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Competencia y Jurisdiccion

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COMPETENCIA Y JURISDICCION

El tema de la competencia no es exclusivo del derecho procesal, sino que remite


a todo el derecho público.

Por tanto, en un sentido lato la competencia se define como el ámbito, la esfera


o el campo dentro del cual un órgano de autoridad puede desempeñar válidamente
sus atribuciones y funciones.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que “Nadie


puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones,
sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente”.

Esta referencia a la autoridad competente engloba a cualquiera de sus tipos:

Legislativa,

Administrativa o

Judicial.

En sentido estricto, la competencia se refiere al órgano jurisdiccional.

Así, la competencia jurisdiccional es la que primordialmente nos interesa desde


el punto de vista procesal. “La competencia es, en realidad la medida del
poder o facultad otorgado a un órgano jurisdiccional para entender de un
determinado asunto.”

Cuando se hace mención a la competencia, observamos que existen diversos


conceptos y razonamientos formulados.

El maestro Gómez Lara señala que la competencia es la medida del poder o


facultad otorgado a un órgano jurisdiccional para entender de un
determinado asunto.

La competencia resulta indispensable para delimitar la actuación válida de una


autoridad. El juez, al intervenir en una situación concreta, lo hará porque la ley
le ha concedido la competencia necesaria.

JURISDICCION
La palabra “jurisdicción” proviene de dos vocablos latinos: jus que significa
“derecho”, y dicere, que significa “decir” o “declarar”. Si se conjuntan ambas
raíces latinas, el resultado se aproximará a “decir el derecho”.

“Jurisdicción y competencia no son conceptos sinónimos. No obstante, suelen,


a veces, ser confundidos.”

Sin embargo, la jurisdicción es una función del estado, mientras que la


competencia es el límite de esa función, su ámbito de validez.

Comúnmente, determinado órgano jurisdiccional tiene jurisdicción y


competencia, pero también puede darse el caso de la competencia sin
jurisdicción,

• POR EJEMPLO, cuando el juez es competente pero no ha conocido del


caso, es decir, no ha habido todavía ejercicio de la acción (juez
competente potencialmente).
• También puede haber ejercicio de jurisdicción sin competencia, en el
supuesto del juez que actúa fuera de sus atribuciones (juez
incompetente).

La jurisdicción se desenvuelve realizando determinados actos por parte de la


autoridad, mismos que están encaminados a solucionar un conflicto o
controversia, mediante la aplicación de una ley general al caso concreto.

Así lo estatuye la Constitución en su artículo 17, al señalar en su parte


conducente que toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por
los tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos
fijados en la ley.

La Constitución también nos refiere que estos tribunales deberán administrar


justicia a través de la emisión de resoluciones prontas completas, imparciales y,
por supuesto, gratuitas

Así, según su origen, la jurisdicción se clasificará en “secular” y “eclesiástica”.

Se refiere a un periodo que existe en el mundo terrenal, es decir, “la jurisdicción


secular” se identifica con la jurisdicción de este mundo, misma que tiene un
término específico.
Por el contrario, la jurisdicción eclesiástica remite al aspecto espiritual o eterno.
“Eclesiástico” es una palabra que proviene del latín eclesia que significa “iglesia”
y se refiere a la justicia impartida precisamente por el clero.

Una clasificación más, hecha por autores como el maestro Cipriano Gómez Lara
y el catedrático Santiago A.Kelley es aquella que se refiere a la eficacia en su
pronunciamiento. De ella parten la jurisdicción voluntaria y a la jurisdicción
contenciosa.

La primera es aquélla en la que se gestionan actos únicamente con efectos


declarativos, es decir, no existe una controversia entre dos o más sujetos, sino
que el proceso involucra a una sola persona denominada “promovente”, que
acude ante el órgano jurisdiccional a que éste examine, certifique o dé fe de
algún acto.

Un ejemplo de este concepto son las diligencias de apeo y deslinde; mediante


ellas, el promovente busca que el juez, valiéndose de un auxiliar denominado
“perito”, comparezca al inmueble objeto de dicha diligencia que por lo general se
trata de predios sin construcción (o como comúnmente le llamamos, un terreno).

Se intenta que exista un deslinde o se separe éste de las demás extensiones de


tierra llamadas “colindantes”, pertenecientes a otras personas. La jurisdicción
contenciosa es aquella que lleva implícita la existencia de una controversia.

Otra clasificación se refiere a su ejercicio y define cuatro tipos o clases de


jurisdicción: la jurisdicción propia, la delegada, la forzosa y la prorrogable.

La jurisdicción propia es conferida por la ley a un determinado órgano de


acuerdo con su función.

La jurisdicción delegada es aquélla que se ejerce por encargo o comisión de otra


autoridad; ejemplo son los exhortos, comunicaciones que se establecen entre
dos autoridades del mismo grado jerárquico y en las cuales una de ellas solicita
o exhorta a la otra para que realice determinada diligencia.

La autoridad a quien se encomienda dicha diligencia será la exhortada, y su


función únicamente se circunscribe a dicha encomienda.

La jurisdicción forzosa es aquella que debe conocer única y exclusivamente la


autoridad, sin que pueda ser delegada o prorrogada a otra autoridad.

La jurisdicción prorrogable se puede atribuir a un juez que no la tiene, y se


actualiza en el momento en el que las partes deciden someterse a la competencia
de un juez distinto a aquél que debía conocer de la controversia. Lo que se
prorroga es la competencia, no la jurisdicción.

La “jurisdicción especial” se crea por la necesidad de especialización y división


de trabajo y se enfoca al contenido del proceso; por ejemplo: los tribunales en
materia civil o aquellos especializados en la materia familiar.
La “jurisdicción extraordinaria” es aquélla formada por tribunales organizados
de forma especial, después de haberse suscitado los hechos que van a juzgarse.

Acción + jurisdicción + actividad de


terceros = Proceso.

COMPETENCIA

El turno
El turno es un fenómeno de afinación de la competencia que se presenta cuando
en el mismo lugar, en el mismo partido o distrito judicial o en la misma población
existen dos o más jueces que tienen la misma competencia tanto por materia como
por territorio, grado y cuantía.
El turno es un sistema de distribución de los asuntos nuevos entre diversos órganos
jurisdiccionales, ya sea en razón del orden de presentación de dichos asuntos o en
razón de la fecha en la cual éstos se inician.
La prevención
También la prevención es un criterio afinador de la competencia y se presenta
cuando existen dos o más tribunales que son igualmente competentes para el
conocimiento de algún asunto.
La prevención implica que el juez primero en conocer del asunto es el que determina
a su favor la competencia, excluyendo a los restantes. Significa la aplicación, en
materia judicial, del principio de que el que es primero en tiempo, es primero en
derecho.

La competencia subjetiva
Como hemos dejado expuesto, la competencia subjetiva es la que se refiere a la
persona física titular del órgano jurisdiccional. Todo órgano de autoridad debe tener
un titular, una persona física que se ocupe de las funciones públicas.

Los impedimentos
En la mayoría de los códigos procesales se encuentran consignados los
impedimentos, que son situaciones o razones que la ley considera como
circunstancias de hecho o de derecho que hacen presumir parcialidad del titular de
un órgano jurisdiccional. Esto se refiere a los vínculos que pueda tener el juez con
las partes, ya por ser enemigo, amigo, familiar, etc., de alguna de ellas.

La excusa
El juez o titular de un órgano judicial, al conocer la existencia de un impedimento,
está obligado por ley a excusarse, es decir, a dejar de conocer del asunto.

La recusación
Suele suceder que el juez no se percata de la existencia de un impedimento o
percatándose prevarica y no se excusa. Entonces, cualquiera de las partes que se
sienta amenazada por ese impedimento del juez, puede iniciar la recusación, la cual
consiste en un expediente o trámite para que el juez impedido, que no se ha
excusado, sea separado del conocimiento de ese asunto.

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