Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Sentencia T-061/22

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 120

Sentencia T-061/22

Referencia: Expediente T-8.157.002

Acción de tutela promovida por Fabian


Sanabria Sánchez contra Mónica Godoy
Ferro.

Magistrado Ponente:
ALBERTO ROJAS RÍOS

Bogotá D.C., Veintitrés (23) de febrero de dos mil veintidós (2022).

La Sala Novena de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por la


Magistrada Diana Fajardo Rivera, y los magistrados Jorge Enrique Ibáñez
Najar y Alberto Rojas Ríos, quien la preside, en ejercicio de sus competencias
constitucionales y legales, específicamente las previstas en los artículos 86 y
241 numeral 9º de la Constitución Política y en los artículos 33 y siguientes
del Decreto 2591 de 1991, ha proferido la siguiente:

SENTENCIA

En el proceso de revisión de los fallos proferidos, en primera instancia, el 11


de septiembre de 2020, por el juzgado cincuenta y cuatro penal municipal en
función de control de garantías de la ciudad de Bogotá; y, en segunda
instancia, el 16 de octubre de 2020, por el Juzgado Noveno Penal del Circuito
con funciones de conocimiento de la ciudad de Bogotá, dentro del trámite de
la acción de tutela incoada por Fabian Sanabria Sánchez contra Mónica Godoy
Ferro, con el fin de salvaguardar los derechos fundamentales al buen nombre y
honra e intimidad personal.

La Sala de Selección de Tutelas Número Cinco de la Corte Constitucional,


integrada por el magistrado Alejandro Linares Cantillo y el Magistrado
Alberto Rojas Ríos por Auto del 31 de mayo de 2021, seleccionó el
expediente T-8.157.002 para su revisión y, según el sorteo realizado, lo
repartió al Despacho del Magistrado Alberto Rojas Ríos para que tramitara y
proyectara la sentencia correspondiente.
I. ANTECEDENTES

En el escrito de tutela, el accionante busca la protección de sus derechos


fundamentales al buen nombre, honra, e intimidad con base en los siguientes:

1. Hechos

El actor es antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia, y cuenta con


títulos de posgrado obtenidos en universidades extranjeras. Se desempeña
como profesor de planta de dicho centro educativo, puntualmente de la
Facultad de Ciencias Humanas de la cual fue decano y aspirante a rector. En el
mismo sentido, precisa que pertenece a la comunidad LGBTI. Tras 20 años de
trayectoria académica ha publicado 10 libros, más de 30 artículos en revistas
científicas, ha sido profesor invitado en varias universidades nacionales e
internacionales, columnista, director del Instituto Colombiano de
Antropología e Historia (ICANH), Comisionado General del Año Colombia-
Francia 2017, autor de tres novelas de ciencia ficción y condecorado como
cabello de la orden de las palmas Académicas y de la Orden Nacional al
Mérito del Gobierno Frances.

Manifestó que, en su criterio, es víctima de una persecución moral, por parte


de la vocera del grupo llamado “comisión (sic) Feminista y de asuntos de
género de antropología” liderado por Mónica Godoy Ferro. A comienzos del
mes de julio de 2020 se publicó un informe de 49 páginas sobre presuntos
casos de abuso sexual al interior de la Universidad Nacional de Colombia,
Sede Bogotá, en el departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias
Humanas. En la información que se divulgó se señala que, el profesor
Sanabria fue “agresor” de un estudiante. Específicamente se acusa al tutelante
de haber incurrido en actos de tocamientos en los genitales de un estudiante.

También indica que en la página 42 de ese mismo informe, se difunde el


nombre del actor como responsable de un tocamiento anónimo a un
estudiante. Dicho tocamiento ocurrió hace 15 o 14 años. Según el informe,
estos hechos ocurrieron frente a muchos espectadores en un coctel de
lanzamiento de un libro.

Frente a la publicación de este informe, el 16 de julio de 2020, el actor


manifestó en redes sociales que las acusaciones que se difundían en el informe
eran falsas y afectaban injustificadamente sus derechos fundamentales a la
honra y buen nombre. Así mismo, en el escrito de tutela, precisó que el 21 de
julio de 2020 dio declaraciones en la emisora Blu Radio con el fin de exponer
sus puntos de vista sobre las acusaciones que aparecen en el informe. En sus
declaraciones indicó que todo era una “vil calumnia”.

Pasadas dos semanas, la coordinadora y militante del grupo autodenominado


“lucha contra las violencias de género” difundió un segundo informe sobre
casos de acoso sexual en la universidad. Específicamente en la página 18 a la
21, acusan a varios profesores del departamento de Antropología de la
Universidad Nacional de Colombia. En la acusación que se dirige contra el
profesor Sanabria, se señala que en un viaje al parque arqueológico de
Tierradentro (Cauca) durante un ritual indígena, realizó insinuaciones a un
estudiante hombre, invitándolo días después a su residencia.

En el escrito de tutela, además se indica que, en el informe se denuncian a 7


profesores del departamento de antropología que presuntamente incurrieron en
hechos de acoso contra estudiantes. Sin embargo, el actor aclara que, si bien
existen denuncias contra otros profesores, las que alcanzaron mayor difusión
social, fueron las que se dirigían contra él. En efecto aseveró: “mi nombre fue
el que más tuvo alarma mediática, por ser la única persona que se atrevió a
pedirle aclaraciones públicas a la coordinadora de dicho informe”. Más
adelante en su escrito de tutela adujo: “con el agravante de que, en mi
condición de ciudadano, habitante de Bogotá, en donde en el segundo informe
de la señora Godoy Ferro se menciona explícitamente la localización de mi
apartamento”1.

En su escrito de tutela, también indica que, la señora Mónica Godoy Ferro


acudió a varios medios de comunicación, donde difundió unas voces de
supuestas víctimas de casos de acoso sexual a fin de acusarme y someterme al
escarnio público, y los medios no aclararon que esas grabaciones fueron
proporcionadas por ella. Señaló que concedió tres entrevistas en ese contexto:
una en la revista semana, otra en el programa Hoy por Hoy, y en la W radio.

En su criterio, esta exposición en medios y la difusión que tuvieron las


entrevistas, tuvieron la consecuencia negativa que, se produjo “un escarnio
público contra mí, en redes sociales, particularmente en Twitter, con toda
clase de improperios y ataques conta mi honra”2.

1
Folio 14 del escrito de tutela.
2
Ibid. Escrito de tutela, folio 15.
Insistió que ha sido hostigado a través de redes sociales por parte de Mónica
Godoy. Indicó además que, “luego de tan aterrador escarnio público, la
señora Mónica Godoy ferro presentó queja contra mí ante el comité de ética
de la Colombia Humana- suponiendo ella que yo pertenezco a ese
movimiento. Cosa que no se ajusta a la realidad”3.

Paralelo a ello, indicó que había recibido “un Auto de la Universidad


Nacional, de calendado cinco de agosto de 2020, donde la universidad se
abstiene de abrirme investigación disciplinaria por falta de pruebas y por
prescripción de los supuestos hechos”. Además, el pasado 18 de agosto de
2020, dada la gravedad de las denuncias, solicitó a la Fiscalía General de la
Nación, información sobre todas aquellas denuncias que haya contra él.

El 19 de agosto de 2020, el actor dirigió petición de rectificación a Mónica


Godoy Fierro, puesto que, en su criterio, la información difundida es
calumniosa y no cuenta con respaldo documental. Adujo que: “Su respuesta
frente a mi petición fue acrecentar en ataques y calumnias narrativas”4.

Indicó que el 20 de agosto de 2020, recibió una llamada de la emisora Blu


Radio en la que lo invitaban a responder a una denuncia sobre un caso de
violencia sexual, en la que la persona acusada era el tutelante. Denunció que,
en esa entrevista no tuvo condiciones para ejercer adecuadamente el derecho a
la réplica a las acusaciones que le hacían.

Reiteró: “en resumidas cuentas, he recibido mensajes de amenazas contra mi


integridad física y mi vida. No he podido salir de mi domicilio desde que
iniciaron estos episodios, y he sido perseguido y vilipendiado a través de
redes sociales”.

Por último, manifestó que, en su calidad de académico, los informes que


fueron difundidos no pueden ser tenidos como ejercicios de investigación en
ciencias sociales, toda vez que no se fundan en información controvertible en
espacios académicos, sino se basa en denuncias anónimas. Cuestiona que la
difusión indiscriminada de los relatos de las supuestas víctimas las re
victimizan, cuando en realidad, el papel de los movimiento sociales,
especialmente aquellos emergidos con el objetivo de permitir la irrupción de
la voz de las mujeres, por ejemplo, en su criterio, tiene como objetivo
“brindarles a sus presuntas víctimas una ruta adecuada que tenga
3
Ibid. Escrito de tutela, folio 15.
4
Ibid. Escrito de tutela, folio 17.
componente jurídico, psicológico y restaurativo; una verdadera ruta de
atención a las víctimas y no la construcción de escenarios violentos para con
las mismas. Las presuntas víctimas –si son ciertas- que han acudido al
amparo de la mentada señora, también se les ha vulnerado sus derechos
fundamentales, por la misma líder del movimiento que las ha usado para
ufanarse de sus “investigaciones”5.

1. Solicitud de tutela

Con fundamento en los hechos expuestos, el actor indica que satisface los
requisitos de procedibilidad de la acción de tutela toda vez que, solicitó la
rectificación de las afirmaciones a la parte accionada, y cumple los requisitos
de subsidiariedad e inmediatez. Su acción tutelar tiene como objetivo la
protección de sus derechos constitucionales al buen nombre, honra y crédito
público. De igual forma indica que la información difundida por Mónica
Godoy Ferro carece de fuentes y documentos que las respalden, y en tanto
infundadas, también se vulneran los principios de veracidad y objetividad
previsto en el artículo 20 superior. Los hechos expuestos también afectan sus
derechos a la integridad personal, pues lo han puesto en una situación de
exposición en redes sociales, con la consecuente, vulneración de sus derechos
a la presunción de inocencia, el debido proceso y el derecho de defensa y
contradicción.

Solicitó ordenar a la accionada Mónica Godoy Ferro: (i) retirar de manera


inmediata de sus redes sociales, todas las afirmaciones tendenciosas por ella
propagas (sic) en las que involucran o insinúa temerariamente mi nombre con
etiquetas de “acosador, abusador, machista y violador”; (ii) Rectificar a través
de los mismos medios en los que a través de difusión nacional ha transmitido
de manera difamatoria en mi contra la información que se ha negado a
rectificar, en los términos solicitados en la solicitud de rectificación adjuntía y
(iii) retractarse públicamente de las afirmaciones tendenciosas que afectan mi
honra y buen nombre, a través de los mismos medios en los que difundió la
información aquí relacionada, en el sentido de que sus “informes” no
constituyen prueba de responsabilidad alguna de las imputaciones de que se
me acusa, ni las narrativas por ella suministradas ante la opinión pública son
piezas procesales que hayan sido valoradas en ninguna instancia judicial hasta
el momento, pidiendo excusas públicas por las afectaciones que a mis

5
Ibid. Escrito de tutela, folio 19.
derechos fundamentales ha causado, a raíz de la precaria metodología aplicada
por su colectivo y sus temerarios hostigamientos en mi contra.

2. Contestación por parte de la entidad demandada en el trámite de


tutela

La acción de tutela fue repartida al Juzgado 54 Penal Municipal de la Ciudad


de Bogotá, autoridad judicial que procedió a vincular a Mónica Godoy Ferro
en calidad de parte demandada.

2.1. Contestación de Mónica Godoy Ferro

En su escrito ante el juzgado de primera instancia, la accionada indicó que, el


medio judicial de tutela promovido por Fabian Sanabria resulta improcedente
por cuanto se vulnera el principio de subsidiaridad ya que existe otro
mecanismo de defensa judicial y el accionante no se encuentra ante una
situación de indefensión. A criterio de la accionada, el accionante cuenta con
las acciones penales por injuria o calumnia, máxime cuando se trata de un
funcionario público cuyo actuar está sometido al cuestionamiento de la
comunidad.

Igualmente resalta que la acción de tutela se dirige contra ella, en su condición


de ciudadana particular, motivo por el cual, deben cumplirse los requisitos
previstos en el último inciso del artículo 86 constitucional, conforme al cual,
la acción de tutela contra particulares solo procede en casos de subordinación
o indefensión. Señala que Fabian Sanabria no está en ninguna de las dos
situaciones, toda vez que, por su condición de profesor de planta de una
universidad pública y su notoriedad académica, cuenta con espacios
ampliamente seguidos. Indicó: “En cambio, he sido yo la mayor afectada con
sus constantes ataques hacia mí por haber participado como asesora en el
Informe sobre Violencia Sexual en el Programa de Antropología de la
Universidad Nacional así como por sus cuestionamientos hacia mis posturas
políticas como feminista, lo cual me ha acarreado violencia en mi contra por
parte de su abogada y seguidores que han puesto en riesgo mi integridad
mora”6.

En relación con el fondo del asunto, la parte accionada sostuvo que el


contenido del informe es un ejercicio legítimo y protegido por el derecho a la

6
Folio 5 de la contestación de tutela.
libertad de expresión, y de hecho indicó que se trata de un discurso
especialmente protegido por la convención americana sobre derechos
humanos, en atención que se trata de una denuncia de casos de violaciones a
los derechos humanos de las mujeres y hombres. Al respecto, aseveró:

“(…) el informe es, además, un ejercicio de control social que se


encuentra plenamente avalado en nuestro ordenamiento jurídico, pues la
Corte Constitucional en sentencia C-335 de 2013 analizó plenamente
este tipo de mecanismos, indicando que el control social puede ser
formal o informal. Es formal cuando se trata el ejercicio punitivo del
Estado, esto es, el ius puniendi y es informal cuando se trata del control
que se realiza a través de la sociedad, la familia, la cultura o la
educación a conductas reprochables que son contrarias al bien común y
el bienestar social. Adicionalmente, indicó que estos tipos de controles
sociales son complementarios entre sí y se necesitan el uno a otro para
alcanzar los fines el Estado y lograr el cumplimiento efectivo de las
normas”.

Sostuvo que el informe no es un ataque premeditado y deliberado en contra


del accionante, sino que se trata de una investigación cualitativa dirigida a
denunciar casos de violencias basadas en el género cuya finalidad es que las
instituciones competentes investiguen y sancionen a los responsables y de esa
manera, se erradique la conducta indicada. Añadió que: “Este Informe fue
necesario porque las otras acciones que habían desarrollado las estudiantes y
algunos docentes para hacer visible el problema y se evitara la continuación
del daño no habían tenido ningún resultado favorable.”

Finalmente, reiteró que los testimonios recabados en el Informe no son


anónimos y que las identidades de las personas denunciantes ya han sido
puestas en conocimiento tanto de la Fiscalía General de la Nación como de la
Veeduría Disciplinaria de la Universidad Nacional. Precisó que no hizo
públicos los nombres de las posibles víctimas para garantizar los derechos que
les asisten por presuntamente haber padecido hechos relacionados con
violencia sexual, por lo tanto, sus identidades no fueron expuestas en la
versión del Informe que se hizo pública pero sí se envió la información
completa a las autoridades correspondientes.

Por lo anterior solicitó: (i) declarar improcedente la acción de tutela instaurada


por el señor Fabián Sanabria Sánchez; (ii) en caso de estudiar de fondo las
solicitudes hechas por el señor Fabian Sanabria Sánchez en su escrito de
tutela, negar el amparo constitucional, toda vez que no han sido vulnerados
sus derechos fundamentales.

3. Sentencia de primera instancia

En providencia del 11 de septiembre de 2020, el Juzgado Cincuenta y Cuatro


Penal Municipal con función de control de garantías de Bogotá concedió el
amparo solicitado por Fabian Sanabria Sánchez a sus derechos a la honra y al
buen nombre, y ordenó que la accionada, “si aún no lo ha hecho, (…) no solo
retire de sus redes sociales los comentarios realizados en torno de las
acusaciones concernientes a las agresiones sexuales endilgadas al
accionante, sino, abstenerse de seguirlo haciendo, tanto en ellos, como en
otros medios de comunicación”.

A criterio del juez de primera instancia, el ejercicio de la libertad de expresión


ejercido por la parte demandada no está protegido por dicha garantía
constitucional, toda vez que, no se trata de afirmaciones respaldadas con
sentencias o decisiones en firme, que en efecto hayan endilgado
responsabilidad penal o disciplinaria contra el actor. Por el contrario, a
criterio de la autoridad judicial, son afirmaciones infundadas que no cuentan
con el adecuado respaldo probatorio, motivo por el cual, afectan
desproporcionadamente los derechos al buen nombre y honra del actor. El juez
constitucional reprochó a la parte accionada que difundió un informe,
únicamente, con la versión de las víctimas, sin siquiera haber querido escuchar
al profesor Sanabria, privado de esa manera al público de una información
objetiva y confrontada entre diversas fuentes.

“Señalamientos como los que aquí realizaron las personas anónimas que
dicen haber sido violentadas sexualmente por el accionante, le imponían a
la accionada, en desarrollo del principio de imparcialidad, no sólo publicar
el contenido del informe que lo vincula como agresor, sino la réplica de
éste y ello no ocurrió.

La revelación en medios masivos de comunicación y redes sociales de


situaciones como las que le han sido atribuidas al accionante, cargadas de
una gran parte de parcialidad, como se denota en las intervenciones de
ésta y en su Twitter y respecto de las cuales, además, no han sido
cabalmente corroboradas, menos por las autoridades competentes, lesiona
los derechos de aquel e impone su protección por el juez de tutela.”7

Es obligación de quien difunde información como la que está contenida en el


documento que dio origen a la acción de tutela que, la misma haya sido
corroborada y confrontada con diversas fuentes, haciendo evidente para el
receptor que no se trata de información parcial, y que la misma no busca
afectar el derecho a la presunción de inocencia. La autoridad judicial precisó
que: “los derechos al buen nombre y a la honra también sufren deterioro
cuando la persona es puesta en tela de juicio de manera injustificada,
inconsulta y arbitraria y, en especial, en aquellos eventos en que, por la forma
de divulgación de los contextos informativos, se induce al destinatario a dar
por ciertas informaciones que no corresponde a la realidad”8.

4. Impugnación

Dentro del término legal previsto, la parte accionada impugnó la providencia


de primera instancia. Argumentó que, la acción de tutela debió se declarada
improcedente, toda vez que, respecto a las acciones de amparo contra personas
particulares, la misma solo resulta pertinente en casos de indefensión o
subordinación. En el caso del actor, no se encuentra alguna de esas dos
situaciones, puesto que, no tienen relación legal o reglamentaria que lo someta
a la situación en que Fabian Sanabria deba seguir órdenes de Mónica Godoy
ni en la posición en la que el actor no pueda defenderse de las acusaciones
realizadas. De hecho, la parte accionada indicó que el profesor Sanabria ha
dado declaraciones a varios medios de comunicación, motivo por el cual, ha
tenido oportunidad de defenderse ante la opinión pública y exponer sus puntos
de vista sobre el informe de violencia basada en el género en el departamento
de antropología. Por lo anterior, solicitó que la sentencia de tutela debía ser
revocada y en su lugar debía ser declarada improcedente.

Respecto al fondo, afirmó que “[r]especto a la presunta transgresión de la


garantía fundamental a la presunción de inocencia, debe aclararse que la
Corte Constitucional en reiterada jurisprudencia ha indicado que a pesar de
que la garantía de la presunción de inocencia constituye parte esencial del
derecho fundamental al debido proceso, ésta no tiene carácter absoluto pues
pondría en riesgo la vigencia de otros principios, derechos y garantías de

7
Fallo de 11 de septiembre de 2020, Juzgado 54 penal municipal con funciones de control de garantías.
8
Ibid.
orden constitucional”9. Sostuvo que, la opinión que un particular exprese
sobre la conducta de otro ciudadano no puede ser censurada con el pretexto de
proteger la presunción de inocencia. Ello por cuanto, no imputó la comisión de
ningún delito “ni calificado jurídicamente los hechos que aparecen en los
testimonios recabados en el marco de los Informes Sobre Violencia Sexual en
el Departamento de Antropología”. Esta última solamente es exigible ante las
autoridades como componente del derecho fundamental al debido proceso,
pero al interior de los procesos de orden judicial y administrativo, pues dicha
garantía no irradia a la regulación de las relaciones sociales entre particulares.

Sostuvo que, la sentencia de primera instancia incurre en un “defecto


sustantivo” en atención a que, parte de la premisa que Mónica Godoy es
periodista y en esa medida aplica las reglas constitucionales relacionadas con
los estándares de ejercicio del derecho a la información, tales como la
obligación de veracidad e imparcialidad. La impugnante reiteró que es una
persona particular que no ejerce el periodismo, motivo por el cual, el informe
debe ser examinado a la luz del derecho a la libertad de expresión y no al
tamiz del ejercicio del derecho a la información. Precisó:

“Como se ve, en el fallo de primera instancia, se hace referencia explícita


al derecho que tienen los receptores sobre la veracidad y el contraste en la
información que están recibiendo. Este deber de imparcialidad es
predicable de dicho ejercicio del derecho a la información. No obstante,
las opiniones que en uso mi libertad de conciencia he trasmitido a través
de mis redes sociales han tenido como objetivo repeler los ataques de los
que he sido objeto por parte del señor Fabián Sanabria Sánchez, así como
sentar mi voz de protesta en contra de la violencia sexual al interior de las
comunidades universitarias, reclamando investigaciones y justicia para las
víctimas, además de sanciones para los responsables”.

De igual forma, endilgó al juez de primera instancia que incurrió en un


desconocimiento del precedente constitucional, plasmado en las sentencias T-
546 de 2016, T-155 de 2019, T-361 de 2019, conforme con las cuales, el
ejercicio de la libertad de expresión en redes sociales, con el objetivo de
denunciar casos de violencias basadas en género, se trata de ejercicios
protegidos por la libertad de expresión. Indicó:

9
Impugnación folio 8.
“Simplemente, en aras de garantizar los derechos constitucionalmente
protegidos a las víctimas de violencia sexual las identidades no se
hicieron públicas, pero sí son de conocimiento de las autoridades
competentes.”

Señaló que la sentencia de primera instancia constituye un caso de censura


previa, toda vez que, de manera previa, le impide volver a hablar de Fabian
Sanabria Sánchez, situación, explícitamente prohibida por el artículo 20 de la
Constitución, conforme a la cual no puede haber censura previa.

5. Sentencia de segunda instancia

En sentencia de 16 de octubre de 2020, el juzgado noveno penal del circuito


de conocimiento de la Ciudad de Bogotá resolvió la impugnación contra la
providencia proferida por el juzgado 54 penal municipal con función de
control de garantías. En la providencia se confirmó integralmente el fallo de
primera instancia.

A criterio de la jueza de segunda instancia, la libertad de expresión tiene


límites constitucionales que fueron rebasados en esta ocasión, toda vez que la
información difundida no cuenta con ningún respaldo documental. Las
publicaciones en las redes sociales y en los medios de comunicación se
hicieron sin contrastar las denuncias en contra del accionante, si es que las
hubiere, lo que generó un desequilibrio en su favor y lo puso en estado de
inferioridad al quedar sometido al escarnio público, recibiendo ataques en
contra de su dignidad, buen nombre y honra. Concluyó:

“Por esa razón, al no conocerse la decisión final de las investigaciones


disciplinarias y/ o penales relacionadas con los hechos que denuncia en las
redes sociales la señora Monica Godoy, (inclusive si así fuera), se están
afectando los derechos invocados en protección por el actor, pues no se ha
desvirtuado la presunción de inocencia que acompaña al señor Sanabria,
en el evento en que exista en su contra alguna investigación de carácter
penal, y el argumento de que el proceso disciplinario debe ser de público
conocimiento, tampoco es válido porque se trata de afectar la labor que
desarrolla el accionante al interior de la institución educativa, que es solo
del resorte de la misma, por su autonomía, la cual esta instancia también
desconoce”.

Por lo anterior, se confirmó integralmente el fallo de primera instancia.


6. Actuaciones en sede de revisión.

En auto de tres de agosto de 2021, el magistrado ponente decretó la práctica


de varias pruebas y la vinculación de la Universidad Nacional de Colombia,
como parte en el proceso. Puntualmente se: (i) vinculó como parte a la
universidad, (ii) se otorgó un término de 3 días para pronunciarse sobre los
problemas jurídicos que plantea la acción de tutela; (iii) se requirió para que
enviara a esta corporación, la copia de los protocolos de atención de los casos
de violencia sexista contra estudiantes de la comunidad universitaria; (iv) la
copia simple del proceso disciplinario que se hubiera abierto contra el
profesor Fabian Sanabria Sánchez, y (v) se solicitaron conceptos a varias
instancias de la Universidad Nacional de Colombia, específicamente, a la
Escuela de Estudios de Género, al Departamento de Antropología y a la
Facultad de Derecho, Ciencias políticas y sociales.

Conforme a informe secretarial, el auto fue notificado el 10 de agosto de 2021,


motivo por el cual, el término de intervención de la Universidad Nacional de
Colombia venció el 18 del mismo mes y año, sin que la institución se haya
pronunciado sobre los hechos y problemas jurídicos que plantea la acción
tutelar.

Frente a esta providencia, la apoderada del actor remitió a la corte


constitucional un memorial de 23 de agosto de 2021, que dirigió a la veeduría
disciplinaria de la Universidad Nacional de Colombia en la que presenta
interrogantes sobre el desarrollo del proceso disciplinario contra el profesor
Fabian Sanabria.

Escritos de la parte accionante

Escrito de 19 de agosto de 2021

En su escrito dirigido a la Corte Constitucional, el actor recuerda su perfil


profesional “antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia (graduado
en 1993), perteneciente a la comunidad LGBTI, cuya Facultad de Ciencias
Humanas llegué a presidir como Decano en el año 2008, luego de cursar
estudios de Maestría en la Universidad de París VIII (graduado en 1996), y de
doctorado en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París
(graduado en 2000)”.
Informó que fue vinculado a la universidad nacional de Colombia como
profesor de planta a través de concurso público de méritos desde hace 20 años
y ha sido dos veces candidato a la Rectoría de esa institución y, desde hace
más de dos años, en proceso de Promoción a Profesor Titular. Informó su obra
académica consistente en 10 libros y más de 30 artículos académicos. Señala
que después de 20 años de intachable vida pública, “aparecieron unos
“informes” que fueron ampliamente difundidos por una antropóloga, la señora
Mónica Godoy Ferro, quien se presentó como «Coordinadora de unas
investigaciones sobre Presuntas Violencias de Género en Antropología de la
Universidad Nacional de Colombia», y en calidad de asesora del AUTO-
DENOMINADO colectivo feminista «Las que luchan» (el cual no cuenta ni
con Personería Jurídica ni con el menor reconocimiento oficial), por medio de
acusaciones muy graves contra varios profesores de Ciencias Humanas, donde
cita el nombre de Fabián Sanabria y decide sobre-exponerlo ante la opinión
nacional, sometiéndome al escarnio público al punto de poner en riesgo mi
integridad personal, así como vulnerando Derechos Fundamentales tales como
El Debido Proceso, El Buen Nombre y La Honra”.

Explica que, si se aplican metodologías de análisis del discurso, en su criterio,


las fuentes que se citan en los informes sobre violencia basada en el género en
el departamento de antropología incurren en contradicciones. Sostiene que, a
pesar de los fallos de instancia, que ordenaron a la accionada detener sus
manifestaciones sobre Fabian Sanabria, “los colectivos aliados a la señora
accionada recurrieron a una práctica denominada ESCRACHE, la cual
consiste en “constituir tribunales digitales ad-hoc para ajusticiar victimarios de
violencias basadas en género”, saltándose completamente el Estado Social de
Derecho al no conceder la más mínima PRESUNCIÓN DE INOCENCIA…,
la señora accionada publicó interpretaciones completamente sesgadas de los
fallos de las jueces, con cuyas apreciaciones subjetivas”10.

Señala que en su condición de profesor titular de la universidad nacional de


Colombia, tiene la facultad para proponer cursos y seminarios. En efecto, en
ejercicio de esa competencia propuso la oferta de varios cursos sobre
sociología de lo virtual, o post verdad y complot, ello como parte de su labor
de investigación. Sin embargo, esas actividades propias de su labor docente,
han sido interpretados por la accionada como formas de ataque a ella, y así lo
ha difundido en sus redes sociales, motivo por el cual, ha afectado su labor
docente e investigadora. El actor señala que, la definición de sus temas de

10
Folio 3 de la intervención
cursos y seminarios no se relaciona con la situación que resuelve esta acción
de tutela, pero esto si muestra que, en su criterio, la accionada ataca todo lo
que él realiza, afectando sus actividades más íntimas y cotidianas como la
definición de sus temas de investigación. Afirma:

“Pero, ¡cuál no sería mi sorpresa al constatar que la señora Godoy Ferro


se serviría de un afiche promocional del segundo seminario que dictaba,
para volver a acusarme temerariamente, señalando que la rectora
permitía que un profesor investigado por presuntos abusos sexuales
abriera un curso en la Universidad Nacional contra las víctimas”
Afirma que, obviamente esa actitud difamatoria y calumniosa, que claramente
atentaba contra mi Derecho a la Libertad de Cátedra.

Señala que cuando fue decano de la Facultad de Ciencias Humanas, en su


condición de hombre homosexual, fue víctima de agresiones homófobas,
siempre fue consciente de la necesidad indiscutible de aumentar las políticas
de prevención, y necesaria investigación y sanción de las violencias basadas
en el género. En los últimos años ha habido un aumento de denuncias de VBG
(en adelante, Violencia Basada en el Género), no solo en la Universidad
Nacional sino en Instituciones de Educación Superior colombianas. Valdría la
pena que las otras instituciones aprendieran de la experiencia del Alma Máter
de los colombianos al abordar estos asuntos, pero en modo alguno llegar a
prácticas de Escarnio Público, que, so pretexto de “libertad de expresión” o de
“discursos protegidos” han conducido no solo a acabar con la Honra y la
Dignidad de Presuntos inculpados.

Indica que, en ese horizonte, Honorables Magistrados, urge Ponderar el


Derecho a la “Libertad de Expresión” cuando a partir de Prácticas de Escrache
y so pretexto de escudarse en “discursos protegidos” pretendería instaurar
“procesos de ajusticiamiento” (máxime cuando quienes realizan “informes
sobre PRESUNTAS Violencias Basadas en Género” no son periodistas ni han
efectuado una investigación rigurosa que coteje fuentes, recaude pruebas más
allá de simples narrativas inconexas, dé cuenta de las condiciones sociales de
producción de los relatos, suministre el material original a las autoridades
competentes, guarde la reserva de los debidos procesos y permita la réplica de
los supuestos implicados), someter al Escarnio Público a miembros de la
Comunidad Universitaria.

Sobre el escrito de la señora delegada de la Defensoría del Pueblo, indicó que,


desde todo punto de vista es arbitrario, dar por manifiesto, implícitamente,
como podría deducirse de su solicitud de revisión, que el accionante pudo
cometer esas VBG “en varios estudiantes”, máxime si se tienen en cuenta
objetivamente las cuatro narrativas supuestamente recapituladas por la señora
accionada, y si éstas se confrontan a un mínimo análisis discursivo, temporal y
contextual, de donde se deduciría que ninguno de los hasta hoy cuatro sujetos
anónimos, presuntamente “víctimas”, fueran estudiantes del accionante. Es en
ese contexto donde invito a la Defensoría del Pueblo a que, del mismo modo
que defiende a la señora accionada ante una inexplicable “censura”, también
defienda los Derechos Fundamentales del accionante, miembro de la
Comunidad LGBTI, quien como ningún otro profesor universitario ha sufrido
persecución, desde hace varios años por declararse abiertamente homosexual
en el medio universitario, y a raíz del escarnio público al cual lo ha sometido
del modo más infame la señora accionada.

Escrito de 16 de noviembre de 2021

En su segundo escrito, el accionante expresas su valoración sobre


afirmaciones de la accionada a través de redes sociales. Puntualmente asevera
que la demandada expresó que había sido escuchada por la corte
constitucional durante el desarrollo de esta acción de tutela. Sobre lo anterior
interroga “¿Cuáles fueron las condiciones sociales específicas de producción
de las narrativas de los Informes de la señora Godoy Ferro y debido a qué
razones, al menos en el caso del profesor Sanabria, ella no allego a la
Veeduría Disciplinaria los ESCRITOS ORIGINALES o las grabaciones de las
narrativas que le fueron solicitadas y reiteradas mediante el Auto 476 del 13
de agosto de 2020, p. 2, Veeduría Disciplinaria Universidad Nacional de
Colombia)”? En el mismo sentido indicó: “¿Mediante qué metodologías se
recolectaron, transcribieron y adaptaron las narrativas que dieron lugar a
someter al escarnio público a varios profesores de la Universidad Nacional de
Colombia, a través de numerosos medios de comunicación y redes sociales,
antes de darlos a conocer a las autoridades competentes, en particular en el
caso del profesor Fabián Sanabria Sánchez, revelando uno de ellos, el
“Segundo Informe”, la ubicación de su residencia (Cfr. Segundo Informe de
VG., p. 18), y concentrándose todos los ataques mediáticos y el hostigamiento
al que fuera sometido el citado profesor en su caso, por pertenecer a la
comunidad LGBTI y ser un productor de opinión de relevo nacional, y haber
sido la única persona señalada en 4 narrativas anónimas de esos informes
(sobre supuestos hechos de hace 16, 10, 9 y 8 años que carecen de los
mínimos elementos objetivos que pudiesen identificar coherentemente las
condiciones de modo, tiempo y lugar de Presuntas Violencias Basadas en
Género) que se atrevió a defenderse del escarnio público al que fue
sometido?”

Y concluye solicita allegarle copia del Auto de la Corte Constitucional por


medio del cual se decretó la práctica del testimonio de la señora Mónica
Godoy Ferro, sin haberme sido comunicado, ni notificado, en caso de que lo
publicado por la señora accionante sea verídico.

Escrito de 16 de diciembre de 2021

En su escrito indicó que, cuando se encontraba realizando sus labores


profesional como profesor del Departamento de Sociología de la Universidad
Nacional de Colombia, “recibí sorpresivamente por parte de mis estudiantes
una serie de comunicaciones que había publicado con suma urgencia la señora
Mónica Godoy Ferro y su abogado Mauricio Urquijo, alertando a la opinión
pública y en particular a la Universidad Nacional, (…) para que se tomaran
“medidas cautelares” y se me retirara del oficio de docente, ante una supuesta
“audiencia de imputación” que me practicaría inminentemente el pasado
martes 14 de diciembre la Fiscalía General de la Nación, por el delito de
“acceso carnal violento”.

Concluye que “En Fe de la Verdad, reiterando mi Total Disposición a aclarar


cuanto sea necesario aclarar, así como a aportar las pruebas pertinentes en
las instancias que corresponda para defenderme, resarcir mi nombre y probar
mi inocencia, reafirmando mi Solicitud de Ratificación siguiendo el bloque de
Constitucionalidad establecido a mis Derechos Fundamentales, pues lo único
que pido es ser protegido del Escarnio Público que afecta mi labor docente y
ejercicio profesional, tras el hostigamiento y los atropellos que he padecido
por parte de la señora accionada, simplemente por atreverme a cuestionar el
modus operandi de su “militancia feminista”, reciban mi más atento saludo.”

Escritos de la parte accionada

El 15 de octubre de 2021, la accionada remitió escrito a la Corte


Constitucional con el fin de informar, lo que, en su criterio, constituye el
contexto en el que se presenta la acción de tutela. Explicó su trayectoria como
defensora de derechos humanos, las consecuencias negativas que su trabajo ha
tenido en su proyecto profesional y académico, los eventos de persecución
laboral que llevaron incluso a que, esta Corte protegiera sus derechos laborales
(Cfr. T-239 de 2018). Añadió:
“Además, esa violencia política basada en estereotipos misóginos se
tradujo en su uso de una serie de calificativos estigmatizantes para
referirse a mí: “la feminista insurgente”, “la militante feminista”, “la
mártir de la justicia patriarcal”, “la coordinadora o la líder del grupo
autodenominado La Comisión”, como si un colectivo de interés
estudiantil fuera una célula de algún grupo ilegal”

En el mismo sentido, indicó que el actor ha incurrido, en su concepto, en actos


de discursos antifeministas pues en sus críticas a sus denuncias desacredita su
trabajo antropológico. De igual forma, precisó el proceso por el cual se
produjeron los informes del comité feminista “las que luchan” e indicó que el
mismo tuvo como objetivo la denuncia de violencia basada en el género contra
mujeres, pero que durante el desarrollo del mismo se recibieron denuncias de
hombres que señalaban que el actor, profesor Fabian Sanabria había incurrido
en actos de violencia sexual contra hombres.

En el mismo sentido indicó que, no es cierto que sus denuncias no tienen


como objetivo ser parte de un ataque fascista o contra el proyecto político que
defiende el actor. Igualmente, precisa que no se trata de un ataque homófobo
contra el demandante.

Manifestó que fruto de las denuncias, la universidad nacional de Colombia,


puntualmente el departamento de antropología ha iniciado acciones dirigidas a
enfrentar las denuncias de violencia basada en género, y finalmente suspendió
a tres de los docentes señalados en los informes de la comisión feminista del
departamento de antropología. Precisó:

“Entonces, el enorme esfuerzo que hicimos las mujeres egresadas y


estudiantes de Antropología por recopilar, investigar, analizar y
producir una investigación etnográfica, de manera independiente porque
la Universidad había demostrado que no hizo nada en más de 20 años,
sobre la violencia sexual y de género en el Departamento de
Antropología, se vio eclipsada e invisibilizada en el debate público por
las declaraciones a los medios de comunicación del profesor Fabián
Sanabria que centró el debate en él, como si se tratara de una
persecución personal, política y homofóbica en su contra.”

Añadió:
“Mientras se daba este debate público, en el consejo de Facultad de
Ciencias Humanas de la UNAL decidieron apoyar la propuesta del
Programa de Antropología de suspender a los tres docentes con mayor
número de quejas: Gerardo Ardila, Augusto Gómez y Virgilio Becerra,
como una medida cautelar no sancionatoria mientras se desarrollaban
las investigaciones. Esto porque a esa altura de la denuncia social sabían
la gravedad y el costo de seguir negando una situación que ya conocían
y de perpetuar la connivencia y la protección a los acusados. Es decir,
gracias a nuestra denuncia pública después de décadas de inacción por
fin empezaron a pensar y sugerir en las medidas de prevención y
protección.”

Por lo anterior, solicitó: (i) Revocar los fallos de primera y segunda instancia
por constituir censura y violencia institucional; (ii) proteger el derecho de las
posibles víctimas, y amparar el derecho a la denuncia pública y la sanción
social, así como, garantizar el derecho a la libertad académica representada en
los informes de investigación de carácter etnográfico y como ejercicios de
memoria social encaminados a hacer fracturas en la arquitectura de
impunidad; (iii) ordenar a la Universidad Nacional de Colombia que actualice
su sistema disciplinario, su normativa interna y sus procedimientos de
investigación y gestión de quejas por violencia de género y sexual de acuerdo
con la Constitución y a los estándares internacionales de derechos humanos y
derechos humanos de las mujeres; (iv) solicitar a la Veeduría Disciplinar de
sede o a la Procuraduría que desarrolle la investigación por violencia de
género en mi contra; (v) solicitar a la Fiscalía General de la Nación garantizar
el acceso oportuno y sin dilaciones innecesarias ni barreras a la justicia y que
tome las medidas de protección necesarias para evitar un daño más profundo,
sea contra los denunciantes o contra mí misma; (vi) requerir al docente Fabián
Sanabria que se abstenga de continuar el hostigamiento en mi contra, sea
directo o disimulado, y la revictimización de sus denunciantes. Así como,
exigirle que evite incurrir en discursos de odio, estereotipia de género,
estigmatización y promoción de la discriminación por razones políticas o
ideológicas contra las mujeres feministas; (vii) ordenar a Fabián Sanabria que
se retracte públicamente y nos pida disculpas públicas, tanto a mí como a sus
posibles víctimas y a las integrantes de La Comisión, por sus acusaciones
infundadas, injurias, difamaciones y calumnias, a través de los mismos medios
de comunicación masiva en los que las difundió u otros de similar alcance,
entre otras.
Escritos dirigidos por dependencias de la Universidad Nacional de
Colombia

A pesar de ser debidamente notificada, la Universidad Nacional de Colombia


no contestó el auto de pruebas del pasado 3 de agosto, por lo que fue necesario
que la Sala de Revisión insistiera en la práctica de estas, por ello, en
providencia de 25 de octubre de 2021 se reiteró la necesidad de obtener la
información solicitada. En efecto, en providencia se ordenó a la Universidad
Nacional de Colombia que en el término de cinco (5) días siguientes a la
notificación, remita a esta corporación los reglamentos y normas vigentes del
centro académico que se aplican en casos de procesos disciplinarios por
acusaciones de violencias basadas en el género contra docentes, y una relación
del número de actuaciones disciplinarias adelantadas contra docentes por
casos de denuncias de violencia sexista al interior de la Universidad Nacional
de Colombia.

En el mismo sentido se requirió a la misma institución para que, en el término


de cinco (5) días siguientes a la notificación dé cumplimiento a lo ordenado en
el auto del 3 de agosto de 2021, puntualmente, remita la información referida
a las actuaciones disciplinarias adelantadas contra el accionante. Por último, se
determinó que, por Secretaría General de esta Corporación, una vez
recepcionadas las pruebas ordenadas en los numerales anteriores, dejara a
disposición de las partes o de terceros interesados en la tutela de la referencia,
por el término de tres (3) días con el objeto de que se pronuncien sobre las
estas y ejerzan el derecho de defensa y contradicción.

En esta ocasión, la Universidad contestó dentro de los términos fijados en la


providencia y remitió varios informes en los que da cuenta de la situación de
derechos humanos de las mujeres y de la violencia basada en el género al
interior de la comunidad académica.

En escrito de 18 de noviembre de 2021, la oficina jurídica de la universidad


nacional de Colombia remitió a esta corporación el Acuerdo 171 de 2014 del
Consejo Superior Universitario, norma a través de la cual se adopta el Estatuto
Disciplinario del personal académico y administrativo de la Universidad
Nacional de Colombia. En el mismo sentido, en casos de denuncias de casos
de violencia basada en el género, precisó que se había aprobado la Resolución
1215 de 2017, como parte de un protocolo de atención a las denuncias de este
tipo.
En relación con la situación disciplinaria del actor dentro del proceso de tutela
se indicó que, “en etapa de juzgamiento, no existe ningún trámite disciplinario
en conocimiento del Tribunal Disciplinario, ni del Tribunal Superior que se
adelante contra el profesor Fabian Sanabria”11. Puntualmente precisó que, a
través de autos TD-B-037-2021 (finalizado con auto inhibitorio), TD-B-0141-
2020 y TD-B.0125-2020 (son actuaciones disciplinarias en etapa de
investigación por conductas de violencia de género), TD-B-074-2019
(finalizado con auto de archivo) y el TD-B-336-2016 (finalizó con auto de
archivo) se han adelantado actuaciones disciplinarias contra el actor. Se
insiste, ninguna de ellas en etapa de juicio ante el tribunal disciplinario.

Precisaron que, en relación con la orden de la Corte Constitucional de remitir


las actuaciones disciplinarias contra el actor “respecto a este trámite
disciplinario respetuosamente nos permitimos recordar que el Estatuto
Disciplinario de la Universidad, en su artículo 80, establece que las
actuaciones disciplinarias son reservadas hasta que se formulen cargos; en
este sentido, reiteramos la importancia de tomar las medidas pertinentes para
garantizar la reserva de la información.”

Por último, la universidad indicó que los funcionarios adscritos a la oficina de


veeduría disciplinaria de la Sede Bogotá, y que conocen de las actuaciones
disciplinarias, cuentan con formación académica como abogados y formación
profesional en posgrado en diferentes áreas del derecho; así mismo que han
recibido las siguientes capacitaciones relacionados con temas de enfoque de
género, durante el año 2021 así: - "Capacitación en perspectiva de género"
organizado por la Dirección Nacional de Bienestar Universitario con el apoyo
de la Secretaría Distrital de la Mujer - "Capacitación en asuntos de género",
organizado por la Dirección Nacional de Bienestar Universitario para el nivel
directivo y autoridades disciplinarias de la etapa de juzgamiento. - "Estrategia
de Fortalecimiento de capacidades en enfoque de género", organizado por la
Dirección Nacional de Bienestar Universitario, el Observatorio de asuntos de
Género y el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas – UNFPA”.

En el mismo sentido, se anexó una estadística con corte a 8 de noviembre de


2021, en la que se indican los procesos disciplinarios iniciados por violencia
de género y/o violencias sexuales contra servidores públicos de la Universidad
Nacional de Colombia durante los años 2018 a 2021. Se verifican los
siguientes datos: la oficina de veeduría disciplinaria de Sede Bogotá ha
11
Folio 2 del escrito suscrito por la jefe (e) de la Oficina Jurídica de la Sede Bogotá de la Universidad
Nacional de Colombia.
iniciado 39 actuaciones disciplinarias en etapa de instrucción. Otras 3 se
encuentran en etapa de juzgamiento. En total se adelantan 42 actuaciones
disciplinarias entre el año 2018 a 2021.

Igualmente se indicaron los “procesos disciplinarios finalizados por violencias


de género y/o violencias sexuales contra servidores públicos de la universidad
nacional de Colombia durante los años 2018 a 2021”. Se informa que se han
proferido 24 autos de archivo, 3 inhibitorios, para un total de 27 actuaciones
en etapa de instrucción. En etapa de juzgamiento se encuentra 1 proceso
disciplinario contra un docente. Finalmente se indica que, se han impuesto 2
sanciones disciplinarias contra servidores públicos de la Universidad, una
contra un docente y otra contra un funcionario administrativo.

Como anexo a su respuesta, la universidad remitió el documento “fisurando


silencios sobe el acoso sexual a estudiantes en la universidad nacional de
Colombia” de autoría de la profesora Dora Isabel Diaz Susa. Dicho
documento contiene “los resultados y las reflexiones que (…) corresponden al
estudio cuantitativo realizado entre el segundo semestre de 2018 y el primero
de 2019 en la Universidad Nacional de Colombia (en adelante UN), (…)
presente en todo el territorio nacional. El documento explica los fundamentos
nacionales e internacionales de los protocolos universitarios sobre violencia de
género. Señala que si bien, a su juicio, se presentó una mora en la
implementación de las normas sobre violencia de género al interior de la
Universidad Nacional de Colombia, lo mismo se debe a la falta de
reglamentación del gobierno nacional de la Ley 1257. Precisó:

“Igualmente es importante considerar el Decreto 4798 de 2011, que


reglamenta la responsabilidad que cabe a todas las instituciones
educativas de cumplir con la Ley 1257. Estos 16 años transcurridos,
entre la ratificación de la Convención Belem do Para y este decreto, en
parte, explicaría la tardía reglamentación de la política para atender las
violencias por razones de género en la UN”.

Frente al estudio que contiene el documento se afirmó que, “se hace desde un
análisis cuantitativo, busca valorar la magnitud de la prevalencia,
manifestaciones y efectos del acoso sexual a la población estudiantil de la UN.
Este se llevó a cabo en dos fases y con grupos diferentes”. La primera fase
incluyó las 8 sedes de la universidad que en el año 2018 contaban con 54.027
estudiantes matriculados. Añadió:
“De la población matriculada en el año 2018, solo el 36% eran mujeres
y 64% hombres. Este bajo porcentaje de mujeres estudiantes en la UN
contrasta con el 53% de participación de las mujeres estudiantes en las
IES a nivel nacional (Sistema Nacional de Información de Educación
Superior), como también, con el nivel mundial, superior al 50%. Cabe
anotar que en las dos últimas décadas se ha venido agudizando el
descenso en la tasa de matrícula de mujeres en la UN, mientras en 1997
representaba el 43 %, en el 2010 bajó al 38.8 % (Quintero, citado por
Díaz, 2019), para el 2018 bajó casi 3 puntos más.”

Respecto a las conclusiones del informe resaltó que “el tema del acoso sexual
está muy presente entre la población estudiantil universitaria de la UN, pues el
100% del estudiantado participante afirma haber escuchado hablar acerca de
este. Lo que pone en evidencia el impacto que ha tenido el incremento de la
denuncia pública del acoso sexual en la universidad, especialmente a partir del
año 2015”12.

Intervención del departamento de antropología.

El departamento de antropología del alma mater indicó que “en los últimos 10
años el porcentaje de hombres matriculados como estudiantes es del 64%
frente a un 36% de mujeres, sin embargo, el 76% de quienes manifiestan
haber sufrido alguna manifestación de acoso son mujeres. Estas cifras dejan
ver una inequidad entre sexos desde el ingreso a la Universidad, pero también
se puede ver la alta prevalencia del fenómeno del acoso hacia la población
estudiantil femenina. Hay que añadir que estas desigualdades también se
reflejan en una cultura institucional profundamente patriarcal”13. Precisó que
la Universidad Nacional de Colombia aprobó el Acuerdo 035 de 2012.

Se explicó que la mencionada norma establece los abordajes metodológicos


para la promoción de la equidad de género y de igualdad de oportunidades
para hombres y mujeres. En el mismo sentido, en este momento, se desarrolla
el proyecto de importancia institucional “De lo Privado a lo Público: Estudio
multidimensional de las violencias sexuales y de género en la Universidad
Nacional de Colombia” que involucra a las Facultad de Derecho, Ciencias
Políticas y Sociales; la Facultad de Ciencias Humanas; la Escuela de Estudios
de Género y el Observatorio de Género de la Sede Bogotá y a la Sede de La
Paz. Al terminar esta investigación, se espera contar con mayor profundidad
12
Folio 14 del escrito de la profesora Dora Isabel Díaz Susa.
13
Folio 3 del escrito suscrito por la directora del departamento de antropología.
tanto en las manifestaciones como las prevalencias de las Violencias Basadas
en Género y Violencias Sexuales al interior de la Universidad.

Asimismo, se precisó que, la Resolución de Rectoría 1215 de 2017 creó el


Protocolo para la Prevención y Atención de Casos de Violencias Basadas en
Género y Violencias Sexuales. En tal Resolución se estableció la ruta de
atención del protocolo y su respectiva evaluación, una vez cumplidos los tres
años de entrada en vigor. Dicho proceso de evaluación actualmente se está
llevando a cabo y el Observatorio de Asuntos de Género ha identificado que
para la implementación completa y adecuada del Protocolo son varios los
instrumentos de la legislación universitaria que deben actualizarse. Precisó:

“Una de las mayores dificultades que se conocen al momento de


implementar la ruta de atención establecida en el protocolo es que tanto el
estatuto disciplinario del personal académico –Acuerdo 171 de 2014–
como el estudiantil –Acuerdo 044 de 2009– no están armonizados con las
disposiciones del protocolo ni tienen perspectiva de género. Cuando hay
casos de estudiantes acusados de acoso, son los Comités de Facultades
para la Resolución de Conflictos y Aspectos Disciplinarios (CORCAD)
los órganos encargados de estudiar e investigar las denuncias relacionadas
a conductas que pueden enmarcarse en sanciones disciplinarias. Para los
casos de los docentes, las acusaciones son atendidas por la Veeduría
Disciplinaria de la respectiva Sede. Sin embargo, los procesos en ambas
instancias presentan dificultades tanto de tiempo (en algunos casos incluso
las denunciantes o los acusados dejan de ser estudiantes) como de
garantías para quienes denuncian.”14

Finalizó indicando que, actualmente, los instrumentos normativos


universitarios no contemplan medidas cautelares que se necesitan tomar frente
a estudiantes o docentes con procesos abiertos por Violencias Basadas en
Género o Violencias Sexuales. Frente a la situación de los docentes
denunciados en los informes suscritos por la comisión feminista y de asuntos
de género del departamento de antropología -las que luchan- se indicó que, la
Facultad de Ciencias Humanas en sesión del 27 de agosto de 2020 decidió
cancelar los cursos de los docentes acusados en el programa curricular de
Antropología, y programarles otras actividades docentes tales como cursos
libres ofrecidos desde la Dirección Académica de la Universidad. Por lo tanto,
los profesores de planta del Departamento de Antropología mencionados en
14
Folio 3 del escrito por la Directora del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de
Colombia.
los informes no han contado con programación académica en los cursos
regulares del pregrado desde entonces.

“Este proceso de movilización y denuncia por parte de algunas víctimas


y de las colectivas feministas estudiantiles con acciones de hecho o
directas como las pintas de muros, especialmente, de las facultades de
Derecho y de Ciencias Humanas de la sede Bogotá conoce un
incremento aún más fuerte en los años 2018 y 2019, cuando algunas de
estas denuncias trascendieron a diferentes medios de comunicación del
país, coincidiendo con el periodo de desarrollo del estudio, segundo
semestre de 2018 y primero del 2019.”

Una segunda conclusión de la investigación se titula: “hay un aumento


exponencial del reconocimiento inicial de acoso sexual Vs manifestaciones”.
La tercera conclusión se titula “es sustantiva mayor la prevalencia del acoso
sexual contra las estudiantes mujeres”

Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales

En atención al auto de reiteración de pruebas proferido por la Sala de


Revisión, la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la
Universidad Nacional de Colombia, a través del grupo de investigación de
Teoría Política Contemporánea.

La instancia de la universidad reconoce que los patrones de violencia y


desigualdad asociadas al género son una problemática muy sentida al interior
del campus universitario, y esas prácticas han afectado en modo significativo
la vida de las mujeres. Ejemplo de lo anterior es que, desde 2009 y hasta el
2021-01 se mantiene una tendencia de una mayoría de hombres matriculados
(>60%) versus un menor porcentaje de mujeres que ingresan a la universidad
(<40%).

Además, existe carreras claramente génerizadas. Por un lado, hay carreras


feminizadas como enfermería y ciencias humanas, y otras claramente
masculinizadas como ingenierías. En el mismo sentido, la distribución de la
planta docente en donde se destaca una presencia predominante de profesores
hombres vinculados a la planta docente. Lo cual repercute en una menor
presencia de profesoras mujeres en la programación académica, así como los
espacios de dirección. Adicional, existe un bajo nivel de asignaturas y cátedras
sobre género y mujeres a la par que poca visibilización y transversalización
del enfoque de género en el desarrollo de las asignaturas.

Ese escenario ha conducido a que se implementen diferentes mecanismos y


herramientas de prevención y atención como protocolos y rutas que permitan
prevenir, atender y sancionar. La Universidad Nacional de Colombia cuenta
con dos herramientas en todas sus sedes, el Acuerdo 035 de 2012 “Política
Institucional de Equidad de Género y de igualdad de oportunidades para
mujeres y hombres en la Universidad Nacional de Colombia” y la Resolución
de Rectoría 1215 de 2017 “Protocolo para la prevención y atención de casos
de violencias basadas en género y violencias sexuales en la Universidad
Nacional de Colombia” para la prevención, atención y erradicación de las
desigualdades, violencias basadas en género y violencias sexuales de los
espacios universitarios, atendiendo al marco normativo nacional e
internacional . Además de esto se cuenta con dos instancias que trabajan
específicamente los temas de género, feminismos y mujeres, la Escuela de
Estudios de Género y el Observatorio de Asuntos de Género. Indicó:

“Estas herramientas han sido insuficientes para dar una respuesta


efectiva a la problemática en mención. De ahí, que, desde diferentes
espacios, especialmente desde las colectivas feministas y de diversidad
sexual, se han denunciado las limitaciones del protocolo y se han
elaborado propuestas para fortalecer la ruta de atención. Entra las
dificultades más sentidas se destacan: i. espacios de revictimización en
el marco de los procesos disciplinarios; ii. demoras en el estudio de las
denuncias; iii. inexistencia de enfoque de género por parte de los y las
funcionarias que desarrollan estos procesos; iv. falta de personal para
atender a las víctimas; v. no existen una armonización normativa entre
el protocolo y los estatutos disciplinarios tanto estudiantiles como
docentes; vi. no hay una política integral de prevención, lo cual se
explica por compromiso institucional precario, entre otros asuntos.”

Por lo anterior, al interior de la Facultad de Derecho, ciencias políticas y


sociales se han implementado estrategias que enfrentan los vacíos de las
normas de la sede Bogotá y del nivel nacional de la Universidad. Se creo el
área de género y diversidades sexuales, la cual ha permitido la oferta de
asignaturas específicas sobre temas de derechos de las mujeres y géneros. Se
creó la catedra de introducción “nuestra facultad libre de violencias basadas en
género”, la cual se desarrolla durante las semanas de inducción a los y las
estudiantes de primer semestre de las carreras de Derecho y Ciencias Políticas.
Se ha entregado información a docentes, estudiantes y personal administrativo
sobre formas de sexismo y discriminaciones por razones de género. El
Consejo de Facultad aprobó la Circular 001 de 2020 “Por la cual se dictan
medidas académicas para la protección de los derechos de las víctimas de
violencias basadas en género dentro de los escenarios académicos” con el
objetivo de garantizar la protección de las víctimas en los escenarios
académicos.

La Facultad considera que la universidad nacional debe avanzar en fortalecer


las medidas de prevención para erradicar estas prácticas de violencias basadas
en género y violencias sexuales de los ambientes universitarios, una opción es
dirigir acciones comunicativas que identifiquen las diferentes situaciones de
acoso y promuevan el “No acosar”, pero así mismo, realizar un mapeo de las
situaciones de riesgo con el objetivo de disminuir estas situaciones. En el
mismo sentido, es necesario poder desarrollar una acción de reparación
colectiva que pueda permitir el reconocimiento de estructural del problema y
avanzar en escenarios de reparación simbólica, e incluir la perspectiva de
género tanto en los espacios de formación e investigación de los y las
estudiantes, así como, en los escenarios en los cuales se desarrollan los
procesos disciplinarios.

Escuela de Estudios de Género

La directora de la Escuela de Estudios de Género indicó que, si bien la


Universidad Nacional de Colombia ha realizado esfuerzos importantes para
atender la problemática de las violencias basadas en género al interior de la
comunidad académica, también se indicó que, es necesario llamar la atención
a las instancias disciplinarias de la universidad “a cualificar su respuesta frente
a las violencias basadas en género al interior de nuestra institución, conforme
con el principio de debida diligencia y centralidad de las víctimas”15.

Añadió que las personas, mayoritariamente mujeres, que hacen estas


denuncias, se enfrentan a situaciones emocionales y materiales particulares
que ya en sí mismas tienen consecuencias concretas y perjudiciales para sus
vidas, es así que la forma en que ellas son tratadas en el marco de estos
procesos y en sus distintas instancias, puede generar daños y revictimización
adicional, algo que a toda costa debemos prevenir.

15
Folio 2 de la Intervención de la Escuela de Estudios de Género.
Al respecto, se indicó que es necesario hacer una armonización entre el
Protocolo para la Prevención y Atención de Casos de Violencias Basadas en
Género y Violencias Sexuales (Resolución 1215 de 2017), los procedimientos
disciplinarios que se realizan en la Universidad y las normas vigentes para
nuestro país sobre las violencias basadas en género (Ley 1257 de 2018). Así
mismo y conforme a lo avanzado dentro del proceso de Evaluación del
mencionado Protocolo, se recomienda actualizar de manera urgente los
siguientes instrumentos de la legislación universitaria: (i) Acuerdo 011 de
2005 del Consejo Superior Universitario "Por el cual se adopta el Estatuto
General de la Universidad Nacional de Colombia"; (ii) Acuerdo 033 de 2007
del Consejo Superior Universitario “Por el cual se establecen los lineamientos
básicos para el proceso de formación de los estudiantes de la Universidad
Nacional de Colombia a través de sus programas curriculares"; (iii) Acuerdo
008 de 2008 del Consejo Superior Universitario "Por el cual se adopta el
Estatuto Estudiantil de la Universidad Nacional de Colombia en sus
disposiciones Académicas"; (iv) Acuerdo 044 de 2009 del Consejo Superior
Universitario “Por el cual se adopta el Estatuto Estudiantil de la Universidad
Nacional de Colombia en sus disposiciones de Bienestar y Convivencia”; (v)
Acuerdo 07 de 2010 del Consejo Superior Universitario “Por el cual se
determina y se organiza el sistema de Bienestar Universitario”; (vi) Acuerdo
019 de 2010 del Consejo Superior Universitario “Por el cual se reglamenta el
funcionamiento de los Comités de Facultades para la Resolución de Conflictos
y Aspectos Disciplinarios en la Universidad Nacional de Colombia”; (vii)
Acuerdo 035 de 2012 del Consejo Superior Universitario “Por el cual se
determina la política institucional de equidad de género y de igualdad de
oportunidades para mujeres y hombres en la Universidad Nacional de
Colombia”. Entre otros.

La escuela de estudios de género reprocha que las instancias disciplinarias de


la universidad que en cada una de las etapas contempladas del mencionado
protocolo y en cada una de las instancias legales a las que se decida acudir
para denunciar un caso de violencia basada en género, se tenga como principal
preocupación garantizar la centralidad de las víctimas, de modo que sus
derechos, necesidades y dignidad sean tenidos en cuenta de manera prioritaria
durante todo el proceso de investigación. Es fundamental que se atiendan las
denuncias de manera urgente para evitar la profundización de los daños
causados o la revictimización. Concluyó:
“Instamos al Estado Colombiano a garantizar los recursos suficientes
para lograr implementar de manera adecuada el Protocolo para la
Prevención y Atención de Casos de Violencias Basadas en Género y
Violencias Sexuales (Resolución 1215 de 2017) en cada una de las
nueve sedes de la Universidad Nacional de Colombia. De esto
dependerá que puedan garantizarse condiciones dignas para la atención,
investigación, acompañamiento y prevención de las violencias basadas
en género que ocurren al interior de la universidad.”

Intervención de la defensoría del pueblo

Fruto del primer auto de pruebas del 3 de agosto de 2021, la Defensoría del
Pueblo presentó intervención dentro del trámite de la acción de tutela. Con
base en el precedente fijado en las sentencias T-239 de 2018, T-361 de 2019,
SU-420 de 2019, T-370 de 2020, C-135 de 2021, solicitó a la Corte
Constitucional revoque la decisión proferida el pasado octubre del año 2020
por el juzgado noveno penal del circuito de conocimiento, y en su lugar
proteja el derecho fundamental a la libertad de expresión de Mónica Godoy
Ferro, una de las autoras del informe sobre violencia sexista al interior del
departamento de antropología de la universidad nacional de Colombia, en el
que las victimas realizaron las denuncias. Precisó: “igualmente se solicita a la
Corte Constitucional que exhorte a la Universidad Nacional a que adelante
todas las gestiones pertinentes de investigación respecto de los casos puestos
en conocimiento mediante los informes de violencia sexual y a que cree
estrategias y metodologías para que dichos casos no se sigan presentando al
interior de la misma”16

Sostiene su petición en que, conforme la jurisprudencia constitucional “uno de


los discursos que se encuentra protegido por los instrumentos internacionales
de Derechos Humanos, es el que expresa elementos esenciales de la identidad
o dignidad personales, es decir que cuando se denuncia una conducta delictiva
a través de las redes sociales, se trata de un elemento protegido por el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, porque es una expresión personal de
alguien que ha sufrido un daño.” Y agregó:

“Son precisamente las denuncias públicas que circulan por redes las que
han visibilizado problemáticas que estaban escondidas para la sociedad,

16
Intervención de la defensoría del pueblo.
entre ellas, el alto índice de acoso sexual, el abuso de situaciones de
poder, los delitos contra el medio ambiente y los homicidios selectivos.”

Posteriormente reitera el precedente interamericano sobre libertad de


expresión y discursos especialmente protegidos e indica que “para la
Defensoría del Pueblo, al aplicar lo dispuesto en el ámbito interamericano en
los hechos de la presente acción de tutela, resulta claro que no es posible
restringir el derecho a la libertad de expresión de la accionada en tanto no está
comprobado que los hechos divulgados sean falsos, pues los mismos
encuentran sustento en 3 informes antropológicos desarrollados, en los cuales
se recopilaron denuncias de estudiantes de la Universidad Nacional.”

Concluye advirtiendo que, en virtud de la manera en la que se han


desarrollados los hechos paralelos a la acción de tutela, es posible que se
configure un escenario de re-victimización como consecuencia de los fallos de
instancia. Ello se produce cuando la victimas narran o exponen el abuso por el
cual han pasado y personas o entidades externas, los medios de comunicación
o el propio Estado, la responsabilizan, la culpan, la insultan, se burlan por lo
sucedido o las critican por contar sus experiencias. Añaden que, una de las
consecuencias más preocupantes que se observa de los fallos de instancia es
que se está generando una censura a la libertad de expresión de la accionada y
como consecuencia una censura a la libertad de expresión de todas las
victimas que contaron sus experiencias en los tres informes de violencia
sexual en la Universidad Nacional. En el caso en concreto, se está generando
un efecto discriminatorio con los hombres que utilizaron este espacio para
denunciar los hechos de los que fueron víctimas por parte del accionante,
enviándose un mensaje de que los hombres no pueden sufrir delitos de género,
lo cual está muy alejado de la realidad.

Por lo anterior, la Defensoría del Pueblo solicita a la Honorable Corte


Constitucional que se REVOQUE la decisión proferida el 16 de octubre de
2020 por el Juzgado Noveno Penal del Circuito de Conocimiento, y en su
lugar se proteja el Derecho fundamental a la libertad de expresión de la señora
Mónica Godoy, de las autoras de los informes, de las víctimas que
denunciaron sus casos de abuso sexual y de todos los integrantes de la
Universidad Nacional. Igualmente, se solicita a la Corte Constitucional que
exhorte a la Universidad Nacional a que adelante todas las gestiones
pertinentes de investigación respecto de los casos puestos en conocimiento
mediante los informes de violencia sexual, y a que cree estrategias y
metodologías para que dichos casos no se sigan presentando al interior de la
misma.

Escritos de “Amicus Curiae”

Sin haber sido solicitados por el despacho sustanciador, durante el desarrollo


del proceso de tutela se recibieron escritos de diversas instituciones nacionales
e internacionales con el fin de ofrecer criterios jurídicos relevantes sobre el
problema jurídico que resuelve la corte constitucional.

En efecto, en memorial fechado el 11 de agosto de 2021, David Gómez


Gamboa, y Ricardo Villalobos Fontalvo de la ONG Aula Abierta allegaron a
la Corte Constitucional memorial en el que solicitaron “marque un precedente
jurisprudencial respecto del tratamiento de la libertad académica en el derecho
colombiano, a la luz de los estándares internacionales en la materia, así como
del establecimiento de una presunción iuris tantum de buena fe respecto del
tratamiento de las opiniones que provengan de investigaciones científicas y
académicas” y que, “se pronuncie sobre la condición de personas de interés
público de los profesores universitarios; así como el carácter de asunto de
interés público de la violencia sexual, reconociendo que, para la consecución
de los fines del Estado en materia educativa, es necesario un sistema de
educación superior inclusivo, libre de violencia basada en género o cualquier
práctica de discriminación prohibida por el derecho internacional de los
derechos humanos”.

Sostuvieron que, 1) la expresión de opiniones que dan lugar a la presente


controversia están relacionadas con la libertad académica, en el entendido de
que emanan de una investigadora que formó sus opiniones debido a su
participación en calidad de asesora de un trabajo de investigación científica
sobre posibles actos de violencia sexual ocurridos en recintos universitarios;
2) la expresión de opiniones son de inminente interés público, toda vez que
versan sobre actos de violencia sexual, la cual ha sido calificada por órganos
internacionales de derechos humanos como un asunto de relevancia colectiva,
por lo que su discusión por parte de la sociedad es primordial; 3) los
profesores universitarios están expuestos a un mayor umbral de crítica por
parte de la sociedad, por ser personas de interés público, al ser un eslabón
clave de la educación superior, asunto clave para la consecución de los fines
del Estado y el desarrollo pleno de la persona.
Sostuvieron que, las denuncias por actos de violencia sexual son un asunto de
interés público, debido a la múltiple interpretación que se ha realizado al
respecto, por parte de diversos organismos y tribunales internacionales de los
sistemas de protección de derechos humanos. En efecto, la CIDH ha
establecido que: (…) el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y
discriminación, ha sido consagrado y establecido como un desafío prioritario
en los sistemas de protección de los derechos humanos a nivel regional e
internacional. (...) la violencia contra las mujeres es un problema público y
prevalente, meritorio de acciones estatales para lograr su prevención,
investigación, sanción y reparación (CIDH Acceso a la justicia para mujeres
víctimas de violencia en las américas).

Otro elemento relevante que destacaron tiene que ver con la condición de las
partes involucradas, lo cual permitirá realizar una mejor evaluación acerca del
conflicto de derechos presentados en el caso en concreto. En este sentido, se
considera que la Corte se encuentra ante la oportunidad de determinar la
condición de los profesores universitarios, como personas de interés público,
tal y como se desprende de distintos instrumentos y la jurisprudencia de
órganos internacionales de derechos humanos.

El 11 de octubre de 2021, Emilia Márquez Pizano, Sebastián Lanz Sánchez,


Cam López Duarte, Carolina González García, Alicia Suaza Parada y María
Elvira Cabrera de la organización “Temblores ONG”. En su escrito hacen un
recuento sobre los hechos que motivan la acción de tutela y presentan el papel
de la accionada como defensora de los derechos humanos. En segundo lugar,
señalan que el sistema judicial colombiano presenta obstáculos formales e
informales para el avance de los procesos por actos de violencia basado en el
género. Precisaron:

“En primer lugar, es importante reconocer las limitaciones que tiene el


sistema punitivo en Colombia y su ineficacia a la hora de investigar,
sancionar y reparar a las víctimas de violencia sexual. Esto se evidencia en
el Boletín N° 25 sobre el Día Nacional por la Dignidad de las Víctimas de
Violencia Sexual de SISMA Mujer, donde se exponen algunas cifras de
los delitos de violencia sexual ocurridos durante el 2020: el 90,02% de los
casos de este tipo de violencia contra mujeres se encuentra en indagación;
el 0,44% se encuentra en etapa de ejecución de penas y el 7,52% en juicio.
Frente a los casos de víctimas hombres, el 1,19% se encuentra en etapa de
ejecución de penas y 8,16% en juicio.”
Señalaron que las barreras en el acceso a la justicia para las víctimas de
violencia sexual se materializan en el alto grado de impunidad que existe en
estos casos, de los cuales solo el 5% pasa a la etapa de denuncia y menos del
1% termina en condenas. Esto, aunado a la desconfianza de las víctimas frente
al Sistema Administrativo de Justicia, lleva a concluir que una víctima de este
tipo de violencia no está en igualdad de condiciones con respecto a su agresor
en los procesos de acceso a la justicia. En este sentido, parece que el sistema
no ofrece garantías para las personas víctimas de violencia sexual. Esto
representa un grave problema para el SAJ y para la sociedad en su conjunto,
pues al no denunciarse y, a su vez, al mantenerse en la impunidad, es como si
la violencia sexual estuviera implícitamente permitida: los agresores continúan
ejerciendo violencias, las víctimas no denuncian, el problema no se aborda y
la bola de nieve sigue creciendo.

Reiteró que, en atención a la inacción de la administración de justicia, cobran


sentido las formas de denuncia y de control social informal, las cuales gozan
de respaldo constitucional tal como se ha indicado en la sentencia T-718 de
2017. Señaló: “En suma, la falta de garantías para las personas víctimas de
violencia sexual funciona en detrimento de su confianza en el sistema judicial
y lleva a un silencio que permite que las agresiones sexuales sigan sucediendo.
Necesitamos con urgencia repensar la aplicación de los enfoques diferenciales
para superar este problema, arraigado en la estructura misma de nuestras
formas de relacionamiento y en problemas estructurales que afectan de manera
diferenciada a las mujeres. La violencia sexual requiere una gestión
diferencial por parte del SAJ y mientras no se ejecute, resulta lesivo castigar
los mecanismos de control social informal que buscan desatascar la fuerte
sensación de injusticia y frustración para las personas que han sido víctimas de
violencia sexual y que ven negado su acceso al derecho a la justicia desde
varios flancos.” Precisaron:

“(…) la sanción social es una denuncia pública que tiene el objetivo de


visibilizar los daños causados a las personas que han sufrido violencia
sexual. Este tipo de sanción es contemplada por la Ley 1257 de 2008 (en
el numeral 8 de su artículo 9), donde se señala que el gobierno nacional
deberá implementar medidas de sensibilización y prevención contra las
formas de violencia basada en género, tales como medidas para fomentar
la sanción social y la denuncia de las prácticas discriminatorias y de
violencia sexual.”
Concluyen indicando que “el control social informal es completamente
legítimo en el país, y por ende, la labor realizada por personas como Mónica
Godoy permiten recobrar el sentido de justicia ante casos complejos
inmiscuidos en contextos patriarcales”.

7. Pruebas que reposan en el expediente

1. Copia simple del Primer Informe sobre violencia sexual en el Programa de


Antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá.
2. Copia simple del Segundo informe sobre violencia sexual en el
departamento antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Sede
Bogotá.
3. Copia de los vínculos de las diferentes entrevistas y publicaciones en
medios masivos de información.
4. Trinos y copias de pantalla del muro Facebook de la accionada.
5. Solicitud de investigación al Comité de Ética del movimiento Político
Colombia Humana.
6. Pronunciamientos de la Veeduría de la Universidad Nacional por los hechos
referidos.
7. Derecho de petición con su respectivo radicado, presentado ante la Fiscalía
General de la Nación.
8. Solicitud de Rectificación hecha a Mónica Godoy Ferro.
9. Respuesta a la solicitud de ratificación suscrita por Mónica Godoy Ferro.
10. Correos electrónicos en donde consta el envío de la información sobre los
testimonios de las posibles víctimas a la Fiscalía General de la Nación. Allí se
indica que el proceso se encuentra asignado a la Fiscalía 411 delegada ante los
jueces penales del circuito de Bogotá.
11. Copias de las supuestas agresiones de las que ha sido víctima Mónica
Godoy Ferro por cuenta del hostigamiento incitado por el señor Fabián
Sanabria Sánchez.
12. Acuerdo 171 de 2014 “por el cual se adopta el Estatuto Disciplinario del
personal académico y administrativo de la Universidad Nacional de
Colombia”
13. Resolución 1215 de 2017 “por la cual se establece el protocolo para la
prevención y atención de casos de violencias basadas en género y violencias
sexuales”.
14. Documento titulado “Fisurando silencios sobre el acoso sexual a
estudiantes en la Universidad Nacional de Colombia” de autoría de Dora
Isabel Díaz Susa.
15. Artículo académico titulado: “Acoso sexual en las instituciones de
educación superior: desafíos en la implementación del protocolo para la
prevención y atención de violencias basadas en género y violencias sexuales
en la Universidad Nacional de Colombia.”
16. Articulo académico titulado: “Cifras que hablan sobre el acoso sexual a
estudiantes en la Universidad Nacional de Colombia”.
17. Acuerdo 035 de 2012 “por medio del cual se determina la política
institucional de equidad de género e igualdad de oportunidades para mujeres y
hombres en la Universidad Nacional de Colombia”.
18. Documento titulado “[Borrador] Recomendaciones para la
implementación del protocolo. Instrumentos de la legislación universitaria que
deben actualizarse”, suscrito por el observatorio de asuntos de género.
19. Comunicación de 11 de noviembre de 2020, en el que la Secretaria
Académica de la Facultad de Ciencias Humanas informa sobre la situación
administrativa de los docentes Gerardo Ardilla, Virgilio Becerra y Augusto
Gómez para el semestre 2020.2.
20. Comunicado de 9 de noviembre de 2021, en el que Mónica Godoy Ferro
informa sobre las actuaciones disciplinarias en el caso del profesor Fabian
Sanabria.
21. Documento de 16 de noviembre de 2021 titulado: “oficio del Dr. Fabian
Sanabria Sánchez ante distintas comunicaciones de opiniones registradas por
colectivos y asociaciones diversas en el expediente T.8157002 de revisión de
la acción interpuesta contra la señora Mónica Godoy Ferro.
22. Escrito Amicus Curiae de 19 de noviembre de 2021 suscrito por Julio
Cesar Ortiz Gutiérrez.
23. Comunicado de 6 de octubre de 2021, en la que Fernando Agustín
Villareal González, funcionario instructor – oficina veeduría disciplinaria de la
Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia.
24. Correo electrónico de 25 de noviembre de 2021, suscrito por Mónica
Godoy en el que afirma: “el pasado 19 de noviembre la Veeduría Disciplinar
de sede Bogotá de la Universidad Nacional reconoció como víctimas a tres de
los denunciantes del profesor Fabián Sanabria Sánchez”.
25. informe de 22 de noviembre de 2021, en la que el Grupo de Teoría Política
Contemporánea de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la
Universidad Nacional de Colombia se pronuncia sobre los hechos y problemas
jurídicos de la acción de tutela.
26. Informe de 22 de noviembre de 2021, suscrito por la directora de la
Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia.
27. Auto 01 de 2022 de la veeduría disciplinaria de la Universidad Nacional
de Colombia.
II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS

1. Competencia

La Sala Novena de Revisión de la Corte Constitucional es competente para


revisar los fallos de tutela proferidos dentro del trámite de referencia, con
fundamento en lo dispuesto por los artículos 86, inciso 3°, y 241, numeral 9°,
de la Constitución Política, en concordancia con los artículos 33, 34, 35 y 36
del Decreto 2591 de 1991.

2. Presentación del caso y planteamiento del problema jurídico.

El actor es profesor de Planta del Departamento de Sociología de la Facultad


de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Bogotá, de la cual se ha
desempeñado como decano y candidato a Rector. Cuenta con estudios de
posgrado en universidades extranjeras, puntualmente la Escuela de Altos
Estudios en Ciencias Sociales de París, de la cual es egresado con el título de
Ph.d en sociología. En su ejercicio académico se ha reconocido como un
hombre gay miembro de la comunidad LGBTI, motivo por el cual, según sus
manifestaciones ha sido víctima de ataques y discriminaciones en razón a sus
preferencias sexuales. Por su parte, la accionada es, igualmente académica y
egresada del departamento de Antropología de la misma Alma Mater. Se
reconoce como mujer feminista, y defensora de los derechos humanos de las
mujeres, motivo por el cual, según su indicación, ha liderado investigaciones
sociales dirigidas a documentar casos de agresiones de profesores contra
estudiante en contextos académicos.

En el mes de julio del año 2020, se difundió el documento titulado “Primer


Informe sobre violencia sexual en el Programa de Antropología de la
Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá” en el cual, se denunciaban
a varios profesores hombres del departamento de antropología de la
Universidad Nacional de Colombia, y eran señalados de incurrir en casos de
acoso sexual contra estudiantes mujeres y un hombre. En el pie de página No.
1 del informe, en su primera página, se indica que el documento fue preparado
por la comisión Feminista y de asuntos de género de antropología, con la
asesoría de Mónica Godoy Ferro. El profesor Fabian Sanabria es señalado de
incurrir en un caso de acoso sexual contra un estudiante hombre. Ante la
difusión del informe, a través de sus redes sociales, el profesor Sanabria
Sánchez cuestiona las acusaciones y asevera que las mismas son infundadas,
pues lo dicho no es verdad, no existen sanciones ni investigaciones en su
contra, y el informe se funda en declaraciones anónimas que no ofrecen
credibilidad.

Pasadas dos semanas, en el mismo mes de julio se difundió un segundo


documento titulado “Segundo informe sobre violencia sexual en el
departamento antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Sede
Bogotá” en el mismo, nuevamente, se hacen señalamientos a varios profesores
hombres del departamento de antropología de la universidad nacional de
Colombia, por incurrir, en diversos momentos, en hechos de acoso sexual
contra estudiantes mujeres. De igual forma, en el “segundo informe” se acusa
al actor, profesor Fabian Sanabria de haber incurrido en un hecho de acoso
sexual contra un estudiante, cuando era director del Instituto Colombiano de
Historia y Antropología. Nuevamente, la difusión del documento causó un
cruce de señalamientos en redes sociales como Twitter, Facebook y Youtube,
entre Fabian Sanabria y Mónica Godoy. El primero señalando que se trata de,
en su caso, afirmaciones calumniosas e infundadas, y la segunda, precisando
que se trata de un ejercicio legítimo de la libertad de expresión, en atención a
que es un discurso especialmente protegido.

En ese contexto, el profesor Fabian Sanabria inició acción de tutela contra la


profesora Mónica Godoy Ferro, en defensa de sus derechos a la intimidad,
buen nombre y honra, toda vez que, en su criterio, las afirmaciones que se
hacen en los informes son infundadas, calumniosas y difunden información
que afectan su seguridad e integridad personal, y afectan su derecho a la
presunción de inocencia.

Los jueces de instancia consideraron que las afirmaciones de la profesora


Mónica Godoy Ferro son infundadas, motivo por el cual, protegieron el
derecho al buen nombre, intimidad y honra del actor, y ordenaron que, la
actora se abstuviera de volverse a pronunciar sobre Fabian Sanabria. Lo
anterior, implicó, a juicio de la accionada, una situación de censura previa,
hipótesis prohibida constitucionalmente.

Así, a esta altura, la Sala Novena de Revisión de la Corte Constitucional


deberá resolver tres problemas jurídicos: (i) primero deberá establecerse si la
acción de tutela formulada por Fabian Sanabria Sánchez es procedente para
solicitar la protección de sus derechos fundamentales al buen nombre, honra e
intimidad, y en esa medida busque ordenar la supresión de información que lo
señala públicamente, de haber incurrido en actos de acoso contra estudiantes;
(ii) en segundo lugar, se deberá resolver si, Mónica Godoy Ferro incurrió en
un ejercicio no protegido de la libertad de expresión, y en esa medida vulneró
los derechos a la honra, buen nombre e intimidad del profesor Fabian
Sanabria, al asesorar dos informes en los que se señala, entre otras cosas, al
actor de incurrir en actos de acoso sexual contra estudiantes, sin el suficiente
respaldo documental, o sí por el contrario, por la temática que abordan los
informes (violencia basada en el género en un contexto universitario) se trata
de un ejercicio que goza de protección reforzada. (iii) Finalmente, deberá
establecerse si la orden proferida por los jueces de instancia, conforme a la
cual, en adelante, la accionada no deberá referirse al profesor Fabian Sanabria
Sánchez constituye un caso de censura previa contrario al artículo 20
constitucional.

En la solución de estos tres problemas jurídico, la Sala examinará la respuesta


de la Universidad Nacional de Colombia a las denuncias realizadas por la
accionada, siempre, teniendo en cuenta los estándares sobre debida diligencia
en relación con casos de violencias basadas en el género. Ese aspecto es de
forzoso análisis, porque se relaciona con el contenido de las afirmaciones que
el actor acusa de perturbar su buen nombre y honra en el marco de un informe
de investigación de un colectivo feminista al interior de ese establecimiento de
educación superior.

Para resolver lo anterior, la Corte Constitucional reiterará su precedente


constitucional sobre (i) el derecho a la libertad de expresión y los discursos
especialmente protegidos; posteriormente se profundizará sobre (ii) el
concepto de censura previa y responsabilidades ulteriores en casos de
ejercicios de la libertad de expresión; (iii) la obligación de debida diligencia
en casos de violencia basada en el género; y (iv) la protección constitucional
al derecho a la intimidad y buen nombre y honra. Posteriormente, resolverá el
caso concreto.

1. Precedente constitucional sobre el derecho a la libertad de


expresión

En reiterado precedente de esta Corporación17 se ha indicado que el artículo


20 de la Constitución prevé un abanico amplio de derechos que deben ser

17
Corte Constitucional, Sentencias C-010 de 2000 (M.P. Alejandro Martinez Caballero), T-1319 de 2001
(M.P. Rodrigo Uprimny), T-391 de 2007 (M.P. Manuel José Cepeda), C-442 de 2011 (M.P. Humberto Sierra
Porto).
distinguidos y desagregados. En efecto, los dos renglones de la norma
constitucional contienen ocho garantías fundamentales: (i) la libertad de
expresión en genérico; (ii) la libertad de pensamiento; (iii) la libertad de
opinión; (iv) el derecho a fundar medios de comunicación; (v) el derecho a la
rectificación, (vi) el derecho a la réplica y (vii) la prohibición de censura
previa.

Respecto al primer derecho, es decir, la libertad de expresión en genérico, de


igual forma, la Corte Constitucional18 ha indicado que, debido al carácter
amplio y abarcador de las normas de derechos fundamentales, y en virtud de la
norma de reenvío contenida en el artículo 93 superior, el artículo 20 debe
leerse bajo el tamiz del artículo 13 de la Convención Americana sobre
Derechos humanos y la jurisprudencia de la Corte Interamericana. En esa
medida, se ha explicado que el derecho a la libertad de expresión, en genérico,
tiene varias connotaciones; por un lado; (i) es un derecho de doble vía, en
tanto es un derecho de quien emite la información y (ii) de quien la recibe; por
otro lado, (iii) es una condición para la formación de un régimen democrático,
en tanto permite la crítica libre de las autoridades públicas y las instancias que
ejercen poder (no solo político) en las sociedades contemporáneas.

La libertad de expresión es un derecho fundamental de un individuo que emite


su pensamiento, opinión, juicio personal, o información, pero también es un
derecho fundamental de las personas que acuden al mercado libre de ideas con
el fin de buscar información de su interés, y además, es una condición de
posibilidad para la existencia de un régimen democrático, en tanto es una
característica de las sociedades avanzadas y con democracias profundas que,
todos los actores sociales sean objeto de escrutinio y control por parte de la
ciudadanía.

La libertad de expresión contiene el derecho a difundir la información por los


medios, en el idioma y en el tono que elija el emisor. Así, está protegido
constitucionalmente el derecho a difundir la información por el medio escrito,
oral, audiovisual, a través de redes sociales, etc., y con el tono que se
seleccione. Están protegidos desde los ejercicios elegantes, elevados y
cercanos a la alta cultura, hasta los ejercicios chocantes, minoritarios,
interpeladores, y provocadores. La Comisión Interamericana ha explicado:

18
Corte Constitucional, Sentencia T-1319 de 2001.
“En principio, todas las formas de discurso están protegidas por el
derecho a la libertad de expresión, independientemente de su contenido
y de la mayor o menor aceptación social y estatal con la que cuenten.
Esta presunción general de cobertura de todo discurso expresivo se
explica por la obligación primaria de neutralidad del Estado ante los
contenidos y, como consecuencia, por la necesidad de garantizar que, en
principio, no existan personas, grupos, ideas o medios de expresión
excluidos a priori del debate público.”19

En el mismo sentido, la Corte Constitucional ha indicado que la libertad


constitucional protege tanto las expresiones socialmente aceptadas como
aquellas consideradas inusuales, alternativas o diversas, lo cual incluye las
expresiones ofensivas, chocantes, impactantes, indecentes, escandalosas,
excéntricas o simplemente contrarias a las creencias y posturas mayoritarias,
ya que la libertad constitucional protege tanto el contenido de la expresión
como su tono20.

En el caso de quien ejerce el periodismo, el artículo 20 exige la libertad de


información sea ejercida a la luz de los parámetros de veracidad e
imparcialidad. El primero exige que aquellas personas que se dedican de
manera profesional y permanente a recaudar y difundir información deben
hacerlo después de agotar una labor de investigación, confrontación de
fuentes, y rastreo de todas las posibles versiones sobre un aspecto. El estándar
de veracidad exige que el periodista o medio que difunde información, lo haga
con la conciencia que lo que dice o difunde es, a su juicio, veraz, y no, por el
contrario, un ejercicio deliberado y de mala fe dirigido a difundir información
mentirosa. La “veracidad” no implica que el periodista deba difundir
información que haya sido corroborada como certeza por autoridades
judiciales, sino que, se trata de información resultado de un proceso de
investigación serio y riguroso, y no datos abiertamente inventados o productos
de la ficción, fruto de la imaginación.

En el caso del criterio de imparcialidad, la jurisprudencia constitucional21 ha


indicado que se trata de una obligación dirigida a que la información sea
objeto de confrontación por varias fuentes, cuando ello sea posible, y que se
19
Informe de la relatoria para libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
2009.
http://www.oas.org/es/cidh/expresion/docs/informes/anuales/Informe%20Anual%202009%201%20ESP.pdf
20
Corte Constitucional, T-391 de 2007, C-442 de 2011.
21
Corte Constitucional, T-546 de 2016 (M.P. Jorge Iván Palacios), T-155 de 2019 (M.P. Diana Fajardo
Rivera), T-361 de 2019 (M.P. Alberto Rojas Ríos)
busque examinar todas las fuentes de información disponibles. En todo caso,
la constitución en su artículo 74 prescribe que “el secreto profesional es
inviolable”.

En el mismo sentido, la jurisprudencia constitucional e interamericana han


precisado los eventos en los que, el ejercicio de la libertad de expresión no
resulta protegido por las normas constitucionales e interamericanas, y en esa
medida es procedente posible su restricción, siempre que no se incurra en la
censura previa.

A esta altura conviene distinguir entre tres hipótesis diferentes: (i) los eventos
y condiciones de las restricciones legitimas a la libertad de expresión; (ii) en
casos de ejercicio no protegidos por la libertad de expresión, la consecuencia
prevista en la Convención americana sobre derechos humanos relacionada con
la imposición de “responsabilidades ulteriores” y (iii) en todo caso, en ningún
caso, las autoridades públicas podrán incurrir en actos de censura previa.

1.2. Restricciones a la libertad de expresión.

Como se mencionó, la jurisprudencia constitucional22 ha indicado que, la


libertad de expresión es una condición para la existencia de regímenes y
sociedades democráticas, toda vez que, resulta un indicador de la madurez de
una nación que, esté en condiciones de, públicamente, dar debates y
discusiones. Ello, incluso sin importar lo delicado y agudo de los temas. Una
sociedad plural y amplia siempre discutirá en las esferas sociales y políticas
todos los temas que afecten a toda la comunidad. Especialmente aquellas
discusiones que implican cuestionar la existencia de prejuicios sociales
fuertemente arraigados en las personas. Por ello se afirma que,
constitucionalmente se parte de la premisa de que toda expresión humana está
cubierta por la libertad de expresión, y en esa medida, quién proponga la
restricción a una manifestación deberá argumentar los motivos poderosos por
los cuales, no resulta admisible el ejercicio. Incluso se ha indicado:

“Cualquier limitación estatal sobre la libertad de expresión, a través de


los actos de cualquier autoridad pública –en ejercicio de funciones
legislativas, administrativas, judiciales, policivas, militares o de otra
índole-, se ha de entender como una intervención constitucionalmente
sospechosa. En la misma medida en que existe una presunción de
22
Corte Constitucional, T-391 de 2007 (M.P. Manuel José Cepeda), C-442 de 2011 (M.P. Humberto Sierra
Porto)
protección constitucional de toda expresión, existe una sospecha de
inconstitucionalidad de las regulaciones estatales del ejercicio de esta
libertad. En consecuencia, toda limitación de la libertad de expresión
está sujeta a un control constitucional estricto, en el curso del cual se ha
de determinar si están dadas las exigentes condiciones jurídicas que
permiten dicha limitación en casos concretos, las cuales imponen a la
autoridad que pretende establecer tal limitación una carga de
justificación especialmente elevada”23.

Además, existe una presunción de primacía de la libertad de expresión frente


a otros principios constitucionales, motivo por el cual, la libertad de
expresión tiene una prevalencia prima facie en caso de colisión con otros
principios; esto significa que el derecho inicia con una ventaja relativa a su
peso, frente a otros principios en los ejercicios de ponderación que realizan
los jueces y el Legislador al adoptar sus decisiones. Esta presunción puede
llegar a desvirtuarse si, a pesar de esa ventaja inicial se demuestra que,
consideradas todas las circunstancias relevantes de la tensión, los principios
que se oponen se verían afectados en forma particularmente intensa.

Por ello, la restricción a la libertad de expresión, con el fin de ajustarse a la


constitución y a la convención americana sobre derechos humanos, debe
superar un estricto test de ponderación denominado juicio tripartito. En este
instrumento de balance y aplicación del derecho a la libertad de expresión se
examina si la restricción que se propone al ejercicio del derecho se
fundamenta en: (i) una ley en sentido formal y material, taxativamente
redactada; (ii) la restricción persigue una finalidad imperiosamente protegida
por la Convención Americana y la Constitución, tales, como la protección de
los derechos constitucionales al buen nombre, honra, crédito público o
intimidad, por ejemplo. Y (iii) las restricciones deben ser necesarias y
estrictamente proporcionadas e idóneas para lograr el objetivo que persiguen.

Frente al primer requisito, se ha indicado que debe ser la ley emanada del
congreso de la república, el documento que fije de manera detallada y precisa
los eventos que no se encuentran protegidos por la libertad de expresión o
aquellos en los que es posible establecer restricciones. La ley debe ser precisa
e su redacción con el fin de ofrecer certeza jurídica en relación con las
hipótesis que están excluidas de la cobertura. Ejemplo de lo anterior, son las
normas que versan sobre aspectos relacionados con la seguridad nacional o la

23
Corte Constitucional, T-391 de 2007 (M.P. Manuel José Cepeda)
defensa del Estado, en las cuales, una ley, de manera inequívoca señala la
información de inteligencia que no pude ser difundida.

Respecto al segundo requisito, el marco jurídico sobre el derecho a la libertad


de expresión, tanto constitucional como interamericano ha indicado que, las
restricciones a este derecho, si bien son excepcionales, si son procedentes.
Ello cuando busca la protección de otro derecho o valor constitucional de la
misma jerarquía y resulta imperativo en un caso específico, siempre que sea
compatible con los principios de una sociedad democrática. Se ha indicado:

“Las limitaciones impuestas deben perseguir el logro de alguno de los


objetivos imperiosos establecidos taxativamente en la Convención
Americana, a saber: la protección de los derechos de los demás, la
protección de la seguridad nacional, del orden público o de la salud o
moral públicas. Son únicamente éstos los objetivos autorizados por la
Convención Americana, lo cual se explica por el hecho de que las
limitaciones deben ser necesarias para lograr intereses públicos
imperativos que, por su importancia en casos concretos, preponderen
claramente sobre la necesidad social del pleno goce de la libertad de
expresión protegida por el artículo 13.”

En el mismo sentido la Corte Constitucional ha precisado:

“La segunda condición constitucional que han de satisfacer las


limitaciones de la libertad de expresión, es la de perseguir la
materialización de ciertas finalidades constitucionales imperiosas, que
se han enumerado en términos abstractos en los tratados aplicables -la
protección de los derechos de los demás, la protección de la seguridad y
el orden público, la protección de la salud pública y la protección de la
moral pública- pero que deben ser concretadas y especificadas en una
ley”.

Estas causales para restringir el ejercicio del derecho a la libertad de expresión


deben interpretarse de manera restrictiva y, en todo caso, cuando se impongan
limitaciones a la libertad de expresión para la protección de los derechos
ajenos, es necesario que estos derechos se encuentren claramente lesionados o
amenazados, lo cual compete demostrar a la autoridad que impone la
limitación. Si no hay una lesión clara a un derecho ajeno, las
responsabilidades ulteriores resultan innecesarias.
En todo caso, si se presenta efectivamente un abuso de la libertad de expresión
que cause un perjuicio a los derechos ajenos, se debe acudir a las medidas
menos restrictivas de la libertad de expresión para reparar dicho perjuicio: en
primer lugar, al derecho de rectificación o respuesta consagrado en el artículo
20 superior, y en el artículo 14 de la Convención Americana; si ello no
bastare, y se demuestra la existencia de un daño grave causado con la
intención de dañar o con evidente desprecio por la verdad, podría acudirse a
mecanismos de responsabilidad civil que cumplan con las condiciones
estrictas derivadas del artículo 13.2 de la Convención Americana. Finalmente,
respecto a la utilización de mecanismos penales, resulta relevante mencionar
que tanto la CIDH como la Corte Interamericana han considerado, en todos
los casos concretos que han sido objeto de su estudio y decisión, que la
protección de la honra o reputación de funcionarios públicos, políticos o
personas vinculadas a la formación de las políticas públicas mediante el
mecanismo penal—a través del procesamiento o condena penales de quienes
se expresan bajo los tipos penales de calumnia, injuria, difamación o
desacato—resultaba desproporcionada e innecesaria en una sociedad
democrática.

Respecto al tercer requisito para la libertad de expresión, se indica que las


mismas deben ser necesarias y proporcionadas para el logro de la finalidad
que se persigue. En este sentido, toda limitación de la libertad de expresión en
cualquiera de sus manifestaciones “debe ser sometida por el juez
constitucional a un test estricto, en virtud del cual la autoridad que busca
adoptar la limitación debe demostrar el cumplimiento de todos y cada uno de
los siguientes elementos”24:

(a) la finalidad invocada, (…), debe puntualizarse para el caso particular


de manera tal que se demuestre que, dentro de las circunstancias en las
cuales se está realizando una expresión determinada, existe la necesidad
imperiosa, apremiante, específica y concreta de preservar un derecho
ajeno, un elemento previamente definido -de manera precisa y clara- del
orden público, de la salud pública o de la moralidad pública. (…)
(b) la limitación concreta a adoptar debe estar permitida –en el sentido
de no desconocer la prohibición de la censura (directa, indirecta o por
consecuencia), que forma parte del ámbito de cobertura del artículo 20
Superior (…).

24
Corte Constitucional, T-391 de 2007 (M.P. Manuel José Cepeda).
(c) (…) la limitación que se pretende justificar para desvirtuar las
presunciones (…), debe ser un medio (i) materialmente necesario –en el
sentido de que no hay otro medio disponible para el logro de la finalidad
perseguida en las circunstancias concretas-, y (ii) lo menos restrictivo
posible del ejercicio de la libertad de expresión –por lo tanto, de existir
un medio alternativo menos restrictivo para alcanzar la finalidad
imperiosa, concreta y específica, la limitación de la libertad de
expresión será contraria a este derecho fundamental y tenerse por
violatoria de la libertad de expresión-;
(d) la incidencia de la limitación sobre la libertad de expresión debe ser
proporcionada, de tal forma que son inadmisibles las limitaciones
excesivas. (…) Esta proporcionalidad se determina, no solo evaluando
si no existe una desproporción manifiesta entre la limitación y la
finalidad que se busca, sino estableciendo en forma positiva que la
relación entre ambos extremos –el fin buscado y el alcance de la
limitación- logra un equilibrio adecuado. (….)

En aquellos casos en los que se produjo un ejercicio abusivo de la libertad de


expresión, se ha indicado que corresponde establecer responsabilidades
ulteriores a la manifestación, ya sea a través de medios del derecho
constitucional como la rectificación o la réplica, a través de demandas de
derecho civil en las que se cuantifiquen los daños a los derechos al bueno
nombre y crédito público, y finalmente, en casos excepcionales, el inició de
proceso penales por los delitos de injuria y calumnia, siempre indicando que,
en los casos de funcionarios públicos que ejercen funciones públicas o
definición de recursos económicos del estado, o en casos de corrupción, en
casos concretos, la Corte interamericana ha indicado que, la imposición de
sanciones privativas de la libertad por el ejercicio de la libertad de expresión
pueden ser restricciones desproporcionadas y contrarias a la convención
americana.

A continuación se profundiza sobre los conceptos de las responsabilidades


ulteriores y el concepto de censura previa.

1.3. Responsabilidades ulteriores y prohibición de censura previa.

Frente al concepto de “responsabilidades ulteriores”, la Corte Interamericana


ha señalado que en atención a que no resulta procedente prohibir la emisión de
información, opiniones, expresiones o pensamientos, los emisores que hagan
un uso excesivo de la garantía constitucional deben asumir las
responsabilidades ulteriores, es decir, siempre posteriores a la difusión del
mensaje. Esos mecanismos, pueden ser de carácter civil, constitucional, o
incluso de manera excepcional, y siempre sujeto a tensiones constitucionales,
responsabilidades ulteriores de carácter penal.

Como se indicó, a través de acciones constitucionales se puede solicitar la


protección del derecho a la réplica o rectificación en casos de información
imprecisa o incorrecta. Esto satisface la proscripción de la censura previa, toda
vez que se garantiza la difusión del mensaje, pero garantiza que, en casos de
ejercicios abusivos de la libertad de expresión, existan mecanismos para
corregir la información imprecisa o mentirosa.

En el caso de las acciones civiles se ha indicado que, cuando se afecta el


derecho al buen nombre, honra y crédito público, la persona afectada puede
acudir a los procesos ordinarios con el fin de que se cuantifiquen los daños a
estos derechos, y por esa vía obtener reparación civil. Finalmente, en el caso
del sistema jurídico colombiano existe la penalización por el ejercicio abusivo
de la libertad de expresión se encuadre en los tipos penales de injuria y
calumnia. Así, ellas también son formas de responsabilidades ulteriores. Sin
embargo, sobre lo anterior, se precisa que:

“(…) Finalmente, respecto a la utilización de mecanismos penales,


resulta relevante mencionar que tanto la CIDH como la Corte
Interamericana han considerado, en todos los casos concretos que han
sido objeto de su estudio y decisión, que la protección de la honra o
reputación de funcionarios públicos, políticos o personas vinculadas a la
formación de las políticas públicas mediante el mecanismo penal—a
través del procesamiento o condena penales de quienes se expresan bajo
los tipos penales de calumnia, injuria, difamación o desacato—resultaba
desproporcionada e innecesaria en una sociedad democrática.”

Por otro lado, respecto al concepto de censura previa, la Carta enuncia en


forma contundente una presunción que no admite prueba en contrario: la
censura previa está prohibida de tal forma que cualquier regulación estatal o
decisión de un funcionario del Estado que constituya censura implica, ipso
jure, una violación del derecho a la libertad de expresión.

En efecto, el artículo 20 constitucional prescribe que está proscrita la


censura previa. En el mismo sentido, el artículo 13.2 de la Convención
Americana Sobre Derechos Humanos contiene la misma prohibición de
censura previa, indicando que, en todo caso, siempre se aplicaran
“responsabilidades ulteriores”.

La censura implica el control previo de lo que se va a expresar y el veto de


ciertos contenidos expresivos antes de que la información, opinión, idea,
pensamiento o imagen sea difundida, impidiendo tanto al individuo, cuya
expresión ha sido censurada, como a la totalidad de la sociedad
potencialmente receptora del mensaje censurado ejercer su derecho a la
libertad de expresión. La prohibición constitucional e internacional de la
censura es absoluta.

El sistema interamericano y la Corte Constitucional han indicado que, los


actos de censura violan los derechos de todos los titulares de la libertad de
expresión, tanto del emisor como del receptor, por lo cual constituye, además
de un cercenamiento de la libertad individual de expresarse, un
desconocimiento del derecho del público a recibir informaciones y opiniones.
Sobre este aspecto se ha indicado:

“La proscripción de la censura previa, unida a la admisibilidad de cierto


tipo de responsabilidades posteriores, ha llevado a esta Corporación a
concluir que no puede establecerse ningún tipo de control previo sobre
la actividad expresiva. Así mismo, los actos de censura no pueden ser
efectuados por ninguna autoridad, sin importar su jerarquía o su
posición dentro de la estructura del Estado, ni la función estatal concreta
que ejerce –sea legislativa, administrativa, jurisdiccional, policiva u
otra-, por medio de actos de contenido general o particular. (…)”

La censura puede adquirir diversas modalidades, “desde los tipos más burdos
de frenos estatales sobre lo que se puede publicar”25, hasta métodos más
sutiles e indirectos de control previo que surten, sin embargo, el mismo efecto
que la censura sobre la expresión y quedan, por lo tanto, cobijados por la
prohibición.

La censura prohibida puede tener un contenido negativo –en el sentido de


obstaculizar el flujo comunicativo o prohibir una publicación, bien sea en su
totalidad o exigiendo que ésta se recorte- o un contenido positivo –en el
sentido de exigir la adecuación del contenido de una determinada expresión a

25
Corte Constitucional, Sentencia T-391 de 2007 (M.P. Manuel José Cépeda)
los parámetros del censor, o la introducción de informaciones u opiniones
adicionales impuestos por éste-.

La prohibición de censura cobija actos tales como la censura previa, las


autorizaciones administrativas para divulgar ciertos contenidos informativos,
la interferencia estatal directa o indirecta contra la divulgación de ciertas
expresiones a través de cualquier medio de comunicación, al igual que las
restricciones en la circulación libre de ideas y opiniones, como así también la
imposición arbitraria de información y la exigencia de adecuar contenidos
expresivos a la voluntad estatal.

Sobre este aspecto, el principio 5 de la Declaración de Principios sobre la


Libertad de expresión de la Comisión Interamericana dispone que, “[l]a
censura previa, interferencia o presión directa o indirecta sobre cualquier
expresión, opinión o información difundida a través de cualquier medio de
comunicación oral, escrito, artístico, visual o electrónico, debe estar
prohibida por la ley. Las restricciones en la circulación libre de ideas y
opiniones, como así también la imposición arbitraria de información y la
creación de obstáculos al libre flujo informativo, violan el derecho a la
libertad de expresión”.

En sentido similar, el sistema interamericano de protección de derechos


humanos ha incluido dentro de la categoría de “censura” proscrita los
siguientes actos: “la censura previa, interferencia o presión directa o
indirecta sobre cualquier expresión, opinión o información difundida a través
de cualquier medio de comunicación oral, escrito, artístico, visual o
electrónico”, al igual que “las restricciones en la circulación libre de ideas y
opiniones, como así también la imposición arbitraria de información y la
creación de obstáculos al libre flujo informativo”26.

En aplicación de lo anterior, la Corte ha precisado que se está ante actos de


censura cuando las autoridades estatales, invocando el ejercicio de sus
funciones, supervisan el contenido de lo que los medios de comunicación
quieren informar, publicar, transmitir o expresar, para efectos de condicionar
la divulgación del contenido a su permiso, autorización, examen previo, o al
recorte, adaptación o modificación del contenido27.

26
Declaración de principios sobre libertad de expresión. Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
27
Corte Constitucional, Sentencia, T-145 de 2019 (M.P. Cristina Pardo Schelesinger)
Por lo anterior, se ha resaltado que las autoridades no pueden evaluar, recortar
o modificar los contenidos de los discursos protegidos, tales como, las
publicaciones impresas o cualquier modalidad de comunicación o de
expresión para decidir si se difunden o no, y que se configura censura cuando
se prohíbe, recoge, suspende, interrumpe o suprime la emisión o publicación
de un determinado contenido expresivo, así como cuando se exige una
inspección oficial previa, visto bueno o supervisión por parte de la autoridad
de los contenidos que se emiten, o una modificación, alteración, adaptación o
recorte de los mismos28.

La censura prohibida puede tener un contenido negativo, es decir, cuando se


obstaculiza el flujo comunicativo o prohibir una publicación, bien sea en su
totalidad o exigiendo que ésta se recorte. La censura puede tener una
dimensión positiva en aquellos eventos en los que, una autoridad exige la
adecuación del contenido de una determinada expresión a los parámetros del
censor, o la introducción de informaciones u opiniones adicionales impuestos.

Por lo anterior, la Comisión interamericana ha indicado que la censura previa


es el prototipo de violación extrema y radical de la libertad de expresión, pues
supone su supresión del derecho. Se trata de prohibir hablar sobre un tema o
persona, hipótesis descartada por la convención americana. Por ello, cuando,
por medio del poder público, se establecen medios para impedir en forma
previa la libre circulación de información, ideas, opiniones o noticias, por
cualquier tipo de procedimiento que condicione la expresión o la difusión de
información al control del Estado, por ejemplo, mediante la prohibición de
publicaciones o el secuestro de las mismas, o cualquier otro procedimiento
orientado al mismo fin.

Respecto a los discursos que no gozan de protección constitucional e


interamericana se ha indicado que, no están protegidos por la libertad de
expresión (i) la propaganda a la guerra, (ii) la apología al odio nacional, racial,
o religioso que constituyan incitaciones a la violencia, o (iii) otra acción ilegal,
“contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive
los de raza, color, religión, idioma u origen nacional.”

En el mismo sentido, se ha indicado que el ejercicio a la libertad de expresión


debe realizarse dentro del respeto de (i) los derechos o a la reputación de los

28
Corte Constitucional, Sentencia, T-391 de 2007 (M.P. Manuel José Cepeda Espinosa)
demás, y (ii) a protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud
o la moral públicas.

Además se ha precisado que los estándares de protección del derecho a la


intimidad, el buen nombre y la honra cambian, como límite de la libertad de
expresión, en razón al rol social que desempeña una persona. Así, cuando una
persona ejerce un cargo público, se somete a un cargo de elección popular, o
sus responsabilidades implican la determinación del gasto público, sus
currículos y trayectorias profesionales estarán sometidas a un escrutinio
ciudadano más exigente. Por el contrario, se ha explicado que, cuando una
persona particular mantiene su información personal de manera protegida y no
tiene un papel especialmente llamativo en la sociedad, la protección
constitucional de su derecho a la intimidad se ve reforzada. El conjunto de
principios de libertad de expresión de la comisión interamericana ha indicado:

10. Las leyes de privacidad no deben inhibir ni restringir la


investigación y difusión de información de interés público. La
protección a la reputación debe estar garantizada sólo a través de
sanciones civiles, en los casos en que la persona ofendida sea un
funcionario público o persona pública o particular que se haya
involucrado voluntariamente en asuntos de interés público. Además, en
estos casos, debe probarse que en la difusión de las noticias el
comunicador tuvo intención de infligir daño o pleno conocimiento de
que se estaba difundiendo noticias falsas o se condujo con manifiesta
negligencia en la búsqueda de la verdad o falsedad de las mismas.

11. Los funcionarios públicos están sujetos a un mayor escrutinio por


parte de la sociedad. Las leyes que penalizan la expresión ofensiva
dirigida a funcionarios públicos generalmente conocidas como “leyes de
desacato” atentan contra la libertad de expresión y el derecho a la
información.

Se observa entonces que la libertad de expresión establece estándares de


protección diferenciados, dependiendo del contenido del ejercicio del derecho.
Si se trata de la difusión de información dirigida a dar a conocer elementos
relevantes para el control de funcionarios públicos, se trata de un ejercicio que
goza de protección especial. La corte interamericana ha señalado los casos en
los que, se está ante un ejercicio especialmente protegido de la libertad de
expresión.
Relacionado con lo anterior, recientemente, la relatoria de la CIDH sobre la
restricción a la libertad de expresión publicó el informe titulado “niñez,
libertad de expresión y medios de comunicación en las américas” en la
compendia las reglas interamericanas sobre las condiciones para la restricción
excepcional de la libertad de expresión y la protección de la niñez. En efecto,
la relatoria indicó que la libertad de expresión no es un derecho absoluto, pues
el artículo 13.2 de la Convención Americana, al tiempo de prohibir la censura
previa, admite ciertas restricciones de carácter excepcional orientadas a la
protección de objetivos imperiosos autorizados por la Convención, entre los
que se encuentra la “protección moral de la infancia y la adolescencia” y la
efectiva protección de los derechos al honor, buen nombre y privacidad de las
personas, lo que incluye a los niños y niñas en tanto sujetos de derechos.

Sin embargo, al fijar estas limitaciones siempre deben satisfacerse las


condiciones impuestas por la propia Convención: es decir, deben estar
previstas en la ley, tener un fin legítimo y estar en consonancia con la
preservación de la sociedad democrática, lo que exige que las restricciones
respondan a estrictos criterios de necesidad y proporcionalidad. Es a la luz de
estos requisitos que deben evaluarse entonces tanto las restricciones a los
derechos a la libertad de expresión y del acceso a la información por parte de
los menores de edad, ası́ como las restricciones generales que buscan
protegerles.

1.4. Discursos especialmente protegidos29

Existen ejercicio de la libertad de expresión que, además de gozar de la


protección constitucional prevista en el artículo 20 superior, tienen protección
reforzada y en esa medida, su restricción es todavía más exigente.

Se trata de ejercicios de la libertad de expresión que gozan de protección


reforzada y en esa medida, su restricción resulta todavía más exigente, en
términos de cargas argumentativa. Son los discursos sobre: (a) el discurso
político y sobre asuntos de interés público, (b) el discurso sobre funcionarios
públicos en ejercicio de sus funciones o sobre candidatos a ejercer cargos

29
Corte Constitucional, Sentencias. T-546 de 2016 (M.P. Jorge Iván Palacios), T-155 de 2019 (M.P. Diana
Fajardo), T-179 de 2019 (M.P. Alejandro Linares Cantillo), C-442 de 2011 (M.P. Humberto Sierra Porto)
públicos, y (c) el discurso que expresa un elemento esencial de la identidad o
la dignidad personales30.

Como lo indicó el sistema interamericano de protección de derechos humanos,


“la condición de discurso protegido tiene aparejado una serie de criterios
más estrictos para verificar la validez de las limitaciones que se impongan
sobre tales discursos por parte de las autoridades”. De esta manera, en la
jurisprudencia interamericana existe un margen muy reducido para la
imposición de restricciones a estas formas de expresión. Sobre este aspecto, la
Comisión Interamericana ha indicado:

“En primer lugar, la CIDH y la Corte Interamericana han sostenido


consistentemente que el test de necesidad de las limitaciones debe ser
aplicado en forma más estricta cuando quiera que se trate de
expresiones atinentes al Estado, a asuntos de interés público, a
funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones o candidatos a
ocupar cargos públicos, o a particulares involucrados voluntariamente
en asuntos públicos, así como al discurso y debate políticos.// En
segundo lugar, en estos casos, el análisis de proporcionalidad de la
medida debe tener en cuenta: (1) el mayor grado de protección del que
gozan las expresiones atinentes a la idoneidad de los funcionarios
públicos y su gestión o de quienes aspiran a ejercer cargos públicos; (2)
el debate político o sobre asuntos de interés público—dada la necesidad
de un mayor margen de apertura para el debate amplio requerido por un
sistema democrático y el control ciudadano que le es inherente—; y (3)
el correlativo umbral de mayor tolerancia a la crítica que las
instituciones y funcionarios estatales deben demostrar frente a
afirmaciones y apreciaciones vertidas por las personas en ejercicio de
tal control democrático. En tales casos, los requisitos de protección del
derecho a la honra y reputación de estas personas se deben ponderar en
relación con los intereses de un debate abierto sobre asuntos públicos.”

30
En el sistema interamericano Corte I.D.H., Caso Kimel Vs. Argentina. Sentencia de 2 de mayo de 2008.
Serie C No. 177, párrs. 57 y 87; Corte I.D.H., Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Sentencia de 19 de
septiembre de 2006. Serie C No. 151, párrs. 84, 86 y 87; Informe de la Relatoria para libertad de expresión de
la Comisión Interamericana, 2009. Párrafo 33 y subsiguientes. En la Corte Constitucional además de las ya
mencionadas, resulta relevante la T-145 de 2019 (M.P. Cristina Pardo Schesinger), SU-335 de 2019 (M.P.
Luis Guillermo Guerrero)
Respecto al tercer tipo de discurso protegido, el sistema interamericano
también ha indicado que, otras formas discursivas que han de gozar de
especial nivel de protección por expresar un elemento integral de la identidad
y dignidad personales, es aquella que expresa la propia orientación sexual y la
identidad de género. Efectivamente, por su estrecha relación con la dignidad,
la libertad y la igualdad de todos los seres humanos, en esta categoría de
discursos especialmente protegidos se encuentran aquéllos que expresan la
propia orientación sexual y la identidad de género.

En desarrollo de lo anterior, en la Sentencia T-546 de 2016, la Sala Sexta de


Revisión de tutelas resolvió la petición de protección formulada por un
funcionario público (General de la República) que era señalado de tener
responsabilidad en la formación de una red de prostitución en la Policía
Nacional de Colombia. En aquella oportunidad, la Sala recordó que los
funcionarios públicos son objeto de mayor escrutinio público, y en esa medida
su hoja de vida, trayectoria y acciones están sometidas a un mayor escrutinio,
y cuando se difunde información en la que se denuncian hechos de corrupción
o violencia sexual, el derecho a la intimidad cede ante la protección a la
libertad de expresión. Indicó la Sala en esa oportunidad:

“Adicionalmente, es necesario advertir que el contenido del libro “La


comunidad del anillo” se enmarca dentro del discurso sobre asuntos de
interés público, que según la jurisprudencia de este Tribunal, tienen una
protección reforzada por parte del Estado dada la importancia que
tienen como mecanismo de control político dentro de un Estado
democrático. En efecto, no solo aborda una posible red de prostitución
al interior de la Policía Nacional que conmocionó al país, sino que
también cuestiona la actuación de las autoridades públicas implicadas.”

En la sentencia T-155 de 2019, la Sala Primera de Revisión resolvió una


acción de tutela formulada por un funcionario público, en la que cuestionaba
un mensaje difundido por la red social de Facebook. En el mensaje se indicaba
que el accionante en tutela era parte de una red de corrupción en una entidad
pública. La Sala protegió el derecho a la libertad de expresión de la accionada,
y en esa medida, negó la protección al derecho a la intimidad y buen nombre
del actor. Precisó la Sala que:

“No se violan los derechos fundamentales al buen nombre, a la honra o


a la intimidad de un servidor público cuando una persona, en ejercicio
de su libertad de expresión y de su derecho a ejercer control al poder
político, lo cuestiona y relaciona con la comisión de actuaciones
contrarias a la ley”.
En el mismo sentido, en la sentencia T-361 de 2019, la Sala Octava de
Revisión resolvió una acción de tutela formulada por una mujer que acudió a
las redes sociales para expresar afirmaciones negativas contra un hombre que,
a juicio de la mujer, había incurrido en actos de acoso, al no comprender un no
de rechazo afectivo. En esa providencia, la Corte Constitucional indicó que los
discursos en los que se denunciaban casos de conductas sexistas gozan de
especial protección, toda vez que tiene como objetivo la defensa de los
derechos humanos de personas31.

Recientemente32, la Sala Novena de Revisión de la Corte resolvió la acción de


tutela promovida por un hombre que había sido denunciado a través de la red
social Facebook, de ser responsable de un delito constitutivo de violencia
sexual. Ello a pesar de que, la denuncia no se acompañaba de evidencias
documentales, y no existían sanciones penales contra la persona que era
denunciada.

A partir del precedente fijado en la SU-420 de 2019, la Sala Novena de


Revisión indicó protegió el derecho a la libertad de expresión de la parte
accionada, y en su lugar restringió la protección del derecho al buen nombre y
honra de la parte actora, toda vez que, si bien no ha sido penalmente
condenado por el delito de violencia sexual, se hizo necesario entender que la
afectación que el actor puede llegar a sufrir con ocasión a la publicación
realizada es inferior al menoscabo que padecería la accionada en el evento en
el que se limitara su posibilidad de denunciar los hechos de los que afirma
haber sido víctima.

La Sala recordó que, los ejercicios de denuncia de actos de violencia sexual


son un discurso especialmente protegido por la libertad de expresión, en
cuanto comporta un asunto de especial importancia para la sociedad como lo
son las reivindicaciones sociales por los derechos de las mujeres y la lucha
contra la violencia de género; y porque, “las víctimas de un delito tienen el

31
Se lee en la Sentencia: “Estas actuaciones expresan una opinión negativa que tiene Luz Estela Royo
Bárcenas en relación con Luis Alfredo Salamanca. En ese sentido, la Sala considera que, además de
encontrarse dentro de los ámbitos materiales de la libertad de expresión, se encuentra dentro de un ámbito
reforzado de protección, pues el discurso es un ejercicio que se enmarca en elementos esenciales de la
identidad o dignidad de la señora Luz Estela Royo Bárcenas. El discurso expresado por la accionada
constituye una definición de su identidad y dignidad, la cual es expresar su posición sobre las personas con las
cuales desea compartir espacios o lugares comunes.”
32
Cfr. T-289 de 2021 (M.P. Alberto Rojas Ríos)
derecho a denunciar libre y públicamente los hechos que padecieron”.

Finalmente, es necesario reiterar las reglas fijadas en la Sentencia T-275 de


2021, providencia en la cual, la Sala Quinta de Revisión estudió el caso de una
denuncia realizada por una comunidad de mujeres que señalaban a través de
redes sociales a una persona de haber incurrido en actos punibles de violencia
sexual contra una menor de edad. En la providencia se determinó que las
denuncias en las que se pone en conocimiento actos de violencia sexual están
protegidas por la libertad de expresión, incluso si consisten en denuncias a
través de redes sociales, pues se trata de un discurso especialmente protegido.
En ese sentido, precisó las condiciones en las que deben hacerse esas
denuncias:

“(…) que la Constitución protege el derecho de las mujeres y de los


particulares a denunciar por redes sociales los actos de discriminación,
violencia, acoso y abuso de los que sean víctimas o tengan noticia. En
concreto, señaló que las denuncias públicas de estos actos –individuales
o agregadas–, comúnmente conocidas como “escraches”, constituyen un
ejercicio prima facie legítimo de la libertad de expresión que goza de
protección constitucional reforzada. En criterio de la Sala, las mujeres,
periodistas y usuarios de redes sociales no están obligados a esperar a
que se produzca un fallo judicial para informar la ocurrencia de tales
hechos delictivos. Imponer una carga de esta naturaleza a las víctimas y
emisores de información resultaría desproporcionado, inhibiría el
ejercicio de la libertad de expresión e información por medios digitales,
invisibilizaría las denuncias de las mujeres y profundizaría la
discriminación de género.”

En esa providencia se indicó que, la falta de certeza sobre la culpabilidad del


acusado y los graves riesgos de afectación que estas denuncias suponen para
sus derechos, exigen que las mujeres que acudan al “escrache” como
herramienta de denuncia sean especialmente cuidadosas y responsables con la
información que divulgan. Puntualmente explicó que, “el respeto por la
presunción de inocencia exige a los emisores (a) no afirmar que el acusado es
penalmente responsable de tales hechos si no existe una condena judicial en
firme y (b) usar formas lingüísticas dubitativas que eviten que la audiencia
concluya de manera anticipada que el accionante incurrió en las conductas
punibles que se le imputan.
En este punto es relevante precisar que las denuncias a través del activismo
social, especialmente aquellas que acuden a puestas en escena en espacios
públicos y a través de redes sociales, se explican debido a que, previamente,
mujeres han presentado denuncias oficiales a través de los medios
institucionales, ya sean penales, o disciplinarias, y las mismas se han
caracterizado por la inactividad, y la falta de impulso oficioso. En efecto, los
denominados escraches han emergido en el activismo de los derechos
humanos33, y luego en las luchas por los derechos humanos de las mujeres, de
la mano de contextos autoritarios en los que las denuncias formales eran
simplemente ignoradas, motivo por el cual, el activismo social, y las acciones
de denuncia popular eran la única alternativa para la enunciación de las
violaciones a los derechos humanos.

En términos estrictamente históricos, se trata de formas de activismo en


defensa de los derechos humanos, claramente vinculada al ejercicio de otros
derechos fundamentales como el ejercicio de la protesta pacífica la huelga y el
derecho a participar en las decisiones que afectan a todas las personas,
especialmente usado, cuando los medios institucionales no ofrecen garantías
para tramitar adecuadamente las denuncias que se difunden34.

Los escraches han emergido en contextos en los que, países y sociedades


enfrentan crisis de credibilidad en las instituciones, motivo por el cual, la
ciudadanía solo puede recurrir a la protesta frente a lugares en los que se
conoce, se encuentran las personas que son acusadas de violaciones a los
derechos humanos o fraude al patrimonio público35. En otros países, al igual
que en la jurisprudencia constitucional colombiana, se ha indicado que, los
escraches son manifestaciones públicas de denuncia que se encuentran
protegidas por la libertad de expresión y por el derecho a la reunión36.

33
“En Latinoamérica el escrache es una práctica conocida y utilizada, basada en la acción directa de
colectivos organizados ante la falta de acción de otras instituciones. Puntualmente, en Argentina la agrupación
de Derechos Humanos Hijos (acrónimo de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el
Silencio) popularizó dicha práctica bajo la consigna “si no hay justicia hay escrache”, para visibilizar a los
represores de la dictadura cívico militar que aún estaban libres ante la impunidad del poder político y judicial
tras las leyes de indulto a los genocidas” Cfr. Ciberfeminismo. Viejas luchas, nuevas estrategias: el escrache
virtual como herramienta de acción y resistencia. Anagramas Rumbos y Sentidos de la Comunicación, 18 (36)
• Enero-junio de 2020 • pp. 159-180
34
Barceló I Serramaleara M. “Las libertades de expresión y de reunión en la constitución española: breve
apunte sobre los escraches como punto de confluencia entre ambas libertades”. Espacio Jurídico No. 14. En
el mismo sentido Alonso Rimo, Alberto. Escraches, derecho de reunión y criminalización de la protesta
social.
35
Catalá I Bas, Alexandre, La Confrontación de Derechos en los Escraches, Universidad Nacional de
Educación a Distancia (UNED), Revista de Derecho Político, No 93, mayo-agosto 2015, pág. 215-239.
36
Tribunal Superior de Justicia de Aragón, Sentencia 355 de 2013
A juicio de la Corte, las formas de protesta e incidencia en las instituciones
públicas promovidas por movimientos sociales organizados gozan de
protección constitucional, y se explican en virtud a que el ejercicio de los
derechos políticos no se agota en el ejercicio del derecho al voto. En efecto,
como lo ha indicado la jurisprudencia constitucional37, el ejercicio de lo
político no se agota en la política electoral, pues el activismo en derechos
humanos, especialmente aquel que se basa en activismo social, barrial,
estudiantil, o en últimas, a partir del trabajo con las bases de los sectores
sociales que influyen en las instituciones públicas a través del reclamo y la
vindicación, también se encuentran protegidos constitucionalmente.

En conclusión, los denominados escraches, especialmente aquellos que se


refieren a la defensa de los derechos humanos de las mujeres, prima facie,
gozan de protección constitucional debido a que: (i) se explican en virtud a que
previamente, personas han presentado denuncias oficiales por hechos que, se
relacionan con violaciones a los derechos humanos, y estas son desatendidas o
son tramitadas sin la debida diligencia por parte de las autoridades estatales; (ii)
ello motiva que, en un contexto de inacción, y en ejercicio de formas de
protesta social que gozan de protección constitucional se hagan puestas en
escena que implican una interpelación a las autoridades públicas y cuyo
objetivo es el reclamo por la omisión de investigación o sanción de
responsables de vulneraciones a los derechos humanos.

2. Obligación de debida diligencia en casos de investigación y sanción


de violencias basadas en el género.

El derecho internacional prescribe que38 el Estado Colombiano tiene la


obligación de asumir las denuncias sobre violencias basadas en género a partir
de la obligación de debida diligencia. Esta exige que las instituciones estatales
deben asumir las agresiones basadas en criterios sexistas y de género como
violaciones a los derechos humanos, y consecuencia de ello, de manera

37
Corte Constitucional SU-073 de 2021 (M.P. Alberto Rojas Ríos).
38
Cfr. Por ejemplo, la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (1967); la
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, en adelante
CEDAW (1981); la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia en contra de la Mujer (1993) y; la
Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995). Todos estos emanados de diversas dependencias
de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En el marco del Sistema Interamericano, la Organización de
Estados Americanos (OEA), en las Convenciones Americana sobre Derechos Humanos e Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, “Convención de Belém do Pará” (1995).
oficiosa deben asumir la investigación, acusación y sanción de las personas
responsables.

La obligación consiste en que, en toda actuación que tenga como objetivo la


investigación de denuncias por hechos constitutivos de violaciones a los
derechos humanos, las autoridades públicas asuman su investigación y sanción
como lo que son, violaciones a los derechos humanos, sin minimizarlos o
reducir su gravedad a partir de prejuicios culturales y obstáculos
institucionales. Ello cobra especial relevancia si los actos constitutivos de
violaciones a los derechos humanos ocurren en contextos universitarios. En
efecto, las aulas universitarias deben ser espacios libres de violencia sexista
contra todas las personas, especialmente las mujeres39. Por ello, en esta
ocasión se determina que, los discursos y las prácticas patriarcales y machistas
no tienen lugar en instituciones universitarias. Eso bajo el entendido que, las
comunidades académicas, constitucionalmente, tienen como objetivo la
formación de las personas a partir de los principios y valores más altruistas y
filantrópicos de difusión de la ciencia, educación, emancipación humana con
base en la enseñanza de las letras, las humanidades y la aplicación de la
técnica al servicio de la solución de los problemas de todas las personas.

Si hay un lugar en el que debe primar el respeto entre todas las personas y la
horizontalidad en las relaciones humanas, es una universidad. Lo anterior,
bajo el entendido que, la construcción de las personas a partir de las
enseñanzas de los maestros y maestras de la humanidad debe tener como
consecuencia la formación de nuevas personas, personas diferentes40.

Así, para la Corte Constitucional una universidad, todas las universidades, al


menos aquellas que aspiren a estar a la altura de este concepto41, deben ser
39
Corte Constitucional, Sentencia. T-239 de 2018 (M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado)
40
Corte Constitucional, Sentencia T-089 de 2019 (M.P. Alberto Rojas Ríos). En esa ocasión, la Sala de
revisión resolvió el caso de un estudiante de la universidad Santiago de Cali que, a través de medios de
comunicación, expresó su opinión negativa sobre decisiones administrativas que afectaban, a su juicio, la
calidad de la educación. Por sus opiniones negativas contra la universidad, el centro académico le abrió un
proceso disciplinario. En la providencia de la Corte, se indicó que, “¨[e]n el caso particular, el discurso del
estudiante Ospina Reyes tiene un contenido protegido por la libertad de expresión, puesto que en ningún
momento se identifica con alguno de los discursos restringidos anteriormente referidos. Ello, al punto de que,
para la Sala, el mensaje corresponde con las expresiones que tienen una protección especial, como son las
que critican o cuestionan los consensos establecidos en una comunidad. La legitimidad de los sistemas
políticos, jurídicos y sociales contemporáneos radica en que el individuo puede cuestionar esos acuerdos, sin
recibir una sanción y/o castigo por ello.” Las universidades, sin ser los únicos, si son los primeros lugares
llamados a ser los espacios donde se refina y perfecciona el ejercicio de crítica y diálogo entre pares.
41
“universidad” es la suma del sustantivo “diversidad” con el prefijo “uni” el cual significa unión. Así, la
universidad es la unión de la diversidad, un espacio o institución en el que todas las ciencias y saberes se citan
con el fin de conservar el conocimiento conocido, pero, además, la construcción de nuevos conocimientos y
comunidades de intelectuales, científicos, humanistas, que están a la altura de
sus enseñanzas. Es decir, que sus lecciones, sus cátedras se corresponde con
su actuar. La verdadera palabra de un científico, de un universitario, es su
actuar. Por ello, si en las aulas se imparten lecciones sobre democracia,
respeto de los derechos humanos, la pretensión de que la ciencia, la técnica,
las letras, y las diversas teorías sociales tienen como objetivo la construcción
de nuevas personas y nuevas sociedades: mejores personas, y mejores
sociedades, más libres e igualitarias, resulta una contradicción performativa
que, los y las docentes, así como estudiantes o personal administrativo, se
comporte en contra de esas finalidades constitucionales.

Es por lo anterior que, cobra especial gravedad los casos de violencia basada
en el género en el contexto académico. No resiste examen afirmar que, en las
aulas de las universidades se enseñe sobre derechos humanos y democracia,
pero los docentes y las docentes no enseñen con sus acciones. De alguna
manera, que la violencia de género ocurra en un contexto universitario implica
una mayor gravedad pues, es de estos espacios de los que deben emerger, en
parte las personas encargadas de implementar las mejores aspiraciones
humanas. Si ello es así, contextos de violencia sexista en espacios
universitarios, debe implicar una reacción mucho más vehemente contra este
tipo de vulneraciones a los derechos humanos. Por lo anterior, y tal como se
hizo en las Sentencias T-239 de 2018, la Sala aborda el concepto de debida
diligencia en los espacios académicos.

Respecto al principio de debida diligencia, el artículo 3 de la Convención Inter


americana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer
“convención de Belem do Para”, prescribe que las mujeres tienen derecho a
una vida libre de violencias, lo cual, incluye, no ser víctimas de
discriminación y ser educadas y valoradas libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de
inferioridad y subordinación.

Esta misma prescripción está en la Ley 1257 de 2008, conforme a la cual, las
autoridades y privadas deben crear espacios que erradiquen la violencia contra
las mujeres y en esa medida construir las condiciones para el ejercicio de una
vida libre de violencias.

saberes, todo bajo la premisa que la ciencia y las letras emancipan a la humanidad de las cadenas que los
someten
Esta regla puede interpretarse de dos maneras, ambas correctas y vigentes para
el sistema jurídico colombiano. En el primer caso, la lectura más evidente y
en esa medida, la obligación más clara en cabeza del Estado colombiano y los
particulares va dirigida al reconocimiento de un derecho fundamental en
cabeza de las mujeres a disfrutar de una vida libre de violencias. Ello es
correcto, sin embargo, no agota todas las posibilidades de las prescripciones
normativas. Pues, en atención a que, además del derecho subjetivo en cabeza
de las mujeres, también debe interpretarse en su condición de principio
objetivo que irradia el sistema jurídico colombiano42, dirigido a que todas las
autoridades públicas y privadas deben crear espacios libres de violencias
sexistas y patriarcales. Lo anterior, en beneficio de las mujeres, pero no solo
de ellas, sino de todas las personas.

Efectivamente, la Corte Constitucional entiende que, la creación de espacios


libres de violencia, como parte de la ejecución de una obligación dirigida a
garantizar un derecho en cabeza de las mujeres, también crea y modifica la
forma en la que los hombres ejercen y vivencian su propia masculinidad. Un
espacio libre de violencias contra las mujeres necesariamente pasa por la
modificación de los patrones patriarcales que practican, en la mayoría de los
casos, los hombres. Esa modificación de los prejuicios y prácticas sociales
performa a los hombres y los hace más cercanos, conscientes y practicantes de
valores más altruistas y garantistas de los derechos de las mujeres. A criterio
de la Corte Constitucional, nuestra sociedad será un lugar más empático y
respetuoso de los derechos de las mujeres, si, además de medios
institucionales y legales de protección y prevención de las violaciones de sus
derechos emergen nuevas formas de masculinidad en la que los hombres sean
los primeros obligados y defensores de los derechos de las mujeres.

Así, el derecho a una vida libre de violencias, también debe interpretarse, en


su dimensión objetiva, como una obligación en cabeza del Estado y los
particulares, conforme a la cual, la garantía del derecho debe crear nuevas
masculinidades conscientes que, habitualmente, los hombres, sin importar su
preferencia u orientación sexual, ejercen privilegios y despliegan prácticas
machistas, motivo por el cual, el derecho a una vida libre de violencias exige
la modificación de la subjetividad de los hombres, en la que se erradiquen

42
Sobre los derechos fundamentales y humanos como principios objetivos Cfr. Hesse, Konrad. “Significado
de los derechos fundamentales” en Manual de Derecho Constitucional, Madrid, Marcial Pons, 2001. Pérez
Luño, Antonio. Los derechos fundamentales, Madrid, Centro de estudios políticos y constitucionales, 1984.
Alexy, Robert. Teoría de los derechos fundamentales, Madrid, Centro de Estudios políticos y
constitucionales, 1997.
comportamientos que impliquen violencia contra las mujeres. Esta obligación
convencional y legal vincula a hombres y mujeres, en beneficio de hombres y
mujeres43, los feminismos responden a las mayores aspiraciones de
universalización de los valores ilustrados de dignidad humana y libertad de
todas las personas.

El derecho a una vida libre de violencias puede verse como la ejecución de


obligaciones que afectan a la construcción de masculinidades alternativas que,
a criterio de esta Corte harán mejores personas.

En relación con el principio de debida diligencia, la Corte ha indicado que, los


estándares ya mencionados son enfáticos en reconocer que la violencia y
discriminación contra la mujer no solo se presenta en el ámbito público, sino
también privado y que los daños que surgen de la misma pueden ser, sin ser
excluyentes, físicos, psicológicos, sexuales y patrimoniales o económicos. En
este sentido, la jurisprudencia de esta Corporación ha enunciado una serie de
principios y criterios de interpretación que rigen a todas las autoridades que
conozcan de casos que involucren patrones o situaciones de discriminación
contra la mujer:

“Igualdad real y efectiva. Corresponde al Estado diseñar, implementar y


evaluar políticas públicas para lograr el acceso de las mujeres a los
servicios y el cumplimiento real de sus derechos.
Derechos humanos. Los derechos de las mujeres son Derechos Humanos.
Principio de Corresponsabilidad. La sociedad y la Familia son
responsables de respetar los derechos de las mujeres y de contribuir a la
eliminación de la violencia contra ellas. El Estado es responsable de
prevenir, investigar y sancionar toda forma de violencia contra las
mujeres.
Integralidad. La atención a las mujeres víctimas de violencia comprenderá
información, prevención, orientación, protección, sanción, reparación y
estabilización.
Autonomía. El Estado reconoce y protege la independencia de las mujeres
para tomar sus propias decisiones sin interferencias indebidas.
Coordinación. Todas las entidades que tengan dentro de sus funciones la
atención a las mujeres víctimas de violencia deberán ejercer acciones
coordinadas y articuladas con el fin de brindarles una atención integral.

43
Corte Constitucional, Sentencias. T-967 de 2014. (M.P. Gloria Ortiz Delgado) y T-239 de 2018 (M.P.
Gloria Stella Ortiz.
No Discriminación. Todas las mujeres con independencia de sus
circunstancias personales, sociales o económicas tales como edad, etnia,
orientación sexual, procedencia rural o urbana, religión entre otras,
tendrán garantizados los derechos establecidos en esta ley a través una
previsión de estándares mínimos en todo el territorio nacional.
Atención Diferenciada. El Estado garantizará la atención a las
necesidades y circunstancias específicas de colectivos de mujeres
especialmente vulnerables o en riesgo, de tal manera que se asegure su
acceso efectivo a los derechos consagrados en la presente ley.”44

Una de las formas más reconocidas de discriminación es la violencia en todas


sus formas, física, psicológica, económicas, etc., y en tal marco se ha
establecido el deber de debida diligencia para prevenir, investigar, sancionar y
erradicar la violencia contra las mujeres. Esta obligación se desprende del
artículo 13 de la Constitución, y de diversos compromisos internacionales, de
los cuales los más importantes son la Convención sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación contra la Mujer –CEDAW, por sus siglas
en inglés–, así como de la Convención de Belém do Pará, que en sus artículos
7°, 8° y 9° determina la obligación para los Estados de adoptar todas las
medidas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, con
particular atención a las mujeres que hacen parte de grupos discriminados o
vulnerables45.

En su Recomendación General 35, el Comité de la CEDAW sobre la violencia


por razón de género contra la mujer, indicó que, a pesar de los avances, este
tipo de violencia sigue siendo generalizada y tiene un alto grado de
impunidad, lo cual es causa y consecuencia de discriminación para este grupo.
En este sentido, la Recomendación señaló el derecho de las mujeres a una vida
libre de violencia por razón del sexo y del género es indivisible e
interdependiente respecto de otros derechos fundamentales. Además, enfatizó
que este tipo de violencia está “arraigada en factores relacionados con el
género, como la ideología del derecho y privilegio de los hombres respecto de
las mujeres, las normas sociales relativas a la masculinidad y la necesidad de
afirmar control o el poder masculinos, imponer los papeles asignados a cada
género o evitar, desalentar o castigar lo que se considera un comportamiento
inaceptable de las mujeres”.

44
Corte Constitucional, Sentencia. T-239 de 2018 (M.P. Gloria Stella Ortiz).
45
Comité Cedaw, Recomendación general No. 35.
En la sentencia T-239 de 2018 se sintetizó el compromiso internacional del
Estado y se indicó, que “la obligación de protección, respeto y garantía del
derecho a estar libre de violencias comprende el deber de tomar todas las
medidas necesarias administrativas, legislativas, judiciales, financieras y
fiscales para la adopción, implementación y seguimiento de políticas públicas
efectivas y adecuadas tendientes a eliminar toda manifestación de violencia y
discriminación en razón del género. De conformidad con lo precedente, como
lo ha sostenido la jurisprudencia de esta Corte, el Estado debe orientar sus
esfuerzos para erradicar patrones, estereotipos y prácticas que subvaloren la
condición femenina en “todos los ámbitos sociales -económico, laboral,
político, educativo, en la administración justicia, en las relaciones familiares
y privadas”.

En la ya citada sentencia T-239 de 2018, la Sala Sexta de Revisión resolvió


una acción de tutela formulada por la aquí actora, es decir, la profesora
Mónica Godoy Ferro. En esa ocasión se examinó el retiró de la docente de la
universidad del Tolima, en razón a los ejercicios de denuncia de casos de
violencia sexista y basada en el género. A criterio de la Sala, el despido de
Godoy Ferro se debió a motivos discriminatorios e que implicaban un
ejercicio de violencia contra ella. En esa oportunidad, la Sala reprochó a la
Universidad del Tolima que, conocía los casos de violencia sexista que
denunciaba Godoy Ferro pero en lugar de investigarlos y prevenirlos, optó por
despedir a la denunciante.

Así, indicó que, en desarrollo del derecho a la igualdad, la obligación del


derecho a una vida libre de violencias y a la obligación de debida diligencia
debían cancelarse las prestaciones sociales y brazos caídos a la actora, e instó
a la universidad “para que, si aún no lo ha hecho y en el marco de sus
funciones, implemente un protocolo de actuación para los casos de violencia
de género en la institución, así como rutas y procedimientos claros y efectivos
para el trámite de las posibles denuncias de acoso laboral”.

Finalmente, exhortó al Ministerio de Educación Nacional para que


estableciera lineamientos para las instituciones de educación superior en
relación con: (i) los deberes y obligaciones de las universidades, instituciones
técnicas y tecnológicas en relación con los casos de acoso laboral o de
violencia sexual y de género que suceden al interior de las mismas; y (ii) las
normas y estándares que regulan la atención de casos de posible
discriminación en razón de sexo o género en contra de estudiantes y docentes
en los centros de educación superior.
De lo anterior se concluye que, las universidades deben ser espacios libres de
violencia sexista, y que las obligaciones nacionales e internacionales vinculan
a las instituciones académicas, a sus docentes, personal administrativo y
comunidad estudiantil, y tiene como objetivo la modificación profunda de los
elementos que definen las formas nocivas y violentas de subjetividad de las
personas, en las cuales se sostiene la violencia machista. Por ello, las
universidades tienen obligaciones de debida diligencia para erradicar
contextos de violencia contra las personas basadas en criterios patriarcales.

3. Derecho al buen nombre y honra46

En varias providencias, esta corporación ha indicado que, cuando una persona


ejerce la libertad de expresión, su discurso puede entrar en tensión con el
derecho a la intimidad, el buen nombre u honra de la persona que es objeto de
la manifestación. Por ello, se ha señalado que, en principio en una sociedad
democrática, el debate libre, en igualdad de condiciones entre todos los
interlocutores, admite que las criticas o cuestionamientos sean discutidos por
las personas afectadas. Ya sea a través del ejercicio del derecho a la libertad
de expresión, contra argumentando, refutando o rechazando las afirmaciones
incorrectas o falsas, o buscando la protección de los derechos fundamentales a
la intimidad, la honra, al buen nombre y la imagen, los cuales gozan de amplia
protección constitucional. El artículo 15 de la Constitución Política reconoce
el derecho a la intimidad personal y familiar, y establece expresamente el
derecho de todas las personas a su buen nombre y el deber del Estado de
respetar y hacer respetar esos derechos.

En relación con el derecho a la intimidad, la Corte Constitucional ha sostenido


que el objeto de este derecho es “garantizar a las personas una esfera de
privacidad en su vida personal y familiar, al margen de las intervenciones
arbitrarias que provengan del Estado o de terceros” y que “la protección
frente a la divulgación no autorizada de los asuntos que conciernen a ese
ámbito de privacidad” forma parte de esta garantía.47
De igual manera, esta Corporación ha señalado que el derecho a la
intimidad “permite a las personas manejar su propia existencia como a bien
46
Corte Constitucional, Sentencias. T-364 de 2018 (M.P. Alberto Rojas Ríos) C-094 de 2020 (M.P. Alejandro
Linares Cantillo), T-110 de 2015 (M.P. Jorge Iván Palacio), T-007 de 2020 (M.P. José Fernando Reyes
Cuartas)
47
Corte Constitucional, Sentencia T-787 de 2004 (MP Rodrigo Escobar Gil), reiterada en las Sentencias T-
634 de 2013 (MP María Victoria Calle Correa) y T-050 de 2016 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo;
SPV Gloria Stella Ortíz Delgado).
lo tengan con el mínimo de injerencias exteriores” y que la protección “de esa
esfera inmune a la injerencia de los otros –del Estado o de otros particulares”
es un “prerrequisito para la construcción de la autonomía individual que a su
vez constituye el rasgo esencial del sujeto democráticamente activo”.48

En ese orden de ideas, el área restringida que constituye la intimidad


“solamente puede ser penetrada por extraños con el consentimiento de su
titular o mediando orden dictada por autoridad competente, en ejercicio de
sus funciones y de conformidad con la Constitución y la ley”.49

La jurisprudencia constitucional50 ha indicado que el derecho a la intimidad


tiene como sustento cinco principios que garantizan la protección de la esfera
privada frente a injerencias externas injustificadas, a saber: (i) libertad, hace
referencia a que sin existir obligación impuesta por parte del ordenamiento
jurídico o sin contar con el consentimiento o autorización del afectado, los
datos de una persona no pueden ser divulgados, ni registrados, pues de lo
contrario, se constituye una conducta ilícita; (ii) finalidad, en virtud del cual la
publicación o divulgación de los datos personales solo puede ser permitida si
con ello se persigue un interés protegido constitucionalmente como el interés
general en acceder a determinada información; (iii) necesidad, implica que los
datos o información que se va a revelar guarden relación con un soporte
constitucional; (iv) veracidad, por lo que se encuentra prohibida la
publicación de información personal que no se ajuste a la realidad o sea
incorrecta; y (v) la integridad, que indica que no puede evidenciarse
parcialidad o fragmentación en los datos que se suministran, es decir, que la
información debe ser completa.

La sujeción a los principios antes señalados va a permitir una legítima


divulgación de la información personal al igual que va a garantizar que el
proceso de publicación y comunicación sea el adecuado51. Por su parte, esta
Corporación ha indicado que el derecho a la intimidad comprende múltiples y
diversos aspectos de la vida de la persona, incluyendo no solo la proyección
de su imagen, sino también la reserva de sus distintos espacios privados en los
48
Corte Constitucional, Sentencia C-640 de 2010 (MP Mauricio González Cuervo), reiterada entre otras en
las Sentencias T-015 del 2015 (MP Luis Ernesto Vargas Silva; AV María Victoria Calle Correa) y T-050 de
2016 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; SPV Gloria Stella Ortíz Delgado).
49
Corte Constitucional, Sentencia T-696 de 1996 (MP Fabio Morón Díaz).
50
Ver entre otras, Corte Constitucional, Sentencias T-787 de 2004 (MP Rodrigo Escobar Gil), T-634 de 2013
(MP María Victoria Calle Correa) y T-050 de 2016 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; SPV Gloria
Stella Ortíz Delgado).
51
Corte Constitucional, Sentencia T-050 de 2016 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; SPV Gloria Stella
Ortíz Delgado).
cuales solo recae el interés propio. En efecto, la Corte ha sostenido que, la
órbita protegida por el derecho a la intimidad abarca “los asuntos referidos a
las relaciones familiares de la persona, sus costumbres y prácticas sexuales,
su salud, su domicilio, sus comunicaciones personales, los espacios limitados
y legales para la utilización de datos a nivel informático, las creencias
religiosas, los secretos profesionales y en ultimas todo hecho o actividad que
no es conocido por los extraños.”52

Esos diversos aspectos que comprende el derecho a la intimidad se pueden


identificar en distintos grados, que además del personal y familiar, cobijan
también el social, el cual se traduce en las interacciones e interrelaciones con
las demás personas en sociedad, incluyendo el ámbito laboral y público.

En relación con los grados que se pueden identificar en el derecho


fundamental a la intimidad, se ha afirmado que, los mismos se pueden
clasificar en cuatro diferentes niveles

“Dichos grados de intimidad se suelen clasificar en cuatro distintos


niveles, a saber: la intimidad personal, familiar, social y gremial
(C.P. art. 15). La primera, alude precisamente a la salvaguarda del
derecho de ser dejado sólo y de poder guardar silencio, es decir, de
no imponerle a un determinado sujeto, salvo su propia voluntad, el
hecho de ser divulgados, publicados o fiscalizado aspectos íntimos
de su vida. La segunda, responde al secreto y a la privacidad en el
núcleo familiar, una de cuyas principales manifestaciones es el
derecho a la inmunidad penal, conforme al cual, “nadie podrá ser
obligado a declarar contra sí mismo o contra su cónyuge,
compañero permanente o parientes dentro del cuarto grado de
consaguinidad, segundo de afinidad o primero civil”. La tercera,
involucra las relaciones del individuo en un entorno social
determinado, tales como, las sujeciones atenientes a los vínculos
labores o públicos derivados de la interrelación de las personas
con sus congéneres en ese preciso núcleo social, a pesar de
restringirse -en estos casos- el alcance del derecho a la intimidad,
su esfera de protección se mantiene vigente en aras de preservar
otros derechos constitucionales concomitantes, tales como, el
derecho a la dignidad humana. Finalmente, la intimidad gremial se
relaciona estrechamente con las libertades económicas e involucra

52
Corte Constitucional, Sentencia SU-089 de 1995 (MP Jorge Arango Mejía).
la posibilidad de reservarse -conforme a derecho- la explotación de
cierta información, siendo, sin lugar a dudas, uno de sus más
importantes exponentes, el derecho a la propiedad intelectual (C.P.
art. 61).”53

Por su parte, el derecho al buen nombre hace referencia al concepto que se


forman los demás sobre cierta persona. De esta manera, la jurisprudencia de
esta Corte ha definido el derecho al buen nombre como “la reputación, o el
concepto que de una persona tienen los demás” y “la estimación o deferencia
con la que, en razón a su dignidad humana, cada persona debe ser tenida por
los demás miembros de la colectividad que le conocen y le tratan”.54

Este derecho puede ser vulnerado tanto por autoridades públicas como por
particulares, lo cual ocurre cuando se divulga información falsa o errónea, o se
utilizan expresiones ofensivas o injuriosas, lo que conlleva a que la reputación
o el concepto que se tiene de la persona se distorsionen, afectando también su
dignidad humana.55

En este sentido, la Sentencia T-1095 de 2007 indicó: “La vulneración del


derecho al buen nombre puede provenir de una autoridad pública, pero es
incuestionable que algunos comportamientos de particulares llegan también a
afectarlo y habrá de acudirse a lo determinado en el artículo 86 de la
Constitución”.56 Al respecto, la Corte ha sostenido que el derecho al buen
nombre es objeto de protección cuando se divulgan al público, hechos falsos,
tergiversados o tendenciosos sobre una personal, y tiene como objetivo afectar
el prestigio personal o atentar contra la imagen de la persona. Para verificar
una vulneración al derecho a la intimidad y buen nombre es necesario estudiar
el contenido de la información que se difundió y examinar si es falsa o
parcializada, o si adjudica a determinadas personas actividades deshonrosas
que le son ajenas. El precedente verifica que:

53
Corte Constitucional, Sentencia T-787 de 2004 (MP Rodrigo Escobar Gil).
54
Ver entre otras, Corte Constitucional, Sentencias T-977 de 1999 (MP Alejandro Martínez Caballero), T-405
de 2007 (MP Jaime Córdoba Triviño), T- 634 de 2013 (MP María Victoria Calle Correa), T-050 de 2016 (MP
Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
55
Corte Constitucional, Sentencia T-634 de 2013 (MP María Victoria Calle Correa).
56
Corte Constitucional, Sentencia T-1095 de 2007 (MP Nilson Pinilla Pinilla), reiterada en las Sentencias T-
634 de 2013 (MP María Victoria Calle Correa), T-050 de 2016 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo).
“Para el mismo efecto resulta imprescindible establecer si las
expresiones cuestionadas corresponden al ejercicio de la libertad de
información o se inscriben en el ámbito de la libertad de opinión.”57

Por ello, al resolver un proceso de tutela referido a la vulneración al buen


nombre de una persona, el juez de tutela debe analizar la situación fáctica que
se le presenta, dado que este derecho guarda una estrecha relación con la
dignidad humana y, por ende, al evidenciar los elementos previamente
mencionados, debe proceder al restablecimiento y protección del derecho.

En relación con el tema específico de la red social Facebook, la decisión antes


mencionada advirtió que el riesgo de afectación de los derechos
fundamentales puede originarse incluso desde un primer momento, cuando el
usuario comienza a utilizar el servicio a través del registro y no solo durante
su permanencia en la plataforma, sino también una vez decida abstenerse de
seguir participando en ella; conllevando así, que el riesgo se perpetre no solo
respecto de los usuarios que se encuentran activos en dicha red social, pues
existe la posibilidad de que, además de estos últimos, terceros no participantes
también tengan acceso y utilicen la información que allí se publica.

Así, la transgresión más clara que se puede presentar a través de Facebook


deriva de la publicación de videos, mensajes, fotos, estados y la posibilidad de
realizar y recibir comentarios de la importante cantidad de usuarios de la
plataforma, lo que trae consigo la eventualidad de que terceros tengan acceso
a la propia información.

En efecto, en la citada decisión, la Corte señaló que dentro de los posibles


riesgos a los que se está expuesto al ser usuario de las redes sociales, se
encuentra entre otros, el siguiente: “Los datos personales pueden ser
utilizados por terceros usuarios malintencionados de forma ilícita. Existe la
posibilidad de que traten y publiquen en la red información falsa o sin
autorización del usuario, generando situaciones jurídicas proseguibles que
pueden llegar a derivarse de este hecho.”58

Por su parte, la jurisprudencia constitucional ha señalado que la protección a


la imagen también se aplica a las redes sociales incluyendo el restablecimiento
del derecho cuando se está haciendo un uso indebido de ella, se publica sin la

57
Corte Constitucional, Sentencia T-015 de 2015 (MP Luis Ernesto Vargas Silva; AV María Victoria Calle
Correa).
58
Corte Constitucional, Sentencia T-260 de 2012 (MP Humberto Antonio Sierra Porto).
debida autorización del titular o simplemente la posibilidad de excluirla de la
plataforma, pues, como se mencionó anteriormente, tanto la imagen como su
disposición se encuentra íntimamente ligada al libre desarrollo de la
personalidad, así como a la dignidad humana como expresión directa de la
identidad de la persona.59

De lo anterior se colige que si bien redes sociales como Facebook implican un


mayor riesgo de vulnerabilidad de derechos fundamentales al buen nombre, a
la intimidad y a la imagen, no quiere decir que el uso de dichas plataformas
implique una cesión de tales garantías y, en consecuencia, la libre y arbitraria
utilización de los datos, ya sea videos, fotos y estados, entre otras, ni tampoco
la publicación de cualquier tipo de mensaje, dado que, como se ha venido
reiterando, la protección y límites de la libertad de expresión por medios de
alto impacto también aplican a medios virtuales.

Síntesis de reglas para fallar

De las anteriores consideraciones, la Sala concluye que el precedente en vigor


prescribe: (i) la libertad de expresión en genérico debe distinguirse de los
derechos a la información, opinión o prensa. Cada uno tiene reglas de
restricción diferentes y debe responder a estándares constitucionales
puntuales. No puede confundirse quiénes ejercen el derecho a la información
y en qué contextos; (ii) la libertad de expresión admite restricciones que deben
superar un estricto test de ponderación, y en caso de ejercicio abusivos o no
protegidos por la libertad de expresión solo pueden acudirse a casos de
responsabilidades ulteriores excluyendo la posibilidad de censura previa; (iii)
finalmente, existen discursos que gozan de protección constitucional
reforzada. Uno de esos casos es el discurso que se dirige a denunciar actos en
los que se cuestiona a funcionarios públicos que definen la ejecución de
recursos públicos, o los discursos en que personas denuncian haber sido
víctimas de casos de vulneraciones a sus derechos humanos, puntualmente, los
discursos en los que se denuncian posibles actos de vulneración de los
derechos humanos de las mujeres en contextos universitarios; (iv) el derecho a
una vida libre de violencias tiene dimensiones subjetivas y objetivas que
atraviesa toda la sociedad e implica la reestructuración de las reglas de
relacionamiento social entre hombres y mujeres, pero especialmente, la
transformación de las masculinidades y subjetividades de hombres, ello sin

59
Corte Constitucional, Sentencia T-634 de 2013 (MP María Victoria Calle Correa) , reiterada en la Sentencia
T-050 de 2016 (MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo; SPV Gloria Stella Ortiz Delgado)Al respecto ver
sentencia T-634 de 2013
importar su preferencia u orientación sexual. En una sociedad patriarcal y
jerarquizada por el género, todos los hombres gozan de privilegios.
Finalmente (v) el derecho a la intimidad y honra protege los aspectos íntimos
y privados de todas las personas, pero en casos de funcionarios públicos, al
mismo se le resta ámbito de protección en virtud de la condición reforzada del
derecho a la libertad de expresión.

Con base en lo anterior, la Sala inicia el examen del caso concreto.

4. Caso concreto

A continuación se examinará si la acción de tutela de la referencia satisface


los requisitos relacionados con la procedibilidad formal. Inmediatamente
después se realizará el examen material de la acción de tutela.

4.1 Examen de procedibilidad formal de la acción de tutela.

La Sala Novena aclara que el examen judicial se limita a examinar las


manifestaciones que fueron objeto del escrito de tutela y su contestación, esto
es: la documentación difundida en los dos informes sobre violencia basada en
género en el departamento de Antropología de la Universidad Nacional de
Colombia, sede Bogotá. Nótese que las manifestaciones realizadas por el
actor y la accionada a través de redes sociales y medios de comunicación
posteriores a la publicación de informes no son el objeto de la acción de tutela
y, la Corte entiende que son la consecuencia necesaria de la publicación de la
información contenida en los documentos citados.

En igual sentido, tal como se referenció en el acápite de formulación del


problema jurídico, esta acción de tutela no se relaciona con la responsabilidad
penal o disciplinaria individual del actor. Se insiste en que el debate
constitucional se restringe a definir si las afirmaciones realizadas por la
demandada se encuentran protegidas por la libertad de expresión, o si por el
contrario se trata de un uso abusivo de dicho derecho. Enmarcada de esa
manera, a criterio de la parte accionada, el medio de amparo constitucional
resulta improcedente toda vez que, el actor cuenta con el proceso penal por el
delito de injuria y calumnia, como espacio para la protección de su derecho a
la honra y al buen nombre. En el mismo sentido, la profesora Mónica Godoy
Ferro sostuvo que, la acción de tutela es improcedente, puesto que, al tratarse
de una acción de tutela dirigida contra una particular, deben satisfacerse las
condiciones previstas en el inciso final del artículo 86 superior, y el artículo
42 del decreto 2591 de 1991, es decir que el actor se encuentre en situación de
indefensión.

En este escenario, procede la Sala a estudiar si se satisfacen los requisitos de


procedibilidad formal. En este punto, es necesario aclarar que, como lo ha
indicado el precedente constitucional fijado en la Sentencia T-155 de 201960 y
T-275 de 202161 el examen de procedibilidad incluye el examen de los
requisitos de legitimación en la causa por activa, inmediatez y subsidiariedad.
Debe aclararse que, la Sentencia SU-420 de 2019 señala que al analizar la
procedibilidad de la acción de tutela en materia de libertad de expresión en
redes sociales se debe determinar la relevancia constitucional del asunto, para
lo cual es preciso tener en cuenta los parámetros constitucionales, recogidos
en la Sentencia T-155 de 2019, que sirven para establecer el grado de
protección que debe recibir la libertad de expresión cuando entra en conflicto
con derechos de terceras personas. Esto es: (i) quién comunica; (ii) de qué o
de quién se comunica; (iii) a quién se comunica; (iv) cómo se comunica; y (v)
por qué medio se comunica. A criterio de esta Sala, si bien algunos de estos
parámetros pueden ser útiles al momento de analizar la procedibilidad de la
acción de tutela en este tipo de casos, como en el estudio de la legitimación
por activa o pasiva o en la subsidiariedad, también, y primordialmente, deben
ser considerados en el análisis de fondo del caso, ya que resultan necesarios
para determinar el equilibrio entre los derechos en conflicto y cuál es la
manera adecuada de garantizarlos, de tal forma que no se impongan
condiciones irrazonables para el ejercicio de la libertad de expresión. Por lo
anterior, en esta ocasión se agota el examen de los requisitos, a partir de la
metodología fijada en la T-155 de 2019, y en la T-275 de 2021.

Respecto al requisito de legitimación en la causa por activa, se verifica que


Fabian Sanabria Sánchez es el titular del derecho al buen nombre y honra,
invocados en la acción de tutela, y en esa medida, es quien puede acudir al
juez de tutela para solicitar su protección. En el mismo, sentido la acción de
tutela se dirige contra una persona particular que, aparece como asesora de los
dos informes sobre violencia basada en el género en el departamento de
Antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Así, para la Sala de

60
M.P. Diana Fajardo Rivera. Consideración Jurídica No. 2.
61
M.P. Paola Andrea Meneses. Consideración Jurídica No. 3. “En el presente acápite, la Sala examinará si la
solicitud de tutela del señor Pedro Pérez satisface los requisitos generales de procedibilidad, a saber:
legitimación en la causa por activa, inmediatez y subsidiariedad. Además, determinará si en este caso se
configuró una carencia actual de objeto y estudiará si era exigible la solicitud previa de rectificación ante los
accionados como requisito de procedencia.
Revisión la accionada es una de las autoras de los documentos en los que se
hacen dos aseveraciones contra el profesor Fabian Sanabria Sánchez. Por lo
anterior, también se encuentra satisfecho el requisito de legitimación en la
causa por pasiva.

Efectivamente, la parte accionada indicó que, la tutela debía ser declarada


improcedente, en atención a que, por tratarse de una acción dirigida contra
una particular (Mónica Godoy Ferro que, no ostenta la calidad de servidora
pública), el actor debía encontrarse en condición de indefensión o
subordinación. Respecto a la condición de indefensión, la jurisprudencia ha
indicado que es la situación en la que una persona no cuenta con ningún
medio normativo de defensa, que le permita reivindicar la protección de sus
derechos constitucionales. En la sentencia T-117 de 2018, la Corte indicó que
la indefensión como criterio de procedencia de la acción de tutela contra
particulares se predica de una situación fáctica en la cual, el actor carece de
medios de defensa.

Así, en virtud del carácter amplio del acceso a las redes sociales, e incluso a
los medios de comunicación, una persona que sea cuestionada a través de las
redes sociales puede acceder a la misma red o a otra, con el fin de ofrecer su
propia versión de los hechos. Sin embargo, ello no implica que tenga a su
disposición un medio de defensa, es decir que, “debido a las circunstancias
fácticas concurrentes, una persona se encuentra impotente o sometida en
relación con otra y, por tanto, se halla en la imposibilidad de defender sus
derechos”62. El estado de indefensión se manifiesta cuando la persona
afectada en sus derechos por la acción u omisión del particular carece de
medios jurídicos de defensa, o los medios y elementos con que cuenta
resultan insuficientes para resistir o repeler la vulneración o amenaza de su
derecho fundamental.63 En cada caso concreto, el juez de tutela debe apreciar
los hechos y circunstancias con el fin de determinar si se está frente a una
situación de indefensión, para establecer si procede la acción de tutela contra
particulares.64

62
Al respecto ver Corte Constitucional, Sentencia T-015 de 2015 (MP Luis Ernesto Vargas Silva; AV María
Victoria Calle Correa).
63
Corte Constitucional, Sentencia T-798 de 2007 (MP Jaime Córdoba Triviño) y T-552 de 2008 (MP Marco
Gerardo Monroy Cabra).
64
Corte Constitucional, Sentencias T-288 de 1995 (MP Eduardo Cifuentes Muñoz), T- 277 de 1999 (MP
Alfredo Beltrán Sierra) y T-714 de 2010 (MP María Victoria Calle Correa).
La Corte ha identificado enunciativamente varias situaciones que pueden dar
lugar a la condición de indefensión. Así, la Sentencia T-012 de 201265 hizo
referencia a las siguientes circunstancias: “(i) cuando la persona está en
ausencia de medios de defensa judiciales eficaces e idóneos que le permitan
conjurar la vulneración de un derecho fundamental por parte de un
particular; (ii) quienes se encuentran en situación de marginación social y
económica; (iii) personas de la tercera edad; (iv) discapacitados; (v) menores
de edad; (vi) la imposibilidad de satisfacer una necesidad básica o vital, por
la forma irracional, irrazonable y desproporcionada como otro particular
activa o pasivamente ejerce una posición o un derecho del que es titular; (vii)
la existencia de un vínculo afectivo, moral, social o contractual, que facilite la
ejecución de acciones u omisiones que resulten lesivas de derechos
fundamentales de una de las partes como en la relación entre padres e hijos,
entre cónyuges, entre copropietarios, entre socios, etc. y, (viii) el uso de
medios o recursos que buscan, a través de la presión social que puede causar
su utilización, el que un particular haga o deje de hacer algo en favor de
otro”.

La sentencia de 2017 que se comenta ha precisa que, es expresión de debilidad


manifiesta constitutiva de estado de indefensión, la circunstancia fáctica de
inferioridad que produce la divulgación de información u otras expresiones
comunicativas, por medios que producen un amplio impacto social y que
trasciende del entorno privado en el que se desenvuelven los involucrados,
como los son los medios de comunicación y las redes sociales.66
Específicamente, se ha considerado que “la divulgación de fotografías y otros
objetos comunicativos a través de la red social Facebook configura una
situación fáctica de indefensión por cuanto la parte demandada tiene un
poder amplio de disposición sobre estos objetos, así como el control de los
medios de publicidad en que aparecen los mismos, en cuanto detenta el poder
de acceso y el manejo del sitio en el que se realiza la publicación.”67

Así las cosas, cuando en el caso concreto el juez constitucional logre


evidenciar que quien demanda se encuentra en un estado de debilidad
manifiesta, es decir, de indefensión frente al accionado, la tutela se torna
procedente, aunque este último sea un particular. Situación que se evidencia
65
Corte Constitucional, Sentencia T-012 de 2012 (MP Jorge Iván Palacio Palacio).
66
Corte Constitucional, Sentencias T-921 de 2002, T-787 de 2004 (MP Rodrigo Escobar Gil), y T-634 de
2013 (MP María Victoria Calle Correa).
67
Corte Constitucional, Sentencia T-643 de 2013 (MP María Victoria Calle Correa), reiterada en la Sentencia
T-015 del 2015 (MP Luis Ernesto Vargas Silva; AV María Victoria Calle Correa).
cuando se realizan publicaciones a través de internet o redes sociales sobre las
cuales el demandante o afectado no tiene control.

A partir de estas consideraciones, y para el caso concreto, la Sala Novena de


Revisión verifica que, el profesor Fabian Sanabria Sánchez ha tenido
oportunidad de ejercer su libertad de expresión con el fin de dar su punto de
vista sobre el contenido del informe. En efecto, ha dado declaraciones en las
emisoras Blu Radio y en la versión virtual de la revista semana68. Allí ha
tenido oportunidad de hacer un examen crítico de los informes que se han
difundido y en el que lo han señalado de incurrir en casos de violencias
sexistas en el contexto universitario. Ello no puede perderse de vista, el actor
ha podido acceder a medios de comunicación, en condiciones que le han
permitido ofrecer sus apreciaciones críticas sobre los documentos en los que
es señalado. Sin embargo, ello no tiene como consecuencia que, se supere el
estado de indefensión. Como se indicó, la indefensión es una situación en la
que se carece de medio de defensa ante un acto que amenaza o vulnera los
derechos fundamentales.

En el caso del profesor Fabian Sanabria Sánchez, en atención a que la parte


actora, no es docente de la misma universidad, o no es funcionaria pública, no
es posible que, en cumplimiento de reglamentos o normativas del alma mater,
se acuda a un medio reglado para atender el reclamo entre las dos partes. El
actor no tiene un medio de defensa que permita ventilar el reclamo de
protección de la supuesta vulneración o amenaza de vulneración de sus
derechos fundamentales. Sumado a lo anterior, como lo ha reconocido
reciente jurisprudencia de la corporación, cuando la información que
cuestiona el buen nombre, honra o intimidad de una persona se difunde a
través de las redes sociales o medios digitales, se ha entendido que la persona
se encuentra en situación de indefensión ya que, el emisor controla
integralmente la forma en la que se hace la difusión, el tono, y el número de
personas a las que llega, y no existe instrumento para evitar que dicha difusión
se produzca, salvo acudir a la acción tutelar.

En relación con el requisito de subsidiariedad, la Corporación estima que, el


proceso penal por el delito de injuria o el de calumnia no es un espacio
procesal que tenga como objetivo principal e inmediato la protección del

68
Así lo manifestó el actor en su escrito de tutela a folio 31, en el mismo sentido allegó al expediente los
enlaces de las entrevistas en los medios de comunicación. “Es una vil calumnia”: Fabián Sanabria responde a
mención en informe sobre acoso sexual | Mañanas BLU 10:30 | BluRadio Profesor de la Universidad
Nacional denunciado por acoso relata su versión | Semana Noticias - YouTube
derecho constitucional a la honra y el buen nombre. El proceso penal tiene
como objetivo fundamental la imposición de una sanción a la persona que sea
hallada responsable de la consumación de los delitos de injuria y calumnia,
más no la protección inmediata de los derechos fundamentales. En el caso
concreto, se trata de dos documentos que realizan denuncias de actos que,
eventualmente, llegarían a constituir actos de vulneración de los derechos
humanos de miembros de la comunidad académica. Se trata de hechos
delicados, pues tocan eventos de presuntas violencias basadas en el género y
violencia sexual contra jóvenes mujeres. En el mismo sentido, debe indicarse
que, quien emite la información es un comité estudiantil y de egresadas del
departamento de antropología, asesoradas por la accionada. Finalmente, la
información difundida tiene como objetivo denunciar un contexto de
violencias sexistas contra mujeres y algunos hombres, por parte de docentes
del centro académico, por ello, busca activar las instancias de la institución
con el fin de que se inicien los procesos disciplinarios contra las personas
denunciadas. Debido a esto, se ha indicado que el juez penal no desplaza al
juez de tutela, y por el contrario, ello resulta perfectamente compatible con los
estándares interamericanos sobre la materia.

En efecto, la Comisión interamericana ha señalado que, la restricción a la


libertad de expresión no puede darse en virtud del ejercicio de la acción penal
contra la persona que difunde información, sino que, en el peor de los casos,
debe ser la jurisdicción civil la encargada de conocer de las responsabilidades
ulteriores en casos en los que se acuse al emisor de una información realizada
por fuera de los parámetros del artículo 20 constitucional69. No es adecuado
considerar que el proceso penal por los delitos de injuria y calumnia es un
espacio para la solución de un problema constitucional relacionado con la
tensión entre el ejercicio de la libertad de expresión y su restricción por la
protección del derecho a la honra y a la intimidad. De hecho, en el sistema

69
“Las leyes de privacidad no deben inhibir ni restringir la investigación y difusión de información de
interés público. La protección a la reputación debe estar garantizada sólo a través de sanciones civiles, en
los casos en que la persona ofendida sea un funcionario público o persona pública o particular que se haya
involucrado voluntariamente en asuntos de interés público. Además, en estos casos, debe probarse que en
la difusión de las noticias el comunicador tuvo intención de infligir daño o pleno conocimiento de que se
estaba difundiendo noticias falsas o se condujo con manifiesta negligencia en la búsqueda de la verdad o
falsedad de las mismas.” En este sentido la CIDH sostuvo: “Una ley que ataque el discurso que se
considera crítico de la administración pública en la persona del individuo objeto de esa expresión afecta a
la esencia misma y al contenido de la libertad de expresión”. CIDH, Informe Anual,
OEA/Ser.L/V/II.88.Doc.9.rev. 17 de febrero de 1995, p.218.
interamericano existe una tendencia dirigida a retirar del derecho penal las
tensiones derivadas del ejercicio de la libertad de expresión, puntualmente, en
casos de los discursos especialmente protegidos de la libertad de expresión.

En últimas, a juicio de esta Sala de Revisión, el proceso penal no es un


espacio cuya finalidad esté dirigida principalmente a la protección del derecho
al buen nombre y honra de una persona, o su armonización constitucional con
el ejercicio del derecho a la libertad de expresión. Se insiste, una visión que
sancione con pena de prisión el ejercicio de la libertad de expresión riñe con
documentos internacionales relacionados con la protección de esta garantía
constitucional. Por ello, definitivamente, el proceso penal, no es un espacio
idóneo y eficaz de protección de los derechos constitucionales en tensión, en
casos de ejercicio de la libertad de expresión.

Por último, el requisito de inmediatez exige que, el actor en tutela sea


diligente y promueva el medio constitucional de amparo en un plazo razonable
respecto de los hechos que amenazan o vulneran los derechos fundamentales.
Si bien se ha indicado que la acción de tutela no tiene un término de
caducidad, si es necesario que, al momento de promover la acción de tutela el
daño o amenaza de daño sea actual e inmediato. En el caso concreto, el
documento titulado “Segundo Informe sobre violencia sexual en el Programa
de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá” fue
difundido pasadas dos semanas después de que se difundió un primer informe
titulado “Primer informe sobre violencia sexual en el departamento de
antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá.”
difundido en el mes de agosto de 2020. La acción de tutela fue promovida el
30 de agosto de 2020, es decir, menos de un mes después de la difusión de los
dos documentos. La Sala encuentra satisfecho el requisito de inmediatez.

A juicio de la Sala Novena de la Corte Constitucional, se satisfacen los


requisitos de procedibilidad formal de la acción de tutela y en esa medida
corresponde continuar con el análisis de la procedencia material.

4.2. Examen de procedibilidad material de la acción de tutela.

Como se indicó al momento de la formulación del problema jurídico, la Sala


Novena de Revisión de la Corte debe establecer si la información difundida
por la profesora Mónica Godoy Ferro se encuentra protegida por la libertad de
expresión, o si por el contrario se trata de un uso de este derecho que implica
la vulneración de otros derechos fundamentales, y en esa medida debe ser
limitado. De manera paralela, debe indicarse que, a la Sala Novena de
Revisión de la Corte Constitucional no le compete pronunciarse sobre las
eventuales responsabilidades individuales del actor, profesor Fabian Sanabria
Sánchez, toda vez que ello es competencia de autoridades disciplinarias y
penales, si así lo encuentra fundado. El problema jurídico se restringe, por un
lado, a definir si las manifestaciones hechas por la docente Mónica Godoy
Ferro se encuentra protegidas o no por la libertad de expresión y, por otro
lado, en caso de que no se encuentre, si la protección al derecho a la intimidad
y al buen nombre y honra del actor, implican, necesariamente, la orden de los
jueces de instancia, conforme a la cual, la actora debía abstenerse de emitir
nuevamente alguna afirmación sobre Fabian Sanabria Sánchez.

Paralelo a lo anterior, las partes dentro del proceso de tutela se han acusado
mutuamente de faltas a las reglas de la producción del conocimiento de la
disciplina antropológica y sociológica, y que ello afecta la credibilidad de los
informes que se han publicado. En efecto, el actor ha indicado que los
informes carecen de suficiente transparencia intelectual, en atención a que
fueron publicados sin escuchar a las personas que eran denunciadas 70, y la
accionada ha manifestado que el fundamento de sus investigaciones se debe a
un especial enfoque antropológico que sostiene que el conocimiento en las
ciencias sociales, es situado, y en esa medida, se parte de la premisa que la
objetividad no puede ser entendida como neutralidad o asepsia de quién
denuncia71.

Entorno a este debate, como se indicará más adelante, la Sala considera que
este proceso de tutela no gira en torno a las interpelaciones académicas o
propias de posiciones teóricas que las partes se reprochen mutuamente. Ello
no es parte del debate constitucional que se fijó en el problema jurídico. Las
70
En el caso de Fabian Sanabria: “¿Por qué las autoras de esos “Informes”, y en particular la señora
accionada, quien según afirmó en diversos escenarios fungió como “Coordinadora” de los mismos, que se
precia de ser profesional de la disciplina antropológica, no le dio objetiva y claramente la oportunidad de dar
su versión o defenderse antes de la publicación y amplísima difusión de los mismos, sino que los publicó
precipitadamente, antes de darlos a conocer a las autoridades competentes, y acudió a distintos medios de
comunicación para afectar el Nombre y la Honra, sometiendo al presente profesor al escarnio público?”
71
En el caso de Mónica Godoy Ferro manifestó: “Nuestro propósito no fue juzgar a los docentes señalados, y
así lo manifestamos desde el primer informe y lo profundizamos en el segundo y el tercero. Nuestra
investigación es un ejercicio de memoria social, de elaboración de memoria colectiva que muestra la
perspectiva de las mujeres y algunos hombres que, en una profunda desigualdad de poder, se formaron en esta
universidad como profesionales. // La etnografía contemporánea no tiene aspiraciones de neutralidad
cientificista sino que produce un conocimiento situado y relacional con los sujetos que participan del proceso
de elaboración del conocimiento. Este acercamiento antropológico se aclaró y se enfatizó en las tres entregas
de la investigación y es bien conocido por los profesores acusados, ya que, todos son antropólogos, fueron
nuestros docentes y conocen a la perfección las metodologías de investigación reflexivas y críticas de la
disciplina antropológica posestructuralista.”
recriminaciones que, en tanto académicos e intelectuales, tengan que hacerse
cada una de las partes, sobre la forma en la que producen el conocimiento de
sus disciplinas es un ejercicio que escapa al control judicial.

Para la Corte Constitucional, los informes sobre violencia basada en el género


en el contexto del departamento de antropología de la Universidad Nacional
de Colombia no deben ser examinados a la luz de la antropología o la
etnografía contemporánea. En realidad, corresponde a esta corporación ver
esos documentos como denuncias sobre eventuales violaciones a los derechos
humanos. Ese es el único examen que le corresponde hacer. La polémica sobre
el respeto a la ética del científico social en la producción de su conocimiento
es un debate de primer orden en las discusiones sobre el estatuto
epistemológico de las ciencias sociales72; sin embargo, en este caso, no es lo
protagónico del debate jurídico-constitucional a propósito del examen judicial
de las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos contenidas en los
informes. Si el profesor Fabian Sanabria Sánchez considera que los informes
carecen de un determinado enfoque, o no son suficientemente, “sociológicos”,
ello no es óbice, para que la accionada quiera ejercer su derecho a la libertad
de expresión y hacer, en principio, denuncias públicas sobre, supuestos casos
de violencia sexual al interior de la universidad. Además de ello, debe
indicarse que, en términos jurídicos, el argumento del profesor Fabian
Sanabria, conforme al cual, la accionada debía entrevistarlo antes de difundir
los informes, no tiene recibo ni sustento, pues, conforme la ley 1257 de 2008,
las victimas de actos de violencias basadas en el género no pueden ser
obligadas a ser confrontadas con las personas señaladas de ser responsables de
los actos vulneratorios.

Por el contrario, lo que sí tiene relevancia jurídica, y por esa vía será parte del
estudio que realizará esta corporación es lo siguiente. El actor sostiene que no
se pueden realizar las denuncias en su contra pues carece de sanción
disciplinaria o penal que de fundamento a dichas afirmaciones. La accionada,
por el contrario, sostiene que, si bien ello es cierto, (es decir, no existen
sanciones disciplinarias o penales contra el actor) ello se debe a una cultura de
tolerancia con la violencia patriarcal al interior de la Universidad Nacional de
Colombia. Muestra de ello es que las denuncias por casos de acoso sexual no
prosperan ni llevan a sanciones disciplinarias. Estas afirmaciones de la
accionada no son de poco calado, se trata de aseveraciones que de ser ciertas
afectan a la principal institución de educación superior del país, pero además,
72
Bernstein, Richard (1983) Beyond Objectivism and Relativism: Science, Hermeneutics, and Praxis.
Philadelphia: University of Pennsylvania Press.
explican los motivos por los cuales, las denuncias sobre violencia basada en el
género se produjeron de la manera en la que se dieron. Esto es, a través de
informes públicos, difundidos a través de diversos medios, y cuyo objetivo,
era, interpelar y cuestionar, no solo los eventos de acoso sexual, sino sobre
todo, la supuesta inacción de la institución académica. A juicio de esta Sala,
conforme el precedente en vigor, puntualmente la Sentencia T-275 de 2021, es
posible que se realicen denuncias públicas sobre actos constitutivos de
violencia basada en el género, incluso si no existen sanciones disciplinarias o
penales, contra las personas señaladas. Como se verá, la jurisprudencia definió
las condiciones en las que estas denuncias deben producirse.

Con el fin de resolver los interrogantes anteriores, siguiendo la metodología


expuesta en las sentencias T-155 de 2019, y T-275 de 2021, la Sala Novena de
Revisión expondrá el contenido de las denuncias realizadas por la comisión
feminista, con la asesoría de Mónica Godoy Ferro, a partir de las preguntas
“quién comunica”, “de qué o de quién se comunica”, “a quién se comunica”,
“cómo se comunica” y “por qué medio se comunica”. Ella tendrá como
objetivo, establecer si en el caso concreto, tiene mayor peso el derecho a la
libertad de expresión de la accionada, o el derecho a la intimidad y buen
nombre del actor, y en todo caso, evitar que se impongan condiciones
irrazonables para el ejercicio de la libertad de expresión. Después de agotado
ese examen, se estudiarán los documentos que remitió a la Corte
Constitucional, la Universidad Nacional de Colombia sobre la normativa y
acciones dirigidas para atender las denuncias de estudiantes por actos de
violencias basadas en el género contra profesores de esa alma mater.

Quién comunica: La asesora de la comisión autora de los informes, y parte


accionada en este proceso de tutela, es una egresada del departamento de
antropología que, conforme su dicho, movida por finalidades altruistas,
difundió los informes debido a que, en el departamento de antropología de la
universidad nacional de Colombia se presenta un contexto de tolerancia o baja
sanción a los casos de acoso sexual contra estudiantes. Ello incluso, a pesar de
que varios casos han sido denunciados ante el ente universitario. Debe
recalcarse es que la accionada es egresada de la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, y ha estada vinculada a
procesos organizativos que tienen como objetivo la denuncia de casos de
violencias contra mujeres. Se trata entonces de una defensora de derechos
humanos que, en el ejercicio de su actividad, acompaña procesos de
organización social de mujeres cuyo objetivo es la protección de derechos
humanos de las mujeres y demás personas en espacios académicos.
De qué o de quién se comunica: Para esta corporación es relevante que el
actor, como lo indica en su escrito de tutela, es un reconocido académico e
intelectual de su campo de estudio. Por ello ha sido reconocido con varias
responsabilidades al interior de la Universidad Nacional de Colombia, y por
fuera de ella. En efecto, ejerció la decanatura de la facultad de ciencias
humanas en el año 2008, y fue aspirante a rector de la primera universidad del
país, en el año 2019. En el mismo sentido, fue director del Instituto
Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) y Comisario General del
Año Colombia -Francia 2017.

Estos, entre otros reconocimientos, evidencian que se trata de una figura


relevante en su campo de estudio. El actor ejerció la decanatura de una
Facultad y recientemente aspiró al primer cargo de dirección de la
universidad. En esa medida, el actor es consciente que su hoja de vida y
trayectoria académica son objeto de examen y escrutinio por parte de la
comunidad universitaria. El profesor Fabian Sanabria Sánchez, al interior del
campus, es una figura que goza de reconocimiento y los cargos que ha
ejercido, así como sus aspiraciones a la rectoría lo hacen objeto de un
escrutinio público más intenso. Lo anterior no significa que automáticamente,
deba llegarse a la conclusión de que no se encuentra protegido su derecho a la
intimidad y buen nombre y honra. Se trata de una conclusión preliminar,
conforme a la cual, se está frente a una figura relevante al interior de la
comunidad académica, que ha ejercido cargos públicos y que recientemente
buscó ejercer la mayor responsabilidad a la que puede aspirar un profesor del
centro académico: la rectoría. Sumado a ello, debe indicarse que también fue
director de una institución pública de carácter nacional, puntualmente el
ICANH. Es decir, es un funcionario público, director de una instancia
relevante en su campo de estudio.

Lo anterior lo hace una figura relevante al interior de la comunidad académica


y objeto de mayor escrutinio por parte de los sectores universitarios. A juicio
de esta Sala, los y las estudiantes tienen derecho a examinar la hoja de vida y
trayectoria de los docentes que han ejercido cargos de responsabilidad en la
universidad, especialmente, si han aspirado a la rectoría del ente académico. Y
por supuesto, esto incluye examinar su hoja e vida desde una perspectiva de
género.

Sumado a lo anterior, para la Sala resulta de primera importancia que los


pasajes en los que se denuncia al profesor Sanabria Sánchez lo hacen cuando
ejerció el cargo de director del Instituto Colombiano de Antropología e
Historia, es decir, una responsabilidad que se extiende incluso fuera de la
Universidad Nacional de Colombia y que abarca el ejercicio de la dirección de
una entidad pública de orden nacional.

A quién se comunica: A juicio de la Sala, y conforme a la literalidad de los


informes, los mismos están dirigido a la comunidad universitaria, tanto a los
estudiantes como a las autoridades directivas. Se trata de un informe redactado
para interpelar y cuestionar a las instancias académicas y movilizar a la
comunidad estudiantil. Se trata de una denuncia dirigida a sectores
estudiantiles, organizados entorno a un comité feminista, que buscan señalar la
ocurrencia de violaciones a los derechos humanos ocurridas al interior del
campus, y señalar a las autoridades académicas de ser tolerantes con un
contexto consistente de acoso contra estudiantes. Para la Sala se trata de una
herramienta de sectores sociales movilizados y organizados que denuncian
situaciones que pueden llegar a constituir violaciones a los derechos humanos
de miembros de la comunidad académica, agravado por un escenario de
tolerancia y baja investigación de las conductas que afectan los derechos
fundamentales. En los primeros párrafos del informe de julio de 2020 se lee:

“Tanto unas como otras, llevan décadas intentando hacer visibles las
experiencias de violencia sexual, de diverso tipo, que vivieron como
estudiantes. A pesar de sus esfuerzos, vemos con preocupación que las
directivas del programa y la institución misma han sido indiferentes
ante sus reclamos, hasta el punto de asignar recientemente un curso de
primer semestre (donde la mayoría de estudiantes son menores de edad
y, por ende, pueden ser más vulnerables) a uno de los docentes que,
desde hace más de un decenio, ha sido acusado de incurrir en agresiones
sexuales”

La finalidad del informe, y por esa vía a quienes va dirigido, tiene como
objetivo denunciar, confrontar a la comunidad académica con el hecho que,
existen denuncias contra docentes del alma mater, y que las mismas no arrojan
resultados palpables, a criterio de sectores universitarios, uno de esos sectores
estudiantiles, aglutinado en la Comisión Feminista y de Asuntos de Género del
Departamento de Antropología – Las que Luchan y de algunas egresadas de
diferentes cohortes y generaciones de este programa. El informe es, entonces
una denuncia de sectores sociales del ente académico que, organizados en la
“comisión feminista” buscan interpelar y activar los procesos disciplinarios
contra los supuestos responsables de casos de violencia sexista al interior del
campus universitario. Para la Sala, la violencia sexista o basada en el género
que se denuncia en los dos documentos, debe ser asumida como violaciones a
los derechos humanos de las mujeres y de hombres.

Examinado el contenido de las denuncias, las mismas tienen una finalidad


directa y es interpelar, de manera vehemente y en tono de reclamo exigente a
la Universidad Nacional de Colombia, su inacción frente al supuesto contexto
de tolerancia a los casos de acoso sexual contra miembros de la comunidad
académica. Se observa en el informe:

“Lo que motivó esta investigación fue una acción directa, el pasado 5 de
marzo, cuando se realizó una toma de la Facultad de Ciencias Humanas
en la cual feministas graffitearon algunas oficinas de docentes de
antropología señalándolos con graves acusaciones. La institución
durante décadas ha sido negligente para tomar en serio, investigar y
sancionar la violencia contra las mujeres. Ha argumentado la
inexistencia de quejas formales, así ignoraron los muchos intentos de
varias generaciones de estudiantes por conseguir ayuda y protección,
como lo documentan los testimonios aquí recogidos. Nosotras, con esta
iniciativa, adelantamos parte del trabajo que les corresponde para que lo
continúen y profundicen. Los exhortamos a tomar con prontitud las
acciones pertinentes para evitar que estas situaciones se repitan
indefinidamente. Esta investigación debió realizarse desde la institución
hace más de 20 años, al tener la primera noticia o sospecha que pudiera
existir alguna conducta indebida o ilegal. Tal vez así, nos hubieran
ahorrado a varias generaciones de mujeres estudiantes ser objeto de las
repetidas agresiones sexuales de los mismos docentes.”

Para la Sala se trata de un ejercicio profundamente crítico de la situación del


departamento de antropología de la Universidad Nacional de Colombia, en
relación con la tolerancia del ente académico de un escenario de acoso sexual
contra estudiantes. Las denuncias sobre la existencia de un contexto de
tolerancia frente a actos de acoso sexual contra estudiantes no pueden verse
como una dificultad administrativa entre actores de la vida universitaria, sino
como vulneraciones a los derechos fundamentales de personas, puntualmente
jóvenes mujeres y hombres, por el contenido del informe, mayoritariamente
mujeres, incluso adolescentes de primeros semestres del pregrado en
antropología. Con el fin de denunciar los hechos, pero, por, sobre todo,
interpelar y cuestionar a las autoridades universitarias sobre el asunto, el
informe indica que presenta un panorama amplio sobre la situación y
documenta el contexto, además de un balance general de la situación, a partir
de narraciones de las supuestas víctimas. El objetivo fundamental de los
documentos difundidos es que la universidad inicie y lleve hasta su última
instancia las investigaciones que erradiquen el ambiente de supuesta tolerancia
a la violencia sexista.

En esa medida, para esta Corporación, los dos documentos difundidos tienen
como objetivo activar los procesos disciplinarios que eliminen el contexto de
tolerancia a la violencia de género que, a criterio de la actora, se presenta en la
Universidad. A esta altura, la Sala llama la atención sobre los siguientes
puntos. Si el informe fuera difundido por un medio de comunicación o un
periodista, sin duda, sería exigible el cumplimiento de los estándares del
derecho a la información, ello en atención a que, un medio de comunicación
tiene como finalidad constitucional difundir información para ser consumida
por el público en general, y que la misma es veraz. Sin embargo, un
movimiento social, o un colectivo organizado en torno a una causa puntual, tal
como la denuncia de un contexto de tolerancia de violencia sexista, no tiene
como principal objetivo ofrecer información al mercado libre de ideas. Su
finalidad, en tanto movimiento social, es cuestionar e interpelar a la
administración para que, despliegue procesos y procedimientos dirigidos a
atender los reclamos sociales.

La Sala considera que, cuando los sectores sociales y populares hacen


denuncias sobre vulneraciones a las garantías constitucionales tienen como
objetivo ejercer presión y vindicación de derechos ante la administración
pública, y en esa medida, no ejercen el derecho a la información. Establecer
esa equiparación entre, por un lado, un movimiento social organizado y en
ejercicio de actos de denuncia de un contexto de violaciones a los derechos
humanos, y por el otro, un medio de comunicación que, de manera
permanente, se dedica a recolectar, confrontar fuentes, y difundir información,
seria contraria al espíritu de la Carta de 1991.

Cómo se comunica: Respecto a las formas y el cómo se comunica la


información que se difundió en los dos documentos, a continuación, la Sala
transcribe la literalidad de los pasajes relevantes. En el primer informe
publicado a mediados del mes de julio de 2020 se lee en la primera página:
“Esta investigación fue realizada por el Comisión Feminista y de Asuntos de
Género de Antropología- Las que luchan
cuidemonosentrenosotras@gmail.com con la asesoría de Mónica Godoy
Ferro, egresada del mismo, monicagodoyf@yahoo.com”. En relación con las
afirmaciones referidas al profesor Fabian Sanabria, a folio 7 se lee:

“Ahora bien, estos tres profesores no fueron los únicos denunciados en


los relatos. Un estudiante de antropología narró como el ex profesor
ocasional de la carrera de antropología, actual profesor de sociología y
exdecano de la Facultad, Fabián Sanabria, durante un evento social en el
Museo Nacional lo tocó intencionalmente, sin su consentimiento, en sus
partes íntimas simplemente al pasar a su lado. Esta conducta a pesar de
no ser repetitiva, es similar al acoso sexual callejero. Es un
aprovechamiento de una oportunidad fugaz de hacer un abuso de
carácter sexual. La víctima contó con poca solidaridad de sus pares y le
fue difícil tratar con el malestar que le generó esta agresión.”

En la página 42 del mismo informe de julio de 2020 se lee:

“Fabián Sanabria
Posible víctima:

35. No puedo establecer la fecha exacta, pero si el contexto donde


sucedió. Era el lanzamiento de un libro de Lorenzo Muelas editado por
el ICAHN y presentado en uno de los auditorios del Museo Nacional.
No estoy seguro si era 2005 o 2006, pero yo era estudiante de
antropología de la Universidad Nacional de Colombia y creo Fabián
Sanabria era el Decano o, por lo menos, era profesor de sociología.
Había asistido al evento como estudiante de dicho departamento con
algunos compañeros. Cuando se terminó el evento, en el hall se
ofrecieron los pasabocas y el vino de etiqueta. Yo salí con algunos de
mis amigos y vi que al otro lado del Hall estaba un amigo de mi padre
que quería saludar. Me dispuse, entonces, a caminar hacia él mientras
que en la dirección contraria venía Sanabria. Yo, que apenas sabía quién
era, no le di mucha importancia a pasar por su lado. Él paso muy cerca
mío, me agarró el pene, lo soltó y siguió su camino. En ese momento
me sentí avergonzado y seguí mi camino a saludar al amigo de mi
padre, sin contarle. Duré molesto y me sentí muy mal. Cuando me reuní
con mis amigos les conté de lo sucedido, pero pareció no tener mayor
importancia así que terminé por no decir nada más al respecto, salvo
unas cuantas y tímidas veces a un par de amigas a lo largo del tiempo.
Por fortuna nunca más tuve que cruzarme con ese profesor en alguna
situación en donde esto se pudiera repetir. Sin embargo, tuve que recibir
mi diploma de grado de sus manos cuando me gradué en 2009. Tenía 18
o 19 años cuando esto sucedió. No puedo estar seguro de los efectos
concretos de esta experiencia en mi vida. Durante mucho tiempo
simplemente intente obviar el asunto a riesgo de parecer que estaba
siendo homofóbico. Puedo decir que recordar ese hecho me pone triste.
Siempre he sentido inseguridad sobre mi cuerpo, pero creo ese episodio
me hizo sentir más inseguro en relación a este cuerpo. También, sentí
por mucho tiempo que no valía la pena instaurar una queja, pues, yo no
tuve ninguna relación directa con ese profesor salvo ese episodio, por lo
que me parecía difícil de confirmar. Aunque se lo conté a los
compañeros con los que asistí al evento, después de sentirme muy
avergonzado. En general me sentí violentado e inerme frente al accionar
de ese profesor. Te (2004-2009), ficha 21.”

Posteriormente se publicó, el segundo informe sobre violencia sexual en el


departamento de antropología de la universidad Nacional de Colombia, Sede
Bogotá. En el primer pie de página se lee: “Este informe fue elaborado por la
Comisión Feminista y de asuntos de género Las que Luchan del Departamento
de Antropología de la UNAL cuidemonosentrenosotras@gmail.com con la
asesoría de la egresada Mónica Godoy Ferro monicagodoyf@yahoo.com. La
primera parte de esta investigación, junto con una explicación detallada de los
objetivos y la metodología utilizada, puede leerse en: https://28532311-5e1b-
41da-abf8-
79c1f4413abb.filesusr.com/ugd/272da9_51e048c8633044dd865d89a336eec7d
e.pdf”.

En este segundo informe a folio 18 se lee:

“Fabián Sanabria
Posible víctima

39. Yo conocí a Fabián Sanabria en un trabajo que tuve en mi último


semestre de antropología 2012-II, trabajo que tuve con la Fundación
Trenza en asocio con el Instituto Colombiano de Antropología, donde
Sanabria era director en Septiembre del 2012, a la vez que era profesor
en el departamento de Sociología. Es muy humillante sentirse acosado
bajo una figura de poder. No hubiera podido comprender nunca a lo que
se ven expuestas las mujeres día a día hasta que Fabián Sanabria,
director en el 2012 del Instituto Colombiano de Antropología y profesor
de la Universidad Nacional, me invitó con engaños un día de octubre
del 2012 a su apartamento. Allí, después de darle vueltas a su propuesta,
me ofreció un puesto en el ICANH a cambio de concederle favores
sexuales. No contento con la sensación de repulsión que me generó su
propuesta, al ver mi negativa tomó represalias contra mí y esa misma
semana hizo que me despidieran de mi trabajo como etnógrafo en
Tierradentro. Estos hechos ocurrieron mientras yo era estudiante de
antropología en la Universidad Nacional de Colombia en el año 2012.
Para denunciar su acoso y su abuso de poder como profesor de la
Universidad Nacional y Director de ICANH, detallaré un poco más sus
excesos y el contexto del acoso antes mencionado:

Como he referido anteriormente, en mi último año de universidad tuve


la oportunidad de participar en un proyecto para el parque arqueológico
de Tierradentro, donde se tenía como objetivo el mapeo de actores
sociales del municipio de Inzá, en Tierradentro. Estuve 2 semanas en
trabajo de campo, entablando una buena relación con el cabildo
indígena Nasa y con la comunidad sin problema alguno. A la tercera
semana llegó Fabián Sanabria, director del Instituto Colombiano de
Antropología, quien venía a dialogar con el cabildo de Inzá, puesto que
habían rumores de que la comunidad se iba a tomar los predios del
parque arqueológico de Tierradentro. Para tener una idea cercana de la
negociación que venía a entablar Sanabria, recordemos que Inzá es un
pueblo indígena emblema de la guerrilla indígena del Quitín Lame,
también es el lugar donde, pasados dos meses de esta narración,
quemaron la iglesia del pueblo catalogada como patrimonio histórico de
la nación. Por estas razones, y por su tradición beligerante como pueblo
indígena, la relación con una institución estatal como el ICANH era
tensa debido a que los indígenas querían administrar el parque
arqueológico. De esta manera Sanabria, como director del ICANH,
tenía que sentarse a dialogar con el cabildo. En esta visita al parque
arqueológico nos encontramos y en sus primeros dos días el director fue
progresivamente excediendo su confianza conmigo. Ante mi negativa a
sus cumplidos se sintió retado a manifestar su poder con más intensidad
haciendo cada vez más incisivos sus comentarios como “tienes cara de
gato”, “¿porqué eres tan bravo?”, “lo que te hace falta es que te
consientan”. Todos comentarios acompañados de gestos morbosos,
estirando sus labios, en un gesto muy desagradable que es común en su
lenguaje corporal. Por mi parte no quería tener ningún problema en mi
primer trabajo como etnógrafo, razón por la cual nunca agredí de
ninguna forma al que era entonces el jefe del instituto para el cual
estaba trabajando. Entre este incómodo acoso y los comentarios
desagradables que no paraban, llegó el día de la reunión entre el cabildo
de Inzá y el director del ICANH. Fue una noche atravesada por la
compañía de los Tewalas, líderes espirituales de la comunidad. Como
siempre en el mundo indígena, empezaron los rituales para abrir la
reunión, primero nos ofrecieron algunos tragos de chirrinche (bebida
alcohólica de la región), y más adelante los Tewalas le ofrecieron hoja
de coca a Fabián Sanabria para entablar comunicación con las
autoridades indígenas, ofrecimiento ante el cual, él se mostró con una
actitud de asco, sin embargo, recibió las hojas y se las llevó a la boca
con reticencia. Al pasar media hora en promedio, mientras él seguía
acosándome con preguntas como “¿por qué no pruebas estar con un
hombre? ¿porque eres tan brusco? ¿Por qué no te dejas consentir?” El
director del parque volvió para ofrecer, por parte de los Tewalas, lo que
en la cultura nasa se conoce como mambe, que no es más que "cal"
(roca pulverizada que funciona como reactivo para potenciar las
propiedades químicas de la hoja de coca). Este polvo blanco, que
cualquier antropólogo sabe, hace parte de una pareja ritual en el oficio
de mambear coca, a Sanabria le pareció muy familiar, y cuando el
director del parque le dejó este polvillo blanco de cal en el dorso de su
mano, Fabian, en vez de llevárselo a la boca para combinar con la hoja
de coca, lo aspiró, en una de las acciones más irrespetuosas contra la
comunidad indígena que he visto en mi carrera como antropólogo. Ante
mis ojos, no solo había experimentado el acoso por parte de Fabián
Sanabria en su rol de jefe. Lo más indignante y la manifestación
máxima de su egolatría frente al otro fue el irrespeto a las costumbres
del pueblo indígena nasa, con el que estaba negociando. Al mirar con
asco la hoja de coca que le ofrecieron y peor aún, al inhalar ese polvo de
cal como si fuera cocaína había demostrado un desconocimiento total de
las tradiciones indígenas. En un lapso de tres semanas, Fabián Sanabria
nunca aceptó que yo no siguiera sus insinuaciones. De regreso en las
instalaciones del parque arqueológico, Sanabria siguió insistiendo en lo
que para él supongo se convirtió en un absurdo ‘juego de seducción’.
Luego del episodio de acoso en el cabildo, me ofreció almorzar con él,
llevarme en su carro a Bogotá, tomar vino y recitar poesías, invitaciones
que también rechacé respetuosamente. Sin quedarle más remedio que
ejercer su poder por medio de otra estrategia, me dijo antes de irse del
parque arqueológico que él “entendía que yo fuera heterosexual, y que
aparte de todos los cumplidos que él me pudiera hacer, le parecía muy
valioso mi trabajo como antropólogo, que lo llamara porque,
posiblemente, tenía un trabajo para mí en el ICANH.

Se imaginarán la ilusión que le hace esta propuesta a un estudiante de


antropología que recién se va a graduar. En verdad de una manera
ingenua creí que ya había quedado todo claro y que en realidad él
valoraba mi trabajo. Con esta ilusión lo llamé para que habláramos
sobre el puesto en el ICANH. Él me citó un día de octubre en las
instalaciones del Instituto Colombiano de Antropología e Historia y con
la excusa de que ya habían cerrado las oficinas me dijo que mejor nos
viéramos en su apartamento para hablar sobre el proyecto. Desconfiado,
pero pensando en que él ya tenía muy clara mi orientación sexual decidí
ir a su apartamento. Al subir me recibió en bata de seda y supuse lo
obvio. Empezamos una conversación amena sin ninguna insinuación
hasta que llegamos al tema del trabajo en el ICANH, momento en el
cual me dijo que era sencillo, que tenía que darle algo a cambio, “solo te
tienes que dejar consentir”, agregó el acosador. Al rechazar de nuevo
sus propuestas, pero esta vez sintiéndome engañado y subvalorado
profesionalmente me fui inmediatamente de su apartamento con mucha
rabia. Una semana después de este hecho infame les conté del acoso a
mis jefes inmediatos, ante lo cual se rieron y se burlaron de la situación,
naturalizando el modus operandi de Fabián Sanabria. Dos semanas
después del encuentro en el apartamento y la burla de mis jefes
inmediatos, ellos mismos me dijeron que Fabián Sanabria había pedido
mi retiro del proyecto como investigador y por lo tanto me despidieron.
Nunca pude denunciarlo ante ningún estamento y es en este momento
que veo necesario desenmascarar a este “intelectual” para que no siga
utilizando el poder que le otorgan sus cargos para acosar estudiantes ni
profesionales y mucho menos para ofrecer cargos a cambio de favores
sexuales. En la Universidad Nacional era vox populi su gusto predilecto
por los estudiantes y las relaciones sexuales que mantenía con sus
monitores académicos, vaya uno a saber si consensuadas u obligadas
por la permanencia en el cargo. También, estoy seguro que solo es
cuestión de tiempo para que aparezcan más casos, porque la manera en
que él me propuso trabajo a cambio de favores sexuales parecía una
estrategia bien decantada que seguramente habrá utilizado con muchos
estudiantes durante estos 8 años que han pasado. No tuve la oportunidad
de presentar la denuncia porque en ese entonces la violencia de género
hasta ahora estaba impactando el ámbito público y cuando intenté
denunciarlo con mis jefes directos, entre los cuales se encontraba
también el subdirector del ICANH Ernesto Montenegro, se rieron, solo
por el hecho de haber sido acosado por una persona homosexual, como
si se tratara de una broma y no de un acoso.

Les comenté el ofrecimiento de un cargo en el instituto a cambio de


favores sexuales y también se rieron. De allí no tuve ningún ánimo para
presentar la denuncia ante ningún organismo de control. La propuesta
de un cargo en el ICAHN a cambio de favores sexuales por parte de
Fabián Sanabria y las represalias que derivaron en mi despido fueron
devastadores en mi vida laboral porque me cerró totalmente las puertas
en la Fundación Trenza donde yo trabajaba. Emocionalmente fue una
experiencia de mucho desgaste porque no solo fue el acoso inicial en
septiembre del 2012, donde era horrible tener que aguantar sus
comentarios, las miradas, los gestos obscenos que Fabián Sanabria, sin
importarle mi orientación sexual, donde claramente le expresé que no
me gustaban los hombres. Tener que aguantar este acoso por ser este
personaje el director del instituto para el cual yo trabajaba fue un total
acto de abuso de poder ante el cual me sentí humillado. No puedo decir
que no tuve ganas de pegarle al enterarme que, a parte del acoso
previamente descrito, me había engañado para llevarme a su
apartamento y hacerme la propuesta del cargo en el ICAHN a cambio
de favores sexuales, de “dejarme consentir”. En esta segunda ocasión
me sentí totalmente menospreciado como profesional, como persona,
como si él me estuviera tratando como un prostituto a la cual le pagaba
con un cargo. Sin embargo, lo más denigrante de todo este caso fue el
tercer momento en que él al ver mi negativa frente a su acoso sexual
hizo que me despidieran de mi trabajo. Esta forma de demostrar su
poder, profundamente canalla, hizo despertar en mí una rabia profunda.
Planeé romper los vidrios de la terraza de su apartamento, romper su
oficina. No encontré la forma de denunciarlo y me llené de frustración
ante el aparato burocrático del poder académico. Cabe dejar en claro
que nunca tomé ninguna represalia, ni violenta, ni legal. Este cúmulo de
abusos de poder generó en mí una decepción respecto a la disciplina
académica de la antropología, ante sus formas burocráticas de
investigación y sus instituciones oficiales. En mis trabajos posteriores
ocurrieron procesos de abusos de poder similares y como nunca lo he
aceptado como un privilegio derivado de un cargo burocrático me han
despedido varias veces por defenderme y defender a mis amigas, por
eso ya no trabajo como antropólogo. En mi caso, estas experiencias de
acoso y presenciar en repetidas ocasiones la misma forma de abuso de
poder con profesores de otras universidades hizo que me alejara de los
círculos burocráticos de la antropología y la investigación. Actualmente
estudio otra carrera becado en Estados Unidos y en mi universidad
actual ya han sacado a varios profesores por acusaciones menos graves
que las que ya se han registrado en el primer informe de esta denuncia
colectiva. Tenía 21 años cuando esto sucedió. JSG, (2012-2019) ficha
39”.

Se observa que la manera en la que se hacen las denuncias sobre el profesor


Fabian Sanabria, se concreta en la transcripción de los testimonios que fueron
recaudados por la comisión estudiantil, las que luchan. Cada testimonio es una
descripción de supuestos actos de acoso con contenido sexual, entre un
docente universitario y estudiantes. En esa medida, se trata de un mensaje
comunicado en forma escrita, con la transcripción de denuncias sobre actos de
violencia basada en el género, y en la que se identifican las condiciones que
rodearon las supuestas agresiones.

Por qué medio lo comunica: Conforme al información que reposa en el


expediente de tutela, los informes de denuncias fueron difundidos a través de
medios digitales, puntualmente, los correos electrónicos de miembros de la
comunidad académica. Y en esa medida, se trata de una difusión digital, en la
que el debate constitucional propuesto por las partes no se relacionó con la
manera en la que fue compartido a través de redes sociales, si no al hecho que
fue difundido por los correos electrónicos de miembros de la comunidad
universitaria.

Examinado lo anterior, por la información contenida en el expediente,


puntualmente, el dicho del actor y la accionada, debe concluirse que, los dos
mencionados informes, son fruto del trabajo de organizaciones de estudiantes
y de egresadas y egresados que, encontraron un nuevo instrumento de presión
a las autoridades universitarias. Es decir, la difusión de informes en los que se
documentan casos de violaciones a los derechos humanos en el contexto
universitario. Para la Sala los dos informes son (i) denuncias de violaciones a
los derechos humanos; (ii) tiene como objetivo la defensa de los derechos
humanos; y (iii) tienen como finalidad principal la vindicación de derechos
ante la administración y la activación de los procesos disciplinarios dirigidos a
la sanción de los responsables.

A criterio de la Sala, los movimientos sociales tienen un abanico amplio de


formas de relacionarse con las autoridades estatales, protestas, huelgas,
marchas, plantones, etc. Ahora, en el contexto de las redes sociales, las
organizaciones de los movimientos sociales tienen nuevas herramientas para
presionar la actuación de autoridades estatales. De ello ha sido consciente, por
ejemplo, la Sentencia T-361 de 2019, en la cual, la Sala indicó que las redes
sociales son espacios de denuncia y reivindicación de derechos de las mujeres.

En un primer nivel, y relacionado con el contenido total de los dos informes


difundidos, leídos en su integridad, la Sala concluye que, se trata de un
ejercicio protegido por la libertad de expresión en genérico, pues su contenido
es la denuncia de violaciones a derechos humanos ocurridas en el contexto
universitario, las mismas tienen como objetivo denunciar un supuesto
escenario de tolerancia con violencias sexistas, y documentar casos que lleven
a la administración, puntualmente a las instancias académicas a iniciar o
adelantar los procesos disciplinarios contra las personas señaladas como
responsables. La Sala ve en estos ejercicios de denuncia, una herramienta de
presión de los movimientos sociales, dirigidas a cuestionar a la administración
y reclamar de ellas diligencia frente a la investigación.

Consecuencia de lo anterior, debe indicarse que, para la Sala los informes


sobre los casos de violencia basada en género al interior del departamento de
antropología de la Universidad Nacional de Colombia no son el resultado del
ejercicio del derecho a la libertad de información o de prensa. En efecto, la
accionada no ejerce la labor de periodismo, o no difunde los documentos a
título de comunicadora social vinculada a un medio de comunicación. Se trata,
para esta corporación, de una denuncia que se hace en ejercicio del derecho a
la libertad de expresión en genérico. Debe considerarse que las víctimas de
violencias de género acuden al escrache (denuncia pública en medios, redes, u
otros escenarios similares) debido a las reconocidas debilidades de los
mecanismos institucionales (estatales, universitarios, de las empresas) para
enfrentar los hechos, protegiendo a las víctimas, respetando su dignidad y
llegando a soluciones de fondo. En consecuencia, establecer los mismos
estándares utilizados para otros escenarios bloquea uno de los únicos caminos
que quedan para la reflexión sobre un asunto que atañe a toda la sociedad y
desconocer el potencial de las redes para hacer público lo privado.

En la misma medida, tampoco se trata del ejercicio del derecho a la difusión


de la opinión o el pensamiento. La actora no está difundiendo sus
percepciones personales, intimas y convicciones internas sobre el actor, sino
que difunde, lo que, en su juicio, son testimonios de estudiantes que alegan
haber sido acosados por el actor. En esa medida, a juicio de la corporación
tampoco se trata de un ejercicio del derecho a la libertad de opinión.

En relación con la tensión entre el derecho al buen nombre y honra del actor, y
la libertad de expresión de la accionada, en este caso, la Corte encuentra que
goza de mayor peso específico, la libertad de expresión, toda vez que, el
contenido del informe, puntualmente en lo que se refiere al Profesor Fabian
Sanabria Sánchez, divulga información sobre supuestos actos de acoso sexual
de un funcionario público cuando ejercía la dirección de un cargo de dirección
de una entidad del orden nacional. Por ello, esta Sala concluye que, se deben
revocar las sentencias de instancia en cuanto determinaron que la información
difundida por Mónica Godoy Ferro no estaba protegida por el derecho a la
libertad de expresión y por el contrario había incurrido en la vulneración de
los derechos a la honra y buen nombre.

En este contexto, se revocarán las sentencias de instancia, en cuanto


resolvieron que la difusión del informe no estaba protegida por la libertad de
expresión y tutelaron el derecho al buen nombre y honra del actor, y por
consiguiente ordenaron a la accionada, de manera contraria al artículo 20
superior, que explícitamente prohíbe la censura previa, se abstuviera de hacer
afirmaciones sobre el profesor Fabian Sanabria Sánchez.

A criterio de la Corte esa orden de los jueces de instancia implica una forma
de censura previa, pues impide que, en el futuro, la accionada divulgue
cualquier tipo de información sobre el actor. Se recuerda que las
consecuencias por difusión de mensajes e información no protegidos por la
libertad de expresión está sometida a la imposición de responsabilidades
ulteriores, no censura previa.

Resuelto lo anterior, la Sala avanza en el examen de los informes que motivan


la acción de tutela, y como se indicó, se procede a confrontar las aseveraciones
que realizó la comisión feminista, “las que luchan”, en los dos informes objeto
de la acción de tutela, la Sala de Revisión decretó la práctica de varias pruebas
dirigidas a establecer el comportamiento y acciones de la Universidad Nacional
de Colombia para enfrentar las denuncias por actos de violencia basada en el
género. Como resultado de las providencias de impulso y con el fin de tener
información panorámica de la situación denunciada, el centro académico
remitió documentos y normativas aplicables a los casos de violencia sexista
contra miembros de la comunidad. La evidencia recogida por esta Sala busca
mostrar que, además de la cobertura, prima facie, de las afirmaciones de la
comisión feminista, ellas tienen respaldo documental concreto y permiten
evidenciar que existe un contexto preciso que debe ser examinado por esta
Corporación, con el fin de evaluar la posibilidad de avanzar en la garantía plena
de la obligación de debida diligencia de investigación y sanción de los actos
que constituyan actos de violencia basada en el género.

Efectividad de las denuncias de acoso al interior de la Universidad Nacional


de Colombia.

En el caso de la Universidad Nacional de Colombia, según las denuncias que


motivaron la acción de tutela, las autoridades disciplinarias desde hace varios
años han recibido las denuncias por supuestos actos de acoso sexual por parte
de docentes hombres. En efecto, conforme la información allegada al
expediente, entre el año 2018 y el año 2021, se han iniciado 42 expedientes
disciplinarios contra funcionarios de la Universidad Nacional de Colombia,
todos ellos por actos de acoso o violencias basadas en el género. Del total, 27
han llegado hasta la etapa de juicio, y de estas, una produjo una sanción
disciplinaria contra un docente consistente en destitución e inhabilidad general
por 20 años73. Si se disgrega la información remitida por la Universidad, del
total de actuaciones que alcanzaron la etapa de instrucción (42), solo una llevó
a la sanción disciplinaria contra un docente.

La profesora directora del departamento de Antropología indicó que: “En la


Universidad Nacional de Colombia en los últimos 10 años el porcentaje de
hombres matriculados como estudiantes es del 64% frente a un 36% de
mujeres , sin embargo, el 76% de quienes manifiestan haber sufrido alguna
manifestación de acoso son mujeres . Estas cifras dejan ver una inequidad
entre sexos desde el ingreso a la Universidad, pero también se puede ver la
alta prevalencia del fenómeno del acoso hacia la población estudiantil
femenina. Hay que añadir que estas desigualdades también se reflejan en una
cultura institucional profundamente patriarcal”. En el mismo sentido, el
documento suscrito por la profesora Dora Isabel Díaz Susa reconoce que, a
partir del año 2015, se ha presentado un aumento en las denuncias por casos
de violencia sexista al interior de la universidad, no porque, solo desde ese
momento empiecen a darse los eventos de agresión contra miembros de la
comunidad, sino porque a partir de ese momento, se extiende una cultura al

73
Anexo 1 de la intervención de la Universidad Nacional de Colombia al requerimiento probatorio de la corte
Constitucional. “Estadísticas con corte a 8 de noviembre de 2021”: Procesos disciplinarios iniciados por
violencias de género y/o violencias sexuales contra servidores públicos de la Universidad Nacional de
Colombia durante los años 2018 a 2021.”
interior de las y los estudiantes, conforme a la cual, no se tolerará más la
inacción de las autoridades académicas. Explica el documento de autoría de la
docente:

“Los resultados de las dos fases según sexo muestra diferencias


sustantivas del sufrimiento de acoso sexual entre hombres y mujeres
tanto en la pregunta inicial como en las manifestaciones, poniendo en
evidencia una prevalencia notoriamente mayor de este contra las
mujeres”

Para la Sala de Revisión existen evidencias relevantes que apuntan a que, la


Universidad Nacional de Colombia sufre un contexto de agresiones sexistas
contra miembros de la comunidad académica, y que este escenario es
conocido por las autoridades académicas. En esa medida, corresponde
examinar las actuaciones desplegadas.

Corresponde detenerse si, como lo indica la accionada, y lo reconocen


instancias de la universidad74, las normas reglamentarias que regulan los
procesos disciplinarios presentan deficiencias que impiden el adecuado avance

74
Como lo indica la directora del departamento de antropología de la Universidad Nacional, el régimen
disciplinario de los docentes presenta deficiencias que impiden el adecuado avance de los procesos por actos
sexistas. En efecto, se indica que carece de instituciones procesales como medidas provisionales o cautelares
que garanticen que las decisiones de fondo no sean innocuas, prevé la confrontación de denunciantes y
denunciados, y no prevé disposiciones explicitas dirigidas a tratar los casos de acoso sexista como actos de
vulneración a los derechos humanos. En ese sentido verificar, comunicado de 11 de noviembre de 2020,
dirigido a la profesora Helen Hope Henderson, directora del departamento de antropología en donde, la
secretaria académica de la facultad de ciencias humanas le informa que: “las autoridades jurídicas de la
Universidad consideran: (i) que el Consejo de Facultad no tendría la competencia para tomar medidas
cautelares, como la suspensión de sus cargos, en contra de los profesores en razón a consideraciones de tipo
disciplinario, puesto que, el único habilitado para tomar esta decisión es el operador disciplinario; (ii) que, por
regla general, si se desea que los docentes realicen exclusivamente actividades diferentes a la docencia
directa, esto se podría concertar con ellos como resultado de criterios académico-administrativos, conforme a
la normativa universitaria referente al diligenciamiento del PTA; sin embargo, (iii) que, en todo caso, cuando
se trata de docentes de dedicación exclusiva y tiempo completo (como sucede con los profesores implicados
en las denuncias), no es posible que estos realicen exclusivamente actividades diferentes a la docencia,
teniendo en cuenta lo prescrito por el parágrafo del artículo 6 del Acuerdo 027 de 2012”. En el mismo sentido,
se lee en el documento: “borrador, recomendación para la implementación del protocolo” del observatorio de
asuntos de genero de la universidad nacional de Colombia: “Medidas que permitan la suspensión temporal del
cargo a personas con procesos abiertos/investigación por VBG y VS.” Finalmente, la profesora Laura de la
Rosa Solano indico a la oficina jurídica de la universidad nacional de Colombia, frente al régimen
disciplinario sobre violencias basadas en género: “la Resolución de Rectoría 1215 de 2017 creó el Protocolo
para la Prevención y Atención de Casos de Violencias Basadas en Género y Violencias Sexuales5 . En tal
Resolución se estableció la ruta de atención del protocolo y su respectiva evaluación, una vez cumplidos los
tres años de entrada en vigor. Dicho proceso de evaluación actualmente se está llevando a cabo y el
Observatorio de Asuntos de Género ha identificado que para la implementación completa y adecuada del
Protocolo son varios los instrumentos de la legislación universitaria que deben actualizarse”,
de los procesos por denuncias relacionadas con actos de acoso sexista contra
miembros de la comunidad académica.

En efecto, en el memorial dirigido a la Corte Constitucional, la Universidad


indicó que, el Acuerdo 171 de 2014, es la norma del Consejo Superior
Universitario, por la cual se adopta el Estatuto Disciplinario del personal
académico y administrativo. Además, se remitió el Acuerdo 035 de 2012, “por
medio del cual se determina la política de equidad de género y de igualdad de
oportunidades para mujeres y hombres en la Universidad Nacional de
Colombia”. Finalmente, se indicó que es aplicable la Resolución de Rectoría
1215 de 2017, por la cual se establece el protocolo para la prevención y
atención de casos de violencias basadas en género y violencias sexuales.

Examinadas las normas que regulan los procesos disciplinarios contra


docentes de la Universidad Nacional de Colombia señalados de actos de
violencia sexual, o actos de violencia basada en el género, la Corte verifica
que, el estatuto prevé que las víctimas o perjudicados serán tratados como
sujetos procesales (parágrafo 2, artículo 70 del Estatuto), y señala que, en los
procesos que se adelanten por actos de acoso sexual, discriminación o
conflictos de convivencia, el funcionario que conozca de una denuncia, podrá,
entre otras cosas, “Durante la investigación disciplinaria o el juzgamiento por
faltas calificadas como gravísimas o graves, ordenar motivadamente la
suspensión provisional del servidor público, sin derecho a remuneración
alguna, siempre y cuando se evidencien serios elementos de juicio que
permitan establecer que la permanencia en el cargo, función o servicio público
posibilita la interferencia del investigado en el proceso disciplinario o permite
que continúe cometiendo o reiterando la falta.” (articulo 77). En el mismo
sentido, el parágrafo del mismo artículo prevé que [s]i con el traslado
provisional se garantiza la no interferencia del investigado en el proceso
disciplinario y que no se continuará cometiendo o reiterando la falta, se
procederá al traslado y no a la suspensión provisional.”

Complementario con lo anterior, la Universidad Nacional aprobó la


Resolución 1215 de 2017, normatividad que sirve de protocolo de atención a
los casos de denuncias de actos de violencias basados en el género, y en la que
ofrece una definición de actos de acoso sexual75, acto sexual no consentido76.

75
“- Acoso sexual: Acoso, persecución, hostigamiento o asedio físico o verbal a una persona, con fines
sexuales no consentidos. Se ejerce valiéndose de la superioridad manifiesta o de relaciones de autoridad o de
poder, edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica.”
En el mismo sentido, la norma prescribe que, “Cuando en la ejecución de la
ruta de atención de casos de violencias basadas en género y violencias
sexuales se evidencie riesgo de que la persona victimizada vuelva a ser objeto
de intimidación, amenaza, trato injusto o desfavorable, persecución,
discriminación o represalia de cualquier tipo, la Universidad adoptará medidas
encaminadas a prevenir que tal riesgo se materialice.” El protocolo indica en
su artículo 11 que, con el fin de evitar la revictimización, no es necesario
“solicitar pruebas como requisito para recibir el reporte, queja o denuncia”, de
igual manera, no se puede obligar a la persona victimizada a confrontar al
agresor. Por su parte, el parágrafo del artículo 12 del protocolo indica que,
“Las quejas por los hechos de violencia a los que se refiere este protocolo
podrán presentarse en cualquier momento, con independencia del tiempo que
hubiera transcurrido desde la ocurrencia de los hechos. Los términos de
prescripción de la acción disciplinaria son los contenidos en las disposiciones
disciplinarias específicas.”

El artículo 17 del protocolo señala que, “Dentro del proceso disciplinario


deben valorarse los riesgos presentes y procurar la protección de la víctima,
adoptando las medidas cautelares que la norma aplicable disponga y que sean
idóneas para ese fin.” Y añade: “Las violencias basadas en género y las
violencias sexuales son conductas que vulneran el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos. En consecuencia, el término de prescripción de la
acción disciplinaria corresponde al doble del previsto en la norma para las
conductas que no constituyen tal transgresión. - La queja presentada de forma
anónima se atenderá cuando se refiera a hechos concretos, de posible
ocurrencia y con autor/a determinado/a o determinable, de forma que resulte
posible adelantar la actuación de oficio”77

Junto con estos documentos, en su memorial de 22 de noviembre de 2021 a la


Corte Constitucional, la Universidad Nacional de Colombia remitió el
documento titulado “Recomendaciones para la implementación del protocolo.
Instrumentos de la legislación universitaria que deben actualizarse”. Entre los
ajustes que se proponen está:

“Acuerdo 035 de 2012 del Consejo Superior Universitario:

76
“- Acto sexual no consentido: Actos como tocamientos o manoseos de índole sexual, sin penetración.
Dependiendo de la condición de la persona victimizada, en la ley penal se tipifica como acto sexual violento,
acto sexual con persona puesta en incapacidad de resistir, acto sexual con incapaz de resistir o acto sexual con
menor de 14 años.”
77
Resolución 1257 de 2017.
- Replantear la normativa desde una lógica no binaria
- Derechos de las personas transgénero
- Especificar las instancias responsables de su implementación,
además del OAG
- Incluir las nuevas normas que han salido al respecto de los asuntos
de género, enfatizar mucho sobre las acciones de prevención de las
violencias, enfatizar mucho en el papel formativo y pedagógico que
tiene la universidad alrededor de los asuntos de género.
- Hay otro punto que se debe revisar a fondo y es cómo se puede
plantear otra figura de funcionamiento al Observatorio, como cuerpo
colegiado aún le falta fuerza de acción y de sostenimiento
económico para desarrollar acciones que ayuden a impulsar la
política.
Acuerdo 123 de 2013 del Consejo Superior Universitario:
-Medidas que permitan la suspensión temporal del cargo a personas con
procesos abiertos/investigación por VBG y VS.
-Requisitos para acceder a la titularidad como docente: evaluación
docente con perspectiva de género e interseccional.
-Revisión de los términos de la evaluación por parte de la Dirección
Académica.
- Pensar también en incorporar acciones de prevención de las violencias,
incorporar el enfoque de género en el estatuto. No se puede pensar en
los ajustes necesarios para atender las violencias ya consumadas sino en
qué podemos hacer como universidad para frenar y evitar que pasen.

Acuerdo 171 de 2014 del Consejo Superior Universitario:


-Reconocimiento del sujeto procesal/víctima
-Armonización de la normativa interna con la normativa constitucional
internacional
-Estandarización de las tipificaciones de VBG y VS para la
determinación de las sanciones. Tener en cuenta esto para la reparación.
-Sanciones integrales cuando los tipos de VBG no son de tipo penal.
NATURALEZA DEL PROCESO DISCIPLINARIO Y SU
ALCANCE/LIMITACIONES
-Lineamientos/principios para la determinación de la carga probatoria
como algo fundamental, respondiendo a la no revictimización. ○ Debe
incorporar la tipificación de las violencias de género.”

A la Corte no le corresponde hacer un balance relacionado con la eficiencia de


las normas estatutarias dirigidas a investigar y sancionar las denuncias por
actos de formas de violencias sexistas y basadas en el género contra personas
que son parte de la comunidad universitaria. Ello, en atención a que, conforme
se indica, una instancia interna ya ha realizado observaciones dirigidas a
actualizar los documentos y a crear un sistema mucho más robusto de
investigación y sanción de denuncias por actos que vulneren los derechos
humanos de las mujeres que integran la comunidad. Lo que, si es de la órbita
de la corte Constitucional, es que:

(i) Como se indicó, instancias de la universidad conocen que las normas deben
ser actualizadas, pues en su versión vigente, no son suficientemente robustas y
eficientes. Como ya se referenció en la providencia, el observatorio de género
de la universidad, la Escuela de Estudios de Género, y el departamento de
antropología conocen las deficiencias de los procesos disciplinarios que
exigen una actualización. La inacción en este asunto, evidencia que, en efecto,
determinaciones de las instancias de la universidad, tienen el efecto de
perpetuar una cultura de tolerancia con las violencias machistas contra
mujeres al interior de la comunidad universitaria.

Las investigaciones y procedimientos disciplinarios deben ser adelantados


conforme el principio de debida diligencia contenido en el artículo 7 literal b,
de la Convención Belém do Pará, conforme al cual, los Estados Partes deben
adoptar por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas
a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y como desarrollo de lo
anterior, “actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar
la violencia contra la mujer”78. En esa medida, la misma adopción e
implementación de los ajustes que han propuesto las instancias de la
universidad, referidas a la necesidad de actualizar el procedimiento
disciplinario y dotarlo de una perspectiva de género mucho más robusta, hace
parte del cumplimiento del deber de debida diligencia previsto
internacionalmente.

(ii) Adicional a ello, la Corte encuentra que, como lo indican los informes
sobre violencia basada en el género en el departamento de antropología de la
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, es evidente que la
universidad no cuenta con una información contundente que evidencie su
diligencia en la atención de estas denuncias. Frente a los autos de pruebas
proferidos por esta Sala, con el fin de conocer el estado de las investigaciones
disciplinarias por las denuncias realizadas por el colectivo feminista, las
78
Corte Constitucional, Sentencia T-772 de 2015 (M.P. Jorge Pretelt Chaljub), SU-659 de 2015 (M.P. Alberto
Rojas Ríos)
respuestas de la universidad son incompletas y no evidencian que sus
actuaciones siempre se ajusten al estándar constitucional e internacional. Por
ejemplo, en relación con el requerimiento de esta Corte de 3 de agosto de
2021, relacionado con los procesos disciplinarios contra docentes del alma
mater, solo se remitió información producida entre 2018 y 2021. Sin
justificación alguna, no se remitió documentación sobre los periodos
anteriores, especialmente, teniendo en cuenta que las instancias disciplinarias
vigentes, se encuentran consagradas en el acuerdo 171 de 2011. En los autos
de pruebas proferidos por la Sala de Revisión se requirió información precisa
dirigida a evidenciar si la universidad ha desplegado una actividad acorde con
el principio de debida diligencia, sin embargo, la información allegada fue
precaria, y solo luego de un auto de segundo requerimiento, pues, la primera
providencia de pruebas fue inexplicablemente ignorada, a pesar de la
constancia secretarial de la adecuada comunicación el pasado 11 de agosto de
2021.

En el mismo sentido, del total de casos adelantados por la universidad (42


actuaciones disciplinarias), solo una ha llegado a una sanción disciplinaria.
Evidentemente no se trata de caer en la falsa argumentación conforme a la
cual, el número de sanción evidencia eficiencia. A esta altura, la Corte
Constitucional hace suyas las palabras de la Escuela de Estudios de Género
que en el documento titulado Boletina Anual No. 8 de noviembre de 2020,
remitido por la Universidad Nacional de Colombia indica:

“Qué le es propio a la Universidad, sino es el diálogo, el debate y la


pluralidad de ideas? No los linchamientos sumarios, donde el margen de
error, lo advierte Segato, es alto. Sí a amplios juicios populares
universitarios donde se permita la duda, la razón y el argumento. ¿Qué
debería procurarse? Espacios seguros para transitar, erradicar el miedo
de las aulas y los pasillos universitarios, recuperar la confianza en el
ágora, hablar, pero sobre todo escuchar. Todavía la universidad tiene
mucho que escuchar sobre lo que pasa en su interior. Si lo hiciera, la
institucionalidad no negaría sistemáticamente lo que la comunidad
académica tiene por decir”79.

La debida diligencia no se evidencia exclusivamente con el alto número de


sanciones, si ellas no se fundan en la construcción de la verdad sobre actos de
violencia sexual basada en el género. Lo que si resulta evidente para la Corte

79
Boletina No. 8 página 124.
es que, la ruta de atención y prevención de las violencias basadas en el género
inició en el año 2017, mientras que las denuncias que contienen los informes
sobre violencia sexista en el departamento de antropología y que motivaron la
presente actuación de tutela, se remontan a más de una década atrás. Es decir,
sin duda, las instituciones universitarias, y la normativa inicia con un desfase
de varios años, de varias décadas, motivo por el cual, incluso, reconociendo
los pasos adelante dirigidos a la implementación de una política de género en
la universidad, lo cierto es que asiste razón a la accionada cuando afirma que,
existen elementos para argumentar que solo hasta ahora, y fruto, en parte, del
activismo de las organizaciones estudiantiles de mujeres, se está enfrentando
el contexto de normalización e invisibilización de la violencia basada en el
género contra mujeres y hombres al interior de la comunidad académica.

Resulta incontrovertible que, las propias instancias universitarias (directora


del departamento de Antropología, Directora de la Escuela de Estudios de
Género, Facultad de Derecho Ciencias Políticas y Sociales80) son conscientes
que, la comunidad académica, como toda esfera social de un país como
Colombia, está atravesado por prácticas académicas patriarcales, y en los que
se minimiza o normaliza la violencia basada en el género contra mujeres y
hombres, especialmente estudiantes. Resulta, incuestionable, conforme el
material probatorio del expediente que, la Universidad Nacional de Colombia
es plenamente consciente que, se presenta un importante número de denuncias
sobre violencias basadas en el género contra mujeres y hombres, y que solo
desde el año 2017 se implementó el protocolo de atención de este tipo de
conductas.

Por ello, a criterio de la Corte Constitucional es razonable la argumentación


expuesta por los informes que motivaron la presente acción de tutela,
conforme a la cual, se acudió a las denuncias públicas, con el fin de interpelar
y denunciar una cultura de tolerancia e inactividad de la universidad frente a
las denuncias formuladas desde hace varios años, por las organizaciones
estudiantiles de la universidad. La Sala es clara, no se trata de que solo en la
Universidad Nacional de Colombia se presente este escenario. Como se ha
evidenciado en el precedente constitucional referenciado en la parte motiva de
esta providencia81, formas de violencia basada en el género se han
corroborado en diferentes universidades del país.

80
Cfr. Escritos remitidos por esas instancias el 22 de noviembre de 2021 a esta Corte, en respuesta a la
reiteración del auto de pruebas de 3 de agosto de 2021.
81
Corte Constitucional T-362 de 2020 (M.P. Luis Guillermo Guerrero), T-239 de 2018 (M.P. Gloria Stella
Ortíz), T-141 de 2015 (M.P. María Victoria Calle Correa), T-878 de 2014 (M.P. Jorge Iván Palacio Palacio).
La Corte Constitucional constata que, conforme la información allegada por la
Universidad Nacional de Colombia, en ese centro universitario se presenta un
importante índice de agresiones sexistas contra las mujeres integrantes de la
comunidad universitaria, lo cual, ha producido un ambiente de amplia
movilización, el cual ha incluido denuncias públicas. En ese contexto, las
instancias del ente universitario han iniciado investigaciones contra las
personas señaladas, logrando, conforme a lo que se indicó a esta corporación,
la sanción de un docente.

Órdenes a la Universidad Nacional de Colombia

De las evidencias recaudadas en sede de revisión y valoradas en esta


providencia, la Corte concluye que las afirmaciones contenidas en los dos
informes sobre violencia de género en el departamento de antropología de la
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, son plausibles y se soportan
en evidencias concretas. En esa medida, existe una problemática
constitucional relevante relacionada con la inacción de la Universidad, frente a
las denuncias de actos de violencia basada en el género, que ameritan que la
Corporación profiera órdenes que exceden la situación del accionante y la
accionada, especialmente, pues la universidad conoce la situación y los
eventuales remedios a implementar. Por lo anterior, las denuncias de los
informes objeto de la acción de tutela se fundan, no en errores o deficiencias
de procesos disciplinarios puntuales, sino en fallas estructurales de la
normatividad universitaria.

Estas fallas estructurales se pueden sintetizar, como ya se ha indicado, en: (i)


existe una diferencia temporal relevante entre el momento en que se aprobó el
protocolo para enfrentar las violencias basadas en género, y los hechos
constitutivos de estas. En efecto, según los dos informes, existe, al menos una
diferencia de cerca de 10 años, entre las denuncias documentadas por el
informe, y la implementación de una política pública robusta dirigida a
enfrentar esta situación; (ii) por la tardanza de la política de atención de
denuncias por actos de violencia basada en el género solo puede reportar
información desde el año 2017, es decir, fragmentaria y precaria en relación
con la gravedad de las denuncias; y (iii) la implementación de la política
universitaria para atender las denuncias de actos de violencias basadas en el
género, ha evidenciado necesidades puntuales de hacer ajustes y reformas a la
normatividad universitaria. Especialmente, lo que tiene que ver con reformas
al procedimiento disciplinario contra docentes, con el fin de garantizar la
efectividad de las medidas provisionales. Las instancias del centro académico
han señalado las modificaciones que deben adelantarse, pero estas no se han
llevado a cabo. Esta mora afecta el cumplimiento de la obligación de debida
diligencia en la investigación y sanción de hechos constitutivos de violencia
basada en el género, así como la prevención de la ocurrencia de nuevos
hechos. Especialmente, porque una de las reformas que se vislumbra
necesarias es el fortalecimiento del régimen de medidas cautelares en los
procesos disciplinarios que se adelantan contra docentes.

Estas fallas deben corregirse, a juicio de la Corte, en el marco de un proceso


participativo, deliberativo y decisorio de las instancias responsables de la
universidad, junto con los movimientos estudiantiles, y las facultades de la
universidad que han avanzado en el fortalecimiento de sus normas sobre
atención a los casos de violencia de género.

En efecto, la Corte verifica que los informes que motivaron la acción de tutela
dan cuenta de una situación que afecta a la Universidad Nacional de Colombia
y que tiene que ver con la omisión en la atención directa y robusta de los casos
de violencias basadas en el género al interior del centro educativo. Las
autoridades universitarias conocen que se presenta una alta incidencia de actos
contra mujeres y en menor medida contra hombres de la comunidad, y solo
desde el año 2017 inició la implementación de una política pública dirigida a
enfrentar esta situación. Además, en la respuesta tardía y luego de un auto de
requerimiento a esta corporación, la Universidad no estuvo en condiciones de
evidenciar que ha actuado con debida diligencia conforme lo exigen los
estándares interamericanos y nacionales.

Por todo lo anterior, la Sala Novena de Revisión de la Corte Constitucional


ordenará que, en el término de dos meses contados desde la notificación de
esta providencia, la Rectora de la Universidad, o quien haga sus veces 82, cite a
los colectivos estudiantiles, a la Escuela de Estudios de Género, al
Observatorio de asuntos de género, a la Facultad de Derecho, ciencias
políticas y Sociales, y a las demás instancias que considere necesarias de la
Universidad Nacional de Colombia, para que, en un plazo máximo de un año:
(i) actualicen la normatividad vigente para procesos disciplinarios contra

82
Conforme el decreto ley 1210 de 1993 “Por el cual se reestructura el Régimen Orgánico Especial de la
Universidad Nacional de Colombia.”, su artículo 13 y 14 indican las funciones del rector o rectora del alma
mater, y entre ellas están la de ser responsable de la dirección administrativa de la universidad y ejercer el
liderazgo, al interior de la universidad, específicamente: “Evaluar permanentemente la marcha de la
Universidad, y disponer o proponer a las instancias correspondientes las acciones a que haya lugar”.
miembros de la comunidad académica, conforme con las observaciones que
han realizado las diferentes instancias de la institución; y (ii) examine y eleve
a norma de alcance nacional de las ocho sedes, las experiencias exitosas de
prevención y sensibilización contra violencias basadas en el género creadas
por las diversas facultades de la universidad.

Por último, la Corte concluye que la implementación de estas decisiones


implica recursos financieros que, son escasos, y siempre son insuficientes para
atender los casos de violencia basada en el género. Por ello, se exhortará al
Ministerio de Educación Nacional para que, en su calidad de ente rector del
sector de educación; (i) destine una cantidad de recursos financieros adecuada
para que la Universidad Nacional de Colombia fortalezca su política contra la
violencia basada en el género, y (ii) eleve a norma nacional la exigencia para
que todas las universidades públicas y privadas cuenten con instrumentos
normativos dirigidos a atender, prevenir, investigar y sancionar los casos de
violencia basada en el género que se presenten en los centros de educación
superior del país.

Síntesis.

La Sala Novena de Revisión resuelve la acción de tutela formulada por Fabian


Sanabria Sánchez, profesor del Departamento de Sociología de la Facultad de
Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia de la Sede
Bogotá, en la cual se ha desempeñado como decano y candidato a Rector. Por
su parte, la accionada es egresada del departamento de Antropología de la
misma Alma Mater. Se reconoce como mujer feminista, y defensora de los
derechos humanos de las mujeres, motivo por el cual, según se indicó, ha
liderado investigaciones sociales dirigidas a documentar casos de agresiones
de profesores contra estudiantes en contextos académicos.

En el mes de julio del año 2020, la Comisión Feminista y de Asuntos de


Género de Antropología difundió el documento asesorado por la accionada y
titulado “Primer Informe sobre violencia sexual en el Programa de
Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá”. En ese
texto se denunciaban a varios profesores hombres del departamento de
antropología de la Universidad Nacional de Colombia, quienes fueron
señalados de incurrir en casos de acoso sexual contra estudiantes mujeres y un
hombre. En el mencionado informe, el profesor Fabian Sanabria es señalado
de incurrir en un caso de acoso sexual contra un estudiante hombre. Ante la
difusión del informe, el profesor Sanabria Sánchez cuestionó las acusaciones y
aseveró que las mismas eran infundadas, no existen sanciones ni
investigaciones en su contra, y el informe se fundó en declaraciones anónimas
que no ofrecen credibilidad.

Pasadas dos semanas, en la primera semana de agosto de 2020, se difundió un


segundo documento titulado “Segundo informe sobre violencia sexual en el
departamento de antropología de la Universidad Nacional de Colombia, Sede
Bogotá”. En ese texto también se hicieron señalamientos a varios profesores
hombres de la misma universidad. De igual forma, se acusó al actor, el
profesor Fabian Sanabria de haber incurrido en un hecho de acoso sexual
contra un estudiante, cuando era director del Instituto Colombiano de
Antropología e Historia. En ese contexto, el profesor Fabian Sanabria inició
acción de tutela contra la profesora Mónica Godoy Ferro, en defensa de sus
derechos a la intimidad, buen nombre y honra, toda vez que, en su criterio, las
afirmaciones que se hacen en los informes son infundadas, calumniosas y
difunden datos que afectan su seguridad e integridad personal, y el derecho a
la presunción de inocencia.

En providencia del 11 de septiembre de 2020, el Juzgado Cincuenta y Cuatro


Penal Municipal con función de control de garantías de Bogotá concedió el
amparo solicitado a sus derechos a la honra y al buen nombre, y ordenó que la
accionada, “si aún no lo ha hecho, (…) no solo retire de sus redes sociales los
comentarios realizados en torno de las acusaciones concernientes a las
agresiones sexuales endilgadas al accionante, sino, abstenerse de seguirlo
haciendo, tanto en ellos, como en otros medios de comunicación”. (negrillas
fuera del texto).

Después de ser impugnada por la parte accionada, en sentencia de 16 de


octubre de 2020, el Juzgado Noveno Penal del Circuito de conocimiento de la
Ciudad de Bogotá confirmó integralmente el fallo de primera instancia.

En ese contexto, la Sala Novena de revisión fija los siguientes problemas


jurídicos; (i) en primer lugar debe establecerse si la acción de tutela
promovida por Fabian Sanabria Sánchez es formalmente procedente para
lograr la protección de sus derechos a la intimidad, buen nombre y derecho a
la honra, y por esa vía, solicitar la supresión de información que lo señala
públicamente, de haber incurrido en actos de acoso contra dos estudiantes; (ii)
en segundo lugar, respecto al estudio de fondo, se deberá resolver si, Mónica
Godoy Ferro incurrió en un ejercicio no protegido de la libertad de expresión,
y en esa medida vulneró los derechos a la honra, buen nombre e intimidad del
profesor Fabian Sanabria, al asesorar dos informes en los que se señala, entre
otras cosas, al actor de haber incurrido en actos de acoso sexual contra
estudiantes, sin el suficiente respaldo documental, o si por el contrario,
derivado de la temática que abordan los informes (violencia basada en el
género en un contexto universitario) se trata de un ejercicio que goza de
protección reforzada. (iii) Finalmente, deberá establecerse si la orden
proferida por los jueces de instancia, conforme a la cual, en adelante, la
accionada no deberá referirse al profesor Fabian Sanabria Sánchez constituye
un caso de censura previa contrario al artículo 20 constitucional.

En la solución de estos tres problemas jurídicos, en todo caso, la Sala


examinará la respuesta de la Universidad Nacional de Colombia a las
denuncias realizadas por la accionada, siempre, teniendo en cuenta los
estándares sobre debida diligencia en relación con casos de violencias basadas
en el género. Ese aspecto es de forzoso análisis, porque se relaciona con el
contenido de las afirmaciones que el actor acusa de perturbar su buen nombre
y honra en el marco de un informe de investigación de un colectivo feminista
al interior de ese establecimiento de educación superior.

La Sala reitera el precedente constitucional e interamericano sobre la


protección al derecho a la libertad de expresión, las hipótesis y requisitos en
los que es procedente su restricción83. Posteriormente se refirió al contenido
sobre la prohibición de censura previa, que consiste en descartar o considerar
inválidos los actos en los que se prohíba a una persona emitir cualquier tipo de
discurso. En este contexto, se recuerda que, en casos de ejercicios no cubiertos
por la libertad de expresión, la opción válida en términos constitucionales son
las responsabilidades ulteriores, tales como el inicio de procesos civiles de
responsabilidad extra contractual, con el fin de cuantificar el daño a estas
garantías constitucionales, o incluso procesos penales dirigidos a la
imposición de sanciones privativas de la libertad de una persona que difunda
información calumniosa o injuriosa. Además, indica que los casos de
discursos especialmente protegidos por la libertad de expresión, entre los que
se encuentran los mensajes que denuncian la vulneración de los derechos
humanos en razón a criterios discriminatorios basados en género,
puntualmente a través de los denominados escratches, entendidos como

83
Se indicó que, conforme a la jurisprudencia constitucional e interamericana, la restricción de la libertad de
expresión exige: (i) que los motivos se encuentren fijados taxativamente en la ley; (ii) que se busque la
protección de una finalidad imperiosa conforme a la convención americana sobre derechos humanos y la
Constitución de 1991, y se acorde con los principios de una sociedad democrática y (iii) la restricción
propuesta sea necesaria y proporcional.
ejercicios de denuncia pública. Adicionalmente, se reiteran las reglas
constitucionales e internacionales sobre la obligación de debida diligencia, en
el marco de denuncias sobre derechos humanos contra las mujeres. Y las
obligaciones estatales frente al deber de investigar y sancionar a las personas
responsables de vulneraciones a las garantías fundamentales.

En el caso concreto, la Sala novena considera que la acción de tutela supera


los requisitos de procedibilidad formal. Frente al examen de fondo, la Sala
estudió la integralidad de los objetivos de los dos informes que motivaron la
acción de tutela, los fragmentos que se refieren al profesor Fabian Sanabria
Sánchez y los aspectos relevantes sobre las actividades de la autora de los dos
documentos.
Respecto al contenido de la información que se difundió en los dos
documentos, la Sala concluye que: (i) tiene como objetivo señalar que existe
un contexto de violencia sexista contra miembros de la comunidad
universitaria: (ii) se presentan casos de inacción o tolerancia contra estas
denuncias, al punto que, a juicio de la accionada, no se han sancionado a
responsables; (iii) los hechos que se denuncian, debido a su gravedad, deben
ser asumidos como violaciones a los derechos humanos de las mujeres y
hombres; en el caso de las mujeres a una vida libre de violencias, y en el caso
de los hombres a sus garantías esenciales; (iv) existen una serie de fallas en la
Universidad Nacional de Colombia en la investigación y sanción de conductas
basadas en violencia de género, por lo que el discurso plasmado en el informe
adquiere mayor protección derivado de las averiguaciones probatorias
recopiladas en el presente proceso; y (v) las denuncias deben activar a las
instancias encargadas de investigar y sancionar a los eventuales responsables
de estos señalamientos. Por lo anterior, la Sala concluye que se trata de un
ejercicio del derecho a la libertad de expresión en genérico, motivo por el
cual, no deben aplicarse los estándares constitucionales previstos para la
libertad de información propia del ejercicio de la actividad periodística.

En relación con los pasajes en los que se señala al profesor Fabian Sanabria
Sánchez de ser responsable de actos constitutivos de acoso sexual, debe
retomarse lo que ya se señalaba sobre el perfil del actor. Ello lo hace una
figura relevante al interior de la comunidad académica y objeto de mayor
escrutinio por parte de los sectores universitarios. A juicio de esta Sala, los y
las estudiantes tienen derecho a examinar la hoja de vida y trayectoria de los
docentes que han ejercido cargos de responsabilidad en la universidad,
especialmente, si han aspirado a la rectoría del ente académico.
Por lo anterior, se revocarán las sentencias de instancia, en cuanto resolvieron
que la difusión del informe no estaba protegida por la libertad de expresión y
tutelaron el derecho al buen nombre y honra del actor, y por consiguiente
ordenaron a la accionada se abstuviera de hacer afirmaciones sobre el profesor
Fabian Sanabria Sánchez.

Por último, la Sala verifica que la Universidad Nacional de Colombia ha


hecho esfuerzos importantes por enfrentar los casos de acoso sexual al interior
de la comunidad académica. Sin embargo, la política para enfrentar esta
situación ha evidenciado carencias tales como: (i) retraso y mora en la
implementación de las estrategias para atender las denuncias; (ii) falta de
introducción de reformas normativas en el proceso disciplinario, para
fortalecer el sistema de medidas provisionales contra personal docente y
administrativo investigado y juzgado por actos de violencias basadas en
género. Ello es especialmente delicado, en atención a que, diferentes
instancias de la universidad ya han indicado la necesidad de introducir dichos
ajustes al procedimiento disciplinario. Adelantar las reformas que permitan
enfrentar las denuncias de violencia basada en género solo puede ser
subsanado en un escenario real de diálogo, motivo por el cual, en esta ocasión,
la Corte ordenará que las instancias competentes de la Universidad creen los
espacios de deliberación y decisión para que, entre las instancias competentes
del centro académico, estudiantes organizados, docentes, personal
administrativo, y autoridades especializadas, se formulen e implementen los
ajustes necesarios.

En tal virtud, se ordenará a la Rectora de la Universidad Nacional de


Colombia que, en el término de dos meses contados desde la notificación de
esta providencia, cite a los colectivos estudiantiles, a la Escuela de Estudios de
Género, al Observatorio de asuntos de género, a la Facultad de Derecho,
ciencias políticas y Sociales, y a las demás instancias que considere necesarias
de la Universidad Nacional de Colombia, para que, en un plazo máximo de un
año: (i) actualicen la normatividad vigente para procesos disciplinarios contra
miembros de la comunidad académica, conforme las observaciones que han
realizado las diferentes instancias de la institución; y (ii) examine y eleve a
norma de alcance nacional de las ocho sedes, las experiencias exitosas de
prevención y sensibilización contra violencias basadas en el género creadas
por las diversas facultades de la universidad.

En el mismo sentido, se exhortará al Ministerio de Educación Nacional para


que, en su calidad de ente rector del sector de educación; (i) destine una
cantidad de recursos financieros adecuada para que la Universidad Nacional
de Colombia fortalezca su política contra la violencia basada en el género, y
(ii) eleve a norma nacional la exigencia para que todas las universidades
públicas y privadas cuenten con instrumentos normativos dirigidos a atender,
prevenir, investigar y sancionar los casos de violencia basada en el género que
se presenten en los centros de educación superior del país.

En mérito de lo expuesto, la Sala Novena de Revisión de la Corte


Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de
la Constitución Política,

RESUELVE:

Primero.- REVOCAR la sentencia del 11 de septiembre de 2020, proferida


en primera instancia por el Juzgado cincuenta y cuatro penal municipal con
función de control de garantías de Bogotá, confirmada en segunda instancia
por el Juzgado Noveno Penal del Circuito de conocimiento de la Ciudad de
Bogotá el 16 de octubre de 2020, en cuanto tuteló el derecho al buen nombre
incoado por la acción de tutela presentada por Fabian Sanabria Sánchez. En su
lugar NEGAR la protección solicitada por el actor.

Segundo.- ORDENAR a la Rectora de la Universidad Nacional de Colombia


o quien haga sus veces que, en el término de dos meses contados desde la
notificación de esta providencia, cite a los colectivos estudiantiles, a la
Escuela de Estudios de Género, al Observatorio de asuntos de género, a la
Facultad de Derecho, Ciencias políticas y Sociales, y a las demás instancias
que considere necesarias de la Universidad Nacional de Colombia, para que,
en un plazo máximo de un año desde la notificación de esta providencia: (i)
actualice la normatividad vigente para procesos disciplinarios contra
miembros de la comunidad académica, conforme las observaciones que han
realizado las diferentes instancias de la institución; y (ii) examine y eleve a
norma de alcance nacional de las ocho sedes de la Universidad, las
experiencias exitosas de prevención y sensibilización contra violencias
basadas en el género creadas por las diversas facultades de la universidad.

Tercero.- EXHORTAR al Ministerio de Educación Nacional para que, en su


calidad de ente rector del sector de educación realice lo siguiente: (i) destine
una cantidad de recursos financieros adecuada para que la Universidad
Nacional de Colombia fortalezca su política contra la violencia basada en el
género; y (ii) eleve a norma nacional la exigencia para que todas las
universidades públicas y privadas cuenten con instrumentos normativos
dirigidos a atender, prevenir, investigar y sancionar los casos de violencia
basada en el género que se presenten en los centros de educación superior del
país.

Cuarto.- Por Secretaría General, líbrense las comunicaciones de que trata el


artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.

Notifíquese, comuníquese, publíquese y cúmplase,

ALBERTO ROJAS RÍOS


Magistrado

DIANA FAJARDO RIVERA


Magistrada
Con aclaración de voto

JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR


Magistrado
Con aclaración de voto

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ


Secretaria General
ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO
JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR
A LA SENTENCIA T-061/22

Expediente: T-8.157.002

M.P.: Alberto Rojas Ríos

Con absoluto respeto por las decisiones adoptadas por la Corte Constitucional,
me permito expresar las razones que me llevan a aclarar el voto en este asunto.
Aunque comparto la decisión adoptada por la Sala Novena de Revisión, que
niega el amparo solicitado por el actor, discrepo de su fundamentación, en la
medida en que ella es insuficiente, pues ha debido considerar otros elementos
de juicio relevantes. Este análisis, que no se hace en la sentencia, no tiene la
capacidad de cambiar la decisión, pues no permite arribar a una conclusión
distinta a la que llegó la Sala.

La sentencia se centra en dos elementos de juicio relevantes: 1) el análisis de


las afirmaciones que sobre el actor se hacen en dos informes sobre violencia
sexual en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá; y 2) en la
divulgación mediática que se dio a dichos informes, que el actor atribuye a la
accionada. Sin embargo, hay otros elementos de juicio que debieron ser
analizados por la Sala, dado que a ellos se refiere la tutela. Estos elementos
son: 1) la publicación hecha por la señora Mónica Godoy Ferro en su cuenta
privada de Facebook, en respuesta a las declaraciones que el actor hizo
públicamente en su defensa, en la cual reiteró las acusaciones expuestas en el
informe; y 2) la respuesta que la accionada dio, por medio de Twitter, a la
solicitud de rectificación que previamente le hizo el actor, en la que no se
accede a lo solicitado y, a juicio del actor, la accionada “enfiló sus ataques y
respondió de una manera aún más agresiva”.

Estos dos últimos elementos de juicio han debido analizarse, en primer lugar,
para efectos de establecer la procedencia de la acción, pues el actor considera
que estas conductas son actos de hostigamiento en su contra, a los que
atribuye la capacidad de vulnerar sus derechos fundamentales. Además,
dichos elementos de juicio no pueden tenerse como conductas aisladas, sino
que guardan una relación directa con el objeto de la controversia suscitada por
la divulgación de los informes sobre violencia sexual.
En lo que atañe a la procedencia de la acción, conforme a las reglas de
unificación de la Sentencia SU-420 de 2019, se habría podido constatar que,
respecto de las publicaciones hechas en Facebook y en Twitter por la
accionada, la tutela era improcedente. Conforme a dichas reglas, para
establecer la subsidiariedad de la acción de tutela, es necesario verificar que el
actor, antes de acudir al juez de tutela: 1) haya solicitado el retiro o la
corrección ante el particular que hizo la publicación y, en caso de no obtenerse
ello, 2) haya reclamado ante la red social en la que aparece la publicación,
siempre que la plataforma así lo permita, por medio de la habilitación de
herramientas para este tipo de reclamos.

En el presente caso, respecto las referidas publicaciones en Facebook y


Twitter no hay medios de prueba en el expediente que permitan sostener que
el actor haya solicitado directamente a la accionada retirarlas, ni que haya
adelantado alguna diligencia ante dichas redes sociales, razón por la cual el
análisis de estos dos elementos de juicio, que no se hizo en la sentencia, ha
debido llegar a la conclusión de que en esto la tutela era improcedente.

En estos términos, de la manera más respetuosa, dejo sentada mi aclaración.

Fecha ut supra.

JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR


Magistrado
ACLARACIÓN DE VOTO DE LA MAGISTRADA
DIANA FAJARDO RIVERA
A LA SENTENCIA T-061 de 2022

1. Con el respeto acostumbrado por las providencias de la Corte, procedo a


aclarar mi voto respecto de la Sentencia T-061 de 2022.84 Comparto la
decisión de negar el amparo solicitado por el accionante, quien considera que
una publicación en la que se le relaciona con actos de violencia sexual y de
género desconoce sus derechos fundamentales a la honra y el buen nombre;
sin embargo, presento este voto particular con el objeto de desarrollar algunas
consideraciones sobre la naturaleza de lo que se comunica en discursos en los
que se denuncian hechos de acoso o violencia sexual. Estas ideas no
constituyen un desacuerdo con la decisión mayoritaria, sino preguntas que, en
mi criterio, deben ser objeto de un desarrollo jurisprudencial futuro, en medio
de una línea de sentencias muy relevantes, pero con aspectos por precisar o
construir.

2. Para comenzar, quisiera señalar que las sentencias T-275 de 2021,85 T-289
de 202186 y T-061 de 202287 hacen parte de una línea jurisprudencial de
especial relevancia para la erradicación de la violencia y el abuso por razones
de sexo o género y para el ejercicio de la libertad de expresión como medio de
denuncia social. Los tres pronunciamientos coinciden en que estas denuncias
son un discurso especialmente protegido, por su interés público, por su
carácter político y por reivindicar los derechos de las mujeres y la población
con orientación e identidad sexual diversa. Las tres decisiones reconocen
también las dificultades que enfrentan las mujeres víctimas de violencia y
acoso sexual para acceder a la justicia y recibir protección en instituciones
sociales como la escuela, el trabajo e incluso los tribunales.

3. Sin embargo, a primera vista, estas decisiones presentan matices en torno a


la naturaleza de la expresión y la información contenida en este tipo de
denuncias y publicaciones y, como consecuencia, sobre la manera en que
deben aplicarse (o las razones por las que no deberían aplicarse) los estándares
de veracidad e imparcialidad propios de la difusión de información. Esta
aclaración se ocupa, especialmente, de este punto.

84
M.P. Alberto Rojas Ríos. AV. Diana Fajardo Rivera. AV. Jorge Enrique Ibáñez Najar.
85
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera. SPV. Cristina Pardo Schlesinger.
86
M.P. Alberto Rojas Ríos.
87
M.P. Alberto Rojas Ríos.
4. La distinción entre la información (que describe el mundo), y la opinión
(que lo valora) ha sido una herramienta relevante en la comprensión de la
libertad de expresión, y en la ponderación entre este y otros derechos
constitucionales. Sin embargo, desde hace tiempo, la Corte ha aclarado que
esta distinción no constituye una nítida frontera, en cuyos costados están
totalmente separados, por una parte, los mensajes descriptivos con su
pretensión de verdad; y, por otra, los mensajes valorativos, con sus
pretensiones de corrección, belleza o bondad. El análisis de contexto y no solo
del contenido semántico aislado es esencial, en muchas ocasiones, para ubicar
un mensaje en uno u otro escenario.

5. En la Sentencia T-275 de 2021,88 la Sala Quinta estudió un caso en el que se


denunciaba, a través de redes sociales, un acto de violencia sexual en contra
de una menor de edad. La Sala sostuvo que el ejercicio de la libertad de
información en este tipo de casos tenía una protección constitucional
reforzada: “la libertad de información faculta a los particulares a publicar
denuncias por redes sociales en las que se vincule a un individuo con la
comisión de presuntos actos de abuso o acoso sexual en contra de mujeres y
menores de edad. Este tipo de denuncias son objeto de protección
constitucional reforzada, porque informan y sensibilizan a la sociedad sobre
un asunto de interés público: la violencia contra la mujer y los menores de
edad. Además, su divulgación por medios digitales contribuye a crear redes
de solidaridad y a prevenir, investigar y sancionar a los responsables de actos
de discriminación y violencia en contra de estos sujetos. Estas finalidades son
constitucionalmente importantes, porque promueven intereses públicos
valorados por la Carta Política.”

6. Así pues, según la Sentencia T-275 de 2021, tales denuncias son objeto de
una protección constitucional reforzada porque representan discursos sobre
asuntos de interés general y político.89

88
M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera. SPV. Cristina Pardo Schlesinger.
89
En la Sentencia T-289 de 2021 (M.P. Alberto Rojas Ríos) dijo la Corte: “las denuncias públicas de violencia
sexual, como la realizada por la accionante, deben ser comprendidas como manifestaciones o expresiones
que tienen un carácter más que simplemente informativo, pues surgen en un contexto que, como ya se
indicó, es claramente de interés público e incluso político y buscan irrumpir en el status quo vigente. Y, para
ello, se acude a actuaciones que permitan visibilizar la problemática estructural existente y en virtud de la
cual históricamente ha existido una discriminación en contra de la mujer. // De esta forma, se considera
que toda denuncia pública que haga una mujer de haber sido víctima de abuso sexual, además de ser una
denuncia (en los términos de la legislación penal), se convierte en una forma de reivindicación política de los
derechos de sus congéneres, la cual le permite hacer manifiesta su inconformidad con el contexto social en el
que se desenvuelve. Por ello, este tipo de expresiones deben ser concebidas como propias de un discurso de
7. Sin embargo, en la misma sentencia también precisó la Corte que dicho
discurso constituía un ejercicio de la libertad de información al que debían
aplicarse las cargas de veracidad e imparcialidad, debido a que “la denuncia
tenía como principal propósito informar a la audiencia sobre los hechos
ocurridos el 7 de enero de 2020” y añadió que “los particulares que publican
información por redes sociales deben cumplir con estas exigencias [cargas de
veracidad e imparcialidad] especialmente en aquellos eventos en los que el
contenido del mensaje vincula a un individuo con la comisión de un presunto
hecho delictivo. En efecto, la gravedad de las acusaciones y sus impactos en
los derechos del afectado obligan a los emisores ser diligentes con la
información que publican.”

8. En la Sentencia T-289 de 202190 se estudió un caso en el que se denunciaba


a través de redes sociales un presunto abuso sexual a una mujer por parte de
un conocido. La Corte señaló en esta ocasión que, al evaluar discursos que
pretendan denunciar situaciones de abuso o violencia sexual, el juez
constitucional debe flexibilizar las cargas propias del derecho a la libertad de
información. Así, sostuvo que “los principios de veracidad e imparcialidad
que, por regla general, son exigibles a cualquier comunicación de
información, deben entenderse flexibilizados respecto de quien comunica una
vivencia propia y, en concreto, de quien manifiesta su condición de víctima de
un delito, pues, para ést[a], se trata de un hecho objetivo.”

9. La Sentencia T-061 de 2022, (sobre la que se proyecta este voto particular),


en el acápite denominado “por qué medio lo comunica”, señala que los
informes divulgados por la accionada, en los que se documentan diversas
denuncias sobre acoso y abusos sexuales por parte de docentes de la
Universidad Nacional de Colombia, constituyen “un ejercicio protegido por
la libertad de expresión en genérico.” De acuerdo con la posición mayoritaria,
estas expresiones no pueden enmarcarse en el derecho a la libertad de
información o de prensa porque “la accionada no ejerce la labor de
periodismo, o no difunde los documentos a título de comunicadora social
vinculada a un medio de comunicación.” Sin embargo, tampoco puede
considerarse un ejercicio del derecho a la libertad de opinión, pues la
accionada “no está difundiendo sus percepciones personales, intimas y

contenido político que goza de una especial protección, en cuanto comporta una problemática cuya
superación es de interés público.”
90
M.P. Alberto Rojas Ríos.
convicciones internas sobre el actor, sino que difunde, lo que, en su juicio,
son testimonios de estudiantes que alegan haber sido acosados por el actor.”

10. Además, advierte que “las víctimas de violencias de género acuden


al escrache (denuncia pública en medios, redes, u otros escenarios similares)
debido a las reconocidas debilidades de los mecanismos institucionales
(estatales, universitarios, de las empresas)” para investigar y sancionar estos
hechos, por lo que “establecer los mismos estándares utilizados para otros
escenarios bloquea uno de los únicos caminos que quedan para la reflexión
sobre un asunto que atañe a toda la sociedad.”

11. En este orden de ideas, debe precisarse que en el caso analizado en la


Sentencia T-275 de 2021, la denuncia pública fue realizada en redes sociales
por colectivos feministas y una amiga de los padres de la menor víctima del
acto de violencia sexual. Allí la Corte señaló que la divulgación de denuncias
sobre hechos constitutivos de acoso o abuso sexual pertenecen a la libertad de
información, sujetos a estándares de veracidad e imparcialidad. Por su parte,
en el caso abordado en la Sentencia T-289 de 2021 fue la propia víctima de
violencia sexual quien acudió al escrache en redes. En esta ocasión, la Corte
también enmarcó este discurso en el derecho a la información, pero explicó
que resultaba necesario flexibilizar las cargas de veracidad e imparcialidad,
propias de este derecho. Finalmente, en el caso de la Sentencia T-061 de 2022,
quien comunicó la denuncia pública, también en redes sociales, en contra del
accionante fue un colectivo feminista. A diferencia de las anteriores
sentencias, en esta oportunidad se concluyó que este discurso hacía parte del
derecho a la libertad de expresión en sentido genérico, y no del derecho a la
libertad de información. En consecuencia, considero importante realizar
algunas reflexiones sobre este punto, encaminadas a alcanzar una mejor
comprensión acerca de lo que se comunica en estos casos y las cargas que le
son exigibles a este tipo de discursos.

12. La jurisprudencia constitucional ha señalado que el principio de veracidad


exige que la información haya sido obtenida luego de un proceso razonable de
verificación y sin que se induzca a error o confusión al receptor,91 mientras
que el principio de imparcialidad implica que la información sea contrastada,
y confirmada si es el caso, con versiones diversas sobre los mismos hechos,
por los directamente involucrados o expertos en el tema sobre el que se
91
Ver, entre otras, sentencias T-298 de 2009. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva; T-260 de 2010. M.P. Mauricio
González Cuervo; T-040 de 2013. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub. AV. Alexei Egor Julio Estrada (e); T-312
de 2015. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio. AV. Alberto Rojas Ríos.
informa, de tal manera que el público pueda tener todas las aristas de un
debate.92 Por lo tanto -como se sugiere en la Sentencia T-061 de 2022-
establecer los mismos estándares del derecho a la información para evaluar las
denuncias sobre acoso o violencia sexual podría bloquear este tipo de
discursos que gozan de una especial protección constitucional. Es decir,
producir un efecto inhibitorio.

13. En efecto, exigir a una víctima de tales conductas una información veraz e
imparcial sobre los hechos que denuncia, a partir de tales estándares
conduciría a un escenario en el que no solamente se obstaculizaría la
investigación y solución de situaciones que desconocen con particular
intensidad el mandato de no discriminación, sino que implicaría además
someter a la persona afectada a una nueva victimización.

14. Pero, por otra parte, considero que los argumentos según los cuales, en
estos casos no puede hablarse de libertad de información debido a que quien
emite el mensaje no es un periodista o no está vinculado a un medio de
comunicación son inadecuados y generan confusión, pues la libertad de
transmitir información es un derecho de todas las personas y no solo de ciertos
profesionales, de acuerdo con el artículo 20 de la Constitución Política. 93 Y
que la sentencia, al sostener que el tipo de discurso analizado hace parte de la
libertad de expresión en sentido genérico genera confusión, pues esta última
comprende la libertad de opinión, la libertad de información, la libertad de
prensa, la rectificación y la prohibición de censura, de manera que remitirse al
sentido genérico de este derecho no contribuye a la comprensión de las
dimensiones constitucionales de las denuncias por violencia o acoso sexual.

15. En ese orden de ideas, como señalé, suele ser el análisis de contexto el que
permite al juez determinar si las denuncias hacen parte de la libertad de
información o de opinión. Lo primero, pues a través de tales publicaciones se
pretende dar a conocer al público hechos concretos, en la medida de lo
92
Ver, entre otras, sentencias T-219 de 2009. M.P. Mauricio González Cuervo; T-312 de 2015. M.P. Jorge
Iván Palacio Palacio. AV. Alberto Rojas Ríos; y T-292 de 2018. M.P. Cristina Pardo Schlesinger. SV. José
Fernando Reyes Cuartas.
93
La jurisprudencia constitucional ha analizado varios casos en los que se ha constatado que las expresiones
que dieron lugar a la interposición de la acción de tutela se enmarcan en el derecho a la libertad de
información, a pesar de que quien comunicó la información no es un periodista ni una persona vinculada
con un medio de comunicación. Ver, por ejemplo, sentencias T-695 de 2017. M.P. José Fernando Reyes
Cuartas; T-243 de 2018. M.P. Diana Fajardo Rivera; T-244 de 2018. M.P. José Fernando Reyes Cuartas. AV.
Carlos Bernal Pulido; T-293 de 2018. M.P. Cristina Pardo Schlesinger. Por otra parte, es importante
considerar que, para ser periodista, no se requiere tarjeta profesional (C-087 de 1998), lo que debilita aún
más la distinción propuesta en la sentencia.
posible, acompañados de condiciones de modo, tiempo y lugar en los que una
persona habría incurrido en conductas de acoso o violencia sexual. Lo
segundo, porque en muchas ocasiones, estas suelen estar acompañadas de una
posición crítica, y de reivindicación de los derechos de las mujeres, que puede
incluir expresiones consideradas por algunas personas como chocantes (así
ocurrió, por ejemplo, en el caso estudiado en la Sentencia T-275 de 2021, ya
citada).

16. Ahora bien, cuando estos discursos hacen parte de la libertad de


información, dada la especial protección que les otorga la Constitución, la
pregunta constitucional por esclarecer es si resultaría desproporcionado que en
estos casos se impongan las cargas de veracidad e imparcialidad, como han
sido entendidas por esta Corte, o bien, si estos conceptos deben adquirir
algunos matices especiales.

17. Para responder esa pregunta, debe tenerse presente el contexto en el que se
enmarca el escrache, así como sus finalidades. Esta práctica responde a los
problemas que históricamente han enfrentado las mujeres para acceder al
sistema judicial con plenas garantías para denunciar hechos constitutivos de
violencias de género. Se trata entonces de un discurso político que busca
respuestas por fuera del sistema judicial. Que persigue por diferentes medios,
principalmente las redes sociales, llamar la atención sobre estas situaciones.

18. En efecto, como ha dicho la Corte en las decisiones citadas, estas


denuncias públicas “informan y sensibilizan a la sociedad sobre
problemáticas de interés público, permiten crear redes de solidaridad entre
las víctimas y tienen un ‘valor instrumental’ para la protección de los
derechos fundamentales de las mujeres, en tanto contribuyen a la prevención,
investigación y sanción de los actos de discriminación y violencia.”94 Por lo
tanto, “los espacios y foros de denuncia de estos actos deben ser ampliados,
no restringidos ni silenciados, porque las mujeres se ven frecuentemente
enfrentadas a barreras económicas, sociales o culturales que obstaculizan el
acceso a los mecanismos institucionales de denuncia. Por esta razón, la
sociedad y el Estado están llamados a proteger a las mujeres que usan las
redes como una ‘válvula de escape’ en aquellos eventos en los que los medios
judiciales o administrativos de defensa de sus derechos no son suficientes,
aptos, rápidos o seguros.”95

94
Sentencia T-275 de 2021. M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera. SPV. Cristina Pardo Schlesinger.
95
Ibídem.
19. En este marco, estimo que al pensar en las cargas de veracidad e
imparcialidad en casos de denuncias en medios públicos, redes sociales u
otros escenarios no jurisdiccionales, el juez constitucional debe tener en
cuenta la naturaleza y propósitos de esta práctica y el contexto en el que se
manifiesta. En consecuencia, sin pretender ofrecer una regla definitiva para
ponderar adecuadamente la tensión entre, por un lado, las cargas y deberes que
conlleva el derecho a la libertad de información (o, cuando sea el caso, de
opinión); y por otro, la garantía de los derechos de las víctimas, considero que
para llegar a una respuesta acertada en términos constitucionales y de
derechos fundamentales, es necesario valorar en este punto, entre otras, las
siguientes cuestiones:

20. - Principio de la buena fe: el juez siempre debe tener presente que la
persona que denuncia hechos de acoso o abuso sexual, de manera directa o a
través de otras personas u organizaciones, es en principio una víctima, de
manera que la información que transmite se refiere a una experiencia personal,
que debe evaluarse (y asumirse) a la luz del principio de la buena fe, tal como
se estableció en la citada Sentencia T-289 de 2021.96

21. - Principio de solidaridad: el artículo 1º de la Constitución establece que


el Estado colombiano se fundamenta, entre otros valores y principios, en “la
solidaridad de las personas que la integran.” En el mismo sentido, el numeral
2º del artículo 95 constitucional señala que uno de los deberes de la persona y
del ciudadano es “obrar conforme al principio de solidaridad social,
respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en
peligro la vida o la salud de las personas.” La solidaridad es entonces un
principio fundante de nuestro Estado y un deber ciudadano. A través de este
tipo de denuncias se pretende alertar a las personas sobre situaciones de
violencia o abuso sexual, al tiempo que se crean redes de apoyo y
acompañamiento a las víctimas de estas conductas. Por ende, debe repararse
que esta práctica se enmarca en la relación solidaria de quien acude al
escrache con las víctimas de violencia o abuso sexual y la sociedad en
general, a fin de prevenir estas situaciones.

96
En la Sentencia T-289 de 2021 (M.P. Alberto Rojas Ríos) se estableció que las víctimas de un delito, más
aún si se trata de un delito sexual como sucedía en el caso que se analizaba, tenían derecho a que sus
denuncias públicas sobre los hechos que padecieron se analizaran a partir del principio de la buena fe. Dijo
la Corte en aquella oportunidad: “quien afirma su condición de víctima lo hace desde el pleno
convencimiento de que los hechos denunciados le significaron un daño concreto que es reprochado por el
ordenamiento jurídico y, por tanto, debe presumirse que actúa de buena fe (artículo 83 Superior).”
22. - Derecho a no ser confrontado con su agresor: la jurisprudencia
constitucional y la normatividad nacional han reconocido el derecho de las
víctimas a no ser confrontadas con su agresor. En la Sentencia T-184 de
201797 la Corte señaló: “El derecho de la víctima de no ser confrontada con
su agresor, fue consagrado de manera expresa en el artículo 8º de la Ley
1257 de 2008, así: Toda víctima de alguna de las formas de violencia además
de las medidas de protección contempladas en el artículo 11 de la Ley 906 de
2004 y el artículo 15 de la Ley 360 de 1997, tiene derecho a: “(…) k) decidir
voluntariamente si puede ser confrontada con el agresor en cualquiera de los
espacios de atención y en los procedimientos administrativos, judiciales o de
otro tipo.” En consecuencia, las víctimas de abusos o violencia sexual que
acuden al escrache no pueden ser obligadas, en ningún escenario judicial o
extrajudicial, a confrontar a su agresor. Por lo tanto, no es posible imponerles
cargas, tales como presentar la versión del presunto victimario de los hechos
que se denuncian, interrogarlo, cuestionarlo o buscar cualquier tipo de
acercamiento con aquél. Estas situaciones desconocen el derecho de las
víctimas a no ser confrontadas con su agresor e implicarían una nueva
victimización.

23. - Reserva de la fuente: la Corte Constitucional ha señalado que los


artículos 73 y 74 de la Constitución Política protegen la reserva de la fuente.
En la Sentencia T-298 de 200998 se indicó que esta garantía “permite que un
periodista guarde el secreto sobre la existencia de una determinada
información, su contenido, el origen o la fuente de la misma, o la manera
como obtuvo dicha información. La reserva de la fuente es una garantía
fundamental y necesaria para proteger la verdadera independencia del
periodista y para que pueda ejercer la profesión y satisfacer el derecho a la
información, sin que existan limitaciones indirectas ni amenazas que inhiban
la difusión de información relevante para el público.” En consecuencia, en
aquellos eventos en los que terceras personas o colectivos u organizaciones
que apoyan a las víctimas de estos hechos son quienes acuden al escrache para
señalar a los presuntos responsables de abusos o violencias sexuales, debe
tenerse en cuenta que si las víctimas optan por el anonimato sus testimonios
están protegidos por la reserva de la fuente.

24. - Discurso político: como se indicó anteriormente, la jurisprudencia


constitucional ha establecido que la especial protección constitucional de la
que goza el escrache se fundamenta no solo en que se trata de un discurso
97
M.P. María Victoria Calle Correa.
98
M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
sobre asuntos de interés general, sino que también constituye un discurso
político mediante el cual se pretende además de informar sobre unos hechos,
llamar la atención y sensibilizar a la sociedad sobre esta problemática y
empoderar y acompañar a las víctimas en la exigencia de sus derechos. Quien
difunde este tipo de denuncias, así como los testimonios de las víctimas,
asume un compromiso claro frente a la violencia basada en el género o el
sexo, esto es, toma una posición activa en defensa de las víctimas de estos
hechos. El escrache debe entenderse en clave de género como una apuesta
política y discursiva que surge como consecuencia de un sistema judicial que
presenta barreras para el acceso y la garantía de los derechos de las víctimas
de abusos y violencias sexuales y una sociedad que normaliza estos
comportamientos y estigmatiza a sus víctimas.

25. - Información y opiniones: la práctica del escrache es un discurso que


puede combinar información sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar
en que ocurrieron los hechos que se denuncian, así como opiniones que
valoran el contenido informativo expuesto, ya que, por ejemplo, se puede
calificar como un delito los abusos o violencias expuestos públicamente. Por
lo tanto, es necesario diferenciar las expresiones que constituyen información
respecto de las que se enmarcan en la opinión, a fin de determinar el ámbito de
protección y las garantías exigidas en uno u otro escenario.

26. - No se busca adjudicar una responsabilidad penal: el escrache, como ya


se dijo, es una práctica política que busca denunciar públicamente situaciones
de abuso o violencia sexual y señalar a los responsables en un ámbito
extrajudicial, precisamente porque existe una desconfianza en el sistema
judicial para investigar adecuadamente y sancionar estas conductas. Por tanto,
a través del escrache no se pretende adjudicar responsabilidades penales, ni
sus expresiones de denuncia pueden entenderse bajo dicha óptica jurídica. En
consecuencia, como se advirtió en la Sentencia T-275 de 2021, quienes
acuden a esta práctica no están obligados a esperar a que se produzca una
condena judicial en contra del presunto agresor. En efecto, “imponer una
carga de esta naturaleza a las presuntas víctimas de abuso y acoso, a los
periodistas y a los usuarios de las redes sociales que denuncian estos actos
resultaría desproporcionado, inhibiría el ejercicio de la libertad de expresión
e información por medios digitales, invisibilizaría las denuncias de las
mujeres y profundizaría la discriminación de género.”99

99
Sentencia T-275 de 2021. M.P. Paola Andrea Meneses Mosquera. SPV. Cristina Pardo Schlesinger.
27. Considero que los anteriores asuntos, entre otros más que puedan ir
surgiendo en el análisis de futuros casos similares al abordado en la Sentencia
T-061 de 2022, deben ser considerados en la reflexión acerca de la naturaleza
de lo que se comunica en los discursos constitutivos de escrache y las cargas
que resultarían exigibles y constitucionalmente aceptables a quienes acuden a
esta práctica, de tal manera que este tipo de denuncias públicas sobre un
asunto de interés general, como la violencia y acoso sexual, no terminen
silenciadas por un sistema judicial que se ha mostrado incapaz de tramitar
adecuadamente la investigación, juzgamiento y sanción de estas conductas.

28. En estos términos dejo plasmadas las razones por las cuales aclaro el voto
en la presente decisión.

Fecha ut supra,

DIANA FAJARDO RIVERA


Magistrada

También podría gustarte