Principios
Principios
Principios
Prohibición de la analogía. –
a partir del principio de legalidad, se constituye como una garantía
de la administración de justicia la prohibición de la analogía
(artículo 139, numeral 9, Constitución; artículo III. Título
Preliminar, Código penal). De esta manera, esta prohibición
supone que no es permitida la analogía para calificar el hecho
como delito o falta, definir un estado de peligrosidad o determinar
la pena o medidas de seguridad que les corresponde (artículo III,
Título Preliminar, Código penal) (artículo 139, numeral 9,
constitución).
Analogía Legis y Juris
La analogía puede ser entendida como el proceso por el cual son resueltos
los casos no previstos por la ley, extendiéndoles a ellos las disposiciones
previstas para casos semejantes (analogía legis) o están deducidos de los
principios generales del derecho (analogía juris).
Retroactividad benigna. –
Se excluye la posibilidad de aplicación retroactiva de la ley penal
(penas, características de los tipos de lo injusto, etc.) cuando son
desfavorables al inculpado, por el contrario, si son favorables, la
Constitución ordena aplicarlas retroactivamente (retroactividad
benigna).
PRINCIPIO DE NECESIDAD O DE MINIMA INTERVENCIÓN
El Estado sólo puede emplear la pena cuando está en situación de
explicar su necesidad para la convivencia social, para mantener el
orden democrático social establecido (artículo 43, Constitución Política).
En un Estado social, el Derecho Penal se legitima sólo cuando protege a
la sociedad, pero si su intervención resulta inútil, entonces perderá su
justificación. Por eso, este principio conduce a la exigencia de utilidad.
La mera utilización de instrumentos violentos como la pena siempre
afectará la idea de un Estado de Derecho. Solo la extrema necesidad
podría, bajo las circunstancias señaladas, volver legítimo un castigo
violento en concreto y nunca el castigo en general. Siempre que
podamos, claro está, demostrar esa necesidad. Este principio de la
necesidad de intervención estatal es, pues, un límite importante, porque
permite evitar las tendencias autoritarias. La ley no se transforma en un
instrumento al servicio de los que tienen el poder penal, sino que las
leyes penales, dentro de un estado social y democrático de Derecho sólo
se justifican en la tutela de un valor que necesita de la protección penal.
PRINCIPIO DE SUBSIDIARIDAD
Última ratio. –
Se trata de la última ratio o extrema ratio, en el sentido que
sólo debe recurrirse al Derecho Penal cuando han fallado
todos los demás controles sociales. El derecho Penal debe ser
el último recurso que debe utilizar el Estado, debido a la
gravedad que revisten sus sanciones. Los ataques leves a los
bienes jurídicos deben ser atendidos por otras ramas del
Derecho o por otras formas de control social.
PRINCIPIOS DE FRAGMENTARIEDAD
Principio de fragmentación. –
El carácter fragmentario del derecho Penal consiste en que no se le puede utilizar
para prohibir todas las conductas. El Derecho punitivo no castiga todas las
conductas lesivas de bienes jurídicos sino las que revisten mayor entidad. Este
principio es una directriz político-criminal, ya que determina en el legislador
hasta qué punto puede transformar determinados hechos punibles en infracciones
o no hacerlo, por lo tanto, muy útil para la criminalización primaria.
Determinación de la fragmentariedad. –
Para determinar la fragmentariedad de la selección penal se puede partir de los
siguientes fundamentos: Primero, defendiendo al bien jurídico sólo contra
aquellos ataques que impliquen una especial gravedad, exigiendo, además,
determinadas circunstancias y elementos subjetivos., segundo, tipificando sólo
una parte de lo que en las demás ramas del ordenamiento jurídico se estima como
antijurídico. Tercero, dejando, en principio, sin castigo las acciones meramente
inmorales.
PRINCIPIO DE EXCLUSIVA POTECCIÓN DE LOS BIENES
JURÍDICOS
Principio de lesividad
De acuerdo al principio de lesividad y ofensividad, para que una
conducta sea considerada ilícita no sólo requiere una realización
formal, sino que además es necesario que dicha conducta haya
puesto en peligro o lesionado a un bien jurídico determinado. Se le
identifica con la máxima “nullum crimen sine iniuria”. El Título
Preliminar del Código Penal declara que “la pena, necesariamente,
precisa de la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos tutelados por la
ley”.
Lesividad y mínima intervención
Principio de culpabilidad
“La Pena requiere de la responsabilidad penal del autor, queda proscrita toda
forma de responsabilidad objetiva” (artículo VII, Título Preliminar, Código penal).
Recuérdese que algunos prefieren usar el término “responsabilidad” al de
“culpabilidad” cualquier vinculación con el criterio retributivo, aun cuando otros
consideran innecesario esto, pues la culpabilidad se puede fundar en criterios
preventivos.
Este principio tiene otras acepciones: proporcionalidad abstracta (sólo pueden ser
objeto de sanción penal conductas que constituyen violaciones a derechos
humanos) y principio de proporcionalidad concreta (los costos sociales que origina
la pena son elevados, entendido no en su contenido económico, sino en sus
consecuencias sociales para el procesado). Creemos que estos aspectos deben ser
observados para distinguir también el principio de proporcionalidad de las penas,
en dos sentidos: la necesidad misma que la pena sea proporcionada al delito y la
exigencia que la medida de la proporcionalidad de la pena se fije en función a la
importancia social de hecho, “Se sigue de ello que un Derecho penal democrático
debe ajustar la gravedad de las penas a la trascendencia que para la sociedad
tienen los hechos a que se asignan , según el grado de la nocividad social del ataque
al bien jurídico”
PRINCIPIO DE PROTECCIÓN DE LA VÍCTIMA