Scientia Agropecuaria
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http://dx.doi.org/10.17268/sci.agropecu.2021.030
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
1
Departamento Académico de Ingeniería Química y Metalúrgica; Universidad Nacional
José Faustino Sánchez Carrión; Av. Mercedes Indacochea N.º 609, Huacho, Lima. Peru.
2
Departamento Académico de Agroindustria y Agronomía; Universidad Nacional del
Santa; Av. Universitaria s/n Urb. Bellamar, Nuevo Chimbote, Ancash. Peru.
RESUMEN
El estudio de los biocombustibles sigue en constante desarrollo, desde hace cinco décadas.
Este artículo resume el análisis de diversas publicaciones científicas recientes, relacionadas
con biocombustibles de tercera generación utilizando microalgas. Se presenta una visión
general de biocombustibles y su clasificación, las bases teóricas de microalgas, técnicas
para su cultivo, cosecha y pretratamiento de su biomasa. También se describen
brevemente tecnologías prometedoras para obtener biocombustibles de gran demanda
potencial mundial, considerando las características técnicas del proceso, en función de las
especies de microalgas que tienen los más altos rendimientos y productividades para cada
tipo de biocombustible: Biodiesel (extracción de lípidos, transesterificación y purificación),
etanol (hidrólisis de azúcares, fermentación y purificación) y biogás (digestión anaerobia).
La mayoría de los estudios están enfocados en la producción de lípidos, siendo Chlorella
vulgaris, Nanochloropsis sp. y Botryococcus braunii (A) las microalgas más utilizadas para
obtener biodiesel. Sin embargo, existen pocos estudios centrados en la producción de
biomasa microalgal para producir bioetanol, así, las microalgas Porphyridium
cruentum y Spirogira sp. podrían utilizarse para producir bioetanol, con la ventaja de no
contener lignina. El biogás se produce por biodigestión anaeróbica de los residuos de
biomasa microalgal en biorrefinerías, pero su producción comercial está muy limitada por
los altos costos productivos y porque existen otras biomasas muy competitivas
económicamente. La necesidad de producir biocombustibles utilizando biomasa microalgal,
está alcanzando un mayor auge, siendo la propuesta trascendental, poner en marcha una
biorrefinería, principalmente enfocada en la producción optima de biomasa microalgal como
la clave principal de todo el proceso.
ABSTRACT
The study of biofuels continues in constant development, for five decades. This article
summarizes the analysis of several recent scientific publications, related to third generation
biofuels using microalgae. An overview of biofuels and their classification, the theoretical
bases of microalgae, techniques for their cultivation, harvesting and pretreatment of their
biomass are presented. Promising technologies for obtaining biofuels of great potential
worldwide demand are also briefly described, considering the technical characteristics of
the process, depending on the microalgae species that have the highest yields and
productivity for each type of biofuel: Biodiesel (extraction of lipids, transesterification and
purification), ethanol (hydrolysis of sugars, fermentation and purification) and biogas
(anaerobic digestion). Most studies are focused on the production of lipids, being Chlorella
vulgaris, Nanochloropsis sp. and Botryococcus braunii (A) the most used microalgae to
obtain biodiesel. However, there are few studies focused on the production of microalgal
biomass to produce bioethanol, thus, the microalgae Porphyridium cruentum and Spirogira
sp. they could be used to produce bioethanol, with the advantage of not containing lignin.
Biogas is produced by anaerobic biodigestion of microalgal biomass residues in
biorefineries, but its commercial production is very limited due to high production costs and
because there are other economically very competitive biomasses. The need to produce
biofuels using microalgal biomass is reaching a greater boom, the transcendental proposal
being the launching of a biorefinery, mainly focused on the optimal production of microalgal
biomass as the main key to the entire process.
1. INTRODUCCIÓN
Según la British Petroleum (2020), Estados Unidos y Brasil producen el 52,6% y 31,3% de
bioetanol, respectivamente; Europa produce el 34,3% de biodiesel. El principal
consumidor de bioetanol es Estados Unidos con 49,4%, seguido de Brasil con 31,1%;
mientras que Europa y Asia Pacifico consumen 39,9% y 26,4% de biodiesel.
3. Tipos de biocombustibles
En general, los biocombustibles por su naturaleza son sólidos (leña, carbón vegetal,
astillas y pellets de madera), líquidos (bioetanol, biodiésel, etc.) y gases (biogás, gas
de síntesis, etc.), investigados, producidos y utilizados intensamente ( Guo et al., 2015). Para
obtener energía y calefacción pueden ser usados directamente (biocombustibles
primarios) o transformarse (biocombustibles secundarios) considerando la evolución
sistemática de cuatro generaciones de biocombustibles, en función del tipo de recurso
renovable y mediante tres rutas de conversión tecnológica: fisicoquímica (biomasa en
combustibles líquidos), bioquímica (fermentación), termoquímica (combustión,
gasificación y pirólisis) (Dutta et al., 2014; Dalena et al., 2019). La Figura 1 muestra una clasificación
de los biocombustibles.
Los biocombustibles de segunda generación son considerados más ecológicos que los
de primera generación, son obtenidos de desechos agrícolas y forestales, residuos
industriales y municipales (Enamala et al., 2018). La biomasa lignocelulósica, es un recurso
renovable más abundante y disponible con producción anual mundial de 10-20 billones
de toneladas secas, (Aro, 2016). Estos biocombustibles de segunda generación, líquidos o
gases son producidos a nivel laboratorio; existen varias rutas tecnológicas de
conversión, sin embargo, ninguna ha alcanzado totalmente su disponibilidad comercial
por el aumento drástico de costos productivos (Singh K. et al. 2017; Basile & Dalena, 2019; Luhani et al.,
2020
).
3.3. Tercera generación de biocombustibles
Los biocombustibles de tercera generación son considerados una opción plausible como
fuente de energía sostenible, superan las debilidades a los de primera y segunda
generación, provienen de procesar fuentes microbianas y algas, no requieren utilizar
terrenos agrícolas, los estanques o reactores en los que se cultivan pueden ubicarse en
tierras improductivas; (Lackner, 2015; Martins et al., 2018; Bibi et al., 2017; Enamala et al., 2018). Las microalgas
son microorganismos fotosintéticos que utilizan la energía de la luz para su
crecimiento, asimilan el CO2 atmosférico de manera más eficiente comparadas con las
plantas terrestres, demuestran potencial para producir biocombustibles y coproductos,
con mayor rendimiento y menor consumo de recursos ( Aro, 2016; Khan et al., 2018; de Farias & Bertucco,
2019 Basile & Dalena, 2019 Morales-Sánchez et al., 2020 Harvey & Ben-Amotz, 2020
; ; ; ). Existen diversos estudios sobre
microalgas con alta capacidad de acumular grandes cantidades de ácidos grasos en su
biomasa, con una productividad 4 a 5 veces mayor de aceite comparada con las
plantas terrestres más productivas, para producir biodiesel ( Khan et al., 2018; Vinoth et al.,
2019 Gojkovic et al., 2020 Cui et al., 2020 Gong & Huan, 2020
; ; ; ). Estudios recientes reportan elevados niveles
acumulados de carbohidratos en biomasa microalgal, siendo la glucosa el principal
azúcar y que puede alcanzar hasta el 90% de los azúcares totales, cuando existe
inducción adecuadas de las células. Este tipo de microalgas es una materia prima
alternativa para obtener bioetanol y otros productos de la fermentación ( Sánchez et al., 2017;
da Maia et al., 2018; Agustini & Febrian, 2019; Sánchez, 2019; Rempel et al., 2019; Bader et al., 2020; Jeong et al., 2020). A
pesar de las numerosas ventajas, las tecnologías para obtener biocombustibles de
tercera generación están en fase de desarrollo, por las barreras técnico-económicas en
la implementación a gran escala comercial, por sus altos costos.
Figura 1 Esquema de la clasificación de los biocombustibles. Elaborado con información de Dutta et al.
(2014
), Guo et al. (2015), Dalena et al. (2019), Fan et al. (2020).
c) Los biocombustibles sintéticos. Este campo todavía está en su fase inicial y solo
unos pocos ejemplos, a nivel de laboratorio, verdaderamente sintéticos han sido
publicados hasta ahora. Comprende el diseño y la construcción de nuevas partes (de
dispositivos y sistemas biológicos), control del crecimiento de las células sintéticas que
inhalarán CO2 y excretarán azúcares, desarrollar rutas metabólicas para obtener
productos químicos de interés y generar biocombustibles rentables ( Aro, 2016; Moravvej et al.,
2019
).
4. Las microalgas
Son protistas fotosintéticos, organizados por similitud genética, por reino, división y
clases (Tabla 1).
a) Metabolismo del carbono. Inicia incorporando glucosa en las células de las algas y
produce Glu-6-P (glucosa-6-fosfato) al adicionar el grupo fosfato a la hexosa,
fácilmente accesible para el almacenamiento, crecimiento y respiración celular. En las
condiciones más oscuras, las algas no pueden metabolizar la glucosa porque se
expulsa un pequeño suministro de energía a través de la disimilación de glucosa
(Goncalves et al., 2016). La cantidad insuficiente de la enzima lactato deshidrogenasa ralentiza
el proceso, la mayor parte de la glucosa se convierte en oligosacáridos y polisacáridos
(Enamala et al., 2018).
Tabla 2 Descripción taxonómica y morfológica de la microalga Porphyridium cruentum
5.1. Microalgas autotróficas. Emplean CO2 como fuente de carbono y luz solar como
fuente de energía para acumular aceite bajo condiciones especiales. Estas microalgas
autotróficas (Scenedesmus Acutus, Chlorella vulgaris, Botryococcus braunii, Navicula
pelliculosa, Crypthecodinium cohnii, Dunaliella primolecta, Monallanthus salina,
Neochloris oleoabundans, Phaeodactylum tricornutum y Tetraselmis sueica), pueden
acumular aceites (Chisti, 2007; Lackner, 2015; Mathimani et al., 2015; Martins, 2018).
Un cultivo es un entorno artificial en el que crecen las algas, existe una amplia
variedad de sistemas para cultivar las. Es muy importante elegir el entorno artificial
para una población de células, con hábitat de condiciones comple jas y fluctuantes,
porque inevitablemente provocan un período de adaptación, donde el crecimiento
poblacional no se producirá o será muy lento. En teoría, en lo posible, las condiciones
de cultivo deberían parecerse al entorno na tural del alga ( Bibi et al., 2017; Kim et al., 2017; Martins et
al., 2018
). El medio de cultivo debe prepararse e introdu cirse en los sistemas de
producción donde se produce la biomasa, luego debe cosecharse y estabilizarse (Figura
3). Las principales técnicas son:
a) Cultivo en sistema abiertos. Son los sistemas más comunes, fácil de construir y
operar, económicos, usados para el cultivo en masa de algas y cianobacterias. Los
medios pueden ser naturales (lagunas y estanques) o artificiales (estanques
longitudinales o circulares, construidos en varios diseños) solo pueden albergan un
número limitado de especies que puedan tolerar condiciones ambientales extremas, y
son comparativamente inadecuados para cultivar la mayoría de las especies de algas
(Bibi et al., 2017; Martins et al., 2018). Estas especies de microalgas: Chlorella, Spirulina y
Dunaliella, se adaptan rápidamente a estos sistemas con ambientes altamente
alcalinos o salinos (Chisti, 2007). La tecnología actual ofrece cuatro tipos principales: (i)
estanques abiertos sin mezclar, (ii) estanques de canalización, (iii) estanques
circulares, y (iv) estanques inclinados, de capa delgada, sin mezclar ( Kim et al., 2015). Los
estanques abiertos sin mezclar tienen baja productividad (< 1,0 g m −2 d−1), los de
canalización son los más utilizados para el cultivo comercial de Spirulina,
Haematococcus y Dunaliella (Chisti, 2007).
Figura 3 Esquemas de sistemas de cultivo para microalgas. Sistema abierto (A), tipo carrusel
HRAP; sistema cerrado (B), fotobiorreactor en paneles; fotobiorreactores tubulares (C y D). Ref.:
Figuras (A y B) tomados de Hernández-Pérez y Labbé (2014); y las Figuras (C y D) de
http://proyectotres.itccanarias.org/files/3-David_Rodriguez-Diseo_fotobiorreactores.pdf
Las microalgas son organismos fotosintéticos que pueden sintetizar biomasa para ser
fuente potencial de bioenergía y bioproductos; siendo la hidrólisis de su pared celular
el principal problema en el proceso productivo, por lo que, debe optimizarse mediante
un método de costo-beneficio con balance energético positivo para la hidrólisis ( Barati et al.,
2021
). La etapa del pretratamiento de la biomasa microalgal es relevante, para extraer
los componentes intracelulares que contiene, tales como: lípidos, carbohidratos,
proteínas y coproductos de valor agregado (carotenoides, oligosacáridos,
antioxidantes, pigmentos, etc.), (Velazquez-Lucio et al., 2018). En la Figura 4 se describen los
pretratamientos de biomasa microalgal más relevantes.
Dependiendo del tipo de microalgas, su pared celular puede o no ser permeable a otros
compuestos, por lo que a menudo no se requieren enzimas específicas para romperla,
porque alcanzan a los carbohidratos intracelulares ( Velazquez-Lucio et al., 2018). Finalmente, el
proceso enzimático es el más simple en términos de equipamientos y no genera
residuos químicos como subproductos de las reacciones, siendo más ecoamigable y no
produce residuos que inhiban el proceso de fermentación del hidrolizado generado
(Shokrkar et al., 2018; Kim et al., 2017).
Los ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) son preferibles para producir biodiésel. El
contenido del perfil lipídico de las microalgas depende principalmente de las
condiciones de cultivo. Finalmente, el Biodiesel de microalgas no contiene azufre y
funciona tan bien como el petróleo diésel, reduce las emisiones de material
particulado, CO, hidrocarburos, y SOx. Sin embargo, las emisiones de NOx pueden ser
mayores en algunos tipos de motor (Chisti, 2007; Aro, 2016; Martins et al., 2018).
Los estudios han venido incrementándose, por codigestión anaeróbica han alcanzado
alto rendimiento de metano (más del 60%) y bajo contenido de azufre para evitar
problemas de corrosión en el generador de energía, pero debe validarse a escala piloto
(Chen et al., 2013; Bux & Chisti, 2016; Rempel et al., 2019). En ausencia de pretratamiento, el rendimiento
de metano se reduce aparentemente debido a la dureza de la pared celular de las
algas (Bux & Chisti, 2016). La codigestión consiste en mezclar sustratos alimentados a un
digestor anaeróbico, la biomasa algal generalmente tiene alto contenido de nitrógeno
(relación C/N de 6 que es inferior al rango deseado de 25-32) en forma de proteínas
que puede conducir a generar grandes niveles de amoníaco y la acumulación de ácidos
grasos volátiles tóxicos. Por tanto, una biomasa rica en N requiere complementarse
con cosustratos ricos en carbono para asegurar una buena conversión a metano ( Bux &
Chisti, 2016
). Es decir, los residuos de microalgas y materiales celulósicos (residuos
agrícolas) se pueden codigerir para equilibrar la relación C/N en el rango óptimo rango
de 20: 1 y 25: 1 (Chen et al., 2013). La composición y el rendimiento del biogás están
influenciados por factores como la temperatura, la composición de la materia prima, el
pH y la tasa de alimentación (Tiwari et al., 2019). Se ha informado de la producción de biogás
para Spirulina, Chaetomorpha litorea, Chlamydomonas reinhardtii, Scenedesmus
obliquus, Ulva, Macrocystis pyrifera, Euglena y Durvillaea antarctica (Tiwari et al., 2019). El
biogás puede ser un potencial sustituto del gas licuado de petróleo (GLP) y tiene varias
ventajas: la recuperación es más sencilla, porque el producto (gas) se separa
automáticamente de los sustratos. Produce abono orgánico enriquecido que puede
complementar o incluso reemplazar fertilizantes químicos. Sin embargo, existen ciertas
barreras ambientales y económicas que deben abordarse ( Kuila & Sharma, 2018; Tiwari et al., 2019).
10. CONCLUSIONES
Las microalgas son una materia prima renovable, muy valorizados comercialmente,
para producir biocombustibles líquidos y gaseosos, y coproductos. Es fundamental
estudiar su metabolismo para desarrollar estrategias que permitan optimizar la
productividad, de lípidos y/o carbohidratos, durante la etapa de cultivo y crecimiento
de las microalgas, manipulando los factores operacionales claves (intensidad de luz,
cantidad de nutrientes, suministro de CO2, temperatura, pH y salinidad). Asimismo,
conocer las etapas subsiguientes del proceso: cosecha y pretratamiento. Es relevante
el acoplamiento sinérgico de la producción de microalgas con el secuestro de carbono y
las aplicaciones potenciales para mitigar los impactos ambientales asociados con el uso
de la energía, las tecnologías para producir los biocombustibles y los coproductos de
alto valor agregado.
La conclusión general del estudio refleja las valoraciones realizadas a las tecnologías
existentes para producir biocombustibles de tercera generación, a partir de biomasa
microalgal como materia prima de bajo costo y recurso energético renovable. El
principal desafío es la integración de varias tecnologías de conversión de biomasa algal
en una biorrefinería. Es necesario realizar más investigaciones para mejorar los
contenidos de carbohidratos y perfiles lipídicos de ciertas cepas algales que tienen una
alta productividad, para aumentar la sostenibilidad y economía del proceso. El
biodiésel producido tiene un papel importante en el mantenimiento del medioambiente
limpio, y se puede utilizar para el transporte. En la literatura reportan y recomiendan
utilizar a dos especies de microalgas para producir bioetanol, Porphyridium
cruentum (28-39% proteína, 40-57% carbohidratos y 9-14% lípidos) y Spirogira
sp. (6-20% proteína, 33-64% carbohidratos y 11-21% lípidos), quienes tienen las más
altas concentraciones en carbohidratos y la ventaja de no contener residuos de lignina,
convirtiéndose en recursos energéticos renovables bastante atractivos.