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LITERATURA

2. LA NOVELA

La transición del siglo xix al xx se caracteriza en Europa por una honda crisis espiritual, fruto
de los cambios que se producen en esos años. Las ideas de Schopenhauer, Nietzsche o
Bergson, en las que priman la intuición y los impulsos vitales frente a la razón, acentúan el
pesimismo y la desorientación vital, propios de los primeros años del siglo xx.

Se produce un rechazo a la sociedad y al arte burgueses de finales del xix que, en el ámbito
hispánico, se añadirá a la conciencia del atraso económico, científico y cultural de sus
países con respecto a Europa y Estados Unidos. Ello lleva a los autores a un deseo de
modernidad a la vez que afirman sus raíces autóctonas, lo que dará lugar al modernismo.

En España, a esto se suma la derrota en Cuba frente a Estados Unidos. Por ello, en los
primeros años del siglo xx se produce una reacción (el llamado regeneracionismo) que
pretende encontrar la solución a los "males de la patria". En este ambiente, una serie de
jóvenes autores (Ganivet, Unamuno, Azorín, Maeztu, Machado y parte de la obra de
Valle-Inclán), la denominada generación del 98, y un grupo de mujeres pertenecientes a la
misma generación histórica, como Carmen de Burgos "Cuentos de Colombine, Consuelo
Alvarez "Violeta" y Concha Espina, manifestándose junto a su angustia existencial y su
protesta y afán de reforma de las costumbres decadentes de la sociedad española, un
deseo de europeización, de modernidad, con la incorporación de muchas técnicas
expresivas.

En torno a 1914, surge un nuevo grupo de escritores e intelectuales, encabezados por


Ortega y Gasset, que busca la modernización definitiva de España, a través de la formación
científica y cultural y el cultivo de un arte intelectual que abandone el sementalismo
decimonónico para ajustarse al espíritu del siglo xix el novecentismo.

En los años 20 y 30, la narrativa española seguirá dos tendencias: la novela


deshumanizada propia del novecentismo, con influencia también de las vanguardias, y la
novela social, propia de actitudes más preocupadas por la situación de España y del
mundo en esos momentos.

2.1. LA GENERACIÓN DEL 98

Desde el punto de vista temático, las novelas de los autores se centran en:

a) El tema de España, desde una perspectiva particular en cada autor. Pretenden descubrir
el alma de la nación a través del paisaje, sobre todo Castilla; la historia, pero no la de los
grandes conflictos bélicos o reyes, sino la del hombre anónimo, a la que Unamuno llamó
"intrahistoria"; y la literatura, volviendo a autores como Larra y a clásicos como Berceo,
Rojas o Manrique, y, especialmente Cervantes y el Quijote, que ven como un reflejo de las
conductas de los españoles.
b) El tema existencial, también tratado de forma distinta en cada autor, que se preocupa por
el sentido de la vida y la existencia, el tema del tiempo o las relaciones del hombre con dios.

En cuanto a la técnica estilística y literaria, los autores del 98 defienden la sencillez y


claridad, pero sin perder la fuerza expresiva (antirretoricismo). Tienden a la sencillez
sintáctica y a la precisión léxica, pero con palabras cargadas de valoraciones subjetivas. La
fecha clave es 1902, cuando se publican cuatro títulos con una nueva concepción
novelística: La voluntad, de Azorín, Camino de perfección, de Pio Baroja, Sonata de Otoño,
de Valle-Inclán y Amor y pedagogía, de Unamuno.

MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)

Autor de carácter crítico, obsesivo y con grandes inquietudes filosóficas, lo que se refleja en
su obra, que abarca todos los géneros. Unamuno evoluciona desde lo que él llama una
escritura "ovípara" (basada en la documentación y en la observación) a la escritura
"vivipara" (en la que predomina la imaginación creativa). Este proceso condujo a la nivola,
de cuya producción destaca Niebla (1914), sobre todo por dos razones: por el
enfrentamiento entre el protagonista, Augusto Pérez, "ente de ficción", y el autor, que había
previsto su muerte, para gritarle: "Quiero vivir, quiero ser yo”, y por la intervención de
Unamuno escribiendo en primera persona en el famoso capítulo 31. Otras novelas de
Unamuno son La tía Tula, en torno al sentimiento de maternidad, y San Manuel Bueno,
mártir, la historia de un cura que, aun habiendo perdido la fe, se sacrifica por sus feligreses.

PIO BAROJA (1872-1956)

Baroja es el gran novelista de la generación. De una sinceridad absoluta, fue un hombre


solitario y amargado, tímido, escéptico y pesimista, pero capaz de sentir una inmensa
ternura por los seres más desvalidos.

Baroja concibe la novela como "un género multiforme, proteico", en el que todo cabe, la
novela abierta. No se preocupa por la composición ni por la unidad de acción, sino por los
episodios, las anécdotas, las digresiones. Para él, las cualidades del buen novelista eran la
invención, la imaginación y la observación.

Se ha tachado el estilo de Baroja de vulgar, incorrecto o con poca intencionalidad artística;


pero esto responde al antirretoricismo propio de su generación, a la vez que confiere a sus
narraciones fuerza expresiva y amenidad. En ellas predominan los párrafos breves y la
frase corta, el léxico es claro y sencillo, con coloquialismos. Un rasgo típico de su prosa es
la descripción, que nos pinta una realidad con pocas pinceladas (descripción impresionista).

(Estudiaremos El árbol de la ciencia más detenidamente en la guía de lectura que hemos


preparado)
PARA PROFUNDIZAR

Su obra es ingente (98 volúmenes) y se reúne en TRILOGÍAS de las que solo


señalamos algunos títulos como TIERRA VASCA (con Zalacaín el aventurero, la
novela barojiana por excelencia cuyo protagonista es un "hombre de acción"), LA
VIDA FANTÁSTICA (Camino de perfección), LA LUCHA POR LA VIDA (unida por la
presencia en las tres novelas del mismo personaje, Manuel: La busca), LA RAZA
(con El árbol de la ciencia, que estudiaremos aparte, considerada una de sus
mejores obras, por sus valores estéticos y por resumir las inquietudes de los
noventayochistas. En el protagonista, Andrés Hurtado, puede verse al propio Baroja,
pero también presenta el panorama intelectual y social de la España de comienzos
de siglo), EL MAR (compuesto por cuatro novelas, entre ellas Las inquietudes de
Shanti Andía). Desarrolló una serie narrativa extensa entre 1913 y 1935, recogida
bajo el título Memorias de un hombre de acción, que comprende veintidós novelas
históricas.

CONCHA ESPINA (1869-1955)

Escritora y periodista, coetánea de la generación del 98. Comenzó publicando poesía desde
muy joven, aunque destaca sobre todo por su obra periodística y narrativa. Mujer ilustrada,
independiente y de profundas inquietudes intelectuales, era famosa la tertulia literaria que
celebraba en Madrid, ya divorciada de su marido. Pese a ello y a la fama que alcanzó por su
obra, fue rechazada en varias ocasiones para entrar a formar parte de la RAE.

Su novela, alejada de las preocupaciones sociales y las innovaciones estilísticas del 98,
está impregnada, no obstante, de lirismo y rigor estético, lo que atestigua que fuese
propuesta para obtener el Premio Nobel de Literatura y el Premio Nacional de Literatura que
le fue concedido en 1927 por su novela Altar mayor.

En su obra narrativa cobran gran importancia los personajes femeninos, muchos del entorno
rural como sucede en su primer gran éxito, La luz de Luzmela (1909); a veces, estas
mujeres se debaten entre el deber y el deseo, tal es el caso de La esfinge maragata (1914).

En cuanto a su estilo, está alejado de las innovaciones narrativas de sus coetáneos, aunque
sus ensayos no son totalmente ajenos a las preocupaciones noventayochistas, como lo
demuestra el estudio Mujeres del Quijote (1916).

JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, "AZORIN" (1873-1967)

Este autor dedicó toda su vida al periodismo. Desde 1904 utilizó el seudónimo de "Azorín",
protagonista de sus primeras novelas. Su peso como ensayista ha hecho que algunos
críticos subestimen sus aportaciones a la novela, que son como fotos fijas, con un estilo
lento y lírico. Sus cualidades son la claridad, la precisión y riqueza léxica. En sus
descripciones se observa la técnica miniaturista, llena de detalles, junto a la descripción
sensorial en pocos trazos, modernista.
Su primera novela es La voluntad (1902). Su acción transcurre en Yecla, un pueblo
estancado, que representa la visión que el autor tiene de España. Antonio Azorín y Las
confesiones de un pequeño filósofo siguen la misma línea que la anterior.


CARMEN DE BURGOS (1867-1932)

Periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer. Escribió


principalmente bajo el seudónimo de "Colombine". Su vinculación al 98 es tanto cronológica
como por su pensamiento regeneracionista, que plasmó en muchos de sus artículos
periodísticos. De hecho, es considerada la primera periodista profesional de España,
además de corresponsal de guerra (entró a formar parte de la Asociación de Periodistas en
1907, junto a Consuelo Alvarez Pool, Violeta)

Entre sus obras, que pertenecen a varios géneros, destacan La misión social de la mujer y
la novela Puñal de claveles, que cuenta el suceso real que originó también Bodas de
sangre, de García Lorca.

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN (1866-1936)

Valle-Inclán, autor genial e inconformista, a la búsqueda incansable de nuevas formas de


expresión, no puede adscribirse totalmente al 98, pues comparte rasgos de estilo y actitud
con el modernismo e incluso con las más modernas vanguardias.

Su primera obra narrativa se inscribe en el modernismo por su estilo lírico, señorial y


aristocrático, carácter decadente y provocador, erotismo, etc. Son las Sonatas (1902-1905):
Sonata de otoño, Sonata de estío, Sonata de primavera y Sonata de invierno, que se
relacionan con las distintas fases del proceso amoroso. Están protagonizadas por el
Marqués de Bradomín. Posteriormente, lleva a la novela su teoría del esperpento con obras
como Tirano Banderas (1926) o El ruedo Ibérico (1927), trilogía incompleta de tema
histórico.

(Sonata de otoño se inscribe dentro de la estética modernista cuyas características


estudiaremos más profundamente en el apartado de la poesía. Te mostramos ahora alguna
de ellas: el carácter lírico (abundancia de figuras retóricas, ritmo lento y descriptivo), la
sensorialidad (busca términos relativos a todos los sentidos), el carácter decadente y
provocador, el erotismo, etc.)


2.2. LA NARRATIVA NOVECENTISTA

Se conoce como novecentismo (o generación del 14) a los autores nacidos a finales del
XIX que suceden a la generación del 98 y alcanzan su plenitud literaria en la segunda
década del siguiente
PARA PROFUNDIZAR

Estos autores comparten una serie de características: son liberales en lo político,


tienen una sólida formación académica (son universitarios con vocación de
maestros), rechazan cualquier actitud que consideren decimonónica, son
europeístas (frente al casticismo del 98) y en el arte y la literatura defienden posturas
elitistas, un arte de minorías obsesionado por la obra "bien hecha" (un "arte puro", no
contaminado del sentimentalismo o realismo propios de un arte de masas, que
rechazan).

El ensayo es uno de los géneros más cultivados por estos autores, entre los que figuran
José Ortega y Gasset, Eugenio D'Ors, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala, Gabriel
Miró y Ramón Gómez de la Serna.

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA (1888-1963)

Gómez de la Serna constituye en sí mismo una vanguardia (el "Ramonismo"), pues


desborda cualquier tipo de clasificación. De su obra destacan las greguerías, definidas
como el "atrevimiento de definir lo indefinible", y como la suma de "humor+metáfora". Sus
novelas (El doctor inverosímil, La viuda blanca y negra o El incongruente) no responden a la
definición tradicional del género

2.3. LA NOVELA HACIA 1927

Junto a los poetas del grupo del 27, destacan también novelistas, que pueden clasificarse
en dos grupos: los que comienzan siguiendo las pautas de la novela deshumanizada
planteada por Ortega y Gasset (Rosa Chacel, Max Aub o Francisco Ayala) y los que
plantean una novela social muy comprometida políticamente (Luisa Carnés, Ramón J.
Sender). Todos culminan su obra en el exilio.

3. LA POESÍA

La llegada del siglo xx coincide con el agotamiento y el rechazo a los postulados de


realismo y naturalismo, que, por otra parte, habían aportado muy poco a la poesía. La
renovación llegará desde Hispanoamérica, con un movimiento, el modernismo, que supone
para nuestra lírica la mayor revolución métrica y formal desde el Renacimiento. De la mano
de Rubén Darío, la poesía en castellano cobra un auge inusitado.

En España, el modernismo no fructifica de forma tan exuberante como lo hace allende los
mares aunque son bastantes los seguidores de Rubén Darío, pronto esa poesía formal y
voluptuosa o evolucionará a formas más sencillas e intimistas, donde se deja notar la
influencia de Bécquer. Uno de esos autores es Antonio Machado, quien evoluciona desde
el modernismo intimista a una poesía más sobria y objetiva, que hace suyos muchos de los
presupuestos de la generación del 98.
Más tarde, Juan Ramón Jiménez, que se inicia también en el modernismo, se entregará a
una búsqueda constante de perfección y de belleza, hasta llegar a una poesía pura,
intelectual, en consonancia con las ideas estéticas del novecentismo, o generación del 14.
No obstante, Juan Ramón irá más allá en su renovación poética, hacia la búsqueda de la
Poesía, de la Belleza, de Dios.

En la primera década del siglo xx surge una serie de movimientos que van a remover todos
los cimientos del arte establecido. Muy intensos, pero de corta duración, estos "terremotos"
artísticos o "ismos" suponen un proceso de ruptura y experimentación que, en conjunto,
será recogido.co el nombre de "vanguardias" (futurismo, cubismo, surrealismo, etc.).

A mediados de los años 20, un grupo de jóvenes autores, bajo el magisterio de Juan Ramón
Jiménez y entusiasmados por las nuevas posibilidades que les ofrecen las vanguardias,
llevará nuestra poesía a sus más altas cotas, nunca vistas desde el Siglo de Oro. Estos
poetas, el grupo del 27, renuevan la poesía española mediante la asimilación de las
vanguardias y el fervor y respeto a la tradición poética española, tanto culta como popular.
De ahí que se considere esta época la edad de plata de nuestra literatura.

3.1. DESDE EL MODERNISMO A LAS VANGUARDIAS

3.1.1. EL MODERNISMO

El modernismo es un movimiento artístico panhispánico que agrupa autores y obras de


distintos estilos. Fruto, como la generación del 98, de la crisis espiritual de fin del siglo xix, la
denominación se usó originariamente con tono despectivo, aunque los "modernistas" la
asumieron muy pronto como signo de identidad.

Los límites cronológicos de este movimiento son poco precisos. Para muchos se encuadran
entre 1888 (Rubén Darío publica Azul...) y 1916 (con la muerte del poeta). En este intervalo,
se pueden señalar dos etapas: la primera, en la que predomina el culto a la forma, con una
poesía sensorial y artificiosa, y la segunda, donde se produce un proceso de interiorización,
que elimina los elementos puramente decorativos en favor de una poesía más personal y de
mayor profundidad.

En el modernismo influyen poetas de diversas nacionalidades (Poe, Whitman, Bécquer, los


poeta españoles primitivos, etc.), pero la mayor influencia viene sobre todo de la poesía
francesa: el Romanticismo ……

3.1.2. ANTONIO MACHADO (1875-1939)

Nace en Sevilla en 1875. Se traslada de niño a Madrid y estudia hasta 1888 en la Institución
Libre de Enseñanza. Viaja a París, centro cultural y literario del momento. Se instala en
Soria como catedrático de Francés de Instituto (1907), donde toma contacto con el paisaje
de Castilla y conoce a Leonor, la que será su mujer, con quien marcha a París. Su mujer
enferma y vuelven a España, pero ella muere y Machado regresa unos años a Baeza, para
después trasladarse a Segovia y a Madrid. Allí conoce a Pilar Valderrama (Guiomar en sus
versos), que le inspirará un profundo amor. Al estallar la guerra, al ser republicano, se
instala en Valencia y, más tarde, en Barcelona hasta pasar la frontera en 1939. Fallece en
Colliure (Francia) el 22 de febrero de ese año, "desnudo, como los hijos de la mar".

Machado evoluciona desde un modernismo intimista hasta posturas más afines al 98,
aunque hay elementos que perviven a lo largo de toda su obra.

Machado concibe la poesía en dos imperativos: "esencialidad" y "temporalidad". La


esencialidad supone un proceso de depuración poética, pero es el tiempo el gran tema de
toda su poesía: Machado busca transmitir no la idea del tiempo, sino la emoción del tiempo.
Para Machado, la poesía es "el diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo".

PARA PROFUNDIZAR

Machado aborda el tema del tiempo de diversas maneras: huye de la angustia a


través del ensueño o el recuerdo, o se precipita en ese tiempo mediante el diálogo
poético con diversos símbolos: la mañana, la tarde, la noche y, sobre todo, el reloj
(tiempo objetivo) y el agua (representa la vida, si brota; la fugacidad, si corre; la
muerte, cuando está quieta, es el mar). Otros símbolos son las "galerías" del alma,
la noria (el pensamiento), el camino (la vida, que se hace al andar y suele ser
blanco), etc. Otros temas importantes para Machado son el sueño y el amor. Los
sueños son, para él, la única forma posible de conocimiento. En cuanto al amor,
en Machado solo puede alcanzarse a través del recuerdo melancólico de la amada
ausente.

Sobre la métrica, Machado prefiere las formas sencillas, aunque podemos señalar como
típico en él la silva arromanzada o silva romance.

Soledades. Galerías. Otros poemas (1907)

Es la corrección de una primera edición de 1903 (Soledades) y se adscribe al modernismo


español, en el que predominan las emociones íntimas, el dolor de los recuerdos, la
melancolía y la búsqueda del yo. De la primera edición, Machado suprime lo más
claramente modernista, pero sigue habiendo elementos de esta corriente en la versificación
(alejandrinos) y en el estilo: descriptivo, musical, imágenes, metáforas, personificaciones del
paisaje, etc. Además, aparece ya el tema de España (paisajes y hombres), tan importante
en su próxima obra. Mucho del Machado posterior está ya en este libro (temas y símbolos
como la fuente, la melancolía, el sueño, el misterio, el otoño, el fluir del río, la tarde...).


Nuevas Canciones (1924)

Aparecen temas de su poesía anterior, pero sobre todo destaca por la densidad de ideas y
la contención expresiva, carácter filosófico y tono sentencioso. A partir de aquí, Machado
apenas escribe. En la Guerra Civil publica Poesías de la guerra, veinte poemas entre los
que destaca el dedicado a la muerte de García Lorca. Su último verso se encontró a la hora
de su muerte en el bolsillo de su gabán: "Estos días azules y este sol de la infancia".

3.1.3. JUAN RAMON JIMENEZ (1881-1958)

Nace en Palos de Moguer en 1881. Estudia en El Puerto de Santa Maria y Sevilla, hasta
que regresa a Moguer, enfermo. Viaja a Madrid invitado por Rubén y conoce a los escritores
del momento, pero vuelve a Moguer. La muerte repentina de su padre lo obsesiona de por
vida con la idea de su propia muerte. Trasladado a un sanatorio cerca de Burdeos, lee a los
simbolistas, parnasianos e italianos, y reanuda su obra. Se instala en un sanatorio en
Madrid. Escribe y publica hasta su vuelta a Moguer, pese al aumento de sus crisis (allí
escribe Platero y yo).

Viaja de nuevo a Madrid, conoce a Zenobia Camprubí y contacta con la Residencia de


estudiantes, a donde se traslada a vivir en 1913. En 1916 se casa con Zenobia en Nueva
York y, casi aislado, se dedica por entero a su obra nueva y a revisar la anterior.

Sale de España en 1936. Vive en Puerto Rico, Cuba, Estados Unidos y de nuevo Puerto
Rico, pero las crisis no cesan. Gana el Nobel (1956). Tres días después murió Zenobia, y él,
solo dos años más tarde (1958).

La vida de Juan Ramón se funde con su obra: dedica íntegramente su existencia a la


creación poética.

Trayectoria y etapas de su obra

El poeta reducía toda su obra a tres etapas fundamentales: sensitiva (desde sus orígenes
poéticos. hasta 1916-17), intelectual (que comienza con el Diario de un poeta recién
casado) y suficiente o verdadera (tras su segundo viaje a América en 1936), con La
estación total.

Sin embargo, para estudiar su obra, señalaremos cuatro etapas, dividiendo la etapa
sensitiva en dos:
1. Obras de juventud: de los primeros libros hasta Baladas de primavera, de relativa
sencillez.
2. Poesía modernista: de 1908 a 1915.
3. Etapa de "poesía desnuda": que iría hasta La estación total, de 1936 (publicada en
1946).
4. Etapa final: en la que destaca Dios deseado y deseante.

PARA PROFUNDIZAR

Juan Ramón Jiménez usa la ortografía de una forma especial, como habrás notado
en sus poemas. Aquí tienes la explicación que él mismo nos ofrece:
"Se me pide que esplique por qué escribo yo con jota las palabras en "ge", "gi": por
qué suprimo las "b", las "p", etc., en palabras como "oscuro", "setiembre", etc., por
qué uso "s" en vez de "x" en palabras como "excelentísimo", etc. Primero, por amor
a la sencillez, a la simplificación en este caso, por odio a lo inútil. Luego, porque creo
que se debe escribir como se habla, y no hablar, en ningún caso, como se escribe.
Después, por antipatía a lo pedante".

1. Sus primeros libros están formados por poemas muy sencillos con pinceladas
románticas (dolor y melancolía) y modernistas (musicalidad, leve cromatismo).
Obras de este periodo son: Almas de violeta, Ninfeas, Rimas, Arias tristes.

2. En su etapa modernista, Juan Ramón toca los temas típicos del movimiento: la
belleza, el amor, la tristeza, las flores, las fuentes, los pájaros, pero de forma muy
personal. Abundan los elementos sensoriales (el “amarillo”), la adjetivación brillante
y las sinestesias, aunque se trata de un modernismo intimista.

3. En la etapa de la poesía "desnuda", "pura" o "intelectual", su poesía se dificulta


por su contenido intelectual (acorde con los postulados de la generación del 14, a la
que pertenece). La dificultad no está en el estilo, que es muy sencillo y sin adornos,
con predominio del estilo nominal y la enumeración. Ahora Juan Ramón se dirige a
la inteligencia y busca "el nombre exacto de las cosas", reniega de su poesía
anterior y aspira a expresar con exactitud las emociones y el instante. Se trata de
una poesía dirigida a la minoría, siempre", a la que incorpora elementos
vanguardistas como el "collage" o el verso libre. Obras: Diario de un poeta recién
casado, Eternidades, Piedra y cielo...

3.1.4. LAS VANGUARDIAS

Las vanguardias surgen en los primeros años del siglo xx y significan una verdadera ruptura
con la literatura anterior. Con este término (del francés avant-garde, "en primera línea") se
designan en este siglo aquellos movimientos que se oponen a la estética anterior y
proponen, en manifiestos, su nueva concepción del arte. Los "ismos" vanguardistas se
suceden a un ritmo muy rápido expresionismo, futurismo, cubismo, dadaísmo, surrealismo...
Muchos afectan también a otras artes.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS VANGUARDIAS

● Rechazo del sentimentalismo (antirromanticismo). La poesía debe desprenderse del


subjetivismo y ser fruto del intelecto
● Revisión crítica de toda la tradición literaria
● Atención por lo novedoso, lo actual e instantáneo (máquinas, avances científicos y
técnicos...)
● Interés por lo fragmentario, la incoherencia, lo irracional. Rompen con la ley de la
causalidad y con las estructuras narrativas de la lírica anterior
● Mirada objetiva y desprejuiciada sobre el mundo
● Renuncia a imitar la naturaleza en el arte, que es algo autónomo. El poeta crea ese
arte
● Reivindicación del juego, el humor, el tono lúdico e intranscendente

Las vanguardias europeas más importantes son las siguientes:

FUTURISMO (1909), con Marinetti


Características literarias del futurismo:
● Absolutamente antirromántico.
● Exalta la civilización mecánica y la técnica.
● Temas como la máquina, el cine, la energía eléctrica, el deporte...
● El estilo busca el dinamismo y la rapidez verbal, rompiendo en ocasiones con la
sintaxis para "dejar las palabras en libertad".

CUBISMO (1913), con Apollinaire


Características del cubismo:
● Se propone descomponer la realidad mediante composiciones libres.
● Juega con la tipografía (tamaño de las letras, su disposición en el papel) formando
imágenes visuales o "caligramas".
● Usa otros artificios como el "collage".

DADAÍSMO (1916), con Tristán Tzara


Características del dadaismo
● Recibe su nombre de un balbuceo infantil "da-da".
● Este movimiento es la rebeldía pura.
● Propugna liberar la fantasía de cada individuo, superar todas las inhibiciones y
recurrir a un lenguaje incoherente.
● El dadaísmo preparará el camino al surrealismo.

También hubo dos vanguardias españolas: ultraísmo y creacionismo.

ULTRAÍSMO
Características del ultraísmo
● Movimiento efímero que recogió elementos futuristas y cubistas
● Su nombre ("ultra" o "ultraísmo") indica su voluntad de ir más allá del novecentismo
imperante.
● Temas maquinistas y deportivos.
● Busca imágenes nuevas y recurre a imágenes tipográficas como los caligramas.
● El principal promotor fue Guillermo de Torre con sus "poemas visuales".

CREACIONISMO
Características del creacionismo:
● Quiere "hacer un arte que no imite ni traduzca la realidad".
● El poema será "creación" absoluta, no "imitación".
● El poeta cultivará el "juego de azar de las palabras".
● Creador: Vicente Huidobro. Lo seguirán Juan Larrea (luego surrealista) y, sobre todo,
Gerardo Diego.
Por último, analizamos la vanguardia más tardía, nacida en Francia, pero que tuvo una
influencia poderosísima en la poesía española, sobre todo en el grupo del 27: el
surrealismo.

SURREALISMO, André Breton


Características del surrealismo:
● Revolución artística más importante hasta el momento.
● Crisis del arte puro y deshumanizado de los años anteriores. Lo humano, lo social y
lo politico penetran de nuevo en la literatura.
● Propugna la liberación total del hombre de los impulsos reprimidos en el
subconsciente (según Freud) por las convenciones morales de la sociedad; y de la
represión que (según Man) ejerce sobre el hombre la sociedad burguesa. Por ello,
para los surrealistas, hay que acceder a una realidad más alta, superrealidad.
● Liberación del lenguaje de los límites de la lógica, mediante la "escritura automática",
el "collage" o la "reseña de los sueños".
● En España el surrealismo repercutió más que en ningún otro país. Juan Larrea
(1919) fue su difusor.
● El surrealismo español no es "ortodoxo": en nuestros poetas se percibe siempre
intención creadora. Lo que sí hubo es liberación de la imagen y enriquecimiento del
lenguaje poético.

3.2. EL GRUPO POÉTICO DEL 27

En 1927, el Ateneo de Sevilla organiza un acto para conmemorar el tercer centenario de la


muerte de Góngora. Allí se reúnen, entre otros: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Jorge
Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego... El año de este homenaje es el que sirve para dar
nombre a un nutrido grupo de magníficos poetas que, nacidos en torno al tránsito del siglo
xix al xx, irrumpirán con fuerza en el panorama literario español alrededor de los años
veinte.

En un ensayo de 1945, Pedro Salinas añade, junto a los anteriores y a él mismo, a Vicente
Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados: el grupo del 27.

Los estudios actuales están incorporando a esta cerrada nómina de autores otra serie de
integrantes, de todos los ámbitos literarios y artísticos. De todos ellos, vamos a destacar un
grupo de mujeres poetas (pues las hay también en otras disciplinas y géneros),
injustamente olvidadas por la crítica y agrupadas con el sobrenombre de "las Sinsombrero":
Concha Méndez, Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre y Carmen Conde.

En lo literario, este grupo se caracteriza, al contrario que los movimientos que lo preceden,
porque no rechaza otras corrientes literarias, sino que las asume y asimila, al tiempo que
conoce y respeta nuestra tradición literaria. Por eso se ha dicho que los autores de este
grupo comparten cierta tendencia al equilibrio.
● Entre una poesía intelectual, pura, deshumanizada (debido al influjo de Juan Ramón
y de las vanguardias) y una poesía más sentimental, impura o humanizada (por la
influencia de Bécquer y el Romanticismo, la poesía popular y el surrealismo lo
podemos observar, por ejemplo, en los poemas de Pedro Salinas, que cantan al
amor pero sin sentimentalismo, de forma conceptual (del yo al tú), en la obra de
Jorge Guillén (de Cántico a Clamor) o en cómo se combinan ambos polos en la
poesía de Gerardo Diego.

● Entre lo culto y lo popular: como sucede con los sonetos de Alberti en Cal y canto y
Lorca en los Sonetos del amor oscuro junto a la poesía neopopular de Marinero en
tierra o el Romancero gitano, respectivamente.
● Entre lo universal y lo español: el andalucismo lorquiano de Poema del cante jondo y
la universalidad de Poeta en Nueva York son una clara muestra de ello.

● Entre la tradición y la innovación: sus gustos van del escritor más actual y
vanguardista hasta el poeta "primitivo". Sienten admiración por Juan Ramón
Jiménez, Gómez de la Serna, Unamuno, los Machado y Rubén Darío, de la
generación anterior. Del xix les influye Bécquer. Y veneran a los clásicos (Góngora,
Manrique, Garcilaso, Fray Luis, San Juan, Quevedo, Lope de Vega).

PARA PROFUNDIZAR

Estos poetas, aunque no constituyen una generación, si son un grupo compacto,


favorecido por diversas razones:
● La estrecha amistad que los unía (se les ha llamado "generación de la
amistad")
● La convivencia de muchos de ellos en la Residencia de Estudiantes de
Madrid
● Los actos comunes en que participan, como el centenario de Góngora en
1927
● Colaboran en las mismas revistas: Revista de Occidente, La Gaceta literaria,
Litoral, Verso y prosa, Mediodía, Meseta y Carmen, todas de 1927, y, más
tarde, Cruz y raya y Caballo verde para la Poesía
● Proceden en su mayoría de una clase media, liberal y culta, con una sólida
formación universitaria
● Participan con entusiasmo en diversos proyectos republicanos de difusión
cultural
● Hay una apretada convivencia entre 1920 y 1936, truncada por la Guerra
Civil

En la evolución conjunta de estos poetas señalaremos tres grandes etapas (aunque no


todos los poetas las cumplen en la misma medida ni al mismo tiempo).
a. Primera etapa (hasta 1927, aproximadamente)

En esta etapa, las influencias en el grupo son muy diversas: por un lado, la de Bécquer y el
posmodernismo; por otro, el magisterio de Juan Ramón Jiménez y su "poesía pura",
reforzado con el influjo de las vanguardias, que introdujo Ramón Gómez de la Serna. Por
último, su admiración por los clásicos y su deseo de perfección formal los lleva a cultivar
estrofas tradicionales. Aunque pueda parecer que se trata de una poesía deshumanizada y
hermética (por la audacia de muchas de sus metáforas) no lo es del todo, pues "lo humano"
se percibe en la influencia de Bécquer y en su amor por la lírica popular.

Obras de esta etapa:


- "Vanguardistas": Imagen, Fábula de Equis y Zeda (G. Diego), Surtidor (Concha
Méndez).
- "Tradicionales": Marinero en tierra (Alberti), Poema del cante jondo, Romancero
gitano (García Lorca).
- "Clásicas": Versos humanos (G. Diego, sonetos), Cal y canto (Alberti, sonetos),
Égloga, elegía, oda (Cernuda, estancias), Cántico (J. Guillén)

b. Segunda etapa (de 1927 a la Guerra Civil)

Esta etapa de plenitud coincide con la irrupción del surrealismo, y junto a él, con un proceso
de rehumanización de la poesía, agotado ya el formalismo de la poesía pura. La liberación
de la palabra, del verso (usan el verso libre y los versículos) y de la imagen les permite
expresar los más hondos sentimientos humanos: el amor, el ansia de plenitud, las
frustraciones, las inquietudes existenciales o sociales. Es una etapa de poesía
trascendente, como se expone en el "Manifiesto por una poesía sin pureza", publicado en la
revista Caballo Verde para la Poesía, de Pablo Neruda. Es un tiempo convulso (caída de la
Dictadura y de la Monarquía, sucesos de la República) que trae nuevas inquietudes
(sociales y políticas) a nuestros poetas, quienes, por lo general, se mostrarán partidarios de
la República al estallar la guerra.

Obras de la segunda etapa:


- P. Salinas: La voz a ti debida, Razón de amor.
- J. Guillén: Cántico (obra orgánica, hasta 1950).
- V. Aleixandre: Espadas como labios, La destrucción o el amor.
- F. García Lorca: Poeta en Nueva York, Sonetos del amor oscuro.
- R. Alberti: Sobre los ángeles, El poeta en la calle.
- L. Cernuda: Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido.
- J. de la Torre: Marzo incompleto.

c. Tercera etapa (después de la guerra)


Lorca ha muerto, asesinado, en 1936; los demás –salvo Vicente Aleixandre, Dámaso
Alonso y Gerardo Diego, entre ellos, y Josefina de la Torre y Carmen Conde, entre ellas– se
exilian. El grupo se dispersa y cada cual sigue su rumbo, pero sin abandonar el camino de
una poesía profundamente humana. En el exilio, es común en todos los poetas el tema de
la patria perdida (en distintos tonos, aunque predomina el de la nostalgia). En España, la
poesía deriva hacia un humanismo angustiado, de tonos existenciales.

Obras de esta etapa:


- J. Guillén: Clamor.
- G. Diego: Alondra de verdad.
- D. Alonso: Hijos de la ira, Hombre y Dios.
- C. Conde: Mujer sin edén, Mi fin en el viento.
- V. Aleixandre: Sombra del paraíso, Historia del corazón.
- Alberti: Entre el clavel y la espada, Baladas y canciones del Paraná.
- L. Cernuda: Las nubes, Desolación de la Quimera.
- E. Prados: Jardin cerrado.
- E. de Champourcin: Presencia a oscuras.

TEN EN CUENTA
El texto "35 bujías" de Pedro Salinas, comentado en la página 103, pertenece a esta
primera etapa.
El texto "Prólogo" de Rafael Alberti, comentado en la página 106, pertenece a la segunda
etapa.
Los textos de la tercera etapa los comentaremos detenidamente en la siguiente unidad de
literatura (posguerra).

 edro Salinas (1892-1951)


P
Profesor de universidad. Exiliado por la guerra, ejerció en diferentes universidades
americanas hasta su muerte. Su poesía expresa de forma depurada, pero con sinceridad,
su intimidad y la impresión de la realidad. Es una poesía "intelectual", que usa, sobre todo,
para cantar al amor, con paradojas, juegos de ideas, conceptos, etc. Su poesía es en
apariencia sencilla (Lorca las llamaba "prosías"), como también lo es su métrica: versos
cortos, silvas. Suele renunciar a la rima. Sus primeros libros, en la línea de la poesía pura
de Juan Ramón y con temas futuristas, son Presagios, Seguro azar y Fábula y signo. Pero
sus obras maestras son La voz a ti debida (1933) y Razón de amor (1936), que lo
consagran como gran poeta del amor "antirromántico".

Jorge Guillén (1893-1984)


Catedrático de universidad. Se exilia en Estados Unidos y luego en Italia: regresa con el
tiempo a Málaga, donde muere. Guillén es el máximo representante del grupo de la "poesía
pura", debido a un lenguaje muy elaborado y selecto, con el que hace un canto amoroso a
la vida. Concibió su obra como una unidad orgánica. Titula su producción con el nombre de
Aire nuestro, que abarca cinco ciclos: Cántico, Clamor, Homenaje, Y otros poemas y Final.
Cántico es un poemario de entusiasmo y alegría ante la vida, dividido en cinco partes, que
van del amanecer al anochecer, y Clamor, dividido en tres partes, es un grito de protesta
ante los horrores y las miserias del momento histórico (1950-1963).

Gerardo Diego (1896-1987)


Catedrático de Lengua y Literatura del instituto. No se exilió con la Guerra Civil. Ejemplo de
perfección formal, su poesía, muy variada, se mueve en dos direcciones: poesía
vanguardista, con libros como Imagen o Manual de espumas, muy influidos por el
creacionismo, y poesía "clásica" o "tradicional", reflejada en su primera obra, El Romancero
de la novia, Versos humanos ("Al ciprés de Silos") y, sobre todo, Alondra de verdad (1941),
magnífico libro de sonetos.

Dámaso Alonso (1898-1990)


Estudió Filología; fue profesor y crítico literario sin igual. Permanece en España tras la
Guerra Civil. Sus primeras poesías reciben influencias del modernismo y de Juan Ramón
(Poemas puros, poemillas de la ciudad), pero alcanza su plenitud después de la guerra,
sobre todo, con Hijos de la ira (1944), claro ejemplo de "poesía desarraigada", de corte
existencial. Sus últimos títulos (como Hombre y Dios) son expresión de su continua relación
con el Creador.

Vicente Aleixandre (1898-1984)


Pasó su niñez en Málaga. En 1909 se trasladó a Madrid, donde contraerá una enfermedad
que le obligó a permanecer largas temporadas en reposo. Así se inició en la poesía. Tras la
guerra, fue maestro para los jóvenes poetas. Recibió el Nobel en 1977. El tema central de
su poesía es el deseo de fusión del hombre con la naturaleza (panteísmo): en una primera
etapa destacan Espadas como labios y La destrucción o el amor. En una segunda etapa, su
afecto se vuelca hacia los hombres, con obras como Sombra del paraíso e Historia del
corazón. El lenguaje de Aleixandre bebe del surrealismo, que tras la guerra se hace menos
hermético. Usa casi exclusivamente el verso libre y el versículo
.
Federico Garcia Lorca (1898-1936)
Estudió Letras en la Universidad de Granada y música con Falla. Desde 1919 residió en
Madrid. Vivió en la Residencia de Estudiantes. En 1929 viaja a Nueva York y ve de cerca las
consecuencias del crash de la Bolsa. Murió fusilado por los nacionales. Lorca representa
como nadie la fusión entre tradición y vanguardia, que le sirven para expresar la frustración
y el destino trágico del hombre mediante símbolos y metáforas muy originales.

La poesía andalucista y popular aparece en Canciones, Poema del cante jondo y


Romancero gitano. El surrealismo le sirve de cauce para expresar su crisis personal en la
obra maestra Poeta en Nueva York (1929-30), desgarrado grito contra la civilización
inhumana y cruel. En el Diván del Tamarit vuelve el dolor íntimo, influido por la poesía
hispanoárabe. La muerte del torero y amigo inspira una de las más hermosas elegías de
nuestra literatura: Llanto por Ignacio Sánchez Mejias. Finalmente, expresa en bellisimas
imágenes el desarraigo de su amor homosexual en los Sonetos del amor oscuro.

Rafael Alberti (1902-1999)


Tras abandonar sus estudios con los jesuitas, marcha a Madrid a estudiar pintura, pero
pronto se dedica a la poesía plenamente. Se hizo amigo de Lorca, Dalí y Buñuel. Tras una
crisis personal, milita en el Partido Comunista y muestra una incesante actividad política y
cultural durante la República y la Guerra Civil. De 1939 a 1977 reside en Argentina e Italia,
para regresar, ese año, a España.

Su poesía sigue varias líneas: sus inicios neopopularistas, reflejados en Marinero en tierra,
dan paso a una vena gongorina y futurista en Cal y canto. El surrealismo es medio de
expresión de su crisis profunda en Sobre los ángeles. El compromiso político se da en Un
fantasma recorre Europa o El poeta en la calle. La nostalgia del exilio está presente en
Retornos de lo vivo lejano. En su obra restante sigue las tres líneas ya enunciadas:
neopopular, vanguardista o social.

Luis Cernuda (1902-1963)


Estudió Derecho y fue alumno de Salinas. Desempeñó diversas tareas hasta que el triunfo
del bando nacional en la guerra le obligó a exiliarse por Inglaterra, Estados Unidos y
México, donde murió. El tema central de su poesía es el amor insatisfecho (debido en gran
parte a su homosexualidad, que nunca ocultó). Su estilo sencillo, de tono coloquial y
conversacional, influye en la poesía de los sesenta y sigue hoy vigente. En la métrica suele
usar el versículo.

Su obra se agrupa bajo el título de La realidad y el deseo, e incluye, antes de la guerra,


poemarios de corte purista como Perfil del aire, de corte clásico: como Égloga, elegía, oda.
Una obra de transición es Un río, un amor, que dará lugar a los títulos más importantes de
su obra, en los que surrealismo y romanticismo se unen para expresar su condición
amorosa: con valentía en Los Placeres Prohibidos y con dolor en un tono más intimista y
becqueriano en Donde habite el olvido. Tras la guerra, Cernuda refleja el alejamiento físico y
moral de su país en Vivir sin estar viviendo y Desolación de la quimera.

Concha Méndez (1898-1986)


Escritora e impresora de carácter transgresor e independiente, lo que la llevó a viajar por el
mundo siendo aún soltera. Se dedica junto a su marido –el también poeta Manuel
Altolaguirre– a publicar y difundir la obra poética de sus compañeros del 27. Su poesía
evoluciona, desde las vanguardias y la influencia juanramoniana, hasta una poesía
humanizada y desarraigada por la experiencia del exilio y, finalmente, la poesía última, con
los temas de la vejez y la nostalgia del pasado. De su obra, destacamos dos poemarios
escritos en el exilio: Lluvias enlazadas y Poemas, Sombras y sueños.

Ernestina de Champourcin (1905-1999)


Poeta y traductora, poseedora de una gran cultura a pesar de que no la dejaran asistir a la
universidad. Discípulo de Juan Ramón Jiménez, a quien siempre consideró su maestro y
mentor. Exiliada en México tras la Guerra Civil, regresa a España en 1972. Podemos
establecer tres etapas en la obra de Ernestina de Champourcin: antes de la Guerra Civil,
con una poesía en la que aparece el influjo de Juan Ramón Jiménez y de temática
fundamentalmente amorosa (La voz en viento), una segunda etapa, denominada "primer
exilio” en México, donde se agudiza su religiosidad infantil y aparece una poesía casi
mística (Poemas del ser y del estar); por último, tras el regreso a España, se produce el
"segundo exilio", con el tema de la soledad y el recuerdo de lo vivido (Huyeron todas las
islas).

Josefina de la Torre (1907-2002)


Poeta, novelista, cantante lírica y actriz. Fue la única mujer, junto con Ernestina de
Champourcin, incluida en la antología poética de Gerardo Diego (1934). La obra poética de
Josefina de la Torre no es muy prolífica, dado que tocó prácticamente todas las artes
(cantaba, hizo doblajes de cine y teatro, fundó su propia compañía…). Su obra completa se
recoge con el título Poemas de la vida (1989), en la que se refleja el amor por la tierra, la
maternidad que no le llega o los recuerdos. En sus poemas alterna el estilo vanguardista
con el estilo clásico.

Carmen Conde (1907-1996)


Escritora y maestra, primera mujer académica de la RAE. Funda junto a su marido la
Universidad Popular de Cartagena. Cultiva junto a la poesía para adultos la literatura infantil
y juvenil. Su obra poética es muy extensa y recoge como temas constantes el amor y el
erotismo, la naturaleza, el cuerpo femenino, la sensualidad, etc. Muchos de sus poemas
amorosos y eróticos tienen como referente una mujer, aunque se escondan bajo un yo lírico
ambiguo o abstracto, de ahí que aparezcan muchos símbolos relacionados con el silencio y
ese deseo prohibido y oculto. Entre sus obras, destacamos Mujer sin edén, Noche oscura
del cuerpo o Ansia de la gracia.

4. EL TEATRO

El teatro español del siglo xx se desarrolla de espaldas a la renovación del teatro europeo y
mundial. Los autores, para poder vivir del teatro, tuvieron que adaptarse a los gustos del
público y sus obras apenas han soportado el paso del tiempo. Este teatro comercial, hecho
a gusto de la burguesía y del público que paga para divertirse, con leves toques críticos,
humor y sentimentalismo, es el que predomina durante las dos primeras décadas del siglo.
Quienes crearon un teatro renovador y se negaron a someterse a esos gustos, quedaron
relegados y sus textos no subieron a las tablas.
Sin embargo, dos figuras de este periodo justifican por sí solas el teatro de todo el siglo:
Ramón Maria del Valle-Inclán, con la publicación en 1924 de la versión definitiva de Luces
de bohemia, obra maestra con la que desarrolla de forma teórica y práctica el esperpento, y,
en los años treinta, Federico Garcia Lorca, sobre todo con sus "dramas rurales",
protagonizados por mujeres.

4.1. EL TEATRO COMERCIAL Y DE ÉXITO

A finales del siglo xx se producen varios intentos de acabar con el teatro melodramático
heredado del Romanticismo, que tenía su mayor representante en José de Echegaray
(premio Nobel en 1904). Galdós trata de introducir un teatro naturalista, pero será Jacinto
Benavente (1866-1954) quien dé con la clave del éxito, con obras de crítica leve. Desde
que esto ocurre, se limita a pulir y repetir esta fórmula sin descanso. Cuando recibió el
Nobel (1922), su estilo era ya reprobado por buena parte de la intelectualidad española. Sus
dramas presentan problemas poco conflictivos y diálogos elegantes e ingeniosos. Entre sus
obras destacamos dos de ambiente rural: Señora ama y La malquerida, un melodrama de
pasiones incestuosas. Los intereses creados (1907) es su obra más valorada. En ella, los
personajes de la commedia dell' arte italiano (Polichinela, Colombina...) actúan en una
trama en la que el amor y el dinero pugnan por salir triunfantes.

La comedia costumbrista consigue el éxito mezclando aspectos de la zarzuela y del género


chico, breves sainetes en un acto que alternaban diálogos con partes musicales. Se
caracteriza por el ambiente pintoresco, la creación de personajes típicos, un lenguaje vulgar
y humorístico y su conservadurismo ideológico. Destacan Carlos Arniches (1866-1943), el
más conocido autor de sainetes, en el ambien le castizo y achulado de Madrid, con La
señorita de Trevélez; los hermanos Álvarez Quintero, con sus sainetes costumbristas y
comedias ambientadas en una Andalucía irreal y tópica (Malvaloca); y Pedro Muñoz Seca,
quien usó el astracán, mezcla de género chico y vodevil, que busca la comicidad a toda
costa, con chistes vulgares y chabacanos. La venganza de don Mendo es su obra más
conocida.

El teatro poético también tuvo éxito de público. Se trata de teatro en verso, de asunto
histórico y con conservadurismo ideológico. Cultivaron este teatro Eduardo Marquina,
Francisco Villaespesa, los hermanos Machado y José María Pemán.

4.2. EL TEATRO RENOVADOR Y MARGINADO

En la generación del 98, Unamuno utiliza el drama como el instrumento más adecuado
para plasmar los problemas que le obsesionaban (Fedra, El otro). Azorín desarrolla su labor
teatral sobre do como crítico. En sus obras, muy estáticas, usa la técnica del montaje
cinematográfico.

El teatro en torno a la generación del 27 depura el "teatro poético", incorpora las formas de
vanguardia y busca acercar el teatro al pueblo. Pedro Salinas escribe casi todo su teatro en
el exilio, Rafael Alberti estrena antes de la guerra El hombre deshabitado (1930), surrealista,
y Fermín Galán (1931) sobre un héroe republicano fusilado, después realiza su obra más
importante, Noche de guerra en Museo del Prado (1956), y otras como El adefesio (1944).
Miguel Hernández, tras un auto sacramental (Quién te ha visto y quién te ve, 1934) cultiva
un teatro social en verso con ecos de Lope (El labrador de más aire, 1934) y obras "de
combate", para representarse en el frente.

Alejandro Casona (1903-1965) es un dramaturgo puro. Combina humor y lirismo con obras
como La sirena varada (premio Lope de Vega en 1934) o Nuestra Natacha (1936). Ya en el
exilio, su obra más importante es La dama del alba (1944), en la que esa dama representa a
la muerte que llega a una pequeña aldea a cobrar una presa. Max Aub (1903-1972) fue
pionero en la frustrada revolución escénica. Su teatro está a la altura del de Valle o Lorca.
En España escribe "comedias de vanguardia” con el tema de la incapacidad del hombre
para comprenderse, entender la realidad y comunicarse como Narciso (1928), pero su gran
obra es la del exilio: piezas breves, Los transterrados (1944) y grandes dramas sobre el
nazismo, la guerra mundial y sus secuelas: San Juan (1943), Morir por cerrar los ojos
(1944), No (1952), etc.

4.3. RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN (1866-1936)

La originalidad, riqueza y fuerza del teatro de Valle-Inclán, a años luz de lo visto hasta
ahora, lo relegaron a ser teatro para leer. La adscripción de Valle a la generación del 98 ha
dado lugar a muchos debates. Su evolución ideológica es contraria a la de los
noventayochistas, su crítica es mucho más radical, así como su incansable búsqueda
artística desde el modernismo hasta la creación de un género propio: el esperpento. En su
evolución teatral pueden señalarse tres etapas:

Primera etapa: modernismo. Como en su novela, el primer teatro de Valle se inscribe en el


modernismo, en su faceta más decadente (evasión, estilo brillante y actitud rebelde).

Segunda etapa: ciclo mítico. En su búsqueda de nuevos cauces expresivos, Valle llega a las
Comedia bárbaras (Águila de blasón (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de plata
(1922)), ambientadas en la Galicia mítica y rural, en la que los personajes, hidalgos,
mendigos o seres tarados, actúan gobernados por instintos y pasiones violentas y
primitivas. En este grupo también se puede incluir Divinas palabras. En estas obras, aunque
hay rasgos modernistas como las sensaciones y la impresión de misterio y vaguedad, la
técnica es diferente: hay largas acotaciones, casi narrativas, el ambiente es tétrico y
miserable, se usa la técnica de la animalización, que veremos en el esperpento. Uno de los
temas es la crítica a la religión.

Tercera etapa: el esperpento. En 1920 Valle publica cuatro obras dramáticas: Farsa italiana
de la enamorada del rey, Farsa y licencia de la reina castiza, Divinas palabras y Luces de
bohemia. En las farsas, lo grotesco y la caricatura convierten a los personajes en fantoches
y marionetas ridículas, que crean un retablo satírico y despiadado de la España isabelina.

En los años siguientes escribe tres esperpentos: Los cuernos de don Friolera (1921), Las
galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927), recogidos después con el título Martes
de carnaval. En los que muestra una visión muy crítica con la realidad.

Luces de bohemia es la primera obra a la que Valle-Inclán da el nombre de esperpento y


contiene, además (en la famosa escena XII), una teoría del nuevo género. Para Max
Estrella, el protagonista, "España es una deformación grotesca de la civilización europea".
Por eso, "el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética
sistemáticamente deformada". Y así, de la imposibilidad de la tragedia, surge el esperpento.

Compuesta por quince escenas, cuenta la última noche de la vida de Max Estrella, poeta
miserable y ciego, inspirado en la figura del novelista Alejandro Sawa (el mismo que inspiró
a Baroja el Villasús de El árbol de la ciencia). Pero, a partir de esa figura real, Luces de
bohemia trasciende para convertirse en una parábola trágica y grotesca de la imposibilidad
de vivir en una España injusta absurda, donde, según Valle, no encuentran sitio la pureza, la
honestidad o el arte noble.

PARA PROFUNDIZAR

La técnica del esperpento es riquísima. Destacamos: la deformación de la realidad


y degradación de los personajes (animalización, cosificación), el uso de contrastes,
el humor, la riqueza lenguaje (variedad de niveles y registros), el diálogo ágil, las
acotaciones literarias y los continuos cambios de espacio y tiempo entre las escenas
(a veces hay incluso técnicas cinematográficas).
La obra está poblada por más de cincuenta personajes, la mayoría "enanos o patizambos
que juegan una tragedia", entre los que destacan el protagonista, Max Estrella, y don Latino
(el "perro" que acompaña a Max). Los demás personajes se presentan en grupos,
esperpentizados también. Caso aparte merece la aparición de Rubén Darío y el marqués de
Bradomín, contrapunto de refinamiento modernista que aparece en la obra.

El esperpento supone una ácida crítica de la situación de España (contra el gobierno, la


corrupción, el capitalismo y conformismo burgués, la policía represiva, la "mala" literatura,
etc.).

4.4. FEDERICO GARCÍA LORCA

Aunque el interés de Lorca por el teatro arranca desde muy temprano, su dedicación a este
género será una tarea absorbente en sus últimos años de vida. Su teatro puede llamarse
propiamente poético, por el abundante uso del verso y por el lirismo de sus argumentos y su
lenguaje. Para Lorca, «el teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al
hacerse, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que
aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los
huesos, la sangre>>.

La temática de las obras teatrales de Lorca es la misma que la que vertebra su poesía: el
deseo imposible y la frustración. Lorca lleva a escena destinos trágicos, casi siempre
encarnados en mujeres, que representan la tragedia de la persona condenada a una vida
estéril, a la frustración vital, tanto metafísica (por el tiempo o la muerte) como social
(prejuicios y convenciones sociales).

Lorca se nutrió de muy diversas fuentes para su teatro: desde el guiñol a las tragedias
griegas y de Shakespeare, pasando por nuestro teatro clásico, el teatro vanguardista o el
drama rural; de ahí la variedad de géneros que produce: farsa, teatro de guiñol, teatro
surrealista, tragedia, drama urbano o rural.

En cuanto al estilo, llama la atención el uso de verso y prosa. Sus primeras obras están
escritas totalmente en verso. Poco a poco, el verso se reduce a momentos de especial
intensidad. Su última obra, La casa de Bernarda Alba, está escrita casi íntegramente en
prosa. Con la prosa, crece la fuerza e intensidad de sus diálogos, en los que conviven la
poesía y la realidad, lo popular y lo lírico.

El teatro lorquiano evoluciona en tres momentos: tanteos o experiencias de los años 20,
experiencia vanguardista de principios de los 30 y la etapa de plenitud de sus últimos años.

Sus primeras obras comienzan con un ensayo juvenil: El maleficio de la mariposa (1920),
cuyo tema es el amor imposible. Compone luego unas piezas breves inspiradas en el
guiñol, Títeres de cachiporra (1922-1923), que solo conocerán sus íntimos. Su primer éxito
llega con una obra muy distinta, Mariana Pineda (1925), un drama de amor trágico en verso.
En 1926 crea una pequeña obra maestra, La zapatera prodigiosa, "farsa violenta" en prosa
y verso sobre una joven casada con un zapatero viejo, que trata el tema de la insatisfacción.
El Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1928) presenta otro caso de amor limpio
y trágico. En este grupo se incluye el Retablillo de don Cristóbal, farsa para guiñol que trata
del "amor desigual".

El teatro vanguardista. Lorca vive una doble crisis (vital y estética) tras el éxito del
Romancero gitano (1928), que se prolongó durante su estancia en Nueva York (1929-30).
En lo vital, por su homosexualidad; en lo estético, por la necesidad de buscar un nuevo
lenguaje. Fruto de ese encuentro serán, en teatro, lo que él llama o comedias imposibles,
bajo el influjo del surrealismo. La primera es El público (1930), una especie de auto
sacramental sin Dios, con tres propósitos: acusar a la sociedad ("el público") que condena y
crucifica al homosexual; criticar a quienes no re- accionan valientemente contra la represión
y proclamar la licitud de toda forma de amor. Así que pasen cinco años (1931) muestra el
tema de la frustración en un joven partido entre dos amores, con ansia de paternidad
imposible y luchando por realizarse. Estas obras, absolutamente novedosas y audaces,
tardaron mucho en subir a las tablas.

La plenitud alcanzará a Lorca aunando rigor estético y buscando llegar a más gente. Son
los años de La Barraca, compañía con la que Lorca recorrió los pueblos de España llevando
obras de teatro clásico donde apenas había actividad cultural. Por este camino encontrará
también un éxito multitudinario y sin fronteras. A esta etapa corresponden dos tragedias,
dos dramas y una comedia inacabada. En casi todas, la mujer ocupa un puesto central, lo
que muestra la sensibilidad de Lorca ante el papel de la mujer en la sociedad tradicional: las
mujeres aquí son, como los niños, los gitanos o los negros, criaturas marginadas y
marginales que representan la inocencia y la pasión elemental, pura.

Bodas de sangre (1933) parte de un hecho real sucedido en Almería: una novia que huye
con su amante el día de la boda. De ahí, Lorca crea una pasión que desborda barreras
sociales y morales, pero desemboca en la muerte, en un marco de odios familiares y
venganzas, y una Andalucía tan esencial que cobra valor universal. Mezcla personajes
míticos con reales, el verso con la prosa y parlamentos individuales con coros para reforzar
la tragedia. Fue un éxito clamoroso.

Yerma (1934) es el drama de la mujer condenada a la infecundidad porque el marido no


quiere darle hijos y ella debe serle fiel. Presenta el choque entre el anhelo de realizarse
frente al sometimiento a la moral y educación recibidas y la fuerza de la honra. De ese
choque surge la tragedia. Otro gran éxito.

Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) es un drama sobre la espera inútil
del amor, en una señorita de provincias. De nuevo, la mujer condenada a la esterilidad y la
frustración.

La casa de Bernarda Alba (1936) es la culminación del teatro de Lorca, "drama trágico" que
muestra el enfrentamiento entre autoridad (representada por Bernarda Alba) y libertad
(encarnada en Adela, la hija menor) o el conflicto entre realidad y deseo. Partiendo del
encierro riguroso de las hijas de Bernarda Alba por el luto tras la muerte de su segundo
marido, la tragedia se fragua cuando aparece en la obra –nunca en escena– un hombre,
Pepe el Romano, que supondrá la confrontación de Angustias, Martirio y Adela por su amor.
Cargada de simbología y de "realismo poético", la obra tiene valor universal y se representa,
triunfalmente, por todo el mundo.

Esta trilogía rural (Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba) incluye sus obras
más célebres. Las tres presentan rasgos comunes: índole sexual de los problemas, mujer
protagonista, ambientación en el campo andaluz, final trágico, clima denso y dramático,
unión de prosa y verso y de realismo y poesía. Todo ello hace de estas obras hitos
difícilmente superables en nuestro teatro.
Más allá, solo nos queda el borrador del acto I de una Comedia sin título, que anuncia a un
Lorca más revolucionario. Esta obra ha sido completada por el autor Alberto Conejero con el
título de El sueño de la vida, y estrenada por primera vez en enero de 2019.

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