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Estudio Bíblico de Isaías 431-4428

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Estudio bíblico de Isaías

43:1-44:28

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Programación diaria

Isaías 43 y 44
Esta sección de la Biblia, especialmente
el capítulo 43, revela que Dios no ha
terminado con la nación de Israel. Negar
que Dios tiene un propósito futuro para
esa nación podría ser equivalente a una
actitud de incredulidad. En el Nuevo
Testamento, el apóstol Pablo dijo, en
Romanos 11:1, "¿Ha desechado Dios a su
pueblo?" Y la respuesta fue: "¡De ninguna
manera!" Ésta es una respuesta muy
dogmática. Dios no ha terminado con esa
gente, como lo dejó lo suficientemente
claro en este capítulo que tenemos ante
nosotros.

Ahora, con respecto a las divisiones que


hemos hecho en este capítulo 43 de
Isaías, diremos que en los primeros 10
versículos, tenemos una mirada
retrospectiva a la creación, la redención y
la preservación de la nación de Israel. En
la última sección, en los versículos 13 al
28, es dónde encontraremos una
perspectiva del futuro juicio, la liberación
y la redención de Israel. En primer lugar,
leamos el versículo 1, que comienza a
mostrarnos:

Mirada retrospectiva - La
creación, redención y
preservación de Israel
"Ahora, así dice el Señor, Creador
tuyo, Jacob, y Formador tuyo, Israel:
No temas, porque yo te redimí; te
puse nombre, mío eres tú."

Esta declaración fue tan clara como podía


ser. En toda esta sección Dios se dirigió a
la nación, y no creemos que pueda
entenderle mal, a menos que uno opte,
deliberadamente, por interpretarlo en
otro sentido.

Él habló aquí de su origen: "Creador


tuyo, oh Jacob". Él tomó un ejemplar
como Jacob, cuyo nombre quiere decir
deshonesto, porque él fue en realidad un
suplantador, y formó una nación a partir
de él.

Dios tomó el barro de la tierra, sopló en


él el espíritu de vida y formó un ser
humano vivo. Y ese ser humano se
rebeló, pero ahora Dios nos hace hijos
suyos por medio de nuestra confianza en
Cristo. Éste fue nuestro comienzo y fue
un muy mal comienzo. No creemos que
hayamos evolucionado de criaturas
inferiores. Creemos que provenimos de
algo peor, es decir, de un pecador
rebelde que, desde el punto de vista
físico, fue formado de la tierra. El primer
hombre nos transmitió una naturaleza
caída que nunca será reformada o
reparada. Pero Dios nos ha dado una
nueva naturaleza.

Mi comienzo, por ejemplo, fue un


comienzo bastante malo. Ahora, yo no
creo en ese asunto de la teoría de la
evolución, ni que yo venga de algún
mono. Pero, lo cierto es que provengo de
algo peor que un mono. Yo era un
pecador perdido, rebelde y el material
para formarme a mí fue tomado de la
tierra: "Polvo eres, y al polvo volverás".
(Gen. 3:19).

Comenzando con Jacob, Dios formó una


nación. Después los redimió de Egipto
por medio de la sangre y con poder, y
aquellas personas se convirtieron en
Israel. Ellas pertenecen a Dios a causa de
la creación, y como resultado de la
redención. Continuemos leyendo el
versículo 2 de este capítulo 43 de Isaías:

"Cuando pases por las aguas, yo


estaré contigo; y si por los ríos, no te
anegarán. Cuando pases por el fuego,
no te quemarás ni la llama arderá en
ti."

Ésta es una promesa que se aplica de


manera específica a Israel y a la forma
en que Dios los liberó en el pasado, por
ejemplo, cuando cruzaron el Mar Rojo, y
más adelante, el Río Jordán.

Pero estas palabras también tienen una


aplicación maravillosa para todos los
hijos de Dios en todas las épocas. Aquí
dice: "cuando pases por las aguas, yo
estaré contigo". A veces, en mi
experiencia personal, nos hemos
introducido en aguas profundas, en las
que no podemos tocar el fondo. Pero
tengo la certeza de que Dios nos
acompaña en esas circunstancias. A
veces uno siente que se hunde, pero Él
ha prometido "los ríos, no te anegarán".
En esos casos Él interviene y nos libra de
la situación. Ahora, en el versículo 3 de
este capítulo 43, leemos:

"Porque yo, el Señor, Dios tuyo, el


Santo de Israel, soy tu Salvador; a
Egipto he dado por tu rescate, a
Etiopía y a Seba a cambio de ti."

Él no rebajó su alto nivel en la salvación.


¿Cómo podía Dios dar a Egipto y a Etiopía
en rescate por Israel? La respuesta es
simple. Dios dijo que usó a esas naciones
para disciplinar a Israel, Él les permitió
que trataran a los israelitas de la forma
en que lo hicieron, y después las
juzgaría.

En el libro de Proverbios, capítulo 21,


versículo 18, leemos: "Rescate por el
justo será el malvado, y por los rectos, el
prevaricador". ¿Se ha preguntado usted
por qué Dios permitió que el enemigo se
cruzara en su camino y le causara todos
los problemas que tuvo? Él lo hizo, amigo
oyente, para reintegrarle a usted al
camino de Sus propósitos, de Su
voluntad, y para desarrollarle
espiritualmente. Dios utilizó a su enemigo
para liberarle a usted de las tendencias y
pasiones, de su naturaleza humana. En el
mismo libro de Proverbios, capítulo 11,
versículo 8 se nos dice: "El justo es
librado de la tribulación, pero su lugar lo
ocupa el malvado". Dios ha permitido que
varias personas me trataran mal. Y he
hablado con Dios en cuanto a esto.
Pensaba que Él me estaba tratando mal,
pero entonces me di cuenta de que Dios
castigaba a esas personas, y debo
confesar que estaba satisfecho por ello.
El Señor usó a esas personas para
enderezar algunos aspectos de mi vida, y
después las enderezó a ellas. Leamos
ahora el versículo 4, de este capítulo 43
que dice:

"Porque a mis ojos eres de gran


estima, eres honorable y yo te he
amado; daré, pues, hombres a
cambio de ti y naciones a cambio de
tu vida."

No podemos imaginar cuanto amó Dios a


Israel. No podemos imaginar cuanto nos
ama y cuan hermosos y valiosos somos
para Él. Seguimos leyendo en los
versículos 5 y 6:

"No temas, porque yo estoy contigo;


del oriente traeré tu descendencia y
del occidente te recogeré. Diré al
norte: ¡Entrégalos! y al sur: ¡No los
retengas; trae de lejos a mis hijos, y
a mis hijas de los confines de la
tierra"

Dios indicó aquí con un lenguaje claro,


que Él iba a recoger a la nación de Israel.
Y en Jeremías, capítulo 31, versículo 10,
Él lo confirmó, diciendo: "¡Oíd palabra del
Señor, naciones, y hacedlo saber en las
costas que están lejos! y decid: Él que
dispersó a Israel, lo reunirá y guardará,
como el pastor a su rebaño". Dios dijo:
"Oíd palabra de Jehová, naciones". Y se
está dirigiendo a todos aquellos que
niegan o dudan sobre si Dios ha
terminado de actuar con Israel.
Indiferentemente de cuál sea la situación
internacional, Dios dijo que tenía la
intención de reunir a Israel, y a nosotros
nos basta con Su Palabra. Veamos ahora,
lo que dijo aquí en el versículo 10:

"Vosotros sois mis testigos, dice el


Señor, y mi siervo que yo escogí,
para que me conozcáis y creáis y
entendáis que yo mismo soy; antes
de mí no fue formado dios ni lo será
después de mí."

Dios no tiene ningún competidor, o quien


sea semejante a Él. Él solo es Dios. Y
sólo Él tiene esa posición única. Luego,
en el versículo 11, leemos:

"Yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no


hay quien salve."

Es interesante que de todas las religiones


existentes en el mundo, sólo el
Cristianismo garantiza la salvación.
Pueden tener un programa muy
elaborado interesante de creencias, pero
por cierto, no garantizan la salvación.
Dios dijo: "fuera de mí no hay quien
salve".

Isaías comenzó entonces con el tema de


la idolatría. Leamos el versículo 12 de
este capítulo 43:

"Yo anuncié y salvé, hice oír y no


hubo entre vosotros dios ajeno.
Vosotros, pues, sois mis testigos, dice
el Señor, que yo soy Dios."

Dios estaba diciendo aquí que mientras


no se desviaran a la idolatría o se
acercaran a aquello que les separara de
Dios, Él les bendeciría.

Leamos ahora el versículo 13, que


comienza la mirada hacia el futuro, a:

La perspectiva - el juicio futuro,


la liberación y la redención de
Israel
"Aun antes que hubiera día, yo era, y
no hay quien de mis manos libre. Lo
que hago yo, ¿quién lo estorbará?"

Aquí dejó bien claro que ninguna criatura


puede salirse por un momento de la
mano de Dios o escapar fuera de su
alcance. Continuemos leyendo el
versículo 14:

"Así dice el Señor, Redentor vuestro,


el Santo de Israel: Por vosotros envié
a Babilonia e hice descender como
fugitivos a todos ellos, aun a los
caldeos en las naves de que se
gloriaban."

Aquí vemos que se predijo la destrucción


de Babilonia. Y dice el versículo 15:

"Yo, el Señor, Santo vuestro, Creador


de Israel, vuestro Rey."

Seguramente resulta ineludible reconocer


que la nación de Israel es aquí el tema.
Dios asumió la responsabilidad de
haberles dado la existencia. Él es su rey.
Y aquí tenemos otra afirmación de la
deidad de Cristo, porque Él es su Rey,
cuando el Señor Jesucristo vino y
presentó Su derecho a la realeza, los
israelitas sabían que Él estaba alegando
ser Emmanuel, es decir, "Dios con
nosotros" (Mateo 1:23). Los israelitas
debidamente instruidos así lo
entendieron.

Hemos visto que Dios reclamó a Israel


porque Él les creó. Luego habló del hecho
de que aun las bestias del campo le
honran. Leamos el versículo 20:

"Las fieras del campo me honrarán,


los chacales y los pollos del avestruz;
porque daré aguas en el desierto, ríos
en la tierra estéril, para que beba mi
pueblo, mi escogido."

Nos parece que aún el mundo animal es


probablemente más consciente de Dios,
que su criatura, el hombre, que ha caído
en el pecado. Ahora, en el versículo 25,
de este capítulo 43, leemos:

"Yo, yo soy quien borro tus rebeliones


por amor de mí mismo, y no me
acordaré de tus pecados."

Dios estaba diciendo aquí que Él tenía la


intención de perdonarles a ellos en la
misma base por la cual nos ha perdonado
a nosotros. Y leamos ahora el versículo
27:

"Tu primer padre pecó y tus voceros


se rebelaron contra mí."

Ésta fue evidentemente una referencia a


Abraham. Sin duda, las Sagradas
Escrituras registraron sus fracasos y
pecados. Sólo tenemos que mencionar el
caso de cuando mintió al Faraón sobre
Sara, su esposa.

El término "voceros" (o enseñadores,


como traduce otra versión) significa
"intérpretes". Aquellos que interpretaron
a Dios ante el pueblo tenían defectos y
pecados. Recordemos al juez Sansón, al
profeta Samuel y al rey David. Y añade el
versículo 28:

"Por tanto, yo profané a los príncipes


del santuario, entregué a maldición a
Jacob y al menosprecio a Israel."

Ésta es la condición actual de Israel. No


tienen paz hoy porque se han apartado
del Dios vivo y verdadero. Pero éste no
será su estado final.

Llegamos así al:

Capítulo 44
que continúa con el tema del capítulo 43.
Sin embargo, el último capítulo concluyó
con la tenebrosa mención de un próximo
juicio. Pero este capítulo se orienta hacia
la luz del Reino que vendrá y a la
promesa del Espíritu Santo.

En este capítulo encontramos una


brillante, amarga y devastadora sátira
contra la idolatría. Éste es un tema que
se repite a menudo en esta sección en
particular. En cuanto al contenido del
capítulo, tenemos el derramamiento del
Espíritu, una polémica contra la idolatría,
y la identificación de Ciro. Tenemos
entonces en los primeros ocho versículos:

La promesa del Espíritu


Dios llamó a Israel como Su pueblo
elegido y le aseguró que tendría Su
ayuda. Luego, veremos esta notable
profecía sobre el Espíritu Santo. Leamos
el versículo 3 de este capítulo 44 de
Isaías:

"Porque yo derramaré aguas sobre el


sequedal, ríos sobre la tierra seca. Mi
espíritu derramaré sobre tu
descendencia, y mi bendición sobre
tus renuevos"

Creemos que ésta es en referencia al


derramamiento del Espíritu que
corresponde al pasaje de Joel, capítulo 2,
versículos 28 hasta el 32. Si usted lee la
profecía de Joel cuidadosamente,
comprobará que no se cumplió en el Día
de Pentecostés. Cuando Pedro citó de ese
pasaje, hizo dos cosas. En primer lugar,
en Los Hechos 2:16, él dijo "esto es lo
que fue dicho por el profeta Joel". Pedro
no dijo que ese era el cumplimiento. La
multitud de Jerusalén estaba
ridiculizando a los discípulos porque
estaban hablando en diferentes idiomas
de las maravillas de Dios. (Hechos 2.11).
La gente los estaba acusando de estar
borrachos (Hechos 2:13), en vez de estar
llenos del Espíritu Santo. Así que Pedro,
esencialmente les dijo: "Esto no debería
sorprenderos porque esto es algo similar
a lo que ocurrirá en los últimos días".
Ahora, ¿cómo sabemos que esto no fue
cumplido durante el Día de Pentecostés?
Bueno, por varias razones. (1) Como
vemos en Joel 2:30-31, el profeta dijo:
"Haré prodigios en el cielo y en la tierra,
sangre, fuego y columnas de humo. El sol
se convertirá en tinieblas y la luna en
sangre". Esto no ocurrió en el Día de
Pentecostés. (2) El registro histórico de
Los Hechos nos dijo que el Espíritu no fue
derramado sobre toda la gente. Y Joel
2:28 dice: "Derramaré mi Espíritu sobre
todo ser humano". En Los Hechos había
primero 120 discípulos, después, 3.000
creyentes. En ningún caso se dijo que
fueron todos los seres humanos, y
después de 2.000 años, tampoco ha sido
derramado el Espíritu sobre todo ser
humano. Probablemente, en aquella
época, había en Jerusalén una población
de medio millón a un millón de
habitantes, pero de ninguna manera se
podría forzar la imaginación como para
decir que la profecía de Joel se cumplió
en aquel momento. Pero el cumplimiento
de esa profecía tendrá lugar en el futuro.
Por tal motivo decimos continuamente
que los mayores días de Dios se
encuentran en el futuro.

Llegamos ahora a los versículos 9 al 20,


dónde tenemos:

Una polémica contra la idolatría


La forma en la cual el profeta trató ese
tema fue realmente devastadora.
Aquellos que fabricaban imágenes eran
testigos de que sus dioses no tenían
sentidos. Una imagen ni siquiera tenía los
cinco sentidos de un ser humano. In ídolo
no podía oír, ver, hablar, oler o sentir. Así
que no podían ayudar a nadie. El
versículo 10, de este capítulo 44, dice:

"¿Quién fabrica un dios o quién funde


una imagen que para nada es de
provecho?"

El profeta formuló la pregunta: "¿Por qué


pasáis todo vuestro tiempo fabricando un
dios? Debería daros vergüenza. Estáis
totalmente confundidos. Vosotros no
hacéis un dios. Fue Dios quien os hizo a
vosotros".

Después el profeta continuó describiendo


la fabricación de ídolos. Dice el versículo
12 de este capítulo 44:

"El herrero toma la tenaza, trabaja en


las brasas, le da forma con los
martillos y trabaja en ello con la
fuerza de su brazo; luego tiene
hambre y le faltan las fuerzas; no
bebe agua, y se desmaya."

El artífice de metal trabajaba duramente


en forjar un dios de algún metal.
Después de todo su trabajo, talento,
tiempo y dinero invertidos en la
fabricación de un ídolo, ¿qué había
conseguido? Nada. Sólo un pequeño
objeto que no tenía ningún valor.

El origen de los dioses o ídolos fabricados


por hombres comenzó en un bosque; sin
embargo y en primer lugar, fue Dios
quien creó el árbol. Sólo Dios puede
hacer un árbol. Y dice el versículo 15:

"De él se sirve luego el hombre para


quemar, toma de ellos para
calentarse; enciende también el
horno y cuece panes; hace además
un dios y lo adora; fabrica un ídolo y
se arrodilla delante de él."

Las astillas y restos de la producción de


un ídolo se utilizaban para encender el
fuego para que un hombre se calentara,
y para que cociera pan. Ésta era la única
contribución práctica que resultaba de la
fabricación de un dios. En realidad, el
material restante era útil, pero el ídolo no
traía ningún bien al artífice. La imagen
tallada no le podría ayudar en nada, no le
podía salvar. Y así, Dios estaba llamando
la atención de Israel para que
considerase cuan absurda era en realidad
la idolatría.

Estimado oyente, muchos de nosotros


nos entregamos a cosas que nos apartan
de Dios, que ocupan el lugar que Él
debería ocupar en nuestra vida. Cosas
que no nos ayudan, que no nos levantan
el ánimo, que no nos traen alegría, y es
un hecho que nunca podrán salvarnos.

Leamos finalmente el versículo 28, que


nos presenta una:

Profecía referente a Ciro


"Yo soy el que dice de Ciro: Es mi
pastor y cumplirá todo lo que yo
quiero, al decir a Jerusalén: Serás
edificada; y al Templo: Serán puestos
tus cimientos."

Creemos que este versículo pertenece


realmente al capítulo siguiente. Aquí
tenemos una profecía notable sobre Ciro.
Fue nombrado aquí, aproximadamente,
doscientos años antes de su nacimiento.
Fue señalado como "mi pastor" y fue el
único ejemplo de un soberano pagano
recibiendo semejante título.
Desarrollaremos este tema en nuestro
próximo programa y esperamos,
estimado oyente, que usted nos
acompañe. Nos despedimos con estas
palabras del versículo 22 de este capítulo
44 de Isaías: "Yo deshice como a una
nube tus rebeliones y como a una niebla
tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te
redimí".
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