HJonas
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LA RESPONSABILIDAD EN LA ERA DE LA
CIVILIZACIÓN TECNOLÓGICA, SEGÚN HANS JONAS
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Presidenta de la AAFi. Dra. en Filosofía. Catedrática del I.E.S. “Virgen del Carmen” de
Jaén y Pfra. Tutora del Centro de la UNED en Úbeda, Jaén.
Rosa Mª Rodriguez Ladreda 2
preventivas (normativas), que tienen como finalidad evitar por medio de la precaución
consecuencias cuyas causas o cuya relación causa-efecto no conocemos bien. Si
algún pescado nos ha sentado mal y no sabemos porqué adoptamos la norma de “no
comer pescado”. Si tener relaciones sexuales tiene ciertas consecuencias que no
sabemos muy bien controlar adoptamos la norma de “no tener relaciones sexuales”. Si
sabemos que alguien tuvo un accidente por determinada ruta, evitamos ir por dicha
ruta, etc.
Las condiciones de ignorancia pueden reducirse notablemente por medio del
conocimiento y en consecuencia la Ciencia parece hacer superflua la Ética.
Sin embargo, la libertad y la necesidad de decisión se ponen en juego
constantemente, dadas las condiciones de ignorancia en las que se mueve la vida
humana acerca de muchas cosas. Con ser cierto lo que afirma Jonas acerca del saber
y poder que permite el método científico y que lo convierten en realmente peligroso
para la propia vida humana, sin embargo, nuestro saber no es tan grande que
podamos aún prever todas las consecuencias de nuestras acciones. Creo que ese es
precisamente el problema: que podemos más que sabemos. La capacidad de
transformación de la naturaleza, de la vida en general y de la vida humana en
particular que permiten ciertos conocimientos técnicos es mayor que la capacidad de
previsión causal, el conocimiento causa-efecto se limita a posteriori a los efectos
producidos por nuestras acciones técnicas y no a priori por el conocimiento de leyes
causales que permiten hacer predicciones por inferencia. Las consecuencias
indeseables a medio y largo plazo deben ser consideradas lo suficiente como para
tomar medidas de precaución, ser cautos. La cautela es uno de los fundamentos
empíricos de la moralidad que da origen a la normatividad. ¿Qué es lo que justifica la
obediencia a la ley o norma, por ejemplo, la norma de que no se debe fumar?. Sin
duda, la cautela de no correr riesgos innecesarios. Esta fundamentación pragmática
de la moralidad, sin duda, a Jonas le parecería insuficiente. La justificación ontológica
que él trata de hallar es el recurso a la naturaleza y a la vida como un bien objetivo,
algo que resulta tan difícil de justificar como de rebatir.
El conocimiento significa saber cuáles son los efectos y las causas de ciertas
acciones. Porque son nuestras acciones lo que realmente podemos y debemos
controlar. Si tuviéramos que esperar a la reacción de la naturaleza por su propio pie el
conocimiento seguiría avanzando tan poco como antes de la modernidad, antes del
método científico. El método científico supone la intervención controlada sobre la
naturaleza para establecer relaciones causa-efecto de nuestras acciones. Por tanto el
crecimiento del poder de intervención sobre la naturaleza no es fruto de la causalidad
ni de un crecimiento imprevisto y desproporcionado, es consecuencia de la naturaleza
misma del conocimiento humano que está necesariamente vinculado a la acción pero
muy especialmente del método científico, en el sentido indicado. Ahora bien, la acción
va por delante del conocimiento, tanto en psicología genética como en la intervención
científica. Y eso lejos de ser loable, como algunas teorías filosóficas han pretendido,
es un problema, el problema moral que ha de afrontar todo ser racional. Gran parte de
la tarea de la educación moral personal y colectiva es controlar la acción sin anularla,
encauzarla en la dirección adecuada. Y el control de la acción tecnocientífica es hoy
una tarea moral pendiente tanto personal como colectivamente.
Creo que la responsabilidad debe tener un puesto central en la teoría Ética
porque emana de la conciencia de autonomía moral, porque soy responsable en la
medida en que sé que soy sujeto de decisión y por tanto, causante y responsable, en
último término, de ciertas consecuencias de mis actos.
Las suposiciones ontológicas acerca de la regularidad natural subyacentes al
pensamiento griego o moderno, vinculaban la racionalidad a un fundamento objetivo,
Rosa Mª Rodriguez Ladreda 5
Ahora bien, ello no debería ser obstáculo para exigir una ampliación de la
esfera de la Ética de la responsabilidad a lo social. Si se explicita que las sociedades
son sujetos de derecho y deberes ¿no deberían ser también responsables jurídica y
moralmente, como colectivos? De momento esto no parece posible y el Derecho ha
de seguir apoyando en el individuo la responsabilidad social. Sin duda, conviene no
olvidar que las sociedades están constituidas por individuos humanos y que son éstos
los que en último término toman las decisiones, aunque sea de forma colegiada. Pero
la toma de decisiones por mayoría exime de responsabilidad tanto al que ha votado
en minoría como al que lo ha hecho en mayoría; aunque no debiera ser así, aún
carecemos de procedimientos para exigir responsabilidades en el caso de una
votación con resultado mayoritario. No cabe duda de que es éste un asunto farragoso
en el que queda aún mucho trabajo por hacer.