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Enfermedades de Mayor Prevalencia en México

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ENFERMEDADES DE MAYOR PREVALENCIA EN MÉXICO

• Trastorno depresivo

Patología: El trastorno depresivo (o depresión) es un trastorno mental común. Implica un


estado de ánimo deprimido o la pérdida del placer o el interés por actividades durante
largos períodos de tiempo.La depresión es distinta de los cambios habituales del estado de
ánimo y los sentimientos sobre el día a día. Puede afectar a todos los ámbitos de la vida,
incluidas las relaciones familiares, de amistad y las comunitarias. Puede deberse a
problemas en la escuela y laborales o causarlos.La depresión puede afectar a cualquiera.
Quienes han vivido abusos, pérdidas graves u otros eventos estresantes tienen más
probabilidades de sufrirla. Las mujeres son más propensas a la depresión que los hombres.

En un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo deprimido (tristeza,


irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del placer o del interés por actividades.

Un episodio depresivo es distinto de las variaciones habituales del estado de ánimo. Estos
episodios abarcan la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas.

Pueden presentarse varios síntomas más, como:

• dificultades para concentrarse


• un sentimiento de culpa excesiva o de baja autoestima
• falta de esperanza acerca del futuro
• pensamientos de muerte o suicidio
• alteraciones del sueño
• cambios en el apetito o en el peso
• sensación de cansancio acusado o de falta de energía.

La depresión puede causar dificultades en todos los aspectos de la vida, incluidas la vida
comunitaria y en el hogar, así como en el trabajo y la escuela.

Los episodios depresivos pueden clasificarse en leves, moderados o graves, en función del
número y la intensidad de los síntomas, así como de las repercusiones en el funcionamiento
de la persona.

Los episodios depresivos pueden pertenecer a diferentes tipologías:

• trastorno depresivo de un solo episodio: la persona experimenta un primer y único


episodio;
• trastorno depresivo recurrente: la persona ha padecido ya al menos dos episodios
depresivos, y
• trastorno bipolar: los episodios depresivos alternan con periodos de episodios
maníacos, que incluyen euforia o irritabilidad, mayor actividad o energía, y otros
síntomas como aumento de la verborrea, pensamientos acelerados, mayor
autoestima, menor necesidad de dormir, distracción y comportamiento impulsivo e
imprudente.
La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos
y biológicos. Quienes han pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, luto,
eventos traumáticos) tienen más probabilidades de sufrir depresión. A su vez, la depresión
puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada
y, por consiguiente, la propia depresión.

Estadísticas:

• Rango de edad: Las tasas más altas se presentan entre los grupos de edad de 20 a 44
años, siendo la de los jóvenes de 20 a 24 años la más alta con 16 suicidios por cada
100 000 hombres. En tanto que, en las mujeres, la tasa más alta se presenta en el
grupo de edad de 15 a 19 años con 4 suicidios por cada 100 000 mujeres.

• Género: Las diferencias entre hombres y mujeres respecto a la prevalencia de


depresión se mantiene de manera consistente independientemente del grupo de edad
estudiado; el porcentaje de individuos afectados, por otro lado, se incrementa con la
edad en ambos sexos. En el caso de las mujeres el porcentaje de las afectadas fue de
4% en las menores de 40 años de edad y
alcanzó una cifra de 9.5% entre las mayores
de 60 años. La prevalencia en mujeres
menores de 40 años de edad es
significativamente menor que la de los
otros dos grupos analizados (p<0.01).
Entre los hombres la prevalencia de
depresión fue de 1.6% en los menores de
40 años de edad y de 5% en los adultos
mayores (figura1). Las diferencias entre
los tres grupos de edad analizados son estadísticamente significativas en el caso
de los hombres (p<0.05). Un análisis por regresión logística muestra que la
probabilidad de presentar un episodio de depresión se incrementa, en promedio,
poco más de 2% por cada año de edad adicional, con una intensidad ligeramente
mayor entre los hombres.
• Ocupación: Conforme se incrementa el nivel de escolaridad, disminuye la
prevalencia de depresión. Entre
los individuos sin educación
formal, la prevalencia fue de
8%, disminuyendo hasta 2.1%
en aquellos con educación
superior o mayor. La asociación
entre escolaridad y depresión fue
similar en hombres y mujeres
(figura 2).
• La prevalencia de depresión no
se ve fuertemente afectada por el
tamaño de la localidad de
residencia (cuadro I). En el caso
particular de las mujeres, el por-
centaje se modifica de 5.9% en las
áreas rurales a 5.7% en las zonas metropolitanas; sin embargo, llama la atención
que la prevalencia de depresión en hombres
es más alta en comunidades rurales (IC
95%=2.7, 4.6) que en zonas urbanas (IC
95%=1.5, 2.4)

• Análisis multivariado
• Se llevó a cabo un análisis multivariado por
regresión logística usando como variable
dependiente el diagnóstico de episodio de
depresión en el último año. Las variables que
resultaron asociadas significativamente fueron
el sexo -usando a las mujeres como referencia-
, con una razón de momios (RM) de 0.43 (IC
95%=0.36, 0.51); la edad, evaluada como
variable continua, cuya RM fue de 1.02 (IC
95%=1.01, 1.03), y la escolaridad, con una RM de 0.73 (IC 95%=0.66, 0.81). Al
repetir los modelos de manera diferenciada para cada uno de los sexos se
encontró que, únicamente en el caso de
los hombres, la condición de desempleo
resultó significativamente asociada a la
presencia de depresión. La RM para esta
variable fue de 1.7 (IC 95%=1.23, 2.35),
manteniéndose los coeficientes
correspondientes a la edad y a la escolaridad
prácticamente iguales que en el modelo
general (cuadro II).
• De acuerdo con los datos de la encuesta, la cifra de mujeres mayores de 18 años
de edad con eventos depresivos en el último año fue superior a 2 500 000.
De estas mujeres, sólo 27.2% había sido alguna vez diagnosticada como
depresiva por un médico y 7.9% había tomado medicamentos antidepresivos en
las últimas dos semanas. En el caso de los hombres, poco más de 800 000
mayores de 18 años de edad en el país habían padecido depresión en el último
año. En este caso, el porcentaje de afectados que contaban con
diagnóstico médico fue de 19 y el de individuos con tratamiento de 6.1.

En el ámbito estatal hay importantes diferencias en el porcentaje de diagnóstico. Las


cifras más altas corresponden a Nuevo León, Distrito Federal y Jalisco, cuyos porcentajes,
respectivamente, son 50.3, 44.3 y 43.3%. Las cifras más bajas, por su parte, se
observan en Guerrero, Hidalgo y Oaxaca, con cifras de 2.4, 7.3 y 7.5%, respectivamente.

El antecedente de diagnóstico es más frecuente entre los sujetos que gozan de algún
tipo de aseguramiento médico. El 37.4% de las mujeres aseguradas con sintomatología
de depresión han sido diagnosticadas, contra sólo 21% en las no aseguradas. En el caso
de los hombres con depresión, 28.9% de quienes tienen seguro médico han sido
diagnosticados, contra sólo 14% en los no asegurados. El porcentaje de sujetos con sin-
tomatología de depresión que tienen antecedente de diagnóstico médico también varía
dependiendo del tamaño de la localidad donde se habita. En las áreas rurales, el
porcentaje correspondiente es de 17%, sin notables diferencias entre mujeres y hombres
(17.4% y 16.1%, respectivamente). En las zonas metropolitanas, por su parte, la
proporción de individuos con antecedente de diagnóstico es de 31.7% con diferencias
mayores -aunque no estadísticamente significativas- entre mujeres (32.7%) y hombres
(27.4%). Otra variable que tiene asociación con el antecedente diagnóstico es el nivel de
escolaridad. Entre los individuos sin estudios formales el porcentaje de individuos con
diagnóstico es de sólo 14.6% contra 49.1% en los que tienen educación superior.

El cuadro III muestra los resultados de un


modelo multivariado logístico en el cual se
utilizó como variable dependiente el
antecedente de diagnóstico médico de
depresión condicionado a un diagnóstico
positivo con el algoritmo utilizado en este
estudio. Puede notarse que las variables que
se asocian significativamente con la
probabilidad de ser diagnosticado son
el hecho de ser mujer, contar con algún tipo
de seguro médico y tener un mayor nivel de
escolaridad.

Trastorno de ansiedad:

Las personas con un trastorno de ansiedad pueden experimentar un miedo o una


preocupación excesivos ante una situación específica (como por ejemplo una crisis de
angustia o una situación social) o, en el caso del trastorno de ansiedad generalizada, ante
una amplia gama de situaciones cotidianas. Por lo general, padecen estos síntomas durante
un período prolongado, al menos varios meses, y tienden a evitar las situaciones que les
generan ansiedad.

Otros síntomas de los trastornos de ansiedad son:


• dificultad para concentrarse o tomar decisiones
• irritabilidad, tensión o inquietud
• náuseas o malestar abdominal
• palpitaciones
• sudoración, tiritones o temblores
• trastornos del sueño
• sensación de peligro inminente, de pánico o de fatalidad.

Los trastornos de ansiedad aumentan el riesgo de depresión y de trastornos por consumo de


drogas, así como el riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas.

Hay diversos tipos de trastornos de ansiedad, entre ellos:

• trastorno de ansiedad generalizada (preocupación persistente y excesiva por las


actividades o eventos cotidianos);
• trastorno de angustia (crisis de angustia y miedo a que sigan produciéndose);
• trastorno de ansiedad social (altos niveles de miedo y preocupación por situaciones
sociales en las que la persona puede sentirse humillada, avergonzada o rechazada);
• agorafobia (miedo excesivo, preocupación y evitación de situaciones que pueden
hacer a alguien entrar en pánico o sentirse atrapado, indefenso o avergonzado);
• trastorno de ansiedad por separación (miedo o preocupación excesivos por estar
separado de las personas con las que se tiene un vínculo emocional estrecho);
• determinadas fobias (miedos intensos e irracionales a objetos o situaciones
concretos que llevan a conductas de evitación y angustia considerable), y
• mutismo selectivo (incapacidad constante para hablar en ciertas situaciones sociales,
a pesar de la capacidad de hablar cómodamente en otros entornos; algo que afecta
principalmente a los niños).

Las personas pueden experimentar varios trastornos de ansiedad al mismo tiempo. Por lo
general, los síntomas comienzan durante la infancia o la adolescencia y se extienden hasta
la edad adulta. Las niñas y las mujeres tienen más probabilidades de sufrir trastornos de
ansiedad que los niños y los hombres.

Causas concomitantes y prevención

Los trastornos de ansiedad, al igual que otras afecciones de salud mental, son el resultado
de una compleja interacción de factores sociales, psicológicos y biológicos. Cualquier
persona puede tener un trastorno de ansiedad, pero las personas que han sufrido abusos,
pérdidas importantes u otras experiencias adversas tienen más probabilidades de
presentarlo.

Los trastornos de ansiedad están estrechamente relacionados con la salud física y, por
consiguiente, esta influye en ellos. Muchos de los efectos de la ansiedad (como la tensión
física, la hiperactividad del sistema nervioso o el consumo nocivo de bebidas alcohólicas)
son también factores de riesgo conocidos en determinadas enfermedades, como las
cardiovasculares. A su vez, las personas con estas enfermedades también pueden sufrir
trastornos de ansiedad por las dificultades asociadas con el manejo de su afección.

• Género: La ansiedad en México afecta de manera significativa a la población, y se


ha observado que las mujeres experimentan síntomas de ansiedad con mayor
frecuencia que los hombres. Según estudios recientes, las mujeres padecen
sintomatología de ansiedad casi el doble que los hombres. En un análisis
comparativo entre hombres y mujeres en una clínica especializada en VIH en la
Ciudad de México, se encontró que el 45% de las mujeres presentaron síntomas
depresivos, en contraste con el 18.6% de los hombres, y un 47.4% de las mujeres
versus un 30% de los hombres presentaron síntomas de ansiedad.

• Ocupación y estatus socioeconómico: La ansiedad en México está relacionada con


el estatus socioeconómico, mostrando una mayor concentración en mujeres,
personas desocupadas y de bajo nivel socioeconómico. Según la Encuesta Nacional
de Bienestar Autorreportado (ENBIARE) 2021, el balance anímico promedio de la
población adulta en México fue de
5.07 en una escala de -10 a +10,
siendo las mujeres quienes
presentaron un menor balance
anímico que los hombres en todos los
grupos de edad. Además, la
prevalencia mensual de trastorno de
ansiedad generalizada se mantuvo alta
y estable entre 30.7% y 32.6%,
concentrándose en mujeres,
personas desocupadas y de bajo nivel
socioeconómico.

• Estudios epidemiológicos también han


señalado que la ansiedad social es
mayor en mujeres, con una ocurrencia a lo largo de la vida del 15.5% frente al
11.1% en varones, y que el estatus y el rol social, la dependencia emocional y los
ingresos económicos son factores que influyen en esta diferencia. Además, se ha
encontrado que el estatus de pareja se asocia con la presencia de psicopatología en
general y ansiedad social en particular, siendo las personas con pareja estable más
sanas física y mentalmente en comparación con aquellas que viven solas.

TDAH:
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno mental que
comprende una combinación de problemas persistentes, como dificultad para prestar
atención, hiperactividad y conducta impulsiva. El TDAH en los adultos puede llevar a
relaciones inestables, mal desempeño en el trabajo o en la escuela, baja autoestima y otros
problemas.
Aunque se llama TDAH en adultos, los síntomas comienzan en la primera infancia y
continúan en la adultez. En algunos casos, el TDAH no se reconoce ni se diagnostica hasta
que la persona es un adulto. Los síntomas del TDAH en adultos pueden no ser tan claros
como los síntomas del TDAH en niños. En los adultos, la hiperactividad puede disminuir,
pero los problemas con la impulsividad, la inquietud y la dificultad para prestar atención
pueden continuar.

Algunas personas con TDAH tienen menos síntomas a medida que envejecen, pero algunos
adultos siguen teniendo síntomas importantes que interfieren en su vida diaria. En el caso
de los adultos, algunas de las características principales del TDAH pueden ser dificultad
para prestar atención, impulsividad e inquietud. Los síntomas pueden oscilar entre leves y
graves.

Algunos de los síntomas del TDAH en adultos son los siguientes:

• Impulsividad
• Desorganización y problemas para establecer prioridades
• Escasas habilidades para administrar el tiempo
• Problemas para concentrarse en una tarea
• Problemas para realizar múltiples tareas a la vez
• Actividad excesiva o inquietud
• Escasa planificación
• Baja tolerancia a la frustración
• Cambios de humor frecuentes
• Problemas para realizar tareas y terminarlas
• Temperamento irascible
• Problemas para enfrentar el estrés

• Edad: En México, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)


afecta principalmente a niños y adolescentes. La prevalencia de TDAH en la
población infantil y adolescente se estima alrededor del cinco por ciento, con un
diagnóstico que a menudo tarda entre tres y cinco años debido a la confusión con
comportamientos hiperactivos o malcriados. Este trastorno se manifiesta entre los 4
y 12 años de edad y está asociado con dificultades para socializar, falta de atención,
organización, impulsividad, problemas de memoria, entre otros aspectos.En cuanto
al rango de edad afectado por el TDAH en México, se observa que este trastorno se
presenta principalmente en niños y adolescentes en edades escolares. La Encuesta
Nacional de Epidemiología Psiquiátrica reportó que alrededor del seis por ciento de
la población mexicana entre 6 y 16 años padece TDAH, lo que equivale a
aproximadamente un millón 600 mil menores. Además, se destaca que el TDAH
tiene una mayor incidencia en niños que en niñas, con una relación de 4 a 1.

Estos datos resaltan la relevancia de abordar el TDAH en México, especialmente en el


ámbito infantil y adolescente, donde su detección temprana y tratamiento adecuado son
fundamentales para mejorar la calidad de vida de los afectados.

• Género: En México, la prevalencia del Trastorno por Déficit de Atención e


Hiperactividad (TDAH) es significativamente mayor en niños que en niñas. Se
estima que alrededor del 5% de la población entre 6 y 16 años en México padece
TDAH, lo que equivale a aproximadamente un millón 600 mil menores, con una
proporción de afectación de 4 a 1 entre niños y niñas. Además, se destaca que el
TDAH afecta predominantemente al sexo masculino, siendo por cada 4 hombres
con TDAH, una mujer lo padece.

• Estatus socioeconómico: La prevalencia del Trastorno por Déficit de Atención e


Hiperactividad (TDAH) en México está relacionada con el nivel socioeconómico de
las personas. Se estima que alrededor del cinco por ciento de los niños y
adolescentes en México presentan TDAH, siendo detectado principalmente entre los
4 y 12 años de edad. En el ámbito mundial, la prevalencia del TDAH se sitúa entre
el 3.42%[3]. Además, se ha observado que las personas adultas con TDAH tienen
hasta cuatro veces más probabilidad de padecer trastornos de ansiedad, del estado
de ánimo y por uso de sustancias, así como tasas más altas de problemas
laborales.En cuanto al acceso al diagnóstico y tratamiento del TDAH en México, se
menciona que existen barreras económicas significativas para muchas familias. En
el sector privado, una consulta médica con especialistas en neurología o psiquiatría
tiene un costo aproximado de mil pesos, mientras que una consulta psicológica
ronda los 400 pesos. Los precios de los tratamientos farmacológicos varían, por
ejemplo, el medicamento "Concerta" puede costar entre mil 200 y dos mil pesos,
dependiendo del gramaje.
• Ocupación: En términos de género y ocupación, se menciona que el TDAH afecta
predominantemente a varones, siendo más común en este grupo. Además, se señala
que las personas adultas con TDAH tienen un mayor riesgo de padecer obesidad,
diabetes mellitus, hipertensión arterial y adicciones como inhalar drogas, tabaco,
alcohol y otras sustancias

Estrés
Se puede definir el estrés como un estado de preocupación o tensión mental generado por
una situación difícil. Todas las personas tenemos un cierto grado de estrés, ya que se trata
de una respuesta natural a las amenazas y a
otros estímulos. Es la forma en que reaccionamos el estrés lo que marca el modo en que
afecta a nuestro bienestar.
El estrés afecta tanto a la mente como al cuerpo. Es positivo tener un poco, pues nos ayuda
a realizar las actividades diarias, pero cuando el estrés pasa a ser excesivo tiene
consecuencias físicas y psíquicas. Sin embargo, podemos aprender a lidiar con él para
sentirnos menos abrumados y mejorar nuestro bienestar físico y mental.

Cuando tenemos estrés nos resulta difícil relajarnos y concentrarnos, y podemos sentirnos
ansiosos o irritables. Además, el estrés puede causar dolor de cabeza o de otras partes del
cuerpo, malestar gástrico, dificultades para dormir o alteraciones del apetito (comer más o
menos de la cuenta). Cuando el estrés se cronifica, puede agravar problemas de salud y dar
lugar a un aumento del consumo de tabaco, bebidas alcohólicas y otras sustancias.

Las situaciones estresantes pueden causar o exacerbar problemas de salud mental,


frecuentemente ansiedad o depresión, que requieren atención médica. Hay problemas de
salud mental que pueden deberse a la persistencia del estrés si este ha empezado a afectar a
nuestra vida y nuestro desempeño educativo o laboral.

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