Pasion - Lectura de Juan-Pueblofinal
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C Le contestaron:
V --“A Jesús, el nazareno”
C Les dijo Jesús:
† --“Yo soy”.
C. Ellos dijeron:
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V. --“A Jesús, el nazareno”.
C. Jesús contestó:
†. --“Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se
vayan”.
C. Así se cumplió lo que Jesús había dicho: ‘No he perdido a ninguno
de los que me diste’. Entonces Simón Pedro, que llevaba una
espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la
oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a
Pedro:
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calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus
discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó:
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Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y
ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder
así comer la cena de Pascua. Salió entonces Pilato a donde estaban
ellos y les dijo:
V --“¿De qué acusan a este hombre?”
C. Le contestaron:
V. --“Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído”.
C. Pilato les dijo:
V. --“Pues llévenselo y júzguenlo según su ley”.
C. Los judíos le respondieron:
V. --“No estamos autorizados para dar muerte a nadie”.
C. Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte
iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le
dijo:
V. --“¿Eres tú rey de los judíos?”
C. Jesús le contestó:
C. Pilato le respondió:
V. --“¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han
entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?”
C. Jesús le contestó:
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†. --Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo,
mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de
los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”.
C. Pilato le dijo:
V. --“¿Con que tú eres rey?”
C. Jesús le contestó:
†. “Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo
de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”.
C. Pilato le dijo:
V. --“¿Y qué es la verdad?”
C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
V. --“No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre
que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les
suelte al rey de los judíos?”
C. Pero todos ellos gritaron:
P. --“!No, a ése no! ¡A Barrabás!”
C. El tal Barrabás era un bandido.
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados
trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le
echaron encima un manto color púrpura, y acercándose a él, le
decían:
V. --“!Viva el rey de los judíos!”
C. Y le daban de bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
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V. --“Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna
culpa”.
C. Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color
púrpura. Pilato les dijo:
V. --“Aquí está el hombre”.
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores, gritaron:
P. --“!Crucifícalo, crucifícalo!”
C. Pilato les dijo:
V. --“Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa
en él”.
C. Los judíos le contestaron:
P. --“Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que
morir, porque se ha declarado Hijo de Dios”.
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando
otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
V. --“¿De dónde eres tú?”
C. Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces:
V. --¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte
y autoridad para crucificarte?”
C. Jesús le contestó:
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C. Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos
gritaban:
P. --“!Si sueltas a ése, no eres amigo del César!; porque todo
el que pretende ser rey, es enemigo del César”.
C. Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en
el sitio que llaman “el Enlosado” (en hebreo Gábbata). Era el día de
la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los
judíos:
V. --“Aquí tienen a su rey”.
C. Ellos gritaron:
P. --“!Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!”
C. Pilato les dijo:
V. --“¿A su rey voy a crucificar?”
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
V. --“No tenemos más rey que el César”.
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Tomaron a Jesús y él cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio
llamado “la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo
crucificaron, y con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio
Jesús. Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz;
en él escribió: ‘Jesús el nazareno, el rey de los judíos’. Leyeron el
letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde
crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
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V. --“No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino: ‘Este ha dicho: Soy rey de
los judíos’”.
C. Pilato les contestó:
V. --“Lo escrito, escrito está”.
C. Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e
hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica.
Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo.
Por eso se dijeron:
V. --“No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca”.
C. Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y
echaron a suerte mi túnica. Y eso hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, María la de Cleofás, y
María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que
tanto quería, Jesús dijo a su Madre:
†. --“Tengo sed”.
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C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una
esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron
a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo:
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