Tema 15 (Economia)
Tema 15 (Economia)
Tema 15 (Economia)
1. ¿Qué es el dinero?
El dinero es una mercancía. Comparte con las demás mercancías la característica de que su
valor es determinado por las fueras que actúan en el mercado.
Según la concepción legalista del dinero, éste se utilizaría como medio de pago por un acto de
voluntad de los poderes públicos. Dichos poderes harían uso de su capacidad de coacción para
imponer la utilización exclusiva o dominante de un determinado instrumento, los euros, por
ejemplo, como medio de pago.
La teoría económica actual, para entender mejor la naturaleza del dinero, pone su énfasis en el
papel que desempeñan los costes de transacción en todo el sistema económico.
El intercambio de bienes y servicios es una actividad económica que genera riqueza, pero que
también consume recursos. Por ello debe realizarse de la forma más eficiente posible.
El dinero aparece y se hace socialmente útil como medio de pago precisamente porque
contribuye a disminuir los costes asociados a las transacciones y, más concretamente, los
costes relacionados con la información que hay que reunir sobre los bienes disponibles para el
intercambio y sus características. Y el dinero cumple esa función porque tiene unos atributos
que le permiten ser fácilmente reconocido como medio de pago.
De esta forma, el dinero no se usa porque el Estado lo imponga, sino porque es un instrumento
que se utiliza en una función de intermediación en la mayoría de las operaciones de
intercambio, ya que contribuye a la reducción de los costes asociados a las mismas.
La utilización de un bien como dinero libera, de esta forma, recursos de los circuitos de
intercambio, posibilitando el uso de dichos recursos de una forma más productiva.
Por otro lado, hay situaciones de la vida diaria que no pueden explicarse sobre la base de una
concepción legalista de la naturaleza del dinero. Un ejemplo claro es el uso de determinadas
monedas (dólar y euro fundamentalmente) en muchos países que no son el territorio en el que
ejerce su soberanía el Estado emisor. Por tanto, estas monedas se aceptan en función de su
utilidad como activo y como medio de pago internacional.
A lo largo de la historia, las diversas sociedades han escogido mercancías muy distintas para
utilizarlas como dinero: animales, granos de cacao, conchas… Y en todos estos casos, estas
mercancías han desempeñado unas funciones específicas como medios de pago, de depósitos
de valor y de unidades de cuenta.
En el mundo occidental, estos dos metales fueron prácticamente con exclusividad el dinero
hasta el sigo XVIII.
A partir de ese momento empezó a desarrollarse otra forma de dinero que alcanzaría una
importancia fundamental, el dinero-papel, es decir, los billetes de banco.
El billete, en un principio, no era más que una promesa de pago de una entidad, el banco, que
se comprometía a pagar la cantidad señalada al portador de ese billete en dinero de verdad,
oro o plata. A lo largo del s. XIX, el dinero-papel ya se fue generalizando, al principio con bancos
de emisión plurales.
En España hemos tenido muchos bancos de emisión. Solo tuvimos monopolio de emisión
desde 1874, fecha en la que el Estado concedió un monopolio temporal (que terminaría siendo
permanente) al Banco de España a cambio de unos determinados préstamos. Desde esa fecha
y hasta la creación del euro, el Banco de España ha sido el monopolista en la emisión de
moneda nacional.
La generalización del dinero-papel tuvo un efecto muy importante. Mientras en los sistemas
monetarios de patrón oro o de patrón plata, quienes emitían billetes estaban condicionados
por la obligación de convertir esos billetes en oro o plata (por lo que tenían una capacidad
limitada de emisión), una vez que la cantidad de dinero-papel se hizo independiente del
volumen de reservas, los emisores ya no tenían límite en la cantidad de dinero en circulación.
2. La oferta monetaria.
Las economías modernas han desarrollado sistemas de pagos muy complejos, en los que los
billetes y las monedas se utilizan solo en un número limitado de transacciones.
Por ello, existen criterios diversos para definir la oferta monetaria según las variables que se
tomen en consideración.
M1: Es la forma más básica de medir la oferta monetaria. Incluye los billetes y las monedas
más los depósitos a la vista, es decir, las cuentas corrientes que pueden ser utilizadas como
medio de pago en cualquier momento.
M2: Es algo más amplia que la M1. Incluye también los depósitos de ahorro, es decir, aquellos
que no se formalizan en una cuenta corriente, pero que admiten domiciliaciones y
transferencias.
M3: Es aún más amplia, ya que incluye también los depósitos a plazo, es decir, aquellos que
solo pueden ser utilizados sin penalización cuando transcurre el plazo que el cliente había
pactado con el banco.
M4: Incluye también, finalmente, otra serie de activos emitidos tanto por las administraciones
públicas como por el sistema bancario (pagarés, letras del tesoro, operaciones de seguro,
cesiones de crédito, etc.).
¿Cuál de estas formas de medir la oferta monetaria en una economía es más precisa? La
respuesta no es fácil.
Mientras más restringido sea el criterio elegido, más fácil será su control por parte de la
autoridad monetaria.
Mientras más amplio sea el criterio elegido, mejor se incluirán en él todos los activos que
pueden servir como medio de pago.
3. El Banco Central.
La emisión de dinero está hoy centralizada en bancos públicos, que desempeñan, además,
otras importantes funciones en las economías contemporáneas.
La partida más importante del pasivo de un banco central es el propio efectivo que emite, que
puede estar en poder del público o en los bancos, dentro o fuera del país. Pero los bancos
centrales tienen en su activo billetes emitidos por otros bancos centrales, de los que son, en
cierto modo, acreedores.
En el balance encontramos también cuentas del sector público, dado que los bancos centrales
actúa como bancos de los Estados, recibiendo sus depósitos y prestándoles dinero (lo que ha
provocado muchas veces procesos inflacionarios por la monetización de los déficits públicos).
Si los bancos centrales prestan a los Estados incrementan sus saldos en el activo, pero el dinero
que entregan incrementa a su vez las partidas de efectivo en el pasivo, es decir, emiten más
billetes.
Las entidades financieras también aparecen en los balances. Los bancos centrales actúan como
bancos de bancos. En el pasivo se contabilizan los depósitos de los bancos comerciales que,
como garantía de solvencia, tienen que mantener fondos en el banco central. En el activo se
contabilizan los préstamos que los bancos centrales ofrecen a los sistemas bancarios cuando
hace falta liquidez en los mercados.
Todas estas funciones se enmarcan en el papel de los bancos centrales como gestores de las
políticas monetarias de los países, cuyos objetivos principales son garantizar la estabilidad de
las monedas que emiten, permitir una financiación fluida de la economía y colaborar con las
políticas económicas de los gobiernos.
Una última función de los bancos centrales es la supervisión de los sistemas bancarios, con el
objeto de garantizar su solvencia y su estabilidad. Recordemos que la base fundamental de un
sistema bancario es la confianza. A diferencia de en otros sectores, la insolvencia de un banco
(Lehman Brothers) puede crear problemas a todas las instituciones financieras del sistema, y
ello justifica que los bancos sean supervisados con rigor.
La función de supervisión no siempre la realizan los bancos centrales. En algunos países se han
creado organismos específicos. En la UE, el Banco Central Europeo se hará cargo de la
supervisión bancaria en la UE a finales de 2014, pero hasta esos momentos está siendo
responsabilidad de los bancos centrales nacionales.
Los bancos son intermediarios financieros cuya misión consiste en tomar fondos de los
ahorradores y canalizarlos hacia las empresas y los particulares que necesitan recursos.
El pasivo refleja la forma en que los bancos obtienen los recursos que prestan a sus clientes.
Los bancos pueden prestar sus propios fondos, pero necesitan también obtener fondos en el
mercado, que consiguen gracias a los depósitos y a los instrumentos financieros que venden a
los ahorradores.
En los activos de los bancos comerciales se registran, principalmente, las operaciones con las
que los bancos obtienen beneficios. Estas actividades pueden ser muy diversas, desde la
adquisición de títulos de renta fija, emitidos tanto por el sector público como por el privado,
hasta la compra de acciones o participaciones en empresas o la adquisición de otros bienes
como edificios o solares.
Pero la actividad más característica de los bancos es ofrecer a las empresas y a las economías
domésticas préstamos y créditos.
La base del negocio bancario es, en este campo, bastante simple: el interés que cobran a sus
clientes debe ser superior al que pagan por sus depósitos y las restantes partidas del pasivo.
La clave del sistema está en que, en condiciones normales, no todos los clientes exigirán al
banco el reembolso de sus depósitos al mismo tiempo. Con un sistema de reserva fraccionario
este reembolso no sería posible.
5. Dinero e inflación. La política monetaria del Banco Central.
Uno de los principios más sólidos de la teoría económica es el que establece una correlación
estrecha entre el crecimiento de la cantidad de dinero y el aumento del nivel de precios: un
crecimiento del dinero en circulación, sin una variación de la actividad económica, genera
inflación.
Esta teoría que relaciona crecimiento de la cantidad de dinero e inflación se denomina teoría
cuantitativa o teoría de la cantidad de dinero.
La forma más simple de formular la teoría cuantitativa del dinero es la ecuación de Fisher:
MxV=PxT
M: Cantidad de dinero.
V: Velocidad de circulación del dinero (rapidez con la que una unidad monetaria cambia de
manos).
P: Nivel de precios.
P=f(M)
Pero hay que tener en cuenta que los costes de la inflación son grandes, sobre todo cuando
estamos ante tasas importantes, ya que crea distorsiones en los precios y en el funcionamiento
del sistema económico.
Ante ello, podemos decir que la obligación principal del emisor del dinero es,
fundamentalmente, garantizar a los ciudadanos una moneda que cumpla las funciones de
unidad de cuenta y depósito de valor., para lo que es necesario que se garantice una cierta
estabilidad de precios.
En el caso de la UE, esta estabilidad de precios es, precisamente, la obligación que el Tratado
de Maastricht impone como misión principal del BCE. Para lograr ese objetivo, el BCE utiliza
una amplia variedad de herramientas: modificaciones en el coeficiente de caja, regulaciones
normativas sobre depósitos u otros activos financieros e, incluso, orientaciones y
recomendaciones a los bancos sobre cómo actuar.
Pero el instrumento fundamental de los bancos centrales modernos para regular la oferta
monetaria son las operaciones de mercado abierto. Estas operaciones consisten en la compra y
venta en el mercado de bonos del Estado y otros títulos de deuda pública.
Si el banco compra bonos en el mercado los pagará a los particulares emitiendo dinero. La
medida será expansiva, inyectará más dinero en el mercado. Aumentará tanto el activo del
banco central (volumen de bonos) como su pasivo (dinero emitido).
La venta de bonos tendrá un efecto contrario. Al entregar los particulares y las empresas dinero
al banco para comprar bonos se reduce tanto el activo del banco central como su pasivo.
En el mercado de dinero hay una oferta y una demanda de dinero, es decir, hay un emisor de
dinero (banco central) y unos demandantes de dinero (particulares y empresas), que necesitan
dinero para realizar transacciones y mantener una parte de su patrimonio en forma líquida.
Como en todos los mercados, el juego de la oferta y la demanda determina el precio de los
productos, en este caso del dinero. En este punto, cuando hablamos del precio del dinero no
nos referimos al tipo de interés, sino a la capacidad de compra que tiene el dinero. El precio de
un billete de 10 €, por ejemplo, sería lo que se puede comprar con ese billete.
El mercado de capitales es algo diferente. En él, los agentes que actúan son los ahorradores
que ofrecen capitales y los demandantes que necesitan fondos para adquirir determinados
productos o invertir.
Cuando un banco hace un préstamo, ese dinero prestado no es del banco, sino de otra
persona. La misión del banco es canalizar el ahorro hacia el demandante de capital. Es banco es
lo que se denomina un intermediario financiero. A medida que un sistema financiero es más
moderno y complejo hay más tipos de intermediarios y de activos financieros.
Los mercados de valores ofrecen otra forma de conseguir financiación por parte de las
empresas. Hoy hay una gran variedad de mercados bursátiles. Las variables fundamentales son
seguridad y rentabilidad, normalmente en una relación inversamente proporcional. La
transparencia y la eficiencia del mercado también son claves en este tipo de mercados.