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Trastornos de La Personalidad y Sus Implicaciones

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“Trastornos de la Personalidad y sus Implicaciones”

Yeinny Aliendres, Alejandro Andrade, María Victoria Blanco, Luz Furcolo e Isis González

Resumen

Los trastornos de la personalidad son un grupo de afecciones mentales en las cuales una
persona tiene un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos que
es muy diferente a las expectativas de su cultura. Según el DSM-V, existen diez tipos de
estos trastornos: trastorno paranoide, trastorno esquizoide, trastorno esquizotípico,
trastorno antisocial, trastorno límite, trastorno histriónico, trastorno narcisista, trastorno
por evitación, trastorno por dependencia y trastorno obsesivo-compulsivo. Estos
comportamientos interfieren con la capacidad de la persona para desempeñarse en las
relaciones interpersonales, el trabajo y otros contextos; cada uno en su manera particular;
llegando inclusive a presentar tendencias violentas que ponen en peligro a los que los
padecen y de aquellos que conforman su entorno. Aún cuando las personas con estos
trastornos usualmente no buscan tratamiento por su cuenta, es importante que terminen
asistiendo a terapias psicológicas que las ayuden a evitar problemas graves en sus vidas en
todos los contextos en los cuales se desenvuelven, principalmente aquellos que involucran
relaciones interpersonales.

Palabras claves: Trastornos, personalidad, implicaciones, vida, tratamiento.

Abstract

Personality disorders are a group of mental affections in which a person has a prolonged
pattern of behaviors, emotions and thoughts that is very different from the expectations
of their culture. According to the DSM-V, there are ten types of these disorders: paranoid
disorder, schizoid disorder, schizotypal disorder, antisocial disorder, borderline disorder,
histrionic disorder, narcissistic disorder, avoidant disorder, dependence disorder and
obsessive-compulsive disorder. These behaviors interfere with the ability to function in
interpersonal relationships, work and other contexts; each in its own way; even reaching
violent tendencies, threatening those who suffer the disorder and those around them.
Even when people with these disorders usually do not seek treatment on their own, it’s
important to attend psychological therapies to help them avoid serious problems in their
lives in all contexts in which they operate, particularly those involving interpersonal
relationships.

Key words: Personality, disorders, implications, life, treatment.

Introducción

El objetivo de esta revisión de literatura fue estudiar y conocer a fondo los trastornos de la
personalidad, su clasificación, rasgos característicos, implicaciones, diagnósticos y así
establecer similitudes y diferencias entre ellos, con la finalidad de entender y saber
reconocer (como futuros profesionales de la salud, que interactuaremos con muchas
personalidades distintas) rasgos característicos de alguno de estos trastornos que
pudiesen suscitarse a lo largo de nuestro camino como estudiantes de odontología y
futuros odontólogos, habiendo así desarrollado destrezas en cuanto al reconocimiento,
tratamiento y conducta a seguir frente la presencia de alguno de ellos.

Materiales y métodos

La investigación realizada es descriptiva, ya que a través de la misma se describieron los


conceptos y características del comportamiento de la variable sin influir en ella. Es
documental, porque se usaron diferentes fuentes bibliográficas para el análisis y
desarrollo del tema, y se recolectaron documentos sobre los diferentes trastornos de la
personalidad, siendo la variable más representativa sus implicaciones en la vida de los
individuos que los padecen y los tratamientos psicológicos y psiquiátricos que se deberían
seguir para mejorar las condiciones de vida de estas personas.

Para la identificación de los estudios incluidos o considerados en esta revisión, fue


realizada una estrategia de búsqueda detallada y avanzada en diferentes bancos de datos
en línea. Los datos fueron analizados, cruzados y debatidos para la realización de la
redacción con los resultados concluyentes.

Revisión de la literatura y discusión

Los trastornos de la personalidad son un grupo de afecciones mentales en las cuales una
persona tiene un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos que
es muy diferente a las expectativas de su cultura1. Estos comportamientos interfieren con
la capacidad de la persona para desempeñarse en las relaciones interpersonales, el
trabajo y otros contextos.

Según el DSM-V2, estos se clasifican en tres grandes grupos:


 Grupo A: Trastornos raros o excéntricos
 Trastorno paranoide de la personalidad
 Trastorno esquizoide de la personalidad
 Trastorno esquizotípico de la personalidad
 Grupo B: Trastornos dramáticos, emocionales o erráticos
 Trastorno antisocial de la personalidad
 Trastorno límite de la personalidad
 Trastorno histriónico de la personalidad
 Trastorno narcisista de la personalidad
 Grupo C: Trastornos ansiosos o temerosos
 Trastorno de la personalidad por evitación
 Trastorno de la personalidad por dependencia
 Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad
Estos patrones de conducta son típicamente asociados con alteraciones sustanciales en
algunas tendencias de comportamiento de un individuo, por lo general involucran varias
áreas de la personalidad, y casi siempre se asocia con implicaciones significativas en la
esfera personal y social. Además, un trastorno de personalidad es inflexible, y se extiende
a muchas situaciones; debido en gran parte al hecho de que tales comportamientos
anormales son egosintónicos, en el que los elementos de la conducta, pensamientos,
impulsos, mecanismos y actitudes de una persona están de acuerdo con el Yo y con la
totalidad de su personalidad; y por tanto, se percibe como adecuados por el afectado 3.
Este comportamiento puede suponer estilos de afrontamiento desadaptativos, que
pueden conducir a problemas personales y otros trastornos comórbidos, tales como
desórdenes de ansiedad muy severos, trastornos depresivos y, aunque con menor
frecuencia, trastornos bipolares2.

A continuación, se desglosará cada uno de ellos.

Trastorno paranoide de la personalidad

Según el DSM-IV2, es un trastorno de personalidad caracterizado por un patrón de


desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de estos
son interpretadas como maliciosas. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y
aparece en diversos contextos. Para diagnosticar el trastorno paranoide de la
personalidad, se deben cumplir los siguientes criterios:
A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las
intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en
diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
1. Sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a
hacer daño o les van a engañar.
2. Preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los
amigos y socios.
3. Reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que
compartan vaya a ser utilizada en su contra.
4. En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que
son degradantes o amenazadores.
5. Alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos,
injurias o desprecios.
6. Percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los
demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar.
7. Sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel.
B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una
esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro
trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una
enfermedad médica.
A la hora de reconocer a un sujeto que padezca este tipo de trastorno de la personalidad,
podemos decir que son personas con las cuales suele ser difícil llevarse bien, ya que
muestran problemas en todas sus relaciones sociales; además, aparentan ser "fríos" y no
tener sentimientos de compasión. Por otro lado, dada su elevada susceptibilidad, no
confían en los demás y por ello sienten una gran necesidad de ser autosuficientes. Otro
punto a tener en cuenta es que, dada su rapidez para contraatacar a las amenazas que
perciben en su medio, pueden verse envueltos en pleitos legales. Finalmente, pueden
llegar a manifestar fantasías de grandiosidad no realistas y apenas disimuladas4.

La prevalencia de este trastorno es del 0,5-2,5% de la población general, y existen algunos


datos que relacionan la aparición de este trastorno en personas que tengan algún familiar
con esquizofrenia crónica o trastorno delirante. Se da más en hombres que en mujeres,
según el DSM-IV1.

Trastorno esquizoide de la personalidad

Según el DMS-IV2, el trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón general de


distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en el
plano interpersonal, que comienza al principio de la edad adulta y que se da en diversos
contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
1. Ni desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido el formar parte de una
familia.
2. Escoge casi siempre actividades solitarias.
3. Tiene escaso o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona.
4. Disfruta con pocas o ninguna actividad.
5. No tiene amigos íntimos o personas de confianza, aparte de los familiares de primer
grado.
6. Se muestra indiferente a los halagos o las críticas de los demás.
7. Muestra frialdad emocional, distanciamiento o aplanamiento de la afectividad.

Según Millon y Davis (1998), el trastorno esquizoide de la personalidad estaría enmarcado


dentro de las personalidades que presentan dificultades para el placer. De hecho, las
alteraciones más significativas son por tanto en la forma de relacionarse con los demás y
en la expresividad de emociones y sentimientos, con frialdad emocional, embotamiento
afectivo y aislamiento social. Las características más distintivas de este trastorno de la
personalidad son su profunda incapacidad para formalizar relaciones sociales y su
ausencia de respuesta frente a cualquier tipo de estimulación10.

En la mayoría de ocasiones, los esquizoides parecen interpersonalmente indiferentes y


distantes y son incapaces de responder a las emociones y comportamientos ajenos, por lo
que prefieren las actividades solitarias. El esquizoide parece emocionalmente
impermeable al carácter de las transacciones sociales y muestra muy poca conciencia o
interés tanto por las vidas de los demás como por la suya propia. Las experiencias
grabadas en la mente de la mayoría de los esquizoides parecen ser pocas y estar mal
articuladas; al contrario que en otras personalidades, sus recuerdos carecen de
especificidad y claridad. Además, describen el carácter afectivo e interpersonal de sus
experiencias y recuerdos de forma impersonal y mecánica, por lo que se muestran
concretos y concisos sobre su vida emocional y social, ya que su mundo interno es
desolado y carece de emociones complejas4.

En cuanto al ámbito laboral, en el caso de la personalidad esquizoide, el desapego hará


que los trabajadores con este trastorno prefieran puestos de trabajo aislados, sin tareas
de trabajo en equipo y con escasa interacción personal. Se consideran como observadores
en lugar de participantes en el mundo que les rodea, y por ello la formación y
entrenamiento en habilidades sociales será un elemento clave de integración sociolaboral.
Son mínimamente introspectivos, por ello se puede observar una participación muy
superficial con el grupo de trabajo. Pueden tender a analizar las experiencias más
emocionales desde una perspectiva impersonal, casi mecánica, empleando la
intelectualización como mecanismo de defensa, prestando solo atención a los aspectos
formales de los acontecimientos sociales para no involucrase en ellos6.

Estas personalidades tienen interés y trascendencia en el ámbito forense, por presentar


dificultad para conocer y cumplir las normas sociales, lo que puede dar lugar a
comportamientos excéntricos, conductas extravagantes, hurtos y robos de comida y de
dinero, fugas de casa, actividades solitarias o inserción en grupos marginados socialmente
o sectas religiosas del tipo destructivo y consumo y tráfico de drogas. Asimismo, es posible
que sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad se vean implicados en
comportamientos violentos autoagresivos (suicidios) o heteroagresivos (homicidios)7.

En relación al consumo de drogas, se debe destacar que en concreto el alcohol y el


cannabis originan a estas personas una verdadera desestructuración de su personalidad y
son factor precipitante para la puesta en marcha de un proceso psicótico; y sin embargo,
los opiáceos les mejoran sensiblemente por la acción neuroléptica que tienen, conducta
considerada como automedicación en muchos casos7.

Las personas con este trastorno actúan en solitario y pueden cometer conductas violentas
contra las personas, así como delitos contra la libertad sexual. Normalmente los
esquizoides no son violentos, pero pueden tener graves explosiones de cólera si se les
invade su espacio personal o se les molesta. Se trata de una violencia expresiva, que está
mediada por las fantasías y la falta de sentimientos hacia las personas. Con frecuencia hay
una ausencia de precipitantes externos claros, por lo que las agresiones, al responder al
mundo imaginario del sujeto, son inesperadas y, en consecuencia, no predecibles7.

Se trata de individuos con muy baja autoestima y con graves dificultades en las relaciones
interpersonales. Al estar resentidos con la sociedad, presentan emociones negativas de ira
o venganza. Su aislamiento y ausencia de habilidades sociales generan rechazo, lo que
precipita el acto violento, que puede ser aislado, en serie o en masa. Cuando se trata de
un asesinato múltiple, es frecuente el suicidio final7.
Trastorno esquizotípico de la personalidad

Según el DSM-V2, el trastorno esquizotípico de la personalidad es un trastorno mental que


se caracteriza por una ansiedad severa social, la paranoia y creencias a menudo no
convencionales. Para diagnosticar el trastorno esquizotípico de la personalidad, se deben
cumplir los siguientes criterios:
A. Deficiencias significativas en el funcionamiento de la personalidad, manifestadas por:
1. Alteraciones en el comportamiento
a. Identidad: Límites confusos entre uno mismo y los demás, distorsionando el
concepto de sí mismo; la expresión emocional a menudo no es congruente con
el contexto o la experiencia interna.
b. Motivación: Metas poco realistas o incoherentes; no hay un conjunto claro de
normas internas.
2. Conflictos y problemas en sus relaciones interpersonales:
a. Empatía: Dificultad para entender el impacto del comportamiento propio en
otros; interpretaciones erróneas frecuentes de las motivaciones y
comportamientos de otros.
b. Su intimidad: deficiencias marcadas en el desarrollo de las relaciones
personales, asociadas con la desconfianza y la ansiedad.
B. Rasgos de personalidad patológicos en el siguiente dominio:
1. Psicoticismo, caracterizado por:
a. Excentricidad: Comportamiento o apariencia extraña, inusual o bizarra; expresa
cosas inusuales o inapropiadas.
b. Desregulación cognitiva y perceptiva: Procesos de pensamiento extraños o
inusuales; pensamientos y lenguaje vagos, circunstanciales, metafóricos,
recargados, o estereotipados; sensaciones extrañas en diversas modalidades
sensoriales.
c. Creencias y experiencias inusuales: Contenido del pensamiento y visiones de la
realidad que son vistos por los demás como extrañas o peculiares; experiencias
inusuales de la realidad.
2. Desapego, caracterizada por:
a. Afectividad restringida: Poca reacción a situaciones de carga emocional;
experiencia emocional y expresión oprimida; indiferencia o frialdad.
b. Retiro: Prefiere estar solo que estar con los demás; retraimiento en situaciones
sociales; evitación de los contactos y actividades sociales; falta de iniciación de
contacto social.
3. Afectividad negativa, caracterizada por:
a. Suspicacia: Las expectativas de (y aumento de la sensibilidad a) signos de malas
intenciones o daños interpersonales; dudas sobre la lealtad y la fidelidad de los
demás; sentimientos de persecución.
C. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que son relativamente estables en el
tiempo y consistente a través de situaciones.
D. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que no se pueden explicar como parte de
la normativa para la etapa de desarrollo de la persona o su entorno sociocultural.
E. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que no se deben solamente a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo, abuso de drogas, fármacos o
alcohol) o a una enfermedad médica (por ejemplo, un traumatismo craneoencefálico
grave).

Existen nueve criterios que caracterizan la personalidad esquizotípica, de los cuales se


deberán cumplir al menos cinco para que pueda ser diagnosticado el trastorno 1. Son los
siguientes:
 Ideas de referencia, excluidas las ideas delirantes de referencia (ideas de referencia
son por ejemplo interpretaciones incorrectas de incidentes casuales como si fueran
especialmente relevantes para el sujeto)
 Creencias raras o pensamiento mágico que influye en el comportamiento y no es
consistente con las normas de la cultura a la que pertenece el sujeto (por ejemplo,
superstición, telepatía, fantasías extrañas, etc.)
 Experiencias perceptivas inhabituales, incluidas las ilusiones corporales (pueden sentir
que tienen poderes mágicos especiales sobre los demás, etc.)
 Pensamiento y lenguaje raros (por ejemplo vago, metafórico, estereotipado;
respuestas demasiado concretas o demasiado abstractas, etc.)
 Suspicacia o ideación paranoide (por ejemplo, pensar que sus compañeros de trabajo
están intentando desprestigiarle ante su jefe)
 Afectividad inapropiada o restringida (no suelen ser capaces de exponer todo el
abanico de afectos, lo cual les supone una gran dificultad a la hora de relacionarse con
los demás)
 Comportamiento o apariencia rara, excéntrica o peculiar (forma tosca de vestir, falta
de atención a las convenciones sociales habituales, etc.)
 Falta de amigos íntimos o desconfianza aparte de los familiares de primer grado (los
esquizotípicos no suelen encontrarse cómodos relacionándose con otras personas)
 Ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiarización y que tiende a
asociarse con los temores paranoides más que con los juicios negativos sobre uno
mismo (suelen sentirse ansiosos en situaciones sociales, especialmente en las que
implican a gente desconocida)

Además de cumplir al menos cinco criterios, como ya hemos señalado, para poder realizar
el diagnóstico de trastorno esquizotípico, hay que verificar que estas características no
aparezcan exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia ni en el de ningún
trastorno psicótico, sino de forma continuada en la vida del sujeto.

Un estudio estadounidense encontró una prevalencia del 3,9%, con tasas algo superiores
en los hombres (4,2%) que en mujeres (3,7%). En cuanto al patrón familiar, se ha
demostrado que el trastorno esquizotípico se da más en individuos con familiares de
primer grado afectados de esquizofrenia que en individuos con familiares sanos; además,
también se ha observado que los esquizotípicos tienen más probabilidad de tener hijos
con esquizofrenia que las personas sanas1.

En la vida cotidiana, los individuos con este trastorno suelen buscar tratamiento para los
síntomas asociados de ansiedad, depresión u otros estados de ánimo alterados, más que
para el trastorno de personalidad en sí mismo. Además, pueden experimentar episodios
psicóticos transitorios, sobre todo en respuesta a situaciones estresantes. Otra
característica es que aproximadamente la mitad de los sujetos esquizotípicos son
diagnosticados además de trastorno depresivo mayor cuando son asistidos en un centro
clínico. Este trastorno se puede presentar simultáneamente con otros trastornos de la
personalidad como el esquizoide, el paranoide, por evitación y límite5.

Los esquizotípicos suelen llevar una existencia sin sentido, vacía e inútil, pasando de una
actividad a otra sin objetivo, manteniéndose en la periferia de la vida social, sin establecer
vínculos íntimos ni aceptar responsabilidades duraderas. Sus rarezas de comportamiento y
pensamiento provienen en parte de su existencia aislada. Cada vez más indiferentes a las
influencias estabilizadoras de los acontecimientos habituales, y empezar gradualmente a
actuar, pensar y percibir de manera peculiar. En consecuencia, van por la vida no solo
como si fueran autómatas para compartir significados y afectos, sino también aislados de
las aspiraciones y espontaneidad de su propia individualidad4.

Las conductas violentas se ejecutan en solitario, son el resultado de una afectividad


inapropiada, carecen de un móvil claro y surgen de una forma impulsiva, sin planificación.
La motivación puede ser extravagante, mesiánica o fundamentada en un pensamiento
mágico o ilusorio, lo que hace muy difícilmente predecibles este tipo de conductas. Las
víctimas son frecuentemente personas conocidas (familiares o cuidadores). Al surgir la
violencia de una forma impulsiva y carecer de una planificación, el agresor es fácilmente
identificado7.

Trastorno antisocial de la personalidad

Según el DSM-V2, el trastorno antisocial de la personalidad se caracteriza por un patrón


general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la
edad de 15 años, ya que pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como
son las leyes y los derechos individuales. Para diagnosticar el trastorno antisocial de la
personalidad, se deben cumplir los siguientes criterios:
A. Deficiencias significativas en el funcionamiento de la personalidad, manifestadas por:
1. Alteraciones en el comportamiento
a. Identidad: Egocentrismo. Autoestima derivada de la ganancia personal, por
poder o por placer.
b. Motivación: El establecimiento de objetivos sobre la base de la satisfacción
personal y nada más. Ausencia de normas internas prosociales, asociada con la
falta de conformidad con el comportamiento ético, legal y culturalmente
normativo.
2. Conflictos y problemas en sus relaciones interpersonales:
a. Empatía: La falta de preocupación por los sentimientos, necesidades, o
sufrimiento de los demás; falta de remordimiento después de herir o maltratar
a otra.
b. Su intimidad: Incapacidad de establecer relaciones íntimas, con la explotación
como medio principal de relacionarse con los demás, incluso mediante el
engaño y la coacción. Utilización de una posición dominante o la intimidación
para controlar a los demás.
B. Rasgos de personalidad patológicos en el siguiente dominio:
1. Antagonismo, caracterizado por:
a. Manipulación: El uso frecuente de la evasiva para influir o controlar a los
demás; el uso de la seducción, encanto, locuacidad, o las técnicas de agrado
para alcanzar los propios fines.
b. Engaño: La falta de honradez y la falsedad; tergiversación de uno mismo;
adorno o fabricación al relacionar eventos.
c. Insensibilidad: La falta de preocupación por los sentimientos o problemas de
los demás; falta de culpa o remordimiento acerca de los efectos negativos o
perjudiciales de las propias acciones sobre los demás; agresión; sadismo.
d. Hostilidad: sentimientos de ira persistentes o frecuentes; la ira o irritabilidad
en respuesta a los desaires e insultos menores; significar, o el comportamiento
vengativo desagradable.
2. Desinhibición, caracterizada por:
a. Irresponsabilidad: Desobediencia y el incumplimiento de obligaciones o
compromisos financieros y de otro tipo; falta de respeto y la falta de
seguimiento de acuerdos y promesas.
b. Impulsividad: Actuar sobre el impulso del momento en respuesta a los
estímulos inmediatos; actuando de forma momentánea y sin un plan o
consideración de los resultados; dificultad para establecer y seguir los planes.
c. Toma de riegos: La participación en actividades peligrosas, de riesgo, y
potencialmente auto-dañar innecesariamente, y sin pensar en las
consecuencias; la propensión aburrimiento y la iniciación irreflexiva de las
actividades de lucha contra el aburrimiento; falta de preocupación por las
propias limitaciones y la negación de la realidad del peligro personal.
C. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que son relativamente estables en el
tiempo y consistente a través de situaciones.
D. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que no se pueden explicar como parte de
la normativa para la etapa de desarrollo de la persona o su entorno sociocultural.
E. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que no se deben solamente a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo, abuso de drogas, fármacos o
alcohol) o a una enfermedad médica (por ejemplo, un traumatismo craneoencefálico
grave).
F. El individuo tiene, al menos, 18 años de edad.

En cuanto a la prevalencia, el trastorno antisocial de la personalidad se da en el 3% de


varones y en el 1% de mujeres de la población general1.

El trastorno antisocial de la personalidad se caracteriza por un patrón general de


desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la infancia o
principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta. Este patrón ha sido denominado
también como psicopatía, sociopatía o trastorno disocial de la personalidad; además, dado
que dos de las características de este trastorno son el engaño y la manipulación. Las
personas que padecen este trastorno sufren un mal de índole psiquiátrico, un grave
cuadro de personalidad antisocial que les hace rehuir las normas preestablecidas; no
saben o no pueden adaptarse a ellas. A pesar de que saben que están haciendo un mal,
actúan por impulso para alcanzar lo que desean, cometiendo incluso delitos graves 3.

Las actitudes que determinan la personalidad antisocial, teniendo en cuenta que el sujeto
deberá cumplir al menos tres de ellos, son los siguientes1:
 Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento
legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención
(por ejemplo, destrucción de una propiedad, robar, etc.)
 Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros
para obtener un beneficio personal o por placer
 Impulsividad en sus decisiones o incapacidad para planificar el futuro
 Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones (incluidos
malos tratos al cónyuge o a los niños)
 Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
 Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con
constancia o hacerse cargo de obligaciones económicas (periodos significativos sin
empleo aun teniendo oportunidades de trabajar, abandono de un trabajo sin motivo
alguno, despido por falta de rendimiento, etc.)
 Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber
dañado maltratado o robado a otros.

Los sujetos con trastorno antisocial de la personalidad se caracterizan casi siempre por
carecer de empatía, así como por mostrar un carácter arrogante y engreído. Otra
característica de estos sujetos es la psicopatía, que incluiría todos los actos delictivos, de
delincuencia o agresivos. Por otro lado, es frecuente que los afectados por el trastorno
antisocial experimenten disforia, una baja tolerancia a la frustración y al fracaso en
general, y un estado de ánimo depresivo con aparición de ansiedad. Una persona con
trastorno de personalidad antisocial puede ser capaz de actuar jovial y encantador, ser
buena para adular y manipular las emociones de otras personas, quebrantar la ley
constantemente, descuidar su propia seguridad y la de los demás, tener problemas de
consumo de drogas, mentir, robar y pelear con frecuencia, no mostrar culpa ni
remordimiento y estar a menudo enojado. Estos individuos tienen más probabilidades que
la población general de morir prematuramente4.

Un aspecto importante a tener en cuenta es el patrón familiar relacionado con sujetos con
este trastorno, acerca de lo cual se ha observado que la aparición de este trastorno es más
probable en personas que tengan familiares de primer grado; además, los estudios de
adopción han demostrado que tanto los factores genéticos como los ambientales
contribuyen al riesgo para este grupo de trastornos. Además, se ha observado que es más
propio de personas que tienen un bajo nivel socioeconómico y que habitan en el medio
urbano4. Las siguientes son algunas de las implicaciones del trastorno narcisista de la
personalidad11:
 Dimensión afectiva: Deficiencias en la habilidad de comprender las emociones de otras
personas, falta de sentimientos de culpa, ausencia de temor y su incapacidad para
establecer relaciones afectivas con los demás.
 Dimensión social: La perspectiva social en el TAP es una bastante disfuncional. Widom
señala que el hecho de haber sufrido maltrato infantil incrementaba en un 30 por
ciento las posibilidades de que los niños o las niñas víctimas se convirtieran en
maltratadores cuando fueran adultos. Por otro lado, Sanabria y Urube, examinaron los
factores de riesgo relacionados con la conducta antisocial y delictiva en dos grupos de
adolescentes. Según los resultados los dos grupos de adolescentes que estuvieron
expuestos al maltrato, uso y abuso de alcohol, constituyen los factores de riesgo que
mayormente se relacionan al desencadenamiento de la conducta antisocial y delictiva.
 Dimensión cognitiva: Según los resultados de la investigación de Cifuentes y Londoño,
las variables asociadas con la conducta antisocial fueron esquemas insuficientes de
autocontrol, autodisciplina, derecho grandiosidad y privación emocional. El perfil
cognitivo que discriminó al grupo TAP fue la reacción agresiva y estrategias de
evitación cognitiva.
 Dimensión conductual: Trastornos de conducta, impulsividad, robo, vandalismo,
resistencia a la autoridad, agresiones físicas y/o psicológicas, maltrato entre iguales,
huida de casa, ausentismo escolar y crueldad hacia animales. Por otro lado, los
diversos estudios han demostrado que los trastornos de personalidad representan un
riesgo clínicamente significativo para el comportamiento violento, siendo el TAP el
más relacionado con la delincuencia violenta. La conducta violenta vinculada a este
trastorno de la personalidad se caracteriza por ser de inicio precoz, estable, versátil
(aplicada en contextos distintos) y frecuentemente grupal. Los antecedentes penales y
la escalada de la violencia son la norma7,11.

Las personalidades antisociales se desarrollan más en los ambientes desfavorecidos de la


sociedad, en donde las carencias económicas, la falta de cohesión familiar, el fracaso
escolar, el nivel intelectual bajo y el aprendizaje social facilitan la adopción temprana de
conductas antisociales y la búsqueda de gratificaciones alternativas poco convencionales.
Sin embargo, en la psicopatía se han descrito alteraciones neurobiológicas que harían que
el sujeto fuese propenso a comportarse en un determinado sentido, muchas veces
antisocial y violento. Entre otras disfunciones, se han descrito reducciones de hasta el 11%
del volumen del lóbulo frontal o alteraciones en la amígdala. Algunos estudios
experimentales indican que estas disfunciones hacen que la respuesta emocional de los
psicópatas sea anormal7.

Los psicópatas presentan una gran falta de resonancia emocional: carecen de afecto, de
emociones y de sentimientos. Saben lo que es bueno y lo que es malo, pero no lo sienten;
saben lo que hacen, pero no experimentan sentimientos de culpa. Todos estos sujetos
presentan una elevada peligrosidad debido a la indiferencia ante las normas, la frialdad
afectiva y la incapacidad de aprender. Los delitos en los que están más frecuentemente
implicados (en orden decreciente) son: delitos de lesiones, contra la libertad sexual y
contra la propiedad. Todo ello tiende a generar una gran alarma social, más aún cuando
los estudios indican que sus homicidios son actos instrumentales, es decir, sin un
desencadenante concreto7.

Trastorno límite de la personalidad

Las características esenciales de un trastorno límite de la personalidad son alteraciones en


la personalidad (auto e interpersonal) funcionamiento y la presencia de rasgos de
personalidad patológicos. Para diagnosticar el trastorno límite de la personalidad, se
deben cumplir los siguientes criterios2:
A. Deficiencias significativas en funcionamiento de la personalidad se manifiesta por:
1. Las alteraciones en el funcionamiento de uno mismo:
a. Identidad: marcadamente pobre, mal desarrollado, o inestable imagen de sí
mismo, a menudo asociada con la autocrítica excesiva; sentimientos crónicos
de vacío; estados disociativos bajo estrés.
b. Autodirección: Inestabilidad en los planes de metas, aspiraciones, valores, o de
carrera.
2. Las alteraciones en el funcionamiento interpersonal:
a. Empatía: capacidad comprometida para reconocer los sentimientos y
necesidades de los demás, asociados con hipersensibilidad interpersonal (es
decir, con tendencia a sentirse insultados o despreciados); percepciones de los
demás sesgados hacia selectivamente atributos negativos o vulnerabilidades.
b. La intimidad: relaciones estrechas intensas, inestables y conflictivas, marcadas
por la desconfianza, la necesidad, y la preocupación ansiosa con un abandono
real o imaginario; relaciones estrechas a menudo vistos en los extremos de
idealización y devaluación y alternando entre más de participación y la
retirada.
B. Rasgos de personalidad patológicos en los siguientes dominios:
1. Afectividad negativa, caracterizado por:
a. Pasividad emotiva: las experiencias emocionales inestables y cambios de
humor frecuentes; emociones que son fácilmente excitados, intenso, y / o
fuera de proporción con los eventos y circunstancias.
b. Ansiedad: Intensos sentimientos de nerviosismo, tensión, o el pánico, a
menudo en respuesta a las tensiones interpersonales; preocuparse por los
efectos negativos de las experiencias desagradables pasadas y futuras
posibilidades negativas; sentir miedo, aprensión, o amenazado por la
incertidumbre; temores de desmoronarse o perder el control.
c. La inseguridad de separación: Los miedos de rechazo por parte y / o separación
de otros significativos, asociados con los temores de la dependencia excesiva y
la pérdida total de autonomía.
d. Depresividad: sentimientos frecuentes de estar abajo, desgraciado, y/o sin
esperanza; dificultad para recuperarse de tales estados de ánimo; pesimismo
sobre el futuro; vergüenza generalizada; sentimiento de autoestima inferior;
pensamientos de suicidio y comportamiento suicida.
2. La desinhibición, caracterizado por:
a. Impulsividad: Actuar sobre el impulso del momento en respuesta a los
estímulos inmediatos; actuando de forma momentánea y sin un plan o
consideración de los resultados; dificultades para establecer o después de los
planes; un sentido de urgencia y un auto-daño por un comportamiento bajo
estrés emocional.
b. La toma de riesgos: La participación en actividades peligrosas, de riesgo, y
potencialmente auto-dañar innecesariamente, y sin tener en cuenta las
consecuencias; falta de preocupación por las limitaciones y la negación de la
realidad de un peligro personal.
3. El antagonismo, caracterizado por:
a. La hostilidad: sentimientos de ira persistente o frecuente; la ira o irritabilidad
en respuesta a los desaires e insultos menores.
C. Las deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión característica
de la personalidad individual son relativamente estables en el tiempo y consistente a
través de situaciones.
D. Las deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión: rasgo de la
personalidad individual, no son solamente debido a los efectos fisiológicos directos de
una sustancia (por ejemplo, una droga de abuso, fármacos) o a una enfermedad
médica (por ejemplo, un traumatismo craneoencefálico grave)

La epidemiología del trastorno límite de la personalidad, es relativamente alta, con mayor


prevalencia en la población de 2% - 3% de 10%-40% de los pacientes vistos1.

Trastorno histriónico de la personalidad

Según el DSM-IV2, el trastorno histriónico de la personalidad es un patrón general de


excesiva emotividad y una búsqueda de atención, que suele observarse al principio de la
edad adulta y que se da en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los
siguientes puntos:
1. No se siente cómodo en las situaciones en las que no es el centro de la atención.
2. La interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento
sexualmente seductor o provocador.
3. Muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante.
4. Utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo.
5. Tiene una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices.
6. Muestra autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.
7. Es sugestionable, por ejemplo, fácilmente influenciable por los demás o por las
circunstancias.
8. Considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad.

Su prevalencia es de 2 a 3% en la población general y de 10 a 15% en la población clínica,


llegando a ser más frecuente en mujeres que en hombres1.

Un aspecto que une la Histeria (que se transformó en Trastorno Histriónico a partir del
DSM III) con el Trastorno Histriónico de la Personalidad es el estilo cognitivo de tipo
impresionista. Las personas con este tipo de trastorno inhiben el procesamiento de la
información para contener emociones muy intensas, que no logran gestionar de otra
manera. Esta inhibición afectiva a menudo se alterna con una expresión emocional
excesiva, con el objetivo de obtener atención y respuestas de los demás. Así, la atención
del histriónico está en gran parte orientada a evaluar si los demás le prestan atención12.

Un entorno familiar con dificultades emocionales o relacionales (unos padres demasiado


distraídos, deprimidos o irritados por las necesidades de desarrollo del hijo) puede entrar
en interacción con un niño que ya tiene sus dificultades de base; así que de esta
interacción de factores puede surgir un niño que no logra reconocer y metabolizar su
propia experiencia emocional, fracasando sucesivamente en la gestión de los estados
afectivos más intensos y dolorosos3.

En cuanto a sus características clínicas, Millon (1998) describe los siguientes como los
ámbitos clínicos del prototipo histriónico12:
 Comportamiento observable dramático: las características más significativas del
comportamiento serían la hiperreactividad, relacionándose en ocasiones de manera
fugaz y provocativa, pero mostrándose habitualmente de forma atractiva y teatral.
Manifiestan comportamientos impulsivos, caprichosos y emotivos, excitaciones
momentáneas y aventuras hedónicas. Los afectos cambian rápidamente, son de corta
duración y superficiales. A modo de resumen: “las personalidades histriónicas tienden
a ser caprichosas, se excitan con facilidad y son poco tolerantes a la frustración, la
dilación y el desengaño”.
 Comportamiento interpersonal: Buscador de atención. El objetivo principal de los
histriónicos es la afectividad y la atención y para conseguir este propósito recurren a
diversas tácticas para elicitar una respuesta favorable. Tanto las mujeres como los
hombres presentan despreocupación y sofisticación por una parte y por otro lado
inhibición e ingenuidad. En un primer momento hacen una buena actuación, pero
cuando las relaciones demandan profundidad y constancia suelen dudar y abandonar.
Los histriónicos se venden a sí mismos para provocar el reconocimiento y la estima.
Muestran mucha atención a las señales que los otros transmiten para de esta manera
satisfacer los deseos de estos.
 Estilo cognitivo frívolo: evitan el pensamiento introspectivo, son sugestionables, están
hipervigilantes a los acontecimientos momentáneos y superficiales. Carecen de una
identidad independiente de los demás debido a la orientación que manifiestan al
exterior. Manifiestan incapacidad para pensar de una manera concentrada y lógica.
“Se disocian de los pensamientos, de las personas y de las actividades que pueden
alterar su estrategia de superficialidad”.
 Autoimagen gregaria: se ven como gente sociable, amigable y conformista. Se
consideran estimulantes y encantadores y suelen negar las señales de agitación
interna, debilidad, depresión u hostilidad, rechazándolas como si pertenecieran a ellos
mismos.
 Representaciones objetales superficiales: son insaciables en la búsqueda de atención y
aprobación, las estrategias que utilizan para atraer la atención se consideran
patológicas porque no pueden restringir sus manipulaciones a situaciones en las que
son apropiadas, de esta manera se aplican de una manera indiscriminada y
persistente. El fracaso en conseguir la atención y aprobación que desean suele
provocar depresión y ansiedad.
 Mecanismos de defensa: Disociación/represión. Los histriónicos han aprendido a
reprimir o disociar recuerdos y sentimientos que pudieran producir malestar. Si
alcanzan un mundo interno de pensamientos, recuerdos y emociones intentarán
reprimirlo y que permanezca fuera de la consciencia. La represión que se aplica es
masiva y absoluta.
 Organización morfológica: Inconexa. Tienen menor capacidad para funcionar de una
forma independiente, se mantienen en el presente y su vida interna se mantiene
pobre. En definitiva su estructura morfológica y la organización de su mundo interno
se mantiene inconexo.
 Estado de ánimo/Temperamento: Inconstante. Los histriónicos experimentan
ambivalencia en los sentimientos, lo que indica un nivel muy elevado de irritabilidad
sensorial, excesiva actividad simpática, y carencia de actividad cortical.

En cuanto a las variables del prototipo del histriónico, Millon los clasifica en tres grupos:
estilos normales, síndromes de la infancia y subtipos adultos, dividiéndose este último a su
vez en varias subcategorías, las cuales son el histriónico teatral, el infantil, el vivaz, el
apaciguador, el tempestuoso y el falso12.

Lo más característico de las personalidades histriónicas (surgidas a veces en un marco


familiar de sobreprotecciones) es la hipersensibilidad y la tendencia a atribuir a
pequeñeces grandes desastres, así como la propensión a la fantasía. De ahí proceden los
errores perceptivos, la sobrereactivación emocional, la variabilidad de los estados del
humor y la facilidad con que se pueden sentir humilladas. Las conductas violentas solo son
habituales en este trastorno cuando hay una comorbilidad con el trastorno antisocial o
con el narcisista4.
Las personas que padecen este trastorno de la personalidad tienden a formular
enunciados absolutos, su lenguaje contiene muchas hipérboles resultando intenso y
dramático. Uno de los supuestos subyacentes del individuo histriónico es “Yo soy
inadecuado e incapaz de manejar la vida por mí mismo”, estos sujetos cuando llegan a
esta conclusión necesitan buscar la manera de que otros les cuiden y entonces de una
forma activa buscan la atención y la aprobación de los otros para asegurar que estos
satisfagan sus necesidades12.

A pesar de que la aprobación de los demás es su meta primaria, no han aprendido


métodos eficaces para obtenerla. Estos individuos se ven a sí mismos como sociables,
amistosos y agradables. Se considera que el pensamiento del paciente histriónico es vago,
vívido e interesante, pero falto de detalles y descentrado. Los recuerdos que tiene de los
hechos normalmente son globales y difusos4.

Trastorno narcisista de la personalidad

Según el DSM-V2, el trastorno narcisista de la personalidad es un trastorno en el cual se


observa un patrón general de grandiosidad (en fantasía o comportamiento), necesidad de
admiración y falta de empatía en un individuo, comenzando por edad adulta y se que da
en una variedad de contextos. Las características esenciales de este trastorno de la
personalidad son alteraciones en la personalidad (auto e interpersonal) funcionamiento y
la presencia de rasgos de personalidad patológicos.

Para el diagnóstico de trastorno de la personalidad narcisista, se deben cumplir los


siguientes criterios:
A. Deficiencias significativas en el funcionamiento de la personalidad, manifestadas por:
1. Alteraciones en el comportamiento
a. Identidad: Se compara de manera excesiva con los demás para definirse a si
mismo y esto define su autoestima; su exagerada auto-estima o valoración se
puede inflar o desinflar con facilidad, y vacila entre los extremos; porque su
regulación emocional esta relacionada a la apreciación que los demás tienen de
esa persona.
b. Motivación: Los objetivos en su vida se basan en la aprobación de los demás;
sus normas personales son excesivamente altas con el fin de mostrarse a los
demás como seres excepcionales, o bien se esconden bajo un falso sentimiento
de humildad y a menudo no son conscientes de sus verdaderas motivaciones.
2. Conflictos y problemas en sus relaciones interpersonales:
a. Empatía: Aguda incapacidad para reconocer o identificarse con los
sentimientos y necesidades de los demás; pero excesivamente en sintonía con
reacciones de los demás, sólo si estas las percibe como relevantes para su
propia imagen o la importancia que los otros pueden asignarle.
b. Su intimidad: Sus relaciones son superficiales y sólo esta en fusión a alimentar
su autoestima y vanidad; tiene poco interés en las experiencias de los demás y
cuando finge es sólo con el fin de obtener beneficios personales.
B. Rasgos de personalidad patológicos en el siguiente dominio:
1. Antagonismo, caracterizado por:
a. Grandiosidad: Siempre cree tener la razón, ya sea de manera abierta o
encubierta; egocentrismo; sostiene firmemente a la creencia que es mejor que
los demás; y mira a todos los demás en menos (condescendiente).
b. Centro de Atención: Busca desesperadamente la forma de ser el foco de
atención de los demás; busca desesperadamente la admiración de los demás y
con ese propósito define su profesión y vocación en la vida.
C. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que son relativamente estables en el
tiempo y consistente a través de situaciones.
D. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que no se pueden explicar como parte de
la normativa para la etapa de desarrollo de la persona o su entorno sociocultural.
E. Deficiencias en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los rasgos
narcisistas de la personalidad del individuo que no se deben solamente a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo, abuso de drogas, fármacos o
alcohol) o a una enfermedad médica (por ejemplo, un traumatismo craneoencefálico
grave).

La persona que sufre de trastorno narcisista de la personalidad está excesivamente


preocupada por la aceptación de los demás, el poder, el prestigio, la vanidad, y es
mentalmente incapaz de ver el daño destructivo que está causando a sí mismo y a muchos
otros. Se caracteriza por un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y
falta de empatía (capacidad de "conectar" emocionalmente con los demás) que empieza
al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Los sujetos narcisistas poseen
una autoestima muy vulnerable, siendo por esto muy sensible al "ultraje" de la crítica o la
frustración; en relación con esto, las críticas pueden llegar a obsesionarles y hacer que se
sientan hundidos y vacíos. Otro síntoma es el deterioro de sus relaciones sociales como
consecuencia de su pretenciosidad y necesidad constante de admiración9.

Se estima que se da entre el 2% y el 16% en poblaciones clínicas, y menos del 1% de la


población general lo padece; además, entre el 50% y el 70% de las personas
diagnosticadas de trastorno narcisista son varones. Por otro lado, hemos de tener en
cuenta que los síntomas narcisistas son especialmente frecuentes en la adolescencia, lo
cual no quiere decir que necesariamente el sujeto vaya a presentar en el futuro un
trastorno narcisista1.

Se manifiesta de la siguiente manera9:


 Tiene un grandioso sentido de autoimportancia; por ejemplo, exagera los logros y
capacidades, espera ser reconocido como superior sin unos logros proporcionados,
etc. (Es habitual en los narcisistas sobrevalorar sus capacidades y exagerar sus
conocimientos y cualidades, por lo cual suelen dar la sensación de ser personas
jactanciosas o presuntuosas)
 Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor
imaginados (Pueden entregarse a ideaciones y pensamientos sobre la admiración o los
privilegios que "hace tiempo que le deben" y compararse favorablemente con gente
famosa o privilegiada)
 Cree que es especial y único y que sólo puede ser comprendido por, o sólo puede
relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto nivel
(atribuyen a aquellas personas con las que se relacionan las cualidades de ser "únicos",
"perfectos" o tener "talento")
 Exige una admiración excesiva (Es un síntoma que denota un abaja autoestima y una
gran preocupación por hacer bien el trabajo y por cómo son vistos por los demás)
 Es muy pretencioso; por ejemplo, tiene expectativas irrazonables de recibir un trato de
favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas (por ejemplo,
pueden pensar que no tienen por qué hacer cola. Todo esto puede ocasionar la
explotación de los demás, ya sea de forma consciente o inconsciente)
 Es explotador; por ejemplo, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias
metas (esperan que se les dé todo lo que deseen, sin importar lo que ello suponga
para los demás, y pueden asumir que los demás están totalmente interesados en su
bienestar)
 Carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y
necesidades de los demás
 Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él (pueden
llegar a devaluar a personas que hayan recibido una felicitación al pensar que ellos son
más merecedores de la misma)
 Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios

Aunque el trastorno narcisista de la personalidad no parece tener muchas consecuencias


negativas, este problema de salud mental puede dar lugar a muchas complicaciones de no
ser tratado correctamente. Como resultado, las consecuencias pueden afectar a todos los
aspectos de su bienestar físico, mental y social. Los que tienen personalidad narcisista
pueden ser percibidos como aquellos que son demasiado superiores a aceptar ayuda o
tratamiento. Comprender como el trastorno narcisista de la personalidad podría afectar
negativamente a la vida de un ser querido, podría apoyar la decisión de buscar
tratamiento para esta condición de salud mental4,5. Las siguientes son algunas de las
implicaciones del trastorno narcisista de la personalidad8,9:
 Efectos físicos: El trastorno narcisista de la personalidad pueden afectar la salud física.
Estos son algunos de los efectos físicos que se pueden experimentar:
 Ideas de suicidio: Matusevich explica que para el narcisista, suicidarse es una
manera de recuperar el control aunque sea por un segundo y por última vez, “en
un último intento de congelar el momento en un eterno presente inmutable que
va mas allá del devenir, una foto que paradójicamente niega la existencia del final
precipitándose en el abismo que este representa”.
 Aumento del riesgo de abusar de drogas o alcohol: En lo que se refiere al trastorno
narcisista de la personalidad, son pacientes que solo buscan tratamiento cuando
tienen malestar, el cual se puede presentar de forma brusca, como puede ser tras
una ruptura o con problemas en el trabajo. Por lo general, la súbita caída de la
sensación de grandeza del narcisista, le ocasiona desaliento y humillación, lo cual
puede fomentar su uso de sustancias. También es frecuente que la adicción a
sustancias entre los narcisistas sea como consecuencia directa del propio
trastorno, como es la hipersensibilidad a la evaluación por parte de los otros, pues
el narcisista busca llamar la atención, pero teme la evaluación. También, de forma
reactiva, se producen fluctuaciones y cuadros depresivos que precisan
tratamientos con antidepresivos. Destacar que el narcisista presenta,
principalmente, adicción por drogas consideradas de "alto status" como la cocaína,
que aumenta la sensación de ser importante y poderoso.
 Comportamiento o actitud arrogante: Los narcisistas sienten una necesidad
enfermiza de admiración, son arrogantes y exquisitamente sensibles hacia
cualquier tipo de rechazo o desprecio, pero son incapaces de reconocer los
sentimientos ajenos. Para ellos es más importante aparentar que ser. Su soberbia,
con un desmedido afán de notoriedad, va pareja muchas veces a su envidia por los
éxitos ajenos.
 Comportamiento agresivo: El trastorno narcisista de la personalidad puede
inclusive incrementar el riesgo de conductas violentas. Distintas facetas del
narcisismo, como el autoritarismo y la explotación de los otros, están fuertemente
relacionadas con la agresión. Sus reacciones violentas se dan en respuesta a una
herida en su ego (narcissistic injury), una respuesta frecuente también en
personalidades psicopáticas.
 Efectos psicológicos: El trastorno narcisista de la personalidad tiene un enorme
impacto en la salud mental. Algunos de los efectos psicológicos que pueden ser
experimentados incluyen:
 Baja autoestima: Las demandas inconscientes de perfeccionismo y prohibiciones
infantiles favorecerá una baja autoestima del paciente con TNP.
 El aumento de los sentimientos de depresión o ansiedad: Se pueden llegar a
presentar episodios de depresión aguda y síntomas de ansiedad cuando al verse
amenazado por problemas (especialmente, problemas de pareja).
 Hipersensibilidad a los insultos o críticas: Ya que hacen que su autoestima titubee.
Cuando esto sucede, suelen mostrarse coléricos, avergonzados, vacíos o
deprimidos, en periodos breves que remiten por su racionalización.
 La falta de habilidades interpersonales: Sufren de envidia desmesurada, consciente
e inconsciente; muestran codicia y abuso hacia los demás; sienten que tienen
derecho a todo; infravaloran a los otros y se muestran no dependientes de ellos en
contraste con la demanda constante de admiración de los demás.
 Efectos sociales: Por último, el trastorno narcisista de la personalidad puede tener
consecuencias negativas en la vida social. Los efectos sociales del trastorno narcisista
de la personalidad incluyen:
 Incapacidad para mantener o iniciar relaciones: Muestran una falta total de
empatía y superficialidad en sus relaciones, así como una falta de compromiso con
los demás; y falta de capacidad para compartir objetivos y propósitos comunes.
 Disminución en el rendimiento en el trabajo o la escuela.
 La retirada de los seres queridos.
 La falta de relaciones significativas debido a la actitud degradante hacia los demás.
 El trastorno de la personalidad narcisista se ha encontrado en distintas muestras
de agresores sexuales, hecho que podría estar relacionado con la satisfacción
directa de necesidades narcisistas y con la creencia de que el resto de personas
son una mera herramienta para lograr sus objetivos. Ha habido varios intentos de
establecer subgrupos en el TNP: se puede hablar de un narcisista maligno,
emparentado con el psicópata, caracterizado por el yo grandioso y por la crueldad
egosintónica e implicado en conductas de violencia grave; de un narcisista
arrogante, caracterizado por fantasías grandiosas y por desprecio a la sociedad a
implicado en conductas de abuso sexual; y, finalmente, de un narcisista
compensador, que intenta compensar su baja autoestima con la búsqueda de un
reconocimiento social por medio del ejercicio de la violencia y de las conductas
ilegales, que puede presentar antecedentes de ansiedad y depresión y que puede
ser manipulable por personalidades psicopáticas.

Trastorno de la personalidad por evitación

Según el DSM-IV2, el trastorno de la personalidad por evitación plantea un patrón general


de inhibición social, sentimientos de inferioridad e hipersensibilidad a la evaluación
negativa, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos.
Para diagnosticar el trastorno de la personalidad por evitación, se deben cumplir los
siguientes criterios:
A. Deficiencias significativas en funcionamiento de la personalidad se manifiesta por:
1. Las alteraciones en el funcionamiento de uno mismo:
a. Identidad: La baja autoestima asociada con la auto-valoración socialmente
inepto, personalmente poco atractiva, o inferior; sentimientos excesivos de
vergüenza o inadecuación.
b. Autodirección: Estándares poco realistas para el comportamiento asociado con
la renuencia a perseguir metas, asumir riesgos personales, o participar en
nuevas actividades que impliquen contacto interpersonal.
2. Las alteraciones en el funcionamiento interpersonal:
a. Empatía: La preocupación por el, y la sensibilidad a, la crítica o el rechazo,
asociada con la inferencia distorsionada de perspectivas del negativas de los
demás.
b. La intimidad: La renuencia a involucrarse con gente que es menos que ciertas
de ser querido; disminución de la reciprocidad.
B. Rasgos de personalidad patológicos en los siguientes dominios:
1. Desprendimiento, caracterizado por:
a. Retiro: La reticencia en situaciones sociales.
b. Evitación de la intimidad: La evitación de las relaciones cercanas o
sentimentales, archivos adjuntos, interpersonales y las relaciones sexuales
íntimas.
c. Anhedonia: La falta de disfrute. Los déficits en la capacidad de sentir placer o
tomar interés en las cosas.
2. La afectividad negativa, caracterizada por:
a. Ansiedad: Intensos sentimientos de nerviosismo, tensión y pánico.

El trastorno de la personalidad por evitación parece ser tan frecuente en varones como en
mujeres. La prevalencia en la población general está entre el 0,5 y el 1%. El trastorno de la
personalidad por evitación se ha descrito en el 10% de los pacientes ambulatorios vistos
en las clínicas de salud mental1.

Se manifiesta de la siguiente manera1,3:


 Los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación evitan trabajos o actividades
escolares que impliquen un contacto interpersonal importante, porque tienen miedo
de las críticas, la desaprobación o el rechazo.
 Estos individuos evitan hacer nuevos amigos a no ser que estén seguros de que van a
ser apreciados y aceptados sin críticas.
 Las personas con este trastorno no participan en actividades de grupo a no ser que
reciban ofertas repetidas y generosas de apoyo y protección.
 La intimidad personal suele ser difícil para ellos, aunque son capaces de establecer
relaciones íntimas cuando hay seguridad de una aceptación acrítica.
 Pueden actuar con represión, tener dificultades para hablar de sí mismos y tener
sentimientos íntimos de temor a ser comprometidos, ridiculizados o avergonzados.
 Pueden sentirse extremadamente ofendidos si alguien se muestra crítico o incluso
levemente en contra.
 Tienden a ser tímidos, callados, inhibidos e “invisibles” por temor a que la atención
vaya a resultar en la humillación o el rechazo. Piensan que digan lo que digan los
demás lo van a encontrar equivocado y que, por tanto, es mejor no decir nada.
 Reaccionan mal a las bromas sutiles que son sugerentes de ridículo o burla.
 Los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación están inhibidos en las
situaciones interpersonales nuevas porque se sienten inferiores y tienen una baja
autoestima.
 Las dudas respecto a su aptitud social y su interés personal se ponen especialmente en
manifiesto en las situaciones que implican interacciones con extraños.
 Estos sujetos se creen a sí mismos socialmente ineptos, personalmente poco
interesante o inferiores a los demás.
 Son propensos a exagerar el peligro potencial de las situaciones ordinarias, y de su
necesidad de certeza y seguridad puede surgir un estilo de vida restrictivo.

Los síntomas somáticos secundarios u otros problemas pueden ser una razón suficiente
para evitar nuevas actividades. Los mayores problemas asociados a este trastorno se
presentan en la actividad social y laboral. La baja autoestima y la hipersensibilidad al
rechazo están asociadas a la restricción de contactos interpersonales. Estos sujetos llegan
a estar relativamente aislados y normalmente no tienen una gran red de apoyo social que
les ayude en los momentos de crisis. Desean afecto y aceptación y pueden tener fantasías
sobre relaciones idealizadas con otros4.

Los comportamientos de evitación también afectan adversamente la actividad laboral,


porque estas personas tratan de eludir los tipos de situaciones que pueden ser
importantes para alcanzar las demandas básicas de trabajo o para promocionarse4.

El comportamiento de evitación suele comenzar en la infancia o la niñez con vergüenza,


aislamiento y temor a los extraños y a las situaciones nuevas. Aunque la vergüenza en la
niñez sea un precursor habitual del trastorno de la personalidad por evitación, en muchos
sujetos tiende a desaparecer gradualmente a medida que se hacen mayores. Por el
contrario, los individuos que van a desarrollar trastorno de la personalidad por evitación
se vuelven cada vez más vergonzosos y evitadores a lo largo de la adolescencia y el
principio de la edad adulta, cuando las relaciones sociales con gente nueva se hacen
especialmente importantes. Hay algunas pruebas de que el trastorno de la personalidad
por evitación en los adultos tiende a hacerse menos evidente o a remitir con la edad3,5.

Trastorno de la personalidad por dependencia

Según Clínica DAM Madrid4, el trastorno de personalidad dependiente es una afección


prolongada (crónica) en la cual las personas dependen demasiado de otras para satisfacer
sus necesidades físicas y emocionales. Las personas que sufren este trastorno no confían
en su propia capacidad para tomar decisiones. Es posible que se sientan devastadas por la
separación y la pérdida de alguien y pueden hacer lo que sea, incluso sufrir maltrato, con
tal de conservar una relación.

Los síntomas del trastorno de personalidad dependiente pueden abarcar:


1. Evitar estar solo
2. Evitar la responsabilidad personal
3. Resultar fácilmente lastimado por la crítica o la desaprobación
4. Enfocarse demasiado en los miedos de ser abandonado
5. Volverse muy pasivo en las relaciones interpersonales
6. Sentirse muy perturbado o impotente cuando las relaciones terminan
7. Tener dificultad para toma decisiones sin el apoyo de otros
8. Tener problemas para expresar desacuerdos con otros

El trastorno de personalidad dependiente generalmente comienza en la infancia y sus


causas se desconocen; es uno de los trastornos de la personalidad más frecuentes y es
igualmente común en hombres y mujeres. Se puede complicar con alcoholismo o
drogadicción, depresión y existe una mayor probabilidad de abuso sexual o maltrato físico
y emocional3.

La epidemiología del trastorno de la personalidad por dependencia, es relativamente alta,


con mayor prevalencia en la población del 15% de 2% - 22% de los pacientes vistos1.
Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad

Según el DSM-IV2, el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo plantea un patrón


general de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e
interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia, que empieza
al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Para el diagnóstico de este
trastorno, se deben cumplir los siguientes criterios:
A. Deficiencias significativas en funcionamiento de la personalidad se manifiesta por:
1. Las alteraciones en el funcionamiento de uno mismo:
a. Identidad: El sentido de sí mismo deriva principalmente del trabajo.
b. Autodirección: Dificultad para completar tareas y realizando los objetivos
asociados a las normas internas rígidas, irrazonablemente altos e inflexibles de
la conducta; actitudes excesivamente conscientes y moralistas.
2. Las alteraciones en el funcionamiento interpersonal:
a. Empatía: La dificultad para entender y apreciar las ideas, sentimientos o
comportamientos de los demás.
b. La intimidad: Relaciones personales pasaran a ser segundo plano siendo el
trabajo y la productividad lo más importante para ellos.
B. Rasgos de personalidad patológicos en los siguientes dominios:
1. Compulsividad, caracterizada por:
a. Perfeccionismo rígido: La insistencia rígida en la que todo es impecable,
perfecto, sin errores o fallos, incluso del propio y el rendimiento de los demás.
2. La afectividad negativa, caracterizada por:
a. Perseverancia: continuación de la misma conducta a pesar de los repetidos
fracasos.

Los estudios que han utilizado evaluaciones sistemáticas sugieren una prevalencia
estimada del trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad aproximadamente del 1%
en las muestras de población general y del 3-10% en los individuos que acuden a clínicas
de salud mental1.

Se manifiesta de la siguiente manera1:


 Intentan mantener la sensación de control mediante una atención esmerada a las
reglas, los detalles triviales, los protocolos, las listas, los horarios o las formalidades
hasta el punto de perder de vista el objetivo principal de la actividad.
 Son excesivamente cuidadosos y propensos a las repeticiones, a prestar una atención
extraordinaria a los detalles y a comprobar repetidamente los posibles errores.
 No son conscientes del hecho de que las demás personas acostumbran a enfadarse
por los retrasos y los inconvenientes que derivan de ese comportamiento.
 El perfeccionismo y los altos niveles de rendimiento que se autoimponen causan a
estos sujetos una disfunción y un malestar significativos.
 Pueden estar tan interesados en llevar a cabo con absoluta perfección cualquier
detalle de un proyecto, que éste no se acaba nunca. Por ejemplo, se retrasa la
finalización de un informe escrito debido al tiempo que se pierde en reescribirlo
repetidas veces hasta que todo quede prácticamente “perfecto”.
 Muestran una dedicación excesiva al trabajo y a la productividad, con exclusión de las
actividades de ocio y las amistades.
 Piensan muy a menudo que no tienen tiempo para tomarse una tarde o un fin de
semana para salir o simplemente relajarse.
 Se toman las aficiones o las actividades recreativas como tareas serias que exigen una
cuidadosa organización y un duro esfuerzo para hacerlas bien.
 Pueden ser tercos, escrupulosos e inflexibles en temas de moral, ética o valores.
 Pueden forzarse a sí mismos y a los demás a seguir unos principios morales rígidos y
unas normas de comportamiento muy estrictas.
 También son críticos despiadados de sus propios errores.
 Son rígidamente respetuosos con la autoridad y las normas, e insisten en su
cumplimiento al pie de la letra, sin saltarse ninguna norma por circunstancias
atenuantes.
 Reacios a delegar tareas o trabajo en otros.
 Insisten obstinada e irrazonablemente en que todo se haga a su manera y en que la
gente se adapte a su forma de hacer las cosas.
 Con frecuencia, dan instrucciones muy detalladas sobre cómo se tiene que hacer todo
y se sorprenden e irritan si los demás sugieren otras alternativas posibles.
 Otras veces rechazarán ofertas de ayuda, aunque sea de una forma programada,
porque piensan que nadie más lo puede hacer bien.

Los sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad, aunque reconozcan


que el hecho de transigir puede ir en beneficio propio, se negarán a ello obstinadamente,
argumentando que se mantienen “por principios”. Cuando las normas y los protocolos
establecidos no dictan la respuesta correcta, la toma de decisiones se convierte en un
proceso de larga duración y a menudo doloroso. Los sujetos con trastorno obsesivo-
compulsivo de la personalidad tienen tantas dificultades para decidir qué tareas son
prioritarias o cuál es la mejor forma de hacer alguna cosa concreta, que puede ser que
nunca empiecen a hacer nada3.

Tienen tendencia a trastornarse o enfadarse en las situaciones en las que no son capaces
de mantener el control de su entorno físico o interpersonal, si bien es típico que la ira no
se exprese de manera abierta. Las personas con este trastorno están especialmente
atentas a su status respecto a las relaciones de dominio-sumisión y muestran una
deferencia exagerada a una autoridad a la que respetan y una resistencia exagerada a una
autoridad que no respetan. Los individuos con este trastorno suelen expresar afecto de
forma muy controlada o muy ampulosa y se sienten muy incómodos en presencia de otras
personas emocionalmente expresivas. Sus relaciones cotidianas son serias y formales, y
pueden estar serios en situaciones en que los demás ríen y están contentos. Se contienen
cautelosamente hasta estar seguros de que lo que van a decir es perfecto. Pueden estar
preocupados por lo lógico y lo intelectual. Es frecuente que les cueste expresar
sentimientos de ternura y es raro que hagan halagos3,4.
Aunque algunos estudios sugieren una asociación con el trastorno obsesivo-compulsivo,
parece que la mayoría de las personas con un trastorno obsesivo-compulsivo no tienen un
patrón de comportamiento que cumpla los criterios para el trastorno obsesivo-compulsivo
de la personalidad. Muchos de los rasgos del trastorno obsesivo-compulsivo de la
personalidad se solapan con las características de la personalidad “tipo A” (por ejemplo:
hostilidad, competitividad y sensación de urgencia), y estas características pueden darse
en la gente con riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Puede haber una asociación entre
el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y los trastornos del estado de ánimo y
de ansiedad5.

Al principio, las personas con todos estos trastornos usualmente no buscan tratamiento
por su cuenta. Ellas tienden a buscar ayuda una vez que su comportamiento ha causado
problemas graves en sus relaciones personales o en sus trabajos o cuando les diagnostican
otro problema psiquiátrico, como un trastorno del estado anímico o drogadicción 3,5.

El principal tratamiento de estos problemas es el psicológico, la psicoterapia, ya que lo


afectado es la personalidad en sí; por lo que se requiere un profundo análisis del
individuo, de su forma de proceder, de relacionarse con los demás y consigo mismo, y de
su manera de pensar. Una vez realizado este análisis, habrá que establecer una serie de
objetivos de conformidad con el paciente, una forma de comportarse distinta a la habitual
que estaba trayendo problemas. Esto no significa que haya que cambiar de personalidad
porque el sujeto siempre va a ser el mismo, sólo mejorará en aquellas cosas con las que
tampoco tiene por qué identificarse. No es preciso que las sesiones de terapia se centren
en el pasado, aunque sí es positivo en nuestra experiencia dedicar algún tiempo a estas
cuestiones, siempre con ánimo de comprender mejor al paciente y de aprender de los
errores. En todo caso, la práctica totalidad de un tratamiento psicoterapéutico, desde
nuestro punto de vista, se centrará en el presente3.

Los fármacos son una ayuda interesante en algunos casos, pero lamentablemente su
eficacia es más bien modesta. Sirven como un "alivio sintomático" (para los síntomas de
ansiedad, depresión, impulsividad, entre otros) pero realmente no afectan a la
personalidad. No existen pastillas para la suspicacia, la timidez, la necesidad afectiva, la
baja autoestima, los sentimientos de inferioridad, entre otros. En cualquier caso, será el
psiquiatra el encargado del tratamiento farmacológico de estas personas3,5.

Consideraciones finales

Los trastornos de personalidad son un grupo de afecciones psiquiátricas en las cuales los
comportamientos, emociones y pensamientos prolongados y crónicos de una persona son
muy diferentes a las expectativas de su cultura y causan serios problemas con las
relaciones interpersonales y el trabajo; es por esto que necesitan tratamiento (como la
psicoterapia y, en algunos casos, fármacos) que ayuden a que el paciente se recupere en
su totalidad o que, por lo menos, mejore su condición.
El tratamiento de estas patologías es enormemente largo y complejo, pero es
imprescindible para mejorar la calidad de vida del sujeto. Más que hablar de "curación", al
ser problemas arraigados en la personalidad cabría hablar de mejora o de una mayor
adaptación a los demás y a las exigencias cotidianas, objetivo que es posible siempre con
un buen profesional y con la adecuada motivación en la terapia. En este sentido, siempre
que el individuo confía en el terapeuta y se muestra convencido y dispuesto a trabajar
para mejorar, se consiguen resultados desde aceptables hasta extraordinariamente
positivos. No obstante, cuando el sujeto no está por la labor de intentar cambiar y no
muestra el suficiente interés, acudiendo a las sesiones por pura inercia o esperando una
especie de "milagro", todo se hace mucho más difícil.

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