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Alcachofa

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Capítulo 9.

Enfermedades que
atacan a la alcachofa

Paulina Sepúlveda R.,


Ingeniera Agrónomo M.Sc.

9.1. Enfermedades causadas por hongos


Las enfermedades causadas por hongos pueden provocar pérdidas importantes en
el rendimiento y la calidad de los capítulos y, adicionalmente, pueden disminuir
la vida útil de las plantas. Dependiendo de la incidencia y severidad, éstos pue-
den transformarse en factores limitantes para la producción y comercialización
de los productos agrícolas, provocando pérdidas económicas a productores y
comercializadores.

Cada enfermedad produce síntomas que por lo general, son característicos, sin
embargo, hay casos en que un mismo síntoma puede corresponder a más de un
problema y, por lo tanto, es necesario que un técnico con experiencia ayude a
identificarlos correctamente, recurriendo a análisis de laboratorio que permitan
una identificación inequívoca. Sólo contando con un buen diagnóstico se puede
elegir el método de control más adecuado.

Diversos hongos han sido mencionados en la literatura internacional causando


enfermedades en alcachofa, sin embargo, en el país la información es reducida.
El compendio de fitopatógenos de cultivos agrícolas en Chile, (SAG, 2008) señala
a los siguientes hongos como agentes causales de enfermedades en alcachofa
en el país, estos son: Alternaria cinerariae causando alternariosis o peste negra;
Ascochyta cynarae como agente causal de la mancha gris o pudrición negra; Bo-
trytis cinerea causando el moho gris o manchado de brácteas; Leveillula taurica y
Erysiphe cichoracearumu agentes causales de oídio; Ramularia cynarae causante
de viruela y Rhizoctonia solani, Verticillium dahliae y Fusarium oxysporum como
agentes causantes de enfermedades de raíz y cuello.

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Un adecuado manejo de las enfermedades debe basarse en el manejo integrado
de enfermedades, que es considerado un cabal conocimiento del patógeno y el
control basado en el monitoreo, evaluando incidencia y severidad de la enfer-
medad para establecer la medida de control más apropiada en cada caso.

A continuación, se describen las enfermedades más frecuentes en el cultivo de


alcachofas de acuerdo a lo observado durante el desarrollo del proyecto.

Moho gris o Manchado de brácteas

La enfermedad es causada por el hongo Botrytis cinerea Pers., que se caracteriza


por ser muy polífago, es decir, es un hongo que afecta a una gran cantidad de
especies, tanto de hortalizas como de frutales, causando daños en diferentes
estados de desarrollo de las plantas. En Alcachofa el daño se puede producir en
diferentes estados como moho gris en inflorescencias, manchas pardas o café
claro en el ápice de las brácteas, con necrosis café oscura y abundante micelio
(Figura 9.1), antes de la cosecha o durante el almacenamiento. También causa
pudriciones en post cosecha. Es poco frecuente que el hongo afecte el follaje.

Figura 9.1. Manchas en las brácteas y micelio de B. cinerea.

El hongo se caracteriza por presentar un micelio de color gris con abundancia de


esporas o conidias (Figura 9.2a), las que son liberadas desde conidióforos (Figura
9.2b) y diseminadas principalmente por el viento y, secundariamente, por el agua.
Estas conidias caen en tejidos susceptibles y pueden penetrar directamente sin
la ayuda de una herida, aunque su penetración también puede ocurrir por heridas,

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Figura 9.2. A) Abundante micelio de cinerea en alcachofa en cámara húmeda. B) ­Conidióforo
de cinerea.

especialmente las dejadas por insectos, heladas u otra causa. El hongo sobrevive
mediante estructuras de resistencia, formada por la compactación del micelio
llamados esclerocios, los que son de color negro y pueden permanecer en el
suelo por mucho tiempo. El hongo también puede permanecer saprofíticamente
en restos de cultivo, hojas senescentes, en el suelo o malezas (Latorre, 2004).

Para un adecuado control de esta enfermedad, se deben evitar las condiciones


predisponentes, como el exceso de humedad y presencia de agua libre sobre la
planta. Para ello se recomienda eliminar las hojas senescentes que faciliten la
aireación de las partes de la planta susceptibles de ser afectadas. Ello se logra
deshojando adecuadamente las plantas de manera de evitar que la humedad
relativa sea alta durante períodos prolongados de tiempo y favoreciendo el se-
cado rápido de las distintas partes de la planta después de una lluvia, o cuando
se condensa agua sobre las plantas cuando hay rocío.

Existen fungicidas para el control de esta enfermedad, estos conviene aplicarlos


dependiendo de los resultados del monitoreo o del historial del campo en forma
preventiva o cuando se observen los primeros síntomas de la enfermedad. Algu-
nos de los ingredientes activos de fungicidas autorizados para su uso en Chile
por el Servicio Agrícola y Ganadero son: Iprodione, Clorotalonil, Difeconazole
y Boscalid. Dado que el hongo se caracteriza por desarrollar resistencia a los
fungicidas, es siempre recomendable hacer planes de aplicación que contemplen
el uso alternado de dos o más de los fungicidas mencionados.

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Viruela

Esta enfermedad es causada por el


hongo Ramularia cynarae. Se carac-
teriza por presentar manchas ne-
cróticas, circulares e irregulares, con
centro de color pardo o gris y borde
violáceo que pueden afectar las hojas
y los tallos (Figura 9.3). Las manchas
son visibles de ambos lados del folla-
je y muy pequeñas en un inicio (2-5
mm de diámetro) pero estas pueden
aumentar de tamaño hasta 20 mm, en
ataques severos las manchas pueden
coalecer y tornarse toda la hoja café
y caer. En el centro de las manchas se
observa el crecimiento de un micelio
de color blanco característico (Figura
9.4). La enfermedad revierte impor-
tancia cuando el patógeno se mueve
a las brácteas.

Al igual que Botrytis este hongo for-


ma conidióforos en el centro de las Figura 9.3. Manchas en tallo y hojas causadas
manchas con conidias elipsoides e por Ramularia cynarae.
hialinas (Figura 9.4). La enfermedad
se disemina por el viento.

Figura 9.4. Micelio y conidias Ramularia y cynarae.

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El control de la enfermedad se basa en una adecuada identificación y aplicación
de fungicidas en base a Iprodione o Boscalid, según autorización del SAG, cuando
la enfermedad tiene una incidencia y severidad en las hojas y antes que alcance
las brácteas forales.

Oídio

Dos agentes causales han sido asociados con esta enfermedad en alcachofas,
estos son Leveillula taurica anamorfo Oidiopsis taurica y Golovinomyces cicho-
racearum (previamente llamada Erysiphe cichoracearum) anamorfo Oidium sp. El
oídio se caracteriza por la presencia de micelio blanquecino y pulverulento, sobre
las brácteas y/o tallos; lesiones pequeñas y café en hojas basales (Figura 9.5).
Posteriormente se observa necrosis foliar y presencia de cuerpos frutales de color
naranja a café llamados cleistotecios en el envés de las hojas (Fernández, 1990).

Figura 9.5. Oídio en hojas.

De los agentes antes mencionados Leveillula taurica es el primero en colonizar


el envés de las hojas maduras. Un detallado análisis del follaje permite obser-
var la presencia del micelio y conidias, sin embargo, la vellosidad de las hojas
puede enmascarar este signo del patógeno. Las hojas severamente afectadas se
tornan de color café. Las hojas jóvenes no son infectadas por el hongo, solo al
llegar a madurez. Las infecciones causadas por Golovinomyces cichoracearum
frecuentemente resultan síntomas menos severos, el hongo se desarrolla prefe-
rentemente como micelio blanco a gris en la superficie de las brácteas o en el haz
de las hojas jóvenes o maduras, el tejido afectado puede tornarse color purpura
a café. Ambos patógenos son diseminados por conidias por viento (Figura 9.6).

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Figura 9.6. Conidias de oídio.

El control de la enfermedad se basa en un monitoreo sistemático semanal de


modo de determinar los primeros signos del hongo y realizar aplicaciones con
fungicidas autorizados por el SAG con los ingredientes activos Microbutanil o
Triadimefon, entre otros. Aplicaciones de Azufre en forma preventiva pueden rea-
lizarse si hay condiciones predisponentes a la enfermedad o historial del campo.

Verticilosis

El hongo Verticillium dahliae es el agente causal de la enfermedad más frecuente


e importante del cultivo de alcachofa en el país y el mundo, causa importantes
pérdidas de plantas en el establecimiento del cultivo como también en rendi-
miento. El síntoma de la enfermedad se manifiesta por clorosis, marchitez foliar
y muerte total o unilatelar del follaje desde las hojas basales, necrosis vascular
que avanza desde la base hacia la parte superior del tallo (Figura 9.7). También se
observan lesiones necróticas de 2 a 4 cm de largo en las hojas que se extienden
por las nervaduras terminando por secar las hojas.

Figura 9.7. Marchitez del follaje y necrosis vascular, características de plantas con
verticilosis.

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Los síntomas se pueden presentar en toda la planta o solo en algunos hijuelos,
estos se pueden observar desde el primer año del cultivo, pero la muerte de la
planta generalmente ocurre del segundo año en adelante. Las plantas afecta-
das disminuyen su crecimiento y su rendimiento se afecta significativamente
llegando hasta un 50% menos produciendo capítulos pequeños y de bajo va-
lor comercial. Es importante considerar que algunas plantas pueden portar el
hongo y no presentar síntomas, pero bajo condiciones de estrés se desarrolla
la sintomatología.

El agente causal es un hongo de suelo que presenta microesclerocios como


estructuras de resistencia, que le permiten al patógeno permanecer en el suelo
por muchos años (8 a 10 años, en ausencia del hospedero). Penetra a la planta
por heridas y crece internamente induciendo a la formación de tilosas (sobre
crecimiento de la pared de los vasos conductores) que inhiben el paso de agua
y nutrientes en la planta, es por esta razón que la planta exhibe síntomas de
marchitez y colapso.

El control de la enfermedad se basa principalmente en prevenir que el hongo


entre en contacto con la planta, ya que no existen medidas eficientes de control
o erradicación. Es por ello que se recomienda un control cultural que considera:

· Solo plantar estacas comprobadamente sanas. No plantar estacas infectadas,


si esta situación se da, es inútil la realización de cualquier otro mecanismo de
control. Nunca debe extraer material de plantas sospechosas con Verticilosis.

· Rotación con cultivos no susceptibles como gramíneas (maíz, trigo, cebada,


avena, etc.) por más de una temporada para disminuir altos niveles del hongo
en el suelo, sin embargo, debido a la naturaleza muy polífaga del hongo, no
es una medida que pueda asegurar un nivel adecuado de control.

· Evitar mantención de humedad excesiva en el suelo.

· Nivelar el suelo, preplantación para mejorar la infiltración.

· Aplicación de materia orgánica.

· Arado profundo.

· Riego con gotero enterrado.

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· Solarización con polietileno transparente en la medida que sea posible elevar
la temperatura del suelo sobre los 36ºC durante varios días.

· Evitar el laboreo excesivo del suelo. Muy importante es la incorporación de


control de malezas químico para disminuir hospederos del hongo en el suelo.
Importante en pre plantación.

· El control químico pre plantación con fumigación de suelo (Metam sodio,


Dazomet u otros) o Biofumigación puede ser realizado para eliminar el pa-
tógeno del suelo.

Recomendaciones Generales

En general, las enfermedades deben ser manejadas de manera de minimizar los


efectos nocivos que ellas tienen sobre las plantas y los productos que de ellas
se comercializan, evitando una contaminación excesiva del medio ambiente con
los agentes controladores químicos disponibles y minimizando los costos de
control de manera de no afectar la productividad del cultivo. La mejor manera de
hacer lo anterior es utilizando lo que se ha llamado Manejo Integrado de Plagas
y Enfermedades (MIPE), el cual se basa en las siguientes premisas:

· Mantener un nivel aceptable de la enfermedad o plaga: Esto significa que


la enfermedad o plaga no debe erradicarse, sino que debe mantenerse en
un nivel en el cual no produce daño económico. Estos umbrales de infección
hay que fijarlos para cada plantación y para cada enfermedad en particular.

· Usar prácticas culturales preventivas: Ello incluye la selección de varie-


dades resistentes a las enfermedades más comunes de un lugar, y el uso de
prácticas de manejo (riego, fertilización, poda, control de malezas, etc.) que
minimicen las condiciones favorables para el desarrollo de enfermedades.

· Monitoreo permanente de la presencia de plagas y enfermedades: El mane-


jo de las plagas y enfermedades debe basarse en un diagnóstico certero, para
lo cual es imprescindible conocer cuáles son los agentes que están afectando
a las plantas. Para ello se deben reconocer los síntomas que el problema
produce y ser capaz de identificar el agente causal. Identificado el agente
causal, éste debe someterse a un monitoreo sistemático para determinar su
incidencia (porcentaje de plantas afectadas por la enfermedad) y severidad
(expresado como la intensidad del daño en cada planta) en el campo a lo

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largo de la temporada. Junto con registrar el comportamiento de las plagas y
enfermedades, hay que llevar un registro del clima (temperatura y humedad),
para los casos que corresponda poder desarrollar sistemas predictivos que
maximicen la efectividad del control.

· Uso de métodos de control mecánico: Los métodos mecánicos de control,


siempre deberán ser considerados. Ellos incluyen la eliminación de las fuentes
de inóculo para interrumpir la reproducción de las enfermedades y el laboreo
mecánico para el control de malezas, a menudo una fuente importante de
inóculo para muchas enfermedades.

· Control Biológico: Uso de controles biológicos. los agentes controladores


biológicos naturales pueden controlar muchas enfermedades, produciendo un
mínimo impacto ambiental y con frecuencia, a un costo menor que el control
químico.

· Control Químico: Se debe recurrir al control químico sólo como última al-
ternativa. Los controles químicos deben usarse sólo cuando sea necesario y
con frecuencia, sólo en momentos específicos del ciclo de una determinada
enfermedad. Debe privilegiarse el uso de los agroquímicos específicos, por
sobre los de amplio espectro de acción y éstos deben utilizarse en las dosis
mínimas recomendadas por el fabricante, siempre respetando las precau-
ciones que se indican en la etiqueta en cuanto a los períodos de carencia, al
efecto residual del producto, a la disposición de los envases y a la protección
de las personas que aplican los agroquímicos.

· Evaluar permanentemente los resultados de las estrategias de control


empleadas: Es muy importante evaluar en forma sistemática los resultados
de los programas de control de manera de ir corrigiendo y mejorando los
métodos y optimizando sus resultados.

Junto con la utilización del MIPE, siempre es recomendable el uso de las llama-
das “Buenas Prácticas Agrícolas” (BPA), que son las acciones involucradas en la
producción, almacenamiento, procesamiento y transporte de productos de origen
agropecuario, orientadas a asegurar la inocuidad del producto, la protección al
medio ambiente y el bienestar laboral. Ellas incluyen el manejo de suelo, del
agua, de los fertilizantes y de los productos fitosanitarios, durante el cultivo,
la cosecha, el empaque, el transporte y el almacenado del producto. Las BPA
también norman la higiene en el predio, los servicios básicos para el personal,

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el respeto a la legislación laboral, el manejo de los residuos líquidos y sólidos
del predio y el mantenimiento de registros. En el ámbito de los pesticidas, por
ejemplo, las normas regulan la aplicación de los productos fitosanitarios se-
gún los requerimientos de los mercados de destino, existiendo tanto normas
de carácter general como otras específicas que regulan el almacenamiento y
manejo de las bodegas de pesticidas, el área de dosificación de productos, las
precauciones que se deben tomar durante la aplicación y post-aplicación, el
manejo de envases vacíos y su descarte, el control de emergencias derivadas
del mal uso de los productos fitosanitarios, el uso de elementos de protección
personal y el transporte. Información detallada de las normas chilenas sobre
BPA pueden obtenerse en el siguiente sitio web: http://www.buenaspracticas.cl/.

Virus

A través de un estudio realizado para determinar la incidencia de virus en mues-


tras de hojas provenientes de propágulos de alcachofas (rizomas, tallos, hijuelos)
de la Región de Coquimbo, se obtuvo que el virus más abundante fue ArLV, el cual
estuvo presente en un 100% de las muestras provenientes de rizomas y 13% de
las muestras provenientes de hijuelos (Figura 9.8).

Figura 9.8. Sintomatología de una planta afectada por virus.

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También se detectó el virus del mosaico de la alfalfa (AMV), pero en menor pro-
porción con un 6,7% de tallos y rizomas infectados.

Por otra parte, los análisis arrojaron ausencia en todas las nuestras y tejidos
analizados de otros virus examinados, como el virus del mosaico del pepino
(CMV), Virus del mosaico amarillo del poroto (BYMV) y virus de la marchitez
manchada del tomate (TSWV).

· Virus latente de la alcachofa (ArLv): Se trata de un virus no persistente y


transmitido por áfidos. Dado el carácter latente y la sintomatología prácti-
camente indefinida de este virus, se deben considerar posibles efectos de
este, en reducción del vigor o baja en el rendimiento del cultivo.

· Virus del mosaico de la alfalfa (AMV): Este virus afecta muchos otros
hospederos y es también del tipo no-persistente transmitido por áfidos, y
posiblemente por semillas y polen.

9.2. Literatura citada


Acuña, I. 1988. Manejo de plagas y control químico preventivo de Botrytis en
alcachofa (Cynara scolymus) cv. Chilena, en Curacaví, Región Metropolitana.
Tesis (Ing.Agr.) Universidad Católica de Chile. Fac. de Agronomía Santiago. 99 p.

Apablaza, G. 2000. Patología de cultivos epidemiologia y control holístico. Uni-


versidad Católica de Chile. Fac. de Agronomía e Ingeniería Forestal, Santiago.
Ediciones Universidad Católica de Chile. 347 p.

Fernández, C. y Bertrand, C. 1988. Verticilosis: principal problema de la alca-


chofa. Investigación y Progreso Agropecuario La Platina, N° 50, p.6-9.

Fernández, C. y Tobar, G. 1989. Identificación de Verticillium dahliae Kleb en


alcachofas Cynara scolymus. Agricultura Técnica. 49(2):161-163. Texto com-
pleto en: http://www.inia.cl/medios/biblioteca/agritec/NR07222.pdf.

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Fernández, C. 1990. Leveillula taurica (Lev) un nuevo organismo causante de oídio
en alcachofa. Agricultura Técnica. 50(4):386-389. Texto completo en: http://
www.inia.cl/medios/biblioteca/agritec/NR08745.pdf . http://www.ipm.ucdavis.
edu/PMG/selectnewpest.artichoke.html (consultado 10 de julio de 2012).

Koike, S., Gladders, P. and Paulus, A. 2007. Vegetable diseases. A colour han-
dbook. Academic Press. 448 p.

Latorre, B. 1990. (ed.) Plagas de las hortalizas. Manual de manejo integrado. FAO.
Oficina Regional para América Latina y el Caribe Santiago FAO 1990. 520 p.

Latorre, B. 2004. Enfermedades de las plantas cultivadas. Sexta edición. Ediciones


Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. 638 p.

Servicio Agrícola y Ganadero. 2008. Compendio de fitopatógenos de cultivos


agrícolas. 121 p.

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