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Era Cenozoica

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El Registro Fósil del Cenozoico

El Cenozoico comenzó hace 65,5 millones de años y es la era geológica en que


vivimos hoy. Se divide en tres períodos: Paleógeno (desde 65,5 a 23 millones de
años), Neógeno (desde 23 a 2,6 millones de años) y el Cuaternario (desde 1,8
millones de años al presente). Las extinciones a fines del Cretácico dejaron
disponibles muchos nichos ecológicos y varios grupos de animales vertebrados
experimentaron una gran diversificación durante el Cenozoico, incluyendo los
mamíferos, las aves, los reptiles, y los peces. Las plantas con flor o angiospermas,
influyeron la evolución de los mamíferos y las aves herbívoros al convertirse en
una fuente abundante de alimento para ambos grupos. Con la Era Cenozoica
comenzó el registro fósil de los mamíferos modernos, es decir de los grupos de
mamíferos que viven en la actualidad, por ejemplo, los roedores, los primates, los
elefantes y los murciélagos, entre otros. Al comienzo de la Era Cenozoica y de su
primera época, el Paleoceno (65,5-55,8 millones de años), los continentes ya
estaban ubicados muy cerca su posición actual, el clima era mucho más cálido
que el actual, y había palmeras en Groenlandia y primates en selvas tropicales de
la Patagonia. Al comienzo del Cenozoico hubo algunos cambios que tuvieron gran
influencia en la evolución de la fauna y flora del continente americano, siendo el
más notorio en el contexto de este libro la formación del istmo de Panamá. A fines
del Mesozoico el istmo se formó, pero la conexión se perdió a principios del
Cenozoico y América del Sur quedó aislada de su contraparte septentrional y su
flora y fauna evolucionaron en 134. Algunos de los grupos que evolucionaron en
América del Sur son los Xenarthra (cachicamos o mulitas, gliptodontes, perezas,
megaterios, y osos hormigueros), Didelphidae (comadrejas o rabipelados),
Sparassodonta (marsupiales carnívoros extintos como los boriénidos),
Meridiungulata (ungulados endémicos de América del Sur, incluyendo
notoungulados como Toxodon y litopternos como Macrauchenia), y
Phorusrhacidae (aves forusrácidas no voladoras, aunque recientemente se ha
postulado que existieron en África durante el Cenozoico también). La mayoría de
los invertebrados marinos se parecían cada vez más a las formas modernas y las
angiospermas comenzaron una gran radiación evolutiva. De esta época datan los
granos de polen más antiguos que se han podido identificar con seguridad como
pertenecientes a pastos; estos granos de polen fósiles provienen de América del
Sur y de África. La familia de los pastos o gramíneas incluye actualmente al arroz,
el trigo, y el maíz. A fines del Paleoceno el clima se hizo aún más cálido y se
produjo un pico de temperatura durante la transición del Paleoceno al Eoceno. Al
principio del Eoceno (55,8 a 33,9 millones de años) el clima seguía siendo cálido y
Australia se separó de la Antártida que estaba unida a América del Sur. En cuanto
a la evolución biológica, las angiospermas continuaron su gran diversificación
durante el Eoceno y los pastos empezaron a ser abundantes. En contraste con
otras plantas que crecen solo por las puntas de sus ramas, los pastos crecen
además cerca de la raíz y de esa forma representan una fuente abundante y
renovable de alimento para los herbívoros. Al principio los pastos crecían a la orilla
de los bosques o en la sombra, pero eventualmente empezaron a colonizar
ambientes abiertos y se hicieron muy tolerantes a la sequía. Aparecieron las
sabanas y las praderas y evolucionaron los mamíferos adaptados para correr,
como lo antecesores de los caballos actuales y sus parientes. Las praderas son
importantes aún hoy en día ya que las mismas ocupan el 20% de la superficie
cubierta por vegetación. Los dientes de los mamíferos herbívoros evolucionaron
adaptándose a su dieta, ya que los pastos, con su alto contenido de sílice,
desgastan los dientes más que otras plantas. A fines del Eoceno el clima se enfrió
considerablemente y comenzó un período seco. Los roedores caviomorfos
antecesores de los chigüires o capibaras, pacaranas, chinchillas, y conejillos de
Indias entre otros, se dispersaron a América del Sur muy probablemente desde
África en el Eoceno. En Venezuela los primeros registros de roedores provienen
del Mioceno, pero en la región amazónica de Perú se han encontrado restos de
roedores de una antigüedad de 41 millones de años. En el Oligoceno (33,9 a 23
millones de años) el clima tuvo una tendencia al enfriamiento y se supone que
esto podría haber causado una reducción en la diversidad del plancton marino,
continuando la expansión de las praderas y la diversificación de la fauna que en
ellas vivía. En América del Sur los bosques húmedos se expandieron en la
Patagonia. La Antártida se separó de América del Sur y se abrió un paso oceánico
profundo que rodeó al continente polar. A mediados del Oligoceno hubo una
regresión marina mundial y esto posiblemente conllevó una reducción en el
número de especies marinas. Durante esta época aparecieron en América del Sur
los primates (representados actualmente por monos aulladores o araguatos,
capuchinos, entre otros). América del Sur aún estaba aislada de otros continentes
en esta época, de manera que la llegada de estos mamíferos, al igual que aquella
de roedores en tiempos anteriores del Eoceno, implica una dispersión
transoceánica desde África. El Mioceno (23 a 5,3 millones de años) marca el
comienzo de un Período que se caracteriza por un clima más cálido que el del
anterior Oligoceno. América del Sur seguía separada de América del Norte.
Debido a que la primera se acercaba a la zona de subducción del Océano
Pacífico, se empezó a elevar la cordillera de los Andes. También se elevaron
cadenas montañosas en América del Norte, Europa y en el este de Asia. Esta
elevación de montañas conllevó la aridez y se expandieron los ecosistemas
abiertos, como los desiertos, las praderas y las estepas y se contrajeron los
bosques. También se expandió la tundra. En ambientes marinos aparecieron los
kelps o bosques de algas. Se produjo un enfriamiento a fines del Mioceno y la
diferencia entre veranos e inviernos se hizo más marcada. Se contrajeron los
bosques tropicales y se expandieron los bosques de coníferas. Durante el
Plioceno (5,3 a 2,6 millones de años) hubo un enfriamiento y una tendencia a la
sequedad globales. Continuó la expansión de praderas y sabanas. La distribución
de los continentes era casi igual a la actual, incluyendo la posición de la India. La
India solía estar unida a Madagascar y a la Antártida y se separó durante el
Mesozoico y migró como una placa separada hacia el norte. Chocó con Asia
durante el Plioceno, formando los Himalayas. El cierre del Plioceno hace 2,6
millones de años, está marcado por un evento de suma importancia para América
del Sur: el resurgimiento del istmo de Panamá. La existencia de esta conexión
terrestre tuvo consecuencias decisivas para la composición de la fauna moderna
del continente americano. Se produjo el Gran intercambio biótico americano entre
América del Norte y del Sur, es decir que muchas especies que hasta entonces
vivían en el hemisferio norte se dispersaron a América del Sur y viceversa.
Algunas de ellas fueron exitosas en los nuevos hábitats y sobrevivieron hasta el
presente y otras se extinguieron. Más aun, el intercambio aparentemente pudo
haber causado la extinción de muchas especies nativas en su propio hábitat
original, sobre todo en América del Sur. Esto se puede haber debido a la
competencia por alimento, depredación insustentable por parte de las especies
invasoras y contagio de enfermedades nuevas. Otro efecto importante de la
formación del istmo ocurrió en el ambiente marino. Numerosas especies marinas
que tenían una distribución continua entre los dos subcontinentes se separaron en
poblaciones al este y al oeste, las cuales dieron surgimiento a especies distintas.
Durante el Plioceno además se empezaron a desarrollar los casquetes polares y la
Antártida se cubrió de hielo. La tendencia al enfriamiento culminó eventualmente
en las glaciaciones del Pleistoceno. El Pleistoceno (2,6 millones de años a 11.700
años) se caracteriza sobre todo por las glaciaciones que fueron los episodios más
recientes de enfriamiento global. Durante esta época la fauna y la flora fueron
sumamente parecidas a las actuales y muchas de esas especies aun viven en la
actualidad. Pero hubo también muchos mamíferos terrestres de gran tamaño que
se extinguieron, como los mastodontes, las perezas gigantes terrestres, los
gliptodontes, las macrauquenias, y los toxodontes. Los fósiles del Pleistoceno son
abundantes en Venezuela y en general están bien preservados y se los puede
datar con precisión. Las diatomeas, los foraminíferos y el polen de esta época son
abundantes y brindan valiosa información acerca de los climas del pasado. El
Holoceno comenzó hace 11.700 años y es la época en la que vivimos en la
actualidad. Comenzó cuando se terminó la última gran glaciación; desde entonces
ha habido cambios climáticos de menor escala, pero en general ha sido una época
relativamente cálida.

Influencia humana en el clima actual


La humanidad ha influido el medio ambiente del Holoceno en gran medida. Uno de
los efectos más importantes es el reciente calentamiento global, que es un
aumento que se ha observado en la temperatura promedio del planeta. El
calentamiento global actual es causado por la acumulación de un exceso de gases
con efecto de invernadero en nuestra atmósfera, como el dióxido de carbono. La
humanidad está liberando grandes cantidades de este gas y las dos fuentes
principales son: el carbón que quemamos para producir electricidad y también el
uso de otro combustible, el petróleo. El aumento de temperatura está causando el
descongelamiento de los hielos continentales, fenómeno que está causando a su
vez la elevación del nivel del mar. Esto pone en peligro a una gran parte de la
población mundial que vive en o cerca de la costa. Este cambio en la temperatura
mundial está ocurriendo 15 a 40 veces más rápido que los cambios naturales del
pasado. Los cambios climáticos naturales son causados en gran medida por las
características del desplazamiento y otros movimientos de la Tierra como la
excentricidad, la inclinación del eje de rotación y la precesión de la órbita. Los
mismos son predecibles matemáticamente y se los conoce como ciclos de
Milankovitch. El calentamiento global actual claramente no responde a dichos
cálculos: con que la temperatura suba 4o C, la temperatura resultante será la más
alta desde el Eoceno, o sea de los últimos 40 millones de años. La temperatura
actual es alrededor de 0.5o C más cálida que la temperatura de mediados del siglo
XX. El calentamiento global está causando la extinción de especies, ya que
muchas de ellas no tienen la capacidad de adaptarse o dispersarse a regiones
más favorables a tiempo. Varias poblaciones de anfibios, mariposas, corales y
osos polares ya han desaparecido y otras se han reducido sustancialmente debido
al calentamiento global. Los ecosistemas de nuestro planeta se mantienen como
tales gracias a delicados equilibrios entre especies que dependen unas de otra
para subsistir, de manera que a medida que se vayan extinguiendo las especies,
esto pondrá en peligro ecosistemas completos.

https://www.msanchezlab.net/_files/venezuela_paleontologica/ven_pal_cap8.pdf

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