Semiología - Cabeza y Cuello
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SEMIOLOGÍA DE LA CABEZA
La semiología del cráneo permite reconocer anomalías de valor diagnóstico. En el hombre normal, la altura de la cabeza es 1/8 de la talla.
Tiene forma ovalada en sentido anteroposterior y su tamaño varía de un individuo a otro y de acuerdo con la raza.
El agrandamiento de la cabeza (macrocefalia) puede ser simplemente constitucional, pero adquiere importancia diagnóstica en la
hidrocefalia (aumento del volumen del líquido cefalorraquídeo). En los niños provoca retardo en el cierre de la fontanelas e incremento de
su tensión, con resistencia a la palpación. En el adulto, la enfermedad de Paget se presenta con un incremento de cráneo que el paciente
advierte cuando los sombreros le quedan chicos.
La microcefalia consiste en un desarrollo menor del cerebro y se asocia con idiocia. La relación entre los diámetros transverso y
anteroposterior del cráneo se denomina índice cefálico. Este se obtiene mediante la fórmula:
𝐷𝑖á𝑚𝑒𝑡𝑟𝑜 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑠𝑣𝑒𝑟𝑠𝑜×100
𝐷𝑖á𝑚𝑒𝑡𝑟𝑜 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑟𝑜𝑝𝑜𝑠𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟
● Un índice entre 75 y 79 corresponde a la mesocefalia.
● Si es menor de 75, el cráneo es alargado (dolicocefalia)
● Si es mayor a 79, es corto (braquicefalia)
Estas modificaciones no tienen valor patológico en sí mismas. Se puede producir otra anomalía de la forma del cráneo debido al desarrollo
deficiente e inarmónico de varios de sus huesos y a sinostosis o cierre precoz de sus suturas. La más llamativa de ellas es la acrocefalia,
turricefalia o cráneo en torre (crecimiento en altura del cráneo por soldadura prematura de las suturas sagital, coronal y lambdoidea).
Puede asociarse con otras malformaciones y anemias hemolíticas congénitas.
El cráneo debe palparse en toda su expresión en busca de deformaciones localizadas. Se debe diferenciar entre salientes anatómicas
normales (como por ejemplo protuberancia occipital externa, apófisis mastoideas, etc) aumentadas de tamaño y tumoraciones patológicas
que suelen crear temores en los pacientes que las descubren. Una tumoración craneana normal puede corresponder a osteítis y
periostitis sifilíticas, al raquitismo o a la enfermedad de Von Recklinghausen. Pueden reconocerse lipomas, quistes dermoideos,
epiteliomas o sarcomas, y también hematomas subcutáneos preaponeuróticos o subaponeuróticos que suelen presentar una zona central
más blanda. Los aneurismas cirsoideos (de ubicación temporal preferente) son relativamente frecuentes, se palpan con una formación
extensa de varios centímetros, blanda, con frémito continuo y se ausculta un soplo a ese nivel.
El pelo de la cabeza debe analizarse en cuanto a cantidad, distribución, color y textura. Tiene valor semiológico el pelo ralo, seco y opaco
del hipotiroidismo o el abundante y fino del hipertiroidismo.
FRENTE:
Algunas anomalías de su forma descritas como características (por ejemplo, frente olímpica, amplia y prominente en el raquitismo y la
heredolúes) no tienen mayor relevancia diagnóstica. El borramiento unilateral de los pliegues transversales, que se acentúa al hacer
fruncir la frente al paciente, es un signo importante de parálisis facial periférica. El mantenimiento del entrecejo fruncido se ha
denominado “ omega de la depresión” y se observa en psicopatías con predominio de depresión. En el herpes zóster oftálmico pueden
observarse lesiones vesículo-costrosas.
CEJAS:
Pueden perder totalmente su pelo en afecciones causantes de alopecia total. Una pérdida parcial de sus cola se ha descrito como
característica del hipotiroidismo y de la sífilis.
PÁRPADOS:
Se examinan primero cerrados y luego abiertos. Son asientos frecuentes de edema por la laxitud de su tejido subcutáneo, que les permite
distenderse ampliamente; pueden llegar al extremo de presentarse como una tumefacción saliente, y la hendidura palpebral,
transformarse en una línea escasamente reconocible. Se produce por causas generales que incrementan la acumulación de líquido en el
espacio intersticial, en cuyo caso es bilateral y simétrico, muy intenso al despertar y atenuado al correr del día por la transferencia hacia
las zonas de declive (pies).
El mixedema hipotiroideo no se modifica con la postura y acompaña a la facies hipotiroidea característica. El edema palpebral de las
causas locales puede ser asimétrico (picadura de insectos, traumatismos, infecciones intraorbitarias y extraorbitarias). Es importante
reconocer si su origen es inflamatorio ( rubicundez, dolor, aumento de temperatura)
Los hematomas de los párpados (generalmente extendidos a regiones periorbitarias), con edema o sin él, se deben a traumatismos
locales.
Diferenciarse del hematoma por fractura de la fosa anterior de la base del cráneo, que queda delimitado por la pone neurosis palpebral al
reborde orbitario en forma circular y tiene un color purpúreo desde el comienzo (“ojos de mapache”)
La eversión del borde palpebral (ectropión) obedece a una reacción cicatrizal o a parálisis del orbicular de los párpados. La acompañan
blefaritis y epífora.
El entropión es la inversión del borde palpebral causada por afecciones conjuntivales retráctiles (tracoma, quemaduras) o por hipertonía
del músculo orbicular. El roce de las pestañas contra la conjuntiva bulbar puede ser extraordinariamente molesto.
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La ptosis (descenso o caída palpebral) puede ser unilateral (parálisis del III par craneano) o bilateral (miastenia gravis, en general
asimétrica). El enoftalmos (disminución de la hendidura palpebral) Se observa en la parálisis del simpático cervical o síndrome de Claude
Bernard-Horner, y aparece acompañado por miosis y anhidrosis.
El lagoftalmos es la oclusión incompleta de los párpados causada por exoftalmos (protrusión del globo ocular) o parálisis facial
periférica.
En el mongolismo se forma un repliegue semilunar que ocluye el ángulo interno del ojo (epicanto), patognomónico de la enfermedad si
hay otras anomalías características concomitantes.
Se debe examinar con detenimiento el tamaño, protrusión y simetría de los globos oculares. El exoftalmos es la saliencia del globo ocular,
y puede ser unilateral o bilateral. El exoftalmos bilateral es muy frecuente en el hipertiroidismo y puede adquirir proporciones muy
importantes, con el riesgo de graves lesiones corneanas. La forma unilateral, que es menos frecuente, obliga a pensar en tumores,
aneurismas, quistes o procesos infecciosos retrooculares.
El borde libre de los párpados puede ser asiento de infecciones agudas o crónicas, que se manifiestan por pequeñas costras descamativas.
El orzuelo es un nudillo inflamatorio, habitualmente estafilocócico, del folículo piloso de una pestaña, doloroso, tenso, rojizo y saliente del
borde palpebral, que se puede supurar en forma espontánea.
El chalazión es un granuloma a partir de una glándula de Meibomio, indoloro, que a diferencia del orzuelo, hace procedencia en la cara
anterior del párpado y no en el borde.
El epitelioma basocelular es frecuente, se ubica en el párpado inferior y tiene aspecto de una pápula brillante con su centro ulcerado.
La dacriocistitis es la inflamación del saco lagrimal, Se presenta como una tumefacción entre el párpado inferior y la nariz, aguda o
crónica; el lagrimeo es constante y su compresión provoca extrusión del líquido hacia el párpado superior, incurbándolo en forma de S.
Puede observarse directamente si se eleva la parte temporal del párpado y se hace mirar al paciente hacia abajo y adentro.
Los xantelasmas son placas amarillentas ligeramente salientes, con límites netos, que aparecen en la porción nasal de uno o ambos
párpados. No se corresponde necesariamente con dislipemias, pero suscitan ansiedad en los pacientes que no solo por razones estéticas,
sino también porque se los presupone un signo de enfermedad grave.
OJOS:
Hay que hacer descender ambos párpados mediante la aplicación de la yema del dedo índice en sus bases. Los párpados superiores e
inferiores de cada ojo pueden ser separados simultáneamente y ampliamente colocando a modo de pinza el pulgar sobre el inferior y el
índice sobre el superior. La eversión del párpado superior permite investigar campos extraños en su cara interna. El paciente debe mirar
hacia abajo mientras el médico toma el borde libre y las pestañas entre el índice y el pulgar.Tirará suavemente hacia abajo y afuera. Luego
deberá colocar un objeto similar a un estilete fino, transversalmente, a un centímetro del borde, y girar el párpado sobre este sostén a
modo de bisagra de adentro hacia afuera. De este modo quedará expuesta la conjuntiva tarsal. La disminución de su tono rosado o palidez
es signo de anemia. A través de la conjuntiva bulbar se reconoce el color amarillo de la esclerótica ictérica, que se hace más evidente al
iluminarla con luz natural. Pueden aparecer petequias embólicas en la endocarditis infecciosa.
La quemosis es el edema inflamatorio de la conjuntiva bulbar. En la conjuntivitis, se observa un enrojecimiento con inyección conjuntival y
dilatación vascular de predominio periférico, con secreción serosa, mucosa, mucopurulenta o fibrinosa, con ardor más que dolor. Se la debe
diferenciar de otras afecciones que se presentan con el ojo rojo.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DEL OJO HEMORRÁGICO (OJO ROJO)
Glaucoma agudo Iridociclitis aguda Conjuntivitis aguda Hemorragia subconjuntival
Secreción No No Clara o mucopurulenta No
Dolor Intenso Moderado Sensación quemante No
Visión Mala Regular o mala Normal Normal
Córnea Opaca por edema Puede estar edematosa Normal Normal
Pupila Midriasis Miosis Normal Normal
Dilatados alrededor del iris Dilatados alrededor del iris Dilatados, no llegan al iris Hemorragia localizada
Vasos sanguíneos en forma radiada en forma radiada y no tienen distribución entre la conjuntiva y la
radiada esclerótica
Otros síntomas Náuseas, vómitos No No No
Imágen
En las iritis agudas el dolor es moderado, la visión disminuye, no hay secreciones, la pupila es pequeña y a veces irregular, la córnea puede
ser levemente “nubosa”; se asocia con varias afecciones sistémicas.
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En el glaucoma agudo, la pupila se dilata y la córnea se torna opaca y nubosa. Se observan vasos dilatados alrededor del iris que se
disponen en forma radiada, no aparecen secreciones. El dolor es intenso, la visión está disminuida y requiere de tratamiento urgente.
La hemorragia subconjuntival, motivo frecuente de consulta, se presenta como un área homogénea rojiza, netamente demarcada, que en
pocos días se torna amarillenta y desaparece luego sin ningún otro signo. Por lo general es intrascendente (pequeños traumatismos,
aumento súbito de la presión venosa, etc) y no depende del aumento de la tensión arterial, como temen los pacientes, alarmados por la
espectacularidad del signo.
La pinguécula es un engrosamiento triangular amarillento, graso, que se puede observar a ambos lados de la córnea. Aparece en la edad
avanzada y carece de significación clínica.
El pterigión es una membrana vascularizada, conjuntiva, que aparece en ambos ángulos del ojo y puede invadir la córnea y deformar la
pupila.
La hiposecreción (xeroftalmía) lagrimal con escozor provoca una queratoconjuntivitis seca que junto a la xerostomía (hiposecreción
salival) constituye el síndrome de Sjögren.
La esclerótica cubierta por la conjuntiva bulbar puede presentar: inflamación (generalizada o en parches), como en la episcleritis
reumatoidea; coloración azulada en la ostegénesis imperfecta tipo I; máculas negruzcas o apizarradas debidas al cúmulo pigmentario de
ácido homogentísico en el tejido conjuntivo (ocronosis) en la alcaptonuria.
La córnea debe examinarse mediante la iluminación oblicua. Se puede reconocer el arco corneano (gerontoxon), anillo blanco-grisáceo
ubicado por dentro del limbo, que aparece en la edad avanzada y no tiene significación patológica.
El anillo de Kayser-Fleischer es una banda parduzco-verdosa de 2 a 3 mm de ancho en el limbo corneano, debido a la acumulación de cobre
en la degradación hepatolenticular de Wilson. A veces se ve únicamente con lámpara de hendidura. Es casi patognomónico.
Las nubéculas (opacidades tenues) y los leucomas (blancos) son lesiones cicatriciales de la córnea de formas y tamaños variados.En el
queratocono, la córnea se hace cónica.
El cristalino debe observarse a través de la pupila en busca de opacidades grisáceas, causadas por cataratas, que pueden ser centrales y
redondeadas o corticales periféricas en forma de manchas que apuntan hacia el centro. Si se ilumina la pupila en forma tangencial para
ver el iris, se debe investigar la formación de una sombra semilunar en el lado opuesto. Esto sucede cuando el iris se proyecta hacia
adelante y forma un ángulo inusualmente cerrado con la córnea en lugar del ángulo abierto normal. Este ángulo estrecho aumenta el
riesgo del glaucoma de ángulo cerrado, cuando se bloquea el drenaje del humor acuoso.
Las pupilas normales son centrales, circulares, iguales entre sí y simétricas. La discordia es la irregularidad de sus bordes (iritis,
iridociclitis y neurolúes). Pueden aparecer también anomalías congénitas:
● Ectopia: es la ubicación excéntrica
● Acoria: es su ausencia
● Policoria: la existencia de varias pupilas.
● Coloboma: la deformación alargada con aspecto de orificio de cerradura.
El diámetro pupilar normal es de 2 a 4 mm. Su aumento se denomina midriasis y su disminución se denomina miosis. Su asimetría es la
anisocoria.
NARIZ:
En la sífilis se puede presentar el hundimiento de la base “en silla de montar”. La nariz del hipotiroidismo es ancha e infiltrada. En el
mongolismo es corta, chica y redondeada. La rosácea de forma la nariz, que aparece eritematosa, con telangiectasias, pápulas y pústulas
que se extienden a la vecindad. Su estadio final, el rinofima, se caracteriza por una hipertrofia de las glándulas sebáceas, con los folículos
pilosos prominentes y un aspecto abullonado. La nariz del alcohólico está enrojecida, tumefacta y con telangiectasias. En el lupus
eritematoso sistémico se presenta con una mácula eritematoescamosa extendida a las mejillas.
Los forúnculos son frecuentes y se distinguen por la formación de un área tensa, rojiza y tumefacta, con su pústula típica.
La parte anterior de las fosas nasales puede examinarse en forma directa indicando al paciente que incline levemente la cabeza hacia
atrás y levantándole la punta de la nariz con el pulgar, con una buena iluminación.
En la rinitis aguda y el resfriado común, la mucosa está enrojecida y tumefacta, mientras que la rinitis alérgica se presenta engrosada,
pálida y casi siempre grisácea.
Los pólipos nasales suelen estar ubicados en el meato medio. Se los reconoce por su apariencia gelatinosa, blanda, grisácea, y por su
movilidad.
Las desviaciones del tabique nasal forman una saliente asimétrica de este hacia un lado, mientras que las perforaciones se visualizan
como una solución de continuidad. Se produce en el granuloma mediofacial, la inhalación de cocaína y los traumatismos.
Los senos paranasales deben explorarse mediante la palpación y la transiluminación. La palpación se efectúa con los pulgares aplicados en
la frente sobre el extremo nasal de las cejas y en las regiones infraorbitarias, ejerciendo una presión suave sobre cada seno, en forma
alternativa. En la sinusitis puede despertarse un dolor localizado que, sumado al dolor espontáneo y la rinorrea purulenta, posee valor
diagnóstico.
La transiluminación es útil, se debe oscurecer el ambiente al máximo y aplicar una fuente luminosa intensa y angosta.
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● Para el seno frontal, la luz debe colocarse por debajo de la ceja, sobre el ángulo interno del ojo,
apuntando hacia éste. El seno normal se ilumina unas como un semicírculo superciliar interno.
La ausencia de iluminación puede corresponder a sinusitis o a falta de desarrollo congénito.
● El seno maxilar se transilumina indicándole al paciente que abra la boca e incline la cabeza
hacia atrás. El foco debe ubicarse debajo del reborde orbitario, hacia adentro, y la luz se debe
dirigir hacia la boca, con lo cual se observa en el paladar óseo la formación de un lado rojizo
cuando el seno tiene su aireación normal.
BOCA:
El examen de boca debe comenzar por los labios, cuyas lesiones se reconocen con cierta facilidad. La
palidez de la anemia y el color rojo azulado de la cianosis suelen ser evidente en los labios y de gran valor
diagnóstico cuando se hace difícil reconocerlos en la piel.
El herpes simple, muy frecuente, provoca una erupción multivesicular que es dolorosa, de los labios y la
piel vecina. Al romperse, las vesículas se hacen costrosas y curan en forma espontánea al cabo de 10 a 12 días. Es muy recidivante.
El chancro sifilítico puede presentarse como lesión primaria en el labio y también en el piso de la boca. Es redondeado, duro, ulcerado en el
centro y costroso. Se lo debe diferenciar del carcinoma, que por lo general afecta al lado inferior, con las características de una placa
engrosada y ulcerada, que no cicatriza, y es más frecuente en el hombre.
La estomatitis angular o boquera provoca una inflamación en los ángulos de los labios, fisurada y dolorosa (deficiencia de riboflavina o
maceración por la saliva no retenida en pacientes sin dientes o con prótesis mal confeccionadas)
La queilitis es la inflamación habitual del labio inferior, dolorosa, fisurada, costrosa y descamativa, a menudo crónica y de causa poco clara.
Unas máculas pigmentadas pequeñas, visibles también en la mucosa bucal, en la cara y en los dedos, deben hacer sospechar el síndrome de
Peutz-Jeghers, asociado con poliposis del colon.
Las telangiectasias de la enfermedad de Rendu-Osler pueden afectar también los labios.
Después de examinar los labios, se debe pedir al paciente que abra la boca y, con la ayuda de un bajalengua, inspeccionar la mucosa oral.
Las aftas son ulceraciones pequeñas, redondeadas u ovales, blanquecinas y rodeadas por un halo eritematoso, dolorosas, a veces múltiples
y recurrentes. La moniliasis (candidiasis) se caracteriza por placas blanquecinas que pueden afectar toda la mucosa y ser eliminadas con
el raspado.
Las máculas hiperpigmentadas, son típicas de la enfermedad de Addison. Las manchas de Koplik,pequeñas, formadas por una areola roja
con un punto blanco en su centro que sobresale, de diámetro menor de un milímetro, el número de 3 o 4 hasta 20 o 30, tienen gran
importancia para el diagnóstico de sarampión.
La inflamación de la salida del conducto de Stenon es un signo temprano de paroditis epidémica (paperas)
La ránula es una tumefacción quística, generada por la obstrucción de una glándula salival. Suele observarse en la región sublingual, por
fuera de la línea media, y tiene aspecto translúcido.
Se deben examinar luego las encías. La gingivitis se caracteriza por el enrojecimiento y tumefacción de las encías, que hacen procIdencia
entre los dientes y sangran con facilidad. Si no se la trata, se transforma en paradentosis o piorrea con periodontitis y focos supurados
en las papilas interdentarias. Las encías se retraen y dejan expuestos los cuellos de los dientes.
La hipertrofia gingival (agrandamiento de las encías con tendencia a cubrir los dientes) se observan el embarazo, el tratamiento con
difenilhidantoína y la leucemia. El ribete de Burton es una línea negro-azulada de las encías a unos milímetros de sus márgenes, que
aparece en la intoxicación por plomo o bismuto. La pigmentación melánica de las encías es normal en los negros, Pero puede encontrarse
también en la enfermedad de Addison.
El épulis es un tumor localizado en las encías, por lo general inflamatorio, pero en ocasiones neoplásico.
LENGUA:
Debe inspeccionarse en toda su extensión. Hay que indicar al paciente que abra la boca, observando el dorso. Se le pide que saque la
lengua y luego que la eleve, haciéndola tomar contacto con el paladar para analizar su superficie inferior, y el piso de la boca. Si aparece
alguna lesión sospechosa, se debe usar guantes y, tomando la punta de la lengua con una gasa, llevarla a ambos lados y palparla con la
mano libre. La lengua puede estar agrandada (macroglosia) en el hipotiroidismo, la acromegalia y la presencia de angiomas. Puede
presentarse lisa, despapilada y sensible en la hipovitaminosis y algunos tratamientos antitumorales; negra vellosa por elongación de las
papilas,en la antibioticoterapia; saburral por hipertrofia de las papilas filiformes y falla en la descamación normal (cuadros febriles y
ayuno); de aspecto geográfico por la desaparición de las papilas en forma lineal, o escrotal debido a la presencia de multiples fisuras,
ambas de causa desconocida; con varicosidades de color purpúrico en la cara inferior, sin significación patológica; con leucoplasia, placa
blanca, engrosada, adherente, seca, que puede ser premaligna; como una úlcera indurada en los bordes o en las bases (carcinoma)
Las alteraciones neurológicas de la forma y la motilidad de la lengua se analizan con la semiología del sistema nervioso.
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FAUCES:
Se deben observar haciendo pronunciar al paciente con energía el sonido “aaah”. Con un bajalengua, preferentemente de madera y
descartable, se deprime la lengua, con lo cual se pueden ver la pared faríngea posterior, las amígdalas y el movimiento de los pilares
anteriores y la úvula. Las amígdalas pueden ser grandes y aproximarse a la línea media, pero no estar necesariamente infectadas. Esta
hipertrofia no es indicadora de enfermedad en sí misma. Las criptas amigdalinas pueden contener material descamativo blanquecino, que
debe distinguirse de las placas exudativas de la amigdalitis pultácea.
Las faringitis virales muestran enrojecimiento y edemas leves y folículos linfoides prominentes en la pared posterior. La faringitis
estreptocócica se presenta con enrojecimiento, tumefacción y placas de exudado blanquecino en la faringe y en las amígdalas, con
adenopatía satélite (subangulomaxilar). La faringoamigdalitis de la mononucleosis infecciosa también suele ser exudativa pero, como
elemento diferencial, puede asociarse con petequias en el paladar y adenopatías generalizadas. En la difteria (ahora rara) el exudado
puede ser similar, pero se extiende sobre el paladar blando y la úvula con formación de membranas.
Las aftas pueden asentar también en los pilares, la úvula y las amígdalas.
La angina de Vincent es una forma gangrenosa con ulceración de aspecto sucio y bordes netos en las amígdalas, causada por gérmenes
anaerobios.
En la agranulocitis se observan úlceras necróticas, no supuradas, que pueden comprometer al resto de la mucosa oral.
Los abscesos periamigdalinos (estreptocócicos o estafilocócicos) desplazan la amígdala hacia la línea media; la deglución puede resultar
extremadamente dolorosa y provocar babeo.
GLÁNDULAS SALIVALES:
Las parótidas y las submaxilares pueden palparse. La hipertrofia de la parótida se aprecia como una tumoración visible y palpable por
fuera y hacia atrás de la rama ascendente de la mandíbula. Los agrandamientos moderados se reconocen abarcando con los dedos, en
forma de pinza, el borde posterior, saliente, de la rama mencionada.
Un agrandamiento bilateral progresivo y a veces marcado caracteriza a la parotiditis epidémica. El agrandamiento unilateral progresivo e
indoloro deberá hacer sospechar un cáncer de parótida. El alcoholismo provoca una hipertrofia bilateral moderada y permanente.
Una tumefacción aguda, intermitente, que desaparece con rapidez, puede ser causada por la litiasis del conducto de Stenon. Los tumores
parotídeos son reconocibles por su dureza y fijeza. La glándula submaxilar agrandada, por litiasis o infecciones, se palpa mejor pidiendo al
paciente que presione la lengua contra los incisivos superiores, con lo cual se contraen los músculos del piso de la boca.
OÍDO:
Pueden sufrir malformaciones congénitas en tamaño y forma. La cianosis puede reconocerse con claridad en los lóbulos. La trans
iluminación permite descubrir alteraciones embólicas vasculares pequeñas en la endocarditis infecciosa y el pigmento negro- apizarrado
de la alcaptonuria. similar al de las escleróticas.
El pabellón auricular puede ser asiento de eritema pernio (sabañones) y epiteliomas. En el hélix y el antihélix pueden reconocerse
pequeños nódulos duros (tofos gotosos) de ácido úrico que a veces eliminan cristales blanquecinos. No se los debe confundir con el
tubérculo de Darwin del borde auricular, que es una variación normal congénita equivalente a la punta de las orejas de los animales, ni con
la condrodermatitis helicis, predominante en el hombre y en la oreja derecha, que debe ser biopsiado por su posible confusión con un
carcinoma.
Los traumatismos, por lo general de origen deportivo, pueden provocar hematomas intraauriculares que no coagulan y deforman la oreja
dándole una forma “en empanada”
En caso de que existiera dolor o supuración de los oídos, se debe tirar el pabellón auricular hacia arriba y abajo y presionar sobre el trago,
y en punto medio del surco retroauricular. La movilización de la oreja y la presión sobre el trago son dolorosas en la otitis externa aguda,
mientras que la sensibilidad retroauricular puede presentarse en la otitis media. Las adenopatías pequeñas y sensibles, preauriculares y
mastoideas se palpan en la otitis externa y no en la media. Pueden observarse también quistes sebáceos retroauriculares, reconocibles
por un punto negro en su centro.
Debe practicarse la otoscopia con la cabeza del paciente dirigida hacia el lado opuesto, tomando la oreja por su extremo superior y tirando
hacia arriba, atrás y ligeramente hacia afuera. Luego hay que insertar con cuidado el otoscopio en el conducto auditivo externo, con el
espéculo más largo que se pueda acomodar en él. Se debe identificar la presencia de secreciones, cuerpos extraños o enrojecimiento y
edema de la mucosa. En la otitis externa aguda, el conducto está engrosado, estrechado, húmedo y sensible. En la crónica, la mucosa está
roja y es pruriginosa. El cerumen varía en consistencia y color, desde blando y amarillo hasta denso y oscuro. Los engrosamientos
nodulares que obstruyen parcialmente el conducto sugieren osteomas no malignos.
Después se inspecciona el tímpano. Hay que saber reconocer sus características normales y algunas de las anomalías más frecuentes para
remitir, en tal caso, al paciente al otólogo.
La agudeza auditiva se puede reconocer en forma aproximada. Se provocó un chasquido suave con los dedos frente al conducto auditivo
externo y se lo aleja hasta que el paciente deje de oírlo. La distancia a la que esto sucede es directamente proporcional a la agudeza de la
audición.
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Ante una disminución de la agudeza auditiva, no es difícil diferenciar si la causa es de conducción o neurosensorial. Se hace vibrar un
diapasón suavemente y se coloca en el vértex craneano o en el centro de la frente. Si la audición es normal, la vibración se oye en forma
simétrica en ambos lados. Ante una hipoacusia unilateral, la intensidad del sonido aumenta hacia el oído afectado si es de conducción (al no
percibir los ruidos del ambiente, por la lesión de la conducción, el oído capta mejor las vibraciones). Sí es neurosensorial; disminuye en el
oído afectado. Esta maniobra se denomina prueba de Weber.
También puede realizarse la prueba de Rinne. Se coloca un diapasón que vibra suavemente sobre la apófisis mastoides; cuando dejan de
percibirse las vibraciones, se lo lleva frente al conducto auditivo externo y se lo debe percibir nuevamente (Rinne positivo).
Por último, se puede realizar la prueba de Schwabach; el diapasón que vibra sobre la apófisis mastoides debe percibirse entre 16 y 18
segundos.
Frente a una hipoacusia perceptiva, el Weber se lateraliza hacia el oído sano, el Rinne es positivo y el Schwabach se acorta, corresponde a
lesiones del órgano de Corti y del nervio auditivo.
Cuando existe una hipoacusia de conducción, el Weber se lateraliza hacia el oído enfermo, el Rinne es negativo y el Schwabach se alarga;
corresponde a obstrucciones en el conducto auditivo externo o en el oído medio.
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La detección de alguna anomalía obliga a definir su ubicación, tamaño, superficie, consistencia, fluctuación, movilidad o fijeza,
sensibilidad, estremecimientos y latidos, y adenopatías asociadas.
● Interpretación de los hallazgos: debido a su tamaño relativamente pequeño, por estar rodeada de los esternocleidomastoideos y
su textura blanda, la glándula tiroides rara vez es visible y solo se palpa en ocasiones. Su agrandamiento se detecta
inicialmente como un aumento en el tamaño de los lóbulos laterales en la palpación. El crecimiento adicional genera una
glándula visible en la inspección lateral y en la inspección anterior con el cuello extendido. Si crece aún más, se hace
prominente en la inspección lateral y en la anterior con el cuello en posición normal.
DETECCIÓN DE BOCIO (estándar de oro para bocio, volumen por ecografía superior a 20 cm3)
Hallazgo Sensibilidad (%) Especificidad (%) CP positivo
Ausencia de bocio por palpación e 5-57 0-26 0,4
inspección
Bocio palpable y solo visible con 13 - NS
el cuello en extensión
Bocio palpable y visible con el 43-82 88-100 26,3
cuello en posición normal
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