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Aguilar-Relacionando El Trabajo - Encuentros y Desencuentros Con Trabajadoras en San Francisco Shaxni

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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

RELACIONANDO EL TRABAJO: ENCUENTROS Y


DESENCUENTROS CON TRABAJADORAS/ES EN SAN FRANCISCO
SHAXNI

TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE

LICENCIADO EN ETNOLOGÍA

PRESENTA

LUIS ALBERTO AGUILAR JOSÉ

DIRECTOR DE TESIS: DR. JOSÉ ALEJANDRO FUJIGAKI


LARES

ASESOR: DR. MAURICIO OBREGÓN CARDONA

CIUDAD DE MÉXICO 2022


Agradecimientos
A mamá y a papá, quienes siempre, con toda la fuerza de su apoyo, han estado
colaborando para éste y otros tantos proyectos. A mi hermana Belén, que su ejemplo de vida
ilumina mis días sin parar. A mi Dieguito, que con su nobleza y sinceridad me permite superar
varios tropiezos. A Alex y a Omarcito, porque su recuerdo —al estar yo lejos— se transforma
en fuerza para continuar.

A doña Ana y a don Lupe, que en todo momento y de manera incondicional colaboran
enseñándome, recibiéndome en su casa y en especial haciéndome uno de los suyos. Que su
apoyo siempre presente, con mucho, rebasa este proyecto. Sin ellos, gran parte de lo escrito
en la presente tesis no hubiese sido posible. A Jaciel, por las enseñanzas y aventuras en el
campo. A Lupita, por su eterna apertura y su compartir sin límites, que, aunque no siempre
coincidimos en SFS, seguía enseñándome y abriéndome los ojos ante cuestiones
trascendentes. A Edith y a Gaby, por su recibimiento con una amabilidad incansable. A
Alfredo, por su alegre respeto. A Muñeca, Mía, Laica y Caporal, que por su eterna amistad
pude siempre ser aceptado por cualquier integrante de la banda perruna y entrar sin temor a
su territorio. A toda la familia Rodríguez Blas, que me consideran uno más de la familia y
que sepan que hay reciprocidad en ello.

A Alicia, por su imperecedera disposición y colaboración en una parte importante del


proceso del presente proyecto. Por todas las dudas que de cerca o a distancia me disipó. Por la
lectura previa de una parte del presente proyecto. Y por haber compartido ideas, experiencias
y momentos valiosos con la que se sostiene parte de esta descripción. A su mamá, doña
Francisca y a su hermano Alejandro por su recibimiento amable en todo momento.

A Leticia, quien me enseñó en un primer momento que la fiesta es mucho trabajo; a


las personas que trabajan en la fiesta: César, Pedro, Josefina, Rosalba, Iván, Fernando, Saúl,
Joel, Erika, Enrique, Miguel, Juana, Daniel, Juan, Gabriela, Oralia, Yolanda, Sergio, Laura
y tantas otras por su recibimiento, convivencia y su continuo compartir.

A las mujeres que trabajan en la fábrica de maquila, que entre ellas son Fátima,
Ariana, Esperanza, Flavia, Guadalupe, Isabel, Iveth, Julia, Laura, Lucero, María del Carmen,
Maribel, Pilar, Lorena, Reina, Silvia, Verónica, Yaneth, Yadira, Rosa y Estrella quienes
directa o indirectamente me enseñaron al respecto de la fábrica. Entre aquellas personas que
conocí en la fábrica y a quienes también se le extiende la gratitud es a David y a Jorge.

A don Benjamín, que desde donde nos mire, sepa que su tiempo y conocimiento
compartido al trabajar con el maguey fue muy valioso. Así como a todas aquellas personas de
San Francisco Shaxni que no se mencionan, pero que contribuyeron a darle sentido al proyecto.

i
A todas las personas que me acompañaron en el proceso, dentro y fuera, de clases en
la ENAH y de quienes aprendí continua y afectivamente; muchas de éstas personas forman
la “Etnografía pulquera”, entre ellas reconozco el apoyo y acompañamiento de Nallely a lo
largo de ese proceso. A Cris, con quien compartí el aula de clases en diferentes posiciones y
quien siempre me inspira; por su ayuda incondicional en los momentos turbulentos y a quien
le guardo sumo respeto y admiración por su erudición inconmensurable y su alma siempre
revolucionaria. A Suelika, por su lectura y comentarios. A Sebas y Gaby, que juntos
incursionamos la exploración de un autor que aportó a la presente descripción.

A Mauricio González —amigo y profesor— quien, a toda nuestra generación, nos


presentó otras antropologías, con las cuales colocó la espina que me permitió darle forma a la
presente descripción. A mi viejo amigo y profesor Leif Korsbaek, quien por medio de su
proyecto en Acambay pude conocer a y trabajar con las personas en San Francisco Shaxni. A
mi amigo, profesor y director Alejandro Fujigaki, quien dio continuidad al pensamiento
relacional a lo largo de sus clases en la ENAH; quien siempre me dio comentarios precisos y
acertados e hizo que el proyecto de escritura se trasformara y tomara la forma que ahora tiene;
quien también me apoyó en momentos turbulentos; y quien en todo momento me motivo para
abordar a una autora que es poco revisada. A aquellas personas que me decían que no perdiera
el tiempo leyendo a esa autora, pues sin saberlo, me daban más ánimos para seguir
profundizando en dicha autora. A Mauricio Obregón amigo, compañero, asesor y —sin él
imaginarlo— también mi profesor, de quien aprendí cuestiones valiosas de la antropología;
quien siempre me inspiró su forma de trabajar y de caminar en la vida, en todo momento
comprometido y colaborativo dentro y fuera de la academia; por su sencillez, honradez,
nobleza y sabiduría dignas de admirar.

A Alexandra Elbakyan, quien ha sido una persona fundamental para mis lecturas, pues
sin su aportación, mucha de mi recepción académica, simplemente no se hubiese logrado.

A Fernanda Figueroa, por su comprensión y motivación en la vida que ha sido desde


mucho antes de haber conocido la antropología hasta esta etapa final.

Un agradecimiento especial a don Lupe, Lupita, Alicia y Leticia quienes me dieron


permiso de publicar sus fotos y quienes, en su mayoría, me enviaron de manera esporádica y
voluntariamente tantas imágenes de la vida en SFS.

Hay muchas personas a quienes la gratitud se extiende, que fueron importantes para
finalizar el presente proyecto y que aportaron lo más valioso que aquí se intenta describir.
Pero en última instancia, cualquier error, incomprensión, incoherencia ya sea del lado
académico o con la vida y experiencia de las personas de San Francisco Shaxni, solo yo la
he de asumir. Gracias a todas las personas y especies compañeras.

ii
… estoy totalmente de acuerdo con que haya mejores oportunidades de trabajo
para todos y todas; no se me hace justo que sólo unas cuantas personas
recomendadas sean las que tengan oportunidades de trabajo, eso es lo que ha
pasado y sigue pasando: los hijos de los empresarios son los que tienen las
mejores oportunidades de trabajo. Es justo que todas las personas que tengan
la misma preparación tengan igualmente las mismas oportunidades y el mismo
sueldo.

Ahora, si hablamos de lo que beneficia a las comunidades indígenas que


trabajan en el campo, a quienes saben labrar, sembrar y cultivar la tierra, a
quienes no conocen otra forma de trabajar, la situación es distinta, hay que
volver a analizar. Como una mujer indígena que ha hecho su vida en el campo,
crecí pensando que el único trabajo que existe es el cultivo de nuestra tierra y
me cuestiono a mí misma en qué nos ayuda el trabajo asalariado si nosotras y
nosotros nunca hemos tenido un trabajo pagado, hemos trabajado desde
siempre y creo que en el campo jamás nos hemos quedado sin trabajo, al
menos los pocos que poseen tierras. [..] Ahí es donde pienso que trabajo y
tierra van de la mano.

Ahora, ¿qué pasa con las mujeres?, ¿qué papel tenemos? Somos nosotras
las más vulneradas, las que trabajamos invisiblemente; nosotras que también
trabajamos el campo pero, antes de ir al campo, trabajamos en la cocina para
el alimento de los hijos y los maridos. Después de esto, nos vamos a trabajar en
el cultivo de maíz, de frijol y al corte de café. Pero ahí no acaba el trabajo,
llegando a la casa hay que preparar la comida, limpiar la casa y preparar el
nixtamal para el día siguiente. A pesar de esto, hay personas que dicen que
las mujeres casi no hacemos nada, que es el hombre el que mantiene el hogar,
así nos lo han enseñado y, además de todo, muchas mujeres no tenemos
derecho a poseer tierras.
Guadalupe Vázquez Luna (2017)

If we want to know something about social life, our first step is to immerse
ourselves in its ways, to learn it. Across the divide between humans and other
species, we have work to do together.

I’ll call that work ‘critical description’: critical, because it asks urgent
questions; and description, because it extends and disciplines curiosity about
life. At the intersection of ethnography and natural history, we have a lot to
learn about how humans and other species come into ways of life through webs
of social relations […] we need to know what more-than-human socialities are
being made.
Anna Tsing (2013)
INDICE
Agradecimientos .................................................................................................................................. i
INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 1
Formas diferentes de experimentar y conceptualizar el trabajo ...................................................... 1
Formas dadas al trabajo ............................................................................................................... 1

Supuestos del trabajo dado y la apertura de la noción de trabajo en SFS ................................... 6

Posibilidades hipotéticas y objetivos bifurcados ......................................................................... 9

Semblanza del capitulado .......................................................................................................... 10

La relación, más que una herramienta para la descripción ........................................................ 12

CAPÍTULO 1 .................................................................................................................................... 15
La fiesta: trabajo o pachanga ......................................................................................................... 15
La fiesta con el Santo Patrono: extendiendo el entendimiento.................................................. 17

La maquilación del trabajo: excluir para incluir ....................................................................... 24

El trabajo más que humano ....................................................................................................... 31

CAPÍTULO 2 .................................................................................................................................... 37
Fabricando a los trabajadores o trabajando en la fábrica .............................................................. 37
Trabajo como entidad discreta .................................................................................................. 38

Las/os trabajadoras/es con la fábrica ......................................................................................... 50

Maquilando la totalidad ............................................................................................................. 56

CAPÍTULO 3 .................................................................................................................................... 62
Trabajos situados ........................................................................................................................... 62
El hacer las tortillas: campos de trabajo .................................................................................... 63

Fin del trabajo ........................................................................................................................... 72

Multiplicidad de personas, formas diferentes............................................................................ 78

CAPÍTULO 4 .................................................................................................................................... 91
Contratiempos ............................................................................................................................... 91
Ritmos de vida, trabajar con ...................................................................................................... 95

Tiempo extra y la aritmética del destajo ................................................................................. 101

Tiempo extendido.................................................................................................................... 108


Entendimiento extendido......................................................................................................... 116

Trabajo que no concluye: relaciones que se sostienen .................................................................... 120


Dones fotográficos, convivencia visual........................................................................................... 128
Mapas .............................................................................................................................................. 141
Bibliografía ..................................................................................................................................... 143
INTRODUCCIÓN
Formas diferentes de experimentar y conceptualizar el trabajo
La cuestión del trabajo, tanto su definición como su abordaje, han sido motivo de
múltiples acercamientos, tanto en México como alrededor del mundo. Ya sea en términos de
lo político-económico, en los medios de comunicación, al igual que en el ámbito académico.
Para lo que aquí nos compete, el objetivo general es saber qué es la noción de trabajo para
las personas que habitan en San Francisco Shaxni (en adelante SFS), un lugar ubicado en el
municipio de Acambay en el Estado de México (ver Mapas 1-4)1. Pero antes de entrar de
lleno a ello, resulta pertinente vislumbrar, de manera general, qué es lo que se ha propuesto
al respecto y cómo ha estado teniendo lugar en los tres ámbitos mencionados. Y que, en cierto
sentido, tiene resonancias en lugares como SFS.

FORMAS DADAS AL TRABAJO

Los términos en lo político-económico y en los medios de comunicación


La Organización Internacional del Trabajo (OIT), como parte de una agencia
especializada de las Naciones Unidas –vista alrededor del mundo como la mayor institución
política, económica y social–, ha acordado “la agenda de desarrollo más inclusiva que el
mundo jamás haya visto” (Organización Internacional del Trabajo s/f), llamada “Agenda
2030 para el desarrollo sostenible” aprobada en el 20152. Dicha Agenda 2030, en términos
de sostenibilidad abarca tres dimensiones, que son económica, social y medioambiental.

Se constituye por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que en concreto


tienen la finalidad de “abordar enormes desafíos que enfrenta la humanidad, incluyendo los
relacionados con el mundo del trabajo” (Organización Internacional del Trabajo s/f). En este
sentido, el objetivo #8 “Trabajo decente y crecimiento económico” plasma en sus primeras
líneas que, un “número mayor de personas con empleos decentes significa un crecimiento

1
SFS es un lugar ubicado al noroeste del municipio de Acambay y su población oscila entre las 2300 personas.
2
Misma que fue suscrita por los 193 miembros de las Naciones Unidas –en donde se encuentra México– y que
“es la guía de referencia para el trabajo de la comunidad internacional hasta el año 2030” (Comisión Económica
para América Latina y el Caribe s/f).

1
económico más fuerte e inclusivo, y mayor crecimiento significa más recursos disponibles
para crear empleos decentes” (Ryder, s/f, 2, énfasis agregado).

Para el caso de México, se registra una Población Económicamente Activa (PEA) de


57,349,577, en el último tercio de 2019, de una población total de 126,078,860 a nivel
nacional3. En el caso contrario a la PEA, la cifra de la PEI es de 37,597,058, que —si lo
llevamos a términos del desempleo, acorde a la nota número 3— se muestra como un
problema equiparable a “la inseguridad, la pobreza, el crimen organizado, el narcotráfico”
(M. Gómez 2009), que es de las cuestiones más importantes a resolver. E incluso, continua
la misma nota, “la realidad es que el desempleo es, en la mayoría de los casos, la causa de
los otros grandes problemas de México”.

Bajo este contexto, existen numerosas referencias tanto de artículos y noticias que
difunden el problema del desempleo haciendo énfasis en aspectos como: la urgencia de un
“cambio en las políticas económicas, de manera que se den más incentivos a la creación de
empleos formales” (Gómez 2017, énfasis agregado). El visibilizar la brecha existente de
desigualdad, que se incrementa cada vez más, “entre hombres y mujeres en cuanto a la
oportunidad de acceder a un empleo” (Morera 2014). O bien donde se da cuenta de que, en
el ambiente político-económico, existe la “idea de que la solución tiene que pasar por la
famosa flexibilización en la contratación de empleados”, y que de manera constante se
enuncia que “nuestro sistema laboral es demasiado rígido y que no resulta atractivo para los
empresarios lanzarse a la aventura de contratar trabajadores y con ello enfrentar una multitud
de responsabilidades directas e indirectas”(de Buen 2009).

3
En términos generales, en México se registra en total una población en edad de trabajar de 94,946,635 que de
acuerdo a “las modificaciones al Artículo 123 Constitucional relativas al cambio de la edad mínima para trabajar
[…] las cifras e indicadores de ocupación y empleo se difundirán de 15 años y más.” (Secretaría del Trabajo y
Previción Social 2019). Esto se divide en Población Económicamente Activa (PEA), “Personas […] que durante
el periodo de referencia tuvieron o realizaron una actividad económica [...] o buscaron activamente realizarla”
(Secretaría del Trabajo y Previsión Social s/f). Y la Población Económicamente Inactiva (PEI), con ello se
indica que está constituida por “personas […] que durante el periodo de referencia no tuvieron un empleo ni
realizaron una actividad económica, ni buscaron desempeñar una en el último mes previo al día de la entrevista”
(Secretaría del Trabajo y Previsión Social s/f). Un dato que vale la pena incluir, es que “la población
económicamente inactiva [que] de acuerdo a su condición de inactividad se clasifica en: estudiantes, personas
dedicadas a los quehaceres domésticos, pensionados y/o jubilados; personas de edad avanzada; incapacitados
para trabajar por el resto de su vida y otros inactivos” (Instituto Nacional de Estadística y Geografía e
Informática s/f, énfasis agregado).

2
Otro rubro, que permea en todos los ODS, plantea que “los pueblos indígenas [están]
en la mira”, debido a que “están expuestos a muchas amenazas por lo que respecta a su modo
de vida tradicional; suelen ser discriminados; y se ven obligados a afrontar dificultades para
lograr un trabajo decente” (Organización Internacional del Trabajo, s/f, 1,5, énfasis
agregado). Siguiendo la argumentación, se plantea que “muchas actividades tradicionales no
bastan para atender las necesidades de las mujeres y los hombres indígenas debido a su
escasa capacidad de generar ingresos, la falta de capacitación, la vinculación limitada con
el mercado, y los niveles más bajos de productividad” (Ibid., 5, énfasis agregado).

Los términos desde la academia


Dando un paso al ámbito académico, la cuestión del trabajo se abordó de manera
explícita en los inicios del siglo XX desde la antropología social británica. Con mayor
precisión, Bronislaw Malinowski, presentó un estudio con el objetivo de “obtener una imagen
completa de la evolución del trabajo” a través del análisis de las ceremonias intichiuma y
otros rituales parecidos. Para ello propone tres definiciones: la primera es marcada como
“trabajo primitivo” y su cualidad es más parecido al juego y al deporte, careciendo de
“autocontrol, atención y esfuerzo mental”. La segunda, es planteada como “trabajo
económico” en el que ya no se carece de autocontrol, existe “premeditación, atención,
esfuerzo libre de voluntad y organización social”. Y en tercer lugar, coloca al “trabajo tal
como se requiere en empresas económicamente civilizadas”, en la que se incluye la
sistematicidad, se elabora “con un plan racional, tiene que ser continuo” y periodicidad de
tiempo, con lo que exige una repetición periódica a ciertos intervalos. Por ende, “presupone
una organización social y premeditación, un constante autocontrol y un esfuerzo renovado
de voluntad e intelecto” (Malinowski 2018, 116–19).

En México, en la década de 1970, el tema surgió con cuatro proyectos (en Ciudad
Sahagún, Hidalgo; en León, Guanajuato; en Azcapotzalco, Ciudad de México; y en Jalisco)
enfocados a la “antropología industrial o del trabajo”. El enfoque de los cuatro proyectos tuvo
por lo menos dos ejes: el primero, fue el abordaje de la “formación de la clase obrera
mexicana”; y el segundo, la simbiosis campo-fábrica abordando “el papel jugado por el Estado
como rector y promotor de políticas industriales […] dando cuenta de las repercusiones de la
industrialización en las economías campesinas” (Bueno y Gabayet 1993, 9–10).

3
Sandra Wallman en 1979 organizó una serie de conferencias de la Association of
Social Anthropologists titulada “The Anthropology of Work”. Fueron 14 conferencias que
involucraron dos temas primordiales: el trabajo de ganarse la vida y el trabajo de identidad
personal y grupal. Pero a pesar de que concedan que el trabajo, dentro de cada “sociedad”
[su término], tiene una variedad de significados diferentes, los postulados generales de las 14
conferencias tienen un punto en común, puesto que se afirma que “el trabajo es sobre el
control”. Es decir, que el “propósito primordial del trabajo es la necesidad humana de
controlar la naturaleza, de ganarse la vida y de imponerle la cultura” (Wallman 1979, 3)4. En
este sentido las dimensiones que manejan las 14 conferencias, en torno al trabajo, van desde
la energía, el incentivo, el valor, la persona, la identidad y alienación, la tecnología, los
recursos y el tiempo.

Es así que las articulaciones entre las dimensiones y el trabajo son tales como, para
definir “que el trabajo es un gasto de tiempo y energía en todo tipo de trabajo: instrumental,
social, simbólico [etc.]”. O bien que, “el trabajo es el desempeño de las tareas necesarias y la
producción de los valores necesarios, tanto morales como económicos”. Es decir que, el
“trabajo puede definirse como la gestión de la producción o la conversión de los recursos
necesarios para el sustento”, esto es, una suma plena tanto de las destrezas del capital como
de las reclamaciones sociales. Otra afirmación –respecto al trabajo, al tiempo y al dinero– es
que a menudo “cuando los valores monetarios pertenecen al tiempo y el dinero pertenece a
diferentes ecuaciones de trabajo: el trabajo estructura el tiempo [de vida de las personas]; el
dinero recompensa (algunos) trabajos” (Wallman 1979, 7–15 énfasis agregado).

Una aportación que resalta de estas 14 conferencias es la de Wadel (1979, 380, énfasis
original), quien al hablar de las sociedades —que él llama primitivas— referente a las
actividades que en occidente se dan a entender como trabajo, es que lo que “parece
característico de aquellas sociedades no es que las actividades que llamamos trabajo no se
conceptualicen, sino que aquellas actividades son conceptualizadas en asociación con las
relaciones sociales”.

En la década de 1980 existió un curso titulado “Anthropology of Work”, que Paula


Brown Glick impartió por primera vez en 1981 en la Universidad Estatal de Nueva York en

4
Todas las traducciones de la presente tesis son responsabilidad de quien suscribe la misma.

4
Stony Brook y que tuvo continuación por lo menos hasta 1985. El formato de su curso se
dividió en tres secciones: la primera abordaba la “división laboral, del trabajo y de la vida
comunitaria entre […] una diversidad de sociedades no industriales”, además interesarse por
cambio económico y cultural que generó la introducción de dinero en efectivo y de mercados
en dichas sociedades. La segunda sección, consistía en dar cuenta de “un enfoque histórico
para trabajar en la sociedad moderna”, tomando en cuenta, el proceso inicial de
industrialización temprana y su desarrollo, donde se incluyen las fábricas textiles. Y la última
sección, se enfocaba en el “surgimiento de los sindicatos, la negociación colectiva, las
relaciones laborales y los procesos de solución de controversias” (Glick 1985, 6).

Gerd Splittler (2010) concluye –después de hacer un recuento sobre los científicos
sociales del siglo XIX y su influencia para lo que sería, hoy en día, la antropología del
trabajo– que si hemos de tomar con seriedad la antropología, “como la ‘ciencia del hombre’,
entonces deberíamos examinar el trabajo principalmente como una acción humana” (2010,
37, énfasis agregado).

En términos de publicaciones periódicas, existe la Revista Latinoamericana de


Antropología del Trabajo, con su primer número en el 2017. Es una publicación semestral
que aborda la cuestión por medio de la situación de la clase trabajadora y con ello sus
problemáticas. En estos parámetros, los análisis son (casi) exclusivamente en relación al
“régimen de acumulación capitalista, que a través de distintos procesos políticos, económicos
y culturales transformaron sustancialmente la relación capital-trabajo” (Palermo, Torres
Mejía, y Giniger 2017, 2). Aunado a esto encontramos la Revista Theomai en la que se
publican investigaciones relativas al tema en cuestión. Un énfasis en particular lo podemos
encontrar, por lo menos en dos números (24 y 33), cuyos títulos son “Antropología del trabajo
y memoria de los trabajadores” y “Antropología del trabajo y los trabajadores”5.

5
El abordaje en lo que respecta al “trabajo” en antropología es muy amplio. Aquí se colocan algunas referencias
de algunas publicaciones, en y además de estas dos revistas, donde el tema del trabajo lo desarrollan en relación
al género (M. Rojas 2018; Oliver 2018; Becerra 2018; Cutuli 2018; Serna 2003; Goren 2017; Jurado 2017;
Tenorio 2018), a la etnicidad (Timo 2017; Pérez Sáinz 1990; Stephen 2004), a la migración (Magliano 2017;
Be 2019; Saldaña 2019; Parra 2019; Remírez-García 2019; Mena 2019; Castracani 2018), a lo político
empresarial (Falquet 2003; Ciolli 2016; Salazar 2016; Longo 2016), a los sindicatos (Wolanski 2017), a la
cuestión minera (Novelo 2019; Cioccari 2011; Ruiz 2018), al salario (Esponda 2017; Federici 2018, 2013b), a
la familia (Howell 2003), a las resistencias (Santos 2018; Aiziczon 2018; Pineyro 2018; G. Rojas y Contreras
2018; Alvarado 2018; Rodriguez 2019; Danser 2016), etc.

5
SUPUESTOS DEL TRABAJO DADO Y LA APERTURA DE LA NOCIÓN DE TRABAJO EN
SFS

En este sentido, si pensamos en los supuestos básicos del trabajo, podemos vislumbrar
una constante. Básicamente se trata de dos cosas: la primera es, una conexión primordial
entre el trabajo y el dinero; y la segunda se refiere a la idea de que son los seres humanos los
únicos que trabajan. En relación a lo anterior, lo que se pretende es, menos el refutar las
declaraciones hechas en los tres términos mencionados que reflexionar al respecto.

En primera instancia, lo anterior sugiere de manera implícita la priorización de la


relación del tiempo y el dinero en el trabajo, en la que está latente el control ya sea físico,
psicológico, social, simbólico y/o de recursos. Las consecuencias de este pensamiento
discursivo son obvias; por una parte, la pretensión universal del resultado de dicha ecuación,
esto es, que en todo trabajo se invierte/gasta/ahorra tiempo que se le debe corresponder –de
manera primordial– con dinero. Y por la otra, una relación notable de mercado, es decir,
donde muchas de las cosas (y me atrevería a decir también personas) son un
recurso/mercancía.

Y en segunda instancia, deseo resaltar que bajo este tipo de pensamiento, no se


concede la posibilidad de que otros seres —además de los humanos— también trabajen.
Dando lugar a un discurso implícito en la relación cultura-naturaleza (cfr. Ingold 1991; Marx
2010; Strathern 1980), que se refleja en el control de la cultura (o de los seres humanos) sobre
la naturaleza (o sobre los recursos). Que al mismo tiempo esconde, de manera analógica, un
tipo de control sobre los grupos indígenas. Un ejemplo de ello se refleja en lo declarado por
la OIT a través de sus ODS cuando establece que tiene a “los pueblos indígenas en la mira”.

Lo que resulta interesante aquí, es menos el discutir —en parte— lo que constituye
dicho discurso, que el hacer un señalamiento hacia donde se dirige dicha perspectiva: lo que
es un trabajo (decente), que a la vez indica aquello que no lo es, como lo hacen saber los
ODS de la OIT. Esta manera de dirigir, no solo es proyectada para los pueblos indígenas
como a los no indígenas, sino también es en conexión con el procedimiento y la intervención
para crear trabajo (decente). Incluso para la prevención del desempleo, y con ello todos los
otros grandes problemas que acechan a México, en particular, y al mundo en general.

6
Desde un tipo de configuración, el “trabajo decente y el crecimiento económico” no
tendría que ser la causa de algún problema. Puesto que, superando la distinción de qué es (o
no es) un trabajo (decente) y con ello quiénes hacen o proporcionan un trabajo (decente o no
decente), el cumplimiento de los ODS beneficiarían a todos aquellos que conforman las
Naciones Unidas. Seguido de esto, que el procedimiento y la intervención sea una cuestión
generalizada, se debe a que esta perspectiva considera que el trabajo es algo creado antes de
que se les viva, que se lleva a cabo en localidades y sociedades de personas dadas. A pesar
de lo anterior, si nos aproximamos a los propósitos análogos a los de la OIT en los ODS, en
algunos lugares del país que albergan a pueblos indígenas y/o no indígenas, encontramos que
dicha ejecución y los resultados esperados de los ODS no marchan de la manera anunciada.

Tal es la situación de las personas que habitan en San Francisco Shaxni en el Estado
de México, pues dicha situación es de lo que trata esta tesis. Donde personas ajenas a dicho
lugar, con puestos a nivel Estatal —en colaboración con empresarios— plantean que las
personas, en una fábrica de maquila6, “cuando llega la fiesta del pueblo, están ocho días en
la fiesta y no van a trabajar, y para una empresa un minuto perdido es pérdida económica, es
mucho dinero”. Intuyen que “no son responsables” y que “es muy difícil quitarles sus
costumbres y tradiciones” (Osornio 2017, comunicación personal). Por otra parte, la
configuración de las personas de SFS es diferente, pues éstas —u otros seres— se ocupan
constantemente para cubrir cada una de sus responsabilidades, o bien existen relaciones que
posibilitan/potencian, en algunos casos, a cubrirlas; es decir, trabajan cada día.

La descripción hecha por la funcionaria —junto con los empresarios— de las


personas de SFS como que “tienen ese detallito, que al momento de que hay una fiesta [o
bien sus tradiciones, como le llamaron] les vale, lo dejan todo y se van a la fiesta […] no son
responsables” (Osornio 2017, comunicación personal), se desconecta con una falta de interés

6
Misma que se instaló en SFS con la idea de contrarrestar el alto grado de marginación, además de tener como
objetivo hacer de aquél, un lugar “sostenible”. Que de acuerdo a una entrevista con Leticia Osornio —quien en
el periodo del 2009-2012 fue directora de Desarrollo Social en Acambay y “madrina” de SFS— fue ella quien
inició la gestión y buscó a los empresarios para la instalación de la fábrica de maquila, además de hacer
reuniones con algunas personas de SFS para tal cometido. La marginación, acorde a la CONAPO, se calcula en
referencia a indicadores socioeconómicos que van desde el porcentaje de población de 15 años o más analfabeta
o sin primaria completa; el porcentaje de ocupantes en viviendas particulares habitadas sin drenaje ni servicio
sanitario y/o energía eléctrica, sin agua entubada, con piso de suelo; el porcentaje de viviendas particulares
habitadas con algún nivel de hacinamiento; el porcentaje de población ocupada con ingresos de hasta dos
salarios mínimo, entre otros (CONAPO 2010).

7
en que las personas de SFS lleven a cabo sus trabajos. Más bien, es que las personas de SFS
tienen una perspectiva otra respecto al trabajo; esta construcción de conocimiento se
encuentra en conexión con sus propios campos sobre lo innato y lo artificial (Wagner 2019
[1975], 206–18). Aquello que difiere entre Leticia Osornio-empresarios7 y las personas de
SFS, me atrevería a decir, se sitúa en un horizonte ontológico 8, de forma tal que ambas
perspectivas traducen y a la vez se relacionan con preceptos que son tajantemente diferentes.
Lo cual nos indica que la palabra trabajo responde, por lo menos, a dos significados en el
contexto de SFS9. Ello se devela cuando Anastasia Blas, una persona de SFS, en una ocasión
me hizo el comentario respecto a la compra de tortillas, por ende haciendo referencia a la
propia elaboración, o sea a todo el trabajo relacionado con el hacerlas. Pues al momento de
comer parecía que las tortillas no eran suficientes y mandó a su hija a comprar 2 kilos, cosa
que es inusual ya que Anastasia Blas siempre hace sus tortillas, entonces el comentario
emitido fue el de, “¡Ay, eso de comprar tortillas, que flojera!” (Comunicación personal 2017).

De esta manera, en la perspectiva de Leticia Osornio-empresarios —que en cierto


sentido los ODS de la OIT han posibilitado— no hay lugar para la diferencia. Y una
consecuencia de ello, es el hecho de que el trabajo es un problema general que, en locuciones
de política pública, ese problema es enfrentado en términos generales, es decir, anulando las
diferencias.

Por lo tanto, esta tesis abordará el tema de la noción de trabajo de las personas de
San Francisco Shaxni del municipio de Acambay de Ruiz Castañeda en el Estado de México.
Para abordar este tema, se parte del hecho de evitar el atribuir el concepto de trabajo –
establecido, convencionalizado o dado– a las personas de SFS. O en otras palabras, se busca
menos el “objetivar otras culturas a través de nuestra realidad” que “ofrecer un contraste con
nuestra cultura, un contra-ejemplo de ella, como un sistema total de conceptualización”
(Wagner 2019, 298,301). En términos más precisos, para abordar la noción de trabajo,

7
Aquí las resonancias de los tres términos mencionados líneas arriba también están presentes.
8
Siguiendo a Holbraad y Pedersen, lo que se quiere dar a entender es aquello “con lo que nos referimos a
compromisos básicos y suposiciones sobre qué son las cosas y qué podrían llegar a ser (incluyendo cosas como
sociedad, cultura, política y poder)” y donde colocamos al trabajo. Ya que “en última instancia lo que oscurece
las gafas del antropólogo no son presuposiciones sociales, culturales, políticas o de otro tipo, sino ontológicas”
y en este sentido “no es tanto una cuestión de, en otras palabras, ‘ver de otra manera’. Es sobre todo una cuestión
de ver cosas diferentes” (2017, 5–6, énfasis original).
9
Esto en otros lugares es un fenómeno llamado homonimia (Viveiros de Castro 2004), es decir el mismo
término pero con diferentes conceptos.

8
partiremos de evitar hacer de la vida de las personas de SFS uno u “<<otros modos>> de
tratar nuestra propia realidad” (Wagner 2019, 298).

POSIBILIDADES HIPOTÉTICAS Y OBJETIVOS BIFURCADOS

De tal manera que a partir de los tres ámbitos mencionados —con su posición sobre
lo que es el trabajo— que se reflejan en la perspectiva de Leticia Osornio y puesto en relación
con las experiencias de las personas de SFS, emana la primera hipótesis. Esta es que, al
hablar, pensar y vivir el trabajo, las personas de SFS y Leticia Osornio no están refiriéndose
a lo mismo. Puesto que las conexiones, efectos e implicaciones que surgen del trabajo con
las personas de SFS, difieren tajantemente de la narrativa de Leticia Osornio.

En este sentido, y como segunda hipótesis, el trabajo —visto sobre la metáfora tiempo
como dinero, en voz de Leticia Osornio— no es lo único que difiere entre las dos
perspectivas, sino también el tiempo mismo. Pues el tiempo, como un concepto lineal —que
es el pensamiento occidental— ofrece definiciones como que el tiempo “es la oscilación
cognitiva continua entre un objeto y puntos situados a distancia” (Lasky 2002, 20). Y de ahí
se siguen aquellas definiciones donde el tiempo “es un hecho objetivo de la creación natural”;
o por otro lado, se le ve “como una manera [subjetiva] de contemplar los eventos”. Pero en
las dos formas “el tiempo se presenta como un dato natural”, y en última instancia lo que está
de fondo es “un individuo solitario que se enfrenta al mundo, sujeto ante objeto, y comienza
a conocer” (Elias 2013, 22). Estas definiciones han arrastrado consigo la visión aristotélica
del tiempo como “la medida del movimiento en la perspectiva del antes y después”, y esto es
expresado en que el tiempo se mide “con relojes que tienen un movimiento periódico”
(Prigogine 1998, 83–84).

Seguida de estas hipótesis —la que existen diferentes formas en que se experimenta
y se conceptualiza el trabajo y el tiempo en SFS— se emite una tercera. Misma que toma en
consideración que, las personas de SFS preponderan la vinculación del tiempo y el trabajo
hacia el sostenimiento de la vida y por lo tanto de las relaciones interpersonales y no al dinero.
Cabe resaltar, que eso no significa que el dinero esté ausente. Por otra parte, en la perspectiva
de Leticia Osornio se prioriza la vinculación del trabajo, el tiempo y el dinero en detrimento
de las relaciones interpersonales. Pero éstas —se resalta— no dejan de estar presentes. Por

9
lo tanto, la hipótesis es que en SFS existen, por lo menos, dos diferentes nociones de trabajo:
una que se despliega a —lo que llamaré— la lógica de la socialidad, mientras que la otra se
despliega en —lo que he de enunciar— una lógica de la perspectiva de la mercancía.

En las primeras líneas se colocó que el objetivo general, de esta investigación, es


saber en qué consiste la noción de trabajo de las personas de SFS. Para llegar a esto, es
necesario identificar la gama de relaciones que se generan en torno a las cotidianidades en
SFS y con ello sus consecuencias. Apoyándome en dos aspectos: en las relaciones que existen
conceptualmente y las que se generan entre las personas.

Es así que el conocer y describir las relaciones de las distintas cotidianidades, a partir
de la experiencia de las personas de SFS y su entorno, es con el fin de identificar las
conexiones primordiales que se conjugan entre el tiempo y el trabajo. Otro objetivo
específico, que ayudará para llegar al objetivo general, es el de indagar —en la perspectiva
personificada en Leticia Osornio— los aspectos que definen al trabajo, así como examinar la
correlación entre el tiempo y el dinero. Por lo tanto, la pregunta en la que esta investigación
se enfoca es ¿qué es la noción de trabajo de las personas de San Francisco Shaxni en el
municipio de Acambay de Ruiz Castañeda en el Estado de México y cómo se experimenta?
De ella se sigue indagar ¿cuáles y cómo son las relaciones entre el trabajo y el tiempo que se
despliegan en las cotidianidades de las personas de SFS, tanto como en la narrativa de Leticia
Osornio?

SEMBLANZA DEL CAPITULADO

De tal suerte que en el capítulo 1, dedicado a la fiesta, se exploran dos tipos de


relaciones, que corresponden a la perspectiva que personifica Leticia Osornio y la de las
personas de SFS. La finalidad es describir lo que implica la fiesta para cada perspectiva. El
tipo de relación que surge para la perspectiva de las personas de SFS es la de extensión. Con
ello se delinea cómo la fiesta–como–trabajo, se extiende tanto en lugares, tiempos y
participantes. Es decir, que la fiesta va más allá de SFS; va más allá del día de la fiesta y los
participantes no se reducen solo a humanos. La relación de inclusión–exclusión es para la
perspectiva que personifica Leticia Osornio, con lo cual se hace saber que se tiene que excluir
para incluir. Por ejemplo, se excluye la responsabilidad del trabajo y el tiempo, así como la

10
posibilidad de ganar dinero en la fiesta para incluir la responsabilidad de trabajar, el tiempo
y las ganancias monetarias únicamente en la fábrica de maquila.

En el capítulo 2, exploramos la llegada de la fábrica de maquila a SFS y su


funcionamiento como un único evento que encapsula dos perspectivas. Cada perspectiva
guiará la descripción con una forma de relación diferente. Para la perspectiva de la mercancía,
personificada en Leticia Osornio, la forma de relación se marca como cuantificable y que
alude a una cuestión de totalidad y partes. Lo que ello permite es conectar diversos ámbitos
como lo son el mundo del trabajo y trabajadores, localidad de SFS y personas con costumbres
y tradiciones. Con las cuales se manifiesta una manera en la que el tiempo se mide en dinero.
La forma de relación para la perspectiva de las personas de SFS es de compañía. Con ello se
describen las implicaciones que resaltan del trabajo, como el acompañar y el convivir,
haciendo notar que el dinero es solo una de tantas cuestiones, y que es posibilitado por ese
acompañar y convivir. Un ejemplo de ello, como se relatará más adelante, es un sistema de
“préstamo” monetario vernáculo referido como tanda. En el fondo, las relaciones
cuantificables y de compañía son una de las formas con las cuales cada perspectiva ordena
la experiencia.

En el capítulo 3, la exploración se dirige a la conexión entre el sitio10 de trabajo y


participantes. Para la perspectiva de las personas de SFS, hacemos uso del generar, como la
forma de relación que nos ayuda a la descripción, y que permite develar cómo lo que más
importa son las personas y sus relaciones en lo que compete al trabajo. De tal suerte que el
concepto de persona se extiende a más que la especie humana, por ejemplo con los perros.
Con ello se describe como se puede ver a las personas en las tortillas o en el trabajo con la
tierra, una afirmación propia de las personas de SFS. La relación de generar posibilita
delinear que antes de crear, está el trabajar junto con y el convivir, tal como se aprecia con la
cuestión de los derechos de los perros y las yeguas. Para la perspectiva de la mencancía, la
relación del producir, devela como se construye antes de que se viva en el mundo del trabajo.

10
En este punto se anticipa que “sitio” se usa única y exclusivamente para crear la conexión que posibilite el
surgimiento de las relaciones a abordar para ambas perspectivas, es así que no se usa para la caracterización de
una u otra perspectiva. Para ello en el capítulo 4 se recurre a la noción de “lugar” para hablar en lo que
corresponde a la perspectiva de las personas de SFS y de paso se menciona la noción de espacio para aquello
que concierne a la perspectiva de la mercancía. Por otra parte, el título del capítulo 3 “Trabajo situados” tiene
de fondo y hace referencia a la postura de “conocimientos situados” de Donna Haraway (1995a).

11
Así esta relación evidencia a la fábrica como sitio de trabajo y por participantes se toma en
cuenta solo la especie humana. Además nos ayuda a describir cómo lo que tiene más
importancia es la producción de mercancías que los derechos básicos de quienes trabajan e
incluso que las personas mismas, entre otros aspectos.

En el último capítulo lo que abordamos es la cuestión del tiempo. Para la perspectiva


de la mercancía se usa la relación enunciada como tiempo mecanizado. Con la cual se explora
al reloj, como un tipo de tecnología que a menudo no se toma en cuenta para la producción
en la fábrica de maquila. Dicha tecnología tiene un poder de organización en las personas,
que se enfoca en producir más en menos tiempo. Para la perspectiva de las personas de SFS,
la forma de relación que ayuda a la descripción es la del tiempo rítmico. Con la cual es posible
evidenciar como el tiempo se manifiesta de manera múltiple, heterogénea, social y relacional.
Ello se muestra al relatar como el tiempo se vive con los demás seres. Así se reconoce, se
respeta y se corresponde la temporalidad de cada uno de los seres con quien se trabaja.
Implícitamente se describe como en la perspectiva que se personifica en Leticia Osornio el
tiempo se “tiene”, mientras que con las personas de SFS el tiempo —en lugar de tenerlo,
ahorrándolo o malgastándolo— se vive junto con.

LA RELACIÓN, MÁS QUE UNA HERRAMIENTA PARA LA DESCRIPCIÓN

Para la descripción del presente relato, se recurre a la ayuda de una herramienta


poderosa que surge de la antropología de Marilyn Strathern; esta es la relación. Misma que
consiste en ser un dúplex; que opera conectando y desconectando simultáneamente; tomando
en cuenta las relaciones conceptuales y las interpersonales (la relación antropológica); así
como haciendo uso de las relaciones inventadas y las existentes (relación de la ciencia). Con
esto, como diría Leif Korsbaek (2018), “no es mi intención presentar algo muy genial,
profundo y revolucionario” sobre el pensamiento de Strathern, sino de manera sencilla, es
llamar la atención a algunos aspectos de su antropología que me parecen de gran ayuda.

Algo importante —y que se encuentra implícito en todos los capítulos— es que las
personas de SFS al hacer operativa menos la cuestión de incluir–excluir y más la de expandir,
nos muestran que no se trata del lado opuesto, antagónico o dicotómico a la perspectiva que
se personifica en Leticia Osornio. Sino que siendo una lógica Otra, expanden su

12
relacionalidad y saben muy bien cómo moverse en y con los aspectos propios de la
perspectiva de la mercancía. Así mismo, se hace saber que la división Leticia
Osornio/personas de SFS es una división analítica y dinámica, ya que esto permite ver y
entender las relaciones que se pretenden en los objetivos. Es así que, si la noción de trabajo
de las personas de SFS bien pudiera verse como que se opone a la perspectiva de la
mercancía, es más bien porque es oportuna y no por considerarse opuesta.

Tomando en consideración lo anterior, la propuesta desplegada en la presente


investigación ha tenido varias implicaciones: la más importante es que no podemos dar por
hecho que conocemos qué es el trabajo para las personas de SFS. En segundo lugar, que no
se pretende equiparar la forma en que las personas de SFS experimentan el trabajo, como una
forma de control, por ejemplo, que desemboque en dinero como un fin primordial o
sustancial. Sino indagar en qué es lo que constituye el trabajo (sus connotaciones) para las
personas de SFS en relación específica con el concepto del tiempo. Y, en tercer lugar, que es
necesario el mantener la diferencia que se oculta en la palabra —trabajo— con distintos
conceptos, tanto de la perspectiva de las personas de SFS como de la perspectiva de la
mercancía. Esto con la finalidad de hacer una traducción y poder mostrar que la noción de
trabajo de las personas de SFS es capaz de otras cosas. Como puede ser al momento en el
que se pretende colocar proyectos sostenibles, como la fábrica de maquila, para erradicar el
alto grado de marginación.

Es pertinente indicar que la traducción aquí cobra relevancia. Porque se trata menos
de preguntar cómo se diría o qué sería la noción trabajo de las personas de SFS en nuestros
propios términos, que el preguntarse qué es el trabajo. En este sentido la traducción tiene
como objetivo, menos encontrar un sinónimo que el “evitar perder de vista la diferencia que
se oculta en los ‘homónimos’ equívocos”. En ese sentido, en la presente tesis usamos la
analogía–como–comparación para traducir y no para explicar (Viveiros de Castro 2004, 7).

Así la traducción es la “implicación del observador en relación con lo observado”. Es


decir, se trata de un proceso que inmiscuye la traducción–traición–transformación. Puesto
que “si traducir es siempre traicionar […] una traducción digna de ese nombre […] es la que
traiciona la lengua de llegada y no la de partida. La buena traducción es la que consigue hacer
que los conceptos extraños deformen y subviertan el dispositivo conceptual del traductor,

13
para que la intentio del dispositivo original pueda expresarse en él y de este modo transformar
la lengua de llegada” (Viveiros de Castro 2010, 73, énfasis original).

En este sentido al abordar el trabajo como un fenómeno llamado homonimia, se da a


entender que dicho fenómeno consiste en una operación de diferenciación —que es en lo que
se convierte la traducción— una producción de diferencia que mantiene la relación/conexión
de dos discursos mediante la puntualización de que no están diciendo lo mismo (Viveiros de
Castro 2004). Es por ello que la forma de escribir el presente relato es abriendo puntos de
bifurcación, con la intención de hacer ver y sostener las distinciones conceptuales de manera
explícita. Por lo cual, ello posibilita que la descripción tome rutas diferentes, a la par de evitar
que los términos se disipen. Ya que una “distinción entre los términos, también los mantiene
en relación: ellos aún pueden ser encontrados en la compañía uno del otro, para ser repetidos,
en cualquier momento, más tarde” (Strathern 2011, 90).

En concreto, en la presente investigación intento saber qué es la noción de trabajo de


las personas de San Francisco Shaxni del municipio de Acambay de Ruiz Castañeda en el
Estado de México a partir de identificar la gama de relaciones —conceptual e
interpersonalmente— que se generan en torno a los “trabajos” en SFS y con ello sus
consecuencias. Pues de manera inicial, es notable que existen dos formas en que la
homonimia se hace presente, esto es: en las relaciones entre conceptos (como el trabajo y el
tiempo) y las relaciones entre personas.

14
CAPÍTULO 1
La fiesta: trabajo o pachanga
“Ellos están acostumbrados a que si es la fiesta del pueblo, les importa un bledo el
trabajo y se van a la fiesta 8 días, no van a trabajar; y para una empresa un minuto perdido,
es pérdida económica, es mucho dinero. Allí todo es medido por tiempo. […] Y hablamos
con ellos para que no dejen de trabajar, pero quitarles sus costumbres y tradiciones es muy
difícil”. Así fue como lo expresó Leticia Osornio al narrar parte de la historia sobre el
proyecto de instalación y sostenimiento de la fábrica de maquila en SFS. Esto lo relató en
una entrevista ocurrida en el 2017, y se refería a las personas de SFS que trabajaban como
empleadas en la fábrica de maquila. Lo que es más, en aquél fragmento de su relato se eclipsa
el pensamiento de los empresarios que han estado a cargo de tal proyecto11.

Dichas palabras ofrecen observaciones interesantes al colocarlas junto a la


perspectiva de las personas de SFS12. Por ejemplo, Leticia Jiménez (quien tuvo un cargo en
la fiesta ante San Francisco de Asís hasta el 2019) en una ocasión comentó que “la fiesta es
mucho trabajo y también algo que es indispensable para la vida”. Aquí radica la importancia
de la cuestión de que, aquello de lo que se trata, es menos el ver de otra manera que ver cosas
diferentes13.

En algunos aspectos, estas declaraciones presentan temas que han sido de interés para
el abordaje antropológico, tal como la relación capital–trabajo para describir a las/os
trabajadoras/es y sus prácticas. Incluyendo con ello la disposición de que la ecuación entre
tiempo y trabajo hace que el tiempo se parezca al dinero14. Volviéndose así el dinero, un
suministro lógico como pago ante cualquier lapso de tiempo trabajado. Y cuando el tiempo

11
Llamamos la atención sobre la metáfora del eclipse, pues operará para destacar una característica especial.
Tomando en cuenta que apunta a algo que está oculto, o bien si es visible parece que no se le da el alcance y
las implicaciones sociales. En ese sentido, la característica especial a destacar es que —el eclipse— crea un
conjunto especial de efectos; pero no olvidemos que, tal como en un eclipse, para que los efectos puedan ser
registrados solo puede existir ocultamiento parcial, más no una especie de borrado. Y en lo que compete a la
relación, se hace saber que, solo puede ser eclipsada por otra relación (Strathern 1988, cap. 6).
12
Cuando los nombres son colocados sin apellido, es porque las mismas personas han deseado permanecer en
el anonimato y por lo cual el nombre es puesto de manera aleatoria.
13
Para otros abordajes en torno al trabajo en las fiestas véase Roger Magazine (2015, 2012).
14
En ese sentido también algunas investigaciones giran en torno a cómo se ha estado instaurando y ha estado
funcionando el capitalismo sobre el trabajo, para ello puede consultarse por ejemplo Marx (1990), Harvey
(2003), Federici (2015), Rodríguez (2014), Castaingts Teillery (2015) y Mina (1975).

15
“de” las personas de SFS se decanta por la fiesta, esto alimenta una incertidumbre
epistemológica en la perspectiva de Leticia Osornio, cuando el suministro lógico del trabajo
(el dinero) parece estar ausente o no ser el resultado obtenido por la fiesta. Puesto que, bajo
la perspectiva personificada en Leticia Osornio, la medida es que se trata a la fiesta como
costumbre y tradición, oponiéndose de manera natural al trabajo e igualándose al ocio y
diversión.

Tomando en cuenta estos temas, observaré lo que implica la fiesta–como–trabajo para


las personas de SFS, en referencia a qué o a quiénes se les considera que trabajan. La
referencia para la fábrica de maquila no es otra que los seres humanos; aunque el antagonismo
de que otras especies también trabajan, además de los seres humanos, no ha estado tan
distanciado de la fábrica de maquila15.

En lo que compete a la obtención del dinero para las personas de SFS, no sólo se
obtiene trabajando. Ya que una estrategia para la obtención de dinero son las apuestas, que
se acuerdan con las peleas de gallos, con las elecciones para delegado de SFS, para la
presidencia municipal, presidencia nacional y con los partidos de futbol, entre otras cosas.

Esta es una pretensión que podría ayudar a la investigación para forjar una distinción
entre trabajo/no–trabajo y ganar dinero en el material que emana de SFS. No obstante, las
inventivas para ganar dinero16 serán aventuradas en un corte competitivo y político-
administrativo más que productivo, y la distinción no es como Leticia Osornio podría esperar.
Pero a pesar de que en palabras de las personas de SFS se comente que “el dinero no es lo
más importante”, es evidente que no lo hacen a un lado, ni mucho menos lo evitan o lo
desconectan del trabajo. Lo que sí, es que existe algo más a lo que las personas de SFS —
referente al trabajo— le colocan la importancia, que en la perspectiva de Leticia Osornio se
le otorga al dinero.

Con estas observaciones de fondo, me interesa describir las implicaciones de la fiesta


en lo relativo a la cuestión del trabajo para las personas de SFS, sin obviar la perspectiva de

15
David Harvey (2013, 55) comenta que, bajo la perspectiva de la mercancía, una vez habiendo reunido dinero
se debe poner a trabajar, a fin de producir más mercancías. Algo que hace ruido y resulta extraño en esa
perspectiva es que animales, santos, música etc. se les considere que trabajan, cosa que no parece causar el
mismo extrañamiento en la cuestión de que el dinero también lo haga.
16
Me refiero a aquellas cosas que se hacen con el fin único y exclusivo para ganar u obtener dinero como son
las apuestas no sólo en los días de fiestas.

16
Leticia Osornio. Si en esta última perspectiva, la oposición entre trabajo y fiesta no es muy
lejana, para la perspectiva de las personas de SFS la oposición no esta tan cercana en
existencia.

Una de las maneras que nos ayudará a proceder, es el uso de la relación como
herramienta, siempre vista como un dúplex. Lo que nos indica el dúplex es que la relación
tiende a combinarse y que, al mismo tiempo y en virtud de ello, tiende a dividirse. Ya que la
relación como herramienta nos remite, de modo preliminar, a una forma en que es “tanto
como una función del cerebro o, como una parte del cuerpo, como el artefacto que también
es” (Strathern 2005, 163). Es decir, aquello que tiende a combinarse y dividirse es lo relativo
a conceptos, a personas y artefactos.

En este caso, si lo que estamos persiguiendo en la presente tesis es la noción de trabajo


de las personas de SFS, lo hacemos abordando el trabajo como una homonimia: misma
palabra, pero con diferentes conceptualizaciones. Por ejemplo, como término el “trabajo” se
divide en dos conceptos diferentes que corresponden a las perspectivas de Leticia Osorio y
de las personas de SFS y al mismo tiempo adquieren sus propias combinaciones. De manera
tal que lo que aplica para el término trabajo, también aplica para el término de la fiesta.
Vamos pues a sus implicaciones.

LA FIESTA CON EL SANTO PATRONO: EXTENDIENDO EL ENTENDIMIENTO

En SFS la fiesta más importante es la del Santo Patrono que corresponde a San
Francisco de Asís, marcado el día 4 de octubre. A pesar de ello, lo que incumbe a la fiesta,
se extiende en tiempos y lugares; o sea que, es más que los pocos días antes y después del 4
de octubre. En este sentido podemos decir que es longitudinal a lo que hemos de mencionar
como un ciclo anual, pues de esta manera la fiesta es vivida como extendiéndose a lo largo
de y no solo atravesando aquello que podríamos llamar un ciclo. En lo que compete a los
lugares, es menos un caso aislado que una extensión de forma regional; o lo que es lo mismo,
la fiesta no delimita fronteras entendidas como interiores o exteriores. Sin olvidar mencionar
que como tal —para las personas de SFS— la fiesta se extiende más allá en participantes,
que solo a los seres humanos.

17
Entonces, ¿de qué manera se considera longitudinal y cómo es que se da el trabajo
con la fiesta? Podemos comenzar rescatando que el trabajo de la fiesta se extiende a la vida
de las personas en el transcurso de su cotidianidad temporal, de lugar e interpersonal. Para
llegar a ello y tomando en cuenta la característica dúplex de la relación, deseo hacer explicita
dos de sus figuras en las que me estaré apoyando para plasmar la siguiente descripción. La
primera figura es la relación como des/conexión. Que obliga a pensar a la relación haciendo
dos movimientos diferentes y de manera simultánea. O sea que, la invitación es pensar
necesariamente a las conexiones y desconexiones juntas (Strathern 2005).

La segunda figura es a la que se le ha de llamar relación antropológica, que inmiscuye


principalmente lo conceptual o categórico y lo interpersonal. De acuerdo con esta segunda
figura, aquello que compete a la relación conceptual permite crear las
conexiones/desconexiones necesarias entre conceptos que se dan a través de una narrativa
específica. Por ejemplo, el conectar los conceptos de trabajo y fiesta para la perspectiva de
las personas de SFS y para aquella personificada en Leticia Osornio, nos permitirá seguir la
ruta que cada una toma separadamente. Por lo cual, de manera simultánea, permanecerán
unidas al enfatizar por medio de la descripción de que no se está hablando de lo mismo.

Por consiguiente, esta relación interconceptual colabora para develar cómo es que se
da el poder de articulación adquirido, y que se impulsa a partir de un solo concepto con otros.
En otras palabras, podemos decir que las relaciones conceptuales nos permiten captar “una
pieza de información como conocimiento al ser consciente de su contexto o fundamento, es
decir, [que develan] cómo mantienen una relación con otras piezas de información”
(Strathern 2005, 7, 63).

Referente a las relaciones llevadas a cabo de manera interpersonal se quiere dar a


entender que las conexiones/desconexiones entre las personas se inclinan, de manera precisa
y particular, con una historia. Algo que es significativo a resaltar al respecto de la relación
interpersonal, es que “muchos pueblos […] parecen ver a personas incluso donde el
antropólogo no lo haría” (Strathern 1995b, 16).

En este sentido la relación que surge de la conexión entre los conceptos de fiesta y
trabajo, para las personas de SFS, me atrevería a decir es de extensión. Y una de las

18
características de esta relación de extensión es que se muestra como longitudinal (Cfr. Ingold
2017), a modo de lo plasmado líneas más arriba.

La cuestión longitudinal surge, en primer lugar, porque San Francisco de Asís —el
santo patrono de SFS— no está solo, sino que es acompañado por otras 7 imágenes en SFS.
Y la responsabilidad de atender a cada imagen, está en una cierta cantidad de personas. Esto
es lo que se muestra como el sistema de cargos17. Mismo que no sólo se limita a quienes
tienen a su responsabilidad el atender a una imagen, sino tener a su cargo las llaves de las
dos iglesias existentes en SFS, algo que indica cuidado y atención de aquellos lugares día a
día; cosa que le corresponde a los fiscales.

Así también dicho sistema de cargos se extiende a la organización y comunicación


con los habitantes de los 8 barrios, cosa que le compete al comité de fiestas patronales. Que,
entre otras cosas, sirve para asignar a algún responsable para pedir la cooperación monetaria
para la fiesta del Santo Patrono. Es decir que, dicho responsable tiene que ir de hogar en
hogar a recolectar la cooperación monetaria que cada familia tiene que dar. Cuya utilización
sirve para adquirir todo lo necesario para la fiesta y para las iglesias, que puede ir desde la
pirotecnia utilizada, el mantenimiento estructural de las iglesias, los adornos florales hasta el
contratar el grupo musical que amenizará el baile, que conmemora a la imagen principal que
es San Francisco de Asís, por mencionar un par de ejemplos.

Tener la responsabilidad de atender a una imagen es limpiarle, así como cambiarle


las flores cada semana y colocarle ceras. Cuando le toca el día de su santo, por ejemplo, a la
imagen de las Benditas Ánimas —el 1 y 2 de noviembre— tanto se le hacen rosarios como
una procesión de la iglesia a la casa de la persona que tiene el cargo con la imagen y de
regreso. Para esto se espera que los/as cargueros/as que atienden a otras imágenes
correspondan acompañando con las respectivas imágenes.

17
El sistema de cargos, denominado como la “típica institución de las comunidades indígenas” —de acuerdo a
Cancian (1990, 193, citado en Korsbaek 2009, 39)— ha sido objeto de múltiples investigaciones en el ámbito
antropológico. Un acercamiento inicial lo podemos encontrar en la antología y traducción que realizó Leif
Korsbaek (1995) en el libro titulado Introducción al sistema de cargos. Y para el caso específico del Estado de
México, existe una compilación de etnografías sobre el sistema de cargos (Korsbaek y Cámara Barbachano
2009). Para una breve descripción del sistema de cargos en SFS, con una mirada estructural–funcionalista, ver
Ronquillo (2014, 82–85). Más aún, un replanteamiento del sistema de cargos, y que se acerca con mucho a lo
que se enunciará como aquella matriz relacional que constituye la vida, vid. infra, p.p. 80, 88, lo podemos
encontrar en El pueblo es como una rueda de Roger Magazine (2015).

19
Y cuando la imagen a quién se le conmemora el día de sus santo está en la casa del/la
carguero/a, por lo regular se ofrece comida y bebida para quienes acompañan. La bebida
consiste en agua y/o refresco y lo ofrecido para comer puede ser carne de pollo o guajolote
en mole con arroz; en ocasiones son carnitas de cerdo con nopales y arroz; también un plato
ofrecido puede ser barbacoa de borrego.

El trabajo de preparar la comida siempre les compete a las personas que tienen el
cargo de atender a una imagen. A menudo cuando la carne que se ofrece es de cerdo, borrego
o guajolote, es criado por las mismas personas, lo cual lleva más de 6 meses de estar
atendiendo día a día a dichos animales. Cuando se ofrece carne de cerdo o de borrego, se
suele contratar a alguien que ha desarrollado las habilidades de saber–hacer la preparación
de la carne.

Algo que no puede faltar y que se torna muy importante son las tortillas. Mismas que
son hechas a mano con ayuda de una prensa y cuya cocción es a base de leña. Las tortillas,
junto con la comida, siempre son hechas por las mujeres. Y a quien le corresponde dar la
comida, es frecuente que reciba ayuda de otras mujeres para hacer la comida y las tortillas.
O incluso es un trabajo que ya está dado a ciertas personas. La comida, sin excepción alguna,
es compartida con todas aquellas personas que se encuentran presentes.

Después de haber compartido el alimento en casa de aquellas personas que tienen el


cargo de la imagen, se realizan oraciones, rezos y rosarios. Para el rosario, que se lleva en la
casa de la persona responsable, se solicita el trabajo de alguien que sepa rezar además de
llevar la palabra con la respectiva imagen y que por medio de ésta el mensaje llegue a Dios,
cosa que no cualquier persona lo puede hacer. También es solicitado el trabajo de los músicos
que consiste en dos personas que tocan, uno el violín, otro el tambor. Estos son trabajos
fundamentales, pues sin ellos no es posible hacer aquello que resulta imprescindible; es decir,
parte de lo primordial es el establecer aquella comunicación irreductible con las imágenes y
que esa comunicación se extienda a Dios.

Para la ocasión que se dio el festejo de la imagen de las Benditas Ánimas, por lo del
día de su santo, era Carolina quien tenía el cargo principal de atender a dicha imagen. En este
punto abro una viñeta para colocar parte de la información que suele repetirse y por lo tanto
se torna relevante y que concierne a los cargos. Llevar consigo el cargo de una imagen es sí

20
y sólo sí es en pareja (mujer y hombre); es decir, que el cargo lo tiene que llevar la esposa
junto con su esposo. Y en caso de que la persona a quien se le asignó o que tomó la
responsabilidad de llevar el cargo de una imagen sea soltera, se recurre a la figura de un
familiar; ya sea el hijo o la hija, el hermano o hermana para que el cargo se lleve una con el
otro y viceversa.

Lo anterior también se aplica cuando el esposo se ha ido a trabajar a EE. UU. de


mojado (algo muy recurrente), pues se exige que alguien esté personificando su presencia
física. En este caso, se da por hecho que quien tiene la responsabilidad del cargo es el señor
que está en EE. UU. y la mujer que está en SFS. Esto es porque aquél que se encuentra
trabajando en EE. UU. utiliza parte del dinero que obtiene trabajando para enviar el recurso
monetario y colaborar para cubrir los pagos correspondientes para la cera, las flores, la
bebida, la comida y otras cosas que son ineludibles. Pero quien hace posible que todo suceda
es la mujer que está en SFS. Es ella quien coloca mucha dedicación y esfuerzo en la
organización para cubrir todas las responsabilidades que conlleva el cargo de una imagen
(ver Foto 1).

Se puede decir que tanto una como el otro, posibilitan el trabajo que requiere hacer la
fiesta con la imagen de las Benditas Ánimas. Y este es el caso de Carolina y de otras
cargueras. Y en esta situación quien de manera física a menudo personifica la presencia del
esposo que trabaja en EE. UU. es alguno de los hijos, sin importar la edad. Es evidente que
en el trabajo de hacer la fiesta no existen fronteras; para decirlo en otras palabras, esta es una
forma en que la fiesta–como–trabajo en SFS se extiende a otros lugares.

Cerrando la viñeta y recuperando lo emitido líneas arriba, es de interés saber que para
recurrir al trabajo de quien va a llevar la palabra con las imágenes —y que la oración llegue
a Dios— el pago puede ser monetario o bien el dinero sin problema puede estar ausente. Ya
sea que se establezca un acuerdo entre las dos partes de cuánto será el dinero que se transfiere
de una mano a otra; o bien que la cuota sea de corte voluntario. O en su defecto que no exista
dinero de por medio, y que dicho trabajo se realice en correspondencia al ayudarse a generar
las posibilidades de hacer la fiesta, que en otro momento esta correspondencia se devolverá
con otro tipo de ayuda.

21
Mientras se hace oración y al desplegarse el rezo, la música se torna indispensable
tanto como el copal, pues los mensajes emitidos solo llegan a su destino gracias a la música.
Misma que se refleja como un artefacto que trabaja permitiendo aquella comunicación
irreductible, a la par con el copal que eleva las plegarias. Una vez concluida la oración y el
rezo, se disponen a volver a la iglesia, el retorno es también con música y en compañía de las
otras imágenes con sus cargueras/os.

Al llegar a la iglesia, cada carguera que porta un sahumerio, cubre con incienso de
copal tanto a las imágenes como a sus cargueros y dedican plegarias apoyándose con el copal
para hacerlas llegar a los Santos y a la Virgen antes de entrar (ver Foto 2). Lo mismo hacen
con las canastas en las que portan flores y las canastas con comida (que por lo regular es pan,
fruta y sobre todo tortillas) que son para la imagen a quien se le está festejando.

Estando ya acomodadas todas las imágenes frente al altar, se les dedican oraciones y
rezos acompañados con música e incienso de copal (ver Foto 3 y 4). Quienes participan con
las oraciones y los rezos son especialmente quienes tienen la responsabilidad de un cargo. Y
así es, más menos, como se lleva a cabo la dinámica con cada una de las imágenes, que por
ejemplo van desde el 2 de noviembre, con las Benditas Ánimas; el 12 de diciembre, con la
Virgen de Guadalupe; el 2 de febrero, el día de la Candelaria; el 19 de marzo, el día de San
José; el tres de mayo, el día de la Santa Cruz; el 14 de agosto, el día de la Virgen María; y el
4 de octubre, el día de San Francisco de Asís, el Santo Patrono de SFS (ver Fotos 5-6).

Mediante esta pequeña descripción, es posible volver a la cuestión longitudinal de la


relación de extensión, que existe en la conexión entre los conceptos de trabajo y fiesta para
las personas de SFS. Este carácter longitudinal se aprecia porque el trabajo de la fiesta, sea
la de San Francisco de Asís o de cualquier otra imagen, está presente a lo largo del ciclo
anual en la festividad de cada una de las imágenes acompañándose entre sí. Es como si el
trabajo de una fiesta, se extendiera a otras fiestas de las siete imágenes.

Entonces, se entiende que el trabajo de la fiesta no sólo son pocos días previos y
posteriores al día del Santo (o el día de la fiesta), de por ejemplo las Benditas Ánimas, sino
que es a lo largo de los días de vida que corresponde cubrir un cargo, ya sean dos, cuatro o
seis años. También, la fiesta–como–trabajo, va a lo largo de los días criando y nutriendo a un
animal para que llegue a estar en condiciones de poder ofrecerlo como alimento. Estas son

22
unas de las maneras en que la cuestión longitudinal sale a flote en lo que podemos enunciar
como un asunto temporal. Lo anterior se hace más evidente en las celebraciones de las
imágenes que las personas de SFS le otorgan suma importancia, tal como lo es la fiesta de
San Francisco de Asís.

Ésta celebración, recordemos, es la que concierne a la del 4 de octubre, pero las


mujeres que tienen un cargo me comentaron (como se ha plasmado líneas arriba) que, el
trabajo va a lo largo de todas las festividades, pues es necesario atender y acompañar a las
otras imágenes. Es así que, si el trabajo de la fiesta se extiende a otras fiestas y podemos decir
que la fiesta–como–trabajo se extiende también a otros trabajos. Es como si se trabajara para
trabajar en la fiesta, ya sea que se trabaje para reunir dinero y lograr adquirir todo aquello
que se utilizará para la fiesta, y/o criando y procurando a los animales que serán el alimento,
así como para generar el maíz, cosa que resalta y que se ve manifestado en las tortillas.

Pero el trabajo más puntual de la fiesta de San Francisco de Asís prácticamente


comienza desde el 8 de agosto. Que es cuando lavan la ropa del Santo Patrono en un ojo de
agua. Y a partir de esa fecha, cada semana hasta llegar al novenario (el 23 d septiembre), se
realizan albas, cuestión a la que volveremos más adelante.

Como se ha dejado ver y como lo experimentan las personas de SFS, el trabajo de la


fiesta no es medido, tal como se mide el trabajo en la fábrica de maquila develado en las
palabras de Leticia Osornio al inicio del capítulo. Más bien, existe una inclinación en vivir
la fiesta–como–trabajo a lo largo de la existencia, que el medirla en horarios de entrada y de
salida. Con ello la relación de extensión —existente entre la conexión conceptual de trabajo
y fiesta, manifestada en la cuestión del tiempo, del lugar y de personas/participantes que
trabajan— nos muestra un primer paso para vislumbrar la propia ruta que toma la noción de
trabajo de las personas de SFS. Sin embargo, existe un modo de presentar la homonimia, en
la perspectiva personificada en Leticia Osornio, que teje el trabajo y la fiesta de manera tal
que nos permite trazar una analogía–como–comparación.

El uso de la analogía–como–comparación es para señalar el desplazamiento de la


comparación convencional (Strathern 1988, 17, Cfr. 2004a, xxviii). Donde ésta última opera
comparando cosas, la analogía–como–comparación en lugar de reparar en la cosas, coloca la
atención en las relaciones. Pues siguiendo a Roy Wagner pensamos que, “la alternativa [...]

23
ha sido capitalizar las relaciones [...] y hablar de continuos de especies, tipos intermedios y
fenómenos emergentes”, encontrando repuestas a las cuestiones y perplejidades que han sido
planteadas por una actitud anterior de la disciplina —relativas a unidades, totalidades y sus
comparaciones— solo que en esta alternativa se “logra precisión relacional a expensas de la
precisión taxonómica” (1977, 386–87). La analogía–como–comparación busca menos
resaltar las similitudes que las diferencias; he aquí el meollo del asunto.

LA MAQUILACIÓN DEL TRABAJO: EXCLUIR PARA INCLUIR

Previo a dilucidar la relación conceptual entre trabajo y fiesta para la perspectiva de


Leticia Osornio, me parece pertinente colocar algunos elementos sobre el cómo es que se
llegó a instalar la fábrica de maquila en SFS.

En el 2016 cuando inicié mi trabajo de campo tenía el propósito de investigar sólo la


cuestión de la fábrica de maquila. Es por ello que busqué la posibilidad de entrar a la fábrica
y conocer al respecto de ella. Pero guiado por la búsqueda de su historia emprendí la
indagación sobre el proceso de su llegada a SFS. Así en una ocasión que caminaba por el
Barrio Centro, después de haber tocado la puerta de Juan González —quien estuvo
involucrado en este proceso— una señora se acercó a preguntar que qué es lo que ocupaba.
Le expliqué el motivo de mi estancia en aquel lugar, e hice énfasis en saber cómo es que se
había instalado la fábrica de maquila. Acto seguido me dijo que podría presentarme a su
mamá, pues ella es quien había participado en ese proceso.

A quien me presentaron fue a una habitante del Barrio del Cargadero de nombre
María Félix. Ella me contó que la fábrica había llegado por la iniciativa de una funcionaria
del municipio de Acambay, de nombre Leticia Osornio Sánchez. Pues ésta última fue quien
hizo todos los trámites para que se instalara. Es decir, que estuvo a cargo de conversar con
las personas en SFS, tanto de reunirse con empresarios que estuvieran interesados, así como
hacer todo lo correspondiente por parte de las autoridades municipales.

Cuando en el 2017 me reuní con Leticia Osornio, me comentó que la instalación de


la fábrica en SFS sucedió cuando ella fue Directora de Desarrollo Social en el municipio de
Acambay, en el lapso de 2009-2012. Además de aquel puesto gubernamental, le habían
encomendado la zona poniente del municipio, que es la parte donde se ubica SFS. Y ante las

24
estadísticas que SEDESOL e INEGI reportaban de SFS —con alto grado de marginación—
se enfocó en dicho lugar.

Esta atención de “tutela” es frecuente en los puestos gubernamentales —por lo que


respecta a Acambay— y desde la visión gubernamental ella fue la madrina de SFS. Y ante la
mirada de Leticia Osornio sobre SFS, como un lugar con alto grado de marginación, decidió
convocar a todos los “líderes” (su término). Que en realidad son personas que ocuparon un
cargo —cívico o aquello que se entiende como religioso— ya sea en SFS o en el municipio.
Y en las reuniones que Leticia Osornio sostuvo en SFS, se percató de la entrada y salida de
transporte privado de personal de fábricas de Querétaro y Michoacán.

En palabras de Leticia Osornio, el transporte privado va a SFS por la gente, porque


“dan buenos resultados y porque son buenos trabajadores”18. Y las juntas que hizo con varios
habitantes de SFS, se realizaron en un lugar construido (acorde a lo que narró don Benjamín)
colectivamente en la década de 1990, donde cada familia de aquel lugar aportó dinero en
efectivo o mano de obra. Este lugar tomó el nombre del Auditorio, que servía tanto para
juntas o reuniones, como celebraciones ya sean XV años, bodas, bautizos y bailes. El
Auditorio es un lugar suficientemente amplio, con todos los servicios y que cada habitante
podía utilizarlo cuando lo requiriera. Pero “al ver ese elefante blanco”, Leticia Osornio se
dijo, “aquí tenemos que fomentar otra cosa, vamos a fomentar una fuente de empleo” (2017,
comunicación personal).

Además de la Dirección de Desarrollo Social de Acambay, Leticia Osornio, tenía a


cargo el Instituto de la Mujer, donde llegaban proyectos productivos. Es así que, al ver
circular el transporte privado de personal, al ver el Auditorio, se le ocurrió la idea de incrustar
una fábrica de maquila. Por parte del Instituto de la Mujer buscó un proyecto productivo de
máquinas de coser. Fue a plantear su propuesta a un empresario —amigo suyo— en Aculco,
otro municipio del Estado de México, el cual aceptó. Y también habló con algunos habitantes
de SFS para instalar la fábrica en el Auditorio.

18
El transporte de personal recoge y va a dejar a las personas, no solo a quienes viven en SFS sino que cubre
toda una ruta. Ya sea desde San Juan del Río, en Querétaro o desde Michoacán llegando hasta El Ejido de San
Francisco, un lugar —ubicado en la ruta— después de SFS.

25
Es así que parte de la maquinaria la iba a poner el municipio, por medio de un
proyecto productivo. La otra parte de la maquinaria la pondría el empresario. Y los habitantes
de SFS tenían que ceder el lugar del Auditorio para instalar la fábrica.

En las reuniones que los habitantes de SFS sostuvieron con Leticia Osornio, comenta
ésta última que,

por ahí Juan González preguntó, ‘¿Qué nos va a dar la fábrica, cuánto va a pagar de renta?’
Y entonces yo le digo […] ¡Cómo les va a pagar! Al contrario, ¿cuánto le van a pagar, ustedes
a la empresa, para que quiera venirse hasta acá? Pues no es un lugar cerca, es un lugar muy
alejado. ¿Qué es lo que van a obtener ustedes de la fábrica? Fuentes de empleo y tú [Juan]
vas a poder vender, porque la primera tienda que está allí es tuya, cuando tengan su descanso
tú vas a poder vender… eso es lo que van a ganar. ¿Qué es lo que van a ganar? Que la gente
ya no salga, que tengan una fuente de empleo, aquí en su casa… que su tiempo les rinda y a
lo mejor, cuando sea la fiesta del pueblo ustedes van a poder pedirle a la empresa una
cooperación, pero que les estén pagando una renta, no; eso no va a poder ser.

Lo que tenía en mente en aquel entonces —continúa Leticia Osornio— es que “necesitamos
que la comunidad sea sostenible, para que pueda ser sustentable, pues una fábrica es una
fuente de empleo y ellos tienen una característica, que saben trabajar muy rápido y es por eso
que vienen por ellos otras fábricas” (2017, comunicación personal, énfasis agregado).

De esta forma es que se instaló la fábrica de maquila, por medio de un proyecto


productivo del Estado, con la colaboración de un empresario de Aculco, y con la aceptación
—de los habitantes de SFS— de que se ocupara el Auditorio sin el cobro de una renta.

Pero la fábrica, a cargo del empresario de Aculco no duró más de un año. El motivo,
que el empresario le comentó a Leticia Osornio, fue que “‘cuando llega la fiesta del pueblo,
ellos están 8 días en la fiesta, no van a trabajar’”. Que en palabras de Leticia Osornio y en
concordancia con su amigo “para una empresa un minuto perdido, es pérdida económica, es
mucho dinero” (Osornio 2017, comunicación personal, énfasis agregado). Por consiguiente
la fábrica a cargo del empresario de Aculco se fue.

La respuesta, de la Directora de Desarrollo Social de Acambay, fue la de buscar otra


empresa para que se incrustara en SFS. Así, contactó a una amiga suya —Lulú— que tenía

26
una fábrica en la cabecera municipal de Acambay, misma que aceptó. Y la estancia de Lulú
en SFS —a cargo de la fábrica de maquila— fue menos que un año. Pues por motivos de
embarazo, problemas con su esposo, y en palabras de esta empresaria, —como lo relató
Leticia Osornio— es que “‘la gente es buena, pero tienen ese detallito, que al momento que
hay una fiesta les vale, lo dejan todo y se van a la fiesta’, es muy difícil quitarles sus
costumbres y tradiciones, [comenta Leticia Osornio], no son responsables. Son muy buenos
para trabajar, pero no son responsables, les vale” (2017, comunicación personal).

Finalmente esta empresaria le dejó la fábrica a uno de sus amigos de Maravatio,


Michoacán. Y es éste empresario el que ha estado manejando la fábrica de maquila, que ahora
tiene por nombre “Confecciones San Francisco” (ver Foto 7).

Confecciones San Francisco es una amplificación de otras dos fábricas de maquila,


ubicadas en Contepec, Michoacán y juntas forman una sola empresa. Las playeras
confeccionadas por esta empresa se distribuyen, al exterior como al interior de la república,
a corporaciones multinacionales de tiendas, como Walmart, Chedraui y Suburbia
principalmente, pero no únicamente.

Una vez habiendo colocado los elementos referentes a la llegada de la fábrica de


maquila en SFS, es más clara la relación que surge, en la perspectiva personificada en Leticia
Osornio, de la conexión entre los conceptos de trabajo y fiesta. Para colocarlo de manera
precisa, el tipo de relación que surge de ésta conexión, vale decir, es de inclusión–exclusión.
Este tipo de relación crea un movimiento que indica y distingue algo que es, de algo que no
es. Pues en la perspectiva personificada en Leticia Osornio, el concepto de trabajo se hace
operativo con aquello que no es trabajo; es decir, que el trabajo se entiende con su oposición
que es el ocio o mera diversión —en donde incluye a la fiesta— esto por una parte.

Por otra, este tipo de relación tiene que excluir para incluir. Esto toma formas
diferentes, y que se aprecia cuando Leticia Osornio nos cuenta que las personas de SFS son
muy buenas para trabajar, pero en cuanto aparece una fiesta les vale y no son responsables,
lo dejan todo. Deja claro que la fiesta no es una responsabilidad, o dicho de otra manera
excluye la responsabilidad de la fiesta para incluirla únicamente en la fábrica de maquila. O
bien, bajo esta perspectiva es necesario excluir el tiempo que se dedica a la fiesta, para incluir
aquel “tiempo perdido” al trabajo de la fábrica de maquila.

27
Y como se ha hecho axiomático, el tiempo perdido es igual a dinero perdido. En este
caso se excluye la posibilidad de que la fiesta no cuente con los mecanismos necesarios para
ganar dinero. O en todo caso en la comparación que Leticia Osornio realiza entre la fiesta y
la fábrica de maquila, solo concede que ésta última contenga dicha posibilidad. Aunque no
es el objetivo de la fiesta para las personas de SFS, ésta se condensa como todo un artefacto
que permite bien la obtención de dinero. Esta posibilidad es una que figura en aquello que
las mismas personas de SFS llaman la feria. Y no es casual que la palabra feria, en muchos
lugares como en SFS, se use como sinónimo de dinero.

Lo que se entiende por feria son los juegos mecánicos, la venta de comida y bebidas,
las peleas de gallos y las rifas. Con excepción de los juegos mecánicos, lo demás son cosas
que las mismas personas de SFS hacen. Y con el cual se obtiene dinero. Delineando
brevemente las dos últimas (las peleas de gallos y las rifas), podemos ver la diferencia de
ganar dinero entre éstas y el trabajo en la fábrica de maquila.

Con las peleas de gallos bien se puede apostar siendo o no dueño de algún gallo
peleador. Lo que quiere decir que, bien se puede tener el cuidado y responsabilidad de criar
y colocar todos los elementos necesarios para que el animal esté en condiciones de pelear
hasta su muerte. O bien se puede no tener dicho cuidado y responsabilidad con el animal para
apostar. La entrada a aquel lugar, donde se realizan las peleas, tiene una cuota aproximada
de 50 pesos y en este caso tanto los organizadores como quien pone el lugar tienen ganancias
en ello. Quien me comentó de las peleas de gallos, mencionó que como mínimo llegan a
entrar 100 personas a lo largo de todo el día, siendo dos días los que se realizan cuando es la
fiesta del Santo Patrono. Toda aquella persona que desee entrar, sea que vaya o no a apostar,
sea que ponga o no ponga gallos a pelear, tiene que pagar su entrada. Y las apuestas adentro
van desde cientos hasta miles de pesos. Y la misma persona que me comentó sobre ello,
también me dijo que cada año es seguro que como mínimo gane 5000 pesos en apuestas.

Pensando en la cuestión del tiempo perdido como dinero perdido, podemos


correlacionar que para lograr ganar la misma cantidad (de $5000) con el sueldo base que
ofrece la fábrica de maquila, sería necesario trabajar cerca de 8 semanas.

Con las rifas sucede algo similar, solo que existen menos posibilidades de ganar, pero
siempre son muy interesantes. Por ejemplo, se pueden rifar animales, como borregos y toros,

28
por lo que pude presenciar. Con la rifa de un borrego cada boleto tenía un costo de 50 pesos
y hubo 100 boletos. Casualmente quien salió ganador fue el chofer de un taxi, que es el único
transporte colectivo de SFS a la cabecera municipal. Y cuando salió el boleto ganador el
chofer no se encontraba presente, pero sus compañeros de trabajo ya le guardaban la noticia.
Y en cuanto llegó, le notificaron. Cosa que no podía creer, pues pensó que le estaban jugando
una broma. Cuando notó que sí era verdad, sin dudarlo dijo que de su parte había cocas para
todos. Y aunque yo no conocía a aquel chofer, también fui acreedor de una coca y pude
compartir aquel momento de festejo conviviendo con ellos, escuchando las experiencias y
emociones de algunos que años atrás también habían ganado.

Para la rifa de un toro se vendieron 250 boletos numerados del 1 al 250, y el valor de
cada boleto correspondía al número que tenía. Por ejemplo, si el número del boleto era el 1,
su valor era de 1 peso y así sucesivamente. Ante esta rifa varias personas hicieron
comentarios sobre “¿a quién no le gustaría ganarse un toro con un valor mayor a los 15000
pesos, por un pesos o hasta por 250?”.

Un último ejemplo de la rifa se dio con Alicia Caballero. Pues su hermano que ha
estado desde hace 15 años en EE. UU. regresó exclusivamente para la fiesta del Santo Patrono
de SFS. Y él compró un boleto, en el que se rifaban varios dispositivos electrónicos, como
teléfonos celulares y el mayor premio fue una laptop. Esta rifa se dio justo en la noche del
baile y para la suerte de Alicia Caballero ella tuvo el boleto ganador de la laptop, misma que
casi un año después utilizó, cuando inició sus estudios de nivel superior.

Si nos enfocamos en la idea de que para ganar dinero, el trabajo de la fábrica de


maquila es —tal como se encuentra en la perspectiva de Leticia Osornio, ya no la mejor
sino— la única opción en comparación con la fiesta. Podemos cuestionar, si realmente es
tiempo (dinero) perdido lo que se gesta al inmiscuirse en algunas dinámicas de la fiesta, y
para quién lo sería. Lo que debemos tomar en cuenta es que, para las personas de SFS, las
apuestas y las rifas como tal no se consideran trabajo, pero sí una posibilidad de ganar dinero
o algo otro. Con esto no queremos decir que todas las personas se enfoquen en las apuestas,
o que estás sean una cuestión fundamental de la fiesta para las personas de SFS. Lo único
que se deseaba señalar es el papel del término “dinero”, como un concepto intrínsecamente
conectado al del trabajo en la perspectiva de Leticia Osornio. Y cómo el dinero está

29
intrínsecamente conectado a las apuestas, como algo que las personas de SFS enuncian como
no–trabajo.

Acorde a la relación de inclusión-exclusión se entiende que, la perspectiva


personificada en Leticia Osornio, descarta del concepto de “fiesta” aquellas actividades que
pueden dar ganancias monetarias, ya no hablando de las apuestas sino de la venta de
alimentos en la que algunas personas incursionan. Y al mismo tiempo ciñe, en el concepto
de fiesta, todo lo correspondiente al ocio y diversión como el momento y el objetivo propio
de la fiesta. Por ende, algo que está implícito, es que en la fiesta —por lo que implica el
momento y objetivo de ésta— solo están incluidos los humanos. De esto se sigue que, para
la perspectiva personificada en Leticia Osornio, la participación de todo aquello que no sea
humano está excluida, tanto en su concepto de fiesta como en su concepto de trabajo.

Es así que la relación de inclusión-exclusión surgida de la conexión interconceptual


entre fiesta y trabajo en Leticia Osornio ofrece las cuestiones básicas para vislumbrar la ruta
que persigue su noción de trabajo. Al tiempo que va colocando los primeros pasos para
esclarecer afirmaciones tales como “para una empresa un minuto perdido, es pérdida
económica, es mucho dinero”.

Por lo tanto, si la cuestión está en que el tiempo es para producir playeras (en la
fábrica de maquila), se encuentra que solo los seres humanos se incluyen como capaces de
hacerlo (capaces de trabajar). Es decir, que en esta perspectiva la idea de que el copal y la
música trabajen queda excluida.

Es evidente que para la perspectiva personificada en Leticia Osornio, la intención de


trabajar acompaña a la intención de producir dinero, y pareciera que tendría que ser a través
de mercancías como en la fábrica de maquila. Y aunque en las rifas y en las apuestas se gane
más dinero y en menos tiempo de lo que se gana en la fábrica de maquila, desde la perspectiva
de las personas de SFS se considera que las reclamaciones que no son activadas a través del
trabajo tienden a desaparecer. Resulta válido preguntar, ¿cuáles son esas exigencias, esos
requerimientos, que se activan con el trabajo y que en lugar de desaparecer tienden a
permanecer?

30
En todo caso, para acercarnos a lo anterior podemos resaltar la idea de que la intención
de trabajar, para las personas de SFS, es acompañada por la intención del convivir, que es como
le llamaron diferentes personas en diferentes momentos. Y del convivir se despliega mucho de
lo que emitió Leticia Jiménez, quien tuvo un cargo ante San Francisco de Asís, cuando dijo
que la fiesta, además de mucho trabajo “es algo que es indispensable para la vida”.

EL TRABAJO MÁS QUE HUMANO

Siguiendo con la idea de que la fiesta es indispensable para la vida, abordemos sus
implicaciones por medio de las albas. Consideremos a éstas como artefactos. Es decir, que el
cumplimiento desempeñado, ejecutado o realizado son artefactos de personas, siendo o no
humanas: así se ponen en práctica artilugios, muestras de artificios, incluso trucos (Strathern
2013). Tomando en cuenta lo anterior, podemos comenzar diciendo que las albas consisten en
ir a la iglesia entre las 3 y 4 a.m., reuniéndose —en un primer momento— afuera de la iglesia
todas las personas que tienen un cargo; algunas con canastas con flores, otras con sahumerios.
También los fiscales, así como los miembros del Comité de Fiestas se hacen presentes.

Después de haber cantado y haber mencionado algunas oraciones, todas las personas
entran de rodillas. El fiscal da el paso a cada persona con un sahumerio principal, como
cobijándoles de incienso de copal, haciendo reverencias a los puntos cardinales como arriba,
abajo y en el centro. Una vez adentro, continuando de rodillas, saludan y ofrecen flores a
todas las imágenes que están en la iglesia chica y siguiendo de rodillas le dan una vuelta
completa al interior de la iglesia. Una vez dentro, todas las personas y frente al altar, los cantos
y los rezos siguen junto con las plegarias (ver Foto 8), esto acompañado todo el tiempo con
música19.

19
Como se verá en el capítulo 4, la música se describe como una relación técnica, una analogía-como-comparación
a la tecnología. Ésta última desde una visión moderna, instituye el contexto epistemológico para el control de la
sociedad (o el hombre/sujeto) sobre la naturaleza (o el objeto). Y al crearlo, la distancia entre sociedad/naturaleza
es maximizada. Sin embargo, para las personas de SFS junto con sus habilidades de hacer música, a lo largo del
artificio del alba como en otros trabajos/lugares, aquello que se conceptualiza —desde la visión moderna— como
sociedad y naturaleza y lo que Good (2011) llama sobrenatural, más que ser maximizada o minimizada la distancia
(si es que existe tal distancia) se deja de lado. Las albas, como toda una imagen, transgreden fronteras que pudieran
existir entre humanos, Santos, Dios y otras especies. Así las personas de SFS no hablan en términos de sociedad,
naturaleza y sobrenatural, a pesar de ello podemos decir que llevan a los Santos, a los perros (vid. infra, cap. 3), al
copal, a la música, las flores, a Dios y a otras personas y/o especies compañeras al nexo de relaciones sociales, que
bien podríamos decir: humanizan. Pero el sentido, de humanidad, es muy diferente a aquel abuso que la
modernidad ha hecho del término vid. infra, nota 60.

31
Sin la música, cabe resaltar no se puede hacer nada de lo anterior. Pues aunque no
lleguen algunas personas que tienen algún cargo, se puede hacer el alba, pero no sucede sin
la música y los músicos. Hubo una ocasión que, de los dos músicos que siempre tocan, ni
uno de ellos llegaba. Esto porque en los barrios donde viven, no paraba de llover y no podían
salir de su casa para llegar a tocar a la iglesia para el alba. Pero finalmente llegó uno de ellos
y solo así se inició con el alba. Es trascendente evidenciar que, el trabajo de hacer música es
uno y el trabajo propio de la música es otro20 (ver Foto 9).

Si a partir del 8 de agosto cada semana se hace un alba para San Francisco de Asís,
es desde el 25 de septiembre que el alba se hace cada día, hasta el 3 de octubre. En cada alba
se utilizan flores y ceras nuevas. Y al finalizar el alba, se convive con té, café y pan. Todo
esto acurre antes de que salga el sol. También a partir del 25 de septiembre, por el día, llevan
a la imagen de San Francisco de Asís a cada barrio, o sea un día por cada barrio. En el lugar
donde cada barrio recibe a la imagen, se realizan rosarios y se comparte comida para todos
los asistentes. La comida es ofrecida, por todos los habitantes de los barrios correspondientes,
a partir de una cooperación que, vale la pena recordar, no solo es en dinero.

En todas estas visitas de San Francisco de Asís a los barrios, éste es acompañado por
las otras seis imágenes y cada imagen es llevada por sus cargueros. Además de ir
acompañados por las danzas de arcos, sonajas y pastoras. Dichas danzas, vale decir, trabajan
a lo largo del año, para aprender sus respectivos pasos.

El día 3 de octubre, como me lo hicieron saber, es cuando se termina su trabajo, pero


en cuanto más cerca están de ese día más trabajo tienen. Por un lado, está el deber de adornar
la iglesia grande y la iglesia chica. Los adornos con flores y con palomitas, son hechos en su
mayoría por las y los cargueros, pero no únicamente (ver Fotos 10-13). Dichos adornos hacen
alusión a una parte de aquella comunicación que los humanos establecen con San Francisco
de Asís, misma que éste le hace llegar a Dios. Que como lo comentan las personas que se
responsabilizan de la fiesta, la música se hace cargo de las plegarias y el copal —en humo—
es como el vehículo que ayuda para elevar las plegarias a aquellas dimensiones propias de

20
Como ya se ha apuntado, pensamos en la música como una relación técnica (vid. supra, nota 19), con el fin
de marcar la distinción descriptiva de ambas perspectivas, en el capítulo 4 hacemos uso de tecnología para
explorar al reloj mecánico en la perspectiva personificada en Leticia Osornio. Lo pertinente a resaltar es que la
música posibilita y potencia un tipo de comunicación irreductible entre humanos, Santos y Dios.

32
los Santos y de Dios. Entonces en las plegarias, emitidas en las albas, se pide por el sol, por
la luna y por la tierra —entre otras especies— a quienes se le consideran como el hermano
sol, la hermana luna y la hermana tierra (ver Foto 14), ya que son indispensables para la
vida, puesto que la alimentan y la sostienen (a la vida).

Por otro lado, el 3 de octubre, después del alba, lo primero en hacer es el sahumar a
la danza de moros, colocarles collares de flores tanto a las personas como a los caballos.
Éstos tienen el cumplimiento de ir a Santiago Mexquititlán, en Querétaro, por el invitado
especial de San Francisco de Asís, quien es Santiago Apóstol, mismo que viene acompañado
de San Isidro Labrador. Estos dos son recibidos con atención especial y se les va a encontrar
en el camino antes de llegar a SFS.

Así también son llevados a una casa donde, a las personas que acompañan a estas dos
imágenes, se les ofrece de comer y de beber. Mientras esto sucede, otras/os cargueras/os se
dirigen a la cancha de futbol, donde son recibidos el resto de los invitados de San Francisco
de Asís. Tales como son las imágenes de San Miguel, San Idelfonso, San Martin, San Felipe,
el Divino Niño, San Pedro, la Virgen de Guadalupe, el Niño de la Suerte, la Santa Cruz, el
Niño de la Piedad, el Señor de la Misericordia, la Virgen María entre otras imágenes que
vienen de distintos lugares, ya sea de Acambay en el Estado de México o de Querétaro (ver
Fotos 15-18).

A la gente que viene acompañando a estas imágenes se le da de beber y de comer. Y


la música nunca para de sonar. Aunque la diferencia entre la música de este recibimiento con
la que se da en las albas es trascendente (ver Foto 19). Por una parte, en las albas, tanto la
música como el copal tienen el trabajo de hacer llegar las plegarias y agradecimientos a los
Santos y a Dios. Ante estos últimos abro una viñeta para después volver con la música.

Haciendo evidente que otras especies compañeras21, además de la humana, también


trabajan, es pertinente comentar que esto no solo se da en el contexto de SFS. Por ejemplo,
Israel Lazcarro (2008), al hablarnos del cosmos otomí de la Huasteca sur, nos describe como

21
Dicha noción, “es menos una categoría que un indicador de un ‘devenir con’ en curso, es una red mucho más
rica para habitar que cualquiera de los posthumanismos expuestos después (o en referencia a) la desaparición
siempre diferida”. Es algo como una nueva interrelación de "ser espectador de", una interrelación indeterminada
de "devenir con". Una forma de aprender a verse afectado. Aprender a encontrar/se y a abordar/se con las
“criaturas con las que se están estudiando no es el resultado de la comprensión teórica científica, es la condición
de esta comprensión” (Haraway 2008, 16–17, 308).

33
tanto el Sol, la Tierra, el Fuego, el Agua y Santos (entre otros) trabajan. Así Pérez Téllez
(2015) nos habla de como a la luna —además de considerársele persona— entre los nahua
de Cuacuila cerca de Huauchinango en Puebla cumple con un trabajo en la vida. Chamoux,
23 años antes, registró también como los nahua —de ese mismo lugar— experimentan el
concepto de trabajo a partir de una diversidad de circunstancias con la palabra tequitl. Así
nos presenta el tequitl sexual, el político y el sobrenatural. Y con este último nos cuenta como
el sol y la luna trabajan para la humanidad. Pero lo que hace ruido son los conceptos tanto de
“sobrenatural” en donde encapsula estos trabajos, como el de “creencia” para referirse a las
actividades especializadas del tequitl sobrenatural22. Con esto no tratamos de perseguir o
delinear universales, sino de aquello que se trataría es, para decirlo junto con Goldman
(2016a), de actualizaciones parciales específicamente moduladas.

Así lo que aquí enunciamos como especies compañeras (Haraway 2008, 15–19 vid.
supra, nota 21.), en aras de un intento descriptivo acorde al contexto de SFS, entre otras
cosas, es para evitar los términos como sobrenatural/natural y con ello sus connotaciones. En
este sentido, Sahlins llama la atención con respecto al término “sobrenatural” y su uso con
fines descriptivos, ya que puede resultar inadecuado en algunas descripciones. Lo que
subyace al término es que “supone conceptos etnocéntricos de ‘naturaleza’ y ‘natural’ —un
mundo autónomo de cosas materiales sin alma, de res extensa cartesiana— que no son
pertinentes para pueblos que están comprometidos en una” socialidad de especies que se
interrelacionan, “incluyendo una variedad de seres no–humanos con conciencia, alma,
intencionalidad y otras cualidades de personas no–humanas” (2012, 139).

22
En lo relativo al ruido que causa el concepto de “sobrenatural” vid. infra, p 34. En lo correspondiente al ruido
causado por el concepto de creencia vid. infra, p. 122. Con esto no demeritamos los abordajes en torno a lo
sobrenatural o a la creencia, sino que reconocemos el esfuerzo y con ello todo lo que ha posibilitado en torno
al abordaje del trabajo sin la dependencia del capital. Por otra parte, Catharine Good Eshelman también ha
estado haciendo grandes contribuciones para que el abordaje sobre la noción de trabajo, gire menos en torno a
y dependa del capital que a una noción vernácula del trabajo en un contexto nahua, en Guerrero, lo cual
admitimos ha sido inspirador. Pero en la presente descripción intentamos tomar distancia de algunos conceptos
que a menudo utiliza, como son los de naturaleza, sobrenaturaleza y/o la cuestión de economías de subsistencia
[para una crítica sobre este último ver Clastres (1978)], y su perspectiva emic (relativo a esto, vid. infra, nota
68) que le sirve para abarcar esferas masculinas y femeninas como una totalidad con las cuales diferencia
nociones de trabajo, amor, fuerza, respeto entre el contexto nahua y de la sociedad dominante en México (Good
Eshelman 2013a). Para otros abordajes pertinentes de la misma autora sobre la noción de trabajo, desconectada
de la dependencia del capital, en un contexto nahua en Guerrero véase Good Eshelman (1994, 2004, 2005,
2007, 2011, 2013b).

34
Así estos artilugios —y volviendo a la música, que tiene el cargo y la responsabilidad de
los mensajes, como el copal siendo el vehículo que eleva las plegarias— son una forma en que
la comunicación irreductiblemente se hace manifiesta e indispensable (ver Foto 20).

Por otra parte, la música con la que se recibe a las personas, es para reconocer la
presencia, corresponder a ese tiempo compartido entre personas, es decir entre imágenes-
imágenes, humanos-humanos e imágenes-humanos23. Aunque lo significativo de la música
en ambos —en términos del entorno del oyente— es su figura afectiva (Favret-Saada 1980).
En el sentido de que es el resultado de un proceso de afectar (eludiendo a la representación).
Por lo tanto, es menos un sentido de emoción como escapando de la razón; es decir, no se
trata justamente de una creencia. Por consiguiente, al dejarse afectar por las mismas fuerzas
musicales (pero al mismo tiempo distintas de las del alba) que afectan a los demás, es hacer
que se pueda establecer cierta relación que anuda un tipo de comunicación mucho más
compleja que el intercambio verbal. Pues las personas de SFS reciben a sus invitados
(humanos e imágenes) bailando e invitándoles a bailar, por lo tanto se trata de conceder
estatus epistemológico a esas situaciones comunicativas (Goldman 2016b).

De alguna manera, trabajar con perros, con la tierra, como se verá en los capítulos 3
y 4, es como tocar el tambor o el violín en el alba. Es decir, permite el flujo y movimiento de
relaciones con otras personas, cosas, animales, humanos, no–humanos y artificios para el
sostenimiento de la vida.

Y para que sea posible el sostenimiento de la vida es indispensable mucho trabajo,


desde las personas que tienen a su cargo a las imágenes, como a cada una de las personas de

23
En términos del trabajo como una homonimia, se aprecian distinciones cruciales. Por ejemplo, en la perspectiva
personificada en Leticia Osornio, la distinción crucial está entre las identidades de animales humanos y no-
humanos. O sea que la identidad humana (el individuo) es la única a la que se le reconoce el poder de trabajar.
Pero en la perspectiva de las personas de SFS, la distinción crucial esta en las relaciones entre humanos–humanos
(mujer–mujer, hombre–hombre y mujer–hombre, etc.); entre humanos y no-humanos (mujer/hombre–animales,
Santos, tiempo, música, flores, cosas…); y entre no–humanos y no–humanos (animales-animales, música-Santos,
Santos-Dios, Sol-Luna-Tierra etc.). O sea que, no está en duda que otras especies también trabajan, como tampoco
está en duda que se les reconozca y se les corresponda, pero además su interrelación se manifiesta necesaria. De
esta manera, lo generativo de las relaciones en las personas de SFS (el trabajo, las cosas, las personas, las
especies compañeras) es aquello en que las “relaciones emergen como resultado de otras relaciones” (Strathern
1988, 344). Puesto que muchas relaciones entre seres humanos, se generan por las relaciones ya existentes entre
las imágenes de Santos y de las Vírgenes, ya sea de SFS y/o de otros lugares. Otro ejemplo es, cuando
Guadalupe Rodríguez se hizo compadre con unas las personas de la Florida, por las relaciones de los hijos que
migraron en busca de trabajo a EE.UU. Lo que tenemos aquí es un proceso histórico único, donde se encuentra
una implicación de unas con otras personas, más no a personas individuales.

35
los diferentes barrios en SFS. Puesto que cada barrio se hace cargo de atender, con comida,
bebida y hospedaje, a la gente que viene con las imágenes de otros lugares. La comida, el 4
de octubre por ejemplo, consiste en carnitas de cerdo, arroz y nopales. En el que muchos de
los cerdos cocinados son criados a lo largo del tiempo por las propias personas de SFS. Esta
comida se reparte en el patio de la iglesia a todas las personas presentes; y —cabe señalar—
en ningún día de todo el año se observa tanta cantidad de personas.

El 6 de octubre es el día en que se puede dejar un cargo y dárselo a otra persona.


Cuando esto sucede, lo realizado es similar a lo que se hace en el alba con la diferencia de
que se realiza por la tarde. Todas las personas entran de rodillas y en fila a la iglesia chica
hasta llegar a San Francisco de Asís, donde se detienen e intercambian pensamientos.
Después dan vuelta y se dirigen hacia la puerta encontrándose de frente con quienes les
siguen. Con cada una de las personas, se detienen y también se intercambian palabras e
incluso hay lágrimas de emoción por haber trabajado junto con. Se recuerdan los buenos y
no tan buenos momentos y se piden disculpas por si hubo falta de respeto. Quienes van a
dejar el cargo permanecen dentro, y quienes no salen de la iglesia.

Cuando ya salieron todas la personas, les toca entrar a quienes van a tomar un cargo,
entrando éstas también de rodillas. Este acto provoca dolor y mucha nostalgia. Dolor para las
personas que tendrán el trabajo de atender a las imágenes, por el hecho de ir de rodillas, y
nostalgia para quien deja dicho trabajo. Dejar este trabajo provoca mucho sentimiento,
manifestado en lágrimas, abrazos y muchas palabras de reconocimiento y correspondencia
entre quien deja y quien acepta el cargo de atender a la imagen y ello se extiende a otras
personas. Es así que lo que se activa con el trabajo y que a la vez permanece entre las personas
de SFS es el convivir24, por una parte y por otra el reconocimiento como una connotación de
la correspondencia.

24
La importancia de dejarlo en infinitivo es, precisamente, que aunque se termine con el trabajo de atender a
una imagen, aquello que se ha estado activando con el cargo continúa, que es —en palabras de César Feliciano
Serapio— “una de las cosas más valiosas […] y después, cuando nos encontramos en la calle, por lo menos ya
nos saludamos”.

36
CAPÍTULO 2
Fabricando a los trabajadores o trabajando en la fábrica
Existe, se me comentó, un “alto grado de marginación¸ marcado por la CONAPO, en
SFS, por lo mismo cuando yo era directora de Desarrollo Social, me encargaron toda la zona
poniente de Acambay, pero especialmente SFS, donde se me ocurrió poner una fábrica”, por
lo tanto —continúa el comentario— “necesitamos que la comunidad sea sostenible para que
pueda ser sustentable, pues una fábrica es una fuente de empleo […] necesitamos que ellos
solos se mantengan, que no piensen en los gobiernos”. Antes de instalar la fábrica se pensó
que, “no va a ser nada fácil, porque ningún empresario va a querer ir a invertir a un lugar que
no es de ellos, a un lugar muy alejado y que es de alta peligrosidad, toda esa zona, no nada
más SFS”. Entonces — prosiguió con su relato— “fui a tocar puertas con un empresario que
tiene una fábrica en Aculco. Lo traje, lo senté con el presidente municipal y, efectivamente,
dijo que sí. Y me dijo: ‘ya es de nosotros’” (Osornio 2017, Comunicación personal).

Es mediante ese contexto que Leticia Osornio se dispuso a tomar en cuenta las
cuestiones del desarrollo con su epíteto social en SFS. Mismas que han sido marcadas por
medio de estadísticas que reflejan la “desigual distribución del progreso” acorde a ciertos
institutos (CONAPO, INEGI y SEDESOL)25. Tal pareciera que exigen aumentar las opciones
productivas. Siendo la fábrica de maquila en SFS una de aquellas opciones que apuntan
primordialmente a la economía y/o a las ganancias monetarias como finalidad principal.
Aunque las dimensiones de la marginación vayan desde la educación, la distribución de
población, pasando por los ingresos económicos y tomando en cuenta a la vivienda, así como
asociando dicha marginación a la “carencia de oportunidades sociales como a la ausencia de

25
El Consejo Nacional de Población, es una institución gubernamental que se enfoca en la demografía del país
con miras a su planeación para incluir a la población en los programas de desarrollo económico y social
(CONAPO). El Instituto Nacional de Estadística y Geografía se manifiesta como un organismo público y
autónomo; se hace responsable de normar y coordinar la captura y difusión de información del país relativo a
la economía, a la población, a los recursos y al territorio para ayudar a conocer las características de México,
así como a su toma de decisiones (INEGI). Y lo que corresponde a la Secretaría de Desarrollo Social, nombrada
así hasta el 1 de diciembre del 2018, pasó a ser la Secretaría de Bienestar, que está dedicada a intervenir para
establecer el estado de bienestar. Enfocándose particularmente con “los grupos históricamente vulnerables,
[para que] mejoren sus niveles de bienestar, inclusión y equidad durante su curso de vida considerando la
diversidad cultural, social y territorial, a través de la consolidación de políticas públicas integrales, con
desarrollo sustentable e inclusión productiva” (Secretaría de Bienestar). Para ver los índices socioeconómicos
con los que se mide la marginación, vid. supra, nota 6.

37
capacidades para adquirirlas o generarlas” (CONAPO 2010), la solución “parece” ser
unitaria: una cuestión que tiene que ver con el dinero ganado.

Al sugerir que este nuevo trabajo de la fábrica en SFS permitirá influir para la
disminución de la marginación, Leticia Osornio desenvuelve y personifica todo un aparato
ontológico-epistemológico-político26 correspondiente al trabajo. De hecho, esta fábrica así
como su funcionamiento ha estado en duda, cuando dos de sus primeros dueños decidieron
irse, al encontrarse que las personas se decantaban por la fiesta (cuando llega) que por la fábrica
vid. supra. pp. 26-27. Esto hizo que se colocara bajo observación necesaria, en la fábrica, a
quienes la mantienen produciendo; es decir, a sus trabajadoras/es. Pues la misma Leticia
Osornio relató que, ella habló con los “líderes” para que ellos hablaran con “su” gente y así no
faltaran al trabajo de la fábrica en los días de la fiesta. Lo que se deja apreciar es que, bajo la
perspectiva de Leticia Osornio y a través de la inventiva de la fábrica de maquila, se puede
tomar el control respecto a la marginación y en particular el control del propio proceso
productivo.

TRABAJO COMO ENTIDAD DISCRETA

Tomando en cuenta lo anterior, lo que viene a continuación es la exploración de lo


que podríamos llamar un evento —la llegada y el funcionamiento de la fábrica de maquila—
en SFS. Así, consideramos que es un único evento como encapsulando dos perspectivas, cada
una con sus relaciones distinguidas ofreciendo connotaciones diferentes. De tal suerte,
resultaría válido preguntar ¿cuáles son las connotaciones de tomar el control del proceso
productivo?, o bien para plantearlo en otras palabras ¿qué es lo que se está produciendo? De
inmediato, percibimos que aquello que se produce es una forma de relación surgida de la
conexión entre el trabajo de la fábrica y los/as trabajadores/as, cuestión a la que volveremos.

Y como una derivación, es evidente que en dicho evento surgen conflictos


encontrados, ya sea en una sola perspectiva o entre las dos perspectivas que hemos estado
abordando. Mismas que se expresan en cuestiones de interés. Y para llegar a ello bastaría con

26
Evidenciando con ello formas diferenciantes entre ambas perspectivas con respecto al trabajo, pues la diferencia
va desde quién o que compone a un/a trabajador/a —y con ello al trabajo—; pasando por las diferencias de
construir o generar conocimiento; hasta llegar a las formas en que el poder de manifiesta, imponiéndose,
suprimiendo, ayudando y con ello asombrando, por el hecho de quién o qué y para qué se ejerza el poder.

38
preguntar ¿quién quiere qué? Si recordamos que líneas arriba se colocaba un deseo de Leticia
Osornio, manifestado como una necesidad, dirigida a que la “localidad” se vuelva
sustentable, a la necesidad de que ellos solos se mantengan. Y si lo colocamos con su propia
negativa ante la petición expresada en las personas de SFS de pedir una renta por el Auditorio
(lugar donde se colocó la fábrica), la pregunta de quién quiere qué, puede eclipsarse en quién
está haciendo el intento de crear estrategias para reunir dinero, si es que el erradicar la
marginación se trata de dinero27.

Otra derivación, que surge de la cuestión de la marginación y SFS —con su intento


para erradicarla por medio de la fábrica de maquila— es el propio concepto de marginación
y su distinción con la marginalidad. De acuerdo a Cortés (2002, 10; Cfr. CONAPO), el
concepto de marginación “permite dar cuenta del fenómeno estructural que surge de la
dificultad para propagar el progreso”, a través de —por ejemplo— la tecnología en el
conjunto de los sectores productivos. Y en términos sociales se manifiesta como la constante
desigualdad de la participación del proceso de desarrollo. Es así, que la CONAPO tiene la
función principal de auxiliar para definir estrategias y políticas sociales, las cuales se
materializan en el proceder de Leticia Osornio posibilitando la instalación de la fábrica de
maquila en SFS. Con ello se resalta que, el concepto de marginación, es objetivado en
localidades y municipios; dicho de otra manera, visto como un fenómeno, la marginación
solo perturba a las localidades y no precisamente a las personas que viven en ellas.

Por otro lado, la marginalidad como concepto tiene de fondo la teoría de la


modernización, donde existen sociedades desarrolladas y subdesarrolladas, estando esta
última caracterizada con la coexistencia de una parte tradicional y otra moderna. Siendo la
primera el obstáculo principal “para alcanzar el crecimiento económico y social,
autosostenido” (Cortés 2002, 11). Lo que es más, la noción de “marginal” se direcciona a
que las normas, los valores y las formas de ser de “hombres modernos” no han sido
alcanzados. Lo que se destaca con ello, apunta a que aquellas dimensiones del concepto de
marginalidad se refieren “a las personas, a los individuos, no a localidades, municipios o
estados” (Ibid. 12).

27
Con esto no se niega y tampoco el fin es afirmar que la solución esté en el dinero, sino que la intención es
colocar algunas brechas que emergieron en la misma interrelación con las personas en SFS.

39
Parte de esto hace eco cuando —en la entrevista del 2017— Leticia Osornio habla de
SFS como la localidad, del municipio de Acambay, “con la mayor representación indígena e
incluso más que la localidad de Pueblo Nuevo”28, y pareciera que como consecuencia natural
SFS tiene una “muy alta marginación que es reflejada en la CONAPO”. Lo que abarca el eco
es —y que también se incluyen en sus palabras— la voz y pensamiento de los dos primeros
empresarios de la fábrica de maquila, al referir que la gente es buena para trabajar, pero
cuando la fiesta llega prefieren a ésta que el trabajo de la fábrica de maquila, y en donde
Leticia Osornio agregó que, “es muy difícil quitarles sus costumbres y tradiciones”.

Acorde a lo anterior, aquel aparato ontológico-epistemológico-político personificado


en Leticia Osornio se dirige a una cuestión de totalidad y partes. Esto ha sido, en algún
momento, una motivación en el abordaje antropológico de manera significativa. Y cuando se
ha tratado el tema del trabajo, lo significativo de la cuestión se encuentra —en ocasiones
implícita en otras explicita— manifestado en lo relativo a la sociedad (como modelo) y sus
integrantes. Lo anterior se ve reflejado en cómo y qué debería ser una localidad, acorde a
parámetros establecidos por instituciones gubernamentales o no, teniendo como plan y meta
a seguir el progreso y desarrollo. En ese tipo de modelo es donde se inserta el trabajo (en
ocasiones como un mundo) y a los trabajadores (como partes de ese mundo)29.

Es debido a la intermitencia que se plasma en las conjunciones —de


marginación/SFS-marginalidad/costumbres y tradiciones, localidades-personas, sociedad-
integrantes, totalidad-partes y (mundo del) trabajo-trabajadores/as— que he de abordar la
relación caracterizada como cuantificable, que emana de la conexión conceptual e
interpersonal entre el trabajo de la fábrica y trabajadores/as. La intuición de esta relación ha
surgido, en un primer momento, de las palabras de Leticia Osornio al decirnos respecto de la
fábrica de maquila que, “allí, todo es medido” vid. supra. p. 15.

28
Distinguiéndose Pueblo Nuevo, en términos de su población demográfica, por registrarse el mayor número
de habitantes en el municipio de Acambay. Otra comparación que realiza en términos de municipios es que,
hablando de “la lengua madre [el otomí] Acambay tenía una gran representación de la lengua, más que San
Felipe del progreso” (Osornio 2017, Comunicación personal).
29
Para referencias puntuales sobre el mundo del trabajo véase Grassi y Danani (2009), Hobsbawm (1987),
Falcón (1986), Gorban, Sarabia, y Trujillo Salazar (2010), Pulido Martínez y Sato (2014), Antunes (2001) y
Soto Roy (2009). Para otras referencias sobre asuntos relativos al mundo del trabajo y los trabajadores ver
Capogrossi y Palermo (2020b), Belmont Cortés y Rosas Raya (2020), Perelman (2020), Mauro (2020),
Vogelmann (2020), Veloz Contreras y León Salazar (2020), Capogrossi (2020), Magliano (2020), Palermo
(2020), Stecher (2020), Izquierdo Quintana (2020), Velandia Díaz (2020) y Capogrossi y Palermo (2020a).

40
Aquella intermitencia podemos verla como un tipo de repetición discontinua, que se
hace ver en aquellas ráfagas de información —para el caso anterior, aquellas conjunciones
que muestran la relación entre la totalidad y las partes— que aparecen como dispuestas en
forma secuencial al estilo de un patrón de brechas para diversas escalas. Esta intermitencia
tiene el efecto de ser remanente; es decir, que existe la posibilidad de repetirlos. O sea que
“además de cada patrón que se acaba de crear (y que por tanto, está contenido en ese patrón)
es el conocimiento adicional que podría tener el patrón”. La repetición se encuentra en la
intensidad de esta percepción. Pues aquello que parece que se va adhiriendo (marginación/SFS-
marginalidad/costumbres y tradiciones, localidades-personas, sociedad-integrantes, totalidad-
partes y (mundo del) trabajo-trabajadores/as, por ejemplo) en el fondo aparecen sin ser
aumentados o disminuidos en cantidad, ya que los patrones en sí pueden ser regulares sin ser
similares o viceversa. Entonces el conocimiento introduce la sensación de que hay algo más
que explicar, si es que de explicar se tratara. “La certeza en sí misma aparece parcial, la
información intermitente. Una respuesta es otra pregunta, una conexión una brecha, una
similitud una diferencia y viceversa. Donde quiera que miremos nos queda el conocimiento
adicional de que la comprensión superficial oculta brechas y protuberancias” (Strathern 2004a,
xxiv).

Lo que posibilita la cuestión de la intermitencia es la muestra de una irregularidad


que se repite, “como la que encuentran los ingenieros de telefonía en la transmisión
eléctrica”. Así aquello que se muestra, es que la información “continua se interrumpe
constantemente a intervalos irregulares”, o dicho en otras palabras “la dispersión de las
interrupciones no es en sí misma continua”. De este modo, al hacer la equiparación —
correspondiente a la marginación— para introducir diferentes niveles (OIT; CONAPO,
INEGI; Leticia Osornio; y SFS, por ejemplo), se hace notar la presencia de la “contención
relativa de la comparación o diferenciación”. En términos relativos, entre los pueblos del
municipio, la brecha de la marginación entre SFS, La Soledad y San Pedro de los Metates30
puede verse significativa en conexión con Leticia Osornio y sus acciones para erradicarla; o
con la CONAPO e INEGI; o la propia OIT puesto que, la importancia depende del orden de
los detalles. Es decir, que las “continuidades que cuentan en un nivel, se vuelven irrelevantes

30
La Soledad y San Pedro de los Metates son lugares pertenecientes al municipio de Acambay y que también
están catalogados con alto grado de marginación (Cfr. García García 2018, 114–15; Rodíguez 2021, 256).

41
en otro”. Cuando se examina detalladamente los indicadores que la CONAPO establece para
marcar la marginación y las acciones de Leticia Osornio para contrarrestarlo en SFS y la
reflexión que las mismas personas hacen entrono a la marginación y la marginalización vid.
infra, p. 51, todo parece ser muy diferente. “El orden de diferenciación se mantiene así en
proporción por el observador en cada nivel” (Strathern 2004a, xxi; Cfr. Gleick 2012).

Un hecho interesante, tomando en cuenta lo anterior y que marcará un punto de


diferenciación es que en el 2018, cuando estuve haciendo trabajo de campo en la fábrica de
maquila, al preguntarle a Fátima Álvarez (una empleada de la fábrica) ¿qué es el trabajo para
ella? sin dudarlo contestó que para ella “el trabajo es todo”. Y algo a percibir debe ser que,
ese todo no se refiere al trabajo (y no necesaria y únicamente a la fábrica de maquila) como
una totalidad en términos ya esbozados. En lugar de ello, podríamos decir que las palabras
de Fátima Álvarez podrían explorarse apuntando a que el trabajo “es toda una imagen, pero
no una imagen de un todo” (Strathern 2004a, 36).

Antes de seguir con la presente descripción, es pertinente plasmar dos acotaciones


que, como herramientas que son, ayudan en la actividad de descripción. La primera se refiere
a una tercera figura de la relación. Es aquella en donde se da un contraste entre las relaciones
ya existentes y las que deben crearse. Lo que se pretende mostrar, es un contraste entre lo
dado y lo construido. A este dúplex, Marilyn Strathern (2005) se refiere como la relación de
la ciencia. Lo relevante de esta relación, es que se permite hacer una distinción entre
descubrimiento e invención. Para el primero, nos referimos a cuando dilucidamos aquellas
relaciones que ya preexisten, y por tanto, implican cosas entre sí (co-implicaciones). Y para
el segundo, creamos conexiones; en otras palabras es un establecimiento de nuevas relaciones
(conexiones significativas).

Resultará obvio que muchas de las relaciones colocadas en esta descripción apuntan
a esas co-implicaciones recuperadas del material que brota de SFS, como lo emitido por
Fátima. Así como aquellas relaciones que se inventan a lo largo de la presente descripción
están encaminadas a plasmar, por su pertinencia, la ruta a la noción de trabajo de las personas
de SFS. Entonces podemos destacar que las tres figuras (dúplex) expresadas hasta aquí
“(conexión/desconexión, categórico/interpersonal, dado/construido) no pertenecen a un
único orden lógico, y parecen convocar a materiales tan diversos, son todas herramientas para

42
captar aspectos de un mundo. Ese mundo es conocido no solo desde diferentes puntos de
vista sino también desde puntos específicamente divergentes, es decir, relacionados”
(Strathern 2005, 13), tal como la homonimia que estamos tratando en la presente tesis.

La segunda acotación tiene que ver con una de las imágenes de la relación. Ya que
las imágenes de la relación posibilitan la analogía–como–comparación, porque como
imágenes “tienen el poder de síntesis […] permiten que las relaciones complejas se perciban
y se capten en un instante” (Wagner 2012, 535). Así para diferenciar esa “totalidad”, que se
identifica en la perspectiva personificada en Leticia Osornio y en la de las personas de SFS
(verbalizada por Fátima) el retomar algunos aspectos de la imagen de la persona fractal —
que actúa como una conexión significativa— resultará de gran ayuda para hacer el intento de
caracterizar aquél “todo” de Fátima. Más adelante retomaremos lo relativo a que “el trabajo
es todo” para Fátima y con ello algunas puntualizaciones de la imagen mencionada. Por el
momento basta con decir que si en la perspectiva de Leticia Osornio ese todo o la totalidad
tiene que ver con una cuestión de estadística, algunas caracterizaciones de la persona fractal
nos ayudarían a decir que aquél todo o, para volverlo más provocativo, la totalidad a la que
refiere Fátima es “más conceptual que estadística” (Wagner 2013, 97).

Colocarlo de esta manera es para hacer el intento de llamar la atención sobre ciertos
elementos ubicados en las formas que la relación toma cuando se da la conexión entre trabajo
de la fábrica y trabajadores/as. Que si para la perspectiva personificada en Leticia Osornio
dicha forma la hemos enunciado como cuantificable, para las personas de SFS la forma de
relación toma una ruta que hemos de expresar como de compañía, que tiene por
implicaciones el acompañar y el convivir. Y para tomar distancia de la idea de que el trabajo
de la fábrica de maquila solo incumbe a los/as trabajadores/as (es decir, la fábrica como un
hecho aislado) vayamos a lo que concierne Confecciones San Francisco para hacer el intento
de plasmar las implicaciones, tanto concretas como abstractas, de la forma cuantificable que
ya hemos resaltado.

Para abordar la relación cuantificable, parto de las propias palabras de Leticia Osornio
al mencionar que “allí [en la fábrica de maquila] todo es medido”. Por lo tanto la pregunta
obvia sería ¿qué y cómo es medido, en relación a qué y para qué? No está de más mencionar
que el intento a tratar es menos explicar que explorar sus consecuencias.

43
Si recordamos la disyunción, de preferir ir a la fiesta que a la maquila, que dio por
resultado la aseveración de que “allí todo es medido”, lo que sobresalía con ello era que “un
minuto perdido es pérdida económica, es mucho dinero”. En este sentido se hace evidente
que el tiempo puede cuantificarse, tanto en pérdidas como en ganancias. Más notorio aún es
que para la perspectiva personificada en Leticia Osornio la fiesta se percibe como pérdida de
tiempo. De manera más directa, el hecho de que las personas dedicaran tiempo a la fiesta en
detrimento del tiempo en la maquila, acorde a los días y horarios establecidos, significa una
pérdida donde el epíteto tiempo queda rebasado por (o convertido en) algo más. Ese algo más
pasa a ser el dinero, que adquiere las mismas cualidades cuantificables vid. infra, cap. 4; o
sea que también tiende a perderse como a ganarse y por lo tanto a invertirse. Por consiguiente,
no sobra recordar las palabras que expresaban que nadie querría ir a invertir a un lugar que
no es suyo.

En esto se encuentra un movimiento que parece ser poco evidente, o sea que la
relación cuantificable de la conexión entre trabajo de la fábrica y trabajadores/as es que
estos/as últimos/as se eclipsan, se ocultan y lo que más relevancia tiene es el trabajo en tiempo
de la persona y no la persona. Tal pareciera que se da una escisión entre trabajo de la fábrica
y trabajador/a, que en términos simples lo que queda es el trabajo cuantificable en tiempo y
este último se manifiesta en dinero. Aunque éste sea ganado o perdido, no importa pues
permite el movimiento de las palabras de, para una empresa un minuto (perdido es pérdida
económica,) es mucho dinero.

Por lo tanto, si mantenemos la relación cuantificable —salida de la conexión entre


trabajo de la fábrica y trabajadores/as— con la idea de una fuente de empleo en casa —como
respuesta para erradicar altos grados de marginación— intuimos que podríamos dirigir la
atención a una de las formas de lo cuantificable con los trabajadores/as; es decir, estos/as
últimos/as con el dinero. Relativo a esto, Leticia Osornio comentó que se “metía a ver hasta
los sueldos mínimos” y —desde su perspectiva— “ellos están muy bien pagados. Están mejor
pagados que los de Agostadero31, allá sólo les daban $300 [semanales] y en San Francisco se
les daba $580 a la semana, más el destajo que podían hacer”. Lo que llama la atención de sus

31
Agostadero es un poblado vecino, donde en algún momento hubo dos fábricas de maquila funcionando, pero
en todo el tiempo que estuve en SFS, me percaté solo del funcionamiento de una.

44
palabras son dos cosas y esto es (sin olvidar la atención del dinero con los/as trabajadores/as)
resaltado con una cuestión de mejoría; notándose al hacer la comparación del sueldo que
ofrecía la fábrica ubicada en el pueblo vecino con la que se instaló en SFS, por una parte. Y
por otra parte, está la cuestión misma de la paga; es decir, manifestada de diversas formas en
el que el sueldo, con el destajo y —donde podemos agregar— el tiempo extra, puede ser
mejorado.

Hay, en estas dos cuestiones, ciertas similitudes con la propuesta de “Trabajo


decente” —desplegada en los ODS de la OIT32— que es un objetivo y un motor del desarrollo
sostenible. Su concepción surge de la ecuación tautológica, manifestada como un número
mayor de trabajos decentes significa un crecimiento económico y mayor crecimiento
significa más trabajos decentes (Ryder s/f). Así el trabajo decente es mostrado como
sinónimo de trabajo productivo (Somavia 1999). Es decir, con la capacidad (y el deber) de
producir (más) dinero. En otras palabras se habla de ello como algo mejor.

Pero, ¿algo mejor en relación a qué? En lo que corresponde a los ODS de la OIT
mencionaré dos cosas. La primera que el Trabajo decente se compara con los conceptos de
“trabajo y empleo”. Donde el concepto de “trabajo” es direccionado a las actividades
humanas33, con o sin una remuneración. A la vez que tiene la capacidad de producir bienes
o servicios en una economía, que bien puede cubrir las necesidades de cualquier sociedad o,
por el contrario, a los individuos les puede proporcionar los medios de sustento que necesiten.
El “empleo” es definido como aquellas actividades humanas que se realizan a cambio de un
pago, y donde es indistinto si el recibir un pago tiene que ver con una dependencia de quienes

32
La OIT ha desplegado un plan llamado “Agenda 2030”, mismo que se compone por 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS). Dicho plan, podría decirse, es parte de un proceso continuo desde la fundación
de la OIT en 1919. Ya a finales del siglo XX, quien fue director general de la OIT —Juan Somavia— presentó
su primera memoria en la Conferencia Internacional del Trabajo en Ginebra, en la que dispersa el concepto que,
15 años después, sería clave para los ODS el cual corresponde al de “Trabajo Decente”. Los 17 ODS son los
siguientes: 1. Fin de la pobreza, 2. Hambre cero, 3. Salud y bienestar, 4. Educación de calidad, 5. Igualdad de
género, 6. Agua limpia y saneamiento, 7. Energía asequible y no contaminante, 8. Trabajo decente y crecimiento
económico, 9. Industria, innovación y tecnología, 10. Reducción de las desigualdades, 11. Ciudades y
comunidades sostenibles, 12. Producción y consumo responsable, 13. Acción por el clima, 14. Vida submarina,
15. Vida de ecosistemas terrestres, 16. Paz, justicia e instituciones sólidas y 17. Alianza para lograr los objetivos.
33
Hacer la conexión entre actividades (únicamente) humanas con el trabajo, es algo practicado también en la
propia disciplina, véase por ejemplo Torres Urbina (2014, 2018), Reygadas (2002a, 2002b), Rieznik (2001),
Splittler (2010), Wallman (1979), Belmont Cortés y Rosas Raya, y consultar nota 4. Al hacer evidente aquello
que se dice, también resulta importante aquello que no se dice, por ejemplo la posibilidad, que no se incluye en
esta perspectiva, de que seres no-humanos también puedan trabajar, tal como se ha relatado ya en el capítulo 1.

45
lo otorgan, es decir si son asalariados, o si se refiere a quienes realizan actividades de manera
independiente o se auto–emplean.

Con los ODS, existe una preocupación de establecer al “trabajo decente” como una
categoría más amplia. Así se busca expresar en ambos términos, dentro del trabajo decente,
lo que sería su transformación/mejoría. O sea que, es la idea de lo que “debería ser, en el
mundo globalizado, un buen trabajo o un empleo digno. El trabajo que dignifica y permite el
desarrollo de las capacidades” (Levaggi 2004), es aquel que está encaminado por el respeto
a los derechos y principios en el trabajo es decir, aquel que sigue las reglas básicas y el marco
para el desarrollo.34 En donde se incluye la “exigencia de la igualdad entre los sexos” y que
en materia de política se busca que “sea más numerosa la representación femenina”. Otra
característica que me gustaría destacar del primer pilar es sobre las “normas de salud y
seguridad”, pues se resalta que éstas “no solo salvan vidas, sino que aumentan además la
productividad”; en este sentido las normas son un instrumento que “aportan mucho al
mercado de trabajo […] como complemento natural de las medidas económicas”35 y, que
además, en el crecimiento y en el empleo —dentro de la economía— la clave son las
empresas, por ello en “la OIT se da más importancia que nunca a los intereses de las empresas
y de los empleadores” (Somavia 1999). Con esto vemos que la relación de lo cuantificable
incluye otros parámetros, en el que los empleados, no solo no están como primer término,
sino que son eclipsados por el dinero.

En cuanto a las formas de la paga, el dinero se gana mediante medidas —por


ejemplo— de legislación, que refiere a una cantidad de dinero fija y manifestada como salario
o también denominado como sueldo. La distribución vista en términos de ventas, el cual el
pago se calcula a través de un porcentaje sobre el precio total de ventas realizadas en un

34
Este es el primero de los 4 pilares que componen al trabajo decente. El segundo corresponde a “el empleo y
los ingresos” que de forma concreta se refiere a la cuestión de “traducir la producción en una demanda real y
en un nivel de vida decoroso”. El tercero es el “fomento de la protección social y la seguridad social”, que es
un llamado a garantizar la seguridad de los seres humanos, la inserción cívica y facilitar la reforma social; es
decir, es la “vinculación de políticas de mercado de trabajo con la protección social”. Y el cuarto se enfoca en
el “fortalecimiento del diálogo social”, que conecta a la producción con la distribución y garantiza la equidad y
la participación en el desarrollo (Somavia 1999).
35
“Decir que algo es natural es en sí mismo una categoría de pensamiento” (Strathern y Hernández 2019). Y
en esta categoría de pensamiento, las normas en relación a la “salud y seguridad”, como la de “igualdad” ¿hacia
dónde están encaminadas?, ¿en procurar la vida en sí o en un mecanismo para el (trabajo productivo)
crecimiento económico (empresarial)?

46
tiempo determinado y el pago es conocido con el término comisión, siendo dependiente del
rendimiento y cumplimiento de metas. El parámetro de servicios, apunta a que el pago puede
ser prestablecido o de remuneración libre y se le conoce como propina. Una forma de pago
que llama la atención (abordada en el cap.4) es la que tiene como parámetro la producción
ideal, en el que la relación del tiempo es como un regulador de esta y se le conoce como pago
a destajo. Por último esta la paga en especie, con productos básicos, como las mismas
mercancías que se producen en una empresa, o alimentos y bebidas, hasta transporte,
vivienda, electricidad, etc.

En relación con lo anterior, no intento abordar la capacidad de las personas de ganar


más o crear más trabajos, y nada de lo que he descrito ratifica o denigra a quienes lo llevan a
cabo. Por consiguiente, mi interés está ubicado en otra dirección. En todo caso, el problema
radica menos en si el trabajo decente y sus correlatos son buenos o malos, sino por el contrario
en cómo y de qué manera deberíamos pensarles, a su vez cómo nos están pensando. “El
problema son las formas de pensamiento que presentan a través de las cuales veremos otros
aspectos de los asuntos humanos” (Strathern 1992, 32–33), tales como las normas de salud
y seguridad, la atención a la educación, la igualdad, los derechos humanos e incluso la propia
vida, vid. infra, cap. 3 y 4.

De esta manera se hace evidente que la relación cuantificable vista como el dinero,
ya sea con el trabajo en la fábrica o con las/os trabajadoras/es, es algo que resulta primordial
y que en última instancia resalta como la medida, entre otras cosas, para establecer que algo
es mejor que otro. Por ejemplo, la comparación de Leticia Osornio de la paga entre las
fábricas de SFS y de Agostadero, la comparación conceptual de la OIT entre Trabajo decente
y trabajo/empleo. O bien, Ronquillo en su tesina de maestría habla de la maquiladora en SFS
como un logro, y que en promedio emplea a 60 mujeres, lo que “significa una remuneración
económica muy relevante”. Y lo compara con “una actividad económica de menor
intensidad, que es la cría de ganado ovino, guajolotes, puercos, pollos” (2014, 76, énfasis
agregado).

47
Aunque podríamos preguntar, ¿para quién es una remuneración económica relevante,
para las personas empleadas o para el empleador?36 Y ¿por qué podría considerarse de menor
intensidad la cría de animales, si —podría afirmar que— de cada 20 casas en SFS en 19 crían
por lo menos una especie de las mencionadas? O no será que la comparación es un tanto
deliberada, puesto que por un lado, resulta obvio que de lo que se trata es de producir. Y por
el otro, como a menudo lo mencionan las personas de SFS, de lo que se trata es de generar
(producir y generar son dos formas de relación que se abordarán en el capítulo 3). Lo que
está en el centro de su comparación también lo está con Leticia Osornio, es decir: el dinero.

Lo que intento describir con lo anterior son las intermitencias, que hasta ahora la
forma de relación cuantificable —de la conexión entre el trabajo de la fábrica y los/as
trabajadores/as— nos ha ayudado a explorar. Esta intermitencia se dirige a la cuestión de la
mejora (recalcada en ocasiones con el incremento), donde el dinero se encuentra como
parámetro ya sea de manera explícita o implícita para caracterizar el trabajo de la fábrica
de maquila en SFS. Se podría decir que, lo que sobresale en la perspectiva de Leticia
Osornio es un tipo de conocimiento que toma al trabajo (en complicidad con el tiempo)
como dinero.

Con esto no queremos decir que la fábrica de maquila ensambla dinero, lo que
ensambla son playeras, que son distribuidas tanto en el interior de la república como en el
exterior. Así el trabajo en la fábrica opera contabilizando el tiempo en horarios
preestablecidos. Que como lo mencionó Jorge Rodríguez, “llueva, truene o relampaguee,
nosotros tenemos que cumplir con el horario” (2017, Comunicación personal). Que a la
semana son 5 días los que se laboran, de lunes a viernes. Trabajando cada día 10 horas, en
donde hay un intermedio de media hora para consumir los alimentos. Esto es en lo acordado,
pues en la práctica suele ser muy diferente. La razón es porque la fábrica de maquila debe
cumplir con una producción semanal.

De esta manera, todos los viernes llega una camioneta a SFS con los cortes de las
playeras a ensamblar y para llevarse la producción semanal. La cantidad de playeras a

36
En este punto sería interesante recordar el conflicto surgido al momento de querer incrustar la fábrica, con lo
que involucró el pedir una renta y su respuesta negativa. O la queja de los dos primeros empleadores sobre los
empleados cuando la fiesta llega y las pérdidas que ocasiona; es decir, ¿hacia quien están pensadas las ganancias
(aquello que se califica como muy relevante) y por lo tanto las pérdidas?

48
ensamblar puede ir desde las 4000 hasta las 7000 piezas, y se tienen que producir sí o sí
semanalmente; parecería que no hay otra opción. La cantidad de playeras a producir es
independiente del número de empleadas/os contratadas/os en la maquila. Pues lo que
determina el número de producción es la exigencia de los clientes de Confecciones San
Francisco, es decir las corporaciones que hacen los pedidos para las cuales se producen las
playeras. Y por lo que mencionó Leticia Osornio, la fábrica de maquila en SFS tiene la
capacidad de emplear a 120 personas, que se refería en los inicios de la fábrica en SFS en el
año 2011. Por otra parte, Ronquillo (2014, 76) comenta la cantidad de 60 empleados/as. Y
desde el año 2016 que he pasado temporadas de trabajo de campo en SFS, la cantidad del
personal más numeroso que he visto laborando ha sido de 29 y 18 la cantidad más baja.

Para cumplir con la producción exigida, a menudo es necesario que se queden a


trabajar tiempo extra. En el 2016 y a mediados del 2017 la fábrica estaba bajo el mando de
un encargado llamado Juan Serrano, quien es oriundo de Pachuca, Hidalgo. Pero por lo
mismo de su puesto, tuvo que ir a vivir a SFS para cumplir como encargado. El trato de Juan
Serrano hacia las/os trabajadoras/es no era el adecuado, pues Jorge Rodríguez y otras
trabajadoras me comentaron que el tiempo extra con él, como encargado de Confecciones
San Francisco, era menos opcional que obligatorio.

En lo que respecta a cumplir con el horario ya mencionado, lo que comentaron los/as


trabajadores/as, es que este horario no se respetaba. Pues el encargado a menudo les “pedía”
que se quedaran tiempo extra, para cubrir la producción requerida por el dueño. Mismo que,
el día de la paga se les iba a recompensar, “pero llegaba el fin de semana y la paga era la
misma, no se veía reflejado” comenta Jorge Rodríguez. Quien prosigue, “ponle, si el horario
normal es de 7 a 5, varias veces nos quedamos hasta las 9, 10, 11 de la noche y en una ocasión
hasta la 1 de la madrugada. Y cuando llegaba el día de la paga, no se veía […] a veces hasta
le ponía llave a la puerta para que nadie se saliera, es por eso que renuncié; además de que
en ese trabajo no te ofrecían ni un vaso de agua”. (2017, Comunicación personal, énfasis
agregado).

El valor dado a la producción y a la no elección, de la toma de decisiones de las


mismas personas de SFS, sobre si quedarse o no a trabajar tiempo extra —o sobre cuánto
tiempo quedarse— revela el funcionamiento del trabajo de la fábrica en conexión con las/os

49
trabajadoras/es37. Es decir, que dicho funcionamiento cuantificable, es no sólo con la
producción en sí, sino con la producción de mercancías. Que en este caso son playeras,
mismas que al desplegarse en el mundo del trabajo en el que se tienen que producir,
distribuir/vender y consumir/comprar a la par de otras mercancías, pierden sus diferencias.
Y aquí entra el asunto del dinero, que al diferenciar toda mercancía en valor monetario, se
convierte en la única fuente de diferenciación.

Lo que sucede con las playeras una vez vueltas mercancías, parece suceder también
con aquellas personas que se encargan de producirlas. Pues para el trabajo de la fábrica, lo
único que diferencia a las personas es que unas son manuales y otras son operarias. O sea
que la diferencia que resalta, el trabajo de la fábrica de maquila, no es tanto por el nombre
del puesto a desempeñar, sino por lo que reciben como paga monetaria.

Con esto vemos que la relación cuantificable del trabajo de la fábrica de maquila de
SFS, no sólo apunta a lo que se gana o se pierde, sino a todo un sistema de emparejamiento.
Donde tanto a los productos como mercancías y a las personas como trabajadores/as no se
les toman en cuenta sus diferencias, y lo único que representan son números monetarios.

LAS/OS TRABAJADORAS/ES CON LA FÁBRICA

Sin haber agotado las caracterizaciones de la relación cuantificable, que tampoco es


la intención, vayamos a explorar como es que el evento —de la incrustación y el
funcionamiento de la fábrica de maquila en SFS— tiene sus aspectos diferenciantes con la
perspectiva de las personas de SFS. Recordemos que la relación que las personas de SFS
acentúan con la conexión del trabajo de la fábrica con los/as trabajadores/as es de compañía,
misma donde resaltan las cuestiones del convivir como las de acompañar.

La llegada de la fábrica de maquila, para las personas de SFS, no fue una inventiva
que les sorprendiera. Puesto que, por un lado, en el pueblo vecino ha existido por lo menos
una fábrica de maquila de prendas de vestir, desde muchos años antes. Además de que, como
se ha mencionado, existen camiones privados de por lo menos tres fábricas (dos de Querétaro

37
Acorde al segundo pilar del concepto de trabajo decente de la OIT y relativo al tiempo de trabajo, el
surgimiento de nuevos horarios se considera “un modo de promover el empleo […] aunque en muchos casos
han aumentado las horas de trabajo” (Somavia 1999). Dicho en otras palabras, es una manera de aumentar el
trabajo.

50
y una de Michoacán), que van por personal, a través de toda una ruta que pasa por SFS, para
llevarlos y traerlos día a día. Y por otra parte, el hecho de que la fábrica de maquila en SFS
haya sido instalada por medio de un programa gubernamental, es una forma en que las
personas de SFS entienden por bajar recursos. Recursos que, acorde a David Luciano (un
trabajador de la fábrica en SFS) “es mejor que se bajen al pueblo, a que los políticos se coman
lo que nos toca” (2017, Comunicación personal)38.

En este sentido vale mencionar que es menos un logro, como lo menciona Ronquillo
vid. supra, p. 47, y también es menos una respuesta a la marginación —que desde la
perspectiva de Leticia Osornio parece ser la marginación algo natural— que algo considerado
como que les corresponde recibir, pues (continúa David Luciano) “los recursos salen del
pueblo, no de los bolsillos de los políticos […] pues otra cosa es que nos los quiten” (2017)39.
No sería deliberado imaginar que en lo relativo a la marginación pensada como algo dado —
por la perspectiva personificada en Leticia Osornio— ésta (la marginación), para las personas
de SFS, es un proceso de marginización. En otras palabras, la exploración del evento con la
perspectiva de las personas de SFS nos indica que, SFS no es una localidad con alto grado
de marginación, sino que SFS es un lugar que ha sido marginado. En ese sentido, lo que es
válido con la marginación también lo es con la marginalidad.

Entonces, si tendríamos que establecer un contexto para la forma de la relación de


compañía en las personas de SFS, sería lo anterior. Y con ello podríamos mencionar algo,
previo a lo emitido por Fátima Álvarez, que se refiere al cómo es que algunas mujeres entran
a trabajar a la fábrica de maquila. Y que tiene que ver con dos mujeres que habitan en el
barrio de los Ocotes. La cuestión de éste barrio, es que es uno de los que se tiene que recorrer
más distancia para llegar a la fábrica que está ubicada en el barrio Centro. Platicando a la
hora de la comida con las trabajadoras, en el verano del 2017, pregunté a Daniela sobre cómo

38
Esto fue parte de una conversación espontánea, al momento de compartir la comida en el comedor
comunitario durante la media hora de descanso que tienen en el día de trabajo, donde además de David había
otras 9 trabajadoras que también hablaban en torno a ello.
39
La referencia a los recursos es, en las palabras de David, a las más de 10 máquinas que Leticia Osornio pudo
obtener a través del Instituto de la Mujer como parte de un proyecto productivo del Estado. Ya que al momento
de instalar la fábrica, recordemos, el Estado puso una parte de la maquinaria, la otra parte la puso el empresario
de Aculco y las personas de SFS accedieron a la idea de ocupar el Auditorio. La reflexión que surge con David
y las trabajadoras presentes en la mesa, no es única. Pues al convivir con los señores Guadalupe Rodríguez,
Jorge Rodríguez, Ángel y Valente, hablaban en los mismos términos, relativo a las ayudas de PROCAMPO,
como aquellas relacionadas con la tercera edad; es decir, que los recursos salen del pueblo.

51
entró a trabajar a la fábrica. Su respuesta, breve en voz pero profunda en reflexión, fue que
entró a la fábrica “por hacerle compañía a Laura”. El motivo es que, como habitan en el
barrio de los Ocotes, es necesario anticipar el camino a recorrer hasta la fábrica, y el anticipar
el recorrido es prácticamente emprender la camita antes de que salga el sol. Cosa que Laura
no quería hacerlo sola, por las pocas casas que hay y por sentirse insegura en ese trayecto.

Lo que agregó Daniela fue que, ella no ocupaba trabajar, no porque le sobrara el
dinero, sino porque viviendo aún con papá y mamá (quienes trabajaban junto con 3 de sus
hermanos) ella se encargaba (junto con dos de sus hermanas) del trabajo requerido en el hogar
como en el campo, además de cuidar los animales de la familia. Y al enterarse de las ganas
de Laura, así como de aquello que le frenaba, decidió también entrar a la fábrica, con la razón
principal de hacerle compañía a su vecina y amiga en el trayecto matutino. Que en las
ocasiones en que tenían que trabajar tiempo extra, el acompañarse en su trayectoria de regreso
a casa se llevaba a cabo como por las mañanas40.

En la cuestión del tiempo extra, como pago, que en la perspectiva personificada en


Leticia Osornio podría fungir como un motivante, existe también el pago a destajo que —
como el tiempo extra— tendría que motivar a producir más. Pero aún más que el dinero en
sí, la motivación que surge para Fátima Álvarez esta en —digámoslo así— pensar el trabajo
con la “relación integralmente aplicada” (Wagner 2013, 87). Porque ya sea que esté pensando
en el trabajo del hogar, el en trabajo de la fábrica, en la venta de alimentos que hace con su
mamá, o ya sea que piense en la venta de calzado por catálogo que también hace, parecería
que cada asunto práctico que realiza es llevado como parte de otros asuntos prácticos. Puesto
que el trabajo de la fábrica lleva a los otros trabajos y viceversa. Por ejemplo, lo que sucedió
con la venta de zapatos por catálogo, es que brotó como del lugar de la fábrica. Pues fue allí
donde le animaron a incursionar en ello, que por medio de pláticas con sus compañeras de
trabajo le apoyaron, posibilitaron y potenciaron aquellas intenciones vender calzado. La
decisión la tomó cuando una de sus compañeras le dijo de iniciar, porque ella le iba a comprar

40
En lo personal, yo no comprendí las magnitudes de este caso en particular hasta que, como parte de mi servicio
social, acudí a una “Búsqueda Nacional en vida de personas desaparecidas” en el Estado de Jalisco en marzo
del 2020. Pues platicando con varios familiares, relativo a la situación de sus hermanas/os, hijas/os, esposos/as
desaparecidas/os, había la constante en sus relatos que constaba en el “si tan solo no hubiese ido sola”, “si tan
solo hubiera estado con alguien más” la vida sería diferente. Aunque no estoy sugiriendo que las desapariciones
forzadas en SFS sea una constante, lo importante es como ese detalle de acompañar cobra mucha importancia.

52
un par de calzado a dos de sus hijos, y posteriormente le compraría unos para ella misma.
Mientras otra compañera le animó, diciéndole que le podía ayudar a mover el catálogo con
su familia que es numerosa.

De esta manera, es que se puede ver a la fábrica como engendrando el trabajo de la


venta de calzado, pues es una constante que, junto con las compañeras de la fábrica, surjan
pedidos de calzado. Como también la fábrica pareciera que engendra a otros trabajos al
hacerse, el lugar de la fábrica con las/os trabajadoras/es, un factor que posibilita generarlos.

La entrada de Fátima Álvarez a la fábrica de maquila fue porque ella acompañaba a


su mamá a vender comida en el barrio centro. Y mientras era la hora de la comida en la
fábrica de maquila, algunas trabajadoras se acercaron a comprar un poco de comida que
vende su mamá. En ese pequeño lapso le hicieron preguntas tales como el “¿cómo estás?,
¿qué haces?” y el “que milagro que te dejas ver”. Las palabras en respuesta de Fátima Álvarez
fueron: “estoy bien, ahora acompaño a mi mamá para después ayudarle con las cosas del
puesto, porque tenemos que apurarnos con los quehaceres de la casa”. Esto dio pie a un
comentario de su amiga, que como lo relató Fátima Álvarez fue de la siguiente manera, “¡Uy!
Pues vente a trabajar a la fábrica, para también verte más seguido […] ahora están ocupando
personal” (2018, comunicación personal). Cosa que al siguiente día fue a la fábrica a
preguntar si había trabajo, y de esta manera un día después se presentó ya como empleada.

La motivación que tiene para acompañar a su mamá y ayudarle, es porque de ello se


alimenta la hija de Fátima (pues es mamá soltera), y es esta misma motivación la que le ayudó
a decidirse para entrar a trabajar en la fábrica. En este sentido, algunos aspectos en lo que
nos ayuda la imagen de la persona fractal, es a colocar la atención a que la cuestión del trabajo
en Fátima Álvarez —tomando en cuenta el asunto del acompañar— es “en sí mismo solo uno
de un numero de posibles concreciones de la relación integral[mente] (Wagner 2013, 87) del
trabajo. Que por ende, también se manifiesta en la obtención de dinero como parte de ese
número de posibles concreciones, así como en el tiempo compartido. Estas son maneras en
las que la expresión del convivir adquiere sentido. Así exploremos como ese aspecto de la
persona fractal nos ayuda a entender lo experimentado por Fátima en conexión con el trabajo.

Pues lo que es de mencionar, respecto a la idea de iniciar con la venta de calzado por
catálogo, es que se dio cuando Esperanza, quien le invitó a trabajar a la fábrica, le pidió a

53
Fátima que se esperara con ella para acompañar a doña María, (quien tenía que pagar un par
de horas por haber entrado después de las 7 a.m.). Esto es una práctica constante, cuando
alguna compañera es la única que se queda a laborar en la fábrica, hay quienes deciden
quedarse para acompañarle. Y este permanecer en la fábrica después de las 5 p.m. no es con
miras a obtener dinero en tiempo extra, pues cuando deciden acompañarle lo hacen sin
trabajar. O en ocasiones si deciden acompañarle, le ayudan a quien está pagando tiempo, sin
que esa ayuda pretendan se les pague como tiempo extra. Es en esa situación que Esperanza
le pidió a Fátima Álvarez a quedarse con ella y otras trabajadoras a acompañar a doña María.
Pues esta última, en otras ocasiones, se ha quedado a acompañar a Esperanza cuando le toca
pagar tiempo de trabajo a la fábrica de maquila41. Fue justo en ese momento de compañía
dentro de la fábrica, que se dio la conversación sobre las ganas en Fátima Álvarez de vender
calzado por catálogo, y que las demás le animaron y le ayudaron anticipando unas compras
e implicándose en hacer llegar el catálogo a más personas.

Con lo anterior es posible destacar la exploración de las connotaciones de aquel todo


de Fátima Álvarez, pues el trabajo en Fátima es menos una generalización o una
particularización del trabajo. El trato con aquellos trabajos, no son como una especie de
realidades comparativas, tal como lo hacen Leticia Osornio, la OIT y Ronquillo (2014, 87)
al comparar el trabajo de la fábrica de Agostadero con la de SFS; o al comparar el “trabajo
decente” con el trabajo y empleo; o bien al comparar —en términos del dinero— la
producción en la fábrica de maquila de SFS con lo que se genera de la crianza de animales
en los hogares. Más bien, la aseveración y el relato de Fátima Álvarez apunta a “como las
realidades o asuntos prácticos de alguien están situados con respecto a la relación” (Wagner
2013, 88), podríamos decir de compañía, aunque no únicamente.

Una relación que Fátima Álvarez destaca es la existencia de su hija; que en sus
palabras, su hija es todo, tal como lo es el trabajo. Respecto a ello la conexión con su hija y
el trabajo como un todo, es hacer evidente que ser madre es tomar a la vida como un trabajo.
De tal suerte que si pensamos en la conexión entre el trabajo de la fábrica con la de las/os
trabajadoras/es y si lo conjuntamos con la pregunta dirigida a Fátima Álvarez junto con su

41
Se aprecia aquí un tipo de reciprocidad, en el que se puede hacer referencia a la bien conocida teoría del don
apuntada por Marcel Mauss (1979). El tema de la donación del tiempo, se dibuja con mayor profundidad en el
capítulo 4.

54
respuesta, podemos destacar que algunos aspectos de la imagen de la persona fractal nos
ayudan a caracterizar aquel “todo”. Por ejemplo —hablando y viviéndolo con las personas
de SFS— el trabajo se dirige a “algo que es al mismo tiempo menos (una de muchas
relaciones potenciales) y más (una clase, un rango de objetos y seres)” (Wagner 2013, 91)
que algún trabajo designado; como el de la fábrica de maquila, la venta de comida con su
mamá, la venta de calzado por catálogo, el trabajo del hogar o el trabajo de ser mamá.

La relación de compañía que surge de la conexión entre el trabajo de la fábrica y


las/os trabajadoras/es —para la perspectiva de las personas de SFS— nos indica que su
implicación es la generación del convivir. Algo tan básico, pero en la que existen
posibilidades de llevar a cabo estrategias que, en cierto sentido rebasan los objetivos (si es
que se quiere hablar en términos cuantificables y con su clave del aumentar, del más y de
mejoría) plasmados en la perspectiva personificada en Leticia Osornio. Pues mediante el
convivir se conocen unas a otras personas y permite establecer lazos de confianza, para poder
ser invitado o aceptado en la estrategia conocida como las tandas.

Estas consisten en 11 personas en total, donde se incluye la persona que la organiza.


De las 11 personas, 10 de ellas el día de la paga tienen que dar ya sea 100, 200 o 300 pesos.
Donde cada integrante escoge un número del 1 al 11. En la primera semana quien escogió el
número 1, le toca lo que se reúne entre los integrantes de esta estrategia, que pueden ser 1000,
2000 o 3000 pesos en una sola semana. Y el número 1 en esa ocasión no pone nada de dinero,
solo recibe. Es así que esta estrategia continúa hasta terminar con el número 11. Y lo que
permite el convivir, es conocer y saber en quien se puede confiar, para que entre a la tanda.
Pues se han dado casos de personas que escogen los primeros números y después dejan de
aportar el dinero que les corresponde dar. Si bien en este convivir el tiempo no es
cuantificable, es decir no se pierde, no se gana o se invierte, más bien se comparte en
compañía con, se vive con.

Retomando lo anterior y sosteniendo la forma de relación de compañía para las


personas de SFS —surgida de una conexión de exploración entre trabajo de la fábrica y
trabajadores/as— y a la par de pensar la llegada y el funcionamiento de la fábrica de maquila
en SFS —como un evento que encapsula dos perspectivas— podemos decir que el trabajo
“de” pasa a ser el trabajo “con” la fábrica. Donde la perspectiva de las personas de SFS indica

55
que, el trabajo es experimentado no como una unidad discreta (que puede ser cuantificada).
Sino lo que se experimenta, es el trabajo y sus relaciones con los demás y eso es lo que
envuelve a las personas. Podríamos decir que, si existe una sensación en la que una persona
habita en un trabajo y que el trabajo habita en la persona, entonces debemos extender a
aquellas relaciones, más allá del trabajo, que el tareaje [taskscape] (Ingold 2000b) también
ofrece. Un ejemplo de ello se explora con la cuestión de las tortillas en el siguiente capítulo.

En este sentido podemos pensar —en la perspectiva de las personas de SFS— que
aunque el trabajo puede registrar los efectos de las acciones de las personas, el trabajo no es
solo un vehículo que produce solo dinero, ni mucho menos únicamente dinero en capital.
Siendo esto último el material de vinculación de la perspectiva personificada en Leticia
Osornio. Al respecto, lo que nos muestran las trabajadoras de la fábrica de maquila es que, si
en todo caso hemos de tomar al trabajo como un vehículo, es menos para producir que para
generar lazos de posibilidades. Pues podríamos decir que en estos términos, la imagen de un
trabajo, es la imagen de una relación significativa para las personas de SFS a lo largo de sus
co-implicaciones.

MAQUILANDO LA TOTALIDAD

Si el trabajo y sus relaciones con los demás, es lo que envuelve a las personas en la
perspectiva de SFS, para la perspectiva personificada en Leticia Osornio parecería que es la
mercancía —con su capacidad de convertirse en dinero— lo que envuelve todo. Ya que si
recordamos los postulados de la OIT y sus ODS en lo que concierne al “trabajo decente y el
crecimiento económico”, presentado como algo mejor en términos monetarios, en contraste
con el “trabajo y el empleo”, donde se le da prioridad a los empresarios/empleadores. O si
recordamos lo que se sugiere en instituciones como la CONAPO/Secretaria de
Bienestar/INEGI de aumentar las opciones productivas. O lo llevado a cabo por la directora
de Desarrollo Social de Acambay (teniendo a su cargo el Instituto de la Mujer en
colaboración con los tres empresarios) que no es más que la instalación de una opción
productiva. O en lo que concierne a las relaciones mostradas en la fábrica de maquila en SFS
entre el encargado y las/os trabajadoras/es, podemos percatarnos que lo que importa y lo que
envuelve todo, es la producción de mercancías. Que en dicha producción se resalta la cuestión
económica, donde el efecto del “más, del avance y del aumentar” es el crear, para las

56
empresas y empleadores, el efecto de (la cultura de) la mejora42, vista como el crecimiento
económico. Con ello, lo que en la mercancía también puede desempacarse, es un modelo de
sociedad que contiene a la mercancía misma como perspectiva, y hace del trabajo un
homólogo de la totalización social y humana.

Por ejemplo, se observa un sentido de evolución social en la perspectiva que


personifica Leticia Osornio, en la que pareciera que existe una sola humanidad de la cual es
posible enunciar una teoría general sobre ella, manifestando la existencia de un único y gran
proceso por el cual todos deben de pasar. De tal suerte que la humanidad habría comenzado
a organizarse acorde a formas socioculturales básicamente idénticas, con las que Leticia
Osornio identifica como costumbres y tradiciones (muy difíciles de quitar); y que el concepto
de marginalidad en cierto sentido caracteriza. Que, a su vez, en los ODS se plantea que “los
pueblos indígenas [están] en la mira”, debido a que “están expuestos a muchas amenazas por
lo que respecta a su modo de vida tradicional; suelen ser discriminados; y se ven obligados a
afrontar dificultades para lograr un trabajo decente” (OIT). En donde agregan que “muchas
actividades tradicionales no bastan para atender las necesidades”. Es así que deben de seguir
su curso, siendo “ayudadas” por dichas instituciones hasta alcanzar el progreso y desarrollo
de la civilización.

La vinculación con el pensamiento evolucionista, está en la idea de una totalidad


social o humana, donde la totalidad no estaría dada desde el inicio, sino que va siendo
construida o conquistada a través del tiempo. De lo que se trata es de un proceso de
totalización que se realiza al través de la historia, que de una totalidad debidamente dicha
(Goldman 2016). Y ese proceso de totalización es una de tantas maneras de ordenar la
experiencia, y es en ese sentido que líneas arriba hemos considerado a la sociedad como un
modelo (Cfr. Strathern 1985, 200; Leach 1961, 303–4; Beattie 1959, 55). Aunque pensada
como una cosa, la sociedad es tomada como una entidad discreta (cuantificable), y el ejercicio
que resalta con ello es la conversión de la tarea teórica en una de elucidar la relación entre
ella y otras entidades. Como el movimiento de Leticia Osornio al comparar las fábricas por
medio del sueldo; donde se sostiene de fondo lo que instituciones nacionales e internacionales
establecen sobre aquello de qué debería o cómo debería ser una localidad; o el movimiento

42
Referente a la cultura de la mejora véase Strathern (1995b, 24–25, 1992, 38–39).

57
de Ronquillo (2014) al relacionar el trabajo de la fábrica de maquila en SFS con el trabajo de
la cría de animales en el hogar, a través de la remuneración económica relevante.

Lo que sigue a esta lógica es ver al mundo sustancialmente dividido en unidades, y


considerar a las relaciones como extrínsecas a esas unidades. Pues si la fábrica de maquila
de SFS puede presentarse como una unidad —acorde a la perspectiva de Leticia Osornio—
la fábrica del pueblo vecino de Agostadero sería otra unidad, o bien la o las fiestas figurarían
como una unidad donde la división/separación/exclusión es más que obvia.

En contraste con ello, las cuestiones prácticas de las/os trabajadoras/os —hablando


del trabajo de la fábrica y de las fiestas— son menos de división que de extensión. Esto se
deja ver en la petición que las/os trabajadoras/os le han hecho al dueño, de adelantar algunos
días de trabajo, para que en tiempos de fiesta no se tenga que ir a la fábrica de maquila. Dicha
petición consiste en trabajar dos horas después del horario de salida, desde semanas antes de
alguna fiesta, hasta lograr cubrir 3 o 4 días, tomando en cuenta que por cada día de trabajo
se tiene que cubrir 10 horas. En este movimiento, de las personas de SFS, no se trata de
incluir la fiesta en la fábrica o viceversa, sino de expandir el reconocimiento de que, la fábrica
como un trabajo, también tiene que ser atendida en sus propios términos.

En caso de no haber acuerdo, el faltar es como una estrategia utilizada y considerada


como renuncia, como me lo comentó David Luciano. Él lo hace especialmente en la fiesta de
Tecozautla que se realiza en el estado de Hidalgo el día 25 de julio, donde cada año algunas
personas de San Francisco Shaxni van en un autobús. Este transporte en parte es sustentado
por el municipio, y a las personas se les pide una cuota baja para el traslado de ida y vuelta.
Es decir, que existe allí un tipo de co-implicación que debe ser atendida; o sea, una relación
intrínseca.

Continuando con el pensamiento de la sociedad —en la perspectiva personificada en


Leticia Osornio— y vista como entidad, se le concibe a la sociedad en términos de las
interacciones individuales como la suma de estas últimas. En ese sentido, pasa a ser una
entidad con el poder de regular la conducta de tales individuos, la consecuencia es que la
individualidad se considera como anterior a los individuos, y es con esto que surge la
dicotomía sociedad/individuo (Strathern et al. 1996).

58
Manteniendo la idea de la individualidad como anterior, el hecho de que Juan
González —al momento de participar en las reuniones para instalar la fábrica vid. supra, p.
26 — preguntara “¿Qué nos va a dar la fábrica, cuánto va a pagar de renta?”, es decir una
petición —de derecho— por el lugar que se construyó con la ayuda de todos, no es evocar la
dicotomía colectivo/individuo que sustituiría lo plasmado líneas arriba. Ya que por otra parte,
Leticia Osornio hace operativa la idea de la individualidad, como previa, al contestar a Juan
González que, “tú [Juan] vas a poder vender, porque la primera tienda que está allí es tuya,
cuando tengan su descanso tú vas a poder vender […] y a lo mejor, cuando sea la fiesta del
pueblo ustedes van a poder pedirle a la empresa una cooperación, pero que les estén pagando
una renta, no; eso no va a poder ser” (2017, comunicación personal).

Lo que aquí se muestra es una mezcla deliberada de derechos; o sea, el derecho a


pedir una renta (o la obligación de pagarla por ocupar un lugar ajeno y con fines de lucro)
con el derecho —por parte del comité de fiestas patronales— a pedir una cooperación (y con
esto la obligación irreductible que tienen todas las personas en SFS de pagarla). En el fondo,
podríamos decir, hay un movimiento por parte de Leticia Osornio usando, en su alocución,
la idea de derechos colectivos, donde sustituye el derecho a pedir una renta, por el derecho
(latente) de pedir la cooperación para la fiesta. Para evitar caer en el vocabulario de derechos
colectivos —para la descripción de la perspectiva de las personas de SFS— podríamos evocar
la idea de los derechos múltiples, que entre otras cosas posibilita reconocer la heterogeneidad
contenida en diferentes órdenes de reclamos (Strathern 2004b, 102) entre renta (que fue el
reclamo de una persona [Juan], evocando las relaciones que posibilitaron construir el
auditorio, una manera de anticipar transacciones) y cooperación (una forma en que las
transacciones de todos los habitantes de SFS se presuponen ante una imagen: San Francisco
de Asís).

Si esa es la manera en que la individualidad juega con la cuestión de


colectivo/sociedad-individuo, colocando organización y reglas, debemos hacer notar que
también “apareció como un orden contra el cual el actor individual construyó la ambición”.
Pues en “lugar de un ‘grupo’ regulativo, la sociedad se concretó como un ‘mercado’
interactivo” (Strathern et al. 1996, 52). La idea de concreción de aquel mercado interactivo,
adquiere sentido con la metáfora utilizada por Leticia Osornio al comentar que para una
empresa el “tiempo es dinero” (por no decir ganado, perdido o siquiera mucho dinero).
59
Y esta metáfora, vid. infra, cap. 4, organiza y da sentido a aquel edificio ontológico-
epistemológico-político en la que se incrusta la perspectiva de Leticia Osornio, y que gira en
torno al significado del trabajo desde su narrativa. Por lo tanto, esta misma metáfora da pie a
las distinciones/separaciones enunciadas como trabajar (en la fábrica) y vivir (fuera de ella);
público y privado, así como fuerza de trabajo y trabajador/a, que, operando desde el
pensamiento de la sociedad, surge lo que hemos de enunciar —después de Ingold (1995)—
la perspectiva de la mercancía. La cual tiene toda una serie de suposiciones referente a que
“las personas individuales son consideradas sujetos que son diferentes de las cosas u objetos;
los primeros pueden actuar, poseer y alienar la propiedad, que tienen en sus propias personas
y en las cosas (aunque supuestamente no en otras personas)” (Lebner 2017, 31), aunque si
recordamos el hecho de colocarle llave a la puerta, por parte del encargado Juan Serrano,
para que nadie salga y trabaje tiempo extra, este “supuestamente no” sobresale.

Es así que podemos continuar llamando la atención a la metáfora del tiempo como
dinero, que le da sentido a la perspectiva de la mercancía, y es válido decir que es ahí donde
se desprende toda una cadena conceptual dicotómica. La característica de esta cadena
conceptual es que pareciera que cada concepto tiene su opuesto. O sea que, cada concepto
tiene una especie de contraparte, misma que figura como la “escapatoria”, pero que no es
más que el reforzamiento de toda la perspectiva de la mercancía. Por ejemplo, podemos
comenzar con la distinción enunciada ya entre trabajar/vivir. A lo que le seguiría el tiempo
del reloj/tiempo libre. Que por ende le daría sentido al trabajo/ocio. Que por un lado está la
producción y por el otro el consumo-reproducción. A la vez hace operativa la cuestión de
tecnología (como producción en masa) y el arte (como creatividad individual). Conectándose
con la restricción mecánica/libertad individual. A lo que debemos incluir el mecanismo de
mercado/don puro43 (cfr. Mumford 1967; Thompson 1984; Marx 1989, 129–51; Ingold 1995;
Lakoff y Johnson 2003b).

Es así que las conexiones/desconexiones de la relación antropológica, vid. supra, p.p.


17-18, nos han permitido percibir una pieza de información como conocimiento, esta es la
forma cuantificable abordada para la perspectiva de la mercancía. Que al ser conscientes de

43
En términos del mundo del trabajo Magliano (2020, 1129) habla sobre la multiplicidad de fronteras que lo
estructuran, donde incluye a aquellas que están “entre el trabajo productivo, “improductivo”, reproductivo; el
trabajo libre y “no libre”; el formal y el informal” (Cfr. Mezzadra y Neilson 2017).

60
cuál es su fundamento, nos ha ayudado a develar como es que mantiene vinculación con otras
piezas de información, mostrando el poder de articulación adquirido a partir de la relación
cuantificable. Descubriendo a su vez, cómo el evento de la llegada y el funcionamiento de la
fábrica, que se percibe con las personas de SFS, tiene una forma diferente de ordenar la
experiencia. Revelada, ésta última, con la relación de compañía, que emerge también de la
conexión entre trabajo de la fábrica con las/os trabajadoras/es.

61
CAPÍTULO 3
Trabajos situados44
Hubo una ocasión —a finales del 2017— en que regresando de cuidar de las borregas,
en casa de Anastasia Blas y su esposo Guadalupe Rodríguez, nos disponíamos a cenar. Para
ello Anastasia Blas colocó la comida en la estufa para calentarla, y a la par —como a menudo
lo hace— se disponía a calentar las tortillas. Pero parecía que éstas no eran suficientes y
mandó a su hija a comprar 2 kilos, cosa que es inusual ya que Anastasia Blas siempre hace
sus tortillas. En el lapso en que su hija fue y regresó con las tortillas, la plática giró en torno
a éstas, y en dicha conversación surgió un comentario sobresaliente. Lo emitido por Anastasia
Blas fue lo siguiente, “¡Ay, eso de comprar tortillas, que flojera!”

La aseveración de Anastasia Blas tiene un correlato de fondo que llama la atención


para el seguimiento de la descripción de la noción de trabajo de las personas de SFS. Si
partimos de la figura de preferir hacer tortillas (y por lo tanto, la negativa a comprarlas),
podemos sostener el contraste que en la perspectiva de la mercancía conllevaría el
comprarlas, es decir producción, distribución (venta) y consumo (compra) y por lo tanto sus
implicaciones.

Lo que está en juego en la perspectiva de la mercancía tiene que ver con lo emitido
en voz de Leticia Osornio. O sea que, al comprar las tortillas en un establecimiento que se
dedica a su producción en serie —es decir una tortillería y su maquinaria por detrás para
acelerar su proceso de producción— uno estaría ahorrando tiempo. En este caso, se supone,

44
Recordemos que en la nota 10 se anticipaba la aclaración sobre el uso de “sitio” en el presente capítulo. Es
decir, que es utilizado sólo para establecer una conexión y hacer surgir las relaciones que se abordarán para
cada perspectiva. O sea que “sitio” de trabajo es como un punto de partida para la bifurcación; en el capítulo
siguiente los términos de “lugar y espacio” son los que ayudan a la caracterización de cada perspectiva. Por otra
parte, el título de éste capítulo tiene como referencia las ideas expresadas en “Conocimientos situados. La
cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial” (Haraway 1995a). Así “Trabajos
situados” alude a formas de la experiencia y del conocimiento que surgen en situaciones históricas y sociales
concretas, pues por mucho que se quiera hacer aparecer un conocimiento del trabajo científico, universal,
neutral y por lo tanto desconectado de las relaciones directas con cierto factores políticos, el conocimiento de
las personas de SFS nos enseña que la condición parcial es capaz de otorgar un cierto privilegio a la hora de dar
cuenta de sus realidades. Así con Haraway de fondo, se intenta romper con la dicotomía construccionismo vs
verdad y buscar experiencias e historias capaces de negociar o extender conocimientos diferentes y no seguir
en el conocimiento operado por el ocular-centrismo (Cfr. Oyêwùmí 2017) y pasar a un conocimiento encarnado.
El intento es escapar de la universalidad, del conocimiento absoluto como de las verdades incontestables y
dejarnos afectar por nuevas formas y posibilidades de personas y especies compañeras que entran en
interrelación.

62
la tortillería estaría haciendo “que [como dice Leticia Osornio] su tiempo les rinda”; y por
ende se estaría ahorrando todo el trabajo implicado con ello.

A simple vista parecería una dicotomía de las expresadas en el capítulo anterior, en


donde podría colocarse por un lado, aquello referido como producción en masa —ubicada en
la perspectiva de la mercancía— tal como opera la fábrica de maquila en SFS. Y por otro
lado, está la creación individual que parecería ubicarse en el proceder de Anastasia Blas de
preferir hacer las tortillas. Pero me atrevo a decir que la situación es muy diferente. Ya que
en lo que concierne el preferir hacer las tortillas —y la negativa a comprarlas— no consta de
una creación individual. Más aún, aquello que corresponde a la perspectiva de la mercancía,
en torno al trabajo, es tanto la producción en masa y al mismo tiempo —que es lo que le da
sentido— la creación individual. Y en el tenor de caracterizar aquello que está implicado en
el preferir hacer las tortillas, y que corresponde a la perspectiva de las personas de SFS por
lo que emitió Anastasia Blas, es menos una creación individual que aquello que podemos
referir como habilidades prácticas que son especializadas y están socialmente situadas. Dicho
de otra manera, se trata de algo otro que no opera en la lógica dicotómica de producción en
masa/creatividad individual.

Para profundizar en esta diferenciación, la manera en que continuaremos será


partiendo de la relación surgida de la conexión entre —lo que hemos de enunciar como—
sitio de trabajo y participantes. Que para la perspectiva de la mercancía, encarnada en el
proyecto de la fábrica de maquila en SFS, producir es la relación que emerge de dicha
conexión, donde se evidencia que el sitio de trabajo es la fábrica de maquila y los
participantes son reducidos, únicamente, a la especie humana. Y en lo que concierne a la
perspectiva de las personas de SFS, el generar es la forma de relación surgida de dicha
conexión. Es de notar, que en cuanto a sitio de trabajo, su experimentación es múltiple. Es
decir, que se extiende de un lugar a otro; y por participantes cabe resaltar, que la especie
humana es solo una de tantas que participan en el proceso de hacer tortillas y en otros asuntos
prácticos referente al trabajo.

EL HACER LAS TORTILLAS: CAMPOS DE TRABAJO

Para explorar las connotaciones sobre la negativa de comprar y por lo tanto el preferir
hacer las tortillas, procederemos con la descripción de lo que consta el hacerlas. Algo obvio

63
en este proceso, es que el hacerlas no solo se reduce al modelado y la cocción. Que si se
quiere ver desde la perspectiva de la mercancía, dicho proceso se encasilla en este lapso de
tiempo, de menos de un día, y por lo tanto la pregunta más cercana sería la de ¿cuánto tiempo
lleva el (proceso de) hacer las tortillas? Pero la cuestión es muy diferente y las preguntas
pertinentes, en lugar de cuánto hay de ello, podrían ser el, ¿cómo es el proceso y qué es lo
que está implicado en hacer las tortillas? En otras palabras, hacer las tortillas es una habilidad
que no está separada de otros asuntos prácticos, o lo que es lo mismo de la vida en sí.

Podemos decir que en SFS, el proceso de hacer las tortillas es una práctica que se
acostumbra con mayor frecuencia que el comprarlas en la tortillería. Parte de este proceso es
cuando en una tarde se enciende el fuego con madera que es recolectada previamente, y sobre
él se coloca un bote metálico con agua, maíz y un poco de cal y se deja hasta casi hervir.
Después de ello se retira del fuego y es a lo que Anastasia Blas le llama poner el nixcomel.

Pareciera que poner el nixcomel es un asunto que cualquiera lo pudiese hacer. Sin
embargo, quien siempre lo pone es Anastasia Blas y ella insiste a sus hijas a que lo intenten,
quienes suelen negarse por la tentativa de que les falte cal o por el contrario se pase de cal.
La respuesta de Anastasia Blas ante sus hijas es que no importa, pues con el intento —atento
y continuo— van a aprender a hacerlo y a calcular cuanta cal debe ponerse por porción de
maíz. Incluso les anima a que se decidan a hacerlo, diciéndoles que es preferible a que se
pasen de cal a que les falte, ya que al momento de enjuagar el nixcomel se puede solucionar
el exceso de cal. He ahí donde la habilidad práctica y especializada les permite identificar la
porción de cal.

La situación de poner nixcomel, con Alicia Caballero otra habitante de SFS, es que
siempre le deja ese asunto a su mamá. Pero hubo una ocasión en que su mamá estuvo ausente
por unos días y las tortillas se le estaban acabando, y para resolverlo no recurrió a comprarlas
sino que se dispuso a hacerlas. Así preguntó a una vecina, si al día siguiente iba a moler
nixcomel, quien le respondió que sí. Alicia Caballero le dijo que también ocupaba ir al
molino, preguntando si podían ir juntas e incluso pondría su auto para no ir caminando. Su
vecina aceptó y Alicia Caballero le hizo saber que ella no se atrevía a poner el nixcomel, por
la tentativa de que no le quedara. Ante esto, su vecina le ofreció ayuda para poner el nixcomel.
Y con la inspiración y orientación, que su vecina le proveyó, en esa búsqueda ejemplar de

64
atender el olor del nixcomel, es que descubrió cómo desarrollar aquella habilidad práctica de
ponerlo. Ya que Alicia Caballero presenció como su vecina —después de sacarlo del fuego
y una vez enfriado y antes de escurrirlo— introdujo su mano en el bote del nixcomel para
sacar un poco de agua, y al oler el agua de inmediato dijo: “se pasó de cal”. Cosa que
solucionaron enjuagándolo, y al día siguiente a las 3:30 a.m. salieron para el molino.

Para llegar a saber–hacer el nixcomel, Anastasia Blas comenta que fue en la


interrelación con su mamá. Que, sin ir más lejos, podemos referirlo como la práctica de
prestar atención en el hacer de su mamá, a quien ayudaba atendiendo desde niña con el hacer
las tortillas y otros asuntos prácticos. Fue en el actuar, incursionando con el nixcomel, como
en el que su mamá le proveyera —similar al caso de Alicia Caballero— de inspiración y
orientación en esa práctica de prestar atención al nixcomel, que ha estado desarrollando ese
tipo de habilidad práctica. Podemos decir que actuar —haciendo el nixcomel u otros
asuntos— es atender y descubrir a lo largo del transcurso de la vida las aperturas de
posibilidad del hacer, debido al enmarañamiento de vidas. En ese sentido, el convivir con su
mamá posibilitó el saber–hacer el nixcomel por parte de Anastasia Blas. Y es de esta manera
en que Anastasia Blas está posibilitando que sus hijas lleguen a saber–hacer el nixcomel. Con
esto podemos vislumbrar una especie de generatividad, que por el momento podemos decir
que apunta menos a una transmisión de conocimiento (o aprendizaje como enseñanza vid.
infra, p. 70), que a generar posibilidades para llegar a saber–hacer; a generar posibilidades
de hacer crecer aquellas habilidades prácticas y especializadas que no dejan de estar situadas
socialmente; es decir, interrelacionadas.

Así el nixcomel que hace Anastasia Blas se lleva a cabo en una cocina de leña. Una
vez alejado el nixcomel del fuego y a la par de este proceso, en la cocina de gas, Anastasia
Blas junto con dos de sus hijas se encuentran en la preparación o el (re)calentado de la comida
y tortillas para la cena. El momento de comer es uno en el que hay un flujo constante, tanto
de personas como de conversaciones, ya sea que se lleve a cabo en la casa como en el campo.
En otras palabras, es más que una de las formas del estar junto con o bien —como dirían las
mismas personas de SFS— de convivir45. Pues a menudo es por la tarde-noche, cuando llegan

45
El estar junto con o convivir se dirige a una de las maneras de expresar que no solo consiste en un vivir juntos,
sino que apunta a un tipo de relación en donde todos tienen algo que dar. Aquí debemos de tener presente que
el “dar” puede tener múltiples formas, como pueden ser acciones, palabras, deseos, cosas, etc. Por lo tanto,

65
visitas y la comida que es compartida se sirve en abundancia a cada una de las personas
presentes. Lo que concierne a las tortillas que se calientan, es que también son abundantes.

Después de que todos hayan concluido su alimento servido, si sobran tortillas, éstas
se le dan a los perros de la casa, a quienes se le ha dado su alimento previo a la cena, al igual
que a los demás animales, tales como caballos, gallinas, gallos, cerdos, conejos y borregas
entre otras especies. Los perros son una parte integral de la casa, pues son ellos quienes día
con día también van a “cuidar” sin falta. Ir a cuidar, es como le llaman cuando sacan las
borregas —que pueden ser desde 25 hasta 120— y las llevan a pastorear. Y en varias
ocasiones, son solo los perros quienes cuidan a las borregas mientras las demás personas
realizan otros trabajos. Cuestión a la que más adelante volveremos.

Es así que, poner el nixcomel por la tarde–noche es con la finalidad de tenerlo listo
para llevarlo al molino al día siguiente. Y por lo tanto, este periodo largo de enfriamiento y
remojo es relevante, acorde a Colín-Chávez et al. (2020), para una mayor característica
nutricional46.

Por lo regular, Anastasia Blas se levanta entre las 3:30 y las 4:30 a.m. para escurrir y
enjuagar el nixcomel, para después colocarlo en cubetas de plástico. Las tortillas, a menudo,
solo se hacen una vez por semana, a menudo los días sábados. Debido a ello la cantidad de
nixcomel es entre dos cubetas de una capacidad de 10 litros cada una, o bien una cubeta de
éstas y un bote de 19 litros, mismos que se llevan al molino inmediatamente después de haber
colocado el nixcomel en dichos recipientes.

Esta cantidad de nixcomel es pensada en relación a las personas a quienes se les brida
el alimento, mismas que son, además de quienes habitan en casa47, las personas que trabajan

implica tanto relaciones re/generativas como degenerativas, dicho de otra manera, las fricciones no están
ausentes.
46
Estos autores, partiendo de otras disciplinas, hacen la comparación nutricional entre las tortillas hechas a
mano y las producidas industrialmente, pero me gustaría tomar distancia de su descripción. Pues se refieren al
acto de hacer tortillas a mano como una “producción tradicional”, y a su “producto” como “tortillas artesanales”,
y comentan que su preferencia para el consumo es por el hecho de ser “naturales”. En la presente descripción
pensamos, junto con Haraway (2019, 34–35; Cfr. Strathern 1992, 10), que es importante qué descripciones
describen descripciones, como también qué pensamientos piensan pensamientos, por ello usamos la forma de
relación de generar para marcar la distinción de la forma de relación de producir.
47
De facto son Anastasia Blas y Guadalupe Rodríguez, su hijo menor y dos de sus hijas. Una vez al mes, otra
de sus hijas que habita en Querétaro les visita, ya sea, los fines de semana o bien en fechas que les son
importantes como cumpleaños y días festivos. O en momentos de realizar tareas relacionadas con el trabajo que

66
con el señor Guadalupe Rodríguez, que cuando sucede van de 2 a 4 y que por lo regular son
primos, cuñados o sobrinos. Quienes también están contempladas son las visitas esporádicas,
ya sea de la familia o compadres; e incluyéndome al permitirme habitar por temporadas en
su casa. Cuando no es suficiente la preparación de tortillas una vez a la semana, se lleva a
cabo dos veces por semana. Con esto resalta la relación integralmente aplicada, vid. supra,
p. 52, pensando en la porción de nixcomel en conexión con las tortilla para tales personas.

La mayoría de los molinos que hay —que son entre 3 y 4— se encuentran en la zona
del Barrio Centro. Para llegar es necesario subir una pendiente, que caminando el tiempo
aproximado es de 20 minutos (ver Foto 22). En algunas ocasiones una de las hijas acompaña
a Anastasia Blas, y cada una carga en sus espaldas una cubeta con ayuda de un ayate.
Mientras encarga a otra de sus hijas a que encienda el fuego en la cocina de leña, para que al
regresar esté listo y poder empezar a hacer las tortillas. O algunas veces Anastasia Blas solía
ir sola, utilizando una carretilla para llevar el nixcomel y regresar con la masa. Actualmente
utilizan una de las yeguas para cargar los recipientes con nixcomel.

En el camino, para ir a y regresar del molino, a menudo suele contemplar el cielo


estrellado como la luna en sus diferentes fases. En ocasiones este contemplar evoca vivencias
que en aquel momento dejan de estar en el pasado para volverse presentes y el sentir es algo
que fluye con los recuerdos evocados. Algunos de estos recuerdos, por ejemplo, tienen que
ver con su hija e hijo que están en los Estados Unidos desde más que 10 años.

En esta situación podemos decir que el trabajo de conservar la memoria, que hace
Anastasia Blas y otras personas de SFS debido a la migración constante de familiares a EE.
UU., es una forma de decir que la figura del trabajo —de hacer las tortillas, pero no
únicamente— está creada de tal manera que posibilita y potencia el reunir en un solo lugar
referencias simultáneas, a lo que es nombrado como pasado, presente y futuro. Pues las
vivencias con su hija que ahora está en EE. UU., que se evocan desde el pasado hacen que
ese sentir se convierta en un deseo que espera algún día llegue, que en sus palabras se expresa
como, “¡qué no daría por volver a ver a mi hija de cerca y abrazarla!”

lleva a cabo la familia, como la cosecha de maíz (ver Foto 21), por decir un ejemplo. Y en otras ocasiones
también el hijo mayor pasa temporadas con ellos y a quien le acompaña su esposa e hijo.

67
El regreso a casa por lo regular es antes de las 7 a.m. Si ya está listo el fuego
inmediatamente se pone a hacer las tortillas. Y si no, lo primero es prender el fuego y después
iniciar el modelado y la cocción de las tortillas (ver Foto 23). Una vez que se empieza a
menudo no detienen esta parte del proceso hasta terminar la masa. En esta parte del proceso,
es frecuente que Anastasia Blas escuche música y es solo en este momento cuando observé
que lo hace. Además de ello también aprovecha para hablar, ya sea, con su hija o hijo que
viven en EE.UU. por llamada o video-llamada. O bien si llega alguna visita, no para de hacer
tortillas y la plática se desarrolla en la cocina de leña. Así ofrece café, o prepara una salsa y/o
asa huevos en el mismo comal donde se están cociendo las tortillas y comen con todo recién
hecho.

Esta práctica es trascendente por múltiples aspectos, debido al hecho de poder


intercambiar información. Que pueden ser desde el enterarse de la salud de las personas, a lo
que le colocan suma importancia. De lo ocurrido en otros barrios; de noticias sobre las
reuniones a las que tienen que asistir (a un lugar llamado “La casa de la mujer” en el Barrio
Centro) para trámites de apoyos. Y sobre todo de la compañía y conexión que posibilita el
hacer las tortillas.

El hacer las tortillas, desde una visión superficial sería para consumir, pero lo que se
eclipsa desde la perspectiva de la mercancía con el consumo es —entre otras cosas— un
compartir. Es oportuno decir que, aquello que se comparte no es en sí un producto para las
personas. Pues incluso, hay quienes afirman que es posible ver a las personas en las tortillas
(una exégesis de SFS), aunque las personas aparecen en múltiples y diferentes formas
(exégesis mía). Por el momento exploremos la exegesis de SFS, y más adelante regresaremos
con la otra.

En cuanto al modelado, hay quienes las hacen pequeñas y delgadas, ovaladas y


anchas, grandes, medianas y delgaditas. O bien cuando se usa maíz blanco o azul, hay quienes
también se distinguen por el color no tan blanco, ya que hay señores a quienes no les gusta
que le pongan mucha cal o hay a quienes sí, y el color amarillo o azul del maíz permanece o
desvanece. Esta es una característica que se conecta directamente con el saber–hacer el
nixcomel, para que las tortillas queden o no nejas y que están pensadas, digámoslo así,
contemplando un tipo de relación interpersonal. Estos son algunos de los aspectos, como el

68
observar, palpar, sentir, y conocer a las tortillas–como–trabajo por los cuales se posibilita el
ver a personas concretas con nombre y apellido en las tortillas. Aunque éstas no son todas las
personas que están en las tortillas48.

Así cada mujer hace tortillas de manera diferente, y suele ser común que las personas
identifiquen quien está en las tortillas. Por ejemplo, para Anastasia Blas es muy fácil
identificar quien de sus dos hijas está implicada —por medio del trabajo del modelado y
cocción— en tal o cual tortilla. Lo mismo sucede con Alicia Caballero, para ella está dado el
saber reconocer quien de sus vecinas está en las tortillas que suelen compartirle, justo por las
diferencias irreductibles en su habilidad práctica de hacer tortillas que cada una ha
desarrollado.

Lo que sobresale es un contraste con una característica de la perspectiva de la


mercancía, enunciada líneas arriba vid. supra, cap. 2, y que apunta a aquella suposición
respecto a que las personas como individuos son considerados sujetos que son diferentes de
cosas u objetos. Una aclaración es que, relativo a las tortillas y a las personas, no se trata de
sugerir una igualdad, ya que en el juego de la igualdad —anclado en la perspectiva de la
mercancía— se elimina lo distintivo de uno y se impone las distinciones de otro para hacer
surgir la igualdad (es un tanto la idea de la relación de inclusión-exclusión ya abordada al
inicio de esta descripción y a la que volveremos al final de la misma). Pues de lo que se trata
—relativo a las personas de SFS— es que la persona se extiende con su trabajo y puede verse
personificada, por ejemplo en las tortillas. He ahí la exégesis de las personas de SFS de que
es posible ver a las personas en las tortillas.

La cuestión de ver a las personas en las tortillas es únicamente posibilitada por el


convivir. En este punto, cuando con Anastasia Blas tocamos el tema y al preguntarle si, a ella
le mostraran tortillas hechas por algunas de sus vecinas, podría ver quién está en las tortillas.
Su respuesta inmediata fue que no. Y eso se debe porque no se ha dado el convivir, en el
hacer y en el compartir tortillas, con algunas de sus vecinas. Pero de inmediato me dijo que

48
Lo que se hace presente aquí es un reconocimiento de la integridad del trabajo que no solo pertenece a la
especie humana, pues otras especies también posibilitan el hacer las tortillas. Pero aunque lo referido como un
reclamo a la integridad del trabajo, vid. infra, p. 76, podría acercarse a esta idea, en SFS es menos a un reclamo
que a un conocimiento y reconocimiento de la integridad del trabajo, tanto para la cuestión de las tortillas como
en otros trabajos.

69
si le pusieran enfrente las tortillas hechas por su hermana, entre otras, sabría reconocer cuáles
fueron hechas por su hermana y por lo tanto reconocer cuales personifican a su hermana. La
seguridad en las palabras de Anastasia Blas fue, porque ella creció junto con su hermana
haciendo tortillas, una habilidad práctica, especializada y socialmente situada.

Si bien una de las implicaciones en el hacer tortillas —que surge de lo que hemos
enunciado como el desarrollo de la habilidad práctica, especializada y socialmente situada—
es aquella educación que hace posible que alguien llegue a saber–hacer las tortillas, y ésta
educación no es algo que sea dado, o transmitido. En el sentido de que la transmisión —como
un tipo de enseñanza— se refiere a una entrega de contenido aprendiendo su asimilación en
mentes que podrían figurar como cajas desprovistas de y esperando el contenido49. Sino que,
el desarrollo de la habilidad práctica, se refiere a un tipo de educación que se entiende como
un sendero de la continuidad relacional de la vida. En ésta, la educación se manifiesta como
lo que hizo la mamá de Anastasia Blas con ella; es decir, como el dote de inspiración y
orientación en la búsqueda ejemplar de la “práctica de prestar atención a las cosas” (Ingold
2018a) y al mundo, así también como sucedió con Alicia Caballero y su vecina.

En este sentido, la educación —por ejemplo, para llegar a saber–hacer el nixcomel—


no se logra como si solo se siguiera una receta, que pudiera entenderse como la transmisión
intergeneracional de un tipo de conocimiento50. Sino que es fomentada por el flujo relacional
con las personas, en las que unas llevan a otras posibilitando y potencializando el
crecimiento. En este punto puede verse como el trabajo de saber–hacer el nixcomel, se
extiende con el trabajo de la educación de unas personas con otras. Lo cual es una especie de
conducir a un descubrimiento intelectual, en donde no existen resultados predeterminados o
puntos finales fijos (Ingold 2018a). Es por esto último que cada quien hace tortillas de formas
diferentes y que les permite mostrarse en ellas ante otras personas. No sería aventurado decir
que en esto se da una especie de personitud, para evitar nombrarlo como creatividad
individual. Pues lo que se aprecia con la personitud es que cada una deja o extiende su persona

49
Para una distinción entre la enseñanza como aprendizaje y la educación véase Tim Ingold (2018a). Para un
abordaje temprano sobre el trabajo y el aprendizaje y que contrasta con lo que se describe aquí véase Chamoux
(1992).
50
Que es a lo que Colín et al. (2020) apuntan al referirse a las tortillas hechas a mano como “producción
tradicional”.

70
en las tortillas, con lo que deseamos resaltar que las relaciones preceden, y ello posibilita que
se sepa quien está en las tortillas.

Si pensamos en la conexión significativa del desarrollo de las habilidades prácticas,


especializadas y socialmente situadas con la cuestión de la educación, podemos vislumbrar
que existe un trabajo trascendente de quienes pueden verse como educadores. Dicho trabajo
no es el de llevar a cabo una explicación del conocimiento, que podría remitirse a un “vivir
de” las tortillas, de la tierra, de las personas, de el maíz. En cambio, dicho trabajo se dirige a
otras formas que van encaminadas hacia el “vivir con” las tortillas, con la tierra, con personas,
con el maíz, por solo mencionar unos ejemplos. Regresaremos a la cuestión del vivir con en
el capítulo 4, y en conexión con el tema del tiempo.

Esto es interesante para la reflexión en el quehacer antropológico, pues existe la


antropología del trabajo o de los trabajadores. ¿Pero qué pasaría si intentáramos cambiar el
de por el con? Desde una posición en la propia disciplina, Tim Ingold (2012b) se aproxima
a lo que podría ser el estudio antropológico donde estudiemos con otras personas o cosas, lo
que podría significar un paso más allá que solo hacer el estudio de. En el estudio con, se
posibilita que el entendimiento de uno sea profundizado en lo que sea con lo que se esté
estudiando, como con la noción de trabajo en SFS. Con esto mi intención es menos desechar,
hacer a un lado o demeritar los abordajes antropológicos que puedan tener cercanía con el
estudio de, tanto como los abordajes relativos al mundo del trabajo. Sino por el contrario, la
intención es aprovechar todo el esfuerzo realizado para seguir complejizando el abordaje, en
particular con lo que compete en la presente tesis.

Pues lo que es constitutivo de la antropología, es estudiar con personas y con el


mundo; a diferencia de lo que se haría en el estudio de, donde se recolectan datos acerca de
los trabajadores o del trabajo para ser analizados y el resultado es un estudio de, y el
entendimiento acerca del trabajo no se ve incrementado. Como cuando se compara
(Ronquillo 2014, 87) el trabajo de la fábrica en SFS con el trabajo de criar animales y se
deduce que el primero es más relevante que otro, debido al factor dinero. Por el contrario,
como antropólogos/as aprendemos desde y con el mundo. Y la clave es, como nos lo enseñan
las personas de SFS, que tratemos al mundo —no como un depósito de datos, del que se

71
extrae información para analizar, sino— como el lugar donde encontramos, por medio de las
relaciones interpersonales, y generamos sabiduría (Cfr. Ingold 2012b; Bensa 2015, 56–57).

Si continuamos con la educación en las personas de SFS y lo extendemos a la


antropología, es claro que se dirige menos a un suministro de conocimientos sobre el mundo
que, una forma que cultiva nuestra “percepción del mundo y abre nuestros ojos y mentes
hacia otras posibilidades de ser”, permitiéndonos abordar preguntas tales como qué implica
el hacer tortillas. “Y en esto, el mundo y sus habitantes, humanos y no–humanos, son nuestros
maestros, mentores e interlocutores” (Ingold 2008, 82–83).

FIN DEL TRABAJO

Recordemos que la conexión entre sitio de trabajo y participantes, nos da el producir


como la forma de relación, que está anclada a la perspectiva de la mercancía y que nos
permite dibujar la analogía–como–comparación con la perspectiva de las personas de SFS.
Vale recordar que la perspectiva de la mercancía está materializada en la fábrica de maquila
de SFS, a su vez la fábrica es el punto de referencia para entender lo que corresponde a sitio
de trabajo. Y para lo que emitimos como participantes, basta con mencionar que ésta
perspectiva solo incluye a los seres humanos51.

Para que una persona humana pueda entrar a la fábrica de maquila como empleada,
es suficiente con ir a preguntar si hay vacantes o no. Y si hay vacantes, se presenta al día
siguiente a laborar. La fábrica de maquila emplea desde menores de edad hasta quienes ya

51
En este sentido los ejemplos son abundantes que van desde Marx (2008, 215–16, énfasis omitido) que nos
dice que el “trabajo es […] un proceso entre el hombre y la naturaleza, […] que el hombre media, regula y
controla” y por lo tanto, concibe “el trabajo bajo una forma en la cual pertenece exclusivamente al hombre”.
Véase la aseveración de Splittler (2010) de “el trabajo principalmente como una acción humana”. La de
Magliano de el “trabajo como todas las actividades humanas que sostienen la vida” (2020, 1131). O bien a
Guerra (2011, 54) que establece que “podríamos considerar como trabajo, a aquella actividad propiamente
humana que hace uso de nuestras facultades tanto físicas como morales e intelectuales”. Por otra parte,
Reygadas (2002a, cap. 2) nos habla de la actividad laboral compartida por los miembros de una nación, donde
la cuestión humana está implícita. El mismo autor (2002b, 103) nos dice también que podemos entender al
trabajo, por un lado como “la transformación física de la materia prima mediante un esfuerzo que la convierte
en un producto y, por el otro, las ideas, percepciones, sentimientos y valores encerrados en la mente de los
trabajadores, empleados o patronos”, aquí la cuestión humana sigue estando implícita. En otros términos se
habla de que el “trabajo humanizó a nuestra especie” como lo refiere Novelo O (2020, 56), algo parecido al
argumento de Engels en El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre (2000). Con ello
Belmont Cortés y Rosas Raya (2020, 178) hacen ver que el “trabajo aparece entonces como la única actividad
humana con la cual el homme faber se distingue del animal”. Además puede confrontarse las referencias
incluidas en las notas 12 y 29 que muestran el supuesto de que los únicos que trabajan son los seres humanos.

72
están cerca de la tercera edad. La mayoría de estas personas son mujeres. Y como hemos
apuntado el horario de entrada es a las 7 a.m. y la hora de salida a las 5 p.m. Así el interés se
dirige al énfasis existente, en este sitio de trabajo, que tiende a resaltar una clara demarcación
de un (producir) adentro —de la fábrica de maquila— con un (consumir) afuera. Es como un
contenedor con una forma de interior y exterior; y que es propia de la perspectiva de la
mercancía.

Un correlato habitual, respecto al interior/exterior, es el de trabajar y vivir. Es


evidente que esta última separación se dirige menos a referirnos a que, cuando están dentro
de la fábrica de maquila las personas empleadas no están vivas. Sino a aquello que las
personas hacen fuera de la fábrica y lo que están obligadas a hacer dentro de la fábrica. La
obligación es la de producir mercancías sin parar, en el lapso de tiempo de cada día. O sea
que producir —playeras masivamente— no es una opción, sino una obligación.

Como ya hemos enunciado, cada viernes llega la camioneta de la empresa principal


que está en Contepec, Michoacán para dejar los cortes de las playeras a ensamblar. Éstas van
desde 4000 a 7000 y una característica, también obligada, es que todas tienen que ser iguales.
Pues cualquier “detalle” es visto como una cuestión de mala calidad. Y lo único en que esta
producción masiva tiene de diferente, son las tallas que van desde chica hasta extra-grande.

El proceso para producir las playeras ya está dado de antemano, marcado con poco
más que una docena de pasos a seguir, mismos que también son obligatorios cumplirlos al
pie de la letra. Quien da las instrucciones es siempre la persona encargada, que en ausencia
del dueño, es la figura de autoridad. Y por lo tanto, es quien tiene el poder de mover y colocar
a las personas en donde le sea más funcionalmente productivo. Es así que la persona
encargada de la fábrica de maquila, asigna una responsabilidad a cada una de las personas
empleadas, ya sea operando una máquina o bien haciendo actividades manuales. En dado
caso que alguien no haga una costura, por ejemplo, tal como está establecido hacerlo, la
misma persona tiene que deshacer la costura y volver a coser para que la playera avance en
los pasos de ensamblaje hasta entregar el producto y que llegue a su fin lo mejor posible.

Una vez que ya está armada la playera, los tres últimos pasos se encargan de
corroborar que el producto sea de mayor calidad y darle presentación. De los trece pasos, el
onceavo es el auditado que consiste en revisar exhaustivamente la playera. Se verifica que la

73
tela esté en condiciones perfectas, como el haber cortado de manera óptima los hilos
sobrantes. Las playeras que cumplen con la calidad establecida, continúan al siguiente paso
que es el planchado, para al final ser empaquetadas. Y aquellas que no cumplen con la calidad
esperada, se marcan como de segunda o de tercera; es decir, no es un producto perdido.

La invitación en este apartado es no dejar pasar desapercibido lo referido como


interior/exterior, cuestión que marca límites y establece que las personas empleadas están, en
la fábrica de maquila de SFS, confinadas en un sitio particular. O sea, que su existencia como
trabajadoras está circunscrita por horizontes restringidos y enfocados a un proyecto ajeno.
Esto es como un trabajo producido solo allí adentro. Con esto, el corolario del producir —
como una forma de relación— en el interior —del sitio de trabajo— y que atañe a los
participantes, es otra separación bien conocida, pues constituye la lógica de esta producción.

Dicha separación se enfoca en lo que las personas poseen o no poseen, especialmente


—como se dice en el argot académico— los medios de producción. Que en la fábrica de
maquila de SFS son las máquinas de coser. Y por lo menos 10 de estas —Leticia Osornio
comenta que— pertenecen a las personas de SFS. Ya que dichas máquinas las puso el Estado
para SFS, a través de un proyecto productivo con el Instituto de la Mujer del municipio de
Acambay, pero esto no se toma en cuenta. Entonces quien tiene los medios de producción es
el dueño de “Confecciones San Francisco”, un empresario de Contepec, Michoacán. Por lo
tanto, las personas de SFS al carecer de aquellos medios de producción, lo que hacen es
vender la capacidad que ellos tienen para trabajar, conocido como fuerza de trabajo. Que,
bajo la perspectiva de la mercancía, por el hecho de que vendan su fuerza de trabajo hace que
se les pueda llamar trabajadores. Y ya sea que en la fábrica de maquila se desempeñen como
operarios o manuales, a estas actividades —en la que los participantes están involucrados por
haber vendido su fuerza de trabajo— se les denomina trabajo.

El corolario, entonces, se dirige a la separación que, en la perspectiva de la mercancía,


se hace entre el trabajador y su fuerza de trabajo. Donde ésta última pasa a ser un producto,
igualado a otros productos por el simple hecho de que se puede comprar y vender,
volviéndose posible en el interior de aquél sitio de trabajo. En pocas palabras esta alienación
de la fuerza de trabajo es lo que le daba el poder a Juan Serrano, el encargado de
“Confecciones San Francisco” hasta mediados de 2017, de exigir a las/os trabajadoras/es que

74
se quedaran tiempo extra y/o colocarle llave a la puerta para que nadie saliera y continuaran
produciendo.

En lo relativo al producto, en el interior de la fábrica de maquila de SFS, el trabajo de


los participantes se articula como una cadena, misma que no tiene ninguna memoria de su
formación. Pues cuando una playera llega a la etapa final del planchado o empaquetado, el
trabajo que cada una de las personas hizo para llegar a producir una playera —de calidad—
no se ve reconocido. Más bien desaparece en la unicidad producida. No hay memoria de
quién hizo qué, pues tal parece que lo que importa es menos el proceso (y las personas
implicadas), que el producto (y con ello el dinero ganado). En otros términos, existe una
similitud cuando Juan Somavia (quien fue director general de la OIT y quien desplegó el
proyecto de “trabajo decente”) dijo que en el crecimiento y en el empleo —dentro de la
economía— la clave son las empresas, por ello en “la OIT se da más importancia que nunca
a los intereses de las empresas y de los empleadores” (Somavia 1999).

Y esta importancia se observa cuando al hablar de las normas, de salud y de seguridad


para los trabajadores, lo importante para la OIT parece que no está en que, solo salven vidas
de los trabajadores o que éstos permanezcan en salud plena, “sino que además aumentan la
productividad”; es decir, que “aportan mucho al mercado del trabajo” (Ibíd.). Y al hablar de
normas en la fábrica de maquila de SFS, que acorde a la Ley Federal del Trabajo toda empresa
debería respetar y por tanto hacer valer los derechos para las/os trabajadoras/es, lo que se
vive al interior de “Confecciones San Francisco” es muy diferente.

Por ejemplo, cuando una persona en SFS entra a Confecciones San Francisco como
trabajadora, no se firma algún contrato de trabajo. Por ende, las personas empleadas no
cuentan con las prestaciones laborales de ley tan básicas como lo es aguinaldo, vacaciones y
prima vacacional, licencia de maternidad y lactancia —tomando en cuenta que la gran
mayoría son mujeres y muchas son mamás— prima por antigüedad, utilidades o el seguro
social —una cuestión de suma importancia— que corresponden a los artículos 87, 80, 81,
170, 162 y 117 de la Ley Federal del Trabajo (2021). En este sentido podemos hablar de los
derechos que, en teoría, las/os trabajadoras/es de la fábrica de maquila de SFS deberían tener.
No solo acorde a la LFT (un estatuto nacional), sino a los ODS como parte fundamental del
proyecto del Trabajo decente de la OIT (una agenda de trabajo internacional), entre otros.

75
Porque si recordamos que el instalar la fábrica de maquila en SFS fue para erradicar
el alto grado de marginación. Donde la fábrica fue un proyecto implementado por Leticia
Osornio, siendo esta directora del Instituto de Desarrollo Social del municipio de Acambay
y a la vez teniendo a su cargo el Instituto de la Mujer. Y que el combate contra la marginación
y el impulso del desarrollo es un punto fundamental de la CONAPO, tanto como de la
Secretaría de Bienestar. Al igual que con la OIT, a través de sus ODS, el punto es impulsar
el desarrollo y el crecimiento económico. Es entonces que podemos pensar en la magnitud e
importancia de las separaciones desplegadas, en torno a la perspectiva de la mercancía, pues
apuntan a una producción masiva que suele traducirse como crecimiento económico y
desarrollo. Pero en especial, en la separación que se hace entre la persona como trabajadora
y su fuerza de trabajo como un producto que se puede comprar (y por lo tanto apropiar).

La importancia de esta separación parece que no solo radica en la apropiación de la


fuerza de trabajo. Sino que aquella importancia se direcciona en el resultado que surge como
parte de las actividades que las/os trabajadoras/es hacen, cuando su fuerza de trabajo se
encuentra bajo el poder del dueño de Confecciones San Francisco (aquello que se ha
denominado trabajo). Quien se puede decir que compra la fuerza de trabajo por un
determinado tiempo de horas al día. O sea que, la importancia primordial de dicha separación
es el producir; dicho en otras palabras, el fin del trabajo es producir.

Lo subyacente en esta finalidad, es aquello referido como pago, ganancia o


crecimiento económico manifestado a través del dinero con el trabajo, y la creciente
necesidad de naturalizar dicha conexión con todos y en todos los lugares. En otras palabras,
lo que destaca el producir, como la forma de relación surgida de la conexión sitio de trabajo
y participantes para la perspectiva personificada en Leticia Osornio, es que este tipo de
relación lo que reclama es un beneficio económico. Al hablar de este tipo de reclamo
podemos apuntar que, continuando en los términos de los derechos, lo que se subraya es la
relación entre el propietario con los derechos económicos; es decir, el derecho a vender lo
producido, que en Confecciones San Francisco son las playeras. Es así como se vierte el
reclamo de un beneficio económico. Parte de esto, es la preocupación sobre el tiempo perdido
que —fuera de la fábrica de maquila— es como un equivalente de dinero perdido.

76
El producir, como la forma de relación entre la fábrica de maquila y las/os
trabajadoras/os, nos señala por lo menos dos cuestiones relevantes. Mismas que se derivan
de un procedimiento que tiene que ver con el hecho de que, mucho de lo que corresponde al
trabajo en la perspectiva de la mercancía, primero se inventa o se construye. Tales como son
las leyes, los procedimientos a realizar en la fábrica de maquila, los derechos, las formas de
pago, los horarios etc. Y después se habita lo que a menudo le llaman “mundo”, que
habitualmente se le agrega el epíteto “del trabajo”. Es decir que se habita/trabaja dentro de
un mundo construido.

La primera cosa relevante a señalar es la cuestión del término producción (que se


deriva de la relación de producir) con su inseparable término reproducción. Que en la
cuestión del mundo del trabajo, el modo de reproducción es colocado en el exterior de,
anterior a y fundamental para el trabajo productivo (Cfr. Capogrossi 2020). O sea que,
reproducción/producción evocan un conjunto complejo de prácticas históricamente
situadas52. Y estas prácticas bien pueden ser mundiales (ODS de la OIT), nacionales
(CONAPO), estatales (Instituto de Desarrollo Social en Acambay) o hasta llegar al término
local (Leticia Osornio-SFS). Todas estas son prácticas de creación de mundos, donde el cuerpo,
hablando en términos de procesos biológicos está puntualmente involucrado. He ahí que el
trabajo reproductivo de las mujeres en todo su sentido integral de hacer vidas, es visto como
algo natural. De esto se sigue la idea que los individuos son producidos por reproducción. Lo

52
Es así que, como lo sugiere Federici (2015), las actividades catalogadas como de “reproducción” han estado
siendo catalogadas como no–trabajo (productivo) con el fin de legitimar su apropiación. A propósito de esto,
Federici nos enseña como la “’apropiación originaria’ masculina del trabajo femenino, […] construyó un nuevo
orden patriarcal, reduciendo a las mujeres a una doble dependencia: la de sus empleadores y la de los hombres”,
y con ello “las mujeres mismas se convirtieron en bienes comunes, su trabajo […] que quedaba fuera de las
relaciones de mercado […] fue definido como un recurso natural” (Federici 2015, 179, énfasis original). En lo
concerniente a esta categorización natural, Paula Tabet nos advierte que al evidenciar como la “reproducción
no es una manifestación espontánea del cuerpo de la mujer”, nos invita a pensar que “la procreación y la
fertilidad [no deben ser] presentadas como asuntos que conciernen únicamente a las mujeres”. Es decir que, las
relaciones entre los sexos están entre la capacidad de procreación y el hecho de dar a luz; o sea que, la historia
como organización social de las relaciones de reproducción, es “en gran parte de la reproducción como
explotación”. En toda esta historia, tanto la biología como la naturaleza, “están llamadas a explicar las diferencias
sociales entre los sexos y así perpetuarlas, dándoles una base aparentemente indiscutible. La misma cosa es, o se
ha estado haciendo, con los pobres, los negros, los indios” (1987, 3–4). En esto, la voz de Leticia Osornio hace
eco cuando afirma que al haber una fiesta, las personas de SFS, lo dejan todo, les vale y que es muy difícil quitarles
sus costumbres y tradiciones. Tanto como la OIT a través de los ODS, respecto a que pueblos indígenas están
expuestos a muchas amenazas por su modo de vida tradicional porque “muchas actividades tradicionales no bastan
para atender las necesidades de los indígenas debido a su escasa capacidad de generar ingresos, poca vinculación
con el mercado, y por sus niveles más bajos de productividad”, vid. supra, p. 3.

77
que se hace notar, es todo un aparato conceptual de creación de personas y con ello un tipo de
organización muy integral de la vida, de tal suerte que, en términos del trabajo, se pueda
maximizar la extracción, donde la violencia a veces se simplifica y en otras se desenmascara
por completo (Franklin 2017). Por ejemplo, con hechos que van desde omitir los derechos de
las/os trabajadoras/es que establece la ley, hasta cuestiones como el obligar a quedarse tiempo
extra colocando llave para que nadie salga, aunado a que en ocasiones no les paguen dicho
tiempo extra, como ha sucedido en Confecciones San Francisco.

De lo anterior se sigue el segundo punto que, relativo a la producción, de lo que se


trata es de ganancias extractivas. Donde el término ganancia no tendría que ser —por
defecto— algo reprobable, ni la cuestión de la extracción. Pero situándolos en la perspectiva
de la mercancía, hemos de señalar que estas ganancias extractivas son con fines de lucro y
no de vida (Franklin 2017). Porque si se observa bajo este lente epistemológico a la cría de
animales (también llamado un asunto de reproducción), tal como lo refiere Ronquillo —
como de baja intensidad— pensando en términos de lucro, es pensada como una especie de
vida forzada. Es decir, se sitúa bajo el contexto de lo que debería ser: una fábrica de animales,
donde su producción es por reproducción. Y es en relación a estas ganancias extractivas, que
tanto los dos primero dueños de la fábrica de maquila en SFS decidieron irse, cuando no se
alcanzó tal extracción. Tal como el actual dueño que anunciaba el fin del trabajo de la fábrica
en SFS, desde la segunda mitad de 2017 hasta mediados de 2018, al decir que si no se
alcanzaba la productividad, la fábrica de maquila en SFS cerraría, según las palabras de
Lorena Carbajal, la encargada que sustituyó a Juan Serrano.

Es decir, que el problema ya no es la fiesta, pues las personas se responsabilizan en


términos de la fábrica en cubrir el tiempo que desean faltar. El problema es que el producir
no se logra en las magnitudes deseadas. Ya sea por falta de personal o que simplemente no
estén dispuestos a contratar más personal. Pero donde se continúa exigiendo una producción
semanal un tanto deliberada.

MULTIPLICIDAD DE PERSONAS, FORMAS DIFERENTES

Para ir introduciendo la cuestión —relativo al preferir hacer tortillas— de que las


personas aparecen en múltiples y diferentes formas (una exégesis mía), tomando en cuenta que
la forma (también) es la relación, podemos dirigirnos a aquello que está implicado, sea directa

78
o indirectamente en la siembra del maíz. Recordemos que atender un asunto práctico, no se
dirige a desconectarse de otros asuntos prácticos, sino que es parte de la continuidad relacional
de la vida. De tal suerte que, para poder atender el proceso de la siembra del maíz, es necesario
seguir atendiendo las tareas que tienen que ver con los animales. Para la familia de Anastasia
Blas y Guadalupe Rodríguez, entre los animales que atienden están las gallinas, gallos, yeguas,
una vaca, en ocasiones cerdos y conejos, pero en especial están sus borregas (ver Fotos 24-25).

La forma de atender a las borregas es llevarlas a comer pasto en el campo, por las
mañanas y regresar hasta el atardecer, a esto le llaman “ir a cuidar”. Es un asunto que lleva
la mayor parte del día y quienes están implicados en el ir a cuidar son, por un lado, Anastasia
Blas y/o Guadalupe Rodríguez y otras ocasiones es su hijo o hijas. Y por el otro, quienes van
a cuidar sin falta día con día, y que forman parte fundamental de este trabajo son los perros
que habitan en casa de Anastasia Blas. Pues son los perros quienes en ocasiones cuidan solos,
mientras Guadalupe Rodríguez o Anastasia Blas se dedican a otros trabajos, como puede ser
el proceso de la siembra del maíz, por decir un ejemplo (ver Foto 26).

En octubre del 2019, conversando con Guadalupe Rodríguez le hice la pregunta


directa de ¿quiénes trabajan cuidando las borregas? Quien sin dudarlo contestó que, “son los
perros los que más trabajan”. En una exploración superficial, me percaté de que el trabajo de
los caninos consiste en reunir a las borregas cuando se han dispersado. Y de esta forma hacer
que todo el rebaño se acerque al lugar donde se encuentran de manera visible. Puesto que hay
algunas borregas a las que se les dice “mañosas”, debido a que en busca de pasto se separan
del grupo con frecuencia y rapidez, por lo cual pueden llegar a perderse (ver Foto 27). O bien
pueden meterse a algún terreno ajeno en el que se ha sembrado avena, maíz, haba o frijol —
por dar algunos ejemplos— y comerse parte de la siembra. Esto ocasiona conflictos con los
dueños de dichos terrenos. Es aquí cuando los perros, como parte de su trabajo, reúnen al
rebaño evitando compensar lo que pudieran comerse las borregas o evitar el inicio o
crecimiento de una enemistad.

En una ocasión durante la cena, Anastasia Blas y el señor Guadalupe Rodríguez me


dijeron con seriedad y seguridad que si llegarán (tanto él como ella) a estar ausentes en SFS
por algunos días, una de las cosas más importantes es asegurarse que sus perros —que son
entre 6 y 12, o más cuando alguna perra ha parido— reciban su comida sin falta. O que en

79
palabras de él, es el que su hijo y sus hijas podrían quedarse sin comer, pero a sus perros no
les va a faltar la comida en su ausencia. En primera, porque sus hijos pueden prepararse de
comer por sí solos y los perros no. En segundo lugar, lo que resalta es el reconocimiento del
trabajo perruno, siendo el reconocimiento un aspecto que se resalta también entre humanos.

Ante esto se vislumbra en los perros una forma de persona53. Y la atención se dirige
a aquella matriz relacional que genera y sostiene la vida y el trabajo. Plantear la idea de un
perro como persona podría parecer extraña, pero resulta que para mucha gente que no vive
bajo preposiciones occidentalizadas es una manifestación de lo obvio considerar personas a
especies que no se reducen a lo humano. Por ejemplo, para uno de los pueblos nativos más
grandes de América del Norte, llamados Ojibwa, la noción de persona se extiende a distintos
seres y no solo a humanos (Hallowell 1976, 20–21, cfr. 1992). O bien, para los Ashuar del
alto Amazonas, “la mayor parte de las plantas, de los animales, de los astros y de los truenos
son personas”; también para los Yanesha, del Perú Oriental, a “algunos objetos se les concibe
como personas” (Vigliani 2016, 8). Por otra parte, vale decir que hay por lo menos tres
momentos, en la historia de la antropología, que han debatido la noción de persona, mismas
que son marcadas por Virginia Fons (2009). Desde Marcel Mauss en su escrito titulado
“Sobre una categoría del espíritu humano: la noción de persona y la noción del ‘yo’”,
publicado por primera vez en 1938. Un segundo momento está marcado por Lienhardt en
1947 con la publicación de Do Kamo: La persona y el mito en el mundo melanesio. Y en
1973, se publicó La notion de personne en Afrique noire, a cargo de Roger Bastide y
Germaine Dieterlen, misma que compila algunas aportaciones sobre el tema discutidas en un
Coloquio 2 años atrás54.

Por mi parte desearía agregar una aportación más, que se dio en américa del sur, y
que lleva por nombre “A construção da Pessoa nas Sociedades Indígenas” (Seeger, Da Matta,
y Viveiros de Castro 1979). Que además de vincular la noción de persona con el cuerpo, nos
invitan a pensar a la noción de persona “como un instrumento de experiencia social”. Y en

53
Resulta obvio que en el contexto antropológico “´persona´ es un constructo analítico” (Strathern 1992, 119).
54
De este último es de destacar la aportación de Saghy (1993 [1973]: 574, referida en Fons Renaudon 2009,
23) que nos comenta que la categoría de persona “está relacionada con una multiplicidad de dimensiones;
porque […] la persona es un lugar de participación [que] rompe con el pensamiento dicotómico occidental, que
intenta ver las diferentes partes por separado, y nos aproximamos un poco más a un sistema de pensamiento
que intenta ver[lo] cómo […] interrelaciona[do]”.

80
ese caso focalizarse en la ‘persona’ es el resultado de diferentes opciones, como puede ser el
“criticar los preconceptos ligados a la noción de individuo” (1979, 6). Por consiguiente, la
noción de persona se vuelve “útil para describir las categorías nativas más centrales”, que en
la presente tesis tienen que ver con el trabajo y la vida con las personas en SFS. Por lo tanto,
la declaración de Clark de que “otras criaturas distintas de lo biológicamente humano podrían
ser personas” (1994, 33) nos obliga a “reconocer que otras especies encarnan atributos de
personalidad que en Occidente se identifican popularmente con la condición de
‘humanidad’”. Por ello la invitación aquí es que “aceptemos que otros animales distintos a
los seres humanos pueden ser agentes conscientes e intencionales” y que por ende “tenemos
que atribuirles poder” (Ingold 1994a, 9; cfr. Sahlins 2018, 102–11).

Entonces, en SFS la forma de persona con los perros es generada por su interrelación
con los humanos, con las borregas y por su reconocimiento en el cuidado de estas últimas.
Más aún, por la relación que Guadalupe Rodríguez hace, al usar la figura de los perros junto
con la figura de sus hijos; que en nada se asemeja a un sentido de igualdad en términos de
comparación. En lugar de ello, para iniciar a explorar la conjunción que hace Guadalupe
Rodríguez, podemos evocar un aspecto de los que genera la imagen del cyborg (Cfr. Haraway
1995b; Strathern 2004a, 36–39). Ello apunta a lo que podría ser el crear conexiones sin
supuestos de comparabilidad. Es decir, que nos permite tomar la conexión hecha por
Guadalupe Rodríguez entre humanos y perros como un asunto de compatibilidad sin
comparabilidad. O sea que, son compatibles como personas que trabajan cuidando a las
borregas, pero sin que se igualen los perros con humanos o viceversa. Es decir que cada quien
conserva su diferencia.

Para proseguir, podemos decir que el trabajo canino se extiende a otros asuntos que
van más allá de lo superficial. Pues, además de reunir al rebaño y no permitir que se coman
lo ajeno, el cuidado/vigilancia de las mismas borregas se anuda al evitar que desaparezcan.
Ya que es común el robo desde una borrega hasta el rebaño completo.

El robo de una borrega es, en su mayoría, con aquellas que se alejan constantemente
y con las borregas de menor edad, pues son más fáciles de transportar; esto sucede en los
momentos que están pastoreando. El robo del rebaño completo, por lo regular, es cuando
están encerradas en los corrales de las casas y suele ser por las noches o en ausencia de las

81
personas de la casa. Con referencia al robo, también es frecuente que se lleven la yunta, que
regularmente (aunque no siempre) son un par de animales, que pueden ser bueyes, mulas,
yeguas o caballos. Y estos últimos, son quienes integran una parte fundamental al momento
de trabajar con la tierra en la siembra de diferentes especies o en otras tareas (ver Foto 28).

Una cuestión que no se debe obviar para el cuidado de las borregas, es aquel al que
podemos referirnos como la “educación” de los perros adultos hacia los cachorros. Esto es
posible debido a la correspondencia entre perros y humanos en relación a los cachorros. Es
decir, aquel proceso en el que literalmente se responden entre sí a lo largo del tiempo y es lo
que les permite desarrollar el saber–hacer el cuidado de las borregas.

La correspondencia tiene que ver con atender las trayectorias de vidas de diversas
especies, sean humanas, animales o de otro tipo. Y la forma en el atender dichas trayectorias
de vidas, es menos de lo denominado como “entre”, que de lo que podemos llamar, junto con
Ingold (2018b, cap. XXIX), “entre-medio”. Pues el entre nos muestra un mundo ya dividido
y por lo tanto construido. El entre es como un puente que tiene dos terminales que apuntan
—por ejemplo— a un inicio o a un final; como el ensamblaje de las playeras en la fábrica de
maquila en SFS o el horario de entrada y el de salida, y por lo tanto las cosas o las personas
solo atraviesan una parte. El entre connota una cuestión de intermedio, apuntando hacia
ambos lados, hacía sujetos y objetos. Que en la fábrica de maquila de SFS, las trabajadoras
están de un lado y las playeras del otro y, esa perspectiva, coloca al trabajo en el intermedio.

Por contraste, el “entre-medio” no teniendo terminal es un movimiento de


generatividad y degeneratividad en un entorno de devenir, que muestra que las cosas no están
dadas55 —como el saber–hacer el nixcomel o la educación mencionada en torno a los
perros— pero en camino a ser dadas. En este sentido el “entre-medio” realza la interrelación
y el “entre” enfatiza la interacción vid. infra, cap. 4. Con ello la importancia de la
correspondencia tiene que ver con la responsabilidad, y esta no puede existir sin la
receptividad, un asunto menos de interacción que de interrelación. El ser responsable implica

55
Por ejemplo, al pensar en una tortillería y su forma de trabajar, lo dado se identifica con una máquina que
produce tortillas. Pero en SFS resulta que los habitantes no compraban tortillas de la tortillería, porque no les
gustaba como quedaban con la máquina. Debido a ello, decidieron cambiar la máquina por las respectivas prensas,
aquellas que se usan en todas las casas donde hacen tortillas. Y es con las prensas que ahora están dos mujeres,
cada una con una prensa, haciendo tortillas logrando vender lo que antes no era posible. (ver Foto 29).

82
la capacidad de responder y ser respondidos, es en esto en lo que estriba la correspondencia.
Por lo cual, la educación perruna —y muchas otras cosas— no está ni en el lado de los
humanos ni en el lado de los perros, sino que es una correspondencia de sometimiento
perruno y humano, por ejemplo. En otras palabras, este sometimiento es un proceso en el que
diversos seres crecen y al mismo tiempo son hechos crecer. De tal suerte que unos y otros se
someten a historias en el que su desarrollo y la maduración se sitúan en lugares relacionales
establecidos con la presencia y las actividades con otros. Este tipo de crecimiento no es sólo
en tamaño y resistencia sino que es también en el conocimiento para saber–hacer el cuidado
de las borregas, por ejemplo (cfr. Ingold 2017, 2018b).

Es así que, Guadalupe Rodríguez indica cuando es la edad del cachorro en que es
posible que vayan a cuidar, esperando y dejando fluir el ritmo de crecimiento sin pretender
adelantarlo (ver Foto 30). Cuando es la edad para que los cachorros vayan a cuidar, estos
deben ser capaces de moverse en el entorno. Lo que requiere de cruzar zanjas y ríos, andar
en las veredas y senderos, no quedarse dormidos al momento de seguir el movimiento de las
borregas, no resbalar en los bordos, brincar cercas y más (ver Foto 31). Es así que los
cachorros comienzan a acompañar a los más experimentados y desarrollan “algunas de las
habilidades necesarias para la vida adulta” (Morey 2010, 77).

Esta educación es receptiva porque apunta a atender a las situaciones que fluyen con
el proceder en el campo y con las borregas. A saber, tanto Guadalupe Rodríguez como
Muñeca y Mía, las perras más experimentadas, proveen a los cachorros —diríamos— de
inspiración y orientación de cuándo y cómo es el momento de actuar y no molestarlas cuando
están pastando. Y esta educación es emergente, porque su actuar surge en correspondencia
de las señales que los humanos indican y el actuar de estos también responde a las señales
emitidas por los perros en correlación con el flujo de las borregas. Por consiguiente, estas
habilidades prácticas desarrolladas por la educación nos indican formas finalmente ajustadas
a las singularidades56 que día con día se van dando entre personas, especies y el entorno. Y
lo que aparece con el entre-medio de las habilidades prácticas de los caninos y las formas

56
Entendiéndolas como una manera de comprometerse “en una variación continua de variables en lugar de
extraer de ellas constantes” (Deleuze y Guattari 2002b, 377). Extraer constantes apunta a trabajar como sería el
re/producir un conjunto de instrucciones o ir de una etapa a la siguiente, en lugar de hacerlo emergente y
receptivamente.

83
ajustadas a las singularidades, es esa creatividad de conciencia, actuación y respuesta de los
mismos caninos57 (Patchett y Mann 2018).

El asunto del cuidado/vigilancia perruna también es importante en conexión con el


robo de borregas. Hubo una ocasión, en que se habían robado todo el rebaño de un vecino
quien no tenía perros cuidadores. Y algunos salieron a buscar a las borregas siguiendo los
rastros de huellas, tanto de los animales como de las personas, y en un momento dieron con
el ladrón. A quien estaban dispuestos a quemar vivo, cosa que no hicieron pero que recibió
su merecido.

En otro momento, le robaron la yunta a Guadalupe Rodríguez, debido a que


acostumbraba a dejarles en el campo sin nadie a su cuidado. Se enteró de ello porque un
vecino pasó a avisarle que a lo lejos se veía que llevaban una yunta y les parecía una persona
ajena. Guadalupe Rodríguez en la búsqueda pudo seguir las huellas y recuperar su yunta que
estaba escondida en una zanja. Una cosa hubiese sido distinta si los perros hubiesen estado
cerca. Por lo tanto, existe la posibilidad de evadir el robo y con ello evitar poner en peligro
la integridad física de las personas.

Alicia Caballero también cuenta con borregas e igualmente es ayudada por un par de
perros a cuidar de ellas. Una de las características de algunos perros, como es el de Boby —
uno de sus perros— es que también cuida de ella. Ya que se han dado casos que hombres
intentan hacer daño a las mujeres que andan cuidando solas. Pues Boby, por lo regular, nunca

57
Me permito colocar “conciencia”, en el lugar del “pensar”. Ya que este último evoca la división
complementaria de los estados mentales y actos corporales (una separación atribuida a Descartes), donde se
cree que para “actuar intencionalmente lo primero es considerar las alternativas y después ejecutar el plan
elegido” (Ingold 1994a, 8). La opción de colocar “conciencia” es, en primer lugar, para rechazar la cuestión de que
la condición para la intencionalidad de la acción radica en la planificación. De tal modo que la “cuestión de la
conciencia animal, de hacer y sentir, debe, por tanto, separarse de la del pensamiento animal” (Ingold 1994b,
96, énfasis original). En segundo lugar, al colocar que un animal no premedita o planifica no es lo mismo que
decir que el animal es un tanto máquina o maniquí. Por el contrario, es “un agente consciente y perseverante
quien actúa, siente y sufre, como nosotros. Como nosotros, es responsable de sus acciones, habiendo provocado
que sucedan” (Ingold 1994a, 8–9), ya sea que cuiden a las borregas o que las maten, como también sucede. Por
lo cual, esta descripción pretende adoptar una posición diferente de aquello que envuelve el racionalismo
cartesiano en relación a la conciencia y la creatividad. Es decir, que la conciencia (específicamente en relación
a los perros) “ya no debe verse como una capacidad de generar pensamientos” y planificaciones de los cuales
surge el actuar intencional, “sino como un proceso o movimiento” (Ingold 1994a, 9, énfasis original). Es decir
que la intencionalidad reside en este movimiento mismo de la conciencia y por el cual “los ‘pensamientos’ son
una consecuencia no esencial” (Ingold 1991, 250).

84
deja que alguien se acerque a Alicia Caballero cuando andan cuidando. Por esto y por otras
razones ella comenta que “Boby es más que un perro” (ver Foto 32); es decir, es una persona.

El cuidado de Boby con Alicia Caballero se extiende a aquello que se relaciona con
el sentir. Ya que cuando hay tristeza, nostalgia o algún sentimiento, es cuando Boby presta
atención a, y sabe llevar la vida con ella procurando otro tipo de cuidados, que no son nada
similares a aquellos que los humanos puedan prestar. En este sentido, podemos decir que se
encuentra necesariamente una comunicación, donde lo que menos importa es la forma sino
que “la ‘comunicación’ a través de la diferencia irreductible es lo que importa”; como con
el copal, la música, los Santos y Dios. “La conexión parcial situada es lo que importa; los
perros y humanos resultantes emergen juntos”, trabajando junto con. O bien de manera
puntual, la comunicación “es una práctica […] de especies compañeras relacionadas bajo el
signo de una otredad significativa” (Haraway 2016, 140, énfasis agregado).

Con esto, se da a entender que es importante tomar en cuenta las prácticas emergentes.
Por lo que, otredad significativa apunta a “un trabajo vulnerable en el terreno que combina
agencias no armoniosas y formas de vida que son responsables tanto de sus historias heredadas
dispares como de sus futuros conjuntos apenas posibles pero absolutamente necesarios”. Y esta
forma de vincularse, como cuando Alicia Caballero y Boby lo hacen (aunque no únicamente),
“son patrones dentro de los cuales lo jugadores no son ni enteros ni partes. Yo llamo a esto
relaciones de otredad significativa”. Debido a ello, es esta “implosión de la naturaleza y la
cultura en las vidas conjuntas”, de perro y humano “históricamente especificas e implacables
que están unidas” (Haraway 2016, 100, 101, 108). En vinculación con las relaciones de
otredad significativa, es de importancia resaltar que las “relaciones son los patrones de
análisis más pequeños posibles […] no escribí ‘unidades de análisis más pequeñas posibles’
porque la palabra unidad nos induce a un error al pensar que hay un átomo último formado
por relaciones diferenciales internas”. Es por ello que las/os compañeras/os y actores son lo
generado de la relación aún en curso (Haraway 2008, 25–26, 313 énfasis original). Por ende,
para la cuestión de especies compañeras, es necesario que existan al menos dos (por ejemplo

85
humano y perro) para hacer una relación. No hay posibilidad que solo exista una especie
compañera58.

Si continuamos con los riesgos, podemos decir que de los más frecuentes, es que las
borregas no solo sean robadas por los seres humanos, sino también por los coyotes. Éstos se
las roban a pesar de que los seres humanos estén cuidando cerca, pues siendo un animal
tramposo es posible que “el coyote les gane”. Pero ante la vigilancia de los sentidos caninos,
siempre existe la seguridad de que “casi” ningún coyote pasará desapercibido. Pues los
caninos ladran con seguridad en dirección de la ubicación del coyote y con un trabajo
conjunto es posible ahuyentarles. En este sentido cada uno es una extensión de la capacidad
del otro. Estas son algunas de las formas finalmente ajustadas a las singularidades del trabajo
perruno, que permiten llevar al vida con caninos o humanos; y relativo al trabajo, lo que se
aprecia es una forma protestica (otro aspecto de la imagen del ciborg). Con esta forma, se
explora cómo una persona es capaz de unirse con otra, de trabajar juntas sin que una pretenda
ser la otra. La forma protestica es multidimensional, donde las multiplicidades heterogéneas,
como lo humano y no-humano, son reunidos de formas inesperadas (Haraway 2016; Olson
1996).

Dicha forma es capaz de mantener cosas juntas que se piensan incompatibles, una
conjunción entre humanos y perros con otras especies y el trabajo. Como lo es, bajo la
perspectiva generada en SFS, pensar a los animales trabajando junto con humanos. Así en
SFS se aprecia que si Alicia Caballero tiene a un perro, ese perro también tiene a una humana,
es decir no se trata ni de tutela ni de propiedad. Lo que se genera es algo nuevo, posibilitado
por las relaciones persona a persona. Y esta cosa nueva es algo que, junto con Haraway,
podemos llamar posesión. Donde la relación además de ser comprometida es también de
correspondencia. Y de lo que “se trata es de reciprocidad y de derechos de acceso [donde]
los perros obtienen ‘derechos’ en humanos específicos” y viceversa. En este tipo de posesión
tanto unos como otros “construyen ‘derechos’ entre sí, como el derecho a exigir respeto,

58
Referente a la conexión entre perros y humanos, por lo apuntado como especies compañeras, se evidencia
que esta relación ha sido tan diversa en tiempos y lugares. Por ejemplo, aquellas que van desde la conquista
europea de las Américas, sirviendo como armas letales (Bueno Jiménez 2011); el rastreo de víctimas de
terremotos con humanos–perros rescatistas (Rodríguez Acosta 2013); como trabajadores médicos y
psicosociológicos (Haraway et al. 2007); hasta el hecho de que “algunos perros de caza nativo–americanos
pasaron por rituales de preparación similares a los de sus humanos, incluso entre los Achuar de América del
Sur pasaron por la ingestión de un alucinógeno” (Haraway 2016, 105).

86
atención y respuesta”, es lo que se quiere decir con posesión recíproca. El contraste con la
relación de derechos de propiedad es que, en ésta última, el “aprender a obedecer [al perro]
es la tarea desalentadora del propietario”. Y aprovechando la brecha generada en torno a los
derechos y los perros, para el contexto de SFS la pregunta no es, ¿cuáles son los derechos de
los perros?, como si preexistieran para ser descubiertos. Sino, ¿“cómo puede un ser humano
entrar en una relación de derechos con un animal?” (Haraway 2016, 144–45).

La intención, al hablar de un perro como persona, no es la de resaltar posibles


similitudes entre perros y humanos que pudiera entenderse a perros iguales a humanos, ni
mucho menos al revés. Pues es evidente que en SFS se les diferencia a unos de otros. Ya que
cuando se le convierte, al perro “doméstico” pensándolo como un niño peludo, se resalta que
esta relación “es una proyección peligrosa y poco ética del mundo occidental, […] los perros
no se tratan de uno mismo. De hecho esa es la belleza de los perros”. Pues como se ha estado
infiriendo, los perros tienen una relación “obligatoria, constitutiva, histórica y proteica con
los seres humanos”. Aunque cabe resaltar que dicha relación no es primordialmente
agradable, y podemos apuntar que “está llena de derroche, crueldad, indiferencia, ignorancia
y pérdida, tanto como de alegría, invención, trabajo, inteligencia y juego” (Haraway 2016,
103).

En consecuencia, los perros no están siendo equiparados con humanos, ni éstos últimos
se están equiparando con los primeros. Más bien, perseguimos —en términos descriptivos—
las implicaciones de la aseveración de Guadalupe Rodríguez —relativo a sus hijos y sus perros
vid. supra, p. 79. Es decir, volvemos operativo el desplazamiento de la comparación
convencional (donde la equiparación permanece), por el uso de uno de tantos “coloquialismos
reutilizados para la redescripción”, esto es la analogía–como–comparación (donde la
equiparación se desplaza) vid. supra, p.p. 23-24. Vale la pena aclarar que lo “anterior sugiere
que con la analogía, se parte de un conjunto diferente de ‘constructos’, [y con ello] el
significado de [persona] no solo se extenderá sino que también lo hará la” (Lebner 2017, 10–
11) noción de trabajo. O sea que, “percibir las relaciones análogas no es lo mismo que percibir
semejanzas” (Strathern 2011, 102). Acorde a esto, se intenta dar cuenta del “hecho de que los
perros no somos nosotros […] No son justo lindas proyecciones. Los perros no figuran como
un espejo de mí.” Sino que podemos decir que los “perros figuran como una otra especie, pero
otra especie que vive en una relación muy estrecha; otra especie en relación con la cual la
87
división naturaleza/cultura es más un problema que una ayuda, cuando tratamos de entenderle.
Porque los perros no son ni naturaleza ni cultura, […] ni ninguno/ni otro, sino algo más”
(Haraway 2004, 331).

Entonces, uno de los sentidos de hablar de un perro como persona, es hacer fluir la
cuestión de la socialidad59. Entendiéndola tanto como “la creación y el mantenimiento de la
relaciones” (Strathern 1988, 13), como “la matriz relacional que constituye la vida”, misma
que es “vista como intrínseca a la definición de persona”. Por lo tanto, socialidad se refiere
“al significado de las relaciones dentro de las cuales existen las personas” (Strathern et al.
1996, 52), tales como la de extensión, la de compañía y el convivir o la que atañe al presente
capítulo la de generar. De esto se sigue que “un enfoque en la socialidad no solo nos permite
tratar al [perro] en desarrollo como un sujeto activo en el centro de su propio mundo social
(más que como un ser pasivo al margen de la sociedad), sino que también disuelve el límite
[…] convencional entre” (Strathern et al. 1996, 48) cultura y naturaleza, entendida como una
de las grandes divisiones (Latour 2007). Lo anterior es posibilitado por el reconocimiento del
trabajo perruno de Guadalupe Rodríguez al responder a la pregunta: ¿quiénes trabajan
cuidando las borregas? Diciendo que: son los perros los que más trabajan (ver Foto 33).

Por consiguiente, podemos decir que personas de SFS honran la diferencia, en lugar
de suprimirla. Pues se enaltecen las distintas habilidades que lo perros tienen en relación con
los humanos. Existe un compromiso por parte de las personas de SFS, aunque no
exclusivamente, en relación a los perros de tomar la diferencia entre especies en serio. La
definición de la diferencia es al menos, una de los cuatro componentes que la noción de
especie permite explorar. Por lo cual, rescatamos la noción de especie, pues se nos muestra
como herramienta descriptiva que expande el significado en lugar de abrazarlo.

59
Me permito enfatizar que socialidad no es lo mismo que sociabilidad. Puesto que, mientras ésta última apunta
a “la sentimentalización de la noción de relacionalidad”, la primera tiene un sentido “formalista en lo que
respecta a las relaciones”. Es decir que, sociabilidad con su sentimentalización es el supuesto —cuando se habla
sobre relaciones— para que la gente naturalice y asuma inmediatamente que “‘ella es mujer, está obligada a
valorar las relaciones’ […] existe este valor moral […] las mujeres son estereotipadas y relegadas al polo
sentimental de la vida social”. Entonces, se da una reducción en la sentimentalización de las relaciones, tal
como cuando la reciprocidad se reduce al altruismo. Y al no enfatizar la diferencia, la reducción puede operar
de igual forma “de la socialidad a la sociabilidad”. Por lo tanto, socialidad es menos aquella solidaridad o
empatía surgida de la sentimentalización que, aquello que se refiere a una posición formal de conexión de las
relaciones (Strathern 1999).

88
Si el término “especie es acerca de la definición de la diferencia”, esta se encuentra
“enraizada en fugaz polívocas” a partir de las conexiones, y nos invita a mantenernos “alerta
a la especie como tipo y categoría filosófica genérica”. En segunda instancia, la especie es
de tipo biológico. Pero aquello que “cuenta como de tipo biológico preocupa a las categorías
anteriores de organismos”, es entonces que lo “maquínico y lo textual son internos a lo
orgánico y viceversa de manera irreversible”; es decir, que la música, el copal, los Santos,
entre otros viven como las otras especies de tipo biológico. El tercer distintivo de la especie,
es acerca de la “unión corpórea de lo material con lo semiótico de formas inaceptables para
las sensibilidades de algunas academias [como lo son] la mayoría de las versiones de la
ciencia humana de la semiótica”. Y por último, la composición de especies, abarca aquella
unión de “mierda y oro”, aquel “lucro sucio”, esa combinación de oro-mierda-inmundicia-
riqueza encontrada en la “cultura moderna” de pensamiento occidental, plasmado en “la de
la mercancía” (Haraway 2016, 107–8).

Esto nos permite retomar la vez en que, hablando con Guadalupe Rodríguez, noté que
a dos de sus perras se les da una porción más de comida (misma que comparten con los
cachorros) que a los otros caninos no se les otorga. Y es porque, esas dos, nunca se despegan
de las borregas al ir a cuidar, ni porque sea la hora de comer. Entonces la conversación giró
en torno a la comida en relación con los animales. Y esta vez hablado de la yunta (dos de sus
yeguas) dijo, “ellas tienen más derecho a la comida que nosotros, por el simple hecho de que
si nosotros solos hiciéramos todo el trabajo que ellas hacen, nunca acabaríamos” (G.
Rodríguez 2020). El trabajo referido era el de la siembra del maíz y de otras especies, que
como el ir a cuidar, él lo hace junto con sus animales. El trabajo hecho con la yunta, es lo
correspondiente al barbecho, a revolver, escardar o rayar la tierra. Y el proceso de estas
tareas, podemos decir que es posibilitado por el trabajo perruno de cuidar las borregas. De
tal modo, que en el generar el maíz para las tortillas, están implicados los humanos, perros,
yeguas, tanto los Santos (San francisco de Asís y la virgen de Guadalupe) y Dios mismo.

La manera en que los Santos y Dios están implicados es por medio de un tipo de
comunicación al momento de sembrar, vid. infra p. 96, pidiéndoles de su ayuda para que las
heladas lleguen después de la cosecha, y generar un buen maíz con el cual poder hacer
tortillas. Y esto es solo una parte de aquel proceso por el cual Anastasia Blas vive y toma la
decisión de preferir hacer las tortillas.
89
Generar el maíz y otras especies no es con el fin de lucro, y aunque las borregas sean
para vender tampoco puede considerarse —el criar borregas— una extracción con fines de
lucro. Pues el crecimiento de las borregas tiene su propio ritmo y no se trata de ventas masivas
de borregas. Y mejor aún, se trata de la organización de los poderes de la vida y la muerte
para florecer: un tipo de generatividad. Pues esas borregas también son comidas por la familia
de Anastasia Blas y Guadalupe Rodríguez. Y en todo esto no hay nada inocente, pues el
trabajo de hacer comida es algo bueno y que implica matar y comer y en el entremedio está
el compartir (Franklin 2017). Y el compartir las tortillas es una forma específica que se
acostumbra en SFS. A la vez que en las tortillas, es bien sabido, hay toda una serie de tareas
y relaciones entre las personas, que se extienden con seres humanos, seres no–humanos tales
como los animales y seres espirituales, como ya hemos apuntado.

La evidencia más cercana, de esas tareas y relaciones, es el proceso de poner el


nixcomel. Pues en ese momento se eclipsa el trabajo que se hace para recolectar leña (misma
que se usa para la cocción); tanto como todo el proceso de la siembra y cosecha del maíz (y
sus implicaciones). Que en esto último están involucradas un sinfín de personas que
posibilitan/potencializan desde la preparación de la tierra, el bendecir la semillas, el
crecimiento de la planta para llegar a su maduración, la recolección de mazorca, el
desgranado hasta el saber–hacer el nixcomel, con múltiples personas–trabajos en
interrelación.

Y es así que, desarrollar las habilidades prácticas, especializadas y socialmente


situadas de acción y percepción —con las personas y más—, sintiendo y compartiendo vida,
tiempo y trabajo, es una parte de aquello que condensa el hacer las tortillas y del cual surge
la negativa a comprarlas.

90
CAPÍTULO 4
Contratiempos
Con lo que hasta ahora se ha descrito, no resultaría aventurado decir que si hemos de
emitir un postulado de la crítica de las personas de SFS, es que sería un error imaginar que
sabemos qué es el trabajo —para las personas de SFS— al hablar sobre ello o en el mejor de
los casos al experimentarlo. Ya sea que se hable de la práctica de hacer tortillas, como lo
comentan Colín et al. (2000), una producción tradicional versus producción industrial. O bien
que se hable de la cría de animales como un trabajo de menor intensidad, donde
supuestamente —acorde a Ronquillo (2014) al hacer la comparación con la fábrica de
maquila de SFS— se deduce que la mayor intensidad tendría que figurar como una fábrica
de animales. Pero en aquello que nos enseñan las personas de SFS, se revela un gran esfuerzo
por desnaturalizar la conexión única entre trabajo y dinero, un vínculo propio de la
perspectiva de la mercancía.

Lo que se vuelve aparente es lo insignificante o lo incrementado de aquello que se


vincula como el resultado del trabajo. En otras palabras, el dinero se encuentra entre ambos
extremos (apuntando a lo perdido o lo ganado); y por lo tanto, se ha estado convirtiendo al
trabajo y al dinero en una relación duradera. Pero al desnaturalizar dicha conexión, las
personas de SFS, también nos invitan a desnaturalizar su composición temporal. Me refiero
al artefacto tecnológico y referencia única, que va en una sola dirección y “avanza” sin
retroceder. Y tiene el poder de organización en un cúmulo de personas, cuando se trata la
conexión de trabajo y dinero: esta es la máquina del reloj.

De tal suerte que las pericias en Leticia Osornio y Ronquillo (2014), quienes se
ocupan de SFS, parecen estar en explicitar el tiempo del reloj o colocarlo de manera implícita
cuando se trata del trabajo. En todo caso sus resultados parecen estar implicados por aquella
naturalización de la perspectiva de la mercancía, que ubica al tiempo del reloj como medida
principal del trabajo y su único resultado es visto como dinero. Así el índice temporal tiende
a interpretarse tanto en ganancias (una remuneración muy relevante) como en pérdidas (baja
intensidad), antes de ser interpretado como cualquier otra cosa. El asunto no es que Osornio
o Ronquillo no puedan idear cualquier trabajo como obviando al reloj, sino que es solo el

91
dinero lo que tiende a eclipsar al tiempo de trabajo. Por otra parte, las personas de SFS
despliegan el tiempo a través de reconfiguraciones de las cuales el dinero es solo una de
tantas formas, aunque ésta no necesariamente se dirija a pérdidas-ganancias.

Esto me lleva a un aspecto final de la presente tesis, y es a aquello que se vertió desde
un inicio, vid. supra p. 6, y tiene que ver específicamente con el tiempo. Para continuar con
el ejercicio descriptivo y delinear la analogía–como–comparación, con fines de marcar la
diferenciación de perspectivas, hemos de abordar una conexión. La cual está presente en lo
que sigue del capítulo y es aquella entre tiempo y artefacto con el trabajo y sus participantes.

Para la perspectiva de la mercancía, lo que surge de dicha conexión, es la relación


que podemos enunciar como tiempo mecanizado. Mientras que para la perspectiva de las
personas de SFS, la relación —podríamos decir que— figura como tiempo rítmico. En este
sentido exploraremos el reloj, a menudo no considerado en la fábrica de maquila, como un
artefacto tecnológico y trascendente para la producción. También hemos de considerar, para
la perspectiva de las personas de SFS, como artefactos a aquellos cumplimientos
desempeñados y realizados con personas, como lo son la siembra de maíz, el trabajo en el
campo, el alba (ya abordada en el capítulo 1), entre otros; donde hay muestras de artilugios
e incluso trucos que a menudo no se les suele considerar como tecnologías. Pero por su
manera de reunir en un solo lugar referencias simultaneas —tanto de conocimientos y
prácticas, de lugares, como del pasado, presente y futuro— y que llegan a ser efectivos en el
devenir, es lo que las convierte —a las muestras de artilugios de dichos artefactos— en una
forma de tecnología. Pero para marcar en términos descriptivos la diferenciación con la
perspectiva de la mercancía, podemos referirnos a esta forma de tecnología para las personas
de SFS como relaciones técnicas.

Es así que, acorde a la perspectiva de la mercancía, se considera más benigno al


trabajo que incluye tecnología, ya sea para el trabajo en sí o para las personas, y esto emana
del pensamiento moderno (Ingold 1997; Godelier 1980). De ello se sigue la relación
interconceptual de sociedad y naturaleza, donde a la tecnología se le incrusta entre esta
polaridad como para completar la misión de la sociedad: lograr el dominio de la naturaleza
(humana o de otra índole). También se coloca a la tecnología como externa a la sociedad y
siendo la relación entre las cosas como un sistema objetivo (como lo muestra la máquina del

92
reloj). De tal suerte que la tecnología ha estado figurando como la medida para establecer
jerarquías, marcando desarrollos tecnológicos desde lo simple a lo complejo entre sociedades
(la idea en términos de grados de complejidad). Es decir, se le ve a la tecnología como la
fuerza impulsora del desarrollo social, anclada a aquello que tiene que ver con la construcción
y aplicación de maquinaria (Ingold 2000d). Que lo vemos en el cometido de la CONAPO, al
contrarrestar la distribución desigual del progreso incluyendo a la población en los programas
de desarrollo. Mismo que se hizo operativo con la idea de Leticia Osornio y las máquinas de
coser como un proyecto productivo.

Es por ello que, para la perspectiva de las personas de SFS, se señala la idea de
relaciones técnicas, para diferenciarla de la tecnología anclada al pensamiento moderno. Con
ello no se desea dar a entender que las personas carezcan o no hagan uso de la tecnología,
sino hacer operativa la distinción en términos descriptivos. Es así que el hacer uso de las
relaciones técnicas, es para subrayar que éstas están anudadas en las relaciones sociales como
un aspecto de la socialidad, ya abordada en el capítulo anterior. Parte de esta distinción es en
aquello que el concepto de tecnología —en su uso moderno— despliega. Esto es, el
establecimiento epistemológico del control sobre la naturaleza por parte de la sociedad y en
dicho movimiento maximiza las distancias entre estas dos. Por parte de las personas de SFS,
en la presente descripción, no es que se dé a entender que minimizan la distancia, pues eso
supondría que los conceptos de naturaleza y sociedad del pensamiento moderno operan con
las personas de SFS, sino que —en cierto sentido— no hay distancia.

La distinción que hace operativa la idea de relaciones técnicas, entre otras cosas, es
apuntar a que no existe tal distancia, en lo que en el pensamiento moderno se entiende por
naturaleza (animales, tierra, lluvia, sol, etc.), sobrenaturaleza (espíritus, Santos, Dios, etc.) y
sociedad (como modelo). Lo que hace la idea de relaciones técnicas es subrayar que tanto
animales, tierra, lluvia, sol, Santos, Dios, humanos, etc., forman parte del nexo de relaciones
sociales, con lo cual se hace posible aquello que apuntamos como humanidad60, que también

60
Humanidad para las personas de SFS, podríamos decir que “no se refiere ni a sujetos ciudadanos ni a seres
no-animales, sino a la amalgama de voluntad, capacidad, artefacto y encarnación mediante el cual viven las
personas”. Es así que la “idea de ella, no puede ser producida ni por generalización ni por purificación de otras
ideas: sino que [se genera] como una conciencia de lo que [podemos llamar] co-presencia de personas”
(Strathern 1995a, 169) y otras especies compañeras (Tsing 2012; Haraway 2008). Lo que fluye son seres que
viven y trabajan en entornos que se extienden a otra variedad de seres.

93
se distingue de la humanidad moderna. Éste “traer al nexo de relaciones sociales”, es con la
intención de considerar las condiciones —menos de control que— de una especie de
mutualismo entre las/os participantes (Ingold 2000a). Es por ello que, en la cuestión del
tiempo con las personas de SFS, el poder temporal es más rítmico que mecánico. Así las
relaciones técnicas son una propiedad de las personas expertas situadas socialmente, y no
inventarios de instrumentos a la par de sus requisitos operativos.

Los inventarios de instrumentos y sus requisitos operativos (la idea de lo técnico en


el pensamiento moderno) acarrean una conexión conceptual, para la perspectiva de la
mercancía, entre tecnología y herramienta. Entendiendo a esta última como un objeto que
aumenta la capacidad de alguien en un entorno dado. Es así que al combinarse la tecnología
—un corpus de conocimiento objetivo y generalizado, es decir los principios racionales que
gobiernan la construcción de artefactos— con la cuestión técnica, como se entiende en la
perspectiva de la mercancía, hace que a las/os trabajadoras/es se les trate de operarias/os;
como sucede en la fábrica de maquila de SFS. Pues siendo las personas de SFS consideradas
como operarias, dentro de la maquila, su trabajo es poner en movimiento un sistema de
fuerzas productivas que se manifiesta exterior e indiferente a sus aptitudes y sensibilidades
particulares. Siendo su actividad administrada por reglas de procedimientos formales y
explícitas, con lo que se muestra una dicotomía entre concepción y ejecución (Ingold 2000d,
294), que tiene como fondo el tiempo mecanizado, es decir el poder del (tiempo del) reloj.

Esta dicotomía es visible en términos de la concepción de la fábrica de maquila en


SFS por parte de Leticia Osornio y sus ejecutantes las personas de SFS. Aunque resulta
evidente que no es el único dominio en el pensamiento moderno en que opera dicha
dicotomía. Con ello, más que enumerar los dominios se intenta hacer visible la lógica de esta
percepción. Misma que es la de habitar dentro de un mundo construido, así, la construcción
del tiempo mecanizado del reloj hace habitar una noción de trabajo propia de la fábrica de
maquila en SFS. Que en términos de la crítica de las personas de SFS, el construir se envuelve
en el habitar, más no lo contrario. Dicho de otra manera el habitar antecede al construir y es
el vivir el tiempo rítmico con personas y otras especies que posibilita construir una noción
de trabajo. Y vale decir que no llega a completarse, pues, no se construye de manera
definitiva, por lo cual se manifiesta como trabajo–en–curso. Es posible decir que para las
personas de SFS, los actos de construir, no son sino momentos de el proceso incesante de
94
habitar. Dicho proceso es sólo uno a través del cual las personas junto con sus entornos se
constituyen de manera recíproca, cada uno en relación con el otro61 (James et al. 1996).

RITMOS DE VIDA, TRABAJAR CON

Hacer la siembra del maíz es un proceso que se lleva a cabo en conexión con un
período “consecuente”. Esto es un cálculo determinado por cada una de las personas con su
conocimiento de la llegada de las lluvias, como por la posesión de un bordo para regar, por
si las lluvias se atrasan. Por ejemplo, en la casa donde habita Alicia Caballero a menudo lo
llevan a cabo en las primeras semanas del mes de marzo. Y Alicia Caballero tiene que recurrir
a la ayuda de otras personas para hacer el cultivo del maíz.

Antes de sembrar se tiene que preparar la tierra, y para esto Alicia Cabalero es
ayudada de Guadalupe Rodríguez, a quien “contrata” para hacer dicho trabajo, en donde algo
que no está a discusión es la comida de los trabajadores. Aunque sea el caso de que se
llevarían medio día en hacer lo correspondiente ya sea al barbecho, riego, revolver, escardar
o rayar la tierra. Pues no todo se hace el mismo día, ya que lleva un ritmo acorde a como es
que la tierra va quedando. Ya sea que hubiese mucho sol o mucha lluvia, que en ocasiones
son esporádicas —como sea— dejan pasar los días necesarios. O bien aprovechan cuando
hay lloviznas por una tarde para al otro día comenzar el trabajo con la tierra.

Recurrir a la ayuda de Guadalupe Rodríguez, es también recurrir a la ayuda de su


yunta. Y si se le paga por día, el pago es doble, pues se le paga por “peón y por yunta”. En
ocasiones el pago es equivalente o, en otros casos, se suele pagar más por la yunta que por el
peón. La yunta de Guadalupe Rodríguez suele ser una o dos yeguas, y son —éstas, junto con
él— quienes en conjunto hacen posible el trabajo de preparar la tierra. De esto se infiere que
sus yeguas no son un mero complemento mecánico, más bien extienden a la persona con el
trabajar juntos (ver Foto 34).

Para sembrar la semilla del maíz, Alicia Caballero suele contratar a tres o cuatro
personas, quienes comenzarán en donde Guadalupe Rodríguez ha terminado de rayar la
tierra. Son estas mismas tres o cuatro personas, las que ciclo tras ciclo, siembran para Alicia

61
Para una puntualización sobre el entorno vid. infra, p. 109.

95
Caballero62. Además de la cuota correspondiente, se les prepara una comida para compartir,
ya sea al medio día o al finalizar, puesto que el sembrar —para el caso de Alicia Caballero—
es necesario hacerlo en un sólo día. La preparación de la comida es desde las 4 a.m., con la
cocción de las tortillas y un guiso distintivo. De bebida se les da refresco, cerveza o pulque.

Una cuestión que nunca falta al momento de sembrar —cuando llegan justo a la mitad
del terreno— es el establecer una comunicación con Dios. Para ello recurren a algunos rezos
(como el Padre nuestro y/o el Ave María), que acompañan con peticiones de ayuda para que
el cultivo del maíz no tenga complicaciones63. Es decir, que las lluvias no sean escasas, ni en
exceso. Además piden su intervención para que las “heladas” no se adelanten y pueda
obtenerse una buena cosecha (ver Fotos 36-38). Esta ayuda, solicitada a Dios, es a través de
los Santos. En especial con el Santo Patrono, que es San Francisco de Asís, tanto como a
través de la Virgen de Guadalupe. Es así porque —como ellos comentan— no es posible
establecer una comunicación directa con Dios, solo mediante el trabajo de los Santos y la
Virgen es como los mensajes se le hacen llegar.

Lo que se evidencia es la siembra del maíz como un artefacto. Para su exploración


debemos mirarla más como la esfera del artificio que está anudada en las relaciones sociales
y menos como un cumulo de artefactos manifiestos de la cultura material. Así cada cosa se
hace acorde al ritmo con lo demás (personas y/o especies involucradas) y no en horarios del
reloj.

62
En este asunto, las relaciones del trabajo son algo dado por sentado. Así como “contratar” a unas personas para
preparar la tierra y a otras para sembrar, es algo que a menudo se acostumbra (ver Foto 35). Por ejemplo, con otra
familia de SFS sucedió que la persona que siempre les prepara la tierra, le dejó una parte de este trabajo a un
familiar. Y cuando llegaron los que siembran, sin saber lo anterior, reconocieron que una parte de la tierra no había
sido rayada por quien siempre lo hace. Se infiere que de alguna manera vieron la ausencia del señor y la presencia
de otra persona. Podemos decir que es la misma forma vista dos veces, acorde a lo relatado con las personas vistas
en las tortillas.
63
Roger Magazine (2015, 127–28) coloca la distinción —que es válida para esta descripción— sobre el sentido
de ayudar, en el contexto de Tepetlaoxtoc. Por un lado, el significado convencional que es auxiliar, socorrer o
cooperar, donde se involucra la ayuda a través de intercambios materiales. Por otro lado, la ayuda, no es solo lo
anterior, sino que “remite a la experiencia de necesitar a otros individuos [su término] para hacernos capaces de
actuar”. O en concreto, a la cuestión de “crear sujetos activos, [donde] el esfuerzo que implica la ayuda no es
secundario sino central a la producción: la producción de sujetos”; que es como se vive en Tepetlaoxtoc y
parcialmente en SFS. Aunque en lugar de crear o producir, yo anotaría que la noción de “ayudar” en SFS implica
a una cuestión de generar la intervención de otras personas —o generatividad— para evitar las connotaciones de
producción de la perspectiva de la mercancía. Pues con la producción también se apunta a la extracción, solo que
“se trata de la extracción con fines de lucro y no de vida”. Es de esta manera que el ayudar, en SFS, se dirige a
generar personas para involucrarse/nos en el trabajar con, habiendo o no dinero de por medio.

96
El involucrar a Dios y a los Santos con el trabajo de la siembra, para que “se dé el
cultivo del maíz”, es con la finalidad de que el alimento llegue a todas las personas. Dicho
en sus propias palabras, “para que la comida no falte en ninguna mesa y que llegue a los más
necesitados”64. Y como es bien sabido, “el cultivo en casi todas partes requiere más trabajo”
(Tsing 2012, 145), pero también de más especies compañeras involucradas en el mismo.

La cuestión de detenerse justo a mitad del terreno e involucrar a otros seres va


acompañada de la colocación, también en el centro del terreno, de una cruz de flores y un
vaso con agua (ver Foto 39). La cruz y el agua se colocan posterior a los rezos y a las palabras
de petición. En ese momento se les pregunta a las personas que están sembrando, si ya quieren
comer o si lo desean hacer más tarde, de cualquier manera se les ofrece algo de beber. Para
después seguir con la siembra de la otra mitad del terreno.

La semilla que se siembra es bendecida el día 2 de febrero, con ello se


posibilita/potencia a la semilla su poder de crecer en contra de las adversidades que lleguen
a suscitarse hasta llegar a la cosecha. En este posibilitar/potenciar existe una cercanía con lo
que Ingold (2018d, 39) refiere como affordances. Que no son sino formas de continuar la
vida alternando con lo que se interpone en el camino, ya sean oportunidades e impedimentos.
Es decir, son las formas en que las “cosas llegan a la presencia inmediata de los perceptores,
no como objetos–en–sí–mismos, asediados y contenidos, sino en su potencial para la
continuación de una forma de vida”. Es así que percibir un affordances como el actuar en su
realización, no están separadas secuencialmente, más bien son uno y lo mismo; es decir,
“actuar es atender”, como cuando al actuar, para involucrar el poder de Dios, es atender al
maíz. Y lo que se toma en cuenta, en esto, es el ritmo temporal que cada participante o
cuestión requiere.

Entonces en el percibir y atender, posibilitando/potenciando, la vida entra en una


relación directa y sin mediación con el mundo, donde éste se abre a sus habitantes vivos, por

64
Parecería que esto se queda en solo palabras, pero de cierta forma algunas personas de SFS lo vuelven
práctico. Ya que en ocasiones hacen una cooperación, que no solo es en dinero, para hacer tamales, café y atole.
Esto con la intención de repartirlos, sin costo, a las afueras de algún hospital, a los familiares de personas
internadas que están a la espera de su enfermo. Esta dinámica ha surgido, por el hecho, de que algunos se han
encontrado en esa situación de necesidad de alimento a la espera en el hospital y en otros lugares. Es así que
algunas personas otorgan maíz, dinero, y/o trabajan para hacer la comida y otras van a repartir. Todo este trabajo
a menudo se hace el 25 de diciembre, aunque no únicamente.

97
lo cual dicha apertura es que el mundo se convierte en un entorno vid. infra, p. 109. Por
consiguiente, la percepción para diferentes personas y especies es “acerca de estar vivo para
el mundo, moverse en él, atenderlo y descubrir, a lo largo del camino, lo que tiene para
ofrecer, ya sea para bien o para mal”. En este sentido, la percepción se trata menos de cómo
las personas organizan los datos sensoriales en términos de conceptos adquiridos, que de
cómo atienden al mundo mismo en las relaciones y prácticas de la vida. Es decir, que la
percepción se lleva a cabo menos en las mentes aisladas, que en el nudo de relaciones de las
diferentes especies en el entorno. “Requiere que participemos con los demás, que
sintonicemos nuestros movimientos con los de ellos, que prestemos atención y nos
preocupemos. Ésta concordancia se encuentra, […] en el lado acá de los conceptos: precede
y facilita, en lugar de depender de, la representación y la interpretación” (Ingold 2018d, 41).
Es así que al posibilitar/potenciar, a la semilla o a otras especies, el poder se hace presente.
Y esto por la sintonía temporal de unas —personas y/o especies— con otras, en el
movimiento de la vida de atenderse y corresponderse.

En su mayoría, las personas que siembran no utilizan las semillas “mejoradas” (su
término) —es decir, las transgénicas— que suelen otorgarse por medio de programas
gubernamentales. Aunque las semillas mejoradas sean —a través de dichos programas— un
poco más baratas, las experiencias de quienes las han usado son suficientes como para no
utilizarlas. Además de que las semillas futuras, se van generando de las anteriores y en
muchos casos no hay necesidad de comprarlas. Si se niegan a comprar las semillas
“mejoradas”, también existe una negativa a vender toda o la mayoría de la cosecha de su
maíz. Esto en parte es porque el dinero a cambio se considera insuficiente. Y más importante
aún, porque el maíz es parte fundamental de sus vidas, de cualquier forma no pueden
quedarse sin él.

Alicia Caballero comenta que en varias décadas atrás, su mamá no tenía nada para
comer; pero un señor pasó a comprarles pulque, mismo que se tomó varios jarros de esta
bebida. Después surgió el efecto correspondiente y ya no pudo ni quiso seguir con su destino,
que era alimentar a sus puercos con medio costal de maíz. Éste maíz, que ya no es utilizado
para el consumo humano por la “gente rica” —como dicen— se considera un desperdicio. Y
como al señor le ganó el poder del pulque, el maíz se lo dejó a la mamá de Alicia Caballero
para que se lo dieran a los pollos. Al retirarse el señor, escogieron el maíz para hacer tortillas
98
al otro día, pues ya no tenían que comer. Lo más importante —como me lo hicieron saber—
es que en la casa no falte el maíz, porque con él se hacen las tortillas y aunque sea con una
salsa ya se come. Y si no hay tortillas, aunque haya comida el alimento no es suficiente, no
sabe.

A partir de ese momento, en la casa de Alicia Caballero, podrá faltar todo pero nunca
falta el maíz, que bien podrían compartir un poco pero no vender todo. En concordancia con
lo anterior, Guadalupe Rodríguez comenta que: todas las mazorcas, al momento de
cosecharlas, son igual de importantes. Desde las más grandes y ornamentales, hasta las más
pequeñas y con poca forma (ver Foto 40). Algo que contrasta con la exigencia de calidad en
las playeras y clasificarlas como de primera, de segunda o de tercera. Lo que vale resaltar en
el trabajar con la tierra, es ilustrar el punto de partida de que más que tenerlo, el tiempo se
vive y con ello se atiende el ritmo de la tierra, de la lluvia, del sol, de los Santos, de Dios,
etc., así como las posibilidades/potencialidades generadas y descubiertas.

Acorde a lo anterior, el raspado de maguey es una constante entre las personas de


SFS. Y en esta relación hay un flujo continuo de respeto por el ritmo del maguey, pues no se
piensa en acelerar el crecimiento y madurez para lograr obtener aguamiel más rápido. Por lo
regular es necesario dejar crecer al maguey entre 6 y 8 años y permitir que éste trabaje para
hacer brotar retoños y madurar. Y una vez que está listo para rasparlo y se ha obtenido el
aguamiel, éste se mezcla con un poco de pulque, mismo que se deja que trabaje, es decir que
se le debe dar su tiempo, para generar de un resultado bebible (ver Foto 41). Tal como me lo
indicó don Benjamín, Alicia Caballero y otras personas más que se dedican a raspar. Aquí
subrayamos que, el tiempo en lugar de tenerlo mecanizado, se vive junto con el maguey como
con otras especies compañeras, sintonizando/respetando sus ritmos temporales.

Abro aquí una viñeta para la cuestión del tiempo: una conexión entre lentitud y
simplicidad con velocidad y complejidad. Parecería, en términos de la perspectiva de la
mercancía, un asunto dicotómico. Donde la lentitud y la simplicidad parecen intrínsecos entre
sí y contrapuestos con los otros dos. Pero en términos del tiempo, en relación con el trabajo
y la implicación de las relaciones técnicas de las personas de SFS, se manifiesta un rechazo
a conceptualizarlos como extremos de una escala. Por una parte, no hay nada simple en las
relaciones técnicas —donde podríamos agregar a las habilidades— de las personas, ya que

99
éstas, para desarrollarlas, puede que pasen muchos años. Por otra parte, las relaciones
técnicas y sus habilidades estriban “de una atención muy en sintonía con las múltiples
dimensiones de la covariación ambiental” (Ingold 2018c, 162). Como el hecho de saber
quebrar un maguey (en relación al tiempo climático), además de rasparlo y cuidar del pulque;
en otras palabras, saber trabajar con, saber convivir en relaciones generativas.

Al decir que se manifiesta un rechazo, es llamar la atención a que el rechazo es a los


supuestos que definen la escala lentitud/rapidez. En ésta escala, para medir la velocidad y la
complejidad de algún procedimiento, el supuesto es que hay un punto determinado, tanto del
inicio como del final. Y es el tiempo el encargado de medir la velocidad que tarda en cubrir
la distancia de un punto a otro. Y si se trata de una red entera que conecta todos los puntos
de un sistema, como en la fábrica de maquila en SFS, se infiere que la complejidad radica
tanto en el número como en la densidad de sus conexiones (Cfr. Ingold 2018c, 2015b).

El respeto por el ritmo del maguey, entonces, es un “rechazo de la idea misma de que
la única forma de progresar en la vida es revolotear de un punto a otro, [lo que] no deja
espacio para el movimiento y el crecimiento. Porque lo que pasa con la vida es que no
comienza aquí y termina allí” (Ingold 2018c, 162), en la vida con el maguey, con el maíz y
con otras especies compañeras no hay puntos de inicio o puntos finales. De lo que se trata es
de horizontes que se desvanecen al tiempo que uno se acerca, como cuando se quiebra y raspa
el maguey o se cosecha el maíz, y así otros horizontes se vislumbran más adelante (Cfr.
Ingold 2013b), ya sean retoños o semillas para la continuidad del movimiento, crecimiento y
generatividad (o degeneratividad) de la vida65.

Lo que nos dice la cuestión de lentitud y la simplicidad, es menos un extremo de una


escala en lugar de otro, que “un desplazamiento axial de lo lateral a lo longitudinal”. En
cuestión del tiempo rítmico como de las relaciones técnicas y las habilidades, dicho

65
Hasta cierto punto hay una distinción entre lo no-vivo con lo muerto, donde lo muerto tiene una co-
implicación con la vida. O sea que no es su opuesto o contrario, sino que son co-constitutivas. En conexión con
el trabajo, está bien documentado como los muertos siguen trabajando y de esta manera mantienen una
participación en la vida social, incluso su continuidad también está en el habitar haciéndolo en o cercano al
lugar de su origen. Las consecuencias de ello son tanto generativas como degenerativas ya que pueden afectar
tanto la salud de las personas o incluso la fertilidad de la tierra, como también pueden contribuir al beneficio
relativo al cultivo del maíz como es descrito en “El trabajo de los muertos en la sierra de Guerrero” (Good
Eshelman 1996). Para otras referencias entorno al trabajo de los muertos y sus consecuencias véase (Signorini
y Lupo 1989; Amorini Burguete 1990; Pury-Toumi 1997; Good Eshelman 2001, 2013b; Báez Cubero 2004,
2005; Romero López 2006; Chamoux 2011; Lorente Fernández 2006; Questa 2020).

100
desplazamiento “consiste en estar de acuerdo con las cosas, en responder a las cosas y ser
respondido. En una palabra, es una práctica de correspondencia” (Ingold 2018c, 162); es un
tipo de pensamiento que no está orientado a las cosas, sino a las relaciones. Entonces la vida
y con ello el trabajo, es menos una articulación de puntos o pasos a seguir que se suman, que
el responderse unos con otros. No se trata de una cuestión transversal, o sea que atraviesa la
vida social, sino longitudinal, que acompaña la continuación rítmica de la vida social (cfr.
Ingold 2017). Y en este sentido, no es que la vida esté en el trabajo, en las personas, en el
maguey, en la música, en el maíz, etc., sino que son el trabajo, las personas, el maíz, la tierra,
el maguey, etc. quienes están en la vida. En otras palabras, es menos sustancia que proceso,
lo cual equivale “al despliegue de un campo continuo y en constante [transformación] de
relaciones” (Ingold 2008, 80) mismas en las que seres de todo tipo son re/de/generados y
sostenidos en sus lugares.

TIEMPO EXTRA Y LA ARITMÉTICA DEL DESTAJO

Tomando en cuenta que en la perspectiva de la mercancía, el reloj es un mecanismo


eficiente de trabajo que permite reunir a las personas en una determinada cantidad de horas.
Y como ya hemos visto en el capítulo 2, que en la fábrica “todo es medido” —según las
palabras de Leticia Osornio— donde lo que se mide es el tiempo y la manera en que se mide
es en dinero. Con lo cual la metáfora “el tiempo es dinero” nos decía parte de lo que implica
el trabajo en la fábrica de maquila. Ahora lo que antes era medible se nos presenta —ante un
tercer término— como medidor; es decir el tiempo midiendo al trabajo. De esta manera la
triada tiempo–trabajo–dinero le da sentido pleno a dicha metáfora66.

Aquello que establece los parámetros de medición temporal, en lo que compete a la


fábrica de maquila en SFS, es la maquinaria del reloj. Y podemos decir que es un tipo de
tecnología que a menudo no se toma en cuenta para la producción de mercancías, en relación
a las máquinas de coser. Entonces parte de este relato es un intento de sacar de su escondite
a la máquina del reloj, como tecnología para la producción. Es obvio que este no es el primer

66
Es pertinente mencionar que como metáfora no solo es un asunto de palabras, sino que lo trasciende. Pues
los sistemas conceptuales cotidianos mediante los que pensamos y actuamos es básicamente metafórico. Por lo
cual, podemos decir que los “conceptos que gobiernan nuestro pensamiento no son solo asuntos del intelecto”.
Sino que también delinean nuestro proceder del día a día, “hasta los detalles más mundanos. Nuestros conceptos
estructuran lo que percibimos, cómo nos movemos en el mundo y cómo nos relacionamos con otras personas”
(Lakoff y Johnson 2003a, 4, énfasis agregado)

101
intento ni el único, pues lo que Lewis Mumford (1967) nos enseña, es que el reloj mecánico
—junto con otros tres inventos— fue la máquina de la que dependieron todos los avances
tecnológicos posteriores al silgo XIV. Y con ello el reloj fue aquél invento que mecanizó el
tiempo. Aunque su grandeza suele apreciarse en la regulación de las actividades del día, su
incidencia fue más allá. Dejando a un lado la salida y puesta del sol, sincronizó no solo las
relaciones humanas sino las de producción con las manecillas del reloj. Como consecuencia
de ello, trajo medición y control exactos en las actividades, así como en la organización y
subdivisión de todo el día. Esta mecanización y medición del tiempo pasó a ser una de las
partes más importantes del sistema de control, hoy en día muy extendido. Y que es claro en
la fábrica de maquila de SFS al pensar en horarios de entrada, salida y comida; en el tiempo
trabajado en relación con la paga; además del tiempo extra y el sistema de destajo.

Por otra parte, Marx al revisar sus notas sobre la historia de la tecnología concluye
que las “dos bases materiales sobre las cuales, en el marco de la manufactura, se funda el
trabajo preparatorio a la industria mecánica, son el reloj y el molino”. Considerando la forma
elemental de la máquina, comprueba que la “revolución industrial no parte de la fuerza
motriz, sino […] en la transformación del proceso inmediato […] de trabajo que afecta
inmediatamente la materia a transformar”. Es evidente que se trata de la evolución histórica
de la máquina, pero si subrayamos la máquina del reloj “como base del modo de producción
actual”, esta máquina se vuelve parte decisiva e ideal y estos asuntos “adquieren mucha
importancia cuando se trata de demostrar la conexión de las relaciones sociales humanas y la
evolución de estos modos de producción materiales” (1983, 137–38, énfasis omitido).

De tal suerte que la relación de tiempo mecanizado, surgida de la conexión entre


tiempo y artefacto con el trabajo y sus participantes, da la pauta para describir el poder de
organización del reloj con el trabajo de la fábrica de maquila, en conjunción con la metáfora
del tiempo es dinero.

Como hemos visto aquello que resalta, en la narrativa de Leticia Osornio, es la


conexión entre el tiempo y el dinero, por lo cual es pertinente extender el cuestionamiento al
cómo y por qué el tiempo y el dinero se correlacionan en la fábrica de maquila en SFS, y con
ello describir como el tiempo mide al trabajo. En otras palabras, es un intento de mostrar la

102
operatividad de la triada trabajo–tiempo–dinero y con ello cómo la metáfora de “el tiempo
es dinero” actúa en la fábrica de maquila de SFS.

Como ya se ha destacado, un personaje que hace operativa la narrativa descrita líneas


arriba es el encargado. El primero que conocí —del 2016 al 2017— fue Juan Serrano. Y
quien llegó a sustituirle, desde la segunda mitad del 2017, fue una mujer llamada Lorena
Carbajal. Y con esta encargada, la cuestión del tiempo extra ya se veía retribuida, a la vez
que el quedarse tiempo extra comenzó a ser con base al diálogo. A pesar de que casi siempre
aceptaban las trabajadoras el quedarse tiempo extra, no siempre estaban de acuerdo.

La cuestión del tiempo extra que se les pide —delineada en el capítulo 2— es con la
finalidad de cubrir la producción que exige el dueño. Este tiempo extra llega a ser desde una,
dos o máximo tres horas con la encargada que llegó desde mediados del 2017. Y en cuanto
al dinero recibido, Lorena Carbajal comenta que, “para los manuales se les paga a $23 por
hora extra, y para los operarios a $25 cada hora extra” (2018, comunicación personal).

Así como el tiempo extra es una forma de pago, el destajo también lo es, y que se
presenta como una motivación para ganar más dinero. Pero como vimos, para Fátima
Álvarez, la motivación se encuentra en otras direcciones. Así al observar más a detalle la
cuestión del destajo, a la gran mayoría no se le explica cómo funciona este tipo de pago con
exactitud, por lo que solo tienen una vaga idea de ello. Para poder describir como se hace
operativo el pago a destajo es necesario hablar del proceso que hay dentro de la fábrica, en
lo correspondiente a la manufactura de playeras.

Ya hemos mencionado que cada semana llegan bultos con los cortes de las playeras
a ensamblar. El ensamblaje máximo por semana es de 7000 piezas. Y para el armado de
playeras son necesarios 13 pasos a realizar, que son los siguientes: 1, acomodar los cuerpos
con manga; 2, cerrado de cuello; 3, unir hombros; 4, pegado de cuello; 5, tapa costura; 6,
pegado de manga; 7, cerrar costados; 8, dobladillo de manga; 9, dobladillo bajo; 10,
deshebrado; 11, auditado; 12, planchado; y 13, doblado y empaquetado.

Como ya se ha indicado, el pago para el destajo es por un conjunto ideal de unidades


producidas en relación a un tiempo determinado. El cual no aplica en todos los 13 pasos. Para
ilustrar el funcionamiento, tomaré únicamente uno de estos 13 pasos correspondientes.

103
Podemos decir que es la empresa, y no la práctica de quien trabaja, quien asigna el
tiempo para realizar cada uno de los pasos. Además es relevante destacar que existen “dos”
esquemas para el pago a destajo. Para describir éstos esquemas hablaré del paso 2 que
concierne al cerrado de cuello. El cerrado de cuello consiste en unir una tira de trapo y
convertirla en un círculo, que será el cuello. Para ello, la empresa asigna 3 segundos para
producir un cerrado de cuello. Después se tabulan cuántos de éstos se producen en un minuto,
que de ellos resultarían 20 piezas. Lo siguiente es calcular cuántos se producen en una hora,
que serían 1200; éstos multiplicados por el total de 10 horas de un día trabajado, da un total
de 12000 piezas producidas. Al final se multiplican por 5 días, lo que daría un resultado de
60000 piezas producidas en total, vistas como el 100% de la producción semanal.

Si alguien lograra el 100% de la producción semanal, el pago por destajo es de 15


centavos por pieza producida. Lo que en términos hipotéticos daría un pago por destajo a la
semana de $9000. Y entre menos porcentaje de la producción cubran las trabajadoras, cada
vez es menor el pago por pieza producida; ya que es la medida de 3 segundos para producir
cada unidad la que rige los dos esquemas de pago por destajo. Pero si recordamos que la
producción máxima por semana es de 7000 piezas, este primer esquema resulta irrealizable.

El segundo esquema surge del primero, es decir que los 3 segundos para producir
cada pieza sigue como medida. Con la diferencia que se toman en cuenta las 7000 piezas
producidas por semana, que daría un pago por destajo de $343 en caso de producir las 7000
piezas67. En este sentido el pago por pieza sería de 0.049 centavos. Pero en la práctica, las
trabajadoras a menudo logran producir un 35% (2450) de las 7000 piezas de la producción
máxima semanal; esto es porque no siempre se dedican al cerrado de cuello pues también
cubren otros pasos, a excepción de la persona que produce el dobladillo bajo. Además de que
no es solo una persona quien se dedica al cerrado de cuello, o a los otros pasos, sino varias.
De esta forma, por lo regular producen 2450 piezas del cerrado de cuello, por lo que están
cobrando $55 semanales de destajo. Y en este sentido, el pago por unidad producida es de
0.022 centavos, para las personas que hicieron, entre otras cosas, el cerrado de cuello.

67
Aunque el rango de piezas producidas es diferente, para la tabulación, el tiempo de 3 segundos indica que
está implícito que el 100% de referencia principal es de 60000 piezas.

104
O sea que, entre menor porcentaje de piezas producidas, el pago es cada vez menor.
Esto se debe a que el tiempo promedio sigue siendo de 3 segundos para realizar un cerrado
de cuello. En otras palabras, para la empresa, el producir un total de por ejemplo 2450
unidades a la semana, es un indicador de que el tiempo de 3 segundos, para producir cada
unidad, no se cumple por parte de las trabajadoras. El incentivo, en términos de la empresa,
es producir más en menos tiempo, para que “se pueda ganar más dinero”. Producir más en
menos tiempo es parte de la lógica del uso de tecnología manifestada en maquinaria, pues 9
—de los 13 pasos a realizar— ocupan un tipo diferente de máquinas de coser. Lo que queda
oculto es la máquina del reloj, una base para la organización de la producción y la paga.

Pero como ya se relató, es imposible cubrir el 100% del primer esquema (60000
piezas producidas) ya que la producción máxima es de 7000 piezas a la semana, en primer
lugar. En segundo lugar, en ambos esquemas es irrealizable porque la media hora de
descanso, de las 10 horas trabajas al día, no se toma en cuenta para tal tabulación. Otras
razones son porque no siempre están realizando el mismo paso, porque no se toma en cuenta
que se tiene que estar colocando carretes de hilo para seguir cosiendo, lo cual lleva tiempo;
que en ocasiones se va la luz o se descomponen las máquinas; que hay necesidades
biológicas, por lo cual es indispensable detenerse, para beber agua e ir al sanitario; y además
porque se tiene que recortar el hilo sobrante de todos los cuellos producidos y eso se no
contempla en el esquema.

Ante lo anterior, se ve un tipo de aritmética que es propia de la fábrica maquiladora


de SFS. Que además de resultar confuso y poco claro, no es bien entendido ni explicado para
las personas que están siendo empleadas en la fábrica.

Con la descripción anterior se aprecia una posible ruta para visualizar las conexiones
interconceptuales e interpersonales dadas en el contexto de la fábrica. Y tomando en cuenta
que, tanto tiempo trabajado equivale a tanto dinero producido, la correlación del tiempo y el
dinero surge como una construcción previa a la práctica. Dicho de otra manera el “mundo
del trabajo” se construye antes de que se le viva. Pero, ¿cuáles son las implicaciones de la
construcción como concepto?

En un inicio se deja ver que es la imposición de la forma sobre sustancia, cultura


sobre naturaleza, apreciada en algunas definiciones del trabajo vid. supra, nota 51, y que

105
resalta más en la transformación de una materia prima a un producto terminado. Lo que nos
lleva, desde otro punto, a que la materia prima pertenece a “un mundo” dado y el producto
terminado a “un mundo” que está construido. Esta idea de la construcción, en términos del
pensamiento, es crucial y a menudo un tanto oculta68. De manera específica, una de las
implicaciones es que la forma se programa por adelantado del proceso creativo; para
remarcarlo, se habita dentro de un mundo construido (James et al. 1996).

Con lo anterior no se quiere dar a entender que las personas de SFS, al no seguir esta
lógica de construcción, no construyan. Claro que lo hacen, la diferencia está en que primero
se vive en el mundo y después se construye. Otra es que lo dado y lo construido difieren de
los de la perspectiva de la mercancía, pues mientras para esta última lo que está de fondo es
una cuestión multicultural (una naturaleza, muchas culturas), para las personas de SFS la
cuestión es algo otro que se distancia de lo multicultural.

Así al construir un mundo del trabajo, en la perspectiva de la mercancía, todo lo que


no está dentro de ese mundo no se considera trabajo, lo que no implica que no sea parte de
esa construcción. Entonces, pensar en el trabajo y el ocio —en el dominio del tiempo— es lo
mismo que pensar en el tiempo del reloj y el tiempo libre, ambas cuestiones permiten el
movimiento de dicha perspectiva. Puesto que pensar en el ocio o tiempo libre, implica pensar

68
Dicha idea, entre otras cuestiones, refuerza la dicotomía universal-particular. Lo implicado está en que el acto
de habitar es precedido por el acto de construcción. En términos de pensamiento, es que solo los humanos
construyen y lo hacen por medio de la cultura, tal como se construye el “mundo del trabajo”. Lo implícito e
importante (para la lógica de la construcción), que no se dice, es que los mundos no–humanos no están
construidos culturalmente, sino dados sobre/naturalmente. Esto, en términos del pensamiento moderno, es
distintivo para la condición de la humanidad, ya que mientras las diferencias entre seres no-humanos son
diferencias dentro de la sobre/naturaleza, los humanos se diferencian en estar “mitad en la naturaleza como
organismos con cuerpos que dependen de […] su mantenimiento y reproducción y mitad fuera, […] siendo
personas con mentes con la que se puede reflexionar y representar”. Así, la construcción como concepto, supone
que hay un mundo real ahí afuera, y es en él que se “imponen nuestros significados culturales”. Como
consecuencia la “‘verdadera’ realidad es aquella que existe independientemente del sujeto que actúa y percibe”.
Siguiendo con esta lógica, se piensa que así como existen comunidades diferentes, éstas compartirán distintos
esquemas, a la vez que los miembros de cada una percibirán cosas diferentes, “aunque la realidad física con la
que se encuentran pueda ser la misma”. De aquí surge que las particularidades de la cultura, como pluralidad
de mundos, se superponen a la naturaleza, el único mundo universal. Y si se sigue, en términos antropológicos,
la relación interconceptual nos lleva a las dicotomías real/percibido, operativo/conocido y etic/emic. En
consecuencia, esta lógica “divide a cada ser humano en dos partes, de la cual una es objeto de la otra como
sujeto, lo que divide a mundos imaginados subjetivamente de una realidad dada objetivamente, a la forma de la
sustancia, a la cultura de la naturaleza” (James et al. 1996, 93–95). Y todo esto es conocido como “relativismo
(multi)cultural [que] supone una diversidad de representaciones subjetivas y parciales sobre una naturaleza
externa, una y entera, indiferente a la representación” (Viveiros de Castro 2002, 186). Es así que la idea de la
construcción se manifiesta crucial y con cuestiones ocultas.

106
en el tiempo perdido o malgastado que, como ya hemos visto, se basa en la metáfora de que
el tiempo es dinero.

Ésta y otras dicotomías tienen sus conexiones con la construcción misma, pues si lo
que le sigue al trabajo es lo público, para el ocio es lo privado. Por consiguiente lo privado
suele relacionarse con el hogar, que se considera limitado (acorde al parentesco o al espacio
como tal). Por lo tanto el dominio de la actividad, en conexión con el hogar, a menudo se le
denomina economía doméstica; pero por sus limitaciones con el mercado y su escasa
capacidad de producción, vid. supra, p. 3, no alcanza para entrar en la construcción del
mundo del trabajo69.

Una de las consecuencias es que la figura de la economía doméstica es la mujer,


misma a la que se le asigna la función irremplazable de producir y reproducir. A su vez, este
tipo de economía doméstica, se le ve como si fuera opuesta al capitalismo (Meillassoux
1977). Bajo esta perspectiva, el hogar —como un dominio de actividad— acarrea la ilusión
de que esta un tanto exento a las relaciones de producción capitalista. En otros términos, se
le ve al hogar como un resido de la economía doméstica preindustrial “mantenida viva por
el capitalismo con el fin de reproducir la fuerza de trabajo” (Ingold 1995, 16)70.

Retomando la cuestión pública relativa a la velocidad en el tiempo, la importancia y


lo que subyace es la forma en que Confecciones San Francisco, como empresa, mantiene sus
ganancias. Pues al hacer que las cosas se aceleren, como la producción de playeras, sustenta
su coherencia y equilibro solo como parte de un sistema económico que pretende encontrar
la mejora de la capacidad re/productiva. Las estrategias como el pago a destajo y el tiempo
extra, impuestas en la fábrica de maquila en SFS, dan mucho que decir al respecto.

69
En torno a las actividades agrícolas —o las actividades tradicionales, como lo refiere la OIT, que “no bastan
para atender las necesidades de [los] indígenas debido a su escasa capacidad de generar ingresos, la falta de
capacitación, la vinculación limitada con el mercado, y los niveles más bajos de productividad”— en
antropología económica (clásica) se ha planteado la idea de “economía de subsistencia”. El cual hace referencia
a un sistema económico que permite, a costa de un trabajo incesante, no morir de hambre y de frío, debido a
que cuentan con un subdesarrollo tecnológico que les impide producir excedentes, (lo que recuerda a los
conceptos de marginación y marginalidad en conexión con el papel de la CONAPO y la Secretaría de Bienestar,
vid. supra, pp. 39-42). Para un abordaje tenaz en torno a la economía de subsistencia véase Clastres (2007).
70
Para una puntualización acertada sobre el trabajo doméstico y su falta de paga (en el contexto de la perspectiva
de la mercancía), ver: “Salarios contra el trabajo doméstico” y “Contraatacando desde la cocina” de Silvia Federici
(2013b, 2013a), en el que más que exigir una paga económica, la intención es visibilizar que existe mucho trabajo
de por medio que no se toma en cuenta, del cual el sistema capitalista se aprovecha (Cfr. Weeks 2020).

107
Ante esto, pensemos en la des/conexión con el maguey y su crecimiento siguiendo su
propio ritmo para destacar que, en el tiempo–velocidad (en la perspectiva de la mercancía) no
se permite que las cosas se “reproduzcan” a su propio ritmo. Visto con el maíz, como semilla
“mejorada” (transgénica), además de practicar un tipo de mercantilización de la vida (cfr. Luna
Mena y Altamirano Cárdenas 2015; Ortega Villegas et al. 2018) —incitado su uso en SFS con
proyectos gubernamentales— también surge como un tipo de planta ideal de la agricultura
científica71 con su propio ritmo frenético de la genética comercial (Tsing 2012, 151).

De esta manera es como se ha descrito la relación del tiempo mecanizado para la


perspectiva de la mercancía, operativizada en la fábrica de maquila de SFS. La intención,
dicho sea de paso, fue menos la de explicar que la de explorar sus consecuencias y seguir sus
implicaciones, es decir, la relación entre el efecto y la causa.

TIEMPO EXTENDIDO

Recuperando otras interrelaciones, entre el tiempo y el trabajo con las personas de


SFS, podemos describir la experiencia del hacer la cerca, por Guadalupe Rodríguez, Ángel,
Valente, César, Álvaro y Chucho. Este proyecto de la cerca, a base de piedras encimadas, es
por parte de un empresario. El lugar a cercar es en el campo y muchas ocasiones que se
trabajó en la cerca, Guadalupe Rodríguez llevaba a sus borregas a pastar, dejando a los
caninos a su cuidado (ver Foto 42). Para llegar a la cerca es necesario descender por algunas
veredas, cruzar un río, y seguir los senderos en el campo.

Es pertinente abrir un corchete para enfatizar que la noción de lugar es como una
ligazón de vidas, donde las personas se juntan. O sea que, las personas en el lugar pueden
moverse, juntarse tanto como encontrarse con otras, arribando y dejando el lugar. Describirlo
de esta manera es pensarlo como la imagen de un nudo, ya que ésta imagen alude a una
manera en la que “podemos pensar en cosas, personas, vidas, convergiendo y siendo ligadas
unas con otras, sin necesidad de suponer que están encerradas dentro de un límite”; es decir,
no se puede “pensar el lugar como conteniendo personas” (Ingold 2012a, 76, énfasis

71
Para un desarrollo valioso sobre la idea de “la planta ideal” de la agricultura científica, en el contexto de la
siembra de papas en Perú, promovida con programas controlados por el Estado, así como el cambio que
conlleva, tanto en el conocimiento de agricultores como en la propia relación con el tiempo, ver Jan Douwe van
der Ploeg (1993).

108
original). En este sentido la tipología del nudo es que jamás se pude determinar lo que está
adentro y afuera (como lo hace el mundo del trabajo o la dicotomía público/privado). Es así
que los “nudos no tienen ni interiores ni exteriores, tienen intersticios”, y al moverse, juntarse
y encontrarse con otras personas, cada una, “deja su propio rastro desde […] los intersticios
de su unión con otras. Así, la unión de vidas es también su continua diferenciación” (Ingold
2017, 10–11).

Si hay algo que delinea a los lugares, esto es el movimiento, más no los límites
externos al movimiento. Acorde a esto, la noción de habitantes es pertinente antes que locales
o local/idad, puesto que estas últimas suponen que las personas están “confinada[s] dentro
de un lugar particular o que su existencia está circunscrita por horizontes restringidos, o una
vida vivida solo allí dentro”. Mientras que la primera apunta a un entretejido de relaciones
de nacimiento, crecimiento y movimiento, así el habitante no ocupa “un mundo ya
construido, sino [es] el proceso de habitar la tierra” (Ingold 2015a, 10–11, 14–15).

Al pensar el lugar como un nudo, es relevante decir que éste último no se ensambla
como un bloque de construcción —o bien podemos decir, componente de pensamiento—
más bien se amarra o se sujeta en nodos, por lo cual su orden es implicado. De tal manera
que “cada nudo, al extenderse, se anuda con otras” vidas. Un nudo se distingue de una cadena,
pues ésta “se articula [y] no tiene ninguna memoria de su formación”, como las playeras en
la maquila. Mientras que el nudo no se articula, no tiene eslabones, pero “retiene en su misma
constitución una memoria del proceso de su formación” (Ingold 2018b, 37), como las tortillas.
No siendo un contenedor, el nudo en detrimento de interior y exterior tiene intersticios; es decir,
sus superficies no encierran, más bien yacen entre–medio de las líneas de vidas.

Llegando a la cuestión relativa al entorno habitado por las personas de SFS, podemos
describir al entorno como un tapiz de líneas de vidas entrelazadas. Entonces, podemos dejar
de pensarlo menos como aquello que nos rodea y más como una zona con aperturas y vías
donde distintos caminos, líneas de vidas se enmarañan por completo (Cfr. Ingold 2015b).

Considerar el campo (donde también puede ser el hogar, la fiesta o la propia fábrica)
como lugar, donde se trabaja con la tierra preparándola, sembrándola a la par de establecer y
sostener comunicación, conexión y relación con seres más allá de los humanos; donde se
lleva a los animales a pastorear; donde se come y se convive; donde se lleva a cabo la

109
recolección de alimentos como hongos y miel, etc., es llamar la atención a que, lo que
“realmente está en juego, es un [otro] tipo de ontología de la superficie, misma que reemplaza
la oposición de adentro y afuera, invisible y visible, inmaterial y material con una relación
complementaria que prospera [más] en la transformación que en la distinción” (Küchler
2008, 116). Entonces las vidas no se comprenden como dirigidas dentro de un lugar, más
bien son incitadas a ser cultivadas con el movimiento a lo largo de caminos que conducen
“alrededor, hacia o lejos de lugares, desde o hacia lugares en otras partes”. Y con ello la
noción de región, “concebida como el conjunto de tales movimientos de lugar a lugar, lejos
de denotar un nivel de generalización intermedio entre particulares locales y universales
globales, ofrece una salida a este tipo de pensamiento dicotómico y jerárquico” (Ingold
2000c, 229).

Cerrando el corchete y continuando con el proyecto de la cerca, en el que solo


Valente, Ángel y Guadalupe Rodríguez fueron contratados directamente por el empresario,
se hace saber que estos —a su vez— contrataban peones para que les ayudaran. Y en más de
una ocasión el empresario no fue puntual con la paga semanal para estos tres. Acto seguido
Guadalupe Rodríguez pedía prestado para pagarles a los peones, con los que ellos habían
hecho trato directo. Quedándose estos tres sin paga, hasta que el empresario apareciera.
Siendo así el pedir prestado, un artilugio o truco con el que se corresponde/reconoce el trabajo
con los peones.

Ronquillo (2014, 54, énfasis agregado), en su tesina de maestría, opta por describir el
reconocimiento, en SFS, en términos de función y en relación a lo público/privado,
moderno/tradicional, sociedad/individuo, es así que el reconocimiento lo equipara a la
representación. Y “como concepto”, nos dice "desde una relación de procesos de socialización
de forma recíproca, del hombre con el mundo social, en una dimensión comunicativa donde se
expanden las razones para actuar ciertas situaciones públicas que refieren a prácticas e
instituciones sociales que requieren de reconocimiento previo del contexto”, y prosigue “donde
los sujetos ponen en juego sus vivencias y el modo en que se relacionan con sus intenciones
particulares e intereses colectivos” (sic). Además agrega (y fusiona) que el reconocimiento
de cada quien “debe ser […] por su identidad única, tiene mayor peso la opinión [de] las
personas a partir de su prestigio”.

110
Sin embargo, lo que Magazine (2015, 112–18) nos enseña, ha sido la distinción entre
prestigio y reconocimiento. Donde el primero consta en la acumulación, mediante una
conversión, de lo material a lo simbólico y que puede transformarse en un tipo de poder.
Mientras que el segundo apunta a “ser conocido” por sus trabajos en el pasado. Así, por estas
acciones es posible depositarles confianza. Y lo que implica el reconocimiento es la
participación, y esto —como lo dijo su interlocutor— es lo que importa. En esto último hay
algo muy cercano con lo experimentado en SFS respecto al reconocimiento, puesto que el
trabajo es algo muy importante, pero en última instancia el reconocimiento es una de las
connotaciones de lo que se ha apuntado como correspondencia. Aquí el poder es posterior al
efecto, como cuando se generan personas para ayudar. En términos del tiempo rítmico el
reconocimiento hace que el ritmo, de lo que implica ese trabajo, no se pierda y se haga lo
posible por corresponder a los peones contratados por Guadalupe Rodríguez, Valente y
Ángel. O sea que, el “contrato” por medio de la palabra, por estos últimos con sus peones,
implica que el pago sea entregado sin falta. Así como no se hace adelantar el crecimiento del
maguey, de la misma manera el pago de los peones, contratados por personas de SFS, no se
retrasa. Se respeta el ritmo, se corresponden.

La rutina era que, todos por la mañana llegaban a la casa de Guadalupe Rodríguez,
aproximadamente a las 8 a.m. Siempre se les ofreció de comer, aunque no siempre aceptaban,
también se les ofrecía café y pan. Así esperaban a que todos llegaran para irse juntos. Cuando
fue tiempo de lluvias, si lloviznaba o si había llovido por el amanecer, esperaban a que el sol
calentara un poco para ir a trabajar, con la intención de que las piedras no estuviesen tan
resbalosas y evitar algún accidente.

Y cuando llegaba la ocasión en que la llovizna era intermitente, simplemente no se


iba a trabajar a la cerca. Pero aparecían otros trabajos por hacer. Entre estos trabajos que se
hicieron, cuando la llovizna permanecía, fue el ir a tumbar un par de árboles secos, para hacer
leña. Mismos que se habían intercambiado por una borrega. Desde la perspectiva de Valente,
Ángel y Guadalupe Rodríguez, es importante que solo se tiren los árboles secos. Pues a
aquellos que tumban los árboles verdes para convertirlos en carbón son criticados, y
sancionados si se les denuncia con los comisariados de bienes comunales y ejidales.

111
Esta falta de cuidado con los árboles, también sucede con los animales que viven en
el campo. En tiempos pasados, se cuenta, existió un señor que se dedicaba a capturar aves,
pues también se dice que las aves eran más que abundantes. Se les recuerda por el canto que
emitían, pues siendo la población muy numerosa de aves, sus cantos se apreciaban en todos
lados. Pero el señor que capturaba aves, lo hizo desmesuradamente para comercializarlos y
como consecuencia la población de aves disminuyó drásticamente en SFS. Aunque no dejan
de estar presentes, las personas de SFS enfatizan que, lo existente en la actualidad no es nada
en comparación con años atrás. Lo curioso es que estas actividades no son mencionadas como
trabajo, sino como tala y captura.

Así el campo es un lugar donde se despliega de manera múltiple el trabajo, y parece


que unos están como brotando en, o son posibilitados/potencializados por otros. Pues
mientras están cuidando, por ejemplo, a la vez trabajan trasquilando a las borregas. O bien,
Anastasia Blas mientras cuida, teje diversos accesorios, como bolsas de mano y mochilas,
con rafia para venderlos (ver Fotos 43-44). Tal como pueden recolectar hongos y miel,
además de la siembra.

Tanto como un trabajo genera a otro, se puede decir que estos generan convivencia.
Esto es más visible cuando es el tiempo de comer, pues cuando presencié el levantamiento
de la cerca, cada uno de los que estaban presentes llevó siempre su comida desde casa. Como
si fuera una comida individual, pero ésta siempre fue compartida y todos comían de la comida
de todos (ver Foto 45). Así como lo anterior, la siesta es parte del trabajo y el retorno a las
actividades después de comer, de tomar la siesta y conversar era cuando ellos mismos lo
consideraban. Cuando es tiempo de lluvia, ésta indica el fin de la jornada o una pausa.

En tiempos de elotes, en un día de trabajo en la cerca, sucedía que se planeaba comer


elotes hervidos. Para ello, se llevó un bote metálico donde se hervirían, y los condimentos
requeridos. Y cuando se llegó a la cerca, uno de ellos se fue con una mochila vacía y regresó
con ella llena de elotes, cortados de una milpa. Así, mientras los demás trabajaban en la cerca,
esporádicamente uno de ellos se encargó en la cocción de los elotes. En aquel día el regresó
a casa fue más tarde de lo habitual, por la convivencia que posibilitó el tiempo de elotes.

En otra ocasión, a César —uno de los peones— le tocaba recibir a la Virgen en su


casa, cuando esto sucede, se realizan rezos y por lo regular se ofrece café y pan. La llegada

112
de la Virgen sería a las 5 p.m., y debido a ello se detuvo el trabajo en la cerca, por ese día,
una hora antes de las 5 p.m. Esto con la intención de que el señor pudiera llegar a su casa y
realizar el trabajo correspondiente de recibir a la Virgen y a la gente, así como atenderles.

Es posible decir que de cierta forma se “suprime” un trabajo para hacer aparecer a los
demás. Por ejemplo, con César, cuando fueron los días de la fiesta del Santo Patrono de SFS,
faltó al trabajo de la cerca por ir a trabajar a la fiesta. Esto nos recuerda a lo relato por los
empresarios en voz de Leticia Osornio. Aunque la diferencia en este sentido es que, para las
personas que trabajaban en la cerca, resultaba obvio que ir a la fiesta consistía otro trabajo y
en términos temporales otro ritmo que atender y vivir.

En lo relativo al atender y vivir el tiempo, en una ocasión asistimos a una fiesta


Anastasia Blas, Guadalupe Rodríguez, su hijo menor y dos de sus hijas y se invitó a una
amiga de la familia llamada Mercedes. Pues al enterarse que estaba en SFS —ya que
Mercedes estudia y permanece fuera del municipio— le llamaron para invitarle y se le
recogió en el centro de SFS. Al regresar de la fiesta se le fue a dejar a su casa, y en el camino
nos encontramos con su mamá, a quien se le dio las gracias por haber dado el permiso, a
Mercedes, de asistir a la celebración. En esa fiesta Anastasia Blas y Guadalupe Rodríguez
fueron padrinos de la salida de secundaria de una niña, y debido a ello les dieron dos canastas
con comida. Y como parte de las gracias, a la mamá de Mercedes se le dio una canasta con
comida, donde agregaron las tortillas. La respuesta, por parte de la mamá de Mercedes, fue
que no podía aceptar dicho regalo, pues mencionó que “no tenía con qué pagarles” [el contra
regalo]. A lo que Anastasia Blas y su esposo contestaron que eso —la canasta que le dieron—
era como una forma de agradecerle (pagarle) el permitirle a Mercedes compartir tiempo con
la familia, una manera de acentuar la importancia del convivir.

Sucedido lo anterior y una vez aceptado la canasta con comida, a Mercedes le


permitieron de quedarse unos días en casa de Anastasia Blas y Guadalupe Rodríguez. Con lo
cual se resalta la importancia de “compartir el tiempo” de vida, unos con otros y el sentido y
conexión del mismo. Al decir compartir, la cuestión se direcciona a un vivir el tiempo junto
con. Y para hablar en términos del intercambio, Marcel Mauss (1979) nos ayuda con la idea
del “don”, que se acerca con más a la generatividad de las relaciones sociales para la
sostenimiento de la vida en SFS. Al igual que genera convivencia a lo largo de la vida de las

113
personas, por medio del dar, recibir y devolver, también hace involucrar a, creando efectos
en las personas para hacerlas trabajar; es decir, hacer que ayuden. Lo que es válido para las
personas, también lo es para otras especies compañeras, y con ello el intercambio va más allá
de las cuestiones materiales, como puede ser el mismo trabajo. Así, también, podemos decir
que el tiempo se intercambia, aunque vale la pena recordar que el tiempo con las personas de
SFS, no se tiene sino que se vive, lo que hace del intercambio algo muy diferente.

Este tipo de intercambio, los que no son únicamente materiales y no solo entre
humanos vid. supra, cap. 1 y 3, no es propio de las personas de SFS, sino que es una constante
en otros contextos. Un ejemplo de ello lo vemos en la descripción de González y Medellín,
cuando nos cuentan como los nahuas de la Huasteca practican una compleja y generosa forma
de trabajo, tal como lo hacen otros pueblos, pues “a través de una invitación se es ‘convidado’
[…] a trabajar […] enlazando a los convidados en un circuito de reciprocidad que se
devolverá con trabajo en algún otro momento” y este artificio tiene sus “réplicas en diferentes
ámbitos de la vida […] lo cual se constata en el trabajo que se desempeña en los rituales, […]
trabajo comunitario, el trabajo que desempeñan los animales y hasta las potencias del mundo
Otro” (González y Medellín 2008, 108, énfasis original).

En lo que corresponde al trabajo/ocio, por lo que aprendí con las personas de SFS es
menos la negación de su existencia y más el experimentar el trabajo como vida. Pues al no
estar de fondo la metáfora del tiempo como dinero, el trabajo adquiere otras connotaciones,
como el generar efectos —como ya se ha marcado— para ayudar/nos a trabajar72. De esto se
sigue que al no estar reinando la oposición del trabajo/ocio, así como la dicotomía
público/privado el hablar del hogar se vuelve algo distinto del límite que establece la
arquitectura de una casa. Por lo que incumbe al hogar, con las personas de SFS, se vive como
ese lugar de familiaridad que las personas conocen y a la vez son conocidos entrañablemente.
Esto atañe “a todos los escenarios de la vida cotidiana: ya sea la casa, la calle, el vecindario
o el lugar de trabajo” (Ingold 1995, 16–17, cfr. 2018b, cap. 3, 2012a, 76, 2011, cap. 12), la
fiesta, la fábrica o el campo, etc.

72
Aunque la metáfora del tiempo como dinero no es operativa, en lo que respecta a las personas de SFS, de
alguna manera conectan el dinero con el tiempo (climático). Por ejemplo, en el proceso que va de la siembra a
la cosecha, comentan que si el “tiempo no se compone” —es decir, si no llueve— todo va a volverse más caro,
no solo las frutas y los vegetales, sino desde el azúcar hasta el combustible.

114
Además, lo concerniente al tiempo del reloj/tiempo libre no alcanza a desplazar la
multiplicidad que las personas de SFS viven con el tiempo, un tiempo evidentemente social,
heterogéneo, relacional y rítmico, en lugar de ser mecánico, homogéneo, lineal y veloz.

Ya que el tiempo mecánico connota el reproducir, lo que implica ejecutar un modelo


de construcción, por ejemplo entrar a las 7 a.m. y salir a las 5 p.m., y si se quedan tiempo
extra es para continuar trabajando. En este sentido se ejecutan las normas en iteración y
reiteración. Lo que se juega aquí es “el ideal de la reproducción, deducción o inducción [que]
forma parte de la ciencia”. Puesto que la fábrica de maquila “trata las diferencias del tiempo
y de lugar como otras tantas variables de las que la ley extrae precisamente la forma constante
[…] para que se [re]produzcan los mismos fenómenos […] la misma relación constante entre
las condiciones diversas y los fenómenos variables” (Deleuze y Guattari 2002b, 377).

Por el contrario, el tiempo rítmico con las personas de SFS connota el seguir las
singularidades con la vida, puesto que implica una “organización distinta del trabajo, y del
campo social a [lo largo] del trabajo”. O sea que “ya no se trata […] de extraer constantes a
partir de variables” —como el quedarse tiempo de más a trabajar para cumplir con la
producción exigida— “sino de poner las variables en estado de variación continua. Si todavía
hay ecuaciones, son adecuaciones, inecuaciones, ecuaciones diferenciales irreductibles a la
forma algebraica” (Ibid., 2002b, 375), ésta última propia de la fábrica de maquila. Y estas
adecuaciones, inecuaciones son por ejemplo el quedarse más tiempo haciendo compañía sin
trabajar; el todo para Fátima; el trabajo de las flores, de la música, del copal, de los Santos
en las albas; el trabajo de Dios; el trabajo perruno o el pulque trabajando; las personas en las
tortillas, en los surcos de tierra; o con mayor precisión: el preferir hacer tortillas y no
comprarlas, entre otras cuestiones.

Esto último se dirige a presentar al material como “una materia molecularizada, y que
como tal debe ‘captar’ fuerzas […] de otro orden: el material visual debe captar fuerzas no
visibles. Hacer visible […] y no hacer o reproducir lo visible” (Deleuze y Guattari 2002a,
346). Es así que, aquello que nos enseña Anastasia Blas al decir “eso de comprar tortillas que
flojera” y preferir hacerlas —con referente a la noción de trabajo de las personas de SFS en
vinculación con el tiempo y la vida— es la de invitarnos a ver aquello que a simple vista no
se deja ver. Es decir aquella multiplicidad del tiempo, de la vida y convivencia, aquellas

115
generaciones de relaciones que permiten el sostenimiento de la vida. Algo muy diferente a
un objetivo de desarrollo sostenible o a la fábrica, como el paso de lo sostenible a lo
sustentable.

ENTENDIMIENTO EXTENDIDO

Si el trabajo es intrínseco a la vida, lo que me enseñaron las personas de SFS es que


el trabajo y el tiempo están implicados intrínsecamente. Por lo tanto, no existe algo parecido
al tiempo de trabajo y tiempo de no trabajo; lo que no es lo mismo decir que “carecen de una
expresión equivalente al ‘tiempo’” del reloj, como lo afirmó Evans-Pritchard (1977, 120)
para los Nuer. Más bien, así como el trabajo es múltiple, el tiempo para las personas de SFS
también lo es, tanto como social. Y en el cometido de su trabajo se atienden unos a otros
tiempos.

Resulta que, así como se mueven de un trabajo a otro, ciertas relaciones se


superponen, se eclipsan y/o se suprimen para hacer aparecer a otro trabajo y con ello otras
relaciones. Así también se mueven de un tiempo a otro (por decir, el tiempo de elotes, tiempo
de lluvias, tiempo de fiesta, etc.). De tal suerte que, en el trabajo como en el tiempo, no existe
ni inclusión ni exclusión sino, como lo hemos visto, extensión. Al no basarse el tiempo—
únicamente— en el sistema mecánico y repetitivo, no es homogéneo sino heterogéneamente
múltiple al extenderse.

El sentido de inclusión–exclusión es que al incluir a otro, inherentemente se eliminan


(excluyen) las connotaciones de aquél otro. Es decir, hay un repliegue hacia adentro entre
todos los que son como uno y todos aquellos que no lo son, o sea que, no se “supera el límite
desde el cual uno se posiciona”. Pero con el extender aparece el “nosotros” que supera el
límite de posicionamiento y “alcanza el paisaje de las relaciones. […] Es la búsqueda de un
terreno común […] Nos expone a los otros en vez de inmunizarnos al contacto con ellos. Este
‘nosotros’ es una comunidad de relaciones unidas por la diferencia, pero no atadas” (Ingold
2020, 54–55). Relativo al paisaje de relaciones del extender, obviamente sería un absurdo decir
que con la inclusión–exclusión no hay relaciones, sí las hay, solo que las figuras que aparecen
son las de “yo y otro”, sobre un fondo donde se habla sobre la relación como interacción.

116
Para remarcar la distinción con el extender, en esta última, la relación es como un
andar compartido, un caminar juntos en interrelación, entonces “es juntos más que el otro.
[…] Así como construir viene después del habitar, […] el otro-ismo viene luego de juntar-
ismo” (Ingold 2012b, 65, énfasis agregado). La interacción implica un punto de partida y un
final, mientras que en la interrelación simplemente se continúa. Al caminar juntos —en
interrelación— en todo momento se comparten las ideas con y de los demás. Al caminar,
mientras se conversa, los participantes escasa vez entablan contacto visual inmediato
mientras coordinan su manera de andar y su ritmo de paso. Y a lo largo de la visión periférica
los participantes “comparten prácticamente el mismo campo visual”. Por el contrario, en la
“interacción cara a cara, cada uno puede ver lo que hay detrás de la espalda del otro, lo que
abre posibilidades para el engaño y subterfugio”, donde uno podría bloquear el camino del
otro, pues la visión ya no se comparte, sino que se disputan de un lado a otro. Entonces la
interacción, en el ejemplo del contacto visual, es como “una línea recta trazada entre dos
puntos [lo que] deja cada punto inmóvil e insensible. […] La implicación […] es que las
partes que interactúan están cerradas entre sí [y] cualquier operación de este tipo es
intrínsecamente destemporalizante, cortando los caminos del movimiento”. Mientras que el
caminar juntos, en interrelación, en correspondencia alude a que “ni aquí ni allí, sino en el
[entre-]medio”73 (Ingold 2013a, 105–7).

De tal suerte que una hora es una hora sin importar lo que se realice, pero este tiempo
cronológico no marca la pauta para la noción del trabajo. En su lugar, la cuestión de percibir
el tiempo en relación al trabajo es participando en el cometido mismo del trabajo, a lo largo

73
En cierto sentido, la interacción se conecta con la lógica de la explicación, que consiste en sujetar las cosas
en coordenadas fijas referenciales por medio de la especificación, es decir que rompe el movimiento en puntos
predeterminados. Y, éstos, se conectan por medio de la articulación, que desplaza el sentir improvisado de
seguir adelante por su conexión lineal (cfr. Ingold 2018c). Si la interacción es para el incluir-excluir, recordemos
que la interrelación es para el extender. En ese sentido Viveiros de Castro y Marilyn Strathern, nos enseñan otra
forma de distinguir la cuestión de incluir–excluir con el extender, al hablarnos del perspectivismo moderno y
pluralista, como de la perspectiva amazónica y melanesia. Empezando con la primera señalan que, la existencia
de cada individuo es con su visión del mundo y nunca es completa, después se encuentra la perspectiva de la
sociedad, misma que es inconmensurable con las perspectivas de las partes individuales. Es así que en esa lógica,
cada perspectiva cuando incluye otro punto de vista, lo hace como parte de sí misma; es decir, “tiene que excluirla
como perspectiva. En otras palabras, hay una jerarquía. […] No hay intercambios [interrelaciones] de perspectivas;
simplemente hay acumulaciones [interacciones] de perspectivas diferentes e individualizadas sobre el mundo. […]
En el caso de la Amazonía y Melanesia, una perspectiva asume [se extiende a] la perspectiva de otra” (Viveiros
de Castro y Goldman 2008, 29–30; cfr. Strathern 2014; Para otras referencias entorno a la distinción entre
interacción e interrelación ver: Ingold 2018a, cap. 2; Haraway et al. 2007).

117
de lugares, es así que más que estar ante el trabajo (enfrentándolo), se está para/con el trabajo
(Merleau-Ponty 1994, 424).

En este estar para/con el trabajo, parece que el paso del presente a otro presente se
efectúa, más no se piensa, no se es su espectador. Esto puede entenderse mediante la metáfora
de que hay un chorro de agua, como el que hay un tiempo (no en el sentido de que es solo 1,
sino de unir). Por ejemplo, “el agua cambia y el chorro de agua permanece porque la forma
se conserva […] porque cada onda sucesiva recoge las funciones de la anterior: onda
impulsora respecto de la que impulsaba, se vuelve, a su vez, onda impulsada respecto de otra;
y esto proviene de que, desde la fuente hasta el chorro, las ondas no están separadas”
(Merleau-Ponty 1994, 429), sino conectadas parcialmente.

El ejemplo anterior toma coherencia al recordar como Anastasia Blas, moviéndose a


lo largo del camino de su casa al molino, antes del amanecer y viendo las estrellas, evoca los
momentos de cuando su hija e hijo vivían en SFS y que ahora están en EEUU, y con ello sus
deseos, vid. surpa, p. 67. Estas experiencias de Anastasia Blas, son menos un indicio con la
cual se podría construir un soporte o conjunto de piezas que lecciones de las cuales debemos
aprender.

Por consiguiente, se infiere que no hay una separación entre el pasado, futuro y
presente. Lo que hay, es que el presente se extiende al pasado como al futuro. Con el tiempo,
sucede lo que con el lugar; al moverse de un lugar a otro, se hace sin cruzar un límite. Y de
la misma manera se puede “pasar de un presente a otro sin tener que atravesar ninguna barrera
cronológica que se supone debe separar cada presente del siguiente” (Ingold 2000b, 196).
Esto no es lo mismo que decir que no hacen uso del tiempo metronímico, puesto que tanto el
calendario como el reloj no se descartan en su cotidianidad. Más bien, como la música, el
tiempo se extiende tanto al metrónomo como a los ciclos y repeticiones rítmicos.

Si bien con el metrónomo se incrustan divisiones artificiales en segmentos “iguales”,


como lo hace el calendario, sobre el movimiento no diferenciado como cada 4 de octubre; al
manifestarse el ritmo, lo hace como intrínseco al movimiento. El ritmo consta en la continua
generación y resolución de tensiones. Pues cada resolución es la preparación para generar la
siguiente tensión. Como en la música, existen notas sostenidas, que son menos una división
en segmentos que momentos de alta tensión, cuya resolución se vuelve más inminente cuanto

118
más tiempo se sostiene74. Así como la vida social, el tiempo nunca termina, por lo que no
hay rupturas/divisiones de un pasado del presente, sino que aquel pasado es parte integral del
presente. De ello se sigue que no hay una sola hebra de tiempo única, unidimensional y
unidireccional, sino un complejo entretejido de muchos ciclos rítmicos concurrentes75 (cfr.
Ingold 2000b, 197).

Entonces lo rítmico del tiempo, no solo se genera del entretejido de movimientos y la


correspondencia entre humanos, sino también en la manera en que estos movimientos y
correspondencias hacen eco en ciclos no–humanos y viceversa. Es por ello que hay mucho
que aprender acerca de la noción de trabajo de las personas de SFS, manifestado —entre
otras cuestiones— con lo que condesa Anastasia Blas al decirnos que, “¡eso de comprar
tortillas, que flojera!”.

74
Esto surge de procesos como el 6 de octubre, cuando es el cambio de cargos. Ya que es un movimiento de
alta tensión y sentimiento de evocar los momentos vividos y por vivir —como hilos largos de reciprocidad y
efecto— que fluyen entre lágrimas y dolor, por un lado. Y por otro, el ser correspondido por un trabajo cedido
a otras personas; es en ésta generación mutua y atenta, lo que puede decirse que el tiempo evocado reposa en
atender y unir más que en el separar (ver Fotos 46-48). También es lo que nos muestra cuando, al resolver el
trabajo de la fiesta se superpone, se eclipsa o se cortan otras relaciones, como el faltar a la fábrica o a la cerca
para ir a trabajar a la fiesta.
75
Carlos Mondragón (2018) nos muestra que el tiempo unidireccional y unidimensional de la perspectiva
occidental es solo uno entre muchos existentes. Pues nos describe cómo, en algunas partes del mundo
austronesio (especialmente con los habitantes del archipiélago Vanuatu), como en otras regiones del mundo,
hay un entendimiento múltiple de las formas que el tiempo toma.

119
Trabajo que no concluye: relaciones que se sostienen
Lo descrito a lo largo de esta tesis fue, la manera en cómo dos perspectivas
conceptualizan y hacen operativo aquello que se da a entender como trabajo, dándose éste
en un mismo lugar. Y una vez planteada la cuestión como una homonimia, el abordaje se
basó en seguir las consecuencias que cada una de las perspectivas produce o genera. Más
importante aún, cabe resaltar, es que, aquello que se da a entender por abordaje consistió en
tomar a las personas, es decir sus conceptualizaciones y sus interrelaciones, en serio. Esto es,
de facto, dejar a un lado la relación conocida como sujeto–objeto a lo largo de la
investigación. Tomar en serio a las personas de SFS es hacer operativa su participación en
esta investigación, esa es la de reconocer que para el tema abordado las personas de SFS son
expertas y nada pasivas.

Con ello la cuestión de no imponer con anticipación los supuestos de cultura–


naturaleza (incrustados —a veces implícita otras explícitamente— en las definiciones
asignadas para el trabajo), sino poner en relación dichos supuestos, fue algo dado y que
posibilitó hablar de lo que podemos llamar una realidad de las personas de SFS. Esto —la
cuestión de la realidad— está lejos de afirmar, como diría Viveiros de Castro (2016, 52,
énfasis original), “la relatividad de lo verdadero”, aquello que da a entender el despliegue de
una única naturaleza y múltiples culturas. Donde lo múltiple —en este caso— es colocado
en las representaciones que se producen sobre la única naturaleza. Por lo tanto, si la verdad
—en la presente investigación— ha estado involucrada, es aquella que se enuncia como la
“verdad de lo relativo”. Es decir, más que un relativismo, es “un relacionalismo, por el cual
se afirma que la verdad de lo relativo es la relación”.

Y es la relación la que ha estado —ya como una herramienta interconceptual o


interpersonal, por ejemplo— longitudinalmente en la presente descripción. Y esto tiene que
ver con tomar en serio a las personas. Pues las personas de SFS —como la antropología—
siendo mis mentores, me han enseñado “cómo tomar el pensamiento del otro en serio. Esto
es, […] una cuestión de darse (a sí mismo) los medios, o los instrumentos para poder tomar
el pensamiento del otro en serio” (Fujigaki Lares, Martínez, y Salazar González 2014, 238).
Por lo tanto, ¿qué pasa cuando ciertas analogías, que muestran las personas de SFS, no tienen
sentido con las propias —las “nuestras”— o bien con la manera en que comparan diferentes

120
elementos de su vida con otros elementos? Desde mi entender, allí tienen mucho que
enseñarnos.

Un ejemplo de cómo muestran y comparan diferentes elementos de su vida fue al


hacerme saber que, son los perros los que más trabajan; que el copal y las flores trabajan
elevando y llevando las plegarias a los Santos; y éstos trabajan para hacer llegar a Dios dichas
plegarias y que, por lo tanto, se espera una correspondencia interpersonal. Hacer esta
afirmación —desde la disciplina antropológica— de que otras especies trabajan, además de
la humana, no es tarea sencilla76. Debido a que se ha dado por sentado —a lo largo del tiempo
tanto en las investigaciones como en presupuestos y usos conceptuales— el postulado de que
solo los humanos trabajan, por no mencionar sus derivados, que han sido relatados a lo largo
de la presente tesis. Entonces, no es una tarea fácil “porque es necesario movilizar, [sino]
toda, [gran parte de] la antropología para que esto pueda suceder” (Ídem). Y este fue un
desafío que se ancla en el ¿cómo hacer una descripción, lo más cercana posible, a la estética
de las personas de SFS?

Por estética me refiero a “la idea de que las cosas que viven en la cultura —o en la
vida— viven porque tienen una forma particular y persuaden porque toman una forma
particular” (Strathern 1999, 167). Por lo cual, parte de este cometido fue evidenciar cómo se
da la diferencia en las formas de pensar que subyace en el trabajo como una homonimia. Y
esto, evidentemente, ha afectado a la forma de descripción. Entonces, para llegar a saber cuál
es la noción de trabajo de las personas de SFS, fue necesario evidenciar/describir que cosas
han sucedido respecto al trabajo. Es decir, encontrar cómo aparece el trabajo en dicho lugar,
o lo que es lo mismo, saber cómo —para las personas de SFS— el trabajo toma una forma
relacional.

El sentido fue entender el trabajo y las cosas. Y este fue menos en un sentido
sustancial que en un sentido estético. Ya que el trabajo, junto con las cosas, es reconocido
por “la forma; su apariencia, sus cualidades y atributos que [deben hacerse] visibles” (Ibíd.).
“La evidencia [de esto] viene en la forma de los propios efectos sobre otras personas”
(Strathern 2014, 379), como lo relatado con respecto al ayudar y/o al reconocimiento con las

76
Vale decir que ésta investigación, no es la primera ni la única que ha hecho el intento de plasmarlo, aunque
cada una desde diferentes rutas y herramientas.

121
propias personas de SFS. Así también, con los efectos generados —relativo al
conocimiento— en la misma disciplina antropológica respecto a que podría ser el trabajo.

Esto se conecta con la cuestión de tomar en serio, que equivaldría a aprender con las
personas de SFS. Y es lo que se mostró a lo largo de esta tesis. Es decir, que aquello que nos
enseñan las personas de SFS es, por un lado, a replantear mucho de lo que damos por sentado.
Por otro, nos traza preguntas como el ¿qué pasa con nuestro pensamiento, que nos plantea
que solo la especie humana puede trabajar, que sólo hay un tiempo lineal y mecanizado?
¿Qué pasa con nuestro pensamiento que hace de la idea, de que tanto la música trabaja como
que el copal, los santos, el maguey también trabajen nos parezca mera fantasía; o que la
cuestión de que el tiempo sea múltiple y no lineal ni fragmentado también parezca fantástica?

Muy en fondo, en esta investigación se encuentra el posicionamiento de que “no nos


toca […] decidir por [las personas de SFS] lo que es real o no” (Fujigaki Lares, Martínez, y
Salazar González 2014, 239). Cabe añadir que, en conexión con esto, “una antropología que
se niega aceptar [una Otra noción de trabajo], que reduce el [sentido] a la creencia, al dogma
[…] se ve obligada a caer en la trampa de tener que creer ora en los significados nativos, ora
en los nuestros”. Lo consecuente de esto es que la “primera alternativa, se nos dice, es
supersticiosa y subjetiva; la segunda, según algunos, es ‘ciencia’” (Wagner 2019, 112).

Junto con este llamado de atención que Wagner nos hace, la noción de trabajo caminó
con las consecuencias relacionales de las personas de SFS, como son las cuestiones del
convivir, del saber–hacer, la noción del entorno, de la generatividad, por decir unos ejemplos.
Por lo tanto, tomó distancia de los postulados que subyacen a la perspectiva de la mercancía,
pero ello no implica que las personas de SFS no se relacionen con estos postulados. Sí se
relacionan, pero la forma de hacerlo, como se ha descrito es con el extender, más no con el
incluir–excluir.

En ese sentido si la principal pregunta se planteó como: ¿qué es la noción de trabajo


de las personas de SFS?, la ruta de la presente investigación requirió extender la misma
pregunta a la perspectiva de Leticia Osornio. Esta puntualización ayudó a la descripción de
ambas perspectivas, en la manera de mantener una distinción analítica, que nos llevó a relatar
que las personas de SFS no tienen el trabajo, tal como no tienen el tiempo. Lo que podemos
decir es que, las personas de SFS están en el trabajo y como tal, el trabajo se hace visible en

122
lugares precisos, a lo largo de tiempos múltiples. Es así que el trabajo apunta a formas
relacionales.

Con esto las personas de SFS marcan una diferenciación importante, ante lo que
algunos estudios —que dependen del capital para decir que es el trabajo— marcan como
opciones que a menudo se tienen que elegir. Éstas son, aquello dicho como que “se trabaja
para vivir” o por el contrario “se vive para trabajar”. Pero las personas de SFS, nos enseñan
otra alternativa que no se incrusta en ninguna de las dos anteriores; esta es, la cuestión de que
“la vida, es como un trabajo”, tal como se ha estado describiendo. Por otro lado, en la presente
descripción no se cuestiona el hecho de que haya personas que quieran crear trabajo y con
ello hacer ganar dinero; sino que, aquello que se cuestiona son lo modos de pensamiento que
encapsulan lo que es el trabajo y con ello cómo afecta en las relaciones interpersonales.

Así, abordar el trabajo como una homonimia, más que ser un punto de llegada fue el
punto de partida con el cual se des/encontraron un sinfín de des/conexiones. Es por ello que
la propuesta de pensar en, no perder de vista la diferencia que se oculta entre la perspectiva
de las personas de SFS y la de Leticia Osornio, referente al término trabajo, fue para
“capitalizar la crítica al binarismo” (Strathern 1989, 56). La cuestión en este sentido se dirigió
a cómo conceptualizar la diferencia de forma diferente; es decir, “otra forma de transmitir
similitudes y diferencias que no requieran de la ontología de la economía de la oposición”
(Ídem, 56-57). Parte de lo descrito en la presente tesis —en lo que concierne a la relación
entre ambas perspectivas— fueron ejemplificaciones, menos de formas binarias o
dicotómicas que de formas relacionales y analógicas de imágenes del trabajo, del tiempo y
de la vida. Dichas ejemplificaciones fueron posibilitadas por la enseñanza recibida de las
personas de SFS, al mostrarme la multiplicidad de procedimientos que viven en lo relativo a
su noción del trabajo.

Lo que sobresale entre ambas perspectivas es, que son formas diferentes y no
opuestas, lo que no quita que en la perspectiva de Leticia Osornio no opere bajo el binarismo
y la oposición. Pues como hemos visto, el trabajo se conceptualiza como opuesto al ocio bajo
la perspectiva de la mercancía, pero en la forma de las personas de SFS que he intentado
describir, se conceptualizan como extendidas a nudos del convivir o, del ir caminando junto
con otras especies. Parte de las consecuencias son que —en la perspectiva de las personas de

123
SFS— no hay un entre, no existe —podríamos decir— distancia entre las dos formas, ya sea
entre el trabajo y el ocio o entre ambas perspectivas, pues lo que existe es un entre–medio.
Allí radica la importancia de hacer saber que, la división hecha en lo que concierne a la
presente tesis, entre Leticia Osornio y las personas de SFS, es analítica, ya que permite ver y
entender las relaciones.

Por lo que atañe a las personas de SFS, fue posible notar que el trabajo se extiende al
ocio y viceversa, y en esta relación lo difuso y lo ambiguo no tiene cabida. Por mi parte, el
intento fue hacer funcionar la analogía–como–comparación, entre las dos perspectivas
abordadas, con ayuda de la relación, aquella herramienta que no respeta escalas. También, el
intento estuvo en hacer funcionar lo emitido como conexiones parciales (Strathern 2004). En
las cuales, sus manifestaciones se dirigen —por ejemplo— en que el ayudar, sea lo que sea
“ayudar” (tal vez) está en las peticiones en el alba, pero el “ayudar” no puede ser reducido a
las peticiones en el alba. Ya que también se hace presente en el trabajo con la tierra, ya sea
con humanos, con animales o con Dios cuando se siembra el maíz y se detienen en el centro
del terreno para hacer las peticiones de ayuda (Law 2004, 64).

O bien, las manifestaciones de aquellas conexiones parciales están en que el ayudar,


el convivir, o aquello que implica el estar junto con, o bien el extender son: más y menos que
sí mismos (Holbraad y Pedersen 2009, 373). O sea que el ayudar, el convivir, etc., por lo que
respecta al trabajo —son más— no solo porque se da con seres humanos, sino que va más
allá que en una sola especie; no solo implica un rango delimitado de espacio, sino que se
extiende a lo largo de los lugares. De igual manera, son menos que sí mismos porque implican
una de muchas relaciones potenciales, sean afectivas, económicas, de aprendizaje, de
extensión, de compañía, etc. En otras palabras estas conexiones parciales aluden a aquellas
“semejanzas familiares” (Pitarch 2013, 15; Cfr. Mol 2002, 80) descritas como la
correspondencia y el reconocimiento experimentado desde el trabajo con la fiesta, en la cerca,
en la siembra, en el saber–hacer las tortillas o el ir a cuidar las borregas.

También la idea de conexiones parciales alude a utilizar la descripción etnográfica


como herramienta, con la cual pueda ser posible colocar diferentes contextos en evidencia.
No solo desde donde, como investigador parto; o el de las/os interlocutoras/es, o como
también desde donde se les mira; o bien el contexto desde donde parte el lector; o aquél

124
contexto de producción de conocimiento que ha abrazado al debate relativo al tema del
trabajo. El interés con las conexiones parciales, en la presente descripción (al colocar
deferentes contextos en evidencia), no es la construcción de verdades convincentes, sino lo
que importa es esa posibilidad de intercambiar e interrelacionar diferentes experiencias y
saberes de diferentes personas en SFS con aquellos otros contextos y con ello experimentar
los efectos que estas conexiones pueden otorgar. Resulta evidente que esta permutación de
contextos no llega a ser completa sino parcial, se enfatiza que esta descripción etnográfica ha
sido un medio para subrayar los contrastes y mediaciones que brotan del choque entre los
contextos (Mendes Gonçalves da Rocha y Cardoso de Oliveira 2013).

Por otra parte, para dar cuenta de que —para las personas de SFS— los conceptos del
“tiempo del reloj” y “tiempo libre” no son prácticos en su cotidianidad —y que por medio de
ellos, para la perspectiva de Leticia Osornio, se construye una oposición que permite saber
qué es el trabajo, qué es el tiempo, o la vida— lo que resalta es algo más. Esto es aquella
multiplicidad del tiempo. Que en el fondo lo que hay —con las personas de SFS en esta
multiplicidad— es que el tiempo más que tenerlo, se vive con esta multiplicidad de tiempos
junto con. Por tanto, no solo he estado apuntando a una diferenciación (una oposición no
posible) entre la perspectiva de las personas de SFS y la de Leticia Osornio, sino también lo
que he estado apuntando es a aquella imposibilidad de la oposición tiempo del reloj/tiempo
libre para operar en la noción de trabajo de las personas de SFS, tal como si es posible en la
perspectiva de la mercancía.

Es así que el intento de la descripción ha girado, por un lado, en la forma —un tanto
“escandalosa”— de los perros, las flores, la música, los Santos, Dios, el maguey entre otras
especies. Y por otro lado, la descripción exploró cómo estas formas, además de llegar a ser
personas o más que personas, al vivir junto con, hacen socialidad. Posibilitando, con ello,
que se esté en el trabajo con sus mutuas interrelaciones, haciendo difícil evidenciar donde
termina un trabajo [relación] y dónde comienza otro[a]. Por ejemplo, en el cometido de la
siembra, cuando a mitad de terreno establecen una comunicación con Dios, se puede ver
como intrínseco al trabajo del alba y al trabajo de sus participantes humanos y de otras
especies compañeras. O sea que, el punto importante está en la creación y el mantenimiento
de las relaciones que sostienen la vida en estos cometidos.

125
Ante esto, una de las implicaciones en torno a la noción de trabajo de las personas de
SFS, es que la realización misma del trabajo da como resultado formas que densifican toda
una historia de interrelaciones. Por medio de esta densificación es posible orientar los poderes
de diversas personas y especies compañeras. Como aquello relatado con la bendición de
semillas o la cuestión de generar la participación, donde cualquier especie compañera y sus
relaciones con los demás generan o aprovechan las posibilidades/potencialidades. Es decir,
la intención y la conexión esta en describir lo político y no despolitizar sus prácticas en torno
al trabajo.

De tal suerte que, aquello enunciado como las habilidades —y por qué no, las
relaciones técnicas— que las personas despliegan, pueden traducirse en la forma o la potencia
de la generatividad, descubierta y/o inventada (es decir, con co-implicaciones ya dadas y/o
relaciones significativas creadas) en el saber–hacer, a través del cual el poder como
correspondencia también está orientado en el trabajo. Y esto solo es un ejemplo de las
consecuencias generadas por lo emitido, en voz de Anastasia Blas, de “eso de comprar
tortillas, ¡que flojera!”. Es decir, la imagen a la que —en el transcurso de la tesis— se ha
planteado como el preferir hacer las tortillas y la negativa a comprarlas, es lo que posibilitó
la invención de esta tesis. Puesto que “hasta que nuestra invención de otras culturas no sea
capaz de [generar], al menos en principio, el modo en que esas culturas se inventan así
mismas, la antropología no podrá adecuarse a su papel mediador”. Esto es, a aquel “modo de
describir a otros tal como nos describiríamos a nosotros, y a la inversa”. Pues al fin y al cabo,
en la presente investigación se dio la necesidad de ser capaces de experimentar la noción de
trabajo de las personas de SFS como “significado alternativo, en vez de hacerlo a través de
su literalización o de su reducción a nuestras premisas” (Wagner 2019, 113).

Es así que el hablar —desde el punto de vista de la perspectiva de la mercancía— de


perros como persona, de personas en las tortillas y en la tierra, de que la música y otras
especies compañeras trabajan, podría sonar absurdo y a menudo trivial, banal o
insignificante. Pero como lo hemos visto, a lo largo de la presente tesis, esta estética del
trabajo que nos presentan las personas de SFS pueden plantear aspectos e interrogantes
primordiales sobre la vida y los lugares en donde vivimos.

126
Recordemos como en las primeras páginas, se citaba a distintas fuentes que al hablar
del desempleo, lo abordaban como uno de los grandes problemas de los que enfrenta la
humanidad. Es decir un problema general, que se contrarresta con una noción de trabajo
general; y cómo en este cometido la OIT, o bien Leticia Osornio, pretenden abordar las
desigualdades sociales, económicas y de sexo. En este sentido, lo que nos enseña la noción
de trabajo de las personas de SFS, entre otras cosas, es que las primeras desigualdades a
abordar son aquellas incrustadas en el equipamiento conceptual utilizado en los medios de
comunicación, en las instituciones político-económicas, así como los que han sido utilizados
en la disciplina antropológica referente a qué es el trabajo.

En definitiva, entre otras cosas que hemos aprendido con las personas de SFS y su
noción de trabajo es, que el trabajo no es una actividad únicamente humana, económica y
universal, sino una cuestión de multiespecies, intricada en la socialidad, con una
multiplicidad de expresiones encontradas en los diferentes lugares, al mismo tiempo
resaltando el convivir en formas relacionales que se comprometen con el reconocimiento y
la correspondencia. Entonces si existen proyectos para crear trabajos, pueden aprender que
el reconocimiento —y por lo tanto sus implicaciones— es una forma digna de relación a
tomar en cuenta, entre muchas otras, en el trabajo con las personas de SFS.

Por último, cabe resaltar que tanto el conocer las experiencias e historias de la vida
con las personas de SFS como el plasmarlo a lo largo de la presente tesis fue posibilitado por
el dispositivo relacional. Porque al fin y al cabo, un abordaje “relacional sigue siendo una de
las fortalezas clave de la antropología […], y lo hace entre otras cosas debido a su voluntad
[…] de moverse entre las relaciones conceptuales e interpersonales en sus descripciones de
la vida social” (Strathern 2005, 8–9).

127
Dones fotográficos, convivencia visual77

Foto 1. La Virgen de Guadalupe y su arreglo floral. Después de


ser atendida por las personas responsables del cargo. Foto 2. Elevando las plegarias antes de entrar.
Fotografía por Leticia Jiménez, 2019. << Fotografía por Leticia Jiménez, 2019. <<

Foto 4. Haciendo oración y plegaria con música, usando el


Foto 3. Imágenes frente al altar. sahumerio con incienso de copal.
Fotografía por Leticia Jiménez, 2020. << Fotografía por Leticia Jiménez, 2020. <<

77
Todas las fotografías que no han sido tomadas por el autor de la presente tesis, cuentan con la autorización
para su publicación. En su mayoría las fotos me las enviaron, sin requerirlas, conforme se experimentaba la
vida en SFS. Es por ello que con el título “convivencia visual”, se pretende hacer referencia a la conexión
mantenida, a pesar de la distancia. Dicha convivencia fue posibilitada por sus dones fotográficos, y por dones
deseo expresar dos cosas; la primera, a aquella dádiva o regalo, en términos de Marcel Mauss, que recibí con
constancia. La segunda, hace referencia a su habilidad que poseen para captar la vida social. Pues en estas
fotografías, a las que podemos referirnos como una organización de materiales antropológicos, nos muestran
como la forma en que los actores presentas sus vidas, la recopilación y la sistematización ya aparecen logradas.

128
Foto 5. Virgen de Guadalupe. Foto 6. San Francisco de Asís.
Fotografía por Leticia Jiménez, 2019. << Fotografía por Leticia Jiménez, 2019. <<

Foto 7. Lo que antes fue el “Auditorio” y paso a ser “Confecciones San Francisco”.
Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2018. <<

129
Foto 8. Rezos y plegarias en el alba, con música y copal.
Fotografía por Leticia Jiménez, 2018. <<
Foto 9. Los Músicos y la Música en el alba, días previos al 4 de
octubre, el día de San Francisco de Asís.
Fotografía por Leticia Jiménez, 2018. <<

Foto 10. Personas trabajando en los adornos para la celebración de Foto 11. Adorno listo para ser colocado. Hecho para la celebración
San Francisco de Asís. de San Francisco de Asís.
Fotografía por Leticia Jiménez, 2020. << Fotografía por Leticia Jiménez, 2020. <<

130
Foto 12. Adornos listos para ser colocados. Hechos para la Foto 13. Adorno floral, hecho y colocado en la iglesia grande el 3
celebración de San Francisco de Asís. de octubre para la celebración de San Francisco de Asís.
Fotografía por Leticia Jiménez. 2020. << Fotografía por Leticia Jiménez, 2020. <<

Foto 14. Leyenda de “Hermano Sol y Hermana Luna” en el adorno Foto 15. Caminando y bailando con toritos rumbo a la cancha para
floral para la iglesia chica. recibir a los invitados de San Francisco de Asís.
Fotografía por Leticia Jiménez. 2020. << Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2019 <<.

131
Foto 16. Esperando a los invitados de San Francisco de Asís.
Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2019. <<

Foto 17. Dando la bienvenida a los invitados de San Francisco de


Asís.
Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2019. <<

Foto 18. Recibiendo a los invitados de San Francisco de Asís.


Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2019. <<

Foto 19. Uno (de dos) de los grupos musicales para recibir a los
invitados de San Francisco de Asís.
Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2019. <<

132
Foto 20. Rezo y plegarias en el alba, elevándose con la música y el copal ante las dos imágenes de San Francisco de Asís en las primeras
horas del 4 de octubre.
Fotografía por Leticia Jiménez, 2020. <<

Foto 22. Anastasia Blas en el molino.


Foto 21. Compartiendo el tiempo de la cosecha en SFS. Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2018. <<
Fotografía por Guadalupe Rodríguez, 2020. <<

133
Foto 24. Guadalupe Rodríguez con su yegua.
Foto 23. Iniciando con la cocción de las tortillas. Fotografía cedida por Guadalupe Rodríguez, 2016. <<
Fotografía por Lupita Rodríguez 2020. <<

Foto 25. Guadalupe Rodríguez con su vaca. Foto 26. La especie perruna trabajando con las borregas.
Fotografía por Luipita Rodríguez, 2020. << Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2021. <<

134
Foto 28. Guadalupe Rodríguez y su yunta, trabajando con la tierra..
Foto 27. Muñeca, trabajando con quien se separa del grupo. Fotografía por Lupita Rodríguez, 2019. <<
Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2021. <<

Foto 30. Cuidado de los cachorros mientras llega el momento de ir


a cuidar.
Foto 29. La tortillería después de haber dejado la máquina para usar Fotografía cedida por Lupita Rodríguez, 2020. <<
las prensas.
Fotografía por Alicia Caballero, 2020. <<

135
Foto 32. Con el maguey atrás Alicia Caballero con Boby cuidando
Foto 31. Negrita al fondo cruzando el río mientras Boby se refresca a las borregas (especies compañeras).
en el agua en camino a la cosecha. Fotografía por Alicia Caballero, 2020. <<
Fotografía por Alicia Caballero, 2021. <<

Foto 33. Borregas dispersadas al cuidado de la especie perruna.


Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2021. <<

Foto 34. Guadalupe Rodríguez junto con la yunta preparando la


tierra un día antes de sembrar.
Fotografía por Alicia Caballero, 2020. <<

136
Foto 35. El día de la siembra. Cuatro peones a la izquierda, Guadalupe Rodríguez y la yunta a la derecha: juntos trabajando con la tierra.
Fotografía por Alicia Caballero, 2020. <<

Foto 36. El maíz empezando a crecer.


Fotografía por Alicia Caballero, 2020. <<

Foto 37. El maíz ya crecido, empezando a dar elotes.


Fotografía por Alicia Caballero, 2020. <<

137
Foto 38. Las heladas que, con la ayuda de Dios, llegaron después de la cosecha.
Fotografía por Alicia Caballero, 2020. <<

Foto 40. “Papá dice que: ‘es igual de importante la más


Foto 39. Después de haber establecido comunicación con Dios, por pequeñita’”.
medio de los Santos, se coloca la cruz de flores. Las palabras (y la fotografía) son de Lupita Rodríguez, citando a su
Fotografía por Alicia Caballero, 2020. << papá Guadalupe Rodríguez, 2020. <<

138
Foto 41. Una especie compañera, previo a ser raspado por Alicia Foto 42. En la cerca con las borregas.
Caballero. Fotografía por Guadalupe Rodríguez, 2020. <<
Fotografía por Alicia Caballero. <<

Foto 43. Rafia y bolsas tejidas por Anastasia Blas. Foto 44. Bolsa de mano tejido por Anastasia Blas mientras cuida.
Fotografía por Lupita Rodríguez, 2020. << Fotografía por Lupita Rodríguez, 2020. <<

139
Foto 46. El 6 de octubre regenerando los horizontes, flujo de dolor
y lágrimas.
Fotografía por Leticia Jiménez, 2020. <<

Foto 45. En la cerca Chucho y Valente, comiendo juntos.


Fotografía por Guadalupe Rodríguez, 2019. <<

Foto 47. La noche del 6 de octubre, después de la tensión del cambio


de cargos el convivir continúa. Cada persona que tiene un cargo lleva Foto 48. La noche del 6 de octubre… Una forma en el que el
comida (arroz, mole, pollo y tortillas) que reparten a todas las convivir se hace presente, compartiendo comida, tortillas, tiempo,
personas presentes etc., con las cuales las relaciones se sostienen junto con la vida.
Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2019. << Fotografía por Luis Alberto Aguilar, 2019. <<

140
Mapas

Mapa 1: El Estado de México y sus municipios.


Ubicación del municipio de Acambay de Ruiz Castañeda.
Fuente: INEGI <<

Mapa 2: Municipio de Acambay de Ruiz Castañeda


Ubicación de San Francisco Shaxni
Fuente: INEGI <<

141
Mapa 3:San Francisco Shaxni y los lugares vecinos
Fuente: OSM <<

Mapa 4: San Francisco Shaxni, vista en satélite


Ubicación de la fábrica de maquila
Ubicación de las dos iglesias y el centro
Fuente: Google maps. <<

142
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