Lectura Relacion VQ
Lectura Relacion VQ
Lectura Relacion VQ
Y METABOLISMO
CÓMO LA CIRCULACIÓN
PULMONAR ELIMINA GASES
DE LOS PULMONES Y
ALTERA ALGUNOS
METABOLITOS
4
• Presiones en el interior de los
vasos sanguíneos pulmonares
• Presiones alrededor de los
V eremos ahora cómo se eliminan de
los pulmones los gases respiratorios. En primer
vasos sanguíneos pulmonares lugar, se consideran las presiones dentro y
• Resistencia vascular pulmonar fuera de los vasos sanguíneos pulmonares y,
• Medición del flujo sanguíneo a continuación, se comentará la resistencia
pulmonar vascular pulmonar. Explicaremos después
la medición del flujo sanguíneo pulmonar total
• Distribución del flujo y su distribución desigual causada por
sanguíneo la gravedad. Seguiremos con el control activo
• Control activo de de la circulación, y con el equilibrio hídrico
la circulación en los pulmones. Finalmente, se abordan
otras funciones de la circulación pulmonar,
• Equilibrio hídrico en
particularmente las funciones metabólicas
los pulmones
de los pulmones.
• Otras funciones de la
circulación pulmonar
• Funciones metabólicas
de los pulmones
41
42 CAPÍTULO 4
AD AI
~– 2 5
8 10
Vena Vena
Figura 4-1. Comparación de presiones (mm Hg) en las circulaciones pulmonar y sisté
mica. Las diferencias hidrostáticas las modifican.
FLUJO SANGUÍNEOY METABOLISMO 43
es, por lo tanto, muy pulsá til. Por el contrario, la presió n media en la aorta es de
unos 100 mm Hg, unas seis veces má s que en la arteria pulmonar. Las presiones en
las aurículas derecha e izquierda no difieren mucho: unos 2 y 5 mm Hg, respectiva-
mente. Así, las diferencias de presió n de la entrada y la salida de los sistemas
pul- monar y sistémico son, aproximadamente, de (15 – 5) = 10 y (100 – 2) = 98 mm
Hg, respectivamente: un factor de 10.
En armonía con estas bajas presiones, las paredes de la arteria pulmonar y
sus ramas son muy delgadas, y contienen relativamente poca musculatura lisa (se
con- funden fá cilmente con venas). Esto contrasta llamativamente con la
circulació n sistémica, donde las arterias generalmente tienen paredes gruesas y las
arteriolas, en particular, cuentan con abundante musculatura lisa.
Las razones para estas diferencias quedan claras cuando se comparan las
fun- ciones de ambas circulaciones. La circulació n sistémica regula el aporte de
sangre a diversos ó rganos, entre ellos los que pueden estar muy por encima del
nivel del corazó n (el brazo estirado hacia arriba, por ejemplo). Por el contrario,
se necesi- tan los pulmones para aceptar todo el gasto cardíaco en todo
momento. Rara vez tiene que ver con dirigir sangre de una regió n a otra (una
excepció n es la hipoxia alveolar localizada; v. má s adelante), y su presió n arterial
es, por lo tanto, tan baja como acorde con la elevació n de la sangre hacia el
vértice pulmonar. Esto man- tiene el trabajo del corazó n derecho tan reducido
como conviene para que se produzca un eficaz intercambio de gases en los
pulmones.
La presió n en el interior de los capilares pulmonares es desconocida. El
mejor dato sugiere que se encuentra, aproximadamente, a medio camino entre la
presió n arterial y la presió n venosa pulmonares, y que, probablemente, gran
parte de la caída de presió n se produce en el interior del propio lecho capilar.
Ciertamente, la distribució n de presiones a lo largo de la circulació n pulmonar
es mucho má s simétrica que en su equivalente sistémica, donde la mayor parte de
la caída de pre- sió n se produce justo antes de llegar a los capilares (fig. 4-1).
Ademá s, la presió n dentro de los capilares pulmonares varía considerablemente
por todo el pulmó n, a causa de efectos hidrostá ticos (v. má s adelante).
Vasos
extraalveolares
¿Qué presió n es la que rodea a las arterias y venas pulmonares? Puede ser
con- siderablemente inferior a la presió n alveolar. Cuando el pulmó n se expande,
estos vasos sanguíneos de mayor tamañ o se abren por la tracció n radial del
parénquima pulmonar elá stico que los rodea (figs. 4-2 y 4-3). En consecuencia,
la presió n eficaz a su alrededor es baja; de hecho, hay algunos datos que indican
que esta presió n es incluso inferior a la presió n que rodea a todo el pulmó n
(presió n intra- pleural). Esta paradoja puede explicarse por la ventaja mecá nica
que se produce cuando una estructura relativamente rígida, como un vaso
sanguíneo o un bron- quio, está rodeada por un material elá stico que se
expande rá pidamente, como el
Figura 4-3. Corte de un pulmón, que muestra muchos alvéolos y un vaso extraalveolar
(en este caso, una pequeña vena) con su envoltura perivascular.
FLUJO SANGUÍNEOY METABOLISMO 45
paré nquima pulmonar. En todo caso, tanto las arterias como las venas
aumentan su calibre cuando el pulmó n se expande.
El comportamiento de los capilares y de los vasos sanguíneos de mayor tamañ o
es tan diferente que, a menudo, se alude a ellos como vasos alveolares y vasos
extraalveolares respectivamente (fig. 4-2). Los vasos alveolares está n expuestos a la
presió n alveolar, e incluyen a los capilares y los vasos ligeramente mayores en
las esquinas de las paredes alveolares. Su calibre está determinado por la
relació n entre la presió n alveolar y la presió n en su interior. Los vasos
extraalveolares son todas las arterias y venas que discurren por todo el
paré nquima pulmonar. Su calibre está muy afectado por el volumen pulmonar,
porque esto determina el empuje expansivo del parénquima sobre sus paredes.
Los vasos sanguíneos muy grandes que se encuentran cerca del hilio está n por fuera
de la sustancia pulmonar, y está n expuestos a la presió n intrapleural.
1
Los cardió logos expresan, a veces, la resistencia vascular pulmonar en dinas · s · cm-5. El valor normal
está en la regió n de 100.
46 CAPÍTULO 4
300
Resistencia vascular pulmonar (cm H2O/ l/min)
200
Aumento de presión
arterial
Figura 4-4. Descenso de
la resistencia vascular pul
monar cuando aumenta la
presión arterial o venosa pul
100
monar. Cuando se cambió la
Aumento de presión presión arterial, la presión
venosa venosa se mantuvo constante
a 12 cm H2O, y cuando se
cam bió la presión venosa, la
0 pre sión arterial se mantuvo
10 20 30 40 a 37 cm H2O. (Datos de una
pre paración de un pulmón de
Presión arterial o venosa (cm H2O)
ani mal extirpado.)
que permiten la regulació n del flujo sanguíneo hacia diversos ó rganos del
cuerpo. La circulació n pulmonar no tiene estos vasos, y parece tener una
resistencia tan baja que es compatible con la distribució n de sangre en una delgada
película sobre una amplia superficie en las paredes alveolares.
Aunque la resistencia vascular pulmonar normal es extraordinariamente pe-
queñ a, tiene una notable facilidad para disminuir aun má s cuando aumenta la pre-
sió n en el interior de los vasos. La figura 4-4 muestra que un aumento en la
presió n arterial pulmonar o en la venosa hace que la resistencia vascular pulmonar
disminuya. Dos son los mecanismos responsables de ello. En condiciones
norma- les, algunos capilares está n cerrados o abiertos pero sin flujo de sangre.
Cuando la presió n aumenta, estos vasos empiezan a conducir sangre, con lo que
disminuye la resistencia global. Es lo que se denomina reclutamiento (fig. 4-5),
que es, apa- rentemente, el principal mecanismo de la disminució n de la
resistencia vascular pulmonar que se produce cuando la presió n arterial
pulmonar asciende desde niveles bajos. No se conoce bien la razó n por la que
algunos vasos no está n per-
fundidos con presiones de perfusió n bajas, pero quizá se deba a diferencias aleato-
rias en la geometría del complejo retículo (v. fig. 1-6), que da lugar a canales
preferentes para el flujo.
Con presiones vasculares má s elevadas, se produce un ensanchamiento de seg-
mentos capilares individuales. Este aumento de calibre, o distensión, es muy
sor- prendente, teniendo en cuenta la membrana tan delgada que separa el
capilar del espacio alveolar (v. fig. 1-1). Probablemente, la distensió n es,
fundamentalmente, un cambio de forma de los capilares, desde casi planos a má s
circulares. Hay datos que indican que la pared de los capilares es muy resistente
al estiramiento. La distensió n es, aparentemente, el mecanismo predominante de la
caída de la resis- tencia vascular pulmonar con presiones vasculares
relativamente elevadas. Sin embargo, es frecuente que el reclutamiento y la
distensió n se produzcan al mismo tiempo.
Otro importante factor determinante de la resistencia vascular pulmonar es
el volumen pulmonar. El calibre de los vasos extraalveolares (fig. 4-2) está determi-
nado por un equilibrio entre varias fuerzas. Como ya hemos visto, se abren cuando
los pulmones se expanden. Debido a ello, su resistencia vascular es baja con
volú - menes pulmonares grandes. Por otro lado, sus paredes contienen mú sculo
liso y tejido elá stico, que resiste la distensió n y tiende a reducir el calibre de los
vasos. En consecuencia, tienen una resistencia elevada cuando el volumen
pulmonar es bajo (fig. 4-6). Realmente, si el pulmó n está completamente
colapsado, el tono de la musculatura lisa de estos vasos es tan eficaz que la
presió n en la arteria pul- monar tiene que aumentar varios centímetros de agua
por encima de la presió n aguas abajo antes de que haya flujo alguno. Es lo que se
denomina presión crítica de apertura.
¿Está la resistencia vascular de los capilares influida por el volumen pulmonar?
Esto depende de si la presió n alveolar cambia con respecto a la presió n dentro
de los capilares, es decir, si se altera su presió n transmural. Si la presió n
alveolar aumenta con respecto a la presió n capilar, los vasos tienden a aplastarse, y
su resis-
Vaso
extraalveolar
120
Capilar
Resistencia vascular (cm H2O/ l/min)
tencia aumenta. Es lo que suele ocurrir cuando una persona sana inspira pro-
fundamente, porque la presió n vascular desciende. (El corazó n está rodeado
por presió n intrapleural, que disminuye con la inspiració n.) Sin embargo, las
pre- siones en la circulació n pulmonar no permanecen estables tras una
maniobra de este tipo. Un factor adicional es que el calibre de los capilares
disminuye con unos volú menes pulmonares grandes debido al estiramiento de
las paredes. Una analogía sería un trozo de tubo de goma de paredes finas que
se estira a travé s de su diá metro, con lo cual el calibre se reduce mucho. Así, incluso
si la presió n trans- mural de los capilares no varía con grandes insuflaciones
pulmonares, su resisten- cia vascular aumenta (fig. 4-6).
Debido al papel que desempeñ a la musculatura lisa en la determinació n del
calibre de los vasos extraalveolares, las sustancias que producen contracció n de la
musculatura aumentan la resistencia vascular pulmonar. Entre ellas se encuentran
la serotonina, la histamina, la norepinefrina y la endotelina. El importante papel
de la hipoxia se expone luego. Estos fá rmacos son vasoconstrictores especialmente
eficaces cuando el volumen pulmonar es bajo y las fuerzas de expansió n que actú an
sobre los vasos son débiles. Las sustancias que pueden relajar la musculatura lisa
en la circulació n pulmonar comprenden la acetilcolina, los inhibidores de la fos-
fodiesterasa, los antagonistas del calcio y la prostaciclina (PGI2).
o, .
. Vo2
Q = Cao – Cv–o
2 2
FLUJO SANGUÍNEOY METABOLISMO 49
150
Flujo sanguíneo/unidad de volumen
Contadores
de radiación 100
50
Base Vértice
0
0 5 10 15
20 25
Distancia hasta el pulmón (cm)
aumenta el flujo de la zona apical, pero el de la zona basal permanece prá ctica-
mente sin cambios, con lo que la distribució n desde el vé rtice a la base se vuelve
casi uniforme. Sin embargo, en esta postura, el flujo sanguíneo de las regiones
posteriores (inferiores o declive) del pulmó n es mayor que el flujo de las partes
anteriores. Las mediciones en personas suspendidas boca abajo muestran que el
flujo sanguíneo apical puede superar al basal en esta postura. Con el esfuerzo leve,
los flujos sanguíneos de la zona superior e inferior aumentan, y disminuyen las
diferencias regionales.
La distribució n desigual del flujo sanguíneo puede explicarse por las diferen-
cias de presió n hidrostá tica en el interior de los vasos sanguíneos. Si consideramos
el sistema arterial pulmonar como una columna continua de sangre, la
diferencia de presió n entre el vértice y la base de un pulmó n de una altura de
30 cm será de unos 30 cm de agua, o 23 mm Hg. Es una gran diferencia de presió n
para un sis- tema de tan baja presió n como la circulació n pulmonar (fig. 4-1), y en la
figura 4-8 se muestran sus efectos sobre el flujo sanguíneo regional.
Puede haber una regió n en el vértice pulmonar (zona 1) donde la presió n
arte- rial pulmonar desciende por debajo de la presió n alveolar (normalmente,
pró xima a la presió n atmosfé rica). Si esto sucede, los capilares se aplanan, y no
es posible que exista flujo. La zona 1 no existe en condiciones normales, porque
la presió n arterial pulmonar es suficiente para hacer llegar la sangre hasta el
vértice pulmo- nar, pero puede aparecer si la presió n arterial disminuye (p. ej., tras
una hemorra- gia intensa) o si la presió n alveolar aumenta (durante la
ventilació n con presió n positiva). Este pulmó n ventilado pero no perfundido no es
ú til para el intercambio de gases, y se denomina espacio muerto alveolar.
Zona 1
PA > Pa > Pv
Alveolar Zona 2
Pa > PA > Pv
PA
Pa Pv
Arterial Venosa
Distancia
Zona 3
Pa > Pv > PA
Flujo sanguíneo
Má s abajo (zona 2), la presió n arterial pulmonar aumenta a causa del efecto
hidrostá tico, y supera la presió n alveolar. Sin embargo, la presió n venosa sigue
siendo muy baja y menor que la presió n alveolar, lo que lleva a unas peculiares
características de la relació n presió n-flujo. En estas condiciones, el flujo sanguí-
neo está determinado por la diferencia entre las presiones arterial y alveolar (no la
diferencia habitual arteriovenosa de presió n). En realidad, la presió n venosa
carece de influencia sobre el flujo, salvo que supere a la presió n alveolar.
Un tubo de goma flexible en el interior de una cá mara de vidrio puede ser un
modelo de este comportamiento (fig. 4-9). Cuando la presió n de la cá mara es
mayor que la presió n de salida, el tubo de goma se colapsa en su extremo aguas
abajo, y la presió n en el tubo en este punto limita el flujo. El lecho capilar
pulmo- nar es, claramente, muy diferente de un tubo de goma; sin embargo, el
comporta- miento global es similar y, con frecuencia, se denomina resistor de
Starling, efecto compuerta o cascada. Como la presió n arterial aumenta al
descender de zona, pero la presió n alveolar es la misma en todo el pulmó n, la
diferencia de presió n responsable del flujo aumenta. Ademá s, por debajo de
esta zona se produce un reclutamiento cada vez mayor de capilares.
En la zona 3, la presió n venosa supera a la presió n alveolar, y el flujo viene
determinado, del modo habitual, por la diferencia arteriovenosa de presió n.
Aparentemente, el aumento del flujo sanguíneo por debajo de esta regió n
pulmo- nar se debe, principalmente, a la distensió n de los capilares. La presió n
en el inte- rior de éstos (que se encuentra entre la arterial y la venosa) aumenta al
descender de zona, mientras que la presió n en el exterior (alveolar) permanece
constante. Así, la presió n transmural aumenta y, realmente, las medidas
muestran que su amplitud media aumenta. El reclutamiento de vasos
anteriormente cerrados tam- bié n puede intervenir algo en el aumento del flujo
sanguíneo al descender de esta zona.
El esquema que se muestra en la figura 4-8 resume el papel que desempeñ an
los capilares en la determinació n de la distribució n del flujo sanguíneo. Con vo-
lú menes pulmonares bajos, la resistencia de los vasos extraalveolares adquiere
importancia, y se observa una disminució n del flujo sanguíneo regional, que
empieza primero en la base del pulmó n, donde el paré nquima se expande
menos (v. fig 7-8). Esta regió n de flujo sanguíneo disminuido se denomina, en
ocasiones,
Existen otros factores que causan desigualdad del flujo sanguíneo en el pul-
mó n. La disposició n compleja y en parte aleatoria de los vasos sanguíneos y
capilares (v. fig. 1-6) produce una cierta desigualdad de flujo sanguíneo en cual-
quier nivel pulmonar. También hay pruebas de que el flujo sanguíneo
disminuye a lo largo del á cino, con partes perifé ricas con menor aporte
sanguíneo. Algunas mediciones sugieren que las regiones perifé ricas de todo el
pulmó n reciben menos flujo sanguíneo que las regiones centrales. En algunos
animales, algunas regiones pulmonares parecen tener una resistencia vascular
intrínsecamente mayor.
100
80
Flujo sanguíneo (% control)
60
40
20
(fig. 4-10). Cuando la Po2 alveolar se altera en la regió n por encima de 100 mm Hg,
se observan pocos cambios en la resistencia vascular. Sin embargo, cuando la
Po2 alveolar disminuye por debajo, aproximadamente, de 70 mm Hg, puede produ-
cirse una importante vasoconstricció n, y con una Po2 muy baja, el flujo
sanguíneo local casi puede desaparecer.
El mecanismo de la vasoconstricció n pulmonar hipó xica sigue siendo objeto de
muchas investigaciones. El principal desencadenante de la contracció n del mú scu-
lo liso es el aumento de la concentració n del ion calcio en el citoplasma, que se
da como consecuencia de varios factores. Las investigaciones han demostrado,
por ejemplo, que está n implicadas la inhibició n de los canales de potasio
regulados por voltaje y la despolarizació n de membrana, que llevan a un aumento
de las con- centraciones del ion calcio en el citoplasma.
Las sustancias vasoactivas derivadas del endotelio tambié n desempeñ an un
papel importante en la regulació n del tono vascular. Uno de estos factores es el
ó xido nítrico (NO), que se forma a partir de la l-arginina por catá lisis y mediante
la acció n de la NO sintasa endotelial (eNOS). El NO activa la guanilato ciclasa
soluble y aumenta la síntesis de 3’,5’-monofosfato cíclico de guanosina (GMP
cíclico). Posteriormente, el GMPc inhibe los canales de calcio, lo que impide un
aumento de las concentraciones de calcio intracelular y promueve la vasodilata-
ció n. Los inhibidores de la NO sintasa aumentan la vasoconstricció n pulmonar
hipó xica en preparaciones de animales, mientras que la administració n de NO
en concentraciones bajas (10 a 40 ppm) por vía inhalada reduce la
vasoconstricció n pulmonar hipó xica en los seres humanos. Se ha demostrado
que la alteració n del gen de la eNOS produce hipertensió n pulmonar en
modelos animales.
54 ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS