educaciขn
educaciขn
educaciขn
Indianismo,
educación y multiculturalidad
p. 125-191
TEXTO NOTAS
TEXTO COMPLETO
263 Chartier. Escribir las prácticas. Foucault, de Certeau, Marin. p. 22
9“Warisata, la escuela ayllu” fue publicada por primera vez en 1962, por
Elizardo Pérez, uno de los fundadores de la escuela, como ya se
mencionó en el segundo capítulo de esta investigación 264. A través de
sus páginas, el autor relata el proyecto del que formó parte junto a
Avelino Siñani y la comunidad aymara entre 1931 y 1940, en el altiplano
boliviano. En 1992, Carlos Salazar Mostajo escribió el prólogo de la
segunda edición de la obra, en el que constató el renovado interés por
la escuela ayllu, a través de la realización de eventos académicos de
investigación y divulgación, además de la circulación del tema en los
espacios de debate público265. Por el influjo que el relato sobre la
escuela ayllu había tenido en la memoria colectiva y en los espacios de
reflexión sobre la educación indígena, la revisión de esta publicación se
hace pertinente, ya que a través de ella, se puede acceder a algunas de
las regularidades de las trayectorias discursivas que interesan.
10La insistente aparición de Warisata en las reflexiones sobre educación
para y desde los pueblos originarios, de su capacidad para llevar
visibilizar y legitimar modos de organización social y política
comunitaria con los del Estado -por momentos débilmente conciliables-
da cuenta de la pertinencia de profundizar la mirada al texto. A su vez,
una lectura simplificadora del proceso llevado a cabo en el altiplano ha
tendido a pasar por alto los matices y las tensiones producidas, lo cual
ha llevado a una interpretación un tanto sesgada y romantizada, lo que
ha jugado en contra de la dilucidación de las negociaciones y
articulaciones que los agentes pusieron en marcha.
11Por ello el análisis se emprende considerando la lectura crítica de la
obra, vinculándola a los procesos políticos y sociales que atravesaron el
relato, tanto en el período de vida de la escuela, como en el que se
elabora de manera escrita la narración. Una de las cuestiones que se
debe considerar es que las hipótesis que planteó Pérez estuvieron
atravesadas por el nacionalismo, producto no solo de la Revolución
de 1952, sino de la mirada predominante en todo el siglo XX, en la
mayoría de las organizaciones y sus liderazgos, ya sean estos de
carácter político, social e incluso cultural.
12Durante el último período de Warisata, Elizardo Pérez, fue nombrado
Director Nacional de Educación Indígena, entre 1937 y 1939, y
posteriormente, Ministro de Educación en 1949. Entre el año en que se
cerró la escuela, y la fecha de publicación del libro, se había realizado el
Primer Congreso Indigenal de Bolivia; se habían producido las rebeliones
de 1947; devino la revolución nacionalista y a inicios de la década del
sesenta, el debilitamiento del gobierno del MNR dio paso al período de
dictaduras militares, que se iniciaron en 1964. Ese momento de
transición es el que recibió la publicación del texto. Todos estos
elementos remiten a las condiciones en las que Pérez puso por escrito
su discurso educativo y su interpretación de la alianza entre el Estado y
las y los indígenas, fuente de la creación de la escuela ayllu.
13La obra fue estructurada en tres partes. La primera de ellas se
tituló Tradición, en la cual hizo un relato sobre las instituciones
indígenas que permanecían vivas en la comunidad aymara y el tipo de
funcionamiento que desarrollaban, desplegando la hipótesis de la
continuidad de estas prácticas hasta la fundación de la escuela, que fue
su corolario. La segunda parte del libro apuntó al proceso de invención
de la escuela, se tituló Construcción, e intentó esbozar su trayectoria y
levantamiento colectivo, vinculándola al devenir sociopolítico boliviano.
En tercer lugar presentó la parte llamada Extensión y destrucción que
buscó poner en perspectiva la forma en que el proyecto se fue
ampliando hacia más regiones bolivianas y el lugar que adquirió en el
contexto latinoamericano. Finalmente, su escritura relata la forma en
que Warisata fue llevada al cierre.
266 Cristina Oyarzo, Demanda Indígena por el derecho a la educación en Bolivia:
producción y participac (...)
273 Ibid.
44La caída del MNR en 1964, en medio de fuertes tensiones con los
sectores sociales, abrió en Bolivia el periodo autoritario que se extendió
hasta 1982284. Las dictaduras militares funcionaron de forma
contradictoria sobre buena parte de estructura institucional que instaló
en nacionalismo revolucionario 1953, y concretaron un alejamiento
definitivo de los movimientos obreros285. De ahí que la intersección del
modelo de los militares, con una disposición relativamente conservadora
de los indígenas, redundó en el “pacto militar-campesino”. Este arreglo
se orientaba al mantenimiento de los avances de la reforma agraria
implementada en 1953, constituyendo “una estrategia institucional de
enlace entre el sindicalismo paraestatal y el ejército, para sustituir a la
articulación sindicato-partido-Estado vigente durante el periodo del
MNR”286. En este marco, el ejército cumplió un rol interlocutor entre las
formas sindicalizadas de los indígenas y el Estado.
45Justo en ese interfaz es que apareció la escritura de Fausto Reinaga,
pieza fundamental del sustento político de los movimientos indianistas
y kataristas que asumieron protagonismo en la década de los ochenta y
noventa, y que contribuyeron significativamente a la consolidación de
los discursos educativos que estuvieron a la base de las reformas de la
última década del siglo XX e inicios del XXI.
288 Ibid.
52Con estas ideas de fondo revisaré las obras, en el entendido que los
textos son, a su vez, evento y acción, tal como lo ha propuesto Pocock.
Para ello, prestaré especial atención a “la acción en un conjunto de
condiciones y circunstancias que nos ayude a entender, por un lado lo
que fue la acción real, y por otro, por qué y cómo se llevó a cabo” 295. De
esta manera, será posible insinuar las discontinuidades y regularidades
por las que se preguntaban Foucault y Chartier, en medio de los
constreñimientos de la producción discursiva, hitos constituyentes de
las mismas296.
297 Hay una cierta polémica sobre si el origen de Reinaga es Aymara o
Quechua, porque en su obra entreg (...)
302 Cruz, en Los senderos de Fausto Reinaga, plantea que “el inicio de la
escuela fue para Reinaga una (...)
312 Cruz. Los senderos de Fausto Reinaga. Op. Cit, pp. 167- 169
317 Ibid. p. 74
318 Ibid. p. 34
319 Rivera coincide con la hipótesis de Cruz que deja fuera de los límites el
indianismo de Reinaga cua (...)
322 Hay que recordar que los gobiernos del MNR en este período fueron
desde 1952 hasta 1964. Las dictad (...)
330 Ibid. p. 17
333 Silvia Rivera, “Prólogo” de: Gustavo Cruz, Los senderos de Fausto Reinaga.
Filosofía de un pensamie (...)
89Es bueno recordar la cita del primer apartado, donde el autor relató
cómo el paso por la escuela logró anular su indianidad, acholarlo y
provocarle vergüenza de su origen. Relataba en primera persona:
“renegué del indio, desprecié al indio”. Desde este movimiento narrativo,
el autor extiende su experiencia vital hacia el resto de la sociedad,
estableciéndola como un proceso general. Sus vivencias del proceso de
escolarización marcaron de forma determinante su percepción del rol de
la educación indígena, como para llegar a decir en La revolución
india que “la escuela para el niño indio es la escuela del odio. Odio a su
nombre. Odio a su sangre. Odio a su lengua. Odio a su piel. Odio a sus
dioses. Odio a sí mismo. En suma, odio a su raza y su cultura” 336.
337 Ibid. p. 294
No por cierto para los indios monolingües del campo, las minas y las
ciudades, sino para aquellos que ya habían pasado por la “moledera de carne”
de la escuela, el cuartel y el trabajo asalariado: los indios ch’ixi, manchados,
que ya eran portadores de la marca colonial indeleble de la
occidentalización341.
350 Fausto Reinaga. Tesis India. (Primera edición 1971) Estado Plurinacional de
Bolivia, Ministerio de (...)
102Su crítica a los métodos por los cuales el Estado buscaba expandir la
cultura no india fue contundente. Esto no se contradice con que fuera
llamativa su insistencia en otorgar máximo valor a los métodos de
transmisión cultural de la modernidad, y por lo tanto, a la creencia de
que el conocimiento se vinculaba con la libertad. En su perspectiva, la
liberación de los indios pasaba ciertamente por la distribución de los
saberes, aunque de otra manera.
103Su idea de una alfabetización en aymara y quechua adquirió un
sentido que adelantaba reflexiones que se divulgarían más ampliamente
en la década de los ochenta por las organizaciones internacionales y
organizaciones no gubernamentales, instituciones que tuvieron un
amplio desarrollo en Bolivia. Resulta sumamente interesante que, en ese
momento, las genealogías y análisis que intentaban dar cuenta de la
distribución del saber comenzaban a tomar fuerza en la academia
francesa y a circular en los espacios que desarrollaban los enfoques de
derechos, lo que a su vez, se retomó en América Latina desde las teorías
poscoloniales y decoloniales.
353 353
Ibid. p. 39
354 Ibid. p. 40
356 Ibid. p. 40
358 Ibid. p. 43
360 Ibid. p. 44
363 Ibid. p. 48
112El autor incluso llegó a hacer un llamado al General Juan José Torres,
a cargo de la presidencia entre 1970 y 1971, para crear la Universidad
India del Kollasuyu362. Esta institución organizaría “una sociedad digna
y justa, tal como era la sociedad inka; que aún subsiste, como la brasa
bajo la ceniza, dentro del alma y la sangre del indio” 363. A través de
estas y otras imágenes producidas en su narrativa, es evidente la
percepción idealizada de la sociedad previa a la conquista y
colonización. Sobre todo lo anterior, planteaba que:
364 Ibid. p. 50
La única REVOLUCIÓN CULTURAL que tiene que hacerse aquí en Bolivia es:
cerrar las escuelas; cerrar las universidades… y sembrar a lo largo y lo ancho
del territorio nacional; miles y miles de normales indias, y crear una gran
Universidad india (UIK); esta es la única REVOLUCIÓN CULTURAL que esperan
los pueblos de esta gloriosa tierra aymara, keswa y tupi-guaraní: Bolivia!364
366 Ibid.
Elaborada en los ministerios (…) la educación rural había sido una nueva
forma (más sutil) de dominación y anquilosamiento, o una forma de
colonización. Por consiguiente, las Normales Rurales eran un sistema de
lavado cerebral para los futuros maestros del campo (…), la enseñanza de la
historia solo se refería a batallas o revoluciones, presidentes y fechas
históricas, pero nunca se mencionaba la lucha de los pueblos originarios,
posiblemente, por desconocer su historia o por considerarlos como pueblos
sin historia375.
376 En este momento, previo a 1986, donde se debatía ampliamente sobre las
reformas que se haría cargo (...)
380 Choque plantea que “el propio Ministerio de Educación y Cultura realizó, a
través de un proyecto, a (...)
389 Ibid. p 85
397 Ibid, p, 31
155Este fue el espacio donde se generaron los puentes más eficaces para
la implementación del multiculturalismo neoliberal que predominó en el
escenario internacional, y del que se nutrieron gran parte de los países
latinoamericanos. Bolivia no fue la excepción en este momento, y la
reforma educativa de 1994 se insertó plenamente en este tipo de
racionalidad. En este sentido, no hay que perder de vista lo que planea
Escárzaga: “el katarismo ha sido un espectro amplio de discursos y
proyectos indios que han disputado entre si la hegemonía política sobre
sectores indígenas desde la década de 1980”400.
401 El Congreso Nacional de Educación se convoca a partir de la de la Resolución
Ministerial n° 746, de (...)
402 Hay que recordar que previamente se habían realizado otros congresos de
alcance nacional, pero sin (...)
En el Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos, parece más vivo que
nunca el reconocimiento a nuestra condición de dueños de ricas culturas
originarias que se expresan con voz propia y desean ser reflejadas en su
educación, haciendo evidente nuestra condición de país multicultural y
multilingüe, que asociado al reconocimiento de las peculiaridades regionales
y locales se expresa en la necesidad de una educación intercultural
bilingüe405.
166Por otro lado, plantea que “es de la vida y para la vida” orientada
hacia valores como la verdad, la justicia, la dignidad, la solidaridad, la
reciprocidad, entre otros. Aquí aparecieron contenidos que intentaban
transformar en discurso institucionalizado, a partir de las demandas de
las organizaciones y los sujetos interesados. La educación se define
como “plurinacional, pluricultural y plurilingüe porque asume la
identidad cultural dentro de la diversidad de nuestros pueblos y culturas
originarias. Posibilita a las nacionalidades hoy oprimidas, forjar su
propio modelo educativo, redescubriendo su propia historia. Está
orientada a romper el colonialismo interno y externo” 407. Tomó lugar,
por lo tanto, el proceso de reflexión colectiva que había iniciado a
finales de la década de 1970.
408 Ibid. p 57
409 La idea de educación productiva como base del sistema se reafirma más
adelante, en los fines, estab (...)
172Así, claramente estableció que uno sus fines era “educar para
construir un Estado democrático plurinacional, pluricultural”, insistiendo
en que la educación debía “consolidar nuestra identidad plurinacional
porque la población mayoritaria la constituyen los pueblos originarios,
eliminando la mentalidad y la realidad colonialista subsistente”.
Asimismo, “implementar un curriculum plurinacional y multilingüe,
manteniéndolo en permanente revisión y actualización a través de los
aportes de las nacionalidades bolivianas, desde sus luchas cotidianas y
aspiraciones históricas, para conformar una Pedagogía Plurinacional” 412.
173La propuesta elaborada por el Congreso Nacional de Educación
de 1992 fue incorporada en muy menor medida en la Reforma de 1994.
Pero el gran trabajo colectivo que implicó dejó una rica evidencia de las
trayectorias discursivas sobre la asignación de funciones a la educación,
que en este caso, fueron construidas desde una alianza política y social.
Al momento de emprender la institucionalización de estos debates, la
distribución de fuerzas fue decisiva. Esta se encontraba en proceso de
acumulación y reordenamiento.
174En este marco, adquirió protagonismo el Ministerio de Planeamiento
y Coordinación, que comenzó a brindar apoyo material y técnico al
Ministerio de Educación para la gran tarea que se presentaba. La
Subsecretaria de Políticas Sociales del Ministerio de Planeación gestionó
la asesoría del Banco Mundial para la articulación del equipo que
elaboró la propuesta, a partir de lo que nace el Equipo Técnico de Apoyo
a la Reforma Educativa, ETARE.
413 Manuel Contreras. “Formulación, implementación y avance de la reforma
educativa” Revista de Ciencia (...)
416 Ibid.
182El líder aymara Víctor Hugo Cárdenas defendía el diseño del que
había sido parte, tanto en términos políticos como técnicos, como parte
del ETARE. Planteaba “la necesidad de ingresar al cambio, toda vez que
Bolivia requiere ello para obtener resultados concretos en su etapa de
desarrollo que pretende reafirmar la actual administración
gubernamental. El poder ejecutivo asegura que este proyecto es parte
sustantiva del cambio radical de la estructura política, económica y
administrativa de Bolivia, emprendida por el gobierno con iniciativas
tales como la capitalización y la participación popular” 423. A su vez,
ponía en alerta a la sociedad sobre la pasividad del parlamento, por la
“poca importancia que otorgan los diputados, por su indolencia en
atener las sesiones y el fondo mismo de la cuestión”424
425 El Diario, 4 junio de 1994. “En torno a la Reforma Educativa”, p. 2
185Este último tema era ampliamente debatido con las casas de estudios
superiores. El 9 de junio las universidades rechazaron enérgicamente la
reforma, calificándola de “inaceptable” durante una conferencia
extraordinaria realizada en Cochabamba427. Al día siguiente, declararía
una “guerra frontal” contra la reforma. Los representantes de las
universidades aseguraban que el proyecto del gobierno tenía
disposiciones inconstitucionales. El Rector de la Universidad Mayor de
San Simón, Tonchy Marinkovic, planteaba que las discrepancias remitían
a “la pretensión oficial de implantar la figura de un ‘suprarector
nacional’ que sería el Ministro de Desarrollo Humano (…) el gobierno
quiere que esa autoridad sea quien diga qué debemos estudiar, lo que
debemos hacer y lo que no debemos hacer, violando la libertad de
enseñanza, la autonomía universitaria y la Constitución Política del
Estado”428.
429 Diario Página Siete, 12 de abril de 2014. “Participación Popular
429
439 Ibid.
195Según Choque, una de las características de la ley fue que “contó con
un gran soporte económico que, entre otras cosas, permitió elaborar
muchos módulos en lenguas originarias para el área rural” 438. El autor
especificó una de las recepciones polémicas de esta reforma, que
generaba resistencia al uso y enseñanza de idiomas originarios:
“algunos padres de familia no entendieron las características de esa
reforma y por ello no aceptaron esos módulos. Prefirieron que sus hijos
aprendieran primero el castellano indudablemente para no ser
discriminados en las ciudades”439. Este sería, en adelante, uno de los
nudos más complejos de tratar con la incorporación de nuevos marcos
teóricos centrados en afirmar la diferencia en las políticas educativas, y
por lo tanto uno de los desafíos pendientes.
196Resulta ilustrativo que la articulación discursiva que reivindicaba la
diferencia étnica y cultural fuera ampliando sus espacios de producción
y complejizando las temáticas que abarcaba. De ser cuestiones discutida
en organizaciones sindicales y de cooperación, pasaba lentamente a ser
problema de interés en la opinión pública. Fue en ese momento que
comenzaron a visualizarse las críticas a los intentos de reducción del
problema a modos de esencialismo folklorizante. La cuestión del
fortalecimiento de las identidades particulares, en este caso, nacionales,
en un marco multinacional a través del Estado, generaba tensiones
respecto de dos cosas: en primer lugar, la capacidad de generar
relaciones de convivencia democrática en la diferencia y en segundo
lugar, las nuevas dinámicas de exclusiones e inclusiones a las que daba
origen estos nuevos desarrollos. Estos elementos constituyeron las
bases de las tendencias que comenzaron a problematizar más
críticamente los límites de la interculturalidad.
440 Conversación con Albert Yapu Chusco, La Paz, Agosto de 2015
197Consistentes con estos problemas han sido las disyuntivas por las
que deben atravesar los actores protagonistas, inclusive en el presente.
Durante el año 2015, en medio de una Feria Educativa de Pueblos
Originarios que se desarrollaba en las afueras del Monoblock de la
Universidad Mayor de San Andrés, tuve la oportunidad de sostener una
conversación informal con el profesor rural Albert Yapu Chusco. Él era
docente de la Unidad Educativa San Pedro de Colila, ubicada en el
municipio de Betanzo, departamento de Potosí y llevaba adelante
el Proyecto Socioeducativo Auto sostenible “Elaboración del almidón de
trigo”, recuperando las prácticas y usos tradicionales de producción
agrícola de subsistencia440. El maestro comentaba que no dejaba de
debatirse en las dudas sobre hasta qué punto estaba generando nuevos
modos de exclusión a sus estudiantes, al no proveer, por ejemplo, más
clases de matemáticas, en lugar de aquellas orientadas al trabajo
agrícola. Para él, la situación estaba lleva de ambivalencia, porque, en
aquella feria de La Paz, podía ver las diferencias de acceso a
oportunidades educativas de los y las niñas del país. Este tipo de
cuestiones había comenzado a tener más preponderancia en el debate
político, pero se había visibilizado principalmente a través de los
debates académicos que se enmarcan en las teorías post y decoloniales.
441 Choque y Quisbert. La educación indigenal en Bolivia. Un siglo de ensayos
educativos y resistencias (...)
264 Elizardo Pérez fue un maestro urbano que estuvo encargado, por el
Estado, de proponer un lugar apropiado para la instalación de una escuela en
el seno de la comunidad indígena. Luego de Warisata, fue designado ministro
de Educación. Murió en 1980, en Buenos Aires, Argentina.
267 Vitaliano Soria. Los caciques apoderados y la lucha por la escuela (1900-
1952) En: Educación indigenal. ¿ciudadanía o colonización? Pp. 41- 78. p. 61-
63.
273 Ibid.
278 Ibid. p. 65
284 Los gobiernos militares transcurren entre 1964 y 1982. René Barrientos
(1919-1969) fue un militar que acompañó como vicepresidente a Víctor Paz
Estenssoro (1907-2001) en su tercer gobierno, y tras un golpe de estado,
abre el periodo. La sucesión de militare
288 Ibid.
292 De esta, Cruz dirá que es la obra de Reinaga más madura y con mayor
impacto en América del Sur y “a lo largo de sus 373 páginas, el escritor
potosino brinda una organizada explicación histórica, filosófica, ideológica,
sociológica de su propuesta política: la Revolución india”. Los senderos de
Fausto Reinaga, p. 190
302 Cruz, en Los senderos de Fausto Reinaga, plantea que “el inicio de la
escuela fue para Reinaga una experiencia de quiebre vital (…) lo que dijo con
orgullo sobre su origen indio katarista fue luego de esa experiencia de
vergüenza y dolor”. p. 67
303 Cruz, Gustavo R. Los senderos de Fausto Reinaga. Filosofía de un
pensamiento indio. La Paz, Bolivia. CIDES-UMSA y Plural Editores, 2013. p. 66
306 Ibid. p. 78
309 Ibid. p. 67
312 Cruz. Los senderos de Fausto Reinaga. Op. Cit, pp. 167- 169
315 Fotografía del archivo personal de Hilda Reinaga, sobrina del autor y
recopiladora de la obra del autor. Imagen tomada de Fabiola Escárzaga,
“Fausto Reinaga, Guillermo Carnero Hoke y Guillermo Bonfil: discursos
indianistas en Bolivia, Perú y México (1969- 1979). Pacarina del Sur, Revista
de pensamiento crítico latinoamericano, año 6, Nº 24, julio-septiembre,
2015. Disponible en <
http://pacarinadelsur.com/home/figuras-eideas/1180-fausto-reinaga-
guillermo-carnero-hoke-y-guillermo-bonfil-discursosindianistas-en-bolivia-
peru-y-mexico-1969-1979>
316 Dosse. “La marcha de las ideas. Historia de los intelectuales, historia
intelectual”. p. 270
317 Ibid. p. 74
318 Ibid. p. 34
319 Rivera coincide con la hipótesis de Cruz que deja fuera de los límites el
indianismo de Reinaga cualquier tipo de esencialismo respecto del tema
étnico: este último plantea que “es fundamental indicar que no existe una
esencialización metafísica de lo indio y lo cholo o mestizo, sino una
politización histórica de ambos términos” (p 223) y Rivera insiste en que el
objetivo de Reinaga es resolver la cuestión de la raza y la nación a través de
su relación con el poder (p. 20).
322 Hay que recordar que los gobiernos del MNR en este período fueron
desde 1952 hasta 1964. Las dictaduras transcurrieron
desde 1964 hasta 1982.
326 326
Escárzaga. Op.cit., p. 195
328 328
Rivera. Prólogo a Cruz. p. 19.
329 Ibid.
330 Ibid. p. 17
332 Diego Villar e Isabelle Combes. Las tierras bajas en Bolivia: miradas
históricas y antropológicas. Editorial El Pais, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia,
2012. p. 7.
333 Silvia Rivera, “Prólogo” de: Gustavo Cruz, Los senderos de Fausto
Reinaga. Filosofía de un pensamiento indio. CIDES-UMSA, Plural Editores, La
Paz, 2013. p. 19.
342 Fausto Reinaga. Tesis India. Cuarta Edición, La Paz, Bolivia, 2014. p. 37
346 Ibid.
350 Fausto Reinaga. Tesis India. (Primera edición 1971) Estado Plurinacional
de Bolivia, Ministerio de Culturas y Turismi, Viceministerio de
Descolonización, Fondo de Fomento e la Educación Cívica. Séptima Edición, La
Paz, Bolivia, 2014. p. 37
351 Ibid. p. 37
352 Ibid. p. 39
353 353
Ibid. p. 39
354 Ibid. p. 40
355 Ibid. p. 41
356 Ibid. p. 40
357 Ibid. p. 42
358 Ibid. p. 43
359 Ibid. p. 43
360 Ibid. p. 44
361 Ibid. p. 46
362 Ibid. p. 47
363 Ibid. p. 48
364 Ibid. p. 50
365 365
“Campesinos desean luchar sin intromisiones ajenas”. El Diario, La Paz,
Bolivia. 2 de agosto de 1973. p. 5
366 Ibid.
368 Se debe recordar que Central Obrera Boliviana nació en pleno período
revolucionario, apoyada por el MNR, y durante gran parte de su existencia fue
la organización sindical más importante del país.
380 Choque plantea que “el propio Ministerio de Educación y Cultura realizó,
a través de un proyecto, algunas experiencias en ciertas zonas rurales,
centrales y seccionales de Cochabamba. Los objetivos eran acelerar la
castellanización, disminuir la deserción escolar, aumentar el aprovechamiento
de la escuela por la comunidad (para los niños en edad escolar), disminuir la
alienación de la escuela rural, mejorar el dominio de la lecto– escritura,
mejorar la autoimagen del campesino, revitalizar las lenguas vernáculas, etc.
Este proyecto sirvió para preparar la producción de materiales, capacitación
de maestros, seguimiento y evaluación”. p. 192
389 Ibid. p 85
397 Ibid, p, 31
402 Hay que recordar que previamente se habían realizado otros congresos
de alcance nacional, pero sin la participación extendida a actores sociales,
más allá del magisterio. Desde el 12 al 24 de enero de 1970 se realizó en
Primer Congreso Pedagógico Nacional; el Segundo Congreso Pedagógico
Nacional de 1970.
405 Ibid. p. 19
407 Ibid. p 57
408 Ibid. p 57
409 La idea de educación productiva como base del sistema se reafirma más
adelante, en los fines, estableciendo que esta debe “desarrollar
armónicamente al hombre, en sus capacidades intelectuales, manuales,
afectivas ético morales y sociales. Formar a la persona en una escuela ético-
practica, para conformar una sociedad democrática, solidariamente unida en
el ideal del bienestar del pueblo boliviano, en el trabajo productivo, en os
beneficios de la economía y la cultura en base a los principios de solidaridad y
justica social” p. 58
411 Ibid. p. 55
412 Ibid. p. 55
413 Manuel Contreras. “Formulación, implementación y avance de la reforma
educativa” Revista de Ciencia y Cultura N° 3, La Paz, julio de 1998, pp 56-76.
Disponible en< http://www.scielo.org.bo/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S2077-
33231998000100009>
416 Ibid.
429 429
Diario Página Siete, 12 de abril de 2014. “Participación Popular
democratizó el poder, pero no incidió en la institucionalidad”. Disponible en
<https://www.paginasiete.bo/ideas/2014/4/13/participacion-popular-
democratizopoder-pero-incidio-institucionalidad-18709.html>
439 Ibid.
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
URL http://books.openedition.org/ariadnaediciones/docannexe/image/12710/img-1.jpg
Archiv
image/jpeg, 46k
o
URL http://books.openedition.org/ariadnaediciones/docannexe/image/12710/img-2.jpg
Archiv
image/jpeg, 65k
o
URL http://books.openedition.org/ariadnaediciones/docannexe/image/12710/img-3.jpg
Archiv
image/jpeg, 40k
o
Título Imagen n° 9. Fausto Reinaga y militantes del Partido indio de Bolivia, 1970.
Archivo de Hilda Reinaga315.
URL http://books.openedition.org/ariadnaediciones/docannexe/image/12710/img-4.jpg
Archiv
image/jpeg, 41k
o