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Martín y Piñuel - Teoría de La Comunicación Epistemología y Análisis de La Referencia

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Teoría de la comunicación

Epistemología y análisis de la referencia

Manuel Martín Serrano


José Luis Piñuel Raigada
Tomado de A. Corazón, editor, España.

Pablo de la Torriente, Editorial


Calle 11 no. 160 e/ K y L, Vedado, La Habana

Esta obra, destinada a la Educación Superior, se publica al amparo del artículo 37 de la Ley no. 14 del Derecho de
Autor, y su distribución se hará sin fines de lucro y exclusivamente dentro del territorio del estado cubano.
Los criterios aquí expuestos pueden o no ser compartidos por la Editorial.
2
A MANERA DE RECONOCIMIENTO Y PRESENTACIÓN FUGA Z

Este volumen, Teoría de la Comunicación. (Análisis de la referencia), que el lector tiene en


sus manos es el resultado de la generosidad y bonohomía intelectual de un grupo de profesores
madrileños que, encabezados por Manuel Martín Serrano, han emprendido la labor de cons-
truir las bases epistemológicas de una teoría de la comunicación.
Este grupo, hoy conocido como la “Escuela de Madrid”, ha cedido a nuestra comunidad uni-
versitaria y en especial a los estudiantes de comunicación de la ENEP Acatlán sus derechos auto-
rales con el fin de que esta publicación sea de bajo costo y contribuya a su amplia difusión entre
los estudiantes, profesores e investigadores.
Aunque el “modelo dialéctico” de la comunicación fuera planteado por primera vez en 1982
no ha perdido, creemos, su pertinencia y valor. Presenta, por una parte, la génesis de esta disci-
plina, sintetizando el saber interdisciplinario disponible (hasta ese momento) y realiza una críti-
ca a los modelos “clásicos” de la comunicación inscritos en el funcionalismo, estructuralismo y
marxismo. Por otra parte, presenta un modelo alternativo, sugerente y muy fuerte epistémica-
mente llamado dialéctico e inscrito en un saber interdisciplinario, complejo, dialogal y altamen-
te condensado.
Es grato, por tanto, recibir esta publicación para que los universitarios e interesados tengan
elementos para profundizar el conocimiento y la práctica de la comunicación.

ENEP ACATLÁN
INTRODUCCIÓN A LA PRIMERA EDICIÓN

En cada época histórica existen unos determinados saberes que es necesario fundamentar
teóricamente para que el conocimiento siga prosperando. En nuestros días, la elaboración de
una Teoría de la Comunicación posee un valor estratégico para el avance de muchas ciencias. La
reflexión teórica en torno a la comunicación se ve ya estimulada por una demanda social: la co-
munidad científica ha concedido un voto de confianza a quienes se ocupan de la naturaleza de
los fenómenos comunicativos y de su ámbito de aplicación. Esta actitud esperanzada ante el tra-
bajo teórico de los especialistas en comunicación se comprueba con la lectura de las revistas de
biología, de psicología, de antropología o de sociología, entre otras, donde aparecen artículos
que tratan de utilizar conceptos comunicacionales, para desarrollar sus temas específicos.
A nuestro juicio, la Teoría de la Comunicación no está todavía en condiciones de satisfacer
esas demandas. Quienes trabajamos en este campo sabemos que el vacío teórico que le corres-
ponde llenar a la Teoría de la Comunicación todavía no ha sido ocupado por la obra de ninguna
escuela ni de ningún autor. La carencia de «Padres Fundadores» hace de la reflexión teórica so-
bre la comunicación una tarea muy incitante y muy comprometida; muy incitante porque la
creatividad teórica se ha desplazado desde el campo específico de otras ciencias al de nuestra
disciplina, y muy comprometida porque el teórico tiene que arriesgarse a proponer sus propios
análisis. El trabajo en Teoría de la Comunicación requiere que se acepte el desafío intelectual de
la creatividad y del compromiso.
El primer requisito para que la Teoría de la Comunicación pueda llegar a satisfacer las espe-
ranzas que han puesto en ella los científicos, consiste en que sea capaz de establecerse sobre
fundamentos epistemológicos sólidos. Seguidamente, conviene aclarar las relaciones que exis-
ten entre los fenómenos comunicativos y los objetos de referencia de los que se ocupa la comu-
nicación. Sólo después será posible entrar en el estudio específico de los componentes de la
comunicación y de sus relaciones. Este planteamiento proporciona un esquema adecuado para
una tarea teórica que se inicia en este libro.
El texto que damos a la publicación posee un carácter provisional. Con ello no quiere decirse
que se trate de un trabajo improvisado; muy al contrario, aparece después de cinco años de re-
flexión, contrastada con la cotidiana tarea de la docencia y con la discusión sobre otros textos
previos de difusión más restringida. La provisionalidad de este libro procede de dos causas: el rá-
pido avance que cabe esperar en los estudios teóricos de comunicación y nuestro deseo de se-
guir desarrollando y corrigiendo los planteamientos teóricos que ahora presentamos al lector.
La colección «Cuadernos de la Comunicación» ha sido creada precisamente para la difusión de
5
obras abiertas a temas nuevos y a temas perfectibles; por estas razones satisface los requisitos
editoriales que convienen a un texto como el que ahora nos ocupa.
Los autores de los diferentes temas hemos analizado conjuntamente cada uno de ellos, intro-
duciendo frecuentemente modificaciones importantes en la redacción original. Esta tarea ha
contribuido, en primer lugar, a aproximar nuestros puntos de vista, reforzando la sensación que
experimentamos de estar trabajando en un mismo campo desde una perspectiva teórica com-
partida; en segundo lugar, ha servido para que el texto tenga unidad y continuidad. La crítica de
nuestros compañeros del Departamento de Comunicación, y de nuestros alumnos, ha supues-
to una ayuda importante para aclarar nuestras propias ideas. Confiamos que la publicación de
este libro facilite aún más ese intercambio de opiniones, y que podamos, a partir de ahora, be-
neficiarnos de la crítica de otros lectores. Este libro cumple además una función docente; por
esta razón, nos hemos esforzado en satisfacer las necesidades didácticas de los estudiantes de
Teoría de la Comunicación.

MANUEL MARTÍN SERRANO


Madrid, diciembre de 1980

6
NOTA PARA LA SEGUNDA EDICIÓN

Cumpliendo el compromiso de mejorar esta obra y avanzar en el estudio que nos hemos
propuesto, esta edición aporta una redacción nueva de los capítulos uno, dos y doce. El nuevo
texto pretende ofrecer un desarrollo más preciso y más detallado de algunos análisis particu-
larmente importantes para explicar la teoría que aquí se ofrece.
Los restantes temas han sido examinados para eliminar las erratas e imprecisiones que se
observaron en la primera edición. No obstante, seguimos trabajando sobre el mismo objeto,
por lo cual este libro sigue todavía abierto.

MANUEL MARTÍN SERRANO


Madrid, julio de 1982

7
Primera Parte

I. EPISTEMOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN
TEMA 1. GÉNESIS DE LA COMUNICACIÓN
Por Manuel Martín Serrano

Epígrafes: 1. Las aptitudes necesarias para comunicar. 2. Los Actores de la comunicación. 3. Enfoques
posibles para abordar el estudio de la comunicación. Análisis genético de la comunicación:
4. Génesis de las expresiones comunicativas. 5. Génesis de los instrumentos de comunicación.
6. Génesis de las representaciones comunicativas. 7. Los referentes en la comunicación animal y
humana. 8. La génesis de la capacidad de comunicar en la naturaleza.

La Teoría de la Comunicación estudia la capacidad que poseen algunos seres vivos de relacio-
narse con otros seres vivos intercambiando información. La Teoría de la Comunicación es una
reflexión científica muy nueva, pero, en cambio, su objeto de estudio –LA COMUNICACIÓN–
es una actividad muy antigua: la aptitud para servirse de la información en la interacción la po-
seen especies animales que han antecedido al hombre en millones de años.
Para facilitar el análisis, denominaré «Actor de la comunicación a cualquier ser vivo que inte-
ractúa con otro u otros seres vivos, de su misma especie, o de especies diferentes, recurriendo a
la información. La comunicación, por ser una forma de interacción, supone la participación de
al menos dos Actores. En la situación comunicativa, los Actores ocupan posiciones. distintas y
en el transcurso del proceso comunicativo desempeñan funciones diferentes. Cuando sea pre-
ciso tener en cuenta tales diferencias, utilizaré el término «Ego» para referirme al primer Actor
que en una determinada interacción inicia el intercambio comunicativo, y «Alter» («Alteres»)
para referirme al Actor (o Actores) que en esa misma interacción resulta ser solicitado comuni-
cativamente por Ego.1
El manejo de la información es una capacidad que aparece muy tempranamente en las espe-
cies cuyo comportamiento recurre a la interacción; pero no es el comportamiento interactivo
más antiguo en la historia de la Evolución. Existen numerosos seres vivos capaces de relacio-
narse con otros, que solamente intercambian materias o energías, pero que todavía no han lle-
gado al estadio evolutivo que les capacita, además, para manejar el intercambio de
información. Las especies que han logrado la capacidad de interacción comunicativa se distin-
guen biológicamente porque disponen de órganos especializados para poder desarrollar el tra-
bajo que requiere el intercambio de información; y se distinguen conductalmente porque
poseen pautas de comportamiento adecuadas para que ese trabajo genere información. Sin
esos órganos, y sin esas pautas, no es posible que la interacción entre los seres vivos dé el salto
desde el mero intercambio de materias y energías, al intercambio de información. El análisis de
cuáles son los requisitos imprescindibles, de carácter biológico y de carácter conductal, para
que le sea posible a un animal llevar a cabo un comportamiento comunicativo, permite identi-
ficar en la Naturaleza a los Actores de la comunicación, dentro del conjunto de los seres vivos.
En consecuencia, la Teoría de la Comunicación reconocerá la aptitud para comunicar en
todo ser vivo capaz de relacionarse con otro ser vivo, recurriendo a un comportamiento comu-
nicativo. Este enunciado tan simple remite a un campo de reflexiones muy complejo. Se trata
de explicar en qué consiste «un comportamiento comunicativo» y en qué se diferencia de otras
formas de interacción. Toda la primera parte de este libro gira en torno a esos análisis. Este pri-
mer tema tiene el objetivo de familiarizar al lector con los objetos y con los conceptos que se
irán examinando de forma progresiva en sucesivos capítulos.1
11
1. LAS APTITUDES NECESARIAS PARA COMUNICAR

1.1. Características del trabajo comunicativo


Entiendo que un ser vivo interactúa comunicativamente cuando su comportamiento mues-
tra todas y cada una de estas características:
a) El Actor se sirve de una materia y la modifica. Esa materia puede ser orgánica o inorgánica:
su propio cuerpo, el cuerpo de otro, una cosa de la naturaleza o un objeto fabricado. Denomi-
no «substancia expresiva» a la materia que el Actor (Ego) debe alterar, de forma temporal o per-
manente, para que la comunicación con el Actor (Alter) sea posible.
Por ejemplo, el pulpo utiliza su propio cuerpo como sustancia expresiva, modificando la coloración de la piel;
los hombres prehistóricos se sirvieron de las paredes de la cueva de Altamira como sustancia expresiva, modifi-
cando la coloración natural con el empleo de pinturas.
La capacidad de comunicar supone aptitud por parte del ser vivo, para modificar el estado de
la materia (orgánica o inorgánica).
b) El Actor realiza un trabajo expresivo. Denomino «trabajo expresivo» a la clase de operacio-
nes que lleva a cabo Ego con la materia de la sustancia expresiva, cuando modifica su estado.2
Por ejemplo, la clase de operaciones que realizamos con las manos, cuando articulamos los gestos que se em-
plean en el lenguaje de los sordomudos, suponen un trabajo expresivo; en cambio, el trabajo que efectuamos con
esas mismas manos cuando operamos para mover un mueble o cavar la tierra, es un trabajo no expresivo. El es-
fuerzo que requiere conseguir ser oídos por alguien distante requiere operaciones expresivas con el diafragma
(movimientos de aspiración y retención del aire), con la laringe (estrechamiento de la glotis), con las manos (ha-
cer una bocina delante de la boca), entre otras. Estas operaciones expresivas son diferentes de los trabajos que
efectuamos con estos mismos órganos cuando respiramos.
El trabajo expresivo es verdadero trabajo, puesto que consume energía y altera temporal o
permanentemente una materia; sin embargo, recurre a operaciones que le distinguen de otros
trabajos no comunicativos, como se muestra en los ejemplos precedentes. La característica del
trabajo expresivo es la siguiente: cuando Ego altera la materia para servirse de ella como sus-
tancia expresiva de la comunicación, sus operaciones están ordenadas a la producción de ex-
presiones.
Denomino «expresión» (o «expresiones») a aquella modificación (o modificaciones) que su-
fre la materia de la substancia expresiva como consecuencia del trabajo de Ego, gracias a la
cual (o las cuales) se le confiere a la propia substancia expresiva, o se le transfiere a otra mate-
ria, un uso relevante en la interacción comunicativa. Las expresiones aparecen en la materia de
la substancia expresiva como un cambio de lugar, un cambio de forma, una huella, una traza.
Por ejemplo, la colocación de unas hojas de parra en la puerta de una taberna es un cambio de lugar que con-
fiere a esta materia vegetal un valor expresivo del que carecía cuando las hojas estaban en la vid, La forma que ad-
quiere el mármol esculpido de una estatua confiere a la piedra un uso diferente del que recibiría utilizada como
sillar de cantería. La huella de los animales que señalan los límites de su territorio con la orina otorga a las cosas
impregnadas un uso expresivo. El trazo de la pintura sobre la pared, el lienzo o el papel hace de estas substancias
expresivas materiales aptos para asumir funciones de relevancia en la interacción comunicativa.
1. La propia materia de la substancia expresiva adquiere un uso relevante cuando las altera-
ciones que Ego ha operado en ella produciendo las expresiones le permiten a Alter diferenciar
a esa substancia expresiva de las restantes materias (expresivas o no expresivas) que concurren
en el mismo ámbito perceptivo; o cuando Alter puede diferenciar el estado que presenta la
substancia expresiva en el momento tn, del estado que presentaba en el momento tn–1 anterior
a la intervención de Ego.
12
Por ejemplo: la modificación en la cola del pavo real cuando despliega las plumas diferencia las cualidades per-
ceptibles del animal respecto a las que ofrece cuando mantiene las plumas recogidas, y también le diferencia con
relación al aspecto de la pava.
En general, el trabajo expresivo que hace relevante la materia interviniendo sobre sus cualidades perceptibles
opera de modo tal que a la substancia expresiva se le pueda asignar el valor de una figura, destacando sobre un
fondo perceptivo, este último constituido por las restantes materias a las que se les asigna otro valor expresivo di-
ferente, o que carecen de un uso expresivo. Así ocurre en este texto, impreso en un cuerpo más pequeño que los
otros textos del entorno.
2. La substancia expresiva transfiere un uso relevante cuando las alteraciones que Ego ha
producido en aquélla con sus expresiones le permiten a Alter diferenciar cualidades percepti-
bles en otra materia:
Por ejemplo, los discos contienen microsurcos, en los cuales están impresas las expresiones que alteran la
substancia expresiva, en este caso la materia del poletileno. Recurriendo a un aparato de reproducción adecuado,
otra materia –el aire– adquiere cualidades vibratorias, cuya intensidad, frecuencia y tono son acústicamente dis-
tinguibles.
Desde el punto de vista de las distintas substancias expresivas, orgánicas e inorgánicas, que
el Actor Ego puede modificar, cabe llevar a cabo la siguiente topología de trabajos expresivos:
–«Trabajo expresivo sobre el cuerpo de Ego». Cuando Ego aplica su esfuerzo a hacer rele-
vante su propio organismo. Cabría diferenciar en esta tipología dos clases de expresiones:
a) Expresiones del propio cuerpo que el Actor obtiene utilizando una capacidad funcional
del organismo.
Por ejemplo, cuando Ego recurre al grito o al salto para llamar la atención de Alter; cuando el gato eriza su pelo
o la persona airada enrojece («expresiones con su cuerpo»).
b) Expresiones del propio cuerpo que el Actor obtiene resaltando o incorporando al organis-
mo características perceptibles.
Por ejemplo, cuando el animal se impregna de substancias odoríferas que facilitan su reconocimiento olfativo
por otros animales del mismo grupo; cuando el hombre se pinta la cara por razones estéticas o rituales («expre-
siones sobre su cuerpo»).
–«Trabajo expresivo con el cuerpo de Alter». Cuando Ego aplica su esfuerzo a hacer relevan-
te el organismo de Alter, a veces contando con la cooperación del propio Alter.
Por ejemplo, un pellizco afectuoso en la mejilla del Otro; la imposición de ceniza sobre la frente en el ritual ca-
tólico; un abrazo o un apretón de manos.

–«Trabajo expresivo con otro cuerpo». Cuando Ego aplica su esfuerzo a hacer relevante el
organismo de un ser vivo distinto de los Actores de la comunicación.
Por ejemplo, una gallina (Ego) picotea a otra, de la que se sirve como substancia expresiva potra indicar su po-
sición jerárquica en el gallinero a una tercera (Alter); cuando el augur (Ego) manipula la víctima (substancia expre-
siva) para predecir el futuro de un demandante (Alter); cuando una persona (Ego) zarandea a otra (substancia
expresiva) para llamar la atención de una tercera (Alter).

–«Trabajo expresivo con cosas». Cuando Ego aplica su esfuerzo a hacer relevante un produc-
to de la Naturaleza.
Por ejemplo, cuando Ego graba para Alter un corazón en la corteza de un árbol.

–«Trabajo expresivo con objetos». Cuando Ego aplica su esfuerzo a hacer relevante un pro-
ducto fabricado.
13
Por ejemplo, cuando Ego se sirve de tiza y pizarra para escribir un texto.

La capacidad de comunicar supone la aptitud por parte del ser vivo para diferenciar las formas
y/o las funciones de la materia (orgánica e inorgánica).
c1) El Actor modula la actividad energética de la substancia expresiva en función de la fuente
energética que la activa para obtener señales.
Como se ha indicado, las expresiones modifican el estado de la substancia expresiva. Estas
modificaciones van a afectar al intercambio de energía entre la substancia y el medio que la ro-
dea. Cada vez que la substancia expresiva entra en actividad (es decir, cuando cede energía al
medio, o toma energía del medio), la frecuencia del intercambio de energía, su intensidad, o
ambas cosas, son diferentes respecto a la frecuencia y la intensidad del intercambio energético
que llevan a cabo las materias que la rodean.
Por ejemplo, las letras de un luminoso han conformado el tubo de neón para una función expresiva. Cuando
reciben energía (procedente de la iluminación solar durante el día, o de la iluminación eléctrica del propio tubo
durante la noche) las letras establecen una zona de intensidad luminosa diferenciable de la luminosidad del fon-
do. Cuando el gusano de luz activa energéticamente sus últimos anillos, la frecuencia y la intensidad de los deste-
3
llos crean una variación en la emisión de energía, diferenciable de cualquier otra fuente luminosa del contorno.

El ser vivo capaz de comunicar, debe de poseer la aptitud para servirse de esas variantes en
el intercambio energético, como señales. Una señal es una variación en la emisión o recepción
de energía por parte de la substancia expresiva. Para que esa variación sirva como señal, tiene
que ser posible para Alter:
–a) Distinguir entre esa variación y otras variaciones energéticas de la misma substancia ex-
presiva, de otra substancia o de cualquier otra materia situada en su entorno perceptivo.
–b) Distinguir entre esa variación y la ausencia de variaciones en la actividad energética de la
substancia expresiva.
La capacidad de comunicar supone la aptitud por parte del ser vivo para servirse de la materia
y de la energía en la producción de señales.4
c2) El Actor Ego dispone de un canal por el que las señales llegan hasta el otro Actor con el que
comunica, y logra que las señales transportadas por ese canal sean diferenciables para Alter del
resto de las variaciones energéticas que percibe del entorno, a través de ese mismo canal o de
otros.
Estos requisitos suponen las siguientes capacidades en el ser vivo:
• Aptitud para modular el tipo de energía apta para ser transmitida a través del canal que
comparte con Alter.
• Aptitud para generar señales con un alcance suficiente para salvar la distancia que separa a
Ego de Alter; o bien con una duración suficiente para permanecer el tiempo que separa a
ambos Actores.5 La transmisión de señales ocupa un espacio y lleva un tiempo.
• Aptitud para generar la clase de señales que pueden ser diferenciadas por los órganos per-
ceptivos de Alter.6
Cabe evaluar la producción de señales por Ego, como el resultado de una clase de conducta
especializada en la producción de estímulos indicativos7 para Alter; y cabe evaluar la captación
de señales por Alter, como una actividad orientada a manejar perceptos.8
14
La capacidad de comunicar supone la aptitud por parte del ser vivo para diferenciar los
estímulos susceptibles de convertirse en perceptos para Alter, respecto a las demás señales,
cuando esas señales se transmiten a través de un canal determinado.
d) El trabajo expresivo que Ego realiza para ponerse en comunicación con Alter, se correspon-
de con el trabajo perceptivo9 que debe llevar a cabo Alter para captar las señales.
Este requisito exige que los órganos (biológicos y/o tecnológicos) de los que Ego se sirve
para producir y transmitir señales, puedan acoplarse con los órganos (biológicos y/o tecnológi-
cos) de los que Alter se sirve para captarlas; o, lo que es lo mismo, que Ego posea la capacidad
de producir la clase de estímulos que Alter reconoce como perceptos. Además es necesario
que esos mismos órganos sean adecuados para ajustarse a las características del canal de co-
municación. Denomino «instrumentos de comunicación» al conjunto de órganos biológicos o
tecnológicos que aseguran el acoplamiento entre el trabajo expresivo de Ego y el trabajo percep-
tivo de Alter.
Los instrumentos de comunicación (de Ego y de Alter) que intervienen en un proceso comu-
nicativo cualquiera, funcionan como un sistema,10 toda vez que deben de acoplarse entre sí
para que la comunicación sea posible. El sistema resultante es adecuado para la comunicación
cuando los instrumentos de que se compone aseguran las siguientes funciones:
• La producción de las expresiones por Ego.
Por ejemplo, los músculos que movilizan los órganos de la faringe, la lengua y los labios, entre otros, son ins-
trumentos biológicos adecuados para la producción de expresiones. En este caso, las expresiones consisten en
configuraciones sonoras producidas por el aparato fonador.
• La producción de las señales por Ego.
Por ejemplo, el aire que pasa por los instrumentos fonológicos en posición expresiva es modelado para la pro-
ducción de señales, en este caso los sonidos. El aire sirve de canal para la difusión de las señales acústicas.
• La percepción de señales por Alter.
Por ejemplo, el órgano de] oído es un instrumento biológico de percepción de señales acoplado con el instru-
mento biológico productor de expresiones acústicas.

Los anteriores ejemplos proceden de un sistema fonoacústico de instrumentos de comunica-


ción. En cada especie, el órgano de Ego especializado en la emisión de sonidos, es un instrumen-
to acoplado con el órgano acústico de otros Actores, sean de la misma especie o de especies
distintas. El acoplamiento consiste en que el instrumento fonador está preparado para emitir so-
nidos cuya longitud de onda y cuya periodicidad se adecuan a la gama que puede captar el órga-
no acústico de Alter, teniendo en cuenta las características físicas del canal por el que se
transmiten las señales acústicas (aire, agua, tierra) y la distancia que separa a los Actores.
Los hombres han desarrollado tecnologías para aumentar la eficacia de los órganos de ex-
presión, de los canales y de los órganos de recepción:
– Las impresoras (máquinas de escribir, máquinas tipográficas, etcétera) son instrumentos
tecnológicos para multiplicar la producción de expresiones; en este caso, los trazos del
texto.
– El teléfono es un instrumento de traducción de señales acústicas en eléctricas (y vicever-
sa), que proporciona un canal más rápido y de más alcance para la difusión.
– El aparato para sordos es un instrumento tecnológico de percepción de señales que ampli-
fica la intensidad de la energía.
15
La capacidad de comunicar supone la aptitud del ser vivo para contactar con otro ser vivo ale-
jado en el espacio y/o en el tiempo, sirviéndose de instrumentos biológicos o tecnológicos.
e) El Actor posee la capacidad de referirse a los objetos y no sólo de manejarlos; o, si se prefie-
re, el Actor es capaz de representarse las cosas, los seres y (en algunos casos) las situaciones
como objetos de referencia de la interacción comunicativa.
Un objeto (material o ideal) deviene objeto de referencia de la comunicación,11 cuando de-
sempeña el siguiente papel en la relación entre los Actores:
1) El comportamiento comunicativo de los Actores no afecta materialmente al objeto; es de-
cir, en el proceso comunicativo el objeto a propósito del cual se comunica no es producido, ni
manipulado, ni trasladado, ni transformado; sólo es designado.12
Por ejemplo, cuando los animales amenazan con agredir al intruso enseñando los dientes, la agresión es repre-
sentada, pero no ejecutada; cuando pido a alguien que me dé su lápiz, el lápiz no viene a mí porque yo lo haya
mencionado (aunque posteriormente esa mención pueda tener como consecuencia que el otro me lo entregue).

2) Existe un repertorio de expresiones que Ego puede seleccionar para indicar a ese objeto
de referencia, distinguibles de las expresiones que puede seleccionar para referirse a cualquier
otro.13
3) El repertorio de expresiones con las que Ego indica la mención del objeto de referencia es
adecuado para generar la clase de señales que Alter va a identificar como perceptos que desig-
nan a ese mismo objeto de referencia.
La pauta expresiva mediante la cual Ego asocia un repertorio de expresiones, a la designación
de un objeto de referencia; y la pauta perceptiva mediante la cual Alter asocia un repertorio de
perceptos a un objeto de referencia, son modalidades de comportamientos que están coordina-
dos por las representaciones.14 Dichas pautas pueden ser instintivas o aprendidas, pero en
cualquier caso debe de existir entre ellas la correspondencia necesaria para que ambos Actores
puedan compartir una misma designación.
Las representaciones que intervienen en la comunicación pueden estar referidas:15
• A un estado de alguno de los actores o de su medio.
Por ejemplo, cuando el perro expresa la representación de «la sumisión» mediante las señales que genera mos-
trando el cuello y el vientre al perro dominante.
• A la representación de una solicitud o de una demanda dirigida a Otro.
Por ejemplo, cuando un animal expresa la representación de la «internación para el apareamiento» mediante
las señales que genera con los movimientos de «cortejo».

• A la representación de la propia situación comunicativa.


Por ejemplo, cuando el radioaficionado expresa la representación «estoy llamando» asociada a las señales que
diferencian «PQ».

• A la representación de otra representación.


Por ejemplo, cuando el hombre expresa la representación de una teoría abstracta sirviéndose de términos abs-
tractos.
La capacidad de comunicar supone la aptitud cognitiva del ser vivo para adecuarse a la activi-
dad cognitiva de otro ser vivo.
16
1.2. La comunicación sólo es posible cuando concurren todos los componentes
Para que exista comunicación entiendo que deben de concurrir cada una de las condiciones
que acabo de reseñar, además de la participación de al menos dos Actores. La necesidad de
que se aseguren todos estos requisitos obedece a las siguientes razones:
a) Si Ego no opera con alguna substancia expresiva, no puede haber ni expresiones, ni seña-
les, ni transmisión, aunque pueda existir alguna representación, por ejemplo cuando el sujeto
recuerda o idea algo. Pero la actividad representativa que no se expresa no es comunicación,
sino reflexión o rememoración.
b) Si alguien utiliza una substancia expresiva (por ejemplo, una película virgen) pero no logra
obtener de ella expresiones (en este ejemplo la impresión fotográfica), no pueden generarse
las señales susceptibles de proporcionar las imágenes del cine, aunque alguien que observase
la maniobra podría deducir que existía en el cámara la voluntad de iniciar un proceso comuni-
cativo.16
c) Si faltan las señales o carecen de alcance suficiente, no es posible la difusión aunque exis-
tan las acciones encaminadas a producir expresiones mediante modificaciones en las substan-
cias expresivas.
Por ejemplo, cabe deformar una bocina de goma como las que equipaban los primeros automóviles, sin que se
genere ninguna señal acústica perceptible, en el supuesto de que el aire se escape por otro orificio distinto de la
corneta.

d) La ausencia de un instrumento entre los que deben concurrir a la génesis, difusión y cap-
tación de señales, impide la comunicación (al menos por medio de esos instrumentos), como
ocurre con los seres vivos afectados por lesiones en los órganos del habla o del oído.
e) Finalmente, supuesta la existencia de todos los anteriores requisitos, la incapacidad para
asignar una representación adecuada a las señales que el Actor emite o recibe, impide la comu-
nicación.
Por ejemplo, los animales pueden fracasar cuando tratan de relacionarse comunicativamente con los hombres,
porque asignan a sus propias expresiones la representación de «avisos», «necesidades», «temores» que no son re-
17
presentados de manera semejante por los hombres.

2. LOS ACTORES DE LA COMUNICACIÓN

2.1. Las capacidades del actor humano

Las aptitudes comunicativas conseguidas por otras especies que antecedieron al hombre
aportaron el capital evolutivo cuya herencia hizo posible la comunicación humana. Esas aptitu-
des se amplían y se modifican profundamente cuando resultan modeladas por la propia evolu-
ción de nuestra especie. La evolución del hombre ha sido guiada por dos nuevos factores de
cambio: la sociedad y la cultura. Pero, a su vez, estas creaciones del hombre han requerido,
como condición necesaria (aunque no suficiente) la generalización de las relaciones comuni-
cativas a todo el ámbito de la interacción humana. El análisis que se ha ofrecido en las páginas
precedentes proporciona las categorías necesarias para una descripción precisa de las capaci-
dades comunicativas que el actor humano ha desarrollado más que sus antecesores animales:
17
– Los Actores humanos han ampliado el ámbito de los objetos de referencia respecto a los
cuales pueden comunicarse: la comunicación humana se refiere, como la animal, a los estados
del propio Actor y de su ecosistema natural, pero, además, hace referencia al ecosistema artifi-
cial que el propio hombre ha producido y al universo gnoseológico de la cultura, las ideas y los
valores.
– El hombre se sirve, igual que algunos animales, de las cosas de la naturaleza como sustan-
cias expresivas; pero ha incorporado al universo de las cosas todos los objetos fabricados, al-
gunos de ellos producidos ex profeso como substancias para la comunicación.
– El ser humano obtiene de las substancias expresivas un mayor repertorio de expresiones,
incluso de aquellos materiales expresivos que comparte con algunos animales, por ejemplo,
su cara y sus manos.
– La especie humana dispone de instrumentos biológicos de comunicación equivalentes a
los que poseen otras especies, pero ha logrado multiplicar su capacidad, sirviéndose de ampli-
ficadores tecnológicos como el telégrafo, la radio o la televisión.
– Sólo el hombre ha conseguido transformar, recurriendo a la técnica, unas formas de ener-
gía en otras para generar señales más rápidas, de mayor alcance o más distinguibles entre
ellas.
– Finalmente, las representaciones que la mente humana asocia a las expresiones son mu-
cho más complejas y diferenciadas; suponen la capacidad para realizar operaciones cognitivas
de un orden lógico que no está al alcance de ningún otro ser vivo.

2.2. El uso de la comunicación en los actores animales


Los Actores animales no comunican como los hombres, ni comunican lo que los hombres,
lo cual no significa que hayan sido excluidos por la naturaleza del empleo de esta forma de in-
teracción igualmente utilizada para relacionarse con otros seres vivos y para controlar el mun-
do que afecta a su existencia. Las especies animales se sirven de la comunicación como uno de
los recursos adecuados para asegurar el ajuste biológico con su ecosistema, y gracias a la capa-
cidad comunicativa han logrado evolucionar con éxito para adaptarse a los cambios ocurridos
en su medio natural. Desde este punto de vista –salvadas las diferencias que existen, por una
parte, entre el ecosistema animal y el medio social del hombre, y, por otra, entre la evolución
biológica y el progreso histórico del hombre–, el uso que hacen de la comunicación los Actores
animales es equivalente al que realiza el hombre.

3. ENFOQUES POSIBLES PARA ABORDAR EL ESTUDIO


DE LA COMUNICACIÓN

3.1. Campo científico al que pertenecen los fenómenos comunicativos

La circunstancia de que la comunicación sea una tarea en la que pueden participar Actores
humanos y Actores animales, hace de la Teoría de la Comunicación una disciplina abierta, por
una parte, al estudio del intercambio de información que está al servicio de fines biológicos
(compartidos por muchas especies, incluida la humana) y, por otra parte, al estudio de la co-
municación que está al servicio de fines específicamente humanos, ligados a la existencia de la
18
sociedad, la cultura y los valores. Desde otro punto de vista, la Teoría de la Comunicación tam-
bién se abre al estudio de objetos muy diversos: en la tarea comunicativa se recurre al empleo
de substancias materiales sobre las que actúa el Actor para producir expresiones: se maneja la
energía de cuya modulación proceden las señales, e intervienen instrumentos biológicos o tec-
nológicos para hacer posible la interacción comunicativa. Tales operaciones sobre el mundo
objetivo son solidarias con otras de carácter cognitivo, merced a las cuales pueden entrar en
juego las representaciones. Esta enumeración de componentes de la comunicación muestra
que en la regulación del proceso comunicativo intervienen las leyes de la física, de la biología y
de la psique, y, en el caso de la comunicación humana, además, las constricciones sociales y
los sistemas de valores.
En la actividad comunicativa existen, por lo tanto, aspectos que son tratados por las Cien-
cias de la Naturaleza y otros que son tenidos en cuenta por las Ciencias de la Cultura. Pero el
objeto de la Teoría de la Comunicación no permite que se la adscriba al dominio de las cien-
cias que estudian fenómenos físicos y biológicos, haciendo abstracción de las funciones cul-
turales que la comunicación desempeña entre los Actores humanos; ni tampoco permite que
se la adscriba al dominio de las ciencias que estudian fenómenos cognitivos y axiológicos, si-
lenciando las funciones biológicas que la comunicación cumple en todos los seres vivos, in-
cluido el hombre.
Esta característica de la Teoría de la Comunicación plantea un problema epistemológico,
que podría explicar, en parte, el retraso con el que esta disciplina se está incorporando al saber
científico. El motivo de dicho retraso sería que no existe, por ahora, un saber a la vez físico,
biológico y sociológico que pueda servir de cimiento o, si se prefiere, de paradigma, a la Teoría
de la Comunicación. El saber científico se encuentra disociado entre un campo de estudios
que se asigna a las Ciencias de la Naturaleza, en el cual se encuentran, por ejemplo, la Física o
la Biología, y otro campo de estudios que se asigna a las Ciencias de la Cultura, en el cual se si-
túan, por ejemplo, la Teoría del Conocimiento o la Axiología.18
La Teoría de la Comunicación se encuentra con la tarea de integrar en un mismo modelo ex-
plicativo un sistema en el que rigen leyes físicas y biológicas, constriciones sociales y axiológi-
cas, lo cual hace de ella una ciencia sin apoyos epistemológicos.19

3.2. Propuesta de un enfoque de los fenómenos comunicativos


desde la perspectiva de un sistema
El problema epistemológico que he enunciado ha tenido consecuencias negativas, hasta
ahora, para la Teoría de la Comunicación. Algunos autores separan el estudio de los fenóme-
nos naturales que concurren en la comunicación, del estudio de los fenómenos culturales que
igualmente participan en ella; otros autores reducen unos fenómenos a otros, explicando «cul-
turalmente» las funciones biológicas de la comunicación, o «naturalmente» las funciones so-
ciológicas. Quien ahora escribe propone al lector otro enfoque diferente a los anteriores, con
el cual se pretende evitar la disociación o el reduccionismo. Creo que es posible analizar soli-
dariamente los elementos que forman parte de la comunicación, aunque sean tan heterogé-
neos como Actores humanos y animales, substancias expresivas naturales y artificiales,
instrumentos de comunicación biológicos o tecnológicos y representaciones generadas por
los hábitos o por la razón. Para ello hay que estudiar estos elementos en cuanto componentes
de un único sistema. El análisis del Sistema de Comunicación permite comprender las funcio-
nes que cumple cada uno de los componentes que lo constituyen. Esta perspectiva significa si-
tuar la Teoría de la Comunicación a un nivel más general que el de las ciencias que se
especializan en el análisis específico de cada uno de los citados componentes.20
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El estudio sistemático de la comunicación, si llegase a concretarse en una teoría sólida, evi-
taría que la Teoría de la Comunicación sucumbiera a dos riesgos contrapuestos e igualmente
peligrosos: el idealismo o el biologismo. De hecho, la obra teórica referida a comunicación
que cabría reseñar, raramente ha escapado a uno de ambos destinos. No es este el momento
de hacer un análisis de los planteamientos idealistas o biologistas que subyacen en los distin-
tos teóricos de la comunicación, ni siquiera hay lugar para explicar con el debido rigor en qué
se diferencian ambos enfoques. Sin embargo, resulta necesario ofrecer al lector la información
suficiente para justificar el rechazo del biologismo y del idealismo y, por consiguiente, la perti-
nencia de este libro, cuyo objetivo es sentar las bases teóricas necesarias para desarrollar otro
enfoque alternativo. Para abreviar el análisis y captar lo esencial, me referiré a las fuentes res-
pectivas de las que se alimentan los autores de orientación idealista y biologista, incluso cuan-
do son ignorantes de cuáles son sus bases epistemológicas.
La orientación idealista se ha especializado en el estudio exclusivo de las características comu-
nicativas que diferencian al Actor humano del animal, perdiendo de vista las bases evolutivas co-
munes a la hora de explicar esas diferencias; la orientación biologista ha tomado en cuenta los
rasgos comunes que posee la comunicación humana y animal, ignorando los cambios que se
han producido en esos rasgos, desde el momento en que la comunicación va a ser utilizada por
un Actor –el Hombre– que vive en un medio cultural y no sólo en un medio natural.

3.3. Razones que justifican el rechazo del planteamiento idealista


Los enfoques idealistas de los estudios de la comunicación cuentan con el apoyo de una tra-
dición filosófica que, desde muy antiguo, establece la línea divisoria entre los hombres y los
animales precisamente en el interior de la comunicación.21 El autor que mejor ilustra la ante-
rior afirmación es Cassirer. Este define al hombre como «el (único) animal simbólico». El uso
del término «simbólico» en Cassirer se refiere a la capacidad específica de los Actores huma-
nos para crear, expresar y comprender las ideas abstractas y los valores morales.22 Esta capaci-
dad está compenetrada con la aptitud humana para servirse del único lenguaje natural apto
para esa función: el habla.
Las observaciones de Cassirer sobre las características y funciones de la comunicación hu-
mana son muy ciertas;23 pero no dan respuesta a la cuestión más interesante que ellas mismas
suscitan: ¿cómo llega el hombre a poseer esas capacidades representativas y expresivas? Si se
excluye el recurso a alguna explicación de carácter teológico, los idealistas se ven reducidos a
una justificación circular: el hombre se representa las ideas y los valores porque posee el habla
y habla una lengua porque posee la capacidad para la abstracción.

3.4. Razones que justifican el rechazo del planteamiento biologista


Los enfoques biologistas tienen a su favor un espectacular avance de las ciencias del com-
portamiento animal, rebautizadas con el nombre de «Etología». El autor que mejor puede ilus-
trar este enfoque es K. Lorenz. Este investigador entiende que la comunicación es un aspecto
de la interacción intraespecífica (es decir, entre miembros de la misma especie) e interespecífi-
ca (es decir, entre miembros de distinta especie). Por tanto, Lorenz concluye que la comunica-
ción deberá ser analizada como un comportamiento determinado por las necesidades y los
instintos biológicos del Actor animal o humano. En última instancia, el comportamiento comu-
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nicativo, como cualquier otro, estaría orientado a lograr los ajustes necesarios para la repro-
ducción del individuo y de la especie. El planteamiento de Lorenz ofrece una sólida base para
cimentar el estudio genético de la comunicación, pero resulta abusivo en sus conclusiones. Lo-
renz no logra dar respuesta a la pregunta más importante que suscita: ¿cómo un comporta-
miento comunicativo orientado a la satisfacción de instintos y necesidades biológicas, puede
llegar a constituirse en un comportamiento orientado a la satisfacción de necesidades sociales
(axiológicas y racionales), cuando está al servicio de la comunicación humana? La respuesta de
la Etología cae en el viejo error del darwinismo social: las necesidades sociales serían la mera
expresión de los instintos biológicos y, por tanto, la comunicación entre los hombres una for-
ma sofisticada de la lucha por la vida; detrás de los valores y de la cultura no habría otra cosa
que la agresión.

3.5. Sustitución de una explicación cultural de la comunicación por una explicación


comunicativa de la cultura; y de una explicación biológica de la comunicación
por una explicación comunicativa de la biología

La alternativa a un enfoque idealista o biologista de la comunicación no está en una explica-


ción pragmática. Sería insuficiente limitarse a dar cuenta de los aspectos biológicos y de los as-
pectos culturales de la comunicación. Para el desarrollo de una Teoría de la Comunicación es
necesario invertir el sentido del análisis, adoptando desde el principio un punto de vista formal
distinto del punto de vista formal de las Ciencias Biológicas o de las Ciencias de la Cultura. Este
planteamiento que propongo equivale a intentar una explicación comunicativa de aquellos fenó-
menos biológicos y culturales que se vean concernidos por los procesos comunicativos.
La metodología de estudio recomienda que este proyecto se inicie por el examen de la géne-
sis de los fenómenos comunicativos. Como la comunicación es una capacidad que se ha ad-
quirido en especies que precedieron al hombre, el estudio de su génesis obliga a plantearse la
comunicación como un fenómeno asociado con las transformaciones de la evolución natural.
Los componentes cuya evolución trataré de mostrar serán las expresiones, los instrumentos
y las representaciones, puesto que todos ellos son necesarios para que la comunicación exista,
una vez supuesta la existencia de los Actores que cambian información.
El análisis de la génesis de la comunicación puede aclarar cómo la comunicación va adqui-
riendo los rasgos que harán de ella instrumento de cultura, mediante el desarrollo de unas fun-
ciones inicialmente biológicas, precisamente en el seno de ese universo natural todavía no
iluminado por la razón abstracta, ni aún atormentado por los valores humanos.

4. GÉNESIS DE LAS EXPRESIONES COMUNICATIVAS

4.1. Conceptos de «capacidad expresiva» y de «autonomía perceptiva»

Antes de que existiese señal comunicativa alguna, vehículo de representación abstracta o


axiológica, o si se prefiere, antes de que existiesen los «símbolos» en el sentido que el término
tiene para Cassirer, en la naturaleza ya existían otros seres vivos que habían incorporado al
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