Stefan Lanka
Stefan Lanka
Stefan Lanka
En este sentido, cabe recordar que la mayoría de los científicos escépticos o contrarios a
la versión oficial -encuadrados en el llamado Grupo por la Reevaluación Científica de
la Hipótesis VIH=SIDA-, consideran que el supuesto virus VIH no es el responsable de
provocar el síndrome de inmunodeficiencia humana, pero no cuestionan su existencia,
como sí hace el doctor Lanka.
En cualquier caso, Más allá de la ciencia consideró conveniente saber algo más sobre
las teorías de este virólogo, asistiendo a la conferencia y posterior rueda de prensa que
éste ofreció durante su última visita a Barcelona, realizada con el objetivo de organizar
un curso y dar a conocer en nuestro país su particular conclusión de que el VIH es una
ficción y no el devastador agente biológico que la clase médica y la mayoría de los
medios de comunicación han hecho creer. Estas son algunas de las confesiones de este
virólogo rebelde.
En 1970 se comprobó una actividad enzimática nueva que rompió el dogma central de
la genética molecular: cuando el ADN se transcribía a la sustancia mensajera del ARN y
ésta hacía lo mismo en la proteína, la actividad subsiguiente transformaba el ARN
nuevamente en ADN. Pues bien, los científicos de la época creyeron haber descubierto
la explicación del cáncer y una manera de localizar virus nuevos. Sin embargo, 6 ó 7
años después otros científicos demostraron que esa actividad era normal en las células
de cualquier ser vivo y la denominaron transcriptasa inversa. Hoy en día, ciertos
virólogos afirman que si hay transcriptasa inversa es porque existen virus,
contradiciendo esa ley universal acordada en 1976. Y aquí pretenden demostrar la
existencia del VIH, cuando en realidad se trata de un proceso natural del organismo de
cualquier especie viva.
¿Cómo es posible, en ese caso, que los test del VIH arrojen en algunas personas
resultados positivos y en otras negativos?
Esas pruebas detectan los anticuerpos que se han formado frente a las proteínas,
anticuerpos que son el resultado del estrés de las células. Por tanto, si una persona está
estresada puede dar positivo. En ese caso, aconsejo repetir la prueba cuando el
individuo se haya estabilizado anímica y físicamente; y comprobará que el test sale
negativo.
Sobre todo, los tratamientos médicos oficiales de los que hemos abusado y que son muy
nocivos. Hay muchos organismos que han sido deñados en el pasado con el abuso de
antibióticos tan perjudiciales para la salud como las sulfonamidas, que actúan contra las
bacterias y las mitocondrias, células que son los centros de oxígeno del organismo y se
destruyen con tales medicamentos. Además, dichos fármacos fueron administrados por
los médicos durante períodos de un año cuando la prescripción recomendaba que no se
utilizaran más allá de 6 o 7 días. Precisamente el de los homosexuales fue el sector de la
sociedad que más consumió estos fármacos, debido a las infecciones que contraían por
una vida excesivamente promiscua.
No obstante, hay personas con síntomas terminales de SIDA que no han consumido
esos medicamentos.
Es cierto, pero también hay que decir que la mayoría de ellas sufren alguna de las 32
enfermedades que se relacionan con el SIDA y que ya mataban antes de la «invención»
de éste. Los médicos oficialistas consideran que el VIH destroza el sistema inmunitario,
una de las muchas hipótesis falsas vinculadas al SIDA, y por eso afirman, por ejemplo,
que los cánceres que aparecen en esos enfermos se deben a ese modo de actuar del VIH;
incluso se atreven a hablar de un cáncer exclusivo para homosexuales. Y es que cada
vez que añaden una nueva enfermedad al síndrome se hace con la intención de aumentar
los casos de SIDA. ¿Es eso científico? Es más: ¿es ético?.
Una nueva generación de fármacos.
«Más allá de la ciencia» viene denunciando desde hace años no sólo la inutilidad
del AZT, sino sus tremendos efectos yatrogénicos en quienes lo consumen. Y hemos
dicho hasta la saciedad que todo esto es un vergonzoso negocio del que han sido
cómplices necesarios -aunque se escuden en su ignorancia- muchos médicos. ¿Está
de acuerdo?
Ahora ha aparecido otra nueva generación de fármacos que actúan sobre las
proteasas y de los que se dice no producen esa clase de efectos secundarios. ¿Qué
opina al respecto?
Reconozco que no son tan tóxicos como el AZT, pero ya se empiezan a conocer sus
efectos secundarios como náuseas, vómitos u hormigueos, síntomas, por cierto, que se
esconden a la sociedad. Por otro lado, no conviene olvidar que estos nuevos
medicamentos son inhibidores de la protesas, algo que resulta cuando menos peligroso,
ya que las proteasas son enzimas cuya función es dividir las proteínas, por ejemplo,
durante la digestión, y sin ellas los aminoácidos no pueden ser absorbidos por los
intestinos ni reorganizados nuevamente por las células para formar otras proteínas,
insulina o fibras musculares. Además, aquí nos volvemos a encontrar con el negocio
económico que mueven las multinacionales farmacéuticas en torno al SIDA. Se calcula
que un tratamiento de este tipo cuesta 40.000 dólares anuales más 20.000 dólares en
consultas médicas y test de anticuerpos -más de siete millones de pesetas, pues, en total.
De hecho, el presidente norteamiericano Bill Clinton ha tenido que pedir 52 millones de
dólares -unos 6.300 millones de pesetas- de presupuesto extra para sufragar estos
medicamentos, con la lógica alegría de laboratorios como Merck y Abbot.
¿Realmente debemos creer que hasta los gobiernos están involucrados en lo que
para usted es una enfermedad inventada?
No hay duda de que los responsables sanitarios de los respectivos ministerios de Salud
Pública no desconocen la verdad sobre el SIDA, como también sucede con muchos
científicos. Pero existen demasiados intereses en juego.
¿Podría resumirnos brevemente los puntos clave del juicio por «la sangre
contaminada» de Gottingen?
En Alemania se acusa de asesinato a personas relacionadas con transfusiones de sangre
supuestamente contaminada por el VIH. Pues bien, mi planteamiento es el siguiente: me
ofrezco ante el tribunal escogido a declarar -bajo juramento- que el VIH no existe y reto
a cualquier otro científico a que demuestre la existencia del virus. Si yo tuviera razón, el
juicio sería ilegal ante la evidente falta del «cuerpo del delito». En realidad, el juicio es
una cuestión política, ya que la presidenta del Parlamento alemán, Rita Susumud, es a
la sazón científica y responsable del SIDA en Alemania. En mi opinión, es un proceso
judicial que intenta consolidar definitivamente el mito de la versión oficial del SIDA. SI
esto llegara a la prensa internacional, si se supiese cómo actúa el modelo judicial
alemán, considerado tan democrático y perfecto, tal vez lográramos romper el
entramado creado conscientemente en torno a lo que es un negocio más que una
enfermedad.
Hasta ahora lo han ignorado; sin embargo, creo que al final no podrán escabullirse ante
mi insistencia.
No, la gente que tiene poder es demasiado arrogante como para sentirse amenazada.
Pero sí he recibido presiones de otro tipo. Por ejemplo, me robaron el coche y lo
encontré totalmente quemado; y además me amenazaron académicamente con
denegarme el doctorado si difundía mis hipótesis...
Si es seropositiva y piensa que lleva una sentencia de muerte encima, lo más importante
es convencerla de que no está enferma y cambiar su actitud. El componente psicológico
es fundamental. Cuando un médico de hospital regido por la versión oficial dicta la
sentencia fatal a su paciente, eso repercute gravemente en el sistema inmunitario. Hay
personas que han engordado sensiblemente tras haber dado negativo en un segundo
control, lo que debería hacernos pensar. Pero si una persona ya está enferma y con
graves desarreglos en su sistema inmunitario, lo primero es encontrar las causas que le
han llevado a este estado, desintoxicarla y empezar la curación a partir de ahí. En
principio, ningún medicamento es especialmente eficaz a la hora de hacer subir las
defensas del organismo. No obstante, hay que insistir en una vida natural. Por ejemplo,
es primordial tener una buena digestión y estar mineralizado e hidratado
convenientemente, para así equilibrar el organismo falto de estos componentes.
Conozco un excelente producto tibetano que se comercializa en Suiza y que recomiendo
para estas ocasiones: Padma-28. Además, es fundamental acudir simepre a un médico
experimentado que, al menos, no crea en la versión oficial de que el VIH es la única
causa del SIDA.
En su opinión, ¿qué hace falta para que las versiones de los disidentes sean más
divulgadas?
Hay que presionar a los responsables políticos y científicos que defienden la hipótesis
oficial; hay que obligarles, en suma, a que revelen una verdad ocultada impunemente.
En los años sesenta surgió un grupo llamado «Marcha a través de las instituciones»,
que intentó esto mismo que propongo, aunque no prosperó por corrupción de sus
dirigentes.
En este momento somos pocos los que diferimos de la hipótesis oficial, una minoría que
trata de llegar a otras minorías que considero inteligentes, analíticas y que tienen su
peso específico e influencia social. Con la ayuda de científicos de prestigio como el
Grupo por la Reevaluación Científica de la Hipótesis VIH=SIDA, y otros
investigadores críticos que puedan añadirse, quizá obtengamos el premio de acabar con
este mal sueño.
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