Cree Su Propia Suerte - 8 Principios para Atraer La Buena Suerte A Su Vida, Al Amor y Al Trabajo - Jaffe, Azriela
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Cree su propia
SUERTE
8 principios para atraer la buena suerte
a su vida, al amor y al trabajo
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Cree su propia
SUERTE
8 principios para atraer la buena suerte
a su vida, al amor y al trabajo
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mediante alquiler o préstamos públicos.
La edición original de esta obra ha sido publicada en lengua inglesa con el título:
Create Your Own Luck
ISBN: 84-9735-006-5
Depósito legal: 42.332-2001
Fotocomposición: pre impresión Zero
Impreso por Talleres Gráficos Vigor, S. A. - Sant Feliu de Llobregat (Barcelona)
Impreso en España - Printed in Spain
Este libro está dedicado a
Deb Haggerty, «Tía Deb», que en estos momentos está librando una va-
liente y personal batalla contra el cáncer de mama. Es demasiado pronto
para que este mundo pierda a una persona tan generosa y tan cariñosa, y por
ello te deseo que encuentres la manera de convertir el cáncer en la cosa más
afortunada que jamás te haya sucedido. Cada día me recuerdas que el dinero
no lo es todo en la vida y que, en cambio, el amor sí lo es. Rezo por ti.
)
Kathy Wasong, una vecina extraordinaria y una buena amiga que me ins-
pira cada día con su ejemplo de cómo saber sacar la suerte de todo lo que la
vida nos ofrece, sea lo que sea. Me haces recordar, sin decir ni una sola pala-
bra, que debo contar las bendiciones que tengo en mi vida, especialmente
aquellas que viven en mi hogar. Uno no se encuentra cada día a gente como
tú sino muy de tarde en tarde y yo he recibido la bendición de ser tu amiga.
Ed
Leisel Shineberg, superviviente del Holocausto y camarada de e-mail, que
hace que me maraville de lo que son capaces de soportar los seres humanos
y al mismo tiempo lograr salir de ello siendo personas generosas, amantes y
leales. Me haces recordar que cualquier incomodidad o molestia que pueda
sufrir no es, en realidad, nada importante. Estoy muy agradecida de que te
salvaras ya que, gracias a ello, el mundo es un lugar mejor. ¡Espero que algún
día nos conozcamos personalmente!
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El predicador ambulante
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Indice
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Agradecimientos
Sheree Bykofsky, agente literario, que vive, come y respira estos principios
respecto a la suerte y que «pilló», inmediatamente, de qué va este libro.
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Mis hijos, Sarah, Elana y Elijah, que me agotan pero que me deleitan casi
siempre. Cuando contemplo vuestras hermosas caras, especialmente, en vues-
tros momentos angelicales, no puedo creer lo afortunada que soy. Hacéis que
me convierta en una persona mejor y me dais una razón mejor para vivir.
Gracias a todos.
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Prólogo
por Jane Oviatt, ganadora de ¿Quiere ser millonario?
(EE.UU..)
a
se hallarán cosas buenas y valiosas por casualidad, valor, la pura suerte y una
mente rápida para captar los hechos.
Azriela puede que sea capaz o no de hacer que usted alcance su propio
«taburete incómodo»; en última instancia eso es responsabilidad suya. Sin
embargo, estoy segura de que se sentirá usted inspirada, como me sucedió a
mí, por su punto de vista positivo y por sus consejos prácticos para la crea-
ción de suerte en lugares inesperados, incluso si resulta que se trata de una
cadena de televisión de difusión nacional, o de su propio patio de atrás.
Ss
Introducción
THOMAS JEFFERSON
Louls PASTEUR
Si usted ha visto el programa, sabe que las preguntas están siempre estruc-
turadas de un modo parecido al siguiente. Pruébelo y verá como funciona:
Juguemos. Parte del encanto de ver este concurso es que es frecuente que
los concursantes vayan haciendo comentarios en voz alta para llegar a la res-
puesta correcta. Así que imagínese que Heather, una hermosa mujer de unos
cuarenta años que se gana la vida como agente de bolsa en Nueva York, se
dispone a responder a esta pregunta. Podría decir:
«Bueno, veamos. Estoy segura de que tuve la suerte de que mamá supiera
algo respecto a las bellas artes y que pudiera darme la respuesta correcta que
me hizo ganar medio millón de dólares. ¡Lo que es seguro es que yo no sé
=6=
nada en absoluto sobre caballos fuera del Vaticano! Pero, en realidad éso no
es pura suerte porque yo tuve que decidir a quién iba a llamar y elegí a la
persona adecuada, basándome en lo que sabía de mamá. Yo influí én esa
suerte así que no era pura. Tachemos la posibilidad D.
» Así que sólo me queda “A”. Haber nacido en una familia rica es pura
suerte, porque el bebé no hizo nada para influir en ese nacimiento. La clase
de familia, lugar geográfico, riqueza, raza, o lo que sea aquello con lo que
nacemos no tiene nada que ver con nada que hayamos hecho. Se trata sólo
de suerte, pura y simple suerte. Así que ésa es mi respuesta final A».
1 yaa
«¡Correcto! ¡Acaba de ganar un millón de dólares.» El confeti inunda el
aire, el público la vitorea y millones de televidentes contemplan a la recién
bendecida Heather, babeando de envidia y mascullando para sus adentros:
«¡Vaya, qué suerte tiene! ¡Con lo que yo podría hacer con un millón de dó-
lares!».
NICOLÁS RESCHER
Es posible que haya personas que cuestionen un libro que tiene el título
de Cree su propia suerte. «¿Qué quiere decir con eso de “Cree su propia suer-
te?” Yo pensaba que la suerte se presenta por causalidad y que no era algo
que uno puede controlar. La suerte sólo es algo que le sucede a uno, ¿no? Si
te encuentras en el lugar adecuado en el momento adecuado, los ángeles de
la buena suerte te rociarán con polvo de hadas y voila, ya te han concedido
buena suerte.»
AS
Erróneo. Hasta un punto mucho mayor del que cualquiera de nosotros
admitiría con comodidad, no tenemos un control completo sobre nuestras
vidas y estamos a merced de la buena y la mala suerte, del puro azar. No hay
duda de que no fue culpa suya que viajara usted en ese avión que se estrelló
en el océano, o que su casa fuera el objetivo de la ira de un tornado. En oca-
siones no hay nada que se pueda hacer para evitar la tragedia que se cierne
sobre uno.
Hace poco llevamos a nuestros hijos a Disney World. Uno de los días y
de manera completamente inesperada, mientras íbamos de aquí para allá por
el parque, empezó a llover a cántaros. En unos minutos quedamos calados
hasta los huesos ya que no llevábamos paraguas ni cualquier otra clase de
protección. Mi pequeña Sarah se puso a pedirle a Dios en voz alta que el sol
volviera a brillar. En unos momentos dejó de llover y el sol volvió a brillar.
Ella sigue estando convencida de que Dios escuchó sus plegarias y las aten-
dió. Yo no le he dicho lo contrario.
0
resultar aún mejor de lo que se había planeado. Sólo porque se encuentra us-
ted en el lugar adecuado, en el momento adecuado, puede sucederle algo
completamente inesperado y maravilloso y se encontrará agitando la cabeza
maravillado por los milagros que se producen en este universo
La creación de la suerte también exige que crea usted que los milagros y
la buena suerte son posibles y que usted se los merece, que pida lo que usted
quiere y que esté dispuesto a trabajar duro para conseguirlo, que preste oídos
a su intuición, que responda a las pruebas de la vida con flexibilidad, que
sepa salir de apuro cuando no sea perfecto, que sea extraordinariamente
paciente, que se entregue a sí mismo y que preste mayor atención a su buena
suerte que a la mala. La creación de la suerte es una habilidad que puede usted
aprender y una actitud ante la vida que puede dominar.
ANÓNIMO
jas
Conductas que influyen
en la suerte
En cada uno de los capítulos, el texto se Organiza
en cuatro enfoques diferentes a la suerte.
Creadores de suerte .
Para crear su propia suerte ha de querer que en su vida haya más conduc-
tas y más personas creadoras de suerte. Este libro le ayudará a encontrarlas y
desarrollarlas.
Si la suerte fuera una posible pareja de baile, los creadores de suerte atrae-
rían al guapo caballero o a la sensacional damisela que se encuentran al otro
lado del salón y le invitarían a bailar. Una vez que están juntos, se enamoran
y —juntos— crean una hermosa música.
les
Destructores de la suerte
Son las conductas que destruyen la suerte que usted tuvo o que estaba a
punto de tener, pero que perdió o renunció a ella.
Bloqueadores de la suerte
Son las conductas que impiden que la suerte ni siquiera pase por su ve-
cindad.
Ns
Para crear su propia suerte debe evitar, siempre que sea posible, las con-
ductas que la bloquean. Y cuando lo haga, tan pronto como despierte y se
dé cuenta de lo que ha hecho, acepte la responsabilidad de sus actos y vuelva
a comportarse de una forma que cree suerte.
Son preguntas sobre las que meditar y que le ayudarán a conocerse mejor
tanto a usted mismo como a las conductas que influyen en la suerte.
Si espera tener conductas de las que crean suerte en cada uno de los mo-
mentos del día, lo único que hará será exponerse al desencanto y al fracaso.
De hecho, ¡tener una expectativa irracional respecto a sí mismo es un blo-
queador de la suerte!
a
cuando, de vez en cuando, dé un resbalón, tenga dentro suyo un testigo que
se dé cuenta y haga los ajustes necesarios para devolverle rápidamente al ca-
mino de creación de suerte.
Os
Abra su mente
Cuando se trata de milagros, hay personas que piensan: «¡Lo creeré cuan-
do lo vea!». Los individuos que fabrican suerte adoptan una postura diferen-
te: lo creen y luego lo ven. No estoy hablando, únicamente, de maravillas in-
creíbles como Dios hablando con Moisés desde una zarza ardiendo. El mar
Rojo no tiene que abrirse para «entenderlo»: en el universo actúa una fuerza
misteriosa que entra y sale de nuestras vidas.
DI
dores con este poder superior. Incluso aquellos que han experimentado grandes
tragedias en sus vidas —las víctimas del Holocausto, los padres que pierden
un hijo por culpa de un conductor borracho, y demás— puede que le griten
a Dios y se pregunten cómo es posible que Dios haya permitido que una
cosa así suceda, pero, sin embargo, siguen creyendo y dependiendo de este
poder superior.
Para tener suerte no es necesario que crea en Dios o le rece. Los ateos
pueden comprar un billete de lotería, conocer a la chica adecuada en una fiesta,
o conseguir el trabajo de sus sueños a través de Internet. La creación de suerte
no requiere un sistema de creencias religiosas o una plegaria.
MS
El que usted crea en Dios y en un poder superior en su vida, es problema
suyo. Mi problema, como autora de este libro, es ayudarle a. ver la conexión
entre el hecho de abrir su mente y la creación de suerte.
Sea lo que sea lo que usted quiere, puede conseguirlo, si es que lo quiere
con la suficiente intensidad y sigue queriéndolo, siempre que el objeto
querido sea razonable ¡y usted crea de verdad que lo conseguirá! Sin
embargo, existe una diferencia entre simplemente «desear» algo y creer, de
verdad, que se conseguirá. La falta de comprensión de esta diferencia ha
representado el fracaso para millones de personas.
NAPOLEON HILL
Esta historia anónima, que navegó por todo Internet, ilustra de una manera
hermosa el hecho de que en ocasiones, la respuesta a nuestro problema está a
nuestra disposición, pero aún no la conocemos. Cuando abrimos nuestras
mentes para creer que lo que puede que parezca imposible es realmente posi-
ble, ya sea por medio de la intervención de Dios o gracias a alguna solución
que todavía desconocemos en este momento, se produce la suerte.
Una pequeña congregación al pie de las Great Smokies construyó un
nuevo santuario en un terreno que un miembro de su congregación les
había dejado en su testamento. Diez días antes de la inauguración de la
nueva iglesia, el inspector local de edificaciones informó al pastor de
que el aparcamiento era inadecuado para el tamaño del edificio y que,
por lo tanto, hasta que la iglesia no duplicara el tamaño del aparca-
miento, no podrían utilizar el nuevo santuario.
ls
pacios de aparcamiento, tendrían que sacar la montaña del patio de
atrás.
8
Al Rabino Kotzker, sus estudiantes le preguntaron: «Dinos Rabí, ¿dónde
está Dios?». Y la respuesta del rabino fue: «En todo lugar en que le dejéis
entrar».
Tener una mentalidad abierta le inspirará a buscar una solución a sus pro-
blemas incluso cuando parezca imposible, porque usted comprende que su
mente no puede abarcar la totalidad de soluciones que el universo pone a
su disposición. Una mentalidad abierta le estimula para que experimente y
ponga en práctica nuevas acciones que ensancharán su vida. Una mentalidad
abierta le permite crear suerte partiendo de una vasto terreno de juego en lu-
gar de un pequeño y estrecho rincón de una sola habitación. Una mentali-
dad abierta le trae suerte, bajo unas formas que usted ni siquiera había pen-
sado o había pedido.
MaryAnne Motter Cullen es una mujer, madre de nueve hijos que ejerce
de abogada y de escritora free-lance en Lancaster, Pennsylvania (EE.UU.),
que jamás ha comprendido que la palabra «No» significara otra cosa que
«No de este modo; busquemos otro». Ella pone a su disposición el ejemplo
siguiente de solución creativa de problemas que puede utilizar cuando crea
que algo que usted quiere, es posible:
is
Instituto de Columbia, pero como yo lo había pedido, lo habían tent-
do en cuenta.
Debe tener unos valores y unas creencias que le guíen ya que son las seña-
les y las anclas que conforman su vida y definen quién es usted. No es acon-
sejable convertirse en un camaleón que cambia de creencias y de ideas cada
vez que se ve expuesto a algo nuevo. Su vida y la de aquellos a los que ama
funcionarán mejor si hay consistencia en ellas. Pero los creadores de suerte
son también personas flexibles que tienen una mentalidad abierta que les
permite aprender de otras personas con un punto de vista diferente y que
están dispuestos a volver a considerar una postura cuando la vida les da un
motivo para volver a examinarla.
=30—
Creador de suerte: espere tener buena suerte
¿Por qué funcionan los amuletos de la suerte? ¿Alguna vez ha tenido una
pata de conejo o una superstición como: «Tengo que llevar mi traje de la
suerte para esa entrevista de trabajo»? Las cosas físicas no llevan, de manera
inherente, una suerte especial pero si que pueden traerle suerte porque usted es-
pera que lo hagan. Una actitud positiva respecto a la suerte la atrae; así es como
funciona.
Las personas que crean su propia suerte creen con absoluta certeza que
tendrán todo lo que necesitan, incluso si no siempre están seguros de la ma-
nera en que van a conseguirlo y hay momentos en la vida en que la suerte
parece que les elude. Para la gente afortunada, la mala suerte es temporal y
todo acaba siempre por salir bien. Eso no significa que la gente afortunada
no pase días difíciles cuando duda de sus capacidades, o de Dios, para ma-
nifestar lo que necesita y quiere. Pero esos momentos oscuros no son otra
cosa que una tormenta pasajera. Para ellos, la realidad diaria es un cielo solea-
do y un jardín repleto de flores y de vegetación en el que hacer crecer algo
nuevo cada día.
Empiece por creer que va a tener suerte. Espérela y llegará. Espérela incluso
cuando no esté completamente seguro, sólo porque este libro le ha dicho que
lo haga y está dispuesto a experimentar. En este caso, exíste una respuesta a la
pregunta de la gallina y el huevo. ¡Espere primero a la suerte y llegará!
S1 creemos que en el mundo hay otra gente que es afortunada pero que
eso no nos sucede a nosotros, creer en el concepto de crear suerte hace que el
3h
tiro salga por la culata ya que entonces nos sentimos como perdedores de
verdad y pensamos: «Hay otra gente que tiene suerte pero no yo, así que
debo de tener algo malo de verdad».
Su escrito decía: «Soy fisioterapeuta, tengo los ojos verdes y soy pelirroja.
Peso unos 50 kilos y no quiero hacerme famosa. Sólo quiero andar por el
plató y dar masajes entre tomas».
¿Bi
¡Chica lista! No es extraño que ganara. La gente afortunada es creativa.
Ahora bien, si no es usted una fan de Howard Stern, puede pensar que
estar cerca de él es tener mala suerte. Eso es lo sensacional de la suerte, ¡es tan
personal! Primero Ann tenía que saber qué es lo que quería: un papelito en la
película de Stern. Luego tenía que creer que alguien podía ganar esta oportu-
nidad participando en el concurso. Y luego la parte más difícil: tenía que
creer que ella podía ser la persona seleccionada. Sin esa creencia hubiera aban-
donado y tirado su solicitud a la papelera.
x as
mundo es un lugar feo y malvado y si busca lo suficiente, encontrará la prue-
ba que está buscando. Tal y como le gusta decir a la autora de éxito, Susan
Page: «¡Bien por usted, ha conseguido el premio para tontos (el de consola-
ción); así que debe de tener razón!».
2. ¿Por qué motivo le criticaron siendo niño? ¿Qué creencias tiene usted
respecto a sí mismo que le limitan? ¿Qué es lo que teme que la gente
descubra respecto a usted?
3. ¿Qué etiquetas negativas se ha colocado usted mismo? Soy una persona
2
ha herido, física o emocionalmente, alguien que usted piensa que es
malvado? ¿La sombra de esa persona le sigue persiguiendo?
¿Cuáles son las creencias respecto a la buena suerte, en general, que le li-
mitan? ¿Cree usted que sólo existe una cierta cantidad de suerte y que
si otra persona tiene suerte, usted no la tendrá? ¿Hasta qué punto cree
que puede controlar a la suerte?
¿Cuáles son las creencias respecto a su capacidad de atraer y crear suer-
te, que le limitan? ¿Cree usted que existe una persona básicamente afor-
tunada o desafortunada? ¿Qué experiencias son las que han formado es-
tas creencias? ¿Cree que es capaz de cambiar su suerte? ¿Se merece tener
suerte? ys¿Por qué?2 ¿Por qué 2h?
no:
10. ¿Cuáles son sus imágenes de Dios? Cuando era niño, ¿le retrataron a un
Dios airado y justiciero, o a uno compasivo y benéfico? ¿Cree usted que
es posible que una persona normal y corriente esté cerca de Dios?
¿Acercarse a Dios le asusta por algún motivo?
Vil: ¿Qué supersticiones tiene usted respecto a la suerte? Por ejemplo, ¿cree
que si habla de algo bueno se va a estropear? ¿Le preocupa que el martes
y 13 pueda ser un día desafortunado? ¿Alguna otra cosa?
12, ¿Ha creído alguna vez en la «Ley de Murphy» o la cita, o sea que si algo
puede ir mal, irá así? ¿Quién se lo enseñó? Si pudiera inventar una ley
nueva más optimista, ¿cuál sería?
o
Puede que cuando era niño le decepcionaran mucho y en un intento de
proteger a ese niño vulnerable, usted desarrollara un mecanismo de defensa:
el de creer lo peor respecto a la gente y a la vida y así no quedaría tan desola-
do cuando algo o alguien le hiciera daño. Usted espera que le decepcionen y,
por lo tanto, eso no será una sorpresa.
Saque su diario de la suerte y haga la prueba siguiente para ver hasta qué
punto eso es un problema actual para usted.
En mi caso:
3. Además de sentir ira, me siento muy triste al no poder contar con que
la gente estará ahí sí la necesito.
4. A veces me siento realmente solo y deprimido.
5. Sentirme decepcionado de los demás es un sentimiento muy familiar.
Me recuerda mi niñez.
6. Pienso: «¿por qué me ha hecho eso esa persona? ¡Me merezco algo más!».
>
7. Muy en el fondo tengo miedo de no merecerme algo mejor.
10. Vivo casi siempre en el futuro. Mis necesidades no parecen nunca que-
dar satisfechas en el presente.
11. Cuando consigo lo que yo pensaba que quería, quedo decepcionado y
deseo alguna otra cosa.
12. Ensayo, mentalmente, un diálogo imaginario con alguien que me está
decepcionando.
Puntuación:
12-36: ¡Muy bien! La mayoría del tiempo se toma la decepción tal como se
presenta, no esperándola necesariamente ni permitiendo que el mie-
do a la misma impregne su actitud hacia la gente y la prosperidad. Es
básicamente optimista respecto al modo en que interactúa con los
demás.
37-48: ¡Felicidades! es usted normal. Tiene una actitud básicamente optimis-
ta hacia la vida, pero ha experimentado su cuota de decepciones y
hay una parte de usted que está en guardia y es cautelosa respecto a
depender demasiado de nadie. No predice el desencanto pero tam-
poco le sorprende cuando aparece. La parte de usted que es precavida
no siempre gana, así que aún puede seguir llevando suerte a su vida.
49-60: Para usted es un problema candente y un gran bloqueador de la suer-
te. La espera del desencanto y el prepararse para su aparición es un
tema continuo en su vida. Nunca se sorprende cuando se produce y,
de hecho, la mayor parte del tiempo tiene planeado que suceda. A
pesar de que le gustaría ser una persona optimista, sus creencias res-
pecto a los demás seres humanos y la manera en que se presentará la
vida, para usted, son primordialmente pesimistas.
—38=
parecerle mucho más brillante. Además, si está decidido a dar una
forma nueva a sus expectativas respecto al amor y a la vida puede que
sea necesario que pida ayuda profesional.
-
Puede que sea más fácil gemir y lloriquear diciendo que es una persona
que no tiene suerte, como si acabara de llegar a esta vida con un mal karma
y no fuera culpa suya, que hacer lo necesario para dar la vuelta a su suerte.
Incluso puede que esté orgulloso de la manera en que ha sobrevivido a una
racha de mala suerte —«¡Mira cuánto poder de recuperación tengol»—.
Tener poder de recuperación está muy bien, pero crear suerte es mejor.
Cada vez que se atrape a sí mismo en una mentira como: «Yo nunca...» O
«Yo siempre...», cámbielo a «Raras veces...» o «Habitualmente...» y eso le
dará esperanza. Así, en lugar de decir «Cuando tengo citas a ciegas nunca en-
cuentro al tipo adecuado» cámbielo a «Raras veces, o por lo menos hasta
ahora, no he...».
Si quiere cambiar sus opiniones respecto a algo porque hace que se sienta pe-
simista, pero cree de verdad que es cierto, haga únicamente este ligero cambio:
Pruebe a decir: «Por lo que yo sé, no hay manera de que podamos permi-
tirnos comprar el coche que queremos de verdad, a menos que aparezca al-
guna fuente de Ingresos inesperada».
Todo aquello que usted manifieste y crea es «por lo que yo sé», incluso si
no lo dice de manera explícita. Al aprender a añadir ese prefijo a sus pensa-
mientos y declaraciones, se recuerda a sí mismo que debe expandir su mente
para incluir aquello que puede que no sepa.
40
Cuando la gente negativa insiste en que lo que usted cree se lo está impo-
niendo a la fuerza, añada el prefijo a su declaración incluso si esa gente no lo
hace. Por ejemplo:
Su madre le dice: «Jamás tendrás éxito en la vida con unas notas tan ma-
las como las que tienes ahora en la escuela».
Imagínese que dice: «Por lo que yo sé, jamás tendrás éxito...». Luego po-
drá acordarse de que su opinión sólo es su punto de vista que parte de lo que
ella sabe en ese momento. ¡Las cosas pueden cambiar a mejor!
Se
correr el cerrojo, abrir dos cerraduras y apagar la alarma de robo, ¡ya se ha
marchado!
ANÓNIMO
ZA
Mi suegro (que también es rabino) es un ávido lector de una docena
de periódicos diferentes. No puede leerlos todos durante el día, así que
tiene montones de periódicos para ponerse al día, en ocasiones con
“meses de retraso. Un día, estaba leyendo un periódico que tenía un
año de antigiiedad y se fijó en un anuncio que ofrecía un puesto de
trabajo del mismo tipo que el que un feligrés suyo estaba buscando.
(En ese momento ese hombre no tenía empleo.)
«¿Y por qué no? ¿Qué puedo perder?» es una actitud que crea suerte. Como
sea que el serendipismo es, por definición, algo que sucede al azar, en ocasio-
nes sus acciones se ven recompensadas con la buena suerte y en ocasiones, no.
Pero uno se pone con mayor frecuencia en el camino de la suerte si detiene el
funcionamiento de su mente lógica y prueba algo que parece tonto, nada con-
vencional o arriesgado. Es frecuente que el solo hecho de hacerse la pregunta:
«¿Y por qué no? ¿Qué puedo perder?» le libere para que pueda avanzar.
1. Piense en sus sueños más locos. ¿Qué es lo que haría, por muy inusi-
tado o poco convencional que pueda parecer, si le garantizaran —vir-
tualmente— el éxito? ¿Qué es lo que no está haciendo ahora porque
le parece «imposible» y que quisiera hacer? Anote las tres primeras co-
sas que le vengan a la mente.
2. ¿Qué es lo que le preocupa perder si intenta conseguir uno de estos
sueños?
2BE
mento adecuado para dejar su trabajo teniendo en cuenta que es el único
apoyo de su familia. Pero ¿hay alguno de esos miedos que sólo estén ba-
sados en su imaginación? ¿Vale la pena arriesgarse a sufrir alguna de esas
pérdidas potenciales para conseguir lo que usted quiere?
La próxima vez que quiera algo de verdad, pero que dude por culpa del
miedo a lo que pueda suceder, piense en qué es realmente lo que puede per-
der si no persigue sus sueños. Puede que el trabajo, la casa, el hombreo cual-
quiera de sus sueños esté esperando a que haga usted el primer movimiento.
SYLVIA BOORSTEIN
MARCUS BACH
O
Es frecuente que Dios tenga unos planes mucho mayores de los que no-
sotros tenemos para nosotros mismos. El destino nos conecta con aquellos
que deben ser nuestras almas gemelas, incluso aunque no los estemos bus-
cando. Tropezamos con el mentor más inspirador de nuestra vida por «acci-
dente». Subimos al tren «equivocado» y nos encontramos con un futuro so-
cio en los negocios. La vida está llena de accidentes, de encuentros no
planeados y de suerte que se encuentra cuando no se la busca. Si se tiene una
mentalidad abierta se pueden aprovechar esas oportunidades que tropiezan
con nosotros cuando pensábamos que nos dirigíamos a otra parte.
Hb
el asiento del lado del pasillo. Al final, nos enteramos de que ambas ha-
bíamos asistido a la misma iglesia en Mesa, Arizona.
0 0
Así que la familia irá a Disneylandia, gracias a una mujer maravillo-
sa y amable que cree en los ángeles.
_ Antes de ese vuelo no estaba segura de creer en los ángeles, pero
ahora no tengo duda alguna de que existen.
Tenía la costumbre de ser mucho más rígida en mis planes y unos desen-
gaños inesperados hacían que casi me derritiera. Ahora ya no me sucede así.
Ahora, cuando me siento frustrada porque alguna cosa de mi vida no va se-
gún mi plan, me digo a mí misma, «Puede que eso sea serendipismo y lo que
sucede es que aún no sé el motivo».
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cocinas nuevas, tratamientos de fertilización in-vitro para una pareja infértil,
v demás. Cada día ese programa hacía que recordara todas las bendiciones
que yo doy por hechas.
Richard le dijo: «Podía haber pedido cualquier cosa; ¿por qué cacahue-
tes?». Y esa persona respondió: «Bueno, adoro los cacahuetes y además no
quería parecer demasiado codicioso».
—50=
vida. Una vez que uno averigua lo que quiere, acostumbra a tener que hacer
el trabajo necesario para conseguirlo. Hay gente que sugeriría: «Afirme: “Soy el
propietario de un flamante automóvil de lujo” cien veces al día y creerá
que ya lo posee. Antes de que pase mucho tiempo, estará aparcado frente a
su Casa.»
No había nada que me atrajera. Probé el helado y después de dos o tres cu-
charadas decidí que no era eso. ¿Y las patatas fritas? No, eso tampoco. ¿Una
galleta? Ni hablar, no quería nada dulce. Tampoco me atraía ninguna de las
“sobras de comida que había en la nevera. Di vueltas por la cocina intentando
A
satisfacer un ansia que no tenía nada que ver con la comida y, por lo tanto,
no podía satisfacerse allí.
Apagué las luces de la cocina, volví a subir las escaleras y me metí de nue-
vo en la cama.
es
vecinos maravillosos y sorprendentes y vemos más música y teatro en
vivo y en directo y viajamos más que mis amigos que están apretujados
en apartamentos diminutos y luchando con el ruido, la suciedad y las
horas punta. Mi esposa y yo tenemos una relación maravillosa que si-
gue siendo fuerte después de veinte años y tengo dos hijos sanos, her-
mosos, con talento y creativos. Todos los días miro a mi alrededor y
noto que me han bendecido. He creado una cultura de la abundancia
en mi propia mente y se ha convertido en mi realidad. La abundancia no
tiene nada que ver con la cantidad de dinero que se gana, tiene que ver
con la cantidad de bendiciones que se tienen.
Y por lo tanto, éstas son las preguntas que tenemos frente a nosotros:
«¿Qué es la abundancia para mí? ¿Qué es lo que me proporciona la sensación
interna de prosperidad? ¿Cuándo me sentiré satisfecho de quién soy y de lo
que he creado en mi vida? ¿Por qué objetivos estoy luchando? ¿Es posi-
ble que sienta la abundancia mientras sigo queriendo cosas? ¿Sé lo que quie-
ro de verdad y lo que me hará feliz? ¿He experimentado en alguna ocasión
una sensación de prosperidad interna que durara más de una noche o de unos
cuantos momentos:».
Es fácil que confunda lo que usted quiere con lo que su madre quiere para us-
ted, o con lo que sus maestros le dijeron que debía querer, o con lo que sus hijos
quieren que usted les proporcione, o con lo que los medios de comunicación le
hacen creer que debería querer, o con lo que usted pensaba que quería hace diez
años pero que ahora que lo tiene no es lo que usted quiere de verdad.
Los niños que dan sus primeros pasos llenan su cara con una sonrisa
cuando averiguamos lo que quieren. Puede que Dios sonría de la misma ma-
e
nera cuando nos centramos en una dirección concreta y expresamos clara-
mente lo que queremos. Hasta ese momento, Dios está vigilante, como un
padre, esperando que le demos una señal clara para ayudarnos.
Por lo tanto, la felicidad es un objetivo por el que vale la pena luchar pero
resulta ser un estado mental y de ánimo que es difícil mantener. La palabra
«feliz» procede en muchos idiomas de una raíz que significa suerte o casuali-
dad. Los momentos de alegría parece que se alejan rápidamente y sin embar-
go debemos seguir intentando encontrarlos.
NAPOLEÓN HILL
qe
3. ¿Para quién quiere ser usted un héroe? ¿Para quién desea ser un modelo
de comportamiento? ¿Por quién desea ser amado? ¿A quién quiere us-
ted amar?
4. ¿Cuánto dinero y lujo necesita para sentirse financieramente seguro y
cómodo y disfrutar de la abundancia?
5. ¿Qué es lo que le hace reír? ¿Qué le relaja? ¿De quién le gusta rodearse?
6. ¿Cuándo se siente más en contacto con Dios y con su alma? ¿Ha experi-
mentado alguna vez una sensación de éxtasis espiritual?
7. ¿Cómo se siente y a qué se parece cuando se siente feliz? Recuerde
cómo y cuáles han sido algunos de los mejores días de su vida. ¿Qué es
lo que tienen en común?
8. ¿De qué está agradecido? Sin esas cosas o relaciones ¿sería infeliz? Si es
así, el tenerlas ahora ¿le hace sentirse feliz?
Hay personas que son una maravilla a la hora de crear prosperidad y buena
suerte para sí mismos. No tienen problema alguno para visualizar lo que quie-
ren, para rezar pidiéndolo y para hacer lo necesario para conseguirlo. Incluso
puede que se comporten como un adicto al trabajo que está siempre concen-
trado en alcanzar sus objetivos con urgencia. Nada puede detenerles y la buena
suerte les visita varias veces durante todo el proceso. Están «en el flujo».
Y luego, tan pronto como atrapan el oro o se acercan a él, todo aquello
por lo que han trabajado tanto para construir empieza a desmoronarse.
Puede que tengan una historia del tipo «pobre de mí» sobre la manera en
que, al final, se les acabó la suerte. Puede que se vuelvan alcohólicos, que se
depriman, o que sea difícil estar con ellos. Pueden perderlo todo de golpe de
una manera espectacular, o pueden irlo perdiendo lentamente como un glo-
bo pinchado.
==>
Cuando su identidad interna no encaja con los resultados positivos exter-
nos que usted haya alcanzado, la incongruencia entre quién piensa usted que
es (un impostor que no se merece el éxito ni la admiración) y lo que consi-
gue en realidad (prosperidad y reverencia) puede impulsarle a solucionar este
problema, perdiendo su buena suerte.
—3J0=
parte, sino todo ese dinero, serviría para pagarlos y yo me quedaría en
la posición familiar de tener unos pocos dólares ahorrados.
- Fui al banco a hacer un ingreso en la cuenta de mi negocio y pedí
que me dieran el saldo. El cajero automático escupió un pedazo de pa-
pel que decía: «Saldo de la cuenta: 23.132,44 dólares». Di un respingo.
Estaba segura de que era una equivocación. No era posible que yo pu-
diera tener ese dinero en mi cuenta corriente. Pensé que el banco había
cometido un error. Luego, dos días más tarde, volví a pedirle al cajero
automático un nuevo saldo de mi cuenta. Esta vez, reflejando mi ingre-
so reciente de 2.000 dólares, decía «25.132,44». Fue entonces cuando
supe que era real, o sea, que el dinero era mío.
No podía creerme que hubiera ganado esa cantidad de dinero y em-
pecé a achacarlo a un milagro, teniendo pensamientos locos como:
«Puede que un benefactor anónimo haya conseguido el número de mi
cuenta corriente y haya ingresado ese dinero».
Repasé mis ingresos bancarios y descubrí que había acumulado estos
ahorros ganando más dinero e ingresándolo periódicamente, en lugar de
gastarlo. Mi dinero procedía del trabajo duro, no de los ángeles y los mila-
gros. Paladeé el pensamiento: ¡más dinero en mi cuenta corriente del que
necesitaba! Podía comprarme un coche nuevo. Podía pagar los saldos pen-
dientes de mis tarjetas de crédito. Podía dejar de preocuparme tanto res-
pecto al dinero. Podía estar orgullosa de lo que había conseguido.
Inmediatamente después de este descubrimiento, tuve uno de los pe-
ores meses que jamás había experimentado mi negocio. Uno de mis
clientes anuló un contrato, informándome por e-mail que había ido
a la quiebra. Dos clientes antiguos empezaron a criticar mi trabajo y a
amenazar con anular sus contratos. A lo largo de las semanas siguientes,
todo parecía un chiste malo. Cuando llegaba a casa del trabajo, mi es-
poso me preguntaba: «¿Ha pasado algo malo?». Parecía que mi buena
suerte estaba desapareciendo tan rápidamente como había llegado.
Me quedó claro como el cristal que como no me sentía merecedora
de la prosperidad que estaba ya asentada en mi cuenta corriente yo, de
una manera consciente e inconsciente, la estaba perdiendo. Estaba
creando lo que yo pensaba que era —una mujer respetable, luchadora
y de escaso éxito— en lugar de aquello en que me había convertido de
verdad, una mujer de negocios próspera y respetada.
A
La esperanza de Sandy reside en ser consciente del patrón y decidir cam-
biarlo. Alterar unos patrones implantados profundamente desde la niñez no
será nada fácil. Hay personas que tienen que acudir a la psicoterapia para lu-
char con estos demonios, o contratar a un asesor personal o de negocios para
que les ayude a abandonar estos comportamientos que no están promocio-
nando su éxito.
La doctora Inglish nos enseña otro motivo por el que algunos individuos
sabotean sus esfuerzos. Ella llama a este concepto «la construcción de una
autoestima negativa»'*“. Dice:
Los seres humanos nos sentimós impulsados a construir nuestra auto-
estima, sean cuales sean las circunstancias. Si adoptamos una identidad
negativa: «Soy un perdedor que ni siquiera puede tener unos ingresos de-
centes», podemos construir nuestra autoestima convirtiéndonos en el
peor de los peores perdedores que pueda encontrar. «No voy a llegar a la
mitad de camino de mi capacidad para perder dinero, perderé más y más
deprisa que nadie a quien conozca. De ese modo, por lo menos podré es-
tar satisfecho de ser excelente en algo: en ser un perdedor».
Pa
No es como si Sandy se despertara por la mañana y se dijera: «Hoy voy a
perder algo de ese dinero.» De hecho, incluso puede haber estado atiborrán-
dose de afirmaciones como: «Soy una ganadora. Tengo más dinero del que
necesito para atender mis necesidades.» Pero si, muy dentro de sí, ella cree
que es una perdedora, puede sabotear cualquier resultado que entre en con-
flicto con esta percepción que tiene de sí misma y cuanto más intente afir-
mar su valor para sí misma, más trabajan los saboteadores.
Así que Sandy puede empezar siendo diligente respecto a no entregar tra-
bajos que no estén a la altura de las normas de sus clientes, durante esa épo-
ca vulnerable en que se está ajustando a su identidad nueva y de éxito. Lo
que puede hacer es vigilar a su:mente, sabiendo que tiene un tramposo en su
interior que puede que intente sabotear su éxito. Puede dejar de decirse a sí
misma: «Los clientes tienen razón. No valgo para nada. Después de todo no
soy un éxito.» En lugar de eso, puede decir: «Puede que mis clientes tengan
algo de razón. Hay áreas de mi trabajo que puedo mejorar. Pero eso no quita
nada al éxito genuino que he obtenido.»
¿Ok
Diario de la suerte: ¿cuáles son mis comportamientos
autosaboteadores?
Una parte de usted está intentando protegerle para que no sienta dolor y
sufra. Si lucha para ganar bastante dinero, es posible que obtenga esas ganancias
de esa angustia aparente.
00
Creador de suerte: aprenda de los «errores» pasados
ES
varse bien con la nueva dirección de su empresa. No encajaba en la nueva cul-
tura corporativa y tenía miedo de que le despidieran.
Al día siguiente recibí un gozoso e-mail suyo. Decía: «¿Sabes qué, el uni-
verso es asombroso! Empecé a hacer lo que me sugeriste y ayer por la noche
tuve como paciente a un médico. Quedó tan boquiabierto con lo que le hice
que me dijo que mi teléfono va a empezar a arder con las llamadas de los pa-
cientes que va a enviarme. ¡Qué momento más adecuado!».
A mí, como le sucede a usted, me gustaría creer que una vez que ya he
averiguado lo que quiero, todo lo que tengo que hacer es pedirlo en mis ple-
garias, repetir durante todo el día afirmaciones positivas como si ya lo hubie-
ra recibido y lo tendré. ¡Casi ningún esfuerzo! ¡Maravilloso! Excepto que casi
nunca funciona. He aquí el motivo:
OS
Si su inconsciente cree que usted no se merece algo,o que es egoísta
pedirlo o que, si lo consigue, tendrá que enfrentarse a algunos cam-
bios difíciles, se encontrará usted teniendo que enfrentarse a una dis-
cusión interna que, de una manera retorcida, toma su afirmación po-
sitiva y hace que se concentre usted más en lo negativo de lo que lo ha
hecho nunca antes. Cada vez que usted afirma «¡síl», alguna otra parte
aúlla «¡no!»
Además, cuando usted afirma algo que quiere pero que no tiene, lo
que en realidad está manifestando es que no tiene algo y que, por lo tan-
to, usted procede de un lugar de carencia. Ahora bien, usted puede mani-
festar la afirmación en positivo como si usted ya lo tuviera, pero ¿a quién
está engañando? Su mente inconsciente sabe que usted no lo tiene y se
siente incómoda haciendo ver que sí lo tiene, y por lo tanto no hace otra
cosa que llamar su atención hacia lo que no tiene, en lugar de hacia aque-
llo que quiere.
Puede intentar acallar a esa voz interna que se burla de usted, pero sólo
conseguirá que se oiga más fuerte. La visualización positiva y la afirmación
que se suponía que iba a subirle la moral, le deprimirán cuando se dé cuenta
de la disparidad entre lo que quiere usted de verdad y lo que una parte de
usted teme que jamás conseguirá. Y lo peor es que, si no empieza a conse-
guir lo que quiere, usted creerá que es un fracaso en cuanto a las afirmacio-
nes y visualizaciones positivas y podrá añadir el término «fracaso espiritual»
a su lista de defectos.
Ea
Creador de Suerte: asegure las afirmaciones en la realidad
Por ejemplo, mientras estoy escribiendo este libro, la familia está pla-
neado trasladarse a otra ciudad. El coste de la vida es allí mucho más alto.
La misma casa allí, en un barrio que nos guste, puede costar fácilmente el
doble de lo que cuesta donde estamos ahora. Para mí, afirmar una visuali-
zación detallada de la casa de nuestros sueños, en la nueva ciudad y por el
mismo precio de nuestra casa actual, sería un pensamiento mágico que no
haría más que despertar discusiones en mi mente respecto a lo imposible
que sería.
Así que lo que estoy visualizando es que conseguimos el mejor trato que
podemos esperar en esa nueva área geográfica, que encontramos una casa
que tiene todas las características que son importantes para nuestra familia,
dentro de una gama de precios que podemos permitirnos, en el momento
perfecto para nosotros, los compradores, y para ellos, los vendedores.
Utilice afirmaciones para manifestar sus esperanzas y sus sueños, pero ase-
gúrelas en la realidad, en lugar de utilizar el pensamiento mágico.
A 7
Creador de suerte: haga lo que sea necesario
para conseguir lo que quiere
as
Diario de la suerte: ¿qué es lo que valoro
lo suficiente para sacrificarme por ello?
Termine las frases siguientes, por lo menos cinco veces, para aclarar qué
valores son los que apoyan su voluntad de ir en busca de sus objetivos:
a
Creador de suerte: hágalo de todos modos,
incluso cuando no tenga ganas de hacerlo
Tengo la suerte de ser un adulto sano. Pillo unos cuantos resfriados al año
y eso acostumbra a ser todo. Virtualmente, todos los días me hago unos cuan-
tos largos en la piscina de mi club y puede que eso tenga algo que ver con mi
buena salud. No puedo decir que me guste nadar y, además, me quita una
hora cada mañana. Á menudo, es aburrido y no me gusta nada ir tiritando
desde la piscina al vestuario. La mayoría de días refunfuño un poco antes de
Ir a la piscina, mie pongo unas cuantas excusas para no ir y después, voy de to-
dos modos.
Quiero que mi esposo sea feliz, así que mantengo limpio y ordenado
nuestro dormitorio, a pesar de que soy bastante desordenada.
Quiero que mis hijos sobresalgan en la vida y, por lo tanto, les llevo a practi-
car deportes y lecciones de ballet, incluso cuando no me apetece nada.
Quiero recibir un salario, así que voy al trabajo incluso cuando no tengo
ganas.
Quiero que mi dentadura esté sana, así que voy al dentista dos veces al
año, incluso cuando no me apetece.
MARSHA SINETAR
me
Diario de la suerte: ¿qué es lo que haré aún cuando
no me apetezca? ¿Qué es lo que no estoy haciendo
porque soy perezoso?
¿Qué es lo que está dispuesto a hacer, incluso cuando no tiene ganas, que
traiga cosas buenas a su vida? Haga una lista de entre 5 a 10 cosas, por lo
menos, en su diario de la suerte:
1. Empiece por poco. Es tentador posponer la acción hasta que tenga «to-
dos sus patos en fila.» No se deje atrapar por excusas de «Si...» para no
.
! .
os
hasta que abandona todos los vínculos de su mente y sólo se deja llevar,
libremente, suceda lo que suceda.
e De la obra WAY OF THE PEACEFUL WARRIOR, de DAN MILLMAN
El difunto Ken Keyes, Jr. fue un maestro importante para mí. Me ayudó
a comprender que la mayor parte de mi miseria procede de preferencias que
se han convertido en adicciones. La creación de suerte tiene que ver con te-
ner preferencias y hacer lo que sea necesario para satisfacerlas, sin vincularse
a ellas como si fueran adicciones.
Las adicciones son algo que nos decimos que debemos tener para ser feli-
ces. Una preferencia es un deseo que si no se satisface, no nos hace sentir mi-
serables. El lenguaje de las preferencias es: «Me gustaría tener, sería bonito
de verdad tener, me siento más seguro cuando tengo, etcétera». Una adicción
ls
es una exigencia que automáticamente nos hace sentir enfadados, tener mie-
do, o estar apenados cuando no se satisface. Ken me enseñó que cuando la
vida no estaba satisfaciendo mis modelos adictivos y mis sistemas de creen-
cias en lo que yo creía que debía ser la vida, las causas del dolor que yo sentía
eran mis vinculaciones y mis adicciones, no el propio acontecimiento.
=]2=
| 3
Para crear más suerte debe aprender a escuchar y a seguir, con mayor fre-
cuencia, a su intuición. ¿Qué queremos decir con intuición? Se trata de una
sabiduría que es más profunda y más amplia que su mente. Puede que es-
cuche una voz en su cabeza o que reciba un relámpago de sabiduría que haga
que usted sepa algo «en su interior», a pesar de que no sepa por qué lo sabe.
Puede ser una sensación, no un pensamiento. Puede ser un aviso interno que
le dice que frene, o un aliento privado que le dice que siga aventurándose a
pesar de que esté aterrorizado. Todos los autores han experimentado ese mis-
terio al que llamamos «musa». Escribir es algo que es frecuente que proceda
de un lugar en el que reina la intuición.
2
Puede que interprete su intuición como una parte sabia de sí mismo, la
guía de un ángel de la guarda, o de la voz de Dios que le habla directamente.
Es ese sexto sentido suyo, unido a los cinco sentidos físicos del tacto, la vista,
el oído, el olfato y el gusto.
Si se resiste, puede que su intuición sea una molestia, como un padre que
aparece, precisamente, en el momento en que va usted a hacer algo diverti-
do. Puede ser muy suave y sutil o puede darle en la cabeza con un mensaje
muy fuerte. Puede que confíe usted más en su intuición que en su pensa-
miento lógico o puede que cuando su intuición intente disuadirle de algo
que parece, perfectamente, racional usted la contemple con sospecha.
Si ignora usted los avisos amables para que se cuide más y vaya más des-
pacio, puede que su cuerpo le plante cara y le haga ir más despacio por me-
dio de enfermedades o incapacidades. Así tendrá usted mucho tiempo para
quedarse en la camay oír cómo le habla su intuición.
¿Cómo puede calmar su vida y por lo tanto, su mente para que su intui-
ción sea más accesible? Hay gente que jura que lo consigue haciendo medita-
ción todos los días. Si la idea le llama la atención, apúntese a una clase y
aprenda a meditar, O a practicar yoga, ta! chi, u otras actividades que pueden
«ayudarle a tranquilizar su mente y a gestionar el estrés de su vida.
5
Cada semana, sino cada día, dedique algún tiempo a descansar de alguna
manera. Es posible que sienta que no puede controlar el ritmo de su ocupa-
da vida durante seis días de la semana, pero lo que sí puede hacer es que el
séptimo sea más tranquilo. ¿Cree que no puede permitirse todo un día lejos
del trabajo y la productividad? Para empezar, pruebe a hacerlo toda una tarde
a la semana.
Somos muchos los que buscamos «por ahí» las respuestas a nuestras pre-
guntas, con lo que nos comportamos como si los demás fueran más sabios
respecto a lo que es bueno para nosotros y, además, invalida nuestra propia
sabiduría interior. O bien no confiamos en nosotros mismos para tomar las
decisiones correctas, o preferimos dar a los demás la responsabilidad de
nuestras decisiones (no fuera a ser que nos equivocáramos).
a
2. Pido el consejo de la gente que quiero que me dé su aprobación.
3. Sólo pido consejo a la gente que me dirá lo que quiero escuchar.
4. Pido consejo pero luego, sólo escucho lo que confirma lo que yo quiero
oÍr. 27
5. Nunca le pido consejo a nadie, a pesar de que no esté completamente
seguro de lo que debería hacer.
6. Pido consejo en el último momento y después de que la decisión ya está,
prácticamente, tomada.
7. Pospongo la toma de una decisión mientras sigo pidiendo más consejo.
8. Mi solicitud de consejo es, en realidad, para disfrazar que lo que quiero
es que cuiden de mí.
9. Utilizo el consejo como una manera de evitar ser responsable de la
toma de mis propias decisiones. De ese modo, si no va bien, puedo dar
la culpa a la persona que me dio el consejo.
10. Nunca le pido consejo a Dios, o a un poder superior, o a mi intuición;
sólo a las personas.
Imagínese que Dios le está llamando por teléfono para darle alguna ins-
trucción. Puede que usted ni siquiera conteste, o si ya está hablando por te-
léfono y recibe la llamada de Dios (con la llamada en espera) le diga que ya
se pondrá en contacto con él cuando esté a punto. La conducta de búsqueda
de consejo mal adaptada es como recibir una llamada privada de Dios y con-
vertirla en una teleconferencia con todos los que usted conoce. «Dios, mira
estos son Joe, Chris, Julia Bill. Joe, Chris, Julia, Bill, el que está en la línea es
Dios. Dios, ¿podrías volver a decir en voz alta lo que estás sugiriendo que
haga para que mis amigos puedan oírlo? ¡Vale chicos! ¿Qué pensáis que de-
bería hacer? ¿Tiene razón Dios?»
mente?
¿Pospone el actuar hasta que ha obtenido la aprobación de alguien?
¿Se pasa horas al teléfono pidiendo consejo a un montón de gente?
¿Llama a ese mismo amigo que siempre le dice aquello que usted quie-
re oÍr?
¿Espera hasta que está a punto de tomar una decisión y luego lo demo-
ra pidiendo consejo?
Elija sólo un patrón que le gustaría cambiar. Sea muy concreto respecto a
la manera en que lo cambiará. Haga una o dos cosas de manera diferente a su
enfoque habitual y empezará a crear unas conductas nuevas de búsqueda de
consejo. Cuando obtenga resultados positivos, eso reforzará su deseo de depen-
der más de su propia intuición para la toma de decisiones. |
ES
nanciera, deténgase antes de telefonear a su padre y pregúntese a sí mismo
si sabe cuál es la decisión acertada para usted. Lo más probable es que lo
sepa. Luego actúe, y si quiere, cuéntele a su padre la decisión que ha tomado
en lugar de la decisión que está intentando tomar. Explíquele que tiene
necesidad de hacer este cambio a pesar de que aprecia la sabiduría que ha com-
partido con usted a lo largo de los años, para no herir sus sentimientos.
Pedir ayuda con demasiada frecuencia puede ser patológico, pero pedir
apoyo puede ser beneficioso. Distinga entre las conductas erróneas si-
guientes:
No escuchar asu intuición porque tiene usted miedo, es débil, o está acos-
tumbrado a que le cuiden como a un niño y a ignorar lo que usted sabe que
sabe que necesita hacer, mientras intenta conseguir que otra persona tome la
decisión por usted.
Cuando su intuición le diga una cosa y su mente otra, puede que le sirva
de ayuda desahogarse con su cónyuge, un amigo íntimo, un colega de nego-
cios O UN asesor.
Su piedra de toque debe ser la persona capaz de simpatizar con sus senti-
mientos de miedo y confusión, ayudándole a pasar por el proceso de toma
de decisiones y a sintonizar con su sabiduría interior, en lugar de decirle lo
O
a mi
que tiene que hacer. He aquí un ejemplo de cómo fui capaz de apoyar
esposo en su proceso de toma de decisiones:
20
Y esta historia tiene un final feliz: el trabajo de sus sueños se presen-
tó dos meses más tarde.
y
Ss
siento
La mariposa se convirtió en un símbolo para mí. Siempre que
una gran ansiedad o miedo, le pido a Dios que me envíe una mariposa
una
para que me tranquilice. Y es frecuente que aparezca una. Es como
me dice: «No te preocupes, estás en el camino correcto.»
señal que
Ahora, escriba de cinco a diez maneras que tiene usted de no hacer caso
de esas banderas rojas. Por ejemplo, diciéndose a sí misma: «Eso no tiene
sentido, o «¿Cómo puedo saberlo seguro?», o regañándose a sí misma: «Es
demasiado raro para que me lo tome en serio.»
=83=
Algunas preguntas y la respuesta intultiva que obtendrá la llevarán a más
preguntas. Está bien, ¡haga más preguntas! Si obtiene una impresión intuiti-
va pero no está segura de lo que significa, pida más aclaraciones.
Hay gente que piensa que su intuición y el universo son la misma cosa y
otros las separan. Lo defina como lo defina, puede pedir señales concretas de
que va en la dirección correcta. Karen Carnabucci, terapeuta, líder de un ta-
ller y asesora de Lancaster, Pennsylvania (EE.UU.), nos ofrece un ejemplo
sensacional de la manera de hacerlo:
Los cínicos pueden decir: «Bueno ¿y qué prueba eso? ¡Buscaba monedas
de un centavo y las encontró! ¿Qué tiene que ver con abrir un centro de sa-
lud?». Lo que cuenta es la importancia que Karen le dio y la confianza que
eso le proporcionó para superar su miedo. Estos centavos fueron una manera
tangible de sentirse apoyada por el universo en un plan que muchas de
las personas de su vida no hubieran apoyado. Otros puede que vieran un
centavo en el suelo y ni siquiera se molestaran en recogerlo. A Karen, los
centavos que encontró le proporcionaron paz mental y valor.
IA
¿Significa que si no hubiera encontrado ningún centavo de la suerte no
debía haber seguido adelante? Bueno, si esta clase de experiencia iba a hacer
que perdiera la fe en su idea, sí. Cualquiera que se aventure a trabajar por
cuenta propia será mejor que haya tomado una decisión sólida y que esté
convencido, más allá de la sombra de una duda, de que es la decisión acerta-
da. El no haber encontrado centavo alguno podría haber colocado la sufi-
ciente preocupación en la mente de KareN para que se hubiera sentido exce-
sivamente abrumada por el miedo y la duda para ser eficaz.
¿5
En cuanto dejó de bloquear su sabiduría interna y se abrió a ella, ya
pudo controlar su negocio. Instaló sistemas y compromisos nuevos
para asegurarse de que pudiera continuar con su rutina diaria de hacer
ejercicio y sus horas de sueño. Cuando empezó a ganar más dinero,
contrató a alguien para que cocinara comida sana para ella, o sea, que
cuando aprendió a establecer los límites que necesitaba para florecer fí-
sicamente, su negocio también prosperó.
Pero ¿qué sucede si usted acepta un trabajo que sabe que es una elec-
ción horrorosa para sus objetivos de carrera y para su personalidad y llega a
su primer día de trabajo lleno de temor porque sabe que no se trata del
trabajo que le conviene? ¿Es mala suerte cuando le despiden, seis meses
más tarde?
¿Y qué pasaría si decidiera irse a vivir la zona de California que está cons-
tantemente sometida a deslizamientos de tierra, sabiendo que existe una gran
probabilidad de que su hermosa casa acabe en ruinas, pero confiando en que
se va a librar de ello? ¿Se trata de «mala suerte» o fue su arrogancia y su pen-
samiento mágico (¡a mí no me va a pasar!) lo que hizo que perdiera su ho-
gar? Son ambas cosas porque usted no ocasionó. el deslizamiento de tierras
pero sí que decidió vivir en su camino probable.
26
Brasil y por ello hicimos planes para llevarle a cenar fuera como regalo
de despedida.
“ La noche que habíamos planeado la salida, mi intuición me dijo
que era mejor que nos quedáramos en casa y tuviéramos una cena
casera. Me presionaron para que siguiera adelante con los planes que ya
habíamos hecho y además sentí algo de culpa por haber sugerido que
anuláramos nuestros planes, pero mi intuición insistía con todas sus
fuerzas para que nos quedáramos en casa.
Poco después de haber terminado de cenar, tanto mi esposo como
yo notamos un olor a humo acre en la casa. Después de hacer salir a
toda prisa a los niños, descubrimos un incendio en el sótano, que había
sido provocado —según descubrimos más tarde— por un problema de
cableado eléctrico en instrumentos de jardinería de mi esposo. Los
bomberos acudieron con rapidez y escapamos sin pérdida alguna de
bienes ni personal.
Los bomberos nos dijeron que si no hubiéramos estado en casa cuan-
do se inició el fuego, era probable que hubiéramos perdido la casa y
todo lo que contenía.
Esa noche, mi intuición fue un regalo que fui afortunada al recibir. Al ha-
cer caso a mi sistema interno de alarma, evitamos un incendio devastador
de
verdad.
a
Creador de suerte: distinga entre sabiduría intuitiva y miedo
¿Cómo puede saberse la diferencia entre intuición y miedo? ¿Cómo de-
tecta usted cuando su intuición es la parte más sabia de usted, o Dios que le
habla y le avisa de que no siga por el camino en que va, y no se trata de su
miedo a lo desconocido que intenta impedirle que corra riesgos, o que vaya
en una dirección positiva y nueva?
O
Si hubiera notado un conocimiento interior de que, al elegir al novio, ha-
bía tomado la decisión adecuada pero que tenía miedo de desmayarse en el
altar, el pánico hubiera sido distinto. Hubiera estado mezclado con amor y
admiración por su novio, y lo más probable es que se hubiera disipado una
vez que hubiera pasado parte de ese día que le daba tanto miedo. Hubiera
sentido una calma interior, sabiendo que su elección era buena incluso si te-
nía miedo de la ceremonia. Hubiera podido hablar de ello con su novio y
éste la hubiera tranquilizado. Podría haber tenido miedo, sin duda, de lo
acertado de su decisión de casarse con él.
89
La intuición acostumbra a ser mucho más amable que el miedo. Si el len-
guaje de su cabeza está lleno de vergiienza, ansiedad y juicios, es probable
que su origen sea su mente y sus «debería» y no su sabiduría superior. La
guía de la intuición pura tiende a ser más cálida, más delicada, más ama-
ble y más gentil y se parece más a un amigo que nos quiere que a un pro-
genitor que emite juicios. El miedo tiene tendencia a desmotivarnos o a
asustarnos tanto que nos quedamos inactivos; la guía intuitiva acostum-
bra a motivarnos para que actuemos.
Una voz intuitiva podría ser algo así: «Eso no me parece bien. Está claro
que este negocio no es algo que vaya bien con mi personalidad y ya es hora
de dedicarme a otra cosa que me funcione mejor.»
NS
¿Por qué la ignoró? ¿Cuáles fueron las consecuencias? Viéndolo ahora,
¿qué desearía haber hecho en lugar de lo que hizo?
He aquí algunas de las razones por las que puede que no haga caso a su
intuición y siga, en cambio, asu mente lógica. Califique cada una de 1 a 5.
El 1 quiere decir: «Eso no es importante para mí», y el 5: «¡Siempre me con-
vence!».
1. No quiero quedar como un tonto.
PROVERBIO YIDDISH
lios
coincidencias sorprendentes procedentes de la vida diaria. Las historias
de coincidencias siempre me hacen despertar y me recuerdan que el universo
es, realmente, un lugar mágico con un orden divino.
No necesita leer esos libros para tener esa sensación de temor reverente ya
que todos tenemos en nuestros recuerdos alguna historia propia de coinci-
dencia. Piense en todas las personas con quien se ha encontrado al azar y por
coincidencia y que, después, supusieron un cambio radical en su vida.
=92=
tes, en el mundo de los solteros. Visitó a una tía suya en otra ciudad
que le dió su ejemplar del Jewish Advocate, sugiriéndole que repasara la
sección de anuncios personales.
Cuando Stephen echó una ojeada a la columna de anuncios perso-
nales de esa semana, vio un anuncio que le llamó la atención de inme-
diato y que contestó esa misma noche. Resultó que se trataba del mío.
¿Cómo podía ser así? Hacía meses que lo había anulado y no debería
haber aparecido en absoluto.
Por «coincidencia», meses después de que yo lo hubiera anulado, el
periódico había vuelto a insertar por error mi anuncio en la única sec-
ción de anuncios personales del Jewish Advocate que Stephen nunca ha-
bía leído. Nos conocimos la noche que yo recibí su carta y nos casamos
un año más tarde.
O
jos! No siempre ha sido fácil, pero creo que nuestra relación fue debida a
la inspiración divina de un par de casamenteros en el cielo que fueron los
que lo organizaron todo.
La nuestra es una cultura que nos anima a creer que somos —o que
deberíamos ser— los autores de nuestras historias. Cuando los
acontecimientos externos reflejan de una manera tan precisa nuestro
propio estado interior que el impacto de la coincidencia no puede ser
ignorado o negada su importancia, y al mismo tiempo nuestra falta de
control sobre los acontecimientos no puede negarse, nos enfrentamos a la
pregunta: ¿si yo no soy el autor de mi historia, quién lo es?
de THERE ARE NO ACCIDENTS, de ROBERT HOPCKE
¿Por qué hay personas que ignoran incluso las coincidencias significativas
y las sincronicidades más fenomenales? Habitualmente, se trata del ego y lo
que le acompaña. Me deleita descubrir que mi vida tiene una guía divina y
94
que no siempre soy yo quien dirige el espectáculo. No hay nada que me haga
sentir más feliz y que me tranquilice más que una coincidencia fenomenal.
No todo el mundo se siente así.
Cuando carecemos del valor para comportarnos como sabemos que de-
bemos hacerlo, es frecuente que sea una coincidencia sensacional lo que
nos proporciona el atrevimiento que necesitamos. Me imagino a Dios o a
un ángel riendo y diciendo: «¡Vaya, ahora que ya hemos conseguido que
nos prestes atención! ¿lo entiendes? ¿Ya sabes lo que se supone que debes
hacer?».
Cuando sentimos que tenemos una guía divina, aún a pesar de estar asus-
tados, es más fácil seguir adelante.
pe
Diario de la suerte: mi lista de las 10 primeras
coincidencias positivas
Una vez que haya hecho una lista de las coincidencias de primera catego-
ría, busque las acciones que realizó usted y que hicieron que la suerte hiciera
su aparición. Estas coincidencias por sí solas no crearon la suerte sino
que
fue la manera en que usted respondió a ellas, lo que le trajo
la suerte.
—96-=
| 4
Hace muchos años oí una expresión que resume este capítulo en sólo
cuatro palabras. ¿Sabe qué es lo que quiere decir OMOC? «¡Otra “maldita”
oportunidad de crecimiento!» Cuando nos sueltan algo en nuestra vida que
no queremos y que no pedimos, podemos murmurar: «¡Estupendo, otra
OMOC!». Cómo nos sintamos, ingenuamente, en estos momentos, indica
nuestro potencial para crear suerte.
Dis
tanto mejorar mi carácter. ¡Bravo!». OMOC es más parecido a: «¡Vaya por
Dios! qué porquería. Precisamente, lo que me hacía falta: otra prueba de mi
resistencia. ¡Qué asco!». Ésa es la parte de OMOC que bloquea la suerte o sea,
la resistencia que ofrecemos cuando la vida no va como quisiéramos. Somos
pocos los que estamos tan entregados a un plan divino que, suceda lo que su-
ceda, nos conformamos con ello, sin desafiarlo.
Incluso si resulta que amar Holanda es difícil y sigue deseando haber ate-
rizado en Italia como había planeado, la creación de suerte implica sacar el
mayor partido del lugar en que se encuentre.
-98-
Creador de suerte: piense a toda velocidad
Las personas que son creadoras de suerte son expertas fabricantes de li-
monada. Pasan poco tiempo, puede que solo minutos, estando enfadadas.
En vez de eso, se ponen a trabajar, inmediatamente, para obtener suerte de
cualquier cambio en sus planes, e incluso puede que se digan que es posible
que eso es lo que Dios les reservaba.
No había nada que pudiera hacer al respecto. En este caso, crear suerte
significaba hacer siete cosas:
—100—-
critores lo que ella llamaba un «feliz accidente» que aprovechó al máximo en
beneficio de todo el mundo:
—101-
mis seminarios y hago un montón de ellos y otras apariciones. Ade-
ar
más, en un año, envío suficientes notas de prensa como para alfombr
todo Houston.
Ponga una sonrisa en su cara, créase que puede convertir esta situación en
una ventaja para usted y para los demás y no se rinda hasta que encuentre la
manera de hacerlo. Piense en la historia de creación de suerte que explicará
más adelante, después de haberlo conseguido. Esta clase de actitud necesita
práctica pero en cuanto la perfeccione, jamás volverá a permitir que unas equi-
vocaciones enojosas la destrocen. Diviértase con ello. Es mucho más satisfac-
torio sacar algo sobresaliente de un sombrero que hacer que lo creen para usted.
Jim BLASINGAME
—102-
dió, o se deleita con lo que ganó de manera inesperada? La creación de suer-
te empieza por la manera en que usted percibe la suerte en su mente.
puede, en
Una equivocación aparente o que unos planes se desmonten
matrimonio desgraciado da
última instancia, ser una suerte inesperada. Una
uno le despidan de
por resultado un hijo y una hija muy queridos. Que a
una carrera mucho
un trabajo muy apreciado ofrece la oportunidad de tener
se acerque a Dios. El
mejor. La lucha contra el alcoholismo hace que un ateo
una madre, hace que
cáncer de mama y el pronóstico de una vida corta de
al acercarse el final
una familia enemistada vuelva a reunirse. Puede que sólo
sido afortunadas o des-
de nuestra vida podamos juzgar qué experiencias han
graciadas de verdad.
—=103—-
Doy gracias a Dios por mis impedimentos y desventajas, ya que a través
de ellos, me he encontrado a mí mismo, a mi trabajo y a mi Dios.
HELEN KELLER
—104—
O ella había sido viuda durante años y no esperaba volverse a casar. Pero
cuando la hospitalizaron por complicaciones de un cáncer de mama, cono-
ció a un caballero también enfermo que se ganó su corazón. Se casaron en el
hospital y ahora viven juntos, cuidándose el uno al otro en la salud y en
la enfermedad. Ninguno de ellos sabe el tiempo que le queda al otro de estar
en este mundo, pero están agradecidos de poder pasar juntos sus últimos
días...
Perdido perro con tres patas, ciego del ojo izquierdo, le falta la oreja
derecha, tiene la cola rota y hace poco que ha sido castrado. Atiende al
nombre de Afortunado.
ANÓNIMO
105
La vida es lo que te sucede cuando estás planeando alguna otra cosa.
JOHN LENNON
Hace varios años escribí una oración que me canto a mí misma y a mis
hijos todas las noches. Dice lo siguiente:
ROBERT C. PERKS
=106=
S1 se compromete a seguir el nuevo camino al que le han obligado (a pe-
sar de que lo haga a regañadientes), es frecuente que el universo le inun-
de con toda la ayuda material, coincidencias misteriosas y apoyo amistoso
que usted necesita para hacer que funcione. Al final —cuando todo resulta
ser tan fantástico— puede que se sienta avergonzado de no haber confiado
más en Dios desde el principio.
=107-
Así que a finales de julio puse la casa en venta y lo dejé todo en ma-
nos del Señor. La casa no se vendió y a la semana siguiente, los chicos
empezaron a ir a la escuela. El fin de semana que el agente de bienes
raíces iba a venir para quitar el cartel que había colocado, unas perso-
nas llegaron en coche a la casa y la compraron inmediatamente.
Dijeron que su contrato de arrendamiento se terminaba a finales de
agosto y nos ofrecieron 2.000 dólares extra si podíamos dejar libre la
casa en menos de una semana. Ese dinero extra me permitió comprar
un remolque para los caballos así que cargué a los chicos, tres gatos, el
perro y dos caballos y conduje 2.600 millas a través del país.
Cuando avisé en mi trabajo que iba a abandonarles, me preguntaron
qué es lo que haría que me quedara con ellos. Yo, haciendo broma, dije:
«Dejad que trabaje desde mi casa en Idaho.» Mi jefe dijo: «De acuerdo,
nos parece bien porque no queremos perderte.»
No teníamos ni idea de donde íbamos a vivir o qué es lo que haría-
mos con los caballos. Normalmente, los militares te proporcionan casa,
pero mi esposo había sido nombrado oficial a cargo de una subestación
de reclutamiento en Twin Falls. No había grandes instalaciones milita-
res cerca y la base de marines más cercana estaba en California.
El día antes de marcharnos, estaba navegando por Internet y acabé
comunicando con un joven estudiante de universidad del estado de
Washington. Estábamos hablando de que ambos habíamos perdido a
nuestros padres. El suyo se había matado a principios de ese mismo
año junto con su hermana de 16 años cuando su avión se estrelló en las
montañas. |
Le mencioné lo que estaba ocurriendo en nuestras vidas y bromeé
respecto a encontrar un lugar para vivir en Twin Falls, Idaho. Por e-mail
me hizo la pregunta: «¿Qué has dicho?». Se lo repetí y él escribió: «Yo
soy de allí y nuestra casa está vacía. Tiene un establo para dos caballos y
tres acres de tierra. ¿Quieres alquilarla?». Al día siguiente mi esposo fue
a ver la casa y nos trasladamos a ella, inmediatamente, caballos inclui-
dos, el mismo día que yo llegué.
—108=
¡Imposible! Una historia completamente increíble pero cierta. Y ésa es la
cuestión. Dios, el universo, o sea, lo que sea en que usted cree escribe, a me-
nudo, una historia que es mucho más increíble que la que usted mismo es-
cribiría. Pero para recibir el reino al final de la historia tiene que estar dis-
puesto a renunciar al papel que usted se había escrito y aceptar el que se le
ofrece. ¡Y hacer eso es difícil!
¡No, no, no, no, no! No es así como les funciona a los creadores de
suerte.
Primero hay que concentrarse en el porqué. ¿Por qué? Porque tengo que
estar con mi esposo. ¿Por qué? Porque mi salud lo exige. ¿Por qué? Por-
que siento dentro de mí que esto es lo que se supone que debo hacer con mi
109
: ' a E . ñ
vida. ¿Por qué? Porque un niño me necesita. ¿Por qué? Porque me he com
prometido. O cualquier otra cosa que sea su «por qué».
Una vez que sepa el motivo de que deba avanzar en una dirección concre-
ta y se comprometa a moverse en esa dirección, fíjese en lo rápidamente que
el cómo recibe su respuesta. El universo retiene los recursos que pone a su
disposición hasta que se compromete usted a estar preparado para recibirlos.
Es posible que el cómo no se le revele jamás, hasta que usted diga: «De
acuerdo, lo haré.»
La envidia hace que le sea más difícil sentirse genuinamente feliz por
otra persona, lo que hace que sea un reto aún mayor el crear una red abun-
dante y amante de gente y de recursos que estén a su disposición cuando us-
ted los necesite. Es frecuente que la suerte se presente cuando se une usted a
otra persona. La envidia estrecha su mundo y hace que sea usted malinten-
cionado y picajoso, y a la gente no le gusta estar al lado de personas así. La
envidia hace que sea menos probable que usted dé nada porque se siente ca-
rente de todo y empobrecido.
Conozco a una mujer que tiene más dinero del que podrá gastar en toda
su vida. Cuando visité su casa (que parece un palacio) me puse verde de en-
=110-
vidia. Pero es estéril y jamás podrá tener hijos y ahora está luchando contra
el cáncer. Ella daría su dinero a cambio de mi salud y de mis hijos sin du-
darloni un solo instante. Cuando recuerdo eso ya no le envidio ni su dinero
ni su hermosa casa.
Y qué pasaría si pudiera tener algo que usted le envidia a otra persona,
pero tuviera que seguir esta regla:si consigue algo de valor que envidia en
otra persona, tiene que darle algo que usted atesore y que esa persona le en-
vidie a usted. En otras palabras, tendría que hacer un intercambio. Puede te-
ner aquello por lo que se le hace la boca agua (abracadabra y es suyo) pero
tiene que dar algo a cambio. ¿Lo haría? Lo dudo.
La envidia es una emoción infantil. Una vez que sea adulto ya puede
abandonarla. Sea quien sea y sea cual sea la clase de vida que haya creado para
sí, alguien tendrá menos y más que usted. Es mejor que piense de nuevo en
la manera de incrementar al máximo los dones que ya se le han concedido y
que los comparta con gente necesitada.
-111-
Christopher Reeve debe haber sido un creador de suerte, incluso antes de
que experimentara lo que la mayoría consideraríamos la peor de las suertes.
Desde su accidente, Reeve ha dirigido su primera película, ln the Gloaming
(nominada para un premio al mejor director), ha hecho de protagonista en
una película, conseguido millones de dólares para la investigación de la mé-
dula espinal y escrito su primer libro, su autobiografía Still Me.
=112-
dolernos de nuestras pérdidas y luego aceptar lo que haya sucedido, por difícil
que pueda ser en algunos casos. La aceptación no significa que se esté
de
acuerdo con ello. Significa que se comprende que si sigue uno oponiéndose a
lo que no puede cambiar, su suerte se volverá peor en lugar de mejorar. Si se
vuelve usted insensible al dolor, también bloqueará la alegría que tiene a su
disposición en otras fuentes. La aceptación quiere decir seguir adelante.
=113-
quiero que se vaya a la escuela preocupado por su padre. Quiero que él
se sienta libre y feliz.
Si las cosas no marchan del modo en que usted desearía que fueran, desee
que vayan del modo en que van.
RABINO MORDECHAI OF LECHIVITZ
Sé que padece usted la misma enfermedad mental que yo. La llamo PPED.
He aquí una ilustración de la manera en que actúa:
=114-
El noventa y ocho por ciento de lo que nos preocupa no
sucede jamás.
Desperdicié unos minutos preciosos de energía mental, emoci
onal y espiri-
tual en una situación que lo más probable es que no se produ
zca nunca
cuando podía, en cambio, haber estado creando suerte.
Los PPED son uno
de los bloqueadores de la suerte más insidiosos y perjudiciales en
su vida.
Harán que se sienta, constantemente, exhausto, haciendo que se
enfrente a
unas crisis futuras posibles que jamás se producen, en
lugar de echar mano
de sus recursos para poner de manifiesto lo que usted quiere.
ANÓNIMO
=115-
Diario de la suerte: utilizar la preocupación en mi provecho
Robin Silverman, autor de The Ten Gifts, asesora a personas que quieren
que
dejar de concentrarse en lo que no quieren para concentrarse en lo
hacen. Robin ofrece las sugerencias siguientes para volver a entrenar su
mente, alejándola de esta fea costumbre que destruye la suerte.
Es normal y natural que nos preocupeios. Biológicamente, estamos
diseñados para escaparnos de los dinosaurios. Á pesar de que no hay
muchas razones para seguir haciendo eso, el instinto de supervivencia
permanece en nosotros y ha evolucionado convirtiéndose en una preo-
cupación apasionada. En otra palabras, nos escapamos mentalmente de
lo que creemos que puede hacernos daño. Cuando se trata de crear su
propia suerte eso es, de hecho, una cosa maravillosa. La mayor parte
del tiempo, estamos dispuestos a conformarnos con que las cosas vayan
más o menos bien. Estamos acostumbrados, la mayor parte del tiem-
po, a sentirnos un poco frustrados y desencantados y, en realidad, no
nos molesta lo suficiente para hacer algo al respecto. Así que, cuando
una preocupación, realmente enorme y jugosa, irrumpe en nuestros ce-
rebros no es nada desastroso, es un regalo.
=116-
que cada resultado deseado sea mejór que el anter
ior. A menudo, esto
durará más de quince minutos porque al igual que
estamos preparados,
biológicamente, para evitar el dolor, también lo estam
os para ir detrás
del placer.
Por último, lea en voz alta lo que haya escrito, ya
que abrirá el ca-
mino para que piense y hable de las acciones que empre
nderá para te-
ner esta experiencia nueva y mejor. Se trata de algo muy
relajante, lo
que, automáticamente, hace que sea usted más atractivo
para situacio-
nes excitantes y creativas.
RICHARD CARLSON
Si consigue usted una medalla de oro olímpica por la forma en que se en-
frenta usted a la adversidad, ¡estupendo! Pero si sus paredes están repletas de
ellas y se ha vuelto adicto, en secreto, a la ráfaga de adrenalina que le propor-
ciona el sobrevivir a una catástrofe más, es que está gastando toda su energía
luchando contra incendios destructivos en lugar de cuidar y atender al fuego
apasionado de la creación de suerte que tiene en su interior.
=117=
o que fuera trágico,
porque si me enfrentara a algo que amenazara mi vida
nada de esto tendría importancia.»
da
Creador de suerte: adopte una actitud agradeci
ier des-
No le pediré que exprese gratitud por todos los aspectos de cualqu
podría encon-
engaño, enojo o desastre al que se esté enfrentando. Pero ¿no
ud y una actitud opti-
trar algo en ello por lo que estar agradecido? La gratit
malas de sus
mista son requisitos previos para una vida afortunada. Exprí
circunstancias actuales de la manera que le sea posible.
Anote diez cosas por las que da usted gracias, respecto a una experiencia
difícil que tiene en la actualidad. Por ejemplo:
1. Doy gracias a Dios por la inteligencia, fuerza y valor que me han ayuda-
do a sobrevivir a esta prueba tan severa.
2. Doy gracias a Dios de que no fuera peor de lo que fue.
3. Estoy agradecido por mi optimismo continuo que me da esperanza.
4. Estoy agradecido por el derroche de amor y apoyo de mis amigos, fami-
liares y comunidad.
5. Estoy agradecido porque esta experiencia difícil me ha acercado más a
mi esposa, en lugar de deshacer mi matrimonio.
—-118-
10. Estoy agradecido de que el sol salga y se ponga cada día, incluso cuando
yo tengo un día malo.
pr
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Pero a menudo nos quedamos
mirando tanto tiempo y con tanto pesar a la puerta cerrada que no nos
fijamos en la que se ha abierto para nosotros.
HELEN KELLER
=119=
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wo. p)
Sáquese a sí mismo
y a los demás del atolladero
Acabe cada día y déjelo correr. Ha hecho usted lo que ha podido. No hay
duda de que se colaron en él algunos desaciertos y cosas o situaciones
absurdas, pero olvidelas tan pronto como le sea posible. Mañana es un
nuevo día, empiécelo bien y con serenidad y con una moral tan alta que
no pueda verse afectada por sus viejas tonterías.
Sacar el látigo y molerse a palos sin descansar por culpa de alguna debili-
dad percibida —o real— hará muy poco para mejorar su autoestima, su im-
pulso, su motivación, o su potencial de creación de suerte.
Es posible que usted crea que es como espolear a un caballo para que se
ponga en movimiento, pero es probable que cause el efecto opuesto. El ca-
ballo va a empezar a pensar: «¿Por qué tengo que molestarme en ir a alguna
parte? Nunca es bastante y, de todos modos, siempre pierdo la carrera y lo
que sucede es que no puedo competir con esos hermosos caballos. !Lo me-
jor que puedo hacer es sentarme y no moverme!».
—=121-
Creador de suerte: háblese como si fuera un niño pequeño
RICHARD CARLSON
Me puse como loca. Qué cosa más estúpida de hacer y qué problema.
¿Cómo puede recogerse el cristal cuando está mezclado con miel y cómo se
recoge la miel cuando está llena de cristales? La cena estaba completamente
arruinada. Mi frugal esposo, que se encoge ante el pensamiento de desperdi-
ciar un bocado de comida, iba a llegar a casa pronto y yo sabía que quedaría
consternado, por decirlo amablemente. Y a todo esto, tenía a tres niños pe-
queños que pensaban que esto era algo realmente sensacional, dando vueltas
por la cocina.
o
2. «Ahora vayamos por partes. Lo primero que tenemos que hacer es reco-
ger los pedazos más grandes de cristal y ponerlos en una bolsa de basu-
ra, Luego ya veremos lo que hacemos con las astillas de cristal. Podemos
hacerlo de uno en uno.» (En lugar de decir: «Es imposible. ¡Jamás con-
seguiremos limpiarlo!».)
Estas lecciones que aprendí también pueden aplicarse a sus propios mo-
mentos de autocastigo:
1. Vigile la manera en que se habla cuando está enfadado por algo que ha
hecho. Imagínese que sólo tiene cinco años. Háblese de manera que
se sienta bien consigo mismo y aprenda de su equivocación. Con la prác-
tica suficiente aprenderá a empezar hablándose amablemente, en lugar de
maltratándose primero, y luego ya cambiará de tono y de palabras.
2. Sustituya las palabras negativas y cargadas por palabras neutrales. «Ton-
to» en lugar de «estúpido». «Vaya por Dios» en lugar de «Qué terrible»
y así sucesivamente. En casa hemos identificado unas cuantas palabras
malas, palabras que se ha enseñado a los niños que no deben decir jamás.
Si me equivoco y digo una escucho, inmediatamente, un coro de: «Ay, ay,
ay. Mami ha dicho una palabra mala». Ésas son las mismas palabras que
usted no ha de querer decirse.
-123-
3. Respire, profundamente, y cálmese antes de actuar O de atacarse.
Incluso 15 segundos de calma es un tiempo muy largo. Hará que usted
vaya más despacio y que el problema parezca más manejable.
4. Ríase siempre que pueda. Algunos de los desastres de la vida son bas-
tante divertidos cuando se ven desde el exterior. Así que contémplelos
en perspectiva.
Digamos que está teniendo problemas para aplicar las lecciones anteriores.
Usted piensa que es posible que funcione en el caso de algo sin importancia,
como verter una jarra de miel, pero no en el caso de equivocaciones más dolo-
rosas, como que le despidan a uno del trabajo, perder un montón de dinero
cuando compra y vende acciones en Internet, o decidir cortarse el cabello si-
guiendo un impulso y luego odiar los resultados. ¿Qué pasa entonces?
¿Cómo se las arregla para hacer subir su autoestima a fin de poder recuperar
un impulso positivo?
Cuando se sienta realmente hundido, hágase esta pregunta: «¿De qué ma-
nera he impedido estar aún peor de lo que estoy ahora?». Eso hará que su
mente regrese a un lugar de esperanza al reconocer que usted posee virtudes
que puede que esté menospreciando.
=124-
Las únicas personas que ño cometen equivocaciones
son las personas
muertas. La semana pasada vi a un hombre que no había
cometido un
error en cuatro mil años. Era una momia del departamen
to egipcio del
Museo Británico.
-
H.L. WAYLAND
Anote aquello que esté haciendo que cree, anime o permita que
estos
comportamientos negativos florezcan en su vida.
Anote las acciones positivas que esté llevando a cabo para impedirse
tener
estas conductas negativas con mayor frecuencia, durante más tiempo o
an-
tes, O con mayor intensidad.
Cuando alguien le hace algo que realmente estropea su vida, tiene dere-
cho a estar furioso, disgustado y a sentirse traicionado. No todo el mundo
con quien se cruza usted en su vida es honorable. De vez en cuando, incluso
las mejores personas pueden dar un tropezón. Los desengaños son algo nor-
mal en la vida.
Imagínese que gana un viaje para dos personas al Caribe, con todos los
gastos pagados y usted no ha estado nunca allí, por lo que está entusiasmada
con su buena suerte. Mientras se prepara para viajar con su esposo, descubre
que le ha estado engañando en cuanto a gastar dinero; es adicto a hacer
compras con tarjetas de crédito y le había prometido que dejaría de utilizarla
para compras frívolas. Pero, oculta en un cajón, descubre una factura recien-
=125=
te de una tarjeta de crédito por la compra de 5.000 dólares de mercancías
que eligió, impulsivamente, para él mismo, para usted y los niños, mientras
padecía un reciente ataque de necesidad de comprar.
Puede enfrentarse a él con toda la furia que pueda reunir. «¿Cómo te has
atrevido? ¡Me prometiste que no volverías a hacerlo!» Está indignada, harta
y cree que tiene toda la razón. Él se disculpa, dice que algunas de las com-
pras fueron para sorprenderla a fin de que tuviera algo de ropa nueva para el
Caribe y un juego nuevo de maletas de piel. Vuelve a prometerle que inten-
tará controlar sus gastos.
Usted no puede perdonarle. Sus gastos excesivos hacen que se sienta inse-
gura. Se preocupa por lo que puede suceder si la deuda sigue subiendo y no
le es posible pagar las facturas. No puede comprender por qué él no puede
hacer algo tan sencillo por usted. Sale hacia el Caribe con las manos unidas y
charlando de cosas insustanciales pero con ira en el corazón.
ANÓNIMO
—=126-
Es frecuente que se encuentre con el consejo siguiente: «Perdónale, por-
que estar enfadado sólo te hace daño a ti.»
Perdonares duro. Es como tragarse una medicina que sabe que le hará
mejorar pero que es difícil de tragar sin asfixiarse. Cada día, cuando hago
mis largos en la piscina y quiero hacer trabajar más mis brazos, dejo de utili-
zar mis piernas al nadar. Sigo llegando al otro lado de la piscina pero es más
difícil y exige mucho más esfuerzo. Cuando soporta el peso de la culpa y la
ira, puede seguir avanzando en la vida, pero la parte de usted que no está
disponible para la creación de suerte hace que el resto vaya más despacio.
Negarse a perdonar es como nadar sin utilizar las piernas.
Esta lección me quedó muy clara cuando mi esposo Stephen estaba enfa-
dado conmigo por no cuidar a su gusto de algunos detalles. En ese momen-
to, mi mente estaba absorta en, por lo menos, otras diez cosas más y yo «hice
el trabajo», pero no tan concienzudamente como a él le hubiera gustado.
107 >
Cuando verbalizó su ira y su desencanto, intenté defenderme diciendo: «Lo
siento, ¡lo hice lo mejor que pude!» y él me respondió inmediatamente: «No,
no lo hiciste. Si... podrías haberlo hecho muchísimo mejor.»
Por supuesto, él tenía razón. Yo podía haberlo hecho mejor. Tenía las
habilidades y los recursos para ello. Pero en ese momento, no pude hacerlo
mejor y atender a todo lo demás que tenía entre manos. No era como si
yo hubiera estado planeando disgustarle. Mi intención positiva era seguir
controlando todas las demás cosas que exigían mi atención a la vez. Lo que
debía haberle dicho era: «Lo siento. Sé que soy capaz de hacerlo mejor pero,
en ese momento, y dado todo lo demás que tenía entre manos, lo hice lo
mejor que pude. ¿Me das un respiro, por favor? Te lo agradecería.»
Siempre que esté enfadado por la debilidad de alguna otra persona, bus-
que alguna virtud de la que se esté abusando. Si lo mira de esa manera, le
será más fácil sentir compasión. Por ejemplo, mi falta de atención a los deta-
lles de ese proyecto fue debida a mi capacidad para hacer juegos malabares
con muchas bolas al mismo tiempo. Y viceversa, me sentí frustrada por la in-
capacidad de mi esposo de «hacer las cosas» con tanta rapidez como a mí me
gustaría. Y eso es porque él se dedica, concienzudamente, a asegurarse de
que las cosas se hacen «bien».
Todo el mundo tiene algo irritante. Lo más probable es que tenga usted
algunas costumbres destructivas que debería cambiar, comportamientos eno-
josos que —de verdad— acaban con la paciencia de su pareja, debilidades de
carácter y defectos espirituales. Cuando se indigne por el comportamiento
de otra persona, pregúntese: «¿Es así como quiero que me traten por culpa de:
mis imperfecciones? Mis debilidades y los errores que he cometido ¿son
mu-
cho menos perjudiciales que los suyos?».
—128-
audiencias a ver el poco o ningún sentido que tiene «angustiarse por las pe-
queñas cosas».
Si va a subirse por las ramas porque la cajera del supermercado está cansa-
da o es poco habilidosa y ha cometido una equivocación al teclear su pedi-
do, tiene una posibilidad de elección. Puede usted despotricar respecto a lo,
estúpidamente, incompetente que es o... puede imaginarse cómo se siente
ella, intentando dominar este difícil trabajo, oyendo todo el día a clientes
enfadados, preocupándose por pagar sus facturas y pensando que no es lo
suficiente buena para desempeñar un puesto de un nivel tan bajo. Es posible
que tenga un esposo que se esté muriendo o que haya estado levantada toda
la noche, atendiendo a un niño enfermo. Puede que esté enamorada y hoy
no le sea posible concentrarse. ¿No ha tenido usted días así? ¿No puede darle
un respiro?
Pedirle a una persona que cambie, no tiene nada de malo. Pero sí tiene
que conseguir que alguien cambie para que usted sea feliz, se está
buscando problemas en la vida.
KEN KEYES
129
hubiera sido mucho mejor si no fuera por tal y cual, y por esto y aquello, y
por esa cosa horrible que me sucedió.»
La culpa hace que se sienta impotente para traer suerte nueva a su vida.
No se puede cambiar lo que le hicieron en el pasado, pero sí que tiene
control sobre la manera en que conformará su vida en el futuro. La gente
que no tiene suerte no sólo es así por culpa de unas circunstancias desgracia-
das que les han convertido en víctimas. Son capaces de crear una mala suerte
continua al quedarse empantanados en la ira y no ser capaces de perdonar y,
por lo tanto, pierden oportunidades de dar un giro a su destino.
=130-
Creador de suerte: convertir el remordimiento
en determinación
«Hubiera sido mejor que... Debería haber... Cómo es posible que fuera
tan estúpida... Ojalá hubiera resultado diferente.» Son declaraciones que
crean suerte sólo durante un tiempo muy corto y que luego cambian, pasan-
do a bloquearla. Cuando se comete un error es importante aprender de él.
Siéntase responsable del mismo y fíjese en qué momento se apartó usted del
camino de la rectitud, le hizo daño a otra persona, o no estuvo a la altura de
sus propios valores y estándares espirituales.
Cuando esté preparado, cree suerte actuando para asegurarse de que us-
ted, u otros, no volverán a tener ese comportamiento de nuevo. He aquí al-
gunos ejemplos:
=]131=
Los remordimientos son un motivador potente del cambio. Puede que
decida hacer algo positivo e importante como compensación de sus «peca-
dos» pero esto no disculpa su comportamiento.
El potencial para crear suerte para uno mismo y especialmente para otros,
es más fuerte cuando uno se siente empujado por la culpa y la necesidad de
pagar por ella y arreglar las cosas. Así que aproveche esa energía. Convierta
el remordimiento en la determinación de cambiar el mundo de manera posi-
tiva a partir de este momento.
—132—
Encuentre a alguien a quien pueda ayudar. Esmérese en amar a alguien al
que haya hecho daño con sus acciones y hágalo durante un largo período de
tiempo, no sólo durante una o dos semanas. Vuelva a la escuela y reciba for-
mación profesional para poder servir a los demás. Impídase volver a cometer
el mismo error. Busque asesoría profesional para que le ayude a ello. Acuda a
los líderes de su iglesia o sinagoga e incluso a laicos para que sean sus guías
espirituales. Siga un programa de recuperación de doce pasos. Oftézcase vo-
luntario para trabajar en la comunidad.
Haga que esta «equivocación» sea lo mejor que jamás le haya sucedido,
incluso a pesar de que desee que nunca se hubiera producido y siga lamen-
tando el que así fuera.
Cuando
-133-
Piense en un error de su vida que lamente. Luego piense en cómo es posi-
ble que no haya sacado algo positivo de ello. ¿Cómo se ha bloqueado e im-
pedido seguir adelante? ¿Qué es lo que necesita para remediarlo y convertir
esta decisión o circunstancia desafortunada en una afortunada?
WINSTON CHURCHILL
Mientras escribía este libro recibí una carta de una mujer que estaba enfa-
dada porque yo había escrito una columna y adoptado una postura con la
que ella estaba en desacuerdo de una manera muy vehemente: la de que lle-
var a los niños a una guardería o a un jardín de infancia es una Opción acep-
table. Soltó toda su furia sobre mí, expresando en un lenguaje lleno de odio
el hecho de que yo era la mayor babosa del universo, que jamás debía haber
134
tenido niños y que los míos crecerían odiándome porque les había llevado a
una guardería cuando eran pequeños.
=135-
La saqué del apuro y a mí también. No volveré a permitir que ella, ni
cualquier otra persona, me robe la energía que me proporciona suerte.
Lo que parece un acto egoísta, o sea decir: «No, ahora mismo no puedo
hacer eso para usted» puede ser, en realidad, un regalo tremendo. Si ese indi-
viduo necesita de verdad algo, pero usted no es la persona adecuada para
ello, cuando se niegue aparecerá la persona adecuada.
=136=
O, «confío en que el universo les enviará, exactamente, lo que necesitan».
Si mi ego me hace pensar que sólo porque alguien me está pidiendo ayu-
da a mí, soy yo la que debo prestársela, les impido que reciban el asesora-
miento que podría beneficiarles más. Después de recibir una respuesta mía
inadecuada, dejarán de buscar más respuestas. Es mejor para ellos y para
mí que les diga: «Lo lamento, en realidad no soy experta en esa área. Le su-
giero que se ponga en contacto con tal y cual.»
137
completamente enamorado de ella, pero esos sentimientos no son mutuos.
Le sugerí que dejara de preocuparse por herir sus sentimientos y que pensara
que le estaba liberando para que estuviera a disposición de la mujer adecua-
da que, realmente, le ame y le aprecie de la manera que él se merece. Su de-
cisión de aguantar la relación para no hacerle daño a él puede impedir que
ese chico conozca a una mujer sensacional que puede volverse loca por él.
Del mismo modo, hasta que ella no estuviera libre no podría recibir al hom-
bre adecuado.
=138-
Durante toda nuestra vida hay pequeños mensajes que nos persi-
guen y que nos dicen lo que deberíamos estar haciendo y cuándo, pero
la mayoría de las personas no los escucha. Se encuentran envueltos en
el dinero todopoderoso y viven con el miedo de no poseer «cosas»: un
bonito coche, una casa impresionante, etcétera. En la vida, cuando uno
se encuentra en el camino correcto suceden cosas asombrosas. Las ven-
tanas se abren, las puertas no están jamás cerradas con llave y cosas pe-
queñas (en apariencia se trata de coincidencias) aterrizan en su regazo,
y todo ello no es otra cosa que mensajes de que está usted haciendo lo
Correcto.
El único miedo que tengo en la vida es encontrarme en mi lecho de
muerte diciendo: «¡Ojalá hubiera...!». Cuando se piensa así no parece
que haya otra cosa en la vida que sea importante. Ponga en orden su
vida, líbrese de todo lo que no tiene que tener, obligatoriamente, para
sobrevivir, elimine las cosas que devoran su tiempo y luego, hágalo.
Complete la frase siguiente por lo menos cinco veces, y más si tiene ga-
nas de ello:
199
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¿En alguna ocasión ha salido con destino a algún lugar o para algo impor-
tante y se ha encontrado con un atasco de tráfico inesperado? La adrenalina
empieza a recorrer su cuerpo e incluso es posible que de su boca se escapen
unas cuantas palabras «floridas». Yo recuerdo vívidamente una de estas situa-
ciones que demuestra lo fútil que es intentar luchar con la realidad.
—141-
Chitty-Chitty Bang-Bang, así que no podía volar por encima de los coches
que iban delante mío. O bien llegaría a tiempo o no, y el que me estuviera
estresando al respecto, sólo conseguía que estuviera conduciendo de una ma-
nera nada segura.
Conseguí llegar a tiempo para tomar el avión aunque sólo cinco minutos
antes de que cerraran las puertas, con el efecto del desodorante completa-
mente deteriorado y el corazón a punto de salir por mi boca después de ha-
ber llegado corriendo desde el aparcamiento con todo mi equipaje a cuestas.
Ahora todavía me dirijo al aeropuerto con más tiempo extra. Aquello no
tuvo nada de divertido.
¿Tiene usted una costumbre como ésa? Debe preguntarse a sí mismo, ¿es
la consecuencia de no dejar tiempo más que suficiente para llegar con seguri-
dad a su destino, o cuando se produce un retraso inesperado, se vuelve loco
por algo que está absolutamente fuera de su control?
=142-—
Quieren soluciones rápidas, ganancias instantáneas a la lotería y buena suer-
te de la que no cuesta ganar. Las personas que tienen éxito están dispuestas a
trabajar mucho y durante mucho tiempo para conseguir la «buena suerte».
Vale lá pena esperar por las cosas buenas.
Porque no tenía que ser de ese modo. No se pueden tener las dos cosas, o
sea recibir el don de la oportunidad temporal perfecta y luego quejarse: «Esto
es sensacional, pero ¿por qué no podía haber sucedido antes?». Eso cambia
la oportunidad temporal, que cuando sucedió era perfecta, ¿se acuerda? ¿Por
qué motivo no hubiera funcionado si lo hubiera conseguido antes?
tii h>
Una de las circunstancias que yo lamentaba cuando le conocí era que él
había tenido una vida muy significativa antes de conocerme, había estado
casado durante muchos años y tenía dos hijos. La primera vez que encontrs
una caja llena de viejos álbumes de fotos de Stephen en un armario me puse
a llorar. Me pasé horas torturindome con las imágenes de su vida anterior.
El ya había experimentado el milagro del nacimiento de un bebé. Yo quería
ser su primer amor importante tal como él lo era mio. ¡Mi'vida no se supo-
nía que fuera así!
Piense en tres cosas que tiene usted ahora y que hacen que se sienta
feliz y
realizado. Piense en la familia, el trabajo, las conexiones
espirituales, las
amistades, las aficiones, el lugar en que vive, etcétera.
—144—
Destructor de la suerte: rendirse demasiado pronto
La mayoría de las cosas importantes del mundo han sido logradas por
gente gue han seguido intentándolo cuando parecía que no había
esperanza alguna. yo
DALE CARNEGIE
ÁGUILA BLANCA
Así como hay un momento para cada estación, hay un momento para
una paciencia llena de fe o para una persistencia activa. En ocasiones, lo más
importante que puede hacer para llevar suerte a su vida es no hacer nada.
Pase a otra cosa y déjelo reposar un poco. Confíe en que le llegará cuando el
momento sea el adecuado y ocúpese con otras cosas. A menudo habrá oído
que la gente dice respecto a haber encontrado a su amor: «Me rendí y dejé
de buscar, y entonces apareció.» Es posible que actuar pueda ser la última
cosa que debe hacer ahora mismo. Al dejar que transcurra un cierto tiempo sin
intentar hacer que suceda algo, conseguirá usted, al final,
exactamente lo que
quería.
—=146=
Grace Housholder, editora y autora de una serie de libros de humor, nos
habla de una muestra de buena suerte que sólo se produjo después de años
de esperar y confiar:
Mide
naciones recibidas durante un sueño, cuando la mente del inventor estaba
durmiendo. Y en ocasiones, como le sucedió a Grace, uno está despierto
pero no lo busca. Se limitó a permanecer a la espera el tiempo suficiente
para que cuando fuera el momento adecuado para el resto del mundo, estu-
viera preparado para actuar.
Pero cuando sintonicé con mi intuición, ésta me dijo: «No tienes necesi-
dad de reemplazar esos ingresos en la primera semana de su desaparición. Ya
saldrá algo mejor, pero aún no es el momento adecuado. Ahora no es el mo-
mento de ir detrás de negocios nuevos. Primero termina las obligaciones que
ya tienes, como, por ejemplo, acabar tu libro». Por ello estoy escribiendo este
capítulo en lugar de patear la proverbial calle buscando trabajo pagado.
Eso es lo que quiero decir con tener una paciencia llenade fe. No es
abandonar el objetivo. Yo sigo planeando reemplazar los ingresos perdidos.
Se trata de reconocer que se puede avanzar hacia el objetivo incluso cuando
no siempre se esté yendo en pos de él de manera activa, cuidándose de otros
negocios que haya en la vida y que necesitan ser atendidos antes. Lo que
debe usted hacer es preparar la pista de aterrizaje para cuando el avión de su
suerte esté preparado para aterrizar. El avión está dando vueltas en el aire,
preparado para aterrizar en cuanto la pista esté libre y segura.
—148-
Kellye A. Junchaya, autora de They Laughed at Noah: Preparing for
Natural Disasters, cuenta una historia que presenta la persistencia creativa en
acción:
Y
Cuando estaba escribiendo mi libro vi una foto en una revista que
yo quería utilizar, en la cubierta de mi libro. ¡Encajaba perfectamente
con el título y me encantó! Llamé a la revista y les pregunté si podía
utilizarla. Me dijeron que no sabían quién poseía los derechos y que,
por lo tanto, no podían ayudarme y no me entregarían un ejemplar de
la fotografía. En la fotografía decía que el fotógrafo era un tal Charles
Banks, del Boston Post, y la fecha era de 1953. ¡Bueno, el Boston Post ha-
cía veinte años que había cerrado!
No podía rendirme. Llamé a información de Bostony les pedí el
número de teléfono de Charles Banks. Había tres. El primero era una
máquina de fax. ¡El segundo era el hijo del fotógrafo! El Charles Banks
original había fallecido pero, afortunadamente para mí, su hijo tenía el
mismo nombre y vivía en la misma zona. Era propietario de los dere-
chos y me permitió utilizar la fotografía, gratuitamente. |
Luego envié mi libro a Quality Books, Inc., el distribuidor de bi-
bliotecas. Recibí una carta de rechazo en la que me decían que mi libro
no cumplía sus estándares. Estaba tan desencantada que pensé que no
tenía nada que perder, así que telefoneé a Quality y les expliqué que
quería que nuestros libros fueran profesionales y estuvieran a la altura
de los estándares del sector y que, por lo tanto, les agradecería que me
dijeran concretamente qué es lo que había hecho que mi libro no cum-
pliera con sus estándares, para poder mejorarlo en el futuro.
La señora con la que estaba hablando me dijo que iba a sacar mi li-
bro y le preguntaría al presidente del comité. Unos minutos más tarde
me volvió a llamar y me dijo que el presidente no tenía ni idea del mo-
tivo de que se hubiera rechazado el libro y que pensaba que se vendería
muy bien en el mercado de las bibliotecas. Lo volvió a pasar al comité
y obtuvo una aceptación unánime. ¡Ahora están vendiendo mi libro y
sólo espero a que llegue a los veinte primeros!
Así que aquí tenemos la pregunta del millón de dólares: ¿Cómo se sabe
—149=
cuándo hay que tener una paciencia llena de fe o una persistencia creativa y
tozuda?
Si presta oídos a su intuición, sabrá la respuesta sin que nadie tenga que
decírsela. Cuando vaya detrás de algo y nada funcione, puede que su instinto
le tranquilice: «Todo marcha bien, descansa, para un poco, llegará cuando
tenga que llegar. Mientras, haz alguna otra cosa.»
O puede que su intuición le esté animando: «No permitas que esto te des-
anime. Lo que tienes para ofrecer es, realmente, estupendo y sólo es cuestión de
tiempo el que alguien se dé cuenta. ¡No te rindas! ¡Sigue persiguiéndolo!».
=150-
rán lo que usted quiere sin que tenga que hacer esfuerzo alguno? ¿Ha estado
descansando durante mucho tiempo y ahora es el momento de volver a po-
nerse en movimiento?
Tenemos dos clases de miedos. Uno es el miedo de que, sea lo que sea que
está sucediendo, va a seguir sucediendo siempre. El otro es el miedo de que,
incluso si no sigue para siempre, el dolor de lo que está sucediendo sea tan
terrible que no seremos capaces de soportarlo.
SYLVIA BOORSTEIN
Los niños pequeños tienen una costumbre muy enojosa. Cuando tie-
nen aunque sólo sea un poco de hambre o ven algo dulce que quieren en
ese momento, se ponen a aullar con la voz más potente y quejumbrosa
que encuentran: «¡Me estoy muriendo de hambre!». Si les dice que no es
posible que se estén muriendo de hambre porque acaban de cenar, gritan
aún más: «¡Me estoy muriendo de hambre! ¡De verdad, verdad, verdad,
me estoy muriendo de hambre!». Todos los intentos de enseñarles la dife-
rencia que existe entre lo que quieren y la verdadera inanición acostum-
bran a caer en oídos sordos.
=151-
estudio asombroso que demostraba que la mayoría de proyectos de obras en
carreteras para aliviar la congestión del tráfico y que cuestan millones de dó-
lares, sólo ahorran a los conductores una media de seis segundos de tiempo.
Las retenciones por culpa de la construcción eliminan cualquier ganancia.
=152-
Cuando usted planee que las cosas salgan de una manera y no lo hagan,
en lugar de ahogarse en remordimiento y preocupación, recupérese inmedia-
tamente con esta expectativa positiva: «Debe haber un plan mejor».
En ese momento puede que no sepa usted cuál es el plan alternativo, pero
puede seguir teniendo fe en que le tienen guardado algo mejor. Una vez que
todo salga, estupendamente, no hay duda de que contará la historia: «Veis,
qué bien que no conseguimos lo que pensábamos que queríamos. ¡Esto es
muchísimo mejor!». ¿Por qué esperar a tener la prueba? Créalo primero, ten-
ga fe. En lugar de quejarse por la pérdida de sus planes deseados, siéntase cu-
rioso y nervioso por los planes mejores que Dios o el universo tienen para
usted en lugar de ésos.
Cuatro meses más tarde, cuando estaba embarazada de siete meses, volvi-
mos a trasladarnos a nuestro nuevo hogar, la casa y el vecindarios perfectos
que por fin encontramos después de una búsqueda intensiva. Ahora, después
de llevar cinco años viviendo en Lancaster nos damos cuenta de que el ve-
cindario de la primera casa no era, en absoluto, el lugar en que nos hubiera
gustado vivir, pero en ese momento no lo sabíamos.
=193=>
Cuando rechazaron nuestra primera oferta me impedí entregarme al de-
sespero volviéndome curiosa respecto a la casa estupenda que nos estaba es-
perando y que aún no habíamos encontrado. Yo creía que sería una casa me-
jor para nosotros que la que habíamos perdido y tenía razón. Tuvimos la
suerte de encontrar la casa adecuada porque no permitimos que el desencan-
to de perder la casa equivocada nos desanimara y abandonáramos el proceso
de búsqueda.
Por mucho que invierta en conseguir mis objetivos, si algo no sale como
yo esperaba, pierdo poco tiempo en sentir remordimiento por ello. Creo, fir-
memente, que el capitán de mi nave —Dios— me está guiando en otra di-
rección y yo no sé aún cuál es, pero si sigo estando abierta y deseosa de en-
contrarla, aparecerá. Es casi inevitable, lo que aparece después es mucho
mejor para mí que aquello que era reacia a dejar escapar.
Identifique diez cosas apreciadas que tenga ahora en su vida y que no fue-
ron planeadas por usted, pero que está claro que está contento de que resul-
taran así. Por ejemplo, un embarazo no planeado, un trabajo que no estaba
buscando, un traslado que al principio le disgustó pero que fue para bien,
un
divorcio que le causó mucho dolor pero que le condujo a un matrim
onio
nuevo y querido. ¿Cree usted que la intervención divina fue la que
orquestó
estas desviaciones de sus planes?
ANÓNIMO
=154-
La mejor motivación para desarrollar una paciencia mayor es reconocer
las recompensas que, al hacer eso, ya le han sido otorgadas en su vida. Piense
en cualquier relación o experiencia de valor que no tendría si no hubiera
sido paciente. Tome nota de estos casos de los que es consciente, termi-
nando con la declaración: «Y valió la pena esperarlo.» Piense en sus rela-
ciones-íntimas, en el trabajo, en la exploración espiritual, en la salud y en
su estado de forma física y demás.
O puede que sea el tipo de persona que jamás se librará de estos zapatos,
decidida a hacer que le vayan bien, por mucho tiempo que tarde en ello.
Lorell Holtz-Oxley, una asesora de gestión de Nashville, Tennessee (EE.UU.),
se enorgullece de ser tenaz con «T» mayúscula. Bromea y dice:
ES
mente, porque me había aferrado a ello más que los demás. Uno de
mis empleados me dijo una vez que yo era como uno de esos famosos
juguetes Fisher-Price. Los tentetiesos se bambolean pero no se caen. Si
se les golpea siguen regresando.
Bueno, pero verá, hay una gran diferencia entre persistir cuando está uno
amoldando el par de zapatos adecuados y andar por ahí con unos zapatos
que nunca le irán bien por muchos esfuerzos que haga. Podría tratarse de un
mal matrimonio, una comunidad espiritual a la que pertenece por la fuerza
de la costumbre pero que no hace nada bueno por su corazón ni por su
alma, o un nuevo trabajo en el que usted se sigue sintiendo incómodo casi
seis meses después de empezar. Es posible que haya intentado trabajar por su
cuenta y que, después de dos años, esté en quiebra y cansado y pensando en
volver a un trabajo por cuenta ajena.
ANÓNIMO
June es una mujer que trabaja por su cuenta y que me contrató para que
la ayudara a cambiar, completamente, su desfalleciente negocio. En nuestra
primera sesión de entrenamiento me quedó terriblemente claro que June en-
cajaba muy mal con el negocio que había elegido. No le dije lo que ella que-
ría escuchar. Quería que yo le diera la fórmula mágica para hacer lo que fue-
ra necesario para tener éxito, pero no estaba dispuesta, o no era capaz, de
hacer lo que el negocio exigía. Quería la libertad de ser su propia jefa sin ha-
cer el trabajo emocional necesario para salir de su zona de confort y entrar
en las ventas, algo que ella aborrecía. Cuando le dije que quizá debería cerrar
el negocio y conseguir un trabajo, se me puso desafiante. Yo pensé: «¡Bien!
Si se enfada conmigo es posible que eso encienda una hoguera bajo sus pies
y la impulse a la acción». Se la podía motivar por medio del: «¡ Te demostraré
que estás equivocada!».
=156=
demasiado pronto. ¿Qué es lo que está tolerando y que no debería tolerar
más? ¿Qué es lo que sabe que debe hacer pero que ha tenido miedo de ha-
cer? ¿Qué errores ha cometido que debe remediar reconociendo la derrota y
siguiendo adelante? El éxito y el fracaso sólo pueden interpretarse con el
tiempo. Su mayor «fracaso» puede convertirse en el acontecimiento que le
conduzca a su mayor éxito, pero sólo si sigue usted avanzando.
10. ¿Está intentando la misma cosa, una y otra vez, sin ningún resultado
nuevo?
ia
Si tuviera que determinar que lo que se requiere es persistencia y_no.
abandonar, recuerde lo siguiente: abandonar su enfoque actual para encon-
trar unnuevo modo de hacer aún puede ser sabio o, sencillamente, esté dis-
puesto a esperar un poco antes de que aparezca una solución mejor. La per-
sistencia no significa lo que el doctor Lloyd “Thomas, asesor personal y
psicólogo, cita como locura:
El otro día estaba observando a un niño que jugaba con cubos de
construcción. De hecho estaba intentando poner un cubo cuadrado
dentro de un agujero redondo. Cada vez que el intento no tenía éxito,
golpeaba con más fuerza la tabla con el bloque. Al final lanzó el cubo
al suelo y dejó de jugar con ellos. Ese niño de tres años se comportaba
de acuerdo con el antiguo proverbio que yo he acuñado, recientemen-
te: «Si al principio no tienes éxito, toma un martillo más grande, prué-
balo con más fuerza y luego lanza el martillo al otro lado de la habi-
tación».
Una definición de «demencia» es la de que se hace la misma cosa una y
otra vez y se esperan resultados diferentes. Cuando nos enfrentamos a un
problema es frecuente que intentemos solucionarlo de una manera singular.
Cuando esa manera no funciona, aplicamos aún más energía o fuerza a esa
misma «solución».
=158-
Creador de suerte: cree una sensación de urgencia
y trate el tiempo como un bien precioso
—159-
Durante su larga y plena vida, Anthony Burgess siguió escribiendo
más de setenta libros. Sin la sentencia de muerte por el cáncer, es posi-
ble que no hubiera escrito absolutamente nada.
Haga una lista de las ocho cosas que usted haría de manera diferente en
los próximos seis meses, si pensara que esos iban a ser sus últimos días sobre
la tierra.
Comprométase a hacer, por lo menos, una de ellas ahora. ¿Por qué es-
E
perar?
=160-
Dé y reciba en igual medida
Cada vez que oigo la palabra «suerte», mis antenas se ponen en movi-
miento. Deduje que este tipo y su empresa estaban haciendo algo bien y, por
lo tanto, creaban la «suerte» de la poca rotación de personal. Le pregunté al
respecto y Él insistió: «No, lo que sucede es que tenemos suerte, tenemos un
grupo estupendo de empleados.» Le volví a preguntar: «¿Qué es lo que estáis
haciendo diferente de las demás empresas de camiones que ayuda a crear esta
lealtad tan poco habitual?».
—161-
Me respondió: «Bueno, durante la semana enviamos a los hombres a tra-
bajar fuera, pero siempre nos aseguramos de que pasen el fin de semana en
casa con sus familias. Conducir camiones es duro para las familias y muchas
otras empresas exigen que sus conductores estén fuera los fines de semana.
Supongo que ése es el motivo de que nuestros conductores se queden con
nosotros durante tanto tiempo. Les gusta el hecho de que no les hagamos
trabajar tanto y que les permitamos estar en casa con sus familias.»
Esta empresa estaba recibiendo algo de sus empleados, dándoles algo pri-
mero. La lealtad de los empleados era suerte y se la habían ganado. La suerte
funciona como un bumerán.
Preste más servicio de aquel por el que le pagan y pronto le pagarán por
más de lo que usted presta. La ley de los «Rendimientos crecientes» se
cuida de ello. z
NAPOLEÓN HIL1
=162-—
el consejo y el aliento que hubieran representado una gran diferencia
para mí.
Z1G ZIGLER
Si es usted miope puede que diga de algún acto altruista: «¿Por qué debe-
ría hacer esto? ¿Qué bien va a hacerme?». Imagínese que le dan un guión
para una película. Se trata de una trama retorcida que hace que el público se
pregunte qué les va a suceder a los personajes principales. Al final, como
cualquier buena historia, todo encaja y el público está encantado de ver la
manera en que los acontecimientos del primer acto preparan,el escenario
para el drama del segundo acto, que entonces se soluciona en el tercer acto.
Incluso puede haber un final sorpresa que nadie vio venir.
Si, en su vida, todo lo que puede ver es el primer acto, carece usted de fe
y de visión de que en el segundo y tercer acto comprenderá la manera en que
—163-
esta producción de energía la beneficiará. La suerte se da a conocer de ma-
neras misteriosas que no siempre sabrá usted al principio. Con frecuencia no
se trata de golpe por golpe, o sea; de un intercambio justo y cabal: «Yo hago
esto por ti y luego tú haces esto por mí».
Si fuera usted soltera y recibiera una llamada de teléfono que pidiera ase-
soría para un negocio y pudiera ver en el futuro que, si atiende esa solicitud,
llegará en última instancia al «señor Maravilloso», puede que aún fuera más
entusiasta a la hora de dar lo que se necesitaba.
El truco para crear suerte es que tiene que entregarse a sí misma sin dis-
poner de esa bola de cristal y sin saber cómo o si la suerte volverá a usted
pero confiando en que si es una persona amable y que ayuda a los demás, las
bendiciones, como el bumerán, al final, regresarán a usted.
—164—-
Diario de la suerte: cuando la suerte empezó
con un regalo y tardó su tiempo en fabricarse
El acto de dar algo hizo que abandonara algo que estaba bloqueando la
suerte e impedía que entrara en su vida.
Otra cosa.
Para ilustrar este punto he aquí una historia que pertenece a mi vida:
En el verano de 1994 necesitaba encontrar un agente literario que
me representara para mi primer libro, Honey, 1!Want to Start My Own
Business: A Planning Guide for Couples. Al ser una autora novel se trata-
ba de una tarea desafiante.
Precisamente, cuando terminé de crear una propuesta de libro y es-
taba a punto de empezar la búsqueda de un agente literario, una mu-
jer llamada Maggie Klee Lichtenberg telefoneó a mi casa en Boston, y
me dijo que se lo había recomendado un conocido de ambas de
Nueva York. Maggie era una mujer de unos cincuenta años que era,
relativamente, nueva en Boston y estaba buscando nuevos amigos que
tuvieran una mentalidad espiritual parecida. A pesar de que entre no-
sotras había una diferencia de veinte años, su conocida en Nueva York
con quien yo había coincidido, brevemente, en un seminario, pen-
só que yo podía ser la clase de persona que Maggie quería conocer.
Maggie también esperaba que pudiera presentarle algunos de mis ami-
gos en la zona.
=165=
por primera vez yo no sabía que «resultaba» que trabajaba para una
editorial importante como directora de marketing y que llevaba veinti-
cinco años en el campo editorial. Después de que nos fuimos cono-
ciendo, Maggie se ofreció a ayudarme a encontrar un agente literario y
a través de su red de trabajo en el sector editorial, me condujo hasta mi
primer agente.
«Amar» es ser humano. «Ser amado» no es otra cosa más que una estatua,
admirada y alabada pero, sin embargo, un objeto pasivo. Amar a los demás y
darles placer nos proporciona un sentimiento de nuestro propio valor, de
realización por haber ayudado a que este mundo fuera un lugar mejor. Llena
nuestros días con significado y alegría.
=166=
Aún hay algo más grande que la experiencia de «ser amado», aún más
grande que colmar los deseos propios. ¿Cuál es esa experiencia más grande?
Emular a Dios, olvidarse de uno mismo, ser activo y actuar para los demás.
Ser alguien que da.
a
7 Porque aleja su mente de sus problemas o le ayuda a mantenerlos en
perspectiva.
7 Porque le encanta ver su nombre en una placa en la pared. Hace que se
sienta orgulloso.
1
Ya puedo escuchar las protestas: «No, debe usted dar, limpiamente, sin
condiciones, sólo por la alegría de dar. Cuando esté dando no debe pensar
en recibir nada, de lo contrario no está dando en realidad». ¡Chorradas!
BILL O”HANLON
=168-
cede usted de un lugar compasivo y centrado en el corazón y su donación es,
concienzudamente, manipuladora, a la larga no le traerá mucha suerte.
Algunos expertos sugieren que la suerte puede crearse haciendo ver que se
es vulnerable y se necesita ayuda, porque al hacerlo así conseguirá usted apo-
yo. La idea es que tendrá suertesise rodea de gente que quiere ayudarle por-
que usted la ha engañado para que piense que necesita ayuda.
=169=
Creador de suerte: integre unos comportamientos
que incluyan la facilidad de dar en su vida diaria
MADRE TERESA
ib
Dígale a un compañero de trabajo o a un empleado aquello que aprecia
de él.
20. Cuando una ambulancia o un coche de bomberos pase por su lado, rece
por la persona enferma o lesionada, por los médicos y por la familia de
la víctima.
2 En los días ardientes del verano tenga a punto un refresco para los visi-
tantes y/o para el chico que le lleva el pedido del supermercado.
—171-
Lleve sopa de pollo —hecha en casa o de un restaurante— a un amigo
o vecino enfermo.
Pague la autopista por el conductor que va detrás suyo.
Permita que un conductor se incorpore al tráfico.
Llame a su familia sólo para decirles hola.
Llame al profesor de su hijo, sin venir a cuento, y dele las gracias por
sus contribuciones positivas a su vida.
Llame al entrenador de fútbol/baloncesto/natación (el deporte que sea)
de su hijo sin motivo alguno y dele las gracias por sus contribuciones
positivas a su vida.
En un restaurante, después de comer, apile sus platos de manera limpia
para que a su camarero le sea más fácil dejar limpia la mesa.
Recomiende a un amigo o colega para un trabajo freelance o para un
puesto de trabajo.
da La próxima vez que pase por un lugar de oración, ponga algo de dinero
en el cepillo.
0% La próxima vez que compre flores, dele una al primer extraño con el
que se cruce.
34. Deje que la persona que está detrás suyo en la cola de la tienda de co-
mestibles pase delante.
SN Haga de mentor a un recién salido de la universidad.
38. Coloque, sin que lo vea, una nota que diga: «Te quiero» en
la caja del
desayuno de su hijo o en el limpiaparabrisas de un amigo.
70
1. ¿Qué le motiva para dar y a quién?
¿Qué es lo que hace que deje de dar?
¿Qué clase de actividades de donación le proporcionan mayor alegría?
8. ¿Cómo puede dar a sus hijos unas lecciones útiles sobre el tema
de dar?
CHERYL RICHARDSON
Una mañana quedé consternada al descubrir que tenía una rueda pincha-
da después de que mi coche hubiera pasado la noche en el garaje. Una vez
que hube llamado al servicio de reparaciones, el culpable se hizo evidente.
Había pasado por encima de un tornillo gigantesco que había dejado salir,
rápidamente, el aire de la enorme rueda de mi Ford Expedition. “Tuve suerte
de llegar a casa en buen estado.
2 Ei
Usted puede tener una rueda pinchada física o espiritual que bloquee y
destruya la suerte de su vida de una manera muy parecida. Hay gente que
sufre de repente una crisis médica que les obliga a guardar cama, o a acudir
al hospital, cambiando su rutina de manera espectacular. Otros se desgastan,
lentamente, hasta que se vuelven irritables, tienen mal genio y es desagra-
dable estar a su lado. Ya no pueden dar nada más de 'sí porque están de-
masiado exhaustos o resentidos. Comen y fuman excesivamente, ven dema-
siada televisión, duermen demasiado o demasiado poco. Bloquean a su
suerte porque el cinismo y la rabia infiltran su mente o están demasiado can-
sados para aprovechar las oportunidades.
—174-
7. Me concedo un descanso del trabajo de la semana al:
8. Me mantengo sano haciendo, o no haciendo:
9. Alimento mi alma:
r
Para crear suerte, debe ser fluido, espontáneo y vulnerable. Para amplia
tiene tanta
su red de gente que le quiera debe permitir que le amen. La gente
17 3=
necesidad de darle, como usted tiene de recibir. La gente necesita sentirse
como si hubieran pagado su deuda con usted.
Si quiere abrirse más para recibir suerte de Dios, del universo o de la gen-
te, examine el cómo y el por qué puede que esté usted bloqueándose a la re-
cepción:
1. ¿Qué es lo que sucedió en su vida que hizo que se cerrara a recibir?
2. ¿Qué recompensas a corto plazo recibe al no permitirse recibir de los
demás?
3. ¿Qué es lo que hay de amenazador en recibir?
4. ¿De qué manera ha excluido de su vida a la clase de gente que puede
darle?
5. ¿Cómo empieza el donante, y no el receptor, a hacer que se sienta usted
seguro y poderoso?
¿Qué acción o acciones puede hacer hoy para abrirse más, para
recibir dones
de ayuda material, contactos correctos y amor, tanto de la
gente como de Dios?
La suerte está llamando a su puerta. ¿Qué es lo que se
necesita para que
abra usted esa puerta?
Ahora pasamos a la última de las ocho estrategias
creadoras de suerte de
este libro, que es concentrarse en lo positivo. Cuan
do ponga su atención en
lo afortunado que es, lo será más y más y cada
vez más. La manera en que
funciona es sorprendente.
=176-
Concéntrese en lo positivo
Prométase que va a ser tan fuerte que nada va a molestar su paz mental.
Que hablará de salud, felicidad y prosperidad con cada persona que se
encuentre. Que hará que todos sus amigos se sientan como si tuvieran algo
en ellos. Que se fijará en el lado bueno de todas las cosas y hará que su
optimismo se convierta en realidad. Que pensará únicamente en lo mejor,
que trabajará sólo para lo mejor, y esperará sólo lo mejor. Que estará tan
entusiasmado con el éxito de los demás como lo está del propio. Que se
olvidará de los errores del pasado y seguirá adelante hacia los mayores
logros del futuro. Que mostrará una expresión alegre en todo momento y
que ofrecerá una sonrisaacada persona viviente con que se encuentre.
Que invertirá tanto tiempo en mejorar que no lo tendrá para criticar a los
demás. Que será demasiado grande para preocuparse, demasiado noble
para sentir ira, demasiado fuerte para tener miedo y demasiado feliz para
consentir que se presenten problemas.
EL CREDO DE «OPTIMIST INTERNATIONAL»
Abraham Lincolm dijo en una ocasión: «Las personas son tan felices
como hacen que lo sean sus mentes.» De manera similar, la gente es casi tan
afortunada como espera ser.
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ve...». Y luego, como usted cree que eso es cierto, sucede así, lo que le sirve
de prueba para decir que tenía razón respecto a su mala suerte. Y así, suce-"
sivamente....
Para crear suerte en su vida usted no sólo debe desearla, creer que es posi-
ble tener suerte y trabajar para conseguir tener buena suerte, sino que tam-
bién debe esperar con todas sus fuerzas que la recibirá. Así, cuando todo
marche bien en su vida, su reacción será de gratitud y: «Por supuesto, sabía
que saldría así.» Incluso si no siempre estuvo seguro de cómo funcionaría, sa-
bía que lo haría.
a
clase de personas porque conversar con ellas le deprime y además no hay for-
ma de conseguir que la conversación sea corta. Una vez que tienen cautiva a
su audiencia no la dejan ir y por ello se sentirá como si fuera absorbido por
un ciclón.
=180=
por su valor estético, ya que el gorgojo del algodón es una criatura parti-
cularmente fea. Lo que es sorprendente es que fuera erigido a causa de la
- devastación que causó en las cosechas de algodón de toda esa zona.
¿Que por qué rindieron honor a esa plaga? Bueno, si no hubiera
sido por el gorgojo del algodón, la economía local hubiera continuado
con su nada sana dependencia de esa única cosecha y de esa economía
de un único producto. Hasta entonces, todo dependía exclusivamente
del algodón. Cuando llegó el gorgojo, los cultivadores de algodón y to-
dos los demás negocios que dependían de ellos se vieron obligados a re-
conocer la necesidad de diversificarse.
A la larga vieron que, de hecho, el gorgojo del algodón les había he-
cho un favor al destruir sus cosechas. Todos sus huevos ya no estaban
en un solo cesto, «el del algodón». Empezaron a criar cerdos, a cultivar
cacahuetes y otras cosechas de las que se cobran en efectivo y toda la
zona mejoró económicamente a causa de ello.
¿Hay algún gorgojo del algodón en su vida? Puede que debiera usted
erigir una estatua en su honor en lugar de maldecir su existencia. La
mayoría de personas positivas y conscientes pertenecen a esta segun-
da categoría. Somos capaces de volver a dar forma, bajo una luz posi-
tiva, a casi todo excepto a la pérdida de un ser querido, pero sigue sien-
do duro hacerlo en el momento de nuestro mayor sufrimiento.
—-181-
Luke y Sarah eran unos vecinos que podían servir de ejemplo de esta res-
puesta positiva y productiva a la adversidad. Hace cinco años, Sara se lesionó
gravemente la espalda en el trabajo y, desde entonces, ha estado totalmente,
impedida y sufre muchos dolores. Cuando les conocí, dos operaciones
importantes y cinco intentos diferentes de someterla a una terapia física no
habían conseguido hacer que andara o aliviara su dolor. De hecho, la mayo-
ría de tratamientos habían hecho que empeorara. Tenían todos los motivos
para quejarse y lamentarse, especialmente desde que Sarah había tenido difi-
cultades para obtener los servicios que necesitaba a través de los beneficios
de la seguridad social.
—183-
Diario de la suerte: elegir lo positivo en lugar de lo negativo
Puede utilizar este ejercicio para mejorar su actitud hacia su trabajo, sus
hijos, su camino espiritual o cualquier aspecto de su vida. Siga mi ejemplo y
cree usted su ejercicio.
—184=
Yo desarrollé la visualización siguiente para ayudarme a liberar a mi men-
te de pensamientos y obsesiones negativas. ¡Puede tomarla prestada!
Imagínese que está nadando en una piscina muy grande, tranquila y cá-
lida. Brilla el sol, la vista es magnífica y se siente usted en paz. La tempera-
tura es la adecuada y está usted nadando fácilmente y sin resistencia cuan-
do se fija que hay un insecto en el agua. Al principio nada usted alrededor
del insecto, fijándose en él pero no permitiendo que interfiera con su nata-
ción.
185
Creador de suerte: vigile sus «pero»
Los atletas olímpicos llegan a los juegos practicando todo el tiempo; ho-
ras y horas y horas de práctica. Y lo mismo sucede para desarrollar un estado
de ánimo positivo. Especialmente, si tiene usted tendencia a concentrarse
automáticamente en lo negativo, tendrá que pasarse horas y más horas para
volver a entrenar a su mente. La buena noticia es que ¡puede usted hacerlo!
Con persistencia y un compromiso a largo plazo verá los resultados.
He aquí una técnica que puede representar una gran diferencia respecto
a la manera en que considera usted sus circunstancias.
Se da cuenta de lo diferente que sería si ella dijera: «Todos mis hijos salie-
ron sin sufrir daño alguno pero perdí todo lo que tenía y no estaba asegura-
da.» Se trata de una historia de desgracias y de la mala suerte de no tener su
pérdida asegurada. Aquello en que ella decida concentrarse —su suerte O
su mala suerte— determinará la cantidad de suerte que atraerá a su vida en
el proceso de reconstrucción. ¿Es una víctima o recibió una bendición? La
manera en que responda a esa pregunta también servirá para que sus hijos
aprendan respecto a la suerte.
187
A medida que vaya transcurriendo su vida, vigile sus «pero». Fíjese en si
habla consigo o con los demás de un manera que disminuye su resistencia y
elasticidad, enmarcando el acontecimiento en lo negativo. Con la práctica
puede aprender a decir lo mismo pero retener una perspectiva mucho más
optimista.
Por muy malo que sea o haya sido un día, siempre podrá encontrar algo
por lo.que tenga que estar agradecido. Estoy entrenando a mis hijos en este
enfoque consciente a la hora de nuestro ritual de irse a la cama. Antes de las
plegarias y de los besos de buenas noches, pido a los niños que me digan al-
gunas de las cosas por las que están agradecidos. Es posible que mencionen
el apetitoso postre de después de cenar o lo mucho que se divirtieron jugan-
do con la canguro. Pero también les he enseñado a decir gracias por las cosas
importantes como «ojos que ven y una boca que habla y unas piernas que
me,permiten correr y una casa que nos mantiene calientes y por mamá y
papá que me quieren» y demás. Quiero que comprendan lo afortunados que
son al haber nacido en una opulencia relativa, sin desventajas, con todas las
_ Posesiones materiales y amor de la familia que necesitan. Incluso siendo tan
Jóvenes están empezando a entender cómo hay que sentir gratitud.
=188-
Cuando no se concentraen sus bendiciones, destruye usted su capacidad
de dar un giro a su suerte. Entra en una espiral negativa, en la que el pensa-
miento negativo y la falta de apreciación llevan a más dificultades, lo que a
usted le demuestra que tiene razón al decir que no es afortunado. Deja us-
ted de dar; deja de creer que pueden pasarle cosas buenas y dejar de fijar-
se en las maneras notables que tiene el espíritu de llegar a usted durante
el día. Puede estar tan absorto en su miseria que puede convencerse de que
está marcado para tener mala suerte.
CHRISTOPHER REEVE
Oprah Winfrey ha tenido como misión, durante los dos últimos años,
convencer a sus audiencias de que: «Empiece un diario de gratitud y verá
cómo empieza a llevar más suerte a su vida». Personalmente, y como escribo
durante todo el día, prefiero el ritual de citar en voz alta, cada día, todas mis
bendiciones. Pero hay personas que juran que el proceso de anotarlo en un
pedazo de papel es lo mejor. No tiene que ocuparle más de cinco minutos al
día y es una herramienta muy potente para volver a concentrar su mente.
Además de fijarse en las cosas que ha recibido y por las que está agradeci-
do, incluya también lo que no sucedió y que también agradece. ¡Jamás se
quedará sin existencias de cosas por las que estar agradecido! El rabino
Simcha Zissel de Kelm enseñaba a sus estudiantes:
=189=
Cuando una camisa cae de la cuerda en que estaba tendida al sol y
se ensucia, en lugar de estar molesto por su camisa sucia, diga: ¡Estoy
agradecido de no haber estado dentro de esa camisa!». Desarrolle la
costumbre de estar agradecido por todas las cosas malas o equivocadas
que 20 sucedieron en su vida y eso hará aumentar su dosis diaria de
alegría y disfrute.
Su lista de gratitud no siempre tiene que ser profunda,o sea que asegúre-
se de incluir las cosas pequeñas que le proporcionan comodidad y alegría.
¡Está bien sentirse extraordinariamente agradecido por el helado de chocola-
te de Ben y Jerry!
Cheryl Richardson, autora de lake Time for Your Life, nos hace esta suge-
rencia única: «Cuelgue una hoja grande de papel en la pared y deje a su lado
unos cuantos rotuladores de colores. Cada vez que pase por ahí, anote una
cosa por la que se sienta agradecido».
ANÓNIMO
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ANÓNIMO
—190-
Hablando de tener clavada una espina, no podré nunca advertirle lo sufi-
ciente del daño que incluso una sola persona negativa puede hacer a sus
capacidades de creación de suerte. Confiar en su intuición y correr riesgos
exige, en ocasiones, un valor sobrehumano. Todo lo que se necesita para desar-
mar a alguien es que una persona diga: «¿Qué pasas, está loco?», o que otra
exclame: «¡Jamás serás capaz de hacer eso!»
La gente tóxica sólo tiene poder sobre usted si se lo permite y tienen la ma-
yor influencia cuando se siente usted inseguro y confuso. Cuando sabe lo que
quiere y tiene fe en que llegará allí, casi no tienen influencia alguna.
Cuando sea vulnerable, consiga que sus planes no sean conocidos por los
cínicos de su vida. Anúncielos cuando haya tomado ya la decisión y los deta-
lles se hayan gestionado. Así los dejará de piedra cuando les demuestre que
puede hacerse.
=191-
Creador de suerte: ande por ahí con personas positivas
y sea una de ellas
=192—
un lugar en el universo para la oportunidad al azar, pero cuando se
diga a sí mismo: «¡Vaya, qué suerte tiene!», pregúntese: «¿Qué es lo que
habrá hecho para crear eso?».
Su-felicidad y su buena suerte están en sus manos y en su mente.
Sean cuales sean las circunstancias que usted promueva, permita, o se
vea obligado a enfrentarse en su vida, conviértalas en suerte. La elec-
ción es suya.
Como quiero acabar este libro con una sonrisa, adopte la actitud
que aparece a continuación y que he visto impresa en un adhesivo en
un parachoques, y le garantizo que hará grandes cosas en su vida.
193
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Resúmenes de los capítulos
2 Bloqueadores de la suerte
Pensamiento pesimista y estrecho de miras
Esperar la decepción
1 Destructor de la suerte
7
Desarrolle unas costumbres de acción positiva que promocionen la suerte
Quiera lo que ya tiene
Transforme sus adicciones en preferencias
2 Bloqueadores de la suerte
Pedir cacahuetes
Concentrarse, absolutamente, en lo que no quiere
2 Destructores de la suerte
Sentir que no se merece conseguir lo que quiere o tener miedo de conseguirlo
Las afirmaciones no acostumbran a funcionar
3 Bloqueadores de la suerte
Demasiado ruido
Pedir consejo con demasiada frecuencia
Ignorar un desafío a sus rígidas exigencias
1 Destructor de la suerte
Ignorar su intuición como temprano sistema de aviso
=198=
No haga asunciones respecto a la suerte
Siga adelante teniendo fe
Convierta el rechazo en determinación
BBS A
Reduzca al mínimo la cantidad de tiempo que está usted en crisis
Adopte una actitud agradecida
2 Bloqueadores de la suerte
Envidia
PPED
1 Destructor de la suerte
2 Bloqueadores de la suerte
Molerse a palos
Vivir inmerso en el remordimiento
3 Destructores de la suerte
Molerse a palos
No ser capaz de perdonar
Buscar aprobación y no decir «no» cuando es necesario
199
Crea en un plan mejor
Cree una sensación de urgencia y trate al tiempo como a un bien precioso
2 Bloqueadores de la suerte
1 Destructor de la suerte
3 Bloqueadores de la suerte
Contemplar a la suerte con las gafas de un miope
Cuando el dar para conseguir algo se vuelve manipulador
Dar demasiado
2 Destructores de la suerte
No tener en cuenta el poder de dar
La obsesión por conseguir deja poco tiempo o interés para el dar
—200—
1 Bloqueador de la suerte
Ver lo que tienen de bueno las cosas, pero sólo a la retrospectiva
e
3 Destructores de la suerte
Ser una víctima perpetua
No apreciar sus bendiciones
Permitir que la gente tóxica le saque, de un golpe, todo el valor que posee
—201-
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Sobre la autora
Azriela Jaffe reside en la actualidad cerca de Filadelfia, Nueva Jersey, con
su esposo y sus tres hijos. Le encanta que sus lectores se pongan en contacto
con ella. Si desea enviarle sus comentarios respecto a la creación de suerte en
su vida, ya sea por e-mail o por correo, estará encantada. Está compilando la
historia de «Cree su propia suerte» para un posible libro: Creadores de suerte.
Si tiene una historia favorita sobre la manera en que usted creó suerte en su
vida, o sabe de otra persona que la tenga, por favor dígaselo.
—203-
South San
Francisco
Public
Library
Otros títulos de interés:
El Arte de
Vivir
El Arte de Vivir PA
Nadine Crenshaw Nadine Crenshaw >
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para conseguir
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Walter Anderson
184 Págs.
%% Abra su mente
dé Pida lo que quiera
Y Haga caso asuintuición
%% Responda con elasticidad y resistencia a las pruebas de
la vida
Y Salga del atolladero
% Tenga la dosis adecuada de paciencia
% Dé y reciba en igual medida
Estas estrategias de creación de suerte le ayudarán a superar
las dificultades. Aprenderá a incrementar al máximo su potencial
de suerte mientras desarrolla sus propios creadores de suerte,
reduce al mínimo los bloqueadores de suerte y evita los des- M
tructores de la suerte.
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Borrell, 244
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ISBN 84-9735-006-5 |
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