Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Jennie

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

En una época donde las relaciones homosexuales eran mal vistas, TN y jennie se conocieron.

Crearon un vínculo único y muy fuerte con su primer cruce de miradas, como si estuvieran
destinadas a pasar parte de la vida juntas, disfrutando de amor que se tenían mutuamente. Un amor
que para la sociedad, era prohibido.
Es por eso que ahora mismo me gustaría pedirte a ti, querido espectador, que te acomodes en tu
lugar de preferencia, si gustas con algún aperitivo, y me acompañes en esta trágica historia de amor
prohibido.

Todo comenzó a mediados de 1920 en Berlín, Alemania. Jennie, perteneciente a la alta sociedad, se
encontraba viajando en su vehículo por las calles nubladas rumbo a visitar a su esposo en el trabajo.
Quería darle un pequeño detalle del amor que sentía por él, así que optó por llevarle una pequeña
caja con su comida favorita para que pudiera descansar en el platillo preparando con tanta
dedicación.
Jennie, con una sonrisa tierna en su rostro, observaba a través de la ventana del coche.

-¿A dónde va tan emocionada, señorita? -preguntó él chófer.

-Voy a visitar a mi esposo. Quiero darle una sorpresa.

-Es muy tierno de su parte. Es su esposo un señor muy afortunado.

La sonrisa de Jennie se amplió y sus ojitos se achinaron. Cuando llegó al sitio, Jennie le pagó al
amable chófer, se despidió con amabilidad e ingresó al lugar.

-Buenas tardes, señor. ¿Será que puedo ingresar para dejar este obsequio a mi esposo?

-Señorita Jennie, ¡Por supuesto!

Jennie caminó, subió las escaleras hasta llegar al último piso del gigante edificio y se dirigió hacia
la oficina de su esposo. Estaba por ingresar cuando de pronto escucha otra voz en el interior, una
voz femenina…
Ella creyó que se trataba de su secretaria haciendo su trabajo, y al abrir la puerta… Jennie dejó caer
la caja con la comida dentro, haciendo que el alimento se desparrame en el suelo. Es verdad, el
esposo de Jennie estaba con la secretaria, pero no haciendo su trabajo. Ambos se estaban besando
con deseo. La secretaria sentada sobre las piernas del esposo de Jennie, y él apretando el trasero de
ella. Cuando Jennie los vió, sus ojos se llenaron de lágrimas. Ambos se separaron rápidamente.

-Jennie… Puedo explicártelo.

-No hay nada que explicar, John.

Jennie, enojada, desanimada, con el corazón en las manos a penas palpitando, salió de allí. Desde
ese momento, la vida de Jennie nunca volvió a ser igual. Ya no confiaba en las personas como antes,
y cada vez que sentía amor por otro individuo, aquel amor desaparecía debido a los pensamientos
negativos de Jennie. Ella solita, por su propia cuenta buscaba hacer desaparecer todo rastro de
afecto hacia quienes la rodeaban.

Una noche adornada por las estrellas que iluminaban el cielo, Jennie recibió una notificación por
escrito de una fiesta. Era una fiesta en donde debía asistir con máscaras y vestidos, elegante pero no
tanto. Jennie nunca había podido asistir a una fiesta desde que comenzó a salir con John, pues él no
se lo permitía. No le dejaba salir sola a ningún lugar, siempre debía estar acompañado por él, y
como John trabajaba hasta la noche de Lunes a Viernes, significaba que se quedaba toda la semana
encerrada en casa como un princesa. Obedeció firmemente sus reglas excepto aquella tarde nublada
en donde el cielo parecía estarle advirtiendo sobre la infidelidad de su esposo con sus nubes negras,
a punto de lanzar sobre ella una tormenta, pero Jennie no se dió cuenta hasta que lo vió con sus
propios ojos.

Cuando llegó el día especial, Jennie aceptó ir a la fiesta. Lamentablemente las fiestas de ese
entonces no eran como las de ahora. Estaba ambientada con personas vestidas elegantemente,
bebidas, música de jazz, y si era el tipo de fiesta que Jennie creía que era, podían haber un par de
personas bailando semidesnudas o coqueteando con los invitados.

Aquella noche, Jennie observó el cielo al salir de su casa. Estaba despejado.

-Parece que será una buena noche…

Caminó hacia el sitio con tranquilidad, con una sonrisa liberadora en su rostro, pues desde que
descubrió aquella infidelidad ella se sentía, a pesar de un poco desanimada por tremendas mentiras,
se sentía libre. Para ella significaba ya no más encierros, ya no más mentiras, ya no más hombres en
su vida…

Jennie llegó finalmente a una puerta cerrada que contenía un cartel luminoso. Se colocó su máscara
y dio tres golpes. Una pequeña ventanilla en la puerta se corrió a un costado, dejando a la vista unos
ojos observando.

-Si libre quiero ser, mi amor quiero escoger.

La ventanilla se cerró. Desde fuera Jennie escuchó cómo destrababan la puerta, y finalmente
ingresó. Agradeció y caminó por un estrecho pasillo. Bajó pequeñas escaleras y abrió una curiosa
puerta, dejando a su vista a personas vestidas con ropa elegante de la época y mascaras que dejaban
al cubierto la mitad de su cara. Jennie caminó por el espacio, saludando cortésmente a los demás
desconocidos invitados, llamando la atención de algunos con su asombroso vestido rojo, siendo
ignorada por otros…
Jennie permanecía paseando por el sitio, pues nadie la invitaba a bailar. Decidió ir a la barra de
bebidas y tomó un trago whisky. Cuando se dió vuelta, sus ojos encontraron a lo lejos a una curiosa
persona. Era alguien con traje de burgués, pero cuando Jennie bajó la vista, aquel que parecía
hombre era en realidad una mujer… Jennie rió por lo bajo. Aquella persona la vió y rió con ella. Esa
persona fue la primera en dar el paso. Caminó hacia Jennie y cuando la tenía en frente hizo
reverencia.

-¿Te gustaría bailar?

-No sé ni tu nombre… -Comentó divertida. -… ¿Cómo te has animado a hacerlo?, yo no podría.

-Bueno… hasta el momento eres la única que se ha dado cuenta de que no soy un chico.

-No te han mirado bien. -Jennie lo pensó pequeños segundos y estiró levemente su brazo con la
palma abierta. Aquella chica sonrió y tomó su mano con suavidad. Fueron al centro del salón y
comenzaron a bailar entre la cercanía.

-¿Cómo te llamas?

-Jennie, ¿y tú?
-Mi nombre, señorita Jennie, es TN.

TN tomó la mano de Jennie y le dió una lenta vuelta. Sus miradas cruzarse, para Jennie se sintió
como su estuviera con alguien a quien ya conocía. Sus ojos permanecieron en los otros por un largo
rato, acompañado de divertidas palabras que salían de sus bocas. La canción estaba terminando.

-¿Será que pueda volver a verte? -Preguntó mirándole a los ojos. Jennie agachó la vista. TN apoyó
su mano sobre la mejilla de Jennie, y entre la cercanía retiró lentamente su mascara con la otra
mano, permitiéndole únicamente a ella ver su precioso rostro. TN observó sus labios y los acarició
con delicadeza con el pulgar. TN se acercó, y al notar que Jennie no se alejaba, le dió un lento beso
en los labios.

Jennie sintió muchas cosas inexplicables, cosas que hacía tiempo no experimentaba, no desde que
salía con su ex esposo. TN se separó pocos centímetros y sonrió levemente. La canción había
cambiado. Jennie tomó la mano de TN para llevarla a otro sitio, pero en cuando observó detrás de
ella, lo vió a él. Observándola con furia. Jennie quedó congelada.

-¿Qué pasa? -Jennie la miró.

Él caminó rápidamente hacia ellas.

-¡Te encontré, Jennie! -Comentó con falsa sorpresa. Jennie no contestó. -Ven conmigo, necesito
decirte algo.

John tomó la mano de Jennie, pero TN lo detuvo. Sabía que algo no andaba bien, y prefería seguir a
su intuición que dejar que algo malo le pase. Ella apoyó su mano sobre la de ellos. Él soltó a Jennie
al sentir la mano de TN y se dió media vuelta.

Lo siento caballero, esta noche la señorita será mía. -Contestó TN fingiendo voz de hombre. Hizo
una pequeña reverencia, tomó la mano de Jennie y salieron del lugar. Caminaron con la intención de
salir de aquella fiesta pero él las siguió. Apoyó una mano sobre el hombro de TN, ella se dió vuelta
y le golpeó en el rostro. Luego se marchó a pasos rápidos con Jennie quien la miraba asombrada al
igual que el resto de personas presentes.

Al salir del sitio, ambas comenzaron a reír mientras corrían por las calles nocturnas libremente.
Jennie fue con TN a su hogar. Al llegar, se dio cuenta de que era un pequeño hogar solo para
mujeres. Golpeó la puerta principal, y la dueña del lugar abrió.

-¿Otra vez haciendo tus payasadas? -preguntó divertida al ver el disfraz de TN. -¿Y quién es esta
hermosa señorita? -preguntó con dulzura viendo a Jennie de pies a cabeza.

-No nos interrogue, Ema, venimos de una fiesta y solo queremos descansar… -TN hizo puchero.

Ema las dejó pasar, subieron las escaleras hasta llegar a la habitación de TN. Cuando TN abrió la
puerta, ambas ingresaron.

-Acomódate donde quieras, yo iré a cambiarme y te traeré ropa.

-No sé si deba quedarme aquí…

-Que no te dé vergüenza, no te pasará nada. -Contestó con una dulce sonrisa.


TN tomó su pijama y fue al baño a cambiarse de ropa. Pocos minutos después, salió con un vestido
suelto de seda. No traía sostén, lo que dejaba a la vista sus pezones marcados en el vestido. TN
agarró un pijama similar para Jennie y se lo entregó. Jennie fue a cambiarse, y a los pocos minutos
se veía igual que TN. En aquella habitación había una sola cama. Jennie se recostó tímidamente, y
TN hizo lo mismo en es espacio que quedaba a su lado.

-…¿Puedo preguntar quién era ese tipo?

-No si tú no me cuentas algo antes. -TN rió levemente.

-Pregúntame.

-¿Por qué te vistes de chico?, Sí alguien descubriera que en realidad eres mujer tendrías muchos
problemas…

-Los hombres son más libres que las mujeres… Me gusta esa libertad. Además, tengo más
posibilidades de conseguir pareja.

-¿Te gustan las chicas?

-¿Quieres que te dé otro beso? -Jennie rió. -Ahora, te toca contestar mi pregunta. ¿Quién era él?

-Mi ex esposo…

-¡¿Esposo?! -exclamó sorprendida levantando su torso para ver a Jennie. -¿Cuántos años tienes?

-25…

-Supongo que debiste estar muy enamorada para casarte tan joven.

-Así es. Creí que él era mi alma gemela… pero resulta ser que no era más que un mentiroso. Me fue
infiel con su secretaria.

-Lamento que hayas pasado por eso.

TN giró su cabeza hacia el costado para verla. Jennie la miró y TN le dedicó una sonrisa
reconfortante. TN tomó la mano de Jennie y lo abrazó sobre su pecho. De ponto, TN levantó su
rostro de la cama y se colocó medio de costado para ver a Jennie con más comodidad.

-Tú sabías que era una chica. -Jennie asintió. -Entonces… ¿Por qué me besaste?

-Quise probar algo nuevo. -TN sentó encima de Jennie, juntando su intimidad con la de ella y
acercó su rostro, apoyando sus brazos a los costados de su cabeza.

-¿Quieres probar algo mejor? -Murmuró sobre sus labios.

Jennie sonrió tímidamente. Apoyó una mano detrás de la cabeza de TN y su otra mano en su muslo.
Acariciaba con suavidad. TN se acercó y juntaron sus labios en un tierno beso. Un beso entre risas
pues comenzaron ambas a sentir vergüenza. Se sentían como niñas jugando a cosas que no debían.
TN, entre risas, comenzó a recorrer su mejilla con lentos besos hasta llegar al costado de su nuca.
Ella subió sus manos por el torso de jennie sobre su pijama y comenzó a acariciar sus pechos,
apretando con suavidad. Sintiendo cómo su corazón comenzaba a palpitar con mayor rapidez. TN
subió el vestido de Jennie y tocó su piel con la yema de sus dedos. Apoyó su mano completa con
lentitud y bajó para dejar un camino de besos en su torso. Entre sus pechos, su abdomen, su vientre
bajo… hasta que llegó a su ropa interior. TN dejó un beso en su intimidad encima de la prenda.
Jennie acarició la parte trasera de la cabeza de TN, enredando sus dedos entre su cabello. TN, corrió
la prenda interior de Jennie hacia un costado y con sus dedos comenzó a recorrer la zona, sintiendo
la humedad de este, sintiendo entre sus dedos su lubricante natural. TN bajó sus dedos e introdujo
uno dentro de su vagina. Acto seguido, comenzó a besar su intimidad mientras estimulaba el interior
de su cuerpo.
A los pocos minutos, Jennie encorvaba su espalda y gemía suavemente al experimentar tales picos
de placer. TN sintió que faltaba poco. A medida que lamia con su lengua la intimidad de Jennie,
aumentó la rapidez de sus dedos. Jennie soltó un fuerte gemido. TN retiró sus dedos, y líquido
blanco comenzó a salir disparado de su intimidad.

Aquella fue una larga noche para ellas. Una larga noche de bajos placeres, de intimidad como nunca
antes lo había experimentado luego de tanto tiempo.

Ema rió en el piso de abajo.

-Se deben estar divirtiendo -comentó riendo levemente al oír sus gemidos.

-Déjalas en paz. -contestó divertida otra chica que estaba allí con ella.

[…]

También podría gustarte