Resumen Final de Sociología CBC
Resumen Final de Sociología CBC
Resumen Final de Sociología CBC
Reserva: Era la tierra de la que vivía el señor, explotada generalmente por trabajadores
domésticos.
Mansos: Parcelas donde vivían los campesinos.
Tierras de uso común: Formadas por los prados, las dehesas y los bosques.
Región de casa: Reservada al señor, pero aprovechada por muchos clandestinamente.
La característica crucial del feudalismo fue su condición de sistema de producción para el uso, no para el
mercado. Debido a esto el sistema de producción se volvía altamente inestable e inseguro.
Las pérdidas de las cosechas provocaban hambrunas y éstas favorecían epidemias. Se producía una
alternancia entre los períodos desfavorables y las épocas de bonanza, provocando profundas alteraciones
demográficas. Estos ciclos fueron una de las causas de la generación de grandes cambios sociales.
Catedra Gamallo
o Siglo XIV
Hubo una fuerte crisis agrícola que provoco la aparición del hambre, a un periodo de epidemias, la más
extendida siendo la peste negra (1348-1351). Esto provoca el primer golpe al sistema feudal.
Se calcula que cayó entre un cuarto y un tercio del total de Europa Occidental. En Inglaterra
desaparece en forma casi total el sistema de servidumbre y se expandieron los pequeños propietarios.
Los señores feudales tienen que realizar nuevas condiciones con los siervos que quedan. Utilizan el
método de arriendo (alquilar) con dos formas: Por periodos largos y periodos cortos.
Desde el punto de vista de las relaciones sociales, significó el favorecimiento y la ampliación de una nueva
clase social, la clase capitalista, la cual comienza a tener influencia suficiente para incidir en la creación de
las bases institucionales y jurídicas necesarias para permitir su expansión. Esta nueva clase necesitaba
para su desarrollo la disolución de las relaciones sociales existentes, también requería condiciones para
poder comerciar libremente con otros países.
El acontecimiento histórico que representa las aspiraciones de esta nueva burguesía en ascenso es la
Revolución Francesa.
Por otro lado, la "superestructura jurídico-política" comprende las instituciones y prácticas que no están
directamente relacionadas con la producción, como el sistema legal, el gobierno, la cultura, la religión y las
ideologías. Marx argumentaba que la superestructura surge como una manifestación y justificación de la
infraestructura económica, sirviendo a menudo para mantener y legitimar las relaciones de producción
existentes.
Los constructivismos son nuevas formas de realismo que se distinguen de las formas clásicas de
positivismo en que cuestionan lo dado y dejan margen a una diversidad de realidades cuyas relaciones
deben ser objeto de reflexión.
La primera modernidad se da hasta los 70’s. Surge después de la segunda guerra mundial, se
caracteriza por el pleno empleo, con el ideal de un Estado de bienestar Keynesiano, El Estado de
bienestar es un concepto político que adoptaron algunas formas de gobierno en las que el rol del Estado
consiste en proveer equidad a los ciudadanos al satisfacer las necesidades básicas, promover la
igualdad de oportunidades y la distribución equitativa de la riqueza. Ideal socialista, el sistema de
gobierno interviene a través de una red de instituciones y de organizaciones, para ayudar a los sectores
más empobrecidos a que puedan salir de esa condición de vulnerabilidad, además de promover la equidad
entre toda la ciudadanía.
Algunas de las características de la primera modernidad fueron; Desarrollo del modelo del capitalismo
industrial como sistema económico dominante. La creencia del estado/nación como la mejor forma de
organización político cultural, y el capitalismo industrial como el mejor sistema económico. División entre el
este/oeste durante la guerra fría. La idea del enemigo común refuerza la creencia sobre el capitalismo
como sistema económico, así como el comunismo/socialismo en el este. Mayor poder de ideologías
políticas para organización política tras la segunda guerra mundial. Mayor democratización y
representación política alrededor del mundo a través de partidos políticos. La mayoría de partidos
predominantes hoy en día en varios países surgieron en esta época. Homogeneización ideológica gracias
a la guerra fría tomando mayor importancia el fuerte sentimiento de nacionalismo y patriotismo alrededor
del mundo. Gran optimismo por el futuro tanto por el ciudadano promedio como por los sociólogos de la
época.
El cierre de esa etapa mundial tuvo como principales observables políticos y sociales de nivel macro: en el
Oeste, la crisis del Estado de bienestar y la disminución de la importancia política y económica de la clase
obrera industrial; en el Este, los colapsos de los socialismos reales; en el Sur, las transiciones a la
democracia.
Surge con el fin del estado de bienestar. El cierre de esa etapa mundial tuvo como principales
observables políticos y sociales de nivel macro: en el Oeste, la crisis del Estado de bienestar y la
Catedra Gamallo
disminución de la importancia política y económica de la clase obrera industrial; en el Este, los colapsos de
los socialismos reales; en el Sur, las transiciones a la democracia.
Se caracteriza por desprestigio político de los lideres y de toda la forma jerárquica, se va a vivir una
decadencia política, la gente va a dejar de creer en los políticos, partidos pierden legitimidad, estados
globales: ya no hay sentimiento al estado, el ciudadano se siente parte de una estructura global, más que
nacional, ya no encontramos en los estados una búsqueda por garantizar el pleno empleo y la
Individualización: el individuo se siente más particular. Cada vez menos invitado a formar parte de un
colectivo determinado.
Globalización alrededor del mundo, volviéndose más interconectado económica y políticamente. La población
mundial ha alcanzado un grado desconocido de interconexión. La globalización económica y cultural se debe a
los nuevos sistemas de comunicación, medios de comunicación e información de una manera instantánea
debido a los grandes avances tecnológicos. Sistema mundo, lo conectado que se está con todo el mundo, con
el resto de los países. Mercado Internacional, organización del mercado, de producción, consumo y circulación
en términos globales, se facilita la circulación internacional de capital financiero. Mundo homogéneo que busca
equilibrio.
Pluralismo es la existencia de múltiples visiones interpretativas de la realidad social que opera produciendo
incertidumbre y crisis del sentido.
La merma del trabajo asalariado disminuye a causa de las condiciones que surgen de la globalización de las
nuevas tecnologías de la información.
Hay dos grandes dimensiones discernibles en los sistemas capitalistas: el “régimen social de acumulación”
(RSA) y el “régimen político de gobierno” (RPG). Un régimen social de acumulación constituye el conjunto
complejo de factores territoriales y demográficos de las instituciones y de las practicas que inciden
coherentemente en el proceso de acumulación de capital. Por su parte, el régimen político de gobierno se
refiere a las transformaciones que pueden experimentar los sistemas políticos institucionales respecto a un
determinado modelo de acumulación.
Torrado busca demostrar como en el curso de un mismo modelo de acumulación es factible que cambien
los sistemas de gobierno que lo sustentan, es decir, que haya mutaciones en el marco político institucional
sin que necesariamente haya en las estrategias de acumulación.
Catedra Gamallo
En la historia de la Argentina moderna hay un hito, la crisis internacional de 1930, que separa en dos
etapas: la primera, la del modelo de acumulación agroexportador; la segunda, un modelo de
industrialización sustitutiva para el mercado interno (1945-1972); y luego, el modelo de apertura a la
globalización económica internacional (1976-2002).
En este ultimo se distinguen dos lapsos: a) el ajuste en la dictadura militar (1976-1983); b) el ajuste en la
democracia (1983-2002). Y, asimismo, dentro de este último se subdivide en tres etapas: la del gobierno
radical (1983-1989); la del gobierno justicialista (1989-1999); la del gobierno de la Alianza (1999-2002).
La división internacional del trabajo posicionó a Argentina como productora de bienes primarios para
satisfacer la demanda de los países industriales.
Las elites ilustradas debían solucionar cuatro cuestiones prioritarias: a) la organización nacional; b) la
atracción de capitales externos que posibilitaran el desarrollo de formas modernas de producción
agropecuaria; c) la promoción de la inmigración europea; y d) la educación universal y obligatoria.
La unidad nacional y la organización institucional eran indispensables para asegurar las inversiones
extranjeras y la continuidad de las actividades económicas.
Aspectos positivos: Estos objetivos se lograron y la economía creció. Además, aumentó la población,
sobre todo en los centros urbanos, y disminuyó el alfabetismo. En la estratificación social, ocurre una
rápida expansión de los sectores medios. Esto afectó la movilidad social urbana, siendo ascendente sobre
todo en extranjeros, quienes formaban gran parte de los estratos medios.
Aspectos negativos: las tasas de movilidad eran desiguales entre regiones, el régimen latifundista y la
dependencia externa. Éste último siendo el que muestra el fin del modelo tras la crisis económica mundial.
Como consecuencia de la crisis mundial, Argentina debe abandonar el modelo agroexportador. Se inicia
entonces un proceso de desarrollo basado en la industrialización sustitutiva de importaciones que habría
de perdurar casi 45 años, aunque con sensibles diferencias en las dos estrategias (“justicialista” y
“desarrollista”).
Se produce un crecimiento de las actividades no-agropecuarias y grandes migraciones internas hacia los
centros urbanos.
Creció notablemente el empleo urbano industrial. En cuanto a la estructura social, las posiciones
asalariadas representaban 72% del empleo global. El volumen de la clase media es algo superior y el de la
clase obrera algo inferior, pero cambió muy poco.
En tema de movilidad social cabe destacar la expansión del estrato obrero asalariado, así como también el
crecimiento de los pequeños propietarios de la industria y el comercio. Ambas con movilización
ascendente intergeneracional.
MODELO DESARROLLISTA 1958-1972: es gobernado por una alianza entre la burguesía industrial
nacional y el capital extranjero. En esta etapa se impulsa una industrialización sustitutiva de bienes
intermedios y de consumo durable. Este modelo implica un proceso regresivo de concentración de la
renta.
El papel de la industria manufacturera es prácticamente nulo. Esta nueva estrategia destruye pequeños y
medianos establecimientos industriales, pero al mismo tiempo crea empleo asalariado de clase media en
los sectores terciario y de la construcción, por lo que no aumenta el desempleo.
Con respecto a la estructura social, se acelera el crecimiento de la clase media por comparación al de la
clase obrera, al tiempo que se modifica profundamente la composición interna de ambos agregados. Se
experimenta un claro proceso de asalarización de la clase media y de desalarización de la clase obrera
Es una estructura social urbana en la que la clase media representa alrededor del 45% al igual que la
clase obrera, con un más neto predominio del estrato asalariado dentro de la primera y con un incipiente
crecimiento del estrato autónomo dentro de la segunda.
En lo que respecta a movilidad social, la clase media autónoma crece poco por la desaparición absoluta de
pequeños industriales y el aumento absoluto de pequeños propietarios del comercio y los servicios. La
clase media asalariada crece rápidamente, especialmente profesionales y técnicos. Y disminuye el número
de obreros de la industria.
A la masiva migración del campo a la ciudad se le suman múltiples trasvasamientos dentro de la población
urbana. Coexisten fuertes flujos de movilidad estructural ascendente y descendente.
Por un lado, durante esta etapa se moderniza y complejiza la estructura social, destacando la rápida
expansión de puestos de clase media asalariada. Por otro lado, aparecen factores negativos como el
aumento del cuentapropismo obrero, incremento del empleo precario, deterioro de los niveles de bienestar
de las capas sociales más modestas.
El fin de este modelo se da por factores económicos y por la agudización del conflicto social.
El gobierno surgido del golpe de Estado de 1976 adoptó una estrategia aperturista que tenía como
objetivos: la vigencia de los precios del mercado como régimen básico de funcionamiento; la promoción de
los sectores más altamente competitivos; la amplia apertura de la economía a la importación de capital
extranjero y de bienes de todo tipo; contención drástica del salario real como medio de controlar la
inflación y de asegurar bajos costos de mano de obra para las empresas.
EL AJUSTE EN DICTADURA (1976-1983): en medio de una profunda crisis económica y política, las
fuerzas armadas toman el poder con intereses más allá de lo económico, buscando un disciplinamiento
social generalizado.
En lo que respecta al volumen y estructura de la mano de obra, esta política de apertura externa a la
economía presenta un crecimiento del empleo urbano notablemente más lento. Esto se debió a un
retroceso de la oferta de mano de obra en los mercados de trabajo urbano por razones demográficas, y la
retracción de la demanda de mano de obra que induce la recesión.
Por otra parte, se retrotrae el perfil socio-ocupacional del nuevo empleo industrial cuando el escaso
empleo neto creado no privilegia exclusivamente a los asalariados, sino que se distribuye entre todas las
categorías ocupacionales. Además, hay una notoria desaceleración del empleo asalariado industrial de
clase media y una renovada expansión del cuentapropismo artesanal.
Catedra Gamallo
El sector terciario y la construcción crecen a ritmo acelerado. Pero el mercado de trabajo presenta
deterioros en la disminución de los asalariados registrados, el aumento de los no- asalariados y la
incipiente alza del trabajo precario. El reflujo de mano de obra expulsada de las posiciones asalariadas
estables se orientó preferentemente hacia el cuentapropismo informal o subempleo oculto, más que hacía
puestos asalariados de mala calidad.
Un aspecto crucial de esta dinámica es la diferencia del impacto en los distintos estratos sociales. El
desempleo abierto afectó a todos los trabajadores, pero en los estratos inferiores lo hizo con mayor
intensidad, sumado a una desocupación de más larga duración e incidencia del trabajo no-registrado.
En lo que concierne a la desigualdad en la distribución del ingreso, los ingresos medios de los asalariados
caen abruptamente en el inicio de este régimen. Se observa un menor ingreso en las capas bajas y
medias de la pirámide.
Creció significativamente la incidencia de la pobreza por ingreso, debido al desempleo, la disminución del
salario real y la regresividad en la distribución del empleo.
En cuanto a la estructura social urbana, la creación de empleo urbano durante el gobierno militar favoreció
netamente las posiciones autónomas por comparación a las asalariadas. Además, se acrecienta la
velocidad comparativa de expansión de la clase media respecto a la de la clase obrera. Se detiene el
proceso de asalarización de la clase media y se acelera el de desalarización de la clase obrera. Por otra
parte, tiene lugar un significativo crecimiento del estrato marginal.
En movilidad social, vemos la movilidad ascendente frustrada por el bajo crecimiento del empleo urbano.
Crecen las posiciones autónomas en la clase media, alimentadas por la desalarización de clases medias y
bajas. La clase media asalariada crece menos, con mayor expansión del sector técnico- profesional que
del de los empleados y vendedores. Este crecimiento se nutrió de la clase media autónoma y la propia
clase media asalariada.
El estrato marginal y el empleo obrero precario demuestran el mayor crecimiento, debido a los
trabajadores asalariados urbanos que perdieron sus antiguas posiciones.
Durante el gobierno militar, el modelo aperturista demostró una preeminencia de movilidad estructural
descendente.
En cuanto a los ingresos, la movilidad experimentada en todos los estratos de clase obrera y gran parte de
la clase media fue abruptamente descendente.
Durante el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, se intentaron suavizar algunos efectos sociales de la
situación económica caótica, con enorme déficit fiscal y presiones inflacionarias del gobierno militar.
Además de intentos de reforma global de las instituciones de política social que se vieron frustrados.
En relación al mercado de trabajo, la tasa de desocupación abierta, si bien muestra una tendencia
creciente, se mantiene en un nivel bajo.
Sobre la estructura social, vemos una drástica desalarización de toda la estructura, una violenta retracción
del volumen de la clase media (por la disminución su estrato asalariado), aumento del volumen de la clase
obrera (por el crecimiento de su estrato autónomo) y abrupto incremento del estrato marginal.
Catedra Gamallo
La movilidad social fue esencialmente descendente.
El debilitamiento de la capacidad de la economía para generar empleo genuino se resuelve en una fuerte
expansión de las dos formas visibles de subutilización (desempleo abierto y subempleo horario) y en la
disminución e intensa precarización del trabajo asalariado, junto con una proliferación de subocupaciones
en el sector informal urbano, en el sector público y en el servicio doméstico.
Respecto a la distribución del ingreso, se indujo una nueva marcha regresiva por la momentánea
recuperación parcial de las remuneraciones reales, el aumento del desempleo y el subempleo.
En la presidencia de Carlos Saúl Menem, con el Plan de Convertibilidad en 1991, se afianza una estrategia
de desarrollo del modelo aperturista, pero con un mejor control de la inflación y con el crecimiento del
producto bruto nacional. Esta estrategia se agravaba por la vulnerabilidad externa de la economía,
derivado de las restricciones que impone al crecimiento la imposibilidad de generar un superávit de la
balanza de pagos que permitiera hacer frente a los exorbitantes servicios de una deuda externa en
continua expansión.
Siguió perdiendo peso la porción del ingreso que absorbían los asalariados y el salario real promedio de
los trabajadores menos calificados en los servicios menos productivos se deterioró.
La modificación de las normas laborales precarizó la situación laboral y agravaron la vulnerabilidad social y
del empleo. La distribución del ingreso familiar resulta en pérdida para los sectores más desfavorecidos.
Durante el gobierno de Fernando de la Rúa, de una Alianza de Partidos políticos, se produjo un derrumbe
económico dramático que provocó la más grave crisis política y económica en generaciones.
Los efectos sobre la estructura y movilidad social deben haber sido abismales.
El texto en cuestión es un análisis del mundo del trabajo remunerado que intenta caracterizar la estructura
del mercado de trabajo en Argentina. Busca destacar la importancia que tiene el estudio de los cambios en
la estructura social del trabajo, tanto en lo que respecta a su distribución como a sus diferentes
dimensiones, para entender las pautas de estratificación social.
El texto resalta que la informalidad laboral (actividades laborales sin protección social como seguro
médico, asignaciones familiares, vacaciones pagas, etc.) es un rasgo estructural y generalizado del
mercado de trabajo. En actualidad el 45% del total de los ocupados estarían afectados por esa condición.
El autor agrega que, si a esta situación se le agrega el desempleo abierto, al menos el 50% de la fuerza de
trabajo del país sufriría hoy déficit de empleo de calidad.
Catedra Gamallo
El capítulo centra su interés en caracterizar la calidad del empleo generado por los mercados laborales del
país. Toma como punto de partida la insuficiencia estructural del sistema económico-productivo argentino
para absorber al conjunto de la fuerza de trabajo disponible (población que demanda trabajo).
El marco metodológico surge de una amplia encuesta nacional (ENES-Pisac), realizada en 2014/2015, que
buscó caracterizar entre otros asuntos la calidad de los empleos que generan los mercados laborales del
país. El trabajo parte de la insuficiencia económico-productivo de nuestro país para absorber al conjunto
de la fuerza de trabajo disponible.
Para tal fin define las categorías de “empleo precario”, “extralegal” o “informal”. Siendo un empleo
extralegal aquel en donde se ocupa o autoemplea fuerza de trabajo por fuera de los sistemas de
regulación laboral, impositivos, previsionales o profesionales. El empleo precario es definido sobre la base
de lo que no es, por contraposición a lo que son los empleos estables sujetos a protección social, por lo
tanto, alejado de los principales rasgos del empleo típico para lo cual se consideran dos elementos
básicos: la estabilidad en el empleo y afiliación a la seguridad social.
Esas unidades económicas coexisten con las de los sectores públicos y privados ligados a una economía
integrada a los mercados regulados (protegidos).
Tasa de participación y desocupación entre varones y mujeres: el estudio muestra una mayor tasa de
actividad masculina, producto de la desigual distribución de las tareas domésticas, y una mayor tasa de
desempleo femenina.
Por edad, los niveles de actividad (personas con empleo o que buscan activamente empleo y se
encuentran desempleados) más altos se registran la vida adulta (30 a 54 años), en segundo lugar, los
jóvenes (18 a 29 años) y en último lugar la etapa final del ciclo vital (55 o más años).
La desocupación afecta más a los jóvenes. En América Latina la tasa media de desempleo juvenil supera
dos veces la de la población adulta: es un problema estructural de dimensión mundial.
Con respecto al nivel educativo, el enfoque “credencialista” postula que las titulaciones educativas
formales otorgan señales que influyen en las decisiones de contratación de las empresas e instituciones.
El estudio muestra como los niveles de actividad presentan una relación directa con el mayor nivel
educativo alcanzado. El nivel educativo expone la relevancia que tiene la adquisición de credenciales en
relación con el acceso y permanencia en el mercado de trabajo.
Es importante resaltar lo que comentan los autores respecto de la educación: los niveles de actividad y la
tasa de desocupación presentan una relación directa con el mayor nivel educativo alcanzado, ascendiendo
unas y bajando otras a medida que se exhiben mayores credenciales educativas.
Sector micro informal: actividades económicas de baja productividad, alta desprotección e inestabilidad.
Son ocupaciones patronales no profesionales y asalariadas en establecimientos pequeños, trabajos por
servicios domésticos y actividad por cuenta propia no profesional.
En cuanto a las medidas de ingresos horarios de cada sector en relación a la media general de los
ocupados, se observa:
a) Ventaja en favor a los trabajadores de los sectores público y privado formal, así como en el total de los
empleos del segmento regulado.
b) Desventaja para los trabajadores del sector micro informal y de los segmentos no regulados y
marginales.
Los valores remunerativos del segmento regulado en los sectores público y privado formal ostentan una
ventaja sensible sobre la media general y las demás categorías. Los trabajadores del sector marginal del
sector público, y los de segmentos no regulados y marginal de los sectores privados formal y micro
informal, se encuentran en todos los casos por debajo de la media horaria.
JAVIER AYUERO
En este texto Auyero estudia sobre el “clientelismo” y pone el foco en que es una forma de dominación
política y de obtener ciertos beneficios, como el voto por parte de los clientes. Esta es una práctica política
útil para una estrategia electoral, forma de resolver problemas organizacionales y de poder político sobre
poblaciones destituidas. Cambia el centro de atención sobre el clientelismo hacia el lugar en el que este tipo de
acuerdo político ocupa en la vida de los más desposeídos, es la estrategia de supervivencia de aquellas
personas en situación de vulnerabilidad.
Catedra Gamallo
El clientelismo es un fenómeno permanente, es decir, no se da por episodios. Tampoco es patrimonio de un
partido en específico, todos los partidos tienen tribunas clientelares, por ende, todos los partidos recurren a
la utilización de las redes clientelares para así obtener el apoyo de las zonas más empobrecidas a cambio
de favores, tales como los planes sociales a cambio de votos o de manifestaciones de apoyo hacia su partido
político.
Se vincula al clientelismo con la violencia estructural ya que la exclusión social (la cual hace que existan
cazadores urbanos) el desempleo, y la pobreza deja a millones de ciudadanos en extrema vulnerabilidad ,
de esa forma son arrastrados a un “control político”, es decir, que se hace política con las necesidades de
aquellos ciudadanos empobrecidos , por ejemplo, cuando una persona no tiene dinero y el Estado ofrece
una recompensa económica por ir a las ciertas movilizaciones que favorecen y apoyan a estos partidos
políticos. Con estas necesidades de las personas, como lo es no tener dinero suficiente para subsistir, ellos (los
partidos políticos) lo utilizan para ganar apoyo.
Relaciones entre punteros y clientes no son fáciles de observar, pero son centrales y sumamente importantes,
para entender los actos acciones públicas que los funcionarios pueden llegar a realizar para implementar sus
políticas sociales. Los punteros tienen una posición de dominación sobre los clientes en la práctica de entrega
de un beneficio.
Aparato clientelar es cuando se devuelven los favores entre los clientes y los punteros; se ve
constantemente innumerables manifestaciones de respeto hacia aquellos representantes políticos que ayudan a
estas personas en situación de vulnerabilidad, como, por ejemplo, ir a apoyarlos cuando se presentan en algún
acto público, votarlos en las siguientes elecciones, recomendarlos en su barrio, etc.
El voto y el aparato clientelar únicamente tienen una relación directa cuando se trata de representantes
políticos más cercanos a estos clientes. En las elecciones presidenciales no es de manera directa ya que
no se trata de una relación tan estrecha como podría ser en las elecciones de intendente de un área específica.
1. En término sustantivo, la persistencia del clientelismo se debe a la consolidación y legitimación de dos tipos
de prácticas, búsqueda de votos y/o participación política y la resolución de problemas de sobrevivencia
mediante las relaciones con mediadores políticos.
3. En términos analíticos él menciona que se debe prestar más atención a la zona gris, un área de relaciones
clandestinas donde convergen y se yuxtaponen vida cotidiana, policía partida y violencia colectiva.
La zona gris se refiere a un conjunto de conexiones clandestinas que se dan entre distintos
actores. Fundamental para entender la política y la violencia colectiva. Esta zona es, según él, el fundamento,
la infraestructura, de la práctica tal y como existe en el país. Plantea que los analistas políticos deberían incluir
a la zona gris al estudio de la política "normal". La desatención de estas conexiones clandestinas tiene efectos
sobre el fortalecimiento de estas instituciones informales.
Se repite una dicotomía entre clientelismo y acción colectiva. Las redes clientelares son estructuras
desmovilizadas. Hacen funcionar a la democracia y hacen posible la actividad de los movimientos sociales. El
clientelismo y la movilización colectiva, como visto en Latinoamérica, pueden convivir dentro de un lugar
geográfico, aunque de manera conflictiva. Son dos campos opuestos y diferentes de acción política. Son dos
esferas de interacción social e intercambio que pocas veces se superponen y que generalmente se rivalizan
entre ellas. A veces, el mal funcionamiento de las redes clientelares ocasiona las protestas que emergen
desde el patronazgo de manera explosiva.
La espera es una de las formas privilegiadas de experimentar los efectos del poder, se integra el
funcionamiento de la subordinación. experiencia particular de tiempo, hacen sentir a quienes esperan en una
situación dependiente y subordinada. El tiempo es una dimensión crucial en los trabajos de intercambio de
dones y operación de redes de patronazgo. La temporalidad es manipulable, puede ser objeto de un proceso
continuo de negociación. El tiempo está relacionado con la dominación social y el conflicto constante.
Analiza el funcionamiento de las redes clientelares del peronismo. Escuchó y analizó los diferentes relatos de
personas de sectores pobres. Estudió, dado a su interés por la dominación política, los intercambios materiales
y simbólicos que se dan entre políticos, punteros y clientes. Hace énfasis en un proceso temporal denominado
como “la espera” en la cual se produce una subordinación política de parte del estado de manera inmediata.
Puede ser de forma directa o indirecta. Son personas que están dentro, o estrechamente conectadas, del
Estado las que hacen esperar a individuos de urbanizaciones pobres, y estos debido a una necesidad por
conseguir lo que buscan se someten a la espera las idas y venidas impuestas por funcionarios estatales y
políticos barriales, es ahí donde se le otorga poder al Estado, el cual usa para dominar a estas personas
vulneradas.
Las vidas marginales transcurren en un tiempo, orientado y manipulado por agentes poderosos. Viven
en un tiempo alineado y están obligados a esperar que todo llegue a ellos. Sostiene allí que la dominación
opera cuando unos se rinden ante el poder de otros, y se vive como un tiempo de espera: esperar con
ilusión primero y luego con impotencia que otros tomen decisiones, rindiéndose a la autoridad de otros. En
cierto momento clave de su interacción con el Estado, las autoridades los obligan a soportar largas esperas.
El Estado es tanto una estructura abstracta a nivel macro y un conjunto de instituciones a nivel micro con las
cuales los habitantes urbanos pobres interactúan de manera directa e inmediata.
El Estado y sus instituciones están personificados por los burócratas de la calle. Estos son los empleados
públicos que interactúan directamente con ciudadanos en el transcurso de sus trabajos. Durante estos
encuentros, intentan impartir a quienes llegan por primera vez las expectativas y las obligaciones que van a
constituir el rol de beneficiario.
Los burócratas de la calle, dan lecciones políticas y contribuyen a crear expectativas políticas futuras. Ayuda a
los ciudadanos a tener expectativas sobre el servicio del gobierno y acceder a un lugar de comunidad política.
Las condiciones en las que se realiza la solicitud de los trámites pueden desalentar o facilitar las demandas del
gobierno. Sirven también para determinar las percepciones de los beneficiarios en cuanto a su propio estatus y
autoridad en relación con las instituciones y al personal estatal.
Las evaluaciones de los trámites de solicitud por parte de los beneficiarios son políticamente significativas.
Estas evaluaciones disuaden a los ciudadanos de reclamar beneficios sociales. Si perciben que el proceso es
demasiado arduo y degradante, desisten.
Hacer esperar a los pobres tiene algunos " efectos positivos" posibles, aun cuando pueden parecer
marginales a primera vista. Los pobres aprenden a que hay momentos en los cuales van a ser ignorados,
Catedra Gamallo
y obedecen en silencio, aunque no quieran porque saben que no tiene sentido protestar en público. Auyero
analiza que las diferentes personas pobres saben por experiencia que, para obtener la tan necesaria asistencia,
tienen que demostrar que se lo merecen esperando obedientemente. Los habitantes urbanos pobres, aprenden
a ser pacientes del estado a través de sus frecuentes intercambios con políticos, burócratas y funcionarios.
Dado que diariamente se ven forzados a obedecer los mandatos del Estado, los ciudadanos pobres reciben a
diario una sutil lección de subordinación política.
Auyero realiza una etnografía, una investigación social basada en observación cercana y en el terreno de
personas de instituciones en tiempo y espacio real. En el cual los investigadores se integran o acercan al
fenómeno para detectar cómo y por qué los agentes de la escena actúan, piensan y sienten de una forma
determinada.
Los pobres no sufren el neoliberalismo o globalización en un sentido estricto, sino que en formas de sala de
espera, colas incómodas, demoras interminables y asistencia social mala.
● Puños visibles: represión, reclusión, violencia policial o militar, toda fuerza bruta.
● Tentáculos invisibles: formas más invisibles menos perceptibles de poder que logran subordinación.
En los distintos escenarios que analiza, la espera parece ser parte del orden de las cosas para los pobres.
Es algo normal, anticipado e inevitable. Están dispuestos a someterse a la obligación de esperar. Es un
producto de una estrategia de dominación exitosa.
Es importante hablar de cómo Merklen define a la marginalidad (pág. 203). Lo que define esta situación es la
distancia institucional entre la sociedad (reglas e instituciones) y el mundo “social” en esos barrios.
En este texto Merklen plantea el concepto de “cazador”. Comenta que los cazadores no proyectan sus vidas
con vistas a cosechas anuales y no poseen medios de acumulación para los períodos de descenso de la caza o
mala cosecha. Los cazadores conocen perfectamente su territorio, por ende, han desarrollado la habilidad
de la estrategia para atrapar a sus presas. Estas las encuentran en la ciudad, donde puede ser que el día de
hoy consigan a una pero quizás mañana no. Para poder desarrollarse en este territorio de manera eficiente, los
cazadores, deben ser hábiles, astutos, avispados y poder obtener las capacidades para explotar este medio. Es
evidente que estos individuos poseen una débil integración laboral, lo cual hace que su cotidianidad sea
precaria, sumado a que los lazos institucionales son muy frágiles para con sus habitantes.
El cazador no responde a la imagen de indigente pasivo, el cual aguardará por ayuda. Por el contrario, el
cazador está en constante búsqueda y expectativa de nuevas oportunidades.
Su imagen es totalmente indisociable del barrio, ellos (los cazadores) forman parte de un grupo en donde prima
un sistema de intercambios y de una sociedad moderna. Esta sociedad moderna también está hecha de
pobreza, miseria, vulnerabilidad, precariedad y marginalidad. Este individuo goza de una inscripción territorial.
El cazador se encuentra dentro del “mundo popular”, el cual es distinguido por la inestabilidad de su vida
cotidiana y la fuerza de su tejido relacional. Las fuentes de esta inestabilidad anteriormente mencionadas son:
la relación con el trabajo y las instituciones públicas. Esto invade la vida cotidiana del barrio popular ya que
la irregularidad se encuentra presente en todos los aspectos de la vida cotidiana, ya sea al hacer un trámite, ir
a la escuela, etc. Es aquí cuando aparece la incertidumbre, la cual se opone a la esperanza de progreso,
organización, planificación.
Frente al mal funcionamiento de las instituciones, la principal fuente de estabilidad para las personas que
viven en el mundo popular es el barrio. Participar en la vida política, social y cultural es una de las maneras
que tienen estos individuos de hacerse lugar dentro de la sociedad.
Catedra Gamallo
Podemos observar que el barrio otorga a los individuos que viven allí dos tipos de soporte: el dominio de las
solidaridades locales con su estabilización de lo cotidiano y estructuración del inmediato mundo de las
pertenencias. En segundo lugar, encontramos el ámbito de la acción colectiva, los barrios populares dependen
de una acción política de base territorial. Esta dependencia a la acción colectiva se debe a que el acceso a
los servicios urbanos elementales son una constante lucha con el Estado y los ingresos económicos de
estos hogares son insuficientes. El barrio permite a los individuos articular un punto de apoyo para la acción
colectiva.
Gracias a esta acción colectiva que brinda el barrio es que este puede contener la vida de los individuos frente
a la precariedad que viven cotidianamente, como párrafos anteriores se ha mencionado.
Estos cazadores sufren una individuación a causa de su absoluta precariedad, por ende, marginalidad social.
El movimiento feminista comienza a surgir dentro de la Argentina de una manera más notoria y con aún más
avance alrededor de los años 80’, luego de la dictadura militar. Durante esta década, el movimiento feminista se
presenta en distintos ámbitos y adquieren mayor participación que antes.
Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo comienzan a luchar por los derechos humanos de sus hijos y
nietos y es ahí cuando la maternidad, algo visto como un aspecto privado, comienza a ser llevado a un
ambiente público. La maternidad deja de ocurrir en el ámbito privado, como solía suceder, ahora es cuando se
redefine la maternidad como “maternidad social”.
El autor del texto, Di Marco, plantea que para modificar las cosas se debía cuestionar qué es lo que sucede en
el interior de los hogares, con estas mujeres. Se comienzan a distribuir las tareas de una forma distinta,
impactando así en el mundo exterior. También analiza los Encuentros Nacionales de Mujeres, que comienzan
en el año 1986 y se realizan anualmente, los cuales comenzaron siendo conformados por mujeres de clases
medias o altas. Luego, en el año 2003 ocurre un quiebre, dando lugar a distintas clases sociales, convirtiéndose
en un evento masivo.
Estos encuentros anteriormente mencionados son independientes, sin ningún partido político que los apoye, es
decir, no cuentan con ningún subsidio estatal. A pesar de ser pluralistas y, por ende, que muchos sectores
participan en él, este no pertenece a ninguno en específico. Son muy importantes ya que ayudaron a definir
distintas cuestiones importantes como el aborto, la anticoncepción, etc.
Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, además de redefinir la maternidad comienzan a promover una
ampliación de la ciudadanía de las mujeres, es decir, exigían reformas legales y programas estatales para el
beneficio de las mujeres.
Por otro lado, el pueblo feminista llama “demandas democráticas” a aquellas demandas que son para evitar o
detener casos de exclusión. (pág. 295)
● La burocrático - individual: cuando las mujeres entran en la burocracia del Estado dentro de la toma de
decisiones políticas.
● La burocrático - estatal: cuando las mujeres ingresan en nuevas estructuras para beneficiar a estas mismas.
● Las intervenciones políticas en reformas legales, en redes de liderazgo, en partidos políticos no feministas.
Catedra Gamallo
● En estructuras alternativas como cuando las feministas crean organizaciones independientes.
La crisis de 1930 generó una amplia ola de desocupación que afectó a todos los países. Esta primera crisis
desembocó en la integración social del estado y, posteriormente, en el desarrollo de las economías de bienestar
que lograron absorber e integrar gran parte de la masa de desempleados (masa marginal). Luego, la
desocupación pasó a convertirse en un rasgo estructural del modelo posfordista, en el cual se implementó
tecnologías y maquinarias que hicieron que se deje de valorar a la mano de obra humana. Esto le ha permitido
desarrollar una significativa red de contención del desempleo entre 1980 y 1990. Esta red de contención está
avalada por el Estado. En el caso de los países latinoamericanos, dependen de estas redes de contención
proporcionados por el Estado y de las redes de supervivencia que la sociedad ha ido generando desde sus
propios contextos de pobreza. Esto se debe a que, en sus inicios, los países latinoamericanos cuentan con
elevadas tasas de marginalidad y baja integración al sistema.
Durante décadas la Argentina fue una sociedad relativamente bien integrada desde el punto de vista social.
Esta integración se realizó en un contexto de pleno empleo a través de un conjunto de instituciones que fueron
posibilitando la incorporación de un amplio sector de los trabajadores urbanos. La excepcionalidad de Argentina
es que el escaso desarrollo de redes de contención comunitarias provocó una masiva expansión del trabajo
informal como actividad de refugio.
Sin embargo, con la Nueva Ola de políticas neoliberales se reconfiguraron las bases de la sociedad. Este
proceso arranca en los años 70 con la dictadura militar caracterizada por un gran empobrecimiento,
vulnerabilidad y exclusión social dentro de la Argentina. Luego, tiene su punto de inflexión con Carlos Menem
quién inició una política de ajuste y de reconstrucción de la economía y del apartado del Estado. En 1995
hubo una acentuación de la recesión económica y la entrada a la desocupación masiva. Un enorme parte de
trabajadores son expulsados del mercado de trabajo formal, mientras que, otros sufrieron las consecuencias de
la precarización encontrando refugio en las actividades informales.
En resumen, el estado argentino no contaba con redes de contención y centros de formación o reconversión
laboral pero tampoco se propuso a desarrollar a la sociedad al momento de aplicar crudas medidas de
flexibilización. Sumando a que la poderosa CGT avaló activamente los programas de reformas estructurales.
Estos conjuntos de factores nos ayudan a responder porque existe el movimiento de desocupados.
Las reformas afectaron al sector de la salud a partir de la desregulación de las obras sociales y la autogestión
de los hospitales públicos. Se dio una precarización de la sociedad argentina con una amplia franja de
asalariados y la polarización en la distribución de los ingresos.
El impacto de la reforma laboral sobre el funcionamiento del mercado de trabajo fue enorme ya que se
incorporaron modalidades de empleo temporario y contratos precarios. Hubo una reducción de la seguridad
social. Este proyecto impuso un modelo de crecimiento económico que no le importaba el bienestar del conjunto
de la sociedad.
Con el colapso del antiguo modelo se produjeron importantes cambios en el mundo sindical acelerando el
proceso de quiebre del poder sindical. Por otro lado, este giro neoliberal dado por el Partido Justicialista abrió
las posibilidades de nuevos espacios de acción autónoma por fuera del sindicalismo tradicional.
Catedra Gamallo
Primordialmente donde se observan las consecuencias de estos cambios estructurales es en el plano de la
acción colectiva. Se inició este nuevo ciclo de acción colectiva entre los años 1996 y 1997, a partir del
levantamiento de las ciudades petroleras, es así como surgió un nuevo actor social.
El movimiento piquetero ha sido bastante ignorado y una medida condenada por una buena parte de la
población. Los movimientos piqueteros y la emergencia de estas organizaciones nacieron como actor político
dependencia con el Estado a través de planes sociales en una política que oscila estratégicamente entre la
negociación y la confrontación.
El movimiento piquetero reconoce dos afluentes fundamentales: por un lado, a las Acciones Disruptivas que
son evanescentes y, por momentos, unificadoras de los piquetes y pobladas del interior. Nació durante
el colapso de las economías regionales y la privatización acelerada de las empresas del Estado realizadas en
los 90. El segundo afluente es la Acción Territorial y Organizativa gestada en el conurbano bonaerense y
ligada a las lentas y profundas transformaciones del mundo popular coma proceso de desindustrialización y
empobrecimiento creciente de la sociedad argentina en la década de los 70.
El movimiento piquetero nace allí, donde la experiencia de le des colectivización adquiere un carácter masivo.
Los primeros piqueteros eran aquellos ex trabajadores mejores pagos del Estado de bienestar con una carrera
estable, cuyas familias y generaciones estaban completamente socializadas en el marco de la estabilidad y
bienestar social. Los primeros cortes de ruta tuvieron un carácter multisectorial.
En 1997 como un efecto contagio se marca un punto de inflexión del naciente movimiento donde los cortes de
ruta comienzan a reproducirse a lo largo y a lo ancho del país.
Acciones Disruptivas
La primera etapa de este nuevo actor social surge en los legendarios cortes y puebladas de Neuquén, Salta y
Jujuy entre 1996 y 1997. Propone una nueva identidad, “Los Piqueteros”, un formato de protesta, el corte de
ruta, una nueva modalidad organizativa, la Asamblea y un nuevo tipo de demanda, el trabajo. La dinámica
del conflicto que se dio en el interior del país se caracterizó por acciones evanescentes y aisladas, eran
estallidos sociales que parecían no venir a ningún lado y que, luego, eran reabsorbidos sin producir aparentes
cambios de rumbo. Luego, en 1989 a partir de la hiperinflación está movilización se hizo más generalizada.
Predominaban los reclamos de docentes y estatales.
Se abrió un espacio entre la política nacional y la provincial a partir de la delegación del cuidado de la salud y
los servicios sociales a cada provincia.
Finalmente, en 1995 el cierre de empresas y despidos producidos por el traspaso de las empresas públicas al
sector privado, se volvieron tangibles para la población con un 18,5% de índice de desocupación. Este proceso
fue procesado de manera variada y en tiempos distintos en las diferentes regiones del país; en algunas zonas
no condujo directamente a la movilización.
● El modo de expresión fue la movilización y las concentraciones callejeras con acciones violentas como los
ataques y saqueos de los domicilios particulares de los políticos.
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● El alcance era espacialmente localizado y episódico.
En estos cortes confluyen comerciantes, desocupados, pequeños empresarios, sindicales y políticos locales.
Las reformas afectaron a los trabajadores que contaban con carreras laborales estables, en algunos casos
incluyen hasta generaciones. Tanto en el caso neuquino como santeño el rol de YPF fue mayor.
En los meses siguientes el conflicto se generalizó y se radicalizó extendiéndose a la mayor parte de las
provincias argentinas hasta casi fin de año. Los desocupados, ahora identificados como piqueteros, mantenían
reuniones y asambleas para organizar los cortes de rutas. El conflicto entre docentes y el gobernador de la
provincia Neuquén duró 34 días. La importancia del corte santeño por su lado marcó la legitimación de los
reclamos piqueteros ya que demostraba la falta del trabajo y las consecuencias de la transformación
económica. En Jujuy se abrieron intensos procesos de negociación que terminaron con el levantamiento de 21
cortes que habían llegado a paralizar la provincia. Así el único actor que había podido lograr iniciar las
negociaciones fue la iglesia.
La importancia de este afluente es que se consolidaron los cortes de ruta como nuevo formato de la protesta
legítima.
Acciones Territoriales
Las acciones de protesta en el conurbano bonaerense están ligado tanto a la descentralización como al
deterioro creciente de las condiciones de vida de las clases populares y las clases medias que comenzó en los
años 70. El proceso de desindustrialización afectó a una gran parte del sector asalariado de 1980, logrando que
la desocupación se duplicara. Este proceso se lo denominó como la pauperización de las clases populares,
es decir, su empobrecimiento.
El barrio aparece como el espacio natural de acción y organización. En este interactúan diferentes actores y
organizaciones gubernamentales y de base. En la medida que se agravan las condiciones de vida de las clases
populares, se fomenta la militancia territorial. La experiencia de las organizaciones de desocupados inscribe en
un modelo de acción territorial. La crisis hiperinflacionaria desembocó los primeros saqueos generalizados a
comercios y supermercados abriendo grandes grietas en el tejido social comunitario.
Con la puesta en marcha del programa de privatizaciones se comenzaron a organizar las personas para
reclamar la reducción de tarifas de los servicios públicos privatizados. Estas protestas fueron a partir de ollas
populares y marchas. Poco después la marcha realizada en la Plaza de Mayo convocó a más de 2000
personas. Fue el punto inicial para la creación de los primeros movimientos de trabajadores desocupados.
Obras y movimientos que fueron muy importantes fueron los de La Plata y de La Matanza que ayudaron a
promover este nuevo tipo de organización territorial que construyó una nueva identidad específica y novedosa.
Estamos frente a fenómenos de gentrificación cuando zonas de la ciudad central que se encuentran
socialmente marginadas, y en las que viven los trabajadores, se convierten en lugares de residencia de las
clases medias y medias altas, originando una reconversión del espacio físico.
Herzer va a señalar los tres procesos sociales que permiten hablar de gentrificación.
A) Reordenamiento del precio del suelo y de las propiedades: a partir de la inversión privada (particulares
y emprendimientos inmobiliarios) y de la intervención estatal (declaración de zonas históricas, inversión en
infraestructura y el espacio público, recalificación del suelo), el precio de las viviendas tanto las renovadas
como las no renovadas, como del suelo de esos barrios aumenta desproporcionadamente, atentando
contra la posibilidad de que los sectores con menores recursos sigan viviendo allí. Se observa un aumento
de los residentes propietarios en detrimento de los residentes que alquilan.
B) Reemplazo de residentes de menores recursos por otros de mayor capacidad de compra: si esos
barrios del centro degradados albergaban a trabajadores y sectores de menores ingresos, con la
reconversión del barrio y el aumento del precio, son expulsados y quienes pasan a ocuparlo son las clases
Catedra Gamallo
medias y altas. Son dos los tipos de desplazamiento que acompañan estos reemplazos del perfil de
residentes. De modo directo (a través de la represión y desalojo) como de modo indirecto (imposibilidad de
hacer frente a los nuevos costos, desarme de las relaciones de los residentes, de los apoyos
institucionales, de la red de amigos y familiares) que empujan a abandonar el barrio.
C) Transformación del ambiente del barrio con una lógica de distinción: el barrio experimenta una gran
transformación por la llegada de nuevos servicios y comercios destinados a los sectores medios y medios
altos. Estos sectores están muy interesados en los consumos culturales lo que ocasiona la creación de
nuevos restaurants, galerías de arte, teatros, centros culturales, etc.; que terminan por transformar el
ambiente y la oferta del barrio.
Luego la autora va a repasar los debates que surgieron en torno al por qué de la gentrificación. Y va a
concentrarse en dos explicaciones.
1. Teoría basada en la demanda: sostiene que en las sociedades actuales hay un cambio en los intereses
estéticos y culturales de ciertas fracciones de las clases medias y altas, que ven en las ciudades su lugar
de residencia y diversión. Esos sectores motivan la inversión privada y la intervención estatal en algunas
zonas de la ciudad, generando el proceso de gentrificación. Si bien esta teoría va a reconocer el
importante papel que juegan los emprendimientos inmobiliarios renovando edificios históricos y adaptando
las viviendas, y también del Estado mejorando el espacio público; entiende que la gentrificación es el
producto de las necesidades e intereses de las clases medias y altas de las grandes ciudades.
2. Teoría basada en la oferta: el énfasis va a estar puesto en lo económico por encima de factores
culturales. El concepto de renta diferencial o diferencia potencial, adquiere centralidad en la explicación.
Para esta perspectiva, los emprendimientos inmobiliarios y la inversión privada junto al permiso de los
gobiernos locales, inicia el proceso de gentrificación. Estos actores invierten sobre barrios degradados y
edificios deteriorados, con una inversión inicial muy baja, a sabiendas de que luego podrán vender esas
propiedades a un precio mucho mayor.
Finalmente, la autora señala que, si bien estas diferentes perspectivas teóricas son relevantes para la
comprensión del fenómeno de gentrificación, la investigación debe estar situada en los contextos urbanos
locales y considerar las historias particulares de esas zonas, sus habitantes, los actores y los procesos
socio-económico del que forman parte. A la luz de explicar lo sucedido en determinados barrios del sur de
la Ciudad de Buenos Aires, se plantean algunas dificultades sobre todo para reconstruir los procesos de
movilidad de las familias. Sin embargo, la autora encontró (a partir de realizar una encuesta durante cinco
años a un mismo grupo de viviendas del barrio de La Boca) que se produjeron cambios en los grupos
familiares, y que los nuevos habitantes pagan en promedio más caro su alquiler que los anteriores.
Los resultados de esta encuesta junto a datos tomados de otras fuentes, le permite señalar a la autora los
aspectos que detonaron el proceso de gentrificación en la zona sur de la ciudad:
o Barrios ubicados cerca del centro de la ciudad y con acceso a diversos sistemas de transporte
público,
o Propuesta del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para la creación de un circuito turístico y
artístico recreativo.
Además, Herzer observa algunas tendencias en relación al progreso de la gentrificación en la zona sur de
la Ciudad:
Catedra Gamallo
o Aumento de los propietarios,
¿La gentrificación suele ser un proceso cultural? Si, la gentrificación a menudo implica cambios culturales
en un área urbana a medida que se produce la renovación y llegan nuevos residentes con diferentes
hábitos y estilos de vida. Este proceso puede tener impactos significativos en la identidad cultural y la
composición social de la comunidad afectada.
La mirada del autor para con las urbanizaciones cerradas es una mirada crítica, hasta podría llegar a decirse
que es negativa.
En este texto se habla de la expansión y el impacto que tuvieron las urbanizaciones cerradas. Al inicio, estas
eran utilizadas para descansar los fines de semana, a modo de “segunda residencia”, en donde se valoraba
el aire libre, los deportes que se podían realizar en el lugar y la tranquilidad que caracterizaba a estas
viviendas. Se empleaba un modelo norteamericano de vida, donde había muros que separaban estas áreas del
resto. Svampa comenta que no es la “vida real” sino que, las ciudades abiertas si lo son.
En los años 70’ se registró un “boom inmobiliario” en donde familias con niños de edad escolar de clase media-
alta/alta van a vivir permanentemente a estas urbanizaciones. Por lo general, eran profesionales independientes
o con un puesto jerárquico, empresarios o comerciantes exitosos, esto demuestra que es una zona
heterogénea, ya que hay diversificación de empleos con altos ingresos. Estas familias buscaban algo
fundamental en estas urbanizaciones: la seguridad. Esto no fue de agrado para los primeros fundadores del
lugar ya que esta tranquilidad se iba desvaneciendo.
Alrededor del año 2001 se emplea el famoso modelo de convertibilidad 1 peso a 1 dólar. Época en donde
priman los créditos para adquirir una casa y las personas decidían ir a vivir en estos lugares elitistas. Es ahí
cuando aparecen los llamados “nuevos ricos”, mayormente personas de la farándula, deportistas, empresarios,
etc., cuya presencia molestaba a las clases altas anteriormente consolidadas.
Hay distintas urbanizaciones privadas. Un barrio cerrado es todo emprendimiento urbanístico destinado al
uso residencial con equipamiento cuyo perímetro podrá materializarse mediante cerramiento. Junto con estos
están los condominios y los dúplex y los caracteriza la seguridad privada. Por otro lado, se encuentran
los countries, en donde hay una variada infraestructura social y deportiva.
Esta exagerada seguridad con perímetro cercado y seguridad privada demuestra un temor al otro, al exterior.
También demuestra una “nueva calidad de vida”, donde la seguridad es una prueba más del estatus de estas
familias, es una diferenciación social.
Este tipo de seguridad y urbanizaciones cerradas forman una socialización diferente al resto de personas que
viven en una ciudad abierta. Estas son distintas tanto para con el exterior como con el interior. Con este último
hay una relación de conflicto, problema de conducta. Respecto al exterior, al privilegiarse la seguridad se causa
un miedo aún mayor para con el exterior, por ende, hay una costumbre a vivir en el encierro de estos barrios,
llevando así a problemas psicológicos sobre todo en la niñez.
Además, hay una relación de caridad respecto a los de afuera y una constante diferenciación social, como
uniformar al personal doméstico y considerarlos peligrosos, sumado a que usualmente este personal es víctima
de la precarización laboral que brindan los habitantes de estas urbanizaciones cerradas.
A los intercambios irregulares no se los reprime, se los usa. El mercado del paco no se combate, se
permite para poder extraer recursos. A la serialización en espacios públicos no se la transforma en
emprendimientos productivos, sino que se la consiente porque genera réditos políticos. Al mercado de
automóviles robados y autopartes se lo aprueba porque forma parte de un acuerdo tácito con las fuerzas
de seguridad. El tráfico de estupefacientes se permite selectivamente porque financia campañas políticas.
El estado es un facilitador de bienes y servicios prohibidos.
La mafia es una empresa especializada en la venta de protección privada (mercancía muy valiosa).
Si bien son las organizaciones policiales las que disponen del poder más directo para comercializar
protección ilegal, esta mercancía no podría circular sin la participación de políticos, agentes del sistema
judicial, del servicio secreto y de aduanas.
La zona liberada, sin duda la forma más extendida de protección ilegal, es un dispositivo opaco producido
por agencias estatales y que se adapta a una demanda de protección diversificada. En términos de
Auyero, se trata de zonas grises donde prosperan negocios ilegales de diversa índole, cuyo resultado no
es la violencia colectiva, sino una violencia ejercida por grupos organizados.
La búsqueda permanente de recursos debe encuadrarse en un contexto más amplio en el cual, además
del beneficio personal de los actores principales, son decisivas la necesidad de financiar actividades
políticas cada vez más costosas (campañas), la obtención de dinero destinado a complementar, por
ejemplo, un presupuesto policial sumamente deficitario y finalmente la búsqueda de equilibrios de poder.
La compra de protección no la compran solo delincuentes, sino todos aquellos que necesitan un amparo
momentáneo frente a los efectos que tendría la aplicación de las leyes. Por ejemplo: coimear al policía
para evitar una multa automovilística.
Los políticos locales junto a los jefes de policía de alguna provincia no solo permiten la circulación del
narcotráfico, sino que también ofrecen excepciones a reglamentos comunales, por ejemplo, para la
construcción de un edificio. Esto es, la protección es una mercancía que adquieren tanto delincuentes
como ciudadanos honorables.
Cuando se trata de actividades económicas ilegales, pero socialmente aceptada como la salada o venta
de autopartes de vehículos robados, la intervención busca promover los intercambios económicos. El
propósito de las intervenciones es sacar provecho de las externalidades de los mercados ilegales o
informales: la resolución de conflictividad social, la generación de empleo informal, el estímulo del
consumo, la búsqueda de ganancias políticas, o la concesión de negocios a actores políticos relevantes.
Catedra Gamallo
La utilización de las normas para la obtención de beneficios económicos plantea un doble mensaje: se
señala que es posible transgredir las leyes y al mismo tiempo se dice que si no se cumple el acuerdo tácito
se implicara una aplicación selectiva de las normas.
Lo que diferencia a la mafia del estado es que el carácter principal de la mafia, así como sus
características estructurales, impiden una universalización de las prestaciones. Ambos tipos de prestación
comparten el hecho de estar orientados a neutralizar, eliminar o disuadir a personas o grupos concretos
frente a las acciones que estos pueden dirigir contra intereses o regulaciones, ya sean formales o
informales.
La inacción nunca implica no hacer nada, implica la modificación de registros, o la alteración de protocolos
de patrullajes. Y eso es protección. Los mercados ilegales son en realidad ilegalizaciones ad hoc cuya
finalidad es el control político.
Los recursos que mueven los mercados ilegales no tienen otra finalidad que el control poblacional, el
abastecimiento de bienes, la generación de puestos de trabajo, o la tranquilización de un ejército de
reserva criminal y la cohesión de jerarquías burocráticas.
Hay distintos grados de tolerancia, en La Salada hay una amplia (el estado y la sociedad) tolerancia,
también el mercado ilegal de divisas.
El cuarto capítulo del libro, esboza la regulación del orden clandestino, que como se adelantó no es que no
existan normas, es un espacio social “hiperregulado”. No es ausencia de Estado la que estructura este
orden, sino es una falta de Estado de derecho. Así el autor utiliza la frase que resume la situación: El
orden clandestino es, de tal modo, un orden paralelo. El orden clandestino está tan regulado que existen
cuotas de cantidad de autos robados tolerados por comisaría o el pago a un soplón que avisa a policías de
un cargamento de drogas no autorizado.
El quinto capítulo ejemplifica como es en la práctica el orden clandestino, para ello el autor utiliza el
concepto de “Polea extractora de recursos”, la cual define al proceso de recaudación que beneficia desde
el oficial hasta el comisario. Y en otros casos, como en los mercados menos tolerados y más ilegales, el
dinero extraído se dirige al financiamiento de campañas y carreras políticas.
Argumento: las transformaciones en las formas del delito no pueden entenderse sólo con referencia a
explicaciones criminológicas, sino que en gran medida son tributarias de: las mutaciones del mercado de
trabajo y la forma en que se experimenta en cada época la privación y el consumo.
Objetivos: comprender y explicar las dimensiones del delito; mostrar las formas de articulación entre lo legal y lo
ilegal; analizar las relaciones de los delincuentes con el mundo del consumo, con las formas de privación
relativa y absoluta, con la policía; y el lugar de los grupos de pares.
Esta etapa se caracteriza por una mayor disponibilidad de empleo y menores tasas de delito contra la
propiedad.
Germán vivió una infancia de privación total (“nadie tenía nada”). El pasaje del cambio a la ciudad creó nuevos
deseos y al mismo tiempo una frustración y “rebeldía” respecto de la injusticia económica y social y del
autoritarismo escolar y paterno.
La pobreza familiar se agrava y con sus pares fantasea la idea de un robo que los saques de la pobreza que el
trabajo no parecía poder solucionar (asociación diferencial). Tras algunos fracasos, planear robos exitosos los
hace considerarse más inteligentes que sus pares del barrio que trabajan.
Catedra Gamallo
El trabajo no le atrae al no verlo como el camino hacia el progreso. Sin embargo, alterna delito y trabajo, y lo
usa de diferentes maneras: como un ingreso estable, una identidad respetable (ante el barrio y la policía) y un
modo de tejer redes y obtener información.
En el barrio aparece un control social intenso en el que los vecinos observan qué tiene cada uno y se preguntan
cómo lo obtuvo. El trabajo le provee una coartada para justificar posesiones.
Germán adopta un estilo de asaltante calmo con control sobre la situación que evita usar la violencia. Trabaja
rápido y respeta a sus víctimas.
Por un lado, Germán vive como un trabajador pobre. Por el otro, cuando roba, se gasta el dinero rápidamente
en “prostitutas y champán”. Pero también tiene un compromiso político con el peronismo revolucionario, los
Montoneros, para los que “hacía algunos robos”.
Tras pasar un tiempo preso, afirma que no reincide. Además, se sale de la cárcel “fichado”, lo que lo haría más
difícil.
La “rebelión” de la que habla es la no aceptación de una perspectiva de escasa movilidad social ofrecida a las
franjas inferiores de los sectores populares. Las oportunidades laborales estaban, pero no permitían un
sustento de consideración. Además, la vida disciplinada y esforzada del mundo del trabajo resultaba poco
atractiva frente al delito.
El dinero obtenido en los robos se gasta rápido en el disfrute. El delito no es un camino alternativo de movilidad
social, sino que es visto como un “atajo” para alcanzar lo que mediante el trabajo se dificulta.
Juan también expresa una “rebeldía” pero hacia su padre. Partía de una privación absoluta y explica que tenía
objetivos cada vez más valiosos. En su caso, la decisión de robar es individual y luego se busca a otros que ya
optaron por el delito para acompañarlos en los hechos (autoselección).
Las épocas en las que trabajaba le sirvieron de experiencia de la dificultad de la ganancia en el trabajo,
La alternancia entre el trabajo y el robo demostró la abismal diferencia de tiempos necesarios para conseguir lo
mismo, y las épocas en las que trabajaba sólo legitimaban la elección del delito.
En la cárcel aprendió las escalas de jerarquías entre ladrones, en las que “te tenés que ganar el puesto de
chorro”, basadas en destrezas y prohibiciones. Esto persiste porque toda actividad precisa algún tipo de
regulación y, dado que para el delito no hay instituciones formales con mecanismos de renovación de las
regulaciones, estas reglas hacen las veces de un código consuetudinario.
Juan también actúa como se espera de un ladrón experimentado, sin usar la violencia; excepto en un caso
donde aplica un juicio moral (preferir el dinero a la vida de un hijo), cuya legitimidad indica el desdibujamiento
de la ley y la existencia de registros normativos paralelos.
El dinero proveniente de robos se gastaba rápido, no se cuidaba (lo que viene dulce, dulce se va). En cambio,
el dinero del trabajo se cuidaba más porque representaba el esfuerzo y el sacrificio. Sin embargo, existía una
previsión de dinero, se reservaban fondos para negociar con la policía en caso de una eventual caída.
Luisito era un “niño de la calle” y en su adolescencia comienza a robar con “el Mosca”. Al principio robaban para
comer y luego por diversión y por plata, con la aparición de deseos nuevos.
“El Percha” era un trabajador que se encargaba de vender lo robado, y siempre reforzaba la distancia moral
entre ellos. Estaba orgulloso de trabajar y “nunca se quedaba con nada” del dinero obtenido.
Se especializan en “escruches”, robos de noche sin armas en negocios, que resultaban fáciles y de poco riesgo
por la ausencia de alarmas y otros dispositivos de control, característica de la época.
La decisión central en las trayectorias de los entrevistados había sido el uso o no de armas, elemento que
definía el grado de especialización. No usar armas era un límite inquebrantable para un subgrupo importante de
actores. Quienes no utilizaban armas, no recurrieron a ellas ni siquiera cuando el hurto tradicional se complicó
con la llegada de nuevos dispositivos de seguridad; sino que desistieron o viraron hacia otros hechos.
Catedra Gamallo
La movilidad lateral entre trabajo y delito se opone a la idea de una entrada en la ilegalidad sin retorno. En los
tres casos, el delito es anterior a la experiencia laboral; no es el desenlace de un fracaso o de una inexistencia
de oportunidades ocupacionales.
El delito es un salto al vacío en un momento de desesperación. Para Enrique, es una vaga idea que le daba
vueltas en la cabeza, y, porque no tenía nada que perder, un par que lo invita a robar le sirve de “empujoncito”
para volcarse al delito.
Sin embargo, en todos los casos el mundo del trabajo está presente: como ingreso estable, como cortada,
como límite moral con los propios ilegalismos, como forma de comparación entre lo que se gana con una y otra
actividad. Ambos mundos eran combinables. En general, se suele elegir al delito antes de probar suerte en el
mundo laboral. Esto, sumado al uso del dinero robado, cuestiona la idea del delito como resignación o fracaso
laboral, o como alternativa para alcanzar una movilidad social en forma más rápida.
La cuestión del riesgo de caer preso se gestiona con el sentimiento de inmunidad subjetiva mediante el manejo
de la escena con rapidez y sangre fría y guardando dinero para negociar la liberación. Se establece un balance
entre riesgo y beneficio.
La decisión de robar no plantea una causalidad fuerte en esta etapa. No hay referencias culturales, ni presión
de los grupos de pares. Cada uno tuvo que aprender solo o con otros, pero con muy poca información,
mediante ensayo y error. A diferencia de las otras dos, en esta etapa hay menos oportunidades e informaciones
sobre ilegalismos.
Algunos elementos se mantienen en el tiempo, como las jerarquías impuestas por la “ley de la cárcel” que
clasifican acciones delictivas. Otro es la relación con la policía en la regulación del delito. Desde la necesidad
de tener una reserva de dinero para negociar con ellos la libertad, o contribuir con una mensualidad para que
los “dejen trabajar”; hasta trabajar bajo órdenes de la misma policía. Desde siempre parece que la policía tiene
un rol central en la gestión de ilegalismos urbanos, por lo cual es imprescindible una continua negociación.
Las mujeres no formaban parte de las redes. Aparecen en un rol estereotipado en el que no saben ni preguntan
qué hacen sus parejas, o sus opiniones no se toman en cuenta.
Si bien algunos consideran al crimen como una forma de hacer justicia, y en el que encuentran placer en una
forma de compensar las humillaciones sufridas; el placer no está en el delito en sí. Concretar con
profesionalismo y economía de tiempo y de violencia cada hecho es importante porque el disfrute llegaba
después, en el despilfarro del dinero y en la planificación de un nuevo hecho.
En esta etapa se produce una profunda mutación del mundo del trabajo argentino. Aumenta considerable el
desempleo, pero sobre todo la inestabilidad laboral con alta volatilidad, y, por tanto, una inestabilidad en los
ingresos. Los puestos de trabajo creados en los noventa a los que accedían sobre todo los jóvenes eran en
posiciones precarias, sin exigencias educativas o de calificación, con bajas remuneraciones, sin cobertura
social ni seguro de desempleo (cadetes, trabajadores de limpieza, empleados de comercio, cuidado de niños,
lavadores de autos).
Se trata de una segunda generación de inestabilidad laboral. Los padres de estos jóvenes también veían la idea
de la ocupación como una idea acotada temporalmente que no se acercaba nada a una “carrera laboral”
(“¿tenés trabajo?” “ahora sí). La inestabilidad laboral no permitía imaginar una movilidad ascendente futura. El
trabajo sólo era un recurso más de obtención de ingresos, aparte de otros como pedir dinero en la vía pública,
el “apriete”, el “peaje” y el robo.
Los entrevistados combinaban legalismos e ilegalismos. Algunos alternaban entre trabajos precarios y, cuando
escaseaban, recurrían a acciones ilegales para luego volver a trabajar. Otros mantenían una tarea principal y
realizaban otra como complemento para sus ingresos. Ocurría un pasaje de una lógica de trabajador a una
lógica de proveedor. En la lógica del trabajador la legitimidad de los recursos obtenidos reside en el origen del
dinero, fruto del trabajo honesto. En la lógica de la provisión, esta legitimidad se encuentra en
la utilización para satisfacer necesidades. Un recurso provisto es legítimo si permite cubrir una necesidad,
tanto hablando de privación absoluta como de relativa. Podía tratarse de la comida y pagar los impuestos, como
también de ropa, cerveza, viajes, fiestas.
Catedra Gamallo
En la lógica de provisión, legalidad y legitimidad de las acciones se separan. Así, una acción ilegal pero
orientada a la provisión, se propone como más legítima que el trabajo que no busca ese fin.
En la etapa anterior, la “plata fácil”, que se ganaba robando, marcaba un apartamiento de la sencillez del
proyecto de vida ligado al trabajo estable en el mundo popular. En esta etapa las opciones de consumo son
mayores y se establecen dos circuitos de gasto: usar la plata fácil para satisfacer las necesidades personales
permite que la difícil cubra las demandas familiares, y es esto lo que legitima la lógica de provisión.
Se establece una relación instrumental con el trabajo. No hay rechazo total al mundo del trabajo ni a la
movilidad lenta, sino la caracterización de una ocupación acotada, magros ingresos y con pocas cualidades. La
inestabilidad dificulta la construcción de una identidad laboral de algún tipo: de oficio, sindical o incluso de
pertenencia a una empresa. También es poco probable la conformación de vínculos duraderos en grupos
laborales.
Ocurrió un desdibujamiento de la ley en el que no era percibida como una Terceridad que legítimamente podía
intervenir en los conflictos privados. De hecho, la policía era vista como otra banda, potentemente armada y
preparada a la que se le temía mucho más por la posibilidad de morir o ser lastimado ante ella que por la
certeza de que los conduzca hacia la ley.
Del barrio se habla con exterioridad. Ni odio ni resentimiento, sino una lejanía respecto de los vecinos que iban
colocando dispositivos para correrlos gradualmente hacia los márgenes. Esto es resultado de una ruptura
generacional afectada por la crisis de las formas de integración laboral habituales, que solía ser mediante su
inserción en los escalones más bajos de las estructuras productivas existentes. Este mecanismo también servía
como un aprendizaje de la ley, en el que iban conociendo las leyes que regulaban la relación con los patrones.
El mundo del trabajo ya no era un espacio de experiencia de la ley y erosionaba la socialización legal.
Becker plantea la “teoría de la disuasión” en la que multas o penas más altas serían un factor disuasivo en el
cálculo previo al accionar. Aquí se habla de una “elección racional”, de actores racionales que se manejan con
cálculos de costo-beneficio antes de emprender cada una de sus acciones. Sin embargo, el cálculo de los
entrevistados se veía muy limitado: se trataba de acciones rápidas, con víctimas elegidas en el momento, sin
premeditación. Existía una limitación del horizonte temporario en el que no se anticipaban las consecuencias
por no poder vislumbrar un tiempo más allá de la acción. Las escenas que describen son autorreferenciales,
tienen un principio y un fin, y en las decisiones que se tomaban, no parecían realizar una evaluación más allá
de los límites y objetivos de la situación (“necesitaba plata, salí a robar”).
La guía de procedimientos para cualquier interacción era el “ventajeo”. “Ventajear” es obtener lo deseado
apelando a cualquier medio que se tenga al alcance. Busca controlar el manejo de la escena, como el “factor
sorpresa” de la etapa anterior, pero a diferencia de éste, el ventajeo puede legitimar el uso de la violencia. Así,
un pedido de dinero en la calle sin éxito puede transformarse en un “apriete” y, si este también fracasa, terminar
en un robo. El ventajeo explica el aumento de los homicidios ante pequeños crímenes que tuvo lugar en los
noventa. En un contexto de fuerte incremento de la posesión de armas en los hogares, la lógica del ventajeo
legitimaba disparar ante el mínimo movimiento que hiciera sospechar que la víctima pudiera tener un arma.
Fernando ha alternado en forma perdurable trabajo y robo durante varios años, en una estrategia estable y
planificada de antemano.
Machuco era un adolescente que no había trabajado nunca. Roba con otros adolescentes con poca
planificación y usa la violencia cuando considera necesaria para asegurarse el éxito del robo. Aparece la idea
del “fin del mundo” en el 2000, por lo que no planea nada a futuro.
Hernán se autodefine como un “chorro” que trata de pasar desapercibido, que usa armas como “herramientas
para trabajar”. Quiere “robar para progresar”, ponerse un comercio y luego dejar. Tiene una relación
instrumental con el delito como forma de acumulación y ahorro para la compra de bienes y para hacerse una
posición, aunque no parece una decisión planificada sino más bien una fantasía.
En esta etapa se resalta la importancia de la experiencia individual. Algunos explican sus acciones por el deseo
de “probar” por sí mismos, sin importar lo que digan los demás. Aquí pierde peso la socialización tradicional y
se legitima la búsqueda y decisión autónoma de los límites entre el bien y el mal. También cobran más
relevancia las emociones del acto mismo. La “excitación”, esa mezcla de temor y placer es descrita a veces
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como el objetivo de los hechos, para eludir el aburrimiento cotidiano. Sin embargo, en estos casos se ve como
un efecto colateral de la búsqueda de dinero, que pasa rápidamente cuando “todo sale bien”.
Estos casos son los llamados “proveedores”, para los que el delito tiene un objetivo exclusivamente
instrumental y establecen relaciones para ese fin. Pero existe el subgrupo de los “barderos”, para los cuales el
delito es parte de las actividades grupales caracterizadas por el “bardo”: la disrupción de las reglas de
convivencia comunitaria. El “bardo” aparece como una sociabilidad desorganizada en el que los grupos, a
diferencia de los proveedores, pueden incluir mujeres. Para los “barderos”, el robo es una actividad grupal que
en sí misma es importante.
Para estos jóvenes la policía tiene poco que ver con la ley: es una banda más, mejor armada y más potente. Sin
embargo, esta distancia se acorta con las relaciones individuales. Los agentes son vecinos, del mismo barrio.
También se desdibuja la ley en la circulación ilegal de armas, de la que la policía es parte.
Los ladrones más veteranos, sin embargo, describen una relación de equilibrio con la policía. No roban en el
barrio para mantener tranquila a la policía y ésta recibía una parte del botín. Los delincuentes jóvenes roban en
el barrio, se enfrentan con la policía y los consideran enemigos mortales e individuos con quienes es posible
negociar. Esta dualidad se ve en el concepto de “perder”, que era ser apresado en un robo y tener que negociar
la libertad. En esta etapa se le suma a este concepto, el de perder la vida frente a la policía. Además, en los
noventa aumenta el equipamiento policial con armas más potente. Esto, lejos de actuar como disuasivo, produjo
una mayor violencia.
El trabajo también se desdibuja y es visto como inestable y desprovisto de cualidades, se vuelve un recurso
más dentro de la lógica de la provisión. El mundo del consumo está más presente desde un comienzo, así
como las necesidades son variadas y definidas según cada uno. La ciudad va dejando de ser un espacio de
posibilidades tan abierto como en el periodo anterior; viven más segregados en los barrios o en las zonas
aledañas.
El gran incremento del desempleo y del delito en los noventa, sumado a la inestabilidad laboral llevó a una
situación de privación absoluta y relativa en los adolescentes de esta época, quienes tenían demandas de
consumo que no podían satisfacer. En este contexto, los grupos de pares y las experiencias del delito tienen
mayor eco porque hay muchos jóvenes en la misma situación.
A diferencia del periodo previo, hay más presencia de mujeres, sobre todo entre los “barderos”. Los objetivos
son sobre todo instrumentales, salvo en el “bardo”. La policía está presente como un enemigo mortal, y no tanto
como un socio o jefe. También se destaca la entrada de motos de alta cilindrada como un factor que explica el
aumento del delito, ya que permitía nuevas acciones y escapes raudos.
En esta etapa la desigualdad era mayor que en la fase previa, pero no se ve un atisbo de una crítica política por
la injusticia social, sino que el hincapié es en la privación absoluta y relativa en clave de necesidad. La relación
con el delito se construye desde un campo de experiencias en el cual el trabajo no es el parámetro central de
referencia, ni siquiera para rechazarlo.
Los entrevistados son de un complejo habitacional del conurbano bonaerense fuertemente estigmatizado en los
medios y en la opinión pública como lugar peligroso. La violencia policial contra la gente del lugar, y sobre todo
jóvenes, nunca se detuvo. Se habla mucho de la complicidad del poder político y policial con el delito.
Las clasificaciones locales surgen de varios criterios. Se destacan los “cachivaches” o “atrevidos”, adolescentes
que roban en el barrio. Una subcategoría son los “sogueros”, que hurtan la ropa colgada o cosas que la gente
deja afuera. En una posición intermedia están los “pibes grandes”, de treinta años, con familia e hijos,
mantienen la paz en el barrio y sus ilegalismos se ejecutan afuera sin generar conflicto social. En lo alto de la
jerarquía están los “dinosaurios”, los “históricos” y los “sobrevivientes”, son ladrones profesionales mayores,
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especializados en distintos rubros y en muchos casos integrantes de bandas míticas. Por último, hay una
categoría exclusivamente femenina: las “mecheras” que roban en negocios, particularmente ropa.
Respecto del periodo anterior, hay más trabajo, pero más alejado de ellos por el estigma que pesa sobre el
barrio. Esto causa rabia e indignación porque hay una fuerte identidad local y el barrio es un lugar valorado y
divertido; hay más consumo, pero mucha sensación de privación relativa. En esta época, la mediatización del
crimen y su condena social son paralelas a la mercantilización en productos culturales de esos mismos
contenidos rechazados. Además, en esta fase, nociones como derechos, discriminación y desigualdad están un
poco más presentes, lo cual vuelve más insoportable la hostilidad policial.
Si bien desde 2003 la economía y el empleo se recupera, el estigma sobre el lugar es tal que quienes buscan
trabajo deben mentir sobre el domicilio y ubicarlo fuera del barrio. Esta discriminación tiene un peso importante
para explicar las tasas de desempleo en el barrio.
Cuando piensan en un trabajo, se les representa siempre como inestable, no se vislumbra la idea de tener un
puesto fijo por muchos años. En su mayoría tienen puestos precarios.
En contraposición al estigma externo, hay una fuerte identidad barrial asociada a valores positivos. A diferencia
del periodo anterior, cuando la vida barrial parecía gris, triste o aburrida, en estos casos el barrio es un lugar
atractivo para los jóvenes.
También tiene lugar el desarrollo de una cultura popular que recoge significados e imágenes de la vida
cotidiana de estos jóvenes, un ejemplo es la “cumbia villera”, que recrea narrativas presentes en este universo,
y cuyas letras cuestionan la discriminación y reivindican ser considerado “negro”. La cumbia villera también
incorpora la figura del “cachivache” o delincuente más bajo y la construcción de una alteridad con el policía o
delator. Un dato llamativo es que sus CD representaban un amplio porcentaje del mercado discográfico. Esto
demuestra la relación ambigua que la cultura hegemónica y el mercado han entablado desde siempre con la
violencia y el delito: rechazo y condena, por un lado, pero mercantilización y circulación comercial de aquello
reprobado por el otro.
La “democratización del consumo” es el creciente acceso a bienes de sectores populares gracias a la mejora
de la situación económica y el abaratamiento de ciertas mercancías. En el barrio hay más bienes circulando,
pero también un discurso sobre el consumo como forma de placer individual, sobre la “envidia” que pueden
generar los bienes nuevos, sobre la necesidad de ciertas marcas de ropa para “que te aprueben”. Aquí se
produce una reconfiguración de la privación relativa. Mientras que por un lado hay más bienes en circulación,
por el otro el mayor consumo local y la menor privación absoluta dan lugar a una comparación continua con los
pares cercanos que acceden a ciertos bienes.
En esta etapa, la privación relativa y la comparación con otros semejantes es una constante. Al punto que
padres se esforzaban por comprar a sus hijos cosas de marca para que no “traten de conseguirlas de otro
modo”.
En la etapa anterior, el delito se describía como la única opción posible por necesidad. Ahora, para algunos el
delito aparece como una opción posible dentro del campo de experiencias, que mantiene la lógica de la
provisión pero que sólo es una opción más. Se habla de “camadas” generacionales delictivas con “modas” por
tipo de delito y forma de accionar.
Otro cambio respecto del pasado es que opera menos la distinción entre plata fácil y difícil. Posiblemente
porque hay menos necesidad o la relaciones con la familia son muy malas. En general, el dinero se usa para los
propios consumos, en los cuales se va desdibujando la tipificación de los rubros como fáciles o difíciles.
Comprar ropa de marca, que antes era un rubro de la plata fácil, ahora es percibido como una necesidad para
“no ser menos que los demás”.
Un tema central es la presión de los grupos de pares, que es uno de los temas de mayor tensión entre padres e
hijos. Además, se van estableciendo relaciones de reciprocidad y obligaciones mutuas en los grupos que
delinquen juntos.
La muerte de los jóvenes es una referencia recurrente. Se habla de “generaciones diezmadas” porque “muchos
se fueron, están presos, están muertos”. En las familias hay una gestión cotidiana de la vida y la muerte a fin de
alejar la posibilidad de que un hijo sea asesinado si delinque.
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La muerte en algunos casos puede resultar un elemento disuasivo para el delito, pero en otros su recurrencia
lleva a que entre también dentro del horizonte de experiencias posibles. La muerte es tomada en cuenta como
un riesgo existente que forma parte de la “ley del robo”. Eso se demuestra en los ritos previstos e hitos
recordatorios de jóvenes muertos.
El juicio de los habitantes con respecto a la policía era extremadamente negativo por comprobarse
irregularidades, su participación en el delito y muchos casos de violencia institucional. Pero el acoso de las
fuerzas de seguridad no se limitaba al barrio, sino que eran perseguidos en la Capital también. Gendarmería se
apostaba en las vías de acceso al lugar, controlando el supuesto peligro que el barrio representa para los
demás, pero no intervenía en los conflictos y violencias dentro del barrio. Los entrevistados percibían que eran
objeto de control, pero no merecedores de protección.
En esta etapa está muy presente la necesidad de pagar para “trabajar” o seguir libres. El que roba, o trabaja
para la policía, o guarda una reserva para negociar con ella. Totalmente desvirtuada de sus funciones y
reiteradamente violenta, la policía genera rabia e indignación, y hasta “odio”.
Paradoja con respecto al trabajo: hay más oportunidades, pero pocas para los jóvenes menos calificados o que
residen en lugares estigmatizados. La inestabilidad del trabajo hace que las oportunidades se vislumbren como
de corta duración. La lógica de la provisión se mantiene, pero, en lugar de un fatalismo sobre un único medio
para conseguir dinero, en cada escena relatada se evidencia la capacidad de agencia. El delito aparece dentro
del campo de experiencias posibles y, aun cuando se opte por no incurrir en él, suele ser considerado por
muchos como una opción para enfrentar una coyuntura determinada.
Más que en etapas anteriores, aparece una ostentación de fuerza y cierto placer o diversión en suscitar miedo o
respeto entre los vecinos. Este respeto se traduce en proteger a la familia de las agresiones y los robos. El
estigma del barrio se sufre cotidianamente, pero a ello oponen un orgullo por la identidad local o un intento de
desmentir a los juicios negativos.