Violencia Filio-Parental
Violencia Filio-Parental
Violencia Filio-Parental
225-266
Análisis criminológico
de la violencia filio-parental
José R. Agustina 1
Universitat Internacional de Catalunya (Barcelona)
Francisco Romero
Direcció General de Justícia Juvenil Generalitat de Catalunya
Resumen
En los últimos años ha emergido con fuerza un nuevo fenómeno de
violencia doméstica o familiar: la violencia de hijos contra padres.
Denominada también violencia filio-parental, engloba diversas for-
mas de violencia ejercida por hijos adolescentes o jóvenes adultos
contra sus padres (especialmente sus madres). En el presente artícu-
lo se aborda un análisis criminológico de la violencia filio-parental
sobre todo a partir de los todavía escasos estudios existentes que se
han realizado en España.
Abstract
In recent years a new phenomenon of domestic violence or family vio-
lence has strongly emerged –the so-called ‘adolescent violence towards
parents’. It encompasses a range of different sorts of violence from
1
Para contactar con los autores puede utilizarse la dirección electrónica: jragus-
tina@uic.es. El presente trabajo fue publicado en una versión previa, ahora sustan-
cialmente modificada, en Agustina, José R. et al. (2010) Violencia intrafamiliar. Raí-
ces, factores y formas de la violencia en el hogar. Madrid-Buenos Aires, BdeF-Edisofer.
1. Introducción
En los últimos años, se han venido intensificando los esfuerzos
por comprender los factores generales relacionados con la violencia
juvenil. Dicha tendencia guarda estrecha relación con la evolución
que ha experimentado la opinión pública en las últimas décadas, en
la que se puede percibir una preocupación creciente por los signos
de violencia en etapas cada vez más tempranas en jóvenes y adoles-
centes 2. Sin embargo, desde un análisis criminológico debería tratar-
se de realizar un diagnóstico basado en datos contrastados, de modo
que, mediante su análisis, se puedan aportar factores que expliquen
dicho crecimiento, si es que existe, a fin de corregir en lo posible las
condiciones criminógenas o facilitadoras de dicha violencia.
En este contexto, se ha señalado como especialmente alarman-
te la evolución de las cifras relativas a episodios de violencia en el
ámbito educativo, tanto entre menores como hacia maestros y edu-
2
Dándose incluso algunos casos de especial crueldad en el que los protagonistas
eran menores de 14 años, como el conocido caso de Thompson y Venables. El asesi-
nato conmocionó al mundo por el ensañamiento que tuvieron los asesinos, y sobre
todo por la edad de éstos: eran niños de 10 años. Los asesinos se llevaron a James
de un centro comercial cuando su madre se despistó un momento, se lo llevaron
andando a lo largo de 4 km. Durante ese trayecto, más de 30 personas vieron a los
asesinos de 10 años llevarse a su víctima de tan sólo 2 años, reconociendo algunos de
ellos que les pareció una situación extraña. Desgraciadamente, todos dejaron a los
asesinos continuar su marcha. Cuando llegaron cerca de las vías del tren, le echaron
pintura azul a la cara de la víctima, le pegaron patadas en las costillas y le azotaron
con ladrillos, piedras y una barra metálica de 10 kg. Le llenaron la boca de pilas para
producir calambre. Antes de irse dejaron el cuerpo del niño en las vías, con la cabeza
en los raíles, para que el tren lo atropellara, con la esperanza de que pareciera un
accidente.
Fuente: Anuarios del Ministerio del Interior e Instituto Nacional de Estadística (INE).
3
Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de
los menores (también reseñada como LORPM).
4
Véase la clasificación de tipos invisibles u ocultos propuesta por Jupp et al. en
«The features of Invisible Crimes», 1999; Jupp, V. en McLaughlin, E., Muncie, J., The
Sage Dictionary of Criminology, 2007, p. 203.
5
Las investigaciones desarrolladas específicamente sobre la materia se reducen
a unas pocas: Romero, F., et al. (2005); Semper, M., et al. (2006), ambas llevadas a
cabo en Cataluña; Ibabe, I., et al. (2007) en el País Vasco y Rechea, C., et al. (2008) en
Castilla-La Mancha.
6
En el momento de revisar estas líneas, ha llegado a mis manos la traducción del
Manual para la valoración estructurada de riesgo de violencia en jóvenes, obra de Ran-
dy Forum et al. (2003) que puede suponer un instrumento de gran ayuda, también en
el ámbito familiar (vid. infra en las referencias bibliográficas).
7
Además, los estudios clínicos en la materia demuestran la escasa relación entre
el parricidio y otras formas de violencia (en todo caso, no letales) respecto de los pa-
dres (Harbin y Madden, 1979, 1983). Así por ejemplo, la existencia de graves abusos
infantiles previos sólo tienen relevancia en casos de parricidio (Swing, 1997); mien-
tras que en supuestos de menores que agreden a sus padres raramente se constatan
experiencias previas de abusos de esta naturaleza (Harbin y Madden, 1979).
cia por razón de género la que emergió del ámbito privado de las
relaciones familiares (1970), judicializándose el problema (o mejor
dicho, su solución), mediante la consideración penal de este tipo de
violencia. Posteriormente, salieron a la luz nuevas formas de violencia
intrafamiliar: los abusos sexuales de menores (1980) y el maltrato de
personas ancianas (1990). Como resultado de las nuevas tendencias
político-criminales se empieza a considerar paradójicamente el ámbi-
to familiar como el lugar donde más predominan los comportamien-
tos violentos (Saraga & Muncie, 2006: 163; Hotaling & Strauss, 1980).
Del mismo modo, conviene tener en cuenta que sólo son imputa-
bles a efectos penales, de acuerdo con la LO 5/2000, aquellos menores
que han cumplido los 14 años de edad. Por tanto, en caso de produ-
cirse una agresión y existir denuncia contra un menor por debajo de
8
En el ámbito de la Justicia juvenil, en virtud del interés del menor se aplican cri-
terios sancionatorios que revisten una menor gravedad y poseen efectos de impacto
más leves sobre el delincuente o infractor, al menos pretendidamente. Así se conci-
ben las denominadas «medidas», equivalente funcional a lo que en la jurisdicción de
adultos se denominan «penas». En la Ley penal de menores hay un amplio abanico
de medidas, trece en total, que abarcan desde las más restrictivas, como el interna-
miento en diferentes regímenes (cerrado, semiabierto y abierto), a otras de menor
gravedad en las que la ley prevé que el cumplimiento de las mismas sea en el propio
ámbito social y familiar del menor. Una atención especial recibe en la ley la posibi-
lidad de reparación y/o conciliación con la víctima, supuestos en los que, en caso de
una valoración positiva, pueden conllevar con frecuencia el archivo del expediente
sin necesidad de celebrarse la fase de juicio oral.
9
Propiamente, los hechos tipificados como delictivos se recogen en el Código
penal aplicable a personas mayores de 18 años de edad. Sin embargo, la Ley Penal
del Menor (LO 5/2000) se remite al mismo catálogo de hechos delictivos, si bien
aplicando distintos criterios, de una menor severidad en todo caso, acordes con las
características de sus destinatarios (principio de interés del menor).
10
El 3,6% de las mujeres residentes en España de 18 y más años reconoce, según
la encuesta, haber sido víctima de malos tratos durante el año 2006, por alguna de
las personas que conviven en su hogar, o por su novio, aunque no conviva con la mu-
jer. De una población de 18.606.347 representaría que 677.352 mujeres han sufrido
algún tipo de maltrato, los hijos/as serían los responsables de un 12,5% de esta cifra.
La media de edad de los hijos/as, según esta misma encuesta seria de 23 años.
11
Junto a las anteriores, cabría referirse también al (iv) maltrato sexual, aunque
sea del todo infrecuente (por ejemplo, el posible abuso sexual de un hijo hacia su
madrastra mientras permanece dormida).
12
Por ejemplo, actuando bajo el influjo de un trastorno psicótico, sin una repre-
sentación real de la figura de los padres, la conducta del sujeto se basa en símbolos
erróneos y se explica de acuerdo con otros patrones.
13
Este autor incluye entre las posibles reacciones la violación de normas, la frus-
tración, el ataque, el conflicto familiar, los estresores ambientales y el dolor.
14
Para un análisis en profundidad de la interacción entre situación objetiva y
percepción subjetiva en el contexto delictivo violento véase Wikström (2009).
15
Memoria de la Fiscalía de Cataluña de 2005.
16
Memoria de la Fiscalía del País Vasco de 2005.
17
Memoria de la Fiscalía de la Comunidad Valenciana de 2005.
18
Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2009.
19
La socialización puede definirse como el proceso por el cual los individuos
aprenden los modos de actuar y pensar de su entorno, los interiorizan integrándolos
en su personalidad y llegan a ser miembros de grupos donde adquieren un estatus
específico (Ferreol, 1995: 253).
20
Véase al respecto el estudio longitudinal llevado a cabo por Pagani, Larocque,
Vitaro y Tremblay (2003).
Tabla 1
Familias nucleares
• Ausencia de cambios significativos previos en el núcleo familiar.
• Víctimas: padre, madre y hermanos. El padre interpone la de-
nuncia, aunque son ambos padres quienes acompañan al joven.
• Actitud colaboradora y correcta del joven durante la entrevista.
• Padre: estudios superiores y estilo educativo adecuado.
• Ambos progenitores asocian la problemático del hijo con una
problemática conductual.
21
Boletín informativo del INE 3/2009.
Familias monoparentales-madre
• Ha habido separación de los padres.
• Hubo conflicto entre los progenitores y distanciamiento del padre.
• Madre: víctima que pone la denuncia.
• Joven: no trabaja, no conductas violentas con iguales, conductas
desadaptadas con tendencia «externalizante».
• Grupo de referencia con características disociales.
Familias monoparentales-padre
• Expedientes anteriores y posteriores contra las personas.
• Cambios de residencia en la misma población.
• Relaciones con grupos violentos y disóciales.
• Último curso realizado: garantía social.
• Motivo de la denuncia: discusión y aumento de la violencia.
Atribuye al otro la responsabilidad.
Familia reconstituida con la madre
• Ha habido separación y remodelación familiar
• Víctimas: la madre y su pareja.
• Madre: estilo educativo adecuado.
• Joven: rendimiento escolar, hasta 4.º ESO
Convivencia con familia extensa
• Víctimas: abuelos, madre y/o otros parientes.
• Consumo de alcohol y tabaco por parte del joven.
• Intervención de Servicios Sociales, Salud Mental, por abandono
y carencias en su desarrollo.
22
Vid., al respecto, Guembe, P., Goñi, C. (2010) Porque te quiero. Desclée De
Brouwer
23
Para una profundización en la relevancia del factor edad en los estudios crimi-
nológicos longitudinales y en el concepto de carrera delictiva, véase Serrano Maíllo
(2008: 554-566).
24
En ambos estudios se matiza que, habiéndose utilizado documentación ela-
borada por diferentes servicios, faltan datos registrados, tanto en lo que respecta al
número de padres como de madres.
25
Ponencias y comunicaciones presentadas posteriormente a esta investigación,
en congresos celebrados en nuestro país, elevaban el porcentaje de chicas imputadas
en este tipo de delitos a cifras en torno al 35% y superiores en algún caso.
6. Prevención y tratamiento
En líneas precedentes nos hemos referido a los cambios estruc-
turales experimentados en nuestra sociedad en los últimos años, al
modelo de relaciones sociales, a la transformación en los valores y
los nuevos modelos educativos, y a su posible influencia en algunas
conductas violentas en los jóvenes respecto de sus padres. También
26
El Capítulo del Código Civil dedicado a las relaciones paterno-filiales establece
en sus dos primeros artículos lo siguiente:
Artículo 154: «Los hijos no emancipados están bajo la potestad de los padres. La
patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su per-
sonalidad, y con respeto a su integridad física y psicológica. Esta potestad compren-
de los siguientes deberes y facultades: (1) Velar por ellos, tenerlos en su compañía,
alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral. (2) Representarlos y
administrar sus bienes. Si los hijos tuvieren suficiente juicio deberán ser oídos siem-
pre antes de adoptar decisiones que les afecten. Los padres podrán, en el ejercicio de
su potestad, recabar el auxilio de la autoridad».
Artículo 155: «Los hijos deben: (1) Obedecer a sus padres mientras permanezcan
bajo su potestad, y respetarles siempre. (2) Contribuir equitativamente, según sus
posibilidades, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con
ella».
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