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Agentes de La Cultura

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2.

3 Los agentes de la cultura


https://atalayagestioncultural.org/agentes-de-la-cultura/
Por Alfons Martinell Sempere

En este capítulo se presenta una lectura sobre los actores de la vida cultural como
sujetos imprescindibles para el desarrollo de las políticas culturales. Se trata sobre las
grandes diferencias y la necesidad de adaptar la gestión de la cultura a las
características específicas de cada uno de ellos y la necesidad de identificar y conocer
el mapa de agentes culturales del territorio de intervención.

1. Los agentes culturales


Toda comunidad, ciudad o sociedad organiza sus actividades y su vida cultural de acuerdo
con sus antecedentes, historia, formas culturales propias y su realidad actual. La
Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce la participación en la vida
cultural de las personas como derecho fundamental y las sociedades modernas han
estructurado su intervención en la cultura a partir de las estructuras del Estado nación
(Gobierno central, regional y local) con sus regulaciones legislativas específicas.

El primer nivel de garantía del derecho cultural es la libertad y la participación en la vida


cultural a nivel individual. Toda persona como ciudadano intenta satisfacer sus necesidades
culturales pero requiere de lo social o compartido para alcanzar una plena realización de sus
derechos y aspiraciones, por lo cual se producen procesos complejos de estructuración
social alrededor de la cultura.

Se considera agente cultural aquellos actores (individuales, colectivos, institucionales, etc.)


que concurren en un contexto determinado y en un tiempo o período definido. Los agentes
culturales son el resultado del progreso de lo individual a lo colectivo por medio de
procesos de organización y estructuración social de acuerdo con los valores, tradición y las
normas de su contexto. Los agentes culturales se agrupan para intervenir a partir de sus
propias interpretaciones o valoraciones de la realidad para contribuir a la vida cultural de su
entorno en un sentido amplio. Los agentes culturales son fundamentales para la articulación
de las políticas sociales y culturales en un Estado democrático sea cual sea la ideología
dominante de los gobiernos pero también existen y funcionan al margen de las estructuras
políticas. Los agentes son una variable dinámica del territorio que van cambiando y
evolucionando a lo largo del tiempo de acuerdo con las condiciones de desarrollo y su
distribución territorial, y representan un factor determinante para la consolidación de la
intervención social y una garantía para la defensa de los principios democráticos.

Desde la perspectiva de las políticas culturales entendemos que las instituciones públicas no
pueden poner en marcha su acción cultural sin tener en cuenta, o a través de, unos agentes o
actores concretos, que entrarán en contacto y asumirán responsabilidades en relación a los
objetivos que la propia política les proponga y sus intereses. En algunos casos puede ser un
agente único promotor pero en el mismo momento que actúa genera un proceso de
extensión a otros que asumen funciones colectivas más o menos activas.

Algunos autores llaman «mediadores» a los agentes que realizan la construcción del
referencial de una política, es decir, la creación de las imágenes conceptuales que
determinan la percepción del problema, necesidad o interés de la colectividad y que aportan
propuestas y soluciones para su respuesta o toma de consideraciones. M. Bassand (1992)
los denomina como «portadores del murmullo cotidiano» a los que tener en cuenta en las
políticas culturales ya que perciben la realidad de la vida cultural y la distribuyen o
trasladan a los organismos competentes para su toma de conciencia. Ejercen una función
comunicativa horizontal y transversal pero también a nivel ascendente o descendente entre
ciudadanía y poder político.

Los agentes o mediadores ocupan un papel muy importante en el diseño de una política y
en sus estrategias de aplicación, tanto por su participación y compromiso como por la
ausencia de consulta por parte de los responsables políticos. Los agentes son fundamentales
para la consolidación o apropiación de una actividad social por parte de la ciudadanía y
representan un potencial democrático y competitivo importante para el desarrollo.

En la medida que una realidad territorial dispone de un tejido variado de agentes adquiere
una de las principales condiciones para su desarrollo social, cultural y económico y tiene a
disposición de las políticas unos elementos que constituirán un potencial específico:

• – un mapa de agentes repar-dos en el territorio, y en diferentes niveles (barrio,


ciudad, región, país, etc.)
• – un grado de consolidación de estos agentes a par-r de su tradición, historia,
trayectoria, etc.
• – una capacidad crí-ca e intelectual y, principalmente, una competencia para dar
respuesta a las necesidades de su entorno
• – una capacidad de relación y estructuración organiza-va que les permita ser
interlocutores con los órganos de decisión y mantener vínculos de comunicación
con amplios sectores sociales.

Los agentes culturales se estructuran de acuerdo con sus finalidades propias que responden
a valores y principios que les dan sentido y también de acuerdo con las funciones sociales
que la legislación de un Estado les otorga de acuerdo con sus normativas. Éstas determinan
las formas que los gobiernos interpretan el derecho a participar en la vida cultural y sus
relaciones con los otros agentes, que pueden crear discrepancias y diferencias de
posicionamiento con las funciones de los agentes en una realidad determinada. Una lectura
del papel que las políticas culturales otorgan a los agentes culturales, y el marco normativo
de un país, nos presenta una primera panorámica desde donde podemos observar y analizar
qué papel tiene cada uno de los grandes agentes y las garantías a los derechos culturales de
la ciudadanía.

Las funciones y competencias de los agentes culturales evolucionan paralelamente a la


realidad social de su contexto y adquieren una importancia de acuerdo con el papel que se
les otorga en los planteamientos y contenidos de las políticas públicas; por medio de
subvenciones, encargos, exenciones fiscales, etc. También, pueden asumir un protagonismo
desde su propia iniciativa social a partir de sus recursos y como elemento de presión e
influencia sobre las estructuras de los gobiernos. Por lo tanto, el papel de los agentes
culturales puede considerarse como un factor importante para la construcción y
significación que pueden darse a las necesidades culturales y a las problemáticas de la
sociedad.

Muchas veces, sin la intervención del Estado, los agentes sociales aplican su política propia
que puede o no coincidir con la oficial de la Administración pública, pero que puede
intervenir con mucha más eficacia en la realidad de su contexto. Esta relación no está
exenta de tensiones y conflictividad, algunas de las veces con carácter positivo.

2. Funciones de los agentes culturales


Los agentes culturales, de acuerdo con los principios, finalidades y valores que opten y
puedan desarrollar, adquieren un protagonismo que podría resumirse en las siguientes
funciones:

• – Los agentes culturales analizan e interpretan la realidad de su entorno y


sociedad, aportando su perspec-va a la vida cultural. Dan respuesta a sus
problemá-cas, demandas o necesidades, y auto-organizan servicios para conseguir
sus finalidades.
• – Los agentes culturales posibilitan y canalizan la par-cipación y la incorporación
de grupos e individuos a la acción para su comunidad, facilitando un proceso desde
la acción pública y social.
• – Los agentes culturales son aglu-nadores y creadores de estados de opinión sobre
temas de su preocupación, sobre la creación de las condiciones necesarias para
difundir sus opciones, con la finalidad de que se tengan en cuenta un determinado
tema.
• – Los agentes culturales pueden ayudar a estructurar, y a construir, las demandas
de carácter social, cultural y educa-vo que concentran situaciones individuales o
grupales para trasladarse, de forma colec-va, a las organizaciones y al aparato de la
administración del Estado.
• – Los agentes culturales son una plataforma para fomentar la auto-organización de
servicios y la asunción de responsabilidades públicas por sistemas de delegación en
la prestación de servicios o por inicia-va propia.
• – Los agentes culturales ejercen una función prospec-va al descubrir y evidenciar
nuevas necesidades o problemá-cas de la sociedad y despertar una preocupación
en los estamentos oficiales por estos temas.
• – También, los agentes culturales son una plataforma de organización de la
inicia-va privada y mercan-l, a par-r del establecimiento de organizaciones
propias.
• – Los agentes culturales son actores imprescindibles para dinamizar y garan-zar el
derecho a par-cipar en la vida cultural en democracia.

3. Tipos de agentes culturales


Generalmente, se identifican un grupo de tres grandes agentes que, por sus amplias
características, se pueden subdividir en otros. Para la presentación de sus funciones nos
basaremos en la siguiente clasificación de acuerdo con la realidad española:

• – La finalidad de la administración pública se fundamenta en el interés


• – Las ins-tuciones sin ánimo de lucro o tercer sector se orientan a la consecución
de sus finalidades propias de su grupo asocia-vo, que pueden ser, también, de
interés público.
• – Las ins-tuciones privadas se basan en conseguir sus obje-vos económicos o el
mantenimiento de su potencial. Se reconoce, no obstante, que la empresa -ene
también una orientación o filosoJa, que se manifiesta en su trayectoria, y a través
de los encargos que acepta o su responsabilidad social corpora-va.

4. Relaciones entre agentes culturales


Estos tres grandes agentes crean un amplio tejido social fruto de múltiples interacciones
donde se encuentra una gran cantidad de organizaciones que proceden de una larga
tradición o como resultado de iniciativas modernas. Permanentemente dichas
organizaciones, con base a funciones y normativas diferentes, mantienen relaciones,
conexiones, trabajo en red, etc. que configuran un potencial significativo de una comunidad
o sociedad determinada en su contexto.

Las relaciones entre los diferentes agentes culturales, o su ausencia, son un barómetro
importante para valorar el dinamismo social del territorio y aportan información muy
significativa para la toma de decisiones en el ámbito público como en el privado. Estas
relaciones son la base de una buena articulación social y de la potencialidad de la
implantación de un mapa de acción y contraste muy importante para el desarrollo.

En este mapa de posibilidades se constituyen y estructuran un conjunto de organizaciones


con la función de articular las opciones de los diferentes agentes para participar en la vida
cultural de su contexto.

Las potencialidades objetivas que tienen para un territorio la presencia de agentes, su


existencia, complementariedad y simultaneidad no están exentas de dificultades.

Los principales problemas en las relaciones entre los diferentes agentes identificados
surgen, básicamente, debido a:

• – Desconocimiento y reconocimiento mutuo. No -enen información de su acción e


ignorancia del otro agente aunque actúan en el mismo territorio.
• – Concepciones muy primarias en relación al papel de cada agente y su necesaria
complementariedad en el desarrollo social. Posiciones muy individualistas o
tendencias al aislamiento y la endogamia.
• – Ausencia de un marco norma-vo – legisla-vo de acuerdo con la realidad social
del momento lo que provoca poca estructuración social y posiciones
excesivamente informales.
• – Falta de definición clara de la intencionalidad que domina las partes, Sobre todo
entre la administración pública y el asociacionismo. (desconfianza, manipulación).
• – Poca tradición de relación estable, de prác-ca de contacto y negociación, así
como la existencia de unos niveles relacionales muy poco desarrollados (confusión,
dependencia, dirigismo, oposición, pasividad, etc.)
• – Modelos organiza-vos muy heterogéneos con baja profesionalidad en la gerencia
y a las relaciones externas
• – Ausencia de organismos e instrumentos de relación (comisiones, consejos,
federaciones, etc.) tanto a nivel de par-cipación formal como de contacto
periódico más técnico y prác-co.
• – Dificultades de comunicación por la u-lización de lenguajes diferentes y
posiciones inalterables.
• – Falta de competencia entre las partes en las habilidades de negociación y
mediación.
• – Intencionalidades y proyectos poco elaborado técnicamente.

De acuerdo con lo descrito podemos observar unas características generales que podrían
definir y comparar los diferentes agentes, que nos puede ayudar a identificar que las
estructuras y modelos organizativos estarán muy influidos por las especificidades de cada
uno de estos agentes.

Podemos observar algunas de estas características en el cuadro siguiente:


Algunas reflexiones finales:

• – Los agentes culturales son los actores que actúan en los escenarios que las
polí-cas democrá-cas crean. Es importante una reflexión profunda de cómo han
actuado en el marco territorial local y las consecuencias de una falta de apoyo a su
consolidación.
• – El gran crecimiento observado en las úl-mas décadas no se corresponde en un
marco legisla-vo moderno y adecuado a la realidad actual. Muchas de estas
en-dades aún se encuentran estructuradas sobre legislaciones restric-vas y poco
adecuadas a la par-cipación en la tarea pública.
• – Existe un fraccionamiento e individualismo, en muchas de estas organizaciones,
que dificultan la forma madura de crear estructuras de regulación e interlocución
con los centros de decisión de las polí-cas sociales.
• – El desarrollo cultural y socio económico no se podrá consolidar sino coincide con
una estructuración de los agentes en el conjunto de la dinámica territorial.
• – Los agentes representan un importante ac-vo de desarrollo de una realidad
territorial. Su interacción y complementariedad representa un elemento
indispensable para el aprovechamiento de las potencialidades de su contexto.
• – En el cuadro anterior presentamos las relaciones que man-enen, o no, los
diferentes agentes culturales. La realidad de un territorio es un sistema con más o
menos equilibrio o estabilidad donde los diferentes actores intervienen en la
situación y desean jugar un papel determinado. Para que esto ocurra es necesario
el fomento de las relaciones entre los agentes que permitan el desarrollo de redes
de interacción social más o menos estables. Del análisis de estas interacciones nos
permite conocer con más detalle este conjunto de lazos y contactos así como
valorar su potencial de desarrollo.
• – El diseño de una polí-ca cultural reclama conocer los diferentes agentes
implicados a par-r de las acciones e implicaciones que -enen en un sector
determinado, como actor social afectado por la acción a desarrollar. Estos datos
nos permiten situar las propuestas en un campo más amplio y adaptar la acción a
las diferentes percepciones o significados de cada agente cultural, estudiando las
repercusiones deseadas, o no previstas, y entrar en procesos de negociación y
regulación permanentes.
• – En estas dinámicas se van a descubrir nuevos campos de acción conjunta,
considerando sus oposiciones y conflictos como un campo de complejidad y, sobre
todo, de diversidad.

5. Agentes culturales, públicos y consumidores


La realidad contemporánea de la acción cultural en todas sus dimensiones requiere matizar
y presentar otras perspectivas en relación a la presentación más clásica de los agentes en el
marco de las políticas culturales que hemos presentado.

No toda la compleja realidad de la participación y organización de la vida cultural de las


sociedades actuales se puede situar en los parámetros de la función de los agentes
culturales. Las personas a nivel individual y colectivo interactúan por medio de las
diferentes modalidades que la vida cultural de su entrono les ofrece y de sus posibilidades
reales que van más allá de la participación estructurada.

La diversidad de actividades, formas, soportes y productos por los que las realidades
artísticas se comunican y articulan con los individuos nos obliga a una diferenciación de los
grupos sociales o destinatarios de la acción cultural.

Coob y Elder (1972) cuando plantean la relación entre políticas públicas y grupos con
capacidad de conflicto o consenso, diferencian entre actores y públicos que nos permiten
una primera diferenciación incorporando un conjunto más amplio de población a la que va
dirigida una política.

Desde esta perspectiva nos parece conveniente incorporar un tercer grupo; los
consumidores que sin pretender una participación social, y la mayoría de veces desde
posiciones individuales, son destinatarios claros de la realidad artística con capacidad de
promover procesos de aceptación y rechazo de formas expresivas.

De la misma manera que planteábamos formas diferentes de los agentes también se pueden
considerar diferentes formas o tipologías de los públicos. Desde lo más interesados o
especializados en actividades específicas de la cultura al público en general al que
potencialmente va dirigida una política cultural.

En estas diferenciaciones empezamos a observar nuevos procesos generadores de


situaciones mixtas o compartidas. Nos referimos, por ejemplo, a las asociaciones de
espectadores, amigos de los museos, etc., que desde posiciones de agrupar a un público fiel
y permanente se pueden convertir en verdaderos actores o agentes culturales en relación a
un servicio o equipamiento.

Si lo analizamos desde la perspectiva del consumidor no existen muchas experiencias que


permitan evidenciar que el consumidor de productos culturales dispone de una protección
como la tienen en otros productos o sectores. Esta línea representa un estímulo a la
reflexión y a una nueva visión de las relaciones entre el hecho cultural y los individuos que
irá adquiriendo más importancia en la medida que aumente la sensibilidad y su importancia
en el mercado. Por ejemplo la creación de asociaciones de consumidores en el sector
cultural, aunque no existen forma parte de una cierta reclamación de los ciudadanos ante la
impunidad de unos productos de la industria de la cultura y el ocio que muchas veces entran
en serias contradicciones con los valores y los derechos fundamentales.

Sin agotar las posibilidades de formas y tipologías creemos interesante introducir nuevos
enfoques a las lecturas clásicas de los agentes, públicos y consumidores que se tengan en
cuenta en la gestión y el desarrollo de las políticas culturales. Quizás desde esta perspectiva
podremos aportar algunos elementos para una mayor normalización del sector cultural.

6. Los agentes culturales en la sociedad de la información


Finalmente hemos de considerar que la multitud de posibilidades que la sociedad de la
información, internet, aparatos móviles, aplicaciones, etc. han abierto un gran número de
posibilidades para la expresividad y creatividad cultural como en la emergencia de lo que
algunos autores denomina cultura digital. Estos cambios tienen una gran influencia en los
enfoques sobre el papel de los agentes culturales en nuestras sociedades, pero lo más
importante es la disponibilidad de un gran número de medios y formatos que inciden en la
participación en la vida cultural.

En este sentido los agentes culturales tienen que compaginar los formatos tradicionales con
nuevas formas de acción que modifica y enriquece profundamente las lecturas que tenemos
sobre el papel de los agentes culturales. En este sentido la sociedad de la información ha
creado un nuevo marco de interacción cultural que incide notablemente en las formas de
acción de los agentes culturales incorporando nueva variables a considerar por la gestión
cultural como:

• Aumento de la virtualidad en las interacciones culturales


• Rapidez de la comunicación
• Posibilidad de otras formas de par-cipación
• Cambio en los procesos de audición y consumo cultural
• Nuevo valor de los presencial y la cultura en vivo
• Cambios en la formas de estructuración delas organizaciones culturales
• Crisis en los agentes culturales más clásicos

Por todas estas razones los gestores culturales han de tener en cuenta la doble dimensión de
los agentes culturales que transita de unas formas con una larga tradición a nuevos entornos
donde el papel de los agentes de nuevas generaciones van a modificar el mapa y las formas
de los actores de la vida cultural.

Para la reflexión
– Proponemos reflexionar sobre diferentes cuestiones como:


o
§ – ¿Cuáles son las caracterís-cas más específicas de cada agente
cultural? ¿Qué elementos inciden con más importancia? Legislación,
legi-midad, tradición, etc.
§ – ¿En qué ámbitos culturales se desarrollan mejor, o peor, cada
agente?
§ – ¿En qué se diferencia el modelo de ges-ón de un agente de los
otros?
§ – ¿Qué importancia -ene cada uno de los agentes en la vida cultural
de tu contexto?
o – Busca en internet diferentes trabajos sobre mapas culturales y analiza
como tratan el tema de los agentes. es.wikipedia.org
o – Realiza el mismo ejercicio analizando documentos sobre estadís-cas
culturales, estudios sobre el sector cultural www.mcu.es; o cuentas satélite
de la cultura. www.mcu.es
o – Valora la importancia de cada uno de los agentes desde la perspec-va de
la ciudadanía y como derecho cultural fundamental.

Documentación
1. Vídeos de los seminarios sobre diferentes temas de la Cátedra Unesco en Políticas
Culturales y Cooperación. www.catedraunesco.com

2. Centro de Documentación de la Diputación de Barcelona. CERC. www.diba.cat

3. Portal de Gestión Cultural de la Universidad de Barcelona. www.youtube.com

Bibliografía
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Compendio de políticas culturales [en línea]. Germán Rey [et al]. Colombia: Ministerio de
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COOB, Roger W. ; ELDER, Charles D. Participation in American Politics: the dynamics


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TEIXEIRA COELHO, José. Diccionario crítico de política cultural: cultura e


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