Martín y Piñuel - Teoría de La Comunicación Epistemología y Análisis de La Referencia
Martín y Piñuel - Teoría de La Comunicación Epistemología y Análisis de La Referencia
Martín y Piñuel - Teoría de La Comunicación Epistemología y Análisis de La Referencia
Esta obra, destinada a la Educación Superior, se publica al amparo del artículo 37 de la Ley no. 14 del Derecho de
Autor, y su distribución se hará sin fines de lucro y exclusivamente dentro del territorio del estado cubano.
Los criterios aquí expuestos pueden o no ser compartidos por la Editorial.
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A MANERA DE RECONOCIMIENTO Y PRESENTACIÓN FUGA Z
ENEP ACATLÁN
INTRODUCCIÓN A LA PRIMERA EDICIÓN
En cada época histórica existen unos determinados saberes que es necesario fundamentar
teóricamente para que el conocimiento siga prosperando. En nuestros días, la elaboración de
una Teoría de la Comunicación posee un valor estratégico para el avance de muchas ciencias. La
reflexión teórica en torno a la comunicación se ve ya estimulada por una demanda social: la co-
munidad científica ha concedido un voto de confianza a quienes se ocupan de la naturaleza de
los fenómenos comunicativos y de su ámbito de aplicación. Esta actitud esperanzada ante el tra-
bajo teórico de los especialistas en comunicación se comprueba con la lectura de las revistas de
biología, de psicología, de antropología o de sociología, entre otras, donde aparecen artículos
que tratan de utilizar conceptos comunicacionales, para desarrollar sus temas específicos.
A nuestro juicio, la Teoría de la Comunicación no está todavía en condiciones de satisfacer
esas demandas. Quienes trabajamos en este campo sabemos que el vacío teórico que le corres-
ponde llenar a la Teoría de la Comunicación todavía no ha sido ocupado por la obra de ninguna
escuela ni de ningún autor. La carencia de «Padres Fundadores» hace de la reflexión teórica so-
bre la comunicación una tarea muy incitante y muy comprometida; muy incitante porque la
creatividad teórica se ha desplazado desde el campo específico de otras ciencias al de nuestra
disciplina, y muy comprometida porque el teórico tiene que arriesgarse a proponer sus propios
análisis. El trabajo en Teoría de la Comunicación requiere que se acepte el desafío intelectual de
la creatividad y del compromiso.
El primer requisito para que la Teoría de la Comunicación pueda llegar a satisfacer las espe-
ranzas que han puesto en ella los científicos, consiste en que sea capaz de establecerse sobre
fundamentos epistemológicos sólidos. Seguidamente, conviene aclarar las relaciones que exis-
ten entre los fenómenos comunicativos y los objetos de referencia de los que se ocupa la comu-
nicación. Sólo después será posible entrar en el estudio específico de los componentes de la
comunicación y de sus relaciones. Este planteamiento proporciona un esquema adecuado para
una tarea teórica que se inicia en este libro.
El texto que damos a la publicación posee un carácter provisional. Con ello no quiere decirse
que se trate de un trabajo improvisado; muy al contrario, aparece después de cinco años de re-
flexión, contrastada con la cotidiana tarea de la docencia y con la discusión sobre otros textos
previos de difusión más restringida. La provisionalidad de este libro procede de dos causas: el rá-
pido avance que cabe esperar en los estudios teóricos de comunicación y nuestro deseo de se-
guir desarrollando y corrigiendo los planteamientos teóricos que ahora presentamos al lector.
La colección «Cuadernos de la Comunicación» ha sido creada precisamente para la difusión de
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obras abiertas a temas nuevos y a temas perfectibles; por estas razones satisface los requisitos
editoriales que convienen a un texto como el que ahora nos ocupa.
Los autores de los diferentes temas hemos analizado conjuntamente cada uno de ellos, intro-
duciendo frecuentemente modificaciones importantes en la redacción original. Esta tarea ha
contribuido, en primer lugar, a aproximar nuestros puntos de vista, reforzando la sensación que
experimentamos de estar trabajando en un mismo campo desde una perspectiva teórica com-
partida; en segundo lugar, ha servido para que el texto tenga unidad y continuidad. La crítica de
nuestros compañeros del Departamento de Comunicación, y de nuestros alumnos, ha supues-
to una ayuda importante para aclarar nuestras propias ideas. Confiamos que la publicación de
este libro facilite aún más ese intercambio de opiniones, y que podamos, a partir de ahora, be-
neficiarnos de la crítica de otros lectores. Este libro cumple además una función docente; por
esta razón, nos hemos esforzado en satisfacer las necesidades didácticas de los estudiantes de
Teoría de la Comunicación.
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NOTA PARA LA SEGUNDA EDICIÓN
Cumpliendo el compromiso de mejorar esta obra y avanzar en el estudio que nos hemos
propuesto, esta edición aporta una redacción nueva de los capítulos uno, dos y doce. El nuevo
texto pretende ofrecer un desarrollo más preciso y más detallado de algunos análisis particu-
larmente importantes para explicar la teoría que aquí se ofrece.
Los restantes temas han sido examinados para eliminar las erratas e imprecisiones que se
observaron en la primera edición. No obstante, seguimos trabajando sobre el mismo objeto,
por lo cual este libro sigue todavía abierto.
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Primera Parte
I. EPISTEMOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN
TEMA 1. GÉNESIS DE LA COMUNICACIÓN
Por Manuel Martín Serrano
Epígrafes: 1. Las aptitudes necesarias para comunicar. 2. Los Actores de la comunicación. 3. Enfoques
posibles para abordar el estudio de la comunicación. Análisis genético de la comunicación:
4. Génesis de las expresiones comunicativas. 5. Génesis de los instrumentos de comunicación.
6. Génesis de las representaciones comunicativas. 7. Los referentes en la comunicación animal y
humana. 8. La génesis de la capacidad de comunicar en la naturaleza.
La Teoría de la Comunicación estudia la capacidad que poseen algunos seres vivos de relacio-
narse con otros seres vivos intercambiando información. La Teoría de la Comunicación es una
reflexión científica muy nueva, pero, en cambio, su objeto de estudio –LA COMUNICACIÓN–
es una actividad muy antigua: la aptitud para servirse de la información en la interacción la po-
seen especies animales que han antecedido al hombre en millones de años.
Para facilitar el análisis, denominaré «Actor de la comunicación a cualquier ser vivo que inte-
ractúa con otro u otros seres vivos, de su misma especie, o de especies diferentes, recurriendo a
la información. La comunicación, por ser una forma de interacción, supone la participación de
al menos dos Actores. En la situación comunicativa, los Actores ocupan posiciones. distintas y
en el transcurso del proceso comunicativo desempeñan funciones diferentes. Cuando sea pre-
ciso tener en cuenta tales diferencias, utilizaré el término «Ego» para referirme al primer Actor
que en una determinada interacción inicia el intercambio comunicativo, y «Alter» («Alteres»)
para referirme al Actor (o Actores) que en esa misma interacción resulta ser solicitado comuni-
cativamente por Ego.1
El manejo de la información es una capacidad que aparece muy tempranamente en las espe-
cies cuyo comportamiento recurre a la interacción; pero no es el comportamiento interactivo
más antiguo en la historia de la Evolución. Existen numerosos seres vivos capaces de relacio-
narse con otros, que solamente intercambian materias o energías, pero que todavía no han lle-
gado al estadio evolutivo que les capacita, además, para manejar el intercambio de
información. Las especies que han logrado la capacidad de interacción comunicativa se distin-
guen biológicamente porque disponen de órganos especializados para poder desarrollar el tra-
bajo que requiere el intercambio de información; y se distinguen conductalmente porque
poseen pautas de comportamiento adecuadas para que ese trabajo genere información. Sin
esos órganos, y sin esas pautas, no es posible que la interacción entre los seres vivos dé el salto
desde el mero intercambio de materias y energías, al intercambio de información. El análisis de
cuáles son los requisitos imprescindibles, de carácter biológico y de carácter conductal, para
que le sea posible a un animal llevar a cabo un comportamiento comunicativo, permite identi-
ficar en la Naturaleza a los Actores de la comunicación, dentro del conjunto de los seres vivos.
En consecuencia, la Teoría de la Comunicación reconocerá la aptitud para comunicar en
todo ser vivo capaz de relacionarse con otro ser vivo, recurriendo a un comportamiento comu-
nicativo. Este enunciado tan simple remite a un campo de reflexiones muy complejo. Se trata
de explicar en qué consiste «un comportamiento comunicativo» y en qué se diferencia de otras
formas de interacción. Toda la primera parte de este libro gira en torno a esos análisis. Este pri-
mer tema tiene el objetivo de familiarizar al lector con los objetos y con los conceptos que se
irán examinando de forma progresiva en sucesivos capítulos.1
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1. LAS APTITUDES NECESARIAS PARA COMUNICAR
–«Trabajo expresivo con otro cuerpo». Cuando Ego aplica su esfuerzo a hacer relevante el
organismo de un ser vivo distinto de los Actores de la comunicación.
Por ejemplo, una gallina (Ego) picotea a otra, de la que se sirve como substancia expresiva potra indicar su po-
sición jerárquica en el gallinero a una tercera (Alter); cuando el augur (Ego) manipula la víctima (substancia expre-
siva) para predecir el futuro de un demandante (Alter); cuando una persona (Ego) zarandea a otra (substancia
expresiva) para llamar la atención de una tercera (Alter).
–«Trabajo expresivo con cosas». Cuando Ego aplica su esfuerzo a hacer relevante un produc-
to de la Naturaleza.
Por ejemplo, cuando Ego graba para Alter un corazón en la corteza de un árbol.
–«Trabajo expresivo con objetos». Cuando Ego aplica su esfuerzo a hacer relevante un pro-
ducto fabricado.
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Por ejemplo, cuando Ego se sirve de tiza y pizarra para escribir un texto.
La capacidad de comunicar supone la aptitud por parte del ser vivo para diferenciar las formas
y/o las funciones de la materia (orgánica e inorgánica).
c1) El Actor modula la actividad energética de la substancia expresiva en función de la fuente
energética que la activa para obtener señales.
Como se ha indicado, las expresiones modifican el estado de la substancia expresiva. Estas
modificaciones van a afectar al intercambio de energía entre la substancia y el medio que la ro-
dea. Cada vez que la substancia expresiva entra en actividad (es decir, cuando cede energía al
medio, o toma energía del medio), la frecuencia del intercambio de energía, su intensidad, o
ambas cosas, son diferentes respecto a la frecuencia y la intensidad del intercambio energético
que llevan a cabo las materias que la rodean.
Por ejemplo, las letras de un luminoso han conformado el tubo de neón para una función expresiva. Cuando
reciben energía (procedente de la iluminación solar durante el día, o de la iluminación eléctrica del propio tubo
durante la noche) las letras establecen una zona de intensidad luminosa diferenciable de la luminosidad del fon-
do. Cuando el gusano de luz activa energéticamente sus últimos anillos, la frecuencia y la intensidad de los deste-
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llos crean una variación en la emisión de energía, diferenciable de cualquier otra fuente luminosa del contorno.
El ser vivo capaz de comunicar, debe de poseer la aptitud para servirse de esas variantes en
el intercambio energético, como señales. Una señal es una variación en la emisión o recepción
de energía por parte de la substancia expresiva. Para que esa variación sirva como señal, tiene
que ser posible para Alter:
–a) Distinguir entre esa variación y otras variaciones energéticas de la misma substancia ex-
presiva, de otra substancia o de cualquier otra materia situada en su entorno perceptivo.
–b) Distinguir entre esa variación y la ausencia de variaciones en la actividad energética de la
substancia expresiva.
La capacidad de comunicar supone la aptitud por parte del ser vivo para servirse de la materia
y de la energía en la producción de señales.4
c2) El Actor Ego dispone de un canal por el que las señales llegan hasta el otro Actor con el que
comunica, y logra que las señales transportadas por ese canal sean diferenciables para Alter del
resto de las variaciones energéticas que percibe del entorno, a través de ese mismo canal o de
otros.
Estos requisitos suponen las siguientes capacidades en el ser vivo:
• Aptitud para modular el tipo de energía apta para ser transmitida a través del canal que
comparte con Alter.
• Aptitud para generar señales con un alcance suficiente para salvar la distancia que separa a
Ego de Alter; o bien con una duración suficiente para permanecer el tiempo que separa a
ambos Actores.5 La transmisión de señales ocupa un espacio y lleva un tiempo.
• Aptitud para generar la clase de señales que pueden ser diferenciadas por los órganos per-
ceptivos de Alter.6
Cabe evaluar la producción de señales por Ego, como el resultado de una clase de conducta
especializada en la producción de estímulos indicativos7 para Alter; y cabe evaluar la captación
de señales por Alter, como una actividad orientada a manejar perceptos.8
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La capacidad de comunicar supone la aptitud por parte del ser vivo para diferenciar los
estímulos susceptibles de convertirse en perceptos para Alter, respecto a las demás señales,
cuando esas señales se transmiten a través de un canal determinado.
d) El trabajo expresivo que Ego realiza para ponerse en comunicación con Alter, se correspon-
de con el trabajo perceptivo9 que debe llevar a cabo Alter para captar las señales.
Este requisito exige que los órganos (biológicos y/o tecnológicos) de los que Ego se sirve
para producir y transmitir señales, puedan acoplarse con los órganos (biológicos y/o tecnológi-
cos) de los que Alter se sirve para captarlas; o, lo que es lo mismo, que Ego posea la capacidad
de producir la clase de estímulos que Alter reconoce como perceptos. Además es necesario
que esos mismos órganos sean adecuados para ajustarse a las características del canal de co-
municación. Denomino «instrumentos de comunicación» al conjunto de órganos biológicos o
tecnológicos que aseguran el acoplamiento entre el trabajo expresivo de Ego y el trabajo percep-
tivo de Alter.
Los instrumentos de comunicación (de Ego y de Alter) que intervienen en un proceso comu-
nicativo cualquiera, funcionan como un sistema,10 toda vez que deben de acoplarse entre sí
para que la comunicación sea posible. El sistema resultante es adecuado para la comunicación
cuando los instrumentos de que se compone aseguran las siguientes funciones:
• La producción de las expresiones por Ego.
Por ejemplo, los músculos que movilizan los órganos de la faringe, la lengua y los labios, entre otros, son ins-
trumentos biológicos adecuados para la producción de expresiones. En este caso, las expresiones consisten en
configuraciones sonoras producidas por el aparato fonador.
• La producción de las señales por Ego.
Por ejemplo, el aire que pasa por los instrumentos fonológicos en posición expresiva es modelado para la pro-
ducción de señales, en este caso los sonidos. El aire sirve de canal para la difusión de las señales acústicas.
• La percepción de señales por Alter.
Por ejemplo, el órgano de] oído es un instrumento biológico de percepción de señales acoplado con el instru-
mento biológico productor de expresiones acústicas.
2) Existe un repertorio de expresiones que Ego puede seleccionar para indicar a ese objeto
de referencia, distinguibles de las expresiones que puede seleccionar para referirse a cualquier
otro.13
3) El repertorio de expresiones con las que Ego indica la mención del objeto de referencia es
adecuado para generar la clase de señales que Alter va a identificar como perceptos que desig-
nan a ese mismo objeto de referencia.
La pauta expresiva mediante la cual Ego asocia un repertorio de expresiones, a la designación
de un objeto de referencia; y la pauta perceptiva mediante la cual Alter asocia un repertorio de
perceptos a un objeto de referencia, son modalidades de comportamientos que están coordina-
dos por las representaciones.14 Dichas pautas pueden ser instintivas o aprendidas, pero en
cualquier caso debe de existir entre ellas la correspondencia necesaria para que ambos Actores
puedan compartir una misma designación.
Las representaciones que intervienen en la comunicación pueden estar referidas:15
• A un estado de alguno de los actores o de su medio.
Por ejemplo, cuando el perro expresa la representación de «la sumisión» mediante las señales que genera mos-
trando el cuello y el vientre al perro dominante.
• A la representación de una solicitud o de una demanda dirigida a Otro.
Por ejemplo, cuando un animal expresa la representación de la «internación para el apareamiento» mediante
las señales que genera con los movimientos de «cortejo».
d) La ausencia de un instrumento entre los que deben concurrir a la génesis, difusión y cap-
tación de señales, impide la comunicación (al menos por medio de esos instrumentos), como
ocurre con los seres vivos afectados por lesiones en los órganos del habla o del oído.
e) Finalmente, supuesta la existencia de todos los anteriores requisitos, la incapacidad para
asignar una representación adecuada a las señales que el Actor emite o recibe, impide la comu-
nicación.
Por ejemplo, los animales pueden fracasar cuando tratan de relacionarse comunicativamente con los hombres,
porque asignan a sus propias expresiones la representación de «avisos», «necesidades», «temores» que no son re-
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presentados de manera semejante por los hombres.
Las aptitudes comunicativas conseguidas por otras especies que antecedieron al hombre
aportaron el capital evolutivo cuya herencia hizo posible la comunicación humana. Esas aptitu-
des se amplían y se modifican profundamente cuando resultan modeladas por la propia evolu-
ción de nuestra especie. La evolución del hombre ha sido guiada por dos nuevos factores de
cambio: la sociedad y la cultura. Pero, a su vez, estas creaciones del hombre han requerido,
como condición necesaria (aunque no suficiente) la generalización de las relaciones comuni-
cativas a todo el ámbito de la interacción humana. El análisis que se ha ofrecido en las páginas
precedentes proporciona las categorías necesarias para una descripción precisa de las capaci-
dades comunicativas que el actor humano ha desarrollado más que sus antecesores animales:
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– Los Actores humanos han ampliado el ámbito de los objetos de referencia respecto a los
cuales pueden comunicarse: la comunicación humana se refiere, como la animal, a los estados
del propio Actor y de su ecosistema natural, pero, además, hace referencia al ecosistema artifi-
cial que el propio hombre ha producido y al universo gnoseológico de la cultura, las ideas y los
valores.
– El hombre se sirve, igual que algunos animales, de las cosas de la naturaleza como sustan-
cias expresivas; pero ha incorporado al universo de las cosas todos los objetos fabricados, al-
gunos de ellos producidos ex profeso como substancias para la comunicación.
– El ser humano obtiene de las substancias expresivas un mayor repertorio de expresiones,
incluso de aquellos materiales expresivos que comparte con algunos animales, por ejemplo,
su cara y sus manos.
– La especie humana dispone de instrumentos biológicos de comunicación equivalentes a
los que poseen otras especies, pero ha logrado multiplicar su capacidad, sirviéndose de ampli-
ficadores tecnológicos como el telégrafo, la radio o la televisión.
– Sólo el hombre ha conseguido transformar, recurriendo a la técnica, unas formas de ener-
gía en otras para generar señales más rápidas, de mayor alcance o más distinguibles entre
ellas.
– Finalmente, las representaciones que la mente humana asocia a las expresiones son mu-
cho más complejas y diferenciadas; suponen la capacidad para realizar operaciones cognitivas
de un orden lógico que no está al alcance de ningún otro ser vivo.
La circunstancia de que la comunicación sea una tarea en la que pueden participar Actores
humanos y Actores animales, hace de la Teoría de la Comunicación una disciplina abierta, por
una parte, al estudio del intercambio de información que está al servicio de fines biológicos
(compartidos por muchas especies, incluida la humana) y, por otra parte, al estudio de la co-
municación que está al servicio de fines específicamente humanos, ligados a la existencia de la
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sociedad, la cultura y los valores. Desde otro punto de vista, la Teoría de la Comunicación tam-
bién se abre al estudio de objetos muy diversos: en la tarea comunicativa se recurre al empleo
de substancias materiales sobre las que actúa el Actor para producir expresiones: se maneja la
energía de cuya modulación proceden las señales, e intervienen instrumentos biológicos o tec-
nológicos para hacer posible la interacción comunicativa. Tales operaciones sobre el mundo
objetivo son solidarias con otras de carácter cognitivo, merced a las cuales pueden entrar en
juego las representaciones. Esta enumeración de componentes de la comunicación muestra
que en la regulación del proceso comunicativo intervienen las leyes de la física, de la biología y
de la psique, y, en el caso de la comunicación humana, además, las constricciones sociales y
los sistemas de valores.
En la actividad comunicativa existen, por lo tanto, aspectos que son tratados por las Cien-
cias de la Naturaleza y otros que son tenidos en cuenta por las Ciencias de la Cultura. Pero el
objeto de la Teoría de la Comunicación no permite que se la adscriba al dominio de las cien-
cias que estudian fenómenos físicos y biológicos, haciendo abstracción de las funciones cul-
turales que la comunicación desempeña entre los Actores humanos; ni tampoco permite que
se la adscriba al dominio de las ciencias que estudian fenómenos cognitivos y axiológicos, si-
lenciando las funciones biológicas que la comunicación cumple en todos los seres vivos, in-
cluido el hombre.
Esta característica de la Teoría de la Comunicación plantea un problema epistemológico,
que podría explicar, en parte, el retraso con el que esta disciplina se está incorporando al saber
científico. El motivo de dicho retraso sería que no existe, por ahora, un saber a la vez físico,
biológico y sociológico que pueda servir de cimiento o, si se prefiere, de paradigma, a la Teoría
de la Comunicación. El saber científico se encuentra disociado entre un campo de estudios
que se asigna a las Ciencias de la Naturaleza, en el cual se encuentran, por ejemplo, la Física o
la Biología, y otro campo de estudios que se asigna a las Ciencias de la Cultura, en el cual se si-
túan, por ejemplo, la Teoría del Conocimiento o la Axiología.18
La Teoría de la Comunicación se encuentra con la tarea de integrar en un mismo modelo ex-
plicativo un sistema en el que rigen leyes físicas y biológicas, constriciones sociales y axiológi-
cas, lo cual hace de ella una ciencia sin apoyos epistemológicos.19