Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Unidad 2 Conapred

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 19

Unidad 2.

Participar sin discriminar en los procesos electorales


Identificar los elementos principales que conforman el proceso electoral en
México para incidir en el ejercicio de los derechos político-electorales.
2.1 El proceso electoral en México
El Instituto Nacional Electoral (INE), establece que el proceso electoral en
México es la articulación de una serie de actos legislativos establecidos para la
renovación de las y los integrantes de los poderes legislativo y ejecutivo; está
compuesto por tres etapas para la elección de diputados y diputadas federales y
cuatro etapas para senadores y senadoras y presidencia.

 Etapa 1. Preparación de la elección: se crea una sesión especial celebrada


por el Consejo General del INE, esta se instala la primera semana de
septiembre del año anterior a la elección y termina en la mañana del día de
la votación.
 Etapa 2. La jornada electoral: inicia el primer domingo de junio del año de
las elecciones.
 Etapa 3. Resultados y certificación de validez de las elecciones: comienza
cuando se envían todos los documentos electorales de las casillas a las
oficinas del INE y termina con el cómputo y declaración de validez de
resultados.
 Etapa 4. Calificación de la elección presidencial: inicia cuando el Tribunal
Electoral resuelve la última inconformidad que se haya presentado en
contra de la elección presidencial o cuando se tenga constancia formal de
que no se presentó ninguna y termina cuando el Tribunal Electoral aprueba
el cómputo final y declara la validez de la elección. [1]

Es un requisito indispensable para la conformación de un Estado democrático


que las y los ciudadanos conozcan sus derechos y sean ejercidos durante estas
etapas.

El derecho al sufragio y el voto ciudadano

Hace más de cien años que en México, se inició un movimiento político y social
con el lema “sufragio efectivo, no reelección” postulado en el Plan de San Luis y
encabezado por Francisco I. Madero, en donde el voto ciudadano se transformó
en un instrumento y un derecho que permiten ejercer la democracia.

Con este antecedente histórico se puede abordar el tema sobre el voto ciudadano.
El voto es un derecho político fundamental sustentado en un sistema democrático
y aunque no es condición suficiente, resulta necesario para que un régimen
pueda considerarse democrático ya que las y los ciudadanos pueden participar de
manera activa en las decisiones políticas del país.

El voto ciudadano se ejerce durante los periodos electorales y son el elemento


que desencadena el proceso de toma de decisiones colectivas y el juego
democrático, “comienza con el acto de elegir; luego, el juego está en manos de
las y los elegidos, quienes tienen la tarea y la gran responsabilidad de
representar a la ciudadanía y actuar en nombre y por cuenta de ella. Así, las y
los ciudadanos eligen a quienes deberán decidir por ellos.” (Bovero, 2002)

El sufragio es un derecho en el que las personas expresan su voluntad en las


decisiones políticas así como la responsabilidad ciudadana en este sentido,
representa el acto democrático por excelencia y un instrumento de poder
ciudadano ya que las y los ciudadanos defienden sus intereses y moderan el
poder otorgado a las y los representantes políticos. Las elecciones democráticas
representan uno de los momentos más decisivos en que los miembros de una
comunidad definida y delimitada eligen a sus representantes y con ello la
orientación general de las políticas públicas que generará y aplicará el gobierno
elegido.

Por su importancia, para que el voto sea considerado democrático debe ser
universal, libre, igual, directo, secreto, personal e intransferible como se explica a
continuación:

 Universal. El voto les corresponde a todas las personas que pertenecen a


la comunidad política de un Estado determinado esto es, a la ciudadanía,
sin discriminación de ningún tipo. Lo que significa que todas y todos los
mexicanos a partir de los 18 años son titulares del derecho al sufragio, con
independencia de sexo, religión, preferencia política o cualquier otro
atributo personal y etiqueta social.
 Libre. Ninguna persona puede ser forzada a votar a favor o en contra de
un partido político o candidatura, es decir, debe elegir de acuerdo con su
propia voluntad sin ningún tipo de presión, intimidación o acción a la o el
representante político que asumirá un cargo en la vida política del país. El
voto se ha de emitir de acuerdo con la preferencia que cada persona
ciudadana tenga sobre una opción política.
 Igual. El voto de todas las personas tiene el mismo valor. Este principio se
expresa de la siguiente manera: “un elector, un voto”.
 Directo. La elección la hacen las y los ciudadanos sin intermediarios de
ningún tipo.
 Secreto. Cada ciudadano o ciudadana tiene el derecho de votar sin ser
observado u observada. El voto es emitido en condiciones específicas que
impiden conocer en qué sentido ha votado cada elector, y nadie puede ser
presionado antes o después del acto electoral a revelar su voto.
 Personal. Cada persona, en lo individual, es la única que puede emitir el
voto y sin que nadie intervenga en su decisión.
 Intransferible. No se puede pedir a otra persona que vote en el lugar de
uno/a mismo/a o de otro/a, lo que se garantiza con la Lista Nominal de
Electores la cual contiene todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que
solicitaron su inscripción al Padrón Electoral y cuentan ya con su
credencial para votar con fotografía vigente.

Votar es decidir quiénes tomarán las decisiones fundamentales que afectan a las
personas como individuos y como comunidad. Por ello, el ejercicio del voto
permite a las y los ciudadanos concretar su derecho y libertad para decidir, elegir
representantes políticos, ser elegidos y ejercer cargos públicos, influir en la
definición de las normas y políticas públicas, evaluar el ejercicio de las funciones
públicas y exigir cuentas a quienes gobiernan, así como contribuir a la
convivencia pacífica y al fortalecimiento del régimen democrático que tome en
cuenta los intereses y necesidades de todas las personas.

Es entonces que el ejercicio del derecho al sufragio es una obligación y un deber


cívico que se materializa cuando cada ciudadano y ciudadana lo utilizan para
participar en la vida política. Todos los y las ciudadanas requieren entre otras
cosas: conocer sus derechos y asumir las responsabilidades que contraen dichos
derechos, informarse sobre las propuestas de los distintos partidos y candidatos o
candidatas, entenderlas y compararlas; identificar las diferentes posturas en la
competencia electoral; reconocer el carácter político de las decisiones y el sentido
del acto electoral; captar lo que está en juego en determinado momento de la vida
nacional; razonar el voto; aceptar participar como funcionarios/as de las mesas
directivas de casilla o en cualquier otra función en las elecciones; interesarse en
lo que ocurre en el espacio de lo público, que es de todos/as y mantener este
interés en el curso del tiempo, más allá de los momentos electorales.

En el sistema democrático cada voto cuenta igual: un/a ciudadano/a, un voto; un


indígena, un voto; una mujer, un voto; una persona con discapacidad, un voto; un
analfabeta, un voto… y todos los votos valen lo mismo. La participación de cada
persona en las urnas es exactamente la misma.

Hay que tener en cuenta que el voto es sólo una de las diferentes modalidades de
participación política que una persona puede ejercer y los resultados electorales
son sólo un indicador parcial de la actividad política ciudadana en una sociedad.
Dentro de las formas de participación no electoral convencionales se incluyen
acciones como intervención en campañas electorales, actividades comunitarias y
contacto con autoridades gubernamentales, así como la participación en las
distintas etapas y tareas de los procesos electorales, más allá del voto y de
nuestro actuar como electores.

Al ser el voto un instrumento que permite el ejercicio de la soberanía mediante la


renovación y legitimación de las autoridades políticas, también ofrece a la
ciudadanía la oportunidad de llamar la atención sobre sus necesidades e intereses,
así como para demandar que las autoridades políticas lleven a cabo acciones que
las satisfagan.

Actores en los procesos electorales

Dentro de la estructura organizativa de los procesos electorales en México, se


encuentran en primera instancia los órganos electorales; éstos son instituciones
estatales encargados de la organización, dirección y vigilancia de los procesos
electorales. El INE, antes el Instituto Federal Electoral (IFE), es la autoridad
administrativa en materia electoral; este Instituto es un organismo autónomo de
carácter permanente y tiene presencia en todo el territorio nacional, con
personalidad jurídica y patrimonio propias e independientes en sus decisiones. Es
importante subrayar que la autonomía del Instituto consiste en que no depende de
ninguna otra autoridad ni tampoco forma parte de los tres Poderes de la Unión
(Ejecutivo, Legislativo y Judicial).

Es necesario mencionar que durante la realización de los procesos electorales


además del INE, intervienen otras dos autoridades:

a) Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el cual


resuelve conflictos en materia electoral y tiene a su cargo la protección de los
derechos político-electorales delas y los ciudadanos; y

b) Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE),


que recibe las denuncias e investiga los delitos electorales.

Quienes han participado en algún proceso de elecciones, saben que en la escena


política actual no sólo aparecen el árbitro electoral y los partidos políticos. En los
procesos electorales participan miles de ciudadanas y ciudadanos desempeñando
distintas funciones y tareas:

Actores Función
Funcionarios y Personas vinculadas de forma permanente o temporal
funcionarias de a los organismos electorales que desempeñan las
casilla siguientes funciones en las casillas: instalar y
clausurar la casilla, recibir la votación, efectuar el
escrutinio y cómputo (conteo y suma de los votos),
hacer llegar el paquete electoral al Consejo Distrital o,
en su caso, al centro de recepción y traslado
autorizado por el Consejo Distrital correspondiente.
Son personas nombradas por la máxima autoridad
Consejeros y electoral para integrar los consejos locales y
consejeras distritales, su función es opinar y juzgar el debido
electorales cumplimiento de las formalidades de los procesos
electorales federales.
Constituyen el medio para generar propuestas desde
la diversidad de ideas y convertir las demandas de las
y los ciudadanos en proyectos de gobierno. De
acuerdo con el artículo 41 de la Constitución, “son
entidades de interés público cuyo fin es promover la
participación del pueblo en la vida democrática,
Partidos políticos
contribuir a la integración de la representación
nacional y, como organizaciones de ciudadanos,
hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder
público, de acuerdo con los programas, principios e
ideas que postulan y mediante el sufragio universal,
libre, secreto y directo”.
Son formas de asociación ciudadana que coadyuvan
al desarrollo de la cultura democrática y a la creación
de una opinión pública mejor informada. Sólo pueden
Agrupaciones
participar en los procesos electorales nacionales
políticas
mediante acuerdos de participación con un partido
político o coalición. Hoy hay casi 90 agrupaciones
registradas en el INE.
Tienen a su cargo la transmisión de conocimientos,
destrezas e información a las y los ciudadanos
Capacitadores-
designados para integrar las mesas directivas de
asistentes
casilla, para que cuenten con los elementos
electorales
necesarios para el cumplimiento adecuado de sus
tareas electorales.
Observadores Ciudadanas y ciudadanos mexicanos interesados en
electorales el desarrollo de las elecciones y acreditados por la ley
y el organismo electoral para observar todos los actos
del proceso electoral. No pertenecen a partidos
políticos y con base en su participación y a la
información que obtienen, llegan a tener una opinión
fundamentada sobre la legalidad y autenticidad del
proceso electoral.
Todas y todos los titulares del conjunto de derechos
públicos subjetivos, civiles, políticos, económicos,
sociales y culturales, otorgados por el sistema político
Ciudadanas y
a quienes forman parte del Estado mexicano. En este
ciudadanos
sentido, sujetos activos de la política; cuando se está
inscrito en el registro y lista nominal de electores y se
ejerce el derecho al voto, todas y todos son electores.
Que existan diversos actores durante los procesos electorales implica la
responsabilidad de la ciudadanía para garantizar la transparencia y legalidad
durante todo el proceso.

Los partidos políticos contribuyen a la socialización política, a la formación de la


opinión pública y al mantenimiento del sistema de partidos que permiten a la
ciudadanía diferentes opciones de proyectos y programas políticos: no existe
democracia sin un sistema equilibrado de partidos políticos y sin elecciones.
“Los partidos son los conductos a través de los cuales la diversidad política se
expresa, y las elecciones, el método de la democracia: la fórmula a través de la
cual la pluralidad política convive y compite por los cargos de representación
popular” (Woldenberg, 2006).

Los partidos políticos se han consolidado como un instrumento de organización


política, donde un grupo de personas busca participar en el poder político. En
este sentido, la representación política de la ciudadanía en la democracia es
posible a través de los partidos políticos, pues son los encargados de postular
candidatos y candidatas para integrar los cargos públicos de representación
popular. Los partidos son también uno de los canales de comunicación entre las y
los ciudadanos y las y los que gobiernan, por lo que deben organizarse en una
estructura formal en torno a un programa político determinado que sea
ejecutable.

El ordenamiento jurídico mexicano define a los partidos como entidades de


interés público cuyo fin es promover la participación del pueblo en la vida
democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y hacer
posible el acceso de las y los ciudadanos al ejercicio del poder público. Para
realizar esas funciones, se otorgaron una serie de derechos a los partidos
políticos, con un número importante de obligaciones, fijados en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el Código Federal de Instituciones
y Procedimientos Electorales (Cofipe) y en sus estatutos:
 Participar en la preparación, desarrollo y vigilancia del proceso electoral
federal.
 Participar en las elecciones estatales, municipales y del Distrito Federal.
 Recibir financiamiento público para el ejercicio de sus actividades (dentro
y fuera de los procesos electorales).
 Utilizar el tiempo que les corresponda en los medios de comunicación
(radio y televisión) dentro y fuera de los procesos electorales, que será
administrado por el Instituto Nacional Electoral (INE).
 Formar coaliciones, tanto para las elecciones federales como locales.

Asimismo, tienen obligaciones como son:

 Cumplir con sus normas de afiliación y observar los procedimientos que


señalen sus estatutos para la postulación de las y los candidatos.
 Garantizar la equidad y procurar la paridad de género en sus órganos de
dirección y en las candidaturas a cargos de elección popular.
 Presentar ante el INE una serie de informes que den cuenta de sus
actividades y de la utilización de los recursos para el desarrollo de las
mismas.
 Destinar los recursos de los que dispongan bajo los términos establecidos
legalmente.
 Permitir la práctica de auditorías y verificaciones por los órganos
competentes del INE.
 Poner a disposición de toda persona su información pública.

Aunque los partidos son considerados como el principal mecanismo de


participación política, no se debe restar importancia a otros canales de actuación
ciudadana, tales como asociaciones, agrupaciones políticas y demás órdenes
colectivos que integran la diversidad de una comunidad.

Organizar y capacitar para decidir

La organización de las elecciones descansa en la ciudadanía, esto es, en las


personas que participan como consejeras electorales en las entidades federativas
y en los distritos electorales del país, y como funcionarios/as de las mesas
directivas de casilla el día de la jornada electoral, que comparten temporalmente
la función de autoridades electorales independientes de los partidos políticos y
del gobierno. Para el efecto de regular y organizar los esfuerzos ciudadanos
durante los procesos electorales existe el INE.
La responsabilidad institucional de garantizar el ejercicio y la autenticidad del
voto radica no sólo en la organización puntual de los procesos electorales en
términos logísticos (ubicación e instalación de casillas, elaboración y distribución
de la documentación y materiales electorales, etc.), sino también en la función
educativa de desarrollar en las y los ciudadanos los conocimientos y prácticas
necesarias para desempeñar su trascendente papel como autoridades de las mesas
de votación.

Por lo tanto, se hace notar que la capacitación es una de las estrategias


fundamentales y más complejas de desarrollar durante los procesos electorales,
con el objetivo de transmitir conocimientos, información y marcos de referencia
acerca de la legislación, las instituciones y los procedimientos electorales a las y
los ciudadanos que participan directamente en la organización, desarrollo y
vigilancia de los procesos y jornadas electorales. Asimismo, a través de distintas
técnicas, materiales y acciones de capacitación, se desarrollan habilidades y
destrezas específicas en las personas participantes que son necesarias para la
realización de las tareas electorales.

Para cada elección, el INE define una “estrategia de capacitación y asistencia


electoral”, que establece las directrices para la integración de las mesas directivas
de casilla y describe cada uno de los pasos a seguir para lograr dicho objetivo, de
acuerdo a los procedimientos previstos en la ley. La selección aleatoria de
ciudadanos y ciudadanas para que participen como funcionarios/as de casilla es
una de las formas en que cobra vida el principio constitucional de imparcialidad
en la función electoral; en este hecho radica, en buena medida la confianza de la
ciudadanía en los procesos electorales.

Para tener una idea más precisa sobre la complejidad de las elecciones, el INE
muestra los siguientes datos estadísticos donde se exponen aspectos importantes
respecto de las Elecciones Federales de 2012 en México:

 Se instalaron 143 mil 130 casillas electorales.


 Participaron poco más de 572 mil ciudadanas y ciudadanos como
funcionarios y funcionarias de casilla el día de la jornada electoral, pero se
capacitaron para realizar esta función más de 1 millón de personas.
 2 mil 100 ciudadanas y ciudadanos integraron los consejos distritales (300
distritos electorales), más 224 que integraron los consejos locales
(entidades federativas).
 Casi 35 mil personas, en su mayoría jóvenes, participaron como
capacitadores-asistentes electorales.
 Más de 32 mil observadores/as electorales dieron seguimiento al proceso y
vigilaron la jornada electoral.
 Más de 50 millones de ciudadanos y ciudadanas se expresaron en las urnas
a través del voto, lo que equivale al 63.34 por ciento de la lista nominal de
electores.

El desarrollo de la estrategia de capacitación supone considerar las múltiples


limitaciones sociales, económicas y educativas que enfrentan diversos grupos de
la población nacional, en particular las situaciones que dan lugar a la desigualdad
de trato y pueden configurarse como actos de discriminación electoral. Por
ejemplo:

 Problemas de administración y organización electoral pueden ser causa


de actos y prácticas discriminatorias que van desde las dificultades para
obtener documentos probatorios de identidad como la credencial de
elector, el desconocimiento de los derechos de ciudadanía, el
impedimento para votar a personas con discapacidad, hasta los casos en
que la población no puede participar de los procesos electorales por
situaciones de desigualdad social, violencia y conflictos.

Durante la capacitación electoral, las autoridades brindan conocimientos,


información, instrucción electoral y la oportunidad de desarrollar destrezas y
habilidades en materia de derechos y procedimientos electorales los cuales
permiten superar buena parte de los problemas de desigualdad de trato que se
presentan en los procesos electorales.

Las elecciones

El desarrollo democrático en México es reciente. Si bien se han celebrado


elecciones desde hace décadas, la democratización es un fenómeno nuevo, ya
que no todas las personas han podido acceder a sus derechos políticos desde el
inicio de este desarrollo, las personas indígenas, las personas con discapacidad o
las mujeres han sido reprimidas en el acceso a estos derechos ; por ejemplo:

 Hasta 1953 se reconoció el derecho de las mujeres mexicanas a votar y


ser votadas, y hasta la década de los noventa contamos con una autoridad
electoral que cuida las elecciones y hace valer el voto.

Las y los ciudadanos eligen a través de un voto universal, libre, secreto, directo,
personal e intransferible a la o él presidente de los Estados Unidos Mexicanos y
a integrantes del Senado (128) cada seis años, así como a diputados federales
cada tres años (500). Por mandato constitucional, la ciudadanía participa en todas
las etapas del proceso electoral con diferentes responsabilidades antes, durante y
después del día en que se realizan los comicios.
Se presentan una serie de fotografías donde se muestran a ciudadanos y
ciudadanas en diferentes momentos de una jornada electoral:

La realización de las elecciones es un proceso muy importante ya que es el


mecanismo para integrar los órganos de representación política del Estado en las
democracias modernas y representativas. Como sugiere Norberto Bobbio, uno de
los teóricos políticos más importantes, cuando se piensa en la democracia la
primera imagen que puede venir a la cabeza es el día de las elecciones y largas
filas de ciudadanas y ciudadanos que aguardan su turno para depositar su voto en
las urnas.

Así, la “jornada electoral” es el día en el que las ciudadanas y los ciudadanos


mexicanos en calidad de electores, emiten su voto para elegir gobernantes y
representantes. Millones de personas acuden a las miles de casillas electorales
que se instalan a lo largo y ancho del territorio nacional y en donde los
funcionarios/as de casilla, así como ciudadanos y ciudadanas reciben, cuentan y
registran los votos de los conciudadanos.
[1] Instituto Nacional Electoral [página web]. Consultada el 18 de julio de 2014. Disponible
en: http://www.ife.org.mx/portal/site/ifev2/Informacion_Electoral/

Última modificación: Wednesday, 5 de February de 2020, 11:06


2.2 La participación ciudadana en la democracia
La democracia busca un equilibrio entre las demandas de la ciudadanía y
la capacidad de respuesta de las y los gobernantes, de tal modo que se
pueda alcanzar una verdadera igualdad entre las y los ciudadanos. A
continuación se aborda la importancia de la participación ciudadana para
el logro de los objetivos democráticos de una nación.

Ciudadanía basada en la igualdad de derechos

La “ciudadanía” es un estatus jurídico y político mediante el cual las y los


ciudadanos adquieren derechos como individuos (civiles, políticos y
sociales) y deberes respecto de la comunidad política a la que
pertenecen, además de la facultad para actuar en la vida colectiva de un
país.

Cada Estado tiene normas que regulan la manera por la cual un individuo
adquiere la condición de ciudadano o ciudadana y puede ejercer sus
derechos. En el caso de México, la Constitución establece que:

Artículo 30. La nacionalidad mexicana se adquiere por nacimiento o por


naturalización.
A) Son mexicanos por nacimiento:

I. Los que nazcan en territorio de la República, sea cual fuere la


nacionalidad de sus padres.

II. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos


nacidos en territorio nacional, de padre mexicano nacido en territorio
nacional, o de madre mexicana nacida en territorio nacional;

III. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos por


naturalización, de padre mexicano por naturalización, o de madre
mexicana por naturalización, y

B) Son mexicanos por naturalización:

I. Los extranjeros que obtengan de la Secretaría de Relaciones carta


de naturalización.

II. La mujer o el varón extranjeros que contraigan matrimonio con varón


o con mujer mexicanos, que tengan o establezcan su domicilio dentro del
territorio nacional y cumplan con los demás requisitos que al efecto
señale la ley.

Artículo 34. Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que,


teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes
requisitos:

I. Haber cumplido 18 años, y

II. Tener un modo honesto de vivir.

Artículo 35. Son derechos del ciudadano:

I. Votar en las elecciones populares;

II. Poder ser votado para todos los cargos de elección popular,
teniendo las calidades que establezca la ley.

III. El derecho de solicitar el registro de candidatos ante la


autoridad electoral corresponde a los partidos políticos así como a los
ciudadanos que soliciten su registro de manera independiente y cumplan
con los requisitos, condiciones y términos que determine la legislación;
IV. Asociarse individual y libremente para tomar parte en forma
pacífica en los asuntos políticos del país;

VII. Iniciar leyes, en los términos y con los requisitos que señalen esta
Constitución y la Ley del Congreso.

VIII. Votar en las consultas populares sobre temas de trascendencia


nacional

Artículo 36. Son obligaciones del ciudadano de la República (entre


otros):

I. Inscribirse en el Registro Nacional de Ciudadanos, en los términos


que determinen las leyes. La organización y el funcionamiento
permanente del Registro Nacional de Ciudadanos y la expedición del
documento que acredite la ciudadanía mexicana son servicios de interés
público, y por tanto, responsabilidad que corresponde al Estado y a los
ciudadanos en los términos que establezca la ley,

III. Votar en las elecciones y en las consultas populares, en los


términos que señale la ley;

IV. Desempeñar los cargos de elección popular de la Federación o de


los Estados, que en ningún caso serán gratuitos; y

V. Desempeñar los cargos concejiles del municipio donde resida, las


funciones electorales y las de jurado.

Es importante conocer estos elementos los cuales conforman la


ciudadanía política y su base igualitaria, pero también es necesario tener
en cuenta que la condición de ciudadano o ciudadana refiere al titular de
los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales
otorgados por el sistema jurídico. Así, la ciudadanía tiene tres
dimensiones: civil, política y social.

1. La primera dimensión (civil), está integrada por los derechos


necesarios para la libertad individual (libertad personal, libertad de
palabra, de pensamiento y de creencia religiosa; el derecho a la
propiedad y a la justicia);
2. La segunda dimensión (política) articula el derecho de participar
en el ejercicio del poder político (derecho de asociación y a votar y
ser votado/a);
3. La tercera dimensión (social), refiere al derecho a un mínimo de
bienestar económico y de seguridad social (derecho a la educación
y a la salud, entre otros), así como al derecho a participar en la
herencia social y vivir la vida de acuerdo a los patrones
predominantes en la sociedad.

Las y los ciudadanos deben acceder a estas tres dimensiones para la


construcción de un Estado democrático y su participación activa en las
decisiones del país.

Por otro lado, el concepto de ciudadanía está ligado a la idea de


posesión de derechos individuales y al vínculo con una comunidad
política determinada. El punto de partida es el reconocimiento legal de la
ciudadanía por parte de un Estado democrático en el que las y los
ciudadanos se conciben como iguales ante la ley. Pero ésta no es sólo
cuestión de titularidad de derechos políticos básicos; es también, una
condición que tiene que ver con el conjunto de los derechos humanos y
ciudadanos y con la calidad de vida de todos aquellos que forman parte
de la sociedad.

Es necesario entender que la ciudadanía no es sólo un estatus, es


también una forma de entender la convivencia y la organización social,
son sus valores, sus Desde esta perspectiva de los derechos individuales
civiles y políticos, la igualdad se sitúa en el punto de partida (las y los
titulares de derechos son iguales a priori), mientras que en los derechos
económicos, sociales y culturales la igualdad se sitúa en el punto de
llegada (no son derechos de personas iguales sino derechos para
alcanzar la igualdad).

Para Pedro Salazar (con referencia a Norberto Bobbio y en su obra “La


democracia constitucional. Una radiografía teórica”, FCE y UNAM,
México, 2008) sostiene que en las democracias las decisiones políticas
se llevan a cabo debido a que por una parte todos los ciudadanos y
ciudadanas, sin distinción, disfrutan de los derechos políticos y por otra, a
que el voto de las y los ciudadanos tiene igual peso (valen lo mismo).
Estas dos reglas establecen las condiciones de la igualdad democrática:
una condición de inclusión y una condición de equivalencia. Además,
con miras al pluralismo informativo y político, las y los ciudadanos son:

a) libres de votar según su propia opinión formada en una competencia


libre entre grupos políticos organizados;
b) son libres de elegir que tengan programas distintos y alternativos;

c) deciden, como condición de eficiencia con base a la regla de la


mayoría numérica;

d) como mayoría, no limitan los derechos de la minoría; sobre todo el


derecho a convertirse a su vez en mayoría en igualdad de condiciones de
participación en la esfera política.

La participación ciudadana

La participación ciudadana en su variedad de manifestaciones es el


elemento central en la vida democrática; la participación política
entendida como un cuadro de derechos para hacer funcional la
democracia, no se restringe al mero acto de votar.

Son múltiples y diversas las formas en que la participación ciudadana se


expresa y se hace efectiva. Una de ellas es a través de las acciones que
emprende la sociedad civil organizada. Las organizaciones de la
sociedad civil son instituciones independientes de ciudadanos y
ciudadanas que trabajan en torno a distintos temas y derechos y a favor
de diversos grupos sociales. En México, la participación de las
organizaciones de la sociedad civil (OSC) en el proceso de transición
democrática ha contribuido de manera fundamental a la construcción de
una sociedad más abierta y participativa y se han constituido en espacios
importantes y legítimos de diálogo e interlocución con el gobierno. Su
labor en los distintos ámbitos de acción (derechos humanos, desarrollo
social, medio ambiente, democracia, educación en valores, etc.) es un
valioso aporte y ejercicio de construcción y fortalecimiento de la
ciudadanía, lo cual aporta en el desarrollo de una cultura democrática y
un sistema igualitario.

Es necesaria la participación de la ciudadanía al ejercer su derecho al


voto, pero también es importante que se involucre en todos los
momentos y tareas de los procesos electorales para cuidar, junto con
otros/as ciudadanos/as, la autenticidad del voto y dar credibilidad a las
elecciones, así como contribuir a asegurar el acceso y ejercicio de los
derechos políticos de todos y cada uno de nuestros conciudadanos/as
sin ningún tipo de discriminación. La ciudadanía participa al ejercer sus
derechos y obligaciones no solamente en los procesos electorales
nacionales, sino sobre todo al asumirse como un sujeto activo de la
política y un integrante de la sociedad con interés y capacidad de
organizarse en defensa de sus derechos, para ser escuchado por sus
gobernantes en todo momento y, en fin, para influir en los rumbos y
direcciones de la vida política del país.

Última modificación: Wednesday, 5 de February de 2020, 11:07

2.3 Los derechos político-electorales de grupos en situación de


discriminación
Los derechos políticos son aquellos derechos fundamentales que hacen
posible la participación de las y los ciudadanos en la formación de la
voluntad política de la sociedad. Ellos permiten la expresión de las ideas
políticas, la organización política, la manifestación pública, la
representación de la sociedad y el ejercicio del sufragio, que es el
derecho político por excelencia.

Una preocupación creciente en las democracias contemporáneas es la


que tiene que ver con facilitar el acceso de todas y todos los ciudadanos,
particularmente de las personas con discapacidad, las mujeres, las
personas indígenas, etcétera, a la plena participación electoral. Se trata
no sólo de la conveniencia de que todas las ciudadanas y todos los
ciudadanos incidan en las decisiones políticas en las comunidades de las
que son parte, sino además y fundamentalmente de la facultad de ejercer
sus derechos políticos como manifestación integral de los derechos
humanos.

La discriminación en el campo electoral

La prohibición de discriminar está ligada al principio de igualdad y al goce


de los derechos humanos. En todos los casos incluyendo el campo
electoral y de los derechos políticos, el acto discriminatorio es aquel que
tiene “por objeto” o “por resultado” la violación de los derechos. Esto
quiere decir que se prohíben tanto los actos que tienen la intención de
discriminar como aquellos que sin pretenderlo, terminan discriminando
en su resultado.

La discriminación electoral es una de las formas de tratamiento inferior


que limita el ejercicio de los derechos políticos fundamentales a votar y
ser votado, junto con el conjunto de derechos que permiten la
participación de las y los ciudadanos en la vida pública: la libertad de
asociación y reunión, la libertad de expresión, el derecho a la información
y el derecho de petición, entre otros.
En el pasado, la discriminación electoral fue aplicada cuando se negaba
el voto y la posibilidad de ser candidatos a grandes sectores de la
población: las mujeres, las personas analfabetas y sin propiedades, entre
otros grupos sociales.

Ahora la discriminación al momento de votar ha disminuido con la


expansión durante el siglo XX de las normas que establecen el voto
universal para toda la ciudadanía. Sin embargo, persisten viejas prácticas
de la cultura política que no van de la mano con los principios
democráticos y reproducen prácticas, en la mayoría de los casos de
forma indirecta y sutil que frenan el ejercicio pleno de los derechos
políticos.

Hoy los actos discriminatorios parten y se producen no legalmente


afectando sobre todo el derecho a ser votado. El “Reporte sobre la
Discriminación en México 2012” advierte la presencia de elementos
discriminatorios, incluso en el plano normativo, en los derechos políticos.
En el derecho al voto pasivo es donde existen mayores problemas de un
trato desigual, toda vez que el derecho a ser votado de las personas
indígenas, las mujeres, las personas con discapacidad, las personas de
la diversidad sexual se ve limitado; de ahí que la diversidad social no se
ve reflejada en la representación política del país.

Es importante tomar en cuenta que en todos los países existen algunos


impedimentos legales para ejercer los derechos políticos y electorales,
que no se consideran discriminatorios porque son necesarios y resultado
de la aplicación de normas específicas.

En el caso de México, se establece la mayoría de edad (18 años) y la


nacionalidad mexicana ya sea por nacimiento o por naturalización para
ser considerado ciudadano o ciudadana del Estado mexicano; la
residencia efectiva en una determinada sección, distrito y circunscripción
electoral; el estar inscrito/a en el registro y en la lista nominal de
electores y contar con credencial para votar; el no haber recibido
condena penal; y en algunos casos, problemas severos de carácter
psíquico o discapacidad psicosocial.

Asimismo, la ley establece ciertos requisitos, por ejemplo: ser ciudadana


o ciudadano mexicano, por nacimiento, en el ejercicio de sus derechos o
tener veintiún años cumplidos el día de la elección; las y los ciudadanos
para poder registrarse como candidatos/as a cargos de elección
popular. En todos los casos, el marco legal debe precisar claramente
bajo qué circunstancias y de qué forma pueden ser restringidos o
suspendidos los derechos electorales de una persona. Cualquier
limitación o restricción al derecho de votar o a ser votado sólo se puede
justificar en circunstancias excepcionales de acuerdo con las normas
legales establecidas y no estar sujetas a la discrecionalidad de alguna
institución o persona.

Como se puede observar, el acceso efectivo al voto puede ser tan


importante como el derecho mismo, porque un derecho que no puede ser
ejercido es un derecho denegado. Es importante señalar que existen
distintas circunstancias y hechos que obstaculizan, e incluso impiden,
que algunas personas puedan gozar de sus derechos. Por ejemplo:

 Cuando las personas no cuentan con las facilidades necesarias


para inscribirse en el Registro Federal Electoral y así obtener su
credencial para votar ya sea porque no tienen documento de
identidad o acta de nacimiento; cuando las casillas electorales
quedan muy distantes del lugar donde viven las y los electores o
cuando por algún motivo una casilla no se puede instalar; cuando
no son suficientes o adecuados los materiales electorales; cuando
se viola el secreto del voto y se presiona a las y los votantes para
que lo hagan en determinado sentido; cuando no hay condiciones
de equidad en las campañas electorales; cuando grupos
importantes de la población no pueden participar de los procesos
electorales por situación de violencia, inseguridad y conflictos.
Todo esto termina por privar a las y los ciudadanos de su derecho
al sufragio.

Cuando intervienen circunstancias como las mencionadas, una elección


puede resultar afectada por prácticas discriminatorias directas o
indirectas, las cuales dañan la integridad del proceso electoral y generan
exclusión política. Si bien la ley garantiza los derechos de todas las
personas sin distinción, existen en el entorno social barreras físicas,
materiales, tecnológicas, burocráticas y –sobre todo- culturales que
pueden evitar o limitar que ciertos grupos de electores puedan votar o ser
votados.

Ahora se puede comprender cómo frente a esto es necesario


garantizar la accesibilidad electoral; esto es, medidas y procedimientos
que se implementan a fin de garantizar el derecho a votar de aquellas
personas que ven limitada su participación plena y efectiva en el proceso
electoral, en igualdad de condiciones que los demás. Así, además de
garantizar elecciones periódicas, libres y justas, un sistema electoral
democrático debe eliminar los existentes y posibles actos
discriminatorios.

A estas alturas, has podido comprender que las prácticas discriminatorias


pueden producirse en las distintas etapas de los procesos electorales
(antes, durante y después de la jornada electoral), por lo que los
organismos electorales deben crear mecanismos y proveer condiciones
necesarias para que los derechos políticos puedan ser ejercidos de
forma efectiva por toda la ciudadanía, respetando el principio de igualdad
y no discriminación. No es suficiente que las leyes reconozcan el
derecho a votar en igualdad de condiciones; es necesario cuidar que la
organización de las elecciones y cada uno de sus procedimientos hagan
realidad este principio. La efectiva implementación de las leyes
electorales requiere de la participación efectiva de la ciudadanía porque
la democracia se construye entre todos y todas.

A continuación se presentan algunos testimonios de personas que han


sufrido actos discriminatorios durante los procesos electorales:
1. “ … Me tocaba trabajar en el día y horario de la elección
pasada. A pesar de que previamente le informé a mi jefe que
había sido seleccionado como funcionario de mesa directiva de
casilla y que ese día no podría laborar, no sólo me descontaron
mi salario de ese día sino que también me exigieron que
cumpliera con horas extras por haberme ausentado del trabajo”.
2. “ … Me llamo Carolina y tengo 18 años cumplidos y tengo
casi 8 meses de embarazo. Formo parte de un organismo de la
sociedad civil de derechos humanos y me preparo y cumplo con
todos los requisitos para ser observadora electoral. El día de la
jornada electoral llegué a una de las casillas y mostré mi
acreditación oficial como observadora electoral, el Presidente de
la mesa directa de casilla me miró detenidamente y me negó la
entrada por haber estado embarazada…”
3. “ … Mi hijo de 24 años y yo fuimos juntos a votar. Él tiene
problemas de salud y no controla sus movimientos, sobre todo el
de la cabeza y sus manos, pero de su pensamiento está bien y
tiene credencial de elector. Cuando entramos se le quedaron
viendo, como suele suceder, y luego le negaron el derecho a
votar porque, según los encargados de la casilla, parecía
borracho y –además- en sus brazos traía tatuajes…”
4. “ … Yo soy una persona “transgénero” y como ciudadana
tengo derechos políticos. Me presenté a votar en las elecciones
pasadas y en la casilla electoral no me dejaron ejercer mi derecho
al sufragio porque mi actual apariencia de mujer no se
corresponde con la fotografía de la credencial de elector con mi
cara de varón. Les expliqué mi situación y les dije que hay otros
elementos de la credencial, como mi huella digital y firma, que
acreditan que yo soy ciudadana. No me dejaron votar…"
Última modificación: Wednesday, 5 de February de 2020, 11:08

También podría gustarte