Agentes de La Cultura
Agentes de La Cultura
Agentes de La Cultura
En este capítulo se presenta una lectura sobre los actores de la vida cultural como
sujetos imprescindibles para el desarrollo de las políticas culturales. Se trata sobre las
grandes diferencias y la necesidad de adaptar la gestión de la cultura a las
características específicas de cada uno de ellos y la necesidad de identificar y conocer
el mapa de agentes culturales del territorio de intervención.
Desde la perspectiva de las políticas culturales entendemos que las instituciones públicas no
pueden poner en marcha su acción cultural sin tener en cuenta, o a través de, unos agentes o
actores concretos, que entrarán en contacto y asumirán responsabilidades en relación a los
objetivos que la propia política les proponga y sus intereses. En algunos casos puede ser un
agente único promotor pero en el mismo momento que actúa genera un proceso de
extensión a otros que asumen funciones colectivas más o menos activas.
Algunos autores llaman «mediadores» a los agentes que realizan la construcción del
referencial de una política, es decir, la creación de las imágenes conceptuales que
determinan la percepción del problema, necesidad o interés de la colectividad y que aportan
propuestas y soluciones para su respuesta o toma de consideraciones. M. Bassand (1992)
los denomina como «portadores del murmullo cotidiano» a los que tener en cuenta en las
políticas culturales ya que perciben la realidad de la vida cultural y la distribuyen o
trasladan a los organismos competentes para su toma de conciencia. Ejercen una función
comunicativa horizontal y transversal pero también a nivel ascendente o descendente entre
ciudadanía y poder político.
Los agentes o mediadores ocupan un papel muy importante en el diseño de una política y
en sus estrategias de aplicación, tanto por su participación y compromiso como por la
ausencia de consulta por parte de los responsables políticos. Los agentes son fundamentales
para la consolidación o apropiación de una actividad social por parte de la ciudadanía y
representan un potencial democrático y competitivo importante para el desarrollo.
En la medida que una realidad territorial dispone de un tejido variado de agentes adquiere
una de las principales condiciones para su desarrollo social, cultural y económico y tiene a
disposición de las políticas unos elementos que constituirán un potencial específico:
Los agentes culturales se estructuran de acuerdo con sus finalidades propias que responden
a valores y principios que les dan sentido y también de acuerdo con las funciones sociales
que la legislación de un Estado les otorga de acuerdo con sus normativas. Éstas determinan
las formas que los gobiernos interpretan el derecho a participar en la vida cultural y sus
relaciones con los otros agentes, que pueden crear discrepancias y diferencias de
posicionamiento con las funciones de los agentes en una realidad determinada. Una lectura
del papel que las políticas culturales otorgan a los agentes culturales, y el marco normativo
de un país, nos presenta una primera panorámica desde donde podemos observar y analizar
qué papel tiene cada uno de los grandes agentes y las garantías a los derechos culturales de
la ciudadanía.
Muchas veces, sin la intervención del Estado, los agentes sociales aplican su política propia
que puede o no coincidir con la oficial de la Administración pública, pero que puede
intervenir con mucha más eficacia en la realidad de su contexto. Esta relación no está
exenta de tensiones y conflictividad, algunas de las veces con carácter positivo.
Las relaciones entre los diferentes agentes culturales, o su ausencia, son un barómetro
importante para valorar el dinamismo social del territorio y aportan información muy
significativa para la toma de decisiones en el ámbito público como en el privado. Estas
relaciones son la base de una buena articulación social y de la potencialidad de la
implantación de un mapa de acción y contraste muy importante para el desarrollo.
Los principales problemas en las relaciones entre los diferentes agentes identificados
surgen, básicamente, debido a:
De acuerdo con lo descrito podemos observar unas características generales que podrían
definir y comparar los diferentes agentes, que nos puede ayudar a identificar que las
estructuras y modelos organizativos estarán muy influidos por las especificidades de cada
uno de estos agentes.
• – Los agentes culturales son los actores que actúan en los escenarios que las
polí-cas democrá-cas crean. Es importante una reflexión profunda de cómo han
actuado en el marco territorial local y las consecuencias de una falta de apoyo a su
consolidación.
• – El gran crecimiento observado en las úl-mas décadas no se corresponde en un
marco legisla-vo moderno y adecuado a la realidad actual. Muchas de estas
en-dades aún se encuentran estructuradas sobre legislaciones restric-vas y poco
adecuadas a la par-cipación en la tarea pública.
• – Existe un fraccionamiento e individualismo, en muchas de estas organizaciones,
que dificultan la forma madura de crear estructuras de regulación e interlocución
con los centros de decisión de las polí-cas sociales.
• – El desarrollo cultural y socio económico no se podrá consolidar sino coincide con
una estructuración de los agentes en el conjunto de la dinámica territorial.
• – Los agentes representan un importante ac-vo de desarrollo de una realidad
territorial. Su interacción y complementariedad representa un elemento
indispensable para el aprovechamiento de las potencialidades de su contexto.
• – En el cuadro anterior presentamos las relaciones que man-enen, o no, los
diferentes agentes culturales. La realidad de un territorio es un sistema con más o
menos equilibrio o estabilidad donde los diferentes actores intervienen en la
situación y desean jugar un papel determinado. Para que esto ocurra es necesario
el fomento de las relaciones entre los agentes que permitan el desarrollo de redes
de interacción social más o menos estables. Del análisis de estas interacciones nos
permite conocer con más detalle este conjunto de lazos y contactos así como
valorar su potencial de desarrollo.
• – El diseño de una polí-ca cultural reclama conocer los diferentes agentes
implicados a par-r de las acciones e implicaciones que -enen en un sector
determinado, como actor social afectado por la acción a desarrollar. Estos datos
nos permiten situar las propuestas en un campo más amplio y adaptar la acción a
las diferentes percepciones o significados de cada agente cultural, estudiando las
repercusiones deseadas, o no previstas, y entrar en procesos de negociación y
regulación permanentes.
• – En estas dinámicas se van a descubrir nuevos campos de acción conjunta,
considerando sus oposiciones y conflictos como un campo de complejidad y, sobre
todo, de diversidad.
La diversidad de actividades, formas, soportes y productos por los que las realidades
artísticas se comunican y articulan con los individuos nos obliga a una diferenciación de los
grupos sociales o destinatarios de la acción cultural.
Coob y Elder (1972) cuando plantean la relación entre políticas públicas y grupos con
capacidad de conflicto o consenso, diferencian entre actores y públicos que nos permiten
una primera diferenciación incorporando un conjunto más amplio de población a la que va
dirigida una política.
Desde esta perspectiva nos parece conveniente incorporar un tercer grupo; los
consumidores que sin pretender una participación social, y la mayoría de veces desde
posiciones individuales, son destinatarios claros de la realidad artística con capacidad de
promover procesos de aceptación y rechazo de formas expresivas.
De la misma manera que planteábamos formas diferentes de los agentes también se pueden
considerar diferentes formas o tipologías de los públicos. Desde lo más interesados o
especializados en actividades específicas de la cultura al público en general al que
potencialmente va dirigida una política cultural.
Sin agotar las posibilidades de formas y tipologías creemos interesante introducir nuevos
enfoques a las lecturas clásicas de los agentes, públicos y consumidores que se tengan en
cuenta en la gestión y el desarrollo de las políticas culturales. Quizás desde esta perspectiva
podremos aportar algunos elementos para una mayor normalización del sector cultural.
En este sentido los agentes culturales tienen que compaginar los formatos tradicionales con
nuevas formas de acción que modifica y enriquece profundamente las lecturas que tenemos
sobre el papel de los agentes culturales. En este sentido la sociedad de la información ha
creado un nuevo marco de interacción cultural que incide notablemente en las formas de
acción de los agentes culturales incorporando nueva variables a considerar por la gestión
cultural como:
Por todas estas razones los gestores culturales han de tener en cuenta la doble dimensión de
los agentes culturales que transita de unas formas con una larga tradición a nuevos entornos
donde el papel de los agentes de nuevas generaciones van a modificar el mapa y las formas
de los actores de la vida cultural.
Para la reflexión
– Proponemos reflexionar sobre diferentes cuestiones como:
•
o
§ – ¿Cuáles son las caracterís-cas más específicas de cada agente
cultural? ¿Qué elementos inciden con más importancia? Legislación,
legi-midad, tradición, etc.
§ – ¿En qué ámbitos culturales se desarrollan mejor, o peor, cada
agente?
§ – ¿En qué se diferencia el modelo de ges-ón de un agente de los
otros?
§ – ¿Qué importancia -ene cada uno de los agentes en la vida cultural
de tu contexto?
o – Busca en internet diferentes trabajos sobre mapas culturales y analiza
como tratan el tema de los agentes. es.wikipedia.org
o – Realiza el mismo ejercicio analizando documentos sobre estadís-cas
culturales, estudios sobre el sector cultural www.mcu.es; o cuentas satélite
de la cultura. www.mcu.es
o – Valora la importancia de cada uno de los agentes desde la perspec-va de
la ciudadanía y como derecho cultural fundamental.
Documentación
1. Vídeos de los seminarios sobre diferentes temas de la Cátedra Unesco en Políticas
Culturales y Cooperación. www.catedraunesco.com
Bibliografía
BASSAND, Michel. Cultura y regiones de Europa: a partir del Proyecto Cultura y Región
del Consejo de Europa. Barcelona: Diputació; [Centre d’ Estudis i Recursos Culturals];
Oikos-Tau, 1992. 287 p. ISBN 978-84-7794-193-4.
Compendio de políticas culturales [en línea]. Germán Rey [et al]. Colombia: Ministerio de
Cultura, 2010. 655 p. Disponible en: www.mincultura.gov.co