Una Teoría Anarquista Hayekiana, Crítica Al Iusnaturalismo Rothbardiano - José García Martínez
Una Teoría Anarquista Hayekiana, Crítica Al Iusnaturalismo Rothbardiano - José García Martínez
Una Teoría Anarquista Hayekiana, Crítica Al Iusnaturalismo Rothbardiano - José García Martínez
I
INTRODUCCIÓN
II
CRÍTICA AL IUSNATURALISMO
1
Murray Rothbard, La ética de la libertad, Unión Editorial, Madrid 2009, p.28
2
Edwin W. Patterson, Jurisprudence: Men and Ideas of the Law (Brooklyn: The Foun-
dation Press, 1953), p.333.
3
Murray Rothbard, La ética de la libertad, Unión Editorial, Madrid 2009, p. 31
362 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
4
Op. cit., p. 59.
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5
Friedrich A. Hayek, Derecho, Legislación y Libertad, Unión Editorial, Madrid 2014,
p. 36
6
Op. cit., pp. 32-33.
364 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
7
Marco Tulio Cicerón, De re publica II, 1-2, The Loeb Classical Library, Cambridge,
Massachusetts, 1961, pp. 111-112.
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8
Murray Rothbard, La ética de la libertad, Unión Editorial, Madrid 2009, p. 23
366 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
de las metas que la gente suele poner —por las razones que sean-
en los peldaños más elevados de su escala de valoraciones. La satis-
facción de estos fines depara al hombre su «utilidad» o «satisfac-
ción» o «felicidad». El valor entendido como valoración o utilidad
es puramente subjetivo y lo fija cada individuo. Este proceder re-
sulta perfectamente adecuado en la ciencia formal de la praxeolo-
gía o en la teoría económica, pero no necesariamente en todos los
demás campos. Por lo que respecta a la ética de la ley natural, se ha
comprobado que los fines pueden ser buenos o malos para el hom-
bre en diversos grados. El valor es aquí objetivo —determinado por
la ley natural del ser humano— y la «felicidad» humana es enten-
dida en su sentido racional, es decir, en atención a su contenido.9
9
Murray Rothbard, La ética de la libertad, Unión Editorial, Madrid 2009, pp. 38-39.
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10
Friedrich A. Hayek, Derecho, Legislación y Libertad, Unión Editorial, Madrid 2014,
p. 38.
368 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
11
William Blackstone, Commentaries on the Laws of England, libro I, citando en
Brown, Natural Law Reader, p. 106.
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13
Es decir, a nivel intersubjetivo a la mayoría de personas no le gusta que le deñen
su propiedad, libertad o vida. Esto no significa que a nivel individual no pueda haber
personas que subjetivamente sí que valoren dichos daños a su persona de manera
positiva.
14 La teoría de que estas normas son permanentes debido a que no pasan el filtro
del proceso ensayo-error constante al que son sometidas en base a lo altamente impru-
dente de que dichas normas se violen, puesto que son pragmáticas, es una teoría mía.
Hayek da otros muchos ejemplos de por qué esto puede ser así, por ejemplo, en su obra
Derecho Legislación y Libertad, op. cit., p. 39, al indicar: «Lo importante es que toda
persona que se desarrolla dentro de una determinada cultura encontrará en la misma
unas normas, o puede descubrir que actúa ajustándose a unas normas —e igualmente
reconoce las acciones de otros en cuanto se conforman o no a distintas normas. Esto,
por supuesto, no demuestra que sean una parte permanente o inalterable de la «natu-
raleza humana», o que sean innatas, sino sólo que son parte de una herencia cultural
que tiene grandes probabilidades de permanecer constante, sobre todo en la medida
en que aún no han sido articuladas en palabras y, por tanto, no son discutidas o anali-
zadas conscientemente.»
Sobre esta teoría, me ha influido personalmente el imperativo categórico de
Immanuel Kant, según el cual: «Obra de tal manera que puedas querer que la nor-
ma de tu conducta sea erigida en norma de conducta universal», Fundamentación de
la metafísica de las costumbres, Espasa Calpe, Madrid, 1956.
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15
Esta distinción entre la epistemología evolutiva austriaca y el evolucionismo en
las ciencias físicas es mencionada por el profesor César Martínez Meseguer en su obra
La Teoría Evolutiva de las Instituciones, op. cit., p. 302, al indicar:
«De esta manera, la Epistemología de la Escuela Austriaca, según hemos visto, es
una epistemología de carácter evolutivo, pero que tiene dos características peculiares:
La creencia de que pueden descubrirse Leyes y Principios Generales, pero en un
sentido totalmente diferente a los elaborados en el mundo de las Ciencias Naturales.»
372 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
16
Jesús Huerta de Soto en el prólogo de Teoría Evolutiva de las Instituciones, de César
Martínez Meseguer, Unión Editorial, Madrid 2009, p. 18.
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III
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA
1. Introducción a la teoría
Of course, here it gets into a certain conflict with some of the mo-
dern anarchists, but I believe this is one convincing argument why
you can’t leave even the law to voluntary evolution: the great socie-
ty depends on you being able to expect that any stranger you en-
counter in a given territory will obey the same system of rules of
law. Otherwise you’re dealing with people, be confined to people
whom you know. And the conception of some of our modern anar-
chist that you can have one club which agrees one law, another
club agrees on another law, would make it just impossible to deal
with any stranger. So in a sense, you have, at least for a given terri-
tory, an uniform law, that can only exist if it’s enforced by govern-
ment. So, the only qualification you must have is that the law must
consist of abstract rules equally applicable to all, for an unknown
number of futures instances and so on.17
17
Friedrich A Hayek entrevistado por Thomas Hazlett, la conversación podría
traducirse de la siguiente manera:
Hazlitt: Como defensor de una reforma realmente revolucionaria, en términos de
nuestra estructura de gobierno, ¿no corre usted el riesgo de ser acusado de ser un
constructivista o un racionalista?
Hayek: No. Estoy bastante seguro de que esto tiene que ser alcanzado gradual-
mente, una vez se reconoce el ideal, y las instituciones tiene por supuesto que ser dise-
ñadas, incluso si se desarrollan. Sólo me opongo al hecho de que las instituciones sean
individualmente diseñadas. Pero que nuestro orden espontáneo de la sociedad se
compone de un gran número de organizaciones en un sentido técnico, y dentro se
necesita un diseño de organización. Y cierto grado de diseño es incluso necesario en el
marco en el que este orden espontáneo funciona, siempre lo defenderé; No tengo nin-
guna duda al respecto.
Por supuesto, aquí se llega a un cierto conflicto con algunos de los anarquistas
modernos, pero yo creo esto es un argumento convincente de por qué no puede dejar
ni siquiera el derecho a la evolución voluntaria: la gran sociedad depende de que seas
capaz de poder esperar que al encontrarte cualquier extraño en un territorio determi-
nado este obedecerá el mismo sistema de normas de derecho. De lo contrario usted
está tratando con la gente, confinándose sólo a personas a las que conoces. Y la concep-
ción de algunos de nuestros anarquistas modernos de que se puede tener un club que
está de acuerdo en una sola ley, otro club de acuerdo en otra ley, haría simplemente
imposible hacer frente a cualquier extraño. Así que, en cierto sentido, tienes que tener,
al menos para un territorio determinado, una ley uniforme, que sólo puede existir si se
hace cumplir por el gobierno. Así que el único requisito que debe tener es que la ley
debe constar de reglas abstractas igualmente aplicables a todos, por un número inde-
terminado de casos y así sucesivamente.
376 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
18
Chandran Kukathas, en el prólogo de The Liberal Archipelago A Theory of Diversi-
ty and Freedom, Oxford Scholarship Online, Oxford, 2003.
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19
Carl Menger, Principios de Economía Política, Unión editorial, Madrid, 1983.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 379
20
Esta tesis será resumida con mayor detenimiento en el próximo apartado.
21
Max Weber, El Político y el Científico, Alianza Editorial, Madrid, 1979. Sobre esta
definición, hay que matizar que Weber no utiliza el concepto de institución evolutiva
que utiliza Hayek cuando se refiere al estado. Sino que utiliza el concepto tradicional
del término según el cual la institución es un organismo público o privado que ha sido
fundado para desempeñar una determinada labor cultural, científica, política o social.
Hayek a este término lo denomina como organización.
380 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
22
Friedrich A. Hayek, Derecho, Legislación y Libertad, Unión Editorial, Madrid 2014,
p. 38.
23
Cesar Martínez Meseguer, La Teoría Evolutiva de las Instituciones, Unión Edito-
rial, Madrid 2006.
382 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
las mismas, así como el intento por parte de los juristas de descubrir
las razones que motivaban esas costumbres.
El segundo, creación de normas jurídicas por medio de jueces.
Los jueces llevaban un proceso por el cual averiguaban las condi-
ciones jurídicas existentes en el seno de la comunidad para aplicar-
las posteriormente y construían generalizaciones uniformes en
torno a las mismas para adaptarlas a casos posteriores. Esta labor
se realizaba conjuntamente con la de los jurisconsultos.
Tal y como indica Savigny: «el derecho lo mismo que el lengua-
je, es una expresión espontanea de las mentalidades de las perso-
nas a las que atañe». Es decir, los gramáticos pueden influir en las
normas que desarrollan el lenguaje, al igual que los juristas al de-
recho, pero no pueden crear un lenguaje de la nada e imponerlo a
la sociedad al igual que los juristas no pueden crear normas de la
nada e imponerlas.
Solo pueden surgir un lenguaje o una ley generalmente acepta-
dos allí donde haya una comunidad que voluntariamente los haya
hecho suyos.
El tercero es la producción de normas (mandatos coercitivos
que nada tienen que ver con la ley evolutiva institucional) por par-
te del poder político en sus dos vertientes, la soberanía popular a
través de los parlamentos o la legislación tiránica. Este proceso se
inició con el nacimiento de las monarquías absolutas y se consoli-
do con la Revolución Francesa.
Se considera hoy de forma equivocada que la creación de leyes
por el Estado es algo inseparable y que la paz social no podría exis-
tir sin el mismo. Sin embargo, esto es erróneo, un Estado no es re-
quisito para que exista el derecho, al contrario, fue el surgimiento
de las leyes el que acabó con el derecho romano. Atribuyéndose el
Estado el derecho supremo a dar a cada cual lo que se merece, es
decir lo que los políticos consideran arbitrariamente como justo.
El hombre olvida que el orden no es una presión que se ejerce
desde fuera a la sociedad, sino que es un equilibro que surge en su
interior.
La idea de contractualismo promulgada por Rousseau, Locke y
Hobbes va sustituyendo la idea de legitimación del poder por la de
justificación del mismo, creyéndose en un inexistente contrato so-
cial por el cual se pasó de unas monarquías más o menos limitadas
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 387
24
Jesús Huerta de Soto, Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, Unión
Editorial, Madrid 1992
25
Op. cit, pp. 41-43.
392 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
26
Op. cit, pp. 45
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 393
27
Op. cit, pp. 61.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 395
28
Op. cit, pp. 65-66.
29
Martin Hilbert, Priscila Lopéz, 2011, The World’s Technological Capacity to
Store, Communicate, and Compute Information, Science, vol 332, pp. 60-65.
396 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
Una vez visto que el Estado no solo no es moral, sino que probable-
mente no sea necesario por redundante y que además no es en úl-
tima instancia eficaz, podemos también teorizar como lo más pro-
bable es que un orden espontáneo sea altamente eficaz en una
situación de libertad.
Es decir, que en ausencia de Estado, no solo se quita una redun-
dancia inmoral y en última instancia inútil, sino que la tendencia
es que la sociedad coopere y se coordine mucho mejor.
De ser esta teoría cierta, y no podemos afirmarla de forma abso-
luta, la desaparición del Estado no solo sería justa sino también
398 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
necesaria, tanto por el daño que hace cuando existe como por el
gran progreso que se debería dar si no existe.
Creemos, por tanto, que puede demostrarse como utilizando las
teorías de Friedrich August von Hayek, a las cuales hay que añadir
el marco teórico de la Función Empresarial de Jesús Huerta de Soto
para una mejor comprensión, puede establecerse un marco teórico
anarco-individualista sin necesidad de seguir estrictamente la éti-
ca de Murray Newton Rothbard, la cual considero errada.
Evidentemente esta teoría no es sino el marco, al cual posterior-
mente hay que añadir todo el rico desarrollo económico con el cual
cuenta la Escuela Austriaca de Economía.
A ello hay que añadir la teoría de que, ante la posibilidad a nivel
de tendencia de que la creación de información siga creciendo bru-
talmente, el Estado se pueda acabar disolviendo por sí mismo.
IV
CONCLUSIÓN
mos suficientes pruebas para saber que el hecho de que los hom-
bres actúen en libertad aplicando la función empresarial genera
progreso económico.
Precisamente es la Escuela Austriaca la que a mi juicio mejor
explica este hecho dado que, en vez de utilizar el positivismo cien-
tífico o lo que Hayek llamaba «cientísmo», utiliza el método aprio-
rístico-deductivo, partiendo de axiomas como el de la Acción Hu-
mana. Método que utilizase Ludwig von Mises en su obra magna,
La Acción Humana.30
La historia al fin y al cabo muestra como desde el inicio de la
revolución industrial los índices de pobreza se han reducido al mí-
nimo, aumentando la esperanza de vida en todo el mundo, espe-
cialmente en los países que más defienden los derechos o leyes
básicas (implicando una menor cantidad de mandatos), el libre
mercado y el sistema de ahorro e inversión capitalista.
Todo esto ha sido posible no gracias al Estado (que como de-
muestran autores como Mises o Hayek es altamente dañino e inefi-
caz conforme mayor es su intervención), sino a pesar del mismo.
Por tanto, ¿puede desarrollarse la sociedad mejor sin estado qué
con él? Nosotros creemos que sí, y para ello creo demostrable que
las teorías hayekianas son mejores que las de Rothbard.
No ponemos en duda en ningún momento el altísimo valor de
alguien como Murray Rothbard tanto a la hora de realizar análisis
económicos cómo históricos, e incluso, estamos de acuerdo con el
hecho defendido por Rothbard de que el estado primeramente es
inmoral.
Simplemente no compartimos el argumento jurídico desarrolla-
do por Rothbard para demostrar que el Estado es inmoral, prime-
ramente porque no creemos que el ser humano sea omnisciente,
pudiendo llegar a conocer el derecho por el método de la auto-
evidencia, y segundo, porque el decir que una vez se conoce el de-
recho de forma auto-evidente es un error derivado de este el afir-
mar que debe haber una ética positiva.
Nosotros preferimos utilizar las teorías hayekianas para defen-
der un marco teórico anarquista, y creo que puede decirse sin
equivocaciones que estas teorías no sólo proporcionan un marco
30
Ludwig von Mises, La Acción Humana, Unión Editorial, Madrid 1980.
400 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ
moral mucho mejor (utilizando para ello la tesis del derecho haye-
kiano), sino que además demuestran no sólo que el estado es alta-
mente ineficiente conforme más grande se hace sino que además, lo
más probable es que un mundo sin estado funcione mejor que con
Estado en base a que los mecanismos presentes en el orden esponta-
neo social (como la función empresarial) pueden actuar más libre-
mente.
Y esto es a nuestro juicio altamente probable por el hecho de que
el estado es una redundancia, la sociedad como tal ya es un orden
espontaneo de cooperación y coordinación, ya cuenta con unas ins-
tituciones evolutivas y, además, el desarrollo libre de la misma per-
mite que los individuos que la forman puedan aprovechar toda su
creatividad para desarrollarse.
Este cúmulo de acciones humanas coordinándose que utilizan a
su vez un conocimiento evolutivo acumulado inmenso es muchísi-
mo mejor a nuestro juicio que la redundancia que supone la existen-
cia del estado, el cual, sabemos que no se tiene en cuenta dicho cono-
cimiento acumulado ni se puede llegar a tenerlo, estándose al
amparo de decisiones arbitrarias y siendo por tanto en mi opinión la
acción de dicho estado mucho más ineficaz.
De ahí que nos enfrentemos a los beneficios de un orden espon-
táneo, orden que surge de la sociedad como el resultado de todos los
individuos actuando en la misma, o a un caos planificado, surgido
por los intentos del estado por eliminar y sustituir las instituciones
sociales.
Si a todos los datos, que nos hacen pensar en que muy probable-
mente el Estado no sea eficaz, y la sociedad libre o anárquica (pues
una anarquía no es sino el orden espontaneo tal cual, sin organiza-
ciones intentando controlarlo) funcione además mucho mejor sin
estado que con Estado, añadimos el hecho de que en base a cómo es
el ser humano, la tendencia es a que, estando este en mayor libertad
pueda desarrollar mejor sus planes (Acción Humana), y que para
desarrollar estos planes tenga muy probablemente que ofrecer algo
al resto (Función Empresarial), y además, añadimos a su vez los da-
tos históricos que nos muestran cómo a mayor libertad y menor in-
jerencia del estado mayor progreso…creo que podemos afirmar por
ello, que puede desarrollarse una teoría anarquista, o anarco-indivi-
dualista si se prefiere, que tenga altas probabilidades de ser cierta.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 401
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS