Ideas de Julio Barcos
Ideas de Julio Barcos
Ideas de Julio Barcos
Julio Ricardo Barcos nació en la ciudad de Coronda, provincia de Santa Fe, el 26 de enero de
1883. Se presentaba a sí mismo como maestro, sociólogo y publicista, aunque fue, sobre todo,
un autodidacta. Durante su juventud, suscribía a las ideas libertarias, convirtiéndose en uno de
los pocos pedagogos argentinos que manifestó abierta simpatía por la formación de una
escuela alternativa a la estatal, sustentada sobre los principios del proyecto educativo
racionalista. Su compromiso inicial con la educación libertaria no le impidió trabajar como
visitador de escuelas para el Consejo Nacional de Educación durante la segunda década del
siglo pasado, tampoco le impidió adherirse a los postulados de la Unión Cívica Radical y
biografiar el pensamiento de Domingo F. Sarmiento, de quien se declaraba admirador.
El Eje central de su obra fue la escuela, a la que deploró como nadie. Sus trabajos eran un
espejo donde la imagen de la escuela solo reflejaba sus defectos.
Barcos contribuyó a elaborar una representación de la cultura escolar en contra del relato
oficial, donde las escuelas eran representadas como “Prisiones” y la atmosfera que la rodeaba
“conventual y carcelaria”; desde su punto de vista , una marcha escolar era “un plantón en la
calle”, el pupitre “la evolución del cepo” y el examen “un crimen”; para el educador
santafecino, el maestro era un “anacoreta de la cultura moderna”, las escuelas normales
“fábricas de maestros” y el Consejo Nacional de Educación “el más perfecto de los laberintos
administrativos”.
Con la expansión y difusión de este movimiento, creció el temor a sus ideas. Para desprestigiar
este movimiento los sectores del poder , la prensa y el estado , asemejaron la figura del
anarquista a la de un monstruo: la bomba, el llamamiento a la sedición, el placer por el
desorden y el caos, la barricada y la clandestinidad se convirtieron en sus atributos clásicos
Los ácratas, soñaban con una patria fundada sobre un nuevo pacto social. La bautizaron
Acracia: un país utópico, sin gobierno, a-monetario y sustentado en acuerdos mutuos. La
redención de la humanidad imaginada por los anarquistas se basaba en una serie de principios
que daban forma al imaginario libertario. Estos principios no pueden ser tomados de manera
aislada, siendo requisito abordarlos a partir de lo que Luis Villoro (filosofo mexicano)
denominó una “figura del mundo”: es decir “una manera peculiar de entender el lugar del
hombre en el cosmos natural y en el cosmos social.” Para aquella figura del mundo, Establecer
un proceso educativo independiente de los intereses clasistas y de los prejuicios nacionalistas,
representaría uno de los principales objetivos.
Los trabajos que abordan la educación libertaria en nuestro país son relativamente escasos y
constituyen más bien un esfuerzo por documentar experiencias o detenerse en la descripción
de alguna experiencia en particular
Por el contrario, cuando se asume que el perfil de un sistema educativo se comprende mejor
en el contexto histórico de la sociedad en la que se desenvuelve el relato historiográfico se
enriquece y motiva nuevas cuestiones: ¿qué relaciones se establecieron entre la educación
formal y las alternativas promovidas por la sociedad civil? ¿Cómo se piensan las unas a las
otras? ¿Qué préstamos, intercambios y puntos de contacto tuvieron entre ambas? ¿De qué
manera se legitimaron o deslegitimaron? . En consecuencia, enfocar y devolverle visibilidad a
la capacidad de iniciativa que tuvo la sociedad civil en la desarrollo de alternativas educativas
al proyecto estatal, constituye una tarea central, pues es en los debates sobre qué se entiende
por educación y cuáles son sus propósitos donde se fijan posiciones y se fundan identidades
¿cuáles fueron las críticas que lanzaron los anarquistas sobre el sistema educativo argentino?
¿Cómo lo caracterizaban y que transformaciones promovían?
¿Cuáles fueron las señas particulares de la escuela libertaria y de qué modo se plasmaron en
ensayos concretos?
Círculos
bibliotecas populares
escuelas libres
En aquél contexto, entre 1907 y 1909, Julio Barcos se desempeñó como director de la escuela
laica de Lanús y de la escuela moderna de Buenos Aires, dos de las experiencias educativas
libertarias más importantes de la primera década del siglo XX. La escuela de Lanús, ( ver
dirección ), fue creada por la Sociedad de Educación de lanus, en la que confluían liberales,
socialistas y anarquistas. En 1907, Barcos se alejó de la dirección de ese establecimiento para
colocarse al frente de La escuela moderna de Buenos Aires, en la Capital Federal. Durante el
primer año de vida, la institución sólo ofreció cursos nocturnos; recién en 1908, cuando
comenzó a funcionar en el local de la calle Uspallata 407 (en el barrio de La Boca), inauguró sus
cursos diurnos. En el momento de mayor inscripción, concurrían a la institución alrededor de
70 alumnos.
Mientras tanto, la intensidad del conflicto social iba en aumento. Los disturbios estallaron a lo
largo y ancho de toda la República: las huelgas, las manifestaciones, los mítines y los
encuentros se multiplicaban. El 22 de noviembre de 1903, frente a la intensificación de los
reclamos, el gobierno respondió con la sanción de la Ley 4.144, también conocida como Ley de
Residencia. Sin embargo, el punto máximo de agregación de la violencia estatal tuvo lugar en
la conmemoración del día del trabajador, en 1909. Entonces, la policía, al mando del coronel
Ramón Falcón, lanzó disparos contra la multitud, dejando como saldo 8 obreros muertos y 105
heridos
En paralelo, el gobierno dispuso, a través del Consejo Nacional de Educación, la clausura de las
escuelas libertarias. Más adelante Barcos recordaría cómo, en aquél contexto, el Estado les
exigía a los establecimientos privados –principal aunque no exclusivamente a las escuelas
racionalistas- que se sometieran a la inspección oficial, a cambio de validar los certificados de
examen que expedía el Consejo Nacional de Educación, contribuyendo con ello a “matar toda
posibilidad de libertad de enseñanza y toda tentativa personal de ensayar sistemas originales
de educación en el país”
“crear nuevas instituciones donde se formen nuevas mentalidades [ya que] sin una nueva
mentalidad una revolución fracasará, conduciendo a nuevas formas de explotación del hombre
por el hombre”
La experiencia impulsada por Ferrer fue una referencia central para los educadores como
Barcos. Vale la pena enumerar la serie de principios teórico-prácticos que organizaban el
programa pedagógico de la Escuela Moderna de Ferrer para dar una idea más clara de los
principios de la Educación Anarquista:
4- La coeducación de ricos y pobres es una exigencia, ya que, si se los educa por separado (o
se refuerza la distancia entre unos y otros) los primeros aprenderán a conservar lo suyo y
los segundos a odiar a los que más tienen.
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https://www.ferrerguardia.org
A partir de 1910, Barcos comenzó a interiorizarse de los problemas y las necesidades que
aquejaban a los maestros y maestras de la escuela oficial, marcando el comienzo de una nueva
etapa en su producción intelectual y en su militancia política. Uno de los hitos más importantes
fue su participación en la organización gremial de los maestros argentinos En 1912, Barcos
impulsó y participó activamente en la creación de la Liga Nacional de Maestros, un órgano de
representación de los intereses profesionales del magisterio de tendencia anarquista