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Adolescencias

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Universidad Nacional de San Juan

Facultad de Filosofía
Profesorado de Física
Profesorado de Tecnología

Materia: PSICOLOGIA DEL SUJETO

Adolescencias

Licenciada María Virginia Galdeano


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INDICE

Contenido Página

1. Orientación de la Unidad……………………………………………………………………………. 2

2. Objetivos de la Unidad……………………………………………………………………………….. 3

3. Esquema de la Unidad………………………………………………………………………………… 3

4. Glosario……………………………………………………………………………………………………… 4

5. Marco teórico: Adolescencias……………………………………………………………………… 5

6. Puntos importantes del acontecer psíquico y emocional……………………………… 7

a. Avatares de la sexualidad………………….………………………………………………… 7

b. La reorganización de las primeras inscripciones……………………………….. 8

c. Los avatares del narcisismo………………………………………………………………… 9

7. Adolescencias y contexto social……………………………………………………………………. 10

a. El ideal del yo cultural…………………………………………………………………………. 11

b. Los proyectos……………………………………………………………………………………… 12

c. Algunas notas sobre el valor de la escuela………………………………………... 14

d. El adolescente expresado en los medios: nuevos modelos de 15


subjetividad…………………………………………………………………………………………
18
i. Lo privado y lo público……………………………………………..…………….
ii. ¿Los medios como origen?...................................................... 18

8. Resumen………………………………………………………………………………………………………. 20

9. Ejercicios de Autocomprobación…………………………………………………………………. 20

10. Bibliografía………………………………………………………………………………………………… 20

11. Respuestas Ejercicios de Autocomprobación………………………………………………… 21

ORIENTACION DEL DOCUMENTO

Durante la presente unidad nos adentraremos en las características psicosociales de las


Adolescencias. De acuerdo a lo trabajado hasta acá en la materia, no debemos olvidar que
hablamos de algunas generalidades, sin embargo cada sujeto es único, y que esa es la razón

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por la que nos referimos a este periodo de la vida como ADOLESCENCIAS, dado que cada
persona lo transita de modo singular.

La unidad contiene 2 grandes partes: los aspectos psíquicos y emocionales, y los aspectos
sociales. Cada una de estas partes está a su vez desglosada. Es importante mencionar que esta
presentación de contenidos tiene que ver con su finalidad pedagógica, para que a cada alumno
se le haga más sencillo abordar este tema que encarna una gran complejidad.

OBJETIVOS

Objetivo general:

1. Comprender las generalidades de la etapa de la vida llamada Adolescencia.

Objetivos particulares:

1. Entender el acontecer psíquico y emocional del adolescente.


2. Conocer sobre del contexto social en el que se encuentra el adolescente.
3. Profundizar acerca de las relaciones mutuas que existen entre el acontecer interno del
sujeto adolescente y el medio social en el que se halla.

ESQUEMA DEL DOCUMENTO

Acontecer psíquico y
ADOLESCENCIAS Contexto Social
emocional

 Avatares de la sexualidad.  Ideal del yo cultural.


 Reorganización de las  Proyectos.
primeras inscripciones.  Valor de la escuela.
 Avatares del narcisismo.  Medios de comunicación.

RELACIONES MUTUAS: SINGULARIDAD


DEL SUJETO

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GLOSARIO

Adolescencia: Período de la vida de la persona comprendido entre la aparición de la pubertad,


que marca el final de la infancia, y el inicio de la edad adulta, momento en que se ha
completado el desarrollo del organismo.

Pubertad: Período de la vida de la persona en el que se desarrollan los caracteres sexuales


secundarios y se alcanza la capacidad de reproducción; constituye la primera fase de la
adolescencia y el paso de la infancia a la edad adulta.

Exogamia: Sistema de parentesco, que se caracteriza por la elección del cónyuge y que
prohíbe la relación matrimonial o de unión entre los miembros de un mismo grupo. La regla, al
establecer que el cónyuge obligatoriamente debe ser elegido entre los miembros de un grupo
ajeno al propio, prohíbe un individuo del mismo grupo.

Endogamia: Matrimonio, unión o reproducción entre individuos de ascendencia común; es


decir, de una misma familia, linaje o grupo

Pulsiones: En el psicoanálisis, la pulsión es la energía psíquica profunda que dirige la acción


hacia un fin, descargándose al conseguirlo. El concepto refiere a algo dinámico que está
influido por la experiencia del sujeto. Esto marca una diferencia entre la pulsión y el instinto,
que es congénito (se hereda por la genética).

Sexualidad: La sexualidad es el conjunto de las condiciones anatómicas, fisiológicas y


psicológicas que caracterizan a cada sexo.

Narcisismo: En psicoanálisis se entiende por narcisismo una forma de estructuración de la


personalidad, y una etapa del desarrollo del ser humano. Se distinguen dos tipos: el narcisismo
primario de los primeros meses de la existencia y donde el niño dirige toda su energía a la
satisfacción de sus necesidades. De una manera general, se refiere, con el término de
narcisismo primario, al momento en que el niño se toma a sí mismo como objeto de amor,
antes de elegir objetos externos. El narcisismo secundario, es un concepto que refiere en la
extensa obra freudiana a dos ideas distintas: a) Una forma de designar estados mentales
patológicos; y b) Una estructura estable.

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DESARROLLO DE CONTENIDOS TEORICOS

ADOLESCENCIAS

La adolescencia es una época de transición, de transformación y cambios permanentes. Es un


momento de apertura de posibilidades y de búsquedas, en el que se van a poner en juego
antiguos conflictos, saldrán a la luz
representaciones arcaicas pero
también comenzarán a tejerse nuevas
ideas.

Es habitual que los adultos se asusten


frente a las manifestaciones
adolescentes. Les cuesta tolerar el
rechazo, los arrebatos de
independencia que fluctúan con una dependencia absoluta y los vínculos de los adolescentes
con sus pares.

Son frecuentes las actuaciones, conductas impulsivas, angustias, agresiones y desbordes. La


apatía y retraimiento no son menos frecuentes ni preocupantes, aunque suelen pasar
desapercibidos.

Pensar cuáles son las exigencias de esta etapa y en qué sociedad se despliegan actualmente
nos puede ayudar a pensar los avatares posibles.

Todo adolescente debe escribir una historia, la suya propia, sublimando sus pulsiones y
desplegando un mundo fantasmático, despegándose de los padres en este camino.

El pensamiento, como pensamiento secundario, tiene un lugar privilegiado. La capacidad de


diferenciar y mentalizar, así como la generación, utilización y apropiación de sus ideas, le
permitirán al adolescente reconocerse siendo él mismo, con cierta autonomía, y frenar la
tendencia a la actuación. Un pensamiento en el que la fantasía tenga lugar, en que la irrupción
de lo primario sea incorporada sin ocupar todo el espacio psíquico, facilita el proceso
adolescente.

Podemos pensar la adolescencia desde la idea de caos, de indeterminación, de un juego de


fuerzas que posibilitará nuevas construcciones, nuevas formas. Historia y proyectos, pasado y
futuro se entrecruzan en el adolescente.

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Es por esto que todo adolescente vive necesariamente una crisis y que ésta, generalmente,
implica una pelea con el mundo adulto. Un mundo adulto al que le puede resultar difícil
entender el valor que tiene el contexto social en esta etapa. Así, el modo en que se transite
tiene mucho que ver con los valores sociales predominantes y con el grupo de pertenencia. Por
esta razón, será una adolescencia diferente de la de las generaciones precedentes.

A la vez, hay una reestructuración de los contenidos representacionales del inconsciente y del
preconsciente y se reorganizan los límites entre ambos sistemas. La reedición del Complejo de
Edipo reactualiza los deseos incestuosos, las cadenas representacionales, las pulsiones y las
defensas, los mandatos y el narcisismo se reorganizan.

Las primeras inscripciones, ya organizadas durante la niñez, van a sufrir una reescritura, casi
una nueva escritura, un cambio de idioma. Cuando las exigencias pulsionales y del contexto se
incrementan, van sufriendo nuevos destinos.

Es un momento de transformación, se pone en juego el amor, la sexualidad y también la


muerte. Un lugar de encuentros y desencuentros, de pasiones y amores intensísimos, de caída
a los infiernos, de choque con el mundo... y también de esperanzas, de un universo que uno
supone abierto para siempre. Toda adolescencia tiene un componente trágico y es raro que
alguien haya transitado esa época de la vida sin sufrimientos.

En este marco, es muy fácil confundir la crisis adolescente con una patología.

El adolescente puede actuar lo que el niño fantasea; tiene otras herramientas pero sigue
sosteniendo la lógica megalomaníaca de la primera infancia ("a mí no me puede pasar nada
malo"). Y, para colmo, los adolescentes deben "matar" a los padres infantiles, sin matarlos. Es
decir, los padres deben dejar de ser los padres omnipotentes de la infancia, pero es
fundamental que sigan estando y que planteen un espacio de confrontación posible.

Los padres, frente a los adolescentes, lo que deben hacer es sobrevivir. Esto es muy
importante, ya que si declinan su lugar se ubican como impotentes, como "muertos" frente al
embate adolescente. Y si un padre está ya muerto, no hay con quién confrontar. El
adolescente puede quedar atrapado en una situación difícil, intentando que el otro cobre vida
por medio de desbordes violentos.

Los cambios entre las generaciones se hacen muy evidentes en este momento de la vida. Y
siempre va a haber una ruptura con la generación anterior, a la que le será difícil comprender
la adolescencia del hijo.

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PUNTOS IMPORTANTES DEL ACONTECER PSIQUICO Y EMOCIONAL

En relación con las líneas a tener en cuenta, podemos pensar:

1. los avatares de la sexualidad infantil y sus transformaciones en la pubertad;

2. la reorganización de las primeras inscripciones;

3. los avatares del narcisismo, en tanto la adolescencia implica una puesta en juego de todo lo
incorporado, todo lo metabolizado.

Avatares de la sexualidad

El adolescente se encuentra con un cuerpo indominable y debe hacer un duelo por su cuerpo
de niño; debe resignar identificaciones, separarse de los padres de la infancia y reconstruir su
narcisismo puesto en jaque apelando a nuevos logros. Y, al
mismo tiempo, las urgencias pulsionales y las exigencias
sociales presionan desde un interno-externo que vuelve a
confundirse.

Frente a estos requerimientos hay quienes reacciones con


estallidos de furia, de sensaciones indominables,
enfrentamientos al mundo adulto, entre otros.

Las pulsiones de la infancia se reorganizan en la


adolescencia bajo un predominio genital, pero persisten y
pueden ser vivenciadas como exigencias que no dan respiro. El partenaire sexual puede ser
entonces quien calma la urgencia y contiene el desborde, pero también el que permite la
exploración de nuevas sensaciones. El sexo aparece como el descubrimiento de sí mismo. En
relación a los vínculos amorosos, los adolescentes fluctúan muchas veces entre
enamoramientos en los que la fusión es absoluta y el temor a quedar encerrados en una
relación amorosa, fagocitados. A la vez, viven cada separación como un desgarro.

La sublimación de las pulsiones juega un papel muy importante en esta etapa. Este camino se
hace a veces difícil si la sociedad no ofrece al adolescente vías valorizadas para encontrar
placer por fuera de la satisfacción pulsional directa.

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La reorganización de las primeras inscripciones

Un tema fundamental es la reorganización representacional que se plantea en la adolescencia


en relación a las inscripciones primordiales.

Frente al estallido pulsional desbordante, el púber, que no sabe qué hacer con tanto alboroto
interno, con su cuerpo cambiante, con sus identificaciones que son propias y ajenas a la vez,
puede buscar caminos complejizadores, armar novelas, crearse familias sustitutas y pieles
nuevas, pero también puede intentar expulsar de sí todo dolor, toda pasión, todo empuje y
toda identificación que le recuerde a aquellos de los que se quiere diferenciar.

Las primeras inscripciones son fundamentalmente sensoriales, corporales, por lo que es de


esperar que sufran una reinscripción y reorganización durante esta etapa, ya que el cuerpo y
sus sensaciones pasan a tener otra dimensión.

Hay también otro tipo de inscripciones: aquellas que remiten a un vacío, a aquello que no ha
podido simbolizarse. Así, en la adolescencia, las marcas no traducidas, las sensaciones y
desarrollos de afecto tempranos insistirán, tomando nuevas formas.

Una de las principales tareas de la adolescencia es el abandono de las investiduras libidinales


hacia los padres y el investimiento de nuevas figuras.

Con el adolescente, el adulto tiene que ser como un puerto que lo recibe cada vez que vuelve,
sin pretender ocupar un lugar privilegiado y soportando sus inevitables embates. Es decir,
tiene que armar un espacio en el que no lo abrume, posibilitando el movimiento de despegue.
El pasaje del vínculo corporal a la palabra es clave, en tanto el contacto corporal puede ser
fuente de excitación y, por ende, traer aparejada mucha hostilidad. Sostener una relación en la
que pueda predominar el lenguaje verbal facilita el vínculo padres-hijos y parece ser una
transformación necesaria en los modos de acercamiento.

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El narcisismo en jaque

El narcisismo también se pone en juego y la pregunta sobre el ser insiste. La representación de


sí tambalea y ya no es suficiente la mirada de los padres como sostén. Es preciso que haya
otras miradas, otros sostenes.

El adolescente construye una


representación de sí buscando en el
entorno a otros que operen como espejos
que le permitan reflejarse para armar una
imagen unificadora. Pero él ya se ha ido
constituyendo en base a identificaciones
con sus padres y con otros de su entorno
más íntimo. Esto puede llevar a un
conflicto insoportable, en el que quiera
deshacerse de todo aquello que le
recuerden esas identificaciones. Esto
puede conducirlo a un estado de vacío interno o de confusión identificatoria.

En esas identificaciones pueden prevalecer historias de otras generaciones, identificaciones


adjudicadas no tramitadas que se transmiten sin palabras.

Cuando un adolescente carga una historia ajena y quiere desembarazarse de todo aquello que
le haga recordar su infancia y su dependencia (intento que será más violento cuanto mayor sea
la dependencia), las criptas y fantasmas que encarna resurgirán de las cenizas y muchas veces
lo llevarán a realizar actos no pensados.

Aquello que fue pasando de abuelos a padres sin palabras ni tiempo puede operar como
fuerza interna insoslayable, a menos que pueda ser historizada, que se le devuelva un sentido
ligado a un tiempo ya pasado y a otros personajes.

Cuando lo ocurrido no se puede transformar en pasado porque sigue vigente, porque no se ha


saldado o porque la memoria está prohibida, los adolescentes son particularmente propensos
a quedar identificados con los muertos, los desaparecidos, aquellos de los que no se sabe o no
se puede hablar. Y esto tiene lugar tanto cuando se trata de una historia familiar como social.
Los recuerdos, los libros escritos sobre esas épocas, los juicios contra los criminales y en
Argentina sobre todo la tarea de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que sostienen la

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memoria, son modos de proteger a las generaciones venideras de que el pasado los envuelva y
no les permita despegar.

Es importante también pensar cómo se tramita la transmisión de vacíos representacionales en


la adolescencia, una época en la que de por sí hay una tendencia a sentirse vacío, por la
expulsión de representaciones infantiles y la pérdida de investiduras libidinales de la niñez.
Cuando los otros transmiten agujeros en lugar de representaciones, este pasaje se complica,
ya que no es posible la elaboración de los propios cambios, dejando a ese sujeto atrapado en
un no-crecimiento.

LA ADOLESCENCIA Y EL CONTEXTO SOCIAL

Todo adolescente busca valores alternativos a los de los padres, que la sociedad les ofrece casi
inevitablemente modelos e ideales a los que intentará responder y en el cumplimiento de los
cuales intentará
recuperar la imagen
perdida. Es decir,
mientras se es un
niño, se puede
suponer amado por
todos si se es amado
por los padres, pero la
salida al mundo
implica la puesta en
juego de las propias
posibilidades frente a otros. El sostén narcisista proveniente de vínculos exogámicos durante la
adolescencia es clave para el decurso del proceso adolescente.

El individualismo, la eficiencia y el dinero como fines en sí mismos son valores de nuestra


cultura que no permiten establecer lazos libidinales con otros, que terminan siendo
competidores o rivales en una carrera sin final.

Muchas de las dificultades que vemos en los adolescentes de hoy (cortes en el cuerpo, ataques
de angustia, deserción escolar, intentos de suicidio, uso de alcohol y drogas, fugas reiteradas,
trastornos de la alimentación) deben ser pensadas no sólo en el contexto de que no pudieron

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identificarse con otros que se conectaran empáticamente con ellos, sino también en un
contexto de falla en la constitución del Ideal del Yo cultural. Nos enfrentamos con una
dificultad importante en muchos adolescentes actuales que carecen de ideales, lo que refleja
un vacío interno.

Quiebre de redes identificatorias, sentimientos de inseguridad e impotencia, bombardeo de


los medios de comunicación, exceso de mensajes confusos, pérdida del valor de la palabra,
cuestionamiento de la idea de justicia... un mundo en el que los adolescentes deben encontrar
su lugar.

No obstante esto, cuando pueden armar un proyecto colectivo, cuando se organizan en la


defensa de una reivindicación, florecen posibilidades creativas. El grupo les hace de sostén y
permite el tránsito, el pasaje hacia la exogamia. Y esto es fundamental: una de las salidas
adolescentes por excelencia es la pertenencia a un grupo de pares y el armado de proyectos
grupales, en los que aquello por lo que se lucha no sea solo una salida individual. El
aislamiento es altamente riesgoso para todo adolescente, en tanto lo dejará encerrado con sus
propias angustias y terrores, con las exigencias pulsionales indominables y con el intento de
separación de su familia y la dependencia absoluta de la misma.

Si no se puede cumplir la separación de la salida exogámica, el adolescente puede quebrarse


en esa lucha interna. Si cualquier ser humano, aislado, corre el riesgo de atragantarse con sus
propios desechos en tanto no tiene con quien desplegar su sexualidad ni su hostilidad, el
adolescente, en pleno estallido pulsional, corre mayores riesgos que el resto.

El Ideal del yo cultural

Los ideales culturales favorecen o entorpecen la resolución de la crisis adolescente.

En un contexto cultural en el que las normas y valores no están claros, el pasaje del vínculo
corporal a la palabra se hace más difícil y esto lleva a que se fluctúe entre momentos de
confusión y de violencia. En una historia de violencias, en un contexto transgresor, una época
de crisis de los valores éticos, es más difícil encontrar un camino.

Los valores que predominan en nuestra cultura —como el éxito fáciI, la apariencia, el
consumo— no tienen peso. La idealización del poder y de la magia refuerzan los ideales del Yo
Ideal. En lugar de proyectos, hay un "ya" demoledor. Esto, en un momento en que el sí mismo
está siendo cuestionado, puede ser devastador.

Un camino diferente en las distintas generaciones pero siempre productivo, generador de


cambios con respecto a la anterior, es la salida por excelencia de la crisis adolescente. La

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creación supone normas, reglas y posibilidades de ir más allá de ellas, de romper con los
caminos ya establecidos, retomando la historia para abrir recorridos nuevos.

La adolescencia es un momento de resignificación en el que los apoyos externos vuelven a ser


fundamentales. Es el mundo el que tiene que, ayudar a sostener el narcisimo en jaque.

Entre el intento de un pensamiento autónomo y la adhesión incondicional a las certezas del


grupo de pares; entre las sensaciones de impotencia frente a su propio cuerpo y el mundo y la
omnipotencia absoluta; entre la representación de la propia muerte y su desmentida, el
adolescente va andando un camino lleno de obstáculos. Y para poder hallar respuestas debe
apelar a la fantasía, al arte, a la escritura, a poner en juego sus posibilidades creativas. El arte,
la escritura y la fantasía toman en el adolescente el lugar que el juego tiene en el niño: un lugar
de elaboración.

Es cierto que es un tiempo de armar historias, de reorganizar lo vivido. Quizás por eso la
escritura es una salida elaborativa para muchos adolescentes. Cuentos, novelas, poesías: un
escribir para vivir.

En ese sentido, la escritura tiene un valor particular. Los diarios íntimos así como la escritura
de cuentos, novelas y poesías son modos de historizar aquello que parecería no tener ilación. Y
también constituyen formas de rearmarse como alguien a pesar de los trozos de otros que
convergen en uno. Es fundamental que el adolescente pueda crear historias, que arme
relatos, que sueñe...

Los Proyectos

La adolescencia supone ideas de futuro, transformación de la propia imagen, proyectos...


Quizás uno de los puntos centrales de la adolescencia sea precisamente la posibilidad de armar
proyectos.

Los proyectos son la presencia de la pulsión de vida; allí donde el narcisismo primario se
quiebra, muestran la distancia con el ideal y a la vez lo ubican como posible. Proyectos y
esperanza permiten desplegar el empuje pulsional de un modo mediatizado.

Proyectos y esperanza que, desde una mirada diferente, permiten pensar al adolescente como
a alguien que crece, que va a los tumbos, que descubre y cuestiona, que actúa por
desesperación y porque siente que tiene que jugarse y mostrarse. Deberá ir armando, a su
manera, un mundo distinto al de sus padres, en lo privado y en lo público. Y que debe ser
acompañado en ese trayecto sin ser lanzado al precipicio ni encerrado en la prisión
endogámica.

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En el adolescente, la fantasía, el armado de novelas y la poesía poseen el valor que para el niño
tiene el juego dramático. Implican la posibilidad de entramar lo que irrumpe desde las
exigencias pulsionales y la crisis identificatoria. Además le permiten la creación de un mundo
diferente que acompaña los avatares cotidianos.

Mientras el adolescente pueda generar proyectos (aunque sean temporarios) y sostener


vínculos con el mundo, será más fácil que los riesgos sean tramitados.

Será más fácil soportar los embates pulsionales y los del mundo cuando la estructuración
psíquica ha sido sólida, cuando las inscripciones tempranas no han quedado como líneas
directrices sino que han podido ser, siempre parcialmente, traducidas a otros idiomas, a otros
modos del representar.

La adolescencia posibilita nuevas vías, nuevos recorridos, nuevas imágenes de sí y de los otros,
y que esto a su vez se construye sobre lo ya inscripto. Es decir, las determinaciones no son
lineales sino complejas. La adolescencia es un momento de reescrituras y a la vez una instancia
clave en la escritura de la propia historia.

Cuando el adolescente puede desplegar la creatividad e insertarse en un grupo que lo sostenga


y acompañe, es frecuente que las peleas se circunscriban al ámbito familiar y versen sobre sus
intentos de desasirse de la autoridad de los padres (esperando, a la vez, que ellos se sostengan
y no caigan bajo sus ataques). El afuera se preserva como lugar de despliegue vincular. El que
el entorno le devuelva una imagen valiosa de sí en algún ámbito es fundamental. Se refuerza
de ese modo el narcisismo secundario y se aplaca la culpa de crecer y vencer a los padres
(sobre todo, si ellos pueden alegrarse realmente de los logros del hijo). Es por esto que la
escuela en esa época de la vida tiene mucha importancia, como sostén narcisista y espacio de
armado de nuevos vínculos y nuevas identificaciones.

En tanto momento de reorganización, es importantísimo considerar a todo adolescente como


sujeto en transformación, con posibilidades abiertas, con caminos a construir a la manera de
cada uno. Un uno sostenido en un contexto.

Algunas notas sobre el valor de la escuela en la adolescencia

La deserción escolar y el desinterés por lo relativo a la enseñanza son algunos de los problemas
con los que nos encontramos en los adolescentes.

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Esta situación se viene agravando por la desconexión que hay entre el adolescente y la
escuela, en tanto ésta ha dejado de ser el lugar privilegiado para la transmisión del saber.
Muchas veces, los chicos buscan en la web lo que quieren aprender, que suele diferir de la
oferta escolar. Sin embargo, la escuela sigue siendo el sitio privilegiado al que deben concurrir
todos los niños y adolescentes. Es un lugar de encuentro con otros y de apertura de nuevos
intereses.

Como mencionamos anteriormente, la adolescencia es un momento de tensión, de revisión y


de puesta en juego de muchas inscripciones realizadas en la infancia. Durante la adolescencia
los padres suponen que su hijo debe demostrar con el contrato que ellos propusieron cuando
nació y así alimentar el narcisismo paterno.

Y la escuela suele ser un lugar privilegiado donde esto se pone en juego. Es decir, se espera
que el adolescente muestre en su rendimiento escolar sus potencialidades, con la fantasía de
que eso le garantizará un futuro brillante. Es en esta coyuntura que la escuela cobra un lugar
especial. Hemos mencionado la importancia que tiene para el adolescente la aprobación del
contexto: del grupo de pares y de otros adultos. Y es a partir de esto que podemos encontrar
la oportunidad para reflexionar acerca del criterio de evaluar descalificando si no alcanzó lo
esperado, de sancionar con un número la dificultad y se centraría la cuestión en ayudarlos a
sostenerse como personas pensantes, como aquellos que pueden crecer y aprender. Es decir,
la palabra de la escuela en esta etapa de la vida tiene un valor fundamental, en tanto puede
abrir caminos o cerrarlos.

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Otro asunto a considerar es que el adolescente necesita el ámbito escolar como espacio de
socialización y de armado de proyectos. Cuando un adolescente deserta de la escuela (y estas
muchas veces funcionan de un modo expulsivo), queda fuera de ese espacio de despliegue, de
encuentro con otros y de construcción colectiva.

Adolescente expresado en los medios: nuevos modelos de subjetividad

Actualidad y realidad no son lo mismo. La actualidad es una parte de la realidad, es el hoy de la


realidad. La actualidad, a diferencia de la realidad, se pierde. La realidad, en cambio,
permanece. Nuestro contacto diario con la realidad se hace a través de la actualidad y ésta nos
es traída por los medios. Todos los días, la realidad es definida por los diarios que leemos. Para
captar nuestra atención se debe generar un punto de peligro. Ese punto de peligro inicia un
proceso de subjetivación a partir del cual nos constituimos en una subjetividad en contacto
con una realidad.

Nos interesa la imagen que del adolescente nos transmiten los medios. La realidad que crean
los medios, la crean con un material que está latente en la subjetividad de la época y que el
medio recoge y amplía. Se construye la ficción con algo que está pasando en la realidad. A su
vez, esa ficción empuja al adolescente a imitar el personaje creado en los medios. El
adolescente creado por los medios está alcoholizado, drogado, peleándose violentamente,
tanto entre varones como mujeres, delinquiendo, amenazando, asesinando, poniéndose en
coma. Es evidente que no se trata de la mayoría de los adolescentes, pero en el imaginario
colectivo es el adolescente de la actualidad. ¿A qué se debe esta construcción subjetiva que el
medio termina de armar como generalización? Este adolescente nos muestra el mundo que
nos atraviesa. Un mundo donde la perspectiva laboral no implica la realización de los ideales,
sino sólo la supervivencia. Es un mundo que nos provoca irritación y protesta. Sospechamos
que estamos sometidos a la tiranía de la dase política corrompida. Sospechamos que la justicia
y la policía sólo protegen a los delincuentes. No hay perspectivas, sólo hay el momento de la
explosión. No hay construcción. Es imposible construir otra subjetividad para la adolescencia
mientras la realidad nos muestra esta construcción.

La adolescencia tiene actualidad y tiene historia. Siempre hay un adolescente actual, que
conocemos a través de los medios que lo construyen y hay un adolescente del pasado, que
conocemos a través de los medios que lo construyeron. Cada generación introduce
modificaciones en la adolescencia, cuando hablamos del adolescente, tenemos que fechado.
De modo que la temporalidad es un factor muy importante.

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Cada época refleja, en los medios, cómo es su adolescente. A su vez, ese adolescente que se
representa en los medios y que define la subjetividad del adolescente de la actualidad influye
como modelo sobre el adolescente real, el cual quiere asemejarse a su prototipo. El
adolescente actual ha desarrollado un modo de subjetividad que puede adaptarse a un ritmo
vertiginoso de cambios. La moda es tiránica y cambia permanentemente. El tiempo de
elaboración debe ser muy rápido, porque ya hay inmediatamente una cosa nueva a la cual
adaptarse.

Esa cosa nueva es generalmente un nuevo aparato. Todo se hace rápidamente obsoleto. Es
como si nos estuviésemos acelerando y el adolescente arma su subjetividad tratando de
alcanzar ese tiempo de marcha. El adolescente de hoy es un adolescente enchufado a los
medios. El aparataje digital forma parte de su cuerpo y de su subjetividad. Lleva consigo
acoplados la música, la charla con los amigos y las noticias. Está inmerso en la actualidad. La
información es inmediata.

Si queremos hacer un poco de historia del adolescente enchufado, podemos tomar una serie
ya vieja como momento de inicio del adolescente permanentemente enchufado. La serie era
"Beavis and Butthead".

Sucediendo a "Los Simpson", una serie que retrata la subjetividad de un prepúber, su relación
con su padre, su madre, su hermana y su entorno, apareció una serie que tomaba dos
adolescentes que recién habían ingresado a esa etapa: "Beavis and Butthead". Se trataba de

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púberes—adolescentes con la característica peculiar de no contar con ninguna familia. Ellos


estaban solos en la casa, mirando permanentemente los videos-clips de MTV. El formato
video-clip recogía en su hechura este fenómeno actual de aceleración del tiempo. El video clip
se ajusta perfectamente a un mundo cambiante a gran velocidad: La actualidad tiene la
estructura de un video-clip.

En la película de "los B. and B. en América", aparece el supuesto padre de ambos, un personaje


verdaderamente aterrador, vagabundo y andrajoso. Así como Homero Simpson muestra la
figura del padre en crisis, un padre infantil e inmaduro, guiado en la vida por su esposa Marge,
el padre de los Beavis es un vagabundo inmaduro que ha perdido toda orientación en la vida
burguesa. Esta no-familia, ese padre vagabundo, describen el entorno donde se forjó la
subjetividad del adolescente vacío, entregado a la televisión. No había en la subjetividad de B.
y B. ninguna preocupación por el futuro. Era una subjetividad pasiva, espectadora de una
actividad frenética, una actividad compulsiva ofrecida a la mirada.

Por otra parte, era muy importante ver la relación de estos personajes, and B., con la violencia,
porque su discurso era a todas luces un discurso despiadado. Eran absolutamente pasivos en
su acción y violentos en su crítica. Todos los personajes adultos eran objeto de burla y
denigración, sin excepción. El tercer personaje protagonista de la serie de B. and B. era la
misma televisión, con la que mantenían una relación adictiva. Podríamos decir que la
televisión era la madre de B. and B. Era el objeto que los nutría y los contenía.

A esta serie, la sucedió otra, aún más movilizante donde los niños eran los protagonistas,
“South Park”. Allí se
mostraba los efectos del
mundo en la subjetividad
de la niñez. Su escenario
era una escuela primaria
en la que se presentaban
casi todos los problemas
que luego iban a explotar
en la adolescencia. Lo
más llamativo era el
hecho de que no se
espera nada del adulto, sino sólo el traspaso del poder de consumo. Frente a la pasividad de
los púberes que estaban todo el día con MTV, estos niños se presentaban como mucho más
metidos en el mundo.

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Por un lado, la aparición de estas series y, por el otro lado, el espacio de las noticias y de la
actualidad que mostraban nuevos y más profundos episodios de violencia que tenían por
protagonistas a los adolescentes y a los niños. Asimismo, el cambio rápido de las series indica
la velocidad en el armado de las nuevas subjetividades.

Los ritmos perceptivos e intelectivos de los adolescentes actuales se desarrollan a grandes


velocidades. Un tiempo más lento, como lo exige la lectura, les resulta muy difícil —y de ahí
tantos fenómenos de déficit de atención—, ya que la lectura y el aprendizaje académico exigen
una atención "más lenta".

La actualidad nos hace sentir que el tiempo pasa más rápido y las distancias entre las
generaciones se acortan desde sus extremos hacia el centro. Los más jóvenes se acercan a los
más grandes y los más viejos se acercan a los más jóvenes.

Lo privado y público

Los medios se nutren de lo privado. Hacen de lo privado su negocio y lo llevan a su fin. Todo
hecho privado se transforma ahora en público y en fenómeno mediático y al ser mediático es
inmediatamente planetario.

El adolescente se da a ver. La tecnología le permite competir con el mundo del espectáculo,


que antes estaba reservado a los famosos. Pero se trata de un testimonio no elaborado, un
testimonio en bruto. No hay ninguna valoración de la elaboración. Lo importante, para la
subjetividad, es estar en la mirada. Todos los fenómenos de la vida privada se discuten en el
espacio público. Se construye una subjetividad donde la interioridad, el silencio, el pudor no
tienen un valor positivo. El anonimato es la mediocridad, la inexistencia, la muerte.

¿Los medios como origen?

¿Es el medio el que origina el fenómeno social o es la sociedad lo que origina el fenómeno del
medio? ¿Cambiando el medio, cambiaremos los fenómenos sociales? Es decir, ¿dónde está el
origen del problema, en la sociedad o en el medio? ¿Son los medios los que están produciendo
los niños y los adolescentes de hoy? ¿O es otra cosa lo que los produce? Por otra parte: ¿qué
capacidad tienen los medios de cambiar los fenómenos sociales?

La subjetividad no se construye con estos mensajes.


En el modelo adolescente que nos viene de los
medios, en el sujeto construido por ellos, hemos
proyectado algo referido a nuestra subjetividad y

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tenemos que considerar que ha habido un cambio en la subjetividad que se expresa en el


modelo.

La consigna actual parece ser: lo puberal no se reprime, se actúa, y se prolonga en el tiempo lo


más posible. Lo puberal se opone a lo "adolescens" que implica, sobre todo, la aparición de la
ternura y de los ideales, la espera y la salida del espacio endogámico.

Este proceso no empieza en los medios, sino que empieza por un envío al medio de un
mensaje que circula en la sociedad y que el medio recoge, creando una ficción que da cuenta
de un cambio en la subjetividad. "Beavis and Butthead" es un gran ejemplo de un cambio de la
subjetividad en los púberes, mientras que South Park marca la aparición de cambios de la
subjetividad en la infancia. "Lost" muestra a un grupo de adultos perdidos en una tierra
inubicable: ¿no hay en esta escena una descripción de la desorientación, de lo perdidos que
están los adultos en el mundo actual?

El medio es entonces algo semejante a una pizarra donde se configura la escritura de los
fenómenos. No tiene en sí misma la capacidad de generar un sujeto, a lo sumo genera un clon.
Un sujeto se diferencia de un clon, el sujeto es capaz de producir una opinión propia; el clon,
por su misma esencia, hace un doblaje de la opinión del otro.

Un adolescente o un grupo adolescente pueden ser un clon o un grupo de clones, o un grupo


de sujetos. Los medios muchas veces actúan en la dirección de la clonificación y crean una
subjetividad clónica, sobreadaptada al modelo. En ese sentido hay una influencia del medio, o
una pregnancia del medio sobre el sujeto infantil o adolescente. Crea el tipo ideal. Pero,
justamente, es el medio el que lo crea, respondiendo a un ideal cultural que está en la
sociedad y que ve al hombre del imperio de turno como un hombre superior. Muchos de
nuestros adolescentes chetos utilizan mucho el inglés porque lo sienten como un idioma
superior. Esta superioridad nos la hacen sentir los europeos cuando nos tratan de "sudacas" o
los americanos cuando hablan de los hispanos. Muchas veces, el adolescente hace lo posible
por parecerse a ese ser superior y pierde entonces la riqueza que le otorgan sus raíces.

RESUMEN

La adolescencia es una época de transición en la vida, son frecuentes las inestabilidades


emocionales y las conductas impulsivas. Hay una confrontación constante con las generaciones
precedentes, a fin de lograr la exogamia.

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El cuerpo es sede de grandes cambios, transformándose rápidamente, cambio que es difícil, y


que deja al sujeto en una incertidumbre contante.

El grupo de pares es de gran relevancia en esta edad, convirtiéndose en la posibilidad que


tiene los adolescentes de transitar estos momentos.

La escuela tiene la oportunidad de tomar estos cambios y operar a favor del adolescente, no
siendo punitoria y aprovechando la creatividad propia de este momento de la vida.

Los medios de comunicación se han convertido en una fuente productora de subjetividad, y en


muchas ocasiones de deformadora de la imagen del sujeto adolescente.

EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACION

1) La Adolescencia es una época de transición, cambio y transformaciones permanentes.


V ⃝ F ⃝.
2) La Adolescencia puede confundirse con una patología. V ⃝ F ⃝.
3) La adolescencia siempre es diferente de las generaciones precedentes. V ⃝ F ⃝.
4) La fantasía, el arte, la escritura son posibilidades creativas de elaboración para los
adolescentes. V ⃝ F ⃝.

BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA

JANIN, Beatriz “Infancias y Adolescencias patologizadas” 2018.

WASERMAN, Mario “Condenados a explorar” 2011.

RESPUESTAS A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACION

1) Verdadero.
2) Verdadero.
3) Verdadero.

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4) Verdadero.

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