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Tema 4-2

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UNIVERSIDAD

FRANCISCO
GAVIDIA
El Agujero Negro

Unidad 4 – Tema 2
Introducción
La desintegración, a fines de 1991, del que en
términos territoriales era el mayor Estado del
mundo, creó un «agujero negro» en el mismo
centro de Eurasia. Fue como si el heartland de los
geopolíticos hubiera desaparecido de pronto del
mapa global.
Esa nueva y sorprendente situación geopolítica
constituye un gran reto para los Estados Unidos. Es
evidente que la tarea inmediata consiste en reducir
las probabilidades de anarquía política o de
regresión a una dictadura hostil en un Estado
deshecho pero que sigue estando en posesión de un
poderoso arsenal nuclear.
Introducción

La tarea a largo plazo está aún por hacer y consiste


en cómo impulsar la transformación democrática y
la recuperación económica de Rusia impidiendo, al
mismo tiempo, el resurgimiento de un imperio
euroasiático que pueda obstruir la meta
geoestratégica estadounidense de configurar un
sistema euroatlántico más extenso y al que Rusia
pueda estar vinculada de manera estable y segura.
La nueva situación geopolítica de
Rusia

Sin embargo, incluso más significativa desde el punto de vista


geopolítico fue la destrucción del centenario gran Imperio Ruso
dominado por Moscú. La desintegración de ese Imperio fue
acelerada por el fracaso general socioeconómico y político del
sistema soviético, aunque gran parte de su malestar fue ocultado
casi hasta el fin por su secretismo y su autoaislamiento sistemáticos.
De ahí que el mundo asistiera perplejo a la aparentemente
repentina autodestrucción de la Unión Soviética.
En el transcurso de dos breves semanas de diciembre de 1991, los
jefes de las repúblicas rusa, ucraniana y bielorrusa declararon
primero —de manera desafiante— la disolución de la Unión
Soviética y luego su reemplazo formal por una entidad más difusa —
llamada Comunidad de Estados Independientes (CIS)— que incluía a
todas las repúblicas soviéticas excepto las bálticas
Tribulaciones que sufrió el pueblo
ruso
✓ Los horrores y tribulaciones que sufrió el pueblo ruso en el transcurso de este siglo son inenarrables.
Prácticamente ninguna familia rusa ha tenido la oportunidad de vivir una existencia civilizada normal.
Considérense las implicaciones sociales de la siguiente secuencia de acontecimientos:
✓ la guerra ruso-japonesa de 1905, que terminó con una humillante derrota rusa;
✓ la primera revolución «proletaria» de 1905, que produjo una violencia urbana a gran escala;
✓ la Primera Guerra Mundial de 1914-1917, con sus millones de heridos y su impresionante desarticulación
económica;
✓ la guerra civil de 1918-1921, que otra vez consumió varios millones de vidas y que devastó el territorio;
✓ la guerra ruso-polaca de 1919-1920, que terminó en derrota para Rusia;
✓ el establecimiento del gulag a principios de los años veinte, que diezmó a la élite prerrevolucionaria y
produjo su abandono a gran escala de Rusia;
✓ la industrialización y la colectivización de principios y mediados de los años treinta, que produjeron
hambrunas masivas y millones de muertes en Ucrania y en Kazajistán;
✓ las grandes purgas y el terror de mediados y fines de los años treinta, con millones de personas
encarceladas en campos de trabajo, más de un millón de fusilados y varios millones de muertos por malos
tratos;
Tribulaciones que sufrió el pueblo
ruso
✓ la Segunda Guerra Mundial de 1941-1945, que produjo millones de víctimas militares y civiles y una gran
devastación económica;
✓ la reimposición del terror estalinista a fines de 1940, que incluyó otra vez arrestos a gran escala y
ejecuciones frecuentes;
✓ la carrera de armamentos de cuarenta años con los Estados Unidos, que duró desde fines de los años
cuarenta hasta finales de los ochenta, con sus efectos de empobrecimiento social;
✓ los esfuerzos económicamente agotadores para proyectar el poder soviético en el Caribe, en el Oriente
Medio y en África durante la década de los setenta y de los ochenta;
✓ la debilitadora guerra de Afganistán de 1979 a 1989;
✓ la repentina desintegración de la Unión Soviética, seguida de desórdenes civiles, de una dolorosa crisis
económica y de la sangrienta y humillante guerra contra Chechenia.
Importancia

Lo más problemático de todo fue la pérdida de Ucrania. La aparición de un Estado ucraniano


independiente no sólo obligó a todos los rusos a replantearse la naturaleza de su propia identidad
política y étnica sino que representó un revés geopolítico vital para el Estado ruso. El repudio de más de
300 años de historia imperial rusa significó la pérdida de una economía industrial y agrícola
potencialmente rica y de 52 millones de personas lo suficientemente cercanas a los rusos desde el
punto de vista étnico y religioso como para hacer de Rusia un verdadero Estado imperial, grande y
seguro de sí mismo. La independencia de Ucrania privó también a Rusia de su posición dominante en el
mar Negro, en el que Odesa había sido la principal puerta de acceso para Rusia al comercio con el
Mediterráneo y con el mundo situado más allá de él.
La pérdida de Ucrania fue muy grave desde el punto de vista geopolítico, ya que limitó drásticamente
las opciones geoestratégicas de Rusia. Incluso sin los Estados bálticos y sin Polonia, una Rusia con
Ucrania bajo control todavía podía aspirar al liderazgo de un activo imperio euroasiático en el que
Moscú dominara a los no eslavos en el sur y en el sureste de la ex Unión Soviética
Importancia
Geopolítica y Geoestrategia
En términos generales, puede considerarse que, como reacción al colapso de la Unión Soviética,
surgieron tres grandes opciones geoestratégicas, cuyos contenidos se solapaban parcialmente. Cada
una de ellas estaba vinculada, en último término, a las inquietudes de Rusia con respecto a su estatus
en relación con los Estados Unidos y cada una de ellas tenía además algunas variantes internas. Esas
diversas opciones pueden clasificarse así:
1. Prioridad a «la asociación estratégica madura» con Estados Unidos, expresión que, para algunos de
sus partidarios, era en realidad una clave para referirse al condominio global;
2. Énfasis en el «extranjero próximo» como el principal interés de Rusia; algunos defendían cierta
forma de integración económica dominada por Moscú pero otros ponían sus esperanzas en una
eventual restauración de una parte del control imperial para crear una potencia más capaz de
equilibrar a Estados Unidos y Europa; y
3. Una contraalianza que incluyera a algún tipo de coalición euroasiática antiEstados Unidos con el fin
de reducir la preponderancia estadounidense en Eurasia.
Yeltsin
El abismo entre Washington y Moscú creció más aún debido a la
negativa del Kremlin a renegar de todas las conquistas de Stalin. A
la opinión pública occidental, especialmente en los países
escandinavos pero también en los Estados Unidos, le inquietaba
especialmente la ambigüedad de la actitud rusa con respecto a las
repúblicas bálticas. Aunque reconocían su independencia y no las
presionaron para que se adhirieran la CEI, los líderes democráticos
rusos recurrían incluso a amenazas para obtener tratos
preferenciales para la gran comunidad de colonos rusos que había
sido deliberadamente instalada en esos países durante los años
estalinistas. El panorama era aún más negro debido a la clara falta
de voluntad del Kremlin de denunciar el pacto secreto
germanosoviético de 1939 que señaló el camino de la
incorporación forzosa de esas repúblicas a la Unión Soviética.
Incluso cinco años después del colapso soviético, los portavoces
del Kremlin insistieron (en el comunicado oficial del 10 de
septiembre de 1996) en que en 1940 los Estados bálticos habían
«ingresado» voluntariamente en la Unión Soviética.
¿Preguntas?

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