Antecedentes Sobre La Acusación Constitucional en Chile (BCN - CL, Abr2020)
Antecedentes Sobre La Acusación Constitucional en Chile (BCN - CL, Abr2020)
Antecedentes Sobre La Acusación Constitucional en Chile (BCN - CL, Abr2020)
Autor Resumen
Guido Williams O
Email: gwilliams@bcn.cl La Constitución Política no define la acusación constitucional. Para
Tel.: (56) 32 226 3180 algunos es un instituto de garantía de la carta fundamental que permite
hacer efectivo el principio de responsabilidad constitucional de
Nº SUP: 124.776
funcionarios y magistrados singularizados.
Dicha acusación constitucional se encuentra regulada en los artículos 52
N° 2 y 53 N° 1 de la Constitución Política; en la Ley Orgánica
Constitucional del Congreso Nacional (Ley N° 18.918) y en los
Reglamentos de la Cámara de Diputados y Reglamento del Senado.
La acusación constitucional se inicia en la Cámara de Diputados, la que
debe conocer de la acusación constitucional y determinar si se aprueba o
no la acusación contra determinada autoridad. Por su parte, el Senado es
el jurado que debe acoger o no la acusación. Si la acoge el acusado es
destituido y no podrá desempeñar ninguna función pública, sea o no de
elección popular, por el término de cinco años.
Corresponde al Presidente del Senado presidir las sesiones de dicha
cámara durante la acusación constitucional.
El Tribunal Constitucional y los tribunales ordinarios no se han declarado
competentes para conocer de controversias asociadas a las acusaciones
constitucionales.
Las causales para acusar constitucionalmente son delitos, infracciones o
abusos constitucionales determinados en la misma Constitución.
Analizadas de manera general se puede sostener que las causales no
especifican una conducta material para cada caso y podrían ser
independientes de las conductas delictivas típicas que por ejemplo se
encuentran en el Código Penal, aun cuando algunos autores las vinculan.
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Introducción
Se solicitan respuesta a las siguientes preguntas sobre las acusaciones constitucionales en Chile:
1. Marco jurídico que regula las acusaciones constitucionales y ¿quién preside en Senado dicho
juicio de acusación?
2. Marco jurídico de los delitos, infracciones o abusos constitucionales que dan origen a una
acusación constitucional.
I. Marco jurídico que regula las acusaciones constitucionales y ¿quién preside en Senado
dicho juicio de acusación?
Para Zúñiga (2003), “es un instituto de garantía de la Constitución que permite hacer efectivo el principio
de responsabilidad constitucional de funcionarios y magistrados singularizados”, cuyo objetivo según la
doctrina norteamericana es “la protección de los intereses públicos contra el peligro u ofensa por el
abuso del poder oficial, descuido del deber o conducta incompatible con la dignidad del cargo”.
Desde la óptica de Sasso (2014), la acusación constitucional en juicio político constituye un caso
especial de ejercicio de una jurisdicción constitucional, entregada en exclusiva a los órganos políticos
de la Cámara de Diputados y el Senado, por medio de la cual se hace efectiva una responsabilidad
constitucional, predeterminada por la Constitución, y que opera mediante la actuación como jurado tanto
de la Cámara de Diputados, al dar lugar a la acusación, como del Senado, al decidir sobre la
responsabilidad de los imputados.
Para García, et.al (2014), la acusación puede definirse en dos sentidos; uno amplio, englobando todas
las etapas del proceso que establecen los artículos 52 Nº 2 y 53 Nº 1 de la Constitución Política, es decir
incluyendo la actuaciones ante la Cámara de Diputados y el Senado y uno restringido, que se limita a la
imputación de cargos que efectúa la mencionada Cámara de Diputados
Desde el punto de vista normativo, la acusación constitucional se encuentra regulada en los artículos 52
N° 2 y 53 N° 1 de la Constitución Política; en el Título IV de la Ley Orgánica Constitucional del Congreso
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Nacional (Ley N° 18.918) y en los Reglamentos de la Cámara de Diputados (Libro III, Título VI) y
Reglamento del Senado (Título XII, párrafo 1°).
Las causales por las que procede la acusación constitucional se encuentran establecidas en el
mencionado artículo 52 N°2 de la Constitución Política y corresponden a delitos, infracciones o abusos
de poder. El tipo de causal varía según la autoridad juzgada, por ejemplo al Presidente de la República
se le puede acusar por actos de su administración que hayan comprometido gravemente el honor o la
seguridad de la Nación, o infringido abiertamente la Constitución o las leyes; en el caso de los Ministros
de Estado, por haber comprometido gravemente el honor o la seguridad de la Nación, por infringir la
Constitución o las leyes o haber dejado éstas sin ejecución, y por los delitos de traición, concusión,
malversación de fondos públicos y soborno.
Si la Cámara de Diputados acepta la acusación (ha lugar) debe nombrar una comisión de tres diputados
quienes formalizan y prosiguen con la acusación ante el Senado.
El Senado por su parte, actúa como jurado al momento de conocer de las acusaciones constitucionales.
Algunos han entendido que actuar como jurado, implica el deber de los miembros del Senado de apreciar
la prueba y resolver en conciencia,” juzgando leal y honradamente, de manera imparcial y objetiva, de
acuerdo con los antecedentes de la acusación”. En otras palabras, lo que se busca es que el voto
prescinda de criterios políticos partidistas y que éste no responda a pasiones o prejuicios.
1 Cabe recordar que la figura de los delegados presidenciales regionales y delegados presidenciales provinciales,
entrarán en vigencia a partir de 2021 (ver Disposición 35a Transitoria de la Constitución Política). En el intertanto
son los Intendentes y Gobernadores las autoridades responsables de las regiones y provincias respectivamente.
2 “Artículo 63.- Las autoridades de un partido político que impartieren alguna orden o recomendación prohibida
conforme a lo dispuesto en los artículos 23 y 38, quedarán inhabilitadas, por un término de uno a tres años, para
ocupar cargos directivos en partidos políticos. Si el acto que sanciona este artículo fuere cometido por algún
organismo colegiado del partido, no se aplicará sanción al miembro que acreditare no haber tenido conocimiento
de la infracción o haberse opuesto a ella.”
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En el mismo sentido, el Reglamento del Senado, en su artículo 17, impide a los Comités políticos adoptar
acuerdos relacionados con la tramitación de las acusaciones.
Por otra parte, no existiendo una regla especial respecto de los juicios de acusación constitucional en el
Senado, el Presidente de esta cámara legislativa deberá presidir las sesiones de dicha acusación,
conforme la regla general del artículo 23 inciso primero N° 2 del Reglamento del Senado que dispone
que a dicha autoridad le corresponderá,
La facultad de dirigir los debates comprende la de distribuir y ordenar la discusión de las materias
y la de limitar el número y duración de los discursos, cuando ello sea necesario para asegurar la
adopción de resoluciones que deban producirse dentro de plazos determinados por la Constitución
Política del Estado, la ley o este Reglamento.
Desde el punto de vista de la justicia constitucional nacional, cabe considerar que el Tribunal
Constitucional en 1993 declaró, en un juicio por inhabilidad presentado por diputados respecto de
algunos miembros del Senado que debían pronunciarse en una acusación constitucional deducida en
contra de los Ministros de la Corte Suprema, en primer lugar que le no le correspondía manifestarse
sobre la forma en que los parlamentarios desempeñan sus funciones [en la acusación constitucional],
situación que está prevista en el Reglamento del Senado (considerando 8°) y por último en la parte
resolutiva de la sentencia determinó que el Tribunal Constitucional carecía "de jurisdicción [en una
acusación constitucional] y, por ende, de competencia para resolver sobre la inhabilidad materia de este
requerimiento”.
A su tiempo, la justicia ordinaria, sin ser expresa, ha reconocido no ser competente para calificar como
ilegal los resultados o el procedimiento de las acusaciones constitucionales. En efecto, la Corte de
Apelaciones de Valparaíso en 1993 , ante una acción judicial dirigida contra el Congreso Nacional, en la
que se demandó la nulidad de la acusación constitucional que destituyó a un Ministro de la Corte
Suprema, señaló en primer lugar que la alegación debe rechazarse porque el Senado, decidiendo una
acusación constitucional, está autorizado por la Constitución Política “para resolver a su libre arbitrio”
(considerando 28°) y asimismo determinó que a la Corte no le correspondía “emitir juicio alguno, pues
el juzgamiento de tal hecho (…) cae bajo el imperio de las facultades exclusivas y excluyentes” del
Senado” (considerando 27°).
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II. Marco jurídico de los delitos, infracciones o abusos constitucionales que dan origen
a una acusación constitucional
Es la misma Constitución Política, la que determina el universo de delitos, infracciones o abusos que
son causales para interponer una acusación constitucional. Así, en concreto la carta fundamental señala:
Analizando de manera general las causales, en primer lugar, según Silva (2017) pese a la variedad de
conductas cubiertas por las diferentes causales, ellas responden a la misma lógica: la protección de la
confianza pública depositada en algunas de las autoridades estatales más importantes. Además, plantea
el autor, ellas no especifican una conducta material para cada caso y podrían ser independientes de las
conductas delictivas típicas que por ejemplo se encuentran en el Código Penal, (traición del artículo 106
del Código Penal o la malversación de fondos públicos del artículo 233 del mismo Código Penal), sin
embargo García et.al, como se verá, las vincula al definirlas. Finalmente, para Bronfman, et.al, (2013) la
amplitud de las causales permite una deliberación amplia a diputados y senadores, lo que se ajustaría
mejor a la dinámica política del Congreso Nacional.
3"Artículo 126 bis inciso primero. Son territorios especiales los correspondientes a Isla de Pascua y al Archipiélago
Juan Fernández. El Gobierno y Administración de estos territorios se regirá por los estatutos especiales que
establezcan las leyes orgánicas constitucionales respectivas."
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Sin querer agotar la discusión por cuanto ella puede tener un componente político tanto o más que
jurídico, es posible seguir a García et.al por cuanto su obra resume diversas visiones sobre las causales.
Así, ellos han señalado lo siguiente:
Los mismos autores plantean que la seguridad nacional es un concepto que presenta varios
desafíos interpretativos (García, et.al: 816).
Así, en primer lugar, el concepto es vago y, junto a ello, permite una amplia discrecionalidad
de los operadores para definir su contenido concreto. Tal condición se ve reforzada por su
carácter de geometría variable: pese a tener una unidad de sentido, el concepto sólo
adquiere un contenido y alcance determinado en su aplicación en un caso concreto.
Honor de la Nación: Es el bien jurídico objetivo de que goza el Estado de Chile, su régimen
democrático y sus instituciones constitucionales y que garantiza su independencia, su integridad
territorial y sus principios de inserción pacífica con la comunidad internacional de la cual es parte.
El honor de la Nación se afecta cuando, por acciones u omisiones, se cause un grave daño
irreparable al régimen republicano y democrático, se lesionen gravemente las tradiciones cívicas
y constitucionales o se coloque al Estado y su pueblo en una situación de desprestigio tal que
afecte la convivencia con otras naciones (García, et.al: 509).
Los autores plantean que en
Citando a Verdugo (1999), los autores señalan que desde un punto de vista subjetivo, dice
relación con la autoestima, la valoración que tenemos de nosotros mismos en cuanto nación
respecto del respeto de nuestro ordenamiento jurídico político y los valores y principios en que
ésta se basa.
Malversación de caudales públicos: Señala García, et.al (p. 639) que es una conducta tipificada
por la ley en virtud de la cual un “empleado público que, teniendo a su cargo caudales o efectos
públicos o de particulares en depósito, consignación o secuestro, los substrajere o consintiere
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que otro los substraiga” es castigado con una penalidad que varía en razón de la cuantía de lo
substraído (art. 233 del Código Penal).
Soborno: Conducta descrita por el artículo 248 del Código Penal como el “empleado público que
solicitare o aceptare recibir mayores derechos de los que le están señalados por razón de su
cargo, o un beneficio económico para sí o un tercero para ejecutar o por haber ejecutado un acto
propio de su cargo en razón del cual no le están señalados derechos”. García et.al (p. 847)
recuerda que la Constitución emplea la expresión soborno en términos amplios, como una de las
causales de acusación constitucional, por tanto, comprendería también los delitos de los
artículos. 248 bis4 y 2495 del Código Penal.
Infracción a la Constitución Política y las leyes: García, et.al (p.549) indican que en el caso del
Presidente de la República, la infracción sería calificada por cuanto requiere haber infringido
“abiertamente” la Constitución Política o las leyes (art. 52 Nº 2, letra a de la Constitución). En el
caso de los Intendentes, Gobernadores [delegados presidenciales regionales y delegados
presidenciales provinciales, cuando corresponda] y las autoridades del art. 126 bis de la
Constitución Política, la acusación procede sólo por infracción a la Constitución (art. 52 Nº 2, letra
e).
Garcia et.al plantean que las normas constitucionales y legales son preceptivas de reglas de
mandar, prohibir o permitir. La naturaleza de la infracción atenderá al modo en que se configuren
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"Artículo 248 bis: El empleado público que solicitare o aceptare recibir un beneficio económico o de otra
naturaleza, para sí o un tercero para omitir o por haber omitido un acto debido propio de su cargo, o para ejecutar
o por haber ejecutado un acto con infracción a los deberes de su cargo, será sancionado con la pena de reclusión
menor en su grado máximo a reclusión mayor en su grado mínimo y, además, con las penas de inhabilitación
absoluta temporal para cargos u oficios públicos en su grado máximo y multa del duplo al cuádruplo del provecho
solicitado o aceptado. Si el beneficio fuere de naturaleza distinta a la económica, la multa será de cien a mil
unidades tributarias mensuales.
Si la infracción al deber del cargo consistiere en ejercer influencia, para sí o un tercero para omitir o por haber
omitido un acto debido propio de su cargo, o para ejecutar o por haber ejecutado un acto con infracción a los
deberes de su cargo, será sancionado con la pena de reclusión menor en su grado máximo a reclusión mayor en
su grado mínimo y, además, con las penas de inhabilitación absoluta temporal para cargos u oficios públicos en
su grado máximo y multa del duplo al cuádruplo del provecho solicitado o aceptado. Si el beneficio fuere de
naturaleza distinta a la económica, la multa será de cien a mil unidades tributarias mensuales.
Si la infracción al deber del cargo consistiere en ejercer influencia en otro empleado público con el fin de obtener
de éste una decisión que pueda generar un provecho para un tercero interesado, se impondrá la pena de
inhabilitación absoluta para cargos u oficios públicos, perpetua, además de las penas de reclusión y multa
establecidas en el inciso precedente".
5 "Art. 249, El empleado público que solicitare o aceptare recibir un beneficio económico o de otra naturaleza, para
sí o para un tercero para cometer alguno de los crímenes o simples delitos expresados en este Título, o en el
párrafo 4 del Título III, será sancionado con las penas de reclusión menor en su grado máximo a reclusión mayor
en su grado mínimo, de inhabilitación absoluta perpetua para cargos u oficios públicos y multa del cuádruplo del
provecho solicitado o aceptado. Si el beneficio fuere de naturaleza distinta de la económica, la multa será de ciento
cincuenta a mil quinientas unidades tributarias mensuales.
Las penas previstas en el inciso anterior se aplicarán sin perjuicio de las que además corresponda imponer por la
comisión del crimen o simple delito de que se trate".
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esos mandatos y a la manera en que se constituían las obligaciones para las autoridades. La
infracción a la Constitución y las leyes, en síntesis, serían conductas cometidas por las
autoridades que identifica la Constitución en contra de los preceptos y bienes jurídicos contenidos
tanto en la ley como en la carta fundamental.
De la misma manera García et.al (p.549), recuerdan que respecto de los Ministros de Estado, la
Constitución Política agrega una causal más de acusación: “haber dejado éstas [las leyes] sin
ejecución” (art. 52 Nº 2, letra b). Para los autores, se trata de una de las causales más complejas
de entender, puesto que se trata de una omisión que es difícil de precisar. La principal
defraudación de la decisión legislativa procede cuando una autoridad no realiza las acciones o
deja sin efecto los mandatos expresos que permiten que las leyes tengan eficacia y efectividad
a objeto de asegurar su ejecución. Tratando de precisar, ellos proponen cuatro factores que
pueden ser concomitantes en la configuración objetiva de una falta de ejecución de la ley: (i) falta
de financiación debida; (ii) no dictación de los reglamentos de ejecución; (iii) falta de fiscalización
exigida por la ley; e (iv) inadvertencia de la ejecución exigida por órganos externos (García, et.al:
550).
Notable abandono de deberes: Según García, et.al, (p. 672) esta causal puede entenderse como
la omisión, grave incumplimiento o abandono de las obligaciones esenciales que exige el cargo
que se detenta. Adicionalmente, como antecedente señalan que a nivel legal, el artículo 60 de la
Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades (contenida en el Decreto con Fuerza de Ley N°
1 de 2006) dispone que
[s]e considerará que existe notable abandono de deberes cuando el alcalde o concejal
transgrediere, inexcusablemente y de manera manifiesta o reiterada, las obligaciones que le
imponen la Constitución y las demás normas que regulan el funcionamiento municipal; así
como en aquellos casos en que una acción u omisión, que le sea imputable, cause grave
detrimento al patrimonio de la municipalidad y afecte gravemente la actividad municipal
destinada a dar satisfacción a las necesidades básicas de la comunidad local. Se entenderá,
asimismo, que se configura un notable abandono de deberes cuando el alcalde, en forma
reiterada, no pague íntegra y oportunamente las cotizaciones previsionales correspondientes
a sus funcionarios o a trabajadores de los servicios traspasados en virtud de lo dispuesto en
el decreto con fuerza de ley Nº 1-3.063, de 1979, del Ministerio del Interior, y de aquellos
servicios incorporados a la gestión municipal.” (Art. 60 inc. finales LOC MUN).
Concusión: En términos generales, para Garcia, et.al (p. 154) se trata de un abuso de facultades
de un funcionario público en relación al uso y manejo de fondos públicos, sin que se trate de una
delito de cohecho o de malversación de caudales públicos.
Los autores señalan que el Código Penal, en los delitos de los artículos 157 y 241 se refiere a
esta figura. En el primero de ellos se castiga a todo “empleado público que sin un decreto de
autoridad competente, deducido de la ley que autoriza la exacción de una contribución o de un
servicio personal, los exigiere bajo cualquier pretexto”. En el delito del artículo 241 se sanciona
al empleado público que, directa o indirectamente, exige mayores “derechos de los que le están
señalados por razón de su cargo o un beneficio económico público para sí o un tercero para
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ejecutar o haber ejecutado un acto propio de su cargo en razón del cual no le están señalados
derechos".
Sedición: En términos generales, señalan García et.al (p. 811) es un alzamiento colectivo y
violento en contra de la autoridad constitucional, el orden público o la disciplina militar, dentro de
la cadena de mando.
Los autores destacan que en Chile, sedición es un tipo penal militar y común. En el primer ámbito,
sanciona a los militares que, en número de cuatro o más rehúsen obedecer a sus superiores,
hagan reclamaciones o peticiones irrespetuosas o en tumulto, o se resistan a cumplir con sus
deberes militares (art. 272 del Código de Justicia Militar). También se castiga por este delito a
todo individuo, militar o no, que seduce o auxilia a tropas de las instituciones armadas para
promover por cualquier acto directo la insubordinación de las filas (art. 274 del Código de Justicia
Militar).
Referencias
Bronfman, Alan, et.al (1993). El Congreso Nacional: estudio constitucional, legal y reglamentario. CEAL:
Valparaíso, p. 168.
Bronfman, Alan, et.al, (2013). Derecho parlamentario chileno: Funciones y atribuciones del Congreso
Nacional. LegalPublishing: Santiago, pp. 234-235.
García, Gonzalo, et.al (2014). Diccionario Constitucional Chileno. Tribunal Constitucional: Santiago, p.
68. Disponible en: https://www.tribunalconstitucional.cl/descargar_documento2.php?id=2622 (abril,
2020).
Silva, Luis (2017). Acusación constitucional y garantía política de la supremacía constitucional, en Ius et
Praxis, 23, 2, p. 227, nota 59. Disponible en:
http://www.revistaiepraxis.cl/index.php/iepraxis/article/view/958/497(abril, 2020).
Normativa
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Sentencias citadas
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N° 165 (19 de enero de 1993). Requerimiento formulado por
diversos diputados para que el Tribunal declare la inhabilidad de los senadores que señalan. Disponible
en https://www.tribunalconstitucional.cl/expediente (abril, 2020).
Nota aclaratoria
Asesoría Técnica Parlamentaria, está enfocada en apoyar preferentemente el trabajo de las Comisiones
Legislativas de ambas Cámaras, con especial atención al seguimiento de los proyectos de ley. Con lo cual se
pretende contribuir a la certeza legislativa y a disminuir la brecha de disponibilidad de información y análisis entre
Legislativo y Ejecutivo.
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