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Vocación

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Vocación

La palabra vocación proviene del latín vocare que significa llamado o acción de llamar, se entiende como llamado hacia un
determinado fin o destino. El concepto ha cambiado, la vocación se entiende como una realización personal acorde con las estructuras
aprobadas por la sociedad.

La vocación es el llamado a cumplir una necesidad pero no es el cumplimiento; el cumplimiento es la profesión. La vocación es un
impulso, una urgencia, una necesidad insatisfecha; la satisfacción de esa necesidad es la profesión. Si el hombre se satisface
adecuadamente, obtendrá relajamiento de tensiones, tranquilidad, paz (Cueli, Op.cit).

Valores
En general, consideramos valores humanos los aspectos positivos que tenemos y que nos permiten convivir con otras personas de
un modo justo, para alcanzar un beneficio global como sociedad. En otras palabras, los valores humanos son los aspectos de
nuestra educación que pueden ser considerados buenos y honestos tanto para nosotros como para los que nos rodean. Por ejemplo,
hablamos de aspectos como la empatía, el respeto, la solidaridad o el optimismo.
Por tanto, los valores humanos nos guían en relación a las acciones que realizamos o a las decisiones que tomamos, e incluso pueden
influir en la lista de nuestras prioridades vitales, mientras que, colectivamente, nos ayudan a avanzar como sociedad.

Lista 10 valores humanos más importantes

Existen cientos de valores morales que guían a los seres humanos —y, a menudo, podemos comprender algunos de ellos como
prolongaciones de otros, tales como la crítica constructiva de la empatía o de la sensibilidad— por ello, si bien resulta imposible
establecer una lista jerárquica de todos ellos por su importancia, sí podemos hablar de aquellos valores humanos a los que
otorgamos más importancia como sociedad.

Bondad
La bondad es uno de los valores humanos más generales de nuestro ser. Puede traducirse en cientos y cientos de miles de acciones
según cada contexto, pero siempre recoge el deseo de hacer el bien, tener buenas intenciones con el resto de las personas, ser amable
o ayudar en la medida de nuestras posibilidades.

Sinceridad
Como virtud, la sinceridad se traduce en vivir y relacionarse sin intenciones ocultas a través de nuestros actos o palabras. Se
trata de uno de los valores morales por antonomasia, pues ser sincero con uno mismo nos lleva siempre a ser sincero con los demás.

Empatía
Asimismo, la empatía está muy relacionada con la sinceridad. Quien busca la bondad, la felicidad o la sinceridad con uno mismo,
entiende que cualquier ser humano también vive en búsqueda constante de lo mismo. Por ello, la empatía, que nos ayuda a ponernos
en la situación de nuestros semejantes, también nos ayuda a entenderlos, apoyarlos y ayudarlos cuando es necesario, que es lo
mismo que nosotros deseamos, ¿o no?
Amor
Al igual que otros valores relacionados como la alegría u el optimismo, el amor es, muy probablemente, uno de los sentimientos más
fuertes de un ser humano: ¡amor por el arte!, ¡por nuestros seres queridos!, ¡amor por lo que hacemos! Como valor humano, el amor
es el motor que inicia el dar y el recibir, el convivir, el compartir, el respetar o el confiar.

Paciencia
Contraria al aquí y al ahora, la paciencia nos enseña a luchar por aquello que deseamos, a tolerar una incomodidad o una
preocupación y a comprender que hay días buenos y días malos, pero pocos problemas sin solución.

Gratitud
Podíamos haber elegido otros valores, como la amistad, pero en Ayuda en Acción sabemos que la gratitud es, casi siempre, la
mayor recompensa para el que da y el gran gesto del que recibe. Es tan simple y tan compleja en sí misma como agradecer a las
personas que nos han ayudado o apoyado.

Perdón
A diferencia de la gratitud, el perdón no solo nos empodera como personas, sino que nos permite mostrar el camino correcto a
aquel individuo que ha obrado mal con nosotros y quizá con terceros; con el perdón desistimos del castigo o la venganza frente a
una persona que se comportó injustamente con nosotros.
Humildad
La humildad se basa en el hecho de que nadie lo sabe todo. Como seres humanos, nos movemos entre nuestros propios límites y
debilidades; una persona humilde sabe que juntos somos más, y, por ello, se preocupa por el bien de todos los que le rodean.

Responsabilidad
A su vez, la responsabilidad adopta muchas facetas, desde aquella colectiva a la individual vinculada a nuestros deberes,
compromisos y obligaciones con terceros. Quizá es uno de los valores humanos que más dificultad entraña, y para el que os
recomendamos recordar siempre que la responsabilidad empieza en uno mismo.

Solidaridad
La solidaridad es el sentimiento y el principio que nos permite ayudar a cualquier ser humano en cualquier momento, en especial, en
situaciones de desamparo, y creemos que recoge muchos de los valores humanos sobre los que hemos podido hablar en este artículo,
como la bondad, el amor, la humildad o la empatía. Porque creemos que aprender sobre ellos es una buena forma de crecer como
personas, y ayudar a que otros puedan educarse en valores es la mejor forma de construir un mundo mejor.

Características Personales Sociales


Una persona tiene múltiples características, cualidades y defectos, algunas de las cuales las denominamos características individuales
o personales. Estas se refieren a la identidad de la persona, a sus emociones y capacidades.
Otras características tienen que ver específicamente con cómo se relaciona la persona en sociedad, es decir, en sus relaciones con el
resto de las personas de su entorno. Estas son las llamadas características sociales y determinan tu sociabilidad o inteligencia social,
o sea, tu capacidad de establecer buenas relaciones con tu familia, compañeros de clase o amigos. Veamos algunas de esas
características que, al poseerlas, te permiten tener relaciones sociales positivas y fructíferas.

Las características sociales de una persona

Necesidad de socializar
Lo primero es que tengas la necesidad o impulso a relacionarte socialmente, ya que, sin ese impulso a relacionarte con los otros, hay
pocas posibilidades de tejer relaciones sociales sólidas y positivas.

Capacidad de convivir
No basta sentir la necesidad de socializar, también debes tener la capacidad de hacerlo. Lo cual, entre otras cosas, requiere tener la
tolerancia requerida, es decir, la capacidad de respetar las opiniones de otros. Así como la habilidad de llegar a acuerdos comunes y
participar en las actividades planteadas y en la búsqueda de soluciones a los problemas comunes.

Empatía
Esta es una característica fundamental en las relaciones sociales, ya que no puedes entender a los demás, ni llegar a una sana
convivencia, si no eres capaz de ponerte en el lugar de otros e intentar entender sus puntos de vista.

Sentido de pertenencia
Si no te sientes parte de una comunidad, de una sociedad, si no eres capaz de integrarte en alguna medida, no es posible una buena
socialización. Tienes que sentir a la comunidad como algo importante en tu vida, sentir que perteneces a ella y, por tanto, amarla.

Dominar el idioma
El idioma es el centro de toda cultura y sociedad, quien no domina el idioma, puede estar físicamente en un entorno social, pero, no
puede interactuar con las otras personas adecuadamente. Así que esa característica es esencial, si quieres socializar en una comunidad,
debes hablar su idioma.

Capacidad de comunicación
No basta saber hablar un idioma, también es fundamental saberse comunicar, lo cual implica saber transmitir tus ideas y escuchar las
de otros. Aquello de ser buen hablante y saber escuchar.

Cultura y valores comunes


El idioma no es el único elemento cultural de importancia para una buena socialización, también se requiere conocer los valores que
impulsan el funcionamiento de esa sociedad. Así como su cultura general, sus costumbres y formas de hacer las cosas. No tienes que
estar de acuerdo con todo, pero sí conocerlo y respetarlo.

Honestidad
Una de las cosas que más afectan a las relaciones sociales es la deshonestidad, es decir, cuando las personas no actúan rectamente,
rompen los acuerdos, mienten o infringen las normas sociales. Así que ser honesto es una característica que contribuye a una buena
socialización.

Solidaridad
Una sociedad no es meramente un conjunto de individuos, se trata de un grupo de personas que se relacionan para desarrollar un gran
proyecto de vida común. De tal forma que, construir una sociedad viable, requiere de personas solidarias, es decir, capaces de ayudar
al prójimo y colaborar en los proyectos socialmente compartidos.

Dominio de las normas y leyes de la comunidad


Toda sociedad se construye con base en normas y leyes, así que una característica indispensable, si queremos que la sociedad
funcione, es cumplir la ley. Una persona cuya tendencia sea a romper la ley constantemente, se convierte en un elemento que rompe la
convivencia social.

Características emocionales

En la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es
simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Para poder desenvolvernos con éxito en la sociedad actual
no es suficiente con un elevado cociente intelectual, el éxito en la vida ya no depende exclusivamente de los conocimientos
intelectuales. Es necesario tener otras habilidades que también se pueden aprender.

La inteligencia emocional recoge todos aquellos contenidos pertenecientes al mundo de las emociones y de los sentimientos, distintos
a los cognoscitivos, que permiten al ser humano desarrollarse como persona e integrarse satisfactoriamente en la sociedad en que
vivimos.
Pero, ¿cuáles serían las características de una persona emocionalmente inteligente? :
1. Actitud positiva: resalta los puntos positivos sobre los negativos; da más importancia a los aciertos que a los fallos, tienen más
valor las aptitudes positivas que las carencias, es más importante el trabajo realizado que el resultado obtenido.
2. Es capaz de reconocer sus propias emociones y sentimientos.
3. Puede verbalizar sus emociones y sentimientos. Tanto los considerados positivos como los considerados negativos necesitan ser
encauzados y dirigidos de alguna forma para poder expresarlos. La persona emocionalmente inteligente reconoce el medio más
adecuado y el momento propicio.
4. Sabe manejar sus sentimientos y emociones: es capaz de lograr el equilibrio entre la exteriorización de las emociones y el
dominio de las mismas. Sabe ser paciente y puede aceptar la frustración, siendo capaz de retrasar las recompensas.
5. Es empática: puede ponerse sin dificultad en la piel del otro, percibe las emociones y sentimientos de los demás aunque no estén
expresadas verbalmente sino mediante una comunicación no verbal.
6. Tiene la capacidad de adoptar las decisiones correctas: la forma en que se lleva a cabo la toma de decisiones conjuga aspectos
tanto emocionales como racionales. Los aspectos emocionales dificultan en muchas ocasiones el poder tomar la decisión idónea. Es
fundamental ser consciente de los aspectos emocionales presentes en cada toma de decisiones, para que éstas sean las adecuadas.
7. Está motivada, ilusionada y tiene interés por todo aquello que hace: todo lo contrario a la apatía, a la indiferencia, al tedio y a la
desidia. Se motiva e ilusiona cuando tiene delante un buen proyecto y es capaz de interesarse y preocuparse por todo aquello que le
rodea.
8. Adecuado nivel de autoestima: sentimientos positivos hacia sí misma y seguridad en su capacidad para afrontar los nuevos
desafíos que le proponga el destino.
9. Sabe dar y recibir.
10. Presenta unos valores positivos que dan sentido a su vida.
11. Puede afrontar con seguridad y es capaz de vencer a las adversidades y frustraciones con que se encuentre en su camino
aunque hayan sido negativas.
12. Tiene la capacidad de complementar polos opuestos: lo cognitivo y lo emocional, la soledad y la compañía, la tolerancia y la
exigencia, los derechos y los deberes.
Tal y como decía al principio, estas habilidades se pueden entrenar, ejercitar y mejorar, pero la inteligencia emocional no
mejora de la noche a la mañana. Desarrollar nuestra inteligencia emocional es, de hecho, un viaje que dura toda la vida.
"Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes. Siembras la semilla, la
abonas y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada
con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado
semillas estériles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas, la planta de bambú crece ... ¡más de
treinta metros!
- ¿Tarda sólo seis semanas en crecer?
- ¡No! La verdad es que se toma siete años para crecer y seis semanas para desarrollarse. Durante los primeros siete años de
aparente inactividad, este bambú genera un complejo sistema de raíces que le permiten sostener el crecimiento que vendrá después.
En la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es
simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Quizá por la misma impaciencia, muchos de aquellos que
aspiran a resultados a corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil
convencer al impaciente de que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento
adecuado." Cuento zen
Ninguna herramienta surte efecto por obra de la magia o la casualidad, sino que requiere de voluntad para ser utilizada, integrada, y
finalmente servir de manera práctica y real en el día a día. Es ese trabajo interior, hecho con honestidad, el que nos proporciona fuerza
para seguir adelante hacia nuestros objetivos con entusiasmo y motivación.
He creado “Mover los Sentimientos” con la esperanza de que resulte una herramienta práctica y útil, ayudándonos a evaluar
nuestro estado emocional en todo momento y a reconocer qué hay detrás de cada emoción aflictiva. Ayudándonos a gestionar la
capacidad de automotivarnos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de
regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la
capacidad de empatizar y confiar en los demás.

Metas
Una meta o fin es el resultado esperado o imaginado de un sistema, una acción o una trayectoria, es decir, aquello que esperamos
obtener o alcanzar mediante un procedimiento específico. Las organizaciones, los individuos, los colectivos, todos se trazan metas y
procedimientos para tornarlas realidad.
La palabra meta proviene del latín, y designaba a una serie de objetos cónicos que se colocaban en los extremos de la pista de carreras
del circo romano, marcando el inicio y el fin de la trayectoria.
De allí se tomó como metáfora para el fin, el objetivo, y por lo tanto también la utilidad de un proceso determinado. No debe
confundirse, no obstante, con el prefijo meta-, proveniente en cambio del griego, y que significa “más allá”.
Existen muchas formas de concebir las metas, y en la cultura occidental la realización individual, la felicidad, y el cumplimiento de
las metas que nos hayamos propuesto están estrechamente relacionadas.

A la fijación de metas se le denomina planificación, y a su cumplimiento, eficiencia o efectividad. Esto en lenguaje corporativo u
organizacional.

Características de una meta


Las metas deben poder cumplirse en un margen de tiempo determinado.
Las metas han de tener las siguientes características:

 Debe ser alcanzable. Una meta irreal o inalcanzable deja de serlo, y pasa a ser más bien un sueño, una fantasía o una
imaginación.
 Debe ser observable. Las metas deben formar parte de un sistema actual, es decir, deben poder medirse contra un punto
inicial de la materia. De otro modo no se podría saber cuándo está cumplida.
 Debe darse en un tiempo finito. Las metas deben poder cumplirse en un margen de tiempo determinado, no pueden ser
eternas.
Tipos de metas
Existen diversos tipos de meta, atendiendo al tiempo que requerirá realizarlas:

 Metas de corto plazo. Aquellas que requieren de un breve período de tiempo para realizarse. Días, semanas o meses,
por ejemplo.
 Metas de mediano plazo. Aquellas que requieren de un esfuerzo sostenido en el tiempo para cumplirse. Meses o años,
por ejemplo.
 Metas de largo plazo. Aquellas que necesitan de un gran lapso de tiempo para concretarse. Años o décadas, por
ejemplo.

Y, en cambio, atendiendo a su cometido final, pueden ser:

 Metas de dominio. Aquellas cuyo cometido es acumular conocimientos o capacidades, que representan un mayor
alcance o potencia para quien las cumple.
 Metas de desempeño. Aquellas que se cumplen al demostrar las capacidades a los demás o destacar dentro de
una población determinada.
 Metas de evitación. Aquellas que se cumplen cuando se evita un trámite o riesgo, se cumple rápidamente una acción o
se evita del todo cumplirla.

Diferencia entre meta y objetivo


Aunque son a menudo usados como sinónimos, no son exactamente lo mismo una meta y un objetivo. Dicha diferencia radica en el
carácter medible, concreto, específico de los objetivos, en contraste con la visión más amplia y general de la meta.

Podría considerarse que los objetivos son pasos que se dan para alcanzar la meta, como si ésta fuera llegar al tope de una escalera y
éstos subir cada uno de los peldaños de la misma.

Ejemplos de meta
Aprender a tocar un instrumento musical puede ser una meta a mediano plazo.
Las metas pueden ser sumamente diversas, ya que dependen de las aspiraciones de cada persona u organización que se las plantea, por
ejemplo:

 Perder peso. Para muchas personas alcanzar un peso más equilibrado es una meta personal, cuyo cumplimiento
involucra otra serie de objetivos y pequeños pasos.
 Aprender un idioma. Hablar fluidamente un idioma extranjero es una meta que requiere de esfuerzo continuado y
sostenido para cumplirse.
 Aprender a tocar un instrumento musical. Sea cual sea, y de la manera que sea, esta meta requerirá de esfuerzo y
asistencia profesional, los cuales pueden ser objetivos a plantearse a corto plazo.
 Mejorar la relación familiar. Ésta bien podría ser una meta a corto plazo para profesionales demasiado entregados a su
carrera que sacrifican para ello a sus familias.
 Alcanzar el puesto de gerente. En una compañía o empresa el puesto gerencial es codiciado por muchos, pero no todos
cumplen los pasos necesarios para destacar en su trabajo y hacerse con él.
 Escribir una novela. Otro perfecto ejemplo de una meta en principio realizable, pero que demandará una serie de
esfuerzos sostenidos en el tiempo.

Árbol Genealógico
Un árbol genealógico es una representación gráfica que enlista los antepasados y los descendientes de un individuo en una forma
organizada y sistemática, sea en forma de árbol o tabla. Puede ser ascendente, exponiendo los antepasados o ancestros de una persona,
o descendente, exponiendo todos los descendientes.
Para realizar un árbol genealógico es necesario, primero, haber hecho una investigación genealógica o genealogía del individuo. De
ahí que en un árbol genealógico se muestra la descendencia de los antepasados hasta una determinada generación o individuo.
Dependiendo de la finalidad o uso que quiera dárselo al árbol genealógico, este puede referirse solo a
la filiación y sucesión masculina, llamada también línea de sangre o linaje, o a la filiación y sucesión femenina, llamada
también línea de ombligo.
El árbol genealógico no se aplica solamente en seres humanos, sino que también se utiliza para mostrar el pedigrís o ascendencia de
un animal, representar la evolución de una lengua o idioma, seguir la trayectoria de un partido político, una disciplina artística o
un arte marcial.
Este árbol, se encarga fundamentalmente de exponer gráficamente la descendencia o ascendencia de un individuo demostrando así el
completo módulo de vida de un ser humano, pero también, el árbol genealógico se encarga de demostrar de la misma manera, la escala
de enfermedades que han afectado a nuestra sociedad en estos últimos años.
Proyecto de vida
¿Qué es un proyecto de vida?
Un proyecto de vida es un plan personal a largo o mediano plazo que se piensa seguir a lo largo de los años . Se diseña con el fin
de cumplir determinados objetivos o metas concretas y se basa en gustos personales, valores o habilidades. Muchas personas fijan su
proyecto de vida en base a una carrera universitaria, un trabajo, una pareja o formar una familia.

Suele empezar a pensarse en un proyecto de vida cuando se alcanza cierta madurez, sobre todo después de los 20 años: cuando la
persona puede definir qué le gusta, qué le disgusta, qué la motiva o desafía.

La búsqueda del proyecto de vida es un proceso que se da durante toda la vida y puede variar según los objetivos o necesidades de
cada persona. Es indispensable que el proyecto y los objetivos propuestos se basen en lo que cada individuo verdaderamente es y lo
que quiere transmitir al mundo.

La búsqueda de un proyecto personal implica esfuerzo y autoconocimiento; supone plantear objetivos que lleven a la acción y hacer
todo lo que está al alcance para cumplirlos.
Posiblemente en el camino hacia el proyecto existan variables que la persona no podrá controlar: contratiempos, falta de dinero o
de tiempo. Sin embargo, si el individuo se concentra en aquello en lo que sí puede trabajar, posiblemente esté más cerca de cumplir su
proyecto.

La idea que cada persona tenga sobre su futuro depende en parte de la educación: los valores adquiridos en la escuela y en el hogar
pueden ser el impulso o la motivación inicial necesaria para la autosuperación y la búsqueda de proyectos.

La idea de futuro también depende de la personalidad y de la posibilidad de confiar en las capacidades y potencial de cada uno para
creerse merecedores y capaces de cumplir todos los objetivos propuestos.

El proyecto de vida implica lograr un objetivo para el que se deben seguir ciertos pasos que permitan alcanzarlo. Por ejemplo: Juan
quiere ser un gran ingeniero, graduándose con un buen promedio para luego poder trabajar en una empresa importante. Lo que hará
será estudiar para recibirse a tiempo, esforzarse para sacar buenas calificaciones y luego ganar experiencia para poder ingresar más
adelante a la empresa deseada.

Algunos valores esenciales que ayudarán en el logro de los objetivos personales son el respeto por la vida, por el prójimo, por el
entorno, por uno mismo, la solidaridad, la perseverancia, la honestidad y la confianza.

Objetivos de un proyecto de vida

 Define objetivos y metas claras para tomar decisiones acertadas.


 Devela y deja asentado aquello que la persona quiere para su vida.
 Busca el desarrollo del autoconocimiento y autogestión.
 Acerca herramientas para lograr las metas personales.
 Permite descubrir gustos personales, valores y habilidades.
 Alinea las decisiones del individuo con su verdadero ser.
 Permite visualizar un futuro. ¿Cómo quiero ser? ¿Dónde quiero estar? ¿Con quién?
 Focaliza la energía del individuo en lo que quiere alcanzar.

Pasos para lograr un proyecto de vida

Ser optimista implicar ver siempre el lado bueno de lo que ocurre.

1. Autoconocimiento ¿Qué cosas me gustan? ¿Qué cosas me disgustan? ¿Cuáles son mis habilidades? Estas son algunas de las
preguntas que toda persona se puede hacer a la hora de definir quién es y hacia dónde quiere ir.

El autoconocimiento es uno de los pasos más importantes para definir un proyecto de vida personal; ya que en la medida en la que esté
alineado a lo que el individuo es, más liviano se hará el camino y mayor será la recompensa.

Es indispensable que el individuo esté convencido de los objetivos y metas a alcanzar y así encuentre en su interior la energía para
lograrlos. Este puede parecer un camino difícil y largo, pero será gratificante y ayudará a concretar los siguientes pasos.

2. Revisar proyectos Es importante que la persona revise los objetivos que alguna vez se propuso para ver si responden a sus
intereses e inquietudes de hoy. ¿Este es mi proyecto de hoy o de cuando era niño? ¿Es mi proyecto o es el de mis padres?

Con el correr de los años, se puede notar que las personas con las que se recorrió un largo camino (en la escuela, en la universidad)
comienzan a transitar sus propios proyectos y descubrir su plan de vida. Los padres tienen un plan de vida, los hermanos tienen otro
plan de vida, los amigos del secundario, otros.

Las diferencias no deben afligir, sino motivar para salir al encuentro del propio. Tener un proyecto de vida que cada uno arme a
medida permite alcanzar una vida más serena y feliz alineada a lo que cada uno es, independientemente de que se puedan o no
cumplir todos los objetivos propuestos.

3. Plantear objetivos y metas propias En este paso, es necesario que la persona analice su vida al día de hoy (viendo qué quiere
cambiar, qué quiere dejar como está) y sus verdaderas necesidades. Así, fija objetivos y piensa en metas que llevarán a ellos. Es
importante visualizar cómo se va a lograr todo lo que se quiere y no dejar de creer en el poder de la imaginación: está probado que
visualizar situaciones e ideas ayuda a ser más positivo y perseverante.

4. Pasar a la acción La acción implica que el individuo ponga todo de sí para lograr los objetivos. Esto supone, también, desarrollar
una tolerancia a la frustración cuando los planes no salen como se esperaba. Ir variando los pequeños objetivos o metas que conforman
el proyecto de vida es parte de esta tarea. Existe una serie de valores que son fundamentales a la hora de encarar la ejecución de
objetivos:

 Optimismo. Si se logra cumplir con esta característica, la vida será más fácil. El optimismo permite ver siempre el lado
bueno de todas las cosas que ocurren. Ser una persona optimista es una cuestión de ejercitación diaria.
 Autoconfianza. La confianza en uno mismo puede verse afectada por situaciones que se hayan atravesado, pero, al igual
que el optimismo, es necesario ejercitarla. La persona debe comenzar a sentir confianza en lo que es, aceptarse a sí
misma y a partir de allí empezará a sentirse distinta y capaz de lograr todo lo que se proponga.
 Paciencia. El proyecto de vida es un proceso que no se logrará de la noche a la mañana, ya que es necesario atravesar la
vida para ir logrando cada objetivo. Para lograr cada cosa propuesta es cuestión de ser paciente: este trayecto no es para
ansiosos.

Cuando se vayan logrando las metas, se irán abriendo nuevas puertas y nuevos objetivos. Siguiendo con el ejemplo de Juan: cuando él
consiga el trabajo en esa empresa deseada, su siguiente objetivo será ascender dentro de ella y obtener un puesto directivo. Quizás, una
vez que consiga ese objetivo pueda cambiar de empresa y aspirar a otro puesto alto.

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