? ¿Cómo pasaron todos ellos?
Estamos exiliados; no deberíamos ser capaces de entrar por las puertas al
Otro Mundo exclamó Cooper, paseando de acá para allá.

No lo sé Eli negó con la cabeza , pero lo hicieron. Mierda, Lorcan,


¿en qué te has metido?

Está trabajando más cerca de la Reina de lo que creíamos dijo


Cooper.

Gabby paseó frenéticamente.

¿Qué vamos a hacer? J no es de allí; él no sabe nada sobre estar en el


Otro Mundo.

Lorcan lo protegerá respondió Eli.

¿Qué? ¿Me estás tomando el pelo? Lorcan vendió su alma a esa perra.
Ellos lo torturarán.

Puedes decir lo que quieras de Lorcan, pero lo único que no va a hacer


es permitir que Jared salga lastimado. Puede que a mí me quiera destruir,
pero a Jared lo ama y verá la forma de mantenerlo a salvo.

No sé si «familia» significa lo que una vez significó para él


respondió Cooper.

Eli se quedó en silencio. Por más buena cara que estaba poniendo, yo
podía ver la angustia que sentía por Jared. Se sentía responsable.

¡Mierda! Eli golpeó con su puño un árbol, la madera se hizo astillas


a grandes trozos . ¡Maldición! la violencia con que golpeaba al árbol me
hizo dar un paso atrás, con alarma o asombro, no estaba segura. Cooper,
Gabby y yo lo observamos asaltar al árbol . He perdido a Jared y a
Kennedy. Es toda mi culpa.

Su culpa sólo impactó a la mía. Dejé salir un llanto molesto, mi cabeza


cayó en mis manos, colapsando bajo el peso de todo lo que había pasado. Mis
amigos se habían ido. El cadáver de Ian yacía cerca en el bosque, su piel
estaba hundida y pálida, y drenada de sangre. La bilis retumbó en mi
estómago. El dolor que las familias de Kennedy y Ryan pasaría, pensando
que sus hijos habían sido secuestrados o asesinados; eso me sobrepasaba.
Nunca sabrían la verdad. Sería lo mismo con Mark y conmigo.
Probablemente se presumiría que Josh se había escapado, perdido en las
calles. Tristemente, nadie lo buscaría.

Lo siento Eli asintió hacia donde estaba el cuerpo de Ian . Sé que


no es mucho, pero es todo lo que puedo darte ahora mismo sonaba sin
emociones . Tenemos que movernos porque Lorcan volverá a por ti.

Bajé la mirada hacia el objeto que había bloqueado mis poderes. Debí
haber sido capaz de salvarlos, de no dejar que Ian fuera asesinado, de
detener a Lorcan para que no se llevase al resto de mis amigos. Les fallé…
todo por esas finas tiras de hierro envueltas alrededor de mis muñecas. Mi
angustia se puso a cien, bullendo el odio que me llenaba hasta que no había
ni pizca en mí que no sintiera maldad y odio.

¡Quítame esto! agité mis manos hacia Eli . ¡Quítalas! ¡Quítalas!

Eli vino hacia mí.

De acuerdo, Ember. Por favor, cálmate.

Sus palabras tuvieron el efecto opuesto en mí. Trabajó en mis esposas


mientras yo mantenía una apariencia implacable. Yo había destruido la vida
de la gente que amaba. La oscuridad rezumaba en mi alma como petróleo
crudo. La necesidad de venganza desbordó mi cuerpo, vertiéndose hacia el
exterior sobre todo y todos a mí alrededor. Ellos eran igual de culpables por
eso. En el momento que Eli entró en mi vida, todo en mi mundo se puso
patas arriba, sólo causándome dolor y angustia, llevándome a esto. No sólo
le di la bienvenida a la oscuridad, me abrí a ella, deseando que viniera a mí.

En el momento en que Eli me liberó de mis ataduras, me levanté, con la


ira dándome fuerza. Todo alrededor de mí cambió, haciéndose más brillante
y más nítido. Mi tristeza se disolvió en una aterradora fuerza de poder.
Observé el cansancio aparecer en la cara de Eli. Él sabía que había cometido
un enorme error. El poder giró a mí alrededor. Un árbol cercano explotó
abruptamente, quebrándose por la mitad, enviando una lluvia de corteza
sobre nosotros. El bosque volvió a la vida. Podía sentir la vida fluyendo a mi
cuerpo. Tomó mi rabia y la hizo suya. Las ramas de los árboles empezaron a
moverse, gimiendo y rompiéndose.

¡Ember, no! la mano de Eli buscó a mía.

Tomé un paso atrás.


No. Me. Toques me puse furiosa, con la malicia y la ira empapando
mis palabras. Eli apartó su mano rápidamente.

Cooper tomó un paso hacia mí, haciendo sonar campanas de alarma en


mi cabeza. Ellos me rodearon lentamente, tratando de atraparme. Sabía que
Eli tenía otro brazalete de hierro en su bolsillo: uno hecho por los duendes.
Él, como los otros, sólo quería contenerme. Amansarme como a un perro. Ya
no. Ya no sería su rehén.

Hojas húmedas empezaron a caer intensamente de las ramas en


movimiento. Otro gemido de árbol, las astillas de madera caían en cascada a
nuestro alrededor.

Ember, detente. No tienes control Eli intentó mantener su voz


estable.

Cooper se lanzó hacia mí. Mis brazos volaron hacia arriba con pánico.

¡No! Cooper se alzó del suelo y voló hacia atrás, golpeándose en un


árbol. Se golpeó tan fuerte que la secuoya se partió a la mitad, cayendo con
un chasquido fuerte al suelo. La sorpresa de la magnitud de mis poderes
duró poco cuando Gabby se lanzó hacia mí. Mis brazos se alzaron
automáticamente en defensa. Ella se detuvo en medio del aire y voló hacia
atrás, golpeando en otro árbol. Cayó junto a su hermano, inconsciente. El
poder surgió en mí, creando la sensación de que estaba flotando en el aire.
No sentía pena ni dolor. Sólo sentía fuerza. Salvaje e indómita. Viva.

El poder cantaba en mis venas.

Em, tienes que detenerte la voz de Eli me llamó la atención. Él no se


movió, pero su voz fue suficiente para crear ansiedad y confusión. Mirarlo
causó una quemazón en mi corazón. Era algo que nunca quería volver a
sentir. Le di un portazo a cualquier emoción que me causara debilidad.

Mi energía lo hizo chocar contra un árbol; sus pies colgaban.

Si tú o alguien de tú grupo viene por mí otra vez, no dudaré. Te.


Mataré.

Él me miró fijamente, con su cara impávida. La hiedra y las malas


hierbas se deslizaron hasta el árbol, rodeando sus piernas, brazos y cuello,
manteniéndolo prisionero. La energía de la tierra pulsaba en mis venas. La
sensación era increíble. Nada puede tocarme.
Ember, mírame dijo él, con su voz suave. Pero ya no era nada para
mí… sólo otro enemigo sin cara.

Cállate gruñí. Otra enredadera de hiedra se deslizó por el árbol,


enroscándose en su cuello, reduciendo su suministro de aire. Él jadeó. Doblé
mi muñeca golpeando su cabeza con el tronco del árbol. Su cabeza chasqueó
fuerte contra la madera, su cuerpo se desplomó. Algo en lo profundo de mí
gritó. Apagando todo, me giré sobre mis pies y me fui corriendo.

Mis piernas me llevaron lejos de todo de lo que quería escapar. Si me


detenía, todo me alcanzaría. Sigue moviéndote era mi único pensamiento
mientras pasaba por el bosque y los vecindarios. El brillo del cielo me dijo
que el amanecer había llegado. El alza del sol no hizo nada para llevarse mis
pesadillas. Ningún monstruo podría acercarse al horror que había pasado
esta noche… por lo que mis amigos habían pasado. Y uno de ellos nunca
volvería a ver la mañana.

La gente se estaba levantando con la luz del día. No me importó que


estuviera cubierta de sangre y tierra, corriendo como una criminal por las
calles. Pero, sin duda, mi apariencia ataería atención y alarma. Esperaría que
la gente llamara a la policía, reportando a una loca corriendo a toda
velocidad por la carretera, cubierta de sangre. Como la gente se aprovechaba
del estado debilitado de Olympia, la policía había patrullado intensamente
las calles. Pero nada importaba. No veía nada frente a mí ni detrás. Ni futuro,
ni pasado, apenas objetos uniformes estando en mi camino.

Abruptamente, una sirena sonó detrás de mí. Eso sólo hizo que mi
adrenalina surgiera. Mi lado Fae temía a los humanos; ellos sólo guiaban a
los descubrimientos. Que ya no era humana me estaba quedando
extremadamente claro. Ellos eran muy frágiles. La sangre en mis manos ya
estaba gruesa con víctimas.

Tomando un atajo por el patio de alguien, huí de las luces rojas y azules
pulsantes. El coche policía se detuvo con un chirrido, altas voces me gritaban
mientras me movía por el patio.

¡Alto! gritó un policía detrás de mí . Srta. Brycin, le estoy


advirtiendo. Deténgase ahora me tomó un momento comprender
completamente que sabía mi nombre. Solo un oficial de policía me conocía
de vista. Ése era el Sheriff Weiss. Me sentí más molesta por su presencia que
nada. ¿Este hombre nunca me dejaría tranquila?
Dije que se detenga o dispararé el click de un revólver finalmente
me ralentizó . No tiene a donde ir. Así que ríndase me detuve, mirando
entre él y la verja de doce pies cortándome el paso . Finalmente la tengo,
Srta. Brycin. No lo empeore Weissme hizo señas con el revólver para que
fuera hasta a él.

Casi quería reírme. ¿No sabía que yo era más amenaza para él de lo que
podía imaginar? Siempre me había temido. Había sabido que había algo
diferente en mí. Bueno, debería demostrárselo. En realidad, él había tenido
razón sobre mí por una vez, pero no en la forma en la que él pensaba. Yo
solía pensar que alguien, como un policía, podría protegerme, o que tendría
autoridad sobre mí. Ya no más, no en el mundo al que yo pertenecía. No
había nada que pudiera hacer para detenerme. Era la primera vez que sentí
la verdadera distinción entre un humano y yo. El entendimiento de ello me
consumió.

Eres un hombre tan pequeño lo miré de arriba abajo con


desdeño , pero tienes razón sobre una cosa. Sí que causé esos incendios
una sonrisa de burla cubrió mis labios , pero nunca serás capaz de
probarlo.

Weissse se acercó un poco, creyendo que tenía una oportunidad de


atraparme. Con las esposas en mano, estaba a punto de agarrarme del brazo.

Siegue soñando, imbécil. Esto es lo más cerca que llegarás para


atraparme en un abrir y cerrar de ojos, salí disparada, saltando sobre la
parte de arriba de la verja. Me había ido antes de que él siquiera
comprendiera cómo podía desaparecer sobre una verja de 12 pies de altura
ante él en apenas segundos.

En la distancia, las sirenas gramaron mientras atravesaba Olympia. Él


estaba rastreando la ciudad, buscándome, pero para cuando consiguiera el
rastro, yo ya me habría ido hacía mucho, dejando la ciudad detrás de mí.
Pronto las sirenas se convirtieron en el único sonido en el campo. Seguí
corriendo hasta que ya no había más casas ni personas. Horas e infinitas
millas después, mi cuerpo empezó a debilitarse, queriendo rendirse ante la
fatiga. Imágenes agobiantes me impulsaban hacia delante.

Cuando llegué a un arroyo, mis piernas se detuvieron en su golpeteo


incesante. Mi cerebro estaba demasiado cansado para pensar de manera
apropiada y, tontamente, intenté saltarlo. La noción del cambio de dirección
o de correr vino hacia mí en el medio del salto. Un poco demasiado tarde.
Quedándome corta, choqué con las rocas y caí dentro del agua. Luchar
contra ello no hacía más que cansar mis ya fatigados músculos. Intentando
relajarme, dejé que la fuerza de la corriente se envolviera a mí alrededor,
sujetándome en sus brazos y acompañándome algunas millas. Con mi
lasitud, se me hizo imposible pelear. El agua helada drenó lo que quedaba de
mis fuerzas. Mi cabeza se puso incómodamente pesada y me deslicé por
debajo del agua.

Mis párpados se cerraron. Vas a morir, me vociferaban mis instintos de


supervivencia. La calma de nunca volver a sentir, de deslizarme por debajo
del agua y liberar mi torturada alma para siempre, superó cualquier otra
urgencia. Mi cuerpo y mente encontrarían la paz de todo este dolor.
Hundiéndome bajo la manta del agua, sentí una aguda picazón en la cara,
rasguñándome. Levantándome de golpe, mi cabeza salió del agua, jadeando
en buscad e aire. Mis pesados párpados se abrieron para ver una gran raíz
saliéndose de un árbol, volando lo suficientemente lejos dentro del arroyo
para que yo la agarrara. Con mi última mota de fuerza, me sujeté a la raíz. Me
tomó varios intentos, mis dedos estaban entumecidos y tensos del frío, pero
me empujé hacia arriba y llegué a la orilla. Mis pulmones quemaban
mientras tosía y escupía el exceso de agua, que era expulsado por mi boca.
Mi cerebro y cuerpo estaban entorpecidos por el frío y el agotamiento.

Cerré mis ojos y me hice una bola temblorosa, entendiendo que muy
probablemente moriría en el bosque esta noche. No me importó. Ya no me
quedaba nada, y todo lo que quería era que el sueño o la muerte declarasen
quién me quería más.
CAPÍTULO 16
Traducido por Emi_93
Corregido por Strawberry!

La luz del día caía haciéndome cerrar los ojos con más fuerza, con un
gruñido, y me puse las mantas por sobre la cabeza, hundiéndome más en la
suave cama. Me tensé. Todo me inundó de nuevo. Visiones de Samantha
deslizando el gran cuchillo a través de la garganta de Ian, rasgó mi mente
con su desconcertada expresión. Su rostro quedaría grabado para siempre
en mi cerebro—su dolor, su terror. Mi corazón se agrandó en mi pecho, y un
llanto gutural quiso salir; mi mente también me torturaba con todo lo que
había pasado el día anterior.

Sentándome con un sobresalto, miré alrededor. Sabía que debería haber


muerto de hipotermia o al menos haberme despertado en el lecho del río.
¿Cómo estaba en esta fabulosa cama decorada? La cama tamaño king se
encontraba en medio de un gran cuarto, contra la pared. Los muebles eran
modernos, pero elegantes. En un lado habían grandes puertas de vidrio de
estilo francés que se abrían a un balcón grande y de madera, que daban a
una asombrosa vista de las colinas. En el otro lado había puertas dobles que,
probablemente, llevaban a un pasillo. Enfrente de mí, otra puerta se abría a
un baño. Una gran araña colgaba sobre la mitad de la cama, dibujando un
arco iris en la pared, mientras el sol destellaba a través de los cristales.

Aún mirando alrededor, oí un fuerte golpe en la puerta. Sin esperar por


una respuesta, una mujer entró en el cuarto. Estaba vestida con un vestido
gris estilo túnica, abotonado, con unas zapatillas de tenis decoradas con
brillos. Era de estatura baja con cabello negro y plateado, una figura
voluptuosa, y con lo que hubiera sido un rostro dulce, si no fuera por su
severa expresión. Entonces cargó un montón de ropa en sus brazos.

—Señorita, usted debe despertar y vestirse 12 —La mujer avanzó,


mirándome con expectación, mientras colocaba las ropas en la cama.

—¿Eh? —respondí, perpleja.

12 En español en el original.
—Levantarse.13 —Hizo el gesto de levantarse con las manos. Había
prestado la suficiente atención en la clase de español como para entender
esa palabra.

—¿Qué diablos está pasando ahora? —Negué con la cabeza, sintiéndome


como si estuviera en medio de un episodio de la Dimensión Desconocida.

—Ducha, Señorita. Señor le gustaría verla. —La mujer hablaba en inglés


roto.

¿Señor? ¿Dónde diablos estoy?

La mujer apartó mis mantas impacientemente, asintiendo hacia el baño


y luego a unas pantuflas de toalla con una corneja a juego, en un shockeante
rosa. Me encogí. Muchas chicas amaban ese color, pero yo lo odiaba. Mi
personalidad entera se revelaba contra el rosa. Ahí fue cuando noté que ya
no tenía mis ropas, excepto por mi ropa interior y mi camiseta, que había
usado el día anterior.

Oh Jesús… alguien me había desvestido. —¿Dónde están mis ropas?

—Basura. Muy sucio.14 —Su nariz se frunció con desaprobación, como si


yo fuera una niña que se hubiera tirado en la suciedad sólo para molestarla.

¿Basura? ¿Ella había tirado mi ropa?

—Rápido,15 Señorita —me acudió ella.

Me deslicé de la enorme y alta cama, sintiéndome muy horriblemente


como la princesa y el guisante. Ella me llevó hasta el baño, que era casi tan
grande como el cuarto. Una enorme y blanca bañera se encontraba en frente
de las puertas francesas, que se abrían al balcón; otra hermosa araña
colgaba sobre ella.

—Pronto.16 —La mujer me indicó que me apresurara y luego cerró la


puerta. Cuando estuve sola, finalmente me volví hacia el espejo. La chica que
me devolvía la mirada era una carcasa de mi yo anterior. La suciedad
colgaba en secos manchones en su cabello descuidado, luciendo como una
bestia salvaje. Su cuerpo estaba cubierto con suciedad, raspaduras y sangre.
La mayor diferencia estaba en el rostro. Los normales ojos brillantes estaban

13
En español en el original.
14
En español en el original.
15
En español en el original.
16
En español en el original.
hundidos y sin vida. El dolor estaba grabado en su rostro, como una marca.
Mis ojos no podían dejar de mirar a las manchas rojas, secas en mi camiseta.
La sangre de Ian. Mis dedos se deslizaron por el área manchada. Un sollozo
gorgoteó en mi pecho. Me alejé de la encimera, dándole la espalda a la
cáscara de persona que me devolvía la mirada en el espejo.

Luego de una rápida ducha, me metí en las pantuflas que me había


dejado. Eran cegadoras, pero no podía negar que eran confortables. Cursis,
pero del tipo cursi aceptable. Alguien que vivía en una casa como ésta podía
costearse lo mejor.

Apenas me había deslizado en las pantuflas y me había puesto las


medias cómodas cuando la mujer entró por la puerta. —Venga, Señorita —
dijo por encima de su hombro. Me apresuré, asegurándome de que estaba
pegada a sus talones. Ella ya se sentía como mi punto seguro. Si estaba cerca
de ella, nada malo podría pasarme, ¿verdad?

Por favor, deja que esto sea verdad...

Me guió por las escaleras al primer piso. Mis ojos se agrandaron


mientras la seguía a través de las diferentes áreas de la casa. Había pensado
que los cuartos previos eran enormes y decadentes, pero el resto de la casa
me voló la cabeza. Realmente no podía ser llamada casa, era más una
mansión. Era como una Finca Inglesa, con vigas de antigua madera oscura,
inmensas chimeneas, entradas curvadas, y arañas hermosas. Pero había una
sensación moderna, elegante y contemporánea en sus muebles y su estilo.
Era hermoso y, probablemente, habría estado en la portada del Achitect
Digest. Mi boca cayó abierta todo el camino.

¿Esta gente podría adoptarme?

Tan pronto como el pensamiento pasó por mi mente, me inundó la


traición. Mark. Inhalé una bocanada de aire y la dejé salir con mis
pensamientos. El dolor era demasiado fuerte.

La mujer finalmente se detuvo en frente de unas puertas dobles de


cristal esmerilado, al final del pasillo. Ella golpeó suavemente en la puerta.
—¿Señor?

—¿Sí, Marguerite? —Una voz profunda y resonante se deslizó desde el


otro lado de la puerta, haciéndome estar más alerta. Podía sentir su fuerza a
través de la puerta. No estaba lidiando con un humano. Debería haberlo
sabido. Mi suerte no era nunca tan buena.
—Señorita, es aquí.17

—Está bien, envíala aquí. —La voz habló de nuevo.

Me tragué el instinto que me decía que huyera.

Marguerite abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarme pasar.


Asintiendo un político gracias, entré en el cuarto.

Debí haber corrido.

17
En español en el original.
CAPÍTULO 17
Traducido por pili
Corregido por Karlix

Un hombre regio, de aspecto elegante estaba sentado detrás de un


escritorio con una gran seguridad. Su alta figura estaba adornada por un
traje de aspecto caro, tenía el cabello negro, ondulado y una tez verde oliva.
Podía sentir la riqueza, la elegancia y el peligro saliendo de él. Trague mi
aliento cuando sus penetrantes ojos color verde-amarillento se clavaron en
mí.

Él era un demonio.

Uno de mis ojos era una copia exacta de los suyos. El brillante y extraño
color amarillo siempre había hecho que la gente se sintiese más incómoda
que con el azul. Ahora entendía porque. Ellos podían sentir, sin entenderlo,
al demonio en mí.

La energía palpitando de él y a través de la habitación me decía que él no


era ningún demonio común. No había sentido este nivel de poder desde que
había estado en la misma habitación que la Reina.

—Así que, es de esto que va tanto alboroto. —Sus se detuvieron en mí,


hostiles—. Definitivamente tienes el aspecto de tu madre, si apartas el
aspecto de una chica de la calle.

Mi cabeza se sacudió. ¿Mi madre? ¿Cómo sabe él de mi madre?

Los años de mentiras se lanzaron de regreso. Por supuesto. Mi madre


había sido Fae. Probablemente la conocía o, al menos, sabía de ella. Me sentí
extraña de pensar en mi madre teniendo este secreto, esta vida y este
mundo, el cual me había ocultado. Todos los Fae que había conocido
recientemente me habían dicho que me parecía a mi madre. Siempre me
había parecido extraño. Yo no veía nada de ella en mí. Sólo me parecía a ella
en la personalidad. Al parecer ellos veían algo que yo no hacía.
—Estoy muy contento de conocerte por fin —El demonio me sonrió. La
sonrisa era calculada y llena de un significado oculto del cual no tenía idea.
Tensa, me aferre al suelo—. Supongo que no debería estar sorprendido de
que Elighan tratara de mantenerte para exclusivamente para él. Tenía un
valioso espécimen en su arsenal. Uno que vale mucho en el comercio.

Solamente una palabra chocó contra mi cerebro. —¿Eli? —¿Así era como
había llegado aquí? ¿Finalmente me había intercambiado?

Un ceño ligeramente fruncido arrugó su frente. —Sí, Elighan el Morador


Oscuro al que encuentras tan… —Dejo de hablar, contemplando mi
reacción—. Su firme interés en lo que yo pensaba que era un humano
normal, despertó mi curiosidad. Él es alguien al que he seguido de cerca
durante años. Son un clan son algo para mantener en tu radar—inteligentes,
poderosos, despiadados y extremadamente peligrosos. No mantienen el
interés por algo a menos que sea excepcionalmente importante. Pronto me
di cuenta que su interés por ti no era infundado.

Enterré mis uñas en mis palmas, a la vez que apretaba mi mandíbula,


haciéndome retroceder al vacío para encontrarme escuchando el nombre de
Eli. —¿Me has estado siguiendo? ¿Quién eres?

—Creo que tú ya lo sabes. —Como con la Reina, yo ya parecía saber la


respuesta a mi pregunta. Mi instinto lo entendió en el momento que entre en
la habitación. Yo estaba cara a cara con uno de los más formidables Faes
Oscuros.

—El Rey Unseelie.

Él sonrió. —Puedes llamarme Lars. Todo un honor, sólo unos pocos


pueden hacerlo.

Lars era el Rey Unseelie. ¿Por qué no me habían dicho esto Eli o Cole?
¿Por qué no lo hizo Torin? ¿Esto era por lo que Torin quería encontrarme?
¿Y con quién los Moradores Oscuros querían hacer un trato? El sudor
comenzó a hacerme cosquillas en la parte posterior de mi cuello. —Gracias,
señor.

Su sonrisa burlona se convirtió en una hermosa media sonrisa. No era


una sonrisa cálida. Había algo más en él haciéndome sentir un tirón visceral
y a mis pulmones sentirse como si estuvieran bajo un férreo control. El
instinto de correr golpeó a través de mis hombros, descendiendo por mi
espalda, hasta mis piernas.
¿Cómo me seguía encontrando en estas situaciones?

Él me observaba. —¿Cómo te sientes?

—Um… bien. —Como la mierda, en realidad.

—Bien —Asintió con la cabeza—. No te encontrabas bien ayer cuando te


encontramos. Espero que hayas dormido bien ¿Fue el alojamiento de tu
agrado?

Esto era un poco surrealista. El Oscuro y malvado Rey Unseelie me


preguntaba si había dormido bien. Una vez más me, sentí como un juguete a
merced.

—El lugar es encantador, pero eso ya lo sabes. Así que vamos a cortar la
conversación aquí. —Me crucé de brazos.

—Directa y al grano —Asintió, y parecía estar satisfecho—. ¿Qué te


gustaría saber?

—¿Cómo llegué aquí? —Hice señas alrededor—. ¿Me intercambiaron los


Moradores Oscuros? ¿Cómo sabías dónde estaba? ¿Me rastreaste con un
hechizo de demonio o algo así?

—¿Un hechizo de demonio? —Una sonrisa condescendiente se curvó


nerviosamente en los labios de Lars—. Bien, si nosotros tuviéramos tal cosa,
no hubiese sido tan difícil encontrarte.

—¿Sexto sentido de demonio entonces?

—No —contestó—. No usé nada así. Tú viniste a nosotros.

—¿Qué? —Di un paso atrás, aturdida—. ¿De qué estás hablando? Me


desmayé en un terraplén fangoso, no en una cama con sábanas de
ochocientos hilos.

—Sí, realmente pasó en un terraplén —Se inclinó adelante en su silla—.


Mi terraplén, al lado de mi cala, en mi tierra.

No esperaba eso.

—¿Y dónde está esto exactamente?

—Estamos aproximadamente a cuarenta millas al sudeste de Seattle.


Poseo unas doscientas hectáreas. —Sumergió su mirada hacia fuera de las
puertas donde esplendidos bosques rodaban al otro lado de la ventana—. Es
más fácil manejar mi negocio desde aquí y mantenerlo vigilado. Nada puede
penetrar mis tierras sin que yo lo sepa. —Miró hacia atrás y señaló a la
silla—. Por favor, siéntate.

Me crucé de brazos y negué con un movimiento de cabeza.

Levantó su ceja, pero continuó—: No es una coincidencia que


encontrases el camino aquí. La intuición te ha traído aquí.

Me reí amargamente. —¿Crees que lo haría a sabiendas, o incluso sin


saberlo, venir a un lugar habitado por el Rey Unseelie? ¿Dónde yo caería
prisionera?

—¿Prisionera? —Sus ojos se agrandaron—. ¿Todo lo que has


experimentado hasta ahora te hace sentir como una prisionera de algún
modo?

—Sólo porque no pueda ver los barrotes no significa que no estén ahí.

—Mucha razón —Asintió con un guiño, y luego cambió de posición en su


asiento—. No eres una prisionera, y eres libre de irte en cualquier momento.
—Alzó sus manos, indicando hacia el exterior. Sentí que me estaba
perdiendo algo—. Adelante —Asintió hacia la puerta—. Puedes irte ahora, si
quieres.

—¿Cuál es la trampa?

—No hay ninguna trampa —Me miró equitativamente—. Y hasta te


prometo que nadie te seguirá. Pero no seré capaz de protegerte de los otros
que te quieren.

—¿Pensé que me querías, para utilizarme? ¿No es tu trato con los


Moradores Oscuros?

—No había ningún acuerdo con ellos. Ni tan siquiera se acercaron a mí


con uno —Se recostó, apretando fuerte sus manos—. Podría haber aceptado.
Les habría ayudado con gusto en su lucha contra la Reina por ti. Ahora que
han perdido su negociación. Creo que Elighan es el culpable. No está por lo
general en la naturaleza de un Morador Oscuro amar a los que no son sus
iguales. Pero obviamente esto no es cierto aquí.

Mi cabeza se tensó. Esta reacción produjo una pequeña sonrisa que llego
a los labios de Lars. —Tus sentimientos por él están escritos en tu cara —Su
tono era de reprimenda—. Has estado con los seres humanos demasiado
tiempo. Tus emociones son una debilidad. No tienes filtro y debemos acabar
con eso.

—¿Nosotros?

—Sí. Quiero que te quedes aquí y entrenes.

Una fuerte carcajada salió de mis labios. —Tienes que estar bromeando.

—Por el contrario.

Tenía que sujetar mi lengua de decir algo en plan sabelotodo: Él no era


alguien balanceándose fácilmente en cualquier dirección.

Se quedó mirándome fijamente a los ojos y apretó sus labios. —Tengo


entendido que eres desconfiada. Por las tantas veces que te han mentido.

—O han querido usarme y destruirme.

—Por si sirve de algo, no quiero hacerte daño ni quiero verte destruida.


Todo lo contrario —Él me miro nivelándome—. ¿Usarte? Sí, supongo que sí;
Pero también quiero formarte, Ember. Quiero convertirte en la poderosa
guerrera y luchadora que yo sé que estas destinada a ser.

—Pero todavía un arma de algún modo, tú arma.

—Trabajarías para mí, sí. —Su franqueza contundente era


reconfortante. Por lo menos sabía dónde me encontraba—. Quiero
prepararte para la guerra con la Reina, porque vendrá. Necesitarás ser capaz
de luchar contra ella.

—¿Y crees que puedes entrenarme para enfrentarme a la Reina? ¿Estás


loco?

—Todavía está por determinarse.

Miré por la ventana. Nubes grises se movían cubriendo el cielo azul. Se


sentía como una especie de presagio. —¿Por qué los Daes son tan odiados?
¿Qué hicimos?

—¿Sabes algo sobre la historia de los Dae? —Respondí negativamente


con la cabeza—. ¿Y sobre los Fae? —Mi respuesta fue la misma.

—Lily realmente te mantuvo en la oscuridad, ¿verdad? —Sus dedos


resonaban ruidosos en sus piernas con sus pensamientos. Escuchar el
nombre de mi madre siempre rompía mi corazón, hurgando en mi reprimida
tristeza.

Él continuó diciendo—: No recuerdo cuándo ni dónde los primeros Daes


surgieron. Conociendo a los Demonios y Fays, habría estado sucediendo
desde el principio de los tiempos. —Lars miró fijamente lejos en la
distancia—. Probablemente deberías entender un poco de la historia Fae
primero para entender dónde encajas en ella.

»Los Fae una vez habitaron el reino de la Tierra. Hemos vivido


numerosos siglos en todo el mundo. Las principales ciudadelas fueron en las
que ahora conocemos como Grecia, Italia, Turquía, Egipto, e Irlanda. Tu
patrimonio es Celta.

—Y Griega.

Bien esto si era algo nuevo.

»Los seres humanos finalmente llegaron, más rápido de lo que el espacio


les permitía. Nuestras costumbres generalmente fueron ignoradas por los
lugareños hasta que el cristianismo y la iglesia aparecieron. De repente hubo
miedo, prejuicios e intolerancia hacia nuestra magia. Esto creó odio y
pronto nos encontramos cazados, colgados y asesinados. La supervivencia
hizo que los Fae se retiraran al Inframundo. La futura Reina, Aneira, y su
hermana, Aishling, eran tan solo unas niñas entonces.

Aishling. Interesante. Uno de mis nombres. Mi mamá me llamó como un


Fay de la realeza. Probablemente común en el mundo de Fay. Los seres
humanos escogían el segundo nombre de su hijo de la monarquía británica
todo el tiempo.

»Fue su padre, el Rey, quien tomó la decisión. No creo que Aneira alguna
vez le perdonara por la retirada. Lo consideró una debilidad. Para ella, los
humanos estaban por debajo de los Fae; por lo tanto, los Fae no deberían
huir de ellos. Tampoco perdonó a los humanos por tomar sus tierras. Ha
tenido una vendetta personal contra ellos desde entonces —Lars se levantó
de su silla y caminó hasta las puertas de cristal, mirando hacia fuera a su
propiedad—. También le molestó que los Demonios y algunos Unseelie nos
quedáramos en la Tierra, viviendo muy contentos al lado de los humanos.
Supongo que sintió que si tenías trato con el enemigo te hacía uno también.
Su enojo fue grabado en piedra cuando el ex Rey Unseelie le negó su
retribución.
»Tonta. Había olvidado que algunos Fae y demonios necesitaban a los
seres humanos para vivir. No queríamos que nuestra «fuente de energía»
nos fuera arrebatada. Los humanos nos brindaban recursos infinitos,
especialmente cuando la población crecía. Curiosamente, encontramos que
los seres humanos eran capaces de las peores depravaciones hacia el otro.
Avaricia, lujuria, corrupción, ambición desenfrenada… Y ellos nos llaman a
nosotros Demonios —Sacudió su cabeza, y prosiguió—. Estábamos bastante
contentos con el estado de las cosas. El anterior Rey Unseelie había creado
un imperio poderoso aquí en la Tierra, gobiernado cómodamente y nuestra
fuerza crecía cada día.

»Cuando se convirtió en Reina, Aneira era demasiado vanidosa para ver


cómo de dominante el Rey Unseelie se había hecho. No lo podía controlar
como solía. Cuando comprendió cuánta influencia él había ganado, su
ansiedad se convirtió en odio por él junto por quien ya no seguía sus reglas.

—¿Qué pasó con él si era tan fuerte?

Lars se volteó hacia mí. —Fue asesinado —No había duda de que Lars
fue quién lo hizo—. No heredamos nuestros roles. Los obtenemos.

Tragué nerviosamente mientras sus ojos amarillos examinaban los míos.

—En cuánto a los Daes… Cuando la Reina descubrió que no podía


manipularlos con su glamour18 o sus curvas a su voluntad, comenzó una
incesante propaganda y campaña de difamación contra ellos. A Aneira
todavía le gusta dar la impresión de que no era una dictadora despiadada.
No mataría a su clase si no fuera por la «seguridad» de su pueblo. Por lo
tanto, dio al pueblo un motivo para los asesinatos. Con una serie de
incidentes preparados, en donde los Fae murieron supuestamente a causa
de los Dae. Consiguió fácilmente una ley que prohibiera a los Demonios y a
los Fay aparearse. Pero, por supuesto, como en la Tierra, lo que lo que se
convierte en ilegal simplemente lo hace más tentador. Y a los Demonios no
les gusta seguir las reglas, especialmente si pueden crear un arma contra la
Reina. Desgraciadamente, el ex Rey Unseelie sólo fomento esto, y se le fue de
las manos.

—¿Quieres decir que los demonios estaban violando a las mujeres Fay?
—Escupí en repugnancia.

18
GLAMOUR: Ilusión creada por los Fae para camuflarse, distraer o cambiar la apariencia.
—Sí… aunque no todos —Pareció dudar antes de sacudir ligeramente su
cabeza—. Pero, recuerda que los Demonios son mujeres, también, así que
hombres Fay también fueron violados. Habría sido mucho más desenfrenado
si los Dae no se fabricaran solo a través de un demonio superior y un hada
pura, de sangre noble.

—¿Fabricado? Parece como si violar a un hada para conseguir un bebé


de Dae hubiera sido simplemente una industria de manufacturación.

—Para algunos lo era —Se encogió de hombros—. Fue una época oscura
y algo que detuve tan pronto como pasé a controlarlo.

—¿No eres todo un amor?

—Ten cuidado, Ember —advirtió—. Ten cuidado de no confundir


Oscuro o Unseliee con el mal. No hay lados buenos y malos aquí. Luz y
Oscuridad pueden funcionar de forma diferente, pero «Luz» no significa
bien, al igual que «Oscuro» significa mal. El pensamiento del Bien contra el
Mal es una manera intolerante para mirarlo y sólo conseguirás que te maten.

Mis dedos nerviosamente juguetearon con la cremallera de la sudadera


con gorra ridículamente rosa.

Aclaró su garganta, prosiguiendo. —Se dijo que cada Dae perdería


finalmente el control, que perdería el control de algunas de sus facultades y
dejaría que los doblegara, volviéndolos locos y matando todo lo que
encuentrara en su camino.

—¿Qué?

—Esto no era completamente falso. Algunos Daes puede llegar a ser


demasiado poderosos y terminan destruyendo todo a su alrededor, si no han
entrenado correctamente. Pero todo lo que necesitas es una pizca de verdad
para algo que parecen hechos a los ojos de la gente. Destruyen lo que temen
o no entienden. Aneira creó el pánico, decidiendo el destino de tu especie.
Hubo algunas razones para temer a los Daes, pero fue más porque ella no
pudo dominar a su especie, que por lo que son o lo que han hecho.

—¿Hay algún Dae vivo?

—Muy pocos que yo sepa. Algunos fueron introducidos aquí de


contrabando, haciéndolos pasar por humanos para protegerlos de la Reina.
Por desgracia, la mayoría de ellos fueron finalmente encontrados y
asesinados. En definitiva, no pudieron ocultar sus poderes por mucho
tiempo, especialmente si no entendían lo que estaba pasando. Tú eres uno
de los afortunados.

Aparte la vista. La calidez de mi madre abrazándome. Empezaba a


comprender por qué hizo lo que hizo y por qué me había ocultado la verdad.
Su amor y su fuerza me habían mantenido viva. También sonaba muy similar
a lo sucedido a los Druidas, lo que había sucedido con Kennedy.

La cruel sonrisa de Aneira apareció en mi cabeza. La perra lo había


tomado todo de mí. Ella y Samantha.

Venganza… La palabra se arremolinaba alrededor, tentándome. —Mi


padre, mis amigos, no puedo sentarme aquí y dejar que los cojan. Tengo que
ir tras ellos.

—¿Y cómo propones hacerlo?

—No lo sé, pero no puedo sentarme aquí y no hacer nada. Tengo


habilidades. Que ella no puede controlar. Puedo luchar contra ella.

Su profunda, y altanera risa resonó por toda la habitación. —Ember, no


podrías durar ni treinta segundos contra ella.

—No me importa. No voy a dejar que ellos sufran más. —Salté de mi


silla. Lars sacudió su muñeca y al segundo siguiente me encontraba clavada
a la pared de la habitación por una fuerza invisible. Mis pulmones
revolotearon alarmados cuando el aire se escapó de ellos.

—¿Crees que puedes ir en contra la Fae más formidable? Aún no estás a


la altura de apenas una Guardiana entrenada. Eres un bebé, inexperta e
ignorante. —Caminó hacia mí, observándome luchar contra su dominio
invisible.

Las venas en mi cuello y cara se hincharon ya por la falta de oxígeno. —


¿Ahora vas a ser más sensata si te dejo ir? —Lars me habló como si fuera un
niño de tres años—. Tengo una propuesta para ti, que te ayudará a traer de
regreso a tu padre humano y a tus amigos —Manchas negras salpicaron mi
visión—. Yo decidiría rápidamente, Ember.

Él tenía razón. No había manera de que pudiera ir contra la Reina. Mis


propios miedos me habían provocado pánico y hecho actuar
irracionalmente, pero no sabía qué hacer. Sería difícil, pero tenía que jugar
sus juegos para conseguir lo que quería.
—¿Estás lista para hacer un trato? —Obligando a mi cabeza a asentir,
me caí de la pared y aterricé en una pila en el suelo, tosiendo y con la
respiración entrecortada.

¿De verdad voy a hacer un trato con un Demonio? ¿Soy tan estúpida?

Sí. Supongo que lo era. Probablemente estaba más allá de la decisión


más idiota que alguna vez tomara, pero era el único modo que podía ver
para ayudar a mi familia. Necesitaba ayuda. Los Moradores Oscuros no
podían llegar al Inframundo y Torin estaba dominado por la Reina.

Lamentablemente, la única persona con la que podía contar ahora era un


Demonio—el Rey Unseelie—Torin me había dicho de encontrar a Lars, y él
sabía que yo necesitaba ayuda en la lucha con Aneira. Esta debía ser su
forma de ayudarme. Tenía que confiar en Torin; no había otra opción ahora.

—Una buena decisión. La lucha está a punto de llegar. Tienes que estar
preparada. —Lars me miro directamente a los ojos, prosiguió su marcha
hacia su escritorio y apretó un botón en el teléfono. Menos de treinta
segundos más tarde, un golpe firme sonó en la puerta. Me levante, mis
piernas temblando cuando me apoye contra la pared.

—Adelante —gritó Lars.

Abrió la puerta un hombre enorme que al menos tenía dos metros de


altura y 100 kilos de músculo. Mi sentido del olfato de Morador Oscuro
percibió que era Fae. Agachó su cabeza cuando entro por la puerta. Cortes y
heridas cubrían su cara agria y dura. Era calvo, con la piel de color del café, y
carnosas manos del tamaño de guantes de béisbol, colgaban a los lados. Mi
cuello tuvo que doblarse para verlo al completo. Era grande y de temible
apariencia, por no mencionar que era el primer Otromundante feo que había
visto. Inmediatamente quise esconderme de su presencia.

—Ember, este es Rimmon.

—En-en-encantada de conocerte, Rimmon. —Mi voz se tambaleó hacia


fuera. Él asintió con la cabeza y gruñó hacia mí mientras se movía por la
habitación. Por su tamaño colosal, me sorprendió la ligereza de sus pasos.

—Él es el la fuerza de nuestra seguridad aquí. —Sí, parecía que sería


bueno en eso—. Él es quien te encontró anoche cuando estaba patrullando.
—Ah… ¿gracias? —No pensé que saliera como una pregunta, pero todo
sobre él me hacía echarme hacia atrás asustada por el miedo. Su cabeza se
movió hacia abajo en respuesta. No era hablador.

—Rimmón, dile a Goran que tenemos que redoblar la seguridad esta


noche. —Lars caminó hacia mí, y sin una palabra o advertencia, me agarró
del brazo, volteándolo. Sus dedos se presionaron contra la vena.

—¿Qué haces?

Su respuesta fue pincharme con una aguja en mi brazo antes de que


pudiera librarme de su agarre, extrayendo sangre rápidamente.

—¡Ayyyyy!

Caminó alrededor de Rimmon y le entregó el frasco de mi sangre. —Y


que Maya renueva los encantamientos que protegen las salas para incluir la
sangre de Ember en la propiedad. Tenemos que asegurarnos de que sean
extremadamente fuertes y sólidos. Podríamos recibir algunos invitados
sumamente no deseados de ahora en adelante.

—¿Qué demonios? No puedes tomar mi sangre sin preguntar —le grité,


frotando mi brazo.

—Tomaré lo que necesite —declaró—. Pero tú no debes quejarte. Esto


te permitirá entrar y salir libremente. Sin estos encantamientos no serías ni
siquiera capaz de cruzar la línea de propiedad sin olvidar dónde estabas o
qué hacías. Tenemos muchos niveles de salas y hechizos que disuaden a la
gente de encontrar este lugar —Esto se parecía a lo que los Moradores
Oscuros instalaron alrededor de su propiedad—. Anoche pusiste en marcha
todas las alarmas de seguridad y sólo llegaste a nosotros porque estuviste
inconsciente la mayor parte, que fue cuando Rimmon te encontró aquí —
Echó un vistazo a Rimmon—. Puedes irte.

Rimmon dio un asentimiento rápido con la cabeza, se giró, y salió de la


habitación.

—Es un hombre muy hablador. —Me volví hacia Lars—. Y aterrador.

—Sí, lo es, pero ese es su propósito, atemorizar, aterrorizar y poner


nervioso a su rival. Para tan grande como es, también es extremadamente
silencioso y rápido en la batalla. Es un protector ideal; su sola presencia
impide que incluso la mayoría trate de atacar aquí.
—¿Qué se vean como Demonios se basa lo que ellos hacen?

—No sólo los Demonios sino también los Faes usan su caparazón para
satisfacer sus necesidades. La mayoría de los Oscuros atacan a los
humanos, mental o físicamente. Así, nuestras formas humanas nos ayudan a
lograr esto, ya sea seduciendo, asustando, o atrayendo a los humanos en
nuestros distintos deseos y vicios.

De repente me di cuenta del porque todos los chicos en el grupo de Eli


eran tan epótrame-contra-la-pared de caliente. Sus aspectos eran parte de
su equipo de «caza». Ladeé mi cabeza hacia Lars. —¿Por eso te ves como lo
haces?

—Sí, pero yo soy un caso especial —contestó, no explicándose.

—¿Y qué hay de mí? Soy en parte Demonio. —Me subí nuevamente a la
silla en la que me había sentado antes de ser arrojada a través de la
habitación—. ¿Me alimento de los humanos, también? —Mi voz fue más alta
de lo que incluso pensé que podría.

La idea de que tuviera que «absorber» las energías humanas para vivir
me dieron ganas de vomitar. ¿Qué pasa si era peor que eso? ¿Tarde o
temprano tendría que matar a humanos para vivir?

—Relájate, Ember. Tú también eres un caso único. No te alimentas de


los humanos. La energía de un Dae generalmente viene de la tierra o la
naturaleza. Hubo un caso en que los Daes tomaron sus poderes de los seres
humanos —dijo, entonces cambió rápidamente de tema—. En cuanto a
nuestro trato, te quedaras y entrenaras todos los días. Yo decidiré cuándo
has tenido suficiente o cuando estas lista. Me deberás un favor cuando te lo
solicite, y a cambio, tienes una casa, comida, y protección. Se te enseñará a
utilizar tus habilidades y capacidades para el combate, aprenderás a
dominarlas tan fácilmente como respirar. ¿Comprendes lo que se te está
ofreciendo?

Podía sentir la manipulación serpenteando alrededor de sus palabras,


pero eso no me impidió quererlo. Asentí. —Sí.

—No podrás dar marcha atrás sobre nuestro acuerdo una vez que lo
hayas consentido. ¿Lo entiendes?
Asentí otra vez. —Quiero que me entrenes. —Miré hacia arriba,
determinación en mi frente—. Quiero aprender a controlar y usar mis
poderes. Voy a recuperar a mi padre y a mis amigos.

Sus ojos me miraron pensativamente durante un rato. —¿Por tanto


tenemos un acuerdo? Vives y entrenas aquí hasta que seas capaz de
gestionar tus habilidades para ayudarme y para recuperar a tu padre y
amigos. ¿De acuerdo?

Aspire algo de aire. —De acuerdo. —Mientras las palabras salían de mi


boca, sentí una presión de energía arremolinándose sobre mi cuerpo—.
¿Qué fue eso? —Estiré mis brazos buscando la fuente imaginaria.

—Ese es nuestro acuerdo de vinculación. No acepto acuerdos a la ligera,


y si rompes nuestro acuerdo, las consecuencias serán severas. De ahora en
adelante no puedes irte cuando las cosas se pongan difíciles o creas que ya
no son divertidas. Estás comprometida. —Tragué, mi cabeza sumergida en el
reconocimiento.

—Bueno. —Hubo un leve regodeo en su tono. Se inclinó sobre su


teléfono, presionando un botón rojo—. ¿Rez?

Hubo un compás de silencio antes de que una voz de mujer sedosa


llegara por el intercomunicador. —¿Sí?

—¿Puedes venir aquí, querida? —La voz de Lars no insinuaba ninguna


emoción, sin embargo, no pude evitar que mis cejas se dispararan hacia
arriba. Él hizo caso omiso de mi expresión.

—Sabías desde el principio que estaría de acuerdo con esto.

—Hay muy poco que no se resuelva a mi favor. Si veo una debilidad, voy
a por ella. La tuya es el amor por tu familia. Son tu debilidad, es por eso que
los perdiste. —Mis puños se apretaron contra mi cara. Varios improperios
estuvieron a punto de rodar por mi lengua cuando hubo un golpe suave en la
puerta y esta se abrió. Mi boca se quedó boquiabierta cuando la mujer más
bella y sexy que alguna vez había visto entro en la habitación. Ella parecía
estar a finales de la veintena o al inicio de la treintena y sin defectos. Largo
cabello negro colgaba a mitad de su espalda enmarcando rasgos
absolutamente proporcionados: Pómulos fuertes, un elegante cuello de cisne
y grandes ojos almendrados, de color chocolate oscuro, tal vez italiana o
griega. Era delgada, con los huesos finos, pero con curvas en los lugares
correctos. Era elegante, con clase y sensual.
Me hizo sentirme casi tan bonita como un gato sin pelo. Por favor dime
que ella es una perra, para que así la pueda odiar.

—Ember, esta es Rez. —Hizo señas hacia ella—. Si necesitas algo, ve a


ella. Está a cargo de la casa.

Ella sonrió y asintió con la cabeza. —¿Espero que te sientas mejor?

—Sí, gracias. —Estaba acostumbrada a que un Oscuro fuera hermoso,


pero educada y amable, esto era ya demasiado para comprender.

—Rez, Ember va a estar con nosotros durante el entrenamiento. Me


gustaría que la ayudaras a acomodarse. Todo lo que necesite: ropa, zapatos,
artículos personales. Además, si pudieras presentarla a todos, para que así
se sienta como en casa.

—Por supuesto —respondió Rez.

Lars asintió con la cabeza y luego se movió hacia su escritorio


despidiéndonos. Rez me hizo señas para que la siguiera fuera de la puerta.

Tenía tantas preguntas para Lars, pero estaba claro que había terminado
conmigo por el momento. Me puse de pie, siguiendo su estela. Ella llevaba un
par de pantalones negros con una blusa crema sin mangas. El conjunto era
sencillo pero se veía increíble en ella e hizo que mi sudadera rosada
sudorosa pareciera incluso más pegajosa. Ella habría sido un poco más baja
que yo sin sus tacones, y al igual que yo, era todo piernas, a pesar de que
hacía tiempo que tener las piernas largas se veía glamuroso y no
desgarbado. Ella era una pista de aterrizaje; yo era un callejón.

—Me alegro de que hayas decidido quedarte con nosotros, Ember —Su
voz me calmó—. Creo que te gustara estar aquí. Nuestra casa es la tuya
ahora —Se dio la vuelta para continuar con la excursión—. Hay un puñado
de quienes vivimos aquí. Supongo que se puede decir que somos una familia.
—Era una perspectiva extraña, el Rey Unseelie poniéndose el pijama antes
de irse a la cama. Demonios viviendo en una casa juntos como un reality
show, viendo películas, comiendo, bromeando. Parecía tan humano—.
Trabajamos para Lars, pero nos da flexibilidad para salir y hacer nuestras
cosas. —Ella dijo: «nuestras cosas» de tal forma que sabía que era lo que
tenía que hacer para vivir, que probablemente significaba alimentarse de los
humanos.

—¿Puedo preguntarte, qué eres?


—Soy consciente que no conoces nada acerca del Inframundo, pero se
considera grosero y presuntuoso preguntar. Los Otromundantes en general
son bastante reservados y desconfiados. Durante siglos los humanos nos han
hecho de esta manera. Si los Otromundantes se revelan así mismos o los
descubres está bien… pero nunca preguntas. Nunca —dijo con firmeza y, a
continuación, sonrió suavemente—. Porque tú no fuiste consciente de esto,
te responderé esta vez. Yo soy una sirena. ¿Eres consciente de lo que es?

—Sí. —Brevemente conté lo que sabía sobre ellas. Las sirenas eran
peligrosas criaturas mitológicas, seductoras, que atraía a los marineros a la
muerte. Mirándola no tuve duda de que cualquier hombre en un barco o en
una bañera con gusto la seguiría a una tumba de agua.

—No todo lo que se escucha es verdad; el folklore fue escrito por seres
humanos. No tienen toda la verdad, sólo los mitos y leyendas que ellos
crearon.

Mi mente estaba todavía tratando de envolver el hecho de que las


sirenas eran reales cuando me llevó a una hermosa cocina del tamaño de
una pequeña casa. Tenía electrodomésticos de gama alta y de gran tamaño,
un frigorífico de dos puertas, y un horno tamaño restaurante, todo muy
elegante y que se mezclaba muy bien con los muebles. Una isleta enorme se
asentaba en el medio con su propio doble fregadero y con tabla incorporada
para picar con taburetes alineados en el otro lado. Había un rincón para el
desayuno con bancos incorporados en un lado y una lámpara de araña
colgando sobre la mesa redonda y una despensa en el otro lado. Era la cocina
de un chef-gourmet.

—Obviamente, esta es la cocina. —Rez se movió alrededor—. Ya


conociste a Marguerite antes. Ella es la razón por la que todos funcionamos
aquí y no podríamos vivir sin ella. Ella hace las funciones de la cocina y de la
casa. Sinnie, nuestra Brownie19 de la casa, sale generalmente por la noche
para limpiar. Marguerite siempre deja una taza de miel o las gachas de avena
para ella, así que por favor no las tires. Sinnie se ofende fácilmente. También
una advertencia, a Brownie le encanta lo reluciente o los objetos brillantes.
Así que a menos que estés dispuesta a perder la cabeza, no dejes nada por lo
que se sienta atraída. He perdido muchas joyas de esa forma. —Rez rió
ligeramente.

19
BROWNIES: Pequeños Faeries trabajadores que habitan en casa o almacenes. Son raramente
vistos y podrían hacer la limpieza y las cosas de la casa a la noche.
—¿Brownie? —Había oído de ellas pero necesitaba asegurarme que no
se estaba refiriendo a un producto de repostería.

—Oh, querida, eres una principiante. Los Brownies son una sub-
categoría de las Hadas, pero es una de las últimas especies mágicas. Son
iguales a gnomos20 y hobbits y tienen limitados poderes de encantamiento.
Los humanos suelen confundirlos con una rata grande o algo de esa
naturaleza. Aunque su encanto sea pequeño, los humanos lo convierten en
algo que sus cerebros acepten lo que ven. Siendo inferior al Fae, los
Brownies sólo pueden convertirse en criaturas de su propio tamaño y sólo
pueden utilizar el encantamiento más básico.

Ratas. Siempre ratas. ¿Por qué no un gatito mullido?

—El Brownie domestico ayuda a limpiar la casa en la noche mientras


duermes. Son criaturas muy tímidas y no sociables. Porque no somos
humanos, Sinnie se aventurará de vez en cuando en el día, pero
generalmente prefiere atender nuestras habitaciones cuando no estamos
allí. Maneja lo más básico de la limpieza y aseo y recientemente se ha
obsesionado con hacer las camas. Me levanté para ir al baño en medio de la
noche y volví y me encontré mi cama hecha. Nos vuelve un poco locos. —Rez
se rió.

Ella volvió a la sala. —Marguerite hace más o menos todo lo demás; es


esencial para esta casa. Lars se patearía así mismo antes de echar a
Marguerite. Prepara el desayuno y la cena, y a veces el almuerzo, aunque
para las comidas estás más por tu cuenta. La cocina es tan tuya para
utilizarla libremente como quieras, aperitivos, bebidas, lo que sea. Solo te
aconsejo quedarte fuera del camino de Marguerite cuando este cocinando —
Rez meneó la cabeza, como si recordara una historia—. Ella podría
perseguirte hasta fuera con un cuchillo si te pones bajo sus pies.
Técnicamente tiene los domingos y los lunes libres, pero nunca sale.
Nosotros somos su familia y prefiere quedarse a cuidar de nosotros, no
importa cuánto le digamos de salir durante el día.

Rez entró por la cocina en un enorme salón comedor. Una mesa larga,
moderna, ovalada recubierta de terciopelo, sillas en círculo, dispuestas en el
20
GNOMO: Pequeñas criaturas parecidas a los humanos que viven bajo tierra. Hay diferentes tipos:
gnomos del bosque, gnomos de jardín y gnomos de casa. Son territoriales y traviesos y nos les
gustan los humanos particularmente.
centro de la habitación, y otra impresionante lámpara de araña colgaban del
techo. Un arco curvado de piedra caliza ase abría hasta la sala de estar. Una
aterciopelada sección gigantesca gris intenso, una mesa de café de vidrio y
varias sillas grandes situadas frente a una chimenea encendida. Calor y
energía fluyeron de él a mí. Consciente de mi conexión con el fuego ahora, se
sintió increíble. No podía creer que nunca notara la fuerte sensación antes.

Rez, presionó un botón y una televisión de pantalla plana del tamaño de


un Cadillac descendió desde el techo.

—Generalmente encontrarás a la pandilla ya sea aquí o en la sala donde


se pueden encontrar toneladas de juegos de video y DVD. También hay una
mesa de billar y una pequeña bolera.

Me hizo un ademán con la mano para que siguiera adelante terminando


el resto del tour por la casa. Había dos alas diferentes. Una contenía la
mayoría de los dormitorios, cada uno con su propio cuarto de baño. El
centro de la casa era el espacio vital, y la otra ala incluía la oficina de Lars y
su dormitorio que era más grande que una piscina de tamaño olímpico.
Cuando pasamos por delante del armario, también note que había ropa de
mujer colgada en el armario, la cual parecía que usaría Rez.

¿Hmmm, un demonio y una sirena jugando a las casitas? Interesante.

En cuanto a una piscina de tamaño olímpico, tenía una verdadera de


espaldas, climatizada, por supuesto. Por como estaba instalada la piscina, se
veía como un lago en lugar de una piscina. Había un magnifico patio con una
chimenea y una cocina al aire libre y parrilla, lo que aquello habría hecho
llorar a Mark. Rodeada por todo esto, estaba lo alto la cala donde Rimmon
me había encontrado, rodeada de los más bellos, ondulantes, exuberantes
jardines verdes con flores y árboles de roble. Había unos pocos edificios que
parecían ser establos, más que espacios para vivir y oficinas al lado. En el
otro lado había un bosque densamente rico. Me dejó sin aire. Esto no era una
casa, era un refugio-spa.

—Así pues, ¿cuántos otros viven aquí?

—Hay siete de nosotros que vivimos en la casa principal. Por supuesto,


Lars y yo, luego Marguerite, Nic, Maya, Koke, Alki. Goran, la mano derecha de
Lars se queda fuera con el resto de la seguridad en el edificio más lejano allá
afuera. —Rez señaló a uno grande de piedra, estilo casita de campo inglés.
—¿Dónde está todo el mundo? —pregunté. Hasta ahora no nos
habíamos ni siquiera tropezado con Marguerite de nuevo.

—Alki y Koke están probablemente fuera practicando en nuestras


instalaciones de entrenamiento, que es el edificio de ahí. —Señaló a otra
casa que parecía un bungalow—. Nic está durmiendo lo más probable, y
Maya probablemente está trabajando —Rez se giró para estar frente a la
casa—. Como probablemente pensaras, somos independientes aquí. No nos
gusta ser dependiente de los lazos con los humanos si podemos evitarlo.
Tenemos nuestra propia electricidad y agua.

Los Morador Oscuro también se había hecho autosuficiente. Lo que


parecía ser una característica Fae. Durante mi caminata por Olimpia ayer
noté que la mayoría de las tiendas estaban abiertas, los generadores
suministrando electricidad a los humanos y hasta algunas gasolineras
estaban abiertos. La vida en Olimpia estaba volviendo a la normalidad.
Seattle no era tan afortunado.

Rez levantó su mano, tocándome suavemente el brazo. —Lo siento.


Probablemente te estés muriendo de hambre. Voy por Marguerite para que
te prepare algo. Ya que estamos en nuestro propio dominio aquí, lo cierto es
que tenemos internet vía satélite y TV. Podemos pedirte tu ropa y otros
artículos personales. Estoy pensando que el rosa no es definitivamente tu
color. —Ella guiñó un ojo.

—Eso es un eufemismo —Hice una mueca hacia mi indumentaria—.


Pero no tengo dinero.

Dejó escapar una risa musical. —Oh, no necesitas dinero aquí. No te


preocupes, Lars se hará cargo de todo.

Eso es exactamente lo que me asusta, alguien más controlándome.


CAPÍTULO 18
Traducido por 3lik@
Corregido por Karlix

Marguerite me hizo un sándwich gourmet más grande que mi cabeza.


Sabía que ya estaba enamorada de la comida de esta mujer con mi primer
bocado. Lo que sea que hacía el sabor fuera tan bueno, no quería saber.

Ella era el tipo de mujer que era severa, pero llena de amor y afecto. Rez
también era más fácil de convivir de lo que pensaba. Me ayudó a ordenar
ropa y cosas personales e incluso se aseguró que fueran entregados durante
la noche, así que no tendría que esperar. Exhausta y con mi barriga llena, mis
párpados se cerraban con pesadez.

—Ve a tomar una siesta —Rez me miraba con la preocupación escrita en


todo su rostro. Asentí con la cabeza e hice mi camino al piso de arriba.
Cuando entré en mi habitación, la cama estaba hecha. No podía dejar de
mirar alrededor para ver si había una mujer de veinte centímetros
escondida debajo de mi cama.

El sueño llegó con bastante facilidad, pero mantener el sueño fue una
historia diferente. Me desperté gritando. No podía escapar de la imagen fría
de Ian con el rostro blanco y derramando sangre de su cuello como de sus
ojos, ahora negros, mirando vacíamente los míos. —Ayúdame —Su mano sin
vida se extendía buscando la mía. Su mano luego se transformó en la de
Kennedy mientras sus dedos se deslizaban fuera de mi alcance. Me desperté
llorando, aún cuando estaba tan agotada me deslicé de nuevo en otro sueño
inquieto. Luego el ciclo se repitió. Me despertaba gritando una y otra vez.

Cuando me desperté de nuevo gritando el nombre de Kennedy, decidí


que ya no podía quedarme allí atrapada en ese infierno repetitivo. Me
levanté de la cama y me deslicé por el pasillo. El pasillo estaba oscuro, pero
la luz y voces revoloteaban en el piso de abajo. Deslizándome por las
escaleras, manteniéndome cerca de la pared, traté de escuchar lo que se
decía.
—¿Tenemos un espía entre nosotros? —Una voz sensual habló detrás de
mí haciéndome saltar—. Déjame saber si te aprendes la receta secreta del
mole de pollo de Marguerite. Ahora, eso es algo por lo qué mataría.

Agarré mi pecho, giré alrededor y casi me olvido de cómo respirar. Un


dios español estaba de pie el escalón por encima de mí, sonriendo. Sus
ardientes ojos oscuros y sedoso cabello castaño largo hasta los hombros
parecía destellar en la penumbra. Había sido construido como un gladiador y
era probablemente la fantasía andante de todas las mujeres y muchos
hombres en el planeta. Mi boca cayó abierta, sin palabras formándose en mis
labios.

Una sonrisa se dibujó en su rostro. —Tú debes ser Ember.

Yo seguía de pie allí y mirando boquiabierta.

—Soy Nic, por cierto. —Extendió su mano. Cuando mi cerebro


finalmente encontró sus palabras, puse mi mano en la suya. Mantuvo sus
ojos en mí cuando se inclinó y me besó la mano.

¿Acabo de meterme en alguna novela romántica?

Ahora que entendía que mucho de las apariencias físicas de los


Otromundantes se basaban en lo que necesitan de los seres humanos,
mirando a Nic, mi cerebro al instante pensó en sexo. Pensé que Eli era
sexual, pero este chico se llevaba la guinda. Eli tenía muchas facetas,
mientras que Nic parecía tener solo una—sexo. Era un poco inquietante.

—Encantada de conocerte, Nic. —Mi voz sonó ahogada.

—Y tú, Ember —Pude detectar un ligero acento español—. ¿Quieres


salir de las sombras y unirte a nosotros para cenar? —Sostuvo su brazo para
que yo lo tomara.

Bueno, él tenía que haber tomado un curso de Estudios de novelas


románticas. Tomé su brazo vacilante, pero tan pronto como entramos en el
comedor bien iluminado, lo solté. Cuatro cabezas se giraron en nuestra
dirección. Reconocí a Rez, pero el resto de los rostros eran nuevos.

—Ember, encantados de que te nos unas. Veo que Nic ya fue a buscarte
—dijo Rez.
—Ella estaba merodeando en las escaleras. —Nic trató de agarrar un
panecillo de la canasta que Marguerite estaba poniendo sobre la mesa del
comedor.

Margueritele palmeó la mano. —Usted muchacho travieso.21—Dejando


caer el panecillo, su tono estaba lleno de burlas cálidas. Nic se rió y se sentó
en una silla frente a la mía. Se veía como un pícaro niño travieso. Marguerite
corrió a la cocina y pronto regresó con otro plato oliendo delicioso y luego se
sentó en la mesa al lado de Rez.

—Ahora que ya conoces a Nic, te lo advierto, mantente alejado de este.


—Rez señaló con el tenedor a Nic.

—¿Qué? —exclamó Nic, no se veía tan sorprendido como sonaba—.


¿Todo lo que hago es cortésmente acompañarla aquí, y ya estoy siendo
regañado? Sólo por ser un caballero.

—Oh, estás tan lleno de mierda. —Rez rodó los ojos. Una leve sonrisa se
subió en el labio de Nic. No había duda de que él estaba de acuerdo—. Fuera
de tus límites, Nic.—Ella ahora hizo giros con su tenedor alrededor de mi
cabeza.

—Un desafío…. como a mí me gusta.

—Nic. —La voz de Rez subió en señal de advertencia—. No estoy


bromeando.

—Sí, sí, sí.—Nic rodó los ojos, tratando de alcanzar un panecillo.

—Entonces, Ember, este es Alki. Él será tu entrenador principal y te


enseñará habilidades de combate —Señaló a un hombre asiático joven,
sólido y musculoso. Parecía tener unos treinta años, pero ahora sabía que la
apariencia no tenía nada que ver con la edad real. Su cabello oscuro estaba
cortado cerca de su cuero cabelludo. Sus ojos de forma almendrada eran tan
negros que ni siquiera podía ver sus pupilas, y si su severa expresión sin
sentido me daba una indicación de su personalidad, era que probablemente
deberían hacerme una bola y empezar a llorar ahora. Tenía el aspecto de un
guerrero. Ya podía sentir la tortura de su entrenamiento. Estaba condenada.

Inmediatamente, me regañé. Recuerda por quién estás haciendo esto.

21
En Español en el original.
—Esta es Koke y te entrenará para que aprendas a manipular objetos
con tu mente. —Ella también era de ascendencia asiática. Era impresionante
y pequeña, pero el tamaño no significaba nada en el mundo Fae. Ella asintió
con la cabeza en respuesta, sus oscuros ojos de halcón me observaban,
captando cada detalle.

—Y, esta última, es Maya. Ella te ayudará con tus poderes con la tierra.
—Maya parecía ser otra compañera de piso con la que no jugar. Era alta,
majestuosa, hermosa, y muy intimidante. Su expresión era adusta y severa.
Tenía unos ojos que, cuando te miraba, te hacía sentir que podía ver tus
pensamientos más íntimos. Me asustaba muchísimo. Lo primero que pensé
cuando la vi fuea en la señora Laveau, la famosa Sacerdotisa Vudú. Quién
sabía, tal vez ella fuera una.

—Ya has conocido a Nic.—Rez agitó la mano en dirección a Nic.

—Yo te ayudaré con…

—Nic… —Rez lo interrumpió, su ceja arqueándose como una amenaza


no verbalizada—.Tú vas a permanecer lo más lejos posible de ella. —Había
algo en su tono que iba más allá de lo que parecía una preocupación normal.
Ella no me conocía, así que ¿por qué estaba tan preocupada por mí? Podía
ver a una milla de distancia que él era un jugador y yo podía cuidar de mí
misma.

—Encantada de conocerlos —pronuncié.

Aparte de todo el mundo que me miraban con recelo, la cena se


desarrolló bastante bien. Aún me sentía tensa e insegura de lo que estaba
haciendo aquí. Todos me habían desconcertado. No era así como las
personas describían a los Demonios—sentados alrededor de la mesa de la
cena, hablando y pasándose bollos los unos a otros. Parecía surrealista—
¿No se suponía que estuvieran aterrorizando aldeas y matando gente?
Parecían tan normales, bueno tan normales como los Demonios y los
Unseelie podrían ser. ¿Y dónde estaba Lars? ¿Se unía a estas cenas
familiares?

—Así que, ¿es así cada noche aquí? —Miré alrededor de la mesa,
observando a todo mundo comer la deliciosa comida que Marguerite había
preparado.

—No siempre, pero por Marguerite —Rez asintió con la cabeza en


dirección a Marguerite y le sonrió cálidamente a la mujer—. Nos gusta
comer en familia cuando estamos todos aquí —Estaba claro que Lars estaba
a cargo, pero cuando se trataba de la casa, Marguerite y Rez corrían con el
espectáculo. Rez representaba la zona de negocios de la casa, y Marguerite,
el corazón y el alma—. Para algunos de nosotros nuestros «trabajos» nos
mantienen lejos por una noche o dos, un par de veces al mes, mientras que
otros, como Nic, que sale casi todas las tardes, pero sus horas son nocturnas.

Me di cuenta de qué mantendría alejada de una sirena por un tiempo, y


tenía una idea bastante clara de qué alejaría a Nic toda la noche también. No
entendía por completo sobre los demás, pero ahora sabía que era mejor no
preguntar. No estaba del todo segura de que quisiera saber de todos modos.
La ignorancia podía ser la felicidad en este asunto.

Después de regresar a mi habitación, el alivio de la soledad sólo duró


unos minutos. Los aullidos de angustia de Ryan y el rostro asustado de Ian
me perseguían cada vez que mis párpados se cerraban. Mirando el techo, los
minutos pasaban. La suavidad de la cama no me podía arrastrar al sueño.
Las pesadillas de la realidad penetraban cada oscuro rincón. Desesperada
por hablar con Torin, intenté una y otra vez contactarlo, pero sin éxito.
Necesitaba saber si mis amigos estaban bien, si él estaba cuidando de ellos.

Las horas pasaron y nada. Suspirando, saqué las piernas de la cama y me


levanté. Fue justo entonces cuando sentí el tirón. Era tan dominante y fuerte
que no podía dejar de sumergirme en él. Mi cuerpo cayó al suelo, en estado
de coma.

—¡¿Torin?! ¡¿Torin, dónde estás?! —grité al momento en que mis


párpados se alzaron. Estábamos de vuelta en el bosque, donde por lo general
me hablaba. Su lugar favorito.

—Estoy aquí —murmuró detrás de mí.

Salté, girándome hacia él. —Tienen a mis amigos, Torin. Samantha mató a
Ian. ¿Están bien? Tú no me contestabas. Traté de contactarte.

—Cálmate. —me tranquilizó—. Sé lo que ha ocurrido. Yo estaba allí con


Su Majestad cuando tus amigos fueron llevados, así que tuve que hacer caso
omiso de tus llamadas.
—Mis amigos, Torin… —La emoción se hizo cargo de mi boca, las palabras
se derramaron, soltando la horrible verdad de nuevo—. Lorcan los tomó…
Samantha mató a Ian… Ella lo mató…

Sus brazos me envolvieron, tirándome contra su cálido y fuerte cuerpo. —


Lo sé. Lo siento mucho —murmuró, besando la coronilla de mi cabeza.

Me introduje más, buscando su forma sólida y protectora. —Lo he perdido


todo. Mis amigos, mi familia, mi hogar. No puedo… Ian está muerto. Ken, Josh,
Ryan, mi papá…

—Lo sé. —Él me abrazó fuertemente.

—Tengo que sacarlos. No puedo quedarme aquí sentada. Tengo que


sacarlos. Ellos no deberían estar allí. Negociaré conmigo.

—No. —Torin se apartó, sus manos agarraron fuertemente mis brazos—.


Ember, no puedes dejar que te tenga. Ella sólo te usará para matar a más
gente inocente. Ella quiere la Tierra otra vez y no se detendrá hasta que todos
los seres humanos están muertos o esclavizados. Si te entregas, no sólo
destruirás a esas personas que tanto amas, sino también a todos los seres
humanos inocentes —Sus profundos ojos azules se concentraron intensamente
en la míos—. ¿Entiendes? No puedes darle lo que quiere. Será peor aún para tu
familia. Ellos serán los primeros que matará. Permanecer alejada es tu única
protección. ¿Me escuchas?

Mi cabeza cayó al frente, la agonía y la derrota pesaba sobre mis hombros.


Estaba muy preparada para que la gente dejara de usar la lógica en mí.
Además, mi trato con Lars me impedía actuar sobre un capricho tonto.
Sintiéndome impotente, metí la cabeza debajo de su barbilla, en busca de
consuelo.

—Dime que lo entiendes —suplicó.

—Entiendo.

Torin me tomó en otro fuerte abrazo, sus labios como plumas contra la
coronilla de mi cabeza. —No me asustes así. Tú no puedes darte el lujo de
actuar irracionalmente. Cuando llegue el momento, yo te ayudaré. ¿De
acuerdo?

Asentí con la cabeza contra él. —¿Por qué no me dijiste quien era Lars?
—Sólo puedo decirte lo que sus ataduras me permiten. La Reina me tiene
excesivamente controlado.

Algo en su declaración me hizo sentirme triste. Su vida no era suya, su


libertad no era suya. Él empujaba y cedía las reglas tanto como puedía por mí.
Había una conexión entre nosotros, no podía negarlo y eso me asustaba.

—¿Por qué elegiste esta vida? Eres casi un esclavo.

Él exhaló. —Es un honor. Mi padre era el de su padre, del Rey, el Primer


Caballero.

Mis cejas se alzaron hasta la zona de mi cabello.

—No, Ember, no es lo que estás pensando. Eso es algo en que la Reina lo


convirtió. —Él apartó la mirada con vergüenza moderada. Él era un esclavo
sexual. No tenía ningún control sobre su propio cuerpo y cómo era utilizado.
Me estremecí. No tenía duda de que ella probablemente llevaba su autoridad y
su necesitad enfermiza por el dominio en la cama también—. Yo estaba
destinado a ser el Primer Caballero, pero he trabajado duro en ello por ti.

—¿Por mí?—Sorprendido amplio mis ojos.

—Sabía que ser su caballero vendría con «consecuencias», pero también


vendría con oportunidades, la habilidad y la capacidad de encontrarte. —Las
palabras tomaron el camino equivocado de nuevo por mi garganta. Me quedé
sin palabras—. Realmente no quiero hablar de este tema contigo. —Se alejó de
mí, más reservado.

—¿La amas?

Torin se detuvo, su rostro se convirtió en una fortaleza de piedra. Él se


alejó, dándome la espalda. Pasaron muchos tensos segundos. Con un resoplido
de aire, bajó la cabeza y su voz. —La amé. Una vez. Hace mucho tiempo.

Los celos me atormentaban. Pero entonces, ¿cómo me atrevía a preguntar


eso? Su respuesta iba a molestarnos de alguna manera. ¿Prefiero que él
duerma con alguien que él odiaba? ¿Secretamente esperaba que él estuviera
suspirando por mí todo el tiempo en lugar de vivir su vida?

—Lo siento. No es de mi incumbencia. —Yo jugueteaba con la punta mi


cola de caballo.

—Eso es pasado. Ahora que te he encontraro, tú eres mi regalo. —Me miró


de nuevo.
El pánico se contrajo en mi pecho. Hacía apenas unos segundos me sentía
molesta de que él no estuviera anhelándome todo el tiempo y ahora quería
salir corriendo por la puerta.

Estaba tan enojada.

—Necesito saber que mis amigos y mi papá están bien.

—Te prometí que velaría por ellos y no voy a dejar que nada les pase.

Calidez crecía en mi pecho. —Gracias.

Él inclinó la cabeza en reconocimiento.

—Quiero verlos desesperadamente. Verlos y asegurarme de que están bien


—dije, haciendo girar el cabello apretándolo alrededor de mi dedo.

—Puedes hacer eso. —Torin se acercó a mí, rozando un mechón de cabello


detrás de mi oreja—. Tus habilidades van más allá de una simplemente escena
onírica. Tu madre tenía un don extraordinario de ser un Caminante de Sueños.
No tengo dudas de que tienes el mismo don.

—¿Caminar en sueño?

—Puedes cambiar tu escena onírica hacia donde ellos están. Caminar en


sueños es diferente de una escena onírica. Se necesita mucha más energía, ya
que sucede en un lugar y en tiempo real. Llegué a estar mal de salud las
primeras veces que lo hice. —Se frotó su estómago.

—¿Mal de salud? —pregunté, y luego reí cuando me di cuenta de lo que


quería decir—. ¿Quieres decir nauseas?

—Sí. —Me rodó los ojos—. Ahora, vamos a concentrarnos. Caminar en


sueños también es diferente, ya que no puedes interactuar con nadie. Serás un
fantasma para ellos. Ellos no serán capaces de verte o escucharte.

Todas las veces que había estado deseando ver a Mark, ¿podría hacerlo?

—¿Por qué no me dijiste que podía hacer esto antes?

—Mis disculpas. No fue algo que cruzara por mi mente.

Los Moradores Oscuros tenian la misma reacción. Todos ellos habían


crecido en el mundo Fae con el conocimiento de estas cosas. No entendían lo
que era ser como yo y no saberlo.
—¿Puedes hacer eso también? —le pregunté.

—No fue un regalo con el que nací, pero la Reina me ha dado algunas de
sus habilidades. Me permiten traerla para que pueda ver lo que estoy viendo,
sin que ella tengar que estar allí físicamente. Su Majestad considera esto
bastante útil en sus asuntos.

—¿Quieres decir que podría estar viéndonos en este momento?—Me puse


detrás de él.

—No. Puedo sentir cuando ella está allí. Tiene una presencia fuerte y
siempre se puede sentir cuando está tratando de entrar. No te preocupes. Ella
no está consciente de nuestros encuentros.

—Está bien. —Me sentía inquieta—. Entonces, ¿cómo funciona esto?

—Controlaré este primer camino en sueños, así puedes ver cómo se hace.
Puede ser un poco desconcertante, te lo advierto. —Sus manos se acercaron a
mi rostro, rozandolos sobre mis párpados—. Cierra los ojos. De lo contrario, te
sentirás mareada.

—¿Y te vomitaré encima? —Sonreí. Él simplemente inclinó la cabeza con


exasperación. Cerré los ojos.

—Ahora concéntrate en sus rostros. Puedes elegir cualquiera de tus


amigos, ya que todos están juntos, o en Mark.

Mark fue mi primera parada. Mis pensamientos se centraron en él,


recordando su sonrisa y risa, la forma en que se burlaba de mí por la mañana
o cuando me llamaba Sunny D. Unos segundos más tarde, un extraño mareo se
apoderó de mí, y tomó todo de mí no enfermarme.

—Está bien, puedes abrirlos. —La voz de Torin habló suavemente en mi


oído. Mis pestañas se alzaron.

El elegante suelo de madera oscura y las paredes de piedra brillaban bajo


las lámparas flotantes y una parpadeante chimenea. La habitación era grande,
pero carecía de muebles o de algo personal, además de una cama, una mesa y
una silla. La silla estaba cerca de la chimenea y ocupada por una forma
familiar.

—¡Mark! —grité, corriendo hacia él. Él sin levantar la mirada o


reaccionar.

—Ember, él no puede verte o escucharte —respondió Torin.


Cierto. Mi boca se cerró. No tenía sentido llamarlo de nuevo, pero no podía
dejar de ir hacía él. Con un sollozo de alivio, me puse en cuclillas delante de él,
asimilándolo. Él parecía similar a la última vez que lo había visto. A pesar de
que había sido un mes y medio, aún tenía contusiones y cortes sanando en su
rostro.

—¿Ha sido golpeado recientemente? —Mis dedos tocaron su rostro,


desapareciendo a medida que lo tocaba. Bueno, eso fue espeluznante.

—No. Te juro que ha sido tratado bastante bien desde que ha estado aquí.
Ella sólo le haría daño para beneficiarse. Y, como ves, lo ha puesto en una de
las habitaciones disponibles del castillo. No está en el calabozo.

—Si no lo ha tocado, ¿por qué está cubierto de cortes y moretones?—


Deseaba ser capaz de tocarlo, sentir sus brazos alrededor de mí en un abrazo
de oso. Iba vestido con la misma ropa y sangre seca cubría su cuello. Le eché
un vistazo desde la cabeza a los pies. Su cuerpo parecía lo suficientemente
sano, al menos no estaba pasando hambre.

—Esas heridas son las que obtuvo esa noche en la montaña. —Torin se
mantuvo a lo largo de la pared, manteniéndose a las sombras—. Recuerda, el
tiempo funciona de manera diferente aquí en el Otro Mundo. No ha pasado
mucho tiempo en comparación al que tú has experimentado en el reino de la
Tierra.

El tiempo era lo de menos para captar mi atención. Habían pasado casi


dos meses para mí y, al mirarlo, parecía que sólo habían pasado dos horas.

—Oh, Mark. —Mis ojos comenzaron a humedecerse—. Lo siento tanto.

Mark se quedó mirando el fuego, sus ojos observaban cada lamida y rizos
de las llamas. Las sombras se hundidan profundamente en sus ojos. Él podía
estar físicamente saludable, pero no mentalmente. Su agonía me torturaba.

—No voy a descansar hasta que te saque de aquí. Te lo prometo. Te quiero.


—Limpié las lágrimas de mi mejilla. Me puse de pie, con mi fortaleza
determinada—. Vámonos. Quiero ver a mis amigos, también.

Torin se aferró a mí. Cerré los ojos y me imaginé a mis amigos vívidamente
en mi cabeza. Otro silbido, una sensación de náusea extrema, y estábamos en
una habitación similar a la de Mark. Mis cuatro amigos estaban allí, junto con
cuatro camas, cuatro sillas y una mesa.
—¿Por qué no nos lo dijo? —Josh exclamó. Estaba sentado en el alféizar de
la ventana. Agarrando las barras de metal que se alineaban en la ventana, lo
suficientemente amplias como para que alguien se deslice a través de ellas.
Eran probablemente para mirar las puntas de los árboles fuera de la ventana
indicando que había varios metros de altura.

—¿Qué nos habría dicho? ¿Alguno de nosotros le hubiésemos creído de


todos modos? —Kennedy estaba sentada en la cama, con las piernas dobladas
debajo de ella.

Jared estaba tirado en una cama, mirando alrededor de la habitación.—


No lo sabe desde hace tiempo. Ella se enteró hace menos de dos meses justo
antes de las TE. No es que ella no te lo contara. Los seres humanos no deben
saber de nosotros. Debería incluso no estar diciendo estas cosas, pero me
parece un poco sin sentido ahora.

—No me importa. Ella se supone que es nuestra mejor amiga, Ken. Ella
debería habernos dicho la verdad. ¿No confía en nosotros?—Ryan elevó la voz
desde la silla—. Ian murió porque estaba ayudándonos a pegar carteles, para
encontrar nuestra amiga desaparecida. Si hubiéramos sabido… —Ryan
comenzó a sollozar, con el rostro entre las manos, sus hombros temblaban.

La culpa y la ira empezaron a asfixiarme, extendiéndose para incluir a


Lorcan y la Reina. No había perdón por lo que había pasado con Ian. Él no
debería haber estado allí. Él no tendría que haber estado involucrado en mi
mundo.

Kennedy se levantó de la cama y se arrodilló delante de Ryan, tirando de él


en un abrazo. —Sé que estás sufriendo, pero la muerte de Ian no fue culpa de
Ember.

Ryan siguió sollozando en su hombro. —¿De verdad, Ken? ¿Dónde estaba


en el último mes? ¿Dónde estaba cuando estábamos tan asustados y
preocupados por su desaparición? Entonces la TE cayó. Pensé que estaba
muerta, que se había ido para siempre. Pero no, la encontramos con los Jinetes
de la Oscuridad, viviendo todo este tiempo con Eli Dragen.

—Hey, chicos. —Jared se sentó—. Ember no estaba conviviendo con


nosotros como de vacaciones. Ella prácticamente era prisionera allí. Después
de que ella causara la TE, estaba huyendo de Seattle, siendo perseguida a
diario… así que déjenla en paz. —Sentí que Jared y yo nos unimos durante los
días que pasamos juntos en las instalaciones, y esto sólo se confirmó con que él
cuidaba mis espaldas. Se había convertido en alguien que realmente le
importaba. Como familia.

Esa repentina calidez rápidamente fue aplastada. —¡¿Ella QUÉ?! —Toda


la sala gritó.

—¿Ella fue la que causó la tormenta eléctrica? ¿Hablas en serio?—Josh


disparó, con los ojos abiertos, desde su posición relajada.

Por la expresión aturdida de Jared me eché a reír. Buena suerte con eso,
pensé.

—Oh, sí, claro… ustedes no lo sabían. —Entonces, les dio un rápido


resumen de lo que sabía. Me mantuve interrumpiendo con «en serio sucedió»
para la gran diversión de Torin. Sabiendo que no podían oírme no impidió que
lo intentara. Ellos se mantuvieron acribillando a Jared, pero después de un
rato él levantó la mano—. Chicos, eso es todo lo que sé. Tendrán que acosarla a
ella después.

El amargo recuerdo de aquella noche pudrió un agujero en mi alma. Fue el


punto de inflexión de mi vida, y la de muchos otros. Con la ayuda de un joven
Fae, quien era el equivalente de los cables del puente, la Reina Seelie
aprovechó mis poderes y destruyó Seattle. Todo por una pelea con el Rey
Unseelie-Lars.

—Maldita sea… todo esto es una locura.—Josh sacudió su mata de cabello


rubio—. La chica que estaba construyendo bordes de jardín hace un mes y
medio podía nivelar ciudades. Ella es como un superhéroe andante de un libro
de historietas.

Kennedy estaba de rodillas delante de Ryan. Había dejado de llorar, pero


su rostro estaba atormentado. —Desearía que hubiera confiado lo suficiente
en nosotros para decirnos—Ryan murmuró.

Levantándose, Kennedy frotaba el brazo de Ryan con dulzura. —¿Le


habrías creído si no lo hubieras visto de primera mano? Yo no la culpo. Por
nada de esto. Esto no es algo que se pueda confesar sin que la gente piense que
estás loco. Ella ya estaba luchando contra eso.

Y sólo espera, Kennedy. Tú te unirás a mí en la lista de los locos. Mis ojos


se cerraron brevemente ante el miedo. Por favor, no dejes que la Reina
averigüe lo que realmente es, tarareaba yo en mi cabeza.
Ryan sorbió. —Sí, supongo. Siempre nos dimos cuenta de que algo había
cambiado en ella, pero esto… —Ryan se frotó la cabeza—. Siento que ya no sé
quién es ella. Nuestra amiga no es humana. Oh Dios, me duele la cabeza otra
vez.

—¿Qué es exactamente Em?—Josh dirigió su pregunta a Jared. Jared


apretó los labios. Su reacción natural era permanecer en silencio—. Vamos,
hombre. Sabemos que puede explotar cosas y acabar con ciudades… ¿qué daño
podrías hacer con decirnos?

Sentándose, Jared suspiró. —Bien. —Podrías decir que él no quería


hablar—. Ella es una Dae.

—¿Una qué?— contestó Josh—. ¿Qué mierda es eso?

—Es mitad Hada y mitad Demonio.

Kennedy se llevo su mano a la boca para silenciarla.

—¿Un Demonio? ¿Es una broma? ¿Ella en serio es un hada y un


demonio?—Josh exclamó.

—Pero eso no significa que ella sea mala. —Jared inmediatamente se puso
a la defensiva—. Los Demonios no siempre son malos. Ember es genial. Pero los
Daes son ilegales en el Otro Mundo. Ember técnicamente no debería estar viva
y por eso es que se escondía con nosotros. Estábamos protegiéndola. Como he
dicho, Ember no estaba descansando en alguna playa. Se alejó de ustedes por
un propósito. Ella no quería involucrarlos, porque sabía que era peligroso.

Josh bufó. —Demasiado tarde para eso.

La sala quedó en silencio.

Josh pisoteaba nerviosamente sus pies sobre el suelo de piedra. —Mierda…


esto es una locura. El Otro Mundo realmente existe. ¿Qué dirían todos mis
terapeutas ahora? Ellos pensaban que yo estaba perdiendo mi vida con los
vídeos, World of Warcraft, y ahora soy yo el que va ‘joder esas perras’. Me
pregunto si realmente puedo matar algunos trolls reales.

Kennedy, Ryan, Jared, y yo lo mirábamos con la boca abierta. Josh estaba


tomándolo de manera diferente a como me imaginaba que lo haría.

—Ember, tu noche en la Tierra está llegando a su fin. Tenemos que irnos


—dijo Torin amablemente.
Asentí con la cabeza y escaneé a mis amigos una vez más. Los extrañaba
tanto que dolía. —Los sacaré de aquí. —Les prometí, y luego me di la vuelta,
dejando que Torin me llevase lejos.

Estábamos de vuelta en el bosque donde nuestra primera escena onírica


tuvo lugar. Sin palabras, me acerqué a Torin y envolví mis brazos alrededor de
él. Él me dio más de lo que podía haber sabido, a pesar de que verlos y
escucharlos me dolía más de lo que imaginaba. Saber que mi familia estaba
bien significaba todo para mí. Estaban siendo tratados mejor de lo que
pensaba. El deseo de rescatarlos aún era fuerte, pero estaba claro para mí que
sería absurdo precipitarse. Haría esto bien, con un plan.

Torin me apretó más. —Me alegro de haber ayudado.

Eché la cabeza hacia atrás. —No tienes ni idea. Gracias, Torin.

—De nada. —Bajó la mirada, centrándose en mi boca. De repente


consciente de lo apretado y cercano que nuestros cuerpos estaban, la tensión
llenaba cualquier espacio que quedaba entre nosotros. No podía negar que
tenía curiosidad de saber lo que se sentía al tener sus labios en los míos de
nuevo—. Haría cualquier cosa para protegerte y mantenerte a salvo. Es mi
trabajo.

La sensación de calor se desvaneció cuando mi cabeza se sacudió. Salí de


su agarre. —¿Tu trabajo?

—Sí. —Sus ojos se estrecharon en confusión ante mi repentina


alteración—. Te lo dije, ahora que te encontré, tú eres mi prioridad. Desde el
día en que naciste, mi trabajo es protegerte. Ahora que puedo. Tú eres mía,
Ember. Estamos destinados.

Sus palabras me molestaron en muchos sentidos. Sus palabras dulces y


románticas, me parecían amargas en mi estómago. —¿Por qué sigues diciendo
que estamos destinados? Eso me vuelve loca. Nadie controla mi vida. Yo decido.
Yo no soy dueña de nadie, y no soy tu trabajo. —Me crucé de brazos.

Una expresión de dolor se arrugó en su frente. —Es algo que quiero hacer.
Sólo quiero mantenerte a salvo y protegerte.

—Yo puedo cuidarme sola. Tú no me puedes protegerme de todo, ni quiero


que lo hagas. No necesito un protector, necesito un compañero.

—No puedo apartar mi deseo de hacer lo correcto. Cumplir con mi


merecida tarea.
—¿Merecida tarea? ¿Quién dice que ese tipo de cosas?—Negué con la
cabeza, tomando una respiración profunda.

—Nos propusimos el uno al otro antes de que nacieras. Tú eres mi


prometida.

—¿Tú QUÉ?—Farfullé con incredulidad—. ¿Dijiste prometida? ¿Al igual


que en el matrimonio, un matrimonio arreglado?

—Ember, por favor, cálmate.

—¿Qué me calme? He tenido que procesar una gran cantidad de basura


últimamente, pero esto podría empujarme al límite. ¿Acaso el tiempo
realmente se detiene en el Otro Mundo? ¿Sigues usando el ‘Principio del
Manual del Tiempo’? Matrimonios arreglados. ¿Me estás tomando el pelo? —
Mi voz se elevó aún más.

—No es así. Somos nobles. El dios y la diosa nos juntaron. La mayoría de


los Fae pueden casarse con quien quieran, pero tú no eres del todo Fae. Tu
línea de san… —Se detuvo, el miedo llenaba su rostro—. Ella se acerca…

Con eso regresé a la oscuridad. Cuando mis ojos se abrieron de golpe,


estaba en el suelo de mi habitación en las instalaciones de Lars. La cama, a
sólo unos metros de distancia, estaba perfectamente hecha. Sinnie había
atacado de nuevo.

¿Estaba comprometida con Torin? ¿Eso fue antes de que se dieran


cuenta de que era un engendro del mal? Mi madre había sido muy
independiente y me había criado para hacer el bien. ¿Era algo más allá de su
control? Si yo no fuera un Dae, ¿estaría casada con Torin en este momento?
Me preocupaba por Torin. No era él con quien tendría problemas. Era el
hecho no tener opción en eso.

Jadeando, me levanté, subiendo de nuevo en mis frescas y limpias


sábanas. ¿Qué les había hecho Sinnie, almidonarlas y plancharlas mientras
estaba inconsciente en el suelo? Dejándome caer de nuevo en mis almohadas,
tiré de la colcha por encima de mi cabeza.

Mi vida había sido una constante revelación, en un continuo estado de


cambio. Sabía que tendríamos que luchar contra la Reina. Tenía que estar
lista para lo que sabía que se avecinaba—tanto mental como físicamente—
Pero había mucho para lo que no podría estar preparada. Después de todo,
¿por qué sentía que lo peor estaba por venir?
CAPÍTULO 19
Traducido por Eni
Corregido por Karlix

La mañana llegó más rápido de lo que quería. Bueno, si se podía llamar


mañana, la luna, aún suspendida en el cielo, me dijo que no era el momento
para estar levantada o activa. —Los gallos encontrarían ofensivo esta hora
de la mañana —me quejé cuando Alki irrumpió en mi habitación,
cegándome cuando encendió las luces. Prefería la noche. No estaba
sorprendida de que los demonios fueran criaturas nocturnas. Mi odio por las
mañanas y la preferencia por la actividad nocturna se había establecido por
si sola a una edad temprana. Desafortunadamente, entrenar para una guerra
no seguía mis preferencias a la hora de dormir. Necesitaba hablar de esto en
la próxima reunión del consejo del Otro Mundo.

—Así es cuando el entrenamiento comienza. Levántate. Ahora vístete. Te


estaré esperando abajo —me ladró antes de irse.

Dormir no había sido fácil para mí. Sentía como si me hubiera quedado
dormida justo cuando Alki entró irrumpiendo en mi habitación. Ahora puse
una almohada sobre mi cabeza. Ni siquiera duraría una semana si esta era la
hora que tenía que levantarme todas las mañanas. Me pregunto cuál sería el
castigo por dar marcha atrás a un trato con un Demonio.

Imágenes de Mark y mis amigos invadieron mi cabeza. Tú, perra egoísta,


levántate. La repulsión por mi misma por siquiera bromear en abandonar
sólo porque no quería levantarme temprano, produjo suficiente rabia como
para sacarme de la cama, vestirme, y bajar en cuestión de minutos.

—Es el primer entrenamiento por lo tanto no vas a comer. —Alki me


hizo un gesto para que siguiera moviéndome hacia la puerta.

Exactamente todavía no tenía hambre, pero no pude evitar preguntar


por qué.

—Porque, será en vano. Sólo lo vomitarás —respondió Alki.


Oh mierda. Sabía que no debía haber preguntado. El entrenamiento iba a
ser peor de lo que imaginaba.

Dos horas después, estaba bastante segura de que había subestimado en


gran medida ese sentimiento. El entrenamiento militar habría sido como ir a
un spa comparado con esto. Alki fue implacable y parecía disfrutar
demasiado causar dolor extremo. Tal vez ese era su «vicio». No debería
haber estado sorprendida. Me hizo correr cuesta arriba, escaleras, a través
de lodo, correr a toda velocidad largas distancias hasta que vomité.
Entonces, empezó con las pesas hasta que mis brazos y piernas apenas
podían moverse. Y ese era sólo el calentamiento. Luego empezamos mi
primera lección en artes marciales. Dentro de la primera hora a solas, ya
había contemplado abandonar unas doce veces.

En el momento en el que Koke y Maya entraron, había vomitado unas


cuatro veces más, pura bilis y un poco de bebida energética que me permitió
beber.

Pasé mi hora de almuerzo tratando de encontrar una manera para que el


sándwich hiciera su camino hasta mi boca, sin mover mis brazos porque
dolían demasiado. No fue una tarea fácil. Después del almuerzo, Maya
trabajó en mis poderes con la tierra, pero Alki estaba a cargo de mi
entrenamiento en general así que se quedó, empujándome hasta el límite.

—Concéntrate —ordenó

—Estoy tratando.

—Ember, no sólo debes ser capaz de conectarte con la tierra sino


también ser capaz de controlar lo que te dé. No tiene ningún filtro. Tienes
que convertirte en el filtro —Maya habló bruscamente. El inglés no era su
lengua materna y pronunciaba cada palabra con cuidado.

—Estoy filtrando. Estoy filtrando. Estoy filtrando todo el lugar. —Rodé


sobre mi espalda, frotando el terrible dolor de cabeza de mis sienes.

—Siéntate. Tenemos que hacerlo de nuevo. —Maya se sentó en el suelo


frente a mí, con las piernas dobladas. Ella llevaba ropa holgada, unos
leggings de algodón marrones y una camiseta ancha. Hoy su cabello corto
estaba salvaje y natural, sobresaliendo por encima de su pañuelo de
leopardo envuelto alrededor de su cabeza como una diadema. Su piel era de
un rico color caramelo. Era hermosa, llena de confianza y fuerza, y
definitivamente llamaba la atención. A pesar de que estaba conectada con la
tierra, podía sentir que sus poderes no eran siempre usados para el bien o la
curación. Probablemente podría acabar con países con una pequeña
maldición, destruir cosechas con un hechizo, y convertir a un esposo infiel
en una serpiente. Tenía que ser cuidadosa a su alrededor.

—¿No sería mejor si estuviéramos en el bosque o algo?

—No. No siempre vas a estar en contacto con la naturaleza. Necesitas


aprender como atraerlo hacia ti sin tener que sentirlo. —Exhalando, mi
cabeza cayó hacia atrás y mis parpados se cerraron—. Ábrete a el. Te
conoce; te reconoce. Escuchará si lo ordenas.

La energía de la tierra zumbaba en la punta de mis dedos. La tierra y la


vida estaban por todas partes. Había un bosque afuera de la puerta;
simplemente tenía que alcanzarlo. Sentía la fuerza bailar alrededor, la llamé
hacia mí. Un chorro de energía me golpeó, casi eléctrica, pero dentro de mí.

—Deja que fluya a través de ti, pero refrénala. —Las palabras de Maya
entraron en mis oídos.

Perlas de sudor se reunieron en el nacimiento de mi cabello. Juntando


mis cejas, intenté de nuevo, con más fuerza. Demasiada fuerza. Un torrente
de energía se estrelló contra mi cuerpo, tratando de entrar de una vez. Mi
sistema no podía contenerlo. Con un rugido, se salió de mí y entró en la
habitación y todo a su paso. Las luces estallaron con una explosión creciente.
Todo el mundo se zambulló para cubrirse, Alki puso a Koke debajo de una
mesa, mientras que Maya se metió debajo de otra.

—¡Contrólalo, Ember!—gritó Maya.

Era demasiado tarde. La pérdida de control disparó mi adrenalina con


miedo. Las chispas agarraron la fuerza eléctrica llenando el área. Las
llamaradas de energía y fuego estallaron y ardían a través de la habitación.

—¡Estás dejando que tu miedo te domine! —gritó Koke desde debajo de


la mesa.

Mierda, sí así era. Esta clase de poder me aterrorizaba. Pero no tenía


idea cómo luchar contra mi miedo y recuperar el mando.

Otra bola de fuego salió disparada a través de la habitación, golpeando el


calentador en la pared.
—Oh mierda —Fue lo único que pude pronunciar. Una fuerte explosión
me destrozó los tímpanos. De repente, la sala estalló. Las paredes fueron
demolidas, exponiendo la luz del día. Fui volando por el aire. Trozos de
madera, pedazos de vidrio, y fragmentos de yeso volaban junto a mí en un
tornado de intensidad. Oí crujir huesos cuando mi espalda golpeó las yardas
de pasto fuera del edificio en llamas.

Al sentirme mareada, me tomó un par de intentos incorporarme. Cuando


lo hice casi caigo de nuevo. El cobertizo de madera en el que habíamos
estado trabajando era una masa ardiente de madera aunque en realidad no
había mucho que quemar. Los pedazos habían salido volando. Con rapidez,
miré alrededor buscando a todo el mundo. Alki, Maya, y Koke estaban
tendidos en diferentes áreas en el césped, cubiertos de sangre. Luchando por
levantarme, medio me arrastré hasta sus cuerpos. Maya era la más cercana.
Cortes profundos cubrían su rostro y su cuerpo, y sus ojos estaban
fuertemente cerrados.

—¿Maya? ¿Estás bien? —La toque suavemente.

Gruño algunas palabras ininteligibles.

—¿Qué?

Los ojos de Maya se abrieron lentamente, moviéndose a los míos. —No


estaba segura de que me gustaras. Ahora lo sé. Y definitivamente no me
gustas. —Estaba seria pero aún así me hizo resoplar, probablemente más de
alivio por saber que estaba bien, lo suficiente para estar considerando si le
caía bien o no.

—Secundo eso. —Koke luchaba por reincorporarse. La sangre también


cubría cada centímetro de su cuerpo.

Alki permaneció acostado de espaldas, pero su voz era indiferente. —


Tendremos que seguir trabajando en tus habilidades en esta área. No siento
que las hayas controlado todavía.

Hubo una pausa. Entonces una risa enloquecida salió del resto de
nosotros. Me dejé caer en el suelo. Atónita y aturdida, oí voces alarmadas
viniendo de la casa principal dirigiéndose hacia nosotros.

—¿No eres tú la pequeña iniciadora del fuego? —dijo Nic desde la


puerta de entrada de mi habitación más tarde ese día.
Demasiado exhausta para moverme, gruñí en respuesta.

Nic se rió entre dientes. —Sí, oí que prácticamente destruiste la sala de


entrenamiento y casi matas a tres Fae en el proceso. Buen trabajo.

A pesar de que se curan rápidamente, me sentía terrible por herir a


Koke, Maya y a Alki. Bueno, tal vez no a Alki; él había disfrutado demasiado
torturándome.

—Lars quiere hablar contigo. Te está esperando en la biblioteca. Así que,


encuentra la fuerza, ya que él no es un hombre paciente.

Sólo quería estar sola cinco minutos para dormir. Posiblemente para
siempre. ¿Era acaso mucho pedir? Haciendo que mi cuerpo se moviera
voluntariamente, gemí cuando traté de sentarme. Todos los músculos de mi
cuerpo gritaron en protesta. No podía decidir cual dolía más. Entre la
explosión, las pesas, y todo lo que había corrido, todo mi cuerpo dolía por
igual.

—Déjame ayudarte. —La sonrisa maliciosa de Nic apareció. Demasiado


cansada para pelear, lo dejé ayudarme a levantarme y a bajar las escaleras.
Incluso ignoré cuando sus manos se deslizaron más abajo de lo necesario
por mi espalda.

—Ember, por favor acompáñame. —Me saludo Lars.

—Gracias Nic, pero creo que ella es capaz de hacerse cargo desde aquí.
—Nic asintió y me dio un apretón en el trasero antes de salir. Me tomaba
mucho esfuerzo mirar hacia él así que entré en la habitación. Un grito
ahogado salió de mis labios. En frente de mi estaba una hermosa biblioteca
que estaba llena de libros desde el suelo hasta el techo.

Encontré mi lugar feliz.

La habitación estaba situada en la torreta. Las ventanas curvadas con la


habitación redondeada y cubierta con toda una pared de dos pisos de altura,
dejando entrar un montón de luz natural. Un gran asiento de ventanilla fue
construido allí. Un lugar de ensueño para un rincón de lectura con cada
centímetro cubierto de libros. Una pasarela por encima de mi cabeza
sostenía incluso más libros en los estantes. Una puerta me indico que no
había acceso desde el piso de arriba. Con éxtasis nerd, suspiré.
Lars se sentó en una mesa en el centro. Esa fue la primera vez que su
presencia no demandaba mi atención. Mi mirada estaba enfocada en todos
los libros, muriendo por devorarlos.

Lars se aclaró la garganta. —He encontrado tu ignorancia por el Otro


Mundo espantosa. Así que, además de tu entrenamiento con Alki, vas a ser
educada en materia de historia, idiomas, y geografía del Otro Mundo. —Lars
juntó las manos en su regazo—Ya que no sabes casi nada, y el entendimiento
de esta información es muy importante, seré yo quien personalmente me
encargué de tu educación.

Mi estómago se contrajo. Algo me dijo que pronto estaría deseando los


entrenamientos de Alki en su lugar.

Lars empujó un libro hacia mí. —Siéntate.

Cuidadosamente, me senté en la silla; mis brazos temblaban mientras


acercaba el libro hacía mí.—¿Qué es esto?

—Nuestra historia —contestó Lars—. Nuestros eventos son


cronológicamente diferentes a los libros de la historia humana, y no son
exactamente los más consistentes, pero al menos conseguimos los más
precisos. Quiero que leas eso. —Le dio una palmadita a la cubierta—. Pero
esta noche quiero darte un breve resumen de la historia Dae. Muy poco ha
sido registrado —Golpeteó sus dedos sobre la mesa meditando—. Voy a
asumir que no sabes nada. El por qué de ella de mantenerte en la ignorancia
no lo sabré. Nunca debió haberte escondido; debió haberte traído a mí.

—¿Te refieres a mi mamá? —Me senté derecha—. ¿Por qué debió


traerme ante ti? ¿Y quién eres tú para juzgar? Ella hizo lo mejor que pudo. —
Crucé mis brazos en una rabieta.

—Realmente tienes la terquedad de tu madre. —Lars sacudió la cabeza


y comenzó su clase de historia.

Durante los siguientes quince minutos, recitó a toda prisa la poca


información que se conoce sobre Daes. La mayor parte ya la sabía. Pero
había algunas cosas nuevas para mí. —¿Cada Dae es diferente dependiendo
de sus padres? —pregunté.

—Sí. El poder particular y la fuerza de un Dae depende de las


habilidades de sus padres. —Se inclinó en su silla—. La combinación de un
Fae de sangre noble con un Demonio completo no es la única cosa que hace
los Daes tan poderosos. La mezcla de Daes con Luz y Oscuridad crea poderes
tan fuertes que la mayoría no puede manejar. Los Daes tienden a hacer
«cortocircuito» —Hizo una pausa—. Tú, Ember, ahora no sólo tienes esos
poderes en abundancia, sino también heredaste la rara combinación de
mente, fuego, y poderes de la naturaleza de tus padres. Eres única en el
mundo Dae. ¿Estoy seguro de que has experimentado la habilidad esa que
los humanos llaman psicoquinesis y piro-telequinesis?

Asentí. Uno de mis primeros recuerdos vividos fue cuando tenía tres
años. Mi mamá y yo nos fuimos de compras, y había un perro de peluche que
realmente me gustaba. Mi mamá había dicho que no, me lo quitó de las
manos y lo puso en un estante más alto fuera de mi alcancé. Estaba muy
enojada.

No podía entender porqué no podía tener un animal de peluche. Recordé


mirar hacia atrás y quererlo demasiado. De repente estaba en mis manos.
Cuando mi mamá se dio la vuelta y lo vio de vuelta en mis manos, gritó mi
nombre y lo arrancó de mis manos. Ahora viéndolo con ojos más claros, me
di cuenta que ella había estado más asustada de que alguien hubiese visto lo
que había hecho que otra cosa. Ella nunca se había preocupado por lo que la
gente pensara, pero esa vez había sido diferente.

Cuando me enojaba los aparatos electrónicos se estropeaban. Pero el


gran incendio, el cual casi quema mi primera escuela secundaria en
Monterey, me dio un indicio de que había algo más. Había tratado de
ignorarlo, pero ahora sabía. Siempre había sido yo.

Había volado nuestras luces de navidad cuando tenía diez años, había
causado un «extraño» fuego en el comedor de un restaurante cuando tenía
siete, y había comenzado el fuego en la vieja casa donde vivíamos cuando
tenía cuatro años.

—No solamente heredaste los poderes sino también tu apariencia física


por tus padres. Los Daes se convierten en un blanco fácil por eso. Los ojos de
un Demonio son de color amarillo. Los Fae nobles tienen tonos azules o
morados. Los ojos se convirtieron en el sencillo signo revelador de un Dae
porque tienen uno de cada uno. Algunos, como tú, también tienen la
característica distintiva de dos tonos de color de pelo.

¿Eh? Mi mamá tenía los ojos de color anaranjado marrón. Si ella era Fay,
¿por qué no los tenía de color azul violeta? Su cabello también había sido
más rojizo que el rojizo brillante de mis rayitos. Ella había estado
escondiéndose del Otro Mundo. ¿Cambió su color de pelo y usó lentes de
contacto? ¿O tal vez usó glamour en su pelo y sus ojos para permanecer
oculta y evitar que los Fae la encontraran? ¿Qué más cambió mi mamá para
mantenernos a salvo?

—¿Pueden las Fae usar el glamour en otros además de ellos?

—No —Lars sacudió la cabeza—. No pueden. Incluso los Fae más


poderosos solo tienen la habilidad de usar el glamour en ellos mismos y
objetos inanimados.

Asimilé eso. Mi mamá no podía cambiar mi apariencia, así que cambió la


suya para escondernos de la mejor manera que pudo. Había mucho más que
quería saber de ella. —Ya que mi madre no me dijo nada, ¿qué sabes de mi
lado Fay?

—Bueno, como sabes, tienes la habilidad de absorber y usar las energías


de la naturaleza y de la tierra, de ahí, el desastre de hoy. Tienes una
abundancia de poder y no tienes la capacidad para usarlo.

Ouch, eso ha dolido.

»A pesar de que tu poder con la tierra viene del lado de la Luz, en


realidad es mucho más peligroso. La tierra contiene energía ilimitada, y
aprovechándola puede destruir y matar a los demás si no sabes cómo usarla
adecuadamente.

Por ejemplo, hace una hora.

Y en Seattle.

La naturaleza siempre me había tranquilizado y hecho sentir fuerte,


como si quisiera darme todo lo que tiene. Me conocía, era parte de mí.
Conocer que esas habilidades pueden destruir tan fácilmente como se
pueden curar y crear, era aterrador. ¿Era este el poder que sentía sobre mí y
me consumía? Hubo momentos en que mi poder había lastimado gente,
como hoy. O cuando había herido a personas como esos niños en el refugio
de la Cruz Roja que fueron golpeados con la cesta de pasteles cuando el
miedo se apoderó de mí. Cuán peor podría haber sido si hubiera tenido más
poder. Habría hecho daño a mucha gente, pero ahora realmente entendía
que ellos se habían salvado. Pude haberlos matado. Un escalofrío me
recorrió, haciéndome estremecer.
Lars debió haber notado la preocupación en mis ojos, él contestó—: Te
ayudaremos a controlarlo.

Aparté la vista. —Así que, mi madre era parte de la corte noble. —Era
más una declaración que una pregunta. Sabía que lo había sido. Ella tuvo que
ser una Fay para haberme creado, pero aún así no se sentía bien. Había sido
tan real y pragmática, usando jeans y camisetas, le encantaban las
motocicletas y la música blue. Cuando conocí a la Reina, no había sido nada
como me imaginaba que sería un noble Fay.

—Sí. —Asintió Lars—. Ella era una de las mujeres más hermosas en la
corte, tal vez de cualquier lugar. Definitivamente la más querida. Tenía
muchos admiradores, lo cual su esposo odiaba. Él era un hombre
enormemente celoso.

—¿Mi madre estuvo casada antes? —Otro secreto que me había


ocultado. Otro detalle que se sentía mal.

—La nobleza Fay no tienen el lujo de casarse por amor.

Había oído algo así. Tal vez escapar a la tierra no era sólo para salvarme,
sino a ella también. ¿Fue víctima también de un matrimonio arreglado?
Incluso si Torin era todo lo que podría desear en un esposo, incluso si
quisiera casarme, lo cual no quiero, nadie debería ser obligado a casarse. Era
extraño pensar en mí en ese mundo, en la clase noble élite. ¿Yo, de la
nobleza? Sí, claro. Se sentía tan falso como pensar en mi madre como una.

—Obviamente su marido no era mi padre…

—No, no lo era. Agradece por ello.

—No era un buen chico, ¿eh?

Lars presionó sus labios, dándome la respuesta suficiente.

—¿Conociste a mi verdadero padre, el donador de esperma?

Lars hizo una mueca. —Las aventuras de tu madre no me interesaron.


Tenemos otros detalles que discutir ahora.

—Él violó a mi madre, ¿cierto?

Lars se levantó de su silla. —Ember, este no es el momento.

—¿Se amaban?
—Ember, dije que es suficiente. —Su tono me alertó que dejará de
hablar.

Gruñendo, me dejé caer en la silla, cruzando los brazos.

—A veces actúas de manera muy similar a esas adolescentes humanas.


—Él se frotó la frente.

—Bueno, hasta hace unos meses, pensaba que era una.

—No lo eres. Tienes que empezar a recordar eso. —Metió otro libro en
el estante—. Eres una inmortal del Otro Mundo, poderosa, fuerte, y temida
por la mayoría, incluyendo a la Reina.

—¿Qué significa eso?

—No diría que eres inmortal, ya que puedes morir. Pero las Fae viven
miles y miles de años.

—¿Miles de años? ¿Co-como es eso posible? Eso no puede ser… —Dejé


de hablar, mi cerebro trataba de asimilar esa nueva información.

—Ese es el problema. Incluso ahora no crees que seas una de nosotros,


sino una humana. No eres una de ellos —dijo «ellos» con evidente
superioridad—. No eres como ellos; no tienes sus debilidades. Nosotros no
morimos tan fácilmente, y envejecemos muy lentamente.

—¿Qué tan lentamente estamos hablando?

—Del mismo modo que el tiempo no es el mismo en el Otro Mundo,


tampoco maduramos a la misma velocidad. Los años no son los mismos para
nosotros como lo son para los seres humanos. Nos lleva siglos envejecer
siquiera un poco. Lo que es equivalente a una década humana es apena unas
horas para nosotros. Si permanecemos un tiempo en una determinada área,
la mayoría de los Fae usan glamour para envejecer su apariencia, para que
los humanos no sospechen. —Se dirigió a una estantería.

—¿Pero podemos morir? ¿Cómo? —pregunté.

—Nuestra constitución física es diferente a la de los humanos así que, no


morimos de cosas como enfermedades, heridas de bala o la vejez. Eso no
quiere decir que no nos haría daño que nos disparen o que no preferiríamos
morir si un camión nos atropella, pero en realidad no moriremos.
Eventualmente sanaríamos, pero no somos invencibles. Podemos morir en la
tierra por el fuego o la decapitación, y también las armas hechas en el Otro
Mundo pueden matarnos aquí. En el Otro Mundo podemos morir mucho más
fáciles, de nuestras propias enfermedades, armas, y finalmente la vejez. Pero
no es algo de que tengas que preocuparse por varios miles de años. —Siguió
escaneando la estantería—. Hay un secreto de los Fae que no te diría
libremente porque es su última debilidad. Como ya no sufro de las mismas
preocupaciones, te lo diré. Dos veces al año los reinos chocan, la tierra y el
Otro Mundo. Los Fae son extremadamente susceptibles durante esos
momentos, tal vez incluso más que los humanos. Pueden morir por los
mismos medios que un ser humano pero también por los del Otro Mundo.

—¿Cuándo son esos momentos?

Sacó un libro, abrió una página y dejó el libro en frente de mí. —La
primera vez que nuestros reinos sangran juntos es Samhain. Probablemente
lo conoces como Halloween. Es cuando celebramos el fin de la “mitad más
iluminada” del año y el comienzo de la “mitad más oscura”. Beltaine es la
otra, que es a principio de mayo. Es el comienzo de la mitad iluminada del
año, exactamente lo contrario de Samhain. La barrera entre la tierra y el
Otro Mundo se reduce. Cuando el velo es fino, la magia es tremenda. Los
humanos que son “sensibles” pueden incluso sentirla.

Halloween siempre había sido un extraño día de fiesta mientras crecía.


Todos mis amigos amaban disfrazarse e ir a pedir dulces, pero yo siempre
me sentía inquieta y ansiosa, sintiendo que me perdía de algo. Cuando era
más pequeña, recuerdo haber sentido un hormigueo por todo mi cuerpo;
cuando era un poco mayor, lo pasaba por alto. Mi mamá siempre me había
empujado a salir con mis amigos en Halloween. Raramente me obligaba a
hacer algo, pero me había instado a propósito a hacer las actividades
normales de los humanos. Ahora sabía por qué lo hacía. Ella sabía que sentía
la oleada de nuestros reinos chocando y quería evitar que hiciera preguntas
o averiguara cosas por mi cuenta. Tal vez tenía miedo de que comenzara a
experimentar con mis poderes. Era extraño pensar que durante todo esos
años, había sentido la energía de los mundos engranar, su poder.

Durante mucho tiempo había estado escondida en las sombras,


temerosa de sentirme tan diferente. Pero ahora me envolvía en la oscuridad,
finalmente sabiendo a donde pertenezco.

—¿Entonces cuando los muros caen, podemos morir más fácilmente?

—Sí, los Fae son más susceptibles en ese tiempo, a excepción de los
gobernantes del otro mundo. Ni la Reina ni yo seguimos la misma regla. No
morimos por los mismos medios que los otros Fae lo harían. Como
gobernante tienes el lujo de saber que no eres tan fácilmente prescindible.

—Oh, qué conveniente —murmuré con sorna.

—Ese es el poder der ser gobernante —replicó Lars con aire de


suficiencia—. Hay más amenazas sobre nosotros. Por lo tanto, no podemos
ser fáciles de matar.

—¿Eres tú o tu posición que ofrece eso?

—La posición. Si yo no fuera del Reino Unseelie, estaría sujeto a los


mismos medios de la muerte como tú. Ser un gobernante no me hace
indestructible, sin embargo, soy el último Rey Unseelie encontrado. —Rozó
con sus dedos a lo largo de los lomos de los libros—. La Reina es lo mismo.
Sólo una cosa puede matarla, un arma en particular —Su mano se detuvo en
una sección de libros. Sacó uno y una parte del lomo del libro se desprendió.
Alguien que no supiera, pensaría que eran libros normales. Pero era un
estante de libros falsos para cubrir lo que estaba detrás, una caja de
seguridad. Lo miré fijamente, intrigada, esperado que siguiera hablando.

—Supongo que no has escuchado hablar de los cuatro tesoros de Tuatha


Dé Danann. Ese libro es el único que queda de nuestra clase, y me tomó un
gran esfuerzo conseguirlo. —Sacó una llave de su bolsillo y abrió la caja
fuerte, sacó un libro más grueso que el cuello de Rimmon. Lars lo puso
suavemente en la mesa entre nosotros.

El libro estaba encuadernado con un suave y fino cuero, lo que asumía


era cuero. Era del Otro Mundo por lo que podría haber sido piel de unicornio
por lo que sabía. Una caligrafía dorada estaba grabada profundamente en la
cubierta. Se veía tan antiguo y envejecido que apenas podía descifrar la
escritura en él. Me tomó un tiempo darme cuenta de que no habría
importando de todas maneras no conocía el idioma en que estaba escrito. —
¿Qué es esto? —me levanté para poder ver mejor, mis dedos alcanzaron a
sentir el borde del libro. Lars se encogió pero me dejó tocar el suave cuero.
En el momento en que mis dedos se conectaron con la cubierta, la energía
subió por mi brazo. Al sacudir mi mano, el aire se deslizó entre mis
dientes—. ¿Qué demonios?

Lars sonrió. —Nuestros libros están vivos, toman y absorben nuestro


conocimiento. Pueden sentir y experimentar la energía de las personas,
sobre todo un libro viejo como este. Este es lo suficientemente sabio como
para saber si alguien lo quiere usar para el bien o para el mal.
—¿Para qué lo quieres usar? —levanté la mirada.

—Sólo un tonto sería lo suficientemente ignorante para pensar que


podría manejar este libro con una agenda. —Lars acarició la portada,
abriéndolo con suavidad—. Respetas a un libro como este. Te dejará entrar,
y confesará todos sus secretos, si estas lo suficientemente tranquila.

La tentación por tocarlo de nuevo era demasiado. Cediendo, dejé que


mis dedos se deslizaran sobre las páginas. Su fuerza de vida latía en mi
mano, como si estuviera introduciéndose en mí. Dejé que me leyera. Un
entusiasmo y una emoción salía de las páginas a medida que mi piel
permanecía en contacto con el. —Es realmente extraño. —Me reí.

—Creo que sabe lo que eres. Lo que serás.

Me aparté, nivelando la mirada de Lars. —¿A qué te refieres?

—Antes de hablar de eso, déjame terminar la lección de historia.

Sabiendo que no iba a ser una charla sencilla, me senté de nuevo.

Se sentó en frente de mí, continuando—: El Tuatha Dé Danann vino de


Irlanda para ser instruido en las artes mágicas, el druidismo, conocimiento,
profecía y magia. Ellos trajeron cuatro elementos mágicos con ellos. La
Caldera del Dagda, la Piedra de Fal, la Lanza de Lug, y la Espada de Nuada,
también conocida como la Espada de Luz. Estos elementos mágicos han
estado perdidos por mucho tiempo, y han estado a la caza de tesoros por
siglos. La mayoría de las Fae ahora creen que esos elementos son
meramente legendarios, una historia que se ha transmitido. Es bastante
similar a como los humanos siguen buscando el Santo Grial. —Hizo una
pausa, observándome beber los trozos de conocimientos que me estaba
dando. Siempre he sido aficionada a la historia, pero esta era incluso más
fascinante—. Excepto que la nuestra no es una historia. Esos tesoros existen.

Levanté mis cejas. —¿Y sabes esto porque…?

—Eso no es importante. Pero, no hay duda de que existen, y tienes un


vínculo con uno de esos elementos.

—¿Estoy vinculada con uno de ellos? ¿Cómo?

Lars juntó las manos. —Si me permites continuar, te explicaré. Ahora


tienes que aprender acerca de uno de estos elementos, el cual es la Espada
de Nuada, la Espada de Luz, el Cainnel de Nuada. Se refiere a una antorcha
brillante, y es lo más deseado y lo más poderoso. La leyenda de la Espada de
Luz indica que nadie ha escapado de allí, una vez que ha sido extraída de su
vaina y nadie puede resistir su poder.

»Durante siglos, la Reina buscó la espada. La rastreó, pero cuando envió


a su Primer Caballero a adquirirla, alguien más la obtuvo. Aneira supo que
un Druida había ayudado a esconderla, poniendo un encanto de
ocultamiento en esta. Enfurecida y aterrada, mató y torturó a cientos, tal vez
a miles de Druidas para encontrar a quien la había tomado. Cuando eso no
funcionó, se imaginó que si todos los Druidas morían, la maldición
terminaría, así que aniquiló a toda la raza Druida. Asún así, la maldición no
se rompió.

—Oh Dios mío… —Arrastré las palabras. Kennedy. ¿Esto es lo que le


pasó a la gente de Kennedy? ¿Por qué sus verdaderos padres lo escondieron
de la Reina? Eli me contó un poco de la historia, pero escuchar la historia
completa era muy diferente—.Pero, ¿cómo se relaciona esto conmigo?

—La Reina le teme a la espada y no descansará hasta encontrarla. Le


teme a cualquier cosa que no puede dominar. —Lars abrió el libro, pasando
las hojas cuidadosamente—. Existe otra razón más fuerte por la cual le teme
a los Daes y a la Espada de Luz. —Se detuvo, aterrizando en la página
deseada—. Una profecía.

—¿Una profecía? —Por supuesto, tenía que haber una profecía.

Lars volteó el libro hacia mí, señalando una página. Me incliné más sobre
la mesa para ver mejor a pesar que no tenía sentido ya que estaba en otro
idioma no conocido en la tierra. Su dedo llegó hasta el final de la página y
murmuró para sí mismo antes de encontrar lo que estaba buscando.

—Aquí está…

Por uno de la Luz, la Oscuridad tomará su venganza.

Una línea de sangre que no puede ser reprimida subirá al poder.

Un descendiente tomará el trono.

La sangre tratará de matarte.

Ella, la que posee la Espada de Luz tendrá el poder.


—Es-está bien, ¿qué significa eso?

—Bueno, como siempre, las profecías se pueden interpretar de muchas


maneras. Sólo existen algunas clases de Fae que la Reina no puedo dominar,
pero solamente una especie es Luz y Oscuridad a la vez, una Dae. Su miedo a
los Daes no era simplemente porque no podían ser ocultados o controlados.
Aneira está convencida que una Dae la matará con la Espada de Luz y
tomará el trono. ¿Qué eso sea verdad? No estoy seguro. Las profecías son
abstractas y poco claras a propósito. De cualquier manera, la reina ha
encontrado una excusa para matar a los de tu clase. Siento que ella ha dado
forma a las percepciones de las Daes a través de la propaganda y las
mentiras. Si ella tiene a su gente lo suficientemente asustada, empezaran a
exigirle a los Dae que sean «cuidadosos». Entonces, se presenta a sí misma
como la Reina que cuida y protege a su gente controlando el peligro. Sólo
unos pocos conocen sobre la profecía. Me aseguré de ser uno de esos. Es mi
trabajo saber lo que otros ocultan.

Tenía la sensación de que su trabajo prosperaba con chantaje, el engaño


y los negocios turbios. —Está bien, así que ella asesina a los Daes porque
tiene miedo de lo que cree que le está diciendo la profecía, que será
asesinada por un grupo que no puede controlar, que es a la vez Luz y
Oscuridad, blandiendo la Espada de Luz, y ellos tomarán el trono. ¿Me faltó
algo? —No pude negar que tenía sentido el por qué estaba asustada de
nosotros.

Lars respondió—: Recuerda, la percepción y la verdad son dos cosas


diferentes. —Lars se inclinó más cerca—. Tú, Ember, encajas en la profecía
más de lo que sabes. Aneira ha estado detrás de ti desde tu nacimiento. Su
necesidad de tomar venganza pronto será superada por su miedo y el deseo
de verte muerta. Su ansía de control te ha mantenido viva, por ahora. Creo
que eso llegará a su fin muy pronto.

No tenía que decirme eso. Podía sentir que mi vida tenía una fecha de
caducidad. La única cosa que quería lograr era ver a mi familia segura y a la
Reina muerta antes de mi muerte. Eso era suficiente.
CAPÍTULO 20
Traducido por Emi_93
Corregido por Mew Rincone

Otra vez, Ember —Alki se movió a la primera postura, su espada alzada


y esperándome. Agarré más fuerte la empuñadura, intentando alzarla. Un
pequeño quejido escapó de entre mis labios. Habíamos estado entrenando
sin parar por las últimas tres horas y media, y no había una pulgada de mí
que no quemara en agonía. Alki era despiadado con mi entrenamiento. Al
final de cada sesión, apenas podía moverme. En varias ocasiones, de hecho
caí de bruces en mi cena. Una vez era sopa. Juro que pude oler carne molida
por una semana.

Incluso después de meses de entrenamiento, nunca se hacía más fácil.


Probablemente porque él seguía agregando desafíos diferentes y más
difíciles, cambiando entre peleas físicas y control mental, ambos
extremadamente agotadores. Siempre pensé que quería estar practicando
en de otra forma, hasta que lo hice.

—¿Crees que tu enemigo va a esperar hasta que levantes tu espada? —


Cuando él golpeó la mía, voló de mis manos—. Vamos. Otra vez.

—Necesito un descanso —Me mordí el labio, suprimiento gruñidos de


cansancio.

—No. Sin descanso.

Levanté mi espada y embestí contra él. Su espada chocó con la mía


mientras bloqueaba mi movimiento. Me volví, mi espada deslizándose por el
aire al tiempo que iba por su lado. Él se movió, escapando de mi espada. Nos
rodeamos, revisando los movimientos del otro.

—Dobla las rodillas; Mantén estrecho contacto con el suelo. Solo en los
video juegos y los tontos muertos saltan de un lado al otro. Eres incapaz de
cambiar rápidamente de dirección si estás en el aire. Debes estar lista para
moverte y cambiar de curso en medio segundo —Me recordó mientras nos
movíamos alrededor uno del otro—. Sé completamente consciente de tu
enemigo y de tus alrededores. La muerte puede venir de cualquier parte en
cualquier momento.

Había oído el mismo discurso cada día, pero servía pensar en ello cada
día. Mi conciencia de mis alrededores se había magnificado desde el
comienzo de las lecciones. Me asustaba lo despistada y vulnerable que había
sido. Ahora nunca podía relajarme. Estaba tan altamente consciente que
rozaba la paranoia. Había, en un par de ocasiones, volteado a Marguerite de
espaldas cuando pensé que alguien estaba espiando. La mujer mayor se
levantaba, negaba con la cabeza hacia mí chasqueando la lengua como si
hubiese dejado los calcetínes en el suelo y luego seguía hacia donde
estuviese yendo. La adoraba. Me paré y rearmé, nuestras espadas chocando.
Él volteó su espada alrededor de la mía, sacándome la espada de la mano. El
fuerte repique cuando chocó contra el suelo rebotó en las paredes. Salté
hacia atrás. Mis ojos nunca dejaron los suyos mientras me estiraba por la
daga en mi bota, la que Eli me había dado. Había cortado un espacio entre el
cuero y el forro para mantenerla oculta en un lufar seguro y que fuera fácil
de agarrar.

—Concéntrate, Ember —me gritó Alki para atraer mi atención mientras


embestía.

Alki me había enseñado, al comienzo de nuestro entrenamiento, a nunca


estar sin alguna clase de arma. Había habido un par de ocasiones en las que
me había emboscado en la boblioteca o la cocina que me habian dejado tan
paranoica que dormía y me duchaba con ella. Ahora era como una pieza de
joyería que nunca me quitaba. Me sentía desnuda sin ella.

Alki se volvió y embistió, siempre prevaleciendo, pero se retiró a tiempo,


agarrando el puño de mi espada con más fuerza. Me giré hacía un lado y
blandí el cuchillo hacia sus piernas. Golpeé el cuchillo contra sus tendones,
haciendo el gesto de cortar la parte trasera de sus piernas para volverlas
inútules.

—¡Ja! —grité victoriosamente, pero mientras caía de rodillas se giró,


apuñalando con su espada hacía mí, evaporándose mi victoriosa celebración.

—Nunca des por eliminado a un enemigo hasta que estén muertos —


Negó con la cabeza mientras se ponía de pie—. Pero está mejor.

—Wow, ¿eso de verdad fue un halago? —jadeé yo, tratando de atapar


aliento.
—Los halagos solo te suavizarán y no te ayudarán a sobrevivir.

Gruñí y caí al suelo, el sudor cayendo por mi rostro. —Sentirme bien


conmigo misma me hará más confiada, ergo, una mejor luchadora —Me
dedicó una mirada de duda—. ¿Alguna vez te relajas? ¿Haces algo porque es
divertido?

—Sí.

—¿Y qué sería eso? —Me acodé, mi ceja arqueada.

—Ninjustsu.

Me caí de nuevo entre risas. —Eso es tan triste.

—Soy un Demonio, Ember, no un humano.

—La mayor parte de los otros aquí parecen divertirse, sabes, en sus días
libres de comer niños.

—No yo.

—Sí, eso supuse —suspiré y con un gran esfuerzo me levanté del suelo,
metiendo mi daga de nuevo en mi bota—. ¿Hemos acabado?

—Sí, por hoy.

Le dediqué a Alki un gesto de respeto, recogí mi espada caída y la guardé


en el cofre, y salí apresuradamente del cuarto antes de que cambiara de idea.

Las pocas escaleras hasta mi cuarto fueron extra tortuosas para mis
adoloridos músculos esta tarde.

—Ember, ahí estás —La voz de Rez me llegó desde atrás. Me volví para
mirar sobre mi hombro. Su largo cabello oscuro colgaba suelto alrededor de
su asombroso rostro mientras me miraba desde la base de las escaleras.

—Acabo de terminar de entrenar e iba a remojar mi cuerpo en la bañera


hasta la cena.

—Lars quiere hablar contigo ahora.

—Rez... —rogué yo.

Me miró debatiendo, y luego suspiró. —Bien, no te he visto. Pero mejor


te apresuras antes de que oiga que has vuelto.
—Gracias —Me empujé escaleras arriba, cojeando rápidamente a mi
cuarto.

Trabé la puerta detrás de mí tan pronto como entré y enfilé directo a la


bañera, desnudándome mientras iba, dejando un rastro de ropas detrás.
Miré alrededor mientras esperaba que se llenara la bañera. Consideraba a
este mi cuarto, pero nada en él era realmente mío. Eso era lo que me gustaba
de él. Nada me hacía sufrir, nada evocaba los recuerdos que había encerrado,
y nada aquí me recordaba a mi antigua vida. Era vacío y hueco de toda
emoción—de la forma en que yo lo quería.

Habían pasado más de cinco meses desde mi llegada. Y cada día lo


pasaba sumergida en el entrenamiento, leyendo viejos libros de historia y
textos del Otro Mundo, descubriendo lo poco que había sobre Daes, y
aprendiendo sobre mis poderes. Nada de mi viejo yo sobrevivió al día en el
bosque cuando Ian fue asesinado. Dejé de dibujar, de leer, y de hacer nada
creativo, lo que solía ser mi alegría. El disfrute había dejado de tener un
significado. Intentaba no pensar sobre Mark y mis amigos encerrados en el
Otro Mundo. Solo causaba que mis volátiles sentimientos y emociones
salieran a la superficie —emociones que no quería sentir. Cada día que no
iba detrás de ellos se apilaba más culpa y frustración en mí. El trato que hice
con Lars también evitaba que fuera imprudente. Las repercusiones de
romper un contrato con un Demonio eran probablemente demasiado
horribles para pensar en ellas. No sabía cómo llegar hasta mis amigos, y
Torin estaba siendo extremadamente elusivo con respecto a ayudarme.

En su lugar, enterré mis emociones y me centré en aprender sobre mis


poderes—un estado neutral solo bueno o malo de acuerdo a tus intenciones.
El tipo de concentración que debía dejar entrar un poco más, como
pensamientos y emociones. Usualmente estaba tan cansada al final de la
noche como para pensar en nada más que dormir. Esta noche no era una de
esas. Mi mente no podía pelear contra los pensamientos. Parándome en la
bañera, mis músculos aflojándose en el agua caliente, suspiré, me eché hacia
atrás e intenté relajarme. El silencio finalmente le dejó a mi mente regresar a
un tiempo en que era feliz. Cuando tenía amigos y familia. El mundo en que
yo tenía ambos había cambiado mucho.

Habían pasado más de seis meses desde el desastre natural, y Seattle se


estaba reconstryendo lentamente. Hacía tres meses, las líneas de teléfono se
habían restablecido y la electricidad había regresado al área. Ninguno de los
campamentos Fae en los que había vivido habían sufrido daños por alguno
de estos problemas externos.

El área de Seattle, y gran parte de Washington, nunca serían las mismas.


Las heridas habían sido demasiado profundas como para no dejar grandes y
horribles cicatrices. La cantidad de muertos había sido de 5, 673, un número
grabado en mi mente. Tenía que vivir con esto cada día. Y esos solo eran los
cuerpos que se habían contado. Había muchos que eran considerados
«desaparecidos». La verdad era que tal vez sus cuerpos se hubiesen
quemado y nunca fuesen recuperados.

Las especulaciones sobre mí—que ningún hospital tenía registros de mi


nacimiento—agregaban gasolina a los rumores. Yo simplemente había
desaparecido ese fatídico día en abril, tanto como Mark, dejando a todos
atónitos. El periódico había dicho que había registros de que él se había
bajado del avión en Portland desde Japón; testigos oculares lo vieron subirse
a un taxi antes de desvanecerse sin dejar rastro.

Los medios habían disparado munición cuando la policía encontró


sangre en mi casa y en el camino de entrada. El coronel solo agregó al
misterio cuando sus reportes regresaron declarando que el tipo de sangre
era desconocido y que ni siquiera era sangre humana. Tenía razón. Era
sangre mía, de Jared, y del Strigoi, Vek.

Los periódicos me mantenían informada de mi propia desaparición,


tanto como la de mis amigos y Mark. Era sospechosa de asesinato. El hecho
de que Weiss me hubiera visto corriendo cubierta de sangre era una prueba
incuestionable de mi culpabilidad. Los periódicos se volvieron locos con el
conocimiento de que yo aún estaba viva y tal vez fuera responsable de las
desapariciones. Weiss solo aliementó estos rumores. No aceptaba otras
teorías. Probablemente le irritaba que aún tuviera que encontrar los cuerpos
de mis amigos. No podía descargar los cargos completos ante mi puerta y
tenía mi fotografía pegada en la lista de los Más Buscados de América. No
tenía duda de que estaba en la pared de la estación de policía de Olimpia.
Weiss nunca sería capaz de cumplir su sueño. No encontraría cuerpos. No
habías pruebas. Solo había un cuerpo para encontrar, y la tierra de los
Moradores Oscuros estaba bien guardada. Los policías nunca encontrarías
los restos de Ian.

No podía imaginar el dolor y la confusión por los que las familias de mis
amigos estaban pasando. Cada día de no saber debía de ser una indecible
tortura. Algún día, esperaba que mis amigos pudiesen regresar a sus
familias. Habían perdido tanto. Sospechando que había algo inusual
conmigo, nunca imaginaron cómo los afectaban mis diferencias. Debía
mantenerme fuerte, creyendo que podría sacarlos. Los había visitado solo un
par de veces más en sueños desde la primera vez con Torin. Era doloroso y
afectaba negativamente mi concentración. Con Alki solo podías tener una
cosa en la cabeza. Pelear. Mi atención menguó en los días después de una
Caminata en Sueños y había pagado por ello. Entre mi corazón adolorido y el
tiempo exta que él me tenía en el gimnasio para derribar mi secuencia de
pelea, los iba a ver cada vez menos.

Eli era otro tema que intentaba encerrar lo más profundamente posible
que hasta tomaría una grúa para desenterrarlo. Una cosa graciosa sobre la
pasión era que podía tornarse fácilmente en odio. Las mentiras, la
decepción, incluso mi deseo por él solo incrementaban el odio que sentía. No
me dejaría en paz, mental o físicamente. Podía sentirlo merodeando en las
afueras de la propiedad, haciéndome saber que estaba allí, sin cruzar las
guardias. Nadie más que yo notaba su presencia, pero no podía ignorarla.
Era bruta y primaria. Estaba conflictuada entre mi necesidad por él y el
deseo de golpearlo. Y no en la forma graciosa y pícara.

Torin era al único al que deseaba ver —mi vínculo con mi padre y
amigos. Solo éramos capaces de andar en sueños un par de veces porque él
sentía a la Reina manteniéndolo cerca. Él temía que ella fuese a descubrir
nuestro secreto, y su paranoia crecía día a día. Estaba feliz de haber
encontrado a Lars, pero al mismo tiempo no le agradaba mucho que yo
estuviese cerca de la Oscuridad. No importaba qué hiciese la Reina, Torin
siempre se mantendría leal a la Luz.

Personalmente yo confiaba en ambos lados, pero si el Reino de la Luz


estaba tan llena de buenos, entonces estaba bien con estar en lado "malo". La
Luz quería destruirme; la Oscuridad solo quería hacerme más fuerte. No
sabía lo corrupto o nefasto que era Lars realmente, pero matar o usarme
para destruir la Tierra no estaba en sus planes. Yo no le temía u odiaba más
a la herencia de los Demonios. Siempre había habido una parte oscura de mí,
pero ahora era algo que deseaba. La Luz era cegadora; te quemaba. No veías
la verdadera oscuridad que se escondía en ella. La Oscuridad era sensual y
apetitosa, algo en lo que querías hundirte, como chocolate derretido.

Torin veía cambios en mí. Nunca decía nada, pero podía ver que no le
agradaba lo fácilmente que yo aceptaba mi lado Demoníaco, permitiéndole
crecer más fuerte cada día. Él nunca lo admitiría, pero a veces podía percibir
sus verdaderos sentimientos hacia mi parte de Demonio. Esto lo
consternaba secretamente.

—Ember, ¿estás ahí? —Nic golpeó en mi puerta. Oh, mierda.

Tentada a quedarme quieta, esperando que el eventualmente se fuera


era inútil.

—Sí —suspiré yo—. Estoy en el baño.

—Bueno, sal. Lars quiere verte ya.

Él siempre quería verme "ya". Me froté el rostro, irritada. Todo lo que


quería eran diez minutos para mí. ¿Era del todo imposible en esa casa?
—¿Ember? —La voz de Nic se alzó—. ¿Debo entrar allí y sacarte yo mismo?

Santo Jesús. —Eso sería una mala idea —comentó un lado de mi cerebro;
mientras que el otro lado gritaba—: Sí, por favor.

Nic era un problema—un tipo de problema hermoso, sexual, del tipo al


que fantasearías con violar. No tenía duda de que sería un increíble amante.
Pero él era malas noticias... muy, muy malas noticias. De todas formas, eso
era lo que me repetía a mí misma.

—No. Voy. —Salí de la bañera. La amenaza de él entrando en el cuarto


mientras yo estaba desnuda me dio mucha más vitalidad de la que pensaba
que poseía. Me vestí lo más rápido posible, poniéndome un par de
pantalones deportivos y una sudadera con capucha. Mi cabello estaba
húmedo cuando abrí la puerta. Nic se apoyó en el marco.

—Hubiera sido mucho más divertido si me hubieras dejado entrar y


sacarte.

Mi estómago se retorció mientras el dios español bajaba la mirada hacia


mí con una expresión que podría causar que la ropa interior de la mayoría
de las mujeres cayera. Eso es lo que obtienes con un Íncubo. Él había sido
fácil de comprender–un Demonio que seduce humanos y roba la fuerza vital
a través del sexo. Siendo un demonio yo misma, era más o menos inmune a
su poder de seducción, lo cual era por lo que no le estaba arrancando la ropa
allí mismo. Como dos Demonios, podríamos tener toda la diversión que
quisiéramos y nadie saldría ni física ni mentalmente herido.

Pero, a pesar de lo mucho que deseaba eso a veces, no lo dejaba ir más


allá del flirteo a pesar de que me hacía cuestionar mi decisión más de una
vez. La persona que ahora estaba de pie ante mí era Nic puro, lo cual era lo
suficientemente excitante. Me dieron lástima y envidié a los hombres y
mujeres a los que había seducido. Hablando de salir con una sonrisa.

—La próxima vez no preguntaré —Sus ojos destellaron, bajando su boca


realmente cerca de la mía.

—Y la próxima vez conseguirás un shuriken en la garganta.

—Sabes que lo prefiero rudo —me hizo un guiño, retrocediendo y yendo


por el pasillo.

Oh, por favor, haz que se vayan las imágenes calientes.

Desde mi cumpleaños número diecinueve, hacía unas semanas, mis


hormonas y poderes se habían salido de los límites. Rez explicó que mi
cuerpo de Fae estaba ahora estudiándose, descubriendo su propio poder.
Para mí también significaba mi sexualidad. Rayos si no estaba fuera de los
límites también. Rez supuso, porque nadie realmente sabía mucho sobre los
Daes, mi lado Demonio podía causar niveles más extremos de emoción, lo
cual querría decir que querría alimentarse. Lars me dijo que los Daes se
alimentaban de la energía de la naturaleza y la magia. Todo lo que sabía era
que mis hormonas imploraban sexo, poder, y energía todo el tiempo. Esto
causaba que mis poderes se volvieran incluso más volátiles y esparódicos.
Solo digamos que había habido muchas duchas frías.

—Deja de contenerte, Ember. No niegues lo que deseas. Es lo que eres —


dijo Nic y desapareció escaleras abajo. Yo me quedé fija en mi lugar, el deseo
recorriendo mi cuerpo. Respiré hondamente, recomponiéndome, e intenté
pensar en conejos muertos y payasos aterradores antes de enfilar detrás de
Nic.

Vivir en una casa llena de Demonios y Fae oscuros no era tan malo. De
hecho nos divertiamos mucho, lo que me asombraba. A todos les gustaba lo
que eran y no se diculpaban por ello, y yo era una de ellos. Había sido fácil
olvidar lo que eran. En la casa, se mantenían en sus formas humanas, comían
la cena, hacían bromas, y veían demasiados programas de reality. No quería
pensar en que probablemente la mayoría de ellos caía en el libertinaje
humano en su forma más elevada. Estaba cómoda en mi nueva casa, lo
suficientemente contenta en mis nuevos alrededores como para intentar
ignorar los sangrientos recuerdos de mi vieja vida.

Una vez en la oficina de Lars, golpeé suavemente.


—Entra —llamó Lars. Abriendo, entré. Él se sentaba detrás de su
escritorio, luciendo increíblemente guapo y elegante. Estaba segura de que
su traje costaba más que los coches de la mayoría de la gente, pero no quería
pensar en cómo conseguía el dinero.

Lars visitaba el bungalow recientemente construido y no flamable cada


vez que estaba cerca, viendo cómo estaba y cómo iba mi instrucción.
Nosotros teníamos nuestras lecciones de estudio, pero habían crecido
esparódicamente. Él me dejaba sola para que leyera libros de 900 páginas.
Últimamente se había ido mucho. Cuando estaba en casa, estaba usualmente
en su oficina. Nunca lo descubriría como charla cálida, pero había una
diferencia últimamente en cómo interactuábamos. Había algunos momentos
cuando veía algo que parecía amabilidad o cariño en sus ojos; usualmente
suponía que lo imaginaba.

—Toma asiento —Asintió hacia la silla enfrente de su escritorio—. Hay


algunos incidentes de los que necesito hablarte.

Uh—oh... eso nunca es bueno. Manteniéndome en silencio, esperé que


continuara. Lars se sentó mejor en su silla.

—Tengo espías que mantienen un ojo sobre lo que pasa en la corte


Seelie. Me enteré hace unos días, a través de uno de mis infiltrados, que la
Reina ha descubierto que estás con nosotros.

Inhalé. —Así que, ¿qué significa eso?

—Eso significa que ella enviará a alguien aquí, demandando que seas
entregada. Si no, declarará la guerra. —Tragándome mi miedo, me di cuenta
de que el tiempo había llegado—. De hecho, su mensajero llegó ayer. —Su
expresión reflejó molestia ante el recuerdo—. Envié mi respuesta de regreso
alta y clara.

Tenía una preocupante noción de lo que eso significaba. La Reina tenía


un mensajero menos.

—¿Por qué no me lo dijiste ayer?

—No quería interrumpir tu sesión de entrenamiento. No había nada que


pudieras hacer, y solo evitaría que te concetraras en tu tarea, lo que es más
importante. Si quieres sobrevivir a esta batalla, necesitas cada segundo de
entrenamiento posible.
A pesar de que me sentía sorprendida por su revelación, no podía de
hecho entender su lógica.

—Te ocultaré información hasta que necesites saberla. Te quiero


completamente concentrada en el entrenamiento y en manejar tus poderes,
y quiero asegurarme de que tú y yo hacemos todo lo posible para
mantenerte con vida —Había el más leve de los rastros de emoción en su
voz—. Doblaremos tu entrenamiento para tenerte preparada. Preferiría que
no murieras en los primeros cinco minutos.

Y ahí se iba el «casi» lindo momento.

—Sí, eso sería embarazoso —tosí.

Me dedicó mirada molesta. —Vamos a cenar y a tener una buena noche


de sueño. Tendrás un largo y agotador día mañana. Ya he informado a Alki
del plan. —Un pequeño quejido escapó de mis labios. Dejé el cuarto dividida
entre el llanto y el querer salir corriendo jodidamente lejos de este lugar.

Aliviada de que Nic no estuviera esperándome, dejé la oficina de Lars


con un fuerte deseo de estar sola. Pasando por la cocina apresuradamente,
agarré una rebanada de pan de calabaza que Marguerite había hecho más
temprano, y enfilé hacia el armario de abrigos para agarrar mi gruesas botas
y abrigo de invierno. Poniéndomelos, salí al fresco aire nocturno.

El follaje crujía bajo mis pies mientras paseaba por el bosque. La tardía
luna de otoño se abría paso a través de la niebla brumosa, dándoles a los
árboles un aspecto siniestro. Era extraño que la Navidad estuviese a solo un
mes de distancia. El año pasado en esta época estaba llegando a los finales
en la secundaria Olympia, pensando en graduarme y en universidades.
Bueno, eso nunca pasaría. En su lugar vivía con un demonio y me entrenaba
para una batalla con la Reina Seelie en una guerra entre la Luz y la
Oscuridad. Síp, exactamente como en la universidad.

Mi estómago gruñó con toda la información intentando asentarse en mi


cerebro. Una guerra se acercaba... una guerra en la que tenía pocas
posibilidades de sobrevivir. ¿Qué les pasaría a mis amigos y a Mark?
Necesitaba que estuvieran fuera del Otro Mundo y a salvo. Era la única
posibilidad que podía aceptar. Mis pensamientos me ayudaron a mantener
un paso sereno a través de los árboles, caminando solos en la línea
apropiada. Algunas veces estaba tan tentada de cruzarla, saltar las guardas, y
correr. Después de cinco meses, el camapamento de 200 acres de Lars se
sentía como una celda. Echaba de menos ser libre para hacer lo que quería,
ir a ver una película, ir de compras. Cualquier cosa. Estaba desesperada por
salir.

El entrenamiento se había instalado en mí incluso en mis más profundos


pensamientos, mi cuerpo estaba contantemente consciente de mis
alrededores. Percibí que ya no estaba sola. La sangre en mis venas
hormigueó, alertándome. Continué caminando cerca del borde hechizado,
andando entre la madera caída, delgadas trazas de vapor lamiendo mis
tobillos. La niebla se enroscaba sobre el suelo y se enroscaba alrededor de
los árboles. La sangre bajo mi piel hormigueó, atrayendo un
estremecimiento por mi espalda.

Deteniéndome, miré alrededor, al aire atrapado en mi garganta. La


difusa silueta de un hombre estaba a 25 pies de distancia en el otro lado de
la línea de la propiedad. Sus ojos verdes gatunos quemaban a través de la
oscuridad. Mi corazón golpeaba contra mis costillas y mi interior se retorcía
en nudos. Mentalizada en que él no representaba una amenaza real, aún así
estaba atenta. Su mirada se movió lentamente sobre mi cuerpo, sus ojos y
rostro llenos de oscura emoción. Mi cuerpo estaba consciente de cada
pulgada de lo que Eli estudiaba e incluso más consciente del efecto que él
aún tenía en mí.

En comparación, mi lujuria hormonal por Nic parecía como mucho


mediocre. El aire ya no salía o entraba de mi pecho congelado. Nuestros ojos
quedaron atrapados en los del otro por varios minutos y mi cuerpo se
estremeció.

Entonces, abruptamente, él se giró, disolviéndose en la noche como si


nunca hubiese estado allí. Eventualmente, cuando recuperé el sentido, corrí
hacia la casa. Abrí la puerta de golpe, sin detenerme para sacarme las botas o
la chaqueta, ignorando a Nic mientras me llamaba. Corrí escaleras arriba,
abrí de un portazo la puerta de mi cuarto, y revisé la cerradura tres veces
antes de alejarme de ella.

Percibía que Eli había estado afuera por un tiempo, pero verlo era
diferente. La última vez que lo vi había sido cuando lo estampé contra un
árbol antes de estallar. ¿Por qué se me aparecía ahora? ¿Probaba esto que él
podía encontrarme? ¿No sabía que yo era consciente de que me había
encontrado largo tiempo atrás? ¿Era este algún tipo de juego o mensaje?
¿Qué quería que yo sacara en claro de verlo allí parado, luciendo como algún
dios guerrero, más que asustarme jodidamente?
Hundiéndome de nuevo en mi cama impecablemente hecha, me
enrosqué en una bola en el medio. Algo en el rabillo del ojo atrapó mi
atención. Parada en la esquina más lejana de mi cama, las manos en mi
almohada como si la estuviera ahuecando, estaba una pequeña mujer de más
o menos un pie de alto. Sinnie. Tenía el cabello tan rubio que casi parecía
blanco y ojos azules inmensos y claros. Su rostro era viejo y apergaminado,
pero era más linda de lo que esperaba. Sus rasgos parecían noruegos, o
suecos.

—Hola —La miré, tratando de parecer lo menos amenazante posible. No


quería asustarla. Ella sólo parpadeó ante mi saludo y continuó mirándome
suspicazmente—. ¿Sinnie, cierto?

Pasaron unos instantes antes de que su pequeña cabeza subiera y


bajara. —He estado observándote —Su voz era baja, pero audible. Sin estar
completamente segura de qué responderle, me senté, moviéndome tan
lentamente como podía para no asustarla—. No estoy segura sobre ti. Pero,
en su momento, decidiré.

Está bien. Al menos era directa con ello. —Bueno, aprecio que me des
una apreciación justa. —¿Es esto una entrevista de trabajo?

Su asentimiento fue rápido, como si debiera estar agradecida de su


generosidad. Ella le dio a mi almohada una palmada más y en un parpadeo
se había ido.

—Mi vida no puede volverse más rara —Me eché sobre la cama. Sinnie
había mantenido mis pensamientos muy lejos de Eli, pero una vez más, sola
en mi cuarto, su imagen encantada circulaba en mis pensamientos y en mi
corazón. Miré a través de la puerta corrediza de vidrio a la imperante
oscuridad.

—¿Ember? —Rez golpeó suavemente en mi puerta—. ¿Quieres cenar?


Te traje un plato. —No respondí, sino que continué mirando a la ventana, fija
en la idea de que él estaba allí afuera, tal vez mirándome ahora. La
aprehensión me llenó—. Está bien, bueno, lo dejaré aquí, si lo quieres más
tarde.

Colocó algo enfrente a mi puerta, y pude oír sus pasos quedos


moviéndose por el pasillo. Me tomó por sorpresa que un Demonio, como
Rez, pudiera torturar y alimentarse de humanos, mental y físicamente, pero
por que fuera tan cuidadosa y amorosa. Fui hacia mi puerta, mi estómago de
pronto gruñendo con hambre. Agarré el plato de comida, ojeando por debajo
de la tapa. Los olores que se alzaron hasta mi nariz solo hicieron que mi
estómago gruñera más. Solomillo de ternera envuelto en panceta con
patatas rojas bebé y espárragos. ¿Dije cuánto amaba a Marguerite? Me subí a
mi enorme cama de nuevo y devoré mi comida, sin molestarme con los
cubiertos.

Una vez que mi estómago estuviese feliz, me preparé para la cama y me


enrosqué bajo las mantas. El sueño me encontró rápidamente, pero mis
sueños estuvieron llenos de muerte y destrucción, cuerpos quemados y
gritos. Descansada y muy despierta a las tres de la mañana, mi mente
comenzó a vagar.

Echando de menos a mis amigos y mi papá, decidí tratar una caminata


en sueños por mí misma. Torin usualmente me ayudaba, pero la última vez
me dejó controlarla y meramente se quedó para apoyo. Bastante confiada de
que podría hacerlo, dejé que mi mente se relajara y me concentré en mis
amigos.

Mark era difícil de visitar. No porque fuese más difícil de visitar en


sueños, sino porque cada vez que lo veía, él estaba, o sentado en la silla
mirando vacuamente al fuego, o paseándose por el cuarto. La frustración y la
tristeza estaban profundamente grabadas en su rostro. Dolía mirarlo, ver su
dolor. Parecía tan perdido. Él probablemente se estaba preguntando cuántas
señales se había perdido, cuántas veces había dejado pasar cosas sin querer
pensar mucho en ellas. La última vez que había ido a él en un sueño, los
nombres míos y de mamá eran murmurados por lo bajo. Eso me rompió el
corazón. Dejar de verlo por un tiempo era la única forma en que era capaz de
enfocarme en mi entrenamiento. El entrenamiento era lo que lo ayudaría a
salir.

Jared y Kennedy eran los más fáciles de enfocar. Me figuré que era
porque ambos eran "especiales". Kennedy tal vez fuese la más humana, pero
aún así era mágica. Estaba en sus genes. Jared casi no requería esfuerzo,
como si estuviésemos conectados. La sangre de Eli en mí podía centrarse en
Jared con precisión.

Asegurándome firmemente contra la cabecera, el vértigo volteó mi


cabeza. Solo tuve poco menos de volteo de estómago, posiblemente porque
sabía lo que venía.
El cuarto y la posición de mis amigos no había cambiado mucho desde la
última vez que los había visitado en sueños. Josh sentado en la ventana, una
pierna en el suelo, la otra arriba. Ryan estaba acostado en su cama, Kenndy
sentada a su lado, y Jared sentado en una silla.

El cuerpo de Kennedy se estremeció levemente, sus manos elevándose para


frotar sus brazos.

—¿Qué diablos fue eso? —se rió Josh.

—No lo sé... Solo tuve escalofríos o algo así —Kennedy siguió frotándose
los brazos, mirando por el cuarto aprehensivamente.

Jared se levantó de su silla. —Sí, yo también. Debe haber una corriente


aquí. —Sacando la manta de su cama, fue hacia Kennedy, enroscándola
alrededor de sus hombros—. ¿Mejor?

—Sí, gracias —le sonrió, pero él continuó mirándola descaradamente—.


¿Qué? ¿Hay algo en mi cara? —Kennedy comenzó a frotarse la mejilla.

Jared negó con la cabeza. —No, tienes muy bonita piel, y muy lindas pecas.

El rostro de mi amiga se sonrojó de verguenza. Sus mejillas se tornaron de


un rosa profundo y su mano voló hacia sus gafas, ajustándoselas
nerviosamente.

—Uh... gracias.

Jared los miró a ambos y negó con la cabeza mientras Ryan continuaba
allí, en un estado medio zombie. Su llanto se había detenido, pero ahora se
había quedado ausente. Recordé el mismo estado después de perder a mi
mamá. Era la forma del cerebro de soportar la inacabable agonía que te
desgarraba por dentro.

El tintineo de una llave en la cerradura volvió su atención hacia la puerta.


Un guardia estaba parado en el cuarto. Como todo Fay, su belleza era casi
dolorosa. Cabello corto y negro estaba echado hacia atrás, enfatizando sus
altos pómulos y de brillantes ojos azules. Ancho y alto, se veía más joven que la
mayoría de los soldados que había visto. Parecía tener más o menos nuestra
edad, lo que significaba que probablemente era varios cientos de años mayor.

Le dedicó a mis amigos una mirada de advertencia antes de que tres


guardias mayores lo siguieran dentro. Parecían un poco mayores, pero aún así
tan guapos que no parecía importar. Mis sentidos no tenían poder mientras
soñaba, así que quedé tan sorprendida como mis amigos cuando vi entrar a la
Reina al cuarto. Normalmente, podía sentir la magia emanando de ella, pero
yo era un fantasma con ningún ser verdadero en este mundo.

Deslizándose en el cuarto, su vestido cortado a la moda frotaba el suelo.


Kennedy y Jared se pusieron de pie ceremoniosamente, pero Ryan y Josh se
mantuvieron sentados. Ryan aún parecía más inconsciente que vivo, mientras
que Josh la miraba con la boca abierta y los ojos abiertos de par en par.

No importaba cuántas veces la vieras, la respuesta era siempre la misma


—deslumbrado asombro. Su increíble belleza y presencia eran impresionantes.
Ella tenía fluida piel de alabrastro. Esto resaltaba su fiero cabello rojo, que
caía en sedosas ondas sobre su espalda. Estaba de pie alta y orgullosa.
Confiada. Cuando ella te miraba, sus ojos eran de un intrigante color azul-
violeta que te arrastraba adentro. Era exquisita, cautivadora, y sensual. Eso la
hacía incluso más peligrosa.

Su mirada recorrió el cuarto, deteniéndose ligeramente en el hogar y la


ventana. Su rostro se encombreció con una expresión lejana.

—Yo solía jugar en este cuarto cuando era niña. Mi hermana y yo nos
escondíamos de nuestra madre y niñeras aquí —Con una tirantez en su
mandíbula, sus emociones se tornaron en ira—. Ahora es utilizado para
retener a los pequeños amigos humanos de la abominación. Estoy segura de
que hay ironía allí en alguna parte —Jared se paró más cerca de Kennedy—.
Bueno, algunos amigos humanos —Ella se acercó a la pareja. Su mano se elevó
para tocar a Kennedy. Yo sentí como si lava ardiente estuviera bajando por mí
garganta.

Intenso calor me atrapaba, haciendo que temblores recorrieran mi piel.


Oh, Dios, ¿sabía ella sobre Kennedy? Sin pensar, fui hacia Kennedy, lista para
intervenir. Sin importar cuántas veces Torin me hubiera soltado que era
imprudente, aún así no pude evitar reaccionar. Agarré el brazo de Kennedy,
intentando sacarla del camino. La piel de Kennedy se tornó de gallina donde la
había tocado. Su mirada se fijó en Aneira. Ella se estremeció, pero no se movió.
¿Yo había causado eso? ¿Podía sentirme? Se había quejado, junto con Jared, de
un escalofrío cuando yo había llegado por primera vez. ¿Eran ellos sensibles a
mi manifestación? Si podían sentirme, ¿podría hacerlo la Reina? Esta
preocupación me alejó del alcance de la Reina.

—Bueno, eres una pequeña cosa bonita —Su forma se alzaba sobre la
pequeña forma de Kennedy, y sus dedos atraparon la barbilla de Kennedy con
un firme agarre—. ¿Es por eso que el pequeño mestizo está intentando
protegerte? —Sus ojos se quedaron fijos en el rostro de Kennedy, pero su tono
disgustado estaba dirigido a Jared—. Proteger a los preciosos humanos de la
Reina Seelie. Aún así, somos nosotros los que nos ocultamos —Apartó los dedos
del rostro de Kennedy, que cayeron a un lado como si Kennedy acabara de ser
abofeteada. Jared se tensó. Los guardias de la Reina dieron un protector paso
hacia ella, que los alejó con un gesto—. No se peocupen. El pequeño Morador
Oscuro no hará nada. Es una pelusa sin ladrido ni mordida. Le prometí a
Lorcan que no te mataría, pero no prometí que no te introduciría en la
hombría —Ella le palmeó rudamente la mejilla—. Probablemente lo
disfrutarás —Kennedy inhaló con un siseo—. Awww, tu novia se está poniendo
celosa. ¿No es dulce? —El tono de la Reina era ligero pero lleno de veneno. Su
mirada recorrió el cuarto, aterrizando en Ryan—. ¿Por qué está él allí
acostado? Debería pararse en mi presencia.

El guardia que había entrado primero en le cuarto se adelantó. —Está


enfermo, mi señora.

—Oh, ¿lo está ahora? —Ella miró desaprobadoramente al bulto que yacía
inconsciente en la cama—. Supongo que aún tenemos suficiente tentación
para Ember si se muere. —Aneira le dio la espalda y tomé nota del chico que
ahora estaba parado junto a la ventana—. ¿Y qué hay de ti?

—Eres hermosa —murmuró Josh, mirándola con completa fascinación.

Una sonrisa superior se presionó en los labios de Aneira. —¿Adulador, mi


niño? Inteligente.

—Eres como esos sexys personajes en World of Warcraft —dijo él. La


expresión de Josh contenía reverencia y adoración. Quise golpearlo para
despertarlo. Ella no era ningún dibujo animado de su video juego. Era fría y
cruel y podía matarlo con un chasqueo de los dedos. La realidad no lo estaba
golpeando de la forma en que debería hacerlo.

—¿Estoy segura de que eso es un cumplido? —Ella se acercó a Josh,


captando su atención en su cuerpo y rostro.

—Sí... oh, sí... totalmente —balbuceó él.

La Reina se encogió ante sus palabras, pero forzó a la falsa sonrisa a


quedarse tensada en su rostro.
—Eres alto para un humano. Joven, pero fuerte para tu edad. Casi podrías
pasar por uno de mis soldados.

El peligro tembló en mi pecho mientras la miraba. ¿Qué estaba haciendo?


Aneira estaba atenta. Ella podía hacer que la gente hiciera lo que ella quisiera.
La adulación y los cumplidos no funcionarían en Jared o Kennedy, pero
funcionarían con Josh. Y por la expresión de Josh, ella entendía eso.
Probablemente desde el momento en que puso un pie en la habitación, había
sabido las debilidades de todos. Ella los había evaluado tan pronto como se los
habían traído. ¿Cuál era su plan de juego? Sabía que su objetivo era tenerme,
¿pero qué iba a hacer con ellos para conseguir eso? No tendría que esperar
mucho por su respuesta.

Aneira se volvió al cuarto, demandando todos los ojos en ella. —Dado que
has sido absolutamente inútiles para ayudarme a encontrar a mi amiga, tal
vez deba empujarla a venir y jugar. Al final de esta semana, cada uno de
ustedes me dará la información que busco, o ella tendrá un amigo menos —La
Reina miró de nuevo a Kennedy—. Empezando contigo. Percibo algo especial
en ti. Cuando Ember oiga que tu cuerpo muerto ha sido enviado de nuevo a tu
familia, creo que saldrá de la cabaña. —La voz de Aneira era seductora y
sugerente.

Sin otra palabra, dejó el cuarto con la misma superioridad que cuando
había entrado. Sus tres secuaces la siguieron. Solo el joven guardia se quedó,
su cabeza ladeada mientras ella se iba.

Todos se quedaron en silencio hasta que Kennedy sollozó, las lágrimas


cayendo por sus mejillas. Jared inmediatamente la estrechó entre sus brazos.

—Shhhh... está bien. Todo estará bien.

—¿C-cómo? ¿Cómo podría estar bien?

—Ella está intentando asustarnos para que hablemos. —Jared le apartó el


cabello, acunando sus manos alrededor de su rostro para mirarla. Sus dedos
apartaron el caudal de lágrimas que caían.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —susurró Ken.

—No dejaré que nada te pase —declaró Jared—. Lo prometo. —


Jared sonaba seguro, pero yo no. Volviéndome loca en mi forma espiritual, mis
brazos y piernas estaban frenéticos con movimiento.
—No habrá nada que puedas hacer —declaró el guardia del otro lado del
cuarto.

Jared frunció el ceño. —Podemos escapar. Saltar por la ventana, si


debemos hacerlo.

—¿Crees que la ventana no está encantada? Tú tal vez seas capaz de


deslizarte por entre los barrotes, y tal vez puedas manejártelas para caer, pero
desde el momento en que te deslices a través de ellos, el castillo entero será
alertado.

El hecho de que estuvieran hablando tan abiertamente con el guarda


sobre escapar detuvo mi ataque de histeria, haciendo que lo notara más.

—El hechizo no te evitará escapar. Eso solo envía una alarma de alerta,
que desafortunadamente se disparará automáticamente. Pero puedo ver como
alguien podría correr al bosque y pasar a través de una puerta a la Tierra
antes de ser atrapados. —Casi parecía como si los estuviera alentando a tomar
esta ruta. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Estaba este guarda de su lado?—. De
otra forma, espero que estén cómodos.

—Sí. Genial. La piedra fría es tan confortable. —El tono de Jared estaba
lleno de sarcasmo.

El guarda asintió. —Podría ser peor. Las mazmorras son menos


placenteras. Hieden a orina de rata. —Hubo un pequeño asombro por sus
palabras. Creo que en el fondo este chico tenía sentido del humor.

—¿De verdad, mazmorras? —dijo Josh. Era la primera vez que había
hablado desde la partida de la Reina—. Esto solo se pone mejor. Es como en las
películas y los video juegos. ¿Ustedes cazan y matan ogros? —Josh se levantó,
haciendo un gesto de apuñalar.

—¿Matar ogros? —repitió el guarda—. No. Son criaturas rudas y


mortales, pero no los cazamos. Se mantienen lejos de nosotros, y nosotros
hacemos lo mismo.

—¿Así que, qué matan? ¿Gnomos? —El guarda miró a Josh con una
expresión incrédula.

—¿Qué? Vamos, tienen que cazar y derribar algún tipo de criatura


malévola. —dijo Josh.
—Sí. Humanos. —El guardia le dio la espalda a Josh, pero podía ver a
Kennedy y Jared mordiéndose las lenguas. Sip, había sentido del humor allí. El
guarda se centró en Ryan—. ¿Cómo está?

Jared se sacudió la risa, tornándose serio. —Nada bien, ¿pero qué


esperamos? —Había una cualidad protectora en la forma en que Jared
hablaba sobre Ryan. Estaba intentando mantenerlos seguros y a salvo.

—Lo siento. Voy a intentar conseguirles más comida sustancial humana y


tal vez consiga que el médico lo mire.

—Gracias, Castien. —Kennedy asintió hacia él mientras un suave gemido


salía de Ryan.

—¿Qué dijo? —preguntó Castien, la preocupación le cruzó el rostro.


El rostro de Kennedy reflejaba su dolor. —Dijo "Ian". Creo que sigue
reproduciendo la muerte de Ian en su cabeza. Lo que podría haber hecho para
salvarlo.

Una aplastante culpa y la tristeza me recorrieron. Tenía que irme, huir del
dolor que había causado.

Centrándome de nuevo en mí, la sensación asustadiza cayó sobre mí.

Cuando desperté, lágrimas frescas caían por mis mejillas. Me deslicé


fuera de la cama y enfilé por el largo corredor hacia al otro lado de la casa,
golpeando en la puerta de Lars.

—¿Em? —La voz de Rez era soñolienta mientras abría la puerta.

—Necesito hablar con él. Ahora. —demandé yo. Sin dudar, Rez
retrocedió mientras otra forma llenaba el umbral.

—¿Qué es, Ember? Acababa de dormirme. —Él enroscó su bata más


fuerte a su alrededor. No era inusual que él se fuera a la cama después de las
tres de la mañana. Hubiera preferido ser completamente nocturno, pero sus
negocios no solo incluían horas nocturnas.

—Necesito recuperar a mis amigos. Aneira va a matarlos.


Él cerró los ojos con fuerza. —Encuéntrate conmigo en la oficina.
Cinco minutos después, me sentaba enfrente de Lars, dándole el informe de
la noche.

—Nunca me dijiste que habías estado caminando en sueños. —gruñó


él—. ¿Sabes lo peligroso que es eso? ¿Y si ella te percibiera?

—Pero no lo hizo. Y ese no es el punto ahora. Nesito sacarlos de ahí. A mi


padre también.

Lars se sentó más adelante en su silla. —Un cuerno si ese «no es el


punto». Tuviste suerte. Aneira es tan egocéntrica y narcista que ha dejado de
ver lo que está delante de sus narices. Pero NO lo harás de nuevo. Ella tiene
extraordianarios poderes y podría haberte seguido a través del sueño si
hubiera estado al corriente.

Me presioné en la silla con incredulidad. ¿Había sabido Torin que ella


podía hacer esto? Nunca había mencionado que ella pudiera seguirme de
vuelta o ser consciente de mi presencia. ¿Era una equivocación o algo que él
no sabía? ¿Lo había sabido y me lo había ocultado? ¿Qué tanto lo conocía y
por qué confiaba en él tan explícitamente? ¿Podía esto ser todo un acto?

—¿Así que qué dijo exactamente?

Cerrando los ojos, intenté recordar las palabras exactas. —«Al final de
esta semana, cualquiera de ustedes me dará la información que busco o ella
tendrá un amigo menos.» —repetí las palabras de la Reina.

Él se echó hacia atrás. —Entonces tienes tiempo.

—¿Qué quieres decir con que tengo tiempo?

—El final de una semana en el Otro Mundo podría ser un año aquí en la
Tierra. Tus amigos estarán bien por un rato. Y para ti, no estás preparada
para enfrentarla. Necesitas más entrenamiento. Recuerda, yo te diré cuándo
estés lista y cuándo puedas irte. Aún no es tiempo.

Un gruñido curvó mi labio. Quería batallarlo y decirle que se fuera a la


mierda, pero entonces sentí que un peso caía sobre mí. El aire escapó de mis
pulmones y mis huesos se sintieron aplastados por la presión.

—Esa es la carga de tu contrato vinculante. Accediste a los términos,


Ember. —Esperó un par de instantes más, hasta que mis ojos comenzaron a
aguar bajo su poder—. Ahora es tiempo de volver a la cama. Tienes
entrenamiento en la mañana, y creo que querrás trabajar incluso más duro.
Aún eres mediocre en cualquier tipo de habilidad. Tienes que mejorar
mucho antes de poder rescatar a tus amigos y a tu padrastro. —Lars se
levantó y salió del cuarto, dejándome jadeando mientras la pesadez me
abandonaba.

—Bastardo. —murmuré antes de regresar escaleras arriba a mi cama,


que estaba, por supuesto, recién hecha.
CAPÍTULO 21
Traducido por Evarg7
Corregido por Mew Rincone

Mis ojos quemaban mientras bajaba las escaleras la siguiente mañana.


Alki ya había golpeado mi puerta dos veces, amenazándome, antes de que
finalmente me levantara. Dormir había sido difícil de conseguir. Todos mis
pensamientos estaban en Mark, Kennedy, Ryan y Josh. La Reina había hecho
una amenaza obvia, pero mi miedo subyacente era que la Reina averiguase
el secreto de Kennedy. Había cosas peores que la muerte, y yo temía que si la
Reina descubría que tenía a una Druida en sus manos (la última Druida con
vida), la muerte sería una forma fácil de escape para Kennedy.

Tienes quince minutos antes de que estés en la sala de entrenamiento


lista para empezar ladró Alki antes de que saliera y le diera un portazo a la
puerta de la cocina.

Yo había sido entrenada en el arte de la pelea: esgrima, ninjuitsu,


pankration o bataireacht, una forma irlandesa de pelear con palos. Era
mediocre como máximo en todas las peleas. Alki estaba determinado a hacer
algo satisfactorio antes de que terminase la semana. Maya y Koke trabajaban
conmigo a regañadientes. Pero sí me ayudaban a aprender a regular mis
poderes de tierra y fuego con mi mente. Varias veces había empezado un
fuego en la nueva sala de entrenamiento, así que rápidamente decidieron
llevarme al aire libre. Lo que sea que astillase ahí fuera, Nic lo cortaba y lo
usaba para la chimenea. Por sólo cinco meses de entrenamiento, pensé que
lo estaba haciendo bastante bien, pero nadie parecía feliz con mi nivel de
habilidad. Lars el que menos.

Como no muchos Dae habían sobrevivido, esto era aprendizaje por


ensayo/error tanto para ellos como para mí. Las únicas que tenía para mí
eran mi velocidad y mi agilidad. Otra vez, decidí no decirle a nadie sobre mi
sangre de Morador Oscuro. Parecía más sabio quedármelo para mí.

Alki tiene mucha prisa en la mañana suspiré, yendo hacia el bote del
café. Saqué la taza de café más grande en la casa y la llené. De repente, un
flash de Mark y yo en nuestra cocina, haciendo nuestra usual cháchara
matutina, apareció en mi cabeza. Tragué el apretado nudo formándose en mi
garganta.

Marguerite me miró y negó con la cabeza mientras doblaba un omelet en


la sartén que estaba sujetando.

Mi querida22, ¿estás bien? habló sobre mi hombro.

Sí, estoy bien. El desayuno huele delicioso, Marguerite respiré


profundo y me giré, asegurándome de que mis recuerdos y dolor volvieran a
estar a buen recaudo.

Debes comer. Necesitas tu energía, mi dulce niña sacó el omelet, lo


puso en un plato y lo dejó sobre la mesa . Muy flaca23.

Gracias24 sonreí. Me divertía que me haya llamado “mi dulce niña”.


Siendo Demonio, incluso medio, parecía que eso debía descalificarme para
ese término. Pero no parecía impedir que me abrazase y murmurases su
admiración por mí. Ella era humana, pero sabía lo que éramos. Era una de
esas personas raras que tenían la «visión». En lugar de estar aterrorizada
por nosotros, dirigía una casa, nos alimentaba y nos amaba como si
fuéramos de su misma clase. Había estado trabajando para Lars desde que
era adolescente, y él la trataba muy bien. Supongo que prefería quedarse
cerca del monstruo que conocía, uno que nunca le haría daño, a estar
desprotegida y arriesgarse con los monstruos que no conocía.

Retiré un taburete, hundiéndome en los huevos y queso derretido,


consumiendo la mitad del omelet y dos tazas de café, todo lo que temía que
podría volver a ver más tarde después de una dura sesión de entrenamiento.
Marguerite me urgió a salir por la puerta porque ya llegaba tarde. Genial.

Alki me torturó de formas que no creía posibles. Era mi campo de


entrenamiento militar Fae. Me tuvo practicando cosas como esgrima y pelea
con palos en el fango después de subir colinas y hacer sprints durante dos

22 En castellano en el original.
23 En castellano en el original.
24
En castellano en el original.
horas. No era tan engreída para no admitir que tuve algunas pataletas
durante el día, pero seguí avanzando. Cuando Koke entró, Alki mezcló mi
combate físico con la pelea mental. Bolas de fuego volvieron a amenazar una
vez más al techo, así que fuimos afuera. La anterior lluvia salvó al abundante
césped de convertirse en crujiente y ennegrecido. Peleé contra Alki al estilo
ninjuitsu con un palo, mientras Koke me apresuraba para usar mi mente
para quitarle su arma. Maya se unió más tarde, añadiendo el elemento de
naturaleza. Aquí era cuando las cosas se podían poner peligrosas.
Afortunadamente para todos nosotros, mi control estaba mejorando un
poquito. No había explotado un edificio en días.

Después de siete largas horas, me desmayé por puro agotamiento y


desperté dos horas después en mi cama. Recostada allí con mis ojos
cerrados, oí mi puerta abrirse, seguido de un sonido familiar de pies
paseando hacia la cama.

Nic… me quejé sin tener que mirarlo y sacarme las sábanas de


encima de mi cabeza.

Se deslizó debajo del edredón, acercándose mucho a la curva de mi


cuerpo. Había hecho esto con frecuencia en los últimos tres meses,
usualmente después de volver de su noche de íncubo fuera, en lo que, en
verdad, intentaba no pensar. Nunca iba más allá de acurrucarse, incluso
cuando él deseaba más y tenía muy poca ropa.

¿No es muy pronto para que estés por ahí seduciendo y tomando la
fuerza vital de tus víctimas desprevenidas?

Yo no las llamaría víctimas. Créeme, están dispuestas, y las dejo


increíblemente satisfechas.

Y apenas vivas.

Un tecnicismo se acurrucó más cerca, su cálida respiración le hacía


cosquillas a mi cuello. Nic era un íncubo puro, siempre trabajando; aunque
creo que disfrutaba de la oportunidad de estar cerca de alguien a quien no
podía matar.

Estoy exhausta, Nic hundí mi cabeza más en la almohada,


intentando alejarme de su figura cálida y seductora.

Entonces déjame hacer todo el trabajo murmuró contra mi oreja,


besando mi cuello.
Resistí un suspiro profundo y feliz que quería escapar, olvidar todo lo
que estaba pasando en mi vida… incluso si era sólo por unos minutos. Él se
sentía tan bien y estaba rompiendo mi fuerza de voluntad poco a poco.
Pronto me quedaría sin nada de eso, que era exactamente lo que él quería.
¿En contra de qué estaba en verdad? Tenía diecinueve años, era soltera y
estaba extremadamente caliente. O era un momento realmente malo para
tener a un Dios íncubo español en tu cama, o era un momento realmente
bueno. Quiero decir, ¿qué harías tú?

Como todo lo demás, aparté esos pensamientos, sin querer lidiar con
ellos. Sabía qué me estaba conteniendo, o más bien quién me estaba
conteniendo. Nic estaba junto a mí, aunque era el pensamiento de Eli el que
me hacía entrar en calor. Este deseo por Eli me hacía enfurecer y la ira a
veces me hacía hacer estupideces.

Me giré para estar frente a Nic, mi mano subió para traer su cara a la
mía. Hizo un sonido estupefacto. Nuestros labios se encontraron con una
suavidad que no había esperado. Sospechaba que Nic sería un buen besador.
Tenía que serlo, ¿cierto? Eso era parte de la descripción de su trabajo.

Pero guau… quiero decir, g-g-guauu…

Pude ver lo fácilmente que él tendría a los indefensos humanos dándoles


todo, solamente con besarlos. Un Demonio es naturalmente propenso a
rodearse de todos los famosos “siete pecados”, especialmente Deseo.
Demonios son glotones cuando se refiere al deseo, y sentí mi lado Demonio
ganar la batalla. Si era bueno besando, imagina cómo será el sexo, comentó
una voz dentro de mí.

Me di la vuelta, sentándome a horcajadas sobre él mientras


continuábamos besándonos, la intensidad saltaban los límites a cada
segundo. Sus manos subieron por debajo de mi camiseta, haciéndome sentir
como mantequilla. Si esto era yo siendo inmune a él, estaba en serios
problemas. Sus manos se movieron debajo de mis pantalones, acercándome.
Había una parte lógica y responsable de mí diciéndome que me detuviera; él
no era con el que quería estar. Y luego estaba mi parte “a quién le importa”;
era joven y soltera. Mi parte lógica terminó inconsciente por un gran golpe.

Estábamos en modo intenso besuqueo, rodando y moviéndonos.


Nuestras camisetas y pantalones ya estaban en el suelo y ambos estábamos
sólo en ropa interior cuando un firme golpe en mi puerta nos congeló.
Ember, sé que estás descansando, pero Lars te quiere en la biblioteca
en cinco minutos la voz de Koke vino a través de la puerta.

Descansando… claro. Nic puso su mano sobre mi boca mientras una


risita intentaba escaparse.

Tampoco puedo encontrar a Nic. ¿Sabes dónde podría estar? la


forma seria en que lo dijo me decía que no estaba bromeando y en verdad no
sabía dónde estaba.

Uh… no. ¿Has revisado el garaje? Sabes cómo le gusta juguetear con
sus juguetitos repliqué mientras lo miraba con una sonrisa en mis labios.
Me devolvió la mirada, lo que me dijo que la venganza vendría pronto.

Gracias. Miraré allí.

¿Juguetear con mis juguetitos? Nic refunfuñó después de que Koke


se fuera. Sus ojos brillaban . Te mostraré lo que es juguetear… empezó a
besarme otra vez profundamente, sus manos pasando por todo mi cuerpo,
sabía que tenía que parar ahora. Alguien más podría ser enviado aquí,
alguien que probablemente no se molestaría en llamar.

Nic, tengo que ir me alejé de él.

Sí, sí. Lars está esperando frunció el ceño y se alejó, cayendo a mi


lado , pero no creas que te desharás de mí tan fácilmente. Habrá una
continuación para esto.

Sonriendo, me senté, tirando de mi camiseta, sin molestarme en


responder. Estaba locamente atraída por él. Cualquier cosa viviente en este
reino, o en cualquier reino, si vamos al caso, lo estaría. Mi lujuria estaba
encendida, pero mi corazón no. Era fácil olvidarlo cuando estabas con Nic,
pero sabía que mis sentimientos estaban en otro lugar. Poniéndome de pie,
miré abajo, al hombre medio desnudo de piel olivácea en mi cama.
Realmente odiaba mi maldito y estúpido corazón.

Me puse mis jeans y puse mi pelo en una cola de caballo.

Recuerda, Koke te está buscando dije sobre mi hombro mientras


abandonaba la habitación.
CAPÍTULO 22
Traducido por FaytheWings y Evarg7
Corregido por Mew Rincone

Los días siguientes fueron intensos, rozando lo horrendo. Aun así, amé
lo fuerte que sentía mis poderes y mi cuerpo. Psicológicamente, había
cambiado un poco en los últimos cinco meses. Siempre me he ejercitado,
pero esto era diferente. Me estaba convirtiendo en un arma; mis brazos,
estómago y piernas firmes y torneadas. Mis poderes estaban
desarrollándose de forma lenta, pero, en las últimas semanas, los sentí
florecer fuertemente y el control que tenía sobre ellos estaba volviéndose
más firme. Aun había mucho por aprender, pero algunas cosas que ya
entendía se habían ampliado. Siempre de forma positiva. El pensar en que
mis amigos y familia estaban cautivos en el Otro Mundo me ayudaba a
concentrarme con más fuerza, especialmente con la muerte acechando
amenazante sobre mí. Obtener el control de mis dones era lo único que
deseaba. No me gustaba la idea de aniquilar ningún otro pueblo,
volviéndome una versión del Sombrerero Loco, o matar a mi recientemente
encontrada familia disfuncional por completo.

Como cualquier chico que crece aceleradamente, la forma en que mis


poderes escalaban me dio un feo caso de miedos en aumento. A pesar de que
estaba exhausta y me ejercitaba bastante, mis piernas ansiaban y anhelaban
moverse. Cada noche tomaba una caminata, tratando de aliviar los
adoloridos músculos.

Aunque la temperatura estaba por debajo de cero, algo inusual para esta
etapa del año, tuve que levantarme. Abrigándome, ignoré el frio arañando mi
rostro. Internándome cada vez más en el bosque, serpenteé abriéndome
camino entre los interminables árboles, siguiendo el arroyo hasta los límites
de la propiedad. Pronto podría divisar las luces de la casa o el humo saliendo
de la chimenea. Mi mano tocó el largo tronco del fresno (mi usual punto de
descanso). Los límites terminaban al otro lado. Un repentino aumento de
energía me recorrió. Mis ojos escanearon rápidamente el espacio a mi
alrededor. Tensa y alerta, mi sangre zumbaba por mis venas. El cabello de mi
nuca se erizó. Mi respiración se aceleró, creando un vapor visible en el frio
aire a mí alrededor.

¿Por qué no dejas de esconderte detrás de un árbol como un acosador


desquiciado, sales y das la cara? declaré. Instantáneamente mi ansiedad se
desvaneció. ¿Por qué debería estar asustada de él? Él es quien debería estar
asustado de mí ahora. No era la misma niña que él había conocido cinco
meses atrás. Podía no haber perfeccionado mis habilidades aún, pero
todavía conservaba mi vigor. Ahí estaba la razón por la que los Fae me
temían. No volvería a temblar frente a otros. Él probablemente vio que no le
temía en lo absoluto.

Hubo un crujido frente a mí. Eli salió de su escondite.

No estaba acosándote.

Oh, ¿en verdad? ¿Cómo lo llamas entonces? Crucé mis brazos y, con
la frente en alto, crucé la línea divisoria. Aquí, las defensas eran invisibles,
pero más fuertes que cualquier muralla. Lars había introducido mi sangre en
defensas mágicas para que me reconocieran, pudiendo cruzarlas sin que
ellas sonasen.

Observar sus ojos se movieron lentamente por mi cuerpo.

Maldición, se veía sensual. Su cabello estaba un poco más largo y tenía la


barba un poco más gruesa, envolviendo la línea de su mandíbula, desde la
última vez que lo había visto.

¿Realmente aún se considera “observar” si llevas haciéndolo hace


cuatro meses? Te ha sentido rondar por aquí desde julio.

Me miró con el ceño fruncido.

Encuentro que lo mejor es mantener un ojo en mis adversarios para


saber de lo que son capaces cruzó sus brazos, observándome.

Estás bordeando un territorio con orden de restricción dije . Lars


tiene este lugar hechizado y protegido hasta el hartazgo. ¿Cómo me
encontraste siquiera?

Mi sangre es como un sistema GPS en tus venas. Incluso con un


hechizo de disuasión, siempre te encuentro, Brycin.

Vale, felicitaciones. Me encontraste. Ahora, largo.


Tan pronto como la última palabra abandonó mis labios, él me puso
contra el árbol, sus manos sosteniendo mis brazos sobre mi cabeza. El aire
salió de mis pulmones en un carraspeo afilado. Nuestros ojos se hundieron
en los del otro durante varias respiraciones profundas.

Creo que estoy teniendo un fuerte sentimiento de déjà vu me quejé.

Pensarías que recordaría traer una soga y un bozal conmigo su voz


estaba llena de veneno . La próxima vez no lo olvidaré.

Créeme, Dragen, no habrá una próxima vez me enfurecí, apretando


los dientes. Su aliento revoloteó sobre mí, deslizándose por mi cuello
mientras resoplaba molesto . A menos que quieras ser arrojado como una
muñeca de trapo, te recomendaría que me quitaras las manos de encima
amenacé. Podía sentir mis poderes listos para responder. Estaba
manteniéndolos bajo control, pero aquello sólo lograba aumentar mi
agitación.

Haz lo que quieras desafió, acercándose más a mí.

No me moví. La cercanía de su cuerpo hizo que mi respiración fallase.


Ambos nos quedamos allí, mirándonos el uno al otro, la tensión
consumiéndonos. Espinas de calor golpeteaban dentro de mí, haciéndome
temblar bajo su mirada.

Mira, estoy aquí por una razón. Sé que has visto a Jared y a los demás.
Necesito saber que están bien.

Parpadeando, me tomó un momento para que mi cerebro asimilara sus


palabras.

¿C-cómo sabes que he visto a Jared? Eli soltó mis brazos, se volteó
alejándose de mí y pasó la mano por su cabello . ¿Cómo sabes que lo he
visto? exigí nuevamente.

¿Crees que dejaste de meterme en tus escenas oníricas?

Hielo y fuego emergieron de mi pecho.

¿Qué?

Siempre estuve ahí, sólo que no quise mostrarme. Pensé que sería lo
mejor, para ambos. No fui capaz de entrar en el sueño contigo, pero cuando
volvían a la escena onírica, los escuché hablar.
Muda por la revelación, necesité tiempo para encontrar mi voz pero
finalmente murmuré.

Él está bien. Todos lo están. En realidad, Jared tomó el rol de líder.


Bueno, él y Kennedy parecen tomar turnos. Son un buen equipo.

¿Entonces la reina no ha notado lo que es Kennedy?

Negué con la cabeza.

No, no hasta ahora decidí no contarle sobre el estado de amenaza


de la Reina contra Kennedy. No podría ayudarme y sólo causaría que se
frustrase y angustie.

Eli suspiró, su alivio era palpable.

Bien la tregua persistió hasta aquel momento, cuando su rostro se


volvió duro e impasivo . Bueno, te dejaré volver con tu novio de volteó
para irse. Mi corazón casi se desboca por mi pecho. ¡No te vayas!

¿Novio?

Bueno, con quien demonios te has estado poniendo intensamente


caliente.

¿Me estabas espiando? chillé . ¿A través de mi ventana?

Observando.

No es divertido. Llámalo como quieras, pero es escalofriante, tú,


enfermo pervertido disparé, la furia volviéndose en frío y controlado
enojo . Y no es mi novio… estoy meramente… usándolo para tener sexo.
Espero que hayas disfrutado viéndonos. Viendo lo que es el verdadero
placer en mi rostro si creyó que estaba diciendo la verdad o percibió el
verdadero significado, no importó; regresó y me apretó contra el árbol. La
corteza se quebró en trozos al tiempo que la tensión a nuestro alrededor se
intensificaba. Mis poderes se escurrieron a la superficie, ya sin ser
reprimidos.

Créeme, ciertamente no fue algo que quise ver tampoco gruñó con
el entrecejo fruncido . Asi que, cuéntame, ¿está ayudándote a quitar esas
rueditas de tu bicicleta?

¿Cómo sabes que él no lo ha hecho ya?


No lo hizo ojos verdes sostuvieron los míos firmemente . Mira, no
podría importarme menos a quién tratas de engañar, ya que estas esperando
a alguien más para que saque esas rueditas tuyas.

Créeme me enfurecí , no podrías ser tu. Me enfermas.

Sí, ya has dicho algo por el estilo antes.

Lo decía en serio entonces también lo empujé. Ni siquiera se


inmutó.

No lo dudo se estiró detrás de mi cabeza y tiró la banda elástica de


mi cola de caballo, dejando mi cabello caer libre por mis hombros y mi
espalda.

No me toques espeté furiosa, pero no me moví, mi cuerpo vibrando


por la tensión.

Detenme podía sentir el calor emanar de su cuerpo mientras se


movía más cerca de mí. Se detuvo por un instante, esperando que actuara en
base a sus palabras. No lo hice. Tiró del cabello en mi nuca, haciéndome
mirarlo. Respirando entrecortadamente, el odio y el deseo en conflicto se
batían dentro de mí. El fuego ardía en sus pupilas, haciéndolo parecer
incluso más salvaje. De repente, presionó su cuerpo con el mío, sus labios
cerniéndose sobre los míos con hambre voraz. Me sentí mareada, la forma
en que lo necesitaba era desesperada y pura. Su mano se aferró a mi nuca
mientras yo lo atraía a mí por el cinturón. Los dos fuimos feroces y
demandantes al momento de besarnos. Mordiendo. Jalando. Deseando.

Las emociones nos dominaron. Sacandose la chaqueta por sus hombros,


cayó al suelo. Subió los brazos al tiempo que yo los liberaba de la sudadera,
desgarrándola sobre su cabeza. Sus musculosos y desnudos brazos volvieron
a enrollarse nuevamente en mí al momento que estuvieron libres,
presionándome más cerca de él. Mis manos recorrieron cada curva de su
torso, pasando por sus pectorales, bajando por sus abdominales a su
entrepierna. Un lento y animalesco gruñido vibró desde Eli cuando nuestros
labios tuvieron que separarse un segundo para recobrar el aliento. Pero
incluso aquello era demasiado para mí. Atraje su rostro de vuelta al mío,
tomando su labio inferior suavemente con mis dientes, jalándolo. Eli gruñó y
me tomó por las caderas, alzándome. Rodeé su cadera con mis piernas,
golpeando mi espalda contra la madera. Inclinó hacia atrás mi barbilla,
rozando con sus dientes mi cuello. Estremecimientos de éxtasis me
atravesaron y dejé salir un profundo y grave gemido. Lentamente, deshice
los botones de sus jeans y lo sentí en mi mano, mi descaro nos sorprendió a
ambos. Eli miró mi mano deslizarse sobre él antes de volver a mirarme con
llamas de deseo tan intensas que olvidé donde estaba por un momento. Sus
labios encontraron los míos con una pasión tan cruda que mi pulso se
aceleró. Se alejó, ayudándome a quitarme las capas de ropa. El hecho de que
no tuviera sujetador no pasó desapercibido para ninguno de los dos. Las
temperaturas congelantes tranquilizaron mi piel ardiente. Apenas sentí la
corteza de árbol chocando con mi piel desnuda cuando llevó su boca a mi
cuello, bajando por mis pechos. El calor de sus besos me hizo gemir.

Sujetándome con una mano, nos llevó a ambos al suelo, colocándome


sobre nuestras chaquetas. Eran la única barrera entre yo y el suelo helado,
aunque no podía sentir nada, excepto su cuerpo sobre el mío. Mientras Eli
desabotonaba mis jeans, los sacaba de un solo tirón, yo lo hice bajar por las
caderas, tomándolo en mis manos. Él jadeó; yo sabía que mis dedos fríos
quemaban en su piel, haciendo que mi tacto fuera incluso más eléctrico. Sus
manos pasaron sobre mí, besando y tocando cada centímetro de mi cuerpo.

¿Em? se detuvo para mirarme. Sabía qué estaba preguntando, pero


no había nada que quisiera más.

Mis dedos agarraron sus manos, trayéndolas hacia mí y enganchándolas


a los lados de mi ropa interior. Mi respuesta era clara. Lentamente, él
empezó a tirar hacia abajo… dolorosamente lento. Mi respiración se
intensificó rápidamente mientras cada terminación nerviosa se sentía como
un cable de corriente. Se sentó, su apasionada mirada se movió
sensualmente por mi cuerpo antes de que una sonrisa sexy tirase de sus
labios, murmurando algo en un lenguaje que no entendí. Arqueé mi ceja en
señal de pregunta.

Significa hermosa su mano pasó desde entre mis pechos hasta mi


estómago y luego más abajo.

Lo mismo digo mi voz era ronca cuando lo miré; él era increíble.


Este hombre caliente y sexy me estaba mirando con tanto deseo en sus ojos.
Deslizó un brazo debajo de mí, inclinando mis caderas hacia él. Jadeé en voz
alta cuando su boca besó mi muslo interior, lentamente moviéndose hacia
arriba, su legua encontró su camino. Un árbol explotó cerca, la corteza se
destrozó y voló en todas direcciones mientas mis energías chocaban contra
ella. El tiempo era irrelevante, y no tenía idea de si habían sido minutos u
horas cuando finalmente reptó hacia arriba desde mis piernas.
Maldición… suspiré.

Y sólo piensa en que no estoy ni cerca de haber terminado su


sonrisa torcida causó que otra oleada de deseo me atravesara, lo que no
creía que fuera posible después de lo que había tenido lugar. Pero, con él, mi
deseo no conocía límites. Presionó su frente con la mía, su mano cálida
ahuecando mi cara, dejando salir una respiración. En ese pequeñito
momento pude sentir las paredes sólidas que había construido en los
últimos cinco meses, derrumbarse. Todas las emociones esperando en el
otro lado, fluyeron. Incliné mi boca, besándolo con profundidad. Tomó un
momento antes de que nuestros labios estuvieran devastándose otra vez. Se
subió más arriba, alineándonos.

¿Estás segura? preguntó en voz baja.

Dios, sí repliqué, llevando una mechón de pelo suyo hacia atrás. Se


inclinó, besándome profundamente mientras yo envolvía mis piernas a su
alrededor. Él empujó hacia arriba lentamente y entró en mí. Contuve la
respiración esperando el dolor del que había oído, pero nunca llegó.

Él me sonrió.

No eres humana, Em; no estás construida igual.

Otra ventaja de ser una Demonio sonreí.

Medio. Aunque las Hadas son conocidas por ser incluso más locas por
el sexo murmuró en mi oreja, y luego se meneó hacia delante mientras me
sujetaba en el mismo lugar. Todo el aire abandonó mis pulmones. La fricción
de sus movimientos dentro de mí hizo que ambos nos aferrásemos al otro
con más fuerza. No parecía estar lo suficientemente cerca de él. Jadeando y
arañando, apreté más mis piernas a su alrededor, sintiéndolo duro dentro de
mí, la adrenalina golpeaba en mis orejas, mi respiración acelerándose
mientras él empujaba más profundamente, nuestro ritmo acelerándose. Me
sentía mareada, mi cuerpo temblaba mientras gritaba. Las cosas se rompían
y explotaban a nuestro alrededor, nuestra magia chocaba con todo, trozos de
árboles caían sobre nosotros como lluvia. Continuó incrementando hasta
que sentí que mi cuerpo iba a explotar. Cada músculo en mí empezó a
contraerse, y nos movimos con incluso más intensidad, gimiendo, hundiendo
uñas, antes de que una explosión nos destrozase. En el momento cumbre, él
entró incluso más profundamente de lo que pensé posible, chocando sus
caderas con las mías casi dolorosamente, dejando mi cuerpo retorciéndose y
temblando violentamente.

Santo Jesús…

Nos recostamos allí varios momentos en silencio, respirando con


dificultad, nuestros cuerpos temblorosos. Eli volvió a hablar en su lengua,
sonando terriblemente como lo que había estado pensando yo. Tiró de mi
cara hacia la suya, besó mi frente, y luego apoyó su cara contra la mía.

No quería ser la tonta. Sus antecedentes con las mujeres eran bastante
consistentes. No quería pensar que yo era diferente, pero no podía evitarlo.
Sentía que me amaba por la forma en que me tocaba y miraba, por la
conexión inexplicable que hacía a nuestros corazones latir simultáneamente.
Contra todo pronóstico y posibilidad, nos habíamos encontrado. Yo sabía lo
que sentía por él, algo que había estado sintiendo por un tiempo.

Él se movió, posicionándose sobre su lado junto a mí. Yo seguí recostada


allí, mirando hacia arriba a las estrellas brillantes que se filtraban entre las
hojas de los árboles, o lo que quedaba de ellas. Cerré mis ojos, asimilando los
sonidos de la naturaleza y la respiración de Eli junto a mí, sintiendo su mano
pasar suavemente por mi cuerpo, trazando cada curva.

No vine aquí con esta intención dijo en voz baja.

Giré mi cabeza, abriendo mis ojos.

Claro que sí. Eres un chico y, bueno, tú eres tú sonreí, observando


su cara fruncirse con negación y ofensa. Mi mano subió hasta su cara .
Estoy bromeando.

No puedo negar que, desde el momento en que te conocí, siempre


estuvo en algún lugar de mi subconsciente.

Mis cejas se elevaron. Mis dedos trazaron sus rasgos.

De acuerdo, no hubo nada de subconsciente en esto se rió contra mi


mano, la vibración le hacía cosquillas a mis dedos. Nuestros ojos se
encontraron. Puso su mano sobre la mía y la presionó contra sus labios,
haciendo que mi respiración se atorase. Era un gesto tan pequeño, pero, por
alguna razón, eso me hizo enamorarme incluso más. Podía sentir algo venir
a él mientras continuaba mirándome . ¿Qué?

Sus ojos se apartaron de los míos.


Sabes, Brycin, que no estoy hecho para mostrar ni hablar de las
emociones.

¿En serio? ¿Tú? todavía con sus ojos apartados, suspiró, su


comportamiento cambió . ¿Qué, Eli?

Frotó el espacio entre sus cejas.

Nunca seré el chico que habla de poesía y te traiga flores. No es así


como soy.

Lo sé. Yo no querría que lo fueras. Yo tampoco soy así.

Él gimió.

Ya no puedo luchar contra ti, mujer. Te seguiré a donde sea en este


mundo si me lo pides no fueron sus palabras las que me afectaron; fue la
forma en que me miró mientras las decía.

Las lágrimas llenaron mis ojos, sabiendo lo duro que esto era para él,
luchando por el mismo problema. Yo había puesto tantas murallas alrededor
de mi corazón, pero ahora él las había atravesado a todas ellas. Al no ser
capaz de responder con palabras, mi garganta se cerró por la emoción, me
apoyé sobre mis codos. Me incliné y lo besé profundamente, empujándolo al
suelo y con mis piernas balanceándose sobre él.

Incluso cuando estaba segura de que iba a congelarme, cada vez que
empezábamos a vestirnos, no llegábamos lejos antes de que nuestras ropas
volvieran a estar en el suelo, mientras tomábamos turnos en recostarnos
sobre ellas o estar contra un árbol. Estaba adolorida, exhausta y
completamente excitada.

Realmente tengo que irme murmuré contra sus labios, mientras me


inclinaba hacia él.

Has dicho eso durante la última hora y media replicó mientras sus
manos subían por mi trasero.

Sólo lo decía medio en serio esas veces, pero ahora lo digo totalmente
en serio. Tengo entrenamiento en unas horas. Y Rimmon pronto estará
haciendo la patrulla del límite de la propiedad. Ni siquiera tú querrás ser
atrapado por él lo besé rápidamente y me levanté, agarrando mis jeans.
Sí, lo he visto.

Volver sin ropa interior ni sujetador. Qué elegancia, Em agarré mi


sudadera del suelo.

Brycin, no viniste con sujetador.

Cierto asentí, deteniéndome en mi búsqueda de un sujetador no


existente.

De lo que no me quejo una sonrisa sensual tiró de sus labios


mientras estaba ahí recostado, mirándome.

No sacudí mi dedo hacia él . No hagas eso. Tengo que llegar a casa.

¿Hacer qué? la torcida sonrisa arrogante todavía estaba en su cara.

Mis ojos se entrecerraron.

Lo sabes perfectamente bien.

No fui yo las últimas tres veces.

No, pero sí las seis anteriores puse mi camiseta sobre mi cabeza.

¿Nueve veces en dos horas era mucho? Quizá un par de ésas habían, de
hecho, coexistido.

Una risita vino de él.

Para humanos, sí se levantó, dirigiéndose hacia mí, su pelo marrón


caía en capas despeinadas alrededor de su cara, mi región baja se estremecía
con deseo.

Oh, chico… esto no era muy bueno.

¿Seguro de que no puedes leer mi mente?

No puedo, pero puedo verte tratar de hacer matemáticas su cuerpo


tocó el mío . No somos humanos, mi especie no se cansa fácilmente y tú
eres medio Hada, medio Demonio… bueno, podrían pasar siglos antes de que
nos cansáramos me miró, poniendo un mechón de pelo detrás de mi oreja,
enviando pensamientos de lujuria en mí. Bajó su cabeza, sus labios
encontraron los míos. Podía sentir mi ansia de él empezar a dominar mi
cuerpo. Empezamos a volver a hundirnos en el otro, sus manos fueron hacia
mis jeans recientemente abotonados.
Oh, sí. Estoy en serios problemas.

Tengo el presentimiento más raro de que podría estar


entrometiéndome… otra vez una voz vino desde detrás de nosotros .
Maldito sea mi oportunismo. Parece que llego en los momentos más
inoportunos me di la vuelta con rapidez para encontrar a Lorcan allí,
mirándonos con una expresión en su cara medio divertida, medio asqueada.
CAPÍTULO 23
Traducido por Pili
Corregido por Mew Rincone

El brazo de Eli me empujo detrás de él. —Es curioso. No siento que sea
por casualidad en absoluto.

—¿Crees que quiero verte ofender la memoria de nuestra familia por tu


fijación por la pequeña mascota Dae?— El insulto ardió a través de mi piel.
Los brazos de Eli se enroscaron alrededor de mí. Era para consolarme, pero
también para evitar que atacara a Lorcan. Podría. Yo quería. Pero algo me
impidió actuar.

—¿Qué quieres, Lorcan? ¿O eres nada más que un mirón? —repliqué.

—Será mejor que la tengas con una correa, hermano. — Lorcan asintió
con la cabeza hacia mí.

Antes de que pudiera responder, Eli se abalanzó, empotrando a Lorcan


contra un árbol. Sus dientes estaban al descubierto. —Estoy empezando a
pensar en menos razones para mantenerte vivo, Lorc. Creo que iré al grano y
rápido antes de que decida que no hay ninguno.

—Es fácil. He venido a hablar.

—No creo que hayas venido sólo a hablar. Aunque creo que
realmente te encanta oír el sonido de tu propia voz —espeté y caminé hacia
los chicos.

El odio en plena ebullición palpitó en los ojos de Lorcan. Su repulsión


por mí era grave. —He venido para ver si has cambiado de opinión.

—Estás bromeando, ¿verdad?— Me cruce de brazos—. Si crees que


alguna vez ire voluntariamente para ser el peón de la Reina, estas muy
equivocado. Ya no puedes intimidarme. Te has quedado sin mi familia y
amigos y cosas con las que amenazarme.
Una cruel sonrisa se extendio por su rostro. —¿Lo he hecho?— Lorcan
volvió su mirada hacia su hermano, una mirada extraña cruzó entre ellos.
Eli apretó su mandíbula y sus brazos soltaron la garganta de Lorcan
mientras retrocedía.

¿Que era esa mirada?

—Me imagine cual seria tú respuesta —Lorcan se encogió de hombros.


Su estado de ánimo era demasiado liviano para hacerme creer que esto sería
el final. Se dirigió a Eli—. Creo que ya es hora de que Ember aprenda lo que
eres… de lo que eres realmente capaz.

—¿De qué habla? —Levante la mirada hacia Eli. Su cuerpo se habia


puesto tieso, su rostro distante e indiferente.

—Lorcan... —El tono de Eli era de advertencia.

—Sabes que he sido el único que ha sido verdaderamente sincero


contigo, Ember. Mi hermano hubiera preferido que tú no conocieras la
verdad antes de que te follara —Se acercó, poniéndose entre Eli y yo—.
Ahora tiene otra muesca en su cinturón. No es que tú fueras un desafío. De
hecho, creo que eso no es justo; tú te resististe un poco más que la mayoría
de sus conquistas. —Las palabras de Lorcan eran como hielo en mis venas.

—Te lo advierto, Lorcan. Para. Ahora —Eli dio un paso adelante.

—¿Qué, hermanito? ¿No crees que Ember deba saber la verdad?

—Los hechos siempre se pierden en tu versión de la verdad. —Eli apretó


sus puños y los nervios alrededor de su mandíbula se sacudieron,
pareciendo listo para saltar.

—Oh, eso es divertido. He pensado que debería conocer a tú verdadero


yo. ¿Crees que ella hubiera estado tan dispuesta, Eli, si hubiera sabido la
verdad completa? —Lorcan inclinó la cabeza para mirar a Eli—. Sí, yo creo
que tampoco. Pero ese es mi hermano. Las folla primero antes de que
adquieran sabiduría.

El hielo se había movido hasta mis pulmones, por lo que era difícil
respirar. —¿De qué estás hablando?

—¿Quieres que se lo cuente o quieres hacerlo tú? —Lorcan sonrió.


Haciendome sentir naúseas.
—¿Por qué haces esto, Lorcan? —Eli habló bajo y lloroso. Había algo que
Eli no quería que supiera. Podía sentirlo; sentir sus emociones retumbando
bajo su fachada distante. Una ira muy potente, pero había algo mas. ¿Miedo?
¿Tristeza? Ninguna de las dos era una emoción que asociaría con Eli. La
traición comenzó a gorgotear. La maravillosa felicidad que había sentido
anteriormente creció en un bulto enorme y frío dentro.

Ignorando a Eli, Lorcan proseguió. —Está bien, ¿así que yo entonces?—


Sin decir una palabra, Eli se lanzó por Lorcan. Parecía que era abrumador el
deseo de silenciarlo para siempre.

—¡Detente! —Envié mis poderes de obligación hacia Eli. Se sentía mal,


pero mi intuición me insistía.Tenía que saber lo que Eli no quería que Lorcan
me dijera. —Quiero saber qué está pasando.

—Créeme, Em, nada de lo que diga te ayudará. ¡Ahora, liberame! —Él


golpeó contra la barrera invisible.

—Oh, creo que esto la ayudará a decidirse de una vez por todas en cuál
hermano confiar.

Eli se quedó allí impotente fijado en su sitio. —Por favor, confía en mí en


esto.

Mi mirada se movió entre los hermanos, dudando. Lo


deseaba, realmente lo deseaba, pero algo me decía que esto era importante.
—Lo siento, Eli; tengo que escucharlo.

Los parpados de Eli se cerraron. Furia y otras emociones se deslizaron


sobre su cara. Luego su rostro se volvió frío. ¿Qué es lo que había hecho? Ya
era demasiado tarde. Tenía que saber.

La petulante sonrisa del gato Cheshire se asomó a sus labios.

—No te pongas chulo, Lorcan. Yo no he dicho cuánto tiempo te


escucharía o si te te mataría yo misma —le espete—. Asi que habla.

Desapareció la sonrisa de su rostro, pero no el arrogante brillo en sus


ojos. —Siento que es mi deber decirte la verdad, así tienes todos los hechos.
Creo que si supieras la realidad de lo que ha hecho, estarías mucho más
dispuesta a verlo por el monstruo que es. Al menos yo siempre he sido
sincero contigo.
Cruce mis brazos sobre mi pecho, tratando de retener la compuerta del
miedo tarareando debajo de mi piel. —Sí, eres un personaje muy respetable.
Ahora sigue con ello.

—Esta es la última vez que te pido que no hagas nada, por favor —
suplicó Eli.

Sacudiendo mi cabeza, dolor en mis ojos cuando respondí. —No


puedo Eli.

—Liberame. No lo detendré.

Libre, retrocedió, resignándose a su destino. Tanto como no quería que


yo escuchase lo que tenía que decir Lorcan, no iba a detenerlo. Esto iba en
contra de su carácter. Lo hacía por mí. Mi corazón retorcido en mi pecho,
que me hacia lamentar que no hubiera dejado que Eli parara a Lorcan. Lo
que venía no iba a ser bueno.

Una sonrisa de satisfacción se curvo en los labios de Lorcan. —Es una


mujer inteligente, Eli. Incluso ahora, ella sabe que no debe confiar en ti por
completo.

Eli se había vuelto insensible de nuevo.

—Estoy seguro de que eres consciente de que en el Inframundo eramos


asesinos, pero no creo que sepas realmente lo que implicaba. Fuimos uno
de los únicos tipos de Faes no gobernados bajo el pulgar del poder Seelie o
Unseelie. Fuimos lo que ustedes llaman mercenarios, leales a nadie salvo a
nosotros mismos —Los ojos de Lorcan brillaban con recuerdos—. Eso crea
un asesino implacable. Eso fue para lo que fuimos creados, por lo que
existimos. Eramos imparciales respecto a quienes o que ibamos a asesinar.
Sin remordimientos, sin sentimientos de cualquier tipo. Eramos los
verdugos y eramos excepcionales en ello. —El pecho de Lorcan se hincho
con orgullo.

Miré hacia atrás a Eli, sintiendo mareos y náuseas. Sabía que ellos no
eran inocentes. Me dijeron en varias ocasiones que eran asesinos, haciendo
alusión a su pasado, pero mi cerebro nunca había querido comprenderlo.
¿Qué desalmado debía ser para sólo matar por dinero, o por poder? Miré
hacia abajo a sus puños apretados. Se sentía extraño que un tiempo antes
esas manos se habían estado moviendo por todo mi cuerpo, llenandolo de
vida, y de afecto.
—Pero hubo un trabajo que cambió las cosas —continuó Lorcan—,
fuimos a matar a alguien que había traicionado a su propia especie, que
había abandonado todo por su hija, un bebé que nunca debería haber
existido. Una abominación que debería haber sido destruida al nacer.

Mi pecho se apretó.

—La familia de esta mujer estaba muy alta en el ranking y no


permitirían este tipo de humillación, este tipo de traición. Ella y la niña
tenian que ser asesiandas —La mirada fija de Lorca ardió en mí cuando hizo
una pausa—. Fuimos contratados por una suma enorme para ocuparnos de
este problema. Sabíamos que la niña sería bastante fácil. Por otro lado la
mujer era conocida por tener un poder increíble... pero nosotros habíamos
nacido para matar.

»Las cosas no fueron tan bien como esperábamos. La niña no estaba allí,
y la madre de alguna manera había sabido que veníamos —Los ojos de
Lorcan se dispararon sobre Eli. Algo paso entre ellos dos, pero yo no podía
distinguir qué—. Tu madre opuso resistencia, le doy crédito. Ella era
poderosa y no fue fácil.

Mis piernas apenas me mantenian de pie. Recordé lo que había dicho el


forense: parece que un animal salvaje la haya destrozado. Él había estado tan
cerca de la verdad; había sido destrozada por un Morador Oscuro.

—No creo que sea una sorpresa para ti conocer quiénes estuvieron allí;
¿los que entraron y mataron a tu madre? —Lorcan inclinó su cabeza hacia
Eli, un tono burlón patinando a través de sus palabras.

Un mazazo a mi corazon e intestinos se hubiera sentido como pluma en


comparación a como el último mordisco de información me golpeó. El
mundo que me rodeaba empezó a sentirse confuso, inclinandose levemente
a medida que me daba la vuelta para mirar a Eli. Su cara era una lápida, pero
una profunda tristeza se reflejaba en sus ojos.

—¿Es cierto? —pregunté, mi voz se detuvo en mi garganta—. ¿A-


asesinaste a mi mamá?

Los párpados de Eli cayeron y apartó su mirada de la mía.

—¿Eli? —le rogué—. Por favor, dime lo que pasó.


Él continuó mirando a otro lado. Era toda la respuesta que necesitaba.
Todo en mí quería gritar que no era cierto; ya que él mismo no podía
haberlo hecho.

—¿Cómo pudiste? —susurré roncamente. Puntos negros comenzaron a


aparecer en mi visión—. ¿Después de todo lo que ha pasado entre nosotros?
¿Fue todo esto una especie de broma para ti? ¿Lo era? Quiero decir, ¿qué
clase de persona hace algo tan frío y cruel? —Sacudí mi cabeza en negación.
—Cuando te conté acerca de el día de su muerte en el puente, conocías la
verdad todo el tiempo —Tragué aire, sintiendo la humedad resbalando por
mis mejillas—. Podrías haberme dado una versión más completa de la
historia. Dormiste conmigo, sabiéndolo. ¿En algún momento que estuvimos
juntos pensaste en contarme la verdad?

La devastadora traición se agarraba a alguna esperanza, algo para


decirme que esto no era cierto. Todo lo que tenía que hacer era mirar a su
cara, sentir su esencia, para saber que era verdad. —¿Fue por eso que fueron
exiliados del Inframundo? ¿Por qué tú mataste a mi madre o por que no me
mataste?

—Em, no es lo qu... —Eli finalmente habló.

Le corté. —¿No es el que, Eli? ¿Asesinaste o no a mi madre?

—No es tan sencillo.

Una risa loca estallo de mis labios. —Oh, yo creo que es así de simple.

De repente, me di cuenta de que estaba de pie entre dos asesinos. Yo


sabía que Eli y los Moradores Oscuros habían matado antes, pero esto era
diferente. Ellos eran los responsables de todo mi dolor y angustia. —¿Tú me
habrías matado, también, si hubiera estado ahí? —Otra vez, yo ya sabía la
respuesta a la pregunta, pero tenía que decirla en voz alta de todos modos.

Lorcan respondió en su lugar. —Sí, ese era el plan. Se suponía que no


debías existir. Estábamos corrigiendo un error. La venganza sólo lo hizo más
placentero.

Tragué. —¿Venganza? ¿Venganza por que? ¿Qué te había hecho yo a ti?

—Es más del tipo de lo que los tuyos nos habian hecho.

—¿Qué te hizo mi clase a ti?

—Suficiente, Lorcan. —Eli frunció el ceño detrás de él.


Una sonrisa maliciosa se arrastró sobre los labios de Lorcan. —¿Quieres
saber cuando Eli se enteró de que había matado a tu madre y que tú no
eras ningún Dae ordinario que se había encontrado por casualidad? —en
sus labios había intención de burla. —¿Cuantos meses han pasado ahora, Eli?
¿Desde el día en que la sacaste de la cárcel? —Eli me había rescatado de la
cárcel en abril. Hacía poco más de seis meses—. Me enteré luego que se
fueron, también, pero no fue hasta que te tocó que me di cuenta que tu
madre había puesto una maldición sobre nosotros.

—¿Una maldición?

—Tenías la verdad de su asesinato en tu tatuaje —Lorcan asintió con la


cabeza hacia mi espalda—. No es un símbolo al azar, Ember. El tatuaje es el
escudo de tu familia, pero también te revelaría quienes fueron sus asesinos,
las verdaderas amenazas.

Mi mano se dirigió automáticamente a mi tatuaje. El recuerdo de cuando


Eli me tocó por primera vez, el golpe de electricidad que se disparó a través
de mi tatuaje. Su reacción cuando él lo vio. Él entonces se había percatado.
Sabía quien era yo y lo que significaba el tatuaje. Negué con mi cabeza,
avergonzada de como me había arrojado hacia él, suplicándole que se
quedara.

Mi siguiente recuerdo fue el dolor insoportable cuando Lorcan me había


tocado. Había sido una advertencia—mi madre me estaba diciendo quienes
la habían matado. No cabía la menor duda de que Lorcan había sido su
principal verdugo. Su contacto inició un dolor que me puso de rodillas que
había recorrido todo mi tatuaje. El efecto de Eli por alguna razón había
disminuido con el tiempo, pero no había comenzado de ese modo. El
contacto de Eli me había causado malestar, pero no como cuando Lorcan me
toco. No tenía ni idea de por qué había disminuido con el toque de Eli.
Probablemente era porque compartía su sangre. Sentía un pequeño zumbido
con cada Morador Oscuro, pero nada comparado con lo que sentía con
Lorcan o Eli. Eli había participado en la muerte de mi madre; él era el otro
asesino de mi madre. Sus manos estaban ensangrentadas con la sangre de
ella.

—Maldito bastardo —Me estremecí con furia.

—Em…

—¡No! No te atrevas a hablar ahora. Te podría matar tan fácil. —Aun


cuando las palabras salieron de mi boca sabía que no lo haría. Yo había
pensando que si alguna me encontraba con los asesinos de mi madre, no
tendría ningún problema en verlos colgar de una soga. En contra de mis
deseos de mi lado de Morador Oscuro no podia herir a los suyos.
Especialmente a su creador. Eli me había convertido en uno de ellos. No le
podía destruir tanto como deseaba. Sintiéndome enferma sólo de mirarle,
me volví hacia Lorcan. — Soñé con este tatuaje. Lo tuve después de su
muerte. ¿Cómo podría ser una advertencia?

—Los poderes Fay van más allá de la muerte. Probablemente te lo envió


a través del sueño. La maldición fue encerrada en tu sello familiar, que ahora
tienes tatuado en tu espalda —Lorcan hizo una pausa y luego soltó una
profunda carcajada de su garganta—. Cómo de decepcionada debe de estar
mamá contigo, Emmy... esto es algo más que confraternizar con el enemigo,
¿no es así? —Lorcan se reclinó contra un árbol. Su satisfacción por ser el que
me lo contara era evidente—. ¿No es en general de una buena hija, no?
Domir con el asesino de su madre y dejar a su querido y anciano papá sufra.
Podrías haberlo salvado, pero ahora es demasiado tarde.

—¿Demasiado tarde? ¿Qué quieres decir con demasiado tarde?

—Oh... ¿otro detalle que Eli no te contó? —Lorcan inclinó la cabeza con
falsa empatía—. Si los seres humanos comen o beben alimentos Fae, nunca
podrán comer comida humana otra vez. La comida de Fae no puede existir
en la Tierra, por tanto, cuando vuelven a la Tierra o pasan hambre o se
quedan permanentemente en el Otro Mundo. De cualquier manera nunca
están bien otra vez.

—¿Qué? —Miré a Eli. Su cabeza se giro lejos de mí. —¿Me estás diciendo
que Mark y mis amigos se encuentran atrapados en el Otro Mundo… para
siempre?

—Kennedy y Jared estarán bien —dijo Eli suavemente. La voz, que


minutos antes había estado diciéndome que era hermosa mientras me hacía
el amor; ahora me hacía querer vomitar.

Lorcan observó a Eli antes de sacudir su cabeza. —Pensaba que me


estabas ocultando algo, Eli. Sabía que algo era diferente en ella. Olía
diferente. ¿Qué es?

Eli y yo ignoramos la pregunta de Lorcan. —Así que mi padre, Ryan, y


Josh no serán capaces de volver.
—No. Si alguno de ellos come alimentos Fae, nunca podrán vivir en la
Tierra de nuevo. Si vuelven a la Tierra, morirán de una muerte dolorosa.
Algunos luchan y terminan suicidándose. Algunos regresan al Otro Mundo.
Nada puede hacerse para cambiar esto —respondió Eli.

Apenas podía respirar. —Han estado ahí durante meses. ¿Cómo pudiste
no decirme esto antes? —Mis ojos se estrecharon en él, mostrando la
marejada de frustración.

—Para ellos sólo han sido un par de días —respondió Eli—. Si la Reina
es inteligente, postergará alimentarlos con alimentos Fae. Los necesita como
ventaja.

—Eso es un gran si… —Se burló Lorcan.

Mi estómago se revolvió por la bilis. Yo no podía absorber todo… el


asesinato de mi madre y averiguar que Mark y dos de mis amigos estaban
probablemente atrapados en el Otro Mundo. La familia de Ryan ya había
perdido a Ian. No les podía dejar perder así también a Ryan. No, no podía
fallar a ninguno de ellos. Mark era toda la familia que tenía, pero desde que
estaba siendo utilizado para atraparme, le podía haber perdido ya.

—Lo lamento, Ember. —Eli apretó sus labios.

—¿Lo lamento? —escupí—. ¿Bromeas? ¿Dijiste que lo lamentas? ¿En


serio?

La rabia y la repugnancia me cegaron. La energía golpeando en mis


venas dividiéndose fuera de mí. Un árbol al lado de mi se sacudió, vibrando
con la tensión. Un estallido fue la única advertencia antes de la explosión.
Sentí mis podres apoderándose de mí, aliviándome de todo excepto de la
venganza. Trozos de un árbol volaron salvajemente, algunos hacia Lorcan y
Eli. Estaba concentrada y mortal. Estacas afiladas penetraron en su piel,
haciéndolos rugir con dolor. Una risa vengativa arañó su camino desde las
profundidades de mi alma. Vi sus cuerpos retorcerse de dolor cuando más y
más fragmentos de madera penetraban en su piel. Habían escogido meterse
con la chica equivocada.

Me tomó unos momentos pasar a través de mi visión limitada por el odio


para entender que todos los aullidos de dolor venían de Lorcan. Eli aceptaba
su agonía en silencio. Había caído de rodillas, con los brazos a su lado,
claudicando ante los fragmentos de madera mientras ellos se sumergían en
su cuerpo.
Un sentimiento profundo se apoderó de mi subsconciente. Me hizo
dudar… dudar de mi oasis sin emoción. Pero no duró mucho tiempo, y
pronto estuve de vuelta a donde no sentía nada. Sin remordimientos. La ira
tomó el control de mi alma. Quería que él se marchitara por la angustia, a
sentir todo el dolor que me había causado. ¿Cómo se atrevía él a despojarme
de esto, también?

Mis ojos se fijaron en los de Eli. Las palabras en sus ojos perforaron mi
muro.

Las miles de pequeñas puntas aún dirigidas a ellos cayeron al suelo. Salí
corriendo, escapando del tormento y la miseria de estar más cerca de Eli.
Tenía que huir de la voz diciéndome que me había enamorado de él... Me
había enamorado del asesino de mi madre.
CAPÍTULO 24
Traducido por Pili
Corregido por Mew Rincone

La mayor parte de mí quería enroscarse en una bola y derrumbarme


bajo el peso de la agonía. El dolor era casi insoportable. Pero tenía que
seguir adelante y no permitirme reflexionar acerca de lo que había sucedido.
Mi cerebro quería acción. La única cosa que podía pensar en hacer era salvar
a Mark y a mis amigos, y si aún no era demasiado tarde. No me daría por
vencida si aun había esperanza.

No era una opción. Había esperado demasiado tiempo, permitiendo a


otros convencerme de posponer el rescate hasta otros que consideraran que
estaba «lista». Estaba dispuesta a correr el riesgo de recibir cualquier
castigo que el Rey Unseelie me otorgara por romper el juramento. Ahora
estaba lista pero necesitaba ayuda y había sólo una persona que podía
proporcionármela.

—¡TORIN! —grité en la oscuridad—. Torin, te necesito.

Era la única persona en quién podía confiar ahora. ¿Por qué no lo había
visto antes? Siempre había estado ahí para mí, me había advertido en contra
de Eli, y no lo había escuchado. Torin había sido mi roca desde el principio,
sólo quería mantenerme a salvo. Incluso si él no podía actuar debido a la
reina, mi felicidad siempre fue su primer pensamiento. Me dijo que me
ayudaría a entrar en el Otro Mundo. Él tenía que hacerlo.

—¡Torin! —Mi voz era rasgada a través del aire… dolida, enfurecida y
rota.

No paso nada. Hasta que una fuerza me azotó, derribándome,


estrellándome contra el suelo. Mis ojos se cerramos mientras caía en un
profundo sueño.
—¿Ember? ¿Estás herida? ¿Qué está pasando? —Las palabras entraron
rápidamente en mi oído mientras mis párpados se abrieron. Torin se arrodilló
junto a mí.

Sentada pregunté—: Torin, ¿sabías que E... que los Moradores Oscuros
habían asesinado a mí madre?

El calló, mirándome fijamente con los ojos muy abiertos, antes de ponerse
de pie lentamente. Agachó la cabeza. —Sí.

—¿No pensaste en decirme que estaba viviendo con los hombres que
asesinaron y masacraron a mi madre? —Mi voz perforó el aire nocturno,
salvaje y desesperada.

—Yo sólo podía advertirte que te mantuvieras lejos.

Me levante, azotando y girando mis brazos en el aire. —¿Hay algo de lo


que se te permita hablar?

—Lo siento, mo chuisle, mo chroi. Ella me ha obligado a muchas cosas. —


Frunció el ceño y sacudió la cabeza.

—¿Por qué? ¿Por qué te limitaría sobre la muerte de mi madre? ¿O sobre


los Moradores Oscuros?

Torin me apartó su mirada. Su espalda rígida. —No puedo hablar sobre


estas cuestiones.

El dolor mordía en mi estómago. Tenía que empujarlo lejos, tenía que


concentrarme en lo que podía cambiar ahora. —¿Mi familia ha comido
alimentos Fae? —Su cejas se arrugaron—.Dime. ¿Han tenido alguna comida
Fae? Necesito saberlo ahora.

—No. No la han tenido. Yo les he dado algunos de los dulces humanos que
ellos parecen considerar comida —Torin meneó la cabeza—. ¿Esta es la única
razón por la que me buscaste? Ember, es extraordinariamente peligroso para
ti que me llames. Ella está siempre rondando cerca de mí ahora.

Sabía que tenía que ser seguro ahora o él no habría venido a mí en


absoluto. —¿Por qué nunca me dijiste sobre lo qué pasaría si ellos comían
alimentos Fae?

—No pense que te ayudara saberlo —hizo una pausa, volviéndose de


espaldas hacia mí—. La Reina no es tonta. Entiende lo que sucedería si ellos
consumieran nuestra comida. Ella usa esto como una amenaza para retenerte.
—Sí, pero si planea matarlos o convertirlos en esclavos, ¿qué importa?

—Ella está haciendo cálculos y entiende su valía como cebo ahora. Para
atraerte al castillo, es su único deseo.

—Es por eso que te he llamado. Voy a ir a por ellos. No puedo esperar
hasta que mate a uno o decida darles comida Fae —Me cruce de brazos
desafiante—. Voy a ir esta noche.

—Absolutamente no —Torin meneó la cabeza.

—Esto no es debatible.

—No, tienes razón, no lo es —Cruzó sus brazos intimidatoriamente. —No,


tú no vas a venir.

Incliné mi cabeza, una sonrisa de atrevimiento se dibujó en mis labios. —


Puedo hacerlo contigo o sin ti. De cualquier manera voy a entrar. No puedo
permanecer más tiempo alejada. A la espera para HACERLO — Trabaje mi
expresión en lo que esperaba fuera severa determinación—. Sería mejor si me
ayudaras. Es más seguro. Podría salir con vida si lo hicieras —Hacia mal al
manipularlo, pero una chica tiene que hacer lo que tiene que hacer.

Dio un grito de frustración y se frotó su frente. —Ember...

—Por favor, Torin. No podré hacerlo sin ti. Tengo que sacarlos de ahí. ¿No
lo entiendes? Mi familia me necesita y yo no voy a dejarlos allí más tiempo.

Una vez más él gimió y guardo silencio. Finalmente, un profundo suspiro


vino de él. —Está bien, te ayudaré, pero vamos a hacer esto a mi
manera. Harás todo lo que te diga —Asentí enérgicamente—. Lo que significa,
Ember. Que si yo te digo que salgas, tú sales. ¿Entiendes?—

Con los planes montados durante el sueño onírico, me desperté con mi


cara plantada en la sucia tierra. El amanecer encendía los árboles con una
punzada de rosa oscuro. La realidad se sentía dura en la cruda realidad del
día. El dolor entre mis piernas no me dejaría fingir que la pasada noche
había sido todo un sueño. Más bien como una pesadilla.
—¡Puff! —Escupí fuera el polvo que había hecho su camino hasta mi
boca. Limpiando mi rostro y cuerpo, me puse de pie, llamando a Torin—
Bien, estoy lista.

Nada.

—¿Hola? —dije a grito pelado, girando alrededor de un círculo. El único


camino al Otro Mundo era cruzar a través de una de esas puertas de su
reino—. Necesito que me ayudes, Torin. No sé cómo entrar. ¿Donde
demonios esta la señal de la puerta?

Escuché durante unos segundos cuando el revoloteo de las alas de los


pájaros llamó mi atención, enviando mi mirada hacia los árboles.

—¿Hola? ¿Torin?

Nada.

Otro pequeño pájaro se zambulló, escabulléndose cerca de mi cabeza,


haciéndome agachar. —¡Oye!

El suave sonido de una risita hizo que me detuviera. ¿Ese pájaro se reía
de mí? Girándome para localizarlo, otro me bombardeó. Doblándome, traté
de salir de su camino. Demasiado tarde. Unos diminutos pies se arrastraban
sobre mi cabeza, tratando de aterrizar en mí. Sus patas enredadas en mí
pelo, patinaban a través de mi cabeza tirando de mi pelo mientras caía en
picada al suelo.

—¡Ay! —grité al mismo tiempo un grito estrangulado venía del pequeño


pajaro cuando este chocó contra la tierra con sus piernas entrelazadas en los
mechones de mi pelo.

—¡Maldita sea! —Luchó contra las ataduras. De pie en estado de shock,


miré abajo hacia la criatura. Un brillo familiar de glamour zumbaba
alrededor del pájaro. El sonido de la risa cacareándose se quedo en mi
cabeza. La otra criatura-pájaro aterrizó suavemente en una rama cerca de
mí. Esta vez despojado del glamour. En lugar del pájaro, era un hombre
pequeño, de seis pulgadas de alto, con alas.

Oh Dios mío... un pixie. Muchas horas de estudio de la mitología Fae me


permitieron identificarlos fácilmente. Pero encontrarme cara a cara con las
criaturas del Otro Mundo todavía me asombraba.
—Buen aterrizaje, Simmons —Uno de los hombres pequeños se rió
entre dientes. Seguí su atención atrás al otro tipo diminuto que yacía
arrugado a mis pies.

—Oye, mis piernas se enredaron en el pelo-escoba de allá arriba. No fue


mi culpa.

—Claaaro. Tampoco fue la vez que te estrellaste contra el arbusto de


bayas, o cuando te bajaste...

—Muy bien. Lo capto.

—O la vez que colisionaste con el conejo, o la vez que golpeaste la


Encina, o…

—Detente —Puse mis manos en alto. Mi cuello estaba recibiendo


trallazos de mirar hacia adelante y hacia atrás entre los dos—. ¿Quiénes son?
¿Qué diablos está pasando?

Alzaron la vista como si se hubieran dado cuenta repentinamente de que


yo estaba allí.

Uno de ellos silbó. —Yu-hu. Fíjate en esto, Simmons. Sir Caballero nos
dijo que sería una encantadora dama. Lástima que ella ya haya pagado por
ello.

—No creo que ella sea una ramera, Cal —respondió Simmons. Sus
pequeños dedos tirando del pelo enroscado alrededor de sus tobillos.

—Más no puedo imaginarme como podría él conseguirla.

—Él no pagó por ella, Cal.

—¿No? ¿Crees que ella vino voluntariamente? Entonces es una ramera


estúpida.

—Ella no es una ramera, Cal. —Simmons gritó de vuelta. Finalmente


liberándose de mis mechones, juntándose con Cal arriba en la rama.

—Whoo-ey. Ella es una cosa bonita. Me gustan altas. Ojos extraños y con
pelo, pero podemos pasarlo por alto. ¿Cuánto? —dirigió Cal su pregunta
hacía mí, cruzando los brazos sobre su chaqueta estilo pirata. Debajo de la
chaqueta llevaba puesto una camiseta de Woody Woodpecker y unos jeans.
Sus pies estaban desnudos.
—Por las galletas de Júnipero, Cal. Ella no es una prostituta —suspiró
Simmons. Estaba vestido con un traje de piloto de caza de los años sesenta.
Uno que en realidad partencia al muñeco Ken que había venido con ese
uniforme. Ambos debían haber asaltado la colección de muñecas de una
niña. —Soy Simmons, de la Guardia Azul, pero la mayoría me llaman Capitán
Simmons porque yo soy el mejor aviador del Reino —Él infló su pecho con
orgullo cuando se presentó ante mí.

—Ja. Tú no puedes volar ni siquiera a la extremidad próxima, sin


mencionar al siguiente árbol, sin que caerte. —se burló Cal.

—Eso es falso y un gran insulto. —Simmons resopló aún más—. Y estaba


hablando con la señorita y no contigo. —Se volvió hacia mí.

—Yo-yo soy Ember.

—Y yo soy Calvin, Calvin del Bosque Smokey Wood. — me dio una


reverencia formal.

No pude evitar que una sonrisa aflorara en mis labios. —Encantada de


conocerte.

—Bueno, Ember, hemos sido asignados para conducirte de forma segura


hacia el Otro Mundo. —dijo Simmons con orgullo.

—Sí, Tordo dijo que eras una escolta.

—Que NECESITA un escolta, Cal, no que ella ES una. —Simmons sacudió


su cabeza en exasperación.

—¿Tordo? —Miré inquisitivamente a los dos pixies.

—Él se refiere al Sir Caballero Torin, mi señora —respondió Simmons.

—¿Torin te envía?

—¿Enviarnos? Como si él nos pidiera hacer cualquier cosa. ¡Huh! Somos


obligados lo suficiente a escuchar su solicitud y aceptarla. —dijo molesto—.
Y sólo lo hice porque pensé que habría una ramera esperando... y que ella
estaría tan agradecida por la ayuda y sobrecogida por mi encanto y
atractivo...

—Se nos ha ordenado, mi señora, por Sir caballero Torin. Me siento


honrado de cumplir con mi deber —Simmons se puso de pie y saludo.

—Oh, por favor. También viniste por la chica.


—Esa parte no molestaba, mi señora. Seré honesto —respondió
Simmons, todavía en posición de saludo.

—Bueno, gracias a ambos por la razón que sea que hayan venido —Y la
risita se escuchaba de regreso en mi boca. Me di cuenta de que a Simmons
podría afectarle si no me lo tomase en serio—. Muéstrenme el camino al
Otro Mundo.
CAPÍTULO 25
Traducido por 3lik@
Corregido por Strawberry!

Debí haber entrado antes por una puerta similar. No hay manera de que
Torin me haya metido en la montaña sobre Seattle con tanta rapidez—justo
después de nivelarla. Pero estaba tan distraída, que apenas recordaba el
evento. Lo que hice fue recordar cómo era caminar por una delgada capa de
gelatina invisible. No la puedes ver, pero puedes sentir la barrera entre la
Tierra y el Otro Mundo, empujando y rozando tu piel cuando irrumpes en
ella. Torin me dijo una vez qué tienes que saber qué estás buscando para ver
las aberturas entre los dos mundos. Yo tendría que tomarle la palabra,
porque no vi nada diferente cuando Cal se detuvo y señaló hacia un hueco
entre dos árboles.

—¿Me perdí algo? —Lo miré, y luego al aire delante de mí.

—¿Cómo no puedes verla? La puerta está justo ahí —Cal señaló el lugar
vacío de nuevo. Cuando le di un ligero movimiento de cabeza y encogimiento
de hombros, él suspiró pesadamente—. Aún estás mirando a través de tu
visión humana. En algún lugar en tu interior, mi señora, no cree que este tipo
de cosas realmente existan.

Una necesidad de argumentar aquello vino inmediatamente a mi mente,


pero me lo tragué de vuelta. Pensé que al darme por vencida sobre el uso de
la lógica, entendería mi nuevo mundo, pero en el fondo, me aferraba al
miedo. Si realmente lo dejo ir, nunca podría volver.

Asentí con la cabeza y cerré los ojos, dejando que mi ansiedad se


disipara a mí alrededor. Cuando volví a abrir los párpados, había un espacio
resplandeciente frente a mí. Yo había visto a Torin salir de uno, y mis amigos
siendo llevados a través de uno, pero no había visto este antes, vibrante y
dinámico. El aire ondulaba y bailaba en ondas brillantes, resplandeciendo y
centellando bajo los rayos del sol. Era hermoso.

—Vaya —murmuré.
—¿Ve, mi señora? Simplemente había que dejar de lado quién crees que
deberías ser y ser quien eres. —Las palabras de Simmons se sentían como
hielo en mis venas. Alguien más me las había dicho una vez. Eli. Fue un
puñetazo en el estómago. Me tragué nuevamente el dolor.

—Ahora, atraviésalo. —Cal indicó que me aventurara por delante. Asentí


con la cabeza, pero quedé arraigada en el lugar.

—¿Quieres que vaya primero, mi señora? —Simmons ofreció, al notar


mi falta de movimiento.

—Por favor.

Simmons voló delante de mí y desapareció. Mordiéndome el labio, di un


paso gigantesco. Una ligera presión se deslizó por mi piel cuando atravesé el
umbral. Con ese paso, una fuerza cayó sobre mí.

El mismo peso de gran alcance que había sentido en la oficina de Lars


me golpeó diez veces. Caí al suelo, aplastada por la gravedad. Los intensos
contratos con el Rey Unseelie estaban desanimándome. Sentía como si algo
afilado me masticara desde adentro hacia fuera, mientras que un millón de
toneladas de peso me presionaban hacia abajo. El dolor cegador que mi
cuerpo y mente sentían era la consecuencia de romper el trato. Hacerle
frente a las consecuencias de mi desobediencia con él, más tarde, sería un
conjunto de otros problemas, pero en ese momento, el dolor era lo único que
sentía o en lo que pensaba. Girando en agonía, gritando, deseaba que la
muerte llegara rápido, y que se llevase el insoportable dolor.

—¡Mi señora! ¡Mi señora! —Cal y Simons zumbaban alrededor de mi


oreja mientras continuaba gimiendo, desollada, envuelta en tortura.

Entonces, tan rápido como había llegado, se desprendió. Respirando


pesadamente, me levanté del suelo, tratando de empujar mis pensamientos
de nuevo en mi cerebro.

—Mi señora, ¿estás bien? —Simmons voló a mí alrededor.

—No cuando me encuentre con el Rey Unseelie —dije dentándome.

—¿Disculpe, señora?

—Nada. Ahora estoy bien. Lo siento por eso. —Parpadeé. Parpadeé de


nuevo. Captando el paisaje a mí alrededor, mi boca se abrió. El terreno
básico era similar al que había dejado, pero todo lo demás era diferente. Me
recordó la primera vez que puse un árbol de Navidad. Estaba pelado y
sencillo, bello a su manera. Pero tan pronto como le puse las luces y los
adornos, el árbol estaba impresionante, brillante y mágico. Esa era la
diferencia entre el reino de la Tierra y el Otro Mundo.

—Oh mi... —pronuncié con asombro, poniéndome de pie. Mis sueños no


le hacían justicia. Los colores eran tan vibrantes e irreales, que tenía que
proteger mis ojos hasta que se acostumbraran a la brillante luz. La hierba de
las colinas era de un exuberante verde vivo. Los árboles se balanceaban bajo
la ligera brisa, las flores en sus ramas rebotaban y se balanceaban bajo la luz
del sol brillante. Las mariposas eran tan grandes como pájaros revoloteando
a mí alrededor. Salté hacia atrás cuando un conejo, del tamaño de un perro,
saltó en mi camino. Diversas aves, de todos los colores, formas y tamaños, se
deslizaban a través del bosque. Un ciervo que estaba parado, no más alto que
un gato doméstico, mordisqueaba una planta. Sus ojos observaban cada
movimiento que hacía. Era el encantado país de las hadas. Podía sentir la
vida destellando a mí alrededor, en la tierra y en los árboles. Todo lo que se
movía y respiraba, estaba al tanto de mí. Podía sentir los árboles y los
animales tomándome, conectándose con una parte de mi alma.

—Están saboreándote, mi señora —zumbó Simmons cerca de mi oído.

—¿Saboreando?

—Oliéndote, saboreando tu esencia. Recordando a las personas y


determinando quién es amigo y quién enemigo.

—Buena elección de línea. Necesitaré recordarla para utilizarla la


próxima vez. —Cal se señaló a sí mismo.

Le sonreí, sacudiendo la cabeza. ¿Cuán extraño y cómodo se sentía


aquello con tanta rapidez, con dos duendes y un bosque encantado? Exhalé
en alivio. Por fin había llegado a casa. Los árboles y las flores se balanceaban,
y crujían a mí alrededor. Los animales eran más obvios. Algunos se
escabullían hacia abajo, alejándose de mí, mientras que otros se trasladaban
más cerca.

—Interesante —comentó Simmons.

Miré hacía él. —¿Qué es interesante? ¿Por qué reacciona ante todo de
esa manera?
—Creo, señora, que es porque usted tiene un tremendo vínculo con la
tierra. Es la hija de su madre, una verdadera Fay. Su madre era una de las
hadas de la tierra más imponentes que haya conocido, y puedo sentir la
misma fuerza dentro de usted. Está conectada a ellos, a la tierra, a los
animales, y ellos entiendo eso, —Simmons hizo una pausa. Mi estómago
cayó, podía sentir el «pero» antes de que él hablara—. También eres un
demonio, y puedes destruirlos en un instante. El fuego es el enemigo número
uno de la naturaleza. Ellos sienten la fuerza de la oscuridad en usted
también. Es su mejor amiga y peor enemiga, la muerte y la vida, todo en uno,
y no saben cómo responder.

Yo nunca podría lastimar, a sabiendas, animales o la naturaleza, pero


sabía que no debía decir esto en voz alta. Si en mis sueños, o incluso en mis
experiencias, me habían enseñado algo últimamente, era que era capaz de
hacer cosas que nunca imaginé o pensaba que iba a hacer. Me giré hacia el
bosque.

—Vamos, mi señora. Sir Knight Torin la está esperando. —Simmons hizo


un gesto hacia adelante. Lo seguí detrás. Los animales me observaban de
cerca cuando los pasé.

Los pixies volaron a través del bosque a una velocidad rompe-cuellos.


Pasamos por delante de los techos de paja de las cabañas y viviendas, que
me recordaban un poco a los hogares de los hobbits, construidas en las
colinas. Extravagantes casas de árboles colgaban desde arriba. Pronto
apareció el castillo en la distancia. Me recordó a Mont St. Michel, el castillo
en Francia que mi mamá y yo visitamos en un verano. Era elegante y antiguo,
prohibido y distante.

Cuanto más nos acercábamos al castillo, el área estaba más habitada, y


más me picaba por tocar el cuchillo que había escondido en el forro de la
bota. Había estado allí la noche anterior, cuando había estado con Eli. Él
nunca habría sospechado que estaba allí, oculto en mi bota. Sabiendo lo que
sabía ahora, ¿lo habría usado en su contra? Apreté mis puños, tratando de
hacer retroceder los destellos ardientes al pensar en él. La traición, la
humillación de dormir con él, enamorarme de él, y luego enterarme de que
ayudó a sacrificar a mi madre. A punto de sentirme enferma, sacudí
rápidamente mis pensamientos de nuevo al reciente problema.

Tenía otras preocupaciones en estos momentos, como entrar en la boca


del león. La Reina me quería, y sentía como si estuviera entregándome a ella
en bandeja de plata. Torin me dijo de un pasadizo secreto en el castillo.
Había varios, pero el menos vigilado era el sistema de alcantarillado. Me
llevaría a donde necesitara ir. Ayudaría si tuviese glamour en mí, y colarme
en el castillo de esa manera, por supuesto, se trataba de otra cosa que aún
tenía que perfeccionar o, incluso, hacer bien.

Cal y Simmons se detuvieron en el borde del bosque, el castillo se


avecina justo delante de nosotros. —Está bien. Desde aquí, mi señora, usted
debe hacer todo lo que le decimos. Los guardias y los defensas están en
todas partes, y vamos a ser capaces de ver y sentirles antes de que usted lo
haga. —Asentí con la cabeza, ante la imposibilidad de hablar.

—Vamos hacia el lado donde corre el río, allí inicia el túnel de


alcantarillado —explicó Cal, mientras señalaba. Asentí con la cabeza de
nuevo y me limpié las manos sudorosas en mis jeans. ¿Qué demonios estaba
haciendo? ¿Cómo se me ocurrió, por un momento, que podría sacar esto
adelante? El pensamiento de mi familia alejó mi miedo. No había nada que
no haría para llegar a ellos.

Se sentía como horas, cuando una pareja cercana llamó a los guardias
que patrullaban, pero nosotros lentamente llegábamos al túnel. El musgo y
la hiedra crecían con espesor, cubriendo el foso, cubriéndolo. Si yo no
hubiera estado buscando para ello o, en realidad, si los duendes no lo
hubieran señalado, yo nunca lo habría visto ni olido.

—Hay un hechizo sobre él. La Reina no es tonta ni mucho menos. Ella


sabe que esta es una forma directa hacía el castillo, por lo que ha colocado
varios hechizos, ocultándolo, pero los pixies no se ven afectados por sus
pupilas. Ella no parece preocuparse de que vayamos a hacer algo en contra
de ella. Los pixies no le quitamos a merito su tiempo, excepto como espías —
dijo Simmons.

—Bueno, la perra arrogante no debió habernos subestimado. —Cal soltó


un bufido.

—El hechizo no hace otra cosa que mantenerlo oculto. Los defensas se
marcharán. Pero nadie piensa mirar hacia las alcantarillas, probablemente
pensando que tienen su propio sistema de alerta.

Yo ya sabía eso, Torin me explicó sobre los defensas y cómo evitarlos.


Sacando mi cuchillo de la bota, me infiltré en el frondoso, haciendo un
agujero lo suficientemente grande como para pasar a través. Cal revoloteó
en mi hombro. —Está bien, fémina, esta es tu última oportunidad de huir. Se
trata de vida o muerte a partir de aquí.
—Estoy aquí para liberar a mi papá y a mis amigos. No tengo otra opción
—le dije.

—Es una luchadora, mi señora. Una verdadera guerrera. —Simmons


flotó hasta mi otro hombro, el pie se deslizaba mientras aterrizaba. Mi mano
rápidamente lo atrapó, metiéndolo en mi capucha.

Cal, sacudiendo la cabeza ante su equivocación. —Ni siquiera puede


aterrizar en su hombro.

—Cállate.

—Cállense los dos —les susurré. Cal se quejó, pero también se instaló en
mi capucha. Tomando una respiración profunda, me agaché y empecé a
gatear a través de la maloliente cloaca.

El hedor a putrefacción, descomposición y heces, me golpeó


inmediatamente. En este lado de los defensas, la realidad saturaba el aire.
Las arcadas surgían de mi estómago. Usé mi manga como una máscara sobre
mi nariz y mi boca, mis ojos se humedecieron mientras continuaba con las
arcadas. A pesar de ello, seguí adelante. Regresar ya no era una opción.
CAPÍTULO 26
Traducido por Evarg7
Corregido por Morin

Un palo, una chispa y voilà: tenía una patética excusa de antorcha. No


era una linterna, pero funcionó. Caminamos con prisa a través del conducto
durante horas, o lo que se sintieron como horas. El olor y las aguas
residuales se disiparon mientras seguíamos adelante en el pasaje
subterráneo. Al final, antorchas esporádicas vestían las paredes, sugiriendo
que habíamos llegado a las zonas habitadas por Faes. Vigilando, me mantuve
en las sombras, tratando de hacer silenciosos mis pasos. Las pixies eran los
más difíciles de callar: eran pequeñitas bolas volantes de energía infinita. Cal
podía quedarse callado, pero no podía quedarse en mi hombro por mucho
tiempo sin pasar por delante o distraerse. Simmons se sentó en mi hombro
obedientemente, pero no se quedó quieto. Al principio, había estado
agradecida por no estar sola… eso cambió prontamente.

—Simmons, por qué no vuelas por delante y vigilas por mí. Hazme saber
lo que está viniendo.

—A la orden, a la orden, mi señora Simmons pasó zumbando, sonando


agradecido por tener una tarea que hacer.

Un poco de tiempo después, ambos pixies volvieron corriendo por el


pasillo hacia mí.

Mi señora, mi señora, algunos soldados vienen por ahí.

Maldición sólo había dos antorchas tenues en la pared produciendo


luz apenas suficiente para ver. Pero no habían suficientes sombras ni ningún
lugar donde esconderse, sólo un pasillo largo e ininterrumpido. Las
antorchas tendrían que ser suficiente distracción. Aplastándome contra la
pared, me deslicé hacia abajo, presionándome tanto como pude para
meterme en la oscuridad. El Morador Oscuro en mí se quedó quieto, listo
para atacar. Mi concentración se giró hacia el fuego acariciando y
retorciéndose alrededor del vidrio. Cal y Simmons volaron detrás de mí y se
escondieron.
Las voces de los hombres se acercaron. El momento oportuno lo era
todo. Oh, por favor, esto tiene que funcionar. De otra forma estoy jodida.

¿Viste a la nueva hada acuática sirviendo hoy? dijo uno de los


hombres.

¿Cómo podría perdérmela? Parecía que dos gnomos de jardín


estuvieran debajo de ese suéter. No podía parar de mirar fijamente.

Concentrándome, desconecté a los dos hombres mientras charlaban


sobre una camarera hada caliente con enormes tetas. Hombres. Sus pasos
giraron la esquina y aparecieron, absortos en su conversación, pero me
verían pronto.

Entrecerré mis ojos y dejé que mis emociones se canalizaran hacia las
luces. El fuego dentro de las antorchas estalló en llamas y salieron de su
confinamiento, atrayendo la atención de los guardias. La sala se hizo más
brillante. ¡Ahora, Em! Con un crujido ensordecedor, las dos antorchas
explotaron. El fuego se desató, enviando fragmentos de vidrio en todas
direcciones.

¡Ahhh! ambos hombres huían escondiendo sus cabezas bajo sus


brazos. Las llamas lamieron el aire cerca de ellos antes de crepitar hasta
apagarse. El pasillo se quedó en la oscuridad. No podían ver nada, pero mis
habilidades de Morador Oscuro y de Dae, no me dejaron vulnerable. Mis ojos
se ajustaron rápidamente a la oscuridad, mis poderes recrearon el lugar
claramente en mi cabeza.

El entrenamiento imparable de Alki empezó a hacer efecto.


Levantándome de un salto, moviendo mi pie en una patada de karate,
conectando con la cara del primer guardia. Hubo sonidos de su nariz
rompiéndose cuando mi pie hizo contacto. Cayó hacia atrás con un grito
doloroso. El chico junto a él apenas pudo ponerse en una posición defensiva
antes de que me diera la vuelta y mi puño chocase con su garganta. Puso sus
manos en su cuello, tosiendo y escupiendo. Agachándome, moví una pierna
alrededor y lo tumbé sobre su espalda. Ahora ambos jadeaban y gemían con
dolor. Rápida y eficiente. Incluso Alki estaría orgulloso.

En realidad, era difícil dejar inconsciente a alguien con un solo golpe. Eli
me había enseñado eso. Pero, si le causas al cuerpo el estrés suficiente, eso lo
hará por ti. Incapaz de superar el dolor, el cuerpo se cerraría para empezar
el proceso de curación. Con eso estaba contando ahora. Me bajé para estar
sobre el primer hombre y golpeé con fuerza su ya rota nariz con la parte
puntiaguda de mi codo. Huesos rotos conectaron bajo mi brazo. Él gritó de
dolor hasta que su cuerpo llegó a su límite y su cabeza cayó al costado,
inconsciente. Inclinándome, pateé para golpear al otro tipo en la cabeza; el
golpe también lo dejó inconsciente.

Sin respiración, hice rodar al hombre. ¡Caray! No estaba segura de si


estaba orgullosa de mí o si iba a ponerme enferma.

¡Saltarines Juníperos, mi señora! Simmons vino para cernirse sobre


mi hombro. Había vuelto a encender la antorcha, creando un brillo tenue
sobre los dos hombres.

Maldición. Recuérdame no enfadarte Cal aterrizó sobre el pecho de


uno de los guardias, golpeándolo con su espada de plástico . Hiciste
migajas su trasero.

Un parpadeo de remordimiento me llegó, pero se evaporó rápidamente.


Estaba demasiado cerca ahora. Era desafortunado que se hubieran acercado,
pero mis acciones eran necesarias. Ésta era la primera vez que había usado
mis habilidades de lucha en una situación real. Aunque Alki sí que trataba la
mayoría de nuestros entrenamientos como si fueran reales, esto era distinto.
El trabajo extenuante por el que me hizo pasar había valido la pena, y había
controlado mis poderes.

Sacando la daga colgando del cinturón del guardia, me lo metí en mi otra


bota. Siempre podría ser útil. Mis piernas temblaron cuando me levanté.

Vamos. Tenemos que seguir adelante.

Poco tiempo después, encontré lo que estaba buscando. Torin lo había


descrito perfectamente. Habíamos llegado a una zona que se separaba en
tres caminos distintos, pero no me importaba a dónde iban, porque no
tomaría ninguno de ellos. En la esquina de esta zona, canas habían sido
apiladas, casi tocando el techo donde había una puerta trampa: mi camino.
Al final me llevaría al lado del castillo donde Mark y mis amigos estaban
siendo mantenidos. Respirando, agarré una de las cajas más altas y me subí.
Olían a barro, especias y gallinas: probablemente cajas de comida. Mis
habilidades gatunas me ayudaron mucho a mantener el equilibrio cuando
las cajas de madera se mecían y tambaleaban.

Casi allí, mi señora. Lo está haciendo muy bien Simmons, mi propio


animador personal, se unió a mí.

Gracias dije con los dientes apretados, mis brazos temblaban, mi pie
intentaba encontrar un lugar para asirme con seguridad. Cal ya estaba en la
cima con una mirada en su cara que probablemente decía: «¿Qué te está
llevando tanto tiempo?» finalmente, llegué a la cima con sólo un par de
resbalones. Moviéndome cerca del techo, presioné mi mano contra la piedra
recortada. Se movió a regañadientes bajo mi mano. Era pesada y me esforcé
para moverla. Me las arreglé para deslizarla hacia arriba un poquito antes de
tener mejor agarre para subirla del todo. Torin había dicho que el pasadizo
iba a una habitación vacía. Esperemos que tuviera razón.

Saliendo de encima de las cajas, luché para pasar por la apertura. Mis
brazos se trabaron sobre el suelo de piedra cuando intenté pasar mi cintura
por el hueco. Sabía que si podía llegar tan lejos, podía contonearme para
subir el resto. Transpirando y bufando, finalmente logré pasar mis piernas
por el agujero. Arrastrándome fuera de la apertura, me dejé caer. Estaba
super lista para una siesta.

Ya era hora dijo secamente Cal.

Lo ignoré y miré alrededor. Estaba a nivel del suelo del castillo, lo que
era una mejora desde la cloaca donde habíamos empezado. La sala era
pequeña y estaba vacía, excepto por más cajas apiladas contra las paredes. El
distintivo aroma de comida entró por mi nariz. Debía estar cerca de la
cocina.

Me tomé otro momento antes de ponerme de pie.

Okey, chicos, aquí es donde las cosas se hacen muy peligrosas. Quiero
que me prometan que, sin importar lo que pase, se quedarán escondidos. No
pelearán ni crearán escándalo si me atrapan. Ésta es mi misión, no la de
ustedes. Negarán toda asociación conmigo. ¿De acuerdo?

Pero… dejó salir Simmons.

No dije con firmeza . Simmons, esto es por tu seguridad. Por favor,


hazlo por mí. Necesito saber que ustedes estarán bien. Puede que los
necesite luego. Es una orden directa.
Simmons se puso rígido y recto. Con un saludo formal, estuvo de
acuerdo.

Sí, mi señora.

Mirando a Cal, ladeé mi cabeza, esperando a que contestase. Él resopló:

Sí, sí… lo que sea.

Gracias.

Okey, ahora es cuando empieza la verdadera diversión.

Presionando mi oreja contra la puerta de madera, todo lo que pude oír


fueron sonidos amortiguados: ruidos de ollas, el tintineo de porcelana y
gente hablando. Okey, Em, ahora o nunca, me dije a mí misma, luego me
estiré para agarrar el pomo de la puerta. Abriendo la puerta sólo un
centímetro, mi ojo fue lo único expuesto. Una cocina enorme estaba frente a
mí. En la pared más alejada, que parecía a medio campo de fútbol de
distancia, había una chimenea de piedra. La entrada era de al menos mí
altura y cuatro veces más ancha. Había estantes y ollas colgando de postes.
Entre la chimenea y yo, había infinitas mesas, zonas de almacenaje y otros
objetos culinarios.

Sólo había tres personas en la cocina limpiando. Todos estaban en el


extremo más alejado, pero tenía que ser extra cuidados para no atraer su
atención. Agachándome, me metí con cuidado por la ligera apertura y fui
rápidamente hacia el umbral más cercano a mí, escondiéndome detrás de las
mesas mientras iba. Con un suspiro de alivio, me metí por la entrada sin ser
detectada. Mi alivio fue prematuro. Veinte soldados estaban de pie con las
espadas recogidas, revólveres y flechas apuntando hacia mí. El hombre de
pie, justo delante, estaba lleno de ira al mirarme. Su nariz estaba roja y
manchada, intentando curarse a sí misma del daño. El que le había causado
yo hacía poco tiempo.

Oh, mierda.
Téigh trasna ort féin25 me ladró el hombre con brusquedad. No
hacía falta ser un genio para saber que probablemente me había dicho que
necesitaba ponerme muy flexible e íntima conmigo misma.

Retrocede, Quilliam dijo una voz desde la parte trasera del grupo.
Conocía la voz. Torin se abrió paso por la horda de hombres con una sonrisa
altanera jugando en sus labios.

Guau, tu hedor podía olerse por todo el pasillo Torin ondeó su


mano delante de su nariz.

¿Qué…? tartamudeé.

Hueles, Ember.

Mis párpados se contrajeron en una mirada fulminante.

Viajar por las cloacas hace eso.

Sí. Lo hace ladeó su cabeza . Debiste haber entrado por la puerta


principal. Ahorrar tiempo y salvar a mis sentidos. De cualquier manera,
¿realmente pensaste que simplemente te dejaría entrar y tomar a tu familia?

Tragando, miré al hombre que me había prometido tantas veces que me


protegería.

Soy el Primer Caballero, el caballero de la Reina. Ella siempre estará


primero para mí; mi lealtad está con ella. Aunque embaucarte fue bastante
entretenido Torin caminó hacia delante, poniéndose guantes. Yo sabía lo
que eso quería decir. Dando un paso lejos de él, mi cuerpo chocó con una
figura sólida. Estirando mi cuello, vi que era un hombre con el cuello herido,
una hinchazón en su sien y una mirada fulminante que podría convertir en
piedra a cualquier persona.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

El guardia número dos agarró mis hombros. Torin sacó un par de


esposas de hierro fino de su cinturón.

No eres conocida por tu buen comportamiento puso las esposas en


mis muñecas. Yo me estaba cansando mucho de estas cosas de las esposas.
Mis piernas cedieron cuando el hierro debilitó mis poderes. Sus brazos me
agarraron con firmeza, manteniéndome de pie. Sin tener la fuerza para

25 Téigh trasna ort féin: significa en gaélico “que te jodan”, aproximadamente.


luchar contra su agarre, me dejé caer contra él. Cuando mis niveles de hierro
empezaban a estabilizarse, me puso de pie firmemente.

El odio se expulsaba por mis ojos.

¿Todo este tiempo me estuviste engañado?

Él se movió, cruzándose de brazos.

En verdad, lo hiciste un poco demasiado fácil.

Señor, la Reina está requiriendo su presencia en el Gran Salón


inmediatamente un centinela joven entró en la masa de hombres, mirando
directamente a Torin.

Torin no apartó sus ojos presumidos de mí mientras replicaba:

Gracias, Castien. Dile que iremos inmediatamente con un


asentimiento, el chico se giró y desapareció entre la multitud . Vámonos,
Ember. No podemos hacer esperar a Su Majestad.
CAPÍTULO 27
Traducido por MewHiine
Corregido por Morin

Los soldados se hicieron a un lado cuando Torin me acompañó por el


pasillo. Los hombres que había derribado me clavaron un hombro o un pie
mientras los pasaba, gruñendo insultos gaélicos en mi oído. Mi miedo me
evitó sentir u oír nada excepto mi propio corazón.

Los guardias de pie en la puerta se inclinaron respetuosamente ante


Torin, abriendo la puerta para nosotros. Él les dio una rápida inclinación de
cabeza, puso su mano en mi espalda y me empujó hacia adelante. Torcerme
lejos de su toque sólo le hizo reír. A medida que entramos en la habitación,
no pude ocultar el asombro que me inundaba. El Gran Salón era exactamente
eso. Era similar a la Habitación del Trono donde Torin y yo habíamos hecho
la Escena Onírica una vez.

Este era del tamaño de un campo de fútbol y por igual de alto. Ventanas
llenaban todo un lado de la habitación, con vistas al lago azul brillante.
Lámparas de fuego colgaban del techo, iluminando el espacio como miles de
luciérnagas. Lo miré todo, calculando y evaluando.

—Bueno, Torin, ya era hora. Estaba empezando a preocuparme que


dejaras que esta repugnante criatura se deslizara a través de tus dedos una
vez más. — la expresión de la reina era altiva y hermosa. Tomó un momento
para que mis ojos se adaptaran a su belleza. Ella era tan impresionante y tan
etérea que era difícil. Hoy llevaba un magnífico vestido tubo de un hombro
que dibujaba los contornos de su delgado cuerpo hasta el suelo. La tela era
tan delgada y pegada a su cuerpo que parecía que éste hubiera sido pintado
con un delicado diseño que se veía a través del vestido.

—No voy a decepcionar a Su Majestad de nuevo. — Torin inclinó la


cabeza, pero ella no parecía darse cuenta, sus ojos ardían dentro de mí.

— Me encanta cuando la presa juega tan fácilmente en mis manos.


¿Creías que Torin estaba de tu lado, mi querida? — Sus labios se abrieron en
una leve sonrisa—. ¿Qué él iría en mí contra y que te ayudaría?— Una risa
con brisa flotó fuera de ella mientras se ponía de pie. Siervos y guardias
inmediatamente se apresuraron a ella. Sin mover sus ojos de encima de mí,
agitó la mano para que retrocedieran y continuó en mí dirección—. Él ha
estado usándote todo éste tiempo. Le dije que se acercase a ti para ganar tu
confianza y, como me imaginé que harías, te enamoraste de él. Nosotros
planeamos esto, y todo el tiempo pensaste que te estaba ayudando. Eres tan
predecible. Él es mío y fiel a mí.

Pasé mi mirada sobre Torin. Su mandíbula se cerraba con fuerza, dando


un rostro frío, sin emociones hacia el mío. — ¿De verdad creíste que tenía
sentimientos por ti? ¿Una Dae? Eres repugnante. Mi reina te necesitaba, y no
me detendré ante nada para complacer a mi reina.

Una sonrisa traviesa curvó los labios de la reina. —Y él sabe cómo


complacerme.

— ¿Todo ha sido una mentira?

— Me pareció ridículo lo fácil que te enamoraste. — Su burlona sonrisa


parecía algo mal en su cara.

— E-eres repugnante.

— No querida, tú eres la nauseabunda. Y tu olor es aún peor. —La Reina


hizo una mueca mientras se acercaba—. En realidad, eso te conviene. —Se
sonrió cruelmente. Tragando saliva, no podía mantener los ojos fuera de ella.
Era impresionante, potente y muy aterradora. Era de mi altura y, por lo
tanto, podía mirarla directamente a los ojos. Una nube extraña pareció pasar
por encima de sus facciones mientras me evaluaba.

Su mano llegó hasta mi pelo. Me estremecí de nuevo, pero no pareció


darse cuenta o preocuparse. Por alguna razón, no sentí que realmente me
estuviera viendo. Su mano se deslizó por mi cabello, frotando suavemente
una de mis líneas rojas entre sus dedos. Su enfoque se hizo aún más distante.
Ella no estaba aquí conmigo, sino pérdida en algún recuerdo del pasado del
que yo no tenía conocimiento. Manteniendo mis ojos en ella, vi como su
mano subía, ahuecando mi cara. Vulnerabilidad y una tristeza increíble
inundaron su rostro.

Ella susurró algo en una voz tan baja que no pude entender lo que dijo.
Había algo en la forma en que lo dijo que me hizo reaccionar. Mi movimiento
finalmente rompió su trance. Su mano se apartó de mi cara y la ira llenó su
cuerpo. Sus ojos disparaban furia mientras me miraba de arriba abajo. —
Eres una desgracia para la sangre Fay — su voz hervía—. No deberías haber
vivido. ¡Me lo arrebataste todo!

Una energía palpable saturó el ambiente, lo que hacía que fuera más
difícil respirar. Su ira era tan palpable que podía sentirla excavar en mi piel.
Se produjo un tenso silencio sin dejar escapar siquiera el aliento. La Reina
miró a su alrededor pronto consciente de ser observada por su pueblo.
Volvió de nuevo a su habitual actitud fresca y controlada. Dando un paso
atrás, ella gritó: — Guardias, llevad a esta cosa a las mazmorras. —Agitó su
mano hacia mí y giró en dirección a su trono.

—Mi reina, permitidme llevarla abajo. — Torin dio un paso adelante. —


Siento la necesidad de ver a esto todo el camino hasta allí. Quiero el honor
de encerrar a esta atrocidad yo mismo.

Girándose hacia el rostro de Torin, la Reina lo miró por un breve


momento antes de que una pequeña y cruel sonrisa se insinuase en sus
labios. — Si eso hace a mi amor feliz. — Mi estómago rodó ante sus palabras.
Su tono me daba la sensación de que me estaba perdiendo algo.

—Así será, mi señora.

—Entonces llévatela. — respondió la reina.

—Gracias, Su Majestad. — Torin me agarró del brazo mientras le daba


otra reverencia a la reina.

— ¡Aléjate de mí! —grité mientras miraba hacia él—. No me toques.

—Como si quisiera. — Torin me miró de arriba abajo con repugnancia.


Dolor se drenó a través de mí. Sin importar qué, no podía parar que su cruel
tono y mirada fija rasgara a través de mí. Tirando más o menos de mi brazo,
rápidamente me sacó corriendo de la sala. Ninguno de los dos habló
mientras me llevaba por el pasillo bajando las largas escaleras, y dentro de
los oscuros y lúgubres pasillos que conducían a las mazmorras.

Deteniéndose abruptamente en la puerta, me giró hacia él. Con las


manos enguantadas abrió mis hierros, llevándolos de nuevo a su cinturón.
Luego tomó otra de las llaves de su cinturón y abrió la entrada a la cripta.
Filas y filas de celdas se alineaban el camino, desapareciendo en las
tenebrosas sombras. La pesada puerta de madera crujió con el peso cuando
me empujó a través de ella. Tan pronto como estuvimos dentro, me di la
vuelta hacia él.
—Bueno… —Cruzando mis brazos, capté su pétrea expresión.
Lentamente una sonrisa apareció mi boca—. Lo hicimos.

Sus rasgos se suavizaron y de repente estuve en sus brazos, sus cálidos


labios besando la parte superior de mi cabeza. —He odiado cada minuto de
ello.

—Sí, pero tenía que ser de esta manera. Tú lo dijiste. — Me moví bajo su
abrazo para mirarlo a los ojos.

—¿Crees que se lo ha tragado?

—Por supuesto. Nunca se le ocurriría que yo la traicionara… y


técnicamente no lo he hecho. Le dije nuestro plan. Era la verdad.

— Verdad en parte. Gracias a Dios que hizo exactamente lo que


pensabas que iba a hacer.

Nuestro plan se basaba en que Torin la conociera tan bien que él pudiera
predecir hasta el más minúsculo aspecto de cómo iba a reaccionar. Aunque
odiaba que la conociera tan íntimamente, no podía negar que había sido de
gran ayuda en este caso.

Girándome, miré a las pequeñas frías celdas en fila por el largo pasillo.
Sucia paja se dispersaba cubriendo escasamente cada suelo de las celdas. Un
conjunto de cadenas colgaba de cada una de las paredes traseras.

— Hogar, dulce hogar —dije secamente.

— Sólo por la noche — respondió Torin —Vamos a sacarte, a tu padre y


tus amigos pronto. Lo prometo.

Asentí con la cabeza, con los ojos fijos en el conjunto de grilletes.

—Confías en mí, ¿no? — las manos suaves de Torin agarraron mis


brazos—. Sabes que haría cualquier cosa en mi poder por ti. — Me atrajo
hacia él y sus cálidos labios encontraron los míos en el oscuro pasillo. Mi
primer instinto fue apartarlo, pero me sostuvo con más fuerza, sus labios
calientes y apasionados, me consumieron por la emoción. Como si fueran
compuertas, toda la emoción que seguía encerrada… el dolor, miedo y
soledad… salió. Le devolví el beso con desesperación y necesidad. Él era mi
único vínculo a la seguridad, a mi familia y mis amigos, a mi escapatoria, a
todo lo que conocía. La pasión y la desesperación eran fuertes motivadores.
El calor crepitaba en mis venas mientras su boca se movía sobre la mía.
Tenía ganas de escapar de esta dura realidad, permitirle ayudar a olvidarme
de Eli, olvidar todo mi dolor.

— Oh, esto es realmente conmovedor — una voz sonó en la oscuridad,


llena de sarcasmo—. El amor joven siempre lo es, pero el amor joven te hace
estúpido. Te vuelve descuidado...

Torin y yo nos separamos, girando en torno a la forma que emergía de


las sombras. La Reina Aneira estaba detrás de nosotros, seguida de varios
soldados. Sus ojos estaban sobre Torin.

—Eres un tonto. Pensabas que estabas siendo tan cuidadoso, tan


meticuloso con tu poco planificado encuentro con ella. Sabía que te colgarías
a ti mismo con el tiempo; todo lo que tenía que hacer era ofrecerte un poco
de cuerda y ser paciente. Mientras tanto, me llevarías directamente a ella —
continuó hacia adelante, su mirada nunca dejando a Torin—. Mi querido...
cuánto me has herido. Te lo he dado todo. Te amé. —Su voz no tenía ninguna
emoción mientras se acercaba a él, sus dedos deslizándose suavemente a lo
largo de su cara.

Torin se había quedado tan quieto como una estatua de piedra, su


mandíbula y las emociones bloqueadas con fuerza.

—¿Nada? — Aneira le hostigó. Al no recibir respuesta de Torin, suspiró.


Su voz se volvió helada—. Matadla.

—¡No! —Una protesta de inmediato vino de Torin—. Su Majestad, no


quiere hacer eso. Por favor, escuch...

—Tú. ¿Tú de todas las personas te atreves a pedir clemencia? — Escupió


hacia él. Su rostro se torció en furia—. Tú, ¿quién me ha traicionado? Te di
todo... ¿y decides engañarme por éste monstruo? ¿Cómo has podido? ¿Es
porque te prometieron a ella hace años? Esto no era para ti. Te prometieron
a una verdadera Fey, no a esta abominación. Naciste para mí.

—Mi Reina, no lo entiend…

—Detente —exigió. La magia quemó a través de la habitación,


enfocándose en Torin. El dolor y la angustia distorsionaban sus
características, poniéndolo de rodillas bajo la presión—. Ya no tienes ningún
derecho.

—Guardias, disponed de ellos —ordenó la Reina.


Embargada por el terror, podía sentir mis poderes subiendo a la
superficie, pero había un exceso de hierro en el espacio para que
funcionaran correctamente. La Reina no sufría esa misma debilidad. Siendo
Reina ella probablemente podría manejar mayores cantidades de hierro
antes de que la afectara como el resto de nosotros. Era bueno ser Reina.

—Mi Reina, por favor escúcheme. No sabéis toda la verdad — exclamó


Torin a través de los dientes apretados. Estaba tomando cada pedacito de su
fuerza luchar contra el doloroso agarre que mantenía la Reina sobre él.

¿Toda la verdad? ¿De qué estaba hablando?

—¿Qué toda verdad? —La reina se hizo eco de mis pensamientos; su voz
era firme y apenas capaz de pronunciar la sentencia. Todo lo que ella quería
era matarnos en ese momento, ver a sus traidores destruidos, no escuchar
palabras. Pero Torin parecía tener algún tipo de poder sobre ella que le
impedía destriparnos justo ahí.

— Ella es una Dae...

La molestia parpadeaba sobre su cara. — Sé eso.

— No, pero eso no es todo lo que ella es.

Mi cabeza se sacudió para mirarlo.

—¿Qué estás haciendo? — Le dije en su cabeza. Torin y yo siempre


habíamos sido capaces de comunicarnos en nuestras cabezas. No era lo
mismo que experimentaba con Eli. Torin y yo podíamos comunicarnos sin
mirarnos el uno al otro.

—Confía en mí — suplicó.

¿Realmente tenía una opción en este momento? Sería la muerte ahora o


más tarde. Voté para más tarde.

— ¿Qué quieres decir? Ella no puede ser más que eso. Ella bien es una
Dae o no lo es — La paciencia de la reina se estaba desvaneciendo y su
admiración anterior por Torin sólo se iba más lejos.

—Ella también tiene sangre de un Morador Oscuro.

Los audibles jadeos hicieron eco a través de la habitación.

Oh. Mi. Dios. . . . ¡No! Nunca se lo había dicho. ¿Cómo lo sabía?


Sus ojos se encontraron con los míos. —Caminé en tus sueños y el
Morador Oscuro médico hablaba de ello.

— ¿Qué?

—Lo siento. Quería asegurarme de que estabas a salvo. Le oí decírtelo.

Mi memoria recordó esa noche con Owen—el momento en que había


sentido que alguien me observaba, los escalofríos. Había sido Torin. Había
sido la misma reacción que Jared y Kennedy tenían cuando yo caminaba en
sus sueños, percatando la forma de espíritu que nos visitan.

La reina se quedó en estado de shock por unos momentos antes de que


su voz vacilara —E-eso no es posible.

—Lo es, Su Majestad. —Él la miró—. Fue mi plan decirle esto todo el
tiempo.

Mis ojos se abrieron. Dijo que confiara en él, pero mi historial de las
personas que me traicionaban era consistente.

Me pareció difícil creer plenamente que esta revelación no fuera


solamente para salvar su propio culo.

La reina alzó los dedos y la presión en la sala se alivió. Torin volvió a


subir a sus pies, de pie alto y orgulloso. — Torin, no puedo prever qué juego
estás jugando o por qué me mentirías puesto que sabes lo fácilmente que
averiguaré la verdad de esta afirmación.

—Le aseguro que no miento.

La Reina ladeó la cabeza, teniendo auténtico interés en Torin. — ¿Thara?


Ven aquí.

Una niña que parecía de dieciséis años se adelantó. Tenía el pelo oscuro,
largo y suelto, piel muy bronceada, y ojos oscuros y almendrados. Ella era
elegante y majestuosa y parecía un descendiente de Pocahontas.

— ¿Sí, Su Majestad? — La suave voz de la muchacha pareció deslizarse


en mis huesos, calmándome inmediatamente.

— Thara, ¿podrías por favor verificar si lo que Torin ha dicho es verdad?

Thara inclinó la cabeza y se acercó a mí, cerrando los ojos. Ella no me


tocó ni hizo nada excepto tomar una respiración profunda. Mi piel se
estremeció y supe, como el bosque, que estaba “degustándome”. Me quedé
congelada, observándola.

Ella se apartó de mí, abriendo sus ojos. — Sí, Su Majestad, él está


diciendo la verdad. Ella tiene sangre de Morador Oscuro en ella. Su cuerpo se
ha adaptado y ha tomado algunos de sus rasgos. — Thara me sonrió, lo que
fue cálido y de alguna manera reconfortante.

— ¿Cómo es eso posible? —La reina murmuró para sí misma con


incredulidad—. Ningún Fae puede tener sangre de otra especie.

—Recuerde que ella no es una Fae ordinaria, mi señora; ella es una Dae.

La reina lo tomó en cuenta, las ruedas hilando pensamiento en su mente.

Torin me miró. — Estás a salvo de la muerte, mo chuisle. No tengas miedo.


Ella no va a matarte ahora. —Su voz habló en voz baja en mi mente.

Mis paredes defensivas instante se agrietaron. Yo debería haber sabido


que Torin haría todo y cualquier cosa en su poder para mantenerme a salvo.
Mi corazón se calentó cuando lo miré. El amor nunca había sido una palabra
que dijera o admitido fácilmente. Me mantenía vigilando y protegiéndome
de la misma. Pero en éste momento, había un posibilidad que pudiera
encontrarme enamorándome de él. Debió de ver algo diferente en mis ojos
porque de pronto los suyos brillaron con esperanza y... amor.

Una lenta sonrisa se extendió seductoramente peligrosa por el rostro de


la reina. — Torin, no voy a olvidar tu duplicidad, pero con el tiempo, si
mantienes demostrando cosas así, podría llegar a perdonarte esta
transgresión.

— Sí, Su Majestad, —Torin se vio dolido al pronunciar las palabras.


Tomaría lo que le fuera dado. Todo por mi culpa.

— Guardias, llevadlo y atadlo en mis aposentos. Veré que sea castigado


apropiadamente.

Una roca se desplomó en mis entrañas. — ¿Qué? ¡No! —Ella torturaría y


abusaría de él

— Ember, déjalo ser —dijo Torin firmemente en mis pensamientos.

— No Torin, no puedo dejarte hacer esto.


—No tienes otra opción. Puedo manejarlo. Puedo manejar cualquier cosa
si sé que vas a estar bien.

El duelo llenó todo mi cuerpo. Esto era tan malo y retorcido. Asqueroso.
Sentí como si fuera a vomitar.

Los guardias nos rodearon. Él levantó las muñecas mientras estas eran
esposadas con puños de hierro. Tomó todo de mí no caer al suelo mientras
se lo llevaban fuera. Mantuvo la cabeza alta; su forma era alta y orgullosa
incluso mientras era llevado a la humillación y el abuso.

— Mantente fuerte. Vas a seguir con vida siempre y cuando seas útil para
ella. Te amo, mo chroi — pronunció en mis pensamientos antes de
desaparecer por la puerta.

Las lágrimas cayeron libremente por mi rostro ahora. ¿Cómo nuestro


plan había salido tan mal?

— Estoy muy contenta de no haberte matado. Vas a ser incluso más útil
para mí. —Juntó sus manos, su estado de ánimo ardiendo a fuego lento en
vértigo—. ¿La sangre de Morador Oscuro mezclada con una Dae? ¿Quién lo
hubiera pensado? —Su alegría era evidente—. Oh, las cosas que seré capaz
de hacer ahora.

Esta vez, la reina me acompañó, me acarreo por las filas de celdas. El


calabozo estaba oscuro y olía a orina y heces. Uno de los guardias me empujó
dentro de la celda y sacó los guantes de su cinturón, deslizándolos hacia
adelante, antes de pasar a mí alrededor hacia la cadena que colgaba en la
pared del fondo, con un grillete colgando de ella. Se agachó y lo deslizó por
encima de mi tobillo, bloqueándolo en su lugar. Luego hizo lo mismo con una
de mis muñecas. Al instante sentí que mi energía era drenada de mi cuerpo y
mis piernas cedieron, cayendo sobre la dura y maloliente paja.

Maldito hierro. Siempre tomaba unos minutos antes de que mi cuerpo


aceptara el choque y se relajara. Después de eso podría funcionar un poco,
pero la primera parte era una perra. Tragué saliva a través del destello de
dolor. Odiaba sentirme tan impotente y vulnerable aunque fuera por poco
tiempo. Levanté mi muñeca atada. — ¿Para evitar que los esclavos se
comporten bien?

Ella sonrió con aire de suficiencia. — Había una razón para que Torin
quisiera bajarte aquí. Pero si él pensaba que sería más que una pequeña
reunión, estaba muy equivocado. Lo siento, Ember querida, nada aquí puede
ayudarte. Creo que mi prisionera favorita estaba más allá de eso… se veía un
poco rota la última vez que trate de jugar con ella. — Aneira asintió al
guardia y él cerró la puerta. Las barras se sacudieron, la reverberación hirió
mis dientes. Algo en el otro extremo de la celda se agitó. No estaba sola. Me
habían encerrado con otro preso.

—Espero que disfrutes de tu tiempo con nosotros. — Aneira dio la


vuelta y salió de la habitación.

Cuando la sala se quedó vacía, la cabeza de mi compañero de prisión se


levantó. El resplandor de la poca luz que había en la celda se reflejaba en sus
ojos. Me recordaba cuando la linterna del coche atrapa los ojos de un animal.
Ellos evaluaron nerviosamente el espacio. Sintiendo que no había amenaza
inmediata, la forma se sentó. Las cadenas chocaron y rayaron por el suelo y
por las paredes. Por el simple movimiento supe que era una mujer. La figura
era demasiado delicada y pequeña de estatura para ser un hombre.

—¿Hola? — La voz era tranquila y aturdida.

—Hola —le respondí de vuelta, arrastrándome a mí misma en una


posición sentada. El dolor del hierro comenzaba a desvanecerse.

—¿Acaban de traerte? —preguntó ella, su voz muy tranquila. No podía


dejar de sentir que reconocía la voz de otro lugar.

—Si. Supongo que no debería haber marcado la casilla Dae en


inmigración.

La mujer se quedó en silencio por un momento antes de escuchar su


susurro: —¡Oh, mierda santa corteza de fresno!

Mi estómago se desplomó y los escalofríos rodaron sobre mi carne. Sólo


había una persona que sabía que había utilizado esa frase, pero no había
manera. De ninguna manera.

—¿Qué dijiste? —Le exigí.

—No, no lo puedo creer… no se supone que estés aquí. Ese era el punto,
—la señora murmuró para sí misma.

Fuego y hielo chamuscaron a través de mí. Mis piernas comenzaron a


temblar, pero de alguna manera me puse en pie. La oscuridad era gruesa,
pero mis ojos se estaban ajustando lentamente. Yo no tenía necesidad de
ver, sin embargo; mi corazón e intestino lo sabía.
La mujer frente a mí era una cáscara de lo que recordaba, pero eso no
me impidió ver quién era. Esto era demasiado, mi cuerpo tembló debajo de
mí.

— Oh, Dios mío. — Mi garganta se sentía estrecha cuando susurré—.


¿Mamá?

— Sí, cariño, soy yo.

Mi madre estaba viva.


CAPÍTULO 28
Traducido por Evarg7
Corregido por Morin

El aire ya no entraba ni salía fácilmente de mi cuerpo. Miré fijamente a


las figura de mi madre con un aturdimiento que cortaba todo pensamiento.
Si parpadeaba, temía que desapareciera, una aparición creada por la
esperanza y los recuerdos. Mi visión vislumbró una mano estirándose hacia
mí y las cadenas crujieron. Sonaban lejos, amortiguadas. La mano rozó mi
hombro, pero no sentí que me tocase. Era como si no estuviera presente en
mi cuerpo.

—Sagrada corteza de fresno… has crecido… y convertido en una belleza


—continuó charlando sobre mi apariencia, altura y lo que había crecido,
pero eso era simplemente como un zumbido en mis oídos.

—Respira, Ember —sus dos manos se movieron hacia mis hombros,


aferrándose a mí. Sus ojos marrón-naranja miraban fijamente a los míos.

Con una intensa inhalación, todo volvió a entrar en foco. La calidez de


sus manos me empapó. Ella era real.

—Mamá —dije con mi voz estrangulada por la emoción.

—Sí, mi hermosa niña. Estoy aquí —sus brazos me envolvieron,


tirándome hacia ella.

Me rompí. Lágrimas calientes se derramaron vehementemente por mis


mejillas. Una vez más mi mundo se había vuelto patas arriba. Pero la
profunda alegría que sentí porque ella estuviera viva fue casi demasiado
para asimilar. Me derrumbé en sus brazos, llorando como una niña. Mi
mamá estaba viva.

Ella mantuvo sus brazos apretadamente a mí alrededor, meciéndome


mientras yo seguía llorando.

—Shhh. Estoy aquí —susurró una y otra vez, su mano pasaba


continuamente por mi pelo, tranquilizándome. Me tomó mucho tiempo dejar
de llorar o para que algún pensamiento entrara en mi cabeza aparte de que
mi madre estaba respirando y abrazándome como yo había deseado y
soñado durante muchos años.

—No entiendo —hipé. El llanto hacía rebotar mi cuerpo.

—Lo sé. Lo explicaré todo con el tiempo.

Alejándome de sus brazos, me senté.

—No, dímelo ahora.

Se mordió su labio y miró afuera de la celda.

—Siento haber tenido que dejarte. Los soldados estaban cerca y


necesitaba protegerte.

De repente, un poco de ira y dolor sobrepasaron la alegría que había


sentido un momento antes. Había vivido casi siete años pensando que estaba
muerta. Cada día, las imágenes de su cuerpo destrozado me robaron
cualquier cordura que había intentado salvar. Ella me había abandonado.
Había abandonado a Mark. Sola.

—Estabas muerta. Vi tu cuerpo —las palabras salieron de mi boca con


fervor—. Yo fui la que te descubrió. ¿Cómo siquiera sé que eres mi madre?
Podrías estar con el glamour para lucir como ella. La Reina ha armado esto
para joderme, ¿eh? —Miré a mí alrededor lista para que la Reina saliera de
las sombras, riéndose de mi credulidad.

—Ember, soy yo, te lo juro. —Extendió su mano hacia mí. Lancé mis
manos lejos de su alcance—. Tuve que hacerlo. Lo siento mucho, pero era la
única forma de mantenerte a salvo.

Me puse de pie, la ira hacía que me alejara de ella.

—¿A salvo? ¿Así que dejar que tu hija de doce años descubriera tus
restos, perdiera su cordura y creciera sin saber qué era ni de qué era capaz?¿
Eso es lo que tú llamas «estar a salvo»?

—Comparado con la otra opción, sí. Hice lo que pensé que era lo
correcto. Tenía que mantenerte a salvo sin importar nada.

—¿Qué podría ser peor que eso?

Mi mamá suspiró, la profunda pena se instaló en sus ojos.


—La Reina.

—Pero ella no me encontró hasta recientemente. Tú habías


supuestamente muerto hace casi siete años. En un reino diferente.

—El tiempo y el espacio no significan nada aquí —Se sentó sobre sus
rodillas, el peso de las cadenas salían de la pared—. Desde el día en que te
saqué a escondidas del Otro Mundo, ella ha estado cazándonos. Hice lo
mejor que pude para mantener hechizos de protección a tu alrededor.
Incluso traté de bloquear tus dones, pero eras demasiado poderosa y de vez
en cuando, especialmente cuando eras pequeña y no entendías, ellos salían.
No pude mantenerlos a raya siempre. Si un «accidente» pasaba, nos
mudábamos a un lugar nuevo y empezábamos otra vez.

Muchas cosas de mi infancia parecían claras. La razón de que nos


mudásemos tanto. El porqué de después que algo raro pasase, ella entrase
en pánico y empacase, yéndonos al día siguiente. La razón de que mis
poderes no se hubieran demostrado hasta después de la «muerte» de mi
madre, cuando los hechizos de protección se rompieron. Ella lo había hecho
todo por mí. Sacrificó vivir una vida real.

—No fue hasta que conocí a Mark que me di cuenta de que quería que
ambos tuvieran más que la vida que estábamos viviendo. Mark nos trajo
amor y estabilidad a nuestras dos vidas. Tú y yo siempre estuvimos unidas,
pero él nos convirtió en una familia con una oportunidad real para que tú
crecieras y fueras normal. Yo esperé que, con él siendo humano y mis
hechizos protectores, podríamos tener una buena vida.

—Pero no somos normales. Mark hubiera envejecido—muero al final.


Nosotras no. Creo que él lo hubiera notado en algún momento. —la parte
lógica en mí todavía dudaba que ésta fuera mi madre y pensaba que era todo
una ilusión.

—Con amor no quieres pensar en cómo terminarán las cosas. Lo amé


mucho. Me hubiera puesto glamour en mí misma para aparentar que estaba
envejeciendo con él hasta que muriera. Tú envejecerías lentamente.
Supongo que esperaba que él no notase que sólo había ligeros cambios en ti
—su voz se trabó. Pensar en Mark debió ser doloroso para ella.

—¿Por qué no me lo dijiste? —pregunté—. ¿Ibas a decírmelo siquiera?

—Al final, yo sabía que tendría que hacerlo. Quería esconderte la verdad
por tanto tiempo como fuera posible. Luego fue demasiado tarde.
—Pero, ¿por qué? ¿No crees que hubiera preferido saber la verdad?
Siempre supe que no encajaba y que no estaba muy bien.

—Hubieras sido tratada mucho peor en este mundo. Podrían haberte


matado —Sus labios se blanquearon cuando los presionó con fuerza—.
Además, te conozco, Ember. Decirte la verdad hubiera significado una
muerte certera para ti. Eres demasiado curiosa, lo que es una cualidad buena
en muchos casos, pero no en éste. Tu necesidad de saber qué y quién eras
hubiera sido demasiado abrumadora. No hubiera habido manera de evitar
que averiguaras más. La Reina te hubiera encontrado de forma instantánea.
Debes estar enfadada conmigo, pero hice lo que hice para mantenerte a
salvo. Cuanto menos supieras, mejor. No negaré que fue un poco egoísta.
Finalmente éramos capaces de quedarnos en un solo lugar y vivir una vida
que nunca imaginé posible.

No podía dejarme llevar completamente por la ira y el resentimiento


que sentía, pero también entendía por qué lo había hecho. Ella tenía razón.
Hubiera tenido demasiada curiosidad para dejar de buscar y descubrir el
mundo al que estaba destinada a pertenecer. Me hubieran encontrado y
matado.

—Hubieron algunas escapadas por los pelos. Varias veces casi fuimos
descubiertas. La Reina se estaba acercando, y yo sabía que era sólo cuestión
de tiempo. No podía arriesgarme a guiarla hacia ti. Me encontré con Torin en
Canadá cuando estaba haciendo mi investigación. No los quería cerca de ti
así que me entregué. Desafortunadamente, eso significaba no dejar lugar a
dudas sobre mi muerte. Ni siquiera quería dejar la más ligera pista de que
estuviera viva. Si venías a buscarme, lo que sabía que harías, si ningún
cuerpo se encontraba, hubieras estado incluso más desprotegida.

El viaje a Canadá, la teoría conspiratoria que elaboré sobre su muerte


había estado equivocada. La verdad había sido mucho más retorcida y loca
de lo que podría haber imaginado.

—La casa en Monterey tenía un hechizo protector puesto. Esperé que


entre eso y vivir con Mark te quedarías escondida. Debí haber sabido que
Torin no se detendría hasta que te encontrase.

—Pero, ¿cómo pudiste hacerme eso a mí? ¿Sabes lo que fue ver tu
cuerpo mutilado en la parte trasera de nuestro porche? Las pesadillas, los
terapeutas, la medicación… todo porque no podía ver nada más que
imágenes de ti hecha pedazos.
Lily presionó sus labios con fuerza, la agonía se filtró en su cara.

—No sabía…

—¿A qué te refieres con que no sabías? ¿Cómo pensaste que


reaccionaría yo al ver eso? —me alejé más de ella.

—No, quiero decir, no sabía cómo iba a ser escenificada mi muerte. Mis
conexiones, que estaban viviendo en secreto en la Tierra, lo prepararon por
mí. Como colegas Fae, ellos entendieron que el cuerpo tenía que tener
glamour para que se pareciera a mí, pero no lo suficiente para que fuera
identificado claramente. Se encargaron de todo. Ningún detalle se me dio —
Sus ojos se aguaron—. Lo siento, Em. Sé que no puedo hacer nada para
compensarte ni puedo pedir tu perdón.

—¿Fueron los Moradores Oscuros? —las palabras salieron de mis labios


antes de que mi mente se diera cuenta de que ese pensamiento había estado
rondando bajo la superficie el momento en que vi a mi madre. ¿Por qué Eli y
Lorcan me habían dicho que mataron a mi madre? ¿Se referían a que
ayudaron a hacer parecer que ella había sido asesinada? Nada de esto tenía
sentido. Saber que Eli realmente no había matado a mi mamá levantó un
peso de mi alma. Frotando mi cabeza, el dolor y la traición estaban
escalando. Había tantas cosas que quería saber, infinitas cosas sin respuesta.

—¿Los Moradores Oscuros? —Mi mamá levantó la cabeza con


sorpresa—. ¿Por qué dirías eso? ¿Qué sabes de los Moradores Oscuros?

Su reacción me dijo que ellos no tenían nada que ver con su muerte
falsa. Mi confusión sólo se intensificó.

—Ninguna razón —negué con la cabeza y cambié de tema


rápidamente—. Por más que me gustaría discutir cada detalle de las cosas
que me ocultaste toda mi vida, en realidad tenemos asuntos más
apremiantes en los que concentrarnos.

El dolor se mostró claramente en la cara de mi mamá, pero asintió. Era


triste verla con dolor, pero el mío propio era demasiado puro para dejarlo
pasar. La mayoría de mí quería recostar mi cabeza en su regazo como solía
hacer y olvidar el que el mundo exterior existía.

—La Reina ha secuestrado a mis amigos para usarlos como cebo. —Me
detuve, respirando profundo.

—Lo siento mucho, Em…


—Eso no es todo —la interrumpí—. También tiene a Mark.

El momento de silencio anonadado se rompió con un llanto angustiado.

—¿Qué? —El completo y total desaliento en su cara sólo confirmaba que


ni un poco de su tiempo con Mark había sido fingido. Su amor por él era
profundo y concreto. Al menos ese aspecto de mi vida había sido
verdadero—. ¡Oh, Dios mío! ¿Tiene a Mark?

Asentí para confirmar.

—Vine aquí para sacarlos. Torin y yo elaboramos un plan… que no salió


bien exactamente.

—Oh Mark, nonono… él no puede estar aquí. Si come comida Fae… —


siguió diciendo ella, sin escucharme.

—¡Mamá! —le grité. Levantó bruscamente su cabeza para mirarme—.


Por favor, necesito que te concentres. Torin me ha asegurado que está bien
ahora, pero tenemos que elaborar un nuevo plan.

Parpadeó y luego una pequeña sonrisa trepó por su cara.

—¿Cuándo maduraste?

—Hace siete años…

—No puedo creer que haya estado fuera tanto tiempo —La tristeza
resonó en sus ojos—. Me perdí tu crecimiento. —Negó con la cabeza,
asimilando la información.

—Bueno, ahora mismo tenemos que pensar en ideas para salir de aquí.
—Me senté apoyándome en la fría pared de piedra, dejando los años de
preguntas y sentimientos otra vez en una caja cerrada en mi corazón. Ahora
no era el momento.

La noche se acercaba en el Otro Mundo, oscureciendo la celda y


dejándola como niebla turbia. La única luz venía de una sola bombilla en el
techo. El aire frío se colaba por las pequeñas ventanas. Temblando,
hundiéndome más en la fétida paja.

—Voy a tratar de contactar con Torin. Necesito saber que está bien.

—¿Ustedes dos se han hecho íntimos? —Me miró con curiosidad.


—Umm… sí, supongo que se podría decir eso. Ha estado ahí para mí y
salvó mi vida un par de veces. Es difícil no ser íntimos después de eso.

—¿Lo amas?

La pregunta me detuvo en seco.

—Uhhhh… —titubeé—. ¿Amarlo? Le tengo mucho cariño. Es un tipo


maravilloso. Todo lo que querría.

—Pero…

—No hay un «pero».

—Ember, soy tu madre. Te conozco y sé que hay un enorme «pero» ahí.


¿Hay alguien más?

Apreté mis dientes.

—Has estado supuestamente muerta durante los últimos siete años de


mi vida. Ya no me conoces.

Herida, mi mamá apartó la mirada, parpadeando para alejar las


lágrimas. Unos momentos de silencio tenso flotó entre nosotras antes de que
se aclarase la garganta.

—Tienes razón. No sé. No puedo decir nada para sacar el dolor que he
causado.

El resentimiento y la culpa se retorcieron en mi pecho.

—En verdad éste no es el momento para hablar de eso.

—No, probablemente tienes razón —dejó de hablar antes de volver a


decir—: Él está enamorado de ti. Ten cuidado.

—¿Cómo sabes que está enamorado de mí? —¿cómo podía saberlo? A


menos que él haya bajado aquí y se lo haya dicho, no había forma en que lo
supiera.

Mi mamá apartó la mirada.

—Oh, sólo estoy deduciendo.

Mi frente se arrugó con sospecha, pero lo dejé a un lado. Cosas más


importantes con las que lidiar, Em. Me recosté contra la pared de la cárcel y
cerré mis ojos.
—¿Torin? —lo llamé en mi mente.

Durante los siguientes quince minutos intenté contactar con él sin éxito.
Había habido otros tiempos cuando él no había contestado, aunque podía al
menos sentir su presencia de alguna manera, un sentimiento de que me oía.
Casi como recibir una señal ocupada. Él no estaba disponible, pero sabía que
estaba ahí. Esto se sentía más como que la cuerda había sido cortada. No
había nada, y eso me inquietaba. Algo iba mal.

—¡Mierda! —Golpeé con mis manos el suelo de piedra con frustración.

—¿Nada?

—No… algo no está bien. La Reina le ha hecho algo —Cerré mis ojos
brevemente y esperé que él estuviera bien. El pensar en la Reina hiriéndolo
me ponía enferma.

—¿Y ahora qué? —Mamá bajó la mirada a las cadenas que ataban sus
brazos—. Soy inútil al haber estado aquí abajo por tanto tiempo. Apenas
puedo tenerme en pie.

Tiré de las esposas en mis muñecas. ¿Cómo demonios iba a salir de aquí
sin a ayuda de Torin?

—¡Mierda! —volví a gritar.

—Realmente deseo que puedas aguantarte —una vocecilla dijo sobre mi


cabeza.

Dándome la vuelta rápidamente, mi mirada recayó en los dos pixies de


pie en la pequeña ventana con barras.

—¡Cal! ¡Simmons! —exclamé.

—Parece, mi lady, que te has metido en un terrible apuro —Simmons


asintió hacia mis cadenas.

—Cal estaba seguro de que necesitarías nuestra ayuda, así que nos
quedamos cerca —Simmons se paró como un soldado listo para su deber.

—¿Cal? —sentí sorpresa y afecto al ver que él eligió quedarse cerca…


por si acaso.

—No te pongas toda sentimentaloide conmigo. Espero una paga por los
servicios prestados —respondió Cal con tono áspero.
Una sonrisa vino a mi cara.

—¿Y cuál sería esa paga? —Él no me engañó ni por un segundo.

—Suministro infinito de zumo de junípero. Una nueva espada —Tiró de


su palo de plástico de adorno atada a su cintura—. Y quizás… un beso —
espetó reacio.

—Hecho, hecho y hecho —Estuve de acuerdo.

Sus ojos se iluminaron antes de que apartase la mirada. —Okey, bien.


Ayudaremos a la ramera.

—¿Ramera? —dijo mi mamá con una risa.

—Hey. He tenido que ganarme la vida de alguna manera, mamá. —Le


levanté una ceja.

Sus labios se elevaron, su voz era orgullosa.

—Ésa es mi chica.

La calidez que se extendió por mi pecho trajo una sonrisa a mis ojos. Eso
me recordaba a los viejos tiempos, la forma en que ella y yo habíamos
bromeado y cotorreado, los años que nos perdimos. Aparté la mirada de ella.

—Está bien, llevemos este show a la carretera. —Junté mis manos con
firmeza—. Primero, necesitamos, de alguna manera, salir de estas ataduras.

—Oh, mi lady, nos estás insultado enormemente —Simmons bajó


volando y, con un pequeño resbalón, se posó sobre mi rodilla—. Estamos
preparados para el deber —Simmons sacó dos horquillas de su cinturón. Cal
bajó, poniéndose en mi brazo y tomó una de las horquillas de Simmons. En
cuestión de segundos, él había trabajado con el metal y metido en las
cerraduras, retorciéndolo y liberando mi muñeca y tobillo de los grilletes.

—Chicos, son increíbles. Gracias —Froté mis liberadas muñecas, el peso


del hierro se retiró de mí inmediatamente—. Oh, esto está mucho mejor.

Luego fueron hacia mi mamá. Sus esposas fueron un poco más difíciles
de soltar porque habían estado mucho más tiempo que las mías. El metal se
apretó con su unión. Finalmente, después de varios minutos, las suyas
cayeron al suelo también.

Ahí fue cuando vi que sus cadenas no eran sólo absorbentes de energía.
Eran artefactos de tortura. Cada esposa estaba alineada con pequeños clavos
como dientes, que se metían en su piel. Gritó de dolor cuando se las sacaron
de sus muñecas. Aneira la había torturado drenándola de energía e
insertando varillas en su piel.

Ansiaba matar a esa perra.

Mamá se derrumbó contra la pila de paja. Por el poco tiempo que mis
poderes habían sido arrancados de mi cuerpo, conocía la inmensa emoción
que debe haber sentido al sentirlos después de esa constante tortura. Quería
ir hasta ella, abrazarla, pero la lucha interna de emociones me mantuvo
alejada. Ella necesitaba unos momentos para adaptarse. Si lo que todos me
dijeron sobre sus poderes sobre la tierra era cierto, tenía que ser abrumador
tener tanto pasando por ti a la vez. Se tranquilizó y respiró profundo, su
cabeza se levantó en mi dirección.

—Está bien, estoy lista.

Asentí hacia los pixies.

—Y, chicos, ¿creen que pueden hacer la misma magia con las cerraduras
de la puerta?

El mohín de la cara de Simmons me dijo que había vuelto a insultar sus


capacidades.

—Lo siento. Por favor, proceda, Capitán Simmons. —Le hice señas hacia
la puerta. Pensé que añadir ‘Capitán’ ayudaría a su orgullo herido. Funcionó
como un talismán; brilló de satisfacción, volando hacia la cerrada puerta de
la celda.

—No importa el tamaño de los hombres, sus egos necesitan ser


acariciados —murmuró mi mamá.

Solté una risita y la miré, asintiendo. Era tan fácil volver a nuestro viejo
entendimiento. Dolía lo mucho que la había echado de menos, el largo
tiempo que había querido a mi mamá de vuelta en mi vida. Los años después
de su «muerte» me habían hecho dura y actuar a la defensiva. Mi corazón
había sido destrozado tantas veces que había protegido mis sentimientos. Mi
mamá y yo teníamos un lago camino que redescubrir. Realmente no era fácil
aceptar que estaba viva y que todo estaba otra vez normal. La vida no
funcionaba así. Yo no funcionaba así.

Con un fuerte crujido y quejido de metal, la puerta de la celda se abrió.


Hice una mueca de dolor, esperando que las paredes del calabozo aislaran el
ruido tan bien como a los prisioneros. Tenía que haber guardias cerca, así
que me quedé observando cada matiz del gran sótano.

Tomando la delantera, saqué un cuchillo de mi bota. Disminuimos la luz


tenue de las cámaras, moviéndonos por el laberinto de la prisión. Doblamos
por un camino equivocado, y estaba a punto de darme la vuelta cuando algo
me detuvo. Una figura desplomada en una de las celdas llamó mi atención.
Miré más de cerca; algo en él sonaba familiar.

El reconocimiento me golpeó como una roca. El horror me obstruyó mi


garganta.

—Oh, Dios mío. —incapaz de detenerme, corrí hacia los barrotes,


esforzándome por ignorar el dolor que los barrotes de hierro me causaron.
No me importaba. Caí de rodillas mientras mis brazos pasaron por entre los
barrotes, agarrando la cara del hombre.

—Sabes que nunca me puedo resistir cuando me llamas así, querida —


su voz era forzada y áspera. Adolorida.

—West… ¡oh, Dios! —Mi mirada llegó a su cuerpo dañado y herido. Su


cuello estaba anillado por un collar con púas insertándose en su garganta
cada vez que tragaba o hablaba—. ¿Qué pasó? ¿Por qué estás aquí?

Tragó, un hilo de sangre se deslizó por su cuello. Sus ojos subieron hasta
los míos. Pena, dolor e ira, todo en uno.

—Lorcan.

Mis ojos se cerraron brevemente con entendimiento. Siempre había


odiado a Lorcan, pero ahora el feroz aborrecimiento me consumía. La actitud
protectora hacia West hizo que quisiera destrozar los barrotes, cobijarlo,
mantenerlo a salvo. Familia. La sensación pasó por mí seguida de un gruñido
gutural.

—¿Ember? —La mano de mi madre se estiró hasta mi hombro, su voz


era insegura. Con un gruñido protector, mi mirada subió hasta ella. Su mano
fue a su boca y retrocedió con un jadeo.

—Whoa, querida… —dijo West, atrayendo mi atención otra vez a él. Una
sonrisa torcida retorció su cara—. Está bien. Estaré bien. —Pavor borboteó
en mi estómago mientras lo miraba sufrir. No podía estar segura. Otro
retumbo pequeño salió de mi pecho. West puso su mano sobre la mía—.
Creo que la sangre de Eli hizo más que sólo salvar tu vida.
Finalmente entendí por qué estaban todos histéricos. Mis ojos y acciones
me habían convertido en un total Morador Oscuro. Bajando la mirada,
respiré profundo, tratando de calmar mis instintos.

¡Mierda! Reconocí justo en ese momento que Eli no era alguien del que
pudiera alejarme fácilmente. Sin importar qué hacía o qué no hacía él, era
parte de mí. No había ni un poco de mí que no estuviera entrelazada con él
ahora. Incluso mí jodido ADN.

—¿Ember? —La voz de mi mamá me sacó de mis pensamientos.

—Estoy bien, mamá. —Levanté la mirada hacia ella.

—¿Qué demonios pasó? ¿Qué les pasa a tus ojos? ¿Quién es él? —Señaló
a West. Podía decir que ella ya había sentido qué era él, pero necesitaba que
se lo confirmase.

—Éste es West… y es un Morador Oscuro.

Le tomó un momento antes de que el instinto maternal aflorase.

—¡Aléjate de él!

—Mamá… tú no entiendes.

—Todo lo que necesito saber es que es un Morador Oscuro —su voz era
severa—. ¡Ahora aléjate de él como de la peste!

—No —respondí.

—¿No? ¿Acabas de decirme que no?

Y ahora vuelvo a tener cinco años.

Me vuelvo a girar hacia West, ignorando su despotriqueo.

—Mami está enfadada, querida, así que probablemente deberías


escucharla. Ustedes necesitan salir de aquí.

—No me iré sin ti. —Mi mandíbula se juntó con firmeza.

Una sonrisa adolorida se formó en su boca.

—Siempre supe que te gustaba, pero no puede ayudarme. Esos barrotes


no me dejan cambiar y el collar está hechizado para que no pueda
deshacerse ni con una llave. —Respiró—. Vete mientras puedas.
—West… —Me estiré para tocar su mejilla otra vez. Oí a mamá inspirar
de forma enfadada entre dientes.

Espera a que sepa toda mi conexión con los Moradores Oscuros. Será
divertido.

—Por favor, vete.

Mordí mi labio. No podía ayudarlo, pero era difícil dejarlo. Contra todo
pronóstico, él era mi familia ahora. Mi sangre así lo hacía, y yo protegía a los
míos.

—Volveré por ti. No te dejaré aquí.

—De alguna manera sé que no lo harás. Ahora eres una de nosotros,


¿cierto? —su ceja se elevó con curiosidad divertida.

—Sí. —Asentí—. Lo soy. —Esto no era algo que en algún momento se


fuera. Era parte Morador Oscuro y estaba orgullosa de ello. Más de lo que
pensé que estaría. Dándole a su mano un apretón, me retiré y me puse de
pie.

—Hasta que nos volvamos a ver. —West apoyó su cabeza en la pared,


dándome una de sus sonrisas infames.

—Hasta que nos volvamos a ver. —Le guiñé un ojo y luego arreé a mi
madre por el pasillo, con Simmons y Cal a nuestras espaldas.

—Creo que tenemos más problemas con ésta de lo que habíamos


pensado, Simmons —dijo Cal desde detrás de mí.

—Bueno, Calvin, por una vez, creo que tienes razón.


CAPÍTULO 29
Traducido por Pili
Corregido por Mew Rincone

—La única manera en que saldremos de este castillo y de sus


habitaciones por descubrir es que ustedes vayan delante de nosotros.
Pueden esconderse en las sombras y advertirnos si alguien viene. Esto
puede ser muy peligroso,—susurré a los pixies.

—Cuando estábamos intentando encontrarte, mi señora, la mayoría


fueron eliminados.

—Bien, esto es una pequeña buena noticia. —suspiré—. Ahora vámonos.

Simmons me saludó. —Sí, mi señora. Su deseo es nuestra orden.

—¿Pero por qué no puede alguna vez el deseo consistir en que yo este
tumbado al lado de un arroyo con un vaso de zumo de júnipero?— se quejó
Cal, pero salió tras Simmons.

—Has estado en el Otro Mundo durante un corto periodo de tiempo y ya


tienes a dos pixies a tus órdenes —La cabeza de mamá se meneó de acá
para allá—. Impresionante. Los pixies son por lo general criaturas aisladas,
ensimismados. Rara vez ayudan a otras personas o incluso a otros pixies—
Fue extraño escuchar a mi madre hablar sobre el Otro Mundo. Era raro
asociarla con este mundo; había escondido esa vida de mí tan bien por tanto
tiempo.

Una diminuta figura paso volando de vuelta a la habitación. —Los


soldados que están custodiando las mazmorras están directamente al otro
lado de la puerta y están roncando. Cal insiste en que no están fingiendo,
pero recomiendo ir hacia adelante con cautela, mi señora. — El consejo de
Simmons se detuvo en mi oído.
—Gracias, Simmons. Lo tendré en cuenta —Agarrando con más fuerza el
cuchillo en mi mano, pase de puntillas poco a poco por la puerta abierta
hasta poder meter mi cabeza por ella.

Tal y como informó Simmons, los soldados estaban profundamente


dormidos, sus ronquidos profundos hacían eco en las paredes de piedra.
mamá y yo nos deslizamos por delante de ellos. Habitación por habitación,
pasillo por pasillo, esta estrategia se llevó a su fin. El castillo estaba tranquilo
y había un número mínimo de personas alrededor, lo que fue muy útil. Mis
recientes descubiertos atributos de Morador Oscuro ayudaban. Ser furtiva y
silenciosa parecía venir naturalmente a mí ahora. También me sorprendió la
tranquilidad con la que mamá podía pasar de desapercibida. Parecía parte
de su naturaleza, también. Para ambas era fácil permanecer en las sombras,
sin ser detectadas por los pocos que realmente encontramos. El verdadero
problema pasaba por los guardias que protegían las habitaciones de mis
amigos y de mi padre. Desde mi caminata en sueño, tenía una idea de dónde
estaban. Envié a Simmons a las ventanas exteriores del castillo.

—¡Mi señora! Mi señora! —Simmons llego lanzándose pasillo abajo unos


minutos mas tarde.

—¡Shhhh! —Coloque mi dedo en mi labio.

—Ellos—tus amigos—están en el último cuarto al final del pasillo a la


izquierda —susurró emocionado.

—¿Algún Guardia? —Simmons probablemente había despertado al


castillo entero ahora.

—Sólo uno. La reina obviamente siente que tus amigos son una amenaza
insignificante.

Secando mi palma sudorosa en mis vaqueros, apreté de nuevo el cuchillo


que había estado aferrando. —Bueno, este es el plan: sacamos a mis amigos
primero. Cal y Simmons pueden llevarlos al bosque mientras mamá y yo
encontramos a Mark. Entonces todos conseguiremos salir de aquí.— Mi voz
era fuerte y directa, pero sabía cómo de endeble era el plan. Ellos también lo
sabían, pero todos asintieron, demasiado asustados como para pensar en
todas las cosas que podían salir mal.

La guardia cerca de su habitación también estaba dormida, lo que


parecía extraño. Pensé que habíamos tenido mucha suerte con los primeros
guardias dormidos, pero esto iba más allá de la mera suerte. Echando un
vistazo a Cal, mi frente se arrugó.

—Así pues, ellos han tenido un poco de ayuda para dormir...


demándame. — Cal cruzó sus brazos.

—Creo que ahora te debo dos besos —Mi sonrisa se amplió hacia Cal.

Seis pulgadas de pixie enrojecieron de los pies a la cabeza.—Que nos


hagan una bebida de lo que hiciste dormir a grandes hadas como bebés.

—Cal, estoy amándote ahora. — Él sólo se volvió rojo.

Nos aproximamos a la guardia. El reconocimiento me golpeó cuando le


contemplé. No podía recordar su nombre, pero sabía que era el hermoso
guardia que había entrado en la habitación durante mi caminata en sueños.
Respetaba lo bien que había tratado a mis amigos. No parecía creer que ellos
estuvieran por debajo de él, como tantos otros Fay pensaban de los
humanos. Me recordó a Torin más joven orgulloso y honorable, pero que iría
contra la reina si creía que estaba equivocada.

Cal batió sus alas hasta donde las llaves estaban enganchadas en el
cinturón del guardia. Apreté mis dientes y contuve mi respiración mientras
que Cal lentamente le arrebataba las llaves. Esto se podría estropear tan
rápidamente. El joven se movió, pero sus ojos permanecieron cerrados. Cal
voló a la puerta, girando la llave en la cerradura. Con un clic, la cerradura se
movió. Todos nos paralizamos y miramos hacia el guardia, esperando que se
despertara. Yo sabía que a partir de aquí teníamos que ser rápidos y
metódicos en nuestros movimientos y opciones. Cuando me metí en el
cuarto, mi dedo ya estaba posado sobre mis labios diciéndoles que no
reaccionaran.

Kennedy fue la primera en verme. Ella saltó de la cama para decir algo,
pero se detuvo cuando me vio sacudir la cabeza. Josh y Jared siguieron su
ejemplo, de pie en silencio. Cuando estuvimos todos en la habitación, cerré la
puerta.

Kennedy fue hacia mis brazos antes de que pudiera ni siquiera


pestañear. —Em... Sabía que vendrías

La atraje hacia mí, abrazándola fuertemente. —No sé estar sin ustedes,


chicos —Mi corazón se dio cuenta de cuánto la había echado de menos.
—Ryan y yo sentimos lo mismo. No funcionamos sin nuestra especia.—
Ella me apretó y luego se aparto. Fue entonces cuando me di cuenta de que
Ryan no se había movido ni una pulgada.

—¿Qué va mal con él? —repare en la dificultosa respiración de Ryan y


en la sudoración de su pálida piel.

—No lo sabemos. Él estaba bien pero de repente se puso muy enfermo


—respondió Kennedy.

Me acerqué a él y mi mamá vino a mi lado. Puso una mano maternal en


su cabeza. —Está ardiendo.

—¿Qué haces aquí, Ember? —El tono de Josh era tirante.

—Josh... —me acerque a él y puse mis brazos sobre él. Poniéndose rígido
bajo mi abrazo, acarició mi espalda incómodamente. Josh y yo siempre
habíamos tenido una relación muy confortante y relajada. Estaba claro que
ya no se sentía cómodo conmigo.

—Em —Jared me estrecho en un abrazo de oso. Sus brazos parecían que


habían aumentado de tamaño desde que lo había visto—. Me alegro de verte.

—Yo a ti, también, J. —Di un paso atrás, sabiendo que tenía que decirle
algo que se tomaría muy a pecho. Soltarlo era el único camino—. West esta
aquí.

—¿Qué? ¿West? —Jared reaccionó—. ¿Qué es lo que quieres decir con


que West esta aquí?

—Está encerrado en una mazmorra y no pude sacarlo — Mis manos


alcanzaron a Jared sabiendo que su impulso sería ir por él—. Volveremos
por él. Te lo juro, Jared, conseguiremos liberarlo.

—¿Cómo llegó aquí? No entiendo...

Era un chico inteligente, pero el rechazo era una seducción muy


poderosa. Inclinando mi cabeza, dije sólo una palabra. —Lorcan.

El meneó su cabeza de un lado a otro rechazando mi


respuesta. Entonces se detuvo. La certeza de lo envolvió. —Mierda—
blasfemó. Podía sentir que contenía el grito que quería soltar en voz alta. Su
mano se impulsó contra la pared. La sangre manó al instante de sus nudillos.
—¡Jared, para! —Kennedy exclamó, apresurándose a su lado. Tomó su
mano herida con ternura en la suya.

Me senté en la cama de Ryan. Había empapado de sudor su ropa y sus


mejillas estaban ruborizadas con un brillo rojo de la fiebre que lo estaba
devastado. Atisbos de conciencia se dibujaron en cara.

—Ryan, tengo que sacarte de aquí —Sus ojos se abrieron durante un


segundo antes de cerrarse otra vez—. Por favor, necesito que te incorpores.

—Tú no te lo llevarás a ninguna parte —una voz habló detrás de mí. El


cuarto entero se giro en dirección a la entrada. El guardia que habíamos
pasado a escondidas ahora estaba parado en la puerta.

—Castien, por favor.... —Kennedy caminó hacia él, con cautela. El


nombre finalmente conectaba con su rostro familiar.

—Ryan está demasiado enfermo para moverse. Lo matarás si intentas


llevarlo a la Tierra. Los humanos no cruzan tan fácilmente como lo hace un
Fae. Si él estuviera sano, no me opondría, pero no lo está. No permitiré que
te lo lleves de las instalaciones. —El tono de Castien tenia una nota
protectora.

—¿Qué? — No pude detenerme del asombro. Me sentí confusa. ¿No nos


entregaba? ¿No daba voces pasillo abajo por la Reina o más guardias?

—No podemos dejarlo atrás — exclamó Kennedy.

—Si lo llevas, morirá. Si se queda, él será un prisionero pero vivirá. Me


aseguraré de ello.

Mirando alrededor de la habitación, mamá y yo teníamos la misma


expresión de sorpresa en nuestras caras. Los otros no. Esto no fue un shock
para ellos tanto como lo era para nosotros. Baje la vista hacia Ryan y de
vuelta a Castien y algo hizo clic. —Te gusta —sonreí.

—Ryan es especial. Lo mantendré a salvo —respondió Castien, sin


confirmarlo ni negarlo—. Ahora, si vas a salir furtivamente por la ventana,
hazlo ahora. La sala se apagara inmediatamente, pero voy a intentar
entretenerles tanto como pueda.

Una pequeña risa se escapó de mi garganta. Esta noche no se podía


hacer un poco más extraña. Inclinándome hacia bajo besé la cabeza de Ryan.
—Te amo, Ry. Volveré por ti, ¿de acuerdo? —Ryan sólo murmuró algo
incoherente, profundamente dormido. Castien aprovechó ese momento para
irse de la puerta así que no teníamos mucho tiempo.

—Voy a bajar primero. La siguiente en saltar serás tú Ken, luego saltará


Josh, y yo los agarré, chicos — Jared hizo señas a Kennedy para colocarse en
la ventana, a continuación miró hacia mí—. Cuando estén abajo, correré
hacia el bosque. ¿Tú podrás ayudar a bajar a tu mamá? —Asentí con la
cabeza. Jared se subió a la repisa de la ventana, avanzando a través de los
barrotes.

—¿Jared? —Su cabeza se volvió para mirarme—. Mantenlos a salvo.


Simmons y Cal te mostrarán a dónde ir. Síguelos.

—¿Qué estás haciendo? —El malestar penetro en su tono.

—Ir detrás de papá. No abandonaré a Mark aquí.

Me miró antes de asentir de mala gana. Al instante siguiente se había


ido, saltando por la ventana. Varios segundos después escuchamos un suave
silbido. Kennedy avanzo lentamente por la repisa. En vez de saltar se sentó
allí, temblando mientras miraba hacia abajo. Recordé que tenía miedo a las
alturas. —Ken, te quiero, pero si no saltas, te empujaré —Ella respiro hondo
y luego se arrojo en la oscuridad. Josh era el siguiente, pero también vaciló
en la ventana.

—Josh, no tenemos mucho tiempo. Tienes que saltar ahora —Me moví
hacia él.

—Yo-yo no quiero.

Con la respiración agitada —Lo siento si te da miedo. Lo entiendo, pero


te tienes que ir, —mi mano lo empujó hacía la ventana.

—No tengo miedo —me gritó, la rabia sofocando su cara. Di un paso


atrás.

—Josh, cariño, siento presionarte para que lo hagas, pero vas a tener que
saltar. Ahora. —habló mí mamá, su voz simpática pero firme. Josh gruñó y
con un pesado suspiro se subió a la repisa de la ventana y salto.

—Buen trabajo — incliné mi cabeza en agradecimiento.

—Sencillamente acepta la mano firme de una madre —sonrió. —Ahora,


sube tu trasero ahí.
—¿No me oíste? Voy a ir por Mark.

—No, no lo harás. Yo iré por él. Tienes que salir de aquí. Necesito que
estés a salvo.

—No me importa. ¡Yo no me iré sin ti o sin Mark!

Cal voló a través de la ventana. —Uh... hay un pequeño problema con


eso. Las salas deben haber sonado porque los guardias son conscientes de tu
huida y se dirigen hacia aquí. ¡Así que pongan sus traseros en la ventana
ahora! —Podíamos oír los gritos y el alboroto al final del pasillo. Cada vez
más cerca. — ¡VAMOS! — Los brazos de Cal se agitaron vigorosamente en mi
cara.

Dudé un momento antes de subirme en la repisa y saltar en la rica


oscuridad de la noche. Volar por el aire fue increíble, dándome un zumbido
de adrenalina. Mis sentidos distinguieron el paisaje alrededor de mí
apuntando donde aterrizar. Y tener una parte de Morador Oscuro ayudó a
mi cuerpo a aterrizar a gatas en silencio. El impacto suave de mi mamá
siguió al mío. El hecho de que ella estuviera tan débil y aún así tratara de
seguir mi ritmo me recordó su fuerte carácter. Contra la creencia popular,
las hadas no puedían volar. Ella podría haberse hecho daño pero me siguió
sin quejarse.

—Oh, ahí estás, mi señora. —Simmons daba vueltas alrededor de mi


cabeza. Por otra parte, los pixies habían nacido para volar. Simmons sólo
tenía un pequeño problema con la parte del aterrizaje—. He estado
diligentemente en vigilancia. El litoral está despejado.

—Sí, pero no será por mucho tiempo. —Y con eso, y un sonido parecido
al tambor, penetró en la noche—la campana de alerta. Nuestra ventana de
oportunidad se estaba cerrando con cada gemido y lamento procedentes del
castillo.

—¡CORRAN! —grité.

Simmons se meció hacia adelante. —Síguenos. Conocemos la puerta


buena para escapar. —Cal ya ha partido hacia el bosque.

—¡Vamos-vamos-vamos! — Empujé a cada uno hacia adelante. Josh no


se movió. —¿Josh, qué haces?— La forma en que me miró me provocó un
profundo pavor. Sabía lo que iba a hacer —. ¡Josh, no!
—Lo siento, Ember. —Movió su cabeza—. No hay nada para mí allá.
Aquí es a donde pertenezco. Siempre lo he sabido. Estoy destinado a estar
aquí.

—No. No lo haces. Eres humano, Josh. Tienes amigos que se preocupan


por ti —Podía ver en la distancia a soldados comenzando a salir del castillo
como hormigas—. Josh, vamos. Este lugar no se parece a tus videojuegos.
Esto es real. No puedes volver si decides que esto ya no es divertido. Soy tu
amiga. Te quiero conmigo; me preocupo por ti. Tienes más de lo que piensas
para dejar atrás. Por favor... —Extendí mi mano.

Su mandíbula se apretó con ahínco mientras retrocedía lejos de mí, y


entonces se dio la vuelta y corrió directamente hacia los guardias que venían
detrás de nosotros. Tenía las manos levantadas en señal de rendición.
Rápidamente lo rodearon, y desapareció entre la multitud de uniformes. —
¡Joder! —grité. No quería renunciar a él, pero, en algún lugar dentro de mí,
sabía que ya lo había perdido, para siempre. No había nada que pudiera
hacer ahora. Huí de la amenaza que se dirigía hacia mí.

Las estrellas brillaban tan radiantemente que vi los contornos de mi


familia mezclándose con el bosque. Los seguí, y cuando llegue a la vegetación
me di la vuelta brevemente para ver si nos estaban persiguiendo.

No estábamos a salvo en absoluto pero los soldados, quiénes estaban


ocupados capturando a Josh, no vieron por donde habíamos ido. Casi me
sentí a salvo cuando el movimiento en una ventana del castillo me detuvo y
me quede en vía muerta. Mark estaba parado de pie en un piso por arriba de
donde nosotros habíamos saltado. No podía verme, pero verlo cambió todo.

—¡MARK!— Mis planes para liberarlo se estaban desmoronando frente


a mí. Nunca planeé abandonarle, pero la situación había cambiado.
Petrificada en mi sitio, mi corazón fue arrancado de mi pecho. No le podía
abandonar, pero ¿cómo iba a llegar a él ahora? Sin pensar, mi cuerpo
emprendió el viaje de regreso al castillo.

—Ember, ¡no!— Jared me agarró alrededor de mi cintura y me detuvo.


El ejército de hombres que logró escuchar mi lloro había comenzado a
moverse en nuestra dirección.

—¡Tengo que ir a por Mark! —grite, luchando y luchando contra su


dominio.
Jared me balanceó alrededor de él para enfrentarlo. Tomando mis
hombros, me sacudió.

—Ember, no puedes ayudar a ninguno de ellos si te atrapan. Mark estará


bien. Sabes que ella lo mantendrá con vida. ¿Me entiendes? No puedes
ayudarlo ahora.

Había oído aquello tantas veces ahora, pero no lo hacía más fácil. Dejar
atrás a mis seres queridos no le sentaba bien a ninguna parte de mí.

—Lo sé... —confesé aunque había un tácito «pero» colgando en mi frase.

—No. No se puede dudar. Lo mejor es dejarlos. Es el único modo en que


finalmente podamos rescatarlos. ¿Piensas que yo quiero dejarlos atrás? ¿A
Ryan o a West? West es mi familia, pero él sería el primero en decirme que
saque mi culo de aquí.

Jared se había convertido en un líder. No era el mismo niño hiperactivo


que conocí sólo unos meses atrás. Se había convertido en un hombre.

Asintiendo con la cabeza, todos comenzamos a adentrarnos en el


bosque. Mi cabeza se giró para ver a mi madre allí de pie, la agonía escrita en
sus facciones.— Mamá, venga. Vamos. —Agarré su brazo con fuerza, tirando
de ella para que me siguiera.

—No voy a abandonar a Mark aquí —Mamá meneó su cabeza,


intentando luchar contra mi tirón. Yo era más fuerte, pero su resuelta
determinación hizo muy difícil para mí ganar terreno.

—¿Crees que yo quiero? —Solté mientras me precipité junto a ella—. Él


es mi padre y la principal razón por la que vine aquí, pero Jared tiene razón.
¿Qué tipo de ayuda será para él si estamos muertos o encerrados en la celda?

—Ember, tú no lo entiendes. Él no debería estar aquí. Esto es culpa mía.


Yo debería haber sabido desde el principio que estaba poniendo en peligro
su vida. Pero fui egoísta y no quise renunciar a él.

Siempre me había culpado a mi misma por la situación de Mark. Ahora


entendí algo que nunca había pensado antes.... —¿Crees que si Mark hubiera
conocido el desenlace, se habría detenido? Él te amó… te ama más que a su
propia vida. Él habría elegido esto. Nunca nos dejaría, no importa el
desenlace, y haremos todo lo que podamos para recuperarle. Él no querría
que fuéramos mártires. Él querría que peleáramos.
La resistencia de mamá se desvaneció. —Maldita sea, te has convertido
en una persona maravillosa. Mark hizo un trabajo excepcional, no que no
fueras ya increíble. Siempre supe lo afortunada que era de tenerte.

—Reservemos la unión familiar para más tarde, ¿de acuerdo? —Mi


mirada se desvió por encima de su hombro. Era una tortura para ambas
abandonar a Mark.

Cuando los soldados de la Reina gritaron detrás de nosotros, corrimos


hacia Kennedy y Jared. La oscuridad nos protegió cuando todos nos
adentramos en el denso bosque.

—Por aquí, mi señora —llamó Simmon, volando a través de árboles.


Fuimos detrás, tratando de mantener su rápida ritmo. La adrenalina
empujaba mi cuerpo hacia adelante. Echando un vistazo atrás, vi que
Jared había retrocedido. Se pegó cerca a Kennedy, su brazo envuelto
alrededor de ella, ayudándola a mantenerse al día con nuestra velocidad
inhumana.

Un objeto pasó volando por mi cabeza. —Hice bastante ruido, así que
creen que hemos ido a la otra puerta. Tenemos que darnos prisa. Tendrán
que pasar por aquí pronto. —declaro Cal. El alivio palpitó en mi pecho, pero
era demasiado pronto para relajarse.

—Aquí está la puerta, mi señora. Deprisa, crucen antes de que averigüen


qué camino hemos tomado. —Simmons se detuvo ante una perturbación del
aire. Esta vez pude ver claramente el portal; por fin había liberado y
aceptado lo que era—cada parte de mí, incluyendo la parte de Morador
Oscuro.

Dándome la vuelta, esperé a que Jared y Ken llegaran. —¡VAMOS! —Les


indique con las manos. Sin dudarlo, Jared agarro a Kennedy mas fuerte y la
llevó a través del portal, desapareciendo.

—Ve tú primero. Necesito un momento —le dije a mamá mientras


asentía con la cabeza hacia arriba a los pixies.

—Apresúrate —mamá dirigió su mirada a Cal y a Simmons—. Gracias.


Estaré eternamente en deuda con ustedes.

Deduje por los profundos suspiros que Cal y Simmons tomaron que
habían recibido aquello como una gran cosa— Absolutamente de nada, mi
señora — respondió Simmons.
Mamá me dio una sonrisa rápida. —Nos vemos en el otro lado — y, a
continuación, ella se había ido.

Vacilando, miré arriba hacia Cal y Simmons.

—¿Qué estás esperando? Adelante. —Cal se movió hacia la entrada.

—Sólo también quiero dar las gracias… —Había tantas cosas que quería
decir—. Han arriesgado tanto... Yo-yo no se... —Las palabras no venían a mi
cabeza.

—Mi señora, ha sido un honor. —Simmons hizo una leve genuflexión—.


Ahora, no lo tomes a mal, pero por favor vete de aquí, así no todo será en
vano.

—Todavía te debo aquellos besos, Cal.

—Y zumo de junípero —añadió.

—Por supuesto. —Sonriendo, les hice un guiño y desaparecí a través del


oscilante portal.

La salida me dejó caer en el Reino de la Tierra. Pestañee un par de veces


ante la brillante luz del sol. Saltar de la noche al día era un poco inquietante.
Echando un vistazo, me di cuenta de que este era un lugar donde había
estado antes. Era el mismo lugar en el que la Reina me había llevado para
destruir Seattle. Incluso en el lugar más elevado del Parque Nacional de
Olympia, Seattle se vislumbraba en la distancia. Entrecerrando los ojos, me
acerqué a Kennedy, Jared y a mamá mientras contemplaban la ciudad abajo.
Mis ojos fueron hacia el paisaje, pero mi mente no lo asumía.

Las ruinas de la ciudad de Seattle habían desaparecido. El horizonte


estaba dominado con inmaculadas estructuras de metal recién construidas.
El tenue sol iluminaba los nuevos edificios de nuevas construcciones
elevándose hacia el cielo. Modernos rascacielos se agrupaban en el corazón
de la ciudad mientras el círculo se extendía. El Seattle landmark26, el

26 Distrito histórico en Seattle.


Needle27 habían desaparecido, pero grúas llenaban el espacio, trayendo
vigas de acero. Reconstruyendo.

La incredulidad resonó profundamente en mi corazón, manteniéndome


inmóvil. Cuando me había ido, Seattle sólo había restaurado la electricidad y
empezaba a despejar los escombros. Ahora la ciudad estaba de pie justo
delante de mí, reconstruida. Girándome para mirar a Kennedy y a Jared,
ellos compartían la misma expresión de asombro.

—¿Qué diablos? —Jared miró a la ciudad con admiración.

Kennedy parecía aún más estupefacta. Estaba sacudiendo la cabeza de


acá para allá, no aceptando la realidad que brotaba delante de nosotros. —
N-no entiendo. Esto no puede ser posible.

—Es evidente que es posible. —Una profunda voz salió de detrás de


nosotros. Todos saltamos, sorprendidos, adoptando posiciones defensivas,
listos para luchar contra la amenaza oculta en el bosque. Pero mi sangre
vibró en mis venas con una familiaridad que sabía que sólo podría provenir
de la cercanía de una persona.

La figura de Eli salió de las sombras.

El aire se rasgó a través de mis pulmones cuando traté de aspirar hondo.


Su cabeza estaba afeitada. Su mandíbula estaba cubierta con una barba
incipiente. La cicatriz que cruzaba su rostro parecía más definida. Todo ello
se sumaba para hacerlo ver aun más peligroso y amenazador. Las ojeras
oscurecidas bajo sus ojos le hacían parecer como alguien que caminaba en la
cuerda floja de la cordura. Seguía siendo tan tremendamente hermoso y sexy
que mi estómago y mi corazón revolotearon duramente dentro. Incómoda
con la idea de que podría evocar una respuesta dramática en mí, miré para
otro lado. A pesar de todas las mentiras y la traición, mi cuerpo lo deseaba
aún más allá de toda razón.

Apenas unos días antes, habíamos yacido juntos bajo las estrellas. Ahora
mi deseo era involuntario porque iba contra todo lo que mi cabeza me decía.
Sabía que no habían matado a mi madre, entonces ¿por qué Lorcan me había
dicho que lo habían hecho? ¿Qué clase de broma era esta? Aunque Eli no
hubiera asesinado a mi madre, todavía estaba recelosa de él. Además de la
nueva imagen, había algo en él que era hostil y premonitorio. Algo había

27 Torre emblemática de la ciudad.


cambiado. Di un paso atrás, sintiendo el estado de ánimo sombrío que
emanaba de él.

La reacción de Jared fue la opuesta a la mía. —¡Eli! — Su cara estalló con


una sonrisa enorme y vertiginosa mientras el corría hacia Eli quien lo
agarro en un breve abrazo.

—Me alegro de verte, J. —Su voz apenas tenia emoción. Esa era la
manera de actuar normal hacia los extranjeros, pero hacía Jared...
Definitivamente algo iba mal.

Los ojos de Eli se posaron el grupo entonces de repente fueron directos


hacia la mujer a mi lado, asintiendo con reconocimiento. —Lily.

—Elighan —respondió ella con el mismo recelo.

—¿Se conocen?

Una extraña sonrisa cruzó los labios de Eli. —De vuelta atrás, ¿huh?

—Lo hacemos. —Mi madre mantuvo el contacto con el suelo. Pero yo


podía verla temblar. No sé si era por miedo o por ira. El total aborrecimiento
del uno por el otro era evidente

—Claro que sí. —La aversión llenó mi tono. —¿Por qué me mentirías?
¿Por qué tú y Lorcan dirían que asesinaron a mi madre cuando no lo habían
hecho? ¿Por qué haría eso?

Eli se aproximo, sus puños apretados, sus músculos apretados. —Nunca


realmente dije que lo hiciera. Tú dijiste que lo hice. Pero si realmente
quieres saber la verdad…

—Ember, este no es el momento ni el lugar para esto —mamá


interrumpió, interponiéndose entre nosotros. Sus ojos miraron ferozmente a
Eli.

Kennedy estaba parada mirando a la nueva construcción consciente de


nuestra pequeña riña. —¿Cómo… cómo es esto posible?

Los dedos de Eli se posaron en su cabeza rapada, distraídamente


recorriendo su inexistente pelo, un hábito que no parecía dejar incluso sin
pelo. —Puedes hacer un montón de cosas en el tiempo.

—¿En el tiempo? Sólo me he ido un par de semanas —dijo ella.


Una sonrisa glacial despertó de los labios de Eli. Había algo salvaje y
trastornado en él, que me hacia no confiar en él. —Tal vez en el Otro Mundo,
pero recuerda que el tiempo no es el mismo allí como es aquí en la tierra.

Tomando otra mirada sobre su hombro, ella miro a la resucitada ciudad.


—Entonces, ¿qué estás diciendo? ¿Cuánto tiempo he estado desaparecida?

—Estoy diciendo que has estado fuera durante más de un par de


semanas. —Una oscura sonrisa se diluyo de los labios de Eli, dirigiéndose a
Jared y Kennedy—. Eso hace más de cuatro años ahora —Entonces me miró.
—. Tú has estado fuera casi tres.

—¿Qué? —Todos excepto mi madre exclamamos al unísono.


Esforzándonos por entender sus palabras. Jared se había criado sabiendo
sobre la diferencia de tiempo entre reinos, pero vivirlo era diferente. Esto
era muy surrealista. Lo que parecía ser un día o algo así para mí, habían sido
realmente tres años. Tres años de mi vida se habían ido sin mí.

—Ha ocurrido muchas cosas mientras ustedes estaban lejos —Eli se


recostó contra un árbol, mirando directamente hacia mí—. No podía
sentirte. No podía sentirte en absoluto. Así que pensé que estabas muerta o
habías hecho algo sumamente estúpido. Parece que fue esto último. —Su
cólera echando humo y volátil apenas se ocultaba bajo la superficie—. Pero
yo no soy la única cosa de la que deberías preocuparte, Ember. Desde tu
desaparición, eres la número uno en la lista de más buscados del Rey
Unseelie.

¡Ah mierda! Me imaginé que algo así vendría. ¿Hay alguna lista en la que
no esté?

Me di la vuelta para mirar hacia abajo a la ciudad, que una vez se había
convertido en escombros por mí mano. Esta vez ya sabía que había sido más
que un simplemente un calentamiento de la verdadera batalla que se
avecinaba. Esta vez sería más que una mera ciudad en el camino de la
destrucción.

Entre la Luz y La Oscuridad, ahí estaba yo—el Fuego. O bien podía


iluminar el camino o bien reducirlo a cenizas.

Sin ninguna presión...


PRÓXIMO LIBRO
Dwellers Of Darkness
(#3 de la serie Darkness of Light)
Algunos días parecen años, pero en el caso de Ember Brycin lo opuesto es la
verdad. Ella sólo había estado en el Otro Mundo un día o dos cuando volvió al reino
de la Tierra. Pero es tres años después en la Tierra. Em tiene ahora 22 años.
Importaría si fuera humana, pero no lo es. Es una Dae,
parte Demonio y parte Fay, con un poco de Morador
Oscuro mezclado para hacerla incluso más rara.

Ver a Seattle reconstruido sólo confirma que se ha


ido tres años. Para ella no fue hace tanto que la zona de
Seattle era sólo escombros de hormigón y muerte.
Todo hecho por su mano.

Aunque una cosa no ha cambiado, es su


innegable conexión con Eli Dragen, quien es sexy,
hermoso e incluso más volátil y frustrante. Pero sus
problemas van más allá de él. La Reina Seelie del
Otro Mundo todavía tiene a Mark, el padre de Em, y
sus amigos Ryan y Josh como rehenes. Em tiene
que rescatarlos sin, una vez más, ser atrapada y
usada como un peón que ayude a la Reina a volver a poseer la
Tierra. Al mismo tiempo, Ember está con el agua hasta el cuello con Lars, el Rey
Unseelie, después de romper su contrato con él.

Mientras algunos secretos salen a la luz, otros parecen ser incluso más
enigmáticos. La única verdad que Ember sabe es que todos están guardando
secretos. Cuando el pasado de Eli es relevado, Em entiende más claramente por
qué actúa como actúa y lo mucho que sus vidas están entrelazadas. Pero también
sabe que Eli está ocultando algo, algo que podría cambiar su relación para siempre.

Em continúa lidiando con sus sentimientos por Torin y su propio secreto que
le está reteniendo a Kennedy. Cuando la tensión de la guerra incrementa entre los
Seelie y Unseelie (Luz y Oscuridad), la tensión en el terreno de los Moradores
Oscuros aumenta incuso más cuando se preparan para obtener la espada sin
importar el precio. Pero, ¿es Ember la respuesta a la localización de la espada? ¿Es
ella la que cumpla la profecía? Como es usual, nada es nunca lo que parece.
INFO. RECOPILACIÓN Y
REDACCIÓN.
La recopilación, redacción y realización completa de este documento
es total y directamente sin ánimo de lucro. Con esto no se intenta
agraviar los bienes o posibles beneficios de las autoras ni causar
inconvenientes a las partes legales con derecho de autoría. Por el
contrario, intentamos divulgar su trabajo que de otra forma, a causa de
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