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Una Teoría Anarquista Hayekiana, Crítica Al Iusnaturalismo Rothbardiano - José García Martínez

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UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA,

CRÍTICA AL IUSNATUR ALISMO


ROTHBARDIANO
JORGE GA RCÍ A M A RT Í N EZ* 1

Fecha de recepción: 9 de mayo de 2016


Fecha de aceptación: 13 de octubre de 2016

I
INTRODUCCIÓN

El concepto de iusnaturalismo ha sido entendido de distintas ma-


neras a lo largo de la historia; por un lado, están aquellas personas
que consideran que el derecho surge de Dios, por otro, aquellas
que entienden que es la propia razón humana la que otorga al
hombre de dichos derechos. Es esta última tesis la que utiliza Mu-
rray Newton Rothbard para justificar su postura ética de defensa
de la anarquía.
No consideramos que ninguna de estas definiciones sea correc-
ta, y sin embargo, defendemos la tesis de que la anarquía es teóri-
camente posible, de ahí que uno de los objetivos del presente traba-
jo sea criticar dicha teoría iunsaturalista racional, para defender
una teoría iusnaturalista más óptima, en este caso la evolutiva,
mediante la cual se pueda defender una anarquía de forma teórica
más sólida a nivel teórico.

* Máster en Economía de la Escuela Austriaca (Universidad Rey Juan Carlos).


1

Graduado en Publicidad y RR.PP.

Procesos de Mercado: Revista Europea de Economía Política


Vol. XIII, n.º 2, Otoño 2016, pp. 359 a 404
360 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

II
CRÍTICA AL IUSNATURALISMO

1. El iusnaturalismo rothbardiano como grave error


epistemológico

Antes de comenzar la crítica al modelo iusnaturalista de Rothbard,


hemos de decir que con esto no se pretende ni mucho menos me-
nospreciar la gran labor que realizó dicho autor en el campo eco-
nómico, siendo su obra Hombre Economía y Estado (1962-70) una de
las más importantes de la Escuela Austriaca.
Simplemente no estamos de acuerdo con la teoría ética de
Rothbard, nos parece errónea y para criticarla partiremos del su-
puesto de que la teoría hayekiana del derecho es cierta.
Rothbard expone su teoría ética en su obra La Ética de la libertad
(1982), en ella indica claramente que pretende hallar una ética po-
sitiva que sirva para justificar la ausencia del estado, debido a que
no le parecen suficientemente convincentes los argumentos exclu-
sivamente económicos.
En dicha obra Rothbard sigue a nuestro juicio los siguientes pa-
sos lógicos para establecer su ética:
a) Asumir que los derechos morales (que él llama derechos natu-
rales) son autoevidentes y que por tanto el hombre puede llegar
a los mismos mediante la razón. Esto es además justificado con
un capitulo en el que aplica la teoría robinsoniana al surgimien-
to del derecho.
b) Una vez que asume como cierto que se puede llegar a conocer
dichos derechos por introspección de la razón plantea que los
mismos son objetivos y absolutos, teniendo ante sí una ética ob-
jetiva que sirva para que el hombre pueda tener una «ciencia de
la felicidad.»
Estos dos pasos son a nuestro juicio un error intelectual grave
que de hecho puede considerarse como constructivismo libertario.
Rothbard cae en la ilusión de creer que el derecho es autoevidente
para después caer en la peor aún fatal arrogancia de pretender que
dicha creencia le pueda permitir encontrar un marco del derecho
objetivo y absoluto.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 361

A continuación, realizaremos una crítica detallada a estos dos


pasos lógicos que a nuestro juicio son erróneos y a las consecuen-
cias que los mismos pueden tener, todo ello como anteriormente
hemos indicado partiendo del hecho de que consideramos que la
teoría hayekiana del derecho es cierta.

a) Sobre la autoevidencia del derecho

En su obra, Murray Rothbard dice:

La tradición tomista ha defendido exactamente lo contrario: recla-


ma la independencia de la filosofía frente a la teología y afirma
que la razón humana posee la capacidad de comprender y descu-
brir las leyes, tanto físicas como morales del orden natural.1

Rothbard hace una defensa de aquellos religiosos como Tomás


de Aquino o Hugo Grocio que defendían una visión racional del
iusnaturalismo frente a los que apoyaban la visión divina. Es decir,
que defiende la tesis de aquellos que creen que los derechos natu-
rales son cognoscibles por la mente humana frente a los que creen
que son un don de dios al hombre. Hace un mayor énfasis en esto
cuando cita las palabras de Edwin W. Patterson quien en su obra
sobre jurisprudencia define la ley natural como:
Principios de la conducta humana que la «razón» puede descubrir
a partir de inclinaciones básicas de la naturaleza humana y que
son absolutos, inmutables y de validez universal para todos los
tiempos y en todos los lugares.2

También hace referencia a la filosofía aristotélica al decir que:


El Aquinatense no sólo advirtió que el hombre actúa siempre bus-
cando un fin, sino que, dando un paso más, demostró que la razón
puede percibir estos fines como objetivamente buenos o malos.3

1
Murray Rothbard, La ética de la libertad, Unión Editorial, Madrid 2009, p.28
2
Edwin W. Patterson, Jurisprudence: Men and Ideas of the Law (Brooklyn: The Foun-
dation Press, 1953), p.333.
3
Murray Rothbard, La ética de la libertad, Unión Editorial, Madrid 2009, p. 31
362 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

Una vez que Rothbard demuestra su defensa del iusnaturalis-


mo racionalista procede a justificar cómo la razón humana puede
llegar a conocer dichas leyes absolutas, inmutables y universales
que son objetivamente buenas o malas, y para ello recurre a la teo-
ría robinsoniana:

Cuando tras la descripción del estricto aislamiento de Robinsón,


aparece en el relato Viernes (que puede ser una o varias personas),
puede verse cómo afecta a la discusión la presencia de otros indi-
viduos. Estas conclusiones son igualmente aplicables al mundo
contemporáneo. En efecto, al concentrarse el análisis en unas po-
cas personas que interactúan en una isla se facilita la clara percep-
ción de las verdades básicas de las relaciones interpersonales, ver-
dades que se mantienen en la penumbra si insistimos en comenzar
por contemplar el mundo contemporáneo todo a la vez y como si
fuera de una sola pieza.4

En nuestra opinión, y con la humildad característica de la Es-


cuela Austriaca (pues esta es nuestra crítica y por tanto nuestra
valoración subjetiva de la obra de Rothbard) creemos que esto es
un error.
Es decir, si la teoría hayekiana del derecho y las instituciones
sociales es cierta, si asumimos que el derecho ha surgido de forma
evolutiva, entonces, estos principios básicos del derecho que sur-
gen de la naturaleza humana no son cognoscibles por el hombre.
No son autoevidentes.
Han surgido en un proceso evolutivo inmenso, han surgido en
base a la pragmática o el instinto de la naturaleza humana, de for-
ma pre racional, es decir; no deliberada.
Si fuese cierto que la mente humana puede llegar mediante la
auto-evidencia a los derechos, entonces, en base a que sabemos que
el derecho como institución existe desde antes de que se crease el
estado, podríamos decir que las primeras normas jurídicas surgie-
ron de forma deliberada gracias a individuos que pudieron o su-
pieron realizar dicha cognición racional, y sin embargo tal y como
indica Hayek:

4
Op. cit., p. 59.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 363

La mente es tanto producto del medio social en el que se ha desa-


rrollado y que ella no ha hecho como algo que a su vez actúa sobre
las instituciones y las altera. Es el resultado de que el hombre ha
desarrollado en sociedad y ha adquirido aquellos hábitos y prácti-
cas que han aumentado las oportunidades de supervivencia del
grupo en que vive. La concepción de una mente ya plenamente
desarrollada que diseña las instituciones que hacen posible la vida
en sociedad es contraria a cuanto sabemos sobre la evolución del
hombre.
La herencia cultural en que el hombre ha nacido consiste en un
conjunto de prácticas o normas de conducta que han prevalecido
porque han permitido el éxito de un grupo de hombres pero que
no fueron adoptadas porque se conociera que producirían los efec-
tos deseados. El hombre obró antes de pensar y sólo posteriormen-
te llegó a comprender.5

Estas normas del derecho no son cognoscibles por la auto-evi-


dencia de la razón, sino que se transmiten de forma cultural. Como
institución social que es, las normas morales del derecho son trans-
mitidas en un proceso constante, suponiendo esto a su vez una
evolución por ensayo-error y una acumulación de conocimiento
inmensa que se da a lo lago de generaciones:

Lo que en la sociedad civilizada hace que el individuo pueda per-


seguir un abanico de fines infinitamente más amplio que los que
la simple satisfacción de sus más urgentes necesidades físicas ne-
cesita, no es tanto el mayor conocimiento que el propio individuo
puede adquirir, como el mayor beneficio que recibe del conoci-
miento que poseen los otros. Sin duda, un individuo «civilizado»
puede hoy vivir inmerso en la ignorancia, más incluso que muchos
salvajes, y sin embargo beneficiarse en gran medida de la civiliza-
ción en que vive.6

De hecho, esto es algo que ya indicaban importantes autores en


la antigüedad como Catón, quien según Marco Tulio Cicerón dijo:

5
Friedrich A. Hayek, Derecho, Legislación y Libertad, Unión Editorial, Madrid 2014,
p. 36
6
Op. cit., pp. 32-33.
364 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

No ha habido nunca en el mundo un hombre tan inteligente como


para preverlo todo, e incluso si pudiéramos concentrar todos los
cerebros en la cabeza de un mismo hombre, le sería a este imposi-
ble tener en cuenta todo al mismo tiempo, sin haber acumulado la
experiencia que se deriva de la practica en el transcurso de un lar-
go periodo de la historia.7

Sobre el argumento de la Teoría Robinsoniana, Rothbard ignora


que en dicho ejemplo tanto Robinsón como Viernes han vivido
previamente en sociedad, por lo que ya tienen un conocimiento
evolutivo inmenso acumulado que les ha sido transmitido de for-
ma cultural, es decir, ya conocen las instituciones sociales como el
lenguaje (dado que se asume que se pueden comunicar) y las nor-
mas morales. Tanto es así que incluso tienen nombres.
Una persona que naciese en un ambiente aislado (como en un
«tubo de vacío») y no tuviese contacto con ningún ser humano des-
de el nacimiento, de sobrevivir (cosa altamente improbable), difí-
cilmente iba a poder conocer dichas normas morales, e incluso di-
fícilmente iba a saber hablar, y cuando se encontrase con otra
persona lo más probable es que no supiese en ningún momento
llegar de forma auto-evidente a descubrir las leyes básicas del de-
recho y la moral. Al revés, lo más probable es que fuese un salvaje
que respondiese de forma violenta o asustadiza al contacto. Pero
en ningún caso con un conocimiento auto adquirido de las normas
morales.
Si hoy podemos conocer los derechos básicos es precisamente
porque tenemos una información evolutiva acumulada inmensa,
que se nos ha transmitido de forma sociocultural mediante la ins-
titución de la moral, cuyo significado en latín es tradición. El pro-
pio significado del nombre de la institución de la moral ya nos in-
dica que en ningún caso puede llegarse mediante la auto-evidencia
de la razón a conocer u obtener la inmensa información cultural
acumulada durante siglos y siglos que se nos pasa culturalmente.
Información que supera de hecho con creces nuestra propia capaci-
dad de comprensión.

7
Marco Tulio Cicerón, De re publica II, 1-2, The Loeb Classical Library, Cambridge,
Massachusetts, 1961, pp. 111-112.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 365

Es por ello que, a nuestro juicio, Rothbard comete un error gra-


ve al defender el iusnaturalismo racional como un método valido
para plantear una ética que pueda calificarse como científicamente
valida.

b) Sobre el derecho natural objetivo

Si bien Rothbard índica cómo mediante la razón pueden llegarse a


descubrir las normas del derecho, no se queda ahí, lleva esto un
paso más allá para argumentar que se puede construir un derecho
objetivo

La teoría positiva de la libertad se convierte así en un análisis de qué


es lo que puede ser considerado como derecho de propiedad y tam-
bién, a la inversa, qué es lo que se puede entender como delito.8

Resulta curioso que Rothbard use el termino positivo, pues sabe-


mos que el positivismo jurídico no es aquel que surge de forma
natural, sino que al revés, es creado e impuesto por el estado en
forma de mandatos, ¿pretende Rothbard redactar las leyes positi-
vas a las que él puede llegar mediante el uso de la «auto-evidencia
de la razón» e imponerlas?
Rothbard continúa desarrollando la idea de una ética u orden
moral objetiva al decir que:

En el caso de los seres humanos, la ética de la ley natural establece


que puede determinarse lo que es bueno o malo para el hombre
según le permita o le impida lo que es mejor para la naturaleza
humana. La ley natural aclara, pues, qué es mejor para el hombre-
que fines se deben perseguir por ser los más acordes con su natura-
leza y los que mejor tienden a realizarla. En un sentido profundo la
ley natural proporciona al hombre una «ciencia de la felicidad» y le
muestran los caminos que le llevan a la dicha real. En cambio, la
praxeología o la economía —y lo mismo cabe decir de la filosofía
utilitarista con la que aquella ciencia tiene estrechas relaciones—
analizan la «felicidad» en el sentido puramente formal, como logro

8
Murray Rothbard, La ética de la libertad, Unión Editorial, Madrid 2009, p. 23
366 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

de las metas que la gente suele poner —por las razones que sean-
en los peldaños más elevados de su escala de valoraciones. La satis-
facción de estos fines depara al hombre su «utilidad» o «satisfac-
ción» o «felicidad». El valor entendido como valoración o utilidad
es puramente subjetivo y lo fija cada individuo. Este proceder re-
sulta perfectamente adecuado en la ciencia formal de la praxeolo-
gía o en la teoría económica, pero no necesariamente en todos los
demás campos. Por lo que respecta a la ética de la ley natural, se ha
comprobado que los fines pueden ser buenos o malos para el hom-
bre en diversos grados. El valor es aquí objetivo —determinado por
la ley natural del ser humano— y la «felicidad» humana es enten-
dida en su sentido racional, es decir, en atención a su contenido.9

Personalmente, estas afirmaciones de Rothbard nos parecen al-


tamente perturbadoras y preocupantes. Lo que a nuestro juicio pa-
rece querer decir Rothbard aquí es que puede construirse una ética
positiva de la libertad en base a la ley natural (a la cual se llega
mediante la «auto-evidencia de la razón»), ética que se salta las
valoraciones subjetivas y por tanto las preferencias de la gente para
decir lo que objetivamente es bueno o malo y lo que objetivamente
hace feliz o no a la gente.
Esto personalmente nos parece más propio de un planificador o
ingeniero social que quiera decirle a la gente como vivir su vida
que de alguien que supuestamente defiende la anarquía.
Es decir, de nuevo, si la teoría del derecho hayekiana es cierta, el
derecho ha surgido porque el ser humano al no poder ser autárqui-
co necesitaba cooperar y coordinarse, de tal forma que para no
romper este orden espontaneo de cooperación y coordinación que
vendría a ser la sociedad, fue siguiendo instintiva y pre racional-
mente ciertas normas que tras un proceso de ensayo-error inmen-
so y de conocimiento acumulado durante generaciones forman la
institución del derecho.
Tal y como dice Hayek:
Las normas de conducta no han surgido como condiciones recono-
cidas para alcanzar un objetivo conocido, sino que se han formado
porque los grupos que las practicaron tuvieron más éxito que otros
a los que desplazaron. Eran normas que, dado el medio en que el

9
Murray Rothbard, La ética de la libertad, Unión Editorial, Madrid 2009, pp. 38-39.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 367

hombre vivía, aseguraron la supervivencia de un mayor número


de los grupos o individuos que las practicaron. (…) Las normas
que gobiernan la conducta humana y que hacen que esta parezca
inteligente tienen, pues, dos atributos que debemos siempre desta-
car (…) El primero de estos atributos que la mayor parte de las
normas de conducta poseen originariamente es que son observa-
das en la acción sin que sean conocidas por la persona que actúa
de una forma articulada («verbalizada» o explícita) (…) El segundo
es que tales normas son observadas porque de hecho dan al grupo
en el que se practican una fuerza, y no porque este efecto sea cono-
cido por aquellos que las observan. Aunque tales normas sean ge-
neralmente aceptadas porque su observancia produce ciertas con-
secuencias, no son observadas con la intención de producir tales
consecuencias que la persona que actúa no tiene por qué conocer.10

Si efectivamente estas normas son generalmente aceptadas por-


que su observancia produce ciertas consecuencias ahí hay una in-
tencionalidad y por parte unas valoraciones subjetivas o cúmulo
de valoraciones subjetivas de varios individuos, intersubjetividad
en dicho caso. Es decir, aunque el derecho al igual que el lenguaje
u otras instituciones hayan surgido de forma no deliberada y por
tanto espontanea, sí que está ligado su surgimiento al hecho de que
los humanos han puesto en práctica estas normas porque subjeti-
vamente valoraban el hecho de aplicarlas.
Al igual que el lenguaje no surge de forma deliberada (no llegó
una persona y dijo «vamos a crear un lenguaje») sí que puede de-
cirse que surgió porque los primeros seres humanos valoraron
subjetivamente el cumplir las normas del lenguaje y comunicarse
mediante ruidos, teniendo esto unas consecuencias pragmáticas
tales como permitir una mayor cooperación entre la gente, conse-
cuencias que no tenían por qué conocer los primeros que empeza-
ron a comunicarse.
Con el derecho, al ser una institución social, es exactamente
igual. Por lo tanto, el que Rothbard afirme que en el campo de la
ética o ley natural no valen las valoraciones subjetivas es a nuestro
juicio erróneo.

10
Friedrich A. Hayek, Derecho, Legislación y Libertad, Unión Editorial, Madrid 2014,
p. 38.
368 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

Precisamente la existencia del derecho es en sí pragmática para


con la sociedad porque evita que se produzcan conflictos que da-
ñen el orden espontáneo de cooperación y coordinación que es la
sociedad. Si precisamente las normas básicas del derecho no cam-
bian (derechos negativos como vida, propiedad o libertad) no es
sino porque no pasan la criba del proceso ensayo-error, debido a
que no son pragmáticas y generarían conflictos. Y el motivo por el
cual generarían conflictos es que la mayor parte de la gente no va-
lora subjetivamente bien que dañen su propiedad, vida o libertad.
Luego sí que intervienen a nuestro juicio las valoraciones subje-
tivas en la formación y desarrollo evolutivo del derecho, de hecho,
es un cumulo de valoraciones subjetivas que coinciden, es decir,
que unas normas prevalecen sobre otras porque la gente valora
intersubjetivamente el seguirlas, habiendo sobrevivido las normas
que permiten una mejor cooperación y coordinación, siendo por
tanto estas pragmáticas y manteniéndose al no pasar el proceso de
criba de ensayo-error.
Lo bueno o malo no es precisamente bueno o malo porque haya
acciones objetivamente buenas o malas, sino que es resultado de
ese proceso de valoraciones intersubjetivas que forman el derecho
y la moral, y que, a pesar de responder a una cuestión pragmática
como es el evitar conflictos que dañen el orden social de coopera-
ción y coordinación, no son eternas ni inmutables puesto que el ser
humano evoluciona.
Tampoco puede por tanto una única persona decir por ley posi-
tiva qué es la felicidad y qué no lo es, como sí parece pretender
Rothbard cuando menciona la definición objetiva de felicidad del
jurista inglés William Blackstone, quien dijese:

Es el fundamento de lo que llamamos ética, o ley natural…, de-


muestra que esta o aquella acción tiende a la felicidad humana y
concluye, por consiguiente, que la realización de la misa es una
parte de la ley natural; o, por el contrario que esta o aquella acción
destruye la verdadera felicidad humana y está, por ende, prohibi-
da por dicha ley.11

11
William Blackstone, Commentaries on the Laws of England, libro I, citando en
Brown, Natural Law Reader, p. 106.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 369

La felicidad a nuestro juicio es algo subjetivo, es cada ser huma-


no el que debe valorar que acción le hace feliz. No es objetivo, no
debe estar marcado por ley qué hace feliz a la gente y qué no, y de
estarlo, no nos parecería un acto propio de alguien liberal, ni mu-
chísimo menos de alguien anarquista sino más bien de un
constructivista.
De hecho, y afortunadamente siguiendo una visión distinta a la
de Rothbard, fueron los padres fundadores de USA (también ius-
naturalistas) quienes indicaron en la declaración de independencia
de 1776 el derecho a la vida, libertad y la búsqueda de la felicidad.

We hold these truths to be self-evident, that all men are created


equal, that they are endowed by their Creator with certain un-
alienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pur-
suit of Happiness.12

2. ¿Puede haber un iusnaturalismo evolutivo?

Murray Rothbard menciona dos tipos de iusnaturalismo en su


obra, el iusnaturalismo religioso, que vendría a decir que el hom-
bre tiene derechos por designio divino, y el iusnaturalismo racio-
nal, que defiende que hay principios del derecho natural que pue-
den ser conocidos por la razón humana.
Sin embargo, ¿puede darse un tercer tipo de iusnaturalismo que
restaure el término de forma correcta? Yo creo que sí.
Podemos decir que la institución del derecho surge de forma
no deliberada, pre-racional, siendo normas, que pese a no cumplir
con un objetivo finalista concreto son adoptadas porque los indi-
viduos valoran de forma intersubjetiva que deben cumplirlas, ya
sea porque es parte de su tradición o porque comprenden que son
pragmáticas para con la supervivencia del grupo. Además, estas

12 Primer párrafo del preámbulo de la Declaración de Independencia de los Esta-


dos Unidos de América, 4 de Julio de 1776, cuya traducción al español es: “Sostenemos
como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados
iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre
estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”
370 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

normas sufren un proceso de ensayo error en el cual sólo sobrevi-


ven aquellas que resultan más pragmáticas a la hora de evitar con-
flictos, es decir, no somos nosotros los que elegimos las normas,
son ellas las que de alguna forma «nos eligen a nosotros».
Además, estas normas resultan más pragmáticas debido a que
de manera general, la mayoría de las personas no valora subjetiva-
mente bien que dañen su propiedad, vida y libertad13, siendo estas
normas prácticamente permanentes debido a que no pasan el pro-
ceso ensayo-error correspondiente por lo altamente perjudicial de
su desaparición para con la cooperación y coordinación necesarias
para que la sociedad funcione adecuadamente.14 Además, una vez
que el hombre puede ser consciente de esto estas normas son for-
malizadas.
Por ello, y en base a que puede decirse que estas normas o dere-
chos negativos básicos no desaparecen debido a que generarían
conflicto, puede entenderse que esto es así porque hoy por hoy,
mientras que la naturaleza humana sea así (ceteris paribus) puede
considerarse que a la mayoría de seres humanos les provoca un
gran rechazo el daño a la vida, propiedad o libertad. Hay una va-

13
Es decir, a nivel intersubjetivo a la mayoría de personas no le gusta que le deñen
su propiedad, libertad o vida. Esto no significa que a nivel individual no pueda haber
personas que subjetivamente sí que valoren dichos daños a su persona de manera
positiva.
14 La teoría de que estas normas son permanentes debido a que no pasan el filtro
del proceso ensayo-error constante al que son sometidas en base a lo altamente impru-
dente de que dichas normas se violen, puesto que son pragmáticas, es una teoría mía.
Hayek da otros muchos ejemplos de por qué esto puede ser así, por ejemplo, en su obra
Derecho Legislación y Libertad, op. cit., p. 39, al indicar: «Lo importante es que toda
persona que se desarrolla dentro de una determinada cultura encontrará en la misma
unas normas, o puede descubrir que actúa ajustándose a unas normas —e igualmente
reconoce las acciones de otros en cuanto se conforman o no a distintas normas. Esto,
por supuesto, no demuestra que sean una parte permanente o inalterable de la «natu-
raleza humana», o que sean innatas, sino sólo que son parte de una herencia cultural
que tiene grandes probabilidades de permanecer constante, sobre todo en la medida
en que aún no han sido articuladas en palabras y, por tanto, no son discutidas o anali-
zadas conscientemente.»
Sobre esta teoría, me ha influido personalmente el imperativo categórico de
Immanuel Kant, según el cual: «Obra de tal manera que puedas querer que la nor-
ma de tu conducta sea erigida en norma de conducta universal», Fundamentación de
la metafísica de las costumbres, Espasa Calpe, Madrid, 1956.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 371

loración intersubjetiva de rechazo a estos actos. De hecho, entra en


juego con todo esto el instinto básico de supervivencia.
Es decir, mientras que el ser humano siga siendo tal y como es
ahora, a prácticamente nadie le gusta que le roben, le esclavicen o
le maten. Es un rechazo incluso instintivo. Por tanto, puede decirse
que la «naturaleza humana» rechaza estas acciones, de ahí que
sean las normas que protegen la vida, la propiedad y la libertad las
que no superen el proceso de ensayo error y se mantengan inalte-
rables, siendo la evolución del derecho no referente a la evolución
de las mismas sino a la aplicación de estas para resolver los conflic-
tos pertinentes.
Evidentemente, el ser humano como ser en evolución perma-
nente que es, no tiene por qué valorar intersubjetivamente esto así
para siempre, siendo por tanto eliminado el concepto de normas
absolutas y válidas para todo tiempo y lugar, no podemos saber
cómo evolucionará el ser humano, simplemente decir que mientras
que (Ceteris paribus) siga siendo igual que es ahora mismo, estas
normas perduraran.
Es por esto por lo que creemos que puede corregirse el término
de iusnaturalismo y utilizarse de forma correcta acorde a la teoría
del derecho evolutivo iniciada por Menger y desarrollada amplia-
mente por Hayek.
Hay que realizar una matización en esto, puesto que debe acla-
rarse que este iusnaturalismo evolutivo es propia y exclusivamente
acorde con la teoría austriaca de la evolución institucional, y que
por tanto, nada tiene que ver con el darwinismo social (criticado
por Hayek) ni con el evolucionismo biológico darwiniano y deter-
minista.15
Por ello, denominaremos a este tipo de iusnaturalismo como
iusnaturalismo austriaco evolutivo.

15
Esta distinción entre la epistemología evolutiva austriaca y el evolucionismo en
las ciencias físicas es mencionada por el profesor César Martínez Meseguer en su obra
La Teoría Evolutiva de las Instituciones, op. cit., p. 302, al indicar:
«De esta manera, la Epistemología de la Escuela Austriaca, según hemos visto, es
una epistemología de carácter evolutivo, pero que tiene dos características peculiares:
La creencia de que pueden descubrirse Leyes y Principios Generales, pero en un
sentido totalmente diferente a los elaborados en el mundo de las Ciencias Naturales.»
372 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

Iusnaturalismo significa literalmente nuestra naturaleza, mien-


tras que (Ceteris paribus) nuestra naturaleza sea así, es decir, que
sigamos sin poder ser autárquicos y necesitemos cooperar y coor-
dinarnos a la vez que valoramos intersubjetivamente el daño a la
vida, propiedad y libertad como malo, las normas del derecho ne-
gativo perdurarán.
Si entendemos este «iusnaturalismo austriaco evolutivo» como
totalmente ajeno al hecho de que sea autoevidente (y por tanto aje-
no al concepto de iusnaturalismo racional de Rothbard) y a su vez,
como totalmente ajeno al concepto evolutivo biológico determinis-
ta y al darwinismo social, entonces, sí que podría relacionarse con
el evolucionismo hayekiano y el pragmatismo miseano, en base a
que sería dicho instinto de supervivencia humano (que es univer-
sal a todo el género) el que motivaría que las leyes surgidas evolu-
tivamente que protegiesen la vida, la propiedad y la libertad no
fuesen descartadas casi nunca en el proceso de ensayo error social
constante, y que de serlo, muy probablemente volviesen a ser resti-
tuidas tarde o temprano en base a los conflictos que desataría el
incumplimiento de las mismas y la poca utilidad pragmática de
este hecho.
Curiosamente, en el prólogo del libro La teoría evolutiva de las
instituciones, el profesor Jesús Huerta de Soto menciona un punto
de vista que puede relacionarse con esto al decir que:

Frente a un concepto de la Ética al que se atribuye un contenido


evolutivo y en proceso de formación, lo que resulta coherente con
el resto de planteamientos sostenidos por el autor en el libro (Teo-
ría de los órdenes espontáneos autorregulados, la idea de razón
entendida como capacidad humana muy limitada, o la epistemolo-
gía evolutiva adoptada, etc.) yo opto, sin embargo, por una idea de
Ética esencialista basada en la idea de que el ser humano tiene una
naturaleza esencial, lo cual resulta perfectamente compatible sin
embargo con que tal naturaleza se vaya plasmando —y descu-
briendo— evolutivamente.16

16
Jesús Huerta de Soto en el prólogo de Teoría Evolutiva de las Instituciones, de César
Martínez Meseguer, Unión Editorial, Madrid 2009, p. 18.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 373

Es decir, ¿podría darse el caso, tal y como el profesor Huerta de


Soto indica, de que el ser humano tuviese una «esencia básica» que
fuese plasmada y descubierta evolutivamente en el proceso de en-
sayo-error del derecho?

3. Conclusión de la primera parte

Partiendo del supuesto de que la teoría hayekiana del derecho sea


cierta, la cual, a su vez parte de la revisión de las ciencias sociales
iniciada por Carl Menger en 1871 al fundar la Escuela Austriaca,
entendemos que Rothbard comete graves errores en el campo éti-
co.
Primero al considerar que el hombre puede llegar mediante el
uso de la razón a conocer los principios fundamentales del dere-
cho, como si este fuese auto-evidente cuando en realidad, es una
institución social con una cantidad de información acumulada tan
inmensa, que solo podemos comprender una pequeña parte de la
misma. Esa información se encuentra a su vez dispersa y no fácil-
mente articulable, siendo un know how.
Segundo al considerar que dado que pueden conocerse los prin-
cipios fundamentales del derecho natural mediante el uso de la
razón puede derivarse esto en una ética objetiva y positiva, no tie-
ne sentido una ética positiva de la libertad o un derecho civil liber-
tario porque el derecho (entendido como derecho institucional o
derechos negativos) ya de por si se encarga de defender la libertad,
la vida y la propiedad. El hacer un derecho positivo cuyos manda-
tos sean los mismos que las leyes negativas o evolutivas es una re-
dundancia innecesaria.
Menos sentido tiene aún el pretender que esta ética positiva de-
limite o dicte algo subjetivo como la felicidad.
En definitiva, Rothbard cae en el peligroso campo constructi-
vista al tratar temas éticos, ello por supuesto no quiere decir que
este gran autor no deba ser tenido en cuenta en otros ámbitos
como en el económico o el histórico. Pero sin duda, creo que su
teoría ética no es correcta y por tanto creo que debe ser rebatida
usando la que yo sí que considero adecuada, en este caso la teoría
hayekiana.
374 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

A su vez, también consideramos que el término iusnaturalismo


pueda tener un tercer significado frente a los dos anteriores, siendo
estos religioso y racionalista. Dicho tercer significado sería el evo-
lutivo, de acorde con la teoría hayekiana del derecho iniciada por
Carl Menger, y diferenciándose del evolucionismo darwinista y
biológico.
Según esto, el iusnaturalismo austriaco evolutivo vendría a sig-
nificar que siempre que a igualdad de circunstancias la naturaleza
humana o «esencia humana» no cambie, la gente rechazará inter-
subjetivamente (y en parte, debido al instinto de supervivencia)
aquellas acciones que dañen la vida, la propiedad y la libertad. Po-
niéndose así de manifiesto el hecho de que dichos derechos nega-
tivos se mantengan, siendo la evolución del derecho en lo referente
a la aplicación de dichas leyes.

III
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA

1. Introducción a la teoría

Friedrich August von Hayek no era anarquista, cuando el presen-


tador Thomas Hazlett le preguntó sobre el riesgo de que le acusa-
sen de constructivista o racionalista, Hayek respondió que no, que
él sólo estaba en contra del diseño deliberado e individual de las
instituciones y que esto planteaba algunos problemas con el anar-
quismo moderno:
Hazlitt: As an advocate of a really revolutionary reform, in terms
of our government structure, don’t you run the risk of being accu-
sed of being a constructionist or a rationalist?
Hayek: No. I’m quite sure this has to be gradually achieved, once
the ideal is recognized, and institutions has of course to be desig-
ned, even if they develop. I only object against the whole thing
made to singly designed institutions. But that our spontaneous or-
der of society is made up of a great many organizations in a tech-
nical sense, and within an organization design is needed. And the
some degree of design is even needed in the framework within
which this spontaneous order operates, I would always concede; I
have no doubt about it.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 375

Of course, here it gets into a certain conflict with some of the mo-
dern anarchists, but I believe this is one convincing argument why
you can’t leave even the law to voluntary evolution: the great socie-
ty depends on you being able to expect that any stranger you en-
counter in a given territory will obey the same system of rules of
law. Otherwise you’re dealing with people, be confined to people
whom you know. And the conception of some of our modern anar-
chist that you can have one club which agrees one law, another
club agrees on another law, would make it just impossible to deal
with any stranger. So in a sense, you have, at least for a given terri-
tory, an uniform law, that can only exist if it’s enforced by govern-
ment. So, the only qualification you must have is that the law must
consist of abstract rules equally applicable to all, for an unknown
number of futures instances and so on.17

Estamos totalmente de acuerdo en todo lo referente a cómo la


sociedad debe modificar y diseñar poco a poco la institución del

17
Friedrich A Hayek entrevistado por Thomas Hazlett, la conversación podría
traducirse de la siguiente manera:
Hazlitt: Como defensor de una reforma realmente revolucionaria, en términos de
nuestra estructura de gobierno, ¿no corre usted el riesgo de ser acusado de ser un
constructivista o un racionalista?
Hayek: No. Estoy bastante seguro de que esto tiene que ser alcanzado gradual-
mente, una vez se reconoce el ideal, y las instituciones tiene por supuesto que ser dise-
ñadas, incluso si se desarrollan. Sólo me opongo al hecho de que las instituciones sean
individualmente diseñadas. Pero que nuestro orden espontáneo de la sociedad se
compone de un gran número de organizaciones en un sentido técnico, y dentro se
necesita un diseño de organización. Y cierto grado de diseño es incluso necesario en el
marco en el que este orden espontáneo funciona, siempre lo defenderé; No tengo nin-
guna duda al respecto.
Por supuesto, aquí se llega a un cierto conflicto con algunos de los anarquistas
modernos, pero yo creo esto es un argumento convincente de por qué no puede dejar
ni siquiera el derecho a la evolución voluntaria: la gran sociedad depende de que seas
capaz de poder esperar que al encontrarte cualquier extraño en un territorio determi-
nado este obedecerá el mismo sistema de normas de derecho. De lo contrario usted
está tratando con la gente, confinándose sólo a personas a las que conoces. Y la concep-
ción de algunos de nuestros anarquistas modernos de que se puede tener un club que
está de acuerdo en una sola ley, otro club de acuerdo en otra ley, haría simplemente
imposible hacer frente a cualquier extraño. Así que, en cierto sentido, tienes que tener,
al menos para un territorio determinado, una ley uniforme, que sólo puede existir si se
hace cumplir por el gobierno. Así que el único requisito que debe tener es que la ley
debe constar de reglas abstractas igualmente aplicables a todos, por un número inde-
terminado de casos y así sucesivamente.
376 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

derecho, una vez conozca y sea consciente de la importancia de las


normas que forman la misma. Siempre teniendo por supuesto ple-
na consciencia del peligro de suprimir las mismas y el proceso de
ensayo-error que supone hacerlo. Estando Hayek en contra del di-
seño exclusivamente individual constructivista de planificación o
ingeniería social.
Sin embargo, discrepamos de sus dudas acerca del anarquismo
por varios motivos:
En primer lugar, porque el anarquismo o ausencia de estado no
supone necesariamente que la sociedad no pueda realizar esa mo-
dificación propia del ensayo-error sobre el método de aplicar las
normas del derecho.
En segundo lugar, porque el anarquismo como tal no es una
utopía sino una meta-utopía. Es decir, si aceptamos la definición
del liberalismo del filósofo Chandran Kukathas, según la cual:

El término «liberalismo» se identifica con un paradigma político


que responde a la diversidad humana mediante la defensa de ins-
tituciones que permitan la coexistencia de distintas creencias y
modos de vida; el liberalismo acepta la pluralidad de esas creen-
cias y modos de vida (la multiplicidad de valores religiosos y mo-
rales en el mundo moderno) y promueve la tolerancia. El liberalis-
mo se diferencia de otras filosofías políticas en que rechaza la idea
de un orden social orgánico y espiritualmente unificado, dentro
del cual los intereses de los individuos se alinean en perfecta ar-
monía con los intereses de la comunidad. Los individuos poseen
fines distintos y no existe un único objetivo común que todos de-
ben compartir; y necesariamente estos fines suelen entrar en con-
flicto. La cuestión a resolver desde un punto de vista liberal es la
de cómo regular y no la de cómo erradicar tales conflictos.18

Por tanto, si tomamos esta definición como cierta, podemos en-


tender que dentro de un sistema liberal conviviesen sociedades
cuyas normas fuesen distintas, siendo el único requisito el respeto
de las mismas a los individuos que no quisiesen participar de ellas.
Es decir, que en una sociedad abierta de tipo anárquico podrían

18
Chandran Kukathas, en el prólogo de The Liberal Archipelago A Theory of Diversi-
ty and Freedom, Oxford Scholarship Online, Oxford, 2003.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 377

coexistir comunas que practicasen el socialismo o el mutualismo


con una sociedad plenamente capitalista, esto siempre que dichas
comunas socialistas o mutualistas respetasen la voluntariedad de
los acuerdos y que, por tanto, no impusiesen su modelo al resto de
individuos, teniendo de lo contrario el resto de individuos derecho
a ejercer la defensa propia. Esto podría generar problemas en el
caso de que hubiese free riders aprovechándose de la defensa que
podrían hacer los individuos ante dichas comunas estatistas. En tal
caso, no queda claro cómo podría resolverse este problema de ma-
nera satisfactoria porque podrían tender a surgir ideas empresa-
riales nuevas para solucionarlo en el caso de que fuese un proble-
ma grave, si bien por ahora podemos presuponer que la sociedad
podría rechazar a dichos free riders evitando comerciar con ellos,
por ejemplo.
En tercer lugar, porque Hayek hace referencia a los clubs para
posteriormente decir que, por lo menos, tienes que tener las mis-
mas normas en un territorio concreto. Pero ¿y si precisamente el
club ocupa enteramente ese territorio? En el caso de que esto final-
mente no fuese así lo más probable es que las distintas comunida-
des o clubs compitiesen y comerciasen entre sí, teniendo por tanto
el incentivo a mantener unas normas de respeto o acuerdos mu-
tuos.
Es habitual pensar cómo sería una anarquía de forma estática,
esto es, asumiendo que el territorio va a ser el mismo, si Europa por
ejemplo fuese una anarquía no necesariamente los territorios ten-
drían que ser los mismos, podría haber ciudades estado, comuni-
dades o incluso territorios más grandes en los que hay ahora, sim-
plemente no podemos saberlo, y a eso hay que sumar el hecho de
que el concepto de territorio como estado desaparecería porque no
habría estado, una comunidad privada de vecinos podría ser per-
fectamente un territorio.
Que los derechos básicos como la vida, propiedad o libertad
no evolucionen por no pasar el filtro de ensayo-error, no signifi-
ca, que la forma de aplicar estas normas no sea evolutiva. En prin-
cipio, no vemos ningún problema en que distintas sociedades o
clubes tengan formas distintas de aplicar las leyes evolutivas,
además no consideramos que esto sea una incoherencia para con
el concepto de sociedad abierta, al revés. Siempre que se respeten
378 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

esos derechos evolutivos, el que haya múltiples sociedades com-


pitiendo en un proceso de ensayo-error por ver cuál es la que
aplica los mismos de forma más apropiada es a nuestro juicio po-
sitivo.
¿Significa el hecho de que Hayek encontrase conflictos puntua-
les con la teoría anarquista el que renegase de la misma por com-
pleto?
Lo consideramos dudoso, como modelo teórico que es, la teoría
anarquista o anarcocapitalista no es ni muchísimo menos un abso-
luto. Si algo hemos aprendido de Friedrich Hayek es la necesidad
de la modestia intelectual. Pues el hombre, no es omnisciente. No
podemos llegar a verdades absolutas y por ello, el científico social
sólo puede aspirar a acercarse lo máximo posible a la verdad, te-
niendo que tener por tanto una extremada cautela.
Por ello, sin bien no podemos afirmar de forma absoluta que el
anarquismo vaya a funcionar, tampoco podemos negarlo. En todo
caso podremos teorizar acerca de si es posible esto o no.
¿Significa por tanto que podemos utilizar las teorías hayekia-
nas para plantear el marco o estructura general de una teoría anar-
co-individualista o anarco-capitalista?
Creemos que sí que se puede. En concreto son dos las teorías de
Hayek que sirven como marco teórico para una teoría anarquista:
En primer lugar, las teorías de Hayek sobre el orden espontáneo
y la formación de instituciones en el mismo, en concreto la institu-
ción del derecho. Esta teoría de las instituciones se comenzó a de-
sarrollar por Carl Menger en 1871 en su obra Principios de Economía
Política.19
En segundo lugar, la teoría de la imposibilidad del socialismo,
la cual empezaron a estudiar autores como Max Weber o Ludwig
Von Mises, siendo este último quien la desarrollase inicialmente.
Pero antes de resumir estas dos teorías de Hayek debemos res-
ponder a qué consideramos por anarquismo.
El término anarquismo no es visto de igual forma por todos los
que se consideran como tal, tanto un anarco-mutualista como un
anarco-comunista dirían que anarquía no sólo implica la ausencia
del estado sino también la ausencia de propiedad privada de me-

19
Carl Menger, Principios de Economía Política, Unión editorial, Madrid, 1983.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 379

dios de producción y por tanto de sistema capitalista. Nosotros no


estamos para nada de acuerdo con ese concepto mediante el cual
los mutualistas y comunistas niegan el derecho de propiedad.
Para definir el anarquismo vayamos a la raíz etimológica, se-
gún la cual anarquismo, es una palabra griega (anarkhia) que sig-
nifica literalmente sin poder o mandato. Entendiéndose por tanto
que anarquía es la ausencia de Estado.
Muchas personas se preguntarán si la sociedad puede desarro-
llarse sin estado, tema central del que trata la teoría anarquista. Y
lo cierto es, que muchas personas no llegan a plantearse esto debi-
do a que confunden sociedad con estado pensando que son lo mis-
mo cuando son dos cosas totalmente distintas. Esto puede deberse
al interés de los políticos en hacer creer a la gente que ellos son la
representación de la sociedad o el pueblo. Pero lo cierto es que por
más trucos de propaganda política que usen, podemos decir que la
sociedad es una cosa y el estado otra muy distinta.
Para definir sociedad, utilizamos la tesis austriaca desarrollada
por Karl Menger y Friedrich A Hayek según la cual, la sociedad es
un orden espontaneo, dinámico y evolutivo de cooperación y coor-
dinación entre individuos.20
Para definir Estado, partimos a su vez de la tesis de Max Weber,
según la cual el estado es:

La asociación de dominación con carácter institucional que ha tra-


tado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia
física legítima como medio de dominación y que, con este fin, ha
reunido todos los medios materiales en manos de sus dirigentes y
ha expropiado a todos los seres humanos que antes disponían de
ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerar-
quías supremas.21

20
Esta tesis será resumida con mayor detenimiento en el próximo apartado.
21
Max Weber, El Político y el Científico, Alianza Editorial, Madrid, 1979. Sobre esta
definición, hay que matizar que Weber no utiliza el concepto de institución evolutiva
que utiliza Hayek cuando se refiere al estado. Sino que utiliza el concepto tradicional
del término según el cual la institución es un organismo público o privado que ha sido
fundado para desempeñar una determinada labor cultural, científica, política o social.
Hayek a este término lo denomina como organización.
380 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

Puede discutirse si dicha violencia es legítima o no (aspecto


que trataré en el siguiente apartado) y el concepto común de ins-
titución que utiliza Weber, concepto que se correspondería con el
de organización según la teoría austriaca. Pero a rasgos generales
subscribo completamente esta definición.
Por ello, una vez indicado que a nuestro juicio sí que se pue-
den utilizar las teorías de Hayek para establecer un marco teórico
anarquista, procederemos a resumir las dos teorías a las que nos
referimos.

2. La Teoría Institucional del derecho, ¿es el Estado legítimo


y necesario?

Según Max Weber, el Estado es el monopolio de la violencia física


legítima. Pero ¿es legítimo el estado y la violencia que ejerce para
poder existir? A mi juicio no.
El derecho institucional evolutivo, o el derecho negativo si se
prefiere es muy claro al respecto. Si el Estado utiliza la violencia
para poder existir, y su existencia o modus operandi consiste en
la realización de planes de ingeniería social para imponérselos
por la fuerza a los individuos que se encuentren en dicho territo-
rio, entonces, ello ya no solo viola la definición de liberalismo
dada por Chandran Kukathas, también viola de forma directa los
derechos negativos o evolutivos debido a que los agrede directa-
mente.
Este es básicamente el argumento principal que da Murray
Rothbard para justificar la anarquía. Y si bien estamos de acuer-
do en que el estado viola los derechos básicos, no lo estamos con
respecto a la forma en la que Rothbard explica el derecho (aspec-
to que desarrollamos anteriormente en la primera parte del pre-
sente documento).
Hayek sin embargo sí que tiene a mi juicio una teoría del dere-
cho que considero mucho más acertada, la cual utilicé para reba-
tir la tesis rothbardiana en la primera parte.
Por ello nos disponemos a resumir detalladamente la misma.
Esto no es más que un resumen por lo que animamos a todos los
interesados a ir a la fuente, en este caso a la obra Derecho Legisla-
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 381

ción y Libertad22 escrita por Hayek. A su vez, también recomenda-


mos la obra La Teoría Evolutiva de las instituciones23 de Cesar Mar-
tínez Meseguer, en la cual se hace un repaso histórico de las
ciencias sociales para posteriormente recopilar y explicar la me-
todología de la Escuela Austriaca.
Es precisamente nuestro propio resumen de la explicación del
profesor Meseguer de la institución del derecho el que utilizare-
mos para exponer la visión Hayekiana del mismo, en base a que es
él quien a nuestro juicio sintetiza la obra de Hayek de manera más
didáctica y sencilla posible.
Antes de entrar en materia de derecho también hay que resumir
el concepto de sociedad y de instituciones que utiliza Hayek.
Partiendo de la base de que el ser humano no puede ser autár-
quico (debido a que necesita asistencia desde que nace hasta poder
valerse por sí mismo y a su vez en la vejez), de que el ser humano
actúa (axioma de la Acción Humana) intentando alcanzar ciertos
objetivos o fines que considera relevantes, a los cuales atribuye un
valor subjetivo y de que todo ser humano tiene una capacidad in-
nata creativa; se define la sociedad como un orden espontaneo de
cooperación y coordinación entre los individuos que los forman,
los cuales son únicos e irrepetibles.
Es decir, la sociedad no ha surgido de forma deliberada sino
espontáneamente, a esto hay que añadir que es de carácter dinámi-
co puesto que el ser humano actúa buscando sus propios fines sub-
jetivos y está en constante evolución.
Dentro de ese orden espontáneo que es la sociedad a su vez
existen unas instituciones de carácter espontáneo y evolutivo.
Por institución, se entiende el resultado no intencionado de
una serie de hábitos y costumbres que surgen del hecho de que los
intentos de adaptación de los individuos a las condiciones sociales
de cada momento en la búsqueda de sus propios beneficios son
imitados. Son imitados por la mayoría de individuos si estos com-
portamientos facilitan la consecución del mayor número posible

22
Friedrich A. Hayek, Derecho, Legislación y Libertad, Unión Editorial, Madrid 2014,
p. 38.
23
Cesar Martínez Meseguer, La Teoría Evolutiva de las Instituciones, Unión Edito-
rial, Madrid 2006.
382 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

de objetivos individuales. Esta imitación conlleva a su vez un pro-


ceso de ensayo-error en el cual preponderan los grupos de indivi-
duos que eligen el comportamiento más útil para resolver sus
problemas y lograr sus objetivos. De tal forma que dichos com-
portamientos se convierten al ser imitados en hábitos y costum-
bres que van modificándose con el tiempo (tendiendo a perdurar
los más útiles para la supervivencia del grupo), que aprovechan
una gran cantidad de información y conocimiento tácito acumu-
lado durante siglos, que permiten el desarrollo (debido a que el
hombre busca lo mejor para sí mismo sabiendo que no es autár-
quico y tiene que cooperar y coordinarse con los demás) y que
generan la paz social.
Estas instituciones, por tanto, son órdenes espontáneos en sí
(siendo la sociedad el orden espontáneo que los engloba), que evolu-
cionan en un proceso de ensayo-error constante. El grado de com-
plejidad que puede alcanzar un orden espontaneo es casi infinito,
con una red de interrelaciones tan compleja y entrelazada que reba-
sa ampliamente los límites de la mente humana. La sociedad huma-
na o lo que Hayek denominaba orden extenso, es un orden esponta-
neo sin plan, en el cual los individuos gozan de absoluta libertad con
el único requisito de respetar las leyes generales que buscan la com-
patibilidad de dichos intereses propios. Estas leyes son reglas abs-
tractas de tipo general (se aplican a todo individuo sin distinción de
la esfera en que se encuentre), abstractas, puesto que establecen con-
diciones que deben ser acatadas, pero respetando las diferentes ac-
ciones que no vulneran su contenido y evolutivas.
Por el contrario, las organizaciones son órdenes mucho más sen-
cillos, producidos por el hombre de forma deliberada para la conse-
cución de sus objetivos. Son entes concretos (no abstractos) que sir-
ven a los individuos para poder cumplir sus objetivos particulares,
los cuales valoran subjetivamente. Las normas internas (mandatos)
que regulan las organizaciones van dirigidas al logro de unos fines
particulares establecidos previamente como objetivos de la propia
organización. Estos mandatos tienen contenido específico que no
deja margen de decisión para los individuos, existiendo una jerar-
quía en la organización.
Cabe destacar, que la línea divisoria entre orden y organización
no está clara, puesto que se confunden y solapan unos con otros,
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 383

pudiendo surgir múltiples organizaciones en órdenes espontáneos


(como es el caso de las empresas que surgen en el orden espontaneo
que es la institución del mercado) y viceversa. Tampoco están claras
las líneas divisorias entre ley y mandato.
Lo que sí está más claro es que para que la vida en sociedad se
desarrolle en paz y prosperidad deben respetarse los órdenes espon-
táneos o instituciones surgidas en la sociedad u orden extensivo,
esto implica que dichos órdenes evolucionen libremente.
El Estado, es una organización que pretende controlar el orden
social extensivo mediante la coerción, esto se debe a que los cons-
tructivistas que lo componen creen en el poder de la ingeniería so-
cial para modificar la sociedad, dando por supuesto que pueden
obtener información plena con respecto a los medios elegidos de
forma única y subjetiva por los individuos para lograr sus fines, con-
siderando que los problemas son de tipo técnico y profesando un
profundo desprecio por las instituciones evolutivas.
Una vez resumido el concepto de sociedad, orden espontáneo,
institución y organización pasaremos a resumir la formación de las
normas jurídicas que crean la institución del derecho, utilizando
como guía la explicación del profesor Meseguer sobre la obra de
Friedrich A. Hayek.
El derecho, se compone de las normas abstractas que regulan el
comportamiento de la sociedad, estas normas surgen a medida que
los individuos que forman la misma van aprendiendo de forma in-
consciente que las relaciones basadas en el mutuo acuerdo volunta-
rio (es decir, en acuerdos contractuales) resultan más beneficiosas
para con la sociedad que el empleo de la fuerza, y resultan más be-
neficiosas porque precisamente el ser humano al no poder ser autár-
quico necesita cooperar y coordinarse con los que le rodean, siendo
necesaria la seguridad que proporciona el cumplimiento de estas
normas, pudiendo los individuos ejercer la defensa propia para pro-
teger esos derechos que le son aplicables. Es decir, el derecho es un
equilibrio, estas normas surgen cuando los individuos entienden de
los peligros de la autodestrucción mutua, y se van imitando y apren-
diendo culturalmente, lo cual a su vez permite al individuo poder
actuar para alcanzar sus intereses sin temor a tener que estás prote-
giéndose constantemente.
384 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

El origen de estas normas es anterior a la formalización de las


mismas, iniciándose el proceso de forma inconsciente. Una vez
que el hombre es capaz de diferenciar unas de otras por un proce-
so de ensayo-error comienza a respetar y a hacer respetar dichas
normas, que se mantienen por el hecho de facilitar la aparición de
un orden colectivo estable beneficioso para todos. Solo es en una
fase posterior cuando el hombre consigue articular y dar forma a
estas normas generales que regulan la convivencia.
Por ello, la selección de estas normas abstractas que regulan la
vida en sociedad no fue algo consciente y deliberado, sino resul-
tado de un proceso evolutivo inmenso. El hombre solo intervino
de forma consciente en la última etapa del proceso al articular y
dar forma a las leyes, lo cual no implica crear un marco normati-
vo de la nada sino interpretar de forma verbal algo que ya se co-
nocía de forma intuitiva y que no había podido explicarse hasta
el momento.
Este proceso evolutivo es extremadamente complejo por lo que
es prácticamente imposible saber con certeza los factores genera-
dores del mismo, pudiendo decirse que no hay sociedad sin dere-
cho o que no hay derecho sin sociedad. Además, el ordenamiento
jurídico no se limita a situaciones legales o ilegales sino que hay un
amplio abanico de tonos grises en medio, si a esto se añade que
dichas normas evolucionan puede entenderse la inmensa dificul-
tad de estudiar las mismas.
El derecho cambia, se modifica y evoluciona al darse variacio-
nes en las relaciones sociales que regula, pero esta evolución no
impide que haya una gran estabilidad, debido a la lentitud del pro-
ceso y al hecho de que los principios básicos formales inspiradores
del mismo (respeto a la vida, propiedad, libertad, pactos, búsqueda
de la paz y la justicia y la transmisión de bienes) se respeta.
Por tanto, el derecho evoluciona de forma natural, pero se trata
de una evolución tan lenta y progresiva que no afecta a la estructu-
ra principal y al sistema global de ordenamiento jurídico.
La sensación de inalterabilidad sólo se deriva de nuestro con-
cepto finito del tiempo, debido a en el caso de existir algo absolu-
tamente eterno nuestra propia condición nos impediría llegar a
un conocimiento absoluto de dicho concepto universal. Si bien a
esto, yo añado mi propia teoría basada en el imperativo categórico
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 385

kantiano según la cual, las normas del derecho o la estructura


principal del mismo no cambian debido a que no superan el filtro
del proceso ensayo-error constante al que son sometidas, puesto
que sería extremadamente dañino para con la sociedad el que fue-
sen eliminadas o ignorarlas, dado el daño a la cooperación y coor-
dinación que se produciría en base a los conflictos que muy
probablemente se desatasen.
A lo largo de la historia han existido y coexistido diferentes or-
denamientos jurídicos, encontrándose curiosas similitudes incluso
en pueblos que estaban en etapas distintas de desarrollo. Habiendo
tres procesos principales de descubrimiento y formalización de
normas jurídicas:
El primero es la realización de estas normas por medio de juris-
consultos o jurisprudencia. Los romanos descubrieron el derecho,
no partiendo de teorías abstractas como los griegos sino generali-
zando la realización práctica de lo que se entendía por justo en
cada litigio, no interfiriendo el poder político en ese proceso. El
jurista romano era una especie de científico social cuyo objeto de
investigación era encontrar soluciones justas a los casos que los ciu-
dadanos les sometían a estudio, por ello el derecho privado roma-
no era algo que había que descubrir y describir, nunca que promul-
gar, ya que nadie podía dictar la ley ni cambiarla de forma total y
directa, siendo la evolución de la misma muy lenta y manteniéndo-
se un equilibrio entre seguridad jurídica y evolución. Precisamente
en parte y a mi juicio, por los peligros de que la ley cambiase tanto
que los derechos básicos se invirtiesen, dándose conflictos genera-
lizados.
Esta evolución era por tanto a largo plazo, tanto que los roma-
nos tenían el concepto de «certeza de la ley» lo cual implicaba que
el que no hubiese cambios bruscos hacía posible que el desconoci-
miento de la norma no eximiese a los ciudadanos de su cumpli-
miento.
Las bases del derecho romano fueron la libertad y el individua-
lismo de sus ciudadanos, generándose un sistema en el que se toma-
ba siempre como dato último el comportamiento del individuo, se
analizaban minuciosamente los hábitos y costumbres beneficiosos
que se iban remitiendo por imitación, las expectativas que dichas
costumbres generaban y la acomodación de los comportamientos a
386 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

las mismas, así como el intento por parte de los juristas de descubrir
las razones que motivaban esas costumbres.
El segundo, creación de normas jurídicas por medio de jueces.
Los jueces llevaban un proceso por el cual averiguaban las condi-
ciones jurídicas existentes en el seno de la comunidad para aplicar-
las posteriormente y construían generalizaciones uniformes en
torno a las mismas para adaptarlas a casos posteriores. Esta labor
se realizaba conjuntamente con la de los jurisconsultos.
Tal y como indica Savigny: «el derecho lo mismo que el lengua-
je, es una expresión espontanea de las mentalidades de las perso-
nas a las que atañe». Es decir, los gramáticos pueden influir en las
normas que desarrollan el lenguaje, al igual que los juristas al de-
recho, pero no pueden crear un lenguaje de la nada e imponerlo a
la sociedad al igual que los juristas no pueden crear normas de la
nada e imponerlas.
Solo pueden surgir un lenguaje o una ley generalmente acepta-
dos allí donde haya una comunidad que voluntariamente los haya
hecho suyos.
El tercero es la producción de normas (mandatos coercitivos
que nada tienen que ver con la ley evolutiva institucional) por par-
te del poder político en sus dos vertientes, la soberanía popular a
través de los parlamentos o la legislación tiránica. Este proceso se
inició con el nacimiento de las monarquías absolutas y se consoli-
do con la Revolución Francesa.
Se considera hoy de forma equivocada que la creación de leyes
por el Estado es algo inseparable y que la paz social no podría exis-
tir sin el mismo. Sin embargo, esto es erróneo, un Estado no es re-
quisito para que exista el derecho, al contrario, fue el surgimiento
de las leyes el que acabó con el derecho romano. Atribuyéndose el
Estado el derecho supremo a dar a cada cual lo que se merece, es
decir lo que los políticos consideran arbitrariamente como justo.
El hombre olvida que el orden no es una presión que se ejerce
desde fuera a la sociedad, sino que es un equilibro que surge en su
interior.
La idea de contractualismo promulgada por Rousseau, Locke y
Hobbes va sustituyendo la idea de legitimación del poder por la de
justificación del mismo, creyéndose en un inexistente contrato so-
cial por el cual se pasó de unas monarquías más o menos limitadas
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 387

(en parte por el poder de la iglesia) a un Estado absoluto que gene-


ró una inmensa maquinaria administrativa generando un estado
despótico. La ley natural surgida en el orden espontaneo de la pro-
pia sociedad es sustituida por mandatos surgidos de la organiza-
ción coercitiva que supone el Estado.
Sin embargo, no solo no hay prueba alguna de esos supuestos
contratos sociales, sino que a excepción de Locke (Preámbulo de la
Declaración de Independencia de Estados Unidos) tampoco hay
cláusula para romperlo en caso de que el estado no cumpla con sus
supuestos objetivos.
Este proceso se consolidó con la Revolución Francesa en la cual,
y mediante los resultados del iusnaturalismo racionalista que he
criticado en la primera parte del presente documento, se asocia el
concepto de soberanía popular a los políticos del parlamento, de
tal forma que estos pueden cambiar la ley a su antojo en condición
de «representantes legítimos del pueblo».
El descubrimiento de las normas ya no se realiza de abajo hacia
arriba sino al revés, es impuesto por los políticos a modo de man-
datos que a menudo dañan la ley surgida de forma espontánea en
sociedad. Se pierde la diferencia entre ley y mandato, entre orden
espontaneo y organización. Se proclama la separación de poderes,
pero jamás se da y se confunde el derecho privado surgido de la
sociedad de forma espontánea con el derecho público ordenado de
forma coercitiva por los políticos. Mandatos políticos que se gene-
ran e imponen de forma constructivista (código napoleónico) y
que pretenden tener información plena cuando sabemos que eso
no es posible.
Por tanto, en base al proceso evolutivo mediante el cual se for-
man las normas jurídicas que conforman la institución del dere-
cho, del cual pueden extraerse normas como el derecho a la vida, a
la propiedad, a la libertad o al cumplimiento de los pactos (Pacta
sunt servanda), puede decirse que el Estado, como organización que
tiende por definición a monopolizar la violencia en un territorio,
no es legítimo, y no tiene por tanto justificación legal o moral para
existir, pudiendo resolverse los conflictos jurisprudencialmente de
forma privada.
Además, en base a que el Estado no es sino una organización
cuyo objetivo aparentemente es sustituir y posteriormente eliminar
388 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

las instituciones que forman la sociedad como el mercado, el dere-


cho, el dinero, la moral, el lenguaje o la familia, debemos preguntar-
nos: ¿es necesario?
A nuestro juicio, la sociedad puede existir sin Estado, siendo
esta simplemente un orden de cooperación y coordinación en el
cual no exista una organización violenta que obligue bajo coacción
a los individuos que forman la sociedad a cumplir con unas orde-
nes de tipo hegemónico.
De tal forma que la anarquía simplemente implicaría la socie-
dad u orden espontáneo tal cual. Sin que ninguna organización
intentase destruirlo y sustituirlo por unos mandatos coactivos para
la búsqueda de los fines propios de los políticos que los diseñan.
Sería posible en nuestra opinión, que la sociedad cooperase y se
coordinase de forma voluntaria sin que hubiese necesariamente
una organización violenta controlando. Y creemos que esto es así
porque precisamente la función de la sociedad es la de que los in-
dividuos cooperen y se coordinen, no le encuentro mucho sentido
al hecho de que el estado redundantemente pretenda llevar a cabo
esta acción.
No creemos por tanto que el Estado haya surgido por la necesi-
dad redundante de permitir la cooperación y coordinación entre
individuos que la propia sociedad ya conforma. Lo que considera-
mos es que el Estado ha surgido como mero método de los políticos
que lo gobiernan para extraer coercitivamente las rentas de la so-
ciedad y vivir a costa del resto.
Es cierto que probablemente una mayor parte de los políticos
crean que el Estado y la planificación social son necesarios, pero
esto a nuestro juicio, se debe a que la sociedad ha interiorizado
tanto el concepto de Estado que erróneamente la gente (incluidos
políticos), tiende a pensar no solo que sociedad y estado son lo
mismo, sino que la regulación estatal es vital para el desarrollo
social, confundiéndose por tanto los mandatos con la ley (al creer
que son lo mismo).
Nuestra conclusión por tanto es que el Estado no es legítimo,
pues daña los derechos básicos, y probablemente no sea necesario
pues resulta una redundancia. Es importante matizar el
probablemente, puesto que no podemos estar seguros de forma ab-
soluta que el Estado pueda desaparecer por completo y que la so-
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 389

ciedad se desarrolle sin problemas. Por eso debemos preguntarnos


si el estado funciona mejor qué el orden espontáneo.

3. La teoría de la imposibilidad de planificación social.


¿Funciona el estado mejor que el orden espontáneo?

La teoría presente, es la teoría de la imposibilidad del cálculo eco-


nómico, que sería posteriormente llamada la teoría de la imposibi-
lidad del socialismo.
Su desarrollo inicial (en lo referente exclusivamente al cálculo
económico) se originó con Max Weber y continuó con Ludwig von
Mises, quien aporto una investigación sólida y concluyente al res-
pecto.
Pero fue Hayek quien desarrolló la segunda parte de la misma,
partiendo de la imposibilidad de cálculo económico de Mises, y de
las intuiciones del mismo acerca de la imposibilidad de que el esta-
do reúna información como para realizar planes de ingeniería so-
cial que funcionen.
Hayek parte del hecho de que no es posible obtener informa-
ción plena como para realizar un plan de ingeniería social que su-
pere en calidad y resultados al orden espontáneo sin plan que es la
sociedad, puesto que la cantidad de información creativa de tipo
tácito no articulable generada ex nihilo y ex novo en la misma cada
segundo (debido a las relaciones de intercambio movidas por la
función empresarial y al aprendizaje y asimilación del conoci-
miento ya existente) es tan inmensa, que no solo es imposible que
un plan de ingeniería social la contenga sino que además en el hi-
potético caso de contenerla quedaría caduco al segundo, puesto
que no se puede predecir la información creativa que aún no se ha
creado.
Por tanto, es imposible que el Estado realice un plan de ingenie-
ría social que satisfaga todas las necesidades de los individuos que
forman la sociedad. Entendiéndose así, como conforme el Estado
va creciendo, sustituyendo y eliminando instituciones, va a su vez
entrando en un proceso suicida.
Es decir, si el Estado sustituye al mercado libre como único ofe-
rente y lo elimina, dependiendo en este caso todos los demandan-
tes (ciudadanos) del mismo, no solo es imposible que el estado
390 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

calcule precios de mercado (al no existir el mercado), sino que


además es imposible que realice planes de ingeniería social que se
adapten a las demandas de los ciudadanos. Además, el Estado
tampoco podrá obtener información como para realizar planes
burocráticos útiles si la propia organización estatal crece.
El ejemplo más claro del suicidio que supone este proceso de
intervención total o planificación extrema es lo que paso en la
Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas entre 1918 y 1921,
cuando Vladímir Ilich Uliánov (Lenin) decidió eliminar el merca-
do libre, obligando a la población al trabajo forzado (porque si no
hay mercado y nadie produce voluntariamente para obtener bene-
ficio al vender dicho producto alguien lo tendrá que hacer) y pro-
hibiendo las huelgas.
Se produjo la caída más alta de la producción desde que se tie-
nen datos al respecto. Invirtiéndose el proceso iniciado en la revo-
lución industrial mediante el cual la gente iba de la ciudad al cam-
po formándose así la clase media. En este caso, la gente al ver que
la producción caía a mínimos huyó de las ciudades al campo para
poder cultivar y comer, perdiendo Moscow más del 50% de su po-
blación en 3 años.
En 1921 esta política de intervención tan drástica fue abandona-
da después de que se diesen incluso intentos de levantamiento mi-
litar (Rebelión de Kronstadt).
Personalmente creemos que el nombre de esta teoría está mal
escogido, no solo porque debería llamarse teoría de la imposibili-
dad del Estatismo (dado que el socialismo no es sino otro tipo de
estatismo), sino también porque esta teoría no solo afecta a la orga-
nización que es el estado, sino a todo tipo de organización. Una
empresa que este en proceso constante de crecimiento y que no se
subdivida tendrá problemas graves para que los directores de la
misma sean conscientes de todos los datos relevantes necesarios
para que la empresa funcione adecuadamente.
Por ello quizás la teoría debería llamarse simplemente teoría de
la imposibilidad de planificación de una organización creciente.
Pero el nombre es demasiado complejo y además entendemos que
el nombre actual es el que es porque los autores como Hayek con-
sideraban como socialismo a todo tipo de intervención estatal, cosa
que considero errónea.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 391

Por tanto, y como conclusión de este segundo apartado de la


segunda parte. ¿Puede decirse que el Estado sea más eficaz para
coordinar y lograr la cooperación entre individuos que el propio
orden espontáneo social? Nosotros creemos que no. Esto por su-
puesto no quiere decir que podamos estar seguros sin duda alguna
de que el Estado no es necesario, podría ser necesario un Estado
mínimo, personalmente lo dudamos, pero no podemos negarlo de
forma absoluta. Y desde luego, de ser este necesario en última ins-
tancia, seguiría siendo inmoral al dañar el derecho básico.
Sin embargo, esto no es suficiente. La teoría hayekiana sirve
como mero marco teórico para la defensa del anarquismo. Una vez
visto que probablemente el estado es menos eficaz que el orden
espontaneo para cooperar y coordinar a individuos, la cuestión es,
qué mecanismos y elementos proporciona el orden espontaneo
para hacerlo.
Para ello, es necesario tener en cuenta la teoría de la Función
Empresarial, desarrollada por el profesor Jesús Huerta de Soto en
su libro Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial24, y que
resumiré a continuación.
El profesor Huerta de Soto describe la Función Empresarial
como:

En un sentido general o amplio la función empresarial coincide


con la acción humana misma. (…) ejerce la función empresarial
cualquier persona que actúa para modificar el presente y conse-
guir sus objetivos en el futuro (…) el sentido de empresa como ac-
ción está necesaria e inexorablemente unido a una actitud empren-
dedora, que consiste en intentar continuamente buscar, descubrir,
crear o darse cuenta de los nuevos fines y medios.25

Es decir, partiendo del concepto de acción humana, debemos


entender esta como todo comportamiento o conducta deliberada por
tanto, el actor o individuo tiene unos fines, a los que valora subjeti-
vamente dando un valor, y unos medios para lograr esos fines, a

24
Jesús Huerta de Soto, Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, Unión
Editorial, Madrid 1992
25
Op. cit, pp. 41-43.
392 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

los que otorga una utilidad subjetiva en función de si le sirven me-


jor o peor para lograr los fines propuestos.
Todo actor se planifica un modo de actuar o plan de acción para
lograr ese objetivo, a esto debe añadirse que el concepto que tene-
mos de tiempo es puramente subjetivo. Un año puede ser una eter-
nidad para conseguir el fin de un individuo y apenas un suspiro
para otro. Toda acción humana se desarrolla en el tiempo, pero entendido
no en el sentido determinista, newtoniano, físico o analógico, sino en su
concepción subjetiva.26 El actor se dedica a generar expectativas para
el futuro.
Aquí es cuando surge el problema, el futuro es incierto.
No podemos predecir el futuro, es imposible prever todos los
escenarios, el futuro es incierto. Nos encontramos ante una situa-
ción de plena incertidumbre ante la vida, una incertidumbre que
no podemos erradicar y ante la que debemos adaptarnos para no
solo poder sobrevivir sino también, poder progresar y prosperar.
Por ello, el ser humano utiliza dos herramientas para poder
guiarse en cierta medida en la vida. La primera son las Institucio-
nes Sociales, y la segunda la Función Empresarial.
En el punto anterior de esta segunda parte del documento, ha-
bíamos definido a las Instituciones Sociales como una serie de
comportamientos pautados que surgen de forma espontánea. Sa-
bemos además que la sociedad si bien es un orden espontáneo in-
menso sin plan, está compuesta a su vez por múltiples institucio-
nes sociales evolutivas que siguiendo el patrón explicado surgen
espontáneamente. Dichas instituciones son el Mercado, el Derecho,
el Dinero, el Lenguaje, la Moral o la Familia entre otras.
Y sabemos también como aparentemente las instituciones so-
ciales funcionan mejor que el estado, no solo por la imposibilidad
de este de sustituirlas sino también por el hecho de que al ser de
origen espontáneo tienen una cantidad de conocimiento acumula-
do infinitamente mayor, lo cual aplicado a un proceso dinámico de
ensayo-error constante hace que la tendencia sea a que funcionen
mejor que el Estado.
A esto debemos por último añadir que el motor que genera y da
impulso a estas instituciones de forma no deliberada es la función

26
Op. cit, pp. 45
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 393

empresarial, siendo aplicada por millones de individuos a lo largo


del tiempo, individuos que modifican el presente adaptándose a
esos comportamientos y sometiéndolos a un proceso de ensayo
error constante para alcanzar sus objetivos a futuro.
En segundo lugar, los seres humanos para hacer frente a la in-
certidumbre, recurren a la función empresarial. La misma función
empresarial que genera de forma espontánea todo el proceso social
es utilizada cada momento por todos los miles de millones de seres
humanos vivos.
Dicha Función Empresarial se caracteriza principalmente por
ser creativa.
Es la creatividad la que mueve todo el proceso de la función
empresarial, los seres humanos no podemos ser autárquicos, debe-
mos por ello cooperar y coordinarnos en sociedad. la existencia de
un mercado libre en el cual no predominan las relaciones violen-
tas, sino los acuerdos voluntarios hacen necesario que cada indivi-
duo para lograr sus objetivos deba ofrecer algo al resto, de ahí que
la creatividad sea esencial y de ahí que esté ligada directamente a
la competencia existente entre todos los individuos que forman
parte de la sociedad.
Por ello, es necesario explicar brevemente las características de
la Función Empresarial que desarrolla el profesor Huerta de Soto.
La primera de todas es la perspicacia, el actor debe darse cuenta
de las oportunidades de ganancia que surgen en su entorno y ac-
tuar en consecuencia para aprovecharse de las mismas.
Ello significa crear en nuestra mente una idea que antes no exis-
tía, para ello es necesario estar constantemente alerta para así po-
der darnos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor y descubrir
los deseos que querrán los consumidores en el futuro.
A su vez debemos tener en cuenta que el conocimiento que se
genera con la Función empresarial es de tipo creativo. El conoci-
miento científico puede ayudar a potenciar nuestra capacidad
creativa, pero no es tan importante como el conocimiento empresa-
rial. No adquirir ese conocimiento científico no implica incapaci-
dad para crear conocimiento empresarial, aunque evidentemente
el conocimiento científico sea un trampolín de ayuda. La ciencia
económica es por tanto un conocimiento científico que estudia
los procesos de creación y transmisión del conocimiento práctico
394 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

(creativo). Estudia en términos abstractos cómo funciona el cono-


cimiento práctico, pero no por ello lo conoce. El conocimiento
práctico no es algo que pueda saberse con antelación pues son los
seres humanos los que lo llevan a cabo.
Además, ese conocimiento es privativo. Cada ser humano busca
unos fines particulares dentro de unas circunstancias históricas
irrepetibles. Esto hace que en su mente se genere una información
distinta a la de cualquier otra persona, cada persona tiene su pro-
pia constelación de detalles.
Es también un conocimiento disperso en la mente de aquellos se-
res humanos que lo han generado al actuar, muy pocas veces tene-
mos todo el conocimiento necesario para llevar a cabo la acción (en
los casos en los que poseemos toda la información necesaria la ac-
ción es muy simple). Es un Know-How, es decir, un conocimiento
que se aprende con el desarrollo de la acción, implica un proceso
de practica (ensayo-error), no es un conocimiento que se pueda
articular. Es decir, que es también de tipo «tácito no articulable.»
Tal y como indica Huerta de Soto: «La función empresarial no
supone coste alguno, es esencialmente creativa. (…) Da lugar a
unos beneficios que surgen de la nada y que denominaremos Be-
neficios empresariales puros. Para obtener beneficios empresaria-
les no es preciso, por tanto, disponer de medio previo alguno, sino
tan sólo es necesario ejercer bien la función empresarial».27
Se produce por tanto un proceso de creación de información de
la nada que a su vez es transmitida por el actor al resto de indivi-
duos, que se adaptan a la misma en un proceso de coordinación y
ajuste que implica aprendizaje en un proceso de competencia con-
tinúo.

Como es lógico, la información relevante es siempre subjetiva y no


existe al margen de las personas que sean capaces de interpretarla
o descubrirla, de forma que son seres humanos los que crean, per-
ciben y transmiten la información (…) la transmisión de informa-
ción social es básicamente tácita y subjetiva, es decir, no expresada
y articulada, y a la vez muy resumida (…) los agentes (…) han
aprendido a actuar uno en función del otro (…) aprenden a actuar

27
Op. cit, pp. 61.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 395

de forma coordinada (…) Y además aprenden de la mejor forma


posible: sin darse cuenta de que están aprendiendo y motu pro-
prio, es decir, voluntariamente y en el contexto de un plan en el
que cada uno sigue sus fines e intereses particulares. Este y no
otro, es el núcleo del proceso (…) que hace posible la vida en socie-
dad.28

Podemos ver como efectivamente, y en base a la teoría austria-


ca, las interacciones humanas que generan la sociedad se llevan a
cabo en un proceso que genera una cooperación y coordinación
espontanea que sufre un proceso de ensayo error constante y se
hace posible gracias a la creatividad de la función empresarial
(presente en todos los seres humanos) y al uso de las instituciones,
y que, a su vez genera una cantidad de información inmensa y
constante a la cual los individuos que forman la sociedad van
adaptándose.

4. ¿Podría suponer la Función Empresarial el fin natural


del Estado?

Como hemos podido comprobar, a la vez que la población humana


crece y se realiza una constante división del trabajo, se genera a su
vez una división del conocimiento. Conocimiento de tipo creativo,
tácito y disperso en las cabezas de miles de millones de personas.
A ello, debemos añadir no sólo el hecho de que la población
humana esté creciendo, sino el hecho fundamental de que vivimos
en un mundo cada vez más globalizado que permite una mayor
división del trabajo, teniendo que añadir a esto el hecho de que la
existencia de internet supone un antes y un después en la cantidad
de información que se puede generar.
Según un estudio de la revista Science29 de 2011, sólo aproxima-
damente el 0,007% de la información del planeta está en papel,
siendo el 99,9% de la misma de creación digital.

28
Op. cit, pp. 65-66.
29
Martin Hilbert, Priscila Lopéz, 2011, The World’s Technological Capacity to
Store, Communicate, and Compute Information, Science, vol 332, pp. 60-65.
396 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

Cada minuto que pasa, se suben 48 horas de vídeo a Youtube, se


escriben más de 100.000 mensajes en redes como Twitter y se publi-
can 347 artículos en Wordpress. Y esto, a niveles estimados en 2011.
Por tanto, podemos ver cómo gracias a la Globalización y a in-
ternet, la capacidad humana para generar información creativa
nueva es ahora mayor que nunca antes en toda la historia de la
humanidad.
Si tenemos en cuenta que, el Estado necesita el conocimiento
tácito y disperso para realizar planes de ingeniería social, siendo
además en última instancia imposible que dichos planes funcio-
nen dada la imposibilidad de que lo obtenga todo, y prediga la aún
no generada, observando cómo a su vez el orden espontáneo crece
constantemente de forma brutal cada minuto a nivel de informa-
ción. Debemos preguntarnos ¿cabe la posibilidad de qué a los esta-
dos cada vez les sea más y más difícil el obtener siquiera la poca
información ya generada del pasado? Y, por tanto, ¿qué les hace
posible subsistir generando planes de ingeniería social erróneos y
nefastos?
Nosotros creemos que sí es posible. Es decir, si ya de por si es
imposible que el estado abarque toda la información existente
como para hacer que sus planes de ingeniería social funcionen, no
pudiendo tampoco predecir la que se va a generar ex-novo, debe-
mos asumir como una posibilidad el hecho de que, la cantidad de
información de tipo creativo que se genere ex-novo sea de una
magnitud tan brutal, que el estado no pueda ni siquiera obtener la
poca información pasada o de tipo histórico básica para hacer sus
planes que, ya de por si son ya erróneos y con fatales consecuen-
cias para con la Sociedad Humana.
Por tanto, entendemos que, conforme siga la tendencia median-
te la cual el orden espontáneo crece, y se dé un aumento de la po-
blación, la división del trabajo y la generación de información de
tipo tácito y disperso, el Estado probablemente no pueda seguir ese
ritmo de crecimiento y, por tanto, no pueda siquiera realizar el
erróneo y nefasto control del orden espontáneo social mediante la
aplicación de planes incompletos y por ello erróneos de ingeniería
social
Esto supondría que a mayor crecimiento del orden espontáneo
menor cantidad de información de tipo útil obtendría el Estado,
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 397

dado que, al generarse una creación nueva de información a una


gran velocidad, ésta pasaría a ser de tipo histórico muy rápido,
siendo información caduca casi inmediatamente.
Por tanto, ya no sólo sería que al Estado le resultase cada vez
más difícil obtener toda esa cantidad ingente de información, sino
que incluso hipotéticamente si consiguiese hacerlo, ésta sería casi
inmediatamente caduca, quedando todos los posibles planes de in-
geniería social que realizase caducos prácticamente al segundo si-
guiente de ser realizados.
De darse hipotéticamente esta situación en la cual gracias a in-
ternet y a un mundo cada vez más globalizado la cantidad de infor-
mación que se generase fuese cada vez mayor, entendemos que la
capacidad del Estado de siquiera existir al asimilar una cantidad de
información mínima y de tipo histórico y caduco, sería cada vez
menor, reduciéndose éste con el tiempo a una organización
meramente irrelevante y desapareciendo paulatinamente los efectos
tremendamente dañinos y distorsionadores del orden espontáneo
social que se generan con la aplicación forzosa de esos planes de
ingeniería social incompletos.
De ahí que quepa la grata posibilidad a nivel teórico de que, si
la tendencia de crecimiento de información creativa sigue así, el
Estado se acabe disolviendo sólo, no ya ante la imposibilidad de
hacer planes de ingeniería social correctos, sino ante la incapaci-
dad siquiera de obtener el mínimo necesario como para existir.

4. Conclusión de la segunda parte

Una vez visto que el Estado no solo no es moral, sino que probable-
mente no sea necesario por redundante y que además no es en úl-
tima instancia eficaz, podemos también teorizar como lo más pro-
bable es que un orden espontáneo sea altamente eficaz en una
situación de libertad.
Es decir, que en ausencia de Estado, no solo se quita una redun-
dancia inmoral y en última instancia inútil, sino que la tendencia
es que la sociedad coopere y se coordine mucho mejor.
De ser esta teoría cierta, y no podemos afirmarla de forma abso-
luta, la desaparición del Estado no solo sería justa sino también
398 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

necesaria, tanto por el daño que hace cuando existe como por el
gran progreso que se debería dar si no existe.
Creemos, por tanto, que puede demostrarse como utilizando las
teorías de Friedrich August von Hayek, a las cuales hay que añadir
el marco teórico de la Función Empresarial de Jesús Huerta de Soto
para una mejor comprensión, puede establecerse un marco teórico
anarco-individualista sin necesidad de seguir estrictamente la éti-
ca de Murray Newton Rothbard, la cual considero errada.
Evidentemente esta teoría no es sino el marco, al cual posterior-
mente hay que añadir todo el rico desarrollo económico con el cual
cuenta la Escuela Austriaca de Economía.
A ello hay que añadir la teoría de que, ante la posibilidad a nivel
de tendencia de que la creación de información siga creciendo bru-
talmente, el Estado se pueda acabar disolviendo por sí mismo.

IV
CONCLUSIÓN

El objetivo de este trabajo no era tanto el rebatir la teoría iusnatura-


lista racional de Murray Rothbard sino el demostrar que, si se reba-
te esta, no solo no se «cae» la teoría anarquista, sino que además
puede esta desarrollarse de una manera mucho más precisa con
otros autores, en concreto Friedrich August von Hayek.
Evidentemente a esta teoría luego hay que añadir otras como la
de la Función Empresarial de Jesús Huerta de Soto para una mayor
comprensión, e incluso, por ser esta teoría hayekiana simplemente
el marco básico de una teoría anarquista, también hay que añadir
luego todos los conocimientos económicos de autores como Mises,
Rothbard, Menger o Böhm-Bawerk.
Gracias precisamente a todos estos conocimientos económicos
que tendría que añadir a esta teoría, podemos afirmar con un alto
grado de probabilidad como la injerencia del Estado es nefasta en
todos los sentidos (siendo esto una cuestión de grado, puesto que
cuando más interviene peor) y como el mercado libre tiene tenden-
cia a funcionar bien.
Hablamos de tendencia porque evidentemente no podemos ex-
presarlo en términos absolutos, pero si podemos decir que tene-
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 399

mos suficientes pruebas para saber que el hecho de que los hom-
bres actúen en libertad aplicando la función empresarial genera
progreso económico.
Precisamente es la Escuela Austriaca la que a mi juicio mejor
explica este hecho dado que, en vez de utilizar el positivismo cien-
tífico o lo que Hayek llamaba «cientísmo», utiliza el método aprio-
rístico-deductivo, partiendo de axiomas como el de la Acción Hu-
mana. Método que utilizase Ludwig von Mises en su obra magna,
La Acción Humana.30
La historia al fin y al cabo muestra como desde el inicio de la
revolución industrial los índices de pobreza se han reducido al mí-
nimo, aumentando la esperanza de vida en todo el mundo, espe-
cialmente en los países que más defienden los derechos o leyes
básicas (implicando una menor cantidad de mandatos), el libre
mercado y el sistema de ahorro e inversión capitalista.
Todo esto ha sido posible no gracias al Estado (que como de-
muestran autores como Mises o Hayek es altamente dañino e inefi-
caz conforme mayor es su intervención), sino a pesar del mismo.
Por tanto, ¿puede desarrollarse la sociedad mejor sin estado qué
con él? Nosotros creemos que sí, y para ello creo demostrable que
las teorías hayekianas son mejores que las de Rothbard.
No ponemos en duda en ningún momento el altísimo valor de
alguien como Murray Rothbard tanto a la hora de realizar análisis
económicos cómo históricos, e incluso, estamos de acuerdo con el
hecho defendido por Rothbard de que el estado primeramente es
inmoral.
Simplemente no compartimos el argumento jurídico desarrolla-
do por Rothbard para demostrar que el Estado es inmoral, prime-
ramente porque no creemos que el ser humano sea omnisciente,
pudiendo llegar a conocer el derecho por el método de la auto-
evidencia, y segundo, porque el decir que una vez se conoce el de-
recho de forma auto-evidente es un error derivado de este el afir-
mar que debe haber una ética positiva.
Nosotros preferimos utilizar las teorías hayekianas para defen-
der un marco teórico anarquista, y creo que puede decirse sin
equivocaciones que estas teorías no sólo proporcionan un marco

30
Ludwig von Mises, La Acción Humana, Unión Editorial, Madrid 1980.
400 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

moral mucho mejor (utilizando para ello la tesis del derecho haye-
kiano), sino que además demuestran no sólo que el estado es alta-
mente ineficiente conforme más grande se hace sino que además, lo
más probable es que un mundo sin estado funcione mejor que con
Estado en base a que los mecanismos presentes en el orden esponta-
neo social (como la función empresarial) pueden actuar más libre-
mente.
Y esto es a nuestro juicio altamente probable por el hecho de que
el estado es una redundancia, la sociedad como tal ya es un orden
espontaneo de cooperación y coordinación, ya cuenta con unas ins-
tituciones evolutivas y, además, el desarrollo libre de la misma per-
mite que los individuos que la forman puedan aprovechar toda su
creatividad para desarrollarse.
Este cúmulo de acciones humanas coordinándose que utilizan a
su vez un conocimiento evolutivo acumulado inmenso es muchísi-
mo mejor a nuestro juicio que la redundancia que supone la existen-
cia del estado, el cual, sabemos que no se tiene en cuenta dicho cono-
cimiento acumulado ni se puede llegar a tenerlo, estándose al
amparo de decisiones arbitrarias y siendo por tanto en mi opinión la
acción de dicho estado mucho más ineficaz.
De ahí que nos enfrentemos a los beneficios de un orden espon-
táneo, orden que surge de la sociedad como el resultado de todos los
individuos actuando en la misma, o a un caos planificado, surgido
por los intentos del estado por eliminar y sustituir las instituciones
sociales.
Si a todos los datos, que nos hacen pensar en que muy probable-
mente el Estado no sea eficaz, y la sociedad libre o anárquica (pues
una anarquía no es sino el orden espontaneo tal cual, sin organiza-
ciones intentando controlarlo) funcione además mucho mejor sin
estado que con Estado, añadimos el hecho de que en base a cómo es
el ser humano, la tendencia es a que, estando este en mayor libertad
pueda desarrollar mejor sus planes (Acción Humana), y que para
desarrollar estos planes tenga muy probablemente que ofrecer algo
al resto (Función Empresarial), y además, añadimos a su vez los da-
tos históricos que nos muestran cómo a mayor libertad y menor in-
jerencia del estado mayor progreso…creo que podemos afirmar por
ello, que puede desarrollarse una teoría anarquista, o anarco-indivi-
dualista si se prefiere, que tenga altas probabilidades de ser cierta.
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 401

Evidentemente como científicos sociales tenemos que tener la


modestia intelectual y la precaución necesaria como para afirmar
que un mundo sin estado es 100% viable. Puede que sí que se nece-
site un Estado mínimo, pero de ser esto así, no por ello dicho esta-
do sería moral (siempre que los derechos continuasen siendo los
mismos, que creo que si que seguirían siendo los mismos en base a
que creo que no tienden a cambiar por no pasar el filtro del proceso
ensayo-error. Evolucionando solo su aplicación para con los distin-
tos casos).
Sinceramente, y a pesar de no poder estar seguros de ello como
acabamos de indicar, creemos que la probabilidad de que una
anarquía funcionase es alta, porque incluso de necesitarse irreme-
diablemente un Estado, creemos también que este podría ser extre-
madamente insignificante, y las acciones que llevaría a cabo (como
proporcionar ayudas a los más necesitados) ya son proporcionadas
de forma privada por la sociedad a modo de ONGS, RSC, o filan-
tropía vertical y horizontal.
Por tanto, consideramos que podemos abogar teóricamente por
la necesidad de que el Estado desaparezca, no solo por ser inmoral
e ineficaz, sino por el inmenso avance que supondría para la socie-
dad el quitarse de encima la losa estatal, la cual daña la Función
Empresarial y el desarrollo óptimo de las instituciones en todos los
sentidos.
Si bien esto puede y debe tenerse en cuenta, también tenemos
que, con la precaución pertinente entender, que es altamente im-
probable que el Estado pueda desaparecer sin más sin que ello no
suponga una alteración dañina en la sociedad.
Es decir, el Estado lleva existiendo miles de años (si bien el
estado moderno es mucho más reciente), tanto es así que no sólo
es que la mayoría de la gente confunda estado con sociedad, sino
que incluso los políticos que lo forman creen ser absolutamente
necesarios, la fatal arrogancia que denunciase Hayek mediante la
cual la gente cree poder diseñar de forma individual el orden so-
cial espontaneo obteniendo unos resultados más óptimos que los
resultados propios de la evolución social, ya no sólo se queda en
fatal arrogancia, sino también en fatal ignorancia.
Por ello no creemos prudente el que el Estado desaparezca de
golpe, de hecho, estamos bastante convencidos de que una revolu-
402 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

ción violenta destinada a derrocar el Estado acabaría creando uno


mayor, siendo el ejemplo más famoso de este hecho la Revolución
Francesa de 1879.
Consideramos que la vía para llegar a una situación más óptima
es ir desmontándolo poco a poco, es decir, plantear un modus ope-
randi minarquista pero con una filosofía y una teoría anarquista
que estaría enmarcada en el llamado Anarquismo filosófico.
Los ejemplos a seguir para llevar a cabo este proceso son por un
lado el mundo anglosajón, y en concreto el ejemplo histórico de la
Independencia de Estados Unidos, caso bellamente extraño en el
cual una revolución fue llevada a cabo con la prudencia suficiente
como para no acabar sustituyendo el Estado que se pretendía eli-
minar por otro más grande, y por otro lado la acción pública en lo
referente a la presión social, los lobbies destinados a reducir la in-
tervención estatal, y los think tanks.
No creemos que la política sea un buen método para lograr
reducir el Estado, primeramente porque para que los políticos
cambien realmente debe cambiar antes la sociedad, y segundo por-
que es más probable que la política te cambie a ti, que el que tú
cambies la política, pues como decir Lord Acton: «El poder corrom-
pe, y el poder absoluto corrompe absolutamente.»
Por tanto, nuestro objetivo no es sólo el demostrar que se puede
realizar una teoría anarquista bien fundamentada y con altas pro-
babilidades de funcionar, sino también una llamada a la acción
para demostrarlo. Acciones que deben ser inteligentes (no tienen
sentido revoluciones violentas) y profundamente pensadas.
Una de las mayores diferencias entre el liberalismo y todo el
corpus de estatismos o constructivismo existentes, es que mientras
que el liberalismo tiene un gran desarrollo teórico, rico en conoci-
mientos, no sabe expresarse correctamente para convencer a la so-
ciedad de que una mayor libertad no sólo es más justo, sino ade-
más más óptimo para con el desarrollo de la humanidad.
Con los estatismos en cambio ocurre al revés, a menudo su de-
sarrollo teórico es débil y fácilmente rebatible, pero ésta sustentado
por un amplio conjunto de falacias y sofismas ampliamente desa-
rrollado para engañar fácilmente a las masas. Es decir, los cons-
tructivistas no tienen teorías solidas que oculten sus verdaderas
intenciones, pero saben engañar y manipular a las masas, teniendo
UNA TEORÍA ANARQUISTA HAYEKIANA 403

a auténticos genios de la propaganda política como Joseph Goeb-


bels o Antonio Gramsci.
Cabe a nuestro juicio la posibilidad de que, a largo plazo,
mientras que las cosas sigan así, la libertad haya ganado. Es decir,
siempre y cuando el mundo siga en un proceso de avance tecno-
lógico y globalizador, lo más probable es que el mercado libre se
expanda inevitablemente llegando la libertad tanto económica
como social a todos los rincones del planeta, al fin y al cabo nun-
ca antes ha vivido la humanidad una situación de progreso como
la actual, e incluso, ideologías antaño liberticidas ahora aceptan
sin mayor problema derechos sociales básicos como la igualdad
de las personas ante la ley (abolición de la esclavitud), el matri-
monio entre personas del mismo sexo o el libre movimiento.
A este hecho cabe añadir, que conforme mayor cantidad de
población hay, y mayor es el grado de globalización, la cantidad
de información de tipo tácito que se genere en la sociedad huma-
na sea de tal dimensión, que tarde o temprano los estados no pue-
dan asimilar dicha información ni siquiera para realizar un inter-
vencionismo moderado, diluyéndose así dichos estados poco a
poco hasta quedar en meras irrelevancias.
Sin embargo, esto no debe confiarnos, la humanidad puede
sumirse en la oscuridad en cualquier momento, que en un largo
plazo pueda ser probable que las cosas vayan a mejor no es sino
porque en el corto plazo el orden espontaneo y las instituciones
como el mercado han triunfado, no gracias al estado que las opri-
me sino a pesar de este, y aunque pidamos una mayor libertad
para que las cosas vayan mucho mejor, tampoco podemos olvidar
que en ese corto plazo, el Estado y los estatistas de todos los par-
tidos batallan por intentar imponerse.
Por eso, los amantes de la libertad debemos innovar nuestras
capacidades comunicativas, no para mentir como hacen los esta-
tistas, sino para demostrar lo que todo parece indicar como la
verdad, que la libertad no solo es justa, sino que funciona. Tam-
bién debemos estar plenamente vigilantes de que mientras que
pedimos una mayor libertad el estado no crezca. Y para ello, creo
que los conocimientos y teorías de autores como Friedrich Au-
gust von Hayek son los más óptimos a la hora de desarrollar una
teoría útil.
404 JORGE GARCÍA MARTÍNEZ

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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